LOS SENTIMIENTOS DE LA FE - ELIM Libreria
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LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
Separando el grano bíblico de la cizaña habitual
Rev. Pieter Van Ruitenburg
Traducido al español por William Greendyk
ÍNDICE
Introducción
1. Los sentimientos religiosos habituales
2. El valor de los sentimientos religiosos
3. Los sentimientos religiosos según la Biblia
4. Los sentimientos religiosos y la educación
5. Los sentimientos religiosos y la predicación
6. Los sentimientos religiosos y la atención pastoral
7. Los sentimientos religiosos
y los problemas psicológicos
Epílogo
7
11
46
74
113
132
169
189
215
PREFACIO
En esta obra surgida de la pluma del Reverendo Pieter Van
Ruitenburg se sopesan y analizan las diferencias existentes
entre la verdadera fe salvadora y las convicciones religiosas
habituales. Este es un tema difícil para el estudio, y es que bien
sabemos de qué forma pueden fundirse estos sentimientos en
los corazones de los verdaderos creyentes. Cuando a la
pregunta del Señor Jesucristo: ¿Quién decís que soy yo?, el
apóstol San Pedro le respondió: Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente1, él no hizo más que expresar el fundamento
esencial de la verdadera fe salvadora. Sin embargo, en el
mismo capítulo, el apóstol le recrimina cuando Cristo habla
por primera vez acerca de la necesidad de Sus sufrimientos y
de Su muerte. Aquí, la fe del apóstol deja de manifestarse, al
dejarse este llevar solo por sus sentimientos.
Podemos encontrar más ejemplos en las Santas Escrituras,
pero también en las existencias de los verdaderos creyentes en
este mundo. ¿Quién es capaz de distinguir la diferencia entre
lo verdadero y lo falso? Nadie más que el Único, es decir, el
Espíritu Santo, de quien sabemos que actúa de una manera
instrumental. Es nuestro deseo por lo tanto que esta obra de
nuestro hermano pastor —con quien coincidimos primero en
la Escuela Teológica de Rótterdam en 1985-86 y ahora en la
Classis Far West de la NRC (Congregaciones Reformadas
Neerlandesas) desde hace tres años— pueda ser utilizada
como un instrumento para guiar a todas esas almas que, como
Rebeca, se preguntan: Si es así, ¿para qué vivo yo?2
Reverendo G. M. De Leeuw
Lethbridge, Alberta
Canadá
Mayo de 2000
1 Mateo 16:15-16 2 Génesis 25:22
6
INTRODUCCIÓN
La religión está de nuevo en boga. Han quedado atrás los
días en que todo el mundo arremetía contra la religión y ahora
son cada vez más las personas que parecen mostrar un mayor
respeto hacia aquellos que declaran que Dios rige sus vidas.
Ahora mucha gente siente la necesidad de tener la experiencia
de un Dios en sus vidas. Lo que nos preguntamos es lo
siguiente: ¿por qué prevalece la necesidad de religión en el
hombre y por qué resucita esta necesidad incluso en países
anticristianos? A la gente le atrae la idea de servir a un Poder
Superior, quizás porque se desee encontrar un sentido a la vida
o porque se busque una felicidad personal por medio de la
creación de un dios que se haga cargo de todo y que se halle
siempre dispuesto a echar una mano. Sea por la razón que sea,
existe una necesidad de albergar emociones religiosas. ¿Es la
verdadera religión que emana de la Biblia de una naturaleza
similar a cualquier otro sentimiento religioso general o no? La
mayoría de las religiones parece haber sido creada para dar
satisfacción a todos y cada uno de los seres humanos y parece
que de lo que se trata es de buscar una religión “a la medida”,
una religión que se adecue bien a cada uno. Estas son las
cuestiones que deseo tratar aquí. En este libro analizaremos
además las diferencias existentes entre el “contexto de la fe”
y las “experiencias de la fe”.
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DEFINICIÓN
El subtítulo de este libro es: “Un acercamiento a los
sentimientos religiosos: ¿dádiva divina o mera noción?”. El
lector debería ser capaz de hacerse una idea acerca de lo que
se entiende como sentimientos, pero el definir acertadamente
en qué consisten estos sentimientos es una tarea mucho más
ardua. Aparte de las sensaciones físicas, los sentimientos
consisten en señales emitidas por la psique que nos
suministran información acerca de una serie de valores.
Pongamos un ejemplo: recibimos una señal informándonos
que se ha alcanzado con éxito un objetivo determinado, o que,
por el contrario, tal objetivo no es agradable, o completamente
distinto al anhelado. También tenemos sentimientos cuando
analizamos una situación y la catalogamos como
amenazadora, sintiendo seguidamente señales de
intranquilidad y temor. En otros casos, la gente recibe señales
de interés o curiosidad por una cosa, lo que es también una
señal inquisitoria.
De la misma forma podemos decir que los sentimientos
religiosos son expresiones resultantes del grado de
satisfacción o insatisfacción experimentado en nuestra
relación con Dios y con los asuntos de índole divina. Los
beneficios resultantes de haber encontrado seguridad en Dios
y de sentir temor a Dios o amarle son experiencias sentidas
por nuestros sentimientos.
Lo que nos gustaría hacer es colocar estas experiencias en
la balanza para sopesarlas a través del ojo crítico de la Palabra
de Dios. Nos plantearemos si el temor a Dios es genuino, si
podemos hablar de amor de verdad, si la confianza se erige
sobre cimientos estables y también si en realidad podemos
valorar todos estos asuntos de manera correcta. Así, un
paciente que tenga un tumor cancerígeno inactivo podrá
sentirse sano, pero esto no quiere decir que no se encuentre en
un gran problema. De igual forma podemos sentirnos en paz
con Dios a pesar de que esta sensación carezca de fundamento.
En este libro nos basaremos en esta premisa para sopesar,
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describir y analizar todos los temas correspondientes.
También queremos recordar al lector que el objetivo de esta
obra no es tanto el analizar lo que creemos sino más bien los
sentimientos que se ven envueltos en nuestras creencias.
OBJETIVOS
No es tarea fácil resumir en pocas palabras los fundamentos
de este libro a la vez que lidiamos con sus contenidos, la
selección de palabras y hasta con su estructuración. En el
primer capítulo intentamos embarcarnos en una tarea
investigadora a fin de adquirir una visión conjunta de los
sentimientos religiosos habituales que se nos presentan, a la
vez que anticipamos en ocasiones lo que vendrá a
continuación en los capítulos venideros. Somos conscientes de
que a algunos lectores les ayudaría a comprender mejor la obra
si los contenidos del primer capítulo fueran introducidos en
capítulos posteriores. Sin duda, esto es ciertamente posible
desde un punto de vista teológico, pero la razón de que este
sea el primer capítulo es la de conseguir atraer la atención del
lector. Nuestra intención es colocar todas las cuestiones sobre
la mesa y a la vista de manera que cuando se lean los capítulos
sucesivos el lector pueda entender mejor las razones que nos
llevan a querer analizar estas cuestiones en profundidad. En
caso contrario, si las primeras páginas del libro ofrecieran un
tratado dogmático, nos arriesgábamos a perder frescura y
facilidad de lectura y por tanto a ahuyentar a los lectores,
especialmente a los más jóvenes.
El segundo capítulo sí refleja un carácter más dogmático,
puesto que analiza la cuestión del origen de tales sentimientos
religiosos contradictorios en las personas. En el tercer capítulo
intentamos alcanzar una perspectiva bíblica acerca de la
experiencia de la creencia resultante de un conocimiento
verdadero de la fe. Los últimos capítulos pueden considerarse
como un segundo volumen de esta obra, una segunda parte de
sus contenidos.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
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1
LOS SENTIMIENTOS
RELIGIOSOS HABITUALES
UNA EXPLORACIÓN
En este capítulo vamos a dirigir nuestra atención a los tipos
de sentimientos religiosos habituales en el mundo y, de tanto
en tanto, a lo que la Palabra de Dios dice sobre estos
sentimientos, aunque únicamente como prolegómeno y sin
tratar nunca de llegar a conclusión alguna.
SEGURIDAD
Todas las criaturas humanas son maravillosamente creadas
en el útero, donde son protegidas por el líquido amniótico y
confortadas por el latido constante del corazón de la madre. Al
nacer, el bebé es colocado junto a su madre para que se
recupere rápidamente del trauma que supuso el nacimiento. La
madre lo cuida entonces con gran amor, indicándole así al
bebé que (¡si todo va bien!) siempre podrá contar con la
atención y el cariño incondicional de sus padres. Los primeros
meses y años de la vida de un niño son muy importantes; este
es el tiempo en que forma lazos profundos con aquellos que
cuidan de él. El niño les entrega su confianza, y esta confianza
se va fortaleciendo a medida que recibe más cariño. Poco a
poco, el niño va aprendiendo también que no puede o no es
bueno hacer todo lo que desea y que existen unos límites
marcados a su voluntad, pero a pesar de esto, le domina la
impresión de que es así como funcionan bien las cosas y que
por lo tanto todo está en orden. Una y otra vez el niño reclina
satisfecho la cabecita para sumirse en el sueño, y es así como
día a día consigue ir convirtiéndose en una persona sana.
Luego, a medida que la criatura va madurando, el mundo se
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va convirtiendo en un lugar cada vez más peligroso: ahí están
las escaleras por las que puede caerse o los hermanos y las
hermanas que le toman el pelo, entre otras muchas situaciones.
Afortunadamente, ahí está también siempre la madre que lo
consuela y lo sienta en las rodillas, alejando así su sentimiento
de inseguridad. Incluso en la adolescencia disfruta de la
atención de los padres, y es que de hecho la necesitan tanto, si
no más, que cuando son niños. Los adultos también sienten la
necesidad de hallar confianza y aliento en este mundo: unas
palabras agradables, un guiño o unas palabras de
agradecimiento son siempre actos del máximo valor en la vida
del ser humano. A menudo se busca esa seguridad en el
matrimonio, dentro de la familia, en el calor de un hogar, en
las notas de una canción entrañable, en todas esas cosas que le
permiten a uno reencontrarse consigo mismo y relajarse.
Sin embargo, hay hechos en la vida que continúan
amenazándonos a lo largo de nuestras vidas, circunstancias
que no siempre tienen lugar tal como desearíamos, y así es
como sufrimos de soledad, roturas de relaciones, conflictos de
todo tipo, rechazos o despidos y, peor aún, de dolor, hastío,
enfermedad y muerte. La vida está llena de peligros, razón por
la que todos sentimos la necesidad de un hogar seguro o de
una persona de confianza dispuesta a echarnos una mano o con
quien podamos compartir nuestros problemas, pero
¿podremos alguna vez encontrar a esa persona? Además,
incluso si tenemos la suerte de vernos rodeados por personas
cariñosas y de buen corazón, ¿pueden estas comprendernos
del todo, son capaces de colmar nuestros deseos? ¿Es
realmente posible que un ser humano pueda proporcionar una
seguridad real? No, ningún ser humano tiene la capacidad de
ofrecer verdadero auxilio. A menudo simplemente víctimas de
la impotencia, y no pueden proporcionar consuelo verdadero,
por lo que por lo general siempre nos encontramos con un
vacío imposible de llenar.
Por otro lado, el paso a dar en busca de Dios no es ya tan
grande. Todas las personas sienten inclinación a buscar la
seguridad en el gran Padre Celestial, el Señor que cuida de
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todos Sus hijos. Me atrevo incluso a decir que, por lo general,
esta inclinación es intrínsicamente humana. Vamos en busca
de algún dios para hallar en él un lugar seguro, para dejarnos
abrazar por brazos que nos protejan, por lo que no es
extraordinario entonces que la religión se halle presente en
todos y cada uno de los confines del mundo y que incluso
encuentre un lugar para su desarrollo en las sociedades
modernas de hoy en día. No me sorprendería lo más mínimo
que se prestara más atención a la religión en el hoy en día que
hace diez o veinte años, no hay más que observar el creciente
aumento en la cifra de divorcios y la descomposición
permanente de las familias. ¡Las personas claman al cielo para
que se les preste atención, para que se les proporcione
seguridad y consuelo!
Necesitamos protección en este mundo tan inseguro. Unos
la buscan en Alá, otros en Cristo, otros con algún hechicero, o
con el Eterno, o con cualquier otro bajo el nombre que se le
quiera dar. Me temo que no existe tanta diferencia entre la
religión musulmana y la religión de muchos cristianos, pues,
aunque los unos y los otros utilizan términos diferentes y
aunque sin duda existen grandes diferencias enfáticas y
culturales, ambas coinciden en sus conclusiones. No se puede
afirmar con seguridad que el Cristo del que hablan sea el
mismo Cristo de la Palabra de Dios, algo que no les gusta
admitir, pues lo que buscan es defender la singularidad de sus
religiones. Sin embargo, luego de analizar la cuestión
objetivamente, no puedo más que decir que los principios
capitales son básicamente los mismos. Cada vez más gente
está llegando a la misma conclusión, es decir, que igual que
todos los ríos desembocan en el mar, (casi) todas las religiones
arriban al mismo destino. Incluso en la cristiandad son muchas
las personas que no van mucho más allá de lo que se ha venido
a denominar como religión. A veces se dice que “tal y cual es
religioso” en referencia a aquellos que parecen estar en
posesión de un credo por el que intentan hallar consuelo.
Incluso así, uno no puede morir sintiendo una paz verdadera
con ese tipo de religión por ser demasiado humana y porque
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Dios, en esencia, es ajeno a ella. La religión acaba a menudo
convirtiéndose en el opio del pueblo, la droga que tranquiliza
y trae la felicidad, encontrándose así apoyo en una fe y en un
dios que les va como anillo al dedo, un dios con el que “pueden
vivir y ser quienes son”. Gran parte de la cristiandad no va más
allá de la mera construcción de un caparazón religioso, y el
profeta de la Biblia Amós denunció ya en su día la existencia
de esta forma de religión en Israel, anunciando la caída en
desgracia de los reposados en Sión, y de los confiados en el
monte de Samaria3.
DEPENDENCIA
Nuestros sentimientos religiosos están fuertemente ligados
a nuestra impotencia, una realidad que nos hace sentirnos
dependientes y minúsculos. Todos nos percatamos que nuestra
influencia sobre la vida es mínima y que en un abrir y cerrar
de ojos todos estos sentimientos se saturan de contenido
religioso. Casi todos los seres humanos, si no todos, tienden a
orar y clamar ¡Ayúdame, te lo suplico! cada vez que se
encuentran en una situación de crisis. Lo mismo podemos
observar en sociedades primitivas: buscan la salvación en sus
dioses e intentan calmarles ofreciéndoles sacrificios.
Los cristianos dicen que necesitan a Dios y que no pueden
vivir sin Él, pero ¿en qué se diferencian de otros en el fondo?
¿En el nombre simplemente? La gente dice necesitar al Señor
Jesucristo porque “no existe nadie más que me comprenda en
mis penas”, a Él uno puede contarle sus problemas. Como
preludio a los asuntos que deseo discutir en capítulos
sucesivos, permítanme decir que no hay nada malo en esta
idea de por sí, siempre y cuando nos demos cuenta de que se
trata de un fenómeno religioso habitual y de que la verdadera
fe cristiana consiste en mucho más que eso. De este sentido
superficial de la religión se da también cuenta en la Biblia, que
nos hace ver que muchas personas necesitaban a Jesús porque
3 Amós 6:1
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tenían problemas, padecían la lepra o simplemente por estar
interesadas en presenciar milagros, y nada más. Algunos
fueron hechizados por las palabras de Jesucristo y Lo
siguieron, pero esta acción no era el fruto de un amor
profundamente enraizado, así que al final Lo dejaron en la
estacada por no ser ya de ningún valor para ellos. También
podemos leer que Jesús se dio cuenta de los motivos de la
gente, acusándoles de seguirle porque comisteis el pan4. El
entusiasmo de estas gentes no era más que fruto de una
sensación y de un sentimiento de admiración, es decir, que
Jesús para ellos no era más que un héroe, que les vino de perlas
para alegrar sus existencias, pero no Lo amaron de corazón.
Experimentaron estos sentimientos porque no Lo conocían de
verdad y no se preguntaban la razón de Su venida. Las gentes
lo pusieron un toque de romanticismo a sus sentimientos para
así apaciguarse, pero a su vez no se ve atisbo alguno de los
elementos esenciales de la fe cristiana. Reanudaremos este
tema más adelante.
MIEDO
Todo el mundo sabe lo que es el miedo. Hay miedo a perder
la felicidad, a la marcha de los seres queridos y, sobre todo, a
la muerte. El miedo a la muerte está profundamente enraizado
en la gente, así que no es sorprendente que casi todas las
religiones busquen una solución a este gran problema. La
gente no quiere irse a una tumba desconocida, le es difícil
aceptar que su muerte representa el fin de todas las cosas. ¿De
verdad es el fin de todo, el punto final a la existencia? Esto es
difícil de aceptar, razón por la que hay quienes hacen
referencia a la reencarnación, ya que esta les permitiría
empezar una nueva existencia. Luego hay los que solventan
este problema con la idea del “cielo”. Es muy discutible que
este cielo exista de verdad y aún más el que se pueda llegar a
él. La fe cristiana también habla de un “descanso para los hijos
4 Juan 6:26
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de Dios”. Me temo que muchos “cristianos” renunciarían sin
vacilar a su religión si se cercioraran de que no existe ni cielo
ni infierno. Lo que vengo a decir es: ¿no es la religión de
muchos no más que un guión dictado por el miedo?, ¿es la
realidad de la muerte lo que les empuja a acogerse a una
religión? Si es así, si es solo el miedo a la muerte lo que nos
lleva a buscar a Dios, entonces esto es sencillamente
lamentable, pues el amor a Dios brilla por su ausencia. ¡Un
buen tema para la reflexión!
ENTUSIASMO
La palabra “entusiasmo”, de origen griego, significa
literalmente “estar lleno de Dios"5, pero esta es una
connotación que apenas se adopta hoy en día. Cuando
utilizamos esta palabra, normalmente la aplicamos a una
persona que se siente y se muestra poseída e intrigada por un
asunto determinado. Por ejemplo, las personas pueden ser
entusiastas de una convicción religiosa. ¡Qué elevado llega a
ser el grado de fascinación que puede sentir mucha gente por
un gurú, o cuando se dejan llevar por la excitación de un
proyecto en el que participan, o cuando se dejan atrapar por
los contenidos de una doctrina! Este fenómeno se detecta en
todas las religiones; estas gentes tan entusiastas se muestran
sumamente convincentes y a menudo se ganan el respeto de
los demás gracias a su devota dedicación. Otros a su vez dirán:
“¡Esto es tan diferente de la doctrina formal que se profesa en
base a la educación recibida y a la tradición!”. Por tanto, no es
5 N. del T.: procedente del adjetivo griego énthus (inspirado
por los dioses) y del sustantivo enthusía (inspiración divina)
y con raíz en theós (dios). De enthusía se derivó el verbo
enthusiázein (estar inspirado por la divinidad) y este dio
lugar a su vez al sustantivo enthusiásmos (arrobamiento,
éxtasis), dando lugar a la forma castellana "entusiasmo".
"Lleno" debería leerse por tanto como un sinónimo de
"inspirado".
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extraño que los Testigos de Jehová y los grupos pentecostales
tengan tanto poder de atracción. ¿Qué podemos decir al
respecto? ¿No tendríamos que aceptar estas organizaciones
por lo que son y representan? ¿No se muestran al mundo como
credos auténticos y genuinos?
Permítanme decir varias cosas al respecto. En primer lugar,
yo no creo que el entusiasmo de alguien sea garantía de
hallarse en el buen camino. Por ejemplo, uno puede estar
completamente convencido de hallarse en el camino correcto
hacia Nueva York y aun así estar en realidad viajando en
dirección contraria. Errar es (desafortunadamente) humano.
Además, es imposible que todos los entusiastas del mundo se
hallen en el camino correcto al mismo tiempo, pues ello es
fuente de incontables contradicciones y verdad no hay más
que una. Tampoco podemos olvidar el hecho de que a todo
individuo le gusta venderse o promocionarse a sí mismo,
incluso cuando no se dé cuenta de ello, y es que las personas
tienen una capacidad fenomenal para comprometerse de
nuevo de forma convincente. La razón no estriba solo en que
se busque algo sobre lo que apoyarse, sino que también se trata
de ponerse uno mismo a prueba. Uno se siente más importante
cuando está convencido de algo y dispuesto a hacer sacrificios
por esa convicción. ¿No es esta a menudo la razón por la que
la gente muestra tanto entusiasmo a la hora de aceptar trabajos
en la iglesia, de llevar a cabo labores misionarias en países
subdesarrollados o de presentarse como voluntarios? ¿Puede
considerarse esto siempre como un verdadero acto de amor a
Dios y a nuestros prójimos? Aquellos que se conocen bien a sí
mismos saben lo engañoso que puede llegar a ser el corazón
humano. El sentir gran entusiasmo no es ni una garantía ni una
prueba del compromiso de uno hacia un asunto determinado.
Como muestra no tenemos más que pensar en las cruzadas,
¡cuántos motivos e intereses ocultos y mundanos llegan a
jugar un papel crucial en las acciones de los hombres! Al
mismo tiempo, tampoco niego que exista un honesto
entusiasmo obrado por el Espíritu Santo. Sin duda, tanto los
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profetas como los apóstoles, entre otros, se llenan en ocasiones
de un sagrado fervor por sus labores.
Por otro lado, ¿no es posible que exista un poder maligno
obrando en las almas de las personas con el fin de engañarlas?
La Biblia, la Palabra de Dios, nos enseña que existe un
Engañador, un poder satánico que tiene como misión engañar
al mundo entero6, y además de una forma muy cristiana en
apariencia pues ese poder también se disfraza como ángel de
luz7. Incluso es posible sentir una llamada (cristiana) hacia una
determinada misión religiosa, así a menudo leemos en el
Antiguo Testamento sobre profetas que profetizaban a partir
únicamente de sus propios espíritus. No es nuestra intención
acusarlos de actuar hipócritamente a sabiendas o de que solo
hacían ver que habían recibido una llamada. No, por el
contrario, los profetas estaban convencidos de que tenían que
dar rienda suelta a sus pensamientos, sin saber que estaban
regidos por un espíritu mentiroso. Hay razones para creer que
esto sigue ocurriendo hoy en día, pues incluso ahora la gente
puede ser empujada a llevar a cabo un acto determinado sin
saber de dónde proviene ese impulso, y son sobre todo
aquellas personas que tienen un profundo sentido de la
responsabilidad y unos sentimientos religiosos bien
desarrollados quienes pueden estar dotadas también de un
sentido subjetivo de haber sido llamadas a la acción. Estas
personas desean convertirse en alguien a quien los demás
pueden pedir consejo o auxilio, y no hay duda de que en efecto
sienten la necesidad de aconsejar y consolar a los demás. No
es tan sencillo reconocer a estas personas, a pesar de que a
menudo sean de carácter dominante y que no se lo piensen
mucho a la hora de contar sus buenas acciones a los demás; en
suma, que carecen de humildad de espíritu. De ahí que
notemos una cierta dosis de hastío en el Antiguo Testamento
a la hora de retratar a aquellos que presumen de haber recibido
la llamada al profetismo, por ejemplo, en Deuteronomio
6 Apocalipsis 12:9 7 2ª de Corintios 11:14
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18:19, versículo que nos cuenta que la gente no se creyó
inmediatamente las palabras de uno que se presentó como
profeta, sino que esperaron tranquilamente a que la profecía se
cumpliera, decidiendo así no confiar en ese profeta hasta años
más tarde. Las Escrituras también nos hablan de los espíritus
de mentira que pueden tomar posesión de una persona: Y
Jehová le dijo: ¿de qué manera? Él dijo: Yo saldré, y seré
espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le
inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así. Y ahora,
he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de
todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti8.
Encontramos un ejemplo de esto cuando un tal Hananías se
designa a sí mismo como profeta durante la época de Jeremías.
Jeremías no tenía forma de saber al principio si este hombre
era un profeta de verdad, ya que ello solo se haría patente
después de cierto tiempo. Lo que quiero dejar claro es que
debemos ser siempre extremadamente cautos pues no todos
los sentimientos de esta índole pueden ser interpretados como
verdaderos llamados de Dios. Bien puede ser que una persona
vaya de buena fe, sí, pero la sensación de estar
experimentando un llamado es un fenómeno religioso que
ocurre bastante a menudo. Además, la sensación que se tiene
de haber sido llamado a ocupar un cargo o a desempeñar una
misión dentro de la Iglesia puede que no haya sido inspirado
más que por un deseo de ponerse uno a prueba, por lo que es
necesario que tal llamado sea analizado a fondo y con lupa. En
pocas palabras, vemos el entusiasmo y el celo como algo
positivo, pero aún así el motivo que los impulsa debe ser
analizado a fondo. Aparte de todo esto, no podemos
olvidarnos del fanatismo que se da cuando uno se convence
completamente de poseer toda la razón y de tener por tanto el
derecho a convencer a los demás cueste lo que cueste, pues no
existe más razón que la suya. Este tipo de persona siente una
iracunda aversión hacia todo lo que no concuerde con su
propia experiencia y credo particulares, una actitud que
8 1º de Reyes 22:21-23
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tampoco es ajena a los cristianos, y no me refiero a aquellos
que llevan a cabo tareas misioneras por puro amor al prójimo
y que continuamente ofrecen prueba humilde de esa esperanza
que anida en sus almas, sino a otros que reprochan con
pretensión a los demás y a quienes les arden las entrañas de la
rabia que les da cuando algo no marcha exactamente como
desean. Tengo la sensación de que el celo de estas personas
por las buenas obras tiene muy poco que ver con un estado de
auténtico amor al prójimo o a Dios. Estos fanáticos se creen
que están por encima de todos los demás y que todos aquellos
que no siguen su ejemplo no son más que enemigos de la
verdad. En realidad, estas personas demuestran a menudo que
si actúan de esta forma es para compensar alguna deficiencia
de la que son bien conscientes. En efecto, los propósitos
religiosos pueden fácilmente verse oscurecidos por motivos
ocultos.
ÉXTASIS
Los occidentales ven esas experiencias extáticas en las que
se pierde el control de uno mismo como actos de extraña
naturaleza. La mayoría de las veces ni siquiera sabemos cómo
reaccionar ante experiencias de tal calibre y, sin embargo, no
es precisamente porque nos falten oportunidades. Sin ir más
lejos, los jóvenes, sometidos a la influencia de las drogas, la
música moderna y el baile, pueden fácilmente penetrar en un
estado de trance total. Me temo que la diferencia entre este
tipo de éxtasis moderno y las experiencias extáticas paganas
es minúscula, ya que por lo visto es posible que cualquiera
puede entrar en trance con la ayuda de ciertos medicamentos
o hierbas e incluso de sonidos rítmicos. Por ejemplo, la música
que los papúes de Nueva Guinea tocan durante sus
festividades paganas tiene un alto poder hipnótico, lo que
provoca que aquellos que la oyen sean despojados de todo
sentido de la realidad y que experimenten una pérdida total de
control sobre sus cuerpos.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
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Las cosas se complican aún más cuando se introducen
elementos de índole religiosa con un papel determinado en
estas experiencias extáticas; sin ir más lejos, la Biblia hace
mención de ciertas profecías de corte extático. Por ejemplo,
leemos en diversas partes del Antiguo Testamento que algunas
compañías de profetas se sumían en el éxtasis con el
acompañamiento de instrumentos musicales, y que incluso
hasta el rey Saúl participó en cierta ocasión junto a otros en
uno de esos eventos extáticos, de ahí la expresión ¿Saúl
también entre los profetas?9, un dicho habitual en Israel. Lo
curioso, sin embargo, es que a Saúl se le apareció incluso el
mismo Espíritu del Señor, de acuerdo con el primer libro de
Samuel10. El Dios de Israel hizo uso del potencial que el
Espíritu mismo depositó en el hombre para facilitarle el
camino al éxtasis, así que por tanto a Samuel no le faltaban
razones de peso para buscar tal forma de contacto con los
“hijos de los profetas”.
¿Podríamos quizás comparar este fenómeno de euforia
extática con ese otro consistente en hablar en lenguas
desconocidas, tal como se nos describe en el Nuevo
Testamento? Tengo que admitir que el acto de hablar en
lenguas desconocidas presenta algunas diferencias, pero no es
menos cierto que también se trata de alguna manera de una
experiencia extática facilitada por el Espíritu de Dios. En este
caso, no solo es el cuerpo del hombre, sino también el lenguaje
lo que se descontrola, pero en todo caso, hay que afirmar que
el éxtasis es un fenómeno habitual aparentemente utilizado por
Dios en determinados lugares y momentos y dotado con una
función determinada cuando se sirve a Dios de verdad. ¿No es
capaz el Creador del cielo y de la tierra de conducir estas
acciones en la dirección correcta, y no significa esto entonces
que todas las experiencias extáticas cristianas son auténticas?
Yo no me atrevo ni a sugerir tal cosa, sino que, muy al
contrario, concuerdo totalmente con la reflexión de Calvino
9 1º de Samuel 10:11 10 1º de Samuel 10:9-10
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
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sobre el versículo 21:9 de los Hechos de los Apóstoles, en la
que afirma que el Señor se manifestó de forma extraordinaria
a través de Su Espíritu, especialmente durante aquellos
tiempos excepcionales en los que el Evangelio no era aún más
que una novedad para los creyentes. Además, está claro que
aquellos que promueven las acciones de hablar en lenguas
desconocidas no basan su doctrina evangélica en lo bíblico,
pues está claro que a menudo el centro de atención no es Dios
sino el hombre. Un antiguo miembro del movimiento
pentecostal denominó esta experiencia como un espectáculo,
y esta puede ser una de las razones por las que Dios, en Su
sabiduría, solo permita la manifestación de estos sentimientos
de éxtasis de forma esporádica, evitando así que la gente se
convierta en el punto central de la existencia. Así, leemos en
la Biblia que Pablo envió una misiva a los tesalonicenses
conminándoles a comprobar todas las cosas y a mantenerse
firme en todo aquello que sea sinónimo de bondad.
UNA VIDA CON SENTIDO
Nadie está contento con su porción, se suele decir. Una vez
colmados todos los deseos, cuando se consigue todo aquello
que se ha estado buscando durante largo tiempo, un
interrogante hace de golpe su aparición: ¿es eso todo? ¡Y es
que en realidad siempre esperamos recibir más placer! Incluso
bendiciones tales como un cónyuge, hijos, un buen empleo y
una vida en paz no consiguen que la gente sea feliz del todo,
sino que por el contrario les impulsa a pedir aún más felicidad
y un mayor significado a la vida. De forma parecida, tendemos
a preguntarnos qué sentido tiene la vida cuando vemos a
nuestro alrededor a seres humanos padeciendo sufrimientos
sea por culpa de guerras, terremotos, hambrunas o epidemias.
¿Podemos encontrar la respuesta a esta pregunta
convenciéndonos de que existe un Dios que alberga un
determinado propósito secreto al permitir que ocurran cosas
tan funestas? Existe una necesidad de sentir que la vida se
enmarca en un plan seguro diseñado a conciencia, un plan en
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
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el que cada elemento tiene una razón de ser. ¿No siente todo
el mundo la necesidad de establecer objetivos y de descubrir
el verdadero sentido de la vida? Para la mayoría no es
suficiente el conseguir satisfacción en el trabajo, o la felicidad
con la familia, o en los pasatiempos de por sí, pues lo que se
busca es un sentido más elevado en la vida; creer que todas las
cosas tienen una razón de ser y que la vida tiene un sentido es
mucho más reconfortante. Así, la gente se pregunta: ¿Para
qué vivo yo entonces en realidad? De nuevo, por lo tanto, la
religión se convierte en un medio conveniente para muchas
personas, pues les proporciona ese anhelado sentido a sus
vidas. Se coincide entonces en que el mundo viene de algún
lugar y se dirige a otro lugar, y así es que naciones y
civilizaciones de todas partes insisten en embarcarse en la
búsqueda de un sentido a la vida mediante la confección de
historias imbuidas de religión acerca del origen de la tierra, de
la vida después de la muerte y del futuro sea en una
reencarnación, un cielo o un nirvana11.
Cuando se observa uno de estos fenómenos religiosos que
tienen lugar en cualquier rincón de la tierra, uno puede sentirse
inclinado a meter todas las religiones dentro del mismo saco,
ya que todas sin excepción se ocupan de los mismos asuntos y
porque parece que el hombre necesita la religión para su
supervivencia. Téngase en cuenta que en estos momentos
estoy hablando de la “religión” creada por el hombre, una
religión que a menudo se disfraza con un manto de cristiandad
sin ningún otro propósito que no sea el de alcanzar una
sensación de seguridad en la vida. No estoy hablando de la fe
que nos transmite la Biblia, la Palabra de Dios, pues esta se
encuentra muy por encima de toda religión y sí proporciona
un sentido verdadero a la vida.
11 En la religión budista, lugar perfecto donde reina una gran
paz y tranquilidad.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
22
CONFIANZA
¡Ten fe! se suele exclamar cuando se quiere dar ánimos a
alguien. Esta expresión parece querer indicar que hemos de
tener confianza en Dios, pero en la práctica, solo se limita a
un simple deseo de tener confianza en la vida, es decir, que
uno debe tener confianza en que todo se arreglará al final.
Aquí, los móviles religiosos se utilizan para ayudarnos a lidiar
los temporales de la vida y, de nuevo, la idea se centra no en
Dios sino en el hombre, pues lo que hacemos es rendirnos
culto a nosotros mismos. Sin embargo, incluso cuando se dice
que uno debe confiar en Dios, lo que hay que preguntarse es
lo siguiente: ¿En qué consiste esta fe? Muchos son los que se
han sentido decepcionados por el resultado de esa confianza.
Sin ir más lejos, ¿cuántos son los que yacen en sus lechos de
muerte convencidos de confiar en Dios y de que todo marchará
bien y que a pesar de ello perecen? Bien, me temo que
“confianza” y “fe” son ideas que se toman bastante a la ligera
y que en realidad lo que se intenta comunicar es que no se debe
perder la esperanza sin más.
El tema de la confianza es un asunto de gran envergadura
en todo tipo de iglesias y religiones, pero aún así, no tengo
más remedio que poner en duda que esta confianza esté bien
cimentada, y que no sea en realidad más que una falsa
confianza. Digo esto porque es bien posible depositar nuestra
confianza en Dios de la manera más seria posible y que sin
embargo Dios no nos tenga en absoluto en Sus miras. Así,
podemos creer que todo va bien, pero ¿comparte Dios esta
creencia? ¡Falsa esperanza, sin duda! Incluso en su día, el
profeta Amós señalaba con el dedo a los ancianos de Israel que
se vanagloriaban de confiar en Dios, pues estaba convencido
de que esta confianza era superficial, una confianza que solo
se empleaba para tener a la gente contenta12. Así es que las
gentes buscan apoyo en la fe para que les siga manteniendo
12 Amós 5:18
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
23
felices y contentos durante un tiempo, pero ¿para qué, si al
final no se trata más que de una falsa esperanza? ¿Existe en
realidad alguna razón para tener confianza, confiamos de
verdad en Dios? ¿Y qué podemos decir al respecto del resto
de nuestras vidas? ¿Nos limitamos simplemente a dejar que
Dios nos ayude a solventar nuestros problemas, o es Dios y
solo Dios el verdadero objetivo de nuestra búsqueda? ¿Lo uno
o lo otro? Uno puede pensar que está aprendiendo todo lo que
hay que aprender acerca de Dios, sin darse cuenta de que o el
Señor no se encuentra presente en ningún momento o, en todo
caso, no es en realidad el Dios que nos imaginábamos.
FATALISMO
Cada uno se enfrenta de forma diferente a sus necesidades
religiosas, unas necesidades que a veces pueden considerarse
como de corte fatalista, especialmente cuando la imagen de
una deidad es tan altanera y remota como la que promueve el
islam, en cuyo caso no hay mucho más que hacer que
someterse y esperar a ver qué ocurre. Uno puede hacer todo lo
que puede, pero es dudoso que este rumbo nos lleve a buen
puerto. Los sentimientos de resignación, temor y esperanza se
alternan, pero el sentimiento que predomina en todo momento
es el de la confusión, una reacción que también hallamos en
las sociedades religiosas primitivas, en las que las reacciones
de corte fatalista, además del miedo y de la ansiedad ante lo
desconocido, no son raras.
Asimismo, el fatalismo también se halla presente en
círculos cristianos. A Dios se Le describe en ocasiones como
un Dios despótico e inflexible, y cuando esto ocurre lo único
que podemos hacer es esperar y ver si ese Dios nos concederá
Su misericordia. Aquí no hay sitio para el Evangelio, pues la
gente decide simplemente aceptar que no se puede hacer más
que esperar a ver. Es posible que acudan a la Iglesia cada
domingo y que presten mayor o menor atención y muestren
cierta fascinación, pero aún así el mensaje no consigue
mantenerlos despiertos. Es posible también que su interés sea
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
24
real pero que a la vez no sepan encontrar la salida al problema.
