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Los orígenes de la industria eléctrica en México: las compañías británicas de electricidad (1900-1929) Alma L. Parra e uatro factores determinaron el desarrollo de las compañías británicas abastecedoras de elec- tricidad en México entre 1900 y 1929_ En pri- mer lugar, la industria se vio afectada por suce- sivos cambios operados en el proceso de toma de decisiones en la política económica de Méxi- co; en segundo lugar por un cambio en la posi- ción de los inversionistas extranjeros én México, en particular Lord Cowdray, pionero de las inversiones en electricidad, quien vio afectadas sus relaciones con las autoridades gubernamen- tales; en tercer lugar, por los requerimientos financieros de los distintos gobiernos revolu- cionarios que surgieron a partir de 1911; Y por último, debido a los cambios tecnológicos que operaron en la industria y la creciente demanda por su uso. Ninguno de estos factores se dio de manera aislada. Por el contrario, todos ellos actuaron en conjunto para asegurar el predo- minio del capital británico en esta área de in- versión. Este trabajo analiza en detalle cada uno de los factores mencionados, así como sus repercu- siones en el negocio del abastecimiento de ener- gía eléctrica. De modo que en la primera sección se dará una visión general del contexto en el que se desarrollaron las inversiones extranjeras entre 1877 y 1911, enfatizando las condiciones que permitieron su establecimiento, como el papel de las conexiones personales entre la autoridad centralizada del gobierno y los inversionistas como Cowdray. En la segunda sección se discu- tirá el propio desarrollo de las compañías, que se inicia durante el porfiriato, tratando de eva- luar su importancia en el contexto nacional, su asentamiento regional y la demanda que les permitió crecer. En tercer lugar se verá el papel de las inversiones extranjeras durante la Revo- lución de 1910-20, tratando de caracterizar el tipo de inversiones al que pertenecían las com- pañías eléctricas de Cowdray, a la vez que se tratarán de identificar los principales factores que contribuyeron al nacionalismo económico y su influencia particular en el negocio de la electricidad. Finalmente se hablará de los fac- tores que permitieron al inversionista inglés enfrentar la amenaza del nacionalismo económi- co expresada en las organizaciones laborales, la legislación y los impuestos. Esta última parte proporciona elementos importantes para la ex- plicación de la permanencia y prolongación de la presencia extranjera en México en sectores claves de la economía. El Porfiriato y las oportunidades para la inversión extranjera El periodo entre 1877 y 1911 está asociado con la modernización de la economía mexicana y con la integración del país a la economía inter- nacional. Esta integración se benefició por la estabilidad política del país y la entrada de fon- 139

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Los orígenes de la industria eléctrica en México: las compañías británicas de electricidad

(1900-1929)

Alma L. Parra

e uatro factores determinaron el desarrollo de las compañías británicas abastecedoras de elec­tricidad en México entre 1900 y 1929_ En pri­mer lugar, la industria se vio afectada por suce­sivos cambios operados en el proceso de toma de decisiones en la política económica de Méxi­co; en segundo lugar por un cambio en la posi­ción de los inversionistas extranjeros én México, en particular Lord Cowdray, pionero de las inversiones en electricidad, quien vio afectadas sus relaciones con las autoridades gubernamen­tales; en tercer lugar, por los requerimientos financieros de los distintos gobiernos revolu­cionarios que surgieron a partir de 1911; Y por último, debido a los cambios tecnológicos que operaron en la industria y la creciente demanda por su uso. Ninguno de estos factores se dio de manera aislada. Por el contrario, todos ellos actuaron en conjunto para asegurar el predo­minio del capital británico en esta área de in­versión.

Este trabajo analiza en detalle cada uno de los factores mencionados, así como sus repercu­siones en el negocio del abastecimiento de ener­gía eléctrica. De modo que en la primera sección se dará una visión general del contexto en el que se desarrollaron las inversiones extranjeras entre 1877 y 1911, enfatizando las condiciones que permitieron su establecimiento, como el papel de las conexiones personales entre la autoridad centralizada del gobierno y los inversionistas

como Cowdray. En la segunda sección se discu­tirá el propio desarrollo de las compañías, que se inicia durante el porfiriato, tratando de eva­luar su importancia en el contexto nacional, su asentamiento regional y la demanda que les permitió crecer. En tercer lugar se verá el papel de las inversiones extranjeras durante la Revo­lución de 1910-20, tratando de caracterizar el tipo de inversiones al que pertenecían las com­pañías eléctricas de Cowdray, a la vez que se tratarán de identificar los principales factores que contribuyeron al nacionalismo económico y su influencia particular en el negocio de la electricidad. Finalmente se hablará de los fac­tores que permitieron al inversionista inglés enfrentar la amenaza del nacionalismo económi­co expresada en las organizaciones laborales, la legislación y los impuestos. Esta última parte proporciona elementos importantes para la ex­plicación de la permanencia y prolongación de la presencia extranjera en México en sectores claves de la economía.

El Porfiriato y las oportunidades para la inversión extranjera

El periodo entre 1877 y 1911 está asociado con la modernización de la economía mexicana y con la integración del país a la economía inter­nacional. Esta integración se benefició por la estabilidad política del país y la entrada de fon-

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dos del exterior hacia obras de infraestructura. Dentro de este proceso de modernización des­tacan ciertos elementos asociados al desarrollo de la industria eléctrica. Por una parte, en el ámbito político, jugó un papel muy importante la autoridad centralizada en el gobierno federal que Porfirio Díaz logró y mantuvo durante más de treinta años. Internamente la centralización creó una rígida estructura sociopolítica que consolidó la buena imagen del país. La esta­bilidad política que se había logrado le dio a México reputación de receptor seguro para la inversión extranjera, pero al mismo tiempo le dio al gobierno de Díaz la facilidad para ejecu­tar políticas económicas diseñadas para atraer fondos del exterior hacia actividades moderni­zadoras en varias áreas de la economía como los ferrocarriles, la minería y las utilidades públi­cas. La aspiración de desarrollo económico que caracterizó al porfiriato er.tuvo apoyada en las iniciativas de la élite administrativa del gobier­no de Díaz, conocida como los "científicos". Este grupo se esforzó por atraer capital externo removiendo los obstáculos para la inversión a través de legislación específica. En 1873 se emi­tió la ley de promoción de nuevas industrias a través de la cual se garantizaba la importación de maquinaria libre de impuestos. En 1884 se dictó el código minero que modificaba la Cons­titución de 1857 en la que se había establecido que el subsuelo era propiedad de la nación. Este nuevo código decretaba que los depósitos sub- · terráneos de minerales, combustibles y minera­les no metálicos serían propiedad de aquellos que obtuvieran la concesión de propiedad.! El sistema de concesiones, que no sólo se refería a minerales sino también a otros recursos como el agua, fue un mecanismo positivo de atracción de la inversión extranjera. A este respecto se re­fería el South American Journal en 1904 cuando describía a México diciendo que tenía el "me­jor" código minero. La federalizaciún de la ac­tividad, decía, había tenido repercusiones posi­tivas en la apertura de nuevas oportunidades a empresas, a la vez que las concesiones se podían obtener con tan sólo diez pesos. 2

La respuesta a tales oportunidades primero fue vacilante y hasta contradictoria. El diario

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londinense The Times anotaba, por un lado, que el pueblo mexicano tenía muchas debilidades y que el clima presentaba desventajas; sin embar­go, por el otro llamaba la atención del lector hacia las oportunidades de inversión en bienes raíces en México, "siempre y cuando el gobier­no... se vuelva más seguro y efectivo". 3 Por su parte el semanario financiero The Economist, desconfiado del mejoramiento del país hacia la década de los ochenta, calificaba a México como un país "sin crédito y sin recursos, habitado ma­yormente por una raza indolente y semi-civiliza­da", y se permitía recomendar a Díaz que tan pronto convenciera a los británicos de "que Mé­xico está inclinado a ser honesto podría mejorar la situación financiera de su país".4

Al parecer se pensó que Díaz hacía caso de tales consejos ya que grandes cantidades de capi­tal de Gran Bretaña, de los Estados Unidos, Ale­mania y Francia fluyeron al país cuando asumió la presidencia por segunda vez en la década de los ochenta.

La inversión extranjera en México, 1877-1811

Existen dos versiones muy extendidas acerca del papel de la inversión extranjera en México du­rante este periodo. La primera asegura que de 1880 a 1914 México se encontraba bajo la in­fluencia de capital europeo, principalmente bri­tánico, que corresponde con el patrón general de flujos de capital internacional hacia Latino­américa durante la última parte del XIX y prin­cipios del XX. La segunda es la afirmación de que México estaba bajo la completa influencia de Estados Unidos considerando que existían enormes sumas de capital de este país en dife­rentes áreas de la economía.

Ambas versiones, debemos anotar, contienen un grado de verdad pero requieren de matices que nos permitan explicar los efectos de la in­versión extranjera durante el porfiriato y su de­sarrollo subsecuente durante la Revolución.

El patrón de inversión británica durante es­te periodo en Latinoamérica muestra un creci­miento constante, sobre todo en el área de inversión directa como lo muestran los datos siguientes:

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Capital británico en América Latina 1865-1913

Total Año (Miles de libras esterlinas) Inversión directa (%) Inversión indirecta (%)

1865 1885 1895 1905 1913

80869 246620 552505 688268

1177 462

23.7 32.0 42.0 47.8 53.7

76.3 68.0 58.0 52.2 46.3

Fuente: Irving Stone, "British Long-Term Investment in Latin America, 1865-1913", Business History Review, 1968 y Irving Stone, "British Direct and Portfolio Investment in Latin America before 1914" Journal of Eeono-mie History, 1977. '

Sin embargo, debe notarse que a pesar de este incremento, la inversión británica en América no se reflejó de igual manera en toda el área. En el caso particular de México la inversión en efecto creció. En 1885, como resultado del restableci­miento de relaciones diplomáticas (rotas desde 1867) entre México y Gran Bretaña, la inversión creció de 28.4 millones de libras esterlinas a 40.8 millones y continuó aumentando en las décadas siguientes en proporciones poco más modestas. Pero México siempre ocupó el tercer y cuarto lugar en las opciones latinoamericanas para la inversión inglesa, teniendo por delante a Argentina, Brasil e incluso a Perú en ciertos pe­riodos. México representó el 16.28% en 1885, el 16.94% en 1895, el 17.35% en 1905 del total de fondos británicos en Latinoamérica. s

El capital norteamericano por su parte tam­bién registraba buenos adelantos en México. En 1897 el total de capital de este país invertido en América Latina era de 320 millones de dóla­res, de los cuales 205 millones (64%) se encon­traban en México.6 Paralelamente otros países como Alemania, Francia, Holanda y Canadá también invirtieron en Héxico. Lo que aquí sobresale es que una vez consolidadas sus in­versiones, cerca del final del porfiriato, algu­nos sectores estaban claramente dominados por capital norteamericano, mientras que otros per­manecieron prácticamente intactos y en otros se combinaron con capItal de distintos países por lo general rivalizando por el dominio del sector.'

