Lipietz, Alain (2002) - La economía social y solidaria

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    ' ..... .. .-' . ~DESARROLLO-U R O C E ~ T R I S M O YECONOMIA POPULAR

    MS ALL DEL PARADIGMA NEDLIBERAL

    BOAVENTURA DESOUSASANTOSCSAR RODRGUEZ -ARTURO ESCOBAR, ORLANDO FALS BORDAL U ~ -t:-tHADfl,;; l'..-1"u ,.....f\,, _r;;;:::-:., . L: '-J l ! " " . . ~ _ : : :- : V '" ' ' - ~ALAIN LIPIETZEOGARDO LANDEREMIR SADERMIGUEL NGEL CONTRERAS NATERAOSVALDO SUNKEL

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    ndice general

    Presentacinpor Elas Jaua Milano, ministro para la Economa , ........ 5Introduccin: Sobre la bsqueda de soberanas democrticas ....... 7MIGUEL NGEL CONTRERAS NATERA

    PRIMERA PARTECRTICA DE LOS SABERES EUROCNTRICOSPensamiento crtico latinoamericano:la impugnacin del eurocemrismoEDGARDO LANDERLa superacin del eurocentrismoEnriqueczmiento del saber sistmico y endgenosobre nuestro contexto tropical .............. :.ORLANDO f'ALS BORDA Y LlJlS EDUARDO MORA OSEJO

    El desarrollo y la antropologa de la modernidadARTURO ESCOBAR

    SEGUNDA PARTEPENSAR LA ECONOMA SOCIAL YSOLJDARIA

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    .. 62

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    Qu es la economa social y solidaria? .......... ... .._ ..................... 113ALA IN LIPIETZ

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    p,,r;, ,tmp!.:lf el canon de L. proJuccion1)(),\\ 1 :-..I l K\ DI. SOL'"-' "A'- ros\ < l

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    Qu es la economa social y solidaria?*Alain Lipietz

    EN PRIMER LUGAR, les agradezco su numerosa presencia, a pesar d e que ya estamos en primavera e ~ todo caso a mis ojos denrdico que pasa su tiempo en Bruselas. A propsito, pienso queprobablemente hay una cierta relacin emre la eco loga por unaparte, la economa social y solidaria por la otra, y la primavera_Claudel deca: "El fruto es para el hombre, pero la Oor es paraDios y el buen olor es para todo lo que nace".Creo que efectivamente la ecologa nos invita a obser\'ar esras cosas que nacen con una simpa ta muy particular_ Un periodista me preguntaba hace raro: "No tiene usted la impresin deque la economa solidaria es el margen cuyo destino ser alcanza do?" _S, porque en principio todo lo que nace tiene por objetoimponerse un da y normalizarse. Estamos actualmente en unasituacin donde la economa social y solidaria est an en el margen, ahorita es una flor que nace. Y un da prtar sus frutos y llegar a ser lo normal -espe ro-, ms exactamente ser la forma dominante del tipo de economa que hoy se quiere construir.

    Pero , qu es la economa social y solidaria? Primeramente,sta no se'ihrnmba

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    ncs que siguen sie ndo d

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    otros le ofrecieran lo que necesitara al momento de necesitarlo.D e hecho, la estructura de la familia extendida era un poco as.Eso no quiere decir que fuera justo, atencin. Es la mujer quienllada la m'Yo"r parte del trabajo y los homb res quienes se beneficiaban de la mayor parte de los serviciad, pero no eran ni intercambio y ni redistribucin. Uno se e v a n t . ~ b a en la maana y sabaquin deba hace r cada cosa, era totalmente normal. El trabajoque haba que hace r se aprenda de generacin en generacin, demadre a hija , de ta a sobrina . Igualmente, ms all de la familiahaba superes tructuras de reciprocidad.

    En mi infancia en Va llan, no se le hubiera ocurrido a nadiecrea r una asociacin o exigir una subvenci n para organizar lafiesta del 14 de julio. Cada quien saba exactamente quin debahacer qu cosa, d nde estaba el palo encebado, dnde lo habanguardado, dnde se le deba colocar, quin deba tocar el violnpa ra hacer bailar a la gente, dnde estaban los farol itos,dnde lasguirnaldas, dnde se haba guardado el es trado , t - c t e r a .

    En un pueblo promedio de L950 la comun idad saba muybien cmo resolver sus pequeos asunros con el mtodo del "esoes evidente". Un cieno nmero de funciones destinadas a la comunidad deban simple mente ser asumidas por la comunidad .

    Esta especie de tercerpn'ncipio, que es mucho ms fundamen tal que los otros, mu cho ms antiguo, es el que establece vnculosen la sociedad. Eso no quiere decir que inevitablemente se haga"Zie buena manera , no estoy haciendo el elogio de un mundo antiguo donde todo iba bien . Pero uno se da cuenta , en realidad, quetoda la historia del desarrollo econmico bajo el capi talismo, enpanicular desde la Revolucin Francesa y sobre todo a lo largode los siglos XlX y XX. consisti en decir "No, slo son los dosprimeros sectores los que cuentan" , es dec ir, lo que hacan el es-- - , - - ~ -rada y las empresas c-

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    nos encontramos probablemente en el punto ms bajo del sentido de reciprocidad, del sentido de comunidad. Las pelculas quecomienzan a tener xito a partir de la segunda mitad de los aosnoventa, incluida la reciente Am/te Poulain, son pelculas de lanostalgia de la comunidad, pelculas que dicen:"En definitiva, sinos ocupramos de nuevo un poco ms los unos de los o tros, nosira mucho mejor".

    Y creo que eso es lo que alimen ta, en particular desde la crisis, el regreso - digo ciertamente regreso- a la voluntad J e desarrollar lo que se ha de llamar finalmente economa social y solidaria. Por qu digo regreso? Est muy vinculado a la idea de que,en realidad, ya se cuenta con estructu ras que pueden sustentarla.Son las asociaciones, es la cooperativa, es la mutualidad.

    De hecho, a partir de la Revolucin Francesa, aun antes quela ley de Le Chapelier fijara el modelo del ~ a r r o o cap italista,la gente comienza a reaccionar ante la idea de que no hay ms queel estado y las empresas como formas de socializacin entre lasmujeres y los hombres del pas. Muy, muy rpidamente, se ve eldesarrollo de iniciativas popular'es, a parttr de los aos 1820 en4'on con su primera cooperativa de consumidores, ue dicen_ _o, eso no puede ser, no se ued confiar todo al es tado, no sepue e confiar to4o aJ mercado". Y, obviamente, s necesario des-

    < taca r que no se puede-conf iar todo lo ue ueda a la i esia. No escasu a que este movimiento que los historiadores l a m a ~acionismo de trabajadores (es decir, el nacimiento en el mundooer rabajo de lo que devendr entre 1880 y 1920, a r a ~car;sindicato, coo rativa mutualidad y asociaciones} ' es conco-mitante a a separacin entre la iglesia y el es tado.cLa iglesia ~hasta cierto pumo, e1 sector del estado que se ocupaba de la reciprocidad. A parr del momento en que los movimientos popuJ;.:tes dicen Pues no, vamos a organizar la reciprocidad nosorros-

    ismos, en cooperativas, en asociaciones", la iglesia cae Jel esta-. "do hacia 1

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    As, el movimiento popular (esencialmente de los trabajadores )ro no solamente de ellos), mventa en el si lo XIX una reScual contara solamente el estado y la

    la sntesis de lo que. en ese entonces, se llamara economa social.H ace un g ran discurso para la Exposicin Universal de Pars en1900, donde existe un pabelln de la economa social. Y los socialistas le responden, por voz deJean Iaurs, que "El estado es lacooperativa su prema, aquella hac ia la cual tienden como unaa sntota todas las dems formas d e cooperativas". Extraordinaa vis i n! Y C harles Gide tiene la misma idea. Es muy interesante, ya que eso nos da una idea de lo que era la economa social enesa poca . Gide dice: "El destino de la mutualidad es convert irse

    Len caja obligatoria de seguridad social. El destino de la coopera-TiVa es convenirse en serv1c1o pblico". Tomen por ejemplo el gas-ytaelectricidad. Uno se da cuenta de que en la poca, en los ba -rrios populares, en los barrios ms pobres, eran a menudo unascooperativas las que prestaban los servicios t' os.

    Justo ames de la Conferencia de Porto Alegre, vi el fenmenoexactamente opuesto en Amrica Latina, en Argentina, en la pequea ciudad de Villa Carlos P az, en la montaa, cerca de la ciudad de Crdoba. All se estableci la privatizacin y es una nicacooperativa, la misma que asumi a la vez la distribucin del aguay la danza, la animacin cultural. E ra interesante ver eso. S, decierta manera , es una alternativa a Vivendr1 .

    Qu hay de comn emre el agua y la cultura?, entre un servicio de redistribucin del agua y la oferta de cursos de danza yde animacin de fiestas? Que en los d os casos se trata de un servicio que va di rigido a to9a la comunidad y a cada uno en particular. Una botella es u r ~ mercanca; hay alguien que la f a b r ~ a quepone agua dentro y la vende en el sistema de mercado. El sistemal. Mulrinacional francesa.

    117l ) ~ es la economJ SOetJI ' d . m a ~

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    de aduccin de agua que s < . ~ por el grifo es roralmentc diferente,porque aunque obvia y finalmente ser una persona quien la bebe r, la red de agua es algo que est abierto a toda la comunidad.Y cada individuo tiene la libertad, en cualquier momento, deab rir su grifo o de no abrirlo. La cultura es similar. Se organizauna fiesta. Hay gente que viene a bailar, individualmente o enpareja, pero se debe es tablecer la estructura deJa fiesta comnpara que cada quien pueda aprovecharla. Y por lo tanto hay interac tividad. Es a la vez un se rvicio a la com unidad y un servicio acada uno que no puede ser asumido ni por Ja economa de mercado que se ocupa de individuos que compran mercancas, ni porlo fiscal ya que cada quien podr elegir consum ir ms o menos.Es entonces bastante lgico que existan formas de produccinque respondan a es ta doble dimensin. Formas que estn de lleno en la economa de mercado (ya que hay"cliemes qut: vienen abailar o a no bailar, que vienen a tomar agua o a no tomarla) peroque, al mismo tiempo, responden n la necesidad de ofrece r unservicio a wda la comunidad, independientemente y ms all dela suma de los usuarios y d el provecho que en mayor o menor gra do cada quien haga. Si se observa bien se trata un caso bastantegeneralizado y es por ello que existe el sistema o el principio dereciprocidad. P o r q u ~ en la mayora de Jos casos, no se es t en elsistema general de redistribucin por el estado (en cual s te tom aa travs del impuesto y presta un servicio pblico), ni se est tampoco en la redistribucin del sistema de mercado (donde Jos empresarios buscan a un diente), sino que en la mayora de Jos casosse est simultneamente en los dos. Y es eso, precisamente, lo queconstituye la parte ms importame de nuestra vida material e incluso espiritual e intelectual.