Es sorprendente el grado de indiferencia que se muestra
cuando se escucha un sermón serio sobre el juicio final y la
ruina del alma. A esta actitud se la llama pasividad o pasividad
inerte13. Existe un peligro real de que la gente se esconda tras
una cortina de indiferencia por no saber cómo enfrentarse a
este mensaje. En ocasiones los sentimientos pueden ser
enterrados en lo más hondo del alma, solo para salir a la
superficie con gran vehemencia durante la enfermedad o en el
lecho de muerte, momentos en que uno se da cuenta de que la
hora de la verdad ha llegado. Muy a menudo somos testigos
de las reacciones de pánico, pero también puede ocurrir que
una persona se resigne totalmente a lo que se le viene encima
cuando se percate de la proximidad de su muerte y de que su
alma se perderá en las tinieblas. Parece que el hombre posee
un potencial innato14 para protegerse de esta forma. Existen
también otros tipos de fatalismo, como cuando uno, a pesar de
sentir un alto grado de preocupación, no puede más que
decidirse a esperar y ver qué ocurre. Por otro lado, hay quienes
toman el camino del fatalismo luego de haber experimentado
un sinfín de aflicciones que los lleva a sentirse totalmente
amargados en la vida.
Visto desde una óptica cristiana, es obvio decir que el
fatalismo no es una reacción deseable al mensaje cristiano,
sino que en realidad se trata de una muestra de animosidad
contra Dios, de un rechazo al mensaje y de una nula
predisposición a aceptarlo sin reservas. El corazón se
encuentra, en esencia, sumido en la incomprensión en lo que
se refiere a la naturaleza de Dios y a Su forma de actuar. Esta
actitud se halla a años luz de ese pacto incondicional con Dios
y, a pesar de los lamentos y de las penas, de la capacidad de
aprender a rendirse ante el justo juicio de Dios, conocedores
13 El estado que combina pasividad e inactividad, actitudes
no necesariamente conectadas con la sumisión. 14 Nace con él, es decir, no es un rasgo adquirido sino
inherente a su naturaleza.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
25
tanto de Su justicia como de nuestra condición de pecadores.
Así, el resultado es que uno puede pensar bien sobre Dios
aunque se sepa que Él puede condenarnos con justicia. Sin
duda, no me atrevería a etiquetar el Salmo 51 como fatalista,
por mucho que David afirme en este Salmo que ha pecado
contra Dios y que Dios esté reconocido en Su palabra, y tenido
por puro y claro en Su juicio15.
REMORDIMIENTO
Existe una diferencia entre remordimiento y
arrepentimiento o contrición. Sentimos remordimiento cuando
llegamos a la conclusión de que habría sido mejor si
hubiéramos actuado de forma distinta. Por ejemplo, se
suspende a un estudiante si este no hace sus deberes escolares
y así se siente remordimiento por no haber hecho todo lo que
podía. O aquel que acepta otro trabajo por estar mejor pagado,
solo para darse cuenta de que se sentía más a gusto en su
antiguo trabajo. Sin embargo, en estos casos no se puede
hablar de arrepentimiento; el aspecto de la culpabilidad no
deja de tener una cierta influencia, pero no existe el mismo
énfasis que la culpabilidad. Así que lo que descubrimos es que
en realidad existe una gran diferencia entre sentir
remordimientos por haber cometido una equivocación y el
arrepentimiento por tal acción. Sentimos contrición cuando
ofendemos a otra persona y nos sentimos afligidos por el daño
que le hemos causado, pero el arrepentimiento tiene un
carácter más personal que el remordimiento; uno puede
arrepentirse y lamentarse por haber hecho sufrir a los padres
en el pasado. El arrepentimiento es, por tanto, más que el
remordimiento, un sentimiento más intenso y doloroso, pues
no solo sentimos arrepentimiento por las consecuencias del
pecado, sino por el pecado en sí. Lo realmente importante no
es que uno tenga que sufrir las consecuencias de una mala
conducta, sino el hecho de haber lastimado a otra persona.
15 Salmos 51:4 (adaptado)
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
26
También podemos marcar las mismas diferencias en un
sentido religioso. Hay personas que pueden sentirse
miserables al darse cuenta de que lo que se hizo no fue algo
responsable y que por consiguiente se preocupen por las
consecuencias de sus hechos. Dios podría castigarlos y
complicarles la vida hasta el punto de acabar sufriendo las
peores tragedias, e incluso la muerte. El temor a la muerte y a
lo que viene detrás de ella también juega aquí un papel
importante, un sentimiento que aparece bastante a menudo. El
temor ancestral a la muerte es un sentimiento que acecha a
todos los hombres, y este temor se hace aún más intenso
cuando se oye la voz de la conciencia. Este fenómeno religioso
habitual también se hace patente dentro del mundo cristiano,
por poco cristiano que pueda ser. Los piadosos cristianos
sienten a menudo remordimientos por algo que han dicho o
hecho, e intentan aligerar el peso de la conciencia de una
manera u otra, pues temen las consecuencias del pecado y por
tanto se sienten en peligro. Pero esto no es necesariamente
arrepentimiento; cuando de verdad nos arrepentimos es
cuando nos damos cuenta de lo necio, erróneo y depravado es
el pecado, y cuánto deshonra a Dios.
LA ORACIÓN
Como seres humanos que somos, necesitamos una caja de
resonancia, es decir, a alguien en quien depositar nuestra
confianza. Si todo va bien, un niño puede compartir sus
problemas con su padre o su madre y explicarles sus tristezas.
Cuando un niño no tiene ocasión de recibir tal ayuda, su alma
se ve inundada por un sentimiento de dolor que le impide
compartir las cosas buenas de la vida. Igual ocurre con los
mayores, pues también sienten un gran alivio cuando pueden
compartir sus problemas y no verse obligados a ocultar sus
sentimientos. ¡Sí, qué gran alivio sentimos cuando tenemos un
amigo en quien confiar y que además es capaz de guardar un
secreto! Cierto es que estos amigos no siempre son capaces de
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
27
resolver nuestros problemas, pero aun así es una gran ayuda el
poder compartir nuestras preocupaciones.
De la misma manera, la oración puede actuar de forma
parecida a una válvula de escape que cuando se abre libera la
presión de una caldera. En la oración no se habla con un vecino
sino con un Dios invisible, un Dios que se supone que nos está
escuchando. Podemos tener opiniones opuestas acerca de
quién es ese Dios, pero cierto es que este es un hecho que
ocurre en todas las partes del mundo y no solo entre los
cristianos. Las cuestiones que nos atañen son las siguientes:
¿qué diferencia existe entre la oración de un cristiano y la de
un no cristiano? ¿existe en realidad tanta diferencia? A
menudo no existe diferencia alguna; la deidad puede cambiar
de nombre y Dios puede ser visto a través de prismas
diferentes, pero de hecho la gente siempre Lo utiliza de la
misma manera, es decir, como si de una caja de resonancia se
tratara. Se supone que Dios nos presta oídos desde el cielo,
algo que nos llena de un sentimiento placentero, pues uno
puede hablarle a Dios sobre cualquier problema sin
interrupción alguna. Bien, pues lo que ahora les pregunto a
mis lectores es lo siguiente: ¿No es este un fenómeno religioso
habitual y a menudo y desafortunadamente no más que una
llamada a un dios creado únicamente por nuestra imaginación?
¿Sirve de algo entonces la oración? Sí, claro que sí, siempre
y cuando hagamos una llamada a la verdadera esencia de Dios
y no nos limitemos a usarle únicamente como una mera caja
de resonancia y siempre que Le consideremos como una
realidad. Se pueden encontrar numerosos ejemplos en la
Biblia de personas que abrieron sus corazones ante Dios, pero
no Lo usaron únicamente como una válvula de escape.
Hablaremos de este tema de forma más detallada en el capítulo
3. Lo único que quiero decir ahora es que el alivio que se siente
durante la oración no siempre es un alivio verdadero. Es
posible que la experiencia sea positiva y que se sienta que Dios
nos escucha, pero ¿qué valor tiene este hecho? ¿Es genuino?
Las experiencias de una persona durante la oración pueden no
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
28
ser más que productos de la imaginación, mostrando así por
tanto a qué dios se adora en verdad.
COMPAÑERISMO Y PERTENENCIA AL GRUPO
Otro asunto al que deseo hacer mención es ese fenómeno
que se produce cuando las personas se juntan en grandes
grupos. El poder experimentar su religión en masse es algo
que les proporciona una elevada sensación de placer, ¡les
encanta! Para un musulmán debe tratarse de una experiencia
extraordinaria el embarcarse en una peregrinación a La Meca
junto a miles y miles de musulmanes y, una vez llegados allí,
poder hacer reverencias a Alá entre una multitud y elevarle
oraciones a todo pulmón. Vemos, por tanto, que la religión y
las necesidades sociales van tomadas de la mano, pues así uno
puede ser parte de la multitud y dejarse absorber por la
poderosa influencia que ejerce el grupo. Así, uno se afilia a
ese grupo y es considerado como uno más. El hacer algo en
compañía, sobre todo cuando se trata de cánticos y oraciones
en grupo, proporciona un sentimiento positivo. No digo que
sea malo disfrutar de la compañía y de la hermandad de
nuestros semejantes, todo lo contrario, no hay nada de malo
en querer pertenecer a un grupo. Lo que sí considero peligroso,
sin embargo, es que los motivos religiosos sean puestos a jugar
un rol en estos actos. También veo el peligro en las
conferencias juveniles anuales y en otros encuentros de masas,
pues es sobre todo durante la celebración de estos eventos
cuando los sentimientos pueden ser fácilmente manipulados.
Y es que no hay nada más fácil que tocarle la fibra religiosa a
una persona.
No me cabe duda de que estos encuentros tienen también
efectos positivos, incluso si solo se trata de hacerles sentir a
los jóvenes que no están solos. Sin embargo, quiero avisar
sobre el peligro que se corre cuando se experimenta más que
lo que es auténtico y valioso, y muy especialmente durante el
transcurso de un encuentro de masas. El ambiente por sí solo
no debe convertirse en una influencia dominante.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
29
Un culto es también un asunto comunitario, y no en vano
la primera iglesia cristiana se caracterizó por la gran
solidaridad que existía entre sus miembros. Esta es la razón
por la que no estoy en contra de las asambleas multitudinarias,
siempre y cuando tengamos cuidado y estemos siempre al
tanto de que, como individuos que somos, debemos, por así
decirlo, “elevarnos por encima del grupo” y descubrir por
nosotros mismos lo que nos atañe personalmente a cada uno,
una tarea para la que es absolutamente necesario tener la
cabeza despejada y saber controlar los impulsos.
MAGIA Y MISTICISMO
Todo lo misterioso es siempre fascinante. No hay más que
pensar en el hechicero que ejecuta sus misteriosos rituales o al
sacerdote que levanta solemnemente la hostia consagrada,
actos que pueden tener una gran influencia en cualquiera que
no posea un buen nivel de sensatez. No es una sorpresa que
entre el cristianismo surgiera la idea de que el pan de la Santa
Cena fuera en verdad el cuerpo de Cristo, y que uno pudiera
unirse a Él solo con comer un trozo de ese pan. ¿No es esto un
ejemplo capital de falsa religión y paganismo? Esta es la
precisa razón por la que las mismas ideas aparecen tan
fácilmente durante las tareas misioneras, y lo mismo puede
decirse del bautismo, como si consistiera en un acto mágico a
través del que se puede conseguir algo.
Creo que esta tendencia a envolver las iglesias en la magia
y el misticismo da pie a la necesidad de una renovación
litúrgica. Así podemos ver gente arrodillada en el suelo, oler
las ondulantes volutas de incienso y oír monótonos cánticos y
estruendosas voces. Todo esto penetra fácilmente por los
poros de los crédulos, pero ¿para qué sirven en realidad estas
manifestaciones? Sí, las emociones se despierten, pero ¿acaso
beneficia eso a alguien? ¿No es esto lo mismo que el
suministrar estupefacientes a aquellos que desean
experimentar algo diferente que les permita olvidarse durante
un rato de las miserias de este mundo? No es mi intención
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
30
generalizar y dar la impresión de creer que solo existe una
atmósfera fría en las iglesias, pero sí tenemos que
preguntarnos qué estamos haciendo en realidad y por qué, por
lo que no estaría de más que los oyentes y los pastores se
miraran a sí mismos con ojo crítico de tanto en tanto. El asunto
se torna aún más serio cuando la gente cree que puede
armonizar con Dios intentando llegar a Su altura, un acto
habitual en las religiones orientales —aunque también ocurre
en círculos cristianos—, en las que la línea divisoria entre lo
divino y lo humano se ha desdibujado considerablemente, un
hecho a todas luces contrario a las Escrituras.
MÚSICA
Es un hecho bien conocido que el impacto de la música
hard rock y de sus ritmos retumbantes hace que el corazón lata
más rápidamente y que uno pueda acabar cayendo en un
estado de delirante frenesí. También sabemos que todo lo
contrario es asimismo posible, como por ejemplo cuando la
música del arpa del joven David consiguió calmar los ánimos
del rey Saúl. La música tiene una poderosa influencia sobre el
espíritu humano, una influencia tal que incluso en ocasiones
consigue extasiar o embelesar al que la escucha. La música
proporciona al oyente una sensación de felicidad, interpreta
sus ánimos más profundos y en ocasiones posee tal poder de
fascinación que hace que muchos sucumban a ella de una
forma u otra. La música, en definitiva, consigue que el hombre
se olvide de sí mismo. Tanto los solemnes cantos gregorianos
como los conocidos cánticos de la congregación u otras
canciones conmovedoras pueden despertar muchas
emociones, y ello sin necesidad incluso de entender las letras.
No existe intrínsicamente nada malo en la música, siempre y
cuando sepamos valorarla por lo que realmente es. Si la
música por sí sola nos conduce hasta un dios, entonces hay
que preguntarse lo siguiente: ¿quién es ese dios? Es probable
que la música proporcione buenas sensaciones y consiga que
la gente sea feliz, pero la música por sí misma no nos
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
31
comunica nada acerca del fundamento de las creencias de
quien la escucha. La música también posee una naturaleza
cautivadora y puede por lo tanto llegar a ser tan irresistible y
convincente que no resulta fácil darse cuenta de estar siendo
engañados por ella.
No es mi intención decir nada en contra de la música en sí,
no en vano nos dice la Biblia: Mas ahora traedme un tañedor.
Y mientras el tañedor tocaba, la mano de Jehová vino sobre
Eliseo16. Aquí podemos ver que la música era un medio que
permitía arrojar luz sobre ciertos asuntos y, por otro lado,
también es cierto que la música ha jugado un papel en ciertas
prácticas proféticas (1º de Samuel 10). La música en ocasiones
estimula los sentimientos religiosos e incluso llega a relajar a
las personas, pero visto que la música también puede llegar a
intoxicar la espiritualidad del hombre, lo que hay que
preguntarse es si esta manifestación nos conduce de verdad
hasta Dios.
OBRAS
Vemos a través del mundo cómo los hombres ofrecen
sacrificios a los dioses. Parece no solo como si se creyera de
antemano que el pecado existe y que los dioses podrían
sentirse enojados, sino que también parece que el hombre
siente la necesidad de redimirse por sus pecados. Se puede
sentir exactamente lo mismo tanto si se es animista17 como si
se ha sido educado como cristiano. El parecido estriba en que
todos desean hacer algo, sea para una deidad o para los dioses
en plural, así que por ello se siente la necesidad de ofrecerles
regalos, de matarse a hacer obras o de arrastrarse por los suelos
para ganarse sus favores. Las maneras de llevar a cabo este
propósito son ciertamente de lo más variado: unos sacrifican
animales, otros se embarcan en peregrinaciones a la Meca o a
Roma y otros buscan reconciliarse con Dios haciendo todo lo
16 2º de Reyes 3:15 17 Creyente en la existencia de espíritus y demonios.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
32
que buenamente pueden por sus semejantes. Hay incluso
seguidores del cristianismo que consideran el bautismo como
un beneficio especial, aunque el Apóstol Pablo nos dice
claramente que nadie puede alcanzar la salvación solo a través
de sus obras. En una palabra, en todas las religiones los
hombres creen que aún pueden hacer algo por Dios y, aunque
el hombre no aparenta ser tan corrupto como para que sus
obras sean fútiles, me pregunto si esta característica es típica
únicamente de los infieles. De hecho, también se pueden
detectar similitudes entre cristianos. Entonces, ¿estamos aquí
tratando con un cristianismo bíblico o, por el contrario, con un
paganismo disfrazado de cristiano?
PRINCIPIOS Y VALORES
Pasemos ahora al tema de la necesidad habitual que tiene
el hombre de estándares y valores. Es un hecho de sobras
conocido que una educación liberal que enseña a los niños a
decidir por sí mismos lo que pueden o no pueden hacer solo
conduce a la incertidumbre. A los jóvenes no les gusta mucho
ser arrojados al “profundo y negro fondo del pozo”, por lo que
deben elegir por sí mismos entre el bien y el mal. Cuando se
educa a los jóvenes por medio de unas líneas bien definidas,
estos, claro está, pondrán a prueba los límites marcados,
desafiarán los estándares establecidos por los padres y
cuestionarán estas normas de manera crítica, sí, pero por otro
lado muestran asimismo una gran necesidad de claridad. A los
niños que crecen en el seno de familias que no aciertan a
establecer regla alguna de convivencia se les puede ver
normalmente deambulando por el patio del colegio después de
las clases, pues ese es el lugar en el que consiguen encontrar
reglas claras y bien definidas. Claro está, también los adultos
prefieren saber a qué atenerse, razón por la cual se comunican
entre ellos para llegar a un acuerdo sobre lo que es o no es
permisible, dando por tanto lugar al establecimiento de todo
tipo de códigos de conducta para cada aspecto social y que
todo el mundo debe respetar. Así, cuanta más gente respete
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
33
esos códigos, más unidad y cohesión social habrá y, por lo
tanto, más paz y progreso civilizado. ¡Es bueno tener
principios!
Una vez llegados a este punto, no hay más que un paso
hasta la religión, visto que mucha gente opina que las reglas
han sido establecidas por un Ser Superior desde lo alto. Pensar
de esta forma hace que el hombre tenga claridad de
pensamiento y que se sienta a salvo y, además, el hombre se
siente a gusto creyendo que las normas son sagradas y divinas.
Hay incluso quien no puede pasar sin someterse a reglas y
estándares muy estrictos y que fanáticamente se adhieren a un
sistema de leyes, sean estas buenas o no, e incluso las reglas
que nos ofrece la Biblia pueden ser utilizadas por el hombre
como una zona de salvación en la que acurrucarse. Aquellos
que se hallan de alguna manera familiarizados con la Palabra
de Dios no tendrán dificultad en recordar al fariseo que se
siente como pez en el agua dentro de una existencia ordenada
por leyes pero que carece de amor y, de hecho, no hace más
que vivir por y para sí mismo, algo que también ocurre dentro
de las iglesias cristianas, en las que el hombre se mece sobre
las olas de la tradición y de los principios heredados de las
generaciones anteriores y que tanta protección y seguridad le
proporcionan. Sin duda podemos hallar un núcleo de gran
valor en esas tradiciones, y no hay que olvidar tampoco que
estas nos ofrecen una cultura que parece proporcionar
sensaciones más profundas de bienestar que, pongamos por
caso, la cultura yuppie o el culto machista, pero ¿tienen estas
tradiciones culturales algo que ver con una religión bíblica y
real?
Luego nos encontramos con aquellos que muestran una
mayor flexibilidad en sus acciones y que aciertan a vivir con
un mínimo de reglas. A estas personas les gusta la religión,
pero no quieren vivir bajo reglas demasiado estrictas y les
pone nerviosos que se les intente “meter en una camisa de
fuerza”, así que lo que hacen es intentar hallar un compromiso
entre lo que se ha de hacer y lo que realmente se desea hacer.
Existe, en mi opinión, incluso entre los cristianos muy poca
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
34
obediencia a Dios que se fundamente en el amor. ¿No es la
verdadera religión aquella que se basa únicamente en el amor
a Dios? Sin duda, obedecer Sus leyes no es un deber ineludible
sino un privilegio; así que el que de verdad ama a Dios Lo
obedece no solo porque Sus leyes le den seguridad o porque
vaya en pos de un castigo o de una recompensa, sino porque
siente simple y llanamente un ávido anhelo de encontrarse con
Dios, que además se merece ser amado.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
35
2
EL VALOR DE LOS
SENTIMIENTOS RELIGIOSOS
REFLEXIONES BÍBLICO-TEOLÓGICAS
En este capítulo vamos a analizar el tema de los
sentimientos religiosos en mayor profundidad y a
preguntarnos qué explicación bíblico-teológica tienen las
necesidades religiosas del hombre y de qué forma se pueden
evaluar.
LA IMAGEN DE DIOS
De acuerdo con Génesis18, el hombre fue creado a imagen
y semejanza de Dios, un hecho a todas luces extraordinario, y
también que todos los seres en los que hay vida surgieron de
las aguas y de la tierra… ¡menos el hombre! La creación del
hombre fue un hecho separado que tuvo lugar en el sexto día;
y Dios le asignó la tarea de llenar y cuidar de la tierra. Así, se
le asignó al hombre un lugar único dentro de la Creación, se
le dotó con unas habilidades especiales para poder llevar a
cabo esta tarea. Los teólogos de la Reforma interpretan esta
imagen de Dios como una que consiste en el conocimiento, la
justicia y la santidad, una interpretación corroborada por los
contenidos de los versículos Efesios 4:24 y Colosenses 3:10.
Sin embargo, esto no es todo, ya que el contexto de las
palabras en estos textos indica que el hombre fue creado como
fruto de una relación especial con Dios y que fue llamado para
convertirse en el Regente de Dios, es decir, en el reflejo vivo
de Dios en la tierra. Así, el hombre fue creado a partir de una
relación íntima con Dios, y Este incluso le otorgó el derecho
18 Génesis 1:26.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
36
de regir en Su Creación. Por otro lado, hay que tener siempre
en cuenta que el hombre fue creado únicamente a imagen y
semejanza de Dios y no igual, por lo que Dios se encuentra en
todo momento muy por encima del hombre.
La conclusión que podemos sacar de todo esto es que el
hombre fue hecho de tal manera que pudiera representar a
Dios en esta tierra: Lo has hecho poco menor que los ángeles,
y lo coronaste de gloria y de honra19. La existencia del hombre
se concretó en dos premisas a partir de este propósito divino:
en alcanzar el justo conocimiento de Dios, su Creador, y en
amarlo con todo el corazón. Por lo tanto, la naturaleza del
hombre es totalmente religiosa, algo sobre lo que
presentaremos más evidencia a partir de las Escrituras en
capítulos sucesivos. El teólogo H. Bavinck comentaba que no
es posible conocer, tener en cuenta o comprender al hombre
sin antes conocer a Dios. Dios es el modelo original, el
arquetipo, el ejemplo, el prototipo del hombre; y el hombre es
su imagen exacta, su semejanza, pero a una menor escala. ¿Es
una sorpresa entonces que el hombre tenga tanto interés por la
religión? ¡Si no tenemos otra opción! Esto es así porque existe
una fuerza motriz en el hombre, y porque el hombre, en
esencia, no puede separarse de Dios ya que ha sido creado para
servirlo, así que en resumidas cuentas podemos afirmar que el
hombre posee por todo ello un conocimiento innato de Dios.
EL PECADO Y LA IMAGEN DE DIOS
El hecho de que el primer hombre, Adán, cometiera un
pecado contra Dios, dio paso a consecuencias gravísimas. De
tal manera había sido organizado el mundo por Dios que el
pecado de Adán afectó profundamente a todos y cada uno de
los seres vivos de la tierra. Leemos, por ejemplo, en el
versículo 5:12 de la Epístola a los Romanos que la principal
consecuencia resultante de la Caída, y que tanto afectaría a
toda la raza humana, fue que nos convertimos en enemigos del
19 Salmos 8:5
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
37
Dios único y verdadero, perdiendo así en el Paraíso tanto el
conocimiento como la justicia y la santidad. ¡Todo lo que
podamos decir acerca de esta enemistad para con Dios es
poco! Si negáramos o intentáremos minimizar la existencia de
esta enemistad, nuestra visión del hombre y de su religión
sería contraria a la Biblia y, por tanto, todo lo relacionado con
la parte práctica de las obras pastorales y caritativas se vería
profundamente afectado. La Palabra de Dios nos enseña que
todos los hombres se han alejado de Dios y que son
corrompidos por el pecado, es decir, que todos se desviaron
totalmente del rumbo divino y a una se hicieron inútiles20. No
tenemos fuerza alguna para combatir el pecado y la enemistad
que anida en nuestras almas, y sentimos aversión hacia todo
aquello relacionado con Dios. ¡Sin embargo, seguimos siendo
responsables por todo lo que sucede!
Por otro lado, la buena nueva es que aún hemos conseguido
salvar algún conocimiento de Dios. Nuestras inclinaciones
religiosas no se han difuminado del todo, y esta es
precisamente la razón por la que los versículos 5:1 y 9:6 del
Génesis nos hablan acerca de la imagen de Dios. Por lo tanto,
tenemos que llegar a la conclusión de que sigue siendo
importante que el hombre haya sido creado conforme a esa
imagen y semejanza con el Creador. La Biblia habla de forma
clara acerca de una imagen de Dios que permaneció intacta y
de otra que se perdió. ¿No nos dice la Biblia que debemos
ajustarnos de acuerdo a la imagen de Dios?21 A lo que nos
referimos es a la imagen de Dios tanto en su sentido estricto
—y muy especialmente en lo que hace alusión al
conocimiento, la justicia y la santidad— como en su sentido
más amplio. Este último sentido nos informa que el hombre
no se ha convertido en un animal salvaje, sino que aún sigue
siendo una criatura moral y racional en el que todavía se
pueden reconocer minúsculos destellos de la imagen de Dios.
20 Romanos 3:12 21 Romanos 8:29
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
38
Nuestra atención se centra ahora en la influencia que tiene
esta imagen sobre las inclinaciones religiosas del hombre. ¿Se
inclina todavía el hombre, en su depravada naturaleza, hacia
la religión, o muestra por el contrario una indiferencia total
hacia ella? El capítulo 1 de la Epístola a los Romanos nos
habla claro y tendido sobre este asunto al describir a esos
paganos que detienen con injusticia la verdad22. En el mismo
capítulo leemos también que esos mismos hombres, a pesar de
haberlo conocido, a pesar de que lo que de Dios se conoce les
es manifiesto23, no Le glorificaron como a Dios24. En otras
palabras, aunque el hombre conociera a Dios de una manera
especial, no estaba dispuesto a reconocerlo como tal. Aún así,
ni siquiera el pagano deja de ser un ser de naturaleza religiosa,
pues es la Creación de Dios lo que los lleva a lo religioso,
porque las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y deidad, se
hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas25. La
creación y la naturaleza humana trabajan conjuntamente, pero
esto no conduce a un conocimiento verdadero; así, leemos al
final del mismo versículo 20 que esos hombres no tienen
excusa. La noción de Dios ha permanecido en el interior de
todos los hombres, por lo que incluso estos piden ofrendas
divinas, pero este camino no lleva a ninguna parte a causa de
la impenitencia del hombre, es decir, de su herencia mortal en
el pecado. ¿Qué tiene entonces de doloroso lo que expresa
Calvino?26: La experiencia nos muestra que en todos los
hombres ha sido puesta por Dios una semilla de religión. Sin
embargo, apenas hay uno de cada cien que la conserve y,
desde luego, nadie que la haga fructificar. Ponemos a Dios a
un lado, suprimimos nuestros sentimientos hacia Él y el
conocimiento que tenemos de Él, nos hemos convertido en Su
22 Romanos 1:18 23 Romanos 1:19 24 Romanos 1:21 25 Romanos 1:20 26 Institutos 1:4-1
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
39
enemigo y buscamos experiencias divinas en otras fuentes. Se
nos habla así de esos paganos que cambiaron la gloria del
Dios incorruptible27. En definitiva, que los hombres se han
quedado sin Dios, pero no sin dioses, pues estos se los
inventan ellos mismos.
Este es el gran problema que afrontamos entonces: que no
buscamos la fusión con Dios, sino con cosas ajenas a Dios.
Cambiamos a Dios y Lo substituimos con otras cosas, y de
esta forma el hombre, habiendo caído en el pecado, practica
una religión a medias tintas en vez de esa religión verdadera
del Adán sin pecado. Nuestro ingenio ha llegado hasta el punto
de haber conseguido crear y servir a nuestros propios dioses y
de esta manera satisfacer nuestras necesidades religiosas
hallando caminos alternativos al del Dios verdadero, así que a
la vez que no podemos alcanzar una religión verdadera por
medio de nuestras inclinaciones religiosas, sí somos
responsables de las consecuencias de tales inclinaciones.
TRES POSIBILIDADES
¿Qué hace el hombre con sus necesidades religiosas?
¿Cómo satisface estas necesidades? Podemos contemplar tres
posibilidades básicas diferentes a la hora de responder a estas
preguntas:
• La esencia religiosa del hombre puede conducirle a
profesar una falsa religión, pues no conoce lo que es la religión
verdadera, sino que la suprime y la suplanta por una religión
dirigida a satisfacer su propia voluntad. Existen buenas
razones por las que han florecido y siguen floreciendo todo
tipo de extrañas religiones que en ocasiones hasta han llegado
a alcanzar un crecimiento vertiginoso: en particular lo sencillo
que es el satisfacer las necesidades religiosas de un hombre y
el llegar a conocer sus puntos débiles; una vez conseguido
esto, el resto es coser y cantar. Así, incluso las sectas religiosas
27 Romanos 1:23
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
40
encuentran un buen caldo de cultivo en los corazones de los
hombres.
• Una segunda posibilidad es que sea posible que los
hombres, en su celo religioso, acaten a rajatabla la Palabra de
Dios sin que ello signifique que se sometan de verdad al Dios
verdadero o que Lo amen con la máxima rectitud. En este
caso, uno se limita a satisfacer sus deseos religiosos en general
y recibe unas sensaciones emocionales que no son más que
una extensión natural de su temperamento religioso. Así, claro
está, continuamos siendo enemigos de Dios, pues nuestro
ídolo no es en realidad otra cosa que una imagen distorsionada
del Dios único y verdadero, y así escogemos esas partes de la
Biblia que más nos convienen y hacemos caso omiso a lo que
no nos conviene porque no armonizan con nuestro
pensamiento. El cristiano más o menos piadoso se cree que
está libre de pecado: disfruta de los sermones y los cantos, le
gusta el misticismo y la liturgia, y se siente a gusto con toda
esta parafernalia y no querrá perder nunca por nada del mundo
ese pedestal religioso que ocupa, una actitud que puede llegar
a desarrollarse hasta tal punto que puede acabar consiguiendo
distinguirse muy poco de la religión verdadera. La Palabra de
Dios puede ser recibida con gran gozo, pero aún así la semilla
no consigue echar raíces, sino que por el contrario se va
marchitando con el tiempo28. Calvino afirma en sus
comentarios sobre el versículo 6:5 de la Epístola a los Hebreos
que Dios también colma y sazona a los réprobos con el sabor
de Su misericordia e ilumina sus espíritus con algunos haces
de luz, permite que estos saboreen Su bondad y también deja
la impronta de Su palabra en sus corazones. Ahí existe un
peligro amenazador para la Iglesia, pues esta modalidad de
cristianismo es secundada por muchos en todas las partes del
mundo, incluso por hombres que son en realidad, a nuestro
modo de ver, muy honrados, de gran seriedad y que poseen
una personalidad sin tacha; es más, estos hombres se esfuerzan
28 Mateo 13:20-21, adaptado
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
41
con denuedo a la hora de tratar los temas de la culpa y de la
gracia y son incapaces de alejarse de la Palabra o por lo menos
no se sienten muy dispuestos a ello. No es mi intención ser
demasiado duro con estas personas, pues, aunque sean
enemigos de Dios, igual que todos los demás hombres por
naturaleza, no podemos olvidar que ellos también se
encuentran simplemente cautivados por la Palabra de Dios,
por así decirlo. Esperemos que llegue un día en el que estos
hombres puedan liberarse y seguir marchando hacia delante.
• Es también posible, por la gracia de Dios, que el anhelo
de poseer un fundamento religioso se santifique o se eleve a
un nivel de verdadero servicio a Dios. El temperamento
religioso del hombre se ve en este caso cautivado por el Dios
viviente, rompiéndose toda resistencia contra la religión
verdadera. Es únicamente en esta situación en la que podemos
hallar el origen de la verdadera religión, la religión que es
sólida por ser bíblica. La Palabra del Evangelio se entiende en
este caso, aun a pesar de que el Evangelio no se adapte a
nuestras necesidades naturales. La religión deja aquí de ser el
opio del hombre, pues ahora este consigue transformarse y
nacer de nuevo. Esto es precisamente lo que Jesús trataba de
hacerle ver a Nicodemo cuando le decía que tenía que nacer
de nuevo29. La esencia religiosa del hombre se convierte
entonces en un cauce por el que fluye la gracia de Dios, y es
únicamente a través de este cauce por el que el hombre es
creado de nuevo por el Espíritu Santo de Dios, ya que la
atención del hombre se centra ahora plenamente en Dios y no
en su propia persona y en la búsqueda del placer.
EL VALOR DE LOS SENTIMIENTOS RELIGIOSOS
Hay que reconocer que se trata de una bendición del cielo
el que a estas alturas todavía alberguemos sentimientos
religiosos y que no nos hayamos convertido en animales faltos
29 Juan 3:1-15
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
42
de conciencia por culpa del pecado, sino que hayamos
permanecido en el mundo en calidad de criaturas morales y
racionales. No solo somos responsables por lo que hacemos,
sino que también tenemos que rendir cuentas de nuestros actos
—algo que no debemos olvidar nunca— y evaluar
correctamente esa esencia religiosa que se alberga en nuestro
interior pues no podemos elevarnos hasta Dios ni
transformarnos en buenas personas o en hijos de Dios en el
sentido más profundo de la palabra por el mero hecho de ser
religiosos.
Se pueden observar las inclinaciones religiosas del hombre
como algo positivo si las consideramos como una forma de
enlace conector. El hombre es receptivo a los valores y a las
normas y se da emocionalmente cuenta de que debe haber un
Dios. Una educación o instrucción devota nunca es por tanto
fútil, siempre produce un efecto determinado pues consigue
que los hombres sean más civilizados y estimula sus
sentimientos religiosos. Sin embargo, hay que recordar que
esto solo no asegura una verdadera conversión, pues todo tipo
de pensamientos y emociones pueden fácilmente florecer en
los campos de la religión y, ciertamente, es incluso muy
posible que den paso a un crecimiento fuera de control.
Necesitamos ser instruidos atenta y honradamente, pero
incluso cuando esto sea así no se llegará a conseguir más que
un conocimiento muy por encima de Dios y de la distinción
entre lo bueno y lo malo. Ni siquiera la mejor instrucción
puede acercarnos a Dios, pues es Dios quien debe
conquistarnos, transformarnos, regenerarnos y volvernos a
crear, algo que ocurre únicamente si conseguimos acercarnos
de verdad al Supremo y reconciliarnos con Él.
SOBRESTIMANDO LA ESENCIA RELIGIOSA DEL
HOMBRE
Existe, por desgracia, mucha gente que se muestra
demasiado optimista acerca de las inclinaciones religiosas del
hombre. Hombres que pertenecieron a la antigua iglesia, tales
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
43
como San Justino Mártir, Tertuliano y Clemente de
Alejandría, consideraban el corazón de todo ser humano como
una dádiva de Dios, creencia que marchó por el camino
correcto durante mucho tiempo. Si compartimos este punto de
vista, entonces seremos capaces de observar todas las
religiones sin albergar sospecha alguna, de considerarlas
como un medio ineludible si el objetivo es encontrar a Dios.
Sin embargo, esto también es ir demasiado lejos pues, por
naturaleza, no estamos preparados para llegar hasta Dios ya
que sin la regeneración solo somos Sus enemigos.
Esta doctrina todavía hace estragos en mucha gente. Sin ir
más lejos, la iglesia católica romana está sacando un buen
partido de ella. No es coincidencia que los católicos romanos
consideren sus labores misioneras como un acto de
cristianización de antiguas costumbres, por lo que se toma a
las religiones paganas como estadios iniciales a partir de las
que los convertidos toman el camino recto luego de pulir unos
cuantos detalles o de adaptar las nuevas ideas a las antiguas.
