Los Hiperbóreos

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LOS HIPERBÓREOS, "BENEFACTORES" DE GRECIA por Manuel Albaladejo Vivero Dentro de la tradición cultural griega, los hiperbóreos constituían el pueblo imaginario que habitaba en el confín septentrional de la ecumene. Su presencia dentro de dicha tradición puede retrotraerse a una época bastante remota, a pesar de no aparecer mencionados una sola vez en los poemas homéricos. Este pueblo, debido precisamente a su carácter limítrofe respecto al mundo habitado, presentaba unas características especiales que lo diferenciaban desde el punto de vista etnográfico de las sociedades humanas "reales", puesto que gozaba de unas condiciones geográficas, económicas y climáticas absolutamente idealizadas, así como de unas especiales y estrechas relaciones con determinadas divinidades e incluso con los principales santuarios de Grecia. De este modo, los hiperbóreos llegaron a conformar dentro de la fantasía helénica una sociedad hasta cierto punto abierta al exterior, en contra del papel que la literatura griega había deparado al resto de los pueblos que consideraba habitantes de los límites del mundo. Como resultado de dicha puesta en contacto, los principales centros pan- helénicos devinieron deudores de unas aportaciones que habían llevado a cabo los hiperbóreos de manera desinteresada pero que resultaron decisivas —siempre dentro del ámbito y del lenguaje del mito— para el posterior desenvolvimiento de la mentalidad y cultura griegas [1]. [1] El imprescindible libro de J. Romm, The Edges of the Earth in Ancient Thought , Princeton 1992, contiene valiosísimas reflexiones acerca de esta cuestión así como de muchas otras relacionadas con los hiperbóreos. Con el fin de apreciar más detenidamente el significado y el porqué de la presencia de los hiperbóreos en los mitos se expondrá, a continuación y de manera sucesiva, el modo de vida que les atribuyeron los antiguos griegos, así como la naturaleza de su vinculación con algunos de los principales santuarios de la Hélade. I. ETNOGRAFÍA DE LOS HIPERBÓREOS Concretando algo más la situación de ese pueblo, hay que señalar ante todo que era considerado como el más septentrional de la ecumene y que debía su etnónimo al hecho de que su región se encontrase más allá de la zona donde soplaba el viento Bóreas, el viento del Norte por antonomasia

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LOS HIPERBREOS, "BENEFACTORES" DE GRECIApor Manuel Albaladejo Vivero

Dentro de la tradicin cultural griega, los hiperbreos constituan el pueblo imaginario que habitaba en el confn septentrional de laecumene. Su presencia dentro de dicha tradicin puede retrotraerse a una poca bastante remota, a pesar de no aparecer mencionados una sola vez en los poemas homricos.

Este pueblo, debido precisamente a su carcter limtrofe respecto al mundo habitado, presentaba unas caractersticas especiales que lo diferenciaban desde el punto de vista etnogrfico de las sociedades humanas "reales", puesto que gozaba de unas condiciones geogrficas, econmicas y climticas absolutamente idealizadas, as como de unas especiales y estrechas relaciones con determinadas divinidades e incluso con los principales santuarios de Grecia.

De este modo, los hiperbreos llegaron a conformar dentro de la fantasa helnica una sociedad hasta cierto punto abierta al exterior, en contra del papel que la literatura griega haba deparado al resto de los pueblos que consideraba habitantes de los lmites del mundo. Como resultado de dicha puesta en contacto, los principales centros pan-helnicos devinieron deudores de unas aportaciones que haban llevado a cabo los hiperbreos de manera desinteresada pero que resultaron decisivas siempre dentro del mbito y del lenguaje del mito para el posterior desenvolvimiento de la mentalidad y cultura griegas [1].

[1] El imprescindible libro de J. Romm,The Edges of the Earth in Ancient Thought, Princeton 1992, contiene valiossimas reflexiones acerca de esta cuestin as como de muchas otras relacionadas con los hiperbreos.

Con el fin de apreciar ms detenidamente el significado y el porqu de la presencia de los hiperbreos en los mitos se expondr, a continuacin y de manera sucesiva, el modo de vida que les atribuyeron los antiguos griegos, as como la naturaleza de su vinculacin con algunos de los principales santuarios de la Hlade.

I. ETNOGRAFA DE LOS HIPERBREOS

Concretando algo ms la situacin de ese pueblo, hay que sealar ante todo que era considerado como el ms septentrional de laecumeney que deba su etnnimo al hecho de que su regin se encontrase ms all de la zona donde soplaba el viento Breas, el viento del Norte por antonomasia para los griegos. Estrechamente relacionados con la regin de los hiperbreos, hasta el punto de convertirse en una barrera que los aislaba tanto del fro Breas como de los pueblos vecinos, se encontraban los montes Ripeos, los cuales aparecen mencionados por primera vez en la literatura griega dentro de un fragmento de Alcmn, un poeta espartano de la segunda mitad del siglo VII a.C. que parece ubicarlos en una regin, por supuesto septentrional, donde reinaban el silencio y la noche (frag. 90).

Curiosamente, los datos literarios con que contamos no nos permiten asociar la nocin de los hiperbreos con los montes Ripeos hasta la poca clsica. Adems, entre los autores del siglo V a.C. que trataron sobre el tema, no todos parecen estar de acuerdo en dicha cuestin. Tanto en la obra de Pndaro [2] como en la de Baqulides (Ep. III, 57-62) y Herdoto (IV, 13; 32-35) no aparece en ningn momento tal relacin geogrfica, mientras que en ciertos fragmentos que poseemos de otros escritores del mismo siglo, tales como Esquilo (Prom. Lib., frag. 197), Helnico de Lesbos (frags. 187byc) y el discpulo de ste, Damastes de Sigeo (frag. 1), el pas de los hiperbreos aparece ubicado justo a continuacin de los montes Ripeos, cumpliendo stos la funcin de mantener resguardado a aquel pueblo de los rigores del viento del Norte.

[2] Pind.,Ol. III;Pit.X;Ist. VI.

Ahora bien, si por un lado resulta incontrovertible la disposicin de los hiperbreos en el extremo septentrional del mundo, tambin es cierto que nos encontramos con un grave problema en las fuentes literarias cuando, por ejemplo, un autor como Pndaro narra el viaje emprendido por Heracles a fin de atrapar a la cierva cerenitia y hacer entrega de ella al rey Euristeo (Ol. III, 14 y 26). En el poema, Pndaro viene a significar que la regin hiperbrea se encuentra en las inmediaciones de las fuentes del ro Istro, y no debemos olvidar que tan slo unas dcadas ms tarde el propio Herdoto afirm que el Istro comenzaba su curso en el pas de los celtas [3], esto es, el pueblo que en la mentalidad geogrfica griega ocupaba lo que podramos considerar todo el cuadrante Noroccidental de Europa. Curiosamente, esta idea de situar las fuentes del Istro en relacin con el pas de los hiperbreos tambin aparece en un fragmento ya citado de un autor contemporneo a Pndaro: el trgico Esquilo.

