Los 10 Peores Desastres Ambientales de La Historia COMPLETA

40
Los 10 peores desastres ambientales de la historia 1.Chernobyl: el desastre por la explosión de la planta nuclear en Ucrania en 1986 EN CHERNOBIL EL MAYOR DESASTRE NUCLEAR DE LA HISTORIA En Ucrania, a unos 100 kilómetros al norte de Kiev el 26 de abril de 1986 a la 1:23 hs. de (Moscú) elrector numero 4 de la central nuclear de Chernobyl sufre el mayor accidente nuclear conocido en su tipo hasta el presente. Solo 90 minutos después de haberse decidido reducir paulatinamente la potencia de generación para iniciar un test en el circuito refrigerador del reactor 4 una suma de circunstancias atribuibles a fallas en los sistemas de control, la riesgosa desactivación del

description

Los 10 Peores Desastres Ambientales de La Historia COMPLETA

Transcript of Los 10 Peores Desastres Ambientales de La Historia COMPLETA

Los 10 peores desastres ambientales de la historia 

 

1.Chernobyl: el desastre por la explosión de la planta nuclear en Ucrania en 1986 

EN CHERNOBIL EL MAYOR DESASTRE NUCLEAR DE LA HISTORIA 

En Ucrania, a unos 100 kilómetros al norte de Kiev el 26 de abril de 1986 a la 1:23 hs. de (Moscú) elrector numero 4 de la central nuclear de Chernobyl sufre el mayor accidente nuclear conocido en su tipo hasta el presente. Solo 90 minutos después de haberse decidido reducir paulatinamente la potencia de generación para iniciar un test en el circuito refrigerador del reactor 4 una suma de circunstancias atribuibles a fallas en los sistemas de control, la riesgosa desactivación del sistema de seguridad que supuestamente requeria el test y la ineficaz actuación de los operadores ante la emergencia desatan la catástrofe. A solo 2 minutos de haberse iniciado una incontrolada generación de vapor en el núcleo del reactor este queda fuera de control, superando en 100 veces los máximos admitidos; estallan por sobrepresion los conductos de alimentacion y la coraza protectora de grafito del núcleo produciendose un pavoroso incendio, y la expulsión al exterior de 8 toneladas de combustible radiactivo entre ellos radioisotopos de iodo I131 y de cesio, estos ultimos

con un periodo de desintegracion promedio de 30 años, tras una doble explosión que destruye una parte del techo de la planta. 

Las consecuencias de la catástrofe afectan a un área con casi 5 millones de habitantes, contaminando el 23% de la superficie de la vecina Bielorusia, partes de Rusia y Ucrania y algunas regiones de Polonia, República Checa y Alemania. Las brigadas especializadas enfrentan la heroica tarea de sofocar los incendios y neutralizar el nucleo del reactor arrojando toneladas de quimicos y arena desde los helicopteros. Al menos 30 de sus integrantes mueren por niveles de exposición letal. Durante los siguientes meses otros liquidadores adicionales en un numero que en total se estima en 600.000 entre militares, tecnicos y voluntarios trabajan en la construccion de un sarcofago de concreto para sellar las fugas y reducir la contaminacion en las adyacencias expuestos a altas radiaciones. 

 

Balance de la catástrofe La catástrofe inicialmente disimulada en su verdadera magnitud por Rusia trasciende al propagarse la radiación por toda Europa y requrirse explicaciones. La cercana población de Pripiat es la primera en ser evacuada, el radio se extiende pronto hasta 30 kms. a otras localidades que tambien serán definitivamente evacuadas de las cuales 40.000 corresponden a habitantes de ciudad de Chernobil. Evacuaciones sucesivas en areas de peligro decreciente elevaron la suma total de relocalizados a cerca de 350.000 personas. La produccion agricola y ganadera en las zonas alcanzadas por la contaminacion deben ser destruidas y las areas proximas a la zona cero abandonadas definitivamente. 

Una década y media mas tarde la evaluación de víctimas totales por parte de organizaciones no gubernamentales debido a contaminación directa o por consecuencias indirectas de la catástrofe ascendía a 20.000 personas muertas o con pronástico fatal debido a las afecciones contraidas debido a la radiación y cerca de 300.000 aquejadas por distintos tipos de cáncer. Estas estimaciones siguen siendo descalificadas años mas tarde por las autoridades gubernamentales alegando falta de estadisticas sanitarias confiables previas a la catastrofe por lo que suponen que la mayoria de estos casos es el resultado de transtornos preexistentes. Recién 20 años después, un informe de las Naciones Unidas da respuestas definitivas sobre sus alcances. 

 

2.Bhopal: la fuga de una planta de pesticidas provoca 15.000 muertos en India en 1984 

 

El tribunal supremo de India ha reabierto el caso de Bhopal tras una petición del Gobierno de condenas más fuertes para castigar a los responsables de una de las catástrofes industriales más graves de la historia. En 1984 un escape de gas de una planta de pesticidas de la estadounidense Union Carbide en Bhopal, una ciudad del centro de India, dejó al menos 15.000 muertos, según las conservadoras cifras oficiales. Otros cálculos hablan de hasta 25.000 fallecidos y unas 100.000 afectados con secuelas permanentes: cáncer, problemas de estómago, de hígado, de riñón, de pulmones, trastornos hormonales y mentales. 

Ocho condenas leves por la gran tragedia de Bhopal Más de 1.600 muertos en Bhopal por el gas venenoso. Nuevo escape de gas tóxico en Bhopal Las víctimas de la tragedia de Bhopal consideran la sentencia "ridícula" Sin justicia Bhopal, vidas baratas 

India A FONDO Capital: Nueva Delhi. Gobierno:República. Población:1,147,995,898 (est. 2008) La noticia en otros webs 

webs en español en otros idiomas En junio pasado se condenó por negligencia a ocho de los empleados indios (uno de ellos ya muerto) y se les sentenció a dos años de prisión y una multa de 100.000 rupias (unos

1.677 euros), sin embargo inmediatamente después se les dejó libres bajo fianza. A la empresa se le impuso una multa de unos 8.870 euros. 

Esta sentencia fue calificada como "una burla" por los sobrevivientes y activistas y forzó a las autoridades a pedir al tribunal condenas por hasta 10 años de cárcel. También el gobierno anunció una nueva compensación económica de unos 118 millones de euros a unas 45.000 personas afectadas, es decir, unos 2.622 euros a cada una. Los activistas lo consideraron insuficiente y han pedido que se revise también esta compensación y se dé "a toda la gente, no sólo al 7% de los afectados". 

