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  • Rand, acosado por inquietantes sueos sobre una espada de cristal, decideabandonar a sus compaeros tras un ataque de Engendros de la Sombra yse encamina hacia Tear para descubrir quin es realmente.

    Mat y Thom Merrilin se reencuentran en Tar Valon y sus correras los llevana Caemlyn, desde donde parten hacia Tear.

    Perrin, acompaado por Moraine, Lan y Olial, va en busca de Rand mientraslo acosan sueos de lobos y se enfrenta a la posibilidad de perder sucondicin humana. A su grupo se une Faile, una joven cazadora del Cuerno.

    Todos se encuentran en Tear. All, en el Corazn de la Ciudadela, aguarda laespada Callandor a que se cumpla la Profeca. Para empuarla, el DragnRenacido ha de conquistar la que ha sido una fortaleza inexpugnable durantecasi tres mil aos.

  • Robert Jordan

    El Dragn RenacidoLa rueda del tiempo - 3

  • Dedicado aJames Olivier Rigney, hijo

    (1920-1988)

    Me ense a seguir siempre los sueos y a vivirlos cuando los atrapara

  • Y sus vas sern muchas, y muchos los hombres que conocern sunombre, porque estar entre nosotros muchas veces, con mltiplesapariencias, como ha sido y ser siempre, en el infinito discurrir deltiempo. Su advenimiento ser como el filo del arado, que, trazandosurcos, dar un vuelco a nuestras vidas y nos arrancar de los lugaresdonde permanecemos postrados en nuestro silencio. El quebrantador devnculos; el forjador de cadenas. El hacedor de futuros; el desfiguradordel destino.

    Extrado de Comentarios sobre las profecas del Dragn,de Jurith Dorine, Mano Derecha de la reina de Almoren, 742

    DD, Tercera Era.

  • P

    PRLOGO

    FORTALEZA DE LA LUZ

    edron Niall dej vagar su mirada de anciano por su sala privada de audiencia,pero los oscuros ojos velados por el ensimismamiento no vieron nada. Lasdesteidas colgaduras que antao haban sido los estandartes de guerra de losenemigos de su juventud se confundan con la oscura madera que recubra lasparedes de piedra, imponentemente gruesas incluso all en el corazn de laFortaleza de la Luz. La nica silla existente en la habitacin, pesada y de altorespaldo, semejante a un trono, le resultaba tan invisible como las pocas mesasdispersas que completaban el mobiliario. Incluso el hombre de blanca capa quepermaneca arrodillado con mal disimulada ansiedad sobre el gran sol incrustadoen las anchas planchas del suelo se haba ausentado de su mente, aun cuandoeran pocos los que habran tomado su presencia tan a la ligera.

    Jaret Byar haba disfrutado de un respiro para lavarse antes de ser conducidoante Niall, pero tanto su yelmo como su peto estaban deslucidos por el viaje ymellados por el uso. Sus hundidos ojos oscuros irradiaban una febril e impacienteluz en un rostro en el que la carne pareca haberse reducido a los msculosindispensables. No llevaba espada a nadie le estaba permitido hacerlo enpresencia de Niall pero pareca hallarse al borde de la violencia, como un

  • sabueso que aguarda a que le suelten la correa.Dos fuegos encendidos en largos hogares en cada uno de los extremos de la

    estancia mantenan a raya el fro de finales de invierno. Era una habitacinaustera como la de un soldado, y todo cuanto haba en ella era de calidad, perosin ninguna concesin a la extravagancia con excepcin del sol. Los muebleshaban llegado a la sala de audiencia del capitn general de los Hijos de la Luzcon el hombre que accedi al cargo; el resplandeciente sol de oro acuado sehaba desgastado con el paso de generaciones de solicitantes, haba sido sustituidoy haba vuelto a desgastarse. Haba all oro suficiente para comprar una haciendaen Amadicia y el ttulo nobiliario emparejado a ella. Durante diez aos Niallhaba caminado encima de ese sol sin dedicarle pensamiento alguno, comotampoco se lo dedicaba al sol bordado en el pecho de su tnica blanca. El orosuscitaba escaso inters en Pedron Niall.

    Finalmente volvi a posar la mirada en la mesa ms cercana, cubierta conmapas y cartas e informes esparcidos. Entre el desorden haba tres dibujosenrollados. Tom uno con desgana. Daba igual cul de ellos fuera, pues todosdescriban la misma escena, aunque con diferente factura de trazo.

    La edad haba tensado la piel de Niall, tan fina como un pergamino raspado,sobre un cuerpo que pareca compuesto slo de huesos y tendones, pero nada enl transmita la impresin de fragilidad. Ningn hombre ascenda al cargo deNiall antes de tener el pelo blanco, ni tampoco ninguno que fuera ms blando quelas piedras de la Cpula de la Verdad. A pesar de ello, de improviso tomconciencia del asurcado dorso de la mano que sostena el dibujo, del apremio deltiempo. Le quedaba poco tiempo. Haba de obrar de modo que fuera suficiente.

    Venci su renuencia y desenroll hasta la mitad el grueso pergamino, justo lobastante para ver el rostro que le interesaba. Los colores se haban emborronadoun poco a causa del viaje en las alforjas, pero la cara se perciba claramente. Unjoven de ojos grises y cabello roj izo. Pareca alto, pero era difcil afirmarlo concerteza. Aparte del pelo y de los ojos, habra podido pasar inadvertido encualquier ciudad.

    Este, este muchacho se ha proclamado Dragn Renacido? murmurNiall.

    El Dragn. El nombre le hizo sentir el fro del invierno y de la edad. Elnombre con que se conoca a Lews Therin Telamon cuando conden a todohombre capaz de encauzar el Poder nico, entonces o incluso despus, a lalocura y a la muerte, un destino al que tampoco l escap. Haban transcurridoms de tres mil aos desde que el orgullo de los Aes Sedai y la Guerra de laSombra haban puesto fin a la Era de Leyenda. Tres mil aos, pero las profecasy las ley endas ayudaban a recordar a los hombres al menos lo esencial auncuando los detalles se hubieran perdido en el olvido. Lews Therin Verdugo de laHumanidad. El hombre que haba iniciado el Desmembramiento del Mundo,

  • cuando los locos que podan hacer uso del poder motor del universo allanaronmontaas y hundieron antiguas tierras bajo los mares, cuando la totalidad de lasuperficie de la tierra se modific y todos los supervivientes huy eron comobestias ante el avance de un fuego. Aquello no haba concluido hasta que hubofallecido el ltimo varn Aes Sedai, y la desperdigada raza humana pudocomenzar a reconstruir a partir de los escombros en los lugares donde restabansiquiera escombros. El recuerdo quedaba marcado a fuego en la memoria pormedio de las historias que las madres contaban a sus hijos. Y la profecaaseveraba que el Dragn volvera a nacer.

    Niall no haba querido realmente expresar una pregunta, pero By ar interpretsu frase como tal.

    S, mi seor capitn general. Ha sido la peor locura que haya producidoningn falso Dragn de que yo tenga constancia. Se cuentan por miles los que sehan declarado partidarios suyos. Tarabon y Arad Doman se hallan en guerra civily tambin en guerra entre s. Hay combates por todo el llano de Almoth y en laPunta de Toman, taraboneses contra domani contra Amigos Siniestros queaclaman al Dragn, o haba combates hasta que el invierno los sofoc en sumayor parte. Nunca haba visto un caso de propagacin tan rpida, mi seorcapitn general. Ha sido como si arrojaran un candil a un pajar. Puede que lanieve lo hay a aplacado, pero, con la llegada de la primavera, las llamas sealzarn con ms mpetu que antes.

    Niall lo hizo callar levantando un dedo. En dos ocasiones le haba dejado querelatara su versin de los sucesos, con voz vibrante de furia y odio. Algunosretazos los conoca por otras fuentes, y en algunas reas saba ms que By ar,pero, cada vez que lo escuchaba, senta de nuevo el aguijn del asombro.

    Geofram Bornhald y un millar de Hijos muertos. Y fue obra de las AesSedai. No tenis dudas al respecto, Byar?

    Ninguna, mi seor capitn general. Despus de una escaramuza en elcamino de Falme, vi a dos de las brujas de Tar Valon. Nos causaron ms decincuenta bajas hasta que las acribillamos de flechas.

    Estis seguro, seguro de que eran Aes Sedai?El suelo se abri bajo nuestros pies. La voz de By ar era firme y

    convencida. Jaret By ar careca de imaginacin; la muerte formaba parte de lavida de un soldado, fuera cual fuera su causa. Sobre nuestras filas sedescargaron relmpagos en un da claro. Mi seor capitn general, qu otra cosapodra haber sido?

    Niall asinti lgubremente. Desde el Desmembramiento del Mundo no habahabido varones Aes Sedai, pero las mujeres que todava se sentan depositarias deese ttulo suponan una amenaza digna de tener en cuenta. Afirmaban cumplir losTres Juramentos: no pronunciar palabra que no fuera cierta, no crear armadestinada a que un hombre matara a otro, y utilizar el Poder nico como arma

  • slo contra los Amigos Siniestros o los Engendros de la Sombra. Pero ahorahaban demostrado a las claras que aquellos juramentos eran un embuste. lsiempre haba sabido que nadie poda querer el poder que ellas manejaban si noera para retar al Creador, y ello supona servir al Oscuro.

    Y no sabis nada de quienes tomaron Falme y mataron a la mitad de unade mis legiones?

    El seor capitn Bornhald deca que se hacan llamar seanchan, mi seorcapitn general respondi impasiblemente By ar. Deca que eran AmigosSiniestros. Y su ataque dispers sus fuerzas, aun cuando lo mataran. Su vozcobr intensidad. Haba muchos refugiados procedentes de la ciudad. Todoscon los que habl convinieron en que los extranjeros haban roto filas y habanhuido. El seor capitn Bornhald fue el artfice de su derrota.

    Niall suspir quedamente. Eran casi las mismas palabras exactas que By arhaba utilizado las dos primeras veces para referirse al ejrcito que pareca habersurgido de la nada para apoderarse de Falme. Un buen soldado pens Niall. Eso era lo que deca siempre Geofram Bornhald, pero no el hombreadecuado para sacar conclusiones por s mismo .

    Mi seor capitn general seal Byar de improviso, el seor capitnBornhald me orden que me mantuviera al margen de la batalla, que observaray viniera a informarle a usted. Y que le explicara a su hijo, lord Dain, cmohaba muerto.

    S, s contest con impaciencia Niall. Por un momento examin el enjutorostro de Byar y luego agreg: Nadie pone en duda vuestra honradez yvalenta. Es exactamente lo que hara Geofram Bornhald antes de enzarzarse enuna batalla en la que tema que perecieran todos los mandos de sus fuerzas. Y no el tipo de cosa que vuestra escasa imaginacin os permitira inventar .

    Aquel hombre y a no poda ofrecerle ms informacin.Habis cumplido vuestro deber, Hijo By ar. Tenis mi permiso para ir a

    comunicar la muerte de Geofram Bornhald a su hijo. Dain Bornhald seencuentra con Elmon Valda cerca de Tar Valon, de acuerdo con el ltimoinforme. Podis reuniros con ellos.

    Gracias, mi seor capitn general. Gracias. Byar se puso en pie y realizuna profunda reverencia. Al erguirse, no obstante, pareci vacilar. Mi seorcapitn general, fuimos traicionados. El odio impregnaba de forma ms quepalpable su voz.

    Por ese Amigo Siniestro del que habis hablado, Hijo By ar? No pudoocultar la irritacin en su propia voz. Sus planes de todo un ao y acan arruinadosentre los cadveres de un millar de Hijos, y Byar slo quera hablar de aquelhombre. Ese joven herrero que nicamente habis visto dos veces, ese Perrinde Dos Ros?

