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1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez Los músculos y la carne, 2ª Parte Escritura: Escrituras Seleccionadas Código: 2029A John MacArthur Esta mañana, llegamos a nuestro tema, “La Anatomía de una Iglesia”. Durante las últimas seis semanas, básicamente he estado compartiendo a partir de mi corazón, creo yo, lo que ha sido un entendimiento útil de la iglesia del Señor Jesucristo. Hemos estado tratando de reexaminar quiénes somos, y lo que hemos sido llamados a ser, y hacer, y decir. El Señor realmente me ha motivado semana tras semana, con la idea que esto es algo necesario. Y entonces, hemos tenido un gran sentido de confirmación por parte de Él, de que estamos exactamente en el lugar en el que quiere que estamos, conforme hemos compartido estas verdades. Mi vida es la iglesia, en muchas maneras. No tengo un trabajo de 9 de la mañana a 5 de la tarde. Nunca termina. Usted nunca deja de hacer lo que hace cuando ministra en el reino del Señor Jesucristo. Y, como creyente usted tampoco. La vida para mí es la iglesia de Jesucristo. Todo momento consciente de mi vida, pensamientos, en mi mente tienen que ver con su reino y su obra, y su pueblo, y su Palabra. Es una saturación total. He sido llamado a un llamado único. Y, entiendo eso y con gratitud expreso mi gratitud a Dios. Y, mientras que hay gozo tremendo y gran emoción, y también hay un privilegio maravilloso involucrado. También hay una responsabilidad seria y de peso. Y, con frecuencia recuerdo varios pasajes que escudriñan mi corazón en las Escrituras, como Santiago 3:1, que dice: “Dejen de ser tantos maestros, porque recibirán mayor condenación”. Y, Santiago nos está diciendo: “No se apresuren por esta en un lugar de responsabilidad espiritual, a menos de que esté listo, de enfrentar la consecuencia del fracaso”.

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Los músculos y la carne, 2ª Parte

Escritura: Escrituras Seleccionadas

Código: 2029A

John MacArthur

Esta mañana, llegamos a nuestro tema, “La Anatomía de una Iglesia”. Durante las últimas seis

semanas, básicamente he estado compartiendo a partir de mi corazón, creo yo, lo que ha sido

un entendimiento útil de la iglesia del Señor Jesucristo. Hemos estado tratando de reexaminar

quiénes somos, y lo que hemos sido llamados a ser, y hacer, y decir.

El Señor realmente me ha motivado semana tras semana, con la idea que esto es algo

necesario. Y entonces, hemos tenido un gran sentido de confirmación por parte de Él, de que

estamos exactamente en el lugar en el que quiere que estamos, conforme hemos compartido

estas verdades.

Mi vida es la iglesia, en muchas maneras. No tengo un trabajo de 9 de la mañana a 5 de la

tarde. Nunca termina. Usted nunca deja de hacer lo que hace cuando ministra en el reino del

Señor Jesucristo. Y, como creyente usted tampoco. La vida para mí es la iglesia de

Jesucristo. Todo momento consciente de mi vida, pensamientos, en mi mente tienen que ver

con su reino y su obra, y su pueblo, y su Palabra. Es una saturación total.

He sido llamado a un llamado único. Y, entiendo eso y con gratitud expreso mi gratitud a Dios.

Y, mientras que hay gozo tremendo y gran emoción, y también hay un privilegio maravilloso

involucrado. También hay una responsabilidad seria y de peso.

Y, con frecuencia recuerdo varios pasajes que escudriñan mi corazón en las Escrituras, como

Santiago 3:1, que dice: “Dejen de ser tantos maestros, porque recibirán mayor condenación”.

Y, Santiago nos está diciendo: “No se apresuren por esta en un lugar de responsabilidad

espiritual, a menos de que esté listo, de enfrentar la consecuencia del fracaso”.

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Y, también recuerdo Hebreos 13:17, en donde dice que velamos por las almas de los

hombres, como aquellos que deben rendir cuentas al Señor. Y, hay un factor de rendición de

cuentas en el ministerio. Hay un factor de rendición de cuentas en pastorear. Hay un factor de

rendición de cuentas en guiar a la iglesia de Jesucristo, que es muy serio. Y, mientras que la

vida, por un lado, está llena de gozo y felicidad y bendición, siempre está esa realidad

permanente de las seriedad inmensa, con la que uno trata con la iglesia.

En 1 de Corintios capítulo 4, hay un texto que quizás nos pueda dar una perspectiva, con la

cual comenzar. Abra su Biblia, si es tan amable ahí, en 1 de Corintios capítulo. El apóstol

Pablo está expresando a los creyentes corintios, su propia perspectiva de su lugar en el

ministerio. Y, él dice en el versículo 1: “Así ténganos los hombres”. En otras palabras, “que

esto sea lo que los hombres dicen de nosotros”. O, “que esta sea la evaluación de ellos de

nosotros, que éramos siervos de Cristo”. Él usa la palabra hupēretēs, lo cual significa un

remero de abajo, el más bajo de los esclavos. “Que sea dicho de nosotros cuando todo sea

dicho y hecho, y cuando seamos evaluados, que éramos esclavos de nivel bajo de Cristo, y

administradores de los misterios de Dios”. Los misterios de Dios son esas grandes verdades

impartidas a Pablo en el Nuevo Testamento. Y, un administrador es alguien que administra lo

que no es de él, para alguien más.

Y, entonces él dice: “Que sea dicho de mí, que yo fui un esclavo de nivel bajo de Cristo, en el

nivel más bajo de la esclavitud. Y, que fui un administrador que no fue dueño de nada, si no

que administró bien las cosas. Esto es, los misterios de Dios”.

“Pero, es necesario”, dice, el versículo 2: “Que los administradores sean hallados fieles”.

Fieles, dignos de confianza. Pablo dice: “Esto es lo que quiero de mi vida, ser un esclavo fiel,

manejar lo que Dios me da, y que Él diga: ‘Él es digno de confianza. Él es fiel a la causa y al

llamado’”.

Y, él dice en el versículo 3: “Conmigo, yo tengo en muy poco. El que sea juzgado por vosotros

o por el juicio de los hombres, sí, ni siquiera yo me juzgo a mí mismo”. Él dice: “Por cierto, en

el proceso de hacer esto, no estoy buscando alguna evaluación humana. Me importa muy

poco lo que la opinión pública piensa de mí. Me importa muy poco lo que ustedes piensen de

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mí. Realmente me importa muy poco, para mí cuál es mi opinión de mí. La verdad es que no

conocen mi corazón, y realmente no conozco mi corazón tampoco. Debido a que en mi

pecaminosidad estoy ciego a algunas de mis debilidades. Entonces, en últimas, ni ustedes ni

yo podemos estar en el lugar de juicio verdadero”.

Versículo 4 dice: “Y, aunque no sé nada en contra de mí mismo” – en otras palabras – “no

puedo encontrar algún pecado exterior abierto, que pueda encontrar. Aunque no pueda

encontrar eso, no por eso soy justificado. Eso no me hace estar bien. Pero, el que me juzga

es el Señor”. Serio, ¿no es cierto?

Él dice: “Estoy en el ministerio, y que sea dicho que yo fui un esclavo de Cristo, y un

administrador de los misterios de Dios. Y, que no estoy preocupado con el juicio de los

hombres. Ni estoy preocupado con mi propia evaluación personal. Porque los hombres no

conocen todos los hechos, y quizás sean tendenciosos. Y, yo soy tendencioso, y no conozco

todos los hechos. El que me juzga es el Señor”.

Y, toda persona que sirve a Cristo, será juzgado por Él. Porque todos tenemos que aparecer

ante el tribunal de Cristo, para recibir las cosas hechas en el cuerpo, sean buenas o inútiles.

Todos nosotros.

Entonces, en el versículo 5 él dice: “No juzguéis nada antes de tiempo”. Y, ¿cuándo es el

tiempo? Es el tiempo cuando el Señor viene. Y, cuando Él venga, Él traerá a la luz las cosas

escondidas de las tinieblas, y hará manifiesto los consejos de los corazones”. En otras

palabras, lo que realmente importa, es lo que está dentro de usted. Quizás no sea lo

inteligente que fue usted o que tan buen predicador fue usted, o que tan dinámico fue como

líder. Pero, lo que Dios va a evaluar es su corazón. Y, los hombres no pueden ver su corazón,

y usted ni siquiera siempre puede ver la verdad. Solo es entonces cuando todo hombre

recibirá si alabanza de Dios.

