LINA MARÍA RODRÍGUEZ VALENCIAbibliotecadigital.univalle.edu.co/bitstream/10893/4733/1/CB... ·...

127
LA RIQUEZA INVISIBLE: FAMILIA Y MUJER EN TRES LOCALIDADES CAFETERAS LINA MARÍA RODRÍGUEZ VALENCIA UNIVERSIDAD DEL VALLE FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS PROGRAMA ACADÉMICO DE MAESTRÍA EN SOCIOLOGÍA SANTIAGO DE CALI 2013

Transcript of LINA MARÍA RODRÍGUEZ VALENCIAbibliotecadigital.univalle.edu.co/bitstream/10893/4733/1/CB... ·...

   

 

LA RIQUEZA INVISIBLE: FAMILIA Y MUJER EN TRES LOCALIDADES CAFETERAS

LINA MARÍA RODRÍGUEZ VALENCIA

UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS

PROGRAMA ACADÉMICO DE MAESTRÍA EN SOCIOLOGÍA

SANTIAGO DE CALI

2013

   

La riqueza invisible: Familia y mujer en tres localidades cafeteras

Lina María Rodríguez Valencia

Trabajo de Grado para optar al Título de

Magister en Sociología

Director

Jaime Eduardo Londoño Motta

Historiador

Universidad del Valle

Facultad de Ciencias Sociales y Económicas

Programa Académico de Maestría en Sociología

Santiago de Cali

2013

   

La riqueza invisible: Familia y mujer en tres localidades cafeteras

Lina María Rodríguez Valencia

Trabajo de Grado para optar al Título de

Magister en Sociología

Descriptores:

Familia Cafetera

Instituciones

Efectos de la modernización

Universidad del Valle

Facultad de ciencias sociales y económicas

Programa académico de maestría en sociología

Santiago de Cali

2013

   

TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 1

1. SEMBRANDO TERRITORIOS CAFETEROS 6

1.1. LOCALIDADES CAFETERAS 7

1.2. PROCESO ACELERADO DE URBANIZACIÓN 8

1.3. COMPOSICIÓN DE LA FAMILIA 10

1.4. DISTRIBUCIÓN POBLACIONAL POR SEXO 11

1.5. TENDENCIAS EN EL ESTADO CIVIL 17

1.6. TASAS DE ALFABETISMO Y ANALFABETISMO 22

1.7. CONDICIÓN OCUPACIONAL 28

2. LAS FAMILIAS YA NO SON IGUALES 30

2.1. LA FORMA TRADICIONAL DE FAMILIA 30

2.2. LA EXTENSIÓN FAMILIAR Y EL TRÁNSITO DE LOS OFICIOS A LAS PROFESIONES 33

2.3. MANO DE OBRA FEMENINA ¿FUNCIONES ESPECÍFICAS? 37

2.4. EL MATRIMONIO CATÓLICO: SELLO LEGÍTIMO DE LA FAMILIA HASTA LA MUERTE 41

2.5. A PESAR DE LA IGLESIA 47

2.6. FAMILIA, FINCA CAFETERA Y EL SENTIMENTALISMO/RACIONALISMO DE LAS MUJERES 50

   

3. LA MODERNIZACIÓN DEL CAMPO COLOMBIANO 53

3.1. CRONOLOGÍA DE CAMBIOS EN LA CAFICULTURA 54

3.2. LA TECNIFICACIÓN DEL CAFÉ O REVOLUCIÓN VERDE 60

3.3. EFECTOS DE LA MODERNIZACIÓN 64

4. LA MEDIACIÓN INSTITUCIONAL 70

4.1. LA LÓGICA DE LA MEDIACIÓN 71

4.2. ¿CÓMO SE CRISTALIZAN ALGUNAS MEDIDAS POLÍTICO-ECONÓMICAS SOBRE EL QUÉHACER DE LA FAMILIA CAFETERA? 76

4.3. COOPERATIVISMO, EL FONDO DE LAS TRANSFORMACIONES 82

5. LA RIQUEZA INVISIBLE 89

5.1. GANANDO PROTAGONISMO 89

5.2. LA NUEVA MENTALIDAD 94

CONCLUSIONES 102

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

   

LISTADO DE GRÁFICOS

Gráfico 1. Distribución poblacional por departamento 8

Gráfico 2. Distribución poblacional por municipios 9

Gráfico 3. Composición de las familias de acuerdo con el número de integrantes por departamentos 10

Gráfico 4. Distribución de la población según sexo y zona por departamento 11

Gráfico 5. Distribución de la población según sexo por municipios 12

Gráfico 6. Distribución de la población según sexo por departamento en la zona rural 13

Gráfico 7. Distribución de la población según sexo por departamento en la zona urbana 14

Gráfico 8. Distribución de la población según sexo por municipios en la zona urbana 15

Gráfico 9. Distribución de la población según sexo por municipios en la zona rural 16

Gráfico 10. Distribución de la población según estado civil por departamentos 17

Gráfico 11. Distribución de la población soltera por departamentos 18

Gráfico 12. Distribución de población casada por departamentos 19

Gráfico 13. Distribución de la población viuda por departamento 20

Gráfico 14. Distribución de la población separada por departamento 20

Gráfico 15. Distribución de la población en unión libre por departamento 21

Gráfico 16. Distribución de la población según tasa de alfabetismo por departamento 22

Gráfico 17. Distribución de la población según tasa de alfabetismo y sexo para la zona urbana por departamento 23

   

Gráfico 18. Distribución de la población según tasa de alfabetismo y sexo para la zona rural por departamento 24

Gráfico 19. Distribución de la población según tasa de alfabetismo por municipios 25

Gráfico 20. Distribución de la población según tasa de alfabetismo y sexo para la zona urbana por municipios 26

Gráfico 21. Distribución de la población según tasa de analfabetismo y sexo para la zona urbana por municipios 26

Gráfico 22. Distribución de la población según tasa de alfabetismo y sexo para la zona rural por municipios 27

Gráfico 23. Distribución de la población según tasa de analfabetismo y sexo para la zona rural por municipio 28

Gráfico 24. Distribución de la población por condición ocupacional por departamentos 29

Gráfico 25. Relación de los matriculados por sexo para el Departamento del Quindío durante el periodo 1968-1993 35

Gráfico 26. Relación de egresados de la Universidad del Valle por sexo para el periodo 1970-1980 36

LISTADO DE CUADROS

Cuadro 1. Ingreso a la educación superior por generaciones 36

Cuadro 2. Colaboración femenina en las actividades productivas de la finca 38

Cuadro 3. Características del matrimonio como equipo funcional para los matrimonios realizados entre las décadas de cuarenta y el sesenta. 42

Cuadro 4. La toma de decisiones frente a la tenencia y manejo de la finca ante la ausencia del cónyuge 46

Cuadro 5. Implicaciones de la planificación familiar 48

Cuadro 6. La fuerza de la tradición 51

   

Cuadro 7. Formas de relacionarse con la finca cafetera 65

Cuadro 8. Reacciones de los caficultores frente a las ciclos de la economía cafetera

78

Cuadro 9. Formas en que las mujeres asumieron el mantenimiento de la finca y de la unidad familiar 97

LISTADO DE TABLAS

Tabla 1. Principales cambios en la familia cafetera periodo 1970-2011 32

Tabla 2. Nivel de estudios alcanzado por generación 34

Tabla 3. Programas de planificación familiar de Profamilia 80

Tabla 4. Trabajo institucional dirigido a la mujer por parte de FNC y Profamilia 89

LISTADO DE FIGURAS

Figura 1. Cronología de eventos que marcaron la caficultura 54

Figura 2. Cronología de programas desarrollados por la F.N.C. 54

Figura 3. Políticas de transformación social 76

ANEXOS

Anexo 1. Caracterización de familias entrevistadas 106

Anexo 2. Caracterización de funcionarios entrevistados 107

Anexo 3. Caracterización de recolectores entrevistados 108

Anexo 4. Caracterización de funcionaria de Profamilia 109

1    

 

 

LA RIQUEZA INVISIBLE: FAMILIA Y MUJER EN TRES LOCALIDADES CAFETERAS

INTRODUCCIÓN

La riqueza invisible es el resultado de la investigación desarrollada en torno a la relación entre caficultura y familia en tres municipios colombianos durante el periodo 1970-2011. Las localidades de Calarcá y Montenegro en el Quindío y Sevilla en el Valle, presentan como característica común de configuración social la producción cafetera en pequeñas fincas, con una fuerte presencia de la familia en diferentes fases de la cadena productiva.

Los cambios de las familias cafeteras como problema de investigación, fue motivado por el vacío que los estudios sobre el tema cafetero1 han dejado respecto a las características de esta unidad. Más allá de su función productiva no se avanza en la descripción de la dinámica familiar, ni de sus transformaciones a partir del vínculo con la economía del café. Como contraste frente a esta situación se encuentran los estudios rurales2 en Colombia, los cuales presentan avances en la descripción de las funciones femeninas –y algunas masculinas- en la unidad productiva. Desde este enfoque se observa y describe la participación de la mujer campesina en las labores productivas destacando las diferencias de género en las funciones de la finca y de la familia. Sin embargo, hay una referencia reiterativa sobre la relación entre poblaciones rurales y violencia, lo cual trasciende los límites de esta investigación. Si bien Donny Meertens3, aborda el campesinado cafetero del norte del Tolima, no es el interés de este trabajo la asociación entre campesinos y luchas agrarias, dado que la orientación central es destacar la particularidad de la pequeña propiedad cafetera en la región del Quindío y Valle, lo que sí vale resaltar de estos estudios, es un punto clave que gira en torno a la relación entre dos variables: la propiedad de las mujeres sobre la tierra y la posibilidad de decisión frente a la familia y la finca.

                                                                                                                         1 Absalón Machado, Luis Eduardo Nieto Arteta, Marco Palacios y Mariano Arango son los autores que guiaron la exploración bibliográfica sobre el café en Colombia para los años 70 y 80. 2 Se revisaron los aportes de Carmen Diana Deere, María Adelaida Farah Quijano, Magdalena León, Diana Medrano y Donny Merteens. 3 MEERTENS, Donny, Ensayos sobre tierra, violencia y género, Centro de Estudios Sociales, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, 2000.    

2    

Por otra parte, el historiador Renzo Ramírez Bacca estudió la unidad familiar y las relaciones de género en la investigación sobre la hacienda La Aurora para el periodo 1882-19824, en el marco de la aparcería vinculada con el trabajo de la hacienda cafetera. A través de los aportes de este historiador, se evidenciaron dos vacíos en la forma de abordar los temas sobre café y familia en Colombia; por una parte, el vacío que dejan los estudios centrados en el análisis de los procesos productivos, respecto a las características y roles de las unidades familiares; y por otra parte, la ausencia de estudios municipales o locales, donde se encuentren descripciones de la relación entre la dinámica familiar y productiva.

La familia como unidad social5 ampliamente estudiada en Colombia, a partir de la herencia dejada por Virginia Gutiérrez de Pineda6 y Ligia Echeverry de Ferrufiño7, aporta mayores elementos descriptivos y analíticos alrededor de la constitución familiar en este país, destacando sus particularidades regionales. Sin embargo, no se identificó un enlace con los procesos productivos en los cuales se despliega la mano de obra familiar. No obstante, los estudios de Gutiérrez avanzan y cobran vigencia, en cuanto dibujan el modelo hegemónico de familia que se constituyó por regiones. Desde esta perspectiva, se señaló que el tipo cultural antioqueño contaba -para la época estudiada- con una cohesión fuerte, que se manifestaba en la unidad económica. Esta unidad se caracterizaba por un alto grado de cooperación, en la que eran fundamentales los estrechos lazos de consanguineidad, cercanía habitacional, vecinal y las obligaciones domésticas de la familia primaria. En este sentido, una buena pista dejada por la antropóloga, se basó en la idea de que la solidaridad y cooperación familiar se expresaban en variadas formas para la estructura social, una de ellas: la explotación agrícola. Los estudios de Gutiérrez junto con las compilaciones de Elssy Bonilla, fueron los aportes más relevantes para dibujar el referente inicial de familia agrícola en la región estudiada. A pesar de que se consultaron otros estudios sobre familia, no quedaron consignados en el documento final porque hacían referencia a temáticas muy específicas de la familia urbana en contextos diferentes al propuesto en esta investigación8.

                                                                                                                         4 RAMÍREZ, Renzo, Historia Laboral de una hacienda cafetera. La Aurora, 1882-1982, La Carreta editores, Medellín, Colombia, 2008.  5 Está referida al conjunto de personas que comparten una olla común, pero a través de la cual se dan relaciones más allá de lo económico y del sustento. 6 GUTIÉRREZ de PINEDA, Virginia, La familia en Colombia. Estudio Antropológico. Centro de Investigaciones, Departamento Socio-económico, Federación Internacional de Estudios Católicos de Investigaciones sociales y socio-religiosas FERES, Bogotá, Colombia, 1962. 7 ECHEVERRY de FERRUFIÑO, Ligia: “La familia de hecho en Colombia: Una metodología para su estudio”, en BONILLA Elssy (Compiladora), Mujer y Familia en Colombia, Asociación Colombiana de Sociología, Departamento Nacional de Planeación, Plaza & Janes editores, Bogotá, Colombia, 1985. 8 Los otros estudios referidos a la familia en Colombia y en Iberoamérica hacían referencia a temas como las rutinas y los consumos da las familias en relación con medios de comunicación, familia e infancia y familia y adolescencia, intervenciones con familias, desintegración familiar, recursos

3    

El presente es un estudio sociológico descriptivo con perspectiva histórica; en el que se aborda el tema de la familia en Calarcá, Montenegro y Sevilla, municipios seleccionados por tener una configuración de pequeñas fincas y una alta producción cafetera, para el periodo abordado.

El objetivo se centró en observar la trayectoria de las familias cafeteras en el periodo 1970-2011; planteando un nuevo cuestionamiento relacionado con la importancia del trabajo femenino en la producción del café y en las transformaciones sufridas por la unidad familiar para los espacios locales. La justificación para este tipo de estudios, descansa sobre la necesidad de conocer de manera más detallada, el desarrollo de procesos sociales en espacios municipales y el reconocimiento de la importancia del rol femenino en la consolidación de dichos procesos y en la movilización de variados cambios.

Las transformaciones asociadas con la caficultura han sido explicadas como la combinación de condiciones externas, ligadas a la alta demanda de café para la época de bonanza cafetera (poca competencia internacional frente a la calidad del café producido en Colombia) y condiciones internas, determinadas por una geografía de vertientes ideal para propiciar un cultivo generalizado en variadas regiones. La conjugación de estos dos tipos de condiciones desencadenó una transformación del país en términos de Unidad Económica Nacional9 a partir de la década del setenta.

Uno de los elementos de esa unidad fue la conformación de la Federación Nacional de Cafeteros (en adelante F.N.C.) que logró configurarse como la principal entidad comercializadora de café, desplazando a varias firmas exportadoras extranjeras, hasta quedar con el monopolio de la comercialización interna del grano.

En el núcleo de las transformaciones de la caficultura, la familia como unidad productiva fue ubicada –para la década del setenta- en un nivel privilegiado por su importancia en Caldas, Quindío, Risaralda y Valle, departamentos que se caracterizaron por tener pequeñas propiedades cultivadas con café y en las que la mano de obra familiar fue protagonista10. En estas regiones, la distribución del cultivo, la forma particular de explotación y la relación entre la familia y la producción de café, fueron elementos distintivos respecto a otros lugares, en los que se mantuvo durante un buen tiempo, el modelo de explotación de grandes extensiones de tierra, para lo cual no era suficiente con la mano de obra familiar. Adicionalmente, para esta región, la familia se tradujo en un espacio o nicho a través del cual se concretaron negocios que dieron formación a los primeros hombres exitosos en el negocio del café11.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           institucionales sobre familia y características etnoculturales de la familia en algunas regiones como el Chocó. 9 NIETO Arteta, Luis Eduardo, El café en la sociedad colombiana, El Áncora editores, Bogotá, Colombia, 1981.  10 Absalón Machado, Luis Eduardo Nieto Arteta, Marco Palacios y Mariano Arango son los autores que guiaron la exploración bibliográfica sobre el café en Colombia para los años 70 y 80. 11 PALACIOS, Marco, El café en Colombia, (1850-1970). Una historia económica, social y política, Editorial Presencia, Bogotá, Colombia1979.

4    

Los estudios clásicos que han abordado el tema de la caficultura, y que son referenciados en esta investigación, han tomado como marco teórico los aportes sobre el campesinado ruso, polaco y latinoamericano, que posibilitaron el estudio de poblaciones campesinas como grupos sociales en estrecha relación con la tierra.

Desde esta perspectiva, las actividades productivas y las domésticas estaban entrecruzadas en el interior de la familia, y el cuestionamiento principal sobre los cambios de la familia campesina giraba en torno al destino del campesinado como grupo en sociedades de transición de un modelo rural a uno urbano12, lo cual se convierte en un cuestionamiento importante en el contexto de este trabajo, por los cambios detallados a nivel municipal, que justamente reflejan dicha transición.

Metodológicamente, esta indagación tuvo una aproximación de tipo regional para observar la relación entre la unidad familiar y la caficultura. Este acercamiento se realizó a partir de la observación de los cambios generales dados en los departamentos y municipios, con apoyo en datos agregados, con los cuales se delimitó la ruta de indagación en torno a los cambios experimentados por las familias entrevistadas.

La descripción inicial implicó una revisión bibliográfica a partir de la cual se elaboró un estado de la cuestión por categorías en tres dimensiones: (1) estudios sobre café en Colombia, (2) estudios sobre familia en Colombia y por último (2) estudios sobre la F.N.C. Como parte de los ajustes realizados a este documento en una de sus últimas versiones se integraron algunos aportes provenientes de estudios sobre ruralidad en Colombia, donde se destaca la mano de obra femenina en el desarrollo de actividades productivas. Adicionalmente, la revisión de informes de la F.N.C. y los estudios sobre café permitieron trazar una cronología de eventos que marcaron la historia de la caficultura en el periodo estudiado y de puesta en marcha de programas asociados con los cambios en la familia cafetera.

Una vez identificados los alcances y limitaciones de los estudios realizados, se procedió a trabajar con datos cuantitativos que permitieran la construcción de algunas series históricas para dibujar un panorama general de aproximación a la realidad de los municipios, a partir de su composición sociodemográfica para lo que fueron consultados los censos poblacionales de los años 1964-1973-1985-1993 y 2005. La mayor dificultad para trabajar con estos registros tuvo que ver con el cambio de metodologías entre periodos censales, por lo cual no siempre se registraron los mismos datos bajo los mismos parámetros. La situación anterior evidenció los problemas para hacer un trabajo comparativo de manera rigurosa a partir de estas fuentes. Sin embargo, se hizo una aproximación departamental y en algunos casos municipal -dependiendo de la información con la que se contaba-, para ilustrar de manera estadística, las tendencias generales de cambios en la dinámica poblacional de las localidades estudiadas.                                                                                                                          12 SHANIN, Teodor (Compilador), Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979.  

5    

Por último, se realizó una reconstrucción narrativa de los cambios vivenciados por las familias identificadas, a partir de entrevistas en profundidad con uno de sus miembros. En total se entrevistaron 10 familias entre los 3 municipios, 3 familias de Calarcá, 4 familias de Montenegro, y 3 familias de Sevilla, el criterio de selección se centró en que la familia tuviera –por lo menos- dos generaciones relacionadas con la actividad del café, y que los entrevistados fueran preferencialmente mayores de 40 años para poder abordar el periodo propuesto. Para el Municipio de Sevilla se contó con dos entrevistas adicionales de miembros de cuarta generación de la misma familia, a pesar de ser mujeres menores de 40 años, su participación en la entrevista fue de mucha utilidad para la comparación del sentido que tiene actualmente la finca para los miembros más jóvenes de las familias. Toda esta información fue nutrida con entrevistas semi-estructuradas a 7 funcionarios de los comités departamentales de la F.N.C. del Valle (4 entrevistas) y Quindío (3 entrevistas). Estas entrevistas ayudaron a ilustrar los cambios graficados a partir de la información sociodemográfica y al mismo tiempo, aportaron datos de orden cualitativo que permitieron ampliar el espectro de los datos registrados en las series estadísticas.

Los diferentes momentos de esta indagación dejaron resultados que se exponen a lo largo de cinco capítulos, en el primero se muestra la caracterización de los departamentos de Valle y Quindío y los municipios de Calarcá, Montentegro y Sevilla, de acuerdo con algunas variables sociodemográficas, que permitieron ilustrar las tendencias y cambios en la composición poblacional de estas regiones. En el segundo capítulo, se introducen las principales transformaciones sufridas por las familias cafeteras, a partir de la reconstrucción narrativa, en torno a las categorías de nupcialidad, profesionalización, el rol femenino, los factores que posibilitaron o frenaron los cambios y que permitieron una nueva configuración familiar y social.

El capítulo tres está dedicado a destacar los eventos más significativos en la caficultura en relación con la familia cafetera, analizando el proceso de tecnificación en relación con la instalación de un nuevo modelo productivo, y los principales efectos de la modernización en la caficultura.

El cuarto capítulo está dedicado al análisis de la importancia de la mediación institucional de la F.N.C. como institución gremial de los caficultores, encargada de llevar las grandes políticas económicas a los caficultores y la presencia de Profamilia como institución que trabajó en torno al cambio en los patrones reproductivos y que terminó incidiendo en la modificación del tamaño de la familia.

En el quinto capítulo, se cierra la investigación con un recuento de algunos elementos que se trabajaron a lo largo del documento y destacando la importancia del trabajo femenino en la producción cafetera y los efectos de las decisiones femeninas sobre la configuración de las unidades familiares y consecuentemente sobre los procesos productivos. Por último, se exponen las conclusiones generales de la investigación.

 

6    

1. SEMBRANDO TERRITORIOS CAFETEROS

El propósito central de la presente investigación se orientó a describir los principales cambios experimentados por las familias cafeteras en los municipios de Calarcá, Montenegro y Sevilla desde 1970 hasta el año 2011. El punto de partida para lograr tal propósito implicó la observación, registro y análisis de datos agregados, que permitieron dibujar un panorama general de la composición sociodemográfica de las localidades en las cuales se instala la familia cafetera, a partir de variables como tipo de población (urbana/rural), número de integrantes en la familia, condición conyugal, tasa de analfabetismo y condición ocupacional. Los cambios de las familias cafeteras como problema de investigación fue motivado por el vacío que los estudios sobre el tema cafetero13 han dejado respecto a las características de esta unidad. Más allá de su función productiva, no se avanza en la descripción de la dinámica familiar y de las transformaciones sufridas por la familia a partir de su vínculo con la economía del café.

Este capítulo presenta una primera aproximación a los cambios de la unidad familiar, a partir de algunas tendencias estructurales registradas en los municipios de interés para esta investigación14. El propósito de iniciar con la observación de datos agregados, permitió no sólo la identificación del panorama general sociodemográfico de las localidades aludidas, sino los vacíos que la información disponible dejó en torno a la pregunta central y que se complementó haciendo uso de información documental procedente de otras investigaciones sobre la región.

Los cambios generales plasmados en este primer capítulo, han sido explicados como efectos del proceso modernizador del país en espacios locales. Si bien el concepto de modernización ha protagonizado variados debates en las Ciencias Sociales, y a menudo es diferenciado del concepto de modernidad, este trabajo no se ubica en dicha distinción, más bien se apoya en propuestas de definición en las que se le reconoce como un proceso inacabado, que implica novedades tecnológicas y científicas asociadas con dinámicas de cambio social, generadas a través de elementos como la educación15 y que dan como resultado cambios en la racionalidad social, como efecto de una transición de lo tradicional a lo moderno, tal como lo muestra Francisco Javier Villamarín en su trabajo sobre la región nariñense colombiana16.

                                                                                                                         13 Absalón Machado, Luis Eduardo Nieto Arteta, Marco Palacios y Mariano Arango son los autores que guiaron la exploración bibliográfica sobre el café en Colombia para los años 70 y 80. 14 Como se expresó en la introducción, no siempre se contó con datos agregados de orden municipal, en estos casos, la aproximación se hace a partir de los datos departamentales. 15 SOLÉ, Carlota, Modernidad y modernización, Editorial Antrhopos, Barcelona, España, 1998. 16 VILLAMARÍN, Francisco Javier, Secularización y transición demográfica: dos dimensiones de la modernidad y la modernización en la zona andina de Nariño, Universidad del Valle, Facultad de

7    

En este sentido, el concepto de modernización se emplea como marco contextual que se aproxima a explicar la ocurrencia de los cambios estructurales, identificados en los departamentos y municipios donde residen las familias de interés. Teniendo presente el contexto anterior, la idea central que articula el capítulo es que los espacios regionales y locales como Calarcá, Montenegro y Sevilla, expresaron los efectos del proceso modernizador del país a través de aspectos como el aumento de las tasas de urbanización, la disminución en el número de hijos por mujer, mayores tasas de alfabetismo, los cambios en las formas de conyugalidad y en los oficios tradicionales. Estos cambios en el orden social serán presentados a continuación y están asociados con transformaciones derivadas del desarrollo de la ciencia y la tecnificación de la caficultura, proceso que coincide con la consolidación y desarrollo del capitalismo17.

1.1. LOCALIDADES CAFETERAS

Calarcá, Montenegro y Sevilla son localidades cuya configuración poblacional obedeció a formas entrecruzadas de colonización. De acuerdo con el historiador Jaime Eduardo Londoño Motta, los procesos colonizadores de las regiones de frontera, se dieron a partir de la ocupación de:

“(…) colonos y actores de frontera procedentes de diferentes regiones del país, empresarios territoriales, especuladores y usurpadores de terrenos baldíos de Antioquia, del Gran Cauca y de otras partes de Colombia; [cuya] interacción social (…) generó diversas modalidades de colonización, (espontánea, empresarial y estatal)”18.

Esta ocupación fue un proceso que se distribuyó en tres etapas migratorias: la primera ocurrida entre 1870 y 1900 con la cual se ocupó el centro-occidente quindiano, lo cual originó la fundación de los actuales municipios de Calarcá (1886), Armenia (1889), Montenegro (1890) y Tebaida (1916); a partir de la segunda ola migratoria se fundaron los poblados de Cuba Viejo actualmente Caicedonia y San Luís actualmente Sevilla y ocurrió para la etapa 1900-192019, la tercera, estuvo asociada con el auge de la caficultura hacia la mitad del siglo XX, como forma

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           Ciencias Sociales y Económicas, Trabajo de investigación de Maestría en Sociología, Cali, Colombia, 2010.    17 CORREDOR, Consuelo, Los límites de la modernización, Cinep, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, 1992. 18 LONDOÑO, Jaime Eduardo, Colonización fronteras y política. Una perspectiva histórica comparada, Seminario nacional-memorias, Secretaría de Cultura de Caldas, Agosto 18 y 19 de 2005, Manizales, Colombia, publicado en noviembre de 2006, pp. 36. 19 Ibidem.

8    

económica predominante, que posibilitó no sólo la llegada de nuevos pobladores, sino el ingreso y consolidación del capitalismo en estas localidades colombianas20.

La caficultura entonces, se convirtió en puente entre los sistemas productivos locales con el mercado internacional, relación que afectó de manera significativa los procesos de migración del campo a la ciudad, los niveles de alfabetismo, la movilidad social a través de la escolaridad, la vinculación de la mujer al mercado laboral y académico y los cambios en las condiciones ocupacionales21. A continuación se observará el comportamiento de algunas de las variables centrales que muestran los cambios estructurales sufridos por estas localidades, y en su defecto por los departamentos en el marco del proceso modernizador desde una perspectiva regional.

1.2. PROCESO ACELERADO DE URBANIZACIÓN

Uno de los efectos del proceso modernizador para estas localidades fue el ritmo acelerado de urbanización durante la última parte del siglo XIX y comienzos del siglo XX, lo cual puede observarse en el Gráfico 1, que muestra la ampliación de la brecha entre las poblaciones rurales y urbanas para los departamentos donde se ubican los municipios estudiados.

Gráfico 1. Distribución poblacional por departamento

 

                                                                                                                         20 MACHADO, Absalón, El café de la aparcería al capitalismo, Tercer mundo editores, Bogotá, Colombia, 1988.  21 De acuerdo con el trabajo realizado por Francisco Villamarín, éstos son algunos de los indicadores a partir de los cuales se puede identificar el avance del proceso modernizador en el país.

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Caldas  

Valle  

2005  

1993  

1985  

1973  

1964  

86,6  

86,8  

83,8  

85,3  

81  

82,1  

70  

77,3  

54,8  

70,4  

13,4  

13,2  

16,2  

14,7  

19  

17,9  

30  

22,7  

45,2  

29,6  

P.  Rural  

P.  Urbana  

9    

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

La información anterior evidencia que históricamente se ha dado una configuración territorial donde lo urbano se fue integrando a lo rural y viceversa. Lo anterior es un hecho definido en términos de un cambio en la estructura social del país en un plazo muy corto, cambio que se resume en la transición de un país mayoritariamente rural a un país eminentemente urbano:

“El país ha experimentado tasas tan altas de migración del campo a la ciudad en los últimos 30 años, que un país eminentemente rural en 1938, con sólo el 29,1% de la población en centros urbanos de más de 1.500 habitantes, se convirtió en un país urbano en 1973, cuando vivía en las ciudades el 63,1% de la población total del país22”.

Examinando las mismas variables a nivel municipal, se encontró en el Gráfico 2, como cambio más significativo el presentado por Sevilla, que para 1970 tenía una población predominantemente rural que se fue reduciendo hacia el año 2000. Calarcá y Montenegro presentaron mayores porcentajes de población urbana frente a la rural para el mismo periodo y Montenegro fue el municipio que registró el aumento más importante de población urbana para las tres últimas décadas.

Gráfico 2. Distribución poblacional por municipios  

 

                                                                                                                         22 BANGUERO, Harold Enrique, “El tamaño de la familia en Colombia: sus determinantes económicos y sociales”, en Revista Nómadas, Las familias contemporáneas, n° 11, octubre de 1999, Departamento de investigaciones Universidad, Central, Bogotá, Colombia.

Calarcá  Montenegro  

Sevilla  Calarcá  

Montenegro  Sevilla  Calarcá  

Montenegro  Sevilla  Calarcá  

Montenegro  Sevilla  

2005  

1993  

1985  

1973  

76,3  

80,7  

74,2  

74,5  

80,2  

64,0  

71,8  

74,6  

61,6  

58,9  

54,4  

45,8  

23,7  

19,3  

25,8  

25,5  

19,8  

36,0  

28,2  

25,4  

38,4  

41,1  

45,6  

54,2  

P.  Rural  

P.  Urbana  

10    

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

Los datos anteriores no reflejan nada diferente a las principales transformaciones sociodemográficas que ha experimentado la población colombiana a lo largo del siglo XX. De acuerdo con Carmen Elisa Flórez23, el país vivió significativas transformaciones sociales y estructurales, asociadas al proceso global de modernización, que se expresaron en elementos como cambios en los patrones epidemiológicos, mayor acceso a la educación, expansión del proceso de urbanización, cambios en la estructura de la economía, empoderamiento de la mujer y control de la natalidad, entre otros. En este sentido, las familias no escaparon a este proceso y fueron partícipes de manera directa o indirecta de grandes transformaciones sociales.

1.3. COMPOSICIÓN DE LA FAMILIA

El Gráfico 3 muestra que para 1973, la familia estaba integrada por más de 4 miembros y menos de 12, siendo el promedio más alto las familias constituidas por 9-11 miembros. Para 1993 se advirtió un gran cambio en la configuración de esta unidad a partir del número de integrantes. De acuerdo con el gráfico creció drásticamente la familia constituida en promedio con 3-4 integrantes y bajó considerablemente el porcentaje de familias con más de 6 miembros.

Gráfico 3. Composición de las familias de acuerdo con el número de integrantes por departamentos

                                                                                                                         23 FLOREZ, Carmen Elisa, Las transformaciones sociodemográficas en Colombia durante el siglo XX, Banco de la República y Tercer Mundo editores, Bogotá, Colombia, 2000.

11    

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en

http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.  

1.4. DISTRIBUCIÓN POBLACIONAL POR SEXO

La distribución poblacional de acuerdo con la zona y el sexo mostró como principal cambio para el departamento del Quindío, la disminución del porcentaje de hombres en los espacios rurales, pues pasó de (63,1%) a (54,9%). Mientras que el Valle no mostró un cambio tan abrupto a pesar que también descendió, este departamento presentó una disminución de la población rural masculina entre el periodo inicial y el final, por su parte, la población femenina disminuyó en el Quindío entre el periodo inicial y el final y en el Valle se mantuvo relativamente igual para los espacios urbanos, los espacios rurales tuvieron un ligero aumento del porcentaje de mujeres entre el periodo inicial y el final, tal como se evidencia en el Gráfico 4, que se expone a continuación:

Gráfico 4. Distribución de la población según sexo y zona por departamento

6,2  

9,4  

12,2  13,5   12,8  

11,6  9,5   7,6  

12,6  

4,1  6,5  

13,0  

19,8  

22,0  

16,0  

9,6  

5,4  3,1  

1,8   2,3  

7,1  

9,7  

12,3   13,3  12,9  11,7  

9,5  7,4  

11,8  

3,8  

7,5  

13,6  

19,1  

20,9  

15,8  

9,5  5,5  

3,2  1,9   2,6  

De  1  persona

 

De  2  persona

s  

De  3  persona

s  

De  4  persona

s  

De  5  persona

s  

De  6  persona

s  

De  7  persona

s  

De  8  persnas  

De  9-­‐11  pe

rson

as  

De  12  y  más  persona

s  

De  1  persona

 

De  2  persona

s  

De  3  persona

s  

De  4  persona

s  

De  5  persona

s  

De  6  persona

s  

De  7  persona

s  

De  8  persnas  

De  9  persona

s  

De  10  y  más  persona

s  

1.973   1.993  

Quindío  

Valle  

12    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

La reducción de la población masculina en el sector rural pudo ser un efecto del fenómeno de violencia estudiado por Carlos Miguel Ortíz24 para los municipios del Quindío y algunos del Valle, dentro de los que se cuenta Sevilla. Desde su perspectiva, el auge cafetero estuvo fuertemente ligado a episodios de violencia, que posibilitaba actividades como la compra-venta de café robado de las fincas abandonadas en las zonas productivas.

