LÓGICA FORMAL Y LÓGICA INFORMAL.pdf

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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Sistema de Informacin Cientfica

    Cham Perelman

    LGICA FORMAL Y LGICA INFORMAL

    Praxis Filosfica, nm. 25, julio-diciembre, 2007, pp. 139-144,

    Universidad del Valle

    Colombia

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    Praxis Filosfica,

    ISSN (Versin impresa): 0120-4688

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    TRADUCCIN.............................................................................................................

    LGICAFORMALYLGICAINFORMAL*

    Cham Perelman

    Traduccin:Pierre Angelo Gonzlez

    Apesar que la idea de una lgica formal es conocida desdeAristteles, es bajo lainfluencia de los lgicos matemticos que se generaliza, desde mediados del sigloXIX, la idea de que lgica y lgica formal son sinnimos, eliminando as toda con-cepcin de una lgica informal. El padre Bochenski, uno de los representantes deesta tendencia, la ha expresado en un reciente coloquio realizado en Roma en 1976sobre el tema de la lgica moderna. En una comunicacin intitulada The GeneralSense and Carcter of Modern Logic,1 Bochenski identifica la lgica moderna(ML) con la lgica formal y reconoce en laML tres principiosmetodolgicos: el usode una lengua artificial, el formalismo y el objetivismo.Bochenski insiste sobre los grandes progresos que introduce el recurso a una

    lengua artificial que permite eliminar los equvocos, ambigedades y controversias,que son difcilmente evitables cuando se trata de lenguas naturales.En efecto, la condicin fundamental en la construccin de una lengua artificial es

    que cada signo tenga uno y solamente un sentido, al igual que cada expresin bienconstruida. El objetivismo al cual hace alusin, presupone que la lgica moderna nose ocupa ms que de propiedades objetivas, verdad, falsedad, probabilidad, necesi-dad, etc., independientes de la actitud de los hombres, de lo que piensan o creen. Lomismo ocurrir con los axiomas del sistema, enumerados al comienzo, as como lasreglas de sustitucin y de deduccin que indican cules son las operaciones permi-tidas, conformes a las reglas, y que permiten distinguir una deduccin correcta deuna incorrecta.

    * Texto indito de una conferencia pronunciada por Ch. Perelman el 23 de febrero de 1981 enel seminario de Maurice Loi en la Escuela Normal Superior de Pars; Logique formelle etlogique informelle impreso enDe laMetaphysique a la Rhetorique, edited byMichelMeyer,Bruxelles, Editions de LUniversit de Bruxelles, (Belgique), 1986. pp. 15-21. Esta traduc-cin de Pierre ngelo Gnzalez, Profesor de Semitica, LgicaArgumental y Epistemologa,UniversidadAutnoma de Occidente, fue presentada en el seminario permanente del Grupode InvestigacinAnaltikos y constituye un insumo en la investigacin sobre El sentido dela Formacin humanstica y las exigencias de la educacin basada en competencias, pro-yecto aprobado en la Convocatoria interna para proyectos de investigacin y creacin arts-tica y humanstica de la Vicerrectora de Investigaciones, Universidad del Valle, 2007.1 En el volumen Modern Logic, editado por E.Agazzi, Redle, Dordrecht, 1980, pp. 3-14.

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    Cada sistema formal ser, limitado en sus posibilidades de expresin y de demos-tracin de suerte que, una lengua artificial dada, no permite decirlo todo; un conjun-to de axiomas y de reglas de deduccin dado, debe admitir, al menos si el sistema escoherente, la existencia de proposiciones indecidibles, es decir, de proposicionesque no puedo demostrar ni negar.Por estas diversas exigencias, un lenguaje artificial y un sistema formal se oponen

    tanto a las caractersticas de una lengua natural como a las de un sistema no formal,como ocurre en un sistema de derecho moderno.Una lengua natural es un instrumento de comunicacin, en principio universal.

