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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE Separando el grano bíblico de la cizaña habitual Rev. Pieter Van Ruitenburg Traducido al español por William Greendyk

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

Separando el grano bíblico de la cizaña habitual

Rev. Pieter Van Ruitenburg

Traducido al español por William Greendyk

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ÍNDICE

Introducción

1. Los sentimientos religiosos habituales

2. El valor de los sentimientos religiosos

3. Los sentimientos religiosos según la Biblia

4. Los sentimientos religiosos y la educación

5. Los sentimientos religiosos y la predicación

6. Los sentimientos religiosos y la atención pastoral

7. Los sentimientos religiosos

y los problemas psicológicos

Epílogo

7

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46

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113

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169

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PREFACIO

En esta obra surgida de la pluma del Reverendo Pieter Van

Ruitenburg se sopesan y analizan las diferencias existentes

entre la verdadera fe salvadora y las convicciones religiosas

habituales. Este es un tema difícil para el estudio, y es que bien

sabemos de qué forma pueden fundirse estos sentimientos en

los corazones de los verdaderos creyentes. Cuando a la

pregunta del Señor Jesucristo: ¿Quién decís que soy yo?, el

apóstol San Pedro le respondió: Tú eres el Cristo, el Hijo del

Dios viviente1, él no hizo más que expresar el fundamento

esencial de la verdadera fe salvadora. Sin embargo, en el

mismo capítulo, el apóstol le recrimina cuando Cristo habla

por primera vez acerca de la necesidad de Sus sufrimientos y

de Su muerte. Aquí, la fe del apóstol deja de manifestarse, al

dejarse este llevar solo por sus sentimientos.

Podemos encontrar más ejemplos en las Santas Escrituras,

pero también en las existencias de los verdaderos creyentes en

este mundo. ¿Quién es capaz de distinguir la diferencia entre

lo verdadero y lo falso? Nadie más que el Único, es decir, el

Espíritu Santo, de quien sabemos que actúa de una manera

instrumental. Es nuestro deseo por lo tanto que esta obra de

nuestro hermano pastor —con quien coincidimos primero en

la Escuela Teológica de Rótterdam en 1985-86 y ahora en la

Classis Far West de la NRC (Congregaciones Reformadas

Neerlandesas) desde hace tres años— pueda ser utilizada

como un instrumento para guiar a todas esas almas que, como

Rebeca, se preguntan: Si es así, ¿para qué vivo yo?2

Reverendo G. M. De Leeuw

Lethbridge, Alberta

Canadá

Mayo de 2000

1 Mateo 16:15-16 2 Génesis 25:22

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6

INTRODUCCIÓN

La religión está de nuevo en boga. Han quedado atrás los

días en que todo el mundo arremetía contra la religión y ahora

son cada vez más las personas que parecen mostrar un mayor

respeto hacia aquellos que declaran que Dios rige sus vidas.

Ahora mucha gente siente la necesidad de tener la experiencia

de un Dios en sus vidas. Lo que nos preguntamos es lo

siguiente: ¿por qué prevalece la necesidad de religión en el

hombre y por qué resucita esta necesidad incluso en países

anticristianos? A la gente le atrae la idea de servir a un Poder

Superior, quizás porque se desee encontrar un sentido a la vida

o porque se busque una felicidad personal por medio de la

creación de un dios que se haga cargo de todo y que se halle

siempre dispuesto a echar una mano. Sea por la razón que sea,

existe una necesidad de albergar emociones religiosas. ¿Es la

verdadera religión que emana de la Biblia de una naturaleza

similar a cualquier otro sentimiento religioso general o no? La

mayoría de las religiones parece haber sido creada para dar

satisfacción a todos y cada uno de los seres humanos y parece

que de lo que se trata es de buscar una religión “a la medida”,

una religión que se adecue bien a cada uno. Estas son las

cuestiones que deseo tratar aquí. En este libro analizaremos

además las diferencias existentes entre el “contexto de la fe”

y las “experiencias de la fe”.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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DEFINICIÓN

El subtítulo de este libro es: “Un acercamiento a los

sentimientos religiosos: ¿dádiva divina o mera noción?”. El

lector debería ser capaz de hacerse una idea acerca de lo que

se entiende como sentimientos, pero el definir acertadamente

en qué consisten estos sentimientos es una tarea mucho más

ardua. Aparte de las sensaciones físicas, los sentimientos

consisten en señales emitidas por la psique que nos

suministran información acerca de una serie de valores.

Pongamos un ejemplo: recibimos una señal informándonos

que se ha alcanzado con éxito un objetivo determinado, o que,

por el contrario, tal objetivo no es agradable, o completamente

distinto al anhelado. También tenemos sentimientos cuando

analizamos una situación y la catalogamos como

amenazadora, sintiendo seguidamente señales de

intranquilidad y temor. En otros casos, la gente recibe señales

de interés o curiosidad por una cosa, lo que es también una

señal inquisitoria.

De la misma forma podemos decir que los sentimientos

religiosos son expresiones resultantes del grado de

satisfacción o insatisfacción experimentado en nuestra

relación con Dios y con los asuntos de índole divina. Los

beneficios resultantes de haber encontrado seguridad en Dios

y de sentir temor a Dios o amarle son experiencias sentidas

por nuestros sentimientos.

Lo que nos gustaría hacer es colocar estas experiencias en

la balanza para sopesarlas a través del ojo crítico de la Palabra

de Dios. Nos plantearemos si el temor a Dios es genuino, si

podemos hablar de amor de verdad, si la confianza se erige

sobre cimientos estables y también si en realidad podemos

valorar todos estos asuntos de manera correcta. Así, un

paciente que tenga un tumor cancerígeno inactivo podrá

sentirse sano, pero esto no quiere decir que no se encuentre en

un gran problema. De igual forma podemos sentirnos en paz

con Dios a pesar de que esta sensación carezca de fundamento.

En este libro nos basaremos en esta premisa para sopesar,

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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describir y analizar todos los temas correspondientes.

También queremos recordar al lector que el objetivo de esta

obra no es tanto el analizar lo que creemos sino más bien los

sentimientos que se ven envueltos en nuestras creencias.

OBJETIVOS

No es tarea fácil resumir en pocas palabras los fundamentos

de este libro a la vez que lidiamos con sus contenidos, la

selección de palabras y hasta con su estructuración. En el

primer capítulo intentamos embarcarnos en una tarea

investigadora a fin de adquirir una visión conjunta de los

sentimientos religiosos habituales que se nos presentan, a la

vez que anticipamos en ocasiones lo que vendrá a

continuación en los capítulos venideros. Somos conscientes de

que a algunos lectores les ayudaría a comprender mejor la obra

si los contenidos del primer capítulo fueran introducidos en

capítulos posteriores. Sin duda, esto es ciertamente posible

desde un punto de vista teológico, pero la razón de que este

sea el primer capítulo es la de conseguir atraer la atención del

lector. Nuestra intención es colocar todas las cuestiones sobre

la mesa y a la vista de manera que cuando se lean los capítulos

sucesivos el lector pueda entender mejor las razones que nos

llevan a querer analizar estas cuestiones en profundidad. En

caso contrario, si las primeras páginas del libro ofrecieran un

tratado dogmático, nos arriesgábamos a perder frescura y

facilidad de lectura y por tanto a ahuyentar a los lectores,

especialmente a los más jóvenes.

El segundo capítulo sí refleja un carácter más dogmático,

puesto que analiza la cuestión del origen de tales sentimientos

religiosos contradictorios en las personas. En el tercer capítulo

intentamos alcanzar una perspectiva bíblica acerca de la

experiencia de la creencia resultante de un conocimiento

verdadero de la fe. Los últimos capítulos pueden considerarse

como un segundo volumen de esta obra, una segunda parte de

sus contenidos.

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1

LOS SENTIMIENTOS

RELIGIOSOS HABITUALES

UNA EXPLORACIÓN

En este capítulo vamos a dirigir nuestra atención a los tipos

de sentimientos religiosos habituales en el mundo y, de tanto

en tanto, a lo que la Palabra de Dios dice sobre estos

sentimientos, aunque únicamente como prolegómeno y sin

tratar nunca de llegar a conclusión alguna.

SEGURIDAD

Todas las criaturas humanas son maravillosamente creadas

en el útero, donde son protegidas por el líquido amniótico y

confortadas por el latido constante del corazón de la madre. Al

nacer, el bebé es colocado junto a su madre para que se

recupere rápidamente del trauma que supuso el nacimiento. La

madre lo cuida entonces con gran amor, indicándole así al

bebé que (¡si todo va bien!) siempre podrá contar con la

atención y el cariño incondicional de sus padres. Los primeros

meses y años de la vida de un niño son muy importantes; este

es el tiempo en que forma lazos profundos con aquellos que

cuidan de él. El niño les entrega su confianza, y esta confianza

se va fortaleciendo a medida que recibe más cariño. Poco a

poco, el niño va aprendiendo también que no puede o no es

bueno hacer todo lo que desea y que existen unos límites

marcados a su voluntad, pero a pesar de esto, le domina la

impresión de que es así como funcionan bien las cosas y que

por lo tanto todo está en orden. Una y otra vez el niño reclina

satisfecho la cabecita para sumirse en el sueño, y es así como

día a día consigue ir convirtiéndose en una persona sana.

Luego, a medida que la criatura va madurando, el mundo se

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va convirtiendo en un lugar cada vez más peligroso: ahí están

las escaleras por las que puede caerse o los hermanos y las

hermanas que le toman el pelo, entre otras muchas situaciones.

Afortunadamente, ahí está también siempre la madre que lo

consuela y lo sienta en las rodillas, alejando así su sentimiento

de inseguridad. Incluso en la adolescencia disfruta de la

atención de los padres, y es que de hecho la necesitan tanto, si

no más, que cuando son niños. Los adultos también sienten la

necesidad de hallar confianza y aliento en este mundo: unas

palabras agradables, un guiño o unas palabras de

agradecimiento son siempre actos del máximo valor en la vida

del ser humano. A menudo se busca esa seguridad en el

matrimonio, dentro de la familia, en el calor de un hogar, en

las notas de una canción entrañable, en todas esas cosas que le

permiten a uno reencontrarse consigo mismo y relajarse.

Sin embargo, hay hechos en la vida que continúan

amenazándonos a lo largo de nuestras vidas, circunstancias

que no siempre tienen lugar tal como desearíamos, y así es

como sufrimos de soledad, roturas de relaciones, conflictos de

todo tipo, rechazos o despidos y, peor aún, de dolor, hastío,

enfermedad y muerte. La vida está llena de peligros, razón por

la que todos sentimos la necesidad de un hogar seguro o de

una persona de confianza dispuesta a echarnos una mano o con

quien podamos compartir nuestros problemas, pero

¿podremos alguna vez encontrar a esa persona? Además,

incluso si tenemos la suerte de vernos rodeados por personas

cariñosas y de buen corazón, ¿pueden estas comprendernos

del todo, son capaces de colmar nuestros deseos? ¿Es

realmente posible que un ser humano pueda proporcionar una

seguridad real? No, ningún ser humano tiene la capacidad de

ofrecer verdadero auxilio. A menudo simplemente víctimas de

la impotencia, y no pueden proporcionar consuelo verdadero,

por lo que por lo general siempre nos encontramos con un

vacío imposible de llenar.

Por otro lado, el paso a dar en busca de Dios no es ya tan

grande. Todas las personas sienten inclinación a buscar la

seguridad en el gran Padre Celestial, el Señor que cuida de

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todos Sus hijos. Me atrevo incluso a decir que, por lo general,

esta inclinación es intrínsicamente humana. Vamos en busca

de algún dios para hallar en él un lugar seguro, para dejarnos

abrazar por brazos que nos protejan, por lo que no es

extraordinario entonces que la religión se halle presente en

todos y cada uno de los confines del mundo y que incluso

encuentre un lugar para su desarrollo en las sociedades

modernas de hoy en día. No me sorprendería lo más mínimo

que se prestara más atención a la religión en el hoy en día que

hace diez o veinte años, no hay más que observar el creciente

aumento en la cifra de divorcios y la descomposición

permanente de las familias. ¡Las personas claman al cielo para

que se les preste atención, para que se les proporcione

seguridad y consuelo!

Necesitamos protección en este mundo tan inseguro. Unos

la buscan en Alá, otros en Cristo, otros con algún hechicero, o

con el Eterno, o con cualquier otro bajo el nombre que se le

quiera dar. Me temo que no existe tanta diferencia entre la

religión musulmana y la religión de muchos cristianos, pues,

aunque los unos y los otros utilizan términos diferentes y

aunque sin duda existen grandes diferencias enfáticas y

culturales, ambas coinciden en sus conclusiones. No se puede

afirmar con seguridad que el Cristo del que hablan sea el

mismo Cristo de la Palabra de Dios, algo que no les gusta

admitir, pues lo que buscan es defender la singularidad de sus

religiones. Sin embargo, luego de analizar la cuestión

objetivamente, no puedo más que decir que los principios

capitales son básicamente los mismos. Cada vez más gente

está llegando a la misma conclusión, es decir, que igual que

todos los ríos desembocan en el mar, (casi) todas las religiones

arriban al mismo destino. Incluso en la cristiandad son muchas

las personas que no van mucho más allá de lo que se ha venido

a denominar como religión. A veces se dice que “tal y cual es

religioso” en referencia a aquellos que parecen estar en

posesión de un credo por el que intentan hallar consuelo.

Incluso así, uno no puede morir sintiendo una paz verdadera

con ese tipo de religión por ser demasiado humana y porque

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Dios, en esencia, es ajeno a ella. La religión acaba a menudo

convirtiéndose en el opio del pueblo, la droga que tranquiliza

y trae la felicidad, encontrándose así apoyo en una fe y en un

dios que les va como anillo al dedo, un dios con el que “pueden

vivir y ser quienes son”. Gran parte de la cristiandad no va más

allá de la mera construcción de un caparazón religioso, y el

profeta de la Biblia Amós denunció ya en su día la existencia

de esta forma de religión en Israel, anunciando la caída en

desgracia de los reposados en Sión, y de los confiados en el

monte de Samaria3.

DEPENDENCIA

Nuestros sentimientos religiosos están fuertemente ligados

a nuestra impotencia, una realidad que nos hace sentirnos

dependientes y minúsculos. Todos nos percatamos que nuestra

influencia sobre la vida es mínima y que en un abrir y cerrar

de ojos todos estos sentimientos se saturan de contenido

religioso. Casi todos los seres humanos, si no todos, tienden a

orar y clamar ¡Ayúdame, te lo suplico! cada vez que se

encuentran en una situación de crisis. Lo mismo podemos

observar en sociedades primitivas: buscan la salvación en sus

dioses e intentan calmarles ofreciéndoles sacrificios.

Los cristianos dicen que necesitan a Dios y que no pueden

vivir sin Él, pero ¿en qué se diferencian de otros en el fondo?

¿En el nombre simplemente? La gente dice necesitar al Señor

Jesucristo porque “no existe nadie más que me comprenda en

mis penas”, a Él uno puede contarle sus problemas. Como

preludio a los asuntos que deseo discutir en capítulos

sucesivos, permítanme decir que no hay nada malo en esta

idea de por sí, siempre y cuando nos demos cuenta de que se

trata de un fenómeno religioso habitual y de que la verdadera

fe cristiana consiste en mucho más que eso. De este sentido

superficial de la religión se da también cuenta en la Biblia, que

nos hace ver que muchas personas necesitaban a Jesús porque

3 Amós 6:1

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tenían problemas, padecían la lepra o simplemente por estar

interesadas en presenciar milagros, y nada más. Algunos

fueron hechizados por las palabras de Jesucristo y Lo

siguieron, pero esta acción no era el fruto de un amor

profundamente enraizado, así que al final Lo dejaron en la

estacada por no ser ya de ningún valor para ellos. También

podemos leer que Jesús se dio cuenta de los motivos de la

gente, acusándoles de seguirle porque comisteis el pan4. El

entusiasmo de estas gentes no era más que fruto de una

sensación y de un sentimiento de admiración, es decir, que

Jesús para ellos no era más que un héroe, que les vino de perlas

para alegrar sus existencias, pero no Lo amaron de corazón.

Experimentaron estos sentimientos porque no Lo conocían de

verdad y no se preguntaban la razón de Su venida. Las gentes

lo pusieron un toque de romanticismo a sus sentimientos para

así apaciguarse, pero a su vez no se ve atisbo alguno de los

elementos esenciales de la fe cristiana. Reanudaremos este

tema más adelante.

MIEDO

Todo el mundo sabe lo que es el miedo. Hay miedo a perder

la felicidad, a la marcha de los seres queridos y, sobre todo, a

la muerte. El miedo a la muerte está profundamente enraizado

en la gente, así que no es sorprendente que casi todas las

religiones busquen una solución a este gran problema. La

gente no quiere irse a una tumba desconocida, le es difícil

aceptar que su muerte representa el fin de todas las cosas. ¿De

verdad es el fin de todo, el punto final a la existencia? Esto es

difícil de aceptar, razón por la que hay quienes hacen

referencia a la reencarnación, ya que esta les permitiría

empezar una nueva existencia. Luego hay los que solventan

este problema con la idea del “cielo”. Es muy discutible que

este cielo exista de verdad y aún más el que se pueda llegar a

él. La fe cristiana también habla de un “descanso para los hijos

4 Juan 6:26

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de Dios”. Me temo que muchos “cristianos” renunciarían sin

vacilar a su religión si se cercioraran de que no existe ni cielo

ni infierno. Lo que vengo a decir es: ¿no es la religión de

muchos no más que un guión dictado por el miedo?, ¿es la

realidad de la muerte lo que les empuja a acogerse a una

religión? Si es así, si es solo el miedo a la muerte lo que nos

lleva a buscar a Dios, entonces esto es sencillamente

lamentable, pues el amor a Dios brilla por su ausencia. ¡Un

buen tema para la reflexión!

ENTUSIASMO

La palabra “entusiasmo”, de origen griego, significa

literalmente “estar lleno de Dios"5, pero esta es una

connotación que apenas se adopta hoy en día. Cuando

utilizamos esta palabra, normalmente la aplicamos a una

persona que se siente y se muestra poseída e intrigada por un

asunto determinado. Por ejemplo, las personas pueden ser

entusiastas de una convicción religiosa. ¡Qué elevado llega a

ser el grado de fascinación que puede sentir mucha gente por

un gurú, o cuando se dejan llevar por la excitación de un

proyecto en el que participan, o cuando se dejan atrapar por

los contenidos de una doctrina! Este fenómeno se detecta en

todas las religiones; estas gentes tan entusiastas se muestran

sumamente convincentes y a menudo se ganan el respeto de

los demás gracias a su devota dedicación. Otros a su vez dirán:

“¡Esto es tan diferente de la doctrina formal que se profesa en

base a la educación recibida y a la tradición!”. Por tanto, no es

5 N. del T.: procedente del adjetivo griego énthus (inspirado

por los dioses) y del sustantivo enthusía (inspiración divina)

y con raíz en theós (dios). De enthusía se derivó el verbo

enthusiázein (estar inspirado por la divinidad) y este dio

lugar a su vez al sustantivo enthusiásmos (arrobamiento,

éxtasis), dando lugar a la forma castellana "entusiasmo".

"Lleno" debería leerse por tanto como un sinónimo de

"inspirado".

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extraño que los Testigos de Jehová y los grupos pentecostales

tengan tanto poder de atracción. ¿Qué podemos decir al

respecto? ¿No tendríamos que aceptar estas organizaciones

por lo que son y representan? ¿No se muestran al mundo como

credos auténticos y genuinos?

Permítanme decir varias cosas al respecto. En primer lugar,

yo no creo que el entusiasmo de alguien sea garantía de

hallarse en el buen camino. Por ejemplo, uno puede estar

completamente convencido de hallarse en el camino correcto

hacia Nueva York y aun así estar en realidad viajando en

dirección contraria. Errar es (desafortunadamente) humano.

Además, es imposible que todos los entusiastas del mundo se

hallen en el camino correcto al mismo tiempo, pues ello es

fuente de incontables contradicciones y verdad no hay más

que una. Tampoco podemos olvidar el hecho de que a todo

individuo le gusta venderse o promocionarse a sí mismo,

incluso cuando no se dé cuenta de ello, y es que las personas

tienen una capacidad fenomenal para comprometerse de

nuevo de forma convincente. La razón no estriba solo en que

se busque algo sobre lo que apoyarse, sino que también se trata

de ponerse uno mismo a prueba. Uno se siente más importante

cuando está convencido de algo y dispuesto a hacer sacrificios

por esa convicción. ¿No es esta a menudo la razón por la que

la gente muestra tanto entusiasmo a la hora de aceptar trabajos

en la iglesia, de llevar a cabo labores misionarias en países

subdesarrollados o de presentarse como voluntarios? ¿Puede

considerarse esto siempre como un verdadero acto de amor a

Dios y a nuestros prójimos? Aquellos que se conocen bien a sí

mismos saben lo engañoso que puede llegar a ser el corazón

humano. El sentir gran entusiasmo no es ni una garantía ni una

prueba del compromiso de uno hacia un asunto determinado.

Como muestra no tenemos más que pensar en las cruzadas,

¡cuántos motivos e intereses ocultos y mundanos llegan a

jugar un papel crucial en las acciones de los hombres! Al

mismo tiempo, tampoco niego que exista un honesto

entusiasmo obrado por el Espíritu Santo. Sin duda, tanto los

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profetas como los apóstoles, entre otros, se llenan en ocasiones

de un sagrado fervor por sus labores.

Por otro lado, ¿no es posible que exista un poder maligno

obrando en las almas de las personas con el fin de engañarlas?

La Biblia, la Palabra de Dios, nos enseña que existe un

Engañador, un poder satánico que tiene como misión engañar

al mundo entero6, y además de una forma muy cristiana en

apariencia pues ese poder también se disfraza como ángel de

luz7. Incluso es posible sentir una llamada (cristiana) hacia una

determinada misión religiosa, así a menudo leemos en el

Antiguo Testamento sobre profetas que profetizaban a partir

únicamente de sus propios espíritus. No es nuestra intención

acusarlos de actuar hipócritamente a sabiendas o de que solo

hacían ver que habían recibido una llamada. No, por el

contrario, los profetas estaban convencidos de que tenían que

dar rienda suelta a sus pensamientos, sin saber que estaban

regidos por un espíritu mentiroso. Hay razones para creer que

esto sigue ocurriendo hoy en día, pues incluso ahora la gente

puede ser empujada a llevar a cabo un acto determinado sin

saber de dónde proviene ese impulso, y son sobre todo

aquellas personas que tienen un profundo sentido de la

responsabilidad y unos sentimientos religiosos bien

desarrollados quienes pueden estar dotadas también de un

sentido subjetivo de haber sido llamadas a la acción. Estas

personas desean convertirse en alguien a quien los demás

pueden pedir consejo o auxilio, y no hay duda de que en efecto

sienten la necesidad de aconsejar y consolar a los demás. No

es tan sencillo reconocer a estas personas, a pesar de que a

menudo sean de carácter dominante y que no se lo piensen

mucho a la hora de contar sus buenas acciones a los demás; en

suma, que carecen de humildad de espíritu. De ahí que

notemos una cierta dosis de hastío en el Antiguo Testamento

a la hora de retratar a aquellos que presumen de haber recibido

la llamada al profetismo, por ejemplo, en Deuteronomio

6 Apocalipsis 12:9 7 2ª de Corintios 11:14

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18:19, versículo que nos cuenta que la gente no se creyó

inmediatamente las palabras de uno que se presentó como

profeta, sino que esperaron tranquilamente a que la profecía se

cumpliera, decidiendo así no confiar en ese profeta hasta años

más tarde. Las Escrituras también nos hablan de los espíritus

de mentira que pueden tomar posesión de una persona: Y

Jehová le dijo: ¿de qué manera? Él dijo: Yo saldré, y seré

espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le

inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así. Y ahora,

he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de

todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti8.

Encontramos un ejemplo de esto cuando un tal Hananías se

designa a sí mismo como profeta durante la época de Jeremías.

Jeremías no tenía forma de saber al principio si este hombre

era un profeta de verdad, ya que ello solo se haría patente

después de cierto tiempo. Lo que quiero dejar claro es que

debemos ser siempre extremadamente cautos pues no todos

los sentimientos de esta índole pueden ser interpretados como

verdaderos llamados de Dios. Bien puede ser que una persona

vaya de buena fe, sí, pero la sensación de estar

experimentando un llamado es un fenómeno religioso que

ocurre bastante a menudo. Además, la sensación que se tiene

de haber sido llamado a ocupar un cargo o a desempeñar una

misión dentro de la Iglesia puede que no haya sido inspirado

más que por un deseo de ponerse uno a prueba, por lo que es

necesario que tal llamado sea analizado a fondo y con lupa. En

pocas palabras, vemos el entusiasmo y el celo como algo

positivo, pero aún así el motivo que los impulsa debe ser

analizado a fondo. Aparte de todo esto, no podemos

olvidarnos del fanatismo que se da cuando uno se convence

completamente de poseer toda la razón y de tener por tanto el

derecho a convencer a los demás cueste lo que cueste, pues no

existe más razón que la suya. Este tipo de persona siente una

iracunda aversión hacia todo lo que no concuerde con su

propia experiencia y credo particulares, una actitud que

8 1º de Reyes 22:21-23

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tampoco es ajena a los cristianos, y no me refiero a aquellos

que llevan a cabo tareas misioneras por puro amor al prójimo

y que continuamente ofrecen prueba humilde de esa esperanza

que anida en sus almas, sino a otros que reprochan con

pretensión a los demás y a quienes les arden las entrañas de la

rabia que les da cuando algo no marcha exactamente como

desean. Tengo la sensación de que el celo de estas personas

por las buenas obras tiene muy poco que ver con un estado de

auténtico amor al prójimo o a Dios. Estos fanáticos se creen

que están por encima de todos los demás y que todos aquellos

que no siguen su ejemplo no son más que enemigos de la

verdad. En realidad, estas personas demuestran a menudo que

si actúan de esta forma es para compensar alguna deficiencia

de la que son bien conscientes. En efecto, los propósitos

religiosos pueden fácilmente verse oscurecidos por motivos

ocultos.

ÉXTASIS

Los occidentales ven esas experiencias extáticas en las que

se pierde el control de uno mismo como actos de extraña

naturaleza. La mayoría de las veces ni siquiera sabemos cómo

reaccionar ante experiencias de tal calibre y, sin embargo, no

es precisamente porque nos falten oportunidades. Sin ir más

lejos, los jóvenes, sometidos a la influencia de las drogas, la

música moderna y el baile, pueden fácilmente penetrar en un

estado de trance total. Me temo que la diferencia entre este

tipo de éxtasis moderno y las experiencias extáticas paganas

es minúscula, ya que por lo visto es posible que cualquiera

puede entrar en trance con la ayuda de ciertos medicamentos

o hierbas e incluso de sonidos rítmicos. Por ejemplo, la música

que los papúes de Nueva Guinea tocan durante sus

festividades paganas tiene un alto poder hipnótico, lo que

provoca que aquellos que la oyen sean despojados de todo

sentido de la realidad y que experimenten una pérdida total de

control sobre sus cuerpos.

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Las cosas se complican aún más cuando se introducen

elementos de índole religiosa con un papel determinado en

estas experiencias extáticas; sin ir más lejos, la Biblia hace

mención de ciertas profecías de corte extático. Por ejemplo,

leemos en diversas partes del Antiguo Testamento que algunas

compañías de profetas se sumían en el éxtasis con el

acompañamiento de instrumentos musicales, y que incluso

hasta el rey Saúl participó en cierta ocasión junto a otros en

uno de esos eventos extáticos, de ahí la expresión ¿Saúl

también entre los profetas?9, un dicho habitual en Israel. Lo

curioso, sin embargo, es que a Saúl se le apareció incluso el

mismo Espíritu del Señor, de acuerdo con el primer libro de

Samuel10. El Dios de Israel hizo uso del potencial que el

Espíritu mismo depositó en el hombre para facilitarle el

camino al éxtasis, así que por tanto a Samuel no le faltaban

razones de peso para buscar tal forma de contacto con los

“hijos de los profetas”.

¿Podríamos quizás comparar este fenómeno de euforia

extática con ese otro consistente en hablar en lenguas

desconocidas, tal como se nos describe en el Nuevo

Testamento? Tengo que admitir que el acto de hablar en

lenguas desconocidas presenta algunas diferencias, pero no es

menos cierto que también se trata de alguna manera de una

experiencia extática facilitada por el Espíritu de Dios. En este

caso, no solo es el cuerpo del hombre, sino también el lenguaje

lo que se descontrola, pero en todo caso, hay que afirmar que

el éxtasis es un fenómeno habitual aparentemente utilizado por

Dios en determinados lugares y momentos y dotado con una

función determinada cuando se sirve a Dios de verdad. ¿No es

capaz el Creador del cielo y de la tierra de conducir estas

acciones en la dirección correcta, y no significa esto entonces

que todas las experiencias extáticas cristianas son auténticas?

Yo no me atrevo ni a sugerir tal cosa, sino que, muy al

contrario, concuerdo totalmente con la reflexión de Calvino

9 1º de Samuel 10:11 10 1º de Samuel 10:9-10

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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sobre el versículo 21:9 de los Hechos de los Apóstoles, en la

que afirma que el Señor se manifestó de forma extraordinaria

a través de Su Espíritu, especialmente durante aquellos

tiempos excepcionales en los que el Evangelio no era aún más

que una novedad para los creyentes. Además, está claro que

aquellos que promueven las acciones de hablar en lenguas

desconocidas no basan su doctrina evangélica en lo bíblico,

pues está claro que a menudo el centro de atención no es Dios

sino el hombre. Un antiguo miembro del movimiento

pentecostal denominó esta experiencia como un espectáculo,

y esta puede ser una de las razones por las que Dios, en Su

sabiduría, solo permita la manifestación de estos sentimientos

de éxtasis de forma esporádica, evitando así que la gente se

convierta en el punto central de la existencia. Así, leemos en

la Biblia que Pablo envió una misiva a los tesalonicenses

conminándoles a comprobar todas las cosas y a mantenerse

firme en todo aquello que sea sinónimo de bondad.

UNA VIDA CON SENTIDO

Nadie está contento con su porción, se suele decir. Una vez

colmados todos los deseos, cuando se consigue todo aquello

que se ha estado buscando durante largo tiempo, un

interrogante hace de golpe su aparición: ¿es eso todo? ¡Y es

que en realidad siempre esperamos recibir más placer! Incluso

bendiciones tales como un cónyuge, hijos, un buen empleo y

una vida en paz no consiguen que la gente sea feliz del todo,

sino que por el contrario les impulsa a pedir aún más felicidad

y un mayor significado a la vida. De forma parecida, tendemos

a preguntarnos qué sentido tiene la vida cuando vemos a

nuestro alrededor a seres humanos padeciendo sufrimientos

sea por culpa de guerras, terremotos, hambrunas o epidemias.

¿Podemos encontrar la respuesta a esta pregunta

convenciéndonos de que existe un Dios que alberga un

determinado propósito secreto al permitir que ocurran cosas

tan funestas? Existe una necesidad de sentir que la vida se

enmarca en un plan seguro diseñado a conciencia, un plan en

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

21

el que cada elemento tiene una razón de ser. ¿No siente todo

el mundo la necesidad de establecer objetivos y de descubrir

el verdadero sentido de la vida? Para la mayoría no es

suficiente el conseguir satisfacción en el trabajo, o la felicidad

con la familia, o en los pasatiempos de por sí, pues lo que se

busca es un sentido más elevado en la vida; creer que todas las

cosas tienen una razón de ser y que la vida tiene un sentido es

mucho más reconfortante. Así, la gente se pregunta: ¿Para

qué vivo yo entonces en realidad? De nuevo, por lo tanto, la

religión se convierte en un medio conveniente para muchas

personas, pues les proporciona ese anhelado sentido a sus

vidas. Se coincide entonces en que el mundo viene de algún

lugar y se dirige a otro lugar, y así es que naciones y

civilizaciones de todas partes insisten en embarcarse en la

búsqueda de un sentido a la vida mediante la confección de

historias imbuidas de religión acerca del origen de la tierra, de

la vida después de la muerte y del futuro sea en una

reencarnación, un cielo o un nirvana11.

Cuando se observa uno de estos fenómenos religiosos que

tienen lugar en cualquier rincón de la tierra, uno puede sentirse

inclinado a meter todas las religiones dentro del mismo saco,

ya que todas sin excepción se ocupan de los mismos asuntos y

porque parece que el hombre necesita la religión para su

supervivencia. Téngase en cuenta que en estos momentos

estoy hablando de la “religión” creada por el hombre, una

religión que a menudo se disfraza con un manto de cristiandad

sin ningún otro propósito que no sea el de alcanzar una

sensación de seguridad en la vida. No estoy hablando de la fe

que nos transmite la Biblia, la Palabra de Dios, pues esta se

encuentra muy por encima de toda religión y sí proporciona

un sentido verdadero a la vida.

11 En la religión budista, lugar perfecto donde reina una gran

paz y tranquilidad.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

22

CONFIANZA

¡Ten fe! se suele exclamar cuando se quiere dar ánimos a

alguien. Esta expresión parece querer indicar que hemos de

tener confianza en Dios, pero en la práctica, solo se limita a

un simple deseo de tener confianza en la vida, es decir, que

uno debe tener confianza en que todo se arreglará al final.

Aquí, los móviles religiosos se utilizan para ayudarnos a lidiar

los temporales de la vida y, de nuevo, la idea se centra no en

Dios sino en el hombre, pues lo que hacemos es rendirnos

culto a nosotros mismos. Sin embargo, incluso cuando se dice

que uno debe confiar en Dios, lo que hay que preguntarse es

lo siguiente: ¿En qué consiste esta fe? Muchos son los que se

han sentido decepcionados por el resultado de esa confianza.

Sin ir más lejos, ¿cuántos son los que yacen en sus lechos de

muerte convencidos de confiar en Dios y de que todo marchará

bien y que a pesar de ello perecen? Bien, me temo que

“confianza” y “fe” son ideas que se toman bastante a la ligera

y que en realidad lo que se intenta comunicar es que no se debe

perder la esperanza sin más.

El tema de la confianza es un asunto de gran envergadura

en todo tipo de iglesias y religiones, pero aún así, no tengo

más remedio que poner en duda que esta confianza esté bien

cimentada, y que no sea en realidad más que una falsa

confianza. Digo esto porque es bien posible depositar nuestra

confianza en Dios de la manera más seria posible y que sin

embargo Dios no nos tenga en absoluto en Sus miras. Así,

podemos creer que todo va bien, pero ¿comparte Dios esta

creencia? ¡Falsa esperanza, sin duda! Incluso en su día, el

profeta Amós señalaba con el dedo a los ancianos de Israel que

se vanagloriaban de confiar en Dios, pues estaba convencido

de que esta confianza era superficial, una confianza que solo

se empleaba para tener a la gente contenta12. Así es que las

gentes buscan apoyo en la fe para que les siga manteniendo

12 Amós 5:18

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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felices y contentos durante un tiempo, pero ¿para qué, si al

final no se trata más que de una falsa esperanza? ¿Existe en

realidad alguna razón para tener confianza, confiamos de

verdad en Dios? ¿Y qué podemos decir al respecto del resto

de nuestras vidas? ¿Nos limitamos simplemente a dejar que

Dios nos ayude a solventar nuestros problemas, o es Dios y

solo Dios el verdadero objetivo de nuestra búsqueda? ¿Lo uno

o lo otro? Uno puede pensar que está aprendiendo todo lo que

hay que aprender acerca de Dios, sin darse cuenta de que o el

Señor no se encuentra presente en ningún momento o, en todo

caso, no es en realidad el Dios que nos imaginábamos.

FATALISMO

Cada uno se enfrenta de forma diferente a sus necesidades

religiosas, unas necesidades que a veces pueden considerarse

como de corte fatalista, especialmente cuando la imagen de

una deidad es tan altanera y remota como la que promueve el

islam, en cuyo caso no hay mucho más que hacer que

someterse y esperar a ver qué ocurre. Uno puede hacer todo lo

que puede, pero es dudoso que este rumbo nos lleve a buen

puerto. Los sentimientos de resignación, temor y esperanza se

alternan, pero el sentimiento que predomina en todo momento

es el de la confusión, una reacción que también hallamos en

las sociedades religiosas primitivas, en las que las reacciones

de corte fatalista, además del miedo y de la ansiedad ante lo

desconocido, no son raras.

Asimismo, el fatalismo también se halla presente en

círculos cristianos. A Dios se Le describe en ocasiones como

un Dios despótico e inflexible, y cuando esto ocurre lo único

que podemos hacer es esperar y ver si ese Dios nos concederá

Su misericordia. Aquí no hay sitio para el Evangelio, pues la

gente decide simplemente aceptar que no se puede hacer más

que esperar a ver. Es posible que acudan a la Iglesia cada

domingo y que presten mayor o menor atención y muestren

cierta fascinación, pero aún así el mensaje no consigue

mantenerlos despiertos. Es posible también que su interés sea

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

24

real pero que a la vez no sepan encontrar la salida al problema.

