LIBRO Politica Habitacional y Actores Urbanos

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Política habitacional y actores urbanos

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Política habitacional y actores urbanos

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Editado por

Susana Aravena y Alejandra Sandoval

ediciones sur

Política habitacional y actores urbanos

Seminario del Observatorio de Vivienda y Ciudad

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© Ediciones SUR, 2008J. M. Infante 85, Providencia. Santiago de Chilewww.sitiosur.cl

Inscripción RPI Nº 172.612ISBN Nº 978-856-208-082-8

Edición de textos: Paulina MattaDiseño de colección: Allan Browne, Manuel Francisco de la Maza,

Salvador VerdejoDiagramación: Diego Rodríguez M.Corrección de pruebas: Edison PérezGestión editorial: Luis Solís D.Impresión: LOM Ediciones

Concha y Toro 25, Santiago de ChileFono (56–2) 672 2236 - Fax (56–2) 673 [email protected]

IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE

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Contenido

PresentaciónPresentaciónPresentaciónPresentaciónPresentaciónSusana Aravena 7

IntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducciónIntroducciónRodrigo Tupper 9

Primera PartePrimera PartePrimera PartePrimera PartePrimera ParteLA POLÍTICA DE VIVIENDA EN CHILELA POLÍTICA DE VIVIENDA EN CHILELA POLÍTICA DE VIVIENDA EN CHILELA POLÍTICA DE VIVIENDA EN CHILELA POLÍTICA DE VIVIENDA EN CHILE

1. Política habitacional: evolución, nuevas propuestas y desafíos

Limitaciones y desafíos de una política habitacional integralRubén Sepúlveda Ocampo 15

Políticas habitacionales de hoy: la ciudad que no queremosAlfredo Rodríguez 25

Preguntas e intervenciones 32Respuestas de los panelistas 38

2. El problema habitacional y los programas actuales

Participación comunitaria en campamentos y asentamientos precariosde la Región MetropolitanaCarla Fernández T. 43

Cerro Navia y la política habitacionalCristina Girardi 50

Aprendizajes y trabajo con microcampamentosMatías Asún 55

Un Techo para Chile:habilitación social para una comunidad sustentableSebastián Bowen 66

SíntesisMario Grandón 75

Preguntas e intervenciones 76Respuestas de los panelistas 81

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Segunda ParteSegunda ParteSegunda ParteSegunda ParteSegunda ParteACTORES URBANOS Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDADACTORES URBANOS Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDADACTORES URBANOS Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDADACTORES URBANOS Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDADACTORES URBANOS Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDAD

3. Actores sociales y el derecho a la vivienda

Nuestro derecho a la viviendaPatricio Zúñiga 91

Los deudores habitacionales en ChileIván Carrasco 94

La lucha por la viviendaLautaro Guanca 99

Preguntas e intervenciones 103Respuestas de los panelistas 108

4. Actores sociales y el derecho a la ciudad

La autotutela de los derechos urbanosFederico Allendes 115

Niños, jóvenes y la ciudadPaulina Muñoz 118

Hacia una comunidad informadaJuan Carlos Henríquez 122

Convergencia ciudadana frente a los problemas urbanosJorge Cisternas 125

Preguntas e intervenciones 133Respuestas de los panelistas 135

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1 Este material fue recopilado de las grabaciones realizadas durante el Semi-nario. Las transcripciones fueron editadas por el equipo de SUR, y lospanelistas revisaron sus textos editados.

Presentación

Susana AravenaSUR Corporación de Estudios Sociales y Educación

E l Seminario Política Habitacional y Actores Urbanos, que tuvolugar el 17 de agosto de 2007 en Santiago de Chile, fue una delas actividades del Observatorio de Vivienda y Ciudad, integra-

do en ese entonces por la Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajado-res, la Fundación Proyecto Propio, la Fundación Trabajo en la Calle ySUR Corporación de Estudios Sociales y Educación, organizaciones alas que más tarde se sumaron el Instituto de la Vivienda, de la Facultadde Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, y la CoaliciónInternacional del Hábitat.

El Seminario, cuyos contenidos recogemos en este volumen,1 seplanteó como un espacio propicio para avanzar en el logro de los obje-tivos que desde sus inicios —cuando comenzó a gestarse en el año 2005bajo al alero de SUR— se propuso el Observatorio: estimular el debatepúblico y la reflexión en torno a la política habitacional y el desarrollourbano en Chile, contribuir al encuentro y la articulación de los distin-tos actores involucrados en la materia y facilitar y favorecer la participa-ción de los pobladores en tales actividades.

Somos varias y diferentes las instituciones, las organizaciones y losactores que nos relacionamos con la política habitacional y urbana, yasea como ejecutores, como articuladores, elaborando diagnósticos, eva-luaciones, formulando críticas, generando organización y movimiento,

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y también tratando de desarrollar negociaciones y propuestas. Estamosseguros, sin embargo, de que si los propios afectados no están partici-pando en pensar, reflexionar y proponer soluciones desde las prácticas,desde las acciones concretas, y la discusión se organiza solo a partir dereflexiones de tipo técnico, político o académico, quedarían vacías desentido. De allí que el programa del Seminario, y este libro, se hayanestructurado en dos partes: una orientada a la reflexión teórica sobre lapolítica habitacional en Chile, sus problemas, propuestas y desafíos; yotra referida a los actores urbanos, en la cual se recogen algunas de lasacciones y prácticas que hoy día se están desarrollando en la ciudad.

De manera muy central, postulamos que avanzar en propuestasque tiendan a resolver los problemas asociados al hábitat urbano y lavivienda social resulta fundamental para aproximarse a un país menosdesigual, con menos segregación y mejor calidad de vida. Es en estecontexto que el Seminario se ofreció con el objetivo inmediato de pro-ducir conocimiento útil, y el interés —quizá de más largo plazo— deincidir en la política pública. Somos parte activa de esta historia, y que-remos hacernos presentes con todas nuestras apuestas y nuestras pro-puestas.

Santiago, julio de 2008

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Introducción 9Introducción 9Introducción 9Introducción 9Introducción 9

Introducción

Rodrigo TupperVicaría de Pastoral Social y de la Pastoral de los Trabajadores

E s una alegría reunir en esta mañana a los hermanos y hermanasque vienen de otras regiones del país, pues nos convoca un temaque nos preocupa y nos ocupa en parte importante de nuestro

tiempo, y también en este tiempo de nuestra vida. Agradezco al Obser-vatorio de Vivienda y Ciudad por permitirme estar en este importanteevento, que ha sido fruto de muchos de los que conforman este colecti-vo, como las fundaciones Trabajo en la Calle y Proyecto Propio, SURCorporación y la Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajadores.

Este seminario sobre política habitacional y actores urbanos se si-túa en un momento importante para el país y para la Iglesia, como lo esel Mes de la Solidaridad. Y no es casualidad que se ubique precisamen-te en el contexto de este mes, sobre todo en vísperas de la conmemora-ción de la muerte del padre Alberto Hurtado, ocurrida el 18 de agostode 1952, fecha decretada por el Congreso en su honor como el Día de laSolidaridad. Es un mes especial, en que su figura surge de maneracontundente y con voz profética en medio de tantas voces, tanta vorági-ne y tanta agitación. Lo reconocemos como este personaje valiente, au-daz, un luchador incansable por la justicia social y la dignidad de laspersonas, principalmente de aquellas en condición de marginalidad,de pobreza y de exclusión. Creo que a todos los que estamos aquí elpadre Hurtado nos dejó un ejemplo de vida.

Es esta, entonces, también una oportunidad para que reflexione-mos como chilenos, como chilenas, como ciudadanos y ciudadanas,como cristianos y cristianas, acerca de la forma en que estamos vivien-do hoy la solidaridad. Estamos llamados a promover la solidaridad, yno solo en este mes; debemos hacerlo como una actitud de vida, todoslos días de nuestra vida. Tenemos la firme convicción de que la solida-ridad es una dimensión fundamental del ser humano. Y creemos quepara la construcción de una sociedad más digna, más integradora, más

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democrática, la solidaridad debe estar en el núcleo y en el corazón deesa construcción.

Tenemos, así, la seguridad de que la solidaridad nos demanda unaobligación, una tarea, un compromiso. Y el compromiso no es solo conlos hermanos y hermanas más próximos a nosotros, sino, de maneraprivilegiada, particular y especialmente, con los más pobres, más mar-ginados y más excluidos.

El padre Hurtado nos dice:

Comienza por darte. El que se da, crece. Pero no hay que darse acualquiera, ni por cualquier motivo, sino a lo que vale verdadera-mente la pena: al pobre en la desgracia, a esa población en la mise-ria, a la clase explotada, a la verdad, a la justicia, a la ascensión de lahumanidad, a toda causa grande, al bien común de su nación, de sugrupo, de toda la humanidad.

La palabra ‘solidaridad’ nos insta a colaborar, nos insta al servicio,a hacer del amor un mandato de encuentro con los más pobres, con losmás marginados, con los excluidos.

Las personas de más recursos ayudan a los más pobres, pero mu-cho más que una ayuda, la solidaridad es un acto de responsabilidadsocial, una acción que nos involucra, a cada uno de nosotros indivi-dualmente, pero también comunitariamente, socialmente. No puedehaber solidaridad sin responsabilidad, sin compromiso. Está el desafíode involucrarnos con responsabilidad, pues sin comprender la razón olas raíces de la desigualdad, sin acercarnos a la humanidad de los quereciben nuestra ayuda y nuestro compromiso, esa solidaridad sería real-mente incompleta.

La solidaridad que hemos conocido de Jesucristo hacia la humani-dad es una solidaridad comprometida hasta el nivel de dar la vida. Deahí aprendemos que para ser posible la solidaridad, hay que involucrarsepersonalmente, con el talento, con las habilidades, con los afectos. Ha-cerse uno con el otro, ponerse en sus zapatos. En palabras del mismoJesús: actuar como lo hizo el samaritano, que socorrió al que estabacaído y malherido al borde del camino.

Una de las preocupaciones permanentes de la Iglesia en el ámbitosocial ha sido hacerse uno, acompañar, estar con las personas que vi-ven en situación de mayor pobreza. Motivada por una acción y por unavocación profética, ha trabajado en apoyar a los más pobres para que

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Introducción 11Introducción 11Introducción 11Introducción 11Introducción 11

puedan organizarse y mejorar sus condiciones de vida, y promover eldesarrollo de las personas y el respeto de sus derechos fundamentales.Entre esos derechos, qué duda cabe, el derecho a una vivienda digna.

Cada día vemos cómo miles de chilenos viven en condición depobreza extrema. Es verdad lo que nos dicen muchos estudios y en-cuestas: que hemos mejorado la situación de pobreza. Pero con ver-güenza tenemos que decir que aún hay miles de chilenos y chilenas queviven en la exclusión, en la marginación y en la pobreza. Así sucede enlos más de setecientos campamentos que todavía existen, escandalosa-mente.

De ahí, entonces, la importancia de que esta causa sea abordadapor los distintos actores sociales, políticos, de gobierno, y también pri-vados, para hacer cambios estructurales que permitan mejorar las polí-ticas habitacionales y, por tanto, la calidad de vida de las personas máspobres.

En este sentido, es fundamental promover espacios de reflexióncomo este, y propuestas a nivel político, donde se puedan abordar lasdiferentes dimensiones de estas temáticas, especialmente la dimensiónhumana.

Nuestro país tiene una inmensa urgencia: que un mínimo —almenos— de bienestar sea extendido a un gran número de ciudadanosque hoy carecen de una vida que se pueda llamar humana. Hace ya unsiglo meditaba estas palabras el padre Alberto Hurtado, y desgraciada-mente ellas siguen teniendo plena vigencia hoy entre nosotros. Reflexio-nar sobre la vivienda social y las políticas públicas que se hanimplementado en esta materia en nuestro país está muy ligado a pensaren la humanidad, en la humanización de nuestra sociedad y de laspolíticas públicas que emprendemos. De esa humanidad de las perso-nas y familias que aún hoy en Chile esperan ese mínimo de bienestar.

De ahí la necesidad de analizar y discutir sobre la manera en que sepiensa y se construye la ciudad. La ciudad, los espacios urbanos, susespacios públicos y privados, y el lugar que ocupan sus habitantes enella.

Surge así la pregunta: ¿Cómo habitar, o cohabitar integralmente laciudad? ¿Qué acciones y compromisos son necesarios para lograr unhabitar digno para todos y todas sus habitantes?

El año 2006, la Vicaría de Pastoral Social, en conjunto con la Confe-rencia Episcopal de Chile, realizamos un seminario sobre vivienda. Allí

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los panelistas se refirieron a soluciones habitacionales que han afectadola dignidad de muchas familias; se citaron esos lamentables, indignose hirientes ejemplos, como las llamadas «casas chubi», en Peñalolén;las «casas de nylon» o las enanas casas de Malloa, que tienen docemetros cuadrados. Realidades terribles que emergen con las lluvias ytemporales y que nos hablan de los miles de chilenos y chilenas queaún no tienen un lugar digno donde vivir.

A la mala calidad de la vivienda y los bajos estándares de construc-ción, se suma el surgimiento de graves problemas sociales, los cualesevidentemente están derivados de la construcción de extensas poblacio-nes de viviendas sociales en las zonas periféricas de nuestra ciudad.Esto provoca cada vez mayor segregación y vulnerabilidad de los habi-tantes, al formarse verdaderos guetos de pobreza donde, ocultas y mu-chas veces invisibles, se viven tan complejas situaciones como eldesempleo, la delincuencia, la drogadicción, la deserción escolar, entreotras.

Es importante, entonces, que con seminarios como este desafie-mos al Estado para que tenga una mayor presencia en este ámbito, espe-cialmente en lo que se refiere a establecer una política de suelo, a mejorarla fiscalización y regulación de las empresas del rubro, de los criteriostras los estándares de la vivienda y de los terrenos donde se construye.Esta es la tarea del Estado, pero para su éxito se requiere la participaciónde todos: de pobladores, de empresarios, de municipios, de organiza-ciones sociales, y de la Iglesia.

Hay que tener claridad en que para que la vivienda sea digna, nodebe ser fundamentalmente un negocio o una mercancía tratable, sinosobre todo un derecho, ya que es el lugar donde las personas, las fami-lias y los ciudadanos se desarrollan, se forman, sueñan, donde viven,donde aman.

Espero, muy confiado en el Señor, que este seminario sea un granaporte al debate y al fortalecimiento de las redes existentes, y que contri-buya a todos y todas en cada una de sus tareas.

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Introducción 13Introducción 13Introducción 13Introducción 13Introducción 13

Primera Parte

La política de vivienda en Chile

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Limitaciones y desafíos de una política habitacional integral

Rubén Sepúlveda OcampoInstituto de la Vivienda (INVI), Facultad de Arquitectura y Urbanismo,Universidad de Chile

E spero que podamos desarrollar una discusión, no tanto ya sobrelos efectos de la política habitacional en Chile, sino, de maneramás profunda, sobre sus causas. En esta perspectiva, cuando se

me pidió hacer una presentación de carácter introductorio, decidí abor-dar el tema desde una perspectiva más bien teórica, para lo cual esesencial recordar algunos elementos que son básicos en la historia de lapolítica habitacional de nuestro país.

Chile tiene una larga y amplia experiencia habitacional.Chile tiene una larga y amplia experiencia habitacional.Chile tiene una larga y amplia experiencia habitacional.Chile tiene una larga y amplia experiencia habitacional.Chile tiene una larga y amplia experiencia habitacional. Ellasurge ya a fines del siglo XIX, aunque desde el punto de vista de laspolíticas públicas, parte en 1906. En este trayecto se han experimentadodistintas propuestas, con diferentes enfoques teóricos, que van desdeacciones higienistas, asistencialistas, sectoriales, hasta algunas de ca-rácter estructuralista, como las que se plantearon en la década de lossetenta, durante el gobierno de Salvador Allende. Pero desde 1978 enadelante, Chile ha sido, en todos los ámbitos, un laboratorio de políti-cas neoliberales, incluidas en las definiciones de políticas de vivienda yen cómo se construye la ciudad.

En la producción del ambiente construido —en el cual las políticashabitacionales son relevantes—, las formas que asume tienen que vercon la posición de los individuos en la estructura social. Nuestras ciu-dades se han ido construyendo, consciente o inconscientemente, sepa-

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rando y segregando a los más pobres, generándose lo que aparecegraficado en los planos: los pobres arrinconados en una zona, y la ciu-dad «normal» en la otra. Así, ya en la época colonial —según lo docu-mentan distintos textos—, en Santiago los sectores de pobreza estabanen la periferia urbana o al otro lado del río Mapocho, concentrados en elsector de La Chimba, actual barrio Bellavista.

Por otra parte, en varios foros ha surgido la pregunta sobre por quélas viviendas sociales actuales no son como algunas que se hicieron enel pasado. La diferencia está, a mi juicio, en que esas viviendas demejor calidad se daba en el contexto de la construcción de lo que se hadenominado el Estado de bienestar, en que se forjaron las primerasrespuestas organizadas al problema de la carencia habitacional, que lle-varon a erradicar los asentamientos precarios y realojar a su poblaciónen «conjuntos habitacionales» cuya construcción, planificación, dise-ño, provisión y financiamiento, eran a cuenta del Estado. Correspondíaa un sistema de provisión de tipo universal, basado en una condiciónderechohabiente de la población, que entregaba viviendas terminadasbajo el sistema «llave en mano». Fue una primera generación de políti-cas habitacionales, que se puede ejemplificar en Santiago con los casosde la Población Huemul 2 (1943), Población Arauco (1945) y Villa Presi-dente Ríos (1959).

Una segunda generación de políticas habitacionales empezó a sur-gir a fines de la década de los sesenta (con algunos ejemplos en ladécada anterior), cuando se observa una creciente asimetría entre la grandemanda por viviendas expresada por el proceso de urbanización po-pular (que involucraba a no menos de 60 o 70 por ciento de la produc-ción de espacio urbano nuevo), y la oferta de viviendas terminadas queofrecía la institucionalidad del Estado. Ante ello, surgieron propuestasque entendían la vivienda como un proceso, el cual debía ser apoyado,asistido técnicamente y organizado por la política habitacional. Fue unreconocimiento al proceso de producción social del hábitat que llevó aun consenso generalizado en los ámbitos de los organismos internacio-nales, lo cual provocó que el Programa de Asentamientos Humanos deNaciones Unidas, en la primera cumbre mundial Hábitat I (Vancouver,1976), recomendara abandonar las políticas de primera generación. Soniniciativas características de esta segunda generación de políticashabitacionales, los Programas de Lotes con Servicios, la Operación Si-tio, el Programa de Mejoramiento de Barrios, hasta las diversas inter-

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venciones del Programa Chile Barrio. En Santiago, son ejemplos la Po-blación Germán Riesco (1955), Población San Gregorio (1955), Villa Perú(1970) y Villa Héroes de la Concepción (1983).

Los cambios estructurales impulsados en Chile desde 1978 con laaplicación de un modelo económico neoliberal, significaron que el Es-tado asumiera un rol subsidiario y regulador en que el acceso a la vi-vienda no es un derecho en sí, sino que se obtiene mediante el esfuerzocompartido entre los ciudadanos y el Estado. Con ello surgió una terce-ra generación de políticas habitacionales, en que se traspasa un conjun-to de funciones al sector privado y se definen incentivos para que asumaen propiedad una producción sostenida de unidades habitacionales.Son, en Santiago, primeros ejemplos de su aplicación la PoblaciónCarampangue (1979) y la Villa Los Nogales (1980).

En los últimos dieciocho años, en la mayoría de los países deAmérica Latina, si bien se han continuado implementando políticashabitacionales de primera o segunda generación, en el marco del pro-fundo cambio que implica la globalización ha emergido una constela-ción de nuevos problemas —fundamentalmente relacionados con lareconversión productiva y cambios en las condiciones del trabajo, lasupremacía mundial del mercado financiero, la reforma del Estado, entreotros— que transforma de modo radical los fundamentos de las políti-cas habitacionales.

Ahora bien, ¿qué ha ocurrido en Chile desde 1978 al 2007?

El ADN de la actual política habitacional,El ADN de la actual política habitacional,El ADN de la actual política habitacional,El ADN de la actual política habitacional,El ADN de la actual política habitacional, generada entre 1978 y1990, corresponde a un modelo de economía neoliberal sobre el cual seconstruyó el andamiaje financiero, programático e institucional de unapolítica «viviendista», donde lo que interesaba era dinamizar un sectorde la economía, por un lado; y enfrentar el problema de la vivienda entérminos de déficit habitacional acumulado, por otro.

Entre 1990 y 1994, el gran desafío fue fortalecer la política defacilitación, consolidarla y llevar a cabo algunas acciones referidas a lasfamilias en condición de allegamiento, para lo cual se generaron losProgramas de Vivienda Progresiva I y II. Entre 1994 y 2001 se consolidóesta política «viviendista» y «lobbista», caracterizada por una sostenidaproductividad habitacional, altamente focalizada, que se localiza en pa-ños homogéneos, carece de planificación y contribuye a los procesos desegregación y concentración de población en situación de pobreza. Apa-

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recen como problemas —entre otros— un fuerte crecimiento en exten-sión de las ciudades, deficitaria calidad del parque habitacional social,carencia de una política de recuperación y mantención del parquehabitacional existente, insuficiencia de programas de asistencia técnica,incumplimiento del pago de los créditos hipotecarios otorgados por elMinisterio de Vivienda y Urbanismo, un cambio en la composición dela demanda y una creciente desfocalización de algunos de sus progra-mas. A todo ello se añaden las rigideces del sistema administrativopara la obtención y distribución de los recursos del Estado, que dificul-tan la coordinación intersectorial de inversiones y una adecuada res-puesta a las necesidades regionales y locales. Este proceso culminó conla crisis de la vivienda en 1997, que se tradujo en que entre los años 2000y 2006 se planteara que la política habitacional no solo debía considerarel problema de la vivienda, sino también la necesidad de empezar aconstruir ciudad, lo que llevó principalmente a acciones de tipo com-pensatorio.

Finalmente llegamos al periodo 2006–2010, frente al cual podemospreguntarnos si se trata de una nueva generación de políticashabitacionales. Hoy día se reconoce que la política habitacional ha sidoexitosa en el componente financiero, pero que requiere profundos cam-bios, los cuales se abordan teóricamente a través de tres ejes: el mante-nimiento de una producción sostenida de vivienda (cantidad), elmejoramiento de su calidad (definición de estándares mínimos), y laintegralidad (políticas que consideren no solo la construcción de vi-viendas, sino la construcción de ciudad), con componentesredistributivos.

Los datos que normalmente un funcionario público muestra sondel tipo «hemos construido más de 100 mil viviendas al año, hemosdisminuido el déficit habitacional, existe una sólida estructura financie-ra, somos exitosos». Pero se olvida qué significa ese éxito en la realidad:constitución de guetos, mala calidad constructiva, pérdida de un tejidosocial urbano, etcétera. Es decir, las políticas habitacionales en general,en el marco de la facilitación, rompen la estructura de las ciudades. Porsupuesto que generan empleos y sirven para las estadísticas, pero todoshemos visto en nuestras ciudades cómo, por ejemplo, se destruye elpaisaje urbano, el sentido de barrio y de vecindad.

Es por ello que el discurso planteado por el gobierno de la Presi-denta Michelle Bachelet ha generado grandes expectativas, especialmente

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cuando en el mensaje presidencial del 21 de mayo pasado, ante el Con-greso pleno —en su «cuenta a la Nación»— la Presidenta dijo:

... la vivienda social pasa a ser un espacio pensado para la familia;estamos construyendo viviendas más grandes, con nuevos tipos desubsidios que también benefician a la clase media, con certificaciónde la calidad de lo que se construye. (...) También trabajamos en in-tegración urbana, porque tener un hogar no consiste solo en teneruna casa, sino ganar un entorno acogedor (...). Porque no quere-mos dos ciudades en una, porque no queremos guetos ni perpetuarmarginalidad, estamos trabajando para revertir la segregación en laciudad.

Como discurso político es un discurso valioso, en el sentido deque por primera vez se dice «tenemos un problema». Aparecen algunasacciones que empiezan a mejorar paulatinamente la calidad de la uni-dad de vivienda, y también se empieza a abordar el tema del desarrollourbano, con algunas apuestas que —a mi juicio— pueden ser discuti-bles. Por ejemplo, uno puede preguntarse si será posible lograrlo en elmarco de un modelo económico que genera desarrollo, pero que fo-menta la inequidad. Para responder esta interrogante, hay que tener encuenta que toda política habitacional se sustenta en una determinadaconcepción teórica y determinadas formas de gestión. Por lo tanto, hayque ver si los principios de integralidad —de una mirada de la viviendamás allá del objeto— tienen suficiente fuerza conceptual para producirlos cambios, y si la conceptualización es adecuada (distinguiendo erro-res teóricos y errores operacionales en la gestión).

Esto nos llevEsto nos llevEsto nos llevEsto nos llevEsto nos lleva a preguntarnos cómo estamos entendiendo laa a preguntarnos cómo estamos entendiendo laa a preguntarnos cómo estamos entendiendo laa a preguntarnos cómo estamos entendiendo laa a preguntarnos cómo estamos entendiendo lavivienda social.vivienda social.vivienda social.vivienda social.vivienda social. ¿La entendemos solo como el «dispositivo» de unapolítica que se propone afrontar el problema que tienen los hogares ensituación de pobreza para superar los impedimentos originados en lacondición de mercancía de la vivienda y abordar su precio de mercado?¿O la entendemos como una acción efectiva de redistribución de rique-za? ¿O la entendemos únicamente a partir de definiciones programáticasque indican que la vivienda social es la que cuesta entre 400 ya 650 UF?Entonces, el discurso, ¿lo centramos en el valor de 400 o 650 UF, o en lademanda —como actores sociales— de que se considere que toda polí-

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tica social, como la política habitacional y urbana, debe contener ele-mentos de redistribución de la riqueza.

Y si para la urbanización capitalista la vivienda es una mercancía—aunque sea una muy particular—, advertiremos que tiene varios com-ponentes: valor de suelo, obras de urbanización, equipamiento, cons-trucción y, además, fortalecimiento social.

En relación con el valor del suelo, en el trabajo de Brain y Sabatini2

se menciona que el mayor incremento del subsidio se ha concentradoúnica y exclusivamente en pagar el suelo urbano; por tanto, si no mane-jamos el mecanismo para controlar la especulación del suelo, aunqueaumentemos el subsidio habitacional, no vamos a tener mejores «solu-ciones habitacionales».

A mi juicio, las intervenciones generadas por las políticas urbanasdeben abordarse desde la perspectiva de los derechos humanos. Por lotanto, como sociedad tenemos la obligación de espacializar estos dere-chos, que son económicos, sociales, culturales, ambientales.

Por otra parte, dado que el ser humano requiere de múltiples res-puestas a sus carencias, no es válido hablar de necesidades básicas y denecesidades superiores. El ser humano es indivisible y, en consecuen-cia, el desafío de las políticas habitacionales es construir lo que se deno-mina «satisfactores sinérgicos»; es decir, aquellos que por la forma desatisfacer una necesidad dada estimulan y contribuyen a la satisfacciónsimultánea de otras necesidades. Por ejemplo, satisfacer la necesidadde un techo, de cobijo, pero construir también una ciudadanía muchomás justa y más solidaria. Porque cuando hablamos de vivienda, nosolo nos estamos refiriendo a la dimensión territorial, sino también adimensiones político-económicas y socioculturales, vinculadas con laexperiencia de los habitantes.

Es importante tener claro que, más que en la vivienda, en el hábitatresidencial operan tres lógicas: una es la de acumulación y reproduc-ción del capital; otra la de acumulación y reproducción de la vida; y,

2 I. Brain y F. Sabatini, «Los precios del suelo en alza carcomen el subsidiohabitacional, contribuyendo al deterioro en la calidad y localización de lavivienda social». En ProUrbana (Santiago) 4 (mayo 2006), pp. 2–13. Enhttp://www.prourbana.cl/upload/ProUrbana4.pdf (recuperado 18 de abrilde 2008).

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por último, la de acumulación y reproducción del poder político. Se-gún cómo rijan e interactúen estas lógicas, será la política habitacionalque generemos. En ese sentido, podemos tener un discurso de laintegralidad, pero si construimos instrumentos que propician la acu-mulación y reproducción del capital por sobre las otras lógicas, difícil-mente tendremos una política habitacional y urbana que en verdad apunteal centro del problema, a la producción de satisfactores sinérgicos.

En la construcción del hábitat residencial, si predomina la lógicade la acumulación y reproducción del capital, por ejemplo, me parecelógico que se piense que el Desarrollo Urbano por Condiciones (DUC)3

sea el instrumento adecuado para proveerse de suelo. Al respecto, Ja-vier Hurtado, gerente de Estudios de la Cámara Chilena de la Construc-ción, dice: «En el contexto de una ciudad en crecimiento es necesariocontar con mecanismos que flexibilicen la incorporación de nuevo sue-lo para el desarrollo urbano. (...) Para internalizar las externalidades sedeben utilizar los mercados por sobre los comandos y controles cadavez que sea posible».4 Esta afirmación es absolutamente consecuentecon la lógica de la acumulación y reproducción del capital; también eslógico que los empresarios de la construcción se opongan a la rebajatributaria por la construcción de viviendas.

3 «[La Planificación por Condiciones] es un enfoque que permite regular lascondiciones de emplazamiento y desarrollo de las actividades y tipos deproyectos, especialmente en las áreas rurales, sin definir a priori su locali-zación o zona. Este mecanismo crea nuevas áreas urbanas mediante dosmecanismos: las Áreas de Desarrollo Urbano Condicionado y los Proyec-tos Urbanos Condicionados, que permiten establecer directamente la vin-culación entre la asignación de uso urbano sobre el suelo y las mitigacionesy compensaciones urbanísticas, de transporte y ambientales necesariaspara su sustento e integración territorial». Véase Preguntas Frecuentes enla página Web de la Secretaría Regional Ministerial de Planificación y Co-ordinación, Región de Santiago (Serplac Santiago). En http://www.serplacsantiago.cl/faq/inst_planificacion.php (recuperado 10 de abrilde 2008).

4 Javier Hurtado, «Desarrollo urbano condicionado: por qué y para qué».Documento de la Cámara Chilena de la Construcción, 19 de julio de 2007(destacados en el original). En http://www.cchc.cl/DATA/Fotos_Link/Javier%20Hurtado_CChC_19%20Jul%2007.pdf (recuperado 10 de abril de2008).

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Hay que recordar que toda política habitacional dependerá de ladinámica de valoración del mercado del suelo. Los mercados inmobi-liarios y habitacionales son esencialmente imperfectos, y son definidospor lo que hace y deja de hacer el Estado. El mercado habitacional yurbano tiene que ver con las acciones, con los insumos, con las restric-ciones que haga el Estado. Por eso, en mi opinión, no basta un subsidiode localización, por muy diferenciado que sea, ya que es altamente pro-bable que con él se vaya a pagar un valor del suelo sobrevalorado. Es undesafío de las autoridades políticas generar mecanismos de regulacióndel mercado de suelo. Adicionalmente, se deberá destinar mayores re-cursos al desarrollo urbano de las comunas receptoras de vivienda so-cial, que hoy día presentan grandes problemas: es fundamental estudiarun subsidio a la comuna receptora. Esta es una deuda histórica quetenemos como sociedad. Es necesario abrir el debate sobre cómo recu-peramos aquellas comunas altamente deterioradas por la acción delEstado.

Ahora, si en la construcción del hábitat residencial predomina lalógica de acumulación y reproducción del poder político, es altamenteprobable que se desarrolle una política de carácter lobbista-clientelar,cuyo impulso está dado por la conveniencia mutua de los actoresinvolucrados en el entramado de intereses constituido en torno a ella, yque construye la demanda en función de su capacidad de ofertar. A estetipo de política le preocupa la calidad urbana de lo que construye, aun-que suele tener poco éxito, al no abordar los aspectos estructurales.Contribuye a un comportamiento de los actores involucrados en el pro-ceso habitacional que potencia los conflictos sociales y profundiza lasegregación. También es característica la prevalencia de un enfoquesectorialista para el abordaje de la construcción del hábitat residencial,y un excesivo «programismo» habitacional. Es decir, ante cada nuevoproblema generamos un nuevo programa habitacional, y ello como con-secuencia de que vemos los síntomas y no las causas.

En la misma lógica de reproducción y acumulación del poder polí-tico, solo si existe voluntad política se puede lograr una adecuada coor-dinación intersectorial y una descentralización que involucre al conjuntode actores que conforman la sociedad.

El logro de mayor integralidad de la acción habitacional El logro de mayor integralidad de la acción habitacional El logro de mayor integralidad de la acción habitacional El logro de mayor integralidad de la acción habitacional El logro de mayor integralidad de la acción habitacional re-quiere una profunda transformación del sector vivienda y su

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institucionalidad. Son necesarios cambios en la construcción teóricacon que se aborda el problema habitacional: qué se está entendiendopor vivienda, qué se está entendiendo por ciudad, cómo manejamos lainteracción entre las tres lógicas mencionadas. Esto, sin lugar a duda,requiere voluntad política, pero esa voluntad política es responsabili-dad fundamentalmente de la sociedad civil: es esta la que debe deman-darle a sus representantes poner en el debate estas discusiones de fondo.

Si se trata de nuevas políticas habitacionales, también es necesariocambiar la cultura institucional, lo que significa cambiar hábitos y cuo-tas de poder, frente a lo cual es corriente la resistencia —voluntaria oinvoluntaria— de los agentes técnicos, políticos y administrativos, alos que se les dificulta transitar desde el sectorialismo a un trabajo com-partido. Es necesario tomar en cuenta la inercia que significa que elMinisterio de Vivienda y Urbanismo —surgido en el año 1965, todavíaen el contexto de la construcción de un Estado de bienestar— siga conla misma estructura orgánica, pero ahora en el marco de un modelo deeconomía neoliberal.

En este contexto, es necesaria una discusión en la sociedad civil,que debe hacer suyo el principio de que la construcción del hábitatresidencial es parte sustancial de sus derechos, y también de sus debe-res. Eso nos lleva a que la política habitacional, y las políticas urbanas,deben ser descentralizadas. Debemos pasar de la mirada asistencialistaa políticas participativas, autogestionarias, y definir los mecanismos deinterrelación entre los distintos actores. Este es un tema de debate, perocreo que debe haber un acuerdo en cuanto a profundizar la descentrali-zación y a una mayor apertura hacia nuevos actores.

Lo anterior nos lleva a una lógica donde predomina la reproduc-ción de la vida, en que el habitante sea un actor principal en las decisio-nes que inciden en la construcción del hábitat residencial. Para lograrlo,se debe potenciar las experiencias participativas y autogestionarias, esdecir, fortalecer la producción social del hábitat, aunque ello entre encontradicción con la lógica imperante del negocio inmobiliario. En estadirección, se debe fortalecer el capital social y el proceso de integraciónsocial, apoyando técnicamente estos procesos.

En síntesis, el objeto «vivienda», considerado desde una pers-En síntesis, el objeto «vivienda», considerado desde una pers-En síntesis, el objeto «vivienda», considerado desde una pers-En síntesis, el objeto «vivienda», considerado desde una pers-En síntesis, el objeto «vivienda», considerado desde una pers-pectivpectivpectivpectivpectiva integral,a integral,a integral,a integral,a integral, implica un proceso en el que participan distintosactores y que involucra dimensiones sociales, culturales, territoriales y

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económicas. Una política habitacional tiene que garantizar la calidadresidencial preocupándose no solo de los estándares de la vivienda,sino también del tipo de barrio que se pretende generar, el tipo de tejidourbano y social que se pretende construir. Por ello creo que debemospasar desde una política lobbista-clientelar a una política ejercida desdelo redistributivo, pero esto pasa por que la población —la sociedad ci-vil— esté organizada. Si no somos capaces de ponernos de acuerdo y sesiguen privilegiando intereses particulares, individuales o de organiza-ciones, difícilmente vamos a construir consensos. Pienso que el grandesafío es precisamente ese: ir construyendo consensos. El conjunto deactores involucrados, especialmente los habitantes, deben participar enun amplio debate sobre el cambio profundo que significa generar polí-ticas habitacionales integrales. Esto es, políticas que intervengan losmercados, preservando el interés del conjunto de la sociedad, contro-lando la obtención de rentas y redireccionando —en sentido social—tanto los recursos por asignar como la riqueza producida; políticas quetiendan a promover condiciones de acceso a los bienes y servicios delhábitat mucho más equitativas e integradoras, que avancen en el reco-nocimiento del derecho a la ciudad y el derecho a la vivienda.

