Los Origines Del Feminismo
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Los origines del feminismoDurante las revoluciones liberales del siglo XIX en Europa
apareció el feminismo, una ideología que propugnaba la
igualdad entre los sexos y la defensa de los derechos de la
mujer.
El feminismo tuvo sus antecedentes en la acción de algunas
mujeres a fines del siglo XVIII
Durante la Revolución francesa, Olimpia de Gouges
(1748-1793), tuvo un rol muy importe al publicar en
1971 la Declaración de los Derechos de la Mujer y la
Ciudadanía. En este documento denunciaba el hecho
de que la revolución hubiera olvidado a las mujeres en
su proyecto de transformaciones sociales. Por ello, fue
arrestada y ejecutada.
En Gran Bretaña, el feminismo se inició con Mary
Wollstonecraft, quien en su Vindicación de los
Derechos de la Mujer (1792) afirmaba que la
educación era la clave para desarrollar la igualdad
femenina respecto del hombre y desarrollar su
independencia económica a través de su trabajo.
El sufragismo
Entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas
del siglo XX, el movimiento feminista se concentró en la
lucha por los derechos políticos de las mujeres a través del
sufragismo. Los pioneros de ese movimiento fueron John
Stuart Mill y su esposa Harriet Taylor Mill, activistas ingleses
que presentaron en 1867 una demanda a favor del voto
femenino. Aunque esta demanda fue rechazada, provocó el
nacimiento del primer grupo sufragista británico: la
Asociación Nacional para el Sufragio de la Mujer.
En estados Unidos se elaboró en 1848 la Declaración de
Seneca Falls, primer documento histórico que expreso
sistemáticamente una filosofía feminista “La historia de la
humanidad es la historia de las repetidas vejaciones
y usurpaciones por pate del hombre con respecto a
la mujer, y cuyo objetivo directo es el
establecimiento de una tiranía absoluta sobre ella.
Para demostrar esto, sometemos los hechos a un
mundo confiado. El hombre nunca le ha permitido
que ella disfrute del derecho inalienable del voto. La
ha obligado a someterse a unas leyes en cuya
elaboración no tiene voz. Le ha negado derechos que
se conceden a los hombres más ignorantes e
indignos, tanto indígenas como extranjeros.
Habiéndola privado de este primer derecho de todo
ciudadano, el del sufragio, dejándola así sin
representación en las asambleas legislativas, la ha
oprimido desde todos los triángulos”.
Sin embargo, a pesar del involucramiento de las mujeres en
movimientos abolicionistas, cuando termino la guerra de
Secesión en Estados Unidos se aprobó el derecho de
sufragio para los esclavos liberados , mas no para las
mujeres, Entonces Elizabeth Stanton y Susan Anthony
crearon la Asociación Nacional Americana por el Sufragio de
la Mujer, la primera asociación feminista radical
norteamericana.
El sufragismo femenino obtuvo sus primeros logros en las
primeras décadas del siglo XX, cuando diversos Estados
empezaron a aceptar el derecho al voto de la mujer. En
América, los primeros países en promulgarlo fueron
Uruguay (1917) y Ecuador (1929)
Logros que alcanzaron las mujeres
latinoamericanas
El siglo XX ha sido importante para la mujer
latinoamericana por el protagonismo que fue alcanzado en
el ámbito político. Además, los movimientos de promoción
de la mujer han logrado que el tema de equidad de género
de la mujer han logrado que el tema de equidad de género
sea un elemento central en los programas de gobierno de
todos los Estados latinoamericanos.
El sufragio femenino en Latinoamérica
La activa participación de las mujeres en los procesos
sociales contribuyo a que los políticos latinoamericanos
tomaran conciencia de que mientras las mujeres no
tuvieran el acceso al voto, sería difícil hablar de una
autentica ciudanía en sus sociedades. Su bien fueron
muchos los argumentos esgrimidos para excluir a las
mujeres del sufragio, todos partían del mismo: la
identificación de lo masculino con el espacio privado
Uruguay fue el primer país latinoamericano que estableció
el derecho a voto a la mujer en 1917. Se ejerció por primera
vez en el plebiscito de Cerro Chato en 1927.
En Argentina, la más importante propulsora del voto
femenino fue la profesora y medica Alicia Moreu de Justo,
quien justo a otras mujeres socialistas fundo el Centro
Socialista Feminista y, en 1907, el Comité Pro-Sufragio.
Gracias a sus iniciativas, en 1927 la provincia de San Juan
aprobó el voto de la mujer, pero la ley se derogo en 1930.
El voto solo se consigue en 1947 debido a la presión de Eva
Perón, quien fundo el movimiento feminista peronista.
El Perú fue el penúltimo país de la región en otorgar el
derecho a voto. La Constitución de 1933 aprobó un derecho
de sufragio restringido para las mujeres: podían votar en
elecciones municipales las mujeres mayores de 21 años o
aquellas que fueran casadas o madres de familia. Esta
disposición nunca se dio en la práctica, pues las primeras
elecciones municipales recién se convocaron en 1963. El
sufragio femenino pleno se alcanzó en 1955, año en que se
otorgó el derecho al voto a las mujeres analfabetas
mayores de 21 años o casadas mayores de 18 años. Tenían
asimismo, el derecho de presentarse como candidatas.
El feminismo latinoamericano
La obtención del voto femenino significo una notable
mejora en los derechos políticos de las mujeres, Sin
embargo, las feministas denunciaron que la igualdad legal
entre hombres y mujeres no había acabado con la opresión
y subordinación femenina. Se seguía identificando a las
mujer con el rol de madre y esposa, limitándola toda
posibilidad de realización personal y culpando a aquellas
que no eran felices con estos roles.
