Los Pioneros Del Pensamiento Socialista Español

10
José Miguel Fernández Urbina A mediados del siglo XIX el vocablo «socialismo» era relativamente reciente -no ya en España, sino en Francia o Inglaterra, países en los que este ideario germin6-- y sus primeros y escasos usos a lo largo del último cuarto del siglo de las luces surgieron en el contexto de las polémicas sobre la preeminencia y legitimidad de lo individual o lo social en la vertebración de les sociedades, vinculados a esla última opción. Este perfil semántico fue haciéndose más explícilo en los primeros años del siguiente siglo, siendo asumido por los seguidores de Owen para denominar así sus experiencias cooperatit1as J, posteriormente, por los de SaintSimon y Fourier que le dotaron de un significado más preciso. lIJ E esta forma acabó por englobar a todas aquellas teorías y escuelas de pensamiento que, desde las más variadas perspectivas, cues- tionaban los fundamentos ideológicos y socia- les del liberalismo, rechazando de plano la re- levancia que hasta entonces se había olorgado a los temas y soluciones políticas sobre las so- ciales para conseguir una más justa ordenación de las relaciones humanas. Generalizando, pa- ra los denominados socialistas, lo social debía predominar sobre lo individual y lo económico 4 sobre Jo político; la tarea de Jos hombres de bien debía ser promover la felicidad y el bie- nestar general, lo que resultaba incompatible con cualquier orden humano fundado en la competencia entre sus miembros y en los si- nuosos procedimientos de la política para diri- mir sus diferencias. En una primera aproximación tres podrían ser las características comunes a la multitud de escuelas socialistas anteriores a 8akinin y Marx: el armonismo social, el interclasismo y

description

Artículo de José Miguel Fernández Urbina aparecido en la revista "Tiempos de Historia" sobre los primeros socialistas utópicos españoles

Transcript of Los Pioneros Del Pensamiento Socialista Español

  • Jos Miguel Fernndez Urbina

    A mediados del siglo XIX el vocablo socialismo era relativamente reciente -no ya en Espaa, sino en Francia o Inglaterra, pases en los que este ideario germin6--y sus primeros y escasos usos a lo largo del ltimo cuarto del siglo de las luces surgieron en el contexto de las polmicas sobre la preeminencia y legitimidad de lo individual o lo social en la vertebracin de les sociedades, vinculados a esla ltima opcin. Este perfil semntico fue hacindose ms explcilo en los primeros aos del siguiente siglo, siendo asumido por los seguidores de Owen para denominar as sus experiencias cooperatit1as J, posteriormente, por los de SaintSimon y Fourier que le dotaron de un significado ms preciso.

    lIJE esta forma acab por englobar a todas aquellas teoras y escuelas de pensamiento que, desde las ms variadas perspectivas, cues-tionaban los fundamentos ideolgicos y socia-les del liberalismo, rechazando de plano la re-levancia que hasta entonces se haba olorgado a los temas y soluciones polticas sobre las so-ciales para conseguir una ms justa ordenacin de las relaciones humanas. Generalizando , pa-ra los denominados socialistas, lo social deba predominar sobre lo individual y lo econmico

    4

    sobre Jo poltico; la tarea de Jos hombres de bien deba ser promover la felicidad y el bie-nestar general , lo que resultaba incompatible con cualquier orden humano fundado en la competencia entre sus miembros y en los si-nuosos procedimientos de la poltica para diri-mir sus diferencias.