En la mayoría de los casos, a los hombres se les permite
retener sus viejas costumbres, algo que, claro está, los atrae
sobremanera, por lo que no es de extrañar entonces que la
iglesia de Roma consiga poner un pie en tierra en todos los
lugares a los que envía sus emisarios.
SUBESTIMANDO LA ESENCIA RELIGIOSA DEL
HOMBRE
Una corriente teológica que dio origen a una furiosa
resistencia a todo lo que acabamos de mencionar se desarrolló
bajo la influencia del teólogo suizo Karl Barth (1886-1968),
quien expresó su rechazo contra la idea de la naturaleza
religiosa del hombre. Barth no pudo negar la existencia de esta
naturaleza, pero, en su opinión, esta se basaba en la voluntad
individual y no contenía por tanto ningún elemento de valor.
Barth consideraba a Dios que está en los cielos como Su
Suprema Majestad, defendiendo la teoría de que nadie debería
imaginarse el poder experimentar noción alguna de ese Dios
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
44
pues, insiste Barth, es tal el abismo que existe entre el hombre
y Dios que hace imposible cualquier intento de construir un
puente que suprima esa distancia desde nuestro mundo.
A primera vista, estas ideas parecieran ser más bíblico que
lo que exponíamos anteriormente, pero debemos considerar
sus repercusiones. Si el hombre no alberga ya sentimiento
alguno por Dios, ¿de qué es entonces responsable? El
resultado de esta revelación no tiene sentido alguno, pues
invita a creer que no se nos puede responsabilizar de nada por
poco que escuchemos. No es extraño por tanto que Barth se
las viera y deseara a la hora de dar su opinión sobre el
versículo 1:18-23 de la Epístola de Pablo a los Romanos. Pero
lo que es aún más peligroso en esta doctrina es el afirmar que
no se pueda llegar nunca a tener la experiencia de Dios. De
acuerdo con Barth, el hombre, esa insignificante y diminuta
criatura, no tiene posibilidad alguna de sentir la más mínima
revelación del Dios Supremo en su alma, así que todo lo que
en realidad se dice que se experimenta no es más que un tabú
y, por tanto, siempre según este punto de vista, es imposible
experimentar la gracia de Dios. Además, nos dice Barth, el
conocimiento de Dios no puede nunca llegar a ser más que un
destello fugaz, algo que ni siquiera puede ser descrito con
palabras. Creemos que este discurso teológico ha contribuido
en cierto grado a la cada vez más reducida comprensión de
Dios que muestra el hombre de hoy en día; ciertamente, al
aceptar estas premisas, a los seguidores de Barth no les queda
ya otro camino que no sea el de darle vueltas al tema de la
justicia en el mundo.
En resumidas cuentas, lo más justo es afirmar, por un lado,
que el hombre tiene necesidad de Dios y que, por otro lado, es
a la vez enemigo del verdadero Dios. Por lo tanto, digamos
que existe una cierta necesidad de experimentar el poder
divino a la vez que una gran resistencia que hay que superar.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
45
LA ESENCIA DEL HOMBRE RELIGIOSO
¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de nuestras
inclinaciones religiosas? A continuación, presentamos las
partes más definitorias de la Biblia en este respecto.
Veámoslas:
1. Porque las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y
deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del
mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de
modo que no tienen excusa.30
Nuestras inclinaciones religiosas son por supuesto muy
sensibles al mundo natural que nos rodea. La creación se
impone sobre el hombre y le empuja a pensar en Dios,
sintiendo así que debe existir un poder y una divinidad eternos
detrás de la creación. Las cosas de este mundo y del imponente
universo son demasiado maravillosas como para que puedan
funcionar por sí solas, y la naturaleza estimula el raciocinio y
los sentimientos del hombre para que este pueda ver más allá
del mundo físico y dirigir su vista hacia Dios. Hay una
necesidad de poner las cosas en perspectiva y de verlas como
parte de una estructura más amplia, posiblemente porque el
saber que existe un Dios nos ayuda a sentirnos a salvo.
2. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres,
para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha
prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su
habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera,
palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos
de cada uno de nosotros.31
30 Romanos 1:20 31 Hechos 17:26-27
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
46
Pablo hizo un llamado en el Aerópago a los pensamientos
de los atenienses sobre la creación, pero conectando esta idea
con la totalidad de los hechos del mundo. El origen del hombre
y la ordenada distribución de los seres humanos sobre toda la
tierra son hechos que no podían más que haber sido dirigidos
por una Mano Guiadora. Todo está ordenado para poder
revelar al hombre que Dios existe y que en realidad no se
encuentra lejos de ninguno de nosotros, pues en Él vivimos y
en Él se abriga nuestro ser. Dios no es únicamente el
Majestuoso Creador, sino también el Dios que nos acompaña
de cerca, una conclusión a la que podemos llegar fácilmente
con solo abrir los ojos.
3. Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los
que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las
hacen, sino que también se complacen con los que las
practican.32
No solo existe una conciencia de Dios sino también de Sus
Decretos. Aunque no nos gusta que se nos pongan límites o se
nos prohíba hacer algo, todo el mundo sabe bien que no
podemos hacer todo lo que deseamos. Esto ocurre porque
existe aún una conciencia en el interior del hombre que le
avisa cuando cruza los límites. Esto no significa que nuestras
conciencias sean intachables, nada más lejos de ello; de hecho,
la conciencia puede ser mejorada pero también puede
hacérsele caso omiso. Por lo general, los hombres reconocen
que la mentira, el asesinato y el adulterio son inaceptables,
pero aún así vemos que el reconocimiento de unas normas de
conducta se reduce en aquellas sociedades en las que Dios es
relegado al último plano. J. H. Bavinck profundizó en el tema
de la esencia religiosa del hombre, subdividiéndola en las
siguientes categorías:
32 Romanos 1:32
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
47
• La experiencia de la totalidad: en nuestra calidad de
minúsculos elementos del mundo, tenemos la sensación de
coexistir con el universo, un hecho que nos abruma por su
magnitud y por la imperiosa necesidad que tenemos de existir
en armonía con todo lo que nos rodea.
• El conocimiento de las reglas: de nuevo, este es un
sentimiento que nace de la necesidad de vivir en armonía con
el Otro y de conseguir que la vida sea lo más llevadera posible.
• El vínculo con un poder superior: la sensación que
tenemos de provenir de algún lugar y de estar por tanto
estrechamente vinculados con un poder superior.
• La necesidad de salvación: es decir, la necesidad de
sentirnos seguros durante la enfermedad y en la muerte, pues
la vida es frágil e incierta.
• El sentido de la vida: el sentimiento de no poder
controlar nuestros destinos, de estar siendo guiados.
VENCER LA RESISTENCIA
Hemos tratado hasta ahora sobre los sentimientos religiosos
del hombre, pero hay que tener en cuenta que al mismo tiempo
mostramos resistencia y oposición. Es aquí donde hallamos la
duplicidad existente en el hombre: por un lado, el hombre
siente la necesidad de UN Dios, pero, por el otro, no quiere
EL Dios. No solo hemos perdido la imagen de Dios en su
sentido más estricto, sino que también la imagen global de
Dios se ha visto afectada. Nuestro mecanismo religioso no
funciona correctamente, por lo que tiende a llevarnos por el
camino equivocado. ¿A qué nos resistimos? En primer lugar,
somos contrarios a aceptar la culpa, y menos aún nuestra
propia culpa personal, algo que se hace ya evidente en los
primeros compases de las Escrituras: el hombre respondió: la
mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
48
Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has
hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí33.
Este es un buen ejemplo de lo expertos que somos en el arte
de encontrar excusas para nuestras acciones. No nos cuesta
admitir que a veces cometemos errores, pero lo hacemos
siempre filtrando una excusa que diluya nuestra culpabilidad.
En realidad, se trata de una actitud defensiva, producto del
temor a quedar mal. Esto lo vemos incesantemente en las
Escrituras, siempre lo mismo: barremos el polvo de nuestro
camino intentando no dejar una sola mota y a veces arrojamos
todo ese polvo a los caminos de los demás. Claro está, como
ya hemos mencionado anteriormente, sí que somos
conscientes de las reglas imperantes y sabemos muy bien que
hacemos muchas cosas mal; estamos incluso dispuestos a
pedir perdón, pero no con muchas ganas, pues nos negamos a
confesar de verdad que hemos violado gravemente una ley, a
sentirnos avergonzados (Jeremías 3:3), a reconvertirnos
(Oseas 11:5) o a quitarnos las manos de los oídos (Zacarías
7:11). Ésa es la condición, o mejor dicho, la señal de fe que
demuestra que reconocemos nuestras iniquidades y que por
tanto somos capaces de confesar de todo corazón abierto
(Jeremías 3:13). En esto es donde hallamos la diferencia entre
la naturaleza religiosa del hombre y la fe bíblica. No es por
tanto extraño que los judíos religiosos montaran en cólera
cuando Juan Bautista y nuestro Señor Jesucristo les llamaron
generación de víboras34 y sepulcros blanqueados35. Así es
como la aversión religiosa levantó la cabeza.
Ya que por las obras de la ley ningún ser humano
será justificado delante de Él; porque por medio de
la ley es el conocimiento del pecado.36
33 Génesis 3:12-13 34 Mateo 3:7 35 Mateo 23:27 36 Romanos 3:20
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
49
Hasta cierto punto, cuando reconocemos nuestras
iniquidades lo que hacemos a continuación es tratar de
enmendarlas sin darnos cuenta de que no es posible
conseguirlo. Intentamos camuflar el pecado mediante alguna
forma de expiación, pero todo lo que en realidad estamos
haciendo es aguantar el tipo. No queremos acabar con las
manos vacías, sino que preferimos llevar a cabo la tarea por
nosotros mismos; amamos la religión, pero no tenemos la
intención de renunciar a todo lo que poseemos ni tampoco
queremos convertirnos en “pecadores a los ojos de Dios”.
Despreciado y desechado entre los hombres, varón
de dolores, experimentado en quebranto; y como que
escondimos de Él el rostro, fue menospreciado, y no
Lo estimamos.37
Los hombres han mostrado una gran piedad por el Salvador
a través de los tiempos, habiendo sido Este retratado en obras
de arte que han inspirado intensos sentimientos de devoción y
siendo además convertido en héroe por muchos, pero ¿fue este
el verdadero Jesús, el verdadero Salvador de las Escrituras?
¿O fue por el contrario un Jesús creado por una religión a
medida de la voluntad del individuo? De hecho, la persona
religiosa media no entiende a Jesús en absoluto ni está
interesada en Él de verdad. Esta persona no puede apreciar
nunca Su mérito si antes no entiende, aunque solo sea en parte,
la razón por la que sufrió Jesús. Habla de Él, se siente atraído
por Él y su corazón se llena de fervor religioso, pero aun así
no consigue apreciar el hecho de que Jesús fuera herido por
nuestras rebeliones y molido por nuestros pecados38.
37 Isaías 53:3 38 Isaías 53:5
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
50
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar
en el reino de Dios.39
Al oírlas por primera vez, estas palabras parecen mostrar
una cara poco agradable del Señor Jesucristo. Un hombre
afable y de buenas intenciones que había pasado ya por
muchas tribulaciones tuvo las agallas de acercarse a Jesús y lo
único que consiguió, por lo visto, fue ser rechazado. Parece
que el estilo de pedagogía religiosa (el arte de educar) del
Señor Jesucristo no es tan blando de corazón como les gustaría
a muchos, pero aún así el Señor llevó a cabo Su misión de la
manera más perfecta posible. Lo que pedía Jesús era la
renovación completa del hombre, lo que enfatizaba a su vez la
pasividad de este (ver Juan 1:13). El problema es que esto es
exactamente lo que no queremos que ocurra.
LAS INTERVENCIONES HABITUALES Y
SINGULARES DEL ESPÍRITU SANTO
La razón por la que el hombre natural y no regenerado que,
aunque enviciado por el pecado, aún siente atracción por la
verdad y por Dios se encuentra en el hecho de que aún quedan,
como ya hemos visto, unos pocos vestigios de la “imagen de
Dios” en su interior. Es bastante probable que el amor por Dios
sea mayor de lo habitual cuando se vive con la Palabra de
Dios, e incluso podemos decir que el Espíritu Santo actúa de
manera extraordinaria en aquellas personas que oyen la
Palabra de Dios. ¿No dijo Esteban a los hostiles mandamases
judíos: Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como
vuestros padres, así también vosotros40? ¿Y no le dijo Cristo
a uno de los fariseos: no estás lejos del reino de Dios41? Por
eso no dudo que aquellos que son espiritualmente sensibles se
39 Juan 3:5 40 Hechos 7:51 41 Marcos 12:34
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
51
hallen bajo la influencia del Espíritu Santo, incluso aunque no
sean creyentes de verdad. Estos son creyentes a medias, pues
se acomodan en esa línea fronteriza que separa lo verdadero
de lo falso y barajando ambos conceptos a la vez como les
place.
No quisiera interpretar todas las emociones sinceras como
tareas de salvación. En ocasiones uno oye razonar a la gente
de esta forma: Satanás no fomenta tales sentimientos de
salvación, por tanto estas deben provenir de Dios. Lo que esta
gente trata de decir es que todo irá bien siempre y cuando Dios
se preocupe de uno, una conclusión esta a la que tengo que
oponerme. Es cierto que el príncipe de las tinieblas no obra en
los corazones de los hombres con sentimientos de salvación
del pecado y misericordia, y no tengo duda alguna de que estas
emociones provengan de Dios, pues al hombre no se le puede
convencer tan fácilmente. Sin embargo, también existen
acciones comunes al Espíritu Santo y a Satanás disfrazado de
ángel de luz. Recuerdo una vez a una niña que me dijo que
había aprendido a cambiar la forma en que escuchaba los
sermones. Me preguntó entonces qué estaba ocurriendo, ¿era
Dios el que estaba obrando en su corazón o qué era si no? Le
podría haber contestado sin problemas que sí, que era una obra
de Dios, pero no sabía si esta era en realidad una obra
salvadora. Solo el tiempo aclararía esa duda, así que le
aconsejé que se refugiara en el Señor a través de la oración
para confesar sus pecados, y que en última instancia sería Dios
quien tuviera la última palabra, pues Él conoce los corazones
y además, sin duda, la obra se lleva a cabo conjuntamente con
el Espíritu Santo (Hebreos 6:4 y 10:29).
También el Espíritu Santo lleva a cabo una obra que
conduce irrevocablemente a la salvación, y esta es la obra
efectiva de Dios el Espíritu Santo (San Juan,16:8). No hay
hombre que pueda resistirse a esta influencia, pues en este
caso el amor de Dios es derramado por todo el corazón
(Romanos 5:5) y Dios lo llena con obra de fe con Su poder42,
42 2ª de Tesalonicenses 1:11
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
52
pues es Dios el que dona a los hombres el poder de creer en
Cristo (Efesios, 2:8, Filipenses, 1:29). En el próximo capítulo
observaremos las señales de esta labor particular del Espíritu
Santo.
CUATRO TIPOS DE FE
No existe más que una fe salvadora, que por lo tanto no se
conoce más que por un nombre, simplemente: fe. La Biblia
nos habla acerca de una fe basada en la convicción que no
conduce de verdad al perdón de los pecados. Así podemos
identificar cuatro tipos de fe: aparte de la fe salvadora,
tenemos la fe histórica, la fe milagrosa y la fe pasajera. Quiero
advertir que esta clasificación no hace justicia exacta a la
verdad en cuanto a aspectos que son de hecho más
complicados pues, si profundizáramos aún más en el tema,
sería necesario enumerar tipos intermedios solapando unos
tipos con otros. Mi intención es únicamente expresar mi
opinión acerca de cada uno de estos tipos generales.
Trataremos la verdadera fe salvadora en el próximo capítulo.
LA FE HISTÓRICA
La fe histórica es probablemente la más singular de las tres
fes inauténticas. Esta es la fe de esos hombres que creen que
las historias de la Biblia son hechos reales, que lo que la Biblia
dice acerca del hombre y de Dios es cierto y que debemos
cumplir con los mandamientos de Dios. Existe un cierto
respeto hacia Dios y por las formas en que se nos revela en el
mundo, pero, extrañamente, aquí se acaba todo. No existe ni
amor a Dios ni pesar por haber pecado, pero sí una gran
inconsistencia, pues se acuerda que Dios es misericordioso,
pero a la vez no se Le necesita de verdad. Se admite que Dios
castiga el pecado, pero esto no les preocupa lo más mínimo y
siguen viviendo alegremente. En resumidas cuentas, la fe
histórica acepta la verdad sin creer de verdad en ella. El caso
es que si de verdad creyera que Dios fuera un dios benevolente
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
53
y ser un pecador, sin duda me vería empujado
inexorablemente al arrepentimiento y no podría por tanto vivir
sin la gracia ni un segundo más, pero la fe histórica no llega
tan lejos, pues se basa únicamente en un acuerdo superficial
con la verdad. Este tipo de fe se da normalmente en personas
que han crecido con la Biblia o que han recibido una cierta
influencia de las Escrituras durante años. Vemos, por ejemplo,
como el rey Herodes Agripa casi se deja llevar por las palabras
de Pablo cuando cita a los profetas: ¿Crees, oh rey Agripa, a
los profetas? Yo sé que crees43. ¡Mucho es lo que cambia
cuando la fe histórica se transforma en una verdadera fe
salvadora! Es solo entonces cuando de verdad nos damos
cuenta de la magnitud del pecado, cuando discernimos la
naturaleza verdadera de nuestras transgresiones y lo
observamos todo a través del prisma adecuado. Ahora es
cuando parece que los sermones y los contenidos de la Biblia
se llenan de significado. Por todo esto, no se debe dar la
espalda a la fe histórica en sí, pero hay que darse cuenta de
que por sí sola no es ni mucho menos suficiente.
LA FE MILAGROSA
Había una vez diez hombres leprosos que se acercaron a
Jesús y Le pidieron que les curara. La respuesta que les dio
Jesús, para asegurarse de que estaban limpios, fue la siguiente:
Id, mostraos a los sacerdotes44. Los diez leprosos creyeron
que todo lo que tenían que hacer para curarse era acudir a los
sacerdotes, así que todos fueron limpiados mientras iban hacia
ellos. ¡Los diez tuvieron fe! Creyeron que Jesús era poderoso
y que estaba dispuesto a sanarlos de la enfermedad, ¡creyeron
en el milagro! El resto de la historia nos muestra sin embargo
que su fe no era profunda, pues solo uno de ellos regresó y se
postró a los pies de Jesús glorificando a Dios. Ese hombre era
un samaritano, ni siquiera un judío, un extranjero ajeno al
43 Hechos 26:27. 44 Lucas 17:14
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
54
Pacto. A Jesús esto le apenó, pues los otros nueve no volvieron
a Él ni para darle las gracias.
Así, hoy en día un enfermo puede rogar a Dios por su
restablecimiento y creer firmemente que así ocurrirá. Luego
entonces puede que ocurra un milagro y que el enfermo se cure
contra todo pronóstico. En varias ocasiones he podido ver que
la gente se extrañaba de que un poder supremo hubiera
intervenido en la curación. ¿Es esta una fe verdadera y
salvadora en Dios? ¡No necesariamente! ¡El hecho de que mi
oración haya recibido respuesta y que Dios esté dispuesto a
auxiliarme no significa que Cristo sea mi Salvador o que mis
pecados hayan sido expiados! La fe salvadora es otra cosa,
mucho más que la fe milagrosa. No estuve de acuerdo con que
una madre acudiera a la Santa Cena solo porque hubiera tenido
la sensación de que Dios la había ayudado durante el parto de
su bebé. La mujer había sentido durante su oración una
apacible sensación de sosiego y creyó entonces que la ayuda
provenía de Dios. ¿Es esta una fe genuina? ¿Está Dios solo
para ayudarnos cuando tenemos problemas?
LA FE TEMPORAL
La fe temporal parece idéntica a la verdadera fe
salvadora en todo menos en su duración. Jesús habló de este
tipo de fe en su parábola del sembrador45, cuando parte de las
semillas cayó en los pedregales desprovistos de tierra. Como
este tipo de suelo se calienta muy rápidamente, estas semillas
germinaron más rápidamente que las demás y todo hacía
prever que iban a crecer con éxito. Sin embargo, el suelo no
tardó en secarse a causa también del calor, así que los brotes
se quemaron y marchitaron, de manera que a pesar de que todo
parecía ir bien al principio, al final no quedó nada. Jesús se
refirió en esta parte de Su parábola a aquel que oye la palabra,
y al momento la recibe con gozo46 pero que luego pierde
45 Mateo 13 46 Mateo 13:20
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
55
interés tan pronto como se ve víctima de tribulaciones o
persecuciones. Este tipo de creyente se siente fuertemente
atraído al principio, pero no pasa mucho tiempo antes de
sentirse decepcionado cuando considera que el precio a pagar
es demasiado alto. Ciertamente sus sentimientos nunca son
demasiado profundos, pues si lo fueran su fe no conocería
límites; aún así, hay que decir que tampoco le dejan
indiferente, sino que, al contrario, este hombre recibe la
Palabra con alborozo, acepta espontáneamente la invitación y
llega a alcanzar cierto nivel de fe. La fe espontánea es
gratificante, pero por otro lado, también existe el peligro de
que esos sentimientos sean precipitados e irreflexivos. ¿Se dan
cuenta estos creyentes transitorios del significado real de la fe
verdadera? ¿Calculan el precio que se les pide y se dan cuenta
de lo que está en juego?
Entonces tenemos aquellos a los que no les preocupa la
persecución pero que tiran la toalla tan pronto como un asunto
personal llama a la puerta. El resultado es que su fe se ve
ahogada por los espinos que crecen en sus ocupadas
existencias, robándoles todo el tiempo y no dejando ni un
instante para adentrarse por el sendero de Dios. Solo con la
semilla que se siembra en buena tierra, sobre una buena
superficie porosa que no contenga demasiadas impurezas, se
consigue un brote sano que pueda dar buenos frutos.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
56
3
LOS SENTIMIENTOS
RELIGIOSOS
SEGÚN LA BIBLIA
Cada vez más gente hoy en día afirma que todas las
religiones coinciden en las mismas conclusiones, algo con lo
que estoy de acuerdo solo hasta cierto punto. La necesidad de
seguridad, sacrificio y devoción se halla presente en todas las
religiones, pero, no obstante, los hombres que afirman tal cosa
no muestran precisamente demasiado conocimiento de causa
o perspicacia, pues creen que todas las religiones son como
ríos que fluyen hacia el mismo océano, pero el caso es que
existen muchas representaciones diferentes de lo divino y que
cada religión tiene un concepto totalmente diferente del
pecado. Estoy pensando, por ejemplo, en la gran diferencia
existente entre la religión judía ortodoxa y el cristianismo. En
esta última, Cristo ocupa un lugar único dentro de la fe
cristiana en su calidad de perfecto Salvador e Hijo de Dios que
primero pagó con su vida por los pecados cometidos por
aquellos que son Su pueblo y luego resucitó.
Otras personas opinan que todas las religiones cristianas
son más o menos iguales, lo que demuestra que no han sabido
ir más allá de un estudio superficial de los principales puntos
de vista diferenciados que existen tanto dentro como fuera de
las iglesias. La fe en Cristo puede tener un significado distinto
según la persona; hay quien apenas siente emoción alguna en
lo concerniente a la fe —y hay que preguntarse si a eso se le
puede denominar fe verdadera—, mientras otros se la toman a
la ligera. Existe también un tercer grupo de gente que da la
impresión de sentir la fe como algo muy lúgubre. ¿Qué dice la
Biblia acerca de la fe? ¿Qué lugar ocupa la fe en el corazón?
Intentaré encontrar una respuesta inicial para estas preguntas,
aunque no es mi propósito debatir la posición única de Cristo
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
57
sino examinar cómo percibe el Señor ese lugar en el corazón.
Vamos a estudiar los sentimientos afines a la fe verdadera.
¿Por qué? Pues bien, para comparar y anotar las diferencias
entre lo que es la fe general y la fe personal o, en otras
palabras, descubrir la distinción entre la creencia que nosotros
mismos creamos y la verdadera creencia en Dios. ¿Tenemos
entonces que preocuparnos por nuestros sentimientos?
¿Debería la pregunta ser en verdad si experimentamos esto o
aquello? ¡No, claro que no! Lo realmente importante es
averiguar qué conexión tenemos con Dios y si tenemos una
buena relación con Él. Aunque bien es cierto que es
importante saber si de verdad creemos en Dios, al mismo
tiempo no está de más observar nuestras propias experiencias.
La fe bíblica y verdadera en Dios no carece de sentimientos;
existen sentimientos carentes de fe, pero no hay fe que carezca
de sentimientos. ¿Cómo pueden los sentimientos de una
persona permanecer insensibles cuando esta cree que Dios es
justo? Si aún así no sentimos sentimiento alguno, entonces es
que simplemente no creemos de verdad.
Antes de tratar el tema de los sentimientos inherentes a la
fe, tenemos que considerar lo siguiente: los sentimientos de
arrepentimiento, amor, respeto, entre otros, no son estados
sino características de la fe. No debemos intentar despertar
ciertos sentimientos con la intención de llegar a un estado de
fe, pues lo que ocurre es precisamente lo contrario: es la fe la
que produce tales sentimientos. Por lo tanto, no estamos
llamados a sentir una cosa u otra, sino a creer en la Palabra de
Dios tanto cuando se trata de avisos como de invitaciones. Así,
solo podemos hablar de fe verdadera y de sentimientos
religiosos inspirados por la Biblia luego de que tanto la
Palabra de Dios como el Espíritu Santo hayan hecho algún
efecto en nuestras almas. Es entonces cuando conseguimos
una visión muy diferente de Dios y cuando nos damos cuenta
de que Él no es un Dios creado por nuestra imaginación. Las
cosas se vuelven entonces reales, nuestros sentimientos
religiosos se transforman, nuestra comprensión se ve
iluminada y empezamos a vernos a nosotros mismos bajo un
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
58
prisma diferente, y es cuando la reverencia, el
arrepentimiento, el amor, la alegría y muchos otros
sentimientos se entremezclan y suceden. Sentimos que Dios
no es objeto de burla y que no desea ser una mera creación de
nuestra imaginación, y experimentamos el hecho de que Dios
no se adapta a nuestras necesidades, sino que somos nosotros
los que tenemos que echarnos a un lado. En este capítulo voy
a intentar describir algunos elementos de esta creencia
religiosa que es a la vez un sentimiento. Aunque sea imposible
marcar una distinción infalible entre lo que son creencias
habituales y la fe verdadera, la Palabra de Dios nos ayudará a
delinear las características de la fe verdadera.
EL AMOR
La gente puede sentir respeto por un poder superior y sentir
la necesidad de servir a su Dios, pero cuando Dios empieza a
obrar en el alma de un hombre por medio de Su Espíritu Santo
derrama Su amor en el corazón e inculca el amor a Dios y a
todo lo que guarda conexión con Él. Pablo nos explica lo
siguiente sobre este amor: si yo hablase lenguas humanas y
angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que
resuena, o címbalo que retiñe47. Este amor es una de las
señales más claras de la gracia. La obediencia a Dios que
carece de este amor, un amor que debe ser espontáneo y
provenir de lo más hondo del corazón, no es entonces más que
fruto de la costumbre y del deber. ¡Ay, son ciertamente
aquellos que no sienten amor los que más razones tienen para
exclamar: “Si no tengo amor, ¡vengo a ser como metal que
resuena o címbalo que retiñe”! Este amor es muy intenso e
inequívoco, y esto me recuerda ahora a una estudiante que
tuve en una de mis clases y que decía que nunca había
abrigado sentimiento alguno hacia Dios pero que a pesar de
ello Lo amaba. Cuando le pregunté si tenía novio, me contestó
afirmativamente, así que a continuación le pregunté:
47 1ª de Corintios 13:1
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
59
“¿Quieres decir que quieres a tu novio pero que no sientes
nada por él?”. La chica se dio cuenta entonces de que esto no
era posible, así que para disimular dijo que amar a su novio
era diferente a amar a Dios. Es posible que eso fuera cierto,
pero entonces me dijo que sus padres le habían enseñado a
amar a Dios y que cuando aún era pequeñita le habían dicho
que Dios la amaba y que ella amaba a Dios, así que la pequeña
no aprendió nada más, es decir, nunca aprendió a experimentar
sentimientos por Dios en su corazón.
Tal amor no es el amor que nos transmite la Biblia. Cuando
Dios Todopoderoso conquista nuestros corazones, no hay
duda de que sentimos algo. Cuando Dios aparece en nuestro
interior y empezamos a conocerle por medio de Su Palabra,
brotan entonces sentimientos de profunda reverencia, estima
y amor a Dios en nuestros corazones aunados con el ansia de
pertenecerle y de recibir de Él el perdón a nuestros pecados.
¿No es cierto que nos resulta insoportable cuando Dios se
enfada con nosotros y cuando se niega a prestarnos Su
atención? Le echamos de menos porque hemos aprendido a
conocerle en toda Su bondad, y nos damos cuenta de que si Le
perdemos es por nuestra culpa. Las oraciones nacen en
nuestras almas en el momento en el que Le aceptamos como
nuestro Dios y nos sentimos apenados por haber afligido con
nuestros pecados a un Dios tan bondadoso. Sí, cuando esto
ocurre Le echamos de menos por mucho que sintamos al
mismo tiempo que se encuentra cerca de nosotros.
LA REVERENCIA Y EL SENTIDO DE LA
RESPONSABILIDAD
¿Se ha parado usted alguna vez a considerar que todos
nosotros, en nuestra calidad de seres humanos, somos
creaciones únicas del Señor Todopoderoso y que por tanto Le
debemos la máxima reverencia? Aquellos que empiezan a
darse cuenta y a creer que hemos sido creados por Dios
también empiezan a considerarle como el Dios sublime y
glorioso que no admite comparación alguna con ningún ser
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
60
humano, pues no somos absolutamente nada en comparación
con Dios, que además tiene derecho a hacer todo lo que Le
plazca con nosotros. En los libros de Isaías y Job, entre otros
muchos pasajes de la Biblia, podemos hallar impresionantes
descripciones de Dios y de nosotros mismos, además de
comparaciones:
Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión diciendo:
Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que
guardas el pacto y la misericordia con los que Te
aman y guardan Tus mandamientos.48
En Dios hay una majestad terrible.49
Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la
presencia temible de Jehová, y del resplandor de Su
majestad.50
Nos conviene, como seres humanos que somos, venerar a
Dios por haber creado todas las cosas. Pablo dijo así que no se
adora a Dios con las manos del hombre, como si Él necesitara
algo. La realidad es que Dios no necesita a nadie, pues Dios
es, por decirlo literal y formalmente, el Uno Independiente, el
Uno que ha creado el mundo para encumbrarse a Sí mismo, o
para ponerlo de forma más solemne, “para Su placer
particular”. Muchos son los textos que pueden encontrarse en
la Palabra de Dios que hablan de ello, por ejemplo:
Pues Jehová no desamparará a Su pueblo, por Su
grande nombre; porque Jehová ha querido haceros
pueblo Suyo.51
48 Daniel 9:4 49 Job 37:22 50 Isaías 2:10 51 1º de Samuel 12:22
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
61
No lo hago por vosotros, oh casa de Israel, sino por
causa de Mi santo nombre…Y santificaré Mi grande
nombre.52
Todas las cosas ha hecho Jehová para Sí mismo, y aun
al impío para el día malo.53
Podría añadir muchos más versículos sin problemas. Aquel
que cree en el sublime gozo de Dios y que por ello se deja
impresionar por Él no solo se siente minúsculo e insignificante
tanto dentro del mundo como ante ese sublime Dios, sino que
además se siente responsable. ¿No fuimos creados para honrar
a Dios? Fuimos hechos para alcanzar un propósito especial, no
para hacer lo que nos apetezca, sino para dar entrega de
nuestras vidas a Dios, y todo aquel que descubre esto se llena
de respeto por Dios. Razón hay por la que la Biblia interpreta
frecuentemente la creencia como “temor”, y así leemos a
menudo: temieron a Jehová; pero esto de ninguna manera
significa que se sintiera miedo de Dios, sino que en realidad
se albergaba un gran sentido de acatamiento y reverencia por
el Creador. Cuando nos damos cuenta de esto sentimos
entonces plenamente nuestra gran insuficiencia, lo pobres que
son nuestras vidas cuando las vivimos sin Dios y lo egoísta
que es vivir solo con el objetivo de procurarnos placer. ¿No
obtenemos mucha más gloria cuando de verdad vivimos por
Dios, por Aquel que tanto Se merece ser servido? Hay buenas
razones por las que los Reformadores, entre otros, dicen una y
otra vez que la fe y los sentimientos de la fe caminan a la par
con el conocimiento de Dios. La luz del conocimiento de Dios
nos permite ver quiénes somos y qué necesitamos de verdad.
Cuando percibimos que Dios no solo es justo y sagrado, sino
que también es bueno y misericordioso, nos llenamos de
sentimientos sagrados de diversa índole, siendo así entonces
cuando podemos hablar de una reverencia inocente hacia Dios
que no tiene nada que ver con el miedo servil.
52 Ezequiel 36:22-23 53 Proverbios 16:4
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
62
EL ARREPENTIMIENTO
Ahora quisiera volver de nuevo al tema del pesar y del
arrepentimiento, del que ya hemos hablado en el capítulo 1.
Dios conoce nuestros corazones y sabe muy bien si estos están
llenos de arrepentimiento o pesar. Muchos son los ejemplos
que nos proporciona la Palabra de Dios acerca de esta
distinción. Por ejemplo, Caín entendió que había cometido
una mala acción cuando hizo derramar la sangre de su
hermano Abel, y se sintió tan abrumado al saberlo que no pudo
menos que decir que su castigo era más grande de lo que podía
soportar54, sintiendo entonces gran contrición y compasión de
sí mismo. Sin embargo, lo que no sintió fue pena alguna por
haber pecado contra un Dios misericordioso sino dolido por
tener que ofrecer penitencia, considerando el hecho de haber
actuado contra Dios como un asunto de menor calibre. Lo
mismo ocurrió con Judas, que de tan desesperado acabó
ahorcándose. ¡Ay! Judas no consiguió entender nunca que
Dios puede perdonar todos los pecados, de ahí que perdiera la
cabeza de tal manera, de ahí que sintiera que seguir viviendo
no tenía ya valor y que ya no podía aguantar más el peso de la
vida. Vemos así claramente lo egocéntrica que era su forma de
pensar y que además no se le ocurrió pensar que el pecado es
aún más terrible a los ojos de Dios que a los del hombre,
siendo precisamente esta la razón por la que no marchó en pos
del arrepentimiento.
Por lo visto existen varias convicciones generalizadas sobre
el pecado que en realidad no guardan relación alguna con el
arrepentimiento. La gente está dispuesta a reconocer y, si es
necesario, a confesar sus pecados especialmente cuando estos
salen a la luz pública y son escandalosos, pero ser declarado
culpable no es lo mismo que rendirse. Todo el mundo se toma
sus pecados diciendo “qué terrible es ser tan pecador”, ¡pero
el creer y darse cuenta de haber ofendido e incluso insultado a
54 Génesis 4:13
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
63
Dios con nuestros pecados es algo completamente distinto!
Para explicarlo de otra forma, hay un mundo de diferencia
entre sentir lástima por uno mismo sintiéndose culpable y
condenado, y sentirse apesadumbrado de verdad por que Dios
no haya recibido el honor que se Le debe por ser tan digno de
ello. Una vez leí un asombroso poema incluido en el libro de
E. Fransen, De Geestelijke Wandelaar (El viajero espiritual):
Muchas lágrimas el hombre derramará
Sin ni así odiar crimen ni pecado.
Las lágrimas en sí nada probarán
Cuando en el fondo transgredimos
El ojo contradice el corazón,
Las lágrimas se quejarán y gritarán
Pero cuando se peca contra el Señor
Las lágrimas en saco roto caerán.
No es temor lo que busca Dios,
Sino que se arrodille ante Él.
Pues las lágrimas solo sirven
Cuando el corazón y el ojo se aúnan.
Hay corazones a menudo humedecidos,
Aunque no haya lágrima en el ojo.
Seca está el alma en ocasiones,
Aunque sí haya lágrimas en el ojo.
No se niegue la gracia de un ser,
Cuando el ojo y el corazón no se entiendan.
Pero llórese siempre que se pueda,
Como lloraría una novia de alcurnia.
