Lo que recuerdan los libros, libros para recordar · de todas las que he redactado para Kokoro,...

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19 Mi amor por la literatura japonesa es como una roja, rosa roja, que acaba por florecer en junio… digo yo parafraseando a Robert Burns. Una rosa grande, fresca y sana, de infinitos pétalos superpuestos a la que muchos se acercan para tocar y oler. Uno de estos innumerables pétalos estaría conformado por las páginas del libro reciente El Japón perdido 1 , que es un compendio de casi todas las cosas que podemos pensar y encontrar en el país asiático. Reflexiones de quien está dentro de Japón, buscando y asombrándose en cada ciudad y en cada calle, en cada paisaje y en cada piedra, cada árbol. Vivencias creíbles, asimilables, buenas para quienes conocen ya Japón o para quien se proponga descubrirlo. Así, cuando uno termina de leer un libro magnífico piensa que tardará mucho en sorprenderse por otro. Yo salía de la lectura de un gran libro sobre Japón —Mirror, Sword and Jewel 2 — y me encontré con el libro de Alex Keer, que sabe bien lo que es Japón 3 . Un libro en el que no sobra nada, en el que los temas cultos se entremezclan con los populares y las pinceladas grandes que describen las generalidades de Japón con las salpicaduras puntillistas que dan ricos matices a esta civilización. Por esta técnica, que salta de un motivo a otro, el lector corre sobre las páginas del libro sin cansarse. Además de las costumbres y las artes, Keer se fija en varios capítulos en el carácter de los japoneses, de a quién encontramos en las calles… habla del Japón más íntimo, lo que es de agradecer, ya que en Japón no todo es budismo zen o artes tradicionales. El de Keer es un buen libro, de esos a los que uno recurre cuando se cansa de teoría grandilocuente y lo que quiere conocer es el pulso íntimo de la cultura del país; aquí tienen El Japón perdido. Ese es su manual de uso. Me parece una apuesta inteligente, se reseñará en muchos sitios y muchos lo recomendarán, el libro lo merece, y creo que no me equivoco si escribo que a esta propuesta editorial le seguirán muchas más de este corte. Les pido disculpas porque voy a saltarme ahora la hoja definitoria de nuestra revista; lo hago porque el libro que traigo lo exige, El Nāṭyaśāstra. La técnica del arte escénico 4 , porque mucho de lo que he leído en él me recuerda —y mucho— a los mejores tratados teóricos del teatro . El libro de Iván González Cruz me ha llevado a los teatros sagrados de Asia (que corren el peligro de banalizarse por el devastador efecto del turismo), me ha recordado a otros textos preceptivos, como el Fūshikaden, de Zeami 5 , o, incluso, a la propia Poética, de Aristóteles. India tiene una tradición teatral milenaria, y como teatro primigenio que es, se encuentra ligada al Lo que recuerdan los libros, libros para recordar Fernando Cid Lucas [email protected]

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Mi amor por la literatura japonesa es como unaroja, rosa roja, que acaba por florecer en junio…digo yo parafraseando a Robert Burns. Unarosa grande, fresca y sana, de infinitos pétalossuperpuestos a la que muchos se acercan paratocar y oler. Uno de estos innumerablespétalos estaría conformado por las páginas dellibro reciente El Japón perdido1, que es uncompendio de casi todas las cosas quepodemos pensar y encontrar en el paísasiático. Reflexiones de quien está dentro deJapón, buscando y asombrándose en cadaciudad y en cada calle, en cada paisaje y encada piedra, cada árbol. Vivencias creíbles,asimilables, buenas para quienes conocen yaJapón o para quien se proponga descubrirlo.

Así, cuando uno termina de leer un libromagnífico piensa que tardará mucho ensorprenderse por otro. Yo salía de la lecturade un gran libro sobre Japón —Mirror, Swordand Jewel2— y me encontré con el libro de AlexKeer, que sabe bien lo que es Japón3. Un libroen el que no sobra nada, en el que los temascultos se entremezclan con los populares y laspinceladas grandes que describen lasgeneralidades de Japón con las salpicaduraspuntillistas que dan ricos matices a estacivilización. Por esta técnica, que salta de unmotivo a otro, el lector corre sobre las páginasdel libro sin cansarse. Además de lascostumbres y las artes, Keer se fija en varioscapítulos en el carácter de los japoneses, de aquién encontramos en las calles… habla delJapón más íntimo, lo que es de agradecer, yaque en Japón no todo es budismo zen o artestradicionales. El de Keer es un buen libro, deesos a los que uno recurre cuando se cansa deteoría grandilocuente y lo que quiere conocer

es el pulso íntimo de la cultura del país; aquítienen El Japón perdido. Ese es su manual deuso. Me parece una apuesta inteligente, sereseñará en muchos sitios y muchos lorecomendarán, el libro lo merece, y creo queno me equivoco si escribo que a estapropuesta editorial le seguirán muchas más deeste corte.