    En una primera aproximacin tres podran ser las caractersticas comunes a la multitud de escuelas socialistas anteriores a 8akinin y Marx: el armonismo social , el interclasismo y

  • -, . ,

    - -r ~"l1ri.r -

    ,. H-

    -

    - ' --

    lO JIl\ ~H _Tl": _.2 ..... ":A~'=,, - ':01'

    ~ a ... ~ '" , .,

    EfIgie de C8f101 Fourier y pleno ct.1 F.lanst.no.

    el pacifismo como instrumento para conseguir sus objetivos reformadores que ms concreta mente , podramos desglosar en otras siete c~estiones presentes con mayor o menor nfa-

    ~IS en todas .e llas: continuadores de la lgica dustrada , racIOnalistas, antiindividualistas, pro-pagandistas apolticos, confianza en la filantro-pa de los propietarios, desvinculacin de las luchas obreras y determinismo. en gran medida generado por una fundamentacin mstica en su misin redentora del gnero humano, acor-de con los designios igualitaristas del cristianis-mo primitivo , hasta e l extremo de terminar por convertirse alguna de ellas en autnticas sectas religiosas o mistricas, como en el caso de los saint-simonianos (1).

    En la mayora de los casos -como tambin ocurrir con los espaoles- los pensadores y propagandistas de estas escuelas procedan de las filas del liberalismo radical y del jacobinis-mo; y, socialmente, del abigarrado conglome-

    ra~o de intelec~uales , burgueses,. artesanos y anstcratas, hasttados de la vulgandad y estre-chez de miras en que se haban sumido los miembros de sus clases.

    En los aos precedentes a las conmociones r~volucio~ar,i~s e';lropeas ~el 48 se hizo percep-ttble un slgmflcauvo cambiO en la estrategia de numerosos colectivos socialistas que abandona-ron su, hasta entonces proverbial apoliticismo, pasando a propugnar una vinculacin activa

    (1) D~ ID exltDusti"D blbliognlflfJ sobrt .. 1 soelfJ/ismo .uuJpu:o_ pq-tUmos dUfOCfJf: BrDWJ, CiDn M ... HlSforifJ dl'l SociDlismo . Bllrulonll 1976; DoIIiDfI$, E.: . H l$tO',ll d .. / Mo~imi~nlO Obnroo, J ~. Algo"D, J96(); Monon, A , L.: .lAS ufopipDS soc;oll$uu., BOfulonll, 1970: pq-

    kro~ski. V. S.: .Ul$torifJ d~ las id"lU socialistas. , Mbcico, 1976; Cok D. H.: .Los pneunort!S, 1789.18560, Mhico, 1970: R~mD. C. M. .lAS id~as sociDIi.mu tn rI j"lo XIX_ , BDra/ono. 197j,

    ~bjdo

  • Dlaturblos MI &.rc.lona en egOlto
  • favor de la deposicin del monarca absolutista se vio forzado a exiliarse de nuevo cuando ste reinstaur su rgimen en 1823. Viviendo en Francia tuvo la oportunidad de conocer perso-nalmente a Fourier, en 1833, del que se hizo un entusiasta discpulo y particip en el experi-mento de un falansterio, donde intim con des-tacados seguidores de Fourier, como Conside-rant, Devay y otros. Regresa a Espaa a la muerte de Fernando VII, instalndose en C-diz y. desde entonces hasta su muerte en 1851. se dedic de lleno a difundir el pensamiento de su maestro. Como hemos indicado ms arriba, esta misin comenz con una serie de cinco ar-ticulos en el peridico El Vapor que ya ha-ban sido publicados con anterioridad en un pe-queo peridico de Algeciras llamado El Gri-to de Carteya. sin que apenas trascendieran. al contrario de lo sucedido en el peridico bar-celons.

    En ellos examin Proletario desde la pti-ca fourierista temas como la miseria obrera, la ley electoral. la familia armnica y el incendio de la fbrica Bonaplata en una confusa revuel-ta luddita, siendo este ltimo el que encoleriz a la patronal y a las autoridades.

