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Lo que no le han contado sobre la anticoncepción A las mujeres españolas se les ocultan los efectos cancerígenos (y otros) de los anticonceptivos orales. ALFREDO EMBID Crítica L a mujer suele estar mal informada sobre los efectos de la píldora, y por desgracia los médicos también. Esto es particular- mente cierto en España, donde el debate sobre la píldora ha sido oscurecido por consideracio- nes ideológicas, moralistas o religiosas, además de los poderosos intereses económicos. Todo esto ha servido para eludir lo esencial: ¿Es o no peligrosa?. Hace algunos años, escribir en contra de la píldora bastaba para ser considerado un per- fecto reaccionario, enemigo de la liberación femenina, antifeminista, etc. Hoy la cosa ha cambiado y las feministas norteamericanas e inglesas han emprendido la crítica de los anti- conceptivos orales, apoyándose en los numero- sos estudios médicos de que ya se dispone. Resultaba paradójico que la liberación de la mujer viniese envasada en cartón, fuese vendi- da en las farmacias y fabricada por industrias multinacionales. Era demasiado fácil. En el extranjero, las mujeres lo están comprendiendo y las ventas de la píldora bajan. En España falta información, por eso he reescrito este artículo, cuya primera versión está escrita hace 20 años (tras algunas versiones publicadas en revistas; la más completa apareció en mi libro ¿Sabe usted lo que le recetan? Ecotopía ediciones - las mil y una ediciones Tenerife - Madrid en 1985, hoy agotado). Breve historia del mayor caso de cobayismo conocido La historia de la píldora está estrechamente vin- culada al eugenismo. (Ver sus relaciones con el eugenismo en el artículo "Del control de natali- dad al genocidio" en este número). No empieza, como siempre se ha dicho, a finales de los años 50, sino mucho antes. Debuta en los campos de concentración nazis, como el de Auschwitz, donde los prisio- neros recibían en la sopa estrógenos (derivados de plantas en un principio, pero de síntesis des- pués) para que las mujeres no tuvieran reglas y los hombres no tuvieran deseos sexuales. Volveremos sobre los efectos de los estrógenos en sus hijos a lo largo de este artículo. La financiación inicial del desarrollo de la píldora calificada como " contraceptivo univer- sal" provenía en parte de la Federación Nacional para la Planificación Familiar y de su fundadora, Margaret Sanger, con 150.000 de dólares conocidos y el resto de laboratorios pri- vados. Esta mujer, presentada como infatigable defensora del feminismo y de los derechos de las mujeres, afirmaba, como los nazis, que "habría que proceder inmediatamente, a nivel nacional, a la esterilización de las personas que presenten taras genéticas" (1). Las investigaciones fueron desarrolladas por sinvergüenzas como los especialistas en repro- ducción Gregory Picus y Rock. Picus era un especialista en ginecología de Harvard en la Worcester Foundation for Experimental Biology. Rock en su libro "The time has come" (La hora ha llegado) de 1963, tiene el cinismo de afirmar que la píldora es natural y fisiológi- ca para argumentar que es inofensiva. La experimentación humana de Picus a mediados de los años 50 en estudiantes de medicina y en enfermos mentales crónicos del hospital de Worcester, demostró que funcionaba y que, de paso, también esterilizaba al grupo de crítica59.qxp 29/10/04 13:21 Página 21

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Lo que no le han contado sobre la anticoncepciónA las mujeres españolas se les ocultan los efectos cancerígenos (y otros) de los anticonceptivos orales.

ALFREDO EMBID

Crítica

La mujer suele estar mal informada sobrelos efectos de la píldora, y por desgracialos médicos también. Esto es particular-

mente cierto en España, donde el debate sobrela píldora ha sido oscurecido por consideracio-nes ideológicas, moralistas o religiosas, ademásde los poderosos intereses económicos. Todoesto ha servido para eludir lo esencial: ¿Es o nopeligrosa?.

Hace algunos años, escribir en contra de lapíldora bastaba para ser considerado un per-fecto reaccionario, enemigo de la liberaciónfemenina, antifeminista, etc. Hoy la cosa hacambiado y las feministas norteamericanas einglesas han emprendido la crítica de los anti-conceptivos orales, apoyándose en los numero-sos estudios médicos de que ya se dispone.

Resultaba paradójico que la liberación de lamujer viniese envasada en cartón, fuese vendi-da en las farmacias y fabricada por industriasmultinacionales. Era demasiado fácil. En elextranjero, las mujeres lo están comprendiendoy las ventas de la píldora bajan. En España faltainformación, por eso he reescrito este artículo,cuya primera versión está escrita hace 20 años(tras algunas versiones publicadas en revistas;la más completa apareció en mi libro ¿Sabeusted lo que le recetan? Ecotopía ediciones - lasmil y una ediciones Tenerife - Madrid en 1985,hoy agotado).

Breve historia del mayor caso decobayismo conocido

La historia de la píldora está estrechamente vin-culada al eugenismo. (Ver sus relaciones con eleugenismo en el artículo "Del control de natali-dad al genocidio" en este número).

No empieza, como siempre se ha dicho, afinales de los años 50, sino mucho antes.

Debuta en los campos de concentraciónnazis, como el de Auschwitz, donde los prisio-neros recibían en la sopa estrógenos (derivadosde plantas en un principio, pero de síntesis des-pués) para que las mujeres no tuvieran reglas ylos hombres no tuvieran deseos sexuales.Volveremos sobre los efectos de los estrógenosen sus hijos a lo largo de este artículo.

La financiación inicial del desarrollo de lapíldora calificada como " contraceptivo univer-sal" provenía en parte de la FederaciónNacional para la Planificación Familiar y de sufundadora, Margaret Sanger, con 150.000 dedólares conocidos y el resto de laboratorios pri-vados.

Esta mujer, presentada como infatigabledefensora del feminismo y de los derechos delas mujeres, afirmaba, como los nazis, que"habría que proceder inmediatamente, a nivelnacional, a la esterilización de las personas quepresenten taras genéticas" (1).

Las investigaciones fueron desarrolladas porsinvergüenzas como los especialistas en repro-ducción Gregory Picus y Rock. Picus era unespecialista en ginecología de Harvard en laWorcester Foundation for ExperimentalBiology. Rock en su libro "The time has come"(La hora ha llegado) de 1963, tiene el cinismode afirmar que la píldora es natural y fisiológi-ca para argumentar que es inofensiva.

La experimentación humana de Picus amediados de los años 50 en estudiantes demedicina y en enfermos mentales crónicos delhospital de Worcester, demostró que funcionabay que, de paso, también esterilizaba al grupo de

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hombres psicóticos sobre los que se había pro-bado, evidentemente sin su consentimiento.

Las primeras investigaciones no fueronéstas. Fueron realizadas por otro pequeño labo-ratorio Syntex, que desde 1944 trabajaban conel ñame salvaje mejicano (Wild Yam), que pro-ducía una substancia progesterona-like. Syntexpatentó en 1951 el primer progestágeno oral: lanorthindrona.

Pero la primera píldora fue puesta a punto porlos laboratorios Searle, a pesar de que su paten-te se enfrentaba a la de los laboratorios Syntex.Curiosamente, no hubo ninguna demanda judi-cial por parte de Syntex. No sabemos por qué,pero los arreglos en dólares son presumibles.

Así pues, la píldora original era sólo a base deprogestágenos, lo que se recuperó posterior-mente en las denominadas micropíldoras, pre-sentadas como menos peligrosas.

Al principio se intentaron evitar losestrógenos en la composición de lapíldora, porque desde 1940 seconocían sus efectos secundarios.

Se descubrió que minúsculas fracciones deestrógenos estaban presentes en el producto,que se suponía eran progestágenos puros. Nadiesabía cómo se había producido esta contamina-ción. Se purificó el producto, pero el resultadoera menos eficaz, la ovulación no se suprimíacompletamente. Es decir que, originariamente,se intentaron evitar los estrógenos en la compo-sición de la píldora.

¿Por qué? Muy sencillo, porque desde 1940se conocían sus efectos secundarios, y especial-mente la inducción de cánceres (ver más ade-lante). Pero cuando la píldora salió al mercadoen 1960, la floreciente industria farmacéuticaofreció triunfante un método anticonceptivouniversal, presentado como seguro y desprovis-to de efectos secundarios, que ya se conocían.

Esa píldora era una combinación de dos hor-monas femeninas (estrógenos y progesterona),en proporción variable según las especialidades.

Antes de considerarla aceptable para las

mujeres norteamericanas se experimentó sobremujeres portorriqueñas. ¿Creen que se compro-bó su inocuidad mediante minuciosos trabajossobre miles de mujeres durante años antes delanzarla al mercado?. Nada de eso. Se experi-mentó exactamente sobre 132 mujeres duranteun año. Y esto no es todo, en el curso del expe-rimento, tres de esas mujeres murieron, pero losinvestigadores ni siquiera se molestaron enhacerles la autopsia (1).

Las autorizaciones de la FDA (Food andDrugs Administration, EE.UU.) para comercia-lizar la píldora fueron dadas, entre otros, por elmédico principal de la FDA, el doctor J.F.Sadusk, que fue obsequiado en 1964 con unjugoso puesto en la multinacional Parke Davis,que fabrica anticonceptivos orales.

Hay que saber que el consejo consultor de laFDA cuenta con un gran número de miembrosque tienen relaciones, no sólo con la industria far-macéutica que fabrica anticonceptivos, sino tam-bién con la política de control de la población.

Por sólo citar un ejemplo, la Dra. ElisabethConnell ha tenido relaciones comerciales conlos laboratorios siguientes: Eli Lilly & Co, quetienen en su haber el Prozac (2); Searle & Co,fabricante de la primer píldora; Syntex, fabri-cante de hormonas; Mead and JohnsonOrganon, Inc.; y Ortho pharmaceuticals corpo-ration. Pero lo más importante es que tambiénera directora asociada de ciencias de la salud dela Fundación Rockefeller, y presidente de la dela Comisión Médica Nacional, de la AsociaciónInternacional de Planificación Familiar (1).

Destaquemos que ambas asociaciones estándirectamente implicadas en programas de euge-nismo a nivel planetario (3).

Así pues, nos encontramos, para empezar,con un fármaco que va a ser consumido pormillares de seres durante una buena parte de susvidas, en todo el planeta y que es comercializa-do con una experimentación insuficiente.

