Los Papalagi

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  • RUGERO BARRIOS

    20 de septiembre de 2014

    Autor: TOSHIBA 2014

    PAPALAGI SCHEURMANN, Erich (1920)

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    Los Papalagi

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    Acerca de Los Papalagi - Antropologia Inversa

    A principios del siglo XX, en el ao 1914, el artista alemn Erich Scheurmann viaja a la Isla de Samoa, por

    entonces colonia alemana, huyendo de la I Guerra Mundial. All conoce al jefe samoano Tuiavii de Tiavea,

    literalmente Jefe de Tiavea, con el que traba amistad.

    Por aquella poca la fiebre antropolgica recorre Europa. Gracias a las colonias y a recientes hallazgos

    arqueolgicos, Occidente descubre nuevas y diferentes civilizaciones y la curiosidad por estas culturas prende

    mecha y se inician numerosos estudios antropolgicos de todo tipo. Por supuesto estos estudios tendrn siempre

    una visin occidental del tema, ser la cultura Europea o Americana el punto de partida, el centro de la

    perspectiva desde la cual se juzgan las dems civilizaciones. Por eso cuando Erich descubre, o le son

    descubiertos, unos papeles en los que Tuiavii estudia nuestra civilizacin para poner conocimiento a su pueblo de

    cmo los Papalagi u hombres blancos viven y se comportan, decide publicarlos en contra de la voluntad del

    samoano y as nace el libro, Los Papalagi. Discursos de Tuiavii de Tiavea, un estudio antropolgico

    a la inversa, esto es, nosotros somos los estudiados y no los que estudian.

    Un libro sorprendente, un mirarse a uno mismo a travs de los ojos de otro, donde ves tus defectos y tus

    virtudes, y te sorprende ver cosas que t das por hechas y que sin embargo para otro no lo son. Vale la pena

    leerlo y disfrutarlo, darse cuenta de lo equivocados que estamos en muchos aspectos de nuestras vidas. Y a pesar

    de haber sido escrito en una poca ya lejana a la nuestra, en la dcada de los aos 20 del siglo pasado, la

    atemporalidad de nuestros actos es abrumadora, seguimos siendo los mismos y actuamos igual que nuestros

    abuelos.

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    Critica Papalagi1

    Los Papalagi (Los hombres blancos, en supuesto idioma de Samoa), subtitulado Discursos de Tuiavii de Tiavea,

    jefe samoano, reunidos y prologados por Erich Scheurmann. Y el libro es raro por su contenido, famoso (lo fue

    sobre todo en los setenta) y precioso por su finsimo contenido satrico y por las ilustraciones que habitualmente

    modernamente, quiero decir lo acompaan, realizadas por Joost Swarte, un monstruo holands del dibujo,

    militante de la llamada lnea clara en la historieta universal.

    El dato es que la primera edicin integral y ordenada de Los Papalagi tal como la conocemos cumple,

    este ao, ochenta. Tras publicarse fragmentada en inhallables peridicos alemanes hacia 1920, apareci completa

    en Holanda en 1929. La subsiguiente traduccin al ingls en los treinta fue el comienzo de una notable

    popularidad que ha hecho de Los Papalagi un anmalo best-seller universal entre la progresa antisistema ms

    ideolgicamente radicalizada, desde los hippies sesentistas a los movimientos ecologistas y antiglobalizacin de hoy

    da. Y tiene con qu justificarlo.

    De qu se trata? Sintticamente, a travs de once cartas o discursos explicativos dirigidos a su pueblo,

    el jefe Tuiavii, que ha viajado desde el Pacfico Sur y conocido a los hombres blancos en su hbitat, explica y

    censura las aberraciones de su cultura y las confronta con la pureza de los suyos. As, Los Papalagi desde la

    perspectiva ingenua y no civilizada de un aparente salvaje niega ingeniosa, impiadosa y sistemticamente la

    civilizacin europea, occidental y cristiana (sus costumbres, sus valores y creencias) por absurdas y perversas, en

    nombre de un retorno a lo natural que conoce y pretende resguardar ante la agresin (colonial) que padece por

    entonces desde hace un siglo.

    Eso no sera nada o no sera suficiente la crtica y la reivindicacin, digo para convertir al texto en

    una pequea obra maestra; que lo es. Lo notable es la agudeza, la sutil amalgama de observacin e irona que

    recorre el texto, el despliegue de inteligencia que no deja habitual despropsito sin comentar, aberracin cotidiana

    sin describir. Quin es el responsable de tales maravillas?

