Los jesuitas llegamos a Chile

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Los jesuitas llegamos a Chile el 9 de febrero 1593. Este primer grupo estuvo conformado por cinco sacerdotes y dos hermanos dirigidos por el padre Baltasar de Piñas, provenientes del Perú. El tiempo que los jesuitas hemos servido en Chile puede dividirse en dos grandes períodos, separados por la expulsión de la Compañía de los territorios del rey de España en 1767; el primero desde 1593 hasta 1767, y el segundo desde 1843 (año del regreso al país) hasta nuestros días. Primer período: 1593-1767 Durante la primera etapa, la Compañía se estableció en diferentes ciudades y con variadas misiones. En primer lugar, desarrolló labor educativa con los colegios Máximo San Miguel (donde también se daban títulos universitarios) y San Pablo en Santiago, además de uno Bucalemu, uno en Chillán, uno en Quillota, uno en Mendoza, uno en La Serena y otro en Concepción. En el ámbito misionero destacaron las misiones en el sur del país, en Chiloé, con las misiones circulares que ayudaron a mantener la vida eclesial en las distintas comunidades, muchas de las cuales construyeron iglesias que hoy son patrimonio de la humanidad. También con las misiones en la región de la Araucanía. En esta región hubo más dificultad para la misión. El ejemplo más elocuente de esto lo constituye el martirio de tres jesuitas en Elicura en 1612, aunque se contó con grandes misioneros, como el P. Diego de Rosales o el P. Luis de Valdivia, autor este último de lo que se llamó la “guerra defensiva”. La primera Casa de Ejercicios se abrió en Santiago a principios del siglo XVIII, en la chacra de la Ollería. En 1740 llegaron a Chile algunos jesuitas alemanes que en la hacienda de Calera de Tango desarrollaron artes manuales e industriales, lo cual transformó a la hacienda en un gran centro artístico e industrial de la colonia chilena. Pero también se tenían otras haciendas: en Santiago, en Andalién, en Mendoza, en Concepción, en La Serena, en Valparaíso; todas ellas muy bien administradas. El ámbito intelectual tampoco estuvo ajeno a la actividad de los jesuitas de aquel tiempo. Entre los más destacados intelectuales, podemos recordar al P. Juan Ignacio Molina y al P. Manuel Lacunza. En 1767 el rey Carlos III decreta la expulsión de los jesuitas de todas sus tierras. Esta determinación real se viene a sumar a las de otros reinos europeos, proceso que termina con la supresión de la Compañía de Jesús por parte del papa Clemente XIV en 1773. Había en ese momento en Chile 355 jesuitas, repartidos en más de quince ciudades, los cuales salieron pacíficamente del país y fueron a vivir a la ciudad italiana de Imola. Segundo período: 1843-2003 El 7 de agosto de 1814, el papa Pío VII restableció la Compañía en la Iglesia Universal. De los 22 mil jesuitas que había en 1773, no quedaban más de dos centenas. El 27 de mayo de 1815 el rey de España la restauró en sus reinos. Después de algunos intentos frustrados de volver Chile, en 1843 llegaron los primeros ocho jesuitas de la Compañía restaurada a nuestro país. Estos primeros años fueron muy difíciles, sobre todo ante la negativa del gobierno de Chile de reconocer legalmente a la Compañía en el país. Incluso en 1846 los jesuitas tuvieron que, nuevamente, abandonar territorio chileno. Pero volvieron dos años más tarde y se instalaron definitivamente, todavía sin el consentimiento legal del Estado. En 1856 empezaron las clases en el Colegio San Ignacio de Santiago, aunque en Chile sólo habían seis jesuitas. En 1859 se abrió la Casa de Puerto Montt, integrada en un primer momento por tres jesuitas alemanes, los cuales inmediatamente crearon la Escuela San José, antecesora del Colegio San Francisco Javier. En ese primer tiempo también se hicieron cargo de capillas y misiones en Puerto Octay y Puerto Varas. Rápidamente se abrieron casas en Valparaíso y Santiago, además de un Noviciado que acogía a unos pocos novicios. En 1872 fue consagrada la Iglesia de San Ignacio a un costado del colegio del mismo nombre. En 1870 se abrió en Concepción el Colegio San Ignacio. Ya en esos años las Casas de Ejercicios de Concepción y Valparaíso se desarrollaban rápidamente. Durante el siglo XX la Compañía creció fuertemente, llegando en 1946 a constituirse en Vice-Provincia, y en 1958 como Provincia independiente. Los jesuitas chilenos fuimos marcados en un primer momento por las encíclicas sociales y luego fuertemente por el Concilio Vaticano II. A principios de 1960 la Provincia chilena la conformaban alrededor de 230 jesuitas, repartidos en más de diez ciudades, con colegios en Antofagasta, dos en Santiago, en Chillán, en Osorno y en Puerto Montt, y una escuela industrial en Chuquicamata. Más dos universidades a cargo: la Católica del Norte y la Católica de Valparaíso. Casas de Ejercicios en seis ciudades, un centro de investigación social y la revista Mensaje. Además de obras como la Cruzada Eucarística, Las Congregaciones Marianas y el Apostolado de la Oración. Hoy el número de obras y establecimientos educacionales ha crecido enormemente, siempre con un hondo espíritu social. Fuimos marcados en el siglo XX por varios jesuitas excepcionales: Alberto Hurtado, Álvaro Lavín, Hernán Larraín, Patricio Cariola, Fernando Vives, Gustavo Lepaige y muchos otros. IHS Artículos recientes

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  • Los jesuitas llegamos a Chile el 9 de febrero 1593. Este primer grupo estuvo conformado por cinco sacerdotes y dos hermanos dirigidos por el padre Baltasar de Pias, provenientes del Per. El tiempo que los jesuitas hemos servido en Chile puede dividirse en dos grandes perodos, separados por la expulsin de la Compaa de los territorios del rey de Espaa en 1767; el primero desde 1593 hasta 1767, y el segundo desde 1843 (ao del regreso al pas) hasta nuestros das.