En realidad, la píldora es el mayor caso deexperimentación humana jamás llevado a cabo,pues cientos de miles de mujeres de todo elmundo han sido transformadas en conejillos deindias, y encima pagan por ello.

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El hecho de que la experimentación previafuera ridícula comparada con la difusión que ibaa alcanzar el medicamento, es especialmentegrave si tenemos en cuenta que ya en 1940había centenares de estudios que demostrabanque uno de los componentes de las píldoras eracancerígeno (los estrógenos sintéticos), y que seignoraba cuáles podrían ser las consecuencias alargo plazo de alterar los sutiles equilibrios hor-monales, pues no hay que olvidar que la píldoraactúa sobre el conjunto del organismo y no sólosobre la ovulación.

Ninguna de estas consideraciones impidieronque la píldora fuese alegremente lanzada al mer-cado, acompañada de un prospecto en el quepodía leerse que no tenía ninguna contraindica-ción. Aprovechando que, en aquella época, rei-naba la mentalidad de confianza total en lamedicina ortodoxa y los medicamentos, y quelas consumidoras no habían comprendido aúnque eran un jugoso mercado para la industriamédica, los fabricantes hicieron su agosto, apo-yados por las mentiras de sus expertos asalaria-dos, como Rock, que afirmó en su libro antesmencionado: "La píldora es fisiológica, natural,no perturba ningún proceso natural" (1).

...Y las mujeres empezaron a sufrir las conse-cuencias. Pero eso sólo se hizo evidente añosdespués, ya que los industriales consiguieronocultar durante muchos años los efectos secun-darios con la colaboración de organismos ofi-ciales nacionales (FDA) e internacionales(OMS).

En 1962, los laboratorios Searle organizaronuna conferencia sobre la píldora en Chicago, enla Asociación Médica Americana.

En estos fechas, tenían datos de 132 casos detrombosis y de embolias, con 11 muertes entrelas usuarias de sus productos.

Los especialistas oficiales Pinkus y Rockinformaron solamente de un aumento del tiem-po de coagulación, omitiendo todos los efectossecundarios que ya eran conocidos y que hansido aceptados después. Los especialistas semofaron de los efectos secundarios haciendochistes y atribuyéndolos a viajes o a llevar laropa interior demasiado apretada. Por unanimi-

dad (sólo hubo un médico que se opuso), seadoptó una resolución que afirmaba la ausenciade pruebas para establecer una relación decausa-efecto entre la píldora y las alteracionesde la coagulación.

En 1963, la FDA y su comisión de expertospara estudiar esos efectos secundarios, llamadacomisión Wright, no llegó a ninguna conclu-sión. En 1965, una reunión de expertos de laOMS en Ginebra sobre los efectos de la píldora,fue calificada por uno de los asistentes como unfraude para "blanquear la píldora, decidido deantemano por las personas que se interesan enlos problemas de la población" (1).

La campaña de promoción siguió, orquestadapor los grandes medios de comunicación, comoParis Match, que bajo el título de "Vía libre a lapíldora", publicaba opiniones de expertos queconfirmaban que "la píldora no tiene ningúnefecto nocivo... Cuando se deja de tomar, lamujer puede concebir niños con un organismorenovado y más fecundo" (4).

Así que todo iba viento en popa para losindustriales que habían conseguido ocultar losefectos secundarios de la píldora y tenían elcinismo de inventar efectos benéficos carentesde cualquier fundamento.

En 1968, el panorama se fue oscureciendo.Un pequeño grupo, el Comité Dulop sobre lainocuidad de los medicamentos de Gran

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Bretaña, estableció una relación entre el consu-mo de la píldora y alteraciones tromboembóli-cas y de la coagulación, en ocasiones mortales,que habían sido omitidas por los organismosoficiales de control (1). En 1968, también sepublicó el libro "Metabolic effects of gonadalhormones and contraceptive esteroids", queresumía la conferencia internacional de Harvardsobre la píldora, celebrada ese mismo año, en laque fueron presentados 55 trabajos de especia-listas. En la introducción, los doctores Hilton,Kipnis y Vande afirmaron que "los datos acu-mulados sugieren que ningún órgano escapa alos efectos de la píldora".

De mala gana, los fabricantes sevieron obligados a modificar losprospectos y a alargar progresiva-mente la lista de contraindicaciones.

Desde 1968, el Dr. William Spellacy de laFacultad de Medicina de la Universidad deFlorida en Gainesville (EE.UU.), estudió lasmodificaciones de tipo diabético en las usuariasde la píldora. Encontró que la mayoría de estasmujeres presentaban anomalías relativamentefuertes en un 5-15%. En 1970, declaró en unareunión organizada por el senador GaylordNelson sobre la píldora, que estas anomalíaspodían convertirse en diabetes. Posteriormente,Spellacy perdió los fondos federales de la FDApara sus investigaciones y 10 años de trabajo.Muchas mujeres en los años sucesivos desarro-llaron diabetes a causa de la píldora, como élhabía predicho.

Lo mismo le sucedió al Dr. Myron Melameddel Memorial Sloan Kettering Cancer Centre,que desde 1965 emprendió un estudio compara-do sobre los cánceres de cuello del útero en dosgrupos de mujeres; uno que utilizaba la píldoray otro que utilizaba el diafragma. En 1968, lasconclusiones del estudio eran que los cánceresprecoces eran más frecuentes en el grupo de lapíldora. Melamed perdió sus subvenciones y tuvoque abandonar sus estudios sobre la píldora.

Poco a poco, diversos estudios fueron demos-trando que no todo era tan bonito como lo pin-taban los laboratorios. De mala gana, los fabri-cantes se vieron obligados a modificar los pros-pectos y a alargar progresivamente la lista decontraindicaciones.

Sin embargo, los laboratorios contrarrestabanesta información de forma eficaz. Así, por ejem-plo, en 1969, Searle impidió la aparición de uninforme sobre tres libros que demostraban quela píldora producía trombosis mortales (1).

Entre 1969 y 1970, algunos responsables dela FDA, como los doctores Ley, Edwards yFlinch (secretario este último del H.E.W. -departamento de salud, educación y bienestar-)afirmaron que las mujeres debían ser advertidas.La FDA redactó un texto de advertencia quedebía ser incluido en los envases de píldoras.Pero la Asociación Médica Americana (AMA)se opuso, objetando que "se corría el riesgo deasustar inútilmente a las mujeres y de interferiren la relación médico-paciente".

En Francia se produjo la misma reacción delos médicos, temerosos de que sus pacientesestuviesen demasiado bien informadas.

Se llegó a un acuerdo y la FDA se bajó lospantalones ante la AMA y los intereses indus-triales, aceptando introducir sólo una informa-ción mutilada en las cajas de píldoras destinadasa las consumidoras. También se imprimió latotalidad del documento, exclusivamente desti-nado a las papeleras de los médicos (1).

Es decir, se siguió ocultando a las mujeres losefectos secundarios de la píldora que tomaban.

Pero el palo más fuerte a la credibilidad de laindustria que comercializaba la píldora se dió enlos años 70.

En 1972, la FDA encargó a Adrian Grossinvestigar los trabajos del laboratorio Searle,que comercializaba la píldora, al respecto delFlagyl, para las infecciones vaginales. El moti-vo era que este medicamento había demostradoser un potente cancerígeno para los animales enestudios independientes, mientras que los estu-dios del laboratorio no mencionaban esta atrac-tiva propiedad de su medicamento. Gross sepresentó en el laboratorio, y a pesar de que la

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dirección le dijo que habían perdido los resulta-dos de la experimentación animal, empezó aabrir cajones... Gross presentó un informe a laFDA donde afirmaba que Searle ocultaba infor-mación que podía perturbar sus ventas.

Durante un año, la FDA guardó silencio y nohizo nada. En el curso de 1973, la MedicalLetter advirtió sobre los efectos secundarios delFlagyl y el doctor Sydney Wolfe, colaboradorde la asociación de defensa del consumidor,dirigida por el abogado Ralph Nader, pidió quela FDA lo prohibiera.

La FDA, finalmente, no tuvo más remedioque ordenar una inspección del laboratorioSearle, especialmente centrada en el Flagyl,pero también en otros de sus productos:Aldactone, un antihipertensor; la píldora anti-conceptiva; el DIU, dispositivo intrauterino; elaspartamo, un edulcorante; el Norpace, un medi-camento experimental para el corazón; y un anti-conceptivo veterinario llamado Syncro-Mate.

En 1975, la FDA (organismo encargado delcontrol de fármacos en los Estados Unidos)reconoció que, en la encuesta de los laboratoriosSearle, respecto a los anticonceptivos, sedemostraba que habían ocultado datos delibera-damente, que los resultados de los "tests" habí-an sido trucados y que había habido sobornos agobiernos extranjeros (5). Además, los laborato-rios Searle habían falsificado los tests de inocui-dad, por ejemplo, extirpando tumores a animalesy reintroduciéndolos en el estudio, o bien cam-biando los animales que enfermaban del grupoque tomaba píldora al grupo de control, quetomaba placebo. El informe oficial de la FDAfue completado en 1976, y concluía que los aná-lisis más favorables a la compañía eran los úni-cos que habían comunicado a la FDA, y que losdesfavorables habían sido ocultados. El informeglobal fue tan escandaloso que AlexanderSmith, un alto cargo de la FDA afirmó: "Losresultados de la investigación arrojan dudassobre la credibilidad de TODOS los tests de ino-cuidad, sobre los medicamentos de TODAempresa farmacéutica". Reclamó una reformaradical de los tests y de los poderes de control dela FDA, que se quedó en agua de borrajas.

Además, en la práctica, todo esto se quedóentre los expertos. Sus píldoras siguieron ven-diéndose muy bien y las mujeres siguierondesinformadas, sufriendo las consecuencias (1).

Desde hace algunos años, la confianza ciegaen la medicina está resquebrajándose, especial-mente en los países más desarrollados. Se dis-pone ya de numerosos estudios científicos sobrelos efectos de la píldora, y sus peligros empie-zan a ser conocidos por la opinión pública.Buena prueba de ello es que, en Estados Unidos,sus ventas bajaron en un 25% por primera vezen 1975. En este país, la píldora sólo era utiliza-da por menos de un 38% de las mujeres, aunqueel 70% utilizaba métodos anticonceptivos (1).

En ese mismo país, el 20% de las mujeres queutilizaron la píldora la abandonaron en menosde un año (6).