    Las sucesivas ediciones, desde hace dcadas, llevan una nota de los editores que habla de un estudio

    crtico orientado antropolgicamente y el prlogo, las salvedades y aclaraciones de Erich Scheurmann, que se

    presenta como receptor directo y re-hacedor si cabe de los borradores pergeados por el jefe samoano, que

    nunca habran sido concebidos para difundirse en Occidente sino como meros discursos o cartas ilustrativas y

    aleccionadoras para su propia gente.

    Por lo que (poco) sabemos, Erich Schuermann (Hamburgo 1878; Arnsfeld 1957) fue un escritor, pintor y

    entre otras cosas titiritero alemn, amigo de Hermann Hesse en su juventud, que en 1914 viaj a Samoa por

    entonces posesin alemana con el encargo de escribir una historia sobre los Mares del Sur. La Gran Guerra lo

    sorprendi all y dej la Polinesia al ao siguiente rumbo a Estados Unidos. Internado all como enemigo

    extranjero, a partir de un cuaderno de apuntes dio forma a lo que sera Los Papalagi antes de regresar a Europa,

    donde public las cartas del jefe Tuiavii en alemn con gran repercusin. Y as, desde entonces. Dio a conocer

    varias obras ms -algunas referidas a los Mares del Sur, pero ninguna tuvo la resonancia de Los Papalagi.

    Queda, por supuesto, sin cuestionar la excelencia, una cuestin clave: la autenticidad del texto. Ms all

    de que las ediciones castellanas de los ltimos veinte aos no hacen ninguna referencia crtica ni reflexionan al

    respecto, todo indicara que Los Papalagi es lo que en ingls se denomina un amusing hoax, un agradable engao,

    una joda, una tomadura de pelo, una superchera ingeniosa, una de esas invenciones, fraudes inteligentes bastante

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    habituales en la historia de la literatura, como el Ossian de MacPherson. Es que no hay evidencia alguna de que

    tal jefe samoano haya existido con ese nombre, que las fotos que acompaan el texto correspondan a personajes

    de ese nombre y mucho menos de que de haber existido el jefe haya viajado a Occidente para amargarse de

    visitante con los blancos que ya padeca en casa.

    Por otra parte hay, s, numerosos antecedentes de obras literarias que han utilizado el mecanismo de

    ubicar a un observador externo un viajero extico, habitualmente para denunciar en forma indirecta los males

    de una sociedad. Ya est en las famosas Cartas persas de Montesquieu, de la primera mitad del siglo XVIII,

    replicadas en Espaa por las Cartas marruecas de Jos Cadalso y del mismo modo en otras muchas tradiciones. El

    viajero a simblicos mundos distantes slo para encontrar en el espejo deformado de sociedades imaginarias el

    modo de criticar y satirizar las costumbres y enfermedades del de sus lectores. El ejemplo mayor es sin duda

    Jonathan Swift y sus Gulliver Travels, de largusima cra. Nadie como sus sabios y equilibrados caballos, los

    impronunciables houyhnhnms, ha sido tan mordaz y revelador a la hora de mostrar absurdos, miserias y

    vergenzas humanas.

    En el caso de Scheurmann, el antecedente ms inmediato parece haber sido segn algunos crticos que

    no lo quieren Hans Paarsche, un pacifista tolstoiano que public en los primeros aos del siglo XX una exitosa

    stira titulada La expedicin del africano Lukanga Mukara al interior de Alemania, que nunca aspir a ser

    considerada sino lo que era: una invencin absoluta. E incluso, buscando un equivalente, se compara el xito y la

    repercusin de Los Papalagi entre las huestes antisistema y ecologistas con otro texto memorable, ejemplar... y

    tambin sospechado de fraude: la bellsima carta del jefe indio Seattle al presidente de los Estados Unidos que

    confronta dos modos de vida y de relacin con la Naturaleza.

    La cuestin es que, documento o inteligente fraude, a ochenta aos de su publicacin, Los Papalagi

    sigue hablando cada vez ms y mejor sobre el sinsentido de la aventura cultural del hombre occidental bajo el

    capitalismo. Las cartas de Tuiavii de Tiavea son incomparables, y algunas de ellas El metal redondo y el papel

    tosco (sobre el dinero), y Los Papalagi no tienen tiempo lindan con la iluminacin espiritual. Son lectura

    saludabilsima.

    Y adems, de yapa, estn los dibujos de Swarte. Sin desperdicio.