    S, mi seor capitn general. No s cmo, pero estoy seguro de que l es el

  • responsable. Lo s.Ver qu puedo hacer al respecto, Hijo Byar. Byar volvi a abrir la

    boca, pero Niall alz su huesuda mano para contenerlo. Ahora podis retiraros.El hombre de enjuto rostro no tuvo ms remedio que dedicar una nuevareverencia y marcharse.

    Al cerrarse la puerta tras l, Niall se sent en la silla de alto respaldo. Quhaba generado el odio de By ar por ese Perrin? Haba sin duda demasiadosAmigos Siniestros para desperdiciar la energa en la execracin de uno enconcreto. Demasiados Amigos Siniestros, nobles y plebeyos, ocultndose traslenguas zalameras y sonrisas abiertas, sirviendo al Oscuro. De todas formas, nohara ningn dao aadir otro nombre a las listas.

    Se movi en la dura silla, tratando de hallar acomodo para sus viejos huesos.No por primera vez pens vagamente que tal vez un coj n no sera un lujoexcesivo. Y, tampoco por primera vez, ahuyent tal pensamiento. El mundo dabatumbos, directo hacia el caos, y l no tena tiempo para ceder a la edad.

    Dej circular libremente por su mente todos los signos que auguraban eldesastre. La guerra azotaba a Tarabon y Arad Doman, la guerra civil desgajabaCairhien, y en Tear e Illian, enemigos desde siempre, la fiebre de la guerra ibaganando a sus habitantes. Acaso aquellas guerras no tenan un significado en smismas los hombres siempre han luchado entre s pero normalmente seproducan una a una. Y aparte del falso Dragn que se encontraba en el llano deAlmoth, haba otro que sembraba la discordia en Saldaea y un tercero queinfestaba Tear. Tres a un tiempo. Deben de ser todos falsos Dragones. Debende serlo! .

    Haba una docena de detalles de poca consideracin, algunos de ellos quizslo basados en rumores, pero que considerados conjuntamente con el restoInformantes que aseguraban haber visto Aiel en tierras occidentales comoMurandy y Kandor. Slo en grupos de dos o tres, pero, ya fuera uno o un millar,los Aiel nicamente haban salido del Yermo una vez en todos los aos posterioresal Desmembramiento. Tan slo con ocasin de la Guerra de Aiel habanabandonado aquel desolado erial. Se deca que los Athaan Miere, los Marinos,descuidaban el comercio para buscar seales y portentos cuy a naturaleza norevelaban, navegando en barcos con media carga o incluso completamentevacos. Illian haba convocado la Gran Cacera del Cuerno por primera vez encasi cuatrocientos aos y haba enviado a los Cazadores en busca del fabulosoCuerno de Valere, que, de acuerdo con las profecas, levantara a los hroes de latumba para que pelearan en el Tarmon Gaidon, la ltima Batalla contra laSombra. Corran rumores de que los Ogier, siempre tan recluidos en susasentamientos que el comn de la gente los consideraba seres legendarios, sehaban citado para reunir a los miembros de sus tan alejados steddings.

    Lo ms revelador, para Niall, era que las Aes Sedai haban salido, al parecer,

  • de su refugio. Se comentaba que haban mandado a algunas de sus hermanas aSaldaea para enfrentarse al falso Dragn Mazrim Taim, el cual era de losescassimos varones capaces de encauzar. ste era un hecho que inspiraba temory desprecio en s, y eran pocos los que crean que hubiera posibilidades dederrotar a un hombre de tal calaa sin la ayuda de las Aes Sedai. Era preferiblepermitir que las Aes Sedai colaboraran a haber de afrontar los inevitableshorrores que causara cuando enloqueciera, lo cual sucedera ineludiblemente.Pero Tar Valon haba enviado, por lo visto, otras Aes Sedai para apoyar al falsoDragn de Falme. sa era la nica conclusin que poda extraerse de los hechos.

    La perspectiva le helaba la mdula de los huesos. El caos se multiplicaba; loindecible se haca realidad una y otra vez. El mundo entero pareca rebullir,presa de frenes. No le caba duda alguna al respecto. La ltima Batalla seavecinaba realmente.

    Todos sus planes haban sido destruidos, los planes que habran asegurado lapervivencia de su nombre entre los Hijos de la Luz durante cien generaciones.Pero el desorden propiciaba oportunidades, y l tena nuevos proy ectos, nuevosobjetivos. Si pudiera mantener la fortaleza y la voluntad para llevarlos a buentrmino Luz, permteme aferrarme a la vida el tiempo necesario .

    Una deferente llamada en la puerta lo arranc de sus sombras cavilaciones.Entre! espet.Un criado vestido con chaqueta y calzones de color blanco y dorado entr,

    inclinndose, y con los ojos fijos en el suelo, anunci que Jaichim Carridin,Ungido de la Luz, interrogador de la Mano de la Luz, acuda cumpliendo rdenesdel seor capitn general. Carridin apareci detrs del hombre, sin esperar a queNiall hablara. Niall despidi con un gesto al sirviente.

    Antes de que la puerta se hubiera cerrado del todo, Carridin hinc una rodillaen el suelo con un revuelo en su nvea capa. Detrs del sol bordado en el pechode la capa haba el cayado escarlata de pastor de la Mano de la Luz, organismo acuyos miembros muchos llamaban interrogadores, aun cuando raras vecesosaran hacerlo delante de ellos.

    Puesto que habis reclamado mi presencia, mi seor capitn general dijo con voz firme, he cumplido vuestra orden regresando de Tarabon.

    Niall lo examin durante un momento. Carridin era alto, bien entrado en lamadurez, con el pelo algo canoso, pero fuerte y vigoroso. Sus oscuros ojoshundidos transmitan una impresin de conocimiento, como siempre. Y nopestaeaba ante el silencioso escrutinio del seor capitn general. Pocos hombrestenan conciencias tan claras o nervios tan templados. Carridin permanecaarrodillado all, esperando con tanta calma como si fuera una cuestin rutinaria elque le hubieran ordenado concisamente abandonar el mando y volver a Amadorsin demora, sin ninguna clase de explicacin. Tal actitud no resultaba, sinembargo, extraa en Jaichim Carridin, pues de l se deca que era ms impasible

  • que una piedra.Levantaos, Hijo Carridin. Mientras el otro hombre se enderezaba, Niall

    aadi: Me han llegado noticias inquietantes de Falme.Carridin se alis los pliegues de la capa al contestar, con una voz que se

    mantena en el lmite del respeto debido, casi como si se dirigiera a un igual enlugar de al hombre a quien haba jurado obedecer hasta la muerte.

    Mi seor capitn general se refiere a las noticias tradas por el Hijo JaretBy ar, lugarteniente del difunto seor capitn Bornhald.

    A Niall le tembl la esquina del ojo izquierdo, una manifestacin que, deantiguo, presagiaba un arrebato de furia. Supuestamente eran slo tres laspersonas que saban que By ar se encontraba en Amador, y ninguna aparte deNiall conoca el lugar de donde proceda.

    No os excedis en agudeza, Carridin. Vuestro deseo de saberlo todo podrahaceros acabar algn da en manos de vuestros propios interrogadores.

    Carridin no mostr reaccin alguna salvo una ligera contraccin de lamandbula al escuchar la ltima palabra.

    Mi seor capitn general, la Mano indaga la verdad en todas partes, paraservir a la Luz.

    Para servir a la Luz. No para servir a los Hijos de la Luz. Todos los Hijosservan a la Luz, pero Pedron Niall se preguntaba a menudo si los interrogadoresse consideraban verdaderamente como parte constitutiva de los Hijos.

    Y qu verdad me tenis destinada respecto a los sucesos ocurridos enFalme?

    Amigos Siniestros, mi seor capitn general.Amigos Siniestros? La risa lanzada por Niall estaba exenta de humor.

    Hace unas semanas reciba informes vuestros segn los cuales GeoframBornhald era un servidor del Oscuro porque haba desplazado sus soldados a laPunta de Toman incumpliendo vuestras rdenes. Su voz se tornpeligrosamente suave. Pretendis ahora hacerme creer que Bornhald, comoAmigo Siniestro, condujo a un millar de Hijos de la Luz a la muerte en combatecontra otros Amigos Siniestros?

    Si era o no un Amigo Siniestro no se sabr nunca respondi con suavidadCarridin, puesto que falleci sin que pudiramos someterlo a interrogatorio.Las maquinaciones de la Sombra son tenebrosas y a menudo carecen de sentidopara quienes caminan con la Luz. Pero de lo que no me cabe duda es de que losque tomaron Falme eran Amigos Siniestros. Amigos Siniestros y Aes Sedai queapoy an al falso Dragn. Fue el Poder nico lo que destruy a Bornhald y a sushombres; estoy convencido de ello, mi seor capitn general. Lo mismo queacab con los ejrcitos que Tarabon y Arad Doman haban enviado contra losAmigos Siniestros de Falme.

    Y qu hay de las afirmaciones de que los ocupantes de Falme llegaron

  • cruzando el Ocano Aricio?Mi seor capitn general seal, sacudiendo la cabeza Carridin, entre

    el pueblo corren toda suerte de rumores. Algunos aseguran que eran los ejrcitosque mand Artur Hawkwing al otro lado del ocano hace mil aos, que volvieronpara reclamar la tierra. Incluso hay quien dice haber visto al propio Hawkwingen Falme. Y aparte de l a la mitad de los hroes legendarios. De Tarabon aSaldaea, el Occidente es un hervidero a cuya superficie asoman cada da, comoburbujas, cientos de rumores nuevos, a cual ms descabellado. Esos a quienllaman seanchan no eran ms que otra chusma de Amigos Siniestros reunidospara dar apoyo al falso Dragn, con la diferencia de que en esta ocasin hancontado con la cooperacin explcita de las Aes Sedai.

    Con qu pruebas contis? Niall imprimi un tono dubitativo a su voz.Tenis prisioneros?

    No, mi seor capitn general. Como ya os habr contado el Hijo Byar,Bornhald consigui imponerse lo bastante como para dispersarlos. Y, como erade esperar, ninguna de las personas a quienes hemos interrogado est dispuesta aadmitir que apoy a a un falso Dragn. En cuanto a las pruebas, stas residen endos partes. Si mi seor capitn general me permite

    Niall gesticul con impaciencia.La primera parte es negativa. Muy pocos barcos han intentado atravesar el

    Ocano Aricio y en su mayora no han regresado. Quienes lo hicieron, viraron elrumbo antes de que se agotaran sus reservas de comida y agua. Ni siquiera losMarinos se aventuran a cruzar el Aricio, a pesar de que navegan a todos losenclaves donde hay posibilidad de comercio, incluso a los que se encuentran msall del Yermo de Aiel. Mi seor capitn general, si existen tierras al otro lado delocano, se hallan demasiado lejos para llegar hasta ellas. El ocano esdemasiado extenso y transportar un ejrcito por l sera tan imposible comovolar.

    Tal vez concedi Niall. De todos modos es un argumento indicativo.Cul es la segunda parte?

    Mi seor capitn general, muchas de las personas a las que hemosinterrogado hablaban de monstruos que luchaban en las filas de los AmigosSiniestros e insistan en tal afirmacin incluso en la fase final del interrogatorio.Qu podan ser sino trollocs y otros Engendros de la Sombra, que de algunamanera habran desplazado all desde La Llaga? Carridin extendi las manoscomo si aquel dato fuera decisivo. La gran mayora de la gente piensa que lostrollocs slo son patraas y mentiras que cuentan los viajeros, y casi todo el restode la humanidad cree que fueron exterminados durante la Guerra de los Trollocs.De qu otra forma describiran a un trolloc sino como un monstruo?