En otros países también se está produciendouna evolución análoga. En los países escandina-vos, la utilización de la píldora también ha des-cendido en un 25% desde 1976.

Solo un 15% de las mujeres no presentan,aparentemente, ningún síntoma (1), y esto ocul-ta incluso el porcentaje de ellas que desarrolla-rán problemas a largo plazo.

Paralelamente, asistimos a la retirada delmercado de diversas especialidades de anticon-ceptivos hormonales. En 1976, tras una reuniónde expertos mantenida en Londres, fueron reti-radas del mercado varias marcas muy conocidasde anticonceptivos (que habían sido exportadasa 14 países) por contener un producto probable-mente cancerígeno: el acetato de megestrol.

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Feministas norteamericanas armadas para la ofensiva contra los laboratorios que comercializan la píldora.

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El 10 de Diciembre de 1977, el Ministro deSanidad británico señaló que la marcaProgestasert podía producir niños anormales.

En Inglaterra, el Real Colegio de Medicina,así como los de Obstetricia y Ginecología, hanpedido a sus adherentes que no receten la píl-dora a mujeres de más de 35 años. La mismarecomendación ha sido hecha por el gobiernocanadiense (7).

En julio de 1993, durante el CongresoInternacional de Endocrinología, el profesor G.Bettendorf, director de la clínica de ginecologíade Hamburgo, reconocía que el número demujeres que dejan de tomar la píldora aumenta,y que los médicos vacilan en prescribirla debidoa la incertidumbre sobre sus efectos a largoplazo (8).

El profesor H. Joyeux constata que, enFrancia, un 20% de las mujeres dejan de tomarla píldora por efectos secundarios, como supre-sión de la libido, alteración del ciclo ovulatorio,nerviosismo, irritabilidad, ansiedad, aumento depeso e hirsutismo.

A medio plazo, de 3 a 12 meses, la píldorapuede ser responsable de cefaleas, migrañas,vértigos, alteraciones vasculares de las piernascon piernas pesadas, reglas más abundantes,nódulos de mama de tipo fibroadenoma, y mas-tosis. Si la píldora esta asociada al tabaco, elriesgo de infarto de miocardio pasa del factor demultiplicación 3,5 al 39.

A largo plazo, después de varios años de con-sumo, se han observado depresiones crónicas,pérdidas de memoria, alteraciones del compor-tamiento con agresividad, hipertensiones arte-riales, litiasis biliares (riesgo multiplicado pordos), y aumento de tumores (9).

Juicios contra los laboratorios

En 1976, la FDA pidió la designación de unjurado de acusación para los procesos judicialescontra el laboratorio Searle. En ese mismo año,algunas afectadas empezaron a demandar a loslaboratorios. También en Estados Unidos,numerosas mujeres han demandado al laborato-rio que comercializa el anticonceptivo inyecta-ble Depo Provera (3). En Suecia se iniciaronprocesos contra diversos laboratorios farmacéu-ticos a consecuencia de accidentes graves omortales sufridos por las consumidoras de píl-doras. Los acusados eran los laboratorios Astra,Organon Novo y Scherring.

Desde entonces, las demandas contra loslaboratorios han ido creciendo en todo elmundo. Desgraciadamente, las mujeres del ter-cer mundo, que son los máximos conejillos deindias de la industria médica, no tienen ningunaposibilidad de demandar nada.

¿Cuáles son los peligros de la píldora?

En 1990 se celebró una reunión en la RealSociedad de Medicina de Londres cuyo temaera "contraceptivos orales y cáncer de mama".

El profesor M.P. Vessey intervino con unaconferencia llamada "Beneficios y riesgos de lacontracepción oral", y terminó admitiendo losriesgos de los anticonceptivos: "Los posiblesproblemas son: cáncer de mama en las mujeresjóvenes, cáncer del cuello del útero en las usua-rias a largo plazo, melanoma maligno en estemismo grupo, litiasis biliar, enfermedades infla-matorias crónicas del tubo digestivo, aumentodel riesgo de contaminación por VIH, migrañas,depresión, infecciones urinarias inexplicables,tumores benignos y, rara vez, malignos delhígado" (9).

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En los siguientes apartados damos, en gene-ral, al principio de cada uno, la opinión de laFDA, según su Informe de 1975, citado en elextenso y bien documentado libro de Barbara yGideon Seaman "Dossier hormones" (1).

Es preciso recalcar que no lo hacemos porquelos criterios de la FDA nos parezcan fiables. LaFDA está implicada en numerosos casos decorrupción y fraudes por sus relaciones con laindustria química y médica, como hemosdenunciado repetidas veces en este artículo y enotros (por ejemplo, en el dedicado al Prozac enla revista nº 48). Pero cuando acepta un efectoadverso es porque las evidencias son aplastantesy no tiene más remedio que hacerlo. Desde queeso se admite hasta que nos informan de ello vamucho trecho.

En este trabajo podréis comprobar que lasmujeres españolas estáis peor informadas quela francesas o las inglesas sobre los anticon-ceptivos.

La ocultación de los efectos secundarios deun medicamento no es algo excepcional en elcaso de la píldora. Es lo habitual, como hedemostrado desde los años 70 en numerososartículos, en la sección con el mismo nombrede Ciudadano de 1980 (que intentó ser censu-rada sin éxito por el propio Ministerio deSanidad) y en mi libro ¿Sabe usted lo que lerecetan? (agotado).

Como ejemplos hormonales hay que tener encuenta que el DES y la THS (terapia hormonalsustitutiva de la menopausia) lanzados en 1940,sólo fueron aceptados como cancerígenos en1970, y aún esa información no se ha transmiti-do a las mujeres (10).

La píldora fue comercializada en los años 60y sus efectos secundarios siguen ocultándoseaún hoy a las mujeres españolas (ver más ade-lante).

Mortalidad general

Según un estudio realizado en 1974 por elBritish Royal College of General Practitioners,en 1974 las mujeres que consumen la píldoratienen una mortalidad superior en un 39% a lasque no la toman (5).

Un meta-análisis del Dr. Beral sobre los estu-dios de la OMS de 20 países, demostró que lapíldora provocaba un aumento de enfermedadescardiovasculares y que las minipíldoras no redu-cían el riesgo (11).

Según otro trabajo realizado por el Dr. Tierze(considerado como el mejor estadista mundialen materia de anticoncepción) del PopulationCouncil de New York, basado en un estudio rea-lizado durante un año en una población de unmillón de mujeres, el número y causas de lasmuertes debidas al método anticonceptivo eran:48 imputables a la píldora, 3 al esterilet y, evi-dentemente, cero para las usuarias de preserva-tivos y diafragmas (12).

Enfermedades cardiovasculares

Según el Informe de la FDA de 1975 (13), lapíldora aumenta de 4 a 11 veces el riesgo detrombosis, multiplica por 2 el riesgo de acciden-tes cerebrovasculares y por 3 ó 6 el riesgo deataques cardíacos. También aumenta los riesgosde sufrir alteraciones de la coagulación postqui-rúrgicas.

Mucho antes, en 1962, el Dr. Stanford Wesselfue el único científico valiente que denuncióestos efectos secundarios. El tiempo le dió larazón. Pero, además, Wessler descubrió que laantritrombina III, que mantiene la fluidez de lasangre, está perturbada en un 16% de las muje-res que toman píldora (1). La revista médica"The Lancet" ha publicado un estudio realizadosobre 46.000 mujeres por 1.400 médicos gene-rales de 1968 a 1972, cuyas conclusiones indi-can que las mujeres que toman la píldora tienen5 veces más posibilidades de morir jóvenes deuna enfermedad cardiovascular que las que nola toman.

En las que han tomado la píldora durante másde 5 años, este riesgo se multiplica por diez.

Este aumento de riesgo asociado a los anti-conceptivos orales es dos veces superior en lasmujeres de menos de 50 años y doce vecessuperior a todas las complicaciones del embara-zo. El total de las enfermedades cardiovascula-res explican el 43% de las muertes en mujeres

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que toman regularmente anticonceptivos contrael 12% en las que no lo hacen (14).

Otro trabajo publicado anteriormente por lamisma revista, que había sido realizado en 21países por la doctora Valerie Beral de la LondonSchool of Hygiene, constata una relación claraentre el aumento de enfermedades cardiovascu-lares y el consumo de anticonceptivos (15).

Otra encuesta realizada por la Universidad deOxford sobre 17.000 mujeres de 25 a 39 años haarrojado resultados análogos: las muertes porenfermedades cardiovasculares han aumentadoen las mujeres que consumen la píldora.

Se ha demostrado que las mujeresque utilizan la píldora tienen 5veces más riesgo de morir deenfermedades cardiovaculares.

Estudios ingleses (Ory 1977) sobre losaumentos de muerte por infarto de miocardio enlas mujeres que toman la píldora y que no pre-sentan otro factor de riesgo indican un incre-mento de 2,8 veces. Pero, en el caso de que seasocien factores de riesgo, especialmente fumarmás de 25 cigarrillos al día, el consumo de anti-conceptivos aumenta el riesgo en 5,4 veces (16).

Una encuesta sobre 46.000 mujeres, estudia-das entre 1968 y 1972, demostró un riesgomultiplicado por 5 de morir de una enfermedadcardiovascular en las que utilizaban la píldora,y si la tomaban durante más de 5 años el ries-go se multiplica por 10 (14).

Otro estudio realizado por la London Schoolof Hygiene en más de 21 países demuestra quehay una relación entre la introducción de la anti-concepción oral y el aumento de las tasas demortalidad cardiovasculares (17).

Un estudio anterior de 1968 sobre 17.000mujeres, realizado por la Universidad deOxford, llegó a las mismas conclusiones (18).

Entre 1968 y 1977, una encuesta sobre46.000 mujeres y 1.400 médicos generalesdemuestra que las mujeres que utilizan la píl-dora tienen 5 veces más riesgo de morir deenfermedades cardiovaculares. En las que han

tomado la píldora durante más de 5 años, elriesgo se multiplica por diez (14).

En septiembre de 1995, el Comité deSeguridad y de Higiene del gobierno británicoadvirtió a las mujeres que utilizaban 7 contra-ceptivos de tercera generación, que son los máspopulares en el mercado, de los riesgos quecorrían de tener accidentes cardiovasculares (6veces más), de ser víctimas de una trombosis delas venas de los miembros inferiores y, a partirde ahí, de un infarto cardíaco, cerebral o pulmo-nar. Este aumento del riesgo significa que si elporcentaje de mujeres que toman contraceptivosorales y mueren a consecuencia de una trombo-sis se eleva a 5 por 100.000, esta proporción seeleva a 30 por 100.000 en aquellas que tomancontraceptivos de tercera generación, y a 15 por100.000 en aquellas que utilizan otras píldoras,las píldoras más antiguas (9).