    Enronces, a partir de all se comprende rpidamente q u ~completamente normal que algunas formas de produccin estn.a l a vezsujetas al mercado y subvencionadas en forma ermanente. 1empre que haya un diente, se estar sujeto aJ me rcado; siempre que sea un se rvicio que se ofrece a roda la comunidad, es nor-

    11 8Alam Ltptetz

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    mal entonces que sea toda la comunidad la que lo pague. Y, en 1'consecuencia, en la realidad concreta, es necesano que la agen Cia, la cooperativa o la asociacin que ofrece estos dos servicios,

    se beneficie de un Cloble financiam iento: uno por parte del indi-

    que existe a partir del nacimiento de un servicio de este tipo, des tinado tanto al inJI\iduo como a la comunidad. Inicialmente esuna iniciativa de algu ien que dice "Es una necesidad no satisfecha, voy a hacerlo. l.uego percibe que eso beneficia a roda la com unidad, y en ronces dice "Pero si eso beneficia a toda la comuni dad, po r qu no es el estado quien lo h < ~ c e : - > ' ' Y se encuen trasiempre esta tenston, tensin entre, por un

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    .1os 1950- 1960. Se puede decir que l .b ~ o c i . K i o n c y b < " ( l O ( ) ~ . 'rat ivas. en la inmedia ta posguerra. conocieron un

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    mento de la seguridad social. _Y. peo r aun , a las cooperativas se lesconden a ser moldeadas por lo empresarial para sobrevivir eese modelo . El Cr it Agrico e no se puede decir que fuera unah erramienta de la altern:uiva financiera, al cont rario. fue la herra-'ienta de la modernizacin h i p e r p r o d u ~ ~ v i s t a de la agricultura.Como el Crdtt Mutuel y otros. que se convirtieron en la herramienta de l acompaamiento financiero de lo que se llam elfordismo, de la instauractn de la sociedad de produccin demasa y de consumo de masa.

    Es despus de la crisis de este modelo cuando ni el estado nilas empresas fueron ya capaces de ga rantizar el pleno empleo yuna situacin equ itativa para todo e l mundo, que se volvi a ver,como pequeas llores, jvenes brote que empezaron a decir "seva a hacer ot ra cosa". Eso se llamaba C'COnomia autnoma o alter-nativa en ese entonces. Luego, poco a poco, se insritucionali7.aron ellas tambin. Y qu forma haban remado? La formaasociativa. la forma cooperativa. Eso no est muy lejos de aqu,en el congreso de la Red de la Economa Alternati,a y S0lidaria.en BeBe de Mai en Marsella, cuando finalmente los viejos delmovimienro coope rati,o, murualistas y asociativos, reconocie-ron a sus nietos y que los nios reconocieron a los abuelos. Diciendo que, finalmente, este movimiento de la economa alternativa nacido despus de 1981 se haba unido a sus antepasados unpoco anquilosados en lo que haban de,enido la economn s0cial,la cooperativa. la mutuillidad. la asoc tacin . etcter

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    social. Esto noser en abso luto de la misma manera en que se hizo"';n el secwr socioculru ral. No reharemos los aos 1950. No estamos ms en una situacin donde la gente va espontneament e alos patrocinios laicos, d evenidos desde entonces cine-club, casasJe la juventud y de la culrura . En esa poca, e n 1950, salamos deun mundo todava muy comunitario, tanto en lo rural como en lourbano. No tena cada uno su tdevisor, ni cada uno su carro, etcte ra. Emonces, las estructuras colectivas de servicios pblicosen el dominio cultural e ran el modo no rmal de acceder a la cultu ra. H oy es completamente diferente. Hoy tenemos que cada unotiene su televisor, su equipo de alta fidelidad. H oy, al comrario, lagente parte de una situacin de consumo puro e individual , perosabe muy bien que eso no es suficiente; es por ello, por ejemplo,que se reencuemran en las fiestas rave.

    Hay que reinventar al colectivo y rehacer el tejido social apartir de este punto ex tremo de individualizacin. H e ah la pri merita cosa que hay que mete rse en la cabeza. Esto nova a ser simple. En la culwra esta dificultad es evidente , pero en la familia loes igual. Por ejemplo, e n 2020 Francia tend r ciento cincuentamil cerenarias, quin se va a ocupar de ellas? Lo dije la ltimavez que vine a Aix. No sern sus hijas que tendrn ochenta aos,ni sern sus nietas q ue tendrn, simplifico, sesenta y que habrnsido feministas toda"su vida. Ellas no encontrarn normal ocuparse de su abuda veinticuatro horas por veinticua tro; no es vocacin de las mujeres hace rse criadas durante su tiempo libre deuna invlida en cama. En tonces quin lo har? No sern tam poco los funcionarios. El modo de trabajo de la funcin pblica noes

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    es as tampoco como esto puede funcionar. Forzosamente debeser algo en donde no se cuente el tiempo, ni deba ser lucrativo, niestar fundado sobre el provecho ni sobre la redistribucin admi-nistrativa. ,

    Entonces pe rtenece, obviamente,:.) mtodo asociativo: esrclaro que se trata de servir a una persona en panicular. Es necesario, al mismo tiempo , que la dienta - digo clienla ya que , a esaedad, no habr m s que mujeres- o su familia y la Caja Nacionalde Subsidios Familiares paguen. Pero ~ importante es gue la redex ista, que la asociacin que ofrece servicios a domicilio ex ista ent>ermanencia, qu

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    palabra remunerar y no pagar ya que comunidad, municipio y re-numerar pertenecen a la misma familia y vienen todos de la pa la bra munus que quiere deci r el don y la carga al mismo tiempo, loque se da a los otros teniendo la responsabilidad de hacerlo. Es elprincipio eJe la reciprocidad.

    Cmo puede realizarse esto? Hasta ahora, y es un gran obstculo, se ha venido haciendo poco a poco. Es decir, una asociacin que se dice "Asumo aqu el ftbol, ofrezco a la comunidadun lugar donde ocupar a los jvenes porque si no pod ran haceridioteces; y a la vez para aquellos a quienes les guste enseo el ftbol", asume que a la vez es para los individuos en particular yparatoda la comunidad. Est claro, una asociacin que propone estoespera ser subvencionada, po rque aunque en la medida en que elservicio de ensear el ftbol es un servicio que hace las veces decurso particu lar y correspondera pagar al o v ~ futbolista, tambin en esa medida toda la comunidad tiene inrers en que el curso ex ista - adems, el club puede hacerse campen, nunca sabemos!- , por lo que es normal que la comunidad lo pague ..

    Al principio, la gente es voluntaria, benvola, porque encuent ra que est bien dedicar tiempo a la comunidad. Luego, lacurva alcanza su asntota y percibiendo que presta un serviciopblico, se pregun ta "!Pero por qu hago esto gratuitamente?Adems, los usuarios exigen que contine, y ademas, en caso deriesgo, soy responsable criminalmente mientras que presto unservicio a la comunidad".

    Ustedes ven, entoncs, que hay que tratar de encontrar unamanera de asegurar elfi ue ha a ue er-

    er (lempo en m e n ~ a r las subvenciones. En la reaJidad concreta de boy, toda la economa social y solidaria pasa su tiempo bus -.cando financiamientos. En el sector ms difcil, el que se ocupade la insercin, eara tres personas que se fajan en esa tarea, hace~ I t a una cuarta que busque financiamientos.

    Mi p ~ consiste en definir cules son las asociaciones y cooperativas de finalidad social y solidaria, las que de-cO 1124

    Alam Lipietz

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    vuel ven servicios al secror d e mercado y para el bien de toda lacomunidad . Las que ob1engan tal marca de autenticidad tendrnde recho automticamente a reducciones de cargas y de i m p u e ~ros, o a subvenciones. Y esto, como es la ley la que debe estipula r-'o, es el trabajo de los diputados, no de ~ Q a administracin.

    Una vez bien definida esta matriz de economa social y soli-daria, con toda normalidad cualquier asociacin o cooperativaq ue encuadre en ella tiene derecho automticamente a la fo rmams comn de ayuda, es decir la dispensa de impuestos y de cmizaciones. Esto no costara nada a la comunidad ya que emplearadesempleados que de entrad a no pagan ni impuestos ni cotizaciones. E n cambio, es evidente que hay que ve rificar que se trateefectivamente de una empresa con vocacin social y so lidaria, seacooperativa o asociacin . H ace falta que haya una especie de re-conocimiento, y acaso es el prefecto quien va a hace r ral reconocimiento?, o la Secretara de Estado a la E c o ~ o m acial y Solidaria? Digo no, sern primordialmente sus pares; cuando es unaempresa de ba rrio la que se crea, son otras empresas de barrio lasque van a decir: "S, es verdaderamente una empresa de barrio,no son mercanrilistas que tratan de hacerse pasar por una empresa de ba rrio". As, haba propuesto todo un sistema de auto-reconocimiento que permita ob tener una marca de au tent icidad,aquella que permitira tener derecho automt ico, sin tener quemendigar al p refecto, a recibir subvenciones, en panicul ar bajola forma de dispensas de cotizaciones.

    Llegamos al fin a un a ltima pregunra, la p ri mera de hecho:Para qu in? La economa social y solida ria es para q uin? Percibo que hay una ambigedad terrible. particularmente entre miscolegas de la administracin y del gobierno, sobre lo que qu ieredecir la palabra social.Despus de veinte aos de liberalismo logramos decir: "Lo soci'l es ocuparse de los pobres". Pue;;;-oT

    o socta es acerque no haya ms pobres y que todos se ocu en

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    lamosa instruccin fisca l para saber cuales e ran las asociacionesque tenan eJ derecho de e r dispensadas de cotizaciones. etctera - particularmente las negociaciones en el sector del turismonot que haba dos lneas que se enfrentaban . Los que decan: "Elturismo social es para los pobres , a los jvenes de las barriadashay que sacarlos del calor de l verano para que no prendan fuegoa los carros. Tal es la finalidad de la maniobra ". Luego hay otradefinicin que se remonta a otra tradicin , de 1945 incluso 1936,que deca:" De ninguna manera! Lo social es la comunin social,es que todo eJ mundo pueda marcharse de vacaciones y de ser posible a los mismos lugares".

