Los Grandes Misterios Del Amazonas

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LOS GRANDES MISTERIOS DEL AMAZONAS Por JORGE FLORES VILAR PRÓLOGO El libro indígena titulado el «Libro de la Hormiga», nos habla d los codiciosos colonizadores europeos devoraban en la nueva Améric riquezas que hallaban en su camino. No satisfechos con las extraor acumuladas en México, los europeos prosiguieron con la búsqueda de todas las riquezas. Los conquistadores no tardaron en interrogar a los fabulosos tesoros amasados y todos apuntaban a que aquellas ri comerciando con un pueblo situado en unas tierras lejanas hacia el sur. Esto explica porqué, audaces expediciones partieron hacia Sudamérica en busca «origen» del oro. El Libro de la Hormiga relata las invasiones eur manera: «Esta es la hormiga. Incansable en su trabajo, nada se le los montículos que construye. Grandes las comunidades que establec número. Todo lo destruye. Carcome la carne de los huesos del jagua Varias expediciones europeas vagaron durante meses a través de inaccesibles territorios. Tuvieron que hacer frente a ataques de poblaciones gu adversas condiciones naturales y a un terreno continuamente inunda

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LOS GRANDES MISTERIOS DEL AMAZONAS Por JORGE FLORES VILAR

PRLOGO

El libro indgena titulado el Libro de la Hormiga, nos habla de una poca en la que los codiciosos colonizadores europeos devoraban en la nueva Amrica, insaciables, las riquezas que hallaban en su camino. No satisfechos con las extraordinarias fortunas acumuladas en Mxico, los europeos prosiguieron con la bsqueda de la fuente de todas las riquezas. Los conquistadores no tardaron en interrogar a los indgenas acerca de los fabulosos tesoros amasados y todos apuntaban a que aquellas riquezas eran obtenidas comerciando con un pueblo situado en unas tierras lejanas hacia el sur. Esto explica porqu, audaces expediciones partieron hacia Sudamrica en busca de una cierta tierra, origen del oro. El Libro de la Hormiga relata las invasiones europeas de la siguiente manera: Esta es la hormiga. Incansable en su trabajo, nada se le resiste. Poderosos son los montculos que construye. Grandes las comunidades que establece. Incontable es su nmero. Todo lo destruye. Carcome la carne de los huesos del jaguar herido. Varias expediciones europeas vagaron durante meses a travs de inaccesibles territorios. Tuvieron que hacer frente a ataques de poblaciones guerreras, tambin a las adversas condiciones naturales y a un terreno continuamente inundado. Los incansables

buscadores, alucinados por el hambre, terminaban devorando a sus animales de carga antes de recurrir al canibalismo. Un grupo de mercenarios alemanes acampaba en la selva brasilera. Uno de los soldados, Cristbal Martn, estaba sentado dentro de su tienda, escribiendo un informe. Cogimos al indio prisionero, y cuando llegamos a la corriente, lo matamos y nos lo repartimos entre nosotros. Encendimos una hoguera y nos comimos su carne. Luego nos acostamos para descansar durante la noche, pero antes fremos el resto de la carne. Los primeros rayos del sol atravesaban el follaje de los rboles. El general Von Hutter dio la orden de continuar. Los mercenarios levantaron el campamento y partieron en busca de su destino: El Dorado.

CAPTULO 1

En la espesura de la selva, en este flamante mundo que maravillaba a quienes venan a l en nombre de un rey desconocido, aunque ms bien urgidos por el ansia de la voluptuosa riqueza del oro fresco de esta nueva Amrica, una diligencia recorra el camino adentrndose en los lmites de Kata Khona. En el interior de la diligencia se encontraba el teniente Ezequiel Espinoza, quien lea una carta del capitn general Francisco De Orellana. Era una hoja simple, y contena las siguientes lneas:

Estimado Ezequiel: Debemos preocuparnos por obtener el oro de El Dorado o conformarnos con lo ya hallado en Mxico? La respuesta a esta pregunta es fundamental en tiempos actuales porque decidir nuestro patrimonio en el futuro. Poseemos riquezas pero la quinta parte de ellas se va para el rey. All en Espaa, la quinta parte posee su justo valor mientras que aqu tenemos que pagar ms del doble para cubrir las necesidades bsicas. Setenta pesos de oro por una botella de vino, cien por una capa o diez mil por un caballo. Si tenemos xito en conquistar El Dorado, toda la riqueza ser solamente nuestra. Al diablo con el convenio! El rey ya est cmodamente instalado en almohadas prpuras! Que se muera! Ezequiel, el enemigo es tan salvaje como astuto. Se trata de una tribu indgena, en la cual las mujeres desempean un papel predominante. En realidad se trata de una tribu de mujeres guerreras, tan fieras como leonas, que defienden hasta el ltimo

palmo de su fortaleza. Hablo de las temerosas amazonas. Es cierto que, hasta hoy, nuestra bsqueda ha sido muy provechosa, hemos localizado El Dorado; sin embargo esto no significa un avance. Se trata de una invasin a un imperio tan poderoso como la misma Espaa, que requiere dirigencia constante si se quiere penetrar en esta peculiar civilizacin. Y es que como el enemigo se dio cuenta de que pelean contra un ejrcito en formacin, ellas nos atacan en emboscadas. Esto es brillante para ellas pero es un desastre para nosotros. Si uno pretendiera vivir igual que en Espaa, y se comportase como si estuviera en Espaa, entonces las guerreras de la selva alcanzan a ver sus debilidades. Por eso es necesario dar la espalda a la elegancia y convertirse en salvajes. Sin uniformes, sin banderas. Es por ello que si tienes soldados recin llegados, ellos, mirando alrededor, se preguntan: qu diablos est pasando? Por qu se han convertido en carniceros que defienden sus propios intereses? Dnde est la lealtad al rey? Dnde la probidad con Dios? As que en estas circunstancias, tus aliados pueden convertirse en tus enemigos, y tus enemigos en tus aliados. Todo depende de que las circunstancias estn a favor o en contra. Lo que necesito que entiendas, mi muy estimado amigo Ezequiel, es que las amazonas no quieren negociar, para nada; quieren que abandonemos para siempre su mundo. Que al igual que antao, las cosas vuelvan a ser como fueron. Y quieren que cada conquistador se aleje de sus tierras o muera. No entienden el concepto de progreso. Nuestro enemigo, considerado no sofisticado, se dio cuenta de que estamos lejos de derrotarlos. S, en verdad somos incapaces de hacerlo. Y este nuevo mundo, tal como lo conocemos, es mucho ms difcil de conquistar de lo que habamos credo. Si bajamos la guardia por un momento significara la derrota. Necesitamos tu colaboracin, bien estimado Ezequiel. Tendrs lo que desees y vivirs con todas las comodidades que aqu se pueden ofrecer. He odo de tus logros en Mxico. Aydanos

a asediar El Dorado, s que eres bueno haciendo eso. Te lo pido como fiel amigo tuyo que soy. Aydanos y te hars partcipe de las riquezas que nos esperan, reluciendo, all en El Dorado. Estar aguardando, Ezequiel, tu llegada y as podremos conversar ms extensamente sobre el tema. Un saludo sincero y cordial, Francisco De Orellana

El teniente Ezequiel Espinoza arrug la carta y la bot por la ventana del coche. Espinoza era un hombre interesante. Rondara los veintitantos y llevaba pulcramente el uniforme. Miraba por la ventana del coche, el teniente tena los ojos penetrantes, el porte refinado y la barbilla ligeramente levantada, en un gesto que, ms que arrogancia, denotaba seguridad y nobleza; aunque pareca llevar esas caractersticas con una elegancia y humildad de las que un aristcrata podra haber aprendido algo. En el asiento de enfrente estaba, sentado, un soldado quien ahora sera su asistente. Su nombre era Germn. Ambos miraban por las ventanas. La diligencia se adentraba ya en la fabulosa ciudad de Kata Khona, poblado situado a varios kilmetros al suroeste de Pica da Niebla, poblado construido por los dioses segn los mitos, posteriormente heredado por los nativos y finalmente gobernado por los colonizadores portugueses. El teniente Espinoza observaba admirado esta ciudad esplendorosa. Le sorprendi ver la arquitectura mixta, la fusin de adornos nativos y extranjeros. Esta ciudad es magnfica, qu? Cmo? Cmo la levantaron en pocos aos? Est construida sobre los cimientos originales respondi Germn. Est situada estratgicamente, los nativos dicen que su ubicacin corresponde a una de las plyades de la constelacin de Tauro. Aunque hasta ahora nadie ha podido entender el porqu de esa

correspondencia. Es la ciudad ms cercana a El Dorado. Si gustas, podemos echar un vistazo a la fortaleza. Oye, definitivamente nadie echa un vistazo a la fortaleza sin tropas que nos resguarden, entendido? le aclar Espinoza. Necesito un cuarto, una cama, una baera y los informes de Francisco De Orellana, as que llvame a mi morada. Est en una colina. Buena vista, el sol llega temprano Gracias. Estars cmodo Eso espero, desde que llegu a estas nuevas tierras no he podido dormir cmodo, gracias. Kata Khona posea una predominante poblacin portuguesa, sin embargo haba un gran campamento espaol instalado en el extremo oriente de la ciudad. Era justamente a ese campamento hacia donde se dirigiran los dos hombres de armas, despus de que el teniente se hubiera instalado en la vivienda al sur este. Una vez all, Espinoza entr en su habitacin y vio que era una mugre, desaseada y desordenada. El austero mobiliario reflejaba la sencillez con la que viva la gente en estos lares. La antigua cuja, cama alta y estrecha, estaba acompaada por una rstica petaca, especie de caja realizada ntegramente en cuero, utilizada para guardar ropa u objetos personales. La biblioteca y el escritorio de algarrobo eran los nicos muebles de buena presencia en la alcoba. Malditos ambiciosos. Colmados de oro, pero desprovistos de lujos suspir resignado. La vida en el nuevo mundo

CAPTULO 2

Ms tarde, despus de instalarse en la vivienda, el teniente Espinoza y su asistente se dirigan al campamento espaol en la misma diligencia, para verse con el actual encargado de la operacin, el sargento Galvn, ya que el capitn general Francisco De Orellana se encontraba ausente explorando el terreno aledao. Una vez all, Espinoza y su asistente entraron a la tienda de campaa. El teniente hablaba con el sargento, mientras que Germn se limitaba a escuchar la conversacin entre sus superiores. Nuestras tropas apenas han podido interceptar a algunos exploradores indgenas y obtener algo de informacin acerca de El Dorado indic el sargento Galvn. No tienen que ser tan porfiados en utilizar tcnicas de guerra en campo abierto, aqu en la selva, eso est bien en Europa pero no aqu. No entiendo cmo no se han dado cuenta que, desde hace mucho tiempo, los indgenas atacan emboscando replic el teniente Espinoza sealndole los informes. Dime algo, lo que Francisco De Orellana dej en estos informes es completamente cierto? Acaso nos enfrentamos a un ejrcito de mujeres!? Y estamos perdiendo? El sargento baj la mirada resignado. Hubo un corto silencio en la tienda y en seguida el sargento respondi: En la fortaleza habita un pueblo de mujeres guerreras. En mi opinin parecen un pueblo indgena fuera de lo comn. Estn aliadas con unos desertores a los que llaman la tribu de los Caminantes o Haixas. Poseen, adems, armas de hierro, lo que nos recuerda a las amazonas griegas. Vaya! un pueblo indgena fuera de lo comn..., todas son mujeres, y mujeres guerreras entre 18 y 45 aos de edad, que no viven unidas a un hombre, correcto? dijo con tono despectivo. Ah! Mujeres, al fin y al cabo.