Hay que señalar el aumento del riesgo deinfarto de miocardio en las mujeres jóvenes demenos de 40 años. El factor de riesgo debido ala contracepción oral se estima en 2,7 antes delos 40 años. El tabaco añade sus propios efectosnocivos. Estaría en el origen de un espasmo quereduce el calibre de la arteria y desencadena laralentización del flujo arterial, lo que, asociado alas modificaciones de la coagulación sanguínea(se produce una hipercoagulabilidad) favoreceríala formación de una trombosis y, de esta forma,el riesgo de infarto se multiplica por cuatro (9).

Trombosis venosas, afecciones cere-brovasculares y embolias pulmonares

Las trombosis venosas son coágulos en lasvenas que pueden desencadenar una emboliapulmonar o la obstrucción de una arteria cere-bral; los accidentes pueden ser mortales.

Estas afecciones graves aumentan de 5 a 6veces en las mujeres que toman la píldora, segúnun estudio realizado sobre 46.000 mujeres por elDr. Pitman del Royal College of GeneralPractitioners (14). Otros trabajos han señaladoaumentos de 2.2, 3, 4, 6, 7 y 17 veces (19).

Según otro estudio realizado en 91 hospitalesnorteamericanos de doce ciudades, la píldora

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produciría cada año mil accidentes tromboem-bólicos (20). Por su parte, Inman y Vessey cal-cularon en 1968 que el riesgo de muerte porembolia pulmonar o trombosis postoperatoriaaumenta 3 ó 4 veces en las mujeres que tomananticonceptivos (16).

Numerosos estudios de 1970 cifraban el ries-go de padecer accidentes cerebrovasculares en 6veces el normal para las consumidoras de píldo-ras. Para el Royal College of GeneralPractitioners, este índice sería de 4 veces el nor-mal. Según el trabajo del Colaborative Groupfor the Study of Stroke in Young Women, elriesgo sería 2 veces superior de sufrir una hemo-rragia cerebral y 4 veces superior de padecertrombosis cerebral. Este riesgo aumentaría si lasmujeres consumen más de 20 cigarrillos o pade-cen hipertensión arterial (16).

También se ha observado que una cuartaparte de las mujeres víctimas de accidentescerebrovasculares que tomaban anticonceptivospresentaban un cuadro de oclusión del sistemavertebrobasilar que no había sido observado enpacientes jóvenes antes de la utilización de lapíldora (16).

Es preciso destacar que este tipo de estudiosno son nuevos. Los primeros son de 1961(Jordan, G.B.); 1962 (Lorentz); y 1963 (Tyler,EE.UU).

El mecanismo por el cual se producen estasalteraciones es conocido, ya que también se hacomprobado que la píldora produce diversasalteraciones en los mecanismos sanguíneos dela coagulación (19), aumento de plaquetas, desu adhesividad y de su agregación, alteración desu movilidad electroforética, aumento de lareactividad plaquetaria, aumento de la fibrinoli-sis en tratamientos largos por aumento del plas-minógeno. Las trombosis venosas serían másfrecuentes en los individuos de los grupos san-guíneos A, B, y A-B que en los grupos O.

Los contraceptivos de tercera generación, quecontienen gestodene y desogestrel, duplican elriesgo de las mujeres de desarrollar tromboem-bolismo venoso, de 15 a 30 casos en cada100.000 usuarias al año.

Al estudiar a dos grupos de mujeres, ungrupo de investigadores descubrieron que lasque tomaban los contraceptivos de tercerageneración con desogestrel mostraban un ries-go 2.5 veces más alto de desarrollar trombosisde las venas profundas que las usuarias deotros tipos de contraceptivos orales combina-dos. Los riesgos aumentaban entre las mujerescon una historia familiar de trombosis o las queeran portadoras de una mutación llamada VLeiden, que puede provocar trombosis (21).

Sus descubrimientos han sido respaldadospor la investigación realizada por la UniversityCollege Medical School de Londres. Al estudiarlos informes de dos grupos de mujeres prove-nientes de 21 hospitales de todo el mundo, losinvestigadores encontraron que las mujeres quetomaban contraceptivos de tercera generacióntenían un riesgo más alto de desarrollar trombo-embolismo venoso que las que consumían ver-siones más antiguas de la píldora. El riesgoparece tener su punto álgido dentro de los cua-tro primeros meses de tomar la píldora.

Hipertensión

Según el Informe de la FDA de 1975 (1), la píl-dora aumenta la tensión arterial en un númerosignificativo de mujeres.

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Destaquemos que aquí también había trabajosmuy precoces sobre este efecto indeseable, el pri-mero de los cuales data de 1960 (22). Laranghadvirtió que la hipertensión desaparecía cuandolas mujeres dejaban de tomar la píldora.

La píldora desencadena a menudo un aumen-to de la tensión arterial, generalmente reversibletras suspender su consumo. Este aumento hasido cifrado en un discreto 5% por el RoyalCollege of General Practitioners en 1974 (14);pero en un 19% por Loosee y colaboradores en1976 (16). Según diversos estudios, el aumentode la tensión se producía tanto por el aumentode la tensión sistólica como la diastólica. Enaquellos casos en que la tensión fue medidadirectamente en la arteria humeral se constatóque su aumento era constante, al igual que elaumento del peso, del volumen plasmático y deldébito cardíaco (19).

La hipertensión parece deberse a la reten-ción de sodio y al aumento de la secreción demineralcorticoides (16). Este descenso de laeliminación de sodio por orina (natriuresis)implica retención hidrosalina. Su mecanismose atribuye a una estimulación del sistema reni-na-angiotensina-aldosterona (por incrementodel sustrato de la renina, hipertensinógeno deorigen hepático). Parece que también habría unefecto directo sobre la reabsorción tubular desodio y agua (19).

Otras modificaciones sanguíneasAumento de lípidos

Según el Informe de la FDA de 1975 ya variasveces citado, la píldora aumenta las grasas en lasangre.

Según una encuesta realizada en EstadosUnidos sobre 18.416 mujeres, la concentraciónmedia de triglicéridos en el plasma sanguíneoera un 48% más elevada en las mujeres quetomaban la píldora (8). Este incremento de tri-glicéridos se produce en un 60% de las mujeresque toman la píldora, según Odell y Moltch,1974. Se encuentra asociado a aumentos de lipo-proteínas de baja y muy baja densidad. Esteaumento parece depender de la fracción estrogé-nica del fármaco.

Cuando previamente existe un aumento delcolesterol o de lípidos en la sangre, el consumode anticonceptivos puede producir incrementosmuy importantes de estas cifras, con el conse-cuente riesgo (16).

Además, se ha descrito un aumento de neu-trófilos, de linfocitos (Crickshank y Alexander1970), aumento de la sideremia, disminución dela albuminemia, aumento de diversos tipos deglobulinas como la transferrina, la ceruloplas-mina y las globulinas transportadoras de hormo-nas (16).

Cálculos de la vesícula biliar y de lavejiga (Colelitiasis y colecistitis)

Citando de nuevo el Informe de la FDA de1975, la píldora multiplica por dos el riesgo desufrir enfermedades de la vesícula biliar.

La formación de cálculos biliares es entre 2 y5 veces más frecuente, ya que la píldora produ-ce una elevación importante de la saturación dela bilis en colesterol (23). La participación de lapíldora en la colelitiasis ha sido establecida cla-ramente desde 1973, a partir de un estudio delBoston Collaborative Drug SurveillanceProgram, y corroborada posteriormente porotros trabajos (Beunion y colaboradores 1975).El aumento de la saturación de la bilis encolesterol, responsable de los cálculos, estárelacionado con la disminución del ácido que-nodesoxicólico causada por los anticoncepti-vos (16).

Según el estudio del Royal College ofGeneral Practitioners, los cálculos urinarios sondos veces más frecuentes en las mujeres quetoman la píldora (5).

Enfermedades del hígado

En el Informe de la FDA de 1975 también sedice que la píldora puede producir ictericia,tumores del hígado con hemorragia grave ofatal, así como cancer de hígado. En 1973, otroscasos fueron descubiertos en Louisville,Kentucky. La FDA tuvo que admitir que la píl-dora provocaba tumores benignos y tambiénmalignos del hígado.

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Antes de esta confirmación, en 1973, unaradióloga de la Universidad de Michigan, ladoctora Janet Baum, estableció la relación entrela píldora y los tumores del hígado. Observó queaparecían predominamentemente en las mujeresque tomaban la píldora. En su mayor parte, setrata de adenomas benignos, pero también sehan dado casos de tumores malignos. Los ade-nomas regresionan si se suspende la administra-ción de la píldora, lo que demuestra que ésta esresponsable de su producción. Aunque el núme-ro de tumores hepáticos diagnosticados no eramuy elevado, los autores del estudio (Baum ycolaboradores) reconocen que es, sin duda, muyinferior al real.

Otro médico de Louisville, el Dr. WilliamMays, detectó en sólo unos meses 50 casos más.Estas observaciones y otras similares hicieronque la FDA aceptase incluir los tumores benig-nos y malignos del hígado entre los efectossecundarios de la píldora (1).

Un detalle particularmente inquietante esque el tiempo de latencia de estos tumores eslargo, unos seis años. Esto implica que, enmuchos casos, es difícil establecer su relacióncon el uso de anticonceptivos orales, pero tam-bién permite esperar un futuro incremento delos mismos (16). También se han dado casos deictericia colestática, sobre todo en Chile y enEscandinavia. Se ha citado también algún casode síndrome de Budd-Chiari. Este síndrome esoriginado por una trombosis de la vena hepáticay su mecanismo se explica del mismo modo queel de otros problemas trombóticos ya vistos (16).

Diversos trabajos han demostrado que se pro-ducen alteraciones en varias constantes del fun-cionamiento hepático: transaminasas, fosfatasasalcalinas, tasa de bilirrubina, aclaramiento deBSP (que aparece disminuído inicialmente), yaumento de la retención de la bromosulftaleí-na (19).