Podemos encontrar uno de los ejemplos bíblicos más
impactantes acerca del arrepentimiento en el Salmo 51 de
David, que dice así: Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi
pecado está siempre delante de mí. Contra Ti, contra Ti solo
he pecado, y he hecho lo malo delante de Tus ojos; para que
seas reconocido justo en Tu palabra, y tenido por puro en Tu
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
64
juicio.55 Aquí David mira hacia Dios profundamente
entristecido por haberle ofendido. Lutero, en su comentario
sobre los siete Salmos de Arrepentimiento, escribía: “Aquel
que no presta atención al juicio de Dios no siente temor. Aquel
que no siente temor no clama. Aquel que no clama no recibe
misericordia”. El gran Reformador estaba convencido de
que el conocimiento y, ciertamente, la experiencia del pecado
son necesarios si se desea recibir la misericordia, así que una
persona que no siente la culpa no puede pedir la gracia ni
recibirla. Calvino habló de ello en líneas similares cuando dijo
que “el arrepentimiento es la puerta de entrada a una vida de
gracia, y nadie es apto para oír el Evangelio a menos que no
se haya antes aprendido a condenarse”. Léase también por
ejemplo su comentario sobre el versículo 2:37 de los Hechos
de los Apóstoles. Retornando a los Salmos de
Arrepentimiento, Lutero comentó al respecto del Salmo 130
que este “puede ser solo comprendido por aquellos que sienten
y experimentan lo mismo… Todos nos encontramos en un
serio y opresivo estado miserable, pero no todos sentimos que
nos hallamos en tal estado… Y aquel que vive sin la cruz, sin
temor y sin reflexión sobre el juicio de Dios no vive una vida
verdadera”. Podría haber incluido más comentarios, pero estos
son suficientes para ver que Lutero, entre otros, aprendió a leer
bien las Escrituras y a reconocerse en la agonía de aquellos
que claman a Dios. El arrepentimiento es por tanto la sentida
convicción de que hemos provocado la ira de Dios con
nuestros pecados y que merecemos sin duda el castigo.
Cuando nos arrepentimos, aceptamos que Dios no nos mire,
pero sin embargo tampoco Le echamos de menos. ¡De qué
manera tan fuerte afecta esto a nuestras emociones! Esto
provoca angustia en nuestras almas y hace que roguemos aún
más por el perdón, elimina toda la rebeldía de nuestros
corazones y nos sentimos minúsculos cuando nos damos
cuenta de que es gracias a Su gran bondad que seguimos vivos
y que aún podemos oír la Palabra de gracia. El ansia de perdón
55 Salmos 51:3-4
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
65
brota en nuestros corazones, dando pie a que empecemos a
intentar vivir sin pecado, porque el pecado aflige, deshonra y
causa la ira de Dios. De esta experiencia de culpa surgen las
confesiones del pecado, que vienen a representar mucho más
que el simple hecho de admitir que hemos pecado o de
murmurar algo al respecto durante la oración; es en realidad
una confesión incondicional procedente de un corazón roto y
de un espíritu contrito. Pero miraré a aquel que es pobre y
humilde de espíritu, y que tiembla a Mi palabra.56
De verdad me pregunto si aquellos cristianos que jamás han
derramado una lágrima son cristianos de verdad, pero lo que
sí es seguro es que uno no puede alcanzar la salvación sin antes
derramar lágrimas. Sin embargo, cuando empezamos a creer
en las Escrituras hemos de creer que Dios no puede tolerar el
pecado, algo que siempre debe tener un gran significado para
nosotros. Incluso el temer a Dios con un temor infantil, desde
la infancia misma, no tiene valor alguno si no se tiene a la vez
un corazón necesitado y un anhelo interior de conseguir el
perdón. Me temo que muchos que jamás han sentido la
necesidad del perdón se engañan a sí mismos al pensar que es
suficiente con ser gente de fe y creer que se ama a Dios y a
Jesús. Admito que la experiencia del pecado en una existencia
de fe se transforma a medida que pasa el tiempo. El Espíritu
Santo hace que estas experiencias sean cada vez más
profundas con el tiempo y los hijos de Dios se sienten
defraudados consigo mismos, y es por ello que anhelan recibir
cada vez más influencia de Cristo. No obstante, la experiencia
del pecado como violación de la ley es un elemento clave en
la vida de fe, sea en el momento que sea.
¿Es posible que la fe pueda surgir del amor a Dios y a Su
pueblo y que se reciba de esta manera un atisbo de la felicidad
que puede obtenerse? Permítanme decir primero que siempre
es un privilegio que alguien no se vea afectado al recibir estas
impresiones, pero ¿podemos llamar a esto fe? Yo no me
atrevería a llamarlo fe si está desprovisto de arrepentimiento.
56 Isaías 66:2
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
66
Cuando creemos, creemos en todo lo que está contenido en la
Palabra de Dios, incluso el hecho de ser pecadores, ¿verdad?
¿No sería esto parte de la experiencia? Unas personas sentirán
esto más que otras, unas personas entenderán de forma más
profunda la sensación de echar de menos a Dios a causa de sus
culpas, y para unos el conocimiento de la culpa se acrecienta
más tarde mientras otros sienten una fuerte certidumbre de la
culpa de forma inmediata. Sin embargo, incluso cuando
estamos convencidos de haber pecado no es hasta que
aprendemos a buscar refugio en Cristo cargados con todos
nuestros pecados que descubrimos que Dios opera en nuestros
corazones. ¿Sabemos exactamente cuándo comienza la
conversión? Brakel afirmó que la mayoría de los hijos de Dios
piensan que este momento llega o demasiado pronto o
demasiado tarde, y yo creo que no le falta razón. Insistamos
en este punto: mantener que la conversión no requiere un
arrepentimiento y un conocimiento de nuestros pecados al
principio podría llevarnos a la idea equivocada de una fe
verdadera carente de arrepentimiento y conocimiento del
pecado. Nadie tiene derecho a presumir de ser un creyente
verdadero sin antes haber confesado sus pecados, pues el
conocimiento del pecado es un punto capital e ineludible, tal
como se afirma en la Palabra de Dios. Un interés determinado
por Jesús nuestro Señor sin un conocimiento de nuestro estado
de perdición no va más allá de una “religión” superficial.
También ocurre a menudo que la gente que parece tener fe sin
conocimiento alguno de sí mismos se creen creyentes firmes,
pero la realidad es que carecen de humildad y mansedumbre,
pues no han aprendido a conocerse a sí mismos delante del
santísimo Dios.
EL TEMOR A DIOS
Es en el Antiguo Testamento donde encontramos una de las
expresiones más conocidas en referencia a nuestra relación
con Dios: “el temor de Jehová”. A primera vista parece que el
creyente tiene miedo y que es por esta razón que no puede
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
67
alcanzar una íntima comunión con Dios, pero esto no es
necesariamente cierto. El énfasis no está tanto en tener temor
a Dios sino en la reverencia que Dios se merece. La gente no
debe pensar que Dios es nuestro igual, pues Dios siempre está
por encima de nosotros, así que no es nuestro colega y
compañero, sino nuestro Creador. Este “temor” mira con fe
hacia lo alto al Señor, así que mejor que temor podemos decir
que más bien se trata de reverencia o incluso de temor
reverencial, un temor reverencial lleno de amor para ser más
exactos. Así, igual que los niños miran a sus padres con
respeto, los hijos de Dios miran a su Dios Padre con confianza.
Este temor al Señor tiene dos causas. Una es que el Señor
es el Creador y Defensor de este mundo, y por lo tanto no
estamos a Su altura. La segunda es que hemos pecado a
sabiendas de que el Señor es un Dios que no puede tolerar y
nunca tolerará el pecado. La idea del temor no se encuentra
totalmente ausente, pues darse cuenta de que se ha pecado
contra ese Dios majestuoso en lo alto no es algo que pueda
precisamente tomarse a la ligera y, además, uno no puede
nunca liberarse por completo del pecado, ¡sí, uno es culpable
de su pecado por los siglos de los siglos! Este sentimiento de
temor está siempre presente cuando se sirve a Dios y lo
encontramos siempre que consideramos hacer la comunión
con Él o en nuestras oraciones. Es, en definitiva, un
sentimiento profundamente conectado con la obediencia.
Aquellos que temen al Señor, Le sirven y desean vivir de
acuerdo con Sus mandamientos, mientras que aquellos que
temen al Señor de una manera infantil Lo aman y por tanto no
quieren ofenderle, sino complacerle siempre.
LA CONFIANZA
Nunca somos capaces de describir adecuadamente nuestras
experiencias de fe. Estas descripciones de nuestra fe son
siempre imperfectas y las palabras no son capaces nunca de
acercarse a la realidad, y es que la fe solo puede conocerse a
través de la experiencia. La confianza no es ajena a la fe, pues
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
68
creer significa también confiar. Ahora vamos a ver dos
aspectos de esta confianza por separado.
Seguro que han leído ustedes esa historia bíblica de la
mujer con problemas de circulación sanguínea que depositó su
confianza en Jesús y creyó que lo sanaría, y que incluso sintió
que era una mujer pecadora. Aunque era muy tímida,
consiguió acercarse a Jesús tras hacerse paso entre la multitud
con el objetivo de tocar el borde de Su manto y diciéndose a
sí misma, si tocare solamente Su manto, seré salva57. La mujer
estaba completamente convencida de que Jesús tenía poder
para sanarla, lo sabía, ¡lo creía! Ella sabía, claro está, que no
había sido aún curada, pero aún así sintió que Ese Hombre era
capaz de ayudarla a sanar. Bien, ¿es eso confianza? Estoy
convencido de que la mujer creía en Cristo y de que este hecho
fue la razón principal que la llevó a acercarse a Él. Se dio
cuenta de que algo tenía que ocurrir para seguir con vida, y
sabía, creía, sentía que Jesús era la respuesta a su problema.
Hay mucha gente como esa mujer hoy en día, personas
convencidas de que pueden obtener ayuda y misericordia de
Dios y de Cristo, y que se sienten bien seguras de que el Señor
tiene el poder de liberarles de la fuerza del pecado, aunque
esto no signifique sentir que sus pecados hayan sido
perdonados. La esperanza, la expectación y la fe son aquí
enérgicas, pero el conocimiento de la fe brilla por su ausencia.
Hay quienes podrán decir que se sienten más seguros de Dios
que de sí mismos; Dios es leal y de confianza a sus ojos, pero
por otro lado se sienten muy inseguros de sus propios
corazones y cuando se miran a sí mismos se preguntan si son
en verdad hijos de Dios o no. Sobre este sentimiento le hablé
una vez a un pastor de la Iglesia Presbiteriana de Ecuador, a lo
que este me respondió que ya se había dado cuenta del
problema, que en su iglesia había gente con dificultades en
este sentido y que en su opinión la razón era que esta gente no
sabía bien del todo en qué consistía la gracia. Para este pastor,
la gracia no depende de quien sea o deje de ser la persona,
57 Mateo 9:21.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
69
afirmación con la que estoy de acuerdo, pero también tiene
que ver con no haber recibido la iluminación del Espíritu
Santo.
Luego hay aquellos que no solo creen que todo se puede ser
obtener de Él, sino que también reciben la experiencia de la
gracia de Dios a través de Su Espíritu. No solo creen que
pueden recibir la gracia de Dios y esperan con gran convicción
que así ocurra, sino que también la experimentan y sienten en
sus corazones que sus pecados han sido perdonados. Cuando
intentamos describir con palabras lo que se siente y
experimenta en estos dos aspectos de la fe, marcamos una
distinción entre la fe del que anhela recibir y la fe del que
recibe. La mujer con problemas de circulación se dirigió a
Jesús con la fe del que busca, incluso cuando tenía ya la
seguridad de que podía obtener lo que buscaba en Cristo.
Tomás, sin embargo, diría por fin henchido de fe: ¡Señor mío,
y Dios mío!58
Como conclusión, podemos afirmar que la fe y la confianza
se centran en el Evangelio, en Cristo. Porque es necesario que
el que se acerca a Dios crea que Le hay, y que es
galardonador de los que le buscan59, nos aclara el Evangelio.
El acto de creer, por tanto, no se basa solo en el conocimiento
de lo que se halla contenido en la Palabra, sino también en la
confianza y en la fe del pobre pecador en la siempre bien
dispuesta compasión de Dios. Mis piadosos sentimientos y
mis experiencias no son la base para conseguir el perdón, pues
únicamente mi Salvador es capaz de liberarme. ¡Qué
privilegio es ser elegidos y no tener ojos más que para Dios y
solo para Dios! Cuanto más testigos seamos de Cristo, mayor
convicción tendremos.
58 Juan 20:28. 59 Hebreos 11:6.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
70
LA GRATITUD
¿Cómo podemos describir la gratitud? Podemos afirmar
que nos sentimos agradecidos, pero ¿sabemos bien a qué nos
referimos? El agradecimiento consiste en sentirse
personalmente agradecido con Dios por Sus dádivas, pero
¿cómo podemos sentirnos realmente agradecidos con Dios si
no se Le ama? El agradecimiento solo es auténtico entonces
cuando nos percatamos de nuestra propia indignidad y cuando
nos maravillamos de que un misericordioso y santo Dios nos
preste atención. El agradecimiento es una labor que el Espíritu
Santo lleva a cabo en los corazones de Sus hijos, quienes no
siempre son gente agradecida pero que sí dan gracias a Dios
de corazón cuando son testigos de Su bondad, una bondad por
la que apenas ofrecen nada a cambio. Este agradecimiento es
espontáneo y no puede ser manufacturado de cualquier
manera, de la misma forma que no podemos conmover o
despertar amor en otra persona de manera mecánica.
El foco principal del verdadero agradecimiento es el honor
de Dios, mientras que el propósito de un pecador es el de
glorificarle y alabarle. Qué mundo tan maravilloso es aquel en
el que los hijos de Dios se concentran únicamente en honrar a
Dios mientras cantan salmos como el siguiente:
Con profunda reverencia sea Dios loado;
Que día a día nuestras vidas rocía
Con maravillosos tesoros donados.
Cuanto más aprenden los hijos de Dios a conocerse a sí
mismos y cuanto más claramente se percatan de lo que
representa el Señor Jesucristo para ellos, mayor será su
agradecimiento. Sus corazones rebosan de gozo y gratitud,
especialmente cuando se dan cuenta del precio que tuvo que
pagar el Hijo de Dios a cuenta de todos sus pecados. ¿No
podría darse también un gran deseo de obedecer a Dios y estar
cerca de Él? ¡Ay, si solo sintiéramos más agradecimiento!
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
71
LA PRESENCIA EN EL CORAZÓN
¿Cómo puede saber una persona si ha sido tocada por la
gracia de Dios? Pero antes de seguir adelante con este tema
quisiera formular otra pregunta similar a esta y que puede
responderse de manera asimismo parecida: ¿cómo sabemos
que lo que nos cuenta la Biblia es cierto? Es posible que
hayamos sido educados con la Biblia y que nuestros padres
nos hayan hablado de ella, pero ¿cómo sabemos que nuestros
padres no se equivocaban? Además, ya que estamos, nuestra
iglesia es un lugar donde nos sentimos como en casa y donde
podemos disfrutar del amor al prójimo, pero ¿qué garantía
tenemos de que nuestra iglesia vaya por el camino correcto?
Sin duda es posible incluso que nos consideremos creyentes,
pero ¿no es también posible que lo que estemos haciendo no
sea más que engañarnos a nosotros mismos? ¿Existe alguna
manera de saber de verdad si la Palabra de Dios es cierta y de
que nuestra fe no es equívoca? Si no es así, la fe no es entonces
más que una creencia cualquiera que probamos solo para ver
qué pasa. En este caso, creer no es de ninguna manera un
estado de conocimiento seguro, sino que consiste en
convencernos a nosotros mismos de que la Palabra no admite
duda, e incluso, como resultado de una creencia forzada e
inocente, de que somos hijos de Dios. No hace falta decir que
estas cuestiones han sido analizadas con anterioridad. Me
viene a la memoria, por ejemplo, el caso de la Confesión
Belga, un documento oficial de la Iglesia holandesa que se
remonta al año 1618. Su Artículo 5 lanza la pregunta de cómo
sabemos que la Palabra de Dios es verdad y nos contesta a la
pregunta de esta forma: creemos sin duda alguna todo lo que
está comprendido en ellos (los textos de la Biblia); y eso, no
tanto porque la Iglesia los acepta y los tiene por tales, sino
sobre todo porque Espíritu Santo nos da testimonio en
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
72
nuestros corazones, que son de Dios60. ¡Qué linda y sublime
locución bíblica! El Espíritu Santo labra la fe y sin duda
sentimos Su presencia en nuestras almas, ¡algo de lo que
absolutamente nadie podrá convencernos de lo contrario! Las
dudas podrán surgir de tanto en tanto, pero cada vez que esto
ocurre el Espíritu Santo hace acto de presencia en el corazón
y nos reafirma de nuevo (compárese con los Cánones de
Dordt, V, 10). No es necesario probar científicamente que la
Biblia es la Palabra de Dios —aunque bien se puede demostrar
mucho sobre ello si optamos por esta vía—, pues es más que
suficiente que creamos en ello con la ayuda del testimonio
recibido en nuestros corazones, pues por la fe entendemos
haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios61.
Es sobre todo cuando Dios convence profundamente al
pecador sobre Su gracia que nos convencemos de que no
andamos errados. El Apóstol Pablo escribió acerca de este
testimonio en más de una ocasión, vayan los siguientes
versículos como ejemplo:
El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de
que somos hijos de Dios62
El cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras
del Espíritu en nuestros corazones63
Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien
nos ha dado las arras del Espíritu64
En él también vosotros, habiendo oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo
creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de
la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta
60 Confesión Belga, Artículo 5º. Extraído de la página web de
la Confraternidad Latinoamericana de Iglesias Reformadas:
http://www.clir.net 61 Hebreos 11:3. 62 Romanos 8:16. 63 2ª de Corintios 1:22. 64 2ª de Corintios 5:5.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
73
la redención de la posesión adquirida, para alabanza
de su gloria.65
¿En qué consiste exactamente ese testimonio en el
corazón? Tengo que admitir que no es sencillo describirlo,
pues uno tiene que experimentarlo primero en su alma para
poder entender de lo que estamos hablando aquí, pero aún así
permítanme intentarlo a continuación.
El Espíritu Santo agrega un gran poder de persuasión a la
Palabra de Dios. Leemos, por ejemplo, que todos los hombres
nos hemos extraviado como ovejas descarriadas, y cuando
leemos esta afirmación la creemos y seguidamente sentimos
una pena sincera en nuestras almas. Esta es precisamente la
labor inicial del Espíritu Santo, que repudia el mundo del
pecado y, especialmente, el del pecado que consiste en nuestra
reticencia a creer en Cristo (ver Juan 16). Cuán profunda es
nuestra sensación de haber sido hallados culpables de vivir en
el pecado y de que por ello perdemos a Dios y que
deambulamos por el mundo sin Él, sin esperanza, sin futuro.
Pero aún podemos encontrar más cosas en la Palabra.
Cuando sentimos el escozor del pecado en nuestros corazones,
entonces tenemos la oportunidad de leer y escuchar lindos y
acogedores textos. Sin embargo, ¡qué difícil, sí, incluso
imposible, es creer lo que nos dice! Sentimos que somos
pecadores y que nuestra salvación es en realidad imposible.
¡Lo hemos echado todo por la borda a base de pecados! Ni
siquiera sentimos paz en el corazón cuando otros intentan
inculcarnos la fe en Cristo y seguimos sintiéndonos
profundamente desdichados, clamando a Dios desde el fondo
del abismo, pues Él y solo Él puede ayudarnos. Entonces, de
repente, leemos u oímos una parte de la Palabra de Dios
acompañada de su interpretación y nos parece que eso que
leemos u oímos ha sido escrito exprofeso para nosotros.
Tómense, por ejemplo, las palabras de Juan el Bautista: He
65 Efesios 1:13-14.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
74
aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo66.
¡Una sensación de asombro llena entonces el corazón y
creemos ahora que Él, el Cordero de Dios, quita el pecado! ¡Y
también nuestros propios pecados! Hay gran poder en las
palabras de las Escrituras que, reforzadas con el Espíritu de
Dios, se convierten además en órdenes. Las Escrituras fueron
escritas pensando en los pecadores en general, pero ahora creo
firmemente que también se dirigen a mí personalmente. El
Espíritu Santo da fuerza a la Palabra.
Este poder se desarrolla en grados y etapas. El Espíritu
Santo puede también utilizar señales de gracia extraídas de la
Palabra, que vemos con gozo espiritual y placer sagrado
gracias a la influencia de Dios (consúltese los Cánones de
Dort, 1:13). El Señor también puede aplicar una fuerza
especial de manera que podamos pensar en una selladura
extraordinaria de Dios, del Espíritu Santo, de manera que un
hijo de Dios consiga aprender a decir Abba, Padre, pero tengo
que apresurarme a añadir que el testimonio que el Señor da a
los corazones de todos Sus hijos es una demostración de Su
propia labor, tal como nuestros antepasados solían decir.
Queda claro por lo que hemos venido diciendo que
podemos estar seguros del poder de la gracia, e incluso los
creyentes no se olvidan de lo que es la convicción cuando
sufren dudas y tentaciones, y no obtienen esta seguridad
examinándose a sí mismos y a los decretos secretos de Dios,
sino a través de la fe que les dirige hacia las promesas de la
Palabra de Dios. Estas promesas se creen y se sienten en el
corazón por la influencia del Espíritu Santo, y así nos lo
explican los Cánones de Dort, V, 10: En consecuencia, esta
seguridad no proviene de alguna revelación especial ocurrida
sin o fuera de la Palabra, sino de la fe en las promesas de
Dios, que Él, para consuelo nuestro, reveló abundantemente
en Su Palabra; del testimonio del Espíritu Santo, el cual da
testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios
66 Juan 1:29.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
75
(Romanos 8:16); y, finalmente, del ejercicio santo y sincero
tanto de una buena conciencia como de las buenas obras67.
LAS TENTACIONES Y LA ORACIÓN
Gran número de salmistas han descrito sus luchas y
tentaciones a través de sus canciones, aunque no siempre
alcanzaron a creer que Dios se inclinara favorablemente hacia
ellos de tan desalentadoras que llegaban a ser sus
circunstancias. Al contrario, creían que Dios los había
olvidado y que no quería saber nada más de ellos. Esta
experiencia es descrita en uno de los salmos más conocidos de
David:
Ay, ¿por qué, alma mía, tu desesperanza?
¿Por qué tanta inquietud y congoja?
Confía en Dios;
Pues a Su rostro miraré,
A ese que es mi Dios,
Cuya gracia me magnificará.68
Estas luchas son parte integrante de la fe. La incredulidad
está profundamente enraizada en el corazón del hombre, y
hasta incluso Jesús reprochó a Sus discípulos por ella. Las
condiciones que circundan al hombre pueden llegar a ser tales
que el hijo de Dios no puede más que llegar a la conclusión de
que el Señor está enojado con él. Aparte de esto, también
podemos sentir la opresión de los demás, ¡y no nos olvidemos
del diablo! Él también acecha de cerca y puede hacer sentir su
presencia de una manera inequívoca. Podríamos afirmar que
los hijos de Dios se encuentran siempre en conflicto consigo
mismos, con el mundo que les rodea y con el diablo, y así, no
67 Cánones de Dort, V, 10. Extraído de la página web de la
Confraternidad Latinoamericana de Iglesias Reformadas:
http://www.clir.net 68 Salterio 118:3.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
76
es casualidad que la Biblia nos hable a menudo de esta
situación de conflicto en la que estamos sumergidos:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os
digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.69
Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor
Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis
orando por mí a Dios.70
Y también el que lucha como atleta, no es coronado si
no lucha legítimamente.71
Esta lucha requiere oración continua. La oración ha sido
comparada a un teléfono militar de campaña que conecta a las
tropas de primera línea de combate con el cuartel general y
que los primeros usan para pedir refuerzos urgentes para
ayudarles a repeler el inminente ataque del enemigo. Una vez
oí la misma idea expresada de manera diferente: La oración
remite nuestras necesidades al cielo y hace que aguardemos
la respuesta que del cielo provenga. La oración es un llamado
a Dios en la hora de la tribulación; así, sin duda nos
equivocamos de camino cuando nuestras oraciones solo
pueden ser comparadas con conversaciones telefónicas con la
familia. Esto es lo que dice al respecto la Palabra de Dios:
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna,
a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena
profesión delante de muchos testigos.72
Qué alivio sienten los hijos de Dios cuando se dan cuenta
por fe de que Cristo también fue víctima de la tentación. Él
sabe mejor que nadie lo que significa sufrir esa lucha en el
alma y, gracias a haber sentido tales tentaciones (¡y de qué
forma!), jamás permitirá que Sus hijos se ahoguen en ellas,
sino que por el contrario mostrará total compasión por ellos.
69 Lucas 13:24. 70 Romanos 15:30. 71 2ª de Timoteo 2:5. 72 1ª de Timoteo 6:12.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
77
Por otro lado, no podemos acusar al diablo de todas las
tentaciones que creemos que él nos envía. La verdad, no estoy
muy de acuerdo con la gente que dice: “El diablo me está
tentando, trata de convencerme de que no soy hijo de Dios”.
Cuando decimos que somos tentados por el diablo, lo que en
realidad hacemos es mostrar una imagen de nuestro interior.
¡Recuérdese que el diablo es un mentiroso! ¿Estamos seguros
de que la tentación proviene de él? ¿No podría también tratarse
de la Palabra de Dios que nos revela nuestros errores o de
nuestra falsa fe? ¿O es quizás no más que la incredulidad lo
que nos turba? En fin, no deberíamos culpar a Satanás tan
fácilmente, aunque sí es cierto que siempre tenemos que
mantenernos en guardia.
EL GOZO
Hace poco llegó a mis oídos el caso de una pareja que no
consiguió tener hijos durante seis años y que finalmente, tras
un sinfín de oraciones, consiguieron tener gemelos. ¡Qué
indescriptible alegría sintieron los padres! Todo el pueblo
compartió su gozo y alegría. Luego de tanto tiempo sufriendo
y suspirando, preguntándose el uno al otro si algún día
llegarían a tener hijos, de repente aparecen dos en escena. Mi
pregunta al respecto es la siguiente: ¿no sería yo feliz si Dios
tuviera a bien fijarse en mí o si Cristo tuviera a bien ser mi
Salvador? Siguiendo con el ejemplo de los felices padres, me
viene a la mente el siguiente versículo: Regocíjate, oh estéril,
la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la
que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la
desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová73. ¿No es
lo que se da a entender aquí que el gozo de tener hijos puede
ser comparable al de obtener el favor de Dios? Yo soy de esta
opinión. ¿No me produciría una gran felicidad que Dios me
rescatara de mi apuro y que yo oyera y creyera que el Señor
tiene a bien preocuparse de un pecador como yo? David perdió
73 Isaías 54:1.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
78
esa sensación de regocijo luego de cometer adulterio con
Betsabé, y de ello habla diciendo que la mano de Dios ha caído
con fuerza sobre él. Así, leemos cómo David ruega a Dios que
le devuelva, a pesar de haber cometido tan horrible pecado, la
alegría de Su salvación que tanto ha echado de menos desde
entonces: No me eches de delante de Ti, y no quites de mí Tu
santo Espíritu. Vuélveme el gozo de Tu salvación, y espíritu
noble me sustente.74 Por cierto, no solo se consigue la felicidad
a través del perdón de los pecados, sino también cuando se
piensa en el futuro que les espera a los hijos de Dios. Hay gozo
en Dios cuando sentimos Sus tiernos cuidados en todos
aquellos que forman parte de Su pueblo, gozo este que no
puede ser comparado nunca con ningún otro en este mundo.
Claro está, es un gran placer recibir hijos, dar una vuelta por
el bosque o salir del hospital con el alta del médico, por citar
unos ejemplos, pero el gozo que se encuentra en Dios es
mucho más perfecto y duradero. Este gozo no se basa solo en
recibir algo de Dios, sino también en entrar en comunión con
Él, ¡y también con Su Hijo a través del Espíritu Santo! Todo
esto se experimenta profundamente y de verdad, aunque desde
luego no es algo que ocurra todos los días.
LA PAZ
Muchos textos de la Biblia hablan de paz, de la paz entre
las naciones y los pueblos. La paz a menudo es sinónimo de
prosperidad general, pero ahora pongamos a un lado estos
tipos de paz y ciñámonos a la idea de la paz interna como
experiencia religiosa fruto de la relación con Dios, una paz
que, sin lugar a duda, se da a conocer rápidamente en el mundo
exterior. Creo que es conveniente que antes de pasar a analizar
este tema nos demos cuenta de que la paz que una vez
imperara en el Paraíso entre Dios y el hombre fue perturbada
profundamente por el pecado hasta el punto de desaparecer
casi por completo. Leemos en la Palabra de Dios que los
74 Salmos 51:11-12.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
79
hombres se han tornado enemigos de Dios y de hecho hay
capítulos como Romanos 3 que no escatiman palabras al
respecto. Mucho deberán cambiar las vidas de los hombres
antes de que se pueda empezar a hablar de paz y disfrutar de
ella. Esta paz no puede nunca ser sentida íntegramente cuando
una persona se siente culpable ante Dios y a la vez no puede
observar Su gracia pues, como hemos mencionado
anteriormente, esta paz es el producto de la fe y de la
confianza.
Sin embargo, también podemos encontrar una falsa paz. El
hombre puede sentir una sensación de paz relativa cuando vive
con desenfado o cuando se cree que marcha por el camino
correcto. También ocurrió que los falsos profetas sosegaron a
la gente profetizando que no estallaría la guerra y que Dios se
mostraba bien dispuesto hacia la nación, pero cuando la guerra
finalmente estalló, se hizo entonces obvio que los profetas se
habían equivocado y que el pueblo había sido engañado. Creo
que esto es todavía posible hoy en día, pues la gente puede
sentirse muy cristianamente en paz y verse de la noche a la
mañana en la situación de tener que confrontar una gran
decepción. Buen ejemplo de ello lo hallamos en Mateo 7:22-
27.
Pasemos a hablar ahora de la paz con Dios concedida por
el Espíritu Santo, una paz hecha y alcanzada por Cristo
(Colosenses 1:19-21). ¿Qué tipo de paz es esta? ¿Cómo
experimenta uno esta paz? No es fácil responder a estas
preguntas, así que solo haré referencia a unos pocos aspectos.
La paz verdadera significa (¡ay, las maravillas de la gracia!)
que es posible entablar una comunión entrañable con Dios,
una comunión basada en la reverencia y en la adoración y llena
de alivio, acción de gracias y confianza en Dios. El salmista
así lo anuncia:
La amistad del Señor
siempre es con Sus hijos,
Y a aquellos que temen Su Nombre
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
80
Muestra Él Su fidelidad.75
Esta paz está llena de humildad, de ese sentimiento de
pequeñez bajo Dios y de aborrecimiento por uno mismo ante
Dios. Aquellos que experimentan esta paz no son jactanciosos,
no elevan la voz desde una posición de superioridad, no, al
contrario, son humildes y desdichados, se lamentan por sus
pecados y sus almas se llenan de tristeza devota. ¡Saben lo que
es la paz, pues fue Dios, el Dios de la paz76, quien la hizo y no
ellos! Los ángeles cantaron por la paz en la tierra porque Dios
había traído esa paz a Su pueblo caído y Cristo, el Príncipe de
la Paz, trajo la paz para todos aquellos que creyeran en Él de
buen corazón. Sin embargo, parece que cuando Dios pide paz,
todo lo que hacemos en realidad es desenterrar el hacha de
guerra. ¡Pensábamos hasta ahora que estábamos en paz con
Dios y de repente nos damos cuenta de que hemos perdido esa
paz! Así es como el Señor consigue que nos percatemos de
que la paz es necesaria y por ello nos ponemos a buscarla.
Todos los hijos de Dios son receptores de esta paz, ¡pero
no todos la sienten de igual forma! La paz se experimenta a
veces como esperanza, a la espera de que llegue esa hora en
que Dios nos escuche. Esto no significa que haya una
verdadera certeza, pero existe sin duda la creencia de que
Dios, a través de nuestro Señor Jesucristo, está dispuesto a
salvarnos y de que en Dios hallaremos perdón y auxilio.
Cuando miramos a Jesús, la paz entra en nuestros corazones y
sentimos que el Señor la ejecuta para nosotros. Mientras tanto,
luchamos contra el pecado y vivimos una vida meticulosa,
habiendo así ciertamente quien no va más allá de esta paz en
su vida, aunque a veces se acude al trono de la gracia con
mayor libertad y por fe uno se adhiere a su Salvador, no
siempre con profundos sentimientos, pero siempre con el
corazón reposado y en paz. A veces se siente un gozo de
75 Salterio 62:2. 76 Romanos 16:20.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
81
corazón, la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento77,
y junto a esta paz viene otra paz, la de nuestras circunstancias
y las del prójimo. Cuando experimentamos esta paz, Dios no
puede equivocarse y nosotros no podemos ya experimentar
sentimientos de venganza contra nuestros enemigos. Para
llegar a sentir un poco de esta paz se necesita vivir una vida
llena de oración y santidad.
LA COMUNIÓN CON DIOS
Es imposible sondear la profundidad de todas las
experiencias que el Señor ofrece a Sus hijos, así que no las
trataremos todas. Este es el caso de nuestro siguiente tema: la
comunión con Dios. Prestemos atención primero a los
siguientes versículos:
La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la
comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.
Amén.78
Si decimos que tenemos comunión con Él, y andamos
en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.79
Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en Mí, y yo en él, este lleva mucho fruto;
porque separados de Mí nada podéis hacer.80
En estas experiencias podemos observar un vínculo más
estrecho entre Cristo y los creyentes, entre Dios y Sus hijos.
Este vínculo no consiste únicamente en el amor y en el
compromiso mutuo, sino que va aún más allá. Dios unió la
Iglesia bajo Su reino a través de Cristo, algo así como un
vínculo matrimonial, pues los hijos de Dios lo son en Cristo.
No hace falta indicar que esta unión con Dios no es ni una
77 Filipenses 4:7. 78 2ª de Corintios 13:14. 79 1ª de Juan 1:16. 80 Juan 15:5.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
82
mezcla ni una integración real como el que se produce con la
Unidad de los entes divinos. No se trata de que Dios y el
hombre se fundan en uno o de que el hombre se transcienda
en Dios, no, esto iría demasiado lejos, sino de que el amor de
Dios puede ser sentido nítidamente en el corazón hasta el
punto en el que nos aprestamos a decir lo siguiente: Como el
manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre
los jóvenes; bajo la sombra del deseado me senté, y su fruto
fue dulce a mi paladar. Me llevó a la casa del banquete, y su
bandera sobre mí fue amor81.
Las Escrituras nos hablan del Espíritu de Dios que mora en
nuestro interior (por ejemplo: Juan 14 y Romanos 8) y esta
presencia, esta comunión, es muy íntima, una verdadera,
inseparable, espiritual y eterna comunión. Los hijos de Dios
se encuentran en comunión con Cristo y con todas las cosas
que Él les ha otorgado. Hay creyentes pretenciosos que se
sienten vinculados a lo que Cristo les da pero que sin embargo
no se encuentran en comunión con Él, mientras que los
creyentes verdaderos practican la comunión con Cristo
creyendo en Él, confiando en Él, amándolo y poniendo todas
sus esperanzas en Él. Los creyentes practican la comunión con
Él cuando durante el ejercicio de su fe se refugian en Él,
buscan Su auxilio en sus penas y a Él se acogen. Hay
momentos en las vidas de los hijos de Dios en los que estos no
pueden dejar de mirar al Señor Jesucristo, ya que Le aman con
todo el corazón. Considerémoslo como una forma de
“apoyarse fuertemente” en Cristo y de total entrega al Señor
por fe. Este vínculo se siente a veces más profundamente que
otras, y es en estos momentos cuando se disfruta de la gracia
del Señor y de la “plenitud del gozo” ante la presencia de Dios,
y se descubre que existen “placeres inmortales” a Su derecha.
Así, la Palabra de Dios nos habla de estar completamente
saciados de la grosura de Tu casa82. ¡Cuán gloriosa es esa
labor del Espíritu Santo y cuán estrechamente ligada al Señor
81 Cantares 2:3-4. 82 Salmos 36:8.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
83
está! Ojalá pudiéramos acercarnos aún más a Él, habitar más
cerca de Él y vivir con más cuidado de acuerdo con Su
voluntad y poder así experimentar la comunión con Dios de
forma más profunda.
LA ESPERANZA
No podemos olvidarnos del tema de la esperanza. Así,
leemos que es, pues, la fe la certeza de lo que se espera83. Con
la fe recibimos una certeza de que todo irá bien en el futuro, e
incluso en el futuro más lejano y hasta después de la muerte.
