locos-criminales-psiquiatras.pdf

download locos-criminales-psiquiatras.pdf

of 8

Transcript of locos-criminales-psiquiatras.pdf

  • 7/27/2019 locos-criminales-psiquiatras.pdf

    1/814 topos

    La intervencin de los psiquiatras como peritosforenses ante los Tribunales de Justicia, en

    aquellos casos en los que era necesario dilucidarel estado mental del acusado, ha sido considera-da por diversos autores como un factor impor-tante en el proceso de legitimacin y consolida-cin de la medicina mental. Las causas criminalesse convirtieron, a lo largo del siglo XIX, en una

    excelente oportunidad para que los alienistas sepostularan, no solo ante los jueces sino ante laopinin pblica, como los nicos expertos capa-ces de decidir si un procesado estaba o no afec-tado de un trastorno mental, as como para pre-sentar a la nueva ciencia psiquitrica como unelemento indiscutible de progreso.

    Durante la primera mitad del siglo XIX tuvo lu-gar, particularmente en Francia, un notable acer-camiento entre mdicos y juristas, de modo que

    las opiniones de aquellos empezaron a ser tenidasen cuenta en el campo legal. En la obra colectivaMoi, Pierre Rivire..., cuya lista de firmantes estencabezada por Michel Foucault1, se seala la im-portancia que este proceso tuvo en el juicio cele-brado en 1835 contra Pierre Rivire. En su trans-curso, una junta mdica que agrupaba a alienistasy mdicos legistas de la talla de Esquirol, Orfila,Laurent, Marc, Pariset y Rostan, consigui el difcilindulto del inculpado amparndose en el diag-nstico de monomana. Este acontecimiento jur-dico tuvo, sin duda, una gran trascendencia en la

    historia del derecho y de la psiquiatra legaque fue el primer proceso importante en el qopinin de los mdicos fue tenida en cuentalos Tribunales de Justicia2. Las salas de justichaban convertido en un nuevo y privilegiadocenario para la recepcin social de las ideas mcas sobre el crimen, inicindose as, un largo cno de negociacin entre dos tipos de sab

    el mdico y el jurdico que, aun teniendo cobjetivo comn la la normativizacin sociasiempre coincidieron en sus valoraciones y endinmicas. Un intrincado dilogo en el quemodelos mdicos de criminalidad y la discusobre las locuras parciales fueron cambiadesde la monomana esquiroliana a la degencin y a la antropologa criminal lombrosiana,ritmo mucho ms rpido de lo que podan hlo los cdigos y normativas legales.

    En las pginas que siguen intentar dar cta de esta evolucin del pensamiento psiquco forense, acaecido a lo largo del siglo mostrando de qu manera el discurso psiquco sobre las conductas antisociales fue adapdose a nuevas exigencias cientficas, sociaprofesionales

    Monomanas: el transgresor medicaliza

    Entre las aportaciones llevadas a cabo pmovimiento alienista durante las primeras d

    Locos, criminales y psiquiatrala construccin de un modelo (mdic

    de delincuenci

    Rafael Huertas

    *Trabajo realizado en el mar-co del Proyecto de Investiga-cin BHA2003-01664 (Minis-terio de Educacin y Cien-cia).**Depto. Historia de la Cien-cia. Instituto de Historia -CSIC.

    1 FOUCAULT, M. et al (1973), Moi, Pierre Rivire, ayant gor-g ma mre, ma soeur et mon frre...Un cas de parricide auXIX sicle, Pars.

    2 Vase PESET, J.L. (1983), Ciencia y marginacin. negros, locos y criminales, Barcelona, Crtica, pp. 115

  • 7/27/2019 locos-criminales-psiquiatras.pdf

    2/8topos 1

    das del siglo XIX, la descripcin de la monoma-na ha sido reconocida como una de las ms tras-cendentales para el desarrollo temprano de laPsiquiatra. En torno a este concepto tuvo lugaruna renovacin terica y metodolgica del estu-dio de los trastornos mentales3 que, no slo vinoa legitimar profesionalmente a los nuevos espe-

    cialistas, sino a justificar y consolidar la figura delexperto ante los tribunales de justicia. Dichode otro modo: no slo facilit el establecimientode una lnea de demarcacin entre los psiquia-tras y el resto del colectivo mdico4, sino que,adems, favoreci la apertura de lneas impor-tantes de conexin entre sus actividades y elEstado5.