    Sin citar el nombre de Fourier. expuso las teoras de ste sobre la asociacin del capital. el trabajo y el talento. los tres factores concu-rrentes a la produccin de mercancas. cuyo fruto deba ser distribuido equitativamente en

    7

  • ~un reparto proporcional a las funciones de ca~ da uno, pero, sin embargo, prosegua .cProle~ tario, la alianza del capital y el talento, ste a sueldo del primero, determinaban para el ter~ cero de los factores una situacin de injusta de~ pendencia: el trabajador, acosado por la nece~ sidad de satisfacer sus necesidades ms elemen~ tales, se vera forzado a trabajar y recibir 4< no sobre la parte del fruto que le correspondiera. sino por lo indispensable para mantener mise~ rablemente su existencia. Esta injusticia deba resolverse mediante la asociacin armnica de los tres faclores, en un orden econmico nuevo que asegurara proporcionalmente el reparto equitativo de los frutos de la produccin.

    En los restantes temas abordados por los ar~ tculos, Proletario sigui aplicando la pers-pectiva fourierista para explicar cmo, por ejemplo, la poltica era ajena a los intereses de los trabajadores; a stos lo que realmente de~ bia preocuparles era la transformacin del sis-tema vigente por otro en el que el trabajo atractivo suprimiera el enajenante vnculo que ataba al trabajador a un solo oficio, a una sola actividad de por vida. Pero como si estos indi tos planteamientos en la prensa espaola de 1835 no fueran de por s un revulsivo que los hiciera indigeribles al apenas estrenado libera-lismo, Abreu llev su osada al extremo de analizar la quema de la fbrica Bonaplata en el artculo publicado el 27 de enero de 1836. si-

    tuando este acontecimiento en un contexto econmico en el que ~da distribucin no es equitativa, llevndose la mayor parte el capi-tal. el cual, para aumentar todava ms su cuota en detrimento de la de los trabajadores. introduca maquinaria; as teel proletario (que) sufre por su aumento de escasez, mira con dis-gusto la causa de su mal. y la rompe y desbara-ta cuando otra fuerza superior a la suya no se lo impide. Esta es la causa verdadera del incen~ dio citado; y si bien se deja ver que los medios empleados para impedir su reproduccin no son los que requiere la razn ... . Ello colm con creces la no muy generosa paciencia de los empresarios catalanes que clamaron indignados contra estos escritos; el director de El Vapor>. se vio obligado a revelar la procedencia de los artculos yana publicar ninguno ms. Poste-riormente entre 1835 y 1837, en tcEI Vapor y en El Propagador de la Libertad,. aparecieron irregularmente colaboraciones de signo saint-simoniano, obviamente menos transgre-soras que las de Proletario.

    A pesar de estos reveses Abreu no desmay en su empresa y aunque se han perdido bastan-tes artfculos que posteriormente sigui publi~ cando. se conocen otros como los titulados Sobre Fourier y su escuela (21-XII-38) , So-cialistas modernos. Fourier (12-11-39) y la se-rie de tres artcu los Fourier (entre marzo y abril de 1842). todos ellos en las pginas de El

    El PTim.r Congl'ft.O Obr ... o cM a.rceIon . HQun Iltogrefia cM .t.... IlultrKiOn EslN'ol. y AmariQn ....

    8

  • Correo Nacional, dirigido por Andrs Borre-go; tambin son conocidos los de ot ra serie so-bre Fourier publicados en el peridico progre-sista de Cdiz El NacionalJoJ, y dos ms publi-cados en La Organizacin del Trabajo, pe-ridico fundado por Garrido en 1848, en Ma-drid .

    Debemos resear que Abreu, como poste-riormente. el ncleo socialista madrileo, a pesar de mantener una fidelidad a la ortodoxia fourierista, apenas abord las cuestiones fanta-siosas o imaginativas que tanto preocuparon a su maestro , como la teoria de las series o la cosmogona, ni resalt la aguda y corrosiva cr-tica de Fourier sobre la moral social , la institu-cin matrimomonial o los usos amorosos esta-blecidos y sancionados. Esto ser una constan-te de la mayora de los utopistas espaoles, que menguar la originalidad y vivacidad de su no muy prolifica obra escrita; pero. a modo de compensacin y en no poca medida a causa de la cerrilidad de las clases dominantes, irn ms lejol:> que el propio Fourier en la denuncia de la miserable situacin a la que estaban sometidos los trabajadores; adems, tampoco mostrarn el rechazo, rotundo y lcido, con la revolucin francesa de Fourier (4).