La fe es como unos binoculares que alcanzan a ver lo que Dios
ha preparado para aquellos que Lo temen, observando el
maravilloso futuro que nos aguarda en el cielo, pero también
al futuro del Reino de Dios. Esta esperanza por la venida de
tiempos mejores no es lo mismo que decir “bueno, esperemos
que todo vaya bien”, no, es una esperanza sólida, una
expectativa segura. Los sufrimientos del presente no pueden
ser comparados con lo que está por llegar, cuando los hijos de
Dios sean capaces de sentir que disfrutan de una hora dulce
sabiendo que Dios les mostrará el camino y los llevará
finalmente a la gloria. Esta no es una falsa esperanza, pues
estos hombres han conocido el arrepentimiento y la
conversión, y saben lo que es la fe y el amor. Tal esperanza se
tornará realidad y la fe se tornará visión, pues Cristo se
sacrificó por ellos.
83 Hebreos 11:1.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
84
4
LOS SENTIMIENTOS
RELIGIOSOS
Y LA EDUCACIÓN
LA IMPORTANCIA DE LOS SENTIMIENTOS
Los padres y otros educadores son personas de carne y
hueso que, si todo va bien, albergan sentimientos por sus hijos,
estudiantes o pupilos. En circunstancias normales, sus
sentimientos se harán notar de una manera u otra durante las
labores que desempeñan con los niños. Las consecuencias son
sin duda desastrosas si, en caso contrario, los niños crecen sin
estos sentimientos, pues sufren un estado de negligencia
emocional cuando no poseen un vínculo real con el mundo que
les rodea. Salvo contadas excepciones, los padres aman a sus
hijos y esto lo demuestran en la forma en que cuidan de ellos:
cocinan para ellos, les compran ropas, les dan una paga
semanal, etc. Todo esto demuestra que los padres tienen
sentimientos de amor, un amor que se expresa a través de los
hechos. Aún así, todas estas acciones son totalmente
insuficientes para el niño, pues este también necesita sentir el
amor de sus padres a través de una charla amigable, una
palabra de ánimo, una sonrisa o un abrazo, y los más pequeños
necesitan que se les siente en el regazo del padre o de la madre
de tanto en tanto y que se les dé calor. El acto de transferir
sentimientos es mucho más importante que el de darle al niño
una paga semanal o ropas lindas. Los vínculos emocionales, y
no las pagas semanales, son imprescindibles a la hora de
educar a nuestros hijos. Sin embargo, no todos los padres son
capaces de crear tal vínculo emocional, ya que algunos se
inclinan hacia un tipo de contacto más arisco con sus hijos sin
hablar más que lo que creen necesario, mientras que otros
muestran más facilidad a la hora de comunicarse, pero sea
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
85
como sea lo verdaderamente importante es que el amor esté
presente. ¡Un niño es lastimado de por vida si, durante los
primeros cinco años de su vida, no se le sube al regazo, no se
le sonríe a menudo o no se le mira a los ojos! Un niño llora si
ve a su madre llorar sin saber exactamente por qué está
llorando y, de la misma forma, sonreirá si se le sonríe. ¡Qué
linda es la Creación cuando se revela de esta manera! Todo lo
que quiero decir es que los sentimientos juegan un papel
importantísimo en la crianza de los niños e incluso en su
educación religiosa. Un niño que ve lágrimas en los ojos de su
padre o de su madre durante un sermón también siente una
cierta emoción, pues se da cuenta sin que se le diga una sola
palabra al respecto de que se está hablando de cosas muy
importantes, de asuntos conmovedores, dolorosos o alegres,
dejando así una marca profunda y duradera. La educación
religiosa pierde gran parte de su eficacia cuando un niño no
observa nunca tales emociones en sus padres y, además, es
muy importante para los niños conocer lo que sus padres
piensan. En definitiva, podemos decir que los padres y otros
educadores deben ser capaces de comunicar sus sentimientos
y tener la valentía de mostrarlos, aunque estos no sean otros
que los religiosos. No hace falta decir que esta actitud no debe
ser exagerada, sino sencilla y sincera.
LA COMISIÓN
Y las (enseñarás) a tus hijos, y hablarás de ellas estando en
tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te
levantes84. Los padres, profesores y otros educadores llevan a
cabo una tarea específica en la educación de los niños, y parte
de esa tarea es la educación religiosa. No podemos dejar al
hombre religioso que se abra paso por sí solo, pues este
necesita recibir una influencia positiva aún a sabiendas de que
solo Dios puede favorecer y dar Su bendición a esa educación
para que se puedan conseguir resultados favorables. La
84 Deuteronomio 6:7.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
86
palabra de origen hebreo que traducimos como “enseñar” en
el versículo que da inicio a este apartado significa en realidad
“afilar en muela”. De la misma forma que una espada es
afilada usando una muela de piedra, el carácter del niño debe
ser afilado para que pueda así aprender a amar al Señor con
todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas85.
Tenemos que utilizar todos los medios a nuestro alcance para
proporcionar a nuestros hijos una educación religiosa que se
halle en total acuerdo con la Palabra de Dios y hay que grabar
en sus mentes que el Señor se merece ser servido con todas las
fuerzas posibles y que la salvación depende enteramente de
Dios. Aún así, hay cuestiones acerca de esta misión que deben
ser analizadas: ¿qué podemos hacer con las almas de los niños,
no es Dios quien debe afilarlas? ¿No es cierto que lo único
que podemos hacer es llevar la Palabra hasta sus oídos? Más
aún, ¿nos permitirá el niño que imprimamos todas estas cosas
en su mente? ¿No son los niños, como todos los demás seres
humanos, enemigos de Dios, o son por el contrario más
receptivos? Si lo que queremos es construir una educación
religiosa razonable, tenemos que intentar tener una idea acerca
del alma del niño y de las posibilidades que se hallan a nuestro
alcance a la hora de afrontar su educación.
En el capítulo 2 hablamos de la forma en que sentimos la
imagen de Dios y, por otro lado, de cómo hemos llegado a
perderla y de cómo seguimos siendo religiosos a pesar de ser
enemigos de Dios por naturaleza. Así, cuando instruimos a los
niños en materia de religión, debemos tener siempre en cuenta
todo esto, y acercarnos a ellos, por así decirlo, desde ambas
ópticas. Este acercamiento debe ser enfocado en ambos
aspectos de la naturaleza religiosa del hombre, algo que
podemos formular de la siguiente manera:
a.- Debemos conectar con la esencia religiosa natural que
se halla presente en el niño sin atribuirle trascendencia alguna
en el resultado final.
85 Deuteronomio 6:5.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
87
b.- Tenemos que dirigir al niño en una dirección que este
por naturaleza no desea tomar, pero siempre dentro de los
confines pedagógicos establecidos.
ENTABLANDO VÍNCULOS
Intentaré ahora arrojar algo de luz sobre los dos aspectos
anteriormente comentados. Si sobrevaloramos la esencia
religiosa natural del niño, llegaremos rápidamente a una
conclusión optimista acerca tanto del niño como de nuestro
sistema de educación religiosa. Así, siguiendo este
razonamiento, el sacerdote católico romano Jan Nieuwenhuis
considera al niño como el foco central de atención de la
actividad educativa. Sea cual sea la imagen de Dios y el grado
de entendimiento que un niño tenga, afirma Nieuwenhuis,
todo tiene su origen en la fe. Nieuwenhuis afirma asimismo
que la semilla religiosa está presente en el niño y que esta
crecerá por sí sola, creencia esta que dio origen a su libro
“Terwijl de Boer Slaapf” (Mientras duerme el granjero). Aquí
el autor utiliza la frase “el que creyere, no se apresure”86 como
su lema personal, y defiende una educación que confíe el
poder de desarrollo en el niño y en su propio deseo de
convertirse en una buena persona. El tomar este rumbo
permitiría al niño disfrutar del tiempo necesario para cometer
errores, ganar experiencia y aprender de todo ello, y así lo
describe Nieuwenhuis: “La enseñanza religiosa no es ante
todo un interés en la religión del niño, sino en el niño mismo”.
Así podemos leer en su libro una y otra vez que la fe crece por
sí sola, pero también se nos advierte que no debemos descubrir
explícitamente los contenidos de la fe a los niños, pues esto
sería más perjudicial que beneficioso para su desarrollo, pues
será la tierra la que se encargue de hacer germinar los frutos
con sus propios poderes. Sí que se muestra a favor de sembrar,
pero únicamente en el sentido de permitir a los niños vivir con
la influencia del clima religioso de la familia y así obtener
86 Isaías 28:16.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
88
diferentes perspectivas de la existencia. Esta situación es para
el autor la clave fundamental de lo que denomina la
“educación en la fe”, por la que no se necesita que ocurra nada
especial o extraordinario para obtener esa fe. Podría haber
escogido muchos otros autores que siguen más o menos las
mismas pautas de pensamiento: todo lo que se necesita es un
poco de dirección y unos cuantos ajustes aquí y allá para llegar
al destino deseado. En vista de lo que acabo de expresar, el
lector no se sorprenderá de que yo muestre gran reparo a la
hora de aceptar este enfoque educativo, pues este únicamente
conduce a una idolatría disfrazada con una túnica cristiana, y
a veces ni eso. Cuando nos paramos a pensar en lo que hemos
leído hasta ahora en la Palabra de Dios, entonces solo
podemos decir que tal línea de conducta no tiene valor alguno
para el Señor.
Me temo que tenemos que incluir en esta misma categoría
a todos aquellos educadores que no comparten necesariamente
una consideración positiva por el niño religioso como tal, sino
que piensan con demasiada facilidad en el pacto. Desde otro
punto de vista, estos educadores son de la opinión que el niño
es un creyente que solo necesita ser estimulado. Todo lo que
surge del corazón de un niño es visto a través del filtro del
pacto. Según estas personas, no existe duda alguna acerca de
si un niño posee una fe verdadera o no, pues magnifican la fe
del niño, una criatura que aún se encuentra en un estado puro
de inocencia y del que tanto podemos aprender. A esta visión
se le intenta proveer una base bíblica poniendo como ejemplo
a Jesucristo, puesto que nuestro Señor dijo en cierta ocasión
que los hombres deberían creer como lo hace un niño, palabras
sacadas totalmente de contexto, pues Jesús no hablaba de la
sencillez de un niño, sino que lo que se proponía en realidad
era reprender a Sus discípulos por discutir sobre quien era el
más grande en vez de ponerse en el lugar de un niño. Es una
pena que la gran mayoría de las escuelas cristianas sigan este
camino y que a los niños se les convenza de que aman a Dios
y de que Él se preocupa por ellos como si fueran los corderitos
del Buen Pastor. Incluso se toman en serio las consecuencias
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
89
que conlleva este método, principalmente las de una fe
inmadura e infantil. Los educadores se frotan las manos con el
resultado de sus propias ilusiones, mientras que los niños y su
esencia religiosa por naturaleza, aunque no se resistan a ello,
se convierten al final en víctimas de este sistema. No es por
tanto extraño que esta teoría sea tan popular.
¿No se nos permite, entonces, construir un vínculo con la
naturaleza religiosa del niño? Pablo, en cierto sentido, también
conectó con los sentimientos de los atenienses, así que ¿por
qué no podemos hacer lo mismo entonces? En verdad,
podemos intentar tocar la sensibilidad del alma del niño, que
es lo que este está deseando en realidad, pues el conseguirlo le
ayudará a poder entender mucho mejor el mundo y a alcanzar
un mayor grado de certidumbre y seguridad. La visión que un
niño tiene del mundo no puede ser reconciliada con una visión
del mundo que al final no tiene ningún sentido o resulta
peligrosa, y nosotros como educadores debemos darnos
cuenta de ello; puede que ello no vaya más allá del nivel de
religión general, pero es ciertamente positivo, pues se podría
construir un canal para la religión verdadera, para la fe
verdadera que solo Dios puede alimentar. Permítanme ofrecer
unos cuantos ejemplos de las conexiones que se pueden
establecer con la esencia religiosa del niño.
LA CREACIÓN
Creo que la Creación es uno de los máximos exponentes de
referencia de la educación religiosa ya que los niños son muy
sensibles al hecho de que Dios haya creado el cielo y la tierra
a partir de la nada. Por lo general, los más mayores en nuestra
sociedad tienen más problemas para comprender esto, pero los
niños aún no se han visto expuestos a la influencia cultural de
la sociedad, y por lo tanto se muestran más abiertos a ese
concepto de la creación a partir de la nada. Además, los niños
aceptan mejor este concepto que el de la teoría de la evolución
porque consigue dar respuesta a muchas de sus preguntas y
hace que se sienten a salvo con la visión del mundo que les
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
90
ofrece el concepto religioso de la Creación. La forma en que
les presentamos la Creación varía en función de la edad del
niño. Por ejemplo, un niño que recién acaba de dar sus
primeros pasos requiere que se le trate con afecto. El respeto
por los animales de compañía, su cuidado, e incluso ayudar a
liberar una abeja o una mariposa atrapada, son detalles que
alimentan la imaginación del niño. Apenas hace falta
mencionar que este tipo de enseñanza no se limita a la
admiración de la naturaleza, pues no hay lugar a dudas que de
tanto en tanto tenemos que conectar con el Hacedor de toda la
Creación, pues es Él el que combinó todos los colores de
forma tan perfecta, y quien dio forma a las alas de los pájaros
y a las hojas de los árboles, a los pétalos de las flores y al pelaje
de las fieras. No es siquiera necesario hablar siempre de forma
explícita acerca de Dios el Creador de todas las cosas, pues es
más que suficiente que los niños sepan que todo empezó con
la Creación. Cuando se trata de niños más mayores, se puede
entonces profundizar un poco más en el tema de la naturaleza
mostrándoles nuestros sentimientos reverenciales hacia el
gran Creador. Los niños pueden admirar pasmados la
organización de una colonia de hormigas, el sistema digestivo
humano, la anatomía de un insecto o la forma en que ellos
mismos han sido creados, una forma que no tiene comparación
alguna en el mundo. Los sentimientos religiosos que se
despiertan entonces son de gran valor para su educación
religiosa, pues se toma el mundo palpable del niño como punto
de contacto, creando así una experiencia tangible. No hace
falta decir, de acuerdo con lo expuesto, que aquí aún no se
puede hablar de fe, pues tanto los musulmanes como los
budistas, por citar dos ejemplos, tienen los mismos
sentimientos que los cristianos y a veces sus sentimientos
pueden llegar a ser incluso más profundos que los nuestros.
“¡ESO NO ESTÁ PERMITIDO!”
Un segundo ejemplo: la exclamación “¡Eso no está
permitido!” no se merece otra respuesta que “¿Ah, sí, y quién
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
91
lo dice?”. Todos los niños podrían contestar de esta manera,
sea cual sea el ambiente en el que hayan crecido. Esto nos da
la oportunidad de referirnos a Dios, pues Él es el Único que
estableció unas reglas en el universo y para la sociedad para
que ambos pudieran seguir existiendo. Toda persona normal
etiqueta el asesinato, el robo y la mentira como actos de
maldad, así que no es por tanto demasiado difícil relacionar
todo esto con Dios. No se trata de que tengamos que intentar
hallar prueba de la existencia de Dios, pues si fuera así no
haríamos más que enseñarle un espíritu crítico. No, tenemos
que convencernos con palabras y hechos que es Dios el que
gobierna y el que nos ha proporcionado Sus leyes, las más
necesarias de todas las leyes habidas y por haber. Tenemos
que educar a nuestros hijos de una manera ética y religiosa,
organizando el mundo bajo un sistema seguro de reglas de
conducta. Sin embargo, esto sigue sin conducirnos a la
religión verdadera.
LA SEGURIDAD
Un tercer ejemplo es la seguridad. Un niño busca seguridad
en sus padres y educadores, pero nunca es suficiente. La
imagen de Dios, ese Dios que Se preocupa por nosotros y nos
perdona, se adapta perfectamente a las necesidades del niño.
Hay estribillos como el siguiente que consiguen atraer
profundamente a los niños más pequeños:
Cristo me ama, bien lo sé,
Pues la Biblia me lo hace ver.
Sin embargo, estoy convencido de que canciones de este
tipo van demasiado lejos, pues lo único que consiguen es
proporcionar una satisfacción instantánea y superficial al niño,
sin incluir en ningún momento una invitación al
arrepentimiento. Hay que alejarse un tanto y concentrarnos en
hablar del poder y de la guardia de Dios en vez de ponernos a
distorsionar la realidad, pues simplemente no podemos
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
92
ignorar el hecho de que un día podemos enfermar o morir y de
que los buenos tiempos llegarán a su fin, por lo que un mensaje
como “Jesús ama a todos los niños” es incluso contrario al
arte de la educación, pues esta es una falsa descripción que
hace que el mundo se torne inseguro en última instancia y que
los niños terminen padeciendo serios problemas religiosos
cuando los avatares de la vida muestren su lado más drástico.
Lo mismo podemos decir acerca de la gracia de Dios. Creo
ciertamente que es necesario también hablar sobre ello, pero
nunca dando la impresión de que todo lo que se requiere es
una confesión rápida y ya está, a seguir viviendo. ¡No, no solo
es esto una falsa descripción de la gracia de Dios, sino que es
también difícil de creer! Sin embargo, aún así, a multitud de
niños se les inculca esta idea de seguridad, cuyos resultados
parecen satisfacer a los educadores, pero esto no es en realidad
más que un pulcro cristianismo de clase media. Tal como lo
veo, tenemos que corregir el rumbo de tal manera que
podamos evitar no una sino dos piedras de tropiezo; tenemos
que fijar la atención en el poder y en la guardia de Dios pero
con algo de mesura, pues seguidamente también tenemos que
mencionar que la voluntad de Dios para auxiliarnos en la
providencia no es suficiente, pues también tenemos que
considerar las facetas del castigo de Dios, la orden de la
conversión y el Juicio Final, y además, los caminos de Dios
son a menudo difíciles de comprender. Sin embargo, lo que sí
debemos hacer con todas nuestras fuerzas es hacer referencia
a Dios, pues Él puede ayudarnos, está dispuesto a perdonarnos
y puede proporcionarnos consuelo en aquellos momentos en
que no sabemos qué rumbo tomar para llegar al buen puerto
de la salvación.
También es cierto que los sentimientos religiosos de los
niños pueden alcanzar un nivel muy elevado de altivez, pues
estos pueden ilusionarse y enternecerse ante la inclinación de
Dios al perdón, pero aún así, esto tampoco va más allá de una
mera y simple sensación religiosa. Es un juego arriesgado
dejar a los niños que se contenten con esto, lo que me trae a la
memoria a un jovencito de una guardería, que no pertenecía a
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
93
iglesia alguna, que le preguntó a su maestro: “¿Es verdad o no
eso de que Me hallan los que Me buscan87?”. El profesor que
me contó esto se conmovió, y creo que con razón, pues uno
espera con profunda ansiedad que el contacto con la Palabra
de Dios produzca efecto. Sin embargo, hay que tener cuidado
de no dejarse impresionar tan rápidamente. ¿No son todos los
niños susceptibles a tales palabras? ¡Hasta a los adultos les
impresionan! Por otro lado, tampoco debemos suprimir estos
sentimientos, pues el Señor deja Su marca indeleble
especialmente durante los años de la infancia. La mayoría de
los hijos de Dios son convertidos cuando son jóvenes, así que
sin duda es importante para los niños el sentir que Dios está
siempre con ellos cuando sufren, de manera que siempre
pueden buscar auxilio en Él.
LA INSTRUCCIÓN
Podríamos escribir mucho más sobre los sentimientos
infantiles, pero ahora tenemos que pasar al otro lado de la
cuestión. La educación religiosa no solo debería satisfacer los
deseos religiosos del niño, sino que también debe dirigirlo en
la dirección que no debe tomar. Hemos visto antes que Karl
Barth no se mostraba muy interesado en estimular la esencia
religiosa natural del niño, pues con ello solo se conseguiría
alcanzar una “decente fe cotidiana”. Sin embargo, ¿cuáles son
los efectos de esta visión en la educación religiosa? Me parece
a mí que está claro para el lector que no existiría educación
religiosa alguna si nos basáramos en esta premisa, o, en otras
palabras, no habría razón para buscar un punto de contacto con
el niño. De acuerdo con este punto de vista, estimular la
esencia religiosa del niño es un acto completamente
inaceptable. Así que la ideología de Barth se resume en lo
siguiente: dejar ver al niño que este mundo es el mundo de
Dios y que lo que tenemos que hacer nosotros los mortales
aquí abajo es sacarle el máximo provecho. El lenguaje y las
87 Proverbios 8:17.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
94
ideas de Barth sobre la educación religiosa solo tienen una
orientación horizontal, que yo rechazo categóricamente. Debo
admitir que Dios le da muy poco valor a una “decente religión
cotidiana” y a que nuestra religión sea, por tanto y en esencia,
un asunto tan “decente” y “antropocéntrico”. Yo creo, sin
embargo, que los niños tienen el derecho de conocer la verdad
y de no ser mantenidos en la ignorancia con el motivo de evitar
la falsa paz y tranquilidad de sus almas. Pasemos a ver unos
cuantos ejemplos.
¿INFIERNO?
Es necesario observar unos límites cuando se explica la
verdad a nuestros niños, y además hay que hacer justicia tanto
a la Palabra de Dios como al propio niño. Lo único que
conseguirá un educador que agarre el dedo de un niño que se
le haya confiado y lo coloque cerca de una vela encendida
diciéndole que en el infierno sufrirá el mismo tipo de dolor por
todo su cuerpo es que el niño termine sufriendo pesadillas. Ese
horror que se crea de esta forma en el niño no tiene nada que
ver con la religión verdadera. Lo mismo se puede decir de la
gente que gusta de retratar el infierno con colores lo
suficientemente horribles como para darle escalofríos a un
niño, pero lo cierto es que la Palabra de Dios en sí se muestra
extremadamente sobria en todo lo relacionado con el infierno.
Los límites de nuestra educación religiosa son, en mi opinión,
no más que pedagógicos, fronteras que evitan que el niño se
extravíe en un mundo sombrío y peligroso. Es difícil delimitar
la demarcación correcta de estos límites, pues ello depende por
entero de la edad, el desarrollo emocional, la personalidad y el
ambiente en el que se mueve el niño, pero la misión de todo
educador está en hallar esos límites y en procurar no pasarlos.
En términos generales, podemos decir que debe haber en toda
conversación o relato buenas oportunidades para huir de todo
aquello que se presente como una amenaza. Así que cuando
ofrezcamos cualquier explicación detenida sobre la gravedad
del pecado, la realidad de la muerte, del juicio final o de la
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
95
maldición eterna, tendremos que señalar luego a Dios, ese
mismo Dios que no impide a nadie que tome el camino del
arrepentimiento y que permite que se tome el rumbo adecuado
hacia la vida eterna.
CULPA
¿Hasta qué punto debemos referirnos a la culpa y en qué
contexto se puede tratar esta de la mejor manera? Una de las
formas más apropiadas consiste en conectar este aspecto con
el de la Creación, pues así podemos, por un lado, hablar de la
Creación como algo formado y donado por Dios y, por el otro,
hacer referencia con cuidado a la falla que atraviesa la
Creación: animales que se comen los unos a los otros, las
enfermedades que acaban con los hombres, los animales y las
plantas, y, por último, la muerte que nos espera a todos los
seres vivos. Es sorprendente que esta Creación aún siga en pie,
a pesar de ser culpables hasta la médula, algo que es necesario
explicar al niño, aunque la cuestión no le venga por naturaleza
o necesidad. Cuanto mayor sea el niño, más se podrá
profundizar en ello, pues con niños mayores no existen ya
impedimentos para poder hablar de, por ejemplo, guerras,
epidemias y crímenes violentos, algo que, sin embargo, no
tiene que basarse en explicaciones carentes de esperanza, pues
incluso en estos casos el Señor reina y Se eleva por encima de
todas las cosas. Dios rige sobre la historia del mundo desde el
primer hasta el último día y este mundo perecerá al final de los
tiempos para dar paso a un nuevo cielo y a una nueva tierra a
la que también puedan acudir los hijos de Dios. Sí, es posible
convertirse en hijo de Dios, así que esto es algo que podemos
pedir sin lugar a duda cada día de nuestras vidas. Hablar de
estas cosas no afectará negativamente a los jovencitos, sino
que, por el contrario, les ayudará a alcanzar la madurez en vez
de convertirse en frustrados adultos. Las frustraciones las
creamos cuando dejamos que los niños idealicen el mundo y
lo pinten más lindo de lo que realmente es.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
96
“Aquel que no respeta el juicio de Dios no teme. Aquel
que no teme, no clama. Aquel que no clama, no recibe
misericordia”.88
LA GRACIA SOLA
Por lo que respecta al Evangelio, se puede alcanzar la
salvación solo a través de la gracia verdadera. Dios no
aceptará ni un solo esfuerzo por nuestra parte de congraciarnos
con Él. Esto, por supuesto, va totalmente en contra de la
esencia de nuestra alma y de nuestros hijos, pero ¿no es
precisamente de esto de lo que trata el Evangelio? No hay nada
que podamos hacer ya, así que todo se reduce a la gracia sola.
Experimentar esta gracia lleva a una persona a elevarse por
encima de la religión cotidiana, algo que sin duda nos
encantaría observar en nuestros hijos. Contarles esto a
nuestros hijos de acuerdo con las reglas apropiadas que
establecen las Escrituras no da pie a actitudes fatalistas, sino
que hace que sigamos tomando responsabilidad en su
educación. Hay que señalar que este es el único camino hacia
la salvación; no habría absolutamente nada que hacer si no
fuera por esa simple gracia, pues nunca podremos ni se nos
permitirá regresar a Dios por nuestros propios medios. En
realidad, ¡es curioso que esta buena nueva se encuentre en un
extremo tan opuesto a nuestros deseos! Roguemos junto con
nuestros hijos cuando afirmemos que estamos perdidos sin
conversión, permitiendo así a los niños que sientan y sepan
que sin la gracia no hay nada que hacer, pues nos merecemos
toda la miseria posible. Sin embargo, por otro lado, roguemos
también por recibir la misericordia por nuestro estado de
perdición y permitamos que los niños comprendan que solo la
gracia puede salvarlos, tanto a ellos como a los mayores y que
el Señor podría complacerse en dar Su bendición a tal forma
de educación. Creo que tanto los padres como los educadores
88 Martín Lutero, Salmo 130:3.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
97
tienen que estar al tanto al respecto de ese estado de perdición
y de la gracia de Dios en sus corazones.
REGENERACIÓN
No nos olvidemos de la necesidad de la regeneración
cuando nos dirigimos a nuestros niños. Mucha gente siguió a
Jesús solo por los panes, o pensando en lo maravilloso que
pudiera llevar a cabo tantos milagros. Pero cuando Jesús se
volvió para mostrar la carne y la sangre de Su cuerpo, todos
esos seguidores dejaron de sentir interés por Él, poniendo así
punto final a sus impulsos religiosos. Así, cuando el Salvador
dijo que ningún hombre podía acudir a Él excepto aquellos
que le enviara Su Padre (Juan 6:65), todos Lo abandonaron. El
Evangelio nos ofende porque no nos gusta ni perder ni
negarnos a nosotros mismos, así que levantamos una barricada
de resistencia. Pero a pesar de ello, debemos tratar a nuestros
hijos de forma honesta y sin temor a mostrarles los hechos tal
como son. Los niños también deben ser convertidos, y así
recibir un nuevo corazón, ser regenerados y renovados. No
tiene mucho sentido desinformar a nuestros hijos y
convertirles en “decentes cristianos habituales”. En suma, la
claridad y la honestidad son las armas principales a la hora de
educar con tacto a nuestros niños.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
98
5
LOS SENTIMIENTOS
RELIGIOSOS
Y LA PREDICACIÓN
PARA ESTAS COSAS, ¿QUIÉN ES SUFICIENTE?
Un predicador de renombre dijo una vez que es necesario
cocer las barras de pan con la harina molida del grano de la
Palabra de Dios para que los oyentes lo puedan comer. Este
predicador reprendió a otros predicadores por arrojar grandes
sacos de grano a sus congregaciones, lo cual difícilmente
podían digerir, a pesar de que el grano en sí es preciosa
comida. Sin lugar a duda, se nos imparte el mensaje de Dios a
través de la predicación de la Palabra. Sin embargo, y visto
que a menudo nos resulta complicado entender las Escrituras
sin ayuda, la tarea del predicador se fundamenta en facilitar su
comprensión, tal como hizo Felipe por el eunuco etíope y
siervo de la reina Candace (Hechos 8), con la esperanza de que
el Espíritu Santo ilumine sus explicaciones. El servidor de la
Palabra no debería, por tanto, limitarse a explicar únicamente
lo que dice la Palabra, sino también llevar su significado a los
oyentes. Debo decir que esto no es una tarea fácil para el
predicador; incluso Pablo dijo que él mismo no era capaz de
explicar el Evangelio de la manera más adecuada, así que,
¿quién está dotado entonces de la suficiencia necesaria para
conseguirlo? Pablo pidió así a las iglesias que oraran por él y
que rogaran a Dios que permitiera que se abrieran las puertas
de la Palabra, a fin de que al abrir su boca le fuera dada palabra
para dar a conocer con denuedo el misterio del Evangelio.
(Efesios 2:19)
Se podría escribir mucho acerca de la predicación de la
Palabra de Dios. No es mi intención aquí tratar en profundidad
sobre los contenidos y el propósito de un sermón, ya que, si
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
99
estamos familiarizados con la Palabra de Dios, sabremos
entonces que los propósitos principales son el honrar a Dios y
la salvación de los pecadores. Por esta razón, el sermón debe
ser teológico y centrado en Cristo, pues Él es el único que
puede llevarnos de regreso a Dios. Finalmente, no podemos
pasar por alto la labor del Espíritu Santo. Obviaré el tema de
que los predicadores deban estar al tanto de que no todos los
oyentes son creyentes, pues entre ellos también encontramos
falsos creyentes e incrédulos. Lo que nos interesa aquí y ahora
es saber cómo siente la gente las palabras de un sermón y
cómo este tiene efecto en la vida emocional de una persona.
LOS SENTIMIENTOS DE CRISTO
Si hubo alguna persona que hablara a la gente con gran
sentimiento, ese fue Jesús, el Hijo de Dios. Jesús estaba lleno
de un amor ferviente por Su Padre, y procuró honrarlo en todo
momento y en todo lugar. Nunca se sintió indiferente ni actuó
de manera tibia, sino que, por el contrario, siempre mostró
compasión hacia los hombres por estar de verdad interesado
en ellos. Jesús vino a nosotros para salvarnos del pecado, y no
dudamos en absoluto que Cristo sintió en Su corazón cada
palabra que decía, y que Sus invitaciones eran auténticas y Su
indignación sincera. Así, tal como les dice a Sus discípulos,
abiertamente nos comunica Su gran capacidad de compasión:
Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que
están conmigo, y no tienen qué comer89. Es, por tanto, de lo
más apropiado que los predicadores demuestren abiertamente
su compasión, pues no es suficiente con pasar simplemente el
mensaje, sino que tendrían, o mejor, deberían también
inmiscuirse de forma personal, pues su tarea no consiste
únicamente en pasar el mensaje a otros, sino también a sí
mismos. Cristo no habló siempre de Sus sentimientos, es más,
a menudo no dijo una palabra sobre ellos, pero aún así estaba
claro que se conmovía por lo que sucedía a Su alrededor. Así,
89 Marcos 8:2.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
100
los autores del Evangelio notaron en varias ocasiones que
Jesús se compadecía cuando veía gente con problemas, como
por ejemplo en el caso de aquella viuda que caminaba llevando
a su propio hijo a la tumba. ¡Cuánto se apenó Cristo! Su
compasión debió ser visible, pues esa pena lo hizo llorar, como
también lloró ante la tumba de Lázaro.
Estas emociones añaden una cualidad especial a la
predicación de Cristo. La gente que Lo escuchó se pudo
convencer tanto de Su sinceridad como del gran amor que
emanaba de Sus palabras. Qué gran privilegio es el poder ver
a los predicadores de hoy en día sintiendo lo que predican, que
tienen sentimientos profundos en cuanto a la honra de Dios,
sentimientos de indignación ante el pecado, sentimientos de
aflicción por sus propias culpas y las de otros y sentimientos
de amor cuando predican las palabras del Evangelio, aunque
bien es cierto que los sentimientos de los predicadores
contemporáneos nunca llegarán a la altura de los de Cristo,
pues Su corazón no abandonó nunca Su predicado, y no existe
predicador alguno que pueda afirmar lo mismo. ¡Ay! Luego
hay aquellos que hablan acerca de algo en vez de hablar a
partir de algo. ¡Hay que orar mucho a Dios que conmueva a
los predicadores hasta el punto en que sus palabras rebosen de
sinceridad y provengan de lo más hondo de sus corazones! ¡No
solo lo necesitan los que escuchan el sermón, sino que es lo
más indicado para la Palabra de Dios! Sin embargo, también
es posible que un predicador sea capaz de conmoverse sin que
la gente se dé cuenta, así que procuremos tener cuidado a la
hora de enjuiciar al predicador, pues a unos les es más difícil
expresar sus sentimientos que a otros.
LA PREDICACIÓN COMPASIVA
Un sermón siempre debe ser cálido en lo referente a los
contenidos de los sentimientos expresados en él. Así vemos
cómo Cristo sintió una gran compasión por la gente que Lo
escuchaba: Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
101
compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían
pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas90.
Es bueno ver a un predicador siguiendo el ejemplo del
Señor y no dejando a la gente a su suerte. Esta misma
compasión la podemos encontrar en Pablo, entre otros,
siempre preocupado por las tribulaciones y el bienestar, sobre
todo el bienestar espiritual, de los demás, y que incluso llegó
a decir que no le importaría recibir la maldición de Cristo si
ello fuera en beneficio de sus hermanos, y que sintió en el
corazón que no podría hacer otra cosa en la vida que no fuera
difundir el Evangelio, algo que, en efecto, llevó a cabo con
gran pasión.
Así, para conseguir un nivel similar de sentimiento, el
predicador no solo debe tener conocimiento de sus propias
necesidades y aprender a vivir por la gracia, sino que también
debe permanecer siempre implicado en todas estas cosas con
todo su corazón. Además, la predicación puede también
convertirse en una rutina cotidiana, de forma que de tanto en
tanto el predicador necesita recibir la dádiva del Espíritu de
Dios para reanimar sus sentimientos de compasión por la
gente, para poder así predicar en su calidad de ser mortal a
aquellos que también son mortales. La regeneración por sí sola
no es suficiente, el amor de Cristo debe marcar los límites de
las acciones del predicador y es necesario embarcarse en una
existencia concentrada en la oración, pues la predicación se
convierte en una acción fría, artificial y poco sincera si no va
acompañada de la oración.
Otro asunto importante es el que concierne a si realmente
sienten los oyentes que un sermón es ofrecido con compasión.
No es imposible que un predicador oculte su frío corazón
mientras hace una llamada directa a los sentimientos de las
personas y apela a la congregación a creer que se preocupa por
ellos cuando en realidad no es así, pero, por otro lado, también
es posible que un predicador se preocupe de verdad por el
bienestar de sus oyentes, pero que sin embargo sea incapaz de
90 Marcos 6:34.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
102
comunicarles este sentimiento, sea a causa de su propio
carácter, distinto al de sus oyentes, o porque a estos no les
guste el contenido de sus sermones. Además, hay que recordar
que existe toda una serie de prejuicios que pueden contribuir
a la rotura de la comunicación entre ambas partes, un hecho
que de ninguna manera es nuevo, pues podemos leer, por
ejemplo, en el Nuevo Testamento que mientras una persona
prefiere a Pablo, la otra se inclina por Apolo.
LA PREDICACIÓN SOLEMNE
Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a
los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que
somos; y espero que también lo sea a vuestras
conciencias.91
Un sermón no solo debe estar lleno de compasión, sino que
además debe ser serio y solemne, poniendo siempre un gran
énfasis sea cual sea el tema que se trate. No veo cómo puede
un sermón ser predicado con compasión si no es solemne a la
vez. De hecho, la única forma de que se vea claramente que
nuestro objetivo es conseguir el máximo de bienestar
espiritual para nuestros oyentes es cuando tratamos el sermón
bajo la luz de la eternidad y sobre el fondo de la solemnidad
del pecado y del estado de perdición del hombre. Los
sermones de Jesús, sin ir más lejos, fueron predicados con gran
seriedad y sin zalamerías, compuestos a conciencia para que
nadie tuviera duda alguna de qué iba la cosa. Si hubo alguien
que habló alguna vez de verdad y sin tapujos acerca de la
condenación, ese fue Jesús. Menciono como muestra los
siguientes ejemplos:
Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y
échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus
91 2ª de Corintios 5:11.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
103
miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno.92
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la
puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición,
y muchos son los que entran por ella.93
De cierto os digo que en el día del juicio, será más
tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de
Gomorra, que para aquella ciudad.94
Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen
los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.95
Aquel que escucha un sermón debe saber en qué punto del
camino se encuentra. ¿Está aún bajo la ira de Dios, perdido en
su camino hacia la eterna condena, o ya hijo de Dios? Un
sermón debería ser como una citación para presentarse ante el
tribunal de Dios. En la predicación debe haber tanto un abrir
como un cerrar de puertas. Debe ser predicado a los
verdaderos creyentes el perdón de los pecados, por medio de
Cristo, mientras que a los otros, a aquellos que no se
arrepienten ante Dios con todo el corazón, que son
indiferentes, cuya fe no es verdera, se les debe hacer saber que
la ira de Dios está sobre ellos. ¡Así de simple! ¡El sermón de
la Palabra o te abre la puerta o te la cierra! Así lo expuso
Cristo: De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra,
será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será
desatado en el cielo96.