    Como es de sobra conocido, el trmino mo-nomana fue introducido en el lenguaje mdico

    por Jean-Etienne-Dominique Esquirol (1772-1840). Los problemas mdico-legales suscitadospor la mana sin delirio de Pinel, facilit la apa-ricin de una nueva entidad capaz de explicaradecuadamente el delirio parcial. La idea bsi-ca sobre la que dicha entidad se sustenta puederesumirse en pocas palabras: en una monoma-na, el alienado conserva el uso de la razn y nodelira ms que sobre un objeto o crculo muy li-mitado de ideas, sintiendo, razonando y obran-do en los dems rdenes de la vida como lo ha-

    ca antes de sufrir la enfermedad. Con ello se es-tableca una diferenciacin clara con la mana, enla que el delirio se refiere a toda suerte de ob-

    jetos y se acompaa de excitacin, pero no porello se descartaba la existencia del elementodefinitorio de la locura el delirio, aunque steestuviera circunscrito a un objeto especfico.

    Se comenz a aceptar como un hecho psi-quitrico totalmente definido, que determinadasformas de alienacin mental podan cursar concrisis violentas o, incluso, ser la nica manifesta-cin clnica de la enfermedad, de tal manera quedeterminados hechos criminales podan ser in-terpretados como el acto irresponsable de un lo-co. Sin embargo, no todos estaban dispuestos aadmitir la nueva entidad y, aunque los casos demonomana homicida, cleptomana o piromana,

    junto a un largo etctera de actos compulsivos,poblaron las pginas de revistas especializadascomo los Annales d'Hygine publique et de m-decine lgale o los Annales mdico-psychologi-ques, algunos mdicos y muchos juristas se opu-sieron con vehemencia a hacer del crimen unaenfermedad y del delincuente un loco.

    A pesar de tan enconados debates, los argu-mentos de los alienistas fueron abrindose pasopoco a poco. De hecho, desde que Charles-Chrtien-Henry Marc (1771-1840) utiliz en 1826,por primera vez y con el apoyo de Esquirol6, esteconcepto en la defensa de un acusado7, el diag-nstico de monomana fue encontrando un gra-do de aceptacin cada vez mayor en las salas de

    justicia; lo que debe interpretarse, sin duda, co-mo una expresin del progresivo reconocimientosocial de los mdicos y alienistas como los gran-

    3 SAUSSURE, R. de (1946), The Influence of the Concept ofMonomania on French Medico-Legal Psychiatry (from 1825to 1840), Journal of the History of Medicine and AlliedSciences, 1, 365-397, pp. 395-396. Las consecuencias epis-temolgicas del concepto de monomana han sido bienexaminadas por FONTANA, A. (1973), Les intermittencesde la raison. En: FOUCAULT, M. et al. (1973), Moi, PierreRivire, ayant gorg ma mre, ma soeur et mon frre...Uncas de parricide au XIXe. sicle prsent par Michel Fou-cault, Paris, Gallimard/Julliard, 333-350, pp. 341-349. Sobrela relevancia de la monomana para el temprano desarrollo

    de la Psiquiatra vase tambin: GOLDSTEIN, J. (1987),Console and Classify. The French Psychiatric Profession inthe Nineteenth Century, Cambridge University Press, pp.152-196.4 GOLDSTEIN, (1987), p. 189.5 CASTEL, R. (1973), Les mdecins et les juges. En FOU-CAULT (1973), 315-331, pp. 328-329; CASTEL, R. (1980), Elorden psiquitrico. La edad de oro del alienismo, Madrid:La Piqueta, pp. 180-189; GOLDSTEIN, (1987), p. 166-169.

    6 ESQUIROL, J.-E.-D. (1827), Note sur la monomanie homi-cide. En HOFFBAUER, J.C., Mdecine lgale relative auxaliens et aux sourds-muets, ou les lois appliques aux d-sordres de l'intelligence, Paris, J.-B. Baillire.7 Marc public su informe ese mismo ao. MARC, C.-C.-H.(1926), Consultation mdico-lgale pour Henrriette Cornier,femme Breton, accuse d'homicide commis volontariementet avec prmeditation prcede de l'acte de l'accusation,Paris, Roux.