    1Realizado por Juan Sasturain - http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-130493-2009-08-24.html 2/2

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    Falsificacin Papalagi2

    Es un libro de antropologa al revs, es el salvaje el que describe al civilizado. La obra ha sido editada en Espaa

    por Integral en un librito con magnficas ilustraciones de Joost Swarte, uno de los padres de la lnea clara.

    Tuavii de Tiavea habla como un sabio y nos pone a caldo: Cuenta que los blancos tenemos formas

    absurdas y antihiginicas de vestirnos, que nuestras casas son tristes agujeros, que los relojes nos gobiernan, que

    slo nos preocupa el dinero y poseer cosas los hombres blancos estamos, adems, posedos por la enfermedad

    del pensamiento profundo. A Tuavii le asombraba que existieran los oficios y que las personas tuvieran que estar

    toda su vida haciendo una nica cosa. Incluso haba gente cuyo oficio era pensar, lo que al buen polinesio le

    pareca el colmo del absurdo.

    El jefe samoano es, exactamente como el europeo espera que sea el Buen Salvaje. Es un cristiano

    primitivo, intrnsecamente bueno, generoso y sencillo, pero con una enorme intuicin para no dejarse deslumbrar

    por los adelantos y la opulencia del hombre blanco.

    Francamente, el salvaje resulta demasiado moralista para ser creble. Pero no es el nico detalle

    sospechoso. Entre las numerosas incongruencias del libro nos encontramos con Tuavii explicando en su lenguaje

    primitivista cmo visten los hombres blancos y empleando para ello el trmino taparrabos y describiendo los

    zapatos como canoas. Lo cierto es que desde 1830 los misioneros y comerciantes ya se haban establecido en

    Samoa, as que resulta ridculo que ochenta aos despus un jefe samoano tenga que explicarles a sus paisanos

    qu son los pantalones o los zapatos. Los samoanos no necesitaban esas explicaciones, algunos de ellos ya usaban

    esas prendas a principios del siglo XX. Scheurmann consider necesario hacer a los samoanos ms primitivos de

    lo que eran para satisfacer el gusto del lector medio occidental.

    Tambin llama la atencin que un documento de primera mano sobre el pensamiento aborigen, en el

    que se explican sus opiniones sobre la sociedad, la economa, el sexo, el arte y las creencias, no sea referencia

    obligada para los antroplogos que estudian el tema. Sin embargo, ni los manuales de antropologa, ni los libros de

    historia o de arte de Polinesia que ha consultado citan una fuente tan jugosa. (Campbell 1989, Scarr 1990, Oliver

    1989, Munro-Lal 2006, este ltimo es una revisin sobre fuentes histricas con un captulo dedicado

    especficamente a Samoa)

    La razn es que para cualquier conocedor de polinesia, sus gentes y sus lenguas, el libro es una

    falsificacin evidente.

    Para resumir, Tuavii, tan moralista y tan primitivo a la vez, es una invencin de Scheurmann, que

    apenas pas un par de meses en Samoa, de manera que es muy difcil creer que conociera la lengua de los

    isleos hasta el punto de poder actuar de taqugrafo. Parece que encima la obra es un plagio de Lukanga Mukara,

    obra publicada por entregas en 1912 y que era una recopilacin de los discursos de un jefe africano que describa

    en tono jocoso las costumbres de los blancos. La obra estaba firmada por Hans Paasche, explorador y pacifista

    alemn, que en ningn momento pretendi hacer pasar los discursos por autnticos.

    Y qu decir del autor, Scheurmann perteneci durante un tiempo al movimiento wandervgel, profesaba

    un cristianismo impertinente (su salvaje es cristiano, por supuesto) y predicaba un Edenismo primitivista de

    origen romntico en el cual el hombre que vive en contacto con la naturaleza es el depositario de las ms puras

    esencias. Ha sido la industrializacin, el desarraigo y el contacto con otros pueblos, ya desarraigados lo que ha

    trado el mal y ha socavado los cimientos de una sociedad noble. En todos los nacionalismos puede rastrearse este

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    lugar comn, por eso no es sorprendente que Scheurmann acabara militando en el partido nazi, que haba

    incorporado a su discurso estos elementos pastoralistas para atraer a los urbanitas ingenuos. As naci el Blut und

    boden, un movimiento de retorno al campo que prosper durante el nazismo. El mundo rural era el lugar donde

    podan encontrarse mejor conservadas las virtudes de la raza aria, sin contaminar con el aluvin humano de las

    ciudades, que era, precisamente, el hbitat donde medraba el judo.