LA PREDICACIÓN EXPERIENCIAL
Aunque la predicación experiencial representa para algunos
un término pasado de moda, este tipo de predicación es a mi
92 Mateo 5:30. 93 Mateo 7:13. 94 Mateo 10:15. 95 Mateo 12:36. 96 Mateo 18:18.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
104
entender tan actual hoy en día como lo era antaño. La
predicación experiencial no quiere decir que se base
únicamente en una monótona exégesis97, y no porque la
exégesis sea monótona en sí, pues la Palabra está viva y es
poderosa si se explican las Escrituras de manera correcta. No,
lo que en realidad quiero decir es que no se puede explicar
ninguna parte de las Escrituras poniendo únicamente énfasis
en su gramática o en su contexto histórico, sino que debe ser
interpretada de acuerdo con la vida espiritual y dirigida a los
corazones de los oyentes. Esta no es una tarea sencilla cuando
uno tiene que tratar con diferentes tipos de caracteres,
experiencias espirituales y niveles de inteligencia, sino más
bien bastante ardua, debido más que nada a que la gente
plantea gran cantidad de preguntas diferentes. El predicador
tiene que conocer a su rebaño para poder contestar con acierto
a sus preguntas, y él mismo tiene que compartir los contenidos
espirituales de las Escrituras. Sin duda, el predicador “dispara
a ciegas” cuando no acierta a concentrar su propia existencia
en la oración ni a conocerse a sí mismo, a Dios y a Cristo. Me
apresuro también a añadir que Dios Todopoderoso utiliza
predicadores imperfectos para obrar la salvación perfecta,
pues si esto no fuera así no existirían predicadores.
Quisiera pedir que se preste atención a la hora de describir
las experiencias de la fe durante la predicación. Estas
experiencias deben ser compartidas en el sermón, pues la tarea
del predicador es la de traer a la realidad el conocimiento
espiritual, las experiencias, las alegrías y las penas si el
objetivo anhelado es que sus oyentes lo entiendan. Esto no
significa que el predicador tenga que ceñirse únicamente a un
mero recuento de sus propias experiencias o de las de otros,
pero sí es importante a la hora de entender el mensaje que les
diga a sus oyentes qué efectos va a comportar el mensaje que
va a transmitir. Lo esencial es que la predicación arroje luz
bíblica sobre las experiencias, tanto si están conectadas con la
experiencia bíblica de la fe como con la experiencia de los
97 Interpretación de un pasaje bíblico.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
105
hijos de Dios, tornándose todo así más tangible y menos vago
y dando paso a una mejor comprensión. La ventaja de esta
predicación experiencial tan cimentada en la práctica se basa
en el hecho de que los verdaderos creyentes consiguen
reconocerse a sí mismos y recibir consuelo. Los que no son
creyentes verdaderos pueden, si todo va bien, ver lo que se
están perdiendo, mientras el resto alcanza a sentir la necesidad
de tener una experiencia verdadera. Por supuesto, la luz del
Espíritu Santo siempre es necesaria para que uno realmente
entienda la Palabra de Dios.
Es necesario mostrar algo de autoridad para poder estar al
mando, pero es aún más importante que se tenga confianza en
uno, y especialmente cuando se trata de un predicador. El
oyente escuchará con mucha más atención a la hora de buscar
una solución a la tribulación descrita por el predicador cuando
se percate de que existe una comprensión a sus problemas y
que el predicador está, por así decirlo, de su lado. Esta es la
razón por la que el predicador debe describir sentimientos y
experiencias a partir de la Palabra de Dios, pues es mucho el
bien que se les ofrece a aquellos que creen que sus pecados
son demasiado numerosos como para poder ser nunca
perdonados cuando el predicador les revela que él sabe
perfectamente de qué se trata y además les muestra lo que las
Escrituras dicen al respecto. También es un gran beneficio
para el oyente cuando el predicador describe los sentimientos
resultantes de haber sido abandonado por Dios y aquellos
otros sentimientos causados por nuestra total incapacidad para
vivir una santa existencia ante Dios. La confianza se cimienta
cuando el hombre del púlpito se da cuenta de que sus oyentes
no han avanzado tanto como hubieran querido.
El peligro, sin embargo, llega tan pronto como cuando el
oyente siente que ha sido comprendido, momento en el que se
acomoda y abandona su búsqueda. Hay que dejar claro que
una experiencia religiosa de por sí no es sinónimo de fe
auténtica, pues hasta los no creyentes también comparten
experiencias religiosas. Cristo es el único medio para la
salvación. A pesar de todo, la descripción de tanto las buenas
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
106
como las malas experiencias son de gran utilidad a la hora de
proporcionar las respuestas de las Escrituras a muchas de
nuestras preguntas.
Tal como he mencionado anteriormente, la descripción de
las experiencias bíblico-espirituales es un medio útil para
prevenir la superficialidad. La gente descubre que el acto de
creer se basa en algo más que en un mero “compromiso con
Dios”, una aceptación intelectual del Evangelio o la lectura de
un lindo versículo en horas bajas cuando escucha lo que se está
experimentado de buena fe. Una devastadora superficialidad
se apodera de las congregaciones cuando la gente no sabe ya
cómo se convierte a una persona a Dios. Los predicadores
deberían mostrar la esencia de la fe a partir de las Escrituras
sin recurrir a esquemas rígidos, lo que resulta imposible de
otro modo. Desafortunadamente, hay personas que creen ser
cristianas solo porque recibieron respuesta a una oración y
sintieron que Dios se preocupaba por ellos, razón única por la
cual deciden depositar su confianza en Él. De hecho, esto es
algo que también tiene lugar en otras religiones, ¡y esto no es
una fe bíblica! Hay mucha ignorancia entre los oyentes, y esta
es precisamente la razón por la que es necesario explicar lo
que dicen las Escrituras al respecto de la verdadera
experiencia de la fe. ¡Ojalá que Dios Todopoderoso tenga a
bien permitir que este acto se convierta en una verdadera
experiencia de fe!
La descripción de las experiencias de la fe puede
convertirse en una actividad atractiva, pues el hacerlo nos
permite darnos cuenta del propósito real del arrepentimiento y
de la fe. Uno no se apresta precisamente a comprar nada
cuando un vendedor ambulante le ofrece sus productos sin
sacarlos de la maleta, por mucho que este proclame a los
cuatro vientos que sus toallas y telas son de la mejor calidad
en el mercado, y trate de convencerme de que me está
ofreciendo un trato irrechazable. No, el vendedor tiene que
darle a la gente la oportunidad de tocar la tela y de ver los
colores de su género, y a la vez no tiene necesidad de hablar
demasiado cuando hace esto, pues, si el género es bueno,
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
107
pronto se le preguntará por su precio. De la misma forma, un
predicador debe mostrar el propósito real de la fe, describir el
consuelo que uno puede encontrar en ella y explicar en qué
consisten las experiencias de la fe para los hijos de Dios. No
solo debe explicar la experiencia del disgusto que siente Dios
ante el pecado, sino que también debe hablar acerca del
consuelo verdadero que sienten sus vidas los hijos de Dios y
acerca de la obra del Espíritu Santo en sus corazones. Esto es
lo que produce una impresión y despierta el interés de los
hombres, pero incluso así, el predicador no podrá llevar esto a
cabo si no acierta a describir los sentimientos. De hecho, la
predicación experiencial consiste en mucho más que en una
mera descripción de las experiencias de los hijos de Dios, pues
es una predicación que surge del corazón, que proporciona
respuestas a preguntas importantes, que proclama el
Evangelio de la gracia libre y que en concreto describe
pecados específicos; y es también el querer persuadir al
hombre a que viva una vida santa con un convencimiento
profundo y el dar ánimos en los tiempos de tribulación, temas
que ya hemos tratado anteriormente.
LAS ROCAS SOLLOZANTES
Cuando se visitan las Cuevas de Lewis y Clark que se
encuentran en el estado de Montana y se aprecian las
formaciones de piedras goteantes en forma de estalactitas y
estalagmitas, uno se da cuenta de que la caliza está húmeda.
No se permite a los visitantes que las toquen, pero esto no
impide observar cómo resbala y gotea el agua. Estas
formaciones son duras como la roca, pero húmedas. Podemos
usar esta imagen para describir a aquellos a los que no les
cuesta nada llorar, pero cuyos corazones son sin embargo tan
duros como la roca. Esta gente se conmueve cuando el sermón
de un predicador le llega al alma, pero nada más, pues ni los
lleva a lamentarse por sus pecados, ni al arrepentimiento ni a
una genuina transformación.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
108
Sin lugar a duda, un predicador es feliz cuando nota que su
sermón ha hecho algún efecto en la congregación, pues
prefiere ver gente conmovida en vez de rostros impasibles y
desinteresados. Así, el predicador siente el impulso de
despertar los sentimientos emocionales de sus oyentes, lo que
consigue mediante el uso de gestos, expresiones faciales,
tonos de voz e intensidad dialéctica. Sin embargo, y siempre
que aún así consiga conmover a la gente, el predicador no está
formando otra cosa que no sean “rocas sollozantes”. Existe
una diferencia abismal entre ser salvados por un pastor y ser
salvados por el mismo Dios, y es que el Señor no nos ofrece
la salvación por medio de la semántica de las palabras, sino
por su contenido, y la Palabra en sí, el lenguaje claro de las
Escrituras, es una bendición para los hombres que los conduce
a la conversión gracias al poder del Espíritu de Dios que las
acompaña.
El profeta Zacarías sabía bien que esto se consigue no con
ejército, ni con fuerza, sino con el Espíritu del Jehová98. Hay
que avisar a los oyentes de que no lleguen a una conclusión
errónea solo porque un predicador haya conseguido
conmoverlos, pues de otro modo no se conseguirá más que
convertirse en recipientes de unos cuantos sentimientos
religiosos superficiales. Buenas razones hay para que hombres
como el señor T. Hockstra establezcan la condición de estudiar
psicología para todos aquellos que quieran progresar en la
carrera pastoral. Asimismo, recuerdo también que W. á Brakel
decía que los miembros de una congregación que escuchan los
sermones de pastores excelentes a la hora de despertar los
sentimientos de los oyentes no deberían dar valor alguno a las
lágrimas derramadas como resultado de esos sermones y que
la confesión de grandes pecados también puede dar paso a un
torrente de lágrimas. Por consecuencia, en ambos casos se
experimenta un sentimiento de alivio, pero esta es una
emoción que no debe confundirse con el regocijo que se siente
en la fe.
98 Zacarías 4:6.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
109
Los predicadores no deberían intentar hacer el trabajo del
Espíritu Santo por sí solos, sino que por el contrario tienen que
ser modestos y humildes, sin apuntar demasiado a las
emociones. Sabemos bien, como hemos mencionado
anteriormente, que cuando una madre solloza, sus hijos
rompen automáticamente a llorar. ¿Por qué? Pues porque es
muy conmovedor ver a alguien tan cercano mostrar sus
emociones. También es posible que durante la predicación las
emociones sean transferidas por el predicador a los oyentes sin
que estos sepan en ningún momento la razón por la que se
sienten conmovidos. Aunque el ser conmovido pueda ser una
experiencia emocionante, el valor de estas emociones es nulo
si no se sabe de dónde provienen. Permítanme decir que se
trata incluso, de una manera extraña, de un resultado
peligroso, pues por un lado conlleva a que el oyente abandone
la iglesia con mayor bagaje del que trajo al lugar, pero, por el
otro, la verdadera humildad brilla por su ausencia. Sentirse
conmovido por las palabras de un predicador es fácil, pero esa
emoción, ese sentimiento, hay que buscarla en la Palabra de
Dios, lo que es ciertamente una cosa muy distinta. Puede que
sea una exageración llamarlo manipulación o demagogia, pero
sí que existe el riesgo de que el predicador apele de forma
directa a los sentimientos en vez de tratar de iluminar la
comprensión de sus oyentes. Es obvio decir que un predicador
debería hablar sobre el pecado y la gracia con entusiasmo y
sentimiento, y aún más, ello es incluso su obligación, tal como
hemos visto anteriormente. El acto de predicar no debe ser
poco amable, endiosado, frío o reservado, y los predicadores
tienen que vigilar en no acabar convertidos en robots lectores
y concentrarse en mostrarse tal como son en el púlpito, es
decir, como seres humanos de carne y hueso. Hay incluso
mayor necesidad de que el Espíritu Santo permita al
predicador haber tenido la experiencia de aquello de lo que
hable desde el púlpito de forma que el mensaje sea sentido
como auténtico por los oyentes y no como una mera
memorización de los pasajes de un libro.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
110
FUÉRZALOS
Un comerciante que lleve el negocio en la sangre es capaz
de persuadir a la gente a que compre cualquier cosa, aunque
no se necesite y a veces ello puede resultar en que un cliente
sienta luego “que se le ha tomado el pelo” y lo lleve a
arrepentirse de haberse dejado convencer a comprar algo
innecesario. ¿No existe también el riesgo de que un predicador
ofrezca la Palabra del Evangelio de esa misma forma cuando
ve que los oyentes disfrutan de los contenidos de su sermón y
los aceptan sin desearlos de verdad con toda el alma? Si esto
ocurre, los “remordimientos del comprador” se apoderan de
estos, de forma que es necesario por tanto continuar utilizando
esta “técnica de ventas” una y otra vez a fin de que no se pierda
la motivación. ¿No juega el predicador en este caso un papel
más grande del que en realidad le pertenece? ¿De verdad
consigue transmitir el mensaje del Evangelio a la gente? Soy
de la opinión de que el peligro que se corre no es imaginario,
pues la predicación entusiasta tiene una influencia tal en
ciertas personas que los lleva a dejarse convencer por un
predicador de que son creyentes de verdad, y no solo eso, sino
que también el ofrecimiento de la gracia puede ser transmitido
de forma tan persistente y convincente que consigue al fin que
las personas se convenzan de ser creyentes. Estos predicadores
tan apremiantes se escudan en las palabras de Lucas:
Fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa99 pero ¿nos da
esto el derecho a forzar la puerta y a entrar con violencia
espiritual? El predicador tiene que perseverar con fervor en
sus admoniciones, sí, pero al mismo tiempo también tiene que
saber hasta qué punto puede llegar. Nuestro camino hacia
Cristo no puede andarse de forma inconsciente, razón por la
que el predicador no debe utilizar la fuerza del predicado, sino
que, muy al contrario, debe concentrarse en seguir intentando
convencer a sus oyentes con amabilidad y cariño, utilizando
99 Lucas 14:23.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
111
en su empeño, claro está, todos los argumentos que pone la
Biblia a su alcance.
Una predicación parcial puede provocar que los oyentes se
sientan decepcionados. Pienso, por ejemplo, en los casos de
predicación desequilibrada e intolerante sobre Cristo. Se debe
predicar sobre Jesucristo, claro está, afirmando sin titubeos
que Él es la única vía de salvación y que sin duda existe un
ofrecimiento de la gracia de Dios, pero limitarse a comunicar
estas verdades solo provocará que los oyentes se marchen de
la iglesia albergando falsas esperanzas. Se necesita algo más
que la mera aceptación de un mensaje edificante para poder
obtener una paz verdadera: tenemos que nacer de nuevo. Los
predicadores sin duda tienen que alentar a la gente, pero este
aliento ha de estar encaminado únicamente a buscar la paz con
Dios a través de Cristo y a confesar los pecados ante el Señor.
¡Ay! Esto es algo que no siempre se consigue entender, dando
como resultado que la gente salga de la iglesia en busca de otra
cosa, algo que me temo seguirá ocurriendo cada vez más a
medida que pase el tiempo. El hombre de hoy en día busca
mensajes fáciles de asimilar y satisfacciones instantáneas, de
manera que su objetivo es abandonar la iglesia sintiéndose
más “acaudalado y acarreando más riquezas” luego de oír un
sermón.
Por otro lado, hay que tener cuidado a la hora de predicar
sobre el juicio y el pecado, pues ello también puede llegar a
tomar un cariz despótico. No hace falta decir que no se puede
hablar lo bastante en serio acerca de la mortalidad del hombre,
pero ello no significa que se tenga que sumir a la gente en la
desesperación. Es posible que los predicadores puedan asustar
y alarmar a sus oyentes, y hasta abocarles a la depresión, pero
no es menos cierto que es el Espíritu Santo, y no los
predicadores, el que obra el anhelo del hombre por Dios.
LA RAZÓN Y LOS SENTIMIENTOS
¿Debería un predicador apelar a la razón o a los
sentimientos? Yo no creo que tenga que decantarse por uno u
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
112
otro extremo, pues entiendo que un predicador no debería ni
dejarse influenciar únicamente por el intelecto ni permitirse el
deseo de involucrar solo a las emociones y, además, tampoco
puedo imaginarme una forma de apelar a los sentimientos sin
utilizar la razón. De nuevo podemos encontrar ciertos peligros
aquí, pues bien podemos ver la costumbre que existe en
círculos evangelistas de obligar a los oyentes a hacer su
elección inmediatamente después de un sermón, y de permitir
al predicador a apelar a sus emociones a fin de convencerles
de hacer esa elección in situ. Estas personas que tienen que
elegir pueden dejarse llevar fácilmente si sus emociones son
más apremiantes que la verdad y la Palabra y así verse
abocados a escoger en base a la experiencia de ese momento
dado en vez de hacer caso a los dictámenes más profundos de
sus corazones.
Hay quien ha afirmado que los predicadores deben, en
primer lugar, influenciar la mente para que se pueda asimilar
la temática del sermón de manera que los oyentes puedan
finalmente ser, si todo va bien, persuadidos a creer. Yo creo
que esta idea también va demasiado lejos, aún a pesar de no
estar desprovista de cierta razón de ser, pues la verdad debe
ser experimentada y lo que el Señor nos comunica mediante
Su Palabra debe penetrar por entero nuestra capacidad de
comprensión, y esto es lo que debe provocar que sintamos
aflicción por nuestros pecados y persuadirnos de escoger el
sendero de la fe sincera en Cristo. La tarea principal del
predicador es por lo tanto proclamar la verdad de manera
objetiva y explicarla de manera que sea entendida
perfectamente por los oyentes, esperando y deseando que el
Espíritu Santo ilumine su poder de comprensión y que, como
resultado, la verdad se aposente en sus corazones. Es muy
importante que a la hora de definir la “fe” se haga mención
primero al conocimiento y seguidamente a la confianza. El
predicador debe, en primer lugar, tratar de influenciar el
conocimiento de los hombres, ¡pero no solo esto! Ciertamente
no estoy tratando de decir que Dios solo actúa sobre el
conocimiento y que los sentimientos deban de salir de ahí. No,
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
113
aquellos que esto creen esperan demasiado de la gente, pues
Dios, por medio de Su Espíritu, también opera directamente
en el corazón renovando la voluntad y arrancando el
caparazón de piedra para dejar así paso a un corazón carnoso
y latente. A nosotros los mortales nos es imposible llegar
directamente al corazón, pero aún así un predicador debe
intentar todo lo posible para hacer llegar la Palabra con total
sinceridad y ternura.
¿PREDICACIÓN RACIONAL?
No sé si es cierto que los sermones se están tornando
últimamente en deliberaciones cada vez más racionales y
llenas de contenidos rígidos y dogmáticos. Es sin duda posible
que esta sea una característica afín a ciertas corrientes
cristianas, pero en todo caso, existe siempre el peligro de que
la predicación se convierta en una especie de mensaje
indiferente que entre por un oído y salga por el otro sin
provocar el más mínimo atisbo de emoción. El predicador
debe también revelar parte del Espíritu de Dios, como la
predicación de Pablo, que no fue con palabras persuasivas de
humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de
poder100. También es cierto que la gente ya no sabe escuchar,
pues hoy en día todo debe resumirse en escasas palabras y ser
instantáneamente atractivo y relumbrante. Así, si tuviéramos
que adaptarnos a estas condiciones, la selección de textos sería
entonces muy limitada y, lo que es todavía peor, la predicación
carecería por completo de fondo. A este respecto me vienen a
la memoria las palabras de Pablo, que no dejan lugar a dudas:
pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O
trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a
los hombres, no sería siervo de Cristo. Mas os hago saber,
hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según
100 1ª de Corintios 2:4.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
114
hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno,
sino por revelación de Jesucristo101.
Existe la posibilidad real de que la gente no quiera en
realidad escuchar la Palabra, algo que se manifiesta de forma
directa cuando se acusa al predicador de actuar con un frío
racionalismo. No decimos nada extraordinario cuando
afirmamos que la gente de este gélido mundo siente el deseo
de escuchar sermones cargados de sentimientos de manera que
sus necesidades religiosas puedan ser así satisfechas. Parece
notarse con frecuencia —y muy especialmente dentro de los
sectores de la informática— que la gente busca una
compensación en una mentalidad New Age; probablemente
sea verdad que en especial los profesionales que no toman
parte en tareas sociales albergan una necesidad exagerada de
sentimientos, y esto también es palpable en la predicación. En
definitiva, aquel que dice que la predicación es demasiado
racionalista está al mismo tiempo ofreciéndonos una
descripción de sí mismo.
LA PREDICACIÓN DEPRIMENTE
¿Es posible que la predicación llegue a deprimir a la gente?
Supongo que sí es posible, pero me resulta difícil de creer que
todo el mundo pueda caer en la depresión por culpa de un tipo
determinado de predicación. Un sermón puede llegar a
provocar problemas mentales en personas que ya sufran por
naturaleza una fuerte inclinación a la depresión o cuando su
predisposición a caer en este estado tenga tendencia a
agravarse. Esto ocurre principalmente en casos en los que la
predicación no es ni bíblica, ni cordial ni atrayente, y el tono
del sermón también puede incidir profundamente en aquellas
personas con tendencias depresivas. Incluso si se habla de la
gracia de una manera bíblica, si se hace con un tono
melancólico y carente de entusiasmo, el efecto de la
predicación podría ser totalmente opuesto al deseado por el
101 Gálatas 1:10-12.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
115
predicador. Tengo que añadir que, en la práctica, cualquier
cosa puede afectar a aquellos que son excesivamente
sensibles, así que hay que preguntarse si un sermón puede en
realidad ser culpable de ello. El predicador debería cuidarse
de no embarcarse en comentarios demasiado punzantes, pues
aquellos que sufren de una mente frágil normalmente se lo
toman muy a pecho mientras que, por lo general, aquellos
otros a los que van dirigidos esos comentarios hacen oídos
sordos.
Por otro lado, el predicador debería también cuidarse de no
irse demasiado lejos hasta el punto en que se llegue a omitir
todo aquello que crea que pueda resultar o demasiado
impactante o fuente potencial de depresión para determinadas
personas pues, si esto hiciere, el predicador tendría que
prescindir de gran parte de la Biblia y omitir toda referencia al
pecado y a la culpa, de manera que le sería imposible predicar
acerca de la futura fe. Me acuerdo de una persona que me dijo
una vez que se desconectaba de ciertas partes de los sermones
pues el hecho de que ella era una hija de Dios no admitía
discusión alguna, es decir, esa mujer no aceptaba de ninguna
manera que se analizara su condición. ¿Podemos echarle las
culpas al predicador cuando predica la Palabra de las
Escrituras? Incluso Jesús ofendió a la gente, y así también
Pablo nos dice: porque no he rehuido anunciaros todo el
consejo de Dios. En resumidas cuentas, el predicador debe
hacer todo lo posible para encontrar un equilibrio tanto en su
sermón como en la selección de textos bíblicos. No es un
problema que unos sermones tengan más énfasis que otros,
pero lo que sí hay que conseguir es que con el tiempo se haga
referencia al cuerpo entero de las Escrituras.
ALIMENTAR FALSAS ESPERANZAS
Muchos son los que anhelan que se les suministre ánimo y
consuelo. Unos necesitan más de estas cosas que otros, pero
siempre hay gran demanda de estímulo religioso positivo. Nos
complace pensar que Dios es amor y que siempre está
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
116
dispuesto a auxiliarnos, y es maravilloso oír que el perdón es
posible y que Dios está a nuestro lado, todo lo cual parece ser
muy positivo para la gente. Las personas con inclinaciones
religiosas gustan de oír que la puerta de Dios está siempre
abierta y que pueden acercarse a Él con todos sus problemas.
¿Debemos fomentar estas ideas? ¿Qué dicen las Escrituras al
respecto?
Esta necesidad ya era patente en la antigua Israel, cuando
la gente prefería tener profetas que les portaran un mensaje
esperanzador y carente de fúnebres presagios de futuro, unos
profetas que fueran bien vistos por todo el mundo. El pueblo
les pedía que hablaran de la paz, no del juicio final, pero ¡ay!,
también muchos falsos profetas campaban por sus respetos,
trayéndoles nuevas favorables y llenas de esperanza. Jeremías
reprobaba a estos falsos profetas por hablar de paz cuando esta
no existía102. Por su parte, Isaías dijo que el pueblo quería oír
cosas benignas en vez de la verdad103, mientras que el Nuevo
Testamento nos habla de gentes que apartan de la verdad el
oído volviéndose hacia las fábulas que alimentan sus
deleites104.
Soy de la opinión de que también hoy en día corremos el
peligro de caer en la trampa de querer ser aliviados y
revitalizados por las palabras de los sermones. No queremos
oír nada acerca del juicio y del pecado, así que, en
consecuencia, abrazamos un falso cristianismo sin problema
alguno, una especie de religión pagana disfrazada de
cristianismo. Al ocurrir esto cierto es que algo queda siempre
del cristianismo, pero la esencia fundamental desaparece por
completo. Esta es a menudo, en definitiva, una religión “hecha
a medida” y que contiene siempre “algo al gusto de cada uno”.
102 Jeremías 6:14, 8:11-15, etc. 103 Isaías 30:10. 104 2ª de Timoteo 4:3-5.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
117
LOS FALSOS PROFETAS
Vayámonos ahora al Antiguo Testamento, a los tiempos de
Ezequiel. Muchos eran los rostros que denotaban tristeza por
aquel entonces, pues no era fácil para estas gentes, desraizadas
y atribuladas, soportar el exilio del hogar en un país extraño y
lejano. Muchos de esos rostros estaban marcados por la
infelicidad e incesantemente surcados por las lágrimas, así que
muchos profetas se propusieron animarlos y consolarlos
predicando la paz. “¡Paz, paz!”, clamaban, “¡No os
desaniméis, todo marchará bien al final! ¡Dios está con
nosotros, y Dios ha hecho un pacto con nosotros! Hay que
creer que estos profetas no carecían de buena voluntad, pues
se preocupaban por las necesidades de la gente, pero al mismo
tiempo, también se daban ánimos a sí mismos. No es por tanto
extraño que muchos se contentaran con este tipo de
predicación y consiguieran animarse y recuperar la esperanza
gracias a sus mensajes alentadores y optimistas. Y es que, no
lo olvidemos, uno no puede vivir sin esperanza.
Sin embargo, a Ezequiel le comunicó el Señor que estos
profetas se equivocaban. Aunque era posible que sus
intenciones fueran sanas, lo que en realidad conseguían era
entristecer el corazón del justo y fortalecer las manos del
impío105. Así, le dieron la vuelta al Evangelio de la libre gracia
y anduvieron en pos de su propio espíritu106, hablaron a partir
de sus propios sentimientos y fueron amables con estas pobres
gentes, pero también hablaron de forma extremadamente
intuitiva y espontánea sin molestarse a consultar con Dios
primero, por lo que sus mensajes no eran más que el resultado
de la vanidad y de la falsedad. No hay nada malo en hablar de
la paz de por sí, pero el problema estriba en que la forma era
engañosa, pues era como construir un muro de barro
cubriéndolo con yeso. Como sabemos, un muro de barro es
105 Ezequiel 13:22. 106 Ezequiel 13:3.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
118
frágil y no se hará más resistente por mucho que lo cubramos
con yeso, así que solo hay que esperar a que caiga una buena
tormenta para verlo derrumbarse.
¿Qué es lo que falla entonces? ¿No es Dios bueno y fiel?
¿No tenían permitido esos profetas predicar el Evangelio? En
efecto, no se lo impedía nadie, pero ya hemos visto en el
versículo 22 que el resultado final fue que con ello se
fortalecían las manos de los impíos. El mensaje alimentó el
descuido y la indiferencia, de modo que lo que hizo la gente
fue llenarse de valor y empezar a desear con impaciencia un
rápido regreso a sus hogares, ¡pero nada más! Los pecadores
siguieron cometiendo pecados y por tanto Dios no les ofreció
el camino de la salvación.
En resumen, lo que quiero hacer ver aquí es que aquellos
profetas de Israel no eran profetas del Señor y que, a pesar de
traer nuevas esperanzadoras, no invitaban nunca al pueblo a
buscar el arrepentimiento y la conversión, sino que les
ofrecían en cambio una esperanza exenta de arrepentimiento,
obviando toda referencia tanto a la confesión y al
arrepentimiento como a la obediencia y a la fe en el Mesías.
Este es todavía un peligro muy presente hoy en día, y esto lo
podemos observar en el gran riesgo que representa el tener
pastores que crean que su única misión es la de proporcionar
consuelo y, aunque seguramente alberguen buenas
intenciones, sin darse cuenta de lo erróneo que es el resultado
que consiguen: la gente se siente revitalizada en sus vidas
presentes pecadoras y se liberan de sus preocupaciones sin
más, y así, una vez que esto se ha conseguido, las iglesias se
vacían. Gentes liberadas y decorosas se sienten cada vez
menos atraídas a aceptar sermones sobre el pecado y la falta
de voluntad e impotencia del hombre para retornar a Dios. La
gente se siente fastidiada tan pronto como un pastor incluye
en su sermón el tema de la conversión verdadera, pues lo que
se busca es convertirse en hijo de Dios sin agobiarse
demasiado de forma que se pueda tener la conciencia tranquila
aún sin conversión.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
119
Sin embargo, el predicador debería darse cuenta de que él
es una criatura de su tiempo y de que debe simplemente
predicar sobre la ley y el Evangelio, pero siempre prestando
atención al hecho de que la gente cada vez pide más y
considera el mensaje bíblico como algo sofocante. El
predicador no debería avenirse a discusiones, sino por el
contrario acercar la Palabra de Dios con el máximo de tacto
que le sea humanamente posible; su sermón debe ser atractivo
y deberá asimismo proclamar el Evangelio de manera tal que
la gente, si todo va bien, acabe sintiendo hambre, sed y deseo
de Dios. Aún así, recordemos que el predicador solo no puede
persuadir a la gente a creer, pues esta labor le pertenece solo
al Espíritu Santo.
LOS SACRAMENTOS
Cristo instituyó dos sacramentos, el Santo Bautismo y la
Santa Cena, o llámense como se guste. Ambas instituciones de
Cristo han invocado fuertemente a la imaginación y por tanto
sufrido transformaciones que las han convertido en actos de
magia. No hay duda de que las gentes poseen un antena que
detecta acontecimientos extraordinarios y así, especialmente
en aquellas culturas con un nivel menor de racionalidad,
grande es el peligro de que se atribuyan poderes mágicos al
agua, al pan y al vino. En las civilizaciones paganas se corre
el peligro de que la superstición ahogue rápidamente el
mensaje bíblico, y sin ir más lejos vemos que las ideas sobre
el agua que purifica todos los pecados y el pan que es el cuerpo
de Cristo son puramente heréticas. Este paganismo ha sido
superado al menos en nombre en las iglesias protestantes, pero
aún así parece que la superstición aún sigue siendo moneda
corriente pues, por ejemplo, vemos que la idea de la
transformación de un niño tras el bautismo no es rara en estos
círculos. El hecho de que estos solemnes acontecimientos
conmuevan las emociones no es malo de por sí, pero también
es posible que den paso a una serie de sentimientos que no
tienen nada que ver con la fe cristiana.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
120
La celebración de la Santa Cena es un hecho que despierta
muchas emociones, pues parece ser que para muchas personas
el asunto más importante estriba en si pueden participar en
dicho acontecimiento como si ello fuera el meollo de toda la
cuestión. Estas personas olvidan fácilmente que lo que cuenta
de verdad es el conseguir restablecer la relación con Dios y
que participar en la Cena del Señor es algo secundario. Este es
un momento en que la congregación se sume en el más
profundo silencio, el solemne instante en el que se coloca la
mesa y la gente se levanta de los bancos para recordar la
muerte de Cristo y sentarse a la mesa para recibir un trozo de
pan y beber de una copa. Sí, es bueno que exista respeto por
esta institución de Cristo y que esta se vea envuelta en una
cierta atmósfera reverencial, pues si el predicador optara por
invitar a la gente de una forma más emocional se correría el
peligro de que la gente se levantara espontáneamente para
participar de la Santa Cena para luego dar explicaciones tales
como “me levanté sin darme cuenta” o “una mano invisible
me acercó hasta la mesa”. Es decir, que más que llevados por
la mano de Dios, son arrastrados puramente por las emociones
y sin haber pensado en ello ni siquiera durante un segundo.
Por ello me parece más conveniente que el predicador invite
con ganas, pero sobriamente, sin manipular a la gente. El
predicador debe darse cuenta de que la gente puede llegar a
ser muy impresionable, así que es mejor que no opere sobre
sus sentimientos, algo con lo que debe tener mucho cuidado
en estos tiempos que corren. Cuando conmina vigorosamente
a la gente que participe en la Cena del Señor y habla con gran
pasión, el predicador puede persuadir a la gente a levantarse
de sus bancos de manera impulsiva sin haber reflexionado
apenas sobre el acto en el que van a participar y, por tanto, sin
comprender de verdad lo que están haciendo. Esto es, simple
y llanamente, manipulación. El predicador debe dejar que la
Palabra hable por sí sola, centrada en la situación que nos
atañe y enfocada en conseguir que los hijos de Dios
reconozcan que se hallan de hecho perdidos en las brumas de
la muerte y que deben buscar la vida en Cristo.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
121
EL ESPÍRITU SANTO
Para finalizar este capítulo, voy a referirme a la labor del
Espíritu Santo durante la predicación. Ezequiel nos dice lo
siguiente: Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores,
hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero
no las pondrán por obra107. La predicación de Ezequiel hizo
efecto en la gente, y además no me extrañaría que incluso
hubiera quien se emocionara con sus palabras, pero aún así
parece que nunca se llegó al punto de que calaran hondo en los
corazones. Las palabras del profeta fueron sentidas como
verdaderas y nacidas del corazón, e incluso del Espíritu Santo,
y aún así las ignoraron. ¿No ocurre esto también hoy en día?
La gente escucha con atención y se conmueve
emocionalmente, lo que no es malo, pues esto significa que
sus corazones aún están abiertos, y es una bendición del cielo
que la Palabra no les deje indiferentes, pero ¿es esto todo?
Muchos fueron los que se impresionaron con las palabras de
Jesús, pero también es cierto que muchos de ellos no fueron
más allá de sentir unas pocas emociones y derramar unas
pocas lágrimas. ¡Cómo necesitamos de verdad sentir la labor
irresistible y poderosa del Espíritu a través del que podemos
conseguir nacer de nuevo!
También es posible que la predicación se sienta como algo
poco espiritual, descolorida, cortante, aburrida y superficial.
Esto, como hemos mencionado anteriormente, puede ser culpa
del predicador, pero tampoco debemos olvidar que los
sermones de Amós e incluso los de Cristo también fueron
etiquetados como “poco espirituales”. Hay hasta quien dijo
además que las palabras de Jesús eran duras108, pero podría
también ser el problema del oyente que las palabras no fueran
recibidas con la suficiente espiritualidad, por lo que los
oyentes deben tener mucho cuidado a la hora de juzgar un
107 Ezequiel 33:32. 108 Juan 6:60.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
122
sermón. Parece que existen personas que tienen por lo visto
una “capacidad innata y a prueba de errores” para discernir el
grado de espiritualidad mostrado por el hombre que se eleva
en el púlpito, pero yo dudo que en realidad puedan emitir
juicios correctos. Cuando por fin consigo escuchar con toda
mi alma o cuando el Espíritu Santo trae la Palabra a mi
corazón, podría pensar que el pastor predica de forma
diferente a como lo solía hacer, pero lo que en verdad ocurre
es que mi forma de escuchar ha cambiado. Lo contrario
también es posible, así que los predicadores deberían buscar
el error dentro de sí mismos cuando se percatan de que sus
palabras no alcanzan un mínimo nivel de aceptación entre los
congregados. De la misma manera, también la congregación
debe examinarse a sí misma primero y suplicar a Dios que
permita el ministerio de Su Espíritu tanto a la gente como al
predicador. Y es que me temo que la gente a menudo se aviene
a enjuiciar sin contar con la influencia del Espíritu.