    La labor divulgativa de Fourier. emprendida por Abreu comenz a interesar a gentes preo-cupadas por las brutales consecuencias de una industrializacin que slo beneficiaba a los grandes propietarios. mientras suma en el pa-ro y las jornadas extenuantes de trabajo a los asalariados, bien fueran hombres, mujeres o nios, adems de desgarrar una cultura y un sistema de valores que, aunque caduco. haba servido para cohesionar a la sociedad espaola durante siglos. De esta forma, ya en 1837. fun-cionaba un colectivo fourierista en Cdiz, que mediante conferencias y tertulias divulgaban el ideal falansteriano. Algunos de sus miembros ms destacados eran Faustino Alonso. Pedro Luis Huarte , Manuel Sagrario de Veloy y Fer-nando Garrido , siendo este ltimo uno de los ms tardos en incorporarse al grupo. pero el

    Q} /.u blbllOB,ufla sob" ~I loci!Jlunl4 Ulpic"o upuol no ~I m!J)' obun

  • COnf .... nel obt' ..... de Sen I.ldro. n .. en .. en.u del1relwlj.dor hebf ... rvldo con enteriorld.d. 1868 e' proc .o de 10",e de coneienci. de le ele .. obr.r . ) Lltogr.f. d epoe..

    conocen otros posteriores, aunque no por ello cesase la divulgacin del ideal falansteriano a la espera de crear las condiciones propicias pa-ra su materializacin.

    En esta faceta destacaron los discpulos de Abreu, Huarte y Garrido, siendo este ltimo el que se traslad a Madrid, en 1845. para difun-dir desde la capital del reino las ideas del grupo gaditano; para ello fund dos peridicos, con la ayuda del joven Sixto Cmara y otros jve-nes sensibles a la miseria del pueblo trabaja-dor. Sus ttulos fueron La Atraccin (1847) y La Organizacin del Trabajo , clausurado gu-bernativamente al poco de su aparicin , como suceder con los restantes que fundaran hasta 1854 el tndem Cmara-Garrido. Es percepti-ble desde los primeros ejemplares, y an ms en los peridicos posteriores de este prolfico grupo madrileo, un matiz distinto del de la or-todoxia fourierista, cada vez ms impregnado de enfoques polticos. Los socialistas madrile-os estarn tiempo despus en la fundacin del

    . partido demcrata; Cmara y Garrido acaba-ron por abandonar su apoliticismo, persuadi-dos de que no podan introducirse reformas so-ciales sin antes democratizar el rgimen polti-CO Y esto pasaba por la proclamacin de la Re-pblica.

    Mas para estas fechas ya haba recorrido un

    10

    extenso y creativo trecho Ramn de la Sagra. quien jams consigui organizar una escuela de seguidores a pesar de ser el que lograse la ni-ca sntesis doctrinal autnoma en el marco del pensamiento social de la Espaa de la primera mitad del ochocientos (6) o de que su anli-sis del capitalismo reciente y sus alegatos con-tra la explotacin , sobre todo, por lo que se refiere a sus formas ms descarnadas , es segu-ramente el ms lcido que se realiz en la Es-paa del siglo XIX (7).