    Creo que hay que decir de modo muy claro que la economasocial y solidaria no es una economa de los pobres para los po

    -bres. Si se hace as sera chenrelismo, si se hace as sera encerrar al os pobres en un subsector, y converti r la ecoAOma social y soli

    darw en un gueto. No, la economa social y solidaria es la reconstru ccin del; c o m ~ n i d a d para tOdo eJ mundo. Evtdenremente'l"s neos no la necesitan. ElJos tienen los medios, con dinero, dereconstituir alrededor de ellos una seudocomunidad, con unalectora o una acompaante en su casa, una niera, una institutriz,etctera ... Ellos no necesitan reconstituir a la familia va lo asociativo, tienenel dinero para reconstituirla. No digo que es t bienhecho, digo que tiene los medios para hacerlo. Pero la idea deque la econornia social y solidaria sea nicamente para los pobresme parece una idea com pletameme errnea, y creo que si se acota as no se le ofrecern todas sus potencialidades de desarrollo.

    Creo muy profundamente que la economa social y solidariaes la respuesta al senrimiento de aislamiento, y -en la medida enque se puede- al miedo al envejecimiento y a la muerte, a la crisisde la famil ia, a la crisis del estado. Ella propone de c h o una reconstitucin, sobre bases libremente escogidas, del sentimientode comunidad en una sociedad que se ha hecho completamenteindividualista . Es una amb icin para todo el mundo. Est profundameme ligada al concepto mismo de ecologa, es decir a la

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    relacin entre los individuos, su sociedad y su medio ambiente,ya que, justamente, se ocupa de todo lo que es comn cuando sevive en sociedad -y comn no slo para la franja ms pobre.Creo que la propuesta bsica es: s a lf1 economa social y soli daria, ypara todo el mundo.He aqu lo que quera decir como in troduccin a este debate.

    Preguntas a Alain Lipierz.JOELGOMBAIN, E TU DIANTE: - e Para esteproyecto de so-

    ciedad social y solidana, cmo queda esta tenszn entre libertad eigualdad, la vieja tensin en elcorazn de todos los proyectos mte-lectuales de soczedad? Tengo el sentimiento que a travs de estenuevo modelo de sociedad que hoy se trata de pens01; se puede talvez avanzar hacia una solucin ms satis/actona de esa tensin en-tre el liberalismo y el modelo comunista.

    ALA IN LIPIETZ: - Llegamos siempre

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    tru1r una ~ o c i e d a d tr;uern.tl o comun ttana, como usted quiera,donde se cree una asociacion libre de ~ : n t e que dan los unos paralos otros. Esro

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    PREGUNTA:- e A caso podemosaceptar la prrvatrzaon de loJservrcios pblicos a par/Ir del momento en que definzramos un ~ c r -vrcio zmrverwl?

    'r\LA IN LIPIETZ: - Es un \'ej0 debt(& P:1samos d tiempo 12neso en el parlamento europeo. Uno de los problemas es que losservicios pblicos no tienen en absolmo la misma definicin deun p

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    Para ampliar el canon de la produccin'''Boaventu ra Je Sousa SantosCsur Rodrguez

    fntroduccinCOMO LO MUESTRA la consolidacin reciente de numerososmovimientos y organizaciones alrededor del mundo que luchanpor una globalizacin contrahegemnica, los varios siglos de predominio del capitalismo no han logrado dismipuir la indignaciny la resistencia efectiva comra los va lores y prcticas que consti tuyen el corazn del capitalismo como sistema econmico y forma civilizatoria. De hecho , la historia del capitalismo desde sus urgimiento en lo que WaJierstein (1979) ha llamado el " largo sig lo XVI" es tambin la h isroria de las luchas de resistencia y la crtica comra dichos va lores y prcticas. Desde la lucha de los campes inos ingleses cpntra su incorporacin rorzada a las fbricasproro-capitalistas despus de la apropiacin privada de las tierrascomunales en el siglo XVIll hasta las luchas contemporneas decomunidades indgen as en la semiperiferia y la periferia contra laexplo tacin de sus territorios ancestrales, pasando por los movimientos obreros de todo tipo, el capitalismo ha sido constantemente conrronrado y desafiado. Dichos desafos han ido acompaados de una rica tradicin de pensamiento crtico - desde elpensamiento asociativo d e Sainr-Simon, Fourier y Owen en Eu-

    * " lntroduc;ao: Para ampliar o ciinone da produc;ao", en Boaventura deSoma S:mtos (org ) Produ:::.irpara n;;er:os cammho.\ . f tl produriio nlio ca-P"' J, Civilizii\30 Hras ilcira , Ro dc .Janciro, 2002.130

    Boavcnlura eJe Sousa Samos y Ckar Ro

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    .f-OfU l A S ~ ~ 0 ( ( Brd {)D n ~ )t150r5 .qc SelrN ( ) ( t . - ~ ~ t-J ~ f, J;, ~ t ) fi t- es ~ n.. v r ~ ) ./J.,"' '"1> l.J1 !'r

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    cial Mundial en Pon o e ~ re. DaJo c..ue. como el mismo Polanyilo observ con claridad, las in sti tuciones qu

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    alternat ivas, po r lo menos en el corto y med iano plazos. de endeen buena medida en s u capaci a e so revivir dentro d ~ l con -

    - texto det dommo del capita lismo. Lo que se requiere, entonces ,es centrar la atencin simultneamenreen la viabilidad y en elpotencial emancipatorio de las m ltip]el;,)terna tivas que se vienen formulando y practicando alrededor del mundo que representan fo rmas de organizacin econmica basadas en la igualdad, la solidaridad y la proteccin del med io ambiente.

    Esre es el espriru que inspira este trabajo introductorio y losestudios de caso contenido en el presente volumen. La insisten cia en la viabi lidad de las alternat ivas, sin embargo, no implicauna aceptacin de lo existente. La afirmacin fundamenta l delpensam iento crtico consiste en q ue la realidad no se reduce a loque existe. La realidad es un campo de posibilidades en el que caben ahernativas que han sido marginadas o que ni siqu iera hansido intentadas (Santos. 2000: 23 ). En esre sent ido. la tarea de las

    p n c r i c < : ~ s y el pensamiento ema ncipadores consis te en amp liar e lespectro de lo postbl e a traves de la expenmemacin y la reflexin acerca de alternativas que representen formas de sociedadmas JUStas. Al mirar ms all de lo existente, dichas formas depensam iento y prctica ponen en tela de juicio la separacin en-

    . tre real idad y uropa, v formu lan alrernativas que son suficiente-"mente U(picas como para imp licar un desafo al status uo v son

    sul iciememenre rea es como para no ser fcilmente descanab lespo r ser inviables (\X'right. 1998) . El espectro de posibilidades re-su lrame es mucho ms amplio del que incluso muchos partidos y

    pensadores Je izquierda han tendido,, defender en los ltimos

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    taeda. las opciones de la izquierda se limitan a promover el modelo capitalista con "las variaciones, regulaciones, excepciones yadaptacio nes que las economas de mercado de Europa y J apnhan incorporado a lo largo d e los aos" (Castaeda, 1993: 5 14).Como lo mostraremos en el balance de los experimentos y las teoras econmicas alternativas que o freceremos ms adelante, elpredominio del capitalismo no reduce el rango de posibilidadesa dichas variaciones. Po r el contrario, dicho rango incluye fo rmasde concebir y organizar la vida econmica que implican reformasradicales d entro del capitalismo basadas en principios no capitalistas, o que incluso apuntan a una transformacin gradual de laeconoma hacia formas de produ ccin , intercambio y consumono capitalistas.

    Cualquier anlisis que, como el nuestro, intente subrayar y evaluar el poten cial emancipatorio de las proxstas y expe rimentoseconmicos no capitalistas que se vienen haciendo a lrededor delmundo debe tener en cuenta que, dado su ca rcter ami -sistm ico, dichos experimentos y propuestas son frgiles e incipientes.Por esta razn, en este trabajo analizamos las alternativas desdeuna perspectiva que puede ser llamada "hermenu tica del surgimiento" (Santos, 2001 ), esto es, un punto de vista que interpretade manera expansiva la forma com o organizaciones, movimientos y comunidades s resisten a la hegemona del capi talismo y seembarcan en alternativas econmicas fundadas en principios no

    .... ---ap italistas. Esta perspectiva amplifica y desarrolla los rasgose m a n c i p a ~ r i o de dichas alternativas para hacerlas ms visiblesy crebles. Esto no implica que la hermenutica del surgimientorenuncia al anlisis riguroso y a la crtica de las alternativas analizadas. El anlisis y la crtica, sin embargo, buscan fo rtalece r lasalternativas, no minar su P.s;nencial.vocado por Unger yCastaeda {entre los quese encuentran los actualespresidentes Je Chile, Ricardo Lagos . y Mxico, Vicenre Fox) en BuenosA.m:s c:n noviembre de 1997. (www..-C>be rtollnger.com/ alt crnarive.htm)

    134Boavemura de Sousa Santos y Csar Rodguez

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    Antes d e adcutramos en el anlisis de las iniciativas y propuestas concretas, es necesario precisar los trminos que se utilizan generalmente en las discusiones sobre estos temas. A fa ha deun m e jor t rmino, las prcticas y teo ras qye desafan el cap italismo son caliticadas con frecuen cia c o m o ' ' ~ a e r n a t i v a En estesentido, se habla de una globalizac in alternativa, de economasalternativas, de desarrollo alternativo, etc. Existen razones paracuestionar la conveniencia po ltica y terica de este adjetivo -e ncuanto ca lifica r algo de alternativo es ceder de entrada el terrenoa lo que se quiere oponer, que reafirma as su carcter hegemnico. Sin embargo, creemos que, antes que un cambio de lenguaje,lo que se requiere al comienzo de una indagacin que busca teoriza r y hace r vi ible el espectro de alternativas es formular la pregun ta obvia: alte rnativo frente a qu? En otras palabras, cules sonlos valo res y prcticas capitalistas que dichas aJre rnarivHs criticany buscan superar? A pesar de la amplitud de esta pregunta -q ue,de hecho, apunta a uno de los temas cent rales de l:.ts ciencias sociales, esto es, la carac terizacin del ca pitalismo como fenmenoeconmico y social- , una respues ta po r lo menos some ra ~ necesaria para clarificar el sentido del res to de nuestra ex posicin.Esto es as porque el objetivo cent ral de este ca ptulo es prec isamente ofrece r un mapa y un conjunto de tesis sobre la t rayectoria- -y las posibil idades actuales de prcticas y visiones del mundo inspirad

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    tkr 1 11 b tradieton marxi ra , d decto que fif_ura en d centro deb. Lnt es la desigualJ

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    alrededor dd globo pone en peligro las condiciones fsicas devida sobre la tierra. Como lo han puesto presente las teoras ymovimientos ecologistas , el nivel y el tipo de produccin y consumorequeridos por el capitalismo son insqstenibles (Daly, !996:Dourhwaite, 1999). El capi talismo, as, @nde a minar los recursos naturales que permiten su propia reproduccin (O'Connor,1988). Contra el prospecto de la destruccin de la naturaleza, losmovimientos ecologistas han propuesto una amp lia variedad dealrerna1ivas. que van desde la imposicin de lmites al desarrollocapita lista hasta el rechazo de la idea misma de desarrollo econmico y la adopcin de estrategias anri-desarrolli stas. b

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    ms marginados en la periferia h

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    del mundo, pasando por intentos de construccin de economasregionales basadas en principios de cooperacin y solidaridad.

