Literatura: Vida, pasión y resurrección

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Psicología de la Publicidad

Lic. Reynaldo Cruz Zapata – Escritor, Comunicador Social Catedrático de la Universidad Nacional de Piura

Literatura: Vida, pasión y resurrección de la palabra

I.E. “San Pedro”, Parachique – Sechura.

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LITERATURA: VIDA, PASIÓN Y RESURRECCIÓN

¿Qué signif ica ser escritor?

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Poema El Poeta a Su Amada

(de César Vallejo)

Amada, en esta noche tú te has crucificado

sobre los dos maderos curvados de mi beso;

y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,

y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.

En esta noche clara que tanto me has mirado,

la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.

En esta noche de setiembre se ha oficiado

mi segunda caída y el más humano beso.

Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;

se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;

y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.

Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;

ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura

los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.

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César Vallejo, en 1917, envió uno de sus poemas a don Clemente Palma, el intelectual y crítico más importante de aquella época, en Lima. Le respondió  don Clemente palma a César Vallejo: "Nos envía usted un soneto titulado El poeta a su amada que en verdad lo acredita a usted para el acordeón o para la ocarina antes que para la poesía. Sus versos son burradas más o menos infectas y que hasta el momento de largar al  canasto su mamarracho no tenemos de usted otra idea sino la de deshonra de la colectividad trujillana, y que si descubrieran su nombre el vecindario haría lazo y lo amarraría en calidad de durmiente en la línea del ferrocarril de Malabrigo".

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PARIS EN VALLEJO

Vallejo vivía aquí y allá en hoteles míseros. En las peores ocasiones dormía unas horas en el metro hasta que lo cerraban a la una de la mañana y tenía que deambular por las calles bajo las frías noches, y sentarse aterido aquí y allá, hasta la llegada de las primeras luces del alba. Iba a veces a buscar trabajo en las usinas (recinto industrial). Con los escasísimos fondos que le llegaban del Perú por sus colaboraciones periódicas, con algo de la buena voluntad de amigos y de pequeños préstamos de Pablo Abril de Vivero, sobrevivía en una existencia perentoriamente humana. A través de Abril de Vivero comenzaba a tramitar en Madrid una beca para estudiantes peruanos. Pero era incapaz de tocar puertas donde sentía que podían rechazarlo. Jamás tuvo la menor habilidad ni el menor ánimo para la intriga o las posiciones acomodaticias. Empezaba a cumplirse su vaticinio limeño de que no le importaría “comer piedrecitas” con tal de ampliar su mundo.

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La tentación del fracaso es el registro metódico, doloroso, festivo y profundamente vinculado al oficio de su autor, del combate diario por la vida y la escritura. De sus dolores y amores, de sus fracasos, de sus dudas. Ni una sola línea de autoconmiseración, ni una pizca de piedad para el sufriente de úlcera y demás disturbios que analiza descarnadamente después de cada operación, de cada hemorragia. Pocas veces se detiene frente a ese cáncer crónico que lo invade, aunque controladamente. No se priva de nada este flaco tenaz y autocrítico.

JULIO RAMÓN RIBEYRO

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Tres temas se mantienen en La tentación del fracaso: La escritura, el amor, la enfermedad. Y por encima de los tres, la nube negra del dinero que nunca le alcanza. El escritor vive en la pobreza más absoluta y, cuando lo recibe, sea de su beca, de su familia o de sus eventuales trabajos, se lo gasta de golpe, en dos o tres días, y a veces hasta en una noche.

En agosto de 1954 ya había expirado su beca y su familia de Lima dejó de enviarle remesas de dinero, de modo que la situación no parecía tener salida. Fue entonces que el dueño del hotel donde se hospedaba, y al que ya no podía pagar, le ofreció un trabajo de conserje. Recibía un mínimo sueldo y tenía asegurada la habitación y en parte la comida. A cambio se encargaba del “monopolio de las funciones administrativas” y de limpiar diariamente las ocho habitaciones. Y una vez por semana baldear la escalera. “De modo que soy gerente y al mismo tiempo camarero.”

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En una ocasión, la basura no fue recogida ya que el reloj no sonó, y sacó los cubos a la calle demasiado tarde. ¿Qué hacer? “Es curioso que tenga yo ahora que ocuparme de cubos de basura cuando estoy escribiendo precisamente ‘Los gallinazos sin plumas . Espero ʼque esto le otorgue a mi cuento un poco más de exactitud sicológica”, escribe, refiriéndose a su emblemático relato sobre la lucha por la sobrevivencia de dos niños que viven de los desechos, publicado en 1955.

