Liderazgo en el libro de Proverbios

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L PRINCIPIOS DE LIDERAZGO DEL IBRO DE PROVERBIOS Como líderes, es necesario que tengamos cuidado de no usar a la gente para construir nuestro propio reino y hacer avanzar nu estra propia carrera. Hacer lo correcto por motivos incorrectos puede ser muy fácil y, como la motivación y la manipulación se parecen tanto, podemos cruzar la línea divisoria casi sin darnos cuenta. Por eso es preciso que recordemos que no estamos dirigiendo nuestra iglesia sino la de Cristo, que es su es pos a, por lo tanto ha de ser respetada. STEPHEN GRUNLAN e lERTA VEZ ESCUCHÉ a un conocido pastor re- ferirse a la iglesia como la poseedora del lideraz- go más entusiasta del mundo. Los líderes de la iglesia no tienen la autoridad de los líderes mili- Lares, o el incentivo financiero de las empresas transnacionales; solameme Lienen la habilidad del liderazgo, de la cual dependen. En consecuencia, ¿dónde encuentran los principios de liderazgo que necesitan para dirigir? Aun- que hay excel entes libros y seminarios sobre el tema, y las cla- ses de liderazgo son accesibles, los líderes eclesiásticos, antes que nada, necesitan acudir a la Palabra de Dios. Aunque la Biblia se centra en primer lugar en la historia del amor de Dios por nosotros y su plan de redención, tam- bién nos brinda una percepción del liderazgo espiritual. Desde Abrahán h as ta Moisés, desde los jueces hasta David, desde lo s reyes hasta Pedro y Pablo, y sobre todo hasta jesu- cristo, Dios ha recurrido a líderes espirituales para cumplir sus propósitos. La Biblia no solamente nos da ejemplos de lide- razgo espiritual, sino también pri ncipios de liderazgo. Un buen número de ell os se encuentran en el libro de Proverbios. El liderazgo es influencia "En el pueblo numeroso está la glo ria del rey; en la fa lta del pueblo, la debilidad del príncipe" (Prov. 14: 28) El lide- razgo no es tanto una postura sino una influencia. Cuando Pablo fu e transportado a Roma como prisionero (Hech. 27), el barco quedó atrapado en medio de una tormenta y estaba a punto de nau fr agar. En ese momento crítico, el apóstol se hizo cargo del problema y su liderazgo sala todos. Podemos tener una oficina en la iglesia, pero es nuestra influencia la que nos hace líderes . Procure ver si hay alguien que lo con- sidera a usted como su líder. Los líderes crist ianos buscan consejos sabios " Los pensamienLos se frustran donde falta el consejo, pe- ro se afirman con los muchos consejeros" (Prov. 15: 2L). Absalón se negó a escuchar los sabi os consejos de Ahitof el, y eso le cos- la vida (2 Sam. 17). Roboam se negó a escuchar a los conse- jeros de su padr e, y por eso perdió la miLad de su reino (1 Reyes 12). Por otra parte, Moisés escuchó a su suegro, y eso salsu liderazgo (Éxo. 18) El hecho de que seamos líderes no signifi ca qu'' Lenemos todas las res puestas; tenemos, sin embargo, la opci on de bus- car ayuda de otras person as con más experiencia. Yo mismo he tenido un par de sup erintendentes de di sLrito a os que he recurrido cuando he necesitado consejos piadosos. Incluso después de jubilarme, todavía solicito sus con sej os. Cada uno de nosotros necesita Lener a algui en en quien podamos con- fiar cada vez que lo necesitemos. Los líderes cristianos no manipulan, motivan "Oráculo hay en los labi os del rey y su boca no p re varica en el juicio" (Prov. 16: 10). Nehemías motivó con valor al pueblo para que reconstruyera los muros de jerusalén (Neh. 2: 17-20). Se apoyaba en una vi sión , tenía un plan y le aseguró al pue- blo que Dios estaba con ell os. Cuando movilizamos al pueblo en beneficio propio, lo manipulamos y explotamos. Por otro lado, cuando llamamos al pu eblo a alcanzar un prop ósilo más elevado , lo estamos moti vando. Como líderes, es necesari o que tengamos cuidado 1e no usar a la gente para construir nues lro propio reino y hacer avanzar AÑO 66 - Nº 1 MINISTERIO ADVENTISTA 11

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Stephen Grunlan. Artículo publicado en la revista Ministerio Adventista Enero-Febrero 2009. El autor presenta una serie de principios de liderazgo basado en este libro poético.

