Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

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1 Introducción En los últimos años se ha puesto a los procesos de cambio y mejora de la escuela, en el centro de la atención de la política educativa. La meta es el logro de instituciones educativas eficaces, entendiéndose eficacia como un componente de calidad educativa. En este sentido, la evaluación de las instituciones educativas constituye un objetivo esencial dentro de dicha política en el Perú y en Latinoamérica. En la evaluación de instituciones educativas eficaces se ha priorizado el estudio de los factores de entrada y de proceso, a nivel de la escuela, asociados al rendimiento académico de los estudiantes. Por esta razón, según Maureira (2004), la mayoría de los modelos de la investigación sobre eficacia escolar destacan el rol decisivo del Director, a través de su gestión de liderazgo participativo y de cambio, denominado liderazgo instructivo, para que todo el modelo funcione hacia a la calidad. Sin embargo, Murillo et al. (2007) afirman que desde mediados de los años ochenta, la investigación sobre eficacia escolar admitió la trascendencia de considerar el nivel del aula para obtener una imagen integral de los factores de la eficacia; por esto, actualmente se prefiere hablar de investigación de la eficacia educativa, integrando a la eficacia docente como parte de la eficacia escolar. El objetivo de la eficacia docente es conocer los rasgos, actitudes y comportamientos docentes que operan como factores favorables al éxito académico en los estudiantes. En consecuencia, en el ámbito de la evaluación, el estudio de las acciones del docente en el aula adquiere mayor interés e importancia.

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Introducción

En los últimos años se ha puesto a los procesos de cambio y mejora de la escuela, en

el centro de la atención de la política educativa. La meta es el logro de instituciones

educativas eficaces, entendiéndose eficacia como un componente de calidad

educativa. En este sentido, la evaluación de las instituciones educativas constituye un

objetivo esencial dentro de dicha política en el Perú y en Latinoamérica.

En la evaluación de instituciones educativas eficaces se ha priorizado el

estudio de los factores de entrada y de proceso, a nivel de la escuela, asociados al

rendimiento académico de los estudiantes. Por esta razón, según Maureira (2004), la

mayoría de los modelos de la investigación sobre eficacia escolar destacan el rol

decisivo del Director, a través de su gestión de liderazgo participativo y de cambio,

denominado liderazgo instructivo, para que todo el modelo funcione hacia a la calidad.

Sin embargo, Murillo et al. (2007) afirman que desde mediados de los años

ochenta, la investigación sobre eficacia escolar admitió la trascendencia de considerar

el nivel del aula para obtener una imagen integral de los factores de la eficacia; por

esto, actualmente se prefiere hablar de investigación de la eficacia educativa,

integrando a la eficacia docente como parte de la eficacia escolar. El objetivo de la

eficacia docente es conocer los rasgos, actitudes y comportamientos docentes que

operan como factores favorables al éxito académico en los estudiantes. En

consecuencia, en el ámbito de la evaluación, el estudio de las acciones del docente en

el aula adquiere mayor interés e importancia.

Por otro lado, el concepto de liderazgo docente, según Pounder (2006), se ha

diferenciado, en los últimos años, de su vinculación con el concepto de líder docente

formal, y ahora es un proceso que implica ser un formador de las decisiones en los

estudiantes, mediante un comportamiento que favorezca la generación de un clima

adecuado al interior del aula.

En el contexto descrito, la conexión entre liderazgo docente y eficacia docente

se evidencia en los comportamientos del docente desarrollados en el aula, los cuales,

según la teoría del liderazgo docente, son indicadores de un estilo particular de

liderazgo docente. En suma, para verificar la eficacia de la escuela, ya no es suficiente

evaluar el estilo de liderazgo del Director, tal como se planteaba en la investigación

internacional hasta 1990 o tal como se sigue planteando en el Perú. Asimismo, la

investigación sobre resultados puramente cognitivos en los estudiantes, resulta

incompleta sin las variables afectivas, tales como la actitud hacia la clase.

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La visión del Director como líder docente en relaciones interpersonales de

carácter jerárquico y formal con los demás docentes, y sin una interacción participante

y de colaboración; provino de un estudio del liderazgo cuya inspiración fue el gerente o

líder ejecutivo de empresa, que busca la productividad económica de su organización

(Maureira, 2004). Esta idea de la teoría administrativa, originada en los años 20’,

alrededor de la cual se ordenaron las conductas transaccionales que recomendaba la

psicología organizacional para estructurar la empresa, se mantuvo hasta fines de los

años 70’ como base de los trabajos sobre los diferentes enfoques de liderazgo (rasgos

del líder, conductuales o situacionales). Consecuentemente, Maureira (2004) dice que

la orientación del liderazgo instructivo del Director, se dirigió hacia la productividad en

términos de rendimiento cognitivo en los estudiantes.

En 1985, Bass propuso la teoría del liderazgo transformacional, cuyo enfoque

releva el rol de los seguidores; al considerar que éstos y el líder, en sus interacciones,

se retroalimentan y ejercen juntos un liderazgo centrado en aspectos simbólicos y

motivadores (visión e inspiración), buscando activar la mutua transformación (Vega y

Zavala, 2004). Aplicada al campo educativo, plantea que el liderazgo debe estar

distribuído entre todo el personal de la escuela, incluyendo también a los estudiantes,

trabajando en equipo para el logro de metas comunes (Murillo, 2006). De este modo,

el liderazgo docente resulta otro factor clave de la eficacia escolar.

La teoría de Bass integra a todos los anteriores enfoques en tres estilos de

liderazgo (transformacional, transaccional y laissez faire), donde cualquiera de ellos se

puede manifestar según el contexto y la situación, y el transformacional es una

expansión del transaccional (Vega y Zavala, 2004). En el ámbito escolar, significa que

los líderes docentes pueden ejercer cualquiera de estos estilos de liderazgo, siendo el

transformacional el principal porque engloba y expande a los demás.

Por lo expuesto, el propósito del presente estudio es identificar los estilos de

liderazgo de los docentes, acorde al enfoque transformacional. Este objetivo

corresponde a la dimensión de actividad del perfil del líder, según el Modelo de rango

completo de Bass y Avolio (1994), seguido aquí. No se busca la eficacia de los estilos,

porque esto se ajusta a la dimensión de eficacia del perfil, según el modelo de rango

total de Bass y Avolio (2000).

En el Perú, la figura del líder docente casi no se considera en las

investigaciones sobre liderazgo. En otros países, diferentes autores lo señalan como el

gestor de un adecuado clima al interior del aula, el cual puede permitir hacer eficaces

los aprendizajes de sus estudiantes, a través de su influencia en el rendimiento

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afectivo (actitud a la clase). Esta misma relación es sostenida en el Informe del

Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) del año 2008, sobre

los aprendizajes de los estudiantes de América Latina y el Caribe (Valdez et al., 2008).

En otro mega estudio, Murillo et al. (2007); destacan la influencia de lo que ocurre en

el aula, y la variable satisfacción del estudiante con el liderazgo docente y con la

escuela, en relación con el rendimiento. Pounder (2006), también da a conocer

conclusiones semejantes de varios otros autores.

Actualmente, en el campo pedagógico, la importancia teórica del rol de los

seguidores se ha centrado en responder a la pregunta de cómo puede un líder

docente, en sus interacciones con sus estudiantes, favorecer sus aprendizajes. Se

propone como respuesta que el docente debe ejercer un estilo de liderazgo

transformacional; por cuanto las habilidades necesarias para la satisfacción de los

estudiantes con el liderazgo docente, son típicas de dicho estilo (Pounder, 2006).

En la realidad educativa en la que ejercen su actuación profesional los

docentes de la institución educativa 4005 de La Perla – Callao, se percibe cierta

abstinencia de éstos por involucrarse y tomar decisiones frente a los problemas que

atañen a su institución y particularmente frente a la calidad de las interacciones

docente – estudiantes, producidas en las aulas, que no ayudan a la mejora del clima al

interior de ellas. Al respecto, en el perfil real del docente y en el de los estudiantes,

ubicados en el capítulo de la propuesta pedagógica del Proyecto Educativo

Institucional (PEI) del año 2005, de la I.E. 4005, (actualizado a octubre 2009), se

señalan percepciones desfavorables de estos mismos agentes y de los padres de

familia, sobre la participación, el compromiso y la labor de los docentes; y, sobre la

disciplina, los aprendizajes y el rendimiento académico de los estudiantes de

secundaria y de primaria.

Estos hechos también se dan en otras escuelas del Callao, exponen problemas

en las conductas carismáticas, de consideración, de inspiración y de estimulación

intelectual (dimensiones del estilo transformacional) de los docentes, y no pueden ser

tratadas en relación sólo con el liderazgo instructivo del Director, es necesario

completar este enfoque de solución con el del liderazgo docente.

El Proyecto Educativo Regional del Callao (PER), formulado el año 2007,

considera el liderazgo como una dimensión importante del perfil del docente;

planteando, entre otras metas, que al 2021, el docente chalaco tiene que tener un

comportamiento con características que son transformacionales.

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Entonces, tanto la investigación teórica más reciente, como la realidad

educativa en las escuelas chalacas, la preocupación de los propios usuarios y la

importancia que cobra en las actuales propuestas educativas; resaltan la relevancia

del estudio del liderazgo docente.

Al evaluar los estilos de liderazgo docente se podrá tener una base de datos

que ayude a estudiar la variable clima del aula. De esta correlación se deducirán

comportamientos docentes transformacionales o transaccionales y su efecto en la

actitud a la clase de los estudiantes. Los resultados ayudarán para que en la Región

Callao, como dice Maureira (2004), se definan perfiles y competencias del buen líder y

se diseñen técnicas y estrategias que permitan formarlos como factor fundamental de

organizaciones escolares de calidad.

La transformación de la escuela y del comportamiento del docente en el aula,

supone la previa conversión del docente en líder, un compromiso del docente que

trasciende el propio mejoramiento profesional para incidir en el progreso del

aprendizaje de los estudiantes (Flores, 2003).

El presente estudio también puede servir para que en sucesivos trabajos se

mejore el instrumento utilizado (en sus dos versiones), de manera que ofrezca una

mayor confiabilidad y validez para evaluar del modo más preciso posible los estilos de

liderazgo docente de una determinada institución educativa.

En resumen, además de una mejora teórica y metodológica para evaluar el

liderazgo docente, el presente trabajo puede servir a otros múltiples propósitos, tales

como los de la evaluación educativa, evaluación de la gestión pedagógica, evaluación

curricular, capacitación docente o en la determinación de perfiles profesionales. Todo

esto abona la emergencia de líderes y de liderazgo en el campo investigativo aplicado

a la educación.

Problema de investigación

Planteamiento.

Recientemente la evaluación de la escuela se está centrando en la eficacia

docente como factor coadyuvante en la eficacia de la escuela y de la calidad

educativa, y las políticas educativas de los últimos años la han puesto a prueba a

través de la participación del Perú en diversas evaluaciones de los aprendizajes a nivel

internacional (PISA, SERCE, etc.) y a nivel nacional por encargo de la Unidad de

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medición de la calidad del Ministerio de Educación, buscando diagnosticar el

rendimiento académico en matemática, lengua y ciencias, y averiguar los factores a

nivel de escuela y de aula, asociados a estos rendimientos.

Murillo et al. (2007) y muchos otros investigadores en varios países

desarrollados y en algunos países de Latinoamérica, han destacado que en la

investigación de la eficacia docente en el aula, lo principal es conocer los rasgos

actitudes y comportamientos de los docentes que favorecen el éxito académico y el

desarrollo integral del estudiante.

Por otro lado, el concepto de liderazgo docente es un proceso que conlleva

formar las decisiones de los estudiantes, mediante comportamientos que favorezcan

un clima apropiado al interior del aula; el cual, por su parte, según la investigación del

SERCE 2008, sobre los aprendizajes en Latinoamérica y el Caribe, influye en las

variables afectivas de los alumnos tales como la actitud a la clase y la satisfacción con

el trabajo docente; las que a su vez, inciden en mejores aprendizajes y en la mejora

del rendimiento académico (Valdez et al., 2008).

La realidad nos dice que el docente efectivo (o excelente enseñante) crea el

clima propicio para ejercer sus cualidades como líder y a su vez un docente líder

puede ser excelente enseñante (York Barr y Duque, 2004, en Pounder, 2006).

Del contexto expuesto, se deduce que los conceptos de eficacia docente y

liderazgo docente, coinciden en los comportamientos docentes (estilos de liderazgo),

de modo que estas conductas del perfil de liderazgo ayuden al logro académico e

integral (eficacia docente), porque antes mediaron en las variables afectivas del

alumno. Crowter (1997, en Pounder, 2006), destaca que dichos comportamientos, en

un líder docente, son indicadores de las dimensiones del liderazgo transformacional.

Así pues, el estudio descriptivo de los estilos de liderazgo docente, bajo el

enfoque transformacional, es muy importante, porque permite identificar las conductas

del docente en el aula, y analizar si influyen en los estudiantes, según sus

necesidades y la situación, una actuación en conjunto hacia metas comunes, más allá

de sus intereses personales, hasta formarlos como líderes internos, que mejoran sus

aprendizajes y su rendimiento por ellos mismos. De producirse esta secuencia, el

análisis mencionado estaría caracterizando la conducta de liderazgo docente como

transformacional, dado que según Vega y Zavala (2004), el estilo transformacional,

para Bass (1985), es un factor motivacional formador de las decisiones.

La variable clima del aula, esbozada en párrafos previos, está muy relacionada

con estilo de liderazgo y en los últimos modelos de eficacia escolar figura como uno de

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los factores más importantes a nivel del aula, que coadyuva en la eficacia total de la

escuela. Según Jiménez (2000), los aspectos del clima en las aulas son: orden,

disciplina, control social, distribución de trabajos, tareas escolares y gestión del aula.

La calidad de las interacciones docente–estudiantes, afirma Maureira (2004), es un

indicador sobresaliente de la gestión del aula, que condiciona poderosamente los otros

aspectos del clima en el aula y muchas veces del clima en toda la escuela,

Los estudiantes pueden percibir la calidad de estas interacciones a través de

indicadores de la conducta docente, tales como: trato personal, apoyo, animación al

cambio, motivación, conducta ética y moral, resolución de problemas y toma de

decisiones; los cuales resultan indicadores de la eficacia docente, pero a la vez son

cualidades de las dimensiones del estilo transformacional de un líder docente.

Por lo sostenido en el artículo previo, la eficacia percibida en dichas

interacciones es una variable dependiente que representa el impacto del estilo de

liderazgo (variable independiente) en el desempeño del estudiante. Asimismo, la

satisfacción es una variable mediadora de proceso, referida a un estado interno de los

estudiantes que refleja su complacencia con la gestión del aula y el clima resultante

(Maureira, 2004). En consecuencia, se puede decir que es la complacencia por la

eficacia que percibe en las interacciones con el docente.

Por todo lo dicho hasta aquí, se infiere que gran parte de la eficacia del trabajo

docente se debe a su particular estilo de liderazgo; por tanto, describir dichos estilos

implica evaluar los niveles de dominio de sus comportamientos típicos (indicadores de

los estilos de liderazgo docente). Además, la teoría del liderazgo docente es la

pertinente para el estudio de las interacciones docente-estudiantes en el aula, a través

de la variable estilos de liderazgo docente, y es posible mejorar el clima en las aulas

con una gestión basada en un estilo de liderazgo transformacional.

Sin embargo, la realidad educativa en las aulas de las instituciones chalacas; y,

en particular, en las aulas de la I.E. 4005, se manifiesta por la persistencia en el

tiempo de un clima inapropiado para el aprendizaje, con indicadores tales como:

rápido desinterés del estudiante por cumplir sus tareas o por cumplirlas

apropiadamente; problemas de convivencia entre estudiantes; identificación con

concepciones valorativas trastocadas y con figuras de liderazgo negativo; problemas

de conducta y disciplina; rechazo a las figuras de autoridad (PEI, I.E. 4005, 2005).

Estos problemas son una continua preocupación de los docentes, quienes

suelen reunirse para analizarlos; pero, a pesar de las medidas adoptadas y pese a que

se hallan más capacitados, se siguen arrastrando ¿Por qué esto es así? ¿Son

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suficientes los conocimientos de los docentes para tratarlos sistemáticamente? ¿Existe

un estilo de actuación o comportamiento docente ineficaz en las aulas?

En las escuelas chalacas, los problemas relativos al clima en las aulas, tienen

varios factores causales o asociados y todos no pueden ser achacados a la actuación

del docente. Sin embargo, se estudia poco la calidad de las interacciones docente-

estudiantes, un indicador básico de la gestión del aula, y quizás el aspecto más

importante del clima del aula por cuanto implica comportamientos o estilos de

actuación docente que pueden condicionar la eficacia docente al definirse según las

cualidades de un estilo de liderazgo determinado.

Los cursos, capacitaciones y perfeccionamientos brindados a los docentes

chalacos por el gobierno regional del Callao, han descuidado las interacciones

docente–estudiantes del comportamiento o estilo de gestión del aula y se han

focalizado en las áreas cognoscitiva, directiva y pedagógica, y últimamente en las

áreas investigativa e informática; desatendiendo las capacidades docentes en las

áreas socioemocionales de su desarrollo profesional, y la potenciación de su rol de

orientador, formador, inspirador y transformador de su realidad educativa.

Agotando la réplica a la primera cuestión, se tiene que se ha obviado el consejo

de Delors (1996), sobre dar aprendizajes de calidad que sustenten un desarrollo

humano integral, que les permita a los estudiantes responder con flexibilidad a los

retos planteados por el mundo laboral y social de su entorno global y en cambio

continuo; y, a su vez, tener aptitudes creativas para transformar su medio.

En suma, se deduce que los conocimientos de los docentes perleños no son

suficientes para abordar sistemáticamente los problemas del clima en el aula. Esto

coadyuva a que persistan indicadores sobre los estudiantes, ya expresados, y otros

indicadores del comportamiento docente, que hacen que los agentes educativos

perciban un perfil real del docente, con “poca participación en los problemas del

entorno, poco dinamismo en su desenvolvimiento interno y externo y poca

identificación con su institución educativa” (PEI, I.E. 4005, 2005, p. 68).

Asimismo, persiste la percepción de padres y alumnos, recogida en la encuesta

inserta en el Diagnóstico de la realidad (actualizada a marzo del 2008), sobre que los

docentes muestran “trato personal inadecuado, escaso apoyo o cuidado del alumnado

y ausencia docente” (PEI, I.E. 4005, 2005, p. 53).

Estos hechos permiten asumir que el tipo de interacciones en las aulas de la

I.E. 4005, es inadecuado y que el estilo de actuación o comportamiento docente, que

puede llamarse “estilo de gestión del aula”, o estilo de liderazgo, no es eficaz.

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¿Cuál es la consideración del liderazgo docente en la I.E. 45005 de La Perla?

En la visión del PEI de la I.E. 4005 (2005), actualizado a octubre del 2009, se

reafirmaba que al 2012, los docentes serían: “líderes responsables con espíritu

innovador y creativo, comprometidos y participativos” (p. 20). Esto no se ha cumplido,

a pesar que los mismos docentes consideran necesario ser líderes. En la parte del

perfil ideal del docente, en la propuesta pedagógica del PEI, I.E. 4005 (2005), aún

vigente, se menciona que los docentes deben “tener un compromiso en la

transformación y progreso personales y en el de sus estudiantes” (p. 67). Esto significa

que la visión institucional se tiene que cumplir primero en los propios estudiantes y

docentes, compartiendo las mejoras que se van generando en la propia institución.

Para ello se requiere de la misión compartida, un requisito de la dimensión inspiración

del liderazgo transformacional; también sin una realización cabal.

En resumen, estas visiones y perfiles de liderazgo docente no concretados, se

suman a lo que ya se mencionó sobre el perfil real de la labor docente (en

planificación, participación, e identidad); a las percepciones desfavorables acerca del

trato y apoyo a los estudiantes (interacciones), y al clima en las aulas (a octubre del

2009, PEI, 2005), y nos indican un problema de liderazgo docente.

Formulación.

Todo lo expuesto en el planteamiento, permite formular esta pregunta:

¿Cuáles son los estilos y dimensiones de liderazgo que prevalecen en los

docentes del nivel secundario, de la I.E. 4005, de La Perla-Callao; según la

autoevaluación docente, la evaluación de los estudiantes y la evaluación conjunta?

Justificación.

La situación problemática del liderazgo docente, en la I.E. 4005, se da en sus

conductas carismáticas, de consideración, de estimulación intelectual y de inspiración,

las cuales son dimensiones transformacionales, por cuanto implican relaciones

ineficaces de interacción con los estudiantes y de participación, colaboración y

compromiso en su labor profesional, tal como se vio en el planteamiento del problema.

Por este motivo, el objetivo general del presente trabajo es identificar los estilos de

liderazgo, a través del estudio de la percepción de sus dimensiones o factores.

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Estilos de liderazgo docente son los comportamientos de liderazgo del docente.

Según el nivel de dominio de sus habilidades, estos comportamientos pueden ser

transformacionales y ayudarle para que, en interacciones eficaces con sus

estudiantes, pueda influirles el cambio o transformación personal, hasta conseguir que

ellos también influyan el cambio de otras personas y de su propia realidad,

convirtiéndose en líderes. Estos productos de las influencias del liderazgo pedagógico,

constituyen los efectos deseados del estilo de liderazgo transformacional.

Entonces, los objetivos de identificar los estilos de liderazgo y sus dimensiones,

y los de identificar sus respectivos niveles de dominio, también sirven para deducir los

perfiles de actividad (comportamientos transformacionales y transaccionales), y los

perfiles de pasividad (comportamientos transaccionales y de laissez faire).

Dada la abrumadora mayoría de la población docente femenina, otro objetivo

es clasificar las percepciones de las dimensiones y estilos, por el género.

Con estos propósitos, el presente trabajo permitirá aumentar el caudal de este

tipo de estudios en La Perla y en la Región Callao, dado que mayormente se ha

percibido como líder al Director. De esta manera, se tendrá una base de datos que

sirva para entender la naturaleza de los procesos de liderazgo en la práctica de

conductas efectivas (para la actitud a la clase y el aprendizaje), que se puedan asociar

a rendimientos académicos. También para formular investigaciones correlacionales de

los estilos de liderazgo, con el clima del aula; o de éste, con el rendimiento afectivo de

los estudiantes y así estos estudios tendrán un sustento empírico más sólido.

En la actual realidad de cambios de la tecnología y del entorno económico y

social, son necesarios los cambios en las personas, para que puedan responder a los

retos planteados; por esto, son necesarios docentes líderes en las aulas del Callao,

que orienten la transformación de sus estudiantes, no sólo a nivel intelectual; sino a

nivel de todas sus dimensiones humanas, de manera que se consiga estudiantes que

tomen decisiones y sean autosuficientes para resolver los problemas de la sociedad

contemporánea. En la visión institucional del PEI I.E. 4005 (2005), actualizado a

octubre del 2009, se reafirma que: “los alumnos deben ser competitivos y competentes

en su medio social”; “estar identificados con su propio ser” y “estar capacitados para

elaborar, conducir y realizar proyectos de factibilidad” (p. 20).

Todas estas consideraciones, evidencian lo fundamental que resulta el

diagnóstico de los niveles de dominio de las habilidades del docente para los estilos de

liderazgo, en las instituciones educativas de la Región Callao, en donde se desarrollan

procesos de aprendizaje, en constante interacción docente-estudiantes.

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También se pone a consideración un cuestionario para identificar estilos de

liderazgo docente, adaptado sobre la base de otros dos instrumentos; a su vez,

derivados; uno del cuestionario multifactorial de liderazgo (MLQ) de Bass (1994), y el

otro del MLQ de Bass y Avolio (2000), que no se han adecuado antes para evaluar el

liderazgo docente en Perú. Por añadidura, el instrumento propuesto tiene dos

versiones (autoevaluación y evaluación de los estudiantes).

Por estos motivos, ha llegado el momento que las autoridades educativas de la

Región Callao, planifiquen y lleven a cabo capacitaciones en gestión del aula y en

liderazgo docente; basados en evidencias empíricas, como las del presente trabajo,

que permitan una acertada planificación de los cursos y una adecuada toma de

decisiones, según la realidad particular en cada distrito chalaco. Con ello se

favorecerán los perfiles ideales del liderazgo docente formulados en el Proyecto

educativo del Callao (PER), del año 2007, en el que se considera al liderazgo como

una dimensión importante del perfil profesional del docente, a ser lograda como una

meta prioritaria el año 2021.

Los beneficios de llevar a cabo capacitaciones, bien fundamentadas, en

liderazgo docente, se traducirán en la mejora de las interacciones con los estudiantes,

en la mejora del clima escolar y del aula, y en la mejora del rendimiento afectivo de los

estudiantes. Otra meta tiene que ser potenciar las habilidades docentes para liderar y

tener así recursos humanos que puedan llevar las riendas de cualquier institución

educativa en cuanto se requiera.

Marco referencial

Antecedentes.

Antecedentes internacionales.

Los trabajos centrados en el liderazgo transformacional en el aula de clase, en

general, han tenido lugar en un entorno universitario, utilizando diversos tamaños de

muestras de seguidores y una muestra menor de docentes.

Ojode, L. A., Walumbwa, O. y Kuchinke, P. (1999, en Pounder 2006) con el

propósito de estudiar la eficacia del liderazgo docente a nivel universitario, utilizaron

una pequeña muestra de estudiantes graduados (57) en una universidad de EE.UU., y

una versión del cuestionario multifactorial de liderazgo (MLQ) de Bass y Avolio (1995),

ligeramente modificado para un aula (por ejemplo, el término líder se cambia a

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instructor, y el término grupo por clase); hallando que, en general, las dimensiones del

liderazgo transformacional y una de las dimensiones del liderazgo transaccional (la

recompensa contingente), estaban positiva y significativamente correlacionadas con

las variables de resultado en el MLQ, expresadas en la voluntad de un estudiante en

poner un esfuerzo adicional, en la eficacia del liderazgo en el aula y en la satisfacción

del estudiante con el liderazgo en el aula.

Pounder (2004), en un estudio cuyo objetivo fue determinar la percepción de

eficacia del liderazgo de docentes universitarios, asumida por los estudiantes de la

Escuela de Negocios de Hong Kong (una de las ocho universidades acreditadas), en

el que participaron cinco profesores universitarios y más de 400 estudiantes; empleó

una versión del cuestionario MLQ de Bass y Avolio (2000), adaptada a un ambiente

escolar y halló que había una fuerte y positiva asociación entre el estilo de liderazgo

transformacional en el aula y los resultados del liderazgo, medidos como la capacidad

del profesor para generar esfuerzo extra para el estudio por parte de los estudiantes,

la percepción de los estudiantes sobre la eficacia del liderazgo de aula de sus

docentes, y la satisfacción de los estudiantes con sus profesores (Pounder, 2006).

Los estudios para determinar las diferencias de género en los estilos de

liderazgo, generalmente toman grandes muestras o son estudios meta-analíticos y

están referidos a diferentes sectores poblacionales.

Eagly, Johannesen-Schmidt y Van Engen (2003, en Castro A., Lupano, M. L.,

Benatuil, D. y Nader, M., 2007), con el fin de determinar las diferencias de género en

los estilos de liderazgo, analizaron 45 estudios comprendidos entre 1985 y el 2000,

realizados principalmente por grandes empresas (58%), pertenecientes en su mayoría

a los Estados Unidos (53%) y en las cuales los líderes eran fundamentalmente del

género masculino (65%). En su mayor parte los estudios utilizaron el cuestionario

multifactorial de liderazgo (MLQ). Los resultados mostraron “diferencias entre hombres

y mujeres no demasiado significativas, pero importantes de tener en cuenta” (Castro et

al., 2007, p. 77). Así pues, las mujeres estarían más inclinadas a un estilo

transformacional que los hombres; destacando en la dimensión Carisma. Asimismo,

las mujeres lograron mejores resultados en la dimensión Recompensa contingente del

liderazgo transaccional. Por su parte, los hombres consiguieron resultados más altos

en la dimensión Dirección por excepción del liderazgo transaccional y en el estilo

laissez faire (Castro et al., 2007).

Cuadrado, Molero y Navas (2003), con el fin de determinar las diferencias de

género en los tres estilos de liderazgo del enfoque de Bass, hicieron un resumen de

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varias investigaciones, dejándose traslucir que (a pesar de los diferentes tipos de

estudios, instrumentos, informantes, evaluados y de organizaciones), en general, las

mujeres son líderes más transformacionales y con menos conductas pasivas que los

hombres, quienes son más transaccionales (Castro et al., 2007).

Los trabajos para identificar estilos de liderazgo, perfiles de liderazgo, y

clasificarlos según el género y el nivel o cargo que ocupan los líderes, generalmente

toman grandes muestras localizadas y estratificadas.

Nader y Castro (2007) con los objetivos de explorar los estilos de liderazgo

predominantes y de determinar si existen diferencias entre líderes de alto y de bajo

nivel; encuestaron a 226 personas (142 hombres y 84 mujeres) de Buenos Aires, que

tenían en promedio 41,39 años, con personal a cargo y diferentes ocupaciones; desde

obreros (0,5%), pasando por docentes universitarios y de secundaria, enfermeras,

militares y administrativos (26%); hasta jefes y supervisores (38,5%). En total 75% de

“líderes de bajo nivel” (por el puesto que ocupan). También encuestaron a gerentes,

profesionales y altos funcionarios públicos (25%), considerados “líderes de alto nivel”

(con tareas de dirección de organizaciones). De esta población, 96 (42,5%) tenían

estudios hasta pre Universidad y 130 (57,5%), estudios universitarios y post grados.

Estos autores utilizaron el cuestionario de estilos de liderazgo (CELID), versión

argentina del instrumento español, que Morales y Molero (1995) hicieron como

adaptación del MLQ de Bass (1994). Se basaron en el modelo de rango completo del

liderazgo de Bass y Avolio (2000), que obtiene perfiles de liderazgo acordes a la

mayor o menor frecuencia de conductas transformacionales, transaccionales y de no

liderazgo. Los resultados indicaron que estas personas, en conjunto, obtuvieron

niveles de dominio del 37,2% para el perfil de liderazgo transformacional, 32,7% para

el perfil de liderazgo transaccional y del 30,1% para el perfil de rango completo. Las

conclusiones fueron que predominó ligeramente el estilo transformacional sobre el

transaccional y que la diferencia entre los líderes de alto y de bajo nivel, se encontraba

por la posición que ocupaban en la organización los sujetos evaluados, resultando que

los hombres jóvenes con importantes puestos de gerencia, tenían un estilo de

liderazgo transformacional y las mujeres un poco más jóvenes, pero laborando en

puestos de liderazgo secundarios, tenían un estilo transaccional con interacciones

“cara a cara” (Nader y Castro, 2007).

Otros estudios relacionan la variable estilo de liderazgo docente con otras,

relativas al aula, para establecer la relación que explique la eficacia docente.

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Cheng (1994, en Pounder 2006) con los objetivos de clasificar a los profesores

según sus estilos de liderazgo, de relacionar el liderazgo en el aula con el clima social

en el aula y de examinar su influencia en el rendimiento afectivo de los estudiantes

(autoestima; actitud a los compañeros, a la escuela, y a los profesores; y, la auto-

eficacia del aprendizaje), estudió la conceptualización del liderazgo en el aula. Trabajó

en la premisa de que un aula es una pequeña organización social, con el maestro

como líder y los estudiantes como los seguidores (Luechauer y Shulman, 2002,

citados por Pounder, 2006). El estudio se realizó en Hong Kong, con la participación

de una muestra de 678 aulas, en 190 escuelas primarias. La investigación estuvo

orientada bajo el enfoque conductual del liderazgo, a partir de las respuestas de los

estudiantes, a una adaptación de Ho (1989) al cuestionario de descripción del

comportamiento de liderazgo de Halpin (1966). La conclusión pertinente al presente

trabajo, es que el estilo de liderazgo tiene un fuerte y positivo efecto sobre el clima en

el aula y sobre el rendimiento afectivo estudiantil (Pounder, 2006).

Richards y Fisher (1996, en Pounder, 2006) con el propósito de investigar el

efecto de la percepción de los estudiantes de los comportamientos interpersonales de

los profesores, sobre el rendimiento y la actitud a la clase de ciencias en una muestra

no especificada de escuelas australianas, utilizaron el Cuestionario sobre Interacción

Docente (QTI) (Wubbels y Levy, 1993; Wubbels et al., 1991). La QTI tiene siete

dimensiones, una de los cuales contiene indicadores de carisma (capacidad de

transmitir entusiasmo por el tema y mostrar confianza) y de inspiración (mantener la

atención y saber lo que está sucediendo en el aula), que son dimensiones

transformacionales. Los autores hallaron que los logros de los estudiantes y la actitud

a la clase se correlacionaron significativa y positivamente con el liderazgo en aula de

los docentes. Otra dimensión con indicadores de consideración individualizada

(comportamientos de ayuda y de amistad de los profesores), también se correlacionó

positivamente con la actitud y el logro de los estudiantes.

Antecedentes nacionales.

Flores (2003) realizó el estudio referente a los estilos de liderazgo y su relación

con el desempeño docente en el aula, según la percepción de los alumnos del quinto

grado de secundaria, en los colegios estatales de áreas técnicas de la USE Nº 06 Ate -

Vitarte. De una población de 10 colegios, seleccionó una muestra de 5 al azar. Utilizó

el cuestionario denominado: Cuestionario de descripción del comportamiento del líder,

propuesto por House y Desler (1974), basado en el enfoque del liderazgo conductual

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de la Universidad estatal de Ohio. En este estudio, determinó los estilos de liderazgo

predominantes: Tolerancia a la libertad, consideración, énfasis en la producción e

iniciación de estructura; así como niveles y áreas de desempeño docente en el aula:

didáctica, personalidad, motivación, orientación y habilidades para la enseñanza.

Las conclusiones señalan que no hay relación entre los estilos de liderazgo

citados y el desempeño docente en el aula; excepto entre los estilos de liderazgo

tolerancia a la libertad (estimulación intelectual, en la teoría de Bass) y consideración

cada uno separadamente con el desempeño docente en el aula.

Rodríguez (2005), estudia la percepción de los estudiantes de la facultad de

Enfermería de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, sobre los estilos de

liderazgo de los docentes; utilizando un cuestionario con escala Likert, validado por

juicio de expertos, aplicado a una muestra de 490 estudiantes. Los resultados del

estudio, bajo una perspectiva teórica conductual, indican que existe una percepción

desfavorable hacia los estilos democrático y autocrático y más favorable al estilo

laissez faire; y que, a nivel del dominio de las características de los estilos de

liderazgo, se advierte que la tendencia es más desfavorable hacia las dimensiones o

características de comunicación, desarrollo de potencialidades, relaciones

interpersonales y trabajo en equipo.

De este último hallazgo, interesa la tendencia desfavorable en las dimensiones

de comunicación y desarrollo de potencialidades, semejantes a las características o

dimensiones transformacionales de carisma y estimulación intelectual,

respectivamente. Asimismo, la tendencia desfavorable en relaciones interpersonales y

trabajo en equipo, afines a las dimensiones transformacionales de consideración

individualizada e inspiración, respectivamente.

Gutiérrez, N. (2007) relaciona el liderazgo pedagógico de los docentes de

secundaria con la calidad educativa en las instituciones educativas de la red 05 del

Callao; encuestando a una muestra de 250 estudiantes y 250 docentes del 4º y 5º

grados de secundaria y utilizando un único cuestionario con escala Likert, validado por

juicio de expertos, diagnostica estas dos variables, logrando hallar una correlación

significativa entre ellas, y concluye que el liderazgo pedagógico incide en la calidad

educativa de las instituciones en estudio, a través de las características carismáticas e

inspiracionales del propio comportamiento de los docentes.

Gutiérrez, F. (2009) realizó una investigación descriptiva, con el propósito de

establecer el predominio entre los estilos de liderazgo de los docentes de secundaria

de la red educativa Nº 06 del Callao; identificando para ello, los niveles de dominio de

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los tres estilos de liderazgo (transformacional, transaccional y laissez faire) de la teoría

del liderazgo transformacional de Bass, y clasificándolos según el género de los

docentes. Para estos propósitos encuestó a una muestra de 99 docentes, utilizando la

forma A (autoevaluativa) del cuestionario de estilos de liderazgo docente (CELID),

adaptación de una escala española (Morales y Molero, 1995), derivada del MLQ de

Bass (1994), hecha en Argentina por Castro, A., Nader, M. y Casullo, M. (2004). Los

resultados mostraron que entre los docentes predominó el estilo de liderazgo

transformacional, con el percentil 79, cota indicativa de alto dominio. Además,

Inspiración tuvo alto dominio (percentil 76) y las demás dimensiones

transformacionales, dominio medio, pero con un percentil 68, excepto Consideración,

que alcanzó el percentil 55. Adicionalmente, halló que el estilo transaccional tuvo bajo

dominio y el laissez faire, dominio medio. Inspiración y las restantes dimensiones

transformacionales prevalecieron sobre todas las demás. Por último, encontró que las

docentes mujeres lograron mayores puntuaciones que los varones en todos los estilos

y dimensiones, salvo en el transaccional por un muy ligero margen, debido a la mayor

diferencia entre los puntajes en dirección por excepción, a favor de los varones, con

respecto a una diferencia similar en recompensa contingente, a favor de las mujeres.

Panta, G. (2011) realizó una investigación descriptiva no experimental, con el

propósito de identificar el predominio entre los estilos de liderazgo de los docentes de

secundaria de cinco instituciones públicas de Bellavista, Callao; identificando para ello,

los niveles de dominio de los tres estilos de liderazgo que prevé la teoría del liderazgo

transformacional de Bass, y clasificándolos según el género y otras variables de los

docentes. Para estos propósitos encuestó a 138 docentes, utilizando la forma A del

cuestionario CELID. Los resultados mostraron que entre los docentes predominó el

estilo de liderazgo transformacional, con el percentil 76. Además, la dimensión

Inspiración tuvo alto dominio (percentil 76) y las demás dimensiones

transformacionales, dominio medio: Carisma (percentil 70), Estimulación (percentil 62)

y Consideración (percentil 58). Adicionalmente, halló que los estilos, transaccional y

laissez faire, tuvieron bajo dominio; y que Inspiración y las restantes dimensiones

transformacionales prevalecieron sobre todas las demás. Por último, encontró que las

docentes mujeres lograron mayores puntuaciones que los varones en el estilo y las

dimensiones transformacionales; salvo en los estilos, transaccional y laissez faire, en

ambos por un ligero margen a favor de los varones.