Entonces, le confieso que la iglesia conlleva una gran cantidad de seriedad para mí. Estoy

bajo doble condenación por fracasar, como todos aquellos que administran y enseñan la

Palabra. Debo rendir cuentas a Dios, por cómo he pastoreado las ovejas y he alimentado al

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rebaño, y en última, seré juzgado por el Señor mismo. Y, no quiero vivir bajo alguna ilusión de

que puedo estar satisfecho por la evaluación amable y de gracia por parte de los hombres, ni

por la tendencia de evaluarme a mí mismo de una manera positiva.

Entonces, estoy compartiendo con usted mi corazón, porque estas son cargas que llevo y que

todos los que sirven a Cristo llevan. Y, simplemente necesito que todos ustedes la compartan

conmigo, que compartan la carga. Y entonces, hemos estado hablando de las cosas que Dios

quiere que seamos como iglesia. Y, es tan importante que entendamos, que esto no es algo

opcional.

¿Sabe una cosa? Cuando el apóstol Pablo congregó a los ancianos efesios en Mileto, camino

de regreso a Jerusalén, vinieron a visitarlo mientras que su barco estaba en el puerto. Y, él

hizo que lo rodearan, y él les dijo estas palabras muy importantes: “Mirad por vosotros”. En

otras palabras: “Conforme guían a la congregación, en primer lugar, realicen un inventario de

su propia vida”.

“Mirad por vosotros, y después el rebaño de Dios, sobre el cual Él los ha hecho obispos, para

alimentar a la iglesia de Dios”. En otras palabras: “En primer lugar, realicen su propio

inventario espiritual. Después, examinen en dónde está su iglesia, la iglesia que el Señor les

ha dado para guiar y alimentar”.

Y, después él dice: “¿Qué iglesia es? La iglesia de Dios, la cual Él ha comprado con su propia

sangre”. Y, ahí se encuentra la médula. No estamos tratando con una trivialidad cuando

tratamos con la iglesia. No estamos tratando con algo que llega fácil y se va fácil. Estamos

tratando con lo más preciado que existe en toda la eternidad. Porque es comprada con la

sangre del Hijo de Dios. El precio fue infinitamente alto por la iglesia. Y, cuando esa iglesia es

colocada bajo el cuidado del pueblo de Dios, debe ser cuidada con un sentido de lo

asombroso que fue el precio que se involucró.

Y entonces, he tratado de compartir un poco la carga y compartir el corazón, mi corazón, y el

corazón de nuestros ancianos y pastores con todos ustedes. Para que juntos con nosotros,

pueden entender qué es lo que Dios quiere que seamos. Y, para que nuestra rendición de

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cuentas ante Él, pueda agradarle a Él.

Y, conforme hemos estado viendo a la iglesia y lo que la iglesia debe ser, hemos estado

usando la analogía, la cual es una analogía paulina de un cuerpo. Y, hemos estado tratando

de ver a la iglesia como un cuerpo, aunque hemos estado usando una analogía paulina, la

hemos estado viendo de una manera no paulina, de una manera temática. Y, hemos dicho

que un cuerpo básicamente podría ser dividido en cuatro elementos: El esqueleto, los

sistemas internos, los músculos y la carne. Y, así también con la iglesia.

En primer lugar, debe haber un esqueleto. Esto es, aquello que le da forma y fundamento.

Esas son las verdades fundamentales medulares no negociables básicas, sobre la cual debe

estar formada y debe estar estructurada.

Y, después dijimos que fluyendo dentro de la iglesia debe haber ciertos sistemas internos. Los

llamamos actitudes espirituales, y hablamos de esos durante varias semanas. Y después, la

última vez comenzamos a hablar acerca de los músculos. Y, los músculos representan

función. Y, ahora que todos entendemos nuestra función y tenemos nuestro cimiento, y

fluyendo están las actitudes espirituales correctas, ¿qué debemos hacer? Y, los músculos es

como comenzamos a funcionar.

Y, quiero terminar eso y hablar un poco acerca de la carne el día de hoy, y después el

próximo día del Señor. Y, quiero terminar la serie con un mensaje especial acerca de la

cabeza del cuerpo, quien es Cristo. Y, cómo Él hace que todo esto funcione.

Pero, hablemos de los músculos, la función de la iglesia, cómo se mueve, ministra y opera. La

semana pasada dijimos, en primer lugar, que una de las funciones, una crítica es predicación

y enseñanza. Predicación y enseñanza.

En 2 de Timoteo 4:2, Pablo instruyó a Timoteo: “Que prediques la Palabra”. Y, él también dijo

en ese mismo versículo: “A tiempo y fuera de tiempo, redarguye, reprende, exhorta con toda

paciencia y doctrina”. Entonces, predicación, enseñanza, función básica para la iglesia.

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En segundo lugar, la semana pasada también hablamos del evangelismo y las misiones. Que

se nos manda ir por todo el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura. Que somos

llamados, como aquellos que conocen el terror del Señor, a persuadir a los hombres. En otras

palabras, debido a que podemos ver la condenación inminente sobre los impíos, somos

mandados a salir y advertirles. Y entonces, somos llamados a las misiones y al evangelismo

como función.

En tercer lugar, hablamos de la adoración, tanto individual como colectivamente, debemos ser

un grupo adorador. Debemos adorar en el corazón, como Filipenses 3:3 lo dice. La cual es la

mejor definición de un cristiano que conozco en la Biblia: “Somos la circuncisión, los que

adoramos a Dios en espíritu, nos regocijamos en Jesucristo, y no tenemos confianza en la

carne”. Debemos ser los verdaderos adoradores, Juan 4, que adoran en espíritu y en verdad.

Entonces, individualmente somos llamados a ser adoradores. Y, también colectivamente

somos el templo del Espíritu de Dios, y Dios mora dentro de las alabanzas de su pueblo

redimido. Y entonces, adoramos no solo individual, si no también colectivamente. Y, Hebreos

10 nos dice que nos acerquemos a Dios con manos limpias y un corazón puro.

Y, después en cuarto lugar, dijimos que nuestra función también demanda oración. Debemos

estar funcionando en oración. Esa es una prioridad, amados. Cuando usted va a Efesios 6:10-

18, y Pablo describe la armadura de un creyente, y él explica toda la secuencia de elementos

de la armadura. Y finalmente, termina al final, después de todo él dice: “Orando siempre”, la

cual es el arma definitiva, el arma definitiva. Porque eso dice: “Con todo lo que tengo

disponible para mí, todavía soy totalmente dependiente de Dios”. Y, con toda mi armadura

puesta, y un conocimiento de la Palabra de Dios y la espada en mi mano, quiero orar. Porque

no importa lo que pueda conocer o lo que pueda hacer, no puedo funcionar de manera

independiente de la fuente de poder. Orando siempre.

Y, en la primera Iglesia, los apóstoles dijeron: “Miren, vamos a entregarnos continuamente a la

oración”. Eso es primero. “Y, al ministerio de la Palabra”. La prioridad es la oración, ¿por qué?

Porque siempre debemos estar infundidos de Dios. Digo, no tenemos energía, si no estamos

dependiendo de Dios, y la carne no puede hacer nada bueno. Esa es la razón por la que, “en

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primer lugar”, le dice Pablo a Timoteo, al ordenar a la iglesia. 1 de Timoteo 2: “Quiero ante

todo que súplicas, oraciones, rogativas, oraciones, peticiones, y acciones de gracias” – todos

los hombres en todo lugar deben estar levantando manos santas en oración. En primer lugar,

exhorto ante todo. Somos llamados a orar.

Ahora, quiero hablar de algunas otras funciones el día de hoy. Y, vamos a verlas rápidamente.

Podremos pasar mucho tiempo, pero, las he enseñado una y otra vez. Simplemente las voy a

mencionar. Las siguiente es discipulado. Esta es una función de la iglesia.

En Mateo 28:19-20, nuestro Señor dijo: “Id por todo el mundo y haced discípulos”.

Mathēteusate, haced discípulos. La palabra mathēteuō, es la palabra discípulo o aprendiz.