Los porcentajes de mujeres consumidoras depíldora que presentan estas alteraciones son del20% en el aumento de la retención de bromosulf-taleína, 18% en el aumento de transaminasas, y2% en el caso del incremento de fosfatasas alca-linas (Dol y Vessey 1970) (16).

Diabetes y alteración del metabolis-mo de la glucosa

Siguiendo con el Informe de la FDA de 1975, lapíldora disminuye la tolerancia a la glucosa, quepuede desembocar en alteraciones hipoglucémi-cas o en diabetes.

La píldora posee una acción sobre la transfor-mación de los azúcares en la mayoría de lasmujeres. Produce un aumento de la insulinaplasmática y de la glucemia en ayunas (24).Puede agravar una diabetes preexistente odesencadenar una diabetes ligera (5). Estaacción se halla ligada a la fracción estrogénicadel fármaco (16). Su mecanismo es discutido,pero probablemente la resistencia a la insulinase deba a un aumento de la tasa de cortisol o dehormona del crecimiento plasmática (19).

El Dr. William Spellacy de la Faculad deMedicina de la Universidad de Florida informaque la mayoría de las usuarias de la píldora pre-sentan alteraciones de la gestión de la glucosa.Advierte sobre el riesgo de elevación de los tri-glicéridos como el cambio más inquietante quese produce, ya que están asociados a la arterio-esclerosis y los accidentes cardiovasculares.

Según el endocrinólogo Victor Wynn, el 80%de las mujeres que toman la píldora tienen into-lerancia a la glucosa y un 13% tienen diabetesobjetivables (1).

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Alteraciones genitales

En el Informe de la FDA de 1975 vemos que lapíldora produce con frecuencia metrorragias.Puede también suprimir la ovulación, inclusodespués de dejar de tomarla. Puede aumentar elvolumen de los fibromas. Puede producir modi-ficaciones del flujo menstrual, sensibilidad,hipertrofia y secreción mamaria, alteraciones dela secreción cervical, esterilidad, síndrome pre-menstrual, vaginitis, y disminución de la lactan-cia si se toma tras el parto.

Aparte de los cánceres (ver más adelante) sesabe que produce alteraciones genitales sospe-chosas, tales como desarrollo de pólipos, cam-bios en las células del cuello uterino, aumentode las células del ovario, etc.

Se han descrito diversos trastornos de la ovu-lación y de la regla, modificaciones en la mor-fología del ovario, alteraciones vaginales ymamarias.

Puede haber amenorrea (ausencia de reglas)tras la supresión del tratamiento. La amenorreaprolongada tras la supresión es bastante fre-cuente, y en el 20% de los casos sobreviene trasun tratamiento de una duración igual o inferiora 6 meses (23). Se cree que se produciría por lapersistencia del bloqueo de las gonadotrofinasFSH y LH (19).

También se han producido metrorragias(hemorragias intermenstruales).

A nivel del útero:

Se ha descrito una hipertrofia del útero en lasusuarias de la píldora (1). Otros estudios handescrito una atrofia del endometrio, que se vuel-ve hiperplásico. Recientemente, se han observa-do cánceres del mismo, por eso en EE.UU. sehan retirado las píldoras que contenían 100 mcgde etilestradiol... La píldora puede producir unaumento de los fibromas uterinos (24). (Ver,además, el apartado del cáncer).

A nivel ovárico:

Se han descrito aumento de quistes ovaricos ymodificaciones que se asemejan a cicatrices (1).También se han descrito modificaciones en la

morfología ovárica, tales como: espesamientode la albuginia y aumento del número de folícu-los atrésicos con eventual formación de quistesfoliculares (19).

En la vagina:

Se ha constatado un descenso de las secrecio-nes y del PH (grado de acidez) vaginal quefavorece el desarrollo de infecciones, procesosalérgicos y dolores en el coito (23). En relacióncon esto último, también puede producir seque-dad vaginal (1).

En los senos:

Aumento de volumen, de la sensibilidad,dolor, secreción de leche (19). (Ver, además, elcapítulo de cáncer de mama).

Esterilidad:

Tras interrumpir el consumo de la píldoraalgunas mujeres tienen alteraciones de las reglasy esterilidad (1).

Interés por el sexo:

Según el mismo informe de la FDA, la píldo-ra puede producir alteraciones del deseo sexual.

Aunque algunos autores han afirmado que lapíldora es afrodisíaca, parece que esto sería másbien debido a la ausencia de miedo al embarazo.Por otra parte, existen opiniones que afirmanexactamente lo contrario. Según un informeaustraliano del Dr. Michael Groundas, en estepaís el descenso del apetito sexual constituye elprincipal motivo por el que las mujeres abando-nan su uso (5).

Los investigadores del centro de primates deBeckenham en Inglaterra observaron que losprimates rhesus se volvían inhibidos cuando lahembra tomaba la píldora.

El Dr. Richard Michael, profesor de anatomíay psiquiatría de la Universidad de Emory hademostrado que las hembras también perdíaninterés sexual cuando se les daba la píldora porefecto de la progesterona sintética sobre losneurotransmisores cerebrales. La píldora modi-fica las secreciones vaginales. Estas están for-madas por una media docena de pequeñascadenas alifáticas de ácidos muy específicos,

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tanto en las primates como en las humanas, ytienen un efecto estimulante sobre los machosde ambas especies. Estas sustancias disminu-yen o desaparecen en las hembras que toman lapíldora y que, al mismo tiempo, están tomandopenicilina (1).

Alteraciones de la hormona del creci-miento

El doctor Von de Brower afirma: "La hormonadel crecimiento interviene en el desarrollo celu-lar, aumenta la resistencia a infecciones, aumen-ta la eficacia de las hormonas sexuales, y juegaun papel regulador en el crecimiento celular. Sise modifica, todo el equilibrio celular va a verseperturbado, pudiendo, en mi opinión, prepararel terreno para el cáncer" (24).

Disminución de las defensas e infec-ciones

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldorapuede alterar el equilibrio ácido-base de la vagi-na, lo que la hace más vulnerable a las enferme-dades venereas y a otras infecciones, como lacistitis. Si una mujer tiene relaciones sexualescon un hombre que tiene una blenorragia, elriesgo de contagiarse es de 1 de cada 3. Pero sitoma la píldora, el riesgo aumenta en un 90% enuna sola relación.

Globalmente, las mujeres que toman la píldo-ra son menos resistentes a las infecciones.Aparte de las infecciones vaginales (vulvovagi-nitis), fundamentalmente por hongos, tambiénse ha observado un aumento de las infeccionesurinarias. El 40% de las usuarias de la píldoratienen bacterias en su orina, mientras que sólose encuentran en un 15% de las mujeres que nola toman (5). La píldora aumenta el riesgo deenfermedades sexualmente transmisibles, pues-to que es una hormona esteroidea que reduce lainmunidad local, y tal vez la inmunidad general.Sabemos que las propias hormonas naturalesfabricadas por la corticosuprarrenal puedenoriginar una linfopenia (bajada de los linfoci-tos) (25).

El déficit de vitaminas y minerales que pro-voca la píldora también podría jugar un papelen el aumento de infecciones (ver el apartadocorrespondiente).

Déficit de oligoelementos y vitaminas

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldorapuede producir una carencia de vitamina B6 yde ácido fólico.

La píldora anticonceptiva y todas las hormo-noterapias aumentan las necesidades de zinc ypueden crear un déficit de este oligoelementoesencial (26).

Pero, además, la píldora produciría unamayor susceptibilidad a padecer diversas infec-ciones por un mecanismo poco conocido, segúnel cual se produciría un déficit de vitaminas C,B6, B12, E y de ácido fólico, además de zinc ytriptófano (tal y como explicó el doctor Kerosen el curso del método Kousmine).

Alteraciones en los fetos

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldorapuede producir malformaciones congénitas.

Desde 1960, han existido pruebas de que laprogesterona sintética puede producir alteracio-nes en los fetos (concretamente la masculiniza-ción de los fetos), según un informe de JAMA(Revista de la Asociación Médica Americana).

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L´Impatient, nº 5, marzo 1978.

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Jean Jofen, profesor del Barus College deNueva York, descubrió que los coeficientesintelectuales de los niños eran inferiores en losniños nacidos de madres que habían estado encampos de concentración nazis, donde se lesdaban estrógenos en la sopa sin ninguna dosifi-cación. Los niños de Auschwitz tenían los QI(coeficientes intelectuales) más débiles, 2,7tenían un QI superior a 115, en comparacióncon otro grupo de niños cuyas madres estuvie-ron en otros campos de concentración, donde nose añadieron hormonas a la alimentación. Losniños de estos últimos campos tenían un QIsuperior a 115.

Algunos autores han señalado la presencia deun aumento significativo de anomalías cromo-sómicas en los niños nacidos de madres quetomaban anteriormente la píldora (Carr. 1967,1969, Mc. Quarris y col. 1970) (19).

Se encontró una incidencia deenfermedades congénitas y de mal-formaciones superior a lo normal enlos niños de madres que tomaban lapíldora.

En un estudio realizado por el Dr. J.J. Nora,del departamento de pediatría de la Universidadde Colorado, se encontró una incidencia deenfermedades congénitas y de malformacionessuperior a lo normal en los niños de madres quetomaban la píldora. Esta incidencia era mayor enlos casos en que la madre había tomado la píldo-ra hasta antes de quedarse embarazada (27).

Esta última circunstancia ha hecho que losmédicos ingleses y alemanes aconsejen detenerel empleo de contraconceptivos orales dos o tresmeses antes de considerar la fecundación (28).

En el estudio ya citado del doctor Nora, seha detectado una incidencia mayor de enfer-medades congénitas y de malformacionesmonstruosas en los niños cuyas madres utiliza-ron la píldora.

Ojo con la lactancia

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldoraproduce residuos hormonales en la leche mater-na, cuyos efectos sobre el lactante son descono-cidos.

Embarazo

Pues sí, se corre riesgo de embarazo, aunque lapíldora es presentada como segura al 100%.Aparte del olvido de tomársela, muchos medi-camentos pueden disminuir o anular el efecto dela píldora. Entre ellos, los más comúnmente uti-lizados son algunos antibióticos (especialmentela rifampicina), las sulfamidas, los barbitúricos,algunos tranquilizantes, los antiasmáticos, losanticonvulsivos (5) y también los antihistamíni-cos, butazolidina, dilantina, equanil, rifadine yrimactan (1).

