Libro no 945 comunismo y religión avakian, bob colección e o julio 26 de 2014

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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular! 1 Colección Emancipación Obrera IBAGUÉ-TOLIMA 2014 GMM

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Comunismo y Religión. Avakian, Bob. Colección E.O. Julio 26 de 2014. Biblioteca Emancipación Obrera. Guillermo Molina Miranda.

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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!

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Colección Emancipación Obrera IBAGUÉ-TOLIMA 2014

GMM

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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!

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© Libro No. 945. Comunismo y Religión. Avakian, Bob. Colección E.O. Julio 26 de 2014.

Título original: © Comunismo y religión. Bob Avakian

Versión Original: © Comunismo y religión. Bob Avakian

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Comunismo y religión

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #911, 15 de junio, 1997

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CONTENIDO

Comunismo y religión

Parte 1: Libertad y necesidad, 15 de junio, 1997

Parte 2: Cristianismo

El comunalismo de los primeros cristianos y el verdadero comunismo, 22 de junio, 1997

La teología de la liberación y la auténtica liberación, 29 de junio, 1997

Ser buenos sin dios, 6 del julio, 1997

Dios no puede dirigir la revolución, 13 de julio

Parte 3: El Islam

Raíces y revolución, 20 de julio, 1997

Quitar los grillettes: Menos expiación, más revolución, 27 de julio, 1997

Parte 4: La lucha entre ideas, la lucha entre fuerzas materiales, 10 de agosto, 1997

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Comunismo y religión, Parte 1: Libertad y necesidad

Como señalé hace poco en unos ensayos sobre la moral*, hoy se oye hablar mucho de "responsabilidad personal", de que cada uno debe responsabilizarse de las decisiones que toma. Eso nos lo dice una y otra vez la burguesía, especialmente los "conservadores", pero los "liberales" también. Bueno, en cierto sentido sí tenemos que hacer que la gente sopese las alternativas que escoge, lo que decide hacer, porque en cierta medida hay alternativas, hay cierta libertad. Lo importante es que se puede ejercer cierta libertad una vez que se comprende la necesidad que nos confronta, las condiciones concretas. Esa es la manera correcta de ver la relación dialéctica entre la libertad y la necesidad. La libertad se ejerce cuando se reconoce, y se transforma, la necesidad. Es un proceso incesante. Pero, en un sentido más fundamental, no es cierto que la gente pueda hacer lo que quiera. Mientras existan el sistema, sus relaciones económicas y sociales, y su superestructura (y la superestructura no es solo el dominio ideológico de la clase dominante, sino también su poder estatal) eso establece el marco y los límites de lo que la gente puede hacer, hasta que se levante, tumbe y arranque de raíz ese sistema y todas sus relaciones económicas y sociales subyacentes y su superestructura. Si la gente quiere "llevarse bien con todos", eso no se puede hacer en este sistema, no es posible en esta clase de sociedad, porque el sistema impone diversas formas de competencia y antagonismo para sobrevivir, y el funcionamiento normal del sistema (de su base económica y superestructura político-ideológica) va en contra de que "todos se lleven bien". En los ensayos sobre la moral--y especialmente en la crítica al libro Virtudes de William Bennett--planteé un interrogante muy importante: ¿Por qué es que la

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clase dominante y su coro griego (con Bennett como "voz principal") de "culpar y castigar a las masas" siempre quiere hablar de "responsabilidad personal" y de que la gente debe responsabilizarse de las alternativas que escoge, pero no quiere ir al fondo del problema? Por ejemplo, no quiere ver que para la clase dominante las decisiones que toma, las alternativas que tiene, son si va a bombardear a Irak hoy o más tarde, si va a invadir a Panamá hoy o más tarde, si cerrar esta o aquella fábrica, o toda una rama industrial en un país dado y cambiar la situación completamente, desempleando a millones de personas, sometiéndolas al hambre y haciéndolas irse muy lejos a buscar cómo ganarse la vida. ¿Por qué son esas las alternativas de los imperialistas? Y no son "para sí mismos"; afectan a miles de personas, tal vez a millones y cientos de millones de personas. Son decisiones que obligan a mucha gente a trasladarse de un continente a otro, o a viajar larguísimas distancias en el mismo continente para ganarse la vida, porque, de repente, las decisiones que han tomado los bancos y la agroindustria han cambiado la agricultura. De repente los campesinos de México ya no pueden ni ganarse la vida a duras penas y, uno tras otro, los miembros de una familia tienen que ir al Norte. ¿Por qué los imperialistas tienen esas alternativas, que les imponen a las masas populares, mientras que al otro lado de la ecuación los campesinos tienen que escoger entre irse al Norte o quedarse en México o algún otro país latinoamericano a ver cómo ganarse la vida a duras penas cuando, por ejemplo, la producción y venta del café cambia y ya no pueden trabajar en lo que trabajaban? ¿O por qué es que en un país como Tailandia la alternativa para una jovencita, digamos de unos 9 ó 10 años, y su familia es morirse de hambre porque esas mismas fuerzas hacen imposible la agricultura tradicional, hacen imposible que se ganen la vida? ¿Por qué tienen la alternativa de morirse de hambre por eso? ¿O por qué tienen que vender la niña a una esclavitud virtual, (con "esclavitud virtual" no me refiero a un juego imaginario de video, sino a una salvaje explotación muy real) para trabajar en una maquiladora de 12 a 16 horas al día, todos los días de la semana, y dormir debajo de la máquina, haciendo juguetes o ropa para vender en los países imperialistas? O pueden venderla a un

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prostíbulo, donde sería el juguete sexual y la esclava de hombres de negocios y soldados estadounidenses. Bueno, ¡¿por qué se moldean así las alternativas de esa familia de Tailandia, por qué son esas las alternativas por las cuales tiene que asumir "responsabilidad personal"?! Mientras que William Bennett, o la gente de la clase que él representa, puede asumir "responsabilidad personal" por echar a millones de personas al hambre o por declarar guerras y hacer luchar y morir en ellas. Diferentes clases, diferentes alternativas ¿Qué determina que diferentes fuerzas sociales tengan alternativas tan diferentes? La realidad material, mejor dicho, las relaciones de producción y las relaciones sociales del imperialismo y el modo de producción burgués predominante en el mundo. Eso es lo que determina que diferentes clases tengan diferentes alternativas. Las alternativas que uno tiene las determina en última instancia la posición que ocupa en el sistema predominante, el papel que tiene en el proceso de producción y de acumulación. Hoy, ese proceso está dominado a nivel mundial por el capital imperialista. Pero las masas no ven eso espontáneamente. Si uno va y les dice que una silla o un "objeto común" no es verdadero, ¡es posible que le den en la cabeza con él para recalcar el hecho de que sí es verdadero! Pero si uno va y les dice que la razón por la que estamos en esta situación es porque el sistema es una mierda, por lo general su primera reacción sería: "No, es porque nosotros somos una mierda". Pero eso no es cierto, es al revés: en un sentido fundamental el problema no somos nosotros, aunque como dijo Marx tenemos que capacitarnos para gobernar por medio de la lucha revolucionaria; tenemos que transformarnos a nosotros mismos en el proceso de transformar el mundo, para poder gobernar y rehacer la sociedad, y abolir todas las relaciones de explotación y opresión. Pero fundamentalmente, la razón por la que estamos en la situación en que estamos no es que seamos una mierda, ni que tengamos ideas equivocadas, y definitivamente no es "porque dios tiene un plan maestro".

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Encarar la realidad, cambiar el mundo Tenemos que refutar una y otra vez los sermones religiosos y otras cosas que le echan la culpa a las masas por la situación en la que nos tiene el sistema. Ahora bien, en un sentido fundamental, políticamente, con miras estratégicas, tenemos que tener la orientación de unidad-lucha-unidad con muchas fuerzas que son religiosas pero que luchan contra el sistema. Pero, a nivel ideológico, en nuestra orientación ideológica, no podemos tolerar ese veneno de culpar a las masas y sermonearles que ellas son el problema; eso es algo que no debemos tolerar. En el proceso general de unidad-lucha-unidad—incluso con gente religiosa—para luchar contra el sistema y sus muchas formas de oprimir y explotar al pueblo, tenemos que luchar ideológicamente sobre la manera correcta de ver y cambiar el mundo. De hecho, esta lucha ideológica es una parte importante del proceso global de unidad-lucha-unidad. Por ejemplo, a mí me pone los pelos de punta cuando ocurre un horrible desastre (y las autoridades no corren a decir que fue "terrorismo") se oye decir que fue "la voluntad de dios". Por ejemplo, se estrella un avión y mueren 363 pasajeros y sobreviven cuatro y, cuando entrevistan a uno de esos cuatro, salen con que "dios me ha protegido". Cuando oigo eso, digo: ¡¿en qué tipo de dios creerá esa persona para pensar que dios mandó a la muerte a 363 personas y salvó a unas tres o cuatro?! Vaya plan el de ese dios. En realidad eso es muy cruel, una crueldad para las familias y los seres queridos de las 363 personas que murieron, porque la lógica es que por voluntad de dios murieron 363 personas y los que se salvaron son gente especial que dios salvó. Veamos otro ejemplo, menos trágico pero igualmente ridículo. Cuando Gail Devers ganó la carrera de 100 metros en los Juegos Olímpicos dijo: "Quiero darle gracias a dios". ¡Yo no creo que a ningún dios, si existiera, le importaría un carajo quién ganó los 100 metros en los Juegos Olímpicos! ¿A qué dios le importaría que Gail Devers ganó los 100 metros en los Juegos Olímpicos? No tengo paciencia con esas boludeces; es idealismo filosófico desenfrenado. La gente que dice esas cosas no cree que las sillas no sean verdaderas, pero sí cree en

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cosas más ridículas, ¡como creer que fue la voluntad de dios que Gail Devers le ganara por un pelo a Merlene Ottey! He planteado esto en una forma extrema y con ridículo, pero lo que quiero decir es que esa clase de tonterías en que la gente cae son y no son chistosas. Son chistosas en ciertos casos, pero en un sentido más profundo no son chistosas porque la burguesía tergiversa la realidad muy conscientemente, y "el funcionamiento normal del sistema capitalista", el modo de producción burgués y todas sus relaciones sociales y su superestructura operan, "normal y espontáneamente", para tapar la realidad. Todo eso tapa el método correcto de ver, y transformar, la realidad; es un obstáculo. Es nuestra responsabilidad mostrarle esto a las masas desde diferentes ángulos. Así que cuando hago planteamientos fuertes y ridiculizo las ideas retrógradas, no me olvido de quién tiene la culpa, no estoy culpando a las masas; pero tenemos que darnos cuenta de que es algo muy prevalente. Tenemos que librar una lucha ideológica aguda para ayudar a las masas a ver la realidad, a reconocer las fuerzas que operan en la naturaleza y la sociedad; tenemos que capacitarlas para que, finalmente, rompan las cadenas con que las ata el sistema y la clase dominante, cadenas ideológicas así como cadenas materiales, ya sea por medio de la religión o de otras formas. ________________ * "Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William Bennett, o necesitamos moral, pero no la moral tradicional", y "Acabar con el `pecado' o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Parte 2)". Estos ensayos se publicaron parcialmente en el OR en una serie titulada "Qué es la moral comunista" entre el 28 de enero y el 12 de mayo de 1996. This article is posted in English and Spanish on Revolutionary Worker Online http://rwor.org Write: Box 3486, Merchandise Mart, Chicago, IL 60654 Phone: 773-227-4066 Fax: 773-227-4497 (The RW Online does not currently communicate via email.)

