Los Chachapoyas: moradores de los Andes Amazónicos

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Material de promoción de la conferencia "Los Chachapoyas: moradores de los Andes Amazónicos" impartida por D. Federico Kaffmann Doig en el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología el 6 de junio de 2008.

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FOTOGRAFÍA: Federico Kaffmann Doig

SALA CINEMAX70 DEL MUSEO ELDER DE LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA

AFORO: 171

CONFERENCIA 6 junio 2008

LOS CHACHAPOYAS:MORADORES DE LOS ANDES AMAZONICOS

D. Federico Kauffmann Doig

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LOS CHACHAPOYAS:MORADORES DE LOS ANDES AMAZONICOS

D. Federico Kauffmann DoigLa cultura chachapoyas, aún escasamente estudiada y divulgada, ha dejado huellas portentosas tal como Kuélap con sus murallas que se elevan hasta 19 metros. Sus protagonistas fueron expertos en el arte de la momificación y se-pultaban a sus finados en mausoleos, como también en sarcófagos de barro expuestos verticalmente y guarnecidos en grutas excavadas en lo alto de los precipicios.

Floreció esta cultura desde tiempos anteriores al Incario, grosso modo a partir del siglo VI d. C. Su asiento corresponde a sectores norteños de la región de los Andes Amazónicos peruanos.

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Dña. Rita M. Martín PérezConsejera de Turismo y Presidenta de la Fundación Canaria Museo de la Ciencia y la Tecnología de Las Palmas de Gran Canaria

y en su nombre el Director Gerente D. Fernando Pérez González

Se complacen en invitarle a la conferencia LOS CHACHAPOYAS: MORADOReS De LOS AnDeS AMAzOniCOS, impartida por D. Federico Kauffmann Doig, Dr. en Historia y Dr. en Arqueología, reconocido investigador de antiguas culturas amazónicas.Esta actividad, enmarcada dentro del ciclo de conferencias de la exposición LA AMAZONÍA, tendrá lugar el viernes 6 de junio, a las 20.00 horas.

Sala Cinemax70 del Museo de la Ciencia y la TecnologíaParque Santa Catalina, Las Palmas de Gran Canaria

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CONFERENCIA · 6 junio 2008

LOS CHACHAPOYAS:MORADORES DE LOS ANDES AMAZONICOS

D. Federico Kauffmann DoigLa cultura chachapoyas, aún escasamente estudiada y divulgada, ha dejado huellas portentosas tal como Kuélap con sus murallas que se elevan hasta 19 metros. Sus protagonistas fueron expertos en el arte de la momificación y sepultaban a sus finados en mausoleos, como también en sarcófagos de barro expuestos verticalmente y guarnecidos en grutas excavadas en lo alto de los precipicios.

Floreció esta cultura desde tiempos anteriores al Incario, grosso modo a partir del siglo VI d. C. Su asiento corresponde a sectores norteños de la región de los Andes Amazónicos peruanos.

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Al llegar los españoles al Perú los chachapoyas conformaban una de las muchas “naciones” que integraban el Incario o Tahuan-tinsuyo. La de los chachapoyas estaba conformada por varias agrupaciones emparentadas entre sí cultural y al parecer también lingüísticamente. Vivían en permanente belicismo, pero se unían fraternalmente cuando acechaba algún enemigo común. Lo evidencia la resistencia cerrada que presentaron al ser su territorio invadido por los incas en las postrimerías del siglo XV. Su arquitectura y los símbolos mágico-religiosos que empleaban, revelan palpablemente los lazos de parentesco que los unía. Esto se desprende también de la lectura de las crónicas del siglo XVI, cuando se refieren a los chachapoyas como a una de las “na-ciones” del Incario.

El historiador Pedro Cieza de León (1553) ofrece sobre los chachapoyas algunos datos, pintorescos, que los distinguían frente a los restantes pobladores del Incario. Refiere que eran “los más blancos y agraciados de todos cuantos yo he visto en las Indias que he andado, y sus mujeres fueron tan hermosas que por sólo su gentileza muchas dellas merecieron serlo de los ingas y ser llevadas a los templos del sol (...)”. Y agrega que “andan vestidas ellas y sus maridos con ropas de lana y por las cabezas usan ponerse sus llautos [gorros], que es señal que traen para ser conocidos en toda parte”

El territorio ocupado por los chachapoyas se extiende por unos 400 km de norte a sur. Queda ubicado geográficamente en el sector septentrional de los Andes Amazónicos peruanos, una de las tres grandes regiones del Área Andina o Inca. Los Andes Amazónicos en particular se extienden por el flanco oriental de la cordillera de los Andes, dando por lo mismo cara al llano ama-zónico o Amazonía propiamente dicha. Su paisaje lo determina el bosque tropical de neblina, que en los Andes Amazónicos se eleva hasta más allá de los 3 000 metros. Por lo mismo, a diferencia del resto de los espacios de los Andes que se caracterizan por su aridez, los Andes Amazónicos destacan por su verdor. Pero al mismo tiempo, al corresponder el territorio de los chachapoyas al sistema orográfico de los Andes, éste presenta una topografía abrupta. El paisaje amazónico prosigue incólume allí donde el hombre no ha talado los bosques con fines agrícolas, o en aquellas zonas donde la roca no asoma desnuda a la superficie.