Hagan aprendices, hagan discípulos, bautizándolos, así es como usted comienza con ellos.

“Ensenándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Así es como usted los

mantiene funcionando”. Discipular entonces, es traer a la gente a Cristo, y llevarlos en Cristo a

la madurez. Ese es el proceso de discipulado.

Me encanta lo que dice en el libro de Mateo, cuando dice que Jesús discípulo de José de

Arimatea. El texto de hecho dice: “José de Arimatea, quien fue discipulado por Jesús”. Qué

pensamiento tan maravilloso.

Todos estamos en ese proceso. En Hechos 1:1, Lucas escribe: “En el tratado anterior que he

hecho, Teófilo” – refiriéndose al Evangelio de Lucas – “la Escritura anterior”, él dice, “escribí

acerca de todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar”. ¿No es eso algo maravilloso? Él

dice: “Mi otra carta, fue todo acerca de lo que Jesús comenzó. Y este, el libro de los Hechos,

esa acerca de cómo siguió esa obra. Jesús discipuló a doce, y ahora en el libro de los

Hechos, encontramos lo que los doce hicieron con su generación. Y, el libro de los Hechos, es

simplemente el seguimiento de lo que Jesús comenzó. Y, aquí estamos usted y yo 2000 años

después. Y, todavía continuamos con lo que Jesús comenzó.

Alguien les dio la estafeta. Los apóstoles, ellos se la dieron a alguien más, y alguien más, y

alguien más, y alguien más no las dio a nosotros. Y, estamos en la misma sucesión, de haber

oído estas cosas, para ser encomendadas. 2 de Timoteo 2:2, para transmitirlas hombres

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fieles, que sean aptos de enseñar también a otros. Como puede ver, todo cristiano está en

una carrera de relevos. Él toma estafeta y entrega la estafeta. Y, ninguno de nosotros está en

un esfuerzo solo. Digo, todos estamos en el flujo y alguien invirtió en nosotros. Y, necesitamos

invertirlo en alguien más, lo cual es decirle a un creyente: “Debes estar siendo discipulado y

estar discipulando”.

Dice usted: “No conozco mucho”. Encuentre a alguien que conoce menos que usted y

enséneles, dígales lo que usted sabe. Encuentre a alguien que conoce más que usted, y

escúchelos. Métase en el flujo en algún punto. Métase, sea enseñado y enseñe. Digo, yo

derramo mi corazón en algunas personas, y en el proceso de discipulado, estoy sacándolo de

alguien más. Todos tenemos que estar en el flujo en algún punto. No somos personas

aisladas, que están ahí afuera. Estamos en el flujo, somos una cadena, estamos todos

ligados, y todos somos eslabones.

De regreso a 1 de Corintios 4, en donde estuve hace un momento. Creo que usted tienen un

principio indirecto maravilloso, acerca del proceso de discipulado aquí. Pablo está escribiendo

una carta, que básicamente es una reprensión a la iglesia Corintia, la cual él mismo hizo que

existiera, por la gracia de Dios y el poder del Espíritu. Y, ellos se han apartado en muchas

maneras de las primeras cosas que deberían haber sido básicas para su fe. Y, se han metido

en todo tipo de cosas pecaminosas.

Entonces, Pablo les escribe para corregirles. Y, él comienza en el versículo 14, con un buen

principio, para ayudarnos a entender la relación de un discipulador con su discípulo. En el

versículo 14 él dice: “No escribo estas cosas para avergonzarlos, si no como mis hijos

amados les advierto. Porque aunque tengan a diez mil paidagōgous” – lo cual significa

guardianes morales o personas que les están dando consejo espiritual en Cristo. Sin

embargo, no tienen muchos padres. “Porque en Cristo Jesús yo os he engendrado, mediante

el evangelio”.

Ahora él incluye esto, porque ya para ahora ellos están diciendo a sí mismos, después de

cuatro y medio capítulos de reprensión: “¿Quién cree que es este hombre? ¿Qué le da el

derecho de hablarnos así?”

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Él se detiene y dice: “Aquí está la razón. En primer lugar, yo soy su padre espiritual. Esto es,

yo los hice existir”. Eso es lo primero acerca del discipulado.

La gente dice: “Bueno, tu iglesia está metida en el discipulado, ¿cuál es tu perspectiva del

evangelismo?” Usted no puede discipular, a menos de que usted evangelice. ¿A quién va a

discipular usted? Tiene que dar a luz, antes de que pueda edificar, ¿verdad? Tiene que haber

un bebé antes de que pueda crecer. Claro que estamos comprometidos con eso. Y, el mejor

lugar para el discipulado en donde comenzar, es guiar a alguien a Jesucristo, y va a haber un

eslabón ahí, que no existe cuando usted no fue esa persona clave. O, puede ser bastante

fuerte con otros. Pero, hay algo maravilloso acerca de ese eslabón de regeneración.

Cuando Dios lo usa a usted para traer a alguien a Cristo, hay un endeudamiento y un sentido

de responsabilidad, y un sentido de amor a usted por parte de ellos, que los une y lo capacita

para decir cosas a ellos, que quizás se sienta algo incómodo en decirle a alguien más. Pero,

cuando ellos saben que usted es el agente de Dios para traerlos a Cristo, hay algo maravilloso

ahí que los une. Entonces, el discipulado comienza con el evangelismo.

Ahora, todos nosotros hemos recogido a alguien más. Usted sabe, al niño de alguien más que

está pateando y gritando en algún lugar, que nadie están dispuesto a discipular. Y, los hemos

adoptado. Y, eso es maravilloso. Eso es maravilloso. Y, necesitamos seguir haciéndolo.

Seguir haciéndolo. Pero, el eslabón entre dos personas, uno a quien guio al otro a Cristo, es

maravilloso. Todo comienza en el evangelismo.

Y, después el discipulado se mueve. Observe el versículo 14, él dice: “Amados, mis hijos

amados”. La actitud en la cual el discipulado ocurre, es una actitud de amor. Y, el amor como

he dicho, no es una emoción, si no que es un compromiso de servicio humilde, de sacrificio

personal a uno en necesidad. Y entonces, usted tiene un ambiente de amor, el cual dice: “Te

entrego mi vida, te entrego mi tiempo, entrego mis oraciones por ti, entrego mi conocimiento

por ti, me entrego a ti”. Como puede ver, si usted no se preocupa por una persona, y si usted

no está dispuesto a sacrificar, usted nunca realmente tiene el proceso de discipulado

operando en su potencial más rico.

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Y, después en tercer lugar, en el versículo 14 él dice: “Os amonesto”. Y, esa es la palabra

noutheteō, lo cual significa amonestar o advertir a la gente con miras al juicio, si no cambian

su conducta. Es correctivo. Y, eso es lo tercero acerca del discipulado. Primero comienza con

salvación, existe en un aura realmente de amor. Y, está marcado por la advertencia. Es

simplemente como un niño. Usted tiene que advertir a sus hijos de qué deben mantenerse

alejados. Usted no solo puede dar instrucción positiva a sus hijos. Usted tiene que dar

también instrucción negativa. Esa es la razón por la que Pablo le dijo a los ancianos efesios,

en ese mismo pasaje, en Hechos 20 en Mileto: “No he cesado durante tres años, día y noche

con lágrimas, de amonestaros”. Advertirles. Advertirles. Advertirles.

Se me preguntó hace una semana atrás: “¿Qué tan importante es para ti un ministerio de

advertencia?” “Es esencial”.

Y, en el discipulado, tenemos que decirle a la gente: “No puedes seguir haciendo eso. Tienes

que dejar de hacer eso”. Tienes que levantar las barreras, levantar las rejas”. Y, eso es parte

del discipulado.

Y, después la clave, creo yo, a todo esto, está en el versículo 16: “Por tanto os ruego que me

imitéis”. Usted necesita decirle al discípulo: “Mira, tienes que ser como yo”.

Dices: “Oye. Ahí es donde yo renuncio. ¿Tienes que ser como yo?”

Es correcto. En otras palabras, usted tiene que estar adelante en el camino de lo que ellos

están en su desarrollo espiritual. Tiene que poder proveer algo de liderazgo. Ahora, nuestro

Señor no está pidiendo perfección. Es dirección lo que Él está buscando. No es que usted ha

alcanzado la perfección. Simplemente que va en la dirección correcta. Y, el otro lo va a seguir.