    E n vista de semejante diversidad, las al ternativas ex istentesva ran mucho en su relacin con el e m a capitalista. Mientrasque unas (v.gr., las cooperativas) son CGmpatibles con un sistemade mercado e incluso con el predominio de las empresas capitalistas, o tras (v.gr., las propuestas ecolgicas anu -d esarrollistas)implican una transform acin radical o incluso el abandono de lap rodu ccin capitalista . Sin embargo, al es tudiar estas iniciativascreemos que es importante resistir la tentacin de aceptarlas orechazarlas con un criterio simplista que mira exclusivamente siel las ofrecen alternativas rad icales frente al capitalismo, por d osrazones distintas. Por una pa rte, este cri terio sim ple de (des)calificac in encam a una fo rma de fundamenralismo de lo alternativo que puede cerrar las puertas a propuestas que, si bien surgenen medio del capitalismo, abren las puertas a transformac ionesgraduales en direcciones no cap italistas y crean enclaves de solidaridad en el seno del capitalismo. Ms all de la vieja dicotom ..tentre reforma y revolucin, de lo' que se trata, como lo afirmaGorz 0997), es de implemenrar reformas revolucionarias, esto es,de emprender reformas e iniciativas ue sur tro del sistema caplt ista en que vivimos ero faciliten le n credibilidada o rmas e o rganizac in econmica y de sociabilidad no ca itahstas. or otra parte, semejante cri terio es tricto de evaluacin de--as alrernarivas implica en ltimas una hermenutica del escepttcismo, no del surgim iento, que termina por rechazar todo tipo deexperimentacin social por estar contaminado por el sistema dominante. Dado que ninguna de las propuestas viables representauna alternativa sistmica al cap italismo (esto es, una alterna tivade organizacin micro y macro-econm ica comprehensiva basa-da e x c l u s i v a m e n t ~ valores de solidaridad, igualdad y protec-cin del medio ambiente), las ah ernarivas con las que contamostienen relaciones direc tas o ind irectas con los mercados locales,nacionales e in cluso internacionales. En otras palabras, dado que

    139Para runpi!Jr el onon de )., p r,>duccln

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    saht:mos cnmo hacer funcronar una economa basaJa en el interes rnJividual (esto es. bas.JJa en el merc;Hio l pero no hemosaprendido cmo hacer ltrncionar una economa tund.tda en lap.enerosidad (Cohen. 191)-t ).las iniciativas no representan nuevosmodos de produccin que reemplacen al capitalisLa. Esto no lesrestll, sin embargo, relevancra :1i potencial emancipador. AJ encarnar \'aJores y formas organizarivas opuestas a los del capital ismo.las alternativas econmicas generan dos efectos con alto conreni do emancipador. En primer Juga r, en el nivel individual implicancon frecuencia cambios fundamentales en las condiciones devida de sus actores, como lo muestran los estudios sobre la transformacin de la situacin de los recicladores de basura en India yen Colombia presentados por Bhowmik yRodrguez, respectivamente , en los captulos incluidos en este volumen. En segundolugar, en el nivel societalla difusin de experi'ncias exitosas implica la ampliacin de los campos sociales en los que operan valores y formas de organizacin no capitalistas. En algunas ocasiones - como en el caso del complejo cooperativo Mondragn enEspaa, que tiene intluencia en toda una regin (\'

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    de este captulo en tres partes. En la primera, ofrect:mos un mapano exha ustivo de las propuestas y lneas de pensamiento sobreproduccin no cap italista . El objetivo central de es ta seccin esestablecer coordenadas genera les de ubicacin de las mltiplesi .iniciativas v propuestas que se estn llevando a cabo tanto en el. ..cenero como en la semiperiferia y la periferia y, en especial, ue lasexperiencias analizadas en los siguientes captulos de este volu men. Distinguimos tres grandes vertientes de pensamiento y deexperimentacin productiva no capitalista. En primer lugar. ex ploramos brevemente el cooperativismo yot ras propuestas basadas en teoras socia les asociativistas, tales como el socia lismo demercado. E1. segundo lugar, indagamos las diversas form;tS deorganizacin econmica de los sectores popu lares en la semipcrilcria y la periferia , principalmente en actividades econmicasinformales. que han sido articuladas en los esrudios y las polticassobre "c.lcs;trrollo

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    Je h e m a t i v a s de producCin no son m utuamente excluyenres, yele hecho ocurren en la prctica en forma s hbridas lv.gr., las ini Ciativas de desa rrollo alternativo en la semiperiferia y la pe rife riaincl uyen con frecuencia lacreacin de cooperativas de productores). En la segunda y tercera parte de este trabajo conectamosel mapa ofrecido en la segunda seccin con los es tudios de casoincluidos en este volumen. Para ello, primero, en la segunda seccin, resumimos los estudios de caso y luego, en la tercera seccin, a manera de conclusin , enunciamos nueve tesis que c reemos que captan los asuntos y dilemas comunes a los casos. D ad onuestro inters en impulsar el debate sob re las formas de produccin no capitalista, enunciamos estas tesis mediante frmulascortas para la discusin, que sintetizan nuestra lectura de los captulos incluidos en este libro y nuestra visin sobre los desafosque enfrentan las formas alternativas de procU.tccin en el contexto de la globalizacin contempornea.

    l. Un mapa de alte rn ativas de prod uccinl . . Las formas cooperativas de produccin

    l l . l LA TRADICIN COOPFRATIVA

    La bsqued a .de alternativas frente a los efectos excluyentesdel capitalismo a part ir de teoras y ex pe riencias basadas en laasociacin econmica entre iguales y la propiedad solidaria no esuna tarea nueva.EI pensamiento y la prctica cooperativista modernos son tan antiguos como el capitalismo industrial. D e hecho, las p ~ e r a cooperativas surgieron hacia 1826 en Inglaterra

    ... como reacct?n contra la paupenzactn provocada por la conver. ston masiva de campesinos y pequeos productores en trabaja dores de las fbricas pioneras del capitalismo industrial. Fue en--rnglaterra tambin donde surgieron las cooperativas que pasa -

    ran a se r el modelo del cooperativismo contemporneo - las coo--era tivas de consumidores de Rochdale, fundadas a partir de1844. cuyo propsito in icial fue con trarres tar la miseria causada---142

    Boavemura Je Sousa Samos y Cesar RoJrguez

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    por los bajos salarios y las condiciones inhumanas de trabajo, atravs de la procura colectiva de bienes de consumo baratos y debuena calidad para ser vendidos a los trabajadores. Las primerascooperativas d e trabajadores fueron fundadas en Francia hacia

    1 '1833 por obreros que, luego de organip:i!r una sene de huelgaspara protes tar contra las condiciones de trabajo inhumanas en lasrabncas en las que laboraban, decidieron fundar y administrar"toleuivalllente sus proptas fbricas (Birchall, 1997: 21). Es tospnmeros experimentos cooperativos surgieron de la mano de lasteo ras pione ras del asociativismo contemporneo. En Inglate-rra , el pensa miemo de Roben Owen, quien particip direcra-menre en la fundaci n de las primeras comun idades cooperati-vas, constituy el aporte fundacional para la tradicin inrelecrualcooperativa . Las ideas asociativisras en Inglaterra continu arandesarrollndose a comienzos del siglo XX, particularmeme a tra-vs de la contribucin de Harold Laslci, R. Tawney yG. Cole (Mac-farlane, 1998: 7). En Francia, las teora asociativisras de CharlesFourieryPie ne Pro udhon inspiraron el establecimiento de las pri-meras cooperativas de trabajadores.

    Desde sus o rgenes en el siglo XIX, el pensamiento asoc iari-vista y la prctica cooperava se desarrollaron como alternativastamo frente al individ ualismo liberal como frente al socialismo

    cemralizado. Como teora social, el asociativismo est fundado~ r u l a d o s : de una parte, la defensa de una economa demercado basada en los principios no capitalistas de cooperaciny mutuali9ad, y. de o tra , la crtica al estado centralizado y la pre-dileccin por formas de organizaci n poltica pluralistas y fede-ralisws que le dieran un papel central a la sociedad civ il (Hirst,1994: 15). Como prctica econmic

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    ("()()pe rantes contemporneos, los ptoneros de RP.._ d ~ LP ..pn ncipios son la mem b reCJ a ab ierta y volunran ,t - Ll., u ' o p ~ : r a t tvas estn siempre abie rtas a nuevos miembros-; d corH rol democ r tico por parte de los miembros - las decisiones 1unJamentalesson tomadas por los coope rantes de acuerdo con el princip io "unm iembro, un voto", es decir, independientemente de los aportesJ c ca piral hechos por cada miemb ro o su ro l en In cooperat iva- ,la participacin econmica d e los miembros - tan to como propiera rios solidarios de la coopera tiva como parrcipcs eventuales enlas decisiones sobre la dis tribucin de las utilidades-: la autonoma y la independencia fr ente al estado y frente a o tras o rganizaciones; el compromiso con la educacin de los miemb ros de hi 'cooperativa para facult a rlos para participar efect ivamenre; la cooperacin entre cooperativas a travs de o rganizac iones locales.nacionales y mundiales; y la cont ribucin -a l desarrollo de la co- munidad en la que est loca lizada la cooperat iva (Bi rchall, 1997).