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Comentarios sobre los antecedentes internacionales.

De los antecedentes internacionales, se identifica que la investigación en

liderazgo educativo, sobre todo la que se orienta bajo una perspectiva teórica diferente

a la transformacional, ha ido centrando su interés por los estilos de liderazgo docente

que puedan tener un fuerte impacto sobre el clima social y sobre el rendimiento

afectivo de los estudiantes; variables, éstas dos últimas, a las que la investigación más

reciente le adjudican un papel destacado en la mejora de los procesos de aprendizaje

y en el rendimiento académico en su conjunto. La otra corriente de investigación se

interesa por los resultados del liderazgo en el aula (la eficacia del liderazgo docente), a

través de variables, tales como la percepción de liderazgo docente eficaz en el aula

por los estudiantes, el esfuerzo extra para el estudio que realizan los estudiantes y la

satisfacción de los estudiantes con sus profesores.

Todavía es escasa la investigación sobre las diferencias de género en los

estilos de liderazgo; así como sobre las diferencias entre los líderes de alto y bajo

nivel, debidas a variables socio demográficas, de nivel de estudio, y de nivel alcanzado

en una organización.

Los diversos autores, en diferentes países y en varios continentes, mayormente

han utilizado la consulta a los estudiantes con un cuestionario de evaluación del

comportamiento de sus profesores, mediante una escala tipo Likert y basándose en

los diversos enfoques del liderazgo: rasgos, conductuales, y situacionales.

En los últimos años se observa que hay más estudios desarrollados bajo

diversos modelos del enfoque transformacional y utilizando el cuestionario

multifactorial de liderazgo (MLQ) de Bass, en diferentes versiones (Bass (1985); Bass

(1994); Bass y Avolio (1994); o adaptaciones de éstos, cuando se quiere averiguar

sobre predominio y niveles de dominio de estilos de liderazgo. Los estudios que tienen

como propósito fundamental averiguar la eficacia del liderazgo docente, se orientan

bajo el modelo del rango total del liderazgo de Bass y Avolio (2000), utilizando el

cuestionario multifactorial de liderazgo (MLQ) versión 5X corto; o sino, adaptaciones

del MLQ de Bass y Avolio (1994) o del MLQ de Bass (1985).

Las investigaciones utilizan una gran muestra de estudiantes y una pequeña

muestra de docentes, sobre todo cuando se trata de averiguar la percepción que

tienen los estudiantes de la eficacia de los estilos de liderazgo docente. También se da

el caso de utilizar una gran muestra de docentes u otros líderes cuando se busca

conocer sobre la autopercepción de los estilos de liderazgo. Asimismo, las

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instituciones educativas a las que pertenecen los líderes pueden ser muchas o incluso

sólo una. El tamaño de las muestras tiene una significación relativa a los objetivos que

busca el investigador y por ello hay una gran heterogeneidad (Maureira, 2004).

Se aprecia por los resultados de estas investigaciones, que los

comportamientos de liderazgo eficaces en el aula de clase, tienen rasgos

transformacionales y se concluye que son uno de los factores más importantes que

influyen en el clima social del aula y éste en el rendimiento afectivo (actitud del

estudiante hacia la clase) y a partir de allí, en los logros de los estudiantes.

Asimismo, se percibe que la investigación del liderazgo docente, basada en la

teoría transformacional, ha sido mayor en el ámbito universitario. En conjunto, estos

estudios, indican que ciertamente existe una asociación entre el estilo de liderazgo

transformacional y el “desempeño ejemplar” que un docente muestra en el aula

(Sherrill, 1999, en Pounder, 2006).

Comentarios sobre los antecedentes nacionales.

Las investigaciones enfocan a los estilos de liderazgo directivo, en relación con

la calidad educativa, o con el clima institucional. Utilizan más el enfoque

transformacional y estudian una gran muestra de colegios, aplicando un cuestionario

de autoevaluación del Director. Es muy reciente el interés por la variable estilo de

liderazgo del docente, y ha estado circunscrito al aula universitaria y a enfoques más

conductuales que transformacionales.

Las investigaciones descriptivas en nuestro medio, no han tratado a la variable

aislada, sino correlacionada con otras, y aplicando un cuestionario con una escala

Likert; consultando únicamente la percepción de los estudiantes o del Director, sin

compararla con la autoevaluación de los docentes.

Sin embargo, recientemente algunos profesores del Programa Académico de

Maestrías en Educación (PAME), del Gobierno regional del Callao, en convenio con la

Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), han comenzado a realizar investigaciones

descriptivas, no experimentales, sobre la variable estilo de liderazgo docente, en forma

aislada, utilizando escalas derivadas del cuestionario multifactorial de liderazgo (MLQ)

de Bass (1994), particularmente el cuestionario de estilos de liderazgo (CELID), y

basándose en la teoría de liderazgo transformacional de Bass (1985).

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Los objetivos buscados son identificar niveles de dominio y la prevalencia entre

los estilos de liderazgo y sus dimensiones, según el enfoque transformacional de Bass

y segmentar dichas variables por género, edad, tiempo de servicio y condición laboral.

Marco teórico.

Visión retrospectiva del estudio del liderazgo.

Desde tiempos remotos las grandes obras de faraones, reyes, gobernantes,

empresarios o emprendedores han originado preguntas sobre las habilidades de

liderazgo que tienen o desarrollan. Estas percepciones sobre los líderes crearon

especulaciones que terminaron convirtiéndolos en personajes de leyenda.

Madrigal (2005) afirma que la percepción sobre el liderazgo ha evolucionado a

lo largo de los siglos; no obstante, lo que no ha variado es la necesidad humana de

ejercer el liderazgo y de tener un líder. Las personas siempre han requerido de una

fuerza, dentro de sus grupos, comunidades y organizaciones, que les ayude a tener

una misma dirección, evitar conflictos y responder a los cambios del entorno.

Bass (1990), según Maureira (2004), hizo una de las revisiones más completas

de la evolución histórica del concepto de liderazgo en las principales civilizaciones,

encontrando que en los jeroglíficos del antiguo Egipto se hallaban representadas las

ideas de liderazgo, líder y seguidor, y que los pueblos aceptaban un rol de sumisión a

sus líderes basados en mitos sobre el poder, la moralidad y la eficacia de éstos. En

China, descubrió que Confucio recomendaba recompensas y castigos para enseñar la

moral correcta. Ahora se sabe que los consejos del filósofo chino son indicadores del

estilo de liderazgo transaccional, a los que también los docentes recurren en la

dinámica del aula de clase.

Maureira (2004) rescata las cualidades de los héroes homéricos de la Ilíada;

las cuales pueden identificarse con indicadores de liderazgo transformacional y

transaccional, del siguiente modo:

Valor y energía, indicador de carisma, en Aquiles.

Astucia e ingenio, indicador de inspiración, en Odiseo.

Sabiduría y consejo, indicador de estimulación intelectual, en Néstor.

Justicia y sentencia, indicador de recompensa contingente, en Agamenón.

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Más adelante, al tocar las diferencias entre los estilos de liderazgo

transformacional y transaccional, se verá que el perfil ideal de un líder docente, en

verdad debe tener un conjunto de las cualidades de todos esos héroes juntos.

Madrigal (2005) encuentra que Platón, en su obra La República, considera líder

al filósofo, porque es el hombre que tiene conocimiento. Para Platón, el líder lo es por

aptitud natural y porque es educado para ello. Al respecto, cuando se trate el enfoque

de los rasgos, se verá que el liderazgo es tanto una competencia genérica como una

competencia específica. Como competencia genérica es una aptitud relacionada con

las dimensiones internas de la inteligencia y como competencia específica, es una

pericia relacionada con la experiencia que produce el aprendizaje o la capacitación

que pueda recibir un líder docente, por ejemplo.

Madrigal (2005) también dice que Aristóteles habla del derecho de la

participación en asambleas de los hombres libres de la polis (ciudad), para discutir los

problemas en comunidad; pero en donde hay una persona (gobernante o líder), que

tiene la dominación sobre todas las demás. Esto se relaciona con lo que se dijo sobre

la necesidad humana de ejercer el liderazgo y de tener un líder.

Cleary (2009) afirma que los escritos chinos pre y post cristianos de filosofía

zen, destacaban la responsabilidad en la función del líder y daban muchos consejos

para liderar según las situaciones y las personas. Aquí se advierten tempranos

indicadores de los estilos de liderazgo, carismático y situacional.

En la Edad Media, Tomás de Aquino (1225-1274) resaltó el papel del líder

como proveedor de recursos y guía de los demás (Shriberg, A., Shriberg, D. y Lloyd,

C., 2004). En el Renacimiento, Maquiavello (1469-1527), en “El Príncipe”, postula el

liderazgo como herramienta para el mantenimiento y fortalecimiento del poder

(Maureira, 2004). En ambos casos se presenta el estilo transaccional.

Altmann (1993, en Gorrochotegui, 1997, citado por Maureira, 2004), opina que

en estos antecedentes históricos, más que estilos de liderazgo, se perfilan estrategias

de liderazgo utilizadas por hombres y mujeres notables para lograr sus metas.

En la Tabla 1 se ha adaptado, para el caso del héroe Miguel Grau, una

construcción similar que sigue la lógica de las estrategias de liderazgo, realizada

originalmente por Maureira (2004). Por lo tanto, siguiendo esta metodología, en Miguel

Grau se identifican las siguientes estrategias de liderazgo:

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Tabla 1

Principios y estrategias de liderazgo

Líder Principio fundamental Estrategias de liderazgo

Miguel Grau Seminario

“El humano, caballero

de los mares”, líder de

la resistencia naval

peruana en la Guerra

del Pacífico

Motivar mediante la

humanidad

Estar dispuesto a pagar el precio de ser jefe.

Cumpla sus deseos.

Muestre valor a través de una actuación

responsable.

Delegue en sus seguidores tareas y

responsabilidades.

Dé a sus seguidores la oportunidad de lograr

resultados.

Preocúpese personalmente de sus seguidores.

Adaptado de Maureira (2004, p. 31)

A pesar de la identificación de estas estrategias de liderazgo, sólo se hace un

estudio sistemático del tema a partir de principios de los años 1930’s (House y Aditya,

1997, en Thieme, 2005). Desde entonces, el estudio del liderazgo en las

organizaciones, es tratado científicamente por la ciencia de la administración y la rama

del comportamiento organizacional de la psicología. Sin embargo, el interés se centró

en las empresas y en el directivo. Fayol (1841-1925), según Mintzberg (1989, en

Madrigal, 2005), fue uno de los primeros representantes de la escuela clásica de la

administración científica, que escribió sobre dirección y las funciones básicas del

gerente; a él, le siguieron Taylor y una lista larga de otros autores hasta Drucker y

Simon, quienes siguieron desarrollando las ideas del líder empresario. Luego, como

dice Yukl (1989), más recientemente y hasta nuestros días, otras disciplinas como la

sociología, política, administración pública y educativa, han publicado una gran

variedad de estudios desde sus respectivos enfoques (Thieme, 2005).

Debido a esta identificación del líder como empresario, gerente o directivo, y a

la visión del liderazgo como administración formal de la productividad en términos

económicos, de desempeño del seguidor o de rendimiento académico, se justifica

deslindar las diferencias entre el liderazgo en organizaciones escolares, que buscan el

cambio y el liderazgo en organizaciones empresariales, que buscan la productividad

económica.

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Liderazgo y gerenciamiento.

Dado que el estudio científico del liderazgo estuvo ligado al propósito de buscar

una mayor productividad en las empresas; las ciencias administrativas y las

psicosociales, identificaron la conceptualización del liderazgo con la conceptualización

de la administración; y, el concepto de líder con el de administrador Casares (1996).

En la mercadotecnia, se habla de productos o de empresas líderes como

sinónimos de lo más grande y mejor o de mayores utilidades. Del mismo modo, en la

administración y sus disciplinas afines, al referirse a empresas, es común identificar

liderazgo con poder, en el sentido de mando jerárquico Casares (1996).

Shriberg, A., et al. (2004) dicen que aunque Mintzberg (1979) identificó las

actividades de liderazgo como una de las diez funciones de un gerente: “sin embargo,

comparten características pero cada una es también independiente y distinta”. (pp.

47,48). Por lo tanto, presentan las diferencias entre los conceptos de administración y

liderazgo y entre los de administradores y líderes. Estas diferencias radican en el

énfasis en las características transformacionales, presentes en las conductas de

liderazgo y del líder; versus el énfasis en las características transaccionales, presentes

en las conductas de administración y del administrador.

Según Shriberg, A., et al. (2004), la teoría del liderazgo evolucionó de la

administración clásica a partir de los trabajos de Taylor, Fayol y Weber, a fines del

siglo XIX y principios del siglo XX. Taylor, en 1890, propuso el trabajo científico y

especializado, centrado en tareas específicas, y detalladas con un esquema de flujos y

procedimientos para conseguir una estandarización, sin pérdida de tiempo en

maniobras innecesarias. Esto requería de la planeación del administrador y del

adiestramiento del obrero. Fayol, en 1916, afinó los principios de la administración

(planeación, organización, dirección, coordinación y control). El sociólogo Max Weber,

en 1920, incluyó la división del trabajo, una jerarquía de la autoridad, reglas y

procedimientos formales, impersonalidad y evaluaciones meritocráticas.

Los principios y procedimientos administrativos, propuestos por los autores

mencionados, resultan ser claramente transaccionales. No obstante, sus implicancias

no necesariamente deben serlo. Esto último, depende de si se es administrador o

líder. El líder que detiene sus acciones en un estadío transaccional simple o “pasivo”,

no conseguirá inducir conductas transformacionales ni en él mismo. Por el contrario, si

activa necesidades de un orden más alto o las expande y trasciende los intereses de

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sus seguidores, a las metas de una visión compartida, entonces su conducta será

transformacional y generará líderes internos.

Dado que prevaleció el enfoque administrativo, las implicancias de los trabajos

de estos autores, se tradujeron en relaciones formales de autoridad y subordinados,

especialización, burocratización de procedimientos, individualismo y dependencia del

trabajador, liderazgo autocrático y temor a la supervisión (Shriberg, A., et al., 2004).

Este panorama varió luego de la experiencia, de 1924 a 1932, en la filial de

una empresa telefónica, en Hawthorne (Chicago); cuando Mayo observó que los

cambios en la productividad se debían a factores sociales como la moral de los

empleados, satisfactorias interrelaciones entre los miembros de un grupo de trabajo y

la eficacia de la administración; idónea para entender la conducta humana,

especialmente la grupal, y de fomentarla mediante habilidades interpersonales como la

motivación, la asesoría, la dirección, y la comunicación (León y Mamani, 2009).

Entonces, para explicar los hechos de Hawthorne, Mayo y Maslow

desarrollaron, en 1930, la teoría de las relaciones humanas, en la Universidad de

Harvard. Ésta se interesó por el sentimiento (actitudes) de los trabajadores ante la

organización y ante su trabajo, frente a la lógica del coste y la eficiencia de los

directivos; planteando que las diferencias en la motivación de las personas,

conllevaban diferencias en el rendimiento en el trabajo (León y Mamani, 2009).

Con la llegada de la teoría de las relaciones humanas, la teoría administrativa

deja el énfasis en la tarea y en la estructura organizacional, a la preocupación por el

hombre y su grupo social. Se pasa del aspecto técnico al psicológico, de la eficiencia a

la cooperación (León y Mamani, 2009).

Pero en la década de 1940, surgen la administración cuantitativa (que aplica

modelos matemáticos a situaciones de toma de decisiones) y los sistemas de

información gerencial (que proporcionan datos para el estudio y el análisis

cuantificable de los problemas). Estas disciplinas conforman la ciencia de la

administración. Asimismo, aparece la administración de operaciones, una disciplina

que aplica directamente la ciencia de la administración en las organizaciones

(Shriberg, A., et al., 2004). Desde entonces se produce el debate de si la

administración se desarrolla científicamente o es el arte de la motivación en las

relaciones humanas dentro de una organización; esta fue la base de la disyuntiva

entre administración y liderazgo, profundizada hasta 1950, cuando la teoría de los

sistemas aparece como un enfoque ecléctico por abordar ambos niveles de la realidad

organizacional (Shriberg, A., et al., 2004).

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En el párrafo 8 del artículo de internet, titulado Willam Edwards Deming (s.f.),

de Wikipedia, se afirma que la teoría sistémica se desarrolla hasta la década de 1980;

entonces Japón dio a conocer el control estadístico de los procesos; técnica con la

cual se logra la calidad en la gestión de la empresa, a través del control de las

variaciones especiales de los procesos. Estos conceptos los había difundido el

matemático Deming desde 1950, complementando sus ideas de calidad con el

llamado Ciclo de Deming; en el cual se resuelven las desviaciones de los objetivos, en

cada proceso en el que se va avanzando; mediante el control de las especificaciones

del proceso, previamente implementado en pequeña escala, analizando si ha

producido el resultado esperado. Si no ha habido mejora, se debe modificar el

proceso, cambiar las especificaciones y/o reformular el plan inicial (Willam Edwards

Deming, s.f.).

Las ideas de Deming sobre la calidad, buscan transformar la eficacia de la

empresa para ser competitivo, y se formulan en un manifiesto de 14 puntos; los que

son indicadores de las dimensiones del liderazgo transformacional de Bass (Shriberg,

A., et al., 2004), por ello pueden aplicarse en la autoevaluación institucional educativa

y del propio docente, como ha ocurrido con su aplicación al EFQM.

En conclusión, mientras los gerentes se interesan por cumplir las obligaciones

contractuales con su empresa y los objetivos propuestos, y para ello siguen criterios

racionales, valorando la estabilidad, el orden y la eficiencia; los líderes consideran la

flexibilidad, la innovación y la adaptación. Los gerentes definen cómo llevar a cabo las

tareas e instruyen a las personas para que las realicen de manera apropiada. Los

líderes se preocupan por las necesidades de las personas que componen su equipo y

las hacen participar en la toma de decisiones (Yukl, 2002, en Castro et al., 2007).

Asimismo, los líderes aún teniendo autoridad formal; confían y utilizan más su

influencia basada en sus atributos personales, cognoscitivos, valorativos,

experienciales y afectivos, para generar cambios en los que logran una productividad

organizacional; y, además, se ganan el poder porque con sus seguidores logran el

propio desarrollo personal e integral convirtiéndolos también en líderes; compartiendo

la mejora continua hacia la realización ideal de una visión institucional, integrada con

las visiones personales (Casares, 1996).

En suma, la visión de líder planteada en los dos artículos precedentes, es la

que interesa para la perspectiva transformacional del liderazgo docente adoptada.

En los apartados siguientes se tratan los planteamientos de los diferentes

enfoques de la teoría científica sobre el liderazgo, hasta llegar al transformacional.

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Evolución de los enfoques teóricos sobre liderazgo.

Según refiere Mc Cauley (2002, en Madrigal, 2005), en la Antigüedad la idea de

liderazgo implicaba dominación y mando sobre los seguidores, en la forma de reyes y

súbditos. Luego, según Bass (1985), con la irrupción, hacia 1750, de las ideas

humanistas de la Ilustración, aunado al posterior influjo de los postulados de las

Revoluciones francesa y americana, y al desarrollo de la Primera Revolución Industrial

(1760-1870); surgió, hacia la segunda mitad del siglo XIX, la idea de liderazgo como

un contrato, que por el poder del líder se establecía con los subordinados, tratando de

respetar sus necesidades, e intentando motivarlos por medios racionales, buscando el

cumplimiento de metas a cambio de un salario (Madrigal, 2005). Esta nueva idea dio

forma al liderazgo transaccional; el cual fue generalizándose en la Segunda

Revolución Industrial (1870-1920), prolongando su influjo hasta 1980 (Vega y Zavala,

2004), y sirviendo de paradigma para explicar los distintos enfoques que surgieron

como perspectivas sobre la realidad, enfoques que a continuación se detallan.

Enfoque de los rasgos.

En 1920 surgió este primer enfoque científico del liderazgo, propuesto por la

entonces flamante ciencia psicológica, que trató de explicar este fenómeno a través de

variables personológicas. Dio a conocer las muchas cualidades personales (el perfil)

que debe tener un líder y las principales definiciones del término liderazgo. Esto,

según Bass (1990), a partir de una extensa revisión de Stogdill (1948), que incluyó 124

estudios, desde 1904 a 1947, y que este mismo autor reactualizó en 1974, revisando

163 estudios, desde 1948 hasta 1970 (Thieme, 2005).

Tuvo un auge entre 1920 y 1950 y un relanzamiento a partir de 1990 hasta la

actualidad. Sugiere que ciertas características estables de la personalidad (rasgos) de

los líderes vienen de nacimiento (el líder nace), y estas son cualidades que influencian

en los seguidores y que los diferencian de aquellos que no son líderes (Bass, 1990, en

Castro et al., 2007). Luego, según Shriberg, A., et al. (2004), estos rasgos se pueden

estudiar, identificar y emular para aproximarse a un líder nato.

Este enfoque fue aplicado por las empresas que deseaban seleccionar los

mejores directivos para sus puestos claves (Yukl, 1994, en Thieme, 2005). Se

identificaba sólo la dimensión interna del perfil del líder, dejándose de lado su

dimensión de actividad, (su conducta o estilo de liderazgo).

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Chiavenatto (1992, en Maureira, 2004) afirma que Stogdill, en 1948, seleccionó

los rasgos hallados en tres o más de los 124 estudios que revisó y elaboró esta lista:

Tabla 2

Rasgos de la personalidad de un líder y sus características (Stogdill, 1948)

RASGO CARACTERÍSTICAS

Rasgos físicos Energía, apariencia, peso, edad, talla, fluidez verbal, tono de voz,

locuacidad, proezas deportivas, salud

Rasgos intelectuales Adaptabilidad, agresividad, entusiasmo, autoconfianza, nivel

educativo, conocimiento, auto realización, perspicacia, originalidad,

disposición, humor, auto control.

Rasgos sociales Estatus socio económico, cooperación, destrezas interpersonales,

participación, popularidad, prestigio.

Rasgos relacionados con la tarea Impulso a la realización, iniciativa, persistencia, responsabilidad,

competencia en la tarea.

Adaptado de Maureira (2004, p. 32)

A partir de 1950 el enfoque conductual señaló dos estilos de liderazgo:

consideración social e iniciación de estructura. Pero en 1948, el enfoque de los rasgos

no tenía estilos sino atributos internos de la persona (rasgos). Entonces, se aprecian

en la Tabla 2, dentro de los rasgos sociales, indicadores del estilo de liderazgo

consideración social que ahora son indicadores de la dimensiones consideración

individualizada y carisma del enfoque transformacional de Bass.

Asimismo, dentro del rasgo relación con la tarea, existieron características del

estilo de liderazgo iniciación de estructura, que actualmente son indicadores de las

dimensiones carisma e inspiración del enfoque de Bass.

Los rasgos intelectuales contenían características que hoy son indicadores de

la dimensiones estimulación intelectual, inspiración, carisma (atribuído) y carisma

(conductual).

Los rasgos físicos acompañan a las demás características, acentuando o

amenguando cualquiera de las dimensiones transformacionales, y ejerciendo una

apreciable influencia en los seguidores, centrada en la apariencia del líder.

En la misma revisión de 1948, Stogdill afinó su búsqueda de evidencia positiva

sobre rasgos característicos, ya no en tres o más estudios; sino en 15 o más. Así

dedujo que existían 5 características básicas de un líder: inteligencia, nivel

educacional, responsabilidad, actividad y participación social, y estatus

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socioeconómico (Thieme, 2005). Y concluyó que “una persona no llega a ser líder por

mera posesión de alguna combinación de cualidades, estas deben estar en relevante

relación con las características, actividades, y metas de los seguidores” (Bass, 1990,

en Thieme, 2005, p. 153).

Así surgió un pronto interés por el liderazgo en sí y no solo por variables de la

personalidad (Thieme, 2005). Empero, los psicólogos industriales, interesados en la

selección de personal, continuaron centrándose en la eficacia directiva, más que en el

liderazgo emergente (Yukl, 1994, en Thieme, 2005). Por lo tanto, “los investigadores

extendieron la lista de cualidades, con más destrezas administrativas, técnicas y

aspectos específicos de motivación; relevantes a los requerimientos de un rol

administrativo” (Lord, y otros, 1986, en Thieme, 2005, p. 153).

Hasta 1948, el perfil del líder seguía incompleto, puesto que a la dimensión

interior se sumaba la dimensión de eficacia pero con énfasis productivo. Era necesario

hallar un perfil ideal de líder que pueda aplicarse en todas las organizaciones. Sin

embargo, este enfoque de rasgos, “no toma en cuenta ni a los seguidores ni a la

situación. Los autores no han logrado un acuerdo definitivo acerca de cuáles rasgos

hacen de una persona un líder eficaz” (Castro et al., 2007, p. 21). Existen pocos

estudios que relacionen rasgos con conductas efectivas de los líderes y tampoco han

establecido el grado en el que la posesión de estos rasgos afecta a los seguidores y a

la tarea que tienen que llevar a cabo (Castro et al., 2007).

Stogdill, en 1974, con la revisión de 163 estudios, desde 1948 a 1970, identificó

que además de las características para las dimensiones de consideración y de

relación con la tarea, existían otras para una nueva dimensión, que denominó carisma

(estudiada poco después por House); y que también existía una interacción entre el

líder y sus seguidores, por lo que había que tomarlos a éstos últimos en cuenta

(Thieme, 2005). Con estos hallazgos, plasmó su definición de un líder exitoso, en la

que se advierten claros atributos carismáticos y transformacionales:

El líder exitoso se caracteriza por un fuerte sentido de responsabilidad y

compromiso con la finalización de la tarea, vigor y persistencia en alcanzar

metas, (…) y originalidad en solucionar problemas, capacidad para ejercitar

iniciativa en situaciones sociales, autoconfianza y sentido de identidad

personal, capacidad de aceptar las consecuencias de sus decisiones y actos,

preparado para absorber la presión interpersonal, capacidad para tolerar

frustración y retrasos, habilidad para influenciar el comportamiento de otras

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27

personas, y capacidad para estructurar un sistema de interacción social a su

disposición (Bass, 1990, en Thieme, 2005, p. 153).

Bass (1990, en Castro et al., 2007, p. 21) dice: “el enfoque de los rasgos ha

cobrado nuevo auge con los estudios de los líderes carismáticos y

transformacionales”. Empero, Bass (1990, en Thieme, 2005), advierte que: “el

reconocer la relevancia de características personales del líder no significa un regreso

al enfoque original. La posesión de ciertas cualidades particulares incrementa la

probabilidad de que el líder sea más efectivo, pero no garantiza eficacia, y la relativa

importancia de diferentes rasgos depende de la naturaleza de la situación de

liderazgo” (p. 154).

Sobre el rumbo tomado por este enfoque, Yukl (1994, en Thieme, 2005) dice:

“Los estudios más útiles intentan identificar de qué forma las cualidades personales

son reflejadas en comportamientos que expliquen por qué una persona es efectiva en

una particular posición directiva, o por qué es promovida a una posición más alta”

(p.154). Empero, estos estudios se refieren más al liderazgo directivo.

En Castro et al. (2007) se informa que otro rumbo derivado de este enfoque, es

el estudio de los cinco grandes factores de la personalidad de Mc Crae (1998). Este

estudio se relaciona más con el líder docente. En efecto, el factor apertura a la

experiencia está muy relacionado con la creatividad, una característica de la

dimensión estimulación intelectual; y, el factor responsabilidad, con carisma

conductual. Todos ellos están vinculados con la tarea (ver Tabla 2) y por ello son muy

buenos predictores de la efectividad del liderazgo.

También las competencias resultan un rumbo o línea de interés, en la

investigación sobre rasgos, más relacionado con el liderazgo docente. Esto, dado que

según Levy-Levoyer (1997, en Castro et al., 2007, p. 23), “las competencias al ser una

amalgama entre aptitud, experiencia y pericia, se relacionan con la ejecución de una

tarea determinada o conducta efectiva, a través de saberes articulados por la

experiencia, que se ponen en marcha de modo automático”.

Castro et al. (2007), basándose en Marten y Coastworth (1998), concluyen que

las competencias como aptitud, están en relación con las variables de inteligencia más

fijas o estables (intereses, motivación) necesarias para resolver cualquier problema o

tarea y son competencias genéricas. Las competencias específicas, en cambio, están

relacionadas con la experiencia y la pericia para resolver una situación específica y

son fruto de un aprendizaje particular. Por tanto, al ser flexibles, están relacionadas

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con la dimensión transformacional, estimulación intelectual, porque implican resolución

de problemas, los cuales requieren de habilidades intelectuales no fijas.

La creatividad, pero más las competencias específicas, pueden ser estimuladas

en los docentes, no sólo en su formación profesional sino en su formación o

capacitación en servicio, lo cual correría a cargo del Gobierno Regional del Callao.

Enfoque conductual.

Hacia 1950, apareció el enfoque conductual (de los investigadores de la

Universidad estatal de Ohio); el cual, según Maureira (2004), explica que el liderazgo

depende de los comportamientos del líder. Sus mayores aportes fueron: determinar

científicamente que existían dos estilos de liderazgo: iniciación de estructura u

orientación a las tareas y consideración u orientación a las relaciones; diseñar el

primer instrumento para medir las conductas de liderazgo en sus dos dimensiones (el

cuestionario de descripción de la conducta del líder, LBDQ, y el cuestionario de

opinión del líder LOQ); su aplicación en selección de personal militar y educativo y el

entrenamiento de los comportamientos de liderazgo o los estilos de liderar efectivos

con un curso de formación determinado y específico (el líder se hace).

Enfoques situacionales.

La teoría de la contingencia, de Fiedler, (1967). Se enmarca como enfoque

situacional. Su mérito consistió en ser la primera teoría en señalar que: “la situación

tiene un efecto moderador sobre el impacto de los rasgos o cualidades del líder, en la

eficacia del liderazgo y del grupo” (Thieme, 2005, p. 160). Los rasgos del líder prefijan

un estilo de liderazgo innato e inmutable ante cualquier situación; por tanto, se busca

aquel líder cuyo estilo innato encaje o se ajuste a una situación específica. Si no se

produce este ajuste, el liderazgo no será efectivo para el grupo. Su desventaja radica

en que Fiedler plantea que se debe hacer una ingeniería de las situaciones para

acomodarlas a los diferentes estilos de liderazgo innatos (perfiles) de los líderes.

También señala que el poder formal del líder (característica de su personalidad o

estilo), se mide por el grado de control e influencia ante la situación, compuesta por

tres variables: relación líder-miembro, estructura de la tarea y su posición de poder.

La teoría situacional, de Hersey y Blanchard, (1969). Una de las más utilizadas,

según mencionan Castro et al. (2007). Sus mejores aportes fueron considerar que no

toda situación requiere de las mismas cualidades y comportamientos del líder y que

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éste debe adaptar sus estilos de liderazgo (directivo, similar a orientación a la tarea y

de consideración, similar a orientación a las relaciones), en función de la situación;

pero también del compromiso y las competencias de los seguidores. Entonces, bajo

estas dos premisas combinadas, en una matriz de cuatro cuadrantes, el líder podrá

delegar, entrenar, dirigir o apoyar. Es un enfoque práctico, flexible y prescriptivo de lo

que tiene que hacer el líder en diferentes situaciones y con diferentes tipos de

subordinados.

La teoría del camino a la meta de House, (1971). Se apoya en la teoría

motivacional de las expectativas. Un líder con un estilo de liderazgo adaptado a la

situación, puede motivar a sus seguidores guiándolos hacia la consecución de las

metas. Debe conocer que los seguidores, en sus tareas, dan valor a una recompensa

que desean recibir por una meta cumplida; luego, calculan la probabilidad que el

esfuerzo que realicen produzca un desempeño exitoso (expectativa) y finalmente

estiman si la retribución por su desempeño será adecuada. Estas percepciones de los

seguidores se basan en sus necesidades individuales. Frente a estos tres factores

motivacionales, el rol del líder debe ser: utilizar un estilo de liderazgo (de apoyo,

directivo, participativo u orientado al logro), adaptado a la situación que oriente o

cambie esos factores, eliminando obstáculos en el camino al logro de los objetivos en

el seguidor, conjugándolos con los del grupo y con las metas organizacionales.

Robbins (1993), en Maureira (2004), presenta un esquema sintético de esta

teoría. En Shriberg, A., et al. (2004), se detallan, en forma general, las tareas básicas

de un líder para guiar a los seguidores y las características de los cuatro estilos de

liderazgo. House y Mitchell (1974, en Castro et al., 2007) afirman que: “un líder puede

mostrar alguno o todos los estilos de acuerdo al tipo de situación. Aquellos líderes más

efectivos son los que adaptan su estilo a la situación o a las necesidades de sus

seguidores” (p. 29).

Castro et al. (2007), destacan como ventajas de este enfoque con respecto al

contingente de Fiedler, el que busca coincidir el estilo de liderazgo con las variables

situacionales específicas y no al revés; el dejar de lado las clásicas dimensiones de

consideración e iniciación de estructura, que imperaron por más de 30 años, y el

incorporar la idea de diferentes tipos de liderazgo, que frente a las características de la

tarea y de los subordinados, afectan el rendimiento del grupo. Por esto, es una teoría

que prescribe lo que el líder tiene que hacer para lograr que los seguidores cumplan

los objetivos. La función del líder es remover obstáculos, entrenar y motivar. Castro et

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al. (2007), también señalan sus desventajas: No explica la retroalimentación brindada

por los seguidores, según las conductas del líder; considera al liderazgo un proceso de

una sola vía; y, para el líder resulta difícil poder balancear variables tan complejas

como las de la tarea, la situación y la motivación de los seguidores.

El enfoque carismático.

Propuesto por House, en 1977, a partir de la noción de dominación carismática

planteada, a inicios del siglo XX, por el sociólogo alemán Max Weber; según el cual,

existe una forma de influencia no basada en autoridad formal sino en percepciones de

los seguidores de que el líder está provisto de capacidades extraordinarias (Thieme,

2005).

Busca conocer los rasgos del líder que lo diferencian de sus seguidores; pero

desde la percepción y actitudes de éstos. Desde esa misma perspectiva, intenta

determinar las conductas e influencia del líder, las necesidades individuales y

colectivas de los seguidores y las condiciones de la situación Yukl (1994, en Thieme,

2005). Por estos motivos, es un enfoque más amplio que las primeras teorías.

Para House (1977, en Thieme, 2005) el líder carismático causa un insólito

impacto sobre los seguidores; perciben que sus convicciones son acertadas, sienten

aprecio por el líder, lo admiten sin objeciones, se involucran en la misión y confían que

pueden contribuir a su éxito, trazándose metas de alto desempeño.

Dentro de los rasgos, este enfoque, acorde con Yukl (1994), destaca que los

líderes carismáticos tienen una fuerte necesidad de poder, alta confianza en sí

mismos, y una sólida convicción en sus propias creencias e ideales (Thieme, 2005).

Por otro lado, muestran comportamientos que causan impresión de competencia a sus

seguidores; tales como: articulan metas ideológicas, relacionando la misión del grupo

con los valores, ideales, y aspiraciones compartidas por los seguidores y consolidando

su compromiso; son un ejemplo para sus seguidores; comunican altas expectativas en

el desempeño de sus seguidores y confianza en sus capacidades; y, exaltan la

motivación del grupo en tareas difíciles. Es decir, para apelar a las expectativas e

ideales de los seguidores, definen los roles en términos ideológicos (Thieme, 2005).

Veciana (1999, en Thieme, 2005) asevera que “el líder es una persona que

define la realidad organizativa, mediante la articulación de una visión que refleja cómo

él entiende la misión de la organización y los valores que han de sustentarla,

subyaciendo la idea que el líder es una persona que “gestiona significados” (p. 164).

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Por lo dicho, estos líderes pueden llegar a ser muy efectivos, dada la influencia

subyugante que causan y ser también percibidos como agentes de cambio, tal como

encontraron Conger y Kanungo (1987), según Robbins (1999, en Thieme, 2005).

En suma, el enfoque carismático da cuenta de la reacción emocional de los

seguidores hacia los líderes y valora comportamientos simbólicos en el rol del líder

para crear una visión con un significado palpable por los seguidores (Thieme, 2005).

El problema con este enfoque es que la interacción líder–seguidores deja de

producir efectos duraderos (sobre todo en estos últimos), una vez que se termina la

relación entre líder y seguidor (House y Aditya,1997, en Thieme, 2005), ya que la total

dependencia de ánimo de los seguidores, no les deja expandir sus potencialidades.

El enfoque transformacional del liderazgo.

En 1978, Burns postuló una nueva teoría sobre el liderazgo; la cual, a decir

Vega y Zavala (2004), resulta un proceso de influencia de los líderes sobre sus

seguidores, que implica una previa incitación del líder para que éstos trasciendan sus

metas personales por los de la organización (aspecto simbólico), y para que activen

necesidades de un orden más alto (aspecto motivador), con el fin de que mejoren el

desempeño esperado y logren en colaboración las metas designadas.

Vega y Zavala (2004) afirman que Burns denominó “inspiración” a este proceso

de influencia, determinándolo como la base del liderazgo transforming, y

distinguiéndolo del proceso “intercambio” del liderazgo transaccional ejercido por los

líderes políticos, en el cual se motiva a los seguidores por intercambio de retribuciones

por las prestaciones concedidas, tales como empleos por votos.