    S. S, puede que tengis razn, Hijo Carridin. Puede que s o puede que no.No estaba dispuesto a darle a Carridin la satisfaccin de saber que estaba de

  • acuerdo con l. Que se quede con la duda . Pero qu me decs de l? Seal los dibujos enrollados, de los que estaba seguro que el Inquisidor guardabacopias en sus propios aposentos. Hasta qu punto es peligroso? Es capaz deencauzar?

    Tal vez s o tal vez no replic el Inquisidor con un encogimiento dehombros. Las Aes Sedai podran hacer creer a la gente que un gato es capaz deencauzar, si as se lo propusieran. En cuanto al peligro que entraa Todo falsoDragn es peligroso hasta que no se lo ha reducido, y uno que cuenta con elapoy o de Tar Valon es diez veces ms peligroso. De todas formas, no lo es tantoahora como lo ser dentro de medio ao, si nadie lo contiene. Los cautivos aquienes interrogu no lo haban visto nunca ni tenan nocin de dnde seencuentra en estos momentos. Sus fuerzas estn fragmentadas. Dudo que hay ams de doscientos seguidores suy os reunidos en un mismo sitio. Los taraboneseso los domani podran acabar con ellos si no estuvieran tan ocupados luchandoentre s.

    Incluso un falso Dragn observ secamente Niall no es suficiente parahacerles olvidar cuatrocientos aos de disputas en torno a la posesin del llano deAlmoth. Como si cualquiera de ellos tuviera la suficiente fortaleza paraconservarlo. El semblante de Carridin permaneci inmutable, y Niall sepregunt cmo poda conservar tan bien la calma. Pronto se os acabar latranquilidad, interrogador .

    No tiene importancia, mi seor capitn general. El invierno los mantiene atodos recluidos en sus campamentos, salvo para participar en contadasescaramuzas y ataques por sorpresa. Cuando disminuy an los rigores del fro ypuedan desplazarse tropas Bornhald slo llev a la muerte en la Punta deToman a la mitad de su legin. Con la otra mitad, perseguir a ese falso Dragn yle dar muerte. Un cadver no supone peligro para nadie.

    Y si os encontris con lo que hubo de enfrentarse Bornhald? Aes Sedaiencauzando el Poder para matar?

    Sus trucos de brujas no las protegen contra las flechas o contra un cuchilloclavado en la oscuridad. Perecen con la misma rapidez que cualquiera. Carridin sonri. Os prometo que antes de que llegue el verano habr cumplidomi propsito.

    Niall asinti. El interrogador rebosaba confianza, seguro de que las preguntasinquietantes, en caso de que las hubiera, se haban expresado y a. Debisterecordar, Carridin, que se me considera un maestro en cuestiones de tctica .

    Por qu pregunt en voz baja no llevasteis vuestras propias fuerzas aFalme, habiendo Amigos Siniestros en la Punta de Toman y un ejrcito de ellosocupando Falme? Por qu intentasteis detener a Bornhald?

    Al principio slo eran rumores, mi seor capitn general respondi,pestaeando, pero con voz firme, Carridin. Rumores tan descabellados que

  • nadie les conceda crdito. Para cuando me cercior de su veracidad, Bornhaldya haba entrado en batalla. Estaba muerto, y los Amigos Siniestros se habandispersado. Adems, mi cometido era llevar la Luz al llano de Almoth. No podadesobedecer las rdenes recibidas para ir en pos de rumores.

    Vuestro cometido? dijo Niall, elevando la voz al tiempo que se pona enpie. Carridin le llevaba ms de un palmo, pero el interrogador dio un paso atrs. Vuestro cometido? Vuestro cometido era ocupar el llano de Almoth! Uncubo vaco que nadie tiene asido ms que con palabras y meras pretensiones, ytodo cuanto vos tenais que hacer era llenarlo. La nacin de Almoth habra vueltoa cobrar vida, gobernada por los Hijos de la Luz, sin necesidad de estarformalmente sujeta a la autoridad de un insensato rey. Amadicia y Almoth, unacua presionando Tarabon. Dentro de cinco aos habramos alcanzado undominio tan rotundo all como aqu en Amadicia. Y vos hicisteis fracasar elplan!

    Mi seor capitn general protest Carridin, de cuyos labios habaacabado por esfumarse todo asomo de sonrisa, cmo poda y o prever lo queha ocurrido? Que apareciera otro falso Dragn. Que Tarabon y Arad Domaniniciaran finalmente una guerra despus de pasar tanto tiempo limitndose adedicarse gruidos. Que las Aes Sedai revelaran su verdadera condicin despusde tres mil aos de disimulo! Aun con todo ello, no todo se ha perdido, si puedolocalizar y destruir a ese falso Dragn antes de que sus seguidores se unan. Y, unavez que los taraboneses y domani se hayan debilitado luchando, podremosexpulsarlos del llano sin

    No! espet Niall. Vuestros planes se han acabado, Carridin. Quizdebera entregaros a vuestros propios interrogadores ahora mismo. El InquisidorSupremo no pondra ninguna objecin. Se muerde las uas de impaciencia porencontrar a alguien a quien pueda responsabilizar de lo ocurrido. l nuncapropondra a uno de los suyos, pero dudo que tuviera remilgos en aceptaros si y oos acuso. Unos cuantos das de interrogatorios, y acabarais confesando cualquiercosa, reconocindoos como Amigo Siniestro, incluso. Dentro de una semana,estarais a merced del hacha del verdugo.

    Mi seor capitn general Carridin call para tragar saliva, con lafrente perlada de sudor. Mi seor capitn general, parece insinuar que existeotra va. Si es tan amable de exponerla, yo obedecer, fiel a mis juramentos.

    Ahora pens Niall. Ahora es el momento de arrojar el dado . Sentaun hormigueo por la piel, como si se encontrara en una batalla y de improviso sehubiera dado cuenta de que todos los hombres que lo rodeaban eran enemigos.Los seores capitanes generales no eran entregados al verdugo, pero se tenaconocimiento de ms de uno que haba perecido de manera sbita e imprevista.Tras cuy a muerte apenas llorada haba sido sustituido rpidamente por hombresde ideas menos peligrosas.

  • Hijo Carridin dijo con firmeza, vais a aseguraros de que ese falsoDragn no muera. Y, si acude a l alguna Aes Sedai con el propsito deoponrsele en lugar de apoyarlo, haris uso de vuestros cuchillos en laoscuridad .

    El interrogador se qued boquiabierto. Pronto se recuper, sin embargo, yobserv a Niall con aire inquisitivo.

    Matar Aes Sedai es un deber, pero permitir que un falso Dragn semueva en libertad? Eso, eso sera una traicin. Y una blasfemia.

    Niall respir hondo. Perciba los invisibles cuchillos acechando en lassombras. Pero ahora ya no poda echarse atrs.

    No es traicin hacer lo que debe hacerse. E incluso la blasfemia puede sertolerada por una causa fundada. Aquellas dos afirmaciones bastaran paradesencadenar su muerte. Sabis cmo reunir a la gente bajo vuestrosestandartes, Hijo Carridin? Conocis la forma ms rpida, no? Soltad un len, unlen feroz, en las calles. Y, cuando el pnico se haya apoderado del pueblo,cuando el miedo se haya instalado en sus entraas, anunciadles tranquilamenteque vos os haris cargo de l. Entonces lo matis y les ordenis que cuelguen elcadver en un lugar bien visible para todos. Sin dejarles margen para pensar, lesimparts otra orden, y os obedecern. Y, si continuis dndoles rdenes, seguirnobedecindoos, pues vos seris su salvador. Y qu otra persona habra msindicada para regir su pas?

    Carridin movi la cabeza con incertidumbre.Os proponis tomarlo todo, mi seor capitn general? No slo el llano

    de Almoth, sino tambin Tarabon y Arad Doman?Lo que me propongo es asunto que slo debo conocer y o. El que a vos os

    concierne es obedecer tal como habis jurado hacerlo. Espero or los cascos delos veloces caballos que utilizarn los mensajeros que van a partir para el llanoesta noche. Estoy seguro de que sabis cmo formular las rdenes de maneraque nadie conciba sospechas que no nos interesan. Si habis de acosar a alguien,que sean los taraboneses y los domani. Sera lamentable inducirlos a que matarana mi len. No, por la Luz, impondremos por la fuerza la paz entre ellos.

    Como mi seor capitn ordene acat zalameramente Carridin. Yoescucho y obedezco. Demasiado zalameramente.

    Niall esboz una fra sonrisa.En caso de que vuestro juramento no sea un acicate suficiente, tened esto

    en cuenta: si ese falso Dragn fallece antes de que yo ordene su muerte, o si lohacen preso las brujas de Tar Valon, una maana os encontrarn con una dagaclavada en el corazn. Y, si me ocurriera algn accidente, incluso si murierapor causa de la edad, vos no vivirais ni un mes ms que yo.

    Mi seor capitn general, he jurado obedecerAs es lo ataj Niall. Procurad no olvidarlo. Ahora marchaos!

  • Como ordene mi seor capitn general. Para entonces la voz de Carridinno sonaba ya con tanta firmeza.

    La puerta se cerr tras el inquisidor. Niall se frot las manos, para ahuyentarel fro que se apoderaba de l. El dado daba vueltas y no haba forma de preverlos puntos que mostrara al detenerse. La ltima Batalla se hallaba prximarealmente, pero no el Tarmon Gaidon legendario, con el Oscuro liberado de suprisin y enfrentado con el Dragn Renacido. Tena el convencimiento de que nosera as. Los Aes Sedai de la Era de Leyenda haban tal vez abierto un agujeroen la crcel del Oscuro en Shayol Ghul, pero Lews Therin Verdugo de laHumanidad y los Cien Compaeros haban vuelto a sellarla. El contraataquehaba contaminado para siempre la mitad masculina de la Fuente Verdadera, y lalocura que ello les haba causado haba dado origen al Desmembramiento delMundo, pero uno de aquellos antiguos Aes Sedai tena la facultad de hacer lo queno podran lograr diez de las brujas actuales de Tar Valon. Lo que ellos habancreado resistira.

    Pedron Niall era un hombre que razonaba con fra lgica, y ya se habaformado una idea de cmo sera el Tarmon Gaidon. Hordas de bestiales trollocsabandonando la Gran Llaga en direccin sur tal como lo haban hecho dos milaos antes, capitaneados por los My rddraal los Semihombres y tal vezincluso por nuevos Seores del Espanto humano seleccionados entre los AmigosSiniestros. Dividida en naciones enfrentadas entre s, la humanidad no podracontenerlo. Pero l, Pedron Niall, unira a la humanidad tras los estandartes de losHijos de la Luz. Surgiran nuevas leyendas, para explicar cmo Pedron Niallhaba luchado en el Tarmon Gaidon y haba salido vencedor.

    Primero murmur, dejar suelto a un len rabioso en las calles.Un len rabioso?Niall gir sobre sus talones al tiempo que un flaco hombrecillo con una

    prominente nariz sala de detrs de uno de los estandartes de las paredes. Apenassi vislumbr un panel que se cerraba cuando la tela cay pesadamente sobre l.

    Os ense este pasadizo, Ordeith espet Niall, para que pudieraisacudir a mi llamada sin que se enterara la mitad de la fortaleza, no para queescucharais mis conversaciones privadas.

    Ordeith realiz una servil reverencia mientras cruzaba la habitacin.Escuchar, gran seor? Nunca hara tal cosa. Acabo de llegar y no he

    podido evitar or las ltimas palabras que habis pronunciado. No he escuchadonada ms.

    Esbozaba una sonrisa medio burlona, pero, segn las observaciones de Niall,sta no abandonaba nunca su rostro, ni siquiera cuando ignoraba que alguienestuviera mirndolo.