Por otro lado, el Estado debe ir generando algún nivel de interven-ción mayor en los mercados. No podemos decir «el mercado del sueloes libre». El Estado debe tener y generar los mecanismos para regularlo.El mercado inmobiliario debe descentralizarse, y los problemas de tipopolítico y de corrupción se deben resolver con mecanismos que tienenque ver con el control social. Sin esta voluntad política, no se llegarárealmente a una política habitacional redistributiva e integral.

Por último, dejo algunas interrogantes para el debate; por ejemplo:

1 Como actores sociales, ¿queremos seguir abordando el tema de lavivienda como una mercancía, o hacerlo como un proceso que cons-truye ciudad y ciudadanía?

2 ¿Se estima que en la coyuntura actual existe la voluntad políticapara efectivamente ejecutar cambios profundos en la acciónhabitacional pública, o lo que se hace es un mero maquillaje quetrivializa las concepciones de integralidad, de solidaridad, etcétera?

3 ¿Estamos dispuestos, como actores sociales, a demandar —por ejem-plo— una profunda reforma urbana?

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4 Los habitantes, ¿tienen la voluntad real de fortalecer la comunidad,el capital social, o meramente, su patrimonio personal?

5 Los municipios, ¿tienen la capacidad de desempeñar un rolprotagónico en la construcción del hábitat residencial evitando elasistencialismo?

Políticas habitacionales de hoy: la ciudad que no queremos

Alfredo RodríguezSUR Corporación de Estudios Sociales y Educación

Como parte de las instituciones organizadoras, estamos muy contentos con la acogida que ha tenido la invitación a este semina-rio. Había pensado hacer una presentación en Power Point.

Decidí que no, porque quiero hacer mi intervención lo más corta ydirecta posible, para que después tengamos tiempo de conversar.

Creo que hoy día tenemos que hablar sobre lo que podría ser unapolítica de vivienda o una política de la ciudad: cómo queremos laciudad, desde una perspectiva democrática, incluyente: una ciudad so-lidaria. Creo, como lo dijo el padre Tupper, que solidaridad es una viejapalabra que se ha perdido al cabo de estos años y que hay que recuperarcomo parte de nuestra historia.

Si queremos discutir sobre una política de vivienda de esas caracte-rísticas, tenemos que mirar hacia atrás, tenemos que mirar hacia ade-lante, y después tenemos que mirar a los costados.

Partamos mirando hacia atrás.Partamos mirando hacia atrás.Partamos mirando hacia atrás.Partamos mirando hacia atrás.Partamos mirando hacia atrás. Desgraciadamente, como muy bienlo expuso Rubén Sepúlveda, buena parte de lo que se construyó en losúltimos veinte años no solo es de muy mala calidad física, sino que, enel caso de Santiago, se han construido verdaderos guetos urbanos, lu-gares con grandes problemas sociales, producto de las políticas públi-cas: esto es, producto de la acción del Estado. Creo que eso es muygrave. Un gueto, como alguna vez Francisco Sabatini lo definía, es unlugar sin esperanza. Entonces, lo que estamos observando al mirar ha-cia atrás es el resultado de una política cuyo principal objetivo fue fi-nanciar la construcción de viviendas baratas. Y ahí están esos grandesconjuntos de viviendas sociales donde habitan en condiciones deplora-

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5 Informe de las sesiones celebradas los días 13 y 20 de diciembre de 2006; 3,10 y 17 de enero; 14 y 21 de marzo y 2 de abril de 2007, con asistencia delos Honorables Senadores señores Carlos Ominami Pascual (Presidente),Camilo Escalona Medina (Presidente, sesiones 14 y 21 de marzo y 2 deabril), José García Ruminot, Jaime Gazmuri Mujica, Pablo Longueira Mon-tes (Jovino Novoa Vásquez), Jaime Naranjo Ortiz, Víctor Pérez Varela yHosaín Sabag Castillo (Adolfo Zaldívar Larraín).

6 «Otro aspecto que puso de relieve es que durante algún tiempo se aceptócomo comprobante de ingreso a nuevos deudores pobres que postulan acasas de 600 UF o menos, declaraciones juradas como certificación de sucapacidad de pago, a solicitud del Ministerio de la Vivienda quien es el quepone el subsidio y la garantía. Hace algunos meses, y previa conversacióncon la señora Ministra, concordamos que eso había que pararlo porque seestaba observando un comportamiento inadecuado por parte de inmobi-liarias que tenían una especie de oficina de fabricación de papeles de certi-ficados, de tal manera que según señaló desde hace algún tiempo se hanpuesto más selectivos, por instrucciones del Ministerio que pone la garan-tía…» (Informe Senado citado en nota anterior).

bles miles de familias, que a la vez son deudores hipotecarios. Reco-miendo revisar el informe de la Comisión Conjunta de Hacienda y Vi-vienda del Senado,5 donde el representante del BancoEstado señala quepara que se otorgaran los préstamos, lo único que se necesitaba eraadjuntar una declaración jurada de que se ganaba una determinada can-tidad de dinero. Y decía, además, que existían oficinas que daban esecertificado, que eran verdaderas fábricas de certificados de ingresos.6

Vemos, así, que la situación de muchos deudores hipotecarios es resul-tado de una política pública, cuyo único objetivo ha sido la construc-ción de viviendas, sin importar qué ni cómo.

Qué hacer con los gestores urbanos y qué hacer con los deudoreshipotecarios, son dos preguntas difíciles y complejas, pero no apuntana problemas de privados, como muchas autoridades sostienen, sinoque tienen su origen en actos de autoridades públicas. Hace muchosaños, mientras trabajaba en un programa de desarrollo urbano en Gua-yaquil, estábamos revisando los distintos departamentos de la Munici-palidad, y al encargado de Ornato le preguntamos cómo se regaban losárboles de las calles y de los parques. Contestó: «Es muy fácil: nosotrosregamos con el agua del río Guayas». «Pero el Guayas es un río de aguasalada», le dije. «No se preocupe —me contestó— solo después de doce

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años se forma una costra de sal en las raíces y el árbol se seca, pero paraentonces yo no voy a estar acá».

Muchas veces es eso lo que se hace en la administración pública:traspasar la responsabilidad y ver cómo esconder el problema que aotro le va a tocar resolver. El resultado es esta enorme cantidad de vi-viendas de mala calidad y, peor aún, lugares donde hay muy malascondiciones de vida.

Sin embargo, creo que también ha habido avances. Existe un reco-nocimiento oficial de los deudores hipotecarios, está el informe de laComisión Conjunta de Hacienda y Vivienda del Senado, el inicio delPrograma Quiero Mi Barrio. Vale decir, tenemos un reconocimiento porparte del Ministerio de Vivienda de que lo que se ha hecho en el pasadoestaba mal. Eso es muy importante, considerando que tal reconocimientoimplica una decisión difícil. Creo que hay caminos que permiten supe-rar la situación actual, pero se debe tener en cuenta que son caminoslargos. Podemos examinar experiencias de otros países donde ha ocu-rrido lo mismo que acá. En Francia, por ejemplo, recuperar un barriono es asunto de cuatro meses, es un trabajo de ocho a diez años. Se tratade una herencia que hay que ir recuperando, y a largo plazo.

Por otra parte, mirando hacia delante,Por otra parte, mirando hacia delante,Por otra parte, mirando hacia delante,Por otra parte, mirando hacia delante,Por otra parte, mirando hacia delante, también hay que tener encuenta lo que ya se mencionó: la gran inercia del sector público. Esdecir, es muy difícil cambiar una política pública, y toma más tiempoaún si la gente, quienes han sido afectados por esa política pública, nopresiona por los cambios.

Entonces, hacia atrás tenemos un stock que hay que mejorar, congrandes problemas sociales, y además hay un problema con los deudo-res. Hacia delante, tenemos dos problemas en discusión, dentro delmarco que nos colocaba Rubén Sepúlveda: un tema es la calidad, y elotro, los instrumentos de planificación urbana.

En relación con la calidad, que constituye un aspecto central, ellano se refiere solo a la vivienda. Por ejemplo, siempre me ha preocupa-do la esperanza que la gente de los barrios populares coloca en la educa-ción, en una educación que no va a servir para nada, precisamente porfalta de calidad. Lo mismo ha pasado con tener acceso a una viviendaque al final no sirve, que es de mala calidad, y que incluso tampoco esuna inversión. Pablo Trivelli y otros han hecho varios estudios sobreeso, y solo en Santiago, en los últimos diez años, ha aumentado el valor

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7 Véase por ejemplo, de ambas, «El diagnóstico de los pobladores ‘contecho’», cap. 5 de Los con techo. Un desafío para la política de viviendasocial, editado por Alfredo Rodríguez y Ana Sugranyes, pp. 125–139 (San-tiago: Ediciones SUR, 2005).

de las viviendas en por lo menos doce veces. Pero si se examina elaumento del valor en los conjuntos de viviendas sociales, ha sido nulo:cuando el Ministerio recompra a 260, 280 UF, está pagando el mismoprecio de hace diez o doce años atrás. Es decir, la vivienda que se haentregado no es una inversión para los sectores populares.

Cómo tener viviendas de mejor calidad, lo que también implicamayor tamaño, es uno de los desafíos. A veces se plantea que solo setrata de un asunto de dinero: les ponemos más UF y van a salir casasmejores. No es así. Si uno observa lo que ocurrió en los años noventa,el mayor financiamiento destinado a la vivienda social —y también yalo mencionó Rubén— se traspasó al precio del suelo urbano. Entonces,desde el punto de vista de las políticas actuales, podemos preguntar-nos si funcionará el subsidio a la localización, o es solamente un recur-so a corto plazo que va a ser luego absorbido por las empresasconstructoras.

Pienso que uno de los caminos en esta búsqueda de mayor calidades tener viviendas más flexibles y que desde el inicio incorporen lacapacidad de crecimiento; viviendas pensadas en el mejoramiento pro-gresivo, en vez de este deterioro progresivo y pérdida de valor de lasconstrucciones de ahora. Y un camino es también la autoconstrucción,pero de una forma más avanzada, como montaje de componentes. Hayahí una batería de elementos en los cuales pensar.

El tema de la calidad de las viviendas está estrechamente unido aotros dos: la participación y la localización. La experiencia nos señala loimportante que es la participación. En los lugares donde los residenteshan intervenido en el diseño de sus poblaciones o de sus espacios pú-blicos, hay un mayor sentido de pertenencia que allí donde las perso-nas han sido trasladadas a una residencia ya definida.

Recordando algunos trabajos de Susana Aravena y de AlejandraSandoval,7 creo que hay que reforzar la importancia que tiene el apoyo ala instalación de las familias de los campamentos. Como muy bien loplantean, la percepción existente en torno a las políticas de vivienda es

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que son iniciativas que se aplican a sectores medio-altos. Esto porque setraslada a las familias y se las coloca en un nuevo hábitat, en el cualtienen que adquirir una serie de otros compromisos económicos, ade-más de la deuda habitacional. Como se considera que, al tener casa, yadejaron la situación de pobreza, se ven privados de una serie de subsi-dios que recibían cuando eran considerados pobres. Al final de cuen-tas, están más pobres y endeudados que antes, y residiendo en unavivienda de mala calidad.

La participación y la calidad están unidas a la localización. Es muyimportante dónde se va a vivir, en qué parte de la ciudad se van a loca-lizar las viviendas. Para las familias pobres, el tema de la centralidad esfundamental. Toda la literatura sobre vivienda social o sobre las ciuda-des en América Latina, todos los estudios acerca de las migraciones delcampo a la ciudad de los años sesenta en adelante, señalan que, paralos sectores pobres, vivir en el centro de la ciudad es muy distinto devivir en la periferia: si las familias se ubicaban en el centro de la ciudadestaban bien; si se ubicaban en la periferia, estaban perdidas.

En SUR hicimos una pequeña investigación allá por los años no-venta en el centro de Santiago. Los sectores de más altos ingresos esta-ban satisfechos con su vivienda, pero los de menores ingresos no. Perosi les preguntábamos si se encontraban satisfechos con la localización,los sectores altos decían que no lo estaban, mientras que los más bajosestaban muy satisfechos. Para los sectores de menores recursos, la cerca-nía a recursos de trabajo, de información, etcétera, es muy importante.Y eso no está claramente comprendido: recuerdo, hace tres o cuatroaños atrás, estar mirando la televisión y ver a un grupo de jóvenesvoluntarios muy felices desmontando una vivienda precaria en un cam-pamento en el cerro San Cristóbal, que se estaba erradicando. Se sentíanmuy felices porque finalmente esas personas habían logrado conseguiruna casa propia... en Paine, a 45 kilómetros del centro de Santiago.

Esto nos lleva a que en verdad estamos hablando de problemasbastante difíciles. Uno de los puntos cruciales es que muchas veces,cuando se discute el tema habitacional, está ausente el tema de la ciu-dad. Qué respondemos cuando nos dicen: no queda tierra para vivien-das sociales en el centro. Creo que lo que tenemos que hacer es algo quetambién mencionó Rubén: comenzar a revisar los instrumentos de pla-nificación. No son tan complejos ni tan elaborados como parece: loúnico que hacen es fijar el precio del suelo. Es decir, el precio del suelo,

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8 Según indica Jorge Cisternas en su ponencia «Convergencia ciudadanafrente a los problemas urbanos», recogida en este mismo volumen, «loque hace un plan regulador es básicamente regular el desarrollo espacialdel territorio, en concordancia con los objetivos que ha formulado la auto-ridad política. La actual legislación contempla planes reguladores regiona-les, intercomunales, metropolitanos, comunales y seccionales. Ahora bien,los planos reguladores comunales son la expresión gráfica, en un plano,de una parte del plan, básicamente el uso del suelo comprendido en lajurisdicción de una comuna». [N. de E.]

entre otros factores, está determinado por lo que se puede construir ahí.Es muy distinto el precio final que se va a conseguir de una operacióninmobiliaria si en un lote se pueden construir edificios de veinte pisos,a si se pueden construir solo de uno. ¿Y quién fija lo que se puedeconstruir en un lugar determinado?: el plano regulador.8

En el fondo, quién decide cuál es la altura permitida, es un miste-rio. No son los vecinos. Hemos visto algunos casos de planes regulado-res participativos, pero también hemos visto cómo después ninguna delas observaciones hechas por la gente es tomada en cuenta. Se trata deun tema muy importante y que está presente hoy día en Santiago. Si serevisan los dos últimos años, se ven manifestaciones relacionadas conestas materias que cruzan distintos sectores socioeconómicos. Por ejem-plo, en la población José María Caro han estado luchando contra laimposición de un plano regulador y han logrado una serie de modifica-ciones; y a la vez en Ñuñoa, La Reina, los residentes están comenzandoa plantearse frente a las municipalidades y sus planes reguladores enaspectos que sienten que afectan su calidad de vida. Es un buen inicio.

Finalmente, también tenemos que mirar hacia otros lados.Finalmente, también tenemos que mirar hacia otros lados.Finalmente, también tenemos que mirar hacia otros lados.Finalmente, también tenemos que mirar hacia otros lados.Finalmente, también tenemos que mirar hacia otros lados.Por ejemplo, en América Latina hay muchas experiencias interesantes.En Brasil, en el tema de las ciudades, se da una planificación participativa,entre otras cosas. Colombia tiene una gama de políticas habitacionalesmuy amplia. En España, el mes pasado (julio 2007), se aprobó la nuevaley de suelos, que destina el 30 por ciento del suelo a viviendas protegi-das; en nuestro país, una tímida propuesta —destinar el 5 por ciento aese fin— planteada por el Ministerio de Vivienda ha sido rechazada,

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con el argumento de que se trata de un nuevo impuesto a las empresas.Y rechazada no solo por la Cámara de la Construcción, sino tambiénpor otros ministros. Recordemos lo que decía Carlos Montes: aproxi-madamente 600 millones de dólares se devuelven a las empresas cons-tructoras por concepto de devolución de parte del IVA: en el caso deuna vivienda de 10 mil UF, que paga 19 por ciento, a la empresa cons-tructora se le devuelve un 65 por ciento de ese impuesto. Es decir, siuna empresa construye una vivienda de 10 mil UF, recibe alrededor de1.200 de esas UF como devolución mínima. Se trata obviamente de unapolítica que no está favoreciendo la construcción de vivienda social.Hay recursos, lo que falta mucho es discusión y propuesta.

Para terminar, si miramos hoy día quiénes están presentes acá, eneste seminario, vemos que no están todos los actores: no hay ningúnexpositor del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, ni tampoco de laCámara Chilena de la Construcción. Y no es casualidad. No es queestemos discutiendo en el bando opuesto, sino que nuestra propuestacomo Observatorio es que nosotros, como sociedad civil, debemos te-ner un discurso propio; y para construir un discurso propio, necesita-mos reunirnos, conversar, discutir, acordar y hacer propuestas. Unavez hecho esto, vamos a conversar. Obviamente no se puede pensar unapolítica de vivienda social, una política de ciudad democrática solida-ria, sin el Ministerio, sin la Cámara, sin muchos actores. Pero primeronosotros tenemos que ver, conversar, definir, acordar.

Y en ese sentido, creo que es muy importante y rescato la presenta-ción inicial del padre Rodrigo: estamos acá por el derecho a la vivienda,estamos acá por el derecho a la ciudad. Creo que los que estamos acátenemos un cierto horizonte ético, un horizonte solidario. Quizá, talcomo ya ha pasado, van a decir que somos unos gásfiter, unos opinólogosurbanos. Pero es un inicio, y debemos definir una cierta posición, unacierta visión de la ciudad, de la ciudad democrática, solidaria, inclusiva.Solo así vamos a poder proponer algunas políticas y empezar a resolverlos problemas. Si no, como bien lo señalaba Rubén, vamos a seguirsumando programas.

Por el momento, hay varias preguntas serias que hemos hecho acercade lo que no nos gusta, de lo que no queremos. Queremos una socie-dad distinta. Es decir, hay cosas que cambiar y cosas que mejorar. Ob-viamente esto no es fácil ni se hará de la noche a la mañana, pero hayque empezar a caminar en esa dirección.

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Preguntas e intervenciones

Un participante.Un participante.Un participante.Un participante.Un participante. Con respecto a lo que planteaba Alfredo Rodríguez—que hay que juntarse para debatir—, pienso que la problemática de lavivienda de partida tiene esa dificultad: cómo uno se puede integrar ala discusión, porque se requiere tener conocimiento sobre el tema de lavivienda para poder plantear inquietudes. Se puede tener la mejor dis-posición en cuanto a apoyar toda acción tendiente a mejorar la viviendasocial, pero faltan los conocimientos. Me gustaría saber cómo los queestamos acá, que somos bastantes, podemos participar de este tipo dediscusión, presentar nuestras inquietudes, plantear ideas, conversar ennuestras poblaciones con otros dirigentes, hacer movimiento. Querríauna orientación sobre cómo ser más partícipe.

Heriberto Sánchez (Comuna de Cerro Navia).Heriberto Sánchez (Comuna de Cerro Navia).Heriberto Sánchez (Comuna de Cerro Navia).Heriberto Sánchez (Comuna de Cerro Navia).Heriberto Sánchez (Comuna de Cerro Navia). He escuchado conbastante atención la exposición que han hecho los profesores, y observoque han tratado principalmente el tema de los deudores hipotecarios, yse ha dejado de lado el problema de los campamentos. Me refiero a lapolítica habitacional que se viene arrastrando desde los años setenta,con la cual se construyeron casuchas, con un dormitorio, y casas demadera que hoy día están siendo afectadas por termitas. Y esto no soloen Cerro Navia, sino también en Quinta Normal, Pudahuel, y en otrascomunas de la Región Metropolitana. Esto ha llevado a la gente a expo-ner sus inquietudes sobre cómo mejorar la vivienda. Es muy buenopoder exponer estos temas en seminarios, porque no solamente los deu-dores habitacionales tienen derecho a reclamo; las poblaciones que es-tán afectadas también tienen el mismo derecho, el derecho a que seanreconocidas en la búsqueda de igualdad social.

El Ministerio hace propuestas: partieron con el subsidio de 112 UFy han aumentado a más de 300. Cuando los dirigentes elaboramos unproyecto que apunta a mejorar la calidad, siempre empiezan a poner-nos obstáculos. Si en una población queremos construir una viviendacon tres dormitorios, «para los pobres son muchos dormitorios». Peromejorar la calidad de la vivienda de la gente pobre dignifica la persona-lidad, la autoestima de las personas; creamos interés en la persona po-bre para que siga estudiando. Mi concepto es: si hay una mejor vivienda,hay un mayor anhelo de superación.

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Otro aspecto es que el Serviu [Servicio de Vivienda y Urbanización]ha entregado los programas habitacionales a distintas entidades organi-zadoras, muchas de las cuales son negligentes en su operación. Se co-metió un error al incluir a las municipalidades como entidadesorganizadoras, que ahora están ofertando la mejor calidad de vivienda.¿Y esa cuál es?: 40 metros. ¡Qué soluciona con 40 metros! Medio dormi-torio, una cama de una plaza.

Creo que el tema de la calidad se debe incluir en este tipo de semi-narios, para que tengamos una mejor opción, de acuerdo con nuestrasnecesidades de vivienda.

Soy de la comuna de SantiagoSoy de la comuna de SantiagoSoy de la comuna de SantiagoSoy de la comuna de SantiagoSoy de la comuna de Santiago, de un sector donde las inmobilia-rias buscan sacar bastante provecho. Quisiera preguntar en torno a loque se dijo sobre el choque de lógicas entre el municipio y los entesprivados.

Entre las cosas positivas que se han mencionado, está el reconoci-miento a los deudores, la Comisión Conjunta de Hacienda y Viviendadel Senado y el Programa Quiero Mi Barrio, que ha empezado a desa-rrollarse en el barrio San Vicente. Se supone que es algo positivo: hayasignados fondos por 300 millones para obras físicas, 30 millones parainversión social. Pero en qué nos topamos los vecinos y vecinas: haycuatro meses para constituir el Consejo Vecinal de Desarrollo, y desdeahí opinar sobre las rasantes, sobre lo que esté en el equipamiento bási-co, lo que esté en equipamiento medio, etcétera. Y los vecinos o vecinasno tenemos idea de eso. Al final, lo que se termina aprobando es el planque trae la Consultora. Después, hay 30 millones para inversión social.Como son cuatro meses lo que cubre el Programa, no hay tiempo sufi-ciente para que la propia comunidad sea la encargada de organizar loque se va a hacer. El resultado es que si hay alguna actividad, casi siem-pre viene desde afuera: el taller que conocen las trabajadoras sociales, elarquitecto.

Creo que el problema nuestro es dónde agruparnos y dónde obte-ner el conocimiento necesario para elaborar una propuesta. Qué tipo dedebate queremos nosotros. Organizarnos, movilizarnos, estar en la ca-lle, es la mínima forma que tenemos para reclamar por las políticaspúblicas. Para elaborar propuestas necesitamos el asesoramiento y lacolaboración de la gente que tiene conocimiento previo, pero no se tratade decir si me gusta o no me gusta lo que me ofrecen, sino de poder

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construir lo que nosotros queremos, y no estar opinando sobre lo que elEstado quiere o no quiere hacer.

Luis González Brito (Unión Comunal de Juntas de VLuis González Brito (Unión Comunal de Juntas de VLuis González Brito (Unión Comunal de Juntas de VLuis González Brito (Unión Comunal de Juntas de VLuis González Brito (Unión Comunal de Juntas de Vecinos deecinos deecinos deecinos deecinos deRecoleta).Recoleta).Recoleta).Recoleta).Recoleta). Recoleta tiene tres barrios que se van a intervenir a travésdel Programa Quiero mi Barrio. Nosotros, en un taller en SUR con laencargada del Programa, le dijimos que si se les entregaba el tema a lasmunicipalidades, iba a ser un negocio electoral para los alcaldes. En elcaso de Recoleta, el Programa ha sido el caballo de batalla en la campa-ña ya iniciada. Inclusive se cambiaron los límites de los barrios; porejemplo, en el barrio de la población Santa Ana, no es la poblaciónSanta Ana la que va a ser intervenida, sino la Villa Carlos Cortés, y laSanta Ana quedó afuera. En otro sector, se había propuesto en un prin-cipio que el Programa interviniera la población La Chimba, donde hayproblemas de prostitución infantil, de drogadicción, de tráfico de dro-gas. Pero se cambiaron los límites, y es otro el barrio que se va a inter-venir.

En este mismo Programa, por ejemplo, se propone una cancha depasto sintético en la población Santa Ana. Pero a la primera lluvia, ellugar es una laguna. Entonces, de qué nos sirve la cancha de pastosintético si primero no se hace el colector de aguas lluvia. Eso es paraque se vaya viendo que este Programa no nos va a servir mucho.

Ahora, cuando se habla sobre descentralizar los municipios, ocu-rre que el de Recoleta es un municipio que no evita el clientelismo, sinoque lo fomenta. Ese es nuestro gran problema. Recoleta tiene un planregulador con disposiciones impuestas por el alcalde. A nosotros, losrecoletanos, nos está pidiendo que nos vayamos, porque en el plan,Recoleta prácticamente está toda pensada en altura, aumentando el pre-cio del suelo. Y nosotros tenemos que irnos para que llegue la clase queel alcalde quiere, que es la ABC1, porque con nosotros dentro, imposi-ble que la comuna sea ABC1. Esto mientras las personas de mayoresingresos que no están de acuerdo con el lugar donde viven no tienenproblemas, ya que se pueden cambiar cuando quieran. En los sectoresde menos ingresos no es así: se cambian cuando pueden y no cuandoquieren.

Tenemos también el tema de la vivienda social —yo trabajo con elHogar de Cristo como entidad organizadora en este tema—. Nos esta-mos dando cuenta de que la pobreza en Chile se va a terminar rápida-

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mente debido a que la Ficha de Protección Social9 no es ficha de protec-ción social, sino de desprotección social. Por ejemplo, en Recoleta, auna persona que no tiene alcantarillado en su casa, la encuesta puedearrojarle hasta 550 puntos, con lo cual no puede postular a ningún tipode subsidio. A una persona que tiene en su casa a una persona postra-da, y además tiene una persona que es deficiente, la ficha dedesprotección le puede arrojar hasta 1.500 puntos, y tampoco puedeoptar a nada. No se entiende cuál es la finalidad de la Ficha. Cuandoestuvimos en su elaboración, pedimos varios cambios con respecto altipo de preguntas que se formulan. Ahora en Recoleta se hacen cincopreguntas, y son 69 la que tiene la Ficha. La pregunta más importantees cuánto gana; la segunda, qué estudios tiene, como si alguien pudieraconstruirse una casa con el certificado de estudios.

Mi nombre es Myriam,Mi nombre es Myriam,Mi nombre es Myriam,Mi nombre es Myriam,Mi nombre es Myriam, y mi pregunta o reflexión gira en torno altema profesional. Se hablaba sobre la calidad de las viviendas, sobre losinstrumentos de las políticas habitacionales, y se planteaba que es nece-sario ir avanzando en estas materias. Sin embargo, creo que también esnecesario avanzar en términos de calidad del trabajo profesional querealizan los arquitectos, constructores, trabajadores sociales que estánincluidos en los programas de vivienda. De pronto hemos perdido unavisión ética de lo que estamos haciendo ahí como profesionales. Debe-mos incluir a la ciudadanía, y a cada una de las personas que van aobtener estas viviendas, y debemos entregarles información directa detodos los planes reguladores. Siento que no hay un avance en términos

9 La Ficha de Protección Social es definida como «el instrumento que reem-plaza a la Ficha CAS [Ficha de Caracterización Social] y es la puerta deingreso de las personas a prestaciones y/o beneficios sociales del Estado.(...) permite identificar mejor las necesidades de los hogares chilenos paragarantizar un acceso más justo al Sistema de Protección Social. El cambioapunta a seleccionar con mayor pertinencia y precisión a los potencialesbeneficiarios de Programas Sociales y beneficios del Estado, no solo envirtud de su condición socioeconómica en general, sino también en fun-ción de necesidades diferenciadas y de situaciones específicas, comodiscapacidad, vejez, desempleo, bajos ingresos, enfermedades, entre otrasvulnerabilidades». En http://www.fichaproteccionsocial.cl/ (recuperado 19de marzo de 2008). [N. de E.]

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de la responsabilidad profesional y la ética de los profesionales quetrabajamos o que estamos incluidos en el tema vivienda.

Luis ÁlvLuis ÁlvLuis ÁlvLuis ÁlvLuis Álvarez (Comité de Vivienda Cuarta Etapa, Tarez (Comité de Vivienda Cuarta Etapa, Tarez (Comité de Vivienda Cuarta Etapa, Tarez (Comité de Vivienda Cuarta Etapa, Tarez (Comité de Vivienda Cuarta Etapa, Temuco).emuco).emuco).emuco).emuco).Después de escuchar las exposiciones de Alfredo y Rubén, recién em-piezo a entender por qué la Dirección Regional del Serviu de Temuconos odia tanto. Porque, en definitiva —y no es que nos jactemos de serunos dirigentes de última generación—, por una u otras razones, esta-mos adelantados a lo que se está planteando hoy día. Hace cerca de unaño le dijimos al Serviu que queríamos quedarnos en el sector, quería-mos discutir el tema de la vivienda, el tema del terreno, etcétera. Deuna u otra forma, fuimos ese tipo de dirigente que discute el tema, nosdimos cuenta de que había que luchar por la gente, pelearla, aperrar entodo, y hemos estado haciendo eso.

Ahora, quiero sugerir un tema muy importante. La vivienda estáconsiderada en Chile, por la Constitución Política del Estado, como unbien, no un derecho. Si se adopta el punto de vista de los derechoshumanos, la vivienda no aparece como un derecho. Y creo que las orga-nizaciones políticas y sociales debiéramos estar tocando este tema.

Dennise VDennise VDennise VDennise VDennise Valdebenito (Villa Los Cóndores, Taldebenito (Villa Los Cóndores, Taldebenito (Villa Los Cóndores, Taldebenito (Villa Los Cóndores, Taldebenito (Villa Los Cóndores, Temuco).emuco).emuco).emuco).emuco). Mi consul-ta se refiere al negociado que se está haciendo con los subsidios que seotorgan. Porque si bien la Presidenta habló de un mejoramiento de lavivienda, nos damos cuenta de que con los subsidios de ampliación,reparación, etcétera, los únicos ganadores son las empresas constructo-ras. Pregunto cómo podemos fiscalizar, o quién fiscaliza esto. Porque sibien hoy en día hay un subsidio de ampliación de 90 UF, la empresa seestá llevando el 60 por ciento, y dejando los trabajos donde quedaron.

Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad).Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad).Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad).Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad).Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad). Hace muchos años que,en materia de vivienda, tenemos experiencia con las agencias guberna-mentales y con las empresas inmobiliarias, y el comportamiento quehoy tienen es el que históricamente han tenido. Somos una capital enconstante expansión con demasiada insatisfacción de la gente. No so-mos felices, no gozamos esta ciudad, tampoco nuestro río, porque elrío Mapocho es una mugre.

Una persona se refirió recién a Recoleta. Yo invitaría a su organiza-ción a buscar un modelo más flexible. Por ejemplo, el plan regulador

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de Recoleta está por aprobarse, y nosotros podemos modelar algo yofrecérselo a la gente. Recoleta es un sector viejo, que en ciertas partesse cae a pedazos, y podemos potenciarlo muchísimo más, consideran-do que está a diez minutos del centro.

Actualmente se proponen edificios de quince pisos en tres puntosde la ciudad. Pareciera que al ver esas construcciones, los habitantes deSantiago pensaran que la ciudad se está modernizando. Pero qué lindosería tener ciudades y barrios más amistosos, con edificaciones de cin-co o seis pisos, con bastante jardín interior.

Queramos la ciudad. Manifestemos nuestro cariño, por ejemplo,con el río Mapocho, con ciudades amables donde podamos vivir, don-de podamos conocernos; con lugares donde dejar a los niños, de mane-ra que la gente, o las mamás, puedan salir a trabajar. Está la experienciaalemana, por ejemplo, donde me dicen que los edificios de lo que seríavivienda social son de cinco o seis pisos, no tienen ascensores, perotienen grandes jardines interiores.

Podríamos tener manzanas completas donde se pase de 50 propie-tarios a 25; donde nos conozcamos y tengamos una ciudad donde valgala pena vivir, y no puras quejas, porque esa es una característica nues-tra. Pero vamos a salir de este seminario y no vamos a llegar a ningunaconclusión. Porque ni SUR ni esta organización tienen modelos. Seríaespectacular tenerlos y poder flexibilizarlos, y hacer el reclamo en algoconcreto. Podemos ir acordando qué podemos hacer, y hacer ahora esoa lo nos invitaban: ver el pasado y el futuro y hacia los lados.

Soy una persona que ha tenido una experiencia anterior deSoy una persona que ha tenido una experiencia anterior deSoy una persona que ha tenido una experiencia anterior deSoy una persona que ha tenido una experiencia anterior deSoy una persona que ha tenido una experiencia anterior decampamento.campamento.campamento.campamento.campamento. Estos seminarios son importantes para los pobladoresmodestos, como es mi caso. He luchado más que la cresta, esa es laverdad de las cosas. No soy diplomático ni político, pero sí soy undirigente, y me destaco por ser una persona sencilla y conocer la reali-dad. A nosotros nos han pasado cosas muy atroces, que a mí me handado una lección. Cuando ideamos, confeccionamos y ejecutamos nues-tro proyecto en Renca, costó un mundo. Hablamos con el señor Ravinetpara poder —hoy día o mañana o pasado— disfrutar de una casa digna,como nos corresponde. Porque para mí es muy penoso y vergonzosoque en mi país tengamos que hablar de dos Chiles: el Chile que tieneharto y el Chile que no tiene nada. Se lo digo yo, que esperé comoveinte años mi casa.

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Discriminación, sí la tuve. Me tuve que cargar a la fuerza, y me dioresultado. Mi mujer murió, pero yo voy a recibir una casa. Y que no medigan que no tengo derecho, porque esto les ocurre a muchos.

Antes capté una frase que dijo un profesor: «hay setecientos cam-pamentos en Chile». Pero la pregunta mía es, ¿hasta cuándo hacemoscasas de nylon, casas Copeva, que no le sirven a nadie?

Nos llenamos la boca con las instituciones, que tienen el gran errorde lucrarse con la pobreza. No, señor, aquí somos todos chilenos y conun derecho. Esa es mi expresión, y lo siento si alguna autoridad sesiente, porque es una realidad. Yo soy un actor, con un criterio y unaescala de valores. Y los que tenemos escasos recursos —a mí no megusta emplear la palabra ‘pobre’, porque yo no soy pobre; pobres sonotros: yo soy un tipo inteligente y valiente, y por eso doy la cara y estoyaquí, y represento a la gente de mi condición— tenemos derechos.

Un asistente.Un asistente.Un asistente.Un asistente.Un asistente. Se mencionaba algo que en realidad es lo primero quedebemos hacer: constituirnos en una sociedad civil organizada, y cam-biar la situación nosotros. Normalmente se critica y autocrítica lo quesucede, pero no hacemos nada por cambiar las cosas.

Respuestas de los panelistas

Alfredo Rodríguez (SUR).Alfredo Rodríguez (SUR).Alfredo Rodríguez (SUR).Alfredo Rodríguez (SUR).Alfredo Rodríguez (SUR). Frente a las inquietudes que aquí se hanplanteado, todas incuestionablemente rescatables, quisiera plantear ami vez que, según creo, lo profundo del problema es que las personasy las organizaciones están aisladas, están segmentadas. Eso ocurre entodas las comunas.

Podría responder a cada una de las intervenciones que se refieren aproblemas o aspectos particulares de las políticas urbanas o habitacionalesque los afectan, pero el sentido de este encuentro no es ahondar en esasparticularidades. Lo que queremos es intentar conversar sobre los pro-blemas que son comunes. Porque si usted tiene un problema, es unacosa; pero si ve que el problema es de muchas otras personas o fami-lias, se puede ir creando organización y, sobre todo, un discurso co-mún. Yo creo que ese es el objetivo de esta reunión, porque si cada unade las experiencias de resistencia, de innovación, sigue sola, aislada, sudestino es bastante predecible.

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Soy optimista: creo que es posible cambiar, pero para ello hay queconversar, llegar a tener un discurso y propuestas. No creo que esto seatarea de una sola persona, por iluminada que sea. La posibilidad delograr respuestas y abrir opciones, se da cuando la gente misma lasdiscute, las propone, las construye y las controla.

En las intervenciones y preguntas que han planteado varios de losparticipantes efectivamente quedan de manifiesto problemas específi-cos, inmediatos, pero estoy absolutamente seguro de que esos no sonlos principales. Lo principal es tener un discurso común diferente, quehaga frente al de las políticas urbanas neoliberales y al del mercado: undiscurso solidario, en la perspectiva de una «ciudad compartida». Apartir de eso, todo el resto será posible. Pero a partir de las experienciasfragmentadas, separadas, no vamos a poder cambiar mucho.

