LOS SUEÑOS - Editorial Lucina · 2016. 11. 18. · LOS SUEÑOS Vamos a hablar de los sueños y...

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LOS SUEÑOS Vamos a hablar de los sueños y delos ensueños; de los ensueños principalmente de cuando se está dormido, aunque no quita que nos podamos extender a otras nociones de "sueiío" no tan estrictamente condicionados por eso del "estar dor mido"; y también a la relación entre los sueños de dormir y los ensueños de soñar. La cosa enlaza con el tema de los viajes, en el cual teníamos también la posibilidad de hablar de los viajes en el sentido medio metafórico que di- cen los dorgotas de "viajar" por el efecto de drogas alucin6genas o semejantes. Evidentemente hay una relación inmediata entre las experiencias del, tipo de la mescalina o del ácido lisérgico, con el sueño de estar dormido, con la dife- rencia de que prece que con esos viajes de rnescalina o ácido lisérgico no pa- rece que se exija la condición de estar propiamente dormido, sino en una situa- ción que es como un compromiso entre la vigilia y el dormir. Pero lo primero que nosinteresa en esa conexibn es que tanto en un canso como en otro, tanto en los ensueños cotidianos como en esos otros se trata esencialmente de huir de uno mismo, o "huir de la realidad", pero es importante que haya una cierta o equiv]mcia entre eso de hur de uno mismo y huir de la realida, como si yo en cuanto ente real fuera como el núcleo o constituyente de la realidad toda, y de lo uno, de lo otro (realidad y yo mismo) se trata de huir y se escapa hasta cierto punto. Una cosa de la que todo el mundo tiene experiencia; siendo los sueños de por sí una cosa misteriosa, inasible.., apenas hay cosa de la que mas se hable sin , • embargo, apenas hay conversación a la que se acuda con mas gusto oue a referir los sueños y a mostrar mas o menos extraieza, o mas o menos dominio sobre lo soñado. Tal vez habría que distinguir entre el curso mismo de los ensueños y lo que puede ser la narraci6n de esos ensueños. Ahí parece que hay una inter- vención del lenguaje, cuando el sueño se cuenta, que de alguna manera uno sos- pecha que le hace ser lo que no era mientras estaba so?iando, y eso que por otra parte, Freud mismo presenta (a veces) el curso mismo del ensueño como una forma de lenguaje también como si algo se estuviera diciendo en ese momento. ¿Cuál es la diferencia esencial entre la manera de vivir soñando (por ejemplo ddrmido) y la forma de vivir habitual? Parece que lo esencial es que la vida de Da vigilia, todos padecemos la ilusión de que hacemos lo que queremos y también decimos lo que queremos, es decir, que estamos usando cada uno el lenguaje para expresar ideas, sentimientos y demás, y que sus acttos son v7oluntarbos. Esta es una condición esencial del engaño constitutivo. Cuando hemos hablado de las relaciones entre "yo en cuanto ente eal" y el E y C (o como se quiera lla- mar a esas formas avanzadas de dios), hemos hecho notar que el truco esencial consiste p justamente en hacer que cada uno crea que opera por obra de algo como su propia voluntad, que hace lo que quiere. De esa manera se consigue que al hacer todos o cada uno lo que quiere, todos en conjunto hagan lo que dios quiere, es decir, lo que está mandado, lo que ya está hecho, que es la intenció principal del E y O que nos rigen. Parece que los ensueños de cuando se está dormido, algo falla, no está tan cla- ro que uno alli esté haciendo lo que quiere, o si consideramos el sueño como un e caso de lenguaje, que esté diciendo lo que quiere. En ese sentido, aquellos de concepci6n del ensueño como realización o oaplimiento de los deseos ve3- pare- ce que se contradice con la realización de los actos voluntarios de la vigilia;

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LOS SUEÑOS

Vamos a hablar de los sueños y delos ensueños; de los ensueños principalmente de cuando se está dormido, aunque no quita que nos podamos extender a otras nociones de "sueiío" no tan estrictamente condicionados por eso del "estar dor