Por estas razones, la relación líder-seguidores del estilo transforming, conlleva

a que todos ellos se eleven a niveles más altos de moralidad y motivación, que en los

obtenidos de la relación transaccional (Burns, 1978, en Vega y Zavala, 2004).

El liderazgo transforming fue el primer enfoque de corte transformacional. A

diferencia del enfoque carismático, que también implica una relación de influencia,

pero que acostumbra centrarse sobre la personalidad individual de determinados

líderes (Castro et al., 2007), que subyuga y hace actuar a sus seguidores; el enfoque

de Burns, “tiende a considerar el liderazgo como un proceso compartido por varios

líderes de diferentes niveles de una misma organización” (Castro et al., 2007, p.33).

En 1985, Bass formuló un nuevo enfoque de liderazgo al que denominó

transformacional, el cual se apoyó en la propuesta del liderazgo carismático de House

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(1977) y en el liderazgo transforming de Burns (1978). Según Vega y Zavala (2004),

mientras que Burns desarrolló y aplicó su teoría en el nivel macro del contexto político;

Bass, la extendió a todos los contextos y la aplicó en el nivel micro de cualquier

organización. No obstante, la propuesta transformacional de Bass, acorde a Castro et

al. (2007), superó los planteos de House y de Burns, al ser caracterizada por los

efectos permanentes que produce en los seguidores.

Dado que los efectos producidos en los seguidores, caracterizan la

superioridad del enfoque transformacional de Bass, respecto al de Burns; toca ver a

qué se refieren dichos efectos y a qué se deben, cuestiones que se despejan al

estudiar las diferencias que generan.

Diferencias entre el liderazgo transformacional de Burns y el de Bass.

Sobre este acápite las explicaciones dadas por Bass (1985), Gronn (1995),

Bass (1997), y por Yukl (1998), todos ellos citados por Vega y Zavala (2004), y las que

dieron los mismos Vega y Zavala (2004), determinan las siguientes diferencias:

Primera. Bass, según Vega y Zavala (2004), fundamenta su teoría del cambio

permanente en los seguidores, en base a una secuencia de tres mecanismos

motivacionales. Al inicio, el líder incita, en sus seguidores, dos mecanismos

motivacionales: Uno, trascender sus intereses personales en virtud de los objetivos de

la organización; y, el otro, activar necesidades de un nivel más alto (como en el

planteo de Burns). Pero el segundo mecanismo (basado en la teoría de Maslow), se

complementa con la inducción del líder para que los seguidores reconozcan

necesidades potenciales y así expandan su rango de necesidades (basado en la teoría

de Alderfer). Finalmente, agrega un tercer mecanismo de partida: Aumentar la

importancia y el valor de las consecuencias del desempeño de los seguidores, el nivel

de conocimiento sobre éstas y cómo alcanzarlas (teoría de las expectativas).

Todo esto genera confianza y respeto en los seguidores y son motivados a

lograr más de aquello originalmente esperado, desplegando un esfuerzo extra (Castro

et al., 2007). Cuando ya se tienen los resultados, el líder debe concientizar sobre su

importancia para que los efectos en los seguidores se tornen en cambios cualitativos.

Debido a estas propiedades, el liderazgo transformacional es considerado más

amplio y más efectivo que el transaccional. También es más amplio que el liderazgo

carismático, el cual es uno de sus componentes (Castro et al., 2007).

Segunda. Burns se interesó en las consecuencias sociales del liderazgo; Bass,

en las consecuencias como cambios individuales en los seguidores.

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33

Tercera. “Transforming” (transformando) refiere a un proceso por el cual los

líderes producen cambios radicales en el comportamiento y perspectiva de los

seguidores. “Transformacional” es un adjetivo que califica un estado, en el que los

seguidores se han convertido en sus propios líderes internos, buscando su

permanente auto aprendizaje y superación, aunque ya no esté el líder.

Cuarta. A Burns le interesa más las acciones del líder por las cuales va

transformando a los seguidores; mientras que Bass considera esta transformación sólo

como uno de los efectos del liderazgo, es mejor que dicha transformación se traduzca

en el cambio permanente del seguidor, por el cual se convierte en su propio líder

interno, que reconoce necesidades potenciales que satisfacer. En suma, a Bass le

importa más lo que debe ocurrir con los seguidores como personas y no sólo como

eficaces cumplidores de metas inmediatas. Por estas razones, son básicos los

mecanismos de motivación detallados en el próximo apartado.

Tercero. Yukl (1998, en Vega y Zavala, 2004) asegura que Bass, asocia

comportamientos, en cada proceso que identifica; en tanto Burns, no.

Cuarto. Burns, sostiene que los estilos transformacional y transaccional son

mutuamente excluyentes, siendo los líderes transformacionales cualitativamente

distintos y superiores a los transaccionales. Bass, en cambio, postula un Liderazgo de

rango completo, que propone un comportamiento del líder, en el cual estos dos estilos

son comprehensivos entre sí (Gronn, 1995).

En conclusión, los efectos permanentes en los seguidores (por ejemplo,

estudiantes), se refieren a cualidades o competencias como la autonomía, la toma de

decisiones, la resolución de problemas y la creatividad, que implican que se han

convertido en líderes internos transformacionales; y que, subsecuentemente generan

el cambio personal e institucional. Todos estos efectos benéficos se deben a la acción

del liderazgo de un líder (por ejemplo un docente), a través de su incitación por

mecanismos motivacionales, de partida, de proceso y de refuerzo.

Fuentes teóricas del enfoque y del modelo transformacional.

Como se ha venido notando, el enfoque transformacional tiene la dicotomía

organización, versus involucrados. La primera está referida a la estructuración de la

entidad; y, la segunda, a las necesidades humanas. Por tanto, se tienen dos grandes

fuentes teóricas que sustentan este enfoque. Una fuente es la teoría del desarrollo

organizacional (conductas para enfrentar el cambio) y otra es la teoría de la dinámica

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de grupos, a partir de la teoría de las relaciones humanas. La primera está más

relacionada con el rol del líder y es, en su origen, administrativa. La segunda se

relaciona con las interacciones del líder con sus seguidores y es de origen psicológico.

En el próximo apartado se ven las bases motivacionales de esta fuente psicológica.

Pero además, una acción de las personas (líder o líderes y seguidores) en una

organización puede producir cambios en su estructura. Estos cambios conservativos,

moderados o revolucionarios, son un tercer proceso que requiere de una fuente

teórica. Según Bass (1985, en Vega y Zavala, 2004) “durante años las teorías de

liderazgo se han centrado en aproximaciones parceladas de este proceso

(democrático/autocrático, directivo/participativo, foco sobre las tareas o sobre las

personas, y otras), apuntando a generar cambios de primer orden al interior de las

organizaciones” (p.14). Estos cambios implican una modificación al interior del

sistema, sin alterar sus reglas de relación. Se da en los ambientes estables, que se

adaptan o están creciendo. Por ejemplo, aumentos en la cantidad de la producción o

del desempeño, se dan en un proceso de intercambio (una relación transaccional); en

la cual, las necesidades de los seguidores se alcanzan si su desempeño se adecúa a

su contrato con el líder (Vega y Zavala, 2004).

En la primera parte del siglo XX, el liderazgo fue transaccional y se orientó al

cómo y cuándo dar directrices y órdenes a los subordinados, fundándose en un

modelo costo-beneficio de la teoría científica de la administración.

Por otra parte, según Hersey, Blanchard y Johnson (1998), en los cambios de

segundo orden se reorganizan los elementos de un sistema en un sistema nuevo,

modificándose propiedades fundamentales de éste (valor, significación), e

involucrando grandes cambios en actitudes, valores y necesidades. Se dan en

ambientes competitivos y cambiantes, donde las organizaciones se ven forzadas a

reestructurarse continuamente (Vega y Zavala, 2004).

Bass (1985) sostiene que el liderazgo transformacional genera un cambio de

segundo orden, lo que lo distingue de las anteriores teorías de liderazgo, enfocadas en

cambios conservativos y reformistas, más que revolucionarios (Vega y Zavala, 2004).

Según Vega y Zavala (2004), para fundamentar los tipos de cambio realizados

por los líderes en la organización, Bass (1985) adaptó los tres patrones de efectos del

liderazgo político, planteados por Paige (1977):

Cambio mínimo o conservativo del liderazgo. Tiende hacia la mantención de las

instituciones y sus políticas. Es realizado por un líder generalmente transaccional.

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Cambio moderado o reformista del liderazgo. Orientado al cambio institucional

mesurado. También incumbe a un cambio de primer orden como en el primer patrón.

Es realizado por un líder transaccional, con más frecuencia que uno transformacional.

Cambio máximo o revolucionario del liderazgo. Tiende a la transformación de

las instituciones. El líder es transformacional; cambia, inventa y moderniza la cultura

organizacional: reglas, significados, creencias grupales, ideología, moralidad y ética.

Bases teóricas motivacionales del enfoque transformacional de Bass.

Mecanismo de motivación en el liderazgo transaccional.

Se basa en la teoría de las expectativas (Bass, 1985, en Vega y Zavala, 2004).

La Teoría de las expectativas (Vroom). Explica que la motivación de los

individuos, en el trabajo por ejemplo, se produce por las expectativas que tienen sobre

una mejora en sus necesidades, producto del esfuerzo que esperan desplegar. Este

esfuerzo se traduce en un desempeño, a cambio del cual el individuo espera recibir

una recompensa, que beneficie o satisfaga un nivel de necesidades personales

determinado. Por su parte, el directivo busca el cumplimiento de metas u objetivos, a

través de un esfuerzo y de un desempeño esperados, por parte del subordinado.

Figura 1: Mecanismo Motivacional del Liderazgo Transaccional, según Bass (1985).

L: Reconoce qué debe hacer S para alcanzar las consecuencias designadas

L: Clarifica el rol de S

S: Confía en lograr los requerimientos del rol (probabilidad subjetiva de éxito).

L: Reconoce qué necesita S

L: Clarifica de qué modo las necesidades cumplidas de S serán intercambiadas por el rol establecido alcanzando las consecuencias designadas

S: Valora las consecuencias designadas a través de necesidades que se cumplen

S: Motivación para alcanzar las consecuencias designadas (esfuerzo esperado)

S: Desempeño esperado

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Vroom (Davis y Newstrom, 1991) asegura que la motivación es producto de

tres factores: “valoración de la recompensa deseada (valencia), probabilidad de que el

esfuerzo que se realice produzca un desempeño exitoso (expectativa), y estimación

que se tiene de que el desempeño conducirá a recibir la recompensa

(instrumentalidad)” (Vega y Zavala, 2004, p. 46).

Vega y Zavala (2004), fundados en Bass (1985), explican los mecanismos o

factores motivacionales del liderazgo transaccional (esquematizados en la figura 1),

mediante los principales comportamientos en el rol del líder, en su interacción con el

seguidor, y su efecto en la motivación:

Reconocer y clarificar el rol y requerimientos de la tarea del seguidor. Implica

cómo deben disponerse los subordinados, los costos y las consecuencias futuras. De

aquí nace la confianza de los seguidores para desplegar el esfuerzo necesario. Es la

primera forma de la motivación transaccional (expectativa porque su esfuerzo rinda un

desempeño exitoso). En la figura, se aprecia en los cuadros de la izquierda.

Reconocimiento de las necesidades del subordinado y de lo que quiere por su

trabajo. Clarificando cómo estas necesidades serán satisfechas en el intercambio

futuro. Esto le da un sentimiento de dirección al subordinado. Es la segunda forma de

la motivación transaccional (valoración de la recompensa). En la figura, se aprecia en

los cuadros de la derecha.

Intercambios y promesas de premios. Por el posible esfuerzo del seguidor.

Responsividad a los intereses del seguidor. Si se alcanzan con su trabajo.

Los dos últimos comportamientos le darán al seguidor una estimación de que

tanto un cierto nivel de desempeño le llevará a recibir la recompensa.

Bass (1985) complementa la explicación del mecanismo motivacional del

liderazgo transaccional, considerando que unas acciones del líder son los

comportamientos del rol, que acaban de exponerse; pero que otras acciones implican

trabajar para fortalecer el valor real de las recompensas, y de las conexiones entre

esfuerzo/desempeño y desempeño/recompensas (Vega y Zavala, 2004).

En suma, los líderes transaccionales analizan las necesidades de sus

seguidores y sobre esto planean las metas, basándose en el esfuerzo racionalmente

esperado. Por lo tanto, “tales líderes no cuestionan las metas de la organización y se

concentran sobre el compromiso-control. El foco de ellos es sobre el proceso, no sobre

la sustancia del tema” (Vega y Zavala, 2004, p. 48).

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Mecanismo motivacional del liderazgo transformacional.

Dado que, según la teoría transformacional, el liderazgo consiste de un Rango

completo de comportamientos transformacionales, transaccionales, y de laissez-faire

integrados, entonces el líder transformacional también utiliza mecanismos

motivacionales transaccionales. Así pues, Bass (1985) dice que la teoría de las

expectativas sigue siendo utilizada para describir y explicar esta parte del proceso

transformacional. Sin embargo, señala que esta teoría es necesaria pero no suficiente

para explicar el complejo proceso motivacional del liderazgo transformacional, que

implica reconocer necesidades potenciales en los seguidores, e ir más allá, buscando

animar y satisfacer necesidades de más alto orden (Vega y Zavala, 2004).

Por lo dicho, son necesarias, la teoría de la Jerarquía de las Necesidades de

Maslow y la teoría de Aldelfer, porque se complementan mutuamente.

Teoría de la jerarquía de las necesidades de Maslow.

Según Landy y Trumbo (1980, en Vega y Zavala, 2004), para Maslow, las

necesidades humanas son de dos clases, jerarquizadas piramidalmente. En la base:

Necesidades de carencia (fisiológicas, de seguridad, pertenencia y valoración); y en la

cúspide: Necesidades de crecimiento y desarrollo (autoestima y auto actualización). Al

satisfacer alguna de las primeras, se pasa a la que sigue en el orden más alto. Esta

orientación es la motivación. Las necesidades satisfechas ya no son motivantes.

Bennis y Nannus (1985, en Yukl, 1998) aseveran: “los líderes

transformacionales se enfocan en las necesidades humanas fundamentales de los

seguidores, como una forma de atraerlos hacia una visión mayor, para posteriormente

llevarlos a grados más altos de conciencia, libertad, justicia y auto actualización” (Vega

y Zavala, 2004, p. 52).

Bass (1985, en Vega y Zavala, 2004) plantea que este mecanismo explica la

consideración individualizada del líder; al permitirle conocer las necesidades de los

seguidores, y actuar de acuerdo con éstas, apuntando al crecimiento personal de cada

uno. Pero dice que este mecanismo motivacional no es suficiente para explicar el

proceso (distinguiéndose de Burns que lo veía como esencial) y agrega otros dos: la

expansión del rango de necesidades y la inducción a trascender los intereses

personales por otros superiores del equipo u organización. Estos, según Vega y

Zavala (2004), “dan cuenta que la escala de necesidades no es rígida sino que los

niveles son traslapados y muchas veces independientes” (p. 52).

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38

Teoría existencia, relación y crecimiento (ERG) de Aldelfer.

Según Landy y Trumbo (1980, en Bass, 1985), esta teoría plantea necesidades

humanas de existencia (protección y seguridad: agua, comida y condiciones de

trabajo); de relación (amor y afiliación: relaciones interpersonales) y de crecimiento

(estima y autorrealización: productividad y creatividad) (Vega y Zavala, 2004).

Vega y Zavala (2004) afirman que “Alderfer acepta la progresión de

necesidades de Maslow; pero agrega la posibilidad de que los tres niveles pudieran

estar activos en cualquier momento, al mismo tiempo, o pasar de un nivel a otro en la

escala de necesidades sin seguir un orden jerárquico preestablecido” (p. 53). Además,

dicen que, a decir de Landy y Trumbo (1980), Maslow “incluye un componente que

denominó “frustración regresión”, relacionado con los distintos grados de concreción y

abstracción de las necesidades. Así, las necesidades de existencia son las más

concretas, las de relación son moderadamente concretas y las de crecimiento las más

abstractas” (Vega y Zavala, 2004).

Alderfer dice que: “cuando las necesidades más abstractas no son satisfechas,

se activa fuertemente la búsqueda de necesidades concretas. Esto quiere decir, que

una persona frustrada en los dos niveles superiores podría volver a concentrarse en

un nivel inferior” (Davis y Newstrom, 1991, en Vega y Zavala, 2004, p. 53).

Según Vega y Zavala (2004), por este mecanismo, Bass (1985) explica por qué

muchos líderes transformacionales suscitan cambios radicales en sus seguidores, a

pesar que éstos no hayan satisfecho sus necesidades de existencia mínimas. Pone de

ejemplo a Ghandi, quien fue capaz de convencer a sus seguidores para sacrificar sus

propias necesidades de seguridad y protección, por una India independiente. Esto

grafica “cómo el líder transformacional ayuda a los seguidores a trascender sus

intereses inmediatos por un bienestar más abstracto y colectivo, logrando generar

cambios en la cultura organizacional” (Vega y Zavala, 2004, pp. 54, 55).

No obstante, Bass dice que aunque pueda haber ocurrido una transformación

(el cambio hacia un nivel de necesidades de orden superior), este se ha dado sin estar

satisfechas necesidades inferiores. Por tanto, la verdadera transformación ocurrirá, si

como consecuencia de esta ascendencia, los seguidores llegan a ser auto-dirigidos y

auto-reforzantes, de manera que ellos mismos busquen la satisfacción de las

necesidades pendientes y se conviertan en líderes internos (Vega y Zavala, 2004).

En resumen, según Yukl, (1998, en Vega y Zavala, 2004, p. 55), Bass (1985)

propone tres mecanismos por los cuales el líder transforma y motiva a sus seguidores:

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1- Aumentando la importancia y valor de las consecuencias del desempeño de

los seguidores, y el nivel de conocimiento sobre éstas y cómo alcanzarlas.

(Teoría de las Expectativas).

2- Activando necesidades de orden más alto o expandiendo el rango de

necesidades. (Teoría de Maslow y ERG de Alderfer).

3- Induciendo a trascender intereses inmediatos por otros superiores del equipo

u organización. (Teoría de Maslow y ERG de Aldelfer).

Bass (1985) dice que algunos factores de los mecanismos en la figura Nº 1 (de

la motivación transaccional), incluida en la figura Nº 2, influyen en el esfuerzo extra del

seguidor, y explican cómo éste llega al desempeño esperado; pero en el proceso

transformacional, el esfuerzo esperado presenta un monto adicional. Esto es por la

mayor confianza y valoración de las consecuencias por el seguidor, logrados a través

de la expansión de las necesidades, la alteración del nivel jerárquico de éstas y la

focalización sobre intereses trascendentales; siendo fundamentales, la visión del líder

y el uso que haga de los comportamientos transformacionales (Vega y Zavala, 2004).

Tichy y Devanna (1986) encontraron que la visión del líder era altamente

motivante para las personas, porque articulaba un nivel individual de necesidades con

un nivel macro-organizacional de propósito compartido, y de paso resultaba ser un

recurso para su autoestima (Vega y Zavala, 2004).

Figura 2: Mecanismos motivacionales del liderazgo transformacional. Bass (1985).

L: Expansión del rango de necesidades del S.

L: Trascendiendo los auto intereses de los S.

L: Elevación de necesidades del S, hacia un nivel más alto de Maslow.

L: Construyendo confianza en el S.

L: Elevación de la valoración de las consecuencias designadas por S.

L: Elevación de la probabilidad subjetiva de éxito en S.

L: Cambio en la cultura organizacional.

Desde la Figura Nº 1

S: Estado común de esfuerzo esperado.

S: Desempeño esperado.

S: Aumento de la motivación para alcanzar la consecuencia designada.

S: Desempeño más allá de lo esperado.

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Evolución histórica de los modelos de liderazgo transformacional.

El modelo inicial, Bass (1985), plantea para el liderazgo transformacional, las

siguientes dimensiones: Carisma/inspiración, estimulación intelectual y consideración

individualizada. Para el liderazgo transaccional: Recompensa contingente y dirección

por excepción. Y para el No liderazgo, la única dimensión y a la vez estilo de liderazgo:

Laissez faire. La dimensión carisma, llamada también “influencia idealizada”, estaba

fusionada a la inspiración (Bass, 2000, en Vega y Zavala, 2004). El instrumento MLQ

(Multifactor Leadership Questionaire o Cuestionario multifactorial de liderazgo),

diseñado sobre 176 respuestas de oficiales de la Armada Norteamericana y

confirmada luego con las respuestas de 360 gerentes industriales, fue creado para

medir los comportamientos en estas dimensiones y quedó organizado en estos

mismos seis factores (Vega, y Zavala, 2004).

Bryman (1992, en Den Hartog y otros, 1997), descubrió que el análisis de las

aplicaciones del MLQ, demostraba altísimas correlaciones entre carisma e inspiración

(a pesar de ser, conceptualmente, distintas escalas); fundamentalmente porque los

ítems que medían la Inspiración estaban relacionados con la visión del líder (un

elemento focal del carisma) (Vega, y Zavala, 2004).

El modelo de Bass (1994), no obstante lo anotado en el párrafo previo, separó

estos factores; principalmente porque carisma implica visión, solamente como un

medio para impulsar y motivar a los seguidores; mientras que Inspiración, no sólo

implica motivación y estímulo para incitar a la acción hacia la visión; sino que, además,

es realizar o ayudar a realizar y desarrollar la visión en los seguidores, quienes se

convierten en lideres internos (Gronn, 1995, en Vega y Zavala, 2004). Por esta

separación, el estilo transformacional aumentó a cuatro comportamientos o

dimensiones: Influencia idealizada, inspiración, estimulación intelectual y

consideración individualizada. Estos comportamientos del líder, centrales en el

proceso de liderazgo transformacional, fueron denominados 4 I’s (atendiendo a sus

siglas en inglés: Idealized influence; inspirational; intelectual stimulation; individualized

consideration) (Bass y Avolio, 1994, en Vega y Zavala, 2004). Luego, el Modelo

original de 1985, se amplió a siete factores o dimensiones.

El modelo de Bass y Avolio (1994), respondiendo a diversas críticas (Conger y

Kanungo, 1987; House, Spangler y Woyke, 1991; en Bass y Avolio, 2000) - sobre que

en el carisma se incluían, dentro de una misma escala del MLQ, ítems que medían el

impacto del comportamiento del líder en el seguidor (aspecto atribucional) e ítems que

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medían sólo conductas del líder (aspecto conductual) - dividió la Influencia idealizada

en influencia idealizada atribuida e influencia idealizada conductual (Vega, y Zavala,

2004). Asimismo, a sugerencia de Hater y Bass (1988, en Bass, 1990), adoptó la

separación de la dirección por excepción, en activa y pasiva (Vega, y Zavala, 2004).

Con estas dos últimas modificaciones, el Modelo de 1985 aumentó a nueve factores y

fue llamado “Modelo ampliado” o de “Rango completo” de Bass y Avolio (1994).

Basado en el modelo de Bass (1994), Castro et al. (2004), adaptaron una

versión española (Morales y Molero, 1995) derivada de la prueba MLQ de 1985 y

operacionalizaron el cuestionario de estilos de liderazgo (CELID), como una

adaptación a la realidad argentina. En este diseño, se manejan siete factores para el

CELID: seis del modelo de 1985, más inspiración, separada del carisma.

El modelo de Bass y Avolio (2000), se basó en el modelo de 1994 de estos

mismos autores, es el más reciente modelo de liderazgo, y se conoce como Full

Range Leadership 5X (Modelo de Liderazgo de Rango Total, 5X), para el cual

diseñaron el cuestionario MLQ, form 5X short (MLQ, 5X, corto), con 45 preguntas

(Vega, y Zavala, 2004). Este último modelo, además de las nueve dimensiones o

factores de actividad y de frecuencia (que corresponden a los estilos de liderazgo), del

modelo de rango completo de Bass y Avolio (1994), que fueron reordenados; también

contiene tres dimensiones de eficacia, y de allí su nombre de modelo de rango total,

según se deduce en Bass y Avolio (2000) y en Vega y Zavala (2004).

En el MLQ, 5X, corto, dentro de las 45 preguntas, se comprenden ítems para

las dimensiones de eficacia (esfuerzo extra, satisfacción y efectividad), que

representan el impacto de los estilos de liderazgo en el desempeño de los seguidores

y que completan las nueve dimensiones anteriores. Este cuestionario tan amplio y

ambicioso, ha sido criticado por abarcar tanto en un mismo instrumento y tiempo de

consulta; los críticos sostienen que es preferible separar los cuestionarios (de estilos

de liderazgo y de eficacia del liderazgo) y aplicarlos con diferentes evaluadores y en

diferentes momentos (Avolio, Yammarino y Bass, 2001, en Thieme, 2005).

Componentes de los estilos de liderazgo del enfoque transformacional.

El liderazgo transformacional.

Conforme a Bass y Avolio (1994), las dinámicas motivacionales incluidas en el

liderazgo transformacional, se cumplen a través de cuatro procesos de influencia,

conocidos como las “4 I’s” (carisma, estimulación intelectual, consideración

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individualizada y motivación inspiracional). Por medio de éstos, el líder

transformacional favorece cambios por vías indirectas o directas, bien a nivel macro

como a nivel micro-organizacional. La forma directa de cambios, es a través de influir

sobre los seguidores, en tanto que “indirectamente”, lo logran cambiando la cultura

organizacional (Vega y Zavala, 2004).

Por tanto, la conceptualización del liderazgo transformacional de Bass,

contiene las siguientes dimensiones o componentes:

Influencia idealizada o carisma.

De acuerdo con Pounder (2006), este componente es “una medida de la

magnitud de admiración y respeto de los seguidores por el líder” (p. 536). Se subdivide

en dos procesos de influencia: Influencia idealizada atribuída e influencia idealizada

conceptual. En el primer proceso, los seguidores atribuyen rasgos de excepción al

líder, percibiéndolo como modelo, respetándolo y admirándolo. Al respecto, Bass

(1998) afirma que los líderes carismáticos se hacen modelos a seguir, los seguidores

se identifican con ellos, y los describen idealizando atributos, como capacidad

extraordinaria, persistencia y determinación.

En el segundo proceso, la influencia del líder ya no es percibida por sus rasgos

personales sino por sus comportamientos objetivos. En este caso, la confianza de los

seguidores se suscita cuando el líder es capaz de entregar una visión articulada, en la

cual se reflejan la misión de la organización, en relación con los ideales, valores y

aspiraciones compartidas por los seguidores (visión compartida). Pounder (2006) dice

que el líder no solo provee la visión sino también un sentido de misión, aumentando la

confianza y el optimismo de los seguidores.

Para este componente, es básica la motivación del líder que activa

necesidades de un orden más alto o que las expanden, y la trascendencia de los

intereses personales por los intereses del grupo y/o de la organización.

Otros comportamientos del líder carismático son: ser capaz de compartir los

riesgos con sus seguidores y demostrar altos estándares éticos y morales.

Motivación inspiradora.

Conforme a Pounder (2006), este componente es “una medida de la capacidad

del líder para generar confianza en la visión y valores del propio líder” (p. 536).

Teniendo la visión compartida, el líder debe procurar que se realice junto con

los seguidores. Para ello sigue dos procesos. En el primero, debe usar estrategias de

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motivación, centrando los esfuerzos en unas cuantas metas compartidas y logrando un

trabajo de equipo. Pounder (2006) señala que estas estrategias funcionan, cuando el

líder transmite la visión con un alto poder simbólico, autoconfianza, compromiso,

lealtad, honestidad y coherencia. En tanto que Bass (1998), afirma que el trabajo en

equipo tiene sentido y es desafiante cuando los propios líderes, mostrando empeño y

optimismo, encarnan e inspiran la expresión "espíritu de equipo".

En el segundo proceso, tiene que inspirar en sus seguidores el logro de dichas

metas de la visión compartida, generando un clima de compromiso de todos.

Para este componente, el mecanismo motivacional del líder debe ser incitar

más las expectativas de los seguidores.

Consideración individualizada.

Para Pounder (2006), este componente es “una medida del grado en el que el

líder se preocupa acerca de las necesidades de desarrollo de cada uno de sus

seguidores” (p. 536). Por lo tanto, según Bass (1998), el líder pone atención y respeto

por los deseos y necesidades individuales; asimismo, acepta las diferencias

individuales. A partir de esto, interactúa de forma personalizada con sus seguidores,

practicando la comunicación horizontal, escuchando efectivamente, y luego trabajando

para desarrollar el potencial de sus seguidores, conjuntamente con ellos.

Otra conducta del líder es el apoyo tutorial, ejecutando instrucción adicional

para superar problemas de rendimiento. Al respecto, Pounder (2006) dice que “los

líderes, entrenadores y mentores, proporcionan retroalimentación continua y enlazan

las necesidades de los miembros de la organización, con la misión institucional”.

Estimulación intelectual.

Para Den Hartog et al. (1997) y Hinkin y Tracey (1999), este componente es el

grado en que los seguidores son provistos de interesantes y difíciles tareas y

alentados a resolver los problemas a su manera (Pounder, 2006).

Para esto, acorde a Thieme (2005), el líder estimula en los seguidores la

creatividad, y fomenta un ambiente en el que ellos se sienten obligados a cuestionar

antiguos supuestos, dando la bienvenida a ideas nuevas, y a no temer cometer

errores. Esto implica, según Pounder (2006), repensar viejas formas de hacer las

cosas, reevaluar viejos valores y creencias, pensar en nuevas soluciones a viejos o

habituales problemas.

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El líder docente debe fomentar la creatividad, utilizando la intuición y la lógica

para resolver problemas, permitiendo el ensayo error. Así, los seguidores se

transforman en solucionadores más efectivos, con o sin la ayuda de su líder.

En las dimensiones transformacionales, se extienden los planteamientos del

liderazgo carismático de House y se superan las ideas de Burns, sobre su liderazgo

transforming. Adicionalmente, las propuestas de los enfoques de los rasgos,

conductual y situacional, encuentran su justo lugar.

Empero, no siempre un líder puede ser transformacional, existen situaciones y

momentos que requieren que un líder conserve la estructura de la organización y

corrija las desviaciones del objetivo, en las que puedan incurrir sus seguidores. Este

es el caso del líder y del liderazgo transaccional, en el siguiente artículo.

El liderazgo transaccional.

El Liderazgo transformacional “está relacionado con el liderazgo transaccional,

formando (los dos) aspectos de la amplia gama de la conceptualización del liderazgo

de rango completo” (Bass y Avolio, 1994, en Pounder, 2006, p. 536).

Bass y Avolio (1994) desarrollaron el modelo de liderazgo de rango completo,

“basándose en el planteamiento de que, si bien éstos aparecen como dos dimensiones

separadas de liderazgo, el liderazgo transformacional es una expansión del liderazgo

transaccional” (Vega y Zavala, 2004, p. 22). Es decir, “el líder transformacional

contiene además de las cuatro I’s (dimensiones transformacionales), las conductas de

liderazgo transaccional, siendo capaz de desplegar cada estilo en algún grado

(incluyendo el laissez faire)” (Vega y Zavala, 2004, p.22).

A decir de Pounder (2006), las siguientes son las dimensiones transaccionales:

Los contingentes de refuerzo o recompensa contingentes.

Las recompensas del líder dependen del logro de niveles de rendimiento

especificados. Según Thieme (2005), el líder y los seguidores se ponen de acuerdo

sobre la recompensa y lo que se requiere hacer para alcanzarla (si el seguidor hace

bien su trabajo); o para evitar el castigo, en caso contrario.

Gestión por excepción activa.

El líder busca activamente las desviaciones de los resultados deseados, con el

fin de adoptar medidas correctivas, respecto al desempeño de los seguidores.

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Gestión por excepción pasiva.

El líder no busca las desviaciones del rendimiento deseado, y sólo actúa

cuando claramente emergen problemas graves.

En un aula se pueden identificar aspectos de comportamiento transaccional.

Por ejemplo, la preocupación del docente únicamente por los objetivos o por los

resultados, y por el respeto a los acuerdos (recompensa contingente y excepción

activa). Esto no está mal, si se hace como parte de un proceso de calidad de las

interacciones en el aula, consistente en mantener las conductas de aprendizaje

adecuadas (consideración, en un ciclo tipo Deming, de mantenimiento de la calidad).

Tampoco está mal si el propósito es mejorar lo desarrollado (estimulación e

inspiración, en un ciclo de mejoramiento), o eventualmente volver a planificar

(estimulación, carisma e inspiración) si se ha producido mucha desviación de las

metas de mejora del aprendizaje y el rendimiento (detectado en la excepción activa).

Sin embargo, si se realizó una precaria planificación del currículo y de las

sesiones de aprendizaje y no se articulan las acciones pedagógicas con las

necesidades de los estudiantes, ejercer este tipo de conductas transaccionales no va a

producir cambios cualitativos permanentes en la conducta del estudiante.

En suma, una gestión de calidad del trabajo pedagógico y del liderazgo

docente en el aula, requiere una combinación de cualidades de los estilos de liderazgo

transformacional y transaccional, dado que estas conductas van a dar soporte a las

metodologías de calidad (por ejemplo, el método de Deming), que el docente elija para

mejorar el aprendizaje y el rendimiento. Precisamente, luego del estilo laissez faire, se

trata el apartado de los estilos transformacional y transaccional, según el modelo

transformacional de rango completo del liderazgo.

Liderazgo de laissez-faire.

Implica la ausencia de liderazgo, las decisiones no son tomadas, las acciones

son demoradas y las responsabilidades del líder son ignoradas. Es un estilo de

liderazgo ineficaz (Castro et als, 2007).

Es “conceptualmente distinto de la gestión por excepción pasiva, porque esta

guarda el statu quo por excepción, mientras que el liderazgo laissez faire asciende a

una derogación de la responsabilidad de liderazgo” (Bass, 1985; Bass y Avolio, 1989;

Den Hartog, 1997; en Pounder, 2006, pp. 536, 537).

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Sosik et al. (2002) dicen que “los líderes efectivos son los que muestran

conductas más activas (principalmente de transformación) y menos de las más

pasivas (principalmente transaccionales)”. Frente a esto, el liderazgo laissez-faire

equivale a una falta de liderazgo” (Pounder, 2006, p. 537).

En el siguiente apartado se completa el entendimiento de la relación entre el

liderazgo transformacional y el transaccional. Para esto hay que comprender el

concepto de liderazgo transformacional de rango completo.

Liderazgo transformacional y transaccional en el Modelo transformacional

de rango completo.

El liderazgo transformacional de rango completo, es un conjunto “mezclado” de

conductas transformacionales, transaccionales o incluso de laissez faire pero en el que

predomina una mayor frecuencia de conductas transformacionales y de recompensa

contingente, en alto dominio; una menor frecuencia de conductas transaccionales de

dirección por excepción, en dominio medio y una todavía menor frecuencia de

conductas laissez faire, en dominio medio.

Un líder con un perfil de rango completo, y que a la vez es efectivo, tiene un

liderazgo de rango total; capaz de desplegar los estilos transformacional y

transaccional en diferentes intensidades, dependiendo de la situación, influyendo

cambios mayores en la organización o en sus seguidores (Bass, 1985, en Vega y

Zavala, 2004).

La mayoría de los líderes con un perfil de rango completo o total de liderazgo,

son transformacionales y transaccionales. “No hay separación de tipos de liderazgo,

sino un mayor despliegue de conductas características de un tipo de liderazgo, más

que de otros” (Bass y Avolio, 1994; Bass y Steidmeier, 1998; en Vega y Zavala, 2004,

p. 30).

Cuando solo se presenta conductas transformacionales frecuentes, en alto

dominio; y el resto de conductas, infrecuentes y en bajo dominio, el perfil del líder es

del estilo transformacional. Y si las conductas transformacionales son infrecuentes y

están a un nivel bajo, y las conductas transaccionales y de laissez faire son frecuentes

y a un nivel medio, el perfil del líder es del estilo transaccional Bass y Riggio (2006, en

Nader y Castro, 2007).

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Cualquiera de estos tres perfiles de liderazgo (de rango completo,

transformacional o transaccional) se expresa en conductas que caracterizan un estilo.

Lo que cambia ante un contexto dado no es el liderazgo en sí, sino el estilo (patrones

comportamentales) desplegado por el líder. Para Bass y Avolio (1994): “pocos

individuos despliegan un solo estilo todo el tiempo, sino que muchos líderes exhiben

diferentes montos de cada estilo” (Vega y Zavala, 2004, p. 34).

Kuhner (1994), citado por Bass y Avolio (1994), afirma que algunos estilos

generalmente son más efectivos que otros en determinados contextos; lo que hace la

situación es enfatizar más un estilo o patrón; lo relevante es la habilidad del líder para

distinguir qué estilo es apropiado para ese contexto específico (Vega y Zavala, 2004).

De todos modos, los lideres con un perfil únicamente transformacional o

transaccional, son menos efectivos que aquellos que tienen el perfil de rango

completo. Aunque entre los dos, es más efectivo el transformacional; sin embargo,

mejor es el de rango completo porque contiene ambas conductas y porque tiene en su

repertorio un mayor rango de posibles conductas, según la situación.

El estilo transaccional es un buen liderazgo, pero el transformacional, sin

reemplazarlo, aumenta su efectividad, sobre todo en el perfil de rango completo o total.

El transformacional causa un mayor efecto en los seguidores. Robbins (1994) dice que

los estilos situacionales, desde la teoría de Bass, se pueden considerar

transaccionales, y que estos líderes guían a sus seguidores hacia metas establecidas,

aclarándoles los requisitos de los roles y las actividades. En cambio, el líder

transformacional hace que sus seguidores vayan más allá de sus intereses

individuales, para alcanzar el bien institucional, provocándoles un efecto profundo y

extraordinario (Vega y Zavala, 2004).