Las áreas de inversión más recurrentes fuer9n los ferrocarriles, las actividades financieras y la minería. Los norteamericanos invirtieron mayor­mente en minería y ferrocarriles ya que les ga­rantizaba la extracción directa y el transporte necesario. Es en este sentido que la inversión norteamericana se ha definido como la "más permanente, la más extendida, la más nume­rosa, la más colonial y la que despertó más des­confianza".8

Ahora bien, otros países inversionistas mostra­ban también claramente las diferentes motiva­ciones que les había traído a México. Así, parte del capital francés y alemán que llegó fue traído por inmigrantes que se dedicaron a la industria textil y a la industria cervecera respectivamente. Los británicos por su parte, que tenían una larga experiencia en empresas mineras mexicanas juga­ron un papel importante también en los ferro­carriles. Al igual que los norteamericanos, colo­caron fondos en este sector para facilitar la salida de materias primas y minerales del país pero también tenían como cometido el revivir su comercio. En los últimos años del siglo XIX habían experimentado una baja en su mercado con América Latina y ésta también se reflejaba en México. Las causas que .los británicos atri­buían a esta disminución era la competencia internacional desfavorable. Los enviados consu­lares que analizaban esta situación con respecto a México consideraban que su comercio se en­contraba en una buena posición con respecto a

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otros países, pero que las exportaciones de los Estados Unidos a México excedían al total de las exportaciones europeas. 9

El esfuerzo británico por mantener un lugar destacado en México se reflejó en cierta medida en la diversificación de sus empresas. Al tiempo que la inversión directa se volvió más importan­te, las condiciones que facilitaron la inversión en el país a través del sistema de concesiones jugaron un papel muy importante. Una vez que éstas eran susceptibles de ser otorgadas directa­mente por el ejecutivo, éste ejerció un poder discriminatorio entre los diferentes solicitantes. Para algunos británicos, como en el caso de Cow­dray, este sistema le fue absolutamente favorable para la expansión de sus empresas en México.

Cowdray y su relación con México

La visita a México de Weetman Dickinson Pear­son, más tarde nombrado Lord Cowdray, con­tribuyó a la ampliación del rango de actividades que involucraban capital británico en el país. Su compromiso para construir el Gran Canal en México sembró la primera semilla que habría de florecer en un emporio petrolero y otras empre­sas de carácter industrial. También se convirtió en uno de los más importantes promotores de la industria eléctrica a principios de este siglo. 10

El éxito empresarial de este inversionista de­pendió en buena medida de dos aspectos particu­lares. El primero tenía que ver con la capacidad propia de las empresas para realizar los proyec­tos. Aunque muchos de los negocios eran orga­nizados y registrados en el extranjero, sus centros de operación se localizaban en México y facili­taban su administración; con ellos se podían asignar adecuadamente los recursos para asegu­rar las utilidades. En la mente de los inversionis­tas extranjeros era muy claro que había buenas utilidades por inversiones en bonos, pero algu­nos como Cowdray explotaron la posibilidad de obtener aún mayores beneficios al controlar sus propias empresas. Los dividendos obtenidos en inversiones de este estilo nunca bajaron del 5% entre 1897 y 1910.11

El caso de S. Pearson & Son Ltd. y todas las

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compañías bajo los auspicios de Lord Cowdray ilustran los beneficios de la inversión directa. Habiendo desarrollado intereses en varias regio­nes del país y en diferentes actividades, no sólo mantuvo una oficina central en una de las áreas más importantes de la ciudad de México, con John B. Body como administrador general, sino que mantuvo UÍla oficina administrativa en cada una de las ciudades donde sus negocios tenían algún asentamiento. Había una oficina en Vera­cruz que manejaba los intereses de la terminal del ferrocarril, la introducción de agua potable, la compañía eléctrica y los tranvías. Tuvo ofici­nas en Tampico, cerca de las explotaciones pe­troleras, que también manejaban el negocio de la electricidad y los tranvías. Igual sucedía en Puebla. Había por otra parte administradores lo­cales, en algunos casos mexicanos, en otros bri­tánicos, y siempre hubo un administrador de área, frecuentemente un ingeniero, a cargo de la organización de los trabajos especializados.

El segundo factor vital para el éxito de los negocios fue el acceso a las concesiones, que fue logrado en buena medida por el fácil desarrollo de )as negociaciones con las autoridades guber­namentales. Por amistad y por asociaciones en negocios se formaron muchos lazos entre Díaz, los "científicos" y gente de los círculos aristo­cráticos de México por una parte, y Cowdray, sus socios y su personal administrativo por otro. Muchos de los primeros · incluso tenían acciones en los negocios del segundo, como por ejemplo el hijo de Díaz que tenía f. 5,000 en valo­res de la compañía de Cowdray de electricidad de la ciudad de Tampico. ll

Además hay muestras evidentes de la amistad de Cowdray y Diaz, quienes no dudaron en de­mostrar en varias ocasiones su interés por el go­bierno mexicano y su relación con el gobierno británico. Cowdray tenía tanta confianza en Díaz que actuó como intermediario informal ante Sir Edward Grey, del Ministerio del Exte­rior de Gran Bretaña, pidiéndole que considerara el arrendamiento o transferencia de Belice a México a cambio de ciertas islas en el Pacífico. Belice era importante para México, entre otras cosas, para poder controlar a los indios que es­capaban de las plantaciones de Yucatán.13

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Hacia 1910 sin embargo, las condiciones pre­valecientes durante el porfiriato se alterarían con· el levantamiento armado y por tanto afecta­rían directamente la posición de Cowdray así como de los inversionistas ingleses durante los años subsiguientes.

Las compañías de electricidad de Cowdl'ay: 1900-1929

La expansión de los servicios eléctricos

El periodo en el que se desarrollan las inversio­nes británicas de electricidad en nuestro país corresponde con una tendencia a la concentra­ción y monopolización de toda la industria del ramo. Comenzó a ser aplicada como subsidiaria y con ciertas dificultades, para abastecer de energía y fuerza motriz a las minas y otras in­dustrias pero pronto se transformó en una indus­tria por sí misma.

La expansión que logró se relaciona directa­mente con un aumento y diversificación en la demanda, y sobre todo con la construcción de grandes plantas hidroeléctricas que se combinó con la generación de electricidad en plantas ter­moeléctricas.

La demanda de electricidad tuvo su primer origen en industrias a las que les representaba un ahorro en el uso de otro tipo de energía, sea humana o mecánica. En estas empresas algunas veces se construyeron · plantas generadoras pro­pias. Sin embargo, el estímulo decisivo a la in­dustria fue dado por la multiplicación de esta­blecimientos de tipo industrial que propiciaron las políticas porfiristas de fomento tales como la progresiva exención de impuestos sobre im­portación de maquinaria y el constante apoyo a actividades relacionadas con la expansión del sector exportador. Por otra parte, este proceso iba acompañado de una creciente urbanización e integración cada vez más amplia de un merca­do doméstico que también contribuyó a ensan­char la demanda de electricidad. Un número cada vez más grande de productos se hacían en el país como los textiles o se procesaban alimen­tos para consumo casero que requerían de una nueva fuente de energía como la electricidad.

Por ejemplo, el consumo de tela per cápita en el país se incrementó anualmente a una tasa del 1.9% entre 1893/4 y 1900/01. El consumo de azúcar creció a 3.6% en el mismo periodo.14 Este incremento en la demanda y la capacidad de la industria doméstica para satisfacerla implicaba por otra parte, una modificación de la estruc­tura de las importaciones con las que tradi­cionalmente se había satisfecho el mercado. Las importaciones de bienes no duraderos era el 75% del total de importaciones a principios del por­firiato, al final se redujo a 43% ; mientras que en 1877/78 las importaciones de bienes de capital representaban el 10% del total, en 1900/01 ya eran e130%Y

Estos datos significan un crecimiento de la base industrial que cubría una parte cada vez mayor del mercado interno y esto fue posible, en buena medida, por el uso de adelantos técni­cos y nuevas fuentes de energía como la electri­cidad.16

La demanda que se venía consolidando en el porfiriato, sufrió ciertas fluctuaciones -tendien­tes a la baja- durante la Revolución,17 pero se recuperó considerablemente durante los años veinte. La demanda, pues, experimentó grandes alzas correspondientes con la expansión del producto del sector manufacturero y minero. Además, las condiciones naturales facilitaron la construcción de plantas hidroeléctricas en ciertas regiones del país.

