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LUIS GORDILLO 14 de septiembre - 14 de noviembre artecontemporáneo gacma 2007

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LUIS GORDILLO

14 de septiembre - 14 de noviembre

artecontemporáneo gacma

2007

2.Más de una semana II.2003

1.Más de una semana I.2003

Estamos encantados de abrir la nueva temporada 2007/2008

con un artista de la envergadura de Luis Gordillo, una de las

grandes figuras del arte contemporáneo español, que ha sido

galardonado este año con el Premio Velázquez de Artes

Plásticas, en reconocimiento a su trayectoria artística y al

darse la circunstancia de una gran exposición antológica

individual en el Museo Reina Sofía.

Inconformista, investigador y experimentador de estilos, Luis

Gordillo -desde finales de los años 50- se erige como uno de

los pioneros en la recuperación de la figuración y el color.

Su amplia producción subraya la importancia que tiene para

el artista la serie y la repetición, así como la certeza de que

una imagen sometida a reproducción permanente nunca

alcanza un estado definitivo.

Es admirable el rigor y la exigencia interior con los que sigue

conduciendo su trayectoria artística.

El conjunto de su obra es una experimentación siempre

abierta, donde el autor busca una síntesis sobre lo orgánico y

lo racional.

Las obras que se expondrán en GACMA abarcan diversas

técnicas: óleo y acrílico sobre lienzo, lápiz y técnica mixta

sobre papel, serigrafía, collage, fotocollage y técnica digital.

Han sido varios años de intenso trabajo los que ha

desarrollado el artista para dar con estos trabajos creados

entre 2000 y 2007: un conjunto de obras seleccionadas por él

mismo, en “una exposición del presente”, titulada XXI.

Introducción.

en numerosas ocasiones, a la maravilla que supone contemplar

omo la mano dibuja, en un proceso automático en el que no son

precisas las decisiones conscientes. El dibujo es uno de los

márgenes de la narración pictórica, pero sobre todo adquiera la

forma de un sismograma personal. Mientras está conversando

por teléfono, el cualquier papel, incitado por otra imagen,

manteniendo, en medio de la diversidad un “aire de familia”. Hay,

ciertamente, un placer en ese abandono a los ritmos pulsionales,

lo que se podría llamar pasión de la línea, ingreso en un tiempo

de germinación continua. Gordillo advierte que mientras su

dibujo es paradisíaco, la pintura está basada siempre en la

obsesión de la sospecha, “en el infierno de la complejidad y de las

decisiones obsesivas infinitas”[6]. Las montañas de fotografías

de acumula en su estudio son el testimonio de la densidad del

proceso, de la libertad en curso: “la obra final es la frontalidad del

peso de la ley (esto queda tremendo)”[7].

Quedan fijados desarrollos del cuadro, correcciones, cambios de

planes en el proceso, una forma de meditar visualmente

semejante a aquel automatismo del dibujo. Si algunos críticos

han hablado de poética de los fragmentos, más adecuado parece

situar el planteamiento de Gordillo en relación con el

procedimiento vanguardista del collage: “La idea de collage -

apunta Gordillo- está presente en toda mi obra, no con la

ortodoxia de pegar una cosa sobre otra, sino echando pintura

sobre otra pintura de la manera más explosiva y física posible

para que produzca una reacción”[8]. El cuadro gana

especialmente en densidad, la tensión entre los collages

sucesivos produce una apariencia objetual, un camino más allá

de la pintura: el doble dispositivo, la tensión del cuadro, va hacia

el fondo y hacia el espectador.

De la medida de los cuerpos/ el mide cuerpos./ Cuerpea./

Miembros centímetros/ mide en pies y dedos/ observa la

distancia/ entre retina y perspectiva/ engulle el párpado/ pesa la

saliva/ y huye”[1].

Gordillo sabe que pintar hoy en día es difícil, cuando se renuncia

a seguir las corrientes ya ensayadas, incluso afirma que no le

parece desatinada la pretensión de ciertos teóricos “que afirman

que la pintura ha muerto. Yo me levanto todos los días con esa

idea rondándome la cabeza”[2]. Sus cuadros son un ejemplo de

tensa “impureza”[3], esto es, una mezcla de elementos, una

deriva del dibujo y la fotografía a la pintura. El “excéntrico”