Las conductas y estilos situacionales son transaccionales porque se explican

desde su base teórica psicológica, correspondiente a los procesos de motivación de

intercambio de expectativas por recompensas, que lleva a efectos (desempeños)

esperados en los seguidores. En cambio, en el liderazgo transformacional el proceso

motivacional es distinto, porque el efecto producido en los seguidores es un cambio de

segundo orden; es decir, en sus necesidades, valores y actitudes. Al respecto,

Robbins (1994) señala: “cambian la posición de los seguidores en cuanto a ciertos

temas, ayudándoles a analizar viejos problemas de maneras nuevas; y pueden

emocionar, despertar e inspirar a los seguidores para que realicen un esfuerzo

extraordinario para alcanzar las metas del grupo” (Vega y Zavala, 2004, p. 33).

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En conclusión, el liderazgo transformacional siempre será más efectivo que el

transaccional y que los enfoques situacionales. Pero la teoría situacional (o

transaccional), y la transformacional, son complementarias. Además, los conceptos de

los enfoques transaccionales y los de todos los demás enfoques, han sido integrados

a la teoría transformacional del liderazgo.

En base a todo lo visto, en el próximo artículo se trata sobre el concepto

general de liderazgo, adoptado en el presente estudio, y sobre una base

transformacional, trazar sus características básicas. Además, se ve las concepciones

de líder y su función principal, y la concepción de liderazgo; ambas desde la

perspectiva transformacional. Luego, se revisará la conceptualización de estilo de

liderazgo, desde sus bases conductual y situacional. Culmina esta sección, formulando

un concepto de estilo de liderazgo, centrado en las características transformacionales.

Concepción de liderazgo.

Castro et al. (2007), coinciden con Bass (1990), en que: “existe tanta variedad

de definiciones de liderazgo, como personas que intentaron abordar este concepto” (p.

18). Thieme (2005), aplicando la idea de Veciana (1999), sostiene que el concepto de

liderazgo es otro más de los que existen en ciencias sociales, que pretenden ser

definidos identificando sus características esenciales mediante la intuición; pero cada

autor considera más esencial una característica u otra.

Por tanto, el liderazgo ha sido estudiado y entendido: como rasgo

caracterológico, como conducta, como tipo especial de interacción social, como

proceso de percepción o de influencia (Casares, 1996). Las primeras definiciones de

liderazgo y de líder se centraban en el uso del poder y de la autoridad o del cargo o la

posición (Pounder, 2006). Luego, según Gibson y otros (1994, en Pounder, 2006), la

atención se centró en los rasgos y la conducta; y, actualmente, en la relación líder y

seguidores en una situación específica.

Castro et al. (2007) mencionan que Yukl (2002) y Northouse (2004), entienden

el liderazgo como un proceso por el cual un individuo (el líder), ejerce influencia sobre

los seguidores con el propósito de lograr objetivos. Bass (1990) plantea que el

liderazgo es un tipo de interacción entre los miembros de un grupo. El líder tiene como

meta iniciar y mantener altas expectativas y competencias para resolver problemas y

lograr objetivos (Castro et al., 2007).

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A pesar de la gran cantidad de trabajos y definiciones acumulados, existen aún

muchas preguntas sin contestar sobre el tema (House y Aditya, 1997, en Thieme,

2005). Así pues, Burns (1978) decía: “El liderazgo es uno de los fenómenos más

observados y menos comprendidos de la tierra” (Shriberg, A., et al., 2004, p. 2).

El presente trabajo define liderazgo como: “Un proceso de interacciones entre

los miembros de un grupo, a través de los comportamientos del líder, necesarios, para

ejercer influencia en las otras personas del grupo y actuar en conjunto para resolver

problemas y lograr objetivos comunes de cambio y transformación de una realidad”.

Características básicas del liderazgo.

En base a Castro et al. (2007) y a Thieme (2005), se extrapolan las siguientes

características:

Es un proceso. No es un determinante lineal que va del líder al seguidor; sino

que es dinámico y goza de inestabilidad, porque implica una interacción entre el líder y

sus seguidores. El líder afecta y es afectado por sus seguidores. Por esto, cualquier

persona puede ser líder.

Es un tipo de conductas o comportamientos de las personas. Expresadas

según las situaciones, el contexto y los seguidores. No es un conjunto de rasgos

exclusivos y comunes a todos los líderes, y con validez unívoca de aplicación en

cualquier contexto. No existe el líder ideal para todas las situaciones.

Ocurre en un contexto grupal. Por tanto es un fenómeno social, requiere de la

comunicación, la coordinación, el conocimiento y la respuesta de los influenciados,

para evaluar su sensibilización y las necesidades del grupo.

Es influencia sobre los seguidores. El líder tiene una habilidad social para

invadir el yo personal del seguidor y cambiar su voluntad hacia donde él quiere,

captando adeptos que le depositan su confianza (Pascual, 1987, en Thieme, 2005).

Esta capacidad de influencia constituye el poder del líder (Mintzberg, 1983, en Thieme,

2005). El poder, según Yukl (1994) afecta no sólo el comportamiento de las personas

sino también sus actitudes (Thieme, 2005). El poder es dinámico, ya que: “el líder no

influencia a todos por igual ni todas las veces del mismo modo. Asimismo, varía

constantemente en función del contexto y de la habilidad del líder para formar

alianzas” (Castro et al., 2007, p. 19). La autoridad, es el conjunto de derechos y

deberes asociados con el ejercicio del poder por el líder; lo reviste formalmente por la

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posición que ocupa; pero un líder sin influencia, sólo tiene autoridad formal, más no

efectiva. Una persona sin autoridad formal; pero con poder o influencia, es un líder.

Involucra el logro de objetivos o metas. Que son la expresión de las

necesidades e intereses de los seguidores, de la organización y del propio líder, y que

constituyen el núcleo de las relaciones de interacción entre líder y seguidores. Una

función del líder, a decir de Thieme (2005, p. 147), es: “dotar a una organización de

una visión común”. Esta visión equilibra lo que la organización necesita y lo que los

individuos buscan, dándole sentido y una misión compartida y atractiva para todos los

miembros de la institución. Thieme (2005) cita una definición de liderazgo de Jacobs y

Jaques (1987): “liderazgo es el proceso de dar propósito (dirección con significado) a

esfuerzos colectivos, y causar esfuerzos comprometidos para alcanzar dicho

propósito” (p. 147).

El líder transformacional.

El término líder proviene del inglés “leader”, un sustantivo sin equivalente en el

idioma español. Los términos españoles más aproximados son: “encabezar”, que es

un verbo sin sustantivo; y, “conducir”, verbo con el sustantivo conductor, el cual no

tiene la extensión del término líder (Cruchaga, 1998, en Flores, 2003).

Madrigal (2005) señala que la palabra líder tiene una acepción más amplia y su

función trasciende el mero rol administrativo de dirección y coordinación, incluyendo

dimensiones personales que tienen que ver con la motivación y la persuasión de

grupos humanos a los que inspira. Poco antes, Soto (2003), casi coincidentemente,

decía que “el líder debe lograr metas de productividad, señaladas por la dirección, a

través de personas, que a su vez esperan satisfacer plenamente sus propias

necesidades” (Flores, 2003, p. 30).

El líder conoce las necesidades y motivaciones de los miembros del equipo o

grupo, facilita su formación, evolución y desarrollo, interactuando de forma

personalizada con sus integrantes y dándoles capacitación o instrucción adicional. Por

tanto, Flores (2003) afirma que “el líder es la persona que influye y dirige las

actividades de otros, en forma tal, que determina su efectividad en el trabajo y su

satisfacción. El líder se convierte en un medio para el grupo, ya que este facilita hacer

realidad sus deseos, aspiraciones, logros y satisfacción de sus necesidades” (p. 27).

El líder afronta el cambio, tomando un lugar al frente del grupo, marcando el

paso y no dirigiendo cómodamente desde un sillón, sino haciendo suyo el problema,

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51

transmitiendo con emoción una visión de futuro, y siendo congruente con su pensar,

decir y hacer (Flores, 2003).

El líder crea estrategias, fomenta el compromiso de los miembros del equipo y

los ayuda a lograr las metas de la visión compartida. El líder estimula a sus seguidores

frente a los problemas, animándolos a cuestionarse razonadamente las soluciones

rutinarias, planteando ideas nuevas.

Estas características del líder docente son transformacionales y se dirigen al

cambio y a la mejora, no solo del grupo, sino de la institución y de la comunidad.

Función principal del líder.

Flores (2003) sostiene que cuando ya le ha sido asignada la responsabilidad

del liderazgo y la autoridad correspondiente, la tarea central del líder es lograr las

metas trabajando con y mediante sus seguidores.

El conjunto de las funciones que tiene un líder, puede desempeñarlas según un

tipo de comportamiento que constituye un estilo de liderazgo.

El liderazgo transformacional.

El liderazgo es un proceso de interacciones entre los miembros de un grupo, a

través de comportamientos de influencia del líder sobre las personas, de manera que

les active y expanda necesidades de un orden más alto para que se esfuercen

voluntariamente y en conjunto, trascendiendo sus intereses individuales, hacia el logro

de las metas comunes de cambio y transformación de la cultura organizacional.

El liderazgo es guiar, conducir y dirigir para producir un efecto permanente

entre los seguidores, de modo que sus necesidades potenciales expandidas, ya

satisfechas, puedan servirles de referencia para satisfacer otras pendientes,

generando una toma de decisiones, y convirtiéndose también en líderes.

“Se observa que el liderazgo, la motivación y la satisfacción están íntimamente

relacionados. Por ello, identificar y comprender tales fenómenos permite al líder utilizar

determinado estilo de liderazgo con posibilidades de éxito” (Flores, 2003, pp. 27, 28).

Estilo de liderazgo.

Según Levicki (2000, en Molinar y Velázquez, 2001), la tarea de liderazgo

requiere múltiples habilidades; una de ellas implica que los líderes adapten su estilo de

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liderazgo a la situación, como consecuencia de las necesidades del grupo. Ningún

líder será competente en todos los tipos de situaciones. Luego, el propio Levicki (2000)

añade: “Cada estilo de liderazgo puede predominar en algunas situaciones, o bien,

predominar en algunos líderes. Es importante identificar la realidad y ser oportunos

con el liderazgo adecuado” (Molinar y Velázquez, 2001, p.21).

Madrigal (2005) afirma sobre estilo de liderazgo lo siguiente: “El estilo de

liderazgo se refiere al patrón típico de conducta que adopta el líder o el directivo con el

propósito de guiar a sus trabajadores para que alcancen las metas de la organización.

El estilo está basado en las experiencias, el género, la educación y la capacitación, y

el estimulo que motiva al líder en diferentes circunstancias” (p. 76).

Otra idea de Madrigal (2005), explica que “el estilo de liderazgo está

determinado por las habilidades que predominan al ejercer el mando. En la práctica

profesional, el líder reafirma estas habilidades de acuerdo con su posición y con los

resultados que va obteniendo. Jiménez (1998) menciona que el estilo de liderazgo

puede oscilar entre varios extremos; desde dejar hacer sin intervenir hasta controlar

todo, o estar orientado a la persona, el trabajo, las metas o los resultados” (p. 76).

Para dar una definición propia sobre estilo de liderazgo, se infiere primero unas

ideas comunes, a partir de lo dicho líneas arriba. Entonces, el estilo de liderazgo:

Es un patrón típico de conducta. Que adopta el líder, para guiar a las metas.

Emerge como la necesidad de que el líder adapte su labor. A la situación dada,

y a las necesidades de sus seguidores.

Reafirma las habilidades expuestas. Si los resultados son adecuados.

Está basado en la experiencia, el género, la formación y la capacitación.

Consecuentemente, estilo de liderazgo es el tipo de comportamiento, a través

del cual la persona líder tiene la capacidad de desarrollar sus habilidades, para ejercer

un proceso de influencia en un grupo de personas, según sus necesidades y la

situación dada, y actuar en conjunto siguiendo metas u objetivos comunes.

En las siguientes tres secciones, se concreta más en el líder docente y en las

características transformacionales que debería poseer. Se verá que las primeras

oleadas del liderazgo docente, aplicaron las ideas transaccionales, centradas en los

aspectos formales del líder, identificado con la figura del Director. Luego se intentará

articular elementos comunes, hallados en las propuestas teóricas, caracterizando el

liderazgo docente, para tener un constructo susceptible de medición. Se propondrá

que esta articulación debe basarse en los criterios de la teoría transformacional.

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El liderazgo docente o liderazgo en el aula.

En un apartado anterior se trató sobre las características que tiene el liderazgo,

en cualquier organización. Empero, la consideración del liderazgo en la organización

educativa, desde el enfoque transformacional, como un proceso y un atributo que toda

persona puede desarrollar para conseguir los objetivos de cambio y mejora

institucionales y personales; fue un concepto que se abrió paso a través de lo que

Silva et al (2000, en Pounder, 2006) denominaron las “oleadas” del liderazgo docente.

La primera “oleada” encasilló al docente como un simple funcionario formal de

la organización; como tal, es un engranaje que debe cumplir su rol, considerando

solamente el funcionamiento de la organización y en base a ejecutar las órdenes del

subdirector pedagógico, arquetipo del docente líder, casi el único que piensa y toma

decisiones que sus colegas subordinados deben ejecutar tal cuales. Para Froymier

(1987), las relaciones de interacción del subdirector con los docentes, cumple la

función de control de estos últimos (Pounder, 2006).

La segunda “oleada” ya tuvo más en cuenta a la dimensión instruccional de la

función docente y le delegó algunas responsabilidades; pero éstas continuaron siendo

formalidades, que los docentes, como jefes de equipo o promotores de plan de

estudios, cumplían de acuerdo a unos planes o recetas ya diseñados desde la entidad

educativa superior. Según Darling Hammond (1998), a pesar que el concepto se mudó

fuera del ámbito de la jerarquía de la organización convencional, hacia la función

propiamente docente; aún así, hizo hincapié en el control del cumplimiento del

docente; en los programas del currículo, por ejemplo (Pounder, 2006).

La tercera “oleada” es la que Pounder (2006) señala como la visión actual de

liderazgo docente. En nuestro medio, sus manifestaciones son vistas como tendencias

recientes en educación; y, sobre ellas, hay aún poco análisis. Esta “oleada”, según la

literatura científica revisada por Pounder (2004), sugiere que los conceptos de

enseñanza y liderazgo están integrados, al punto que los docentes líderes, tienen

características transformacionales y también un gran desempeño en el aula.

El docente, más allá de un simple enseñante, es un profesional, que en el

proceso de expresar sus capacidades de liderazgo, es capaz de mejorar el clima

educativo, participando con sus colegas en actividades para mejorar el proceso

educativo (Pounder, 2006). Wasley (1991), en Silva y otros (2000), ve como líderes

docentes, a quienes “ayudan al rediseño de las escuelas, son tutores de sus colegas,

participan en la solución de los problemas en la escuela y proporcionan actividades de

crecimiento profesional para sus colegas” (Pounder, 2006, p.534).

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A estos elementos de la tercera “oleada” de la conceptualización del liderazgo

docente, se ha buscado articularlos para caracterizar esta variable; empero, los

intentos todavía son infructuosos, porque el liderazgo es un proceso dado a través de

un conjunto de comportamientos y de conductas atribuidas por los seguidores, en

lugar de posiciones de poder formal. No obstante, se ve a continuación una serie de

conceptos de diferentes autores; cuyos elementos de articulación, acaso, permitan la

irrupción de otros, con los cuales articular una “cuarta oleada” (Pounder, 2006).

Berry y Ginsburg (1990, citados por Pounder, 2006, p. 534), identificaron tres

componentes de la función docente, que denominaron liderazgos principales:

1) la tutoría y orientación a otros profesores;

2) desarrollo profesional y el examen de la práctica escolar, y

3) la toma de decisiones a nivel escolar.

Aquí se plantea el liderazgo docente desde la perspectiva del liderazgo del

Director, pero con características más participativas y transformacionales que antes.

Darling-Hammond et al. (1995), dicen en Pounder (2006, p. 534): “los líderes

docentes están abiertos a nuevas formas de hacer las cosas y son modeladores de

aprendizaje, con el fin de mejorar la experiencia educativa de los estudiantes”.

En esta propuesta ya se identifica el liderazgo docente desde la perspectiva de

una acción efectiva en las aulas, en beneficio del aprendizaje de los estudiantes.

Sherrill (1999), según Pounder (2006), ha argumentado que: “las expectativas

básicas de un líder docente son la enseñanza ejemplar en clase con un buen

conocimiento pedagógico junto con una comprensión de la teoría del aprendizaje y de

las prácticas eficaces en el aula. Además, debe poseer un conocimiento basado en la

investigación sobre la enseñanza y el aprendizaje” (p. 534). Con este bagaje, el

profesor líder cultivará disposiciones deseadas en sus colegas, mediante la

participación en la investigación reflexiva (Pounder, 2006).

La propuesta de Sherril, es un mayor detalle de la anterior, haciéndose más

explícita la mención a las prácticas eficaces en el aula y a las bases cognoscitivas y de

investigación que el docente debe tener para ejercer como excelente enseñante, lo

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que le dará el status de líder. Además, se menciona que su progreso como líder

necesita de la colaboración en investigación reflexiva con sus colegas.

Silva et al. (2000, en Pounder, 2006) han enfatizado en la capacidad del líder

docente “para navegar las estructuras de las escuelas, fomentar las relaciones,

modelar el crecimiento profesional, alentar el cambio, y desafiar el status quo" (p. 534).

En la propuesta de Silva, se incluye el liderazgo del Director y el del docente en

una perspectiva más amplia que el aula de clase o el ámbito de la escuela.

Según Day C., Hall, C. y Whitaker, P. (2002):

Otro procedimiento útil de examinar la naturaleza del rol del profesor, es a

través del concepto de liderazgo (…) El liderazgo puede ser considerado como

aquella parte de la actividad de un gestor, relacionada con la ayuda a otras

personas, para que lleven a cabo las actividades prescritas de un modo óptimo,

según su capacidad. Se preocupa más con la eficacia que con la eficiencia, y

más con la cualidad que con los logros (…) El buen liderazgo, supone un

delicado proceso de anticipación de estas necesidades en otros y un esfuerzo

por satisfacerlas (...) La enseñanza consiste en el descubrimiento de cuáles

son las necesidades sentidas por los alumnos (…) Profesores eficaces son

aquellos (…), capaces de conectar con sus alumnos, de apreciar y entender

sus necesidades y de buscar modos específicos e individuales de satisfacerlas

(pp. 68,69).

Esta propuesta se enfoca nuevamente en el liderazgo del docente en el aula,

entendido como el ejercicio de su rol de ayuda a los estudiantes, según sus

necesidades y capacidades previamente detectadas para buscar satisfacerlas a nivel

individual. Esto refleja la dimensión transformacional, consideración individualizada.

Para Harris y Muijs (2003, en Pounder, 2006), el liderazgo docente involucra:

La dirección de otros profesores a través de entrenamiento, tutoría, monitoreo

de grupos de trabajo;

La dirección de tareas de desarrollo que son fundamentales para mejorar la

enseñanza y el aprendizaje, y

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El liderazgo de la pedagogía, mediante el desarrollo y modelado de formas

efectivas de enseñanza.

El ejercicio del liderazgo por parte de los maestros, es independiente de la

posición o cargo y se centra en mejorar el aprendizaje, sobre la base de un tipo

de liderazgo que se deriva de la colaboración profesional, el desarrollo y el

crecimiento (p. 535).

En los tres primero párrafos, se da énfasis a la acción directiva del Director, con

respecto a su responsabilidad en la mejora de su personal y del aprendizaje.

Asimismo, incluye al docente como líder de su propia mejora como enseñante.

En el último párrafo, el liderazgo es un ejercicio independiente del cargo

(desligado de si se es Director o docente de aula) para mejorar el aprendizaje,

basándose en la colaboración, el desarrollo y el crecimiento profesionales.

Mendoza (2007) apunta:

La esencia del liderazgo pedagógico, está en aumentar la influencia educativa

(autoridad) sobre los estudiantes, por encima del nivel de obediencia mecánica

a las órdenes rutinarias venidas de la institución educativa. Líder pedagógico

es el docente, liderazgo es el propio proceso que desarrolla el docente que es

líder. Liderazgo pedagógico es el proceso de ejercer una influencia mayor que

lo que permite la estructura de dirección u organización de la institución

educativa, hasta lograr que los estudiantes también sean líderes. (párrafo 7).

Mendoza entiende el liderazgo docente como ejercicio de influencia,

independiente del cargo, para que los estudiantes no solo mejoren su aprendizaje sino

para que se conviertan en líderes de su propia mejora personal.

El reto, al observar esta variedad de características sobre el liderazgo docente,

consiste en lograr articularlas, de tal manera que se logre la conceptualización de este

constructo, en el marco de las teorías de liderazgo. Este es el siguiente punto a tratar.

Articulación de las características del liderazgo docente en el marco de

los enfoques de liderazgo.

En casi todas las concepciones de liderazgo docente propuestas en el artículo

anterior, existe la coincidencia de considerar al líder docente como un modelador de

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57

formas eficaces de enseñanza para mejorar el aprendizaje. Esta tendencia (más

evidenciada en Sherrill, 1999), centra la atención en los comportamientos de

interacción del docente con sus estudiantes, comportamientos tales que hagan

eficaces sus prácticas en el aula.

Se entiende que el ámbito del aula no es el único en el cual la gestión del

docente desenvuelve su liderazgo; no obstante, dado que los comportamientos de un

docente se ejercen independientes de la posición o del cargo, éstos se pueden

expresar en el aula con el objeto de mejorar su clima social o en la institución toda

para mejorar el clima en la escuela; a través de actividades de capacitación, tutoría,

toma de decisiones y de participación, indicadas en las propuestas previas. De todas

formas, el liderazgo docente en el ámbito de la escuela, busca la mejora del proceso

educativo, tal como lo hace en el aula.

Complementando lo dicho, de las propuestas de Day y otros (2002), y de

Mendoza (2007), se advierte que el liderazgo docente eficaz, no solamente tiene que

ver con los aprendizajes académicos sino también con contemplar las necesidades

afectivas de los estudiantes, que puedan propiciar un adecuado clima del aula y el

desarrollo de éstos como líderes.

Por último, las propuestas indican que el liderazgo docente surge y se nutre de

la colaboración, la experiencia, la capacitación y el desarrollo profesional.

Se concluye que los comportamientos docentes son el elemento clave de la

articulación de la enseñanza (o práctica en el aula) con el liderazgo. Empero, ¿de qué

tipo deben ser estos comportamientos?

Según Pounder (2006), pocos estudios han tratado de colocar la noción de

liderazgo docente, en el marco de estas disquisiciones. Una excepción es el estudio

del liderazgo docente, en establecimientos socialmente desfavorecidos, de Crowther

(1997), quien describe a los líderes docentes como: “personas aclamadas no sólo por

su excelencia pedagógica, sino también por su influencia en el cambio y por estimular

la mejora en las escuelas y las comunidades, socio-económicamente desfavorecidas,

en las que trabaja.” (Pounder, 2006, p. 535). Para Crowther, un líder docente en una

situación de privación socioeconómica, debe:

Tener pruebas concretas de una importante contribución a un aspecto de la

justicia social en la escuela o la comunidad;

Ser muy apreciado en la comunidad, en particular, entre las personas y los

grupos socioeconómicamente desfavorecidos;

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Ser reconocido por sus colegas como muy influyentes en los procesos de toma

de decisiones de la escuela;

Concordar que un alto nivel de la escuela está basado en la responsabilidad de

los colegas y en la administración de la escuela (Pounder, 2006, p. 535).

Estos indicadores, según Crowther (1997), muestran que los líderes docentes

tienen cualidades de liderazgo que son transformacionales (Pounder, 2006).

Algunos de estas cualidades, que evidencian comportamientos reales o

atribuidos, y que son transformacionales, se pueden aplicar a la realidad de la muestra

analizada en el presente estudio; considerando que el colegio 4005, de La Perla, está

ubicado en una zona con bajos recursos económicos, y que la mayoría de sus

alumnos, provienen de hogares disfuncionales y están expuestos continuamente a

problemas asociados a las drogas y al pandillaje.

El camino de soluciones para realidades educativas como la del colegio 4005,

puede hallarse a partir de mejorar las competencias docentes en el liderazgo

transformacional, para incidir en la mejora de su desempeño; y, sobre todo, en la

mejora del clima afectivo del aula. Las investigaciones, en este sentido, pueden

desarrollar una nueva conceptualización del liderazgo docente, que Pounder llama de

cuarta “oleada”; es decir, el liderazgo transformacional aplicado al aula de clase.

En suma, la articulación de los elementos de la tercera “oleada”, se puede

lograr considerando los comportamientos transformacionales del docente, según los

criterios de la teoría transformacional, para los cuales liderazgo y enseñanza están

inexorablemente entrelazados (Pounder, 2006).

El liderazgo transformacional en el docente.

Aunque Crowther (1997, en Pounder, 2006) comenta que los líderes docentes

pueden no tener consciencia de advertir sus cualidades transformacionales, su

comportamiento tiene muchas coincidencias con aspectos del liderazgo

transformacional. Por ejemplo, su fuerte compromiso con un conjunto de valores

fundamentales que están dispuestos a comunicar expresamente, coincide con las

dimensiones transformacionales carisma e inspiración. Estas mismas dimensiones se

reflejan en la descripción de Crowther, de los líderes docentes como generadores de

un entusiasmo que se contagia, y que tengan una capacidad de inspirar a otros y

aumentar sus expectativas (Pounder, 2006).

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Al revisar los intentos de definir el liderazgo docente, también se encuentra una

afinidad con el liderazgo transformacional. Así pues, Silva et al. (2000, en Pounder,

2006), hacen una descripción de los líderes docentes como cultivadores de relaciones

y de modelos de crecimiento profesional, los cuales son aspectos de la dimensión

consideración individualizada. Igualmente, su explicación de los líderes docentes como

promotores del cambio y retadores de la situación actual, refleja el espíritu de la

dimensión estímulo intelectual. Pounder (2006) encuentra que las cualidades de líder

docente, enfatizadas por Darling- Hammond y otros (1995), como la apertura a nuevas

formas de hacer las cosas y la elaboración de modelos de aprendizaje, reflejan

aspectos de la estimulación intelectual y de la consideración individualizada.

También, la tutoría, el entrenamiento y aspectos de desarrollo vistos en los

líderes docentes por Berry y Ginsburg (1990), son totalmente compatibles con las

características del liderazgo transformacional (Pounder, 2006).

En resumen, a decir de Pounder (2006), la denominada tercera “oleada” del

liderazgo docente, influye a los colegas por las cualidades y características del líder

docente, que son una reminiscencia de la construcción de liderazgo transformacional.

En consecuencia, parece lógico y prometedor que un examen de las

cualidades de los líderes docentes, en el aula, puede ser una extensión valedera de la

investigación sobre liderazgo docente (Pounder, 2006). Esto es así, porque la relación

entre las características de los líderes docentes; y, su ejemplar instrucción en el salón,

es posible explicarla, a causa de que dichas características en el aula son

transformacionales y esto da lugar a una excelente clase (Pounder, 2006).

Esta asociación entre la enseñanza y el liderazgo está bastante comentada por

la investigación. Literatura que abarca a 20 años examinados por York-Barr & Duque

(2004), sugiere que el respeto que merece el líder en sus funciones de liderazgo, se

basa sólidamente en su reputación como excelente ejecutante en el aula. A su vez, es

posible que por esta razón, se crea el ambiente propicio para que el maestro ejerza

sus cualidades como líder transformacional (Pounder, 2006).

En este contexto, el examen del comportamiento del profesor en el aula,

utilizando el liderazgo transformacional, podría explicar por qué los profesores

excelentes tienden a convertirse en líderes de docentes; y, por el contrario, por qué los

dirigentes de maestros pueden ser, en general, excelentes profesores (Snell y

Swanson, 2000, en Pounder, 2006). Es posible que los líderes docentes posean

cualidades de liderazgo transformacional que faciliten un desempeño eficaz en las

áreas de liderazgo y de la enseñanza. Validando esta conjetura, se proyectaría una

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una conceptualización de cuarta “oleada” del liderazgo docente: la práctica del

liderazgo transformacional en el aula (Pounder, 2006).

Una revisión de la literatura sobre los efectos de los estilos de liderazgo en el

aula y sobre los resultados del liderazgo transformacional en un salón, en general,

demuestra que “las características del liderazgo transformacional en el aula, de los

líderes docentes, pueden dar cuenta de su percepción de excelencia pedagógica"

(Crowther, 1997, en Pounder, 2006, p. 536).

En resumen, el vínculo entre el liderazgo en el aula y la excelente enseñanza,

se da a través de los comportamientos transformacionales en el docente.

En el siguiente apartado se dan algunas características del líder docente.

El líder docente.

Más que autoridad formal es autoridad moral, señala metas y alienta a su

cumplimiento. Su conducta es orientada a la transformación, suya, del grupo; y, con

ellos, de la organización toda. Programa actividades, motivando la participación de los

alumnos, y las ejecuta en coordinación con ellos y los demás docentes.

Hace que el alumno tenga mayor rendimiento en el estudio. Actúa con equidad,

absuelve consultas, respeta los derechos del alumno.

Tolera la iniciativa de solución a un problema que tienen los alumnos. Deja que

sean creativos y perseverantes. Anima a que trabajen con libertad. Tiene confianza en

ellos, respeta sus opiniones, su trabajo y sus aportes (Flores, 2003).

Características del líder pedagógico.

De acuerdo con Flores (2003), algunas características principales son:

Tiene espíritu de trabajo. Identificándose con la problemática de la institución

educativa y de la comunidad; planteando una visión y una misión, y proyectando una

imagen confiable y ética.

Es perseverante y flexible en el trabajo educativo y social. Ayuda a desarrollar y

realizar la visión compartida y las metas planteadas para lograr éxitos en el desarrollo

integral de los educandos y de la comunidad en general.

Es tolerante. A la conducta de los alumnos y a las manifestaciones culturales,

porque atiende y respeta los deseos y necesidades de los estudiantes, escuchándolos

y desarrollándoles su potencial.

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Se adapta al medio. Pero busca el cambio en su desempeño profesional y en el

rendimiento de sus alumnos; estimulando la creatividad, la innovación, la intuición y la

lógica para resolver problemas o conflictos.

El líder, mediante su trabajo (la gestión en aula de su liderazgo), colabora en el

logro de la calidad total de la escuela; es decir, en el proceso de interacción con sus

estudiantes; porque también participan otros agentes educativos.

Liderazgo y género.

Según Lupano (2007, en Castro et al., 2007), las preguntas sobre este tópico

serían: ¿las mujeres pueden ser líderes? ¿influyen los estereotipos sociales en el

avance de las mujeres hacia puestos de liderazgo? ¿cómo afecta la cultura

organizacional? ¿difieren hombres y mujeres en sus estilos de liderazgo? ¿difieren en

sus niveles de eficacia?

De estas preguntas, interesa responder las dos últimas, dados los objetivos del

presente trabajo. Para una mayor ilustración sobre las respuestas a las demás

preguntas de este apartado, es mejor consultar a Castro et al. (2007).

Diferencias de género en los estilos de liderazgo.

Los estilos de liderazgo son patrones relativamente estables de conducta,

desplegados por los líderes, frente a sus superiores y seguidores, a pesar de que

puedan darse variaciones acordes a la situación particular.

Conforme a Castro et al. (2007), los primeros intentos por conocer las

características sobre los estilos de liderazgo de la mujer, comenzaron después del

desarrollo de la teoría del liderazgo y de la irrupción del enfoque transformacional de

Bass (1985). Entonces el primer estudio meta-analítico, sobre diferencias de género

en los estilos de liderazgo; fue llevado a cabo por Eagly y Johnson (1990), incluyendo

167 estudios, entre 1961 y 1987. Los resultados mostraron que las mujeres lideraban

con estilos más democráticos y participativos que los hombres.

Otro estudio meta-analítico sobre las diferencias de género en los tres estilos

de liderazgo del enfoque de Bass, presentado por Cuadrado, Molero y Navas (2003),

mostró que las mujeres son líderes más transformacionales y con menos conductas

pasivas que los hombres, quienes son más transaccionales (Castro et al., 2007).

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Castro et al. (2007) afirman que más certeramente y con menos

heterogeneidad en los resultados, Eagly, Johannesen-Schmidt y Van Engen (2003),

analizaron 45 estudios comprendidos entre 1985 y el 2000, que mayormente utilizaron

el cuestionario multifactorial de liderazgo (MLQ). Los resultados mostraron que las

mujeres estarían más inclinadas a un estilo transformacional que los hombres;

destacando en la dimensión Carisma. También lograron mejores resultados en

Recompensa contingente del liderazgo transaccional. Por su parte, los hombres

consiguieron resultados más altos en la dimensión Dirección por excepción del

liderazgo transaccional y en el estilo laissez faire.

Se concluye que hay diferencias entre las mujeres líderes que tienen estilos de

liderazgo transformacionales y conductas más activas frente a sus pares masculinos

quienes son más transaccionales y poseen conductas más pasivas.

El apartado siguiente, tratará la relación entre la eficacia escolar o eficacia

educativa (uno de los capítulos más relevantes de la investigación en Evaluación

educativa) y el liderazgo docente. Se examinará en qué punto se intersecan ambas

líneas de investigación y qué propósito del presente estudio se ve iluminado.

Liderazgo y Eficacia Escolar.

Según Murillo et al. (2007), desde la primera generación de estudios sobre

eficacia escolar, que comprendió el período 1971-1979, se consideró al liderazgo

instructivo del Director como uno de sus factores más importantes; en consecuencia,

resulta un factor relevante de la calidad educativa.

Empero, Edmonds (1979), quien hizo una de las primeras revisiones sobre

trabajos de eficacia, que utilizaban el modelo entrada-proceso-producto (desde el

estudio pionero de Weber, de 1971, de las escuelas prototípicas), establecía que la

eficacia en las escuelas (su incidencia en el aprendizaje y rendimiento académico en

matemática y lectura, según Maureira, 2004), se debía a cinco factores escolares,

algunos de los cuales relevaban el papel de los procesos dentro de las aulas (Murillo

et al., 2007).

En efecto, aunque entre los factores destacaban el “liderazgo activo” del

Director (considerado el más importante), y el clima institucional seguro y disciplinado;

Cremmers, en 1994, a decir de Murillo et al. (2007), advirtió que el segundo factor era

un indicador del primero. Además, no obstante que de acuerdo con Maureira (2004),

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los otros factores (las altas expectativas en los resultados de los estudiantes, el

énfasis en el aprendizaje de la matemática y la lectura, y la evaluación y seguimiento

constantes del progreso del estudiante), se asumían como responsabilidades

adicionales del Director (en las esferas de planificación de estrategias de instrucción, y

en la organización y distribución de los recursos de la escuela); en la práctica

resultaban factores desarrollados en las aulas, y por ello, más propios del docente,

que del Director (Murillo et al., 2007).

Se concluye, hasta aquí, que la teoría sobre la eficacia escolar (un importante

eje de la investigación sobre Evaluación de la calidad educativa), considera entre los

factores más importantes al liderazgo del Director; asocia el factor clima institucional

como un indicador del primero y también considera factores del aula.

Los factores del aula tienen que ver con la acción docente, su comportamiento

en las interacciones con sus estudiantes; esto es, su estilo de gestión o de liderazgo,

el cual genera el clima social del aula, que incide en las variables afectivas y

actitudinales de los estudiantes; las que, a su vez, influyen en el aprendizaje y en el

rendimiento. Según esta secuencia, se puede hablar de un estilo de gestión de la

clase o estilo de liderazgo eficaz; es decir, de eficacia docente o eficacia en el aula.

En el período (1979 -1985) de la segunda generación de estudios de la eficacia

escolar, según Murillo et al. (2007), se siguieron hallando mas factores del aula o de

eficacia docente, pero no pudo explicarse sus efectos sobre el rendimiento. Entonces

se desconocía la secuencia de procesos descrita en el párrafo anterior y también que

muchos de los factores del aula, que eran considerados factores de eficacia de la

escuela, en realidad eran indicadores en las dimensiones transformacionales o

transaccionales, acorde con la teoría del liderazgo transformacional de Bass (1985),

que emergería al final de este período.

Por ejemplo, las altas expectativas sobre los estudiantes, es un indicador de

carisma del estilo de liderazgo transformacional del docente. Factores del segundo

período, tales como la necesidad de contar con metas académicas, las oportunidades

para que los estudiantes asuman responsabilidades, el profesor como modelo, y la

buena gestión de la clase, son indicadores de carisma e inspiración. Otros factores del

aula, hallados en el segundo período, según Maureira (2004), tales como las variables

de salida no cognitivas: El “autoconcepto” del estudiante sobre su habilidad

académica, y su “autoconfianza”, tienen que ver con la eficacia del liderazgo del

docente.

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64

Por los vacíos teóricos expuestos, autores como Puerkey y Smith (1983), en

Estados Unidos, según Murillo et al. (2007), estudiaron más el proceso en el que las

escuelas funcionan y cambian (la mejora de la escuela), que el de la propia eficacia.

No obstante, de las variables de organización para la mejora, destacaron la formación

del profesorado en modificación de actitudes y comportamientos, importante dada sus

implicancias en las interacciones docentes-estudiantes.

Otro grupo de estudiosos como Mackenzie (1983), a decir de Murillo et al.

(2007), buscando la mejora, identificaron variables de eficacia en el aula que son

dependientes del liderazgo docente; tales como, la toma de decisiones en el aula

(indicador de inspiración), las recompensas por el rendimiento (indicador del estilo

transaccional) y el profesorado comprometido con la mejora del centro (carisma).

Murillo et al. (2007), afirman que poco antes del tercer período (el actual), si

bien la investigación sobre eficacia escolar y otros temas, se volvió más rigurosa en

los aspectos estadísticos y metodológicos (análisis multinivel: escuela, docentes y

estudiantes), también desapareció el enfrentamiento cuantitativo y cualitativo y se

aceptó cualquier alternativa metodológica con tal que sea científica. Por esta razón, en

la tercera generación de estudios (1987–actualidad) surgió el modelo contexto-

entrada-proceso-producto, colocándose a la “equidad” como elemento inseparable de

la eficacia; y la línea de investigación sobre eficacia escolar se juntó con el movimiento

de la mejora de la escuela, apareciendo, hacia 1992, el “movimiento de la mejora de la

eficacia escolar”, que busca transformar la realidad de una escuela, más que conocer

científicamente cómo es o debe ser dicha transformación (Murillo et al., 2007).