En 1904, el South American Journal ya se refería al prometedor desarrollo industrial de México, anotando que "sus recursos hidráulicos eran vastos y extensos". Además al referirse al desarrollo de fábricas que producían pólvora y explosivos decía "teniendo a la vista el gran pro­greso que el país ha alcanzado ... al hacer uso de sus innumerables caídas de agua para abastecer a sus industrias con fuerza motriz hidroeléctrica es de esperarse que las industrias mexicanas ten­gan un gran futuro". 18

En efecto, a la vuelta del siglo se llevaba a ca­bo en México la construcción de la planta hidro­eléctrica más grande de toda Latinoamérica. Para 1905 la hidroeléctrica de Necaxa construida por la Mexican Light and Power Company estaba casi terminada y fue reconocida como una de las

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obras que mejor aprovechó la situación geográfi­ca para crear una reserva que conjuntaba las aguas de varios ríos en el valle. 19 Al mismo tiem­po, la Puebla Tramway Ligth and Power Compa­ny construía una planta hidroeléctrica en Tux­pango que había sido pensada con la intención de generar electricidad para un complejo muy amplio en el que se incluía el primer y único tren eléctrico del país. lO

Los intereses de Cowdray en electricidad se organizaron en la compañía Whitehall Electrical Investments, subsidiaria de S. Pearson & Son. Con esta compañía se iniciaron trabajos pione­ros, por primera vez se introducía el uso de elec­tricidad a un número consjderable de la pobla­ción yal sector industrial. En las etapas siguientes del desarrollo de la industria el capital norteame­ricano sustituyó al capital británico en esta área a principios de los años treinta, dando lugar a una reestructuración de la industria. De acuerdo con Ernesto Galarza, cuando laAmerican Foreign Power Company compró en 1929 las plantas más importantes del norte y el oriente del país, éstas necesitaban de sustanciales mejoras. Cerca de 85.5 millones de dólares fueron invertidos. A su vez esta inversión fue traducida en un au­mento en las tarifas por los serVicios, lo que nunca ocurrió mientras estuvo en manos de británicos.l1

De esta última afirmación se infiere que, habiendo logrado sobrevivir el disturbio de la Revolución, los británicos involucrados en el negocio de electricidad no sólo se beneficiaron al haber ejercido un monopolio sobre la indus­tria en ciertas regiones sino al haberse librado de la necesidad de invertir en gastos de repo­sición.l l

Cowdray y su relación con la electricidad

La empresa de Cowdray se involucró en la ge­neración de electricidad como resultado de la ne­cesidad de proveer de energía motriz para desa­güar las minas que el propio Cowdray tenía en México, así como para incrementar la producti­vidad de su única empresa manufacturera, la pro­cesadora de yute Santa Gertrudis fundada en 1892 en Orizaba, Veracruz.2 3

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La electricidad fue un factor decisivo en la modernización de la industria minera. El uso de la electricidad permitió la reducción de costos en esta industria. Las minas de la región de El Oro, donde Cowdray tenía algunos intereses, experi­mentaron a la vuelta del siglo una baja en costos de .293 pesos a .110 por tonelada de mineral ex­traído.24 La rebaja en costos de producción atri­buida a la adopción de la electricidad ayudó por un tiempo a balancear los efectos negativos que provocaba la depreciación de la planta en elúlti­mo tercio del siglo.

Después de la electrificación de las minas y la procesadora de yute, el uso de la electricidad en los negocios de Cowdray se expandió. Y, como sucedió con otros productos de electricidad, la energía sobrante se convirtió en un ingreso adi­cional al ser vendida a otros consumidores. Para 1900 Santa Gertrudis había obtenido la conce­sión de las aguas del Río Blanco en el estado de Veracruz. La producción de su planta gene­radora era de 5 mil H.P. y la fábrica sólo usaba 2 mil.:.l 5

Así como la fábrica de costales de yute fue es­tablecida por conveniencia en un área natural­mente irrigada de México, también lo habían hecho otras industrias como las textiles. Tam­bién éstas comenzaron en la última parte del siglo XIX y principios del XX a adoptar la nueva fuente de energía, ya sea estableciendo sus pro­pias plantas eléctricas o comprando el excedente de otras plantas. Dawn Keremitsis ha señalado que de acuerdo a los reportes consulares que ha­blaban a la industria textil en México la locali­zación de dos tercios de la industria se encon­traban a un radio de 200 millas alrededor de la ciudad de México. Esta localización respon­día a la existencia de recursos hidráulicos en la zona,26

En el último decenio del XIX existían alrede­dor del distrito de Orizaba 20% de los husos texti­les del país. Otras proporciones similares se concentraban en el Distrito Federal y Puebla. Como se verá más adelante, éstas fueron justa-ü mente las zonas cubiertas por las compañías de electricidad de Cowdray. Esta zona conservó hasta bien entrados los años veinte su primac;:ía como productora textil.2 7

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La formación de las compañías eléctricas

La formación de las compañías que se dedicaron exclusivamente a abastecer este servicio tuvo su origen en una adecuada percepción de la cre­ciente demanda. A partir de 1900, incentivado sin duda alguna por la bonanza que vivía el país, gran cantidad de capital comenzó a ser invertido en plantas generadoras y líneas de transmisión que buscaban abastecer con electricidad a los centros consumidores. Existían en el país pe­q ueñas compañías, algunas en manos de mexica­nos, otras en manos de extranjeros. Todas ellas sin embargo, fueron absorbidas gradualmente por unas cuantas grandes compañías que acapa­raron las concesiones para la explotación del agua. En efecto, muchas compañías se formaron con el propósito exclusivo de poner en opera­ción las concesiones a través de grandes proyec­tos hidroeléctricos. Mientras las concesiones se pusieran en operación era más fácil conseguir otras y con ello se garantizaba el monopolio del abastecimiento de energía eléctrica en el área geográfica donde se concentraban las concesio­nes.

Ya para 1883, la Mexican Gas and Electric Light Company había obtenido la concesión para abastecer a la ciudad de lVIéxico. En 1896 la Siemens & Halske Co. también había adquirido concesiones en la misma zona. En 1907 estas dos compañías fueron absorbidas por la Mexican Light and Power Company de capital anglo-cana­diense.28 Esta última compañía había sido for-mada en el año 1906 con el propósito de desa­rrollar la planta hidroeléctrica en Necaxa, esta­do de Puebla, y para ello había asegurado una concesión federal para la construcción de las líneas de transmisión dentro de la República Me­xicana.

Las condiciones de concentración de conce­siones fueron las que permitieron a Cowdray controlar la electricidad del centro-este del país. En este caso la electricidad fue detrás de sus otras empresas, lo que explica porque no se concentró sólo en la generación de energía hidroeléctrica sino también termoeléctrica, sobre todo si se considera que algunas de sus empresas se locali­zaron donde los recursos hidráulicos no eran

abundantes, pero sí el petróleo y el carbón. Por ejemplo, la gran compañía petrolera El Águila tuvo su base en el puerto de Tampico y en esta compañía se usó energía termoeléctrica hasta que fue vendida.

La Puebla Tramway Ligh t and Power Company fue formada por la corporación de Cowdray en 1903 bajo la ley canadiense y absorbió a las compañías abastecedoras de la zona. 1,.lás tarde se juntó con la Anglo-Mexican Electric Co. Ltd. controlada por la misma firma de Pearson y que se incorporó con el objeto específico de adquirir concesiones de una antigua compañía mexicana en el Portezuelo.29

La compañía Veracruz Electric Light and Po­wer comenzó a adquirir concesiones municipales para proporcionar servicios. Algunas databan desde 1874, como las relacionadas con el sistema de tranvías. 30 En 1899 y 1902 se lograron otras concesiones. En este último año se obtuvieron las relacionadas con la explotación de las aguas de los ríos Actopan y la Antigua y finalmente, en 1906, se absorbió una compañía que funcio­naba dando los servicios a la ciudad.31

Diez años más tarde los negocios de Cowdray se extendían hacia la compañía de petróleo. En 1911 el área alrededor de la ciudad de Tampico, donde se encontraban los campos petroleros, fueron nuevo objetivo de electrificación. La ciudad se encontraba en plena expansión. Hacia 1900 se había convertido en un gran centro co­mercial y en el segundo puerto más importante del golfo. Ya para 1910 simplemente el comercio exterior que ingresaba por ahí al país se había incrementado en casi 60%. El crecimiento eco­nómico que se dio en esos años contribuyó a incrementar la demanda por electricidad. En este contexto se formó la compañía Tampico Electric Light Power & Traction Ltd. al absorber progresi­vamente las concesiones para abastecer de elec­tricidad y para operar los tranvías de la ciudad.32

Dos adquisiciones tardías en el estado de Ve­racruz promovieron que se completara la red controlada por Cowdray. Estas fueron la Córdo­ba Electric Company y la Compañía Eléctrica de Orizaba.33 Sin embargo, la participación de Cowdray en electricidad se extendió a otras em­presas que él no controló directamente. Tuvo

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ligas con las compañías que desarrollaron siste­mas hidroeléctricos a gran escala en el centro del país. Esto pudo darse ya que existían dificulta­des para delimitar las concesiones para explota­ción de agua en ciertos ríos, por lo que se esta­blecieron acuerdos que eran respaldados por la posesión de acciones de estas compañías.

A través de este mecanismo Cowdray participó en la compañía de electricidad más grande del país que controlaba la generación yabastecimien­to para la capital del país y sus alrededores, la Mexican Light and Power Company. En otros casos se formaron compañías pequeñas ' con el solo objeto de atraer fondos o concesiones para consolidar ciertas grandes compañías. Este fue el caso de la Anglo Mexican Electric Company que, entre 1908 y 1912 adquirió continuamente las nuevas emisiones de acciones de la Puebla Light and Power Company. Del mismo modo acciones de la Anglo Mexican (4 994 000 dólares) fueron intercambiados por acciones de la Mexican Light (2 400 000 dólares), para garantizar el dominio de ciertas áreas de abastecimiento. 34

Distribución Regional

Un rasgo particular del crecimiento y desarrollo de las empresas de electricidad de Cowdray fue su asentamiento regional. A diferencia de otras compañías con capital anglo-canadiense, las que estuvieron bajo la administración directa de Cowdray, se expandieron en tamaño y número pero no territorialmente. Las compañías se con­centraron en el estado de Veracruz, Puebla, Ta­maulipas, estado de México e Hidalgo. Este de­terminado asentamiento regional dio lugar incluso a la-formación de una compañía, la Anglo Mexi­can, con el único objeto de construir una subes­tación de distribución eléctrica que garantizara el control del abastecimiento de la zona. El he­cho es que aunque el negocio de electricidad demostró ser redituable, su localización regional se vinculó claramente con las otras empresas de Cowdray. Proyectos fuera del área centro-este del país, como el del Puerto de Mazatlán, fueron raros.35

Marvin Bernstein atribuyó a la compañía S. Pearson & Son, de Cowdray, la propiedad de

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la Mexican Northem Power Company que opera­ba en el estado de Chihuahua, basándose en una lista de contratos que aparece en una biografía de Cowdray y una lista del Mexican Yearbook. Estos contratos, sin embargo, se refieren sólo a un proyecto relacionado con los trabajos de ins­talación de la planta, que la firma de Cowdray iba a realizar para la Mexican Northem. Esta última compañía tenía, por coincidencia, de di­rector al Dr. F.S. Pearson que con frecuencia ha sido confundido con Weetman Dickinson Pear­son, Lord Cowdray. El mencionado contrato nunca se llevó a cabo por discrepancias diversas y terminaron en litigio en una corte de Ontario en Canadá, terminando con las escasas incursio­nes de Cowdray en el norte-oeste del país. 36

Las compañías de Cowdray de hecho conti­nuaron una tendencia establecida que apoyó el desarrollo industrial del área de Orizaba y Puebla. Como se mencionó antes, numerosas fábricas textiles florecieron en la zona, junto con otras industrias de bienes de consumo como la cerve­cería de Orizaba, la misma Santa Gertrudis y, más al norte, la empresa petrolera que despegó a principios del siglo. Por estas conexiones es posible argumentar que difícilmente alguna em­presa de este estilo en manos de Cowdray pudo haberse desarrollado fuera del centro-este del país.

