Los Cristeros Sin Rifle1

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orge Gallardo Pavón entregó a su primo Manuel Trejo la pistola que José de León Toral usó para matar al general Álvaro Obregón el 17 de julio de 1928. El domingo 15 Obregón llegó a la Ciudad de México; y Jorge y Manuel estaban en la casa de María Luisa Peña viuda de Altamira cuando llegó Toral, quien “había tratado de matar al candidato triunfante a la Presidencia pero desistió por miedo a darle a otra persona”, según relata Gallardo Pavón en su libro Los Cristeros sin rifle. “El martes 17 Obregón fue asesinado en el restaurante La Bombilla, e inmediatamente supe quién era el autor. Me dirigí a las calles de Puente de Alvarado, donde nos reuníamos los miembros de la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa (LNDLR) y la Aso- ciación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM). Desgraciadamente la sesión terminaba, pero sabían quién era el ejecutor…” El texto fue presentado el anterior 14 de febrero en el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana por el hijo del autor, Jorge Gallardo Lambarri, los doctores Elio Masferrer y Bernardo Barranco, así como el maestro Austreberto Martínez. Gallardo Pavón fue detenido tras la inter- cepción de una carta en que describía los asesinatos de los generales Francisco Serrano y Francisco R. Gómez; y tras el magnicidio de Obregón se le buscaba porque en un saco dejado por Toral en la casa de la madre Con- cepción Acevedo de la Llata, apareció un recado que decía: “Inmediatamente después de la muerte del general Obregón echen fuera de México a Manuel y Jorge”. En la Inspección de Policía el coronel Ro- binson dijo a Gallardo: “Según las investiga- ciones un primito tuyo tiene que ver con la muerte del general Obregón”. Luego el agente Pablo Meneses recordó a Gallardo su detención, insistió en saber de Manuel; y aunque lo dejó ir, dos agentes lo regresaron antes de que abordara un auto en Paseo de la Reforma y Guerrero junto a dos acompañantes. De nuevo adentro, el detective Valente Quintana le preguntó cuánto tenía sin ver al primo, y reiteró que tres meses. “Eres es un embustero; lo viste hace tres días”, espetó; y dándole una bofetada llamó a la viuda de Al- tamira, quien admite: “Acabo de decir que usted y Manuel estuvieron con José de León Toral en mi casa el domingo 15...” Gallardo fue conducido al paredón pero se suspendió su fusilamiento antes de la orden de fuego; y después el señor Jesús Vidales Marroquín le dijo: “Esa pistola con que mataron al general Obregón es la que trajiste a registrar”. Quintana le preguntó si conocía el arma, y respondió afirmativamente porque era suya. En la primera detención el inspector de policía, general Roberto Cruz, también quiso fusilarlo por llamarle traidor en la carta in- terceptada; pero la madre de Gallardo era tía de Genaro Moreno Palacios, magistrado de la Suprema Corte de Justicia; y éste hizo al general Álvarez, jefe del Estado Mayor del general Calles, intervenir ante Cruz. También intervino una amiga de su familia, la señora Julia Wilson, y a ambos “les costó mucho trabajo que no me mataran pues el general estaba muy ofendido”. Después de dos meses fue liberado con un plazo de 72 horas para salir del país. Vivió medio año en Los Ángeles, California. Regresó a México y se presentó a la Liga-ACJM, donde el líder de su grupo ya era Carlos Díez de Sollano, jefe de los sectores militares de Guanajuato y Querétaro. Gallardo retomó sus tareas de apoyo a la guerrilla cristera e hizo cuatro o cinco viajes a Jalisco, y dos o tres a otras entidades a fin de repartir pertrechos, entre los cuales tomó para sí la pistola Star calibre 38 de 10 tiros que intercambió con su primo tras el atentado en la Cámara de Dipu- tados, y que después obtuvo José de León Toral para matar a Obregón. Raíces ancestrales Según Gallardo, la exigencia de que la Cons- titución de 1857 fuera jurada por los sacerdotes principió la crisis Iglesia-Estado. Después, entre 1859 y 1860, Juárez decretó las Leyes de Reforma, y en 1873 Sebastián Lerdo de Tejada las incorporó a la Constitución. Centro de Estudios Históricos José de León Toral AC josedeleontoralceh.wordpress.com Los cristeros sin rifle Jorge Gallardo Pavón Publicaciones Académicas Plaza y Valdés Editores Primera edición n México, DF. Enero de 2013 J