Rubén Sepúlveda (Instituto de la Vivienda, INVI).Rubén Sepúlveda (Instituto de la Vivienda, INVI).Rubén Sepúlveda (Instituto de la Vivienda, INVI).Rubén Sepúlveda (Instituto de la Vivienda, INVI).Rubén Sepúlveda (Instituto de la Vivienda, INVI). Me pareceimportante destacar que hoy se están abriendo canales, en el sentido deque la autoridad o el discurso político dicen una cosa, aunque se hagaotra. Pero el hecho de que se diga en el discurso, nos deja con la res-ponsabilidad, como sociedad civil, de discutir esos temas y fijar unaagenda.

Insisto, me parece que es clave recuperar los tres elementos básicosde cualquier política de vivienda que aspire a tener un carácter integral:la disponibilidad de suelo, una producción habitacional sostenida y ladiscusión sobre cuál es la vivienda digna (¿cuáles son los requerimien-tos mínimos que debe tener?) en el marco del actual desarrollo econó-mico de este país.

Esa discusión, ¿la estamos realizando?, ¿o estamos más bien pre-ocupados de nuestro metro cuadrado? A pesar de que perfeccionemosel discurso, ¿cuál es el tipo de ciudad que nosotros queremos? ¿O tene-mos un discurso, pero el domingo nos vamos a la plaza del mall acomer en un McDonald’s? A lo mejor está bien el McDonald’s, perodiscutámoslo. Discutamos el proyecto de lo que nosotros queremoscomo sociedad.

En este sentido, me parece que en la medida en que estemos orga-nizados, podremos ir discutiendo las mejoras en ciertos planteamien-tos; por ejemplo, la producción social, que parte de un discurso de unfondo solidario, con la generación de las EGIS [Entidades de Gestión

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10 «Los programas del Ministerio de Vivienda consideran asesorías especiali-zadas para guiar y respaldar a los postulantes, sea en el proceso de com-pra o de construcción de su casa. Las Entidades de Gestión InmobiliariaSocial (EGIS) son las encargadas de entregar esta asistencia. (...) Las tareasprincipales de las EGIS son organizar a las familias y realizar las gestionesnecesarias para que obtengan su vivienda. Tienen responsabilidades espe-cíficas en las distintas etapas de los proyectos de construcción y de adqui-sición de viviendas construidas, así como en la elaboración de un plan dehabilitación social para los integrantes de los grupos». En http://www.minvu.cl/opensite_det_20070216121353.aspx (recuperado 19 de marzode 2008). [N. de E.]

Inmobiliaria Social].10 Eso es discutible, pero quizá en un principio espositivo.

O en el caso del Programa Quiero Mi Barrio, que no se transformeen «odio mi barrio», en la medida en que tenemos claro que un progra-ma de recuperación de barrios que opta por modalidades participativasno va con los plazos gubernamentales. Es que no se hace participaciónporque se les consulte a las familias dos o tres veces, en la lógica deobtener resultados a corto plazo. Sin embargo, creo que hay que rescatarlo positivo de programas como este. La acción de recuperar un barrio espositiva.

Para hacer los cambios, es necesario cambiar la forma en que enten-demos el conjunto de la sociedad y formar profesionales con un senti-do ético que lleve a pensar que el problema no es por lo que yo hicemal, sino, fundamentalmente, por lo que dejo de hacer. Ese es un desa-fío y una discusión que hay que poner en el tapete. Qué sentido tiene,por ejemplo, que en las facultades de arquitectura y urbanismo esténtodos concentrados en hacer el último mall, el último edificio del hotelde ochenta estrellas, y no se tenga ninguna idea sobre cómo generar elproceso de mejoramiento de viviendas y barrios deteriorados. Que notengan ninguna idea sobre cómo interactuar con otras disciplinas. Esees un desafío, y no solo para profesionales de la universidad en sufunción de formular teorizaciones, en tanto académicos, sino tambiénen su capacidad de formular respuestas frente a las demandas que noshaga la sociedad. Si no tenemos profesionales con un sentido de trabajoque vaya en la dirección de ir generando apuestas con la propia comu-nidad, es muy fácil caer de nuevo en una apuesta muy individualista.

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Finalmente, comparto que se ha ido cambiando la idea de que lavivienda es un derecho, por aquella según la cual es un bien, una meramercancía. Para cambiar eso tenemos que realizar un conjunto de accio-nes; entender y hacer nuestro el derecho a la ciudad, el derecho a lavivienda. Si no somos capaces de expresarnos en la ciudad, de expre-sarnos en los medios, de hacer demandas a nuestros representantes,difícilmente vamos a lograr los cambios que queremos, sobre todo cuandoestamos en el contexto de una sociedad absolutamente individualista.

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Participación comunitaria en campamentos y asentamientosprecarios de la Región Metropolitana

Carla Fernández T.Equipo de Pastoral Social, Vicaría Zona NorteVicaría de Pastoral Social y de la Pastoral de los Trabajadores

Soy parte de un equipo que trabaja en la Vicaría de Pastoral Socialy de la Pastoral de los Trabajadores. Estamos distribuidos en distin-tas zonas de la Región Metropolitana, y hoy queremos presentar

el Programa de Participación Comunitaria en campamentos yasentamientos precarios. Esto para explicarles de dónde venimos y quéhacemos, de manera que puedan entender las conclusiones a las quellegamos a partir de nuestro trabajo. Actualmente estamos trabajandoen trece campamentos de diferentes comunas, y en dos cités de la zonacentro de Santiago.

El Programa de Participación Comunitaria.El Programa de Participación Comunitaria.El Programa de Participación Comunitaria.El Programa de Participación Comunitaria.El Programa de Participación Comunitaria. El objetivo del Pro-grama es mejorar la calidad de vida de los pobladores a través del forta-lecimiento de sus organizaciones, del desarrollo comunitario, ypropendiendo a la obtención de la vivienda definitiva. Pero básicamen-te definimos nuestro quehacer en la meta del fortalecimiento de lasorganizaciones.

Nuestra meta es incidir en la calidad de vida de los pobladores. Setrata de una intervención en etapas con las poblaciones o comunidadescon que trabajamos. Desarrollamos diagnósticos, en general con lascomunidades y desde una perspectiva participativa; es decir, desempe-ñamos un rol de acompañamiento, somos facilitadores de los procesos

2 El problema habitacional y los programas actuales

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de diagnóstico realizados por las mismas comunidades, de manera quepuedan expresar sus problemáticas, y también sus recursos y los inte-reses que quisieran desarrollar. Estos diagnósticos generalmente inclu-yen temas relacionados con habitabilidad y la vivienda, pero tambiénpueden abarcar otros que son de interés de la comunidad y que nonecesariamente están considerados dentro de la política habitacional.

Luego, teniendo claridad respecto de los intereses o problemáticasque aquejan a las comunidades a las que acompañamos —y contenidosen los diagnósticos participativos—, desarrollamos planes de trabajo,que también son determinados, priorizados e impulsados por ellas.Normalmente este proceso incluye formación permanente, entendidadesde una perspectiva tradicional: talleres, cursos, jornadas. Sin embar-go, también se valoran las experiencias de aprendizaje no tradicional;en lo cotidiano, desde sus propios saberes y en ambas direcciones:desde nosotros hacia ellos y a la inversa.

En cada sector en que trabajamos, fomentamos o revaloramos laorganización como una estrategia para resolver o enfrentar las situacio-nes que aquejan a las comunidades día a día. Es una apuesta progra-mática para nosotros, y lo hacemos básicamente acompañándolas en lagestión y estimulando el uso de las redes existentes.

El programa incluye líneas transversales, es decir, que atraviesantoda la intervención. Una tiene que ver con la línea pastoral, ya quesiendo de la Pastoral Social y de los Trabajadores, por supuesto nuestroquehacer está muy vinculado a los valores de nuestra Iglesia. Esto sinperjuicio de que trabajamos con personas de distintas orientacionesreligiosas. Pero todo lo que hacemos tiene que ver con el fomento devalores como la solidaridad, democracia, autodeterminación, respetopor el otro, etcétera.

Otra línea transversal es la asistencia técnica que prestamos a lospobladores. Este proceso de acompañamiento exige desde la atenciónde casos sociales (por ejemplo, conexión con sistemas de subsidios)hasta el fortalecimiento de la organización (por ejemplo, acompaña-miento de elecciones democráticas, fomento de mesas técnicas...). Tam-bién hay acompañamiento en otros aspectos aún más técnicos: en laetapa de diseño de los proyectos habitacionales, la etapa de gestión, laetapa de negociación de recursos, etcétera.

La línea de fortalecimiento organizacional también es transversal yestá siempre presente, como ya lo señalé.

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Finalmente, otra línea es la promoción de derechos humanos, aho-ra desglosados en derechos sociales, económicos y culturales.

Cuál es y cómo se resuelve el problema habitacional con losCuál es y cómo se resuelve el problema habitacional con losCuál es y cómo se resuelve el problema habitacional con losCuál es y cómo se resuelve el problema habitacional con losCuál es y cómo se resuelve el problema habitacional con losprogramas actuales.programas actuales.programas actuales.programas actuales.programas actuales. Esa es la pregunta a la que nos convocaron.Desde nuestra experiencia, para responderla necesitamos establecer dosniveles de análisis. El primero tiene que ver con cómo contestamos estapregunta a nivel local o en terreno, desde nuestra experiencia; el segun-do apunta a cómo nosotros entendemos y nos relacionamos con la po-lítica de vivienda actual.

En el nivel local, en el terreno,En el nivel local, en el terreno,En el nivel local, en el terreno,En el nivel local, en el terreno,En el nivel local, en el terreno, nuestro rol es básicamente defacilitador. Intervenimos en el proceso de obtención de la vivienda pro-pia, pero también en el desarrollo de la comunidad. Esto tiene algunasconsecuencias prácticas. La primera es que partimos desde el respeto alas necesidades, problemas, intereses y recursos que encontramos enlas comunidades. Son ellas mismas las que tienen que definir cuálesson sus problemas, necesidades e intereses.

En un campamento, normalmente la vivienda —la casa— siempreva a ser un tema de interés para las personas. Pero, como decía, cuandose da la posibilidad de que sea la comunidad la que determine cuálesson los verdaderos intereses o necesidades existentes, se abre una am-plia gama de otras temáticas —infancia, juventud, habitabilidad, medioambiente, incluso subsistencia— en forma simultánea con el tema de lavivienda.

Otra consecuencia del rol facilitador es la responsabilidad respectode lo que hay que hacer frente a la situación definida como problema,responsabilidad que recae en las personas que viven esa situación yquieren hacerle frente, y no en nosotros. Normalmente ocurre que lasinstituciones que llegan a los campamentos, a los asentamientos preca-rios, asumen un rol muy protagónico, cuando lo que hay que hacer estraspasarles la responsabilidad a las comunidades, que en nuestra expe-riencia son bastante inteligentes para proponer alternativas de solucióna sus propios problemas, y en general bastante más creativas que noso-tros. Eso, además, va reforzando el sentido de ejercer ciudadanía y sen-tirse actores de su propio desarrollo, entenderse como sujetos de derecho,lo que va íntimamente ligado con asumir la responsabilidad respecto delo que están emprendiendo.

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Además de lo anterior, el rol facilitador tiene que ver con el fortale-cimiento de las comunidades y de la asociatividad, como una estrategiapara resolver la situación que las aqueja. Actualmente vemos cómo hanpermeado concepciones individualistas en las personas que habitan encampamentos, y también en otros sectores vulnerables. Sin embargo,tratamos de propiciar que la frase «la unión hace la fuerza» sea biencomprendida y valorada, y en el sentido de que efectivamente las accio-nes y sus resultados tienen más potencia en un trabajo conjunto que enotro hecho individualmente.

El rol facilitador también implica que nos ponemos a disposiciónde las comunidades, ponemos a nuestras competencias profesionalespara que sean usadas por los beneficiarios, al contrario de una posturamás técnica, en que está el supuesto de que los técnicos son los quesaben, van y dicen qué es lo que hay que hacer. Y en esto se nos exigemucho.

Finalmente, también podemos afirmar que la relación con las co-munidades debe ser horizontal, porque son sujetos de derecho y con lalegítima capacidad de exponer sus propias opiniones y saberes. Quere-mos cambiar la comprensión que se tiene de estas comunidades comobeneficiarios de subsidios, a una en que se los vea en tanto sujetos dederecho. Cuando escuchamos a los dirigentes referirse a que la casa nose les está regalando, sino que es un derecho que están ejerciendo,sentimos que eso los pone en una posición distinta para ser interlocutoresde los distintos actores que entran en juego, muy especialmente de lasautoridades.

A lo antes dicho podemos agregar algunos otros aspectos que esnecesario considerar, a partir de la experiencia en terreno. En el encuen-tro entre la comunidad y la política de vivienda se generan situacionesde violencia o de conflictividad muy fuertes. No solo al interior de lascomunidades, entre vecinos, porque el ponerse de acuerdo no es fácil;también hay conflictividad y violencia en las relaciones con los actoresdel Estado, del municipio y de los privados que participan en la ejecu-ción de la política de vivienda.

Normalmente los conflictos actuales tienen como sustrato situacio-nes previas de abusos, de malas experiencias y de pérdida de confian-za. Esta es una situación permanente con la que nos encontramos en eltrabajo con las comunidades, y que se relaciona con la concepción deque son sujetos beneficiarios.

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Otro aspecto relevante es el rol especial y estratégico que desempe-ña el municipio en materia habitacional y urbana. Como ya señalamos,en general pueden existir factores de desconfianza respecto a su actuar;sin embargo, los municipios cumplen un rol esencial para prevenir oreparar situaciones de segregación espacial. Ello porque aunque las ac-tuaciones de los municipios que se han constituido en EGIS no tienenfines de lucro, ellos sí tienen incidencia en determinar algunas situa-ciones respecto del uso de suelo, o inyectar recursos suficientes paraimpedir que la situación de segregación espacial se siga agudizando.

En nuestra experiencia, el municipio es un aliado fundamental a lahora de evitar la segregación no solo vía inyección de recursos, sinotambién a través de un compromiso para que estas comunidades pue-dan resolver la situación de habitabilidad en sus comunas o entornomás inmediato. En nuestro trabajo siempre estamos muy vinculadoscon los municipios y tratamos de mantener esa relación, comprendien-do que ellos ejercen una función trascendental, además de que ejercenacciones de largo plazo en el territorio. En cambio, los programas delEstado normalmente llegan, funcionan ocho meses y se acaban.

Por último, otro aspecto que nos ayuda a responder la preguntasobre cómo enfrentamos el tema habitacional desde nuestros progra-mas, es la coordinación y vinculación con redes y otras organizaciones.Este es un componente indispensable, no solo porque no contamos conlos recursos financieros y técnicos necesarios para desarrollar todo eltrabajo, sino también como una estimulación a las comunidades paraque sean ellas las que rearticulen las redes de apoyo local a que tienenacceso, y también otras redes. En general, esta articulación no se da tanfácilmente entre las instituciones y organizaciones que trabajamos entemas de habitabilidad, pero sin duda es necesaria y potencia el queha-cer, pues permite abordar la situación de las comunidades de una for-ma más integral, desde distintas perspectivas y distintas especialidades.

En nuestra relación con la política de viviendaEn nuestra relación con la política de viviendaEn nuestra relación con la política de viviendaEn nuestra relación con la política de viviendaEn nuestra relación con la política de vivienda, somos interpe-lados por los pobladores. Normalmente escuchamos que no se handesarrollado los proyectos habitacionales como debían, y que hay erro-res en las elaboraciones de diagnósticos, diseños o planes de trabajo.Eso tiene que ver con la forma en que, como profesionales, ponemostodas nuestras competencias al servicio de las comunidades con quetrabajamos. También hay críticas respecto de los recursos financieros

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que se gastan en profesionales, y surge —legítimamente— el plantea-miento de que si se destinaran directamente a las comunidades estaríanmejor utilizados.

Otro elemento destacable para responder la pregunta sobre cómose resuelve el problema habitacional desde nuestra intervención tieneque ver con la lógica del mercado, que influye significativamente envarios sentidos. Primero, la participación del Estado se ve cada vez másmarginal: prueba de ello es la entrega a las EGIS de la responsabilidadde ejecutar gran parte de los programas de viviendas sociales. A nues-tro parecer, ello implica un riesgo, porque aunque destacamos el papelque desempeñarán los municipios en esta materia, si hacemos el ejerci-cio de pensar en quiénes van a tener más compromiso con la gente, sinduda no serán los privados. Entonces, de todas maneras el Estado de-biera estar velando por el respeto a los derechos básicos de la gente, ysin embargo su participación es cada vez más marginal.

También debemos señalar que persisten aquellas iniciativas que noreconocen las características propias de las comunidades con que traba-jamos, por ejemplo, en el caso de los sectores rurales. No hay alternati-vas que respeten la cultura, las formas de ser y hacer de esos sectores.Lo mismo ocurre en sectores urbanos, donde se desarrollan estrategiasque tampoco responden a las características, problemas, necesidades eintereses de las personas que allí habitan. Por ejemplo, la asignación demicrocréditos: son entregados a un grupo amplio de personas de lamisma comunidad, cuando no necesariamente todos tienen habilida-des para ser microempresarios. El resultado es que los transforman enmicroempresarios empobrecidos o simplemente en nada, y se desper-dician los recursos.

Por otra parte, siguen existiendo programas de carácter muyasistencial destinados a gente vulnerable, que hacen que se endurezcaaún más su situación de vulnerabilidad. También se ejecutan progra-mas de emergencia, en vez de pensarse en programas de desarrollo,que potenciarían las capacidades y recursos propios de la comunidad.

Y por último, la privatización de la planificación urbana, ya señala-da en el panel anterior, es especialmente relevante para nosotros. Vemosque tanto en materia de suelo como en los proyectos de renovaciónurbana y de desarrollo hay una notable segregación de los sectores vul-nerables, encarecimiento de la vivienda social y, por lo tanto, un mayorempobrecimiento de los que ya están en situación de pobreza.

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De lo anterior se desprenden algunas constataciones.De lo anterior se desprenden algunas constataciones.De lo anterior se desprenden algunas constataciones.De lo anterior se desprenden algunas constataciones.De lo anterior se desprenden algunas constataciones. Definiti-vamente, la problemática que enfrentamos aquellos que trabajamos concampamentos o asentamientos precarios va más allá de la construcciónde la vivienda social, no se agota en esta solución. La intervención tieneque apuntar a la construcción del barrio y la ciudad, a la construcciónde comunidad y sociedad. Pensamos que no se requiere de tanta inver-sión en recursos materiales, como inversión en las personas. Eso comoprimera constatación.

Se requiere, además, una política de suelo eficiente para la búsque-da de la justicia social, para la prevención y reparación de la segrega-ción. Actualmente la política habitacional no respeta la cultura nicaracterísticas de las comunidades, e incluso limita sus posibilidadesde subsistencia. Esto cuando, por ejemplo, uno ve que personas cuyoingreso familiar depende del arreglo de autos, o de la artesanía, soncambiadas a departamentos que no les permiten seguir trabajando en loque tradicionalmente hacían.

Nuestras instituciones también constatan un aspecto vinculado conel reconocimiento de los cambios y las formaciones culturales de lascomunidades en las cuales trabajamos; y es que debemos flexibilizarnuestros criterios, nuestras formas de trabajo, incorporando elementosmás creativos. Por ejemplo, si consideramos que normalmente las per-sonas tienen algún empleo en el día, habría que trabajar con ellas enhorarios distintos, o alternativos: de noche, el fin de semana; en lamisma línea, debemos incorporar componentes que hasta ahora no hansido considerados como centrales, como juventud, infancia, género...

Por último, pensamos en algunos desafíos sobre los que po-Por último, pensamos en algunos desafíos sobre los que po-Por último, pensamos en algunos desafíos sobre los que po-Por último, pensamos en algunos desafíos sobre los que po-Por último, pensamos en algunos desafíos sobre los que po-dríamos conversardríamos conversardríamos conversardríamos conversardríamos conversar..... Primero, como organizaciones que trabajamosen el tema, necesitamos plantearnos cómo estimular la coordinación ylas Mesas de Trabajo, evitando las desconfianzas y las competenciaspor los recursos existentes para trabajar con comunidades.

Otro gran desafío es lograr generar estrategias de cooperación ycoordinación con el Estado y el municipio, sin que perdamos la capaci-dad crítica en relación con sus programas.

Finalmente, y creo que esto es lo central: cómo organizar, dar voz yfuerza a los excluidos, lo que es un llamado a desarrollar estrategias deacompañamiento más creativas, que sobre todo impulsen la autodeter-minación de las comunidades.

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Cerro Navia y la política habitacional

Cristina GirardiAlcaldesa de Cerro Navia

Voy a hacer un recorrido histórico de Cerro Navia, porque comocomuna pobre ha sido receptáculo de todas las políticas públi-cas de vivienda y de pobreza, y eso ha ido incidiendo en la

conformación del espacio desde su creación como comuna.Esta comuna es hija de Barrancas y Pudahuel, y se creó en 1981

como una comuna dormitorio: no existían empresas, ni servicios públi-cos, salvo aquellos que administra el municipio (salud, educación); setomó lo que era el patio trasero de Pudahuel y quedó conformada comocomuna, sin que exista una lógica que explique el por qué de una nuevacomuna. Partiendo de esa base, hoy día tenemos 150 mil habitantes enun territorio muy chiquito: en total once kilómetros cuadrados, y nuevede ellos están consolidados; el resto es expansión urbana. El hacina-miento es bastante dramático, el espacio urbano está saturado, con muypoco espacio público —(falta de áreas verdes, espacios de encuentro,ausencia de barrio cívico— y la estructura responde a la que presentancasi todas las comunas periféricas: mucho pasaje, pasajes de tres o cua-tro metros donde casi estamos encima de la casa del frente, con muchasviviendas; además, en el patio trasero de esas viviendas hay otras vi-viendas más, constituyendo múltiples microcampamentos al interiorde la comuna.

A diferencia de otras comunas periféricas, Cerro Navia, por su pe-queño tamaño, no ha sido priorizada a través de las políticas públicasde vivienda y gran parte de su parque habitacional es producto deautoconstrucción. En su mayoría las poblaciones de la comuna nacie-ron por tomas de terreno, y escasos rincones fueron intervenidos direc-tamente por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

Durante el gobierno de Salvador Allende, los departamentos conta-ban con 65 metros cuadrados de superficie. Durante la dictadura seredujeron hasta 32 metros cuadrados, la mitad de la superficie, y dismi-nuyeron también los estándares de calidad de la construcción. Ejemplode ello es el conjunto Las Viñitas, que presenta hoy un enorme deterio-ro de la convivencia y del estado de las viviendas. En los gobiernos dela Concertación logramos un máximo de 47 metros cuadrados en los

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conjuntos nuevos: Juan Araya, Javiera Carrera, Laurita Allende y lo quees el ex campamento André Jarlan. Esos son los territorios que se hanido incorporando a la comuna como vivienda nueva. También operódurante muchos años un gran programa de casetas sanitarias, porqueesta comuna, al ser de autoconstrucción, tenía una gran cantidad depozos negros. Así, uno de los temas de resolución fue la primera etapade la vivienda progresiva o la caseta sanitaria, de las cuales en CerroNavia hay más de tres mil unidades.

Un dramático ejemplo de una política que construye viviendasUn dramático ejemplo de una política que construye viviendasUn dramático ejemplo de una política que construye viviendasUn dramático ejemplo de una política que construye viviendasUn dramático ejemplo de una política que construye viviendasy no construye barrioy no construye barrioy no construye barrioy no construye barrioy no construye barrio tenemos en el caso de Las Viñitas y SantaClara, de 1985. Simplemente se instaló lo que se ofreció como una solu-ción al problema de los sin techo, pero ambas villas quedaron una encada extremo de un gran hoyo; se construyeron estando el hoyo ahí.Este caso es de la época del régimen militar, pero no existe mucha dife-rencia con lo que se ha hecho posteriormente, durante los gobiernos dela Concertación. En términos de diseño es más o menos el mismo, yaunque se aumentara la superficie de las viviendas —como en los casosya mencionados de los conjuntos Juan Araya, Javiera Carrera y LauritaAllende— hay ausencia de barrio y también ausencia del concepto deconvivencia.

Otra iniciativa que operó en Cerro Navia fue el Programa ChileBarrio, que se supone era un programa distinto, y en el que trabajóSUR. Si bien tenía componentes que iban más allá de la vivienda —setrabajaba con organizaciones de la comunidad, las consultoras desarro-llaban otras líneas, no solo la construcción de viviendas—, después loque se instaló realmente no tiene nada que ver con lo que elaboró lacomunidad. Al final, el Serviu igual instaló un grupo de blocks y lacomunidad participó cero con lo que quiere como vivienda y cómoquiere la vivienda. Aunque hubo una línea para trabajar otros elemen-tos relacionados con la convivencia y con el barrio, finalmente, a la horade construir la vivienda, no se resolvió en ese sentido. Es como si fué-ramos un poquito esquizofrénicos: el cerebro de allá construye la vi-vienda y el cerebro de acá supuestamente construye una convivencia, ynunca se juntan. Y en estas comunidades tenemos los mismos proble-mas de convivencia que en aquellas donde no hubo ninguna línea pre-via de trabajo, que fueron simplemente el receptáculo para concretar elsubsidio de los comités de allegados.

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Entre las experiencias positivEntre las experiencias positivEntre las experiencias positivEntre las experiencias positivEntre las experiencias positivas,as,as,as,as, una de las pocas donde la comu-nidad ha decidido algo distinto de lo que señalaba la política pública esla construcción de viviendas para adultos mayores, hecha con el apoyode un programa Fosis, el Fondo Solidario de Vivienda, entre los años2000 y 2006. Significó un esfuerzo enorme, con distintos comités deallegados que se fueron organizando; pero solamente una comunidad,El Montijo, fue más allá y trabajó su proyecto como territorio. Es unaexperiencia sumamente interesante, en que la Junta de Vecinos ha orga-nizado el trabajo con los diferentes comités de vivienda y hecho unaapuesta de renovación urbana, aunque solo sea renovación de la vivien-da, porque todas las viviendas están con termitas. Ese ha sido el focopara renovar el parque habitacional de la población El Montijo, perocon una organización mucho más potente que solo un comité de allega-dos trabajando por su cuenta, o un comité de vivienda. Es una expe-riencia que no es municipal, porque básicamente han trabajado losdirigentes; han pedido el apoyo del municipio, pero el liderazgo lotienen claramente ellos: hay liderazgo de la comunidad en resolver susproblemas, y eso hace que el municipio cumpla el rol que debería de-sempeñar: trabajar, compartir, pero no necesariamente tener el liderazgode la solución.

Otro programa donde hemos ido construyendo viviendas con elFondo Solidario y con los vecinos, tiene que ver con «solucionar» —entre comillas— el problema del allegamiento. Hemos construido hastatres viviendas por sitio, pasando a llevar, creo, casi todas las normasdesde el punto de vista de la Ley de Urbanismo y Construcciones. Cons-truimos donde queda algún espacio, porque la política de vivienda hoyno resuelve el tema de cómo me quedo en una comuna donde no hayterrenos para construir y me voy quedando como allegado; o cómo, enel sitio donde había tres hijos allegados, armo tres casas. Hemos hechohasta tres viviendas y hemos tratado de mantener el estándar de dos,como una política de radicación o de densificación urbana bastante pre-caria, para que la gente pueda permanecer en su comuna y no perderlas redes de apoyo, y su biografía de convivencia.

Al enfocar el problema habitacional,Al enfocar el problema habitacional,Al enfocar el problema habitacional,Al enfocar el problema habitacional,Al enfocar el problema habitacional, lo hemos dividido en dosgrandes áreas respecto de la política actual.

Por un lado, está la gran cantidad de viviendas autoconstruidas,que tienen problemas de calidad, y viviendas que no tienen problemas

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de construcción, pero que están sufriendo un deterioro importante acausa de las termitas y la falta de mantención. En muchas de estasviviendas no están regularizadas ni la construcción ni la tenencia de lapropiedad, y este es requisito fundamental para acceder a programaspúblicos de mejoramiento.

Por otro lado, tenemos viviendas sociales con problemas estructu-rales; todas las viviendas que se han construido a través de programasServiu tienen problemas de construcción serios, sobre todo los departa-mentos. Claramente ahí hay un tema de calidad que influye más en losdepartamentos que en las casas.

En el marco de la política de vivienda y dentro del Estado, lossubsidios posibles de postular para mejorar este parque son los de Pro-tección del Patrimonio Familiar y el Fondo Solidario de Vivienda, paraconstruir en el sitio residente; esto es, volver a construir la vivienda.Pero tenemos problemas vinculados al hecho de que la autoconstrucciónexistente demanda proyectos «a medida», que a veces no se resuelven yno son rentables para las constructoras. Tenemos que jugar con el «casoa caso», y es difícil montar un proyecto global cuando cada casa esdiferente de las otras, cada sitio diferente del otro, y la operación parecepoco rentable.

Los montos de los subsidios son sumamente bajos para resolverestas situaciones, y las expectativas de las familias siempre son mayo-res. También es muy bajo el número de prestadores de asistencia técni-ca, y cuando la hay, no siempre es de buena calidad. Además, la actualoferta para las constructoras hace que la construcción de vivienda socialno sea competitiva para el sector privado. En casi todos los programasde reparación de vivienda que hemos hecho a través de los subsidiosque entrega el Estado, tanto las constructoras como las consultoras, pordistintas razones, han dejado el trabajo a mitad de camino.

Otro problema que se presenta en la comuna es que entre quienesnecesitarían un subsidio para mejorar su situación habitacional están,por ejemplo, algunos que tienen casetas sanitarias, y que en Cerro Naviase han visto impedidos de postular a cualquier subsidio, porque yatienen uno. Se eliminó el Programa de Vivienda Progresiva, y esa gentequedó a medio camino.

Para las familias sin vivienda, básicamente contamos con los Fon-dos Solidarios de Vivienda, Títulos I y II. En estos casos, los problemasque hemos tenido se relacionan básicamente, al igual que en todas las

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comunas, con la aplicación de la Ficha de Protección Social. En nuestrouniverso, el 70 por ciento se ubica entre el primer y el segundo quintil,y hoy día estamos teniendo serios problemas con el tema de la Ficha.Ahí hay un tema que el Ministerio todavía no resuelve, ya que porahora resolvió mantener la Ficha CAS, pero no sabemos como va a re-solver a partir del 2008.

El hecho de que las familias tienen que buscar un sitio en unacomuna sin terrenos para responder a la presión proveniente del pro-pio comité que diseña, arma, construye, se asesora y se mueve parabuscar un terreno, está debilitando enormemente las posibilidades delas personas de construir efectivamente un espacio definitivo. Quizá enotras comunas, como Pudahuel, Quilicura, haya todavía posibilidad deexpansión importante, pero en comunas como la nuestra, o como LoPrado, no tenemos ninguna posibilidad, pues carecen de espacios in-ternos disponibles.

Para concluirPara concluirPara concluirPara concluirPara concluir, la primera crítica, la primera crítica, la primera crítica, la primera crítica, la primera crítica que puedo plantear es que enChile las políticas públicas —no solo en vivienda, en todo— se cons-truyen sin ser política pública, esto es, sin lo público, sin el público.Este es un aspecto que sería interesante revertir, en el sentido de que laspolíticas públicas efectivamente incorporaran a las personas, y no segeneraran a partir de un diseño realizado por tres o cuatro funcionariosinvisibles que afirman que eso es una política pública. En todas lasáreas tenemos el mismo problema: en salud, en educación, en vivien-da. En todas es importante que las políticas públicas empiecen a incor-porar a las personas que efectivamente van a ser receptores de ellas.

Hoy día, la política de vivienda se ha convertido más en una polí-tica de subsidio que en una política habitacional; y ni siquiera definanciamiento, porque no financia efectivamente la necesidad: simple-mente entrega una parte de los recursos, sin hacerse cargo del proble-ma. Pienso que descentralizar el Estado no implica que este sedes-responsabilice de lo que tiene que hacer, sino que establezca unarelación en la que haga participar más a los otros. Eso es descentraliza-ción, no que el Estado se reste. Hoy día lo que está haciendo el Estadoes «pasarle la pelota» o transferir «el cacho» a otro, para que finalmentelos problemas terminen resolviéndolos precisamente aquellos que notienen los recursos para hacerlo y de quien debiera hacerse cargo, preci-samente, el Estado. Eso es preocupante.

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Otra tendencia que, a mi juicio, es importante revertir, es aquellaque limita la política habitacional al tema de la vivienda; más bien, lapolítica pública habitacional debe resolver también el tema del barrio yel de la convivencia. Lo que hoy existe es una gran contradicción: tene-mos políticas de vivienda sin barrio, y el Programa «Quiero Mi Barrio»,sin vivienda: mejoro el barrio, pero no tengo posibilidad de mejorar lavivienda.

La comunidad tiene que esforzarse y pelear por lograr que la vi-vienda no sea una cosa aislada, como una jaulita colgando de algunaparte, sino que efectivamente sea parte de un espacio construido, habi-table, vivible. Puede que ese espacio no tenga todos los metros cuadra-dos que necesitamos, pero por lo menos que tengamos participación enel diseño, en cómo nos vamos a confrontar con el vecino, cómo vamosa compartir con el vecino: cómo armamos convivencia a partir de nues-tra política habitacional. Y que no nos convirtamos en lo que aquí se hadicho que hoy existe: una política de individualismo.

La tendencia al individualismo no es solo de este país, ocurre anivel mundial. Es eso precisamente lo que hay que revertir: dejar demirarnos el ombligo, y aunque no tengamos todos los recursos que serequieren para construir lo que quisiéramos, sí poder diseñar el espacioen su conjunto tal como lo queremos: un espacio para convivir, y nosolo viviendas.

Aprendizajes y trabajo con microcampamentos

Matías AsúnFundación Trabajo en la Calle

Soy parte de la Fundación Trabajo en la Calle, una de las cuatroorganizaciones que asumió generar este espacio de encuentro, yquiero contarles que nos demoramos seis meses en hacerlo. Seis

meses en llegar a un par de conclusiones bastantes simples: a veceslleva tiempo tomar decisiones arriesgadas. La decisión que nos reúnehoy día es la de juntarnos a conversar en nuestra calidad de «actores»,así que muchas gracias por haber acogido nuestra invitación, ya queeste no es un seminario tradicional. No hay aquí gente que desbordeconocimiento, ni gente que viene como «esponjita» a absorberlo. Aquí

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el llamado es a participar, a generar un espacio autónomo de participa-ción bajo el nombre de «Observatorio». Vamos a mirar la ciudad, y loque quiero presentarles ahora es un diagnóstico sobre nuestro trabajocon microcampamentos, que son en principio campamentos que tie-nen muy pocas familias.

¿Cómo se puede construir un diagnóstico sobre la situación¿Cómo se puede construir un diagnóstico sobre la situación¿Cómo se puede construir un diagnóstico sobre la situación¿Cómo se puede construir un diagnóstico sobre la situación¿Cómo se puede construir un diagnóstico sobre la situaciónurbana del microcampamento?urbana del microcampamento?urbana del microcampamento?urbana del microcampamento?urbana del microcampamento? La hipótesis que voy a presentar esque hay ciertas condiciones estructurales de la realidad delmicrocampamento que no deben obviarse en el diseño de programassociales, de políticas sociales y de integración urbana. Intentaré desa-rrollar el diagnóstico según el cual lo que hay en Chile sonmicrocampamentos, avalado por el trabajo que hizo el Centro de Inves-tigación Social de Un Techo para Chile en su último catastro nacional.

En términos urbanos, el problema no es solo de los «con techo».Existe ya algún consenso respecto de que el problema habitacional noequivale a cantidad o exclusivamente a demanda de vivienda. Partamospor asumir eso. No tienen sentido las decisiones que consideran única-mente las mediciones respecto de déficit habitacional. Una de las últi-mas presentaciones que le vi hacer a Marcelo Carvallo, en su calidad dedirector del Fondo Solidario de Vivienda, era que, dependiendo de lavariación de un 5 por ciento del gasto total en vivienda, quedaban entre19 y 21 años para satisfacer el problema habitacional. Pero el problemano es solamente prospectivo: quedan 19 o 21 años más para seguir co-metiendo errores o para hacer las cosas bien con el presupuesto actual.Por lo tanto, el problema habitacional sí tiene una dimensión de vivien-das faltantes, pero evidentemente va mucho más allá de eso. Y lo queyo quiero presentar acá es que, sin lugar a dudas, la gente que vive encampamentos no lo está pasando bien; necesita techo, pero no cual-quier techo.