    Tendra que haber sospechado desde el principio. Si algo lo publica la editorial Integral, las

    posibilidades de que se haya comprobado su veracidad son escasas. Hoy en da est claro que se trata de un

    bulo, pero en internet son mayora las pginas que lo presentan como un documento autntico y se propone como

    lectura complementaria para la escuela. En esta pgina sobre contenidos interculturales patrocinada por el

    Ministerio podemos consultar el libro entero sin leer ni un prrafo acerca de su falsedad. Como he explicado en

    un post anterior, luchar contra este tipo de fraudes es agotador.

    Siempre, sale el defensor bien intencionado: el libro es una invencin, pero ayuda a los nios a

    comprender otras culturas. Parece que si las otras culturas son inventadas es an ms didctico.

    Tambin, hay quien dice que el indgena ha sido vilmente usurpado y que, en desagravio, son

    admisibles estas invenciones que lo retratan como un ser tan sabio y bondadoso que su mirada nos avergenza, y

    tenemos tanto de que avergonzarnos.

    Las mentiras, aunque sean bien intencionadas acaban pasando factura. Y si no, observemos la

    educacin religioso-patritica. Donde estaba llena de esas mentiras bien intencionadas, mentiras piadosas, mentiras

    para mantener el orden social. Ahora estamos propagando la mentira multicultural, por ignorancia, mayormente;

    pero es triste que para respetar a otras culturas tengamos que inventarnos indgenas de ficcin. Fabricamos un

    buen salvaje artificial para ensear a respetarlo. Tan impresentable es el salvaje de verdad?

    2Tomado (de: http://nomehagasmuchocaso.wordpress.com/2011/01/08/los-papalagi/ 2/5.) El da 20/09/2014.

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    Los Papalagi

    Entregar a cada persona y leer entre todos en voz alta El siguiente texto.

    Al entregrselo, se les explica que es la descripcin de una cultura real y se les pide que si alguien

    conoce, ya esta cultura no d ningn dato sobre ella a los dems.

    El cuerpo de los Papalagi va enteramente cubierto de taparrabos, esteras y pellejos de animales, tan

    hermticamente ajustados que ni siquiera los rayos del sol son capaces de penetrarlos, tan apretados que su

    cuerpo se vuelve de un blanco descolorido y parece cansado como una flor que crece en el bosque bajo pesados

    rboles.

    Alrededor de los pies, se atan una piel tan moldeable como recia. Normalmente la piel suave es elstica

    y se moldea bien a la forma del pie, pero la dura no lo hace en absoluto. Estn hechas de gruesos pellejos de

    animal que han sido puestos en remojo, desollados con navaja, golpeados y colgados al sol tanto tiempo que se

    han endurecido y curtido.

    Usando esto, los Papalagi construyen una especie de canoa con los lados altos, lo suficientemente grande

    para que el pie se ajuste. Una canoa para el pie izquierdo y una para el pie derecho. Estos pequeos pies-

    barcos estn sujetos alrededor de los tobillos con cuerdas y garfios para contener el pie dentro de una fuerte

    cpsula, tal como el caracol de su casa. Los Papalagi llevan estas pieles desde el amanecer al ocaso, los llevan

    incluso de viaje y cuando bailan. Los llevan incluso cuando hace tanto calor como antes de una tormenta de

    lluvia tropical.

    Esto va contra la naturaleza, cansa a los pies y parecen ya muertos y apestados.

    La mujer tambin lleva sus esteras y taparrabos ajustados a su cuerpo y sus tobillos, por eso su piel est

    llena de cicatrices y cardenales. Sus senos se han vuelto flcidos por la presin de una estera que atan a su

    pecho, desde la garganta a la parte baja del cuerpo y tambin alrededor de la espalda, con apuntalamiento

    suplementario de espinas de pescado, alambre de hierro y cuerdas.

    Sin embargo es comn que los taparrabos de las hembras sean ms finos que los de los machos, y con ms

    colorido y atractivo. Algunas veces se permite que la carne de los brazos y de la garganta asome, enseando de

    este modo ms carne que los machos. Pero no obstante se considera virtuoso que una chica se mantenga

    completamente cubierta.

    Es por eso por lo que nunca he entendido, por qu est permitido que mujeres y muchachas muestren la

    carne de sus espaldas y cuello en las grandes fiestas sin caer en desgracia. Pero quiz en esto reside la gran

    atencin de la fiesta, en que las cosas que estaban prohibidas todo el tiempo, se permitan ahora.