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Comunismo y religión, Parte 2: Cristianismo

El comunalismo de los primeros cristianos y el verdadero comunismo1

Para ilustrar algunos puntos básicos del materialismo dialéctico, así como para examinar

importantes aspectos de la religión y en particular del cristianismo, podemos examinar

lo que se conoce como el "comunismo" de los primeros cristianos. En Del socialismo

utópico al socialismo científico, Engels traza una analogía entre el comunalismo utópico

de ciertas comunidades cristianas primitivas y el movimiento comunista moderno, el

movimiento comunista científico que representa al proletariado en esta época y su

transformación histórico-mundial de la sociedad. Engels señala ciertas similitudes y

ciertos contrastes. Vale la pena adentrarnos un poco en esto.

Hoy, desde otro punto de vista, ciertos promotores de la "teología de la liberación" que

quieren demostrar que la Biblia es la base para luchar contra la opresión y en defensa de

los pobres, para superar las guerras y otros males de la sociedad humana, citan los

"Hechos de los Apóstoles" del Nuevo Testamento de la Biblia cristiana. Ahí se encuentra

una alusión a repartir los bienes: "a todos según la necesidad de cada uno"; de veras está

en el Nuevo Testamento. "Hechos" dice que las primeras comunidades cristianas

compartían todo, antes de que el cristianismo se institucionalizara y elevara a la categoría

1 Bob Avakian. Obrero Revolucionario #912, 22 de junio, 1997

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de religión oficial del imperio romano, antes de que llegara a ser la religión oficial, y de

que surgieran diversas

sectas y tendencias rivales que se mataran mutuamente por cuestiones sobre cómo definir

la Trinidad

(que ninguna logró definir). Sea como sea, el libro de los "Hechos" dice que en las

primeras comunidades cristianas todos ponían a disposición de la comunidad lo que

habían adquirido individualmente para distribuirlo entre todos según la necesidad de cada

uno.

Así que tenían ese método de distribución que en cierto sentido era "comunal" o

"comunista". Pero adentrándose un poco más en esto, en sus cartas (sus Epístolas)

Pablo dice (y esto es algo que los "teólogos de la liberación" señalan) cosas como

estas: En la comunidad cristiana no hay amos ni esclavos, no hay hombres ni

mujeres, etc., o sea, solo hay cristianos.

Pero eso no quería decir que todos dejarían de ser esclavos y amos. Simplemente quería

decir que toda esa gente, los esclavos y los amos, los hombres y las mujeres, eran

iguales desde el punto de vista de la religión cristiana, que cada cual tenía la misma

oportunidad de ir al cielo y encontrar la igualdad en otro mundo. En sus Epístolas Pablo

les dice a los esclavos, muy claramente, que tienen que obedecer a sus amos, aunque

sean malvados y crueles. Los esclavos no se emanciparían ni se salvarían en este

mundo, no lo lograrían con resistencia, derrocamiento ni fugándose de la esclavitud de

este mundo; solo lo lograrían cuando se fueran de este mundo y llegaran a un mundo

supuestamente ideal con dios, en el cielo. El "comunalismo" o la "distribución

comunista" de esos primeros cristianos se cimentaba sobre relaciones sociales injustas

y, en última instancia, sobre un sistema de producción explotador, en el cual los

cristianos estaban enmarañados como parte de la sociedad, ya estuvieran en Roma u

otras partes del mundo a donde se extendió el cristianismo, principalmente en lo que

ahora se conoce como el Oriente Medio y el norte de Africa.

Una religión útil para los gobernantes

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Todo eso ilustra, curiosamente, un punto básico del marxismo. Esas limitaciones del

espíritu y práctica "comunista" de los primeros cristianos ilustran un punto

fundamental de la economía política marxista. Marx señala (y todo el marxismo lo ha

recalcado) que en última instancia el sistema de producción es principal y decisivo en

relación con el sistema de distribución. El sistema de producción determinará en última

instancia cuál será el sistema de distribución. Un sistema de distribución que no

corresponda al sistema de producción subyacente--al modo de producción y sus

relaciones de producción--no será viable. En última instancia, se tendrá que

transformar para que corresponda a las relaciones de producción y al sistema de

acumulación. De hecho, los primeros cristianos intentaron practicar entre sí un sistema

comunal o comunista de distribución sin cambiar las relaciones de producción, que en

última instancia moldeaban las relaciones sociales en sus propias comunidades y en las

sociedades en las que sus miembros vivían y participaban.

Así que ese "comunalismo" cristiano estaba destinado al fracaso; esa contradicción tenía

que estallar, no podía mantenerse. Aun en la comunidad cristiana, el modo de producción

de ese entonces no contaba con la base material para sostener un sistema de distribución

comunista. Y definitivamente, no existían las condiciones para generalizarlo a nivel

social.

De hecho, a medida que la religión cristiana ganó adeptos de las clases acaudaladas, el

principio de "a todos según la necesidad de cada uno" se fue diluyendo hasta

desaparecer. Las relaciones clasistas de la sociedad se reprodujeron dentro de la

comunidad cristiana y surgió una jerarquía, con obispos y toda la demás estructura de

la iglesia. Luego, en el cuarto siglo, el emperador romano Constantino adoptó la

religión cristiana como su religión oficial, y pronto se estableció y ensalzó en la

superestructura como religión oficial del imperio romano.

En un momento crucial de su ascenso al poder, Constantino declaró que cuando se

preparaba para una batalla decisiva con sus rivales para ver quién gobernaría el imperio

romano, vio la señal de la cruz en el cielo y después ganó la batalla. Dijo que eso le

demostró que la religión cristiana era la verdadera religión. Pero en realidad lo que vio

fue que la religión cristiana le era muy útil. Y, más que eso, correspondía a los cambios

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que se estaban dando en el imperio romano y a las necesidades de su clase dominante

y, por eso, pasó a ser su religión oficial (de haberle sido útil solo a Constantino no

hubiera durado).

El cristianismo no pasó a ser la religión oficial porque Constantino vio la señal de la cruz

en el cielo. Nadie sabe qué estaba tomando o fumando, y de todos modos eso no es lo

esencial; es posible que haya estado en un trance hipnótico y que viera la señal de la cruz.

Pero eso no es ni importante ni decisivo. Lo esencial es que en ese tiempo la religión

cristiana correspondía a las necesidades e intereses del imperio romano y su clase

dominante. Teóricamente, no es la única religión que podría haber correspondido a sus

necesidades e intereses, pero es la que ganó, por decirlo así, tanto en la sociedad como

en la superestructura. Es la religión que, por diversas razones, fue adoptada y adaptada a

los intereses de la clase dominante de ese imperio. Es la religión que, con los "ajustes"

necesarios de una época a otra, ha servido mejor a los intereses de las clases dominantes

de Europa y de otras partes a donde llegaron el imperio romano y otros imperios

europeos, así como otras regiones donde la religión cristiana llegó a ser dominante.

Rupturas radicales

Esto ilustra dos cosas. Primero, un principio básico del materialismo dialéctico con

respecto a la relación entre la base económica y la superestructura de la sociedad y,

dentro de la base económica, la relación entre el sistema de producción y el de

distribución, en la cual el sistema de producción es decisivo. Segundo, la naturaleza y

las limitaciones del sistema de distribución "comunista" y los ideales correspondientes

de los primeros cristianos, y la diferencia cualitativa y radical entre el "comunalismo de

los primeros cristianos" y el comunismo que se construirá en todo el mundo por medio

de la lucha revolucionaria del proletariado para acabar las bases económicas y sociales

de todas las relaciones de explotación y opresión.

Mejor dicho, esta es otra ilustración de las dos rupturas radicales de que hablaban Marx

y Engels en el Manifiesto comunista: la ruptura radical con las relaciones de propiedad

tradicionales y las subyacentes relaciones de producción en que se asientan esas

relaciones de propiedad; y la ruptura radical con las ideas tradicionales. Es una

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ilustración de lo que representan esas rupturas radicales y de por qué son necesarias.

También ilustra por qué la "teología de la liberación" y otros conatos de basar en la

Biblia cristiana y en la religión la justicia, la lucha contra la opresión y la defensa de

los pobres no dan resultado, por qué no responden a las necesidades de las masas de

oprimidos ni pueden llevar a eliminar la opresión.

Por eso es que al trazar una analogía entre el movimiento comunista de esta época y el

movimiento de los primeros cristianos, Engels dijo claramente que era una analogía

limitada. Recalcó que varias relaciones de la sociedad dividida en clases y de

explotación, entre ellas las relaciones burguesas, no solo habían dejado de ser necesarias

sino que se habían convertido en impedimentos directos al desarrollo y a la emancipación

de la sociedad y de la gente. No es simplemente que hayan dejado de ser necesarias en

un sentido abstracto, sino que material y socialmente esas relaciones de explotación se

han vuelto un impedimento al desarrollo y a la emancipación de la sociedad y de la gente.

Eso ilustra, otra vez, por qué son necesarias e importantes las dos rupturas radicales: con

las relaciones de propiedad tradicionales y con las ideas tradicionales.

La teología de la liberación y la auténtica liberación2

Hay una pregunta de suma importancia en el contexto del fenómeno de promoción de la

religión que está tan en boga hoy: ¿cuál es la falla esencial y fundamental de la "teología

de la liberación" y de todas las otras tentativas de basar la lucha de los pobres y los

oprimidos, la lucha contra la guerra, etc., en las enseñanzas religiosas y específicamente

en la religión cristiana y la "tradición judeo-cristiana"?

La falla esencial y fundamental es que toma una experiencia histórica muy particular y

limitada (la experiencia del pueblo judío hace miles de años, consignada en las escrituras

judías y en el Antiguo Testamento de la Biblia, y la experiencia del desarrollo de la secta

cristiana hasta llegar a ser una religión de amplio alcance) y la "eleva" al nivel de

2 Bob Avakian. Obrero Revolucionario #913, 29 de junio, 1997

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universalidad. Trata de "glorificar" esa limitada experiencia histórica humana (de elevar

ese fenómeno humano al nivel divino, de darle forma y manifestación sobrenatural) y de

sobreponerla en la realidad y la base material de la sociedad hoy, de darle una

universalidad que no puede tener. "Glorificar" tiene un significado concreto aquí: no es

solo darle universalidad a esa limitada experiencia histórica humana, sino reforzar dicha

universalidad dándole una manifestación y un poder sobrenatural.

A veces me pregunto: ¿por qué los seguidores de la "teología de la liberación", si

verdaderamente quieren eliminar la opresión, la pobreza y la guerra, y tomar partido

con los pobres y los oprimidos, por qué no descartan la religión? ¿Por qué se aferran a

algo que objetivamente es una traba? La respuesta (o en buena parte la respuesta) es

que no se han convencido de que sea posible o deseable hacer esos cambios por mano

humana, por acciones de seres humanos conscientes. Se aferran a la idea de que tales

cambios precisan una intervención divina, de que para que sean posibles y salgan bien

se necesita una mano divina.