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orge Gallardo Pavón entregó a su primoManuel Trejo la pistola que José deLeón Toral usó para matar al general

Álvaro Obregón el 17 de julio de 1928.El domingo 15 Obregón llegó a la Ciudad

de México; y Jorge y Manuel estaban en lacasa de María Luisa Peña viuda de Altamiracuando llegó Toral, quien “había tratado dematar al candidato triunfante a la Presidenciapero desistió por miedo a darle a otra persona”,según relata Gallardo Pavón en su libro LosCristeros sin rifle.

“El martes 17 Obregón fue asesinado enel restaurante La Bombilla, e inmediatamente

supe quién era el autor. Me dirigí a las callesde Puente de Alvarado, donde nos reuníamoslos miembros de la Liga Nacional Defensorade la Libertad Religiosa (LNDLR) y la Aso-ciación Católica de la Juventud Mexicana(ACJM). Desgraciadamente la sesión terminaba,pero sabían quién era el ejecutor…”

El texto fue presentado el anterior 14 defebrero en el Instituto Mexicano de DoctrinaSocial Cristiana por el hijo del autor, JorgeGallardo Lambarri, los doctores Elio Masferrery Bernardo Barranco, así como el maestroAustreberto Martínez.

Gallardo Pavón fue detenido tras la inter-cepción de una carta en que describía losasesinatos de los generales Francisco Serranoy Francisco R. Gómez; y tras el magnicidiode Obregón se le buscaba porque en un sacodejado por Toral en la casa de la madre Con-cepción Acevedo de la Llata, apareció unrecado que decía: “Inmediatamente despuésde la muerte del general Obregón echen fuerade México a Manuel y Jorge”.

En la Inspección de Policía el coronel Ro-binson dijo a Gallardo: “Según las investiga-ciones un primito tuyo tiene que ver con lamuerte del general Obregón”. Luego el agentePablo Meneses recordó a Gallardo su detención,insistió en saber de Manuel; y aunque lo dejóir, dos agentes lo regresaron antes de queabordara un auto en Paseo de la Reforma yGuerrero junto a dos acompañantes.

De nuevo adentro, el detective ValenteQuintana le preguntó cuánto tenía sin ver alprimo, y reiteró que tres meses. “Eres es unembustero; lo viste hace tres días”, espetó; ydándole una bofetada llamó a la viuda de Al-tamira, quien admite: “Acabo de decir queusted y Manuel estuvieron con José de LeónToral en mi casa el domingo 15...”

Gallardo fue conducido al paredón perose suspendió su fusilamiento antes de laorden de fuego; y después el señor JesúsVidales Marroquín le dijo: “Esa pistola conque mataron al general Obregón es la quetrajiste a registrar”. Quintana le preguntó siconocía el arma, y respondió afirmativamenteporque era suya.

En la primera detención el inspector depolicía, general Roberto Cruz, también quisofusilarlo por llamarle traidor en la carta in-terceptada; pero la madre de Gallardo era tíade Genaro Moreno Palacios, magistrado dela Suprema Corte de Justicia; y éste hizo algeneral Álvarez, jefe del Estado Mayor delgeneral Calles, intervenir ante Cruz. Tambiénintervino una amiga de su familia, la señoraJulia Wilson, y a ambos “les costó muchotrabajo que no me mataran pues el generalestaba muy ofendido”.

Después de dos meses fue liberado con unplazo de 72 horas para salir del país. Viviómedio año en Los Ángeles, California. Regresóa México y se presentó a la Liga-ACJM,donde el líder de su grupo ya era Carlos Díezde Sollano, jefe de los sectores militares deGuanajuato y Querétaro. Gallardo retomó sustareas de apoyo a la guerrilla cristera e hizocuatro o cinco viajes a Jalisco, y dos o tres aotras entidades a fin de repartir pertrechos,entre los cuales tomó para sí la pistola Starcalibre 38 de 10 tiros que intercambió con suprimo tras el atentado en la Cámara de Dipu-tados, y que después obtuvo José de LeónToral para matar a Obregón.