    Pese a que, por una pa rte, el nmero de coopcnni, ,ts se mul tiplic rpidamente y dio lugar a un movimiento coope rativist

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    co rren el riesgo J e f r a c a s < ~ r debido a que su estructura democrtica las hace ms lentas en la roma de decisiones que las empres.1scapita li stas, y a que el p rincipio de "u n miembro , un \ 'Oto" lesimpide alcanzar el nivel Je C

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    p;Ha ca nal izar las inici;Hivas lTOn m Cl' : I J ~ (f ricdm ann ,1992 ). En Am r ica La tina. d in ters _:c nC'I\ .1-:l" ~ " ~ \ . " ~ r las coope ra tivas h

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    tienen un mayor incentivo e,onm ico y moral para dedicar su 7tiempo y esfuerzo al trabao arque, dado que los trabajadoresse enefician directamente cuando la cooperativa prospera, se

    disminuyen drsticamente los costos de supervisin , que en unaempresa capita lista son arque l a ! ~ j g i J a n c i a constante del .

    esempeo de los empleados es necesaria para asegurar la cooperacin de stos con la empresa. De otro lado, las cooperativas detrabajado res parecen ser especialmente adecuadas para competir en un mercado fragmentado y voltil como el que caracteriza ala economa globa l contempornea. Oc acuerdo con la abundante literatura sobre las transformac iones estructurales de la economa desde comienzos de la dcada de los setenta -q ue se remontaal trabajo pionero de Piare y Sabe! (J984) sobre la "especializacin flexible"-las em presas aptas para competir en un mercadoaltamente segmentado y cambiante como el actual son aquellascapaces de ajustarse con flexibilidad a los cambios en la demanda,motivar la participacin activa e innovadora de los trabajadores enel proceso product ivoe insert:use en unn red de cooperacin econmica conformada. adems, por o trn s emp resas flexibles pequeas y por instituciones cu lturales, educativas y polticas desoporte -en o tras palabras, en una economa cooperativa. Dadoque las cooperat ivas de trabajadores faci litan (de hecho , requirende) la participacin activa de los trabajadores-prop ie tarios, sonusua lmente pequeas y tienen vocacin de integracin con otrascoopera tivas y 0 1ras instituciones de la comun idad donde estnlocalizadas, ellas pueden ser, de hecho, "p rotot ipos Je la especializacin flexible de la que hablan Piore y Sabe!" (Ferguson, J991:127)l. E n tercer lugar, como el rasgo esencial de las coope rativas

    3. Por esto mi smo resulta sorprendente, como lo anota Ferguson, quePinrc ySahel se nc11pcn l n de empresas capitalistas y "no consiJcrcnformas alternativas de propiedad y control que cumpliran las condiciones Je la especializacin flexible[. ..] Dado que [PioreySabel] no problematizan [el con!licto entre capital y trabajo], no prestan atencin ni al

    14 7

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    de trabajadores es que tos son sus propietarios, la ditusin delas cooperativas tiene un electo igua litario directO sob re la distribucin de la propiedad en la economa, que a la vez, como lo hanmostrado Birdsall y Londoo (1997), para el caso de Amrica Launa, estimula el crecimiento econmico y disminuye los nivelesde desigualdad. Por ltimo. las cooperativas de trabajadores generan beneficios no econm icos para sus miembros y para la c?-munidad en general que son fundamentales para contrarrestarlos efectos desiguales de la economa capitalista. Las cooperativas de trabajadores ex tienden la democracia participativa al m -bito econmico y, con ello, e l principio de ciudadana a la gestinde las empresas. Semejante extensin de la democracia tieneefectos emancipadores ev identes, en tanto guarda la promesa dela eliminacin de la divisin imperante en la actualidad entre democracia poltica, de un lado, y despotismo etonmico (esto es,el imperio del propietario sobre los trabajadores al interior de laempresa), del otro.

    1 1.2 EL CASO EJEMPLAR:H. O M P L ~ I O COOPFRATIVO DE t>.IONDIV\GN !ESPAA>

    En vista de los numerosos intentos coopera tivos fallidos, lapregunta central de los estudios sobre esre tipo de organizacineconmica se refiere a las condiciones bajo las cuales una cooperativa se puede consolidar y mantener. Para tratar esta pregunta,es til considerar las lecc iones derivadas de la expe riencia que esreconoc ida mundialmente como el modelo de economa cooperativa. esto es, el complejo econmico Mondragn, ubicado alrededor de la ciudad del mismo nombre en el Pas Vasco espaol,que fue iniciado en 1956 y es de propiedad de los treinta mil tra-carcter desplico de la mayora de las formas de especializacin flexi-ble' ni al postble ascenso de las cooperalivas de rrabajaJores" (Ferguson, 1991: 1271

    148Boo,emura Souso Sanros y 'sar Rodrguez

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    bajadores de sus ciento nueve fbri cas , su cadena de supermercados, su banco y su universidad.4

    A qu se debe el xito de Mondragn? Qu lecciones sepueden obtener de este modelo para promover y evaluar el fun cionamiento de cooperativas en otrbs contextos? Las razonesfundamentales del xito de las cooperativas del grupo Mondr;tgn estn relacionadas con insercin de las cooperativas en redes de apoyo y el esfuerzo constante por hacer a las cooperativascompetttivas en el mercado global. En cuanto a lo r i m e r o ~ nJrag_!l es l..!na verdadera economa regional cooperativa, porquelas cooperativas de produccin. consumQ,_ financiacin y cduca,;iQ!l. que componen el complejo es tn ntimamente ligadas mediante mt.'lltiples lazos Je mutua dependencia. As por ejemplo, elbanco coopera tivo perteneciente al grupo (Caja Laboral Popu lar) no slo suministra crditos en t rminos favorables a las cooperativas, sino que sirve como rgano de coordinacin, supervisin y asesorH para stas y para el grupo en su conjunto. La Cajahace un monitoreo constante del desempeo de cada coperativa y recomienda y ayuda a implementar,. como cond icin para eldesembolso de los prstamos, los cambios que sean necesariospara mantener las cooperat ivas en condiciones de competir en elmercado. De igual manera, la universidad tecnolgica que sirve atodo el grupo (Escuela Politcnica Profesional) se encarga deeducar a los fu tu ros trabajadores y admini st radares de las cooperativas, y re-cnt renarlos para garantizar su flexibilidad laboral yla actualizacin de sus conocimien tos. De esta forma , la Esndaga ranriza el flujo y el intercambio constante de informacin y conocimiento sobre sistemas de produccin, finan zas, mercadeo,etc. dentro del grupo cooperativo. Adems de la coordinacin y

    "4. Con ocasin d e ~ mc:Jio siglo Jc ex istencia, la ONU escogi a Mon dragn como tillO de los cincuent:t mejores proyectos socia les en elmundo . Una presentacin completa del caso Mondragn se c n c u e n t r ; ~en Whytc y Whyte ( 1988).

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    la cooperacin emre las empresas c.le l\tlondragn a travs c.lc organizaciones de soporte financ_ieras y ed ucativas (que son ellasmismas cooperativas), un mecanismo cenrral de ayuda mutuaentre las cooperativas es su in sercin en grupos econmicos q u ~sigu en la lgica de inte r a c i ~ En efecto, las cooperativas grupo Mondragn generalmente hacen parte de u b g ~ tpos compuesros por empresas que realizan actividades econmicas complemenrarias y funcionan como una cadena coordinadade proveedores y compradores mutuos de los bienes y serviciosque producen. Por ejemplo, el grupo ms grande dentro deMondragn - FAGOR- reune cerca de quince fbricas cooperat ivas con alro grado de integracin verrical que producen bienes deconsumo -v.gr., neveras, estufas, calentadores, lavadoras-, componenres industriales - v.gr., componentes para electrodomsticos, lminas de hierro, partes elecrrnicas-"y.maquinaria y servicios de asesora para industrias -v.g r. , herramientas, se rvic ios deauditora (\'V'hyte y Whyte, 1988: 167). L ~ coordinacin y el sopone mutuo entre las cooperativas se logra mediante la subordi'actn de stas a los rganos de decisin panicipativos del grupc

    ~ n su conjunto, que determinan la fi nanci acin y los parmruos.de la administracin de cada tOoperntiva. El grupo, a la vez, tienemltiples mecanismos de apoyo a las cooperativas, dentro d e los. - -cuales se destacan la redistribucin de parte de las utilidades delas cooperativas m;'"exitosas a las cooperativas que atravies;ndihcltades temporales la rotacin de ersonal ex erto (v.gr.gerentes e una cooperativa a o tra de acuerdo con las necesidades de las cooperativas.' En sntesis, Mondragn ha tenido xitoporque ha logrado constituirse en un a verdadera economa cog;perativa r e g i o ~ u y a s redes de soporte han permitido la super-

    ..,

    5. El resultado econmico del soporte mutuo entre las cooperat ivas clelos grupos dentro del complejo Mondragn ha sido notable. Entre 1956y 1983, por ejemplo, slo tres de las ciento tres cooperativas crcJd .Jshasm ese momento fracasaron y tuvieron que ser liquidadas

    150Boa,emur3 d( Sousa Sanros v Cesar RoJnguez

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    vivencia y expansin de las cooperativas que hacen parte de ella.Estas redes, adems, han sido fortalecidas mediante Ja coopera -rcin ent re el estado -concretamente el gobierno regional a s ~Yios grupos de Mondragn en asuntos tan diversos como proyectOS de inves tigacin tecnolgica, ~ . g r a m a de estmu o a em -pleo y es tudios peridicos sobre la evolucin de la economa reg ional.

    Por otro lado, particularmente durante Jos ltimos veinteaos, el complejo coopera tivo Mondragn ha emprendido estrateg ias empresariales que, sin desvirtuar su estructu ra cooperati va6, le ha permitido prosperar bajo las'condiciones de volatilidady competencia intensa del mercado global. En estas condiciones,Mondragn ha mostrado que las limitaciones impuestas por losprincipios coopera tivos -v.gr., el comprom iso con el mantenimiento del empleo de los trabajadores y la capitalizacin de lasempresas a partir de los aportes de los trabajadores, no de inversionistas externos- pueden actuar como " restricciones virtuosas(Streeck, 1997) que obl igan a las empresas cooperativas a ser fl exibles e innovadoras. Por ejem plo, dado que uno de los objetivoscentrales de Mondragn es el mantenimiento del em leo de sussocios entro e complejo y, en caso de desempleo temporal , la

    provisin de un generoso y prolongado seguro de desempleo, ~~ o m p l e j o est bajo constante presin de crear nuevas cooperativas y fuentes de empleo, lo que requiere constante innovacin ym eJora en los niveles d e productividad . Un fa cro r ,.d icional que

    pres1ona la creacin de nuevas empresas cooperativas pequease innovadoras es la po ltica de Mondragn de ev itar el crccimien-

    6. Los es tatutos J e Mondragon 1mpiden a las coopermivas y a los r u p o ~hacer moJificJcione:, a sus estructuras com rHias a los principios coopenHJvos. Por ejcmplg ;" los socios-trabajadores tienen-representacin entodos los rganos de dec isin , yel nmero de trabajadores externos (estoes. a4uellos que no tienen el estatusde socios propiewrios) est limitadopor los es tatutos al d1cz por c1enro del person

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    . dcsm(:dido de u ~ conper.uivas. CuanJo un;l cooperativa exitP\a SL' est exp .mdiendo. t\lonJragn b u ~ c a crea r coopen11i vasqttt: sl' c n c a g u ~ n de algunas de las

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    Raghavan (1998), los factores esenciales para sobrevivir ante lacompetencia de empresas capitalistas es una combinacin de,por un lado , descentralizacin y colaboracin entre cooperativasasociadas en red y, por el otro, f i d e l i d ~ d al principio de participacin democrtica al interior de la codperativa. El caso de las cooperativas de Kerala, adems, ilustra otro aspecto que no es tanevidente en el caso de Mondragn y q ue es muy importante en losestudios de caso sobre cooperativas incluidos en este libro. Setrata del hecho de que las cooperativas de Kerala surgieron comoresuhado de un movimiento democrtico de los campesinos dela regi n que buscaba hacer eficaz la ley de reforma agra ri a de1969. El proceso de construccin y el xito del movimiento creuna combinaci n afo rtunada de "educacin, acrivismo, optimismo y democ racia'' que dio lugar no slo a las cooperativas sinota mbin a un conjun w de instituciones polticas democrticas yprogresistas c uyo conjunto se ha venido a conocer como e l "modelo de Kerala" (I saac, Pranke y Raghavan, 1998: 202 ). De estaforma , las coope rativas estn inse rtas en un movimiento socialamplio, q ue a su vez se bene ficia de la pcosperidad de las cooperativas. Ex iste, as, un continuo entre la democracia parricipativaque im pera e n la esfera de la poltica en Kerala y la democraciaparticipariva que se p ractica en las cooperativas (Isaac, Franke yRaghavan, 1998: 198). Como lo ha puesto de presente ]::!ir.scLman (198-t ) en su fascinante sondeo de cooperativas en Am rica---atina, esta transfo rmacin de la ene rga emancipatoria, gue co-mienza bajo la fo rma de movimientos sociales y se convierte enmtctattvas econ micas solidarias y viceversa, es un fenmeno co-7,"1n a las expe riencias cooperativas ms duradera s. Como seve r en los cap tulos de este lib ro, este factor es fundamental paraentender el xito relativo de algunas de las cooperativas estudiadas.