Los municipios registraron un comportamiento similar a los departamentos, el Gráfico 5 revela que Calarcá, contaba para 1973 con una mayor proporción de hombres (54%) respecto a las mujeres (46%), y para el periodo 2005, la proporción de mujeres (50,8%) sobrepasó ligeramente a la de los hombres (49,2%). Lo que se destaca de esta tendencia es que hubo un emparejamiento entre la cantidad de mujeres y hombres hacia las dos últimas décadas, exceptuando el municipio de Sevilla que para 1993 continuaba con un porcentaje de hombres (54,6%) más alto que el de las mujeres (45,4%).

Gráfico 5. Distribución de la población según sexo por municipios  

                                                                                                                         24 ORTÍZ, Carlos Miguel, Estado y subversión en Colombia. La violencia en el Quindío años 50, Fondo Editorial CEREC, Bogotá, Colombia, 1985.

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  2005  

1993  

1985  

1973  

52,6  

52,2  

52,4  

51,5  

52,5  

51,7  

52,8  

54,3  

48,4  

45,1  

47,4  

43,3  

46,5  

44,6  

45,5  

36,9  

47,4  

47,8  

47,6  

48,5  

47,5  

48,3  

47,2  

45,7  

51,6  

54,9  

52,6  

56,7  

53,5  

55,4  

54,5  

63,1  

Hombres  Rural  

Hombres  Urbano  

Mujeres  Rural  

Mujeres  Urbano  

13    

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

Al observar la zona rural de los municipios, se encontró mayor movimiento en la población rural del Quindío, al disminuir la población masculina y aumentar la femenina durante las últimas cuatro décadas. El Gráfico 6 muestra que ambos departamentos tuvieron un proceso de emparejamiento de las poblaciones masculina y femenina para el periodo estudiado.

Gráfico 6. Distribución de la población según sexo por departamento en la zona rural

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  2005  

1993  

1985  

1973  

49,2  

51,2  

49,6  

49,5  

52,0  

54,6  

50,1  

51,1  

54,1  

54,0  

54,2  

60,5  

50,8  

48,8  

50,4  

50,5  

48,0  

45,4  

49,9  

48,9  

45,9  

46,0  

45,8  

39,5  

Mujeres  

Hombres  

14    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

El ligero incremento del porcentaje de hombres en los espacios urbanos para el Quindío, sugiere que esta tendencia estuvo atravesada por procesos migratorios, lo cual puede asociarse con lo narrado por Carlos Miguel Ortíz25, quien propuso que a pesar de la violencia, el negocio cafetero nunca sufrió un estancamiento y por el contrario, fortaleció a algunos actores y figuras intermedias en los procesos acumuladores locales. En este sentido, la disminución de población masculina para la zona rural y su pequeño incremento en las zonas urbanas, podría estar atravesado por el auge del comercio cafetero que permitió a campesinos agricultores, consolidarse como comerciantes en las áreas urbanas:

“Aunque no dispusimos directamente de las cifras correspondientes a las casas exportadoras de Armenia y Sevilla (las dos plazas de la región), contamos con los guarismos de las dos marcas de procedencia café Armenia y café Sevilla; pues bien, la exportación de café Armenia presentó índices más altos que el conjunto nacional en esos catorce años [los correspondientes con La Violencia].

(…) No sucedió, sin embargo, lo mismo con el café Sevilla que, habiendo conocido muy buenos índices hasta 1954 (años de conservatización violenta de sus dos municipios productores), sufrió luego un descenso progresivo e ininterrumpido; en 1964 caería a la veinteava parte de la cantidad exportada en 1954 (fueron los años en que la persecución conservadora se había visto respondida en Sevilla por el contraataque liberal de igual o de mayor intensidad de violencia)”26.

                                                                                                                         25 Ibidem. 26 Ibidem, pp. 295.    

Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle  

1973   1985   1993   2005  

63,1  

54,5   55,4   53,5   56,7  52,6   54,9  

51,6  

36,9  

45,5   44,6   46,5  43,3  

47,4   45,1  48,4  

Hombres  

Mujeres  

15    

Gráfico 7. Distribución de la población según sexo por departamento en la zona urbana

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

Teniendo en cuenta los Gráficos 6 y 7 desde 1960 hasta el 2005 la población femenina rural del Quindío pasó del (36,9%) al (45,1%), tendencia contraria a la ocurrida con la población masculina, que disminuyó. El Valle por su parte, presentó una tendencia al crecimiento de la población rural femenina, que al igual que en el caso de los hombres, no se presentó de manera dramática como en el caso del Quindío.

En cuanto a la población urbana femenina tuvo un ligero descenso para las cuatro décadas en el departamento del Quindío, mientras que para el Valle se mantuvo constante. Haciendo el mismo cruce de variables para los municipios, se encontró que la distribución de la población urbana por sexo, para la década del setenta, contaba –mayoritariamente- con población femenina ubicada en las cabeceras municipales.

El cambio comenzó a registrarse hacia la década del noventa, cuando se empezaron a equiparar las cifras de hombres y mujeres en las áreas urbanas y en Montenegro los hombres (41,4%) sobrepasaron la población femenina (38,7%).

De acuerdo con el Gráfico 8, para el 2005 se siguieron presentando diferencias entre hombres y mujeres, evidenciando una mayor presencia femenina en las cabeceras municipales.

Gráfico 8. Distribución de la población según sexo por municipios en la zona urbana

Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle  

1973   1985   1993   2005  

45,7  47,2  

48,3  47,5  

48,5  47,6   47,8   47,4  

54,3  52,8  

51,7  52,5  

51,5  52,4   52,2   52,6  

Hombres  

Mujeres  

16    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

La zona rural por su parte, evidenció mayor presencia de hombres para los tres periodos censales. Las principales diferencias entre municipios se advirtieron en la década del noventa y año dos mil, periodos en los que Sevilla experimentó un incremento significativo de su población masculina en las áreas rurales. El Gráfico 9 expone que para el 2005 la diferencia entre hombres y mujeres se hizo significativa para los tres municipios.

Gráfico 9. Distribución de la población según sexo por municipios en la zona rural

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  

2005  

1993  

1973  

36,8  

40,1  

35,3  

35,9  

41,4  

31,1  

27,2  

23,7  

20,8  

39,5  

40,6  

38,9  

38,6  

38,7  

32,9  

31,7  

30,7  

24,9  

Mujeres    

Hombres    

17    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

De acuerdo con la información presentada hasta el momento, uno de los cambios más significativos experimentados por ambos departamentos fue la disminución de la población rural, en especial de la población masculina y su emparejamiento con la femenina en los espacios urbanos. Este fenómeno estuvo atravesado -para el Quindío- por el auge cafetero, en estrecho asocio con episodios de violencia que presionaron procesos migratorios del campo a la ciudad y el fortalecimiento de algunos actores locales.

Carmen Elisa Flórez27 expuso como uno de los principales cambios demográficos, experimentado por la sociedad colombiana entre los siglos XIX y XX, el relacionado con el estado civil, asociado con la aceptación del matrimonio civil, el divorcio y los métodos de planificación familiar28.

1.5. TENDENCIAS EN EL ESTADO CIVIL

                                                                                                                         27 FLÓREZ, Carmen Elisa, Las transformaciones sociodemográficas en Colombia durante el siglo XX, Banco de la República y Tercer Mundo editores, Bogotá, Colombia, 2000. Este trabajo fue presentado directamente por la investigadora en los Seminarios de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle, en el primer semestre del año 2008. 28 Según la investigadora, si bien las condiciones anteriores se asociaban con el cambio generado en el país, no eran por si solas, explicativas de dicho cambio La aproximación a explicar dichos cambios, será abordada en el capítulo 3 como aporte de este estudio, en la comprensión de los cambios demográficos experimentados en los espacios locales.  

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  

Calarcá  

Montenegro  

Sevilla  2005  

1993  

1973  

26,8  

30,5  

39,7  

13,7  

10,6  

23,5  

12,4  

11,1  

14,3  

14,3  

15,1  

14,6  

11,9  

9,2  

12,6  

11,3  

8,2  

11,4  

Mujeres  

Hombres  

18    

De acuerdo con la información presentada en el Gráfico 10, el principal cambio registrado para las cuatro décadas, fue el aumento de la población separada, aunque en el departamento del Valle, tuvo un ligero descenso para el último periodo registrado. La población soltera por su parte, disminuyó notablemente en ambos departamentos (casi en 50%), la población de casados, por su parte, tuvo un descenso similar para ambas regiones, aunque en 1985 tuvo un pequeño incremento respecto a los periodos anteriores.

Gráfico 10. Distribución de la población según estado civil por departamentos

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

El porcentaje de viudos aumentó para Quindío y Valle, durante 1985 y 1993. En este sentido, el fenómeno de la violencia como factor explicativo en relación con la disminución de la población masculina, cobra fuerza, si se tiene en cuenta el aumento de la población de viudos para Quindío.

Cuando se advierte sobre la violencia como posible explicación de los cambios demográficos expuestos, se debe tener en cuenta el impacto que el fenómeno

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

2005  

1993  

1985  

1973  

4,6  

5,7  

6  

6,1  

4,7  

4  

1,4  

1,2  

19,6  

18  

25,6  

20,6  

16,9  

12,7  

6,5  

3,7  

2,8  

4,4  

4,7  

5,4  

4,3  

4,8  

2,9  

3,4  

16,3  

18,5  

25  

29  

27,6  

32,5  

22,1  

24,4  

36,5  

35,6  

27,9  

28,1  

45,4  

45  

66,3  

66,5  

Solteros  

Casados  

Viudos  

Unión  libre  

Separados  

19    

del narcotráfico tuvo sobre gran parte de la sociedad colombiana, para las décadas del ochenta y noventa.

A pesar del peso explicativo que dicho fenómeno pueda tener sobre los cambios en la distribución poblacional de las localidades estudiadas, no es objeto de estudio o análisis de esta investigación. Este estudio se concentra (como se verá en el capítulo 3) en explicitar los elementos que relacionados con la caficultura tuvieron incidencia en los cambios sobre la familia. Por lo tanto, no se presenta contenido relacionado con la incidencia del narcotráfico en estas zonas29.

Respecto a la población de solteros, el Gráfico 11 expone su distribución por departamento de acuerdo al sexo, durante tres décadas, evidenciando que históricamente hay menos mujeres solteras que hombres, pero que a medida que pasa el tiempo esta diferencia se ha ido achicando, por lo menos así lo indica, el último periodo censal.

Gráfico 11. Distribución de la población soltera por departamentos  

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

El estrechamiento de la diferencia del porcentaje entre hombres y mujeres solteros, puede explicarse como efecto de los procesos educativos y del aplazamiento                                                                                                                          29 El dato más significativo y cercano aportado por algunos estudios sobre narcotráfico, (como el trabajo realizado por Jorge Hernández y Neftalí Téllez: Aproximaciones al estudio sobre el narcotráfico en la región Valle-Caucana, Centro de investigaciones y documentación socioeconómica CIDSE, Ministerio de Comunicaciones, Proyecto UNESCO, Cali, Colombia, 1992) está relacionado con los impactos económicos y sociales que se generaron en el Valle del Cauca, respecto al cambio de carácter de las fincas con fines de autoconsumo o producción agrícola a espacios de recreación que como se verá más adelante, fue una de las transformaciones más significativas de la finca cafetera. Sin embargo, con los datos recogidos en este estudio, no es posible hacer una relación directa de la incidencia del narcotráfico sobre las transformaciones sociales experimentadas por las familias cafeteras.

Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle  

1973   1985   1993   2005  

35,5  33,8  

23,9   23,3  20,8  

19,1   18,9   18,3  

31,0   32,5  

21,1   22,2  

17,6   18,3   16,7  18,2   Hombres  

Mujeres  

20    

del proyecto familiar por parte de las mujeres, lo que las ubicaría en el centro de las transformaciones generales de la sociedad, dado que su ingreso a procesos escolares y campos laborales afectó la función reproductiva y doméstica que históricamente desempeñaron. Lo anterior se cruzó con el incremento de uniones libres y separaciones, hecho indicativo de que se fue adoptando una forma diferente de asumir el matrimonio. De fondo, estos cambios expresaron, importantes transformaciones sociales y estructurales asociadas al proceso global de modernización.

Gráfico 12. Distribución de población casada por departamentos

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

El Gráfico 12 muestra una disminución considerable de la población casada en los dos departamentos, esta disminución se registró de manera más notoria en el año 2005. El Quindío mantuvo un ligero incremento respecto al Valle, sin que fuera una gran diferencia, salvo para la década del ochenta, probablemente el descenso de la población casada, fue un efecto del fenómeno que se venía presentando desde las décadas del sesenta y el setenta:

“Durante el periodo intercensal 1964-1973, se dio a nivel nacional, un incremento en el número de mujeres solteras entre las edades de 15 a 29 años. Este hecho muestra una tendencia generalizada a posponer la edad de la unión y la iniciación de la vida marital, lo que directamente incide en la disminución de la fecundidad”30.

En cuanto a la población viuda, el Gráfico 13 muestra la gran diferencia entre mujeres y hombres en ambos departamentos, siendo esta cifra superior para el Quindío, probablemente como efecto de la violencia de los años cincuenta, descrita

                                                                                                                         30 PUYANA, Yolanda, “El descenso de la fecundidad por estratos sociales”, en BONILLA, Elssy (Compiladora), Mujer y familia en Colombia, Asociación Colombiana de Sociología, Departamento Nacional de Planeación, Unicef, Plaza y Janes Editores, Bogotá, Colombia, 1985, pp. 193.

Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle  

1973   1985   1993   2005  

12,1  10,7  

16,3  

13,7   14,3  

12,4  

9,1  8,0  

12,4  11,4  

16,4  

13,9  14,7  

12,6  

9,4  8,3   Hombres  

Mujeres  

21    

por Carlos Miguel Ortiz para esta región31, o el impacto de violencia asociada con el narcotráfico.

Gráfico 13. Distribución de la población viuda por departamento  

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

De acuerdo con el Gráfico 14 se registró un aumento en el porcentaje de separaciones tanto para hombres como para mujeres, siendo el año 1993, el que registró un incremento más alto para las mujeres en el departamento del Quindío.

Gráfico 14. Distribución de la población separada por departamento

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

En cuanto a la unión libre se encontró un panorama mucho más parejo entre hombres y mujeres, donde se evidenció que hubo una tendencia creciente para este

                                                                                                                         31 ORTIZ, Carlos Miguel, Estado y subversión en Colombia: La violencia en el Quindío años 50, Fondo Editorial CEREC, Bogotá, 1985.

Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle  

1973   1985   1993   2005  

0,8   0,6   0,9   0,8   1,0   0,8   0,7   0,6  

2,7   2,3  

3,9   3,6  4,4  

3,8   3,7  3,1  

Hombres  

Mujeres  

Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle  

1973   1985   1993   2005  

0,4   0,4  1,0   1,2  

1,9   1,8   2,0   1,6  0,9   1,0  

2,9  3,5  

4,3   4,3  3,7  

3,1  

Hombres    

Mujeres    

22    

tipo de vínculo hasta el año 1993 y para el periodo siguiente (2005) hubo un quiebre cuyas causas se desconocen (ver Gráfico 15).

Gráfico 15. Distribución de la población en unión libre por departamento

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

Está claro que las grandes transformaciones expresadas en el proceso modernizador y la alteración de las formas tradicionales de unión, fueron cambios que se posibilitaron por estructuras que fueron dando forma a su avance. En este sentido, los actores locales, las estructuras educativas y el mismo despegue económico, se engranaron para darle paso a los cambios que se han visto reflejados en los municipios. Los procesos educativos cobraron vital importancia como estructura movilizadora de las grandes transformaciones, que se tradujeron en la modernización del país, por lo tanto se procederá a examinar la tendencia en los procesos alfabetizadores para las localidades que hicieron parte del estudio.

1. 6. TASAS DE ALFABETISMO Y ANALFABETISMO

Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle  

1973   1985   1993   2005  

1,7  

3,0  

6,2  

8,2  

10,1  

12,5  

8,9  9,7  

2,0  

3,5  

6,5  

8,7  

10,5  

13,1  

9,1  9,9  

Hombres    

Mujeres    

23    

A pesar de no contar con datos detallados sobre los niveles educativos alcanzados por estas poblaciones en el periodo estudiado, se tomaron los datos sobre alfabetismo y analfabetismo en cada departamento y se encontró que la brecha entre unos y otros ha aumentado lentamente, así se registra en el Gráfico 16 que se presenta a continuación.

Gráfico 16. Distribución de la población según tasa de alfabetismo por departamento

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

Lo que estos datos evidencian es que hubo un cruce de dos procesos: el urbanizador y el educativo, ambos con un grado de aceleración considerable si se tiene en cuenta que en 30 años se logró que más de la mitad de la población lograra alfabetizarse y que la población urbana se incrementara en un (37%); por lo cual se habla de efectos del proceso modernizador. En este contexto, la caficultura posibilitó la puesta en marcha de un plan de urbanización para el país, que requirió de infraestructura y fluidez económica para consolidarse velozmente.

Al observar el comportamiento de las tasas de alfabetismo por sexo para la zona urbana, se encontró que para cada uno de los departamentos el porcentaje de analfabetos hombres y mujeres se mantuvo relativamente constante durante los periodos observados, así como la diferencia entre mujeres y hombres alfabetizados.

Vale aclarar que no se registró la década del ochenta porque no se contó con datos homogéneos como los registrados para los demás periodos censales. A partir de

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

2005  

1993  

1973  

79  

83  

79  

82  

72  

75  

21  

17  

21  

18  

18  

15  

Analfabetos  total  

Alfabetos  total  

24    

lo que se observa en el Gráfico 17, se puede concluir que la mujer es quien presenta un porcentaje más alto en los procesos de alfabetización para la zona urbana, en relación con los hombres.

Gráfico 17. Distribución de la población según tasa de alfabetismo y sexo para la zona urbana por departamento  

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

El Gráfico 18 contiene la comparación entre alfabetos y analfabetos para la zona rural, en la cual se encontró para los dos departamentos es mayor el porcentaje de hombres alfabetizados respecto a las mujeres, caso contrario a las poblaciones alfabetizadas urbanas. Para ambos departamentos aumentó ligeramente la población femenina alfabetizada mientras que la población masculina en la misma condición tuvo un descenso más notorio para Valle que para Quindío.

Gráfico 18. Distribución de la población según tasa de alfabetismo y sexo para la zona rural por departamento

Quindío   Valle   Quindío   Valle   Quindío   Valle  

2005   1993   1973  

45   47   47   44   47   47  

55   53   53   56   53   53  

45   44  52  

47  51  

47  

55   56  

47  53  

49  53  

Alfabetos/hombres/urbano  

Alfabetas/mujeres/urbano  

Analfabetos/hombres/urbano  

Analfabetas/mujeres/urbano    

25    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

Los casos municipales evidenciaron una tendencia similar a la departamental, salvo porque los porcentajes de analfabetismo fueron superiores. No obstante, siguió siendo mayoritaria la población alfabetizada para cada municipio, por lo menos así lo muestra el Gráfico 19 para el periodo censal de 1973, único con datos que permitieran establecer la comparación. Se intuye para los periodos posteriores una tendencia creciente a la alfabetización a partir de los datos departamentales.

 

 

 

 

 

 

Gráfico 19. Distribución de la población según tasa de alfabetismo por municipios

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  

Quindío  

Valle  2005  

1993  

1973  

54  

51  

54  

52  

65  

55  

46  

49  

46  

48  

35  

45  

59  

54  

58  

53  

64  

55  

41  

46  

42  

47  

36  

45  

Analfabetas/mujeres/rural  

Analfabetos/hombres/rural  

Alfabetas/mujeres/rural  

Alfabetos/hombres/rural  

26    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

En el Gráfico 20, se puede observar que Calarcá fue el municipio con mayor tasa de alfabetización de los tres estudiados y el que registró una menor cifra de alfabetización fue Sevilla, el elemento común para las tres localidades es que la población femenina alcanzó mayores registros de alfabetización que la población masculina, tendencia similar a la que se presentó para los departamentos. Observando la población masculina, se encontró una diferencia respecto a la tendencia femenina en la que Montenegro mostró la cifra más baja de alfabetización para los hombres. Podría plantearse que el dinamismo económico de una localidad fue el elemento que permitió que procesos como el educativo alcanzaran un nivel elevado en poco tiempo.

Gráfico 20. Distribución de la población según tasa de alfabetismo y sexo para la zona urbana por municipios

Alfabetos  

Analfabetos  

Sin  información    

Alfabetos  

Analfabetos  

Sin  información    

Alfabetos  

Analfabetos  

Sin  información    

Calarcá  

Mon

tene

gro  

Sevilla  

1973  

68,4  

19,4  

12,2  

64,2  

21,6  

14  

64,7  

22,6  

12,5  

27    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

El Gráfico 21 muestra que la tasa más alta de analfabetismo para la zona urbana, la registró el municipio de Montenegro, seguido de Calarcá, y también se observó un porcentaje mayor de mujeres analfabetas para las tres localidades, lo cual se explica por la proporción superior de mujeres frente a la población masculina en las zonas urbanas de los municipios.

Gráfico 21. Distribución de la población según tasa de analfabetismo y sexo para la zona urbana por municipios

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

La zona rural registró una tendencia diferente a la urbana en el proceso de alfabetización, el Gráfico 22 muestra que la tasa de alfabetismo masculina tuvo un

19,4  

14,3   14,3  

23,3  20,2  

17,5  

Calarcá   Montenegro   Sevilla  

1973  

Hombres/Alfabetos/Urbano  

Mujeres/Alfabetas/Urbano  

4,0  

5,1  

3,1  

4,8  

6,4  

4,0  

Calarcá   Montenegro   Sevilla  

1973  

Hombres/Analfabetos/Urbano  

Mujeres/Analfabetas/Urbano  

28    

mayor porcentaje respecto a la femenina para los tres municipios estudiados, y que esta tendencia estuvo marcada principalmente para el municipio de Sevilla. La tasa de alfabetismo femenino fue mucho más pareja para las localidades estudiadas, siendo Montenegro el municipio que registró una tasa más alta de alfabetización femenina. Probablemente, esta tendencia se explique porque en los espacios rurales las mujeres estaban más concentradas en labores tradicionales de atención de la familia, labores que en la mayoría de los casos estaban relacionadas con las actividades productivas familiares.

Gráfico 22. Distribución de la población según tasa de alfabetismo y sexo para la zona rural por municipios

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

La tasa de analfabetismo rural expresada en el Gráfico 23, presenta un alto porcentaje para Sevilla, seguido de Calarcá; por su parte, las mujeres analfabetas en las zonas rurales de estos municipios presentaron una tendencia similar y muy homogénea en las tres localidades estudiadas, para el periodo referido.

Gráfico 23. Distribución de la población según tasa de analfabetismo y sexo para la zona rural por municipio

17,2  20,8  

24,5  

8,6   9,0   8,4  

Calarcá   Montenegro   Sevilla  

1973  

Hombres/Alfabetos/Rural  

Mujeres/Alfabetas/Rural  

29    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico.

El otro cambio evidenciado con estos datos fue el aumento significativo de los obreros/empleados, lo cual se cruzó con el auge de la urbanización y que fue definido en los estudios clásicos sobre café como los efectos que el auge cafetero tuvo en relación con la modernización del campo colombiano.

1.7. CONDICIÓN OCUPACIONAL

Los censos de 1985 y 2005 no presentaron información consistente para los departamentos estudiados, por lo cual se elaboró una aproximación con los datos que estaban completos para los periodos 1973-1993. De acuerdo con esta comparación se pudo observar un incremento en la cantidad de obreros/empleados para Quindío y Valle en las dos décadas que se registraron en el Gráfico 24. Otro cambio que se evidenció entre estos periodos fue el incremento de los trabajadores por cuenta propia, condición que probablemente se explique por la llegada de personas provenientes de espacios rurales, que empezaron a integrar las cabeceras municipales en calidad de empleados o trabajadores independientes, lo cual es claramente un efecto de la urbanización del país.

Gráfico 24. Distribución de la población por condición ocupacional por departamentos  

7,1   6,6  

11,9  

3,5   3,5   3,6  

Calarcá   Montenegro   Sevilla  

1973  

Hombres/Analfabetos/Rural  

Mujeres/Analfabetas/Rural  

30    

 

Fuente: DANE, Censos de Población, disponibles en http://www.dane.gov.co/index.php?option=com_wrapper&view=wrapper&Itemid=156, elaboración propia de gráfico

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Obrero/empleado  

Patrón/empleador  

Trabajador  por  cuenta  propia  

Empleado  domésWco  

Trabajador  familiar  sin  remuneración  

Sin  información  

Obrero/jornalero  

Empleado  

Patrón/empleador  

Trabajador  independiente  

Trabajador  sin  remuneración  

Empleado  domésWco  

No  informa  1.993  

1.973  

28,7  

3,6  

7,8  

1,6  

0,3  

2,4  

11,4  

9,3  

2,2  

3,5  

0,6  

1,3  

3,5  

28,5  

3,0  

8,7  

1,8  

0,4  

3,3  

12,9  

10,5  

1,6  

4,9  

0,7  

2,3  

2,8  

Valle  

Quindío  

31    

2. LAS FAMILIAS YA NO SON IGUALES

En este capítulo se presentan los cambios de la unidad familiar cafetera en relación con las variables estado conyugal, condición ocupacional y alfabetización, a través de la reconstrucción narrativa de los entrevistados y algunos referentes aportados por los estudios clásicos sobre familia en 4 categorías: (1) nupcialidad, (2) profesionalización, (3) el rol femenino, (4) factores que posibilitaron o frenaron los cambios y que fueron denominadas a lo largo del documento como: La extensión familiar y el tránsito de los oficios a las profesiones; Mano de obra femenina ¿funciones específicas?; El matrimonio católico: sello legítimo de la familia hasta la muerte; A pesar de la Iglesia; Familia, finca cafetera y el sentimentalismo/racionalismo de las mujeres. Lo que se quiso resaltar como hecho central en este capítulo, fue el rol protagónico adquirido por la mujer en términos de los cambios familiares y del mantenimiento de la finca cafetera.

Inicialmente se presenta un cuadro sintético de los principales cambios sufridos por la familia entre 1970-2011, estos cambios son detallados posteriormente, de acuerdo con las narraciones de las personas entrevistadas. Dos criterios de selección fueron claves en la selección de familias a entrevistar. Primero se buscó que fueran propietarias que tuvieran 2 o más generaciones involucradas con la finca cafetera, y el segundo criterio fue la edad, es decir que se trabajó con personas entre 50 y 80 años, para captar relatos que cubrieran el periodo definido en este trabajo. La caracterización de familias entrevistadas se presenta en el Anexo 1.

2.1. LA FORMA TRADICIONAL DE FAMILIA

Los patrones culturales, a partir de los cuales se configuraron las familias cafeteras de los municipios de Calarcá, Montenegro y Sevilla, tienen estrecha relación con los descritos por la antropóloga Virginia Gutiérrez32 para el complejo cultural antioqueño. Desde esta perspectiva, la familia era al mismo tiempo unidad habitacional, familiar y productiva, con un amplio número de integrantes y una fuerte cooperación a partir de la definición de funciones entre ellos.

Esta unidad también se caracterizaba por la fuerte unión a partir de los lazos consanguíneos que le daban lugar a una familia extensa y la especificidad en la                                                                                                                          32 GUTIÉRREZ de PINEDA, Virginia, Familia y cultura en Colombia, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, Colombia, 1975.  

32    

división de roles masculinos y femeninos en lo referente con las funciones domésticas y familiares. Por otra parte, se legitimaba a partir del vínculo matrimonial católico que para las mujeres ocurría a edades tempranas y se asociaba con el fuerte control que madres e iglesia tenían sobre las solteras y recién casadas33. Si bien el complejo cultural antiqueño no fue el único patrón de poblamiento en las localidades seleccionadas para este estudio, si constituyó uno de los principales referentes culturales como parte de los tipos que participaron de las corrientes migratorias, por eso es retomado para ilustrar la configuración histórica de estas familias.

Si se compara la descripción de Gutiérrez con la caracterización que los estudios clásicos sobre economía cafetera hacen de las poblaciones del suroccidente colombiano, se encuentran grandes y valiosas coincidencias que permiten emplear estas dos fuentes de información, como marco general de la configuración cultural de la familia cafetera.

“La otra característica que se manifiesta en la finca o propiedad pequeña de este complejo cultural, es que su explotación es realizada como una empresa familiar, en la cual el padre y todos sus hijos toman parte activa en ella, con lo cual se excluye hasta el máximo el elemento asalariado. Este fenómeno, más evidente en el cultivo del café, es también rasgo extensivo de las demás explotaciones, particularmente, si se trata de la pequeña propiedad, pues a medida que el tamaño de las explotaciones asciende, asciende entonces el número de obreros no familiares contratados para su laboreo, hasta reemplazar la mano de obra paga al elemento consanguíneo o afín”34.

Las familias que hicieron parte de este estudio, vivieron lo descrito anteriormente en cada una de sus fincas, sin embargo, esas características se han modificado en diferentes grados. A continuación se presenta, la Tabla 1, con una síntesis de los cambios más significativos sufridos por la familia cafetera durante el periodo 1970-2011 y que serán explicados a lo largo de este capítulo.

 

 

 

 

 

Tabla 1. Principales cambios en la familia cafetera periodo 1970-2011

                                                                                                                         33 Ibidem. 34 Ibidem, pp. 369.  

33    

Variable 1970 1980 1990 2011

Tamaño de la familia

Familia extensa compuesta por más de 6 integrantes, promedio 9-11 miembros.

Paulatina disminución del número de integrantes de la familia como efecto del uso de métodos de planificación familiar.

Familia nuclear y monoparental, compuesta en promedio por 3-4 integrantes.

El tamaño dela familia y la fuerte cohesión por consanguineidad son puestos en función de las actividades productivas.

Al disminuir el número de integrantes de la familia, se limita el trabajo familiar en la finca, por lo que ingresan trabajadores foráneos.

Nuevos trabajadores hacen parte de las actividades productivas de la finca.

Especificidad de funciones femeninas y masculinas

Los hombres estaban dedicados de manera exclusiva a las funciones productivas, las mujeres a las funciones domésticas familiares cruzadas con algunos apoyos en la parte productiva.

Ante la ausencia del esposo las mujeres asumen las funciones productivas y las funciones domésticas.

Al ingresar a espacios laborales las mujeres dejan de lado las funciones productivas de la finca, se quedan con las domésticas y las nuevas responsabilidades laborales.

La mujer al frente de la finca adquiere un carácter de administradora.

Procesos de profesionalización

Todos los miembros de la familia trabajaban en torno a las actividades agrícolas.

Paulatino ingreso a los procesos formales de educación distanciaron a los hijos de las familias cafeteras de las actividades productivas de la finca.

Integrantes de la familia se hicieron profesionales y se dedicaron a trabajar en torno a su profesión, quienes mantienen relación con las actividades de la finca tienen profesiones relacionadas con el sector agropecuario.

Condición conyugal

El matrimonio católico era el sello legítimo de la familia.

Aumento marcado de nuevas formas de conyugalidad como la unión libre y el matrimonio civil.

A pesar de las nuevas formas de conyugalidad, el matrimonio por vía católica sigue siendo una forma de unión predominante en las familias.

34    

El matrimonio para las mujeres se daba a edades tempranas.

Aumento marcado de separaciones. Desplazamiento del proyecto familiar priorizando los procesos educativos y laborales. Aumento de mujeres viudas en especial

para Quindío.

Familia y relación con la finca

La finca era unidad habitacional, productiva y familiar.

La finca va perdiendo su carácter habitacional como efecto del desplazamiento de las familias a las cabeceras municipales.

La finca va adquiriendo un carácter de lugar de recreación y conserva su carácter de unidad productiva.

La finca adquiere el carácter de empresa y se distinguen claramente las funciones productivas de las domésticas.

 

2.2. LA EXTENSIÓN FAMILIAR Y EL TRÁNSITO DE LOS OFICIOS A LAS PROFESIONES

Las historias familiares recreadas en este estudio presentan como uno de sus principales cambios: la reducción del número de hijos para la segunda, tercera y cuarta generación. Este hecho concuerda con los cambios estructurales señalados en el capítulo anterior y puede ser indicativo de una modificación radical de la relación entre la explotación de mano de obra familiar y el trabajo agrícola cafetero, pero este cambio no fue suscitado de manera exclusiva por la disminución en el número de integrantes de la familia sino por el cruce con el proyecto educativo que marcó el tránsito del “aprendizaje de oficios” a la profesionalización.

La disminución del tamaño de la familia y el acceso al sistema educativo significó la ausencia de la mano de obra familiar en la finca y la necesidad de vincular mayor número de obreros no familiares o recolectores al proceso productivo, punto que será ampliado en el capítulo 3. El hecho anterior es punto clave en el giro que adquirió la familia cafetera en lo referente con las actividades productivas, porque el acceso a educación en aras de la profesionalización, aisló -durante mucho tiempo o de manera definitiva- a los herederos de la finca de las actividades

35    

operativas en la producción cafetera, lo que antes se aprendía como oficios asociados con la caficultura.

El capítulo 1 evidenció el crecimiento en el proceso de alfabetización para los municipios de interés, pero dejó abierto el interrogante sobre el nivel educativo que pudieron alcanzar estas poblaciones. Si bien no se puede establecer una generalidad sobre las familias cafeteras a partir de los pocos datos con que se cuenta sobre ellas, si se construyó una tabla sintética, que permite observar el nivel educativo alcanzado por las familias relacionadas con este estudio (ver Tabla 2), donde la segunda generación evidencia el avance en el proceso marcado por un acceso de todos sus integrantes al sistema educativo y por la heterogeneidad en los niveles alcanzados.

Tabla 2. Nivel de estudios alcanzado por uno o más integrantes de cada familia entrevistada

Familia 1: Primaria incompleta

Familia 2: Secundaria completa

Familia 3: Primaria completa

Familia 4: Técnico

Familia 5: Profesional incompleto

Familia 6: Profesional completo Familia 7: Secundaria completa

Familia 8: Profesional incompleto

Familia 9: Secundaria completa

Familia 10: Técnico completo

Familia 11: Profesional

A continuación se expone el Gráfico 25, con algunos datos sobre el ingreso a la universidad por sexo, para el departamento del Quindío, con el objetivo de contextualizar el avance del proceso educativo para la región estudiada.

Lamentablemente el registro de matriculados es diferente para los dos departamentos, mientras en Quindío se encontró la discriminación por sexo para los matriculados, en el Valle esta diferenciación se registró únicamente para la década del setenta, mientras que los datos de las otras décadas sólo expresaron el total de hombres y mujeres en la lista de matriculados en las universidades del departamento.