Diversificación

Desde el principio las compañías de electrici­dad presentaron una amplia gama de posibi­lidades para su consumo. Los municipios usaron los servicios de estas compañías para la provisión de agua potable con la instalación de bombas eléctricas. También se usó la electricidad para completar la red de tranvías urbanos y para alum­brar edificios públicos y áreas céntricas de las ciudades.

Generalmente las concesiones para abasteci­miento de luz y energía eran condicionadas a que los servicios a los gobiernos locales fueran prestados con tarifas especiales. 37 En agosto de 1900 el gobierno de la ciudad de Veracruz otor­gó la concesión a S. Pearson & Son Ltd. para extender y mejorar el sistema de tranvías. El "

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objetivo principal era reemplazar la tracción animal por la eléctrica. Para ello, la compañía tuvo que instalar equipo como postes y cables conductores, que a su vez fueron aprovechados para el alumbrado público. La inversión inicial de este trabajo se calculó en 1 664 703.69 pesos en 1908.38

La diversificación en los servicios también se dio por aumentos en la demanda. Durante el mismo año la compañía calculó requerimientos adicionales de 2 500 lámparas de cierta capaci­dad, 81 de tipo de arco y 750 h.p., la mayoría de los cuales estuvo destinada a instalaciones industriales que producían bienes de consumo como bebidas, hielo, comida y vestido. Esta de­manda en incremento promovió ciertas medidas promocionales. Worswick, el ingeniero a cargo de los proyectos de expansión, incluyó en sus pla­nes "la venta de planchas eléctricas, utensilios de cocina y todo tipo de aparatos que usaran electricidad... un local de exposición se abrirá con el objeto de educar al público en el uso de éstos. "39 Esta idea era muy ambiciosa para su época, ya que por varias décadas el grueso de la demanda de electricidad se constituyó básica­mente por los transportes y los establecimientos industriales.

La compañía que se estableció en Tampico siguió un patrón similar. La bonanza petrolera había incrementado la actividad en el puerto impulsando el establecimiento de nuevas indus-

\ trias. El municipio era también uno de los prin­cipales consumidores y los tranvías mantuvieron un crecimiento estable. En 1911, Worswick, di­rector técnico de la compañía decía: "Yo soy de la opinión de que Tampico se desarrollará más rápidamente que cualquier otra ciudad en la República en los próximos cinco años ... y actual­mente es el momento en el que adquirir y desa­rrollar energía eléctrica y tranvías... convertirá (a Tampico), eventualmente, en un lugar más im­portante que el puerto de Vera cruz. "40

Para la compañía de Tampico los costos de inversión inicial fueron de 1688750 pesos, que cubrieron los gastos de la planta generadora, el sistema de distribución, el alumbrado público, la planta de bombeo de agua a la ciudad y los tranvías. Los estimados de utilidades para el

primer año eran de .c22 000, .c28 888 para el se­gundo y .t 34 670 para el tercero. Con esto era muy poco el tiempo que se calculaba para re­cuperar la inversión.41

La mayoría de las compañías, excluyendo la de Puebla y aquéllas adquiridas al final, comen­zaron sus operaciones usando generadores ter­moeléctricos, lo que significaba cierto límite en la escala de operaciones. Pero, la compañía de Puebla incrementó su capacidad de generación con la construcción de la planta hidroeléctrica en Tuxpango (Veracruz). Las otras compañías progresivamente encontraron un método de abastecimiento más fácil y económico con la instalación de líneas de transmisión desde la plan­ta de Tuxpango hasta los puntos de consumo. Las plantas termoeléctricas poco a poco fueron relegadas para emergencias o posibles requeri­mientos extraordinarios. 42

La compañía de Tampico no adoptó líneas de transmisión de plantas hidroeléctricas. En el rango de las termoeléctricas, sin embargo, man­tuvo su liderazgo en producción y distribución. Esto se reflejó en los precios que se cobraban por sus servicios, que eran más bajos con rela­ción a los que cobraba la única otra compañía existente en Tamaulipas.43 A su vez esto tenía que ver con el hecho de que El Aguila, la com­pañía industrial más importante del área se sur­tía completamente de energía en la Tampico Electric Light Power & Traction. Solamente de 1918 a 1919 por ejemplo, su consumo se había incrementado de 371540 KWH a 457549. Ade­más a cambio de los servicios de electricidad, El Aguila proporcionaba los combustibles necesarios para el funcionamiento de la planta eléctrica.44

Las dos compañías más pequeñas, en Orizaba y Córdoba, compraban toda su energía de la Puebla Co. Las líneas que originalmente se cons­truyeron para abastecer a la compañía de Vera­cruz desde Tuxpango fueron utilizadas para ha­cer extensiones a estas dos poblaciones, cuyo costo fue mínimo.45 De hecho, como se mencio­nó antes, la compra tardía de las compañías de Orizaba y Córdoba fue parte de las estrategias para controlar el abastecimiento de la zona. . La concentración regional de las empresas de Cowdray gozó de beneficios considerables en

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términos de acceso a los recursos hidráulicos y combustibles, así como a un mercado dinámico, particularmente en los estados de Puebla, Vera­cruz y México. Y, aún más por el impulso del creciente negocio del petróleo.

Para los años veinte se llevó a cabo una rees­tructuración mayor de la industria por las gran­des compañías hidroeléctricas que controlaban mercados regionales bien definidos. En el área de generación hidroeléctrica se producían en Mé­xico 182 523 KWH, que se concentraban en Puebla, Veracruz, Chihuahua, Hidalgo, México y Jalisco. En cuatro de estos estados Cowdray participaba en el negocio de la electricidad, ya sea en generación, en abastecimiento o en am­bos.46 Como ya se ha señalado, la Mexiean Light arid Power abastecía la zona central. Aquí proveía de 11 000 KW de los 12 771 que se pro­ducían en el estado de México y 90 000 KW de los 98 195 del estado de Puebla. La Puebla Tramway Company proveía de 7 000 KW y 13 000 KW de los 14 997 que se producían en Veracruz.47 En el estado de Tamaulipas, la com­pañía de Cowdray producía 18 000 KW de los 18 153 producidos en el estado y, en Veracruz se daba un caso similar donde la Veracruz Elec­trie generaba 1 900 KW de los 2 310 del total del estado.48

Todos estos datos ilustran el grado de mono­polización alcanzado por las compañías de Cow­dray, logrado gracias a la escala de inversión v la liga directa que tenía con sus otras empre~s en la región. En enero de 1929, dos años después de la muerte de Cowaray, sus compañías de elec­tricidad fueron vendidas por cerca de 3 millones de libras esterlinas a la American Foreign Com­pany49 cerrándose así la etapa más importante de la inversión directa de este renglón por parte del capital británico.

La Revolución, el nacionalismo económico y los intereses británicos en México

La Revolución de 1910 puso de manifiesto las contradicciones que el crecimiento económico y la estructura socio-política habían desarrollado en los últimos treinta años. La lucha revolucio­nariá fue de constante tensión entre distintos

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sectores, clases y grupos que trataron de dar for­ma al desarrollo futuro del país. Y, entre las cuestiones que se discutieron durante la primera década revolucionaria, se encontraba la de la presencia extranjera en la vida económica del país.

Durante la Revolueión se atacó mucho y de muchas formas la presencia extranjera en Méxi­co, sin embargo su permanencia no fue rota. Esto se explica en parte porque exitió una continui­dad entre el proyecto de desarrollo económico cimentado en el porfiriato y el que se realizó a partir de la Revolución. Esta última tuvo un gran impacto, sobre todo, en la esfera socio-política, que creó, con la Constitución de 1917, un siste­ma de "mexicanización" de la economía a tra­vés de un agresivo intervencionismo de estado y dio lugar a la construcción de un consenso en política nacional. 50 Pero durante y después de la Revolución el sector moderno de la economía, en buena parte heredado del porfiriato, fue am­pliado y consolidado. En esta situación las inver­siones extranjeras en México pasaron por un pe­riodo de reajuste pero no desaparecieron del escenario mexicano a pesar del nacionalismo económico.

Los "Big businesses" y la Revolución

Al considerar el impacto de la Revolución sobre los intereses extranjeros en México se debe ha­cer una distinción entre empresas de gran escala: las compañías de petróleo, los trusts mineros y las compañías de electricidad y los pequeños nego­cios, como las tiendas al menudeo propiedad de españoles o chinos. Al hablar de inversión ex­tranjera se habla principalmente de capital en grandes inversiones: industrias extractivas, utili­dades públicas, actividades relacionadas con la agricultura de exportación y en menor medida en la industria manufacturera.

Esta inversión logró un cierto grado de mono­polización y de jugosas ganancias, ya que no existía gran competencia por parte de grupos nacionales que habían sido desplazados. Los intereses extranjeros que se encontraban en esta posición realizaban ellos mismos sus negocia­ciones con las autoridades gozando así de una

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gran independencia con respecto al contexto social en el que operaban. Su obstáculo más importante se encontraba en las relaciones industriales; sin embargo, los conflictos labora­les no provocaron inquietud por mucho tiempo, ya que por lo general los salarios pagados por las compañías extranjeras eran mejores que el pro­medio general.