Esa es esencialmente la concepción de quienes sincera y seriamente quieren servir a los

intereses de los pobres y los oprimidos, pero todavía no pueden descartar la religión, en

la forma que sea, todavía no pueden dar el paso para hacer esa ruptura radical. Muchas

veces, cuando hablan o cuando escriben sobre la "teología de la liberación", hacen un

noble esfuerzo de reinterpretar la religión, en especial la Biblia, al servicio de la lucha

contra la opresión, la pobreza, la guerra, etc. Pero cuando terminan siguen con un

problema fundamental: se basan en un ser o fuerza sobrenatural que no existe.

Algunos dicen, directa o implícitamente, que en realidad no saben si Jesús fue divino, si

en realidad fue el hijo de dios o una emanación de dios (o cual sea su interpretación de

la Trinidad). Dicen que muchas cosas que dice la Biblia, todos esos milagros y demás,

en realidad no existieron o muchos no existieron o todos son cuestionables o quién sabe.

Algunos llegan a decir, o dan a entender, que en realidad no podemos saber si dios existe,

como ser sobrenatural aparte y por encima de la existencia humana, pero que en realidad

eso no importa porque lo que importa es el conjunto de creencias, vivir esas creencias:

que si la gente actúa conforme a esas creencias y principios, el mundo será mejor y eso

es lo importante. Algunos dicen que la importancia de la religión cristiana no es su

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interpretación oficial (que habrá salvación en otra vida), sino vivir esos principios hoy,

en esta vida: que si todo mundo siguiera esos principios hoy, la economía, el sistema

político y las relaciones sociales serían mucho mejores, el mundo sería mucho mejor

para la gran mayoría de la humanidad, para la humanidad entera.

Una experiencia histórica muy limitada

Esa gente tiene un verdadero interés por la gran mayoría de la humanidad, por el destino

de la humanidad, pero el problema que tiene (tiene varios problemas, política e

ideológicamente, pero el problema esencial y fundamental) es que í importa, importa

muchísimo, si Jesús fue divino o no. Importa si hay dios, dioses u otras fuerzas

sobrenaturales, o si no los hay.

El mundo sería otra cosa, el universo sería otra cosa, si efectivamente hubiera dioses o

fuerzas sobrenaturales. De hecho, los comunistas seríamos unos tontos—ateos que

somos—y estaríamos en la luna si en realidad hubiera dios (o dioses). La cosa sería

muy distinta si hubiera un dios que creó toda la realidad y que fundamentalmente la

controla, si todo estuviera en las manos de dios; o si, en realidad, la verdad es al revés,

si no hay dios ni fuerzas sobrenaturales y está en las manos humanas transformar la

sociedad y el mundo, transformando continuamente la necesidad en libertad. ¡Esa es

otra cosa! No hay vuelta de hoja.

Pero hay otro problema. Pongamos de lado por un momento esa cuestión fundamental

(si existen seres o fuerzas sobrenaturales). Incluso si tomamos esos principios religiosos

(como los interpreta esa gente) y decimos que hay que aplicarlos en la vida diaria,

persiste el problema de que esos principios vienen de la Biblia, de la "tradición judeo-

cristiana", vienen de una tradición religiosa muy específica.

Pueden decir: "Bueno, no sé si en realidad es verdad que esto emana de lo divino, que

tiene inspiración divina", pero no están dispuestos a abandonar la tradición religiosa de

que es parte. Y esa tradición religiosa tiene muchos lastres. Esa tradición religiosa, y las

escrituras en que se basa, es un reflejo de una sociedad en determinado momento; es una

experiencia histórica limitada, pero asimismo es una experiencia histórica limitada

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fundamentada en relaciones de explotación y opresión, de rivalidad entre diferentes

sectores de la sociedad, diferentes pueblos, naciones y demás. Se fundamenta en eso, lo

refleja y lo manifiesta; no hay vuelta de hoja.

Veamos un ejemplo concreto de esto: el afán de las feministas bibliólogas de escribir la

Biblia de una forma que no sea sexista. En vez de llamar a dios "El", lo llaman "el ser

supremo" o como sea. ¿Pero qué cambia llamarlo "El" o "el ser supremo" si ese ser

supremo dice que todas las mujeres deben obedecer a su esposo y suelta otros rollos

patriarcales? ¿Qué cambia que sea un hombre, una mujer o algo neutro el que diga eso?

El problema es que sigue propugnando la opresión patriarcal. No se puede cambiar eso

cambiando las palabras con que se describe la deidad.

Lo mismo se aplica a todas las otras clases de relaciones de opresión y a las guerras de

saqueo y explotación, guerras para extender imperios, guerras para imponer una doctrina

religiosa, que defiende la Biblia (e igualmente el Corán y las escrituras de las principales

religiones del mundo). No se puede borrar eso cambiando sus manifestaciones

superficiales, cambiando las palabras con que se expresa. Lo que quiero dejar en claro

es que el cristianismo, y la "tradición judeo-cristiana", y en general las tradiciones

religiosas del mundo representan una experiencia histórica muy limitada, pero más que

eso, obsoleta históricamente. Las relaciones que reflejan y se manifiestan por medio de

esas escrituras son obsoletas históricamente: hay que cortarlas y acabar con ellas, junto

con todas las otras relaciones de explotación y opresión.

Abandonar lo obsoleto

Aquí quiero relatar una anécdota muy interesante. Mucha gente que lee la Biblia está tan

enrollada en eso, la ve con tanto respeto y misterio, que muchas veces no capta lo que

dice. Incluso gente que puede citar capítulos y versículos a veces no capta lo que está

leyendo. Esta anécdota es sobre esa contradicción y para mí concentra muchas

contradicciones con las que vamos a tener que bregar, que vamos a tener que solucionar,

a lo largo de toda una época histórica. Leí un informe de una ciudad donde un grupo de

estudio estaba leyendo los ensayos sobre la moral*; una participante es muy religiosa

pero también tiene inclinaciones revolucionarias; es una contradicción muy intensa.

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En los ensayos sobre la moral se citan muchos pasajes de las escrituras y se explica lo

que quieren decir en realidad; por ejemplo, pasajes del libro de Isaías de la Biblia, donde

dice que los enemigos de Israel y del dios de Israel serán sacrificados y que no escapará

ninguno: las mujeres serán violadas y los niños serán descuartizados. Esto está en el

libro de Isaías, que muchos defensores de la "teología de la liberación" citan al hablar

de acabar la opresión y la guerra, porque tiene versículos como "volverán las espadas

en rejas de arado". Pero hay que examinar el contexto de eso en Isaías y ver cómo se

dará: solo se dará después de haber aplastado a todos los enemigos de Israel. Entonces

las naciones volverán sus espadas en rejas de arado, según Isaías.

Leer eso le planteó una contradicción muy intensa a esa persona religiosa de

inclinaciones revolucionarias. Según dice el informe que leí, cotejó todas las citas en

la Biblia para ver si era cierto lo que decían los ensayos sobre la moral, si la Biblia

efectivamente decía eso, o si era una invención. Volvió y dijo que sí, que todas esas

afirmaciones (todas las explicaciones de lo que en realidad dice la Biblia) eran

correctas, que la Biblia dice lo que los ensayos afirman que dice. Así que en este

momento la síntesis que ella ha hecho—y esto me parece muy divertido, pero expresa

grandes contradicciones que vamos a tener que manejar correctamente durante toda

una época histórica, antes y después de la toma del poder—su síntesis es que dios habla

por boca del autor de esos ensayos, ¡aunque él no lo sepa!

Esto concentra tantas contradicciones, a tantos niveles, de gente que gravita hacia las

ideas y el análisis comunistas, que reconoce su verdad y su fuerza, su correspondencia

con la realidad, por un lado, pero que por otro lado todavía se aferra a la tradición

religiosa que rechazamos, que no quiere abandonarla. Yendo más allá de esa persona

(a quien espero que podamos convencer y ayudar a dar el salto necesario para romper

con eso), hablando de la sociedad y de las masas en general, esas contradicciones se

reproducirán continuamente, de varias formas, a lo largo de toda la época histórica de

la revolución proletaria, hasta que el mundo llegue al comunismo.

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Esta anécdota es en cierto modo una ilustración de la afirmación de que la Biblia, y

laépoca y la sociedad que refleja—las relaciones sociales que se reflejan en

esosprincipios—son limitadas históricamente y, es más, obsoletas históricamente.

Muchas culturas tienen sus propios mitos, mitos de creación y resurrección (del rey o

del dios o dioses). Las distintas sociedades tienen diferentes tradiciones religiosas. ¿Así

que por qué "privilegiar" una y no otra; por qué decir que una debe ser la guía de toda

la humanidad? Además, ¿por qué decir que algo obsoleto debe ser la base para liberar

a la humanidad, cuando encarna una época y unas relaciones sociales que la humanidad

puede y debe superar?

Todos esos mitos y tradiciones son condicionados y limitados por la historia y el tiempo

(y son anticuados hoy); todos encarnan varias formas de división de clases, explotación,

opresión, varias formas de saqueo y guerra, y una manera de ver la naturaleza y la

sociedad que no corresponde correctamente a la realidad material, a su contradicción

interna, movimiento y transformación. Lo que esto ilustra, una vez más, es la necesidad

de hacer las dos rupturas radicales de que hablaban Marx y Engels: la ruptura con las

relaciones tradicionales de propiedad y con las ideas tradicionales. No debemos pensar

ni esperar que las masas populares harán esas dos rupturas todas a la vez (como he

recalcado, va a tomar toda una época histórica), pero en todo momento debemos luchar,

especialmente con los avanzados, para ayudarlos a desembarazarse de todos esos lastres,

de esa carga, y a hacer una ruptura radical con las ideas tradicionales y con las relaciones

tradicionales de propiedad.

* "Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William

Bennett, o necesitamos moral, pero no la moral tradicional", y "Acabar con el `pecado'

o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Parte 2)". Estos ensayos se

publicaron parcialmente en el OR en una serie titulada "Qué es la moral comunista"

entre el 28 de enero y el 12 de mayo de 1996.

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Ser buenos sin dios3

¿Qué es lo que, todavía, no han podido hacer los seguidores de la "teología de la

liberación" y en general los que proponen basarse en la Biblia (u otras escrituras

religiosas) para oponerse a la pobreza, la opresión, la injusticia y la guerra? El problema

esencial es que no han podido hacer una ruptura con la noción de que "no podemos ser

buenos sin dios". Se aferran a la idea de que el único modo en que puede haber una

sociedad justa--sin pobreza, opresión y guerra--es con intervención divina.

Esa manera de pensar es comprensible. Tengo que confesar (usaré la palabra religiosa

"confesar") que cuando estalló la guerra del Golfo y "gracias al milagro de la tecnología

moderna de comunicación" vi el incesante e implacable bombardeo aéreo de Bagdad y

otras partes de Irak, me cruzó por la mente: "Qué bueno sería que Alá, Jah, Yahvé o el

que sea tumbara esos aviones imperialistas". Así la cosa sería mucho más fácil.