36    

Gráfico 25. Relación de los matriculados por sexo para el departamento del Quindío durante el periodo 1968-1993  

Fuente: Elaboración propia a partir de los Anuarios Estadísticos de Quindío: 1968, 1970, 1988 y 1993.

Como se puede observar con los datos anteriores, es vertiginoso el ritmo que adquirió el proyecto educativo profesional a partir de la década del setenta, en especial para las mujeres que lograron igualar en matrícula a los hombres durante las dos décadas posteriores. Este incremento educativo, se asoció con la ejecución de programas sociales y con aportes del Comité Departamental de Cafeteros, Cámara de Comercio de Armenia y Gobernación, entidades que se dedicaron a capacitar en otros países a profesionales quindianos en postgrados y cursos de especialización en áreas prioritarias de desarrollo regional.

Gráfico 26. Relación de egresados de la Universidad del Valle por sexo para el periodo 1970-1980

1968  

1970  

1988  (U.  Quindío+U.  Gran  Colombia)  

1993  

248  

725  

631  

387  

163  

320  

636  

386  

Mujeres    

Hombres  

37    

 

Fuente: Elaboración propia a partir de los Anuarios Estadísticos del Valle: 1970, 1980.

En cuanto al Valle no se encontraron datos muy consistentes sobre la matrícula por sexo para todo el periodo estudiado, sin embargo, se elaboró un panorama general haciendo uso de los datos de egresados en torno al acceso a la educación superior. Teniendo en cuenta que no se contó con datos homogéneos para establecer la comparación entre los dos departamentos, si se puede afirmar que la presencia femenina en las dos instituciones de educación superior registradas, tuvo mucha fuerza a partir de la década del setenta.

El camino hacia la profesionalización marcó para estas familias un desplazamiento de las actividades tradicionales de la agricultura y administración de las fincas cafeteras, hacia profesiones como la medicina, el derecho, ingeniería civil, economía, arquitectura, odontología y estética. Para todas las familias entrevistadas hubo integrantes que se dedicaron a profesiones asociadas con las funciones de la agricultura, tal como se registra en el Cuadro 1, y son quienes aún mantienen relación con las actividades de la caficultura en la finca familiar como delegados, a través de una labor de supervisión de las actividades operativas y administrativas del lugar.

Cuadro 1. Ingreso a la educación superior por generaciones

Calarcá Montenegro Sevilla

“[…] Todos los hijos y

sobrinos son profesionales o

están estudiando y mi papá

se encargó de darnos estudio

a todos” [E6F-C]

“Todos mis hijos son

profesionales, sólo una es

ama de casa, dos de los hijos

están dedicados a las

actividades de agronomía y

uno de ellos dedicado a las

actividades cafeteras”. [E2F-

“Mis hijos son profesionales,

yo soy el que está a cargo de

la finca porque ellos están

dedicados a sus trabajos y a

sus familias, por ahora con

mi esposa estamos

pendientes”. [E11F-S]

1970-­‐1971   1971-­‐1972   1980  

378  

127  

568  

261  

122  

455  

Hombres  egresados  

Mujeres  egresadas    

38    

M]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias en Calarcá, Montenegro y Sevilla.

Los hijos que tienen profesiones diferentes a la agronomía y la veterinaria, están totalmente aislados de las operaciones de la finca, y algunos de ellos sólo se han ocupado -por temporadas- a labores puntuales, pero ligeramente dejan el trabajo en manos del familiar que más compenetrado esté con las actividades agrícolas, la distancia marcada anteriormente se explica porque esta clase profesional dedica todo su tiempo a ejercer su profesión, la mayoría de ellos en ciudades capitales del país y otro tanto en el exterior.

“Bueno sigue Estela y Sonia, Estela y Sonia también vendieron, porque ella ya se hizo profesional, Estela se hizo profesional (médica) entonces se dedicó a su profesión”. [E10F-S]

En este sentido, la finca adquiere el carácter de patrimonio y de lugar de esparcimiento, paseo y encuentro en fiestas y otras celebraciones, pero pierde el carácter de unidad de explotación de la mano de obra familiar.

2.3. MANO DE OBRA FEMENINA ¿FUNCIONES ESPECÍFICAS?

Durante la década del cincuenta, todos los integrantes de la familia se dedicaban a la misma actividad productiva, aunque tuvieran algún grado de diferenciación por funciones. Esa diferenciación estaba marcada por el sexo y rol de cada integrante, pero en términos generales, la unidad familiar trabajaba en función de su supervivencia en actividades como la agricultura. El cultivo del café en las regiones del suroccidente colombiano hizo parte de esta tendencia.

“La relación cooperativa y solidaria de los individuos consanguíneos asentados en un hábitat limitado y contiguo, se expresa en muy variadas formas. En primer lugar, un intercambio de servicios y de instrumentos de trabajo agiliza la vida y las obligaciones en el mundo femenino, intercambio que trasciende en lo referente a la actividad y responsabilidades de los hombres. (…) En el laboreo de la tierra existe una regla de recíprocos préstamos para herramientas, bueyes, semillas, abonos, etc., que mantiene activas y funcionales las relaciones. Esta servidumbre de elementos materiales se extiende a la cooperación en el trabajo”35.

                                                                                                                         35 GUTIÉRREZ de PINEDA, Virginia, Familia y cultura en Colombia, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 1975, pp. 101.

39    

La disponibilidad constante de la mano de obra femenina tanto para las funciones familiares como para las funciones productivas significó durante la década del setenta un valor agregado para la producción del café. La fusión de estas actividades no implicaba pagos salariales, pero en el contexto económico, era fuerza de trabajo en función de la producción de la finca, lo cual se tradujo en acumulación de riqueza. Sin embargo, el equivalente en dinero de la fuerza de trabajo femenina no llegaba a las mujeres, bajo la idea de que era una colaboración en torno al bienestar familiar. Esa colaboración femenina en las labores productivas implicó largas jornadas de trabajo y la atención de diferentes asuntos simultáneos con las funciones domésticas.

La intensidad del trabajo femenino no fue exclusiva de la economía cafetera, pues en investigaciones de la condición campesina femenina en otras regiones del país, en especial en la región del Tolima, se presentaba el mismo fenómeno36.

“En casos extremos, la mujer trabajaba hasta 4 o 5 horas más, especialmente cuando se trataba de una viuda con una finca grande; de una familia con gran número de hijos pequeños, o de una mujer jornalera que además de su trabajo remunerado realizaba todo el oficio doméstico y atendía las especies menores que nunca faltaban, completando así una triple jornada”37.

El Cuadro 2 expone algunas situaciones que reflejan la intensidad del trabajo femenino y el cruce entre actividades productivas y domésticas, que se condensaron en las funciones de la mujer, para las localidades que se vienen estudiando.

Cuadro 2. Colaboración femenina en las actividades productivas de la finca

Calarcá Montenegro Sevilla “Meterse en el cuento es liderar todo lo que se hace en la finca. Liderar es que usted llega a la finca y me encuentra de sombrero, botas y guantes, metida en el cafetal mirando si los trabajos se están haciendo, si está rindiendo, si lo están haciendo bien, revisar, aprender cada día, todos los días se aprende un poquito más, todos los días se cometen errores y corrige. El que vaya a administrar una finca cafetera como lo hicimos la otra vez que nos creímos unos potentados porque teníamos cualquier

“Mi mamá misma. Y como en ese entonces no había agua del Comité, eso era agua bombiada, imagínese, el café se pelaba a mano, y mi mamá desde las 2 o 3 de la mañana se levantaba, y pelaba hasta las 11 o 12 de la noche, y por ahí a las 3 de la mañana se levantaban a bombiar agua para lavar el café.

“Y la señora se encargaba de hacer el desayuno, madrugando a las cuatro de la mañana a hacer arepas. Eran treinta trabajadores, se hacía las treinta o más arepas… era el desayuno, medias nueves, el almuerzo, el algo, el algo era muy bueno porque era un chocolate así grande, con una buena arepa, se le echaba un poquito de carne, de nata de leche; en toda finca hay una vaca lechera (…): [¿Y todos se levantaban a las cuatro de la mañana?] No los trabajadores no, sólo la administradora, que era la que preparaba todo... y si había

                                                                                                                         36 MEERTENS, Donny, Ensayos sobre tierra, violencia y género, Universidad Nacional de Colombia, Centro de Estudios Sociales, Bogotá, Colombia, 2000. 37 Ibidem, pg. 361.

40    

pedacito de parcela, ir no más en el carro, sacar el racimito de café, de plátano, sin meternos allá y untarnos, ese fue el fracaso de la mayoría de los caficultores”. [E5F-C]

Tocaba ir a lavar a la quebrada”. [E1F-M]

muchos trabajadores entonces habían dos señoras para la cocina”. [E10F-S]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias en Calarcá, Montenegro y Sevilla.

A pesar de encontrar relatos alusivos a la misma situación de fusión entre actividades domésticas y productivas en los municipios estudiados, Donny Meertens hace un balance frente a la multiplicidad de actividades femeninas en la parte productiva, cruzando la categoría de clase social, la cual permite diferenciar grupos de mujeres que no comparten actividades o funciones productivas, o amplía el panorama social de los espacios rurales en el país para parte del período estudiado.

“Las fronteras entre espacio público y espacio privado eran distintas tratándose de mujeres campesinas o de mujeres de la élite urbana. La participación laboral de las mujeres campesinas, en zonas cafeteras por ejemplo, era muy amplia aunque frecuentemente relacionada y combinada con tareas domésticas y sujetas a la vigilancia masculina. Las mujeres de la élite sufrían una exclusión total del trabajo remunerado y confinamiento absoluto al ocio de sus mansiones”38.

Es claro, que este trabajo no se centró en las mujeres de la élite, razón por la cual no se encuentra mayor detenimiento sobre el punto anterior, el interés se centra en las mujeres que si compartían la función doméstica con la productiva y los elementos que describen su función en la finca y en la familia, así como las acciones que la distanciaron de esta unidad.

En este sentido, una vez que la mujer ingresa al mercado laboral se releva una forma social de trabajo tradicional para otras mujeres, y de esa manera se posibilita la salida de “algunas” a espacios diferentes a la finca cafetera. El trabajo asalariado es una de las formas en que la población femenina accede a la integración con otras esferas sociales, a la protección social, con independencia del esposo y permite acceder a la ciudadanía, mientras que el trabajo doméstico ni siquiera es considerado “socialmente necesario”39.

                                                                                                                         38 Ibidem, pg. 25. 39 CHÁVEZ, H., Marina, Trabajo femenino las nuevas desigualdades, en RUEDA, P., Isabel, CHAPOY, B., Alma, RODRÍGUEZ, L., Patricia y GONZÁLEZ, M., María Luisa (Compiladoras), Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM-, México, 2010, disponible en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Mexico/iiec-unam/20110804043921/TrabFem.pdf URL

41    

De acuerdo con los relatos de los entrevistados durante las décadas de los 60 y los 70, las mujeres vinculadas con la economía cafetera, desarrollaban casi todas la mismas funciones, sin que se advirtiera alguna distinción entre finca grande, mediana o pequeña.

A partir de la década del ochenta se empezó a gestar un proceso de diferenciación por oficios de acuerdo con el tamaño del predio. En este sentido, el cambio significativo fue la salida de los propietarios de la finca en especial para las propiedades medianas y grandes, las que se caracterizan actualmente por tener propietarios ausentistas, seguramente profesionales que desarrollan otro tipo de actividades en las ciudades y que no viven en la finca. Estos propietarios usualmente contratan a un agregado a administrador con su esposa para que permanezca en la finca desarrollando funciones agrícolas y al mismo tiempo como cuidador de la propiedad, en ese sentido, otra mujer, pero al fin de cuentas la misma figura femenina es quien viene a continuar con las funciones domésticas y productivas en la finca, como se verá más adelante, no siempre remunerada.

La pequeña propiedad por su parte, aún mantiene la estructura familiar dependiente de la finca como vivienda y generadora de ingresos y alimento, por ello las funciones desarrolladas por las mujeres continúan mezcladas entre el mantenimiento de la casa y las labores productivas. Por último, la finca grande cuenta con una serie de empleados y está enfocada directamente a la alta producción. La finca mediana y la grande tienen en común una mujer propietaria, o esposa del propietario, que se relaciona con ésta, a partir de unas funciones administrativas o de supervisión, mientras que la propietaria pequeña mantiene las mismas funciones históricas a partir de las cuales se configuró esta actividad económica para estas regiones40.

Lo anterior se explica, por el tiempo que las mujeres empezaron a dedicar al trabajo asalariado, lo cual demuestra –de fondo- un cambio en el modelo tradicional de familia, en el que el hombre era el proveedor del hogar, lo cual se asocia con profundos cambios en el mercado de trabajo, en la economía y en los valores y actitudes de los papeles masculino y femenino, como un proceso general vivido no sólo por las localidades cafeteras sino por otras sociedades41.

                                                                                                                         40 De acuerdo con la información aportada por Elisabeth Laserna, Trabajadora social del Comité de Cafeteros del Quindío, entrevista realizada en enero de 2011. 41 CHÁVEZ, H., Marina, Trabajo femenino las nuevas desigualdades, en RUEDA, P., Isabel, CHAPOY, B., Alma, RODRÍGUEZ, L., Patricia y GONZÁLEZ, M., María Luisa (Compiladoras), Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM-, México, 2010, disponible en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Mexico/iiec-unam/20110804043921/TrabFem.pdf URL. El análisis del caso mexicano de profesionalización y mayor participación de la mujer en el mercado laboral, es la base de la afirmación de los otros cambios sociales que se suscitan a partir del cambio de la condición ocupacional de la mujer.

42    

“Dos de los cambios radicales más importantes en el comportamiento de las mujeres antes y después de los años sesenta del siglo pasado, son sus trayectorias profesionales continuas y su alto nivel de escolaridad, ambos derivados de cambios profundos en las normas sociales”42.

2.4. EL MATRIMONIO CATÓLICO: SELLO LEGÍTIMO DE LA FAMILIA HASTA LA MUERTE43

En 1974 se aprobó el matrimonio civil en Colombia y en 1976 se aprobó el divorcio para este tipo de unión, la igualdad jurídica de la mujer en cuanto a deberes y responsabilidades fue aprobada en 198244. De acuerdo con Ligia Echeverry de Ferrufiño, la transformación del marco jurídico colombiano en lo referente a nupcialidad generó un cambio en la estructura organizativa de la familia al permitir nuevos tipos de unión y posibilidades de separación, en este sentido, se afectaron las funciones productivas familiares, dada la disminución de los matrimonios católicos o civiles y la proliferación de nuevas uniones de hecho para constituir familias, lo cual se reflejó posteriormente, en la poca duración del vínculo matrimonial.

“Antes duraban años, ahora duran meses. Es triste, ¿verdad?, han malentendido el matrimonio. Es un juego, ganas de irse a vivir juntos y que si usted no me cumplió yo me voy por un lado y el otro por el otro”. [E2F-M] Ante las diversas posibilidades de unión y separación era inevitable la

afectación de lo que en épocas anteriores era un proyecto familiar y productivo, a causa del peso de las decisiones individuales y a corto plazo. A continuación se presenta el Cuadro 3 que resalta el carácter de proyecto común y funcionalidad del matrimonio.

                                                                                                                         42 Ibidem, pp. 63.  43 4 de los 11 entrevistados son mujeres viudas, 4 personas casadas, 1 mujer soltera y los 2 hombres restantes están separados. 44 Ibidem.  

43    

Cuadro 3. Características del matrimonio como equipo funcional para los matrimonios realizados entre las décadas de cuarenta y el sesenta

La familia: seguridad y estabilidad

Tener alguien con quien

contar y en quien confiar

Compañía en las labores y en el día

a día

Apoyo en la educación de

los hijos

Soportes económicos

“Es que el hombre en la casa hace mucha falta, porque mi papá era templado, conmigo… lógicamente los papás se preocupaban mucho por sus hijas mujeres y estaban pendientes de todo. Pero uno se siente muy apoyado con el esposo y es duro, pero uno va aprendiendo, le toca”. [E2F-M]

“Sí, porque él le comentaba todo, le tenía mucha confianza y mi mamá le hacía muchas vueltas en el banco, y vaya a Armenia, vaya hable con el gerente del banco para tal cosa, entonces mi mamá le colaboraba mucho. [E2F-M] (…) él [esposo] era empleado del banco (…) mi papá le ofreció que se pusiera al frente de una de las fincas y se vinculó con la actividad [cafetera]”. [E2F-M]

“Pero estar viviendo con 8 o 15 trabajadores en una finca usted solo, sin que nadie lo acompañe, se le vuelve una carga difícil de manejar, o estar direccionando la economía de una finca sin quien le colabore y estar siempre dependiendo de la colaboración o ayuda de alguien que no tiene sino la intención de ganarse un salario se vuelve también muy difícil”. [E4F-S]

“(…) el padre se le permitía llevarse a los hijos y él cogía el café con ellos, les enseñaba cómo hacerlo y hacerlo bien, además estaban ahí al lado, podía controlarlos”. [R2-M]

“(…) en ese momento, como mi esposo trabajaba, me ayudaba con…, para no tener una necesidad pues; pagaba trabajadores, él me guardaba la plata. Ya después, compramos entre los dos la finca que ya tenemos, yo vendí la de él, compramos ésta, y ya seguimos los dos edificando, y ahí vamos”. [E3F-S]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias en Calarcá, Montenegro y Sevilla.

Es probable que con las nuevas generaciones estos apoyos y aportes tuvieran una continuidad, pero una vez aparece la diferenciación profesional o por oficios, se generó una distancia de la pareja y de los hijos con la funciones de la finca. En este sentido, uno de los efectos más significativos gestados a partir del cambio del carácter del matrimonio, es que se interrumpió la transmisión de un oficio, porque los hijos fueron enviados a instituciones educativas para adquirir conocimientos formales tendientes a marcar trayectorias escolares, este hecho marcó una ruptura en términos de la reproducción de la fuerza de trabajo en las pequeñas fincas. Por otra parte, el ingreso de la mujer al mercado laboral, implicó una especie de descentramiento de sus actividades domésticas en el espacio de la finca/casa. Las separaciones por su parte, implicaron rupturas de los vínculos afectivos que posibilitaban compartir espacios, funciones, recursos y tiempo en pareja y con los hijos.

44    

Retomando el tema del aumento de mujeres viudas para estos municipios, descrito en el capítulo anterior, este hecho supuso -para el periodo estudiado- un relevo de la mujer en las funciones del esposo para continuar administrando las funciones de la finca y mantener a la familia unida, el relato que se expone a continuación evidencia algunos de los efectos del fallecimiento del esposo para la unidad familiar y productiva.

“Entonces cuando enviudé me vi obligada a aprender. Me ha gustado mucho, e incluso cuando fui educadora, cuando me retiré hace seis años, me dediqué del todo, prácticamente vivo allá. Soy la que administro, tengo un señor que me colabora pero yo soy la que…. He aprendido mucho, me gusta… con la asesoría del Comité de Cafeteros siempre ha sido nuestro apoyo. Y la experiencia. Uno aprende todos los días un poquito, sigue cometiendo muchos errores, aciertos, en fin. Soy enamorada de la finca y la actividad cafetera porque para mí no hay producto agrícola con mayor aporte social que la caficultura. Es hoy en día muy difícil, la parte humana se ha vuelto sumamente difícil, por ejemplo los recolectores de café se están acabando y hoy en día un padre de familia no aspira a que su hijo esté trabajando en una finca entonces lo están educando, pero como aporte social no hay uno que genere más empleo”. [E5F-C]

La viudez significó para las familias -en especial para las mujeres- asumir las funciones del esposo en torno a la finca y la educación de los hijos, en otros casos, cuando los hijos ya estaban entrando a la adolescencia y adultez, estas mujeres contaron con su apoyo, pero de fondo se dio una fusión de roles para los miembros de la unidad que quedaron al frente de la finca y la familia. Si se referencia de manera exclusiva el rol femenino de la viuda, se evidencia un proceso que le implicó afrontar funciones que social e históricamente correspondían al hombre, funciones “con las que las mujeres no podían” según lo expresado por una de las entrevistadas cuando tuvo que asumir la administración de la finca y la presión social que indicaba que ella no sabía cómo manejar lo que su esposo sí.

“Pues muchas mujeres se han tenido que poner al frente de las fincas, lo que no era antes, porque se pensaba siempre que el hombre era el que estaba siempre al frente de los negocios y todas las propiedades que tuviesen, porque la mujer era dedicada a la casa, y ya aprendimos que teníamos que manejarla, sobre todo cuando ya enviudábamos. Entonces hacerle frente. Y ya los hijos se mandaron a estudiar entonces esperando que ellos se fueran a estudiar y terminaran”. [E2F-M] Probablemente, todos los cambios descritos hasta el momento expresaron la

configuración de una nueva forma del modelo patriarcal en el que mujeres e hijos asumieron las funciones del esposo fallecido, o una familia en la que las mujeres se distanciaron –en parte o totalmente- de las funciones domésticas y hacían unos aportes menos diferenciados que los del esposo.

45    

Esto sugiere una forma del modelo patriarcal en el que la mujer va ganando protagonismo dentro de la administración de la finca o en otros espacios laborales o profesionales, idea que se desarrollará en el capítulo 545. En este sentido, se puede concluir que este tipo de transformación respondió a un proceso donde:

“la creación de ámbitos productivos especializados separados de la residencia y la familia es un fenómeno [en el que el] grado de autosuficiencia de la unidad doméstica disminuye y gran parte de las necesidades cotidianas pasan a satisfacerse a través de intercambios de mercado”46.

Este planteamiento puede examinarse a la luz del análisis de Marina Chávez, a propósito del cambio de los patrones tradicionales mexicanos a partir del ingreso de las mujeres a procesos educativos y laborales. Desde su perspectiva:

“El comportamiento de las mujeres que se han separado, las viudas y divorciadas resulta casi lógico; la falta de otro ingreso las obliga a trabajar fuera de casa (…) su actividad fuera del hogar depende de su nivel de escolaridad y de las facilidades que se tengan o no (…) de redes familiares y de otro tipo para cuidar de los infantes. También puede ser una decisión personal; pero aun así, con éstas y otras dificultades familiares se puede afirmar que los últimos años se caracterizan por la creciente tasa de participación de mujeres casadas y con hijos [en el mercado laboral]”47.

Separaciones y muerte fueron dos cambios drásticos en la composición familiar, siendo el primero el más determinante, porque las rupturas generadas en el núcleo familiar impactaron con mayor fuerza la dinámica de la familia en relación con la finca. El segundo, implicaba un esfuerzo adicional por parte de la familia o cónyuge vivo para sostener las actividades productivas, aunque según los relatos aquí expuestos, significó para algunos hombres viudos -tal como se expresa en el relato siguiente- la renuncia a la finca como propiedad productiva.

“(…) hace poquito la vendí, pues porque ya yo estaba solo allá en la finca entonces ya ni la esposa, ni la hija, nadie iban a ayudamen, entonces yo solo pues pa´desyerbar, pa´coger, pa´hacer de comer (…)”[R1-C]

Si bien este relato obedece a la pérdida de la finca tras la distancia entre los miembros de la familia, también evidencia un pragmatismo que anula la posibilidad de conservar el patrimonio o de unir nuevamente a la familia bajo el mismo techo y la misma actividad, caso diferente al presentado al inicio de este capítulo, cuando algunas mujeres expresaron su voluntad de conservar la finca.                                                                                                                          45 Ibidem. 46 CICERCHIA, Ricardo, “Alianzas, redes y estrategias. El encanto y las crisis de las formas familiares”, en Revista Nómadas: Las familias contemporáneas, N° 11, octubre de 1999, Universidad Central, Bogotá, Colombia.  47 CHÁVEZ, H., Marina, “Trabajo femenino las nuevas desigualdades”, en RUEDA, P., Isabel, CHAPOY, B., Alma, RODRÍGUEZ, L., Patricia y GONZÁLEZ, M., María Luisa (Compiladoras), Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM-, México, 2010, disponible en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Mexico/iiec-unam/20110804043921/TrabFem.pdf URL, pp. 93.

46    

Diferente al caso anterior, pero con el mismo resultado se cuenta con otro relato en el que la pérdida de la finca, revela una forma de actuar en la cual, probablemente incida el elemento del género. El caso que se presenta a continuación es relatado por uno de los técnicos del Comité de Cafeteros de Montenegro, a propósito de las diferentes razones por las cuáles muchos propietarios decidieron vender sus fincas, este es el caso de un cafetero viudo que convive con sus hijas, pero aun así decide salir de la finca:

“(…) por ejemplo aquí pasó, un caficultor de más o menos unos 78 años que vivía con dos hijas típico caficultor, él tenía una finca a bordo de carretera a cinco minutos del Parque del Café y vino un industrial de Bogotá, él tenía la finca avaluada en 80 millones de pesos, una topografía envidiable y le dio como 230 millones de pesos, ese señor diciéndole a uno, una vez… así me lo dijo: “es que yo no voy a desaprovechar esa oportunidad, si el señor vuelve yo le vendo, porque mire a mí me queda sólo una motilada”.[F3-FNC-Q]

En este caso, si bien el patrimonio se transforma de un bien raíz a dinero en efectivo, no se evidencia la importancia de mantener la propiedad como capital familiar. El elemento anterior, puede analizarse a la luz de un giro o cambio en la forma de relacionar la finca como elemento funcional, en términos no sólo de la producción y la subsistencia, sino de la cohesión.

En este caso, “Las funciones productivas de la familia campesina tradicional se enlazan orgánicamente a la totalidad de sus funciones económicas, socializantes y culturales. Y el patrón de administración afecta la cohesión familiar y un modelo patriarcal de relaciones entre sus miembros que impide la individualización de las actitudes”48.

Los tres relatos que se exponen en el Cuadro 4 sintetizan tres situaciones diferentes en las que un miembro de la familia debe asumir la ausencia del otro. La primera situación fue vivida en Calarcá y está asociada con la viudez de una mujer que heredó la finca de su esposo cuando sus hijos estaban pequeños. El caso de Montenegro se refiere a otra mujer que quedó viuda, pero con hijos adultos que la apoyaron en el momento de la muerte de su esposo, y que a pesar de que en la actualidad todos son profesionales y le han pedido que venda la finca, ella prefiere mantenerla como parte del patrimonio familiar. El caso de Sevilla tiene que ver con la muerte de la madre de una de las entrevistadas y expresa la reacción del padre respecto a la distribución de las propiedades.

                                                                                                                           48 GALESKI, Boguslaw, “La organización social y el cambio rural social”, en Shanin, Teodor (selección): Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979, pp. 109.

47    

Cuadro 4. La toma de decisiones frente a la tenencia y manejo de la finca ante la ausencia

del cónyuge

Calarcá Montenegro Sevilla “(…) vea mija, nada en la vida para mí ha sido más horrible que la muerte de mi marido. Yo sentí que era incapaz de seguir viviendo, una madre con cinco hijos para acabarlos de educar, yo estaba terminando de estudiar, a mí el mundo se me derrumbó… y deudas porque él era demasiado confiado, la finca hipotecada, bueno. A mí el mundo se me hundió, entonces yo me iba pa’ esa finquita y yo me iba al cafetal, y ese trabajo a mí me distrajo, yo no me tomé una sola pasta pa’ superar la crisis. Cuando menos pensé a los dos años ya estaba recuperada, la depresión… Entonces yo con eso logré superar la crisis, y al superar la crisis fui capaz de seguir adelante, capaz de trabajar y de renovarla, y la finca fue dando pa’ sostenerse porque la finca no daba ni pa’ sostenerse. Hoy en día yo puedo decir que no solamente se sostiene sino que me deja una rentabilidad, no le podría decir datos concretos, pero lo fundamental en plata”. [E5F-C]

“[frente a la posibilidad de vender la finca la entrevistada contesta] Pues no porque gracias a Dios, como he estado con mis hijos, y ya después uno vende y la platica se va y… no. Ya más adelante ellos verán que hacen con la tierrita”. [E1F-M]

“(…) pues mi mamá falleció entonces ya pues mi papá entrego las otras fincas a los herederos y se quedó con el Paraíso y la casa grande donde estaba y entonces resulta que mi papá se enamoró de una señora, entonces él vendió las fincas (…)” [E10F-S]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias en Calarcá, Montenegro y Sevilla.  

Es probable que las funciones históricas de hombres y mujeres sean las que determinen las posiciones citadas anteriormente frente al mantenimiento de la actividad cafetera, y sobre todo de la finca como elemento de unión familiar, y como elemento colectivo antes que individual. Se ha llegado a un punto central en la descripción de los cambios más impactantes para la familia cafetera, y tiene que ver con la irrupción del proceso de individualización que va en contravía del proyecto familiar cafetero, tal como se concibió históricamente, por lo menos hasta la década del setenta, proceso en el que la mujer asumió un rol más protagónico, con el cual generó rupturas cuyos efectos recaen sobre la familia y en general, sobre las organizaciones sociales más amplias.

El punto que se quiere resaltar, es que ese rol protagónico que fue asumiendo

la mujer cafetera, estuvo relacionado con diferentes hechos que se combinaron para dar lugar a la multiplicidad de funciones, uno de estos factores fue la ausencia del esposo, hecho ante el que la mujer asumió muchas de sus funciones, pero que no se presentó de igual manera si había ausencia de la mujer. En este sentido, el desarrollo cotidiano de la productividad, y la unidad familiar, pudieron mantenerse porque hubo “alguien” dentro de la finca que asumió todas estas funciones.

48    

“pero aunque existe más reconocimiento de la crucial importancia de sus labores para la supervivencia de la unidad familiar, el hombre, en contraste, no amplió su participación en las actividades de la esfera doméstica”49.

Este elemento que posibilita el relevo de uno de los miembros de la familia ante la ausencia del otro, ha sido analizado por otras investigadoras como uno de los factores que posibilita la sostenibilidad de la productividad. Si bien autoras como María Adelaida Farah, afirman que la equidad de género es una propuesta que puede mejorar las condiciones de sostenibilidad de la producción, también ofrece una posibilidad analítica en la que con independencia del género, la distribución de los recursos materiales, la capacidad de decisión sobre ellos y la capacidad de asumir diferentes funciones familiares, productivas y domésticas son los factores que determinan la sostenibilidad de la producción.

“Lo relevante para la sostenibilidad tecnológica no es si son mujeres u hombres las o los propietarios de los recursos, sino si son ellas o ellos los que los manejan y actúan y deciden sobre ellos. Aún más, parece ser que lo mejor para la sostenibilidad tecnológica es que las personas de alguno de los dos sexos participen en la propiedad de más del 50% de los recursos de la finca, y que ese porcentaje aumente (y por lo tanto, el del otro sexo disminuya). En algunas ocasiones los hombres serán los mayores propietarios, en otras lo serán las mujeres, pero lo que interesa para la sostenibilidad es qué y quien decida y qué prácticas se realicen sobre los recursos”50.

2. 5. A PESAR DE LA IGLESIA

Volviendo sobre las características culturales de la familia descritas por Virginia Gutiérrez, el tema del control sobre las mujeres -en especial sobre las solteras- por parte de las madres y de la iglesia, es un elemento que se lesionó profundamente porque hubo una pérdida de autoridad, a partir de las nuevas disposiciones legales sobre las otras posibilidades de unión, diferentes al ritual católico, anulación de matrimonios civiles, y el proceso de planificación del número de hijos.

                                                                                                                         49  MEERTENS, Donny, Ensayos sobre tierra, violencia y género, Universidad Nacional de Colombia, Centro de Estudios Sociales, Bogotá, Colombia, 2000, pg. 359.  50 FARAH, Q., María Adelaida, Equidad de género y sostenibilidad de sistemas de producción en el medio rural. Evidencias empíricas en la cuenca media del rio Chicamocha departamento de Boyacá (Colombia), en Cuadernos de Desarrollo Rural # 37, 1996, Instituto de Estudios Rurales, Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Bogotá Colombia, pg. 94.

49    

El elemento definitivo en la transformación de la familia en lo referente con la disminución del número de hijos, tuvo que ver con los controles de natalidad y la disposición de las mujeres a hacer uso de métodos anticonceptivos, lo cual claramente estaba en contraposición con los controles ejercidos desde la Iglesia Católica, lo cual implicó, además de cambios en la composición familiar, una ruptura ideológica. El Cuadro 5 registra las implicaciones que la planificación familiar tuvo para las mujeres de las localidades de interés, reconociendo que, agentes como la Iglesia, los cónyuges –no todos- y algunos médicos, fueron una limitante para aceptar este cambio social.

Cuadro 5. Implicaciones de la planificación familiar

Calarcá Montenegro Sevilla “Primero, nosotros fuimos educados en esa mano de tabús de que la sexualidad de ahora. Que yo siendo una persona estudiada, siendo educadora, entonces yo me casé convencida que yo no quedaba en embarazo los primeros días de… y pun, el primer hijo, de una. Me puse a alimentar a mi bebé porque a uno le decían también que alimentando a su bebé uno no quedaba en embarazo y quedé en embarazo del segundo. Yo puedo decirle con toda sinceridad que yo sólo tengo una hija que puedo decir que la encargué porque quise tener un hijo, de resto no. La primera inexperiencia, la segunda inexperiencia, la tercera sí: vamos a tener tres hijos, lo decidimos entre los dos. Después estaba tomando las pastas, estaba planificando muy joven porque yo tuve a mis hijos a los 27 años, entre los 18 y los 27 años tuve 5 hijos. Estaba planificando con las tales pastas y tampoco sabía –eso es ignorancia de uno- que si uno tenía vómito o diarrea pues lo estaba botando. Tuve vómito, fui a ver y estaba en embarazo. Me hice poner el dispositivo y un día cualquiera fui a control y seguramente me lo movieron y quedé otra vez en embarazo”. [E5F-C]

“Noo, eso estaba prohibido. Si uno le decía al médico, pues le llenaba la cabeza y le decía que pa´ eso él había hecho un juramento para no ir a fallar en eso, y si le decía al cura, el cura lo descomulgaba a uno”.[ E3F-M]

“Ella [la madre] nunca planificó, nosotros nos llevamos un añito larguito cada uno y ya planificó porque ya tuvo la última y como decían en esa época, novedad. Entonces ya la llevaron al hospital y ya no volvieron a tener familia, le sacaron la matriz. Yo sí porque a mí me dijo una hermana “no seas boba, pa´qué te vas a llenar de hijos, andá al hospital que allá te mandan las pastas”. [E10F-S]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias en Calarcá, Montenegro y Sevilla.