Los principales cambios que sufrieron los grandes inversionistas extranjeros a partir de la Revolución tuvieron que ver con las relaciones que mantenían con el gobierno, en las que las re­laciones personales informales con los nuevos poderosos jugaban un papel importante en el control de ciertas actividades.

A partir de 1910 la transformación social y política originó una gradual toma de posiciones en el gobierno por parte de la clase media emer­gente en sustitución de la vieja aristocracia por­firiana. La ruptura con el viejo orden facilitó la movilidad social y el ascenso, antes restringido, a ciertos puestos desde los cuales era factible for­mular iniciativas políticas y leyes.51

Las medidas que se comenzaron a tomar, aun­que primero tuvieron el objetivo de anular los privilegios de las élites nacionales, también afec­taron a los intereses extranjeros. Alan Knight ha anotado que el nacionalismo económico es per­ceptible sobre todo a partir de la segunda mitad de la década comprendida entre 1910 y 1920 en la legislación, a diferencia de otros aspectos como el agrarismo que se manifiestan desde el principio de la Revolución. Esto explica por qué fueron los terratenientes, los funcionarios porfi­ristas y la iglesia los primeros afectados y no los grandes inversionistas extranjeros. 52

Otra de las formas en que se vieron afectados los intereses extranjeros en el periodo 1914-1920 fueron las constantes divisiones entre los revolu­cionarios, que prolongaron y multiplicaron los focos de la lucha armada y que tuvieron como efecto fundamental en el corto plazo, la ocupa­ción de empresas extranjeras. En el largo plazo, la victoria constitucionalista desarrolló un pro­ceso de centralización de la autoridad y el poder político que fue a quien finalmente se enfrenta­ron los inversionistas para poder mantener sus empresas.

Así el nacionalismo de la Revolución afectó a los negocios extranjeros en distintas formas e intensidades, aunque estos negocios no fueron eliminados sino sujetos a regulación y control. Sin embargo, debe notarse que la capacidad de los distintos gobiernos para aplicar un patrón estructurado de control se vio limitado por dos factores: por las restricciones financieras deriva­das de la lucha armada y por la presión diplo· mática ejercida por los países extranjeros que incluía desde la negativa al reconocimiento hasta la amenaza de intervención. 53 Debido a estos im­pedimentos el nacionalismo económico adquirió un carácter pragmático con metas específicas inmediatas, pero al mismo tiempo creó preceden­tes para un patrón más consistente de política económica en relación a la inversión extranjera. A partir de entonces la mayoría de las empresas extranjeras se vio sujeta a una amplia variedad de decretos, leyes y requerimientos fiscales diseña­dos con la finalidad de mantener una mayor par­te de los beneficios de estas inversiones en el país.

La estructura de la participación extranjera en los distintos sectores económicos, durante e in­mediatamente después de la Revolución, perma­neció prácticamente inalterada, a pesar de la competencia que se desató en ciertos sectores como el petróleo. 54 Los inversionistas británicos en México, como Lord Cowdray, mantuvieron funcionando sus empresas durante todo este pe­riodo. Incluso muchos de los inversionistas mantuvieron una posición tan considerablemen­te sólida como para beneficiarse con los proyec­tos de reconstrucción económica iniciados en los años veinte. Estos proyectos reflejaron una creciente orientación hacia la intervención esta­tal. La recuperación económica postrrevolucio­naria se caracterizó por el crecimiento acelerado de ciertos sectores, como la manufactura, la construcción y la electricidad. S5

Los gobiernos de Obregón y Calles ampliaron el margen de participación estatal al crear mu­chas instituciones encargadas de impulsar la actividad económica. En 1921 se creó el Banco de México y se llevaron a cabo algunos censos industriales, organizados por la Secretaría de Hacienda. 56 Se impulsó el crédito para el desa-

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rrollo agrícola con la fundación del Banco de Crédito Agrícola en 1926 y con la Comisión Nacional de Irrigación. Para el desarrollo de la infraestructura se formó la Comisión Nacional de Caminos en 1925,S7 la Comisión Nacional de Fuerza Motriz en 1923 y el Código Nacional Eléctrico en 1926.58

Durante la presidencia de Plutarco Elías Calles entre 1924 y 1928, muchas de las áreas estratégi­cas de la economía donde estaban involucrados extranjeros se sometieron a una investigación escrupulosa. El gobierno legisló para eiercer mayor control sobre las actividades de compa­ñías extranjeras limitando los periodos de las concesiones en el caso de la explotación de los recursos naturales. Este fue el caso de la Ley sobre petróleo de 1925 que limitaba los derechos de propiedad del petróleo a cincuenta años. Sin embargo, la presión del gobierno esta­.dounidense obligó a reformar el proyecto de ley y confirmar las concesiones adquiridas antes de 1917.59

La industria eléctrica por su parte recibió bastante atención ya que era una industria con un crecimiento constante. Sin embargo, fue hasta 1930 y 1933 cuando comenzó a legislar­se en esta materia. Para 1929 el capital británico invertido en la industria había sido drásticamen­te reducido por la venta de las empresas Cow­dray. El gobierno de Calles fue el último con el que estas compañías tuvieron que negociar. Su venta sin embargo marcaba el fin de una etapa de ·ía industria que más tarde tendría como ca­racterística la incorporación de capital estadou­nidense en gran escala.

La Revolución y los intereses de Cowdray en electricidad

Las compañías de electricidad fueron un ejem­plo de la continuación de la estructura de las inversiones extranjeras heredada del porfiriato, particularmente desde 1900 cuando la genera­ción y abastecimiento de electricidad fueron controlados por capital británico y canadiense. 60

El desarrollo de industria eléctrica dependió en gran medida de la regulación de concesiones para la explotación y uso del agua, recurso utilizado

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para la generación de electricidad y para irriga­ción. Las concesiones relativas al uso del agua iban acompañadas de garantías para la libre importación de maquinaria así como de dere­chos de expropiación de tierras para establecer las plantas.

En su intento por impulsar el. desarrollo de distintos .ramos de la producción ·se centralizó el otorgamiento de las concesiones, lo que facilitó su entrega directamente a los inversionistas ex­tranjeros; o bien, dado que esas concesiones eran fácilmente transferibles, muy pronto se concen­traron en pocas manos. Entre 1897 y 1911 se establecieron cerca de cien compañías abastece­doras de electricidad. Muchas de éstas fueron formadas legalmente en el extranjero y aquellas que contaron con mayores recursos pudieron hacerse de un mayor número de concesiones. Los mexicanos que entraron al negocio de elec­tricidad y que no contaron con capital necesario vendieron sus concesiones a otras compañías reduciendo así al mínimo el capital nacional que participó en estas empresas.

Durante la Revolución la legislación porfi­riana al respecto no se alteró sino hasta que los constitucionalistas llegaron al poder. En enero de 1916 Carranza emitió un decreto nulificando las concesiones que implicaban el uso de tierras y que habían afectado tierras comunales. En ge­neral la legislación mantuvo la tendencia a man­tener bajo control federal las concesiones e incluso se realizaron disposiciones especiales que prohibían a los estados conceder permisos para la explotación de este tipo de recursos. 61

No se estableció más legislación específica res­pecto a la electricidad hasta la introducción del Código Nacional Eléctrico en 1926 en el que se enfatizó la "utilidad pública" de la industria y detalló los reglamentos técnicos de construc­ción y mantenimiento de plantas generadoras y abastecedoras.62 Aunque la legislación sobre concesiones fue de gran importancia, cabe notar que fue determinante el ambiente de constante cambio en el que se desenvolvieron las negocia­ciones entre las compañías eléctricas y las autori­dades. A partir de la Revolución los posibles concesionarios y aun aquellos que .ya lo eran no pudieron obtener los permisos sin ·una más es-

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crupulosa supervisión de los planes de sus obras; pero sobre todo tuvieron que enfrentarse a una nueva estructura burocrática, pues desde 1914 las élites porfirianas fueron abandonando los puestos de gobierno. Desde entonces ya no te­nían poder aquellos hombres con quienes in­versionistas como Cowdray habían sostenido relaciones de amistad de muchos años.

Con la caída de Díaz las conexiones persona­les de Cowdray duraron muy poco. Esto era muy claro para John B. Body, administrador-de los negocios de Cowdray en México. Este man­tenía una relación muy estrecha con Guillermo Landa y Escandón quien le mantenía al tanto de los últimos acontecimientos en la política mexi­cana. Tan pronto este último le enteró a Body de la casi segura elección de Madero dedicaron todos sus esfuerzos para ganar la confianza y la buena voluntad del gobierno. Por eso, el 27 de mayo de 1911 -dos días después de la renuncia de Díaz- ya había sido informado de los posi­bles miembros del gabinete de Madero.63 Al conocer Body que serían Ernesto Madero y Rafael Hernández algunos de los miembros ex­presó cierta tranquilidad ya que ellos eran cono­cidos por su participación en reuniones relativas a minería en las que. Cowdray también estaba involucrado a través de otro de sus administra­dores, el Sr. Ryder. Aunque hacia fines de 1912 existió la posibilidad de aplicación de impuestos a las compañías eléctricas por parte del gobierno de Madero, ello no representó una amenaza para su funcionamiento ni sus utilidades. 64

Durante el gobierno de Huerta los británicos encabezados por Cowdray, quien negoció los apoyos que el gobierno británico le daría a este gobierno, cifraron ciertas esperanzas en recobrar una posición similar a la que tenían con don Porfirio. No obstante pronto tuvieron que con­vencerse de la necesidad de negociar con go­biernos de características totalmente nuevas para ellos. 65

Conforme se intensificó la lucha armada la incertidumbre de los inversionistas ex.tranjeros aumentó y ante una posible amenaza física a sus empresas realizaron inventarios inflados sobre sus inversiones. La firma de Cowdray consideró un total de 230 422 500 en libras esterlinas del

capital inglés en México, de las cuales 46 390 200 se encontraban en bancos, tranvías y estableci­mientos industriales; el resto lo consignaba a préstamos, ferrocarriles y petróleo.66

Las manifestaciones nacionalistas de la revo­lución armada produjeron cierta vulnerabilidad en los negocios de inversionistas extranjeros, aunque de distinto modo. Mientras que peque­ños negocios fueron saqueados y destruidos por los ataques xenofóbicos principalmente de tro­pas como las de Villa,67 los establecimientos de los big businesses fueron sometidos a una más sutil intimidación conio la de pagar cuotas re­gulares o tener que dar servicio bajo control del gobierno. Esta fue una práctica que se resintió en los distintos intereses de Cowdray. En 1916 tropas vil listas ocuparon el distrito del Potrero, cerca de la planta petrolera de El Águila, y de­mandaron el pago mensual de 30 a 50 mil pesoS.68

Los revolucionarios estaban conscientes de la capacidad de pago de las compañías. La satiS­facción de las demandas operó como un meca­nismo de protección en contra de la destrucción de las plantas. Confrontaciones de este estilo en las compañías de petróleo hubieran interrum­pido la distribución de combustibles a los alia­dos en Europa; los revolucionarios lo sabían, y arriesgándose a represalias, lo usaron.