Escucha. No s qu informacin te dio Francisco De Orellana, pero no creo que esas mujeres sean lo que t crees el sargento defenda la ferocidad de las amazonas, porque las haba visto luchar y con cada palabra que pronunciaba las recordaba. Ellas estn instruidas en el arte de la guerra y la administracin del territorio, los puestos de importancia estn reservados para las mujeres, mientras que los hombres carecen de valor y viven como esclavos. dijeron ambos al mismo tiempo. Correcto! Quiz esto sea una ventaja para nuestra incursin continu el teniente. Ahora, entiendo que tienen muchos soldados vigilando la fortaleza desde hace semanas, pero lo que no entiendo es por qu no han vuelto a atacar? Es que no estamos todava lo suficientemente preparados. Nuestros soldados bsicamente no son tales. La mayora nunca luch en una batalla, los mejores soldados estn en Mxico y Per. Aqu vinieron cazadores de fortunas, aventureros, pero no hombres de guerra. As que, segn ustedes, no tienen soldados perfectamente entrenados para acabar con las mujeres perfectamente entrenadas, ya entend? S el sargento empezaba a cansarse de la presuncin del teniente. Bien. Va a necesitar ms soldados. Necesitar soldados del ejrcito portugus. Eso es absurdo! Los intereses de la corona obligan a respetar las conquistas de nuestros vecinos! brinc furibundo, pero al ver que el teniente permaneca inmutable, el sargento termin tranquilizndose tambin. A m me parece que involucrar al ejrcito portugus sera malo y arriesgado para el xito de la campaa.

Te dir algo. No necesito que me seales que sera malo o arriesgado, ni que me recuerdes los intereses de la corona entendido? Los portugueses estn haciendo un trabajo mejor que ustedes, amigo mo. De Orellana te dio una orden que no deja lugar a dudas, yo estoy a cargo de esta campaa. As que, desde este momento, yo tengo el control de la operacin. Oh s! Todos te vimos llegar con honores y te veremos marchar cuando te haya llegado la hora. El sargento se fue de la tienda molesto y Espinoza habl con su asistente. Germn, consgueme una taza de caf fresco. Y tambin una reunin con todos los soldados del campamento lo ms antes posible. El tiempo vale oro, oste? Tambin quiero hablar con el gobernador Alfonso Moreira, consgueme una cita se detuvo un instante y clav su mirada en la de su asistente. No lo olvides, ahora yo estoy al mando. Yo doy las rdenes. Adis.

CAPTULO 3

En las afueras de la ciudad, muy afligida, Bianca Palmeira corra por el cafetal, se vea desesperada. Corra hacia la hacienda, ya que haba escuchado que su padre estaba enfermo. Dios mo, todo est bien? Dgame, como est? pregunt Bianca al entrar a la casa. Ser mejor preguntar qu no est mal replic el galeno. Qu? Se debilita, pierde la vista, tiene problemas respiratorios. Tiene problemas respiratorios? pregunt asustada Bianca. Acabo de aumentar la dosis dijo el galeno. Asegrese de que tome estas medicinas. Su padre envejece y su cuerpo ya no es tan fuerte como antes. El mdico le entreg las medicinas y sali de la habitacin. Padre debes cuidarte. Las medicinas no son suficientes le sugiri su hija. No te cuidas en absoluto, trabajas demasiado. Deberas descansar un poco. No quiero hablar contigo objet el padre. Por qu no? se puso triste. Por qu? Y todava me lo preguntas? le reprochaba su padre. Porque te la pasas retozando y perdiendo el tiempo. No ayudas a tu pobre padre que est enfermo. A tu madre, que en paz descanse, no le agradara saber que te la pasas pasendote por los alrededores sin hacer otra cosa que deambular. Perdn ella estaba por llorar.

Oh, no estaba hablando en serio. Estaba bromeando solamente dijo el padre para tranquilizarla. Pero tienes razn, pap. Esta tierra es tan linda que me gusta explorarla, y conocer la naturaleza. Padre, me har cargo de los deberes. De todas formas dejemos todo eso. Las buenas noticias son que los comerciantes han aceptado la oferta. Han aceptado? el rostro del padre cambi de expresin y sonri. Ambos se pusieron contentos. Tomars tus medicinas y descansars, s? No quiero que me dejes sola. Un da debers irte de la casa dijo el padre. No me voy a ninguna parte dejando a mi padre dijo Bianca con tono juguetn. Por qu dices eso, pap? Por qu? Porque un da tienes que casarte, hija. Y pido a Dios que el hombre con el que te cases te ame an ms que yo. No creo que tal hombre exista en este mundo.

CAPTULO 4

Mientras tanto en otro lugar de Kata Khona, Espinoza baj del coche. Era casi el medio da cuando el teniente lleg a la Gobernacin. Se par un instante para contemplar el majestuoso edificio y le llam mucho la atencin el escudo que se encontraba en el centro de la fachada del mismo. Lo que ms resaltaba de l, y tal vez deba tener un significado, era la figura de un jaguar siendo devorado por una hormiga. Teniente Espinoza, bienvenido a la residencia de la Gobernacin Silva, que se encontraba en la entrada del edificio, le dio la bienvenida. Silva era el oficial de seguridad del gobernador, era un hombre gigantesco, rubicundo y brusco, muy parecido a un enojado dios nrdico. Llevaba el pelo castao y espinoso, muy corto, sobre una frente arrugada. Despus de saludar al teniente, inmediatamente le hizo seas para que ste lo siguiera. Espinoza se acerc a l a grandes zancadas y ambos entraron al recinto. Buenos das, usted debe ser Silva le salud el teniente. Lleg a tiempo, no? El hombre con el que iba a reunirse siempre se mostraba muy quisquilloso con el tema de la puntualidad. As es. Esta reunin es muy importante. Espero que haya venido bien preparado. Buena suerte. All dentro, el teniente habl a solas con el gobernador. Alfonso Moreira. Alfonso Moreira? Me llam por mi nombre. Pues, dicen que le agrada.

Es cierto respondi el gobernador con una sonrisa, gobernador se oye demasiado formal. Qu placer conocerlo le estrech la mano. Teniente Espinoza, qu gusto. Sintese. Gracias. El gobernador tena casi cincuenta aos, y su rostro curtido rezumaba la aspereza propia de su cargo pero guardando todava un poco de buen humor. Bienvenido a nuestra ciudad en progreso. Gracias. Tan suntuosa como El Dorado? Bueno, podra decirse ya que esta ciudad es magnfica contest el teniente. Qu es lo que la gente, fuera de esta selva, sabe exactamente sobre El Dorado? pregunt Moreira inquisitivo, como si guardara algn secreto. Pues para ser honesto, gobernador, he odo una sarta de relatos tan fantasiosos como estpidos. Sin embargo el ms cantado es que existe un pas rico en esmeraldas y oro. Que all, el rey es untado de la cabeza a los pies con aceite, sobre el cual se esparce una regia capa de oro en polvo. Muchos van a verlo y su ofrenda consiste en arrojar objetos de oro al lago. Precisamente. Pero son estpidos. Las ofrendas no funcionan si se trata de simpatizar con los dioses. Cuando sobreviene el desastre, el hombre puede deshacerse de cualquier cosa para que las calamidades se detengan le sirve a su invitado un vaso de caf. Ya habr visto y tal vez vivido el hambre, la enfermedad y la incomodidad de la selva, estoy seguro.

Espinoza, guard un silencio que confirmaban aquellas palabras. Ambos bebieron un sorbo del caf y luego el gobernador continu. Teniente Espinoza, aqu en Kata Khona, para los portugueses yo mismo soy el enemigo. Tal vez ellos sean los ms temerosos por la autoridad que poseo. He aqu un buen consejo: no tome a los indgenas ni a los europeos como aliados, ha escuchado eso, teniente? Cra cuervos y te sacarn los ojos. Muy bien. En este lado del mundo la codicia y la ambicin son aliadas de la traicin. Hay que saber escoger muy bien a los socios. Estamos juntos usted, yo y Francisco De Orellana con el mismo objetivo: tomar la fortaleza. Es ms persuasivo que los militares que envan a Kata Khona. Gracias, gobernador. Me han hablado bien de usted. Que es joven, disciplinado y que posee buenas capacidades de mando. Y adems habla nuestra lengua. El teniente afirm con la cabeza, ambos tomaron otro sorbo de caf. Ahora habl Espinoza. Hace poco exploramos la zona y ubicamos un punto estratgico para poder vigilar la enorme fortaleza. Necesito ayuda para vigilarla, gobernador. Sac varios mapas de su maletn y continu exponiendo su propuesta. Esto es lo que tenemos hasta ahora. Qu raro. Los espaoles preferiran atacar con unas escasas tropas desfallecidas antes que pedir nuestra colaboracin concluy el gobernador.

Pues como le dije antes, estamos juntos en esto con el mismo objetivo. Y creo que podemos ayudarnos mutuamente. Quiero que vea esto. Moreira examin los mapas y grficos que detallaban las posibles estrategias de asedio. Despus levant la mirada y entorn los ojos en los del teniente. Te facilitar algunos soldados. Gracias, gobernador. Tengo una clara advertencia que darte si es que vamos a cooperar: no se te ocurra traicionarme. Entendiste? Ni lo pienses Si bien Espinoza fue contratado por el capitn general De Orellana, este ltimo tena otros planes bajo la manga.

CAPTULO 5

Esa misma tarde, en los alrededores de la fortaleza El teniente Espinoza est llegando al sitio ahora le inform un soldado al capitn general. Gracias respondi De Orellana. No lo pierdan de vista. El teniente Espinoza y su asistente Germn hablaban mientras se preparaban. All est la fortaleza dijo Espinoza. Cargaron sus armas y tomaron posiciones. Qu quieres hacer? inquiri Germn. Vigilar. Y qu ms? Nada ms. Hay que ver el movimiento de las tropas, quines entran, quines salen, qu armas y mquinas de guerra poseen. Necesitamos encontrar sus debilidades. No s dnde estn los soldados portugueses. No alcanzo a distinguirlos. Saben camuflarse bien. He visto algunos hasta ahora. Esos dos al frente de la segunda torre lateral de la fortaleza. Otros sobre los rboles a tu derecha. A mi izquierda otros sin el uniforme, vestidos como los nativos. Esos son los que he visto. En ese momento llegaron las tropas espaolas, junto a cientos de esclavos a la puerta de entrada de la fortaleza. Quines son ellos? Quines se acercan? pregunt molesto el teniente. Son nuestras tropas replic Germn. Nuestras tropas? Qu ests diciendo?

S, las tropas del campamento. De Orellana, debi preparar el ataque. Seguramente utilizar a cientos de esclavos indios para asediarla. As que van a atacar, eh? Pero por qu nadie me avis sobre esto? No lo s. Yo tampoco saba. Si hacen que las amazonas sospechen, ellas van a salir a defenderse, incluso podran llegar a atacar Kata Khona! Harn que nos asesinen. Se va a echar a perder toda la campaa! Y as fue, las amazonas al percatarse de la presencia de los espaoles dan la seal de ataque. Flechas y piedras eran lanzadas hacia el invasor. Algunas salan de la fortaleza a atravesarlos con sus espadas. No! Maldito Francisco! grit Espinoza, al momento de quedarse sorprendido viendo las relucientes armas de hierro de aquellas guerreras. Corran, vmonos! Empez la batalla; De Orellana observaba la accin desde lo alto de una colina. Las tropas espaolas e indgenas estaban siendo diezmadas. Espinoza est por aquellos rboles le dijo uno de los soldados que lo acompaaba, parece que ya se enter de nuestra incursin. Mustrame. Dnde est? pregunt De Orellana un poco desesperado. All le seal con la mano. Maldicin. Error de clculo. All abajo el teniente gritaba: Tenemos que escapar. No estamos preparados. No nos queda otra. Tenemos que escapar!