[3] Herdoto II, 33. En pocas posteriores la nocin de los celtas qued confundida con la de los hiperbreos, tal y como ocurri con el testimonio de Herclides del Ponto, un autor del siglo IV a.C., citado en Plutarco,Vit. Cam. XXII, 2, a propsito del conocido saqueo de Roma por parte de los galos en el ao 386 a.C. Vase M. Sordi,Prospettive di Storia Etrusca, Como, 1995, p. 50.

Frente a estos testimonios tendientes a considerar la ubicacin de los hiperbreos en la zona Noroccidental de laecumene, no debemos olvidar una obra titulada las"Arimaspeas", debida a un personaje llamado Aristeas de Proconeso, del que conocemos ciertos aspectos biogrficos gracias fundamentalmente al testimonio de Herdoto (IV, 13-15). Todo parece apuntar a que Aristeas viaj durante el ltimo cuarto del siglo VI a.C. o bien en el primero del siglo V a.C. por las regiones situadas al norte del mar Negro en busca de los hiperbreos, puesto que, como veremos, se deca que ese pueblo mantena una estrecha relacin con el dios Apolo, y Aristeas era, precisamente, un "iluminado" seguidor de esa divinidad [4].

[4] Sobre Aristeas en general, J. D. P. Bolton,Aristeas of Proconnesus, Oxford 1962. Acerca de sus posibles cualidades chamnicas, E. R. Dodds,The Greeks and the Irrational, Berkeley 1951, p. 141. En cuanto a las fechas ofrecidas para la posible redaccin de las"Arimaspeas", hemos seguido la opinin de A. Ivantchik,"La Datation du Poeme l'Arimaspe d'Aristeas deProconnse", L'Antiquit Classique 62, 1993, pp. 35-67, precedida por un riguroso estudio, si bien la afirmacin de que Aristeas pudo ser uno de los primeros pitagricos es bastante arriesgada.

Podemos reconstrur en sus lneas generales el contenido de las"Arimaspeas"valindonos tanto del relato realizado por Herdoto, quien hizo mencin de manera telegrfica a toda una serie de pueblos que habitaban al Norte del mar Negro (IV, 13). En concreto, el autor de Halicarnaso indicaba que Aristeas afirmaba haber llegado al pueblo de los isedones, que ms all vivan los arimaspos [5], que al Norte de ellos vivan los grifos, que custodiaban oro [6] y, por encima de ellos, los propios hiperbreos, que se extendan hasta un mar.

[5] Otro pueblo fantstico cuyas gentes se deca que posean un solo ojo, tenan un cuerpo velludo y luchaban continuamente contra los grifos situados al Norte de su regin a fin de arrebatarles el oro que stos previamente haban extrado del suelo cuando cavaban sus madrigueras. ste es un buen ejemplo deltoposque enfrentaba a los humanos con determinados animales salvajes para obtener los recursos que abundaban en las regiones ms apartadas del mundo, tal y como se puede apreciar en Herdoto III, 102-105 y 110-111. Para conocer una interpretacin original sobre los arimaspos, J. Romm,op. cit., pp. 67-77.[6] Por lo que respecta a los grifos, si bien es cierto que constituan un motivo figurativo bastante frecuente en el arte del Asia Central, tal y como se menciona en B. Luiselli,Storia Culturale dei Rapporti tra Mondo Romano e Mondo Germanico, Roma 1992, p. 49, no deja de ser cierto que la mitologa griega estaba repleta de seres monstruosos con sas y otras muchas caractersticas, lo que deja en entredicho la opcin de acudir al eco de supuestos mitos escitas o incluso de la zona del Altai para explicar la inclusin de estos seres en el relato de Aristeas.

Junto a este relato recogido por Herdoto tambin contamos con el testimonio de Damastes de Sigeo, ya que un fragmento de su obra ofrece toda la impresin de haberse servido de las"Arimaspeas"para llevar a cabo una descripcin de los pueblos que supuestamente se encontraban en la posicin intermedia entre los escitas y los hiperbreos (frag. 1): los isedones, seguidos de nuevo por los arismaspos, al Norte de quienes se hallaban los montes Ripeos que franqueaban a los hiperbreos, habitantes de una regin cercana al mar.

En poca imperial romana hubo dos autores que se valieron bien del propio relato de Aristeas, bien del testimonio de otros escritores que extrajeron su informacin del mismo, que volvieron a realizar el listado de pueblos, seres fantsticos y accidentes geogrficos interpuestos entre el mar Negro y el pas hiperbreo. Dichos autores fueron Pomponio Mela (II, 1-2) y Plinio el Viejo (HNVII, 10), y se puede decir que en sus respectivas obras se limitaron a repetir el tipo de informaciones que hemos visto estaban presentes en los autores griegos del siglo V a.C.

Con todo lo expuesto, podemos afirmar que las"Arimaspeas"y el resto de escritos histricos y etnogrficos dependientes del testimonio de Aristeas de Proconeso, tendieron a ubicar claramente a los hiperbreos en el extremo Nororiental de laecumene, por lo que esta evidencia entra en flagrante contradiccin con lo expuesto por Pndaro y Esquilo quienes, como hemos visto, situaron la regin hiperbrea en las inmediaciones de las fuentes del ro Istro, es decir, en el confn Noroccidental del mundo.

Para resolver esta paradoja lo ms convincente parece recurrir al criterio esbozado por R. Dion [7], esto es, considerar que los griegos aplicaron el nombre de hiperbreos a las gentes que vivan en una zona caracterizada por sus condiciones utpicas e ideales y que estara situada un tanto indefinidamente por todo el remoto Norte de Europa, y de ah la aparente disparidad que se advierte en los autores griegos ya referidos en lo que respecta a la indistinta disposicin de los hiperbreos en los extremos Noreste y Noroeste del continente.

[7] R. Dion,"La Notion d'Hyperborens. Ses Vicissitudes au Cours de l'Antiquit", BAGB 2, 1976, pp. 143-157.