También la administración de Carranza, en diciembre de 1919, solicitó pagos a las compa­ñías mineras de Cowdray así como a los grandes inversionistas Guggenheim por 3 millones de dólares.69

Otro ejemplo de esta táctica fue la ocupación de la compañía Anglocanadiense Mexican Tram­ways Company por las tropas de Carranza entre 1914 y 1919, lo que dio lugar a una de las más grandes reclamaciones hechas por los gobiernos extranjeros a México.70

A través de estos mecanismos, los gobiernos o las facciones revolucionarias cumplieron con un doble cometido, el de financiar la lucha armada y la de incrementar el ingreso del gobierno. La inquietud y la inestabilidad económica de la épo­ca contribuyeron en este periodo a Una baja en el crecimiento anual de la industria eléctrica dé un promedio de 17.9% entre 1901-1910 a 0.7% entre 1911 a 1921.71

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En los años veinte, se abrieron otros canales para regular los intereses extranjeros. Durante los periodos presidenciales de Obregón y Calles la integración de grandes centrales obreras al aparato estatal tuvo un gran impacto en las com­pañías extranjeras. Algunas de las compañías de electricidad junto con otros de los negocios de Cowdray sufrieron varias huelgas. En 1923 el Ministerio del Exterior de Gran Bretaña repor-taba inquietud laboral en la Procesadora de yute Santa Gertrudis, de Orizaba. 72 El cónsul en Veracruz también reportaba una huelga de electricistas que motivó a otros huelguistas y paralizó la ciudad. 73 En la mayoría de las dispu­tas laborales de esta época los sindicatos recibie­ron un amplio apoyo de las autoridades guber­namentales federales. Esto sucedió claramente en el caso de las huelgas realizadas en las compa­ñías eléctricas de Cowdray. En septiembre de 1923 los electricistas sindicalizados y los tranvia­rios de la Tampico Electric Light and Power Compañy (171 trabajadores que eran cerca de un cuarto de la fuerza laboral) tomaron posesión de la planta. De acuerdo con el Sr. Worswick, el ingeniero a cargo de las compañías eléctricas de Cowdray, la huelga se llevaba a cabo paralela­mente a huelgas similares en Veracruz y Guada­laj ara. 74 La ruptura en las negociaciones y la actitud inflexible de los trabajadores requirió de la intermediación federal. El sindicato sin embar­go había logrado el apoyo del presidente Obregón y del general Calles. La huelga, que continuó hasta entrado 1924, recibió el apoyo total de ambos personajes; el 3 y el 14 de enero los huel­guistas recibían telegramas firmados por ambos autorizando la ocupación de la planta por causas de "utilidad pública".75 El apoyo fue visto por los alarmados británicos como disposiciones en­caminadas a llevar "las medidas extremas de la Constitución. . . y aplicar doctrinas radicales so­cialistas" .76

En electricidad, como en otras áreas, la políti­ca de apoyo a los movimientos laborales produjo más beneficios en términos de los asuntos do­mésticos que en términos de una transformación de tendencias generales en la relación con las potencias extranjeras. En toda negociación pesó considerablemente la condición financiera del

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país, de esta manera jas políticas economlcas nacionalistas se vieron limitadas. Las medidas de control quedaron localizadas en áreas como la fiscal, la regulación de derechos de propiedad y la reglamentación de condiciones laborales.

Los inversionistas británicos en México. La respuesta al nacionalismo económico

La contraparte explicativa de los obstáculos a las compañías eléctricas durante el periodo fue la respuesta de los negocios en manos de extranje­ros a la amenaza que representó la Revolución. En el caso de las compañías de electricidad, las empresas como big businesses tenían relación con intereses de la misma escala aunque fueran de distinta nacionalidad. Esto les daba influencia en los círculos diplomáticos. Además su tamaño era suficiente para darles capacidad de negocia­ción independiente de esos círculos diplo­máticos. Los administradores de estos negocios estaban directamente involucrados con distintas esferas del gobierno, lo que les era posible gra­cias al conocimiento que tenían del país y su política. En muchas ocasiones sus negociacio­nes particulares eran más efectivas que las de sus representaciones diplomáticas. 77

En segundo lugar, las compañías de ingleses no sólo se beneficiaron de sus propias negocia- ' ciones sino que sus diplomáticos y su gobierno se apoyaron muchas veces en sus opiniones. Esto les permitió influir en el gobierno británico para llegar a soluciones favorables a sus posi­ciones. Existen diversos ejemplos en este senti­do, como la misma sugerencia de reconocer al gobierno de Huerta por parte del mismo Cowdray, y la conveniencia de otorgarle préstamos que más tarde servirían como medios de presión. 78

Otro aspecto de la capacidad de respuesta de los inversionistas británicos al nacionalismo eco­nómico fue su relación con otros intereses ex­tranjeros en México. Esta relación había sido, desde el porfiriato, básicamente competitiva; sin embargo, a partir de 1914, cuando Gran Breta­ña se vio involucrada en la primera guerra mun­dial, tuvo que supeditarse a las negociaciones que realizaron los Estados Unidos a favor de los inversionistas extranjeros en México a cambio de

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su apoyo en la guerra europea. 79 Para los años veinte los británicos adoptaron una política di­plomática más consistente para atender recla­maciones generales y menores de los súbditos ingleses. En términos generales el mecanismo que más se utilizó durante estos años para ejer­cer presión sobre México, ante las reclamaciones que se hicieron por los cambios producidos por la Revolución, fue el condicionar el reconoci­miento a los gobiernos.

Cowdray y la protección de los intereses británicos

En términos generales la actitud de Cowdray con respecto a la protección de sus intereses fue similar a la de todos los grandes inversionistas.

·d b " t " Aunque se conSl era an como a racos mu-chas de las cuotas impuestas por los revolucio­narios, no existe evidencia de que Cowdray se resistiera a cubrirlas. Por otra parte, la Revolu­ción, al menos en un principio, no fue vista como devastadora y las inversiones existentes se veían renovadas por más entrada de capital a las mismas. En 1912 se formaba la compañía de electricidad de Tampico y cerca de esa misma fecha la firma había invertido cerca de un millón

. l\1f'· 80 L de libras en eqUipo para su uso en '~exICO. a manera que consideraron más conveniente para asegurar sus negocios fue la de poner a funcio­nar las coccesiones que se les habían otorgado y tratar de renovarlas con los nuevos gobiernos. 81 Las tres áreas más importantes en las que se tuvo que actuar fueron la de trabajo, la legislativa y la fiscal.

Trabajo

Hacia fines de la década de los veinte la incerti­dumbre ante la posible cancelación de concesio­nes para operar las compañías de electricidad se exacerbó por disputas laborales. Ante la amena­za de deterioro físico y económico de las compa­ñías, la administración adoptó medidas prácticas para evitarlo. En la relación de la compañía y los trabajadores existen tres factores que sobre­salen: salarios, condiciones de trabajo y la acti­tud del gobierno ante estos aspectos. Así por

ejemplo en los movimientos laborales de la última parte de la década 1910-20 es posible identificar su origen con demandas de tipo eco­nómico-salarial. Durante este periodo los elec­tricistas se vieron afectados por la parálisis de ciertos sectores económicos a causa de la lucha armada. El nivel de vida de los trabajadores se deterioró por la inflación, escasez monetaria y general. Así, cuando la compañía accedió a las demandas fue amenazada por los huelguistas en junio, julio y agosto de 1915,82 el Sr. Hiller, ~erente de la compañía accedió a las demandas de los trabajadores. En marzo y mayo de 1916 se hicieron nuevas peticiones de aumentos de salarios y los trabajadores obtuvieron un incre­mento del 50% en sus sueldos.K3

La política que se adoptó en las compaiÍlas de Cowdray fue la de mantener el valor de los salarios de los trabajadores para evitar el conflic­to que se estaba causando en todos lados por el deterioro de los niveles de vida. 84 Incluso se llegaron a hacer pagos en oro a los trabajadofp's, cuando lo común era que se les hicieran pagos en plata. "Yo pienso (escribía Body) y sé que usted está de acuerdo conmigo, que manteniendo a los trabajadores perfectamente contentos durante este periodo nos puede ahorrar bastantes perjui­cios".85

Paralelamente a la lucha por incrementos sa­lariales, los trabajadores electricistas de las com­pañías de Cowdray participaron en la tendencia nacional que apuntaba hacia una mayor sindica­lización. Desde 1911 un creciente número de electricistas participaron en organizaciones como la Confederación de Sindicatos Obreros en el Estado de Veracruz. A lo largo de la década sur­gieron diversas organizaciones como la Casa del Obrero Mundial, la Confederación Regional Obre­ra Mexicana entre otras.86

En agosto de 1915 los electricistas y tranvia­rios de Veracruz se sindicalizaron y la estrategia que se desarrolló para evitar confrontaciones con trabajadores fue promover la formación de sin­dicatos independientes o establecer negociacio­nes con las autoridades locales o federales para que al mismo tiempo que se otorgaran incremen­tos salariales, se autorizaran alzas en las tarifas por los servicios de electricidad.R7 De este modo