En cuanto a este nuevo giro, que da nueva esperanza para que la justicia llegue, aunque sea después de 26 años, Sathinath Sarangi, la cara del activismo en Bhopal asegura a este periódico: "Tenemos que esperar al veredicto final, pero es más probable que los acusados vayan finalmente a prisión". Afirma que "si los jueces lo quieren" este caso puede estar resuelto en dos o tres años. 

Otros dos casos continúan abiertos, uno en India contra la también estadounidense Dow Chemicals, que compró Union carbide en 2001, y otro en Estados Unidos que pide indemnización para los bhopalíes por haber contaminado su agua y para limpiar las 10.000 toneladas de desechos tóxicos que siguen enterradas cerca de la fábrica, según las ONG. 

 

3.Los pozos petroleros de Kuwait en llamas: 1991, Guerra del Golfo Persico, Saddam Hussein ordena explotar los pozos petrolíferos que ardieron durante más de 7 meses. 

 

WASHINGTON, Estados Unidos, mar. 6, 2003.- El Pentágono estableció un plan para apagar los pozos petroleros iraquíes si Saddam Hussein repite lo realizado en Kuwait en 1991 y les prende fuego, indicó este jueves el Departamento de Defensa estadounidense en un comunicado. 

El presidente iraquí está preparado, afirmó el Pentágono al citar informaciones recientes que dan cuenta del ingreso a Irak de 24 vagones con explosivos. 

Estados Unidos prevé "impedir la destrucción de yacimientos petroleros y, si es imposible, localizar rápidamente los daños", según el Pentágono. 

Un plan para tratar rápidamente los pozos de petróleo en llamas fue desarrollado por una compañía de Texas, la Kellog Brown et Root. 

En 1991, en la Guerra del Golfo (Pérsico), el ejército iraquí incendió más de 700 pozos petroleros al retirarse de Kuwait. 

Estos incendios fueron iniciados especialmente con la intención de dificultar el paso de las fuerzas blindadas estadounidenses y aliadas. 

Sin embargo, Saddam Hussein negó la posibilidad de prender fuego a los pozos petroleros en caso de una invasión estadounidense, en una entrevista a finales de febrero con la cadena de televisión estadounidense CBS. 

 

4.Love Canal: en 1978 en el pueblo de Love Canal, 21

mil toneladas de desechos tóxicos industriales que habian sido enterrados por una compañia local en los años 40 y 50’s comienzan a revelarse por todos lados 

 

Lamentablemente, no siempre aprendemos de nuestros errores. Ni aún cuando provocan graves desastres naturales que alteran la vida silvestre y la salud de los seres humanos. 

Ya hemos hablado de algunos de ellos: Exxon Valdes, Seveso, Bophal, Chernobyl y tantos otros. Y ahora llega el turno de trasladarnos a Nueva York, precisamente a la zona de las Cataratas del Niágara, donde la falta de escrúpulos alteró la vida de muchos ciudadanos que con inocencia decidieron asentarse en la zona . Fue entonces cuando los residentes del lugar debieron enfrentarse a unas 80 toxinas que surgieron de unas 21.000 toneladas de desperdicios químicos que se encontraba en la base de sus viviendas. 

 

¿Cómo se llegó a esa situación? Sin saberlo, las personas que vivían en la zona conocida como Love Canal pasaban sus días sobre un antiguo de deshechos químicos, radiactivos y cloacales de la empresa química Hooker Chemical Company que había nacido cuando se construyó el Love canal en el siglo XIX, una obra que pretendía transformarse en fuente de energía hidroeléctrica pero nunca cobró forma. 

Abandonado a su suerte, el canal fue convertido en un basurero a gran escala y a medida que la ciudad se agrandó el canal fue cubierto con un material fuerte. Pero la expansión urbana, la capa de arcilla que sellaba el basurero se quebró y la contaminación apareció en la superficie. En 1977 una buena parte de la población padecía problemas de salud, incluso los niños pues una escuela había sido construida allí. Finalmente, la población fue evacuado y el sitio fue declarado como zona de emergencia. 

Lamentablemente, hoy Love Canal ya está siendo repoblada… 

 

5.El Exxon Valdez: el barco petrolero encalló en el estrecho de Prince William en Alaska derramando 11 millones de galones de crudo en 1989 

El buque petrolero Exxon Valdez (nombre compuesto formado por las palabras Exxon, empresa petrolera norteamericana propietaria del barco, y Valdez, nombre del puerto con el que operaba) salió de la terminal petrolera Valdez, en Alaska, a las 21:12 h. del 23 de

marzo de 1989 (24 de marzo, según la hora local UTC) con destino a Long Beach, California. Uno de los prácticos del puerto guio a la embarcación a través de los Valdez Narrows antes de abandonar la nave y devolver el control a Joseph Jeffrey Hazelwood, capitán del barco. La embarcación maniobró fuera de la ruta, a fin de evitar el choque contra los icebergs. Después de la maniobra y poco después de las 23:00 h., Hazelwood dejó el puente de mando. Dejó al Tercer Oficial de cubierta Gregory Cousins a cargo del puente de mando y a Robert Kagan en el timón, pero estos dos miembros de la tripulación no habían descansado las seis horas que son obligatorias en su trabajo antes de que comenzara su turno de 12 horas. El barco estaba en piloto automático, y usó el sistema de navegación que había sido instalado por la compañía constructora del barco. La vía de salida del barco estaba cubierta por icebergs, así que el capitán, Hazelwood, solicitó permiso de la guardia costera para salir a través de la vía de entrada. El 24 de marzo de 1989, alrededor de las 00:04 h., el buque petrolero Exxon Valdez golpeó el arrecife de coral conocido como Bligh Reef, situado en el Prince William Sound, en Alaska, y derramó cerca de 10,8 millones de galones de petróleo crudo (alrededor de 40,9 millones de litros). El incidente puso a prueba la capacidad de respuesta de organizaciones locales, nacionales e industriales ante un desastre de gran magnitud. Muchos factores complicaron los esfuerzos del gobierno y la industria que participaron en la limpieza del derramamiento, entre ellos el tamaño del vertido y su localización remota en el Prince William Sound, accesible solamente en helicóptero y barco. El derramamiento planteó amenazas a la delicada cadena de alimentación en que se apoyaba la industria de la pesca profesional de Prince William Sound. También estaban en peligro diez millones de pájaros y aves acuáticas migratorias, centenares de nutrias del mar y docenas de otras especies de la orilla, tales como marsopas, leones de mar y diversas variedades de ballenas. Alyeska, la asociación que representa a siete compañías petroleras que funcionan en el puerto Valdez, entre ellas Exxon, fue la que primero asumió la responsabilidad de la limpieza, de acuerdo con la planificación de urgencia del área. Alyeska abrió un centro de comunicaciones de emergencia en Valdez poco después del derramamiento, y las segundas operaciones se centralizaron desde Anchorage, Alaska. 