    Esta es una descripcin realizada por El jefe Tuiavii de Tiavea del Pacfico Sur sobre 1925. Los Papalagi

    que describe son los hombres blancos.

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    [...] Es signo de gran pobreza que alguien necesite muchas cosas, porque de ese modo demuestra que carece de

    las cosas del Gran Espritu. Los Papalagi son pobres porque persiguen las cosas como locos. Sin cosas no pueden

    vivir. Cuando han hecho del caparazn de una tortuga un objeto para arreglar su cabello, hacen un pellejo para

    esa herramienta, y para el pellejo hacen una caja, y para la caja, una caja ms grande. Todo lo envuelven en

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    pellejos y cajas. Hay cajas para taparrabos, para telas de arriba y para telas de abajo, para las telas de la

    colada, para las telas de la boca y otras clases de telas. Cajas para las pieles de las manos y las pieles de los

    pies, para el metal redondo y el papel tosco, para su comida y para su libro sagrado, para todo lo que podis

    imaginar. Cuando una cosa sera suficiente, hacen dos. Si entras en una cabaa europea para cocinar, ves tantos

    recipientes para la comida y herramientas que es imposible usarlos todos a la vez. Y por cada plato hay un tanoa

    distinto: uno para el agua y otro para el kaua europeo, uno para los cocos y otro para las uvas.

    Hay tantas cosas dentro de una choza europea, que si cada hombre de un pueblo samoano se llevase un

    brazado, la gente que vive en ella no sera capaz de llevarse el resto. En cada choza hay tantos objetos que los

    caballeros blancos emplean muchas personas slo para ponerlos en el sitio que les corresponde y para limpiarles la

    arena. Incluso las taopou de alta cuna emplean gran cantidad de su tiempo en contar, re-arreglar y limpiar todas

    sus cosas.

    Todos vosotros sabis, hermanos, que cuento la verdad que he visto con mis propios ojos, sin aadir a mi

    historia ninguna opinin. Por eso creedme cuando os cuento que hay gente en Europa que presionan un palo de

    fuego en sus frentes y se matan, porque prefieren no vivir a vivir sin cosas. Los Papalagi turban de todos los

    modos posibles sus mentes y enloquecen pensando que el hombre no puede vivir sin cosas, como no puede vivir

    sin comida.

    Tambin por eso, nunca he sido capaz de encontrar una choza en Europa donde pudiera descansar del

    modo apropiado en mi estera, sin nada que estorbara mis miembros cuando quera estirarme. Todas aquellas cosas

    lanzan destellos de luz o gritan chillonamente con las voces de sus colores, de tal modo que no poda cerrar mis

    ojos en paz. Nunca hall el verdadero reposo all ni fue mayor mi nostalgia por mi cabaa samoana; esa cabaa

    en la que no hay nada ms que una estera para dormir y un envuelve-cama, y donde nada te turba salvo la

    suave brisa del mar.

    Los que tienen pocas cosas se llaman a s mismos pobres o infelices. Ningn Papalagi canta o va por la

    vida con un destello en su mirada cuando su nica posesiones un recipiente de comida como hacemos nosotros. Si

    los hombres y mujeres del mundo de los blancos residieran en nuestras cabaas, se lamentaran y afligiran, e

    iran a buscar rpidamente madera de los bosques y caparazones de tortuga, vidrios, fuerte alambre y llamativas

    piedras y mucho, mucho ms. Y moveran sus manos de la maana hasta la noche, hasta que la choza samoana

    estuviese llena de objetos enormes y pequeos que se rompen fcilmente y son destructibles por el fuego y la

    lluvia, y que por esto deben sustituirse todo el tiempo.

    Cuantas ms cosas necesitas, mejor europeo eres. Por esto las manos de los Papalagi nunca estn quietas,

    siempre hacen cosas. sta es la razn por la que los rostros de la gente blanca parecen a menudo cansados y

    tristes y la causa de que pocos de ellos puedan hallar un momento para mirar las cosas del Gran Espritu o jugar

    en la plaza del pueblo, componer canciones felices o danzar en la luz de una fiesta y obtener placer de sus

    cuerpos saludables, como es posible para todos nosotros [...]. -Proyecto Medusa-

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    Od cun pesadas cargas lleva un solo Papalagi en su cuerpo, vosotros hermanos, los ms elegantes de muchas

    islas! Para empezar, el cuerpo desnudo se envuelve con una piel blanca y gruesa, hecha de las fibras de una

    planta, y llamada sobre piel. Se lanza arriba al aire, y luego se deja caer deslizndola hacia abajo por la cabeza,

    el pecho por encima de los brazos hasta las caderas. De abajo a arriba, desde las piernas y caderas hasta el