Les pido disculpas porque voy a saltarmeahora la hoja definitoria de nuestra revista; lohago porque el libro que traigo lo exige, ElNāṭyaśāstra. La técnica del arte escénico4, porquemucho de lo que he leído en él me recuerda—y mucho— a los mejores tratados teóricosdel teatro Nō. El libro de Iván González Cruzme ha llevado a los teatros sagrados de Asia(que corren el peligro de banalizarse por eldevastador efecto del turismo), me harecordado a otros textos preceptivos, como elFūshikaden, de Zeami5, o, incluso, a la propiaPoética, de Aristóteles. India tiene unatradición teatral milenaria, y como teatroprimigenio que es, se encuentra ligada al

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ritual, eso es lo que el autor ha queridotrasladarnos. Somos conscientes de quetenemos en las manos un libro sobre teatro y,a la par, un libro que es sacramento. Gonzálezha glosado de forma magistral las muchaspáginas de un grueso tratado antiguo en elque se refugia cada elemento del teatro, porpequeño que pueda parecer. Algunas cosassuenan comunes: los orígenes, el respetoritual por lo que se hace sobre las tablas, elequilibrio entre las artes (declamado, músicao danza), nos lleva a pensar que el teatrohindú —como otras muchas manifestacionesartísticas— es la matriz del teatro en muchasotras partes de Asia. India es, pues, una madrecallada, que espera ser visitada y(re)descubierta. Yo he llegado a ella despuésde conocer Japón y ahora estoy recibiendorespuestas o completando respuestas, graciasa libros como el de Iván González. Lean estelibro, les dará las claves para entender no sóloel teatro de India, sino la manera de sentir enmuchos lugares del mundo. Sus páginasexplican desde la concentración hasta ladulzura, un ingrediente del que tantonecesitamos hoy en cada uno de nuestrosactos. Agradecemos a su autor su valentía, pordejar su tiempo en el arte, en estos tiempos de

consumismo e inmediatez. Lean este libro, elrito, escenificado y puro, les está esperando.

Ahora, en esta reseña, la menos japonesade todas las que he redactado para Kokoro,recomendaré, un libro que consiguesobrepasar a Edward Said y su Orientalismo,Ensayo sobre el exotismo6, de Victor Segalen. Apesar de lo fragmentario de sus capítulos,puesto que algunos están apenas esbozados, sepercibe la intención del autor cuando redactósu contenido. Libros como el de Segalen noscuran de la fascinación por la purafascinación, nos pone los pies en la tierra. Yoya he dicho muchas veces que los libros sonuna medicina muy económica (y que son unindicador para saber de las “dolencias” de susdueños). Antes de recurrir a pastillas y jarabesrecomiendo un paseo con calma por libreríaso bibliotecas; luego llegará el paseo por laspáginas. En Ensayos sobre el exotismo hay unabuena racionalización de los motivos que nosllevan a amar culturas lejanas. Todo lo que sedice allí puede aplicarse a China o a Polinesia,los lugares que conoció el autor, pero tambiénal resto de países vecinos, es una teoríageneral del Orientalismo, una serie de trabajosno muy extensos (no sabremos nunca cuálhabría sido su extensión final), que consigue

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dar mucha luz sobre la citada fascinación queejercieron esos lugares apartados a losviajeros europeos, dando ejemplo, muyvalientes, de buenos y malos orientalistas. Lasdimensiones del libro son pequeñas, pero eltiempo que deja en nuestra memoria, comouna meditación constante, se prolongará pormucho tiempo. Y, como algo personal,recomiendo lo lúcido de las explicacionescuando Segalen teoriza sobre el “exotismo” ysobre lo que significa lo “diverso”7. Dosconceptos fundamentales que deben ser bienexplicados y asimilados antes de comenzartodo estudio sobre literatura, historia oantropología. Aquí está bien hecho. Tienen yael lector algunas respuestas a su alcance, sóloles queda alargar la mano.

Termino con un libro que ha llegado a mibuzón hace poco, que aún estoy releyendo yen el que voy anotando ideas, todo lo que mesugiere un libro del que no puedo separame.La editorial Kairós nos ofrece un manual depintura oriental que es eso y mucho más, queacompaña conceptos artísticos con las des-cripciones de conceptos taoístas importantes.Arte, naturaleza y espiritualidad. Evocacionestaoístas8, ya en su título, la autora, MaríaEugenia Manrique, hace una cabal unión deun conjunto que es un todo indisoluble enExtremo Oriente. No son sólo lecciones paraadentrarnos en la delicada pintura del tiposumi-e, sino concisas clases magistrales parasaber más sobre la espiritualidad asiática, parasaber que escritura y pintura son términoshermanos, eso que ya anunciaron Fenollosa yPound de la escritura como “medio poético”.Es tan aprovechable lo que se dice en estelibro, aunque no se tengan actitudes artística—como quien ahora escribe— que uno seapodera de las palabras de Manrique paraponerlas en funcionamiento en su día a día, enotras parcelas de la vida, como pueden ser elcaminar a solas, fuera (por un momento) del

mundo, o en el camino (dō) de la lectura, sobreel que se tendría que teorizar más y para locual el libro de María Eugenia vendría comoanillo al dedo. Tal vez la mayoría de nosotros,confesos enamorados de Oriente, no nosparamos a reflexionar sobre qué esexactamente lo que nos atrae, qué buscamosallí. La autora de este libro sí lo ha hecho, ybien. Es un texto que no tiene fisuras, queregalaría lo mismo al aficionado a la aguadajaponesa que a quien practica un arte marcial,porque, por encima de estas artes está elsentido espiritual de Extremo Oriente, y eso eslo que ha querido regalarnos María EugeniaManrique, eso es lo que consigue darnos sulibro.

Notas1. Traducción al español de Núria Molinés, Barcelona,Alpha Decay, 2017, 304 pp.

2. SINGER, Kurt, Tokyo, Kodansha, 1981, 174 pp.

3. Véase su página personal: http://alex-kerr.com/(última consulta: 09/05/2018).

4. Madrid, Dilema, 2016, 167 pp.

5. En español contamos con la excelente traducción(prologada y anotada) de RUBIERA, Javier eHIGASHITANI, Hideito, Madrid, Trotta, 1999.

6. Madrid, La línea del horizonte, 2017, 120 pp.

7. pp. 108-110.

8. Barcelona, Kairós, 2018, 133 pp.

Fernando Cid Lucas

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