Organizaciones que ayudaron con la limpieza Junto con Alyeska, hubo 3 organizaciones que prestaron ayuda de forma inmediata. Los especialistas de la EPA (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) en el uso de las tecnologías experimentales de biorremediación asistieron a la limpieza del derramamiento. La NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) estuvo implicada en el abastecimiento de los partes meteorológicos para Prince William Sound, y permitió que el equipo de limpieza adaptase sus métodos a las condiciones atmosféricas. Los especialistas del Instituto de Marina de Hubbs en San Diego y el Centro Internacional de Investigaciones sobre Aves de Berkeley (California), establecieron un centro para limpiar y rehabilitar aves acuáticas. 

Métodos de limpieza utilizados 

Limpieza de las orillas de Prince William Sound. Se probaron cuatro métodos en el esfuerzo de limpiar encima del derramamiento: Dispersores químicos Éste fue el primer intento de limpieza. El 24 de marzo una compañía aplicó dispersores con un helicóptero, pero como no había bastante acción de onda para mezclar el dispersor con el petróleo en el agua, el uso de éste fue discontinuo. Entre otros dispersores se utilizo Corexit 9580 producido por Nalco Holding Company. Limpieza mecánica La limpieza mecánica fue iniciada luego de terminado el uso de dispersores químicos, y para ello se utilizaron bombas extractoras y skimmers. Sin embargo, los skimmers no podían ser usados fácilmente luego de 24 horas. Y lamentablemente el crudo y las algas terminaron obstruyendo este tipo de maquinarias, con lo que los procedimientos de reparación se convirtieron en una pérdida de tiempo. La quemadura Se ordenó una quemadura durante las primeras horas del derramamiento. Aislando parte del derrame con material resistente al fuego, esta prueba fue exitosa, pues se logró reducir 113.400 litros de petróleo a 1134 litros de residuo, pero debido al mal tiempo ya no se intentó ningún otro procedimiento en los esfuerzos de limpieza. Microorganismos Finalmente, el gobierno Norteamericano contrató a Gene Kaizer un cientifico experto en conceptos antigrasos, quien en compañía de los gemelos Jay y Jack Collins, descubrieron que los microorganismos llamados Arqueas, tienen la capacidad de comer moléculas de petroleo, desintegrando por completo así esta mancha y evitando de esta manera una Billonaría multa de parte de Canadá a USA. 

 

 

6.La planta nuclear de Tokaimura: El peor accidente nuclear de Japón en 1999 

 

La instalación de tratamiento de combustible de uranio se encuentra, en Tokaimura (Japón), a 120km del nordeste de Tokio, en la Prefactura de Ibaraki. Actualmente es propiedad de propiedad de la compañía JCO. 

El accidente nuclear de la instalación tuvo lugar el 30 de septiembre de 1999, en el edificio de conversión de la planta. 

La instalación consta de tres edificios auxiliares de conversión de uranio: 

Uno con una capacidad anual de 220 toneladas de uranio por año para bajo enriquecimiento (aproximadamente el 5%). Otro con una capacidad anual de 495 toneladas de uranio por año para bajo enriquecimiento (menor del 5%). Otro, el que tuvo el accidente, con una capacidad anual ligeramente superior a 3 toneladas de uranio por año para alto enriquecimiento (no superior al 20%). 

En este tercer edificio, se produce polvo de óxido de uranio concentrado a partir de la transformación de hexafluoruro de uranio. No solía funcionar continuadamente, empleandose solo para encargos muy concretos de producción inmediata. Prácticamente solo estaba en funcionamiento 2 meses al año. 

Para entender qué sucedió primero tenemos que explicar brevemente el proceso de enriquecimiento de uranio en la planta de Tokaimura. 

El proceso de enriquecimiento de uranio se realiza convirtiendo préviamente el uranio en un compuesto, el hexafluoruro de uranio, que es gaseoso en condiciones normales. El siguiente paso, es la conversión del uranio enriquecido en forma de hexafluoruro de uranio en óxido de uranio, lo que se logra en un tanque con una disolución acuosa de nitrato de uranilo. 

El compuesto se convierte por precipitación y sedimentación, y posteriormente por calcinación, en pastillas de combustible cerámico, que constituirán los elementos de combustible de algunos reactores nucleares. 

Según el procedimiento interno de operación establecido, la disolución de óxido de uranio (U3O8) debía estar en un tanque dispuesto para tal fin, transfiriéndose después a una solución de nitrato de uranilo puro y homogeneizándose con una purga de nitrógeno gas. 

Posteriormente, la mezcla se vertía al tanque de precipitación refrigerado por agua para evacuar el calor residual generado por la reacción exotérmica que se produce. 

Para prevenir la aparición de una criticidad (una reacción de fisión en cadena automantenida), el procedimiento establecía unos límites para la cantidad de uranio que debía ser transferida al tanque de precipitación, una cantidad máxima de 2,4 Kilogramos de uranio. 

El procedimiento de trabajo fue modificado en noviembre de 1996, sin permiso de las autoridades reguladoras competentes, permitiendo el tratamiento de la disolución del óxido de uranio en baldes de acero inoxidable, que no cumplían las medidas adecuadas. Este nuevo método de trabajo había sido llevado a cabo varias veces antes de que

ocurriera el accidente. 

Así, al preparar el combustible del reactor JOYO en septiembre de 1999, los trabajadores disolvieron el polvo de U3O8 en ácido nítrico en los baldes de acero inoxidable y vertieron la solución directamente en el tanque de precipitación. 

La solución empleada de 16 litros de óxido de uranio, enriquecida al 18,8% de uranio-235, fue repartida en cuatro baldes de acero inoxidable para verterla en el tanque de precipitación. 

En la mañana del 30 de septiembre, cuando el volumen alcanzó los 40 litros, equivalentes a 16 Kilogramos de uranio, muy superior a la cantidad inicialmente limitada, se alcanzó la masa crítica necesaria para que se iniciara una reacción de fisión nuclear en cadena automantenida, acompañada de la emisión de neutrones y radiación gamma. 

El accidente afectó directamente a los tres operarios que preparaban la muestra, que tuvieron que ser hospitalizados, dos de ellos en condiciones críticas, y que murieron uno a las 12 semanas y otro, transcurridos 7 meses. 

Además, 56 trabajadores más de la planta se vieron expuestos a la radiación, de los cuales, al menos 21 personas recibieron dosis importantes y tuvieron que estar bajo evaluación médica. 