Y, su imperfección puede simplemente reforzar lo importante que es seguir.

Si usted fuera perfecto, no sé usted, pero, yo renunciaría. Yo no trataría de seguir a una

persona perfecta. Sería muy difícil. Es la imperfección de la persona que yo sigo, que me

ayuda a entender el camino. Y entonces, necesita haber ejemplo, a veces el punto entero.

Pablo dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo” – ¿de quién? – “de Cristo”.

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Entonces, usted necesita poder decirle a alguien: “Quiero que me sigas, por el camino en el

que yo estoy siguiendo a Cristo”. Y, usted lo dice, ¿qué? Humildemente, entendiendo su

propia debilidad.

Y, hay otro elemento en el discipulado, en el versículo 17 él dice, él va a enviar a Timoteo. Y,

¿qué va a hacer Timoteo? “Él va a recordarles mis caminos, los cuales son en Cristo, como

enseño en todos lados”. Y, Timoteo iba a venir y enseñar. Y, ese es otro ingrediente. Debe

haber una impartición de verdad divina, porque la gente funciona a partir de la verdad.

Entonces, el discipulado significa traer alguien a Cristo, edificar una relación de amor

sacrificial con esa persona, amonestar esa persona a cambiar esa conducta. De lo contrario

van a llegar al punto de disciplina, o van a perder la bendición. Establecer un modelo o patrón

que pueden seguir, y darles la verdad de Dios. Y, eso es lo que Pablo dice: “Estoy tratando de

hacer con ustedes, esta es la razón por la que hablo como hablo”. De hecho dice: “Si ustedes

no se alinean cuando yo venga, voy a traer una vara conmigo”, en el versículo 21. Ahora, él

dice: “Si ustedes se corrigen, voy a venir con un espíritu de amor y mansedumbre”. Entonces,

él realmente estaba criando a hijos espirituales, ¿no es cierto?

Ahora, amados, con esto estamos comprometidos. Este siempre ha sido el corazón de

nuestra iglesia. Y, Jesús dijo: “Y, cuando un hombre ha sido discipulado plenamente, él será

como su maestro”. ¿No es eso bueno? Cuando un hombre es discipulado plenamente, dice

en el Evangelio de Lucas: “Él será como su maestro”. Estamos tratando de reproducirnos a

nosotros mismos. Reproducirnos a nosotros mismos. Como puede ver, una de las

características de la vida, es que se reproduce. La vida que no se reproduce, no es vida, es

muerte.

La vida se reproduce. Y, usted está reproduciéndose a sí mismo en alguien más. Quizás en

un cónyuge en el matrimonio, quizás hijos, quizás un querido amigo, quizás la persona usted

guio a Jesucristo. Quizá a varios pequeños que tienen un grupo. Quizás una clase de

fundamentos de la fe. O, cristianos que son recién nacidos. Quizás amigos en el trabajo.

Quién sabe. Pero, está entregando su vida, ¿se da cuenta? Y, en ese proceso hay una

rendición de cuentas, ¿verdad? Porque si usted tiene a alguien que lo está viendo y diciendo:

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“Enséname cómo. Enséname cómo. Enséname. Muéstrame cómo”. Tiene usted que vivir de

manera apropiada. Y, la rendición de cuentas es buena.

Y, el fin definitivo, claro, es 1 de Juan 2:6. Si decimos que pertenecemos a Cristo, si decimos

que estamos en Él, tenemos que andar como Él anduvo, ¿verdad? Entonces, nuestro modelo

es Cristo, y estamos tratando de nutrir a la gente a lo largo del caminar con Cristo. Nuestra

iglesia está comprometida con esto. Siempre hemos estado comprometidos con esto. Siempre

hemos deseado hacer esto. Y, esta es una función que debemos cumplir cada uno de

nosotros. No, no es opcional. No es opcional. Todos tenemos que salir y traer a personas al

conocimiento del Salvador, y comenzar el proceso de nutrición y desarrollo. Todos tenemos

que recoger a aquellos que el Señor trae a nuestro camino, que necesitan ser discipulados. Y,

puede haber todo tipo diferente de relaciones involucradas en esto.

Siempre he dicho que el discipulado no es nada más que edificar, construir, cultivar una

verdadera amistad con un centro espiritual. Eso es. De tal manera que usted no es amigo de

alguien, porque a ambos les gusta el béisbol. O, no son amigos porque a ambos les gusta la

misma música, o ambos trabajan en el mismo lugar, o tienen ciertos gustos semejantes, o no

les gusta lo mismo, o tienen el mismo pasatiempo, o ambos conocen a alguien de Indiana. No

soy amigos por algún tipo de cosa espiritual, son amigos y es muy profundo. Porque en la

médula de esa amistad, hay una apertura acerca de asuntos espirituales, y eso es lo que lleva

el discipulado.

Como puede ver, lo que usted básicamente está haciendo, es enseñarle a la gente un estilo

de vida piadoso. Está enseñándoles respuestas bíblicas. Y, siempre he dicho que la madurez

espiritual es cuando usted tienen respuestas involuntarias que son piadosas. Cuando sus

reacciones involuntarias son virtuosas, entonces usted sabe que el superintendente de Dios,

tiene control. Y, cuando estamos tratando de llevar a la gente al punto en el que no tienen que

pensar para actuar de manera correcta, ellos reaccionan de manera correcta. Ese es el

proceso.

Y, ¿sabe una cosa? A lo largo del proceso, usted va a tener algunos fracasos, algunas fallas.

Yo pasé una hora, 6:30, 7:30 de la mañana, toda mañana durante seis meses, con un

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hombre, un doctor en filosofía, un profesor de la universidad de UCLA. Dijo que vino a Cristo,

quería conocer la verdad. Él dijo: “¿Podrías reunirte conmigo?” Me reuní una hora cada

mañana, 6:70, 7:30 de la mañana los martes, cada semana, durante seis meses. Y, al final de

ese tiempo, él dijo: “Bueno, he oído todo lo que quiero oír”. Y, se fue. Y, él ahora es un rector

episcopal en algún lugar.

Y, usted mira atrás en ese tiempo y dice: “¿Cuál fue el punto de todo ese esfuerzo, este

tiempo?” Si no hay nada más, usted tuvo comunión en los sufrimientos de Cristo, quien le

pasó algo peor. Uno de los suyos, lo vendió por 30 piezas de plata, para ser crucificado. Y, si

no fue por nada más, usted tiene un nuevo entendimiento maravilloso de los sufrimientos de

Cristo. Nada más de una manera muy pequeña, comparado con su discipulado.

Hay otra función en la que la Iglesia debe estar involucrada, y ese es el pastorado. Y,

podremos hablar mucho de eso. Pero, permítame tan solo decir que estamos comprometidos

con el hecho de que usted tiene ovejas, y tiene pastores, y básicamente dice que todo mundo

tiene que cuidar de todo mundo. Tenemos que estar involucrados en cuidar de manera mutua

y satisfacer las necesidades unos de otros.

Jesús le dijo a Pedro: “¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas?”

Pedro dice: “Tú sabes que sí. Tú sabes que sí. Tú sabes que sí”.

Y, Jesús dice: “Alimenta mis ovejas, alimenta mis corderos. Alimenta mis ovejas”. Pastoreo.

Cuidar, cuidar de la gente. Y, básicamente es alimentarlos y guiarlos. 1 de Pedro nos dice

eso. Alimentad al rebaño, supervisen. Hechos 20:28, lo mismo. Alimentar y guiar. Alimentar y

guiar. Simplemente como un pastoreo. Y, queremos ser eso. Porque, ¿cómo podemos decir

que amamos a Dios, cuando vemos a nuestro hermano tener necesidad, y cerramos nuestro

corazón? ¿Verdad? ¿Cómo es que el amor de Dios mora en vosotros, si no se preocupa por

la gente, si no se preocupa por sus necesidades?

Y, quiero decirle que todos tenemos que estar involucrados en el proceso de pastoreo. Digo,

usted está ahí, está con las ovejas codeándose. Tiene que descubrir en donde les duele algo.