Es sorprendente el grado de indiferencia que se muestra

cuando se escucha un sermón serio sobre el juicio final y la

ruina del alma. A esta actitud se la llama pasividad o pasividad

inerte13. Existe un peligro real de que la gente se esconda tras

una cortina de indiferencia por no saber cómo enfrentarse a

este mensaje. En ocasiones los sentimientos pueden ser

enterrados en lo más hondo del alma, solo para salir a la

superficie con gran vehemencia durante la enfermedad o en el

lecho de muerte, momentos en que uno se da cuenta de que la

hora de la verdad ha llegado. Muy a menudo somos testigos

de las reacciones de pánico, pero también puede ocurrir que

una persona se resigne totalmente a lo que se le viene encima

cuando se percate de la proximidad de su muerte y de que su

alma se perderá en las tinieblas. Parece que el hombre posee

un potencial innato14 para protegerse de esta forma. Existen

también otros tipos de fatalismo, como cuando uno, a pesar de

sentir un alto grado de preocupación, no puede más que

decidirse a esperar y ver qué ocurre. Por otro lado, hay quienes

toman el camino del fatalismo luego de haber experimentado

un sinfín de aflicciones que los lleva a sentirse totalmente

amargados en la vida.

Visto desde una óptica cristiana, es obvio decir que el

fatalismo no es una reacción deseable al mensaje cristiano,

sino que en realidad se trata de una muestra de animosidad

contra Dios, de un rechazo al mensaje y de una nula

predisposición a aceptarlo sin reservas. El corazón se

encuentra, en esencia, sumido en la incomprensión en lo que

se refiere a la naturaleza de Dios y a Su forma de actuar. Esta

actitud se halla a años luz de ese pacto incondicional con Dios

y, a pesar de los lamentos y de las penas, de la capacidad de

aprender a rendirse ante el justo juicio de Dios, conocedores

13 El estado que combina pasividad e inactividad, actitudes

no necesariamente conectadas con la sumisión. 14 Nace con él, es decir, no es un rasgo adquirido sino

inherente a su naturaleza.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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tanto de Su justicia como de nuestra condición de pecadores.

Así, el resultado es que uno puede pensar bien sobre Dios

aunque se sepa que Él puede condenarnos con justicia. Sin

duda, no me atrevería a etiquetar el Salmo 51 como fatalista,

por mucho que David afirme en este Salmo que ha pecado

contra Dios y que Dios esté reconocido en Su palabra, y tenido

por puro y claro en Su juicio15.

REMORDIMIENTO

Existe una diferencia entre remordimiento y

arrepentimiento o contrición. Sentimos remordimiento cuando

llegamos a la conclusión de que habría sido mejor si

hubiéramos actuado de forma distinta. Por ejemplo, se

suspende a un estudiante si este no hace sus deberes escolares

y así se siente remordimiento por no haber hecho todo lo que

podía. O aquel que acepta otro trabajo por estar mejor pagado,

solo para darse cuenta de que se sentía más a gusto en su

antiguo trabajo. Sin embargo, en estos casos no se puede

hablar de arrepentimiento; el aspecto de la culpabilidad no

deja de tener una cierta influencia, pero no existe el mismo

énfasis que la culpabilidad. Así que lo que descubrimos es que

en realidad existe una gran diferencia entre sentir

remordimientos por haber cometido una equivocación y el

arrepentimiento por tal acción. Sentimos contrición cuando

ofendemos a otra persona y nos sentimos afligidos por el daño

que le hemos causado, pero el arrepentimiento tiene un

carácter más personal que el remordimiento; uno puede

arrepentirse y lamentarse por haber hecho sufrir a los padres

en el pasado. El arrepentimiento es, por tanto, más que el

remordimiento, un sentimiento más intenso y doloroso, pues

no solo sentimos arrepentimiento por las consecuencias del

pecado, sino por el pecado en sí. Lo realmente importante no

es que uno tenga que sufrir las consecuencias de una mala

conducta, sino el hecho de haber lastimado a otra persona.

15 Salmos 51:4 (adaptado)

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

26

También podemos marcar las mismas diferencias en un

sentido religioso. Hay personas que pueden sentirse

miserables al darse cuenta de que lo que se hizo no fue algo

responsable y que por consiguiente se preocupen por las

consecuencias de sus hechos. Dios podría castigarlos y

complicarles la vida hasta el punto de acabar sufriendo las

peores tragedias, e incluso la muerte. El temor a la muerte y a

lo que viene detrás de ella también juega aquí un papel

importante, un sentimiento que aparece bastante a menudo. El

temor ancestral a la muerte es un sentimiento que acecha a

todos los hombres, y este temor se hace aún más intenso

cuando se oye la voz de la conciencia. Este fenómeno religioso

habitual también se hace patente dentro del mundo cristiano,

por poco cristiano que pueda ser. Los piadosos cristianos

sienten a menudo remordimientos por algo que han dicho o

hecho, e intentan aligerar el peso de la conciencia de una

manera u otra, pues temen las consecuencias del pecado y por

tanto se sienten en peligro. Pero esto no es necesariamente

arrepentimiento; cuando de verdad nos arrepentimos es

cuando nos damos cuenta de lo necio, erróneo y depravado es

el pecado, y cuánto deshonra a Dios.

LA ORACIÓN

Como seres humanos que somos, necesitamos una caja de

resonancia, es decir, a alguien en quien depositar nuestra

confianza. Si todo va bien, un niño puede compartir sus

problemas con su padre o su madre y explicarles sus tristezas.

Cuando un niño no tiene ocasión de recibir tal ayuda, su alma

se ve inundada por un sentimiento de dolor que le impide

compartir las cosas buenas de la vida. Igual ocurre con los

mayores, pues también sienten un gran alivio cuando pueden

compartir sus problemas y no verse obligados a ocultar sus

sentimientos. ¡Sí, qué gran alivio sentimos cuando tenemos un

amigo en quien confiar y que además es capaz de guardar un

secreto! Cierto es que estos amigos no siempre son capaces de

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

27

resolver nuestros problemas, pero aun así es una gran ayuda el

poder compartir nuestras preocupaciones.

De la misma manera, la oración puede actuar de forma

parecida a una válvula de escape que cuando se abre libera la

presión de una caldera. En la oración no se habla con un vecino

sino con un Dios invisible, un Dios que se supone que nos está

escuchando. Podemos tener opiniones opuestas acerca de

quién es ese Dios, pero cierto es que este es un hecho que

ocurre en todas las partes del mundo y no solo entre los

cristianos. Las cuestiones que nos atañen son las siguientes:

¿qué diferencia existe entre la oración de un cristiano y la de

un no cristiano? ¿existe en realidad tanta diferencia? A

menudo no existe diferencia alguna; la deidad puede cambiar

de nombre y Dios puede ser visto a través de prismas

diferentes, pero de hecho la gente siempre Lo utiliza de la

misma manera, es decir, como si de una caja de resonancia se

tratara. Se supone que Dios nos presta oídos desde el cielo,

algo que nos llena de un sentimiento placentero, pues uno

puede hablarle a Dios sobre cualquier problema sin

interrupción alguna. Bien, pues lo que ahora les pregunto a

mis lectores es lo siguiente: ¿No es este un fenómeno religioso

habitual y a menudo y desafortunadamente no más que una

llamada a un dios creado únicamente por nuestra imaginación?

¿Sirve de algo entonces la oración? Sí, claro que sí, siempre

y cuando hagamos una llamada a la verdadera esencia de Dios

y no nos limitemos a usarle únicamente como una mera caja

de resonancia y siempre que Le consideremos como una

realidad. Se pueden encontrar numerosos ejemplos en la

Biblia de personas que abrieron sus corazones ante Dios, pero

no Lo usaron únicamente como una válvula de escape.

Hablaremos de este tema de forma más detallada en el capítulo

3. Lo único que quiero decir ahora es que el alivio que se siente

durante la oración no siempre es un alivio verdadero. Es

posible que la experiencia sea positiva y que se sienta que Dios

nos escucha, pero ¿qué valor tiene este hecho? ¿Es genuino?

Las experiencias de una persona durante la oración pueden no

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

28

ser más que productos de la imaginación, mostrando así por

tanto a qué dios se adora en verdad.

COMPAÑERISMO Y PERTENENCIA AL GRUPO

Otro asunto al que deseo hacer mención es ese fenómeno

que se produce cuando las personas se juntan en grandes

grupos. El poder experimentar su religión en masse es algo

que les proporciona una elevada sensación de placer, ¡les

encanta! Para un musulmán debe tratarse de una experiencia

extraordinaria el embarcarse en una peregrinación a La Meca

junto a miles y miles de musulmanes y, una vez llegados allí,

poder hacer reverencias a Alá entre una multitud y elevarle

oraciones a todo pulmón. Vemos, por tanto, que la religión y

las necesidades sociales van tomadas de la mano, pues así uno

puede ser parte de la multitud y dejarse absorber por la

poderosa influencia que ejerce el grupo. Así, uno se afilia a

ese grupo y es considerado como uno más. El hacer algo en

compañía, sobre todo cuando se trata de cánticos y oraciones

en grupo, proporciona un sentimiento positivo. No digo que

sea malo disfrutar de la compañía y de la hermandad de

nuestros semejantes, todo lo contrario, no hay nada de malo

en querer pertenecer a un grupo. Lo que sí considero peligroso,

sin embargo, es que los motivos religiosos sean puestos a jugar

un rol en estos actos. También veo el peligro en las

conferencias juveniles anuales y en otros encuentros de masas,

pues es sobre todo durante la celebración de estos eventos

cuando los sentimientos pueden ser fácilmente manipulados.

Y es que no hay nada más fácil que tocarle la fibra religiosa a

una persona.

No me cabe duda de que estos encuentros tienen también

efectos positivos, incluso si solo se trata de hacerles sentir a

los jóvenes que no están solos. Sin embargo, quiero avisar

sobre el peligro que se corre cuando se experimenta más que

lo que es auténtico y valioso, y muy especialmente durante el

transcurso de un encuentro de masas. El ambiente por sí solo

no debe convertirse en una influencia dominante.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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Un culto es también un asunto comunitario, y no en vano

la primera iglesia cristiana se caracterizó por la gran

solidaridad que existía entre sus miembros. Esta es la razón

por la que no estoy en contra de las asambleas multitudinarias,

siempre y cuando tengamos cuidado y estemos siempre al

tanto de que, como individuos que somos, debemos, por así

decirlo, “elevarnos por encima del grupo” y descubrir por

nosotros mismos lo que nos atañe personalmente a cada uno,

una tarea para la que es absolutamente necesario tener la

cabeza despejada y saber controlar los impulsos.

MAGIA Y MISTICISMO

Todo lo misterioso es siempre fascinante. No hay más que

pensar en el hechicero que ejecuta sus misteriosos rituales o al

sacerdote que levanta solemnemente la hostia consagrada,

actos que pueden tener una gran influencia en cualquiera que

no posea un buen nivel de sensatez. No es una sorpresa que

entre el cristianismo surgiera la idea de que el pan de la Santa

Cena fuera en verdad el cuerpo de Cristo, y que uno pudiera

unirse a Él solo con comer un trozo de ese pan. ¿No es esto un

ejemplo capital de falsa religión y paganismo? Esta es la

precisa razón por la que las mismas ideas aparecen tan

fácilmente durante las tareas misioneras, y lo mismo puede

decirse del bautismo, como si consistiera en un acto mágico a

través del que se puede conseguir algo.

Creo que esta tendencia a envolver las iglesias en la magia

y el misticismo da pie a la necesidad de una renovación

litúrgica. Así podemos ver gente arrodillada en el suelo, oler

las ondulantes volutas de incienso y oír monótonos cánticos y

estruendosas voces. Todo esto penetra fácilmente por los

poros de los crédulos, pero ¿para qué sirven en realidad estas

manifestaciones? Sí, las emociones se despierten, pero ¿acaso

beneficia eso a alguien? ¿No es esto lo mismo que el

suministrar estupefacientes a aquellos que desean

experimentar algo diferente que les permita olvidarse durante

un rato de las miserias de este mundo? No es mi intención

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

30

generalizar y dar la impresión de creer que solo existe una

atmósfera fría en las iglesias, pero sí tenemos que

preguntarnos qué estamos haciendo en realidad y por qué, por

lo que no estaría de más que los oyentes y los pastores se

miraran a sí mismos con ojo crítico de tanto en tanto. El asunto

se torna aún más serio cuando la gente cree que puede

armonizar con Dios intentando llegar a Su altura, un acto

habitual en las religiones orientales —aunque también ocurre

en círculos cristianos—, en las que la línea divisoria entre lo

divino y lo humano se ha desdibujado considerablemente, un

hecho a todas luces contrario a las Escrituras.

MÚSICA

Es un hecho bien conocido que el impacto de la música

hard rock y de sus ritmos retumbantes hace que el corazón lata

más rápidamente y que uno pueda acabar cayendo en un

estado de delirante frenesí. También sabemos que todo lo

contrario es asimismo posible, como por ejemplo cuando la

música del arpa del joven David consiguió calmar los ánimos

del rey Saúl. La música tiene una poderosa influencia sobre el

espíritu humano, una influencia tal que incluso en ocasiones

consigue extasiar o embelesar al que la escucha. La música

proporciona al oyente una sensación de felicidad, interpreta

sus ánimos más profundos y en ocasiones posee tal poder de

fascinación que hace que muchos sucumban a ella de una

forma u otra. La música, en definitiva, consigue que el hombre

se olvide de sí mismo. Tanto los solemnes cantos gregorianos

como los conocidos cánticos de la congregación u otras

canciones conmovedoras pueden despertar muchas

emociones, y ello sin necesidad incluso de entender las letras.

No existe intrínsicamente nada malo en la música, siempre y

cuando sepamos valorarla por lo que realmente es. Si la

música por sí sola nos conduce hasta un dios, entonces hay

que preguntarse lo siguiente: ¿quién es ese dios? Es probable

que la música proporcione buenas sensaciones y consiga que

la gente sea feliz, pero la música por sí misma no nos

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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comunica nada acerca del fundamento de las creencias de

quien la escucha. La música también posee una naturaleza

cautivadora y puede por lo tanto llegar a ser tan irresistible y

convincente que no resulta fácil darse cuenta de estar siendo

engañados por ella.

No es mi intención decir nada en contra de la música en sí,

no en vano nos dice la Biblia: Mas ahora traedme un tañedor.

Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre

Eliseo16. Aquí podemos ver que la música era un medio que

permitía arrojar luz sobre ciertos asuntos y, por otro lado,

también es cierto que la música ha jugado un papel en ciertas

prácticas proféticas (1º de Samuel 10). La música en ocasiones

estimula los sentimientos religiosos e incluso llega a relajar a

las personas, pero visto que la música también puede llegar a

intoxicar la espiritualidad del hombre, lo que hay que

preguntarse es si esta manifestación nos conduce de verdad

hasta Dios.

OBRAS

Vemos a través del mundo cómo los hombres ofrecen

sacrificios a los dioses. Parece no solo como si se creyera de

antemano que el pecado existe y que los dioses podrían

sentirse enojados, sino que también parece que el hombre

siente la necesidad de redimirse por sus pecados. Se puede

sentir exactamente lo mismo tanto si se es animista17 como si

se ha sido educado como cristiano. El parecido estriba en que

todos desean hacer algo, sea para una deidad o para los dioses

en plural, así que por ello se siente la necesidad de ofrecerles

regalos, de matarse a hacer obras o de arrastrarse por los suelos

para ganarse sus favores. Las maneras de llevar a cabo este

propósito son ciertamente de lo más variado: unos sacrifican

animales, otros se embarcan en peregrinaciones a la Meca o a

Roma y otros buscan reconciliarse con Dios haciendo todo lo

16 2º de Reyes 3:15 17 Creyente en la existencia de espíritus y demonios.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

32

que buenamente pueden por sus semejantes. Hay incluso

seguidores del cristianismo que consideran el bautismo como

un beneficio especial, aunque el Apóstol Pablo nos dice

claramente que nadie puede alcanzar la salvación solo a través

de sus obras. En una palabra, en todas las religiones los

hombres creen que aún pueden hacer algo por Dios y, aunque

el hombre no aparenta ser tan corrupto como para que sus

obras sean fútiles, me pregunto si esta característica es típica

únicamente de los infieles. De hecho, también se pueden

detectar similitudes entre cristianos. Entonces, ¿estamos aquí

tratando con un cristianismo bíblico o, por el contrario, con un

paganismo disfrazado de cristiano?

PRINCIPIOS Y VALORES

Pasemos ahora al tema de la necesidad habitual que tiene

el hombre de estándares y valores. Es un hecho de sobras

conocido que una educación liberal que enseña a los niños a

decidir por sí mismos lo que pueden o no pueden hacer solo

conduce a la incertidumbre. A los jóvenes no les gusta mucho

ser arrojados al “profundo y negro fondo del pozo”, por lo que

deben elegir por sí mismos entre el bien y el mal. Cuando se

educa a los jóvenes por medio de unas líneas bien definidas,

estos, claro está, pondrán a prueba los límites marcados,

desafiarán los estándares establecidos por los padres y

cuestionarán estas normas de manera crítica, sí, pero por otro

lado muestran asimismo una gran necesidad de claridad. A los

niños que crecen en el seno de familias que no aciertan a

establecer regla alguna de convivencia se les puede ver

normalmente deambulando por el patio del colegio después de

las clases, pues ese es el lugar en el que consiguen encontrar

reglas claras y bien definidas. Claro está, también los adultos

prefieren saber a qué atenerse, razón por la cual se comunican

entre ellos para llegar a un acuerdo sobre lo que es o no es

permisible, dando por tanto lugar al establecimiento de todo

tipo de códigos de conducta para cada aspecto social y que

todo el mundo debe respetar. Así, cuanta más gente respete

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

33

esos códigos, más unidad y cohesión social habrá y, por lo

tanto, más paz y progreso civilizado. ¡Es bueno tener

principios!

Una vez llegados a este punto, no hay más que un paso

hasta la religión, visto que mucha gente opina que las reglas

han sido establecidas por un Ser Superior desde lo alto. Pensar

de esta forma hace que el hombre tenga claridad de

pensamiento y que se sienta a salvo y, además, el hombre se

siente a gusto creyendo que las normas son sagradas y divinas.

Hay incluso quien no puede pasar sin someterse a reglas y

estándares muy estrictos y que fanáticamente se adhieren a un

sistema de leyes, sean estas buenas o no, e incluso las reglas

que nos ofrece la Biblia pueden ser utilizadas por el hombre

como una zona de salvación en la que acurrucarse. Aquellos

que se hallan de alguna manera familiarizados con la Palabra

de Dios no tendrán dificultad en recordar al fariseo que se

siente como pez en el agua dentro de una existencia ordenada

por leyes pero que carece de amor y, de hecho, no hace más

que vivir por y para sí mismo, algo que también ocurre dentro

de las iglesias cristianas, en las que el hombre se mece sobre

las olas de la tradición y de los principios heredados de las

generaciones anteriores y que tanta protección y seguridad le

proporcionan. Sin duda podemos hallar un núcleo de gran

valor en esas tradiciones, y no hay que olvidar tampoco que

estas nos ofrecen una cultura que parece proporcionar

sensaciones más profundas de bienestar que, pongamos por

caso, la cultura yuppie o el culto machista, pero ¿tienen estas

tradiciones culturales algo que ver con una religión bíblica y

real?

Luego nos encontramos con aquellos que muestran una

mayor flexibilidad en sus acciones y que aciertan a vivir con

un mínimo de reglas. A estas personas les gusta la religión,

pero no quieren vivir bajo reglas demasiado estrictas y les

pone nerviosos que se les intente “meter en una camisa de

fuerza”, así que lo que hacen es intentar hallar un compromiso

entre lo que se ha de hacer y lo que realmente se desea hacer.

Existe, en mi opinión, incluso entre los cristianos muy poca

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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obediencia a Dios que se fundamente en el amor. ¿No es la

verdadera religión aquella que se basa únicamente en el amor

a Dios? Sin duda, obedecer Sus leyes no es un deber ineludible

sino un privilegio; así que el que de verdad ama a Dios Lo

obedece no solo porque Sus leyes le den seguridad o porque

vaya en pos de un castigo o de una recompensa, sino porque

siente simple y llanamente un ávido anhelo de encontrarse con

Dios, que además se merece ser amado.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

35

2

EL VALOR DE LOS

SENTIMIENTOS RELIGIOSOS

REFLEXIONES BÍBLICO-TEOLÓGICAS

En este capítulo vamos a analizar el tema de los

sentimientos religiosos en mayor profundidad y a

preguntarnos qué explicación bíblico-teológica tienen las

necesidades religiosas del hombre y de qué forma se pueden

evaluar.

LA IMAGEN DE DIOS

De acuerdo con Génesis18, el hombre fue creado a imagen

y semejanza de Dios, un hecho a todas luces extraordinario, y

también que todos los seres en los que hay vida surgieron de

las aguas y de la tierra… ¡menos el hombre! La creación del

hombre fue un hecho separado que tuvo lugar en el sexto día;

y Dios le asignó la tarea de llenar y cuidar de la tierra. Así, se

le asignó al hombre un lugar único dentro de la Creación, se

le dotó con unas habilidades especiales para poder llevar a

cabo esta tarea. Los teólogos de la Reforma interpretan esta

imagen de Dios como una que consiste en el conocimiento, la

justicia y la santidad, una interpretación corroborada por los

contenidos de los versículos Efesios 4:24 y Colosenses 3:10.

Sin embargo, esto no es todo, ya que el contexto de las

palabras en estos textos indica que el hombre fue creado como

fruto de una relación especial con Dios y que fue llamado para

convertirse en el Regente de Dios, es decir, en el reflejo vivo

de Dios en la tierra. Así, el hombre fue creado a partir de una

relación íntima con Dios, y Este incluso le otorgó el derecho

18 Génesis 1:26.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

36

de regir en Su Creación. Por otro lado, hay que tener siempre

en cuenta que el hombre fue creado únicamente a imagen y

semejanza de Dios y no igual, por lo que Dios se encuentra en

todo momento muy por encima del hombre.

La conclusión que podemos sacar de todo esto es que el

hombre fue hecho de tal manera que pudiera representar a

Dios en esta tierra: Lo has hecho poco menor que los ángeles,

y lo coronaste de gloria y de honra19. La existencia del hombre

se concretó en dos premisas a partir de este propósito divino:

en alcanzar el justo conocimiento de Dios, su Creador, y en

amarlo con todo el corazón. Por lo tanto, la naturaleza del

hombre es totalmente religiosa, algo sobre lo que

presentaremos más evidencia a partir de las Escrituras en

capítulos sucesivos. El teólogo H. Bavinck comentaba que no

es posible conocer, tener en cuenta o comprender al hombre

sin antes conocer a Dios. Dios es el modelo original, el

arquetipo, el ejemplo, el prototipo del hombre; y el hombre es

su imagen exacta, su semejanza, pero a una menor escala. ¿Es

una sorpresa entonces que el hombre tenga tanto interés por la

religión? ¡Si no tenemos otra opción! Esto es así porque existe

una fuerza motriz en el hombre, y porque el hombre, en

esencia, no puede separarse de Dios ya que ha sido creado para

servirlo, así que en resumidas cuentas podemos afirmar que el

hombre posee por todo ello un conocimiento innato de Dios.

EL PECADO Y LA IMAGEN DE DIOS

El hecho de que el primer hombre, Adán, cometiera un

pecado contra Dios, dio paso a consecuencias gravísimas. De

tal manera había sido organizado el mundo por Dios que el

pecado de Adán afectó profundamente a todos y cada uno de

los seres vivos de la tierra. Leemos, por ejemplo, en el

versículo 5:12 de la Epístola a los Romanos que la principal

consecuencia resultante de la Caída, y que tanto afectaría a

toda la raza humana, fue que nos convertimos en enemigos del

19 Salmos 8:5

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

37

Dios único y verdadero, perdiendo así en el Paraíso tanto el

conocimiento como la justicia y la santidad. ¡Todo lo que

podamos decir acerca de esta enemistad para con Dios es

poco! Si negáramos o intentáremos minimizar la existencia de

esta enemistad, nuestra visión del hombre y de su religión

sería contraria a la Biblia y, por tanto, todo lo relacionado con

la parte práctica de las obras pastorales y caritativas se vería

profundamente afectado. La Palabra de Dios nos enseña que

todos los hombres se han alejado de Dios y que son

corrompidos por el pecado, es decir, que todos se desviaron

totalmente del rumbo divino y a una se hicieron inútiles20. No

tenemos fuerza alguna para combatir el pecado y la enemistad

que anida en nuestras almas, y sentimos aversión hacia todo

aquello relacionado con Dios. ¡Sin embargo, seguimos siendo

responsables por todo lo que sucede!

Por otro lado, la buena nueva es que aún hemos conseguido

salvar algún conocimiento de Dios. Nuestras inclinaciones

religiosas no se han difuminado del todo, y esta es

precisamente la razón por la que los versículos 5:1 y 9:6 del

Génesis nos hablan acerca de la imagen de Dios. Por lo tanto,

tenemos que llegar a la conclusión de que sigue siendo

importante que el hombre haya sido creado conforme a esa

imagen y semejanza con el Creador. La Biblia habla de forma

clara acerca de una imagen de Dios que permaneció intacta y

de otra que se perdió. ¿No nos dice la Biblia que debemos

ajustarnos de acuerdo a la imagen de Dios?21 A lo que nos

referimos es a la imagen de Dios tanto en su sentido estricto

—y muy especialmente en lo que hace alusión al

conocimiento, la justicia y la santidad— como en su sentido

más amplio. Este último sentido nos informa que el hombre

no se ha convertido en un animal salvaje, sino que aún sigue

siendo una criatura moral y racional en el que todavía se

pueden reconocer minúsculos destellos de la imagen de Dios.

20 Romanos 3:12 21 Romanos 8:29

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

38

Nuestra atención se centra ahora en la influencia que tiene

esta imagen sobre las inclinaciones religiosas del hombre. ¿Se

inclina todavía el hombre, en su depravada naturaleza, hacia

la religión, o muestra por el contrario una indiferencia total

hacia ella? El capítulo 1 de la Epístola a los Romanos nos

habla claro y tendido sobre este asunto al describir a esos

paganos que detienen con injusticia la verdad22. En el mismo

capítulo leemos también que esos mismos hombres, a pesar de

haberlo conocido, a pesar de que lo que de Dios se conoce les

es manifiesto23, no Le glorificaron como a Dios24. En otras

palabras, aunque el hombre conociera a Dios de una manera

especial, no estaba dispuesto a reconocerlo como tal. Aún así,

ni siquiera el pagano deja de ser un ser de naturaleza religiosa,

pues es la Creación de Dios lo que los lleva a lo religioso,

porque las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y deidad, se

hacen claramente visibles desde la creación del mundo,

siendo entendidas por medio de las cosas hechas25. La

creación y la naturaleza humana trabajan conjuntamente, pero

esto no conduce a un conocimiento verdadero; así, leemos al

final del mismo versículo 20 que esos hombres no tienen

excusa. La noción de Dios ha permanecido en el interior de

todos los hombres, por lo que incluso estos piden ofrendas

divinas, pero este camino no lleva a ninguna parte a causa de

la impenitencia del hombre, es decir, de su herencia mortal en

el pecado. ¿Qué tiene entonces de doloroso lo que expresa

Calvino?26: La experiencia nos muestra que en todos los

hombres ha sido puesta por Dios una semilla de religión. Sin

embargo, apenas hay uno de cada cien que la conserve y,

desde luego, nadie que la haga fructificar. Ponemos a Dios a

un lado, suprimimos nuestros sentimientos hacia Él y el

conocimiento que tenemos de Él, nos hemos convertido en Su

22 Romanos 1:18 23 Romanos 1:19 24 Romanos 1:21 25 Romanos 1:20 26 Institutos 1:4-1

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

39

enemigo y buscamos experiencias divinas en otras fuentes. Se

nos habla así de esos paganos que cambiaron la gloria del

Dios incorruptible27. En definitiva, que los hombres se han

quedado sin Dios, pero no sin dioses, pues estos se los

inventan ellos mismos.

Este es el gran problema que afrontamos entonces: que no

buscamos la fusión con Dios, sino con cosas ajenas a Dios.

Cambiamos a Dios y Lo substituimos con otras cosas, y de

esta forma el hombre, habiendo caído en el pecado, practica

una religión a medias tintas en vez de esa religión verdadera

del Adán sin pecado. Nuestro ingenio ha llegado hasta el punto

de haber conseguido crear y servir a nuestros propios dioses y

de esta manera satisfacer nuestras necesidades religiosas

hallando caminos alternativos al del Dios verdadero, así que a

la vez que no podemos alcanzar una religión verdadera por

medio de nuestras inclinaciones religiosas, sí somos

responsables de las consecuencias de tales inclinaciones.

TRES POSIBILIDADES

¿Qué hace el hombre con sus necesidades religiosas?

¿Cómo satisface estas necesidades? Podemos contemplar tres

posibilidades básicas diferentes a la hora de responder a estas

preguntas:

• La esencia religiosa del hombre puede conducirle a

profesar una falsa religión, pues no conoce lo que es la religión

verdadera, sino que la suprime y la suplanta por una religión

dirigida a satisfacer su propia voluntad. Existen buenas

razones por las que han florecido y siguen floreciendo todo

tipo de extrañas religiones que en ocasiones hasta han llegado

a alcanzar un crecimiento vertiginoso: en particular lo sencillo

que es el satisfacer las necesidades religiosas de un hombre y

el llegar a conocer sus puntos débiles; una vez conseguido

esto, el resto es coser y cantar. Así, incluso las sectas religiosas

27 Romanos 1:23

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

40

encuentran un buen caldo de cultivo en los corazones de los

hombres.

• Una segunda posibilidad es que sea posible que los

hombres, en su celo religioso, acaten a rajatabla la Palabra de

Dios sin que ello signifique que se sometan de verdad al Dios

verdadero o que Lo amen con la máxima rectitud. En este

caso, uno se limita a satisfacer sus deseos religiosos en general

y recibe unas sensaciones emocionales que no son más que

una extensión natural de su temperamento religioso. Así, claro

está, continuamos siendo enemigos de Dios, pues nuestro

ídolo no es en realidad otra cosa que una imagen distorsionada

del Dios único y verdadero, y así escogemos esas partes de la

Biblia que más nos convienen y hacemos caso omiso a lo que

no nos conviene porque no armonizan con nuestro

pensamiento. El cristiano más o menos piadoso se cree que

está libre de pecado: disfruta de los sermones y los cantos, le

gusta el misticismo y la liturgia, y se siente a gusto con toda

esta parafernalia y no querrá perder nunca por nada del mundo

ese pedestal religioso que ocupa, una actitud que puede llegar

a desarrollarse hasta tal punto que puede acabar consiguiendo

distinguirse muy poco de la religión verdadera. La Palabra de

Dios puede ser recibida con gran gozo, pero aún así la semilla

no consigue echar raíces, sino que por el contrario se va

marchitando con el tiempo28. Calvino afirma en sus

comentarios sobre el versículo 6:5 de la Epístola a los Hebreos

que Dios también colma y sazona a los réprobos con el sabor

de Su misericordia e ilumina sus espíritus con algunos haces

de luz, permite que estos saboreen Su bondad y también deja

la impronta de Su palabra en sus corazones. Ahí existe un

peligro amenazador para la Iglesia, pues esta modalidad de

cristianismo es secundada por muchos en todas las partes del

mundo, incluso por hombres que son en realidad, a nuestro

modo de ver, muy honrados, de gran seriedad y que poseen

una personalidad sin tacha; es más, estos hombres se esfuerzan

28 Mateo 13:20-21, adaptado

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

41

con denuedo a la hora de tratar los temas de la culpa y de la

gracia y son incapaces de alejarse de la Palabra o por lo menos

no se sienten muy dispuestos a ello. No es mi intención ser

demasiado duro con estas personas, pues, aunque sean

enemigos de Dios, igual que todos los demás hombres por

naturaleza, no podemos olvidar que ellos también se

encuentran simplemente cautivados por la Palabra de Dios,

por así decirlo. Esperemos que llegue un día en el que estos

hombres puedan liberarse y seguir marchando hacia delante.

• Es también posible, por la gracia de Dios, que el anhelo

de poseer un fundamento religioso se santifique o se eleve a

un nivel de verdadero servicio a Dios. El temperamento

religioso del hombre se ve en este caso cautivado por el Dios

viviente, rompiéndose toda resistencia contra la religión

verdadera. Es únicamente en esta situación en la que podemos

hallar el origen de la verdadera religión, la religión que es

sólida por ser bíblica. La Palabra del Evangelio se entiende en

este caso, aun a pesar de que el Evangelio no se adapte a

nuestras necesidades naturales. La religión deja aquí de ser el

opio del hombre, pues ahora este consigue transformarse y

nacer de nuevo. Esto es precisamente lo que Jesús trataba de

hacerle ver a Nicodemo cuando le decía que tenía que nacer

de nuevo29. La esencia religiosa del hombre se convierte

entonces en un cauce por el que fluye la gracia de Dios, y es

únicamente a través de este cauce por el que el hombre es

creado de nuevo por el Espíritu Santo de Dios, ya que la

atención del hombre se centra ahora plenamente en Dios y no

en su propia persona y en la búsqueda del placer.

EL VALOR DE LOS SENTIMIENTOS RELIGIOSOS

Hay que reconocer que se trata de una bendición del cielo

el que a estas alturas todavía alberguemos sentimientos

religiosos y que no nos hayamos convertido en animales faltos

29 Juan 3:1-15

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

42

de conciencia por culpa del pecado, sino que hayamos

permanecido en el mundo en calidad de criaturas morales y

racionales. No solo somos responsables por lo que hacemos,

sino que también tenemos que rendir cuentas de nuestros actos

—algo que no debemos olvidar nunca— y evaluar

correctamente esa esencia religiosa que se alberga en nuestro

interior pues no podemos elevarnos hasta Dios ni

transformarnos en buenas personas o en hijos de Dios en el

sentido más profundo de la palabra por el mero hecho de ser

religiosos.

Se pueden observar las inclinaciones religiosas del hombre

como algo positivo si las consideramos como una forma de

enlace conector. El hombre es receptivo a los valores y a las

normas y se da emocionalmente cuenta de que debe haber un

Dios. Una educación o instrucción devota nunca es por tanto

fútil, siempre produce un efecto determinado pues consigue

que los hombres sean más civilizados y estimula sus

sentimientos religiosos. Sin embargo, hay que recordar que

esto solo no asegura una verdadera conversión, pues todo tipo

de pensamientos y emociones pueden fácilmente florecer en

los campos de la religión y, ciertamente, es incluso muy

posible que den paso a un crecimiento fuera de control.

Necesitamos ser instruidos atenta y honradamente, pero

incluso cuando esto sea así no se llegará a conseguir más que

un conocimiento muy por encima de Dios y de la distinción

entre lo bueno y lo malo. Ni siquiera la mejor instrucción

puede acercarnos a Dios, pues es Dios quien debe

conquistarnos, transformarnos, regenerarnos y volvernos a

crear, algo que ocurre únicamente si conseguimos acercarnos

de verdad al Supremo y reconciliarnos con Él.

SOBRESTIMANDO LA ESENCIA RELIGIOSA DEL

HOMBRE

Existe, por desgracia, mucha gente que se muestra

demasiado optimista acerca de las inclinaciones religiosas del

hombre. Hombres que pertenecieron a la antigua iglesia, tales

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

43

como San Justino Mártir, Tertuliano y Clemente de

Alejandría, consideraban el corazón de todo ser humano como

una dádiva de Dios, creencia que marchó por el camino

correcto durante mucho tiempo. Si compartimos este punto de

vista, entonces seremos capaces de observar todas las

religiones sin albergar sospecha alguna, de considerarlas

como un medio ineludible si el objetivo es encontrar a Dios.

Sin embargo, esto también es ir demasiado lejos pues, por

naturaleza, no estamos preparados para llegar hasta Dios ya

que sin la regeneración solo somos Sus enemigos.

Esta doctrina todavía hace estragos en mucha gente. Sin ir

más lejos, la iglesia católica romana está sacando un buen

partido de ella. No es coincidencia que los católicos romanos

consideren sus labores misioneras como un acto de

cristianización de antiguas costumbres, por lo que se toma a

las religiones paganas como estadios iniciales a partir de las

que los convertidos toman el camino recto luego de pulir unos

cuantos detalles o de adaptar las nuevas ideas a las antiguas.

En la mayoría de los casos, a los hombres se les permite

retener sus viejas costumbres, algo que, claro está, los atrae

sobremanera, por lo que no es de extrañar entonces que la

iglesia de Roma consiga poner un pie en tierra en todos los

lugares a los que envía sus emisarios.