    Un mes antes, en el corazn del invierno, el larguirucho hombrecillo haballegado a Amadicia, andrajoso y medio congelado, y de algn modo haba

  • conseguido convencer a toda la cadena de guardias que se interponan entre l yPedron Niall hasta llegar a hablar con l en persona. Pareca conocer muchospormenores acerca de los sucesos acaecidos en la Punta de Toman que nofiguraban en los voluminosos pero confusos informes de Carridin ni en el relatode Byar ni en ninguna otra informacin o rumor que haba llegado hasta l. Sunombre era falso, por supuesto. En la Antigua Lengua, Ordeith significaba ajenjo . Cuando Niall haba tratado de indagar al respecto, se haba limitado aresponder: Todos los hombres hemos olvidado quines ramos, y la vida esamarga . Pero era inteligente. Haba sido l quien haba ayudado a Niall a ver elentramado que se insinuaba en los acontecimientos.

    Ordeith se acerc a la mesa y cogi uno de los dibujos. Al desenrollarlo losuficiente como para ver la cara del joven, su sonrisa se intensific, convertidacasi en una mueca.

    Os divierte la visin de un falso Dragn, Ordeith seal Niall, todavairritado porque el hombre se hubiera presentado sin ser llamado. O acaso osasusta?

    Un falso Dragn? dijo quedamente Ordeith. S. S, desde luego, esodebe ser. Quin sera si no? Y exhal una aguda carcajada que puso los pelosde punta a Niall. En ocasiones Niall pensaba que Ordeith estaba como mnimomedio loco.

    Pero es inteligente, est loco o no .Qu queris decir, Ordeith? Hablis como si lo conocierais.Ordeith se sobresalt, como si hubiera olvidado que el seor capitn general

    estaba all.Conocerlo? Oh, s, lo conozco. Se llama Rand alThor. Procede de Dos

    Ros, una zona rural de Andor, y es un Amigo Siniestro tan corrompido por laSombra que se os encogera el alma slo de enteraros de la mitad de su maldad.

    Dos Ros musit Niall. Otra persona mencion a otro Amigo Siniestrode all, otro joven. Es extrao imaginar Amigos Siniestros provenientes de unaregin como sa. Aunque, en realidad se hallan por todas partes.

    Otro, gran seor? inquiri Ordeith. De Dos Ros? No sera MatrimCauthon o Perrin Aybara? Tienen casi la misma edad que l y lo siguen de cercaen el camino del mal.

    El nombre que a m me han dado es Perrin repuso Niall, frunciendo elentrecejo. Tres Amigos Siniestros, decs? De Dos Ros slo sale lana y tabaco.Dudo que exista otra zona donde los hombres vivan ms aislados del resto delmundo.

    En una ciudad, los Amigos Siniestros deben ocultar su verdadera naturalezaen un grado u otro. Han de asociarse con otros, con forasteros venidos de otroslugares que luego se marchan para llevar las noticias de lo que han visto. Pero lospueblos tranquilos, desconectados del mundo, apenas visitados por gente

  • desconocida, no son los lugares idneos para que todos sean Amigos Siniestros?Cmo conocis los nombres de tres Amigos Siniestros, Ordeith? Tres

    Amigos Siniestros del ltimo rincn del mundo. Guardis demasiados secretos,Ajenjo, y sacis ms sorpresas de la manga que un juglar.

    Cmo va a contar un hombre todo lo que sabe, gran seor? replic contono obsequioso el hombrecillo. Sera pura palabrera, hasta que la informacinpueda ser til. Os dir algo, gran seor. Ese Rand alThor, ese Dragn, poseeprofundas races en Dos Ros.

    Falso Dragn! advirti con acritud Niall.Desde luego, gran seor acat, con una reverencia, el hombre. He

    tenido un lapsus.De improviso Niall repar en el dibujo arrugado y desgarrado que an

    conservaba en las manos Ordeith. Aun cuando su rostro segua imperturbable,mostrando su sarcstica sonrisa, sus manos se movan convulsivamente en tornoal pergamino.

    Basta ya! le orden Niall. Quit el rollo a Ordeith y lo alis lo mejorque pudo. No dispongo de tantas reproducciones de este hombre como parapoder permitir que sean destruidas. La mayor parte del dibujo era slo unamancha, y el pergamino estaba desgarrado a la altura del pecho del joven, perola cara haba quedado milagrosamente intacta.

    Perdonadme, gran seor. Ordeith efectu una profunda reverencia, sinabandonar su sonrisa. Detesto a los Amigos Siniestros.

    Niall examin el rostro plasmado con tiza. Rand alThor de Dos Ros .Tal vez deba trazar planes en lo concerniente a Dos Ros. Cuando se fundan

    las nieves. Tal vez.Como desee el gran seor dijo con suavidad Ordeith.

    La mueca que alteraba el rostro de Carridin hizo que todo el mundo lo evitase ensu recorrido por los pasillos de la Fortaleza, aun cuando en realidad eran siemprepocos los que propiciaban la compaa de los interrogadores. Los criados, que seapresuraban a acudir a sus quehaceres trataban de confundirse con las piedras delas paredes, e incluso militares con nudos dorados de alto rango en sus blancascapas torcan por corredores laterales al verle la cara.

    Abri de golpe la puerta de sus habitaciones y la cerr de un portazo tras l,sin sentir para nada la satisfaccin que habitualmente experimentaba ante laslujosas alfombras de Tarabon y Tear, de lujuriantes colores rojos, dorados yazules, los espejos biselados de Illian, el intrincado follaje dorado labrado en lamesa que ocupaba el centro de la estancia, en cuya elaboracin haba trabajadocasi un ao un maestro artesano de Lugard. En aquella ocasin apenas si la vio.

    Sharbon! Por raro que pareciera, su criado personal no hizo acto depresencia, aunque supuestamente estaba acondicionando las habitaciones. La

  • luz te consuma, Sharbon! Dnde ests?Por el rabillo percibi un amago de movimiento y se volvi para descargar

    una sarta de maldiciones contra Sharbon. Los improperios murieron en su bocacuando un Myrddraal dio otro paso hacia l con la sinuosa gracia de unaserpiente.

    Tena la figura de un hombre de estatura normal, pero all acababa todasemblanza humana. La ropa y la capa, ms negras que el carbn y que noparecan agitarse con sus movimientos, conferan a la blancura larvaria de su pielun tono an ms plido. Y no tena ojos. Aquella mirada vacua imbuy de terrora Carridin, al igual que haba aterrorizado a miles de humanos antes que a l.

    Qu? Carridin se interrumpi para tratar de aliviar la sequedad de laboca y recuperar el registro normal en la voz. Qu hacis aqu? Su tonosegua sonando agudo.

    Los exanges labios del Semihombre se curvaron, esbozando una sonrisa.Donde hay sombra, all puedo ir yo. Su voz sonaba igual que una

    serpiente arrastrndose sobre hojarasca seca. Me gusta mantener vigilados atodos cuantos me sirven.

    Yo sirNo haba manera. Carridin desvi con esfuerzo los ojos de aquella fina y

    palidsima cara y le dio la espalda. Un escalofro le recorri la columna, alpensar que estaba de espaldas a un Myrddraal. Todo pareca ntido en el espejode la pared que tena enfrente. Todo salvo el Semihombre. ste era una manchaborrosa, cuya perturbadora visin era, no obstante, preferible a haber desostenerle la mira. La voz de Carridin recobr una pequea parte de su aplomo.

    Yo sirvo a Call, tomando repentina conciencia del lugar donde sehallaba. En el corazn de la Fortaleza de la Luz. El rumor de un susurro de laspalabras que estaba a punto de pronunciar lo haran caer en la Mano de la Luz. Elms humilde de los Hijos lo fulminara en el acto si lo oyera. Estaba solo,descontando al Myrddraal y tal vez a Sharbon. ( Dnde est ese condenadohombre? . Sera bueno tener a alguien con quien compartir la mirada delSemihombre, aun cuando despus hubiera de liquidarlo). Pero de todas formasbaj la voz. Yo sirvo al Gran Seor de la Oscuridad, al igual que vos. Ambossomos servidores.

    Si os complace considerarlo de este modo. El Myrddraal exhal unacarcajada que hel los huesos a Carridin. Aun as, pienso averiguar por qu oshallis aqu y no en el llano de Almoth.

    El, el propio capitn general me mand venir expresamente aqu.Las palabras de vuestro seor capitn general son basura! contest el

    My rddraal con un rechinar de dientes. Se os orden buscar al humano llamadoRand alThor y matarlo. Eso ante todo. Por encima de todo lo dems! Por quno obedecis?

  • Carridin respir a fondo. Senta aquella mirada fija en la espalda, como lahoja de un cuchillo recorrindole la espina dorsal.

    Las cosas han cambiado. Algunas cuestiones han escapado a mi control.Un discordante sonido, como de raspadura, le hizo volver bruscamente lacabeza.

    El Myrddraal pasaba la mano sobre la mesa y sus uas arrancaban finasralladuras de madera.

    Nada ha cambiado, humano. Renunciasteis a los juramentos prestados a laLuz y pronunciasteis otros nuevos y sern stos los que vais a cumplir.

    Carridin observ los surcos que estropeaban la pulida superficie de madera ytrag saliva.

    No comprendo. Por qu de pronto es tan importante matarlo? Pensaba queel Gran Seor de la Oscuridad quera utilizarlo.

    Me interrogis a m? Debera arrancaros la lengua. No os corresponde avos preguntar, ni tampoco comprender. Solamente os corresponde obedecer!Vais a ser un ejemplo de sumisin para los perros. Entendis eso? Seguid al amo,perro, y obedeced sus rdenes.

    La rabia se abri camino entre el miedo, y la mano de Carridin tent sucostado, pero su espada no estaba all. Se hallaba en la habitacin contigua, dondela haba dejado cuando se dispona a acudir a presencia de Pedron Niall.

    El Myrddraal se movi con may or celeridad que una vbora al atacar.Carridin abri la boca para gritar cuando la mano del Semihombre le atenaz lamueca; los huesos entrechocaron, transmitiendo espasmos de dolor al brazo.Pero ningn grito brot de su boca, pues el Myrddraal le haba agarrado labarbilla con la otra mano y lo oblig a cerrar la boca. Sus talones se levantaron, yluego los dedos se despegaron del suelo. Gruendo y balbuciendo, qued colgadoa merced del Myrddraal.

    Escuchadme, humano. Encontraris a ese joven y lo mataris lo msrpido posible. No creis que podis fingir. Existen otros hijos de los vuestros queme dirn si os desviis de vuestros propsitos. Pero yo os revelar algo paraanimaros. Si ese Rand alThor sigue vivo dentro de un mes, tomar a alguien devuestra familia. Un hijo, una hija, un hermano, un to. No lo sabris hasta que elelegido haya perecido gritando. Si vive un mes ms, matar a otro. Luego a otro,y a otro ms. Y, cuando no quede nadie de vuestra sangre vivo excepto vos, sian sigue vivo, os llevar a vos hasta el mismo Shayol Ghul. Sonri.Tardaris aos en morir, humano. Me comprendis ahora?

    Carridin emiti un sonido, entre un gemido y un gruido. Tema que se lefuera a romper el cuello.

    El Myrddraal lo arroj al otro lado de la habitacin. Carridin choc contra lapared, se desliz, aturdido, hasta la alfombra y permaneci boca abajo, tratandode recobrar el aliento.