Pero el problema es que eso no va a pasar. No pasó entonces y no va a pasar. La

situación se tiene que resolver por medio de una lucha muy terrenal con fuerzas muy

materiales y su manifestación en la superestructura (como la fuerza aérea de los

imperialistas). Es comprensible el anhelo de una intervención divina, pero no la va a

haber y tenemos que ayudar a las masas a hacer esa ruptura: por medio del proceso

de hacer la revolución en el mundo objetivo, de hacer la revolución en el mundo

subjetivo de sus ideas, y de la dialéctica entre las dos.

No es únicamente una cuestión de ignorancia versus conocimiento o de "qué bueno

fuera" en abstracto. También entra el punto de vista de clase. Generalmente, el punto de

vista de clase de los que se aferran a esa mentalidad religiosa es el punto de vista de la

clase "del medio", la pequeña burguesía. Esa gente, con su punto de vista

pequeñoburgués, siente compasión por los pobres y los oprimidos, y aborrece la guerra;

3 Bob Avakian. Obrero Revolucionario #914, 6 de julio, 1997

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pero aborrece todas las guerras, y no traza una distinción entre opresor y oprimido en la

guerra, entre guerra revolucionaria y guerra contrarrevolucionaria.

En general, no quieren ver a las masas de pobres y oprimidos plenamente

desencadenadas en lucha revolucionaria y guerra revolucionaria. Eso es muy

importante; refleja de modo muy concentrado su punto de vista pequeñoburgués. Le

temen a todo el trastorno, torbellino y, sí, destrucción que representaría eso, y de hecho

le temen en cierta forma a la transformación cabal de la sociedad y la gente que entraña

la lucha revolucionaria. Bueno, no es algo cien por cien. En el campo general de la

"teología de la liberación" ha habido gente que ha apoyado (o por lo menos no se ha

opuesto) al levantamiento de las masas, a la lucha revolucionaria e incluso a la lucha

revolucionaria armada. Pero la tendencia general ha sido oponerse a la guerra y la

violencia de toda forma.

Ese punto de vista se ve muy claramente en el libro The Soul of Politics, de Jim Wallis,

un cristiano evangélico y activista social. En los ensayos sobre la moral* cité el final de

ese libro, en donde Wallis cae, francamente, en una condescendencia sumamente

nauseabunda hacia las masas populares, como cuando habla de los esclavos del Sur.

Expresa honestamente sus sentimientos, pero con su propio punto de vista. Eso es lo

crucial. Refleja el punto de vista de una clase. Describe lo que siente, muy

profundamente, cuando está sentado mirando un cementerio de esclavos. Dice que

siente su presencia en el cementerio, que siente su dignidad y su nobleza. Dice que los

ve como esclavos humildes que esperaban callada y pasivamente la salvación de dios.

Para él, poder hacer eso en medio de su terrible opresión, ¡demuestra el valor redentor

del sufrimiento y el poder fundamental de no tener poder!

Tal como escribí en los ensayos sobre la moral, leer eso es doloroso; pero más que nada

es repugnante y enfurecedor. Allá lleva la manera de pensar de la pequeña burguesía, si

no se hace una ruptura, a ver así a las masas. No menciona la heroica resistencia de los

esclavos, sus continuas rebeliones, grandes y pequeñas, secretas y abiertas. Como

respondí en esos ensayos, el sufrimiento no tiene valor redentor, como tal. El único

camino a la redención—o, en realidad, a la emancipación—es alzarse contra el

sufrimiento, contra la opresión. Lo que las masas oprimidas necesitaban entonces y

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necesitan hoy no es "el poder fundamental de no tener poder"; lo que necesitan es el

poder fundamental... del poder.

Necesitan el poder político para poder transformar la sociedad y eliminar la opresión y la

explotación.

El impulso religioso

El interrogante de si la gente y la sociedad pueden ser buenas sin dios está muy

relacionado con otro punto que mencionan los ensayos sobre la moral: el supuesto

impulso universal religioso de los seres humanos. En los ensayos cité lo que comenta

sobre esto Karen Armstrong, autora de un libro muy interesante que se titula The

History of God.

Armstrong presenta una visión panorámica de las religiones del mundo (las religiones

monoteístas, especialmente). Arranca de la tradición cristiana, pero va más allá y

explora los temas universales y unificadores de las principales religiones monoteístas

del mundo: islamismo, cristianismo y judaísmo. Afirma que los seres humanos tienen

una necesidad universal de religión, de creer en la religión y de realizar actos

religiosos. Lo encuentra en toda la historia humana, desde grupos muy primitivos

hasta sociedades desarrolladas y establecidas. Eso seguramente corresponde,

concluye (al igual que otros), a una necesidad interior innata de los seres humanos de

creer en dios. Si no es prueba de la existencia de dios, al menos es prueba de la

necesidad humana de creer en la existencia de dios.

Engels habló sobre esto. Observó que, efectivamente, a lo largo de la historia humana,

desde los primeros grupos humanos, ha habido un "consenso de los pueblos" sobre

religión, un cierto consenso general de que hay dios (o dioses). Observó que las

expresiones religiosas tempranas solían ser "naturalistas", con una tendencia a revestir

de cualidades sobrenaturales a las fuerzas de la naturaleza (el sol, el viento, la lluvia, el

trueno, etc.), a personificarlas y verlas como seres conscientes con cualidades y poderes

sobrenaturales. En todas las épocas y las diferentes formas de sociedades divididas en

clases, ha habido diferentes formas de religión. Engels lo reconoce, pero lo enlaza con el

hecho de que, en esta era, la humanidad está lista para hacer una ruptura radical con la

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religión, junto con una ruptura radical con las condiciones materiales y sociales que dan

pie a la religión, y ha empezado la lucha para hacerlo.

Como decía Engels tan profundamente, en esta etapa del desarrollo histórico la división

de la sociedad en clases, y la monopolización por un puñado de la vida económica y por

lo tanto del poder político, la cultura y la vida intelectual, no solo es innecesaria; además,

es un obstáculo directo al desarrollo y emancipación de la sociedad y de la gente. Engels

conecta esto con la religión: dice que en todas las sociedades humanas previas había una

base para las ideas religiosas. O, para decirlo negativamente, todavía no había una base

para que surgiera una concepción del mundo y una metodología científica, sistemática y

global que permitiera entender la naturaleza y la sociedad. Pero la humanidad ha

alcanzado esa era y ahora existe la base para esa concepción del mundo y metodología.

Esto nos lleva, nuevamente, a las dos rupturas radicales. Engels habla de las dos: en la

esfera material existe la base para eliminar todas las relaciones de explotación, opresión

y división de clase; y, en correspondencia, en la esfera ideológica, existe la base para

dejar atrás el "consenso de los pueblos" sobre la religión, para rebasar la necesidad de

creer en la religión. Las creencias religiosas ya no son necesarias, pero además son un

obstáculo directo al desarrollo y emancipación de la sociedad y la gente.

En los ensayos sobre la moral, hablando sobre la cuestión de "si podemos ser buenos

sin dios", señalé que eso se debe contestar en dos niveles. Uno, el más básico, es que

tenemos que ser buenos sin dios, porque no hay dios. Así que si vamos a ser buenos,

tenemos que hacerlo sin dios.

Fuera de eso, lo "bueno" no es una cuestión trascendental universal; como todo, tiene una

base social y denota determinadas relaciones sociales (relaciones de clase en una sociedad

de clases). Y, como Mao explicara, en la sociedad de clases todas las formas de pensar

tienen determinado carácter de clase. Son el reflejo de una época particular, de una

sociedad particular y de una posición de clase particular dentro de esa sociedad. Lo que

es bueno para una clase no es bueno para la clase opuesta. Así que "bueno" en sí tiene

contenido social, un contenido social cuando la sociedad está dividida en clases.

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A otro nivel, tenemos que ser buenos sin dios en el sentido de que para alcanzar el bien

que representa la moral, la ideología, la concepción del proletariado y los intereses

materiales que expresa (para ser buenos en correspondencia con eso), tenemos que ser

buenos sin creer en dios, porque solo abandonando esa creencia podemos alcanzar la

meta de nuestra clase, es decir, la emancipación de todas las relaciones de explotación y

opresión, antagonismo social y división de clases. Solo confrontando la realidad tal cual

es; solo adoptando una orientación científica general y consecuente para entender, y

cambiar, la realidad; solo dejando de creer en seres y fuerzas sobrenaturales, una creencia

que tergiversa y oscurece la realidad; solo así podemos llevar a cabo la transformación

revolucionaria cabal de la sociedad y del mundo.

Confrontar al sistema sin la ayuda de dios

Mucha gente progresista y de las masas básicas le ve otro aspecto a la cuestión de si

"podemos ser buenos sin dios", y esto tiene que ver con mi chiste de que a veces quisiera

que existiera Jah, Alá o lo que sea. Las masas definitivamente se preguntan si "podemos

ser buenos sin dios" porque muchos captan que "estamos metidos en mucha mierda"

(incluso ellos mismos). Y, justamente, si no hacemos bien nuestro trabajo, las masas nos

dirán, o pensarán: "¡Están locos! Creen que nosotros vamos a manejar la sociedad y

mejorarla. ¡Qué tontos!"

A veces se piensa que estamos hablando de las masas tal como son ahora, sin rupturas

radicales, sin una transformación fundamental de su concepción del mundo, y sí

seríamos unos tontos si pensáramos que la gente, tal cual es hoy, podría gobernar y

transformar la sociedad para acabar con la explotación y la opresión. Efectivamente, tal

como son hoy, las masas no lo pueden hacer. Pero lo que es más importante y profundo

es que pueden aprender a hacerlo, pueden capacitarse para hacerlo, en el curso de la

lucha por transformar el mundo y transformarse a sí mismas en el proceso. Queda otra

dimensión de la pregunta de si podemos vivir sin dios: no solo si podemos ser buenos

sin dios, sino si podemos confrontar el sistema sin dios.

Mucha gente dice: "Bueno, sí, es una buena idea, la revolución, tumbar el sistema y tirar

a la basura toda esta basura; pero no lo podemos hacer por nuestra cuenta. El sistema

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tiene `Todo eso', tiene poderío militar y todo lo demás; ¿cómo vamos a lidiar con todo

eso si no contamos con la ayuda de Jah, Alá o alguien?" Esta es una pregunta seria de

las masas: ¿cómo se puede lidiar con "Toda esa" potencia militar del otro lado. Y

tenemos que dar una respuesta de frente y cabal. No podemos sacarle el quite ni dar la

impresión de que la respuesta es fácil o de que es una pregunta fácil. Es una

contradicción compleja y difícil, y manejarla requerirá un esfuerzo tremebundo y

descoyuntador, durante mucho tiempo, para forjar la capacidad de lanzar, librar y ganar

una guerra revolucionaria movilizando las masas de oprimidos y apoyándose en ellas.

Eso hay que decirlo muy honestamente.

Sabemos la respuesta básica, pero forjar esa respuesta en la práctica, con todas sus

diferentes expresiones y manifestaciones a lo largo de todo el proceso, nunca será fácil.

Siempre será una lucha y demandará continuas rupturas. Pero lo podemos hacer. Esa es

la unidad de opuestos de dicha contradicción: es compleja, pero la respuesta es básica;

es difícil, pero lo podemos hacer.