    Ella debe ser capaz de comunicar no importa cul idea. Las condicionesmetodolgicasde una comunicacin sensata priman sobre toda otra consideracin, tal como launivocidad de signos utilizados. De este modo se presume que lo que decimos noes incoherente ni carece de inters. En relacin con el clebre fragmento deHerclitoNos baamos y no nos baamos dos veces en el mismo ro, nuestra primerareaccin no es creer en la incoherencia de Herclito: se buscams bien interpretar loque nos dice a fin de asignarle un sentido aceptable, por ejemplo, sealando laambigedad de la expresin el mismo ro, que se refiere tanto a las riberas como alas aguas que corren. Para conservar la idea de comunicacin sensata, se renunciaa la hiptesis de la univocidad de las palabras empleadas.As, cuando en Csar, la clebre pieza de Pagnol, el autor hace decir a Panisse

    sobre su lecho de muerte: Morir no me preocupa. Pero me apena abandonar lavida, estamos obligados, para comprender a Panisse, no tratar morir y abando-nar la vida como sinnimos, a pesar de que esto es lo que nos ensean los diccio-narios.Cuando decimos una perra es una perra, los asuntos son los asuntos, nadie

    interpretar estas expresiones como aplicaciones del principio de identidad, salvoen un curso de lgica; para que alguien se tome la molestia de expresar tales ideas,es necesario que ellas comuniquen otra cosa que una tautologa.Recuerdo una ancdota. Los padres han venido a la estacin a esperar el regreso

    del extranjero de su pequeo despus de una larga ausencia. Cuando el nio apare-ce en la portera, el padre no puede contener las lgrimas de la emocin.Al ver esto,la madre exclama: Ahora veo que no solamente una madre es un madre, sino tam-bin que un padre es un padre. Si la madre haba tenido que esperar esta ocasinemotiva para admitir que un padre era un padre, este enunciado no puede sertautolgico.Hay otras situaciones que nos imponen interpretar un texto de manera no habi-

    tual. Se conoce el pensamiento de Pascal Cuando la palabra de Dios que es verda-dera, es falsa literalmente, es verdadera espiritualmente.2 Para conservar la verdaddel texto sagrado, Pascal nos recomienda descartar el sentido literal. As mismo enDerecho, se opondr a la letra el espritu de la ley, con el fin de dar al texto unainterpretacin aceptable.

    2 Pascal Pensamientos 555 (31). En Luvre, Bibl. de la Pliade, p. 1003.TRADUCCI

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    La posibilidad de acordar a unamisma expresinmltiples sentidos, en ocasionesenteramente nuevos, de recurrir a metforas, a interpretaciones controvertidas, estligado a las condiciones de empleo del lenguaje natural. El hecho de que estoconduzca a menudo a nociones confusas, que dan lugar a mltiples interpretacio-nes, a varias definiciones, nos obliga muchas veces a efectuar elecciones, decisio-nes que no necesariamente coinciden. De all la obligacin tan frecuente de justifi-car estas elecciones, de explicar tales decisiones.En derecho, la mayora de las veces, contrariamente a lo que ocurre en un sistema

    formal, el juez est obligado, almismo tiempo, a tomar una decisin y a justificarla. Elclebre artculo 4 del Cdigo Napolenico proclama, en efecto, que el juez querechazara juzgar bajo pretexto del silencio, de la oscuridad o de la insuficiencia de laley, ser culpable de denegar justicia. Cuando el texto le parece, a primera vista,presentar una laguna, una antinomia o una ambigedad, debe interpretar el sistemacon los medios tcnicos de razonamiento jurdico, a fin de encontrar una solucin yjustificarla. En todos estos casos deber recurrir a la lgica informal, que es la lgicaque justifica la accin, que permite zanjar una controversia, tomar una decisinrazonable.Es as queAristteles haba opuesto a los razonamientos analticos, los silogismos

    como tal, los razonamientos dialcticos, es decir, aquellos que surgen en los deba-tes y en las controversias de toda ndole, cuando se trata de derivar la opininrazonable ().Cuando la lgica formal es la lgica de la demostracin, la lgica informal es la de

    la argumentacin. Cuando la demostracin es correcta o incorrecta, valorada en elprimer caso y sin valor en el segundo, los argumentos sonms omenos fuertes, msomenos pertinentes, ms omenos convincentes. En la argumentacin no se trata demostrar, como en la demostracin, que una cualidad objetiva, como la verdad, pasede las premisas a la conclusin, sino si es permitido admitir el carcter razonable,aceptable de una decisin, a partir de lo que el auditorio admite ya, a partir de tesisa las cuales adhiere con intensidad suficiente. El discurso persuasivo apunta, a unatransferencia de adhesin de una cualidad subjetiva que puede variar de espritu aespritu.Esta es la razn, entre otras, por la cual la falta de razonamiento llamada peticin