En vista de ello, en las décadas de 1960 y 1970, las
propuestas feministas reemplazaron e discursos de
igualdad de sexos por el de diferencia de género. Según
estas nuevas propuestas, las mujeres tenían características
específicas y diferentes de los hombres, pero no inferiores
De esa manera, concentraron sus demandas en la lucha por
obtener derechos propios de la mujer, como igualdad de
salarios, medidas frente a la violencia doméstica y sexual,
derechos reproductivos, etc.
Uno de los logros más importantes del feminismo
latinoamericano, usualmente promovido por mujeres
vinculadas a partidos de izquierda, fue estimular el
establecimiento de una institucionalidad estatal
responsable de la mujer. Se recogía así una tendencia
mundial iniciada en la década de 1950, la que se consolido
en 1970 cuando la ONU manifestó que se haría cargo de la
defensa de la mujer contra la discriminación. Este interés
motivos a otras instituciones, como el Banco Mundial, a
preocuparse por esa problemática.
A raíz de la celebración de la Cuarta Conferencia Mundial de
las Mujeres realizada en Beijing (1995), muchos Estados se
comprometieron en a defensa de los derechos humanos y
sociales de las mujeres. En diversos países surgieron
instituciones como la Oficina de la Mujer, el Servicio
Nacional de la Mujer, el Ministerio de la Mujer, entre otras.
En los últimos años estos organismo han establecido un
derecho contacto con la Comisión de las Mujeres de la ONU.
LAS MUJERES Y LA VIDA PÚBLICA
No hay duda de que las mujeres se hicieron un espacio en
la vida pública, especialmente en el ámbito local. Luego de
dos décadas de trabajo sostenido en las organizaciones de
supervivencia, constituyeron hoy un acto social
identificable, y hasta cierto punto, reconocido. Las
dirigentes de estas organizaciones aprendieron a
interactuar entre sí, con los maridos, con las autoridades
locales y con los funcionarios públicos y directores de los
programas de asistencia social. Se vincularon aunque de
manera muy desigual, con los partidos políticos, con la
política en sí.
MUJERES Y POLITICA EN LATINOAMERICA
El año 2006, Chile eligió a la primera presidenta de su
historia, Michelle Bachelet. Fue una muestra del avance que
está teniendo la presencia de las mujeres en el ámbito de la
política. Antes ya hubo casos de mujeres al mando de una
nación latinoamericana.
Sobresalen Isabel Martínez de Perón, presidenta de
Argentina entre 1974 y 1976, Violeto Chamorro, presidenta
de Nicaragua entre 1990 y 1997, y Mireya Moscoso,
presidenta de Panamá entre 1999 y 2004. Pero estos tres
casos fueron de mujeres que salieron a la luz pública
gracias a la vida política de sus respectivos esposos. El caso
de Bachelet es el primero en el que una mujer asume la
presidencia por mérito propio.
LAS MUJERES REVOLUCIONARIAS
Uno de los ejemplos más notarios del cambio de actitud de
las mujeres Latinoamérica en el siglo XX se encuentra
durante la Revolución mexicana, Este contexto agitado fue
propicio para que las mujeres mexicanas se involucrasen
activa e informalmente en los sucesos políticos , ya que si
bien no eran aceptadas oficialmente como miembros de los
partidos , asistían a reuniones. Con el tiempo, muchas de
ellas se organizaron en grupos o asociaciones como la Liga
Femenil Antirreelecionista, que expresaba públicamente sus
opiniones políticas.
Uno de los casos más conocidos fue el Carmen Serdán,
quien se opuso al gobierno de Porfirio Díaz. Ella actuó
adquiriendo armas y escondiendo a otros partidarios de
Madero. En 1910, cuando estallo la revolución en su pueblo
natal, Puebla, salió a las calles empuñando una carabina.
Tras ser herida, fue encarcelada.
LAS MUJERES Y EL ESPACIO PÚBLICO
Desde el siglo XIX, hubo mujeres en nuestro continente que
se atrevieron a cuestionar los roles tradicionales de genero
e incursionaron en los distintos ámbitos del espacio público.
De esta manera, empezó la lucha contra la discriminación.
Las primeras profesionales en el siglo XIX
En el siglo XIX, la incursión de las mujeres en el mundo
profesional se dio básicamente en la pedagogía y la
enfermería la literatura y el periodismo fueron, por su parte,
los espacios de desarrollo de las primeras intelectuales
peruanas.
En el ámbito educativo destacaron Teresa Gonzales de
Fanning y Elsie Wood, una misionera protestante
norteamericana, quienes fundaron el Liceo Fanning y el
Lima High School, respectivamente.
En el caso de la enfermería, una actividad tradicionalmente
monopolizada por las religiosas católicas, se observó un
cambio a inicios del siglo XX, pues empezó a convertirse en
un espacio laboral abierto para todas las mujeres. El
Estado invirtió en la formación de las primeras enfermeras
gracias a los convenios con enfermeras británicas, que
formaron una escuela en el Hospital Dos de mayo.
La literatura y el periodismo no fueron ámbitos ajenos a las
mujeres. Así, desde la década de 1860 empezaron a
aparecer, en la Revista de Lima y el Correo del Perú,
escritos de Juana Manuela Gorriti, Carolina Freyre de
Jaimes, Teresa González de Fanning, entre otras.
Además, las mujeres profesionales solicitaron al Estado
espacios laborales para viudas o separadas al fin de que
pudieran mantenerse a sí mismas y a sus familias. De esa
manera, se difundieron empleos nuevos, como los de
dependientas en las compañías de correos o telégrafos,
litógrafas, etc.