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Satisfacer sus necesidades cuidadosamente. Si tiene suficiente alimento en su plato para

alimentarlo, si no tiene nada, comparta su alimento. Si tiene suficiente conocimiento, como

para compartir con ellos, y están perdidos y están desviados, tráigalos de regreso. Como

puede ver, el proceso de pastoreo se lleva a cabo otra vez. 1 de Pedro dice que el Señor es el

Príncipe de los Pastores. Y, la implicación es que estamos bajo su supervisión y todos

estamos involucrados en cuidar de las ovejas. Es tan esencial.

Y, ¿sabe una cosa? Queremos pastorear. A veces es difícil. La gente queda desatendida

muchas veces. No hay duda al respecto. Siempre rompe mi corazón, sabe una cosa, cuando

alguien dice: “Bueno, ¿sabes una cosa? Nadie me llamó, estaba enfermo, o tuve un problema

y nadie me llamó. A nadie parezco importarle”. Algunas veces recibo una carta de personas

afligidas y dicen: “¿Sabes una cosa? Tal y tal pasó, y no nos llamaste, y no te importó, y nadie

de la iglesia vino”. Y, mi corazón simplemente se duele cuando oigo eso.

Y, no sé, algunas veces las expectativas de la gente van más allá de la realidad. Y, esperan

quizás que pueda estar en todos lados. Tanto como me gustaría, ser algo que me gustaría

hacer, eso no es posible. Pero, eso normalmente no es el caso. Normalmente no es que

estuve ahí. Normalmente es que nadie estuvo ahí. Digo nadie pareció entrar en ese momento.

Y, esto con mucha frecuencia sucede cuando la gente tienen muerte en la familia. Y, tan

pronto como la muerte ocurre, todo mundo rodea a la persona, y hay un refuerzo tremendo. Y,

después del funeral es de regreso a la vida como normal, y hay una depresión tremenda, y

toda la fortaleza y el apoyo se ha disipado. Y, todo mundo está de regreso a la normalidad. Y,

la persona se queda sola, simplemente en el momento en el que realmente la verdadera

tristeza comienza a llevarse a cabo, y perdemos ese toque sensible.

Como el pastor, usted sabe quién dice en Juan 10, él dijo: “Yo soy el pastor”. Y, él dijo: “Yo

soy la puerta”. Lo que eso significó, fue que el pastor estaba ahí acostado frente a la puerta.

Toda oveja que entraba o salía, tenía que pasar por encima de Él. Y, Él bajaba su cayado

cuando entraban, y paraba a cada una de ellas y las revisaba, para ver si tenían alguna herida

o algún problema. Y, cuando había una necesidad, Él tomaba aceite y lo colocaba. De eso

habla cuando dice: “Mi copa está rebosando, y tu vara y tu cayado me infunden aliento”, en el

Salmo 23. Y, el pastor cuidaba de sus ovejas. Esa es la responsabilidad de pastoreo.

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Y, ¿sabe una cosa? Reconozco también que hay algunas personas maravillosas, personas

que en silencio no son pastoreadas, porque simplemente están allá afuera, y son personas

que guardan silencio, y no sabemos de ellas. Y, reciben un pastoreo mínimo. Y, después hay

algunas personas que siempre están en pecado y están de cabeza, y tienen pastores que

están a su alrededor, todo el tiempo en grupos, tratando de enderezarlas. Digo, esa es la

verdad.

Tenemos reuniones de comité y hablamos de algunas personas. Ocho ancianos, “¿qué

vamos a hacer con ellos?” Bueno, hablamos de una en esta mañana en nuestro tiempo de

oración. “¿Qué vamos a hacer con este hombre? Este hombre es infiel a su esposa. Esta es

la vez número ya perdimos la cuenta. Y, cada vez que tenemos que atravesar por este

proceso, lo vuelve a hacer. ¿Qué vamos a hacer con él?” Entonces, en oración lo trajimos a

Dios. Y, ¿sabe una cosa? En cierta manera nos rendimos en la esfera humana. Pero digo, él

recibe el pastoreo.

Él ni si quiere ser pastoreado, él simplemente quiere que nos salgamos, que nos vayamos de

su vida.

Y, ahí hay otras personas queridas, que están ahí llorando en silencio, diciendo quizás: “Por

favor, vengan a mi vida”. Y, no lo sabemos. Y, me doy cuenta de eso y lo reconozco. Y, esa

es la razón por la que como puede ver, no podemos llevar la carga. Todos tenemos que

vernos a nosotros mismos como ovejas y también como pastores, en un sentido, cuidándonos

de otros. Y, realmente queremos pastorear. Tenemos que rendir cuentas a Dios acerca de

esto. Es su iglesia, ustedes saben, no es la iglesia de John MacArthur, es la suya. Es la iglesia

de Cristo. Él le ha dado esa administración. Es suya y mía, y de todos nosotros, y todos

tenemos que cuidar unos de otros, y tenemos que rendir cuentas.

Y, el pastoreo es una función de cuidado mutuo, de satisfacer necesidades, de asegurarnos

de que la gente va avanzando por el camino espiritual. ¿Cree que al llenar su tarjeta de

asistencia el domingo, simplemente es un ejercicio? Esas tarjetas la ven un grupo de

personas queridas, toda semana, y son enviadas a personas que pueden llamar, a los que

están ausentes durante un período de tiempo, para tratar de pastorear a esas personas,

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investigar por qué no están aquí. ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Cuáles son sus problemas?

Eso es esencial.

Lo primero que hice en Grace Church, la primera semana que viene a esta iglesia, allá en una

pequeña iglesia, en la parte de enfrente de la capilla, fue desarrollar una manera en la que

pudiéramos pastorear a la gente. Sabía que podíamos alimentarnos. Simplemente quería

asegurarme de que pudiéramos guiarlos, porque el pastor alimenta y guía. Y, guiarlos a la

semejanza a Cristo.

Hay otra función, y esa es la función de edificar familias, edificar familias. Creo que la familia

es la unidad de Dios, para transmitir la justicia de una generación a la siguiente. Creo que esto

es abundantemente claro en Deuteronomio capítulo 6, que Dios ordena a la familia, como la

unidad básica de la preservación justa en el mundo. Y, debe transmitir su verdad de una

generación a la siguiente.

Ahora, usted sabe, también como yo, que lo que Dios ha ordenado, Satanás lo ha atacado,

¿verdad? Lo que Dios ha hecho para preservar la justicia, Satanás ataca. Y básicamente, eso

se reduce a tres cosas: La familia, la iglesia y el gobierno. Y, en donde Dios ha ordenado un

gobierno para el castigo de los malhechores y el bienestar de los que están bien, Satanás va

a destruirlo si puede. Y, cuando hay una iglesia en donde Cristo es exaltado y la Palabra es

proclamada, él va a atacar eso. Y, en donde hay una familia que transmita justicia, él va a

hacer lo que pueda por desintegrar eso. Esas son las unidades básicas de la preservación en

la sociedad: La familia, la iglesia y el hogar, y el gobierno.

Y, la gente dice: “¿Crees que hay una conspiración para destrozar a nuestro gobierno?” Claro

que lo hay y está teniendo éxito. Nuestra sociedad va hacia abajo, ¿por qué? Porque la masa

de nuestra sociedad es impía, son personas impías, y entonces de manera natural son los

instrumentos de Satanás, y el sistema se va a colapsar.

Y, ¿crees que está atacando la iglesia? Bueno, claro. La iglesia, está llena de liberalismo, está

convulsionándose. Leí esta semana acerca de la nueva Biblia no sexista, que el Concilio

Nacional de Iglesias acaba de publicar, en donde ha quitado todos los términos sexistas, tales

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como Cristo el Hijo de Dios. Él ya no es el Hijo de Dios en esta Biblia. Él es el niño neutral de

Dios. Es no sexista. No tiene preocupación en absoluto con que el Espíritu Santo dijo que Él

es el Hijo de Dios. Y, eso simplemente ataca – ese es el Concilio Nacional de Iglesias,

Iglesias.