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    ombligo, se lleva otra de estas sobre pieles (camisetas). Estas dos pieles estn cubiertas por una tercera que es

    ms gruesa. Una piel tejida con los pelos lanosos de un animal de cuatro patas, especialmente criado para este

    propsito. Esto es el verdadero taparrabos. Usualmente se compone de tres partes: la primera cubre la parte

    superior del cuerpo; la segunda, la seccin media; y la tercera, las caderas y las piernas. Las tres partes estn

    unidas por conchas y cuerdas hechas con savia seca del rbol del caucho, por eso dan la impresin de ser una

    sola pieza. Normalmente este taparrabos tiene el tono la gris de la laguna durante el hmedo monzn. No puede

    ser nunca totalmente de colores, como mximo la parte media, y entonces slo la lleva la gente que tiene mala

    reputacin y a la que le gusta perseguir al otro sexo.

    Finalmente, alrededor de los pies se atan una piel tal moldeable como recia. Normalmente la piel suave es

    elstica y se moldea bien a la forma del pie, pero la dura no lo hace en absoluto. Estn hechas de gruesos

    pellejos de animal que han sido puestos en remojo, desollados con navaja, golpeados y colgados al sol tanto tiempo

    que se han endurecido y curtido. Usando esto, los Papalagi construyen una especie de canoa con los lados altos, lo

    suficientemente grande para que el pie se ajuste. Una canoa para el pie izquierdo y otra para el derecho. Estos

    pequeos pies barcos estn sujetos alrededor de los tobillos con cuerdas y garfios para contener el pie dentro de

    una fuerte cpsula, como el caracol en su casa. Los Papalagi llevan estas pieles desde el amanecer al ocaso, los

    llevan incluso de malaga4 y cuando bailan, los llevan incluso cuando hace tanto calor como antes de una tormenta

    de lluvia tropical.

    Esto va contra la naturaleza y tambin lo entiende as el hombre blanco; cansa sus pies hasta que parecen

    muertos y apestados, y como que han perdido la habilidad de agarrar cosas o de trepar a los rboles, los Papalagi

    tratan de esconder su vergenza embadurnando el pellejo animal, que originalmente pareca rojo, con una especie

    de grasa que lo hace brillar despus de extenderla frotando. Resplandecen con tanto brillo que a duras penas

    pueden los ojos soportar el destello y tienen que desviar la mirada.

    Vivi una vez all, en Europa, un Papalagi que se hizo famoso y al que mucha gente acuda porque les

    deca que no era bueno llevar estos pellejos ajustados y pesados alrededor de los pies; en cambio caminar

    descalzo bajo el cielo abierto, mientras el roco de la noche todava yace sobre los campos, hace que todas las

    enfermedades desaparezcan de ti. Ese hombre era muy sabio y de muy buena salud, pero la gente se ri de l y

    pronto fue olvidado.

    Al igual que el hombre, la mujer tambin lleva esteras y taparrabos ajustados a su cuerpo y tobillos; por

    eso su piel est llena de cicatrices y cardenales. Sus senos se han vuelto flccidos por la presin de una estera

    que atan alrededor del pecho, desde la garganta hasta la parte baja del cuerpo y tambin alrededor de la espalda,

    con un apuntalamiento suplementario de espinas de pescado, alambre de hierro y cuerdas. La mayora de las

    madres dan a sus hijos leche de un tubo de vidrio que se cierra por la parte de abajo y que tiene una tetilla

    artificial sujeta a la parte superior. Y no siempre dan su propia leche, sino la leche de un animal feo con cuernos

    que ha sido sacada tirando fuertemente de sus cuatro pezones del vientre. -Proyecto Medusa-

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    DEBATE:

    Primera parte:

    Pedirles que dibujen a los Papalagi como se los imaginen.

    Discutir cmo son los Papalagi y sobre todo si su cultura tiene o no costumbres absurdas.

    Se puede pedir que valoren de 0 a 5 lo que les gustara vivir en esa cultura.

    Segunda parte:

    Descubrir, quines son los Papalagi.

    Anlisis de sentimientos:

    Cmo os sents al descubrir que se trata de vuestra propia cultura?

    Alguien ha cambiado su relacin afectiva con la cultura valorndola menos cuando no saban que era la

    propia?

    Anlisis de los hechos:

    Alguien descubri que se trataba de su propia cultura?