En un radio de 200 metros alrededor de la instalación, fue restringido el acceso, y de forma adicional, las autoridades japonesas establecieron medidas de evacuación de 161 personas, de las zonas situadas a una distancia de 350 metros de la planta. 

Como medida preventiva, las 310.000 personas que vivían a 10 km fueron avisadas para que no salieran de sus hogares, hasta que la situación estuviera bajo control, durando su confinamiento 18 horas. 

Una vez que la criticidad finalizó, añadiendo ácido bórico a la solución del tanque de precipitación, y gracias a los sistemas de contención del emplazamiento, siempre en depresión con respecto al exterior, los niveles de radiación en los exteriores volvieron a la normalidad. 

Según el OIEA, los niveles de radiación de las áreas cercanas a la planta, a mediados del mes de octubre de 1999, habían recuperado los niveles de fondo natural. La medida de yodo-131 en suelos y en vegetación fuera de la instalación, determinó que los alimentos no se habían visto afectados. 

El accidente se clasificó como nivel 4 según la Escala INES (“accidente sin riesgo significativo fuera del emplazamiento”), ya que las cantidades de radiación liberadas al exterior fueron muy pequeñas, y dentro de los límites establecidos, pero dentro del

emplazamiento, los daños producidos en los equipos y barreras biológicas fueron significativos, además de la fatal exposición de los trabajadores. 

A partir del accidente, al que todos los indicios apuntan como un fallo humano, las plantas de fabricación de combustible en Japón, fueron automatizadas completamente, para asegurar que un accidente de criticidad no volviera a producirse, equipando los sistemas con equipos de control neutrónico, y empleando métodos de conversión en seco, intrínsicamente más seguros. 

 

 

7.El Mar de Aral: la desaparición de un mar, del que ya hablamos en VeoVerde 

 

El ecosistema del Mar de Aral está al borde de la desaparición, pues ha pasado de convertirse en un mar a parecerse más a un desierto. Si en 1960 era el cuarto lago más grande del mundo (hay que recordar que es un mar de interior de 68.000 km cuadrados), ahora es un desierto con pequeños lagos en los que muchos barcos han quedado atrapados. Es conocido en estos momentos como el desierto del Aral Karakum. 

Unas imágenes tomadas por el satélite Terra de la NASA a finales de agosto demuestran que apenas queda agua en una de las tres grandes partes en las que se fragmentó hace una década el antiguamente cuarto lago más grande del mundo. 

La realidad es que el mar de Aral, que fue centro de un ecosistema único alimentado por los ríos Amú Dariá y Sir Dariá, no existe como unidad desde los años 80 del siglo pasado. Entonces se convirtió en dos pequeños mares: el mar de Aral Pequeño en el norte y el mar de Aral Grande en el sur. Diez años después este se dividió a su vez en dos. 

En el 2005 se hizo un dique para intentar salvar el Aral Pequeño. Según muestra la imagen de la NASA, la medida resultó muy eficaz, pero a costa de la desaparición de uno de los dos fragmentos que formaban el Aral Grande. Se estima que en una década desaparecerá del todo. 

La parte del norte, en Kazajistán, ha vuelto a llenarse gracias al dique artificial que la separa de Uzbekistán. La parte occidental del Aral Grande, con una profundidad máxima de 40 metros, actualmente tiene una concentración de hasta 120 gramos de sal por litro. La desaparecida parte oriental, que hasta hace poco tenía solo dos metros de profundidad, era prácticamente una salmuera, con 250 gramos de sal por litro. 

 

 

Hasta mediados del siglo pasado, el Aral ocupaba 68.000 kilómetros cuadrados y contenía 1.100 kilómetros cúbicos de agua dulce. Catorce millones de personas vivían de la pesca y los cultivos que producían las 550.000 hectáreas de tierras fértiles. Pero tras la segunda guerra mundial los líderes del Partido Comunista de la URSS aprobaron un plan para convertir las estepas en el mayor campo de algodón del mundo. Para obtener la gran cantidad de agua que exige ese cultivo decidieron ordeñar los ríos que alimentaban el mar de Aral. Fue la condena a muerte del enorme lago. 

Los canales para sangrar los ríos comenzaron a construirse a una velocidad sin precedentes, a costa de la calidad de la obra. El mayor canal de toda Asia central, el Kara Kum, estaba sin cubrir y sin impermeabilizar. Se perdía hasta el 70% del agua que extraía del Amú Dariá. Para compensar las enormes pérdidas se sacaba mucha más agua de la prevista. 

Como resultado, en los 60 el Aral bajaba 20 centímetros al año, y en los 80, un metro. La producción de algodón se duplicó y la población llegó a los 25 millones, pero el agua se fue para siempre arruinando a los pueblos costeros. 

El Mar de Aral ahora ya no regula las temperaturas de la región, por lo que los inviernos son más fríos y los veranos más calurosos. Además, la mayor parte del lago es hoy un desierto peligroso de arena y sal que produce tormentas venenosas. Alrededor de los restos del Aral surgen conflictos de intereses entre antiguas repúblicas asiáticas de la Unión Soviética, que discrepan sobre cómo hay que explotar el agua que queda en el Amú Dariá y el Sir Dariá. 

 

8.La nube de Dioxina en Seveso: en 1976 la explosión en una planta química en Italia provocó una nube de Dioxina en el pueblo de Seveso 

 

Los municipios de Seveso y Meda, en Italia, ocupan una superficie de 16 km2. Su perfil es llano y propicio para la agricultura y las explotaciones agropecuarias, por lo que desde principios del s. XX fueron testigos de frecuentes movimientos inmigratorios procedentes del sur y del este del país, que la ocuparon y la transformaron. Su población llegó a incrementarse hasta en un 39%, hasta alcanzar los 41.000 habitantes. Al igual que otros municipios como Cesano Maderno o Desio, se hallan situados en la región de Lombardía, al norte de Milán. 

En 1963, Hoffmann-La Roche había adquirido la firma genovesa de fragancias y sabores Givaudan S.A. La continuación de su estrategia comercial en Italia, lleva a Roche, a través de su nueva filial Givaudan, a la compra de todas las acciones de Icmesa (Industria Química Meda S.A.), situada en Meda a unos 15 kms. de Milán y limítrofe con Seveso.

Esta adquisición se efectúa entre los años 1965 y 1969, fecha en que se convierte en el único propietario de esta fábrica. Es entonces, a partir de 1969, cuando Icmesa comienza a producir de manera creciente triclorofenol (TCP) de alto grado para la elaboración en Givaudan de hexaclorofeno, un desinfectante empleado en la fabricación de jabones medicinales. 

En 1976, siete años después de que Icmesa hubiera comenzado a formar parte del grupo Roche, se produce aquí uno de los mayores accidentes industriales de la historia. 