Muchos eran ultimados por las flechas de las amazonas y grandes piedras caan del cielo aplastndolos. Las escasas tropas portuguesas y Espinoza corrieron, y a medida que avanzaban se iban separando unos de otros. Iban por caminos distintos. El teniente corri y corri para salvar su vida. Hasta que lleg a una plantacin de caf. Agotado trat de recuperar el aliento, en ese momento pas una mujer frente a l, Bianca. Hola. Quin es usted y qu hace aqu? pregunt sorprendida. Perdone aparecerme as de improviso soy el teniente Ezequiel Espinoza. Qu le sucedi? ella vio que sangraba. Me atacaron los nativos. Una flecha pas rozando por mi antebrazo. Djeme ver le examin y concluy. No, por Dios. Le lanzaron flechas venenosas. Venenosas? pregunt asustado. S. Calculo que le queda una fraccin de tiempo de vida. Cmo? inquiri an ms asustado. S, seor. No! No puede! No es cierto. Estoy bromeando Bianca ri. Espinoza se qued en silencio y luego habl. No vuelva a bromear de esa forma, me dio un susto Es atacado constantemente, no? la mujer vio algunas cicatrices ms en sus brazos y manos. Pues s Al parecer s.

Bueno Tranquilo. Es comn en esta regin ella agarr un pedazo de tela y le vend la herida. Listo, esto le va a proteger de cualquier complicacin. Bien. Ya est. Es todo? S, es todo. Ya tengo que irme, tengo trabajo que hacer. El teniente deseaba hablar ms tiempo con ella, o mejor an, quera verla de nuevo. Espera! es slo que Qu? Nada Gracias. El quera decir algo, ya que la presencia de Bianca le haba dejado absorto, pero se fue sin decirle nada importante. Quiz lo lamentara despus.

CAPTULO 6

En el campamento, el teniente Espinoza se present ante el capitn general Francisco De Orellana por primera vez y fue para protestar airadamente. Eres un imbcil! grit Espinoza, recriminndole. Cmo esperas que vigile la fortaleza, contigo intentando asediarla?! Escucha, si quieres que te ayude a obtener las riquezas de El Dorado djame hacer mi trabajo! O para qu diablos me contrataste?! Claro, cul es tu punto? respondi sin darle mucha importancia. El punto es que no puedes asediar la fortaleza todava, Francisco! Tenemos que vigilar hasta encontrar las debilidades y ser pacientes mientras los portugueses nos lo permitan! Estamos en su territorio, recurdalo o ellos creern que estamos intentando traicionarlos! A qu te refieres? Te voy a decir algo, Francisco. Vas a echar a perder toda la campaa si vuelves a intervenir de esa manera. Ahora, estas malnacidas han matado a casi todas las tropas de vigilancia portuguesa, y no ha habido ni una sola baja por parte de ellas! Entendiste?! Yo slo quera protegerte, Ezequiel. No sabes quin va a disparar de entre los rboles, o es que lo sabas? Pues no me protejas, tena todo bajo control! Germn entr de repente en la tienda interrumpiendo la conversacin entre sus superiores. Teniente Espinoza, es Alfonso. Vino a recogerlo. Ya voy Germn le respondi y luego volvi a hablar con De Orellana. Ahora tengo que explicarle a Alfonso todo esto, as que murete! Seguro, como quieras respondi sarcstico.

***

El teniente Espinoza tena una conversacin con el gobernador en su oficina. Alfonso Moreira si me diera la oportunidad de explicarle El gobernador le hizo seas para que se callara y habl. Afortunadamente mis tropas estaban contigo cuando sucedi el desastre, el haber escapado junto con ellos fue lo correcto, de otro modo yo hubiera credo que estabas sitiando la fortaleza sin mi permiso. Esa es una gran noticia gobernador. Escuche, Francisco De Orellana Ya habl con el seor De Orellana continu hablando imponiendo su autoridad. Ahora vers lo que les pasa a quienes osan traicionarme. En ese momento el gobernador dio la orden con un ademn, y uno de los soldados portugueses dispar sobre un soldado espaol que particip de la invasin. Entiendes lo que les sucede? Entiendo, gobernador. Dile a tus compatriotas lo que viste.

CAPTULO 7

Por la noche, al extremo norte de Kata Khona, un grupo de asaltantes amazonas atac la ciudad sorprendiendo a la poblacin. El ataque fue fugaz y eficiente. Sin que la guardia se percatara, entraron y destruyeron parte de la ciudad. Tan rpido como vinieron ellas se fueron. Haba varias casas incendiadas, muchos muertos y heridos. La noticia lleg a alertar a todo el pueblo, el pnico surgi entre la multitud. Momentos ms tarde, la lder amazona estaba en su vivienda, complacida por el asalto que dirigi. Mena era una criatura de esqueleto esbelto. En lo alto de su precario cuerpo, se cerna un rostro avinagrado de piel semejante a una hoja de papel pergamino en la que alguien hubiera clavado unos ojos carentes de toda emocin. A sus cincuenta aos pareca haber cumplido setenta. Mena era reverenciada no slo por la tribu de las amazonas y su legendaria capital, Akahim, (El Dorado) sino por todas las tribus escogidas aliadas (ugha mongulala) esparcidas por la selva, ya que Mena era una herona en la lucha contra los invasores. Se deca que haba nacido para la guerra y para nada ms, porque incluso la idea de paz y reconciliacin de Mena iba de la mano de un temperamento glacial que pocos lograban soportar durante ms de unos instantes.

CAPTULO 8

Al da siguiente, el oficial de seguridad del gobernador esperaba en la puerta a que el teniente saliera de su habitacin, cuando ste sali del edificio le salud: Buenos das teniente. Buenos das, Silva. El gobernador lo espera. Suba al carro. Espinoza se acerc al coche, se asom a la ventana y le pregunt al gobernador. A dnde vamos? Vamos a la fortaleza. Suba. El carruaje recorra el camino de tierra a gran velocidad. Dentro, el gobernador le explicaba la situacin. Como era de suponerse, las amazonas tambin lanzaron un ataque contra Kata Khona en venganza por la ineficiente invasin espaola. Necesitamos encontrar un punto dbil en la gran fortaleza para poder asediarla, Lo s, gobernador. y hemos encontrado ese punto dbil. Lo encontraron? Cmo? T nos diste la pista. Revisamos los mapas y bosquejos que nos trajiste el primer da. El carro se estacion en una planicie. Todos bajaron del carro. Este es el lugar. El taln de Aquiles de la fortaleza. Poca vigilancia, murallas debilitadas por la humedad de la regin y mucha vegetacin donde ocultar los caones. Puedes compartir esta informacin con los tuyos, pero no intenten asediar todava. Nosotros les daremos la orden cuando hayamos planificado apropiadamente el ataque. Qu pasar si Francisco asedia de nuevo sin su permiso?

Si intentara asediarla, le recordara que soy la autoridad en Kata Khona. Porque cuando yo lo ordene puedo hacer que suplique por su vida. El teniente se qued en silencio, presenta que De Orellana no cumplira el convenio y que algo saldra mal. Tema que l tambin fuera a pagar muy pronto por la terquedad de su superior. De vuelta a su vivienda Espinoza encontr a De Orellana esperndolo en la puerta. Francisco, qu haces aqu? le pregunt. Cuntame de tu viaje por los alrededores de la fortaleza De Orellana fue directo al punto. Qu? Hablo del lugar donde te llev Alfonso. Esta maana te vimos con el gobernador, suponemos que recibiendo informacin. Qu crees que hago en todo el da? Beber en la taberna? No creo que bebas, Francisco. Ambos entraron a la vivienda, all se sentaron alrededor de una mesa y continuaron conversando. Ezequiel, nuestra campaa se basa en informacin, y necesitamos esa informacin ahora. De otra manera voy a tener que despedirte. Entonces despdeme, Francisco. No te pases de listo. Kata Khona est muy devastada, oste? Nadie sabe dnde van a atacar de nuevo. Hay 146 muertos en las orillas de la fortaleza. Puedes decirme de qu hablaron?

Si Kata Khona est ahora devastada es por tu culpa. Escucha, si quieres la informacin debes ganarte la confianza de los portugueses, entiendes? Alfonso no confa en ti. O sea que es as? Te contrato para que nos apoyes pero, vas a ponerte de su lado? Lo que s te advierto, es que cuando el oro sea nuestro vas a arrimarte de rodillas pidiendo tu parte. De Orellana vio un par de botellas de vino sobre la mesa. Tienes unas botellas de vino? S, las guardo para los peores momentos. Peores que stos. De qu hablas? La campaa mejorar, estoy seguro. Y qu tal la exploracin? Estuvo bien bien s Francisco, te dir lo que Alfonso me mostr esta maana, pero tienes que prometer que no atacars de nuevo sin el permiso del gobernador, entendiste? El teniente le revel la informacin, confiando en que su superior cumplira.

CAPTULO 9

Al da siguiente. En el patio del palacio de la Gobernacin, Espinoza y De Orellana bajaron del carro y entraron al edificio. Alfonso Moreira. Gracias por su tiempo Espinoza le estrech la mano. Por favor, tomen asiento dijo el gobernador cordialmente. Francisco De Orellana, con su petulancia habitual, comenz la conversacin reclamando derechos para s. Necesitamos por lo menos una compaa de los soldados que tienes en el cuartel de Kata Khona. Nuestro ejrcito necesita reforzar sus lneas. Y t sabes a cules me refiero. A los mejores. Incluso tu oficial de seguridad, si fuera posible dijo mirndole a Silva que estaba sentado a un extremo de la mesa. Por favor replic Moreira indiferente. De Orellana se puso de pie y expuso su posicin. Antes que nada, djame ganarme tu confianza: Excelente, has hecho un trabajo increble gobernando esta ciudad. Muy bien, bravo. Pero nuestro trabajo difiere del tuyo, nosotros exploramos tierras siguiendo por aos las pistas del origen de las riquezas y ahora que sabemos dnde est el origen, necesitamos asediar. Ya es hora de asediar El Dorado. No el gobernador no acceda. Creo que ya empiezas a molestarme. Por qu te molesto, Francisco? replic mordazmente. Porque tenemos una alianza militar. T tienes un ejrcito entrenado que yo necesito, pero no permites que estn bajo mis rdenes, y estoy tratando de decirte que ya queremos atacar. Ya noms.

La victoria no llegar por decisiones apresuradas, carentes de razn y juicio. Quin financia la mayor parte de esta incursin? insisti De Orellana. No quiero retirar nuestra contribucin al cofre de la Gobernacin porque perderas autoridad. Hablando de autoridad, Francisco, estas hablando con el gobernador. Pues gobernador, quiero el control de las tropas portuguesas como un favor al Reino Unido de Espaa y Portugal. No lo vas a tener Moreira empez a explicar su posicin con algo de irritacin. Es cierto que tenemos una alianza militar en estas tierras, pero al estar fuera de la jurisdiccin del Reino Unido de Espaa y Portugal, las alianzas son ms flexibles y funcionan de otra manera. Adems, las operaciones de asedio se tienen que trabajar minuciosamente. Los espaoles son incapaces de realizar un trabajo as porque son impacientes. Estn ansiosos por lanzarse sobre las riquezas sin preparar un plan eficiente. Es por eso que, como corderos en el matadero, son eliminados cmodamente por aquellas mujeres. Tenemos ms derecho sobre estas tierras, nosotros descubrimos este continente el ego del capitn general no le permita perder la discusin. Es necesario acaso que te lo recuerde? Francisco, no ests viendo el punto. El Dorado an est fuertemente fortificado. Cada uno de sus habitantes est alerta y bien armado, es algo con lo que no habamos lidiado nunca. Yo les avisar cuando sea el momento de atacar. Eso te parece? Ustedes habrn adquirido las tierras del Brasil, pero nosotros descubrimos la existencia de El Dorado en ellas. Me imagino que sabes quin escribi esto. De Orellana le entreg una carta escrita en cuero. Un mensaje observ detenidamente, escrito por las amazonas.