montaje que ha planeado para su retrospectiva en el Museo

Nacional Centro de Arte Reina Sofía (con salas pintadas con

diferentes colores, ampliaciones de motivos de su obras, paneles

en diagonal o suelos teselados) responden a la certeza que tiene

Gordillo de que la pintura tiene una presencia difícil en el

turbulento espacio del arte contemporáneo[4]. En medio del

ruido y de las ocurrencias de la estética sampleada de nuestros

días, el cuadro tiene que generar un lugar propio, sin caer por ello

en la dinámica de la banalización ni en la lógica “expandida” que

convierte a lo pictórico en una suerte de “instalación”. Es habitual

referirse al psiquismo tortuoso de Gordillo “fatalmente atrapado

por una dialéctica sin fin entre la liberación del impulso y su

control, el flujo y la retención, el avance y el regreso”[5]. Lo que le

interesa es crear un cuadro envolvente, que corresponda a la

fluidez de su estética. Asumiendo su propensión a la dispersión

sin embargo no ha renunciado a una serie de “temas” que son

característicos de su obra desde hace más de cuatro décadas: el

doble y la multiplicación, el germen y la seriación meándrica, lo

meándrico o laberíntico y los espacio ovales.Gordillo ha remitido,

[1] Luis Gordillo: Los dibujos de teléfono, Ed. Celeste y Torre de Babel, Madrid, 1992,

p. 107.

[2] Luis Gordillo entrevistado por Manuel Fontán del Junco: “Como un pintor

extranjero en la fiesta de las vanguardias” en Nueva Revista, n° 46, Madrid, 1996, p.

14.

[3] “En lugar de apostar por la pureza y la identidad, sus cuadros viven de la

complejidad formal y la heterogeneidad medial” (Christoph Schreier: “Desde el centro

de la duda: Luis Gordillo y el “Renacimiento” de la pintura” en Luis Gordillo. Iceberg

tropical, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2007, pp. 15-16).

[4] “Hace mucho tiempo –apunta Gordillo en un texto publicado en el catálogo de su

exposición en la Galería Dahl de Lucerna- que oigo decir, que leo, que las imágenes

tecnológicas como la foto, el video y otras, son continuación de las pictóricas. Me

parece que no es cierto. Son su continuación en libros de historia, en las paredes de

los museos y de las galerías de arte, pero no en su espíritu profundo, en su

naturaleza. Podríamos decir que la pintura es un ser con una materialidad y

comportamiento propios; con sus leyes de nacimiento y desarrollo; su carácter, su

psicología, sus intereses y su historia. La pintura tiene una temperatura a la que hay

que prestar atención. Las demás técnicas son de otra naturaleza, son seres distintos.

[...] La pintura tiene su origen en algo muy interior, en algo que supura, que hierve,

que se desintegra dentro de nosotros. Las imágenes tecnológicas se producen hacia

fuera de ese reducto, hacia la ciudad y la sociedad”.

[5] Francisco Calvo Serraller: “Regreso al origen” en Luis Gordillo, Galería Michael

Hasenclever, Munich, 1990, p. 59.

[6] Luis Gordillo: texto en el catálogo A través del dibujo, Museo de Arte

Contemporáneo de Sevilla, 1996, p. 36.

[7] Luis Gordillo: “Pato” en Pato, Ed. 4.19, T.F. Artes Gráficas, Madrid, 1991, p. 40.

[8] Santiago B. Olmo: “Laberintos climáticos” en Luis Gordillo, Instituto Valenciano de

Arte Moderno, Valencia, 1994, p. 15. Cfr. también Francisco Calvo Serraller: “Dibujos

de Luis Gordillo: la memoria como collage” en Luis Gordillo. Dibujos 1958-1982, Caja

de Ahorros de Sevilla, 1982.

Luis Gordillo, de cabeza.