    Este inslito personaje, que continuamente formular convincentes llamamientos a las ins-tancias del poder isabelino sobre la necesidad de introducir mejoras o reformas que amorti-guasen los motivos de conflictividad social, y que por supuesto, no fue escuchado , ser ade-ms el terico social espaol ms viajero y cos-mopolita, guiado por su afn de observar y es-tudiar directamente lo que suceda ms all de los Pirineos. Y lo hizo demostrando una amplia preparacin cientfica interdisciplinar, abor-dando una exhaustiva gama de temticas, des-de las estrictamente cientfico-naturales a las histricas, educativas, socioeconmicas, e in~

    (6) Ibid .. p6g. 65. ( 7) Maluqu .. r. op. CII .. pg 216. Es

  • cluso. parece ser que, contra lo generalmente aceptado, fue tambin el primero en dar a co-nocer en Espaa las ideas filosficas de Krau-se, tras aos antes de que Sanz del Ro fuera pensionado para estudiarlas en Alemania. Des-de luego este bagaje de erudiccin no pas de-sapercibido ... en Europa -ya que no en su pafs-, donde algunos de sus estudios fueron traducidos a varios idiomas; siguiendo con las singularidades de La Sagra , tampoco podemos olvidar su faceta de empresario innovador que incorpor avanzadas tcnicas de explotacin en la industria azucarera (8).

    Sin embargo, al final de su vida a partir de 1856, arruinado y decepcionado con la esterili-dad de su magna tarea, pues nadie prestaba atencin a sus elaborados estudios, frustrado y amargado, en definitiva, acab sumindose en un artificioso misticismo catlico y en un idea-rio poltico-social integrista. dando un giro co-pemicano a su anterior trayectoria intelectual. Mas, para esa fecha, de su pluma ya haba sur-gido una amplia obra entre la que destacan sus .eLecciones de economa social,. (1840), la mo-numental Historia fsica , poltica y natural de la isla de Cuba (13 volmenes, 1842-1861) , la Revista de los intereses materiales y morales (1844) y sus clebres Aforismos sociales (1849).

    Junto a Fourier fue Cabet el nico pensador utpico europeo que logr una cierta audiencia en Espaa. Si el fourierismo haba arraigado en la comarca de Cdiz. donde resida una prspera burguesa comercial de honda raigam-bre liberal, el ideario cabetiano fecund en Ca-talua, nica regin donde exista un importan-te contingente proletario.

    Como es sabido la utopia icariana simulta-neaba un igualitarismo radical con un no me-nos radical pacifismo; de tal menera que si es-capando a sus intenciones, serva para perpe-tuar el orden clasista vigente al proponer la re-solucin de los antagonismos sociales en un marco lejano, la Icaria, cuyo influjo estaba lla-mado a generalizar esta experiencia y cambiar la faz de un mundo marcado por la explota-cin, a la vez introducia entre los trabajadores la ms vehemente de las utopas igualitarias: el comunismo. De esta ambivalencia no escap ni el propio Cabet que fue expulsado por sus dis-cipulos de la colonia de Icaria en Texas, en 1856. en medio de un lastimoso fracaso de la experiencia que haba movilizado a entusiastas de numerosos pases. Este imprevisible desen-lace queda reflejado en el destino de los dos catalanes que participaron en la Icaria : Rovira se suicid y Montalvo no ces de conspirar contra Cabet.

    Los primeros indicios del ideario cabetiano en Espaa los detectamos en 1839, en Barcelo-

    (8) /buI ~_ ](}4 y .u

    na, ao en el que se public la traduccin de su obra sobre la revolucin de 1830 en Francia, aunque este escrito no fuese en realidad repre-sentativo de su credo comunista, cosa que si sucedi dos aos despus cuando, tambin en Barcelona, se anunci la venta de sus Doce cartas de un comunista ... ,.. Estas traducciones de Cabet y de otros socialistas europeos esta-ban animadas y amparadas por sectores del re-publicanismo cataln, pero no porque hubiera asumido tales ideas, sino como recurso para atraer a sus filas al incipiente asociacionismo obrero. Incluso. el propio Cabet manifest abiertamente la escasa simpata que senta ha-cia los republicanos catalanes en un artculo que escribi analizando los acontecimientos re-volucionarios de 1842 en Barcelona. Desde su ptica pacifista y apoltica, recusaba el insu-rreccionalismo republicano, llegando a insinuar que ste poda estar haciendo el juego a oscu-ros intereses (9).