El mayor postulado de este último movimiento, a decir de Maureira (2004),

sigue siendo el liderazgo del Director pero en su forma más práctica, el liderazgo

participativo (liderazgo pedagógico o instructivo para la mejora), como un proceso que

guía e impulsa los cambios para el desarrollo escolar. Por tanto, es un factor

fundamental en la mejora de la eficacia y en la calidad de la escuela.

Por otro lado, la investigación teórica sobre el liderazgo y más específicamente

sobre el liderazgo docente, se fue internando más en el ámbito de la propia aula de

clase y actualmente se ha encontrado con los indicadores de la eficacia docente o

eficacia del aula, revelándose que muchos de estos, lo son también de las

dimensiones de los estilos de liderazgo transformacional y transaccional, de la teoría

de Bass (1985) y de las dimensiones de actividad y eficacia de las más recientes

versiones de la teoría del liderazgo transformacional: De rango completo de Bass y

Avolio (1994) y de rango total de Bass y Avolio (2000).

Page 65: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

65

Es decir que el nuevo desarrollo, a nivel del aula, de la teoría de la eficacia

escolar, expresada en la eficacia docente en el aula; ha coincidido con el desarrollo de

la teoría transformacional del liderazgo docente y el punto de coincidencia son los

comportamientos eficaces, que son comportamientos de liderazgo. Debido a estos

hechos, investigadores como Levine y Lezotte (1990, en Murillo et al., 2007), ya

sostenían que mejor es referirse a “eficacia educativa” (con factores a nivel de la

escuela pero también, de estudiantes, docentes y del contexto; que en conjunto

coadyuvan a la eficacia de la escuela), que únicamente a eficacia escolar.

En Latinoamérica hubo varios autores que mucho antes del tercer período,

fueron dando aportes que insinuaban aún más, la relación entre eficacia educativa y

liderazgo docente. Así pues, Murillo et al. (2007) afirman que en Chile, Flip et al.

(1984) exploraron diferentes factores de actitud y de personalidad del profesor

asociados con el rendimiento de los alumnos; y Rodríguez Pérez (1984), analizó los

factores del profesor que generaban ineficacia docente.

Además se verificó que el factor clima, del centro o del aula, relacionado con el

rendimiento de los alumnos, puede hacer conocer sobre la eficacia escolar. Así, se

tiene que Flip et al. (1981), analizaron la asociación entre las dinámicas del aula y la

relación profesor-alumno como factores de fracaso escolar. Pertierra Rodríguez (1989)

analizó los aspectos del clima social del aula que afectan tanto el aprendizaje y

rendimiento como el desarrollo personal y social del alumno (Murillo et al., 2007).

Un estudio que presenta la eficacia educativa totalmente asociada al liderazgo

en el aula es el de Sammons, Hilman y Mortimore (1995). Murillo et al. (2007),

concuerdan con Scheerens y Bosker (1997), en que estos investigadores hicieron la

revisión de factores de eficacia escolar más conocida a la fecha, con validez para

Primaria y para Secundaria y énfasis en la revisión de grandes estudios cualitativos.

Entre los doce factores que encontraron destaca el “liderazgo profesional”, el

cual ya no sólo es el liderazgo instructivo del Director sino el liderazgo docente, con

variables tales como: liderazgo compartido entre directivos y docentes; y sentido de

propósito o misión claros. Además, “visiones y metas compartidas” (que implican la

colegialidad, la colaboración y la unidad de propósito entre todos, y la consistencia de

la práctica con los fines); y “enseñanza con propósito” (Murillo et al., 2007). Estas

variables son indicadores de carisma e inspiración.

Otros factores que hallaron fueron: “altas expectativas de los docentes sobre

sus alumnos pero también de las familias y de los propios estudiantes” (comunicar las

expectativas, enseñanza adecuada a las expectativas, aportar desafíos intelectuales a

Page 66: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

66

todos los alumnos) (Murillo et al., 2007). Estos son indicadores de carisma y de

estimulación intelectual del liderazgo transformacional.

También señalaron factores tales como: “derechos y deberes de los alumnos”

(elevar la autoestima con trato adecuado de confianza y aprecio, dar responsabilidad a

los alumnos en la escuela y controlar el trabajo de los estudiantes) (Murillo et al.,

2007). Estos son indicadores de consideración individualizada.

Finalmente, “refuerzo positivo en modelos de disciplina y en retroalimentación”;

y “seguimiento del progreso de los alumnos, la escuela y los programas de mejora”

(Murillo et al., 2007). Estos factores son indicadores de las dimensiones recompensa

contingente y excepción activa del liderazgo transaccional, respectivamente.

En resumen, los trabajos sobre eficacia escolar, de la tercera generación, se

centran claramente sobre la calidad de los procesos de enseñanza aprendizaje

desarrollados en la escuela, los cuales tienen que ver con la eficacia docente en la

gestión pedagógica, centrada en aspectos como la gestión del aula, la planificación del

currículo, el desarrollo de la secuencia de aprendizaje, la evaluación y la

retroalimentación dentro de un adecuado clima del aula en el que las interacciones

docente-estudiantes juegan un rol esencial, relacionado con la equidad.

Si bien, el papel más fundamental sigue perteneciendo al liderazgo instructivo

del Director, desde la década de los años 90, se entiende que los docentes se implican

cada vez más en la toma de decisiones y en un liderazgo compartido a nivel escolar.

Así pues, el trabajo colaborativo y en equipo de los docentes, que son un rasgo

carismático transformacional, toma mayor importancia.

No obstante, la acción del liderazgo docente en el aula, no está suficientemente

estudiada y requiere mayores precisiones teóricas, a inferirse de estudios descriptivos

como el presente y/o de estudios asociados, tales como dos trabajos realizados en el

ámbito de América Latina. El primero de ellos analizó la incidencia del clima del aula

en el aprendizaje en niños de Primaria y el otro, los factores de la escuela y del aula,

relacionados con la eficacia escolar en Iberoamérica.

En el primer estudio, el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la

Calidad de la Educación (LLECE), dentro de las acciones de la Oficina Regional de

Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO -

Santiago), organizó y coordinó la evaluación del desempeño de los alumnos que

cursaron, en el 2005/2006, el 3re y 6to grado de Primaria, en América Latina y el Caribe,

dentro del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE).

Page 67: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

67

Su objetivo fue la generación de conocimiento acerca de los aprendizajes de

matemática, lenguaje (lectura y escritura) y ciencias, que estos estudiantes pudieron

lograr en sus escuelas. Además, analizar estos resultados y explicarlos a partir de los

factores de los estudiantes, de las aulas y de las escuelas; enfatizando los factores

susceptibles de ser modificados con programas y políticas (Valdez et al., 2008).

Se llevó a cabo de febrero del 2004 hasta julio del año 2008 y participaron 16

países más el estado mexicano de Nuevo León. La muestra fue de 3065 escuelas,

4627 aulas de 3re grado y 4227 aulas de 6to grado, evaluándose 100752 estudiantes de

3re grado y 95288 de 6to grado (Valdez et al., 2008). La investigación utilizó pruebas de

matemática, lectura y ciencias y diversos cuestionarios; para los estudiantes, los

docentes, los Directores y los padres de familia (Valdez et al., 2008).

El Informe del SERCE - 2008, destaca la importancia, para los aprendizajes, de

lo que sucede en el aula y concluye que el clima del aula favorece los aprendizajes a

través de su influencia en las variables afectivas y actitudinales de los estudiantes

frente a sus compañeros, al docente y a su propio esfuerzo (Valdez et al., 2008).

En el segundo estudio, a propuesta del Área de Investigación del Centro de

Investigación y Documentación Educativa (CIDE) del Ministerio de Educación español,

en el año 2001, se llevó a cabo una investigación con el financiamiento del Convenio

Andrés Bello. Desde entonces y hasta el año 2006, participaron nueve equipos de

investigación pertenecientes a distintas instituciones de otros tantos países de

Iberoamérica; por el Perú estuvo el Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade).

También contó con la colaboración del LLECE de la OREALC - Unesco.

La Investigación Iberoamericana de la Eficacia Escolar (IIEE) trabajó con

cientos de variables de 5.603 alumnos de 3ro grado de Primaria, 248 aulas y 98

escuelas de nueve países y tuvo un triple objetivo, interesando dos: describir la

magnitud de los efectos escolares, en el aula y en la escuela; e identificar los factores

de eficacia escolar y de aula (Murillo et al., 2007).

Utilizó 17 instrumentos: Pruebas estandarizadas de rendimiento previo y final

de matemática y lengua, y una de autoconcepto, elaboradas por el LLECE en 1998;

observación de aula; cuestionarios, y entrevistas a alumnos, familias, docentes y

dirección. Utilizó siete variables de producto: Dos de logro cognitivo (rendimiento en

matemáticas y en lengua), cuatro de logro socio-afectivo (autoconcepto,

comportamiento, convivencia social y satisfacción con la escuela), y una medida del

rendimiento cognitivo previo (Murillo et al., 2007).

Page 68: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

68

Los resultados en cuanto a la magnitud de los efectos escolares, sostienen que

la influencia del aula sobre el rendimiento académico de matemática y lengua, y sobre

variables afectivas del estudiante (convivencia social y satisfacción con la escuela), es

mayor que la influencia de la escuela, descartando el aula (Murillo et al., 2007).

Las conclusiones de la IIEE, acorde a lo dicho por Murillo et al. (2007), son que

la satisfacción con la escuela es el factor que produce un mejor aprendizaje de los

estudiantes en lengua y matemática; no obstante, esta satisfacción se genera más por

lo que ocurre en las aulas que en el conjunto de la escuela.

Liderazgo estratégico.

De acuerdo con Nader y Castro (2007), Bass y Riggio (2006) sostienen que el

modelo de liderazgo transformacional ha evolucionado hacia el modelo de Liderazgo

Transformacional de Rango Completo; el cual considera, además de las dimensiones

transformacional y transaccional, la dimensión laissez faire, pero graduadas de mayor

a menor frecuencia, en ese mismo orden.

Es decir, un líder transformacional de rango completo, tiene una alta frecuencia

de conductas transformacionales y de recompensa contingente (en dominio alto); una

frecuencia media de conductas transaccionales (en dominio medio) y una frecuencia

baja de conductas laissez faire (en dominio medio). Esto dependerá de su capacidad

para entender las características de la situación, del contexto organizacional, de los

seguidores y de las tareas (Bass y Riggio, 2006, en Nader y Castro, 2007).

Aunque, a decir de Nader y Castro (2007), el liderazgo estratégico intenta

establecer la diferencia de los estilos de liderazgo de líderes en grandes instituciones,

con los estilos de liderazgo de líderes en medianas o pequeñas entidades; se puede

inspeccionar, dentro de una misma institución, si las características de determinados

líderes se corresponden con el liderazgo estratégico o de alto nivel o por el contrario,

con el liderazgo de bajo nivel. También puede hacerse una evaluación del conjunto de

los líderes y obtener un perfil institucional de liderazgo.

Otra cuestión que atañe a este tema es la relación entre el puesto ocupado por

un líder en una organización y el estilo de liderazgo percibido (de alto o bajo nivel), y la

probable influencia de ambas variables sobre el nivel de efectividad de la organización

(Trice y Beyer, 1993, en Nader y Castro, 2007).

Page 69: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

69

Líderes de alto y de bajo nivel.

Boal y Hooijberg (2000) postulan que los líderes de bajo nivel “están en la

organización” mientras que los líderes estratégicos o de alto nivel “son la

organización”. Los líderes estratégicos, desarrollan tres capacidades: Capacidad de

aprendizaje (reconocer nueva información, asimilarla y aplicarla a nuevas situaciones);

capacidad adaptativa (posibilidad de cambiar y de elaborar estrategias flexibles) y

capacidad gerencial (para discernir y comprender) (Nader y Castro, 2007).

House y Aditya (1997) sostienen que los líderes de bajo nivel se centran en las

interacciones cara a cara y en las conductas de guía, apoyo y consideración mientras

que los de alto nivel, crean la visión y la misión organizacional (Nader y Castro, 2007).

Estilos de liderazgo de los líderes de alto y de bajo nivel.

Bass, Waldman, Avolio y Bebb (1987) encontraron que los líderes de alto nivel

tenían en su mayoría un estilo de liderazgo transformacional con elementos

transaccionales de recompensa contingente (Nader y Castro, 2007).

Lowe, Kroeck y Sivasubramanian (1996), realizaron un meta-análisis de los

factores que moderan la efectividad de líderes transformacionales y transaccionales.

Hallaron que los líderes de bajo nivel presentan mayores rasgos transformacionales de

consideración y de estimulación intelectual y en menor frecuencia características

transaccionales, especialmente de dirección por excepción; mientras que los líderes

de alto nivel no tienen un estilo de liderazgo característico. También concluyeron que

el puesto que posee el líder en la organización no influye en su efectividad ni en su

estilo de liderazgo (Nader y Castro, 2007).

Tichy y Urlich (1984) hallaron que los líderes transformacionales predominaban

en los puestos altos de una organización en tanto que los líderes transaccionales

abundaban en los puestos bajos (Nader y Castro, 2007).

Perfiles de liderazgo, según el modelo de rango completo.

Según Bass y Riggio (2006, en Nader y Castro, 2007), se tienen estos perfiles:

Perfil de Rango Completo. Los líderes de este perfil presentan indistintamente

conductas del liderazgo transformacional y del transaccional, adecuándolas según la

Page 70: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

70

situación se va presentando. Por una parte, se preocupan por el bienestar de sus

seguidores, son altamente inspiradores llevando a que sus seguidores trasciendan sus

intereses personales en función de los objetivos organizacionales. Por otro lado, si la

situación y el tipo de seguidores lo requieren, pueden hacer uso de recompensas,

castigos e incentivos para que las tareas se efectúen. Son altamente efectivos.

Perfil Transformacional. Los líderes de este perfil son altamente efectivos en

contextos de gran incertidumbre y de crisis. Se preocupan por el bienestar físico y

psicológico de sus seguidores, promueven la búsqueda de soluciones creativas a

problemas comunes, se proponen como modelos a seguir y alientan a compartir una

visión de futuro y un proyecto compartido que lo haga realidad.

Perfil Transaccional. Los líderes de este perfil son muy efectivos cuando el

contexto organizacional es altamente estructurado, burocrático y previsible. Utilizan un

sistema sofisticado de recompensas y castigos para alcanzar los objetivos

institucionales. Les interesa maximizar la eficacia a nivel organizacional, minimizando

la ocurrencia de errores.

Page 71: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

71

Objetivos

Objetivo general.

Identificar el estilo y la dimensión de liderazgo que prevalecen en los docentes

del nivel secundario, de la I.E. 4005 de La Perla – Callao; según la autoevaluación

docente, la evaluación de los estudiantes y la evaluación conjunta.

Objetivos específicos.

Identificar los niveles de dominio del estilo de liderazgo transformacional y de

sus dimensiones.

Identificar los niveles de dominio del estilo de liderazgo transaccional y de sus

dimensiones.

Identificar los niveles de dominio del estilo de liderazgo laissez faire y de sus

dimensiones.

Clasificar el estilo de liderazgo transformacional y sus dimensiones por el

género de los docentes.

Clasificar el estilo de liderazgo transaccional y sus dimensiones por el género

de los docentes.

Clasificar el estilo de liderazgo laissez faire y sus dimensiones por el género de

los docentes.

Estimar el perfil de liderazgo que prevaleció entre los docentes.

Page 72: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

72

Método

Tipo y diseño de investigación

Por sus objetivos, este estudio es de tipo descriptivo simple, ya que se midieron los

componentes de la variable para distribuirlas y describirlas dentro de un contexto,

vinculándolas con las siete dimensiones de la investigación y segmentándolas de

acuerdo a criterios específicos, según recomienda Hernández, Fernández y Baptista

(2003).

La investigación realizada responde a un diseño no experimental, puesto que

no se manipuló arbitrariamente ninguna variable independiente para producir un efecto

esperado en una variable dependiente, sino que la variable principal fue medida y

analizada de manera general y específica y “ex-post-facto, porque la medición fue

realizada posteriormente a la ocurrencia del fenómeno” (Vega y Zavala, 2004, p. 124).

Formalización.

M __O

Donde:

M = muestra de profesores

O = Observaciones

Variables

La variable en estudio es: estilo de liderazgo, que presenta tres tipos:

transformacional, transaccional y No liderazgo o laissez faire, según el Modelo inicial

propuesto por Bass (1985) y el Modelo ampliado de Bass y Avolio (1994).

La base teórica de este trabajo se fundamenta en la teoría de liderazgo

transformacional de Bass (1985) y en el Modelo de rango total del liderazgo de Bass y

Avolio (2000); este último, limitado a las dimensiones de actividad y frecuencia de los

estilos de liderazgo (rango completo), dados los objetivos del estudio. Sin embargo, la

operacionalización realizada no siguió el orden de las dimensiones en el Modelo de

rango total, adaptado por Vega y Zavala (2004), quienes diseñaron el Cuestionario

multifactorial de liderazgo (MLQ), forma 5X corto, a partir del MLQ, form 5X short de

Bass y Avolio (2000).

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73

Tampoco se ha seguido el orden en el Modelo inicial de Bass (1985); sino el

orden en el Modelo de rango completo o ampliado a nueve factores o dimensiones de

Bass y Avolio (1994). Empero, por razones de tratamiento estadístico, y para lograr

sus objetivos; se juntaron factores hasta quedarse sólo con siete (como en la primera

modificación al Modelo de 1985, hecha por Bass, 1994 y adoptado por Castro et al.,

2004) para obtener los resultados y compararlos con los Baremos del CELID

(validados para la realidad argentina), hallados en Castro et al. (2007).

Dimensiones de la variable.

Para el estilo de liderazgo transformacional (4 I’s):

-Carisma o Influencia idealizada (Conductual y atribuida)

-Inspiración

-Estimulación intelectual

-Consideración individualizada

Para el estilo de liderazgo transaccional:

-Recompensa contingente

-Dirección por excepción (activa y pasiva)

Para el estilo de No liderazgo:

-Laissez faire

Como se puede observar, son nueve dimensiones para la variable estilo de

liderazgo; pero al juntar la Influencia idealizada conductual con la atribuida y la

Excepción activa con la pasiva, resultan siete dimensiones. Esta operacionalización se

siguió en la presente investigación; porque sus resultados podían analizarse e

interpretarse estadísticamente, al ser contrastados con los percentiles (para cada una

de estas dimensiones y los estilos correspondientes), dados en los protocolos de

baremos y perfiles del CELID (Castro et al., 2007).

El detalle de las dimensiones correspondientes a cada estilo de liderazgo, así

como sus respectivos indicadores y sus definiciones conceptuales y operacionales, se

presentan a continuación, en la Tabla Nº 3 y en la Tabla Nº 4:

Page 74: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

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Tabla 3

ESTILO DE

LIDERAZGO

DEFINICIÓN

CONCEPTUAL

DEFINICIÓN OPERACIONAL DIMENSION

ES

INDICADORES

Liderazgo

Transformacio

nal

De acuerdo con las características del liderazgo expuestas por Castro (2007), y coincidiendo con otros autores, podemos decir:

Es un tipo de comportamiento de interacción líder-seguidores, a través del cual un docente líder tiene la capacidad de desenvolver un conjunto de habilidades para ejercer un proceso de influencia en un grupo de personas, y actuar en conjunto siguiendo objetivos comunes de cambio y transformación de una realidad.

Es el tipo de comportamiento de interacción líder-seguidores, por el cual un docente líder tiene la capacidad de desenvolver un conjunto de habilidades para ejercer un proceso de influencia, en un grupo de personas, expresado a través del grado de atribución del logro de los procesos transformacionales, que tanto los demás docentes como los directivos y los estudiantes, perciben en las actividades: carismática, inspiracional, de consideración individualizada, y de estimulación intelectual ejercidas o impulsadas por el líder.

De tal forma que los seguidores: por el carisma del líder, se identifican y desean emularlo; son inspirados por los desafíos y persuasión del líder, logrando significado y entendimiento de la visión y las metas; son considerados individualmente por el líder, recibiendo apoyo guía y entrenamiento; y, son estimulados intelectualmente por el líder, expandiendo sus habilidades

Adaptado de Maureira (2004, pp. 209,210) y de Bass y Avolio (1994, en Vega y Zavala, 2004, p. 22).

Carisma

(Influencia

idealizada)

De conducta (conducta ética y moral)

Articula el aprendizaje con la visión institucional.

Despliega coraje y compromiso con la misión.

De atribución (credibilidad)

Proyecta una imagen dinámica y confiable

Inspiración Motivación por inspiración (Identidad e implicación)

Utiliza diversas estrategias de motivación

Anima y realza la motivación de logro de la visión

Consideraci

ón

individualiz

ada

Trato personalizado y Apoyo tutorial

Conoce las necesidades y motivaciones de aprendizaje de sus

seguidores.

Interactúa de forma personalizada con sus seguidores

Ejecuta instrucción adicional para superar problemas de

rendimiento.

Estimulació

n

Intelectual

Animación al cambio, estimulando la:

Expresión de opiniones fundamentadas; el análisis y solución

razonada de los problemas; reformulación de soluciones

rutinarias; bienvenida al cuestionamiento, las opiniones

contrarias y a las nuevas ideas

Liderazgo

Transaccional

Tipo de comportamiento de interacción líder-seguidores, centrado en la transacción o contrato con el seguidor, en donde las necesidades de éste pueden ser alcanzadas si su desempeño se adecúa al contrato con el líder.

Tipo de comportamiento de interacción líder-seguidores, por el cual un docente líder tiene la capacidad de desenvolver un conjunto de habilidades para ejercer un proceso de influencia, en un grupo de personas, expresado a través del grado de atribución del cumplimiento de los procesos transaccionales, que tanto los docentes como los directivos y los estudiantes, perciben en las actividades: de recompensa contingente y de dirección por excepción del líder.

Adaptado de Vega y Zavala (2004, p.130)

Recompens

a

contingente

Refuerzo de conductas, según cumplimiento de los

acuerdos.

Recompensas o castigos por el esfuerzo, el apoyo o el logro del

seguidor

Dirección

por

Excepción

Excepción activa, previniendo problemas

Control activo de los errores, previniéndolos o corrigiéndolos

apenas se dan

Excepción pasiva y aversiva frente a los problemas

Reacción frente a un problema, sólo cuando aparece claramente

Laissez Faire Tipo de comportamiento de Tipo de comportamiento de liderazgo, expresado a Laissez Evasión de responsabilidades y de toma de decisiones

Page 75: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

75

(No Liderazgo) interacción líder-seguidores, en el cual el líder no actúa, evitando tomar decisiones. Es la ausencia de liderazgo.

través del grado de atribución de ausencia de acciones y decisiones, que tanto los docentes como los directivos y los estudiantes, perciben en las actividades de laissez faire del líder.

Adaptado de Vega y Zavala (2004, p.132)

Faire Se ignora las responsabilidades frente a los problemas o a su

misión

Desconfianza de la propia habilidad para ayudar

No se toman decisiones, ni se asumen compromisos.

Estilos de liderazgo, definiciones conceptuales y operacionales. Dimensiones e indicadores

Fuente: Adaptado de Maureira (2004, p. 209) y de Vega y Zavala (2004, p. 127)

Page 76: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

76

Tabla 4

Descripción de los indicadores de los estilos de liderazgo, según el modelo de Bass (1994)

INDICADORES EN LOS ESTILOS DE LIDERAZGO DESCRIPCIÓN

LIDERAZGO TRANSFORMACIONAL

De Influencia idealizada (atributo y comportamiento) Los líderes son vistos con respeto; son modelos de rol para la conducta ética y de confianza porque son consistentes entre lo que dicen y hacen.Entregan una visión de futuro clara y articulada compartiendo en ella las necesidades del seguidor; se puede contar con ellos porque comparten los riesgos, y demuestran altos estándares éticos y morales.

De Motivación por inspiración Los comportamientos de los líderes motivan e inspiran seguidores, se exalta el espíritu de equipo, tanto los líderes como los seguidores demuestran entusiasmo y optimismo creando metas articuladas a cumplir para desarrollar la visión compartida en dirección del cambio.

De Animación al cambio Los líderes estimulan y fomentan la innovación, la creatividad, y cuestionan antiguos supuestos. Da la bienvenida a nuevas ideas y a no tener miedo a errores o a ir contra la corriente. Llevan a pensar nuevas soluciones o maneras de resolver problemas habituales.

De Trato personalizado y apoyo tutorial Pone especial atención en las necesidades y diferencias de cada individuo. Interactúa de forma personalizada con sus seguidores. Escucha efectivamente, y trabaja para desarrollar el potencial de sus seguidores. Enlazan las necesidades de los seguidores con la misión institucional.

LIDERAZGO TRANSACCIONAL

De Refuerzo contingente de conductas de logro y apoyo Líderes y seguidores se ponen de acuerdo sobre lo que el seguidor requiere hacer para ser recompensado si hace bien su trabajo o evitar el castigo, en caso contrario.

De Excepción (activa) previniendo problemas Líder monitorea y controla activamente errores o cualquier desviación de los estándares o de las normas, en el desempeño de sus seguidores, para tomar acción correctiva de inmediato.

De Excepción (pasiva) y aversiva frente a los problemas El líder pasivamente espera hasta que un problema emerja o incluso se haga grave y entonces reacciona.

NO LIDERAZGO

De Evasión de responsabilidades y toma de decisiones No transaccional, decisiones no son tomadas, se ignoran las responsabilidades de liderazgo.

Fuente: Adaptado de Thieme (2005, p. 176); Vega y Zavala (2004, p.p 128 - 132) y de Castro et al. (2007, p. 169)

Page 77: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

77

Participantes

Población docente objetivo y población docente en estudio.

La población docente objetivo, sobre la que se pretende generalizar las

características de sus estilos de liderazgo, estuvo conformada por los 21

docentes de secundaria de la I.E. 4005 “Alm. Miguel Grau S.” de La Perla,

quienes desarrollaron sus actividades en Av. La Paz 1000, de lunes a viernes.

Correspondieron a 16 damas y 5 varones, con edades entre 29 y 65 años y

tiempo de servicios entre 1 y 35 años.

La población docente en estudio fueron 18 docentes de secundaria de

la mencionada institución educativa, quienes desarrollaron sus actividades en

el lugar, año y días ya señalados, específicamente en cinco aulas (dos de 4 to y

tres de 5to grado de secundaria). Correspondieron a 13 damas y 5 varones, con

edades y tiempo de servicios indicados previamente. El detalle se muestra en

el siguiente cuadro:

Tabla 5

CURSO

CONDICION Género EDAD EN AÑOS TPO DE SERVICIO EN AÑOS

NombCont

M F 21-

30

31-

40

41-

50

51-

60

61-

700-5 6-10

11-

15

16-

20

21-

25

26-

30

31-

35

Matemática 3 0 2 1 X X X X X X

CTA 2 0 0 2 X X X X

Comunicación 3 0 - 3 X X X X X X

Ingles 1 0 - 1 X X

Arte 1 0 - 1 X X

Historia 2 0 2 - X X X X

Persona 1 0 - 1 X X

Religión 0 1 - 1 X X

Ed. Física 1 0 - 1 X X

E.P.T. 3 0 1 2 X X X X X X

Total 17 1 5 13 1 3 8 3 3 1 4 3 1 7 1 1

Población docente por condición, género, edad y tiempo de servicios.

Los estilos de liderazgo de la población docente en estudio o marco

Page 78: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

78

muestral, fueron evaluados por los estudiantes de los grados de estudios

mencionados; completándose con la autoevaluación de los docentes.

Criterios de exclusión.

Se exceptuó a una docente de Ciencia tecnología y ambiente (CTA) por

enfermedad y a otras dos docentes, quienes no tenían a cargo aulas de 4 to o 5to

grado de secundaria. De este modo, la población en estudio quedó en 18

docentes.

Características de la población docente en estudio.

Sociales y culturales.

Seis docentes residían en La Perla y cinco en el Callao. Dos vivían en

Comas, una en San Juan de Lurigancho, una en Lima, una en Jesús María, y

dos en Puente de Piedra. La mayoría eran de estratos sociales medios. Más de

la mitad eran padres de familia con hijos jóvenes o niños. Varios contaban con

medios cibernéticos.

Laborales.

Se ha considerado las siguientes dimensiones: condición laboral,

tiempo de servicio, nivel, grado que enseña o puesto de trabajo y cargo.

Por condición laboral. El 50% de los docentes eran nombrados

interinos; el 44% eran nombrados por concurso público y el 6% restante era

contratado.

Por tiempo de servicios. El 50,1% de los docentes tenían 20 o menos

años de servicios, y el resto, más de 20 años de servicio. El 39% de los

docentes (7), tenían entre 21 y 25 años de servicios. El 22% (4), entre 6 y 10

años; el 17% (3), entre 11 y 15 años. Además, una docente tenía entre 1 y 5

años de servicio; uno entre 16 y 20 años; uno entre 26 y 30 años y una entre

31 y 35 años de servicios.

Por nivel magisterial. El 78% de los docentes (14), se encontraban en el

II nivel, y el 11% (2), en el III nivel. Existía sólo una docente en el nivel I, de la

nueva carrera pública magisterial (CPM). También existió una docente

contratada, sin nivel.

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79

Por el grado de secundaria en el cual impartieron clases el 2009. El

67% de los docentes (12), impartieron clases en algunas de las cinco aulas,

tanto en 4to como en 5to de secundaria. Mientras que el 28% (5), lo hicieron,

solamente, en algunas de las tres aulas del 5to grado. Sólo una docente lo hizo

en las dos aulas de 4to.

Por el cargo desempeñado. Ocho docentes fueron coordinadores de

área y siete, tutores (de ellos, una también era coordinadora de área y otra de

tutoría).

Profesionales y educativas.

Según las dimensiones: capacitación, formación, titulación y

especialidad.

Capacitación y perfeccionamiento. Desde el año 2005; 35% (6) de los

docentes siguieron estudios de Maestría y 20% (4), de segunda especialidad.

Prevaleció la implementación en las áreas cognoscitiva y procedimental. El

83% (15) de los docentes no habían sido capacitados en liderazgo ni en

gestión institucional.

Por la formación profesional. El 50% se formaron en una Universidad

nacional, y el otro 50%, en una Universidad privada. Entre las Universidades

nacionales, el 28% se formaron en la Universidad Nacional de Educación; el

17%, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el 5,6% restante, en

la Universidad Federico Villarreal. Entre las Universidades particulares, el 28%

se formaron en la Universidad Garcilazo de la Vega y el 22%, en la Universidad

San Martín de Porres.

Por la titulación. A fines del 2009, existía una docente con el grado de

Maestro en Educación y el restante 94%, eran licenciados.

Por la especialidad de los docentes. Existían tres docentes para cada

una de las especialidades de Comunicación, Educación para el trabajo y

Matemática. Dos por Ciencia tecnología y ambiente e Historia. Y sólo uno para

el resto de especialidades.

Para los detalles estadísticos, ver la Tabla 1 del Anexo 1.

Demográficas.

Tenemos: edad, género y área de trabajo. El área de trabajo era el de la

docencia (Ley del profesorado) y para una docente, el de la gestión pedagógica

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80

(Ley de la CPM). Ningún docente lo hacía en el área de la investigación.

Edad.

La edad de los docentes fluctuaba entre 29 y 65 años. Por intervalos de

edad, el 22,3% estaban entre 21 y 40 años de edad; el 44%, entre 41 y 50

años de edad y el 33,4%, entre 51 y 70 años de edad. Esto se puede inferir de

la Tabla 2 del Anexo 1, donde se da el detalle de las edades por intervalos de

diez años.

La edad promedio de los docentes era 49 años; el 50% de ellos tenían 48,5

años o menos, mientras que el 50% restante tenían más de 48,5 años. Mayores

detalles sobre estas estadísticas descriptivas, se dan en la Tabla 3 del Anexo 1.

Género.

El 72,2% (13), de los docentes, son mujeres; el 27,8% (5), son varones.

Tabla 6

Género de los docentes de secundaria, según su edad.

Edad (años) Género 21 - 30 31 - 40 41 - 50 51 - 60 61 – 70 Totales

Femenino 1(100.0%) 2(66.7%) 6(75.0%) 3(100.0%) 1(33.3%) 13(100.0%) Masculino 0(.0%) 1(33.3%) 2(25.0%) 0(.0%) 2(66.7%) 5(100.0%)

Nota: N= 18

En el intervalo de 41 a 50 años, el 75% (6), eran docentes mujeres

(46% del total de docentes mujeres). En el intervalo de 51 a 70 años, el 67%

(4); y en el intervalo de 21 a 40 años, el 75% (3), eran mujeres. Sólo, en el

intervalo de 61 a 70 años, el 67% (2), eran docentes varones (40% del total de

los docentes varones).

Muestra de estudiantes.

Corresponde a 90 alumnos de 4to y 5to de secundaria: 45 mujeres y 45

varones, con edades entre los 15 y 18 años. Seleccionada de una población de

116 estudiantes de la I.E. 4005, de La Perla, que desarrollaron sus actividades,

durante el año 2009, en cinco aulas (dos de 4to y tres de 5to de secundaria).

Dicha población correspondía a 52 mujeres y 64 varones, con edades entre 14

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81

y 18 años. El detalle de esta población estudiantil por grado y sección se puede

apreciar en la Tabla 4 del Anexo 1.

Tamaño de la muestra.

Es una muestra de tipo probabilístico estratificado proporcional. Su

tamaño (n), se halló mediante la fórmula propuesta por Hernández et al (2003),

que considera el tamaño de la población; la confianza, como un coeficiente

redondeado; y el error.

n’ n = 1 + n’ / N

Donde n’ es el tamaño de la muestra sin ajustar y N es el tamaño de la

población. El detalle de los datos implícitos así como de los cálculos

pertinentes, se presenta en el Anexo 1.

La clasificación de la muestra en cinco estratos aulas y su distribución

porcentual, se observan en la Tabla 5 y en la Tabla 6, respectivamente, del

Anexo 1.

Características de la muestra de estudiantes.

Educativas, sociales y culturales.

Contexto general. Los 650 estudiantes del 1ro al 5to de secundaria, de la

I.E 4005, en el año 2009; procedían de: La Perla (80%), Callao (12%),

Bellavista (4%) y del interior del país (4%). Según el diagnóstico del perfil real

del estudiante (revisado en octubre del 2009, para actualizarlo en el PEI), aún

están vigentes la mayoría de los indicadores del año 2005: “Rendimiento

académico bajo, en general; un bajo nivel de conocimientos básicos en las

diferentes áreas; son mecánicos en su aprendizaje; no poseen hábitos de

lectura ni de resolución de problemas; son inconstantes e irresponsables en

sus estudios; expresan apoyo al liderazgo negativo; tienen baja autoestima y

escasa expectativa por su futuro” (PEI, 2005, p. 133).

El panorama anterior, según el análisis Foda (revisado en octubre del

2009), está causado por diversos factores, aún vigentes: contexto familiar

problemático; familias disfuncionales; poco apoyo familiar; economía escasa;

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82

sujetos consumidores de sustancias alucinógenas y/o bebidas alcohólicas;

ambiente cultural y televisivo alienado, y sin alicientes hacia la cultura y/o el

estudio; escala de valores en los que prevalecen los prejuicios, la

discriminación y la baja auto estima (PEI, 2005).

La realidad socioeconómica de las familias presenta ingresos

mensuales bajos (el 61% de los ingresos familiares están entre 450 y 1000

nuevos soles) y sólo entre el 11% y el 14% de los padres eran profesionales

(de la salud, educación y contabilidad); mientras que el 82% desempeñaban

labores técnicas y oficios tales como: choferes, vigilancia, limpieza pública,

venta ambulante, técnicos de cable, electricistas, secretarias, gasfiteros,

soldadores, pintores, albañiles y estibadores. (Encuesta a los padres de familia,

2011). Según esta misma encuesta, entre los padres, el 98% tenían Primaria

completa; el 59%, Secundaria completa y el 18%, Superior completa.

A pesar de todo esto, existen estudiantes que avanzan en sus estudios.

Situación académica. A comienzos de noviembre del 2009; el 79%

estaban aprobados en el curso del docente a quien le correspondía evaluar su

estilo de liderazgo; el 6%, desaprobado y el 15%, aún en proceso.

Desaprobación en el curso, en el año 2008. Este criterio muestra si el

estudiante desaprobó en el curso, en el año 2008, con otro o el mismo profesor

al que le tocó evaluar en el 2009. El 75,6% no había desaprobado, en el 2008,

en el curso del docente a quien evaluó; mientras que el 24,4%, sí había

desaprobado.

Desaprobación en el curso del docente evaluado en el 2009. El 69% de

los estudiantes nunca fue desaprobado en algún promedio trimestral, en el año

2009, por el docente al que evaluó; mientras que el 31%, si fue desaprobado.

Demográficas.

Tabla 7

Grupos etáreos de los estudiantes del 4to y 5to, en el 2009 (N= 90)

Edades N % 15 - 16 60 66.7

17 - 18 30 33.3

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83

La edad de los estudiantes fluctuaba entre 15 y 18 años. El 66,7% de

ellos (60) tenían entre 15 y 16 años. El 33,3% restante (30), tenían entre 17 y

18 años.

La edad promedio de los estudiantes era 16 años; el 50% de ellos tenían 16

años o menos, mientras que el 50% restante, tenían más de 16 años. Mayores

detalles sobre estas estadísticas descriptivas, se dan en la Tabla 7 del Anexo 1.

También, en el Anexo 1, se ve la distribución de las edades de los estudiantes,

según los grados de estudios (Tabla 8), y según los estratos–aulas (Tabla 9).

Género de los estudiantes del 4to y 5to de secundaria.