3.Más de una semana III.2003

4.Más de una semana IV.2003

5.Miniaspersiones obligatorias.2004

6.Aspersión compulsiva.2004

9.Serie Mathama (O).2006

10.Serie Mathama (P).20068.Serie Mathama (N).2006

7.Serie Mathama (M).2006

11.Aire a través de las ventanas (tríptico).2002

José Miguel Cortés ha empleado algunas nociones de Didi-

Huberman para interpretar la obra de Luis Gordillo, en una

panorámica que tendría que llevar hasta la gramática del

inconsciente: la relación entre el rostro y el sexo, la referencia a la

animalidad (la desfiguración y lo excrementicio) y la presencia de

la máscara como apertura al otro tanto como figura de la

desaparición o del silencio absoluto[1]. Gordillo entiende la

realidad como permanente interpretación, vale decir, como una

máscara tras la que no hay un rostro definitivo sino un juego de

enmascaramientos sucesivos[2]. Sus cabezas y figuras

componen una suerte de yo grotesco; el espacio, tratado por su

peculiar “surrealismo orgánico”, está perforado[3]. Una de las

preguntas fundamentales que late en la obra de Gordillo es

“¿Cómo se organiza un cuerpo?”. El proceso de la pintura es un

ponerse en camino para llegar a ese cuerpo. Más allá de la

identificación angustiosa con lo informe que, literalmente,

somos[4], Gordillo despliega una pintura sintomática del deseo

en la que no se oculta que encuentra cierto placer. “Dibujando las

marañas cerebrales de la articulación psíquica y las corrientes,

instintivas de la estructura sensorial, la obra de Gordillo ha

desvelado los intríngulis visuales del ocularcentrismo. Ha hecho

audibles, por igual, las dos caras del espejo del sujeto: lo real y su

reflejo ofuscado, lo impenetrable. Ha iluminado del mismo modo

el azogue de lo íntimo que el desencuentro con cierta realidad

social”[5]. Gordillo, pintor del desasosiego, de la interrogación y

la contradicción, da rienda suelta a su pulsión dibujística o busca,

en las variaciones litográficas[6] la posibilidad de que surja algo

diferente, una chispa que produzca sorpresa en el que mira. “En

todo este mundo de las imágenes -matiza Gordillo-, de las que

hablo, el concepto fundamental yo diría que es el de deseo”[7].

Obviamente se trata de un deseo alterado, proyectado en un

afuera del que difícilmente se puede hacer una apropiación

narcisista.

[1] José Miguel G. Cortés: “Ese oscuro interior” en Brus, Gordillo y Zush, Sala Parpalló,

Valencia, 1996, pp. 38-39.

[2] “La realidad sólo existe en cuanto interpretación. Por la tanto la actuación de los

medios de comunicación es totalmente necesaria, porque evidentemente se

constituye toda una estructura de máscaras que representa la realidad. Esas

máscaras o esas imágenes que se ven en la tele o en los periódicos indiscutiblemente

son también la realidad. Y aún más, diría también que la destrucción de las máscaras

es una nueva máscara. Pienso que lo que oculta es tan real como lo ocultado” (Luis

Gordillo en conversación con Wolfgang Schäfner: “La melancolía del deseo” en Luis

Gordillo. Le désis au frigidaire, Galería Michael Hasenclever, Munich, 1990, p. 21).

[3] “En cierto modo el surrealismo atómico del Dalí de los años cincuenta construía la

figuras con volúmenes arrebatados que rotaban como partículas atraídas por un

imán, y el “surrealismo orgánico” de Gordillo hace todo lo contrario, perturba los

volúmenes al perforar la vitela que da forma a los cuerpos” (Daniel Verbis: “Devenir

Gordillo” en Luis Gordillo. Iceberg Tropical, Museo Nacional Centro de Arte Reina

Sofía, Madrid, 2007, p. 229).

[4] “Se produjo entonces un horrible descubrimiento, el de la carne que no vemos

jamás, el fondo de las cosas, el reverso del anverso, del rostro, las secreciones por

antonomasia, la carne de la que sale todo, desde lo más profundo del misterio, la

carne como sufrimiento, como informe, que su misma forma es algo que provoca

angustia. Visión angustiosa, identificación angustiosa, revelación última del tú eres

esto –Tú eres esto, que es lo más ajeno a ti, esto, que es lo más informe” (Jacques

Lacan: Le séminaire II. Le moi dans la théorie de Freud et dans la technique de la

psychanalyse, Ed. Seuil, París, 1978, p. 186).

[5] Daniel Verbis: “Devenir Gordillo” en Luis Gordillo. Iceberg Tropical, Museo

Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2007, p. 233.

[6] Cfr. Juan Manuel Bonet: “Por ejemplo, Gordillo” en Luis Gordillo, Alcazar de los

Reyes Cristianos, Córdoba, 1995, p. 7.

[7] Luis Gordillo entrevistado por Wolfgang Schäffner: “La melancolía del deseo” en

Luis Gordillo, Galería Michael Hasenclever, Munich, 1990, p. 34.

[8] Luis Gordillo entrevistado por Wolfgang Schäffner: “La melancolía del deseo” en

Luis Gordillo, Galería Michael Hasenclever, Munich, 1990, p. 30.