El accidente 

El viernes 9 de julio de 1976 se procede, como es habitual, a la elaboración de TCP en la fábrica Icmesa. El tanque de reacción de TCP se llena con diversos materiales iniciadores y da comienzo un proceso que finaliza de madrugada, cuando uno de los técnicos da la orden de interrumpir una destilación que no está completada. La última temperatura medida es de 158 ºC, una situación normal ya que la temperatura de trabajo del triclorofenol está entre 150 y 160 ºC. Finalizado el turno de noche, todos los operarios abandonan la fábrica, quedando en el interior de las instalaciones sólo el personal de mantenimiento y limpieza. 

Sobre las doce y media de la mañana del sábado día 10, la brida de una válvula de seguridad del tanque de TCP estalla como resultado de una sobrepresión, causada por una reacción exotérmica (paso de estado líquido a gaseoso con desprendimiento de calor) accidental. Por la válvula se escapa una mezcla química en forma de aerosol que contiene, entre otras sustancias tóxicas, triclorofenato de sodio, sosa cáustica y disolvente. 

La nube tóxica que se origina es impulsada por el viento en dirección sureste a una velocidad de 18 km/h. Esta nube cargada con la peligrosa dioxina TCDD se abate principalmente sobre los términos municipales de Seveso, Meda, Cesano Maderno y Desio, afectando en diferente medida a un total de 1.810 hectáreas de terreno. 

Los directivos de Roche han afirmado hasta el día de hoy que el efecto que produjo la catástrofe de Seveso, esto es, el recalentamiento en el interior del tanque de triclorofenol, era imprevisible por aquél entonces, cuando apenas se conocían la reacciones accidentales de este producto intermedio. Esta excusa constituyó la base de su defensa ante las autoridades civiles y los tribunales de justicia italianos. Sin embargo, otros especialistas argumentan que sí existía una literatura científica entre 1971 y 1974, en la que se incluirían las descripciones de otros accidentes con triclorofenol, siendo el más importante el de Missouri, en Estados Unidos, a principios de los setenta. También se conocían las condiciones bajo las que podría producirse una reacción exotérmica descontrolada hasta alcanzar rápidamente los 410 ºC. Sin embargo, atendiendo a las explicaciones de los directores técnicos de Givaudan e Icmesa, la comisión que se

encargó de investigar las causas del accidente concluyó que era imposible haber previsto este hecho. 

Pero aun en el caso de que lo expuesto por los técnicos de Icmesa fuera cierto, las escasas medidas de seguridad de la planta tampoco estaban preparadas para prevenir el accidente: 

No se había establecido ningún plan de seguridad con las autoridades locales No se había elaborado un análisis de riesgo de los distintos procesos de la fábrica Los controles de todos los procesos de la fábrica se realizaban de forma manual, incluyendo el sistema de refrigeración, que se activaba manualmente El sistema de alarma del reactor no avisaba sobre el aumento de temperatura Los obreros de la fábrica desconocían los riesgos de posibles accidentes y las medidas preventivas 

Actuaciones 

Una de las personas que se encontraba en las instalaciones de la fábrica en el momento de producirse la catástrofe fue el primero en detectar la fuga. Minutos después contacta con uno de los técnicos, el Dr. Clemente Barni, que se apresura a llegar a la planta. Tras algo más de una hora se consigue cerrar la fuga, encendiendo el sistema de refrigeración; pero nada impide que unos 3.000 kgs. de sustancias químicas contaminantes escapen al aire. Seguro de ello, el Dr. Barni inspecciona las áreas próximas a las instalaciones industriales, advirtiendo a cuantos habitantes encontraba que no consumieran o incluso tocaran frutas ni vegetales de la zona, a pesar de no encontrar indicio alguno de contaminación. 

De inmediato se alerta del suceso a la policía italiana, pero el hecho de haberse producido durante el fin de semana dificultó el contacto con las autoridades locales de forma inmediata con objeto de alertar a la población y emprender actuaciones de emergencia. Hasta el domingo día 11 por la mañana el Dr. Paolo Paoletti, Director de Producción de Icmesa, no logra contactar con Herwig von Zwehl, Director Técnico de la misma empresa. Entre ambos establecen un protocolo inicial consistente en concertar entrevistas con el director local de salud de Seveso y Meda y los alcaldes de ambas poblaciones, y recoger muestras del tanque y del área circundante para enviarlos a analizar en los laboratorios que Roche tenía en Suiza. 

Los resultados del análisis de las muestras recogidas por Barni y Paoletti se dan a conocer el 14 de julio, un tiempo relativamente corto. El laboratorio suizo informa que las muestran contienen trazas de la dioxina TCDD, una de las más tóxicas de la familia, aunque sin poderse determinar la cantidad fugada. Esta duda ha permanecido hasta el día de hoy y varía según los expertos entre los 300 grs. y los 130 kgs. Según el Dr. Paolo Mocarelli, médico del hospital de Desio y oficialmente encargado del laboratorio que analizaba los problemas sanitarios de los afectados, determinó que la cantidad total pudo

estar entre los 100 grs. y los 20 kgs. Para hacernos idea de la gravedad del accidente digamos que una dosis de 6 millonésimas de gramo de esta dioxina mata a una rata de laboratorio. 

Con estos datos, las autoridades locales publican al día siguiente decretos (Seveso Nº 43/76 y Meda Nº 2/76) en los que se citan las áreas contaminadas y prohibiendo el consumo de frutas y hortalizas procedentes de estas áreas, pero se descartan las medidas de evacuación de la población, desoyendo los consejos de los técnicos. Este mismo día 15 empiezan a aparecer los primeros síntomas de inflamación cutánea aguda entre los miembros de los hogaress más próximos; entre 12 y 16 niños tienen que ser hospitalizados. 

Los días van transcurriendo y aún no se ha tomado ninguna medida de control de la contaminación ni de protección para la población salvo la prohibición del consumo de frutas y vegetales locales. Entre los días 17 y 20 de este mes, es decir, una semana después del escape tóxico, se consigue reunir la documentación sobre la toxicidad del TCDD, los métodos para la detección de la dioxina y el mapa detallado del área contaminada. Además se mantienen contactos entre Roche y otras empresas que han sufrido accidentes con TCP en el pasado para solicitar información sobre la dioxina y sus posibles efectos: Coalite (Gran Bretaña), BASF (Alemania Occidental), Philips-Duphar (Holanda), Chemie Linz (Austria) y Dow Chemicals (Estados Unidos). Toda esta información junto con la recomendación de evacuar a la población se le hace llegar a las autoridades sanitarias, que descartan asumir otro tipo de medidas que las ya emprendidas, entre ellas el cierre oficial de la fábrica, el sellado del Edificio B, lugar donde se originó el escape de Icmesa, el consumo de productos hortofrutícolas y el arresto de los directores técnicos y de producción de la empresa, Herwig von Zwehl y Paolo Paoletti respectivamente, para evitar su fuga del país. No es hasta dos semanas después de la catástrofe cuando el gobierno italiano ordena finalmente la evacuación de la población en toda la zona afectada, que es realojada en hoteles. El 25 de julio comienza este éxodo entre las más estrictas medidas de control con el fin de evitar una mayor dispersión de la dioxina; para entonces ya han muerto envenenados 3.300 animales pequeños. 