Según se aprecia en la Tabla 5 del Anexo 1, el 50% de los estudiantes

(45), eran varones, y el otro 50%, mujeres. Mayores detalles acerca del género

según grupos etáreos, se encuentran en la Tabla 12 del mismo Anexo 1.

Asimismo, en dicho Anexo, se puede encontrar información sobre la

distribución del género por estratos-aulas (Tabla 10) y por edades simples

(Tabla 11).

Instrumentos de investigación

El instrumento adaptado para la identificación y evaluación de los estilos de

liderazgo de los docentes de la I.E. 4005, de La Perla, Callao, es un cuestionario de 46

ítems, resultado de las adaptaciones de los ítems de dos instrumentos:

El Cuestionario Multifactorial de Liderazgo (MLQ), forma 5X corta. De

procedencia chilena. Tiene 82 ítems, 65 para identificar estilos de liderazgo (de los que

inicialmente se adaptaron 54, y finalmente sólo 40) y 17 para medir la eficacia de estos

estilos (que no se consideraron, por no ser objetivo del presente estudio). Es una

adaptación del Multifactor Leadership Questionnaire (MLQ, Form 5X, short) de Bass y

Avolio (2000), realizada por Vega y Zavala (2004).

El Cuestionario de estilos de liderazgo (CELID). De origen argentino. Tiene 34

ítems (de ellos, inicialmente fueron seleccionados ocho; y de éstos, finalmente se

adaptaron cinco ítems), que solo identifican estilos de liderazgo y no la eficacia de

éstos. Fue elaborado por Castro et al. (2004), en base a la adaptación española de

Morales y Molero (1995) del MLQ, de Bass (1995), que incorporó la mejora de seis a

siete dimensiones del liderazgo, hecha por Bass (1994).

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84

Se advierte que de los 40 ítems adaptados de la escala chilena, 17 ítems son

iguales o bastante parecidos, en su redacción y significado, a otros tantos de la escala

argentina, para las mismas dimensiones. Por tanto, se puede decir que sólo 23 ítems

procedieron completamente de la escala chilena; mientras que si se suman los 17

ítems comunes con los cinco del CELID argentino, se tienen 22 ítems, que pueden

reputarse en la escala argentina. De todos modos, se tomó como base a la escala

chilena para elaborar la ficha técnica del instrumento del presente estudio.

Dado que en los últimos años se elaboran cuestionarios que no solo identifican

estilos de liderazgo y sus frecuencias, sino también las dimensiones de eficacia del

liderazgo; entonces, se denomina al cuestionario del presente trabajo como

cuestionario de identificación de estilos de liderazgo (CIELID), para indicar que no

mide las variables de eficacia. La escala valorativa del CIELID, sigue lo recomendado

por Vega y Zavala (2004):

Nunca (1). Rara vez (2). A veces (3). A menudo (4). Frecuentemente (5).

Se consideraron 29 ítems para el estilo transformacional; 12 ítems para el estilo

transaccional y cinco ítems para el estilo laissez faire. La manera como estos ítems se

subdividieron según los indicadores de las dimensiones de estos tres estilos de

liderazgo, se aprecia en la matriz de consistencia. (Ver Anexo 2).

Por último, se indica que en el presente estudio se evalúan los estilos de

liderazgo de los docentes, en base a dos versiones del CIELID. La versión “Seguidor”

que es aplicada para la evaluación de los estilos de liderazgo de los docentes, según

la percepción de los estudiantes; y la versión “Líder”, que corresponde a la

autoevaluación docente de sus estilos de liderazgo. Estas dos versiones tienen 46

ítems que son homólogos en sus redacciones.

Ficha técnica del instrumento adaptado.

Nombre original : Cuestionario Multifactorial de liderazgo (MLQ), forma 5X

corta.

Nombre adaptado : Cuestionario de identificación de estilos de liderazgo

Autores : Carolina Vega Villa y Gloria Zavala Villalón, psicólogas

de la Universidad de Chile; adaptaron, en el año 2004, el

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Multifactor Leadership Questionnaire (MLQ, Form 5X,

short) de Bass y Avolio (2000).

Adaptación : Dante Vásquez Alva, en la Universidad San Ignacio

de Loyola de Lima, Perú.

Procedencia : Chile.

Año : 2009

Grupos de Aplicación : Estudiantes de Cuarto y Quinto de Secundaria, y

docentes.

Formas de Aplicación : Individual o colectiva

Versiones : Seguidor (estudiantes), y Líder (docentes).

Estructura : 46 ítems, sobre estilos de liderazgo. Agrupados en siete

áreas (Anexo 2: Matriz de consistencia), los cuales se

presentan en una escala graduada de 1 a 5.

Finalidad : Describir las características de los estilos de liderazgo

de los docentes de una institución educativa.

Duración : 40 minutos, incluyendo instrucciones previas.

Número de Ítems : 46. Con orientación de jueces expertos: del MLQ, 5X,

corto, chileno, se adaptaron 40 ítems; y del CELID

argentino, 5 ítems; más uno de elaboración propia.

Baremación : Se determina a partir de los promedios obtenidos en

cada dimensión y luego por comparación con los

promedios estándar, se convierten en percentiles.

Fundamento Teórico

de la elaboración : Teoría del liderazgo transformacional de Bass (1985);

según el Modelo de Rango Total (Bass y Avolio, 2000),

con dimensiones de actividad y frecuencia de los estilos.

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Fundamento Teórico

del tratamiento

estadístico : Teoría del liderazgo transformacional de Bass (1985),

según el Modelo Ampliado a 7 factores de Bass (1994).

Institución : Universidad San Ignacio de Loyola de Lima, Perú.

Validez y confiabilidad del instrumento adaptado.

Criterio de validación de contenido de los ítems por jueces expertos.

La validez de contenido de la escala, en su versión Líder, con 64 ítems

iniciales, se realizó a través del criterio de cinco jueces, utilizando el coeficiente

V de Aiken (Escurra, 1988). Tres jueces fueron internos al Programa

Académico de Maestría en Educación (PAME), responsable de la conducción

de los estudios de Maestría en la Región Callao; de ellos, dos venían de la

Unidad de Post grado de la facultad de Educación de la Universidad San

Ignacio de Loyola (USIL), y uno era docente universitario de la facultad de

Psicología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Dos jueces

fueron externos al PAME, uno venia de la Unidad de Post grado de la facultad

de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el otro era

docente magister que laboraba en una escuela pública.

El promedio de la validez, por el criterio de estos jueces, fue de 0,91. En las

dimensiones transformacionales, se tuvo: Carisma (0,96), Inspiración (0,93),

Estimulación intelectual (0,94) y Consideración individualizada (0,88). En las variables

transaccionales: Recompensa Contingente (0,83), Dirección por excepción activa

(0,98) y Dirección por excepción pasiva (0,82). Finalmente, en el Laissez faire (0,91).

En 34 de los 64 ítems de la escala inicial, con un coeficiente de 0,91, se tuvo

que corregir las redacciones, según las recomendaciones dadas. Por ejemplo, en 9

ítems hubo errores gramaticales que oscurecían el sentido de lo que se quería

expresar; en otros 13 ítems se cambió los términos utilizados, de manera que refieran

a una situación dada, de un modo más directo o sutil. En 7 ítems se varió los términos

para que refieran a su respectivo indicador y 5 ítems fueron eliminados por no ser

relevantes o pertinentes.

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87

No obstante; hay que aclarar que los coeficientes obtenidos por las

dimensiones y los estilos, en la Tabla 19 del Anexo 3; así como las correcciones

efectuadas en la redacción de 22 ítems, mostrados en las primeras 18 tablas del

citado Anexo 3, pertenecen al instrumento definitivo de 46 ítems. Por esta razón, no

coinciden con las valoraciones expuestas en los dos párrafos anteriores.

Validación psicométrica o análisis de confiabilidad del instrumento.

Según Vega y Zavala (2004, p. 142), este procedimiento consiste de:

1. Una prueba piloto. Tomada a unos cuantos participantes de características

muy similares a los de la aplicación definitiva. Busca dilucidar dificultades de

comprensión de los ítems, que ya pasaron el criterio de los jueces.

2. Análisis de la consistencia interna. Para obtener el coeficiente de

confiabilidad, sobre la homogeneidad del instrumento global.

3. Análisis de ítems para obtener los índices de homogeneidad. Mediante el

cálculo de las correlaciones ítem test e ítem variable.

Prueba Piloto.

Se realizaron dos pruebas piloto en la I.E. “Nacional Callao” de Bellavista; una

a 13 docentes (versión Líder del cuestionario) y otra a 70 estudiantes (versión

Seguidor). En estas se aplicaron el cuestionario inicial de 64 ítems, luego de

subsanarse las observaciones de la validación de contenido.

El piloto para el instrumento en su forma Seguidor, se aplicó a 70 estudiantes

del 4to y 5to de secundaria del “Nacional Callao”; institución educativa con una realidad

semejante a la I.E. 4005. Cada uno de once docentes (de los 13 docentes evaluados

de este colegio), tuvo cinco observaciones por alumnas de 4 to y 5to. Solamente dos

docentes de matemática tuvieron siete y ocho observaciones respectivamente. Así, se

completaron 70 observaciones hechas por 70 alumnas diferentes.

Por lo tanto, en la primera celda de la Tabla 1 de índices de confiabilidad

Cronbach (Anexo 4), figura: n = 70 (la cantidad de los estudiantes evaluadores).

El cuestionario Líder se aplicó como piloto a una muestra de 13 docentes del

mismo colegio “Nacional Callao”, ellos fueron los que habían sido evaluados por las 70

estudiantes del 4to y 5to. Dichos docentes completaron 13 auto-observaciones.

De la aplicación de los pilotos; por ejemplo, en la forma Líder, se buscó

redactar equitativamente ítems positivos con ítems de sentido negativo; dado que los

docentes tendían a elegir la respuesta que señala una actitud positiva, cuando los

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88

ítems estaban redactados en ese sentido, en las dimensiones positivas. Asimismo,

hubo que corregir otros ítems, para aclarar el sentido de lo que se quería expresar en

una pregunta, su alcance y la utilización de ciertos términos para comunicar una idea.

También se corrigió algunos ítems en la forma Seguidor; pues la redacción de

algunos de ellos resultó confusa para cierto número de estudiantes, generando

algunas interpretaciones erróneas, aclaradas en el instante mismo de la aplicación

piloto. Los ítems en esta condición, casi siempre fueron los mismos. Por ejemplo, hubo

unos cinco ítems en los que se desconocía el significado de algunos términos y en

otros tres, no estaban seguros de la situación que graficaba la pregunta, alrededor del

comportamiento que correspondía al docente para dicha situación. Antes de la

aplicación definitiva, se subsanó estos problemas utilizando términos más adecuados.

Análisis de la consistencia interna.

Pudo presentarse únicamente la consistencia interna del instrumento, en su

forma Seguidor; porque la muestra fue notoriamente mayor para ésta (n = 70), que

para la versión Líder (n = 13); y, porque tanto Bass y Avolio (2000), como Vega y

Zavala (2004), basaron sus conclusiones en la forma Seguidor, generalizándolas a la

forma Líder, por ser versiones del mismo Cuestionario. Empero, en la Tabla 1 del

Anexo 4, se presentan los resultados de los índices Cronbach del instrumento original

de 64 ítems; estos son: 0,829 para la forma Seguidor y 0,814 para la forma Líder,

ambos índices calificados de fuertes.

El resultado de la confiabilidad del cuestionario de 64 ítems, en su forma

Seguidor (0,829), con los índices respectivos, está en la Tabla 2 del Anexo 4.

Análisis de ítems para obtener los índices de homogeneidad.

En la forma Seguidor del instrumento de 64 ítems, que contenía 70

observaciones de las respuestas de los 70 estudiantes del piloto, se hizo el cálculo de

las correlaciones ítem–test. Luego de este análisis, 16 ítems no alcanzaban el nivel

esperado de correlación significativa con la prueba total; entonces se procedió al retiro

de 18 de ellos, tras lo cual el coeficiente Cronbach alcanzaba 0.851. A los 46 ítems

resultantes, se les aplicó otro análisis ítem-test y se observó que había 12 ítems que

todavía no correlacionaban y eran casi los mismos de la anterior prueba. Por ello, se

procedió a reemplazar a algunos de éstos, por algunos otros, de entre los 18 ítems

eliminados, cuidando balancear la cantidad de ítems por indicador en cada dimensión.

Al volver a realizar la prueba ítem-test, esta vez se consiguió un coeficiente de

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89

confiabilidad igual a 0,865 y solo quedaron 8 ítems que no mostraban correlación,

porque el resto evidenciaron una medida confiable de que estaban aportando al

cuestionario. Después de estas acciones el instrumento de la presente investigación

quedó con 46 ítems para la versión Seguidor. El mismo procedimiento se siguió para

la versión Líder del cuestionario, obteniéndose nuevamente 46 ítems como número

confiable para la escala del presente trabajo.

Por lo tanto, el instrumento definitivo, en su forma Seguidor, ya con 46

ítems, se aplicó a la muestra de 90 estudiantes de 4to y 5to de secundaria, de la

I.E. 4005, para que evalúen los estilos de liderazgo de sus 18 profesores.

Finalmente, con las respuestas se procedió a calcular el coeficiente alpha,

arrojando un índice de 0,849.

En la Tabla 1 del Anexo 4, también se observan los coeficientes

Cronbach para la otra versión de la escala, con 46 ítems definitivos. Con 46

ítems se obtuvo una mayor confiabilidad y se solucionó el problema de un

cuestionario muy amplio.

Confiabilidad de las dimensiones de la escala, con alfa de Cronbach.

Los coeficientes Crombach para cada una de las dimensiones de la escala

definitiva, luego de su aplicación, se muestran en las Tablas 4, 5 y 6 del Anexo 4.

Procedimientos de recolección de datos

Selección del instrumento a aplicar.

Esta actividad que empezó en julio del 2009, tuvo las siguientes fases:

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90

Revisión de instrumentos.

Previo a la construcción del instrumento, se llevó a cabo una investigación en

cuestionarios validados y fiables, en la literatura referente a liderazgo, a fin de

determinar si los cuestionarios podrían ser utilizados para la investigación.

Inicialmente se ubicó el denominado Cuestionario de Estilos de liderazgo

(CELID), de procedencia argentina, que Castro junto a Nader y Casullo construyeron

el año 2004 (Castro et al., 2007). Este instrumento es una adaptación del que Morales

y Molero (1995) habían hecho, a partir del MLQ de Bass (1995), para la realidad

española. Tiene 34 ítems y está definido como “una operacionalización de la teoría de

liderazgo de Bass (1985)” (Castro et al., 2007, p. 167).

Investigando la estructura del CELID por las dimensiones o factores que lo

componen, se concluye que el diseño de este instrumento es similar al cuestionario

multifactorial de liderazgo (MLQ) de Bass (1995); el cual, está fundamentado en la

teoría del liderazgo transformacional de Bass (1985), que soporta al Modelo ampliado

a 7 factores de Bass (1994). La evolución histórica de este modelo fue como sigue:

Bass (1990) hizo el primer cambio al Modelo inicial de 1985, separando la

dimensión Carisma/Inspiración en dos factores con los mismos nombres. Bass (1994)

“decidió mantener estos factores como teóricamente distintos, principalmente porque

los líderes transformacionales estimulan y desarrollan en sus subordinados líderes

internos (motivación inspiracional), más que sólo incitarlos a la acción como figuras

carismáticas” (Gronn, 1995, en Vega y Zavala, 2004, p. 19). “Además el carisma

requeriría del proceso de identificación con el líder, en tanto que la inspiración no”

(Bass, 1985,1990, en Bass y Avolio, 2000, citados por Vega y Zavala, 2004, p. 19).

Bass (1994) decidió no dividir la dirección por excepción, en activa y pasiva;

propuesta por Hater y Bass, en 1988. También determinó no juntar carisma e

inspiración. Aunque reconocía que tenían altísima correlación y los respondientes no

las diferenciaban claramente, al tener ambas el componente de la visión; pesaron más

los otros motivos, explicados en el párrafo precedente (Vega y Zavala, 2004).

Bass (1994) tampoco incorporó las propuestas de Conger y Kanungo (1987) y

de House y otros (1991) para dividir la dimensión carisma o influencia idealizada en

dos componentes: Idealizada atribuída e idealizada conductual, y así “examinar las

conductas que el líder puede utilizar en el proceso de influenciar a sus seguidores,

separadas de las atribuciones que hacen éstos respecto del líder” (Vega y Zavala,

2004, p. 20). Por lo tanto, el modelo final de Bass (1994) tiene 7 factores; uno más que

el modelo original (Bass, 1985), el cual tenía juntos carisma e inspiración.

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91

En conclusión, Castro et al (2004) al estructurar el CELID con 7 factores, tal

como en el MLQ de Bass (1995), han seguido las pautas del Modelo ampliado a 7

factores de Bass (1994), que incorporó únicamente una modificación (la separación de

Carisma/Inspiración) al modelo original de 6 factores de Bass (1985).

Consecuentemente, los 7 factores del CELID, son: las 4 I’s, del estilo transformacional

(Carisma, Inspiración, Estimulación intelectual y Consideración individualizada); los

dos factores del estilo transaccional (Recompensa contingente y Dirección por

excepción) y el factor del estilo de No liderazgo (Laissez faire).

Luego se ubicó el denominado Cuestionario multifactorial de liderazgo (MLQ),

forma 5X, corto, que Vega y Zavala (2004) adaptaron al contexto chileno, a partir de la

escala del mismo nombre, que en idioma inglés es Multifactor Leadership

Questionnaire, form 5X, short, diseñada por Bass y Avolio (2000). La escala chilena

tiene 82 ítems (65 ítems para las nueve dimensiones de estilos de liderazgo y 17 ítems

para las tres dimensiones de eficacia del liderazgo), y fue presentada en una

investigación psicológica de post grado, por los autores chilenos.

Bass y Avolio (2000) perfeccionaron el Modelo ampliado de Bass y Avolio

(1994), el cual tenía nueve dimensiones (con la división del carisma y de la dirección

por excepción), y formularon el Modelo de liderazgo de rango total, con 12

dimensiones. Nueve dimensiones de identificación o actividad de los estilos de

liderazgo (rango completo) y tres dimensiones de eficacia de estos estilos o

“consecuencias organizacionales: satisfacción laboral, esfuerzo extra, (…) y

efectividad en la unidad de equipo, en el trabajo y en la organización” (Brown y otros,

1996, en Vega y Zavala, 2004, pp. 11,12).

Así, el nuevo Cuestionario multifactorial de liderazgo (MLQ, 5X, corto), resultó

un instrumento que Bass y Avolio (2000) diseñaron “con el objetivo de medir las

distintas variables del Modelo de liderazgo de rango total (…). El MLQ 5X corto (…),

actualmente es una escala compuesta por 45 ítems” (Vega y Zavala, 2004, p. 138).

Para el presente estudio, en vista que no interesaba medir la eficacia del

liderazgo, se seleccionaron 65 ítems que tenía la escala chilena para estilos de

liderazgo. Luego de un proceso que se explica en los siguientes apartados, se adaptó

40 de estos ítems, los que sumados a cinco ítems adaptados desde el CELID y a un

ítem de elaboración propia, se totalizó 46 ítems para la versión final de la escala

CIELID, utilizada en el presente trabajo.

Sin embargo, el instrumento definitivo está teóricamente sustentado en

el Modelo de rango total de Bass y Avolio (2000), que se corresponde, en las

Page 92: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

92

dimensiones de actividad y frecuencia de los estilos de liderazgo (rango

completo), con el Modelo ampliado a 9 factores de Bass y Avolio (1994); y este

último, por unión de dimensiones, coincide con el Modelo ampliado a 7 factores

de Bass (1994). Todos estos modelos se fundamentan en la teoría del

liderazgo transformacional de Bass (1985). Asimismo, ya se dijo que el

tratamiento e interpretación estadística se basa en el modelo de 7 factores de

Bass (1994), con el cual Castro et al. (2004) formularon el CELID y los

Baremos utilizados en el presente estudio (Ver Anexo 8).

En conclusión, el instrumento del presente trabajo no es el MLQ, 5X,

corto; aunque se haya usado como pauta para hacer la ficha técnica de la

escala.

Thieme (2005) halló coincidencias con Bass y Avolio (2000), en que “después

del modelo de 9 factores, de la forma 5X corta, el otro modelo que tiene más méritos

metodológicos y de consistencia estadística, es el de 7 factores” (pp. 205, 206).

Revisión y redacción de ítems.

Para la redacción de los ítems del cuestionario se revisó los listados de

los instrumentos ya mencionados: MLQ 5X, corto, chileno y CELID, argentino.

Del MLQ 5X, se obviaron 17 ítems sobre eficacia y satisfacción del liderazgo;

se tomaron 65 ítems que medían sólo estilos de liderazgo. Luego, al revisar los

indicadores de las dimensiones de los estilos de liderazgo, se observó que 11

ítems eran casi reiterativos con los demás o bien poco claros, entonces se

seleccionaron 54 ítems. Por otro lado, al verse que 26 ítems del CELID se

repetían entre los 54 del MLQ 5X, corto, o que eran irrelevantes o poco claros,

entonces se seleccionaron los 8 ítems restantes; los cuales, sumados a los

primeros seleccionados y a otros dos ítems de elaboración propia, completaron

64 ítems, que fue el total de preguntas que tuvo la primera versión del

instrumento de este estudio.

A continuación se procedió a la redacción de los 64 ítems, tratando de

mejorar la claridad de los mismos, acorde a la madurez intelectual y emocional

del encuestado, y evitando la utilización de palabras que pudieran no ser

comprendidas o ser interpretadas en más de una forma. Tiempo después se

presentó esta escala a la validación de contenido por jueces.

Elaboración de la matriz de consistencia del instrumento.

Page 93: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

93

En agosto del 2009, se disgregó la variable estilos de liderazgo; ubicando sus

64 ítems en el orden de las 9 dimensiones del MLQ de Bass y Avolio (1995), basado

en el Modelo de rango completo o Ampliado a 9 factores de Bass y Avolio (1994), que

se corresponde con el Modelo de rango total de Bass y Avolio (2000), en las

dimensiones de actividad y frecuencia de los estilos y sus dimensiones.

El esquema de la Matriz con 9 dimensiones es funcional para unir factores y

convertirse en una Matriz de 7 dimensiones (componentes de la variable estilo de

liderazgo), conforme al Modelo de Bass (1994), adoptado por Castro et al. (2004) para

operacionalizar el CELID. Para determinar los indicadores; se partió de lo que

expresan los ítems sobre la variable, complementándose con la lectura de la teoría.

Elaboración del plan y de la guía de aplicación del instrumento.

En setiembre del 2009 se diseñó un Plan y una Guía para aplicar el

instrumento. En el Plan se incluyeron los datos informativos del tesista; la mención de

Maestría; el título de la investigación; el tipo de estudio; la variable; el nombre, tipo y

propósito del instrumento (cuestionario). Además, la técnica utilizada (encuesta); la

forma de aplicación; la identificación de los informantes (docentes y estudiantes); el

cronograma de tareas (validación, piloto, contacto con la muestra y aplicación final) y

los resultados.

Determinación de la validez de contenido por jueces.

El instrumento inicial de 64 ítems se consultó a jueces entre el 15 y el 22 de

Octubre del 2009; en los turnos de atención del PAME (I.E. “Concordia Universal”) y

de la facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Se les presentó a 5 jueces un formato con los ítems para ser evaluados en

cuanto a su pertinencia, relevancia y corrección gramatical. A sus juicios positivos, se

les asignó valoración 1 y a los negativos, valoración 0. Completada una Tabla con los

juicios convertidos en números 1 y 0, se procedió a obtener los puntajes promedio

para cada dimensión de la variable, según la metodología de la V de Aikem. La

aprobación equivalió a 0,91 global.

Aplicación de la prueba piloto y determinación de la fiabilidad.

Subsanadas las observaciones de los jueces, se hizo la aplicación piloto para

observar el comportamiento del instrumento, garantizar la comprensión del

cuestionario y la adecuada redacción de los ítems, así como conocer cuál debía ser el

Page 94: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

94

formato más adecuado, el tiempo de respuesta aproximado del mismo, la claridad de

las instrucciones y las sugerencias de los encuestados.

Se aplicaron dos pruebas piloto en la I.E. “Nacional Callao” de Bellavista, del 5

al 12 de Noviembre; encuestándose a 70 estudiantes (forma Seguidor del

cuestionario) y a 13 docentes (forma Líder autoevaluativa).

De las pruebas piloto, también se estableció qué tanto las respuestas eran

coherentes, cuando; por ejemplo, dos ítems se referían al mismo indicador.

También se determinaron los indicadores de confiabilidad por consistencia

interna, en las dos formas del cuestionario de 64 ítems, antes de la aplicación a la

muestra final. Los resultados de las confiabilidades globales se encuentran en la Tabla

1 del Anexo 4. Al aplicar las pruebas de correlación ítem-test, se obtuvieron

definitivamente 46 ítems para las dos versiones del instrumento. Aplicado el alpha de

Cronbach, se obtuvieron confiabilidades globales ligeramente más grandes que las

halladas para la escala inicial. (Ver Anexo 4). Estos procesos duraron desde el 17 de

Noviembre hasta el 27 de noviembre del 2009.

Aplicación final a la población docente y a la muestra de estudiantes.

La prueba con 46 ítems se aplicó a 90 estudiantes del 4to y 5to de secundaria de

la I.E. 4005, de La Perla; quienes respondieron, cada uno, sobre el estilo de liderazgo

del docente que les correspondía y que era uno de sus profesores. Cada docente fue

observado por cinco diferentes estudiantes en todas sus aulas a cargo. El detalle de la

distribución de las observaciones de los estudiantes entre la población docente, se

puede ver en la Tabla 13 del Anexo 1. La prueba se llevó a cabo el 28 de Noviembre

del 2009, en horas de la mañana, en condiciones adecuadas de iluminación,

ventilación y sonidos. Se contó con la ayuda de un profesor asistente que también

estudió la Maestría y una Auxiliar de educación del citado colegio. Duró 45 minutos

para todos los casos, y fue tomada en forma grupal y en condiciones similares.

La evaluación de las respuestas la realizó el autor del presente estudio,

tabulando los resultados en una base de datos en Excel y luego en SPSS versión 15,

obteniéndose las tablas y gráficos según los objetivos de investigación propuestos.

El sustento teórico para el análisis e interpretación estadística de los resultados

es la teoría del liderazgo transformacional de Bass (1985); mejorada según el Modelo

Ampliado a 7 factores de Bass (1994), que es el que siguen Castro et al. (2004),

quienes formularon los Baremos para dichas dimensiones, en las versiones Seguidor y

Page 95: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

95

Líder; formas que en el cuestionario CELID, se denominan, respectivamente: “Superior

y Autopercepción” (Castro et al., 2007, pp. 240, 241).

Estos Baremos se utilizaron, en este estudio, para comparar los resultados

obtenidos en las dos versiones del instrumento, con los percentiles de dichas normas y

evaluar los niveles de dominio de los estilos de liderazgo y sus dimensiones.

Para el caso de los niveles de dominio genérico (sin porcentajes) de los estilos

de liderazgo, según los percentiles de las dimensiones, esto se hizo así:

Primero. Promediando los resultados generales (puntajes promedios del Excel)

de los estudiantes con los de los docentes, en cada dimensión.

Segundo. El cociente final dio un puntaje decimal (media), que se comparó en

la Tabla de los Baremos para asignarle a cada dimensión su correspondiente percentil

de dominio.

Para el caso de la prevalencia entre los estilos de liderazgo docente y entre sus

dimensiones, según sus niveles de dominio y sus frecuencias (porcentajes específicos

de docentes en dichos niveles de dominio), se hizo esto:

Primero. Se determinó los niveles de dominio (bajo, medio y alto) de los estilos

y sus dimensiones, según los estudiantes y los docentes, por separado; mediante una

recodificación (en el SPSS) de sus puntajes promedios del Excel, según los

percentiles establecidos en los Baremos (Castro et al., 2007).

Segundo. Los puntajes de los estudiantes recodificados (en tres niveles de

dominio), tanto en cada estilo como en cada dimensión, se sumaron y se promediaron

con los porcentajes promedio de las auto-elecciones de los docentes para cada estilo

y dimensión, respecto al total de las elecciones (18), resultando un porcentaje final en

cada nivel de dominio para cada dimensión y estilo.

Con este procedimiento no sólo se identificó los niveles de dominio de los

estilos y sus dimensiones; sino también, pudo hallarse la frecuencia de estos.

Page 96: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

96

Resultados

Los resultados de la aplicación del cuestionario de estilos de liderazgo, en sus formas

Seguidor (estudiantes) y Líder (docentes), a la muestra de estudiantes del 4to y 5to de

secundaria y a la población docente de la I. E. 4005, respectivamente, se muestran en

tablas representativas de los estilos de liderazgo docente y sus dimensiones, para el

análisis descriptivo, conforme al orden de los objetivos del presente trabajo.

No obstante, primero se exponen las medias, que informan sobre los niveles de

dominio genéricos (sin porcentajes) de los estilos de liderazgo y sus dimensiones;

luego, los resultados en sí, que muestran porcentajes particulares relativos a dichos

niveles de dominio, dando cuenta de la prevalencia de los estilos y sus dimensiones,

de su clasificación por género, y del perfil de liderazgo.

Dominios genéricos de los estilos de liderazgo docente y de sus dimensiones

Las medias muestran la representatividad de las puntuaciones y convertidas en

percentiles indican el dominio genérico del estilo de liderazgo y de sus dimensiones.

Dominios genéricos de los estilos de liderazgo docente.

En la Tabla 1 del Anexo 7, se muestran las medias, según cada informante por

separado y según todos ellos combinados o en conjunto.

Según Castro et als (2007), estas medias se comparan a medias

estándar dadas en las Tablas de los Baremos de las formas Seguidor, Líder y

combinada (véase el Anexo 8), y se transforman en percentiles. Entonces, por

debajo del percentil 25 compete un dominio bajo del estilo de liderazgo o de

sus dimensiones; del percentil 25 al percentil 75, un dominio medio y del

percentil 76 al percentil 99, un dominio alto.

Dominios genéricos en el estilo transformacional.

Las medias indicaron el percentil 53, en la autoevaluación; el percentil

47, en los estudiantes; y el percentil 49, en los informantes combinados. Por

tanto, todos los informantes percibieron un dominio medio del estilo

transformacional.

Dominios genéricos en el estilo transaccional.

Page 97: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

97

La autoevaluación logró el percentil 53; la evaluación de los estudiantes,

el percentil 45 y el conjunto, el percentil 50. Luego, este estilo alcanzó un

dominio medio.

Dominios genéricos en el estilo laissez faire.

La autoevaluación alcanzó el percentil 50,5; evaluación de los

estudiantes, el percentil 40,0. El percentil de los informantes combinados fue

44,0. En suma, hubo una percepción de dominio medio del no liderazgo, en

torno al percentil 44.

Dominios genéricos de las dimensiones de liderazgo docente.

Las medias se muestran en las Tablas 2 y 3, del Anexo 7, por informante y en

conjunto. Al ser comparadas en las Tablas de Baremos (Anexo 8), se deducen los

percentiles y los niveles de dominio genéricos.

Dominios genéricos de las dimensiones transformacionales.

Para los docentes.

Inspiración (percentil 69) fue la dimensión más desarrollada y la menos

desarrollada fue Carisma (percentil 39). Estimulación (percentil 52) fue la

segunda dimensión de mayor desarrollo y Consideración (percentil 41) fue la

tercera.

Para los estudiantes.

Inspiración (percentil 62) fue la dimensión más desarrollada y Carisma

(percentil 34) fue la menos desarrollada. Estimulación (percentil 48) fue la

segunda dimensión de mayor desarrollo y Consideración (percentil 45) fue la

tercera.

La percepción de los informantes combinados o en conjunto.

Ratifica que Inspiración (percentil 65) fue la dimensión transformacional

más desarrollada, seguida de Estimulación (percentil 50). En tanto que,

Consideración (percentil 44) y Carisma (percentil 36) fueron las menos

desarrolladas. Además, en los docentes los percentiles fueron mayores,

excepto en Consideración. Todos los percentiles indican un dominio medio de

las dimensiones transformacionales.

Dominios genéricos de las dimensiones transaccionales.

Page 98: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

98

Para los docentes.

Recompensa contingente (percentil 75) fue la más desarrollada; luego

Dirección por excepción (percentil 24). También de la Tabla 3 (Anexo 7), se

deducen; el percentil 68 para Excepción activa y el percentil 8 para Excepción

pasiva.

Para los estudiantes.

A Recompensa contingente (percentil 68), siguió Dirección por

excepción (percentil 23). Excepción activa tuvo el percentil 40 y Excepción

pasiva el percentil 17.

En los docentes, los percentiles fueron mayores, salvo en Excepción

pasiva.

La percepción de los informantes combinados o en conjunto.

Confirma que Recompensa contingente (percentil 71) fue la dimensión

transaccional más desarrollada, seguida de Dirección por excepción (percentil

24). Además, Excepción activa tuvo percentil 55 y Excepción pasiva, percentil

13.

Estos resultados indicaron que hubo un dominio medio de las

dimensiones transaccionales, salvo en Dirección por excepción y en Excepción

pasiva; las cuales tuvieron dominio bajo en todos los informantes.

Resumiendo todo, hasta aquí, según los informantes combinados:

Recompensa contingente (percentil 75), seguido de Inspiración (percentil 65),

fueron las dimensiones de liderazgo más desarrolladas; y Excepción pasiva

(percentil 13), la menos desarrollada. Además, el estilo transaccional (percentil

50), se desarrolló un poco más que el transformacional (percentil 49) y que el

laissez faire (percentil 44).

Resultados del estilo transformacional y de sus dimensiones

Los resultados muestran niveles de dominio con porcentajes

específicos. En la Tabla 8, se ven dichos niveles del estilo transformacional,

por cada informante y en conjunto. En las Tablas 9 y 10, se observan los

mismos niveles, por informante y en conjunto, respectivamente, pero

clasificados por el género de los docentes.

Luego se exponen dos Tablas (11 y 12), sobre niveles de dominio pero

de las dimensiones, por informante y en conjunto, respectivamente. Las Tablas

Page 99: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

99

13 y 14 exponen los mismos niveles, pero clasificados por el género de los

docentes.

Estilo de liderazgo transformacional.

Niveles de dominio del estilo transformacional.

Tabla 8

Liderazgo transformacional de los docentes de secundaria según los alumnos, la

autoevaluación docente y los informantes combinados, en el año 2009

Estudiantes Docentes

Informantes combinados

Niveles de dominio n % n % n %Poco Dominio 5 25.6 4 22.2 4 23.9Dominio Medio 9 53.3 9 50.0 9 51.6

Alto Dominio 4 21.1 5 27.8 5 24.5

Nota: N= 18

Los estudiantes consideraron un mayor porcentaje de docentes (53%), en el

dominio medio, que el estimado por la propia autoevaluación (50%). Asimismo, los

estudiantes observaron más dominio bajo (26%); y, a su vez, menos dominio alto.

Luego, los mejores resultados transformacionales los percibieron los propios docentes.

Niveles de dominio del estilo transformacional según el género

docente.

Tabla 9

Evaluación de los informantes sobre los niveles de dominio del liderazgo

transformacional, según género de los docentes, en al año 2009

Liderazgo transformacional Estudiantes Docentes

Niveles deDominio bajo medio alto Total bajo medio alto Total

Género

Femenino 3(20.0%) 7(56.9%) 3(23.1%) 13(100.0%) 2(15.4%) 7(53.8%) 4(30.8%) 13(100.0%)

Masculino2(40.0%) 2(44.0%) 1(16.0%) 5(100.0%) 2(40.0%) 2(40.0%) 1(20.0%)

5(100.0%)

Los mayores porcentajes de docentes, varones y mujeres, en el dominio medio,

predominaron en los dos informantes. Dichos porcentajes fluctuaron entre el 40% de

los docentes varones, y el 54% de las mujeres (según la autoevaluación), hasta el

Page 100: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

100

44% de los docentes varones y el 57% de las mujeres, acorde a los estudiantes.

Después del dominio medio, los mayores porcentajes se situaron en el

dominio alto, en las docentes mujeres; y, en el dominio bajo en los varones,

tanto en la auto evaluación (31% de dominio alto y 40% de dominio bajo), como

en la evaluación de los estudiantes (23% de dominio alto y 40% de dominio

bajo).

Consecuentemente, la autopercepción del estilo transformacional fue

más optimista que la percepción de los estudiantes, sobre todo entre las

maestras, quienes tuvieron mayores puntuaciones que los varones.

Tabla 10

Evaluación en conjunto de los informantes sobre los niveles de dominio del liderazgo

transformacional, según género de los docentes, en al año 2009

Liderazgo Transformacional

Niveles de Dominio bajo medio alto TotalGénero

Femenino 2(17.7%) 7(55.4%) 4(26.9%) 13(100.0%)

Masculino 2(40.0%) 2(42.0%) 1(18.0%) 5(100.0%)

Entre los docentes en el dominio medio y alto del estilo

transformacional, el mayor porcentaje concernió a las mujeres (55% y 27%

respectivamente, versus 42% y 18% de los varones); y en el dominio bajo, a

los varones (40% versus 18%).

Predominó en ambos géneros, la percepción de mayores porcentajes

en el dominio medio; pero en las docentes mujeres seguían porcentajes

mayores, en el dominio alto; mientras que, en los varones, seguían en el

dominio bajo.

Dimensiones del estilo de liderazgo transformacional.

Niveles de dominio de las dimensiones transformacionales.