Raíces ancestrales

Según Gallardo, la exigencia de que la Cons-titución de 1857 fuera jurada por los sacerdotesprincipió la crisis Iglesia-Estado. Después,entre 1859 y 1860, Juárez decretó las Leyesde Reforma, y en 1873 Sebastián Lerdo deTejada las incorporó a la Constitución.

Centro de Estudios Históricos José de León Toral AC

josedeleontoralceh.wordpress.com

Los cristeros sin rifleJorge Gallardo Pavón

Publicaciones Académicas Plaza y Valdés EditoresPrimera edición n México, DF. Enero de 2013

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“Más adelante el arzobispo de Morelia,Leopoldo Ruiz y Flores, condenó el golpe deEstado contra Madero; y a pesar de que elPartido Católico Nacional combatió al gobiernode Victoriano Huerta por medio del diario LaNación, la historia oficial asumió que la Iglesiacatólica sostuvo al usurpador, y tal acusacióninjusta se convirtió en la puerta de entrada ala persecución religiosa de 1914 a 1938, cuyoperiodo más violento fue entre 1926 y 1929”.

En febrero de 1915 Obregón dio cincodías a la Iglesia para entregar 500 pesos algobierno; apresó a todos los sacerdotes delDF, entre ellos a 41 extranjeros, y provocóque los católicos no sólo condenaran al go-bierno de Carranza, sino tomaran las armasen varias entidades.

“La Cámara de Diputados estaba confor-mada en 65 por ciento de radicales, 30 porciento de moderados y 5 por ciento de con-servadores; de modo que la postura de éstosúltimos no tuvo ningún peso, y en 1917 sefirmó la nueva Constitución con mayoresdisposiciones anticlericales que la anterior,en medio de un gran malestar e inquietud.

“A su llegada a la Presidencia (1920-1924)Obregón favoreció la penetración masónica yprotestante. Restituyó a la Iglesia católica lostemplos clausurados hasta 1919, pero losataques continuaron. De hecho había una gue-rrilla anticlerical, y en 1921 estalló una bombaen la casa del arzobispado de México; luegoun cartucho de dinamita puesto entre flores alos pies del ayate de la Virgen, en la antiguaBasílica de Guadalupe, y milagrosamente sólose dañó un crucifijo adjunto”.

En Michoacán el gobernador Mújica dispusoel cierre del Colegio Teresiano, y la protestadesatada tuvo un saldo de diez muertos. Elnúmero de sacerdotes empezó a ser controlado,y en 1923 el delegado apostólico, monseñorErnesto Filippi, es expulsado del país.

Calles permitió la creación de la IglesiaCatólica Apostólica Mexicana al mando delPatriarca Pérez: sacerdote, masón y conspirador,nacido en Oaxaca en 1851. Pero la empresafracasó, él se reconcilió con la Iglesia, ymurió en 1930.

En Tabasco el gobernador Garrido Canabalinició el Programa Desfanatizador. En Jaliscoel gobernador Zuno, ex seminarista, desen-cadenó una ofensiva que hizo a AnacletoGonzález fundar la Unión Popular, basadaen el catolicismo social alemán.

La Liga apareció el 14 de marzo de 1925por medio de un manifiesto de prensa donde

exige la reforma constitucional. El gobiernola calificó de sediciosa, expulsó sacerdotesextranjeros, y clausuró conventos y escuelascatólicos. En el cierre del templo de la SagradaFamilia de la colonia Roma –que hoy albergalos restos del Padre Pro– hubo una protestadonde resultaron siete muertos.

La Ley Calles reformó el Código Penalcon 33 artículos. En respuesta el Comité Epis-copal suspendió los cultos el 31 de julio, y en1927 comenzaron las negociaciones secretas.