Con una estructura patriarcal dominante, y con la iglesia defendiendo los valores religiosos tradicionales, las mujeres tuvieron -para la década del setenta- unos límites culturales muy fuertes para emprender un cambio, que implicó -para muchas de ellas- una especie de traición al esposo y de ruptura con estructuras importantes en la cohesión social como la iglesia. En este sentido, lo que se encontró fue una transformación en la concepción de la vida femenina que afectó de manera determinante otros espacios de la vida social.

50    

“Y decidimos -a pesar que la iglesia dijera que no- que no íbamos a tener más hijos, y como yo quedé en embarazo con las pastas, entonces estando en el hospital, llegó una señora, me parece que de Profamilia en ese tiempo, y me habló del dispositivo y me lo hice poner…”. [E5F-C]

No todas las mujeres contaron con la aprobación del esposo para iniciar procesos de planificación, de hecho, para muchas de ellas, la planificación familiar implicó una práctica oculta “a escondidas del marido” y en muchos casos enfrentamientos directos con él, lo que deja ver -de fondo- el inicio de un proyecto individual.

“Es que en esa época si uno planificaba era porque tenía mozo [¿Quién le decía?] el mismo marido, a mí mi marido me decía que yo no podía planificar porque era que tenía mozo, entonces yo planificaba al escondido y un día me pilló las pastas y me las regó todas y me dijo que era que yo tenía un mozo, después de eso quedé embarazada y me dijo que era porque yo tenía mozo y me dio una patada y perdí al bebé”. [R3-S]

El relato anterior corresponde a una mujer que en la actualidad tiene 43 años.

Es la mujer más joven del grupo de entrevistadas, una recolectora que tuvo su primer hijo hace 20 años, lo cual ubica este hecho hacia el final de la década del ochenta, lo cual sugiere que el proceso de aceptación cultural del control de la natalidad a través de la planificación familiar, es un proceso que si bien empezó hacia la década del sesenta, requirió de mucho más tiempo y elementos para transformar las ideas alrededor del control de la natalidad.

“Consecuentemente, un tácito y a veces consciente compromiso se establece entre la pareja matrimonial antioqueña y la Providencia: tendremos todos los hijos con que Dios quiera bendecirnos, a cambio de que Él proporcione los medios adecuados para sacarlos adelante, vale decir, a cambio de bendición de prosperidad económica para levantar la prole numerosa”51.

El fragmento anterior es significativo si se tiene en cuenta que la producción

de café y –en general- las actividades económicas dependían de la cantidad de brazos disponibles para trabajar, en ese sentido a mayor número de hijos, mayores posibilidades de tener mano de obra disponible en las labores productivas.

El acceso a la planificación familiar significó ponerse en contra de algunas de

las formas de control social y patrones culturales más importantes de estas localidades, el cura, el médico (aunque esta estructura fue más flexible y parte del cuerpo médico fue el que posibilitó estos cambios) y el esposo.                                                                                                                          51 GUTIÉRREZ de PINEDA, Virginia, Familia y cultura en Colombia, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 1975, pp. 383.

51    

“(…) Cada hijo, en este sentido, toma un valor multiplicador que magnifica el poder paternal. Este ideal de descendencia numerosa es uno de los factores de conflicto entre la sociedad agraria de ayer y las innovaciones que la [vida] urbana tiende a establecer en sus instituciones”52.

La decisión femenina de planificar el número de hijos, no sólo fue uno de los

efectos del proceso modernizador del país, sino una oposición directa o indirecta, consciente o no, al tradicional modelo patriarcal, en el que iglesia y familia determinaban la función social de la mujer. Por otra parte, las nuevas posibilidades a nivel, escolar y laboral que se abrieron para las mujeres, sumadas a las circunstancias de independencia del esposo (voluntarias: separaciones o involuntarias: viudez), ayudaron a romper con algunos patrones culturales tradicionales, específicamente con la domesticidad de la mujer y con la dependencia económica, dado que tuvieron que aprender a desenvolverse en espacios diferentes a la casa o la finca.

2.6. FAMILIA, FINCA CAFETERA Y EL SENTIMENTALISMO/RACIONALISMO DE LAS MUJERES

El “sentimentalismo” se refiere literalmente al elemento a partir del cual todas las mujeres entrevistadas tomaron la decisión de conservar la propiedad, continuar con la caficultura como actividad económica y mantener unida a la familia. Estas mujeres y sus familias se vieron –como muchas otras- frente a situaciones que pusieron en entredicho si el mantenimiento de la finca y del negocio cafetero tendría algún sentido. La muerte de padres y esposos, la dedicación de los hijos a actividades diferentes a las del campo, las caídas de los precios del café, las plagas, el aumento de precio de los insumos, presiones para la venta, y las altas demandas de atención del negocio cafetero, esbozan el cuadro de dificultades con las que se han enfrentado periódicamente las familias cafeteras.

El Cuadro 6 muestra que el mentado “sentimentalismo” de las mujeres,

estuvo definido por los siguientes factores: la finca cafetera era la herencia de los padres y representaba “entonces y ahora” la seguridad de la familia y el futuro de las generaciones venideras. Estos elementos dan cuenta de una visión racional y funcional de la finca y la actividad productiva, sin embargo, se quiso respetar la denominación que las mujeres de las familias estudiadas dieron frente a la pregunta por las razones de su conservación. La relación de la finca y la familia permite a las familias mantener conexiones entre el pasado, el presente y el futuro, a partir de las funciones racionales y emocionales que se entrecruzan en la unidad familiar. En este sentido, la mujer se ubica en el centro de esta unidad, por su deseo de conservar la finca como espacio de relaciones familiares, y la seguridad que la productividad cafetera sigue proveyendo a pesar de las dificultades de esta actividad económica.                                                                                                                            52 Ibidem, pp. 478.  

52    

Cuadro 6. La fuerza de la tradición

“Yo si la quiero conservar, porque ella llegó con sus hermanos y mi mamá porque a mis bisabuelos los mataron en el Tolima por ser liberales y ella llegó, levantó sus fincas ella sola, porque el otro no sirvió pa’nada, quería repoblar Sevilla y el Quindío, entonces, imagínese, nada más por eso. Por tradición, porque es la única [finca] que queda de todas las que consiguió mi abuela, de las siete fincas”. [E8F-S]

“(…) siempre hay unión familiar, y alrededor de eso, mis abuelos construyeron una familia de ocho hijos, que se mantienen unidos a pesar de las dificultades, entonces por eso me parece importante; aunque hay unos que están lejos, pero igual siempre se buscan, y siempre se buscan alrededor de la finca, de querer volver a la finca, de querer comprar un lotecito, y siempre es, claro como tuvieron finca, entones tienen en su imaginario: “que rico una casa con el lote” tener su imaginario ahí, me parece chévere”. [E8F-S]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias en Calarcá, Montenegro y Sevilla.

Los relatos anteriores amplían lo que Basile Kerbaly definió en referencia con la funcionalidad de la finca, o pequeña granja53 (en su análisis sobre la teoría del campesinado de Chayanov), la cual se constituía en fuente de ingreso y medio de abastecimiento y mejora de las condiciones familiares en torno a: alimentación, vivienda, trabajo y subsistencia en general. Los relatos registrados anteriormente aportan un elemento adicional referente a la fuerza de la tradición que incidió en el mantenimiento de los vínculos familiares en torno a la finca54.

El punto central que se quiere destacar, es que cambió el carácter tradicional de la finca (habitacional/productivo/familiar), por un sello más asociado a una unidad productiva/recreativa, pero no habitacional, suceso marcado –en parte- por el proceso urbanizador de las localidades. No obstante, elementos como la unión familiar y la tradición, pesan a la hora de decidir si se conserva o no la finca y la actividad productiva.

Probablemente, el mantenimiento de la unidad productiva está más relacionado con esa funcionalidad de abastecimiento y mejora de las condiciones familiares, descritas por Kerblay, y el mantenimiento del espacio físico de la finca esté más enlazado con mantener viva la tradición.

Es importante detenerse sobre un aspecto mencionado en el párrafo anterior, y tiene que ver con un rasgo que conserva la finca cafetera, es decir, su característica de unidad de producción, que si bien no desapareció con la irrupción de nuevas formas familiares, si tuvo un proceso tendiente a la especificación de sus funciones productivas, enmarcadas en una estructura más grande conocida como caficultura.                                                                                                                          53 En este trabajo se hace referencia constante a la pequeña finca como definición cultural de la finca cafetera, empleada por los estudios clásicos sobre café en el país, quiénes la usaron en el sentido que los teóricos del campesinado definieron la “pequeña granja”. 54 KERBLAY, Basile, “Chayanov y la teoría del campesinado como un tipo específico de economía”, en Shanin, Teodor (selección): Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979.

53    

Para las familias que conservaron la finca cafetera, y específicamente, para quienes la conservaron como unidad de producción, este espacio si tuvo un cambio sustancial, tendiente a un manejo más administrativo, como empresa, donde éstas dejaron de ser mano de obra y residentes, para ser administradoras que no necesariamente viven en los espacios de cultivo, pero que sí están en estrecha relación con el proceso productivo, por lo cual, viven en cabeceras municipales que les permiten visitar a diario la finca y estar al tanto del cumplimiento de funciones de los trabajadores.

“Ha cambiado en aspectos positivos y negativamente. Por ejemplo, positivo que nos hemos vuelto personas más organizadas, con un enfoque más amplio, integral, ecologista. El manejo de las fincas es más organizado, llevamos registros, pero la parte laboral se ha vuelto muy dura”. [E5F-C]

El proceso de cambio de la unidad familiar/productiva, para convertirse en

espacio de funciones específicas, que implicó el aprendizaje administrativo por parte de sus propietarios, en especial, de las mujeres que quedaron al frente, estuvo mediado por la F.N.C.:

“El Comité ha querido desde hace mucho tiempo, inculcarle a los caficultores que la finca no es solamente el sitio donde vivir, sino que ellos tienen una finca para producir, y como tal, es una empresa y que puede ser una empresa rentable, que les va a cubrir sus necesidades. En aras de eso, fortalecer a la mujer en la empresa cafetera”. [F2-FNC-Q]

54    

3. LA MODERNIZACIÓN DEL CAMPO COLOMBIANO

De acuerdo con los expertos en economía cafetera, el cultivo y comercialización del café -en Colombia- se relacionó de manera directa con el proceso modernizador del país y de las zonas de cultivo. En los municipios de Calarcá, Montenegro y Sevilla, los efectos del proceso modernizador se evidenciaron en la ampliación de la brecha entre localidades urbanas y rurales, reducción de la población masculina en el campo, mayor presencia femenina en las cabeceras municipales, cambios en el modelo patriarcal de configuración familiar, aumento de separaciones y de la unión libre, aumento de las tasas de alfabetismo (en especial para las mujeres) disminución del número de hijos y cambios en las condiciones ocupacionales. Para las familias, los cambios impulsados por la modernización se tradujeron en nuevas formas de conyugalidad, variación de la forma tradicional de relación entre unidad familiar y productiva, disminución del tamaño de la familia, avance en el proceso de profesionalización entre sus miembros, y por último, el protagonismo del rol femenino como receptor y agente de cambios y permanencias en la estructura familiar.

Este capítulo está centrado en la descripción de la relación entre caficultura y

familia, abordando de manera específica, el elemento asociado con el carácter administrativo adquirido por la familia y el proceso de configuración de la finca como unidad empresarial, iniciativa emprendida e implementada por la F.N.C. En este sentido, se trazó una cronología con los principales eventos que marcaron la historia de la caficultura y algunos programas desarollados por la F.N.C, con el objetivo de mostrar la correspondencia entre reformas y programas generados en la esfera política y económica, con los cambios dados en las familias cafeteras, a través de la mediación del gremio cafetero. La cronología se construyó con gran apoyo de información documental de los estudios clásicos de economía cafetera, en especial de Absalón Machado55, Mariano Arango56 y Marco Palacios57, informes de gestión de la F.N.C., para conocer los programas departamentales y para detallar su alcance y el de los proyectos a nivel municipal, se hizo uso de entrevistas con funcionarios de la misma entidad, cuyo criterio de selección fue su amplia trayectoria de trabajo en los municipios de interés58 (ver Anexo 2).                                                                                                                            55 MACHADO, Absalón, El café de la aparcería al capitalismo, Tercer Mundo Editores, Bogotá, Colombia, 1988. 56 AUBAD, Rafael, ARANGO, Mariano, PIEDRAHITA, Jaime, Bonanza de precios y transformaciones en la industria cafetera. Antioquia 1975-1980, Centro de Investigaciones económicas de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia, 1983. 57 PALACIOS, Marco, El Café en Colombia (1850-1970). Una historia económica, social y política, Editorial Presencia, Bogotá, Colombia, 1979.    58 Si bien el periodo marcado para este estudio es 1970-2000, se hizo necesario retomar el periodo 1930-1960, que para efectos de este capítulo, da cuenta de medidas de largo y mediano alcance en el desarrollo de la economía cafetera colombiana.

55    

3.1. CRONOLOGÍA DE EVENTOS Y PROGRAMAS QUE MARCARON LA HISTORIA DE LA CAFICULTURA

Los eventos y programas presentados en las Figuras 1 y 2 evidencian -a grandes rasgos- los diferentes elementos de carácter político y económico que permitieron la consolidación de una forma de capitalismo que se particularizó en la caficultura. El primer elemento sobre el que se llama la atención estuvo relacionado con el declive de La Hacienda como medio tradicional de explotación, para dar paso a formas acordes con un nuevo sistema económico.

“Entre 1945 y 1960 se consolidó la transición de las formas de producción precapitalistas a las capitalistas en el agro colombiano y especialmente en la economía cafetera, (…) Se produjo así una lucha entre dos fuerzas contradictorias: por un lado, la necesidad de mantener relaciones sociales de producción atrasadas para sostener la antigua hacienda cafetera y, del otro, el avance de las fuerzas productivas que empujaban un cambio en esas relaciones. La solución a esta contradicción desató una dinámica de cambio en la economía cafetera, que se manifestó en un hecho fundamental: la gran hacienda cafetera que explotaba el trabajo bajo formas de producción precapitalista se volvió antieconómica. Por tanto, debió transformarse o desaparecer”59.

El hecho anterior, se fue dando en el marco de aplicación de la Ley 200 de 1936, la cual ordenó la extinción de dominio con el fin de parcelar tierras y dárselas a familias campesinas que las trabajaran, y evitar que permanecieran en manos de propietarios que no las explotaban, lo cual generó el aumento de pequeños propietarios; en simultánea con la desaceleración del crecimiento demográfico, por lo menos, para el caso de Antioquia, lo que significó una redistribución de la propiedad.

“(…) la relación jornaleros/propietarios disminuyó entre las fechas intercensales de 1938 y 1973; dicho de otra manera, hay más propietarios y la tasa de incremento de éstos fue superior a la tasa de crecimiento demográfico que fue negativa o muy baja para la mayoría de municipios entre 1964 y 1973”60.

De manera significativa, el modelo económico que se fue consolidando, se configuró en estrecha relación con el nacimiento y fortalecimiento de la F.N.C, como institución mediadora entre los procesos de producción nacionales y la comercialización externa, entre el sector público y el privado, y que adquirió protagonismo y desplazó a las firmas exportadoras que se encontraban en el país para la época.

                                                                                                                         59 Ibidem, pp. 270-271. 60 PALACIOS, Marco, El Café en Colombia (1850-1970). Una historia económica, social y política, Editorial Presencia, Bogotá, Colombia, 1979, pp. 365.  

FIGURA 1.

1990198019701960 20001930 1940 1950

1932-1945: Poca inversión extranjera en caficultura

colombiana

1932-1945: Poca inversión extranjera en caficultura colombiana

Disminución de firmas exportadoras de café de 160 en 1933, sólo quedó una firma extranjera para 1970

Aumento de los propietarios cafeteros superior al crecimiento demográfico

La FNC gana protago-nismo como exportadora

de café pasando de un 3,2% (1950) a 31,8% (1960)

Adquisición de tierras por parte de explotaciones

familiares y minifundistas y sustitución de cultivos

tradicionales por café «Caturra». Renovación del

3,7% en Valle

Superproducción de café y endeudamiento de

caficultores

Conformación de equipo de trabajadores sociales y

promotoras dela comunidad para adelantar programas sobre mejoramiento delas condiciones socioeconómicas

de las comunidades rurales a través de la difusión de la cultura

cafetera. Fortalecimiento de los programas «Mujer

rural», «docentes rurales», «relevo generacional» y

ampliación de la cobertura de l régimen

subsidiado de salud para recolectores de café.

Incremento en los costos salariales para la caficultura

Declina la explotación de cafetales

Fase 2 «Bonanza Cafetera»

Desaceleración de la expansión de cafetales, la

producción supera la demanda mundial

Reparación de edificaciones semidestruídas por el

sismo de 1979 por parte de la FNC

Creación del Fondo Especial de salud, a través de contrato con Ministerio de

Salud Nacional para capacitar a Comités Municipales de Salud para la puesta en

marcha de programas preventivos y curativos

Construcción de edificaciones escolares en Calarcá y Montenegro: aulas, viviendas, obras de higienización, restaurantes y campos deportivos. Construcción del Parque recreativo de Calarcá, Cruz Roja, Plaza de Ferias, Empresas Públicas,

Hospital, Polideportivo, Asilo de Ancianos, Amparo de niños, y Club de Jardinería

Desaparición de las variedades «Típica y Borbón» por la introducción de las variedades «Caturra y Colombia». Aumento de la fertilización química

Desapareció la United Fruit Company como

transportadora de café, quedó la Grace Line y La Flota Mercante Granco-

lombiana empezó a ganar protagonismo con el 43,2%

del transporte del grano

Reformismo Social Agrario

Tasa de crecimiento negativa para los municipios

colombianos

1960 1970 1980 1990 2000

Aprobación de la Ley 135 de Reforma Social Agraria y creación del INCORA

Inicio del Pacto Cafetero

Ingreso de las Concentraciones Rurales al ciclo básico de enseñanza

Los trabajadores a destajo y temporales superan el millón de personas

Aparición de plaga Gusano Medidor en Quimbaya y Montenegro

Primera reunión del Comité de Cafeteros Quindío con presión municipal para descentralizar la acción de Caldas

Primera reunión de comités municipales de cafeteros. Ingreso del Comité Quindío en el 28 Congreso Nacional Cafetero. Inicio de labores de la Concen-tración Rural Agrícola «Baudillo Montoya» en Calarcá. Firma de contrato con «Caminos Vecinales» y Gober-nación del Quindío para el mejoramiento y apertura de vías

Fundación de la Cooperativa de Cafeteros de Calarcá y Montenegro. Impulso al Programa de Educación Voca-cional a través de los Centro Integrados de Desarrollo Rural CIDER

Sevilla recibe una gran dotación de libros por parte de la FNC por ser el primer productor de café. Creación del Programa de Desarrollo y Diversificación de zonas cafeteras

Inicio del programa de «Tecnificación Rural» en el Quindío

Record de exportaciones del país

Puesta en marcha de los «Talleres Industrias Rurales» para aprovechar la mano de obra del campo

Financiación de Planta de tratamiento de acueducto de Sevilla, por parte del Comité de Cafeteros. Desaparición de árboles de sombrío. Incursión en el negocio de trilla de café

Los programas de extensión de los Comités de Cafeteros se dedicaron a prevenir el ingreso de roya en el Valle. En Quindío aumentó la producción de café en un 86%

Fortalecimiento de la empresa exportadora de las cooperativas de cafeteros. Sevilla primer productor de café. Incursión de las cooperativas en la venta de fertilizantes

Inauguración Parque del café en Montenegro

Ampliación de créditos para práctica de sombrío y diversificación. Expansión del programa «Grupos de amistad»

Detección de roya en Quindío, introducción de la variedad «Colombia», híbrido creado por Cenicafé, para resistir las plagas

Introducción de tarjeta cafetera con posibilidades de créditos para insumos. Creación de fundaciones con carácter social

Para este periodo ya existen 10 Cooperativas Industriales , de Servicios y de Economía Solidaria respaldadas por los Comités de Cafeteros . Renovación de cafetales en Sevilla y montaje de «Talleres Rurales» para este municipio

Inversión en la construcción de pavimentos asfálticos en Quindío

Ruptura del Pacto Cafetero. Menor participación de las cooperativas en el mercado. Incremento del precio interno del café por la broca.

Comité de cafeteros Valle, líder en obras de infraestructura en el campo. Inserción de jóvenes en procesos de tecnificación como «Mecánicos veredales». Inicio del Convenio con el DRI para mejorar la situación económica de la población rural con énfasis en la mujer campesina

Creación de una nueva línea de crédito para pequeños caficultores por parte de los Fondos Rotatorios

Capacitación a maestros rurales a través del Programa «Escuela Nueva». Puesta en marcha del Programa «Educar a la Familia cafetera». Firma de convenio para la creación de CINARA. Aumento del consumo de fertilizantes

Construcción de Almacafé y Casa de la Cultura en Sevilla. Producción de variedad «Colombia « en la concentración «Baudillo Montoya» y proyección de actividades comunitarias en convenio con el DRI. Investigación dl comportamiento de las variedades «Caturra y Colombia» en Montenegro.

Sevilla principal municipio en tecnificación del Valle. Puesta en marcha de Programas de capacitación femenina denominado «Instructoras de hogar» en el marco de la organización femenina para la industri-alización del campo. Convenios con el SENA para dar capacitaciones en las Concentraciones Rurales

Existen 47 cooperativas de café en el Valle. Implement-ación del Programa «Beneficio ecológico» enfocado a la prevención de la contaminación de cuencas

Constitución de Servifrut, asociación frutícula liderada por las cooperativas de caficultores. Carlarcá y Monte-negro primeros municipios con cafetales renovados

Crisis de la Flota Mercante Grancolombiana a causa del elevado activo pensional, fusión con la Compañía de Transportación Marítima Mexicana

Nacionalización de Bancafé

Implementación del programa «Jóvenes Agricultores» para promover el relevo generacional

Programa de reconstrucción de municipios afectados por el sismo . Convenios educativos para formación de carreras tecnológicas y el Centro de Capacitación Integral para la mujer y el joven

Programa de reconstrucción de municipios afectados por el sismo . Convenios educativos para formación de carreras tecnológicas y el Centro de Capacitación Integral para la mujer y el joven

Desarrollo del Programa de afiliación a Seguridad Social para trabajadores migratorios

Implementación del proyecto «Mujeres cafeteras Cabeza de hogar» con 22 beneficiarias

Carnetización de jornaleros para acceso a seguridad social

Apoyo a los proyectos productivos de 5 instituciones educativas de desarrollo rural del café por parte de los Comités Departamentales. Ampliación de cobertura de las instituciones educativas

Implementación del programa de «Seguridad alimentaria y economía campesina» en Valle

Instalación de internet en 11 municipios del Quindío. Segunda versión de concurso de pintura para niños de la zona rural. Ingreso de las cooperativas en el negocio de exportación de cafés especiales

Fortalecimiento del programa «Escuela nueva» en Sevilla. Patrocinio para nuevos jóvenes propietarios cafeteros o arrendatarios por parte de FNC. Impulso al programa de gestión empresarial para caficultores y alfabetización de adultos a través de las cooperativas de caficultores

Convenio entre el programa «Mujer rural y SENA» para capacitación de mujeres de la zona rural. Totalidad de los caficultores del Quindío afiliados al Régimen Subsidiado de salud

Promoción de la capacidad organizativa de las mujeres cafeteras a partir de la conformación de 7 Consejos Participativos

Fortalecimiento del programa vocacional agrícola. Pensión para la población rural a través de convenio con el Consorcio Prosperar

Consolidación de 20 Consejos Participativos de mujeres cafeteras en Valle. Consolidación de la familia como eje fundamental de la caficultura, destacando el rol de la mujer como educadora, madre, líder y emprendedora

Certificación de fincas cafeteras . Apoyo del BID a los programas dirigidos a los jóvenes para evitar el éxodo hacia las ciudades. Integración de la perspectiva de género al programa «Mujer Rural»

Las cooperativas son claves en los municipios como entres reguladores de precios de insumos

Introducción del concepto «Territorio» para diferenciar la calidad del café

Puesta en marcha de la campaña educativa «Buenas prácticas en la recolección de café» que buscan fortalecer el enfoque de sostenibilidad y mejorar la calidad del grano

Ejecución del programa «Escuela y Café». Cédula cafetera para fortalecimiento gremial. Capacitación a caficultores a través del programa «Aula virtual cafetera» realizado en Calarcá, Génova y Quimbaya

Creación del Programa de Diversificación de Cultivos Valle. Se educaron 1.155 alumnos en las Concentra-ciones Rurales. Ampliación de servicios del Banco Cafetero a 21 municipios del Valle

Fase 1 de la «Bonanza cafetera» y aumento de las explotaciones cafeteras

Primera promoción de bachilleres Agrícolas en el Quindío. Creación de la División de Salud del Comité de Cafeteros encargada de poner en marcha el programa de salud de medicina preventiva y curativa

Programas de planificación familiar para familias caficultoras. Puesta en marcha del Programa «Grupos de amistad»

FIGURA 2.

58    

Este panorama fue analizado por Absalón Machado como el tránsito de formas precapitalistas a la consolidación del capitalismo en el territorio cafetero, proceso que no se dio de manera inmediata, a pesar de que tuvo una velocidad especial para el caso de esta región.

“(…) esta circunstancia indica que el tránsito de las formas precapitalistas al trabajo asalariado se vio acompañado de etapas intermedias, en las que la misma economía campesina marcó, entre 1945 y 1960, una etapa de transición hacia el desarrollo del capitalismo, sin que hubiera desaparecido necesariamente”61.

El proceso de adjudicación de tierras a los campesinos que las explotaban, hizo parte del engranaje del sistema productivo cafetero en el país. En este contexto, la acción de la federación se vio aterrizada al plano local a partir de la conformación de los Comités Departamentales de Cafeteros, los cuales lideraron diferentes programas y proyectos, enfocados a mejorar las condiciones de producción, enganchando a las familias campesinas en el engranaje de la caficultura, lo cual implicó aprendizajes que van más allá del manejo técnico de la finca.

Sintetizando la descripción graficada cronológicamente, se observa que hubo una correspondencia entre la creación del Fondo Nacional del Café, el aumento de los pequeños propietarios como efecto de la Ley de adjudicación de tierras, la creación de Fondos Rotatorios para dar crédito a los pequeños caficultores y la capacitación a jóvenes en asuntos relacionados con la agricultura.

A pesar de la importancia de la acción de la F.N.C. en la implementación de un modelo económico para la caficultura, este proceso implicó más que la consolidación del gremio, es decir, que requirió de una política económica orientada a darle fuerza a diferentes elementos que requerían ser articulados, por ejemplo, la fuerza de trabajo o mano de obra, los pequeños productores y la presencia institucional para regular el sistema de producción. Ejemplo de ello, fue la aprobación de la Ley 135 de 1961 de Reforma Social Agraria, orientada a eliminar y prevenir la concentración inequitativa de la propiedad rural y a reconstruir adecuadas unidades de explotación en las zonas de minifundio y dotar de tierras a los campesinos desposeídos, quienes pudieran poner su fuerza de trabajo directamente para su explotación. Como efecto de esta Ley se creó el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria –Incora-, encargado de administrar -como representante del Estado- las tierras baldías de propiedad nacional, adjudicarlas o constituir reservas y adelantar colonizaciones sobre ellas, de acuerdo con las normas vigentes y con las disposiciones de esta Ley. Es la denominada época de reformismo agrario de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970), en la que se creó en 1967 Asociación Nacional de Usuarios Campesinos –ANUC-. Este reformismo, tuvo una dirección muy similar a la

                                                                                                                         61MACHADO, Absalón, El café. De la aparcería al capitalismo, Tercer mundo editores, Bogotá, Colombia, 1988, pp, 263.

59    

que en la actualidad maneja la F.N.C. sobre las familias agricultoras, tal como se expresa a continuación:

“(…) La función del Incora se orientó hacia una política de adquisición y adjudicación de unidades agrícolas familiares, el ideal era convertir a la familia campesina en una hábil administradora de su empresa, capaz de asumir la obligación económica y social que había contraído; en el contexto regional libanense, uno de los propósitos era inducir a los campesinos a formas más avanzadas de convivencia y a prácticas más productivas de explotación de la tierra y comercialización de los productos”62.

Es probable que la orientación propuesta por el reformismo agrario, sirviera de paradigma a los cafeteros para introducir en sus tareas, el modelamiento de una mentalidad de relación con la tierra mucho más dirigida a la administración de la finca como una empresa, lo cual significaría marcar la ruta precisa de consolidación del capitalismo en el campo colombiano, tal como lo advirtió Absalón Machado63.

Frente a este contexto hay análisis que intentan balancear los alcances de la reforma, por ejemplo, Donny Merteens, señala que la reforma sólo benefició a los hombres y que las mujeres no recibieron ayudas bajo este intento de transformación del agro colombiano.

“Como mencionamos anteriormente, la legislación de Reforma Agraria ignoró por completo esa participación de las mujeres en la economía campesina. Los beneficiarios de la Reforma Agraria eran “naturalmente” hombres en su condición de jefes de hogar con personas a cargo. Con ello se excluía a las mujeres de ser beneficiarias por derecho propio. Las mujeres sólo podían acceder a una parcela o ser socias de una empresa comunitaria en calidad de viudas de antiguos beneficiarios”64.

La dependencia del esposo descrita anteriormente, era el hecho central que seguía definiendo a la mujer como madre y esposa, en el modelo de familia caficultora y consecuentemente los programas de intervención se realizaban siguiendo el modelo tradicional de familia. Para este mismo periodo, y dentro de la lógica del Reformismo Agrario, se impulsó el Programa de Educación Vocacional Agrícola a través de los Centros Integrados de Desarrollo Rural –CIDER-, por parte de los Comités Departamentales de Cafeteros, lo que llevó a plantear que desde estos centros se dirigieron las instrucciones del manejo de la finca cafetera con habilidad

                                                                                                                         62 Op. Cit, el subrayado es mío. 63 MACHADO, Absalón, El café. De la aparcería al capitalismo, Tercer mundo editores, Bogotá, Colombia, 1988. 64  MEERTENS, Donny, Ensayos sobre tierra, violencia y género, Universidad Nacional de Colombia, Centro de Estudios Sociales, Bogotá, Colombia, 2000, pg. 304.  

60    

administrativa, como una forma de poner en práctica la política nacional en los espacios departamentales y municipales65.

El modelo económico impulsado por las grandes reformas políticas, y la acción de la F.N.C. en los departamentos y municipios, implicó un cambio de mentalidad, que terminó con la desaparición de la aparcería como una de las formas tradicionales de explotación, y la cristalización en espacios departamentales, municipales y familiares de una nueva lógica de pensamiento capitalista que se expresó en los procesos de tecnificación impulsados por la F.N.C.

“La tecnificación implicó una racionalización gradual del uso de la fuerza laboral, los medios de producción y las estrategias de inversión desde el punto de vista de la inversión, el control de la producción y la rentabilidad, la caficultura tecnificada no era rentable con los contratos de aparcería”66.

Esta nueva mentalidad consistió en racionalizar, no sólo las relaciones de producción, sino las relaciones familiares, en aras de mejorar la productividad de la finca, por lo que los diferentes programas de corte administrativo, tuvieron su impacto sobre la forma tradicional de manejo de la finca por parte de la familia.

La racionalización anteriormente citada es analizada en los estudios sobre ruralidad, en términos de una descomposición de las economías campesinas, a la par de cambios que se matizaron a nivel regional.

“Los años setenta se caracterizaron por una definitiva y rápida instauración del capitalismo agrario en detrimento de las economías campesinas, pero sin que éstas desparecieran. El fracaso de la política de Reforma Agraria iniciada en 1961 no significó que el país tomara exclusivamente la vía de modernización de la gran propiedad. Más bien se proyectó un desarrollo de dos vías paralelas, con permanentes movimientos de descomposición y de inclusión de las economías campesinas, con diferentes ritmos regionales”67.

Lo que se pone en evidencia con el balance realizado en el marco de los estudios sobre ruralidad, es que en el momento de hacer cambios políticos, no se tenía en cuenta la cualidad de las mujeres como trabajadoras de la finca, sino que se les excluía de los beneficios de las reformas bajo la categorización de “amas de casa” y esposas-madres.

                                                                                                                         65 COMITÉ DEPARTAMENTAL DE CAFETEROS DEL VALLE, Informe de Labores, Unidad de Planeación, Cali, 1960. 66 MACHADO, Absalón, El café. De la aparcería al capitalismo, Tercer mundo editores, Bogotá, Colombia, 1988, pp. 156. 67  MEERTENS, Donny, Ensayos sobre tierra, violencia y género, Universidad Nacional de Colombia, Centro de Estudios Sociales, Bogotá, Colombia, 2000, pg. 409.  

61    

“El denominador común de todas las reformas agrarias, tal como señala Deere en su artículo comparativo, es la exclusión de la mujer como beneficiaria. Con la notable excepción de Cuba y Nicaragua, a las mujeres se les ha limitado el acceso a la tierra en forma individual o colectiva.

Tal hecho responde en parte a impedimentos legales, ya que en la mayoría de las reformas agrarias el beneficiario debía ser jefe de hogar con menores de edad a cargo, lo que excluía culturalmente a todas las mujeres en la categoría de esposas. También la discriminación se derivó de factores estructurales inherentes a la naturaleza misma de la participación femenina en la fuerza de trabajo, ya que su presencia como mano de obra estacional se tornó en una limitante. Además, impedimentos de tipo ideológico han incidido grandemente y en ellos descansa en última instancia el peso de los demás factores. Tal como Phillis argumenta para el caso del Ecuador, se asumió simplemente que las mujeres no eran agricultoras, ya que la sociedad las definía como esposas, madres y amas de casa”68.

Teniendo en cuenta esta limitante, la transmisión del nuevo modelo productivo se hizo a través de los comités departamentales, en el caso del Valle, por ejemplo, se puso en marcha durante la década del setenta el programa de “Talleres Industrias Rurales” -con vigencia actual-, con el objetivo de aprovechar la mano de obra campesina para la producción69.

A pesar de las críticas de Meertens y Deere, lo que se encontró en los diferentes programas de intervención fue un despliegue de acciones dirigidas –principalmente- a las esposas e hijos de caficultores, bajo la lógica de instrucción de la población con fines de diversificar las posibilidades de la caficultura.