En 1955, durante su estadía en Madrid, necesitaba diez dólares (!) para un pasaje de tren a París. El dueño de la pensión se los prestó. Como garantía, el escritor le dejó una maleta llena de libros que nunca pudo recuperar. Y conste que entonces los libros eran un preciado tesoro.

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En 1956 consiguió un subsidio para estudiar alemán en Munich. En agosto de ese año consignó en su diario: “Noche catastrófica. Reeditando una de mis viejas y estúpidas salidas nocturnas he perdido anoche 150 marcos (el monto mensual de mi beca). Probablemente me los robaron en algún bar. Recuerdo haber terminado la noche en una comisaría, ebrio, discutiendo con una mujer de vida alegre. Única conclusión: no puedo seguir soltero.”

En noviembre de 1956, de regreso en París, registra: “Yo solamente pido paz, el tiempo suficiente para escribir, dinero para libros y cigarrillos. Ahora en el Jardín de Luxemburgo pasé un día horrible bajo el más hermoso sol de otoño: mi única preocupación era escaparme antes que llegara la mujer que cobra por el derecho de ocupar una silla. No tenía ni un céntimo en el bolsillo.”

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JOSÉ WATANABE

Nacido en Laredo, un pequeño pueblo al este de Trujillo. Su madre Paula Varas Soto, peruana, de origen serrano y su padre Harumi Watanabe Kawano, japonés de quien cuenta aprendió el arte del haiku.

Watanabe tuvo una infancia muy pobre, sus padres trabajaban como campesinos en una hacienda azucarera al norte del país hasta que el destino les jugó una buena pasada: ganaron la lotería de Lima y Callao y viajaron a Trujillo, la capital de la provincia. Luego José migró hacia Lima para seguir estudios superiores, pero el recuerdo de Laredo quedaría siempre en su memoria, por lo cual muchos de sus poemas se ubican espacialmente ahí, un Laredo que hoy sólo existe, con sus cuatro calles, en el imaginario creado por el poeta.

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JOSÉ WATANABE

En Lima estudió los primeros años de la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional Federico Villarreal pero la abandonó después de casi dos años. Su formación fue esencialmente autodidacta y no sólo se desarrolló como poeta sino también como guionista de cine y documentales, estuvo muy involucrado en el medio televisivo e hizo una adaptación de Antígona de Sófocles para el grupo de teatro Yuyachkani.

Sus textos reflejan tradición hispana en el uso de la palabra y en su humor criollo, que nos puede sorprender para lograr una sonrisa desprevenida con una de sus palabras que desmitifican al cuerpo del tabú y que rompen con el tono solemne, como en El baño “si yo hubiera tenido tetas / serían / como las tuyas” o como en Canción “Pichi de mujer / no es pichi de hombre”. Fue guionista de películas como "Maruja en el Infierno", "Alias la Gringa", además de la adaptación de "La Ciudad y Los Perros", obra literaria original de Mario Vargas Llosa que llevó al cine Francisco Lombardi.

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Uno de los hechos que más honda huella dejaron en la vida de Mario Vargas Llosa fue el matrimonio que en 1955 contrajo con su tía Julia Urquidi Illanes. Él tenía 19 años y ella 29, además estaba divorciada.

La unión se realizó en secreto y contra la férrea oposición de la familia del joven escritor. La misma tía Julia contó años después que el padre de su esposo, Ernesto Vargas, se opuso tanto, la deportó a Chile y se vieron obligados a estar separados un tiempo. El joven Mario tuvo que realizar hasta siete trabajos, a la vez, para lograr mantener una vida en común. Pero el divorcio se produjo en 1964.

La relación motivó la historia autobiográfica de Vargas Llosa en 1977, titulada “La tía Julia y el escribidor”. Julia, a quien no agradó la obra, respondió después con otro libro: “Lo que Varguitas no dijo”. En el libro de Urquidi, publicado en su país, Bolivia, en 1983, se señala que la ruptura con Mario fue repentina. Él le confesó, por medio de una carta, que estaba enamorado de Patricia, sobrina carnal de Julia, quien es su actual esposa.

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MARIO VARGAS LLOSA

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¿Qué signif ica ser escritor?

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