• mido"; y también a la relación entre los sueños de dormir y los ensueños de soñar. La cosa enlaza con el tema de los viajes, en el cual teníamos también la posibilidad de hablar de los viajes en el sentido medio metafórico que di- cen los dorgotas de "viajar" por el efecto de drogas alucin6genas o semejantes. Evidentemente hay una relación inmediata entre las experiencias del, tipo de la mescalina o del ácido lisérgico, con el sueño de estar dormido, con la dife-rencia de que prece que con esos viajes de rnescalina o ácido lisérgico no pa-rece que se exija la condición de estar propiamente dormido, sino en una situa-ción que es como un compromiso entre la vigilia y el dormir. Pero lo primero que nosinteresa en esa conexibn es que tanto en un canso como en otro, tanto en los ensueños cotidianos como en esos otros se trata esencialmente de huir de uno mismo, o "huir de la realidad", pero es importante que haya una cierta

o equiv]mcia entre eso de hur de uno mismo y huir de la realida, como si yo en cuanto ente real fuera como el núcleo o constituyente de la realidad toda, y de lo uno, de lo otro (realidad y yo mismo) se trata de huir y se escapa hasta cierto punto. Una cosa de la que todo el mundo tiene experiencia; siendo los sueños de por sí una cosa misteriosa, inasible.., apenas hay cosa de la que mas se hable sin

, • embargo, apenas hay conversación a la que se acuda con mas gusto oue a referir los sueños y a mostrar mas o menos extraieza, o mas o menos dominio sobre lo soñado. Tal vez habría que distinguir entre el curso mismo de los ensueños y lo que puede ser la narraci6n de esos ensueños. Ahí parece que hay una inter-vención del lenguaje, cuando el sueño se cuenta, que de alguna manera uno sos- pecha que le hace ser lo que no era mientras estaba so?iando, y eso que por otra

parte, Freud mismo presenta (a veces) el curso mismo del ensueño como una forma de lenguaje también como si algo se estuviera diciendo en ese momento. ¿Cuál es la diferencia esencial entre la manera de vivir soñando (por ejemplo ddrmido) y la forma de vivir habitual? Parece que lo esencial es que la vida de Da vigilia, todos padecemos la ilusión de que hacemos lo que queremos y también decimos lo que queremos, es decir, que estamos usando cada uno el lenguaje para expresar ideas, sentimientos y demás, y que sus acttos son v7oluntarbos. Esta es una condición esencial del engaño constitutivo. Cuando hemos hablado de las relaciones entre "yo en cuanto ente eal" y el E y C (o como se quiera lla-mar a esas formas avanzadas de dios), hemos hecho notar que el truco esencial consiste p justamente en hacer que cada uno crea que opera por obra de algo como su propia voluntad, que hace lo que quiere. De esa manera se consigue que al hacer todos o cada uno lo que quiere, todos en conjunto hagan lo que dios quiere, es decir, lo que está mandado, lo que ya está hecho, que es la intenció principal del E y O que nos rigen. Parece que los ensueños de cuando se está dormido, algo falla, no está tan cla- ro que uno alli esté haciendo lo que quiere, o si consideramos el sueño como un

e caso de lenguaje, que esté diciendo lo que quiere. En ese sentido, aquellos de concepci6n del ensueño como realización o oaplimiento de los deseos ve3- pare-

ce que se contradice con la realización de los actos voluntarios de la vigilia;

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parece que eso del cumplimiento de deseos en el ensueño ee , no sólo no es lo mismo, sino que corre peligro de ser lo contrario de la realización de las voluntades en los actos pretendidamente voluntarios de la vigilia. Ape-nas hay un lugar donde mas claramente se pueda establecer esa contraposición entre la voluntad y el deseo. Es esencial del ensueño que a uno le sorprenda sino eso no mería un sueño; lo esencial es que no lo controlo, no lo d±rijo, no sé exactamente qué es lo que me pasa, y por tanto el problema que se plan tea es el de quién soy yo, ese que en los ensueños aparecdL con frecuencia con una máscara, con mi persona y cunpliendo deseos o padeciendo miedos te-rribles en las pesadillas-, y qué re.aci6n tiene con este otro yo de la vi-gilia, que al parecer es el mismo que ese que está durmiendo; pero, ese que está durmiendo no parece que sea el mismo que aparece en los ensueños del que está durmiendo. Es algo que carece de ese resorte esencial del control y de la voluntad, que por eso la pasan cosas que pueden ser deliciosas o te rrortf±oEIs 7 poro en todo caco, que por un lado le superan y le svrprenden.