Destino manifiesto

Obregón como candidato a la Presidencia dijoen Monterrey: “A los católicos mexicanos hayque acabarlos como a las hormigas: echándolesagua caliente al hormiguero para no dejar niuna sola…” Era hombre de determinacionesenérgicas y sobre todo arbitrarias, y se llegó ala conclusión de impedir su ascenso a todacosta; pero el proyecto de atentado en Celaya–que consumaría María Elena Manzano– erauna idea verdaderamente infantil y descabellada.Un plan alternativo también falló.

“La Liga optó por la lucha armada ante lainutilidad de la acción legal y la resistenciapasiva. Fundó un Comité de Guerra sin consultara los obispos, y por eso las Damas Católicas ylos Caballeros de Colón se le separaron.

La inmensa mayoría de sacerdotes fuepasiva. Algunos abandonaron sus parroquiasy se fueron al extranjero y a las grandes ciu-dades; otros participaron en la lucha armada,y lo mismo conseguían dinero que armas enEstados Unidos o eran capellanes del Ejércitocristero”. De hecho “el gobierno ejecutó a 90sacerdotes, la mayoría de Jalisco”.

Además, “un grupo especial de personasque no podían o no querían ir al campo debatalla pero deseaban cooperar, comprabanparque y armas para los rebeldes. En la en -trega de éstos también participaba la BrigadaFemenil Santa Juana de Arco.

“El mando señalaba las acciones de guerray ordenaba tomar plazas a sangre y fuego;pero los ejércitos de gente impreparada, esdecir campesinos que no tenían la más levenoción castrense, impedían que la revolucióncristera lograra el derrocamiento del gobiernoo la reforma de la Constitución”. Fue entonces,ante los pésimos resultados de la estrategia ydi visiones de los rebeldes, que el general Go -rostieta es nombrado jefe del Control Militarde los cristeros, también llamados GuardiaNacional y Ejército Libertador.

El gobierno quiso pactar con Gorostieta,conseguir su rendición; le ofreció la jefaturade operaciones de Jalisco y reconocer su gradode general, porque se sentía la presión terriblede las fuerzas rebeldes y se perdían bastantescontingentes, como el 34 Regimiento que casies eliminado”. Gorostieta se negó, luego fueasesinado, y lo suplió el general Lauro Rocha.

Continúa Gallardo Pavón: “Mi mamá par-ticipó en las áreas espiritual, social, civil, pro-pagandística y militar de la Liga. Mi tía Pilar,su hermana, era coronela cristera y en su casase reunían los jefes y cabecillas rebeldes. Yome pude conectar con miembros de la Liga-ACJM y me tocó el grupo del in geniero LuisSegura Vilchis, con la misión de comprar ysacar parque y armas para los rebeldes.

“Segura ordenó hacer unas bombas que nose sabía si darían los resultados deseados, y el13 de noviembre de 1927 en el Bosque deChapultepec –acompañado de Nahum y Tira-do– arrojó una al carro del general; pero no hi -zo más que volar una llanta, romper vi drios yrasguñarle la cara. Atrás iban otros mu chachoscon ametralladoras en un Cadillac, pero no in-tervinieron porque desde otro Cadillac que ibadelante de Obregón, el general HomobonoHernández e Ignacio Botero comenzaron adisparar e hirieron en la cabeza a Nahum, quiendijo el ingeniero: “Sálvese, porque sin usteden el grupo las cosas no seguirán adelante”.Luis pudo aventarse del coche y huir, mientrasNahum y Tirado fueron aprehendidos.

Álvaro Basay, policía que militó en laACJM, se hizo pasar por sacerdote y logróque Nahum dijera quién era el jefe y dónde lo-calizarlo. Segura Vilchis fue llevado a la Ins-pección, donde ya estaban el padre Pro y suhermano Humberto: el primero detenido porser alto jefe de la Liga según la policía; y elotro por dirigir uno de sus grupos. Ambosfueron implicados en el atentado a Obregón, yse ordenó pasarlos por las armas.