Y, después la familia desintegrada y destrozada por todos lados, por ataques por parte de una

sociedad inmoral, llena de lujuria, difícilmente puede sobrevivir. Y, la iglesia está en un lugar

vital, de preservar esa unidad de la sociedad, la familia. Y, estamos comprometidos con eso,

como una función, ¿verdad? Estamos comprometidos a enseñarle a los niños y enseñar

cuando los jóvenes en secundaria, la preparatoria, los jóvenes de universidad, estamos

comprometidos con discipularlos. Estoy tan contento por ver a hombres, a personas

discipulando de uno a uno a pequeños, niños de sexto de primaria. Me emociona ver a

personas que están trabajando con nuestros jóvenes, porque son los que van a preservar esto

en la próxima generación. Quiero que conozcan cuáles son los estándares de Dios para el

matrimonio y la familia. Es maravilloso que tenemos consejeros, que tenemos a ministerios de

familia. Un centro de familia por allá y muchas cosas que operan hacia la preservación, la

edificación de una iglesia piadosa de familias.

Efesios 5, usted sabe, dice: “No os embriaguéis con vino”. Y, el texto, claro, en el 5:18 está

hablando de la embriaguez religiosa, las personas de las sectas del día del apóstol Pablo,

solían pensar que podían ascender a tener comunión con las deidades, si podían

emborracharse lo suficiente. Y, se emborrachaban como las personas en el oriente, las

personas entraban en un estado de éxtasis, como en el Oriente lo hacen las personas con

drogas, para tener comunión con Dios, para ascender a un plano más elevado. Y, en su

embriaguez pensaban que estaban teniendo comunión con los dioses, a través de sus orgias

llenas de lujuria, con prostitutas del templo. Y, Pablo dice: “Si creen que pueden comunicarse

con Dios, no va a ser a través de la embriaguez. Va a ser a través de la llenura del Espíritu de

Dios. Así es como tienen comunión con el Dios vivo”.

Y, como resultado de eso, una de las cosas que van a suceder, es que van a someterse unos

a otros. Y, ¿cómo se manifiesta eso? Las esposas se van a someter a sus maridos. Los

maridos se van a someter a sus esposas, al amarlas con un amor que las sustenta, las nutre,

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las purifica. Los hijos se van a someter a sus padres, y los padres se van a someter a las

necesidades de sus hijos, al no provocarlos a ira, si no a criarlos en la disciplina y

amonestación en las cosas de Cristo. Todo eso fluye de una vida controlada por el Espíritu. Y,

eso es lo que queremos ver. Una función de la iglesia entonces es, llevar a las familias al

control del Espíritu de Dios. En donde usted puede ver sumisión, porque solo en sumisión las

relaciones pueden ser significativas y bendecidas. En donde usted tiene a todo mundo

peleando por su supremacía, y peleando por sus propios derechos, usted desintegra la

posibilidad de alguna relación significativa. Y entonces, la familia es una función. Usted debe

sustentar, fortalecer la familia, unos de otros. Usted debe ayudar a los hijos de otros, orar por

los hijos de otros. ¿Ora usted por sus amigos cuando ve algún niño que es desobediente, que

no vive como debe ser? ¿Cuál es su reacción? ¿Ora por ellos? ¿Llama a las personas y les

dice: “Me gustaría ayudarte, si hay algo que pueda hacer por trabajar con tu hijo”? Tiene que

cuidar por la familia, es una función.

Otra función es preparación. Preparación. Y, con esto quiero decir, preparar a la gente,

equiparlos para un ministerio, equiparlos para una tarea. “Y, Él dio a unos apóstoles, a otros

profetas, evangelistas, y pastores, maestros”, Efesios 4:11 dice: “A fin de perfeccionar o llevar

a la perfección, o llevar a un lugar de utilidad, a fin de perfeccionar a los santos, equiparlos. A

fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio”, Efesios 4:12.

Estamos tratando de preparar a personas para el ministerio. Ese es nuestro deseo. No solo

darles verdad espiritual en términos generales, si no preparar a personas para que puedan

usar eso. Y, usted toma un curso en evangelismo, y toma todos esos versículos que están

flotando en su cabeza y los aterriza, y tiene un plan para saber cómo funcionan. Y, sale con

un nuevo celo y denuedo, porque tiene confianza, porque sabe cómo la presentación debe de

hacerse.

O, quizás siente en su corazón el llamado al ministerio al campo misionero, y usted va con

alguien y dice: “Hombre, Dios me está llamando al campo misionero”. No vamos a meterlo a

usted y mandarlo en un barco la próxima semana. Vamos a pasar unos cuantos años

preparándolo. Para que cuando usted salga, usted equipado al máximo nivel. La iglesia tiene

que ser un ministerio de preparación, de entrenamiento, entrenando de manera constante a la

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gente.

Tenemos cursos – no sé si usted sabe esto – en nuestra iglesia, para preparar a personas,

prepararlos en últimas para ser diáconos y ancianos. Hay cursos aquí para preparación en

evangelismo, y hay cursos de preparación en misiones. Tenemos muchas cosas. No sé si

usted lo sabe. Pero, Logos tienen un programa de segundo año, para preparar a la gente para

trabajar con jóvenes. Ese es un curso de un año completo en ministerio de jóvenes. Preparar

a la gente en el seminario para predicar la Palabra de Dios, y enseñar. Preparar a los jóvenes

para el ministerio en la iglesia, a través de Logos. No solo darles generalidades, si no

ayudarles, de tal manera que puedan ser preparados. Y por otro lado, sean preparados y

estén listos, y estén equipados. La iglesia tiene que funcionar en el área de preparación.

Tenemos que preparar a los niños y también a los padres, para que sepan cómo ser el padre

correcto. Para que sepan cómo deben ser como cónyuges cuando se casen. Para que sepan

cómo ser el tipo correcto de líderes en la iglesia. Es preparación. Eso es tomar la enseñanza y

colocarla de una manera que le da a una persona, una idea de cómo puede moverse, de estar

en un lugar no desarrollado, de utilidad mínima, a un lugar de utilidad máxima. La preparación

es esencial. Y, equipar a los santos, es parte de eso. Debe estar involucrado en eso, debe

estar siendo preparado para alguna tarea específica, que sea coherente con sus dones.

Otro – me gustaría poder decir más de eso, pero, el tiempo se está acabando. Otro, es dar,

ofrendar. Esa es una función de la iglesia, dar. Esa es una función. Digo, hágase usted la

pregunta: “¿Está usted involucrado en el pastoreo? ¿Está funcionando en el pastoreo? ¿Está

funcionando en la oración? ¿Está funcionando en el discipulado? ¿Está funcionando en

ayudar a la familia, para que sea fortalecida como Dios quiere que lo sea? ¿Está usted

funcionando al preparar o ser preparado? ¿Está funcionando al dar?”

Yo me hago esa pregunta: “Señor, ¿quieres más? ¿Estoy haciendo lo que quieres que haga?”

Y, quiero oír al Espíritu de Dios, conforme él motiva mi corazón acerca de todas estas cosas,

para ser más fiel. No estoy tratando de quedarme con nada de ella. Hasta el último día que

Dios tenga para mí aquí, quiero terminar haciendo lo que deba hacer. No quiero estar lleno de

energía e irme al cielo, como Henry Martyn dijo; “Déjame arder para Dios”. Solo quiero irme

cuando ya esté agotado, cuando ya no tenga nada más que dar. Pero, quiero aprovechar eso

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al máximo.

Y, veo a tantos cristianos que en cierta manera, de manera tentativa andan jugando en la

superficie, y no hacen una inversión grande en la dinámica de la función y el ministerio. Y

entonces, no hay sentido de mérito, de logro. Y habrá, no obstante, un tiempo de rendición de

cuentas, y van a perder algunas cosas.

¿Qué acerca del dar? Los macedonios dieron abundantemente, a partir de su pobreza

profunda. Nunca es cuestión de cuánto tiene usted. No tiene nada que ver con eso. La gente

dice: “Si tuviera más, daría más”. No, eso no es verdad. Porque no es cuestión de cuánto

tiene usted. Es cuestión de su corazón, ¿no es cierto?

Y, Pablo dijo en 2 de Corintios 9: “El que siembra escasamente, cosechará escasamente”.

Siembre abundantemente y recogerá abundantemente. Usted da un poco, y va a recibir un

poco de regreso. Usted da mucho, va a recibir mucho de regreso. En otras palabras, lo que

usted da, Dios le regresa a usted con intereses. Usted invierte con Dios. Usted realmente no

da, usted simplemente invierte. Jesús dijo: “Dad y se os dará. Medida buena rebozando”. Y

entonces, Dios está tratando de enseñarnos que podemos confiar en Él con nuestras cosas.