En lo que respecta a la proximidad del mar a la regin hiperbrea, mencin que aparece en buena parte de los anteriores autores, podemos decir que deba tratarse de la porcin septentrional del ro Ocano, que, como es sabido, se trataba de un elemento fundamental dentro de la geografa mtica de los griegos que ya estaba presente en los poemas homricos [8], donde su caracterstica primordial era la de servir de envoltura exterior de la Tierra, a la vez que, dentro del imaginario griego, todos los pueblos considerados ribereos al mismo presentaban unos muy claros elementos de idealizacin, tal y como se puede apreciar en el caso de los hiperbreos [9].

[8]IladaI 1423; III 5; V 6; VII 422; VIII 485; XIV 201, 246, 302, 311; XVI 151; XVIII 240, 399, 402, 489, 607; XIX 1; XX 7; XXI 195; XXIII 205.Odisea X 139.[9] Para obtener una completa versin de la naturaleza e importancia del Ocano en la mitologa griega, consltese J. Romm,op. cit., pp. 20-32 y 176-183; J. Ramin,Mythologie et Gographie, Pars 1979, pp. 17-26.

Durante el perodo clsico hubo autores como el propio Herdoto que realizaron serias crticas a esa tradicional imagen de la Tierra circundada por las aguas del Ocano, si bien a finales del perodo arcaico tal idea segua manteniendo una plena vigencia, a juzgar por la representacin grfica llevada a cabo por Anaximandro [10], asi como por los escritos de Hecateo de Mileto [11]; en realidad, las objeciones llevadas a cabo por Herdoto hacia esta creencia mtico-geogrfica constituyeron todo un toque de atencin respecto a la anterior tradicin griega [12].

[10] O.A.W. Dilke,Greek and Roman Maps, Londres 1985, pp. 21 -24.[11] G. Nenci,Hecataei Milesii Fragmenta, Florencia 1954.[12] Herdoto II, 23. Un buen estudio sobre esta opinin se encuentra en J. Romm,"Herodotus and Mythic Geography: The Case of the Hyperboreans",TAPhA119, 1989, p. 100.

En todo caso, an tratndose de un recuerdo atvico, la mayor parte de los autores griegos y romanos que escribieron sobre los hiperbreos, los situaron a orillas de un mar que no poda haber sido contemplado por ninguno de ellos [13].

[13] En este punto, consideramos desafortunadas aquellas interpretaciones tendientes a identificar ese mar "hiperbreo" con el mar del Norte o el Bltico como, por ejemplo, en R. Dion, art. cit., p. 149; J. Ramin, op. cit., p. 58, y B. Luiselli, op. cit., p. 21.

Al llegar a este punto, debemos detenemos algo ms en el relato que realiz Hecateo de Abdera a comienzos del siglo III a.C. y que nos ha llegado gracias al empleo que hizo de l Diodoro de Sicilia en la poca de Augusto. La particularidad que presentaba la descripcin de la regin hiperbrea por parte de Hecateo consista en su ubicacin no ya en el extremo septentrional del mundo sino en una isla de un tamao mayor que el de Sicilia, situada en la vertiente Norte del Ocano exterior [14].

[14] Diod. Sic. II, 47.1 = Hec. Abd., frag.7 y 11a. Lo ms probable es que la comparacin con el tamao de Sicilia fuese una aportacin del propio Diodoro, mucho mejor conocedor de las proporciones de su isla natal que Hecateo de Abdera.

La explicacin a esta novedad insular se debe a que numerosos escritores de poca helenstica e imperial fueron aficionados a localizar los escenarios de sus narraciones utpicas en islas, ya que la condicin de aislamiento que se daba en las mismas se supone que las protegera de cualquier tipo de "contaminacin" procedente del mundo exterior, a la vez que permita en su interior el desarrollo de una civilizacin feliz y prspera, autosuficiente en sus recursos, frente a los males cotidianos presentes en las zonas continentales.

En todo caso, los griegos fueron conscientes de la inabarcable distancia que los separaba de tan lejano pueblo, puesto que imaginaban que todo ser humano era prcticamente incapaz de llegar a alguna de las tierras ubicadas en los lmites de laecumene: deban darse determinadas condiciones de excepcionalidad para que alguien procedente de las regiones centrales del mundo tuviese la oportunidad de alcanzar esas tierras fantsticas y remotas [15].

[15] Es el caso bien conocido de Coleo de Samos en su viaje a Tartesos despus de haber sido desviado de su ruta por el viento de Levante, Herdoto IV, 152. O el caso de Etiopa, que aparece en Herdoto III, 20-24 como una regin situada en el confn meridional del mundo e inalcanzable para el ejrcito persa de Cambises, quien slo pudo entrar en contacto con ellos valindose de la labor intermediadora de otro pueblo fabuloso, los ictifagos.

Los hiperbreos, por supuesto, no eran ajenos a esos condicionantes, y ya en la obra de Pndaro se encuentra una primera referencia a la imposibilidad de llegar, bien por mar, bien por tierra, a la regin donde aqullos vivan (PticasX, 29-30). En el mismo poema, sin embargo, tambin se hace referencia a la estancia de Perseo entre los hiperbreos, dato que debemos poner en relacin con lo anteriormente comentado acerca de la naturaleza de los personajes capaces de llegar a una de las zonas extremas del mundo. Aqu se trata de Perseo, un hroe, por tanto, capaz de realizar hazaas por encima de lo posible para cualquier ser humano [16].

[16] Slo cabe recordar el episodio de la llegada de Perseo u otro de los extremos de laecumene, el occidental, donde acab con la vida de la Gorgona.

Igualmente, en otro poema de Pndaro encontramos la referencia a una nueva visita al pas hiperbreo efectuada, en este caso, por uno de los principales hroes griegos, Heracles, quien como hemos comentado ya, lleg a dicha zona durante el transcurso de uno de sus famosos Doce Trabajos: el de la captura de la cierva cerenitia. De nuevo, el carcter especialsimo del personaje, uno de los grandes hroes civilizadores griegos "obligado" por ello a viajar a las tierras ms remotas, explica su inclusin en ese poema [17].

[17] L. Lacroix,"Heracles, Hros Voyageur et Civilisateur",BAB60, 1974, pp. 34-59.

Por lo que respecta a la obra de Baqulides, lo que ms nos interesa es su relato acerca de la llegada de un mortal, el rey Creso de Lidia, al pas de los hiperbreos, ya que Apolo, el dios a quien Creso haba realizado ricas ofrendas en el santuario de Delfos, se apiad de l cuando ya estaba en la pira funeraria y decidi llevarse al depuesto rey al pas donde se le honraba con mayor devocin [18].

[18] Bacchyl.,Ep. III, 57-62. Aos ms tarde, tambin Herdoto incluy este episodio en su"Historia", si bien en su versin no hay lugar para este final feliz en el pas de los hiperbreos, Herdoto I, 86-91.