Se elabora una zonificación del área contaminada, dividiéndola en tres partes: la zona A es la más contaminada con unos 50 µg/m2 (microgramos por metro cuadrado), la zona B es la segunda más afectada con 5 a 50 µg/m2, y la zona R, donde se hallan menos de 5 µg/m2. En la zona A, 736 personas resultaron gravemente afectadas, en la zona B resultaron afectados en menor grado 4.613 habitantes y en la zona R, 30.774. 

Las medidas sanitarias entran en funcionamiento a principios de agosto. Toda la población afectada, empezando por los evacuados, son sometidos a análisis clínicos y tratamientos específicos que continuarían durante los siguientes 15 ó 20 años. 

A partir de aquí se crea la Comisión Cimmino con el objetivo de devolver a la zona afectada a su estado primitivo empleando complicadas y costosas medidas de

descontaminación. 

Efectos sobre el medio ambiente 

La nube tóxica de Seveso se esparció por 1.810 hectáreas de un espacio casi deshabitado. El viento reinante favoreció su dispersión, evitando con ello que la dioxina alcanzara mayor índice de concentración en un espacio más reducido si no hubiera soplado viento alguno. 

Aunque en las horas inmediatas al accidente no se apreciaron signos visuales de contaminación, tres días más tarde, el 13 de julio, se observa que algunos animales pequeños (conejos, pájaros y aves de corral) han muerto. A finales de julio han perecido ya 3.300 pequeños animales silvestres y de granja, envenenados por el agente tóxico. Para evitar la propagación del contaminante en la cadena trófica y alimentaria se decreta una cacería de emergencia en el entorno rural y el sacrificio de los animales domésticos. Hasta 1978, la cifra de animales sacrificados ascendió a unos 77.000 u 80.000 animales.

Seveso, Desio, Cesano Maderno y Meda fueron los cuatro municipios más perjudicados por el escape; otros municipios próximos como Bovisio o Barlassina apenas sintieron el impacto. Los análisis del suelo efectuados en estas zonas detectaron entre 0,9 µg/m2 en las zonas menos contaminadas hasta los 580,4 µg/m2 en el área más rociada por la nube, pasando por los 270 µg/m2 hallados en determinados sectores de la zona B, donde vivía el 67% de la población total evacuada. Durante el año siguiente a la catástrofe se llegan a efectuar unos 7.000 análisis del suelo, con el objetivo de comprobar la evolución del proceso de eliminación mecánica de la dioxina. Este proceso de descontaminación consistió en descarnar con palas excavadoras entre 25 y 40 cms. de superficie del terreno según la penetración máxima del TCDD en cada zona. En la zona A se llegó a excavar hasta los 40 cms de profundidad y los materiales se fueron almacenando en dos depósitos subterráneos especialmente diseñados y construidos en la zona A con capacidad para 85.000 y 160.000 m3, es decir, un total de 225.000 m3. Este método logró eliminar hasta el 90% de la dioxina liberada por Icmesa. 

Los edificios enclavados en las 110 hectáreas correspondientes a la zona A, la más gravemente dañada, tienen que ser demolidos y sus escombros son arrojados a los depósitos construidos para tal fin. Fuera de esta zona, 112 casas con sus correspondientes huertos y alrededores son descontaminados empleando sofisticados equipos de succión de polvo y agua para los recintos interiores y soluciones jabonosas especiales para el exterior. La vegetación es arrancada y el agua contaminada se almacena en contenedores. 

Todos estos trabajos culminan cuatro años después de aquel 10 de julio de 1976. En 1984 toda la zona A presentaba el aspecto de un desierto, sin construcciones, sin vida animal, sin vegetación y con toda la superficie removida. Por ello, dentro de las medidas

de regeneración del territorio, se determinó la creación de un fabuloso parque donde la contaminación había tenido mayor impacto, llamado Bosco delle Querce. Bajó él se hallan enterrados los depósitos que contienen los 225.000 m3 de restos de suelo contaminado por la dioxina, incluyendo los escombros de la fábrica y de otras edificaciones, más los cadáveres de los 77.000 animales sacrificados. Los animales silvestres también han vuelto a estas tierras. 

Los daños a la salud 

Los primeros efectos perjudiciales para la vida humana causados por el accidente químico de Seveso aparecieron el día 14 de julio, cuatro días después de producirse. Entre 12 y 16 niños tienen que ser hospitalizados, aquejados de inflamaciones cutáneas agudas. Estos fueron las primeras víctimas de las casi 37.000 personas que resultaron directamente expuestas a la dioxina. No obstante, como medida preventiva, un total de 220.000 personas fueron sometidas a un programa de observación sanitaria sistemática que se prolonga durante 15 años. 

La nube tóxica de Seveso causó 447 casos de quemaduras químicas agudas y 193 casos de cloracné, que cicatrizaron con el paso del tiempo. Casi 30.000 muestras de sangre fueron guardadas en un frigorífico por el Dr. Paolo Mocarelli, director de laboratorio del hospital de Desio, tomadas desde los primeros momentos de la catástrofe. Esta actuación resultó muy valiosa para el mundo científico, ya que en las fechas del accidente apenas se contaba con información acerca de los daños a la salud del TCDD ni con los conocimientos técnicos para analizar las concentraciones de dioxina. 

Las secuelas tardías de la exposición al agente tóxico fueron aún peores que los efectos inmediatos en la piel. Las víctimas de Seveso han padecido alteraciones y desórdenes en los sistemas inmunológico, nervioso y cardiovascular. La propia sensación de angustia, ansiedad y estrés provocó un ligero aumento de las enfermedades coronarias y de la muerte por fallo cardíaco en los 15 y 20 años siguientes a la catástrofe. 