  • 7/27/2019 locos-criminales-psiquiatras.pdf

    3/816 topos

    des expertos en la locura8. No cabe duda que ladefensa del concepto de monomana desempe- un papel de primer orden en la creacin de lacultura profesional de los jvenes alienistas delcrculo de Esquirol, favoreciendo su aglutinacinen torno a esta entidad nosolgica con el obje-to de mantener una posicin unnime y sin fisu-

    ras en torno a su maestro . El propio Georget, lle-g a sealar de qu manera los trabajos deEsquirol iban a servir

    poderosamente a la causa de los desgraciados

    ante los tribunales, y no contribuir poco a destruir las

    nociones falsas que se tienen todava sobre los carac-

    teres de la locura () Esperamos que un da las verda-

    des que l [Esquirol] ha expuesto sern generalmente

    reconocidas. Este clebremdico no habr contribuido

    poco, por sus trabajos y por la autoridad de su nombre,a llevar a la conviccin al espritu de los magistrados y

    mdicos10.

    Aos ms tarde, Marc estableci definitiva-mente la existencia de dos formas de monoma-na que exigan la colaboracin del experto parasu identificacin ante los Tribunales de Justicia:

    Puesto que los hechos lo exigen es preciso admi-

    tir dos clases de monomana, una instintiva y otra

    razonante. La primera, por instinto de su voluntad pri-

    mariamente enferma, empuja al monomanaco a unos

    actos instintivos, automticos, sin que los preceda

    ningn razonamiento; la otra determina unos actos

    que son la consecuencia de la asociacin de ideas11.

    De este modo, el concepto de monomsirvi fundamentalmente para ofrecer una ecacin mdica a la siempre complicada cuede clasificar y localizar a los transgresores. aceptaba que cualquier alteracin o agresiorden individual o social poda ser consecueen el sujeto ejecutor, de una afeccin cere

    crnica, sin fiebre y caracterizada por la ya crita lesin parcial de la inteligencia, los atos o la voluntad, las claves para discriminar ductas extraas o desacostumbradasindividuos aparentemente normales estdadas. La monomana se converta as en untrumento poltico de primer orden: por un porque facilitaba un cajn de sastre, unoen la historia de la psiquiatra, con que diagticar actitudes o actividades que atentaran coel orden establecido. Por otro, porque dabposibilidad a los mdicos de afianzar su presy su poder legitimacin social por exccia ante los tribunales de justicia.

    Monomana versusdegeneracin.

    Sin embargo, las crticas a la nocin de mmana, tanto desde el mbito del derecho cdel de la medicina, fueron inmediatas. Achilleville (1799-1878) no slo afirmaba en 1834 qmonomana era una forma de enfermedad m"mucho ms rara" de lo que cabra pensar dlas descripciones de los autores, sino que, dmente se podra encontrar en el interior demanicomios12. La existencia de una monomhomicida instintiva quedaba cuestionada pomodo de concebir la patologa mental quacababa de admitir la posibilidad de una lesaislada en alguna de las tres facultades ment

    Los alienistas franceses tenan, pues, sproblemas para persuadir a los jueces, los ci

    8 Sobre el desarrollo de las clasificaciones psiquitricas enrelacin con el comportamiento criminal puede verse: MAR-TINEZ-PREZ, J. (1996), Catalogando la diversidad delcomportamiento humano: la nosologa francesa decimon-nica ante las conductas delictivas (1800-1855), Asclepio,48 (2), 87-114.9 GOLDSTEIN(1987), Console ans Classify. The FrenchPsychiatric Profession in the Nineteenth Century, Cambrid-ge, Cambridge University Press, p. 174-175.10 GEORGET (1828), pp. 24-25 y p.70,11 MARC, C.C.H. (1840), De la folie considr dans ses rap-ports avec les questions mdico-judiciaires, Paris, p. 24.

    12 FOVILLE. A. (1834), Monomanie, Dictionnaire de cine et de Chirurgie pratiques, 11, 508-510; p. 508.

  • 7/27/2019 locos-criminales-psiquiatras.pdf

    4/8topos 1

    danos y, en ocasiones, a sus propios colegas, deuna relacin clara entre crimen y locura. A pesarsus esfuerzos, la monomana acab resultandopoco relevante e, incluso, molesta para los obje-tivos cientficos, profesionales y sociales del pu-

    jante movimiento alienista. Bariod, por ejemplo,finalizaba su tesis doctoral negando que pudiera

    ser admisible dicha forma de locura porque, en-tre otras razones, los hechos "malignos" que ser-van de base para establecer el diagnstico demonomana instintiva seran siempre el resulta-do, bien de concepciones delirantes, bien de unproblema general, como la mana, bien de unadebilidad congnita o adquirida, como la idiociao la demencia13.