Tabla 11

Niveles de dominio de las dimensiones del liderazgo transformacional según los

estudiantes y los docentes, en el año 2009

Estudiantes

Page 101: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

101

Dimensiones Carisma Estimulación Inspiración Consideración

Niveles de DominioPoco Dominio 7 (38.9%) 5 (28.9%) 0 (3.3%) 4 (18.9%)

Dominio Medio 10 (56.7%) 9 (50.0%) 14 (77.8%) 13 (73.3%)

Alto Dominio 1 (4.4%) 4 (21.1%) 4 (18.9%) 1 (7.8%)

Docentes

Carisma Estimulación

Inspiración Consideración

Poco Dominio 8 (44.4%) 0 (0.0%) 1 (5.6%) 5 (27.8%) Dominio Medio 7 (38.9%) 14 (77.8%) 8 (44.4%) 13

(72.2%)Alto Dominio 3 (16.7%) 4 (22.2%) 9 (50.0%) 0 (0.0%)

Nota: N= 18

Según los estudiantes.

Los docentes tuvieron un nivel de dominio medio y luego un nivel bajo

(excepto Inspiración). Carisma tuvo el menor desarrollo seguido de

Consideración y la más desarrollada fue Inspiración.

Según la autoevaluación de los docentes.

En los docentes prevaleció un nivel de dominio medio (salvo en

Inspiración y Carisma) y luego un nivel bajo (Carisma y Consideración). El nivel

alto estuvo solo en Inspiración (50%).

La autopercepción fue la más favorable porque los porcentajes de los

estudiantes arrojaron un balance menor en todas las dimensiones, salvo en

Consideración.

Tabla 12

Niveles de dominio de las dimensiones del liderazgo transformacional según los

estudiantes y los docentes en conjunto, en el año 2009

Dimensiones Carisma Estimulación Inspiración ConsideraciónNiveles de DominioPoco Dominio 7 (41.6%) 3 (14.5%) 1 (4.5%) 4 (23.3%) Dominio Medio 9 (47.8%) 11 (63.9%) 11 (61.1%) 13 (72.8%)

Alto Dominio 2 (10.6%) 4 (21.6%) 6 (34.4%) 1 (3.9%)

Nota: N= 18

Los mayores porcentajes de docentes estuvieron en el dominio medio:

48% en Carisma, hasta el 73%, en Consideración. Después, en el dominio bajo

(23%, en Consideración y el 42%, en Carisma); y, en el dominio alto (22%, en

Estimulación y 34%, en Inspiración). Las dimensiones más desarrolladas

fueron Inspiración y luego Estimulación. La menos desarrollada fue Carisma.

Page 102: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

102

Niveles de dominio en dimensiones transformacionales, según el

género.

Tabla 13

Niveles de dominio de las dimensiones del liderazgo transformacional, por género de

los docentes, según los estudiantes y los docentes, en el año 2009

Estudiantes

Dimensiones Carisma Estimulación

Inspiración Consideración

Género Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino

Dominios Poco Dominio 5(37.0%) 2(44.0%) 3(21.5%) 2(48.0%) 0(1.4%) 0(8.0%) 2(15.4%) 1

(28.0%)

Dominio Medio 8(58.6%) 3(52.0%) 7(53.9%) 2(40.0%) 10(80.0%) 4(72.0%) 10(75.4%) 4(68.0%) Alto Dominio 0 (4.4%) 0(4.0%) 3(24.6%) 1(12.0%) 3(18.6%) 1(20.0%) 1(9.2%) 0 (4.0%)

Totales 13 (100%) 5(100%) 13(100%) 5(100%) 13(100%) 5(100%) 13(100%) 5(100%)

Docentes

Dimensiones Carisma Estimulación

Inspiración Consideración

Género Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino

Dominios Poco Dominio 5(38.5%) 3(60.0%) 0(0.0%) 0(0.0%) 0(0.0%) 1(20.0%) 3(23.1%) 2

(40.0%)

Dominio Medio 5(38.5%) 2(40.0%) 10(76.9%) 4(80.0%) 6(46.2%) 2(40.0%) 10(76.9%) 3(60.0%) Alto Dominio 3(23.0%) 0(0.0%) 3(23.1%) 1(20.0%) 7(53.8%) 2(40.0%) 0(0.0%) 0 (0.0%)

Totales 13 (100%) 5(100%) 13(100%) 5(100%) 13(100%) 5(100%) 13(100%) 5(100%)

Según los estudiantes.

En el dominio medio prevalente, el menor porcentaje de docentes

estuvo en el 52% (de los varones, en Carisma), y el mayor porcentaje, en el

80% (de las mujeres, en Inspiración). En Estimulación de los varones

predominó el dominio bajo (48%).

Page 103: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

103

En Carisma y Consideración, después del dominio medio, hubo dominio bajo,

cuyo menor porcentaje de docentes estuvo en el 15% (de las mujeres, en

Consideración), y el mayor porcentaje, en el 44% (de los varones, en Carisma).

En Inspiración, después del dominio medio, destacó el dominio alto, en

docentes mujeres y varones (19% y 20%, respectivamente).

Las docentes mujeres tuvieron un ligero mejor desarrollo del Carisma y un

notorio mejor desarrollo de la Consideración (a pesar de ser ambas, las dimensiones

menos desarrolladas por ellas, según los estudiantes). Además tuvieron un ligero

mejor desarrollo de la Inspiración y un muy notorio mejor desarrollo de la Estimulación.

Los docentes varones tuvieron en Carisma el menor avance, y luego en

Estimulación, seguidos de cerca por Consideración.

La dimensión más desarrollada por ambos géneros fue Inspiración. Le

siguió Estimulación (en las docentes mujeres) y Consideración (en los

varones).

Las docentes mujeres consiguieron mejores balances que sus colegas

varones en todas las dimensiones transformacionales.

Según la autoevaluación de los docentes.

En el dominio medio prevalente, el porcentaje de docentes estuvo entre

el 39% de las mujeres, en Carisma, y el 80% de los varones, en Estimulación.

Empero, en Carisma destacó el dominio bajo y en Inspiración, el dominio alto.

En Consideración, después del dominio medio de las mujeres (77%),

destacó el dominio bajo (23%), y luego del dominio medio de los varones

(60%), el dominio bajo (40%). En Estimulación, después del dominio medio

(77%, en mujeres y 80% en varones), destacó el dominio alto (23% en mujeres

y 20% en varones).

En Inspiración destacó el dominio alto (54% en docentes mujeres y 40%

en varones) y después el dominio medio (con mayores porcentajes para las

mujeres). En Carisma, el dominio bajo estuvo en el 39% de las mujeres y en el

60% de los varones.

Las docentes mujeres tuvieron un notorio mejor desarrollo de la Consideración

y un muy notorio mejor avance del Carisma que sus pares varones. Sin embargo, en

ambos géneros, Carisma, seguida de la Consideración fueron las que tuvieron menor

desarrollo. Adicionalmente, las docentes tuvieron un escaso mayor avance de la

Estimulación y un muy notorio mayor avance de la Inspiración, que los varones.

Las dimensiones más desarrolladas por ambos géneros fueron Inspiración y

Page 104: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

104

después Estimulación, con amplia ventaja para las mujeres, sobre todo en Inspiración.

Las percepciones de los estudiantes en Consideración, para ambos

géneros de docentes, fueron más favorables que las de la autoevaluación.

También fueron ligeramente más favorables en Carisma; debido a una notoria

superioridad de los docentes varones. No obstante, en el balance entre los

estudiantes y los docentes, ambas fueron las dimensiones de menor desarrollo,

siendo Carisma la ultima.

Tabla 14

Evaluación de los informantes en conjunto sobre los niveles de dominio de las

dimensiones del liderazgo transformacional, según género de los docentes, año 2009

Dimensiones Carisma Estimulación Inspiración

Consideración

Género Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino

Dominios

Poco 5(37.7%) 3(52.0%) 1(10.7%) 1(24.0%) 0(0.8%) 1(14.0%) 2(19.2%) 2(34.0%)

Medio 6(48.6%) 2(46.0%) 9(65.4%) 3(60.0%) 8(63.1%) 3(56.0%) 10(76.2%) 3(64.0%)

Alto 2(13.7%) 0(2.0%) 3(23.9%) 1(16.0%) 5(36.2%) 1(30.0%) 1(4.6%) 0(2.0%)

Totales 13(100.0%) 5(100%) 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%)

En Carisma y Consideración predominó el dominio medio (en el 49% de

las mujeres, en Carisma, hasta el 76% de las mujeres, en Consideración) y

luego el dominio bajo (en el 19% de las mujeres, en Consideración, hasta el

52% de los varones, en Carisma). En Carisma de los varones prevaleció el

dominio bajo. Por tanto, en Carisma y en Consideración las mujeres tuvieron

mejores resultados.

En Inspiración y Estimulación imperó el dominio medio (en el 56% de los

varones, en Inspiración, hasta el 65% de las mujeres, en Estimulación), y luego el

dominio alto (en el 16% de los varones, en Estimulación, hasta el 36% de las mujeres,

en Inspiración). En estas dimensiones, ellas tuvieron mejores resultados. El dominio

medio fue mayor en Estimulación, y el dominio alto, en Inspiración, en ambos géneros.

En resumen, Carisma y Consideración fueron las dimensiones menos

desarrolladas en ambos géneros de docentes. Las más desarrolladas fueron

Inspiración y luego Estimulación, con mayores porcentajes para las mujeres.

Resultados del estilo transaccional y de sus dimensiones

Page 105: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

105

En la Tabla 15, se ven los niveles de dominio del estilo transaccional,

por informante y en conjunto. En las Tablas 16 y 17, se observan los mismos

niveles, pero clasificados por el género de los docentes. Luego se exponen dos

Tablas (18 y 19), sobre niveles de dominio pero de las dimensiones, por

informante y en conjunto. Las Tablas 20 y 21 exponen los mismos niveles, pero

clasificados por el género docente.

Estilo de liderazgo transaccional.

Niveles de dominio del estilo transaccional.

Tabla 15

Liderazgo transaccional de los docentes de secundaria según los alumnos, la

autoevaluación docente y los informantes combinados, en el año 2009

Estudiantes Docentes Informantes combinados

Niveles de dominio n % n % n %

Poco Dominio 6 32.2 3 16.7 4 24.5

Dominio Medio 8 44.4 10 55.6 9 50.0Alto Dominio 4 23.3 5 27.8 5

25.5

Nota: N= 18

Para docentes y estudiantes, existió más dominio medio del estilo

transaccional. Luego, para los estudiantes, (al contrario de los docentes) existió

más dominio bajo que alto. En consecuencia, los balances entre los

porcentajes de la autoevaluación fueron más favorables que los balances de

los estudiantes.

Niveles de dominio del estilo transaccional según el género

docente.

Tabla 16

Evaluación de los informantes sobre los niveles de dominio del liderazgo transaccional,

según género de los docentes, en al año 2009

Page 106: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

106

Estudiantes DocentesNiveles deDominio bajo medio alto Total bajo medio alto TotalGéneroFemenino 4(29.2%) 6(47.7) 3(23.1%) 13(100.0%) 3(23.1%) 7(53.8%) 3(23.1%) 13(100.0%)

13(100.0%)

Masculino2(40.0%) 2(36.0%) 1(24.0%)

5(100.0%)

0(0.0%) 3(60.0%) 2(40.0%) 5(100.0%)

Los mayores porcentajes de docentes mujeres, en el dominio medio,

prevalecieron en los dos informantes. Dichos porcentajes fluctuaron entre el 48%,

según la apreciación de los estudiantes y el 54%, según la autoevaluación. Entre los

docentes varones prevaleció el dominio bajo (en el 40%, según los estudiantes) y el

dominio medio (en el 60%, según la autoevaluación).

En las docentes mujeres, después del dominio medio, estuvo el

dominio bajo; desde el 23%, según la autoevaluación, hasta el 29%, según los

estudiantes. En los varones, después del dominio bajo, estuvo el dominio

medio (36%), según los estudiantes; y después del dominio medio, el dominio

alto (40%), en la autoevaluación.

La autoevaluación del estilo transaccional fue más optimista que la

percepción de los estudiantes. Las docentes mujeres obtuvieron mayores

puntuaciones, según los estudiantes; pero, en la autoevaluación, los varones

prevalecieron.

Tabla 17

Evaluación en conjunto de los informantes sobre los niveles de dominio del liderazgo

transaccional, según género de los docentes, en al año 2009

Niveles deDominio

bajo medio alto Totales

GéneroFemenino 3(26.1%) 7(50.8%) 3(23.1%) 13(100.0%) Masculino 1(20.0%) 2(48.0%) 2(32.0%) 5(100.0%)

La percepción de dominio medio del liderazgo transaccional predominó

en las docentes mujeres (51%) y le siguió el dominio bajo (26%); mientras que

en los varones imperó el dominio medio (48%) y después el dominio alto

(32%). Por estas razones, los docentes varones fueron ligeramente más

transaccionales que las mujeres.

Page 107: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

107

Dimensiones del estilo de liderazgo transaccional.

Niveles de dominio de las dimensiones transaccionales.

Tabla 18

Niveles de dominio de las dimensiones del liderazgo transaccional según los

estudiantes del 4to y 5to de secundaria y los docentes, en el año 2009

Estudiantes

Dimensiones Recompensa contingente

Dirección por Excepción

Dirección por Dirección por Excepción activa Excepción pasiva

Niveles de DominioPoco Dominio 2 (10.0%) 11 (61.1%) 7 (37.8%) 12 (64.4%)

Dominio Medio 9 (52.2%) 6 (32.2%) 7 (37.8%) 6 (32.2%)

Alto Dominio 7 (37.8%) 1 (6.7%) 4 (24.4%) 0 (3.3%)

Docentes

Recompensa contingente

Dirección por Excepción

Dirección por Excepción activa

Dirección por Excepción pasiva

Poco Dominio 0 (0.0%) 10 (55.6%) 2 (11.1%) 15 (83.3%)

Dominio Medio 11 (61.1%) 7 (38.9%) 9 (50.0%) 2 (11.1%)Alto Dominio 7 (38.9%) 1 (5.6%) 7 (38.9%) 1 (5.6%)

Nota: N= 18

Según los estudiantes.

Los docentes estuvieron mayormente en el dominio medio (entre el

38%, en Excepción activa, hasta el 52%, en Recompensa contingente), y en el

dominio bajo (entre el 61%, en Dirección por excepción y el 64%, en Excepción

pasiva).

En suma, la dimensión con mayor avance fue Recompensa contingente

y la de menor desarrollo fue Excepción pasiva. Esta ultima dimensión, hizo que

Dirección por excepción tuviera dominio bajo, al disminuir la puntuación de la

Excepción activa.

Según la autoevaluación.

Los docentes estuvieron mayormente en el dominio medio (entre el

50%, en Excepción activa, hasta el 61%, en Recompensa contingente), y en el

dominio bajo (entre el 56%, en Dirección por excepción y el 83%, en Excepción

pasiva).

En suma, la dimensión más acrecentada fue Recompensa contingente y

la menos acrecentada fue Excepción pasiva. Esta ultima dimensión, hizo que

Dirección por excepción tuviera dominio bajo, al disminuir la puntuación de la

Excepción activa.

Page 108: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

108

Por último, la autoevaluación fue más favorable que la evaluación de los

estudiantes, en Recompensa contingente y Excepción activa, al tener mayores

puntuaciones sus balances entre los niveles de dominio. También en

Excepción pasiva, por tener una puntuación menor. Por estas razones, la

autoevaluación tuvo un balance con una puntuación mayor en Dirección por

excepción.

Tabla 19

Niveles de dominio de las dimensiones del liderazgo transaccional según los

estudiantes y los docentes en conjunto, en el año 2009

Dimensiones Recompensa contingente

Dirección por excepción

Dirección por Dirección por excepción activa excepción pasiva Niveles de Dominio

Poco Dominio 1 (5.0%) 11 (58.4%) 4 (24.4%) 13 (73.8%)

Dominio Medio 10 (56.7%) 6 (35.5%) 8 (43.9%) 4 (21.7%)

Alto Dominio 7 (38.3%) 1 (6.1%) 6 (31.7%) 1 (4.5%)

Nota: N= 18

Según los dos informantes en conjunto.

Los mayores porcentajes de docentes estuvieron en el dominio medio

(en Excepción activa, 44%; y en Recompensa contingente, 57%). Después

estuvo la captación de dominio bajo, en el 74%, en Excepción pasiva y

consecuentemente en el 58%, en Dirección por excepción.

En Recompensa contingente, después del dominio medio hubo dominio

alto. Este resultado, junto a los anteriores, hicieron que el estilo transaccional

tuviera mayormente un nivel de dominio medio con un nivel bajo (en Dirección

por excepción) por el nivel bajo en excepción pasiva. La dimensión con mayor

desarrollo fue Recompensa contingente y la menos desarrollada fue Excepción

pasiva.

Niveles de dominio en dimensiones transaccionales, según el

género.

Tabla 20

Evaluación de los estudiantes y los docentes sobre los niveles de dominio de las

dimensiones del liderazgo transaccional, por género de los docentes, en al año 2009

Page 109: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

109

Estudiantes

Dimensiones Recompensa

contingente Dirección por

Excepción Excepción Excepción Activa Pasiva

Género Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino MasculinoDominios Poco 2(10.8%) 0(8.0%) 8(64.6%) 3(52.0%) 4(33.8%) 2(48.0%) 8(63.1%) 4(68.0%)

Medio 6(47.7%) 3(64.0%) 4(27.7%) 2(44.0%) 5(40.0%) 2(32.0%) 4(33.8%) 1(28.0%)

Alto 5(41.5%) 2(28.0%) 1(7.7%) 0(4.0%) 4(26.2%) 1(20.0%) 1(3.1%) 0(4.0%)

Totales 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%)

Docentes

Dimensiones Recompensa

contingente Dirección por

Excepción Excepción Excepción Activa Pasiva

Género Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino MasculinoDominios Poco 0 (0.0%) 0 (0.0%) 8(61.5%) 2(40.0%) 2(15.4%) 0 (0.0%) 10(76.9%) 5(100.0%)

Medio 8(61.5%) 3(60.0%) 4(30.8%) 3(60.0%) 6(46.2%) 3(60.0%) 2(15.4%) 0 (0.0%)

Alto 5(38.5%) 2(40.0%) 1(7.7%) 0 (0.0%) 5(38.5%) 2(40.0%) 1(7.7%) 0 (0.0%)

Totales 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%)

Según los estudiantes.

En las docentes mujeres el dominio medio predominó en el 40%, en Excepción

activa, hasta el 48% en Recompensa contingente. Además, el dominio bajo prevaleció

en el 63% de ellas, en Excepción pasiva, y como consecuencia de los porcentajes en

las excepciones, en el 65% imperó el dominio bajo, en Dirección por excepción.

En los docentes varones predominó el dominio bajo (salvo en el 64% de

ellos, en el dominio medio de la Recompensa contingente), en el 48%, en

Excepción activa, y el 68%, en Excepción pasiva. De los porcentajes en las

excepciones, resultó que en el 52% de los varones, imperó el dominio bajo, en

Dirección por excepción.

De lo previo, se infiere que las docentes mujeres tuvieron un ligero

mayor desarrollo de la Recompensa contingente y un notorio mayor avance de

la Excepción activa. Empero, también desarrollaron más la Excepción pasiva y

como consecuencia de los resultados en las excepciones, sus colegas varones

tuvieron una mayor puntuación en la Dirección por excepción.

Las dimensiones más desarrolladas por ambos géneros fueron

Recompensa contingente y Excepción activa, con mayores puntuaciones en las

mujeres.

Según la autoevaluación de los docentes.

En las docentes mujeres, se dio la misma secuencia de predominios

entre las dimensiones, ya vistas, diferenciándose por los porcentajes más altos

Page 110: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

110

de la autoevaluación. En los docentes varones predominó el dominio medio

(salvo en el 100% de ellos, en el dominio bajo de la Excepción pasiva), en el

60% de ellos por igual, en Excepción activa, Recompensa contingente y en

Dirección por excepción.

La autoevaluación entre los varones dio puntuaciones más altas a las

dimensiones transaccionales (salvo en Excepción pasiva). En cambio, los

estudiantes dieron una puntuación mayor a la Excepción pasiva, para ambos

géneros de docentes,

Con los datos previos, se observa que los docentes varones lograron

una muy ligera mayor puntuación de la Recompensa contingente. También

lograron un muy notorio mayor desarrollo de la Excepción activa pero a la vez

un muy notorio menor avance de la Excepción pasiva, y como consecuencia de

estos resultados en las excepciones, los varones tuvieron un mayor desarrollo

de la Dirección por excepción.

Las dimensiones más desarrolladas por ambos géneros fueron

Recompensa contingente y Excepción activa, con mayores puntuaciones en los

varones.

Tabla 21

Evaluación de los informantes, en conjunto, sobre los niveles de dominio de las

dimensiones del liderazgo transaccional, según género de los docentes, año 2009

Dimensiones Recompensa contingente

Dirección por Excepción

Dirección por Dirección por Excepción activa Excepción pasiva

Género Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino Femenino Masculino

Niveles de DominioPoco 1(5.4%) 0(4.0%) 8(63.0%) 2(46.0%) 3(24.6%) 1(24.0%) 9(70.0%) 4(84.0%)

Medio 7(54.6%) 3(62.0%) 4(29.3%) 3(52.0%) 6(43.2%) 2(46.0%) 3(24.6%) 1(14.0%)

Alto 5(40.0%) 2(34.0%) 1(7.7%) 0 (2.0%) 4(32.2%) 2(30.0%) 1(5.4%) 0(2.0%)

Totales 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%) 13(100.0%) 5(100.0%)

En las docentes mujeres prevaleció el dominio medio (55%), sobre el

dominio alto (40%), en Recompensa contingente y también en Excepción

activa (43% vs 32%). En Excepción pasiva, el 70% de ellas tuvo dominio bajo y

por consecuencia de las excepciones; el 63% de ellas tuvieron dominio bajo en

Dirección por excepción.

En los varones predominó el dominio medio (62%), sobre el dominio

Page 111: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

111

alto (34%), en Recompensa contingente; y también el dominio medio (43%),

sobre el dominio alto (30%), en Excepción activa. Finalmente, el dominio bajo

(84%), en Excepción pasiva, lo cual junto al balance de la otra excepción,

arrojó un dominio medio (52%), sobre el dominio bajo (46%), en Dirección por

excepción.

Las docentes mujeres en Recompensa contingente tuvieron un ligero

mayor avance que los varones; en Excepción activa tuvieron un muy ligero

mayor avance; en Excepción pasiva, tuvieron un notorio mayor desarrollo que

los varones, aunque a puntuaciones de dominio bajo. De combinar las

excepciones, arrojó que los docentes varones tuvieron un mayor desarrollo de

la Dirección por excepción.

Recompensa contingente y Excepción activa, en ese orden, fueron las

dimensiones transaccionales más desarrolladas por ambos géneros de

docentes.

Estilo de liderazgo laissez faire.

Niveles de dominio del estilo laissez faire.

Tabla 22

Liderazgo laissez faire de los docentes de secundaria según los alumnos, la

autoevaluación docente y los informantes combinados, en el año 2009

Estudiantes Docentes Informantes combinados

Liderazgo laissez faire n % n % n %

Poco Dominio 5 26.7 4 22.2 4 24.4

Dominio Medio 11 61.1 11 61.1 11 61.1

Alto Dominio 2 12.2 3 16.7 3 14.5

Nota: N= 18

Para los docentes y los estudiantes, después del dominio medio hubo

más dominio bajo que alto del estilo laissez faire. Los porcentajes fueron más

favorables en los estudiantes, ya que éstos dieron mayores porcentajes en el

dominio bajo y menores porcentajes en el dominio alto; esto hizo que

percibieran menores habilidades de no liderazgo que lo percibido por la

autoevaluación.

Page 112: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

112

Niveles de dominio del estilo laissez faire según el género docente.

Tabla 23

Evaluación de los informantes sobre los niveles de dominio del liderazgo laissez faire,

según género de los docentes, en al año 2009

Liderazgo laissez faire Estudiantes Docentes

Dominios bajo medio alto Total bajo medio

alto Total

GéneroFemenino 3(26.2%) 8

(60.0%)

2(13.8%) 13(100.0%) 3(23.1%) 8(61.5%) 2(15.4%) 13(100.0%)

Masculino2(28.0%) 3(64.0%)

0(8.0%) 5(100.0%) 1(20.0%) 3(60.0%)

1(20.0%) 5(100.0%)

En los dos informantes, hubo mayores porcentajes de docentes,

varones y mujeres, en el dominio medio. Después estuvo la percepción de

dominio bajo en las docentes mujeres, tanto en la autoevaluación (23%), como

en los estudiantes (26%).

Las percepciones de los estudiantes fueron más favorables hacia

conductas contrarias al estilo laissez faire departe de los docentes varones y

hacia conductas de laissez faire en las docentes mujeres. Para la

autoevaluación fue lo contrario.

Los docentes varones fueron ligeramente más laissez faire que las

mujeres.

Tabla 24

Evaluación en conjunto de los informantes sobre los niveles de dominio del liderazgo

laissez faire, según género de los docentes, en al año 2009

Dominios Bajo Medio Alto TotalGéneroFemenino 3(24.7%) 8(60.8%) 2(14.6%) 13(100.0%)

Masculino 1(24.0%) 3(62.0%) 1(14.0%) 5(100.0%)

Page 113: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

113

Los docentes, varones y mujeres, estuvieron mayormente en el dominio medio.

Empero, las docentes mujeres tuvieron menos dominio medio (60,8% versus 62%),

más dominio bajo (25% versus 24%) y alto (15% versus 14%), que los varones. Por

tanto, ambos géneros igualaron en el desarrollo de habilidades laissez faire.

Perfil de liderazgo docente durante el año 2009, según la

autoevaluación.

En la Tabla 25, se muestran las medias, los percentiles y los

respectivos niveles de dominio de las nueve dimensiones del presente estudio,

las cuales resumen la información de las Tablas del Anexo 7, y los percentiles

y niveles de dominio inferidos de dichas Tablas, expuestos en los primeros

apartados del presente capitulo. Se tomó los resultados de la autoevaluación

por ser los más prevalentes.

Se estima el perfil de liderazgo predominante, comparando los

percentiles de la Tabla 25 con los de la Tabla de análisis de perfiles de

liderazgo, en Nader y Castro (2007, p. 56). De acuerdo con estos autores, se

identifican, según los niveles de dominio de las nueve dimensiones, los

siguientes perfiles de liderazgo:

De rango completo (porcentajes de dominio alto de las dimensiones y

del estilo transformacional o 4 I’s, y de la recompensa contingente; y

porcentajes de dominio medio de la Dirección por excepción y del estilo laissez

faire);

Transformacional (porcentajes de dominio alto de las dimensiones y del

estilo transformacional o 4 I’s; y de dominio bajo, en las cuatro restantes

dimensiones);

Transaccional (porcentajes de dominio bajo de las dimensiones y del

estilo transformacional o 4 I’s; y de dominio medio, en las cuatro restantes

dimensiones).

Estos perfiles de liderazgo, responden a la teoría del liderazgo

transformacional de Bass y Avolio (1994); según la cual, el perfil de rango

completo tiene las verdaderas conductas transformacionales, complementadas

por las transaccionales e incluso por las de laissez faire. El perfil

transformacional esta entendido en el sentido que le dan Burns y House; según

el cual, las conductas transformacionales y carismáticas son superiores y

Page 114: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

114

excluyentes. Por último, el perfil transaccional es afín a las teorías situacionales

y conductuales; según las cuales, no hay ascenso a conductas

transformacionales a partir de las transaccionales y del laissez faire.

Tabla 25

Resumen de medias, percentiles y niveles de dominio de las dimensiones de

liderazgo, según la autoevaluación de los docentes de secundaria. I.E. 4005, 2009.

Dimensiones Medias Percentiles Niveles de DominioCarisma

Estimulación 4,04 Medio

Inspiración 4,17 Medio

Consideración 3,88 Medio

Liderazgo Transformacional 3,99 5

Medio

Recompensa Contingente 3,80 Medio

Dirección por Excepción 2,96 Bajo

Liderazgo Transaccional 3,38 Medio

Laissez Faire 2,34 5

Medio

Nota: N= 18

Se observa que el perfil de liderazgo más aproximado, predominante en

la población docente, a un nivel de dominio medio, fue el Transaccional. Las

dimensiones de liderazgo más importantes en la población docente resultaron

ser: La recompensa contingente, el liderazgo transaccional, el liderazgo laissez

faire (netamente del perfil transaccional), el liderazgo transformacional, y la

Inspiración (única dimensión transformacional que tuvo un nivel de dominio

muy cercano a la cota alta, característica del perfil de rango completo o del

perfil transformacional).

Perfil de liderazgo transaccional.

En la figura 3, se aprecia que en los docentes con este perfil de

liderazgo, hubo una frecuencia pequeña del dominio bajo del estilo

transformacional; frecuencia elevada para el dominio medio de la Recompensa

contingente, frecuencia algo baja para el dominio medio de la Dirección por

excepción y algo elevada para el dominio medio del estilo laissez faire.

Efectivo

4 I’s

Page 115: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

115

22,2%

61,1%

38,9%

Pasivo Activo

61,1% 61,1%

Inefectivo

Figura 3: Perfil de liderazgo docente transaccional. I.E. 4005, en el año 2009

R.C.

DPE

L.F.

Page 116: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

116

Discusión, conclusiones y sugerencias

Discusión

El objetivo principal de esta investigación fue identificar el estilo y la dimensión de

liderazgo utilizados por los docentes del nivel secundario en la I.E. 4005 de La Perla,

lo cual implica identificar sus niveles de dominio y los de sus dimensiones, para hallar

la prevalencia entre ellos; clasificar dichos estilos y sus dimensiones según la variable

género de los docentes; y estimar el perfil de liderazgo imperante.

Sobre el estilo de liderazgo transformacional.

Niveles de dominio del estilo transformacional.

Se desprendió de las Tablas 1, 4 y 7, del Anexo 8, que las medias de las

puntuaciones dadas por los dos informantes del estudio, por separado y en conjunto,

sobre el estilo transformacional (Tabla 1, Anexo 7), incumben percentiles que indican

un nivel de dominio medio de las habilidades correlativas a dicho estilo. Según Castro

et als (2007), lo ideal es que se pueda alcanzar un nivel de dominio alto, indicado del

percentil 76 al percentil 99; lo cual no se satisface en este estudio.

En particular, el valor de la media (3,99), hallada de la autoevaluación del estilo

transformacional, está por debajo del valor 4,20 encontrado por Panta (2011), y del

valor 4,24, hallado por Gutiérrez (2009), los cuales indican un nivel de dominio alto

para las muestras de docentes de Bellavista y de la red Nº 06 del Callao, que ellos

analizaron. Como se vio en los antecedentes, el trabajo de estos autores también trató

sobre los estilos de liderazgo docente, pero derivaron sus percentiles de un solo

informante (docentes), a partir de un cuestionario autoevaluativo; aunque, al igual que

aquí, para este cometido compararon sus medias con las medias de la Tabla de

Baremos de autoevaluación (Tabla 4, Anexo 8), tomada de Castro et als (2007).

La diferencia de las medias expuesta en el parágrafo anterior, es posible que

se deba a la diferencia de las muestras analizadas provenientes de contextos algo

distintos como Bellavista, el Callao y La Perla. Esta idea es defendida por Bass y

Riggio (2006, en Nader y Castro (2007).

El percentil 49 del estilo transformacional, dado por los informantes en

conjunto, indica que los mayores porcentajes de docentes se encontraban en el

dominio medio, tal como se aprecia en la Tabla 8. En efecto, los estudiantes y los

Page 117: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

117

propios docentes colocaron en dicho nivel de dominio, al 53% y al 50% de los

docentes, respectivamente. Sin embargo, los docentes tuvieron un mayor percentil de

dominio medio. Esto se debió a que la autoevaluación percibió los mayores

porcentajes, en el dominio alto; y los menores porcentajes, en el dominio bajo

(“porcentajes o resultados más favorables”) del estilo transformacional; mientras que

los estudiantes percibieron exactamente lo contrario.

Consecuentemente, se observa en la Tabla 8, que la autoevaluación de los

niveles de dominio del estilo transformacional, obtuvo balances (entre los porcentajes

de los dominios), más favorables que los arrojados por los estudiantes. Los balances

de los informantes combinados fueron muy parecidos a los de la autoevaluación.

Sobre los resultados de la autoevaluación, se verifica la tendencia de una

estimación más favorable por los propios interesados. Por ejemplo, en la investigación

de Panta (2011), se hallaron porcentajes altos (64%), en el dominio de “alta habilidad”;

porcentajes menores (35%) en el dominio “regular habilidad” y casi nada en el dominio

“pobre habilidad” del estilo transformacional. También en la investigación de Gutiérrez

(2009), se encontraron resultados muy semejantes a los hallados por Panta.

Niveles de dominio del estilo transformacional según el género docente.

De lo observado en la Tabla 9 y del análisis hecho en el anterior apartado, se

concluye que tanto para la autoevaluación como para los estudiantes, los “porcentajes

más favorables” del estilo transformacional, los obtuvieron las docentes mujeres. Estos

porcentajes más favorables para los dominios altos y bajos, obtuvieron un “rango

mayor” en la autoevaluación, que en la estimación de los estudiantes; es decir, que los

porcentajes en el dominio alto de la autoevaluación, son más grandes que los

correspondientes en los estudiantes, y los porcentajes en el dominio bajo

autoevaluativo, son más pequeños que los respectivos, en los estudiantes.

El dominio medio consiguió un porcentaje más alto que en los otros dos

dominios, tanto en docentes mujeres como en varones; empero, los porcentajes en las

docentes mujeres fueron superiores al de los varones, en los dos informantes.

Los estudiantes dieron mayores porcentajes de docentes en el dominio medio,

rebasando los estimados autoevaluativos; sin embargo, como se infiere de la Tabla 9,

al hacer un balance de los porcentajes de los dominios, en los dos informantes, los

resultados más favorables para el estilo transformacional, se debieron más a la

autoevaluación; y, éstos correspondieron a las docentes mujeres.

Page 118: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

118

Respecto a los mejores resultados en el estilo transformacional, conseguido

por las docentes mujeres, existe apoyo empírico internacional basado en estudios

meta-analíticos con grandes muestras y utilizando la teoría transformacional de Bass y

el cuestionario multifactorial de liderazgo (MLQ). Por ejemplo, Eagly y otros (2003, en

Castro et als, 2007), concluye que las mujeres estarían más inclinadas a un estilo

transformacional que los hombres. Asimismo, Cuadrado, Molero y Navas (2003), dicen

que a pesar de los diferentes tipos de estudios, instrumentos, informantes, evaluados y

de organizaciones; en general, las mujeres son líderes más transformacionales.

A nivel del Callao, los estudios de Gutiérrez (2009) y de Panta (2011), lograron

resultados coincidentes con la investigación internacional aludida.

Dimensiones del estilo de liderazgo transformacional.

Niveles de dominio de las dimensiones transformacionales.

Las dimensiones transformacionales, en general, alcanzaron percentiles de

dominio medio en los dos informantes por separado y combinados, según se dedujo

de los resultados de las medias de dichas dimensiones, registradas en la Tabla 2 del

Anexo 7, comparadas con los Baremos del Anexo 8.

En consecuencia, no se lograron niveles altos ideales (indicados del percentil

76 al 99, según Castro et als, 2007). El percentil promedio de estas dimensiones

(dados por los informantes combinados) fue de 49. Inspiración y Estimulación fueron

las únicas que superaron el percentil 50. Los estudiantes dieron percentiles menores a

los de la autoevaluación, en todas las dimensiones transformacionales, excepto en

Consideración (alcanzando apenas el percentil 45). En inspiración dieron un percentil

62, pero este fue menor que el percentil 69 dado por la autoevaluación.

De todo lo anterior, se concluye que los mayores porcentajes de docentes en

las dimensiones transformacionales se ubicaron en el dominio medio, según los

informantes por separado y en conjunto. En la Tabla 11, se distingue que, después del

dominio medio, los informantes percibieron el dominio bajo; excepto los estudiantes,

en Inspiración; y los propios docentes, en Inspiración y Estimulación. En la Tabla 12 se

observa que la percepción de los informantes combinados fue más semejante a la

autoevaluación que a la evaluación de los estudiantes.

Consecuentemente, los resultados más favorables para las dimensiones

transformacionales las dieron los propios docentes (excepto en Consideración).

Page 119: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

119

En suma, Inspiración y Estimulación fueron las dimensiones transformacionales

más desarrolladas. Gutiérrez (2009) coincide con estos resultados y Panta (2011) halló

que Carisma era la segunda dimensión en avance, superando a Estimulación.

Además, los porcentajes encontrados por Panta para los tres dominios de la

Inspiración son muy parecidos a los encontrados en el presente trabajo. Sin embargo,

el estudio de Panta, en Estimulación y el de Gutiérrez, en ambas dimensiones

prevalentes, obtuvieron menores porcentajes en los dominios bajo y medio, y mucho

mayores porcentajes en el dominio alto. Esta divergencia quizás se deba a los

diferentes contextos y a las diferentes muestras de los estudios de estos autores.

Niveles de dominio en dimensiones transformacionales, según el género.

De la Tabla 13, se advirtió que en los dos informantes, las docentes mujeres

obtuvieron mejores resultados que los varones en todas las dimensiones

transformacionales. Estos se debieron más a la autoevaluación, salvo en

Consideración, para ambos géneros de docentes; y en Carisma, de los docentes

varones. Los estudiantes, en Carisma, observan a las docentes mujeres con una ligera

ventaja en su desarrollo, respecto de los varones. En Consideración, estiman que las

docentes mujeres son notoriamente superiores. Estas conclusiones se desprenden de

los balances de los porcentajes de los dominios, dados por los estudiantes, los cuales

dan puntuaciones mayores que las de la autoevaluación, solo en los casos de

excepción expuestos.

Sobre los balances mayores de los estudiantes en Consideración, respecto a

los balances de la autoevaluación, en ambos géneros de docentes, Castro et al.