SUBESTIMANDO LA ESENCIA RELIGIOSA DEL

HOMBRE

Una corriente teológica que dio origen a una furiosa

resistencia a todo lo que acabamos de mencionar se desarrolló

bajo la influencia del teólogo suizo Karl Barth (1886-1968),

quien expresó su rechazo contra la idea de la naturaleza

religiosa del hombre. Barth no pudo negar la existencia de esta

naturaleza, pero, en su opinión, esta se basaba en la voluntad

individual y no contenía por tanto ningún elemento de valor.

Barth consideraba a Dios que está en los cielos como Su

Suprema Majestad, defendiendo la teoría de que nadie debería

imaginarse el poder experimentar noción alguna de ese Dios

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

44

pues, insiste Barth, es tal el abismo que existe entre el hombre

y Dios que hace imposible cualquier intento de construir un

puente que suprima esa distancia desde nuestro mundo.

A primera vista, estas ideas parecieran ser más bíblico que

lo que exponíamos anteriormente, pero debemos considerar

sus repercusiones. Si el hombre no alberga ya sentimiento

alguno por Dios, ¿de qué es entonces responsable? El

resultado de esta revelación no tiene sentido alguno, pues

invita a creer que no se nos puede responsabilizar de nada por

poco que escuchemos. No es extraño por tanto que Barth se

las viera y deseara a la hora de dar su opinión sobre el

versículo 1:18-23 de la Epístola de Pablo a los Romanos. Pero

lo que es aún más peligroso en esta doctrina es el afirmar que

no se pueda llegar nunca a tener la experiencia de Dios. De

acuerdo con Barth, el hombre, esa insignificante y diminuta

criatura, no tiene posibilidad alguna de sentir la más mínima

revelación del Dios Supremo en su alma, así que todo lo que

en realidad se dice que se experimenta no es más que un tabú

y, por tanto, siempre según este punto de vista, es imposible

experimentar la gracia de Dios. Además, nos dice Barth, el

conocimiento de Dios no puede nunca llegar a ser más que un

destello fugaz, algo que ni siquiera puede ser descrito con

palabras. Creemos que este discurso teológico ha contribuido

en cierto grado a la cada vez más reducida comprensión de

Dios que muestra el hombre de hoy en día; ciertamente, al

aceptar estas premisas, a los seguidores de Barth no les queda

ya otro camino que no sea el de darle vueltas al tema de la

justicia en el mundo.

En resumidas cuentas, lo más justo es afirmar, por un lado,

que el hombre tiene necesidad de Dios y que, por otro lado, es

a la vez enemigo del verdadero Dios. Por lo tanto, digamos

que existe una cierta necesidad de experimentar el poder

divino a la vez que una gran resistencia que hay que superar.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

45

LA ESENCIA DEL HOMBRE RELIGIOSO

¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de nuestras

inclinaciones religiosas? A continuación, presentamos las

partes más definitorias de la Biblia en este respecto.

Veámoslas:

1. Porque las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y

deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del

mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de

modo que no tienen excusa.30

Nuestras inclinaciones religiosas son por supuesto muy

sensibles al mundo natural que nos rodea. La creación se

impone sobre el hombre y le empuja a pensar en Dios,

sintiendo así que debe existir un poder y una divinidad eternos

detrás de la creación. Las cosas de este mundo y del imponente

universo son demasiado maravillosas como para que puedan

funcionar por sí solas, y la naturaleza estimula el raciocinio y

los sentimientos del hombre para que este pueda ver más allá

del mundo físico y dirigir su vista hacia Dios. Hay una

necesidad de poner las cosas en perspectiva y de verlas como

parte de una estructura más amplia, posiblemente porque el

saber que existe un Dios nos ayuda a sentirnos a salvo.

2. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres,

para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha

prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su

habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera,

palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos

de cada uno de nosotros.31

30 Romanos 1:20 31 Hechos 17:26-27

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

46

Pablo hizo un llamado en el Aerópago a los pensamientos

de los atenienses sobre la creación, pero conectando esta idea

con la totalidad de los hechos del mundo. El origen del hombre

y la ordenada distribución de los seres humanos sobre toda la

tierra son hechos que no podían más que haber sido dirigidos

por una Mano Guiadora. Todo está ordenado para poder

revelar al hombre que Dios existe y que en realidad no se

encuentra lejos de ninguno de nosotros, pues en Él vivimos y

en Él se abriga nuestro ser. Dios no es únicamente el

Majestuoso Creador, sino también el Dios que nos acompaña

de cerca, una conclusión a la que podemos llegar fácilmente

con solo abrir los ojos.

3. Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los

que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las

hacen, sino que también se complacen con los que las

practican.32

No solo existe una conciencia de Dios sino también de Sus

Decretos. Aunque no nos gusta que se nos pongan límites o se

nos prohíba hacer algo, todo el mundo sabe bien que no

podemos hacer todo lo que deseamos. Esto ocurre porque

existe aún una conciencia en el interior del hombre que le

avisa cuando cruza los límites. Esto no significa que nuestras

conciencias sean intachables, nada más lejos de ello; de hecho,

la conciencia puede ser mejorada pero también puede

hacérsele caso omiso. Por lo general, los hombres reconocen

que la mentira, el asesinato y el adulterio son inaceptables,

pero aún así vemos que el reconocimiento de unas normas de

conducta se reduce en aquellas sociedades en las que Dios es

relegado al último plano. J. H. Bavinck profundizó en el tema

de la esencia religiosa del hombre, subdividiéndola en las

siguientes categorías:

32 Romanos 1:32

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

47

• La experiencia de la totalidad: en nuestra calidad de

minúsculos elementos del mundo, tenemos la sensación de

coexistir con el universo, un hecho que nos abruma por su

magnitud y por la imperiosa necesidad que tenemos de existir

en armonía con todo lo que nos rodea.

• El conocimiento de las reglas: de nuevo, este es un

sentimiento que nace de la necesidad de vivir en armonía con

el Otro y de conseguir que la vida sea lo más llevadera posible.

• El vínculo con un poder superior: la sensación que

tenemos de provenir de algún lugar y de estar por tanto

estrechamente vinculados con un poder superior.

• La necesidad de salvación: es decir, la necesidad de

sentirnos seguros durante la enfermedad y en la muerte, pues

la vida es frágil e incierta.

• El sentido de la vida: el sentimiento de no poder

controlar nuestros destinos, de estar siendo guiados.

VENCER LA RESISTENCIA

Hemos tratado hasta ahora sobre los sentimientos religiosos

del hombre, pero hay que tener en cuenta que al mismo tiempo

mostramos resistencia y oposición. Es aquí donde hallamos la

duplicidad existente en el hombre: por un lado, el hombre

siente la necesidad de UN Dios, pero, por el otro, no quiere

EL Dios. No solo hemos perdido la imagen de Dios en su

sentido más estricto, sino que también la imagen global de

Dios se ha visto afectada. Nuestro mecanismo religioso no

funciona correctamente, por lo que tiende a llevarnos por el

camino equivocado. ¿A qué nos resistimos? En primer lugar,

somos contrarios a aceptar la culpa, y menos aún nuestra

propia culpa personal, algo que se hace ya evidente en los

primeros compases de las Escrituras: el hombre respondió: la

mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

48

Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has

hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí33.

Este es un buen ejemplo de lo expertos que somos en el arte

de encontrar excusas para nuestras acciones. No nos cuesta

admitir que a veces cometemos errores, pero lo hacemos

siempre filtrando una excusa que diluya nuestra culpabilidad.

En realidad, se trata de una actitud defensiva, producto del

temor a quedar mal. Esto lo vemos incesantemente en las

Escrituras, siempre lo mismo: barremos el polvo de nuestro

camino intentando no dejar una sola mota y a veces arrojamos

todo ese polvo a los caminos de los demás. Claro está, como

ya hemos mencionado anteriormente, sí que somos

conscientes de las reglas imperantes y sabemos muy bien que

hacemos muchas cosas mal; estamos incluso dispuestos a

pedir perdón, pero no con muchas ganas, pues nos negamos a

confesar de verdad que hemos violado gravemente una ley, a

sentirnos avergonzados (Jeremías 3:3), a reconvertirnos

(Oseas 11:5) o a quitarnos las manos de los oídos (Zacarías

7:11). Ésa es la condición, o mejor dicho, la señal de fe que

demuestra que reconocemos nuestras iniquidades y que por

tanto somos capaces de confesar de todo corazón abierto

(Jeremías 3:13). En esto es donde hallamos la diferencia entre

la naturaleza religiosa del hombre y la fe bíblica. No es por

tanto extraño que los judíos religiosos montaran en cólera

cuando Juan Bautista y nuestro Señor Jesucristo les llamaron

generación de víboras34 y sepulcros blanqueados35. Así es

como la aversión religiosa levantó la cabeza.

Ya que por las obras de la ley ningún ser humano

será justificado delante de Él; porque por medio de

la ley es el conocimiento del pecado.36

33 Génesis 3:12-13 34 Mateo 3:7 35 Mateo 23:27 36 Romanos 3:20

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

49

Hasta cierto punto, cuando reconocemos nuestras

iniquidades lo que hacemos a continuación es tratar de

enmendarlas sin darnos cuenta de que no es posible

conseguirlo. Intentamos camuflar el pecado mediante alguna

forma de expiación, pero todo lo que en realidad estamos

haciendo es aguantar el tipo. No queremos acabar con las

manos vacías, sino que preferimos llevar a cabo la tarea por

nosotros mismos; amamos la religión, pero no tenemos la

intención de renunciar a todo lo que poseemos ni tampoco

queremos convertirnos en “pecadores a los ojos de Dios”.

Despreciado y desechado entre los hombres, varón

de dolores, experimentado en quebranto; y como que

escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no

Lo estimamos.37

Los hombres han mostrado una gran piedad por el Salvador

a través de los tiempos, habiendo sido Este retratado en obras

de arte que han inspirado intensos sentimientos de devoción y

siendo además convertido en héroe por muchos, pero ¿fue este

el verdadero Jesús, el verdadero Salvador de las Escrituras?

¿O fue por el contrario un Jesús creado por una religión a

medida de la voluntad del individuo? De hecho, la persona

religiosa media no entiende a Jesús en absoluto ni está

interesada en Él de verdad. Esta persona no puede apreciar

nunca Su mérito si antes no entiende, aunque solo sea en parte,

la razón por la que sufrió Jesús. Habla de Él, se siente atraído

por Él y su corazón se llena de fervor religioso, pero aun así

no consigue apreciar el hecho de que Jesús fuera herido por

nuestras rebeliones y molido por nuestros pecados38.

37 Isaías 53:3 38 Isaías 53:5

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

50

Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el

que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar

en el reino de Dios.39

Al oírlas por primera vez, estas palabras parecen mostrar

una cara poco agradable del Señor Jesucristo. Un hombre

afable y de buenas intenciones que había pasado ya por

muchas tribulaciones tuvo las agallas de acercarse a Jesús y lo

único que consiguió, por lo visto, fue ser rechazado. Parece

que el estilo de pedagogía religiosa (el arte de educar) del

Señor Jesucristo no es tan blando de corazón como les gustaría

a muchos, pero aún así el Señor llevó a cabo Su misión de la

manera más perfecta posible. Lo que pedía Jesús era la

renovación completa del hombre, lo que enfatizaba a su vez la

pasividad de este (ver Juan 1:13). El problema es que esto es

exactamente lo que no queremos que ocurra.

LAS INTERVENCIONES HABITUALES Y

SINGULARES DEL ESPÍRITU SANTO

La razón por la que el hombre natural y no regenerado que,

aunque enviciado por el pecado, aún siente atracción por la

verdad y por Dios se encuentra en el hecho de que aún quedan,

como ya hemos visto, unos pocos vestigios de la “imagen de

Dios” en su interior. Es bastante probable que el amor por Dios

sea mayor de lo habitual cuando se vive con la Palabra de

Dios, e incluso podemos decir que el Espíritu Santo actúa de

manera extraordinaria en aquellas personas que oyen la

Palabra de Dios. ¿No dijo Esteban a los hostiles mandamases

judíos: Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como

vuestros padres, así también vosotros40? ¿Y no le dijo Cristo

a uno de los fariseos: no estás lejos del reino de Dios41? Por

eso no dudo que aquellos que son espiritualmente sensibles se

39 Juan 3:5 40 Hechos 7:51 41 Marcos 12:34

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

51

hallen bajo la influencia del Espíritu Santo, incluso aunque no

sean creyentes de verdad. Estos son creyentes a medias, pues

se acomodan en esa línea fronteriza que separa lo verdadero

de lo falso y barajando ambos conceptos a la vez como les

place.

No quisiera interpretar todas las emociones sinceras como

tareas de salvación. En ocasiones uno oye razonar a la gente

de esta forma: Satanás no fomenta tales sentimientos de

salvación, por tanto estas deben provenir de Dios. Lo que esta

gente trata de decir es que todo irá bien siempre y cuando Dios

se preocupe de uno, una conclusión esta a la que tengo que

oponerme. Es cierto que el príncipe de las tinieblas no obra en

los corazones de los hombres con sentimientos de salvación

del pecado y misericordia, y no tengo duda alguna de que estas

emociones provengan de Dios, pues al hombre no se le puede

convencer tan fácilmente. Sin embargo, también existen

acciones comunes al Espíritu Santo y a Satanás disfrazado de

ángel de luz. Recuerdo una vez a una niña que me dijo que

había aprendido a cambiar la forma en que escuchaba los

sermones. Me preguntó entonces qué estaba ocurriendo, ¿era

Dios el que estaba obrando en su corazón o qué era si no? Le

podría haber contestado sin problemas que sí, que era una obra

de Dios, pero no sabía si esta era en realidad una obra

salvadora. Solo el tiempo aclararía esa duda, así que le

aconsejé que se refugiara en el Señor a través de la oración

para confesar sus pecados, y que en última instancia sería Dios

quien tuviera la última palabra, pues Él conoce los corazones

y además, sin duda, la obra se lleva a cabo conjuntamente con

el Espíritu Santo (Hebreos 6:4 y 10:29).

También el Espíritu Santo lleva a cabo una obra que

conduce irrevocablemente a la salvación, y esta es la obra

efectiva de Dios el Espíritu Santo (San Juan,16:8). No hay

hombre que pueda resistirse a esta influencia, pues en este

caso el amor de Dios es derramado por todo el corazón

(Romanos 5:5) y Dios lo llena con obra de fe con Su poder42,

42 2ª de Tesalonicenses 1:11

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

52

pues es Dios el que dona a los hombres el poder de creer en

Cristo (Efesios, 2:8, Filipenses, 1:29). En el próximo capítulo

observaremos las señales de esta labor particular del Espíritu

Santo.

CUATRO TIPOS DE FE

No existe más que una fe salvadora, que por lo tanto no se

conoce más que por un nombre, simplemente: fe. La Biblia

nos habla acerca de una fe basada en la convicción que no

conduce de verdad al perdón de los pecados. Así podemos

identificar cuatro tipos de fe: aparte de la fe salvadora,

tenemos la fe histórica, la fe milagrosa y la fe pasajera. Quiero

advertir que esta clasificación no hace justicia exacta a la

verdad en cuanto a aspectos que son de hecho más

complicados pues, si profundizáramos aún más en el tema,

sería necesario enumerar tipos intermedios solapando unos

tipos con otros. Mi intención es únicamente expresar mi

opinión acerca de cada uno de estos tipos generales.

Trataremos la verdadera fe salvadora en el próximo capítulo.

LA FE HISTÓRICA

La fe histórica es probablemente la más singular de las tres

fes inauténticas. Esta es la fe de esos hombres que creen que

las historias de la Biblia son hechos reales, que lo que la Biblia

dice acerca del hombre y de Dios es cierto y que debemos

cumplir con los mandamientos de Dios. Existe un cierto

respeto hacia Dios y por las formas en que se nos revela en el

mundo, pero, extrañamente, aquí se acaba todo. No existe ni

amor a Dios ni pesar por haber pecado, pero sí una gran

inconsistencia, pues se acuerda que Dios es misericordioso,

pero a la vez no se Le necesita de verdad. Se admite que Dios

castiga el pecado, pero esto no les preocupa lo más mínimo y

siguen viviendo alegremente. En resumidas cuentas, la fe

histórica acepta la verdad sin creer de verdad en ella. El caso

es que si de verdad creyera que Dios fuera un dios benevolente

Page 53: LOS SENTIMIENTOS DE LA FE - ELIM Libreria

LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

53

y ser un pecador, sin duda me vería empujado

inexorablemente al arrepentimiento y no podría por tanto vivir

sin la gracia ni un segundo más, pero la fe histórica no llega

tan lejos, pues se basa únicamente en un acuerdo superficial

con la verdad. Este tipo de fe se da normalmente en personas

que han crecido con la Biblia o que han recibido una cierta

influencia de las Escrituras durante años. Vemos, por ejemplo,

como el rey Herodes Agripa casi se deja llevar por las palabras

de Pablo cuando cita a los profetas: ¿Crees, oh rey Agripa, a

los profetas? Yo sé que crees43. ¡Mucho es lo que cambia

cuando la fe histórica se transforma en una verdadera fe

salvadora! Es solo entonces cuando de verdad nos damos

cuenta de la magnitud del pecado, cuando discernimos la

naturaleza verdadera de nuestras transgresiones y lo

observamos todo a través del prisma adecuado. Ahora es

cuando parece que los sermones y los contenidos de la Biblia

se llenan de significado. Por todo esto, no se debe dar la

espalda a la fe histórica en sí, pero hay que darse cuenta de

que por sí sola no es ni mucho menos suficiente.

LA FE MILAGROSA

Había una vez diez hombres leprosos que se acercaron a

Jesús y Le pidieron que les curara. La respuesta que les dio

Jesús, para asegurarse de que estaban limpios, fue la siguiente:

Id, mostraos a los sacerdotes44. Los diez leprosos creyeron

que todo lo que tenían que hacer para curarse era acudir a los

sacerdotes, así que todos fueron limpiados mientras iban hacia

ellos. ¡Los diez tuvieron fe! Creyeron que Jesús era poderoso

y que estaba dispuesto a sanarlos de la enfermedad, ¡creyeron

en el milagro! El resto de la historia nos muestra sin embargo

que su fe no era profunda, pues solo uno de ellos regresó y se

postró a los pies de Jesús glorificando a Dios. Ese hombre era

un samaritano, ni siquiera un judío, un extranjero ajeno al

43 Hechos 26:27. 44 Lucas 17:14

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

54

Pacto. A Jesús esto le apenó, pues los otros nueve no volvieron

a Él ni para darle las gracias.

Así, hoy en día un enfermo puede rogar a Dios por su

restablecimiento y creer firmemente que así ocurrirá. Luego

entonces puede que ocurra un milagro y que el enfermo se cure

contra todo pronóstico. En varias ocasiones he podido ver que

la gente se extrañaba de que un poder supremo hubiera

intervenido en la curación. ¿Es esta una fe verdadera y

salvadora en Dios? ¡No necesariamente! ¡El hecho de que mi

oración haya recibido respuesta y que Dios esté dispuesto a

auxiliarme no significa que Cristo sea mi Salvador o que mis

pecados hayan sido expiados! La fe salvadora es otra cosa,

mucho más que la fe milagrosa. No estuve de acuerdo con que

una madre acudiera a la Santa Cena solo porque hubiera tenido

la sensación de que Dios la había ayudado durante el parto de

su bebé. La mujer había sentido durante su oración una

apacible sensación de sosiego y creyó entonces que la ayuda

provenía de Dios. ¿Es esta una fe genuina? ¿Está Dios solo

para ayudarnos cuando tenemos problemas?

LA FE TEMPORAL

La fe temporal parece idéntica a la verdadera fe

salvadora en todo menos en su duración. Jesús habló de este

tipo de fe en su parábola del sembrador45, cuando parte de las

semillas cayó en los pedregales desprovistos de tierra. Como

este tipo de suelo se calienta muy rápidamente, estas semillas

germinaron más rápidamente que las demás y todo hacía

prever que iban a crecer con éxito. Sin embargo, el suelo no

tardó en secarse a causa también del calor, así que los brotes

se quemaron y marchitaron, de manera que a pesar de que todo

parecía ir bien al principio, al final no quedó nada. Jesús se

refirió en esta parte de Su parábola a aquel que oye la palabra,

y al momento la recibe con gozo46 pero que luego pierde

45 Mateo 13 46 Mateo 13:20

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

55

interés tan pronto como se ve víctima de tribulaciones o

persecuciones. Este tipo de creyente se siente fuertemente

atraído al principio, pero no pasa mucho tiempo antes de

sentirse decepcionado cuando considera que el precio a pagar

es demasiado alto. Ciertamente sus sentimientos nunca son

demasiado profundos, pues si lo fueran su fe no conocería

límites; aún así, hay que decir que tampoco le dejan

indiferente, sino que, al contrario, este hombre recibe la

Palabra con alborozo, acepta espontáneamente la invitación y

llega a alcanzar cierto nivel de fe. La fe espontánea es

gratificante, pero por otro lado, también existe el peligro de

que esos sentimientos sean precipitados e irreflexivos. ¿Se dan

cuenta estos creyentes transitorios del significado real de la fe

verdadera? ¿Calculan el precio que se les pide y se dan cuenta

de lo que está en juego?

Entonces tenemos aquellos a los que no les preocupa la

persecución pero que tiran la toalla tan pronto como un asunto

personal llama a la puerta. El resultado es que su fe se ve

ahogada por los espinos que crecen en sus ocupadas

existencias, robándoles todo el tiempo y no dejando ni un

instante para adentrarse por el sendero de Dios. Solo con la

semilla que se siembra en buena tierra, sobre una buena

superficie porosa que no contenga demasiadas impurezas, se

consigue un brote sano que pueda dar buenos frutos.

Page 56: LOS SENTIMIENTOS DE LA FE - ELIM Libreria

LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

56

3

LOS SENTIMIENTOS

RELIGIOSOS

SEGÚN LA BIBLIA

Cada vez más gente hoy en día afirma que todas las

religiones coinciden en las mismas conclusiones, algo con lo

que estoy de acuerdo solo hasta cierto punto. La necesidad de

seguridad, sacrificio y devoción se halla presente en todas las

religiones, pero, no obstante, los hombres que afirman tal cosa

no muestran precisamente demasiado conocimiento de causa

o perspicacia, pues creen que todas las religiones son como

ríos que fluyen hacia el mismo océano, pero el caso es que

existen muchas representaciones diferentes de lo divino y que

cada religión tiene un concepto totalmente diferente del

pecado. Estoy pensando, por ejemplo, en la gran diferencia

existente entre la religión judía ortodoxa y el cristianismo. En

esta última, Cristo ocupa un lugar único dentro de la fe

cristiana en su calidad de perfecto Salvador e Hijo de Dios que

primero pagó con su vida por los pecados cometidos por

aquellos que son Su pueblo y luego resucitó.

Otras personas opinan que todas las religiones cristianas

son más o menos iguales, lo que demuestra que no han sabido

ir más allá de un estudio superficial de los principales puntos

de vista diferenciados que existen tanto dentro como fuera de

las iglesias. La fe en Cristo puede tener un significado distinto

según la persona; hay quien apenas siente emoción alguna en

lo concerniente a la fe —y hay que preguntarse si a eso se le

puede denominar fe verdadera—, mientras otros se la toman a

la ligera. Existe también un tercer grupo de gente que da la

impresión de sentir la fe como algo muy lúgubre. ¿Qué dice la

Biblia acerca de la fe? ¿Qué lugar ocupa la fe en el corazón?

Intentaré encontrar una respuesta inicial para estas preguntas,

aunque no es mi propósito debatir la posición única de Cristo

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

57

sino examinar cómo percibe el Señor ese lugar en el corazón.

Vamos a estudiar los sentimientos afines a la fe verdadera.

¿Por qué? Pues bien, para comparar y anotar las diferencias

entre lo que es la fe general y la fe personal o, en otras

palabras, descubrir la distinción entre la creencia que nosotros

mismos creamos y la verdadera creencia en Dios. ¿Tenemos

entonces que preocuparnos por nuestros sentimientos?

¿Debería la pregunta ser en verdad si experimentamos esto o

aquello? ¡No, claro que no! Lo realmente importante es

averiguar qué conexión tenemos con Dios y si tenemos una

buena relación con Él. Aunque bien es cierto que es

importante saber si de verdad creemos en Dios, al mismo

tiempo no está de más observar nuestras propias experiencias.

La fe bíblica y verdadera en Dios no carece de sentimientos;

existen sentimientos carentes de fe, pero no hay fe que carezca

de sentimientos. ¿Cómo pueden los sentimientos de una

persona permanecer insensibles cuando esta cree que Dios es

justo? Si aún así no sentimos sentimiento alguno, entonces es

que simplemente no creemos de verdad.

Antes de tratar el tema de los sentimientos inherentes a la

fe, tenemos que considerar lo siguiente: los sentimientos de

arrepentimiento, amor, respeto, entre otros, no son estados

sino características de la fe. No debemos intentar despertar

ciertos sentimientos con la intención de llegar a un estado de

fe, pues lo que ocurre es precisamente lo contrario: es la fe la

que produce tales sentimientos. Por lo tanto, no estamos

llamados a sentir una cosa u otra, sino a creer en la Palabra de

Dios tanto cuando se trata de avisos como de invitaciones. Así,

solo podemos hablar de fe verdadera y de sentimientos

religiosos inspirados por la Biblia luego de que tanto la

Palabra de Dios como el Espíritu Santo hayan hecho algún

efecto en nuestras almas. Es entonces cuando conseguimos

una visión muy diferente de Dios y cuando nos damos cuenta

de que Él no es un Dios creado por nuestra imaginación. Las

cosas se vuelven entonces reales, nuestros sentimientos

religiosos se transforman, nuestra comprensión se ve

iluminada y empezamos a vernos a nosotros mismos bajo un

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

58

prisma diferente, y es cuando la reverencia, el

arrepentimiento, el amor, la alegría y muchos otros

sentimientos se entremezclan y suceden. Sentimos que Dios

no es objeto de burla y que no desea ser una mera creación de

nuestra imaginación, y experimentamos el hecho de que Dios

no se adapta a nuestras necesidades, sino que somos nosotros

los que tenemos que echarnos a un lado. En este capítulo voy

a intentar describir algunos elementos de esta creencia

religiosa que es a la vez un sentimiento. Aunque sea imposible

marcar una distinción infalible entre lo que son creencias

habituales y la fe verdadera, la Palabra de Dios nos ayudará a

delinear las características de la fe verdadera.

EL AMOR

La gente puede sentir respeto por un poder superior y sentir

la necesidad de servir a su Dios, pero cuando Dios empieza a

obrar en el alma de un hombre por medio de Su Espíritu Santo

derrama Su amor en el corazón e inculca el amor a Dios y a

todo lo que guarda conexión con Él. Pablo nos explica lo

siguiente sobre este amor: si yo hablase lenguas humanas y

angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que

resuena, o címbalo que retiñe47. Este amor es una de las

señales más claras de la gracia. La obediencia a Dios que

carece de este amor, un amor que debe ser espontáneo y

provenir de lo más hondo del corazón, no es entonces más que

fruto de la costumbre y del deber. ¡Ay, son ciertamente

aquellos que no sienten amor los que más razones tienen para

exclamar: “Si no tengo amor, ¡vengo a ser como metal que

resuena o címbalo que retiñe”! Este amor es muy intenso e

inequívoco, y esto me recuerda ahora a una estudiante que

tuve en una de mis clases y que decía que nunca había

abrigado sentimiento alguno hacia Dios pero que a pesar de

ello Lo amaba. Cuando le pregunté si tenía novio, me contestó

afirmativamente, así que a continuación le pregunté:

47 1ª de Corintios 13:1

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

59

“¿Quieres decir que quieres a tu novio pero que no sientes

nada por él?”. La chica se dio cuenta entonces de que esto no

era posible, así que para disimular dijo que amar a su novio

era diferente a amar a Dios. Es posible que eso fuera cierto,

pero entonces me dijo que sus padres le habían enseñado a

amar a Dios y que cuando aún era pequeñita le habían dicho

que Dios la amaba y que ella amaba a Dios, así que la pequeña

no aprendió nada más, es decir, nunca aprendió a experimentar

sentimientos por Dios en su corazón.

Tal amor no es el amor que nos transmite la Biblia. Cuando

Dios Todopoderoso conquista nuestros corazones, no hay

duda de que sentimos algo. Cuando Dios aparece en nuestro

interior y empezamos a conocerle por medio de Su Palabra,

brotan entonces sentimientos de profunda reverencia, estima

y amor a Dios en nuestros corazones aunados con el ansia de

pertenecerle y de recibir de Él el perdón a nuestros pecados.

¿No es cierto que nos resulta insoportable cuando Dios se

enfada con nosotros y cuando se niega a prestarnos Su

atención? Le echamos de menos porque hemos aprendido a

conocerle en toda Su bondad, y nos damos cuenta de que si Le

perdemos es por nuestra culpa. Las oraciones nacen en

nuestras almas en el momento en el que Le aceptamos como

nuestro Dios y nos sentimos apenados por haber afligido con

nuestros pecados a un Dios tan bondadoso. Sí, cuando esto

ocurre Le echamos de menos por mucho que sintamos al

mismo tiempo que se encuentra cerca de nosotros.

LA REVERENCIA Y EL SENTIDO DE LA

RESPONSABILIDAD

¿Se ha parado usted alguna vez a considerar que todos

nosotros, en nuestra calidad de seres humanos, somos

creaciones únicas del Señor Todopoderoso y que por tanto Le

debemos la máxima reverencia? Aquellos que empiezan a

darse cuenta y a creer que hemos sido creados por Dios

también empiezan a considerarle como el Dios sublime y

glorioso que no admite comparación alguna con ningún ser

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

60

humano, pues no somos absolutamente nada en comparación

con Dios, que además tiene derecho a hacer todo lo que Le

plazca con nosotros. En los libros de Isaías y Job, entre otros

muchos pasajes de la Biblia, podemos hallar impresionantes

descripciones de Dios y de nosotros mismos, además de

comparaciones:

Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo:

Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que

guardas el pacto y la misericordia con los que Te

aman y guardan Tus mandamientos.48

En Dios hay una majestad terrible.49

Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la

presencia temible de Jehová, y del resplandor de Su

majestad.50

Nos conviene, como seres humanos que somos, venerar a

Dios por haber creado todas las cosas. Pablo dijo así que no se

adora a Dios con las manos del hombre, como si Él necesitara

algo. La realidad es que Dios no necesita a nadie, pues Dios

es, por decirlo literal y formalmente, el Uno Independiente, el

Uno que ha creado el mundo para encumbrarse a Sí mismo, o

para ponerlo de forma más solemne, “para Su placer

particular”. Muchos son los textos que pueden encontrarse en

la Palabra de Dios que hablan de ello, por ejemplo:

Pues Jehová no desamparará a Su pueblo, por Su

grande nombre; porque Jehová ha querido haceros

pueblo Suyo.51

48 Daniel 9:4 49 Job 37:22 50 Isaías 2:10 51 1º de Samuel 12:22

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

61

No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por

causa de Mi santo nombre…Y santificaré Mi grande

nombre.52

Todas las cosas ha hecho Jehová para Sí mismo, y aun

al impío para el día malo.53

Podría añadir muchos más versículos sin problemas. Aquel

que cree en el sublime gozo de Dios y que por ello se deja

impresionar por Él no solo se siente minúsculo e insignificante

tanto dentro del mundo como ante ese sublime Dios, sino que

además se siente responsable. ¿No fuimos creados para honrar

a Dios? Fuimos hechos para alcanzar un propósito especial, no

para hacer lo que nos apetezca, sino para dar entrega de

nuestras vidas a Dios, y todo aquel que descubre esto se llena

de respeto por Dios. Razón hay por la que la Biblia interpreta

frecuentemente la creencia como “temor”, y así leemos a

menudo: temieron a Jehová; pero esto de ninguna manera

significa que se sintiera miedo de Dios, sino que en realidad

se albergaba un gran sentido de acatamiento y reverencia por

el Creador. Cuando nos damos cuenta de esto sentimos

entonces plenamente nuestra gran insuficiencia, lo pobres que

son nuestras vidas cuando las vivimos sin Dios y lo egoísta

que es vivir solo con el objetivo de procurarnos placer. ¿No

obtenemos mucha más gloria cuando de verdad vivimos por

Dios, por Aquel que tanto Se merece ser servido? Hay buenas

razones por las que los Reformadores, entre otros, dicen una y

otra vez que la fe y los sentimientos de la fe caminan a la par

con el conocimiento de Dios. La luz del conocimiento de Dios

nos permite ver quiénes somos y qué necesitamos de verdad.

Cuando percibimos que Dios no solo es justo y sagrado, sino

que también es bueno y misericordioso, nos llenamos de

sentimientos sagrados de diversa índole, siendo así entonces

cuando podemos hablar de una reverencia inocente hacia Dios

que no tiene nada que ver con el miedo servil.

52 Ezequiel 36:22-23 53 Proverbios 16:4

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

62

EL ARREPENTIMIENTO

Ahora quisiera volver de nuevo al tema del pesar y del

arrepentimiento, del que ya hemos hablado en el capítulo 1.

Dios conoce nuestros corazones y sabe muy bien si estos están

llenos de arrepentimiento o pesar. Muchos son los ejemplos

que nos proporciona la Palabra de Dios acerca de esta

distinción. Por ejemplo, Caín entendió que había cometido

una mala acción cuando hizo derramar la sangre de su

hermano Abel, y se sintió tan abrumado al saberlo que no pudo

menos que decir que su castigo era más grande de lo que podía

soportar54, sintiendo entonces gran contrición y compasión de

sí mismo. Sin embargo, lo que no sintió fue pena alguna por

haber pecado contra un Dios misericordioso sino dolido por

tener que ofrecer penitencia, considerando el hecho de haber

actuado contra Dios como un asunto de menor calibre. Lo

mismo ocurrió con Judas, que de tan desesperado acabó

ahorcándose. ¡Ay! Judas no consiguió entender nunca que

Dios puede perdonar todos los pecados, de ahí que perdiera la

cabeza de tal manera, de ahí que sintiera que seguir viviendo

no tenía ya valor y que ya no podía aguantar más el peso de la

vida. Vemos así claramente lo egocéntrica que era su forma de

pensar y que además no se le ocurrió pensar que el pecado es

aún más terrible a los ojos de Dios que a los del hombre,

siendo precisamente esta la razón por la que no marchó en pos

del arrepentimiento.

Por lo visto existen varias convicciones generalizadas sobre

el pecado que en realidad no guardan relación alguna con el

arrepentimiento. La gente está dispuesta a reconocer y, si es

necesario, a confesar sus pecados especialmente cuando estos

salen a la luz pública y son escandalosos, pero ser declarado

culpable no es lo mismo que rendirse. Todo el mundo se toma

sus pecados diciendo “qué terrible es ser tan pecador”, ¡pero

el creer y darse cuenta de haber ofendido e incluso insultado a

54 Génesis 4:13

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

63

Dios con nuestros pecados es algo completamente distinto!

Para explicarlo de otra forma, hay un mundo de diferencia

entre sentir lástima por uno mismo sintiéndose culpable y

condenado, y sentirse apesadumbrado de verdad por que Dios

no haya recibido el honor que se Le debe por ser tan digno de

ello. Una vez leí un asombroso poema incluido en el libro de

E. Fransen, De Geestelijke Wandelaar (El viajero espiritual):

Muchas lágrimas el hombre derramará

Sin ni así odiar crimen ni pecado.

Las lágrimas en sí nada probarán

Cuando en el fondo transgredimos

El ojo contradice el corazón,

Las lágrimas se quejarán y gritarán

Pero cuando se peca contra el Señor

Las lágrimas en saco roto caerán.

No es temor lo que busca Dios,

Sino que se arrodille ante Él.

Pues las lágrimas solo sirven

Cuando el corazón y el ojo se aúnan.

Hay corazones a menudo humedecidos,

Aunque no haya lágrima en el ojo.

Seca está el alma en ocasiones,

Aunque sí haya lágrimas en el ojo.

No se niegue la gracia de un ser,

Cuando el ojo y el corazón no se entiendan.

Pero llórese siempre que se pueda,

Como lloraría una novia de alcurnia.