Otra de las secuelas tardías son las de tipo ginecológico. Ante la posibilidad de que las mujeres en estado de gestación pudieran alumbrar hijos con malformaciones congénitas, el gobierno italiano permitió el aborto voluntario de las mujeres embarazadas en el momento de la catástrofe. Siete años después se observa que la proporción de nacimientos masculinos y femeninos (28 frente a 46 respectivamente) está alterada entre los nacidos de padres expuestos a la sustancia química; lo normal sería que la proporción fuera pareja en esa área de población. Es la primera vez, en un accidente con TCDD que se verifica una feminización del sexo de los neonatos. Sin embargo, también queda comprobado que esta alteración no se produce en la cadena de ADN sino en el proceso de desarrollo del embrión, ya que sólo tiene lugar cuando es la madre la expuesta y no cuando lo es sólo el padre. 

Las dioxinas tienen también propiedades carcinogénicas. Datos epidemiológicos han demostrado que algunos tipos de cáncer se han incrementado en un 40% entre los individuos expuestos a dosis elevadas. En el caso de Seveso, se ha observado un ligero incremento de tumores raros y de linfomas, y, por el contrario, una disminución de los tipos de tumores más comunes. Esto sugiere la existencia de un vínculo directo entre la dioxina y el cáncer. 

Por último cabe destacar también que el escape tóxico de Icmesa causó trastornos en el sistema inmunológico, cuyo efecto también se asocia a las dioxinas. Los afectados son más propensos a contraer enfermedades debido al bajo nivel o debilidad de sus defensas. 

Las dioxinas 

Las dioxinas son sustancias químicas cloradas, es decir, aquéllas donde el cloro (Cl) forma parte de su composición molecular, y que son altamente tóxicas para los animales, el ser humano, la atmósfera y el suelo. Además de este carácter nocivo para la vida, su presencia activa puede prolongarse en el tiempo durante años e incluso décadas, lo que obliga a realizar un seguimiento permanente sobre sus efectos. 

Todos los procesos industriales que emplean cloro o productos clorados, o en procesos de combustión donde el cloro se halla presente, son susceptibles de generar dioxinas que luego son liberadas al medio ambiente a veces de manera invisible. El único caso en que se han fabricado de forma deliberada ha sido para la fabricación de armamento destinado a la guerra bacteriológica o química, uno de cuyos exponentes más conocidos es el Agente Naranja o Gas Naranja (Orange Agent), empleado en la Guerra de Vietnam. Fuentes de liberación de dioxina son, además de la producción de cloro, la fabricación de PVC, plaguicidas y herbicidas, disolventes, el blanqueo con cloro de pasta de papel, la incineración de residuos sólidos urbanos (RSU), la combustión en vertederos, la incineración de residuos en cementeras y las de residuos industriales y hospitalarios, y el reciclaje y fundición de aluminio, acero y automóviles. No obstante, las dioxinas, a pesar de ser principalmente subproductos de procesos industriales, también pueden resultar de procesos naturales como las erupciones volcánicas y los incendios forestales, pero siempre está presente en ellos el cloro. 

Procesos industriales 

Industria química Industria del papel y de la pulpa de papel Fabricación de PVC Industria del asfalto Industrias metalúrgica y siderúrgica Industria del cemento 

Combustión de combustibles fósiles Estufas y hornos de leña Calefacción de hogares Incendios de automotores, edificios y rellenos Cenizas de hornos, calderas, etc Incineración 

Incineración de residuos industriales Incineración de residuos hospitalarios Incineración de residuos sólidos urbanos (RSU) Hornos crematorios Tráfico vehicular Nafta con plomo Fuel-Oil de baja calidad Reciclaje y fundición de aluminio, acero y automóviles Pesticidas Herbicidas Antisépticos Conservadores de madera Compost Procesos naturales 

Erupciones volcánicas Incendios forestales Cuadros con fuentes potencialmente generadoras de dioxinas 

Entre todas las variantes de dioxinas, el TCDD (TretraCloro-Dibenceno-para-Dioxina), compuesto por 2, 3, 7 u 8 átomos de cloro, es la forma más tóxica de todas. La exposición humana a esta sustancia se la ha relacionado siempre con los casos de cáncer y tumores, pero estudios realizados en la última década del siglo XX también hablan de alteraciones en el desarrollo y en los sistemas reproductor, inmunológico y hormonal. En este sentido, altos niveles de dioxina pueden generar los siguientes efectos para la salud: 

Cáncer Sistema reproductor masculino Disminución del número de espermatozoides Atrofia testicular Alteraciones en los niveles hormonales Feminización Sistema reproductor femenino Cambios hormonales Disminución de la fertilidad Abortos prematuros(1) Efectos en fetos 

Alteraciones en el sistema reproductor (feminización) Problemas neurológicos y de desarrollo Alteraciones cutáneas Cloracné o acné clórica Hiperpigmentación Hirsutismo Cambios metabólicos y hormonales Aumento del riesgo de diabetes Pérdida de peso Cambios en las hormonas tiroideas Daños en el sistema nervioso Aumento de la irritabilidad Disminución del desarrollo intelectual Daños hepáticos Alteraciones en el sistema inmunológico (1) No se producen por alteración del ADN sino en el proceso de formación del embrión. 

Debido a su gran estabilidad química, las dioxinas son difíciles de eliminar, no se degradan y se acumulan en los tejidos grasos, ya que se trata de una sustancia liposoluble. El mejor método aplicado hasta el momento para su destrucción es la incineración a altas temperaturas, por encima de los 850 ºC y preferiblemente superiores a los 1.000 ºC en los casos de alto nivel de contaminación. De hecho, los 41 barriles de residuos contaminados procedentes de la planta de Seveso fueron incinerados en unas instalaciones especiales de Ciba-Geigy a una temperatura media de 1.140 ºC en la cámara de combustión, correspondiendo a 1.530 ºC en el horno giratorio. 

Cloracné 

La nube tóxica cargada de la dioxina TCDD fugada de la planta italiana Icmesa, propiedad de Hoffmann-La Roche, provocó entre la población cercana 447 casos de quemaduras químicas y otros 193 casos de cloracné. 

El cloracné o acné clórica es un trastorno cutáneo caracterizado por la presencia de "comedones" (o bultos de materia grasa conocidos comúnmente como espinillas), pústulas y pequeños quistes de color cuero o pajizo de entre 1 mm. y 1 cm. de diámetro, asociados a esos comedones. Estas lesiones afectan predominantemente a los brazos, cara y cuello de las personas expuestas a compuestos clorados y herbicidas; se concentran sobre todo en las mejillas, hombros, detrás de las orejas y en las ingles. Cuando la exposición al agente causante de estas erupciones negruzcas cesa, la piel va recuperándose lentamente, pudiendo quedar alguna cicatriz del padecimiento en los casos más graves, aunque no necesariamente. 