    ...

    153P.o ra .unphar d c.1non de lu produccin

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    1.1.3. :\$0CI.-\TIVIS,\Il) Y SOCJ,\LIS.\10.DEL SOCIALISMO CENTRALIZADO .\L O C A L I S ~ I DI:. ,\ILI{( ,\DO

    Como lo expljcamos en prrafos anreriores, las condicioneseconmicas, polticas y sociales contemporneas son propiciaspara el resurgimiento del pensamiento asociativo y las prcticascoope rativas. Este resurgimientO ha rep resentado un desafo noslo a las teoras ypolticas liberales, sino tambin a las corrientesdominantes dentro de la tradicin socialista. Como Jo ha most rado Hodgson (1998), las teoras econmicas socialistas tuvierondesde su surgirnjenro a comienzos del siglo XIX hasta por lo menos mediados del siglo XX un a marcada preferencia por la planeacin centralizada de la economa basada en la propiedad colecLiva de los medios de produ ccin. En ot ras palabras, la t radicinsocialista ha sufrido, en los trm inos de H6agson , de "agorafobia", que significa..teralmenre miedo al mercado y, en sentidoamplio , miedo a los espacios abienos, a una economa pluraldonde la competencia en el mercado tenga un lugar.

    E n la prc tica, esta posicin fue adoptada por las economassocia listas ms centralizadas, como la de la Unin Sovit ica durante la mayor parte de su existencia. En el modelo sovitico, loque cada empresa produca era determinado por tin plan anualelaborado a travs de un proceso de consulta que involucrabavarios ni veles de la burocracia estatal (Est ri.n y Winrer, 1989:127). De esta forma, las decisiones sobre produccin eran unproceso de negociacin po ltica en el que las prio ridades fijadaspo r las cabezas de la buroc rac ia estatal se imponan a travs deplanes que fijaban meras ms airas de las que las empresas podanlograr con los medios a su disposicin . Esto dio lugar a t res consecuenci

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    ron relormas hech

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    trabajadores , esro es, que funcionen como cooperativas de traba-jadores. Dados los conocidos efectos igualitarios y democrticosde las cooperativas, que hemos explicado en secciones anterio-res, un mercado donde predominen cooperativas y est regido por reglas bsicas de e d i s t r i b u c i n ~ ~ la riqueza (sin que ellassignifiquen una vuelta a la planeacin econmica que aniquile elmercado), puede, de acuerdo con este modelo, promover al mismo tiempo la igualdad, la solidaridad y la libertad (Pierson,1995).El debate sobre modelos yexperimentos concretos que com-binen las ventajas del mercado, de un lado , y de la produccinsolidaria, del otro, es hoy uno de los focos ms activos de creacinde alternativas a los modelos econmicos convencionales. Comose puede apreciar e n esta breve descripcin , el socialismo de mercado consiste fundamentalmente en la reinrroduccin del asociativismo a la tradicin socialista. No es sorprendente, entonces,que el modelo haya sido objeto de mltiples crticas, algunas dirigidas contra sus elementos asociativistas y otras dirigidas contrala forma como asume los objetivos socialis.tas. En cuant9 a lo pri mero, dado que la unidad econm ica privilegiada por el modeloes la cooperativa de trabajadores, contra l se han formulado lasmismas crticas sobre la inviabilidad de este tipo de organizacineconmica que examinamos anteriormente: En.relacin con elelemento asociativista, sin embargo, se han formulado crticas que .apuntan a la timidez, ms que a la inviabilidad. de la teora. E npanicular, Hirst (1994) ha mostrado convincentemente que nobasta con r o r g a ~ i z a r la ~ o n o m a con base en coo e ~ a t i v a s detra aja ores. Se requ iere, adems la creacin de formas de coor-inacin entre cooperativas y entre s tas y las entidades estatales

    para crear el tipo ~ d de soporte que caracteriza a experimen-~ i t o s o s como M'ndragn. En cuanto a las crticas que pofiee lela de juicio la posibilidad de realizar objetivos socialistasa travs del mercado, se ha sealado que el mercado produce ine-vitablemente desigualdad econmica y que genera tipos de socia-

    157Pu.1 amph.tr el canon de l.t prrc.lmnn

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    bilid:H.l im.lividualiqJs, efectos ambos que son opuestos al socialismo (Coh en, 199-ll.

    Ms all de los detalles del debate actual sobre el socialismode mercado, para los efectos del mapa de alternativas de produccin que venimos eh1borando, lo esencial es destacar la forma como dicho debate h

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    implementados "desde arriba" (top-down development), a partirde polticas trazadas e implem en tadas por agencias e c n o ~ r t i c a snacionales e internacionales sin la participacin de las comunida-des afectadas por dichas polhicas. Ademps, los planes de desarro-llo han es tado tradicionalmente cenrral;Jrs en la aceleracin delcrecimiento econmico, principalmente del sector industrial (Cy-pher y Dietz, 1997). Este nfasis marcado en los resultados ma-croeconmicos ha implicado la marginacin de o tros objetivossociales, econmicos y polticos, tales como la participacin de-mocrtica en la toma de decisiones, la distribucin equi tativa delos frutos del desarro llo y la preservacin' del medio ambiente.

    La teora del desarrollo al ternativo est constituida por ml -tiples anlisis y propuestas formu lados por crticos de los presu-puestos y los resultados de los programas de desa rro llo convencionales. El origen de la teora se remonta a comienzos de lossetenra, poca en la que intelectuales, activistas y expenos en pla-neacin econmica crticos alrededor del mundo comenzaron aformular reflexiones y organizar eventos alrededor de los cualesse canaliz el descontento frenre a la aproximacin tradicional aldesarrollo. Algunos de los encuentros fundacionales fueron laConferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente (1972) -quedio lugar a la fundacin del Programa de la ONU para el MedioAmbiente- y el seminario sobre "Patrones de uso de los recursos,el medio ambiente y es trategias pa ra el desarrollo" en Cocoyoc!Mxico) en 1974, organizado por la Conferencia de la ONU so-bre Comercio y Desarrollo. La idea de un desarrollo alternativofue impu lsada decididamente a mediados de los setema por lafundacin sueca Dag Hammarskjold (1 975) y dio lugar a la crea-cin de la Fundacin Internac ional de Alternativas de D esarro-llo (1976), cuyos miembros incluan a muchos de los participan-tes en eventos pasads y cuyas publicaciones sintetizaron lospilares de la teora. El debate sobre formas alternativas de desa-rrollo continu en los ochenta y los noventa y consti tuye hoy una

    ! 59Pa rJ arnphJr el canon df.' ,, produ

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    d ~ In' luenres r n c i p a e ~ de energa e ideas en las crti cas cont rala globa lizacin neoliberal.

    L o ~ anlis is te ri cos y los trabajos emp tricos que adopta laperspectiva del desarrollo

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    desarrollo alternativo destaca otros objetivos. El desarrollo econmico es concebido comouna forma de promover mejores condiciones de vida para la poblacin en general , y de los sectoresmarginados en particular. "Si ei desarrqllo econmico y socialsignifica algo en absoluto, debe ~ u n a mejora sustancialen las concliciones de vida y el sustento de la mayora de las personas" (Friedmann, 1992: 9). En es te sentido, e l desarrollo alternativo est inspirado en los valores de igualdad y ciudadana ests, en a me ustn plena de los sectoresmarginados en la produc

    ,...cin y goce de los fruros del desarrollo.Sin embargo, a djferenciade otras aproximaciones crticas -que ~ x p o n d r e m o s en la siguieme seccin de este traba joy que abogan no por un desarrolloalternativo, sino por alternativas al desarrollo- esta lnea de pensamiento y accin no rechaza la idea de crecimiemo econmico .En lugar de ello, propone imponerle lm ites y subordinarlo a imperativos no econmicos. En segundo lugar, contra el desarrollo.. desde arriba", esta perspectiva propone un desarrollo de base o"desde abajo" (bollom-up). La iniciativa y el poder de decisin

    ~ b e el desarrollo, lejos de ser competencia exclusiva del estadoy las lites econmicas, debe residir en la sociedad civil. En espec ial, dados los efectos desiguales y excluyentes del modelo convencional de desarrollo, los actores de la bsqueda de alternati vas deben ser las comunidades marginadas, qut: han sido losobjetos - no los sujetos- declarados de lo prowamas de Jesarrollo. En este sentido, la teora propone como a l ror""s centrales deldesarrollo unoc; sujeto colectivos, es ro es.la comun idades orgnnizadas que buse

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    esta direccion han pnvilcgi;tdo .IH'ntura Jc Sousa Santos y ( cs.>r RoJngue

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    movimientos sociales, ONGs, comunidades y sectores degobier- --nos alrededor de la semi-periferia y la periferia continah promo- 5viendo formas asociativas de produccin (v.g r., asociaciones devecinos, cooperativas de trabajadores,e tcf) que buscan asegurar

    4:0 el acceso de las clases populares a bienes..'Ytservicios bsicos. En'>- segundo lugar, desde finales de los ochenta buena parte del dina-.....r:- mismo del desarrollo alternativo ha proven ido del movimiento4'::>~ e ecologista, bajo el manto de propuestas de "desarrollo sosteni-o ~ ble". Desde que el concepto de desarrollo sostenible fu e formu -4?J" lado en 1987 por la Comisin Mundial sob re el Medio Ambiente4't!l y el Desarrollo {conocida como la Com isin Bruntland) -que la& defini como el tipo de desarrollo que "satisface las necesidadeso-UaJ del presente sin poner en entredicho la posibilidad de que las ge-' neraciones futuras satisfagan sus necesidades"- , el tema de los li-