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la carga de los incrementos en los sueldos recaía en parte en los consumidores y en parte en el gobierno. Esto último sucedía porque las gran­des compañías de electricidad eran las que por lo general surtían de servicios eléctricos a las muni­cipalidades y oficinas de gobierno quienes a su vez frecuentemente incurrieron en cuantiosas deudas por no pagar los servicios.1I11

Durante los años veinte, como se vio, la pro­gresiva sindicalización de los trabajadores recibió amplio apoyo del gobierno, lo que restringió los márgenes de actuación de las compañías. Ade­más, ya para este periodo las demandas no sólo se referían a aumentos salariales, sino que se demandaban mejoras en cuanto a previsión so­cial, como salud, pensiones, indemnizaciones por accidentes de trabajo entre otras. La huelga de la compañía eléctrica en Tampico entre 1923 y 1924 fue considerada como especial por estas razones. De acuerdo con Worswick, el adminis­trador, era una huelga atípica ya que "no invo­lucraba la cuestión de salarios".1I9

Legislación y reglamentos

Este aspecto es muy importante, particularmen­te a partir de la Constitución de 1917, por la aplicación de la fegislación sobre la propiedad. Por ejemplo, la iniciativa contenida en el artícu­lo 27 que se refería a la prohibición de que ningún extranjero poseyera o controlara más del 50% de tierra o agua dentro de un radio de 100 km de cualquiera de las fronteras del territorio nacional afectó los intereses de las grandes com­pañías. De acuerdo a Clive Pearson, hijo de Lord Cowdray, "esto se aplica tanto a las compañías registradas en el Reino Unido ... y México ... que 50% (quede en manos) de nacionales mexicanos es una proposición imposible". De todos'los intere­ses de Cowdray, la aplicación de la ley afectaba principalmente a las compañías eléctricas. 90

En este caso Cowdray se plegó a las negocia­ciones que realizaba la Foreign Office, la que lo­gró que se suavizara la práctica legal presionando a través del reclamo del pago de la deuda exter­na. Para 1920, la deuda externa de México era de 546 249 468.88 pesos, aproximadamente í 55 762 387,91 además de las cantidades por

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reclamaciones por daños a súbditos británicos durante la Revolución. Sin contar las deudas que el gobierno mexicano había adquirido con algu­nas de las grandes compañías inglesas la deuda con Gran Bretaña había ascendido a í 1582674 en 1923. Aunque la política del Foreign Office fue la de aconsejar que se evitaran mayores in­versiones, algunos inversionistas como Cowdray aprovecharon las circunstancias para evitar que les fueran canceladas concesiones o que se les impusieran más restricciones.

Los impuestos

Otra amenaza de control de la que lograron libe­rarse las compañías de electricidad de la firma Cowdray fue la de los impuestos. Las compañías habían estado sujetas al pago de cuotas o "im­puestos de guerra" en los años de lucha armada, pero en agosto de 1923 las compañías de tran­vías, que estaban estrechamente ligadas por su administración a las compañías de luz, en el caso de que no fueran una sola compañía, fueron incluídas en el decreto que establecía el pago de 10% sobre utilidad bruta a los ferroca­rriles.92 La Mexican Light and Power Ca., se declaraba imposibilitada para pagar ya que sus finanzas se habían deteriorado por la ocupación de tropas durante el gobierno de Carranza. Se alegaba además que las deudas que tenían las distintas instancias de gobierno también eran una carga para las finanzas y por lo tanto era injusta la aplicación de tal impuesto.

Para el caso de las compañías de Cowdray la amenaza de los impuestos les hizo negociar con los gobiernos locales aumentos en las tarifas y autorización para el cobro de la¡; mismas en oro en vez de papel moneda.93 La compañía que operaba en Tampico obtuvo en diciembre de 1921 la autorización para subir las tarifas en base al reconocimiento de las deudas que tenía el gobierno local por sus servicios. El acuerdo fue que los impuestos que se fijaron en 25 000 pesos por cinco años fueran rebajados a la mi­tad a cuenta de las deudas del gobierno. 94 De forma similar la compañía de Veracruz atribuía una pérdida en sus utilidades a los impuestos y a las deudas de la ciudad de Veracruz, que se

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Tabla 1

Distribución de la inversión extranjera en México por sectores

Concepto

Total Ferrocarriles Industrias extractivas

Minería y metalurgia Petróleo

Deuda Pú blica Bancos y Comercio

Bancos Comercio

Electricidad y otros servicios públicos Industria primaria Manufactura

24.0 3.1

4.9 3.6

% del total

100 33.2 27.1

14.6 8.5

7.0 5.7 3.9

Fuente: Resensweig, Fernando, "El Desarrollo Económico de México de 1877 a 1911 ", El Trimestre Económico, 1965.

Tabla 2

Distribución de la inversión europea y norteamericana por sectores. 1911

Concepto

Total

Ferrocarriles Industria extractiva Deuda Pública Bancos y Comercio Electricidad y otros servicios públicos Industria primaria Manufactura

% del total Capital europeo Capital norteaméricano

100 100

28.2 41.4 18.1 41.8 20.8 4.6 11.6 3.3 10.7 1.0

5.4 6.3 5.2 1.6

Fuente: Rosensweig, Fernando, "El Desarrollo Económico de México de 1877 a 1911 ", El Trimestre Económico, 1965.

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calculaban en conjunto en 20 900 libras aprox!­madamente.95

El control que las autoridades impusieron a las compañías de electricidad fue minimizado de manera efectiva por la administración de estas empresas. Esto ocurrió en parte porque las medidas estaban concebidas para su aplicación a corto plazo, pero tuvo que ver de manera muy importante el que las condiciones creadas duran­te la Revolución facilitaran a las compañías ciertos mecanismos de defensa.

A manera de síntesis puede decirse que el caso de la electricidad apoya la idea de que en el as­pecto económico la Revolución no tuvo un im­pacto tan determinante en México como lo tuvo en la política y la sociedad ya que la industria permaneció relativamente segura y libre de los cambios más drásticos. Este trabajo ha intentado determinar los mecanismos específicos a través de los cuales fue posible que la industria no sólo sobreviviera sino se expandiera.

Como se señaló, la industria fue resguardada por los mecanismos de negociación con las auto­ridades gubernamentales. El acceso privilegiado que Cowdray tenía con los funcionarios porfi­rianos fue roto y mientras desarrollaba sus com­pañías eléctricas tuvo que enfrentarse a un go­bierno menos cordial, si no es que abjertamente hostil, a las formas y privilegios de los inversio­nistas extranjeros. De hecho existió presión por parte de los gobiernos de Gran Bretaña y los Estados Unidos para tratar de proteger a sus inversionistas pero, al menos en el caso del inversionista británico pudo desarrollar y concer-

I H .K ", Wright, Foreign Enterprize in México; Law and Politics, Durham, N.C., 1971, p. 56.

Z South American Joumal, 19 noviembre, 1904 . 3 The Times, 16 enero, 1883. 4 The Economist, 4 agosto, 1884. 5 Irving Stone, "British Direct and Portfolio Invest­

ment in Latin America before 1914", Journal of Econo­míe History, 1977.

6 R .F. Mikesell, Foreign Inuestment in Latin Ameri­ca, Washington, 1955, p. 11.

tar mecanismos de negociación independientes que le protegieron efectivamente de los ataques nacionalistas. No obstante es preciso mencionar que la efectividad de las negociaciones tuvo una dependencia vital con la propia importancia de la industria. Como se vio a lo largo del trabajo, la electricidad fue un soporte importante para la industria que se venía desarrollando en este periodo, situación que era conscientemen­te reconocida por los gobiernos revoluciona­rios. Ya desde el porfiriato la industria eléctrica había tomado ímpetu gracias a una diversi­ficación de la demanda, por su localización y por las innovaciones tecnológicas que había incorporado. Con el regreso a la paz y el pro­ceso de reconstrucción económica este ímpetu se reforzó.

El nacionalismo económico que permeó todo este periodo, al menos hasta 1929, probó ser poco efectivo en contra de los inversionistas, ya que no fue posible establecer políticas económi­cas a largo plazo por las limitaciones financieras del país. Por otra, la prevención de posibles intervenciones extranjeras limitaba las posibili­dades de acción. Sin embargo, entre 1910 y 1929 se sentaron las bases para un patrón nacio­nalista más consistente en los años subsiguientes. El nacionalismo económico que se practicó mientras Cowdray dominó la mayor parte del capital británico invertido en electricidad fue más que nada una nueva forma de considerar el desarrollo aprovechando las potencialidades y recursos propios por parte del estado. No fue un rechazo total y burdo del capital extranjero.

7 Véanse tablas 1 y 2. R L. Nicolau D'Olwer, "Las inversiones extranjeras",

Historia Moderna de México. El Porfiriato. La Vida Eco­nómica, México, 1965, p. 1013.

9 The Economist, 18 abril, 1903. 10 Existen tres biografías de Weetman Dickinson

Pearson, Lord Cowdray en las que se describen sus rela­ciones con México. Sin embargo en ellas casi no se men­cionan sus inversiones en electricidad. Estas biografías son: Spender, J.A., Weetman Dickinson Pearson, First Viscount Cowdray, 1856-1927, London, 1930. "Xoung,

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Desrnond, Member for Mexico, London, 1966 y Middle­mas, R .K ., The Master Bu ilders , London, 1963 .

ti · Fred Rippy, "English Investments in México: A . story oí Heartbreaks and Bonanzas", Joumal of Econo­mic History, 1952.

12 Pearson Collection (en adelante PC) , Caja Tampico Electric Light Power and Traction (en adelante 'TELPT' , "Statement of Shares", 10 agosto, 1922.

13 pe Caja 'MisceHaneous Correspondence' (En ade­lante'Mis. Coro '), Cowdray a Grey, Secretario de la Foreign Office de Gran Bretaña (en adelante FO), 26 noviembre, 1906.

14 Fernando Rosensweig, "La Industria", Historia Modema de México. El Porfiriato. La Vida Económica, México , 1965 , p . 318.