No todos los predicadores que desean comunicar el
mensaje de una forma honesta se encuentran en el mismo
estado espiritual y no siempre predican de la misma manera.
A veces las palabras fluyen sin esfuerzo de sus labios y sienten
con fuerza que la Palabra está surtiendo efecto, pero también
hay ocasiones en que todo parece estar atascado y en las que
el predicar se convierte en una ardua tarea, pero tanto una
experiencia como la otra son subjetivas, pues hay que tener en
cuenta que existen otros factores en juego. Algunos sermones
pueden parecerle inútiles al predicador y sin embargo ser
utilizados por el Espíritu Santo, mientras que un sermón
enunciado con gran deleite y quizás fruto de las emociones del
predicador le produce más placer a este que a su congregación.
Hay una gran diferencia entre el predicador que consigue
abrirse paso en la Palabra con humildad y aquel que se
establece en el púlpito para promocionarse a sí mismo e
intentar por sí mismo operar en las emociones de los oyentes.
¡Cuánto depende el predicador del ministerio del Espíritu de
Dios! Sobre esto trató San Pablo en una ocasión: perseverad
en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
123
también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos
abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio
de Cristo, por el cual también estoy preso, para que lo
manifieste como debo hablar109.
El apóstol sabía que no sería capaz de revelar el misterio de
Cristo, sino que sería Dios quien abriera esa puerta. Cuando
Este la abre, el predicador no desciende del púlpito sintiendo
satisfacción y orgullo sino consciente de sus defectos y
limitaciones por muy bien que le haya ido. Las tribulaciones
de la gente representan un gran peso sobre sus hombros y
siente tristeza por tanta incredulidad, pero también se siente
lleno de alegría al ver que Dios continúa con Su tarea y que le
asiste en el púlpito. Si el predicador recibe en verdad el auxilio
del Espíritu Santo, su labor se convierte entonces en la más
maravillosa que existe. Si esto es así, el predicador no querría
acabar nunca de predicar, pues no hay tarea más maravillosa
que la de hablar de Dios y alabar y recomendar a Cristo a todos
los pecadores sumidos en la perdición. ¡Ay, ojalá ocurriera
esto más a menudo!
Quisiera también llamar la atención del lector sobre las
expresiones “bendición personal” y “bendición oficial” (es
decir, la bendición de un pastor). Puede resultar obvio que un
pastor esté recibiendo ayuda de Dios en el púlpito y que esté
predicando libremente sin en realidad estar sintiendo
bendición alguna en su corazón. El predicador presta su ayuda
a comunicar lo que está escrito en la Palabra con sentimiento
e incluso con la fuerza del Espíritu Santo, pero tan pronto
como se va a casa se olvida de todo y acaba preguntándose si
en realidad se cree algo de todo lo que ha dicho en la iglesia.
Así, puede ser atosigado por Satanás con el hecho de que
Balaam también fue dado las palabras que tenía que predicar,
sin conocer en absoluto lo que es la gracia: Y Jehová puso
palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile
así110.
109 Colosenses 4:2-4. 110 Números 23:5.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
124
Así, los predicadores también necesitan una bendición
personal, pues son pecadores como todos los demás. Cuando
mejor se siente un predicador es cuando recibe ambas
bendiciones, la personal y la oficial, algo que la congregación
puede detectar incluso cuando no se muestre siempre con la
misma intensidad.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
125
6
LOS SENTIMIENTOS
RELIGIOSOS
Y LA ATENCIÓN PASTORAL
LA PERSONALIDAD
Unos son más sensibles que otros y derraman lágrimas más
fácilmente, claro está, que aquellos a los que les cuesta más
enternecerse. La diferencia entre estos dos tipos de personas
no se halla en los canales lacrimógenos —por lo general más
estrechos en las mujeres que en los hombres, de manera que
los ojos de las mujeres se llenan más rápidamente cuando el
fluido lacrimógeno excedente no encuentra salida—, pero
existen también otros factores que hacen que una persona se
dé al llanto más fácilmente, se emocione más y reaccione de
forma diferente a otros. Las investigaciones científicas hasta
la fecha han demostrado que la estructura del cerebro
determina la personalidad de un individuo, pero también
existen otros factores, tales como la educación, la experiencia
y la salud, que juegan asimismo un papel importante.
Lo que nos preguntamos ahora es si la personalidad
también determina o influencia los sentimientos religiosos.
¡Qué difícil es responder a esta pregunta! La fe verdadera no
determina de ninguna manera la personalidad de uno, no, pues
la fe en sí es una dádiva de Dios, y la labor del Espíritu Santo
no depende de nada que pertenezca al ser humano. La fe no
surge del hombre y las personas emotivas no consiguen creer
en Dios antes que los que no lo son, al menos no en lo que se
refiere a la fe verdadera, pues las personas emotivas son por
naturaleza también enemigos de Dios. No es más difícil atraer
a las gentes menos emotivas al arrepentimiento y a la fe, pues
es Dios Todopoderoso el que aviva al hombre. Sin embargo,
la personalidad sí tiene cierta influencia cuando alguien es
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
126
conducido a la fe. Así vemos por ejemplo cómo Pedro se
expresó más rápidamente que los demás discípulos, quizás
porque fuera de carácter extrovertido, mientras que Tomás
prefería ir sobre seguro, pues este era por lo visto su carácter.
Es difícil que las personas emocionalmente estables pierdan el
equilibrio de las cosas, incluso luego de la conversión, ¡pero
no por ello lo tienen más fácil a la hora de alcanzar la fe
verdadera!
LA INTROVERSIÓN / EXTROVERSIÓN Y LAS
EMOCIONES
Pasemos a ver ahora algunos aspectos de nuestro
comportamiento emocional y veamos las consecuencias que
tienen en nuestra vida religiosa. Permítanme hacer mención a
la estructura del cerebro: en la parte inferior del cerebro
hallamos una especie de puente, una estructura celular111 que
contiene unas células especiales. Algunos científicos creen
que las células de este puente pueden ser capaces de aminorar
el ritmo de las impresiones que recibimos, de manera que una
persona que posea un puente “flexible” tendrá que lidiar con
mayor número de emociones que otra que tenga un puente
“rígido” y cuyos impulsos emocionales se encuentren
bloqueados. Esta es la razón por la que unas personas son más
emotivas y proclives a cambios emocionales, mientras que
otras son más estables y de carácter más equilibrado a la hora
de sentir emociones. Todo esto tiene una gran influencia sobre
los sentimientos religiosos, pues vemos que los sentimientos
de las personas de carácter estable son más constantes por ser
menos emotivas. Los cristianos que poseen este carácter no
experimentan grandes altibajos en sus emociones, pero sí una
aflicción profunda y silenciosa por el pecado y un gozo
sosegado al escuchar la Palabra de Dios. Otros, no tan
constantes, pasan de un extremo emocional al otro: “jubilosos
hoy, abatidos mañana”.
111 El sistema límbico.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
127
Las células cerebrales de este puente también parecen
controlar el comportamiento del cuerpo, de manera que la
mente de una persona, por un lado, puede concentrarse más en
el mundo interior de sus pensamientos (el introvertido) o, por
el otro, dirigirse hacia otras personas y realidades del mundo
exterior (el extrovertido). Los extrovertidos necesitan
distracciones constantes, son más aventureros, se expresan
con más facilidad y corren el peligro de ser tachados como un
tanto superficiales, ¡y ello sin importar lo compasivos que
puedan llegar a ser!, mientras que de los introvertidos se dice
que son como “aguas mansas que bajan profundas” y que
tienen más dificultades para expresarse. Podemos detectar
cuatro tipos de persona cuando combinamos ambas tendencias
(la introversión y la extroversión) con las emociones, sin que
nadie se adecue perfectamente a ninguna de estas
combinaciones, pues estas no constituyen en ningún caso más
que un intento de aproximación a la realidad. Sin pretender ser
exhaustivo, permítanme ofrecer los siguientes apuntes:
1. El extrovertido emotivo se expresa con fluidez y sabe
moverse en público, pero también muestra su lado antipático
y tiende a querer dominar la situación. Estas personas pueden,
por supuesto, llegar a disfrutar de la fe verdadera por medio
de la Gracia de Dios, pero aún así no llegarán a sentir tantas
emociones como las que siente una persona normal, algo que
no tiene demasiada importancia siempre que exista amor,
arrepentimiento y fe verdadera. Estas personas no deberían ser
rechazadas por aquellos que claman que uno debe poseer una
naturaleza emocional para poder creer. ¡Estos extrovertidos
poco emotivos son sensibles a su manera y deberían darse
cuenta de que lo que cuenta no son los sentimientos que
albergan hacia Dios sino tener una relación profunda con Él a
partir de una fe verdadera! Al mismo tiempo, aquellos de entre
ellos que no son creyentes corren el riesgo de buscar refugio
en dogmas y certeza en la ortodoxia. Los extrovertidos de este
calibre que llegan a ser pastores deben tener cuidado de no
caer en una falta de sensibilidad a la hora de enjuiciar a los
demás.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
128
2. Al introvertido poco emotivo le cuesta ponerse en el
lugar de los demás, y es prudente y calmo. En este caso, las
células cerebrales del puente estimulan los recursos del cuerpo
a un ritmo más lento que las del extrovertido. Estos
introvertidos menos o nulamente emotivos son, por lo general,
de carácter bastante sensato, por lo que no se apresurarán
nunca a construir su fe a partir de los sentimientos.
3. El introvertido emotivo se deprime con facilidad y
padece frecuentes cambios de humor, pues se expresa con
dificultad. Este tipo de personas no sabe comunicarse con
rapidez, se preocupan en exceso y reprimen los sentimientos.
Hay quien afirma que los introvertidos emotivos son creativos
y originales. Por lo que a los sentimientos religiosos se refiere,
estas personas se dejan llevar fácilmente, pero a pesar de ello,
dudan o tienen dificultades a la hora de mostrar o expresar sus
emociones. Por ser tan sensibles, aquellos que no son
creyentes verdaderos no andan lejos de la fe verdadera, aunque
el peligro estriba en que se creen que lo son, por no darse
cuenta de que en realidad la fe consiste en algo más que en
meros sentimientos. Así, la predicación emocional les llega
fácilmente al alma, pero como ya hemos visto, esto no
conforma la fe verdadera.
4. El extrovertido emotivo es, en esencia, un tipo
independiente de persona. Estas personas son líderes buenos y
relajados incluso dentro de los círculos religiosos, pero al
mismo tiempo también muestran una tendencia a errar. Estas
personas emotivas no son siempre fáciles de tratar y además
tienden a sufrir todo tipo de “descarrilamientos”, situación que
se agrava al negarse en redondo a que se les corrija. Se
concentran mucho más en las emociones que en la Palabra,
muestran una inclinación al fanatismo, provocan fácilmente la
discordia en las iglesias y con frecuencia se convierten en
líderes de todo tipo de cismas. Si el Señor, sin embargo, tiene
a bien refrenarlos, estas personas pueden, gracias a su
capacidad de liderazgo, llegar a ser una verdadera bendición
del cielo, pues no dudan a la hora de expresar una opinión,
pueden interpretar perfectamente sus propios sentimientos y
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
129
por lo tanto saben cómo hacerse respetar. Creo, por otra parte,
que deberían vigilar esa tendencia que tienen a ofender a los
demás, a mostrar demasiada altanería y a creerse que son el
rasero por el que el resto de mundo tiene que medirse.
LA INTRANSIGENCIA
La intransigencia o inflexibilidad también puede jugar un
papel importante en la personalidad de una persona. Aquellos
que son de carácter inflexible se concentran únicamente en sus
objetivos y en nada más, pues se encuentran como bajo el
embrujo de alguna idea y por tanto no toleran que otros no
compartan sus opiniones. Es posible que en materia religiosa
tales personas sean muy legalistas y pierdan la habilidad de
reflexionar con claridad sobre costumbres o principios. Estas
personas piensan que todo se limita simplemente a lo que ellos
creen y que por lo tanto no existe la necesidad de discutir nada.
También es posible que tales personas se vuelvan muy
dogmáticas y luchen a favor de ciertos asuntos de índole
bíblica, como por ejemplo el ofrecimiento de la gracia de Dios,
la doctrina de la elección o el futuro de Israel. Aquellos que
son muy intransigentes solo se interesan en unos pocos temas,
así que apenas ven relevancia alguna en todo lo demás.
También encontramos a otros que no se muestran tan
inflexibles pero que no dejan de ser tenaces en extremo. A
menudo se puede aprender algo de este tipo de personas, pues
normalmente son especialistas en determinadas áreas y no se
dejan convencer con facilidad, lo que puede ser una buena
característica siempre y cuando no se muestren parciales en
exceso.
EL NEGATIVISMO
Otro aspecto que se da a menudo en el carácter de una
persona es el negativismo. Las personas negativas son por lo
general bastante críticos de los demás: “los demás nunca lo
hacen bien, yo puedo hacerlo mucho mejor”, es el principio
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
130
que rige su pensamiento. Este comportamiento es
extremadamente irritante para sus familias, y los niños que
crecen bajo esta influencia sufren a menudo problemas
psicológicos. Además, también es causa de problemas en
círculos eclesiásticos.
La negatividad normalmente emerge como consecuencia
de las incertidumbres que se agolpan en el espíritu del
individuo, de una falta de confianza en uno mismo o de una
educación recibida de corte negativo. Pero, aunque no sea un
placer tratar con ellas, estas personas también tienen necesidad
de recibir la conversión y el perdón, ¡y sin duda también
necesitan afecto y comprensión por mucho que se les tenga
que poner los puntos sobre las íes de tanto en tanto! Es posible
que San Pablo se refiriera a este tipo de personas cuando le
escribió a Timoteo: porque el siervo del Señor no debe ser
contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar,
sufrido112. Estas personas no siempre llevan una vida fácil,
pues suelen sufrir depresiones incluso cuando se hallan en
posesión de una fe verdadera. No nos olvidemos nunca que
hasta las personas más difíciles pueden ser convertidas, que
los corazones de los hijos de Dios son renovados y que sus
caracteres mejoran tras la conversión, aunque no sea del todo.
EL OPTIMISMO
Las características más prominentes de la personalidad del
hombre son el optimismo y el pesimismo. Una persona puede
ver la vida de una manera completamente distinta a la de su
vecino en base a su disposición, educación y otros factores.
Así, mientras uno no ve más que obstáculos a lo largo y ancho
de su camino, el otro se zafa de cualquier problema con mayor
facilidad, siendo estas diferencias que sin lugar a duda tienen
una gran influencia en la vida religiosa de los hombres. Una
persona optimista se aviene más fácilmente a creer que su
relación con Dios ya va bien o irá a mejor. Hay que
112 2ª de Timoteo 2:24.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
131
preguntarse entonces si esta actitud puede llevar a la gente a
cometer errores pues, si bien el optimismo es un rasgo loable,
no hay que olvidarse del riesgo que se corre de acabar siendo
demasiado optimista y por tanto reacio a ver la realidad de las
cosas. Por el contrario, el pesimista ve las cosas de forma más
opaca y se abate con más facilidad, incluso en su relación con
Dios, así que por ello acaba pareciéndole que la salvación y la
fe son inalcanzables. Los hijos de Dios de talante pesimista no
se sienten siempre convencidos acerca del carácter
todopoderoso de Dios y tampoco las tienen todas consigo en
lo que se refiere a la gracia. La ventaja de ser un pesimista es
que ello le lleva a uno a examinarse de arriba abajo y a
interrogarse sobre la autenticidad de su fe. Una desventaja del
pesimismo es que paraliza el poder de la oración y no estimula
al individuo a buscar a Dios. De una manera u otra y sea cual
sea la personalidad que se tenga, no hay nada que hacer si el
Señor no penetra en el corazón y no tiene a bien conceder la
fuerza de la fe a su propietario.
Así, la experiencia religiosa del individuo se ve afectada
por su personalidad religiosa, y por tanto hay personas cuyo
historial de experiencias no es tan significativo como el de
otras. Las personas emotivas tienden a llorar más fácilmente
que las que no lo son cuando escuchan un sermón o un
versículo de la Biblia, lo que sin embargo es motivo de duda
cuando vemos que los hijos de Dios apenas son receptores de
sentimientos de arrepentimiento, paz, etc. Una persona
procedente de Groninga113 me dijo una vez que era por venir
de donde venía que apenas albergaba sentimiento religioso
alguno, pero que aún así consideraba que su fe era verdadera.
No estoy muy seguro de haberle entendido, pero sí que me
pregunté si un habitante de Groninga mostraría la misma
calma y reaccionaría de manera tan sosegada si se le estuviera
quemando la casa o en el momento de enfrentarse a cualquier
113 Provincia y ciudad del noreste los Países Bajos, de cuyos
habitantes se dice que son más flemáticos que los de las
demás provincias holandesas.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
132
otra tragedia. Me temo que hay mucha gente que no tiene ni
idea de lo que son el pecado o la gracia y, por lo tanto, no se
dan demasiado a lo religioso. Estas personas se abaten más
cuando mueren sus perros que cuando pecan contra Dios y les
hace más felices el ser destinatarios de la sonrisa de una
personalidad que recibir la misericordia de Dios. Aquí hay
algo que no funciona.
LA RECEPCIÓN DE LA PALABRA
Permítanme comentar primero que la Palabra de Dios es
como un libro cerrado para nuestra capacidad natural de
comprensión; es decir, que uno puede leerlo sin entender nada
en absoluto. Se puede entender la historia de la Biblia como
tal, pero eso no significa que se pueda comprender sin
problemas, y no solo eso, sino que incluso cuando no tenemos
duda alguna sobre el significado también puede ocurrir que no
tengamos ni idea de en qué consiste el mensaje que se
transmite. Necesitamos la intervención del Espíritu Santo, esa
fuerza que da vida y fuerza a la Palabra. Da igual la forma en
que se nos acerque la Palabra; que la leamos, oigamos o
recordemos no es la clave, pues lo que de verdad cuenta es que
prestemos oídos a lo que nos diga el Espíritu114.
Puede ocurrir que nos encontremos andando por las calles
cabizbajos y atribulados por nuestros pecados o agobiados por
algún que otro problema y que de repente nuestra memoria se
ilumine con un versículo de la Palabra de Dios. ¡Qué alivio tan
maravilloso se produce cuando nos damos cuenta de que el
Señor nos proporciona consuelo o nos enseña de tal manera!
No todos los versículos que nos atraen son dádivas del cielo o
han sido escritos especialmente para nosotros, pero esto bien
puede cambiar cuando Dios nos dirige esas palabras de tal
forma. Los hijos de Dios saben que el Señor a veces imprime
Su Palabra en los corazones y que también la pone, sin
intermediarios, al alcance del individuo. ¡Qué gran claridad y
114 Apocalipsis 2:7.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
133
consuelo se consigue cuando esto ocurre! Podemos entonces
afirmar que hemos “recibido la Palabra del Señor” y que Este
dirigió nuestra atención a Su testimonio.
Sin embargo, tenemos que ir con cuidado, pues hay que
evitar la exageración y tratar de no inventarse una experiencia
imaginaria a partir de cada versículo que recordemos.
Permítanme explicar esto de acuerdo con las palabras de V. á
Brakel: “las extraordinarias palabras de Dios en nuestro
corazón apenas tienen nada que ver con nuestra llamada al
púlpito. Dios apenas opera ya de esa manera, así que no
debemos esperar a que ello ocurra, pues existen otras muchas
razones que también nos llevan a sentir la vocación”. No es mi
intención hablar de estos temas vocacionales, pero á Brakel
seguramente se puso en guardia tras toparse con buen número
de cristianos hablando de haber sentido divinas revelaciones,
declaraciones que le hacen sospechar y a las que, creo yo,
nunca ha dado valor alguno. Cuando á Brakel dice que “Dios
apenas opera ya de esa manera” se refiere a que esas
revelaciones portadoras de celestiales mensajes u órdenes no
caen precisamente del cielo. Tampoco niega que Dios haya
podido comunicarse a través de Su Palabra, cierto, pero a lo
que aquí se refiere es a esas revelaciones especiales. Así,
quisiera aconsejar al lector a ir muy al tanto en este asunto. Sé
muy bien que no es extraño que los hijos de Dios tengan
premoniciones sobre el futuro de una persona en la Iglesia, o
que hayan recibido promesas de que tal o cual niño vaya a ser
convertido tarde o temprano. A veces podemos presenciar
cómo estas profecías se cumplen, pero otras veces no
encontramos beneficio alguno en ellas, al tratarse de algo muy
personal y extremadamente subjetivo. Los hijos de Dios
pueden ciertamente recibir la fe que les permita creer que Dios
contestará a sus ruegos, y también es posible que se les
conceda el privilegio de poder presentar, por así decirlo, sus
congojas ante Dios de manera que puedan cantar “el Señor nos
llevará a la salvación”. Sin embargo, incluso cuando esto
ocurra tendrán que dejar que sea el Señor el que ejecute e
incluso interprete. Leamos así el consejo que nos proporciona
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
134
la Biblia, cuando Moisés nos conmina a tener mucho cuidado
con las profecías115. Las escrituras también nos muestran que
el Señor pone espíritus de mentira en la boca de todos sus
profetas116.
Es nuestro deber por lo tanto ser cautos a la hora de tratar
cualquier revelación que no provenga de la Palabra e incluso
aquellas que tienen lugar al recibir esta. No tengo duda alguna
de que los hijos de Dios reciben consuelo e instrucción de la
Biblia a través de versículos que aparecen en sus
pensamientos. ¿Por qué no? Si no es imposible que el Señor
bendiga las meditaciones provocadas por las Escrituras, ¿por
qué entonces no podría Él utilizar versículos de Su Palabra
cuando estos aparecen de repente en las mentes de Sus hijos?
En otras palabras: la forma en que nos llega la Palabra no es
lo importante, lo importante es el mensaje que transporta la
Palabra. ¡El factor clave no es la forma de la experiencia, sino
su contenido! Me sorprende que la gente a veces se excite
tanto cuando de repente un versículo toma forma en sus
pensamientos, que un día uno vaya caminando por la calle y
que de repente un versículo u otro entre con fuerza en su
corazón, ¡y que sin embargo apenas se diga nada sobre el
contenido de ese versículo! La gente se siente importante
cuando recibe con fuerza un texto bíblico, lo que da lugar a
sospechas. Sería mejor afirmar que uno tenía que pensar en
una parte de la Palabra de Dios y que el contenido de esas
palabras le causó una gran impresión. Yo niego
categóricamente la idea de que la recepción repentina de un
texto bíblico le dé un valor extraordinario a la Palabra. Estas
sensaciones pueden bien ser ilusiones engañosas en mayor o
menor grado, o sentimientos subjetivos que no nos ayudan en
absoluto a acercarnos más a la redención.
¿No es interesante que exista gente que recibe
continuamente la Palabra de Dios mientras que otros muchos
hijos de Dios nunca disfrutan de este placer? Los textos son
115 Deuteronomio 18. 116 1 de Reyes 22:22-23.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
135
más a menudo “recibidos” por personas que no están
acostumbradas a observar sus propios corazones con ojo
crítico que por los más sensatos y juiciosos (o menos
primitivos, según algunos) que saben bien la fuerza que puede
llegar a tener el subconsciente. No fue producto de la
casualidad que se acuñara la expresión “texto incidental”,
dícese de aquel texto que aparece de repente en la mente de
una persona. En los conventículos117 se sabía ya que era
posible que los versículos escuchados por una persona años
atrás se quedaran grabados en su subconsciente para luego
emerger inesperadamente en cualquier momento. Hay quien
dice sentirse sorprendido de haber recibido un texto que jamás
antes había oído y que ni siquiera sabía que se tratara de un
versículo de la Biblia. Hay que ser más racional en este tipo
de situaciones, pues no significan nada en sí mismas y uno no
puede andar el camino hacia la salvación a partir de esto. No
es más que falso misticismo cuando uno trata, sin Cristo, de
fortalecerse de cara a la salvación a base de coleccionar
extrañas experiencias de este tipo. El pastor I. Kievit escribió
que Cristo es puesto de lado cuando tales incidentes y
emociones, y no la fe, se convierten en el foco principal de la
existencia. Por su lado, Calvino dijo: “El afligido espera que
le caiga la inspiración repentina del cielo, con total desprecio
hacia los sirvientes de la Palabra, que son los que deben
gobernarle”. Sin embargo, aquellos con mayor claridad de
ideas que no se sienten tan angustiados también pueden caer
en esta trampa. En efecto, recibimos fácilmente un texto
determinado solo por el mero hecho de desear recibir algo,
pues no hay nada que sea más engañoso que el corazón, así
que ¿quién puede estar convencido del todo? En particular
aquellos que son sensitivos deben poner especial cuidado y ser
muy críticos a la hora de tratar estos asuntos. Mientras una
117 Hermandades tradicionales compuestas por pequeños
grupos de cristianos que se reúnen en casas particulares para
adorar, orar y compartir sus experiencias religiosas
personales.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
136
persona se refiere a “un texto que recibí”, otra se refiere a “un
texto que me vino a la cabeza”. Otra cosa importante de la que
no debemos olvidarnos es el peligro de que Satanás se acerque
a susurrarnos palabras de la Biblia, ajustándolas lindamente a
cualquier cosa que uno desee oír. Tampoco podemos olvidar
que todos recibimos partes del Evangelio continuamente, y
que la verdad no está del todo ausente, aunque sea únicamente
el Espíritu Santo el que puede hacer perfecto uso de esas
palabras y conseguir marcarlas en nuestros corazones. Ojalá
que la Palabra de Dios more en nuestro interior, tal como San
Pablo expresa118. La palabra de Dios no solo apunta hacia las
cosas estáticas sino también al movimiento: inclinad vuestro
oído… y vivirá vuestra alma119.
Sin embargo, el Espíritu Santo puede traer las palabras de
las Escrituras a nuestra atención y a la vez aplicarlas a los
corazones. El Señor puede hacer esto, sí, pero hay que insistir
en que estas palabras deben penetrarnos de una forma especial.
No recibimos instrucción única o especialmente de esta forma.
El pastor I. Kievit nos presenta el siguiente ejemplo: “es
incluso posible que haya gente que haga todo lo posible por
encontrarse en tales situaciones para sentirse importante. ¡Qué
peligroso es esto! Ocurrió una vez que un predicador deseó
recibir también la Palabra, de forma que así pudiera hablar tal
como lo hace la gente de Dios. Así que, claro, cuando llegó a
casa, pudo escuchar las siguientes palabras: porque en hiel de
amargura y en prisión de maldad veo que estás120. No es
imposible que este sea un caso de autosugestión bajo la
presión de una conciencia acusadora. De una manera u otra, le
vino muy bien”. Como colofón a este tema, debo remarcar que
no es nuestra tarea enjuiciar los actos de los demás y que no
existe un criterio infalible que podamos usar con total garantía.
118 Colosenses 3:16. 119 Isaías 55:3. 120 Hechos 8:23.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
137
LAS SITUACIONES DE CRISIS
Es a la hora de la muerte, durante la enfermedad o en
cualquier otra situación traumática cuando las emociones de
las personas son más intensas y cuando la Palabra de Dios
parece producir mayor efecto. Da la impresión de que las
personas se abren más a Dios cuando yacen en el lecho de
muerte o cuando asisten a un funeral. El paciente moribundo
siente en su cuerpo que se encuentra a punto de dar un gran
salto. Así, si el dolor se lo permite, ve pasar su vida como si
de una película se tratase, siente las punzadas de culpabilidad
ante Dios y teme Su juicio. De ahí que a menudo en estas
situaciones se sienta la necesidad de recibir el perdón,
conllevando esto a que el moribundo se apreste a escuchar la
Palabra de Dios. Una sola palabra de la Biblia es en ocasiones
cogida al vuelo y, ante una necesidad que se hace imperiosa,
se da el salto definitivo para abrazarse a la fe. Huelga decir
que no es mi intención elevar juicio alguno contra todos
aquellos que de esta manera han fallecido, pero sí hay que
recordar que no faltaron motivos para que en el pasado se
bautizara estos actos como “conversiones de lecho de muerte”
y para que nadie se hiciera demasiadas ilusiones al respecto.
Además, un moribundo podría haberse sentido forzado a
convertirse a última hora por ese gran aguijón que es el miedo
a la muerte y, sin embargo, no mostrar ni el menor indicio de
reconocimiento de los pecados cometidos contra Dios. Estas
son conversiones en las que posiblemente el interés se centra
más en uno mismo que en el amor a Dios, aunque no es mi
intención dar a entender que las conversiones de lecho de
muerte no sean conversiones genuinas. Así, sin ir más lejos,
uno de los ladrones crucificados junto a Jesús también fue
convertido, luego de que se diera cuenta de que merecía morir
y, tras hablar del Hijo de Dios con gran respeto y amor, rogó
que se le concediera el perdón y este le fue dado.
Las emociones también se apoderan de los familiares del
fallecido durante la crisis. Así, muchos lloran durante el
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
138
funeral, escuchan el sermón con atención junto a la tumba y
parece entonces que la Palabra consigue tener efecto en sus
conciencias, hasta el punto de que en ocasiones hay algunos
que toman la determinación de vivir según la Palabra de Dios
luego de que la verdad haya quedado marcada en sus
corazones. Sí, pero ¿cuánto tiempo dura este sentimiento?
¿Qué es lo que queda luego del transcurso de unos pocos
meses? Hay que ser realista: los hombres parecen más
sensibles y serios en los momentos de crisis, pero estos
sentimientos son por lo general muy superficiales y no duran
por tanto más que un corto espacio de tiempo. Hay también,
sin embargo, ejemplos de personas para las que la defunción
de un familiar acaba convirtiéndose en una bendición a nivel
personal. Por ejemplo, puedo contar el caso de un joven, el
hijo menor de una familia, que murió repentinamente. Los
familiares le echaron mucho de menos, pero también sintieron
que Dios les había abandonado y comprendieron que la causa
de toda miseria era una: el pecado. La muerte quedó marcada
con fuego en sus memorias, convirtiéndose así en una
bendición pues provocó que se dirigieran de nuevo a Dios.
Otro buen ejemplo lo encontramos en esa mujer sirofenicia
atribulada por asuntos temporales y espirituales. Viendo que
su hija se encontraba muy acongojada, la mujer pidió ayuda a
Cristo, pero a la vez también fue en busca de una bendición
para sí misma, pues sentía un ferviente deseo de ser aceptada
entre los hijos de Israel a pesar de no considerarse más que
como un perrillo a los ojos de Dios121. Parece como que no
siempre somos capaces de diferenciar un problema de otro y,
aparte de esto, no podemos juzgar. Sin embargo, por otro lado,
hay que insistir en que el creer en milagros no es suficiente
para alcanzar la salvación.
Es bueno suministrar palabras de aliento durante las tareas
pastorales que se llevan a cabo con los enfermos. Aunque a
veces sea complicado, hay que transmitir la Palabra de la
forma más honesta posible junto al lecho de muerte o la cama
121 Marcos 7:24-30.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
139
del enfermo. El pastor no desea aumentar el dolor de las
personas que sufren ya mucho en estas situaciones críticas,
pues ya tienen suficientes problemas con los que lidiar pero
también se debe tener una conciencia tranquila ante Dios y a
ello puede ayudar mucho el que se pronuncie una palabra
sincera. Cuando me encuentro junto al lecho de un enfermo y
digo que no me atrevería a aventurarme en la eternidad con la
única seguridad de un “quizás”, es posible que tal comentario
conmocione al enfermo, sí, pero también es igualmente
posible que consiga reconducirle hacia Dios. Siempre que
utilizamos palabras sinceras, estas deben fundamentarse en
nuestras buenas intenciones y, por supuesto, todo hombre
debería saber que todo está dirigido a honrar a Dios y a
conseguir la salvación.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
140
7
LOS SENTIMIENTOS
RELIGIOSOS
Y LOS PROBLEMAS
PSICOLÓGICOS
LA PSIQUE Y RELIGIÓN
Aquellas personas que sufren problemas o enfermedades de
tipo psicológico pueden albergar sentimientos religiosos que
pueden verse afectados total o parcialmente tanto por el
trastorno como por la incapacidad de estas personas a la hora
de hacer frente a las cuestiones vitales que se les presentan.
No es mi propósito aquí el tratar sobre los diferentes tipos de
trastornos psicológicos, pero sí intentaré describir ciertos
sentimientos que hasta cierto punto predominan en las
personas con problemas psicológicos. Las personas sin apenas
problemas de este tipo también podrían identificarse con los
rasgos que a continuación voy a enunciar. Primero hablaremos
de los sentimientos más extendidos, luego de las relaciones
que estas personas mantienen con otras ajenas a esta condición
y finalmente echaremos una ojeada a lo que pasa por la cabeza
de estas personas.
LA AGRESIVIDAD
Aunque no se puede negar el hecho desafortunado de que
tanto la agresividad como la violencia son características
humanas por excelencia, hay que hacer hincapié en que ambas
pueden llegar a alcanzar límites desproporcionados. Así,
cierto es que una persona que no se sienta bien de salud se
sentirá más sensible que una persona sana, pero en el caso de
pacientes psiquiátricos, la agresividad acumulada puede llegar
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
141
a manifestarse de una forma radical y sin previo aviso,
mostrándose además en situaciones sumamente extrañas,
hasta el punto en que la furia de estas personas puede incluso
llegar a alcanzar un punto de gran hostilidad contra Dios. Toda
persona es por naturaleza enemiga de Dios, pero hay que tratar
de evitar que esto se manifieste siempre a través de
explosiones de rabia. Cuando alguien sufre reacciones
explosivas de este tipo se le hace sin duda muy difícil aguantar
un servicio religioso completo, y más aún orar o respetar a
Dios. Tales personas pueden, al mismo tiempo, sentir
profundos sentimientos de culpa por sus acciones y
sentimientos, lo que les hace entonces sentirse incluso más
abatidos. Esta agresividad puede incluso llegar a dirigirse
contra sí mismos, tendiendo así a producirse daños corporales,
e incluso puede llegar hasta el punto de no querer la salvación
que les ofrece Dios por no sentirse merecedores de esa
salvación. ¡No solo se sienten abatidos, sino que también
desean perderse para siempre en las tinieblas! Creen que esto
es lo que se merecen y, haciendo gala de una forma fatalista
de pensar, esto es lo que creen que en realidad ocurrirá. ¡Qué
sufrimiento tan horrible! No hace falta decir que estas
personas necesitan el auxilio de un psiquiatra profesional sin
dilación.
EL MIEDO
El miedo puede llegar a alcanzar unos límites totalmente
fuera de control. Puede hasta darse el caso de que una persona
tenga un temor intenso a la eternidad y que se ponga a temblar
cada vez que piensa en ello. Es un hecho bien conocido que
las víctimas de la guerra y sus descendientes se sienten en
ocasiones asaltados por este miedo hasta el punto en que el
horrible espectro de la maldición eterna les agarrote de la
manera más espeluznante. Una persona deprimida puede ser
víctima de una paralizante sensación de ansiedad que se
expresa a veces como un miedo a haber pecado contra el
Espíritu Santo. Cuando nos encontramos con estas personas
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
142
por primera vez, es fácil caer en la creencia de estar tratando
con una verdadera conversión “a la antigua usanza”.
Ciertamente, existen sentimientos de culpa y de alarma, pero
¿siente esa persona el escozor de la aflicción por Dios?,
¿siente que ha pecado contra un Dios bienhechor? Estos
miedos desaparecen a menudo tras un tiempo. Hay gente que
suspira y siente miedo durante toda su vida, e incluso los hijos
de Dios se sienten a veces oprimidos por ataques de ansiedad
y viviendo sin cesar con el temor de estar engañándose a sí
mismos.
El miedo también impide que una persona se mire al espejo
más de cerca. Esta es como una persona que no se atreve a ir
al médico por miedo al diagnóstico, una persona que a menudo
tiene problemas a la hora de escuchar un sermón entero, pues
busca algo que sea más positivo y llevadero. Algunos
sermones le perturban emocionalmente, así que hemos de
tener cuidado de no rechazar tales reacciones con demasiada
dureza o sin pensar primero detenidamente en las
consecuencias. Los hijos de Dios también pueden
obsesionarse con temores de este tipo, pero el Señor se
asegurará de que no tengan que acarrear un peso demasiado
grande sobre sus hombros.