Entonces, la pregunta es: ¿cuáles son los costos de este procedi-miento?

El primer punto al que me referiré es que los que trabajamos concampamentos y estamos en esta Mesa —la Coordinadora de Poblado-res, Un Techo para Chile y la Fundación Trabajo en la Calle— sabemosque el problema actual de la política de vivienda claramente no es laexistencia de campamentos, sino los allegados. Un par de conclusio-nes: eso no significa que el problema de los campamentos sea un pro-

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blema menor; más bien tiene que ver con que no necesariamente laspolíticas de vivienda para «demanda difusa» —léase allegados— soneficientes para erradicar campamentos. Se requiere de terceros, y se re-quieren visiones más integrales.

Cuando examinamos la situación actual, la tendencia nos dice que,en términos históricos, cada vez hay menos familias por campamento,lo que quiere decir en la práctica que hemos sido eficientes erradicandolos campamentos grandes. Por algún lado hay que empezar, pero laduda que queda es si hemos erradicado campamentos o en realidadsolo los hemos reducido en tamaño.

Uno de los datos más interesantes que descubrió Un Techo paraChile en su último catastro es que son los comités de vivienda los quearticulan la vida comunitaria del campamento, pero no necesariamentecorresponden a todo el campamento ni pueden hacerse cargo de todossus problemas cotidianos y de organización. Entonces, partamos desdeese escenario: hemos sido eficientes erradicando campamentos másgrandes, porque son más baratos de erradicar, ya que una hora de traba-jador social en un campamento grande cuesta lo mismo que en uncampamento chico. Y aún nos quedan los más pequeñitos, con meno-res recursos. Visto así, hay dos escenarios distintos: uno donde habíacampamentos grandes y otro donde hay campamentos chicos, y sonescenarios contrapuestos. No quiero decir con esto que se hayan acaba-do los campamentos grandes; lo que quiero decir es que tenemos unproblema con los campamentos chicos: hay gente que vive «por ahí», yque no vive en campamentos. Lo interesante es preguntarse por quésucede eso.

¿Qué cambió en los últimos treinta años en este país en el ámbitode la vivienda? Básicamente, una política habitacional que es cada vezmás flexible, que requiere de montos de ahorro menores: cualquierapuede optar a la vivienda, y no es necesario «tomarse» un terreno paraconseguir una. Esto significa que no se produce el ejercicio de organi-zación previa para tomarse el terreno; por lo tanto, la manera de accedera la vivienda es totalmente distinta. Frente a esta realidad, la duda es:¿le podemos pedir a la ventanilla de Serviu que haya participación so-cial en ese espacio? ¿Podemos pedir que los niños, que son parte im-portante en la política de vivienda, participen en la fila de inscripción?¿Estamos pidiendo eso? Hay que dar una mayor profundidad al análi-sis, algo que a veces no hacemos. Entonces, hay un aumento de la

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demanda dispersa y la calidad de las soluciones ha aumentado, pero nonecesariamente ha aumentado de la manera que esperamos que lo haga,aunque ha habido una mejoría.

Hagamos una diferenciación sociológica sobre los tipos deasentamientos precarios. Por un lado, tenemos el «mega-asentamientoprecario urbano»: el último importante en Chile fue el nacido de latoma de Peñalolén. Por otro, un «gran asentamiento precario», de másde 100 familias; el «asentamiento precario medio», con un promedio de60 a 80 familias; y el «asentamiento precario micro», de menos de 20 a 25familias, que en promedio tiene 13, con tendencia a la baja. Y este últi-mo segmento tiende a hacerse más grueso mientras más se acerca alcero: hay más campamentos con seis que con siete familias, más desiete que de ocho… Por lo tanto, si continuamos la curva, la diferenciaentre lo que uno puede considerar campamento o asentamiento preca-rio se hace difusa. En muchos casos ya no se trata de asentamientosvisualmente similares a los campamentos, hechos con mediaguas, te-chos de zinc brillante, etcétera. Se trata más bien de una gama ampliade cités, viviendas derruidas de adobe, y otras formas de hábitat quecoexisten con mediaguas y construcción espontánea dentro de un mis-mo sitio, pero que en la práctica siguen siendo microcampamentos. Esasí que la definición visual de campamento es cada día más difusa. Sehace necesario profundizar sobre su situación social y organizativa, yen eso estamos recién empezando.

Desde el punto de vista de la organización, un campamento grandetiene una organización diferenciada: tiene un comité político, que de-signa a un encargado. Cuando trabajé como voluntario en la toma dePeñalolén, tenía que pedirle permiso a la dirigencia para hacer mis ta-lleres de educación, después hablar con el comité de educación, y po-nerme de acuerdo con el comité de seguridad para que me dejaranentrar. Vale decir, en un campamento hay una organización diferencia-da con al menos un comité, más los dirigentes, y esos dirigentes secomportan como tales.

En un campamento medio hay una organización básica, pero esuna organización que de alguna manera reúne. En un microcampamentola organización es precaria: hay un comité de vivienda, con suerte. Comoel promedio es de 13,5 familias, se hace casi imposible completar laestructura básica que exigen las entidades locales —por ejemplo, losmunicipios—, que contempla presidente, vicepresidente, secretario. Lo

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que hay, entonces es más bien un dirigente, o una dirigenta, elegidos«a dedo».

Desde el punto de vista del capital social, un megacampamentotiene una historia de organización, que en términos de historia local esun evento histórico, que la gente recuerda: Víctor Jara hacía cancionesde esto. En los microcampamentos, por su parte, el capital social estádado por los vínculos que tenga la familia, y la historia local se resumeal pasaje: están ahí, nadie sabe cómo llegaron, nadie sabe cómo empe-zaron, de repente apareció uno, otro: no es un evento, en términos desu dimensión histórica y social.

En los microcampamentos, la dimensión política es limitada, onula directamente. Y mientras los grandes campamentos tienen un dis-curso de acceso a la vivienda —la organización, la «toma», la lucha, laconquista del terreno, la construcción—, en los microcampamentos (yesto es lamentable), lo que hay es más bien un discurso de subsisten-cia. Ello no significa que no quieran participar en una lucha por lavivienda, pero lo que predomina es un discurso de dependencia de loque el municipio puede o no puede hacer.

Para explicar el problema de la exclusión en los campamen-Para explicar el problema de la exclusión en los campamen-Para explicar el problema de la exclusión en los campamen-Para explicar el problema de la exclusión en los campamen-Para explicar el problema de la exclusión en los campamen-tos, reconocemos cinco dimensiones. tos, reconocemos cinco dimensiones. tos, reconocemos cinco dimensiones. tos, reconocemos cinco dimensiones. tos, reconocemos cinco dimensiones. La primera es la más cono-cida: la dimensión socioeconómica que, aplicada al tema de losmicrocampamentos, nos lleva a una conclusión interesante: que el ni-vel de heterogeneidad de ingresos en ellos es alta: la persona que ganamás, gana tres veces más que la que gana menos. Y el sueldo mínimopromedio es de 50 mil pesos. Esto significa que en los microcampamentoshay gente que puede ahorrar, y otra que no puede hacerlo. Ahora, lagente que no puede ahorrar, en qué condición está: son mujeres solas,ancianos, discapacitados. Frente a ellos, las soluciones que tenemospara erradicar no son eficientes.

En cuanto a la dimensión sociohistórica de los microcampamentos,hay que destacar el peso de la memoria, una memoria marcada por elfracaso, por el rechazo, y sin ejercicio de reparación. La «toma» es unejercicio de lucha reivindicativa por un lugar en la ciudad, pero en elmicrocampamento no necesariamente están dadas las condiciones parallevarla a cabo. No al menos del mismo modo que antaño. Y no quierodecir que la gente que vive en el microcampamento sea más dependien-te, o que necesariamente tenga una trayectoria de fracaso. Al contrario.

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Pero las condiciones objetivas estructurales en que viven están impi-diendo la construcción de discursos que no estén marcados por esasfaltas.

Lo anterior también es reflejo de la deuda pendiente de la políticahabitacional en este tema: es esta la que define la existencia de gente quequeda fuera de las soluciones propuestas, porque no alcanza a ahorrar:son los excluidos de los excluidos. Los microcampamentos son herede-ros de la política habitacional actual.

Tenemos también una sociedad que sistemáticamente discrimina yabusa. Lo que llamamos «circuitos de subsistencia» —todas aquellasformas de contratación informal que el mismo barrio tiene para con losmarginados, como el robo de cables eléctricos y los empleos informalesde trato directo, como la jardinería o la recolección de desechos— cons-tituyen un submundo marcado por el empobrecimiento y la segrega-ción.

Muy a menudo se me pregunta qué opino de la pobreza. Al devol-verles la pregunta, el 50 por ciento de las personas me dice que lospobres son flojos. Es increíble, pero es verdad: un importante grupoaún lo piensa, y eso no es una caricatura. Dicen: «Mi experiencia enparticular ha sido que son flojos porque no quieren salir de los campa-mentos, y ello porque allí no pagan cuentas, lo cual está muy bien paraellos».

Pero preguntémonos: ¿qué gana la gente viviendo en los cam-Pero preguntémonos: ¿qué gana la gente viviendo en los cam-Pero preguntémonos: ¿qué gana la gente viviendo en los cam-Pero preguntémonos: ¿qué gana la gente viviendo en los cam-Pero preguntémonos: ¿qué gana la gente viviendo en los cam-pamentos?pamentos?pamentos?pamentos?pamentos? Decidimos tomarnos en serio esto y hacer un diagnósticoclaro al respecto. Descubrimos dos cosas interesantes: la primera esque si la gente tuviera donde allegarse, muy posiblemente no termina-ría en un campamento: van a parar a un campamento arrancando deotra cosa, o porque «no les quedó otra», o porque el alcalde de turno losaglutinó allí al no poder integrarlos a la erradicación del campamentode origen donde vivían hace años. Llegan al campamento porque notienen alternativa, o porque sus redes de apoyo no son suficientementebuenas. Y ese aspecto es clave. No hay un ejercicio de toma y de orga-nización: llegan al campamento simplemente porque no pudieron alle-garse… o defenderse. Detrás de los microcampamentos se esconden,entonces, historias de abuso, de hacinamiento, de violencia, de separa-ciones, desigualdades legales. Los microcampamentos no son solamenteun tema de pobreza, no son solamente un tema urbano; son un tema

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social mucho más complejo. Por lo tanto, no se van a acabar losmicrocampamentos hasta que no terminemos con esas otras cosas.

Cuando hablamos de circuitos de supervivencia, estamos hablan-do de lo que una persona gana. En un campamento se gana localiza-ción. Ahora, ¿es una buena localización? ¡No! Es una localización a laque se han acostumbrado y pueden vivir de lo que ahí encuentran. Poreso, alguien que vive cercano a un barrio residencial de clase media sequiere quedar y alguien que vive en un barrio empobrecido también sequiere quedar. Claro, hay una cierta forma de arraigo, pero ligado a lasubsistencia. Lo que estoy diciendo no es nuevo: la gente claramenteno muere de hambre al insertarse en sistemas muy informales. Prefieroser directo y no esconder las cosas: han logrado sistemas de supervi-vencia. Por lo tanto, lo que les quita la política habitacional es su estruc-tura de supervivencia, su circuito de supervivencia. Lo que los asustade la política habitacional no es tanto el des-arraigo como el des-em-pleo. No estamos hablando acá de que los desarraigan. Los asentamientosque se quedan, que son radicados, ¿conservan el capital social o no? Esuna buena pregunta. Ahora, la pregunta no es si conservan el capitalsocial o no. Desde el punto de vista nuestro, es si efectivamente conser-van circuitos de supervivencia, si logran re-adaptarse. O sea, hay unadimensión institucional que es tremendamente importante.

En la dimensión socio-comunitaria, cuando se tiene 13,5 familiaspor campamento, los modelos tradicionales de educación popular, delógicas participativas, los modelos históricos de trabajo, muchas vecesno aplican, porque el número de asistentes a las reuniones de comité esmuy escaso. Y se produce otro efecto: cuando ya hay dos institucionesinterviniéndolos, se saturan, se revientan, y la organización tiene quedividirse en el tiempo.

Otro dato interesante que descubrimos en los diagnósticos que hi-cimos el año pasado, surgió a raíz de algunas preguntas importantesque antes se nos habían ido: ¿Juega usted fútbol los domingos? No. ¿Vausted a la iglesia? No. Después de cinco preguntas por el estilo plantea-das en conversaciones informales, nos dimos cuenta de que el nivel departicipación comunitaria de los micropobladores es inferior a cual-quier otro segmento social. No van ni a la iglesia. Ese es un dato impor-tante, y la pregunta fue: ¿y va usted a las reuniones de apoderados desu hijo? ¡No! Ese es el handicap del que hay que hacerse cargo.

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Una dimensión institucional muy clara para los microcam-Una dimensión institucional muy clara para los microcam-Una dimensión institucional muy clara para los microcam-Una dimensión institucional muy clara para los microcam-Una dimensión institucional muy clara para los microcam-pamentospamentospamentospamentospamentos es la importancia atribuida al municipio: es fundamental ladimensión y calidad de la atención, y la calidad de la oferta.

Otro factor de peso —y esto es pura «opinología» urbana; no hayningún análisis factorial que lo sustente, solo experiencia— es que hayuna dimensión de la pobreza dura, la de los microcampamentos, queno remite solo a la dificultad de obtener ingresos, sino que refleja unadimensión biográfica a nivel socio-comunitario: la experiencia de segre-gación. Curiosamente, si se examina el mapa comunal de Santiago, seadvierte que no hay una relación directa entre pobreza comunal (segúnel último informe de la encuesta Casen) y la presencia de microcam-pamentos. Estos se encuentran en contextos ecológicos y sistémicostremendamente diversos, por lo que tenemos suficientes argumentospara decir que son como un macetero. O sea, no son parte del territorio,están relativamente desconectados del entorno. Y los territorios en quepueden estar ubicados son extremadamente heterogéneos. Por lo tanto,cualquier intervención en ellos requiere un trabajo especializado.

También en relación con el territorio, los circuitos de supervivenciade los micropobladores serán diferentes dependiendo de si se trata deterritorios empobrecidos o de mejor nivel. Y, de manera fundamental,dependiendo de su localización en la ciudad.

¿Cómo se «cocina» un microcampamento?¿Cómo se «cocina» un microcampamento?¿Cómo se «cocina» un microcampamento?¿Cómo se «cocina» un microcampamento?¿Cómo se «cocina» un microcampamento? ¿Qué elementos per-miten explicar la forma en que hemos creado estos lugares? Si ustedquiere armar un microcampamento, necesita seis ingredientes. El pri-mero es pobreza, expresada fundamentalmente en precariedad del em-pleo y muy malos ingresos, o derechamente falta de ingresos. El segundoes la desigualdad sistémica, lo que llaman inamovilidad social: unapobreza que se hereda, que se transmite, algo que no es muy difícil delograr; es una condición que viene dada: la sociedad lo garantiza, y esobasta.

Hay un tercer ingrediente, relacionado con el acceso a redes. Bási-camente, para crear un campamento lo que usted necesita es no tenerapoyos eficientes, necesita una red de apoyo precaria. En términos delterreno, necesita un mercado de suelo absolutamente liberado, en don-de especular con el suelo sea buena idea —rentable— y donde la ges-tión municipal de los terrenos sea desordenada. Usted necesita quehaya suelos donde se pueda construir un microcampamento. Necesita

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también una dimensión de institucionalidad, porque los municipios,con todo el respeto que me merecen algunos de ellos, tienen que permi-tir que esto ocurra. El poblamiento de microcampamentos —si bien esespontáneo— suele ser predecible, por lo que alguien no estuvo pres-tando atención para que se formara.

Ahora, no solo tienen que permitir que esto ocurra: si vemos elcatastro de Un Techo para Chile, el municipio es un factor clave en laformación de los microcampamentos: para ir a dejar a la gente quesobró de la última erradicación a los patios de los colegios, a los con-juntos de canchas municipales, usted necesita un municipio, unainstitucionalidad que así lo determine. El microcampamento respondea la estructura social, y al mismo tiempo a la dinámica local, de gestióny comunidad local.

Para armar un microcampamento también se necesita tiempo. Lointeresante es que el microcampamento, desde el punto de vista ecoló-gico, le sirve a todo el mundo. Un microcampamento es lo que en físicase llamaría «una situación de equilibrio».

Vamos a hacer un análisis y suponer que haya perspectivas encon-tradas. Desde el punto de vista de los pobladores, la ecuación de lavivienda definitiva tiene distintos componentes. En términos de la cali-dad de las soluciones, la localización es crítica, junto con el proceso deconstrucción —de co-construcción, en una ideología participativa—, quetiene que ir acompañado de equipamiento. En términos de las posibi-lidades del acceso de las familias, se requiere posibilidades de ahorro,una mínima organización, y flexibilidad en la oferta. Y desde el puntode vista de los intermediarios, en la dimensión institucional, tiene quehaber al menos una distribución clara de roles entre el municipio, laEGIS y el Serviu. Si se tiene esos tres componentes, se tiene soluciónhabitacional de calidad. Si se tiene dos, la solución es mala; con uno,no alcanza a haber solución. Lo grave es que actualmente alcanzamosentre dos y uno de esos componentes; tres, difícilmente se dan.

¿Cuál ha sido la respuesta de la política de vivienda al pro-¿Cuál ha sido la respuesta de la política de vivienda al pro-¿Cuál ha sido la respuesta de la política de vivienda al pro-¿Cuál ha sido la respuesta de la política de vivienda al pro-¿Cuál ha sido la respuesta de la política de vivienda al pro-blema habitacional?blema habitacional?blema habitacional?blema habitacional?blema habitacional? En términos de la calidad de la solución, larespuesta ha sido más montos y tipos de subsidio, especialmente en eltema de localización. También más fiscalización e introducción de mí-nimas regulaciones del estándar. En términos de la posibilidad de acce-so, se exige una organización básica, algún nivel de organización, aunque

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en esto más bien nivelamos hacia abajo. En términos de los intermedia-rios, la respuesta ha sido —al menos en Santiago— crear una unidad degestores territoriales y acuerdos con organizaciones externas, EGIS, paraque ayuden a paliar el déficit y la diferencia que hay entre campamen-tos y demanda difusa. En síntesis, si lo vemos bien, no ha sido unarespuesta integral, desde nuestro punto de vista.

Por último, el tema de redes. Esto sí que es «opinología», peroexperiencia también. Vamos a partir de la base de que hay tres tipos deredes, tres tipos de oferta pública programática que se organizan encírculos concéntricos: los programas que tienen un discurso de accesoa oportunidades, donde la palabra emprendimiento es clave, y que esquizá el modelo que más conocemos, tipo Fosis [Fondo de Solidaridade Inversión Social]; un segundo tipo de redes es la de los subsidios quese ofrecen a través de los servicios municipales a los que acceden los«con techo», los de la pobreza digna, los que «se portan bien», los quepostulan a los fondos de comuna segura; y hay un tercer tipo de fon-dos, que son los de asistencia y subsidios, a los que acceden los «sintecho», los micropobladores. Los micropobladores acceden al últimocírculo, pero no necesariamente la oferta que reciben les permite ir in-gresando a los círculos interiores, donde se transan mayores recursos yen la práctica mejores oportunidades de movilidad social efectiva. Sabe-mos cuán importante es la ayuda pública en la reducción de brechas depobreza, pero también sabemos que la distribución de esos recursos esdesigual. Uno podría decir que está bien, porque por algún lado hayque empezar, y hay gente que necesita más de una cosa primero, des-pués de otra... El problema es que, básicamente, lo que hacen las redeses mantener una situación de equilibrio; por lo tanto, eventualmentepueden reproducir procesos de exclusión. La vivienda, que sin duda esun importante recurso en materia de superación de la pobreza, no esacompañada integralmente —en la escala de microcampamentos— poresta otra oferta complementaria, y eso empobrece sustancialmente lassoluciones. Ese fue quizá el gran aprendizaje del programa ChileBarrio,y en ningún caso estamos hablando aquí de políticas de beneficencia oasistenciales, sino de reducción de brechas, de mínimos y garantíassociales.

En cuanto a los aprendizajes,En cuanto a los aprendizajes,En cuanto a los aprendizajes,En cuanto a los aprendizajes,En cuanto a los aprendizajes,tenemos que la historia y el origenimportan; también el proceso importa. Porque del proceso depende

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que haya fiscalización. Por ejemplo, cómo se explica la existencia decasas absolutamente inhabitables, sin siquiera terminar, entregadas consubsidio: porque no hay participación, y sin eso no hay fiscalizaciónefectiva. La gente debería haber visto las casas antes de irse a vivir aellas.

Está también la importancia de la localización y de la integración.Los antropólogos han invertido suficiente tiempo en explicarnos lo queocurre cuando personas con trayectorias diferentes son puestas a convi-vir en sistemas residenciales con poca infraestructura, sin preparaciónde barrio y hacinados, en condiciones de segregación residencial y la-boral. La localización es clave en términos de acceso al empleo, a opor-tunidades de movilidad social y de convivencia comunitaria y también—Transantiago mediante— de acceso a la vida de la ciudad. La obten-ción de la vivienda es integración, pero no es cualquier integración.Hay una lucha por la vivienda, pero las dimensiones por las cuales seda son distintas y no podemos perder de vista que hay un ejercicio dedignificación en el tema de vivienda. Mientras unos dicen «construi-mos viviendas», otros dicen «pero no entregan dignidad». Es necesarioconstruir un puente entre ambas.

Lo último es la discusión sobre las vías paralelas de las redes. Hayredes y redes, y es importantísimo que lo tengamos claro. Porque noso-tros —una organización de voluntariado—, si trabajamos bien, cons-truimos redes y logramos altos niveles de impacto, en términos deacompañamiento y apoyo, clave para resignificar el proceso. Pero losindicadores de empoderamiento y de eficiencia, es decir, de logros ob-jetivos concretos, obtienen más bien logros reducidos.

En qué estamos fallando: logramos acompañar, generamos una ins-tancia de reparación, pero no necesariamente logramos lo que estamosbuscando: integración a la vida social de la ciudad.

Qué deberíamos hacer, en el marco de este Observatorio: debería-mos tener un espacio de conversación, un espacio de formación dedirigentes; debiéramos construir análisis y diagnósticos comunes, for-talecer alianzas de trabajo, y también trabajar en un reconocimiento yvisibilización de las prácticas.

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Un Techo para Chile: habilitación social para una comunidadsustentable

Sebastián BowenFundación Un Techo para Chile

Muchas veces, como indicadores para saber si un seminario oforo es bueno, vemos cuántas personas llegan, pero raramen-te nos detenemos a ver quiénes llegan. Creo que la gente que

participa aquí es muy relevante: desde consultores, voluntarios, diri-gentes, pobladores, usuarios, hasta personas que elaboran las políticaspúblicas, una multiplicidad de actores reunidos para dialogar y discu-tir, lo que me parece extremadamente valioso.

Es difícil hablar del tema de vivienda, y difícil hacerlo analizandolas políticas públicas de vivienda o haciendo propuestas al respecto. Esdifícil, porque cuando se habla de vivienda, lo primero que se hace esreferirse a los proyectos. Los proyectos tienen historia, tienen particula-ridades, tienen personas con nombre y apellido, que los caracterizan; ycuando uno habla de las políticas de vivienda, es fácil dejar fuera lomás relevante, que es el trabajo particular que se da con cada comuni-dad, porque cada comunidad es distinta y con cada comunidad se re-quiere un trabajo diferente.

Por eso, quizá, los argumentos mínimos para hablar de una buenapolítica de vivienda son, por un lado, la participación, lo que aseguraque cada comunidad vaya escogiendo alternativas conforme a lo quenecesita; y por otro, la dedicación de las personas que están en la obli-gación, en el deber de elaborar esa política y llevar a cabo ese proyecto.Creo que esas dos cosas son las que nos permiten ver los factores comu-nes a todas las comunidades donde se trabaja.

Cuando se realiza un foro para discutir, por ejemplo, de educación,se suele terminar hablando de la gestión de las escuelas, tema sobre elcual se pueden lanzar ciertos conceptos más bien generales. Sin embar-go, si tuviéramos a cuatro profesores acá discutiendo cuál es la mejorforma de enseñar a un conjunto de adultos —alfabetización, por ejem-plo—, lo más probable es que no habría ninguna técnica única, sinoque se construirían diversas formas de enseñar, porque cada uno esta-ría pensando en sus respectivos estudiantes. Algo semejante ocurrecon el tema de la vivienda.

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Las acciones en torno a la obtención de una vivienda son, final-mente, un lazo entre un grupo de personas que gestionan, una comuni-dad que es muy particular. Partiendo de esa base, obviamenteencontraremos todo tipo de casos: con muy poca participación, conmucha participación, con mucho involucramiento de los dirigentes, ymuy poco también. Vamos a ver casos de personas que gestionan cier-tas EGIS con muy poca dedicación, y otras con mucha.

Siempre se vSiempre se vSiempre se vSiempre se vSiempre se va a poder criticar las políticas de vivienda.a a poder criticar las políticas de vivienda.a a poder criticar las políticas de vivienda.a a poder criticar las políticas de vivienda.a a poder criticar las políticas de vivienda. Perofrente a la multiplicidad de situaciones que se dan en torno a su ges-tión, encuentro difícil hablar del tema. Y también me parece difícil nolimitarse a lanzarles piedras a las políticas públicas de gobierno. Debié-ramos tener la capacidad de identificar y discernir dónde hay negligen-cia y dónde no la hay, porque tras el esfuerzo que implica la gestión deuna política habitacional está no solamente el Ministerio, sino tambiénmuchas municipalidades, empresas, comunidades... Deberíamos pen-sar qué haríamos cada uno de nosotros siendo ministro de Vivienda,por ejemplo, sabiendo que tenemos muy pocos recursos en compara-ción con otros ministerios; y que a ello se suma un problema de desa-rrollo regional, en el sentido de que la calidad de las personas queresiden en las regiones más periféricas de Chile, en cuanto al capitalhumano, en muchos casos va a distar mucho de la de quienes viven enSantiago. Frente a esas limitaciones de recursos, claramente habrá quetomar opciones; esas opciones significan costos, y los costos muchasveces van a dejar descontenta a mucha gente. Siempre se va a podercriticar una política pública. Pero es importante saber dónde están puestaslas fichas de las políticas públicas hoy día.

TTTTTodos conocen Un Todos conocen Un Todos conocen Un Todos conocen Un Todos conocen Un Techo para Chile.echo para Chile.echo para Chile.echo para Chile.echo para Chile. Todos saben que construi-mos mediaguas y que eso impacta a la opinión pública. Una mediaguaes un objeto muy concreto, directo, que muchas veces es una denuncia.Sabemos que Un Techo para Chile construye mediaguas como soluciónde emergencia, de parche muchas veces. Pero también sabemos queuna solución invita a que una determinada familia siga un proceso máslargo, y así también lo planteamos en nuestro programa.

El trabajo con las mediaguas nos llevó a conocer los campamentos,los 533 campamentos que todavía existen en el país, donde viven 28 milfamilias. Y conociéndolos, Un Techo para Chile comenzó a entregarles

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otros servicios: educación, asesoría jurídica, fomento productivo,microcréditos, biblioteca, y una serie de otras herramientas que nospermitían más o menos satisfacer ciertas necesidades de las comunida-des de campamentos.

Al entregar esas herramientas, nos pudimos percatar de las verda-deras necesidades existentes en los campamentos. De allí que, comoconsecuencia lógica de la construcción de mediaguas, de conocer loscampamentos y sus necesidades, Un Techo para Chile llegó a consti-tuirse en una EGIS, una Entidad de Gestión Inmobiliaria Social. Hoydía estamos trabajando fuertemente en el tema de vivienda, y desdehace dos años nos hemos dedicado a sistematizar la experiencia en loscampamentos para lograr ser metódicos en el trabajo con la comuni-dad.

De esa manera, hoy día Un Techo para Chile tiene como misióninstitucional llegar al 2010 sin campamentos. Eso nos convoca a trabajaren la vivienda, y hacerla de calidad. También buscamos cantidad, efi-ciencia y eficacia, para dar un buen servicio a las familias. De esto setrata lo que hoy día les quiero plantear: cómo extrapolar a las políticasde vivienda el modelo de trabajo de Un Techo para Chile.

Nuestro punto de partida es un diagnóstico claro.Nuestro punto de partida es un diagnóstico claro.Nuestro punto de partida es un diagnóstico claro.Nuestro punto de partida es un diagnóstico claro.Nuestro punto de partida es un diagnóstico claro. En primerlugar, en el caso del traslado de los habitantes de campamentos a lasvillas, este ha sido muchas veces una experiencia crítica para las fami-lias. Cuando, con las antiguas políticas de vivienda, las familias llega-ban a vivir en una villa, esa nueva residencia podía significar un infiernomayor que aquel que vivían en el campamento. En ocasiones significa-ba una cárcel, un encierro, que no vivían en el campamento. La villaimplica abrirse a un conjunto de amenazas propias de la sociedad ac-tual, integrarse a una comunidad que no se conoce. La villa significapara las familias un costo fijo que no tenían en el campamento. Muchasveces también lleva a perder los sentidos y significados que existían enel lugar del campamento. Así, solía suceder que las familias que llega-ban a vivir en una villa se retiraban y volvían a vivir en otro campamen-to, porque en la villa su calidad de vida había empeorado.

Partiendo de ese diagnóstico, de ese hecho puntual, examinamosqué está sucediendo en cada lugar donde intervenimos.

En segundo lugar, nos percatamos de que el tema de la viviendatiene una fuerza abrumadora para las personas que carecen de ella. O

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tal vez para todo el mundo la falta de vivienda tiene una fuerza abruma-dora, que se expresa como un peso tremendo, un vivir todo el tiempocon una terrible urgencia, un desgaste, una enorme ansiedad, tratandode pedir por fin una casa, tratando de exigir que se valide el derecho auna casa propia, lo que muchas veces hace necesario llegar a condicio-nes extremas. Si acá hay pobladores o dirigentes de campamentos, pue-den ser testigos de esto, como actores de esa urgencia. Y nosotros, losque trabajamos con los dirigentes de campamentos, también lo vemosen los diálogos con ellos: es gigantesca la ansiedad que comporta el notener vivienda.

Junto con lo anterior, también vimos que el tema de vivienda tieneuna fuerza abrumadora en un sentido positivo. Quizá no existe otro enlas comunidades de los campamentos que conduzca a una mayor uni-dad, mayor organización, mayor creatividad, mayor participación. Esdecir, esa fuerza abrumadora, que en momentos puede ser un pesogigantesco para la familia de campamento, una urgencia permanente yuna ansiedad tremenda, también se puede canalizar hacia una muybuena organización, eficaz, validada, eficiente, y obviamente en una muybuena participación de la comunidad. Esa es la apuesta que Un Techopara Chile ha querido hacer: tomar el tema de vivienda quizá como elmejor elemento para poder organizar a esa misma comunidad.

Al realizar este diagnóstico, percibimos que en el paso del campa-mento a la villa, las familias que vivían en esas nuevas casas de cemen-to, que ahora eran propias, no se estaban comprendiendo a sí mismascomo una comunidad, como una comunidad que fuera sustentable. Yentonces, como Un Techo para Chile, cambiamos nuestro foco: cuandonos preguntan en qué queremos ser expertos, no decimos que quere-mos ser expertos en vivienda, sino en habilitación social, conceptomuchas veces manoseado, pero Un Techo para Chile ha profundizadola discusión sobre él, para poder llevarlo por el buen camino. La habili-tación social remite en último término al concepto de inclusión.

Nuestra apuesta es la habilitación social como vía para lograrNuestra apuesta es la habilitación social como vía para lograrNuestra apuesta es la habilitación social como vía para lograrNuestra apuesta es la habilitación social como vía para lograrNuestra apuesta es la habilitación social como vía para lograruna comunidad sustentable.una comunidad sustentable.una comunidad sustentable.una comunidad sustentable.una comunidad sustentable. Esto es, el trabajo que se puede hacercon una comunidad, desde la misma comunidad, para que llegue a sersustentable.

Desde nuestra perspectiva, cuatro son los componentes de una co-munidad sustentable: redes, identidad, autogestión y organización.

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Una comunidad sustentable significa una comunidad integrada enlas redes institucionales, de manera que pueda ir satisfaciendo sus ne-cesidades. Significa también una comunidad con una identidad clara ydefinida, que le permita autocomprenderse como un grupo con ciertasnormas, cultura, historias y costumbres comunes. La identidad es unsegundo componente clave en la sustentabilidad de una comunidad,porque significa la posibilidad de establecer redes efectivas en la mismacomunidad, protectoras, fuertes, eficientes. La construcción de identi-dad comunitaria es básica en nuestro trabajo.

En tercer lugar, una comunidad sustentable tiene que ser capaz deautogestión, es decir, de identificar sus necesidades, darse cuenta decuáles pueden ser sus posibles soluciones, definir ciertos objetivos yavanzar a esas soluciones. Es todo un proceso conjunto que se da en laconfección de un proyecto.

Por último, una comunidad sustentable es también una comuni-dad capaz de organizarse, pero una organización legitimada ante la co-munidad, con dirigentes validados democráticamente, con reunionesperiódicas, ciertas metas, ciertos fines, ciertas tareas que se vayan cum-pliendo en el tiempo, y fiscalización de los dirigentes por la mismacomunidad.

Ahora bien, aunque una comunidad cuente con redes, identidad,autogestión, organización, siempre va a tener necesidades y problemas,pero ya tiene el componente inicial para poder ir solucionándolos deforma autónoma. Y para nosotros, el camino a la comunidad sustenta-ble es lo que llamamos la habilitación social. Habilitar socialmente es,en último término, generar, fortalecer, facilitar estas comunidadessustentables. Pero las comunidades sustentables no se logran de cual-quier forma, sino con ciertos mínimos necesarios.

En primer lugar, para que la comunidad sea sustentable no solopor un tiempo sino en el largo plazo, es esencial la integración. En estose enmarcan los intentos que se están llevando a cabo en materia delocalización, esto es, los esfuerzos tendientes a que la comunidad conque se trabaja se encuentre inserta en una ciudad, en un país, en unapatria que la toma como parte de ella.

En segundo lugar, la comunidad sustentable no se logra sin parti-cipación de la misma comunidad.

En tercer lugar, la comunidad sustentable no se puede lograr sincapacitación.

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Y, por último, la comunidad sustentable no se puede lograr si nosolucionamos las necesidades urgentes de la comunidad. Porque quépasa con esas comunidades a las que hoy día no les llega el agua pota-ble, qué pasa con las que no tienen un techo, como la mediagua, parapoder trabajar y estar tranquilos.

Retomando el tema del diagnóstico de la situación de vivienda,nos dimos cuenta de que, en los campamentos, por medio de la vivien-da la comunidad se organizaba de una manera tal que nos permitíatraspasar al grupo social todos los contenidos mencionados respecto dela comunidad sustentable, y llevar a cabo un trabajo de participación.Podíamos ver que de los mismos vecinos emergía fuertemente un inte-rés por la capacitación, por la participación, por reunirse entre ellos ytratar de identificarse positivamente. Nos dimos cuenta de que se pro-ducían todas esas cosas detrás del concepto de la vivienda, y quizá ahíestá el gran foco que Un Techo para Chile quiere establecer para suquehacer: no una habilitación social para la vivienda, sino justamenteuna vivienda con habilitación social.

Muchas veces, para lograr la comunidad sustentable necesitamosuna vivienda; pero el punto es que esa comunidad sustentable sea el finúltimo del desarrollo del grupo social, no la vivienda. Porque qué suce-de cuando solo se ha puesto el énfasis en la vivienda, qué pasa cuandola comunidad consigue esa vivienda: todo lo que se hizo para conse-guirla se desvanece. En cambio, cuando la comunidad que genera unobjetivo es comunidad sustentable, ve que la vivienda es solo uno delos pasos de su desarrollo como tal. Cuando logra la vivienda, enfrentaen buenas condiciones otros desafíos que se le presentan hacia delante.Ese es el sentido del trabajo que nosotros queremos realizar, como ins-titución.

En función de lo anterior es que hemos incursionado en el tema devivienda. Sabemos que es una necesidad urgente para las comunidadesde los campamentos, y también nos damos cuenta de lo mucho quenos significa como paraguas para traspasar el contenido de la habilita-ción social. Y en función de ello, pensamos que la vivienda debe cum-plir con ciertos cánones o ciertos estándares de calidad que, para nosotros,son fundamentales.