    de principio es una falta de argumentacin, pues ella supone admitir una tesisdiscutible. Por el contrario, el principio de identidad, si p, entonces p, lejos de seruna falta de razonamiento, es una ley lgica que ningn sistema formal puede des-conocer.Un sistema formal nos muestra cules son las consecuencias derivadas de los

    axiomas, a saber, que stas sean consideradas como proposiciones evidentes ocomo simples hiptesis convencionalmente admitidas. En un sistema formal losaxiomas nunca son objeto de discusin; son considerados verdaderos, objetiva-mente o por convencin.No es as en la argumentacin, donde el punto de partida debe ser admitido por el

    auditorio que se quiere persuadir o convencer con su discurso. Las tesis inicialesconsisten en lugares comunes, es decir, en proposiciones comnmente admitidas,en proposiciones de sentido comn o tesis no discutidas en una disciplina particu- PR

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    lar. A veces, como en los dilogos socrticos, el orador se asegura, de maneraexpresa, de la adhesin del interlocutor a las tesis sobre las cuales funda su argu-mentacin.Pero contrariamente a los axiomas, que no dan lugar a controversia en el sentido

    del sistema, los lugares comunes, sobre los cuales existe un consenso general,conciernen a nociones vagas, confusas, controvertidas y de las que no es posiblededucir consecuencias sin aclararlas previamente. Es as que todo el mundo estarde acuerdo sobre el hecho de que la libertad vale ms que la esclavitud, que esimportante buscar la justicia o el bien comn; pero, para derivar una lnea de con-ducta particular, ser necesario precisar lo que se entiende por estas tesis que, alcomienzo, parecen indiscutibles. Por otra parte, los lugares comunes, que son su-puestamente admitidos al comienzo, y que nadie discute cuando se presentan aisla-damente, pueden dar lugar a incompatibilidades. Qu hacer cuando la bsquedadel bien comn se opone a la realizacin de la justicia, almenos en un primermomen-to? Algunos dirn que el bien opuesto a la justicia no es ms que un bien aparente;otros dirn que el bien comn se opone a una justicia aparente. Cmo decidir cules el valor autntico y aquello que es slo ilusin? Se trata de dar a un conceptohabitual un sentido nuevo, mejor adaptado a la situacin. Pero este cambio desentido no puede hacerse sin razn, pues contrariamente al sentido habitual admi-tido, y que es el presunto sentido, el cambio de sentido debe ser justificado. Es aquien se opone al sentido habitual que incumbe la carga de la prueba.Esta nocin de carga de la prueba, desconocida en lgica formal, como es desco-

    nocida la nocin de presuncin, es tomada en prstamo del Derecho, donde elladispensa de la prueba de hecho. Es as que la presuncin de inocencia impone lacarga de la prueba a aquel que quiere apelarla. Asimismo, cuando el esposo de lamadre se presume ser el padre del nio, no debe pasar por la prueba de la paternidad.Esta nocin de presuncin, con la nocin correspondiente de carga de la prueba

    es de uso corriente en el dominio de las normas y valores. Y esto explica, como lo hamostrado P. Day en su conferencia Presunciones,3 el pluralismo filosfico. Desdeel momento en que adherimos a un principio o a un valor, no tenemos que justificarlo que es conforme, sino nicamente el comportamiento que lo viola o se opone.Day distingue tres actitudes, a las que califica de conservadora, liberal y socialista,cada una caracterizada por su adhesin a principios y valores diferentes. De estemodo, la presuncin conservadora favorece lo que es, y ella se manifiesta por laregla segn la cual el cambio, en todos los casos, siempre, y en todo, exige unajustificacin. Asimismo, ella es conforme a los precedentes, a la costumbre o a latradicin, no tiene que justificarse, pero toda desviacin deber ser justificada. Lapresuncin liberal est muy bien expresada en esta frase de J. St. Mill (On Liberty,Cap. V): dejar hacer a la gente lo que quiere siempre es mejor, ceteris paribus, quecontenerla. La libertad va de suyo, slo la limitacin de la libertad exige una justi-ficacin. Isaah Berlin expresa la presuncin socialista cuando escribe: La igualdad