Es así como en el Valle, el Comité de Cafeteros adelantó convenios con ICETEX y SENA orientados a capacitar a los hijos de caficultores en diferentes áreas, con una gran concentración de programas relacionados con las actividades productivas agrícolas, que más adelante adquirieron un carácter diferente, enfocado a promover estudios en diferentes ciudades del país, o en otros países, lo cual generó una diversificación en las disciplinas a estudiar, incidiendo de manera directa sobre los procesos de profesionalización de los hijos de caficultores. Otros programas orientados a un mejoramiento de las condiciones educativas de las familias caficultoras fueron creados como “Grupos de amistad”, “Programas de planificación familiar”, y los “Talleres Rurales del Valle”, estos programas contaron con un componente especial dirigido a atender las necesidades de las mujeres caficultoras, especialmente las esposas de los propietarios de las fincas cafeteras.

                                                                                                                         68 DEERE, Carmen Diana y LEÓN, Magdalena (editoras), La mujer y la política agraria en América Latina, Siglo veintinuno editores, Bogotá, Colombia, 1986, pg. 17. 69 Información suministrada por Adriana María Mosquera Trabajadora Social, funcionaria del Comité de Cafeteros, Valle, entrevista realizada en diciembre de 2010.  

62    

De acuerdo con la cronología observada, el tránsito de las grandes medidas políticas y económicas hasta las localidades municipales y hasta las familias, implicó un engranaje institucional que no sólo contó con la presencia y fortalecimiento de la F.N.C, sino con un despliegue de alianzas con otras instituciones.

Los frutos de los programas sociales dirigidos por los Comités Departamentales y que contaron con la participación de otras instituciones, empezaron a darse después de la década del setenta, uno de ellos fue la primera promoción de bachilleres agrícolas en el departamento del Quindío. Adicionalmente, se generaron programas de salud preventiva y curativa en el mismo periodo, a partir de la creación del Fondo Especial de Salud en convenio con el Ministerio de Salud y la puesta en marcha de los Comités Departamentales y las divisiones de Salud.

“(…) y para redondear lo que se podría llamar infraestructura de bienestar social, a partir del año de 1976, se institucionalizó un nuevo aporte del Comité de Cafeteros para los caficultores, el PROGRAMA DE SALUD, para lo cual se creó la División de Salud del Comité, encargada de adelantar y ejecutar dicho proyecto, apoyados inicialmente en la información suministrada por el Servicio Seccional de Salud y en un inmediato plan de desarrollo investigativo, lográndose que las actividades iniciadas llegaran directamente al origen del problema con programas de medicina preventiva, curativa, de educación, odontológicos, oftalmológicos, de suministro de droga, de vacunaciones, etc, (…)”70.

Para los espacios municipales, el rol de las cooperativas de caficultores fue central para motivar la producción local, y las redes de pequeños caficultores que fueron beneficiarios de los programas sociales, que vinieron con la implementación del nuevo modelo económico plasmado en la caficultura. De esta manera, las cooperativas ingresaron en el negocio de las trilladoras y una práctica constante de capacitación técnica dirigida a mantener el volumen de producción, lo cual, las perfiló como pequeñas dinamizadoras de la economía local, si se tiene en cuenta que también operaban como redes informativas y de unión entre diferentes actores sociales: “Además del mercadeo del café, las cooperativas prestan a sus socios y comunidad en general, servicios de almacén general, droguería y electrodomésticos”71.

El municipio de Sevilla evidencia parte de la dinamización citada anteriormente, a partir de su protagonismo como productor cafetero, pues logró ser partícipe de variados programas sociales, entre ellos, Programas de Capacitación Femenina, denominados “Instructoras de Hogar”, para capacitar a las mujeres en el aprendizaje de oficios productivos como alternativas económicas para los ingresos en los hogares, a este tipo de acciones se les denominó “La organización femenina para

                                                                                                                         70 COMITÉ DEPARTAMENTAL DE CAFETEROS DEL QUINDÍO, Informe de 25 años de labores, Unidad de Planeación, Armenia, 1991, pp. 36. 71 COMITÉ DEPARTAMENTAL DE CAFETEROS DEL VALLE, Informe de labores, Unidad de Planeación, Cali, 1981, pp. 68.

63    

la industrialización del campo”, y se desarrollaron en simultánea con los convenios del SENA para la capacitación de los jóvenes en las concentraciones rurales72.

Con este tipo de acciones, la familia, terminó siendo impactada por lo menos en la parte formativa y de oficios por un modelo productivo, que trascendió la fuerza de trabajo familiar y las prácticas de autoconsumo.

“Siendo la mujer la mayor responsable de la formación primaria de las futuras generaciones, es indispensable contribuir a su capacitación a la vez que con su ayuda pueda aportar economías al hogar. Los grupos femeninos se atienden primordialmente por Instructoras de hogar o con otras organizaciones del grupo cafetero como Cencoa, Procafesa, Cooperativas de Caficultores, etc. Como resultado de la organización femenina por la industrialización del campo están los Talleres Rurales”73.

Es probable que la racionalización productiva desencadenara otras lógicas de racionalización que terminaron traduciéndose en nuevas formas de organización familiar, el aprendizaje de oficios y el impulso a la profesionalización de quiénes participaron de los programas generados institucionalmente, lo cual explicaría en parte, los cambios dados a nivel familiar y municipal, descritos en los capítulos anteriores y que serán detallados más adelante.

En el proceso general de instalación de un modelo económico caficultor, se evidenció la conexión de elementos centrales como las políticas económicas a través del reformismo agrario y la acción institucional, cuya mayor fuerza recayó sobre la F.N.C. pero que desplegó diferentes programas a través de Comités Departamentales, Cooperativas, entidades educativas como el ICETEX y el SENA, entre otras; y la participación especial de la familia, como receptor y agente de cambios. Estos elementos se articularon en un proceso general, al cual se le denominó modernización del campo, cuyo pilar y motor se sentó a través del proceso de tecnificación de la actividad productiva, como forma de mantenerse en la competencia internacional y generar nuevos recursos para consolidar y mantener una economía nacional. 3.2. LA TECNIFICACIÓN DEL CAFÉ O REVOLUCIÓN VERDE

La velocidad en la instalación del modelo caficultor fue analizada por Machado como un efecto de la tecnificación en las zonas de producción de café, lo cual se correspondió con las políticas del Gremio Cafetero en cuanto a la modernización de los cultivos en el país a partir de la década del cincuenta, proceso

                                                                                                                         72 Información suministrada por Adriana María Mosquera Trabajadora Social, funcionaria del Comité de Cafeteros, Valle, entrevista realizada en diciembre de 2010. 73 COMITÉ DEPARTAMENTAL DE CAFETEROS DEL VALLE, Informe de labores, Unidad de Planeación, Cali, 1980, pp. 44.  

64    

que fue conocido como la revolución verde y que implicó la apertura vertiginosa de la caficultura para la zona del viejo Caldas.

Para los departamentos de Valle y Quindío, la tecnificación del campo cafetero implicó no sólo la introducción de nuevas tecnologías para el tratamiento de los cultivos y la cosecha, sino la sustitución de cultivos que se dio de manera dramática para la década del setenta.

“(…) utilizaba la tecnología más avanzada: desyerbe con equipo mecánico que rebajaba los costos de esta operación (…); desyerbe selectivo de las pendientes; fungicidas para controlar la gotera y el mal rosado; uso de abonos; planta de beneficio con dos cerezadores a cuatro chorros accionados con motor de gasolina, máquina secadora y patios de cemento (…) la aparecería fue sustituida por la administración directa; se empleaban fertilizantes y modernos beneficiaderos”74.

Las acciones anteriores evidenciaron el ingreso de los programas de diversificación y la introducción del café “Caturra” y “Colombia” como nuevas variedades que desplazaron a las tradicionales “Típica” y “Borbón”, en un proceso que llegó hasta la década del noventa, como estrategia de sustitución de cultivos propuesta por la F.N.C. ante la inminente vejez de los cafetales tradicionales y las posibles pérdidas de productividad. Adicionalmente, este proceso de tecnificación implicó la transmisión de los valores empresariales a las familias cafeteras.

“La implantación de la caficultura tecnificada fue el origen del nuevo sistema administrativo que se adoptó, pues la racionalización de los recursos humanos y productivos se hizo mayor y más rigurosa. La tecnificación creó nuevas condiciones y exigió una relación laboral diferente. (…) Con las nuevas condiciones tecnológicas se fortaleció la administración directa, aunque se debía contar con la ayuda de agregados-jornaleros”75.

El periodo comprendido entre la década del setenta y del ochenta es el que evidenció de manera más fuerte los procesos de tecnificación cafetera en la dimensión de sustitución de cultivos tradicionales por la variedad “Caturra”. De acuerdo con Renzo Ramírez, este proceso se dio en tres fases: la primera abarcó el periodo 1970-1973 y se basó en la asistencia técnica y crediticia para los productores por parte de la federación. La segunda etapa comprendió casi toda la década del setenta (1973-1978), y se orientó a la consolidación del sistema caturral, dándose los primeros bonos de la tecnificación en correspondencia con los más altos precios del café a nivel internacional y una alta productividad. Ya la fase entre 1978-1989, estuvo asociada con un ritmo más lento en la extensión de cafetales, en un momento en que la producción nacional sobrepasó la demanda mundial. Posteriormente a esa época,

                                                                                                                         74 Ibidem, pp. 277, Tomado de Revista Cafetera, N° 132, julio de 1957. 75 RAMÍREZ, Renzo, Historia laboral de una hacienda cafetera. La Aurora, 1882-1982, La carreta histórica, Medellín, Colombia, 2008, pp. 167.

65    

para las familias cafeteras y algunos recolectores, el cambio en la variedad de café “Arábigo” a café “Caturra” significó un costo alto en términos económicos, dado que con el café tradicional no se requerían los abonos que hoy son necesarios para mantener un cafetal saludable, libre de plagas y con calidad para conseguir certificación.

“(…) Esto nos lleva a otra característica del café tradicional: la práctica ausencia de abonamiento, pues unos cuantos kilos por hectárea significan poco frente a niveles entre 1.000 y 2.500 kilos de abonos químicos por hectárea de las plantaciones tecnificadas actualmente”76.

Adicionalmente, el cultivo de la variedad “Caturra” implicaba mano de obra foránea, porque la fuerza de trabajo familiar no alcanzaba a atender todo el volumen de producción.

“Los trabajadores permanentes también ofrecían el potencial de la mano de obra familiar, a pesar de su limitada disposición operacional individual sobre dicha mano de obra; a las esposas las ocupaban especialmente en el oficio de alimentación para sostener al grupo de trabajadores transitorios y también las contrataban para labores que requerían más cuidado y dedicación, como las destinadas al desyerbe, la poda y especialmente el abono.

En cualquier situación, la mano de obra familiar era insuficiente debido a la mayor utilización de mano de obra que exigía el cultivo del café caturra”77.

De acuerdo con lo expuesto por Renzo Ramírez, a pesar de que la mano de obra familiar -la cual incluía a mujeres y niños en el trabajo de la finca- estuviera en función de la producción, ésta no era suficiente para atender las demandas de la finca.

Según lo señalado por Machado, para los años sesenta y setenta se evidenció una tendencia a la disminución de mano de obra familiar y aumento de fuerza de trabajo asalariada. De acuerdo con los datos aportados por los funcionarios de los Comités Departamentales, esta tendencia continuó agudizándose para las décadas siguientes por la combinación de otros factores: el ingreso de la mujer en otros oficios, por ejemplo como mano de obra en los “Talleres Industrias Rurales”, la capacitación técnica y académica de los jóvenes para desempeñar labores en las “Concentraciones Rurales”, el apoyo para hijos de caficultores para estudiar en ciudades intermedias y en otros países, y la prohibición del trabajo infantil en las fincas.

“La intensidad del trabajo infantil, además de estar relacionada con la edad, lo está con la época y ciertas particularidades de las zonas cafeteras. Durante el periodo escolar, cuando no hay cosecha, los niños participan con menor

                                                                                                                         76 Ibidem, pp. 76 77 Ibidem, pp. 158.  

66    

intensidad en las labores agrícolas. Se dedican al estudio y a las labores domésticas y de pastoreo”78.

Durante la primera fase de la tecnificación cafetera se dio un aumento en la productividad, que combinada con altos precios internacionales generó altas ganancias a los cafeteros que habían empezado el proceso de tecnificación.

Lo anterior redundó en cifras record de exportaciones en el país, la creación del Programa de Diversificación de Cultivos para el Valle y la puesta en marcha del Programa de Atención a Caficultores con propiedades menores de 5 hectáreas.

Sin embargo, en los ciclos de caída de precios en el mercado, una finca tecnificada implicaba un aumento en el precio de los abonos, elemento que debilitó al caficultor y que significó para las familias cafeteras el gasto de sus ahorros, o el acceso a créditos para evitar que el cafetal se deteriorara y se perdiera la cosecha.

“La pretensión de muchos cafeteros era ser ricos con una tecnología que apenas comenzaban a conocer. Pero la tierra, como medio de producción natural, no estaba en capacidad de proporcionar mayores nutrientes a los miles de árboles de caturra que se implantaron. Ante esa carencia natural, llegaría el uso obligado de los fertilizantes que reemplazaron a los abonos orgánicos naturales. Con el uso de insumos químicos se quiso obtener mayor producción sin calcular y medir las condiciones propias del medio ambiente y las posibles consecuencias sobre el medio ecológico. De hecho, no pocos caficultores coinciden en señalar que con la variedad caturra se causó el mayor desastre ecológico al país en el siglo veinte”79.

En el plano municipal y departamental, el proceso de tecnificación se vio

reflejado en la creación e inicio de labores de la Concentración Rural Agrícola “Baudillo Montoya” en Calarcá hacia el año de 1967, acción que se vio acompañada de la participación -por vez primera- del Comité Departamental de Cafeteros Quindío en el 28 Congreso Cafetero. Para las localidades, los procesos de tecnificación –dependiendo de los precios internacionales-, significaron grandes ganancias o periodos de bonanzas o etapas de estancamiento. En lo referente con los años setenta, algunos de los municipios que venían implementando los procesos de tecnificación, lograron revertirse en inversiones educativas, además de la inversión en obras de infraestructura y programas sociales. Tal es el caso de Sevilla, municipio que recibió la mayor inversión en libros, como reconocimiento por ser el primer productor de café vallecaucano. De otra parte, este proceso de tecnificación implicó la introducción de nuevos instrumentos y mejora en las instalaciones de la caficultura:

“Esto puede observarse en el aumento menos que proporcional a la producción de maquinarias e instalaciones tales como, despulpadoras, tanques de fermentación, canalones y silos. (…)”80.

                                                                                                                         78 Ibidem, pp. 108. 79 Ibidem, pp. 286-287.  

67    

“(…) el implemento mecánico más empleado es el silo de secado y en segundo lugar la guardiola eléctrica. El resto de los productores parece disponer de suficientes instalaciones e instrumentos manuales para el secado, como patios, carros de café o heldas con rieles, camillones y paseras, para secar su café.”81.

Lo anterior se enlazó con toda la estructura de créditos y capacitaciones técnicas desplegadas por los Comités de Cafeteros, donde el campesino encontraba un respaldo para reemplazar cultivos, obtener créditos para mejoramiento de cafetales, así como la compra de abonos y las capacitaciones dadas en dos dimensiones: por una parte, para el aprendizaje de manejo técnico y administrativo de la finca, y por otra parte, para el mejoramiento de las condiciones de vida del caficultor y su familia. En este sentido, no sólo se fortaleció el proceso de tecnificación, sino la relación entre caficultores y entidades como las cooperativas y los Comités Departamentales de Cafeteros, dado el respaldo que muchos caficultores reconocieron a través de esta relación, en especial en momentos coyunturales de caída de precios o aparición de plagas.

3.3. EFECTOS DE LA MODERNIZACIÓN

Uno de los efectos más notorios del proceso de modernización de la caficultura fue la ruptura en la transmisión de los oficios relacionados con la producción, para las nuevas generaciones como consecuencia de: (1) La salida de las familias de la finca como espacio residencial, (2) el ingreso de los hijos a espacios institucionales de educación primaria, secundaria y técnica o profesional y (3) el cambio en las expectativas futuras de desempeño profesional, acciones que han hecho, que poco a poco, el legado caficultor de los padres se vaya dejando atrás. No obstante, quiénes se han hecho profesionales en carreras afines a la agricultura, han logrado mantener este legado, a pesar de las variaciones en sus funciones, que empiezan a ser primordialmente administrativas.

El Cuadro 7 que se expone a continuación presenta la forma como se relacionan algunos de los entrevistados con la finca cafetera, evidenciando en un

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           80 Ibidem, pp.92. 81 Ibídem, pp. 96.  

68    

primer momento que hay una delegación de funciones a un trabajador específico que no siempre hace parte de la familia, como parte de la nueva estructura administrativa.

Cuadro 7. Formas de relacionarse con la finca cafetera

Calarcá Montenegro Sevilla “Es que ya uno no puede hablar de un agregado como lo hacía anteriormente, uno ahora tiene un coordinador o un ayudante y de pronto uno tiene es un casero que ese si hace la alimentación para los trabajadores y es como un patrón de corte de los recolectores. El administrador no atiende trabajadores, ese es un oficio nuevo y de estar pendiente de lo técnico”. [E6F-C]

“Cuando yo ya recibí el trabajo de mi papá, yo dije: ¿y a qué horas todo eso?… nosotros nos íbamos a jugar allá en los bultos de café, y además los hermanos estaban casi todos… Mi papá los llevaba y camine vamos a ver este café, camine vamos a ver el ganado, entonces ellos sí se enteraron pero no que estuvieran allá metidos con eso. [E2F-M] (…) el que estudió administración de empresas, él se dedicó a trabajar con el papá… y pues dijo “Yo ya tengo un título, pero hago más usándolo al pié de mi papá ayudándole”. [E3F-M]

“Nosotros salíamos de la escuela, a hacer tareas, sino después de que pasábamos de pasar bueno en la finca, todo, todos los días nos subían al Willis (vehículo) después de que llegábamos de la escuela, mi abuela nos llevaba a la finca, allá jugábamos, almorzábamos, nos bañábamos, hacíamos hasta para vender, nos pasábamos de una finca a otra caminando y llegábamos por la tarde vueltos nada a la casa, hacíamos las tareas y al otro día lo mismo (…) nos gustaba cuando secaban el café, cuando ya estaba calientito, tirarnos ahí en el café que estaba caliente, o que el abuelito le decía a uno, revolver con el rastrillo para revolver el cafecito cuando estaba haciendo sol… en la otra finca”. [E8F-S]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias en Calarcá, Montenegro y Sevilla.

Otro caso tiene que ver con la forma en que los padres vinculaban a los hijos

con las actividades cotidianas de la finca y cómo algunos, a pesar de su proceso educativo, permanecieron al lado de éstos en sus fincas, lo que constituiría una forma de relevo generacional y por último, se encuentra un relato que remite a la importancia que tienen los lazos de relaciones familiares en el espacio de la finca, cuando se posibilitaba como unidad familiar. Los relatos anteriores remiten al efecto que tuvo la separación de la unidad familiar y unidad productiva, porque inevitablemente fue rompiendo las conexiones familiares a partir de las funciones o tareas productivas de la finca, es decir, que otros elementos como la vivienda en la cabecera del pueblo, las tareas en otros oficios o en la escuela, alejaron poco a poco a los “herederos de la caficultura”, como efecto de la modernización de la vida cafetera.

69    

En relación con dicha modernización, Renzo Ramírez en su estudio sobre la Hacienda La Aurora, propuso que no sólo el aprendizaje técnico de otros oficios llevó al abandono de la actividad cafetera en la finca, sino una especie de movilidad social, dada por las posibilidades de instalación de negocios o vinculación con otras operaciones de la caficultura que no necesariamente implicaban la presencia del propietario en la finca.

“De los antiguos tabloneros, especialmente aquellos que le vendieron sus mejoras a Jaime Contreras, algunos abandonaron la caficultura y la vida rural para convertirse en pequeños comerciantes en núcleos urbanos; el traslado implicó cambios en sus hábitos y costumbres que no le dieron espacio al hombre para mantener su tradicional disposición sobre el núcleo familiar y el bienestar tradicional basado en una agricultura de autoconsumo desapareció”82.

Sin embargo, en los relatos familiares que se tomaron en esta investigación, se advirtió otra justificación frente a la falta de enganche de las nuevas generaciones, con las exigencias del trabajo en la finca cafetera y tiene que ver con la angustia que han visto en sus padres cuando las cosas no andan bien. Y es que la profesionalización ofrece ciertas estabilidades que la caficultura no, en términos de las inversiones que hay que hacer, los riesgos que hay que tomar (endeudarse con los bancos), y los beneficios que se reciben. En este sentido, tener un salario por el desarrollo de ciertas actividades, donde además el profesional tiene posibilidades de crecimiento intelectual resulta una opción más atractiva para las generaciones herederas de la caficultura. Para los hijos de recolectores que no alcanzan una profesionalización, la visión de otras posibilidades laborales fuera del campo, constituye una opción más atractiva que las labores desempeñadas por sus padres. Por otra parte, están las restricciones que impiden que el oficio o la tradición cafetera sea transmitido como solía hacerse.

“Es que antes los recolectores se metían a la finca a recoger con sus hijos y con la mujer, o sea con toda la familia, pero hay una ley que prohíbe que los menores de edad trabajen, entonces lo que los jóvenes aprendían antes ahí junto con el papá, ya no y a los 18 el muchacho ya no quiere meterse a trabajar el campo porque no les gusta trabajar al sol y al agua”. [R2-M]

Retornando el plano general de cambios, a pesar de la inestabilidad en la caficultura para los primeros años de los ochenta, en el plano municipal, continuó la expansión de obras y proyectos que integraban lo urbano y lo rural, es decir, que el proceso de modernización no se detuvo por cuenta de las crisis experimentadas en la época, por ejemplo, en 1985 se empezó a estudiar el proyecto de telefonía rural para los municipios del Quindío.

El Valle por su parte, se consolidó a nivel nacional como el primer departamento en la construcción de obras en el campo, se gestó y puso en marcha otro programa social denominado “Mecánicos Veredales” con la participación de                                                                                                                          82 Ibidem, pp. 182.

70    

jóvenes y se inició el convenio con el Fondo de Desarrollo Rural –DRI- para programas de atención a la población más desprotegida, convenio dentro del cual se pusieron en marcha subprogramas de atención a la mujer cafetera.

El municipio de Sevilla intensificó hacia finales de la década del ochenta, el programa de renovación de cafetales y se montó el “Taller Sevilla”, como parte de “Talleres Rurales”, dedicado a la capacitación de socias en lo relacionado con la administración y dirección de la finca83.

De acuerdo con Diana Deere y Magdalena León, el DRI nació para dar respuesta a los problemas alimentarios de la población campesina y para controlar las crecientes migraciones del campo a la ciudad, pero no se constituyó en una vía para cambios sustanciales en la distribución de recursos para los campesinos.

“El desarrollo rural integrado buscaba constituirse en respuesta tanto a la crisis alimentaria, como a la necesidad de desacelerar las corrientes migratorias. En gran medida se basaron en la tecnología agrícola de la revolución verde, y tenían por objetivo volver productivo al campesino pobre pero sin que fuera indispensable una redistribución de los recursos. Tal como León argumenta para el caso de Colombia, el desarrollo rural integrado fue visto como una alternativa de intervención sin comprometerse con cambios significativos ante el fracaso de la Reforma Agraria”84.

De acuerdo con las investigadoras citadas, este tipo de intervenciones se desarrollaron con la clara orientación de mejorar las condiciones de producción de los campesinos y para ello se pusieron en marcha algunos programas de mejoramiento de las condiciones alimenticias y de salud, en este sentido, el proceso de modernización del campo se ocupó de diferentes aspectos de seguridad de los campesinos, para consolidarse como motor del desarrollo rural en el campo colombiano.

“El DRI en Colombia se concibe como el componente-guía de la producción dentro del PAN o Plan Nacional de Alimentación y Nutrición. Este plan se elaboró como respuesta al diagnóstico de la crítica desnutrición de la fuerza de trabajo, con agudas consecuencias para la producción, y además con efectos en la capacitación y educación, como también en los altos costos de salud de vastos sectores de la población. Se planteó una estrategia multisectorial con incidencia sobre la producción de alimentos y su distribución, la salud, el saneamiento y la educación nutricional. En forma

                                                                                                                         83 COMITÉ DEPARTAMENTAL DE CAFETEROS DEL VALLE, Informe de Labores, Unidad de Planeación, Cali, 1981. 84  DEERE, Carmen Diana y LEÓN, Magdalena (editoras), La mujer y la política agraria en América Latina, Siglo veintinuno editores, Bogotá, Colombia, 1986, pg. 18.  

71    

imprecisa se habló de políticas de importación y producción industrial de alimentos. (…)

El DRI, componente productivo de la política que pretendía resolver el problema alimenticio, trató esencialmente de apoyar a aquellos campesinos con potencialidad de elevar su eficiencia e ingreso para que pudieran convertirse en pequeños empresarios. Por lo tanto, se asumía que las economías campesinas eran aptas para generar ciertos niveles de empleo productivo y absorber tecnología. Para ello, el Estado desarrolló una serie de acciones sobre la población contemplada como objetivo del DRI, tales como crédito, asistencia técnica, infraestructura y servicios sociales para ampliar la producción y la productividad”85.

Por otra parte, el tema femenino adquirió un lugar central para el año 2009, que representó un avance significativo para la mujer cafetera en términos de la implementación de políticas nacionales, para el desarrollo de las mujeres y la equidad de género a través de la promoción de “Consejos Participativos de Mujeres Cafeteras” para el Valle. Para este mismo periodo, la F.N.C. declaró la familia como eje fundamental de la caficultura, dónde se reconoció el rol de la mujer como educadora, madre, líder y emprendedora. Aspectos que serán explorados con mayor detalle en los próximos capítulos.

Para continuar con la exposición de efectos del proceso modernizador, se debe ubicar el punto de observación sobre las familias recolectoras de café, quienes experimentan las dificultades de no tener contratos que les permitan el pago de seguridad social por parte de sus empleadores. Por una parte, no todos tienen seguridad social, ya sea por falta de información (para acceder al Sisben), por falta de cuidado o porque no tienen los medios para pagar una EPS.

La posición de algunos propietarios frente al tema de la seguridad social para estos trabajadores, está atravesada por la lógica capitalista en la cual es el mismo trabajador el que debe proveerse su seguridad social, por el hecho de que las fincas no producen lo suficiente como para pagar las prestaciones sociales, en este sentido, resulta más rentable contratarlos por algunos días y pagarles la semana o los días trabajados para no generar un compromiso laboral.

“Porque al trabajador no se le puede dar un trabajo fijo porque allí mismo cree que tiene derecho a prestaciones y las fincas no dan para eso”. [E5F-C] De los recolectores entrevistados dos tienen Sisben y uno no tiene afiliación al

régimen contributivo o al subsidiado. Este hecho evidencia el traslado de un gasto que antes era asumido por el Estado, la F.N.C. y los propietarios al mismo trabajador,

                                                                                                                         85  Ibidem, pg. 45-46.  

72    

sin que aumenten sus recursos para poder asumirlo y sin la garantía de tener una estabilidad laboral que le permita su sostenimiento.

“Pues como hoy prácticamente todo es con el Sisben, Caprecom, la mayor parte está con el Sisben, digamos porque por medio de los alcaldes yo me di cuenta, que hay que pagar una plata poquitica, pero que eso les va a servir, por ejemplo remedios que le valgan diez mil, quince mil, paga uno por ahí mil pesos, lo único que tiene eso, que hay gente que no lo aprecia, es debido al voltaje de los químicos o de los remedios”. [R1-C]

“Tiene toda la razón, la caficultura como tal, en la actualidad, no da para tener 10 trabajadores con seguridad social, tiene para mantener 10 trabajadores una finca de 20 hectáreas, tendría que producir 22 millones al año para pago de seguridad social, ahora yo creo que está mal diseñado el asunto, ahora el otro asunto es la pensión, si tu eres empleador tienes que pagar salud, pensión, parafiscales, el Sena, lo cual es maravilloso, lo pagamos todos los empresarios, pero la seguridad social está muy mal diseñada, es un problema estructural gigantesco muy difícil de solucionar, pero los riesgos profesionales todo el mundo debería tenerlo. [E7F-C]

Frente a esta situación, se encontró que durante varias décadas, la posición de la F.N.C. fue la de mediar para conseguir que muchos de estos recolectores se carnetizaran y lograran algunos de los subsidios dados por la institución, sin embargo, de acuerdo con la cronología, si bien se ha incrementado el registro de los trabajadores independientes y rurales en las bases de datos del Sisben, aún continúa la desprotección por parte del Estado para parte de esta población.

“Para llegar al recolector en su nivel, hacerles ver que ellos son parte importante en ese engranaje del café, lo que pasa es que ahí ya son estrategias que tienen que salir muy del caficultor y del propietario y la forma de enfrentar la situación, porque antes aquí estaban, aquí tiene que venir, ahora no, ahora hay que salir a buscarlos, pero también yo como dueño de finca debo mejorar cosas, por ejemplo la buena alimentación, a muchos ya no les gusta quedarse en la finca, pero entonces son estrategias, por ejemplo hay caficultores y mayordomos de fincas medianas y grandes dicen bueno si usted quiere traer su almuerzo tráigalo, en la medida que usted me traiga menos café verde yo lo bonifico (…) entonces aquí hacemos encuestas y ellos se expresan y uno se sorprende, porque uno pensaría que se quejaran de lo económico, y uno se sorprende, porque lo que ellos expresan muchas veces es que quieren buen trato, es que no es fácil el hecho de pensarlo y llevar para hacerlo… [F6-FNC-V]

73    

4. LA MEDIACIÓN INSTITUCIONAL

A lo largo de los capítulos anteriores se evidenció que los cambios en las familias caficultoras están asociados directamente con la incidencia de un proceso general de modernización del país, que para el caso de los municipios de interés se dio a partir del dinamismo de la economía cafetera, a través de la cual se instaló un nuevo modelo productivo tendiente a racionalizar la forma tradicional de vida familiar y productiva. Este proceso fue posible, a través del despliegue de acciones técnicas y sociales agenciadas por la institucionalidad representada en la F.N.C., y otras entidades como las cooperativas de caficultores, el SENA y el ICETEX, entre otras, (que aparecen en la cronología de eventos y programas de la caficultura), señaladas como entidades con las que se tejieron alianzas para transmitir nuevos conocimientos, a través de diversos programas que han sido previamente citados. La presencia institucional significó el acercamiento entre las grandes políticas de Reforma Agraria y las acciones individuales y particularizadas de los cafeteros, por lo que los cambios en la familia evidenciaron el resultado de la puesta en marcha de un modelo caficultor.

Los programas sociales a partir de los cuáles se capacitó a la población cafetera, estuvieron dirigidos –principalmente- a jóvenes y mujeres, por lo cual, se sostiene que el protagonismo femenino tuvo relación directa con el despliegue de programas sociales. El objetivo de este capítulo es profundizar en la descripción de las acciones y programas institucionales dirigidos a la mujer, para ampliar la explicación de los cambios generados en el conjunto de las familias cafeteras.

A medida que se fue avanzando en la indagación sobre los cambios en la familia, fue inevitable encontrar la presencia de Profamilia como institución que facilitó la modelación del pensamiento tradicional sobre las funciones reproductivas de la mujer, razón por la cual fue un elemento introducido ya avanzada la investigación, con la narración de una funcionaria de trayectoria que trabajó con la F.N.C. en programas de Planificación familiar y posteriormente, se vinculó con esta institución, los datos pueden observarse en el Anexo 4.

         

74    

       4.1. LA LÓGICA DE LA MEDIACIÓN

Dos hechos centrales marcaron la historia de la caficultura colombiana, por una parte, el auge del reformismo agrario y por otra parte, la desaceleración del crecimiento demográfico, el contexto general en el que se produjeron estos procesos tuvo que ver con el enganche de la política económica nacional en el mercado internacional. De acuerdo con James David Henderson, algunos gobernantes colombianos buscaron -iniciando el siglo XX- asesorías internacionales, para abordar los asuntos económicos del país, tal es el caso de Pedro Nel Ospina, quien:

“(…) en cuanto fue elegido, (…) viajó a Nueva York para consultar con economistas y financistas norteamericanos. Estos se mostraron más que atentos a sus solicitudes de ayuda económica, (…) Infinitamente más importante para el futuro inmediato de Colombia fue la llegada, poco después, del economista de la Universidad de Princeton, Edward Kemmeres a quien habían contratado para ayudar a crear el banco central de Colombia”86.

De acuerdo con esta información, el impulso dado a los pequeños propietarios a través de la adjudicación de tierras y la tecnificación de las fincas cafeteras, tuvieron como fondo y contexto, el propósito claro de hacer efectivas las estrategias modernizantes formuladas desde el Estado. Así lo explicitó Teresa Salcedo, para la década del sesenta:

“Considerados en su ejecución los proyectos de desarrollo rural enmarcan (…) estrategias modernizantes. Los difusores de estas estrategias consideran que el desarrollo puede ser alcanzado a través de las tecnologías de los países desarrollados y de la presentación de servicios “integrados” del Estado a la población minifundista. Aunque los proyectos de desarrollo rural fueron enunciados como “programas de apoyo a la Reforma Agraria” ellos parecen ser más un enunciado político que una realidad concreta”87.

Lo que se quiere señalar es que el reformismo agrario tuvo una importancia especial en la instalación de formas modernas en la explotación agrícola, que fueron definidas como un nuevo tipo agricultor capitalista, que se pudo consolidar a partir de los procesos de tecnificación.

                                                                                                                         86 HENDERSON, James David, La modernización en Colombia. Los años de Laureano Gómez 1889-1965, Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia, 2006, pp. 170. 87 SALCEDO, Teresa, “Los proyectos de desarrollo rural” en Enfoques colombianos, #1 noviembre de 1976, Bogotá, Colombia, pp. 17.  

75    

“Sin considerar la simultaneidad de varias formas de explotación agrícola los proyectos se orientan hacia una agricultura que puede ser determinada en el espacio y en el tiempo y que gracias a la aplicación del “paquete tecnológico” puede ser convertida en agricultura capitalista. (…)

Una de las características de la agricultura minifundista es su sistema social: su definición y caracterización no pueden limitarse a su bajo nivel tecnológico. Los lazos de parentesco y el sistema familiar explican cómo ha logrado subsistir una forma de explotación de la tierra que cuenta con abundante mano de obra, escaso capital y escasa tierra. Sólo al modificarse las relaciones de producción y, como consecuencia de ello, la estructura familiar, se podrá socavar la agricultura minifundista88.