Una vivienda de buena calidad implica,Una vivienda de buena calidad implica,Una vivienda de buena calidad implica,Una vivienda de buena calidad implica,Una vivienda de buena calidad implica, en primer lugar —dadoque hablamos de integración—, una buena localización, en un barrio

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donde la comunidad encuentre un hospital cerca, educación para sushijos cerca; un barrio donde la gente se sienta protegida, en un ambien-te de seguridad; y, muy importante, que la comunidad que viva en esebarrio se haya conocido previamente.

En segundo lugar, es fundamental que las viviendas puedan serampliables; es decir, que cada familia, en función del ahorro que puedair generando en determinado momento, pueda también ir accediendo aese bien que es la vivienda.

En tercer lugar, debemos potenciar el tema de los espacios públicoscomo fundamental para construir comunidad sustentable. Que no seasimplemente un grupo de familias que en el momento de lograr su casavan a levantar rejas, van a crear ciertas dinámicas que las llevan a aislar-se. La comunidad debe priorizar los espacios en que se reúne en tantotal: las plazas, áreas verdes, las canchas, las sedes; es decir, espaciospúblicos que permiten reunirse como público, resignificando esos es-pacios para la comunidad.

¿Cuáles son las metas en las cuales —pensamos— debe enfo-¿Cuáles son las metas en las cuales —pensamos— debe enfo-¿Cuáles son las metas en las cuales —pensamos— debe enfo-¿Cuáles son las metas en las cuales —pensamos— debe enfo-¿Cuáles son las metas en las cuales —pensamos— debe enfo-carse la política habitacional?carse la política habitacional?carse la política habitacional?carse la política habitacional?carse la política habitacional? Tomando en cuenta el proceso des-crito, consideramos que la política pública debe plantearse tres objetivosgenerales: habilitación social, participación e integración.

En primer lugar, conseguir del Ministerio que los programas, ytodas las acciones que se puedan realizar en términos públicos en vi-vienda, siempre se orienten según el concepto de la habilitación social;que no sea simplemente la vivienda el fin último, sino que ella sea vistacomo una poderosa herramienta, un gran paraguas, un instrumentoque también sirve para potenciar a una determinada comunidad. Por logeneral esto no ocurre. Hoy día, para que una comunidad pueda postu-lar al subsidio habitacional, nosotros tenemos que elaborar un proyectode habilitación social. Pero cuál es la fiscalización que hay de esos pro-yectos, a qué nivel estamos organizando esos proyectos de habilitaciónsocial. El proyecto de habilitación social que planteamos para una de-terminada comunidad no solamente nos sirve para postular al subsi-dio. Es fundamental en todo el proceso de desarrollo de esa comunidad,proceso que cubre aspectos que van más allá de la vivienda —tambiénrelacionados con la habilitación social—, como educación, derechos ydeberes, salud, aspectos jurídicos y económicos, integración a las redessociales y comunitarias. Son cosas fundamentales que se pueden entre-

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gar en forma transversal a la gestión de la vivienda, y muchas vecesfalta coordinación en esos aspectos. No se da la debida importancia alproceso de fortalecimiento de una comunidad en su desarrollo.

Un segundo objetivo que debe plantearse la política habitacional esla participación. Típicamente, la participación cubre tres áreas: instru-mentos de información, espacios de consulta a la comunidad sobre losproyectos habitacionales, y su integración activa en el diseño y gestiónde su vivienda y su barrio. En estos tres niveles hoy tenemos déficit.

Primero, se carece de información completa sobre deberes y dere-chos generales frente a las políticas sociales o, en particular, en relacióncon las mecánicas o dinámicas para obtener subsidio habitacional. Estocomo falla de algunos municipios, y también de otros sectores.

Luego, muy pocas veces se consulta a las comunidades acerca delas políticas públicas, siendo que en ellas puede existir la creatividad yla experiencia de donde surjan soluciones. En Un Techo para Chilehemos planteado esto en el caso del subsidio para ampliaciones y cons-trucciones mínimas, que por lo general se entrega por medio de unaconstructora pequeña. Es decir, una persona particular, con sus antece-dentes legales al día, puede postular para ampliar su casa, pero necesitaque una entidad externa —una constructora— avale que esa construc-ción ha sido buena. Así, cuando un comité quiere postular a un subsi-dio de ampliación, no pueden ser los beneficiarios mismos quienesavalen el proyecto (piensen que estamos hablando de ampliaciones,muchas veces de construcciones en madera, no de grandes edificios).Tiene que venir un experto externo a hacerlo, ignorándose la experien-cia de las mismas personas de los campamentos que están construyen-do. En este sentido, pedimos confiar en lo que las comunidades saben.

Tercero, todavía nos falta avanzar en el plano de las decisiones, esdecir, consultarles a las familias de qué porte quieren las ventanas, dequé porte la casa, con qué materiales; facilitar que la misma comunidadvaya decidiendo, y también cogestionando, su vivienda y su barrio.

Sabemos que cada uno de estos niveles de participación no puededarse en un ciento por ciento. Muchas veces, cuando se trata de políti-cas públicas, los ministerios tienen que optar, tienen que presentar a lacomunidad algo más o menos ya elaborado para que ella decida enalgunas materias. Sin embargo, creo que todavía podemos dar un saltotécnico de manera de asegurar que los ámbitos de participación seanalgo más amplios.

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El objetivo último de la política habitacional debe ser, a mi juicio,la integración. Ese es el fundamento o foco hacia el cual se tienen queorientar las políticas de vivienda. Porque, finalmente, las acciones entorno a la vivienda no tendrán ningún sentido y serán solo una solu-ción a corto plazo si no logramos una mayor integración de sus destina-tarios en esta comunidad que somos como país.

La vivienda debe ser sinónimo de familia, el barrio debe ser sinóni-mo de comunidad y la ciudad tiene que ser sinónimo de integración.Hoy día no estamos logrando esa integración: los barrios periféricossiguen siendo más periféricos aún cada día; siguen siendo nichos depobreza, más nichos de pobreza cada día; y las personas que están en elquintil más rico también siguen escapándose a otras periferias, paraalejarse del resto de la ciudad.

Por supuesto, la solución a la desintegración social sería a máslargo plazo que la simple construcción de proyectos habitacionales. Enuna mirada de corto plazo, las fallas que en la actualidad presentan laspolíticas en la gestión del gobierno son, a mi parecer, problemas deajuste. Hay un problema de ajuste con la ficha CAS: el instrumento quemide el puntaje para poder postular a los subsidios se ha remodelado,lo que ha perjudicado a una gran cantidad de familias. Por otra parte,también se está viviendo un problema de ajuste en cuanto a subsidiosrecibidos por las familias con anterioridad y que muchas veces anulanla opción de postular a nuevos subsidios disponibles hoy día, que sonmejores. Creo que estos problemas de ajuste deben irse solucionandocon técnicas, con fórmulas. Son solucionables, y son los problemasmás urgentes de resolver hoy día.

En síntesis, respondiendo la pregunta sobre cómo se resuelve elproblema habitacional con la actual política de vivienda, esta debe irsiempre enfocándose a la habilitación social, a la participación de lafamilia y a la integración.

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Síntesis

Mario GrandónModerador de la Mesa

En primer lugar, quiero felicitar a los cuatro expositores porquehan sido sumamente claros en la forma en que han propuestosus ideas y planteado temas de debate para todos los que esta-

mos aquí presentes: los hechos relevantes de la política habitacional ensus soluciones del pasado y en los desafíos futuros. Voy a resumir algu-nas de las cosas que se dijeron aquí, para que entremos rápidamente aun debate o preguntas.

Se ha dicho hasta el momento que:

1 Las soluciones habitacionales no han respondido a las necesidadesde las familias.

2 No se han construido barrios a partir de la política habitacionalimplementada.

3 No ha existido participación real de las familias en el diseño y en laconstrucción de sus viviendas.

4 La política habitacional ha respondido a los grandes problemas devivienda, pero sin llegar a las familias más pobres y marginadas.

5 No ha existido el apoyo suficiente del Estado para la transicióndesde el campamento a la vivienda definitiva.

6 Las políticas de apoyo terminan con la entrega de la vivienda y noha existido seguimiento ni apoyo a la vida en una nueva vivienda.

Algunos de los desafíos o conclusiones hacia delante:

a) Elaborar una nueva política habitacional a partir de las necesidadesy las inquietudes de la comunidad; de otra forma, estaremos conuna política implementada de espaldas a las comunidades y a laciudadanía.

b) Incorporar la dimensión de barrio y de lo urbano en la nueva políti-ca. Una de las grandes deudas que tiene el Ministerio de Viviendahoy día con el país es que a partir de la política habitacional no haconstruido nuevos barrios, no ha fortalecido la vida de barrios ni lavida de comunidad.

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c) Incorporar la diversidad socioeconómica en las políticas. Hasta ahorano han avanzado en la integración de la población; más bien, se hangenerado guetos en las distintas ciudades donde se interviene conla política habitacional. El gran y principal generador de los guetosha sido el propio Ministerio, a través del Serviu.

d) Generar una política de asentamientos urbanos integrales que inter-venga no solo en la vivienda, sino también en la implementacióndel resto de los servicios. La crítica tras este desafío no se dirigesolo al Ministerio de Vivienda, porque tampoco podemos exigirle aél solo el desarrollo de políticas integrales. El Ministerio de Vivien-da probablemente tendrá que acudir a otros entes del Estado paraofrecer distintos equipamientos indispensables, como la debida can-tidad de áreas verdes, cercanía a lugares de trabajo, servicios desalud, establecimientos educacionales, etcétera. No se puede seguirimplementando políticas no integradas, restringidas al acceso a unavivienda.

e) El Ministerio de Vivienda y Urbanismo debe promover estos semi-narios: es el director de esta orquesta; los demás somos actores;mejores o peores, principales o secundarios, pero actores. Está laoferta de las constructoras, la demanda a través de la organizacióncomunitaria, los municipios, las EGIS como intermediadores, pero,en definitiva, es el Ministerio el llamado a hacer de esto una políticaintegral.

Preguntas e intervenciones

YYYYYasna Salazar (Fundación para la Superación de la Pobreza).asna Salazar (Fundación para la Superación de la Pobreza).asna Salazar (Fundación para la Superación de la Pobreza).asna Salazar (Fundación para la Superación de la Pobreza).asna Salazar (Fundación para la Superación de la Pobreza).Primero, me gustaría hacer un alcance a Matías Asún. Dice usted quetrabaja en la calle, con la gente de los campamentos. Lo felicito por eso,pero me parece que su tono es bastante irónico al hablar del tema, y mecausó molestia. Si trabajamos con pobres, empecemos por entender lapobreza. Me dio la impresión de que usted la rechaza, le molesta. Escierto, como usted dice, que hay gente que se aprovecha de la situaciónde pobreza, pero existe todo tipo de gente. Y si usted trabaja en la calley trabaja con los pobres, ayudemos a esas personas a salir de su igno-rancia, de su falta de información, porque no saben cuáles son los re-cursos que el Estado o los municipios les ofrecen.

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Respecto de lo que usted decía de los municipios, en el sentido deque la gente se aprovecha de los recursos de los programas, pidiendouna y otra vez hasta que el mismo programa sale empobrecido: esa esuna problemática del municipio en sí; son las oficinas municipales lasque tienen que hacerse cargo de este tipo de proyectos y de definir aquiénes se les entrega los recursos para que no se repitan las peticiones.

Para Sebastián Bowen, de Un Techo para Chile: también me gustalo que usted hace, pero por qué mejor no utilizar los recursos que uste-des destinan a implementar mediaguas en todas partes del país, enorganizarse con la gente para comprar terrenos donde reubicarse. Entre-gando tanta mediagua, no sacamos nunca a la gente de la pobreza. Us-ted mismo lo dijo: es una solución «parche». Terminemos con lassoluciones «parche».

Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Quinta Normal).Quinta Normal).Quinta Normal).Quinta Normal).Quinta Normal). Quisiera felicitar a la alcaldesa de una comuna veci-na, Cerro Navia, con respecto a la disponibilidad y aprovechamiento delos terrenos. Eso no ocurre en mi comuna. Si no logramos una partici-pación vinculante en los planes reguladores comunales, vamos a termi-nar con nuestra comuna, que es privilegiada por ubicación, convertidaexclusivamente en barreras de edificios. Hoy en día esas son las solu-ciones que se ven prácticamente en todas las comunas; y desde el con-cepto de barrio, los edificios no aportan nada.

Concuerdo plenamente con lo que decía el representante de UnTecho para Chile. El problema es que, en la práctica, las organizacionessociales funcionan mientras exista el problema que las generó; es decir,solucionado el problema habitacional, las organizaciones desaparecen,y la capacidad que tenían para funcionar se diluye. Pienso que mientrasno recuperemos la capacidad de construir redes horizontales entre lasorganizaciones sociales, aunque tengamos muy claro el diagnóstico,difícilmente vamos a poder generar soluciones reales.

Javiera (Fundación TJaviera (Fundación TJaviera (Fundación TJaviera (Fundación TJaviera (Fundación Trabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle). Me siento profundamen-te indignada, dolida, por el lenguaje que aquí se ha usado. Me pareceinsultante que se hable de «ignorancia», me parece insultante que sediga «las personas son pobres». Las personas no son pobres; las perso-nas están en situación de pobreza. Y cuando hablamos de temas tanprofundos, hablemos de la democratización de la ciudad, porque si no

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tenemos esa conversación básica primero, esto no sirve. Para mí es unelemento fundamental, anterior a lo que se está hablando ahora. Y deverdad, las personas son alegres, son optimistas, las personas son pe-sadas, las personas son flojas... lo que quieran; pero las personas noson pobres, las personas están en situación de pobreza.

Para la señora Cristina Girardi: ella se refirió al tema de las casetassanitarias, y resulta que nosotros hemos reclamado contra el decreto 40,porque el Estado no entiende que la gente no postuló a las casetas sani-tarias, sino que se las impusieron en el tiempo de la dictadura. Y eso eslo que quiero que se entienda: si yo no pedí una caseta sanitaria, notienen por qué considerarla como un subsidio para mí.

Para Matías Asún, sobre el tema de los campamentos. Hay quepensar que cada allegado tiene su propio campamento, así es que noson 533 campamentos, son muchos más. Y si estás de allegado en unacasa sólida, donde comes en común con la gente que es dueña de lacasa, ¡sonaste!: no tienes derecho a subsidio.

Para Sebastián Bowen, una pregunta: ¿qué pasa cuando una fami-lia está sin techo y no es prioridad para el municipio? Una familia sintecho no es prioridad para el municipio.

VVVVVerónica (Comuna de Peñalolén).erónica (Comuna de Peñalolén).erónica (Comuna de Peñalolén).erónica (Comuna de Peñalolén).erónica (Comuna de Peñalolén). Quiero acotar algo: actualmentelas constructoras están manejando enormes recursos, pero no los utili-zan en las poblaciones, los ocupan en sus propias necesidades. En laspoblaciones que hacen no dejan sedes, no hay canchas, no hay nada deeso. ¿Qué va a pasar al respecto? ¿Adónde puede ir uno a apelar paraver si están cedidos los terrenos a la municipalidad o a la comunidad?

Felipe (Fundación TFelipe (Fundación TFelipe (Fundación TFelipe (Fundación TFelipe (Fundación Trabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle). Quisiera hacer dos aclara-ciones que son también preguntas. Primero, sobre el tema de la «igno-rancia». Quiero recalcar que eso tiene que ver con una tesis liberal —noes neoliberal; ese es un concepto político, y los que trabajamos en ins-tituciones no tenemos derecho a hacer política dentro de los campa-mentos; solo a ayudar a los pobladores, que son los actores políticos—.En este caso, tiene que ver con una tesis liberal según la cual solo lafalta de educación incide en la existencia de situaciones de pobreza y,por consecuencia, en el problema de los campamentos.

En segundo lugar, quiero recordar que el problema de los campa-mentos tiene que ver con temas de políticas públicas, no solo con polí-

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ticas de vivienda. No se puede hacer una política de vivienda sustenta-ble si el resto de las políticas públicas no está de la mano con ellas. Eneste sentido, —y la pregunta va para quien quiera tomar la palabra—,¿cómo hacemos una política de integración ciudadana, si la generaciónde políticas públicas está en manos del Estado y de los legisladores deeste país, y los problemas que abarcan no son solucionables o, por lomenos, no está la intención de solucionarlos?

Se habla mucho de pobreza, y agregamos, «pobreza de pobladoresy pobladoras». Eso lo venimos escuchando desde hace mucho tiempo:somos pobladores; por lo tanto, también somos pobres. Semánticamenteel concepto tiene una carga extremadamente negativa. Para nosotros,pobreza es la falta de condiciones para desarrollarse como personas,independientemente de que la casa sea de madera o de ladrillo.

Ahora, cuando se habla de mala organización de los fondos públi-cos —en la Fundación para la Superación de la Pobreza yo escuchoconceptos como ese—, para mí eso significa una desmotivación. Tristey sencillamente eso. Si hay un mecanismo o instrumento que yo desco-nozco por ser poblador o pobladora, si no tengo idea sobre qué tengoque hacer para obtener un subsidio o subvención —o sea, si no sé adón-de tengo que ir a recoger la limosna—, para mí ese es un fondo malgastado. Ahí, de superación de la pobreza es poco lo que hay.

Un deseo que quisiera expresar: ojalá los pobladores y pobladorascada día sepamos menos adónde ir a buscar la limosna, porque eso va aimplicar que tendremos que organizarnos e ir a exigir nuestros dere-chos. Ya basta de andar pasando el platillo, estamos volviendo a finesdel mil ochocientos.

YYYYYo quería decir algo.o quería decir algo.o quería decir algo.o quería decir algo.o quería decir algo. Me llama la atención cuando se habla del pro-blema de la integración; me parecería que el problema se podría plan-tear de otra manera. No creo que los pobres no estén integrados a estemodelo de desarrollo. Ahí tenemos un rol bastante definido y absoluta-mente necesario: ser el grupo social, la clase que está siempre dispuestaa ser explotada, a estar siempre enriqueciendo a parte de la poblaciónde este país, para que se lleven los recursos.

Visto de esa manera, al final lo que estamos haciendo es construirpolíticas de vivienda que lo único que logran es convertirse en trampaspara los pobladores, porque se limitan a reproducir el sistema de explo-tación, de producir y generar la pobreza. Cuando desde el campamento

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nos llevan a las villas, ocurre que somos incapaces de pagar los costosde vida que eso implica, y al mismo tiempo desaparecemos de las esta-dísticas de la pobreza y, por lo tanto, ya no estamos sujetos a beneficiossociales. Además, los subsidios habitacionales van a manos de las cons-tructoras y a los propietarios de terrenos; es decir, los recursos estata-les, que son de todos los chilenos, van a parar a los bolsillos de losempresarios y no a manos de los pobladores.

Entonces, me parece que habría que asumir el problema de otramanera. Estoy de acuerdo con lo que se expuso recién: el problema dela vivienda es político, porque tiene que ver con cómo se enfrentan losgrupos sociales para decidir las políticas habitacionales de nuestra po-blación. No sirve de nada tener criterios de organización, instrumentoslegales, si eso queda como un espacio en que se van a alimentar losmismos intereses, los de quienes siempre se llevan los recursos, mien-tras los eternos perdedores son los pobladores. No sirve de nada que alos pobladores nos digan que ahí están los dineros para lo que nosotrosnecesitamos, si no existe la instancia donde poder plantear nuestrasnecesidades y nuestros intereses, y defenderlos. Y de existir instru-mentos para eso, no se aplican, porque no existe una movilización so-cial permanente de los pobladores en el tema de las políticas de vivienda.Este es un tema que me parece que no se ha tocado.

Están bien las declaraciones y propuestas de ciertas institucionesque hemos escuchado, pero sin una condición de movilización perma-nente de los pobladores y de los pobres de este país, no hay ningunaposibilidad de que sea intervenido el espacio de las políticas sociales; yninguna posibilidad de construir comunidades integradas, comunida-des que sean efectivamente resultado de la integración y de la interven-ción política de los pobres en el espacio político en este país, que esdonde se definen, en definitiva, los destinos de nuestra sociedad.

Vilma ÁlvVilma ÁlvVilma ÁlvVilma ÁlvVilma Álvarez (Comuna de La Granja).arez (Comuna de La Granja).arez (Comuna de La Granja).arez (Comuna de La Granja).arez (Comuna de La Granja). Soy trabajadora comunita-ria de un proyecto de la Fundación para la Superación de la Pobreza enRodelillo, y pobladora activa, luchadora en mi comuna. Pienso que esfantástico que se haya implementado este foro, y quiero hacer un llama-do a cada uno de los que vivimos en nuestras poblaciones a llevar estosforos a nuestros lugares de trabajo y a los lugares donde vivimos. Por-que también es responsabilidad nuestra que hoy día la políticahabitacional que se está dando no dé respuestas reales a las familias.

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Por otra parte, quiero plantear que está faltando un actor básico eneste foro, y es el trabajador. Pienso que la política no sale de la pobla-ción, sale del centro de trabajo. Y quiero invitar a los trabajadores, consus organizaciones políticas, a participar de la lucha en los campamen-tos por obtener vivienda digna. No están presentes ahí, no han estadopresentes y, por lo tanto, la calidad de vida en esos lugares se ha dete-riorado. Antes, la demanda por la cantidad de metros cuadrados de lasviviendas, que se medían por familia, estaba activamente planteada des-de el movimiento sindical, que hoy día no está presente en esta re-unión. Debió haber sido invitado, y no estoy hablando de la burocraciasindical, de la Central Unitaria de Trabajadores; estoy hablando de losdirigentes sindicales, que hoy día sí están preocupados de este proble-ma. Lamento mucho que no estén presentes acá, y que desde ese puntoprincipal que hoy día es la fuente de trabajo no se discuta y debata eltema de la vivienda, que es un aspecto más de la vida del trabajador,porque el trabajador es poblador.

Respuestas de los panelistas

Matías Asún (Fundación TMatías Asún (Fundación TMatías Asún (Fundación TMatías Asún (Fundación TMatías Asún (Fundación Trabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle).rabajo en la Calle). Le ruego que medisculpe si soné un poco irónico. Quisiera aclarar que aborrezco pro-fundamente la situación en la que viven quienes se encuentran en con-dición de pobreza; me da rabia, estoy en contra de todos los programastelevisivos que están por abrazar pobres simplemente por serlo. Nocreo que haya que abrazar a nadie por ser pobre, y me imagino que enesta Mesa estamos todos más o menos en la misma posición. Tenemosque ser capaces de reconocer que el desafío de construir ciudades —ynos hemos reunido aquí para eso justamente— pasa por conocernoscomo actores, y los actores tienen una característica fundamental: estánmovidos por algo. Lo que nos reúne es más o menos lo mismo, así esque les pido disculpas si fui demasiado crítico en la exposición y si esoofendió a alguien. No fue la intención.

En segundo lugar, quisiera aclarar que tampoco fue mi intenciónhacer ver que hubiera aprovechamiento de fondos públicos. Los queconocen la gestión de fondos concursables de Conace [Consejo Nacio-nal para el Control de Estupefacientes], del Ministerio del Interior, sa-ben cómo operan los criterios de competencia, las formas implícitas de

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destrucción de capital social a nivel comunitario entre las organizacio-nes de base y la manipulación que existe a nivel de las organizacionessociales, que a veces se dan cuando no hay una buena gestión en susprocedimientos.

Sin embargo, volviendo a la pregunta, tengo la profunda convic-ción de que la palabra «ignorante» no aplica para describir a quienesson nuestra contraparte, los pobladores. No creo que un poblador seaignorante simplemente por ser poblador. Al contrario. Básicamenteporque me he dado cuenta de que todos los estudios de calidad con quecontamos hoy en día sobre temas urbanos, gestión participativa y plani-ficación social, han tenido una contraparte en terreno, una que no tienenada de ignorante. El problema es cuán astutos o no astutos somos pararesolver el asunto de fondo, el de construir mejores ciudades. Peroclaramente un problema de política no se resuelve con astucia: hay quepasar de la astucia a la construcción de prácticas de integración; comodecía Sebastián, de integración a la ciudad.

En relación con el tema de la ignorancia vinculada a la pobreza,quisiera plantear que la noción de ‘habilitación’ me parece muy violen-ta. No se trata de buenas o malas intenciones, pero hay que re significaresa palabra. Es necesario plantearse desde una dimensión de solidari-dad urbana, porque en la dimensión de habilitación, ¿vamos a habilitarpara qué? ¿Para que aprendan a vivir en cuarenta metros cuadrados,para que aprendan a usar la plaza de dos metros con neumáticos? Pue-de seguir sonando irónico, pero no podemos perder el juicio de reali-dad; es necesario mantener una sana postura crítica sobre las brechasque aún falta resolver. Distinto es, claro, si esos neumáticos de plaza loshubiera juntado una agrupación comunitaria que estuviera revalorizan-do la convivencia social y el espacio público. Pero a lo que apunto es ala noción de habilitación como mantención del statu quo, que de fondotiene la noción de que quien vive en la pobreza es carente, tiene déficity ha aprendido a comportarse de manera permanente como pobre, yhay que enseñarle a comportarse como clase media, como si hubieseque rehabilitarlo de su historia, renegando de ella. Para habilitar demanera participativa, generando convivencia, solidaridad y creatividad,hay que tener soluciones de calidad, hay que tener perspectiva de pro-cesos, y hay que reconocer que la gente no está deshabilitada oinhabilitada por el hecho de vivir en condición de pobreza. Hay quereconocer que hay un proceso, que hay una historia y que la vivienda es

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parte de eso. Es un tema muy profundo, pero que necesita ser revisadocon detalle, a nivel de nuestros discursos y también de nuestras prácti-cas en materia habitacional. De otro modo, nos podemos quedar en elsueño de la ciudad justa y sustentable, y seguir operando de maneravertical, limitada y segregante.

La vivienda, en ese sentido, es un paso hacia la dignidad, es unreconocimiento mínimo. Cuando la política de vivienda segrega, niegala dignidad. Y cuando hablamos de integración, nos estamos refiriendoa posibilidades de acceso a esas lógicas de dignidad, a tener al menos lomínimo que se necesita para vivir.

Paulo Freire, hace cuarenta años, nos decía: «Nadie se libera solo,nos liberamos entre todos». Pienso que sigue pendiente ese proceso. Yosoy psicólogo, y de verdad tengo serias dudas en cuanto a que unopueda arreglarle la vida a otro si el otro no quiere y si no estamos encondiciones de horizontalidad. Quizá el principal aprendizaje de estaMesa es que estamos más o menos de acuerdo, pero no hemos logradoconstruir medios horizontales aún. Esa es la brecha que nos falta.

Sebastián Bowen (Un TSebastián Bowen (Un TSebastián Bowen (Un TSebastián Bowen (Un TSebastián Bowen (Un Techo para Chile).echo para Chile).echo para Chile).echo para Chile).echo para Chile). No todos los recursosque tiene Un Techo para Chile se enfocan hacia la mediagua. Nuestromodelo es claro, en el sentido de que tiene una cierta orientación y quesu punto de partida es la mediagua. Lo que estamos haciendo en todoChile es construir esa mediagua. A veces se tiene la posición soberbiade plantear que las mediaguas no son una solución para las personasque están viviendo en un campamento. Pero cuando uno conoce lassituaciones que viven esas familias, se da cuenta de que la mediaguapuede ser un palacio en ciertas situaciones. Así te lo dicen. Y rebuscan-do dentro de Chile, uno ve que a muchas personas les hace falta unamediagua, aunque sabemos que es una solución de emergencia. A esome refería al decir que no es definitiva, en contraposición a la viviendadefinitiva. Es tan solo lo que permite dar alguna solución en el caminohacia la vivienda definitiva. Porque si una familia espera un año parapoder postular y tener el proyecto de vivienda listo, por mientras sesigue mojando en el barro que produce la lluvia que cae sobre su techode plástico. Con la mediagua tratamos de ofrecer una cierta seguridadante el invierno, para después trabajar en la vivienda definitiva. Eso eslo que hacemos, y aunque focalizamos recursos también hacia otrosobjetivos, la mediagua es para nosotros un elemento fundamental.

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En nuestra organización somos las EGIS de los campamentos; he-mos tratado de funcionar como tales, y en gran medida lo hemos logra-do. En muchos de los campamentos, sobre todo en Santiago, estamosteniendo fuertes vínculos con sus respectivos dirigentes y organizacio-nes para ofrecer un buen servicio, y tenemos los atributos para hacerlo.Hay campamentos de todo tipo —muy pequeños, muy grandes,periféricos, centralizados— y la idea es dar un servicio particular espe-cializado a cada uno de ellos. Hay personas de nuestra institución queestán enfocadas en una tarea profesional, más un equipo de voluntariosque ven todo el aspecto social y que cuentan con el necesario apoyotécnico, es decir, que ven el tema de los terrenos, diseños, constructo-ras, etcétera.

Con respecto a las municipalidades, hay muchas que no quierentener campamentos y, por ende, su mejor solución es llevarlos fuera desu comuna, sin hacerse cargo de la situación de campamento que existeallí. Y en esos espacios funcionamos. Con los entes públicos nos rela-cionamos mediante dos vínculos: por un lado, complementario, y asíes como operamos hoy día, por ejemplo, con el Ministerio y con algu-nos municipios; pero también tenemos un rol muy importante de de-nuncia respecto de cosas que están sucediendo en un Ministerio, o delo que está por hacer, o lo que se está haciendo mal en determinadomunicipio. Y en estos casos, lo que hacemos es ir detrás de los dirigen-tes, siempre apoyando. Si los dirigentes no se organizan, tratamos defacilitar esa organización, pero no hacerla nosotros. Si los dirigentes noalzan la voz, no podemos ir en función de ellos, en su reemplazo; siem-pre vemos cómo apoyar, cómo ir con el dirigente. En ese sentido, trata-mos de mover los hilos, de plantear las denuncias con nuestrosvoluntarios, de sumar fuerzas a las opciones que los dirigentes estántomando.

Con respecto de la voluntad política, eso está claro. Lo que faltahoy día en Chile no es plata. Actualmente Chile no está siendo un paíspobre en ningún sentido. Chile es un país injusto, y es por voluntadinjusto. Ahora estamos celebrando el Día de la Solidaridad, pero debie-ra ser el día de la justicia. Hay personas que pueden construir, haypersonas que tienen los dineros o los recursos necesarios para hacerque este país sea un poco más justo, pero no lo estamos haciendo.

Es un tema de voluntad política, voluntad política entendida entodos los sentidos; no solamente voluntad de los partidos, también de

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los particulares, de las organizaciones, de todos. Es por eso que noso-tros, como Fundación, como organización social que somos, tratamosde hacer un llamado a esa voluntad política; un llamado no solamentea actuar, a ejecutar, sino también a meternos en los medios, denunciar,posicionar temas, y de esa manera contribuir a crear voluntad política,a coordinar a nuestros actores en función de los campamentos, paraque se puedan erradicar para el año 2010.

Cristina Girardi (alcaldesa de Cerro Navia).Cristina Girardi (alcaldesa de Cerro Navia).Cristina Girardi (alcaldesa de Cerro Navia).Cristina Girardi (alcaldesa de Cerro Navia).Cristina Girardi (alcaldesa de Cerro Navia). Pienso que el temade la vivienda hoy día es, precisamente, que al obtener la vivienda nose soluciona el problema. Eso por la mala calidad de las construccio-nes, por el tipo de contexto donde se desarrollan, sin barrio. Es efectivoque las organizaciones debieran potenciarse; pero ocurre que una vezque las familias reciben la vivienda, las organizaciones se desarman,los comités de allegados que recibieron un departamento dejan de serorganizaciones, y se pierde la posibilidad de llevar a cabo el trabajoposterior que requiere la nueva convivencia. En esto hay una doble res-ponsabilidad: una responsabilidad colectiva de la organización, que nosigue funcionando, pero también una responsabilidad de la política devivienda, que no lo permite. Ahí hay una apuesta importante en la quenos debemos comprometer: cómo la política de vivienda debiera incor-porar la participación. En ese sentido, sí hay cosas que tienen quetrabajarse, relacionadas con el lugar donde voy a vivir: es distinto si yoparticipo en ese diseño a que si simplemente recibo un pedazo de eseespacio. Esto tiene que incorporar la política de vivienda.

Además, es importante asumir que si nosotros, todos los ciudada-nos, no nos consideramos parte de la política pública, nunca vamos agenerar políticas públicas adecuadas. Tenemos que perseguir que ellassean lo que nosotros queremos que sean y no lo que otros quieren. Estoes un llamado a que las organizaciones y las comunidades vayamosmás allá de involucrarnos solo al recibir beneficios o subsidios, y pelee-mos como comunidad para construir esas políticas públicas. Esa parti-cipación tiene que ver con el diseño, con el barrio que queremos construir.Mi calidad de vida va a ser muy distinta si yo intervengo en cómo va aser mi vivienda y mi barrio, a que me limite a recibir la cajita que es eldepartamento... porque es solo una caja.

Por supuesto, en un país desigual no es solo el problema habitacionallo que habría que corregir. Respecto de la caseta sanitaria, usted tiene

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toda la razón: no les preguntaron, y además les hicieron pagar. Hoy díaeste tema devela un poco lo que está pasando con las políticashabitacionales: aparte de ser una política del Ministerio de Viviendapara erradicar, a través de la caseta sanitaria, sin preguntar y haciendopagar a la gente, además se la asume como un subsidio que recibió lagente. Por lo tanto, cuando vinieron nuevas políticas habitacionales queya no contemplaban la vivienda progresiva y existía la posibilidad, porejemplo, del fondo concursable para construir una nueva vivienda en elmismo sitio del campamento, nos encontramos, como municipio, queno podíamos postular a esas personas.

¿Qué hemos hecho nosotros, como municipio? Mentir. Así comoen Chile recurríamos a la nulidad mientras no había divorcio, estamosacostumbrados a mentir: que esta caseta sanitaria está inhabitable, tieneproblemas de habitabilidad y, por lo tanto, habría que demolerla. Asíhemos logrado postular a la gente para los nuevos programashabitacionales, pero qué lástima que tengamos que mentir. Detrás deeso hay una política de vivienda que no incorpora ni siquiera su propiahistoria. Hoy, un programa como el Quiero Mi Barrio, que se desarrollaen barrios críticos, lo que está tratando de hacer es corregir aquellosdesastres anteriores en la política de vivienda, y que todavía no se corri-gen. Pienso que nuestro rol como comunidad es involucrarnos paraque efectivamente esas políticas se hagan desde nosotros y no desdearriba. De eso se trata en parte el tema de la caseta sanitaria.

Un aspecto problemático en la construcción de conjuntoshabitacionales tiene que ver con la disponibilidad de espacio. Sería ex-celente, por ejemplo, trabajar con proyectos amplios, que se pudierandesarrollar en seis, siete u ocho sitios, para diseñarlos y construirlos ensu totalidad. Pero ocurre que hay comunidades con viviendas comple-tamente distintas entre sí. En Cerro Navia, por ejemplo: puede haberuna vivienda consolidada, buena, muy bonita, y al lado una mediagua,y no puedes pedirle al que tiene la vivienda consolidada que entreguesu sitio para crear un nuevo espacio. Y así no puedes contar con secto-res grandes para construir nuevos barrios. Porque si hay algo que cues-ta mucho romper, es el arraigo a la vivienda.

Actualmente nosotros, como municipio, nos constituimos en EGIS,y no sé si fuimos los primero en Chile en cometer ese error. Tenemos,por ejemplo, ocho mil postulantes a vivienda, con un déficit de más omenos doce mil viviendas. Los terrenos de que disponemos no dan ni

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para tres mil. Ahora, a cuáles tres mil escoges, a cuáles les vas a darsolución al interior de la comuna, porque los doce mil o los ocho mil sevan a querer quedar ahí.

Quizá lo que más me molesta de la política habitacional es que,frente a distintas situaciones, finalmente uno —en tanto municipio—siempre termina tratando de resolver problemas aisladamente de otrostemas, y sin las herramientas necesarias para hacerlo. Es cierto quecomo comunidad podemos usar algunos instrumentos para avanzar enuna propuesta mejor de política pública. Pero frente a la posibilidadque nos da la política de construir un espacio, un barrio, quizá realizarun diseño como comité, nos enfrentamos con dos problemas: uno esque no hay terrenos; y dos, que los recursos con los cuales efectivamen-te se apoya son absolutamente escasos.

Tampoco la comunidad puede hacer un diseño muy importante,muy adecuado a sus necesidades. Pienso que cuando la gente se orga-niza en torno a la vivienda es porque la necesita, no porque esté conganas de organizarse. Es una necesidad que debiera ser financiada. De-bería financiarse proyectos de vivienda. Debería orientarse recursos aeso, no adaptar un proyecto de vivienda, un proyecto de barrio, unproyecto de comunidad, a los pocos recursos que hay. Y esto sin pedirlimosna, sin ir a poner el platillo para que me den más plata. Debierahaber los procesos necesarios para que las familias aumenten sus aho-rros, para que puedan elegir el proyecto de vivienda que quieren y nobuscar aquello para lo que les que alcanza simplemente. Elegir el pro-yecto, pelear por los recursos, y también organizarse para que ese pro-yecto cuente con los recursos que requiere y no quedarse a mitad decamino.