Hemos visto con anterioridad la informacin contenida en la obra de Herdoto sobre la situacin geogrfica de los hiperbreos cuando el autor de Halicarnaso decidi seguir el relato que previamente haba escrito Aristeas de Proconeso; ahora nos interesa recordar otro pasaje de su"Historia"(IV, 36), donde se seala tras recordar brevemente al hiperbreo Abaris que, en el caso de que se aceptase la existencia de los hiperbreos, siguiendo un principio elemental de simetra, deba haber otras gentes llamadas "hipernotios", esto es, una supuesta etnia habitante de la zona situada al Sur del lugar donde comienza a soplar el viento del medioda, el Noto, opuesto por tanto al Breas o viento del Norte.

En este punto podemos apreciar toda una constante en la obra y el pensamiento herodotianos: el de Halicarnaso no daba crdito, en primera instancia, a la existencia de un determinado pueblo, puesto que no haba noticias fiables sobre el mismo, pero, por otro lado, s consideraba veraz otra tradicin oral que l personalmente haba recogido en Delos acerca de las supuestas ofrendas que los hiperbreos hacan llegar a la isla sagrada. Para resolver esta contradiccin debemos, ante todo, tener en cuenta la posicin intermedia que ocupa Herdoto entre la aceptacin consuetudinaria del mito y el espritu de los nuevos tiempos que l haba vivido, herederos del llamado "renacimiento jonio", que tenda fundamentalmente a valorar la investigacin de la Naturaleza, para lo cual el mtodo de laautopsiaera, sin duda alguna, primordial.

Por tanto, una idea clave en el quehacer literario de Herdoto es la "racionalizacin del mito" que, a efectos prcticos, podemos ver aplicada en el caso de los hiperbreos cuando l rechaza su existencia debido, como decamos antes, a la falta de testimonios seguros y fiables acerca de ellos, pero, acto seguido, se encarga de recordar que obtuvo de primera mano en Delos una informacin contrastada relativa a las supuestas ofrendas que los hiperbreos hacan llegar a la isla; de este modo, Herdoto consideraba que la "saga delia" contena las dosis necesarias de "objetividad" y, por tanto, mereca ser includa dentro de su relato [19].

[19] Por lo que respecta a la posible creencia de Herdoto en la existencia de los hiperbreos, J. Romm, art. cit., pp. 97-113. En Herdoto IV, 32 el autor fue taxativo al afirmar que tanto los escitas como los isedones daban noticias sobre ellos; adems, al recordar que quienes haban escrito sobre los hiperbreos eran Hesodo y el autor de losEpgonos, dejaba claro que el tratar acerca de ese pueblo era algo propio de los poetas, los cuales podan hacer uso de su capacidad de invencin para agradar a su pblico, alejndose, por tanto, de lo que deba ser la labor investigadora propia de un loggrafo, tal y como Herdoto se presentaba a s mismo. Por tal motivo, no se puede descartar la posibilidad de que Herdoto hubiese intentado racionalizar de algn modo la supuesta existencia de los hiperbreos, otorgando un buen nmero de sus caractersticas etnogrficas al pueblo de los argipeos, que en Herdoto IV, 23-25 aparece como el ltimo eslabn dentro de una serie de pueblos "reales" nrdicos en lo que constitua una clara y consciente diferenciacin respecto al listado ofrecido por Aristeas. Sobre este paralelismo racionalizador entre hiperbreos y argipeos vase F. J. Gmez Espelosn,"Ms All de la Polis. A la Bsqueda de Espacios Ideales", D. Plcido, J. Alvar, J. M. Casillas y C. Fornis, eds.,Imgenesde la Polis, Arys 8, Madrid 1997, pp. 451-467.

Esta "racionalizacin del mito" tambin se puede apreciar en otro curioso pasaje del autor de Halicarnaso donde se recoge que todos los pueblos habitantes de las regiones ms septentrionales de laecumene, a excepcin de los hiperbreos, atacaban sin cesar a las gentes que vivan inmediatamente al Sur de ellos; es decir, los arimaspos haban expulsado a los isedones de su pas; los isedones, a su vez, haban atacado a los escitas, y stos haban ocupado la regin en que los conoci Herdoto tras haber expulsado de all a los cimerios (IV, 13).

Este famoso y aparentemente absurdo relato ha sido interpretado en el sentido de que los diversos pueblos antes mencionados mantenan una constante presin hacia el Sur debido a sus ansias por alcanzar una zona de clima ms clido que la ocupada originariamente.

Adems, Herdoto haba introducido dentro de esa lucha a todo el conjunto de pueblos que haban sido mencionados por Aristeas en su obra, a excepcin, como cabra esperar, de los hiperbreos. El motivo de su exclusin puede deberse, por un lado, a una cierta reluctancia por parte de Herdoto a otorgarles carta de naturaleza, en consonancia con la idea que hemos visto anteriormente o, por otro, a su intrnseco carcter pacifista, lo que unido a las buenas condiciones climticas existentes al Norte de los montes Ripeos, ya que stos impedan que el glido Breas llegase al pas hiperbreo, permitira que ese pueblo gozase de una feliz existencia y quedase totalmente al margen de la lucha atroz establecida por la bsqueda de tierras ms clidas hacia el Sur.

Tal y como dice J. Romm, la idea deeukrasia, en cuanto a la moderacin del clima en un justo equilibrio entre los meses de invierno y de verano, era la que numerosos autores griegos haban atribudo a su pas [20]. Eso explicara que algunos de ellos reflejasen en sus obras la obsesin de los pueblos nrdicos por alcanzar la zona del mar Negro y del Mediterrneo, pero, a la vez, quedaba establecida una segunda rea de idealizacin climtica en la regin habitada por los hiperbreos que, de esta manera, jugaba un papel de cierta "competencia" ya que rivalizaba con la propia Grecia a la hora de ostentar el privilegio de ser el pas que gozase del mejor y ms perfecto clima de laecumene.

[20] J. Romm, op. cit., pp. 64-67.En Herdoto I, 142, aparece la idea de Jonia como la regin donde el clima es ms moderado y adecuado para vivir gratamente, al igual que ocurre en el annimo tratado del siglo V a.C.,Sobre Aires, Aguas y Lugares, 13 y 15-21.

Las referencias a la bondad climtica disfrutada por los hiperbreos aparecen, asimismo, en otras fuentes, tales como Pndaro [Ol. III, 31-34], quien hizo mencin expresa a la proteccin con que contaban respecto a los rigores del fro Breas, hecho que permita que en su pas hubiese una rica flora capaz de sorprender al mismsimo Heracles.