Escrito? Ellas saben escribir? pregunt Espinoza, que hasta el momento se encontraba callado. Eso parece respondi Alfonso Moreira sin sorprenderse . Tal vez no es autntica. Es autntica, los nativos cautivos afirman que heredaron este arte de sus dioses. Es difcil creer Me imagino que intuyes a quin va dirigida le ret De Orellana al gobernador. Supongo, que a la lder amazona. Pero no entiendo el contenido del mensaje minti. No lo entiendes? Pues nosotros estamos un paso adelante, Alfonso. Estamos estudiando su lenguaje, les sugiero que hagan lo mismo. La lder se llama Mena, a ella va dirigida la carta. Somos aliados. Yo estoy compartiendo la informacin con ustedes, ahora tienes que darme tus tropas. No y la negativa fue contundente.

CAPTULO 10

Ms tarde, los conquistadores espaoles se iban de la Gobernacin. Dentro del coche, discutan sobre la reunin que haban tenido con el gobernador. Eso fue bastante vergonzoso. Dnde dejaste la diplomacia y la cortesa? Fuiste directo y ofensivo le reprochaba el teniente Espinoza. No te pongas de su parte. Ese Alfonso, tambin es arrogante. Todos los lderes los son. Lderes como t, verdad? T sgueme la corriente. No podemos confiar en los portugueses. T tienes un mensaje escrito por la lder amazona Mena. No crees que esa informacin me ayudara en esto, Francisco? Qu otras cosas ests ocultndome? Qu quieres saber? respondi tranquilo. Todo. Qu sabes de ella? Dmelo todo, Francisco. Se dice que hace ms de ochenta aos los habitantes de esta regin se enteraron de la llegada de unos hombres extraos, quienes fueron recibidos con ostentosos regalos, incluso tratados como dioses. Sin embargo, los extranjeros consideraron este signo de respeto como una debilidad y se convirtieron en sembradores de terror y de muerte, de esclavitud y de ambicin. Obviamente se refieren a nosotros. Qu lstima dijo el teniente decepcionado. As es... Y cuando los primeros exploradores europeos se acercaron a Akahim, el supuesto nombre nativo de El Dorado, el consejo supremo decidi la retirada para evitar una guerra sangrienta. Mas cuando los ciento treinta ancianos daban la orden para la paz, ocurri un hecho inesperado: las mujeres se opusieron a esta decisin, destronaron al consejo supremo y asumieron el poder por s mismas. Bajo la direccin de la valerosa Mena forzaron a los hombres a tomar el arco y la flecha y a enfrentarse a los extranjeros.

Vayamos a la guerra!: as hablaron las mujeres. No somos lo suficientemente numerosos como para expulsar a los barbudos extranjeros? No somos lo suficientemente fuertes como para derrotarlos? Y las mujeres se sublevaron, abandonaron sus vasijas y rompieron sus ollas; apagaron el fuego del fogn y marcharon a la guerra. Deseaban mostrarles su fuerza a los extranjeros. Iban a chascar sus huesos y convertir su carne en polvo.

***

Ms tarde, en la vivienda del teniente, ste y su jefe tomaban un par de botellas de vino. Francisco? S? No hagas nada con la fortaleza de El Dorado. No trates de asediarla ni nada por el estilo o Alfonso nos va a matar, te lo aseguro, y todo terminar. No puedes confiar en Alfonso. Habl claro? le orden firmemente De Orellana. Espinoza se qued en silencio, no le contest nada. Bueno, tengo que dormir si quiero terminar el recorrido. Rodear la fortaleza buscando otro punto estratgico por el cual podamos atacar. Y si no lo encuentro De Orellana estaba con sueo, bostez, abandonar estas tierras y viajar hasta la desembocadura del ro. Tal vez haya riquezas ms accesibles por all. Te doy un consejo, Ezequiel? Jams te propongas metas que estn ms all de tus capacidades, porque tendrs que terminarlas desganado

Francisco, Francisco escuchaste lo que te dije, verdad? el teniente tema por su vida, as que volvi a recordarle a su superior que no haga nada estpido. Por supuesto. No asedies El Dorado. En absoluto. Slo exploracin.

CAPTULO 11

A la maana siguiente, en el cafetal.

Buenos das le salud Espinoza hacindose notar. Buenos das, nos volvemos a ver le respondi Bianca cordialmente. Regres porque creo que ya es tiempo de quitarme esta venda. No hay nada de complicado en eso. Ya debi quitrsela usted mismo esta maana. Tal vez estaba de guardia esta maana. Prefer venir a consultar antes con usted, si lo haca mal podra tener efectos secundarios, no? No lo s respondi mostrando poco inters. A qu se dedica? Vive aqu? S. Es el cafetal de mi familia. Mi padre est muy enfermo y ltimamente tengo ms tareas que realizar. Puedo puedo ayudarla? Si usted quiere, pero no le pagar. No, no es necesario. Considrelo como un deber mo por haberme atendido cuando yo estaba herido. Est usted casado? No. No? Pareca. Trae todo en orden. Ah, quiz se deba a que suelo ser disciplinado. En serio no est casado? Gracias sonri. Y no, no, en esta parte del mundo no he tenido tiempo de conocer alguien especial. Y qu hace con su tiempo?

Me la paso ocupando en el campamento... y Sabe no es necesario que se quede le interrumpi Bianca, en este momento no tengo tareas para usted. Pero si de verdad quiere colaborar puede venir esta tarde. Est bien. Entonces vendr esta tarde respondi contento. El teniente ya se marchaba, pero a los pocos pasos se detuvo y dio media vuelta, esta vez no dejara pasar la oportunidad. Sabe, hay un buen comedor en una posada en el centro de Kata Khona, pensaba si usted pudiera acompaarme despus del trabajo. Ser interesante conocernos un poco. Est bien. Pero en su campamento no le necesitarn para algn trabajo? A decir verdad, hoy dispongo de mucho tiempo libre. Estoy a la espera de nuevas rdenes y tal como est la situacin seguramente no me hablarn hasta maana. Entonces lo ver esta tarde. Hasta luego. Hasta luego. Un par de soldados espaoles vigilaban al teniente sin hacerse notar. Observaron la conversacin que tuvo con Bianca.

CAPTULO 12

Por la tarde varias tropas espaolas rodearon la mitad de la magnfica fortaleza de las amazonas. Mena fue alertada del peligro por una de las vigas. Aunque no haba nada que temer, ellas ya estaban preparadas para defender su hogar con toda su furia. Ataquen! orden el sargento Galvn, quien estaba a cargo del asedio. Los hombres barbudos, con potentes armas de hierro y extraos animales atacaron a las amazonas, de quienes recibieron flechazos envenenados. Muchos cayeron muertos en los alrededores, slo un pequeo grupo pudo ingresar a la fortaleza. Las amazonas cayeron sobre ellos. Los incineraron vivos prendindoles fuego; les atravesaron las vsceras con sus lanzas; golpearon sus cabezas con piedras hasta que la sangre fluy por la boca y por la nariz. Viendo tal ferocidad en estas soberbias guerreras, los espaoles huyeron despavoridos, abandonaron armas y sus armaduras tras de s. Lo nico que queran era salvar sus vidas, y ni eso pudieron lograr. Apenas uno pudo huir, Germn, y los dems fueron llevados cautivos al centro de El Dorado donde los amarraron a los pilares. Dice el Libro de la Hormiga: Roja estaba la tierra, roja de sangre real. Pero era una buena muerte la que las valientes Akahim haban encontrado, la mejor. Rompieron la fuerza de los enemigos. Hicieron saltar sus huesos como cuando se muele el maz para fabricar harina. Arrojaron sus huesos a la corriente. Y el agua los arrastr, a travs de las montaas ms elevadas, y tambin de las ms bajas. Ms tarde, las amazonas abandonaron la fortaleza dejando a los prisioneros dentro. Salieron admitiendo que si los europeos continuaban asedindola ellas iban a perder la batalla y la guerra. Ya eran siete aos, siete largos aos peleando sin descanso. Era mejor una retirada a tiempo que la derrota en manos del enemigo.

Flechas con fuego y grandes piedras empezaban a volar a travs de los cielos y descender sobre Akahim. Arrasaron las casas, los templos y las murallas y a su retirada destruyeron los caminos y los campos agrcolas. Al presenciar toda esta destruccin adrede, una lgrima pareca escaprsele a la valerosa Mena. Una lgrima que reflejaba su dolor ante lo perecedero, y su cuerpo estara completamente estremecido, si no fuera porque se esforzaba en contenerlo. Haba llegado el fin. Haba llegado la hora de aceptar que nada es para siempre. Largas columnas de mujeres y unos pocos indios esclavos, transportaban todos los objetos, las joyas, el oro y las provisiones hacia el oriente. No habra vuelta al lugar de origen, nunca ms regresaran. Mena volte a ver lo que fuera Akahim y su corazn llor. Deba ser fuerte y continuar. As lo hizo. Todo lo que hoy es destruido tendr que ser reconstruido, en otro lugar, en un lugar ms seguro se dijo. Las llamas consuman la fortaleza y dentro, los cuerpos de los prisioneros europeos se hacan cenizas. La fortaleza fue arrasada y se convertira en historia. Algunas amazonas se encogieron como bebs, otras gritaron como mujeres en parto, dejaron detrs de s la destruccin de su propia fortaleza. Los das de antao se convertiran en ruinas. Las amazonas lloraban al igual que sus esclavos. Las amazonas se fueron alejando, sedientas y hambrientas. Mena, que hasta el momento se haba contenido, llor y dej salir sus emociones. Lloraba y as aliviaba sus sentimientos. El cielo gris por el humo acompaara unos instantes su dolor. Habra de llover muy pronto. Ella estaba abrumada por el dolor. Mi dominio, mi reino, mi hogar se ha convertido en cenizas, el eterno fuego ha borrado su identidad.

Este episodio servira de inspiracin para una cancin que sera compuesta en un futuro, en ese entonces ya empezaba a resonar en las mentes de las amazonas los siguientes versos:

Regresar la calma al mundo Y volvern los das de paz. Saldr la luz para mostrarnos Con claridad el amor.

Se reconstruir lo que fue, Un mundo nacer otra vez De las cenizas Continuar la vida

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13

Esa misma tarde, el teniente, Bianca y varios peones recolectaban los granos de caf. La jornada era fatigante y el calor sofocante. Luego de la recolecta, el teniente y Bianca fueron al comedor de la posada. Se sentaron y se pusieron a conversar. Para ser honesto, Bianca, sent un profundo inters por ti desde el primer momento en que te vi. Creo que lo notaste. S. Y t inters por m ha despertado mi inters por ti. Ah, s? pregunt Espinoza sorprendido, casi riendo. S, y quiero saber Qu quieres saber? pregunt cordialmente. Quiero saber qu haces en Kata Khona? Pues, soy un teniente bien entrenado participando en la campaa del capitn general Francisco De Orellana. Un teniente bien entrenado que escapa corriendo de los nativos hacia mi cafetal dijo la mujer en tono de broma. Correcto respondi sonriendo. S Bianca ri. Yo quisiera saber qu edad tienes? Veintiocho. Yo igual. Qu gusto.

Ahora, quiero decirte que la mujer cambi su tono a uno ms juicioso. ltimamente mi padre insiste con que me case. El est muy enfermo y cuando se vaya de este mundo no quiere que me quede sola. A pesar de esto no estoy desesperada por tener esposo pero tampoco me niego completamente. Simplemente me dejar guiar por el curso del ro. No mover una pieza, el destino dir si este inters que sentimos pueda convertirse en algo ms intenso. Esa es mi decisin. Te entiendo, y djame decirte que es la decisin ms sensata que he escuchado desde que arrib en este continente. No ests bromeando. En serio? No miento, Bianca. Gracias. Qu bueno que lo entiendas. De nada. Muy amable de tu parte por explicarme tu decisin. El mesero les sirvi dos platos de comida. Gracias le dice el teniente al mesero. Gracias, se ve exquisito dijo Bianca. Sirvmonos. Empezaron a comer. Puedo regresar al cafetal en otra oportunidad, Bianca? Cuando haya algn trabajo pendiente, claro. Y ya sabes, no te cobrar nada. Ah, no? Y qu otro favor me debes? Ningn otro. Simplemente vivo para servir. Ella lo contempl en silencio sin poder dejar de pensar que haba algo en l que le encantaba. A pesar de que muchos hombres de armas parecan presumidos y toscos en persona, a Bianca le pareci que en el caso de Ezequiel Espinoza ocurra lo contrario. Sus

ojos marrones resultaban tan despiertos y apasionados como los de un prncipe, y su voz contena la misma clida modestia y entusiasmo. Con aspecto de tipo curtido y atltico, pero comprensible, Ezequiel Espinoza tena las caractersticas que Bianca andaba buscando en un hombre. Ahora sera ella quien deseaba volver a verlo. S, s, por supuesto. Puedes pasar por el cafetal de nuevo. Buscar algn trabajo para ti. Pues, gracias.