“La madre de Segura Vilchis llegó a la unade la tarde con la comida. Ignoraba que Luis,los hermanos Pro y Tirado habían sido fusiladosuna hora antes. El coronel Mascorro la llevócon el general Cruz, quien la hizo pasar a uncuarto, destapó la camilla con el cadáver, y ledijo: ‘Ahí tiene a su hijo, al que usted convirtióen fanático. Pudo ser un hombre de provecho,útil a la Patria; pero mire usted adónde lo hallevado’. En la noche fuimos a darle el pé sa mecon los hermanos del Colegio de los Ma ristas,donde se había educado Luis; y en el grupotambién figuraba José de León Toral, an tes

detractor de la lucha armada y desde entoncesencarnizado enemigo de la acción pacífica”.

El 17 de julio de 1928 Obregón fue asesinadopor Toral, y en el ánimo de los obregonistasexistió la idea de que el autor intelectual eraCalles, situación absolutamente inexacta pueséste tuvo la suerte de que le hicieran el trabajito,y Toral fue interrogado en la Inspección dePolicía por el mismo Calles, quien posiblementecreía que el asesinato fue ordenado por LuisN. Morones; pero pudo cerciorarse de lo con -trario y puso la Inspección en manos de losobregonistas, con el general Antonio Ríos Zer-tuche a la cabeza.

A Toral se le sometió a mil interrogatorios,mil extorsiones, mil tormentos, y no dijo nada.Pero cuando lo amenazaron con poner suretrato en los periódicos y ofrecer 50 mil pesospor saber su identidad, para luego hacer a suspadres, esposa e hijos todo lo que le habíanhecho a él, entonces dijo: Me llamo José deLeón Toral y vivo en las calles del Cedro de lacolonia Santa María.

Valente Quintana también aprehendió a lamadre Concepción Acevedo de la Llata, a laviuda de Altamira, y supo que Toral recibió lapistola de Manuel Trejo. En la cárcel de SanÁngel quedaron la mamá de Toral, su padre;Blanca Trejo, Jorge Gallardo, y en los separosla madre Conchita, su hermana la madreJosefina y la señora Altamira.

Carlos Castro Balda se había presentado, ypensé: Éste va a hablar más de lo debido; noporque fuera un cobarde o traidor, sino porquetenía sus ideas y pensaba que las cosas debíanhacerse a las claras y enseñar cuanto se hacíapara que todo el mundo lo viera. Tal como su-cedió: Castro Balda estaba con Cepeda entrelos rebeldes de Aguascalientes, huyó para en-tregarse en San Ángel, y por lo que dijo no só -lo se supo de las bombas, el plan de atentadoen Celaya y la explosión en la Cámara de Di-putados, sino además fueron detenidos los otros.

Piedad Rangel tenía 43 años, EsperanzaArjona de Cisneros 40, la madre Conchita35, la viuda de Altamira 34, Josefina Acevedoy de la Llata 31, Margarita Rubio 26, su her-mana Leonor 23, lo mismo que Ana MaríaCisneros Arjona; María Elena Manzano 21,y de Margarita Pacheco no hay edad. José deLeón Toral tenía 28, Castro Balda y EulogioGonzález Arjona 27; Eduardo Zozaya Collada,Jorge Fernández Gallardo, Rafael EnríquezVidal y Fernando Amor y Villalpando, 23.

Después de 72 horas fueron liberados lospadres de José de León Toral, la madre

Josefina, Blanca e Ignacio Trejo. A nosotrosnos trasladaron a la cárcel de Belén, y cuandollegué a la galera el único que estaba dentroera José de León Toral, quien me contó queinmediatamente después de disparar a Obregóntodos se ocultaron bajo las mesas gritando:“Busquen, busquen, porque hay más en losjardines”. Pasado el pánico varios le dispararony otros lo golpearon, pero lo defendió Manriquepara “conocer al director intelectual”.

Toral nunca imaginó quedar vivo y menosimplicar a otras personas, con las que se sentíamuy apenado. También platicó lo sufrido enla Inspección, disculpando a los torturadorespues no eran más que reacciones justas deamistades del general; y de los tormentos quele hicieron también hizo algunos dibujos quedespués aparecieron en tarjetas postales.