    Primer perodo: 1593-1767

    Durante la primera etapa, la Compaa se estableci en diferentes ciudades y con variadas misiones. En primer lugar, desarroll labor educativa con los colegios Mximo San Miguel (donde tambin se daban ttulos universitarios) y San Pablo en Santiago, adems de uno Bucalemu, uno en Chilln, uno en Quillota, uno en Mendoza, uno en La Serena y otro en Concepcin. En el mbito misionero destacaron las misiones en el sur del pas, en Chilo, con las misiones circulares que ayudaron a mantener la vida eclesial en las distintas comunidades, muchas de las cuales construyeron iglesias que hoy son patrimonio de la humanidad. Tambin con las misiones en la regin de la Araucana. En esta regin hubo ms dificultad para la misin. El ejemplo ms elocuente de esto lo constituye el martirio de tres jesuitas en Elicura en 1612, aunque se cont con grandes misioneros, como el P. Diego de Rosales o el P. Luis de Valdivia, autor este ltimo de lo que se llam la guerra defensiva.

    La primera Casa de Ejercicios se abri en Santiago a principios del siglo XVIII, en la chacra de la Ollera. En 1740 llegaron a Chile algunos jesuitas alemanes que en la hacienda de Calera de Tango desarrollaron artes manuales e industriales, lo cual transform a la hacienda en un gran centro artstico e industrial de la colonia chilena. Pero tambin se tenan otras haciendas: en Santiago, en Andalin, en Mendoza, en Concepcin, en La Serena, en Valparaso; todas ellas muy bien administradas.

    El mbito intelectual tampoco estuvo ajeno a la actividad de los jesuitas de aquel tiempo. Entre los ms destacados intelectuales, podemos recordar al P. Juan Ignacio Molina y al P. Manuel Lacunza.

    En 1767 el rey Carlos III decreta la expulsin de los jesuitas de todas sus tierras. Esta determinacin real se viene a sumar a las de otros reinos europeos, proceso que termina con la supresin de la Compaa de Jess por parte del papa Clemente XIV en 1773. Haba en ese momento en Chile 355 jesuitas, repartidos en ms de quince ciudades, los cuales salieron pacficamente del pas y fueron a vivir a la ciudad italiana de Imola.

    Segundo perodo: 1843-2003

    El 7 de agosto de 1814, el papa Po VII restableci la Compaa en la Iglesia Universal. De los 22 mil jesuitas que haba en 1773, no quedaban ms de dos centenas. El 27 de mayo de 1815 el rey de Espaa la restaur en sus reinos. Despus de algunos intentos frustrados de volver Chile, en 1843 llegaron los primeros ocho jesuitas de la Compaa restaurada a nuestro pas. Estos primeros aos fueron muy difciles, sobre todo ante la negativa del gobierno de Chile de reconocer legalmente a la Compaa en el pas. Incluso en 1846 los jesuitas tuvieron que, nuevamente, abandonar territorio chileno. Pero volvieron dos aos ms tarde y se instalaron definitivamente, todava sin el consentimiento legal del Estado.

    En 1856 empezaron las clases en el Colegio San Ignacio de Santiago, aunque en Chile slo haban seis jesuitas. En 1859 se abri la Casa de Puerto Montt, integrada en un primer momento por tres jesuitas alemanes, los cuales inmediatamente crearon la Escuela San Jos, antecesora del Colegio San Francisco Javier. En ese primer tiempo tambin se hicieron cargo de capillas y misiones en Puerto Octay y Puerto Varas. Rpidamente se abrieron casas en Valparaso y Santiago, adems de un Noviciado que acoga a unos pocos novicios. En 1872 fue consagrada la Iglesia de San Ignacio a un costado del colegio del mismo nombre. En 1870 se abri en Concepcin el Colegio San Ignacio. Ya en esos aos las Casas de Ejercicios de Concepcin y Valparaso se desarrollaban rpidamente. Durante el siglo XX la Compaa creci fuertemente, llegando en 1946 a constituirse en Vice-Provincia, y en 1958 como Provincia independiente.

    Los jesuitas chilenos fuimos marcados en un primer momento por las encclicas sociales y luego fuertemente por el Concilio Vaticano II. A principios de 1960 la Provincia chilena la conformaban alrededor de 230 jesuitas, repartidos en ms de diez ciudades, con colegios en Antofagasta, dos en Santiago, en Chilln, en Osorno y en Puerto Montt, y una escuela industrial en Chuquicamata. Ms dos universidades a cargo: la Catlica del Norte y la Catlica de Valparaso. Casas de Ejercicios en seis ciudades, un centro de investigacin social y la revista Mensaje. Adems de obras como la Cruzada Eucarstica, Las Congregaciones Marianas y el Apostolado de la Oracin. Hoy el nmero de obras y establecimientos educacionales ha crecido enormemente, siempre con un hondo espritu social.

    Fuimos marcados en el siglo XX por varios jesuitas excepcionales: Alberto Hurtado, lvaro Lavn, Hernn Larran, Patricio Cariola, Fernando Vives, Gustavo Lepaige y muchos otros. IHS

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