    Coincidiendo con el declive del concepto demonomana, el degeneracionismo vino a ofre-

    cer otro tipo de claves claves somticas quemodificaron de manera importante el modelomdico de la criminalidad. Bnedict-AgustinMorel (1809-1873) formul su teora de la dege-neracin en 185714, pero algunos aos antes, ensus tudes cliniques(1852), ya discuta la posi-bilidad de que las facultades mentales pudieranlesionarse aisladamente, y sealaba que defen-der tal posicin representaba un obstculo, msque una ventaja, para que los diagnsticosforenses fueran aceptados por los tribunales de

    justicia. Por el contrario, Morel sugera que eldiscurso alienista deba afirmar que la mentehumana funciona de manera unitaria y que aun-que una de sus funciones aparezca afectada demanera preponderante, no por ello se debepensar que el resto mantiene su integridad. Nocabe duda de que el argumento de la alteracinmental generalizada y no parcial podahacer ms aceptable los argumentos de losperitos, evitando crticas e, incluso, otorgando a

    su discurso, al menos aparentemente, unamayor solidez15.

    Esta ley de la unidad de las facultades inte-lectuales, afectivas y morales, avanzada porMorel y formulada por Brirre de Boismont(1797-1881)16, pone de manifiesto que los cam-bios que se estaban operando en la nosografa

    francesa de mediados del siglo XIX no slo erandebidos al propio desarrollo interno de los sabe-res. En esa transformacin tambin ejerca uninflujo fundamental la necesidad de establecerun amplio grado de consenso social en relacina la naturaleza patolgica de determinadas con-ductas antisociales. En un momento en el que los

    juristas escriban libros dedicados a demostrarla necesidad del concurso de la medicina en lasdecisiones de la magistratura sobre todos loscasos en que la locura pueda ser sospechada17,no pareca demasiado til seguir defendiendouna etiqueta diagnstica como la monomanahomicida instintiva, mxime cuando eran los pro-pios magistrados los que insistan en la unidadde las funciones mentales como base para expli-car la patologa mental.

    Tal vez Morel fuera el ms contundente eneste sentido. No slo defenda la solidaridad delas facultades mentales y criticaba la existenciade la monomana instintiva, sino que se aventu-raba a mostrar un nuevo camino para abordar elproblema del diagnstico mdico-legal de lasconductas violentas. As, los actos designadospor Esquirol y Marc bajo los nombres de mono-mana de robo, incendiaria y homicida no ser-

    13 BARIOD, J.-A. (1852), tudes critiques sur les monoma-nies instinctives. Non existence de cette forme de maladiementale, Paris: Thse pour le doctorat en Mdecine, p. 48.14 HUERTAS, R. (1987), Locura y degeneracin. Psiquiatra ysociedad en el positivismo francs. Madrid, CSIC.

    15 MOREL, B.A. (1851-1852), Etudes cliniques. Trait teho-rique et pratique des maladies mentales consideres dansleur nature, leur traitement, et dans leur rapport avec lamdecine lgale des alines, Nancy, Grimblot, Paris, Mas-son, 2 vols.16 BRIRRE DE BOISMONT, A. (1853), De l'tat des facultsdans les dlires partiels ou monomanies, communiqu laSocit mdico-psychologique dans sa sance du 25 juillet1853, Annales mdico-psychologique, 5, 567-591.17VINGTRINIER (1852-53), Des alins dans les prisons etdevant la justice, Annales d'hygine publique et de mde-cine lgale, 48 y 49; 369-396, 138-188.