En la Inspección el general Calles le preguntóa qué grupo pertenecía y quién mandó matar aObregón. Toral dijo: “Soy cristero, y maté algeneral Obregón como lo habría matado a us -ted, por ser perseguidores de la Iglesia y sobretodo por querernos imponer un criterio a fuerza,ya que nosotros estaríamos dispuestos a aceptarcualquier cosa por convencimiento si la creyé -semos ra zonable. Pero como se trata de nuestrafe y nuestras creencias, no hay ma nera de con-vencernos de que estamos en el error, noporque seamos fanáticos sino porque analizamosnuestra religión y la encontramos idónea”.

Posteriormente llevaron a los detenidos ala cárcel de Mixcoac, donde pasaron cuatro ocinco meses, hasta que fueron sentenciados ala pena de muerte y la madre Conchita a 20años; pero los abogados apelaron y dos o tresmeses después la Sala Sexta del Tribunal deJusticia, compuesta por los magistrados EverardoGallardo, Eduardo Chico y Esteban SalinasGil, concluyó que había delitos pero no eranuna banda ni debían ser juzgados de la mismaforma: se les deslindó de la muerte de Obregóny condujo a la penitenciaría del Distrito Federal,donde también estaba José de León Toral.

“Los celadores nos permitían hablar, salu-darnos. Él era un individuo de una serenidad ytranquilidad absolutas, que había sido sentenciadoa muerte y sabía que no había poder humanoque lo librara. La víspera de su fusilamientoplaticamos más que de costumbre y ofrecióque no me olvidaría. ‘Ora sí hermano, será laúltima vez que nos veamos en esta vida. Saludamucho a todos, abrázalos de mi parte, y no de -jes de ser un buen cristiano, un buen soldadode Dios’. Al día siguiente nos encerraron horasantes, y no podía verlo pasar pero saqué la ca -

beza desde mi celda, y al notarme se despidiócon un ademán y gritando: ‘Adiós, hermano;que te vaya bien. Te dejo una carta y una ca -chucha con el coronel Felipe Islas’. Nunca vi lacarta ni la cachucha, pero en aquel mo men tooímos la descarga, y después vimos pasar elca dáver…

“Toral, hijo de una familia de mineros deCoahuila, vivió desde temprana edad los efectosde la guerra civil, sintiéndose profundamenteafectado por las profanaciones de templos;pero él es quien paradójicamente inicia unaserie de hechos que terminan por fortalecer aCalles y dan lugar al maximato. Perteneció ala ACJM y la Liga. No era un fanático manejabley sugestionable sino un hombre recto, padrelleno de optimismo y cristiano amante de la li-bertad, que al cambiar su vida por la delgeneral Obregón sacrificó su bienestar y tran-quilidad por todos los humillados; cosa que nohace cualquier persona. Para unos cometió unerror, y para otros cumplió un deber, puespensaba que mientras Obregón y Calles vivieranpersistiría el problema. Empero, si la situaciónse contuvo fue porque el licenciado Portes Gilconvenció de buena o mala intención a losprelados Pascual y Ruiz y Flores de aceptar elarreglo y dejar pendiente el conflicto, con elofrecimiento –tengo entendido– de que se re-formaría el artículo ter cero constitucional…”

A continuación “el gobierno incumplió suspromesas y hubo una carnicería: los cristerosfueron diezmados y sus líderes sacrificados.Con gran amargura y resentimiento la GuardiaNacional desapareció, en sus propias palabrasno vencida por sus enemigos sino abandonadapor quienes recibirían el fruto de sus sacrificios.De hecho, la única declaración abierta delPapa Pío XI fue para desmentir a los rebeldes,que decían luchar con su bendición.

El tiempo –dijo Gallardo al redactor de susnotas– me vino a convencer de que la sabiduríade Dios es infinita, pues lo que entonces nospareció un fracaso resultó ser lo mejor. Con untriunfo tal vez algunos llegarían al poder y des-prestigiarían al movimiento; pero ahora enforma extraoficial hemos venido gozando laslibertades de educación y de conciencia. Portanto, lo nuestro ha tenido un buen fin y esmi sión cumplida…

Gallardo trabajó en el Banco Nacional deMéxico hasta que un recorte lo dejó fuera.Entró al negocio del carbón, y en sus frecuentesviajes a la serranía encontró los úl timos res -coldos del movimiento: algunos cristeros enarmas, de quienes ya nadie se acordaba. [REM]