    3 Publicado en lasActas del XIV Congreso Internacional de Filosofa, Herder, Viena, 1970,vol. V, pp. 137-143.TR

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    no necesita razones, slo la desigualdad lo requiere (Equality, Proceedings ofAristotelian Society, 56, 1955-1956, p. 305).Mas se puede generalizar su tesis: aquelque se ajusta a la regla de oro, como el imperativo categrico o el principio utilitaris-ta, no tiene que justificar su conducta. Esto no significa que aquel que viole uno delos principios deba justificarse. La existencia de estos diversos principios, quepueden tambin entrar en conflicto en situaciones concretas, explica la diversidadde las filosofas, cada una insertndose en una corriente de opinin que es general-mente admitida en un medio y en un tiempo determinado. Se ve as que la lgicainformal, al apoyarse sobre hechos, principios, opiniones, lugares y valores admiti-dos por el auditorio, es necesariamente situada, y por esto no puede pretender laobjetividad de la lgica formal.Pero, en este caso, el criterio al cual debe someterse la lgica informal consiste

    nicamente en la eficacia, en el hecho de persuadir al auditorio al cual el discurso sedirige? sta era la grave objecin de Platn contra los sofistas y los demagogosquienes, utilizando medios indignos para un filsofo, como la mentira y el halago,pretendan ganar la adhesin de una masa ignorante. A esta objecin que Platnpresenta en el Gorgias, opone, en el Fedro, otra retrica que sera digna de unfilsofo, aquella que podra convencer a los dioses mismos (273e). En otros trmi-nos, la eficacia de un discurso persuasivo no basta para garantizar su valor. Como laeficacia es funcin del auditorio, la mejor argumentacin es aquella que podraconvencer al auditorioms exigente, ms crtico, mejor informado, como sera aquelconstituido por los dioses o por la razn divina. Es as que la argumentacin filos-fica se presenta como un llamado a la razn, que yo traduzco en el lenguaje de laargumentacin, o aquel de la nueva retrica, como un discurso que se dirige alauditorio universal. Una argumentacin racional se caracteriza por una intencin deuniversalidad, que aspira a convencer, es decir, a persuadir un auditorio que, en elespritu del filsofo, encarna la razn. Mientras que una demostracin formal esvlida, en la medida que ella es conforme a criterios puramente formales, no sepuede hablar de validez de una argumentacin en un razonamiento no formal. Enefecto, una argumentacin nunca es exclusiva pues permite siempre una argumen-tacin en sentido opuesto. De all el principio fundamental del procedimiento judi-cial segn el cual el hecho siempre implica la parte contraria. Sin embargo no esporque los argumentos existan a favor de la tesis, o a favor de la anttesis, que estosargumentos tienen el mismo valor. Cmo apreciar al valor de los argumentos? Estodepende de la filosofa y metodologa adoptada.As, el utilitarismo toma en cuentaesencialmente el valor de las consecuencias, el aristotelismo valora lo que es con-forme a la esencia, el neoplatonismo se funda sobre una jerarqua ontolgica, etc.Pero cada una de estas concepciones admite la regla de justicia formal segn la cuales necesario considerar de la misma manera situaciones semejantes. Aquel que haadmitido en un caso el valor de una argumentacin deber, ceteris paribus, admitirel valor de esta misma argumentacin en un caso esencialmente semejante. Estaregla justifica la conformidad a los precedentes, no solamente en Derecho, sinotambin en todamateria. Es tambin la que permite elaborar unametodologa propiaen cada disciplina.

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    Una ltima cuestin: se pueden formalizar las tcnicas argumentativas? Se po-dra intentar reducir los argumentos, mediante ciertas convenciones previas, a unclculo de probabilidad. Y hay casos en los que es posible, sin ninguna dificultad,ponerse de acuerdo sobre tales convenciones. Pero esto supone siempre un acuer-do sobre las nociones utilizadas. No obstante, cuando el desacuerdo recae sobreellas, lo que es el caso de las nociones fundamentales de la filosofa, como la reali-dad, la libertad, la justicia, el bien, tal reduccionismome parece imposible.Valindo-se de tcnicas de argumentacin, la filosofa se propone presentar una visin razo-nable del hombre en sus relaciones con la sociedad y el universo, que no me parecereductible a la visin que sera ms probable y porque, por otra parte, toda filosofaoriginal es acto de libertad.

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