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14

Anocheci, y Silva fue a recoger al teniente de su vivienda. Ambos subieron al coche y se dirigieron a la fortaleza. sta estaba totalmente destruida. Se haba convertido en ruinas. Espinoza baj del coche a observar, se llev las manos a la cabeza, no poda creer lo que vea. Luego, Silva le hizo seas para que regresara al coche. Ahora lo llev a un barrio alejado donde se encontraba el gobernador. Silva te mostr la fortaleza destruida? inquiri el gobernador con dureza. S respondi con miedo. Por qu atacaron la fortaleza? No lo s, Alfonso. Yo me encontraba ausente. No me mientas, Espinoza clav su mirada en los ojos del teniente. No s qu sucedi. Trelo orden el gobernador. Silva trajo a Germn ante ellos, l fue el nico soldado que logr escapar de la destruccin de Akahim. Tenamos la ventaja prosigui el gobernador. Esa fortaleza podra habernos dado la mayor de las riquezas. Pero ya no hay nada. No hay nada ah adentro. Las amazonas escaparon con todo. A dnde? No dejaron el menor rastro. Lo s Alfonso, pero a m nadie me comunic nada sobre el ataque.

Yo te mostr el punto dbil de la fortaleza y te dije que les comunicaras a los tuyos, pero tambin dije que esperaran mis rdenes. Lo recuerdas? Yo soy la autoridad aqu y sabas que si alguien osaba traicionarme, podra matarlo aqu en este mismo momento. No tena idea intervino Germn, pero si sirve de algo, vi que huyeron hacia el oriente. La informacin que conseguiste no es suficiente para salvar tu pellejo le recrimin el gobernador. Pero les dir algo, solamente porque el teniente me parece un hombre honesto, es que voy a dejarlos vivir. Tienen un da para irse de Kata Khona. Si maana por la noche an no se han marchado, no voy a responsabilizarme por su seguridad, comprenden? Vmonos, Silva! El gobernador y su oficial de seguridad subieron al carro. El cochero emprendi marcha. Una vez que se fueron, los dos conquistadores espaoles hablaron entre s. Te dije que yo estaba al mando de esta operacin! No debas seguir las instrucciones de Francisco! Espinoza, ya lo s, pero El teniente lo golpe en la cara hacindolo caer al suelo. Lo dej all y se fue. Espinoza! Espinoza!

CAPTULO 15

En una pequea embarcacin en el ro Amazonas. Los dos conquistadores conversaban. Hola Ezequiel le dio la bienvenida cordialmente. Por qu dejaste Kata Khona? Djame adivinar. Viniste aqu porque extraabas a tu gran amigo. Por favor, Francisco respondi molesto. Cmo esperas que pueda trabajar si interfieres en las tareas de los dems? Todo lo que Alfonso quera era que solicitemos su autorizacin! Al diablo con su autorizacin! irrumpi. Alfonso tena razn, tomaste decisiones carentes de razn y juicio! Crees tener el control, pero no es as! No preparaste ningn plan eficiente desde que llegu a este dichoso pueblo! Ests perdiendo soldados y esclavos intilmente sin ningn resultado! Por el amor de Dios, cre que Alfonso iba dispararme! No exageres. Alfonso no iba dispararte. En poco tiempo olvidar todo y te pedir que regreses, l necesita aliados y sabe que t eres el ms diplomtico. Confa en ti, amigo. Adems te conviene regresar a Kata Khona para poder estar al lado de aquella mujer que te tiene distrado. Si hubieras puesto ms atencin, habras notado mis jugadas.

Eres un maldito espa dijo, intentando ocultar una sonrisa sonrojada que casi se dibujaba en su rostro al saber que el capitn general saba de Bianca. Metes tus narices

donde nadie te llama! Lo sabas Francisco?! Nuestro trabajo es asediar El Dorado! Concntrate por favor! Y qu crees que he estado intentado hacer? Yo veo una oportunidad y la aprovecho. No tengo que esperar el permiso del gobernador, y dejar pasar una preciada oportunidad, ni pasearme por Kata Khona, todo enamorado y viviendo en las nubes. Alfonso tiene autoridad en su ciudad pero no fuera de ella, en los alrededores de la fortaleza, la autoridad la impone quien llegue con las armas y un plan de ataque. Admito que acampamos en su territorio, por lo cual procurar, no lo prometo, pero procurar esperar la autorizacin del gobernador. Precisamente. Lo que tenas que hacer desde el principio y lo sabas, era esperar el permiso de Alfonso. S, claro respondi con sarcasmo. Hace una semana te habra despedido. Lo hubieras hecho? No lo creo. Deb hacerlo. Ahora no puedo, me conseguiste buena informacin, me diste a conocer el punto dbil de la fortaleza y adquiriste una alianza militar. Eres bueno y sabes que me cuesta aceptarlo. Y qu haces navegando por estas aguas, Francisco? Te alejaste del campamento quiso cambiar de tema. Todava no ha acabado Ezequiel. Tenemos que ingresar a El Dorado. Y t sabes dnde est, verdad? El Dorado se perdi, acptalo. Fjate al frente insisti De Orellana, a escasas dos millas est lo que el fray Gaspar De Carvajal, capelln que nos acompaa, y yo le llamamos la ciudad blanca. No es la nica, vimos ms como sta hace un par de das y suponemos que hay muchas ms siguiendo el curso del ro.

Oh, por Dios. El teniente qued enormemente asombrado. Le pareci estar observando desde la embarcacin, una parte de su nativa Espaa. Edificios, mercados, residencias, fortificaciones Deca el teniente mientras contemplaba la ciudad blanca. Es increble. Qu ciudad tan majestuosa. Intuyo que las amazonas huyeron con todo el oro a este lugar dijo De Orellana. Cmo puedes estar tan seguro? No lo estoy, lo intuyo. Ambos observaron la ciudad, entonces De Orellana cavilaba. Lo que necesitamos hacer con o sin el permiso de Alfonso, es desembarcar en esta orilla y adentrarnos hasta la ciudad blanca. Admito que es una tarea difcil. Podramos llevar a todas nuestras tropas y an as estara lejos de ganar. S, pero Mena no lo sabe, verdad? Qu? De Orellana no entendi. A Espinoza se le ocurri una idea y una sonrisa se esboz en su rostro. Que ella no sabe cuntas tropas nos quedan todava, no sabe qu tanto golpearon a nuestro ejrcito. No sabe por dnde las vamos a atacar y por dnde no. Hablo de Oye, por qu no en lugar de atacar a Mena como lo hemos hecho hasta ahora sin ningn resultado, hacemos parecer que hay otra campaa de invasin desde el oriente tan efectiva como la de los portugueses? Cmo reaccionara Mena a una invasin mltiple en su dominio? Qu hara? Se pondra indignada, y atacara de nuevo. Todas ellas saldran de su escondrijo.

A pelear en la llanura afirm el teniente. Y ya no habra ms emboscadas. Exacto. Y estaramos luchando de nuevo con ellas pero esta vez en una batalla en campo abierto, y sabes que en eso somos los mejores, verdad? Ellas saldran a atacar contra un ejrcito que nos sirva de seuelo hacia el oriente, entonces los portugueses apareceran por el occidente. Como resultado La ciudad estara desprotegida y nosotros podramos que entrar a atacar por el frente ri el capitn general. Es brillante. Pero tenemos que hacerlo rpido, nuestros suministros de comida se agotan. S, s seor.

CAPTULO 16

Al da siguiente, Espinoza se diriga a una de las tiendas del campamento, donde se investigaba el lenguaje de las amazonas. Afuera le esperaba Nicols, el lingista. Nicols. Ezequiel Espinoza, mucho gusto le salud el teniente. Dnde est Francisco? No s, l solamente me mand hablar con usted. Ambos entraron en la tienda. El interior era rstico y desordenado, haba muchos papeles y libros por todos lados. El teniente crey ver el smbolo de una hormiga devorando un jaguar en un papel sobre el escritorio, lo que le record el escudo de la Gobernacin de Kata Khona. En ese momento, Nicols movi los papeles violentamente hacindolo desaparecer, el teniente no le dio importancia. Es la ltima vez que recibo a alguien sin la presencia del capitn general dijo Nicols en tono desconfiado. Cada vez que hace una campaa lo hace con intenciones ocultas Caf? S, negro por favor, gracias. Ponte cmodo. Nicols le serva con calma una taza de caf y en ese momento se le vino a la mente un chiste. Un hombre entra en una taberna, llama al camarero y pide una caf. Este hombre toma su caf y hasta aqu todo va muy normal, al terminar llama al camarero y le pide la cuenta, el camarero le dice: Son 26 piezas de oro seor.

Nuestro hombre se levanta lleva su mano al bolsillo y saca un manojo de monedas de 1, y comienza a lanzarlas por todo el establecimiento mientras dice: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 24, 25 y 26. Cbrese. Y se fue. Al da siguiente nuestro hombre regresa a la taberna y todo ocurre igual, llama al mesero y pide un caf, toma su caf y hasta aqu todo va muy normal, al terminar llama al camarero y le pide la cuenta, el camarero le dice: Son 26 piezas de oro seor. Nuestro hombre se levanta, lleva su mano al bolsillo, saca una moneda de oro de 50 y dice: Cbrese. El mesero, con su venganza muy bien planeada, va hasta la caja y pide al cajero que le de 24 en monedas de 1, regresa hasta la mesa y parado frente al seor comienza a lanzarlas por todo el establecimiento mientras dice: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 21, 22, 23, 24. Ah tiene su cambio, seor. Nuestro hombre se levanta de la mesa lleva su mano al bolsillo y saca dos monedas de 1, las lanza diciendo: 25, 26... Por favor me trae otra caf? Ambos se rieron. Despus de bromear, Nicols empez a comentarle al teniente sobre las investigaciones. Cuntame, Nicols, qu es lo que tienen? Desciframos cada uno de los caracteres de la carta y obtuvimos todos los caracteres de su alfabeto. Su legua se asemeja bastante al hebreo como al quecha. Algo me dice que las amazonas descienden de un linaje importante. De qu linaje? De No o David. De algn personaje del antiguo testamento. Etimolgicamente sus nombres, apellidos, ciudades, se asemejan bastante a las lenguas mesopotmicas. Y qu es lo que dice el mensaje?

El mensaje es de Akakor, un pueblo vecino al de las amazonas, quienes les comunican a las amazonas que a pesar de haberse rebelado contra ellos, no les guardan ningn rencor y si en algn momento decidieran abandonar Akahim, ellos los recibiran con las puertas abiertas. Es justo lo que hicieron. Eso explica porque huyeron de la fortaleza. Aunque no sabemos dnde se encuentra el pueblo del remitente, s podramos saber hacia dnde huyeron. Hubo un corto silencio en la tienda. Ambos tomaron un poco de caf. Este caf est bueno. Muy bueno. De verdad dijo el teniente. As es, yo consigo lo mejor. Oye, voy a necesitar mapas falsos que indiquen que la ciudad blanca, es la ubicacin actual de El Dorado. Sabemos que huyeron hacia el oriente, as que esta ciudad tiene que parecer real, realiza un mapa para llegar a esa zona. Tambin necesito un portugus recin llegado a Kata Khona que desconozca todo lo que ha estado pasando aqu, lo haremos pasar por alguien importante. Adems necesito mercenarios europeos de bajo perfil. Alguien que no sea importante. Alguien que pueda enfrentarse a las amazonas ignorando lo agresivas que son, entiendes? Entiendo. Un mercenario recibiendo piezas de oro, haciendo planes busc en sus informes. Aqu est, el segundo de arriba en la pgina. El general Von Hutter. Un mercenario alemn que posee un buen nmero de tropas. l ha estado buscando El Dorado por meses sin xito. La noticia de su ubicacin exacta le enloquecera. As que, el tambin est buscando El Dorado? Y tiene sus propias tropas? Entonces, por qu negociara con la competencia? Por piezas de oro.