Podemos encontrar uno de los ejemplos bíblicos más

impactantes acerca del arrepentimiento en el Salmo 51 de

David, que dice así: Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi

pecado está siempre delante de mí. Contra Ti, contra Ti solo

he pecado, y he hecho lo malo delante de Tus ojos; para que

seas reconocido justo en Tu palabra, y tenido por puro en Tu

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

64

juicio.55 Aquí David mira hacia Dios profundamente

entristecido por haberle ofendido. Lutero, en su comentario

sobre los siete Salmos de Arrepentimiento, escribía: “Aquel

que no presta atención al juicio de Dios no siente temor. Aquel

que no siente temor no clama. Aquel que no clama no recibe

misericordia”. El gran Reformador estaba convencido de

que el conocimiento y, ciertamente, la experiencia del pecado

son necesarios si se desea recibir la misericordia, así que una

persona que no siente la culpa no puede pedir la gracia ni

recibirla. Calvino habló de ello en líneas similares cuando dijo

que “el arrepentimiento es la puerta de entrada a una vida de

gracia, y nadie es apto para oír el Evangelio a menos que no

se haya antes aprendido a condenarse”. Léase también por

ejemplo su comentario sobre el versículo 2:37 de los Hechos

de los Apóstoles. Retornando a los Salmos de

Arrepentimiento, Lutero comentó al respecto del Salmo 130

que este “puede ser solo comprendido por aquellos que sienten

y experimentan lo mismo… Todos nos encontramos en un

serio y opresivo estado miserable, pero no todos sentimos que

nos hallamos en tal estado… Y aquel que vive sin la cruz, sin

temor y sin reflexión sobre el juicio de Dios no vive una vida

verdadera”. Podría haber incluido más comentarios, pero estos

son suficientes para ver que Lutero, entre otros, aprendió a leer

bien las Escrituras y a reconocerse en la agonía de aquellos

que claman a Dios. El arrepentimiento es por tanto la sentida

convicción de que hemos provocado la ira de Dios con

nuestros pecados y que merecemos sin duda el castigo.

Cuando nos arrepentimos, aceptamos que Dios no nos mire,

pero sin embargo tampoco Le echamos de menos. ¡De qué

manera tan fuerte afecta esto a nuestras emociones! Esto

provoca angustia en nuestras almas y hace que roguemos aún

más por el perdón, elimina toda la rebeldía de nuestros

corazones y nos sentimos minúsculos cuando nos damos

cuenta de que es gracias a Su gran bondad que seguimos vivos

y que aún podemos oír la Palabra de gracia. El ansia de perdón

55 Salmos 51:3-4

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

65

brota en nuestros corazones, dando pie a que empecemos a

intentar vivir sin pecado, porque el pecado aflige, deshonra y

causa la ira de Dios. De esta experiencia de culpa surgen las

confesiones del pecado, que vienen a representar mucho más

que el simple hecho de admitir que hemos pecado o de

murmurar algo al respecto durante la oración; es en realidad

una confesión incondicional procedente de un corazón roto y

de un espíritu contrito. Pero miraré a aquel que es pobre y

humilde de espíritu, y que tiembla a Mi palabra.56

De verdad me pregunto si aquellos cristianos que jamás han

derramado una lágrima son cristianos de verdad, pero lo que

sí es seguro es que uno no puede alcanzar la salvación sin antes

derramar lágrimas. Sin embargo, cuando empezamos a creer

en las Escrituras hemos de creer que Dios no puede tolerar el

pecado, algo que siempre debe tener un gran significado para

nosotros. Incluso el temer a Dios con un temor infantil, desde

la infancia misma, no tiene valor alguno si no se tiene a la vez

un corazón necesitado y un anhelo interior de conseguir el

perdón. Me temo que muchos que jamás han sentido la

necesidad del perdón se engañan a sí mismos al pensar que es

suficiente con ser gente de fe y creer que se ama a Dios y a

Jesús. Admito que la experiencia del pecado en una existencia

de fe se transforma a medida que pasa el tiempo. El Espíritu

Santo hace que estas experiencias sean cada vez más

profundas con el tiempo y los hijos de Dios se sienten

defraudados consigo mismos, y es por ello que anhelan recibir

cada vez más influencia de Cristo. No obstante, la experiencia

del pecado como violación de la ley es un elemento clave en

la vida de fe, sea en el momento que sea.

¿Es posible que la fe pueda surgir del amor a Dios y a Su

pueblo y que se reciba de esta manera un atisbo de la felicidad

que puede obtenerse? Permítanme decir primero que siempre

es un privilegio que alguien no se vea afectado al recibir estas

impresiones, pero ¿podemos llamar a esto fe? Yo no me

atrevería a llamarlo fe si está desprovisto de arrepentimiento.

56 Isaías 66:2

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

66

Cuando creemos, creemos en todo lo que está contenido en la

Palabra de Dios, incluso el hecho de ser pecadores, ¿verdad?

¿No sería esto parte de la experiencia? Unas personas sentirán

esto más que otras, unas personas entenderán de forma más

profunda la sensación de echar de menos a Dios a causa de sus

culpas, y para unos el conocimiento de la culpa se acrecienta

más tarde mientras otros sienten una fuerte certidumbre de la

culpa de forma inmediata. Sin embargo, incluso cuando

estamos convencidos de haber pecado no es hasta que

aprendemos a buscar refugio en Cristo cargados con todos

nuestros pecados que descubrimos que Dios opera en nuestros

corazones. ¿Sabemos exactamente cuándo comienza la

conversión? Brakel afirmó que la mayoría de los hijos de Dios

piensan que este momento llega o demasiado pronto o

demasiado tarde, y yo creo que no le falta razón. Insistamos

en este punto: mantener que la conversión no requiere un

arrepentimiento y un conocimiento de nuestros pecados al

principio podría llevarnos a la idea equivocada de una fe

verdadera carente de arrepentimiento y conocimiento del

pecado. Nadie tiene derecho a presumir de ser un creyente

verdadero sin antes haber confesado sus pecados, pues el

conocimiento del pecado es un punto capital e ineludible, tal

como se afirma en la Palabra de Dios. Un interés determinado

por Jesús nuestro Señor sin un conocimiento de nuestro estado

de perdición no va más allá de una “religión” superficial.

También ocurre a menudo que la gente que parece tener fe sin

conocimiento alguno de sí mismos se creen creyentes firmes,

pero la realidad es que carecen de humildad y mansedumbre,

pues no han aprendido a conocerse a sí mismos delante del

santísimo Dios.

EL TEMOR A DIOS

Es en el Antiguo Testamento donde encontramos una de las

expresiones más conocidas en referencia a nuestra relación

con Dios: “el temor de Jehová”. A primera vista parece que el

creyente tiene miedo y que es por esta razón que no puede

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

67

alcanzar una íntima comunión con Dios, pero esto no es

necesariamente cierto. El énfasis no está tanto en tener temor

a Dios sino en la reverencia que Dios se merece. La gente no

debe pensar que Dios es nuestro igual, pues Dios siempre está

por encima de nosotros, así que no es nuestro colega y

compañero, sino nuestro Creador. Este “temor” mira con fe

hacia lo alto al Señor, así que mejor que temor podemos decir

que más bien se trata de reverencia o incluso de temor

reverencial, un temor reverencial lleno de amor para ser más

exactos. Así, igual que los niños miran a sus padres con

respeto, los hijos de Dios miran a su Dios Padre con confianza.

Este temor al Señor tiene dos causas. Una es que el Señor

es el Creador y Defensor de este mundo, y por lo tanto no

estamos a Su altura. La segunda es que hemos pecado a

sabiendas de que el Señor es un Dios que no puede tolerar y

nunca tolerará el pecado. La idea del temor no se encuentra

totalmente ausente, pues darse cuenta de que se ha pecado

contra ese Dios majestuoso en lo alto no es algo que pueda

precisamente tomarse a la ligera y, además, uno no puede

nunca liberarse por completo del pecado, ¡sí, uno es culpable

de su pecado por los siglos de los siglos! Este sentimiento de

temor está siempre presente cuando se sirve a Dios y lo

encontramos siempre que consideramos hacer la comunión

con Él o en nuestras oraciones. Es, en definitiva, un

sentimiento profundamente conectado con la obediencia.

Aquellos que temen al Señor, Le sirven y desean vivir de

acuerdo con Sus mandamientos, mientras que aquellos que

temen al Señor de una manera infantil Lo aman y por tanto no

quieren ofenderle, sino complacerle siempre.

LA CONFIANZA

Nunca somos capaces de describir adecuadamente nuestras

experiencias de fe. Estas descripciones de nuestra fe son

siempre imperfectas y las palabras no son capaces nunca de

acercarse a la realidad, y es que la fe solo puede conocerse a

través de la experiencia. La confianza no es ajena a la fe, pues

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

68

creer significa también confiar. Ahora vamos a ver dos

aspectos de esta confianza por separado.

Seguro que han leído ustedes esa historia bíblica de la

mujer con problemas de circulación sanguínea que depositó su

confianza en Jesús y creyó que lo sanaría, y que incluso sintió

que era una mujer pecadora. Aunque era muy tímida,

consiguió acercarse a Jesús tras hacerse paso entre la multitud

con el objetivo de tocar el borde de Su manto y diciéndose a

sí misma, si tocare solamente Su manto, seré salva57. La mujer

estaba completamente convencida de que Jesús tenía poder

para sanarla, lo sabía, ¡lo creía! Ella sabía, claro está, que no

había sido aún curada, pero aún así sintió que Ese Hombre era

capaz de ayudarla a sanar. Bien, ¿es eso confianza? Estoy

convencido de que la mujer creía en Cristo y de que este hecho

fue la razón principal que la llevó a acercarse a Él. Se dio

cuenta de que algo tenía que ocurrir para seguir con vida, y

sabía, creía, sentía que Jesús era la respuesta a su problema.

Hay mucha gente como esa mujer hoy en día, personas

convencidas de que pueden obtener ayuda y misericordia de

Dios y de Cristo, y que se sienten bien seguras de que el Señor

tiene el poder de liberarles de la fuerza del pecado, aunque

esto no signifique sentir que sus pecados hayan sido

perdonados. La esperanza, la expectación y la fe son aquí

enérgicas, pero el conocimiento de la fe brilla por su ausencia.

Hay quienes podrán decir que se sienten más seguros de Dios

que de sí mismos; Dios es leal y de confianza a sus ojos, pero

por otro lado se sienten muy inseguros de sus propios

corazones y cuando se miran a sí mismos se preguntan si son

en verdad hijos de Dios o no. Sobre este sentimiento le hablé

una vez a un pastor de la Iglesia Presbiteriana de Ecuador, a lo

que este me respondió que ya se había dado cuenta del

problema, que en su iglesia había gente con dificultades en

este sentido y que en su opinión la razón era que esta gente no

sabía bien del todo en qué consistía la gracia. Para este pastor,

la gracia no depende de quien sea o deje de ser la persona,

57 Mateo 9:21.

Page 69: LOS SENTIMIENTOS DE LA FE - ELIM Libreria

LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

69

afirmación con la que estoy de acuerdo, pero también tiene

que ver con no haber recibido la iluminación del Espíritu

Santo.

Luego hay aquellos que no solo creen que todo se puede ser

obtener de Él, sino que también reciben la experiencia de la

gracia de Dios a través de Su Espíritu. No solo creen que

pueden recibir la gracia de Dios y esperan con gran convicción

que así ocurra, sino que también la experimentan y sienten en

sus corazones que sus pecados han sido perdonados. Cuando

intentamos describir con palabras lo que se siente y

experimenta en estos dos aspectos de la fe, marcamos una

distinción entre la fe del que anhela recibir y la fe del que

recibe. La mujer con problemas de circulación se dirigió a

Jesús con la fe del que busca, incluso cuando tenía ya la

seguridad de que podía obtener lo que buscaba en Cristo.

Tomás, sin embargo, diría por fin henchido de fe: ¡Señor mío,

y Dios mío!58

Como conclusión, podemos afirmar que la fe y la confianza

se centran en el Evangelio, en Cristo. Porque es necesario que

el que se acerca a Dios crea que Le hay, y que es

galardonador de los que le buscan59, nos aclara el Evangelio.

El acto de creer, por tanto, no se basa solo en el conocimiento

de lo que se halla contenido en la Palabra, sino también en la

confianza y en la fe del pobre pecador en la siempre bien

dispuesta compasión de Dios. Mis piadosos sentimientos y

mis experiencias no son la base para conseguir el perdón, pues

únicamente mi Salvador es capaz de liberarme. ¡Qué

privilegio es ser elegidos y no tener ojos más que para Dios y

solo para Dios! Cuanto más testigos seamos de Cristo, mayor

convicción tendremos.

58 Juan 20:28. 59 Hebreos 11:6.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

70

LA GRATITUD

¿Cómo podemos describir la gratitud? Podemos afirmar

que nos sentimos agradecidos, pero ¿sabemos bien a qué nos

referimos? El agradecimiento consiste en sentirse

personalmente agradecido con Dios por Sus dádivas, pero

¿cómo podemos sentirnos realmente agradecidos con Dios si

no se Le ama? El agradecimiento solo es auténtico entonces

cuando nos percatamos de nuestra propia indignidad y cuando

nos maravillamos de que un misericordioso y santo Dios nos

preste atención. El agradecimiento es una labor que el Espíritu

Santo lleva a cabo en los corazones de Sus hijos, quienes no

siempre son gente agradecida pero que sí dan gracias a Dios

de corazón cuando son testigos de Su bondad, una bondad por

la que apenas ofrecen nada a cambio. Este agradecimiento es

espontáneo y no puede ser manufacturado de cualquier

manera, de la misma forma que no podemos conmover o

despertar amor en otra persona de manera mecánica.

El foco principal del verdadero agradecimiento es el honor

de Dios, mientras que el propósito de un pecador es el de

glorificarle y alabarle. Qué mundo tan maravilloso es aquel en

el que los hijos de Dios se concentran únicamente en honrar a

Dios mientras cantan salmos como el siguiente:

Con profunda reverencia sea Dios loado;

Que día a día nuestras vidas rocía

Con maravillosos tesoros donados.

Cuanto más aprenden los hijos de Dios a conocerse a sí

mismos y cuanto más claramente se percatan de lo que

representa el Señor Jesucristo para ellos, mayor será su

agradecimiento. Sus corazones rebosan de gozo y gratitud,

especialmente cuando se dan cuenta del precio que tuvo que

pagar el Hijo de Dios a cuenta de todos sus pecados. ¿No

podría darse también un gran deseo de obedecer a Dios y estar

cerca de Él? ¡Ay, si solo sintiéramos más agradecimiento!

Page 71: LOS SENTIMIENTOS DE LA FE - ELIM Libreria

LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

71

LA PRESENCIA EN EL CORAZÓN

¿Cómo puede saber una persona si ha sido tocada por la

gracia de Dios? Pero antes de seguir adelante con este tema

quisiera formular otra pregunta similar a esta y que puede

responderse de manera asimismo parecida: ¿cómo sabemos

que lo que nos cuenta la Biblia es cierto? Es posible que

hayamos sido educados con la Biblia y que nuestros padres

nos hayan hablado de ella, pero ¿cómo sabemos que nuestros

padres no se equivocaban? Además, ya que estamos, nuestra

iglesia es un lugar donde nos sentimos como en casa y donde

podemos disfrutar del amor al prójimo, pero ¿qué garantía

tenemos de que nuestra iglesia vaya por el camino correcto?

Sin duda es posible incluso que nos consideremos creyentes,

pero ¿no es también posible que lo que estemos haciendo no

sea más que engañarnos a nosotros mismos? ¿Existe alguna

manera de saber de verdad si la Palabra de Dios es cierta y de

que nuestra fe no es equívoca? Si no es así, la fe no es entonces

más que una creencia cualquiera que probamos solo para ver

qué pasa. En este caso, creer no es de ninguna manera un

estado de conocimiento seguro, sino que consiste en

convencernos a nosotros mismos de que la Palabra no admite

duda, e incluso, como resultado de una creencia forzada e

inocente, de que somos hijos de Dios. No hace falta decir que

estas cuestiones han sido analizadas con anterioridad. Me

viene a la memoria, por ejemplo, el caso de la Confesión

Belga, un documento oficial de la Iglesia holandesa que se

remonta al año 1618. Su Artículo 5 lanza la pregunta de cómo

sabemos que la Palabra de Dios es verdad y nos contesta a la

pregunta de esta forma: creemos sin duda alguna todo lo que

está comprendido en ellos (los textos de la Biblia); y eso, no

tanto porque la Iglesia los acepta y los tiene por tales, sino

sobre todo porque Espíritu Santo nos da testimonio en

Page 72: LOS SENTIMIENTOS DE LA FE - ELIM Libreria

LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

72

nuestros corazones, que son de Dios60. ¡Qué linda y sublime

locución bíblica! El Espíritu Santo labra la fe y sin duda

sentimos Su presencia en nuestras almas, ¡algo de lo que

absolutamente nadie podrá convencernos de lo contrario! Las

dudas podrán surgir de tanto en tanto, pero cada vez que esto

ocurre el Espíritu Santo hace acto de presencia en el corazón

y nos reafirma de nuevo (compárese con los Cánones de

Dordt, V, 10). No es necesario probar científicamente que la

Biblia es la Palabra de Dios —aunque bien se puede demostrar

mucho sobre ello si optamos por esta vía—, pues es más que

suficiente que creamos en ello con la ayuda del testimonio

recibido en nuestros corazones, pues por la fe entendemos

haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios61.

Es sobre todo cuando Dios convence profundamente al

pecador sobre Su gracia que nos convencemos de que no

andamos errados. El Apóstol Pablo escribió acerca de este

testimonio en más de una ocasión, vayan los siguientes

versículos como ejemplo:

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de

que somos hijos de Dios62

El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras

del Espíritu en nuestros corazones63

Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien

nos ha dado las arras del Espíritu64

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de

verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo

creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de

la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta

60 Confesión Belga, Artículo 5º. Extraído de la página web de

la Confraternidad Latinoamericana de Iglesias Reformadas:

http://www.clir.net 61 Hebreos 11:3. 62 Romanos 8:16. 63 2ª de Corintios 1:22. 64 2ª de Corintios 5:5.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

73

la redención de la posesión adquirida, para alabanza

de su gloria.65

¿En qué consiste exactamente ese testimonio en el

corazón? Tengo que admitir que no es sencillo describirlo,

pues uno tiene que experimentarlo primero en su alma para

poder entender de lo que estamos hablando aquí, pero aún así

permítanme intentarlo a continuación.

El Espíritu Santo agrega un gran poder de persuasión a la

Palabra de Dios. Leemos, por ejemplo, que todos los hombres

nos hemos extraviado como ovejas descarriadas, y cuando

leemos esta afirmación la creemos y seguidamente sentimos

una pena sincera en nuestras almas. Esta es precisamente la

labor inicial del Espíritu Santo, que repudia el mundo del

pecado y, especialmente, el del pecado que consiste en nuestra

reticencia a creer en Cristo (ver Juan 16). Cuán profunda es

nuestra sensación de haber sido hallados culpables de vivir en

el pecado y de que por ello perdemos a Dios y que

deambulamos por el mundo sin Él, sin esperanza, sin futuro.

Pero aún podemos encontrar más cosas en la Palabra.

Cuando sentimos el escozor del pecado en nuestros corazones,

entonces tenemos la oportunidad de leer y escuchar lindos y

acogedores textos. Sin embargo, ¡qué difícil, sí, incluso

imposible, es creer lo que nos dice! Sentimos que somos

pecadores y que nuestra salvación es en realidad imposible.

¡Lo hemos echado todo por la borda a base de pecados! Ni

siquiera sentimos paz en el corazón cuando otros intentan

inculcarnos la fe en Cristo y seguimos sintiéndonos

profundamente desdichados, clamando a Dios desde el fondo

del abismo, pues Él y solo Él puede ayudarnos. Entonces, de

repente, leemos u oímos una parte de la Palabra de Dios

acompañada de su interpretación y nos parece que eso que

leemos u oímos ha sido escrito exprofeso para nosotros.

Tómense, por ejemplo, las palabras de Juan el Bautista: He

65 Efesios 1:13-14.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

74

aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo66.

¡Una sensación de asombro llena entonces el corazón y

creemos ahora que Él, el Cordero de Dios, quita el pecado! ¡Y

también nuestros propios pecados! Hay gran poder en las

palabras de las Escrituras que, reforzadas con el Espíritu de

Dios, se convierten además en órdenes. Las Escrituras fueron

escritas pensando en los pecadores en general, pero ahora creo

firmemente que también se dirigen a mí personalmente. El

Espíritu Santo da fuerza a la Palabra.

Este poder se desarrolla en grados y etapas. El Espíritu

Santo puede también utilizar señales de gracia extraídas de la

Palabra, que vemos con gozo espiritual y placer sagrado

gracias a la influencia de Dios (consúltese los Cánones de

Dort, 1:13). El Señor también puede aplicar una fuerza

especial de manera que podamos pensar en una selladura

extraordinaria de Dios, del Espíritu Santo, de manera que un

hijo de Dios consiga aprender a decir Abba, Padre, pero tengo

que apresurarme a añadir que el testimonio que el Señor da a

los corazones de todos Sus hijos es una demostración de Su

propia labor, tal como nuestros antepasados solían decir.

Queda claro por lo que hemos venido diciendo que

podemos estar seguros del poder de la gracia, e incluso los

creyentes no se olvidan de lo que es la convicción cuando

sufren dudas y tentaciones, y no obtienen esta seguridad

examinándose a sí mismos y a los decretos secretos de Dios,

sino a través de la fe que les dirige hacia las promesas de la

Palabra de Dios. Estas promesas se creen y se sienten en el

corazón por la influencia del Espíritu Santo, y así nos lo

explican los Cánones de Dort, V, 10: En consecuencia, esta

seguridad no proviene de alguna revelación especial ocurrida

sin o fuera de la Palabra, sino de la fe en las promesas de

Dios, que Él, para consuelo nuestro, reveló abundantemente

en Su Palabra; del testimonio del Espíritu Santo, el cual da

testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios

66 Juan 1:29.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

75

(Romanos 8:16); y, finalmente, del ejercicio santo y sincero

tanto de una buena conciencia como de las buenas obras67.

LAS TENTACIONES Y LA ORACIÓN

Gran número de salmistas han descrito sus luchas y

tentaciones a través de sus canciones, aunque no siempre

alcanzaron a creer que Dios se inclinara favorablemente hacia

ellos de tan desalentadoras que llegaban a ser sus

circunstancias. Al contrario, creían que Dios los había

olvidado y que no quería saber nada más de ellos. Esta

experiencia es descrita en uno de los salmos más conocidos de

David:

Ay, ¿por qué, alma mía, tu desesperanza?

¿Por qué tanta inquietud y congoja?

Confía en Dios;

Pues a Su rostro miraré,

A ese que es mi Dios,

Cuya gracia me magnificará.68

Estas luchas son parte integrante de la fe. La incredulidad

está profundamente enraizada en el corazón del hombre, y

hasta incluso Jesús reprochó a Sus discípulos por ella. Las

condiciones que circundan al hombre pueden llegar a ser tales

que el hijo de Dios no puede más que llegar a la conclusión de

que el Señor está enojado con él. Aparte de esto, también

podemos sentir la opresión de los demás, ¡y no nos olvidemos

del diablo! Él también acecha de cerca y puede hacer sentir su

presencia de una manera inequívoca. Podríamos afirmar que

los hijos de Dios se encuentran siempre en conflicto consigo

mismos, con el mundo que les rodea y con el diablo, y así, no

67 Cánones de Dort, V, 10. Extraído de la página web de la

Confraternidad Latinoamericana de Iglesias Reformadas:

http://www.clir.net 68 Salterio 118:3.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

76

es casualidad que la Biblia nos hable a menudo de esta

situación de conflicto en la que estamos sumergidos:

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os

digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.69

Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor

Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis

orando por mí a Dios.70

Y también el que lucha como atleta, no es coronado si

no lucha legítimamente.71

Esta lucha requiere oración continua. La oración ha sido

comparada a un teléfono militar de campaña que conecta a las

tropas de primera línea de combate con el cuartel general y

que los primeros usan para pedir refuerzos urgentes para

ayudarles a repeler el inminente ataque del enemigo. Una vez

oí la misma idea expresada de manera diferente: La oración

remite nuestras necesidades al cielo y hace que aguardemos

la respuesta que del cielo provenga. La oración es un llamado

a Dios en la hora de la tribulación; así, sin duda nos

equivocamos de camino cuando nuestras oraciones solo

pueden ser comparadas con conversaciones telefónicas con la

familia. Esto es lo que dice al respecto la Palabra de Dios:

Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna,

a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena

profesión delante de muchos testigos.72

Qué alivio sienten los hijos de Dios cuando se dan cuenta

por fe de que Cristo también fue víctima de la tentación. Él

sabe mejor que nadie lo que significa sufrir esa lucha en el

alma y, gracias a haber sentido tales tentaciones (¡y de qué

forma!), jamás permitirá que Sus hijos se ahoguen en ellas,

sino que por el contrario mostrará total compasión por ellos.

69 Lucas 13:24. 70 Romanos 15:30. 71 2ª de Timoteo 2:5. 72 1ª de Timoteo 6:12.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

77

Por otro lado, no podemos acusar al diablo de todas las

tentaciones que creemos que él nos envía. La verdad, no estoy

muy de acuerdo con la gente que dice: “El diablo me está

tentando, trata de convencerme de que no soy hijo de Dios”.

Cuando decimos que somos tentados por el diablo, lo que en

realidad hacemos es mostrar una imagen de nuestro interior.

¡Recuérdese que el diablo es un mentiroso! ¿Estamos seguros

de que la tentación proviene de él? ¿No podría también tratarse

de la Palabra de Dios que nos revela nuestros errores o de

nuestra falsa fe? ¿O es quizás no más que la incredulidad lo

que nos turba? En fin, no deberíamos culpar a Satanás tan

fácilmente, aunque sí es cierto que siempre tenemos que

mantenernos en guardia.

EL GOZO

Hace poco llegó a mis oídos el caso de una pareja que no

consiguió tener hijos durante seis años y que finalmente, tras

un sinfín de oraciones, consiguieron tener gemelos. ¡Qué

indescriptible alegría sintieron los padres! Todo el pueblo

compartió su gozo y alegría. Luego de tanto tiempo sufriendo

y suspirando, preguntándose el uno al otro si algún día

llegarían a tener hijos, de repente aparecen dos en escena. Mi

pregunta al respecto es la siguiente: ¿no sería yo feliz si Dios

tuviera a bien fijarse en mí o si Cristo tuviera a bien ser mi

Salvador? Siguiendo con el ejemplo de los felices padres, me

viene a la mente el siguiente versículo: Regocíjate, oh estéril,

la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la

que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la

desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová73. ¿No es

lo que se da a entender aquí que el gozo de tener hijos puede

ser comparable al de obtener el favor de Dios? Yo soy de esta

opinión. ¿No me produciría una gran felicidad que Dios me

rescatara de mi apuro y que yo oyera y creyera que el Señor

tiene a bien preocuparse de un pecador como yo? David perdió

73 Isaías 54:1.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

78

esa sensación de regocijo luego de cometer adulterio con

Betsabé, y de ello habla diciendo que la mano de Dios ha caído

con fuerza sobre él. Así, leemos cómo David ruega a Dios que

le devuelva, a pesar de haber cometido tan horrible pecado, la

alegría de Su salvación que tanto ha echado de menos desde

entonces: No me eches de delante de Ti, y no quites de mí Tu

santo Espíritu. Vuélveme el gozo de Tu salvación, y espíritu

noble me sustente.74 Por cierto, no solo se consigue la felicidad

a través del perdón de los pecados, sino también cuando se

piensa en el futuro que les espera a los hijos de Dios. Hay gozo

en Dios cuando sentimos Sus tiernos cuidados en todos

aquellos que forman parte de Su pueblo, gozo este que no

puede ser comparado nunca con ningún otro en este mundo.

Claro está, es un gran placer recibir hijos, dar una vuelta por

el bosque o salir del hospital con el alta del médico, por citar

unos ejemplos, pero el gozo que se encuentra en Dios es

mucho más perfecto y duradero. Este gozo no se basa solo en

recibir algo de Dios, sino también en entrar en comunión con

Él, ¡y también con Su Hijo a través del Espíritu Santo! Todo

esto se experimenta profundamente y de verdad, aunque desde

luego no es algo que ocurra todos los días.

LA PAZ

Muchos textos de la Biblia hablan de paz, de la paz entre

las naciones y los pueblos. La paz a menudo es sinónimo de

prosperidad general, pero ahora pongamos a un lado estos

tipos de paz y ciñámonos a la idea de la paz interna como

experiencia religiosa fruto de la relación con Dios, una paz

que, sin lugar a duda, se da a conocer rápidamente en el mundo

exterior. Creo que es conveniente que antes de pasar a analizar

este tema nos demos cuenta de que la paz que una vez

imperara en el Paraíso entre Dios y el hombre fue perturbada

profundamente por el pecado hasta el punto de desaparecer

casi por completo. Leemos en la Palabra de Dios que los

74 Salmos 51:11-12.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

79

hombres se han tornado enemigos de Dios y de hecho hay

capítulos como Romanos 3 que no escatiman palabras al

respecto. Mucho deberán cambiar las vidas de los hombres

antes de que se pueda empezar a hablar de paz y disfrutar de

ella. Esta paz no puede nunca ser sentida íntegramente cuando

una persona se siente culpable ante Dios y a la vez no puede

observar Su gracia pues, como hemos mencionado

anteriormente, esta paz es el producto de la fe y de la

confianza.

Sin embargo, también podemos encontrar una falsa paz. El

hombre puede sentir una sensación de paz relativa cuando vive

con desenfado o cuando se cree que marcha por el camino

correcto. También ocurrió que los falsos profetas sosegaron a

la gente profetizando que no estallaría la guerra y que Dios se

mostraba bien dispuesto hacia la nación, pero cuando la guerra

finalmente estalló, se hizo entonces obvio que los profetas se

habían equivocado y que el pueblo había sido engañado. Creo

que esto es todavía posible hoy en día, pues la gente puede

sentirse muy cristianamente en paz y verse de la noche a la

mañana en la situación de tener que confrontar una gran

decepción. Buen ejemplo de ello lo hallamos en Mateo 7:22-

27.

Pasemos a hablar ahora de la paz con Dios concedida por

el Espíritu Santo, una paz hecha y alcanzada por Cristo

(Colosenses 1:19-21). ¿Qué tipo de paz es esta? ¿Cómo

experimenta uno esta paz? No es fácil responder a estas

preguntas, así que solo haré referencia a unos pocos aspectos.

La paz verdadera significa (¡ay, las maravillas de la gracia!)

que es posible entablar una comunión entrañable con Dios,

una comunión basada en la reverencia y en la adoración y llena

de alivio, acción de gracias y confianza en Dios. El salmista

así lo anuncia:

La amistad del Señor

siempre es con Sus hijos,

Y a aquellos que temen Su Nombre

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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Muestra Él Su fidelidad.75

Esta paz está llena de humildad, de ese sentimiento de

pequeñez bajo Dios y de aborrecimiento por uno mismo ante

Dios. Aquellos que experimentan esta paz no son jactanciosos,

no elevan la voz desde una posición de superioridad, no, al

contrario, son humildes y desdichados, se lamentan por sus

pecados y sus almas se llenan de tristeza devota. ¡Saben lo que

es la paz, pues fue Dios, el Dios de la paz76, quien la hizo y no

ellos! Los ángeles cantaron por la paz en la tierra porque Dios

había traído esa paz a Su pueblo caído y Cristo, el Príncipe de

la Paz, trajo la paz para todos aquellos que creyeran en Él de

buen corazón. Sin embargo, parece que cuando Dios pide paz,

todo lo que hacemos en realidad es desenterrar el hacha de

guerra. ¡Pensábamos hasta ahora que estábamos en paz con

Dios y de repente nos damos cuenta de que hemos perdido esa

paz! Así es como el Señor consigue que nos percatemos de

que la paz es necesaria y por ello nos ponemos a buscarla.

Todos los hijos de Dios son receptores de esta paz, ¡pero

no todos la sienten de igual forma! La paz se experimenta a

veces como esperanza, a la espera de que llegue esa hora en

que Dios nos escuche. Esto no significa que haya una

verdadera certeza, pero existe sin duda la creencia de que

Dios, a través de nuestro Señor Jesucristo, está dispuesto a

salvarnos y de que en Dios hallaremos perdón y auxilio.

Cuando miramos a Jesús, la paz entra en nuestros corazones y

sentimos que el Señor la ejecuta para nosotros. Mientras tanto,

luchamos contra el pecado y vivimos una vida meticulosa,

habiendo así ciertamente quien no va más allá de esta paz en

su vida, aunque a veces se acude al trono de la gracia con

mayor libertad y por fe uno se adhiere a su Salvador, no

siempre con profundos sentimientos, pero siempre con el

corazón reposado y en paz. A veces se siente un gozo de

75 Salterio 62:2. 76 Romanos 16:20.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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corazón, la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento77,

y junto a esta paz viene otra paz, la de nuestras circunstancias

y las del prójimo. Cuando experimentamos esta paz, Dios no

puede equivocarse y nosotros no podemos ya experimentar

sentimientos de venganza contra nuestros enemigos. Para

llegar a sentir un poco de esta paz se necesita vivir una vida

llena de oración y santidad.

LA COMUNIÓN CON DIOS

Es imposible sondear la profundidad de todas las

experiencias que el Señor ofrece a Sus hijos, así que no las

trataremos todas. Este es el caso de nuestro siguiente tema: la

comunión con Dios. Prestemos atención primero a los

siguientes versículos:

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la

comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.

Amén.78

Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos

en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.79

Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que

permanece en Mí, y yo en él, este lleva mucho fruto;

porque separados de Mí nada podéis hacer.80

En estas experiencias podemos observar un vínculo más

estrecho entre Cristo y los creyentes, entre Dios y Sus hijos.

Este vínculo no consiste únicamente en el amor y en el

compromiso mutuo, sino que va aún más allá. Dios unió la

Iglesia bajo Su reino a través de Cristo, algo así como un

vínculo matrimonial, pues los hijos de Dios lo son en Cristo.

No hace falta indicar que esta unión con Dios no es ni una

77 Filipenses 4:7. 78 2ª de Corintios 13:14. 79 1ª de Juan 1:16. 80 Juan 15:5.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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mezcla ni una integración real como el que se produce con la

Unidad de los entes divinos. No se trata de que Dios y el

hombre se fundan en uno o de que el hombre se transcienda

en Dios, no, esto iría demasiado lejos, sino de que el amor de

Dios puede ser sentido nítidamente en el corazón hasta el

punto en el que nos aprestamos a decir lo siguiente: Como el

manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre

los jóvenes; bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto

fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su

bandera sobre mí fue amor81.

Las Escrituras nos hablan del Espíritu de Dios que mora en

nuestro interior (por ejemplo: Juan 14 y Romanos 8) y esta

presencia, esta comunión, es muy íntima, una verdadera,

inseparable, espiritual y eterna comunión. Los hijos de Dios

se encuentran en comunión con Cristo y con todas las cosas

que Él les ha otorgado. Hay creyentes pretenciosos que se

sienten vinculados a lo que Cristo les da pero que sin embargo

no se encuentran en comunión con Él, mientras que los

creyentes verdaderos practican la comunión con Cristo

creyendo en Él, confiando en Él, amándolo y poniendo todas

sus esperanzas en Él. Los creyentes practican la comunión con

Él cuando durante el ejercicio de su fe se refugian en Él,

buscan Su auxilio en sus penas y a Él se acogen. Hay

momentos en las vidas de los hijos de Dios en los que estos no

pueden dejar de mirar al Señor Jesucristo, ya que Le aman con

todo el corazón. Considerémoslo como una forma de

“apoyarse fuertemente” en Cristo y de total entrega al Señor

por fe. Este vínculo se siente a veces más profundamente que

otras, y es en estos momentos cuando se disfruta de la gracia

del Señor y de la “plenitud del gozo” ante la presencia de Dios,

y se descubre que existen “placeres inmortales” a Su derecha.

Así, la Palabra de Dios nos habla de estar completamente

saciados de la grosura de Tu casa82. ¡Cuán gloriosa es esa

labor del Espíritu Santo y cuán estrechamente ligada al Señor

81 Cantares 2:3-4. 82 Salmos 36:8.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

83

está! Ojalá pudiéramos acercarnos aún más a Él, habitar más

cerca de Él y vivir con más cuidado de acuerdo con Su

voluntad y poder así experimentar la comunión con Dios de

forma más profunda.

LA ESPERANZA

No podemos olvidarnos del tema de la esperanza. Así,

leemos que es, pues, la fe la certeza de lo que se espera83. Con

la fe recibimos una certeza de que todo irá bien en el futuro, e

incluso en el futuro más lejano y hasta después de la muerte.

La fe es como unos binoculares que alcanzan a ver lo que Dios

ha preparado para aquellos que Lo temen, observando el

maravilloso futuro que nos aguarda en el cielo, pero también

al futuro del Reino de Dios. Esta esperanza por la venida de

tiempos mejores no es lo mismo que decir “bueno, esperemos

que todo vaya bien”, no, es una esperanza sólida, una

expectativa segura. Los sufrimientos del presente no pueden

ser comparados con lo que está por llegar, cuando los hijos de

Dios sean capaces de sentir que disfrutan de una hora dulce

sabiendo que Dios les mostrará el camino y los llevará

finalmente a la gloria. Esta no es una falsa esperanza, pues

estos hombres han conocido el arrepentimiento y la

conversión, y saben lo que es la fe y el amor. Tal esperanza se

tornará realidad y la fe se tornará visión, pues Cristo se

sacrificó por ellos.