Un punto interesante relacionado es la diferencia que plantean los académicos cristianos

entre Jesús y Pablo. Lo que afirma la "teología de la liberación" (y me parece que esto

tiene cierta importancia) es que Jesús propuso una forma de vivir—-compadecerse,

compartir, cuidar a los pobres y oprimidos—-y que su énfasis era vivir así, en el mundo

real. Por el contrario, dicen (y esto entraña cierta verdad), Pablo propuso que la esencia

de la religión cristiana es la salvación por medio de la muerte y la resurrección de Jesús.

Para Pablo, esa es la esencia de la religión cristiana: salvarse en otro mundo

sometiéndonos a dios. Pablo va más allá y afirma que es necesario someterse a las

autoridades terrenales porque deben haber sido ordenadas por el cielo o de lo contrario

no tendrían poder. Mejor dicho, tenemos que aceptar el statu quo en este mundo, porque

la humanidad solo alcanzará la salvación en la otra vida creyendo en la muerte y la

resurrección de Jesús, y sometiéndonos al dios que lo hizo posible.

Efectivamente, esa distinción entre Jesús y Pablo se ve en la Biblia. Pero el problema

con esto es que no analiza las limitaciones de lo que Jesús propuso y de lo que dice. Por

ejemplo, si uno lee en la Biblia las palabras que se atribuyen directamente a Jesús, a pesar

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de todo lo que dice sobre amor y compasión, verá que no reclama que se elimine la

pobreza y la opresión en este mundo. Como señalé en "Liberación sin dioses", las

parábolas que usa, la forma en que presenta las lecciones de su teología, aceptan como

un hecho dado (no cuestionan ni condenan) las relaciones de opresión y explotación

económica y social de su tiempo, ni su superestructura político-ideológica.

Por ejemplo, para ilustrar la relación entre dios y los seres humanos, Jesús usa una

parábola de amos y esclavos. Obviamente no dice que esa relación es mala pues la usa

para ilustrar la relación entre dios y los seres humanos. Da por sentada esa relación de

amos y esclavos. No dice que hay que luchar contra eso, eliminarlo. Así que lo mejor

que se puede decir de Jesús y sus enseñanzas, y de los primeros cristianos en la medida

que siguieron esas enseñanzas, es que querían dejar intactas las relación de opresión y

explotación, y dentro de esos confines, querían dar consuelo a los pobres y oprimidos.

No se propusieron plantear una forma de acabar con esas relaciones.

Sin entrar en demasiados detalles, una cosa que vale la pena notar es que aunque Jesús

proclama principios de amor y compasión universal, a la hora de la verdad dice: si no

aceptan mi camino, sufrirán y padecerán cuando yo vuelva; habrá llanto y crujir de

dientes, desgarramiento de la carne y dolor, porque los que no acepten mi religión serán

condenados por toda la eternidad. No son palabras de otro; son las palabras de Jesús.

Esto ha contribuido y sentado la base teológica para muchos horrores y guerras

religiosas, guerras que, a fin de cuentas, se libran por intereses que se desprenden de las

condiciones materiales y las relaciones de la sociedad, pero que se han expresado como

conflictos religiosos. Incluso ha contribuido a muchas disputas de doctrina y a matanzas

mutuas de sectas cristianas rivales.

Todo eso es parte de la religión cristiana: todas las formas en que expresa las relaciones

de opresión y explotación, guerras de conquista y pillaje, y demás. El que no quiera

hacer una ruptura con esa religión tiene que aceptar todo esto, todo ese paquete, gústele

o no.

La lucha por el pensamiento materialista dialéctico

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Esto nos trae de vuelta a un punto que he recalcado desde muchos ángulos: la necesidad

de librar una lucha ideológica militante por el materialismo, el materialismo dialéctico,

en oposición a la religión y todas las otras concepciones idealistas (que tratan las ideas,

las ideas del ser humano y/o las presuntas ideas de seres sobrenaturales imaginarios,

como la fuerza motriz y decisiva en la realidad). Aunque hay fuerzas religiosas

progresistas y radicales con las cuales debemos buscar una unidad política y

programática (a la vez que luchamos ideológicamente), hay también fuerzas y

expresiones religiosas recontrarreaccionarias, contra las cuales tenemos que librar una

lucha sin cuartel. Hay que combatirlas cabal, resuelta e implacablemente; me refiero a

los fascistas cristianos, en particular, gente como Pat Robertson, Ralph Reed, la

Coalición Cristiana y demás.

De hecho, dejando de lado por el momento el programa político de los fascistas

cristianos—que es el meollo de lo que hay que atacar, a nivel ideológico, filosófico y

hasta psicológico—las creencias y los "rituales" de los fascistas cristianos tienen

elementos en común con los de otros cristianos fundamentalistas, incluso gente que no

está en el campo del enemigo. Esto indica lo compleja que será la lucha al respecto. Es

tentador caracterizar y ridiculizar todo esto como una "locura socializada, organizada";

y, en cierto aspecto, eso es lo que es. Uno los oye hablar y a un nivel es pura locura, y la

Mejor dicho, si una persona anduviera por ahí diciendo: "Bueno, el otro día estaba

hablando con Hugo y le dije: `Hugo, dame fuerzas para hacer lo que tengo que hacer;

Hugo, dime lo que no estoy haciendo bien, ayúdame a portarme bien'". Si esa persona

habla con Hugo, pero "Hugo" no existe, uno diría que está loca. Pero si se reemplaza la

palabra "Hugo" con la palabra "Señor", está bien. Hace años, hubo una película que se

llamaba Harvey; era sobre un tipo que tenía como amigo imaginario un conejo de dos

metros y pico, al que le hablaba todo el tiempo. Andaba hablándole todo el tiempo a su

amigo

imaginario, que naturalmente nadie más podía ver. Los realizadores de la película querían

hablar sobre la creatividad y la imaginación. El tipo se la pasaba hablando con un conejo

imaginario de dos metros, y sus amigos y familiares estaban preocupados por él. Pero lo

que ha debido hacer es llamarlo "Jesús" en vez de "Harvey"; así nadie se habría

preocupado.

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Obviamente, estoy ridiculizando. Vale la pena hacerlo y es parte de lo que hay que

hacer: ridiculizar esa locura. Pero no basta con eso. El fundamentalismo religioso de

los fascistas cristianos (y de tendencias religiosas con las cuales debemos buscar unidad

política) es una especie de locura socializada, organizada; pero precisamente porque es

socializada y organizada, no se ve como locura.

Y en cierto sentido, los que practican eso no están totalmente desconectados con la

realidad, aunque hablan con un dios que no existe, porque la realidad es social así como

material. La realidad no es solo materia en movimiento en general; incluye las formas

particulares de materia en movimiento que son los seres humanos y sus relaciones e

interacciones sociales. Y la realidad social "operativa" (si se quiere usar esa palabra) es

que la ideología religiosa en general (y especialmente un programa político reaccionario

presentado en forma religiosa, como el de los fascistas cristianos) sirve a la clase

dominante, y esta la promueve y fomenta de muchas formas. Ese es un aspecto muy

importante de esta locura socializada y organizada, de la realidad social a que

corresponde. Así que no basta con descartarlo, con decir que es locura socializada y

organizada, porque desempeña un papel muy real y crucial para la clase dominante; hay

que confrontarlo.

En parte, se necesita librar una lucha ideológica militante por el materialismo y

ridiculizar las expresiones más descabelladas y ridículas del idealismo religioso,

especialmente las más reaccionarias. Pero además de eso, hay que confrontar el

reaccionario programa de los fascistas cristianos y similares, su aspecto político y

programático; hay que sacar a la luz del día su manejo perverso y torcido de ciertas

ilusiones y prejuicios de la clase media, especialmente; hay que demostrar cómo se ha

apropiado de ciertas relaciones y conceptos— única razón de que no estén en un

manicomio es porque es algo socializado y organizado como "el derecho a la vida" y

"la familia" —y los está usando para promover el fascismo. Hay que desgarrar esto y

mostrarlo claramente, criticarlo consecuentemente, para que se pueda ver su propósito

político, su intención política y su afán político. Por otra parte, se necesita

librar una lucha militante por el materialismo dialéctico, en oposición a todas las

concepciones idealistas, todas las concepciones religiosas, incluso las que tienen

programas y posiciones políticas más progresistas.

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Bueno, estas son algunas ideas sobre confrontar el cristianismo ideológicamente, en

varios aspectos, y de la clase de polémicas que tendremos que llevar a cabo. Obviamente,

las polémicas que realicemos contra la derecha cristiana—los fascistas cristianos, como

los llamamos, y correctamente—deben de ser diferentes de las polémicas y lucha

ideológica con fuerzas religiosas que desempeñan un papel progresista: con ellas hay

una base para el proceso de unidad-lucha-unidad, mientras que con la derecha cristiana,

los fascistas cristianos, solo habrá lucha-lucha-lucha. Así que aunque hay que confrontar

las ideas religiosas de todo tipo, en el campo de la ideología, y luchar contra la

tergiversación de la realidad que perpetra la religión, nuestros métodos deben ser

diferentes con diferentes personas porque son diferentes fuerzas de clase y diferentes

contradicciones.

En "El tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo", Mao señala

que hay dos clases cualitativamente diferentes de contradicciones en la sociedad

(incluso en la sociedad socialista): contradicciones entre el pueblo; y contradicciones

entre el pueblo y el enemigo. Las contradicciones entre el pueblo se manejan con

métodos no antagónicos. Las contradicciones entre el pueblo y el enemigo se manejan

con lucha directa antagónica. Algunas personas que tienen ideas religiosas son amigos,

mientras que otras son enemigos; por lo tanto, en la lucha sobre los mismos puntos

ideológicos (de religión y demás), los métodos apropiados para unos no son apropiados

para otros. Esta es otra forma de expresar lo que dijo Mao en "Sobre la contradicción":

que las contradicciones cualitativamente diferentes se resuelven por métodos diferentes.

___________________________________

* "Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William Bennett,

o necesitamos moral, pero no la moral tradicional", y "Acabar con el `pecado' o,

necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Parte 2)". Estos ensayos se publicaron

parcialmente en el OR en una serie titulada "Qué es la moral comunista" entre el 28 de

enero y el 12 de mayo de 1996.

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Dios no puede dirigir la revolución4

Las contradicciones en el seno del pueblo se resuelven por el método de persuasión,

no por fuerza y coerción, no tratándolas como antagonismos, no tratando a los amigos

como enemigos. Así que cuando luchemos con gente que tiene ideas religiosas pero

que, a partir de ellas, quiere tomar partido con los oprimidos (gente que de hecho toma

partido con la lucha contra la opresión, por lo menos en aspectos importantes); cuando

luchemos ideológicamente con esa gente; cuando propugnemos el materialismo

dialéctico en oposición a la religión; cuando demostremos que la religión no puede

llevar a una liberación completa y que en última instancia es un obstáculo para esa

liberación, debemos hacerlo con camaradería, con respeto hacia esa gente y sus

contribuciones, de conformidad con nuestra visión y orientación estratégica de unir a

todos los verdaderos amigos contra el enemigo.