    El fracaso de dicha asonada oblig a muchos republicanos catalanes a tomar el camino del exilio y al llegar a Francia se acogieron a la solidaridad de los grupos comunistas cabetia-nos, lo que impregn a alguno de ellos de sus ideas, hasta el punto de que Terradas y otros espaoles fueron detenidos en unin de otros franceses bajo la acusacin de pertenecer a la

    (9) .E.rt6 doro " El R"publlNltlo ~ pndlCoN oblrrr01rU'Nr lo uu-u-"d6n y l poIiel lo loIuGlHl. ,Ero Utl IflSlrumLNO UI~oIWIl(J1'io o lIOfunumo dr l poIicl.. M los inglun, dr los corllSlGS, de los crlSlIlIIIOS o dr mlu_ po~nclO'., Cob.t.1 Cilodo por Elono .El $oclmismQ_ ", pdg./{)()

    PMn. Jo..ph Pntudhon 11(IOt-ll65l_

    "

  • asociacin secreta de Los Comunistas. Tal y como puso de relieve Iris Zavala (10), de las declaraciones vertidas en el proceso de Toulou-se, se desprende que efectivamente se trataba de un grupo de cabetianos, aunque en el caso de Terradas, buen conocedor de la obra de Ca-bet, no coincidiera con su ideario.

    Los animadores del inicial grupo cabetiano eran, en su mayora , antiguos republicanos procedentes de profesiones liberales: abogados como Monturiol , el inventor del ictenia, y miembro ms destacado del grupo, Pedro Mantaldo; mdicos o estudiantes de medicina, como Rovira , Suer y Capdevilla; militares ilustrados , como Francisco Jos Orellana ... aunque tambin los hubo procedentes de am-bientes artesanales y obreros, como Clav, el fundador de los coros.

    Los cabetianos catalanes forjaron dos sopor-tes para difundir su ideario: en primer lugar, la traduccin y edicin de las obras de su inspira-dor , y, en segundo lugar , la fundacin de una publicacin peridica que llev por ttulo La Fraternidad, la cual fue suspendida gubernati-vamente un ao despus de su primer ejem-

    (10) Vid. ZDI>ala, / : op.

  • N.rcito Monturiol (1819-18851.

    Monturiol se ofreciera al infatigable conspira~ dor Terradas para colaborar en la insqrreccin que preparaba.

    Finalmente, no podemos olvidar que estos acontecimientos eran coetneos con los prime~ ros descalabros sufridos por la expenencia ica~ nana en Texas, que enfriaron las ilusiones de los cabetianos que permanecan expectantes en Europa, y ello, posiblemente, explique el tono moderado y escptico con que Montunol rea-nud la difusin del ideario cabetiano fundan~ do en octubre de 1849 un nuevo peridico. (~EI Padre de Familia, que aguant hasta marzo~ abril del ao siguiente en que fue denunciado. procesado y condenado.

    La suspensin de esta cautelosa publicacin. pletrica de artculos moralistas y la cerrazn todava mayor del rgimen moderado como reaccin defensiva a las tormentas revoluciona~ rias de 1848, acabaron por inclinar a la mayora de los cabetianos catalanes en una direccin distinta a la de su apoliticismo y pacifismo ori~ ginarios: en direccin al recin constituido par-tido demcrata cuyo objetivo primordial era la lucha poltica e insurreccional para derribar el rtimen isabelino. Lo mismo haba sucedido con los socialistas madrileos . J. M. F. U.

    Atpecto 1M l. tN,rrie.d. d. S.nt. momentot .nt .. dI_ .tlCld. por i .. tropat dur.nt.los tuCft.Ol de 8.rC*lon. de 1835. (Lltogr.fi. de l. poc: 1

    , 13