CAPTULO 17

Waras, ciudad situada al sureste de Pico da Niebla, antiguamente de los indgenas ahora propiedad de los portugueses. Ciudad en pleno desarrollo, ms pequea que Kata Khona. Espinoza adquiri un ttulo falso con un nombre falso para hacerse pasar por un duque, de esta manera se entrevistara con el general alemn Von Hutter y podra engaarlo. En su habitacin ensayaba lo que pensaba decirle y preparaba los mapas falsos. Ms tarde, una vez concertada la reunin, en la sala de aquella casa en Waras, Espinoza comenz la conversacin persuadindole de conquistar El Dorado. General Von Hutter, soy el duque Jorge Vilar vengo de Kata Khona dndole seguimiento a mi carta. El general guard silencio y con la mirada lo inspeccion. Espinoza continu fingiendo su personaje. Escuche, hemos encontrado varios mapas que nos apuntan hacia un tesoro. Uno grande, majestuoso. As que vamos a necesitar su ayuda. Usted habl de las riquezas de El Dorado. Afirma que lo encontr? S. Bueno, lo encontramos. Usted y sus tropas? As es, y que son escasas, por cierto. Por eso vino conmigo? S. Hable, cul es su propuesta?

Como duque puedo financiar la expedicin siempre que sea antes de que los nativos comiencen con el sacrificio de oro a los dioses. As que vamos a necesitar estrategias preliminares. Y un presupuesto digamos que, para el prximo fin de semana? Yo creo que Von Hutter titube. S, seguro. Tambin necesita firmar una alianza militar con nuestro oficial Thiago Carvalho. Si eso es necesario est bien. Fantstico Espinoza le hace seas al oficial para que se acerque. Oficial Carvalho, el general Von Hutter. Oficial Carvalho, cmo le va? le estrech la mano el general. Bien, espero que todo est en orden.

** *

Ms tarde el teniente se reuni con De Orellana en el barco al frente de la ciudad blanca. Francisco, Von Hutter es un mercenario que est en busca de El Dorado desde hace meses. l se encontraba buscando la fortaleza muy lejos de aqu, pero la estaba buscando, lo cual muestra su inters. Eso es suficiente para que los portugueses pongan atencin a su invasin. Bien. Tienes sus informes, mapas, mensajes? Creo que ir por ellos justo en este momento. Von Hutter y sus tropas van a ir a la taberna Paraba, les encanta embriagarse. Nos vemos pronto.

***

Ms tarde, Nicols y Espinoza iban hacia la tienda de campaa de Von Hutter en Waras. Nicols? Si? Ests listo? Espinoza descubri la ubicacin de muchos papeles. Aqu estn. Todo esto es lo que buscamos. Ah, esto sirve dijo Nicols examinando los datos. Es muy til slo hara falta aadir en alemn algunas notas en las pginas y luego mezclarlas con nuestros mapas atribuyndole a Von Hutter el descubrimiento de la ciudad blanca. Bueno, haz que parezca real. Lo ms real que puedas. Que los portugueses crean que Von Hutter hall la nueva ubicacin de El Dorado. En ese momento, Von Hutter sali de la taberna regresando a su tienda. Ahora, con toda la informacin que tienes continu hablando Espinoza, puedes escribir un informe falso en el que el general mencione su plan de ataque? Exagera el nmero de tropas que posee, esto har que Alfonso Moreira mande a toda la caballera. Muy bien. Von Hutter estaba cada vez ms cerca. Los portugueses van a ver que el general Von Hutter y sus tropas son ms devastadoras de lo que aparentan, y cuando el gobernador vea que es una gran competencia, ms que la espaola

entrar en escena con todo su ejrcito porque no querr perder el control de la regin Nicols termin la oracin. Exacto. Lo estoy haciendo. Ya est hecho. Von Hutter lleg y ambos espaoles salieron apresuradamente por detrs de la tienda. El general alemn se percat que algunas cosas no estaban en su lugar, pero como estaba muy borracho prefiri dormir en ese mismo instante.

CAPTULO 18

Despus, Espinoza volva al barco para hablar con el capitn general. Hola Ezequiel, cmo te fue? Todo bien, Francisco, todo bien. Puedes conseguirme un lugar cmodo en este barco? Ya termin lo que tena que hacer, slo falta esperar. Por supuesto que no. Vas de vuelta a la Gobernacin. Alfonso te ha estado buscando y quiere hablar contigo. Puedes quedarte aqu a descansar, pero si lo haces Alfonso empezar a sospechar y se preguntar en qu ocupas tu tiempo y no queremos que nos descubra, verdad amigo? Ve de inmediato. Seguro, Francisco, voy dijo desganado. Voy para all.

***

En el palacio de la Gobernacin. Teniente Espinoza. Bienvenido le salud el oficial de seguridad. Gracias. Pase. Silva le condujo a la oficina del gobernador. All Moreira comenz la conversacin disculpndose. Quera verte para decirte que exager. Me molest demasiado cuando no era tu culpa. No se disculpe gobernador. Era mi culpa. Yo deb poner ms atencin a lo que suceda a mi alrededor, de otra forma hubiera evitado el ataque. Estaba distrado.

S, estabas distrado. Con la mujer del cafetal, Bianca, estoy seguro. Al escuchar que el gobernador saba sobre ella se turb un poco. Tranquilo, eres nuevo en Kata Khona y seguimos tus pasos al igual que a Francisco, aunque t eres menos escurridizo que l. Sin embargo, tiene que quedarte claro que debes mirar a tu alrededor y estar alerta, al menor error podras perder mi confianza. En esta parte del mundo las alianzas importan Pueden salvar tu vida.

CAPTULO 19

En el cafetal. Hola, Bianca, qu es lo que har hoy? Sgueme, plantaremos algunos injertos. Toma el pico y la pala, te ensear el lugar. Vamos. Ella levant un balde en el que haba varios injertos de vid. Caminaron con las herramientas necesarias hasta una zona desocupada cerca del cafetal. Toma el pico y empieza a remover la tierra le dijo Bianca colocando el balde en el suelo. Haremos dos hoyos justo aqu, uno al lado del otro. Muy bien. Luego de removerla, quitars esa tierra con la pala. Que el agujero sea algo profundo. Si no fuera suficiente la pala, utiliza el azadn. Ambos prepararon la tierra para sembrar la vid. Espinoza termin primero. Vaya, terminaste dijo Bianca sorprendida. Ahora hay que colocar el abono. Puedes traer aquella lata? Espinoza fue por la lata que pesaba mucho y despeda un olor putrefacto. Pero qu es lo que tiene esto? Excrementos. Bianca le ense amablemente el procedimiento de la siembra. Agarr el abono y esparci una fina capa sobre la tierra. Hay que colocar poco de esto, demasiado podra quemar las races de la planta. Espinoza observaba maravillado cmo su amiga realizaba este trabajo con mucho inters y esmero. La mujer agarr el badilejo y con l mezcl el abono y la tierra. Ahora, psame uno de los injertos.

Cul? Te parece ste? inquiri el teniente, mostrando ignorancia en su actuar. No, fjate en uno que tenga las races bien desarrolladas. Esos injertos los saqu de otra planta hace una semana, como no tena mucho tiempo no pude plantarlos antes, as que algunos ya estn secos. Entonces algunos ya no sirven? Por supuesto que an sirven. Puedes botarlos all, alrededor de aquella planta. Todo lo que muere, sirve de alimento para lo que vive. El teniente hizo lo que le dijo. Muy bien, ahora plantaremos los injertos. Agarra la pala y empieza a tapar el agujero mientras yo sostengo la vid. Los dos amigos terminaban de plantar dos nuevas plantas de vid y con esta actividad, compartieron una linda jornada. En ese momento, pas por all el padre de Bianca. Hola, hola. Ambos, voltearon a ver quin los saludaba. Pap, no deberas estar reposando? le pregunt su hija y le present a su amigo. Pap l es mi amigo, Ezequiel Espinoza. Ezequiel l es mi padre, Marcos Palmeira. Buenos das, seor, cmo le va? Un gusto conocerlo, ya era hora de que mi hija encontrara un amigo dijo sonriendo . Mi querida hija an no se ha casado, me alegra que le haya conocido a usted. Los dos se quedaron en silencio, algo incmodos por el comentario, pero dentro de ellos saban que aquellas palabras eran las apropiadas para describir lo que sentan el uno por el otro.

Cerca de all, entre los rboles, un par de mujeres amazonas los vigilaban sin que ninguno de ellos notara su presencia.

CAPTULO 20

Ms tarde, en la oficina del gobernador, ste le mostraba a Espinoza la informacin obtenida los ltimos das. El teniente estaba un poco nervioso, con el temor de que se

descubriera el engao, sin embargo no le quedaba ms opcin que disimularlo permaneciendo tranquilo. Este es el informe. Menciona que hace casi una semana, en la taberna Paraba, en Waras, dos mercenarios estuvieron hablando sobre la nueva ubicacin de El Dorado y su asedio antes del sacrificio a los dioses, que sera el prximo domingo. Uno de ellos es Von Hutter, un general alemn que trabaja por su propia cuenta. Lo cual no podemos dejar pasar por alto ya que es un mercenario en busca de riquezas. El otro es un portugus, un oficial llamado Thiago Carvalho. Sin vnculos con Kata Khona, no habamos escuchado hablar nunca de l. La pregunta del milln es Qu estn haciendo juntos? El tal Von Hutter es ms de lo que aparenta. Suele viajar mucho, conquista tribus y trafica con esclavos. Como mnimo debemos vigilarlo de cerca. Quin le dio esta informacin? el teniente hojeaba el informe. Uno de mis sargentos. Que buen espa, no? termin de leer y le quiso devolver el documento. No. Qudatelo. Quiero que t lo tengas. Somos aliados, no? Por qu no bamos a querer compartir la informacin? La mirada del gobernador era amenazadora, pareca saber algo, simplemente pareca. Claro. Gracias.

***

Ms tarde, el teniente fue con el lingista en el campamento. Nicols.

S? Agarra una pluma y escribe el siguiente mensaje en alemn, oste? S. En nombre de los dioses no, no, no En nombre de los reyes descendientes de los dioses, llevaremos a cabo el asedio a la fabulosa capital de El Dorado. Les rogamos a nuestros lderes fe en nuestra incursin. El mayor de los tesoros pronto ser nuestro. Lo tienes? Claro. Oye, pero no estamos seguros de que esa sea la capital de El Dorado, y el general es un mercenario, muchos saben muy bien que no es leal al rey ni a los suyos. Demasiadas mentiras podran hacer sospechar al gobernador, no lo crees? Tiene que ser algo grande, algo que llame completamente la atencin de Alfonso. Muy bien. Esta noticia va a hacer furor. S, har furor. Ahora envalo a la Gobernacin con una nota adjunta en portugus que mencione que dicha carta iba dirigida al rey y que fue interceptada en el camino. Firma la nota como el oficial Carvalho. Muy bien.

***

En Waras, el teniente Espinoza busc a Von Hutter en su tienda. El general se encontraba descansando. Hola general, lamento molestarlo pero ya lleg la hora de partir. Estoy listo. Hacia dnde tengo que ir?