¿Entiende eso? Es simplemente lo opuesto de lo que Él está pidiendo. Él da cosas y Él dice:

“¿Puedo confiar en ti con estas cosas?” Y, usted prueba que Él puede confiar en usted con las

cosas. Entonces, usted puede confiar en Él con las cosas, y usted se lo devuelve.

Como puede ver, la mejor lección que jamás aprenderá usted, en términos de administración,

es que usted no es dueño de nada. De nada. Nada de lo que usted tiene, es de usted, es de

Él. Solo debe ser administrado para probarse usted. Es un administrador digno. Eso es todo.

Eso es todo. Y, si usted no puede administrar eso, Él no le va a dar a usted las riquezas

verdaderas. Eso es lo que dice en Lucas.

¿Qué acerca de dar? Algunos de ustedes no dan en absoluto. No dan en absoluto. O, quizás

lo que les sobra. Pero, no dan. No sé por qué, pero, no dan. No necesitamos su dinero. Yo no

quiero su dinero. Grace Church no está cayéndose. Pero, usted se está perdiendo de algo

maravilloso, porque usted está perdiendo el lugar de la obediencia, y el lugar de la bendición

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multiplicada.

Y, algunas personas dan poco. Digo, avientan ahí un par de dólares, o dan de manera

mínima, y no pueden dar más que eso, porque están gastándoselo todo en cosas que se van

a quemar. Y, eso es algo triste, eso es realmente triste. Y, me entristezco, no por nosotros, si

no por ellos. Espero que usted esté dando generosamente, porque quiero que esté en el lugar

de la bendición. No solo le aviente a Dios algunas monedas.

David dice: “No le voy a dar a Dios lo que no me cuesta nada”. Eso es una burla. Tiene que

aprender primero que no le pertenece a usted, y después una vez que usted lo suelte, usted

está libre. Y, después usted simplemente lo administra, y si alguien más lo necesita más que

ustedes, es de ellos. Y, es el espíritu del libro de los Hechos. Tenían todas las cosas en

común, y estaban vendiendo y dando, conforme ellos tenían necesidad.

¿En dónde estamos en eso? Uno de los hombres me mostró algo. Una iglesia que tiene la

mitad de la gente que nosotros tenemos, y recibe el doble que nosotros en ofrenda. Y, él dijo:

“¿Qué piensas que es esto? “

Yo dije: “No sé”. Y, conforme comencé a pensar en esto, pensé: “Bueno, podrá ser por los

motivos incorrectos, quizás están bajo algún sistema legalista, en donde tienen que dar. Y, si

ese es el caso, no importa lo que dan. Porque si todo es dado por la razón equivocada, ¿cuál

es la diferencia, verdad?” Porque no les trae de regreso ninguna bendición.

Pero, por otro lado, si lo están dando, a partir de un corazón abundante de amor, es bastante

emocionante. Pero, esto es lo que sé. Hay muchas personas en esta iglesia, que no están

haciendo lo que deben. Y, semana tras semana, dice: “Apártenlo, el primer día de la semana.

Tengo que examinar mi propio corazón”. Porque hay semanas en las que no debo lo que

debía haber hecho tampoco. Y, no soy obediente al Espíritu de Dios, y quiero luchar con eso

cada semana. Cada semana.

Dar es una función. Y, no solo dar, para que se pueda llevar a cabo la obra aquí. Pero, dar

más allá de aquí. Como puede ver, la única razón por la que queremos un ministerio aquí, es

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para extender el reino más allá de aquí. ¿Entiende el panorama? Digo, lo que entra aquí,

vuelve a salir. No estamos tratando de acumular una fortuna. Estábamos hablando esta

mañana, este auditorio básicamente – simplemente la parte del auditorio de estas

instalaciones, este auditorio fue construido y amueblado por unos $750,000 dólares. Un poco

más, quizás. Eso es bastante bueno. Digo, usted no necesita muchas cosas santas aquí,

muebles santos en todos lados, ¿verdad? Ventanas emplomadas y todo eso. No necesita

todo eso. Y, el dinero que tenemos, tratamos de ser buenos administradores de ello y enviar

el resto, preparar a la gente para que salga a alcanzar a personas que tienen necesidad. Digo,

Dios dio, ¿no es cierto? Cristo dio. ¿Cómo es que el pueblo de Dios en la iglesia de Cristo no

va a dar? Sea coherente.

Finalmente, la comunión es una función. Y, yo sé que usted cree que es una esencial. La

comunión simplemente significa una vida común juntos. Y, creo que en cierta manera resume

todo lo que hemos dicho. Simplemente tener comunión, simplemente estar juntos, amarnos

unos a otros, compartir la vida unos con otros. Es sentarse en una mesa y oír a alguien

descargar su corazón. Es orar con alguien que tiene una necesidad. Es visitar en un hospital.

Es sentarse en una clase. Es ir a un estudio bíblico en casa. Es cantar un himno con alguien a

quien a usted nunca ha conocido. Es de tener el mismo himnario y quizás hablar de lo que

Cristo significa para usted. Son nuevos cristianos compartiendo su gozo. Es compartir una

petición de oración acerca de un ser querido que está enfermo. Es todo tipo de cosas. Es la

vida en común. ¿Se da cuenta? Es la vida en común. Es tener todo en común. Todo. Eso es

comunión. Y, esa es una función.

¿Pertenece usted a algún lugar? ¿Tiene comunión? ¿Abre su vida? ¿Se expone a sí mismo

con todas sus cicatrices, todos sus problemas a algunas personas que pueden tener cicatrices

y problemas también, para que juntos puedan ministrar? Comunión.

Entonces, ¿cuáles son las funciones? Bastante simples, realmente. Predicación, enseñanza,

evangelismo, misiones, adoración, oración, discipulado, pastoreo, familia, preparación,

ofrendar, dar, comunión. Todas estas son las esenciales. Ahora escuche. Dice usted: “John,

hemos hablado de esqueletos”. Es correcto. “Hemos hablado de actitudes internas”. Correcto.

“Hemos hablado de función. ¿Qué hay acerca de la carne?”

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¿Quiere saber algo? Realmente no importa. Realmente no importa. Digo, si yo puedo tomar

mi analogía del cuerpo. El hombre ve la apariencia externa. Dios ve, ¿qué? El corazón.

¿Quiere saber algo? Una iglesia es una iglesia en su corazón. Lo que quiero saber acerca de

una iglesia es, ¿cuál es su esqueleto? ¿Está comprometida una iglesia con un alto concepto

de Dios? ¿Con la prioridad absoluta de la Escrituras, claridad doctrinal, santidad personal, y

autoridad espiritual? Y, ¿cuáles son las actitudes que están fluyendo en su interior?

¿Obediencia y amor, y servicio, y unidad, y todas esas cosas? Y, ¿cuáles son sus funciones?

Y después, realmente, no va a importar cómo se ve por fuera, cómo se manifiesta, cómo

encarna, qué forma adoptan sus programas. ¿Entiende eso?

Cuando Dios por su gracias maravillosa me trajo a Grace Church, yo en mi propio corazón

dije: “En primer lugar” – y después le dije a los hombres: “Dios, yo sé esto. Que si vamos a

hacer lo que tú quieres que seamos, no vamos a tener problema en ministrar eficazmente”.

Porque lo que somos, es lo que importa. La carne, eso es simplemente el caso. Y, tantas

veces como lo hemos dicho en esta serie, cuando los pastores vienen, como esta semana, a

nuestra iglesia, están buscando algo de carne para regresar, implementarla en su iglesia, y no

va a mantenerse en pie, no va a vivir, porque no tienen todas estas cosas que están en su

vida, atrás de lo que usted ve. ¿Se da cuenta? Y, si todas estas cosas están ahí, la carne

realmente no es importante. No es tan importante cómo se ve por fuera, es la belleza de lo

que está en su interior que habla de su realidad.

Encarnamos nuestros ministerios. Permítame tan solo pensar en la carne por un minuto.

¿Cuál es la carne? ¿La manifestación externa de nuestra predicación y enseñanza? Bueno,

se lleva a cabo todo el tiempo. Domingo por la mañana, domingo por la noche, miércoles por

la noche, estudios bíblicos en casa, nuestros grupos, grupos de comunión, clases, Logos,

nuestra escuela cristiana, nuestro seminario. Digo, estamos enseñando, enseñando,

enseñando. La predicación, predicando aquí, predicando en las cárceles, predicando en las

misiones de rescate, predicando por cinta, predicando en la radio. Digo, se lleva a cabo todo

el tiempo, en cualquier domingo dado, muchos de nuestros ancianos están allá afuera

predicando en otros lugares. Constantemente estamos haciendo eso.