Por último, alguien preguntó cómo se hace para que los terrenosqueden a nombre de la comunidad y no del municipio. Pienso que esadisyuntiva se plantea cuando se siente que el municipio es un enteprivado, porque el municipio se supone que es parte de la comunidad;los terrenos municipales son bienes públicos y no se pueden privatizar.Ahora, el uso que se da a ese terreno es algo que tiene que ser definidono por el municipio, sino por la comunidad en su conjunto. Más que latenencia del terreno, porque la tenencia es pública, lo importante es quése hace en ese terreno, además de cuántos terrenos se están destinandoa la construcción de nuevos espacios habitacionales, al espacio publico,a las plazas, a las canchas, a las sedes sociales. Es aquí donde la comu-

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nidad tiene un rol importante, al definir cuánto se destina a viviendas,cuánto a espacio público, dónde va a estar la feria, dónde va a estar todoeso que consideramos importante que sea parte del barrio, y no solo micasa. Es un tema que tiene que ver con un diseño entre todos.

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Segunda Parte

Actores urbanosy construcción de ciudad

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Nuestro derecho a la vivienda

Patricio ZúñigaCoordinadora Interzonal de Pobladores de Campamentos

L a Coordinadora Interzonal de Pobladores de Campamentos esuna organización que nació en el año 2000, y la integran comitésde allegados de campamentos.

Una de nuestras líneas de trabajo es la capacitación y la promocióndel desarrollo humano. Se busca potenciar las organizaciones, la cola-boración entre ellas y su participación en las propuestas de solucioneshabitacionales. La Coordinadora Interzonal de Pobladores pasa en estemomento por un periodo de fortalecimiento, y este debe ser traspasadoa las organizaciones que la integran.

Los pobladores de campamentos nos enfrentamos a una gama deproblemas que, pese a todos los discursos que se digan, no logramossolucionar. Por ejemplo, uno de los temas más recurrentes en los cam-pamentos es que los pobladores no somos escuchados. Consideramosque siempre nos están dejando como objetos de beneficencia y no comosujetos de derecho. Pensamos que los pobladores de campamentos te-nemos derechos, y tenemos que saber cómo ejercerlos. El reclamo ge-neralizado es que las autoridades no escuchan nuestras demandas yque, más que buscar soluciones, estas son postergadas.

3 Actores sociales y el derecho a la vivienda

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Creemos que somos sujetos de derecho a una vivienda digna.Creemos que somos sujetos de derecho a una vivienda digna.Creemos que somos sujetos de derecho a una vivienda digna.Creemos que somos sujetos de derecho a una vivienda digna.Creemos que somos sujetos de derecho a una vivienda digna.Pensamos que las políticas habitacionales actuales, si bien tienen suhistoria y se han desarrollado considerablemente, siguen produciendoviviendas precarias, particularmente en su falta de espacio y en cuantoa su calidad estructural. En los campamentos por lo general los núcleosfamiliares son grandes, y se entregan viviendas de 36 o 40 metros cua-drados. El problema del hacinamiento es uno de los más graves.

En nuestra coordinadora tuvimos una experiencia muy reciente yreal. Fue erradicado el campamento El Gomero, de Maipú. Los pobla-dores obtuvieron una casa estupenda, de casi 800 UF, pero en una villaespecial que se compró para ellos. Y ahí se presentó otro problema:quedaron con una buena casa, pero están lejos de los equipamientos,hay mucha gente que está cesante, y de hecho todavía tienen una ollacomún.

Otro tema complejo es que los pobladores no tienen acceso a infor-mación respecto de sus proyectos habitacionales. Por ejemplo, cómo seva a estructurar su proyecto de vivienda. El reclamo es que se entregaun producto elaborado, y tenemos que aceptarlo. Es fundamental tenercapacitación en estas materias y que se nos entregue herramientas téc-nicas para poder discutir los distintos aspectos del acceso a la vivienda.Eso pasa por generar espacios de diálogo que permitan aportar en lasdecisiones que se tomen.

Con respecto a la información, pensamos que este tipo de semina-rios, al igual que las escuelas de líderes, debieran ser promovidos demanera más generalizada. Muchas veces sucede que los dirigentes sepresentan a nombre de las organizaciones, y las bases están totalmenteajenas. Esta es una mala política de los dirigentes que no masifican lainformación; generalmente el dirigente es el que toma las decisiones ylos pobladores no tienen arte ni parte en ellas. Por ejemplo, los pobla-dores dicen que lo que ellos sienten como una necesidad, es hacersepartícipes de las políticas sociales. No tan sólo de la vivienda, sino detodas las políticas sociales, en toda su amplitud. Por ejemplo, si nosreferimos a la nueva Ficha de Protección Social, los pobladores estántotalmente desinformados: no saben la información que la Ficha puedadar, cuáles son los pro y los contra, qué les puede traer esta nuevasituación. Tampoco saben cómo se elaboran las políticas de vivienda.No se les consulta dónde quieren vivir, qué desean para su familia. Sonobjeto de un proyecto y de ahí en adelante, ¡sálvese quien pueda!

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En ese sentido, la Coordinadora de Pobladores, durante toda suexistencia, ha tratado de superar esta falta de información y de capacita-ción en los pobladores, a través de escuelas. Hemos realizado tres es-cuelas ya, y seguramente vamos a hacer una cuarta, porque es necesarioque los pobladores estén capacitados, estén informados, se hagan partí-cipes de un proyecto, sean actores de los proyectos. Al final ellos sonlos que sufren, los que van a vivir en las casas, los que van a tener quehacer un nuevo barrio, y los que van a tener que saber cómo se integrana los barrios adonde los llevan. En Chile generalmente los pobladoresson erradicados. La política habitacional no es una política que integra,sino que desintegra: afecta a pobladores que son llevados a la periferiade la ciudad sin ningún tipo de protección social. Les dan una vivien-da, pero quedan totalmente desamparados frente al resto de problemassociales que pueda acarrear esa situación.

En cuanto a las municipalidades,En cuanto a las municipalidades,En cuanto a las municipalidades,En cuanto a las municipalidades,En cuanto a las municipalidades, pensamos que la política actualde vivienda está destinada a ser un caballo de batalla para los alcaldesen las campañas electorales en todos los proyectos donde las EGIS sonlas municipalidades. Y aun ahora, hay que ser amigo del alcalde paratener casa, porque los alcaldes o las municipalidades tienen todo elpoder: ellos aplican la Ficha de Protección Social, y determinan quiénqueda adentro de un proyecto y quién no. Porque a pesar de que laFicha de Protección Social es un instrumento diseñado desde el Estado,son los alcaldes quienes aplican los criterios para seleccionar a la gente.Finalmente también son las municipalidades las que hacen los proyec-tos a través de sus Departamentos de Obras; ellos determinan qué gentese quiere que postule y quién no.

Sobre el tema de los campamentos: en Renca, Un Techo para Chileestá ejecutando proyectos de vivienda, y en el caso del campamentoJuan Alsina solo se les dará solución a 32 familias, de un total de 106.Entonces, ese proyecto también segregó, igual fraccionó. ¿Qué va a pa-sar con el resto de las familias, esas a las que no se les entregó unasolución? Cosas así hacen que los campamentos sigan existiendo, yvayan a seguir existiendo toda la vida.

Yo dudo mucho de que se cumpla el objetivo de terminar con loscampamentos de aquí al año 2010. Esa es una utopía o es una demago-gia, porque la pobreza se genera todos los días, y nosotros, como diri-gentes de esos sectores, somos testigos de esas realidades.

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Los deudores habitacionales en Chile

Iván CarrascoAsociación Nacional de Derechos Habitacionales (Andha Chile a Luchar)

M e referiré a la lucha de los deudores hipotecarios y la experien-cia de la organización en que participo, la Agrupación Nacio-nal de Derechos Habitacionales, Andha Chile a Luchar, que

lleva varios años ya intentando terminar con lo que nos parece unaenorme injusticia: el hecho de que la vivienda social de miles y milesde familias trabajadoras chilenas que salieron de los campamentos y deser allegados, esté en manos de la banca privada y las financieras. Lavivienda es así un derecho que no ha terminado de ganarse para esasfamilias.

Nuestra agrupación nació el año 2004,Nuestra agrupación nació el año 2004,Nuestra agrupación nació el año 2004,Nuestra agrupación nació el año 2004,Nuestra agrupación nació el año 2004, cuando diversas agrupa-ciones poblacionales de deudores Serviu —como la Coordinadora deDeudores de San Bernardo, la Coordinadora de Deudores de PuenteAlto, la de la Octava Región, la Coordinadora Metropolitana de Allega-dos y Deudores— se unificaron y formaron Andha Chile. En ese minu-to en Chile se vivía en el campo de la vivienda una situación muydramática: no había agrupaciones poblacionales ni entidades no guber-namentales que estuvieran trabajando firmemente el tema de la vivien-da social.

¿Qué pasó en ese tiempo? En dos años Chile tuvo una enormetransformación en políticas de vivienda. Jaime Ravinet, que era en eseminuto ministro de Vivienda de Ricardo Lagos, implementó unaprivatización total y absoluta de la vivienda social en Chile. No sola-mente terminó con la construcción de viviendas Serviu el año 2002; nosolamente terminó con los créditos estatales para la vivienda; el Serviuy el Ministerio de Vivienda también dejaron de comprar terrenos y, porlo tanto, ya no hay más en Chile bancos de terrenos para vivienda so-cial. También dejó en manos de las EGIS, que son entidades privadasmuchas veces relacionadas con empresas inmobiliarias y constructo-ras, todo el aspecto organizativo de los pobladores.

Además, el año 2003, el ministro Ravinet impulsó una política decobros totalmente ofensiva en materia de vivienda Serviu. Ese año, elMinisterio de Vivienda (Minvu) envió un informativo bastante explíci-

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to, donde plantea su objetivo de recuperar a lo menos la mitad de loscréditos que en ese minuto tenían como cartera vencida. El Serviu ac-tuaba a través de una empresa privada, Inverca, que se había adjudica-do el cobro de dividendos, y lo hacía a través de cobros judiciales. Estocreó gran malestar y preocupación en muchas poblaciones de Santiago,lo que llevó a que empezaran a formarse los primeros comités de defen-sa de las viviendas y para enfrentar los remates en varias comunas.

Una vez organizados esos comités, una vez unificados, y reflexio-nando acerca del problema fundamental del sistema, llegaron a la con-clusión de que lo que debían hacer, además de detener los remates deviviendas, era terminar con la deuda. Empezó así una lucha bastanteradical que nos llevó a tomas del Ministerio, a cortes de calles, toma demunicipalidades, enfrentamientos con autoridades, lo que condujo a laobtención de una serie de beneficios de parte del gobierno. El año 2004,en mayo de ese año, Ravinet dio los primeros beneficios para los deu-dores y las primeras soluciones. El Presidente Lagos, junto con Ravinet,hicieron una conferencia de prensa en la cual anunciaron estos benefi-cios para aquellos segmentos de deudores que fueran indigentes, adul-tos mayores, etcétera. En ese minuto el Presidente Lagos dijo, «esto eslo que hay y no hay nada más». Nosotros vimos los decretos respecti-vos y rápidamente nos dimos cuenta de que no eran una solución paralos deudores, sino simplemente una forma de mantener los cobros he-chos por Inverca. En ese minuto se creó el Andha, uniendo a todas lasorganizaciones que rechazamos la propuesta del Minvu.

Ya unidos, fuimos nuevamente a la pelea con mucha más fuerza, ya fines del 2005 logramos que el gobierno condonara de la deuda a 184mil familias deudoras del Serviu. Este año, el 27 de junio de 2007, huboun último decreto que condonó la deuda a 85 mil familias restantes.Detrás de esas soluciones, claramente están la presión, la movilizacióny la lucha de los pobladores. No hubo voluntad política de los gobier-nos, en ningún minuto, de realmente solucionar el problema de fondo.Fue la presión de los pobladores en las calles lo que logró esas solucio-nes por parte del gobierno.

Digo esto porque quiero hacer énfasis en ese tema. Primero, por-que es una experiencia extremadamente importante para nosotros. De laexperiencia de lucha de los deudores Serviu surgieron centenares decomités de deudores de la banca privada, que son vecinas y vecinosmuchas veces tan pobres como los otros, pero que están aún peor: están

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endeudados con el segmento empresarial más brutal, más prepotenteque hay en Chile, que son los bancos, la banca privada, las financieras.

La experiencia de los deudores ServiuLa experiencia de los deudores ServiuLa experiencia de los deudores ServiuLa experiencia de los deudores ServiuLa experiencia de los deudores Serviu creó un camino muy im-portante para la lucha de los deudores bancarios, que es la presiónsocial y la unidad. Recalco esto porque muchas veces se insiste —comoaquí se ha hecho— en la participación de la gente, en que la gente tieneque participar y decidir acerca de su destino en temas como la vivien-da. Pero nosotros nos hemos dado cuenta de que de parte del gobiernoy de la autoridad realmente no hay ninguna voluntad de que la genteparticipe. Por eso es que dijimos que, más que participar, lo que hayque hacer es organizar a los pobladores para la lucha, para su unidad,porque el gobierno no tiene ninguna voluntad de escucharlos.

Puedo poner muchos ejemplos, como los proyectos participativos.Un caso: en Talca tuvimos una reunión hace unos meses atrás con elmunicipio, y había una serie de juntas de vecinos muy contentos por-que iban a discutir con el municipio una parte del presupuesto. Lespreguntamos: ¿cuántos millones están discutiendo? Ocho millones.Ocho millones: ¡qué haces con ocho millones! O sea, en qué está parti-cipando la gente, ¡en nada! La gente va a participar en una suma que nollega ni al 2 por ciento del presupuesto de Talca, y estaban un año com-pleto discutiendo qué iban a hacer con una plata que no alcanza paranada.

Otro ejemplo: me tocó participar en la mesa de trabajo con el go-bierno para buscar soluciones a los deudores Serviu. Esta mesa de tra-bajo duró tres meses. Nos veíamos con el gobierno dos o tres veces porsemana, incluso en verano, incluso en vacaciones. El gobierno entrócon una postura, y salió de la mesa de trabajo con la misma postura.Después de argumentar por parte nuestra, después de ver estadísticas,después de decir los problemas que había, después de manifestarle unainfinidad de veces que la solución que proponían no era viable para lospobladores; después de tres meses de discusión, no recogió ni unacoma, ni una coma de los que nosotros estábamos diciendo.

Esa participación era tramposa, era mentirosa. Nos estaban hacien-do creer que participábamos, para simplemente no hacer nada. Noso-tros nos impresionamos con el tema de la participación, y por supuestoque estamos muy de acuerdo con que el pueblo participe, con que lospobladores, los allegados, los deudores participen, pero la realidad es

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que en este país, de parte del gobierno, no existe voluntad de que lagente participe realmente.

Otro caso es el proyecto del Parque Bicentenario, un proyecto in-mobiliario que se va a construir en los terrenos del antiguo aeropuertode Cerrillos. Son trescientas hectáreas, que fueron una donación de unafundación alemana hace muchos años. Cuando nosotros preguntamosal gobierno cuántas viviendas sociales se iban a hacer ahí, cuántas vi-viendas sin deuda para los allegados de las comunas aledañas —LoEspejo, Pedro Aguirre Cerda, Estación Central, Maipú, Cerrillos—, nosrespondieron «que se compren una». ¿De cuánto? De 1.000 UF. No sonviviendas para los pobres. Son viviendas con deudas bancarias, y nodarán ni el 5 por ciento del terreno para viviendas sociales sin deuda.

Entonces, para sacar un poco el velo a este tema, hay que dejarunas cosas claras: cualquier proyecto de transformación real en materiade vivienda pasa, primero, por la organización y lucha de los afectados,o sea, de los pobladores allegados, deudores, etcétera; y segundo, porterminar con el negociado en materia de vivienda social.

Sobre esto último hay que analizar algunas cosas.Sobre esto último hay que analizar algunas cosas.Sobre esto último hay que analizar algunas cosas.Sobre esto último hay que analizar algunas cosas.Sobre esto último hay que analizar algunas cosas. Puede serque haya un error de cálculo, pero yo diría que, sin terreno, en Chileuna «vivienda digna» de 47 metros cuadrados cuesta alrededor de 350UF. Para la gente sin deuda, se están entregando cerca de 600 UF paraviviendas que no tienen más de 38 metros cuadrados. Eso significa quela mitad del subsidio va a manos de las empresas constructoras, de lasEGIS, de las inmobiliarias, de los dueños del terreno. Obviamente esonos dice que la política de vivienda en Chile es una política pro empre-sarial, no pro allegado, pro poblador. También hay en Chile un flujoimpresionante de recursos hacia las empresas financieras, hacia los ban-cos, a través de las políticas del Ministerio de Vivienda. Porque sonmiles las familias que no acceden a las viviendas sin deuda, sino queestán obligadas a endeudarse con la banca privada, que en caso de deu-das morosas remata las viviendas, se queda con lo que la gente pagó (decada diez pesos que se pagan, siete van a condonar los intereses delbanco) y con el seguro del Estado; y al quedarse con la casa, se quedatambién con el subsidio que la gente obtuvo. Después revende la casa ysigue el negocio.

El Estado, entonces, está entregando enormes flujos de dinero a lasempresas privadas, a la banca, inmobiliarias, constructoras, especuladores

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de terrenos, etcétera. Y en vez de eso, ¿por qué no se forma, por ejem-plo, una empresa social de construcción con todos los arquitectos, in-genieros, constructores civiles jóvenes que hay en Chile, que tengarecursos públicos y no obtenga ganancias por la construcción de vi-viendas, y que entregue créditos baratos? Es una solución. Y no hayque darle muchas vueltas ¡Hay que hacerlo! Pero no lo hacen. ¿Y porqué no lo hacen? Porque están amarrados con las inmobiliarias. ¿Porqué está desapareciendo el Serviu? Porque el gobierno les entregó todoa las EGIS. ¿Por qué no se lo entregó a los ciudadanos, a los poblado-res? Se lo entregó a la empresa inmobiliaria, a la empresa privada.

Para terminarPara terminarPara terminarPara terminarPara terminar, como propuesta,, como propuesta,, como propuesta,, como propuesta,, como propuesta, como elemento unificador de lalucha poblacional, aquí hemos planteado cuatro cosas básicas para or-ganizar a los pobladores, a los allegados.

Primero, exigir viviendas dignas, que no pueden ser inferiores alos 60 metros cuadrados, porque hay internacionalmente normas segúnlas cuales se requieren a lo menos 12 metros cuadrados per cápita, y enChile hay aproximadamente cinco personas por familia.

Segundo, hay que cuidar que los pobladores seamos fiscalizadoresen la construcción de las viviendas. Es fundamental hacerlo, porquelos municipios no lo hacen. No tienen recursos, no tienen gente, notienen presupuesto para eso. La única gente realmente interesada enfiscalizar las viviendas son los pobladores que van a vivir en ellas. Hayque legislar para que puedan hacerlo.

Tercero, en el caso de las viviendas sociales con deudas bancarias,planteamos que esa deuda vuelva a ser estatal, que el dividendo nosupere el 10 por ciento del ingreso familiar, y que se pague al gobiernoy no a los bancos. Y que la deuda no sea de más de diez años. El 10 porciento del ingreso familiar durante diez años nos parece un precio justopara que una familia pague su vivienda.

Y como último elemento, es fundamental en la recuperación de ladignidad de los trabajadores, de los pobladores, que nunca más se cons-truya en Chile un conjunto habitacional sin la participación de los veci-nos. Si seguimos aceptando que nos marginen de las decisiones, lasviviendas, en vez de ser soluciones, van a seguir siendo cárceles deladrillo.

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La lucha por la vivienda

Lautaro GuancaMovimiento de Pobladores en Lucha (MPL)

H ace 37 años atrás, unos trescientos pobladores del sector altode Peñalolén, al oriente de la capital, realizaron una toma deterreno en el fundo Lo Hermida. Ahora, 37 o 36 años des-

pués, el 12 de marzo del 2006, justo cuando se celebraba el triunfo de laprimera mujer que llegaba a la presidencia de Chile, cuatrocientas fami-lias de la comuna de Peñalolén optaron por ocupar por la fuerza unsitio en la misma comuna.

Los antecedentes parecieran ser los mismos, pero los resultadosfueron diferentes. Lo Hermida hoy día es una población pujante, sóli-da, combativa, con más de 11 mil viviendas construidas. En ese senti-do, podríamos decir que la toma de terrenos les significó a estospobladores una conquista en términos materiales mucho más impor-tante que las que hoy día se logran a través de los sistemas institucionalespara resolver el problema de la vivienda. En la acción de toma de terre-nos del año 2006, en cambio, tras ser duramente reprimidos, sufrimosuna derrota militar, pero obtuvimos una victoria política. Porque si bienen este intento los pobladores de Peñalolén fueron desalojados, pren-dieron la mecha que puso en marcha un año de profundasmovilizaciones, que decantaron bien entrado el 2007 con una conquistade los trabajadores del cobre, una reivindicación del pueblo mapuche,movilizaciones de los estudiantes, de los empleados fiscales y de unaserie de organizaciones. Desde mediados del 2006, en varias partes de laciudad se vivieron hechos concretos de desobediencia civil, con expre-siones de lucha social, que no se habían visto desde hace décadas. Siuno bajaba por la Alameda, veía hasta el más pequeño de los sindicatosde zapateros o comerciantes haciendo una huelga legal. Eso es una ex-presión de que hoy día Chile y sus fuerzas políticas sociales han des-pertado y están en plena disputa por los derechos que no se nos respetan,particularmente la vivienda, la salud, la educación, el trabajo.

¿Por qué digo que obtuvimos una victoria política? Porque dosmeses después de desalojada la toma, el gobierno de la Concertaciónadelantó uno de los últimos puntos que tenía pensado en su agenda: elde la «Nueva Política Habitacional», como la llaman, según la cual au-

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mentan los montos del subsidio, incluso se crea uno especial para lacompra de terrenos en las comunas mejor ubicadas, con el objetivo deromper o cortar el proceso segregacionista, ese según el cual poblacio-nes completas son trasladadas a la periferia. Precisamente una de lasdemandas que estábamos planteando: detener la segregación.

Nuestra organización, el Movimiento de Pobladores en LuchaNuestra organización, el Movimiento de Pobladores en LuchaNuestra organización, el Movimiento de Pobladores en LuchaNuestra organización, el Movimiento de Pobladores en LuchaNuestra organización, el Movimiento de Pobladores en Lucha(MPL),(MPL),(MPL),(MPL),(MPL), se empezó a formar hace cuatro años, a partir del objetivo deseguir viviendo en la comuna de Peñalolén; ese es nuestro derechocomo hijos, como nietos de esos pobladores que en algún momentoocuparon terrenos para construir sus viviendas y sacar adelante estacomuna.

Fue la movilización constante la que nos permitió comprar los te-rrenos que, antes del anuncio de la Nueva Política Habitacional, eranimposibles de obtener. Tómese en cuenta lo que dice Iván Carrasco: sonmillones los que se están destinando para engordar los bolsillos de losdueños de terrenos y de las constructoras. Entonces, lo que tenemosque tener presente los dirigentes es que, si expresamos este conflicto entérminos de clase, como una lucha de clases, finalmente esta pelea porla vivienda es por el control de la plusvalía, por el control de la riqueza,y se dirime en qué clase obtiene finalmente la mayor cantidad de con-quistas.

En esta perspectiva, vamos perdiendo. Pero, puntualmente, lo quese dio el 2006 fue que la clase trabajadora, los pobres de Chile, logramosgolpear la mesa y decir: para mí esta es la solución, en metros cuadra-dos, en mejores condiciones de empleo, en mejores salarios; y eso jun-to con la movilización de los estudiantes, que llevó a una revisióncompleta de lo que fue una ley orgánica constitucional de Pinochet, laLOCE [Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza]. Y en nuestro caso,la conquista nos significó el otorgamiento de subsidios que nos permi-tieron proyectar la construcción de 152 departamentos. Son departa-mentos de 58 metros cuadrados en los sectores de Lo Hermida y de LasParcelas. Es el departamento más grande construido hasta ahora enChile como vivienda social, y estamos muy orgullosos, ya que no sehan construido departamentos de esas dimensiones desde la UnidadPopular. Por supuesto, también entendemos y nos hacemos la críticade que el departamento no responde a nuestra realidad cultural, a nues-tra identidad como pueblo, con una historia campesina, donde lo que

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nos interesa es tener una casa grande con parrón, con perros, correteandolos cabros chicos. Pero, al fin y al cabo, nuestra idea es expresar nuestralucha en conquistas concretas para nuestra gente, que a veces se entu-siasma más, pero que todavía no está dispuesta a asumir una peleapolítica propiamente tal, y más bien se queda en el ámbito económico,en el ámbito reivindicativo.

Los 152 departamentos fueron la primera conquista del Movimien-to de Pobladores en Lucha, y no es un logro menor. Hoy día el sueño devivir en la comuna de Peñalolén se hace realidad a través de ella.

Ahora, qué vAhora, qué vAhora, qué vAhora, qué vAhora, qué va a pasar cuando la Nueva a pasar cuando la Nueva a pasar cuando la Nueva a pasar cuando la Nueva a pasar cuando la Nueva Política Habitacionala Política Habitacionala Política Habitacionala Política Habitacionala Política Habitacionalse acabe.se acabe.se acabe.se acabe.se acabe. Muchas veces lo que hacen los ricos para resolver los proble-mas de los pobres, no es otra cosa que producir otros problemas. Re-suelven los problemas creando otros problemas. Particularmente cuandose suben los subsidios habitacionales, lo que ocurre es que los preciosde los terrenos y de la construcción también suben. Eso se llama nivelarla oferta con la demanda, que es la forma tradicional con que los capita-listas creen que se resuelven los problemas. Y en qué termina eso, sinoen lo que decíamos recién: los patrones, los dueños de los terrenos y delas constructoras se llevan toda la plata que pueda generar el Estado. Yesas platas, ¿de dónde salen? De los bolsillos de todos nosotros.

Pero cuando esta burbuja nuevamente estalle —y ya se están vien-do expresiones concretas—, cuando ya no se encuentren terrenos encomunas bien localizadas a los precios que financian los subsidios delocalización, ¿qué va a pasar? Hay que estar negociando, los bancosempiezan a abrir líneas de crédito para ver cómo empiezan a vender.Ustedes saben que los bancos venden créditos: el negocio es prestarplata para después pegar el palo, como lo han vivido los compañerosde Andha. Pero tenemos una alternativa, y varias organizaciones estándando luces en el sentido de que es necesario impulsar una reformaurbana.

¿Qué es esta reforma urbana que proponemos?¿Qué es esta reforma urbana que proponemos?¿Qué es esta reforma urbana que proponemos?¿Qué es esta reforma urbana que proponemos?¿Qué es esta reforma urbana que proponemos? Es una propues-ta instalada por una organización popular, el Movimiento de Poblado-res en Lucha, referida a la implementación de una nueva Ley de Suelo.Nosotros, como pobladores, exigimos que se legisle en el Parlamentoun proyecto de ley según el cual se cede gratuita y obligatoriamente el10 por ciento de todos los terrenos donde se desarrollen proyectos in-

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mobiliarios, para la construcción de viviendas sociales y de las obras deurbanización que se necesite. Nuestra propuesta es que también se in-corporen los condominios a esta regulación. Porque cuando se hace unedificio, una torre de quince pisos, por ejemplo, no ceden nada; pero lagente que ocupa esos edificios también utiliza las plazas, también impactaen las calles, y en ese sentido también tendrían que ceder una cantidadde dinero para cubrir esos usos, ceder 10 por ciento de su terreno parala construcción de viviendas sociales. Esos condominios son carísimosy nosotros no tenemos acceso a ellos. Si dentro de esos proyectoshabitacionales se incorporara una cantidad de viviendas sociales que sepuedan financiar con los fondos del Fondo Solidario Título I, principal-mente, podríamos acceder a ellos los sectores populares o la «poblaciónde escasos recursos», como nos llaman.

Es una propuesta posible. En España, la asignación de suelo paraconstruir viviendas sociales alcanza al 30 por ciento. En Chile es necesa-ria una reforma urbana no tan sólo para nosotros, porque nos puedallevar como país a mayores cuotas de justicia social. También lo es parasectores del empresariado, para la burguesía criolla, que a fin de conser-var el nivel de productividad —o subirlo— requiere de una mejor movi-lidad urbana, de manera de contrarrestar el impacto del proyectoTransantiago: se han dado cuenta de que les sale caro que les lleguentres millones de trabajadores atrasados a sus empleos. Y eso es porqueel trabajador vive «donde el diablo perdió el poncho».

Hoy día podríamos llegar a un gran pacto social según el cual lossectores del pueblo para los que no exista la justicia social impulseneste proyecto, y también la patronal adhiera en términos de generarmayores niveles de productividad, no tan solo en Santiago, sino entodas las ciudades del país.

Para terminar, las proyecciones de nuestra organización contem-plan la constitución de la constructora del Movimiento de Pobladoresen Lucha, la primera constructora pública no estatal de Chile donde lospobladores, los que demandan viviendas, sean los que finalmente lasconstruyan. Queremos que eso rompa con varios paradigmas que sehan instalado desde que los ricos empezaron a apoderarse de nuestrosderechos; por ejemplo, el que solamente los patrones o los ricos gene-ran empleo. Nosotros, como pobladores, somos los albañiles, losenfierradores, los estucadores, los gásfiter, los ceramistas, y maneja-mos una serie de otros oficios relacionados con la construcción. Pode-

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mos hacer nuestras viviendas con dineros del ahorro y del subsidio delEstado, que nos permitan costearlas e incluso sacar una ganancia. Estoincide particularmente en la posibilidad de romper con la lógica delsubsidio habitacional, que en realidad no es un subsidio, es una sub-vención. Ustedes saben que los subsidios son la plata que falta paracompletar un monto total; en el caso del subsidio habitacional, es prác-ticamente más del 80 por ciento. Eso no es un subsidio, es una subven-ción, como la que se entrega a los colegios particulares subvencionados,que al fin y al cabo determina una relación de dependencia con el Esta-do. Es una relación que queremos romper, de manera que los sectorespopulares se acerquen cada vez más a la administración de los fondosfiscales. Porque hoy día, como dice Iván, esos recursos pasan por unaempresa constructora, por una entidad de gestión inmobiliaria, y final-mente lo que nos termina quedando a nosotros es una mínima expre-sión de su valor. Es decir, el gobierno se gasta cinco unidades de fomentopara entregarnos una.

Cuando avanzamos en el sentido que aquí he planteado, estamosgestando un embrión de poder popular que responde a la necesidad detener control sobre una rama completa de la producción, que es la cons-trucción de viviendas sociales.

Preguntas e intervenciones

Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad).Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad).Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad).Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad).Lorenzo Opazo (Defendamos la Ciudad). Tras escucharlos, mequedan inquietudes importantes. Ustedes hablan de la vivienda social.Lo que nosotros debiéramos hacer es hablar en forma generalizada de lavivienda, sin pensar en esos términos tan segregadores como «clasepopular», «clase que tiene que reivindicarse, que recuperar pérdidasque vienen de muchos años atrás». ¿Cuándo vamos a pensar en Chileen general, en un tipo de vivienda donde —como decía un arquitectode nuestra Fundación Defendamos la Ciudad— se incorporen jardinesinfantiles, áreas verdes; donde haya comunidad para vivir, seguridad;donde los niños y la juventud se puedan expandir? ¿Por qué no plan-tear que nos integremos? La idea de Lautaro de hacer una constructoraque no tenga fines de lucro, donde los arquitectos, ingenieros, cons-tructores tuvieran que trabajar por satisfacción, es una idea antigua quejamás se ha podido hacer efectiva. En eso ustedes tienen una fuerza

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enorme, pero estamos viendo cuál es la realidad: hay personas que seestán haciendo millonarias desde hace muchos años. Ese no es un buencamino para tener una sociedad cohesionada. Necesitamos profesiona-les que trabajen con la satisfacción del logro, con la satisfacción de versonreír a un niño, que aunque no sea parte de su familia, esté dentro desu entorno. Pero vivimos entre rejas. Compramos una vivienda y loprimero que hacemos es ponerle rejas. Estamos presos, no tenemoscalidad de vida.

Ahora, existen grandes diferencias. En Las Condes salgo con miseñora a dar una vuelta, y tenemos jardín en cada lugar; pero antesvivía en Recoleta, que no tiene áreas verdes. Después estuve en Maipú,al lado del Zanjón de la Aguada, donde las constructoras nos tiraron lamierda al lado de las viviendas. Eso me tocó experimentarlo.

Y tenemos un Estado que ha sido feliz siendo libremercadista. Perosus profesionales son inconscientes, a pesar de que nos dictan cátedray darían las explicaciones más impresionantes a nuestros reclamos.

Ahora, a través de organizaciones como Andha o el Movimiento dePobladores en Lucha tenemos que dar muestras de productividad, nosolo sueños. Yo le diría a Lautaro: efectivamente, tienes fuerza comopara imponer e invitarnos a tu proyecto; pero los proyectos tienen queser realistas, de manera que todos nos integremos, especialmente en losocial. Por supuesto que hay un sector segregado que tiene reivindica-ciones. Es lógico. Pero queremos una sociedad cohesionada, un discur-so cohesionador.

Me llamo Luis y soy parte de una agrupación de allegados.Me llamo Luis y soy parte de una agrupación de allegados.Me llamo Luis y soy parte de una agrupación de allegados.Me llamo Luis y soy parte de una agrupación de allegados.Me llamo Luis y soy parte de una agrupación de allegados.Acerca de lo que planteó el caballero recién, yo entiendo que a muchagente se le puede parar el pelo cuando se habla del concepto de clasessociales. Hoy día se habla de la desigualdad, de la distribución de lariqueza, como si la distribución de la riqueza fuera un ente con volun-tad propia que se va adonde quiere, y en realidad no es así. Por ejem-plo, este país sabe que está dentro del décimo o undécimo lugar de lospaíses con la peor distribución de la riqueza, y eso no es por nada. Eneste país hay un grupo de personas que se hacen ricas a costa de otras;hay riqueza en un lado y pobreza en otro. ¿Y por qué esas personas, queson un 10 por ciento de la población, pueden acaparar la mitad de lariqueza del país? Porque son dueñas de todos los medios de produc-ción y de capacitación de este país.

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Ese es un problema de clase, así de simple. En definitiva, hay per-sonas que son pobres porque no tienen vivienda, ¿o no tienen viviendaporque son pobres? No tienen vivienda porque son pobres. Y, ¿por quéson pobres? Por un problema de clase, porque están permanentementesegregadas, porque ganan sueldos miserables. Entonces, cuando se plan-tea acá el problema de las clases sociales y el problema de vivienda y selos relaciona tan estrechamente, es porque no hay otra alternativa, nin-guna otra.

Y para hablar de integración: si dicen que vamos a ser todos igualesy todos hermanos, no podemos considerar hermano a una persona queestá dispuesta a explotarte sanguinariamente todos los días de tu vida.Porque aquí hay pobladores o allegados que trabajan hasta el día do-mingo; hay personas que trabajan todos los días de su vida, más deocho horas diarias muchas veces. Eso es un problema de clases, y mien-tras no lo entendamos así, todo lo que digamos son puras palabras alaire y no vamos a lograr ninguna cosa. Esa es mi opinión.

YYYYYo trabajo en un campamento en La Floridao trabajo en un campamento en La Floridao trabajo en un campamento en La Floridao trabajo en un campamento en La Floridao trabajo en un campamento en La Florida a través de la Funda-ción un Techo para Chile y la Fundación Trabajo en la Calle. Estoy deacuerdo con lo que se expuso. Creo que frente a los problemas expues-tos, no hay voluntad para solucionarlos ni de las municipalidades, nidel Estado, ni de los privados. Creo que mientras no haya un diálogo olucha, o una integración de lucha, de movimiento, de ruptura, no se vaa llegar a nada. En nuestro trabajo nunca encontramos la manera deinfluir en que el privado venda su terreno o lo entregue para hacervivienda social. Todos nos dicen que no: este no, que es muy caro;justificaciones técnicas, de todo tipo, que lo único que hacen es escon-der el interés último de La Florida por ser una comuna más rica o sinvivienda social.