Los chachapoyas ocupaban tan solamente aquellos sectores de los Andes Amazónicos comprendidos entre los 2 mil y 3 mil me-tros, que son precisamente los que habitaban los cordilleranos. Esta circunstancia respalda nuestra hipótesis, que plantea que la gente que ocupó los Andes Amazónicos norteños provenía originalmente de los Andes Cordilleranos. Probablemente migraron urgidos por la necesidad de ampliar sus suelos de cultivo, cuando el exceso poblacional terminó por copar las áreas de tierra fértil disponibles, extremadamente limitadas en los Andes Cordilleranos como por igual en los Andes Costeños.

En lo que respecta a estructura social, la de los chachapoyas se regía básicamente por dos estamentos: la clase de los dirigentes y la conformada por los súbditos. Las obras públicas colosales, como Kuélap, son testigos inobjetables de que rigió aquel mo-delo social ya que de otro modo éstas simplemente no existirían. Los diversos grupos humanos que integran el “reyno” de los chachapoyas, tenían sus propios líderes, tal como los sucedía con los Chillchos, los Chillao (Luya), o con los que poblaban las cuencas del Abiseo (Pajatén) y del Huabayacu-Huayllabamba (“Gran Saposoa”).

En cuanto al rol desempeñado en la sociedad chachapoyas por cada estamento, aquel integrado por la clase dirigente, asumía la responsabilidad de velar por una suficiente producción de los alimentos que privara a la comunidad de estados de hambruna. Algo nada fácil, por cuanto los años aciagos eran frecuentes en razón de la presencia recurrente del fenómeno de El Niño. Éste atentaba contra una producción agraria normal, por cuanto los cultivos siendo de secano eran dependientes de la lluvia y por lo mismo susceptibles a los continuos vaivenes climáticos de El Niño. La élite era también la encargada de dirigir los rituales “es-tatales”. Estos tenían lugar en espacios determinados comprendidos en los mismos centros de administración de la producción de los comestibles, tal como lo era Kuélap. Los rituales debieron apuntar sobre todo a exorcizar las calamidades atmosféricas, atentatorias a la producción de los alimentos y que propiciaba el fenómeno de El Niño. Este problema lo soportaban por igual también los moradores de los Andes Costeños como los de los Andes Cordilleranos. Las catástrofes naturales se exteriorizaban al retrazarse, como también al adelantarse, la estación de la lluvia; lo que devenía en sequías o por el contrario en excesos plu-viales que generaban temibles deslizamientos de los suelos, afectando, por igual, los cultivos y haciendo de este modo asomar el fantasma del hambre.

No obstante que en territorio de los Andes Amazónicos norteños existen testimonios que se remontan a más de 8,000 años, los de la cultura chachapoyas sólo se presentan a partir de alrededor de la segunda mitad del primer milenio de la era cristiana. Como quedó señalado, nuestra hipótesis postula que los primeros chachapoyas eran inmigrantes de origen andino. Esta pro-puesta se basa en la constatación de que los elementos culturales de los Chachapoyas encierran prosapia andina y no amazó-nica. Al parecer reflejan poseer componentes Tiahuanaco-Huari (“Horizonte Medio” / 500-900 d.C.), como lo sugieren sus dos patrones de enterramiento: el mausoleo o chullpa y el sarcófago. Este último parecería imitar la constitución del fardo funerario dotado de máscara del Horizonte Medio, presente en los Andes Costeños donde las condiciones climáticas han favorecido su conservación *.

Son sitios arqueológicos chachapoyas de especial relevancia, aquellos que fueron levantados en espacios sureños del departa-mento de Amazonas y en sectores altos del de San Martín: Kuélap, Los Pinchudos, Revash, Karajía y otros muchos testimonios culturales que pasman al espectador.

Federico Kauffmann DoigBerlín-Lima /Junio 2008

(*) Éstas y otras conclusiones del autor sobre los Chachapoyas han sido dadas a conocer en monografías especializadas. Figuran ahora reunidas en el libro “Los Chachapoyas / moradores ancestrales de los Andes Amazónicos Peruanos”, volumen de 485 páginas publicado en 2003 por la Universidad Alas Peruanas.

LOS CHACHAPOYAS: MORADORES DE LOS ANDES AMAZONICOS

· HUMANIDAD E HISTORIA: HACIA UNA DEFINICIÓN DE LA UNICIDAD DEL SER HUMANO · Felipe Fernández Armesto 13 de junio 2.008 a las 20’00 h.

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