Últimamente ha habido una campaña muybien orquestada en todos los medios de comuni-cación sobre el hecho de que una planta medici-nal, el Hipericum perforatum, también puededisminuir el efecto de la píldora. ¿Habéis vistoanunciado a toda plana el que los medicamentosmencionados antes hiciesen lo mismo?. Porsupuesto que no. Esa campaña está dirigida porlos laboratorios que fabrican antidepresivos, alos que una sencilla planta les está comiendoparte del mercado.

Es preciso señalar, para terminar, un aumentode la incidencia de embarazos gemelares tras lasupresión de los anticonceptivos orales (16).

Alteraciones nerviosas

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldorapuede producir movimientos bruscos e involun-tarios, cefaleas, nerviosismo, depresión, vérti-gos y fatiga.

El Dr. Gilbert Ross, director del servicio deneurología del Upsate medical center de NuevaYork, afirmó que "las mujeres que toman la píl-dora corren un gran riesgo si tienen convulsio-nes o migrañas".

Las migrañas y las cefaleas aumentan en el5% de las mujeres que toman la píldora. En una

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mujer de cada cuatro se acentúa notablementetanto la depresión como la irritabilidad (5).

Asimismo se han descrito otras alteraciones,tales como nerviosismo, vértigos y cansancio(astenia) (16).

Alteraciones psiquiátricas

Ya en 1969, un grupo de investigadores britá-nicos estableció que una de cada dos usuariasde la píldora presentaba alteraciones depresi-vas, y que en tres de cada 50 esas tendenciaseran suicidas.

Un estudio del British Royal College dice quelas cifras de tentativas de suicidio no son anali-zadas. Los suicidios con éxito son dos vecesmás importantes en las mujeres que toman lapíldora que en las que no la toman. La píldorapuede acelerar una depresión latente. Estopodría tener relación con un déficit de vitaminaB6 que produce la píldora. He analizado elmecanismo por el que el déficit de vitamina B6puede influir en el estado de ánimo en mi artí-culo sobre el síndrome premenstrual (ver nº 51de la revista).

Muchas mujeres experimentan una irritabili-dad aumentada y falta de destreza. Además, lacombinación de la píldora con psicofármacospuede producir temblor, rigidez, hiperactividady arqueamiento del cuerpo (1).

Alteraciones de la piel

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldorapuede producir prurito, decoloración de la pieltal vez permanente, hirsutismo, caída de loscabellos y enfermedades de la piel.

En otros estudios se han observado tambiénotras reacciones como, por ejemplo, alteracionesvasculares, aumento del riesgo de fotosensibili-zación, herpes, edema angineurótico, eritemamultiforme, eritema nudoso, acné, agravación dela porfiria variegata o de la cutánea tarda, hiper-pigmentación en la cara (cloasma) y en areolasmamarias e hipertricosis (16).

Alteraciones digestivas

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldorapuede producir vómitos, náuseas, cólicos abdo-minales y abombamientos.

Se han descrito náuseas, vómitos, aumento depeso, dispepsia (molestias abdominales inespe-cíficas), dolores abdominales, polifagia y colitisulcerosas agudas (19, 23).

Alteraciones oculares

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldorapuede producir intolerancia a las lentes de con-tacto, modificaciones en la curvatura de la cór-nea y cataratas.

Mucho antes de este informe, en 1960, el Dr.Frank Walsh, oftalmólogo del Johns HopkinsHospital, detectó alteraciones en la vista de lasmujeres que tomaban la píldora. Sobre unamuestra de 5.000 mujeres, había 112 casos decomplicaciones oculares; 15 de ellas tenían alte-raciones cerebrovasculares con síntomas ocula-res: visión turbia, ceguera temporal, pérdida deuna parte del campo visual, inflamación del ner-vio óptico, visión doble, inflamación de la papila(que es la extremidad del nervio óptico visible en

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el examen del fondo del ojo), obstrucción de lasarterias del ojo, hemorragias retinianas, intole-rancia a las lentillas, hinchazón de las membra-nas oculares, de la córnea y del iris, trombosisvenosas que pueden producir ceguera y posibili-dad de cataratas (1).

No existe unanimidad entre los autores, perose han descrito alteraciones de la vasculariza-ción retiniana, de la esclerótica, del cristalino,de la coroides, de la córnea, de los párpados, dela conjuntiva, etc. Al parecer, las más constan-tes son las alteraciones en la circulación retinia-na, que se hallan en relación con los problemasvasculares ya vistos. También se han observadoalteraciones corneales en reacciones de intole-rancia a las lentillas (16).

Alteraciones odontológicas

Algunos autores señalan problemas como infla-maciones de encías, aparición de nódulos tiroi-deos (16) y alteración de las constantes tiroide-as (19).

La píldora puede alterar los análisis

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldorapuede alterar las pruebas hepáticas y endocri-nas, la tasa de coagulación sanguínea, la funcióntiroidea, el test de tolerancia a la glucosa, lastasas de lípidos y de ácido fólico en sangre...

Otras anomalías provocadas por laspíldoras

Según el Informe de la FDA de 1975, la píldoraaumenta las grasas en la sangre. Las alteracio-nes influenciadas o condicionadas por unaretención hídrica como la epilepsia, la migraña,el asma o las alteraciones renales, también pue-den verse influenciadas por la píldora; puedeproducir ganancia o pérdida de peso y modifi-caciones del apetito.

También puede desencadenar síntomas artrí-ticos, empeorar las colitis o provocarlas, desen-cadenar alergias, rinitis, urticaria, asma, etc. (1).

Cánceres

Desde 1940 existen trabajos que demuestranque los estrógenos producen cáncer o aceleranla manifestación de un cáncer.

Hay que tener en cuenta que estos cánceresno se producen inmediatamente. El Dr. RoyHerz de la Universidad de Washington, afirmaque cuando entramos en contacto con un agentecancerígeno, hacen falta unos 10 años para quese genere un tumor, y otros diez para que eltumor se desarrolle y aparezcan síntomas.

Algunos autores han afirmado que la píldoratiene efectos beneficiosos sobre los tumoresbenignos de mama y los quistes de ovario(Vessey y Doll, 1976) (16).

Permitidme una disgresión sobre estos perso-najes. El autor de ese estudio es el prestigiosoepidemiólogo Sir Richard Doll, que es uno delos asalariados de la industria farmacéutica yresponsable de la ocultación sistemática del ori-gen medioambiental del cáncer (ver "Mientenlos expertos sobre el cáncer", nº 57 de la revis-ta). Doll ha intervenido como testigo en el juiciodel Síndrome Tóxico, encargado por la OMS.Inicialmente declaró, como experto consultadoen 1985, que no había datos para responsabilizardel síndrome al aceite de colza. Pero en el juiciocambió de opinión (no sabemos cuanto cobrópor hacerlo) y dijo que el aceite adulterado erala causa del síndrome. El muy sinverguenzadeclaró que "cambiaría su opinión si hubiese unsolo enfermo que no hubiese tomado el aceiteadulterado". Esta declaración es una burlasiniestra si tenemos en cuenta que, desde haceaños, hay afectados por el síndrome que no hantomado el aceite y que incluso se han bebido elaceite supuestamente originario del SíndromeTóxico en huelgas de hambre delante de las ins-tituciones oficiales. Hay numerosos estudios(censurados) de personas afectadas que notomaron aceite y fueron incluidas dentro de losafectados. Hay numerosas evidencias de que elSíndrome Tóxico fue originado probablementepor un pesticida de la multinacional Bayer,como el Nemacur, o por un experimento de gue-rra química, o por ambos (29). (Ver, además,

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artículos en los nºs 43 y 46 de la revista sobre elSíndrome Tóxico y el libro "El montaje delSíndrome Tóxico" de Gudrun Greunke y JörgHeimbrecht, ed. Obelisco; así como el artículode nuestro colaborador Martin J. Walker, "SirRichard Doll, un pilar en la industria del cáncer"en la revista nº 52). Recordemos que Doll parti-cipó activamente en el montaje del SíndromeTóxico, incluso en los juicios, con argumentopsfraudulentos y contradictorios.

El otro firmante del estudio, el profesor M.P.Vessey, es otro de los pilares de la ortodoxia delcáncer, pero parece haber cambiado de opinión,como ya mencionamos anteriormente (ver apar-tado titulado "¿Cuáles son los peligros de la píl-dora?").

Un estudio aparecido en The Lancet confirmaque la píldora provoca cáncer de mama, peromanipula las estadísticas para acabar diciendolo contrario. Es un buen ejemplo del tipo deestudios ortodoxos que minimizan los riesgos.

Este estudio holandés se hizo sobre 918mujeres de 20 a 54 años con cáncer de mama,emparejadas contra un grupo similar de mujeressanas. Se comparó el uso de la píldora en ambosgrupos. Su conclusión: las mujeres más jóvenes(de la adolescencia a los 25 años) y las mujeresmayores de 39 años mostraban un aumento deriesgo de desarrollar cáncer de mama.

"Nuestros resultados indican de forma claraque el consumo de contraceptivos orales duran-te los primeros y los últimos años de fertilidadse asocia con un aumento del riesgo de cáncerde mama", escribieron los investigadores holan-deses.

Una vez llegaron a esta conclusión irrefuta-ble, los autores, dos médicos del Instituto delCáncer de los Países Bajos en Amsterdam, seapresuraron a retractarse.

Hicieron hincapié en que el riesgo es peque-ño; el uso de la píldora durante más de cuatroaños podría ser el responsable de uno de cadados de los cánceres de mama que se desarrollanen cada 1.000 mujeres antes de llegar a los 36años.

En el estudio, las mujeres de edades compren-didas entre los 25 y los 39 años que tomaban la

píldora no mostraron un riesgo aumentado. Alagrupar sus resultados junto con los de las muje-res más jóvenes y las más mayores con riesgosaumentados, los doctores holandeses pudierondesinflar, estadísticamente hablando, el factor deriesgo y producir su asombrosa conclusión (30).

Afirmar que las mujeres que han tomado lapíldora no muestran una incidencia superior decáncer de mama a las que nunca la han tomadoha sido el objetivo de muchos estudios destina-dos a tranquilizar a la población.

Un trabajo de la Dra. Ellen Grant, autora de"Sexual Chemistry", explica cómo se manipulanlas estadísticas en muchos estudios sesgados (31).