(2007), señala que los estudiantes tienen la expectativa de un buen trato y

entendimiento de sus necesidades. Panta (2011) afirma que Slims (1992, en

Gorrochotegui, 1997) postula, en el ámbito educativo, a la Consideración (además de

la Estimulación), como la otra dimensión con mayor logro. Conclusiones semejantes

obtuvieron tanto Richards y Fischer (1996, en Pounder, 2006) como Flores (2003), al

señalar los primeros, que la Consideración se correlacionó positivamente con la actitud

a la clase y con el logro de los estudiantes secundarios de ciencias, en Australia; y, al

concluir el profesor peruano, que Estimulación y Consideración mostraban habilidades

relacionadas con el desempeño docente.

En el ámbito latinoamericano, el Segundo Estudio Regional Comparativo y

Explicativo (SERCE, 2008) y la Investigación Iberoamericana de Eficacia Educativa

Page 120: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

120

(IIEE, 2007), auspiciados por la UNESCO, concluyen que el clima del aula incide en

las variables afectivas de los estudiantes, tales como la satisfacción con sus

compañeros, el docente y la escuela; y, a su vez, esto influye en el aprendizaje y en el

rendimiento. Es posible que una parte importante de la satisfacción estudiantil, pueda

incrementarse a través de conductas de apoyo y de estimulo del docente, como se

deduce de Ojode y otros (1999, en Pounder, 2006) y de Pounder (2004, en Pounder,

2006), vistos en los antecedentes.

Aunque, en general, estas conclusiones se obtuvieron de cuestionarios que

enfatizan una perspectiva conductual del liderazgo (porque miden comportamientos

docentes); de todos modos, estas conductas son indicadores de habilidades

transformacionales. En el presente estudio; justamente, en Estimulación y

Consideración, las docentes mujeres sacaron una mayor ventaja a los varones, según

los estudiantes. Empero, ninguna de ellas logro un nivel de dominio importante.

De la evaluación de los estudiantes, también destacan los porcentajes

favorables a Inspiración (con poca ventaja para las docentes mujeres) y nuevamente a

Estimulación; en ambas, porque después de los porcentajes en el dominio medio,

imperaron los porcentajes en el dominio alto.

De la autoevaluación, destaca el dominio alto (imperante sobre el dominio

medio) para Inspiración (con porcentajes mucho más favorables para las mujeres); y el

dominio alto (después del medio), en Estimulación, en las docentes mujeres.

Con relación al mayor balance del Carisma de las docentes mujeres, en la

autoevaluación, Castro et al. (2007) afirma que los docentes tienen la expectativa por

un alto desempeño en Carisma. Estos mismos autores, comunican que Eagly y otros

(2003), en su estudio meta-analítico sobre las diferencias de género en los estilos de

liderazgo, concluyeron que las mujeres destacan especialmente en Carisma. En los

estudios de Gutiérrez (2009) y de Panta (2011), también se determinó esta especial

habilidad carismática de las mujeres, en este caso de las docentes.

De la evaluación de los informantes combinados (Tabla 14), destacan

Inspiración y Estimulación, porque después del dominio medio, tuvieron dominio alto,

tanto varones como mujeres, con porcentajes más favorables para las segundas.

Mientras que Carisma y Consideración fueron las dimensiones menos extendidas,

porque (después del dominio medio), prevaleció el dominio bajo, en ambos géneros;

aunque con porcentajes más favorables para las docentes mujeres.

Sobre lo señalado en los cuatro párrafos previos, se tiene que Inspiración es

una dimensión muy esperada en los Directores y en los docentes, cuando de eficacia

Page 121: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

121

escolar o eficacia en el aula se trata, según afirma haber hallado Gutiérrez (2009) en

Thieme (2005) y en Maureira (2004). En el capítulo de liderazgo y eficacia escolar;

Inspiración, después del Carisma, fueron las más ponderadas por la literatura sobre la

eficacia educativa o eficacia en el aula. En los antecedentes, se vio que Gutiérrez

(2007), halló que la calidad educativa, se relacionaba con el Carisma y la Inspiración

del liderazgo de los docentes.

Se concluye que los docentes tuvieron más déficit en Carisma y en

Consideración, dimensiones deseadas por el docente y por los estudiantes,

respectivamente. Gutiérrez (2009) y Panta (2011), de la autoevaluación de los

docentes de sus respectivas muestras, hallaron que Consideración, seguido de

Estimulación (ambas cualidades muy deseadas por los estudiantes), tuvieron menores

puntuaciones, en ambos géneros de docentes (si bien las docentes mujeres estuvieron

mejor). Estas disparidades, como ya se dijo, también pueden deberse a los diferentes

contextos de las investigaciones.

Sobre el estilo de liderazgo transaccional.

Niveles de dominio del estilo transaccional.

Se halló, según la Tabla 1, en el Anexo 7, que las medias de las puntuaciones

dadas por los dos informantes del estudio, por separado y en conjunto, sobre el estilo

transaccional, correspondieron a percentiles de dominio medio. Acorde a Castro et al.

(2007), del cual se tomó los Baremos (Anexo 8), se tiene que el percentil 50 de la

evaluación en conjunto, está comprendido en un rango entre los percentiles 25 al 75,

indicativo de un nivel de dominio medio.

En la autoevaluación, el valor de la media (3,38) correspondió al percentil 53,

mayor al valor 3,00; hallado por Panta (2011), y al valor 2,90; encontrado por Gutiérrez

(2009); los cuales corresponden a un nivel de dominio bajo.

Dado que el dominio medio prevaleció en el estilo transaccional, los mayores

porcentajes de docentes se encontraban en dicho dominio, tal como se aprecia en la

Tabla 15. En particular, el porcentaje de dominio medio de la autoevaluación (56%), es

mayor al 42% hallado por Panta (2011) y al 37%, encontrado por Gutiérrez (2009).

Para la autoevaluación a diferencia de los estudiantes, después del dominio

medio, existió mas dominio alto que bajo. Luego, los porcentajes de la autoevaluación,

para los dominios alto y bajo, fueron más favorables que aquellos de los estudiantes.

Page 122: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

122

En consecuencia, se puede constatar, en la Tabla 15, que la autoevaluación de los

niveles de dominio del estilo transaccional, obtuvo balances (de los porcentajes de los

dominios), más favorables que en la evaluación de los estudiantes. Los balances en

los informantes combinados, se asemejaron más a los de la autoevaluación.

Sobre los resultados de la autoevaluación, se verifica la tendencia de una

evaluación más favorable por los propios interesados. Por ejemplo, en la investigación

de Panta (2011), se hallaron porcentajes cercanos al 55%, en el dominio de “pobre

habilidad”; y un porcentaje del 42%, en el dominio “regular habilidad”. También en la

investigación de Gutiérrez (2009), se hallaron porcentajes muy parecidos.

Niveles de dominio del estilo transaccional según el género docente.

De lo observado en la Tabla 16, se concluye que para los estudiantes, los

porcentajes más favorables del estilo transaccional, fueron ocupados por las docentes

mujeres; quienes después del dominio medio, tuvieron dominio bajo. Mientras que

para la autoevaluación, los porcentajes más favorables (incluyéndose un mayor

porcentaje en el dominio alto), correspondieron a los docentes varones.

De lo observado en la Tabla 17, en las docentes mujeres prevaleció el dominio

medio y luego el dominio bajo, según los informantes combinados; mientras que entre

los varones predominaron por igual el dominio medio y el dominio alto.

De las interacciones expuestas, resultó que los docentes varones tuvieron

notoriamente más habilidades transaccionales que las mujeres. Esto se debió a que

los porcentajes más favorables para los dominios medio, alto y bajo, obtuvieron un

rango notoriamente mayor en la autoevaluación, respecto a la evaluación de los

estudiantes, quienes percibieron una ligera ventaja para las docentes mujeres.

Lo anterior se confirma con el valor del percentil (53,0) del estilo transaccional,

dado en la autoevaluación, mayor que en los estudiantes (45,0), y que implica un

balance de los porcentajes de los tres niveles de dominio, con mayor puntaje que los

respectivos balances en los estudiantes.

Respecto a los mejores resultados en el estilo transaccional, conseguido por

los docentes varones; el estudio meta-analítico (de trabajos que utilizaron la teoría de

Bass y el cuestionario multifactorial de liderazgo) de Cuadrado, Molero y Navas

(2003), dice que los varones son líderes más transaccionales que las mujeres.

También en la investigación a nivel del Callao, Gutiérrez (2009), halló que los

docentes varones fueron ligeramente más transaccionales.

Page 123: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

123

Dimensiones del estilo de liderazgo transaccional.

Niveles de dominio de las dimensiones transaccionales.

Según se dedujo de las medias de las dimensiones transaccionales

(registradas en la Tabla 3 del Anexo 7, comparadas con los Baremos de la forma

combinada, dados en la Tabla 8 del Anexo 8), éstas alcanzaron percentiles de dominio

medio, salvo Excepción pasiva, que tuvo dominio bajo. El dominio bajo de la excepción

pasiva, hizo que, combinada con la Excepción activa (que tenia dominio medio), arroje

un dominio bajo para la Dirección por excepción.

Lo anterior se dio tanto en los informantes por separado, como en conjunto. En

la autoevaluación, Recompensa contingente logró el percentil 75, casi de dominio alto;

del resto, solo Excepción activa (percentil 68) fue importante, las demás tuvieron

dominio bajo. En los estudiantes los percentiles fueron de dominio medio (salvo en

Excepción pasiva, que logró el percentil 17 y en Dirección por excepción, percentil 23),

pero menores que los de la autoevaluación.

Recompensa contingente, en los dos informantes; y Excepción activa, en la

autoevaluación, fueron las únicas que superaron el percentil 50 (con mayores

porcentajes para la primera). Esto mismo se presentó en la evaluación en conjunto.

La autoevaluación dio los mayores percentiles en todas las dimensiones, salvo

en Excepción pasiva. Esto se confirma en la Tabla 18. Por esto, los porcentajes que

dieron los docentes fueron más favorables.

La Tabla 19, de los informantes combinados, confirma lo percibido por la

autoevaluación; es decir, que en las dimensiones activas, después del dominio medio,

siguió el dominio alto. Mientras que en la Excepción pasiva, después del dominio bajo

siguió el dominio medio, haciendo que Dirección por excepción cumpla esto mismo.

Respecto a lo señalado en los párrafos precedentes, Gutiérrez (2009) y Panta

(2011), a nivel del Callao, encontraron resultados diferentes; porque si bien, de la

autoevaluación docente infirieron que recompensa contingente era la dimensión

transaccional más desarrollada, coincidiendo con el presente estudio; también hallaron

que las dimensiones transaccionales tuvieron un mayor porcentaje de docentes en el

dominio bajo y luego en el nivel medio. Esta divergencia quizás se deba al diferente

contexto y a las distintas muestras, como ya se dijo.

Page 124: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

124

Niveles de dominio en dimensiones transaccionales, según el género.

En la Tabla 20 se advirtió que, según los estudiantes, las docentes mujeres

obtuvieron mayores porcentajes que los varones en todas las dimensiones

transaccionales; y como resultado de ello, los docentes varones lograron una mayor

puntuación en la Dirección por excepción. Mientras que, según la autoevaluación, los

docentes varones obtuvieron mayores puntuaciones en todas las dimensiones

transaccionales, salvo en Excepción pasiva. Empero, al combinar esta ultima

dimensión con la Excepción activa, resultó que los docentes varones, también

obtuvieron una mayor puntuación en la Dirección por excepción.

En los informantes por separado, se percibió que ambos géneros de docentes

tenían mayores porcentajes en el dominio medio de las dimensiones transaccionales

activas (salvo en la Excepción activa, donde los varones tenían dominio bajo, según

los estudiantes). Asimismo, en ambos géneros prevaleció el dominio bajo en la

Excepción pasiva y en la Dirección por excepción (salvo en la Dirección por excepción,

donde los docentes varones tuvieron dominio medio, según la autoevaluación).

Las puntuaciones de los balances de los porcentajes de los dominios fueron

más grandes en la autoevaluación; salvo en Excepción pasiva, donde las

puntuaciones homólogas de la evaluación de los estudiantes, fueron más grandes. En

consecuencia, los porcentajes más favorables (en ambos géneros de docentes) para

las dimensiones transaccionales, en los diferentes dominios, se debieron a la

autoevaluación, incluyendo a la Excepción pasiva; por cuanto, esta ultima dimensión,

al tener una mayor puntuación, implica que tuvo los porcentajes menos favorables

(mayores dominios, medio y alto, y menor dominio bajo), que los dieron los

estudiantes, en ambos géneros de docentes (las mujeres con mayores cifras).

De la evaluación de los informantes combinados (Tabla 21), nuevamente se

observó las mayores puntuaciones para las docentes mujeres, en Recompensa

contingente, y en Excepción activa y pasiva, con prevalencia del dominio medio (salvo

el dominio bajo prevalente en la Excepción pasiva y en la Dirección por excepción).

Mientras que en los docentes varones hubo menores puntuaciones en todas las

dimensiones, en las cuales prevaleció el dominio medio (salvo en la Excepción

pasiva); pero tuvieron una mayor puntuación en Dirección por excepción, en la cual

prevaleció el dominio medio.

La Excepción pasiva fue la dimensión menos extendida, en ambos géneros de

docentes, porque prevaleció ampliamente el dominio bajo. Sin embargo, de todos

Page 125: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

125

modos, también en esta última variable, las docentes mujeres obtuvieron mayores

porcentajes en los niveles de dominio alto y medio, y menores porcentajes en el

dominio bajo; todo lo cual, al contrario de las dimensiones activas, significa balances

desfavorables, que señalan que las docentes mujeres tuvieron un mayor desarrollo

hacia la práctica de habilidades pasivas que los varones.

Eagly y otros (2003, en Castro et al., 2007), en su estudio ya citado, señalan

que las mujeres lideres destacan más en recompensa contingente; mientras que los

lideres varones, en la Dirección por excepción. Gutiérrez (2009) y Panta (2011),

obtuvieron estos mismos resultados en la investigación a nivel del Callao. Sobre que

las mujeres destaquen en Excepción pasiva, no se ha encontrado referencias.

Sobre el estilo de liderazgo laissez faire.

Niveles de dominio del estilo laissez faire.

Se halló, según la Tabla 1 del Anexo 7, que las medias de las puntuaciones

dadas por los dos informantes del estudio, por separado y en conjunto, competen al

dominio medio del estilo laissez faire, en torno al percentil 44.

El valor de la media (2,34), hallada en la autoevaluación, es algo mayor al valor

2,28 hallado por Gutiérrez (2009); el cual, también implica un dominio medio. (Véase la

Tabla 6 de los Baremos de la forma Líder, en el Anexo 8). En cambio Panta (2011),

encontró una media indicativa de dominio bajo.

Dado que el dominio medio prevaleció en el estilo laissez faire, los mayores

porcentajes de docentes se encontraban en dicho dominio, tal como se aprecia en la

Tabla 22. Luego, se tiene que para la autoevaluación y también para los estudiantes,

después del dominio medio, existió más dominio bajo que alto. Empero, los

porcentajes en los estudiantes fueron más favorables que los porcentajes de los

docentes, ya que permiten menos dominio del no liderazgo, al haber dado mayores

porcentajes en el dominio bajo y menores porcentajes en el dominio alto.

Sobre los resultados de la autoevaluación, se verifica una evaluación menos

favorable por los propios interesados, por sus grandes porcentajes en el dominio

medio, escaso porcentaje en el dominio bajo y mayor porcentaje en el dominio alto.

Esto contradice la investigación de Panta (2011), donde se hallaron porcentajes

cercanos al 91%, en el dominio de “pobre habilidad” del estilo laissez faire. En cambio;

Page 126: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

126

se parece, en cuanto a los porcentajes de dominio bajo y alto, a la investigación de

Gutiérrez (2009), tendiente al dominio medio, como en el presente trabajo.

Un dominio alto del estilo transformacional y un dominio bajo de los estilos y

transaccional y laissez faire, obtenido por Panta (2011), enmarca un perfil de liderazgo

transformacional para su muestra de docentes, en Bellavista Este perfil resulta más

afín a la teoría transformacional de Burns y a la carismática de House. Mientras que en

el trabajo de Gutiérrez (2009), la única diferencia con el estudio de Panta, es el

dominio medio para el estilo laissez faire.

En el presente trabajo, se entiende que si los resultados se dieran, son más

favorables porcentajes grandes (90%), en el dominio alto del estilo transformacional y

de la recompensa contingente (80%); porcentajes menores (50%), en el dominio

medio de las excepciones transaccionales y porcentajes más pequeños (40%), en el

dominio medio del laissez faire; todos estos, acordes con un perfil de rango completo

de la teoría transformacional de Bass (1985); Bass (1994), Bass y Avolio (1994) y de

Bass y Avolio (2000).

Niveles de dominio del estilo laissez faire según el género docente.

De la Tabla 23, dado que los dominios medios son casi iguales para los

docentes de ambos géneros, en cada informante por separado; se concluye que,

según la autoevaluación, los porcentajes más favorables del estilo laissez faire, los

obtuvieron las docentes mujeres, es decir que fueron menos laissez faire que sus

colegas varones. Mientras que para los estudiantes, los porcentajes más favorables

los obtuvieron los varones.

De las interacciones expuestas, resultó que los puntajes de los balances de los

porcentajes en los tres niveles de dominio, de los dos informantes en conjunto (Tabla

24), arrojaron que las docentes mujeres y sus colegas varones resultaron igualados en

la exposición de conductas de no liderazgo.

Los porcentajes menos favorables para los dominios altos y bajos, en docentes

mujeres y varones, obtuvieron un rango mayor en la autoevaluación, que en la

estimación de los estudiantes; es decir, que los porcentajes en el dominio alto de la

autoevaluación, son más grandes que los correspondientes en los estudiantes, y los

porcentajes en el dominio bajo autoevaluativo, son más pequeños que en los

respectivos de los estudiantes.

Page 127: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

127

Por todo lo dicho, los porcentajes menos favorables del estilo laissez faire

fueron percibidos por la autoevaluación y dentro de esta por los docentes varones,

quienes así resultaron con más habilidades laissez faire.

Sobre una igualdad en manifestación de conductas de laissez faire entre

mujeres y varones, no se encontró antecedentes internacionales. En el contexto

chalaco, Gutiérrez (2009), encontró que entre los docentes de la Red Nº 06 del Callao,

las mujeres son más laissez faire que los varones.

Empero, respecto a los resultados de la autoevaluación, la evidencia empírica

internacional en Eagly y otros (2003, en Castro et al., 2007), concluye que los mujeres

estarían menos inclinadas a las variables pasivas del estilo laissez faire que los

varones. Asimismo, Cuadrado, Molero y Navas (2003), dicen que las mujeres son

líderes más transformacionales y más transaccionales activas y los varones tienen

más conductas de liderazgo pasivas.

Sobre el perfil de liderazgo docente, según la autoevaluación.

Cuando se investiga los estilos de liderazgo, en general, o estilos de liderazgo

docente, la tendencia de los estudios es plantear que el estilo de liderazgo

transformacional es superior y excluyente de los demás estilos de liderazgo. Entonces,

se espera obtener solo liderazgo transformacional con casi total prescindencia de los

demás estilos. Si esto se da, las características del liderazgo refieren a un perfil

transformacional pero en el sentido de House o de Burns, si la dimensión carismática o

de inspiración, respectivamente, prevalece. Esto último se dio en el estudio de Panta

(2011), sobre el estilo de liderazgo de los docentes de Bellavista; es decir, la

predominancia de la inspiración y del carisma, y un perfil de liderazgo transformacional

muy excluyente de las características transaccionales y de laissez faire, las cuales

registraron enormes porcentajes en el dominio bajo.

La teoría transformacional de Bass, como se ha visto, plantea un perfil de

liderazgo de rango completo, en el que lo ideal es obtener porcentajes todavía más

altos, no solo en carisma y en inspiración, sino también en estimulación y en

consideración del estilo transformacional; y además, porcentajes medios en el estilo

transaccional y en el estilo laissez faire.

De los resultados de las Tablas 15, 18 y 25 (en la parte de autoevaluación), y

de la figura 3, resultó que entre el 45% y el 56% de los docentes (ocho a diez) tenían

un perfil transaccional, a un nivel de dominio medio, el cual resultó el más extendido.

Page 128: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

128

Sin embargo, este perfil no es puro porque se deduce (de la Tabla 25 y

de Nader y Castro, 2007, p. 56), que los percentiles de la Recompensa

contingente y del liderazgo transaccional, tienden a niveles de dominio propios

del perfil de liderazgo de rango completo. Asimismo, los percentiles de la

Dirección por excepción y de la Inspiración, tienden a niveles de dominio

propios del perfil transformacional. Por lo tanto, el perfil transaccional en la

muestra de docentes del presente trabajo, es una tendencia, más que un perfil

totalmente satisfecho en todos sus requisitos. Puede ocurrir que alguno(s) de

los docentes con tendencia transaccional, haya tenido también, rasgos

relativos al perfil transformacional; o sea, es factible una intersección entre

perfiles, que es lo más probable en el presente estudio.

Todo lo anterior se explica por la escasa distancia entre los porcentajes

de dominio de estos perfiles; lo cual también se grafica en la investigación

internacional, vista en los antecedentes, de Nader y Castro (2007), quienes

utilizando el instrumento CELID, adaptación del MLQ de Bass (1994), en una

muestra de 226 personas (142 hombres y 84 mujeres) de Buenos Aires,

Argentina, obtuvieron que el 33% tenían un perfil de liderazgo transaccional; el

37%, un perfil transformacional; y el 30%, un perfil de rango completo. Es decir,

diferencias estrechas entre dichos perfiles.

Sobre el perfil de liderazgo transaccional.

La frecuencia de las dimensiones, tienen un balance inadecuado de los

porcentajes, en sus respectivos niveles de dominios. Así se tiene un porcentaje

pequeño (22%) para el dominio bajo del estilo transformacional o 4 I’s (en un perfil

transaccional predominante), que implica que los porcentajes o frecuencias de los

niveles de dominio alto y especialmente medio, son grandes. Esto contradice los

requisitos de este perfil, que exige un nivel de dominio bajo, al menos del 85%. Si se

considera el porcentaje del domino medio (50%), este resulta escaso para un perfil

transformacional, con el cual estaría más cerca de relacionarse.

Por otro lado, en los porcentajes o frecuencias de las dimensiones

transaccionales, en el dominio medio, se tiene que la frecuencia de la recompensa

contingente (61%), está algo elevada; cuando quizás, el 50% sería lo más adecuado.

Además la frecuencia de la Dirección por excepción (39%) está un poco baja, y señala

un nivel de dominio bajo, cuando debe tener dominio medio.

Page 129: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

129

Finalmente, en el dominio medio del laissez faire, también se tiene un

porcentaje (61%), elevado, cuya cota máxima seria más adecuada en el 45%.

En suma, el perfil del liderazgo transaccional, fue sub-óptimo en las

dimensiones transaccionales y en el laissez faire. De todos modos, la tendencia de

parte de los docentes, en este perfil, parece confirmar los estudios que indican que

muchos docentes ejercen un liderazgo de bajo nivel, caracterizado por interacciones

“cara a cara”, que buscan mantener un status ganado en la institución educativa y que

se basa en imposición de castigos o incentivos para conseguir que sus estudiantes

logren los objetivos. (Tichy y Ulrich, 1984, en Nader y Castro (2007).

También cabe la otra idea de Tichy y Ulrich (1984) en Nader y Castro (2007),

respecto a que en el perfil transaccional, se tienen líderes de bajo nivel, incapaces de

establecer una visión y con bajas puntuaciones en Carisma y en Estimulación.

Asimismo, Nader y Castro (2007), informan que el estilo laissez faire, es una

característica del liderazgo transaccional, que implica la ausencia de transacción, el

líder no toma decisiones, no se hace responsable y no usa su autoridad. Rodríguez

(2005), halló una percepción estudiantil favorable al laissez faire, entre sus docentes;

que coexistió con percepciones desfavorables hacia los estilos democráticos y

autoritarios, identificados con el transformacional y el transaccional, respectivamente.

La muestra pequeña de docentes en este estudio, lleva a poner en duda la

generalización de estos resultados a una población más grande y diversa en la Región

Callao; corresponde a un estudio posterior mejorar y aplicar la metodología llevada a

cabo aquí para confirmar o precisar estos resultados.

Por ello, es oportuno citar esta proyección hecha por Nader y Castro (2007)

parafraseando a Bass (1985) y a Avolio y otros (2003): “existen ciertas interrogantes

que aún perduran. Una de ellas la influencia del contexto sobre los estilos de liderazgo

de alto nivel (transformacional). Esto lleva a plantear la necesidad de incrementar los

estudios en los que se analicen los estilos de liderazgo en contextos diversos para

determinar si existen diferencias de acuerdo al entorno y al tipo de tareas que

desempeñan los líderes” (p. 57).

Conclusiones

Page 130: Liderazgo en El Aula TESIS 26 de JUNIO 2012

130

Las siguientes conclusiones, se refieren al promedio de las percepciones de los dos

informantes del estudio: estudiantes y la autoevaluación docente. Cuando se

particularice en alguno de ellos, se hace la mención correspondiente.

Niveles de dominio del estilo de liderazgo transformacional.

El mayor porcentaje de los docentes tuvo un nivel de dominio medio del estilo

transformacional. La autoevaluación obtuvo una puntuación mayor, en el balance de

los tres dominios, que en la evaluación de los estudiantes.

Niveles de dominio del estilo transformacional, según el género docente.

Las docentes mujeres lograron un mayor porcentaje en el dominio medio del

estilo transformacional. En los dominios alto y bajo, consiguieron los porcentajes más

favorables; los cuales, obtuvieron un rango mayor en la autoevaluación.

Niveles de dominio de las dimensiones transformacionales.

Las dimensiones transformacionales tuvieron un nivel de dominio medio en el

mayor porcentaje de los docentes. Después prevaleció el dominio bajo; salvo en

Inspiración, primero; y luego en Estimulación, que fueron las más desarrolladas. Por

tanto, Carisma primero y luego Consideración, fueron las menos desarrolladas.

La autoevaluación obtuvo balances, en Inspiración, Estimulación y Carisma,

mayores que aquellos de los estudiantes. En los estudiantes, el balance en Inspiración

siguió al de la autoevaluación; empero, el balance en Consideración, aunque pequeño,

fue el único mayor que su homólogo en la autoevaluación.

Niveles de dominio en dimensiones transformacionales, según el género.

Ambos géneros de docentes alcanzaron mayormente un dominio medio en las

dimensiones transformacionales (excepto en Carisma de los docentes varones,

quienes en su mayor parte alcanzaron dominio bajo).

En Inspiración y en Estimulación, las docentes mujeres obtuvieron porcentajes

más favorables. En ellas, el dominio alto siguió al dominio medio. También en Carisma

y en Consideración, lograron porcentajes más favorables; no obstante, en dichas

dimensiones, el dominio bajo siguió al dominio medio.

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Estos resultados se debieron a la autoevaluación; salvo en Consideración para

ambos géneros de docentes y en Carisma de los varones; en los cuales, los balances

de los estudiantes prevalecieron. En Carisma, observaron a las docentes mujeres con

una muy pequeña ventaja, pero en Consideración, le dieron una notoria superioridad.

Para los estudiantes, Estimulación y Consideración (con puntuaciones menores

que Inspiración), fueron muy importantes; dado que en ambas, las docentes mujeres

sacaron una mayor diferencia sobre los varones, no así en Inspiración. Para los

docentes, Carisma e Inspiración, fueron muy importantes, porque en ambas las

docentes mujeres obtuvieron una diferencia más amplia; no así en Estimulación, que

tenía una mayor puntuación que Carisma.

Las dimensiones más desarrolladas fueron Inspiración y Estimulación, en

ambos géneros de docentes, pero con porcentajes más favorables para las mujeres.

Niveles de dominio del estilo de liderazgo transaccional.

El mayor porcentaje de los docentes tuvo un nivel de dominio medio del estilo

transaccional, el cual desarrolló un poco más que el transformacional y el laissez faire.

La autoevaluación obtuvo una puntuación mayor, en el balance de los tres

dominios, que en la evaluación de los estudiantes. Salvo en los estudiantes; después

del dominio medio, hubo más dominio alto.

Niveles de dominio del estilo transaccional, según el género docente.

Los docentes varones lograron mayores puntuaciones en el estilo

transaccional. Esto resultó de la diferencia a favor del balance entre los tres dominios

de la autoevaluación (que dio a los varones como más transaccionales), con el

balance homólogo de los estudiantes (que eligió a las mujeres).

Niveles de dominio de las dimensiones transaccionales.

Las dimensiones transaccionales tuvieron un nivel de dominio medio en el

mayor porcentaje de los docentes. Empero, Excepción pasiva tuvo dominio bajo y

combinada con la activa, produjo un dominio bajo en la Dirección por excepción. Todo

esto se dio también en los informantes por separado.

Recompensa contingente y Excepción activa fueron las más desarrolladas.

Excepción pasiva y Dirección por excepción, las menos desarrolladas. Además

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Recompensa contingente resultó la dimensión de liderazgo más desarrollada, seguida

de Inspiración y después Excepción activa.

La autoevaluación (salvo en Excepción pasiva) dio los mayores percentiles y

puntuaciones.

Niveles de dominio en dimensiones transaccionales, según el género.

Según los estudiantes, las docentes mujeres obtuvieron puntuaciones mayores

que los varones en todas las dimensiones transaccionales; salvo en Dirección por

excepción. En la autoevaluación, los docentes varones lograron puntuaciones

mayores, salvo en Excepción pasiva.

Solo en Excepción pasiva, los porcentajes de los estudiantes dieron balances

mayores (en ambos géneros), que los de la autoevaluación (aunque las puntuaciones

de los balances de las docentes mujeres, fueron superiores).

En la evaluación conjunta, las mujeres lograron mayores puntuaciones, tanto

en Recompensa contingente (percentil 71,3; vs percentil 70,6; de los varones), como

en Excepción activa (en las cuales prevaleció el dominio medio, sobre el alto), y en

Excepción pasiva (con porcentajes desfavorables, respecto a los varones). Los

docentes varones tuvieron mayor puntuación en la Dirección por excepción.

En ambos géneros de docentes, las dimensiones más desarrolladas fueron

Recompensa contingente y Excepción activa (con puntuaciones mayores en las

mujeres). Además, Excepción pasiva fue la menos desarrollada; pero en ella, también

las docentes mujeres lograron mayor puntuación.

Niveles de dominio del estilo de liderazgo laissez faire.

El mayor porcentaje de los docentes tuvo un nivel de dominio medio del estilo

laissez faire, éste se desarrolló menos que los otros dos estilos. Para los informantes

por separado y en conjunto, después del dominio medio, hubo más dominio bajo.

La autoevaluación obtuvo una puntuación mayor, en el balance de los tres

dominios, que en la evaluación de los estudiantes, coincidiendo con la evaluación en

conjunto y dando más conductas de no liderazgo, que las dadas por los estudiantes.

Niveles de dominio del estilo laissez faire, según el género docente.

En cada informante por separado, los porcentajes de los dominios medios de

docentes mujeres y varones eran casi iguales. Según la autoevaluación, los

porcentajes más favorables (gran porcentaje de dominio bajo y pequeño porcentaje de

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dominio alto) del laissez faire, los obtuvieron las docentes mujeres (es decir fueron

menos laissez faire). Por su parte, según los estudiantes, las docentes mujeres fueron

más laissez faire que los varones.

De las interacciones expuestas, resultó que los balances de los porcentajes de

los tres niveles de dominio, entre los dos informantes, dieron que los docentes varones

y mujeres estuvieron igualados en la exposición de habilidades de no liderazgo.

Sobre la estimación de los perfiles de liderazgo de los docentes.

Se halló una tendencia, en la población en estudio, hacia un 45% a 56% de

docentes con un perfil de liderazgo transaccional, cuyo nivel de dominio era medio.

Este perfil estimado es una tendencia y podría haber intersecciones con los

perfiles, transformacional y de rango completo, que son un poco menos extendidos.

Sobre el perfil de liderazgo transaccional.

Las dimensiones y estilos, presentaron un balance inadecuado de los

porcentajes, en sus respectivos niveles de dominio. Por lo tanto, este perfil resulta no

óptimo, sobre todo en las dimensiones transaccionales y en el estilo laissez faire.

Sobre las dimensiones de liderazgo docente predominantes.

Según los informantes en conjunto, el estilo transaccional (percentil 50),

prevalece ligeramente sobre el estilo transformacional (percentil 49),

confirmando esta misma tendencia presentada en la autoevaluación, donde

estos estilos alcanzaron el percentil 53, pero con un ligero porcentaje a favor

del transaccional.

En adición, se tiene que la dimensión que prevaleció entre los docentes

fue la Recompensa contingente, alcanzando el percentil 71, versus el percentil

65 de la Inspiración, según los informantes en conjunto. Según la

autoevaluación, la primera dimensión alcanzó el percentil 75 y la segunda el

percentil 69. Excepción activa, solo fue importante en la autoevaluación,

logrando el percentil 68.

El género docente ratifica estas tendencias, así se tiene que en los

informantes en conjunto, Recompensa contingente, logró el percentil 71,3; en

las docentes mujeres y el percentil 70,6; en los varones. Mientras que en

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Inspiración, las docentes mujeres lograron el percentil 66,3; y los varones, el

percentil 60. Según la autoevaluación, la primera dimensión alcanzó el percentil

74, en las mujeres y el percentil 76, en los varones; mientras que la segunda

dimensión logró el percentil 72, en las mujeres y el percentil 61, en los varones.

Sugerencias

-Realizar un estudio experimental con la variable estilos de liderazgo, en una muestra

mayor (y a nivel distrital, regional y nacional), para estandarizar y establecer criterios o

baremos más específicos y contextualizados, que permitan una evaluación más real

de los niveles de dominio de los estilos de liderazgo y sus dimensiones, en docentes

de secundaria y de primaria.

-Con estándares y/o baremos propios a nivel nacional, regional y aún distrital,

investigar los niveles de dominio de los estilos de liderazgo docente y de sus

dimensiones; su clasificación por género, edad, tiempo de servicios y condición

laboral; y el perfil de liderazgo prevalente, en cada circunscripción educativa.

Determinar estas variables, según la autoevaluación docente y según los estudiantes.

El fin es conocer las dimensiones transformacionales y transaccionales que son

prevalentes; así como las diferencias entre géneros, edades y condición laboral de

docentes; y el perfil de liderazgo que prevalece, encontrando las prioridades entre las

percepciones de docentes y estudiantes. Estos trabajos se pueden hacer aplicando el

modelo de rango completo de Bass y Avolio (1994).

-Informar resultados a nivel de un mayor análisis de las dimensiones; por ejemplo, del

carisma, se puede informar sobre la influencia idealizada conductual y sobre la

atribuida. También, sobre la Dirección por excepción, se puede informar sobre la

excepción activa y la pasiva.

-Complementar las investigaciones anteriores, realizando estudios asociados. Por

ejemplo, sobre los comportamientos de los estudiantes que más afectan su

aprendizaje y su relación con factores familiares, sociales, de organización de la

escuela y de gestión del aula por los docentes. También puede buscarse la relación

entre las interacciones docente-estudiantes y el rendimiento académico y afectivo.

Asimismo, puede estudiarse en qué medida la gestión del aula del docente, genera un

determinado clima social del aula y qué factores de la primera variable contribuyen a la

segunda, a través de la incidencia en alguna variable afectiva del estudiante

(satisfacción del estudiante con la escuela y/o con los docentes). Puede ratificarse de

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estos estudios si es cierto que las mejores conductas docentes son transformacionales

y que tanto de las transaccionales y de laissez faire también son efectivas.

-Con toda la información de los estudios especificados en los párrafos previos, se

debe planificar y ejecutar capacitaciones en conductas de liderazgo transformacional a

los docentes para que proyecten una imagen personal más creíble; y tengan

herramientas de diseño y elaboración de visiones compartidas que tomen en cuenta

las necesidades de los estudiantes; así como, desarrollo y logro de metas. Por otro

lado, se deben reforzar las características de consideración, estimulo intelectual,

motivación de grupos y trabajo en equipo, en los docentes en general, especialmente

varones. Para esto último, hay que tener en cuenta que motivación desarrolla la visión

compartida, mediante un trabajo en equipo y el compromiso de los involucrados en la

realización de las metas de la misión. Además, la consideración, enlaza las

necesidades de los seguidores con la misión institucional (misión compartida).

-Definir con especificidad, las características deseables para el perfil de liderazgo

competente en los líderes docentes de una determinada red o zona educativa (se

sugiere que sea el perfil de rango completo). Con esto, y el diseño de técnicas y

estrategias adecuadas, brindar cursos de formación continuos.

-Luego de un periodo de un año de capacitación, esperar dos años más para

investigar los niveles de satisfacción de los estilos de liderazgo docente, con el fin de

tener una mayor certeza sobre los niveles de dominio de estos estilos y de sus

dimensiones. Esto se puede hacer utilizando el modelo de liderazgo de rango total,

que tiene 9 dimensiones de actividad (tres estilos de liderazgo y sus seis factores) y 3

dimensiones de eficacia (sobre satisfacción del liderazgo). Es recomendable hacerlo

aplicando la encuesta, en sus dos versiones: el cuestionario sobre estilos de liderazgo

(a docentes y estudiantes); y luego, a los 10 días, aplicar el cuestionario sobre

satisfacción del liderazgo (a los mismos informantes).

-Investigar, también, si efectivamente, los líderes docentes (especialmente mujeres) se

caracterizan por presentar más rasgos transformacionales de consideración y

estimulación intelectual, y hasta qué punto, estos rasgos los hacen lideres de bajo

nivel, que solo alcanzan a ser transformacionales. Asimismo, estudiar si los docentes

varones, se caracterizan por tener rasgos de dirección por excepción y de laissez faire,

lo cual, los hacen lideres de bajo nivel, que solo alcanzan a ser transaccionales.

-Utilizar los instrumentos de medición trabajados en el presente estudio, con el fin de

contrastar y/o mejorar su validez y confiabilidad y obtener datos de medición precisa

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en el análisis de otras características o variables educativas que se puedan asociar

con la variable estilos de liderazgo docente, tal como el clima en el aula.

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