Estamos desesperados. El campamento va a quedar expulsado, nosvamos a tener que ir a la punta del cerro, a Colina. Y eso es una falta derespeto. La gente trabaja acá, trabajan doce horas diarias; más encimatienen que ir a una sede todas las tardes a conversar el problema de laluz, de que Chilectra va a cortar la luz porque se roban los cables —lagente se pelea por los cables, porque hay que juntar plata—. Eso con losniños enfermos, y a nadie le importa nada.

Al final, creo que todo esto sí es un problema de clases, y todasesas justificaciones técnicas sobre la oferta y la demanda para mí solo

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ocultan lo que hay detrás: la reproducción de la desigualdad social.Entonces sí encuentro buena la lucha, a pesar de que es verdad que laintegración sería lo mejor; pero muchas veces, lamentablemente, esimposible. Cuando no hay voluntad, cuando el capitalismo es más fuerte,cuando acumular riquezas es lo que predomina, cuesta mucho integrar,y entonces hay que tomar otros caminos. Yo no creo en la solidaridad,yo creo en la justicia. Y si nos vamos a quedar en la solidaridad para laintegración, creo que no vamos a lograr nada y vamos a seguir igual.

Sobre la exposición que hicieron,Sobre la exposición que hicieron,Sobre la exposición que hicieron,Sobre la exposición que hicieron,Sobre la exposición que hicieron, especialmente lo de Lautaro ysu propuesta de reforma urbana. Esta me parece inaplicable en el mode-lo neoliberal que nos fue impuesto durante la dictadura. Aquí, cuandose ha construido vivienda social, se la ha construido discriminadamenteen 40 a 46 metros cuadrados. En La Granja, donde vivo, tenemos casasde ese metraje, y hacia el sur, en La Pintana, es horrible. Se discriminaen el tema de la vivienda. Sin embargo, el Programa de RenovaciónUrbana en el centro ha hecho cientos de departamentos donde ningunode nuestros allegados, y de los que podemos postular a los subsidios,tenemos acceso, por lo caro del metro cuadrado. Por lo tanto, existenedificios completos en pleno centro de Santiago, todos vacíos; y si seocupan, se ocupan para hacer verdaderos negociados con esas vivien-das para el arriendo, ya sea para universitarios o hasta para centros deprostitución. Hay edificios completos destinados a ese tipo de trabajo,y no para resolver los problemas habitacionales, ni siquiera los de lospropios habitantes del centro que viven hacinados en los cités.

Hay construcciones que podemos habitar, y es ahí donde podemosir a hincar el diente. A uno puede ocurrírsele algo que sucedió en Ar-gentina durante la derrota del gobierno el 2000, que fue la toma de edi-ficios, porque también allá había mucha especulación con los terrenosy las viviendas. Es una alternativa que los sin techo y los pobladoresallegados pueden tomar. Porque aquí se está construyendo para la espe-culación, y eso no es posible cuando hay mucha necesidad.

Respecto de lo que dijo Lautaro, está bien la iniciativa de la cons-tructora, pero es poco práctica. En el marco legal que nos rige, es muydifícil que un sueño como ese sea puesto en práctica y no sea coartadopor el sistema. Por lo tanto, creo que el interés es apuntar hacia el Esta-do, que vuelvan a ser instituciones del Estado las que construyan, por-que si no, caeríamos en el sistema de otra constructora más.

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En cuanto a romper con los subsidios en su forma actual, me pare-ce que la única manera de hacerlo es justamente ir al fondo del tema: alsistema legal que los rige, como lo hicieron los estudiantes para rompercon la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza. No quedarse en lasramas. Los pactos sociales no sirven, están destinados al fracaso.

Hemos estado toda la mañana hablandoHemos estado toda la mañana hablandoHemos estado toda la mañana hablandoHemos estado toda la mañana hablandoHemos estado toda la mañana hablando de las limitaciones, delas dificultades que tiene la política habitacional, de las necesidades dehabitar la ciudad, de la participación, de generar instancias como estasu otras que tiendan a construir un discurso que nos identifique. Yoquería preguntarles a ustedes, como dirigentes que son referentes hoydía, que son lo que hay en el movimiento poblacional: ¿cuáles son laslimitaciones y cuáles son los caminos para poder construir una plata-forma común y que nos permita avanzar en todos estos temas que sontan de fondo?

YYYYYo he escuchadoo he escuchadoo he escuchadoo he escuchadoo he escuchado todos los días que hay proyectos y tomas alrededorde Santiago. Entonces, ¿van a hacer esto solamente en Santiago, o estánorganizados para hacerlo en todo el país?

Ernesto Rojas (Coordinadora Interzonal de Pobladores de Cam-Ernesto Rojas (Coordinadora Interzonal de Pobladores de Cam-Ernesto Rojas (Coordinadora Interzonal de Pobladores de Cam-Ernesto Rojas (Coordinadora Interzonal de Pobladores de Cam-Ernesto Rojas (Coordinadora Interzonal de Pobladores de Cam-pamentos).pamentos).pamentos).pamentos).pamentos). He escuchado muy atentamente a los señores, son muysabios. Yo no soy muy sabio, soy un viejo con la experiencia de unavida cruel, con compatriotas desde Arica a Punta Arenas. Y no porquealgunos sean de la tierra de la Araucanía, vayamos a marginarlos. Tam-bién tienen derecho, como lo tengo yo, como el que no tiene casa, comoel que no tiene una educación buena, como el que no tiene acceso a lasalud, como ese al que han cagado con la Ficha de Protección Social.Porque esa es la verdad: se hace un daño enorme al que tiene menosrecursos para postular a un subsidio para obtener su casa. Yo he idoaprendiendo. Desde hace cinco años que trabajo con gente, y lo hagocon mucho cariño, sin un peso, para el que tiene menos. Y tengo laobligación ética y moral de seguir trabajando por los que tienen menosque yo.

Yo he aprendido la lección, y quiero decirles que nuestro país esrico —muchos minerales—, pero la repartición está mala. Cuando sedice en los gobiernos, cualquiera que sea, «¡Oye!, llegó la libertad, laigualdad...», de qué igualdad me hablan, si yo como sopa de pan y en

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Las Condes o en la comuna rica comen asado... Hablamos de dos Chi-les, el que tiene y el que no tiene.

Respuestas de los panelistas

Lautaro Guanca (Movimiento de Pobladores en Lucha, MPL).Lautaro Guanca (Movimiento de Pobladores en Lucha, MPL).Lautaro Guanca (Movimiento de Pobladores en Lucha, MPL).Lautaro Guanca (Movimiento de Pobladores en Lucha, MPL).Lautaro Guanca (Movimiento de Pobladores en Lucha, MPL).Con respecto a lo que plantea Lorenzo Opazo, nuestro amigo de Defen-damos la Ciudad, sucede que hoy día en el capitalismo no se puede«pensar ciudad». No hay forma de que los urbanistas, los profesionaleso cualquier persona que proyecte cómo quiere vivir, lo pueda concretar.Y eso es porque finalmente el mercado define cómo se van a construirlas ciudades. Un abuelito me contaba que cuando ellos llegaron del sura los cités de Santiago, los ricos vivían al lado y no les gustaban mucholos pobres como vecinos. Entonces, qué hicieron: los mandaron a lasperiferias, al cordón periférico actual. Después, resulta que a los ricosles dejó de gustar Santiago y se fueron a las periferias, y ahí se encontra-ron con los pobres que habían enriquecido esos cordones periféricos:les habían puesto calles, veredas, iluminación, agua, etcétera. Al con-trario de lo que dicen los ricos por ahí, los pobres les damos plusvalíaa los terrenos, no les bajamos los precios.

El caso es que ahora nos están mirando feo en las periferias, nosquieren mandar a otra subperiferia o a los extramuros de la ciudad. Yasí se sigue segregando.

Para que partamos de una comprensión de lo que digo, mi objetivoes impulsar un proyecto de ley, que sea la Ley de Suelos, y eso nocuenta con el apoyo de todas las camarillas patronales, que son las queocupan actualmente el Congreso. Es un sueño, como dice la vecina. Yocreo que hay que ganarse a ese segmento que hoy día está legislando,pero no desde un carácter reformista, sino reformador, así como lo fuela reforma agraria. La reforma agraria fue una reforma burguesa, unareforma de los patrones; contenía el proceso de desarrollo capitalistanacional que se estaba implantando en ese minuto, pero al campesinotambién le significaba justicia social. Entonces ahí sí que hubo un acuer-do entre dos sectores del país.

Ahora, el punto es cómo no caer en el reformismo y en esa actitudde pensar que por un proyecto de ley, una reforma urbana, vamos aresolver el problema de la vivienda en Chile. El punto es cómo dejamos

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de defender esta ciudad y nos ponemos a defender otra, nos ponemos apensar y construir otra. Cómo dejamos de proyectar que para el 2010 seterminen los campamentos, y empezamos a prevenir su existencia.

Conozco muchos chicos de un Techo para Chile, y son muy valio-sos, pero prácticamente están tratando de contener algo que no se va apoder contener. Nosotros, en Peñalolén, si de aquí a un año más noencontramos un nuevo terreno, nos vamos a ir a toma otra vez, y lospobladores van a seguir generando campamentos; y a los chicos de laUniversidad Católica, de la Chile, los vamos a seguir teniendo de visitaponiendo clavos en las mediaguas. El caso es terminar con esa lógica;no erradicar campamentos sino construir población, creando una polí-tica habitacional de nuevo tipo al servicio de los pobladores y no de laespeculación, de los grandes propietarios y las constructoras privadas;una política orientada a genera ciudades a la medida de las personas yno personas a la medida de las ciudades.

Ahora, ¿cómo lo hacemos? Creo que si llegamos a un consenso deluchar para que se legisle en torno a una reforma urbana en las princi-pales ciudades de Chile y nos ponemos todas las organizaciones detrásde este objetivo estratégico, podremos unir la dispersa lucha de losallegados que se movilizan asimétricamente por los terrenos de su sec-tor o comuna. Los deudores habitacionales lograron unificarsenacionalmente porque su demanda también está unificada (condona-ción o repactación de la deuda) y es la misma en todas partes; en cam-bio, los allegados luchan de forma parcelada y en distintos tiempos. Laley de suelos —esto es, que las inmobiliarias cedan una proporción deterreno en sus nuevos proyectos, pagando así las externalidades negati-vas de su negocio— puede unir a los sin casa de Chile en torno a unademanda nacional hacia el Ejecutivo y el Congreso, despegándose almismo tiempo en cada región.

De no ser oportuno y suficiente este mecanismo legal donde losricos compran el terreno de los pobres, en el marco de la integraciónsolidaria, los pobladores, motivados por la necesidad de una vivienda,pueden hacer que este delgado hilo se rompa y cientos, miles de pobla-dores organizados en diferentes estructuras conformadas en torno a lareforma urbana empiecen a ocupar los principales terrenos reivindica-dos en la ciudad; es decir, aprovechando la unidad política y tambiénorgánica que nos dejará la lucha por la ley de suelo y la reforma urbanaen general, hagamos la toma. Oiga, ¡la toma de terrenos es una forma

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de forzar la compra! O forzar la venta de esos terrenos. Esa también esuna forma de detener la especulación.

Todo esto generará una situación donde geográficamente las pobla-ciones, los sectores populares, sus organizaciones, logremosempoderarnos. De eso se trata: nuestra lucha no es por una vivienda.Nosotros en Peñalolén decimos que nuestra lucha es más grande queuna vivienda, que nuestros sueños no caben en una casa. Lo que noso-tros queremos como pobladores es una vida digna. La vida digna esincorporar todos los derechos que nos niegan. Y para eso necesitamosuna estrategia, y ahí voy a tratar de contrarrestar lo que dice la vecina.

Los sin casa necesitamos una casa ahora, no en treinta años más.Apelar al rol constructor del Estado es la lucha que da la izquierdatradicional por que el Estado vuelva a entregar todos los servicios bási-cos; en este caso, de la vivienda. Al final, es una lucha que tiene veinteo treinta años. Pero la constructora social que proponemos no significamarginarnos de ese objetivo. Por el contrario, finalmente el Estado es laestructura que debería agrupar a los pobladores, a los ciudadanos. Perosi el Estado no puede o no quiere o se lo priva de hacer lo que losciudadanos necesitan, lo van a hacer ellos mismos. Así hemos resueltoel problema de la vivienda en Chile siempre.

Necesitamos tomar medidas concretas para resolver nuestros pro-blemas de vivienda. Yo tengo una propuesta para resolver el problemade la organización, y lo comentaba recién: más que apelar a un proceso«aparatista» de estructuras, de grandes movimientos o partidos, llamoa que los núcleos de organizaciones, nosotros, nuestros dirigentes so-ciales, nuestras compañeras, apelen a la sincronización: golpear todosy al mismo tiempo, pero respetando nuestras particularidades. Porquefinalmente, si nos sumamos a la superestructura aparatosa del sistematradicional, nos van a descabezar a la dirigencia y ahí va a quedar elmovimiento. De lo que se trata es que no tengan por dóndedesarticularnos; que sean miles las organizaciones de la vivienda lasque se pongan detrás de un proyecto, de un proyecto de construcciónpopular que finalmente responda, al mismo tiempo y de la misma for-ma, a los desafíos que nos estamos poniendo por delante.

Para finalizar, nosotros, como Movimiento de Pobladores en Lu-cha, a fin de mes vamos a hacer una movilización en torno al problemade la Ficha de Protección Social. Les dimos un mes para que resolvie-ran el problema de los 8.500 puntos, que dejan fuera prácticamente a

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todas las familias que necesitan un subsidio. Nuestra propuesta es quese suba esa cifra a 13 mil puntos, que es la media que está arrojando lanueva ficha a nuestros compañeros. Y si no lo hacen, ellos se encontra-rán con un movimiento mucho más potente, con una reacción muchomás fuerte de parte de los sectores populares para instalar nuestrasdemandas y ganarlas, porque de eso se trata.

Referente a este último comentario, el 28 de agosto del 2007 el MPLse movilizó hacia Mideplan tomándose el edificio y logrando entrevis-tarse con la ministra de ese entonces, Clarisa Hardy, la que convocó auna conferencia de prensa conjunta con la ministra de Vivienda, duran-te la cual se informó de los cambios en la Ficha de Protección Social;entre ellos, la disminución de puntaje a las familias allegadas, con vi-viendas precarias y hacinamiento. Mientras tanto, decenas de poblado-res del MPL se mantenían encaramados en los barrotes del Palacio deLa Moneda exigiendo el despacho de la Ley de Suelos al Congreso.

Iván Carrasco (Andha Chile a Luchar).Iván Carrasco (Andha Chile a Luchar).Iván Carrasco (Andha Chile a Luchar).Iván Carrasco (Andha Chile a Luchar).Iván Carrasco (Andha Chile a Luchar). Nosotros trabajamos paraorganizar comités de deudores en todas partes desde donde nos lla-men. De hecho, nuestros dirigentes han viajado desde Iquique hastaValdivia y Osorno organizando la lucha. Pensamos que si hay voluntadde lucha, de unidad, está el 80 por ciento del camino avanzado; el restoes ponerse a trabajar. Como agrupación tenemos la voluntad y la voca-ción de apoyar la organización de lucha en todas partes. Tenemos tam-bién una voluntad unitaria. De hecho, hemos logrado coordinarnos envarias movilizaciones con los dirigentes de otras agrupaciones. Esta-mos trabajando también en la idea de —como dice Lautaro— golpearjuntos respecto a la nueva Ficha de Protección Social. Son miles defamilias que quedan fuera de los beneficios sociales porque están sacan-do calificaciones de 10 mil, de 12 mil puntos. La Ficha está mal hecha,está mal tomada, está mal calculada y hay que cambiarla. Y solamenteorganizándose y movilizándose se puede cambiar. De hecho, hace unasemana, pobladores de varias organizaciones hicieron una marcha muymasiva al Ministerio de Planificación acá en Santiago. Estamos perma-nentemente haciendo intentos de coordinarnos con otras organizacio-nes. Y hace algunos días nos contactamos con agrupaciones de PuenteAlto para un proyecto de lucha en conjunto por unos terrenos que elalcalde quiere dejar para una empresa transnacional, mientras nosotrosafirmamos que tienen que ser para los allegados de la comuna.

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¿Por qué este tipo de coordinaciones no se sostiene en el tiempo?Lamentablemente, en las organizaciones poblacionales hay muchocaudillismo, pero la lucha que tenemos por delante nos tiene que hacerreflexionar a todos los dirigentes en la necesidad de unirnos, y eso sinnecesidad de tener que cambiar nuestra forma de ser. Porque a muchos,por ejemplo, no les gusta como somos nosotros, porque vamos al cho-que, a la pelea frontal; en las protestas, si hay que agarrarnos con lospacos, nos agarramos con los pacos; y si hay que «funar»11 a la Bacheleten su casa o donde esté, se «funa» a la Bachelet; y si hay que «funar» ala ministra de Vivienda o de lo que sea, se hace. Lo hacemos. Así he-mos formado a nuestros dirigentes, a los pobladores que agrupamos, yestamos orgullosos de eso, pero entendemos que hay agrupaciones queno lo hagan. Lo entendemos y estamos dispuestos a compartir con ellasun objetivo común. Pienso que espacios como estos, que son muy bue-nos, nos permiten concluir en cosas comunes.

Por ejemplo, yo no estoy de acuerdo con Lautaro en que a los em-presarios se les exija el 10 por ciento de los proyectos inmobiliarios paravivienda social: hay que exigirles más, el 10 por ciento no alcanza. En elPortal Bicentenario, por ejemplo, hay que exigir que el 50 por ciento delos terrenos sea para vivienda social. Esa lucha hay que hacerla en con-junto. También hay que apoyar, por ejemplo, a los pobladores deHuechuraba, los que deben estar dispuestos a luchar por los terrenosde Huechuraba, y no dejárselos a los ricos de este país, que harto tieneny quieren tener más.

11 La «funa» consiste en ‘visitar’ a determinados personajes en sus casas olugares de trabajo, con mucho ruido, batucada, murga, afiches, lienzos yvolantes y protestar contra el personaje en el lugar. En este caso, el expo-sitor usa el término para referirse a las protestas que los deudores hanefectuado en las casas de las autoridades de gobierno. El origen de estetipo de manifestación está en el movimiento de derechos humanos, dondese busca desenmascarar a los criminales y torturadores responsables desecuestros, detenciones, torturas, crímenes y desapariciones durante ladictadura «funándolo» y explicando a sus vecinos o compañeros de traba-jo lo que hizo este individuo contra otros chilenos y chilenas. http://www.funachile.cl/ (recuperado 15 abril 2008). [N. de E.]

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Comparto plenamente con Lautaro que en Chile no se puede pen-sar una ciudad integrada si la sociedad antes no está integrada. Ese es eltema de fondo: la sociedad chilena no es una sociedad integrada, esuna sociedad dividida; hay marginación, hay exclusión, hay explota-ción, que se reproducen permanentemente y se expresan y manifiestanen la forma de repartirse el espacio urbano que es la ciudad. Y de partede los que tienen el poder en la sociedad no hay voluntad de cambiar,no la hay. Porque el poder político —como decía Lautaro—, hoy día lotienen los ricos, los empresarios, los que no quieren que esta sociedadse integre. Tiene que haber una revolución social para que eso ocurra.Pero la lucha por esa integración hay que hacerla desde ahora, y eso eslo que los pobladores han estado haciendo este último tiempo: hanestado luchando y han estado logrando avances.

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La autotutela de los derechos urbanos

Federico AllendesCiudad Viva

L o que voy a presentar responde a un trabajo realizado en dieci-séis meses, fundamentalmente a través de correos electrónicos,como un sistema de intercambiar experiencias sobre intervencio-

nes ciudadanas.12

Las primeras preguntas que nos hacemos, como Coordinadora deDerechos Urbanos, frente a los problemas a que nos enfrentamos, son:¿A qué ciudad estamos apuntando? ¿Es esta ciudad ingobernable? ¿Quépodemos hacer?

Antes de saber qué podemos hacerAntes de saber qué podemos hacerAntes de saber qué podemos hacerAntes de saber qué podemos hacerAntes de saber qué podemos hacer, tenemos que saber quiénes, tenemos que saber quiénes, tenemos que saber quiénes, tenemos que saber quiénes, tenemos que saber quiénessomos,somos,somos,somos,somos, cuáles son las organizaciones que están en esta discusión, oestán planteando las que en ellas se lleva a cabo. Esto, partiendo de unelemento unificador, como es que las distintas discusiones que estánocurriendo en el Gran Santiago se repiten en distintos lugares e inclu-yen a diferentes segmentos sociales. Eso es algo a lo que hay que aten-der, pues si queremos apuntar a una mayor integración social, se puedelograr juntando grupos que están luchando por los mismos conceptosdesde distintos lugares.

4 Actores sociales y el derecho a la ciudad

12 Este trabajo de recolección, sistematización y análisis fue efectuado porMaría Elena Ducci, directora de Ciudad Viva, quien me lo facilitó para laexposición, siendo ella la verdadera autora.

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La pregunta sobre por qué luchan o de qué se defienden las distin-tas organizaciones —en cierto sentido, cuál es el «adversario»—, y tam-bién cuáles son las propuestas ciudadanas: eso es lo que quiero plantear.

Una de las características que se dan en estos conflictos urbanos esque normalmente ocurren, o se precipitan, por problemas que surgenen determinadas comunidades, en espacios locales. En estos espaciosla gente se organiza y empieza a tomar conciencia, se empieza a autoeducarrespecto de los problemas y conflictos particulares. En este procesotoman conocimiento de otros agentes, contactando, por ejemplo, a au-toridades de la ciudad, a organizaciones no gubernamentales (comoSUR), a nuestra Coordinadora de Derechos Urbanos, y así se va gene-rando una sinergia organizativa sumamente interesante.

En particular, a nuestra Coordinadora se ha sumado gente de PlazaLas Lilas, Providencia, Pedro de Valdivia Norte, Lo Espejo, BarrioBellavista, Antonio Varas, Vitacura, San Ramón, Ñuñoa, La Reina,Peñalolén, Barrio Yungay. Se trata de grupos territoriales que tienenconflictos —y no estoy diciendo nada nuevo— con el Ministerio deObras Públicas, con las empresas inmobiliarias —se ha hablado hastala saciedad de la construcción de torres— y obviamente con los munici-pios, que son los que a final de cuentas toman las decisiones de políti-cas urbanas, aunque no tienen tanto poder como se piensa: lo tienen enlo micro, pero no en la planificación final de las comunas.

Si pensamos en Santiago, vemos que tiene un muy mal sistemainstitucional en cuanto a ordenamiento territorial. No tenemos un go-bierno de la ciudad, no hay una autoridad que rija los destinos de laciudad en su conjunto. Tenemos un intendente que tiene facultadesfraccionadas, gobernadores cuyas facultades también son fraccionadas,y municipios que solamente tienen facultades en territorios pequeños ydebilitados. Y nosotros, como ciudadanos de Santiago, no elegimosdemocráticamente a representantes que gobiernen a la ciudad en suconjunto. En otras partes del mundo, por ejemplo París, el alcalde nogobierna una pequeña unidad territorial, gobierna toda la ciudad; elalcalde de Lima gobierna toda la ciudad de Lima, y lo mismo ocurre enBogotá, en México. Ello apunta a que los elementos participativosinstitucionales, como la elección democrática, necesariamente tienenque incluirse en nuestra lucha por el cambio social y por los derechosurbanos. Ese es un tema institucional que debemos discutir.

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La autotutela participativLa autotutela participativLa autotutela participativLa autotutela participativLa autotutela participativa de las organizaciones aparece comoa de las organizaciones aparece comoa de las organizaciones aparece comoa de las organizaciones aparece comoa de las organizaciones aparece comolo más importante.lo más importante.lo más importante.lo más importante.lo más importante. Lo que hemos visualizado respecto de la partici-pación de la ciudadanía en el gobierno de las ciudades en nuestro país,es que lo único que uno puede rediseñar es nuestra conciencia de quela autotutela de los derechos es la mejor herramienta. Lo han dichotambién aquí: nadie te regala nada. Esto es una concepción elemental:recordemos que en mil ochocientos y algo la huelga era un delito, yahora es un derecho constitucional, un derecho humano, regido entodas las constituciones democráticas del mundo.

Un ejemplo de autotutela en esta Coordinadora es el del barrioBellavista. Dado el nivel de deterioro que se percibe, por ejemplo, en lacalle Pío Nono, lo que propusieron fue su peatonización. Eso esautotutela. Pero también trabajaron en conjunto con los municipios,con los dos municipios que rigen el barrio y que tuvieron que unificarsepara trabajar juntos. Los ciclistas, por su parte, ocupados en el ámbitodel transporte, han abordado el tema de cómo generar mayor calidad enla ciudad, promoviendo la construcción de ciclovías.

En esta Coordinadora hemos visto que tenemos mucha facilidadpara culpar al resto, de los problemas que se dan en la ciudad, y queefectivamente hay culpa y conflictos, pero que la mejor herramientasiempre va a ser la autotutela, la autodefensa de los propios derechos yla creación de nuevos espacios. No solamente hay que atenerse a lalegislación; debemos generar nuevos espacios para que se cambien losreglamentos.

Por otra parte, debemos tener claro que necesitamos consensuar lasideas básicas de movilización, de desarrollo y de consenso democráti-co. Es un hecho evidente que, en estos momentos, de los miles demillones de habitantes del mundo, la mayoría está gobernada por elcapitalismo. No nos olvidemos de que China pospuso su desarrollo desocialismo centralizado y ya está en un desarrollo capitalista. En estemarco, necesitamos lograr que las externalidades que se producen en elmercado inmobiliario, que son externalidades en cuanto a la captaciónde la plusvalía, se redistribuyan.

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Niños, jóvenes y la ciudad

Paulina MuñozMovimiento de Acción Solidaria (MAS), Jóvenes, La Florida

E l aporte a la reflexión que vamos a presentar en este panel tieneque ver con una mirada a lo que nosotros como jóvenes, comoorganización de jóvenes, estamos viviendo en los barrios ya cons-

truidos, que tienen todos los problemas que aquí se han presentado.Nuestro quehacer social en esos barrios se ha visto influenciado o de-terminado por esos problemas, y en ese marco queremos presentar lavisión de los niños y de los jóvenes frente a la ciudad.

El Movimiento de Acción Solidaria (MAS), Jóvenes,El Movimiento de Acción Solidaria (MAS), Jóvenes,El Movimiento de Acción Solidaria (MAS), Jóvenes,El Movimiento de Acción Solidaria (MAS), Jóvenes,El Movimiento de Acción Solidaria (MAS), Jóvenes, es unaorganización informal, es decir, no tenemos personalidad jurídica, notenemos presidente, no tenemos coordinador. Desde hace más o menoscinco años trabajamos en la comuna de La Florida; lo hacemos en formahorizontal, sobre la base del voluntariado. Nos enfocamos especialmen-te en la intervención de los barrios a través del trabajo solidario conjóvenes, niños y niñas. Subrayamos la palabra solidario, porque es estevalor —la solidaridad— nuestro motor. La solidaridad es también nues-tro sentido y lo que nos unifica como jóvenes, cada uno con sus carismasy diversidad de expresiones, de formas de hacer las cosas y de mirarnuestros barrios. Este es nuestro eje central, lo que nos mueve y trata-mos de trasmitir.

Hoy día, el MAS, Jóvenes, está conformado por ocho grupos dife-rentes; en un momento fueron quince, en otro fueron cinco, porque elMAS tiene la habilidad de permitir que quienes participan puedan co-nectarse y desconectarse. Nosotros sentimos que el MAS es una identi-dad. En determinados momentos los grupos se desarman, los jóvenespierden un poco el ritmo de trabajo, pero siguen siendo el MAS; y encualquier momento que quieran volver a trabajar o si se rearman losgrupos, se vuelven a conectar.

Hoy día estamos trabajando en la comuna de La Florida, en lossectores de Santa Teresa, Los Copihues, Los Quillayes, Los Navíos,Alberto Larraguibel, Don Vicente —una villa que ahora pertenece a Puen-te Alto, pero que es de gente que vivió en La Florida— y Los Álamos.La mayoría de estos lugares son barrios vulnerables, donde hay diver-sos problemas de carácter social.

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Actualmente somos alrededor de 180 jóvenes y cada grupo poseeuna orgánica, dinámicas y carismas propios. Cada uno de ellos escogea sus representantes, los cuales conforman el Consejo, que es la instan-cia horizontal donde se conversa y se deciden las propuestas y activida-des que guiarán el quehacer en cada barrio. También hay algunos jóvenesque no tienen grupos en sus barrios, pero que pertenecen a un grupocentral que hace las veces de equipo itinerante, coordina las actividadescomunales o apoya en los otros, y participa en estos encuentros o seengancha en otros barrios.

Nuestros objetivos,Nuestros objetivos,Nuestros objetivos,Nuestros objetivos,Nuestros objetivos, para que se entienda desde dónde nacen nues-tras reflexiones en torno al tema de vivienda y construcción de ciudad,son los siguientes:

Primero, queremos «ser un aporte a la construcción de barrios másamigables y armónicos». Sobre todo asumiendo que las responsabilida-des de que sean más amigables y armónicos está en nosotros: más alláde que venga el municipio, el gobierno o alguna institución externa aconstruir nuestro barrio, nosotros queremos, desde ahí mismo, ser unaporte.

Segundo, queremos «trabajar por una sociedad integradora que acojaa los jóvenes, hombres y mujeres, en su diversidad y en sus formasinnovadoras, en detrimento del modelo adultocéntrico». Nosotros siem-pre hablamos del «adultocentrismo», en el sentido de que son los adul-tos quienes nos dicen cómo nos tenemos que organizar, cómo ser válidos.En ese sentido, creemos que eso de conseguir personalidad jurídica,elegir un presidente, y todo lo que se exige para tener una organizaciónlegítima, es parte del modelo adultocéntrico que queremos erradicar.

Tercero, «que jóvenes, niños y niñas, asuman roles más protagónicosen el quehacer social».

Cuarto, queremos también «utilizar los espacios públicos creandoinstancias artísticas, sociales o solidarias».

Quinto, queremos «motivar la creatividad e iniciativas juveniles».Y, por último, queremos «defender nuestros derechos y asumir

nuestras responsabilidades», que muchas veces no están incorporadosni concientizados por los jóvenes, sobre todo en los barrios donde no-sotros vivimos.

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La reflexión que estamos mostrando hoy díaLa reflexión que estamos mostrando hoy díaLa reflexión que estamos mostrando hoy díaLa reflexión que estamos mostrando hoy díaLa reflexión que estamos mostrando hoy día fue ordenada segúndos perspectivas: lo que corresponde a niños y niñas, y lo que corres-ponde a las juventudes. En cada una examinamos el quehacer social enlos barrios, planteamos una propuesta sobre cómo creemos que debe-rían enfrentarse las problemáticas de los barrios, y contamos algunasde las cosas concretas que hemos hecho en esa dirección.

Niños y niñasNiños y niñasNiños y niñasNiños y niñasNiños y niñas

Respecto de nuestra visión de los niños y niñas en los ba-Respecto de nuestra visión de los niños y niñas en los ba-Respecto de nuestra visión de los niños y niñas en los ba-Respecto de nuestra visión de los niños y niñas en los ba-Respecto de nuestra visión de los niños y niñas en los ba-rrios.rrios.rrios.rrios.rrios. Las políticas urbanas de vivienda han construido espacios in-adecuados para el desarrollo psicomotor de los niños; se trata de casasmuy pequeñas, donde los niños no pueden moverse. Y los espaciosque tal vez pudiésemos usar en común —espacios comunitarios, lassedes, las canchas, los implementos, etcétera— no son pensados paralos niños; por ejemplo, se nos dice que la sede no se puede ensuciar,que no se pueden tomar las cosas porque se pueden romper, hay quepagar para ocupar las canchas... En cuanto a los otros espacios públicos—las plazas, las calles— tampoco se pueden usar porque son conside-rados lugares de riesgo, y se desaloja a los niños de ellos. Alguien lodecía en la mañana: «Después de que conseguimos la casa, todos seencierran en las suyas». Entonces se dejan de utilizar estos espacios y lamayoría de las veces las plazas están siendo ocupadas por la gente quese instala a beber alcohol o consumir drogas, y los niños no puedenestar ahí.

En síntesis, la falta de seguridad en los barrios impide que puedanser espacios de desarrollo para los niños, hecho que se suma al hacina-miento de las viviendas donde los niños son «encerrados».

Nuestras propuestas frente a estos temas.Nuestras propuestas frente a estos temas.Nuestras propuestas frente a estos temas.Nuestras propuestas frente a estos temas.Nuestras propuestas frente a estos temas. Primero, creemos quelos espacios comunitarios tienen que ser adaptados para las necesida-des de los niños y niñas. Por ejemplo, nosotros ocupamos desde capi-llas hasta sedes sociales para hacer actividades con ellos, pero tambiénnos ha tocado que en muchos lugares no nos dejan utilizar estos espa-cios, que debieran estar abiertos a toda la comunidad.

Segundo, activar los espacios comunes para que niños y niñas pue-dan utilizarlos en forma segura. En muchos lugares hacemos activida-des donde cerramos la calle y, ya estando ahí, no nos pueden hacer

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nada. Creemos que son cosas bien simples de llevar a cabo. Nos pasa enmuchos lugares que llegamos a hacer actividades y los curaditos, losque se están fumando el pitito, tienen que irse, porque como hay gente,entonces ya no es un lugar cómodo para ellos.

En cuanto a nuestras acciones,En cuanto a nuestras acciones,En cuanto a nuestras acciones,En cuanto a nuestras acciones,En cuanto a nuestras acciones, hemos hecho Colonias Solidarias,Cabildos Infantiles, Campeonatos Deportivos «relámpago» —como nosomos muchos, no nos alcanza para hacer un mes de campeonato; ha-cemos uno de tres o cuatro horas y nos resulta súper bien—, EsquinasCulturales, Pasacalles, Tardes Recreativas, Apoyo Escolar. El ApoyoEscolar consiste básicamente en ayudar a los niños a hacer las tareas,una idea que copiamos de la ONG Cordillera, que hace servicio comu-nitario, y nos ha resultado bien.

JuventudesJuventudesJuventudesJuventudesJuventudes

Nos referimos a las juventudes, en plural, porque creemos muy impor-tante entender que somos distintos y que no existe solo una forma deexpresarse y de organizarse.

Las problemáticas.Las problemáticas.Las problemáticas.Las problemáticas.Las problemáticas. Mayoritariamente, los jóvenes hemos sido socia-lizados con las mismas problemáticas planteadas para los niños y ni-ñas; por lo tanto, persiste en nosotros la idea de que los espacios públicosno se pueden ocupar. También experimentamos una falta de legitimi-dad frente a los vecinos adultos; nuestras formas de expresión y deorganización no son entendidas ni aceptadas por el resto de la comuni-dad. En los barrios, además, los jóvenes somos considerados más comouna amenaza que como un aporte.

Por otra parte, a los jóvenes nos consideran los únicos responsa-bles y encargados de la transformación de los barrios, de la ciudad y dela sociedad; o sea, somos los que tienen que cambiar el mundo, y almismo tiempo no somos considerados vecinos ni ciudadanos válidospara la toma de decisiones. Un caso: hace poco teníamos una Junta deVecinos que nos apoyaba y nos permitía trabajar en su sede. Pero huboelecciones y los jóvenes que viven ahí, que tienen en su mayoría entretrece y dieciocho años, no pudieron votar. Salió elegida otra directivaque nos cerró las puertas. Entonces, en las instancias de toma de deci-siones nosotros no podemos estar, y no nos consideran ciudadanos porser menores de edad.

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Nuestras propuestas son:Nuestras propuestas son:Nuestras propuestas son:Nuestras propuestas son:Nuestras propuestas son: interacción con los jóvenes y las jóvenes,como interpeladores legítimos de la comunidad; que los dirigentes adul-tos puedan ser facilitadores y testimonio en los procesos de socializa-ción de los jóvenes y las jóvenes; apoyo y tolerancia a las iniciativasjuveniles.

Algunas actividadesAlgunas actividadesAlgunas actividadesAlgunas actividadesAlgunas actividades que hemos hecho en esta dirección son: Esqui-nas Culturales, Jornadas de Formación y de Recreación —y ya vamoscomo en la novena—, Talleres Culturales y Deportivos, ActividadesSolidarias y, además, las iniciativas propias de cada barrio.

Eso es lo que quisimos contarles. Me gustaría agregar que —porsupuesto— hemos recibido apoyo, sobre todo de dirigentes adultos, enalgunos lugares, donde sin ese apoyo no existiríamos.

Creemos que es importante considerar el enfoque que hemos plan-teado para el trabajo que podamos hacer, sobre todo en el sentido decontinuar avanzando en cómo mejorar nuestros barrios.