83 Hebreos 11:1.

Page 84: LOS SENTIMIENTOS DE LA FE - ELIM Libreria

LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

84

4

LOS SENTIMIENTOS

RELIGIOSOS

Y LA EDUCACIÓN

LA IMPORTANCIA DE LOS SENTIMIENTOS

Los padres y otros educadores son personas de carne y

hueso que, si todo va bien, albergan sentimientos por sus hijos,

estudiantes o pupilos. En circunstancias normales, sus

sentimientos se harán notar de una manera u otra durante las

labores que desempeñan con los niños. Las consecuencias son

sin duda desastrosas si, en caso contrario, los niños crecen sin

estos sentimientos, pues sufren un estado de negligencia

emocional cuando no poseen un vínculo real con el mundo que

les rodea. Salvo contadas excepciones, los padres aman a sus

hijos y esto lo demuestran en la forma en que cuidan de ellos:

cocinan para ellos, les compran ropas, les dan una paga

semanal, etc. Todo esto demuestra que los padres tienen

sentimientos de amor, un amor que se expresa a través de los

hechos. Aún así, todas estas acciones son totalmente

insuficientes para el niño, pues este también necesita sentir el

amor de sus padres a través de una charla amigable, una

palabra de ánimo, una sonrisa o un abrazo, y los más pequeños

necesitan que se les siente en el regazo del padre o de la madre

de tanto en tanto y que se les dé calor. El acto de transferir

sentimientos es mucho más importante que el de darle al niño

una paga semanal o ropas lindas. Los vínculos emocionales, y

no las pagas semanales, son imprescindibles a la hora de

educar a nuestros hijos. Sin embargo, no todos los padres son

capaces de crear tal vínculo emocional, ya que algunos se

inclinan hacia un tipo de contacto más arisco con sus hijos sin

hablar más que lo que creen necesario, mientras que otros

muestran más facilidad a la hora de comunicarse, pero sea

Page 85: LOS SENTIMIENTOS DE LA FE - ELIM Libreria

LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

85

como sea lo verdaderamente importante es que el amor esté

presente. ¡Un niño es lastimado de por vida si, durante los

primeros cinco años de su vida, no se le sube al regazo, no se

le sonríe a menudo o no se le mira a los ojos! Un niño llora si

ve a su madre llorar sin saber exactamente por qué está

llorando y, de la misma forma, sonreirá si se le sonríe. ¡Qué

linda es la Creación cuando se revela de esta manera! Todo lo

que quiero decir es que los sentimientos juegan un papel

importantísimo en la crianza de los niños e incluso en su

educación religiosa. Un niño que ve lágrimas en los ojos de su

padre o de su madre durante un sermón también siente una

cierta emoción, pues se da cuenta sin que se le diga una sola

palabra al respecto de que se está hablando de cosas muy

importantes, de asuntos conmovedores, dolorosos o alegres,

dejando así una marca profunda y duradera. La educación

religiosa pierde gran parte de su eficacia cuando un niño no

observa nunca tales emociones en sus padres y, además, es

muy importante para los niños conocer lo que sus padres

piensan. En definitiva, podemos decir que los padres y otros

educadores deben ser capaces de comunicar sus sentimientos

y tener la valentía de mostrarlos, aunque estos no sean otros

que los religiosos. No hace falta decir que esta actitud no debe

ser exagerada, sino sencilla y sincera.

LA COMISIÓN

Y las (enseñarás) a tus hijos, y hablarás de ellas estando en

tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te

levantes84. Los padres, profesores y otros educadores llevan a

cabo una tarea específica en la educación de los niños, y parte

de esa tarea es la educación religiosa. No podemos dejar al

hombre religioso que se abra paso por sí solo, pues este

necesita recibir una influencia positiva aún a sabiendas de que

solo Dios puede favorecer y dar Su bendición a esa educación

para que se puedan conseguir resultados favorables. La

84 Deuteronomio 6:7.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

86

palabra de origen hebreo que traducimos como “enseñar” en

el versículo que da inicio a este apartado significa en realidad

“afilar en muela”. De la misma forma que una espada es

afilada usando una muela de piedra, el carácter del niño debe

ser afilado para que pueda así aprender a amar al Señor con

todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas85.

Tenemos que utilizar todos los medios a nuestro alcance para

proporcionar a nuestros hijos una educación religiosa que se

halle en total acuerdo con la Palabra de Dios y hay que grabar

en sus mentes que el Señor se merece ser servido con todas las

fuerzas posibles y que la salvación depende enteramente de

Dios. Aún así, hay cuestiones acerca de esta misión que deben

ser analizadas: ¿qué podemos hacer con las almas de los niños,

no es Dios quien debe afilarlas? ¿No es cierto que lo único

que podemos hacer es llevar la Palabra hasta sus oídos? Más

aún, ¿nos permitirá el niño que imprimamos todas estas cosas

en su mente? ¿No son los niños, como todos los demás seres

humanos, enemigos de Dios, o son por el contrario más

receptivos? Si lo que queremos es construir una educación

religiosa razonable, tenemos que intentar tener una idea acerca

del alma del niño y de las posibilidades que se hallan a nuestro

alcance a la hora de afrontar su educación.

En el capítulo 2 hablamos de la forma en que sentimos la

imagen de Dios y, por otro lado, de cómo hemos llegado a

perderla y de cómo seguimos siendo religiosos a pesar de ser

enemigos de Dios por naturaleza. Así, cuando instruimos a los

niños en materia de religión, debemos tener siempre en cuenta

todo esto, y acercarnos a ellos, por así decirlo, desde ambas

ópticas. Este acercamiento debe ser enfocado en ambos

aspectos de la naturaleza religiosa del hombre, algo que

podemos formular de la siguiente manera:

a.- Debemos conectar con la esencia religiosa natural que

se halla presente en el niño sin atribuirle trascendencia alguna

en el resultado final.

85 Deuteronomio 6:5.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

87

b.- Tenemos que dirigir al niño en una dirección que este

por naturaleza no desea tomar, pero siempre dentro de los

confines pedagógicos establecidos.

ENTABLANDO VÍNCULOS

Intentaré ahora arrojar algo de luz sobre los dos aspectos

anteriormente comentados. Si sobrevaloramos la esencia

religiosa natural del niño, llegaremos rápidamente a una

conclusión optimista acerca tanto del niño como de nuestro

sistema de educación religiosa. Así, siguiendo este

razonamiento, el sacerdote católico romano Jan Nieuwenhuis

considera al niño como el foco central de atención de la

actividad educativa. Sea cual sea la imagen de Dios y el grado

de entendimiento que un niño tenga, afirma Nieuwenhuis,

todo tiene su origen en la fe. Nieuwenhuis afirma asimismo

que la semilla religiosa está presente en el niño y que esta

crecerá por sí sola, creencia esta que dio origen a su libro

“Terwijl de Boer Slaapf” (Mientras duerme el granjero). Aquí

el autor utiliza la frase “el que creyere, no se apresure”86 como

su lema personal, y defiende una educación que confíe el

poder de desarrollo en el niño y en su propio deseo de

convertirse en una buena persona. El tomar este rumbo

permitiría al niño disfrutar del tiempo necesario para cometer

errores, ganar experiencia y aprender de todo ello, y así lo

describe Nieuwenhuis: “La enseñanza religiosa no es ante

todo un interés en la religión del niño, sino en el niño mismo”.

Así podemos leer en su libro una y otra vez que la fe crece por

sí sola, pero también se nos advierte que no debemos descubrir

explícitamente los contenidos de la fe a los niños, pues esto

sería más perjudicial que beneficioso para su desarrollo, pues

será la tierra la que se encargue de hacer germinar los frutos

con sus propios poderes. Sí que se muestra a favor de sembrar,

pero únicamente en el sentido de permitir a los niños vivir con

la influencia del clima religioso de la familia y así obtener

86 Isaías 28:16.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

88

diferentes perspectivas de la existencia. Esta situación es para

el autor la clave fundamental de lo que denomina la

“educación en la fe”, por la que no se necesita que ocurra nada

especial o extraordinario para obtener esa fe. Podría haber

escogido muchos otros autores que siguen más o menos las

mismas pautas de pensamiento: todo lo que se necesita es un

poco de dirección y unos cuantos ajustes aquí y allá para llegar

al destino deseado. En vista de lo que acabo de expresar, el

lector no se sorprenderá de que yo muestre gran reparo a la

hora de aceptar este enfoque educativo, pues este únicamente

conduce a una idolatría disfrazada con una túnica cristiana, y

a veces ni eso. Cuando nos paramos a pensar en lo que hemos

leído hasta ahora en la Palabra de Dios, entonces solo

podemos decir que tal línea de conducta no tiene valor alguno

para el Señor.

Me temo que tenemos que incluir en esta misma categoría

a todos aquellos educadores que no comparten necesariamente

una consideración positiva por el niño religioso como tal, sino

que piensan con demasiada facilidad en el pacto. Desde otro

punto de vista, estos educadores son de la opinión que el niño

es un creyente que solo necesita ser estimulado. Todo lo que

surge del corazón de un niño es visto a través del filtro del

pacto. Según estas personas, no existe duda alguna acerca de

si un niño posee una fe verdadera o no, pues magnifican la fe

del niño, una criatura que aún se encuentra en un estado puro

de inocencia y del que tanto podemos aprender. A esta visión

se le intenta proveer una base bíblica poniendo como ejemplo

a Jesucristo, puesto que nuestro Señor dijo en cierta ocasión

que los hombres deberían creer como lo hace un niño, palabras

sacadas totalmente de contexto, pues Jesús no hablaba de la

sencillez de un niño, sino que lo que se proponía en realidad

era reprender a Sus discípulos por discutir sobre quien era el

más grande en vez de ponerse en el lugar de un niño. Es una

pena que la gran mayoría de las escuelas cristianas sigan este

camino y que a los niños se les convenza de que aman a Dios

y de que Él se preocupa por ellos como si fueran los corderitos

del Buen Pastor. Incluso se toman en serio las consecuencias

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

89

que conlleva este método, principalmente las de una fe

inmadura e infantil. Los educadores se frotan las manos con el

resultado de sus propias ilusiones, mientras que los niños y su

esencia religiosa por naturaleza, aunque no se resistan a ello,

se convierten al final en víctimas de este sistema. No es por

tanto extraño que esta teoría sea tan popular.

¿No se nos permite, entonces, construir un vínculo con la

naturaleza religiosa del niño? Pablo, en cierto sentido, también

conectó con los sentimientos de los atenienses, así que ¿por

qué no podemos hacer lo mismo entonces? En verdad,

podemos intentar tocar la sensibilidad del alma del niño, que

es lo que este está deseando en realidad, pues el conseguirlo le

ayudará a poder entender mucho mejor el mundo y a alcanzar

un mayor grado de certidumbre y seguridad. La visión que un

niño tiene del mundo no puede ser reconciliada con una visión

del mundo que al final no tiene ningún sentido o resulta

peligrosa, y nosotros como educadores debemos darnos

cuenta de ello; puede que ello no vaya más allá del nivel de

religión general, pero es ciertamente positivo, pues se podría

construir un canal para la religión verdadera, para la fe

verdadera que solo Dios puede alimentar. Permítanme ofrecer

unos cuantos ejemplos de las conexiones que se pueden

establecer con la esencia religiosa del niño.

LA CREACIÓN

Creo que la Creación es uno de los máximos exponentes de

referencia de la educación religiosa ya que los niños son muy

sensibles al hecho de que Dios haya creado el cielo y la tierra

a partir de la nada. Por lo general, los más mayores en nuestra

sociedad tienen más problemas para comprender esto, pero los

niños aún no se han visto expuestos a la influencia cultural de

la sociedad, y por lo tanto se muestran más abiertos a ese

concepto de la creación a partir de la nada. Además, los niños

aceptan mejor este concepto que el de la teoría de la evolución

porque consigue dar respuesta a muchas de sus preguntas y

hace que se sienten a salvo con la visión del mundo que les

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

90

ofrece el concepto religioso de la Creación. La forma en que

les presentamos la Creación varía en función de la edad del

niño. Por ejemplo, un niño que recién acaba de dar sus

primeros pasos requiere que se le trate con afecto. El respeto

por los animales de compañía, su cuidado, e incluso ayudar a

liberar una abeja o una mariposa atrapada, son detalles que

alimentan la imaginación del niño. Apenas hace falta

mencionar que este tipo de enseñanza no se limita a la

admiración de la naturaleza, pues no hay lugar a dudas que de

tanto en tanto tenemos que conectar con el Hacedor de toda la

Creación, pues es Él el que combinó todos los colores de

forma tan perfecta, y quien dio forma a las alas de los pájaros

y a las hojas de los árboles, a los pétalos de las flores y al pelaje

de las fieras. No es siquiera necesario hablar siempre de forma

explícita acerca de Dios el Creador de todas las cosas, pues es

más que suficiente que los niños sepan que todo empezó con

la Creación. Cuando se trata de niños más mayores, se puede

entonces profundizar un poco más en el tema de la naturaleza

mostrándoles nuestros sentimientos reverenciales hacia el

gran Creador. Los niños pueden admirar pasmados la

organización de una colonia de hormigas, el sistema digestivo

humano, la anatomía de un insecto o la forma en que ellos

mismos han sido creados, una forma que no tiene comparación

alguna en el mundo. Los sentimientos religiosos que se

despiertan entonces son de gran valor para su educación

religiosa, pues se toma el mundo palpable del niño como punto

de contacto, creando así una experiencia tangible. No hace

falta decir, de acuerdo con lo expuesto, que aquí aún no se

puede hablar de fe, pues tanto los musulmanes como los

budistas, por citar dos ejemplos, tienen los mismos

sentimientos que los cristianos y a veces sus sentimientos

pueden llegar a ser incluso más profundos que los nuestros.

“¡ESO NO ESTÁ PERMITIDO!”

Un segundo ejemplo: la exclamación “¡Eso no está

permitido!” no se merece otra respuesta que “¿Ah, sí, y quién

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

91

lo dice?”. Todos los niños podrían contestar de esta manera,

sea cual sea el ambiente en el que hayan crecido. Esto nos da

la oportunidad de referirnos a Dios, pues Él es el Único que

estableció unas reglas en el universo y para la sociedad para

que ambos pudieran seguir existiendo. Toda persona normal

etiqueta el asesinato, el robo y la mentira como actos de

maldad, así que no es por tanto demasiado difícil relacionar

todo esto con Dios. No se trata de que tengamos que intentar

hallar prueba de la existencia de Dios, pues si fuera así no

haríamos más que enseñarle un espíritu crítico. No, tenemos

que convencernos con palabras y hechos que es Dios el que

gobierna y el que nos ha proporcionado Sus leyes, las más

necesarias de todas las leyes habidas y por haber. Tenemos

que educar a nuestros hijos de una manera ética y religiosa,

organizando el mundo bajo un sistema seguro de reglas de

conducta. Sin embargo, esto sigue sin conducirnos a la

religión verdadera.

LA SEGURIDAD

Un tercer ejemplo es la seguridad. Un niño busca seguridad

en sus padres y educadores, pero nunca es suficiente. La

imagen de Dios, ese Dios que Se preocupa por nosotros y nos

perdona, se adapta perfectamente a las necesidades del niño.

Hay estribillos como el siguiente que consiguen atraer

profundamente a los niños más pequeños:

Cristo me ama, bien lo sé,

Pues la Biblia me lo hace ver.

Sin embargo, estoy convencido de que canciones de este

tipo van demasiado lejos, pues lo único que consiguen es

proporcionar una satisfacción instantánea y superficial al niño,

sin incluir en ningún momento una invitación al

arrepentimiento. Hay que alejarse un tanto y concentrarnos en

hablar del poder y de la guardia de Dios en vez de ponernos a

distorsionar la realidad, pues simplemente no podemos

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

92

ignorar el hecho de que un día podemos enfermar o morir y de

que los buenos tiempos llegarán a su fin, por lo que un mensaje

como “Jesús ama a todos los niños” es incluso contrario al

arte de la educación, pues esta es una falsa descripción que

hace que el mundo se torne inseguro en última instancia y que

los niños terminen padeciendo serios problemas religiosos

cuando los avatares de la vida muestren su lado más drástico.

Lo mismo podemos decir acerca de la gracia de Dios. Creo

ciertamente que es necesario también hablar sobre ello, pero

nunca dando la impresión de que todo lo que se requiere es

una confesión rápida y ya está, a seguir viviendo. ¡No, no solo

es esto una falsa descripción de la gracia de Dios, sino que es

también difícil de creer! Sin embargo, aún así, a multitud de

niños se les inculca esta idea de seguridad, cuyos resultados

parecen satisfacer a los educadores, pero esto no es en realidad

más que un pulcro cristianismo de clase media. Tal como lo

veo, tenemos que corregir el rumbo de tal manera que

podamos evitar no una sino dos piedras de tropiezo; tenemos

que fijar la atención en el poder y en la guardia de Dios pero

con algo de mesura, pues seguidamente también tenemos que

mencionar que la voluntad de Dios para auxiliarnos en la

providencia no es suficiente, pues también tenemos que

considerar las facetas del castigo de Dios, la orden de la

conversión y el Juicio Final, y además, los caminos de Dios

son a menudo difíciles de comprender. Sin embargo, lo que sí

debemos hacer con todas nuestras fuerzas es hacer referencia

a Dios, pues Él puede ayudarnos, está dispuesto a perdonarnos

y puede proporcionarnos consuelo en aquellos momentos en

que no sabemos qué rumbo tomar para llegar al buen puerto

de la salvación.

También es cierto que los sentimientos religiosos de los

niños pueden alcanzar un nivel muy elevado de altivez, pues

estos pueden ilusionarse y enternecerse ante la inclinación de

Dios al perdón, pero aún así, esto tampoco va más allá de una

mera y simple sensación religiosa. Es un juego arriesgado

dejar a los niños que se contenten con esto, lo que me trae a la

memoria a un jovencito de una guardería, que no pertenecía a

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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iglesia alguna, que le preguntó a su maestro: “¿Es verdad o no

eso de que Me hallan los que Me buscan87?”. El profesor que

me contó esto se conmovió, y creo que con razón, pues uno

espera con profunda ansiedad que el contacto con la Palabra

de Dios produzca efecto. Sin embargo, hay que tener cuidado

de no dejarse impresionar tan rápidamente. ¿No son todos los

niños susceptibles a tales palabras? ¡Hasta a los adultos les

impresionan! Por otro lado, tampoco debemos suprimir estos

sentimientos, pues el Señor deja Su marca indeleble

especialmente durante los años de la infancia. La mayoría de

los hijos de Dios son convertidos cuando son jóvenes, así que

sin duda es importante para los niños el sentir que Dios está

siempre con ellos cuando sufren, de manera que siempre

pueden buscar auxilio en Él.

LA INSTRUCCIÓN

Podríamos escribir mucho más sobre los sentimientos

infantiles, pero ahora tenemos que pasar al otro lado de la

cuestión. La educación religiosa no solo debería satisfacer los

deseos religiosos del niño, sino que también debe dirigirlo en

la dirección que no debe tomar. Hemos visto antes que Karl

Barth no se mostraba muy interesado en estimular la esencia

religiosa natural del niño, pues con ello solo se conseguiría

alcanzar una “decente fe cotidiana”. Sin embargo, ¿cuáles son

los efectos de esta visión en la educación religiosa? Me parece

a mí que está claro para el lector que no existiría educación

religiosa alguna si nos basáramos en esta premisa, o, en otras

palabras, no habría razón para buscar un punto de contacto con

el niño. De acuerdo con este punto de vista, estimular la

esencia religiosa del niño es un acto completamente

inaceptable. Así que la ideología de Barth se resume en lo

siguiente: dejar ver al niño que este mundo es el mundo de

Dios y que lo que tenemos que hacer nosotros los mortales

aquí abajo es sacarle el máximo provecho. El lenguaje y las

87 Proverbios 8:17.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

94

ideas de Barth sobre la educación religiosa solo tienen una

orientación horizontal, que yo rechazo categóricamente. Debo

admitir que Dios le da muy poco valor a una “decente religión

cotidiana” y a que nuestra religión sea, por tanto y en esencia,

un asunto tan “decente” y “antropocéntrico”. Yo creo, sin

embargo, que los niños tienen el derecho de conocer la verdad

y de no ser mantenidos en la ignorancia con el motivo de evitar

la falsa paz y tranquilidad de sus almas. Pasemos a ver unos

cuantos ejemplos.

¿INFIERNO?

Es necesario observar unos límites cuando se explica la

verdad a nuestros niños, y además hay que hacer justicia tanto

a la Palabra de Dios como al propio niño. Lo único que

conseguirá un educador que agarre el dedo de un niño que se

le haya confiado y lo coloque cerca de una vela encendida

diciéndole que en el infierno sufrirá el mismo tipo de dolor por

todo su cuerpo es que el niño termine sufriendo pesadillas. Ese

horror que se crea de esta forma en el niño no tiene nada que

ver con la religión verdadera. Lo mismo se puede decir de la

gente que gusta de retratar el infierno con colores lo

suficientemente horribles como para darle escalofríos a un

niño, pero lo cierto es que la Palabra de Dios en sí se muestra

extremadamente sobria en todo lo relacionado con el infierno.

Los límites de nuestra educación religiosa son, en mi opinión,

no más que pedagógicos, fronteras que evitan que el niño se

extravíe en un mundo sombrío y peligroso. Es difícil delimitar

la demarcación correcta de estos límites, pues ello depende por

entero de la edad, el desarrollo emocional, la personalidad y el

ambiente en el que se mueve el niño, pero la misión de todo

educador está en hallar esos límites y en procurar no pasarlos.

En términos generales, podemos decir que debe haber en toda

conversación o relato buenas oportunidades para huir de todo

aquello que se presente como una amenaza. Así que cuando

ofrezcamos cualquier explicación detenida sobre la gravedad

del pecado, la realidad de la muerte, del juicio final o de la

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

95

maldición eterna, tendremos que señalar luego a Dios, ese

mismo Dios que no impide a nadie que tome el camino del

arrepentimiento y que permite que se tome el rumbo adecuado

hacia la vida eterna.

CULPA

¿Hasta qué punto debemos referirnos a la culpa y en qué

contexto se puede tratar esta de la mejor manera? Una de las

formas más apropiadas consiste en conectar este aspecto con

el de la Creación, pues así podemos, por un lado, hablar de la

Creación como algo formado y donado por Dios y, por el otro,

hacer referencia con cuidado a la falla que atraviesa la

Creación: animales que se comen los unos a los otros, las

enfermedades que acaban con los hombres, los animales y las

plantas, y, por último, la muerte que nos espera a todos los

seres vivos. Es sorprendente que esta Creación aún siga en pie,

a pesar de ser culpables hasta la médula, algo que es necesario

explicar al niño, aunque la cuestión no le venga por naturaleza

o necesidad. Cuanto mayor sea el niño, más se podrá

profundizar en ello, pues con niños mayores no existen ya

impedimentos para poder hablar de, por ejemplo, guerras,

epidemias y crímenes violentos, algo que, sin embargo, no

tiene que basarse en explicaciones carentes de esperanza, pues

incluso en estos casos el Señor reina y Se eleva por encima de

todas las cosas. Dios rige sobre la historia del mundo desde el

primer hasta el último día y este mundo perecerá al final de los

tiempos para dar paso a un nuevo cielo y a una nueva tierra a

la que también puedan acudir los hijos de Dios. Sí, es posible

convertirse en hijo de Dios, así que esto es algo que podemos

pedir sin lugar a duda cada día de nuestras vidas. Hablar de

estas cosas no afectará negativamente a los jovencitos, sino

que, por el contrario, les ayudará a alcanzar la madurez en vez

de convertirse en frustrados adultos. Las frustraciones las

creamos cuando dejamos que los niños idealicen el mundo y

lo pinten más lindo de lo que realmente es.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

96

“Aquel que no respeta el juicio de Dios no teme. Aquel

que no teme, no clama. Aquel que no clama, no recibe

misericordia”.88

LA GRACIA SOLA

Por lo que respecta al Evangelio, se puede alcanzar la

salvación solo a través de la gracia verdadera. Dios no

aceptará ni un solo esfuerzo por nuestra parte de congraciarnos

con Él. Esto, por supuesto, va totalmente en contra de la

esencia de nuestra alma y de nuestros hijos, pero ¿no es

precisamente de esto de lo que trata el Evangelio? No hay nada

que podamos hacer ya, así que todo se reduce a la gracia sola.

Experimentar esta gracia lleva a una persona a elevarse por

encima de la religión cotidiana, algo que sin duda nos

encantaría observar en nuestros hijos. Contarles esto a

nuestros hijos de acuerdo con las reglas apropiadas que

establecen las Escrituras no da pie a actitudes fatalistas, sino

que hace que sigamos tomando responsabilidad en su

educación. Hay que señalar que este es el único camino hacia

la salvación; no habría absolutamente nada que hacer si no

fuera por esa simple gracia, pues nunca podremos ni se nos

permitirá regresar a Dios por nuestros propios medios. En

realidad, ¡es curioso que esta buena nueva se encuentre en un

extremo tan opuesto a nuestros deseos! Roguemos junto con

nuestros hijos cuando afirmemos que estamos perdidos sin

conversión, permitiendo así a los niños que sientan y sepan

que sin la gracia no hay nada que hacer, pues nos merecemos

toda la miseria posible. Sin embargo, por otro lado, roguemos

también por recibir la misericordia por nuestro estado de

perdición y permitamos que los niños comprendan que solo la

gracia puede salvarlos, tanto a ellos como a los mayores y que

el Señor podría complacerse en dar Su bendición a tal forma

de educación. Creo que tanto los padres como los educadores

88 Martín Lutero, Salmo 130:3.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

97

tienen que estar al tanto al respecto de ese estado de perdición

y de la gracia de Dios en sus corazones.

REGENERACIÓN

No nos olvidemos de la necesidad de la regeneración

cuando nos dirigimos a nuestros niños. Mucha gente siguió a

Jesús solo por los panes, o pensando en lo maravilloso que

pudiera llevar a cabo tantos milagros. Pero cuando Jesús se

volvió para mostrar la carne y la sangre de Su cuerpo, todos

esos seguidores dejaron de sentir interés por Él, poniendo así

punto final a sus impulsos religiosos. Así, cuando el Salvador

dijo que ningún hombre podía acudir a Él excepto aquellos

que le enviara Su Padre (Juan 6:65), todos Lo abandonaron. El

Evangelio nos ofende porque no nos gusta ni perder ni

negarnos a nosotros mismos, así que levantamos una barricada

de resistencia. Pero a pesar de ello, debemos tratar a nuestros

hijos de forma honesta y sin temor a mostrarles los hechos tal

como son. Los niños también deben ser convertidos, y así

recibir un nuevo corazón, ser regenerados y renovados. No

tiene mucho sentido desinformar a nuestros hijos y

convertirles en “decentes cristianos habituales”. En suma, la

claridad y la honestidad son las armas principales a la hora de

educar con tacto a nuestros niños.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

98

5

LOS SENTIMIENTOS

RELIGIOSOS

Y LA PREDICACIÓN

PARA ESTAS COSAS, ¿QUIÉN ES SUFICIENTE?

Un predicador de renombre dijo una vez que es necesario

cocer las barras de pan con la harina molida del grano de la

Palabra de Dios para que los oyentes lo puedan comer. Este

predicador reprendió a otros predicadores por arrojar grandes

sacos de grano a sus congregaciones, lo cual difícilmente

podían digerir, a pesar de que el grano en sí es preciosa

comida. Sin lugar a duda, se nos imparte el mensaje de Dios a

través de la predicación de la Palabra. Sin embargo, y visto

que a menudo nos resulta complicado entender las Escrituras

sin ayuda, la tarea del predicador se fundamenta en facilitar su

comprensión, tal como hizo Felipe por el eunuco etíope y

siervo de la reina Candace (Hechos 8), con la esperanza de que

el Espíritu Santo ilumine sus explicaciones. El servidor de la

Palabra no debería, por tanto, limitarse a explicar únicamente

lo que dice la Palabra, sino también llevar su significado a los

oyentes. Debo decir que esto no es una tarea fácil para el

predicador; incluso Pablo dijo que él mismo no era capaz de

explicar el Evangelio de la manera más adecuada, así que,

¿quién está dotado entonces de la suficiencia necesaria para

conseguirlo? Pablo pidió así a las iglesias que oraran por él y

que rogaran a Dios que permitiera que se abrieran las puertas

de la Palabra, a fin de que al abrir su boca le fuera dada palabra

para dar a conocer con denuedo el misterio del Evangelio.

(Efesios 2:19)

Se podría escribir mucho acerca de la predicación de la

Palabra de Dios. No es mi intención aquí tratar en profundidad

sobre los contenidos y el propósito de un sermón, ya que, si

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

99

estamos familiarizados con la Palabra de Dios, sabremos

entonces que los propósitos principales son el honrar a Dios y

la salvación de los pecadores. Por esta razón, el sermón debe

ser teológico y centrado en Cristo, pues Él es el único que

puede llevarnos de regreso a Dios. Finalmente, no podemos

pasar por alto la labor del Espíritu Santo. Obviaré el tema de

que los predicadores deban estar al tanto de que no todos los

oyentes son creyentes, pues entre ellos también encontramos

falsos creyentes e incrédulos. Lo que nos interesa aquí y ahora

es saber cómo siente la gente las palabras de un sermón y

cómo este tiene efecto en la vida emocional de una persona.

LOS SENTIMIENTOS DE CRISTO

Si hubo alguna persona que hablara a la gente con gran

sentimiento, ese fue Jesús, el Hijo de Dios. Jesús estaba lleno

de un amor ferviente por Su Padre, y procuró honrarlo en todo

momento y en todo lugar. Nunca se sintió indiferente ni actuó

de manera tibia, sino que, por el contrario, siempre mostró

compasión hacia los hombres por estar de verdad interesado

en ellos. Jesús vino a nosotros para salvarnos del pecado, y no

dudamos en absoluto que Cristo sintió en Su corazón cada

palabra que decía, y que Sus invitaciones eran auténticas y Su

indignación sincera. Así, tal como les dice a Sus discípulos,

abiertamente nos comunica Su gran capacidad de compasión:

Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que

están conmigo, y no tienen qué comer89. Es, por tanto, de lo

más apropiado que los predicadores demuestren abiertamente

su compasión, pues no es suficiente con pasar simplemente el

mensaje, sino que tendrían, o mejor, deberían también

inmiscuirse de forma personal, pues su tarea no consiste

únicamente en pasar el mensaje a otros, sino también a sí

mismos. Cristo no habló siempre de Sus sentimientos, es más,

a menudo no dijo una palabra sobre ellos, pero aún así estaba

claro que se conmovía por lo que sucedía a Su alrededor. Así,

89 Marcos 8:2.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

100

los autores del Evangelio notaron en varias ocasiones que

Jesús se compadecía cuando veía gente con problemas, como

por ejemplo en el caso de aquella viuda que caminaba llevando

a su propio hijo a la tumba. ¡Cuánto se apenó Cristo! Su

compasión debió ser visible, pues esa pena lo hizo llorar, como

también lloró ante la tumba de Lázaro.

Estas emociones añaden una cualidad especial a la

predicación de Cristo. La gente que Lo escuchó se pudo

convencer tanto de Su sinceridad como del gran amor que

emanaba de Sus palabras. Qué gran privilegio es el poder ver

a los predicadores de hoy en día sintiendo lo que predican, que

tienen sentimientos profundos en cuanto a la honra de Dios,

sentimientos de indignación ante el pecado, sentimientos de

aflicción por sus propias culpas y las de otros y sentimientos

de amor cuando predican las palabras del Evangelio, aunque

bien es cierto que los sentimientos de los predicadores

contemporáneos nunca llegarán a la altura de los de Cristo,

pues Su corazón no abandonó nunca Su predicado, y no existe

predicador alguno que pueda afirmar lo mismo. ¡Ay! Luego

hay aquellos que hablan acerca de algo en vez de hablar a

partir de algo. ¡Hay que orar mucho a Dios que conmueva a

los predicadores hasta el punto en que sus palabras rebosen de

sinceridad y provengan de lo más hondo de sus corazones! ¡No

solo lo necesitan los que escuchan el sermón, sino que es lo

más indicado para la Palabra de Dios! Sin embargo, también

es posible que un predicador sea capaz de conmoverse sin que

la gente se dé cuenta, así que procuremos tener cuidado a la

hora de enjuiciar al predicador, pues a unos les es más difícil

expresar sus sentimientos que a otros.

LA PREDICACIÓN COMPASIVA

Un sermón siempre debe ser cálido en lo referente a los

contenidos de los sentimientos expresados en él. Así vemos

cómo Cristo sintió una gran compasión por la gente que Lo

escuchaba: Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

101

compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían

pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas90.

Es bueno ver a un predicador siguiendo el ejemplo del

Señor y no dejando a la gente a su suerte. Esta misma

compasión la podemos encontrar en Pablo, entre otros,

siempre preocupado por las tribulaciones y el bienestar, sobre

todo el bienestar espiritual, de los demás, y que incluso llegó

a decir que no le importaría recibir la maldición de Cristo si

ello fuera en beneficio de sus hermanos, y que sintió en el

corazón que no podría hacer otra cosa en la vida que no fuera

difundir el Evangelio, algo que, en efecto, llevó a cabo con

gran pasión.

Así, para conseguir un nivel similar de sentimiento, el

predicador no solo debe tener conocimiento de sus propias

necesidades y aprender a vivir por la gracia, sino que también

debe permanecer siempre implicado en todas estas cosas con

todo su corazón. Además, la predicación puede también

convertirse en una rutina cotidiana, de forma que de tanto en

tanto el predicador necesita recibir la dádiva del Espíritu de

Dios para reanimar sus sentimientos de compasión por la

gente, para poder así predicar en su calidad de ser mortal a

aquellos que también son mortales. La regeneración por sí sola

no es suficiente, el amor de Cristo debe marcar los límites de

las acciones del predicador y es necesario embarcarse en una

existencia concentrada en la oración, pues la predicación se

convierte en una acción fría, artificial y poco sincera si no va

acompañada de la oración.

Otro asunto importante es el que concierne a si realmente

sienten los oyentes que un sermón es ofrecido con compasión.

No es imposible que un predicador oculte su frío corazón

mientras hace una llamada directa a los sentimientos de las

personas y apela a la congregación a creer que se preocupa por

ellos cuando en realidad no es así, pero, por otro lado, también

es posible que un predicador se preocupe de verdad por el

bienestar de sus oyentes, pero que sin embargo sea incapaz de

90 Marcos 6:34.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

102

comunicarles este sentimiento, sea a causa de su propio

carácter, distinto al de sus oyentes, o porque a estos no les

guste el contenido de sus sermones. Además, hay que recordar

que existe toda una serie de prejuicios que pueden contribuir

a la rotura de la comunicación entre ambas partes, un hecho

que de ninguna manera es nuevo, pues podemos leer, por

ejemplo, en el Nuevo Testamento que mientras una persona

prefiere a Pablo, la otra se inclina por Apolo.

LA PREDICACIÓN SOLEMNE

Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a

los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que

somos; y espero que también lo sea a vuestras

conciencias.91

Un sermón no solo debe estar lleno de compasión, sino que

además debe ser serio y solemne, poniendo siempre un gran

énfasis sea cual sea el tema que se trate. No veo cómo puede

un sermón ser predicado con compasión si no es solemne a la

vez. De hecho, la única forma de que se vea claramente que

nuestro objetivo es conseguir el máximo de bienestar

espiritual para nuestros oyentes es cuando tratamos el sermón

bajo la luz de la eternidad y sobre el fondo de la solemnidad

del pecado y del estado de perdición del hombre. Los

sermones de Jesús, sin ir más lejos, fueron predicados con gran

seriedad y sin zalamerías, compuestos a conciencia para que

nadie tuviera duda alguna de qué iba la cosa. Si hubo alguien

que habló alguna vez de verdad y sin tapujos acerca de la

condenación, ese fue Jesús. Menciono como muestra los

siguientes ejemplos:

Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y

échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus

91 2ª de Corintios 5:11.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

103

miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al

infierno.92

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la

puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición,

y muchos son los que entran por ella.93

De cierto os digo que en el día del juicio, será más

tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de

Gomorra, que para aquella ciudad.94

Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen

los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.95

Aquel que escucha un sermón debe saber en qué punto del

camino se encuentra. ¿Está aún bajo la ira de Dios, perdido en

su camino hacia la eterna condena, o ya hijo de Dios? Un

sermón debería ser como una citación para presentarse ante el

tribunal de Dios. En la predicación debe haber tanto un abrir

como un cerrar de puertas. Debe ser predicado a los

verdaderos creyentes el perdón de los pecados, por medio de

Cristo, mientras que a los otros, a aquellos que no se

arrepienten ante Dios con todo el corazón, que son

indiferentes, cuya fe no es verdera, se les debe hacer saber que

la ira de Dios está sobre ellos. ¡Así de simple! ¡El sermón de

la Palabra o te abre la puerta o te la cierra! Así lo expuso

Cristo: De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra,

será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será

desatado en el cielo96.