Igualmente, cuando Diodoro de Sicilia en su adaptacin de la obra"Sobre los Hiperbreos"que haba escrito Hecateo de Abdera [21], puso especial nfasis en destacar que en la isla donde habitaban se daban dos cosechas al ao gracias, precisamente, al magnfico clima que all se disfrutaba, no haca otra cosa sino reiterar una vez ms el entonces viejo tpico de laeukrasiaque gozaban los afortunados hiperbreos.

[21] Diod. Sic. II, 47.1 = Hecateo de Abdera, frag. 7.

ntimamente relacionada con la nocin de equilibrio meteorolgico se encuentra otra idea mantenida por diversos autores griegos a la hora de describir etnogrficamente a los hiperbreos: la abundancia y fertilidad de sus tierras, lo que les permita llevar una vida alegre y despreocupada.

De nuevo debemos acudir a Herdoto para ilustrar esta nocin, por otro lado muy extendida en la mentalidad de los griegos, puesto que en la anteriormente mencionada "saga delia" aparece la cuestin del envo de ofrendas por parte de los hiperbreos a la isla sagrada del Egeo (IV, 33).

De momento y reservando para las siguientes pginas un comentario en mayor profundidad sobre el significado de tales ofrendas, baste decir que las mismas eran enviadas envueltas en paja de trigo, lo que nos podra informar acerca del excedente de produccin agrcola que se dara en el pas de los hiperbreos, ya que se valan de ese curioso medio para embalar unos objetos que iban a ser trasladados a una regin remota [22].

[22] Esta idea ya ha sido expresada por R. Dion, art. cit., p. 152.

Como era de esperar, tambin Diodoro de Sicilia hizo mencin expresa a la fertilidad reinante en la tierra hiperbrea debido, por supuesto, al factor climtico. Adems, y teniendo en cuenta que la Naturaleza haba otorgado a ese pas tan excelentes recursos, Diodoro recalcaba que sus habitantes se dedicaban a cantar himnos y rendir honores al dios Apolo [23].

[23] Sobre la cuestin de las funciones cuasi-sacerdotales de los hiperbreos, J. Dillery,"Hecataeus of Abdera: Hyperboreans, Egypt and the Interpretatio Graeca", Historia 47, 1998, 3, pp. 255-275. En este artculo tambin se expresa la idea que Hecateo pudo haberse basado en la tpica imagen de fertilidad del delta del Nilo para trasplantarla al utpico pas de los hiperbreos.

En realidad, los hiperbreos ya haban aparecido asociados en un pasaje de Pndaro con la celebracin de banquetes y sacrificios a los dioses (Pt. X, 31-34 y 37-41) en especial a Apolo como lgica consecuencia de una existencia feliz y despreocupada por obtener medios para su subsistencia. Concretamente, cuando el poeta beocio relat el episodio de la llegada de Perseo junto a los hiperbreos, el hroe los encontr sacrificando hecatombes de asnos en honor a Apolo, al igual que realizaban todo tipo de actividades musicales dentro de una existencia particularmente festiva.

En estrecha relacin con este ltimo detalle se encuentra otro pasaje de Hecateo de Abdera recogido en este caso por Eliano [24]. En el mismo se afirma que haban unos cisnes sagrados que tomaban parte en el culto a Apolo de la siguiente manera: los cisnes cantaban en perfecta armona junto a los humanos, acompaados por los taidos de la ctara.

[24] Ael., NA XI, 1 = Hecateo de Abdera, frag. 12.

Posiblemente, con esta descripcin de una actividad llevada a cabo conjuntamente por hombres y animales, Hecateo quiso hacer referencia a la edad dorada de la Humanidad, irremediablemente perdida para los griegos pero quizs no del todo para los hiperbreos, puesto que su naturaleza de pueblo utpico les permitira conservar una serie de caractersticas privilegiadas de que haban dejado de gozar los dems seres humanos mucho tiempo atrs [25].

[25] Consideramos que esta referencia a la estrecha relacin entre hombres y animales puede responder con mayor exactitud a una reminiscencia literaria a la perdida Edad de Oro que al punto de vista expresado por J. Dillery, art. cit., p. 268, cuando afirma que la presencia de los cisnes sagrados puede deberse a la observacin realizada por Hecateo acerca de la naturaleza sagrada de ciertos animales en la religin egipcia.

En definitiva, y para conclur este apartado acerca de la etnografa atribuda en la imaginacin griega a los hiperbreos, cabe recordar que esas gentes fueron concebidas como un autntico paradigma de la felicidad y la abundancia, tal y como lo ponen en evidencia, de un lado, sus particulares condiciones geogrficas y climticas y, por otro, su especial relacin con los dioses. Como ltimo ejemplo de todo esto, valga recordar la cita de un personaje de Esquilo cuando hablaba de la"magnfica e hiperbrea buena suerte"(Coforas373).

II. CONEXIONES ENTRE LOS HIPERBREOS Y GRECIA

Al observar detenidamente los relatos que disponemos acerca de los hiperbreos, llama la atencin el alto nmero de referencias relativas a las relaciones existentes entre ellos y los griegos. Esta evidencia es an ms apreciable si tenemos en cuenta que otros pueblos fabulosos ubicados por la fantasa helnica en los restantes lmites del mundo no contaban entre sus caractersticas con un tipo de relacin tan estrecha con la cultura griega.

Podemos pensar, por ejemplo, en el caso de los etopes, el pueblo imaginario que ya apareca en los poemas homricos habitando en los confines meridionales de laecumene[26] pero cuyo aislamiento, producido por esa misma situacin extrema, impeda a sus habitantes entablar contactos directos con el resto de la Humanidad. Avanzando en el tratamiento literario de los etopes, nos encontramos con el conocidologosque les dedic Herdoto, donde su rey comunicaba personalmente a los ictifagos otro pueblo ficticio y, por ello, el nico que poda llegar a esa Etiopa fabulosa la intencin de los etopes de permanecer aislados del resto del mundo por su propia voluntad, aun contando con las cualidades necesarias para poder conquistarlo (III, 20-24).

[26]IladaXXIII, 206.OdiseaI, 23; IV, 84; V, 282 y 287.

Igualmente, podemos recordar de manera sumaria otro pueblo habitante, en este caso, del extremo oriental de laecumene, que presentaba unas caractersticas prcticamente establecidas por Ctesias de Cnido a finales del siglo V a.C.; se trata de los cinocfalos, que eran definidos por este mdico y escritor como un pueblo muy justo que viva en unas altas montaas, por lo que su seguridad estaba garantizada (Ind. 20 y 22).