  • Me comprendis, humano?Es escucho y obedezco logr articular, en el suelo, Carridin. No

    recibi respuesta.Gir la cabeza, haciendo una mueca a causa del dolor que le martirizaba el

    cuello. En la habitacin no haba nadie salvo l. Los Semihombres cabalgaban lassombras como si fueran caballos, segn afirmaban las leyendas, y, cuando sevolvan a un lado, desaparecan. No haba pared capaz de cortarles el paso.Carridin senta deseos de sollozar. Se levant trabajosamente, maldiciendo eldolor que an le atormentaba la mueca.

    La puerta se abri, y el gordezuelo Sharbon entr con un cesto en los brazos yse par, mirando fijamente a Carridin.

    Amo, os encontris bien? Perdonadme por no estar aqu, amo, pero he idoa comprar fruta para vuestra

    Con la mano ilesa, Carridin golpe el cesto y, mientras las arrugadasmanzanas de invierno rodaban por las alfombras, abofete al criado.

    Perdonadme, amo susurr Sharbon.Ve a buscarme papel, pluma y tinta gru Carridin. Deprisa, idiota!

    Debo enviar rdenes. Pero cules? Cules? . Mientras Sharbon se apresuraba a obedecer,

    Carridin clav la mirada en las marcas de la mesa y se estremeci.

  • L

    1

    LA ESPERA

    a Rueda del Tiempo gira, y las eras llegan y pasan y dejan tras de s recuerdosque se convierten en leyenda. La leyenda se difumina, deviene mito, e incluso elmito se ha olvidado mucho antes de que la era que lo vio nacer retorne de nuevo.En una era llamada la Tercera Era por algunos, una era que ha de venir, una eratranscurrida hace mucho, comenz a soplar un viento en las Montaas de laNiebla. El viento no fue el inicio, pues no existen comienzos ni finales en el eternogirar de la Rueda del Tiempo. Pero aqul fue un inicio.

    El viento barri largos valles que la niebla matinal suspendida en el aire teade azul, unos poblados de conferas y otros de suelo pelado en donde prontobrotaran la hierba y las flores. Cruz aullando ruinas medio enterradas ymonumentos derruidos, cados en un olvido tan absoluto como aquellos que loshaban construido. Gimi en los puertos, erosionadas quebradas entre picostocados por nieves perpetuas que se confundan con el anillo de tupidas nubesblancas aferradas a ellas.

    En las tierras bajas el invierno tocaba a su fin, pero all en las montaas anprolongaba su dominio, cubriendo las laderas de extensos mantos blancos.Solamente los rboles de hoja perenne conservaban el follaje; el resto de las

  • ramas se recortaban desnudas, grises o pardas, sobre el rocoso terreno que ansegua en las garras del fro. No se oa ms sonido que el vigoroso roce del vientocontra la nieve y la piedra. La tierra pareca estar esperando. Esperando a quealgo estallara.

    Montado en su caballo justo en la orilla de un bosquecillo de cedros y pinos,Perrin Aybara se estremeci y se arrebuj en la capa forrada de piel,apretndola contra s tanto como le permitieron el largo arco que llevaba en unamano y la gran hacha en forma de media luna que llevaba prendida en lacintura. Era una buena hacha de acero; Perrin haba accionado los fuelles el daen que maese Luhhan la haba forjado. El viento le azot la capa, le baj lacapucha, dejando a la intemperie sus enmaraados rizos, y se filtr por la tela desu chaqueta; movi los dedos de los pies dentro de las botas para calentarlos ycambi de posicin sobre la silla de elevado arzn, pero su pensamiento no seocupaba realmente del fro. Mir a sus cinco compaeros y se pregunt si ellostambin lo sentan. No la espera en ese lugar al que los haban enviado, sino otracosa distinta.

    Brioso, su caballo, caracole y sacudi la cabeza. Le haba puesto esenombre por su velocidad, pero ahora el pardo semental pareca percibir lairritacin e impaciencia de su j inete. Estoy cansado de tanto esperar, de tantopermanecer sentado mientras Moraine nos retiene con la fuerza de unas tenazas.Condenadas Aes Sedai! Cundo acabar todo esto? .

    Husme el aire sin pensarlo. El olor predominante era el de los caballos, y elde los hombres y el sudor de hombres. Un conejo haba pasado haca pococorriendo por entre aquellos rboles, espoleado por el miedo, pero el zorro que lopersegua no lo haba matado all. Cobr conciencia de lo que estaba haciendo ypuso fin a tal actividad. Cualquiera dira que se me habra de tapar la nariz contodo este viento . Casi anhel padecer un catarro. Y tampoco entoncespermitira que Moraine intentara currmelo .

    Algo pugnaba por abrirse camino en su mente, algo que l se negaba adefinir, una sensacin de la que no hizo partcipes a sus compaeros.

    Los otros cinco hombres tambin estaban sentados sobre sus monturas, conlos arcos aprestados, escrutando el cielo y las laderas de escasa vegetacin quedescendan bajo ellos, impasibles ante el viento que les agitaba las capas como side estandartes se tratara. Sobre el hombro de cada uno de ellos asomaba por unaranura de la capa el puo de una espada de doble asimiento. La visin de suscabezas rapadas, desprovistas de todo cabello salvo el de las extravagantes colasde caballo que llevaban, haca sentir an ms fro a Perrin. Para ellos, ese tiempoera el de la primavera entrada. Toda flaqueza les haba sido arrancada a golpesde martillo en una forja mucho ms dura que las que l conoca. Eranshienarianos, de las Tierras Fronterizas del norte que bordeaban la Gran Llaga,donde las incursiones de los trollocs podan producirse cualquier noche y donde

  • incluso un mercader o un campesino poda verse obligado a utilizar una espada oun arco. Y aquellos hombres no eran granjeros, sino soldados casi desde la cuna.

    En ocasiones lo maravillaba la deferencia que mostraban hacia l y laautoridad que le otorgaban. Era como si creyeran que l posea algn derechoespecial, algn conocimiento impenetrable para ellos. O quiz slo se deba amis amigos , pens sarcsticamente. No eran tan altos como l, ni tan fornidoslos aos que haba pasado como aprendiz de herrero le haban desarrollado losbrazos y hombros hasta el punto de que su complexin sola doblar la de lamayora de los hombres pero haba comenzado a afeitarse cada da paraatajar sus bromas respecto a su juventud. Eran bromas amistosas, pero bromas alfin y al cabo. Y ahora no dara pie a otras ponindose a hablar de sensaciones.

    Perrin record, con un sobresalto, que se supona que l tambin debamantener la vigilancia. Comprobando que tena una flecha aprestada en su largoarco, escudri el valle que se ensanchaba hacia el oeste, con el suelo veteado deanchas y sinuosas cintas de nieve, vestigios del invierno. La mayora de losrboles all diseminados todava araaban el cielo con su desnudo ramajeinvernal, pero en las pendientes y en el lecho del valle haba suficientes especiesde hoja perenne pinos, cedros, abetos, acebos y enebros como para cobijara alguien escondido bajo su ramaje. Nadie se encontrara, no obstante, all sintener un propsito que cumplir. Las minas estaban ubicadas a mucha distancia endireccin sur o incluso ms al norte; la gente sola pensar que las Montaas de laNiebla eran un lugar de mal agero y muy pocas personas se aventuraban aentrar en ellas si podan evitarlo. Los ojos de Perrin relucan como oro bruido.

    El cosquilleo mental se convirti en comezn. No! .Era capaz de mantener a raya el escozor, pero la expectacin segua all.

    Como si estuviera balancendose al borde de algo desconocido. Como si todoestuviera suspendido. Se plante la posibilidad de que algo estuviera acechandoen las montaas que los rodeaban. Exista, tal vez, una manera de averiguarlo. Enlugares como aqul, apenas frecuentados por los hombres, haba casi siemprelobos. Aplast el pensamiento antes de que tuviera ocasin de cobrar forma. Mejor seguir en la duda. Mejor que eso . No eran numerosos, pero tenanavanzadillas de exploradores. Si haba algo en los contornos, ellos lo localizaran. sta es mi herrera; yo me ocupar de ella y dejar que ellos se encarguen dela suya .

    Sus ojos, ms agudos que los de los dems, fueron los primeros en divisar alj inete que se aproximaba, proveniente de la direccin donde se hallaba Tarabon.Incluso para l, el j inete no era ms que una mancha de vivos colores a lomos deuna montura que avanzaba, serpenteante, entre los distantes rboles, tan prontovisible como oculta. Un caballo picazo, pens. Y no se adelanta a la horaprevista! . Abri la boca para anunciar a la visitante sera una mujer, comotodos los j inetes anteriores, cuando Masema murmur de improviso: Un

  • cuervo! , como si profiriera una maldicin.Perrin alz rpidamente la cabeza. Un gran pjaro negro oscilaba sobre las

    copas de los rboles a menos de cien pasos de distancia. Tal vez iba en pos de unapresa, algn animalillo o carroa medio enterrada en la nieve, pero Perrin noquiso correr el riesgo de comprobarlo. Aunque no pareca haberlos visto, el j inetepronto sera plenamente visible. En el mismo instante en que localizaba al animal,su arco se levant y l tens la cuerda, con las plumas pegadas a la mejilla, y lasolt con celeridad y desenvoltura. Apenas si advirti el restallido de otrascuerdas de arco a su lado, pues su atencin se fijaba enteramente en la negraave.

    De sbito, al acertarlo su flecha, el animal dio una voltereta que provoc unalluvia de plumas y descendi dando tumbos al tiempo que otros dos proyectilesvolaron por el lugar que segundos antes haba ocupado. Con los arcos a mediotensar, los otros shienarianos escrutaron el cielo para ver si tena un compaero.

    Tiene que ir a informar se interrog quedamente Perrin o l velo que el cuervo ve?

    Pese a que no haba dirigido la pregunta a nadie, Ragan, el ms joven de losshienarianos, el cual le llevaba menos de diez aos, le respondi en tantoencajaba otra flecha en su corto arco.

    Debe ir a informar. A un Semihombre, normalmente. En las TierrasFronterizas se pagaban recompensas por abatir cuervos, pues all nadie osabasuponer que un cuervo no era ms que un pjaro. Luz, si la Ponzoa delCorazn viera lo que ven los cuervos, todos habramos perecido antes de llegar alas montaas. La voz de Sagan no denotaba la ms mnima aprensin; aqullaera una cuestin puramente cotidiana para un soldado shienariano.

    Perrin se estremeci, sin que el fro tuviera nada que ver en ello, y en lo msrecndito de su mente algo emiti un gruido de desafo a la muerte. Ponzoa delCorazn. Diferentes nombres en diferentes tierras Ponzoa del Alma yColmillo del Corazn, Seor de la Tumba y Seor del Crepsculo y en todaspartes Padre de las Mentiras y el Oscuro, denominaciones que invariablementetenan la finalidad de evitar pronunciar su verdadero nombre y atraer suatencin. El Oscuro utilizaba a menudo cuervos y grajos, y ratas en las ciudades.Perrin sac otra flecha de ancha punta de la aljaba que penda sobre su caderapara equilibrar el peso del hacha suspendida en el otro lado.

    Aunque sea tan grande como un garrote observ con tono admirativoRagan, lanzando una ojeada al arco de Perrin, es capaz de disparar. No megustara ver lo que le puede hacer a un hombre protegido con armadura. Losshienarianos slo llevaban entonces una ligera cota de mallas bajo las sencillascapas, pero normalmente luchaban con armadura, tanto el j inete como sucaballo.

    Demasiado largo para montar a caballo gru Masema. La cicatriz

  • triangular que marcaba su oscura mejilla acentu su mueca de desdn. Unbuen peto parara incluso una flecha gruesa como una estaca salvo si se disparade cerca, y, si no se acierta el primer tiro, el hombre al que se dispara tendrocasin de arrancarle a uno las entraas de cuajo.