LA PREDICACIÓN EXPERIENCIAL

Aunque la predicación experiencial representa para algunos

un término pasado de moda, este tipo de predicación es a mi

92 Mateo 5:30. 93 Mateo 7:13. 94 Mateo 10:15. 95 Mateo 12:36. 96 Mateo 18:18.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

104

entender tan actual hoy en día como lo era antaño. La

predicación experiencial no quiere decir que se base

únicamente en una monótona exégesis97, y no porque la

exégesis sea monótona en sí, pues la Palabra está viva y es

poderosa si se explican las Escrituras de manera correcta. No,

lo que en realidad quiero decir es que no se puede explicar

ninguna parte de las Escrituras poniendo únicamente énfasis

en su gramática o en su contexto histórico, sino que debe ser

interpretada de acuerdo con la vida espiritual y dirigida a los

corazones de los oyentes. Esta no es una tarea sencilla cuando

uno tiene que tratar con diferentes tipos de caracteres,

experiencias espirituales y niveles de inteligencia, sino más

bien bastante ardua, debido más que nada a que la gente

plantea gran cantidad de preguntas diferentes. El predicador

tiene que conocer a su rebaño para poder contestar con acierto

a sus preguntas, y él mismo tiene que compartir los contenidos

espirituales de las Escrituras. Sin duda, el predicador “dispara

a ciegas” cuando no acierta a concentrar su propia existencia

en la oración ni a conocerse a sí mismo, a Dios y a Cristo. Me

apresuro también a añadir que Dios Todopoderoso utiliza

predicadores imperfectos para obrar la salvación perfecta,

pues si esto no fuera así no existirían predicadores.

Quisiera pedir que se preste atención a la hora de describir

las experiencias de la fe durante la predicación. Estas

experiencias deben ser compartidas en el sermón, pues la tarea

del predicador es la de traer a la realidad el conocimiento

espiritual, las experiencias, las alegrías y las penas si el

objetivo anhelado es que sus oyentes lo entiendan. Esto no

significa que el predicador tenga que ceñirse únicamente a un

mero recuento de sus propias experiencias o de las de otros,

pero sí es importante a la hora de entender el mensaje que les

diga a sus oyentes qué efectos va a comportar el mensaje que

va a transmitir. Lo esencial es que la predicación arroje luz

bíblica sobre las experiencias, tanto si están conectadas con la

experiencia bíblica de la fe como con la experiencia de los

97 Interpretación de un pasaje bíblico.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

105

hijos de Dios, tornándose todo así más tangible y menos vago

y dando paso a una mejor comprensión. La ventaja de esta

predicación experiencial tan cimentada en la práctica se basa

en el hecho de que los verdaderos creyentes consiguen

reconocerse a sí mismos y recibir consuelo. Los que no son

creyentes verdaderos pueden, si todo va bien, ver lo que se

están perdiendo, mientras el resto alcanza a sentir la necesidad

de tener una experiencia verdadera. Por supuesto, la luz del

Espíritu Santo siempre es necesaria para que uno realmente

entienda la Palabra de Dios.

Es necesario mostrar algo de autoridad para poder estar al

mando, pero es aún más importante que se tenga confianza en

uno, y especialmente cuando se trata de un predicador. El

oyente escuchará con mucha más atención a la hora de buscar

una solución a la tribulación descrita por el predicador cuando

se percate de que existe una comprensión a sus problemas y

que el predicador está, por así decirlo, de su lado. Esta es la

razón por la que el predicador debe describir sentimientos y

experiencias a partir de la Palabra de Dios, pues es mucho el

bien que se les ofrece a aquellos que creen que sus pecados

son demasiado numerosos como para poder ser nunca

perdonados cuando el predicador les revela que él sabe

perfectamente de qué se trata y además les muestra lo que las

Escrituras dicen al respecto. También es un gran beneficio

para el oyente cuando el predicador describe los sentimientos

resultantes de haber sido abandonado por Dios y aquellos

otros sentimientos causados por nuestra total incapacidad para

vivir una santa existencia ante Dios. La confianza se cimienta

cuando el hombre del púlpito se da cuenta de que sus oyentes

no han avanzado tanto como hubieran querido.

El peligro, sin embargo, llega tan pronto como cuando el

oyente siente que ha sido comprendido, momento en el que se

acomoda y abandona su búsqueda. Hay que dejar claro que

una experiencia religiosa de por sí no es sinónimo de fe

auténtica, pues hasta los no creyentes también comparten

experiencias religiosas. Cristo es el único medio para la

salvación. A pesar de todo, la descripción de tanto las buenas

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

106

como las malas experiencias son de gran utilidad a la hora de

proporcionar las respuestas de las Escrituras a muchas de

nuestras preguntas.

Tal como he mencionado anteriormente, la descripción de

las experiencias bíblico-espirituales es un medio útil para

prevenir la superficialidad. La gente descubre que el acto de

creer se basa en algo más que en un mero “compromiso con

Dios”, una aceptación intelectual del Evangelio o la lectura de

un lindo versículo en horas bajas cuando escucha lo que se está

experimentado de buena fe. Una devastadora superficialidad

se apodera de las congregaciones cuando la gente no sabe ya

cómo se convierte a una persona a Dios. Los predicadores

deberían mostrar la esencia de la fe a partir de las Escrituras

sin recurrir a esquemas rígidos, lo que resulta imposible de

otro modo. Desafortunadamente, hay personas que creen ser

cristianas solo porque recibieron respuesta a una oración y

sintieron que Dios se preocupaba por ellos, razón única por la

cual deciden depositar su confianza en Él. De hecho, esto es

algo que también tiene lugar en otras religiones, ¡y esto no es

una fe bíblica! Hay mucha ignorancia entre los oyentes, y esta

es precisamente la razón por la que es necesario explicar lo

que dicen las Escrituras al respecto de la verdadera

experiencia de la fe. ¡Ojalá que Dios Todopoderoso tenga a

bien permitir que este acto se convierta en una verdadera

experiencia de fe!

La descripción de las experiencias de la fe puede

convertirse en una actividad atractiva, pues el hacerlo nos

permite darnos cuenta del propósito real del arrepentimiento y

de la fe. Uno no se apresta precisamente a comprar nada

cuando un vendedor ambulante le ofrece sus productos sin

sacarlos de la maleta, por mucho que este proclame a los

cuatro vientos que sus toallas y telas son de la mejor calidad

en el mercado, y trate de convencerme de que me está

ofreciendo un trato irrechazable. No, el vendedor tiene que

darle a la gente la oportunidad de tocar la tela y de ver los

colores de su género, y a la vez no tiene necesidad de hablar

demasiado cuando hace esto, pues, si el género es bueno,

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

107

pronto se le preguntará por su precio. De la misma forma, un

predicador debe mostrar el propósito real de la fe, describir el

consuelo que uno puede encontrar en ella y explicar en qué

consisten las experiencias de la fe para los hijos de Dios. No

solo debe explicar la experiencia del disgusto que siente Dios

ante el pecado, sino que también debe hablar acerca del

consuelo verdadero que sienten sus vidas los hijos de Dios y

acerca de la obra del Espíritu Santo en sus corazones. Esto es

lo que produce una impresión y despierta el interés de los

hombres, pero incluso así, el predicador no podrá llevar esto a

cabo si no acierta a describir los sentimientos. De hecho, la

predicación experiencial consiste en mucho más que en una

mera descripción de las experiencias de los hijos de Dios, pues

es una predicación que surge del corazón, que proporciona

respuestas a preguntas importantes, que proclama el

Evangelio de la gracia libre y que en concreto describe

pecados específicos; y es también el querer persuadir al

hombre a que viva una vida santa con un convencimiento

profundo y el dar ánimos en los tiempos de tribulación, temas

que ya hemos tratado anteriormente.

LAS ROCAS SOLLOZANTES

Cuando se visitan las Cuevas de Lewis y Clark que se

encuentran en el estado de Montana y se aprecian las

formaciones de piedras goteantes en forma de estalactitas y

estalagmitas, uno se da cuenta de que la caliza está húmeda.

No se permite a los visitantes que las toquen, pero esto no

impide observar cómo resbala y gotea el agua. Estas

formaciones son duras como la roca, pero húmedas. Podemos

usar esta imagen para describir a aquellos a los que no les

cuesta nada llorar, pero cuyos corazones son sin embargo tan

duros como la roca. Esta gente se conmueve cuando el sermón

de un predicador le llega al alma, pero nada más, pues ni los

lleva a lamentarse por sus pecados, ni al arrepentimiento ni a

una genuina transformación.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

108

Sin lugar a duda, un predicador es feliz cuando nota que su

sermón ha hecho algún efecto en la congregación, pues

prefiere ver gente conmovida en vez de rostros impasibles y

desinteresados. Así, el predicador siente el impulso de

despertar los sentimientos emocionales de sus oyentes, lo que

consigue mediante el uso de gestos, expresiones faciales,

tonos de voz e intensidad dialéctica. Sin embargo, y siempre

que aún así consiga conmover a la gente, el predicador no está

formando otra cosa que no sean “rocas sollozantes”. Existe

una diferencia abismal entre ser salvados por un pastor y ser

salvados por el mismo Dios, y es que el Señor no nos ofrece

la salvación por medio de la semántica de las palabras, sino

por su contenido, y la Palabra en sí, el lenguaje claro de las

Escrituras, es una bendición para los hombres que los conduce

a la conversión gracias al poder del Espíritu de Dios que las

acompaña.

El profeta Zacarías sabía bien que esto se consigue no con

ejército, ni con fuerza, sino con el Espíritu del Jehová98. Hay

que avisar a los oyentes de que no lleguen a una conclusión

errónea solo porque un predicador haya conseguido

conmoverlos, pues de otro modo no se conseguirá más que

convertirse en recipientes de unos cuantos sentimientos

religiosos superficiales. Buenas razones hay para que hombres

como el señor T. Hockstra establezcan la condición de estudiar

psicología para todos aquellos que quieran progresar en la

carrera pastoral. Asimismo, recuerdo también que W. á Brakel

decía que los miembros de una congregación que escuchan los

sermones de pastores excelentes a la hora de despertar los

sentimientos de los oyentes no deberían dar valor alguno a las

lágrimas derramadas como resultado de esos sermones y que

la confesión de grandes pecados también puede dar paso a un

torrente de lágrimas. Por consecuencia, en ambos casos se

experimenta un sentimiento de alivio, pero esta es una

emoción que no debe confundirse con el regocijo que se siente

en la fe.

98 Zacarías 4:6.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

109

Los predicadores no deberían intentar hacer el trabajo del

Espíritu Santo por sí solos, sino que por el contrario tienen que

ser modestos y humildes, sin apuntar demasiado a las

emociones. Sabemos bien, como hemos mencionado

anteriormente, que cuando una madre solloza, sus hijos

rompen automáticamente a llorar. ¿Por qué? Pues porque es

muy conmovedor ver a alguien tan cercano mostrar sus

emociones. También es posible que durante la predicación las

emociones sean transferidas por el predicador a los oyentes sin

que estos sepan en ningún momento la razón por la que se

sienten conmovidos. Aunque el ser conmovido pueda ser una

experiencia emocionante, el valor de estas emociones es nulo

si no se sabe de dónde provienen. Permítanme decir que se

trata incluso, de una manera extraña, de un resultado

peligroso, pues por un lado conlleva a que el oyente abandone

la iglesia con mayor bagaje del que trajo al lugar, pero, por el

otro, la verdadera humildad brilla por su ausencia. Sentirse

conmovido por las palabras de un predicador es fácil, pero esa

emoción, ese sentimiento, hay que buscarla en la Palabra de

Dios, lo que es ciertamente una cosa muy distinta. Puede que

sea una exageración llamarlo manipulación o demagogia, pero

sí que existe el riesgo de que el predicador apele de forma

directa a los sentimientos en vez de tratar de iluminar la

comprensión de sus oyentes. Es obvio decir que un predicador

debería hablar sobre el pecado y la gracia con entusiasmo y

sentimiento, y aún más, ello es incluso su obligación, tal como

hemos visto anteriormente. El acto de predicar no debe ser

poco amable, endiosado, frío o reservado, y los predicadores

tienen que vigilar en no acabar convertidos en robots lectores

y concentrarse en mostrarse tal como son en el púlpito, es

decir, como seres humanos de carne y hueso. Hay incluso

mayor necesidad de que el Espíritu Santo permita al

predicador haber tenido la experiencia de aquello de lo que

hable desde el púlpito de forma que el mensaje sea sentido

como auténtico por los oyentes y no como una mera

memorización de los pasajes de un libro.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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FUÉRZALOS

Un comerciante que lleve el negocio en la sangre es capaz

de persuadir a la gente a que compre cualquier cosa, aunque

no se necesite y a veces ello puede resultar en que un cliente

sienta luego “que se le ha tomado el pelo” y lo lleve a

arrepentirse de haberse dejado convencer a comprar algo

innecesario. ¿No existe también el riesgo de que un predicador

ofrezca la Palabra del Evangelio de esa misma forma cuando

ve que los oyentes disfrutan de los contenidos de su sermón y

los aceptan sin desearlos de verdad con toda el alma? Si esto

ocurre, los “remordimientos del comprador” se apoderan de

estos, de forma que es necesario por tanto continuar utilizando

esta “técnica de ventas” una y otra vez a fin de que no se pierda

la motivación. ¿No juega el predicador en este caso un papel

más grande del que en realidad le pertenece? ¿De verdad

consigue transmitir el mensaje del Evangelio a la gente? Soy

de la opinión de que el peligro que se corre no es imaginario,

pues la predicación entusiasta tiene una influencia tal en

ciertas personas que los lleva a dejarse convencer por un

predicador de que son creyentes de verdad, y no solo eso, sino

que también el ofrecimiento de la gracia puede ser transmitido

de forma tan persistente y convincente que consigue al fin que

las personas se convenzan de ser creyentes. Estos predicadores

tan apremiantes se escudan en las palabras de Lucas:

Fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa99 pero ¿nos da

esto el derecho a forzar la puerta y a entrar con violencia

espiritual? El predicador tiene que perseverar con fervor en

sus admoniciones, sí, pero al mismo tiempo también tiene que

saber hasta qué punto puede llegar. Nuestro camino hacia

Cristo no puede andarse de forma inconsciente, razón por la

que el predicador no debe utilizar la fuerza del predicado, sino

que, muy al contrario, debe concentrarse en seguir intentando

convencer a sus oyentes con amabilidad y cariño, utilizando

99 Lucas 14:23.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

111

en su empeño, claro está, todos los argumentos que pone la

Biblia a su alcance.

Una predicación parcial puede provocar que los oyentes se

sientan decepcionados. Pienso, por ejemplo, en los casos de

predicación desequilibrada e intolerante sobre Cristo. Se debe

predicar sobre Jesucristo, claro está, afirmando sin titubeos

que Él es la única vía de salvación y que sin duda existe un

ofrecimiento de la gracia de Dios, pero limitarse a comunicar

estas verdades solo provocará que los oyentes se marchen de

la iglesia albergando falsas esperanzas. Se necesita algo más

que la mera aceptación de un mensaje edificante para poder

obtener una paz verdadera: tenemos que nacer de nuevo. Los

predicadores sin duda tienen que alentar a la gente, pero este

aliento ha de estar encaminado únicamente a buscar la paz con

Dios a través de Cristo y a confesar los pecados ante el Señor.

¡Ay! Esto es algo que no siempre se consigue entender, dando

como resultado que la gente salga de la iglesia en busca de otra

cosa, algo que me temo seguirá ocurriendo cada vez más a

medida que pase el tiempo. El hombre de hoy en día busca

mensajes fáciles de asimilar y satisfacciones instantáneas, de

manera que su objetivo es abandonar la iglesia sintiéndose

más “acaudalado y acarreando más riquezas” luego de oír un

sermón.

Por otro lado, hay que tener cuidado a la hora de predicar

sobre el juicio y el pecado, pues ello también puede llegar a

tomar un cariz despótico. No hace falta decir que no se puede

hablar lo bastante en serio acerca de la mortalidad del hombre,

pero ello no significa que se tenga que sumir a la gente en la

desesperación. Es posible que los predicadores puedan asustar

y alarmar a sus oyentes, y hasta abocarles a la depresión, pero

no es menos cierto que es el Espíritu Santo, y no los

predicadores, el que obra el anhelo del hombre por Dios.

LA RAZÓN Y LOS SENTIMIENTOS

¿Debería un predicador apelar a la razón o a los

sentimientos? Yo no creo que tenga que decantarse por uno u

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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otro extremo, pues entiendo que un predicador no debería ni

dejarse influenciar únicamente por el intelecto ni permitirse el

deseo de involucrar solo a las emociones y, además, tampoco

puedo imaginarme una forma de apelar a los sentimientos sin

utilizar la razón. De nuevo podemos encontrar ciertos peligros

aquí, pues bien podemos ver la costumbre que existe en

círculos evangelistas de obligar a los oyentes a hacer su

elección inmediatamente después de un sermón, y de permitir

al predicador a apelar a sus emociones a fin de convencerles

de hacer esa elección in situ. Estas personas que tienen que

elegir pueden dejarse llevar fácilmente si sus emociones son

más apremiantes que la verdad y la Palabra y así verse

abocados a escoger en base a la experiencia de ese momento

dado en vez de hacer caso a los dictámenes más profundos de

sus corazones.

Hay quien ha afirmado que los predicadores deben, en

primer lugar, influenciar la mente para que se pueda asimilar

la temática del sermón de manera que los oyentes puedan

finalmente ser, si todo va bien, persuadidos a creer. Yo creo

que esta idea también va demasiado lejos, aún a pesar de no

estar desprovista de cierta razón de ser, pues la verdad debe

ser experimentada y lo que el Señor nos comunica mediante

Su Palabra debe penetrar por entero nuestra capacidad de

comprensión, y esto es lo que debe provocar que sintamos

aflicción por nuestros pecados y persuadirnos de escoger el

sendero de la fe sincera en Cristo. La tarea principal del

predicador es por lo tanto proclamar la verdad de manera

objetiva y explicarla de manera que sea entendida

perfectamente por los oyentes, esperando y deseando que el

Espíritu Santo ilumine su poder de comprensión y que, como

resultado, la verdad se aposente en sus corazones. Es muy

importante que a la hora de definir la “fe” se haga mención

primero al conocimiento y seguidamente a la confianza. El

predicador debe, en primer lugar, tratar de influenciar el

conocimiento de los hombres, ¡pero no solo esto! Ciertamente

no estoy tratando de decir que Dios solo actúa sobre el

conocimiento y que los sentimientos deban de salir de ahí. No,

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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aquellos que esto creen esperan demasiado de la gente, pues

Dios, por medio de Su Espíritu, también opera directamente

en el corazón renovando la voluntad y arrancando el

caparazón de piedra para dejar así paso a un corazón carnoso

y latente. A nosotros los mortales nos es imposible llegar

directamente al corazón, pero aún así un predicador debe

intentar todo lo posible para hacer llegar la Palabra con total

sinceridad y ternura.

¿PREDICACIÓN RACIONAL?

No sé si es cierto que los sermones se están tornando

últimamente en deliberaciones cada vez más racionales y

llenas de contenidos rígidos y dogmáticos. Es sin duda posible

que esta sea una característica afín a ciertas corrientes

cristianas, pero en todo caso, existe siempre el peligro de que

la predicación se convierta en una especie de mensaje

indiferente que entre por un oído y salga por el otro sin

provocar el más mínimo atisbo de emoción. El predicador

debe también revelar parte del Espíritu de Dios, como la

predicación de Pablo, que no fue con palabras persuasivas de

humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de

poder100. También es cierto que la gente ya no sabe escuchar,

pues hoy en día todo debe resumirse en escasas palabras y ser

instantáneamente atractivo y relumbrante. Así, si tuviéramos

que adaptarnos a estas condiciones, la selección de textos sería

entonces muy limitada y, lo que es todavía peor, la predicación

carecería por completo de fondo. A este respecto me vienen a

la memoria las palabras de Pablo, que no dejan lugar a dudas:

pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O

trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a

los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber,

hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según

100 1ª de Corintios 2:4.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

114

hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno,

sino por revelación de Jesucristo101.

Existe la posibilidad real de que la gente no quiera en

realidad escuchar la Palabra, algo que se manifiesta de forma

directa cuando se acusa al predicador de actuar con un frío

racionalismo. No decimos nada extraordinario cuando

afirmamos que la gente de este gélido mundo siente el deseo

de escuchar sermones cargados de sentimientos de manera que

sus necesidades religiosas puedan ser así satisfechas. Parece

notarse con frecuencia —y muy especialmente dentro de los

sectores de la informática— que la gente busca una

compensación en una mentalidad New Age; probablemente

sea verdad que en especial los profesionales que no toman

parte en tareas sociales albergan una necesidad exagerada de

sentimientos, y esto también es palpable en la predicación. En

definitiva, aquel que dice que la predicación es demasiado

racionalista está al mismo tiempo ofreciéndonos una

descripción de sí mismo.

LA PREDICACIÓN DEPRIMENTE

¿Es posible que la predicación llegue a deprimir a la gente?

Supongo que sí es posible, pero me resulta difícil de creer que

todo el mundo pueda caer en la depresión por culpa de un tipo

determinado de predicación. Un sermón puede llegar a

provocar problemas mentales en personas que ya sufran por

naturaleza una fuerte inclinación a la depresión o cuando su

predisposición a caer en este estado tenga tendencia a

agravarse. Esto ocurre principalmente en casos en los que la

predicación no es ni bíblica, ni cordial ni atrayente, y el tono

del sermón también puede incidir profundamente en aquellas

personas con tendencias depresivas. Incluso si se habla de la

gracia de una manera bíblica, si se hace con un tono

melancólico y carente de entusiasmo, el efecto de la

predicación podría ser totalmente opuesto al deseado por el

101 Gálatas 1:10-12.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

115

predicador. Tengo que añadir que, en la práctica, cualquier

cosa puede afectar a aquellos que son excesivamente

sensibles, así que hay que preguntarse si un sermón puede en

realidad ser culpable de ello. El predicador debería cuidarse

de no embarcarse en comentarios demasiado punzantes, pues

aquellos que sufren de una mente frágil normalmente se lo

toman muy a pecho mientras que, por lo general, aquellos

otros a los que van dirigidos esos comentarios hacen oídos

sordos.

Por otro lado, el predicador debería también cuidarse de no

irse demasiado lejos hasta el punto en que se llegue a omitir

todo aquello que crea que pueda resultar o demasiado

impactante o fuente potencial de depresión para determinadas

personas pues, si esto hiciere, el predicador tendría que

prescindir de gran parte de la Biblia y omitir toda referencia al

pecado y a la culpa, de manera que le sería imposible predicar

acerca de la futura fe. Me acuerdo de una persona que me dijo

una vez que se desconectaba de ciertas partes de los sermones

pues el hecho de que ella era una hija de Dios no admitía

discusión alguna, es decir, esa mujer no aceptaba de ninguna

manera que se analizara su condición. ¿Podemos echarle las

culpas al predicador cuando predica la Palabra de las

Escrituras? Incluso Jesús ofendió a la gente, y así también

Pablo nos dice: porque no he rehuido anunciaros todo el

consejo de Dios. En resumidas cuentas, el predicador debe

hacer todo lo posible para encontrar un equilibrio tanto en su

sermón como en la selección de textos bíblicos. No es un

problema que unos sermones tengan más énfasis que otros,

pero lo que sí hay que conseguir es que con el tiempo se haga

referencia al cuerpo entero de las Escrituras.

ALIMENTAR FALSAS ESPERANZAS

Muchos son los que anhelan que se les suministre ánimo y

consuelo. Unos necesitan más de estas cosas que otros, pero

siempre hay gran demanda de estímulo religioso positivo. Nos

complace pensar que Dios es amor y que siempre está

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

116

dispuesto a auxiliarnos, y es maravilloso oír que el perdón es

posible y que Dios está a nuestro lado, todo lo cual parece ser

muy positivo para la gente. Las personas con inclinaciones

religiosas gustan de oír que la puerta de Dios está siempre

abierta y que pueden acercarse a Él con todos sus problemas.

¿Debemos fomentar estas ideas? ¿Qué dicen las Escrituras al

respecto?

Esta necesidad ya era patente en la antigua Israel, cuando

la gente prefería tener profetas que les portaran un mensaje

esperanzador y carente de fúnebres presagios de futuro, unos

profetas que fueran bien vistos por todo el mundo. El pueblo

les pedía que hablaran de la paz, no del juicio final, pero ¡ay!,

también muchos falsos profetas campaban por sus respetos,

trayéndoles nuevas favorables y llenas de esperanza. Jeremías

reprobaba a estos falsos profetas por hablar de paz cuando esta

no existía102. Por su parte, Isaías dijo que el pueblo quería oír

cosas benignas en vez de la verdad103, mientras que el Nuevo

Testamento nos habla de gentes que apartan de la verdad el

oído volviéndose hacia las fábulas que alimentan sus

deleites104.

Soy de la opinión de que también hoy en día corremos el

peligro de caer en la trampa de querer ser aliviados y

revitalizados por las palabras de los sermones. No queremos

oír nada acerca del juicio y del pecado, así que, en

consecuencia, abrazamos un falso cristianismo sin problema

alguno, una especie de religión pagana disfrazada de

cristianismo. Al ocurrir esto cierto es que algo queda siempre

del cristianismo, pero la esencia fundamental desaparece por

completo. Esta es a menudo, en definitiva, una religión “hecha

a medida” y que contiene siempre “algo al gusto de cada uno”.

102 Jeremías 6:14, 8:11-15, etc. 103 Isaías 30:10. 104 2ª de Timoteo 4:3-5.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

117

LOS FALSOS PROFETAS

Vayámonos ahora al Antiguo Testamento, a los tiempos de

Ezequiel. Muchos eran los rostros que denotaban tristeza por

aquel entonces, pues no era fácil para estas gentes, desraizadas

y atribuladas, soportar el exilio del hogar en un país extraño y

lejano. Muchos de esos rostros estaban marcados por la

infelicidad e incesantemente surcados por las lágrimas, así que

muchos profetas se propusieron animarlos y consolarlos

predicando la paz. “¡Paz, paz!”, clamaban, “¡No os

desaniméis, todo marchará bien al final! ¡Dios está con

nosotros, y Dios ha hecho un pacto con nosotros! Hay que

creer que estos profetas no carecían de buena voluntad, pues

se preocupaban por las necesidades de la gente, pero al mismo

tiempo, también se daban ánimos a sí mismos. No es por tanto

extraño que muchos se contentaran con este tipo de

predicación y consiguieran animarse y recuperar la esperanza

gracias a sus mensajes alentadores y optimistas. Y es que, no

lo olvidemos, uno no puede vivir sin esperanza.

Sin embargo, a Ezequiel le comunicó el Señor que estos

profetas se equivocaban. Aunque era posible que sus

intenciones fueran sanas, lo que en realidad conseguían era

entristecer el corazón del justo y fortalecer las manos del

impío105. Así, le dieron la vuelta al Evangelio de la libre gracia

y anduvieron en pos de su propio espíritu106, hablaron a partir

de sus propios sentimientos y fueron amables con estas pobres

gentes, pero también hablaron de forma extremadamente

intuitiva y espontánea sin molestarse a consultar con Dios

primero, por lo que sus mensajes no eran más que el resultado

de la vanidad y de la falsedad. No hay nada malo en hablar de

la paz de por sí, pero el problema estriba en que la forma era

engañosa, pues era como construir un muro de barro

cubriéndolo con yeso. Como sabemos, un muro de barro es

105 Ezequiel 13:22. 106 Ezequiel 13:3.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

118

frágil y no se hará más resistente por mucho que lo cubramos

con yeso, así que solo hay que esperar a que caiga una buena

tormenta para verlo derrumbarse.

¿Qué es lo que falla entonces? ¿No es Dios bueno y fiel?

¿No tenían permitido esos profetas predicar el Evangelio? En

efecto, no se lo impedía nadie, pero ya hemos visto en el

versículo 22 que el resultado final fue que con ello se

fortalecían las manos de los impíos. El mensaje alimentó el

descuido y la indiferencia, de modo que lo que hizo la gente

fue llenarse de valor y empezar a desear con impaciencia un

rápido regreso a sus hogares, ¡pero nada más! Los pecadores

siguieron cometiendo pecados y por tanto Dios no les ofreció

el camino de la salvación.

En resumen, lo que quiero hacer ver aquí es que aquellos

profetas de Israel no eran profetas del Señor y que, a pesar de

traer nuevas esperanzadoras, no invitaban nunca al pueblo a

buscar el arrepentimiento y la conversión, sino que les

ofrecían en cambio una esperanza exenta de arrepentimiento,

obviando toda referencia tanto a la confesión y al

arrepentimiento como a la obediencia y a la fe en el Mesías.

Este es todavía un peligro muy presente hoy en día, y esto lo

podemos observar en el gran riesgo que representa el tener

pastores que crean que su única misión es la de proporcionar

consuelo y, aunque seguramente alberguen buenas

intenciones, sin darse cuenta de lo erróneo que es el resultado

que consiguen: la gente se siente revitalizada en sus vidas

presentes pecadoras y se liberan de sus preocupaciones sin

más, y así, una vez que esto se ha conseguido, las iglesias se

vacían. Gentes liberadas y decorosas se sienten cada vez

menos atraídas a aceptar sermones sobre el pecado y la falta

de voluntad e impotencia del hombre para retornar a Dios. La

gente se siente fastidiada tan pronto como un pastor incluye

en su sermón el tema de la conversión verdadera, pues lo que

se busca es convertirse en hijo de Dios sin agobiarse

demasiado de forma que se pueda tener la conciencia tranquila

aún sin conversión.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

119

Sin embargo, el predicador debería darse cuenta de que él

es una criatura de su tiempo y de que debe simplemente

predicar sobre la ley y el Evangelio, pero siempre prestando

atención al hecho de que la gente cada vez pide más y

considera el mensaje bíblico como algo sofocante. El

predicador no debería avenirse a discusiones, sino por el

contrario acercar la Palabra de Dios con el máximo de tacto

que le sea humanamente posible; su sermón debe ser atractivo

y deberá asimismo proclamar el Evangelio de manera tal que

la gente, si todo va bien, acabe sintiendo hambre, sed y deseo

de Dios. Aún así, recordemos que el predicador solo no puede

persuadir a la gente a creer, pues esta labor le pertenece solo

al Espíritu Santo.

LOS SACRAMENTOS

Cristo instituyó dos sacramentos, el Santo Bautismo y la

Santa Cena, o llámense como se guste. Ambas instituciones de

Cristo han invocado fuertemente a la imaginación y por tanto

sufrido transformaciones que las han convertido en actos de

magia. No hay duda de que las gentes poseen un antena que

detecta acontecimientos extraordinarios y así, especialmente

en aquellas culturas con un nivel menor de racionalidad,

grande es el peligro de que se atribuyan poderes mágicos al

agua, al pan y al vino. En las civilizaciones paganas se corre

el peligro de que la superstición ahogue rápidamente el

mensaje bíblico, y sin ir más lejos vemos que las ideas sobre

el agua que purifica todos los pecados y el pan que es el cuerpo

de Cristo son puramente heréticas. Este paganismo ha sido

superado al menos en nombre en las iglesias protestantes, pero

aún así parece que la superstición aún sigue siendo moneda

corriente pues, por ejemplo, vemos que la idea de la

transformación de un niño tras el bautismo no es rara en estos

círculos. El hecho de que estos solemnes acontecimientos

conmuevan las emociones no es malo de por sí, pero también

es posible que den paso a una serie de sentimientos que no

tienen nada que ver con la fe cristiana.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

120

La celebración de la Santa Cena es un hecho que despierta

muchas emociones, pues parece ser que para muchas personas

el asunto más importante estriba en si pueden participar en

dicho acontecimiento como si ello fuera el meollo de toda la

cuestión. Estas personas olvidan fácilmente que lo que cuenta

de verdad es el conseguir restablecer la relación con Dios y

que participar en la Cena del Señor es algo secundario. Este es

un momento en que la congregación se sume en el más

profundo silencio, el solemne instante en el que se coloca la

mesa y la gente se levanta de los bancos para recordar la

muerte de Cristo y sentarse a la mesa para recibir un trozo de

pan y beber de una copa. Sí, es bueno que exista respeto por

esta institución de Cristo y que esta se vea envuelta en una

cierta atmósfera reverencial, pues si el predicador optara por

invitar a la gente de una forma más emocional se correría el

peligro de que la gente se levantara espontáneamente para

participar de la Santa Cena para luego dar explicaciones tales

como “me levanté sin darme cuenta” o “una mano invisible

me acercó hasta la mesa”. Es decir, que más que llevados por

la mano de Dios, son arrastrados puramente por las emociones

y sin haber pensado en ello ni siquiera durante un segundo.

Por ello me parece más conveniente que el predicador invite

con ganas, pero sobriamente, sin manipular a la gente. El

predicador debe darse cuenta de que la gente puede llegar a

ser muy impresionable, así que es mejor que no opere sobre

sus sentimientos, algo con lo que debe tener mucho cuidado

en estos tiempos que corren. Cuando conmina vigorosamente

a la gente que participe en la Cena del Señor y habla con gran

pasión, el predicador puede persuadir a la gente a levantarse

de sus bancos de manera impulsiva sin haber reflexionado

apenas sobre el acto en el que van a participar y, por tanto, sin

comprender de verdad lo que están haciendo. Esto es, simple

y llanamente, manipulación. El predicador debe dejar que la

Palabra hable por sí sola, centrada en la situación que nos

atañe y enfocada en conseguir que los hijos de Dios

reconozcan que se hallan de hecho perdidos en las brumas de

la muerte y que deben buscar la vida en Cristo.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

121

EL ESPÍRITU SANTO

Para finalizar este capítulo, voy a referirme a la labor del

Espíritu Santo durante la predicación. Ezequiel nos dice lo

siguiente: Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores,

hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero

no las pondrán por obra107. La predicación de Ezequiel hizo

efecto en la gente, y además no me extrañaría que incluso

hubiera quien se emocionara con sus palabras, pero aún así

parece que nunca se llegó al punto de que calaran hondo en los

corazones. Las palabras del profeta fueron sentidas como

verdaderas y nacidas del corazón, e incluso del Espíritu Santo,

y aún así las ignoraron. ¿No ocurre esto también hoy en día?

La gente escucha con atención y se conmueve

emocionalmente, lo que no es malo, pues esto significa que

sus corazones aún están abiertos, y es una bendición del cielo

que la Palabra no les deje indiferentes, pero ¿es esto todo?

Muchos fueron los que se impresionaron con las palabras de

Jesús, pero también es cierto que muchos de ellos no fueron

más allá de sentir unas pocas emociones y derramar unas

pocas lágrimas. ¡Cómo necesitamos de verdad sentir la labor

irresistible y poderosa del Espíritu a través del que podemos

conseguir nacer de nuevo!

También es posible que la predicación se sienta como algo

poco espiritual, descolorida, cortante, aburrida y superficial.

Esto, como hemos mencionado anteriormente, puede ser culpa

del predicador, pero tampoco debemos olvidar que los

sermones de Amós e incluso los de Cristo también fueron

etiquetados como “poco espirituales”. Hay hasta quien dijo

además que las palabras de Jesús eran duras108, pero podría

también ser el problema del oyente que las palabras no fueran

recibidas con la suficiente espiritualidad, por lo que los

oyentes deben tener mucho cuidado a la hora de juzgar un

107 Ezequiel 33:32. 108 Juan 6:60.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

122

sermón. Parece que existen personas que tienen por lo visto

una “capacidad innata y a prueba de errores” para discernir el

grado de espiritualidad mostrado por el hombre que se eleva

en el púlpito, pero yo dudo que en realidad puedan emitir

juicios correctos. Cuando por fin consigo escuchar con toda

mi alma o cuando el Espíritu Santo trae la Palabra a mi

corazón, podría pensar que el pastor predica de forma

diferente a como lo solía hacer, pero lo que en verdad ocurre

es que mi forma de escuchar ha cambiado. Lo contrario

también es posible, así que los predicadores deberían buscar

el error dentro de sí mismos cuando se percatan de que sus

palabras no alcanzan un mínimo nivel de aceptación entre los

congregados. De la misma manera, también la congregación

debe examinarse a sí misma primero y suplicar a Dios que

permita el ministerio de Su Espíritu tanto a la gente como al

predicador. Y es que me temo que la gente a menudo se aviene

a enjuiciar sin contar con la influencia del Espíritu.

No todos los predicadores que desean comunicar el

mensaje de una forma honesta se encuentran en el mismo

estado espiritual y no siempre predican de la misma manera.

A veces las palabras fluyen sin esfuerzo de sus labios y sienten

con fuerza que la Palabra está surtiendo efecto, pero también

hay ocasiones en que todo parece estar atascado y en las que

el predicar se convierte en una ardua tarea, pero tanto una

experiencia como la otra son subjetivas, pues hay que tener en

cuenta que existen otros factores en juego. Algunos sermones

pueden parecerle inútiles al predicador y sin embargo ser

utilizados por el Espíritu Santo, mientras que un sermón

enunciado con gran deleite y quizás fruto de las emociones del

predicador le produce más placer a este que a su congregación.