15 Timothy King, Méx ico: Industrialization and Trade policies since 1940, London, 1970, pp. 8·9.

16 Donald Keesing, "Structural Change in Early De­velopment: Mexico Industrial and Occupational Structure from 1895 to 1950", Journal of Economic History, Di­ciembre, 1969 .

17 En este sentido por ejemplo la producción minera decayó en 40% ,Ibid., p. 9.

uf South American Joumal, 19 noviembre, 1904 . 19 Ernesto Galarza, La Industria Eléctrica en México,

México , 1941, p. 27, South American Joumal, 14 ene­ro, 1905, consideró una capacidad de 39 294 metros cúbicos.

20 Herrera y Lasso, La fuerza motriz en México, Mé­xico, 1926, capítulo 3, A. Foster, "Orizaba, a communi­ty in the Sierra Madre Oriental", Economic Geography , Octubre, 1925.

21 Galarza, op. cit. , pp. 78-79. 22 Las tarifas por electricidad bajaron en un cincuen­

ta por ciento durante este periodo, lo que no hubiera sido posible si se hubiera requerido más inversión. Ibid, capítulo 11.

23 Foster, op. cit., es la única referencia que se encon­tró sobre la fecha exacta de formación de esta fábrica, ya que no hay referencia en la Pearson Collection.

24 Marvin Bernstein, The Mexican Mining Industry 1980-1950, New York, 1964, p. 42.

25 Galarza, op. cit., capítulo 1. 26 Dawn Keremitsis, La Industria Textil en México

en el Siglo XIX, México, SEP , 1973, p. 115. 27 Ibid.,p.123. 28 Stock Exchange Yearbook, (en adelante SEYB),

1906 . 29 SEYB, 1908. Esta también era una compañía de

Cowdray, los documentos relativos, que originalmente se encontraban en la Pearson Collection se extraviaron. PC, "Anglo Mexican Electric CO." (en adelante "AME"), 21 junio, 1907.

30 PC, Caja Veracruz, Electric Light and Power (en adelante 'VELP'), Papeles relativos a la formación de la compañía, 16 agosto, 1900; 10. febrero, 1902; 13 mayo, 1902; 11 julio, 1906; 7 julio, 1906 .

31 Ibidem . 32 [bid ., ' TELPT', 16 noviembre, 1911 y .23 mayo,

1912. 33 [bid., 'Compañía Eléctrica de Córdoba' (en adelan­

te CEC), 30 diciembre, 1921.

34 Ibid ., 'AME', Correspondencia y "Directors Re­ports", 1908-1912.

35 Ibid., "List of Contracts" 36 Bernstein, op. cit., Spender, op. cit ., PC., " Rio

Conchos Dam Project", 10. marzo, 1912 . 37 Ibid ., 'VELP' , 16 agosto, 1900, y renovación del

contrato 29 junio, 1907 . 311 [I)id., 7 agosto , 1908. 39 Ibidem. 40 [bid. , 'TELPT', "General Notes", 16 noviembre,

1911. 41 Ibid., 18 septiembre, 1912. 42 Ibid. 'VELP', "General Statements", 1911-1912. 43 Herrera y Lasso, op. cit., p. 58.

44 PC, 'TELPT', "Draft of Contract with Eagle Oil", 19 enero, 1920.

45 [bid. , 'CEC ' , 10. octubre, 1919. 46 Ibid ., Miller a Worswick, 21 septiembre, 1921. 47 Herrera y Lasso, op. cit., pp. 176-178 Y Mexican

Yearbook 1920/21. 411 Ibidem . 49 PC, 'TELPT', 'VELP', 'CEC', 'CEC' The Economist,

enero, 1929. so William Glade, The polítical economy of Mexi­

co, Madison, 1963, p . 28. 51 James Cockroft, Intellectual Precursors of the

Mexican Revolution, Austin, Texas, 1976, p. 43. 52 Alan Knight , "The political economy of Revolu­

tionary Mexico", Abel Christopher y Colin Lewis, Eds. Latin America, Economic Imperialism and the S tate, London,1985,p.290.

53 De acuerdo a la Correspondencia de Cowdray con miembros de los grupos financieros e industriales de México, la FO y el Departamento de Estado norte­americano, la proposición de intervenir en México fue siempre seria hasta que los Estados Unidos entraron a la primera guerra mundial. De hecho los Estados Unidos invadieron Veracruz en 1914. PC, Caja 'Mexican Poli­tical' (En adelante 'Mex. Pol.') y 'Mis. Cor .' .

54 Durante los primeros años de la Revolución y du­rante el régimen de Huerta hubo una campaña de prensa manejada por norteamericanos en contra de la firma petrolera de Cowdray. Esta última atribuyó la campaña a las investigaciones de la Standard Oil Co., competidora más fuerte de El Águila. PC, 'Mex. Pol.', particularmente los resúmenes de prensa del 12 de noviembre, 1913 y 3 marzo, 1915.

55 Leopoldo Solís, La realidad Económica Mexicana. Retrovisión y Perspectivas, México, 1970. Tabla 111-1.

56 Por iniciativa de la Sria. de Hacienda, se elaboraron en distintas Secretarías, estudios y censos industriales. Un ejemplo de estos fue el grupo de estadísticas que se publicaron en el libro La Fuerza Motriz en México, editado por José Herrera y Lasso en 1926.

57 Timothy King., op. cit., p. 70. 5'8 Herrera y Lasso, op. cit., pp . 175-176 . :~ Wright, op. cit., p. 67.

Ernesto Galarza, op. cit., p. 76. R . Alexander y R. Singer, "Canadian Investments in Latin America, Interamerican Economic Affairs, 1951 y Nicolau D'Ol­wer, op. cit., p. 1088.

61 Galarza, op. cit., p. 139.

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, . 62 Herrera y Lasso, op. cit., p. 176. 63 PC, 'Mex. PoI', John B. Body (Administrador ge­

neral de S. Pearson and Son, en México) a Cowdray, 27 maro,1911.

4 Ibid., Body a Cowdray, 27 mayo, 1911, 31 octu­bre 1912 y 12 noviembre 1912.

65 Friedrich Katz describe y analiza de manera ex­celente las relaciones y problemas Anglo-Mexicanos durante todo este periodo en The Secret War in Mexico, Chicago and London, 1983.

66 Compañías industriales se referían específicamente a las compañías de electricidad. PC, 'Mex. Poi.', 14 ene­ro, 1914. Los cálculos que se ofrecen son extremada­mente altos si se comparan con cualquier otra estimación incluyendo los que presenta Stone, op. cit.

67 Frederick Turner, The Dynamics of Mexican Na­tionalism, Durham, N.C., 1968, p. 229.

68 PC, 'Mex. Poi.', Body a Cowdray, 12 febrero, 1916 y 13 marzo, 1913.

69 Ibid., 'Mis. Cor.', Body a Cowdray, 15 diciembre, 1916.

70 Foreign Office Correspondence (en adelante FO) 371-4502 (287/585/26) Cummins (Chargé d'Affairs británico en México) a la Foreign Office, 26 mayo, 1920 y FO 3'11-8473 (A5337/5337/26) y (A7645/ó337/26), Cummins a Curzon 1923.

71 Leopoldo Solís, La Realickld Económica Mexica­na: Ret"rovisión y Perspectivas, México, 1970, p. 93.

n FO 371-8473 (A4994/3309/26) 23 julio, 1923 y (A4997/3309/26), Cummins a King (Cónsul General en México), 27 agosto, 1~23.

73 lb id. , (A5838/3309/26), Cummins a Curzon 3 septiembre, 1923 y Hutchinson (Cónsul británico en Veracruz) a King, 31 agosto, 1923.

74 PC, "Repo~e de los Directores", 30 abril, 1923. 75 lb id., 'TELPT', Alvaro Obregón a los huelguistas,

3 y 14 enero, 1924 y FO 371-9569 (A636/379/26), Cum­mins a Curzon, enero 7, 1924.

76 Ibidem., Worswick (Administrador General de las compañías eléctricas), "Report on strike", 28 febrero, 1924.

77 FO 371-8471 y 371-5585 particularmente (A141/

158

141/26), Peacock (en representaci6n de la Mexican Light and Power Co.) al secretario de la FC 4 enero 1921 y (A6708/141/26) Conway (en representación d~ ia PuebI8 Tramway Lilhi & Power) a la FO, 21 sept., 1921.

78 PC. 'Mex. Poi.', correspondencia entre Cowdray, Body Y Mohler (Encargado británico de los asuntos me­xicanos en la embajada en Washington), marzo 1913-junio. 1917 .

79 Ib id., "Body notes on visit to Washington", 15 mala' 1917 y Body a Cowdray, 2 febrero, 1917.

o Peter Calvert, The Mexican Revolution 1910-1914. The Diplomacy of Anglo-American Conflict, Cambridge, 1968;p. 60.

81 PC, 'TELPT', "General Memo", enero 1926. 82 Ibid., 'VELP', "Miller'a Reporta", 6 junio, 25 julio

y 7 agosto, 1915. . 83/bid., "Miller's Report on the troubles between

the government and the unions", mayo, 1916. 84lbidem.

85 PC 'Mex. Pol.', Body a Cowdray, 16 diciembre, 1916.

86 Barry Carr, El movimiento obrero y la poUtica en México, 1910-1929, México, 1981, pp. 45-46.

87 PC, 'VELP', "Miller's Report" y "Statement on authorisation of increases of fares from 10 to 20 centa for tramways and 50 to 80 centa for KWH, noviembre 19¡::;,julio 1916".

88 Para 1920 el gobierno tenía una deuda acumulada por alumbrado y bombeo de agua por cerca de 7 millo­nes de pesos. FO 371-4502 (A 7582/585/26), 5 octubre, 1920.

89 PC, 'TELPT', Worswich a Hyde, 25 febrero, 1924 y "Worswick report on strike" , 28 febrero, 1924.

90 FO 371-10622 (A 5400/56/26) Clive Pearson (hijo de Cowdray) a la FO, 1925.

91 FO 371-4502 (A 5098/585/26). 92 Decreto Presidencial, 13 julio, 1923. 93 PC, 'VELP', 24-26 julio, 1915. 94 Ibid., 'TELPT', "General Memo on Campany",

enero,1926. 95 ¡bid., 'VELP', Reporte del 3 de julio, 1924.