Algo &e esto debe tener que ver con aquella otra cuestión de la oposición entre los individuos, yo por ejemplo, y esas otras " ,no entidades"', esos otros conjuntos no numrioos a los que aludimos como pueblo, o gente; qué rela ción puede haber entre esas regiones aparentemente mías- que se manifiestan en el ensueño (subconsciente) con esa otra cosa a la que se alude como pueblo y que evidentemente no soy yo ni una suma de yoes, es algo de lo que tenemos que ir viendo. "Me suele pasar que olvido lo que sueño". Ahí tenemos la relación entre el curso del sueño y su narración; si la narración se ha perdido parece que se ha perdido aquello otro, sospechamos que por debajo ha pasado algo, pero de qué sirve, nos decimos, si 'e no está convertido en lenguae cotidiano,en una narración inteligible. En los sueños de persecución, yo que tampoco me acuerdo de sueiios, suelo también tenerlo mucho. Durante muchos años se me presentaba sobre todo en forma policiaca, simplemente era un señor que por detrás te tocaba en el hombree y te decía cosas del tipo de "Acopáíenos" o algo por el estilo. Simplemente eso; luego la cosa se prolongaba mas o menos, pero lo esencialmente terrorífico era el toquecito en el hombro y el que la autoridad te dijera:"Acompáienos", ese era el momento de terror, lue go podía llegar hasta el juicio, hasta la ejecución. Hay otras formas de persecución donde 1wrece que es mas verdad eso de que uno formando parte de l realidad, idéntico con el E y C, es- uno el que se persigue a sí mismo en el ensueño. Por ejemplo, cuando algunas veces--recuer-do haber soñado que no se sabe por qué, yo me había comprometido a ser to-rero, y me veía en el mddio de una plaza, delante de un monstruo con cuer-nos con el que no sabía qué hacer, pdro sabia que tenía que cumplir, sim

tener la menor idea ni del arte ni del valor y se supone, ni de ninguna cosa por el estilo. Ahí parece que la 'oresiórr está relacionada con la pre-sencia de uno mismo, es la propia persona la que actúa como perseguidor, "uno tiene que ser matador de toros" una de las formas mas íntimas de pesa-dilla que yo recuerdo. Es bien conocido quie el psicoanálisis en cuanto al llamado complejo de Edipo pa rece que seinventa y seestablece primero para los hombres, para la gente masculina, y que la aplicación a las mujeres no es muy clara, nadie puede llegar a creer que la figura de la madre pa-ra una mujer pueda llegar a ocupar un lugar análogo a la figura de un pa-dre para un hombre. Esta traslación no sehace de ninguna manera bien y la aparición de la madre en el sueño, como algo a lo que no se puede dejar de ver y que se aparece por todas partes, es curiosamente disti nta de los en-

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sueños motivados en los hombres por el complejo de Edipo, en que la figura del padre aparece como juez' de examen o de justicia,como cotideriador... en cambio esta madre a la que no se puede dejar de ver, parece ser que viene de otro sitio enteramente distinto. Tendremos que volver sobre la cantifad de desfiguración que la censura o la represi6n exige para dejar uasar a los ensueños cor tanto, a la metáfora o metonimia que a las figuras o a los actos tienen que imponérseles para que

• pasen sin que la censura del durmiente se agite demasiado. La pesadilla de ser excesivamente peque?ia, casi con miedo de desaparecer, recuerda inmediatamente esa especie de razonamiento maravilloso de los en-sueños que es el cuento de Alicia, los de Lewis Carroll, especialmente aquella parte en cue ella se vuelve cada vez mas pequeña hasta no encontrar un límite, cuando Alicia acaba con peligro de ahogarse en el charco formado

• por sus propias lágrimas de cuando era grande. Efectivamente hay una espe- cie de deseo de desaparecer y una voluntad de no desaparecer; un deseo de perderse en la cama que funciona como una especie de sustituto del mar o de lasnubes ... y una voluntad de no perderse, y esta contradicción entre deseo y voluntad es lo que explica la mayor parte de los ensueños de car ter terrorífico, o de pesadilla. Esto puede ayudar a resolver un conflicto que nunca en Freud acaba de resolverse,. que sosteniendo 1que el motor,el iínico motor esencial de los ..eueos es el deseo, esdecir, que los sueños vienen a ser una satisfacción, una reallzaci6n de los deseos que no pueden realizarse en la vigilia, sin embargo hay que contar con los ensueños terr9 ríficos, con las pesadillas, que parecen contradecir esto. Tal vez habría que buscar por esa especie de choque entre una voluntad no del todo dormida

• (que es la del yo que está durmiendo pero que nunca está del todo dormido) y el deseo que no me pertenece a mí en cuanto persona real, sino aue anda por ttras partes, ese deseo de Perderse en el placer, en la vida, en el amor, entre las ropas de la cama, y la voluntad sin embargo, de mantener una estructura que garantice que uño sigue siendo uno mismo. ¿E8 normal no tener sueños eróticos? La cosa aquí para las mujeres es muy