El caso de la desaceleración del crecimiento demográfico por su parte, también obedeció a medidas dirigidas desde los países desarrollados para controlar el aumento excesivo de la población:

“En el Tercer Mundo (…). Los gobiernos y otras organizaciones se vieron en la obligación de promover la planificación. Pronto se contarían en decenas los que siguieron el ejemplo de la India. Al cabo de medio siglo, la [Federación Internacional de Planificación Familiar] –IPPF- tenía presencia en 180 países”89.

Si bien el reformismo agrario propuso una racionalización de la vida familiar y productiva de los cafeteros, a través del modelo caficultor, el propósito de frenar el crecimiento demográfico apuntó a la racionalización de la función reproductiva femenina, como mecanismo de control para generar cambios en otras esferas sociales. En este sentido, las políticas de gobierno para la década del sesenta, impulsaron un cambio de mentalidad, que terminó por verse con mayor impacto en las mujeres. En este periodo, tuvo lugar la Asamblea Panamericana de Población y de acuerdo con Dáguer y Riccardi,

“Ningún evento había lanzado con tanta fuerza el tema de la planificación familiar en el país. La asamblea convocada por el Population Council y la Fundación Ford, comenzó en Cali el 11 de agosto de 1965 y fue presidida por el expresidente de Colombia Alberto Lleras Camargo.´Para quienes no queremos que la humanidad de nuestra patria se ahogue en este abismo por indiferencia y por imprevisión –dijo en el discurso inaugural-, la solución humana, la solución cristiana, la solución económica, la solución política, es el control de la natalidad. Y cuanto antes, mejor´”90.

Durante el gobierno de Guillermo León Valencia, el problema de la explosión demográfica y la necesidad de controlarla, posibilitó el primer convenio entre United States Agency International Development –USAID- y el Ministerio de Salud.                                                                                                                          88 Ibidem, pp. 18. 89 DÁGUER, Carlos, RICCARDI, Marcelo, Al derecho y al revés. La revolución de los derechos sexuales y reproductivos en Colombia, Profamilia, Bogotá, Colombia, 2005, pp. 19. 90 Ibidem, pp. 37.

76    

Hacia 1966 el Ministerio de Justicia dio aval legal al funcionamiento de la Asociación Pro Bienestar de la Familia Colombiana91 -Profamilia- y gracias al apoyo de USAID se inició el adiestramiento de médicos colombianos, en lo relacionado con planificación familiar.

Las fuentes de financiación de esta entidad, durante sus cuatro décadas de funcionamiento, fueron los aportes de Population Concern, la Fundación Ford, la Fundación McAshan, la Comunidad Económica Europea y el Fondo Nacional de Loterías de Caridad de Inglaterra.

Lo que interesa resaltar de la información anteriormente expuesta, tiene que ver con el enlace de los países desarrollados, para desplegar apoyos en asesorías y financiación para la puesta en marcha de políticas globales en dos temas puntuales: (1) producción cafetera y (2) control demográfico. Estas políticas fueron traducidas a nivel nacional, a partir del montaje de infraestructuras, o el aprovechamiento de las que ya existían para llegar a una gran parte de la población.

“La concepción básica de la nueva estrategia [segunda reforma social agraria] personificada en Carlos Lleras Restrepo, partió de la necesidad de emprender una reforma agraria integral, que combinara la distribución de la tierra con el crédito, la asistencia técnica y la construcción de distritos de riego, con el fin de reducir las graves presiones socio-económicas en las zonas rurales del país y retener una mayor proporción de la población en el campo. La nueva concepción se materializó en las Leyes 135 de 1961 y la 1ª. De 1968 y se ejecutó por conducto del Instituto Colombiano de Reforma Agraria Incora”92.

El reflejo de esta apuesta política se evidenció con mucha más claridad para las regiones de interés hacia la década del ochenta. Por ejemplo, en 1987 el Valle del Cauca mostró un incremento en el número de cooperativas de servicios, industriales y de economía solidaria, respaldadas por el Comité de Cafeteros, lo cual se enlazó con la política de diversificación tanto de cultivos, como de actividades productivas, propuestas por la F.N.C.

Lo significativo de estos hechos fue el interés del gobierno por consolidar los modelos productivos y de control social propuestos para la época, a través de las instituciones presentes en la zona. Las instituciones posibilitaron una relación con los espacios locales y con las familias caficultoras, a partir del despliegue de programas que beneficiaban a los residentes de las zonas cafeteras. Un ejemplo de lo anterior es representado por Sevilla, municipio que fue altamente productor de café y en el que el Comité de Cafeteros ejecutó para 1989, la obra de diseño y construcción de la Casa de la Cultura y Almacafé.                                                                                                                          91 En adelante Profamilia.  92 AVELLA, Mauricio, BERNAL Joaquín, ERRÁZURIZ, María y OCAMPO, José Antonio, “La Consolidación del capitalismo moderno (1945-1986)”, en OCAMPO, José Antonio (editor), Historia Económica de Colombia, Siglo Veintinuno Editores, Bogotá, Colombia, 1988, pp. 295.

77    

Mientras tanto en el Quindío, ante la cantidad de cafetales afectados por la roya, se entregaron chapolas de la variedad “Colombia” producidas en una de las concentraciones rurales. En este departamento, el convenio con el Programa de Desarrollo Rural Integrado –DRI- generó actividades de promoción comunitaria, mejoramiento del hogar y educación de la familia. Montenegro se consolidó como el municipio con mayor extensión de redes de telefonía rural después de Armenia.

Todas estas acciones estaban articuladas para mejorar las condiciones de producción de café y de manera directa o indirecta terminaban beneficiando las zonas cafeteras. Además posibilitaron la aceptación y consolidación del nuevo modelo económico y los cambios que sufriría la familia, como consecuencia de los nuevos programas de control poblacional.

El tema de la aceptación de los nuevos modelos familiares y económicos está directamente asociado con el papel de las cooperativas y los comités de cafeteros como agencias reguladoras del precio y garantes de compra para los caficultores, así como las posibilidades de créditos.

De acuerdo con lo anterior se evidenció que las medidas de intervención adoptadas desde el Gobierno, no sólo obedecieron a directrices globales, sino que se combinaron para dar vida a soluciones parciales o definitivas a diferentes problemáticas sociales. A continuación se puede apreciar de manera más detallada, el modo en que diferentes gobiernos desagregaron las grandes políticas en planes concretos para la población campesina.

“La parálisis de la reforma agraria y los nuevos estímulos creados para la modernización agropecuaria no resolvían, obviamente, el problema de la producción campesina, cada vez más rezagada del proceso de innovación tecnológica. Por este motivo, paralelamente a la estrategia resultante de los Acuerdos del Chicoral, desde la Administración Pastrana Borrero surgió una política específica de acción estatal hacia el campesinado. Esta se materializó durante la Administración López Michelsen en el Programa de Desarrollo Rural Integrado, DRI, y el Plan de Alimentación y Nutrición, PAN. (…) La estrategia implícita en los nuevos programas era la posibilidad de elevar la producción y la productividad de las explotaciones campesinas mediante una acción integral dirigida por el Estado. Como tantas veces en el pasado, las nuevas ideas hacían parte de una corriente más general de pensamiento, de la cual el Banco Mundial y otros organismos internacionales de crédito actuaban como activos gestores. El programa se planteaba, además, como alternativa de la reforma agraria y como instrumento de la acción redistributiva del Estado en el campo”93.

La información anterior se correspondió completamente con las acciones registradas en la cronología sobre los cambios en la caficultura, graficada en el capítulo tres, lo que indica una apropiación por parte de la F.N.C. de estas políticas.

                                                                                                                         93 Ibidem, pp. 298.

78    

A medida que se profundizó en cada una de las acciones del gobierno para la población campesina colombiana, se encontró un mayor desmenuzamiento de las acciones, lo que permitió observar de una manera más detallada, el modo en que se modernizaron las prácticas productivas de una región y el modelamiento de las prácticas de la población cafetera.

“Para cumplir los objetivos de la nueva estrategia se definieron tres subprogramas particulares. El subprograma de producción fue encargado de la asistencia técnica, el mercadeo, la organización y capacitación. El subprograma de infraestructura incluyó la construcción y mantenimiento de caminos vecinales, obras de electrificación, agua potable y saneamiento. Finalmente, el subprograma social quedó encargado de las acciones del Estado en los frentes de salud, educación y nutrición”94.

De acuerdo con José Antonio Ocampo, las formas en que un Estado aproxima sus políticas económicas pueden entenderse en términos de una intervención directa, cuando hay una provisión permanente de servicios públicos y la creación de entidades financieras públicas, que para el caso colombiano implicó múltiples funciones para la entidad estatal.

“La Ley de Reforma Agraria, la canalización de recursos crediticios crecientes hacia el sector rural y el fortalecimiento de las instituciones estatales correspondientes (el INA, transformado en 1967 en Idema, y el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, entre otras) fueron el signo más evidente de una creciente intervención en el sector agropecuario (…)”95.

En términos del fortalecimiento de la F.N.C. y su protagonismo en la vida nacional, Ocampo denominó esta intervención como la “Regulación Cafetera”, a partir de la cual, el país participó por primera vez en un Pacto Internacional exitoso en la regulación de los precios del grano.

“(…) a partir de entonces se inauguró un periodo de gran estabilidad en el gremio, que perdura hasta nuestros días. La Federación logró crear, además de una red de cooperativas, agentes y depósitos en las zonas cafeteras que le permitiría seguir interviniendo en el mercado en una escala que no tiene hasta hoy parangón en otros productos”96.

Lo que se puede analizar de acuerdo con la información anterior, es la forma en que una institución logró penetrar en el mercado, por una parte, y en la vida social del país por otra, a partir de la regulación de la producción y del precio, así como de la conquista de nuevos mercados.

                                                                                                                         94 Ibidem, pp. 298. 95 OCAMPO, José Antonio (Compilador), Historia económica de Colombia, Siglo veintinuno editores, Bogotá, Colombia, 1988, pp. 306. 96 Ibidem, pp. 315.    

79    

Es en este sentido que se habla del aprovechamiento de una infraestructura para poner en marcha las grandes políticas de cambio y es a partir de estas infraestructuras, que tales políticas lograron -no sólo- cristalizarse, sino regular la vida social de regiones, localidades y poblaciones cafeteras.

4.2. ¿CÓMO SE CRISTALIZAN ALGUNAS MEDIDAS POLÍTICO-ECONÓMICAS SOBRE EL QUÉ HACER DE LA FAMILIA CAFETERA?

Figura 3. Políticas de transformación social

 

Fuente: Elaboración propia a partir de la revisión documental

La fuerte presencia de los comités departamentales y acciones de las cooperativas, incidieron en un hecho que no necesariamente significó un cambio, sino una nueva forma de mediación. Carlos Miguel Ortíz hablaba de ciertas figuras intermediarias como el comerciante a través de “La Fonda”, quiénes cumplían las funciones de compra-venta de café, y algunos servicios de préstamo de víveres y dinero para los pobladores de las zonas cafeteras.

En este sentido, las cooperativas y los comités departamentales empezaron a cumplir con las funciones de intercambios económicos, con la variante del despliegue de programas sociales para las poblaciones dedicadas a la producción de café. Así se identificó un mejoramiento o sofisticación de la labor mediadora del comerciante para convertirse en una lógica de mediación institucional.

Un ejemplo que ilustra la situación anterior tiene que ver con la acción mediadora frente a la inestabilidad de los precios del café, y el costo de mantenimiento de los cafetales, situaciones ante las cuales, las cooperativas y comités, adoptaron medidas como la apertura de nuevas líneas de crédito, a través de los fondos rotatorios.

80    

Ante la ruptura del Pacto Cafetero en 1989, las cooperativas disminuyeron su participación en el mercado, sin embargo, continuaron con labores de programas de atención a la población, y la inversión en obras de infraestructura para las zonas cafeteras, en un periodo de caída de precios.

Esta lógica mediadora proporcionó a la actividad cafetera una especie de equilibrio entre los diferentes factores que alteran la productividad y las acciones institucionales que amortiguan los impactos de los sucesos adversos. Este equilibrio depende –adicionalmente- de la capacidad de resistencia del caficultor y de su dependencia con el negocio cafetero: “Es que el pequeño caficultor tiene que vender el café quiera o no quiera, entonces el grande guarda el café, espera a que suba el precio y suba el dólar y lo vende”. [E9F-S]

Los periodos de crisis asociados con la irrupción de plagas, la caída de precios, la llegada al mercado de nuevos competidores y la ruptura del Pacto Cafetero fueron eventos ante los cuales las familias tuvieron diferentes reacciones según se evidencia en el Cuadro 8.

Cuadro 8. Reacciones de los caficultores frente a las ciclos de la economía cafetera Crisis Bonanza

“Cuando comenzó a venir la roya, que se caía el café y entonces… y el hijo comenzó a plantar platanito, pero siempre hay cafecito y ahora por allí están haciendo un plan básico para hacer… están haciendo un germinador para sembrar un cafecito. Un café para sembrar. (…) Pues todo muy caro, las comidas, todo, un mercado que valía 300, está valiendo por ahí 450, todo por las nubes, cebolla… porque se perdió mucho cultivo, mucha comida, entonces uno tiene que pagar eso”. [E1F-M] “Yo empecé a diversificar cuando el precio del café se puso pesado, entonces cuando bajaba el precio pues las otras cositas me daban flujo de caja”. [F1-FNC-Q]

“Por ejemplo, habían familias allá que cogían su carrito, que se hacían a su finquita; la fiebre de los televisores, de las neveras, de los electrodomésticos. Si, en ese momento se empezó a ver muchos televisores, neveras, máquinas de coser; empieza a verse la tecnología”. [E11F-S] “Se veía que había plata porque todo mundo tenía plata, todo funcionaba, las cantinas llenas de borrachos. Yo creo que mucha gente, o algunas personas aprovecharon para comprar fincas, para invertir en cosas buenas, otros que fueron estúpidos en fiestas, en celebrar los 15 años a la muchachita con bombos y platillos, en irse a pasear, en cambiar de carro, en hacer muchas parrandas en las fincas, en hacer unas casas todas lujosas con piscinas que es todo un camello sostenerlas”. [E5F-C]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias en Calarcá, Montenegro y Sevilla.

Resulta claro que para las familias, uno de los eventos impactantes fue el incremento en los precios de la canasta familiar y de los insumos para el negocio cafetero. La superación de las crisis por parte de estas familias estuvo asociada con su capacidad de ahorro en épocas de bonanzas y por la apertura de líneas de crédito que se crearon desde la década del setenta y que se ampliaron a la década del ochenta.

81    

Esta misma capacidad de enfrentar las crisis estuvo asociada con la posibilidad de asumir riesgos financieros, como créditos, a pesar de los precios del mercado internacional.

“(…) En cuanto al impulso dado a las plantaciones al sol, por productores mayores de 50 hectáreas, parece expresar la mayor capacidad económica de éstos para asumir riesgos, así como la necesidad de buscar sistemas cada vez más productivos, a fin de enfrentar el deterioro de la relación precios-costos ocurrida desde mediados de 1977”97.

Lo que se quiere señalar con la exposición de la lógica mediadora de la F.N.C. y las acciones de las cooperativas, es que permitieron sortear las crisis asociadas con el ingreso de la caficultura en una dinámica productiva a partir del mantenimiento del negocio familiar. En este sentido, las familias contaron con recursos y fuentes de respaldo como los créditos de las cooperativas, servicios adicionales a su capacidad de ajustarse a los declives de los precios internacionales.

Parte de la lógica mediadora de la F.N.C. buscó que el caficultor no dependiera únicamente del monocultivo, argumentando que el productor que diversifica puede sostenerse mientras hay cosecha cafetera, o mientras se estabilizan los precios y se controlan las plagas, etc. Pero parece que la mentalidad de algunos propietarios no fue tan flexible a la hora de considerar su actividad económica.

“Un fenómeno que se ha dado para Montenegro es el incremento de la actividad turística, por una parte, y el cultivo de plátano por otra. Con el plátano sucede que hay muchos vendavales y la gente está retornando al café porque los vendavales tumban el plátano y con el turismo pasa que mucha gente se ha volcado de lleno al negocio del turismo, sin conservar aunque sea un poco de cultivo de café, entonces no diversifican las actividades sino que se meten de lleno en una de ellas mientras está dando resultado y cuando vienen las dificultades se pasan de lleno también a otra…” [F2-FNC-Q] Sin embargo, la diversificación propuesta e impulsada por el gremio cafetero

fue interpretada por algunos caficultores, como el paso de un negocio a otro, sin contemplar los riesgos de la nueva actividad.

Un ejemplo de la situación anterior se representa en el turismo, que para

algunos caficultores significó un negocio que sólo tiene tres momentos de generación de ingresos al año, por lo que el flujo de caja no es tan constante como el café y el plátano y no siempre la demanda hotelera es la misma. No obstante, la tierra se sigue valorizando, así que tener y conservar el terreno se constituyen en el respaldo número uno de estos propietarios.

                                                                                                                         97 Ibidem, pp. 61.

82    

“Vienen muchos turistas y esto por aquí cogió buen precio, ahora unos 5 años valía mucho una cuadra de tierra, la gente compraba para hacer chalet. Por acá por la Esperanza hay muchos Chalet”. [E1F-M] La situación anterior revela que la mediación institucional ofrece unas

posibilidades alternativas para que no haya una dependencia total de la caficultura. Sin embargo, hay otros eventos en los que las instituciones mediadoras terminan apoyando a las localidades caficultoras, a pesar de que no sea su objetivo central, es por ello, que esa mediación tiene un mayor reconocimiento y respaldo por los caficultores y permite que exista un mayor nivel de cohesión entre éstos y entidades como los comités departamentales y las cooperativas.

En este sentido, un ejemplo de dicha mediación fue la intervención de la F.N.C a través de los comités locales, para enfrentar las dificultades causadas por el terremoto de 1998, con un programa de reconstrucción de municipios afectados por el sismo. Durante las décadas del noventa y dos mil, un elemento de cambio en la caficultura fue la falta de fuerza de trabajo joven, situación frente a la que se tomó como medida institucional la creación de programas de relevo generacional, con el objetivo de motivar en los jóvenes el trabajo en la finca y mantener a la familia en relación con las actividades productivas. De esta manera, la F.N.C. continuó con un papel de mediación que para este caso, se centró en la formulación de alternativas para mantener la productividad de la finca.

“Las nuevas generaciones se van vinculando menos porque aun cuando la finca daba para sostener a toda la familia, pues prácticamente los colonizadores tenían extensiones de 400 cuadras, 300 cuadras, a medida que iban desapareciendo los ancestros más antiguos, se iban repartiendo las tierras, y ya la cuarta generación le ha tocado es 7 cuadras por ahí, y con 7 cuadras no se sostiene toda la familia, sobre todo numerosa, entonces siempre se trata de educar la familia y esas personas ya no pueden dividir esos terrenos tan pequeños, más bien se desplazan a las ciudades a ejercer su profesión”. [E6F-C]

Respecto al caso de Profamilia es más complicado identificar el tipo de intervención que realizó en las últimas cuatro décadas, de las cuales se exponen algunas de las acciones más importantes referidas a los programas de planificación familiar en la Tabla 3 para el periodo 1960-2000.

1960 1970 1980 1990 2000

1965: Ingreso de anticonceptivos a Colombia traídos por el Doctor Fernando Tamayo Ogliastri. Expresidente Lleras propone control de la natalidad en discurso pronunciado en la Asamblea Panamericana de Población

1971: La Iglesia a través del arzobispo de Bogotá pidió castigo a los “criminales” de Profamilia por mutilar a los colombianos. 562 vasectomías practicadas. Proyeccción de cortometraje en una vereda de Risaralda, con apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros para el transporte y proyección del filme, introductorio a charlas sobre planificación familiar

1973: Practicadas 300 cirugías de laparoscopia. Inicio del programa de mercadeo social para venta de anticonceptivos

1973: Origen del programa rural de planificación familiar con apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros. Durante su primer año de funcionamiento distribuyó más de 20.000 anticonceptivos, se estaba atendiendo en las zonas cafeteras de los departamentos de Risaralda, Quindío, Valle, Cundinamarca, Antioquia y Tolima

1976: Extensión de los servicios de planificación familiar a las zonas rurales y lugares aislados de los centros urbanos

1979: Profamilia contaba con 31 Centros de atención en 25 ciudades, había realizado más de 150.000 esterilizaciones femeninas y 7.000 vasectomías

1975: Se habían practicado 4.000 vasectomías

1966: 2.437 mujeres beneficiarias de métodos anticonceptivos. El Ministerio de Justicia da aval legal al funcionamiento de la Asociación Pro Bienestar de la Familia Colombiana. Gracias al apoyo de USAID se inicia el adiestramiento de médicos colombianos en los relacionado con planificación familiar

1967: A través del periódico “El catolicismo” la Iglesia declaró inmoral el dispositivo intauterino y presionó el cierre de los programas de planifi-cación familiar en Antioquia

1961: Un médico aleman dio a conocer la “Píldora Anovlar” al doctor Fernando Tamayo, fundador de Profamilia

1966: 6.689 nuevas usuarias de métodos anticonceptivos

1970: Profamilia comienza a promover la vasectomía para los hombres, se practicaron 93 durante ese año

1972: Se practicaron 910 vasectomías

1974: Extensión del programa de cirugía a otras ciudades del país. Realizadas 2.500 esterilizaciones femeninas y 1.099 vasectomías

1980: Reducción de las 39 clínicas existentes en 1977 a 28 durante este año

1983: Se estaban realizando alrededor de 50.000 vasectomías anuales

1985: Reducción de los 4.094 puestos de distribución a 3.412

1986: Profamilia recibe financiación del “Population concern” para crear dentro de sus instalaciones una oficina de asesoría legal para las mujeres. Uno de los temas más frecuentes de consulta eran las separaciones y los divorcios, junto con la inasistencia alimentaria. El servicio jurídico de Profamilia sobre derechos recibió más adelante financiación de la Fundación Ford, Fundación McAshan y la Comunidad Económica Europea

1984: Un cardenal denunció una “castración global” por parte de una institución financiada por el Estado y calificó la planificación como una de los tres elementos que afectaban a la familia junto con las drogas y la prostitución

1984: Un cardenal denunció una “castración global” por parte de una institución financiada por el Estado y calificó la planificación como una de los tres elementos que afectaban a la familia junto con las drogas y la prostitución

1981: Unificación de los programas rural y urbano de planificación

1984: 350.000 colombianos beneficiados por planificación familiar

1990: Fin de la financiación de la Federación Nacional de Cafeteros. Comienzo del Programa para jóvenes de Profamilia

1994: Apertura de nuevas sedes y construcción de nuevas clínicas

1999: Aporte económico del Fondo Nacional de Loterías de Caridad de Inglaterra, para atender a población desplazada en salud sexual y reproductiva

1991: Conformación de la Red Nacional de Mujeres

1998: Reducción de los servicios jurídicos de Profamilia como efecto de la incertidumbre política, social y económica del periodo

2001: Profamilia es la distribuidora exclusiva para Colombia de Postinor-2 o “píldora del día después”

2003: El Ministerio del Interior y la Justicia autorizó la creación del Centro de Conciliación de Profamilia con el cual podía extender sus actividades y aplicar un mecanismo alternativo para la solución de conflictos familiares

1965 - 20 millones de embarazos indeseados se evitaron en Colombia durante este periodo - 2005

TABLA 3.

84    

De acuerdo con los datos anteriores y con los autores del libro que recoge parte de la historia de Profamilia durante los últimos cuarenta años, se evidenció el desarrollo de una cultura organizacional que nace de la “impronta” dejada por el líder fundador, lo cual se expresa en que:

“(…) los elementos distintivos de la cultura de la organización –valores como la voluntad de servicio, la orientación hacia los resultados, la confianza, el compromiso con la causa, la informalidad, el respeto, la sencillez, etc. Está estrechamente relacionada con los valores personales y profesionales de [su fundador], y ha sido incorporada en las prácticas del equipo directivo98.

Lo anterior da una pista sobre el tipo de manejo dado a la institución desde sus inicios, a pesar de que con los años ha habido relevo entre sus directivos, la marca de su fundador definió el tipo de intervención en términos de una apuesta personal, que si bien ha contado con apoyos del gobierno –en algunos momentos- y apoyos internacionales, su operatividad no depende totalmente de ninguno de los dos actores, sino que se configuró a partir de la búsqueda de financiación para su sostenibilidad y en este aspecto hay similitud con la F.N.C., excepto porque la relación entre la Federación y el gobierno se estrecha a partir de Fondo Nacional del Café, no obstante, su autonomía para la operatividad de sus acciones.

“Durante sus primeros años la organización se dedicó casi exclusivamente a la distribución de productos de planificación familiar. A lo largo de dos décadas logró consolidar su estrategia de mercadeo social con base en dos características: la buena imagen de la organización y el cubrimiento”99.

En ambos casos se encontró un elemento de autonomía frente al Estado y otras instituciones sociales. Para el caso de Profamilia, su historia está a travesada por los desacuerdos de la Iglesia Católica frente a sus acciones. Lo que se puede plantear, de acuerdo con la historia de Profamilia, es que inició con intervenciones que podrían denominarse de acción social, donde los programas, capacitaciones y métodos de planificación eran llevados a diferentes partes de la población y más adelante adoptaron un modelo de mercadeo social, que consiste en que los usuarios son quienes se aproximan a la entidad, para acceder a sus servicios, pagando un costo mínimo por ellos, para ayudar al funcionamiento de la institución.

“Históricamente Profamilia ha mantenido unos niveles muy bajos de rotación del personal directivo (…) Profamilia ha mantenido el convencimiento de que la rotación puede llegar a ser nociva: la cercanía, el trato informal y la cohesión del equipo –elementos altamente valorados en la cultura de la organización-, son más fácilmente asimilables cuando las personas aprenden a conocerse profundamente”100.

                                                                                                                         98 DÁGUER, Carlos, RICCARDI, Marcelo, Al derecho y al revés. La revolución de los derechos sexuales y reproductivos en Colombia, Profamilia, Bogotá, Colombia, 2005, pp. 218. 99 Ibidem, pp. 219. 100 Ibidem, pp. 224.  

85    

La intervención generada por Profamilia en torno a la atención especializada a la mujer y a la familia, alrededor de los métodos de planificación, ayudaron a consolidar el modelo productivo, posibilitando nueva fuerza laboral para diferentes actividades. En este sentido, se va dibujando la explicación a la disminución del número de integrantes de la unidad familiar.

No se puede afirmar que el modelo adoptado por Profamilia fuera el mismo seguido por la F.N.C., sin embargo, llama la atención el tema de la cercanía en el trato entre personas, como una forma de vinculación con las comunidades, lo cual si podría presentarse en el caso del programa de extensión de los cafeteros, en los cuales los técnicos visitan a las familias para revisar cómo están llevando los cultivos y para apoyarlos en diferentes situaciones cotidianas que se le presentan. Es decir, que la fluidez del trato permite la transmisión de conocimientos técnicos y de oficios y en especial, la puesta en marcha de las prácticas requeridas para inscribirse dentro de las nuevas lógicas sociales propuestas política o económicamente y adoptadas por las instituciones en cuestión. Por ejemplo, la puesta en marcha de un sistema de organización para la finca en términos espaciales y administrativos es la cristalización de los talleres que ha diseñado la F.N.C. para sus asociados.

Pero detrás de las diferentes formas adoptadas por cada institución para transmitir las nuevas lógicas de pensamiento a las comunidades cafeteras, se revela una forma de operación política cuyo objetivo se centraba en consolidar una nueva mentalidad social, que trascendía los resultados inmediatos y se fijó a mediano y largo plazo grandes transformaciones. A continuación se examinará una posible explicación respecto a la motivación de generar cambios sociales, que tiene que ver con aspectos de orden ideológico.

4.3. COOPERATIVISMO, EL FONDO DE LAS TRANSFORMACIONES

Para el caso de la F.N.C., Steinar Saether101 planteó que la creación del gremio siempre tuvo objetivos que trascendían la representación de los intereses de un grupo empresarial, frente a la política económica nacional.

“(…) la creación de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia fue el resultado de una unión entre una burguesía conservadora terrateniente y comercial de Medellín, por un lado, y una burguesía liberal terrateniente y comercial de Bogotá, por el otro, que se produjo como una reacción frente a los graves problemas sociales que estas burguesías percibían en las zonas cafeteras de Colombia y con el apoyo entusiasta del gobierno conservador.

                                                                                                                         101 SAETHER, Steinar, “Café, conflicto y corporativismo. Una hipótesis sobre la creación de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia en 1927”, en Anuario Colombiano de historia social y de la cultura, Número 26 de 1999, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia.

86    

En contraste con anteriores teorías sobre la creación de la federación, se ponen en consideración los aspectos ideológicos y políticos más que las coyunturas económicas y financieras”102.

Lo anterior, le da a la F.N.C. un carácter político, que trascendió el bipartidismo y que ratificó el carácter regulador y mediador del que se ha venido hablando a lo largo de este capítulo. La F.N.C. se proponía agrupar a todos los interesados en asuntos del Café, así fueran pequeños o medianos propietarios. Una posible explicación a este comportamiento tiene que ver con el nivel ideológico en el que los miembros conservadores siguieron una tendencia que se dio a partir de una propuesta de la Iglesia Católica relacionada con el conservatismo social o corporativismo, sin embargo, no hay datos que sustenten esta hipótesis.

“Cuando se publicó Rerum Novarum de León XIII, el papa defendía el corporativismo como alternativa moral que podría restablecer la armonía social y que garantizaría que la política se manejara para el bien común y no en favor de los intereses más fuertes de una clase en particular. El Papa no criticaba el capitalismo per se y defendía además el divino derecho de propiedad, pero sostenía que el liberalismo era una ideología individualista y perjudicial que amenazaba los valores e instituciones tradicionales”103.

Si bien el autor no aporta más datos para sustentar la hipótesis sobre la influencia del corporativismo, o conservatismo social en la creación de la F.N.C., las citas anteriores invitan a relacionar la carga ideológica en la configuración de la entidad, dado que su orientación no podía desprenderse totalmente de las ideologías de sus dirigentes.

“En Colombia Mariano Ospina Pérez era uno de los defensores más fervientes de estas ideas (…) Ospina Pérez estaba convencido de que lo mejor para el país era una estructura agraria basada en los pequeños productos”104.

Hacia el año 1965, Carlos Mario Londoño en su análisis sobre Economía agraria en Colombia105 detalla un poco más de las acciones emprendidas por la Federación, y su relación con la política nacional.

De acuerdo con este trabajo, el presidente Carlos Lleras era un defensor de la misma ideología propuesta por Mariano Ospina en referencia con las unidades familiares agrícolas:

“Es evidente que la propiedad de la tierra debe estar integrada de tal manera con los intereses generales que sea económicamente útil. Y que vaya más allá

                                                                                                                         102 Ibidem, pp, 139.  103 Ibidem, pp. 160. 104 Ibidem, pp. 161. 105 LONDOÑO, Carlos Mario, Economía Agraria Colombiana, Ediciones Rialp, 1965, Madrid, España.

87    

de proporcionar la mera subsistencia de las familias que las cultivan. Para lograr estos objetivos, consideramos que las unidades familiares que la Ley prevé deben estar salvaguardadas por una fuerte organización cooperativa, para que puedan salvarse de la influencia individualista, la reforma italiana –en este punto- es un ejemplo a estudiarse”106.

La información citada ilustra la concepción de la época, en cuanto al trabajo de desarrollo rural, y cómo las unidades familiares se ubicaron en el centro de las políticas económicas, como eje de transformación para posibilitar la puesta en marcha de los proyectos rurales.

En este sentido, el incremento de cooperativas y la función de los comités departamentales de cafeteros, estarían cumpliendo con la función de mantener una organización social controlada a partir de la asociación de caficultores en las cooperativas, previendo que se diera un desarrollo diferente al experimentado por el caso italiano, al cual le temían los dirigentes de aquel entonces. De esta manera, la operatividad de la F.N.C. y Profamilia ayudó a modelar las prácticas de la población, en aras de darle vía a grandes políticas de transformación o mantenimiento de lógicas sociales.

“(…) La Federación no se ha contentado únicamente con la defensa de la industria cafetera en general, sino que ha penetrado hasta lo más íntimo del caficultor, como es su hogar, su vivienda, su educación y su organización social y económica”107.

En oposición a estos planteamientos, John Jairo Rincón108 quien investigó las zonas marginales donde se asientan pequeños y medianos productores presentó datos que vale la pena revisar. Rincón afirmó, a partir de la observación del caso tolimense, que la economía cafetera sufrió una transición hacia las zonas idóneamente productivas y en este sentido, las anteriores zonas de producción sufrieron el abandono institucional de la F.N.C.

“La tan mentada civilización cafetera es pues una frase publicitaria: el 97% de las fincas carece de teléfonos; el 94% no tiene alcantarillado, al 63% le falta acueducto y al 31% no llega la energía eléctrica… El 14.8% vive en hacinamiento crítico, el 59.2% tiene necesidades básicas insatisfechas, el 31.2% padece de pobreza y el 28% de miseria”109.

                                                                                                                         106 Ibidem, pg, 35.  107 Op.cit. 108 RINCÓN, John Jario, Trabajo, territorio y política: expresiones regionales de la crisis cafetera 1900-2002, Editorial la Carreta, Medellín, 2006. 109 El autor tomo estos datos de la Encuesta Nacional Cafetera 1993-1997, fases I, II, III, IV y V) pg. 53.  

88    

Los datos anteriores se refieren a la situación de los caficultores tolimenses hacia la década del 90, época para la que se esperaría que las condiciones de vivienda y de vida hubieran mejorado, dado los programas que venía promoviendo la federación. Sin embargo, de acuerdo con Rincón, la F.N.C. desde el principio se cimentó sobre dos bases: 1. Asistencia técnica y 2. Financiación del proceso productivo con miras a la exportación. En este sentido, planteó que las cooperativas de caficultores fueron fundamentales en el proceso de monopolización de la comercialización interna, en función del control en el mercado internacional y –al parecer- no hubo retribución social en todos los espacios cafeteros de Colombia.

La discusión anterior lleva a flexibilizar la idea de la modernización ligada a la F.N.C. porque es evidente -con los datos expuestos por Rincón- que no fue un proceso homogéneo para todas las regiones cafeteras y en este sentido, el poder de las cooperativas influyó en la inversión social de estas regiones. Sin embargo, el dato es valioso para destacar el despliegue de cooperativas en los departamentos cafeteros como efecto de las políticas corporativas de la federación. Este despliegue resulta interesante para observar el tránsito de las políticas económicas hacia espacios locales y cómo lograron inscribirse en las lógicas sociales de una población específica. En el orden de la concepción de un modelo cooperativista de intervención, la federación logró penetrar la estructura regional y poblacional del Valle a partir de la creación de numerosas cooperativas.