Y, ¿qué hay acerca del evangelismo y las misiones? Tenemos evangelismo por nuestro estilo

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de vida. Tenemos evangelismo amistoso, estudios bíblicos de personas que quieren saber de

la vida cristiana, fundamentos de la fe, para aquellos que acaban de nacer; discipulado de

evangelismo, programas de preparación. Están todos estos tipos de cosas. Nuestros servicios

de bautismo, básicamente son un testimonio de la gracia de Dios. Y, la salvación de almas y

una motivación para evangelizar más.

Vemos las misiones y vemos el desarrollo de una estrategia para todos alrededor del mundo.

Tenemos un grupo de preparación de personas que están en proceso de reunirse mes tras

mes. Un grupo grande, listo para ir al campo misionero, cuando Dios haya preparado todo

para que se vayan. Estamos desarrollando radio en el extranjero, en las Filipinas y en Guam,

alcanzando con centros de cintas en Singapur y Bombay. Y no sé, en Manila, estamos en

Sudamérica, Australia, Nueva Zelanda, Europa. Digo, en lo que en carnal tiene que ver en

cómo se ve. Se lleva a cabo. ¿Se da cuenta? Y, ahora entiendo que han traducido la serie de

la familia a japonés. Y, todas las iglesias evangélicas en Japón van a oírme en japonés. Difícil

de imaginarlo.

Estamos desarrollando video ahora. Vamos a comenzar a desarrollar video, porque la iglesia

en Liberia, el cual es un país que hablan inglés en África, ha pedido si podemos enviarles

materiales y personas, equipos a Liberia, para preparar a los evangélicos de la nación de

Liberia. Y, todas estas cosas, simplemente se manifiestan, son la encarnación de todo esto. Y,

puede suceder en todo tipo de maneras, si el corazón está bien. ¿Se da cuenta?

Adoración colectiva. Adoramos en el día del Señor. Nuestro servicio en la mañana, es para

exaltar el nombre de Dios, alabar Su nombre, alabar el nombre del Salvador; cantar canciones

acerca de Su gloria, Sus atributos, y todo lo que Él es para nosotros. Y, adoramos en Su

mesa. Adoramos en servicios especiales. Nuestra música está dirigida a la adoración.

Como pastor, en la oración del domingo, trato de ser un sacerdote, que los levanta a Dios,

para que puedan entrar a su presencia y adorarlo. Y, toda la enseñanza que le damos, es

para que usted pueda conocerlo mejor, y a partir de ese conocimiento, pueda salir la

adoración. La oración se lleva a cabo todo el tiempo.

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Todo martes por la mañana, de toda semana, los pastores se reúnen, y pasamos una hora en

la Palabra de Dios, y después una hora en oración y adoración, llevándole a Dios las

necesidades de la iglesia.

Los ancianos se reúnen todo domingo por la mañana para orar. Y, hemos hecho eso a lo

largo de los años, y años, y años, llevando las cargas de la gente. Y, a lo largo de la semana,

hay grupos de oración aquí y allá, y por todos lados; en casas, grupos de personas, y aquí en

nuestros líderes y pastores.

El discipulado se lleva a cabo en todos lados. Todo grupo en nuestra iglesia está

comprometido con un proceso de discipulado, todo grupo. El discipulado, discipulando a los

líderes y discipulando a las personas de todo grupo, de los niños más pequeños, a los adultos

mayores, a través de grupos de estudio bíblico, en todos nuestros ministerios.

Y, ¿cómo es que el pastoreo se manifiesta? Con ancianos y diáconos, y diaconizas que

cuidan de la gente. Con nuestro amor y ministerio en acción. Y, usted puede llamar si tiene

una necesidad. Tenemos a personas que satisfagan esa necesidad. De hecho, a través de

nuestros estudios bíblicos, usted sabe, tenemos un sistema entero ahora, implementado en

donde si una persona tiene una necesidad, nos lo hacen saber, y podemos buscar alguien en

su área que se haya ofrecido como voluntario para satisfacer ese tipo de necesidad. Todo,

desde arreglar una transmisión, a llamarle a alguien en el hospital. Todo eso es parte de

pastorear.

La familia, todo tipo de clases y preparación significa trabajar con sus hijos, y sus bebés, y los

ministerios en el centro de familias, la Gracia de Toda Mujer, ministerios de mujeres. Tenemos

clases para mujeres, cuyos maridos no son cristianos. Y por cierto, cuando uno se convierte

en cristiano, tienen una fiesta de graduación, y hay una gran celebración cuando una persona

se gradúa de esa clase. Todo tipo de cosas. Programas de Proverbios para Padres,

preparación para padres, para enseñarles a cómo ser un sacerdote de familia. Clases

prematrimoniales – un curso maravilloso para aquellos que se van a casar. Realmente los

prepara para cosas que necesitan saber. Preparación para evangelismo y para el trabajo en

las cárceles, y trabajos de misiones. Y, simplemente sigue y sigue en el área de preparación,

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todo tipo de cosas que están pasando.

En el área de la ofrenda, nuestras ofrendas de domingo. Y, en el momento en el que usted da,

y todo el esfuerzo que usted da, al sacrificar tiempo y energía al dar, no solo en dinero, si no

tiempo, energía, dones y servir a Cristo, todo se lleva a cabo todo el tiempo.

Comunión. La comunión se manifiesta en todo momento en todo lugar. Los grupos de

comunión el domingo son un gran enfoque para eso, es un gran enfoque. Los grupos de

comunión, muchas otras cosas, estudios bíblicos. Realmente ese no es el punto. La

manifestación externa, simplemente se lleva a cabo, cuando todo lo que está adentro está

bien.

Yo creo que Dios ha llamado a nuestra iglesia para que exista, y es un lugar único, es un lugar

excepcional. Rara vez, no pasa un domingo en el que yo voy a una recepción de visitas que

vienen por primera vez, y un grupo no se acerca y dice: “Oh, somos de tal y tal”. La semana

pasada fue de Florido, de Michigan. La semana pasada fue Michigan. Y, la semana anterior a

esa, fue Florido, viceversa. Y, dijeron: “Somos de, digamos Michigan”.

“Oh, qué gusto. ¿Están visitando?”

“No, nos acabamos de mudar a aquí”.

“¿Oh, sí? ¿Por qué?”

“Para venir a esta iglesia”.

“¡Oh!”

Y, después dicen: “¿Conoce un lugar en donde podamos encontrar un lugar donde

quedarnos, una casa, y quizás un trabajo?”

“¿Me quieres decir que acabas de empacar y dejaste todo y veniste?”

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“Sí. Queríamos venir a Grace Church”.

Y, muchas veces no hay tan solo uno o dos, si no que hay una cantidad de pequeñitos. Y,

dicen: “¿Tienes a alguien que pueda ayudarnos a encontrar un lugar donde quedarnos?

Simplemente creemos que la vida se centra en torno a la iglesia, no al trabajo”.

Y, eso sucede. Y, se me hace un nudo en la garganta. Y, yo digo: “Señor, mantennos siendo

lo que Tú quieres que seamos”. ¿Se da cuenta? Muchas personas, muchas personas ven

eso. Viven así. Queremos ser Su iglesia, edificada a Su manera, para Su gloria. ¿Amén?

Gracias Padre, por nuestro tiempo en esta mañana. Un buen tiempo. Canciones dulces de la

fe, que resuenan en nuestros oídos. Y, el pensamiento de que Tú estás en este mismo lugar.

Y, debido a que Tú estás aquí, hay bastante amor para todos nosotros. Bastante gozo,

bastante esperanza, bastante poder para disipar cualquier oscuridad. Oh, qué pensamiento

tan emocionante es ese. Gracias por lo que has hecho en nuestra comunión y en esta iglesia,

por todo lo que es bueno, que Tú has hecho. Y, todo lo que es menos que eso, lo hemos

hecho. Ayúdanos a dejarte llevar a cabo Tu obra a Tu manera.

Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org

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