• .. distinta que para los hombres, y claro, como yo tengo la desgracia de no pertenecer al otro seso (oue sería algo deseable por lo menos visto desde esto) no puedo decir que tengo experiencia tara aportar desde las dos par-tes, pero parece ser (aprovechando lo que alguna vez ,iemoe estudiado res-pecto a la masturbación y sus formas, es decir, ensoñacones despiertas de hombres y mujeres) que frente a la constancia con que tos hombres utili-zan lafigura de una mujer o de las mujeres, está la frecuencia, la gran frecuencia con que las mujeres se lanzan a esas cosas que deshonrosamente se llama rnasturbaci6n se lanzan a esas cosas sin necesidad de figuracio-nes de hombres masculinos. De manera que yo creo que los ensueños propia-mente er6ticos, esdecir, los que un hombre llamaría er6ticos, no sólo es normal que se den mucho en las mujeres sino que son mas bien raros. En todo caso habría que decir que mientras en los ensueños (habla de los de dormir) de loshombres masculinos se dan sin demasiada intervención de cen-sura, es decir, sin mucha metáfora ni metonimia (o de mi propia experien-cia y de la que recojo de gentes de mi sexo habría de decir que los ensue-ños eróticos son los que mas desnudamente suelen presentarse, esdecir,casi sin disfraz, muchas veces conservando de una mujer con la que se sueña casi todos los rasgos, simplemente exaltados o perfeccionados, o imperfec-cionados, pero apenas sin metáfora); habría que decir que el impulso er6-

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erótico, que de alguna manera análoga en las mujeres tiene que estar tam-

bién ahí latiendo, necesita bastante mas transformación, mas intervención de metáfora. para manifestarse, y que así se puede producir tal vez una di-ferencia menos estadística entre la frecuencia de las ensoñaciones descara damente eróticas en mujeres, mucho menos que los ídem que se da en los hom 'ores. Tal vez éste es el aspecto más trivial. En los versos de Abel Martíke plantea de una manera complicada la rela-ción entre el yo de la ensoñación y el yo de la vigilia. Viví, drmí, soñé y hasta he creado, pensó Martín ya tubia la pupila, un hombre que vigila el sueño algo mejor que lo soñado ( y despuésañade, como la parte negativa deesto) mas un igual destino aguarda al soñador y al caminante, al que tra-z6 camino y al que siguió caminos jadeante, Li fin sólo es creacción tu

pura nada, tu sombra de gigante el divino cegar de tu mirada. Todo esto con incluida la intervención cleesa especie de dios fantasmagórico que Machado le atribuye a la metafísica de Abel Martín, ese dios que es un creador de la nada, esdecir, un deshacedor de lo que el dios de la Teología vulgar

presenta como creacción positiva, efectivamente nos plantea el problema de maneras bastante claras. Hay, el que hemos dicho, yo real, el de todos los días, el que cree que hace lo que quiere y que por tanto también dice lo

que quiere; hay esta especie de ente fantasmal aue hasta cierto punto se escapa de este control de la voluntad y aparece como figura de mí mismo en el sueño, que desde luego se desdoble, se distingue radicalmente de mi yo real que se es -tá dedicando en ese momento a dormir, y después está esa ter-cera posibilidad que Abel Martín agonizante tiene en sus mientes y que pro- dama con orgullo "un hombre que vigila el sueño, algo mejor que lo soñado", es decir, alguien que estuviera mas allá para lo cual no hace falta estar

demasiado allá, porque ahora que estarnos haciendo aquí nosotros al hablar de los ensueños, sin intentar colocarnos en la posición de ese tercer hom-bre que está mas allá, es decir, ese que trata de examinar al mismo tiempo algo real de la vida cotidiana y a esa otra cosa que no es propiamente yo del ensueño, es decir, como si dijéramos la razón misma que trata también de dar razón al mismo tiempo a la locura o al ensueño, y al mismo tiempo y en el mismo plano, nero en contraposición a las ideas que dominan la vi-da cotidiana, y después detrás de todo eso, en un yo plano, está ese dios que es lo contrario de lo que aquí estarnos llamando dios (porque llamamos dios al E y C ), ese dios que se dedica a la creacción de la mada, o sea, la anulación de las pretendiones incluso del hombre que vigila el ensueño. El volar (que es tal vez el ensueño mas vulgar, no sé si todavía mas en mujeres que en hombres), el poder despegarse de la tierra, el poder volar, en cierto modo a voluntad, pero no hay que dividar que la voluntad y el poder, la voluntad y poder están el el que está durmiendo, que el yo real