Volviendo al tema que nos ocupa y en comparacin con los anteriores pueblos, se puede apreciar que la relacin existente entre los hiperbreos y los griegos era prcticamente una excepcin dentro de lo que vena siendo la caracterstica fundamental de aislamiento que la literatura griega haba reservado a aquellos pueblos que supuestamente habitaban en los lmites del mundo.

Para dar respuesta a este planteamiento literario casi exclusivista a favor de los hiperbreos, numerosos investigadores, antiguos y contemporneos, han intentado apreciar algn tipo de identificacin entre dicho pueblo con las gentes que habran vivido en la zona donde se obtena el mbar que era enviado a la zona mediterrnea desde una poca muy remota [27]. De esta manera y segn muchos de esos autores, los hiperbreos no habran sido otra cosa sino una imagen paralela y mitificada de algn pueblo real y asentado a las orillas del mar Bltico o de los ros Vstula y der.

[27] Se puede citar, entre otros muchos, a N. G. L. Hammond,Epirus, Oxford 1967, p. 331: R. Hairis,"Apollo at the Back of the North Wind", JHS 45, 1925, pp. 229-231; B. Luiselli,op. cit., pp. 13-32, J. Ramin,op. cit., p. 69.

A pesar de la facilidad con que se podra establecer un paralelismo entre los hiperbreos y las gentes que exportaban el mbar, hay diversas cuestiones que deberamos tener en cuenta antes de aceptar una hiptesis tan lineal y simplificadora.

En primer lugar, conviene recordar que en toda la literatura griega que ha llegado hasta nosotros no hay ninguna referencia directa a un supuesto comercio del mbar llevado a cabo por los hiperbreos. Sabemos, por supuesto, que los griegos identificaron su pas con la imagen de una tierra extremadamente rica y floreciente pero, si tenemos en cuenta la descripcin ms antigua y completa que poseemos acerca de la ruta del mbar, es decir, la de Herdoto, se puede apreciar claramente cmo en ningn momento el autor hace referencia al hecho de que el mbar constituyera la ofrenda enviada por los hiperbreos a la isla de Delos; recordemos que Herdoto escribi tan slo que dichas ofrendas, cualesquiera que fuesen, estaban envueltas en paja de trigo (IV, 33).

Por otro lado, hay que tener presente que en la tradicin griega el mbar proceda del ro Erdano [28], el cual en ningn momento haba sido asociado al pas de los hiperbreos, a diferencia de los montes Ripeos.

[28] A este ro, segn el mito, cay Faetn tras ser fulminado por Zeus, y cuando sus hermanas las Helades lloraron su muerte, derramaron lgrimas que se solidificaron en mbar. Hesodo, frag. 311, Merkelbach-West; Esquilo. frag. 68-73a, Radt; Eurpides,Hipp. 738-740.

Finalmente, y aunque slo sea para ilustrar lo anterior, tampoco se debe olvidar que el posible viaje de Aristeas de Proconeso tuvo como escenario las actuales tierras de Ucrania y Rusia, zonas bastante alejadas de la mejor conocida ruta del mbar, que transcurra desde el actual Norte de Alemania y Polonia hacia el interior del continente a travs del curso de los ros Weser y Elba hasta desembocar en el valle del Po, una vez atravesado el paso del Brennero [29].

[29] A. Spekke,The Ancient Amber Routes and the Discovery of the Eastern Baltic, Chicago 1976, pp. 47-50.

Por todas estas razones, debemos desechar la idea de identificar el ficticio pas de los hiperbreos con las autnticas regiones septentrionales de Europa donde era obtenido el mbar; de este modo, consideramos que debe ser modificado el enfoque que tradicionalmente se ha empleado a la hora de estudiar la vinculacin de los hiperbreos a los principales centros religiosos de Grecia.

De nuevo, hemos de acudir al lenguaje del mito para estudiar la fundamental y especialsima relacin entre el dios griego por excelencia, Apolo, y los hiperbreos, cuyo excesivo culto al mismo encontrara una explicacin en el hecho de que el lugar de nacimiento de la madre de Apolo y rtemis, Leto, hubiese sido el propio pas de los hiperbreos. A este acontecimiento hay que aadir el episodio transcurrido al poco tiempo del parto de Leto: unos cisnes sagrados posiblemente los mismos que, tiempo despus, cantaran junte a los humanos en honor a Apolo sobrevolaron siete veces la isla de Delos (Calmaco,Himno4, 250-255), y Zeus les encarg la misin de tirar del carro que deba llevar por los aires a Apolo hacia Delfos. A pesar del mandato, los cisnes se desviaron de su ruta y llevaron al dios directamente junto a los hiperbreos. Apolo permaneci all por espacio de un ao, legislando para ellos y recibiendo su culto y sus ofrendas hasta que, por fin, decidi dirigirse a Delfos donde, como es sabido, venci al monstruo que asolaba el lugar, la serpiente Pitn, y estableci su orculo [30].

[30] Sobre las vicisitudes de Apolo antes de su llegada a Delos se puede consultar P. Grimal,Diccionario de Mitologa Griega y Romana, trad. esp. Barcelona 1981.

Junto a este interesante episodio relativo a una primera estancia de Apolo entre los hiperbreos, no debemos olvidar que esa fuerte vinculacin, segn el mito, continu vigente con el paso del tiempo ya que en Delfos se renda culto a Dionisos durante los meses de invierno, que era, precisamente, la poca que aprovechaba Apolo para rendir visita a los piadosos hiperbreos.

En la tradicin literaria griega posterior encontramos algunos intentos de racionalizacin del mito en que se narraba dicho viaje de Apolo; en concreto, sa era la intencin de Hecateo de Abdera puesto que, a tenor del material recogido por Diodoro de Sicilia, el dios visitaba la isla de los hiperbreos cada diecinueve aos, es decir, el perodo empleado por las constelaciones para llevar a cabo una revolucin completa [31].

[31] Diod. II, 47.7 = Hecateo de Abdera, frag. 7. Sobre la racionalizacin llevada a cabo por Hecateo, J. Gmez Espelosn, A. Prez Laigacha, M. Vallejo Girvs,Tierras Fabulosas de la Antigedad, Alcal de Henares 1994, p. 215.

Con todo, la prueba ms palpable de la predileccin sentida por Apolo hacia ellos hay que rastrearla entre los fragmentos que se conservan de lospeanescompuestos por Pndaro [32], donde se contiene lo que podramos denominar una versin "evolucionista" en cuanto a la belleza y a los materiales empleados en los sucesivos templos que hubo consagrados a Apolo en Delfos.