[9] “Gordillo experimenta en la pintura ese sentimiento tan contemporáneo que es la

pesantez de vivir, de la vida llena de restricciones, mientras que sus dibujos nacen en

el terreno de una actividad necesaria y autónoma donde el universo onírico y

sensorial aflora sin frenos, encuentra una vía libre de expansión hacia la tierra y el

aire, se desliza desde dentro hacia fuera sin apenas conciencia del transcurso. Pero

ambos, paraíso e infierno, contienen con frecuencia, y más en la actual obra de

Gordillo, lo que Gaston Bachelard venía a definir como la propiedad mesomorfa: “El

caleidoscopio del sueño está lleno de objetos redondos, lentos. Si pudiéramos

estudiar sistemáticamente esos sueños blandos nos llevarían al conocimiento de una

imaginación mesomorfa, es decir, de una imaginación intermediaria entre la

imaginación formal y la imaginación material. Los objetos del sueño mesomorfo sólo

difícilmente toman su forma, y luego se pierden, hundiéndose como una pasta”

(Gaston Bachelard: El agua y los sueños)” (Aurora García: “Entre la imaginación formal

y la imaginación material. Los dibujos de Luis Gordillo” en Luis Gordillo. Recents

Paper, Fabrica Nacional de Moneda y Timbre, Museo Casa de la Moneda, Madrid,

1999, pp. 15-16).

En una entrevista con Wolfgang Schäffner habla Gordillo de tres

niveles del pensamiento, el primero que llama vegetativo, una

suerte de ronroneo de la autoconciencia, un proceso

embrionario, posteriormente hay una elección o mejor un

pensamiento funcional, del que las fotografías son un testimonio

o tal vez un freno a la crueldad que tiene que cerrar posibilidades

y, en último lugar, está la dinámica del lenguaje. “ Mi pintura no

es un problema del lenguaje en el último grado de estos tres

niveles y, yo diría que tampoco se sitúa al nivel del pensamiento

propiamente dicho. Si sitúa más bien entre el pensamiento

vegetativo y el pensamiento propiamente dicho”[8]. El artista

realiza una inmersión en la profundidad de la vida vegetativa,

aunque utiliza la pausa, la interrupción y el collage como

elementos de control o casi a la manera de un laboratorio. En

ocasiones se vence a la angustia y al concluir no existe sólo la

constancia de haber sido anulado por el proceso, sino que se

llega a la sensación de dominio final del cuadro, aunque este siga

desafiando al pensamiento en su absoluta fluidez. Como un

antídoto del dramatismo de la imagen o, por emplear una idea ya

expuesta, realizando un contragesto elige el título, en el que

suele introducirse la ironía, el corte humorístico. Su imaginación

mesomorfa entrega, al espectador, un espacio desconcertante

que puede pasar del “malestar” al placer que proporciona el

caleidoscopio del sueño[9].