Sin embargo, las contradicciones con el enemigo solo se pueden resolver por medios

antagónicos. Ahora bien, la lucha en el campo ideológico tiene sus propias

particularidades. En ese campo tenemos que desenmascarar y refutar los argumentos de

los reaccionarios, como los fascistas cristianos, y demostrar la conexión entre su

oscurantismo religioso y sus objetivos políticos grotescamente reaccionarios; y lo

tenemos que hacer por medio de análisis y argumentación convincentes. Pero no tenemos

necesidad ni base para buscar unidad con esas fuerzas. Es correcto y necesario tratar a

esa gente y sus expresiones religiosas--o las ideas políticas e ideológicas que sueltan en

conexión con sus expresiones religiosas-- como enemigos, como parte del campo

enemigo.

Es adecuado que al denunciar a esos fascistas cristianos, y su programa e ideología,

nuestra postura sea antagónica. Pero incluso aquí se debe trazar una distinción: cuando

digo "fascistas cristianos" me refiero especialmente a los líderes de esas fuerzas--líderes

de la Coalición Cristiana y grupos similares--, quienes son representantes conscientes y

"agentes" de la clase dominante. En cuanto a sus seguidores, algunos siempre serán

4 Obrero Revolucionario #915, 13 de julio, 1997

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reaccionarios hasta el tuétano, pero nuestro objetivo debe ser ganar a cuantos más

podamos para que se alejen de eso, o neutralizarlos políticamente, como parte de la

lucha general; y las posibilidades serán mayores cuanto más fuerte sea el campo

revolucionario proletario política, social e ideológicamente. Pero eso jamás se logrará

sin una lucha fuerte e inexorable contra la reaccionaria ideología y programa político

que hoy siguen.

Lo que sabe y lo que no sabe Old Dog

Otro aspecto, muy diferente, de la lucha contra la ideología religiosa se puede

caracterizar así, tomando como referencia la película "Menace II Society": "¿Qué sabe

y qué no sabe Old Dog?". En esa película hay un personaje que se llama "Old Dog", que

al comienzo de la película mata a un tendero asiático y se lleva el videotape del

incidente. Luego por fantochear lo muestra y se autodelata, y se mete y mete a otros en

un gran lío. Bueno, en un momento de la película "Old Dog" dice: "Los negros están

demasiado metidos en la maldita religión, de todos modos". Eso es lo que sabe Old Dog.

(Es interesante, y puede ser un reflejo no tan positivo de la intención de los directores,

que le hagan decir eso a un personaje negativo, pero no estoy seguro de eso; habría que

investigarlo más.) El tratamiento de esta contradicción en esa película es muy distinto

del tratamiento que le da la película "Panther", donde un personaje más positivo habla

de que los Panteras creen, y con razón, que "tenemos que rebasar esto de la religión;

necesitamos algo más para sacarnos de esta situación de opresión en que estamos".

En todo caso, eso es lo que sabe "Old Dog", que la religión influencia demasiado a los

negros, y en eso tiene razón (sea cual sea la intención de los hermanos Hughes, quienes

hicieron la película). Los negros y las masas en general están demasiado enredados en la

maldita religión (es una manera irónica de decirlo, maldita religión, pero la ironía tiene

su valor). Bueno, lo que "Old Dog" no sabe es que hay demasiado capitalismo, o sea,

demasiada influencia de las ideas capitalistas, de la mentalidad egoísta e individualista,

sobre los negros y las masas en general. El personaje "Old Dog" es un ejemplo perfecto

de eso. Pero por lo menos sabe la primera parte, que hay demasiada religión. Eso es lo

que sabe y lo que no sabe.

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Aquí es necesario responder a un argumento que se oye mucho. A veces lo he oído

así: "La religión ha sido crucial para la supervivencia de los negros como pueblo".

"La pregunta es: ¿es cierto? Bueno, podríamos decir que tiene un aspecto de verdad,

en especial hablando del pasado, aunque incluso entonces era un aspecto secundario

y no la esencia.

La esencia es que la religión ha sido crucial para la supervivencia de los negros como

pueblo, como pueblo oprimido, como una nación oprimida dentro de Estados Unidos.

Ha sido una parte integral del arsenal para mantener a los negros en la opresión. Y

la forma de religión que practican la mayoría de los afroamericanos, el cristianismo, se

la impusieron y se la inculcaron sus amos. Esas son sus raíces y, por más que algunos

ministros la presenten como algo que pudo haber ayudado en la lucha contra la

esclavitud y la opresión, siempre se vuelve a lo que decía yo antes de que esa religión

tiene demasiados lastres, está demasiado entretejida con relaciones de opresión y

explotación, para que pueda ser un arma en la lucha de liberación. De hecho, ha sido

una parte integral del arsenal para mantener a los negros en la opresión. Ha sido y sigue

siendo una traba ideológica central para eso.

Esto puede sonar fuerte y puede que a algunos no les guste oírnos decir eso, que se

ofendan. Pero es la verdad; es una de esas verdades que duelen pero liberan. Y para

representar al proletariado revolucionario y llevarle su ideología liberadora al pueblo,

tenemos que decir la verdad. No debemos usarla como un mazo, pero tenemos que

decir la verdad; tenemos que armar a las masas populares con un análisis verdadero

de la realidad y de cómo se puede cambiar y se cambiará radicalmente.

En el contexto de la situación en Estados Unidos hoy, con la quema de iglesias negras,

es sumamente importante ubicar en su debido contexto nuestra crítica de la religión y de

su papel con relación a la lucha del pueblo negro (y del movimiento revolucionario en

general). Es importante aplicar materialismo dialéctico e histórico a esta cuestión. Mejor

dicho, quienesquiera que sean los culpables de esos incendios, su efecto, y muy

probablemente su intención, es sembrar terror en la comunidad negra. Busca decirles a

los negros: "Ninguna institución de ustedes, por más que parezca segura, respetable y

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afiliada al statu quo, es inmune a canallas ataques". Así que el efecto y muy

probablemente la intención es sembrar un terror general entre los negros, en el contexto

de un ataque general contra ellos, el proletariado y las masas oprimidas en general.

Para entender cómo responder a esto correctamente con respecto a la necesidad de librar

una lucha ideológica sobre el papel de la religión, se puede trazar una analogía con el

voto: es muy importante que le demostremos a las masas populares--a las masas negras

y al proletariado de conjunto--que el voto, encima de que no es un medio para que logren

cambios básicos en la sociedad ni conquisten su emancipación, es una trampa; es una

forma de enredarlas más en la maquinaria política de opresión, de dictadura burguesa,

de reforzar el modo de producción vigente, con toda su explotación y opresión de las

masas de negros y de todas las masas. Por otra parte, si hoy la clase dominante llegara y

dijera: "Bueno, hemos analizado el experimento de dejar que los negros voten y no lo

han hecho muy bien, no han demostrado ser votantes responsables, muchos ni siquiera

votan, así que les vamos a quitar el derecho al voto", sería tonto, peor que tonto, ser

dogmáticos y decir: "Está bien, anulen el derecho al voto porque votar en este sistema

no sirve para nada". En tales circunstancias, tendríamos que librar una lucha inflexible

para condenar y atacar esa movida de la clase dominante, a la vez que tendríamos que

demostrarle a la gente que el voto es una trampa y no es el camino a la liberación.

Esta es la analogía: tenemos que condenar y atacar implacable y militantemente el

ataque contra los negros que representa la quema de iglesias negras, a la vez que

libramos una lucha ideológica sobre la naturaleza de la religión y sobre su papel

negativo en la lucha por la emancipación total.

Dios no puede dirigir el movimiento revolucionario

El punto fundamental que quiero realzar es que debemos decirle la verdad a la gente,

sobre todos los asuntos de importancia, entre ellos la religión, a la vez que tratamos de

unir a todos los que se pueda unir, entre ellos gentes religiosas con las que nos podamos

unir en la lucha en todo momento dado. No es que queramos prohibir a dios--es decir, a

las fuerzas religiosas--en el movimiento. En realidad, objetivamente, dios ya está

prohibido por el simple hecho de que no existe. Pero no vamos a prohibir la creencia en

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dios. Digo esto porque el otro día estaba viendo una grabación de una reunión después

de la "Marcha de un Millón de Hombres", una conferencia sobre liderazgo negro, y en

cierto momento Ben Chavis se puso a arengar que el problema con el movimiento desde

los años 60 es que se ha prohibido a dios en el movimiento, que el movimiento ha tenido

que ser secular, que ese ha sido el problema y que ahora hay que volver a poner a dios

en el movimiento, volverlo a poner de piloto.

¡Naaaa! No queremos "prohibir a dios", pero la religión no puede ser el piloto del

movimiento para llegar a donde debemos llegar, para construir un movimiento

revolucionario que pueda, un día, tumbar este sistema y dar una liberación cabal y total.

De hecho, esa fue una de las cosas excelentes de los años 60, uno de los grandes puntos

fuertes del movimiento de esa época, entre los negros y en general: que los

revolucionarios estaban cobrando más y más iniciativa, con el Partido Pantera Negra al

frente; que se basaban en la capacidad de las masas de liberarse por medio de la lucha

revolucionaria; y que estaban resquebrajando la tradición religiosa que tanto ha agobiado

a las masas oprimidas. Los predicadores y ministros, en buena medida, sintieron la

necesidad y con frecuencia el deseo de reconocer el papel de vanguardia de los

revolucionarios, y de seguirlos.

Como ha dicho nuestro partido en muchas ocasiones, el problema con el movimiento de

los 60 no es que fuera "demasiado radical" o "demasiado extremo" sobre la religión o

en general. El problema no es que "fue demasiado lejos", sino que no llegó lo

suficientemente lejos, que no logró hacer la revolución para tumbar el sistema. Hoy lo

que se necesita es aprender de la experiencia del movimiento revolucionario, avanzar a

partir de sus logros e ir más lejos, ir hasta el final; y las fuerzas de vanguardia

revolucionaria deben hacer una ruptura más completa con el peso muerto del pasado en

todos sus aspectos, por ejemplo la religión.

Repito, no es que queramos prohibir a dios en el sentido de prohibir a las fuerzas

religiosas del movimiento, y no podríamos hacerlo en la práctica. De hecho, debemos

unirnos con ellas donde y en la medida en que se opongan a la opresión y tomen

posición con la lucha de las masas; y después lucharemos con ellas para que vayan

más lejos en esa posición e incluso para que rompan con sus ideas religiosas,

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uniéndonos con ellas "en donde estén", ideológicamente, en un momento dado. Pero

los predicadores y los ministros no van a liderar al proletariado; tiene que ser al

contrario.

Eso no quiere decir que, como representantes del proletariado revolucionario, podamos

ejercer la dirección directa en toda lucha o todo el tiempo; pero esa debe ser nuestra

orientación estratégica: sentar la dirección proletaria en la lucha en general. No se puede

aceptar que los predicadores y ministros dirijan el movimiento. No se puede aceptar,

desde un punto de vista estratégico, para satisfacer las necesidades y los intereses

básicos de las masas--no de los comunistas en lo abstracto, divorciados de las masas--

sino las necesidades y los intereses básicos del proletariado y de las amplias masas, que

en última instancia solo el comunismo puede representar. Si los predicadores y los

ministros son la vanguardia, no se van a representar esos intereses constante y

completamente, y no se va a alcanzar la liberación. Esa es la verdad.