[32] Pndaro,PanesVIII = 52i. Varios siglos despus de Pndaro, Pausanias se bas en la obra del beocio para narrar la historia legendaria de la sucesiva construccin de templos en Delfos, tal y como se puede leer en Pausanias X, 5, 9-13.

Segn el poeta beocio, el segundo en orden cronolgico de los templos de Delfos construdo por Hefesto y Atenea fue enviado por el dios a los hiperbreos, debemos suponer que en agradecimiento a su piedad y con la finalidad de que sirviera como sede del culto apolneo en ese lugar, cuyos habitantes, segn una tradicin bastante tarda recogida por Pausanias (I, 4, 4), enviaron a dos de los suyos, llamados Hiproco [33] y Amdoco, para que defendieran Delfos con ocasin de la famosa invasin de los glatas en el ao 279 a.C., con lo que tendramos una nueva demostracin de los fuertes lazos que, segn la mentalidad griega, unan a los hiperbreos con uno de los principales centros pan-helnicos.

[33] Este nombre, probablemente tomado de un relato tradicional que Pausanias pudo conocer en Delfos, consiste en la inversin de la onomstica de una de las dos muchachas hiperbreas que segn Herdoto llevaron ofrendas por vez primera a la isla de Delos.

Por lo que respecta a su relacin con el santuario de Delos otro de los lugares fundamentales dentro de la religin y cultura griegas, debemos acudir una vez ms a la llamada "saga delia", ya que en esta isla de las Ccladas fue donde Herdoto recibi la nica informacin que l consider fiable acerca de los hiperbreos [34].

[34] Herdoto IV, 33-35. Por otro lado, en Pausanias 1, 31, 2, encontramos la descripcin de un recorrido diferente al de Herdoto, en el que destaca la inclusin de Atenas como el ltimo punto de la Grecia continental al que llegaban las ofrendas, puesto que desde all se transportaban directamente a Delos; puede que la intencin de Pausanias fuese la de vincular Atenas con la sede de las dos ligas martimas y del comercio del Egeo, debido al inters emocional que pudiera suscitar este hecho en su pblico griego.

Tal informacin consista en la descripcin del itinerario que seguan las supuestas ofrendas enviadas por los hiperbreos al santuario de Apolo en Delos. A este respecto, hay que sealar que muy diversos autores han convenido en la total asociacin entre la ruta ofrecida por Herdoto y la ya, por entonces, antiqusima ruta del mbar [35].

[35] Vase, por ejemplo, G. Biancucci,"La Via Iperborea", Rivista di Filologia e di Istruzione Classica 101, 1973, pp. 207-220; R. Dion, art. cit., pp. 144-148; B. Luiselli, op. cit., pp. 28-29, donde considera que la saga relatada por Herdoto sera un reflejo legendario de un verdadero trnsito de ofrendas desde la zona de los Balcanes hasta Delos llevado a cabo en poca micnica, cuando se habra compuesto una primera saga. Por nuestra parte, creemos que tal hiptesis es absolutamente indemostrable, e incluso se debe recordar la especial relacin entre las jvenes hiperbreas que aparecan en la saga y el culto rendido a rtemis en la isla, como se puede consultar en J. Larson,Greek Heroine Cults, Madison 1995, pp. 117-121. Creemos que lo ms conveniente es desechar la teora sobre el origen micnico de la saga delia.

Prescindiendo de dicho paralelismo, lo que ms nos interesa en este momento es el hecho de que los delios consideraban que tenan una fuerte e histrica relacin con el mundo hiperbreo. Para apreciar esta creencia contamos con un interesante pasaje que est includo en el relato de Herdoto a continuacin del referente a la ruta seguida por las ofrendas, puesto que, segn este autor, cuando los hiperbreos enviaron por vez primera las ofrendas dedicadas a Ilita [36] para agradecerle la rapidez con que haba actuado en el parto de Leto iban, adems, dos muchachas, llamadas Hiproca y Ladice, a las que, a su vez, escoltaban cinco acompaantes.

[36] Ilita era una divinidad menor, muy antigua, puesto que su nombre ha aparecido escrito en las tablillas micnicas, y su principal misin era la de ayudar a las jvenes parturientas.

Con el paso del tiempo, y dado que ninguno de estos siete hiperbreos regresaba a su pas, sus "compatriotas" consideraron preferible hacer entrega de las futuras ofrendas a sus vecinos quienes, a su vez, deban remitirlas a otros pueblos formando, de esa manera, una cadena hasta el destino final que era, lgicamente, la isla de Delos.

Igualmente, Herdoto tambin describi con cierto sentido etiolgico el rito que llevaban a cabo los jvenes delios en honor a Hiproca y Ladice, muertas y enterradas en la isla puesto que nunca regresaron a su pas de origen: antes de su boda, las jvenes del lugar se cortaban un rizo del cabello, lo enroscaban en un huso y lo depositaban sobre la supuesta tumba de las doncellas hiperbreas, mientras que los muchachos deban enroscar algunos de sus mechones alrededor de un manojo de hierba que, asimismo, era depositado sobre su tumba. Por lo dems, Herdoto, fiel a su costumbre de asegurar la veracidad general del relato, hizo especial hincapi en ubicar detalladamente el que los delios crean que era el lugar de enterramiento de las jvenes hiperbreas; una tumba, por lo dems, fechable en poca micnica al igual que suceda con otras cuantas sepulturas de ese tiempo, empleadas en la Grecia clsica como lugar de culto bien a los hroes locales, bien a otros venidos de fuera, como ocurra en el presente caso [37].

[37] Acerca de las tumbas micnicas de Delos y el culto que se les rindi en pocas posteriores, C. Vatin,"Dlos Prmycnienne", BCH 9, 1965, p. 226. Sobre Delos en general y el culto que se renda a Apolo, M. Delcourt,Les Grands Sanctuaires de la Grce, Pars 1947, pp. 74-92.

A partir de lo visto en la "saga delia" se puede extraer la idea de una fuerte vinculacin entre las dos muchachas hiperbreas y la diosa rtemls. Esto se debe, en primer lugar, a la evidencia ofrecida por la onomstica de las jvenes, consistente en sendos eptetos aplicados a la hermana de Apolo que eran adquiridos por las heronas que moran siendo doncellas, puesto que, a travs de diversos casos conocidos en la mitologa griega, todas las heronas que moran a una edad temprana, sin haber contrado matrimonio, quedaban automticamente asociadas a rtemis [38], siempre caracterizada, no olvidemos, como la diosa virgen que rechazaba a todo pretendiente y que castigaba cualquier ofensa a su castidad [39].