“A través de muchos de estos programas, las acciones de la Federación se han convertido en mecanismos de transformación social al promover la constitución de nuevos actores sociales que entran a desempeñar un papel más activo de la vida social y económica de la región. Bastaría mencionar todas las acciones emprendidas por la Federación en el campo del cooperativismo, para entender en toda su dimensión los alcances sociales de estas acciones.

Por ello, cuando se trata de medir la incidencia de las acciones de la Federación, la tarea es más compleja que la de cuantificar las inversiones y los beneficios derivados de ellas. En su evaluación, a los costos y beneficios sociales y económicos habría que adicionar todos aquellos relacionados con el cambio de actitudes y valores, el surgimiento de nuevos actores sociales, etc, que de alguna manera producen transformaciones de orden social”110.

Respecto a la relación entre instituciones y familias se encontraron los programas de capacitación técnica para los caficultores, que también constituyeron una medida de control para que éstos llevaran el proceso productivo de forma homogénea, garantizando su producción.

Los programas sociales constituyeron un núcleo importante de relación entre los comités municipales y departamentales con poblaciones específicas, a través de las cuáles se transmitieron diferentes enfoques para el mantenimiento de la caficultura y para la organización familiar. Por ejemplo, los programas dirigidos a los jóvenes de                                                                                                                          110 Ibidem, pp. 102-103.

89    

zona cafetera para que compraran tierras y que ellos mismos se ocuparan del proceso productivo, el enfoque de trabajo con la mujer cafetera como la administradora de la finca a partir de capacitaciones técnicas.

“Nace la iniciativa desde el Comité de Cafeteros del Valle del Cauca, con 105 mujeres ligadas directamente a la caficultura, fue un proceso de capacitación en todo el tema cooperativo porque la idea era organizarlas, a través del Sena se les capacitó sobre todo en el tema productivo, Croydon apoyó ese tema para que aprendieran a hacer calzado y para que les hicieran calzado a Croydon”. [F5-FNC-V]

De acuerdo con el relato anterior, la institución cafetera cumplió con una función intermediaria entre las grandes estructuras económicas y las familias, lo cual generó una relación fuerte entre los caficultores y la institución por la cercanía del vínculo y los intercambios fluidos -no sólo en los aspectos económicos y de la producción- sino con otra serie de intervenciones de los comités municipales y departamentales, a través de las cuales, estas poblaciones obtuvieron ciertos beneficios.

Adicionalmente, la institución generó una especie de atmosfera segura y de

respaldo para sus asociados que permitía que muchos de ellos no desfallecieran en el intento. De hecho, al asociado no se le exige filiación política de ninguna clase, puede salirse de las cooperativas y reintegrarse cuando lo quiera.

“Yo creo que si, porque una de las funciones del área de extensión es animar a la gente y en general la federación siempre ha sido un apoyo para el caficultor, porque la gente tiene la certeza de que es un cultivo que les garantiza la economía familiar…” [F2-FNC-Q]

Por otra parte, ante los conflictos que se presentan entre los trabajadores y los propietarios, se intentan hacer actividades puntuales para atender algunas situaciones de las cuales nadie se ocupa.

“Sin embargo, se tratan de hacer cosas aunadas entre las instituciones y nosotros hacemos por ejemplo, jornadas de salud de tamizaje visual, se les da su almuercito, con participación de su finca que aporta la parte económica y la infraestructura, y es como una pequeña fiestica, y salen más contentos diciendo ojalá esto lo hicieran más seguido lo que pasa es que eso tiene un costo altísimo”. [F6-FNC-V]

A pesar de que todas estas son acciones aisladas que no generan cambios en las condiciones de vida de la población trabajadora, la institución opera como un puente entre el trabajador, en este caso el recolector y estructuras sociales que parecieran estar más alejadas de él. Si bien, estas acciones no son frecuentes, generan un reconocimiento positivo de la federación por parte de las comunidades cafeteras.

“Yo pienso que en los últimos años eso si se ha dado porque el mismo Estado conoce, y hay un slogan que maneja nuestro gerente general, que el gremio

90    

cafetero es un activo social inmenso para este país, porque estamos hablando de 550 mil familias entre dos millones a dos millones y medio de personas, que conforman entre un 30 y un 40% del grupo que habita la zona rural, entonces estamos hablando de un porcentaje muy alto, entonces ahí se ha venido dando un cambio en el Estado de unirse a todo lo que está haciendo la federación y como aporta también recursos para poder mantener la caficultura como algo viable como algo que me permita vivir y vivir dignamente, entonces entre en el plan estratégico que tiene la federación está recibiendo apoyos del Gobierno a través del Ministerio de Agricultura entonces con la plata que recibe la institución por la actividad cafetera trata de distribuirla y recibe los apoyos del Ministerio de Agricultura”. [F3-FNC-Q]

Por otra parte, hay una penetración institucional en espacios de la vida familiar e individual, y la importancia de este avance se traduce en la cristalización de las grandes transformaciones sociales. Por ejemplo, con programas de apoyo a la mujer cafetera, a través de los cuales, se promueven temas de autoestima, inclusión femenina en diferentes esferas de su actividad, espacios productivos para la mujer, que les permite obtener un ingreso, entre otros.

A pesar de que estos programas no se ejecutan a nivel nacional, sino que son llevados a cabo por los comités departamentales, son estas iniciativas las que apuntan a mejorar las condiciones de vida de los caficultores que acuden a las capacitaciones.

“Lo de la mujer creo que tiene mucha fuerza pero hay que darle un horizonte sostenible, la mujer es el centro de la actividad cafetera, la mujer es la empresaria cafetera, en el momento que la mujer salga de la actividad cafetera se viene una crisis social impresionante porque los costos de mantener trabajadores, de mantener la casa, se acaba este cuento. (…)

En la zona rural existe una carencia de la presencia del Estado y allí es donde la federación si ha llegado”. [F4-FNC-V]

En la trayectoria de trabajo de la F.N.C. se han gestado programas como “Mujer cereza: una nueva mujer para una nueva caficultura” y el programa “Mejoradoras de hogar”, que intentaron un trabajo con las mujeres en el manejo del hogar y el manejo de la finca como una empresa. Lo anterior sugiere el avance de la lógica empresarial en espacios donde la mujer continuaba ejerciendo labores productivas desde su rol como ama de casa. En este sentido, se intentó enganchar a la mujer con la visión empresarial de la finca en aras de mejorar la producción cafetera. Este tipo de programas implicaron un cambio en la concepción del rol histórico femenino. En cuanto a los jóvenes, la F.N.C. también ha lanzado programas en los que intenta generar vínculos entre los jóvenes y las comunidades donde residen.

“Otro programa desarrollado por la F.N.C., se llamaba “Fundemos rural”, que empezó a funcionar desde el año 77 y consistía en que por cada cinco veredas había un agrónomo y un sociólogo, y promovían que los campesinos vendieran todos sus productos a Mercafé, se acabó en la década del 80 con la

91    

ruptura del pacto, trabajaban, entonces trabajaban con esas comunidades todo lo compraba Mercafé, entonces tenían un mercado asegurado”. [F7-FNC-V]

En términos de la configuración de la familia y sus transformaciones, no ha sido únicamente la F.N.C. la que ha estado promoviendo programas en torno a esta unidad. Uno de los principales cambios en la configuración actual de la familia cafetera tiene que ver con la planificación familiar, proceso que no ha estado a cargo de la F.N.C. pero para el cuál de manera directa o indirecta ayudó a sentar sus cimientos.

“Yo llegué a Profamilia después de haber estado con un programa del Comité de Cafeteros que inició un programa de planificación familiar con el método natural, por aquello que no era permitido la planificación familiar. Entonces con los métodos naturales el Comité de Cafeteros lo que hacía, se enseñaba que las mujeres, más las mujeres del campo, aprendieran a conocer su ciclo menstrual y de allí conocieran cómo así que el embarazo, el ciclo menstrual, y cómo podían ellas espaciar los nacimientos pero con el método del ritmo. De hecho, nosotros manejábamos una película, llevábamos el diseño del cuadrito con el cual le enseñábamos a la señora a llevar su ciclo menstrual, porque era con calendario. Y ese era el objetivo principal del Comité de Cafeteros. Ese programa no duró sino 9 meses (por qué) me imagino que porque el Comité de Cafeteros no tenía como el recurso destinado para ese tipo de programas. Pues ese trabajo que yo hice para el Comité de Cafeteros que fue como en el 73 solamente se hizo en Alcalá, Valle. Solamente de allá, y las personas que fuimos capacitadas para hacer esa labor éramos hijas de cafeteros, hijas de dueños de fincas de Alcalá”. [F1-P-Q]

Al parecer, para el departamento del Quindío no hubo como tal el desarrollo de la iniciativa que si se dio para el Valle. Lo que evidencia el relato anterior es la ruta que algunas instituciones, en este caso Profamilia empleó para llevar hasta diferentes localidades colombianas, lo programas de panificación familiar, proceso que marcó el inició de hondas transformaciones en la familia cafetera.

En el Valle, el Comité de Cafeteros apoyó la capacitación de mujeres en torno a temas de derechos y deberes y salud ocupacional, a través de la cooperativa de Industrias Integradas, temáticas que de alguna manera incidieron sobre las perspectivas de la mujer en el núcleo familiar.

“En ese tiempo como uno no podía planificar que porque uno engañaba al marido si uno planificaba (…) Él mismo me decía que si yo planificaba era porque tenía mozo (…) Si reuniones aquí en Palomino de cómo debemos criar los hijos, eso como que lo hace el hospital”. [R3-S]

92    

5. LA RIQUEZA INVISIBLE

El presente capítulo cierra el presente documento, explicitando el trabajo institucional dirigido a la mujer, que redundó en muchos de los cambios de la familia y la caficultura y que expresó el tránsito del proceso modernizador desde esferas generales y estructurales hasta unidades individuales.

Los datos expuestos en los capítulos anteriores, dan lugar a la idea de la ganancia de un individualismo femenino, que generó una serie de rupturas con estructuras tradicionales de control, como la iglesia y la familia, lo cual posibilitó cambios en esas estructuras, llegando a cristalizar las grandes transformaciones propuestas para la época.

5.1. GANANDO PROTAGONISMO

La Tabla 4 que se presenta a continuación, muestra algunos de los programas

dirigidos a las mujeres, a partir de los cuáles se inició el proceso de cambio de las prácticas femeninas, de acuerdo con las orientaciones institucionales.

 Tabla 4. Trabajo institucional dirigido a la mujer por parte de FNC y Profamilia

1960 1970 1980 1990 2000 1965 Ingreso de anticonceptivos a Colombia traídos por el Doctor Fernando Tamayo Ogliastri.

1970 Puesta en marcha de los "Talleres Industrias Rurales" para aprovechar la mano de obra del campo. 1973-1974 En el Programa de Concentraciones Rurales se educaron 328 mujeres. 1973 Practicadas 300

1980 Programas de capacitación femenina denominados "Instructoras de hogar" en el marco de la organización femenina para la industrialización del campo. Convenios

1999 Convenios educativos para formación de carreras tecnológicas y el Centro de

2002-2005 Implementación del Proyecto Mujeres Cafeteras Cabeza de Hogar con 22 beneficiarias. 2005-2006 Convenio entre el Programa "Mujer rural" y el

93    

Expresidente Lleras propone control de la natalidad en discurso pronunciado en la Asamblea Panamericana de Población. 1966 2.437 mujeres beneficiarias de métodos anticonceptivos.

cirugías de laparoscopia. 1973 Origen del programa rural de planificación familiar con apoyo de la Federación Nacional de Cafeteros. 1974 Programas de planificación familiar para las familias caficultoras. Funcionamiento del programa Grupos de Amistad. Programa de "Industrias Integradas Talleres Rurales del Valle". 1976 Extensión de los servicios de planificación familiar a las zonas rurales y lugares aislados de los centros urbanos.

con el SENA para dar capacitaciones en las concentraciones rurales.1986 Inicio del convenio con el Fondo del DRI para mejorar la situación económica de la población rural con énfasis en la mujer campesina.1989 Programa de educación informal "Educar a la familia cafetera". 1986 Profamilia recibe financiación del "Population concern" para crear dentro de sus instalaciones una oficina de asesoría legal para las mujeres. Uno de los temas más frecuentes de consulta eran las separaciones y los divorcios junto con la inasistencia alimentaria. El servicio jurídico de Profamilia sobre derechos recibió más adelante financiación de la Fundación Ford, Fundación McAshan y la Comunidad Económica Europea.

Capacitación Integral para la mujer y el joven. 1991 Conformación de la Red Nacional de Mujeres.

SENA para capacitación de 860 mujeres de la zona rural. 2007-2008 Programa "Mujer Rural" trabajo con perspectiva de género y equidad. 2008 Promoción de la capacidad organizativa de las mujeres cafeteras a través de la conformación de 7 consejos participativos de mujeres. 2009 Nace el programa "Mujer Cafetera". Consolidación de 20 consejos participativos de mujeres cafeteras en el Valle. Consolidación de la familia como eje fundamental de la caficultura destacando el rol de la mujer cafetera como educadora, madre, líder y emprendedora.

Fuente: Elaboración propia a partir de revisión documental

Los datos registrados en la tabla anterior han sido extraídos de las matrices de acciones de la F.N.C. y Profamilia, allí se destacan los programas dirigidos de manera concreta hacia las mujeres. Lo que se advirtió para las décadas del sesenta y setenta es el inicio de los grandes programas de planificación familiar y enganche de las mujeres del campo en actividades laborales a través de los “Talleres Rurales”. Más adelante, hacia la década del ochenta, el trabajo con mujeres adquirió un carácter más educativo hacia lo técnico y el despliegue de una infraestructura para dar asesorías legales en temas de derechos.

Los programas descritos anteriormente marcaron un punto importante en los procesos de capacitación e información femenina, dado que las mujeres fueron

94    

accediendo -casi en simultánea- a un mundo laboral diferente al agrícola; al mundo educativo, con el aprendizaje de labores y oficios técnicos y a la información sobre sus posibilidades legales para reivindicar algunos de sus derechos, así como a las prácticas de control sobre sus posibilidades de reproducción y cambio en la forma de entender su sexualidad. Adicionalmente, las herencias dejadas por padres y esposos, o las posibilidades de acceso a la tierra en calidad de propietarias posibilitaron –en algunos casos- la toma de decisiones sobre el futuro de la finca y de la familia, así como sobre ellas mismas. A todo lo expuesto, debe sumársele otras fuerzas que incidieron en la velocidad del proceso de cambio de la mujer.  

“Sin embargo, encontramos otro factor cultural que adquirió importancia en el país a partir de los años 60. Se trata de la influencia de las culturas foráneas, extranacionales, sobre la estructura familiar y cultural del país, la cual se difunde de manera acelerada mediante el acercamiento internacional instantáneo producido por los medios de comunicación. Esas influencias patrocinan cambios en las actitudes sociales relativas a la familia y al sexo y propician la evolución rápida de las instituciones que regulan el sexo, el matrimonio y la familia; tales influencias han modificado, por ejemplo, el carácter rígido e imperecedero de la familia legítima permitiendo, en 1974, el matrimonio civil en Colombia sin el requisito de la apostasía, en 1976 el divorcio para el matrimonio civil, y en 1982 la igualdad jurídica de la mujeres en cuanto a deberes y responsabilidades”111.

La cita anterior remite al dramatismo del cambio del rol femenino, en

términos de su función histórica, lo cual tuvo –inevitablemente- efectos sobre las unidades familiares y consecuentemente, sobre las unidades productivas, porque se fue dando paulatinamente un distanciamiento entre la mujer y la finca, donde ésta era el eje fundamental y cohesionador de toda la familia. Este cambio en la estructura familiar tradicional se cruzó con la pérdida del carácter de unidad residencial de la finca cafetera. En este sentido, familia y finca empezaron a distanciarse en la relación clásicamente conocida.

“Esa participación femenina más intensa explica, en alguna medida, el descenso de la fecundidad en las zonas rurales, pero también constituye claro indicio de que, al contrario de lo que sucedía a comienzos de la década del setenta, la mujer no abandona la fuerza de trabajo en las edades reproductivas; al permanecer en ella, las exigencias de sus roles de madre y trabajadora le obligan a extender su jornada diaria del trabajo”112.

                                                                                                                         111 ECHEVERRY De FERRUFIÑO, Ligia, “La familia de hecho en Colombia: Una metodología para su estudio”, en BONILLA, Elssy (Compiladora), Mujer y familia en Colombia, Asociación Colombiana de Sociología, Departamento Nacional de Planeación, Plaza y Janes Editores, Bogotá, Colombia, 1985, pp. 68. 112 BONILLA, Elssy, VÉLEZ Eduardo, Mujer y trabajo en el sector rural colombiano, Centro de Estudios sobre desarrollo económico, Instituto SER de investigación, Plaza y Janes Editores, Bogotá, Colombia, 1987, pp. 18.  

95    

De acuerdo con Elssy Bonilla el cambio se fue dando a través de la duplicación del trabajo femenino en la finca, porque no se desligaba de sus funciones de manera automática, ni de las actividades realizadas en los oficios remunerados. De hecho, la misma institución se preocupó por mantener a las mujeres en los hogares, para evitar una migración masiva hacia las ciudades.

“Industrias Integradas es una cooperativa de trabajo asociado que nació en los años setenta, en medio del problema de la roya, nació como respuesta a una problemática sentida en esas comunidades cafeteras del Valle del Cauca, dado que la roya golpeó bastante el trabajo en el campo, en general los ingresos de las familias, y el ingreso de la familia venía por la labor del hombre, al no obtener ingresos entonces, y al empezarse a generar esa problemática y al visualizar la ciudad como una opción, entonces en el Comité de Cafeteros diseñaron un proyecto que beneficiara a las mujeres principalmente hijas y esposas de caficultores a que tuvieran un ingreso para que no se tuvieran que venir para la ciudad”. [F5-FNC-V]

El relato anteriormente expuesto evidenció, por una parte, la apuesta de la

F.N.C. en torno al tema cooperativo como una política de la entidad, lo cual a su vez logró aterrizar todas las políticas de cambio y permanencias en las unidades familiares, por otra parte, se puede observar cómo se logró llevar todas estas apuestas a las mujeres, como eje central de las familias cafeteras. El punto que no se aborda desde este tipo de acciones es la invisibilidad del trabajo histórico femenino en la finca, con las funciones domésticas y ayudas en el campo productivo, porque al no ser funciones contabilizadas, no se reconocían como parte de la cadena de producción y generación de riqueza, sino como simples ayudas y colaboraciones. En este sentido, el ingreso de las mujeres a espacios laborales remunerados, se hace ver desde lo institucional como la posibilidad dada a las mujeres de generar ingresos para la familia, como si sus acciones no remuneradas no pudieran ser medidas en términos monetarios. En este sentido, se quiere destacar como elemento importante en la generación de cambios femeninos, el control ejercido por la F.N.C. a través de sus comités, para mantener a las mujeres en el campo y proveer el ingreso que estaba “faltando” en el hogar.

“Fue un proceso de capacitación en todo el tema cooperativo, si porque la idea era capacitarlas y esas capacitaciones se hicieron a través del SENA y luego ya vino la capacitación en el tema productivo. O sea industrias integradas se convirtió en maquilador de calzado para Croydon, entonces se retuvo a la gente, se retuvo a las mujeres”. [F5-FNC-V]

De acuerdo con las diferentes acciones institucionales, que se orientaron a

capacitar a la población campesina, y a través de las cuáles se fue enseñando –de alguna manera- una racionalidad organizacional, productiva y de mercado, se puede concluir que la F.N.C. participó de manera directa, en el modelamiento de la nueva

96    

mentalidad femenina a través de procesos de racionalización de la vida familiar, como efectos de los procesos modernizadores del campo colombiano.

“¿Y en los programas orientados a las mujeres se trabajó el tema de la planificación familiar? Si, si, en todas… ese programa lo manejábamos con Bienestar Familiar, que era las charlas para mujeres para la panificación familiar y programas de atención a los niños menores (…) ¿y cómo recibían los esposos este tipo de charlas? no muy bien, porque generalmente en el campo no les gusta ese tema, pero sí hacía parte de la educación que se le brindaba a las familias”. [F6-FNC-V]

En este mismo sentido, los cambios generados en la familia, a partir del

cambio en el rol de la mujer, estuvieron determinados por la diferenciación de funciones como consecuencia del proceso de modernización generado en las localidades dedicadas a la producción de café. Esa diferenciación de funciones marcó una ruptura o modificación de las formas tradicionales de trabajo familiar.

“La relación cooperativa y solidaria de los individuos consanguíneos asentados en un hábitat limitado y contiguo, se expresa en muy variadas formas. En primer lugar, un intercambio de servicios y de instrumentos de trabajo agiliza la vida y las obligaciones en el mundo femenino, intercambio que trasciende en lo referente a la actividad y responsabilidades de los hombres. En el laboreo de la tierra existe una regla de recíprocos préstamos para herramientas, bueyes, semillas, abonos, etc., que mantiene activas y funcionales las relaciones. Esta servidumbre de elementos materiales se extiende a la cooperación en el trabajo”113.

La colaboración descrita por Virginia Gutiérrez para la familia durante los sesenta evidenció la trascendencia de las actividades femeninas en los espacios familiares y productivos, donde los lazos de parentesco permitían la colaboración y ayuda entre cada uno de sus integrantes.

De esta manera, la combinación de funciones y roles del trabajador familiar en sí, implicaba contener en el mismo cuerpo diferentes categorías sociales, (es decir, se era propietario, al tiempo que trabajador, al tiempo que administrador, al tiempo que vendedor) y esta combinación empezó a diferenciarse en términos de la organización del trabajo. La mujer no escapó a ello, por lo cual sufrió -en un primer momento- la duplicación del trabajo familiar y el formal.

Ante la posibilidad de la salida de la mujer para buscar otros ingresos para la familia, y dado el proceso creciente de urbanización y de ingreso de la fuerza laboral femenina a los mercados de trabajo remunerados, la F.N.C. trató de evitar esta salida a partir de la formulación y puesta en marcha de la cooperativa de trabajo de “Talleres Rurales”, con la cual empezaron los programas de captación de mano de obra femenina en el campo, acción que generó a largo plazo el distanciamiento de la                                                                                                                          113 GUTIÉRREZ de PINEDA, Virginia, Familia y cultura en Colombia, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 1975, pp. 101.

97    

mujer con las funciones de la finca. De esta manera, se fue dando el proceso de individualización del trabajo femenino con las funciones domésticas, que se mezclaban con la actividad cafetera a través del aprendizaje de nuevas formas de organización transmitidas desde los espacios laborales y los espacios de capacitación técnica, que se combinaban con los fenómenos migratorios del campo a la ciudad y la urbanización creciente de las ciudades colombianas.

Este proceso de individualización del trabajo femenino, se cruzó por el cambio dado simultáneamente en la percepción del matrimonio como la vía tradicional de ser mujer y madre.

“Se hace ostensible a lo largo de la presentación de los resultados que en la actualidad Colombia vive un cambio de actitudes frente al sexo y a la constitución de la familia que ha llevado a las autoridades del Estado a introducir modificaciones sustanciales en la legislación y en las políticas familiares…”114.

Lo anterior significó una ruptura cultural, dado que las mujeres estaban sujetas a varios mecanismos de control que procuraban un comportamiento consecuente con la normatividad social, la cual indicaba cuáles eran las posibilidades femeninas y en especial sus límites.

“(…) De esta manera, hasta donde la sociedad antioqueña ha mantenido esta actitud beligerante de control de la conducta sexual de sus mujeres casadas, se ha mantenido la integridad de la familia de este complejo, integridad que aunque la moral religiosa indique obligación bilateral, es sólo de práctica y deber femenino exclusivo si miramos la cultura real y la encubierta”115.

Los nuevos controles hacia las mujeres fueron desplazados de la institución de la Iglesia, a las fábricas y espacios laborales, en las que a partir de la década del ochenta, se inició un proceso de selección femenina, cuyo principal criterio era la procedencia de una buena familia y ser soltera116.

5.2. LA NUEVA MENTALIDAD

La mujer cafetera pasó de una condición de trabajo colaborativo no remunerado por ser parte de sus funciones domésticas a una condición de trabajo asalariado en el que logró generar ingresos, explotando su fuerza de trabajo tanto en espacios laborales como en la finca. Sin embargo, desde la perspectiva de Deere y

                                                                                                                         114 Ibidem, pp. 70.    115 GUTIÉRREZ de PINEDA, Virginia, Familia y cultura en Colombia, Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 1975, pp. 397. 116 LEÓN. Magdalena, “Familia nuclear y jefatura del hogar: acceso de la mujer a la tierra en las Reformas Agrarias”, en BONILLA, Elssy (Compiladora), Mujer y familia en Colombia, Asociación Colombiana de Sociología, Departamento Nacional de Planeación, Unicef, Plaza y Janes Editores, Bogotá, Colombia, 1985.      

98    

León, este hecho no significó que se modificaran las condiciones de subordinación de la mujer, porque seguían sin definirse sus posibilidades de acceso a la tierra y a otros recursos.

“Así para el caso que nos interesa analizar, la alta participación de la mujer en la producción agropecuaria, en su calidad de ayudante familiar, no ha ido acompañada de modificaciones en la división sexual del trabajo doméstico, el cual ha seguido siendo responsabilidad de la mujer. Si al mejorar las condiciones de producción para la mujer por medio de la capacitación, el crédito, la asistencia técnica, etc., esta condición se mantiene, sencillamente se incrementa la ya existente doble jornada de trabajo y se conservan las jerarquías de poder preexistentes. El paso del trabajo familiar no remunerado a la generación de un ingreso, que es lo que busca la política, por sí solo no será garantía para superar la subordinación de la mujer campesina”117.

En la transición anteriormente expuesta, el aprendizaje de lógicas organizacionales y productivas en la economía cafetera, por parte de las mujeres terminó por afectar los espacios de la finca y la familia como efecto de la complejidad y velocidad de los cambios femeninos.

Ya Virginia Gutiérrez había advertido sobre el peso de la religión en el modelamiento de las formas familiares y femeninas, pero con la llegada de nuevos fenómenos sociales, estas lógicas empezaron a perder su centro de control desde la Iglesia y la Religión, para empezar a ser dirigidas desde otro tipo de instituciones más asociadas y cercanas al trabajo campesino o industrial en pequeñas y grandes localidades.

El tipo de racionalidad femenina que se fue configurando a partir de la relación con diferentes instituciones, en este caso Profamilia y F.N.C. permitió a las mujeres identificar su potencial productivo y reconocer el valor de su capacidad de trabajo en otros espacios a través del salario. En un sentido más profundo, esta racionalidad “aprendida” por las mujeres, las llevó a iniciar una serie de negociaciones para desprenderse -poco a poco- del vínculo de dependencia varonil, a pesar de que –en principio- ejercer labores por fuera de la casa les implicara duplicar sus actividades y jornadas de trabajo. Esta racionalidad no se transmitió únicamente en términos del trabajo sino de todas las prácticas para mantenimiento de las propiedades y de la unidad familiar alrededor de la finca.

“Ay, a mi el café no me gusta, pero vamos a ver los puntos. Y hubo una ventaja -que por eso me llamó la atención quedarme aquí-, que quedaba yo sola, mis hermanos todos han sido muy especiales conmigo, pero yo me puse

                                                                                                                         117  DEERE, Carmen Diana y LEÓN, Magdalena (editoras), La mujer y la política agraria en América Latina, Siglo veintinuno editores, Bogotá, Colombia, 1986, pg. 58.  

99    

a pensar, y ellos mis hermanos… yo me pongo a pensar, ¿qué es más conveniente para mí? (…) Tan bello mi Dios, cuando yo le pedí que reciba la finca de allá, me puse a pensar yo vivo aquí, aquí la manejo muy fácil, yo vivo de aquí a 5 minutos, y cuando voy para el Valle, yo no sé manejar, tal cosa, no. Entonces vi una cantidad de factores muy positivos, y le doy gracias a Dios que lo hice así”. [E2F-M]

El caso anterior está referido a la decisión tomada por una mujer viuda al recibir como herencia una de las fincas familiares. La decisión de quedarse con la finca cafetera obedeció al deseo de manejarla sola, sin la necesidad de depender de sus hermanos, a pesar de que seguía teniendo su apoyo y asesorías.

“Mientras que la familia proporcionaba el modelo de todos los intercambios, incluidos los que consideramos como “económicos”, la economía constituida en los sucesivo como tal, reconocida como tal, con sus propios principios y su propia lógica -la del cálculo, la ganancia, etc.-, pretende ahora (…) convertirse en el principio de todas las prácticas y de todos los intercambios, aun los producidos en el seno de la familia”118.

El contraste de la situación anterior con el análisis sobre la penetración de la racionalidad económica en la familia y la mujer, se atraviesa por toda una serie de previsiones, sobre la conveniencia y efectos personales para escoger el patrimonio. En este sentido, en el momento en que la mujer tuvo posibilidades económicas, sobre todo de ser propietaria o tener algún control sobre los recursos y se ubicó en un contexto social más abierto al cambio, pudo decidir sobre su conveniencia personal a partir de la ruptura con una forma de economía basada en las solidaridades y en prácticas ajenas a un cálculo racional.

“La economía de las prácticas económicas, esa razón inmanente a las prácticas, no tiene su principio en “decisiones” de la voluntad y la conciencia racionales o en determinaciones mecánicas originadas en poderes exteriores, sino en las disposiciones adquiridas por medio de los aprendizajes asociados a una prolongada confrontación con las regularidades del campo; esas disposiciones son capaces de generar, incluso al margen de cualquier cálculo consciente, conductas y hasta previsiones que más vale llamar razonables que racionales, aun cuando su conformidad con las estimaciones del cálculo nos incline a pensarlas y tratarlas como productos de la razón calculadora. La observación muestra que, aun en ese universo en que los medios y los fines de la acción y su relación se llevan a un grado muy alto de explicitación, los agentes se orientan en función de intuiciones y previsiones del sentido práctico, que muchas veces deja implícito lo esencial y, a partir de la experiencia adquirida en la práctica, se embarca en estrategias “prácticas”,

                                                                                                                         118 BOURDIEU, Pierre, Las estructuras sociales de la economía, Manantial, Buenos Aires, Argentina, 2010, pp. 20.

100    

en el doble sentido de implícitas, no teóricas, y cómodas, adaptadas a las exigencias y urgencias de la acción”119.

El análisis de Bourdieu sobre la economía doméstica ilustra muy bien los alcances de las solidaridades familiares y la falta de cálculo sobre las prácticas a partir de las cuales se soporta la familia y su producción.

Al hablar de la condición de clase, se retoman las historias de las viudas que fueron entrevistadas para concluir que la posibilidad económica les permitió mantener a la unidad familiar y asumir los negocios cafeteros bajo sus directrices, muchas veces en contra de los consejos de hijos y hermanos. El Cuadro 9 muestra diferentes momentos en la vida de mujeres cafeteras donde tuvieron que tomar decisiones sobre el mantenimiento de la finca cafetera y la unidad de la familia, a pesar de las condiciones adversas.

 

Cuadro 9. Formas en que las mujeres asumieron el mantenimiento de la finca y de la unidad familiar

Calarcá Montenegro Sevilla “En un momento dado casi todas las mujeres fueron viudas y las fincas quedaron en manos de mujeres lo que no pasaba en esa época y porque los hombres eran los que trabajaban y las mujeres aquí fueron muy hacendosas tenían que ganarse la plata como fuera entonces fueron costureras, bordadoras, artesanas todo lo que usted se pueda imaginar para sacar adelante la familia, y el hecho de que tuvieran que enfrentarse a las labores del campo y de enfrentarse con varones y todo eso, a ellas les tocó aprender entonces el machismo acentuado que había en esa época aquí tuvo que desaparecer porque aquí todo el mundo le tocó ponerse a trabajar y porque quedaron muchas mujeres con muchos hijos, entonces a ellas les tocó y a los hermanos más grandes cuidar a los más pequeños mientras ellas se iban a conseguir la papa”. [E6F-C]

“Los muchachos sí querían al principio que el papá se murió, que vendiéramos esos dos pedazos de tierra, pero yo si les dije que yo no quería vender mis tierras. El día que yo me muera…. Yo digo, la tierra… por malas épocas y todo, la tierra allí está. Nos ha cubrido de unos vendavales de quedar vea… entonces la tierrita allí está y uno vuelve y la levanta”. [E3F-M]

“(…) yo creo que no [Frente a la posibilidad de vender la finca] es que mi abuela era la de los pantalones en la casa, el otro se encargaba de re-poblar Sevilla, entonces ella era la que se ocupaba de los negocios”. [E12F-S]

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas a familias y funcionarios de la F.N.C. en Calarcá, Montenegro y Sevilla.

Lo que se quiere resaltar con los relatos anteriores, es que la posibilidad de decisión e independencia frente al modelo tradicional de familia y de producción

                                                                                                                         119 Ibidem, pp. 22.    

101    

estuvo marcada por las posibilidades de acción de las mujeres en sus espacios productivos y por el aval de ser propietarias de la finca cafetera.

“La mujer como productora se ha desempeñado de manera diferente al hombre y en esto ha jugado un papel central la división social del trabajo. Desafortunadamente, una interpretación equivocada de la realidad que fundamenta esa diferencia ha conducido a que se desconozcan los logros de la labor realizada por la población femenina, e incluso a que se haya llegado a concluir que la mujer es inactiva”120.

Esa supuesta “inactividad” de la mujer en las labores rurales, es la que ha invisibilizado el trabajo femenino que sustenta parte de la producción de riqueza, en la ejecución de labores mal remuneradas o sin salario, pero cuya fuerza y energía de trabajo han representado algún tipo de valor dentro de la producción cafetera y mano de obra disponible y sobreexplotada para el trabajo agrícola.

Avanzando en el problema de la incorporación de la racionalidad económica en las lógicas femeninas y los cambios que a partir de allí se generaron, se vuelve sobre el punto central que se ha venido esbozando en el presente capítulo: en el momento en que la mujer consigue el manejo de recursos económicos o de propiedad y acepta la oferta institucional de controlar el número de hijos se afectó el elemento de reproducción de fuerza de trabajo. En este momento se iniciaron nuevos procesos que –contemplados o no- incidieron sobre diferentes modificaciones de la estructura social.