Tiene que ser al contrario: el proletariado tiene que dirigir a todas esas otras fuerzas y

capas sociales. Sí, tenemos que conquistar la dirección en la práctica, pero esa tiene que

ser nuestra meta y nuestra orientación o no llegaremos a ninguna parte, o mejor dicho no

llegaremos a donde necesitamos llegar: a acabar con toda la opresión y explotación,

tumbando su fuente y arrancando sus raíces. Bueno, me parece que estas son algunas

formas en que tenemos que librar una lucha ideológica muy aguda y polemizar contra la

religión y otros asuntos importantes, a la vez que aplicamos nuestra orientación

estratégica de unir a todos los que se pueda unir: no solo de extender la mano de la

unidad, sino de luchar por forjar unidad tan ampliamente como sea posible, incluso con

gente que tenga creencias religiosas.

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Comunismo y religión, Parte 3: El Islam

Raíces y revolución

Obrero Revolucionario #916, 20 de julio, 1997

Vamos a usar el materialismo dialéctico para analizar ciertos aspectos del Islam y su

libro sagrado, el Corán, históricamente y en el mundo de hoy. En su libro A History of

God, Karen Armstrong escribe sobre el origen de la religión islámica (o musulmana)

fundada por Mahoma a comienzos del siglo 7. Relaciona su surgimiento con cambios

significativos en las circunstancias y "fortuna" de la tribu de los koreichitas de la región

de la Meca, a la cual perteneció Mahoma, específicamente con un cambio rápido y

dramático de una vida nómada en las estepas de Arabia a una vida muy próspera en el

comercio de la región de la Meca (en lo que hoy es Arabia Saudita). Asimismo hubo

cambios ideológicos correspondientes. Armstrong lo caracteriza de la siguiente manera:

"a causa de las grandes transformaciones en su modo de vida, a los antiguos valores de

la tribu los suplantó un capitalismo desenfrenado y despiadado". En realidad se trataba

de un mercantilismo precapitalista; sin embargo lo que dice Armstrong es importante.

Armstrong continúa: "La gente se sentía vagamente desorientada y perdida. Mahoma

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entendía que la tribu koreichita iba por un rumbo peligroso y que necesitaba encontrar

una ideología que le ayudara a adaptarse a su nueva situación". "En aquella época",

añade, "en general cualquier solución política sería de tipo religioso".

La religión islámica de aquella época, cuando Mahoma la empezó a formar, recibió una

variedad de influencias, especialmente de las otras grandes religiones monoteístas, el

judaísmo y el cristianismo, que tenían creyentes en la región. A partir de todo eso,

Mahoma estableció una nueva religión que combinaba aspectos de esas religiones y

tradiciones monoteístas con las tradiciones de las tribus beduinas de Arabia. Sin

embargo, el islamismo era una nueva síntesis, adaptada a las nuevas condiciones de

Arabia en la época de Mahoma, y capaz de transcender y superar las divisiones entre las

tribus, uniendo a los árabes. Este aspecto fue muy importante: de las nuevas condiciones

de vida habían surgido tanto la necesidad como la posibilidad de unir a los árabes por

encima de las divisiones tribales. Conseguirlo fue una de las grandes ventajas de la nueva

religión del islamismo que Mahoma sintetizó a partir de diferentes tendencias e

influencias.

Bueno, cuando digo que forjó esa nueva síntesis a partir de diferentes tradiciones en el

contexto de una situación de cambio, no quiero decir que Mahoma se sentó y se propuso

conscientemente: "Voy a tomar un poquito de judaísmo, un poco de cristianismo, voy a

poner a Cristo como uno de los profetas principales...", etc. (aunque es cierto que

incorporó aspectos significativos de toda la tradición de Abraham y Moisés). Mahoma

afirmaba que recibía todo eso de dios (Alá), por medio del arcángel Gabriel, y al parecer

estaba en un estado hipnótico mientras dictaba mucho de lo que llegó a ser el Corán.

Es obvio que no puedo determinar si era sincero o hasta qué punto era sincero, hasta qué

punto es cierto que entró en un estado hipnótico y experimentaba todo tipo de

alucinaciones--lo cual es muy probable porque al parecer ayunaba con frecuencia--o

hasta qué punto todo fue fríamente calculado. Es claro, como demostraré un poco más

adelante, que hay ciertas partes del Corán que Mahoma calculó fríamente; sin embargo,

es muy posible que fundamentalmente Mahoma de verdad creía que recibía la palabra

divina de Alá.

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Pero lo importante aquí para ubicar esta religión en su contexto material e histórico es

que surgió en medio de una nueva situación, con cambios radicales. Era una nueva

religión capaz de proporcionar una explicación ideológica de esos cambios y de unir a

los árabes, transcendiendo y superando las divisiones de las tribus. Como Armstrong

sintetiza: Mahoma "les brindó a los árabes una nueva espiritualidad que se ajustaba en

forma muy especial a sus propias tradiciones, y que desencadenó reservas de poder tales

que en un lapso de cien años establecieron su propio gran imperio, que se extendía de los

Himalaya hasta los Pirineos, y fundaron una civilización muy propia".

Desde luego, como el análisis de Armstrong también implica, ese imperio no se

construyó simple ni fundamentalmente confiando en la espiritualidad y la fuerza de sus

ideas. Se extendió por el poder de las armas y no simple ni principalmente por su

irresistible lógica y espiritualidad. Por otra parte, Armstrong tiene razón en recalcar que

esa nueva ideología, con su fachada religiosa, correspondía a las tradiciones y la nueva

situación de los árabes en aquel período y proporcionó una matriz ideológica unificadora

y una fuerza motriz para establecer y expandir su civilización y su imperio.

El Origen del islamismo

Bien, pero ¿cuál es la tradición del Islam? ¿Cuál es la esencia de su ideología? ¿Cómo

se caracteriza la civilización, es decir, las relaciones de producción y las relaciones

sociales, a las que esta ideología refleja y sirve? ¿Cuál es el papel que juega en el mundo

de hoy y cómo se relaciona con la transformación que se requiere de la sociedad y del

mundo? O sea, ¿cuál es su papel en relación a las dos rupturas radicales de que habla El

manifiesto comunista (la ruptura radical con las relaciones de propiedad tradicionales y

con las ideas tradicionales)?

El islamismo, al igual que el cristianismo y el judaísmo, ensalza y expresa el patriarcado

y la opresión de la mujer, el pillaje y la captura de mujeres (y otros seres humanos) como

botín de guerra, la esclavitud y otras formas de explotación. Todo esto se predica y

defiende abiertamente en el Corán y, como ya mencionamos, Mahoma incorporó mucha

de la tradición de Abraham y Moisés. Por ejemplo, en gran medida el Corán incorpora

la explicación de las escrituras mosaicas sobre el origen de la vida y el universo, que

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reflejan el limitado conocimiento de la naturaleza en aquella época y que han refutado

descubrimientos científicos posteriores. Mahoma combinó la "tradición mosaica" y otros

aspectos de la "tradición judeo-cristiana" con las tradiciones de los pueblos árabes.

Cuando el imperio islámico se extendió a otras regiones, conquistando y sujetando a

otros pueblos, también "se incorporaron" algunas de las tradiciones de esos pueblos

conquistados a la religión islámica, aunque el Corán seguía siendo su base fundamental

y su corazón; asimismo el cristianismo, al expandir su alcance y especialmente al

asentarse como la religión oficial de diferentes imperios, ha incorporado aspectos de

otras religiones, tales como la religión pagana de la Roma antigua y las diferentes

religiones de los pueblos conquistados y colonizados por los imperios cristianos.

A lo largo del Corán se encuentran ejemplos que comprueban que es un reflejo de la era

y el tipo de sociedad en que vivía Mahoma, de la sociedad y situación que él conocía

directamente, incluso sus condiciones geográficas y sociales. La visión del cielo que

ofrece el Corán, por ejemplo, resalta la importancia de la sombra, de poder ampararse

del extremo calor del sol, pero no se trata de una situación en que todo el mundo en el

cielo tiene aire acondicionado; la razón es que no existía el aire acondicionado en aquella

época y aun en sus trances hipnóticos Mahoma no podía inventar una imagen de aire

acondicionado eléctrico. En cambio el Corán sí habla de un paraíso de muchos árboles

frondosos regado por corrientes de agua. Es decir, se trata de una visión idealizada propia

de una persona que vivía en el desierto de Arabia bajo las condiciones materiales y

sociales de Mahoma; describe cómo tal persona imaginaría un sitio ideal para pasar la

eternidad. El Corán tampoco habla de la posibilidad de visitar otras partes del mundo en

avión porque en aquella época no había aviones. En cambio ofrece su propia visión

idealizada del cielo.

Esa visión idealizada del cielo refleja las condiciones geográficas de Mahoma (la

importancia que da a los árboles frondosos, las corrientes de agua, etc.); pero además, y

lo que es más importante, refleja el patriarcado y las relaciones sociales opresivas y

explotadoras en general de la sociedad de su era. Por esa razón la visión del paraíso del

Corán además de árboles frondosos y corrientes de agua tiene todo tipo de seductoras

"doncellas de ojos negros" y muchachos que están a la orden ¡para servir a los fieles en

el paraíso!

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Ahora, ¿qué nos dice esa visión del paraíso sobre los fieles según el criterio de Mahoma,

los que iban a recibir tal recompensa en el paraíso? Y, ¿qué nos dice en cuanto a las

relaciones sociales y el modo de producción subyacente que Mahoma de hecho

expresaba, en estado hipnótico o no, cuando planteó esta religión? Esta visión no

representa la visión o la voluntad de algún dios eterno, trascendental, omnisciente,

omnipresente y omnipotente, sino la de un ser humano; refleja las condiciones naturales

y sociales (las relaciones de opresión patriarcal) en que vivía. Esto se expresa de formas

más curiosas y concretas. Como ya hice mención, en algunos aspectos Mahoma era muy

astuto en lo que incorporó en el Corán: además de las referencias muy frecuentes al cielo

con las "doncellas de ojos negros" para servir a los fieles, hay referencias mucho más

personales que claramente fueron maquinadas por Mahoma.

Esto se ve muy claramente, por ejemplo, en el capítulo (sura) del Corán titulado "La

prohibición". Es muy interesante. Hay que tener presente en la lectura del Corán que se

supone que quien habla no es Mahoma sino Alá por medio del arcángel Gabriel. En un

momento dado Alá decide regañar a Mahoma por consentir a sus esposas. Según escribe

Mahoma en el Corán, Alá le dijo, refiriéndose en forma muy personal e íntima a su

situación, que complacía demasiado a sus esposas. ¿A qué se refiere Alá?

Pues, las esposas de Mahoma estaban enfadadas con él por acostarse con una esclava, ya

que había prometido que la iba a dejar; obviamente las esposas le reclamaban y, entonces,

en el Corán Alá regaña a Mahoma por ser demasiado tolerante con sus mujeres al

respecto. Y según relata Mahoma, Alá les advierte a las esposas que hay muchas más

mujeres disponibles: "Si os repudia, Dios puede darle esposas mejores que vosotras". Lo

que pasa es que Mahoma dice, pues mis mujeres están molestando mucho, así que

necesito un verso del Corán que les advierta que si no se portan bien puedo conseguir

esposas mejores. Tal vez Mahoma de verdad creyó o se convenció de haber recibido ese

mensaje de Alá, pero cuando menos hay que decir: ¡era muy conveniente para él! En

secciones como esta lo que se ve, además de una representación general de ciertas

relaciones sociales patriarcales, es una manifestación directa (y bastante crasa) del interés

de Mahoma en imponer esas opresivas relaciones patriarcales en sus relaciones

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familiares y sexuales. A tal grado que Mahoma consigue el apoyo de Alá para advertirles

a sus esposas que dejen de darle lata sobre su amante esclava.