  • 7/27/2019 locos-criminales-psiquiatras.pdf

    5/818 topos

    an, para Morel, ms que la consecuencia deuna enfermedad principal que trastorna larazn18. Esa enfermedad principal implicaba laexistencia de una modificacin orgnica, sin lacual, no se comprende la locura, por lo queen lugar de afirmar que en un individuo haylesin de la voluntad, sera ms adecuado decir

    que la voluntad se ejerce con un instrumentoenfermo que no es otra cosa que el organismoalterado19. De este modo, una nueva y fructferava se abra, de la mano del degeneracionismo,para superar uno de los inconvenientes que lamonomana presentaba en la prctica forense:la incapacidad de los alienistas para presentarla monomana como un diagnstico suficiente-mente convincente, de modo que la irresponsa-bilidad del acusado quedara fuera de todaduda. En efecto, si para conservar el terrenoconquistado tan laboriosamente por los psi-quiatras no bastaba ya con decir este hombrees un alienado, sino que, segn Lunier, erapreciso demostrarlo20, una buena manera dehacerlo, de conceder a sus diagnsticos unacertidumbre aparentemente mayor, era la debasarlos en la existencia de alteraciones orgni-cas en los individuos, que fueran fciles deconstatar y no susceptibles de simulacin.

    Como se ha sealado, la inclusin en el pen-samiento psiquitrico de la doctrina de la dege-neracin represent un elemento decisivo decara a comprender la locura como una anomalaconstitucional ligada a alteraciones morfolgi-cas. La favorable recepcin que recibi la apor-tacin de Morel entre los alienistas fue debida engran parte a la fcil solucin que ofreca a pro-blemas cruciales planteados por la enfermedadmental. Al referir el proceso patolgico a unsubstrato fsico la anormal configuracin corpo-

    ral proporcionaba claves aparentemente obvas para el diagnstico de las anomalas meles. De hecho, las alteraciones somticas dpacientes degenerados se podan poner endencia por medio de ciertos aspectos de su fologa externa que servan para hacerlos mente reconocibles.

    En definitiva, como fue sealado ya por Dubuisson en 1887, el xito de la teora de Mse debi a su capacidad para responder anecesidad particular de la medicina contempnea, que consistira en determinar el intemenos con la ayuda de los sntomas que ofeste interior, sntomas a menudo silenciooscuros, difciles por consiguiente de asir,por medio de algn hecho exterior y brutalcual se establece la conexin con la enfedad21. Ese hecho externo y lleno de intensque, en el caso de la alienacin, sirve para blecer la relacin con la enfermedad, no esque toda la serie de estigmas fsicos que, a de una evidencia suficiente de los sntointelectuales y morales, permitiran ver un nado donde antes no se haba visto ms quhombre sano de espritu22.

    Esta relevancia que la teora de la degencin conceda al signo fsico result tambintil a la Medicina Legal. De un lado, percaracterizar a los irresponsables en materia pde una manera ms prxima a las exigencientficas de la medicina de la segunda mdel siglo diecinueve. De otro, los mdicos ltas iban a utilizar la teora de Morel para sitlos criminales, que en muchos casos eran alados a los alienados, dentro del gran espaclos degenerados.

    As, pues, la teora de la degeneracirelacionar una serie de alteraciones somexternas con la enfermedad mental, propo

    18 MOREL (1851), p. 28619 Ibid ,p. 28420 LUNIER, L. (1849), Examen mdico-lgal d'un cas demonomanie instinctive. Affaire du sergent Bertrand, Anna-les mdico-psychologiques, 1 (2 ser.), 351-379, p. 351.

    21 DUBUISSON, P. (1887), "De l'volution des opiniomatire de responsabilit", Archives de l'Anthropologminelle et des Sciences Pnales, 2, 101-133, p. 121.22 Ibidem.

  • 7/27/2019 locos-criminales-psiquiatras.pdf

    6/8topos 1

    n a los saberes psiquitricos y mdico-legalesuna cobertura de objetividad que les hacapresumiblemente incontestables. Resultabanas ms eficaces a la hora de justificar y construiren torno a ellos mecanismos con los que res-ponder a los requerimientos de control social ypoltico que las ricas burguesas finiseculares

    demandaban para su mantenimiento en elpoder. De esta manera, el mdico se habitu arelacionar, en un primer momento, el delito conla enfermedad mental y, posteriormente, con lalesin anatmica, lo que, en buena medida,propici un incremento del prestigio y de lainfluencia social para el colectivo mdico engeneral y para los psiquiatras en particular. Perola degeneracin (junto a la aparicin del con-cepto de delirio crnico) tambin supuso, conlas dramticas consecuencias que ello tenapara el individuo que era catalogado de aliena-do, un avance considerable en el camino haciala somatizacin de la locura, hacia la considera-cin de la enfermedad mental como un proce-so crnico y estrechamente ligado a alteracio-nes anatmicas. Como consecuencia de ello, loque en un principio pareca suponer un avancesocial y una mayor consideracin hacia el delin-cuente enfermo, al que el mdico poda librarde la crcel o del patbulo, acab convirtindo-se en un hbil mecanismo de defensa socialque tuvo su culminacin en la incorporacin alcampo de la Medicina Legal de la antropologacriminal lombrosiana, fuertemente influida porla teora de la degeneracin23.