El nuevo tipo de racionalidad implicó una forma de control social diferente a la tradicional, que venía siendo agenciada por la Iglesia y la familia. Sus efectos se manifestaron en una especie de liberación para un grupo social en condiciones de sobreexplotación, hecho que abrió otras posibilidades diferentes a las conocidas y las cuáles estaban más cercanas a las mujeres propietarias, o que habían logrado educarse y vincularse a espacios laborales diferentes al de la finca.

El tema de la planificación familiar, a pesar de que en sus inicios no tuvo muchos adeptos y más bien tuvo variedad de opositores, fue el elemento clave para modificar el lugar de la mujer en la sociedad colombiana a partir del manejo “propio” de su sexualidad, rompiendo con el esquema matrimonio/sexualidad/hijos. Las mismas mujeres hicieron una labor importante, en la difusión de estas posibilidades

                                                                                                                         120 BONILLA, Elssy, VÉLEZ, Eduardo, Mujer y trabajo en el sector rural colombiano, Centro de estudios sobre desarrollo económico, Instituto SER de Investigación, Plaza y Janes, Bogotá, Colombia, 1987, pp. 32-33.

102    

para hermanas y amigas. Esta labor fue significativa porque implicaba traicionar o romper con la fuerte estructura religiosa, alguna parte de la estructura médica y con los deseos de algunos de los esposos.

En una sociedad donde la mujer no tenía mayores posibilidades por fuera del matrimonio o la vida religiosa, decirle no a la forma tradicional de vivir la sexualidad por encima de la opinión de su esposo y de las otras estructuras de control, constituyó toda una hazaña.

“(…) como que les estaba diciendo… las mismas hermanas: “no sea boba, para que no quede en embarazo hay unas pastillas, pero las pasticas muchas veces causan, en ese momento pero ahora si no hay muchos problemas, hay unas que le dañan piel a uno otras que alborotan la vena várice”. [E10F-S]

A pesar de dichas conquistas, para otras mujeres continuaron las difíciles condiciones de vida, en las que se cruzaron problemas de embarazos tempranos, uniones maritales inestables, variadas responsabilidades en la casa y en la finca, trabajo no reconocido y violencia intrafamiliar entre otros, todos ellos problemas identificados por varias investigadoras para la década del ochenta121. Algunas de las mujeres que ya lograron superar estos niveles de vida optaron por ayudar a otras mujeres en estas situaciones.

“Hasta embarazadas trabajaban bultiando, cuando yo cogí la finca le di trabajo a mujeres por colaborarles porque me pareció una buena idea y una de ellas estaba embarazada y me daba un miedo y le decía tenga cuidado que se le va a venir ese bebe hasta que ya le dije que no trabajar más a mí me daba miedo que se le viniera ese bebé”. [E8F-S]

Por otra parte, para continuar matizando el contraste, si bien hay hombres y funcionarios de los comités locales de cafeteros que conocen de manera detallada la calidad de vida de las mujeres recolectoras y de las que se dedican al trabajo de la finca, no ha habido intervenciones personales a partir de las cuales éstos le paguen directamente a la mujer por los trabajos realizados, sino que continúan con el vínculo contractual a través del marido.

“La mujer es fundamental, sin la mujer no funciona la finca cafetera, es la cocina, es la cocina, es la mujer que alimenta al trabajador, entonces ahí yo veo que está el mayordomo con la mujer, uno hace el contrato con el mayordomo, se supone que las utilidades de la cocina pienso yo debería quedarle a la señora de la cocina, es una esclava, pero resulta que el recolector es machista y bebedor, entonces se beben la plata si les piden plata para unos pantys se enojan y le pegan una pela, la gritan, esa figura tan importante para la caficultura colombiana es muy maltratada, no tienen salario y eso es gravísimo y trabaja mucho”. [E7F-C]

                                                                                                                         121 Yolanda Puyana, Magdalena León, Elssy Bonilla y Ligia Echeverry de Ferrufiño entre otras habían llamado la atención sobre los problemas de violencia intrafamiliar vividas por las mujeres, además de la desigualdad en los salarios respecto a los hombres, desde este período, lo cual constituye una continuidad en las problemáticas femeninas tanto en las zonas rurales como en las urbanas.

103    

Siendo la mujer un eje fundamental de la economía cafetera, la F.N.C. puso en marcha apoyos a través de asesorías para acompañar o aconsejar a algunas de las mujeres en sus problemáticas, sin involucrarse de lleno, para evitar problemas en los entornos familiares, especialmente con los esposos. Estos programas fueron involucrando temáticas que se cruzaron con los momentos políticos de las demandas femeninas, por ejemplo, en temas de derechos y equidad de género.

“El otro es el programa de equidad de género, y apoyo a la mujer cafetera eso se maneja en el Valle, eso supuestamente se da a nivel nacional, pero ese de equidad de género se da sólo en Antioquia y Valle, la idea era promover con los gremios la participación de la mujer, entonces en esa iniciativa se planteaban proyectos productivos para la mujer, y se crearon consejos participativos, en el Valle 20, (…) hay procesos de capacitación en deberes y derechos de ellas como seres humanos valiosos, todo el tema de derechos”. [F4-FNC-V]

Lo anterior no muestra de lleno una acción concreta para contrarrestar los efectos de las diferentes problemáticas familiares que viven algunas mujeres caficultoras. Sin embargo evidencia unos intentos por proveer información sobre diferentes temáticas que puedan ayudar a mejorar sus condiciones de vida y a participar en espacios locales que hasta el año 2011 se vienen abriendo para ellas. A pesar de lo anterior hay una clara instrucción desde la dirección institucional para que los funcionarios no sobrepasen ciertos límites en la ejecución de los programas más cercanos a las problemáticas familiares.

“No las directrices no tanto federación sino aquí, tu sabes que este gremio es masculino en su mayoría, y masculino y machista y los directivos son hombres y a ellos no les cuadra mucho que sus mujeres se vayan a rebelar, no les gusta. A este respecto, Hay un tema que estuvo vetado por ahí escuché que se quería trabajar y es el tema de derechos sexuales y reproductivos, o sea trabajar el tema de planificación nada que ver, como meternos mucho en las dinámicas de las relaciones del esposo y esposa no nos lo permitían”. [F2-FNC-Q] Y no es gratuito que las instituciones miren con recelo la posibilidad de

intervenir en el tema de las relaciones familiares. La experiencia de Profamilia revela las múltiples dificultades que se presentaron y los diferentes actores que marcaron con fuerza una oposición al despliegue de programas para la familia y la mujer.

“ (…) Y entre trazo y trazo, medida y medida, hablábamos de planificación porque los señores no permitían que se le hablara a las esposas de planificación, eso era como el pecado más grande que podía haber, y de hecho, los señores, si nos encontraban hablando con las señoras nos echaban, o regañaban a la señora, o les prohibían que nos atendiera. Tenaz. Y las señoras uno las iba como conociendo y decían venga, pero de tal a tal hora, que mi esposo está trabajando. (…) Claro, porque en esa época

104    

planificar era sinónimo de infidelidad: si la mujer planificaba era porque era infiel”. [F1-P-Q]

El proceso modernizador colombiano en el campo cafetero logró penetrar las

capas más profundas de organización social llegando a modificar la sexualidad tradicional y el significado de ésta para la mujer y consecuentemente para las familias cafeteras.

La puesta en marcha de las grandes políticas de cambio significó -en la historia de la mujer cafetera- cuatro momentos de concentración específica en ella como agente de cambio: el primer momento estuvo dedicado a educarla de acuerdo con los criterios básicos de educación formal y la enseñanza de oficios; el segundo momento estuvo marcado por su enganche al mercado laboral a través de cooperativas de trabajo y la combinación de programas de planificación familiar para reducir el número de hijos; el tercer momento estuvo definido por el proceso de capacitación femenina en la formulación y ejecución de proyectos productivos; el cuarto momento se definió por la información desplegada para que las mujeres conocieran sus deberes y derechos y la ejecución de programas con perspectiva de género, en especial para el Valle. Como efecto de los programas anteriores se dio un enfoque más político para la intervención con mujeres y fue la creación de consejos participativos departamentales y municipales para la discusión de temáticas femeninas.

Por otra parte, los cambios generados en la estructura familiar a partir de las

nuevas facetas de la mentalidad femenina, en especial, a partir de la generación de salarios implicó un giro en la forma tradicional de entender al campesinado, pues desde la perspectiva de Chayanov122, el trabajo familiar no puede ser medido en términos de salarios, haciendo inaplicable el cálculo capitalista a la ganancia de las familias campesinas. En este sentido, en el momento en que las mujeres empezaron a recibir salarios por actividades diferentes a las de la finca o recibieron ingresos por el manejo de la finca, se inició la racionalización de la vida familiar, y se dio un giro a la familia campesina, tal como había sido entendida en periodos anteriores a la década del sesenta y setenta.

La individualización de la fuerza de trabajo familiar y en especial de la mujer

cafetera constatan el temor de muchos teóricos sobre el campesinado, cuya observación de los cambios en las unidades familiares y productivas, los llevaron a proponer la entrada de nuevos patrones de organización social de pequeños empresarios y de nuevos tipos de “clases sociales amorfas”, donde el campesinado va perdiendo sus características fundamentales y se inserta en un proceso tendiente a su desaparición, lo que habría que señalar respecto a estas posturas, es que el momento actual ofrece un panorama dónde se mezclan las características tradicionales y

                                                                                                                         122 KERBLAY, Basile, “Chayanov y la teoría del campesinado como un tipo específico de economía”, en SHANIN, Teodor (selección), Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979.  

105    

modernas en este tipo de población y que la puesta en marcha de programas sociales, para motivar a los jóvenes a permanecer en el negocio cafetero, frenan un poco, el resultado final que los expertos en campesinado intuyeron.

CONCLUSIONES

En el marco general de las transformaciones sufridas por los municipios estudiados, las posibilidades económicas dadas por el dinamismo de la caficultura posibilitó grandes avances en la generación de infraestructura local que pudiera soportar el despliegue de programas técnicos, sociales y educativos, en plazos cortos. Lo que particularizó el proceso modernizador para el Quindío fue la forma en que las instituciones posibilitaron la instalación de un nuevo modelo económico caficultor, que terminó por ser protagonista en la configuración de una nueva mentalidad social. La comparación dejó claro que el proceso de modernización municipal no registró mayores particularidades entre los municipios del Quindío y el del Valle, por lo que se concluye que el proceso caficultor aportó cierta homogeneidad a la vida social de las localidades estudiadas. La principal particularidad que matizó la historia de los municipios quindianos estuvo relacionada con el incremento de viudas en un periodo determinado, lo cual implicó una mayor participación en la actividad agrícola, en las capacitaciones realizadas por los comités de cafeteros municipales y en las decisiones sobre el destino de la finca y la cohesión familiar una vez lograban ser propietarias.

Los efectos del proceso modernizador dinamizado por la caficultura, se expresaron en las familias cafeteras, con la apertura de proyectos individualizados que se reflejaron en las posibilidades de educación, capacitación técnica y profesionalización de las familias. Los nuevos proyectos profesionales y laborales terminaron por marcar una distancia con las tradicionales actividades agrícolas, afectándose la continuidad de la forma tradicional de producir café y de obtener ingresos para la unidad familiar.

Si bien el modelo patriarcal mantuvo su estructura general, se reconoce un

cambio en el cual se configuró una independencia (voluntaria o no) por parte de las mujeres, una vez que logran tener acceso a diferentes recursos, expresados en el ingreso al mercado laboral, el acceso a la tierra como propietaria y los procesos educativos (educación básica, capacitación técnica o profesional). Los nuevos conocimientos adquiridos por las mujeres en espacios escolares y laborales, posibilitaron nuevos respaldos provenientes de estructuras diferentes a la familiar, lo cual amplió, o consolidó –en cierta medida- la toma de decisiones de carácter individual (planificación familiar) y familiar (mantenimiento de la cohesión y del negocio cafetero). La principal afectación que pudo haber recibido el modelo tradicional de familia, fue la incorporación de nuevas formas de ser mujer diferentes a

106    

las tradicionalmente aceptadas y nuevas formas y la ruptura con algunos mecanismos de control tradicionales.

En cuanto a la relación entre familia y finca cafetera, si se retoma la

caracterización general del campesinado analizada por Chayanov y retomada por Shanin, los cambios en la unidad familiar, estarían sugiriendo nuevos tipos de organización social, en tanto se alteró su carácter de autosostenimiento y del trabajo de todos sus miembros para ingresar en una dinámica más administrativa de la finca. Desde esta lógica, los cambios de la familia cafetera estarían presionando modificaciones de la finca en sus características de: unidad de socialización, unidad de propiedad de la tierra, unidad de bienestar de los campesinos, unidad básica de producción, autoconsumo, apoyo moral, ayuda económica recíproca y fuente tradicional de adiestramiento ocupacional.

Los cambios generados en las familias cafeteras, llevan a la observación de la importancia de la mediación institucional, a pesar de que sólo se estudiaron dos instituciones en relación con el problema de investigación, se evidenció que a través de la presencia local de estas entidades, se posibilitó la implementación de un nuevo modelo económico, a través de la racionalización de la vida cafetera. Las instituciones fueron elementos claves en la transmisión de las grandes iniciativas de cambio, lo cual les concedió un carácter regulador hacia afuera, en lo referente con el mercado internacional y un carácter mediador hacia adentro, en relación con los procesos de organización local y poblacional, llegando a enlazarse con las lógicas individuales de los cafeteros.

Dentro dela lógica de cambio, la mujer adquirió un lugar central en el desarrollo de programas y propuestas institucionales, orientadas a su capacitación e introducción en lógicas laborales asalariadas y lógicas administrativas para el manejo de la finca, por lo que la mujer adquirió un lugar de agente receptor de cambios y motivador de otras transformaciones. Lo anterior sumado con las posibilidades que tuvieron algunas de estas mujeres para acceder a recursos de diferente tipo, incidieron en la modificación de la forma tradicional de ser madres y de vincularse maritalmente. Estos hechos representaron, por una parte, una ruptura ideológica frente a las formas tradicionales de control social, cuya responsabilidad principal recaía en la Iglesia Católica.

El protagonismo ganado por la mujer como eje de la familia y elemento central de la caficultura, la fueron marcando paulatinamente como receptor y agente de cambios, lo que puede definirse en los términos propuestos por John Durston123 como un proceso de individualización del trabajo femenino que fue marcando una

                                                                                                                         123 DURSTON, John W., “Clase y cultura en la transformación del campesinado”, en SHANIN Teodor, Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979.

107    

trayectoria hacia la estratificación y jerarquización social, donde la importancia de la familia como unidad productiva fue cediendo terreno a la cultura dominante de las clases sociales, lo cual pudo evidenciarse al describir la situación de las mujeres propietarias de fincas cafeteras, en contraste con las mujeres recolectoras, quiénes evidencian realidades que las primeras no tuvieron que vivir o superaron hace tiempo, por ejemplo, el acceso a un ingreso monetario.

Respecto a los elementos metodológicos, es bien sabido que los relatos a partir de los cuáles se construyen casos de estudio, no son suficientes en aras de generalizaciones en la interpretación de los datos, pero vistos en el marco de los amplios panoramas que esbozan los datos agregados, permitieron visualizar de manera más detallada el tránsito de grandes procesos como el modernizador hacia estructuras y dinámicas micro, dónde cobran especial importancia los actores involucrados y el proceso de subjetivación de los grandes fenómenos, tal como se observó con el papel protagónico jugado por la mujer en el contexto de estos cambios.

108    

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

ARANGO, Mariano, Café e Industria 1850-1930, CIE-Universidad de Antioquia y Carlos Valencia Editores, Bogotá, Colombia, 1977. AUBAD, Rafael; Arango, Mariano; Piedrahita, Jaime, Bonanza de precios y transformaciones en la industria cafetera. Antioquia 1975-1980, Centro de Investigaciones económicas de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia, 1983.

AVELLA, Mauricio; Bernal Joaquín, Errázuriz, María y Ocampo, José Antonio, “La Consolidación del capitalismo moderno (1945-1986)”, en Ocampo, José Antonio (editor), Historia Económica de Colombia, Siglo Veintinuno Editores, Bogotá, Colombia, 1988. BANGUERO, Harold Enrique, “El tamaño de la familia en Colombia: sus determinantes económicos y sociales”, en Revista Nómadas n° 11, Las familias contemporáneas, Departamento de investigaciones Universidad Central, Bogotá, Colombia, octubre de 1999. BEJARANO, Jesús Antonio, “El despegue cafetero (1920-1928)”, en Ocampo, José Antonio (editor), Historia Económica de Colombia, Siglo Veintinuno Editores, Bogotá, Colombia, 1988. BONILLA, Elssy y Vélez Eduardo, Mujer y trabajo en el sector rural colombiano, Centro de Estudios sobre desarrollo económico, Instituto SER de investigación, Plaza y Janes Editores, Bogotá, Colombia, 1987. BOURDIEU, Pierre, Las estructuras sociales de la economía, Manantial, Buenos Aires, Argentina, 2010.

BRIGNOL Raúl y CRISPI, Jaime, “El campesinado en América Latina. Una aproximación teórica”, en Revista de la CEPAL, Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina, 1982, Santiago de Chile.

CICERCHIA, Ricardo, “Alianzas, redes y estrategias. El encanto y las crisis de las formas familiares”, en Revista Nómadas: Las familias contemporáneas, N° 11, octubre de 1999, Universidad Central, Bogotá, Colombia.

CORCHUELO, Alberto; CORRAL, Julio; GARCÍA, Diego; ESCOBAR, Jaime, Impacto de la economía cafetera y de la Federación de cafeteros en el desarrollo económico del Valle del Cauca, Centro de Investigaciones y documentación socioeconómica –CIDSE-, Universidad del Valle, Cali, 1988.

109    

CORREDOR, Consuelo, Los límites de la modernización, Cinep, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, 1992. CHÁVEZ, H., Marina, Trabajo femenino las nuevas desigualdades, en RUEDA, P., Isabel, CHAPOY, B., Alma, RODRÍGUEZ, L., Patricia y GONZÁLEZ, M., María Luisa (Compiladoras), Universidad Nacional Autónoma de México –UNAM-, México, 2010, disponible en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Mexico/iiec-unam/20110804043921/TrabFem.pdf URL. DÁGUER, Carlos y RICCARDI, Marcelo, Al derecho y al revés. La revolución de los derechos sexuales y reproductivos en Colombia, Profamilia, 2005, Bogotá, Colombia. DEERE, Carmen Diana y LEÓN, Magdalena (editoras), La mujer y la política agraria en América Latina, Siglo veintinuno editores, Bogotá, Colombia, 1986. DURSTON, John W., “Clase y cultura en la transformación del campesinado”, en SHANIN, Teodor, Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, 1979, México.

ECHEVERRY De FERRUFIÑO, Ligia, “La familia de hecho en Colombia: Una metodología para su estudio”, en Bonilla, Elssy (Compiladora), Mujer y familia en Colombia, Asociación Colombiana de Sociología, Departamento Nacional de Planeación, Unicef, Plaza y Janes Editores, Bogotá, Colombia, 1985.

FARAH, Q., María Adelaida, “Equidad de género y sostenibilidad de sistemas de producción en el medio rural. Evidencias empíricas en la cuenca media del rio Chicamocha departamento de Boyacá (Colombia)”, en Cuadernos de Desarrollo Rural # 37, Instituto de Estudios Rurales, Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, Bogotá Colombia, 1996.

FEDER, Ernest, “Los latifundios y la mano de obra agrícola en América Latina”, en Revista de la CEPAL, Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina, 1982, Santiago de Chile.

FLOREZ, Carmen Elisa, Las transformaciones sociodemográficas en Colombia durante el siglo XX, Banco de la República y Tercer Mundo editores, Bogotá, Colombia, 2000.

GALESKI, Boguslaw, “La organización social y el cambio rural social”, en SHANIN, Teodor (selección): Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979, pp. 109.

GOBERNACIÓN DEL QUINDÍO, Anuario Estadístico del Quindío, 1968, 1971, 1988, 1992-1993, Armenia, Colombia.

110    

GOBERNACIÓN DEL VALLE, Anuario Estadístico del Valle, 1960, 1970, 1980, 1990-2000, Cali, Colombia. GUTIÉRREZ De PINEDA, Virginia, Familia y cultura en Colombia, Instituto Colombiano de Cultura, Instituto Colombiano de Cultura, 1975, Bogotá, Colombia. _________________________ La familia en Colombia. Estudio Antropológico. Centro de Investigaciones, Departamento Socioeconómico, Federación Internacional de Estudios Católicos de Investigaciones Sociales y Socio-religiosas FERES, Bogotá, Colombia, 1962. HENDERSON, James David, La modernización en Colombia. Los años de Laureano Gómez 1889-1965, Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia, 2006.

HERNÁNDEZ, Jorge, TÉLLEZ, Neftali, Aproximaciones al estudio sobre el narcotráfico en la región Valle-Caucana, Centro de investigaciones y documentación socioeconómica CIDSE, Ministerio de Comunicaciones, Proyecto UNESCO, Cali, Colombia, 1992.

HIRSCHMAN, Albert, “La tenencia de la tierra y la Reforma Agraria en Colombia, en Estudios sobre Política Económica en América Latina, Memoria de Industrias de 1925-1935”, en Ramírez Bacca, Renzo, Historia laboral de una hacienda cafetera. La Aurora, 1882-1982, La carreta histórica, Medellín, Colombia, 2008.

KERBLAY, Basile, “Chayanov y la teoría del campesinado como un tipo específico de economía”, en SHANIN, Teodor, Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979.

LEÓN. Magdalena, “Familia nuclear y jefatura del hogar: acceso de la mujer a la tierra en las Reformas Agrarias”, en BONILLA, Elssy (Compiladora), Mujer y familia en Colombia, Asociación Colombiana de Sociología, Departamento Nacional de Planeación, Unicef, Plaza y Janes Editores, Bogotá, Colombia, 1985.

LONDOÑO, Carlos Mario, Economía Agraria Colombiana, Ediciones Rialp, Madrid, 1965.

LONDOÑO, Jaime Eduardo, Los Procesos de Frontera y Colonización en el Norte del Suroccidente Colombiano, Un Modelo Alternativo a la Colonización Antioqueña de James Parsons, Tesis-Magister en Historia, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia, 2002.

111    

LONDOÑO, Jaime Eduardo, Colonización fronteras y política. Una perspectiva histórica comparada, Seminario nacional-memorias, Secretaría de Cultura de Caldas, Agosto 18 y 19 de 2005, , Manizales, Colombia, publicado en noviembre de 2006. MACHADO, Absalón: El café de la aparcería al capitalismo, Tercer mundo editores, 1988, Bogotá, Colombia.

MEDRANO, Diana, “La mujer en la región cafetera del suroeste antioqueño”, en LEÓN De LEAL, Magdalena, Mujer y capitalismo agrario, Asociación Colombiana para el estudio de la población, Bogotá, Colombia, 1980.

MEJÍA Edgar, MORA Alberto y OROZCO Antonio, Concentración de la tierra en el departamento del Quindío municipios de Buenavista, Calarcá, Circasia, Córdoba, Pijao, Génova y Salento, Universidad Gran Colombia, Trabajo de Grado, Armenia, Colombia, 1985.

MEERTENS, Donny, Ensayos sobre tierra, violencia y género, Centro de Estudios Sociales, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, 2000. NIETO, Luis Eduardo: El café en la sociedad colombiana, El Áncora editores, Bogotá, Colombia, 1981. OCAMPO, José Antonio (Compilador), Historia económica de Colombia, Siglo veintinuno editores, Bogotá, Colombia, 1988. ORTIZ, Carlos Miguel, Estado y subversión en Colombia: La violencia en el Quindío años 50, Fondo Editorial CEREC, Bogotá, Colombia, 1985. PALACIOS, Marco, El café en Colombia (1850-1970). Una historia económica, social, y política, Editorial Presencia, Bogotá, Colombia, 1979. PEARSE, Andrew, “La metrópoli y el campesino: la expansión del complejo urbano industrial y la cambiante estructura rural”, en SHANIN, Teodor, Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979.

PUYANA, Yolanda, “El descenso de la fecundidad por estratos sociales”, en Bonilla, Elssy (Compiladora), Mujer y familia en Colombia, Asociación Colombiana de Sociología, Departamento Nacional de Planeación, Unicef, Plaza y Janes Editores, Bogotá, Colombia, 1985.

RAMÍREZ B., Renzo, Historia laboral de una hacienda cafetera. La Aurora, 1882-1982, La carreta histórica, Medellín, Colombia, 2008. RINCÓN, John Jario, Trabajo, territorio y política: expresiones regionales de la crisis cafetera 1900-2002, Editorial la Carreta, Medellín, Colombia, 2006.

112    

RUÍZ, Soledad, Café, tecnología y sociedad municipal, Montenegro, Villarica y Viotá, Colciencias-Uniandes, Bogotá, Colombia, 1983.

SAETHER, Steinar: “Café, conflicto y corporativismo. Una hipótesis sobre la creación de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia en 1927”, en Anuario Colombiano de historia social y de la cultura, Número 26, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, 1999. SALCEDO, Teresa, “Los proyectos de desarrollo rural” en Enfoques colombianos, #1, Bogotá, Colombia, noviembre de 1976. SHANIN Teodor, Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979. SHANIN, Teodor, “Una familia campesina rusa a principios de siglo”, en SHANIN, Teodor (selección): Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979. SHANIN, Teodor, “El campesinado como factor político”, en Campesinos y sociedades campesinas, Fondo de Cultura Económica, México, 1979. SOLÉ, Carlota, Modernidad y modernización, Editorial Antrhopos, Barcelona, España, 1998.

VILLAMARÍN, Francisco Javier, Secularización y transición demográfica: dos dimensiones de la modernidad y la modernización en la zona andina de Nariño, Universidad del Valle, Facultad de Ciencias Sociales y Económicas, Trabajo de investigación de Maestría en Sociología, Cali, Colombia, 2010.

Código NombreLugar de residencia

Año de nacimiento Estado civil Relación con la tierra

Generaciones de la familia vinculadas con la economía cafetera

Generación del entrevistado Extensión de la finca  Tipo de familia  Nivel de escolaridad

Edad de matrimonio

E1F‐M Eufrocina Valencia  Montenegro  1941 Viuda  Propietaria 3 2 2 hectáreas

Pequeña, generación anterior compuesta por 6 miembros, familia actual compuesta por 7 miembros  Primaria 15 años

E2F‐M Graciela Arango Montenegro  1932 Viuda  Propietaria 3 2 22 hectáreas

Mediana, la primera generación estaba integrada por7 miembros, la familia actual está compuesta por 11 miembros Bachillerato 16‐17 años

E3F‐M Sofelia Arbeláez Montenegro  1929 Viuda  Propietaria 3 2 16 hectáreas

Familia de origen 8 miembros contando a los padres, familia conyugal 10 miembros contando los padres Primaria 19 años

E4F‐M Lida Durán Montenegro  1964 Casada Propietaria 3 3 5 hectáreasPequeña compuesta por 8 miembros incluidos los padres Bachillerato 23 años 

E5F‐C María Elvia Arias Calarcá 1947 Viuda  Propietaria 32 (Herencia del esposo) 7 cuadras

Familia de origen  11 incluyendo a los padres, familia conyugal 7 incluyendo a los padres Educadora 18 años 

E6F‐C Jorge Omar Barahona Calarcá 1952 Separado

Propietario, hijo de fundador de la cooperativa de caficultores de Calarcá 5 4

55 cuadras para caada una de las fincas que tienen, tiene varias

Mediana compuesta por 10 interantes contando a los padres, la familia conyugal está compuesta por 6 miembros incluyendo los padres. Ingeniero eléctrico 23 años

E7F‐C Elías Mejía Calarcá 1951 Divorciado

Propietario y presidente del Comité de Cafeteros de Calarcá 2 2 150 cuadras 

Familia de origen 5 miembros incluyendo los padres, familia conyugal 3 incluyendo su exesposa e hija Filósofo 20 años

Anexo 1. Caracterización de familias entrevistadas

E8F‐S María Alejandra Parra Sevilla 1985 Soltera Propietaria 3 3 2 hectáreas y media Familia de origen 4 inclueyndo padres Esteticista No Aplica

E9F‐S Nelson Ruíz Sevilla 1960 CasadoTrabajador en las fincas de sus hermanos 3 2

No tiene extensión de tierra

Familia de origen 10 incluyendo los padres y familia conyugal 4 incluyendo a los padres

Administrador de finca cafetera 24 años

E10F‐S Zobeida Granada Sevilla 1952 Casada Propietaria  3 2 2 plazas y mediaMediana compuesta por 10 interantes contando a los padres Bachillerato 19 años

E11F‐S Alberto Mora Sevilla 1947 Casado Propietario 2 2 240 cuadrasMediana compuesta por 6 integrantes contando a los padres

Primer semestre de Agronomía 27 años

E12F‐S Paula Gómez Cali 1976 Soltera Hija de propietarios 3 3 2 plazas y mediaPequeña compuesta por 4 integrantes inclyendo los padres Arquitecta No Aplica

Tipo de Unión Migración Función actualFiliación política de los padres Función de la finca

Matrimonio por la iglesia para la primera y segunda generaciones y por lo civil para la tercera 

2 hijos en europa, trabajando en oficios varios Socia  Capacitaciones técnicas 

Administración de la finca, la parte operativa está a cargo de los hijos y el trabajador  Liberales

Vivienda, provisión de alimento y generadora de ingresos familiares 

Matrimonio por la iglesia para la primera, segunda y tercer generación, sólo una hija está casada por la iglesia, separada y casada nuevamente por lo civil y un hijo está en unión libre

4 hijas en europa, trabajndo como profesionales Socia  Capacitaciones técnicas 

Administración de la finca, la parte técnica está acargo de sus hijos agrónomos, la parte operativa está a cargo de los trabajadores Conservadores Generación de ingresos 

Matrimonio por la iglesia para la primera y segunda generación, la tercera tiene una unión libre Ninguno Socia  Capacitaciones técnicas 

Recibe los ingresos de su finca y toma las decisiones respecto al mantemiento de la finca, sus hijos está dedicados a la parte administrativa y técnica y los trabajadores a la parte operativa Ninguna

Vivienda, provisión de alimento y generadora de ingresos familiares 

Primera y segunda generación por la iglesia y uno de los hijos de la segunda generación está casado por lo civil Ninguno Socia 

Formación mujer cafetera y mujer cereza

Administración de la finca y participación en las labores operativas Liberales

Vivienda, provisión de alimento y generadora de ingresos familiares 

Por la iglesia, las generaciones anteriores y las nuevas por lo civil y por la iglesia Ninguno Socia  Capacitaciones técnicas  Administración Ninguna Generadora de ingresos

Matrimonios por la iglesia , matrimonio civil en la 5 generación,  1 en el exterior Socio Capacitaciones técnicas 

Administración de las tierras los 8 hijos vinculados al trabajo cafetero Liberales

Vivienda, provisión de alimento y generadora de ingresos familiares 

Matrimonio  1 hija en el exteriorSocio y presidente del comité  Política y gobierno Administración de las tierras  Pluralista Generadora de ingresos

Relación con el Comité de Cafeteros

Anexo 1. Caracterización de familias entrevistadas

Matrimonios por la iglesia para las anteriores generacione sy para las nuevas unión libre y luego matrimonio por la iglesia Papá en el exterior

Se relaciona con la cooperativa a través dela venta de café Ninguna Administración Liberal Ingresos alterntivos

Por la iglesia, las generaciones anteriores y ls nuevas unión libre 1 Hermano en el exterior

Mi hermano tiene cédula y me autoriza para recibir los insumos Capacitaciones técnicas  Admiistración Liberal Ingresos alternativos

Matrimonios por la iglesia, unión libre y civil 1 Hermana en USA Socia  Ninguna

Administración de la finca y supervisión de trabajadores Liberales

Vivienda, provisión de alimento y generadora de ingresos familiares 

Matrimonio por la iglesia católica, pero su hija está en unión libre 1 Hijo en Australia Socio Capacitaciones técnicas 

Administración de la finca y supervisión de trabajadores Liberales

Provisión de alimento y generadora de ingresos familiares

Matrimonios por al iglesia, unión libre y civil 1 Tío en USA Sus padres son socios Ninguna Paseo Liberales

Vivienda, provisión de alimento y generadora de ingresos familiares 

Anexo 2: Caracterización de funcionarios de la Federación Nacional de Cafeteros

Caracterización de funcionarios F.N.C. entrevistados

Código Nombre Cargo

Tiempo de

vinculación

con la

F.N.C. Profesión Ciudad

F1-FNC-Q Faber Buitrago

Miembro principal por el Comité Departamental de Cafeteros 12 años

Administrador de empresas agropecuarias y economista Armenia

F2-FNC-Q Elizabeth Laserna

Trabajadora Social, para reconstrucción social después del terremoto y ayudas humanitarias 10 años

Trabajadora Social Armenia

F3-FNC-Q Hernán Arenas

Extensionista, acompañamiento técnico en la parte administrativa y capacitación 18 años

Administrador de empresas agropecuarias Montenegro

F4-FNC-V Edna Milena Avendaño

Trabajadora Social, fortalecimiento gremial, acompañar a los comités municipales

1 año, 10 meses

Trabajadora Social Cali

F5-FNC-V Adriana María Mosquera

CENCOA, coordinadora área social, pertenece a la entidad cafetera del Valle del Cauca, colaboradora de Industrias Integradas

6 años con industrias integradas

Trabajadora Social Cali

F6-FNC-V Martha Leyton

Manejo de todos los programas de educación del Comité de Cafeteros a través de FECOOP 22 años

Economista, especialización en Administración y Gerencia Cali

F7-FNC-V Saúl Hernández

Jefe de control interno, hace 22 años 38 años Ingeniero civil Cali

Anexo 3: Caracterización de recolectores entrevistados

Código NOMBRE OCUPACIÓNMUNICIPIO

TIEMPO DE

VINCULACIÓN

CON LA

CAFICULTURA ESTADO CIVILTIPO DE UNIÓN EDAD

R1-C Luis Aníbal Osorio Recolector Calarcá Separado

Unión libre y

posteriormente

matrimonio por la iglesia

R2-M Orlando Villa Recolector Montenegro Separado Separado 46 años

R3-S Edilma Recolectora Sevilla 28 años Unión libre

Casada por la iglesia a

los 16 43 años

Anexo 4: Caracterización funcionaria Profamilia

Funcionaria Profamilia

Código NOMBRE CARGO ENTIDAD

TIEMPO EN LA

ENTIDAD

LOCALIDADES

ATENDIDAS

F1-P-Q María Helena Henao Promotora Profamilia 37 años, ingresó en 1974

Quimbaya, zona

de tolerancia de

Montenegro