Hay una gran diferencia entre el predicador que consigue

abrirse paso en la Palabra con humildad y aquel que se

establece en el púlpito para promocionarse a sí mismo e

intentar por sí mismo operar en las emociones de los oyentes.

¡Cuánto depende el predicador del ministerio del Espíritu de

Dios! Sobre esto trató San Pablo en una ocasión: perseverad

en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

123

también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos

abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio

de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo

manifieste como debo hablar109.

El apóstol sabía que no sería capaz de revelar el misterio de

Cristo, sino que sería Dios quien abriera esa puerta. Cuando

Este la abre, el predicador no desciende del púlpito sintiendo

satisfacción y orgullo sino consciente de sus defectos y

limitaciones por muy bien que le haya ido. Las tribulaciones

de la gente representan un gran peso sobre sus hombros y

siente tristeza por tanta incredulidad, pero también se siente

lleno de alegría al ver que Dios continúa con Su tarea y que le

asiste en el púlpito. Si el predicador recibe en verdad el auxilio

del Espíritu Santo, su labor se convierte entonces en la más

maravillosa que existe. Si esto es así, el predicador no querría

acabar nunca de predicar, pues no hay tarea más maravillosa

que la de hablar de Dios y alabar y recomendar a Cristo a todos

los pecadores sumidos en la perdición. ¡Ay, ojalá ocurriera

esto más a menudo!

Quisiera también llamar la atención del lector sobre las

expresiones “bendición personal” y “bendición oficial” (es

decir, la bendición de un pastor). Puede resultar obvio que un

pastor esté recibiendo ayuda de Dios en el púlpito y que esté

predicando libremente sin en realidad estar sintiendo

bendición alguna en su corazón. El predicador presta su ayuda

a comunicar lo que está escrito en la Palabra con sentimiento

e incluso con la fuerza del Espíritu Santo, pero tan pronto

como se va a casa se olvida de todo y acaba preguntándose si

en realidad se cree algo de todo lo que ha dicho en la iglesia.

Así, puede ser atosigado por Satanás con el hecho de que

Balaam también fue dado las palabras que tenía que predicar,

sin conocer en absoluto lo que es la gracia: Y Jehová puso

palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile

así110.

109 Colosenses 4:2-4. 110 Números 23:5.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

124

Así, los predicadores también necesitan una bendición

personal, pues son pecadores como todos los demás. Cuando

mejor se siente un predicador es cuando recibe ambas

bendiciones, la personal y la oficial, algo que la congregación

puede detectar incluso cuando no se muestre siempre con la

misma intensidad.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

125

6

LOS SENTIMIENTOS

RELIGIOSOS

Y LA ATENCIÓN PASTORAL

LA PERSONALIDAD

Unos son más sensibles que otros y derraman lágrimas más

fácilmente, claro está, que aquellos a los que les cuesta más

enternecerse. La diferencia entre estos dos tipos de personas

no se halla en los canales lacrimógenos —por lo general más

estrechos en las mujeres que en los hombres, de manera que

los ojos de las mujeres se llenan más rápidamente cuando el

fluido lacrimógeno excedente no encuentra salida—, pero

existen también otros factores que hacen que una persona se

dé al llanto más fácilmente, se emocione más y reaccione de

forma diferente a otros. Las investigaciones científicas hasta

la fecha han demostrado que la estructura del cerebro

determina la personalidad de un individuo, pero también

existen otros factores, tales como la educación, la experiencia

y la salud, que juegan asimismo un papel importante.

Lo que nos preguntamos ahora es si la personalidad

también determina o influencia los sentimientos religiosos.

¡Qué difícil es responder a esta pregunta! La fe verdadera no

determina de ninguna manera la personalidad de uno, no, pues

la fe en sí es una dádiva de Dios, y la labor del Espíritu Santo

no depende de nada que pertenezca al ser humano. La fe no

surge del hombre y las personas emotivas no consiguen creer

en Dios antes que los que no lo son, al menos no en lo que se

refiere a la fe verdadera, pues las personas emotivas son por

naturaleza también enemigos de Dios. No es más difícil atraer

a las gentes menos emotivas al arrepentimiento y a la fe, pues

es Dios Todopoderoso el que aviva al hombre. Sin embargo,

la personalidad sí tiene cierta influencia cuando alguien es

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

126

conducido a la fe. Así vemos por ejemplo cómo Pedro se

expresó más rápidamente que los demás discípulos, quizás

porque fuera de carácter extrovertido, mientras que Tomás

prefería ir sobre seguro, pues este era por lo visto su carácter.

Es difícil que las personas emocionalmente estables pierdan el

equilibrio de las cosas, incluso luego de la conversión, ¡pero

no por ello lo tienen más fácil a la hora de alcanzar la fe

verdadera!

LA INTROVERSIÓN / EXTROVERSIÓN Y LAS

EMOCIONES

Pasemos a ver ahora algunos aspectos de nuestro

comportamiento emocional y veamos las consecuencias que

tienen en nuestra vida religiosa. Permítanme hacer mención a

la estructura del cerebro: en la parte inferior del cerebro

hallamos una especie de puente, una estructura celular111 que

contiene unas células especiales. Algunos científicos creen

que las células de este puente pueden ser capaces de aminorar

el ritmo de las impresiones que recibimos, de manera que una

persona que posea un puente “flexible” tendrá que lidiar con

mayor número de emociones que otra que tenga un puente

“rígido” y cuyos impulsos emocionales se encuentren

bloqueados. Esta es la razón por la que unas personas son más

emotivas y proclives a cambios emocionales, mientras que

otras son más estables y de carácter más equilibrado a la hora

de sentir emociones. Todo esto tiene una gran influencia sobre

los sentimientos religiosos, pues vemos que los sentimientos

de las personas de carácter estable son más constantes por ser

menos emotivas. Los cristianos que poseen este carácter no

experimentan grandes altibajos en sus emociones, pero sí una

aflicción profunda y silenciosa por el pecado y un gozo

sosegado al escuchar la Palabra de Dios. Otros, no tan

constantes, pasan de un extremo emocional al otro: “jubilosos

hoy, abatidos mañana”.

111 El sistema límbico.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

127

Las células cerebrales de este puente también parecen

controlar el comportamiento del cuerpo, de manera que la

mente de una persona, por un lado, puede concentrarse más en

el mundo interior de sus pensamientos (el introvertido) o, por

el otro, dirigirse hacia otras personas y realidades del mundo

exterior (el extrovertido). Los extrovertidos necesitan

distracciones constantes, son más aventureros, se expresan

con más facilidad y corren el peligro de ser tachados como un

tanto superficiales, ¡y ello sin importar lo compasivos que

puedan llegar a ser!, mientras que de los introvertidos se dice

que son como “aguas mansas que bajan profundas” y que

tienen más dificultades para expresarse. Podemos detectar

cuatro tipos de persona cuando combinamos ambas tendencias

(la introversión y la extroversión) con las emociones, sin que

nadie se adecue perfectamente a ninguna de estas

combinaciones, pues estas no constituyen en ningún caso más

que un intento de aproximación a la realidad. Sin pretender ser

exhaustivo, permítanme ofrecer los siguientes apuntes:

1. El extrovertido emotivo se expresa con fluidez y sabe

moverse en público, pero también muestra su lado antipático

y tiende a querer dominar la situación. Estas personas pueden,

por supuesto, llegar a disfrutar de la fe verdadera por medio

de la Gracia de Dios, pero aún así no llegarán a sentir tantas

emociones como las que siente una persona normal, algo que

no tiene demasiada importancia siempre que exista amor,

arrepentimiento y fe verdadera. Estas personas no deberían ser

rechazadas por aquellos que claman que uno debe poseer una

naturaleza emocional para poder creer. ¡Estos extrovertidos

poco emotivos son sensibles a su manera y deberían darse

cuenta de que lo que cuenta no son los sentimientos que

albergan hacia Dios sino tener una relación profunda con Él a

partir de una fe verdadera! Al mismo tiempo, aquellos de entre

ellos que no son creyentes corren el riesgo de buscar refugio

en dogmas y certeza en la ortodoxia. Los extrovertidos de este

calibre que llegan a ser pastores deben tener cuidado de no

caer en una falta de sensibilidad a la hora de enjuiciar a los

demás.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

128

2. Al introvertido poco emotivo le cuesta ponerse en el

lugar de los demás, y es prudente y calmo. En este caso, las

células cerebrales del puente estimulan los recursos del cuerpo

a un ritmo más lento que las del extrovertido. Estos

introvertidos menos o nulamente emotivos son, por lo general,

de carácter bastante sensato, por lo que no se apresurarán

nunca a construir su fe a partir de los sentimientos.

3. El introvertido emotivo se deprime con facilidad y

padece frecuentes cambios de humor, pues se expresa con

dificultad. Este tipo de personas no sabe comunicarse con

rapidez, se preocupan en exceso y reprimen los sentimientos.

Hay quien afirma que los introvertidos emotivos son creativos

y originales. Por lo que a los sentimientos religiosos se refiere,

estas personas se dejan llevar fácilmente, pero a pesar de ello,

dudan o tienen dificultades a la hora de mostrar o expresar sus

emociones. Por ser tan sensibles, aquellos que no son

creyentes verdaderos no andan lejos de la fe verdadera, aunque

el peligro estriba en que se creen que lo son, por no darse

cuenta de que en realidad la fe consiste en algo más que en

meros sentimientos. Así, la predicación emocional les llega

fácilmente al alma, pero como ya hemos visto, esto no

conforma la fe verdadera.

4. El extrovertido emotivo es, en esencia, un tipo

independiente de persona. Estas personas son líderes buenos y

relajados incluso dentro de los círculos religiosos, pero al

mismo tiempo también muestran una tendencia a errar. Estas

personas emotivas no son siempre fáciles de tratar y además

tienden a sufrir todo tipo de “descarrilamientos”, situación que

se agrava al negarse en redondo a que se les corrija. Se

concentran mucho más en las emociones que en la Palabra,

muestran una inclinación al fanatismo, provocan fácilmente la

discordia en las iglesias y con frecuencia se convierten en

líderes de todo tipo de cismas. Si el Señor, sin embargo, tiene

a bien refrenarlos, estas personas pueden, gracias a su

capacidad de liderazgo, llegar a ser una verdadera bendición

del cielo, pues no dudan a la hora de expresar una opinión,

pueden interpretar perfectamente sus propios sentimientos y

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

129

por lo tanto saben cómo hacerse respetar. Creo, por otra parte,

que deberían vigilar esa tendencia que tienen a ofender a los

demás, a mostrar demasiada altanería y a creerse que son el

rasero por el que el resto de mundo tiene que medirse.

LA INTRANSIGENCIA

La intransigencia o inflexibilidad también puede jugar un

papel importante en la personalidad de una persona. Aquellos

que son de carácter inflexible se concentran únicamente en sus

objetivos y en nada más, pues se encuentran como bajo el

embrujo de alguna idea y por tanto no toleran que otros no

compartan sus opiniones. Es posible que en materia religiosa

tales personas sean muy legalistas y pierdan la habilidad de

reflexionar con claridad sobre costumbres o principios. Estas

personas piensan que todo se limita simplemente a lo que ellos

creen y que por lo tanto no existe la necesidad de discutir nada.

También es posible que tales personas se vuelvan muy

dogmáticas y luchen a favor de ciertos asuntos de índole

bíblica, como por ejemplo el ofrecimiento de la gracia de Dios,

la doctrina de la elección o el futuro de Israel. Aquellos que

son muy intransigentes solo se interesan en unos pocos temas,

así que apenas ven relevancia alguna en todo lo demás.

También encontramos a otros que no se muestran tan

inflexibles pero que no dejan de ser tenaces en extremo. A

menudo se puede aprender algo de este tipo de personas, pues

normalmente son especialistas en determinadas áreas y no se

dejan convencer con facilidad, lo que puede ser una buena

característica siempre y cuando no se muestren parciales en

exceso.

EL NEGATIVISMO

Otro aspecto que se da a menudo en el carácter de una

persona es el negativismo. Las personas negativas son por lo

general bastante críticos de los demás: “los demás nunca lo

hacen bien, yo puedo hacerlo mucho mejor”, es el principio

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

130

que rige su pensamiento. Este comportamiento es

extremadamente irritante para sus familias, y los niños que

crecen bajo esta influencia sufren a menudo problemas

psicológicos. Además, también es causa de problemas en

círculos eclesiásticos.

La negatividad normalmente emerge como consecuencia

de las incertidumbres que se agolpan en el espíritu del

individuo, de una falta de confianza en uno mismo o de una

educación recibida de corte negativo. Pero, aunque no sea un

placer tratar con ellas, estas personas también tienen necesidad

de recibir la conversión y el perdón, ¡y sin duda también

necesitan afecto y comprensión por mucho que se les tenga

que poner los puntos sobre las íes de tanto en tanto! Es posible

que San Pablo se refiriera a este tipo de personas cuando le

escribió a Timoteo: porque el siervo del Señor no debe ser

contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar,

sufrido112. Estas personas no siempre llevan una vida fácil,

pues suelen sufrir depresiones incluso cuando se hallan en

posesión de una fe verdadera. No nos olvidemos nunca que

hasta las personas más difíciles pueden ser convertidas, que

los corazones de los hijos de Dios son renovados y que sus

caracteres mejoran tras la conversión, aunque no sea del todo.

EL OPTIMISMO

Las características más prominentes de la personalidad del

hombre son el optimismo y el pesimismo. Una persona puede

ver la vida de una manera completamente distinta a la de su

vecino en base a su disposición, educación y otros factores.

Así, mientras uno no ve más que obstáculos a lo largo y ancho

de su camino, el otro se zafa de cualquier problema con mayor

facilidad, siendo estas diferencias que sin lugar a duda tienen

una gran influencia en la vida religiosa de los hombres. Una

persona optimista se aviene más fácilmente a creer que su

relación con Dios ya va bien o irá a mejor. Hay que

112 2ª de Timoteo 2:24.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

131

preguntarse entonces si esta actitud puede llevar a la gente a

cometer errores pues, si bien el optimismo es un rasgo loable,

no hay que olvidarse del riesgo que se corre de acabar siendo

demasiado optimista y por tanto reacio a ver la realidad de las

cosas. Por el contrario, el pesimista ve las cosas de forma más

opaca y se abate con más facilidad, incluso en su relación con

Dios, así que por ello acaba pareciéndole que la salvación y la

fe son inalcanzables. Los hijos de Dios de talante pesimista no

se sienten siempre convencidos acerca del carácter

todopoderoso de Dios y tampoco las tienen todas consigo en

lo que se refiere a la gracia. La ventaja de ser un pesimista es

que ello le lleva a uno a examinarse de arriba abajo y a

interrogarse sobre la autenticidad de su fe. Una desventaja del

pesimismo es que paraliza el poder de la oración y no estimula

al individuo a buscar a Dios. De una manera u otra y sea cual

sea la personalidad que se tenga, no hay nada que hacer si el

Señor no penetra en el corazón y no tiene a bien conceder la

fuerza de la fe a su propietario.

Así, la experiencia religiosa del individuo se ve afectada

por su personalidad religiosa, y por tanto hay personas cuyo

historial de experiencias no es tan significativo como el de

otras. Las personas emotivas tienden a llorar más fácilmente

que las que no lo son cuando escuchan un sermón o un

versículo de la Biblia, lo que sin embargo es motivo de duda

cuando vemos que los hijos de Dios apenas son receptores de

sentimientos de arrepentimiento, paz, etc. Una persona

procedente de Groninga113 me dijo una vez que era por venir

de donde venía que apenas albergaba sentimiento religioso

alguno, pero que aún así consideraba que su fe era verdadera.

No estoy muy seguro de haberle entendido, pero sí que me

pregunté si un habitante de Groninga mostraría la misma

calma y reaccionaría de manera tan sosegada si se le estuviera

quemando la casa o en el momento de enfrentarse a cualquier

113 Provincia y ciudad del noreste los Países Bajos, de cuyos

habitantes se dice que son más flemáticos que los de las

demás provincias holandesas.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

132

otra tragedia. Me temo que hay mucha gente que no tiene ni

idea de lo que son el pecado o la gracia y, por lo tanto, no se

dan demasiado a lo religioso. Estas personas se abaten más

cuando mueren sus perros que cuando pecan contra Dios y les

hace más felices el ser destinatarios de la sonrisa de una

personalidad que recibir la misericordia de Dios. Aquí hay

algo que no funciona.

LA RECEPCIÓN DE LA PALABRA

Permítanme comentar primero que la Palabra de Dios es

como un libro cerrado para nuestra capacidad natural de

comprensión; es decir, que uno puede leerlo sin entender nada

en absoluto. Se puede entender la historia de la Biblia como

tal, pero eso no significa que se pueda comprender sin

problemas, y no solo eso, sino que incluso cuando no tenemos

duda alguna sobre el significado también puede ocurrir que no

tengamos ni idea de en qué consiste el mensaje que se

transmite. Necesitamos la intervención del Espíritu Santo, esa

fuerza que da vida y fuerza a la Palabra. Da igual la forma en

que se nos acerque la Palabra; que la leamos, oigamos o

recordemos no es la clave, pues lo que de verdad cuenta es que

prestemos oídos a lo que nos diga el Espíritu114.

Puede ocurrir que nos encontremos andando por las calles

cabizbajos y atribulados por nuestros pecados o agobiados por

algún que otro problema y que de repente nuestra memoria se

ilumine con un versículo de la Palabra de Dios. ¡Qué alivio tan

maravilloso se produce cuando nos damos cuenta de que el

Señor nos proporciona consuelo o nos enseña de tal manera!

No todos los versículos que nos atraen son dádivas del cielo o

han sido escritos especialmente para nosotros, pero esto bien

puede cambiar cuando Dios nos dirige esas palabras de tal

forma. Los hijos de Dios saben que el Señor a veces imprime

Su Palabra en los corazones y que también la pone, sin

intermediarios, al alcance del individuo. ¡Qué gran claridad y

114 Apocalipsis 2:7.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

133

consuelo se consigue cuando esto ocurre! Podemos entonces

afirmar que hemos “recibido la Palabra del Señor” y que Este

dirigió nuestra atención a Su testimonio.

Sin embargo, tenemos que ir con cuidado, pues hay que

evitar la exageración y tratar de no inventarse una experiencia

imaginaria a partir de cada versículo que recordemos.

Permítanme explicar esto de acuerdo con las palabras de V. á

Brakel: “las extraordinarias palabras de Dios en nuestro

corazón apenas tienen nada que ver con nuestra llamada al

púlpito. Dios apenas opera ya de esa manera, así que no

debemos esperar a que ello ocurra, pues existen otras muchas

razones que también nos llevan a sentir la vocación”. No es mi

intención hablar de estos temas vocacionales, pero á Brakel

seguramente se puso en guardia tras toparse con buen número

de cristianos hablando de haber sentido divinas revelaciones,

declaraciones que le hacen sospechar y a las que, creo yo,

nunca ha dado valor alguno. Cuando á Brakel dice que “Dios

apenas opera ya de esa manera” se refiere a que esas

revelaciones portadoras de celestiales mensajes u órdenes no

caen precisamente del cielo. Tampoco niega que Dios haya

podido comunicarse a través de Su Palabra, cierto, pero a lo

que aquí se refiere es a esas revelaciones especiales. Así,

quisiera aconsejar al lector a ir muy al tanto en este asunto. Sé

muy bien que no es extraño que los hijos de Dios tengan

premoniciones sobre el futuro de una persona en la Iglesia, o

que hayan recibido promesas de que tal o cual niño vaya a ser

convertido tarde o temprano. A veces podemos presenciar

cómo estas profecías se cumplen, pero otras veces no

encontramos beneficio alguno en ellas, al tratarse de algo muy

personal y extremadamente subjetivo. Los hijos de Dios

pueden ciertamente recibir la fe que les permita creer que Dios

contestará a sus ruegos, y también es posible que se les

conceda el privilegio de poder presentar, por así decirlo, sus

congojas ante Dios de manera que puedan cantar “el Señor nos

llevará a la salvación”. Sin embargo, incluso cuando esto

ocurra tendrán que dejar que sea el Señor el que ejecute e

incluso interprete. Leamos así el consejo que nos proporciona

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

134

la Biblia, cuando Moisés nos conmina a tener mucho cuidado

con las profecías115. Las escrituras también nos muestran que

el Señor pone espíritus de mentira en la boca de todos sus

profetas116.

Es nuestro deber por lo tanto ser cautos a la hora de tratar

cualquier revelación que no provenga de la Palabra e incluso

aquellas que tienen lugar al recibir esta. No tengo duda alguna

de que los hijos de Dios reciben consuelo e instrucción de la

Biblia a través de versículos que aparecen en sus

pensamientos. ¿Por qué no? Si no es imposible que el Señor

bendiga las meditaciones provocadas por las Escrituras, ¿por

qué entonces no podría Él utilizar versículos de Su Palabra

cuando estos aparecen de repente en las mentes de Sus hijos?

En otras palabras: la forma en que nos llega la Palabra no es

lo importante, lo importante es el mensaje que transporta la

Palabra. ¡El factor clave no es la forma de la experiencia, sino

su contenido! Me sorprende que la gente a veces se excite

tanto cuando de repente un versículo toma forma en sus

pensamientos, que un día uno vaya caminando por la calle y

que de repente un versículo u otro entre con fuerza en su

corazón, ¡y que sin embargo apenas se diga nada sobre el

contenido de ese versículo! La gente se siente importante

cuando recibe con fuerza un texto bíblico, lo que da lugar a

sospechas. Sería mejor afirmar que uno tenía que pensar en

una parte de la Palabra de Dios y que el contenido de esas

palabras le causó una gran impresión. Yo niego

categóricamente la idea de que la recepción repentina de un

texto bíblico le dé un valor extraordinario a la Palabra. Estas

sensaciones pueden bien ser ilusiones engañosas en mayor o

menor grado, o sentimientos subjetivos que no nos ayudan en

absoluto a acercarnos más a la redención.

¿No es interesante que exista gente que recibe

continuamente la Palabra de Dios mientras que otros muchos

hijos de Dios nunca disfrutan de este placer? Los textos son

115 Deuteronomio 18. 116 1 de Reyes 22:22-23.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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más a menudo “recibidos” por personas que no están

acostumbradas a observar sus propios corazones con ojo

crítico que por los más sensatos y juiciosos (o menos

primitivos, según algunos) que saben bien la fuerza que puede

llegar a tener el subconsciente. No fue producto de la

casualidad que se acuñara la expresión “texto incidental”,

dícese de aquel texto que aparece de repente en la mente de

una persona. En los conventículos117 se sabía ya que era

posible que los versículos escuchados por una persona años

atrás se quedaran grabados en su subconsciente para luego

emerger inesperadamente en cualquier momento. Hay quien

dice sentirse sorprendido de haber recibido un texto que jamás

antes había oído y que ni siquiera sabía que se tratara de un

versículo de la Biblia. Hay que ser más racional en este tipo

de situaciones, pues no significan nada en sí mismas y uno no

puede andar el camino hacia la salvación a partir de esto. No

es más que falso misticismo cuando uno trata, sin Cristo, de

fortalecerse de cara a la salvación a base de coleccionar

extrañas experiencias de este tipo. El pastor I. Kievit escribió

que Cristo es puesto de lado cuando tales incidentes y

emociones, y no la fe, se convierten en el foco principal de la

existencia. Por su lado, Calvino dijo: “El afligido espera que

le caiga la inspiración repentina del cielo, con total desprecio

hacia los sirvientes de la Palabra, que son los que deben

gobernarle”. Sin embargo, aquellos con mayor claridad de

ideas que no se sienten tan angustiados también pueden caer

en esta trampa. En efecto, recibimos fácilmente un texto

determinado solo por el mero hecho de desear recibir algo,

pues no hay nada que sea más engañoso que el corazón, así

que ¿quién puede estar convencido del todo? En particular

aquellos que son sensitivos deben poner especial cuidado y ser

muy críticos a la hora de tratar estos asuntos. Mientras una

117 Hermandades tradicionales compuestas por pequeños

grupos de cristianos que se reúnen en casas particulares para

adorar, orar y compartir sus experiencias religiosas

personales.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

136

persona se refiere a “un texto que recibí”, otra se refiere a “un

texto que me vino a la cabeza”. Otra cosa importante de la que

no debemos olvidarnos es el peligro de que Satanás se acerque

a susurrarnos palabras de la Biblia, ajustándolas lindamente a

cualquier cosa que uno desee oír. Tampoco podemos olvidar

que todos recibimos partes del Evangelio continuamente, y

que la verdad no está del todo ausente, aunque sea únicamente

el Espíritu Santo el que puede hacer perfecto uso de esas

palabras y conseguir marcarlas en nuestros corazones. Ojalá

que la Palabra de Dios more en nuestro interior, tal como San

Pablo expresa118. La palabra de Dios no solo apunta hacia las

cosas estáticas sino también al movimiento: inclinad vuestro

oído… y vivirá vuestra alma119.

Sin embargo, el Espíritu Santo puede traer las palabras de

las Escrituras a nuestra atención y a la vez aplicarlas a los

corazones. El Señor puede hacer esto, sí, pero hay que insistir

en que estas palabras deben penetrarnos de una forma especial.

No recibimos instrucción única o especialmente de esta forma.

El pastor I. Kievit nos presenta el siguiente ejemplo: “es

incluso posible que haya gente que haga todo lo posible por

encontrarse en tales situaciones para sentirse importante. ¡Qué

peligroso es esto! Ocurrió una vez que un predicador deseó

recibir también la Palabra, de forma que así pudiera hablar tal

como lo hace la gente de Dios. Así que, claro, cuando llegó a

casa, pudo escuchar las siguientes palabras: porque en hiel de

amargura y en prisión de maldad veo que estás120. No es

imposible que este sea un caso de autosugestión bajo la

presión de una conciencia acusadora. De una manera u otra, le

vino muy bien”. Como colofón a este tema, debo remarcar que

no es nuestra tarea enjuiciar los actos de los demás y que no

existe un criterio infalible que podamos usar con total garantía.

118 Colosenses 3:16. 119 Isaías 55:3. 120 Hechos 8:23.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

137

LAS SITUACIONES DE CRISIS

Es a la hora de la muerte, durante la enfermedad o en

cualquier otra situación traumática cuando las emociones de

las personas son más intensas y cuando la Palabra de Dios

parece producir mayor efecto. Da la impresión de que las

personas se abren más a Dios cuando yacen en el lecho de

muerte o cuando asisten a un funeral. El paciente moribundo

siente en su cuerpo que se encuentra a punto de dar un gran

salto. Así, si el dolor se lo permite, ve pasar su vida como si

de una película se tratase, siente las punzadas de culpabilidad

ante Dios y teme Su juicio. De ahí que a menudo en estas

situaciones se sienta la necesidad de recibir el perdón,

conllevando esto a que el moribundo se apreste a escuchar la

Palabra de Dios. Una sola palabra de la Biblia es en ocasiones

cogida al vuelo y, ante una necesidad que se hace imperiosa,

se da el salto definitivo para abrazarse a la fe. Huelga decir

que no es mi intención elevar juicio alguno contra todos

aquellos que de esta manera han fallecido, pero sí hay que

recordar que no faltaron motivos para que en el pasado se

bautizara estos actos como “conversiones de lecho de muerte”

y para que nadie se hiciera demasiadas ilusiones al respecto.

Además, un moribundo podría haberse sentido forzado a

convertirse a última hora por ese gran aguijón que es el miedo

a la muerte y, sin embargo, no mostrar ni el menor indicio de

reconocimiento de los pecados cometidos contra Dios. Estas

son conversiones en las que posiblemente el interés se centra

más en uno mismo que en el amor a Dios, aunque no es mi

intención dar a entender que las conversiones de lecho de

muerte no sean conversiones genuinas. Así, sin ir más lejos,

uno de los ladrones crucificados junto a Jesús también fue

convertido, luego de que se diera cuenta de que merecía morir

y, tras hablar del Hijo de Dios con gran respeto y amor, rogó

que se le concediera el perdón y este le fue dado.

Las emociones también se apoderan de los familiares del

fallecido durante la crisis. Así, muchos lloran durante el

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

138

funeral, escuchan el sermón con atención junto a la tumba y

parece entonces que la Palabra consigue tener efecto en sus

conciencias, hasta el punto de que en ocasiones hay algunos

que toman la determinación de vivir según la Palabra de Dios

luego de que la verdad haya quedado marcada en sus

corazones. Sí, pero ¿cuánto tiempo dura este sentimiento?

¿Qué es lo que queda luego del transcurso de unos pocos

meses? Hay que ser realista: los hombres parecen más

sensibles y serios en los momentos de crisis, pero estos

sentimientos son por lo general muy superficiales y no duran

por tanto más que un corto espacio de tiempo. Hay también,

sin embargo, ejemplos de personas para las que la defunción

de un familiar acaba convirtiéndose en una bendición a nivel

personal. Por ejemplo, puedo contar el caso de un joven, el

hijo menor de una familia, que murió repentinamente. Los

familiares le echaron mucho de menos, pero también sintieron

que Dios les había abandonado y comprendieron que la causa

de toda miseria era una: el pecado. La muerte quedó marcada

con fuego en sus memorias, convirtiéndose así en una

bendición pues provocó que se dirigieran de nuevo a Dios.

Otro buen ejemplo lo encontramos en esa mujer sirofenicia

atribulada por asuntos temporales y espirituales. Viendo que

su hija se encontraba muy acongojada, la mujer pidió ayuda a

Cristo, pero a la vez también fue en busca de una bendición

para sí misma, pues sentía un ferviente deseo de ser aceptada

entre los hijos de Israel a pesar de no considerarse más que

como un perrillo a los ojos de Dios121. Parece como que no

siempre somos capaces de diferenciar un problema de otro y,

aparte de esto, no podemos juzgar. Sin embargo, por otro lado,

hay que insistir en que el creer en milagros no es suficiente

para alcanzar la salvación.

Es bueno suministrar palabras de aliento durante las tareas

pastorales que se llevan a cabo con los enfermos. Aunque a

veces sea complicado, hay que transmitir la Palabra de la

forma más honesta posible junto al lecho de muerte o la cama

121 Marcos 7:24-30.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

139

del enfermo. El pastor no desea aumentar el dolor de las

personas que sufren ya mucho en estas situaciones críticas,

pues ya tienen suficientes problemas con los que lidiar pero

también se debe tener una conciencia tranquila ante Dios y a

ello puede ayudar mucho el que se pronuncie una palabra

sincera. Cuando me encuentro junto al lecho de un enfermo y

digo que no me atrevería a aventurarme en la eternidad con la

única seguridad de un “quizás”, es posible que tal comentario

conmocione al enfermo, sí, pero también es igualmente

posible que consiga reconducirle hacia Dios. Siempre que

utilizamos palabras sinceras, estas deben fundamentarse en

nuestras buenas intenciones y, por supuesto, todo hombre

debería saber que todo está dirigido a honrar a Dios y a

conseguir la salvación.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

140

7

LOS SENTIMIENTOS

RELIGIOSOS

Y LOS PROBLEMAS

PSICOLÓGICOS

LA PSIQUE Y RELIGIÓN

Aquellas personas que sufren problemas o enfermedades de

tipo psicológico pueden albergar sentimientos religiosos que

pueden verse afectados total o parcialmente tanto por el

trastorno como por la incapacidad de estas personas a la hora

de hacer frente a las cuestiones vitales que se les presentan.

No es mi propósito aquí el tratar sobre los diferentes tipos de

trastornos psicológicos, pero sí intentaré describir ciertos

sentimientos que hasta cierto punto predominan en las

personas con problemas psicológicos. Las personas sin apenas

problemas de este tipo también podrían identificarse con los

rasgos que a continuación voy a enunciar. Primero hablaremos

de los sentimientos más extendidos, luego de las relaciones

que estas personas mantienen con otras ajenas a esta condición

y finalmente echaremos una ojeada a lo que pasa por la cabeza

de estas personas.

LA AGRESIVIDAD

Aunque no se puede negar el hecho desafortunado de que

tanto la agresividad como la violencia son características

humanas por excelencia, hay que hacer hincapié en que ambas

pueden llegar a alcanzar límites desproporcionados. Así,

cierto es que una persona que no se sienta bien de salud se

sentirá más sensible que una persona sana, pero en el caso de

pacientes psiquiátricos, la agresividad acumulada puede llegar

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

141

a manifestarse de una forma radical y sin previo aviso,

mostrándose además en situaciones sumamente extrañas,

hasta el punto en que la furia de estas personas puede incluso

llegar a alcanzar un punto de gran hostilidad contra Dios. Toda

persona es por naturaleza enemiga de Dios, pero hay que tratar

de evitar que esto se manifieste siempre a través de

explosiones de rabia. Cuando alguien sufre reacciones

explosivas de este tipo se le hace sin duda muy difícil aguantar

un servicio religioso completo, y más aún orar o respetar a

Dios. Tales personas pueden, al mismo tiempo, sentir

profundos sentimientos de culpa por sus acciones y

sentimientos, lo que les hace entonces sentirse incluso más

abatidos. Esta agresividad puede incluso llegar a dirigirse

contra sí mismos, tendiendo así a producirse daños corporales,

e incluso puede llegar hasta el punto de no querer la salvación

que les ofrece Dios por no sentirse merecedores de esa

salvación. ¡No solo se sienten abatidos, sino que también

desean perderse para siempre en las tinieblas! Creen que esto

es lo que se merecen y, haciendo gala de una forma fatalista

de pensar, esto es lo que creen que en realidad ocurrirá. ¡Qué

sufrimiento tan horrible! No hace falta decir que estas

personas necesitan el auxilio de un psiquiatra profesional sin

dilación.

EL MIEDO

El miedo puede llegar a alcanzar unos límites totalmente

fuera de control. Puede hasta darse el caso de que una persona

tenga un temor intenso a la eternidad y que se ponga a temblar

cada vez que piensa en ello. Es un hecho bien conocido que

las víctimas de la guerra y sus descendientes se sienten en

ocasiones asaltados por este miedo hasta el punto en que el

horrible espectro de la maldición eterna les agarrote de la

manera más espeluznante. Una persona deprimida puede ser

víctima de una paralizante sensación de ansiedad que se

expresa a veces como un miedo a haber pecado contra el

Espíritu Santo. Cuando nos encontramos con estas personas

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

142

por primera vez, es fácil caer en la creencia de estar tratando

con una verdadera conversión “a la antigua usanza”.

Ciertamente, existen sentimientos de culpa y de alarma, pero

¿siente esa persona el escozor de la aflicción por Dios?,

¿siente que ha pecado contra un Dios bienhechor? Estos

miedos desaparecen a menudo tras un tiempo. Hay gente que

suspira y siente miedo durante toda su vida, e incluso los hijos

de Dios se sienten a veces oprimidos por ataques de ansiedad

y viviendo sin cesar con el temor de estar engañándose a sí

mismos.

El miedo también impide que una persona se mire al espejo

más de cerca. Esta es como una persona que no se atreve a ir

al médico por miedo al diagnóstico, una persona que a menudo

tiene problemas a la hora de escuchar un sermón entero, pues

busca algo que sea más positivo y llevadero. Algunos

sermones le perturban emocionalmente, así que hemos de

tener cuidado de no rechazar tales reacciones con demasiada

dureza o sin pensar primero detenidamente en las

consecuencias. Los hijos de Dios también pueden

obsesionarse con temores de este tipo, pero el Señor se

asegurará de que no tengan que acarrear un peso demasiado

grande sobre sus hombros.

LA INSENSIBILIDAD

La mayoría de las personas pasan por momentos en los que

no sienten sensación o sentimiento alguno y por ello se sienten

vacíos y sin energía. El trabajo, la vida conyugal y la religión

parecen haber perdido todo su significado para estas personas,

pero este es un sentimiento que desaparece rápidamente sin

llegar a alcanzar extremos peligrosos. Sin embargo, cuando

parece que en el interior reina el caos y uno tiene dificultades

para aguantar el ritmo del día a día, la concentración y las

emociones de la persona se verán sin duda afectadas. Los

pacientes psiquiátricos, por ejemplo, a menudo tienen

problemas para prestar atención a un sermón entero, pues

están encerrados en sí mismos y no siempre pueden liberarse,

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

143

así que sus sentimientos no encuentran salida. Hay quienes

pueden incluso haber pasado por experiencias religiosas en el

pasado que no han sobrevivido al paso del tiempo, mientras

que otros jamás han sentido experiencia alguna de este calibre

y por tanto se sienten culpables por ello. Prometerles que todo

irá bien cuando se restablezcan no es la mejor vía para

ayudarles, pues solo hace que se sientan aún más

incomprendidos y abandonados por los demás. Sí les podemos

decir, claro, que aquellos que sufren de dolor de cabeza

tampoco pueden escuchar con atención ni tener experiencias

religiosas, que una persona que padezca migrañas no puede

ser forzada a escuchar y a estar alerta. ¿No es lo mismo para

aquellos con problemas mentales? ¿No es capaz Dios de

entender que estas personas están demasiado cansadas como

para escuchar con atención, de darse cuenta de que sus

sentimientos están reprimidos y de que todo en ellos está tan

muerto? Recuérdese que se puede orar incluso sin sentimiento

y que a pesar de todo aún se puede también rogar a Dios que

nos muestre que existe y que está dispuesto a ponerse al lado

de los pecadores. Podríamos, debemos mejor, seguir orando y

rogando por la conversión incluso durante los tiempos en que

nuestros sentimientos estén enterrados; e incluso cuando no

experimentemos nada en absoluto la Palabra de Dios continúa

siendo el faro de la verdad, por lo que aún podemos intentar

leer párrafos cortos de la Biblia para mantenernos a flote.