12.Gran hotel (tríptico).2002

13.Díptico A (I).2000

13.Díptico A (II).2000

14.Díptico B (I).2000

14.Díptico B (II).2000

La obsesión fundamental de la obra de Gordillo es la de encontrar

un espacio que le contenga y proteja, preparar una arquitectura

imaginaria: “La pintura puede ser una acción de tipo catártico que

te ayude a expulsar los demonios. Pero al ser mi obra tan

contenida, ese objetivo no se consigue. Si mi obra fuera más libre

y directa se podría conseguir, pero en seguida la atornillo y la

controlo. Yo busco un contenedor suficiente, donde me redefina,

superando lo amorfo. Yo tengo una propensión grande a la

dispersión. El principal elemento en mi personalidad -esto ya lo

decía Palazuelo hace tiempo, e incluso lo escribió- es lo acuático,

lo fluido; las cosas se van y se pierden, es como cuando el agua se

va entre las manos. Por eso, el informalismo, tan fluido, me

intranquilizaba. Toda mi vida la he pasado reteniendo cosas

para, al retenerlas, densificarlas”[1]. Sin embargo, Gordillo si ha

conseguido una precisión, la forma de fijar la turbulencia o, por

lo menos, se ha encaminado hacia ese cuerpo de la pintura,

redefiniéndola en un territorio más complejo, radicalizando el

proceso y sus “meandros temporales”. Este artista consigue

hacer que lo precario dure, esto es, que lo instintivo, sometido a

una compleja criba, sea sedimentado en la plana y tensa

superficie de la pintura. Gordillo ha indicado que pinta cuadros

que no existían en la historia de la pintura. Cuanta razón tiene

este creador al señalar que la pintura es algo que hierve y se

desintegra dentro de nosotros. La obra de Luis Gordillo, en

lúcidas palabras de Verbis, es un espejo de múltiples caras[2]. En

una serie de fotografías, realizadas por Pilar Linares en 1997,

vemos a Gordillo en una actitud “divertida”: en tres de ellas tiene

una especie de parche de pirata sobre el que se ha dibujado un

ojo rojo y negro. En la primera de esas instantáneas vemos como

aplica un secador a la superficie del cuadro, en la segunda pasa lo

que parece un algodón por esa zona; en las tres últimas adopta

una actitud paródica del suicidio: se coloca en la sien el secador

como si fuera una pistola e incluso se lo mete en la boca. Lleva en

una mano un cuenco con un pincel. Aunque la escena

humorística, el gesto de la cara transmite el colmo de la

seriedad. Cuando uno pinta la alteración del sujeto, tiene que

asumir que la vida es un estricto ir de cabeza[3]. Mejor eso que,

como la Medusa, perderla. Este arte que, como dice Gordillo,

cuerpea me tiene, desde hace años, más que petrificado,

inquieto, entregado a las más raras especulaciones: la escritura

rebota en la mente y, a veces, se cuela por huecos imposibles de

dibujar.

[1] Luis Gordillo entrevistado por Juan Cruz: “Lusido Gordillo” en Luis Gordillo,

Instituto Valenciano de Arte Moderno, Valencia, 1994, p. 38.

[2] “Gordillo ha llegado a ese punto en el que la pintura es una prueba de resistencia a

nuestra inconsistencia. Un espejo de múltiples caras donde el yo se dilucida. Gordillo

puede pintar varios cuadros a la vez, puede juntarlos o segregarlos, puede

modificarlos, puede alterarlos, porque todo es parte de una misma creatividad que

converge” (Daniel Verbis: “Devenir Gordillo” en Luis Gordillo. Iceberg tropical, Museo

Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2007, p. 227).

[3] “Así pues, Gordillo no tiene otra opción que seguir su propio camino, el de la

reconstrucción de la unidad perdida (“Me mantengo en la existencia y trato de

suprimir esa deficiencia. Así, yo soy deseo. El objeto del deseo es entonces el objeto

de mi satisfacción de la reconstrucción de mi unidad”). La organización en simetría

hace que las partes y los detalles converjan en la cosa por excelencia. Esta

organización en simetría es lo más. Es la puerta de acceso a un sujeto que habla desde

un yo no-subjetivo. La pulsión por el otro. El lugar al que vamos de cabeza” (Daniel

Verbis: “Devenir Gordillo” en Luis Gordillo. Iceberg Tropical, Museo Nacional Centro

de Arte Reina Sofía, Madrid, 2007, p. 240).

15.C.2000

16.D.2000 17.E.2004

RELACIÓN DE OBRAS1.- Más de una semana I.

2.- Más de una semana II.

3.- Más de una semana III.

4.- Más de una semana IV.

5.- Miniaspersiones obligatorias.

6.- Aspersión compulsiva.

7.- Serie Mathama M.

8.- Serie Mathama N.

9.- Serie Mathama O.

10.- Serie Mathama P.

11.-Aire a través de las ventanas.

12.- Gran Hotel.

13.- Díptico A I/II.

14.- Díptico B I/II.

15.- C. 2000.

16.- D. 2000.

17.- E. 2004.

2003.

2003.

2003.

2003.

2004.

2004.

2006.

2006.

2006.

2006.

2002.

2002.

2000.

2000.

100x70 cm. Técnica mixta sobre papel

100x70 cm. Técnica mixta sobre papel

100x70 cm. Técnica mixta sobre papel

100x70 cm. Técnica mixta sobre papel

170 x115 cm. Fotografía sobre

cibachrome

125x170 cm. Fotografía sobre

cibachrome

62x47 cm. Acrílico sobre serigrafía

62x47 cm. Acrílico sobre serigrafía

62x47 cm. Acrílico sobre serigrafía

62x47 cm. Acrílico sobre serigrafía

170x117,5 cm. Acrílico sobre lienzo

200x72 cm. Acrílico sobre lienzo

170x117,5 cm. Acrílico sobre lienzo

150x104 cm. Fotografía sobre papel

150x104 cm. Fotografía sobre papel

150x104 cm. Fotografía sobre papel

46x32,5 cm. Técnica mixta sobre papel

46x32,5 cm. Técnica mixta sobre papel

46x32,5 cm. Técnica mixta sobre papel

46x32,5 cm. Técnica mixta sobre papel

46x32,5 cm.

Técnica mixta sobre papel

46x32,5 cm.

Técnica mixta sobre papel

46x32,5 cm.

Técnica mixta sobre papel

LUIS GORDILLO

Foto

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