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LPRINCIPIOS DE LIDERAZGO DEL

IBRO DE PROVERBIOS Como líderes, es necesario que tengamos cuidado de no usar a la gente

para construir nuestro propio reino y hacer avanzar nuestra propia carrera. Hacer lo correcto por motivos incorrectos puede ser muy fácil y,

como la motivación y la manipulación se parecen tanto , podemos cruzar la línea divisoria casi sin darnos cuenta. Por eso es preciso que recordemos

que no estamos dirigiendo nuestra iglesia sino la de Cristo, que es su esposa, por lo tanto ha de ser respetada.

STEPHEN GRUNLAN

e lERTA VEZ ESCUCHÉ a un conocido pastor re­ferirse a la iglesia como la poseedora del lideraz­go más entusiasta del mundo. Los líderes de la iglesia no tienen la autoridad de los líderes mili­Lares, o el incentivo financiero de las empresas

transnacionales; solameme Lienen la habilidad del liderazgo, de la cual dependen. En consecuencia , ¿dónde encuentran los principios de liderazgo que necesitan para dirigir? Aun­que hay excelentes libros y seminarios sobre el tema, y las cla­ses de liderazgo son accesibles, los líderes eclesiásticos, antes que nada, necesitan acudir a la Palabra de Dios.

Aunque la Biblia se centra en primer lugar en la historia del amor de Dios por nosotros y su plan de redención, tam­bién nos brinda una percepción del liderazgo espiritual.

Desde Abrahán hasta Moisés, desde los jueces hasta David, desde los reyes hasta Pedro y Pablo, y sobre todo hasta j esu­cristo, Dios ha recurrido a líderes espirituales para cumplir sus propósitos. La Biblia no solamente nos da ejemplos de lide­razgo espiritual, sino también principios de liderazgo. Un buen número de ellos se encuentran en el libro de Proverbios.

El liderazgo es influencia "En el pueblo numeroso está la gloria del rey; en la falta

del pueblo, la debilidad del príncipe" (Prov. 14: 28) El lide­razgo no es tanto una postura sino una influencia. Cuando Pablo fue transportado a Roma como prisionero (Hech. 27), el barco quedó atrapado en medio de una tormenta y estaba a punto de naufragar. En ese momento crítico, el apóstol se hizo cargo del problema y su liderazgo salvó a todos. Podemos tener una oficina en la iglesia, pero es nuestra influencia la

que nos hace líderes. Procure ver si hay alguien que lo con­sidera a usted como su líder.

Los líderes crist ianos buscan consejos sabios "Los pensamienLos se frustran donde falta el consejo, pe­

ro se afirman con los muchos consejeros" (Prov. 15: 2L). Absalón se negó a escuchar los sabios consejos de Ahitofel, y eso le cos­tó la vida (2 Sam. 17). Roboam se negó a escuchar a los conse­jeros de su padre, y por eso perdió la miLad de su reino (1 Reyes 12). Por otra parte, Moisés escuchó a su suegro, y eso salvó su liderazgo (Éxo. 18)

El hecho de que seamos líderes no significa qu'' Lenemos todas las respuestas; tenemos, sin embargo, la opcion de bus­car ayuda de otras personas con más experiencia. Yo mismo he tenido un par de superintendentes de disLrito a os que he recurrido cuando he necesitado consejos piadosos. Incluso después de jubilarme, todavía solicito sus consejos. Cada uno de nosotros necesita Lener a alguien en quien podamos con­fiar cada vez que lo necesitemos.

Los líderes cristianos no manipulan, motivan "Oráculo hay en los labios del rey y su boca no prevarica en

el juicio" (Prov. 16: 10). Nehemías motivó con valor al pueblo para que reconstruyera los muros de jerusalén (Neh. 2: 17-20). Se apoyaba en una visión , tenía un plan y le aseguró al pue­blo que Dios estaba con ellos. Cuando movilizamos al pueblo en beneficio propio, lo manipulamos y explotamos. Por otro lado, cuando llamamos al pueblo a alcanzar un propósilo más elevado , lo estamos motivando.