[38] Adems, el ritual consistente en el corte del cabello por parte de los jvenes delios que iban a contraer matrimonio consista en un "rito de paso" desde la adolescencia hasta la edad adulta, y se llevara a cabo honrando la memoria de aquellas muchachas hiperbreas que no llegaron a la edad nbil. J. Larson,op. cit., pp. 73 y 117.[39] Significativamente en Apolodoro,Bibl. I, 4, 5 y en Schol. Od., 5, 121, Orin intentaba violar a una de estas jvenes hiperbreas, por lo que rtemis lo acribill a flechazos.

Dentro de la "saga delia", Herdoto tambin hizo mencin a otras dos jvenes hiperbreas, llamadas Arge y Opis [40] que, segn los delios, haban llegado a la isla con anterioridad a Hiproca y Ladice, ya que haban acompaado a las "mismsimas diosas" ( ) [41]. Segn la versin de Herdoto, Arge y Opis tampoco regresaron al pas de los hiperbreos y, tras su muerte, fueron enterradas en Delos donde, en la poca en que l visit la isla, se llevaba a cabo un rito consistente en derramar sobre su sepulcro las cenizas de los muslos de los animales sacrificados en su honor, as como eran invocadas con ciertos himnos atribuidos a Oln [42].

[40] Otros dos nombres femeninos que, igualmente, correspondan a sendos eptetos de rtemis; en Pausanias I, 43, 4, las doncellas se llamaban Hecaerge y Upis; adems, se incluy una tercera joven, Loxo.[41] Entendemos que deban ser Leto e Ilita como su asistente en el parto. De todas formas en N. Robertson,"Greek Ritual Begging in Aid of Women's Fertility and Childbirth", TAPA 113, 1983, pp. 143-169, el autor mantiene que dichas divinidades eran Apolo y rtemis.[42] Oln era un poeta legendario, de origen licio segn la tradicin recogida por Herdoto, IV, 35 o, segn Pausanias X, 5, 7-8, procedente del pas de los hiperbreos e instaurador junto a otros compaeros del orculo de Apolo en Delfos, donde realiz por vez primera profecas en hexmetros. Por otro lado, la supuesta tumba de Arge y Opis tambin corresponda a un enterramiento de poca micnica; para esta cuestin se puede consultar C. Vatin, art. cit., p. 226.

Junto a los santuarios de Delfos y Delos an hubo otro punto fundamental para el helenismo donde los hiperbreos dejaron una huella duradera. Se trata del santuario de Olimpia, el gran escaparate al que acudan griegos de todas partes del Mediterrneo, bien con el objetivo de tomar parte en las competiciones atlticas, o ya para encontrar un pblico numeroso y dispuesto a escuchar todo tipo de narraciones y discursos.

En este caso, la vinculacin con el mundo hiperbreo no lleg de los hermanos Apolo y rtemis, como se ha podido apreciar en los casos anteriores, sino que fue un semidis, Heracles, quien con ocasin de la captura de la cierva cerenitia se adentr tan profundamente en la zona septentrional de Europa que lleg al pas de los hiperbreos, donde qued asombrado por su rica y exuberante vegetacin, y consigui persuadirlos a fin de que le hicieran entrega de algunos esquejes que, a su vuelta a Grecia, hara plantar en la llanura de lide que, hasta entonces, haba permanecido completamente deforestada [43].

[43] Pndaro,Ol. III, 11-34; mucho tiempo despus, Pausanias recogi esta versin en su descripcin de Olimpia, Paus. V, 7, 7.

De esta manera, gracias a la generosidad de los hiperbreos y a la intermediacin de Heracles no hay que olvidar que en el mito jugaba un importante papel como hroe civilizador, los ciudadanos griegos pudieron acudir a los grandes juegos pan-helnicos celebrados en honor a Zeus sabiendo que la frondosidad de los olivos los protegera de los rigores del verano peloponesio y, lo que es ms importante, sus atletas tendran que competir por obtener una pequea rama de olivo que, de este modo, se constituira en el mayor honor que pudiese conseguir un griego durante toda su vida.

III. CONCLUSIONES

En la primera parte del artculo se ha podido observar la idea que sobre los hiperbreos se haban conformado los griegos: un pueblo fabuloso, por supuesto, que viva en la ms absoluta felicidad y alegra, en compaa de determinados dioses durante largas temporadas pero que, a diferencia de las costumbres imaginadas por los griegos para con otras gentes habitantes de los lmites del mundo, los hiperbreos s mantenan una estrecha relacin tanto con el pueblo que los haba creado como con algunos dioses de su panten.

Para muchos, la explicacin a esa especialsima vinculacin podra proceder de un hecho real y tangible, es decir, los hiperbreos seran una versin mitificada del pueblo nrdico que realizaba los envos de mbar a la zona mediterrnea; sin embargo, los diversos elementos presentes en la tradicin griega no parecen apuntar demasiado en ese sentido. Adems de conferir en determinado momento a los hiperbreos el estatus de pueblo utpico, semejante al que gozaban, por ejemplo, los supuestos habitantes de la Atlntida o de las Islas del Sol, los hiperbreos fueron el instrumento del que se sirvieron diversos autores para realizar una autntica autocrtica respecto a la cultura griega y sus principales smbolos.

Por este motivo no es de extraar que la referencia de los hiperbreos haya estado tan vinculada a los principales santuarios de la Hlade, espacios representantes de las seas de identidad griegas que haban contrado una importante deuda con unos desconocidos benefactores.

De esta forma, el "esperpento" hiperbreo habra constitudo, segn la terminologa de F. Hartog, un espejo deformante en el que se contemplaran, de forma sarcstica, los rasgos distintivos de la religin y la sociedad griegas. En el caso de Delfos, el principal santuario helnico ymfalos[ombligo] del mundo, su dios titular, Apolo, se retras en llegar, puesto que haba decidido permanecer durante un tiempo con su pueblo preferido; en Delos, los hiperbreos haban sido, precisamente, los introductores de las ofrendas a Apolo y a rtemis, y, por ltimo, tambin en Olimpia deban agradecerles la propia existencia del olivo aqu el grado de la irona era bastante mayor ya que ste es un rbol netamente mediterrneo, del cual se obtenan las ramas que acreditaban la victoria en las diferentes competiciones atlticas que tenan lugar en el recinto del Altis.

En definitiva, se puede afirmar que la "existencia" de los hiperbreos tuvo en la cultura griega unas claras connotaciones de autocrtica y, a veces, de cruel sarcasmo respecto a algunas de sus tradiciones y creencias ms firmemente arraigadas.