Además de estas afecciones cutáneas, el cloracné puede producir otra serie de efectos

secundarios como son: 

Aumento de sudoración en las manos y las plantas de los pies (hiperhidrosis) Porphyfia cutanea tarda (pigmentación y aumento del crecimiento del vello o hipertricosis) Cansancio o fatiga Neuropatía y encefalopatía Hiperlipidemia o altos niveles de grasa circulante en sangre Impotencia El cloracné es el único efecto humano asociado a la exposición a la dioxina; su aparición es considerada como un signo clínico de exposición y una evidencia que confirma la presencia del contaminante en la atmósfera. Dada su persistencia y su resistencia a los habituales tratamientos del acné común, las lesiones tardan años en desaparecer por completo, alcanzando incluso los 25 ó 30 años. Algunos afectados por cloracné de Seveso se recuperaron por completo después de haber sido tratados clínicamente durante 20 años. 

 

 

 

 

 

9.El mal de Minamata: Desde el año 1956 los habitantes del pueblo japonés de Minamata comenzaron a sufrir un extraño mal que luego se reveló era causado por la ingesta de productos del mar que vivían en aguas contaminadas por los desechos de las industrias locales. 

Minamata era un pueblo pesquero japonés pero que contaba con una gran industria llamada Chisso Corporation. La planta comenzó sus operaciones en los años ’30 pero no fue hasta mediados de los ’50 que se comenzaron a detectar degeneraciones del sistema nervioso. La causa aún permanecía desconocida... pero por poco tiempo. Inicialmente se vio efectos en los gatos que “enloquecían” y se tiraban al mar. A ellos siguieron otros animales como aves, cerdos, perros, pulpos, etc. Al poco tiempo se detectó el primer caso en humanos en una niña de 5 años, perfectamente saludable hasta entonces. Muchos niños fueron diagnosticados luego y la pregunta que se hacían era: ¿será contagioso? Al poco tiempo se dieron cuenta que la Chisso era la responsable del problema debido a que había estado liberando compuestos de mercurio desde 1932. Cada vez más personas sufrían de envenenamiento con metilmercurio (derivado del mercurio) al

consumir pescados contaminados. Pero te preguntarás porqué tardaron tanto en aparecer los síntomas... ¿cómo puede ser que estuvieran contaminando por tantos años y luego de 20 años recién se viera el problema? Ocurre que antes había cosas que no sabíamos del ambiente y que aprendimos de la manera más difícil... con el "Mal de Minamata". Antes se pensaba que si se liberaba al ambiente una sustancia contaminante, pero esta no podía ser absorbida por los seres vivos, entonces no había inconveniente alguno en contaminar. Lo que pasa es que el ambiente muchas veces hace cosas con los contaminantes, los trasforma... y lo que antes no era posible que ingresara a los peces y animales, luego de algunos procesos naturales, puede dañar. ¡Y estos procesos pueden tardar muchos años! Pero eso no es todo. Aprendimos que muchos contaminantes, como los metales pesados (y el Mercurio es uno de ellos) tienen la capacidad de "quedarse" en el cuerpo, como si estuvieran atrapados. Entonces cuando una persona come un pescado, este ha acumulado gran cantidad de mercurio a lo largo de su vida. El mercurio que contenía el pescado pasa a retenerse en el cuerpo de esa persona. Luego de muchos pescados te podrás imaginar que la cantidad de contaminante en el cuerpo hace que este se enferme... y mucho. Lo peor de todo es que luego de descubrir que las descargas de la empresa estaban enfermando a la población, esta negó que así fuera (contra toda prueba científica que indicaba lo contrario) y continuó contaminando por varios años más. La corte determinó que desde 1932 hasta 1968 la empresa liberó al ambiente cerca de 27 toneladas de compuestos de mercurio en la Bahía de Minamata en Japón. Cerca de 3000 personas sufrieron directamente por la acción irresponsable de la empresa. 

 

 

 

10.Three Mile Island: el peor desastre nuclear de los Estados Unidos. Si bien nadie murió en 1979, este incidente dejó en claros los temores de la población frente a la energía nuclear y del porqué ¿nuclear?, no gracias 

 

La planta fue construida inicialmente por General Public Utilities Corporation, posteriormente redenominada GPU Inc., ocupándose de su funcionamiento Metropolitan Edison Company (Met-Ed), una subsidiaria de GPU. Como consecuencia del accidente del TMI-2, la planta fue transferida, tanto la propiedad como su funcionamiento a una nueva compañía subsidiaria, GPU Nuclear (GPUN). GPUN siguió haciendo funcionar la Unidad 1 hasta que en 1998 la vendió a AmerGen Energy Corporation, una joint venture de Philadelphia Electric Company Energy Inc. (PECO Energy) y British Energy Group Plc. La participación de PECO en AmerGen fue heredada por Exelon Corporation en 2000, cuando está compañía se fundó con la fusión de PECO y Unicom Corporation. Exelon adquirió la participación de British Energy en AmerGen en 2003, y transfirió la propiedad directa de la planta y su funcionamiento a la unidad de negocios de Exelon Nuclear. La dañada y desactivada Unidad 2 continuó en propiedad de GPU hasta 2001, cuando GPU fue comprada y absorbida por First Energy Corporation. First Energy sigue teniendo la propiedad de TMI-2, pero ha subcontratado el mantenimiento y gestión del emplazamiento a AmerGen Energy de 2001 a 2003, y a Exelon Nuclear desde 2003. En octubre del 2009 el Governmental Nuclear Regulatory Commission (NRC), autorizó la renovación de su licencia de explotación hasta el 19 de abril de 2034. 

 

TMI-1 es un reactor de agua presurizada de 816 Mwe suministrado por Babcock and Wilcox. Entró en funcionamiento el 19 de abril de 1974, y está autorizada a funcionar hasta el 19 de abril de 2014. Cuando el TMI-2 padeció su fusión en 1979, TMI-1 estaba desconectada para repostar combustible. Volvió a entrar en funcionamiento en octubre de 1985, después de unas cuantas complicaciones técnicas, legales y reglamentarias. En 2003, TMI-1 generó 6.197.031 MWh de electricidad con un factor de capacidad del 86,5%. 

Unidad Dos TMI-2 también fue suministrada por Babcock and Wilcox, y entró en funcionamiento en diciembre de 1978. Estuvo en funcionamiento sólo 90 días antes de que fuera afectada por una pérdida de refrigerante que causó una fusión parcial del núcleo del reactor el 28 de marzo de 1979. Este accidente nuclear fue el más grave registrado hasta el de Chernóbil, y aunque no hubo daños a la población civil a corto ni a largo plazo, tuvo

grandes consecuencias en la percepción de la energía nuclear y en el diseño de los reactores nucleares de tercera generación.