Nadie puede afirmar con seguridad que la píl-dora no produzca cáncer. Además de los cadavez más numerosos estudios que encuentran quesí produce cáncer, hay que tener en cuenta unhecho importante. Las consecuencias del consu-mo masivo de la píldora pueden hacerse visiblesdentro de décadas. Esto es precisamente lo quesucedió con el DES (Dietilestilbestrol), otromedicamento a base de estrógenos que yacomentamos (32). Los cánceres producidos poresta droga tardaron más de 30 años en mani-festarse y lo hicieron en las hijas de las muje-res que lo habían tomado. Así pues, pasaronmás de 30 años entre el lanzamiento del pro-ducto al mercado y el establecimiento de laevidencia sobre sus efectos cancerígenos.

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La utilización general de la píldora por partede mujeres jóvenes que todavía no han tenidoningún hijo no comenzó hasta los años 70. Porlo tanto, para descubrir el efecto de la utiliza-ción de la píldora a una edad temprana sobre elriesgo de contraer cáncer de mama "se requierenestudios de calidad realizados a finales de losaños 90".

El cáncer de mama tiene un período de laten-cia prolongado; al menos 15 años podrían pasardesde la exposición al carcinógeno y el diag-nóstico de un cáncer relacionado. Si tenemos encuenta que los contraceptivos orales no seempezaron a usar de forma general hasta losaños 70, vemos que es ahora cuando ha llegadoel momento en el que podemos conocer deforma exacta los riesgos de cáncer que puedanestar asociados a la píldora.

Hoy en día, la mayoría de las mujeres jóvenesrecurren a la píldora para prevenir el embarazo,mientras que en décadas anteriores las utiliza-ban para "espaciar la familia". Esta observaciónbastante obvia podría ser crucial, porque sabe-mos que el riesgo de cáncer de mama aumentaentre las mujeres que han dejado pasar mástiempo entre la primera regla y el primer emba-razo llevado a término (33).

Así que lo peor está por venir. La píldora aúnnos reserva sorpresas siniestramente inéditas.

Cáncer de mama

A largo plazo, después de varios años de tomaranticonceptivos, numerosos estudios señalanque se han observado tumores malignos de lamama.

Un estudio iniciado en 1970, sólo 10 añosdespués de la comercialización de la píldora,realizado por el Dr. Elfriede Fasal y colaborado-res, demostraba que los casos de cáncer eran de6 a 11 veces más numerosos entre las mujeresque tomaban la píldora desde hacía seis o másaños. Los autores anotaban que estos resultadosdebían entenderse en el marco de un consumoreciente de la píldora (teniendo en cuenta el tiem-po de latencia de los cánceres inducidos) (34).

En 1975 se estableció que las mujeres que yahan tenido tumores benignos de pecho y quetoman píldoras tienen de 6 a 11 veces más tumo-res malignos que las que no la usan (35).

En 1976, dos universidades norteamerica-nas, junto con el NCI (National CancerInstitute), informaron de que las posibilidadesde padecer cáncer de mama se duplicaban enmujeres que habían tomado la píldora durante15 años, aunque nunca hubiesen padecidotumores benignos (36).

En 1987, el profesor McPherson, en un artí-culo publicado en British J. Cancer, afirmabaque las jóvenes que utilizan contraceptivos ora-les durante varios años antes de su primer emba-razo pueden correr un riesgo significativamenteacrecentado de desarrollar un cáncer de mama.Este riesgo es sobre todo importante en lasmujeres de menos de 45 años (RR = 2,6 en unconsumo de la píldora de más de 4 años) (37).

Un trabajo reciente recuerda que, entre lasmujeres occidentales, el riesgo de ser diagnosti-cadas de cáncer de mama es de alrededor de 1en 50. Si el 50% de las mujeres se han vistoexpuestas a un riesgo adicional por culpa delconsumo de la píldora, ese riesgo puede elevar-se a 1 de cada 18, fundándonos en el período delatencia del cáncer de 15 años en combinacióncon 4 años de uso de la píldora antes del primerembarazo (38). Recordemos que el riesgo enEstados Unidos es mucho mayor, siendo en laactualidad de 1 de cada 8.

Otros autores sostienen que el riesgo deaumento de cáncer es independiente del tiempoque se haya tomado la píldora. En la reuniónsobre "Contraceptivos orales y cáncer demama", mantenida en 1990 en la Real Sociedadde Medicina de Londres, el profesor Shapiro, deBoston, informó que "el aumento del riesgo delcáncer de mama se ha establecido en todas lasusuarias de la píldora, cualquiera que sea laduración de la utilización (9).

Por último, un meta-análisis de 37 estudiosde riesgo de cáncer de mama concluyó que eluso a largo plazo de estrógenos aumenta el ries-go de cáncer de mama en un 60 por ciento (39).

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Cáncer de útero

Investigaciones realizadas sobre más de 65.000mujeres señalan a la píldora como causante delcáncer de cuello del útero, además de póliposcervicales y displasias, modificaciones prema-lignas (1).

Un estudio epidemiológico norteamericano(del que ya informamos en la sección de Brevesdel nº 41), dirigido por el doctor Giske Ursin yrealizado por un equipo de la Universidad deCalifornia del Sur y del Salk Institute de LaJolla, ha sido realizado sobre 195 mujeres naci-das después de 1935 en las que se diagnosticó,entre 1977 y 1991, una forma específica de cán-cer, un adenocarcinoma en el cuello del útero.

Estos 195 casos han sido comparados con386 dossiers de control a fin de analizar las dife-rentes variables que podrían estar implicadas enla génesis de este tipo de cáncer. Al término delanálisis parece que el riesgo de verse afectadaspor un adenocarcinoma del cuello del útero sehabía multiplicado por dos en las mujeres quehabían tenido que recurrir a contraceptivos hor-monales. El riesgo más elevado se observó enmujeres que han consumido estas sustanciasdurante 1 año o más (en una relación de 1 a 4,4);el riesgo aumentó con el período durante el cualla mujer ha utilizado estos contraceptivos.

El estudio pone en evidencia el aumento delriesgo en un grupo de mujeres que solamenterecurrieron a la píldora durante un período muybreve (de 1 a 6 meses).

Los autores concluyen que esto podría expli-car el aumento del número de este tipo de cán-ceres, observados desde hace algunos años enEE.UU.

El estudio concluye que la toma prolongadade contraceptivos orales compuestos de estróge-nos y progestágenos aumenta de forma signifi-cativa los riesgos de aparición de cáncer de cue-llo de útero. (Referencia bibliográfica: "Oralcontraceptive use and adenocarcinoma of cer-vix", The Lancet, 1994, vol. 344, pp. 1390-1394).

En su número de noviembre de 1994, TheLancet mostraba que las mujeres que habían

tomado la píldora durante más de 12 añoscorrían 4,5 veces más riesgos de desarrollar uncáncer del interior del cuello del útero llamadoadenocarcinoma del cuello uterino; aquellasque habían tomado la píldora durante un lapsode tiempo mucho más corto (bastaba un año),veían como el riesgo de padecer este cáncer semultiplicaba por tres.

Especialmente cuando la píldora se asocia altabaquismo puede aumentar el cáncer de cuellode útero.

Recientemente, en Inglaterra, una pacienteafectada de un cáncer de cuello de útero ha pro-cesado a su médico, que le había prescrito la píl-dora a pesar de que fumaba (9).

La minipíldora

La píldora "mini" es simplemente una píldoracon una dosis menor de estrógenos que la píldo-ra normal y que, apoyándose en esto, ha sidopresentada como menos tóxica. Sin embargo, laopinión de los especialistas al respecto no esunánime. Así, por ejemplo, el Dr. Jean MauriceGazave, director adjunto del laboratorio defisiología patológica de 2' Ecole de HautesEtudes de París, afirma: "Este argumento sería

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válido si la toxicidad fuese proporcional a lacantidad de los compuestos, es decir, si cadacompuesto tuviera propiedades tóxicas por símismo. Las hormonas genitales naturales secre-tadas a dosis fisiológicas por la mujer sana no

tienen nada de tóxico. Pero la toxicidad aparececuando las sustancias dotadas de propiedadesestrogénicas y progestágenas son administradasfuera del ciclo con el fin de perturbar el meca-nismo fisiológico que provoca la ovulación. La

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La incidencia de adenocarcinoma del cuello del útero se ha más que doblado desdeprincipios de los años setenta y mediados de los ochenta. Este aumento se ha obser-vado también en Gran Bretaña y en Noruega. Afectar sobre todo a las mujeres jóve-

nes de 20 a 35 años y de medios socioeconómicos elevados.El aumento del cáncer de cuello de útero en occidente ha sufrido un ajetreo considerable enlos últimos años. Sucesivamente se ha atribuido a diferentes agentes para despistar de suorigen yatrógeno.

1970: virus del herpes1980: papiloma virus1993: VIH

Esta última causa es muy interesante y merece que nos detengamos un poco en ella, por-que afecta a la salud de muchas mujeres.En la sexta redefinición del sida (ver artículo sobre la invención del sida en África en estenúmero y nuestro trabajo sobre el baile de las enfermedades definitorias en el nº 42), el cán-cer de cuello de útero ha pasado a ser una enfermedad definitoria del sida, engrosando las31 enfermedades antiguas que definen el sida en occidente. En la práctica, eso quiere decirque si eres VIH positiva y tienes cáncer de cuello de útero, por definición, ya no tienes cán-cer de cuello de útero sino sida.Evidentemente esto es absurdo, porque tus síntomas y análisis son exactamente iguales alos de otra mujer a la que se le diagnosticará cáncer de cuello del útero si es seronegativa.Por lo tanto, el criterio para clasificarte como enferma de sida o de cáncer es simplementeel test. Pero los tests son inespecíficos, y fraudulentamente se presentan como indicadoresde que has sido infectada por el virus que supuestamente produce el sida (como hemosdemostrado reiteradamente desde el nº 35 de la revista con numerosos trabajos científicos).Esta definición (es decir, incluir el cáncer de cuello de útero como enfermedad definitoria)tiene una ventaja para los partidarios de la hipótesis oficial del sida. Pretende parchear unade sus muchas lagunas, que es la siguiente: En 1993, 10 años después de la epidemia de una enfermedad infecciosa y sexualmentetransmisible, en occidente seguíamos teniendo sólo un 10% de mujeres afectadas, segúndatos oficiales de los CDC (Control de Enfermedades, EE.UU.). Eso era un gran problemapues ninguna enfermedad infecciosa, y menos de transmisión sexual, respeta a las mujereso es misógina. La introducción del cáncer de cuello de útero como criterio diagnóstico delsida, evidentemente, aumentaría el número de mujeres en las estadísticas del sida hetero-sexual.Pero esta definición también tendría otras ventajas, como de hecho las tiene toda la hipóte-sis oficial del sida. Por otra parte, ocultaría el origen yatrógeno de las hormonas utilizadasen medicina y el origen químico de este cáncer estrógeno-dependiente, debido además alos estrógenos medioambientales introducidos por los industriales en el medio ambiente. El resultado de que, una vez más, se les oculte a las mujeres el origen de sus cánceres esinevitablemente más muertes innecesarias. q

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ausencia de ovulación induce entonces un esta-do patológico, del que algunas consecuenciasson extremadamente graves, y sólo ahoracomienzan a ser consideradas. La toxicidad dela píldora es, por lo tanto, indirecta y estáregida probablemente por la ley del todo onada: si la píldora es eficaz también es peli-grosa, y a la inversa, su inocuidad desencade-na su ineficacia (8).