    1 mi tes ecolgicos al crecimiento econmico ha sido un tema domi-

    ~ nante en el campo del desarrollo alternativo ( R a o ~ ~ O O O ) . Aunqueni el reporte de la Comisin Bruntland ni el de la Cumbre de Rio:g reunida en 1992 puso en tela de juicio la idea misma de desarrollo,[) entendido como crecimiento econmico, ~ m b o s documentosa impulsaron decisivameme el debate sobre la necesidad de impo-:jl\.1JI_} ner limites o transformar la produccin para evitar la destruccinl j )

    1 del medio ambiente (McMichael, 1996: 220). A pesar de que e le-& tema del desarrollo sostenible ha dado lugar a p r o ~ n d a s divisio-nes acadmicas y polticas (v.g r., entre pases del Sur y del Norte,y entre coa liciones polticas al interior de los pases), su visibili -

    ot dad ha incomodado la perpetuacin del proyecto de desarrollo5 capitalista convencional, tamo en el centro como en la semiperi -feria y la periferia (Douthwaite, 1999). En tercer lugar, gracias al~ activismo de movimientos feministas, el problema de la exclu-'Z sin de las mujeres de los programas de desarrollo convenciona-o les ha pasado a ser una fente de dinamismo en las propuestas dej desarrollo alternativo. A travs de redes y encuentros intemacio-o nales, se ha venido consolidando desde mediados de los setentad el movimiento "mujeres en el desarroll o" (women in developm-S7' 163f'() Par;J ampliar el canon de la producc10n

    __. l .

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    ( :1 - \t ID-), cuyo c n n t o lundacional tuc la con lerencia de la(>N U :,llbre la mujer en Ciud

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    cin de servicios financieros de pequea escala , especialmentemicro-crditos. El objetivo central de estos programas es.faciHtar el acceso de hogares pobres a pequeos capitales q ue les permiten e mprender o sostener actividades e'fonmicas productivas(Wright , 2000). Los programas de micrbt

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    pulares tanto en el campo como en las ciudades han re ivindicadola accin directa, legal o ilegal , para promoverel acceso de las da-ses subalternas a recursos tales como la tierra y la vivienda que lespermitan a stas emprender actividades de produccin alternati vas. Posiblemente la ilustracin ms conocida de este tipo de estrategia en la actua lidad es el Movimiento de los Sin Tierra ({VJST)en Brasil, que es es tudiado en detalle por cuatro de los trabajosincluidos en este libro, escritos desde distintas perspectivas porNavarro, Lopes, Martins y Singer. De la misma fo rma como elMST viene impulsando la ocupacin de tierras baldas con mirasa una reforma agraria eficazy la promocin de formas de produccin alternativas en Brasil, numerosas organizaciones y grupos endiferentes partes del mundo promueven hoy ocupaciones d e v iviendas urbanas vacas para proveer abrigo a quienes no tienentecho (Corr, 1999). Finalmente, como resptjesta a los efecros perversos de la globalizacin neoliberal sobre com unidades alrededor dd mundo, una vert iente importante del mov imiento de crtica a la globalizacin ha propuesw m ltiples tcticas de "vueltahacia lo local " o "relocalizacin" (Mander y Goldsmith , 1996).Entre las estra tegias de vuelta al desarrollo local se encuentran lacreacin de bancos comunitarios, campaas de publicidad parainvitar a los consumidores a compra r slo lo producido en su localidad, formas de produccin agrcola destinadas slo al merca-do local y el intercambio de servicios entre miembros d e la comu nidad con base en sistemas alternativos de medicin del valor deltrabajo (diferentes del dinero) fundados en el principio de reciprocidad (Norberg-H odge, 1996).

    1 2 2. LOS VACOS DE Lt\S APROXIMACIONESAL DESARROLLO ALTERNATIVO

    Las mltiples propues tas de desa rrollo alternativo han tenido un impacto impo rtante en el pensamienro y las polticas soh relas economas de la semiperiferia y la perife ria y, como lo muestra

    166Bo aw mu ra Je Sousa Santos y Cesar Rodnguc7

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    el breve sondeo hecho en la seccin anterior, hoy nacen parte delas estrategias y argumemos contra la globalizacin ~ e o etanto en esas zonas como en el centro del sistema mundiaL Adems de habe r dado lugar a miles de proyectos econmicos comu-1nitarios, las propuestas de este tipo ~ ~ tenido un influjo notorioen la transformacin gradual del enfoque de numerosas ONGs ygobiernos frente al desarrollo. Inclu :;o han jugado un papel en lamodificacin muy lema de la aproximacin ortodoxa de los programas de desarrollo emprendidos por las agencias internacionales, como parece sugeri r la preocupacin declarada del BancoMundial por programas de desarrollocom unitario y micro-crdito en los aos noventa. Igualmente, la visin del desarrollo alternativo ha contribuido a introducir en mJtiples foros y tratadosinternacionales remas centrales dejados de lado por la aproximacin ortodoxa, raJes como la preservacin del medio ambieme, elrespeto de la diversidad cultural y el impacto desigual del desarrollo econmico convencional sobre hombres y mujeres e n lospases pobres.

    in embargo, las propuestas tienen, en nuestra opinin , unalimitacin imporranre para la construcin de alternativas econmicas emancipatorias, que se deriva de su nfasis exclusivo enla escala loca l. Si bien es re nfasis le ha permitido al desarrolloalternativo poner en el centro de la discusin los efectos concrcros de los programas. de desarrollo y abogar por la transfc rcn ci.tde poder a los actores locales, l

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    te notorio en los trabajos sobre la economa informal. que es conrrccuencia presentada como un conjunto de actividadesemprenLl idas exclusivamente por y para los sectores populares y, por tan to, separada de la economa formal de la que dependen las clasesmedias v altas. Esta visin dualista de la economa no slo es incorrecta desde el punto de vista fctico -dado que, como lo muestrannumerosos estudios. existen relaciones estrechas de dependenciamutua entre las actividades econmicas informales y formales(Pones, Castells y Benton, 1989; Cross, 1998)- sino tambin escontraproduceme desde el punto de vista prctico porque limitaeJ campo de accin y expansin de las formas alternativas de produccin, consumo ydistribucin de bienes o servicios a los sectOres sociales y las actividades econmicas marginales. Un ejemplo reciente de esta tendencia se encuentra en la contribucin deBurbach (1997) al debate sobre las economas populares. D eacuerdo con Burbach:

    En las partes del munJo que el capitalismo ha desechado, un nuevomodo de produccin est ganando terreno. que est constituidopor las que pueden se r llamndas "economas populares", que tam bin hemos Uamado "economas posmodernas" (Burbach, Nezy Kagnrlitsky, 1997). Estas economas no compiten y no puedencompetir con el capital transnacional en el proceso de globalizacin. Ocupan los mrgenes, aprovechando las actividades que elmundo transnacion al decide desechar. Este proceso histrico seasemeja a la transicin qel feudalismo al capitalismo. El capitalismose afianz primero en los mrgenes del feudalismo, avanzando lentamente hasta que se convi rti en elmodo de produccin dominan te. \Burbach, 1997: 18-19)

    El problema con es ta visin es que, como se ve con claridaden los es tudios de caso sobre las cooperativas de India, Mozambique y Colombia incluidos en este volumen, las organizacioneseconmicas popLJares necesitan con frecuencia "competir con el

    168Boavemur:l Je Sousa Santos y Csar Rodrfguez

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    capital transnacional en el proceso de globalizacin" para mantenerse con vida e impulsar sus objetivos emancipatorios. Enefecto, como lo muestra el caso de las cooperativas de recicladoresen Colombia. cuya labor informal de r e c i ~ l a j e est siendo colonizada por grandes empresas de aseo, el p ~ e s o que est teniendolugar en la semi periferia y la periferia es con bastante frecuencia elcontrario al descrito por Burbach , esto es, la colonizacin porparte del capitalismo global de las actividades econ micas y laszonas geogrficas que hasta el momento haban permanecido ensus mrgenes. En estos casos, slo una articu lacin de la accinlocal con estrategias alternativas de incorporacin o resistenciaen las escalas regional , nacional o global puede evitar la extincinde las iniciativas locales enfrentadas a la competencia capitalista.

    Por lo tanto, una de las tareas urgemes para los mltiples enfoques que aqu hemos tratado bajo el tema general del desarrollo alternativo es formular formas de pensamiento y accin quesean voraces en trminos de escalas, es decir, que sean capaces depensar y actuar en las escalas local , regional , nacional e inclusoglobal, dependiendo de las necesidades de ls iniciativas concretas . Para ello, es preciso pasar de la imagen de la comunidadcomo una colectividad cerrada y esttica {comunidad-fortaleza)a una imagen de la comunidad como una emidad viva y dinmica, al mismo tiempo abierta al contacro y a l soljdaridad conotras comunidades en diferentes escalas y decidida a defender lasalternativas contra-hegemnicas que han surgido en su interior(comunidades-ameba) (Santos, 1995: 485). Una es trategia monoltica de relocalizacin como respuesta a la globalizacin (Mander y Goldsmith. 1994 ) puede ser no slo inviable -dada la profunda imbricacin entre lo local y lo global en la actualidad- sinotambin indeseable - porque la solidaridad que se genera al interiorde la comunidad no se ~ tiende a miembros de otras comunidades. Este tipo de solidaridad en tre alternativas locales es funda mental para la supervivencia de las mismas y para la consolidacin gradual de una globalizacin cosmopolita. E n el campo de

    169Para omphar

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    la produccin, la fragilidad de las alrernativas existentes hace ne cesara la articulacin de s tas emre s y -en condiciones que~ deben se r negociadas para evi tar la cooptacin y la dcsaplricin}f de las alte rnativas- con el es tado y con el sector capitalista de la... economa . Esta articulacin en economas plurales en diferentes:- escalas que no desnaturalicen las alternativas no capitalistas es el

    desafo central que enfreman hoy movimientos y o rganizacionesde todo tipo que buscan un desarrollo alternativo.