Como líderes, es necesario que tengamos cuidado 1e no usar a la gente para construir nueslro propio reino y hacer avanzar

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nuestra propia carrera. Hacer lo correcto por motivos inco­rrectos puede ser muy fácil y, como la motivación y la mani­pulación se parecen tanto, podemos cruzar la línea divisoria casi sin darnos cuenta. Por eso es preciso que recordemos que no estamos dirigiendo nuestra iglesia sino la de Cristo, que es su esposa, por lo tanto ha de ser respetada.

Los líderes cristianos no toleran la maldad propia o ajena

Los líderes tienen elevadas normas éticas. "Abominable es que los reyes cometan maldad, porque con la justicia se afirma el trono" (Prov. 16: 12). Los buenos líderes deben con­frontar el mal y lidiar con él sin temor o favoritismo , tal como hizo Pablo cuando confrontó a Pedro por el tema de la igual­dad entre judíos y gentiles ( Gál. 2: 11-14). A lo largo de los años, he tenido que corregir a dirigentes y líderes laicos que estaban participando de una conducta indebida. Aunque no fue fácil, era una parte necesaria de mi liderazgo.

Los líderes efectivos no solamente se ven obligados a en­carar la maldad, también tienen que mantener normas éticas elevadas, particularmente en dos áreas: el manejo del dinero y el sexo. Necesitamos construir salvaguardas y sistemas con­fiables en ambas áreas a fin de protegernos y mantenernos irre­prochables.

Los buenos líderes son íntegros "Los labios justos complacen a los reyes; estos aman al que

habla con rectitud" (Prov. 16: 13). Es posible afirmar que la honestidad es el fundamento del liderazgo. Los buenos líderes no solamente son honestos, sino que también buscan rodearse de personas honestas. Todos los libros de liderazgo ubican el carácter al tope de la lista de los elementos esenciales que iden­tifican a los líderes efectivos. El pueblo no sigue a los líderes que carecen de integridad .

La integridad incluye las acciones además de las palabras. No me refiero a cosas tales como el mandamiento que dice "no hurtarás", sino más bien a la hipocresía. La integridad im­plica practicar lo que predicamos, ser consecuentes y confia­bles, hacer lo que decimos que se debe hacer, y vivir de tal manera que los demás confíen en nosotros.

Los buenos lícleres controlan sus emociones "La ira del rey es mensajero de muerte, pero el hombre sa­

bio la evita" (Prov. 16: 14, 15). El rey Saúl fue un líder intem­perante que no tenía control de sus emociones, esto le dio co­mo resultado la pérdida de su reino. Por otra parte, cuando el apóstol Pablo. fue difamado por falsos maestros , respondió con serenidad y en forma racional. Aunque los buenos líderes son apasionados, esa pasión debe permanecer bajo control.

Con frecuencia , los líderes son víctimas de falsas acusa­ciones. La gente malentiende a los líderes, los cita mal, sos­pecha de ellos y les atribuye motivaciones negativas. Todo esto, junto con la responsabilidad y la presión del liderazgo, pueden inducirnos a permitir que nuestras emociones se sal-

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gan de control. Como líderes necesitamos conservar inhibidas nuestras emociones. También necesitamos orar por nosotros mismos y contar con otras personas que lo hagan a nuestro favor.

Los buenos líderes procuran la excelencia "El rey, al sentarse en el trono para juzgar, con su mirada

descubre todo mal" (Prov. 20: 8). Los líderes no solamente han de dar lo mejor de sí, sino que también deben esperar lo me­jor de sus seguidores mientras los ayudan <I hacer lo mejor por medio del entrenamiento y la preparación ofrecidas.

Los buenos líderes enfrentan a las personas problemáticas

"El rey sabio dispersa a los malvados y sobre ellos hace rodar la rueda" (Prov. 20: 26). Si bien el pr<Jpósito de tratar con las personas conflictivas y problemáticas es la sanidad y la restauración, no hemos de tolerar a las personas conflicti­vas y perturbadoras que no responden a la corrección ama ble. El consejo bíblico deja en claro que si as personas per· turbadoras no responden a la corrección ¡mable, no tene­mos nada que hacer con ellas (Tito 3: 10, 11).

Mientras conducía a Israel hacia la Tierra Prometida, Moisés tuvo que tratar constantemente con person,1s rebeldes y pro­blemáticas. Si permitimos que esas personas sigan causando problemas, no estamos dando muestras de misericordia y gra­cia hacia ellas y hacia las demás personas de la organización que también están siendo afectadas por esa conducta. Si en ver dad nos preocupamos por el bien de la iglesia y no por nues tra comodidad, enfrentaremos a las personas que están lasti­mando el cuerpo de Cristo.