Otros muchos especialistas coinciden eneste punto de vista. Así, la doctora ValerieBeral, de la London School of Hygiene, añadeque las tasas de mortalidad (elevadas en lasmujeres que toman la píldora) no han sufridoningún descenso desde que se vienen utilizan-do las minipíldoras (17).

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Esterilet o dispositivo intrauterinoAunque presentado prácticamente como inocuo, el esterilet origina también problemas, algunos de loscuales están sin duda aún por desvelar.

En primer lugar, hay que decir que su forma de acción se conoce todavía poco. El organismo sedefiende contra él, como lo prueba el hecho de que se produzca un aumento de las células defenso-ras de primera línea (macrófagos) en los úteros que lo contienen, y el que, en muchos casos, el úteroconsiga expulsarlo sin que la mujer se entere (de 7 a 20% de los casos).

Sólo dos mujeres de cada tres conservan su esterilet al cabo de un año y una de cada tres al cabo decuatro años. Una mujer de cada cinco no sabe que su esterilet ha sido expulsado, pero continúaactuando como si lo tuviera, con los riesgos de embarazo que ello implica.

Aparte de todo esto, podemos ya afirmar que existe un cierto número de problemas importantes, talescomo:

- Perforaciones de útero: en un caso de cada mil cuando es colocado por un médico experimentado,más si no es el caso.

- Infecciones: en una mujer de cada doce durante los primeros días. Más adelante, durante cuatroaños, una infección grave en un 1%. Las inflamaciones e infecciones de las trompas (salpingitis) sondos veces y media más frecuentes en las mujeres que utilizan el esterilet. La posibilidad de embara-zo extrauterino aumenta en las mujeres que utilizan este método, así como la de padecer dolores yhemorragias. La anemia debida a la circunstancia anterior es cinco veces más frecuente.

Pero quizás lo más grave del asunto es que los efectos a largo plazo se desconocen. Todos los ana-tomopatólogos constatan que el útero con esterilet sufre profundas modificaciones. En un 95% de loscasos, existe inflamación y a menudo otras alteraciones, como crecimiento exagerado de las células,de la pared y alteraciones diversas de las mismas (5).

¿Qué sucederá a largo plazo?

Nadie lo sabe. Pero las mujeres cobayas de la industria médica lo sufrirán en sus cuerpos...

Anotemos que hay informes de una utilización particular del esterilet en el tercer mundo, donde losmédicos que lo implantan cortan el hilo para que sea imposible sacarlo (3). q

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¿Son las mujeres españolas más resis-tentes al cáncer de mama que lasextranjeras?

Deberían serlo, porque las autoridades sanita-rias no les advierten del riesgo de cáncer demama que corren al tomar la píldora anticon-ceptiva.

De los 14 contraceptivos orales que figuranen el vademecum español, en ninguno figura elcáncer de mama como efecto secundario (40).

Por el contrario, este efecto secundario yotros que en España no se mencionan, sí figuranen los vademecums extranjeros. Así, leemos enel Vidal francés, destinado exclusivamente alcuerpo médico: "mastopatía maligna (es decir,cáncer), adenoma hepático con hemorragia, dia-betes". En su versión al público, más "light",sólo se menciona como "excepcional mastopa-tía y tumor benigno del hígado", así que lasfrancesas son engañadas también, ya que unamastopatía es considerada como un tumorbenigno; pero al menos los médicos son infor-mados de que estos medicamentos pueden cau-sar mastopatías malignas, es decir, cáncer demama.

En el vademecum inglés Martindale se men-ciona, además, el "cáncer del útero y cáncer demama (discutido)". En el vademecum america-no PDR (Physicians Desk Reference,) tampocose hace mención del cáncer.

Por su parte, el Dr. Bruno Donatini en su libro"L´Intox, algunas verdades sobre vuestrosmedicamentos", ed. Medecine, information, for-mation, añade en su personal revisión de la lite-ratura científica internacional: "adenocarcinomadel cuello del útero, aumento de los neuroblas-tomas, de los feocromocitomas y de los tumoressuprarrenales". Es decir, que la informaciónoficial se contradice en los vademecums médi-cos de distintos países. Cualquiera que sea, sehace llegar a las víctimas suavizada... para quesigan consumiendo.

Es impresentable científicamente que en laspublicaciones oficiales se reconozcan los efec-tos cancerígenos del mismo producto en unospaíses y en otros no.

Los diferentes anticonceptivos hormonalesson fabricados por los siguientes laboratorios:

Wyeth Orfi, Schering, Europharma y Organon. Si lo que acabáis de leer os parece grave os

aseguro que hay cosas peores.

Anticonceptivos de larga duración

A las mujeres también se las engaña con la este-rilización "reversible" mediante anticonceptivosinyectables cancerígenos, como el depoprovera,y los implantables, como el norplant, que tieneterribles efectos secundarios. Y no sólo en eltercer mundo, sino también en España.

Se han llegado a introducir productos anti-conceptivos ocultos en las vacunaciones. Unode los casos que conocemos se dio en Filipinascon la vacunación del tétanos.

El tétanos afecta más a los hombres que a lasmujeres. Pero la campaña de vacunación estabadirigida sólo a las mujeres, y además en edad deprocrear.

Algo inusual que llamaba la atención. Ungrupo de religiosas robaron las vacunas. Lashicieron analizar y comprobaron que conteníanuna sustancia anticonceptiva. La esterilizaciónquímica y quirúrgica completan este siniestropanorama (3). q

Referencias(1) Bárbara y Gideon Seaman, "Dossier hormones" Ed. del´impatient. 9 rue Saulnier, 75009, París, Francia.(2) Ver en el nº 48 nuestro artículo "¿Prozac: panacea o ase-sinato? en la sección de Psicología.(3) Alfredo Embid, "Del control de natalidad al genocidio",número 59 de la Revista de Medicinas Complementarias.(4) París Match, 26 marzo 1966.(5) Revista "L'Impatient", nº 40, artículo de CatherineSokolski. 9 rue Saulnier, París 75009).(6) Le quotidien du medecin, 7 mayo 1975.(7) "Le devoir", Montreal 20-2-78, nº5 - Dossier mujeres.(8) Le figaro, 22.4.78.(9) Profesor Henry Joyeux, "Cáncer de mama, la prevenciónmás eficaz", Medecines Nouvelles, nº 94, 3º trimestre 1999.(10) Sobre el DES ver el nº 58 de nuestra revista. Sobre laTSH ver el nº 41 y una actualización prevista en el nº 60.(11) The Lancet, noviembre 1976.(12) Nancy Mc. Keith: "Women's health Handbook". ViragoLtd. 5 Wardour St. Londres.(13) Citado en (1).(14) The Lancet, 8 oct. 1977.(15) The Lancet, 13 nov. 1976.(16) Bade Ainsa J.A. Salvá. "Reacciones adversas a losmedicamentos y enfermedades yatrógenas", Toray.(17) Valerie Bernal, The Lancet, 13 nov. 1976. 1.047-1.051. (18) Vessey y col. Journal of biosocial science. Oct. 1976.

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(19) C. Heusghem y P. Lechat:"Les effets indesirables des medicaments". Masson, París.(20) JAMA (Journal of American Medical Association),Feb. 1975. (21) The Lancet, 15 diciembre 1995.(22) Larangh en el American Journal of Obstetrics andGynecology, y otros de Brownrig.(23) Pradal H. "Les grands medicaments". Seuil.(24) Dr. Louis Von de Brower:"La dictature des laboratoirespharmaceutiques", ed. ATRA-AGSTG, 1994, Suiza.(25) Endocrinologie -Fondements physiologiques" deSimon Idelman, PressesUniversitaires de Grenoble,1990.(26) Dr. D. Rueff. Medecineortomolleculaire et cancerolo-gie. En el libro "Nouvelles apro-ches sur le cancer". Ed. AlbinMichel - Sully. Paris, 1993.Disponible en la AMC.(27) The Lancet, 1976, I-313-314.(28) The Lancet, 1976, II-373.(29) Jaques Philipponneau:Relación del envenenamientoperpetrado en España y camu-flado bajo el nombre deSíndrome Tóxico. Precipité, ed.París.(30) "Un pequeño masaje":What doctors don´t tell you. Vol.5, nº 7.(31) Dra. Ellen Grant: "LaPíldora. Riesgos de cáncer demama", Revista de MedicinasComplementaris, nº 59.(32) A. Embid: "Lo que no oshan contado sobre el cáncer demama", nº 58 de Revista deMedicinas Complementarias.(33) El riesgo de contraer cáncerde mama por la píldora contra-ceptiva podría estar subestima-do. Townsend letter for doctorsand patients, julio 1999.(34) Elfriede Fasal y RalphPaffenberger. Journal of theNational Cancer Institute, octu-bre 1975.(35) Journal of NCI(National Cancer Institute,EE.UU.), Oct. 1975.(36) Oscar Caballero,Cambio 16, nº 280.(37) McPherson y colabora-dores, British J. Cancer,1987, 56, 653-660.

(38) Townsend letter for doctors and patients, julio 1999.(39) Ob and Gyne, febrero 1992: "Las verdaderas estadísti-cas del cáncer". What doctors don´t tell you. Vol. 5, nº 7.(40) Catálogo de especialidades farmacéuticas editado porel Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, Madrid1995.

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Si no la encuentras pídela a:

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