    1.3 . En busca de alternat ivas al desarro lloLos orgenes de las discusiones y prcticas sobre alternativas

    al desa rrollo son cercanos a las del desarrollo alternativo. De hecho, los autores y organizaciones que abogan por alterna tivas aldesarrollo formulan propuestas que c o c ~ n parcialmente conlos defensores del desarrollo alternativo -v.gr. , el nfasis en lo local, la promocin de la autonoma comun ita ria, e tc. Sin emba rgo, a diferencia de la visin de d esarrollo alternativo -que, comose vio, propone modificaciones y lmites al crecimiento, pero nopone en tela de juicio la idea misma de crecim iento econmico-,las propuestas de alternativas al desarrollo radicalizan la crtica ala nocin de crecimiento y, por tamo, exploran alternativas postdesarrollistas. Escobar expresa es tas dos caractersticas y localiza sus fuemes de la siguiente forma:

    Desde mediados y finales de la dcada de los ochenta [ ...] ha surgido un conjunto de trabajos relativamente coherente que destaca elpapel de los movimientos de base, el conocimiento local y el poderpopular en la transformacin del desa rrollo. Los autores que representan esta tendencia afirman que estn interesados no en alternat ivas de desarrollo sino en alternativas al desarrollo, es decir, en el rechazo total del paradigma. (Escobar, 1995: 215)

    Dado q ue en la seccin anterior explicamos el componente170

    Boavemura de Sousa Samos y Csar Rodrguez

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    comuni tario, popular y local, en esta nos concentramos slo en loque es especfico a las alternativas al desarrollo, esto e ~ en elcontenido y las implicaciones del rechazo d el paradigma del desarrollo econmico. Posiblemente1a m e o ~ f o r r n a de entender lo especifico de las alternativas al desarrollo f.sr:onrrastar sus tesis ecologistas y feministas con las p ropuestas ecolgicas y feministas d edesarrollo alternativo. En cuan to a lo pr ime ro, las posturas ecologistas post-desarrollisras hacen una crtica radical de la idea d eaesarrollo sostenible. En Jos ~ contunden tes de Daly, "el1 desarro llo sostenible es imposible" (Daly, 1996: 192). JJl comose utiliza en la ac tualidad , el trmino "desarrollo sostenible" esqwva:Ienre a "crecimiento sostenible;"que , de acuerdo con Daly.es una contradiccin. El crecimiento econmico es imposible desostener sin destru ir las condiciones de vida sobre la tierg. Por lotanto, desde esta perspectiva, es imperioso cambiar la concepcin misma de desa rrollo. El nico tip? de desarrollo sosten iblees "desarrollo sin crecimiento - mejora ~ u a l i t a t i v a de la base fsi-

    caeconmJCa que es manten ida en un estado estable [. .. ] dentrod e las capacidades de regeneractn y asimilacin del ecosistema"USaly, 1996: 193). El desarrollo entendido como real izacin depotencialidades, como paso a un estado diferente y mejor, es tlejos de la idea del desarrollo como crecimiento, como incremen to. Las actividades econ micas pueden, en este sentido, desarro-llarse sin crecer.

    Una crtica p aralela es hecha por corrientes feministas contrala idea de incorporacin de las mujeres al desarrollo. Contra lareivindicacin de la importancia de las muje res en el desarrollocomo crecimiento (women in devefopment - WTD-), autores yac-tivistas feministas proponen el abandono del proyecto eurocntrico, jerrqu ico y patriarcal de desarrollo. D esde esta perspectiva, que es conocida tmo eco-feminismo (women, environment,andalternative devefopment-WED-), "la tarea no es simplemen-te aad ir a las mujeres al modelo conocido sino establecer unnuevo paradigma d e desarrollo" (Harcourr, 1994: 5). Esto impli-

    17 1Para ampliar el canon de la producctn

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    dio de Scthi incluido en este libro. En sentido esrricro, rwaderhi'significa autonomia econmica local, basada en "el espritu que.,os ex1ge que sirvamos a nuestros vecmos mmedtatos antes que aotros, y que usemos las cosas producid s a nuestro alrededor an

    e as cosas producidas en lu are ms remotos" Gandhi,7: v . Esta estrategia de autonoma local fue crucial para el

    x ito de la lucha por la independencia de India, que gan npetucuando los indios, exhortados por Gandhi, se negaron a comprarla sal vendida por los ingleses y debilitaron as la base econmicadel imperio ingls.Sin embargo, como lo muestra Kumar (1996),swadeshi es una forma de ver el mundo ' ue im lica cambios ms

    ro un os que a autonoma econmica local. Swodeshi implicauna acutud antt-desarrolltsta frente a la produccin yuna actitudantt-materialista frente al consumo. Dado ye en palabras de

    Las propuestas que abogan por superar el paradigma del desarrollo son hoy una de las fuentes ms dinmicas y prometedoras de alternativas de produccin no capitalistas .En ellas participan un caleidoscopio de organizaciones y movimientos alrededordel mundo involucrados en luchas muy diversas. Estas luchas incluyen la resistencia de grupos indgenas alrededor del mundocomra los proyectos de desarrollo econmico que ponen en peligro su cultura y, con ella, su supervivencia fsica, tales como la lu cha del pueblo U'wa en Colombia contra la exp loracin de petrleo por parte de la Occidental en sus territorios ancestrales.Luchas similares p; la afirmacin cultural r la proteccin delmedio ambiente desde una perspectiva ami-desarrollista proliferan actualmente alrededor del mundo, impulsadas por una combinacin de acrivismo local y respaldo de redes de activismo glo-

    173ParJ ampl1a1 el canon J c IJ

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    bal. Otros ejemplos visibles son el movimicnro de los Chipko enIndia cont ra la tala comercial de rboles y la resistencia en el mi smo pas contra la construccin de la represa sobre el roNarmada.

    A pesar de que estos y o tros movimientos muestran con claridad los beneficios de la art icu lacin de lu chas locales y redes desolidaridad nacionales e inte rnacionales en la bsqueda de alternativas al desarrollo cap italista global, en buena parte de la bi b liog rafa y los programas post-desarro llistas existe un nfasiscasi exclusivo en la escala local, comunitaria. En este sentido, laspropuestas post-desarrollistas se exponen a riesgos similares a losque sealamos a propsiw del desarrollo alternativo, es decir, ala reificacin de la comunidad y la cultura local y el abandono delas aspiraciones de solidaridad ms all de lo local. Este riesgo esespecialmenre evidente -y, de hecho, e l e b r a ~ - en algunas propuestas post-desarrollistas basadas en un posmodernismo hiperdeconstructivista que niega la posibilidad de crear dilogos ntercul tu rales y de extender el alcance del pensamiento y la accinms all del mbito local (Esteva y Prakash, 1998). Este radicalismo de lo local es producto de la construccin de dicotomas-"elpueb lo" versus "los otros", tradicional versus moderno, sociedadc1v1l versus estado, comunidad versus sociedad, local versus glo-

    bal , sabidura popularversus conocimiento moderno- en la quee=no cabe la posibilidad de t rmino medio ni de propuestas de artTc ulactn entre los trminos enfrentados.El resultado es un recha--zo pleno a cualquier forma de pensamiento y accin gJooales, incluso de aquellas que intentan establecer nexos de so lidaridadentre luchas locales. A la "fantasa del pensam iento global" seopone la celebracin de la diversidad local (Esteva y Prakash,1998: 20).

    i bien las alternativas al desarrollo dependen en gran meJida de la defensa de las alte rnativas locales y de las formas de viday de conocimiemo ami-capitalistas que ellas pueden represenrar,creemos que el pensamiento y la accin post-d esa rrollista tienen

    174&aventura J e Sousa Samos y Csar Rodngucz

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    mucho que ganar-como lo muestran las luchas exitosas que articulan el activismo local, nacional y global- si en lugar de e l e b r a rincondicional mente la diversidad local se esfuerzan por desarrollar propuestas que se muevan a t r a v ~ d e todas las escalas, dependiendo de las necesidades de la lucha concreta. La diversidadculruraJ que puede impulsar la bsqueda de alternativas al desarrollo "no [es] una fuerza esttica, sino transformada y transformadora" (Escobar, 1995: 226). En este sentido, las comunidadescapaces de impulsar alternativas al desarrollo son comunidadesameba, no comunidades-fortaleza. Desde e l punto de vista posttlesarroUista, es necesario formular, contra el paradigma capitalista, un paradigma ecosocialista cosmopolita , en el que los top01privilegiados sean la democracia, el ecologismo socialista, el anti-

    ~ ---roductivismo y la diversidad culrural (Santos, 1995: 484). De loque se trata, en fin , para utilizar la tes is afortunada de McMichael(1996), es de luchar por un "localismo cosmopolita" y plural, enel que las estrategias anti -dcsarrollistas, de desarrolJo alternativo,de cooperativismo y de socialismo asociativo, entre otras, creenespacios no capitalistas que apunten a una transformacin gradual de la producci n y la sociabilidad hacia formas ms igualitarias, solidarias y sosrenibles.

    2. Los estudios d e casoCon base en el mapa no exhaustivo d e alte rnativas de produc

    cin que construimos en las pginas anteriores, en las siguienresubicamos los diez estudios de caso que componen este volumen .Para ello, dividimos el resto de es ta introduccin en dos secciones. En esta seccin , con el fin de orientar al lector, hacemos unadescripcin muy breve de cada und de los estudios de caso. En lasiguiente seccin, con base en los estudios de caso y a manera deconclusin , formulamos nueve tesis para debate referidas a losque creemos son los problemas centrales comunes a los diferentes captulos de este libro.

    175P a r ~ ampltu el canon de IJ producun

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    Ames de proceder a la descripcion de los e

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    Zander Navarro (Brasil), Horacio Manins (Brasil ) y]oao MarcosLepes (Brasil) estudian formas alternativas de acceso a la tierra yproduccin econmica rural. En la tercera,Csar Rodrguez (Colombia), Sharit Bhowmik (India), Teesa Cruz e Silva tMozam bique) y Alberto Melo (Portugal) p r ~ ntan sus estudios de casosobre asociaciones y cooperativas. En la cuarta, Anbal Quijano(Per), como comentarista invitado, ofrece sus observacionessobre los resultados de los estudios de caso y sus reflexiones generales sobre el tema de las alternativas de produccin. En lo quesigue presentamos lo esencial de los estudios de caso yue componen las primeras tres secciones.

    El captulo de Singer comienza ofreciendo una caracterizacin general de la economa solidaria como modo de produccinbasada en el modelo cooperativo descrito al comienzo de esta mtraduccin. Para ilustrar el funcionamiento de la economa sol1dara en Brasil, Singer analiza en derallc cuatro casos de experiencias cooperat ivas: la transformacin de una fbrica de zapatos alborde de la quiebra en una cooperativa de tra bajadores en SaoPaolo a comienzos de los noventa y el surgimiento posterior deuna asociacin nacional de trabajadores cooperativistas; la creacin de una asociacin nacional de cooperativas del sector metalrgico impulsada por el sindicara nacional de esa in dustria en1999; la auto-gestin econmica c o l e e ~ i v < T en ~ o s a ~ e n t a m i e n r o sdel Nlovimiento de los 111 Tierra; y un conjlllno de iniciati\'

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    la economa solidar