Tenemos una diligencia lista para recogerlo en un par de minutos. Y un barco en Waras esperando en el puerto a usted y a sus tropas. All, el piloto del navo les conducir hasta El Dorado. Buena suerte general. Buena suerte. Un par de horas despus, Ezequiel le mand un mensaje al campamento de Kata Khona.

Francisco, Von Hutter y sus tropas ya llegaron al puerto de Waras. Lo acaba de recibir el piloto, un soldado nuestro que va a guiarlo hasta la ciudad blanca. Slo necesitamos hacer que el gobernador se entere de esto. Nicols va enviar un mensaje con el nombre del oficial Thiago Carvalho a Alfonso, delatando que hay un asedio preparado. Adjuntar los mapas y ubicacin exacta de la ciudad blanca, la estrategia, el nmero de tropas y todos los informes falsos que hemos venido preparando. Y cuando el gobernador se entere de esto no tardar en mandar todas sus tropas de inmediato. Despus de eso, con suerte empezarn a correr noticias en Kata Khona. Estas anunciarn que los alemanes son la nueva competencia y que Von Hutter es su lder, entiendes?

De Orellana levant la mirada y dijo: Entiendo, Espinoza. Gracias. Los soldados del campamento ya fueron instruidos, se realiz una campaa administrativa y todos ya conocen sus posiciones. Esta vez no habr fallas. Von Hutter y sus tropas arribaron a la ciudad blanca; rpidamente se pusieron en formacin de ataque y avanzaron hacia el interior. Los alemanes atraparon desprevenidos

a los nativos, pero no fue suficiente; los nativos los superaban en nmero y desde varias torres y casas les disparaban flechas y piedras. A los pocos minutos los portugueses entraron a la ciudad por el lado opuesto, por occidente, reduciendo a los nativos. Finalmente, cuando la batalla pareca ser una derrota para los europeos, los espaoles desembarcaron por el frente y atacaron la ciudad. Para ese entonces los nativos ya haban sido reducidos y la victoria estaba cerca. Mas por increble que pareciera, incluso las tropas espaolas parecan estar destinadas al fracaso, ya que el sorprendente nmero de tropas indgenas era para ellos una desventaja. Sin embargo, poco a poco iba disipndose la multitud, la moral de los nativos se esfumaba y empezaron a escapar. Los disparos, los gritos, la muerte los espant, de tal forma que los espaoles se quedaron con la ciudad, encontraron en algunos edificios escasos tesoros. Mena escuch la noticia y el corazn se le llen de coraje. Atacara de nuevo.

CAPTULO 21

Espinoza se encontraba con el lingista dando punto final a la operacin. Bien, ahora enva un mensaje en alemn tomando el crdito por la victoria de la ciudad blanca. Haz que el mensaje vaya con la firma del general Von Hutter. Adjunta al

mensaje un mapa de la ubicacin del campamento alemn. Nuevamente, haz que parezca que fue el oficial Thiago Carvalho quien intercept estos documentos. Entendido. Me siento mal por incriminar a otra persona, pero qu diablos! En otra parte, en las profundidades de la selva, una de las amazonas llev a Mena informacin acerca del oficial Carvalho y el teniente Espinoza. Vimos al teniente en el cafetal, en las afueras de Kata Khona, l tiene a una persona importante, podramos atacarla para llegar al teniente Espinoza le informaba su espa. Adems, tenemos conocimiento de un oficial portugus que est involucrado con el reciente ataque a una de las ciudades de las tribus aliadas escogidas. Mena se pase de un lado a otro durante un instante y su espa percibi que las intrincadas piezas de su mente giraban una y otra vez. Mena quera tomar la mejor decisin. Ms tarde, Mena preparaba a sus tropas para la batalla.

***

A la maana siguiente Espinoza y Germn viajaban en la diligencia hacia el campamento en Kata Khona. Hola, Ezequiel. Bien hecho. Lo lograste. La Gobernacin est recibiendo todo tipo de informacin confundindolos. No descifran el enigma, hasta ahora se preguntan: Quin demonios es Thiago Carvalho? S, s, s. Oye, ya s lo que voy a hacer, Francisco. Lo voy a proteger. A quin?

A Thiago Carvalho, por supuesto. Ay, por favor. No, no, no. Cuando lo encuentren lo van a matar, Francisco. Y ser por nuestra culpa. Ya fue suficiente que te hayas puesto de lado del gobernador, ahora no me hagas esto. Quiero mercenarios, no hombres honorables. Pues disculpa por no estar de tu lado de nuevo, Francisco. Lo voy a alejar del peligro el teniente se fue violentamente. Carvalho no es inocente, oste? Pudo haber venido a Amrica escapando de crmenes en Europa. Espinoza? Ms tarde, en la calle, Espinoza baj del coche. No te muevas hasta que yo te lo indique le orden a su asistente Germn. El Carvalho sali de su vivienda. Thiago le llam Ezequiel. Soy el duque Jorge Vilar, me recuerda? Necesitamos conversar un poco. Qu ests haciendo aqu? pregunt extraado. En ese momento se escuch el estridente grito de guerra de las amazonas. Vamos. Camina insisti el teniente Espinoza. Ven conmigo. No! Carvalho escap corriendo hacia a su caballo. No! Thiago! Thiago! No vayas por ah, sube al coche! En eso, Germn, que se encontraba en la puerta del coche, corri hacia Carvalho con la intensin de subirlo a la diligencia. Pero Thiago parti rpidamente en su caballo.

Thiago, escchame! grit intilmente Espinoza. Las amazonas que estaban ocultas entre los rboles empezaron a disparar a Carvalho en plena carrera. Espinoza y Germn sacaron sus armas y comenzaron a disparar a las amazonas con tal de proteger a Carvalho. Sin embargo, las aguerridas mujeres continuaron atacando sin temer a los disparos y mataron a Germn. El teniente se entristeci un poco por la muerte de su asistente, pero no poda quedarse quieto, tena que seguir luchando contra las amazonas, tenan intencin de matarlo a l tambin. Carvalho se alejaba del lugar, entonces las amazonas lo siguieron por detrs. Corrieron a travs de la espesa selva y gracias a algunos atajos que ellas conocan, fue que lograron alcanzar a Carvalho. Lo agarraron y lo mataron de forma brutal, quedndose con el ejemplar equino. No haban visto uno parecido desde que los godos haban llegado hace ms de tres siglos.

CAPTULO 22

A la maana siguiente, a unos kilmetros de la entrada a El Dorado. El general Von Hutter y sus tropas escapaban de la ciudad blanca con su parte del botn, siguieron su camino en busca de ms riquezas.

Mientras tanto, en otra parte de la Amazona, en el cafetal, Espinoza vio que nadie estaba trabajando all y que todos los peones estaban en el patio de la hacienda. Sospechaba que algo malo haba sucedido. En efecto, la muerte haba llegado a este lugar llevndose el alma del dueo del cafetal. Cuando el teniente lleg, vio que Bianca, con el alma desgarrada, lloraba desconsoladamente por su padre. ste se encontraba en una camilla, pronto sera llevado a enterrar. Espinoza la mir detenidamente y percibi su dolor. Muchos pensamientos pasaron por su mente, muchos pensamientos que saturaban sus emociones. Pero todos ellos le impulsaron a hacer lo siguiente: Estando entre los peones, se apart de ellos acercndose a Bianca, la mujer que amaba. El tiempo pareca deslizarse lentamente, y caminar hasta ella tambin lo era. Los sentimientos se hacan profundos a medida que se acercaba ms y ms. Entonces ella se percat de su presencia y slo con verlo dej de llorar, pero an guardanba en su interior un dolor muy grande. La familia y los peones observaron la escena sin decir palabra alguna. Al igual que Bianca, queran saber qu pretenda el teniente. Espinoza se acerc ms y ms hacia ella sin quitarle la vista de encima, con determinacin sac de su bolsillo un anillo, se detuvo frente a ella y se lo mostr lentamente. Entonces con mucha delicadeza tom su mano y se lo coloc en el dedo. Ella estaba desconsolada, pero empezaba a sentir en su interior un haz de esperanza, ella no se opuso, se dej llevar y una vez que le hubo puesto el anillo, cay rendida ante l y se fusionaron en un reconfortante abrazo. Llor de tristeza y de alegra. Un perodo terminaba y otro comenzaba.

CAPTULO 23

Al da siguiente, en Waras, se llevaba a cabo el funeral de Germn. De Orellana se acerc a Espinoza.

Ezequiel. S? Carvalho est muerto le comunic el capitn general. Ezequiel? Ezequiel Espinoza? Me escuchas? S, te escucho respondi el teniente con la mirada perdida. Bueno. No es culpa nuestra. Tienes razn, es slo ma. Ay, no seas tan duro contigo mismo. No te aflijas. Por qu no? En una situacin as no puedo sentir otra cosa. No es slo Carvalho, tambin est Germn dijo sealndole con la mirada el atad. No creas que Carvalho era inocente. Si sirve de algo te dir que si muri, fue por su codicia. Su codicia lo llev a su muerte. Eso no me ayuda, sigo sintiendo culpa. T puedes sentir lo que quieras, no me importa, ya lo superars De Orellana se puso indiferente, luego le habl sobre la victoria del asedio. La operacin fue un xito, conquistamos la ciudad blanca. La tripulacin lo bautiz con el nombre de El Jaguar, por la innumerable cantidad de esos animales que pululan por la selva. Lograron entrar a la ciudad blanca, pero al mismo tiempo lograron que masacraran a casi todas nuestras tropas y esclavos. Dices que tuvimos xito? No lo creo. Presiento que no encontraron a las amazonas en aquel poblado. Ni todos los tesoros. Eso es cierto, pero Si es as, es todo menos xito. Francisco, dnde est Mena? Ezequiel no lo sabemos.

Francisco, ya me cans. Me cans. No quiero seguir con esto. Tienes que seguir. Slo descansa unas cuantas horas, hablaremos cuando seas ms optimista y veas mejor la situacin. Escucha. Ya estoy viendo muy bien la situacin! T no! No puedes porque ests ofuscado por la ambicin! Yo estoy aqu todos los das viendo de cerca la realidad de este lugar! No te atrevas a decirme que no conozco la situacin! Pienso que todo esto es intil, no conocemos el terreno, no tenemos los soldados suficientes, y escasean los suministros! Encima la gente se enferma de males que no conocemos! Traicionero y maldito egosta, slo te importan tus propios intereses y no piensas ni un minuto en los dems! Esto ya no funciona, escuchaste? No funciona. Renuncio. El teniente le dio la espalda y se fue. Espinoza? Espinoza?! le llam en vano y luego se dijo a s mismo. Ah, de regreso a Kata Khona.

CAPTULO 24

Espinoza regres a su morada y encontr sobre la mesa una nota firmada por el general Von Hutter. La ley y se enter de que secuestraron a Bianca. Rpidamente sali corriendo hasta la casa de Bianca. Al llegar, vio que la puerta estaba derribada y que

saquearon su cuarto. Antes de salir, se detuvo a ver algo en la pared, pareca ser sangre. Quera creer que no era de ella. En el palacio de la Gobernacin. Teniente Espinoza, qu lo trae por aqu? dijo el oficial de seguridad. Necesito hablar con Alfonso. No puede pasar, no tiene una cita. Slo un minuto, por favor. Es urgente. Espere aqu. Silva fue a llamar al gobernador, ste sali un momento a la puerta. Qu ocurre? pregunt Moreira algo enfadado. Yo inclu a Von Hutter en la campaa, yo le hable de la ciudad blanca, le di mapas. Tambin agarr un soldado portugus y lo hice pasar por un oficial. Yo manipul la operacin para que tanto alemanes, portugueses y espaoles atacramos al unsono. Qu dices? Yo lo plane todo. Sospechaba que algo no estaba bien. Y si eso es cierto significara que me traicionaste. Te lo dije claramente en la primera reunin: jams me traiciones. Lo s, disculpa. Te prometo que ya no voy a ocultarte nada, entiendes? Pero me sali el tiro por la culata. Von Hutter era a quien deba manipular, sin embargo ahora l tom las riendas y tiene secuestrada a mi novia para poder atacarme. Por favor, Alfonso, la van a matar. Te lo pido, aydame a hacer un trato, ella por m. T me traicionaste. No voy a ayudarte. La respuesta es no. Alfonso, por favor.