LA INSENSIBILIDAD
La mayoría de las personas pasan por momentos en los que
no sienten sensación o sentimiento alguno y por ello se sienten
vacíos y sin energía. El trabajo, la vida conyugal y la religión
parecen haber perdido todo su significado para estas personas,
pero este es un sentimiento que desaparece rápidamente sin
llegar a alcanzar extremos peligrosos. Sin embargo, cuando
parece que en el interior reina el caos y uno tiene dificultades
para aguantar el ritmo del día a día, la concentración y las
emociones de la persona se verán sin duda afectadas. Los
pacientes psiquiátricos, por ejemplo, a menudo tienen
problemas para prestar atención a un sermón entero, pues
están encerrados en sí mismos y no siempre pueden liberarse,
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
143
así que sus sentimientos no encuentran salida. Hay quienes
pueden incluso haber pasado por experiencias religiosas en el
pasado que no han sobrevivido al paso del tiempo, mientras
que otros jamás han sentido experiencia alguna de este calibre
y por tanto se sienten culpables por ello. Prometerles que todo
irá bien cuando se restablezcan no es la mejor vía para
ayudarles, pues solo hace que se sientan aún más
incomprendidos y abandonados por los demás. Sí les podemos
decir, claro, que aquellos que sufren de dolor de cabeza
tampoco pueden escuchar con atención ni tener experiencias
religiosas, que una persona que padezca migrañas no puede
ser forzada a escuchar y a estar alerta. ¿No es lo mismo para
aquellos con problemas mentales? ¿No es capaz Dios de
entender que estas personas están demasiado cansadas como
para escuchar con atención, de darse cuenta de que sus
sentimientos están reprimidos y de que todo en ellos está tan
muerto? Recuérdese que se puede orar incluso sin sentimiento
y que a pesar de todo aún se puede también rogar a Dios que
nos muestre que existe y que está dispuesto a ponerse al lado
de los pecadores. Podríamos, debemos mejor, seguir orando y
rogando por la conversión incluso durante los tiempos en que
nuestros sentimientos estén enterrados; e incluso cuando no
experimentemos nada en absoluto la Palabra de Dios continúa
siendo el faro de la verdad, por lo que aún podemos intentar
leer párrafos cortos de la Biblia para mantenernos a flote.
También es posible que, durante una crisis mental, los
creyentes verdaderos, los hijos auténticos de Dios, sientan que
Dios se ha olvidado de ellos por completo, pero, ah, no, el
Señor del Cielo y de la Tierra es el Uno Leal, jamás se olvida
de las obras que Sus manos forjaron. ¿Y no son Sus hijos la
obra de Sus manos?
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
144
LAS EMOCIONES Y LAS ENFERMEDADES
MANIACODEPRESIVAS
Ciertos pacientes maniacodepresivos se sienten en un
momento dado naufragando en un inmenso mar de dudas para
seguidamente pasar como por arte de magia a un estado de
rebosante confianza y seguridad, momento en el que son
capaces de lidiar con todo lo que se les ponga por delante, de
hacerse cargo de toneladas de tareas con una sonrisa en el
rostro y llenos de confianza en sí mismos. Milagrosamente,
estas personas incluso alcanzan elevadas posiciones en el
escalafón social. Estas emociones maníacas también se
presentan como sentimientos religiosos. Seguramente el lector
habrá oído expresiones tales como “tuve una experiencia
maravillosa”, “nadie me comprende” o “sin duda mi vocación
es la convertirme en pastor de la Iglesia”. Estas personas
pueden recitar los versículos más maravillosos de la Biblia y
describir con fervor el gran consuelo que les ha proporcionado
la Palabra de Dios. Aquellos que escuchan con atención
podrían tener la sensación de que estas personas se sienten en
realidad superiores a los demás, que exageran de una forma
más que irritante y que son orgullosas a más no poder. Todo
suena muy bien y hasta puede que quede perfectamente
disfrazado en la ortodoxia, pero la humildad brilla por su
ausencia, pues estas personas tienden a ser muy críticas con
aquellos que no experimentan lo mismo que ellos. Además,
estas personas se ofenden al menor atisbo de crítica y
disputarán siempre el derecho de los demás a hacerles ver sus
errores. Aquellos que no aceptan sus afirmaciones y que por
el contrario lo que hacen es mostrar sus reservas están, en su
opinión, completamente equivocadas, una reacción que, dicho
sea de paso, no se observa únicamente en pacientes
maniacodepresivos.
No, no es mi intención afirmar que esto no es el resultado
de la labor de Dios, pues ¿quién puede juzgar eso? Tenemos
que intentar proporcionarles consejo amigable, así que lo
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
145
mejor que podemos hacer es escuchar, distraer su atención y
huir de toda confrontación. De una manera u otra, no sería de
sabios otorgar posiciones de autoridad en la iglesia a personas
de este calibre.
LOS SENTIMIENTOS Y LA HISTERIA
Otro caso es el de aquellas personas que se sienten
profundamente convencidos de sus pecados, llevándoles esto
a experimentar intensas emociones. Estas personas confiesan
sus pecados abiertamente, lloran y se lamentan en alta voz y
dan la sensación de que están pasando por una transformación
hacia un estado más límpido. Sin embargo, estas
manifestaciones desaparecen tan pronto como aparecen, y con
ellas, todo signo de seriedad. Cuando los teólogos holandeses
Wilhelmus Schortinghuis (1700-1750) y Herman Witsius
(1636-1708), entre otros, trataron sobre estos casos, hicieron
referencia a ciertos tipos de histeria y, en particular, a la
conducta teatral que muestran las personas que tienen una
necesidad enfermiza de que se les preste atención. Sin
embargo, estos sentimientos de culpabilidad no son siempre
genuinos y el arrepentimiento tampoco se trata siempre de un
lamento sincero por haber pecado contra Dios, sino que, por
el contrario, lo que en realidad sienten estas personas es que
son ellos mismos los que han sido injuriados. Estas personas
se colocan a sí mismas en el centro de todo, incluso durante
sus oraciones, y así todo acaba pivotando alrededor de sus
asuntos y necesidades. No es una tarea fácil, pero es
ciertamente necesario conseguir desviar lo más que se pueda
y con cuidado la atención de estas personas de forma clara
hacia el Dios contra el que han pecado. Tales sentimientos,
aunque menos intensos, también están presentes de alguna
forma en personas ajenas a estos problemas. Ciertamente,
¿quién no siente inclinación a convertirse en el foco de todas
las cosas, incluso cuando se trata de sentimientos religiosos,
arrepentimiento y fe? De una manera u otra, tal actitud no es
precisamente una muestra de verdadera fe.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
146
Este tipo de sentimiento puede ejercer una gran influencia
en la forma en que nos relacionamos con el prójimo, pues la
gente se siente inhibida o tiene por ende una mayor necesidad
de contacto. A continuación, trataremos varias cuestiones que
guardan estrecha relación con este tema.
LA EXCESIVA NECESIDAD DE SEGURIDAD
Como ya comenté anteriormente, todo el mundo tiene la
necesidad de sentirse seguro. Esta necesidad, sin embargo,
puede llegar a convertirse en una obsesión, y cuando esto
ocurre la gente no solo busca ya cariño y atención, sino que
también se escuda contra toda crítica y se lo toma todo como
si fueran ataques contra su persona. Por lo general son gente
muy amable y, por lo tanto, se merecen todo el amor y
atención posible, incluso en lo concerniente a lo religioso,
pero el peligro estriba en que estén tratando de buscarse una
pantalla religiosa que les proteja a todo coste contra la dura
realidad de la vida. Estas personas se sienten ofendidas por el
carácter escrutador de la Palabra de Dios y se irritan al oír
sermones equilibrados y llenos de amor. También se ofenden
fácilmente cuando se les conmina a analizar hasta qué punto
su fe es verdadera y a veces se resisten a la honrada
predicación de la Palabra de Dios hasta llegar al extremo de
protegerse contra todo intento de crítica constructiva. Pueden
unirse a una iglesia o culto donde pueden así ser “nutridos”,
es decir, sentirse incluidos en la cálida atmósfera de estos
grupos y sentirse totalmente aceptados sin que se les haga
pregunta inquisitiva alguna. Es precisamente esa predicación
a la que Cristo hace referencia en Sus parábolas, cuando habla
de la semilla que cae en el pedregal, de las cinco vírgenes
insensatas y del hombre sin ropas lo que de verdad hace sufrir
a estas personas.
Es conveniente que no cedamos ante esta necesidad
excesiva de seguridad y que no nos veamos tentados a
introducir cambios en el Evangelio pues, en caso contrario, no
haríamos más que aguar el mensaje que nos transmite la
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
147
Palabra de Dios. Al mismo tiempo, tenemos que tratar a esta
gente con tacto, pues aunque hayan perdido el equilibrio o
estén más o menos enfermos, aún así son criaturas creadas a
imagen y semejanza de Dios, así que es nuestra obligación
acercarnos sinceramente a ellos con cariño y tacto. En cuanto
a lo emocional, sus necesidades son a menudo como un pozo
sin fondo imposible de llenar por mucha atención que se les
preste, pero a pesar de esto tenemos que mostrarles claramente
la profundidad y la intención de la Palabra de Dios. Dios no
halla placer en la muerte del impío, sino en que este se aleje
de este camino y tome el sendero de la vida.
LA DESCONFIANZA
Existen muchas personas que han perdido toda su
confianza en los demás. Estas personas ya no se fían ni de sus
esposas ni de sus padres, ni de sus madres ni de sus amigos.
No es mi deseo examinar las razones que conducen a esta falta
de confianza, sino únicamente identificarlas. Hay personas
que temen el contacto con sus semejantes y que prefieren tratar
con animales de compañía u objetos materiales. Este
sentimiento de recelo siempre afecta las experiencias de la
vida religiosa pues no solo se sospecha de los demás sino
también de Dios. Así, a estas personas se les antoja que Dios
no es digno de confianza, que no es un Padre y que no es capaz
de satisfacer sus necesidades con cariño. En ocasiones, vemos
como estas personas sienten una gran aversión hacia Dios,
esquivan toda lectura de la Biblia y los servicios de la Iglesia.
Como su confianza ha sido traicionada, a estas personas les es
difícil o incluso imposible tener confianza en los demás. Es
ciertamente posible que aún así estas personas posean una fe
verdadera en el fondo de sus corazones, pero los sentimientos
de sospecha acaparan de tal manera a estas personas que toda
fe acaba siendo enterrada por completo. El sufrimiento de
estos pacientes es inmenso, especialmente cuando están
convencidos de la presencia de Dios y de que deben de
reconciliarse con Él. Tienen la impresión de que deben
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
148
encontrar la paz con un Dios que no les trata con bondad, lo
que crea una serie de sentimientos desagradables y
contradictorios. Guiar a estas personas requiere mucha
paciencia y tacto, y lo menos que podemos hacer es prestarles
atención y mostrarles cuánto amor y cariño ha puesto Dios en
Su palabra.
EL RECHAZO A LAS NORMAS Y REGLAS
Otro síntoma que con frecuencia se asocia a los problemas
psicológicos es la confrontación con las normas y las reglas
imperantes. Aunque todo el mundo siente el impulso de
liberarse y desea estar en control de sus vidas, hay quien siente
este impulso de forma mucho más profunda. No es siempre
sencillo educar a tales personas cuando son jóvenes, siendo
este un problema que también se hace patente en la vida
familiar, en el trabajo e incluso en la vida religiosa. Estas
personas sienten que todo es coercitivo: se sienten obligados
a ir al culto, a vestirse con modestia y a comportarse
apropiadamente. A menudo no pueden aguantar más dentro de
estos límites y, en consecuencia, se alejan de la iglesia y
desafortunadamente también de la misma Palabra de Dios.
Muchas de estas personas se encuentran fuera de nuestro
alcance y aquellos a los que conseguimos acercarnos tampoco
les podemos cambiar, así que hay que intentar guiarles con
cuidado y firmeza. En particular debemos tratar de hacerles
ver que la relación con el Señor no se basa en la sumisión
servil sino en el amor. Dios Todopoderoso también puede
penetrar en los corazones de estas personas y conseguir que se
inclinen ante Él. Roguemos y supliquemos al Señor que se
produzca esta necesidad.
Quisiera poner punto final a estas observaciones con un
comentario sobre lo que tiene lugar en las mentes de los
pacientes psiquiátricos, pero ahora más a un nivel racional que
emocional.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
149
LA DEPRESIÓN
Aunque no haya persona que no se sienta alicaída de tanto
en tanto, el abatimiento puede llegar a convertirse en una
enfermedad paralizante. En esta situación todo se torna en
tinieblas, todo lo que estas personas intentan hacer siempre
falla, nunca consiguen alcanzar objetivo alguno en sus vidas,
no sienten que sus vidas valgan la pena y creen que a nadie le
importa lo que les pase. Piensan además que Dios no los
quiere, pues han pecado demasiado —un sentimiento que
pueden albergar todos los hijos de Dios a través de las
convicciones impartidas por el Espíritu Santo—, y así se
tornan contra sí mismos y cierran las puertas a los demás.
El cuidado de estas personas y el tratamiento de todos los
demás síntomas que se mencionan en este capítulo son labores
que deben ser puestas en manos de profesionales. Otras
personas que no tienen experiencia en estos casos, tales como
familiares, amigos, abuelos y miembros de la Iglesia deben
limitarse principalmente a escuchar y evitar hacer cualquier
comentario del tipo “todo irá bien pronto” o “tienes que tener
confianza”. Los comentarios de esta índole no hacen más que
exacerbar los sentimientos de soledad de estas personas, pues
estos pacientes no tienen poder de voluntad y por tanto
volverán a recaer incluso cuando intenten con todas sus
fuerzas salir del agujero. Tampoco debemos alarmarles
diciéndoles que deben tener fe, pues con esto tampoco se
consigue resultado alguno e incluso podría tener un efecto
completamente opuesto. Muchas son las cosas que deben
hacer y nada es lo que pueden hacer bien, así que tampoco
tienen la capacidad para creer, por lo tanto, lo mejor es
explicarles pausadamente quién es Dios, en vez de dejarles
que lo diluciden ellos mismos. Aunque el decirles que Dios
siempre hace sitio para los pecadores no parezca funcionar, es
más que posible que estas palabras hagan que brille un destello
de luz al final del túnel de sus vidas, e incluso den estímulo a
los no creyentes. Claro que el recibir un poco de estímulo no
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
150
es de ningún modo lo mismo que el creer gracias a la poderosa
influencia del Espíritu de Dios, tema este que ya hemos tratado
anteriormente. Lo mejor es cuando el propio Dios y Señor
ofrece Su consuelo por medio de Su Palabra y de Sus hijos y
es solo entonces cuando todo se transforma de verdad y
cuando en el punto más bajo de su depresión uno puede decir:
Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el
Dios mío me oirá122.
LA FALTA DE AMOR PROPIO
Es bien sabido que no todo el mundo piensa de forma
positiva sobre sí mismo. Los hombres, por lo general, saben
evaluar acertadamente lo positivo y negativo de sus caracteres,
pero también hay aquellos que se sienten inferiores a todo el
mundo y que consideran que su lugar está en lo más bajo del
escalafón humano. Estas personas no se sienten merecedoras
de la gracia de Dios y tienen grandes problemas a la hora de
desembarazarse de esos sentimientos negativos. A menudo
ocurre que estas personas no consiguen soportar los sinceros
sermones sobre la culpa y el pecado. Cuando oyen decir que
somos totalmente incapaces de hacer bien alguno, siempre
inclinados a la maldad123, o que no nos merecemos en
absoluto la misericordia de Dios, estas personas lo interpretan
como si fueran acusadas de ser inútiles y de no merecer vivir,
pensamientos que dan pronto paso a un estado de depresión.
Es muy importante que nos expresemos con cuidado en
tales casos. Si conocemos bien la Biblia, sabremos bien lo que
significa declarar que estamos corruptos y espiritualmente
yermos sin la regeneración, pero no podemos olvidar tampoco
que todos y cada uno de los hombres poseen algún reflejo de
la imagen de Dios. El Señor quiere que los hombres vivan en
122 Miqueas 7:7. 123 Catecismo de Heidelberg, Pregunta 8.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
151
la tierra, sí, pero no encuentra placer en sus muertes, sino en
su arrepentimiento124.
LA ENAJENACIÓN
Las personas que sufren de enajenación o extrañamiento
tienen la sensación de ser extraños e intrusos en este mundo y
se limitan a observar el paso de las cosas desde la distancia.
Así, la vida va pasando por delante de estas personas como si
estuvieran viendo una película de cine sentadas en una
esquinita inalcanzable para los demás. En su enajenación, ven
a Dios como algo irreal y a la Biblia como algo muy lejano, y
no pueden llevar una vida cotidiana normal. Saben que es
probablemente cierto que los hijos de Dios son felices pero
¿qué significa esto para ellos? Sin duda existe el pecado pero,
se preguntan, ¿es ello realmente tan terrible? Este
extrañamiento puede durar más o menos tiempo y se puede
observar claramente que esta gente no se deja por tanto
influenciar por la Palabra de Dios. Los sentimientos normales
de estas personas retornan tan pronto como se recuperan de
este trastorno, pero, por supuesto, es necesario como siempre
que el Espíritu de Dios opere en sus almas para que puedan
creer y experimentar la Palabra.
LAS ILUSIONES ENGAÑOSAS
¿Cómo debemos juzgar a los hombres que hablan con
confusión e incoherencia acerca de las verdades bíblicas? Los
pensamientos de algunas personas pueden ser de lo más
grotesco, y no es porque digan cosas raras, sino porque lo que
dicen no tiene sentido alguno. Hablan y hablan y hablan sobre
la religión, pero no dicen ni una sola palabra que tenga sentido.
No es difícil darse cuenta de esto; de hecho, la mente del
hombre sabe cómo inventarse cosas que no existen.
124 Ezequiel 33:11.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
152
También tenemos a aquellas personas que oyen voces, a
veces la voz del diablo, a veces la de Dios. A ello le suman en
ocasiones una visión, sea esta la de una cruz o la de una
persona sentada al borde de la cama. Hay quien un día acierta
a ver una luz dirigiéndose hacia ellos y que luego le preguntan
al pastor sobre su significado. En fin, yo no estoy muy
dispuesto a darle importancia alguna a tales voces y visiones.
Ya en la época de la Segunda Reforma la gente ya estaba
enterada de que el espíritu del hombre era capaz de muchas
cosas. Yo mantengo que el Señor, entonces y ahora, solo opera
a través de Su Palabra y de Su Espíritu. Luego hay quien
también clama ser Elías o Jeremías. ¿Qué se puede pensar de
una persona que no solo afirma oír la voz de Dios y mantener
conversaciones con Él, sino que también está firmemente
convencido de haber alcanzado la salvación? También nos
encontramos con personas que creen que han cometido un
pecado imperdonable contra el Espíritu Santo. En la mayoría
de los casos podemos identificar estas ilusiones, pero es a la
vez muy difícil liberar a los pacientes de sus alucinaciones.
Esta es tarea de profesionales, por lo que todo el que no tenga
experiencia en el asunto no debería ni pensar en tratar de sanar
a estas personas. Incluso dudo que sea conveniente negar sus
ilusiones, pues si así hacemos estas personas podrían sentirse
abandonadas. Mejor cambiar de tema y atraer su atención
hacia otros asuntos.
LAS OBSESIONES
¡Cómo se debe de sufrir cuando uno siente cómo se elevan
en su mente todo tipo de juramentos y reniegos! Ante la
contundencia de esta obsesión, la voluntad se resquebraja y las
personas pierden control de sus pensamientos, sintiendo en
ocasiones unas ganas incontrolables de cometer pecados, lo
que luego da paso a profundos sentimientos de culpabilidad.
Estas personas pueden también ser acosadas por pensamientos
relacionados con confusos temas bíblicos, como son los de la
elección y la reprobación, dando así lugar a que algunas ideas
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
153
extremas sigan arremolinándose en sus cabezas. La vida no es
fácil para estas personas y, si la fe verdadera está presente en
ellas, a menudo se preguntan cómo esta puede compaginarse
con la gracia.
Permítanme decir algo más sobre la compulsión a la
blasfemia. Las semillas de la maldad, entre ellas la blasfemia
y el reniego, están plantadas en las almas de todos y listas para
germinar en cualquier momento, así que es cuanto menos
sorprendente que no afloren a la superficie más a menudo.
Puede ser que tales pensamientos no sean finalmente
transformados en palabras, pero siguen estando ahí, en los
corazones de todos. La diferencia estriba en que en algunas
personas las puertas del corazón están abiertas de par en par
dejando que las profanidades salgan en estampida mostrando
así cuánta miseria se agolpa en sus corazones. Esto no
significa que los demás seamos mejores: el pecado está a la
puerta125. No nos dejemos sorprender porque nos venga una
blasfemia a la mente pues, ¿no sabemos ya que tenemos una
inclinación natural a la maldad? ¡Cuanto más luchemos contra
estos pensamientos malvados, con más fuerza saldrán a la
superficie! Es mejor optar por confesar estos pecados ante
Dios que combatirlos mientras se es presa del miedo.
¿TIENE LA VIDA ALGÚN SIGNIFICADO?
Cada vez hay más personas que creen que la vida no tiene
sentido. Los occidentales liberales buscan desarrollar sus
talentos y probarse a sí mismos, dando lugar a problemas
psicológicos cuando no lo consiguen. Cuando las personas
empiezan a pensar en su inutilidad, y especialmente los
hombres que atraviesan sus crisis de los cuarenta y las
mujeres que descubren un poco tarde las restricciones a las
que se han visto sometidas por sus propias ambiciones
potenciales, entonces es bueno empezar a considerar que el
Dios majestuoso rige nuestras vidas y determina su desarrollo.
125 Génesis 4:7.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
154
Desde luego, tenemos que hacer todo lo posible para mejorar
nuestras vidas introduciendo cambios a fin de darles el
máximo de significado, pero a la vez no debemos esperar
demasiado de ellas. La vida nunca nos dará lo que esperamos
de ella, siendo esta suficiente razón para invitarnos a aprender
a no vivir tanto en busca de la satisfacción personal, pues no
somos el centro de todo: Dios y Su honra lo son. Es solo
cuando nos damos cuenta de ello que empezamos a disfrutar
de una felicidad de verdad, pero para saber esto tenemos que
experimentar un nuevo nacimiento, buscar primero el Reino
de Dios y entonces todas estas cosas nos serán añadidas126. Sin
embargo, no es mi intención restarle importancia al problema,
pues para algunos encontrar una razón de vivir es una batalla
constante.
Al reflexionar sobre este problema, podemos observar que
existen terapias de éxito que pueden tener resultados positivos
en cuanto a las experiencias religiosas, pues consiguen que el
paciente torne de nuevo a la oración y a la lectura de la Biblia.
La terapia no puede proporcionar la fe, pero el tratamiento sí
puede convertirse, en términos humanos, en un medio que los
lleve a prestar oídos a la Palabra de Dios. El teólogo holandés
Theodorus Van der Groe (1705-1784) dijo que el pesimismo
obstaculiza el arrepentimiento. Sin duda, muchos son los
obstáculos contra el arrepentimiento.
NUESTRO ENFOQUE
Comenté anteriormente que era mi intención retornar
brevemente al tema de la poca atención que se presta por lo
general a la condición mortal del hombre. Me sorprende
mucho que la gente hable siempre como si nada del consuelo
que proporciona el Evangelio. Parece como si algunos
pastores consideraran que la confianza y la confesión de la
culpa ante el Señor fueran las únicas formas de acabar con los
trastornos arriba mencionados. Desde luego, tenemos que
126 Mateo 6:33.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
155
estimular a esas personas que se ven acosadas continuamente
por los pecados de juventud, las pesadillas y los temores sin
fin, a que los posen a los pies del Señor. No negaré de ninguna
manera que incluso el hombre terrenal pueda recibir paz
mental al actuar de esta forma, pero aún así debemos
mantenernos siempre en guardia de no caer en la trampa de
una religión generalizada. Hay que volver a nacer, la Palabra
debe penetrar con fuerza en nuestras vidas y es necesario que
exista la aflicción por el pecado, el arrepentimiento, la
confesión de los pecados y una fe verdadera en Cristo.
¿QUÉ SENTIMIENTOS SE RELACIONAN DE
VERDAD CON LA FE?
A la hora de enfrentarse a problemas psicológicos es
difícil discernir los sentimientos conectados con la fe. ¿Cómo
sabemos cuando una emoción es el resultado de una
enfermedad mental o un producto de la fe? Nadie puede
contestar a esta pregunta, pues el ser humano es demasiado
complejo y nosotros demasiado ignorantes como para poder
sondear los abismos del corazón. Aún así, las siguientes
indicaciones pueden resultarnos útiles:
a. ¿Se encuentra esa persona en una situación inusitada?
¿Se siente enferma, débil o sufre de demencia? ¿Qué
problemas existen? ¿Se ha sentido esta persona sobrecargada
de trabajo durante un largo periodo de tiempo? Hay que tomar
en consideración que todo esto puede hacer que una persona
sea más emotiva, aunque ello no quiere decir que se encuentre
más cerca de Dios.
b. ¿Siente esa persona solo desaliento y temor, o podemos
también detectar un sentimiento de pesadumbre por haber
pecado contra el sagrado y buen Dios?
c. ¿Es esa persona hipersensible y llora continuamente?
Esto es típico en las personas ansiosas o nerviosas.
d. ¿Existen señales que revelen que el pecado es visto en
su forma más contraria a Dios?
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
156
e. ¿Está lo que dice esa persona basado en la Palabra? La
fe se origina en la escucha, y esta, en la Palabra de Dios.
f. ¿Se es consciente de que es necesario un Redentor para
lavar la culpa? ¡No debería existir ninguna otra fundación que
no sea la de Cristo!
g. ¿Se pone énfasis en el honor de Dios o en la persona y
en la autocompasión? Allí donde opera Dios, el ego
desaparece.
LA APLICACIÓN DE LA LLAMADA DE DIOS
Quiero remarcar que la gracia salvadora influencia las
emociones del hombre y su conocimiento natural de Dios. Sus
emociones se ven así de nuevo agitadas, pero esta vez de una
forma distinta. No se trata ya de satisfacer deseos religiosos,
ni tampoco de una válvula de escape para dar salida a
sentimientos de alta presión. Está claro que el Señor puede
utilizar circunstancias serias y graves, y fijar la atención en la
brevedad de la existencia y atraer a la gente a Su servicio
durante la enfermedad, la muerte de los seres queridos y otros
medios, pero esta unión debe ser sincera. Ejemplo de ello es
el caso del ladrón crucificado. Las palabras “porque recibimos
lo que merecieron nuestros hechos”127 prueban que su
conversión no fue fruto de una mera emoción pasajera.
Manasés se convirtió mientras sufría, y así Ezequías lo
experimentó de forma especial en el lecho en el que yacía
enfermo: he aquí, amargura grande me sobrevino en la paz,
mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción128.
EL CUIDADOR
Luego de haber tratado sobre los sentimientos de las
personas que sufren problemas psicológicos, quisiera ahora
decir unas pocas palabras en relación con sus cuidadores. Es
127 Lucas 23:41. 128 Isaías 38:17.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
157
una pena que haya tan pocos cuidadores que acepten la idea
de que no toda la religión que emana de la Biblia es en realidad
fe verdadera. La mayoría de los cuidadores que prestan
atención a las experiencias religiosas de sus pacientes no
ahondan en la realidad de esas experiencias. Cuando la gente
habla de confianza, amor, paz y obediencia, se acepta esa fe
sin crítica alguna. No intento afirmar que los cuidadores sean
llamados a juzgar la fe de sus pacientes, sino que es necesario
tener una buena visión de la esencia de la fe para poder estar
en condiciones de tratar correctamente al paciente. Muchos
psiquiatras juzgan la salud de la fe de sus pacientes
examinando cierto número de criterios derivados de la
psiquiatría. Si, por ejemplo, el paciente no puede ir más allá
del suspiro y del lamento, y cuando no se proyecta mucha luz
sobre el perdón de sus pecados, el psiquiatra podría determinar
que el paciente se halla en un estado enfermizo. Sin embargo,
también podría tratarse de la fuerza de convicción del Espíritu
de Dios que empuja a la persona a que busque refugio en
Cristo. Por otro lado, también puede darse el caso de que el
cuidador considere que una cierta profusión de fe sea una fe
verdadera, pero podría ser en realidad no más que un acto de
desesperación de esa persona para mantenerse sin mostrar
afecto o reverencia por Dios ni amor por Cristo ni
arrepentimiento por el pecado. Repito: no es nuestra tarea
juzgar si una persona siente una fe verdadera. Nuestra
conducta debe ser regida por la caridad, pero también debemos
ser responsables, por lo que, aunque no podamos dirigir al
paciente por sendas más felices, debemos tener cuidado de no
encauzarles hacia una falsa fe.
Tiempo atrás, un psiquiatra hizo un comentario
sorprendente cuando dijo que en ciertos círculos se presta más
atención a sentimientos tales como la reverencia, el
arrepentimiento y el anhelo, y que otros podrían aprender de
ello, pues estos son elementos recomendables de la
personalidad. Por lo visto, un cuidador que siga esta premisa
ve la fe como la suma total de una cantidad de experiencias
significativas, entre las que se encuentran el arrepentimiento y
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
158
la reverencia, o por lo menos le es útil mencionarlas. Sin
embargo, ¡claro está que la reverencia, el arrepentimiento y el
anhelo no se consideran entonces esenciales e indispensables!
A este hombre le parece que hay verdad bíblica que no va más
allá de la creencia de que Jesús murió por nuestros pecados,
que Él perdona nuestros pecados y que se debe hacer todo lo
posible para obedecer a Dios.
El cuidador que no es lo suficientemente crítico acerca de
la fe y que confunde la religión con la fe bíblica se encuentra
en peligro de no dedicarse más que a reparar truncadas
experiencias religiosas, e incluso podría creer que ha
contribuido al ejercicio de la fe.
LA ORACIÓN COMO TERAPIA
Es ciertamente deseable que un pastor ore con pacientes
psiquiátricos. Esto es algo que por otro lado no está lo
suficientemente reconocido, y el paciente puede estar tan
encerrado en sí mismo hasta el punto de no poder ni abrir los
ojos o de rechazar estar presente a la hora de ofrecerse una
oración. Está claro que no debemos forzar la cuestión y que
tampoco sirve de mucho hablar con el paciente en tales
situaciones.
Sí que me opongo, sin embargo, a la idea de usar la oración
como terapia. La oración nunca debería tener la apariencia
engañosa de que se está hablando con Dios cuando en realidad
lo que se está haciendo es tratar de influenciar al paciente. La
oración es mucho más que eso. Sé bien que se producen
sentimientos de alivio cuando se ofrece una oración al Dios
Todopoderoso y Misericordioso, pero el asistente social o el
pastor debe orar a Dios de verdad y con honestidad y
suplicarle Su auxilio, y comunicarle con sobrias palabras
acerca del dolor que sufre la persona en cuestión. No es que
Dios tenga que escucharnos, pues Él no tiene obligación de
satisfacer nuestros deseos, pero si de verdad creemos en Dios
y confiamos en que escuche nuestras oraciones, entonces es
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
159
cuando podemos pedirle con humildad que nos auxilie,
incluso para satisfacer necesidades de este tipo.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
160
EPÍLOGO
No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con
el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la
medida con que medís, os será medido.129
En este libro no trato de enjuiciar a aquellas personas que
no tengan las cualidades necesarias para hallarse en posesión
de la fe verdadera, pues nadie tiene derecho a condenar así a
sus semejantes. Además, la personalidad del hombre es
demasiado compleja, por lo que es imposible saber
exactamente lo que hay en el fondo de su corazón. Lo más
indicado es colocarnos primero, y también nuestra fe, bajo el
escrutinio de la Palabra de Dios, y una vez hecho esto intentar
entonces observar de forma crítica pero positiva a nuestro
alrededor y analizar entonces si un alma es de Dios o no.
Cuando Jesús vivió en esta tierra mostró un talante positivo
y perspicaz cuando dijo: Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son
lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se
recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo
buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos
malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol
malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es
cortado y echado en el fuego. Así
que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace
la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me
dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en Tu
nombre, y en Tu nombre echamos fuera demonios, y en Tu
nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé:
Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de maldad130
129 Mateo 7:1-2. 130 Mateo 7:15-23.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
161
La Biblia contiene más ejemplos sobre la manera en que
Jesús juzgó la religión. Hay personas que rechazan la Palabra
de Dios, mientras otras la reciben con alegría, aunque solo sea
durante un periodo corto de tiempo. Y luego tenemos a los que
se concentran seriamente en la Palabra, pero que se distraen
fácilmente con las atracciones que ofrece la vida.
Tenemos entonces personas que aman a Cristo y que
parecen estar a Su servicio, pero que aún así carecen de algo
importante. Estas personas pueden ser comparadas con las
cinco vírgenes insensatas que salieron a recibir al esposo sin
aceite en sus lámparas; así que llegaron demasiado tarde a la
boda y se encontraron con las puertas cerradas. Cristo también
menciona un constructor, y a un hombre que se sentó a la mesa
del rey sin haberse vestido para la ocasión de la boda y que
por ello fue arrojado a la calle, y también habló claramente de
un joven rico al mando de una sinagoga que se acercó a Jesús
con gran entusiasmo para darse cuenta de que solo se puede
estar con Jesús de todo corazón y no a medias tintas. ¿Y no se
mostró además uno de los discípulos de Jesús como un
hipócrita?
Tenemos entonces personas que aman a Cristo y que
parecen estar a Su servicio, pero que aún así carecen de algo
importante. Estas personas pueden ser comparadas con las
cinco vírgenes insensatas que salieron a recibir al esposo sin
aceite en sus lámparas; así que llegaron demasiado tarde a la
boda y se encontraron con las puertas cerradas. Cristo también
hace mención a un constructor, y a un hombre que se sentó a
la mesa del rey sin haberse vestido para la ocasión de la boda
y que por ello fue arrojado a la calle, y también habló
claramente de un joven rico al mando de una sinagoga que se
acercó a Jesús con gran entusiasmo para darse cuenta de que
solo se puede estar con Jesús de todo corazón y no a medias
tintas. ¿Y no se mostró además uno de los discípulos de Jesús
como un hipócrita?
Creo que algo importante que podemos aprender de estos
ejemplos es que no es oro todo lo que reluce, algo que
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
162
debemos tener siempre en cuenta no solo a la hora de educar
a los niños y de proporcionar auxilio pastoral sino también en
todo tipo de relaciones con nuestros semejantes. Muchos son
los que han sido desafortunadamente engañados por un
espíritu pobre en perspicacia. ¡Qué desastre se produce cuando
ya no se oyen sermones contra una fe que puede ser sincera,
pero a la vez tan equivocada! Muchos piensan que uno solo
tiene que amar al Señor y vivir la vida de forma idónea, y ya
está. Esta forma de pensar engendra cristianos “ricos”,
cristianos que carecen de fe vital, aunque piensen que sí la
poseen.
Las personas de carácter similar tienden a encontrarse y a
edificarse los unos a los otros de forma poco crítica y aún
menos de acuerdo con la Biblia. Estas personas hablan del
amor de Dios y de Cristo, y de los ofrecimientos del
Evangelio; intentan suprimir toda duda dejándolo todo en
manos de Dios, diciendo: “¿Es que no se nos permite
refugiarnos en el Señor, no es Él un Salvador bien dispuesto?”.
Sin duda que lo es, pero ¿cuál es la razón verdadera que nos
lleva hasta Él? ¿Cuál es la percepción que tenemos de Jesús y
de Dios? ¿Se trata de una representación fiel o es Jesús no más
que un producto de la imaginación y por lo tanto inexistente?
No se oye hablar mucho de arrepentimiento, reverencia y
demérito, algo que para mí representa un gran peligro tanto
dentro como fuera de las iglesias. ¿Dónde se puede escuchar
hoy en día un sermón que conmine al hombre a mostrarse tal
como es? Bien, me alegra poder decir que todavía quedan
lugares en el mundo donde se pronuncian estos sermones, pero
lamentablemente la religión de hoy en día tiene un efecto
sedante y tranquilizador, una religión que hace que la gente
crea que va a ir al cielo cuando en realidad no le espera más
que el infierno.
Qué lástima que las personas puedan engañarse a sí mismas
tan gravemente sin darse cuenta. Si estamos de verdad
preocupados tanto por nosotros mismos como por los demás,
entonces tenemos que leer la Biblia con gran atención y rogar
al Señor que nos examine. Espero sinceramente que este libro
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
163
ayude a reflexionar profundamente a los lectores sobre la
esencia de la fe y de los sentimientos que la acompañan. Deseo
de todo corazón que todos aquellos que se hayan desviado del
camino recto puedan ser reconducidos de nuevo a él.
Júzgame, oh Jehová, porque yo en mi integridad he
andado;
He confiado asimismo en Jehová sin titubear.
Escudríñame, oh Jehová, y pruébame;
Examina mis íntimos pensamientos y mi corazón.131
131 Salmos 26:1-2.
LOS SENTIMIENTOS DE LA FE
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