y ese no es el que vuela. La utilización de eso como recurso para resol-ver un problema es importante, y sobre todo el mecanismo que se desarro-

lla de que confiaba (i) en que podía volar. Prefiero decirlo así en estos casos, podría hablar de confianza mas que de poder (nuéstra oyente ha dicho "segura de que puedo volar')). Es tal vezun uso del verbo poder que habría que sustituir por "llena deconfianza' es decir, llena de una falta total de desconfianza en que pueda volar; es , por volver un poco a Machado, lo

que en la otra composición, en las Ultimas lamentaciones de Abel Martín se dice utilizando la figura del áquila, "segura de sus alas y su aliento"

para imaginar no precisamente la potencia sino eso, la falta de desconfian-za, a la que después en sos versos él mismo alude. Es curioso que nuestra

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oyente desarrolló la noción de que eso se le acabaría, esa potencia se le acabaría cuando cayera a tierra si llega a tener miedo. Es muy lógico, y vie-ne a confirmar esa interpretación del aparente poder, como simplemente una falta de desconfianza, una confianza enteramente entregada que evidentemen-te no me corresponde a mí como ente real, que tengo que ser siempre descon-fiado, y lleno de miedo, sino a ese otro sustituto que no soy yo al mismo tiempo que utilizo mi máscara que el es que está jugando en los ensueños; y es curioso a este propósito, que el mecanismo que nuestra oyente ciesa-rrolla en sueños "puedo sin mas volar'), es decir, me está permitido salvo si tengo miedo, es justamente el mecanismo contrario al que yo por ejemplo (y he comprobado que alguno otro)tiene en la vida de vigilia con respecto al avb6n (motivo por el cual prefiero no montarme nunca si puedo evitarlo), es que pienso que no solo tengo miedo, sino Que además tengo que tenerlo, ten-go obligación de tenrlo durante todo el trayecto porque pienso que si dejo de tener miedo; entonces es cuando el avión se va a venir a tierra; en es-ta vida real es la necesidad lo que no sólo me sostiene a mí sino a todo el aparato del avión por el arire, es el miedo, obedecer a la ley del mie-do; si se olvida uno, si se pone a soñar por ejemplo, el avi6n se hundirá. Es exactamente lo contrario para estas figuras del ensueño. No hay que ol-vidar Que aquel que figura en el ensueño no es precisamente el mismo que está durmiendo, el cual se supone que es el mismo que andaba despierto y que realizaba actos voluntarios. De manera que aunque se pudiera glosar e eso de la traslación para el cumplimiento de lo que no se puede en la vida cotidiana, habría que hacerlo diciendo que entonces esa realización se hacir siempre ior interposición de un fantasma que se encarga de la realización, "ya que yo no uuedo ser feliz, que lo sea otro"; para mas engaño, que ese otro tenga mi cara, o rasgos míos, o se parezca a mi, o se llame con mi nombre, pero evidentemente que sea otro porque esa parece ser la condición de la felicidad o del curplimiento de los deseos: "que sea otro ya que yo no puedo" sería una fórmula que corregiría un poco lo de nuestro oyente. La inteligencia que por tanto actúa en todo este mecanismo no puede ser desde luego la inteligencia del hombre despierto, que consiste en opinio-nes y en ideaciones; no uuede ser tampoco la inteligencia o de racionalidad, sino en todo caso, la de aquel tercer hombre que está por fuera, la razón misma que compara. Distinción entre lo subconsciente y lo no consciente. Lo no consciente s el mar donde no estoy yo ni nadie, es el sitio donde todos nos perdemos; pero lo subconsciente es esa bolsa que se forma con las -'osas que se hani sabido, que se han querido y que por alguna razón (por ejemplo por censura) han tenido qur relegarse a un no verdadero olvido sino a un mero olvido de conciencia. Son esas las que forman ese subconsciente de secreto estricto; y si uno se pregunta de donde salen losensue?ios, uno no puede responder de una manera simple, porque evidentemente los ensueños pueden salir esencial- mente de esa bolsa4 de ese depósito donde se han relegado las cosas que en un momento se han sabido, se han podido, se han hecho, se han querido y que han tenido aue relegarse a ese olvido de conciencia. Parece que salen dJe ahí, parece que una cierta desprevención, aflojamiento de la vigflancia con el dormir, permite que la barreera que cierra esa bolsa se entreabra al menos y deja salir algo de eso arriba; pero sin duda, por otra parte, sobre todo cuando se presentan en sueños de los mas simpbes, de los que noshacen creer que podemos disfrutar del amor o volar o vivir sin mas,sin duda con esa aparición de las figuras de los subconscientes se están mez-