    No ests tan seguro, Masema. Ragan se relaj un poco al comprobar quenada surcaba el cielo. El cuervo deba de ir solo. Apuesto a que con este arcode Dos Ros no tienes que acercarte tanto. Masema abri la boca.

    Vosotros dos, parad de darle a la lengua! espet Ino, a quien la largacicatriz que le atravesaba el costado izquierdo de la cara y el hecho de ser tuertoconferan un aspecto extremadamente fiero, incluso tratndose de unshienariano. En otoo, de camino a las montaas, se haba comprado un parchepintado y el ojo rojo permanentemente entornado dibujado en l no reduca ennada la tensin de quien haba de sostenerle la mirada. Si sois tan jodidos queno sabis mantener la atencin en el trabajo, ver si una prolongacin de lasmalditas guardias de noche os pone en vuestro sitio. Ragan y Masema seapaciguaron e Ino les asest una ltima y ceuda mirada que suaviz antes devolverse hacia Perrin. Todava no veis nada? Su tono era algo ms bruscodel que habra utilizado para dirigirse a un superior designado por el rey deShienar o el Seor de Fal Dara y, con todo, expresaba una aceptacin tcita acualquier sugerencia que pudiera expresar Perrin.

    Los shienareses saban cun lejos vea, pero parecan tomar aquel fenmenocomo algo natural, e igual actitud adoptaban respecto al color de sus ojos.Aunque no lo saban todo de l, ni mucho menos, lo aceptaban tal cual era. Ocomo crean que era. Daban la sensacin de aceptarlo todo. El mundo cambiaba,decan. Todo giraba en las ruedas del cambio. Qu importaba ahora que alguientuviera los ojos de un color como jams los haba tenido hombre alguno?

    Ya llega anunci Perrin. Ahora la veris. All.Seal, e Ino se inclin hacia adelante escrutando con su ojo sano, hasta que

    finalmente asinti con aire dubitativo.Hay alguna jodida cosa que se mueve all abajo.Algunos murmuraron y asintieron tambin. Ino les dirigi entonces una

    fulminante mirada, y todos volvieron a centrar la vista en el cielo y las montaas.Perrin cay en la cuenta del significado de los llamativos colores del distante

    j inete. Una falda de verde chilln sobresala bajo una capa de encendido colorrojo.

    Pertenece al Pueblo Errante dedujo, desconcertado, razonando quenunca haba odo hablar de nadie que no fuera gitano y llevara por eleccinpropia una combinacin tan abigarrada y estrambtica de ropa.

    Las mujeres que de tanto en tanto haban recibido y guiado hasta lo msintrincado de las montaas eran de todo estamento y condicin: una mendigavestida con harapos que caminaba penosamente entre una tormenta de nieve;

  • una mercader que conduca ella sola una retahla de caballos cargados conmercancas; una dama ataviada con seda y lujosas pieles, montada en unpalafrn con riendas adornadas con borlas rojas y una silla con incrustaciones deoro. La pedigea haba partido con una bolsa de plata: un capital que Perrinconsider excesivo para sus posibilidades, hasta que la dama les dej una bolsaan ms abultada de oro. Mujeres de todas las edades, siempre solas,procedentes de Tarabon, Ghealdan e incluso Amadicia. Aun as, jams esperver a un miembro de los Tuathaan.

    Una condenada gitana? se extra Ino.Los dems emitieron exclamaciones, expresando idntica sorpresa.Una gitana no debera mezclarse en esto sentenci Ragan, agitando la

    cola al sacudir la cabeza. Quiz no sea una gitana, o no sea la persona conquien debemos reunirnos.

    Gitanos gru Masema. Un hatajo de cobardes intiles.Ino entorn el ojo hasta que no fue ms que una rendija, que, sumada al ojo

    pintado del parche, le confiri un aspecto atroz.Cobardes, Masema? dijo en voz baja. Si fueras una mujer, tendras

    el condenado coraje de venir cabalgando hasta aqu, solo y sin una malditaarma?

    No haba duda de que no iba armada si era una Tuathaan. Masema mantuvola boca cerrada, pero la cicatriz se destac, tensa y plida, en su mejilla.

    Que me aspen si lo hara contest por l Ragan. Y que te aspen a titambin, si lo hicieras, Masema. El interpelado se apret la capa y se puso amirar ostentosamente el cielo.

    Quiera la Luz que ese maldito comedor de carroa estuviera solo murmur Ino tras exhalar un bufido.

    Lentamente, la peluda yegua marrn y blanca se aproximaba a ellos, dandorodeos para evitar las acumulaciones de nieve. En cierto punto la mujer vestidade forma tan abigarrada se detuvo para observar el suelo y despus se cal msla capucha y, espoleando su montura, reemprendi su marcha. El cuervo pens Perrin. Dejad de mirar ese pjaro y venid, mujer. Quiz vos nos traigisla noticia que nos permita al fin salir de aqu. Si es que Moraine quiere dejarnosmarchar antes de la primavera. La Luz la consuma! . Por un momento no suposi se refera a la Aes Sedai o a la gitana que pareca tomarse con tanta calma suviaje.

    Si continuaba en la misma direccin, la mujer pasara a unos treinta pasos dedistancia del bosquecillo. Con la vista fija en el terreno que pisaba su caballopicazo, no daba muestras de haberlos visto entre los rboles.

    Perrin espole los flancos del pardo semental con los talones y ste partiraudo, levantando salpicaduras de nieve con los cascos.

    Adelante! orden quedamente tras l Ino.

  • Brioso haba cubierto ya la mitad del trecho que los separaba, cuando ellapareci advertir su presencia, y entonces refren de un tirn la yegua y sedetuvo bruscamente. Unos bordados de azul chilln, que seguan el tipo de diseollamado laberinto teariano , hacan an ms llamativa su roja capa. No erajoven el cabello que asomaba bajo la capucha era gris pero su rostro apenastena arrugas, exceptuando el fruncido ceo con que demostraba sudesaprobacin por las armas que ellos llevaban. Si se haba alarmado alencontrarse con hombres armados en medio de la desolacin de las montaas, nodio, no obstante, la menor muestra de ello. Sus manos reposaban tranquilamenteen la alta perilla de su gastada pero bien cuidada silla. Y no ola a miedo.

    Basta ya! , se dijo Perrin.Me llamo Perrin, buena seora. Procur imprimir un tono amable a su

    voz para no asustarla. Si necesitis ay uda, har cuanto est en mis manos. Delo contrario, proseguid con el amparo de la Luz. Pero, a menos que los Tuathaanhay an mudado sus costumbres, os hallis muy lejos de vuestros carromatos.

    La recin llegada los observ un momento ms antes de tomar la palabra. Susoscuros ojos tenan un aire afable, no infrecuente entre la gente del PuebloErrante.

    Busco a una mujer.La pausa fue casi imperceptible, pero significativa. No buscaba a una mujer,

    sino a una Aes Sedai.Tiene nombre esa mujer, buena seora? pregunt Perrin.Haba representado la misma escena demasiadas veces a lo largo de los

    ltimos meses como para necesitar conocer cul sera la respuesta, pero hasta elhierro poda salir malparado si no se modelaba con prudencia.

    Se llama A veces la llaman Moraine. Yo me llamo Ley a.Os llevaremos hasta ella, seora Ley a. Tenemos fuego para calentarnos, y

    con suerte algo de comida caliente. No solt todava las riendas, sin embargo. Cmo nos habis localizado?

    Aquella pregunta tambin la haba formulado en mltiples ocasiones, cadavez que Moraine le mandaba ir a aguardar a un sitio concreto a una mujer quesaba que vendra. La respuesta sera la de siempre, pero haba de preguntarlo.

    Leya se encogi de hombros y respondi con vacilacin.Saba que, si vena en esta direccin, alguien me encontrara y me

    conducira hasta ella. Simplemente lo saba. Tengo noticias para ella.Perrin no inquiri por ellas. Las mujeres solamente revelaban a Moraine la

    informacin que traan. Y la Aes Sedai nos cuenta lo que le conviene , pens. Las Aes Sedai nunca

    mentan, pero se deca que la verdad que expresaba una Aes Sedai no erasiempre la que uno crea escuchar. Demasiado tarde para sentir escrpulosahora .

  • Por aqu, seora Leya indic, apuntando a la montaa.Encabezados por Ino, los shienarianos iniciaron el ascenso detrs de Perrin y

    Leya, manteniendo su escrutinio del cielo y el terreno, y los dos ltimos con laatencin fija en la senda que dejaban a sus espaldas.

    Durante un rato cabalgaron en un silencio slo perturbado por el sonido de loscascos de los caballos que ora quebraban heladas costras de nieve, oradesprendan pedazos de roca al cruzar trechos ya libres del blanco manto. Detanto en tanto Leya lanzaba miradas a Perrin, a su arco, su hacha, su cara, perono deca nada. El joven se revolva incmodo y evitaba mirarla. Siempreprocuraba dar a los desconocidos las mnimas ocasiones posibles de que pudieranreparar en sus ojos.

    Me ha sorprendido ver a una mujer del Pueblo Errante, teniendo en cuentalas creencias que profesis coment finalmente.

    Es posible oponerse al mal sin obrar con violencia. Su voz transmita lasimpleza de alguien que expresaba una verdad evidente.

    Perrin gru agriamente y enseguida murmur una excusa.Sea como decs, seora Leya.La violencia daa al agente tanto como a la vctima asever

    plcidamente Leya. Por ese motivo nosotros huimos de quienes nos atacan,para protegerlos del dao que recibiran tanto como para preservar nuestraintegridad. Si recurriramos a la violencia para enfrentarnos al mal, prontodesapareceran las diferencias entre nosotros y nuestros enemigos. Es con lafortaleza de nuestras convicciones con lo que luchamos contra la Sombra.

    Perrin no pudo reprimir un bufido.Seora, espero que nunca tengis que hacer frente a los trollocs con la

    fortaleza de vuestras convicciones. La fuerza de sus espadas os abatira en elacto.

    Es preferible morir a comenz a argir, pero la rabia lo indujo ainterrumpirla. Le daba rabia que estuviera tan ciega, que estuviera realmentedispuesta a morir con tal de no causar dao a nadie, por ms malfico que fuera.

    Si echis a correr, os perseguirn y os darn muerte y devorarn vuestrocadver. O tal vez no esperen hasta que seis un cadver. De todas formas,acabis muerta, y es el mal quien sale vencedor. Y existen hombres igual decrueles que ellos, Amigos Siniestros y otros que no lo son. Estos ltimos sonmucho ms numerosos de lo que hubiera aceptado creer hace tan slo un ao.Esperad a que los Capas Blancas decidan que los gitanos no segus la senda de laLuz y veris a cuntos de vosotros preserva la vida la fortaleza de vuestrascreencias.

    Y, sin embargo, no sois feliz con vuestras armas observ la Tuathaan,dirigindole una penetrante mirada.

    Cmo lo saba? Sacudi la cabeza con irritacin, haciendo oscilar su

  • enmaraado pelo.Fue el Creador quien cre el mundo murmur, y no yo. Debo vivir lo

    mejor que pueda en el mundo, tal como es.Parecis muy triste para ser tan joven seal ella quedamente. Por

    qu tanta tristeza?Debera estar vigilando en lugar de charlar contest, evasivo. Si

    perdiramos el camino, no me lo agradecerais.Hizo avanzar a Brioso lo bastante como para atajar cualquier posibilidad de

    reanudar la conversacin, pero senta la mirada de la mujer clavada en l. Triste? No estoy triste, slo Luz, no lo s. Debera existir una va mejor, esoes todo . El apremiante hormigueo volvi a solicitar su atencin pero, absorto enhacer caso omiso de la mirada de Leya, lo ahuyent de su mente.