    Ahora bien, esta identificacin de los estig-mas fsicos de los criminales -tanto en clavedegeneracionista como antropolgico-criminal-que otorgaba, como acabamos de ver, unosvisos de objetividad cientfica a la labor del

    perito, adoleca de una serie de defectos meto-dolgicos que merece la pena destacar. Hayque tener en cuenta que, desde el punto de vis-ta prctico, la nica poblacin que puede serestudiada con facilidad por los expertos es laque permanece internada en una institucincerrada crcel, manicomio judicial, re-

    formatorio, etc., de modo que el mdico o elcriminlogo solo estudia una pequea muestraa la que considerar representativa de toda lapoblacin criminal. En definitiva, tan solo estinvestigando un reducido grupo de individuosque son los que han ingresado en la institucinsegregativa, mientras que otros muchos unagran mayora violan las leyes penales sin serdetenidos o, en ciertos casos, sin ni siquiera serconsiderados delincuentes. Y as, el cientficopositivista, estudiando un nmero limitado desujetos, creer encontrar alguna constante en elcomportamiento, en el carcter, en la cultura deprocedencia, en la familia o la etnia, en elmedio ambiente habitual, etc., y pensar queestas constantes son las causas (individuales ocolectivas) que llevan a la violacin de las nor-mas establecidas. Como es lgico, de su anli-sis escaparn un conjunto de fenmenos proba-blemente muy relevantes pero que no han sidoconsiderados significativos al circunscribir elpropio inters de la investigacin slo a la po-blacin detenida24. Los mismo ocurre con losllamados estigmas fsicos: Cuntos ciudadanoshonrados pueden tener una asimetra facial, undeterminado permetro craneal, un implantedefectuoso de los molares o una oreja conuna forma peculiar sin que hayan pasado ja-ms por las dependencias policiales?

    23 Sobre la teora del criminal nato y la antropologa crimi-nal lombrosiana, puede verse PESET, J.L. y M (1975), Lom-broso y la escuela positivista italiana, Madrid, CSIC; VILLA,R. (1985), Il deviante e i suoi segni. Lombroso e la nascitadell'antropologia criminale, Milan.

    24 Este tipo de crticas al quehacer positivista han sidoformuladas con frecuencia por los representantes de unacriminologa posterior en el tiempo y ms dialctica. VasePAVARINI, M. (1983), Control y dominacin. Teoras crimi-nolgicas burguesas y proyecto hegemnico, Madrid, SigloXXI, p. 101 y ss.

  • 7/27/2019 locos-criminales-psiquiatras.pdf

    7/820 topos

    Los epgonos del degeneracionismo.

    Durante las primeras dcadas del siglo XX, unabuena parte de la psiquiatra forense siguiactuando en la misma clave organicista. Una am-plia batera de tcnicas encaminadas a encontrarla medida del delito y del delincuente: el estudio

    antropolgico del sujeto, la preocupacin por losantecedentes hereditarios y el minucioso anlisismorfomtrico como medio para descartar o con-firmar la criminalidad biolgicamente determina-da fue, segn hemos visto, empeo habitual delalienismo desde al menos las ltimas dcadas delsiglo XIX. Sin embargo, en las primeras dcadasdel siglo XX surgen avances mdicos que tuvieronuna aplicacin directa a la criminologa, como lallamada endocrinologa criminal, que entroncadirectamente con el modelo mdico decimonni-co. La evidencia de que determinados trastornoshormonales podan ocasionar alteraciones psqui-cas, algunas de las cuales podan tener un com-ponente agresivo importante, supuso una nuevaposibilidad de explicar la fisiologa y la psicologadel delincuente desde presupuestos similares alos de la antropologa criminal lombrosiana; esdecir, mediante la medicin de parmetrossomticos, aunque en este caso fueran hormo-nales25.