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MUERTE DE ABEL MARTIN (fragmento)

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Viví, dormí, soñé y hasta he creado —pensó Martín, ya turbia la pupila—un hcxabre que vigila el sueño, algo mejor que lo soñado. as si un igual destino

aguarda al soñador y al vigilante, a quien traz6 caminos, y a quien siguió caminos l jadeante, al fin, s6lo es creaci6n tu pura nada, tu sombra de gigante, el divino cegar de tu mirada.

(Antonio Machado)

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Martínez Fuertes señala que se mantiene el número de alumnos a pesar del descenso de la natalidad

Las aulas de los colegios privados «están a reventar», dice el presidente de la CECE

Madrid (Agencias). El número de alumnos en la enseñanza privada se mantiene, a pesar del descenso de la natalidad, y las aulas «están a reventar», manifestó ayer Angel Martínez Fuertes, presi-dente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), ante el inicio de curso. Anun-ció que la CECE quiere poner en marcha la prerreforma en lo que se refiere a idiomas, educación física y artística y enseñanza alternativa, para lo que piensa «exigir» una orden o decreto para el sector pri-vado. La CECE pide que en la reforma educativa se contemple la prevención de la droga, entendida co-mo una propuesta de alternativas, tanto deportivas como artísticas y culturales para los estudiantes.

La cifra de alumnos en cen-tros privados no universitarios es de 2.833.000, número seme-jante aUdel año pasado, y re-presenta un 35 por ciento del total del alumnado, mientras que los profesores son 111.630, con un incremento

el curso 88189 de 3.000. según los dat de Mar-tFuertes.

El presidente de la CECE re-saltó que las unidades concer-tadas han disminuido enQ y que la «ratio» profesor-alumno en algunos casos es de

dado que la ley habla del minimo pero no del máximo, cuestión que urge modificar pa-ra conseguir una mejor calidad de la enseñanza. El total de centros privados financiados en toda España es de 6.800 y el de no financiados d. a los que hay que aña ir academias, centros infantiles y otras, hasta llegar a los J000 integrados en la CEC . -

Retribuciones Martínez Fuertes declaró

que apoyan la reivindicación sindical de que se incrementen las retribuciones del profesora-do, pero que es absolutamente necesaria la actualización del concepto «otros gastos>), para que los centros no se vean obligados a trampear.

En relación con las retribu-ciones del profesorado, Flo-reflejo Urrecho, vicepresidente de la CECE, puntualizó que con las subidas establecidas en el preacuerdo con los sindica-tos antes del verano, y la suma del incremento del funciona-ndo, que se establecerá en torno a un 6 por ciento, los au-mentos en BUP serán de un 15 por ciento, en EGB de un 13 y en FP de un 17, aunque los sueldos seguirán siendo meno-res que los de los centros pú-blicos.

Martínez Fuertes descartó

Cerca de tres millones de escolares cursan sus estudios en los centros privados, lo que representa un 35 por ciento del total de alumnos

que se pueda llegar a un acuer-do con los sindicatos sobre la reducción de jornada, pues si bien están dispuestos a discutir el tema, se parte de criterios contrapuestos y la única solu-ción sería más dinero, tema que compete al ministerio. Los responsables de la CECE con-cretaron que, tras un estudio del Libro Blanco de la Refor-ma, sobre el coste de sólo tres puntos referidos a profesora-do, bienes .y servicios y dota-ción de conciertos, la inversión de un billón de pesetas anun-ciada por el ministro para toda la reforma es insuficiente y ha-bría que doblarla.

Martínez Fuertes destacó que se había logrado un acuer-do con los responsables admi-nistrativos del deporte para promover competiciones tanto en centros públicos como pri-vados. Rafael Mateo, secreta-rio general, manifestó que el tema de la reforma escolar va a determinar la actuación de la CECE en el curso que empieza y que se va a alterar el esque-ma de un único convenio co-lectivo. Respecto a los concier-tos, Mateo resaltó que ya ha terminado la aplicación para este año y que 150 centros han obtenido una prórroga o cali-ficación profesional.