También es posible que, durante una crisis mental, los

creyentes verdaderos, los hijos auténticos de Dios, sientan que

Dios se ha olvidado de ellos por completo, pero, ah, no, el

Señor del Cielo y de la Tierra es el Uno Leal, jamás se olvida

de las obras que Sus manos forjaron. ¿Y no son Sus hijos la

obra de Sus manos?

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

144

LAS EMOCIONES Y LAS ENFERMEDADES

MANIACODEPRESIVAS

Ciertos pacientes maniacodepresivos se sienten en un

momento dado naufragando en un inmenso mar de dudas para

seguidamente pasar como por arte de magia a un estado de

rebosante confianza y seguridad, momento en el que son

capaces de lidiar con todo lo que se les ponga por delante, de

hacerse cargo de toneladas de tareas con una sonrisa en el

rostro y llenos de confianza en sí mismos. Milagrosamente,

estas personas incluso alcanzan elevadas posiciones en el

escalafón social. Estas emociones maníacas también se

presentan como sentimientos religiosos. Seguramente el lector

habrá oído expresiones tales como “tuve una experiencia

maravillosa”, “nadie me comprende” o “sin duda mi vocación

es la convertirme en pastor de la Iglesia”. Estas personas

pueden recitar los versículos más maravillosos de la Biblia y

describir con fervor el gran consuelo que les ha proporcionado

la Palabra de Dios. Aquellos que escuchan con atención

podrían tener la sensación de que estas personas se sienten en

realidad superiores a los demás, que exageran de una forma

más que irritante y que son orgullosas a más no poder. Todo

suena muy bien y hasta puede que quede perfectamente

disfrazado en la ortodoxia, pero la humildad brilla por su

ausencia, pues estas personas tienden a ser muy críticas con

aquellos que no experimentan lo mismo que ellos. Además,

estas personas se ofenden al menor atisbo de crítica y

disputarán siempre el derecho de los demás a hacerles ver sus

errores. Aquellos que no aceptan sus afirmaciones y que por

el contrario lo que hacen es mostrar sus reservas están, en su

opinión, completamente equivocadas, una reacción que, dicho

sea de paso, no se observa únicamente en pacientes

maniacodepresivos.

No, no es mi intención afirmar que esto no es el resultado

de la labor de Dios, pues ¿quién puede juzgar eso? Tenemos

que intentar proporcionarles consejo amigable, así que lo

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

145

mejor que podemos hacer es escuchar, distraer su atención y

huir de toda confrontación. De una manera u otra, no sería de

sabios otorgar posiciones de autoridad en la iglesia a personas

de este calibre.

LOS SENTIMIENTOS Y LA HISTERIA

Otro caso es el de aquellas personas que se sienten

profundamente convencidos de sus pecados, llevándoles esto

a experimentar intensas emociones. Estas personas confiesan

sus pecados abiertamente, lloran y se lamentan en alta voz y

dan la sensación de que están pasando por una transformación

hacia un estado más límpido. Sin embargo, estas

manifestaciones desaparecen tan pronto como aparecen, y con

ellas, todo signo de seriedad. Cuando los teólogos holandeses

Wilhelmus Schortinghuis (1700-1750) y Herman Witsius

(1636-1708), entre otros, trataron sobre estos casos, hicieron

referencia a ciertos tipos de histeria y, en particular, a la

conducta teatral que muestran las personas que tienen una

necesidad enfermiza de que se les preste atención. Sin

embargo, estos sentimientos de culpabilidad no son siempre

genuinos y el arrepentimiento tampoco se trata siempre de un

lamento sincero por haber pecado contra Dios, sino que, por

el contrario, lo que en realidad sienten estas personas es que

son ellos mismos los que han sido injuriados. Estas personas

se colocan a sí mismas en el centro de todo, incluso durante

sus oraciones, y así todo acaba pivotando alrededor de sus

asuntos y necesidades. No es una tarea fácil, pero es

ciertamente necesario conseguir desviar lo más que se pueda

y con cuidado la atención de estas personas de forma clara

hacia el Dios contra el que han pecado. Tales sentimientos,

aunque menos intensos, también están presentes de alguna

forma en personas ajenas a estos problemas. Ciertamente,

¿quién no siente inclinación a convertirse en el foco de todas

las cosas, incluso cuando se trata de sentimientos religiosos,

arrepentimiento y fe? De una manera u otra, tal actitud no es

precisamente una muestra de verdadera fe.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

146

Este tipo de sentimiento puede ejercer una gran influencia

en la forma en que nos relacionamos con el prójimo, pues la

gente se siente inhibida o tiene por ende una mayor necesidad

de contacto. A continuación, trataremos varias cuestiones que

guardan estrecha relación con este tema.

LA EXCESIVA NECESIDAD DE SEGURIDAD

Como ya comenté anteriormente, todo el mundo tiene la

necesidad de sentirse seguro. Esta necesidad, sin embargo,

puede llegar a convertirse en una obsesión, y cuando esto

ocurre la gente no solo busca ya cariño y atención, sino que

también se escuda contra toda crítica y se lo toma todo como

si fueran ataques contra su persona. Por lo general son gente

muy amable y, por lo tanto, se merecen todo el amor y

atención posible, incluso en lo concerniente a lo religioso,

pero el peligro estriba en que estén tratando de buscarse una

pantalla religiosa que les proteja a todo coste contra la dura

realidad de la vida. Estas personas se sienten ofendidas por el

carácter escrutador de la Palabra de Dios y se irritan al oír

sermones equilibrados y llenos de amor. También se ofenden

fácilmente cuando se les conmina a analizar hasta qué punto

su fe es verdadera y a veces se resisten a la honrada

predicación de la Palabra de Dios hasta llegar al extremo de

protegerse contra todo intento de crítica constructiva. Pueden

unirse a una iglesia o culto donde pueden así ser “nutridos”,

es decir, sentirse incluidos en la cálida atmósfera de estos

grupos y sentirse totalmente aceptados sin que se les haga

pregunta inquisitiva alguna. Es precisamente esa predicación

a la que Cristo hace referencia en Sus parábolas, cuando habla

de la semilla que cae en el pedregal, de las cinco vírgenes

insensatas y del hombre sin ropas lo que de verdad hace sufrir

a estas personas.

Es conveniente que no cedamos ante esta necesidad

excesiva de seguridad y que no nos veamos tentados a

introducir cambios en el Evangelio pues, en caso contrario, no

haríamos más que aguar el mensaje que nos transmite la

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

147

Palabra de Dios. Al mismo tiempo, tenemos que tratar a esta

gente con tacto, pues aunque hayan perdido el equilibrio o

estén más o menos enfermos, aún así son criaturas creadas a

imagen y semejanza de Dios, así que es nuestra obligación

acercarnos sinceramente a ellos con cariño y tacto. En cuanto

a lo emocional, sus necesidades son a menudo como un pozo

sin fondo imposible de llenar por mucha atención que se les

preste, pero a pesar de esto tenemos que mostrarles claramente

la profundidad y la intención de la Palabra de Dios. Dios no

halla placer en la muerte del impío, sino en que este se aleje

de este camino y tome el sendero de la vida.

LA DESCONFIANZA

Existen muchas personas que han perdido toda su

confianza en los demás. Estas personas ya no se fían ni de sus

esposas ni de sus padres, ni de sus madres ni de sus amigos.

No es mi deseo examinar las razones que conducen a esta falta

de confianza, sino únicamente identificarlas. Hay personas

que temen el contacto con sus semejantes y que prefieren tratar

con animales de compañía u objetos materiales. Este

sentimiento de recelo siempre afecta las experiencias de la

vida religiosa pues no solo se sospecha de los demás sino

también de Dios. Así, a estas personas se les antoja que Dios

no es digno de confianza, que no es un Padre y que no es capaz

de satisfacer sus necesidades con cariño. En ocasiones, vemos

como estas personas sienten una gran aversión hacia Dios,

esquivan toda lectura de la Biblia y los servicios de la Iglesia.

Como su confianza ha sido traicionada, a estas personas les es

difícil o incluso imposible tener confianza en los demás. Es

ciertamente posible que aún así estas personas posean una fe

verdadera en el fondo de sus corazones, pero los sentimientos

de sospecha acaparan de tal manera a estas personas que toda

fe acaba siendo enterrada por completo. El sufrimiento de

estos pacientes es inmenso, especialmente cuando están

convencidos de la presencia de Dios y de que deben de

reconciliarse con Él. Tienen la impresión de que deben

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

148

encontrar la paz con un Dios que no les trata con bondad, lo

que crea una serie de sentimientos desagradables y

contradictorios. Guiar a estas personas requiere mucha

paciencia y tacto, y lo menos que podemos hacer es prestarles

atención y mostrarles cuánto amor y cariño ha puesto Dios en

Su palabra.

EL RECHAZO A LAS NORMAS Y REGLAS

Otro síntoma que con frecuencia se asocia a los problemas

psicológicos es la confrontación con las normas y las reglas

imperantes. Aunque todo el mundo siente el impulso de

liberarse y desea estar en control de sus vidas, hay quien siente

este impulso de forma mucho más profunda. No es siempre

sencillo educar a tales personas cuando son jóvenes, siendo

este un problema que también se hace patente en la vida

familiar, en el trabajo e incluso en la vida religiosa. Estas

personas sienten que todo es coercitivo: se sienten obligados

a ir al culto, a vestirse con modestia y a comportarse

apropiadamente. A menudo no pueden aguantar más dentro de

estos límites y, en consecuencia, se alejan de la iglesia y

desafortunadamente también de la misma Palabra de Dios.

Muchas de estas personas se encuentran fuera de nuestro

alcance y aquellos a los que conseguimos acercarnos tampoco

les podemos cambiar, así que hay que intentar guiarles con

cuidado y firmeza. En particular debemos tratar de hacerles

ver que la relación con el Señor no se basa en la sumisión

servil sino en el amor. Dios Todopoderoso también puede

penetrar en los corazones de estas personas y conseguir que se

inclinen ante Él. Roguemos y supliquemos al Señor que se

produzca esta necesidad.

Quisiera poner punto final a estas observaciones con un

comentario sobre lo que tiene lugar en las mentes de los

pacientes psiquiátricos, pero ahora más a un nivel racional que

emocional.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

149

LA DEPRESIÓN

Aunque no haya persona que no se sienta alicaída de tanto

en tanto, el abatimiento puede llegar a convertirse en una

enfermedad paralizante. En esta situación todo se torna en

tinieblas, todo lo que estas personas intentan hacer siempre

falla, nunca consiguen alcanzar objetivo alguno en sus vidas,

no sienten que sus vidas valgan la pena y creen que a nadie le

importa lo que les pase. Piensan además que Dios no los

quiere, pues han pecado demasiado —un sentimiento que

pueden albergar todos los hijos de Dios a través de las

convicciones impartidas por el Espíritu Santo—, y así se

tornan contra sí mismos y cierran las puertas a los demás.

El cuidado de estas personas y el tratamiento de todos los

demás síntomas que se mencionan en este capítulo son labores

que deben ser puestas en manos de profesionales. Otras

personas que no tienen experiencia en estos casos, tales como

familiares, amigos, abuelos y miembros de la Iglesia deben

limitarse principalmente a escuchar y evitar hacer cualquier

comentario del tipo “todo irá bien pronto” o “tienes que tener

confianza”. Los comentarios de esta índole no hacen más que

exacerbar los sentimientos de soledad de estas personas, pues

estos pacientes no tienen poder de voluntad y por tanto

volverán a recaer incluso cuando intenten con todas sus

fuerzas salir del agujero. Tampoco debemos alarmarles

diciéndoles que deben tener fe, pues con esto tampoco se

consigue resultado alguno e incluso podría tener un efecto

completamente opuesto. Muchas son las cosas que deben

hacer y nada es lo que pueden hacer bien, así que tampoco

tienen la capacidad para creer, por lo tanto, lo mejor es

explicarles pausadamente quién es Dios, en vez de dejarles

que lo diluciden ellos mismos. Aunque el decirles que Dios

siempre hace sitio para los pecadores no parezca funcionar, es

más que posible que estas palabras hagan que brille un destello

de luz al final del túnel de sus vidas, e incluso den estímulo a

los no creyentes. Claro que el recibir un poco de estímulo no

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

150

es de ningún modo lo mismo que el creer gracias a la poderosa

influencia del Espíritu de Dios, tema este que ya hemos tratado

anteriormente. Lo mejor es cuando el propio Dios y Señor

ofrece Su consuelo por medio de Su Palabra y de Sus hijos y

es solo entonces cuando todo se transforma de verdad y

cuando en el punto más bajo de su depresión uno puede decir:

Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el

Dios mío me oirá122.

LA FALTA DE AMOR PROPIO

Es bien sabido que no todo el mundo piensa de forma

positiva sobre sí mismo. Los hombres, por lo general, saben

evaluar acertadamente lo positivo y negativo de sus caracteres,

pero también hay aquellos que se sienten inferiores a todo el

mundo y que consideran que su lugar está en lo más bajo del

escalafón humano. Estas personas no se sienten merecedoras

de la gracia de Dios y tienen grandes problemas a la hora de

desembarazarse de esos sentimientos negativos. A menudo

ocurre que estas personas no consiguen soportar los sinceros

sermones sobre la culpa y el pecado. Cuando oyen decir que

somos totalmente incapaces de hacer bien alguno, siempre

inclinados a la maldad123, o que no nos merecemos en

absoluto la misericordia de Dios, estas personas lo interpretan

como si fueran acusadas de ser inútiles y de no merecer vivir,

pensamientos que dan pronto paso a un estado de depresión.

Es muy importante que nos expresemos con cuidado en

tales casos. Si conocemos bien la Biblia, sabremos bien lo que

significa declarar que estamos corruptos y espiritualmente

yermos sin la regeneración, pero no podemos olvidar tampoco

que todos y cada uno de los hombres poseen algún reflejo de

la imagen de Dios. El Señor quiere que los hombres vivan en

122 Miqueas 7:7. 123 Catecismo de Heidelberg, Pregunta 8.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

151

la tierra, sí, pero no encuentra placer en sus muertes, sino en

su arrepentimiento124.

LA ENAJENACIÓN

Las personas que sufren de enajenación o extrañamiento

tienen la sensación de ser extraños e intrusos en este mundo y

se limitan a observar el paso de las cosas desde la distancia.

Así, la vida va pasando por delante de estas personas como si

estuvieran viendo una película de cine sentadas en una

esquinita inalcanzable para los demás. En su enajenación, ven

a Dios como algo irreal y a la Biblia como algo muy lejano, y

no pueden llevar una vida cotidiana normal. Saben que es

probablemente cierto que los hijos de Dios son felices pero

¿qué significa esto para ellos? Sin duda existe el pecado pero,

se preguntan, ¿es ello realmente tan terrible? Este

extrañamiento puede durar más o menos tiempo y se puede

observar claramente que esta gente no se deja por tanto

influenciar por la Palabra de Dios. Los sentimientos normales

de estas personas retornan tan pronto como se recuperan de

este trastorno, pero, por supuesto, es necesario como siempre

que el Espíritu de Dios opere en sus almas para que puedan

creer y experimentar la Palabra.

LAS ILUSIONES ENGAÑOSAS

¿Cómo debemos juzgar a los hombres que hablan con

confusión e incoherencia acerca de las verdades bíblicas? Los

pensamientos de algunas personas pueden ser de lo más

grotesco, y no es porque digan cosas raras, sino porque lo que

dicen no tiene sentido alguno. Hablan y hablan y hablan sobre

la religión, pero no dicen ni una sola palabra que tenga sentido.

No es difícil darse cuenta de esto; de hecho, la mente del

hombre sabe cómo inventarse cosas que no existen.

124 Ezequiel 33:11.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

152

También tenemos a aquellas personas que oyen voces, a

veces la voz del diablo, a veces la de Dios. A ello le suman en

ocasiones una visión, sea esta la de una cruz o la de una

persona sentada al borde de la cama. Hay quien un día acierta

a ver una luz dirigiéndose hacia ellos y que luego le preguntan

al pastor sobre su significado. En fin, yo no estoy muy

dispuesto a darle importancia alguna a tales voces y visiones.

Ya en la época de la Segunda Reforma la gente ya estaba

enterada de que el espíritu del hombre era capaz de muchas

cosas. Yo mantengo que el Señor, entonces y ahora, solo opera

a través de Su Palabra y de Su Espíritu. Luego hay quien

también clama ser Elías o Jeremías. ¿Qué se puede pensar de

una persona que no solo afirma oír la voz de Dios y mantener

conversaciones con Él, sino que también está firmemente

convencido de haber alcanzado la salvación? También nos

encontramos con personas que creen que han cometido un

pecado imperdonable contra el Espíritu Santo. En la mayoría

de los casos podemos identificar estas ilusiones, pero es a la

vez muy difícil liberar a los pacientes de sus alucinaciones.

Esta es tarea de profesionales, por lo que todo el que no tenga

experiencia en el asunto no debería ni pensar en tratar de sanar

a estas personas. Incluso dudo que sea conveniente negar sus

ilusiones, pues si así hacemos estas personas podrían sentirse

abandonadas. Mejor cambiar de tema y atraer su atención

hacia otros asuntos.

LAS OBSESIONES

¡Cómo se debe de sufrir cuando uno siente cómo se elevan

en su mente todo tipo de juramentos y reniegos! Ante la

contundencia de esta obsesión, la voluntad se resquebraja y las

personas pierden control de sus pensamientos, sintiendo en

ocasiones unas ganas incontrolables de cometer pecados, lo

que luego da paso a profundos sentimientos de culpabilidad.

Estas personas pueden también ser acosadas por pensamientos

relacionados con confusos temas bíblicos, como son los de la

elección y la reprobación, dando así lugar a que algunas ideas

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

153

extremas sigan arremolinándose en sus cabezas. La vida no es

fácil para estas personas y, si la fe verdadera está presente en

ellas, a menudo se preguntan cómo esta puede compaginarse

con la gracia.

Permítanme decir algo más sobre la compulsión a la

blasfemia. Las semillas de la maldad, entre ellas la blasfemia

y el reniego, están plantadas en las almas de todos y listas para

germinar en cualquier momento, así que es cuanto menos

sorprendente que no afloren a la superficie más a menudo.

Puede ser que tales pensamientos no sean finalmente

transformados en palabras, pero siguen estando ahí, en los

corazones de todos. La diferencia estriba en que en algunas

personas las puertas del corazón están abiertas de par en par

dejando que las profanidades salgan en estampida mostrando

así cuánta miseria se agolpa en sus corazones. Esto no

significa que los demás seamos mejores: el pecado está a la

puerta125. No nos dejemos sorprender porque nos venga una

blasfemia a la mente pues, ¿no sabemos ya que tenemos una

inclinación natural a la maldad? ¡Cuanto más luchemos contra

estos pensamientos malvados, con más fuerza saldrán a la

superficie! Es mejor optar por confesar estos pecados ante

Dios que combatirlos mientras se es presa del miedo.

¿TIENE LA VIDA ALGÚN SIGNIFICADO?

Cada vez hay más personas que creen que la vida no tiene

sentido. Los occidentales liberales buscan desarrollar sus

talentos y probarse a sí mismos, dando lugar a problemas

psicológicos cuando no lo consiguen. Cuando las personas

empiezan a pensar en su inutilidad, y especialmente los

hombres que atraviesan sus crisis de los cuarenta y las

mujeres que descubren un poco tarde las restricciones a las

que se han visto sometidas por sus propias ambiciones

potenciales, entonces es bueno empezar a considerar que el

Dios majestuoso rige nuestras vidas y determina su desarrollo.

125 Génesis 4:7.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

154

Desde luego, tenemos que hacer todo lo posible para mejorar

nuestras vidas introduciendo cambios a fin de darles el

máximo de significado, pero a la vez no debemos esperar

demasiado de ellas. La vida nunca nos dará lo que esperamos

de ella, siendo esta suficiente razón para invitarnos a aprender

a no vivir tanto en busca de la satisfacción personal, pues no

somos el centro de todo: Dios y Su honra lo son. Es solo

cuando nos damos cuenta de ello que empezamos a disfrutar

de una felicidad de verdad, pero para saber esto tenemos que

experimentar un nuevo nacimiento, buscar primero el Reino

de Dios y entonces todas estas cosas nos serán añadidas126. Sin

embargo, no es mi intención restarle importancia al problema,

pues para algunos encontrar una razón de vivir es una batalla

constante.

Al reflexionar sobre este problema, podemos observar que

existen terapias de éxito que pueden tener resultados positivos

en cuanto a las experiencias religiosas, pues consiguen que el

paciente torne de nuevo a la oración y a la lectura de la Biblia.

La terapia no puede proporcionar la fe, pero el tratamiento sí

puede convertirse, en términos humanos, en un medio que los

lleve a prestar oídos a la Palabra de Dios. El teólogo holandés

Theodorus Van der Groe (1705-1784) dijo que el pesimismo

obstaculiza el arrepentimiento. Sin duda, muchos son los

obstáculos contra el arrepentimiento.

NUESTRO ENFOQUE

Comenté anteriormente que era mi intención retornar

brevemente al tema de la poca atención que se presta por lo

general a la condición mortal del hombre. Me sorprende

mucho que la gente hable siempre como si nada del consuelo

que proporciona el Evangelio. Parece como si algunos

pastores consideraran que la confianza y la confesión de la

culpa ante el Señor fueran las únicas formas de acabar con los

trastornos arriba mencionados. Desde luego, tenemos que

126 Mateo 6:33.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

155

estimular a esas personas que se ven acosadas continuamente

por los pecados de juventud, las pesadillas y los temores sin

fin, a que los posen a los pies del Señor. No negaré de ninguna

manera que incluso el hombre terrenal pueda recibir paz

mental al actuar de esta forma, pero aún así debemos

mantenernos siempre en guardia de no caer en la trampa de

una religión generalizada. Hay que volver a nacer, la Palabra

debe penetrar con fuerza en nuestras vidas y es necesario que

exista la aflicción por el pecado, el arrepentimiento, la

confesión de los pecados y una fe verdadera en Cristo.

¿QUÉ SENTIMIENTOS SE RELACIONAN DE

VERDAD CON LA FE?

A la hora de enfrentarse a problemas psicológicos es

difícil discernir los sentimientos conectados con la fe. ¿Cómo

sabemos cuando una emoción es el resultado de una

enfermedad mental o un producto de la fe? Nadie puede

contestar a esta pregunta, pues el ser humano es demasiado

complejo y nosotros demasiado ignorantes como para poder

sondear los abismos del corazón. Aún así, las siguientes

indicaciones pueden resultarnos útiles:

a. ¿Se encuentra esa persona en una situación inusitada?

¿Se siente enferma, débil o sufre de demencia? ¿Qué

problemas existen? ¿Se ha sentido esta persona sobrecargada

de trabajo durante un largo periodo de tiempo? Hay que tomar

en consideración que todo esto puede hacer que una persona

sea más emotiva, aunque ello no quiere decir que se encuentre

más cerca de Dios.

b. ¿Siente esa persona solo desaliento y temor, o podemos

también detectar un sentimiento de pesadumbre por haber

pecado contra el sagrado y buen Dios?

c. ¿Es esa persona hipersensible y llora continuamente?

Esto es típico en las personas ansiosas o nerviosas.

d. ¿Existen señales que revelen que el pecado es visto en

su forma más contraria a Dios?

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

156

e. ¿Está lo que dice esa persona basado en la Palabra? La

fe se origina en la escucha, y esta, en la Palabra de Dios.

f. ¿Se es consciente de que es necesario un Redentor para

lavar la culpa? ¡No debería existir ninguna otra fundación que

no sea la de Cristo!

g. ¿Se pone énfasis en el honor de Dios o en la persona y

en la autocompasión? Allí donde opera Dios, el ego

desaparece.

LA APLICACIÓN DE LA LLAMADA DE DIOS

Quiero remarcar que la gracia salvadora influencia las

emociones del hombre y su conocimiento natural de Dios. Sus

emociones se ven así de nuevo agitadas, pero esta vez de una

forma distinta. No se trata ya de satisfacer deseos religiosos,

ni tampoco de una válvula de escape para dar salida a

sentimientos de alta presión. Está claro que el Señor puede

utilizar circunstancias serias y graves, y fijar la atención en la

brevedad de la existencia y atraer a la gente a Su servicio

durante la enfermedad, la muerte de los seres queridos y otros

medios, pero esta unión debe ser sincera. Ejemplo de ello es

el caso del ladrón crucificado. Las palabras “porque recibimos

lo que merecieron nuestros hechos”127 prueban que su

conversión no fue fruto de una mera emoción pasajera.

Manasés se convirtió mientras sufría, y así Ezequías lo

experimentó de forma especial en el lecho en el que yacía

enfermo: he aquí, amargura grande me sobrevino en la paz,

mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción128.

EL CUIDADOR

Luego de haber tratado sobre los sentimientos de las

personas que sufren problemas psicológicos, quisiera ahora

decir unas pocas palabras en relación con sus cuidadores. Es

127 Lucas 23:41. 128 Isaías 38:17.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

157

una pena que haya tan pocos cuidadores que acepten la idea

de que no toda la religión que emana de la Biblia es en realidad

fe verdadera. La mayoría de los cuidadores que prestan

atención a las experiencias religiosas de sus pacientes no

ahondan en la realidad de esas experiencias. Cuando la gente

habla de confianza, amor, paz y obediencia, se acepta esa fe

sin crítica alguna. No intento afirmar que los cuidadores sean

llamados a juzgar la fe de sus pacientes, sino que es necesario

tener una buena visión de la esencia de la fe para poder estar

en condiciones de tratar correctamente al paciente. Muchos

psiquiatras juzgan la salud de la fe de sus pacientes

examinando cierto número de criterios derivados de la

psiquiatría. Si, por ejemplo, el paciente no puede ir más allá

del suspiro y del lamento, y cuando no se proyecta mucha luz

sobre el perdón de sus pecados, el psiquiatra podría determinar

que el paciente se halla en un estado enfermizo. Sin embargo,

también podría tratarse de la fuerza de convicción del Espíritu

de Dios que empuja a la persona a que busque refugio en

Cristo. Por otro lado, también puede darse el caso de que el

cuidador considere que una cierta profusión de fe sea una fe

verdadera, pero podría ser en realidad no más que un acto de

desesperación de esa persona para mantenerse sin mostrar

afecto o reverencia por Dios ni amor por Cristo ni

arrepentimiento por el pecado. Repito: no es nuestra tarea

juzgar si una persona siente una fe verdadera. Nuestra

conducta debe ser regida por la caridad, pero también debemos

ser responsables, por lo que, aunque no podamos dirigir al

paciente por sendas más felices, debemos tener cuidado de no

encauzarles hacia una falsa fe.

Tiempo atrás, un psiquiatra hizo un comentario

sorprendente cuando dijo que en ciertos círculos se presta más

atención a sentimientos tales como la reverencia, el

arrepentimiento y el anhelo, y que otros podrían aprender de

ello, pues estos son elementos recomendables de la

personalidad. Por lo visto, un cuidador que siga esta premisa

ve la fe como la suma total de una cantidad de experiencias

significativas, entre las que se encuentran el arrepentimiento y

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

158

la reverencia, o por lo menos le es útil mencionarlas. Sin

embargo, ¡claro está que la reverencia, el arrepentimiento y el

anhelo no se consideran entonces esenciales e indispensables!

A este hombre le parece que hay verdad bíblica que no va más

allá de la creencia de que Jesús murió por nuestros pecados,

que Él perdona nuestros pecados y que se debe hacer todo lo

posible para obedecer a Dios.

El cuidador que no es lo suficientemente crítico acerca de

la fe y que confunde la religión con la fe bíblica se encuentra

en peligro de no dedicarse más que a reparar truncadas

experiencias religiosas, e incluso podría creer que ha

contribuido al ejercicio de la fe.

LA ORACIÓN COMO TERAPIA

Es ciertamente deseable que un pastor ore con pacientes

psiquiátricos. Esto es algo que por otro lado no está lo

suficientemente reconocido, y el paciente puede estar tan

encerrado en sí mismo hasta el punto de no poder ni abrir los

ojos o de rechazar estar presente a la hora de ofrecerse una

oración. Está claro que no debemos forzar la cuestión y que

tampoco sirve de mucho hablar con el paciente en tales

situaciones.

Sí que me opongo, sin embargo, a la idea de usar la oración

como terapia. La oración nunca debería tener la apariencia

engañosa de que se está hablando con Dios cuando en realidad

lo que se está haciendo es tratar de influenciar al paciente. La

oración es mucho más que eso. Sé bien que se producen

sentimientos de alivio cuando se ofrece una oración al Dios

Todopoderoso y Misericordioso, pero el asistente social o el

pastor debe orar a Dios de verdad y con honestidad y

suplicarle Su auxilio, y comunicarle con sobrias palabras

acerca del dolor que sufre la persona en cuestión. No es que

Dios tenga que escucharnos, pues Él no tiene obligación de

satisfacer nuestros deseos, pero si de verdad creemos en Dios

y confiamos en que escuche nuestras oraciones, entonces es

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

159

cuando podemos pedirle con humildad que nos auxilie,

incluso para satisfacer necesidades de este tipo.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

160

EPÍLOGO

No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con

el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la

medida con que medís, os será medido.129

En este libro no trato de enjuiciar a aquellas personas que

no tengan las cualidades necesarias para hallarse en posesión

de la fe verdadera, pues nadie tiene derecho a condenar así a

sus semejantes. Además, la personalidad del hombre es

demasiado compleja, por lo que es imposible saber

exactamente lo que hay en el fondo de su corazón. Lo más

indicado es colocarnos primero, y también nuestra fe, bajo el

escrutinio de la Palabra de Dios, y una vez hecho esto intentar

entonces observar de forma crítica pero positiva a nuestro

alrededor y analizar entonces si un alma es de Dios o no.

Cuando Jesús vivió en esta tierra mostró un talante positivo

y perspicaz cuando dijo: Guardaos de los falsos profetas, que

vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son

lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se

recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo

buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos

malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol

malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es

cortado y echado en el fuego. Así

que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice:

Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace

la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me

dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu

nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu

nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:

Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de maldad130

129 Mateo 7:1-2. 130 Mateo 7:15-23.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

161

La Biblia contiene más ejemplos sobre la manera en que

Jesús juzgó la religión. Hay personas que rechazan la Palabra

de Dios, mientras otras la reciben con alegría, aunque solo sea

durante un periodo corto de tiempo. Y luego tenemos a los que

se concentran seriamente en la Palabra, pero que se distraen

fácilmente con las atracciones que ofrece la vida.

Tenemos entonces personas que aman a Cristo y que

parecen estar a Su servicio, pero que aún así carecen de algo

importante. Estas personas pueden ser comparadas con las

cinco vírgenes insensatas que salieron a recibir al esposo sin

aceite en sus lámparas; así que llegaron demasiado tarde a la

boda y se encontraron con las puertas cerradas. Cristo también

menciona un constructor, y a un hombre que se sentó a la mesa

del rey sin haberse vestido para la ocasión de la boda y que

por ello fue arrojado a la calle, y también habló claramente de

un joven rico al mando de una sinagoga que se acercó a Jesús

con gran entusiasmo para darse cuenta de que solo se puede

estar con Jesús de todo corazón y no a medias tintas. ¿Y no se

mostró además uno de los discípulos de Jesús como un

hipócrita?

Tenemos entonces personas que aman a Cristo y que

parecen estar a Su servicio, pero que aún así carecen de algo

importante. Estas personas pueden ser comparadas con las

cinco vírgenes insensatas que salieron a recibir al esposo sin

aceite en sus lámparas; así que llegaron demasiado tarde a la

boda y se encontraron con las puertas cerradas. Cristo también

hace mención a un constructor, y a un hombre que se sentó a

la mesa del rey sin haberse vestido para la ocasión de la boda

y que por ello fue arrojado a la calle, y también habló

claramente de un joven rico al mando de una sinagoga que se

acercó a Jesús con gran entusiasmo para darse cuenta de que

solo se puede estar con Jesús de todo corazón y no a medias

tintas. ¿Y no se mostró además uno de los discípulos de Jesús

como un hipócrita?

Creo que algo importante que podemos aprender de estos

ejemplos es que no es oro todo lo que reluce, algo que

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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debemos tener siempre en cuenta no solo a la hora de educar

a los niños y de proporcionar auxilio pastoral sino también en

todo tipo de relaciones con nuestros semejantes. Muchos son

los que han sido desafortunadamente engañados por un

espíritu pobre en perspicacia. ¡Qué desastre se produce cuando

ya no se oyen sermones contra una fe que puede ser sincera,

pero a la vez tan equivocada! Muchos piensan que uno solo

tiene que amar al Señor y vivir la vida de forma idónea, y ya

está. Esta forma de pensar engendra cristianos “ricos”,

cristianos que carecen de fe vital, aunque piensen que sí la

poseen.

Las personas de carácter similar tienden a encontrarse y a

edificarse los unos a los otros de forma poco crítica y aún

menos de acuerdo con la Biblia. Estas personas hablan del

amor de Dios y de Cristo, y de los ofrecimientos del

Evangelio; intentan suprimir toda duda dejándolo todo en

manos de Dios, diciendo: “¿Es que no se nos permite

refugiarnos en el Señor, no es Él un Salvador bien dispuesto?”.

Sin duda que lo es, pero ¿cuál es la razón verdadera que nos

lleva hasta Él? ¿Cuál es la percepción que tenemos de Jesús y

de Dios? ¿Se trata de una representación fiel o es Jesús no más

que un producto de la imaginación y por lo tanto inexistente?

No se oye hablar mucho de arrepentimiento, reverencia y

demérito, algo que para mí representa un gran peligro tanto

dentro como fuera de las iglesias. ¿Dónde se puede escuchar

hoy en día un sermón que conmine al hombre a mostrarse tal

como es? Bien, me alegra poder decir que todavía quedan

lugares en el mundo donde se pronuncian estos sermones, pero

lamentablemente la religión de hoy en día tiene un efecto

sedante y tranquilizador, una religión que hace que la gente

crea que va a ir al cielo cuando en realidad no le espera más

que el infierno.

Qué lástima que las personas puedan engañarse a sí mismas

tan gravemente sin darse cuenta. Si estamos de verdad

preocupados tanto por nosotros mismos como por los demás,

entonces tenemos que leer la Biblia con gran atención y rogar

al Señor que nos examine. Espero sinceramente que este libro

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

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ayude a reflexionar profundamente a los lectores sobre la

esencia de la fe y de los sentimientos que la acompañan. Deseo

de todo corazón que todos aquellos que se hayan desviado del

camino recto puedan ser reconducidos de nuevo a él.

Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he

andado;

He confiado asimismo en Jehová sin titubear.

Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;

Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.131

131 Salmos 26:1-2.

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

164

Iglesia Reformada de Bolivia Santa Cruz calle Bazán Pastor: Marco Rojas 71084025 Ancianos: Marco Peralta 67712190 Tito Guardia Diacono:Mauricio Paz Dirección: Calle Sargento Mayor Diego Bazán # 326, Cultos domingo Mañana: 10:00 Noche:19:00 Foto edificio:

Iglesia Reformada de Bolivia Santa Cruz Av. V. de Luján Puesto misionero

Misionero: Guido Uijl 68809041

Dirección: Av. V. de Luján esq. 8vo anillo

Cultos domingo Mañana: 9:30 Tarde:17:00

Foto edificio:

Iglesia Reformada de Bolivia Tarija Puesto misionero Misioneros: Pr. Eduardo Maljaars 63539778

Dirección: Calle J.M. Saracho # 851, entre Domingo Paz y Corrado

Cultos domingo Mañana: 10:00 Tarde:17:00

Foto edificio:

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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE

165

Iglesia Reformada de Bolivia Loma Alta Misionero: Vacante 63594365

Dirección: Calle sin nombre Loma Alta

Cultos domingo Mañana: 9:00 Noche:19:00

Foto edificio:

Iglesia Reformada de Bolivia Loma Alta Misionero: Vacante 63594365

Dirección: Calle sin nombre Rincón de Palometas

Cultos domingo Mañana: 10:00 Tarde:15:00

Foto edificio: