Los Padres en La Psicoterapia de Los Niños

12
Pensamiento Psicológico ISSN: 1657-8961 [email protected] Pontificia Universidad Javeriana Colombia Gómez Arango, Ana Cristina Los padres en la psicoterapia de los niños Pensamiento Psicológico, vol. 2, núm. 6, enero-junio, 2006, pp. 103-113 Pontificia Universidad Javeriana Cali, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80100609 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Transcript of Los Padres en La Psicoterapia de Los Niños

  • Pensamiento PsicolgicoISSN: [email protected] Universidad JaverianaColombia

    Gmez Arango, Ana CristinaLos padres en la psicoterapia de los nios

    Pensamiento Psicolgico, vol. 2, nm. 6, enero-junio, 2006, pp. 103-113Pontificia Universidad Javeriana

    Cali, Colombia

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80100609

    Cmo citar el artculo

    Nmero completo

    Ms informacin del artculo

    Pgina de la revista en redalyc.org

    Sistema de Informacin CientficaRed de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Proyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • 103

    Direccin de Correspondencia:E-mail: [email protected]

    Pensamiento Psicolgico, Vol.2, N6, 2006, pp. 103-113

    Los padres en la psicoterapia de los nios

    Ana Cristina Gmez ArangoPontificia Universidad Javeriana Cali (Colombia)

    Recibido: 21/02/06 Aceptado: 31/05/06

    ResumenEl artculo versa sobre el lugar de los padres en la psicoterapia del nio. Presenta, demanera resumida, cinco posibilidades que tiene el terapeuta de abordar la relacin conlos padres del nio por el que solicitan la cita: excluirlos del tratamiento, mantenerlosinformados, permitirles participar en las sesiones con el hijo, tratarlos de manerasimultnea, aunque separadamente, y por ltimo, trabajar con los padres directamentesin incluir al nio. Concluye que la relacin con los padres es fundamental e imprescindibley propone que el cunto y el cmo se trabaja con los padres, no es una decisin dogmticay unilateral, sino el resultado de la evaluacin de las condiciones particulares del caso.El artculo ofrece una serie de recomendaciones teraputicas minuciosas sobre eltratamiento de los nios y el lugar de los padres en dicho trabajo.

    Palabras claves: Padres, psicoterapia y nios.

    AbstractThis article discusses the place of parents in the psychotherapy of their children. Itsummarizes the five possibilities the therapist has to approach the relationship with theparents of the child for whom the appointment is requested: exclude them from treatment,keep them informed, let them take part in the sessions with their child, treat themsimultaneously but separately, and finally work directly with the parents without thechild being present. It concludes that the relationship with the parents is fundamentaland indispensable, and proposes that the extent and manner in which the work with theparents is done is not a dogmatic and unilateral decision, but the result of an evaluationof the specific conditions of the case. The article offers a number of detailed therapeuticrecommendations on the treatment of children and the role of the parents in their work.

    Key words: Parents, psycotherapy and children.

  • 104

    IntroduccinEste artculo corresponde a una reflexin

    acerca del lugar que tienen los padres en la psi-coterapia de nios y, en particular, a la maneracmo el terapeuta debe o puede abordar esa re-lacin. Cualquier consideracin sobre este temadebe partir del reconocimiento, como lo ha he-cho la literatura sobre el desarrollo infantil, dela importancia que tiene la relacin entre padrese hijos para la estructuracin de la personalidaddel nio (Klein, 1994; Malher, 1990; Stern, 1985;Winnicott, 1945).

    La interaccin entre los padres y el hijo escontinua. Generalmente son los padres quienessostienen su existencia y gracias a eso se con-vierten en los principales maestros del nio, enlas figuras primordiales; son quienes lo orientany a quienes el menor utiliza para orientarse. Losobserva, se interesa por lo que hacen y por laforma como lo hacen; por lo que dicen y la ma-nera como lo dicen; y muy especialmente porlos sentimientos que le expresan, no slo los quele manifiestan de forma franca, sino tambinaquellos que son negados o incluso reprimidos.A partir de esta informacin el nio construyeideas acerca de quin es y cmo debe ser y atri-buye significados a las experiencias y situacio-nes que vive. Las relaciones que se establecencon los padres son de un inmenso valor. Pode-mos llamarlas relaciones primordiales porque atravs de ellas el nio construye su identidad(Freud, 1921).

    A medida que el nio crece, se ampla elabanico de las relaciones sociales -la relacincon los padres deja de ser exclusiva, aun cuandocontina siendo fundamental-; entran en escenaotros personajes y construye vnculos afectivoscon otras personas. Estas nuevas relaciones, quecada vez tienen ms importancia en el procesode desarrollo, tambin contribuyen a la construc-cin de la identidad del sujeto; son relacionesfundamentales en cualquier momento de la vida.Se las denomina secundarias porque se estable-cen sobre la base de las relaciones primordiales,es decir, a travs de ellas se reeditan los mode-los de relacin establecidos con las figuras pri-mordiales (Dolto, 1975; Freud, 1993; Langer,

    1985) En conclusin, se puede afirmar que lasfiguras parentales siempre estn presentes ennuestras vidas, directa o indirectamente, en unsentido o en otro.

    La pregunta que surge, entonces, es por ellugar que se le debe dar a los padres en el trata-miento con nios. Es indudable que los padresejercen una presencia continua en el horizontedel trabajo teraputico, no slo porque constitu-yen la unidad originaria a partir de la cual el nioexiste como lo proponen Chbani y Prez-Sn-chez (1998), sino, tambin, porque la relacincon ellos es actual e imprescindible. Adems, lapregunta sobre qu hacer con los padres ha sidoobjeto de inters para los terapeutas de nios,debido a que es quizs uno de los aspectos mascomplicados de manejar en la psicoterapia.

    Sobre este tema se encuentran diversos plan-teamientos en la bibliografa y no existe un con-senso alrededor de cmo proceder. Las diferen-tes posiciones se podran diferenciar de acuerdocon la importancia que le otorgan los autores alos distintos factores que entran en juego en lasituacin problemtica y en las motivaciones queestn en la base de la consulta: las caractersti-cas individuales del nio, las condiciones delentorno y las particularidades de los vnculosafectivos entre el nio y los otros (Aberastury,1978; Anzieu, 2001; Dolto, 1975; Estrada-Inda,2001; Ferro, 1998; Freud, 1993; Ianni et al.,2001; Klein, 1987; Kuras de Mauer, 2001;Oberschneider, 2002; Sperling, 1993). Las ideasque se presentan aqu se basan, como es obvio,en referencias bibliogrficas pero de manera es-pecial, en la experiencia personal como terapeutade nios de la autora. Las posibilidades de rela-cin del terapeuta con los padres de los niosson varias y podemos resumirlas de la siguientemanera:

    Primera posibilidad: excluir a los padresdel tratamiento. Esta posicin enfatiza la reali-dad psquica interna del nio como el objeto le-gtimo y especfico de la intervencin. Se consi-dera que las modificaciones que se logran a estenivel tienen efecto sobre los otros factores y, deesta manera, se pueden conseguir transformacio-

    ANA CRISTINA GMEZ ARANGO

  • 105

    nes en el entorno y en la relacin del nio consus padres. No se considera necesario incluir alos padres, porque se parte del supuesto de quela relacin con ellos resulta ms un obstculoque una ayuda. Se piensa que la informacin quese puede obtener a travs de las entrevistas conlos padres se puede obviar porque se consideraque dicha informacin se logra obtener graciasa la manera como el nio nos cuenta su propiahistoria a travs del juego, las conversaciones ylas actitudes que asume durante las sesiones deterapia. Se estima, adems, que el punto de vistade los padres puede no ser muy exacto, en lamedida en que est sesgado por su propia inter-pretacin de los hechos y, por lo tanto, puedellegar a interferir impidindole al terapeuta po-nerse en contacto de manera directa con la ex-periencia emocional del pequeo. Finalmente,se subraya que el contacto con los padres hacemas difcil para el terapeuta el manejo de la do-ble transferencia a la que est expuesto por elhecho de tener que mantener contacto frecuentecon el nio y con los padres. Cuando se trata denios mayores o de relaciones entre padres e hi-jos donde hay espacio para la diferenciacin, esposible que los padres, an cuando presentes,tengan un lugar ms perifrico en el tratamien-to.

    Segunda posibilidad: mantener a los pa-dres informados. Es una manera de incluir alos padres, quienes pretenden aliviar sus dudasy ansiedades, ya que al recibir informacin so-bre lo que sucede en el proceso teraputico pue-den tener la sensacin de que mantienen el con-trol sobre la situacin y el desarrollo de la vidadel hijo. El terapeuta, en lo que podra llamarsesesiones de seguimiento, explica a groso modoa los padres lo que est sucediendo en el proce-so, sin que esto signifique que tenga que reve-larles datos particulares sobre la intimidad delnio y del tratamiento. Aunque este puede noser un mecanismo ideal para el trabajo terapu-tico porque no atiende el origen de la ansiedad,en algunos casos puede ser necesario informar alos padres sobre lo que est ocurriendo en la te-rapia. Cuando se trabaja con nios muy peque-

    os o gravemente perturbados, es casi inevita-ble el contacto con los padres puesto que la an-gustia que les genera a stos la situacin los hacemucho ms demandantes. Generalmente, la de-manda exagerada e insistente de informacin esun indicador de la necesidad que tienen los pa-dres de una psicoterapia para ellos mismos.Cuando esta situacin se presenta es funcin delpsicoterapeuta del nio mostrarles dicha necesi-dad y promover la bsqueda de la ayuda ade-cuada.

    Tercera posibilidad: permitir a los padresparticipar en las sesiones. Incluir a los padresen las sesiones con el nio puede ser una opcinpara abordar las dificultades de la relacin, quese considera estn jugando un papel fundamen-tal en la sintomatologa del nio. Cuando se tra-ta de nios muy pequeos, como por ejemplocuando se trabaja con bebs, esta alternativa esbastante necesaria. Con esta manera de proce-der se busca abrir un espacio para pensar en ladinmica de la relacin, con el nimo de favore-cer que padres e hijo puedan encontrar otros sen-tidos a su experiencia y busquen recursos y po-sibilidades para manejar lo que les sucede. Estoes posible gracias al papel del terapeuta comointerlocutor de la experiencia de los padres y delnio: sus intervenciones subrayan las situacio-nes problemticas, los mecanismos que se po-nen en juego y el papel que desempean las par-ticularidades del vnculo que se ha establecidoentre ellos. La doble transferencia, con los pa-dres y con el hijo, que aparece en esta situacin,tiene la virtud de que se presenta dentro del con-texto teraputico y no por fuera de l y, por con-siguiente, el terapeuta puede abordarla. Es im-portante tener en cuenta que en este tipo de se-siones el centro de la atencin del terapeuta noson los padres solos, ni tampoco el hijo, sino larelacin, la manera en que interactan, los rolesque desempean, lo que sucede entre ellos y laposicin en la que ubican al terapeuta.

    Cuarta posibilidad: tratarlos de modo si-multneo aunque separadamente. Cuando seconsidera que las caractersticas de los padres

    LOS PADRES EN LA PSICOTERAPIA DE NIOS

  • 106

    son determinantes en la manifestacin de la pro-blemtica del nio, hasta el punto de que se re-quiere una modificacin especial de su compor-tamiento frente al nio, se puede pensar en in-cluirlos proponiendo como estrategia de inter-vencin el trabajo teraputico para ambos, perocada uno con un encuadre de trabajo individual.Algunos terapeutas consideran adecuado hacer-se cargo tanto del proceso del nio como del delos padres. Yo creo que esto es particularmentecomplicado, sobre todo cuando el trabajo conlos padres no se concibe como un trabajo deorientacin cuyo objetivo es pensar en el hijo,sino ms bien como un proceso encaminado aelaborar sus conflictos internos, las situacionesemocionales que inciden no slo en la relacincon el hijo, sino en otros aspectos de su existen-cia. El terapeuta que trabaja simultneamente conel nio y con los padres en sesiones aparte bus-ca crear conexiones entre ambos a partir del co-nocimiento que obtiene de la experiencia de cadauno; sin embargo, el efecto negativo de la dobletransferencia hace que sea realmente muy dif-cil sostener simultneamente los dos procesosdurante un periodo largo.

    Quinta posibilidad: tratar a los padrespor los trastornos del hijo en lugar de traba-jar con el nio. Esta es una opcin para tener encuenta como propuesta de intervencin cuandose considera que en las dificultades del nio,juegan un papel ms importante las presionesexternas que la existencia de una situacin con-flictiva interna en el nio, como base del pro-blema. Tambin es importante cuando se tratade nios muy pequeos, cuando el nio se resis-te de manera tajante a asistir a la terapia, cuandoexiste una buena relacin entre los padres y elhijo o cuando la situacin psquica interna delos padres es la que sostiene el sntoma. En to-das estas situaciones se considera que es posi-ble, a travs de la psicoterapia con los padres,modificar dinmicas de la relacin y, de estamanera, acceder a cambios en el nio.

    En este artculo se intenta mostrar que laposicin del terapeuta frente a los padres no pue-de definirse de manera dogmtica y unilateral

    en un sentido o en otro sino que, por el contra-rio, lo fundamental es tener en cuenta las carac-tersticas de cada caso particular y obrar en con-secuencia. No obstante, el punto de partida es elreconocimiento de que en el trabajo con niosla relacin con los padres es fundamental e im-prescindible.

    El papel del terapeutaEl terapeuta al empezar a trabajar con el nio

    se inserta en medio de una relacin en la que esnecesario reconocer que existe una doble condi-cin de dependencia. Una dependencia real ymuchas veces absoluta, que es la que tiene elnio de sus padres y, la que se podra llamar,una dependencia relativa de los padres frente alhijo. Cuando se habla de nios, se habla de suje-tos en una condicin de dependencia fsica yemocional de las personas encargadas de su cui-dado y proteccin (Winnicott, 1945). Se sabe quela dependencia de los padres debe evolucionarhacia una mayor independencia y que este re-sultado puede ser precisamente un objetivo te-raputico. Sin embargo, tambin se conoce quecierto grado de dependencia es necesario e in-dispensable, por lo menos hasta que el hijo ad-quiera niveles de autonoma que le permitan ha-cerse cargo de s mismo emocional y fsicamen-te. En estas condiciones de dependencia mutuaentre padres e hijos el terapeuta entra a jugar supapel. Por estos motivos contar con la presenciade los padres es, al mismo tiempo, una ayuda yuna dificultad que el terapeuta debe aprender amanejar.

    La informacin que presentan los padres,su punto de vista sobre la situacin del nio y lavaloracin de los recursos que hay en ellos paraatender las necesidades del hijo son aspectos fun-damentales que el terapeuta debe tener en cuen-ta para emprender el tratamiento y para definirlas condiciones en las que se va a desarrollar. Esnecesario y la mayora de las veces imprescindi-ble el contacto con los padres. La manera comose incluyan los padres en el tratamiento (el cuntoy el cmo) debe definirse siempre de acuerdocon las caractersticas especficas de cada caso.

    ANA CRISTINA GMEZ ARANGO

  • 107

    Los terapeutas son personas extraas y has-ta cierto punto desconocidas, personajes que es-tn por fuera del crculo familiar, a los que acu-den los padres, para revelar historias de la vidantima de la familia que no son propiamente fe-lices. En un primer momento, las principalesfunciones del terapeuta son escuchar y conte-ner; est all para recibir lo que los padres tie-nen que decir, pero tambin y de manera muyespecial, para hacerse cargo de las emocionesque hay en ellos relacionadas con lo que estocurriendo, con la forma como lo estn vivien-do, que en muchas ocasiones resultan particu-larmente molestas porque los desbordan.

    Los encuentros con los padres son de mu-cha intensidad porque no se puede negar que elhecho de tener que solicitar ayuda es un indica-dor de que algo no est bien. A los consultoriosllegan los nios, los jvenes y los adultos quetienen problemas; por esta razn, ir a consultaral psiclogo o tener a su hijo en un proceso psi-coteraputico, puede ser vivido por los padrescomo un fracaso de su relacin con el nio y lesgenera con mucha frecuencia sensaciones de im-potencia, de inseguridad y de rabia y sentimien-tos de culpa. Algunos se ubican como responsa-bles del problema; generalmente se muestranconfundidos, desconcertados, asombrados, asus-tados, molestos o deprimidos. Esta carga emo-cional est presente, en mayor o menor medida,en los encuentros del terapeuta con los padres yes fuente de gran ansiedad.

    Las actitudes de los padres, lo que dicen, laforma cmo lo dicen, la demanda que hacen, ellugar en que ubican al terapeuta, las respuestasque piden: todo eso genera tambin emocionesen el terapeuta, que deben ser pensadas y no ac-tuadas ya que tambin hacen parte del materialdel que se dispone para aproximarse a la expe-riencia subjetiva de los consultantes.

    El terapeuta, adems de escuchar y conte-ner, debe preocuparse por aclarar el panoramaque presentan los padres, por entender que es loque realmente les preocupa del hijo. La preocu-pacin real de los padres con el nio muchasveces no corresponde al motivo de consulta ini-cial, sobre todo cuando se trata de padres que

    solicitan la consulta remitidos por el colegio, elmdico o por recomendacin de amigos, de suspropios padres, de sus hermanos o, en fin, deotras personas que son quienes en ltimas con-sideran que realmente hay una situacin que debeser atendida. Es necesario entender el sentidode la demanda que hacen los padres, lo que es-peran del proceso, las ideas que tienen sobre loque est sucediendo, las explicaciones que se handado, los recursos a los que han apelado paraintentar resolver o atender la situacin, los sen-timientos que sta evoca en ellos, es decir, lahistoria de lo que podemos llamar el sntoma.

    A travs de la investigacin, que es un as-pecto fundamental del proceso psicoteraputi-co, el terapeuta deja el lugar, hasta cierto puntopasivo, de receptor que escucha y contiene ytoma un lugar ms activo, explora, hace pregun-tas, indaga, averigua, seala, relaciona, es decir,se mete cada vez ms en la vida ntima y fami-liar (Rustin, 2003). Promueve que los padres ten-gan la posibilidad de pensar una vez ms en loque le sucede al hijo, a ellos mismos y a la fami-lia en general, y desde all tambin orienta. Amedida que avanza la conversacin se cons-truyen, fortalecen o modifican alianzas (Fiorini,S.F), no slo entre el terapeuta y los padres, sinotambin entre el terapeuta y el nio, pues a pe-sar de que ste se halle o no presente, es el pro-tagonista del encuentro.

    El encuentro psicoteraputico convoca a ungrupo de personas a detenerse a pensar alrede-dor de una situacin a la que podemos llamarsntoma; adems tiene la particularidad de quequienes lo solicitan casi siempre son los padresy generalmente lo hacen para hablar de un otroque es el nio, quien es el que necesita ayuda.En ese encuentro cada uno de los participantesaporta algo. Los que lo solicitan presentan lamirada que tienen respecto del problema; el te-rapeuta, por su parte, debe recibir esa informa-cin, elaborarla y proponer una lnea de accina partir de la cual se pueda establecer un encua-dre.

    El encuadre corresponde al acuerdo que sehace, por lo menos a nivel consciente, en el quecada una de las partes se compromete a favore-

    LOS PADRES EN LA PSICOTERAPIA DE NIOS

  • 108

    cer el desarrollo del proceso psicoteraputico(Fiorini, S.F.). El terapeuta, en la medida en quese hace cargo del problema que traen los padres,queda en una posicin intermedia; se mete, por-que es convocado, en medio de una relacin fun-damental para unos y otros y su presencia, ancuando es necesaria, se vuelve muchas vecesamenazante para los padres y los nios.

    El papel de los padresEn el trabajo con nios el comienzo, la con-

    tinuacin y la terminacin del tratamiento de-pende en muchos sentidos, ms que del yo delpaciente, es decir, de la decisin del nio, de ladecisin de los padres y por esta razn es indis-pensable contar con su apoyo. Para los padresslo es posible respaldar el tratamiento, si lasansiedades que les genera la figura del terapeutano se hacen insoportables, si son capaces de ha-cerse cargo de las emociones negativas que losinvaden y no las actan.

    Las caractersticas individuales de los pa-dres juegan un papel muy importante a este ni-vel pero el control de estas emociones no slodepende de ellos; depende tambin en gran me-dida de la actitud del terapeuta y de la capacidadque tenga de contenerlos. La relacin que cons-truyen el terapeuta y el nio puede producir en-vidia y celos en los padres. La labor del terapeu-ta es contribuir a contener esos sentimientos paraque no se hagan tan poderosas hasta el punto deque lleguen a atacar las bases del tratamiento.

    Se peguntarn por qu los padres atacan eltratamiento si eso es lo estn buscando. No sedebe olvidar que para los padres los hijos, enmayor o menor medida, representan la realiza-cin de deseos narcisistas, que son los que ha-cen posible que el hijo exista (Vives y Lartigue,1994). Es posible pensar que, muchas veces, esoshijos que se denominan no deseados, probable-mente son el producto de motivaciones de ca-rcter inconsciente que se escapan de la lgicade la razn. Prueba de ellos son las expresionesque se escuchan de los padres cuando hablan delos hijos, como por ejemplo: se meti con lo

    que ms quiero, me duele ms que si me lo hu-biera hecho a m mismo; el que se meta conmi hijo se mete conmigo. Comentarios comoestos ilustran la importancia que tiene para lospadres el hijo, importancia que casi siempre estpor encima de las dificultades que pueden exis-tir entre ellos.

    Otra pregunta que puede surgir es porquesurgen emociones, como la envida y los celos,en los padres. Pues bien, envidia por la existen-cia de un otro, en este caso el terapeuta, al quelos padres pueden sentir como alguien que lossupera en el trato con el nio, al que pueden vercomo el que posee algo que consideran valiosoy quieren para s; muchas veces los padres sesienten inferiores frente al terapeuta. Los celosson la consecuencia de sentirse desplazados oincluso excluidos de parte de la vida del nio.Esta situacin se hace ms compleja si se tienepresente que el proceso teraputico debe contri-buir al logro de una mayor autonoma por partedel nio. Como vern, la relacin con los padrespuede ser verdaderamente muy compleja.

    Para contener las emociones de los padres,que pueden llegar a convertirse en una amenazapara el proceso teraputico, es indispensable re-cibirlos en el contexto de una sesin teraputi-ca, abrir un espacio para pensar con ellos lo queestn viviendo: el malestar, la inconformidad, eltemor o lo que sea. Las emociones de los padresrespecto del tratamiento y de la relacin tera-peuta-nio tienen efecto en el nio y ese efectoentra a hacer parte del proceso en la medida enque incide en las emociones que el chico trae ala consulta.

    El terapeuta frente a los padres y frente alnio puede pasar de ser el bueno a ser elmalo, de ser un amigo a ser un enemigo, deser una ayuda a ser un problema, de ser amado aser odiado (Klein, 1994). Es necesario contra-rrestar las emociones negativas, la desconfian-za, la inseguridad, los temores que la presenciadel terapeuta suscita en los padres; de lo contra-rio no va a ser posible sostener el tratamientobien sea porque los padres dejen de traer al nioo porque el mismo nio se resiste de manera ta-jante a asistir.

    ANA CRISTINA GMEZ ARANGO

  • 109

    Esas emociones tambin estn presentes enel nio, varan a lo largo del tratamiento y andentro de cada sesin. Son una herramienta fun-damental para la comprensin de la vida emo-cional y por lo tanto deben ser objeto de inter-vencin ya que le permiten al terapeuta hacerseuna idea de las relaciones de objeto que estnactivas en cada momento del proceso (Torres daBea, 1991). Esas emociones estn relacionadascon la forma como vive el nio su terapeuta, conlos roles que lo pone a desempear y con la ma-nera cmo repite y reedita, a travs de la rela-cin con l, las experiencias emocionales a par-tir de las cuales ha ido construyendo su identi-dad; en otras palabras, se podra decir que gra-cias a estas emociones el terapeuta tiene accesoal mundo interno del paciente.

    Es importante tener en cuenta que esas emo-ciones tambin hacen parte de las resistenciasque se deben vencer para que sea posible avan-zar en la elaboracin de la situacin problemti-ca. El sentido que se le da a lo que est suce-diendo, juega un papel en la posibilidad que elnio tiene de trasformar, no las experiencias pa-sadas que evidentemente son inmodificables,sino la interpretacin y la vivencia que tiene deellas. Hallar nuevos sentidos es posible slo enla medida en que se fortalezcan los recursos conque cuenta el sujeto para encontrar un lugar enel mundo. Esos recursos son los que le permiti-rn afrontar las situaciones difciles y los con-flictos que inevitablemente tiene que vivir.

    Para vencer las resistencias, es necesario en-tender el sentido que tienen las emociones, lasactitudes y los comportamientos del nio. Estesentido hay que buscarlo analizando como se re-laciona lo que sucede durante la terapia con lahistoria que se conoce del nio. Esto implica queel terapeuta debe contener y sostener lo que ob-serva, lo que escucha y lo que siente, es decir, loque recibe hasta que le sea posible construir unainterpretacin que pueda ser comunicada y com-prendida por el chico.

    Como ya se ha dicho, el terapeuta est ex-puesto a una doble transferencia, con los padresy con el nio. La transferencia no es un concep-to exclusivo del vocabulario psicoanaltico, es

    un fenmeno propio de las relaciones humanasque implica siempre la idea de desplazamiento,transporte, sustitucin de un lugar a otro (Hins-helwood, 1991). Dentro del contexto teraputi-co la transferencia tiene que ver con la expre-sin de las fantasas inconscientes y se debe te-ner en cuenta que del manejo que haga el tera-peuta de las emociones que recibe de unos y deotros (de los padres y del nio) depende, por unaparte, la viabilidad del tratamiento y, por otra, laevolucin del mismo.

    El terapeuta, con el nimo de darles un lu-gar en el tratamiento, desde el momento del en-cuadre les plantea a los padres que tienen unpapel muy importante en el proceso, les presen-ta la idea de que todos (el terapeuta, los padres yel nio) conforman un equipo de trabajo en elque cada uno tiene una funcin qu desempearalrededor de un objetivo comn que es el bien-estar del nio.

    La relacin del terapeuta con los padresLos padres son los que informan acerca del

    contexto que rodea al nio y a partir de su infor-macin el terapeuta se hace algunas ideas sobrela organizacin de su personalidad. Una vez seinicia el trabajo, el nio pasa a ser el principalinformante y los padres cambian de lugar. Parailustrar este cambio de lugar y de acuerdo con laidea de equipo del trabajo se propone al lectorcomo metfora, pensar en un escenario deporti-vo. Esta imagen puede contribuir en un sentidoa entender el lugar que tienen los padres en eltratamiento del hijo, pero no se debe olvidar, tam-bin, que esa imagen puede impedir la compren-sin de las dinmicas complejas que estn pre-sentes en la relacin con los padres de los niosque estn en psicoterapia.

    Los equipos enfrentados en una contiendadeportiva representan las diferentes partes de lapersonalidad del nio, en particular, los aspec-tos de s mismo enfrentados; el contrincante re-presenta las dificultades cuya solucin es el ob-jetivo del trabajo teraputico. El terapeuta ocu-para el lugar del entrenador porque es la perso-na que est a cargo directamente del jugador, la

    LOS PADRES EN LA PSICOTERAPIA DE NIOS

  • 110

    que observa y piensa la dinmica de lo que su-cede durante el juego o partido, y la que buscala manera de que los jugadores encuentren lasestrategias necesarias para favorecer el triunfodel equipo que dirige y que est constituido porlos aspectos positivos de la personalidad del nio.El terapeuta es un entrenador muy particular,porque sus intervenciones no son directivas, supapel consiste en promover el desarrollo de re-cursos o estrategias en el nio. Se podra de-cir que los padres estn en el lugar de las barrasque acompaan los equipos a los partidos. Si bienno son las barras las que juegan los partidos, sejercen presin y en esa medida pueden llegar adesempear un papel fundamental en el resulta-do final. No podemos olvidar que lo que hagano puedan hacer los jugadores es lo que en lti-mas determina el resultado final.

    La relacin entre el terapeuta y los padreses compleja, necesaria y casi siempre inevita-ble. Los padres algunas veces tienen posicionesno slo diferentes, sino, incluso, opuestas tantofrente al tratamiento como al motivo de consul-ta. Aun cuando uno de ellos no est presente enel consultorio, al terapeuta le llegan noticias acer-ca de l y de cmo participa de la situacin.Cuando se trata de padres separados y enfrenta-dos, la situacin puede ser mucho peor; en esasoportunidades es conveniente reunirse con am-bos, si no es posible que vengan juntos, es nece-sario, al menos, intentar establecer contacto concada uno de manera individual.

    A travs de los encuentros con los padres elterapeuta se hace una idea de cmo ha sido ycmo es actualmente el ambiente emocional quepredomina en las relaciones familiares, tiene ac-ceso al panorama que presentan los padres de loque ha sido la relacin con el nio. Recurdeseque esas relaciones son, en mayor o menor me-dida, soporte de la construccin de la identidad(Freud, 1993). La presencia de los padres en elconsultorio, junto con la actitud que tienen fren-te al terapeuta y a lo que presentan como motivode consulta puede ser un reflejo de la intencinque tienen, a nivel consciente, de ayudar al nio.Es labor del terapeuta explorar y descubrir la co-herencia de su esfuerzo

    Los padres traen a la sesin sus preocupa-ciones o las de otros, presentan una versin delproblema. Esta versin puede aparecer como unahistoria, como una narracin o incluso como unapelcula. Cuando los padres presentan una na-rracin completa es importante escuchar atenta-mente la trama, atender las cualidades de lasemociones que acompaan el relato y tener encuenta que la manera como dan la informaciny las emociones que acompaan el relato mien-tras informan sobre lo que les preocupa y sobrela historia de vida de su hijo, corresponden alcontexto dentro del cual el nio construye supropia historia.

    Es un hecho que el relato del nio no nece-sariamente se corresponde con el de los padres,pero es indiscutible que su historia es su propialectura del contexto que los padres han pre-sentado. Las fantasas nunca estn totalmentedesligadas de la realidad, se inspiran en ella; lasfantasas tienen como punto de partida la propiaexperiencia y de manera especial las experien-cias de las primeras veinticuatro horas de vida,dice la doctora Isaacs (2000). Las fantasas quepresenta el nio en la consulta, a travs de surelato, se relacionan con todo lo que le ha suce-dido, con lo que ha vivido, con la manera comocree que es visto, vivido, sentido, pensado, aten-dido, reprendido por las personas encargadas desu cuidado.

    Lo que dicen los padres corresponde a untexto que ms adelante se compara con lo quedice el nio y sirve para entender el sentido queeste ltimo da a sus experiencias. Si el discursode los padres corresponde o se parece al discur-so del nio, hay una mejor relacin entre ellos.Si se encuentra que entre padres e hijo hay unabuena relacin, esto se considera como un re-curso ms, que tiene el chico siempre y cuandola capacidad de proteccin de los padres no estcomprometida, pues puede suceder que, a pesarde la armona y nivel de comprensin, lo quepredomina es una alianza entre los aspectos ne-gativos de la personalidad de ambos.

    Algunas veces lo que presentan los padresms que una historia es una serie de fragmentos,de episodios, de ideas, de situaciones que apare-

    ANA CRISTINA GMEZ ARANGO

  • 111

    cen desconectadas, sueltas, deshiladas o inco-nexas. Esta forma de mostrar el problema hablade la magnitud del caos en el que estn inmersosy puede ser un indicador de la necesidad que ellosmismos tienen de ayuda.

    Es necesario estar atentos a las actitudes delos padres frente al terapeuta, a cmo se ubicanfrente a l, pues lo hacen de diferentes manerasy esto resulta importante porque incide en el sen-tido que le da el nio al proceso teraputico. Haypadres que compiten con el hijo por la atencindel terapeuta: constantemente piden ayuda, so-licitan sesiones para ellos en las que se quejande sentirse desorientados, de no saber qu ha-cer. En general, se muestran como dependien-tes; parece que necesitaran sentir que son teni-dos en cuenta y que el terapeuta tambin se ocu-pa de ellos. Son padres que el terapeuta percibecomo desvalidos, vulnerables, dbiles pero tam-bin invasivos. Se trata de padres que interfie-ren con el proceso, puesto que su actitud y sudemanda impiden el desarrollo de la alianza te-raputica que se debe establecer con el menor.Estos son padres a los que es necesario recibir ymostrar la necesidad que ellos mismos tienen deayuda para reafirmarse en su lugar de padres. Aestos padres es necesario apoyarlos y orientar-los para que busquen ayuda para ellos mismos.

    En ocasiones, veces, en lugar de competircon el nio por la atencin del terapeuta y enrespuesta al hecho de sentirse desplazados, com-piten con el terapeuta por el amor del nio, semuestran particularmente inquietos por lo quesucede en la terapia y por el inters que mani-fiesta el nio de venir a las sesiones. Son padresque constantemente estn cancelando las citas eimpiden la continuidad del proceso. Estos pa-dres no nos piden citas, es el terapeuta el quedebe solicitarles que asistan a una sesin. Conellos hay que explorar las caractersticas de latransferencia que est operando y crear la posi-bilidad de pensar en el sentido que tienen losataques que le hacen al encuadre, es decir, alproceso psicoteraputico del nio.

    En otras oportunidades los padres ven al te-rapeuta como un aliado en contra del nio, bus-can su aprobacin y acuerdo con lo que ellos

    piensan, sienten o hacen. Esta forma de proce-der puede ser una manera de defenderse de loamenazante que es el terapeuta para ellos. Algu-nas veces, con sus actitudes y comentarios, con-tribuyen a que el nio vea al terapeuta como unenemigo y al tratamiento ms como un castigoque como una fuente de apoyo. En las sesionescon estos padres se debe trabajar el sentido de laalianza que establecen con el terapeuta. La alian-za que plantean puede ser el resultado de su en-frentamiento con el nio. El terapeuta debe tra-tar de encontrar el sentido que tiene la rivalidaddel padre con el hijo para que aqul pueda en-tender el significado de sus actitudes. Cuandoms que el enfrentamiento con el hijo, lo quepredomina es la bsqueda de aprobacin comoexpresin de sentimientos profundos de inade-cuacin, es fundamental mostrrselo a los pa-dres y si es necesario orientarlos hacia la bs-queda de ayuda.

    El padre o la madre tambin pueden esta-blecer alianzas con el hijo en contra del trata-miento y atacarlo, favoreciendo y aumentandolas resistencias del chico para asistir. Estos ca-sos son realmente complicados, pues son padresque tampoco quieren asistir, son supremamentedifciles de acceder y frecuentemente desertan.El nio puede vivir al terapeuta como una ver-dadera amenaza para l y para la relacin consus padres, y al tratamiento como una traicin auno de ellos.

    Es posible tambin que uno de los padresbusque aliarse con el terapeuta en contra del otromiembro de la pareja. La incidencia de esta po-sicin en el tratamiento depende en gran partede las caractersticas de la relacin que tenga elnio con el padre atacado. Es importante que elterapeuta promueva que el padre vea el sentidode la alianza en funcin de la relacin con elhijo.

    Todas estas son maneras posibles de ubi-carse frente al tratamiento que ejercen presinen contra del proceso. Sin embargo, es necesa-rio reconocer que tambin hay padres respetuo-sos y colaboradores. Estos son padres menosansiosos, que no estn atacando continuamenteel encuadre de trabajo. Creo que no es conve-

    LOS PADRES EN LA PSICOTERAPIA DE NIOS

  • 112

    niente que el terapeuta asuma a los padres porprincipio como enemigos del proceso y es poreso que se propone pensar en su lugar como par-te de un equipo de trabajo.

    El terapeuta debe ser cuidadoso y estar aten-to para no dejarse enredar en el papel que lospadres lo ponen a jugar en la relacin con ellos.Es necesario hacer lo posible para evitar quedaratrapados en competencias, rivalidades, enfren-tamientos o en alianzas con los padres que obs-taculicen la relacin con el nio. Adems de in-dispensable el abrir espacios (sesiones) para pen-sar con ellos, en lo que est sucediendo y de estamanera manejar la doble transferencia en favordel proceso y no en contra de l.

    Las emociones que se hacen presentes enlas consultas con los padres son un tema impor-tante para trabajar; hay que tratar de vincularlascon la relacin que tienen con el nio y con lasdificultades por las que lo traen a terapia. Es ne-cesario promover reflexiones que sirvan parapensar y descubrir el papel activo que ocupanen el conjunto de las dificultades por las queconsultan.

    Adicionalmente, se considera propicio queel terapeuta intente crear un puente entre lo quele sucede al padre y lo que le sucede al nio,entre las emociones del padre y las del nio. Paraello se deben hacer preguntas que contribuyanen ese sentido, como por ejemplo: Qu crees tuque podra estar sintiendo el nio? o Qu senti-ras t? Pero otras veces, ms que preguntas,puede ser til subrayar o hacer algn comenta-rio respecto de la emocin que expresan mien-tras narran el suceso o la situacin a la que serefieren. Cuando el padre no se ubica espont-neamente en el lugar del hijo, es necesario pro-mover que lo haga a travs de intervenciones,en las que los padres se den cuenta que el nio, atravs de lo que hace, nos habla de sentimien-tos, de pensamientos, de temores, de angustias,etc.: Qu crees t que estaba sintiendo en esemomento? Qu crees t que le suceda? Qucrees t qu podra sentir en esa circunstancia?

    El terapeuta debe tratar de generar conexio-nes, de relacionar las cosas que estn pasandoen la vida de la familia, con las emociones de

    los padres y con las del nio. El objetivo es que,a travs de la relacin con los padres y de la in-formacin que se obtiene de ellos, junto con lainformacin que se recibe del nio, sea posibleencontrar un sentido a lo que le sucede para asacceder al sentido comunicativo del sntoma.

    En las consultas con los padres hay que tra-tar de devolverles la idea que ellos se han for-mado del problema, tal como la han expresadoal comienzo de la relacin. Igualmente invitar-los a pensar en cmo incide su interpretacindel problema en su lugar como padres. Hay queaclararles siempre que si bien ellos dan una ver-sin de lo que sucede, el paso a seguir es descu-brir la versin que tiene el chico. Los nios tie-nen su propia versin de por qu vienen a tera-pia. Tambin, dar importancia a las cosas quedicen o hacen los padres y que sirven de ayudaal nio y de esta manera tratar de apoyar las fun-ciones maternas y paternas que son fuente decontencin y seguridad para el hijo.

    Para terminar, se podra decir que en las se-siones con los padres hay que tener en cuentasus emociones; identificar y rescatar los recur-sos que hay en ellos para hacerse cargo del hijo,a partir de lo que cuentan; y hay que favorecerque reconozcan y se den cuenta que tienen esosrecursos. Esto es importante porque muchas ve-ces los padres se encuentran invadidos por sen-timientos de culpa y de inseguridad que les im-piden actuar. Algunas veces y dependiendo dela demanda de los padres es posible informar-les, no detalles del proceso que se lleva con elpequeo, pero s ideas acerca de lo que le suce-de que les pueden servir de ayuda para compren-der al nio y para manejar situaciones que sepresentan en el da a da. Algunas veces tambinpuede ser necesario proponer a los padres queinicien un proceso psicoteraputico personal paraque el terapeuta pueda hacerse cargo del trata-miento del nio, cuando considera que es indis-pensable un cambio en alguno de ellos.

    ReferenciasAberastury, A. (1978) Teora y tcnica del psi-

    coanlisis de nios. Buenos Aires: Paidos.

    ANA CRISTINA GMEZ ARANGO

  • 113

    Anzieu, A. (2001) La tcnica psicoanaltica conel nio. A., Anzieu; C.S., Anzieu-Premme-reur y Daymas. El juego en la psicoterapiadel nio. Madrid: Biblioteca Nueva.

    Chbani, H. y Prez-Snchez, M. (1998). Lo co-tidiano y el inconsciente. Barcelona: Paidos

    Dolto, F. (1975). Psicoanlisis y pediatra. Mxi-co, D. F.: Siglo XXI.

    Estrada_Inda, L. (2001). El papel de los padresen el tratamiento de nios. Salles, M. Ma-nual de terapias psicoanalticas en nios yadolescentes. Mxico, D.F.: Plaza y Valds.

    Ferro, A. (1998). Tcnicas del psicoanlisis in-fantil. Madrid: Biblioteca Nueva.

    Fiorini, H. (S.F). Qu hace a una buena tera-pia psicoanaltica?. Recuperado 10 septiem-bre, 2005, http://www.hectorfiorini.com.ar/psi_fya.pdf

    Freud, A. (1993).Normalidad y patologa en laniez. Buenos Aires: Paidos.

    Freud, S. Captulo CXIII. (1921). Psicologa delas masas y anlisis del yo. Freud, S. (1981).Obras Completas. Tomo III. 2563 2610.Madrid: Biblioteca Nueva.

    Hinshelwood, R.D. (1991). A dictionary of Kl-nian thought. London: Free AssociationBooks.

    Ianni, R.G., Kaplan, E. y Failla, H.P. (2001). Labiografa del nio relatada por los padres:fuente u obstculo para la interpretacin?Psicoanlisis APdeBA, 23, 603-614.

    Isaacs, S. (2000). Naturaleza y funcin de la fan-tasa. P., Heimann; S., Isaacs y J., Riviere(Eds). Desarrollos en psicoanlisis. BuenosAires: Lumen-Horme. 7-11.

    Klein, M. (1987). El psicoanlisis de nios.Buenos Aires: Paids.

    Klein, M. (1994). Envidia y gratitud y otros tra-bajos. Barcelona: Paids.

    Kuras de Mauer, S. y May, N. (2001). El trabajode la parentalidad: Una lectura metapsico-lgica. Psicoanlisis APdeBA, 23, 615-624.

    Langer, M. (1985). Teora psicoanaltica de lalibido. Aporte Kleniano. Buenos Aires: Pai-dos.

    Malher, M. (1990). Estudios 2. Separacin Individucin. Buenos Aires: Paids.

    Oberschneider, M. S. (2002). Understandingtransference in parent guidance. Bulletin ofthe Menninger Clinic, 66, 184-205.

    Rustin, M. (2003) Research in the consultingroom. Journal of Child Psychotherapy, 29,137-145.

    Sperling, M. (1993) Psicoterapia del nio neu-rtico y psictico. Buenos Aires. Lumean Horm.

    Stern, D. (1985). The interpersonal world of theinfant. United States of America: Basic Bo-oks, Inc.

    Torres de Bea, E. (1991). Entrevista y diagns-tico. Buenos Aires: Paids.

    Vives, J. y Lartigue, T. (1994). Apego y vnculomaterno infantil. Mxico, D. F.: Universi-dad de Guadalajara y Asociacin Psicoana-ltica Jalisciense.

    Winnicott, D. W. (1945). Chapter XII. PrimitiveEmotional Development. Winnicot, D.W.(1992) Through pediatrics to psychoanalysis(collected papers). London: Karnac Books.

    LOS PADRES EN LA PSICOTERAPIA DE NIOS