Hacia una comunidad informada

Juan Carlos HenríquezCoordinadora No a la Expropiación, Quinta Normal

Como en el caso de muchos de ustedes, los problemas generanlas motivaciones. En Quinta Normal empezó como un rumor,y luego nos enteramos de que realmente venían las expropia-

ciones. Empezamos a activarnos como Coordinadora, y nos encontra-mos con la siguiente situación: vino el director de Serviu y gran partedel equipo técnico a una primera reunión que se hizo en la comunidad,y dijo que las expropiaciones eran de decisión absoluta del gobierno,que ni siquiera el alcalde tenía nada que decir sobre el tema, porque lasexpropiaciones bajo el concepto de «bien de uso público» se hacían o sehacían.

Como veíamos lo que venía,Como veíamos lo que venía,Como veíamos lo que venía,Como veíamos lo que venía,Como veíamos lo que venía, sumado a que el alcalde y funciona-rios municipales no sabían qué hacer ante la asamblea, que se encontra-

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ba bastante acalorada, les propusimos que nos permitieran plantearnuestras propuestas. Porque nosotros, además de la suerte de contarcon un grupo grande de profesionales, teníamos proyectos alternativosa los de ellos, dado que pensábamos que los suyos eran malos. Nosquedaron mirando como a bichos raros: la gente piensa.

Se activó entonces una Mesa de Trabajo, y en la primera presenta-ción intentaron convencernos de lo bueno que era su proyecto. Pudi-mos demostrar lo contrario, y que los proyectos nuestros eran mejores.Resultado: se acabó la Mesa de Trabajo, y la decisión pasó a ser unaresolución política.

Afortunadamente, gran parte de los que estábamos ahí, que perte-necíamos a la organización que habíamos creado, también teníamosfuerza política, y logramos lo que nadie pensaba que se podía hacer:doblarles la mano y hacerles reconocer y aceptar el proyecto que estába-mos proponiendo, el cual fue ratificado por carta respuesta del enton-ces Ministro de Transportes.

Una vez logrado ese resultado, nos dimos cuenta de que podíamoshacer cosas y que éramos más eficientes que la Municipalidad. Llegóentonces el problema del Transantiago y también hicimos propuestas,en conjunto con Las Urracas, una institución de la comuna que nosacoge. Hicimos seminarios y fuimos desarrollando la idea «de la pro-testa a la propuesta». Nosotros pensamos que hay que llevar propues-tas, que no basta con quejarse y lamentarse sin fundamentos.

Costó mucho, pero se ha logrado usar una herramienta fundamen-tal, que es la información. Cuando la información se socializa, las insti-tuciones formales empiezan a temblar. Y, ¿qué es lo que hemos hecho?Precisamente preocuparlos, recopilar información, entregarla a la gen-te, enseñar a usarla.

A raíz de las mismas conversaciones referentes a las expropiacio-nes, nos enteramos del tema del plano regulador comunal. Al teneracceso a la información generada por la empresa Serex, autora del ante-proyecto de dicho plano, nos dimos cuenta de que las expropiaciones,más que solucionar el anillo intermedio y el corredor José Joaquín Pérez,eran parte de este nuevo plano regulador, cuyo fin último era propiciarla construcción de barreras de edificios de gran altura y con adosamientocontinuo.

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Una vez que conocimos el plano regulador comunal,Una vez que conocimos el plano regulador comunal,Una vez que conocimos el plano regulador comunal,Una vez que conocimos el plano regulador comunal,Una vez que conocimos el plano regulador comunal, nosinvolucramos y comenzamos a visualizar cómo cambiarlo. Partimos dela fórmula que nos pareció mejor: enseñarles a los concejales qué eraun plano regulador. Todo esto generado por la resolución del ConsejoComunal, que entregó la decisión sobre este plano a la Comisión deUrbanismo del Concejo Municipal. El resultado de esta estrategia fueque a la primera reunión de esta Comisión con el asesor urbano de laMunicipalidad, los concejales que pertenecen a la Comisión rechazaron18 de los 19 puntos planteados como ideas fuerza. Al ver que el Proyec-to de la Consultora y, por ende, el Proyecto de la Municipalidad estabasiendo cuestionado, la Coordinadora, a través de su equipo técnico,intentó conversar con el equipo de Urbanismo Municipal en conjuntocon la Comisión de Urbanismo de los concejales y hacerles ver la nece-sidad de un foro de discusión pública con las organizaciones sociales yequipos profesionales de la comuna, pues el fin último de los planesreguladores es mejorar la calidad de vida de la gente que vive en ella.Hasta hoy esperamos respuesta.

Las empresas externas que hacen los planos reguladores conside-ran «participación ciudadana» una reunión con 180 personas, en sumayoría seleccionadas de las organizaciones territoriales, en represen-tación de 104 mil personas, que es el universo comunal. Y de esosrepresentantes seleccionados, como era de esperar, el 80,9 por cientocalificó el nuevo plano regulador como muy bueno.

Nosotros hemos seguido trabajando a partir de entregar informa-ción a la comunidad sobre qué es un plano regulador, sobre la propues-ta que están presentando, sus errores y deficiencias.

TTTTTambién hemos ido generando ideas fuerza.ambién hemos ido generando ideas fuerza.ambién hemos ido generando ideas fuerza.ambién hemos ido generando ideas fuerza.ambién hemos ido generando ideas fuerza. Como conceptogeneral, en el nuevo plano regulador propuesto se establece que, en el80 por ciento de la comuna, el espacio mínimo (superficie predial míni-ma) que debe tener un sitio es 500 metros cuadrados. Ello significa queno puede haber subdivisión si el terreno en total no tiene mil metroscuadrados, y en esta misma proporción se permite el adosamiento con-tinuo. Si lo analizamos, se quiere continuar con la lógica de SantiagoCentro: un edificio al lado de otro, situación que, en el sector Yungay,fue modificada por las organizaciones sociales, en conformidad con elalcalde. No estamos de acuerdo con esa medida, y queremos parar este

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plano regulador, y que la comunidad informada lo discuta y decida quées lo que quiere para su comuna.

En verdad, esto es muy complicado. Hace quince días atrás unconcejal decía, con mucha razón, que los planes reguladores son deci-siones políticas y que, si se van a aprobar, lo harán antes del próximoaño, porque al final de este hay elecciones. Con este planteamiento, nosdamos cuenta de que a la comunidad se le oculta información, se leniega la información, y al final no tiene ninguna capacidad de incidir.

Si los planes reguladores tienen como objetivo mejorar la calidadde vida de la gente que vive en la comuna, ese será nuestro norte; eneso hemos estado trabajando y en eso vamos a seguir involucrados,pues creemos que la comuna es de los vecinos y no propiedad de lasinmobiliarias.

El objetivo a corto plazo es transformar esta Coordinadora en unaCorporación, porque pensamos que la comunidad organizada tiene máscapacidad que la de quienes administran a su libre albedrío nuestrobarrio y nuestras aspiraciones.

Convergencia ciudadana frente a los problemas urbanos

Jorge CisternasAgrupación Defendamos la Ciudad

No sabía qué eran los planes reguladores, hasta que me metí enel tema. Lo que hace un plan regulador es básicamente regularel desarrollo espacial del territorio, en concordancia con los

objetivos que ha formulado la autoridad política. La actual legislacióncontempla planes reguladores regionales, intercomunales, metropolita-nos, comunales y seccionales. Ahora bien, los planos reguladores co-munales son la expresión gráfica, en un plano, de una parte del plan,básicamente del uso del suelo comprendido en la jurisdicción de unacomuna; esto es, dónde se permite usar el suelo para construir casas yedificios de departamentos residenciales, para oficinas y comercio; dóndese permiten industrias; dónde se contemplan áreas verdes de uso pú-blico, calles y avenidas, etcétera. En segundo lugar, los planos regula-dores definen las restricciones volumétricas de lo que se puede construir,en particular la altura máxima de las edificaciones, las distancias que

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deben tener respecto a los límites de cada terreno, la máxima cantidadde metros cuadrados de construcción por metro cuadrado de suelo.

En Chile el sistema de regulación es muy anacrónico.En Chile el sistema de regulación es muy anacrónico.En Chile el sistema de regulación es muy anacrónico.En Chile el sistema de regulación es muy anacrónico.En Chile el sistema de regulación es muy anacrónico. Y encuanto a la orgánica, que considera teóricamente la participación ciuda-dana, es poco efectiva. Por ejemplo, en Ñuñoa estamos sufriendo unproceso de reurbanización muy intenso, que implica que donde ya esta-ba urbanizado, las inmobiliarias compran terrenos, compran casas, lasdemuelen y construyen edificios. Esa es la forma que se dio en Santiago—diría que desde la década de los ochenta— comenzó sistemáticamenteun proceso de reurbanización. Este partió con la línea 1 del Metro yarrasó con todo Providencia, con Las Condes, y hoy día esa ola dereurbanización, que es creciente, está llegando a Ñuñoa, a la zona sur,en San Miguel, y también a Quinta Normal.

Las constructoras ven los terrenos que más les gustan, que puedanser un buen negocio, demuelen y construyen un edificio sin respetarlos derechos de los vecinos que estaban antes, destruyendo los barrios,arrasando con las áreas verdes. Es lo que está sucediendo ahora enÑuñoa, donde la propuesta de la Municipalidad fue aprobada por laCorema [Comisión Regional del Medio Ambiente]. Frente a tal situa-ción, en este momento estamos recogiendo firmas para solicitar que sehaga un plebiscito sobre la modificación del plano regulador.

No pensaba hablar de Ñuñoa, pero lo mencioné a propósito de lapresentación anterior, porque creo que es muy importante saber vincu-lar los problemas que está viviendo la gente en los sectores de clasemedia, y también de clase alta, con aquellos de los residentes de lossectores populares y de extrema pobreza. Porque entre todos constitui-mos una ciudad, y hoy día han ido surgiendo grupos ciudadanos quese movilizan para defender sus derechos y que no responden a las lógi-cas anteriores de los partidos políticos. Por ejemplo, en nuestra agrupa-ción Defendamos la Ciudad, la presidenta honoraria es una ex concejalade Renovación Nacional, y hay gente que viene del Partido Comunista,del MIR, democratacristianos, y gente joven que no tiene historia polí-tica. Y juntos nos identificamos con gente que tiene problemas simila-res en diversas partes de la ciudad; y al frente, con quienes nosconfrontamos, también vemos vinculaciones con toda la diversidad po-lítica de nuestro país. Definitivamente, percibimos que la división Alianzapor Chile versus Concertación, que es mantenida por la clase política y

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los medios de comunicación, no se corresponde con los intereses, aspi-raciones y afectaciones concretas que vive la población. Escuchando alos expositores del panel anterior, vemos que se está produciendo unaconvergencia de los ciudadanos de los diferentes sectores sociales, comoreacción a lo que ocurre con el manejo del poder en este país: esa vincu-lación entre el poder y el mundo de los negocios, que no está respetan-do los derechos ciudadanos.

Un poco de historia.Un poco de historia.Un poco de historia.Un poco de historia.Un poco de historia. En su libro Humanismo social (1947), el padreHurtado —de cuyo fallecimiento mañana se cumplen 55 años— decía(citando un estudio del año 42), que «de 420 mil obreros que hay enSantiago, 100 mil viven en conventillos y 320 mil en piezas, pocilgas ymediaguas». Para contextualizar esta cifra, veamos que en 1907 el paístenía 3 millones 200 mil habitantes y Santiago, 332 mil; esto es, solo el10 por ciento del total vivía en la capital. En el año de referencia delPadre Hurtado Santiago tenía 950 mil habitantes, Chile 5 millones, osea, cerca de 20 por ciento vivía en Santiago, y en 1960, como conse-cuencia de la reducción de la mortalidad y el incremento de la migra-ción urbano rural, la capital ya duplicaba esa población.

En los años sesenta, el Presidente Frei Montalva, a pesar de nocontar con mayoría parlamentaria, emprendió un intenso programa dereforma urbana y soluciones habitacionales, enmarcado en objetivos deintegración social con base en la movilización y organización popular.Fundamentos de su acción fueron el diagnóstico de Jorge Ahumadarespecto de que la crisis urbana palpable en la capital era uno de loscomponentes de la «crisis integral que estaba viviendo Chile», juntocon las evidentes necesidades habitacionales manifestadas por la exis-tencia de poblaciones callampas y las tomas de terreno (apoyadas por elCardenal Silva Henríquez). El Presidente Allende le dio continuidad asu programa, incorporando el objetivo de disminución de la segrega-ción social. Icono de esta política fue la población de San Luis en LasCondes.

Luego llegó el golpe militar. La gente de San Luis, la de las pobla-ciones El Esfuerzo y El Ejemplo, y de otros campamentos de Las Con-des, en su mayoría fue llevada en camiones militares a la zona sur de laciudad, en una clara señal de la orientación segregacionista del nuevorégimen, función que poco años después se traspasó a un mercadopaulatinamente liberado de toda afectación social y ambiental.

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La ausencia de limitaciones ambientales y regulación urbana llevóa un desarrollo urbano desordenado: Santiago se extendió un 50 porciento entre los años setenta y noventa, sacrificándose parte significati-va de las mejores tierras del país y parte importante de la masa vegetaldel valle de Santiago, a la vez que se desencadenaba todo un proceso dereurbanización a partir de la línea 1 del Metro de Santiago. Y si bien sedesplegaron diversos programas habitacionales, que permitieron dis-minuir la brecha de los «sin casa» y sus campamentos, estos fueroncontemplando soluciones de conjuntos habitacionales cada vez másprecarios. Después, con la vuelta a la democracia, eso no se ha reverti-do, sino que ha tendido a consolidarse, con los terribles efectos quetiene en la vivienda social.

A lo anterior han venido a sumarse otros problemas, como la con-taminación de Santiago, la disminución de las áreas verdes y el enormeproblema del transporte, materializado en el Transantiago. Todo ellolleva a que distintos movimientos de pobladores y de clase media este-mos defendiendo los derechos urbanos. El desafío que enfrentamos, y alo que nos convoca este panel, es trabajar ahí nuestra concordancia.

El programa alternativo que formuló la Concertación a fines de ladécada de los ochenta daba cuenta de la mayor parte de los problemashabitacionales-urbano-ambientales de la ciudad; sin embargo el progra-ma de vivienda no quedó suficientemente afectado por los referentesambientales, y las propuestas de desarrollo económico no quedaronafectadas por políticas de desarrollo sociocultural y adecuacionesinstitucionales que permitieran una redistribución del poder social yregional. Con ello, en cifras absolutas, la Región Metropolitana pasó de5.257.937 en 1992 a 6.061.185 personas el 2002, lo que representa un au-mento de 803.248 personas en los últimos diez años (13,2 por ciento devariación intercensal), sin que se revirtiera en forma significativa la mayorparte de las tendencias de desarrollo urbano que había venido teniendola ciudad durante la dictadura.

Frente al creciente deterioro ambiental que nos agobió durante losochenta, los gobiernos de la Concertación fueron capaces de liderar unproceso que permitió establecer las bases de una política ambiental sus-tentable y dotar al país de la institucionalidad necesaria paraimplementarla. Esta contempló diversas instancias de participación ciu-dadana, como correspondía en una administración democrática.

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A partir de lo estipulado en la Ley Ambiental (Nº 19.300), en mayode 1998 se concretó un Plan de Prevención y Descontaminación Atmos-férica para la Región Metropolitana (PPDA-RM). Posteriormente, el Pre-sidente Lagos convocó una mesa de trabajo con participación derepresentantes del gobierno, sector privado y sociedad civil para desa-rrollar un Acuerdo por un Aire Limpio, a la vez que estableció formal-mente una Política Nacional de Participación Ciudadana en la definiciónde las políticas sectoriales de las diversas reparticiones del Estado y enla fiscalización de su implementación, con especificaciones precisas paralos organismos públicos con responsabilidades urbano-ambientales.

A partir del año 2002, Lagos fue modificando su política de gobier-no, desechando los consensos alcanzados y compromisos contraídos.Es así como, en su posterior reformulación de enero de 2004, el PPDAfue cercenado en las exigencias que planteaba en materia de transporte,urbanismo y construcción; la Comisión del Acuerdo por un Aire Lim-pio dejó de ser convocada, sin evacuar informe ni conclusiones; el Pro-grama de Gobierno fue desechado como referente por parte de lasautoridades del Ejecutivo; el Instructivo Presidencial de Participaciónno fue cumplido y a los principales programas de implementación depolíticas de impacto urbano-ambiental, no se los dotó de los recursosde gestión que requerían.

Patético caso es el Plan de Transporte Urbano para Santiago (PTUS),cuya implementación se concentró en el Transantiago, donde los conti-nuos cambios de jefatura y dirección técnica fueron reflejo de la irres-ponsabilidad de la autoridad política. La megalomanía de ciertasautoridades llevó a imponer el objetivo de «hacer de Santiago una ciu-dad competitiva a nivel internacional», priorizándose el desarrollo degrandes autopistas, extensiones del Metro y concentración del comerciominorista en grandes malls y megamercados, promoviéndose así el usodel transporte vehicular privado, principal causante de contaminación.En un afán de facilitar la inversión urbana, sin afectar los intereses in-mediatos de los grandes inversionistas, no se exigían los Estudios deImpacto Ambiental que contemplaba la ley y la fiscalización ambientalfue menguando cada vez más. El Ministerio de Obras Públicas, juntocon las concesionarias, hasta llegó a denominar «autovías» a las auto-pistas, en su afán de que no se sometieran al Sistema de Evaluación deImpacto Ambiental.

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La despreocupación por el desarrollo de las áreas verdes, la expan-sión urbana de Santiago, la concentración de la actividad económica enla Región Metropolitana, la segregación espacial en la ciudad y ladensificación desordenada sin la debida implementación de la infraes-tructura urbana que ello requiere, configuraron un «pasivo urbano am-biental oculto» dejado por el anterior gobierno, que ya ha idoevidenciándose ante la ciudadanía.

Todo esto se relaciona estrechamente con los problemas que hemosvisto en los paneles anteriores de este seminario. A pesar de que laperspectiva urbano-ambiental ha estado presente en los programas degobierno y en las intenciones de cada ministro de la Vivienda que asu-me, finalmente se impone la continuación de la perspectiva del «bur-gués con auto, del nororiente de Santiago», a nivel micro y a nivel macro.

La política habitacional que ha terminado implementándose siguedefiniendo su campo de acción exclusivamente como la asignación derecursos para la construcción de viviendas baratas. Se pueden construirmás, si se emplazan en los suelos de bajo costo en extramuros de laciudad, lejos de las redes de apoyo social y de las oportunidades labo-rales y sin la infraestructura urbano-ambiental que requiere unahabitabilidad digna y sustentable. Son cientos de miles las familias quelas han adquirido, sin percatarse de que los mayores gastos de tiempo ydinero no les permitirán pagar los dividendos de un patrimoniohabitacional que no se valorizará en el tiempo; sin percatarse de que elacceso individual, y no colectivo, posibilita el desarrollo de un barriocon bajos niveles de solidaridad comunitaria, haciéndolo más vulnera-ble a las enfermedades de la soledad, la delincuencia y la droga.

En este contexto se ha desarrollado el movimiento de pobla-En este contexto se ha desarrollado el movimiento de pobla-En este contexto se ha desarrollado el movimiento de pobla-En este contexto se ha desarrollado el movimiento de pobla-En este contexto se ha desarrollado el movimiento de pobla-dores en las recientes décadas.dores en las recientes décadas.dores en las recientes décadas.dores en las recientes décadas.dores en las recientes décadas. El fuerte ya no lo hacen los sintecho, sino los movimientos de los allegados, que no están dispuestosa irse a extramuros; los deudores habitacionales, los voluntariados veci-nales para la recuperación de los barrios, los defensores de áreas verdeso de los barrios ante la depredación que provocan las autopistas y losservicios con externalidades vecinales negativas (cárceles, depósitos debasura, plantas productoras de gas y de tratamientos de aguas servidas,antenas para telefonía celular, etcétera). En las zonas de reurbanización,cada vez son más los vecinos que se oponen a los cambios de regula-ción que favorecen al negocio inmobiliario; los ciclistas por opción y

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diversos grupos de ambientalistas y ecologistas, han ido convergiendocon los anteriores. Cada vez son más las expresiones ciudadanas quereivindican sus derechos ciudadanos en materias habitacionales, urba-nas y ambientales; promoviendo un desarrollo sustentable e integral dela ciudad.

La noción de respeto a los derechos habitacionales urbanos y am-bientales, como la noción de desarrollo sustentable de la ciudad, creoque ya han sido asumidas por la mayor parte de la ciudadanía; enton-ces, ¿cómo se explica la reversión en estas políticas por parte del gobier-no anterior?, ¿y la incapacidad del actual en estas materias?

Consideramos pertinente aclarar que la responsabilidad de estepasivo oculto no es solo del gobierno saliente, ya que permanentementelas organizaciones ciudadanas les señalamos a la dirigencia política y asus parlamentarios las irregularidades que se estaban cometiendo, sinque tomaran cartas en el asunto. Tanto los parlamentarios de gobiernocomo los de oposición estaban en antecedentes de las grandes inversio-nes urbanas que se decidían sin analizarse previamente opciones alter-nativas públicamente conocidas, sin debate técnico ni ciudadano, sinenmarcarse en la legislación ambiental, sin someterse a evaluacionessociales de proyectos y sin cumplir —infinidad de veces— con impor-tantes normas jurídicas regulatorias.

Los diputados, salvo excepciones, han omitido asumir su papelfiscalizador con relación al proceso de toma de decisiones; solo rasganvestiduras cuando las consecuencias son expuestas por los medios decomunicación. Muchos dirigentes de organizaciones de la sociedad ci-vil, por negligencia o temor, optan por callar.

Independientemente de nuestras posturas políticas, es necesarioevidenciar nuestras verdades incómodas, sincerar las causas de la ac-tual crisis urbano-ambiental de Santiago y demandar la reposición delos consensos abandonados en la materia.

Han existido avances importantes, pero las intervenciones estruc-turales de las cuales ha sido objeto Santiago ya no se podrán revertir. Alrespecto, recordamos lo que dijo el ex presidente de la Sofofa [Sociedadde Fomento fabril], Felipe Lamarca: «Los gobiernos pasan, pero lascagadas quedan» (gráfico y veraz).

Tal como se contemplaba en el programa de gobierno de Lagos,muy diferente sería la situación si se hubiese promovido adecuadamen-te la desconcentración económico-espacial del país, frenándose el creci-

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miento de Santiago; si se hubiese desincentivado la segregación social yeconómica al interior de la ciudad, disminuyéndose las distancias me-dias de recorridos intercomunales por motivo laboral; si se hubiesenadecuado los planes reguladores comunales, promoviéndose la habili-tación requerida de servicios para disminuir las distancias de los reco-rridos escolares y de acceso a servicios; si las autopistas se hubiesenevaluado adecuadamente con relación a sus impactos sociales y am-bientales; si se hubiese desarrollado el PTUS y el Transantiago comoestaba contemplado; si se hubiese impulsado el desarrollo de lasciclovías, las áreas verdes, etcétera. En síntesis, otra sería la situación sila ciudad se hubiese venido desarrollando en la dirección convenida,con una efectiva participación ciudadana.

Nuestra agrupación, Defendamos la Ciudad,Nuestra agrupación, Defendamos la Ciudad,Nuestra agrupación, Defendamos la Ciudad,Nuestra agrupación, Defendamos la Ciudad,Nuestra agrupación, Defendamos la Ciudad, se ha desarrolladocomo un voluntariado de ciudadanos preocupados por los temas públi-cos, casi todos profesionales mayores de cincuenta años, que operamosen el marco de la ley y sobre la base de la ley, en defensa de los dere-chos urbano-ambientales. Hemos canalizado a través de nuestra agru-pación aquella vocación política que los partidos dejaron de canalizar.De la defensa de derechos, hemos pasado a la fiscalización y a la propo-sición de políticas públicas. Hemos trabajado con organizaciones, agru-paciones informales e individuos, de los diversos ambientes de la RegiónMetropolitana y de la Quinta Región; la gran mayoría, independientesdel poder de las autoridades. Hemos tenido éxitos y fracasos; y hemosllegado a la convicción de que lo que más ha afectado nuestra causa esla vinculación entre dinero y poder; sobre todo, aquella que resultaimperceptible a los ojos de la ciudadanía, como también aquella que enaras de la sobrevivencia es justificada moralmente.

Cada vez creemos más en la necesidad de desarrollar la articula-ción ciudadana con disponibilidad de movilización y propuesta, y nosolo con los que están en nuestro tema. Creemos que ella debe superarlas referencias políticas del pasado. En nuestra agrupación, como enlos diversos colectivos ciudadanos en que participamos, hemos desa-rrollado una identidad político-ciudadana común entre personas de todoel espectro de colores del viejo arcoiris; y las personas con quienes nosenfrentamos muchas veces son antiguos compañeros o camaradas.

Como lo señalamos en la declaración que diversas organizacionesdistribuimos con ocasión de la venida de Al Gore a Chile, «si bien en el

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mundo ya nadie puede desconocer la incómoda verdad con relación alas acciones de las empresas, las personas y los gobiernos que depre-dan el planeta, la gran mayoría de los santiaguinos sigue desconocien-do las verdades incomodas respecto a las políticas y acciones quedepredan la ciudad».

Dado que mañana, 18 de agosto, es Día de la Solidaridad, finalizarémi exposición con una cita del padre Hurtado:

Una sociedad que no respeta al débil contra el fuerte, al trabajadorcontra el especulador; que no se reajusta constantemente para re-partir las utilidades y el trabajo entre todos y que no permite alhombre corriente una vida moral, tal sociedad está en pecado mor-tal. No basta llamar a algunos amigos de buena voluntad para tratarde solucionar algunos problemas, hay que cambiar los cuadros so-ciales.

Traducido al lenguaje de hoy día, se trataría de tener una arquitec-tura social, y eso pasa por cambiar nuestra Constitución, en la cual elderecho a la propiedad está por sobre los derechos de las personas, loque no es humano. Contra eso el padre Hurtado se habría rebelado hoyen día, y por eso es importante que mañana celebremos el Día de laSolidaridad transmitiendo un mensaje de solidaridad y esperanza a to-das las gentes que nos rodean.

Preguntas e intervenciones

Respecto del tema del medio ambiente,Respecto del tema del medio ambiente,Respecto del tema del medio ambiente,Respecto del tema del medio ambiente,Respecto del tema del medio ambiente, que constituye un pro-blema cotidiano para las familias, mi pregunta es: ¿en qué formas deconciencia y cuidado del medio ambiente se está pensando en el movi-miento ciudadano?

A Federico Allendes (Ciudad VivA Federico Allendes (Ciudad VivA Federico Allendes (Ciudad VivA Federico Allendes (Ciudad VivA Federico Allendes (Ciudad Viva).a).a).a).a). Respecto del medio ambien-te, el problema de la deforestación. En Recoleta, por ejemplo, las áreasverdes, las plazas, se están convirtiendo en plazas duras: llevan ripio,ladrillo y maicillo. Además, en el cerro San Cristóbal, hacia el lado deRecoleta, se está pavimentando; se está pavimentando el cerro del Car-men y el cerro La Pincoya, los caminos para la gente que tiene quepasar hacia sus «parcelitas» en Colina, en Chicureo. Están pavimentan-do los cerros nuestros, donde nosotros tenemos que respirar.

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A Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS,A Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS,A Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS,A Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS,A Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS,Jóvenes).Jóvenes).Jóvenes).Jóvenes).Jóvenes). ¿Por qué se está usando la palabra ‘problemática’, si la ver-dad es que son problemas? Al abordarlos como ‘problemáticas’ se lesestá bajando el perfil, y los problemas siguen siendo iguales.

A Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad).A Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad).A Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad).A Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad).A Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad). En el tema de losplanes reguladores, que se dicen participativos, no son tal; por lo me-nos en Recoleta no lo son. A nosotros nos dicen «esto es lo que se hizo,y esto es lo que ustedes tienen que ver que estamos haciendo». Peronosotros, como dirigentes sociales y pobladores de Recoleta, no pode-mos participar. Se está haciendo lo que se quiere y al final los recoletanosnos vamos a tener que ir porque no pertenecemos a la clase ABC1, comolo quiere el alcalde.

Un alcance sobre la propuesta del MAS, destacando la iniciativa,pero más que nada rescatando la orgánica, que responde a la nuevapostura de los jóvenes, que están haciendo la nueva política del sigloXXI. En el ámbito específico de la vivienda parece muy importante,porque su forma de actuar en los barrios y usar los medios de comuni-cación es una de las que van a funcionar en el siglo XXI. Es por mediode pequeñas organizaciones, que se arman por motivos particulares,producto del mundo individualista en el que vivimos, que se van aproducir los cambios.

InvInvInvInvInvariablemente en estos forosariablemente en estos forosariablemente en estos forosariablemente en estos forosariablemente en estos foros se plantea que la solución a losproblemas pasa por una ley, o una reforma, o por elegir democrática-mente a un jefe de ciudad. Pero se supone que a los parlamentarios y alos presidentes también los elegimos democráticamente, y no por esoresponden a nuestros intereses. A veces ni siquiera se acuerdan de loque prometieron. Siempre salgo con la impresión de que se deja delado al actor social. Es cierto que en la década de los sesenta hubomuchas leyes o instancias que rescataron las reivindicaciones de lospobladores y las pobladoras, pero no podemos olvidar que el año 1970hubo 340 tomas de terreno en este país.

Pienso que es importante preguntarnos primero, como poblado-res, pobladoras, vecinos, vecinas, cómo nos organizamos, por qué noconstituimos realmente una fuerza. La única vez que la autoridad noshace caso, es cuando tenemos la capacidad de presión, de moviliza-ción. Me parece bien todo lo que se dice sobre la reforma de las leyes

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urbanas, pero creo que los dirigentes sociales, los pobladores, las po-bladoras, las vecinas, los vecinos, no debemos engañarnos: no pode-mos esperar que otros nos vengan a solucionar los problemas. Oconstituimos fuerzas nosotros, o estamos sonados.

Respuestas de los panelistas

Federico Allendes (Ciudad VivFederico Allendes (Ciudad VivFederico Allendes (Ciudad VivFederico Allendes (Ciudad VivFederico Allendes (Ciudad Viva).a).a).a).a). Respecto de la pregunta sobreáreas verdes, me gustaría ser un poco más amplio en este tema. Eviden-temente, cuando se habla de la reurbanización y sus desafíos, no setrata necesariamente de negarse a ella, sino de compatibilizar esa mayordensidad habitacional con más áreas verdes, que sean de utilidad ydisfrutables, que aumenten la calidad de vida y no sean solo maicillo otierra. La ciudad tiene que crecer, y tiene que crecer también en formavertical, pero no podemos seguir pensando en que se extienda ilimita-damente sin generar a lo menos un centro urbano en los lugares pordonde se amplía, y sin cautelar que los procesos de reurbanización, dedensificación alta, contemplen la asignación de espacio urbanodisfrutable.

Oponerse a los procesos de reurbanización es negarse a la forma enque funciona el sistema y tirarse contra él. Con todo respeto, creo que latoma de terrenos ya no es un mecanismo válido hoy en día. No pode-mos seguir entendiendo los procesos de movilización social, de movi-miento urbano, en clave de los sesenta. Yo insisto en la autotutela, en laautodefensa, en la creación de derechos mediante la movilización, perouna movilización con otros recursos. Lo otro es poesía, y es poesíanostálgica.

Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS, Jóve-Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS, Jóve-Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS, Jóve-Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS, Jóve-Paulina Muñoz (Movimiento de Acción Solidaria, MAS, Jóve-nes).nes).nes).nes).nes). Solo quiero apuntar tres cosas. En primer lugar, problemática,problemas, limitación, desafío, en realidad puede que sea importante ladefinición, pero cuando pensamos en qué aporte hacíamos a la reflexión,nos fijamos en los conceptos, no en los términos precisos, Y ahora yoveo que usted entendió mi mensaje, así es que con eso soy feliz.

Por otra parte, respecto de nuestros objetivos y nuestra orgánica,ellos no fueron pensados de antemano, sino que fueron naciendo pau-latinamente. Por ejemplo, nuestra preocupación por la vivienda como

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tal, o las políticas de vivienda como tales, ha sido un descubrimientoreciente hecho a partir de nuestra participación en un curso en SUR.Hemos empezado a tener conciencia de cuánto determinaba nuestroquehacer lo que vivíamos de las políticas de vivienda. Porque nosotrosno trabajamos el tema de vivienda directamente, no interpelamos a laspolíticas de vivienda, no es en eso que nos concentramos, pero sí noshemos dado cuenta de cuán importante es toda esa realidad en nuestrobarrio.

Y en cuanto a las nuevas formas de organización, nos hacen senti-do, pero también nos plantean un desafío. Por ejemplo, permitirnosconectarnos y desconectarnos de repente nos juega en contra, porque senos empieza a desarmar la cosa. Pero creo que ese es un signo de estetiempo, en que el lenguaje y la forma en que venían trabajando lasorganizaciones antes de la dictadura, o en el tiempo de dictadura, a losjóvenes de hoy día que tienen trece, quince años, no les hacen sentido.Ellos no se reconocen pobladores, son vecinos. Es un desafío esta nue-va forma de organización, y hay que tener paciencia, porque no es fácil.

Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad).Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad).Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad).Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad).Jorge Cisternas (Defendamos la Ciudad). Creo que los políticoshacen las cosas de acuerdo con la presión y el incentivo que tienen, yeso hoy día depende básicamente de los medios de comunicación. Ysabemos cómo están los medios hoy día en nuestro país, y en quéestán. Entonces, lo único que podemos hacer es desarrollar fuerza ciu-dadana, y para eso es importante la organización. Ahora, debemos te-ner presente que hay dos culturas generacionales, tal como decía laamiga de La Florida: los viejos mayores de cincuenta, dirigentes forma-les de juntas de vecinos, con presidentes y todos esos requisitos; y losjóvenes de hoy día, con Internet, que son mucho más transversales yno tienen esa figura del presidente ni cumplen con otras formalidades:ahí están, en red. Tenemos que ir aprendiendo, entendiendo estas dosculturas organizacionales y buscando cómo complementarnos, ya quenos necesitamos.

Para desarrollar nuestra movilización, debemos partir por lo másfácil, que es intentar superar el modelo de familia y educacional que elsistema ha promovido, ese de «preocúpate de ti, de tus problemas, y node los problemas de los otros». Eso es lo que nos enseñan permanente-mente, y eso es lo que nos está matando. Creo que no va a haberempoderamiento si no empezamos a tomar conciencia de que tenemos

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que preocuparnos de todos. No podemos exigir que se respeten nues-tros derechos si no asumimos responsabilidades y comenzamos a cons-truir junto con el otro. La vida no tiene sentido si me la vivo solo;únicamente tiene sentido si la vivimos en comunidad. Si hoy día nosjuntáramos de nuevo como agrupación ciudadana, quizá no nos llama-ríamos «defendamos la ciudad» sino «defendamos nuestro barrio».

¿Qué hay que hacer? Defender nuestro barrio, como lo están ha-ciendo en La Florida, y darles el pase a los jóvenes. Y los viejos juntocon los jóvenes, comenzar a asumir la responsabilidad por defender lasáreas verdes; pero no solamente defenderlas, sino regarlas, hacerse car-go, construir juntos como barrio. Solamente sumando eso, integrandoeso, podemos ir desarrollando el mejoramiento ciudadano.

Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Juan Carlos Henríquez (Coordinadora No a la Expropiación,Quinta Normal).Quinta Normal).Quinta Normal).Quinta Normal).Quinta Normal). En nuestra comuna, conscientes de todos los pro-blemas, siempre hemos pensado en las alternativas de solución. Enfunción de eso y considerando a los allegados y la gente que va a serexpropiada, se crearon cooperativas de vivienda. Hace tres días atrás, yaen forma definitiva, se ganó a la Municipalidad de Quinta Normal losterrenos por los que estábamos peleando, en lo que anteriormente era elCuartel Loyola, un centro de detención de la CNI que ahora quedó paraun comité de vivienda. Ahí se van a construir 73 casas, con centro so-cial e infraestructura, que también creamos y en lo que estamos traba-jando.

También es probable que echemos a andar un proyecto deautoconstrucción, es decir, nosotros formaremos la constructora, elmismo sueño que tenía Lautaro. Ya tenemos bastante avanzado y cono-cemos el rubro. Además, una de las grandes ventajas para concretareste sueño es que la única EGIS registrada en nuestra comuna (Cotplan,Sociedad de consultores en ordenamiento territorial y planificación), acargo del proyecto de la construcción de las casas, pertenece a MarioÁlvarez, director de Urbanismo de la Universidad Tecnológica Metropo-litana y parte del equipo técnico de la Coordinadora.

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Este librose terminó de

imprimir en 2008,en la imprenta deEdiciones LOM,en Santiago de

Chile.