    Remontaron la pendiente de la montaa y descendieron hacia un vallecubierto de rboles surcado por un ancho arroyo de fras aguas que los caballosvadearon hundidos hasta las rodillas. En la lejana se ergua una montaa en cuy ocostado haban esculpido la semblanza de dos descomunales formas. Perrinpensaba que deban de ser un hombre y una mujer, aun cuando el viento y lalluvia los hubieran desdibujado hasta el punto de que no eran reconocibles comotales. Incluso Moraine admita su incertidumbre respecto a quines eran o a lapoca en que haban tallado el granito.

    Espinosillos y pequeas truchas se apartaron veloces de los cascos de loscaballos, despidiendo destellos plateados entre las claras aguas. Un ciervo dej depacer y alz la cabeza, titube observando al grupo que sala del ro y luego fue arefugiarse, dando saltos, en la espesura. Un gran gato monts con rayas grises ymanchas negras pareci brotar del suelo, molesto por su inoportuna presencia, y,tras mirar un momento los caballos, desapareci en pos del ciervo agitandoviolentamente la cola. Todava se perciban, sin embargo, pocas seales de vidaen las montaas. Slo unos cuantos pjaros se encaramaban en las ramas opicoteaban en el suelo en los lugares donde se haba fundido la nieve. Dentro deunas semanas, otras especies regresaran a las montaas, pero an no haballegado el momento propicio. No vieron ms cuervos.

    Era entrada la tarde cuando Perrin los gui hasta una quebrada flanqueadapor dos escabrosas pendientes coronadas por nevadas cimas envueltas, comosiempre, en nubes y prosigui camino en direccin contraria a un arroyo menoscaudaloso que bajaba salpicando las piedras grises y se derramaba en lasdiminutas cascadas causadas por el desnivel del terreno. Un pjaro cant en losrboles y otro le respondi ms arriba.

    Perrin sonri. Eran trinos de pinzn, un animal de las Tierras Fronterizas.Nadie pasaba por ese desfiladero sin ser visto. Se frot la nariz y desde mirarel rbol donde haba sonado la llamada del primer pjaro .

    El camino se hizo ms angosto cuando se adentraron por entre achaparrados

  • abedules y unos pocos nudosos robles de montaa. El terreno llano que quedabapara pasar al lado del riachuelo slo permita proseguir en fila india, y el cauceera tan estrecho que un hombre alto poda cruzarlo de una zancada.

    Perrin oy cmo Leya murmuraba detrs de l y, al volverse, vio quelanzaba inquietas miradas a las empinadas laderas que se alzaban a uno y otrolado. Los escasos rboles se aferraban precariamente a ellas, y parecaimposible que no fueran a caer. Los shienarianos cabalgaban tranquilamente, porfin relajados.

    De improviso se abri ante ellos una cuenca ovalada entre las montaas,rodeada de pendientes menos abruptas que las del desfiladero. El arroyo brotabade un pequeo manantial situado en el otro extremo. Gracias a su agudeza visual,Perrin advirti un hombre con la cola de caballo propia de un shienariano entrelas ramas de un roble a su izquierda. Si en lugar de un pinzn hubiera sido unarrendajo de alas rojas el que hubiera cantado, no habra estado solo, y no habrasido tan fcil entrar all. Un puado de hombres podan impedir el paso de unejrcito en aquella angostura. En caso de que llegara un ejrcito, as habra deser.

    Entre los rboles que rodeaban la hondonada se alzaban cabaas de troncos,confundidas de tal forma con el paisaje que, a primera vista, pareca que la gentereunida en torno a las hogueras en el fondo de la depresin acampaban all sin elresguardo de ninguna clase de techo. Haba algo menos de una docena depersonas. Y ms o menos otra docena que no estaban visibles en aquel momento,segn saba Perrin. La mayora de ellos alzaron la vista al or el sonido de loscascos y algunos saludaron con la mano. La hondonada pareca ocupada hasta elborde con los olores a hombre y a caballos, a comida y lea quemada. Un largoestandarte blanco colgaba, desmayado, de una larga vara prxima a ellos. Unafigura, de una altura que como mnimo doblaba la de cualquier humano,permaneca sentada en un tronco, absorta en la lectura de un libro que resultabadiminuto en sus gigantescas manos, y no desplaz ni por un instante la atencin del, ni siquiera cuando la nica persona que no llevaba cola de caballo grit:

    La habis encontrado, eh? Pensaba que esta vez pasarais la noche afuera.Era la voz de una mujer joven, pero iba vestida con capa y calzones dehombre y llevaba el pelo corto.

    Una rfaga de viento barri la concavidad con un revuelo de capas ydespleg el estandarte. Por un momento la criatura representada en l parecicabalgar en el aire. Era una serpiente de cuatro patas cubierta de escamasdoradas y azules, con una dorada melena semejante a la de un len y los piesrematados en cinco garras doradas. Era un estandarte legendario, una ensea quela mayora de los hombres no reconoceran si la vieran, pero que temeran alaveriguar su nombre.

    Perrin lo abarc todo con un ademn mientras bajaban hacia la hondonada.

  • Bienvenida al campamento del Dragn Renacido, Leya.

  • C

    2

    SAIDIN

    on rostro inexpresivo, la Tuathaan observ el estandarte que ya dejaba deondear y despus centr la atencin en la gente instalada alrededor del fuego, enespecial en el individuo que lea, el personaje que doblaba en altura ycorpulencia a Perrin.

    Tenis a un Ogier con vosotros. No habra imaginado Sacudi lacabeza. Dnde est Moraine Sedai? Habrase dicho que el estandarte delDragn no exista por lo que a ella concerna.

    Perrin seal la tosca cabaa que se hallaba en lo ms alto de la ladera, en laotra punta de la hondonada. Con las paredes y el inclinado tejado construidos controncos sin descortezar era la de mayores dimensiones, aunque no pasaba de seruna choza.

    sa es la suya, la suya y de Lan. Lan es su Guardin. Cuando hayistomado algo caliente

    No. Debo hablar con Moraine.A Perrin no le sorprendi su apremio. Todas las mujeres haban insistido en

    hablar inmediatamente con Moraine, y a solas. Las noticias que Moraine accedaa compartir con el resto de ellos no siempre parecan importantes, pero las

  • visitantes transmitan la intensidad de un cazador persiguiendo el ltimo conejodel mundo para alimentar a su hambrienta familia. La anciana mendiga casicongelada haba rechazado las mantas y el plato de estofado caliente que lehaban ofrecido y haba subido con paso pesado hasta la cabaa de Moraine,descalza en medio de la nevada que caa.

    Ley a desmont y entreg las riendas a Perrin.Querris darle de comer? Palme el hocico de la yegua picaza. Piesa

    no est acostumbrada a llevarme por terreno tan escabroso.El forraje an es escaso respondi Perrin, pero le daremos lo que

    podamos.Ley a asinti y se alej presurosa por la ladera sin aadir nada ms,

    sosteniendo con la mano la llamativa falda verde y la capa roja bordada de azulondulando tras ella.

    Perrin baj del caballo y cruz algunas palabras con los hombres queacudieron a hacerse cargo de las monturas. Confi el arco al mismo que se lleva Brioso. No, a excepcin del cuervo, no haban visto nada salvo montaas y lamujer Tuathaan. S, el cuervo estaba muerto. No, no les haba contado nada delo que suceda ms all de aquellas cumbres. No, no tena idea de si se iranpronto.

    O nunca , agreg para s. Moraine los haba tenido all todo el invierno. Losshienarianos no tenan conciencia de que fuera ella quien daba las rdenes, peroPerrin saba que las Aes Sedai siempre se las componan para salirse con la suya.Sobre todo Moraine.

    Cuando se hubieron llevado los caballos al rudimentario establo de troncos, losj inetes fueron a calentarse. Perrin se ech la capa sobre los hombros y alargcon placer las manos hacia las llamas. La gran olla, fabricada en Baerlon ajuzgar por su aspecto, desprenda olores que haca rato que le hacan la bocaagua. Al parecer, alguien haba tenido suerte en la caza ese da, y alrededor deotra hoguera cercana haba unas nudosas races que despedan un aroma similaral de los nabos asados. Arrug la nariz y se concentr en el estofado. Supreferencia por la carne era cada vez ms acentuada.

    La mujer vestida de hombre miraba en direccin a Leya, que en aquelmomento entraba en la cabaa de Moraine.

    Qu ves, Min? pregunt.La joven se aproxim a l, con expresin turbada en sus oscuros ojos. No

    entenda por qu insista en llevar calzones en lugar de faldas. Tal vez era porquel la conoca, pero no imaginaba cmo poda haber alguien que al mirarla viera aun joven sospechosamente atractivo en lugar de a una hermosa mujer.

    La gitana morir repuso quedamente, mirando de soslay o al resto de losreunidos junto al fuego. Ninguno se hallaba lo bastante cerca para orla.

    Se qued callado, pensando en el bondadoso semblante de Leya. Ah, Luz!

  • Los gitanos nunca hacen dao a nadie! . Sinti fro a pesar de la proximidad delfuego. Maldicin, ojal no hubiera preguntado nada . Incluso las pocas AesSedai que tenan noticia del fenmeno, no comprendan lo que haca Min. Enocasiones perciba imgenes y aureolas en torno a la gente y a veces hastallegaba a interpretar su significado.

    Masuto se acerc para remover el estofado con una larga cuchara de palo. Elshienariano les dedic una breve mirada y despus se llev un dedo hasta sularga nariz y esboz una ancha sonrisa antes de irse.

    Rayos y truenos! murmur Min. Seguramente se le ha antojado quesomos enamorados que nos susurramos tiernas palabras al odo junto al fuego.

    Ests segura? pregunt Perrin. La joven enarc una ceja y entonces seapresur a precisar: Sobre lo de Leya.

    Se llama as? Ojal no lo supiera. Siempre es peor saberlo y no tenerninguna posibilidad de Perrin, he visto su propia cara flotando sobre sushombros, cubierta de sangre y con los ojos desorbitados. Nunca lo percibo conmayor claridad. Se estremeci y se frot vigorosamente las manos. Luz,qu ganas tengo de ver cosas ms risueas. Parece que todo lo alegre se haesfumado.

    Perrin abri la boca con intencin de sugerir que avisaran a Ley a, pero lavolvi a cerrar. Nunca caba duda acerca de la veracidad de lo que Min vea ypresenta, ya fuera bueno o malo. Si ella estaba segura, se haca realidad.

    Sangre en su cara murmur. Significa que morir de forma violenta?Pestae al advertir con qu facilidad lo haba dicho. Pero qu puedo

    hacer? Si prevengo a Leya, si de algn modo consigo que me crea, vivir contemor los das que le quedan, y ello no cambiar nada .

    Min realiz un gesto afirmativo con la cabeza. Si va a morir de forma violenta, podra ser en el curso de un ataque al

    campamento . Pero haba exploradores que salan cada da y guardiasapostados da y noche. Y Moraine haba puesto una salvaguarda en elcampamento o as lo afirmaba; ninguna criatura del Oscuro lo vera a menos quellegara a poner los pies directamente en l. Pens en los lobos. No! . Losexploradores descubriran a cualquiera que tratara de acercarse a suasentamiento.

    Tiene un largo camino para volver con su gente dijo casi para s. Losgitanos no deben de haber llevado sus carromatos ms all de la falda de lascolinas. Podra ocurrirle cualquier cosa de regreso a ellos.