    Se trata de una concepcin de la criminalidadque, salvando las distancias, se mantiene en la ac-tualidad, de modo que las viejas doctrinas posi-tivistas y organicistas encuentran hoy en el geno-ma un terreno en el que ampliar y sustentarcientficamente un modelo estrictamente m-dico y organicista de las conductas psicopticas.

    Pero en los albores del siglo XX se asiste tam-bin a la aparicin de otros acercamientos que

    suponen novedades importantes. El psicoanhar una relectura de la locura moral, haciehincapi en la existencia de una psicologa cnal asociada a la perversin. En un manuapsicologa jurdica del ao 1935, se indicabapara caracterizar a este tipo de sujetos, edeban ser portadores de una grave perve

    moral que no fuera incidental, sino permaneque no se hallase justificada por un faambiental (defectuosa educacin, mal ejemnecesidades vitales insatisfechas por rgeconmico opresivo, etc.); asimismo, deba cartarse que el sujeto en cuestin fuera un ptico, mostrndose perfectamente normal edos sus restantes aspectos, sin sufrir tampningn dficit intelectual suficientemente mdo para explicar su conducta por un defectcapacidad de juicio moral (inteligencia absta)26. No es mi intencin insistir aqu en las ciones entre crimen y psicoanlisis, la litersobre el tema es abundante y su estudio sede los lmites y objetivos de este ensayo. Los merece la pena destacar es que, ademdar una nueva visin de la etiologa del delitpsicoanlisis proporcion unas posibiliddiagnsticas que dieron al peritaje psiquiun impulso excepcional al propiciar un camcualitativo importante en la comprensinproblema, ya que trajo consigo una mayor indualizacin de los juicios, obvindose, medla aplicacin de tcnicas psicoanalticas a loscesados, todo intento de generalizacin. frente a una concepcin generalizadoradelito sea esta psicopatolgica, biolgicsocial se alza, de la mano de la psicologa dmica, toda una doctrina tambin dinmicala criminalidad en la que la personalidaddelincuente pasa a un primer plano.

    Digamos, para finalizar que este modelomdico de criminalidad, a cuyos orgenes he

    25 Algunos autores italianos quisieron ver en este tipo deexploraciones un resurgir de los viejos postulados de susgloriosa escuela positivista. Un buen ejemplo puede ser laobra de VIDONI, J. (1923), Valori e limiti dellendocrinologienello stutio dei delinquente, Torino, Biblioteca antropologi-co-giuridica, serie I, vol. 44.

    26 MIRA, E. (1932), Manual de psicologa jurdica, BarcSalvat p. 52.

  • 7/27/2019 locos-criminales-psiquiatras.pdf

    8/8topos 2

    tratado de aproximarnos basndonos en el an-lisis de las elaboraciones tericas de los alienis-tas, debe cotejarse con la utilizacin de dichodiscurso en la prctica de los peritajes. El estudiode casos criminales concretos supone una fuenteinagotable de informacin sobre la prctica psi-quitrico-forense. Es en estos estudios de caso

    donde puede apreciarse, realmente, la amalga-ma de ideas y conceptos utilizados por los peri-tos, las relaciones entre mdicos y magistrados,entre psiquiatras y forenses no psiquiatras, ascomo el manejo de las nociones de responsabili-dad/ irresponsabilidad y de peligrosidad socialde los acusados, por parte de los distintos agen-tes sociales llamados a intervenir en los juicios.

    Existe, a este respecto, una rica tradicin histo-riogrfica muy recomendable para el lector inte-resado27.

    27 Adems del Moi, Pierre Rivirecitado al principio de es-te artculo, puede verse VARELA, J y LVAREZ-URA (Eds)

    (1979), El Cura Galeote, asesino del Obispo de Madrid-Al-cal. Proceso Mdico-Legal, reconstruido y presentado porJulia Varela y Fernando lvarez-Ura, Madrid, La Piqueta.; ylos trabajos de HUERTAS, R. Entre la ciencia forense y lalegitimacin social: En torno al caso Garayo; CAMPOS, R.,Crimen y locura: el caso Galeote; DIGUEZ, A. Locura ytransgresin: El peritaje psiquitrico de Jacinto Verdaguer;REY, A. La verdad sobre el caso Sagrera; todos ellos con-tenidos en ALVAREZ, J.M. y ESTEBAN, R (coords.) (2004),Crimen y locura. Madrid, AEN.; GAUPP, R. (1998), El casoWagner, Madrid, AEN (con estudio introductorio de JosMara lvarez).