Alfonso se fue adentro y Silva impidi que el teniente lo siguiera. Ms tarde, en la embarcacin del capitn general. Debiste avisarme que ibas a casarte con ella, Ezequiel, pudimos custodiarla. Dejaron un mensaje, ya s que va a pasar. Tienen a Bianca y quieren que alguien ocupe su lugar. Si todava no la han matado. No tienen que haberla matado le amonest el teniente. Es probable que no la hayan matado, al menos eso es lo que quieren que creas, esa es la buena noticia. Cul es la mala? Que ya saben de ti, que fuiste t quien organiz todo el engao. Esto me dice que ya saben lo suficiente para saber que moriras por ella, as que no tienes opcin. Te matarn. Con un demonio. Todava tienes una buena amistad con Alfonso, verdad? Creo que no. Creo que no? O sea que ya no es tu socio? S, s seor, ya no. Porque fui a pedirle ayuda y le cont toda la verdad. T slo tienes que contarme la verdad a m. Qu te dijo? Dijo qu no porque le traicion. l no me va a ayudar sac la nota y le mostr. Lee esto.

Si quiere volver a verla tendr que hacer lo que le digamos. La cambiaremos por usted, sin trucos o ella morir. Siga el curso en el mapa.

Muy bien. Para hacer esto hay que planificarlo bien, no slo se trata de ti y tu novia, porque despus de la batalla ya no debemos perder ms tropas. Gracias.

***

Ms tarde en Kata Khona. Espinoza se subi a un coche que lo esperaba en la puerta de su morada y lo llev a las afueras de la ciudad. El coche avanzaba por unos senderos an inexplorados por los europeos. Senderos de piedra bien hechos que se comparaban con los caminos de Europa. Una vez que llegaron a su destino, el cochero le grit al teniente. ste es el lugar, ya puede bajar. Y lo dej abandonado en la llanura. Desde lo alto de una colina, De Orellana y algunos soldados observaban al teniente Espinoza. No lo pierdan de vista orden De Orellana. A lo lejos, varias amazonas montadas a caballo se acercaron para recoger al teniente. Los soldados espaoles apuntaron con sus armas a las escurridizas amazonas. Estaban nerviosos.

No disparen, si algo saliera mal, yo dar la orden de disparar mand el capitn general. Una de las mujeres subi al teniente a su caballo, y todas las amazonas la rodearon custodindola. Hicieron una formacin de escudo y escaparon a la velocidad del viento. Es imposible, seor. Es imposible dispararles. Lo siento, Ezequiel dijo De Orellana resignado. Las amazonas viajaron a travs de la selva hasta llegar a una casa subterrnea. Entraron por una entrada secreta. Adentro, lo llevaron con su lder. Al lado de Mena se encontraba Nicols, el lingista, vestido como un indgena esclavo. Ezequiel le reconoci al instante y se preguntaba: Qu haca all hacindose pasar por uno de ellos?

CAPTULO 26

Buenas noches, seor de las tierras del Este. Mena inici la conversacin, Nicols se encargaba de traducir.

Buenas noches, emperadora respondi el teniente con saa, atado a la silla. Yo no soy la emperadora, el emperador est en Akakor, yo slo soy Mena, la lder de la tribu. Administran el territorio a su manera, poseen puestos de importancia, son guerreras, emprendedoras. Ustedes se encargan de todo, no es as? pero a pesar de despreciar al sexo opuesto... Que no sienten alguna vez la necesidad de compaa masculina? Por qu es que me tienen aqu atado, eh? O tratas de ser cordial, o alguien te ha hecho lo que usualmente les haces a ellos: te traicionaron. Ustedes intercambiaron a Bianca por m. Nosotros no intercambiamos a nadie. Alguien te delat y te trajo hasta nosotros. Mientes, Mena, mientes. Eso es lo que piensas? Espinoza frunci el ceo. Tena que reconocer que todo aquello resultaba muy raro. He odo que matan a vuestros hijos o los devuelven con sus padres si nacen varones, pero si son nias se quedan con ellas crindolas en un ambiente hostil. Ustedes estn dementes. Esto es lo que quieren para sus hijas? Un lugar sin oportunidad de vivir libremente, sin poder decidir qu hacer o ser, destinadas a vivir como esclavas de frvolas decisiones? Y qu hay de las que aceptan su feminidad y repudian las armas y la guerra? Son realmente felices? No hay lugar en el mundo para una civilizacin sangrienta que desprecia al sexo opuesto y usted lo sabe. Buen intento, pero hemos sobrevivido hasta ahora La libertad de elegir, de tener el control a travs de ella es lo que nos apasiona. Ha visto a los jaguares, teniente Espinoza? Son libres, indomables Ni la hormiga carnvora pudo con ellos

As que malinterpret el ideal en el que cree, la libertad no es como piensa. Usted es libre? O usted es tan autoritaria como el gobernador europeo a quien escupe? Ustedes son esclavas de s mismas y del oro que con tanto recelo protegen. Y cuando ese oro se encuentre, amigas, todas ustedes desaparecern en los vestigios de la tradicin. No necesito explicarle mi punto de vista, seor Espinoza. Lo que necesito de usted ya lo tengo. Sabe para qu lo secuestramos? Para lo que vendr ahora. El teniente mir a su interlocutora al tiempo que sus confusos pensamientos eran totalmente incapaces de dar alguna explicacin lgica al hecho de que Nicols, el lingista, estuviera all y que la nota de secuestro de Bianca haya sido una mentira. Sin embargo, l mismo haba contado los ltimos das bastantes mentiras como para reconocer a un mal mentiroso cuando lo vea. No poda dejar de admitir que el tal Nicols realmente pareca sospechoso. En ese momento Espinoza le revel la verdadera identidad del lingista que traduca la conversacin. Nicols le seal con la mirada. Pero, quin le pag por m a un intermediario que trabaja para quin? Debera preocuparle no tener idea. Me veo preocupada? Eso me sorprende, porque cre que era mucho ms lista que esto. Alguien lo traicion. Nicols, trabaja para la cabeza de la campaa de Francisco De Orellana. Lo que significa que trabaja para nosotros. Lo que significa ri. Significa que trabaja para nosotros. Mena se ri tambin. Yo? Para ustedes? l dice que trabajo para ellos. Todas se rieron.

Est cmodo? Puedo ponerlo ms cmodo? le golpe la cara. No le miento, Mena! No le miento! Sabemos dnde est! Dnde estoy? Espinoza no supo qu contestar. Usted est en una casa subterrnea respondi Mena y le advirti. La muerte viene por usted, arrepintase. No, no, no. La muerte est viniendo por usted, malnacida. Qu es lo que piensa que va a suceder, seor Espinoza? Que su ejrcito entrar en esta casa subterrnea para salvarlo? Esperemos estuvieron todos en silencio por unos segundos, luego Mena continu hablado. Nadie viene por usted. Bienvenido a Kilum, el nuevo Dorado. Cuando hubo dicho esto, Mena dio media vuelta y sali de la casa subterrnea. Las dems mujeres se quedaron para torturarlo y poder matarlo. Lo desataron de la silla y pronunciaron un breve discurso en su lengua nativa. Nicols observ, apenado. A los pocos segundos, cuando las mujeres ya le haban hecho varias heridas, llegaron las tropas portuguesas, al mando de Alfonso Moreira. Llegaron para rescatarlo. Para Espinoza era un gran alivio, ya que estaba muy mal herido. Afuera de Kilum, Mena sali sola tranquilamente por la puerta secreta, sin advertir que all afuera lo esperaba el guardia de seguridad del gobernador. Hola, soy Silva. Ests arrestada.

CAPTULO 27

En el interior de la Gobernacin, Espinoza se hallaba recostado sobre un fino sof. ste se despert extraado, no recordaba cmo haba llegado all. Entonces una voz grave se oy resonar en la sala viniendo a dar respuesta a sus preguntas. Uno siempre puede saber quin es tu verdadero aliado cuando ves quien se preocupa ms por ti, y creo que yo soy el nico aliado en el que puedes confiar ahora. Dnde estoy, Alfonso? En la Gobernacin, en Kata Khona.

Entonces eran tus hombres quienes dejaron el mensaje? Eran tus tropas quienes secuestraron a Bianca? Ellos me dejaron en medio de la selva? Los ayud un poco, lo admito. Pero no fui yo quien te secuestr en medio de la selva. Francisco no pudo encontrarte, ni con su gran embarcacin, soldados, o dinero, o sus innumerables esclavos. As que, cmo crees que lo hice? Nicols. Muy bien. No lo olvidaste. No. Cmo poder olvidarlo, Alfonso? l estaba ah, traduciendo cada palabra. l estaba ah porque yo lo puse ah. Slo lamento no haber llegado unos minutos antes. Claro. Pero qu tal si hubieran llegado unos minutos despus? Eso no quiero ni pensarlo. Soy yo quien no quiere ni pensarlo. Qu tanto lastimaron a Bianca cuando se la llevaron? Eso es lo que quiero saber. A ella no le pas nada. Desordenamos su cuarto despus de llevrnosla. Mientes, Alfonso, mientes! Esa sangre en las paredes, era de ella! Oye, suelta la chaqueta. No era sangre real, era vino. Estabas tan nervioso como para no notarlo el teniente dej de agarrarle. Gracias. Me ests diciendo que no le dijiste nada, Alfonso? Le dije lo que poda, que admito que no era demasiado, porque son asuntos confidenciales. Entonces, ella no sabe nada sobre lo que pas?

Sabe lo que todos los que me conocen saben. Que soy un excelente gobernante y un amigable camarada. Si me permites ser un maldito salvaje, Alfonso. Casi me muero en esa casa subterrnea, imbcil! Y si te hubieran asesinado, le habra dicho que ofreciste tu vida por ella. Y ella te hubiera amado incluso despus de la muerte. Pero ahora t tendrs que ganarte su amor. Esa es una gran noticia. Fantstico trabajo, Alfonso. S, excelente. As que ahora tienes a Mena, verdad? Ese era el plan, Espinoza. Me imagino que no te va a dar ninguna informacin bebi un vaso de agua. Todava no. Debo confesarte que nunca pretendimos atacar. Las amazonas y nosotros ramos aliados hasta que aparecieron ustedes. Qu? Las amazonas y nosotros fuimos aliados, pero Francisco arruin la diplomacia intentando asediar la fortaleza en repetidas ocasiones antes de que t llegaras Alfonso quera revelarle toda la verdad ya que tena planes para el teniente. Te dir algo, los que llegamos aqu, no venimos por el rey, ni por el oro. Venimos en busca de los dioses. En busca de los dioses? No est hablando en serio? Hace muchos aos, los godos se instalaron en la pennsula ibrica, y en las antiguas tradiciones se tena el conocimiento de que el mundo estaba dividido en cuatro regiones. La primera era Asia, la segunda frica, la tercera Europa, y la cuarta regin era desconocida para los hombres que habitaban en las anteriores tres, ya que haba la certeza de que los dioses vivan en una cuarta regin con algunos humanos a los que cuidaban

celosamente. La cuarta regin tena que ser Amrica. Se dice que los dioses de la cuarta regin concedieron el rbol de vida y con l la inmortalidad a muchos hombres, en especial a los descendientes de los dioses, es decir, a los mestizos. Hace ms de un siglo, cientos de naves godas atravesaron el ocano en busca de los dioses. Al igual que los godos, nosotros no vinimos a adquirir la mayor riqueza. Vinimos en busca de la inmortalidad. De qu sirve todo el oro del mundo si al final nos llegar la muerte? Y Dnde se encuentran los dioses? pregunt el teniente incrdulo. Ya no estn aqu