    Min asinti con tristeza.Y no somos lo bastante numerosos como para poder ofrecerle siquiera un

    hombre para protegerla. Incluso si eso fuera a servir de algo.Se lo haba explicado; haba intentado avisar a la gente de las desgracias que

    se abatan sobre ellos cuando, a la edad de seis o siete aos, se haba dado cuenta

  • de que no todo el mundo perciba lo que ella vea. Aunque no lo haba precisado,Perrin tena la impresin de que sus advertencias slo haban servido paraempeorar las cosas, en los casos en que alguien les haba dado crdito. Era difcilcreer en las facultades visionarias de Min hasta no tener una prueba.

    Cundo? inquiri.La palabra son glacial en sus propios odos, dura como una herramienta de

    acero. No puedo hacer nada para salvar a Ley a, pero quiz pueda descifrarcundo nos van a atacar .

    En cuanto hubo hecho la pregunta, la mujer se llev las manos a la cabeza.No funciona as dijo, hablando en voz baja. Nunca puedo prever

    cundo va a ocurrir algo. Slo s que ocurrir, y eso en el supuesto de queconozca el significado. No lo comprendes. La visin no se produce cuando yoquiero, ni tampoco su interpretacin. Simplemente se produce, y a veces sinterpretarla en parte. Es algo que se da sin ms. Perrin trat de calmarla,pero las palabras salan de su boca como un torrente arrollador. Un da veocosas alrededor de un hombre y al siguiente no, o a la inversa. La mayora de lasocasiones, no percibo nada en torno a nadie. Las Aes Sedai siempre tienenimgenes que las circundan, desde luego, y los Guardianes, aunque es siemprems complicado definir su significado con ellos que con el resto de la gente. Dirigi una escrutadora mirada a Perrin, entrecerrando los ojos. Hay algunasotras personas, muy pocas, que tambin tienen una aureola constante.

    No me digas lo que ves al mirarme advirti con aspereza.Luego encogi los anchos hombros. Incluso de nio haba sido ya ms

    corpulento que los dems, y pronto haba comprobado cun fcil era causarinvoluntariamente dao a sus compaeros si no controlaba su fuerza. Ello le habahecho desarrollar un carcter prudente y meticuloso que refrenaba la furia ylamentaba sucumbir a sus arrebatos.

    Lo siento, Min. No he debido hablarte as. No era mi intencin herirte.No me has herido le asegur la muchacha, mirndolo con sorpresa.

    Slo existen unos cuantos elegidos que quieren enterarse de lo que veo. Sabe laLuz que yo no lo hara, si hubiera alguien que pudiera hacerlo por m.

    Ni siquiera las Aes Sedai tenan conocimiento de un caso como el suyo. Ellascalificaban sus facultades como un don , aun cuando ella no lo tena por tal.

    Es que me gustara poder hacer algo por Leya. Yo no podra soportarlocomo lo haces t, saber algo y no tener ninguna posibilidad de hacer nada.

    Es extrao observ quedamente Min que te preocupes tanto por losTuathaan. Son gentes extremadamente pacficas, y yo siempre perciboviolencia alrededor

    Perrin volvi la cabeza y ella call de improviso.Tuathaan? pregunt una voz que tena la vibrante resonancia del vuelo

    de un abejorro gigante. Qu decais de los Tuathaan?

  • El Ogier fue a reunirse con ellos junto al fuego, marcando la pgina del librocon un dedo tan grueso como un chorizo. En la otra mano llevaba una pipa de laque surga una fina espiral de humo de tabaco. Su capa de lana marrn oscuro,abotonada hasta el cuello, se acampanaba a la altura de las rodillas, hasta dondele llegaban las botas. Perrin apenas si le llegaba a la altura del pecho.

    El rostro de Loial haba asustado a ms de uno, con su gruesa nariz conreminiscencias de hocico y su boca excesivamente ancha. Tena los ojos deltamao de un platillo, unas tupidas cejas que le colgaban como bigotes casi hastalas mejillas y unas orejas que asomaban entre largos pelos que las remataban enla punta. Algunas personas que no haban visto nunca a un Ogier lo tomaban porun trolloc, precisamente porque para ellos los trollocs eran seres tan legendarioscomo los Ogier.

    La ancha sonrisa de Loial vacil y sus ojos pestaearon como si cayera en lacuenta de que acababa de interrumpirlos. Perrin se pregunt cmo poda alguiensentir temor por un Ogier. Y, sin embargo, en los antiguos relatos se afirma queson feroces, e implacables como enemigos . l no poda creerlo. Los Ogier noeran enemigos de nadie.

    Min comunic a Loial la llegada de Leya, pero omiti mencionar lo quehaba visto. Habitualmente era discreta en lo que se refera a aquellas visiones,sobre todo cuando eran aciagas.

    T deberas saber cmo me siento, Loial, atrapada de repente entre las AesSedai y estos especmenes de Dos Ros.

    Loial emiti un sonido ambiguo que Min interpret como de aquiescencia.S continu enfticamente. All estaba y o, viviendo en Baerlon segn

    se me antojaba, cuando de pronto me agarraron por el cuello y me arrojaronslo la Luz sabe dnde. Bueno, puede que yo misma hubiera ido all por mispropios medios. Desde que conoc a Moraine no he sido duea de mi vida. Y aestos campesinos de Dos Ros Mir de reojo a Perrin y esboz una irnicasonrisa. Todo cuanto quera era vivir segn mis deseos, enamorarme de unhombre que y o eligiera De improviso, se ruboriz y carraspe. Lo quequiero decir es: qu tiene de malo querer vivir sin todos estos sobresaltos?

    Taveren sentenci Loial. Perrin le hizo seas para que callara, pero noera sencillo conseguir que el Ogier abandonara, as como as, uno de sus temaspreferidos de conversacin. Segn los criterios de los Ogier, Loial era unindividuo extremadamente impulsivo. Guard el libro en un bolsillo y siguihablando, gesticulando con la pipa. Todos nosotros, todas nuestras vidas,producen efectos en las vidas de los dems, Min. La Rueda del Tiempo nos tejeformando el Entramado, y el hilo vital de cada uno tira y presiona de los hilosvitales circundantes. Con los taveren ocurre lo mismo, con la diferencia de quesu influencia es muchsimo ms fuerte. Ellos tiran de la totalidad del Entramado,durante un tiempo al menos, y lo obligan a conformarse en torno a ellos. Cuanto

  • ms cerca se encuentra uno de ellos, ms marcadas son las consecuenciasexperimentadas personalmente. Se dice que si uno se hallara en la mismahabitacin que Artur Hawkwing, podra notar cmo el Entramado se adaptaba al. No s hasta qu punto ser cierto, pero as lo le. El proceso no es, sinembargo, unvoco. Los propios taveren sufren ms poderosamente las presionespara encajar en el tej ido que el resto de nosotros y tienen un margen an menorde eleccin.

    Perrin esboz una mueca. Un margen condenadamente estrecho paradecidir lo que realmente importa .

    Si al menos hizo votos Min, con un respingo no fueran tan, tanmonstruosamente taveren todo el tiempo. Taveren tirando por un lado y las AesSedai inmiscuy ndose por el otro. Qu posibilidades tiene ante ello una mujer?

    Muy pocas, supongo concedi Loial, encogindose de hombros,siempre que permanezca cerca de los taveren.

    Como si tuviera otra alternativa gru Min.Fue un golpe de suerte, buena o mala, segn lo consideres, lo que te puso en

    contacto no con uno, sino con tres taveren: Rand, Mat y Perrin. Yo, por mi parte,me considero afortunado por ello, y por afortunado me tendra aunque no fueranamigos mos. Creo que incluso puede que El Ogier los mir con sbitatimidez, agitando las orejas. Me prometis que no os vais a rer? Creo que talvez escriba un libro sobre ello. He estado tomando notas.

    Min le sonri amistosamente, y Loial volvi a erguir las orejas.Es fantstico aprob. Pero algunos, como yo misma, nos sentimos

    manejados como marionetas por esos taveren.Yo no eleg serlo protest Perrin. Yo no lo decid.Es eso lo que te sucedi a ti, Loial? inquiri Min, sin hacerle caso. Es

    se el motivo por el que viajas con Moraine? Tengo entendido que los Ogier nosals nunca de vuestro stedding. Te arrastr consigo uno de estos taveren?

    Loial se concentr en un minucioso examen de su pipa.Yo slo quera ver las arboledas que plantaron los Ogier murmur.

    Slo quera ver las arboledas. Lanz una mirada a Perrin, como si le pidierasocorro, pero ste se limit a sonrer.

    Veamos cmo se te clava la herradura en el casco . Aun cuando ignorabatodos los pormenores de su aventura, saba que Loial se haba escapado de casa.Aunque tena noventa aos, de acuerdo con las normas con que se regan losOgier era demasiado joven para abandonar el stedding salir Afuera, lollamaban ellos sin el consentimiento de los mayores. Los Ogier vivan muchotiempo, segn el punto de vista humano. Loial deca que los mayores no serannada complacientes con l cuando volvieran a ponerle las manos encima y, alparecer, pretenda postergar lo ms posible ese momento.

  • Los shienarianos se pusieron agitadamente en pie. Rand sala de la cabaa deMoraine.

    Aun a esa distancia Perrin distingui con claridad los rasgos de un joven depelo roj izo y ojos grises. Tena la misma edad que Perrin y era un palmo msalto que l, pero ms delgado, aunque tambin ancho de hombros. Las mangasde su chaqueta roja de cuello alto estaban bordadas en toda su longitud conespinas doradas, y en el pecho de su oscura capa llevaba reproducida la mismacriatura del estandarte: la serpiente de cuatro patas con melena de len. Rand yl haban crecido juntos y eran amigos desde nios. An somos amigos?Podemos serlo ahora? .

    Los shienarianos se inclinaron a la vez, con las cabezas erguidas perollevndose las manos a las rodillas.

    Lord Dragn habl Ino, estamos dispuestos. Honor para serviros.Ino, casi incapaz de pronunciar una frase sin proferir una maldicin, hablaba

    ahora con el ms profundo de los respetos.Honor para serviros repitieron, como un eco, los dems. Masema, que

    siempre vea pegas en todo y cuy os ojos relucan con devocin; Ragan; todosesperaban una orden por si Rand tena el capricho de impartir alguna.

    Rand los mir un momento desde la ladera y luego se volvi y desaparecientre los rboles.

    Ha vuelto a discutir con Moraine susurr Min. Todo el da, esta vez.Aun cuando no le resultara sorprendente, Perrin sinti, de todos modos, una

    pequea conmocin. Discutir con una Aes Sedai. Todos los cuentos de su infanciaacudieron a su memoria. Las Aes Sedai, que hacan bailar tronos y nacionessegn movieran las invisibles cuerdas con que los manejaban. Las Aes Sedai,cuy os dones siempre tenan un anzuelo prendido, cuy o precio era siempre menorde lo que uno crea y, sin embargo, acaba siendo invariablemente superior a loque uno poda imaginar. Las Aes Sedai, cuya furia era capaz de quebrar el sueloy provocar descargas de relmpagos. Ahora saba que algunas de las historias nose correspondan con la realidad. Y, al mismo tiempo, ninguna reflejaba ni delejos los tortuosos mtodos de que se valan las Aes Sedai.

    Ser mejor que vaya a hacerle compaa decidi. Despus de esasdiscusiones, siempre necesita hablar con alguien.

    Y, aparte de Moraine y Lan, ellos tres Min, Loial y l eran los nicos queno se comportaban como si Rand se hubiera elevado a la categora de rey dereyes. Y de los tres slo Perrin lo conoca desde la poca en que no era ms queun simple campesino.

    Subi por la pendiente, detenindose slo para lanzar una ojeada a la choza deMoraine. Leya deba de estar dentro, y tambin Lan, ya que ste raras veces seseparaba de Moraine.

    La cabaa de Rand, mucho ms pequea que la de la Aes Sedai, se hallaba

  • un poco ms abajo, oculta entre los rboles, apart