Los buenos líderes combinan el amor y la verdad

"La misericordia y la verdad guadan al ·ey, y con clemen ciase sustenta su trono" (Prov. 20: 28) . El amor sin la verdad es una emoción extraviada. Por otra parte, la verdad sin amor es una fría realidad . A pesar de esto, la verda<l y el amor juntos tienen un poder transformador, pues una integridad amorosa confronta y corrige en forma efectiva.

La Biblia describe el amor no como una emoción sino CO·

mo una acción, pues 1 Corintios 13 lo presenta como una se rie de acciones. Cuando jesús quiso ilustro r el amor al próji mo, contó la dinámica parábola del buen samaritano. Al ama a otros, es preciso que actuemos en su nombre y para su be neficio. Los líderes de Dios se interesan y trabajan por el bien de sus seguidores.

Los buenos líderes se someten a Dios "Como aguas que se reparten es el co -azón del rey en la

mano de j ehová: él lo inclina hacia todo le que quiere" (Prov 21: 1) . La clave del liderazgo bendecido por Dios es la sum sión, porque el liderazgo que es guiado por Dios es el qi...e puede realizar su obra. Los reyes de Israel son un ejemple' instructivo de este principio. Los reyes que se sometieron a

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Dios y siguieron sus caminos experimentaron el éxito, mien­tras que aquellos que siguieron sus propios criterios sufrie­ron la ruina. Es necesario que un buen líder sea también un buen seguidor de Cristo.

Los buenos líderes están siempre dispuestos a aprender

"Para la altura de los cielos, para la profundidad de la tierra y para el corazón de los reyes, no hay investigación" (Prov. 25: 3). Una organización puede crecer solamente si sus líde­res también crecen, pues los líderes efectivos desarrollan y mejoran constantemente su capacidad de liderazgo. El após­tol Pablo animó a Timoteo a desarrollar sus habilidades. Este es un buen consejo también para nosotros .

Los buenos líderes hacen frente a los problemas

"Por la rebelión del país, sus gobernantes son muchos; pero por el hombre inteligente y sabio permanece estable" (Prov. 28: 2). Casi ningún problema se resuelve por sí mismo; si no se hace nada, por lo general empeora, porque donde hay gente hay problemas. Mientras más pronto decidimos en­frentar las dificultades que se nos presentan, más fácil será re­solverlas. Desde sus comienzos, la iglesia cristiana se vio desa­fiada por diversas situaciones, y los apóstoles tuvieron que tratar con ellas con mucha determinación. Tuvieron que re­solver problemas tales como la situación de Ananías y Safira , las viudas negligentes, las divisiones de Corinto, entre otros, a fin de garantizar el crecimiento de la iglesia de manera apro-

piada. Mientras los integrantes de la iglesia sean seres huma­nos, tenemos que saber que surgirán problemas en ella. Los líderes efectivos enfrentan esos problemas por el bien de las personas y de la organización.

Los buenos líderes no reaccionan, actúan "Si un gobernante hace caso a la mentira, todos sus ser­

vidores serán malvados" (Prov. 29: 12). Los buenos líderes no deben actuar sobre la base de rumores; es necesario que en primer lugar conozcan los hechos y que luego sigan el pro­ceso delineado en Mateo 18: 15-17. Primero que todo, hay que acudir a la persona implicada. Si eso no funciona, es preciso que hablen de nuevo con esa persona en presencia de un testi­go. Si aun así no se resuelve el problema, entonces hay que lle­var el asunto a la iglesia. No solamente nosotros como líde­res hemos de seguir el proceso de Mateo, sino que tenemos que asegurarnos de que nuestro pueblo también lo haga.

La aplicación de estos principios registrados en el libro de Proverbios no garantiza el éxito en el ministerio, pero sí ga­rantiza el continuo avance de la obra. No somos llamados a tener éxito sino a ser fieles. Cuando seamos fieles a los prin­cipios de Dios sobre el liderazgo, él nos garantizará el avan­ce de su reino.

Stephen Grunlan tiene un doctorado en ministerio y es pastor de la Conf ratemidad de la Gracia, en Overland Park, Kansas, Estados Unidos.

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