El islamismo y el imperialismo

Dejando atrás los orígenes del Islam y cómo el Corán refleja el mundo--las relaciones

económicas y sociales--en que vivía Mahoma hace unos 1400 años, en cuanto al papel

del islamismo en el mundo de hoy podemos decir que en general en las sociedades donde

es la religión predominante no se ha experimentado una revolución democrático-

burguesa cabal y la sociedad no ha sido transformada en forma cabal de acuerdo al modo

de producción burgués. Por otra parte, en muchas de esas sociedades, la creciente

penetración del imperialismo tiende a producir una especie de "híbrido": el islamismo

defiende las antiguas tradiciones que corresponden a las relaciones precapitalistas, pero

al mismo tiempo intenta modificarlas o "interpretarlas" de acuerdo a ciertos cambios en

las fuerzas de producción y las relaciones productivas correspondientes. (Y en gran

medida las diferencias en la "interpretación" y la práctica del Islam en distintas

sociedades, al igual que el cristianismo y la religión en general, reflejan diferencias en

las relaciones de producción y sociales predominantes en esas sociedades, contando el

grado de penetración imperialista y la transformación correspondiente de las relaciones

y condiciones económicas.)

Esto se demuestra, por ejemplo, en Irán. Durante las décadas del 60 y 70, si bien siguió

siendo un país semifeudal y semicolonial, Irán experimentó ciertas transformaciones

económicas y sociales parciales pero significativas asociadas con el programa de

"modernización" del sha, dirigido por el imperialismo estadounidense. Con la caída del

sha--y la reacción en contra de los efectos de esa "modernización" contribuyó al

levantamiento que lo tumbó--la "República Islámica" que suplantó en el poder al sha no

se ha propuesto acabar con la tecnología asociada con la "modernización" del sha ni con

la penetración y dominación imperialistas de la economía de Irán; al contrario, ha tratado

de aprovechar esa tecnología.

De hecho existe una analogía en este aspecto con los fascistas cristianos de Estados

Unidos y fuerzas semejantes de otros países imperialistas. Los fundamentalistas

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islámicos no se proponen imponer literalmente todas las condiciones económicas y

tecnológicas de la era de Mahoma; tampoco los fascistas cristianos tratan de rehacer la

sociedad con las condiciones económicas y tecnológicas vigentes en la era de Jesús,

Moisés o Abraham. No dicen: "hay que botar toda la tecnología avanzada". De hecho,

utilizan tecnología muy avanzada.

Es más, los fundamentalistas islámicos de Irán han incorporado algunos de los cambios

realizados por el sha, ciertos cambios parciales en la base económica de la sociedad. No

intentan dar marcha atrás sino injertar aspectos de las antiguas tradiciones en la

superestructura y también hasta cierto grado en las relaciones de producción y sociales

actuales. El resultado es una especie de "híbrido": la sociedad en su conjunto mantiene

su carácter semicolonial y semifeudal, pero tiene rasgos muy particulares porque la

superestructura es dominada en un alto grado por fuerzas que apuntan a imponer aspectos

de la cultura, las costumbres y las relaciones sociales que se contraponen a la

"modernización" pero, fundamentalmente, esas fuerzas se ven obligadas a actuar de

acuerdo a las relaciones de producción características de la sociedad semicolonial y

semifeudal, y a favorecer una mayor dominación y penetración del imperialismo en el

país.

Bien, en cierta forma existe una analogía entre el papel del Islam hoy día en Irán y

muchos otros países, y el desarrollo inicial del Islam en la situación en que Mahoma vivía

(esbozada anteriormente). La analogía o similitud tiene que ver con la convulsión y la

dislocación masiva de la sociedad--y en el mundo de hoy el desplazamiento y la

urbanización de enormes cantidades de campesinos (lo que podemos describir como una

"tugurización")--y ante esta situación de cambio vemos la atracción del fundamentalismo

islámico.

En el mundo de hoy, toda esa convulsión, trastorno de la vida tradicional y dislocación

se relacionan--objetivamente y en gran medida en la conciencia popular--con el

imperialismo occidental y su penetración y dominación del país. Es decir, muchos de

estos fenómenos--el desplazamiento y la urbanización de las masas campesinas, millones

de las cuales son arrojadas a las ciudades o a vivir en condiciones de miseria en los

tugurios, arrancadas de la economía formal--objetivamente se relacionan muy

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estrechamente con el imperialismo, de hecho son producto de su dinámica, en particular

del imperialismo occidental. Y en gran medida las masas relacionan esos cambios con la

penetración y la dominación imperialistas. Si bien las masas no lo entienden de manera

científica, de manera espontánea sí relacionan el desplazamiento y la desesperación con

el imperialismo y el Occidente, con la "modernización". Además, el fundamentalismo

islámico ofrece una explicación de todo esto, que no es de ninguna forma científica pero

tiene cierta acogida porque a primera vista parece corresponder y ofrecer una explicación

y una forma de resistirse a las poderosas fuerzas ajenas que han producido cambios

repentinos y violentos en el modo de vida tradicional, a la vez que han perpetuado y

profundizado la pauperización de las masas.

Repito, el ejemplo de la "Revolución Islámica" de Irán es muy ilustrativo al respecto,

tanto en lo actual como en lo que se refiere a las sublevaciones iniciales del 78 y el 79

que produjeron el triunfo y la toma del poder del ayatola Jomeini y las fuerzas asociadas

con él: fuerzas que parecen oponerse a "la modernización" asociada con el imperialismo,

y si bien se le oponen en ciertos aspectos secundarios, en lo fundamental dependen del

imperialismo, y se subordinan a él y a la acumulación internacional y el dominio del

capital. Al observar los estallidos iniciales de la revolución iraní era evidente que una

base importante de la "Revolución Islámica" en general, y específicamente de las fuerzas

del ayatola Jomeini, eran las masas campesinas recientemente desplazadas y

urbanizadas, amontonadas en los cinturones de miseria alrededor de las ciudades.

Ahora, es importante tener presente que durante el auge revolucionario en Irán en ese

período, particularmente antes de que los fundamentalistas agrupados alrededor del

ayatola Jomeini se asentaran en el poder, había muchas fuerzas en el campo de batalla,

entre ellas maoístas y otras fuerzas revolucionarias seculares, tanto como algunas fuerzas

islámicas que jugaban un papel positivo en la lucha revolucionaria y que se oponían a la

institución del gobierno reaccionario y teocrático del ayatola Jomeini y sus secuaces. El

fundamentalismo islámico reaccionario no fue la única fuerza en el campo de batalla, ni

siquiera fue la única tendencia islámica. Desafortunadamente y a pesar de esto, logró el

triunfo a corto plazo, convirtiendo el auge revolucionario en su contrario, es decir, en la

consolidación del poder por fuerzas reaccionarias cuya ideología y programa significan

la opresión y explotación de las masas y a fin de cuentas la dominación del imperialismo.

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Es importante también entender que los campesinos desplazados y amontonados en los

cinturones de miseria no eran la única fuerza significativa afectada por "las

modernizaciones" del sha y por la dominación imperialista de Irán y su permanente

"penetración" y "transformación" de diferentes aspectos de la sociedad iraní. También

había grupos importantes de las capas sociales medias, las capas urbanas medias, que se

vieron afectados por esto. Esas fuerzas también formaban una parte importante de la base

social de la caída del sha, y algunas llegaron a ser la base social de la consolidación

posterior del poder por las fuerzas agrupadas en torno al ayatola Jomeini y su

"Revolución Islámica".

Un aspecto clave que demuestra el verdadero carácter contrarrevolucionario de esta

"Revolución Islámica" es que no llegó a movilizar--y definitivamente no desencadenó

cabalmente--a las masas campesinas que permanecen en el campo. Esta "Revolución

Islámica" no tenía (ni tiene) ningún programa para realizar la revolución agraria en el

campo como punto central de la revolución. Viendo todo esto se destaca la necesidad de

una auténtica revolución: una Revolución de Nueva Democracia como preámbulo

directo de la revolución socialista, que la situación en Irán aún exige y que las fuerzas

marxista-leninista-maoístas del país se empeñan en plasmar; una revolución dirigida por

el proletariado, capaz de ganar a las masas socavando la influencia de los

fundamentalistas.

El fundamentalismo islámico y la revolución proletaria

El fundamentalismo islámico es un fenómeno significativo como expresión ideológica

en el mundo de hoy, y además es un movimiento político que obviamente cobra

influencia y fuerza organizada, no sólo en el "Oriente Medio" sino en otras partes del

mundo y hasta en Estados Unidos. Al igual que todos los fenómenos sociales

importantes, hay que adquirir un conocimiento profundo e integral del fundamentalismo

islámico en tanto tendencia ideológica y política y en tanto fuerza material. Es preciso

entender más a fondo la atracción que tiene, particularmente entre las masas desplazadas

que viven en los barrios pobres y los tugurios de las ciudades de muchos países del

"Oriente Medio" y otras partes del tercer mundo.

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Al respecto me parece importante hablar de un punto que se aborda en "El fin de una

etapa--El comienzo de una nueva etapa"*. Este ensayo analiza "la muerte del

comunismo"--en particular el fin de la Unión Soviética como un falso estado "comunista"

(un estado revisionista) y el desbaratamiento del bloque soviético--y declara que a nivel

estratégico no representa una derrota sino un aspecto positivo para nosotros pues

significa que el revisionismo se ha vuelto más abiertamente burgués, lo que a su vez

produce "un campo más abierto" para los auténticos marxista-leninista-maoístas, para

nuestra tarea de enarbolar la bandera del comunismo y agrupar a las masas en torno a

ella. Al repasar esto y al pensar en diferentes aspectos a la luz de sucesos posteriores,

como la fuerza creciente del fundamentalismo islámico, me parece que hubo una

tendencia secundaria en "Fin/comienzo" a subvalorar la complejidad de la situación con

la "muerte" del revisionismo soviético.

Como recalcó Lenin cuando argumentaba contra el "izquierdismo infantil" y el

dogmatismo, el mundo sería muy sencillo y la revolución muy fácil si sólo consistiera de

dos ejércitos: uno se forma a un lado del campo de batalla y dice "estamos por el

socialismo" mientras el otro se forma al lado opuesto y dice "estamos por el

imperialismo", así se enfrentan y punto y se acabó. Pero, como Lenin recalcaba, hacer la

revolución siempre es mucho más complejo: siempre hay más de un ejército en el campo

de batalla (por lo menos en un sentido político y muchas veces literalmente en lo militar),

inclusive en el amplio campo de la oposición al sistema dominante; siempre se agrupan

diferentes fuerzas en torno a las diferentes banderas (y hasta las fuerzas "comunistas"

tampoco son "puras"; por el contrario, consisten de muchos aspectos contradictorios). Si

bien este principio tiene muchas implicaciones y aplicaciones, en este momento quisiera

enfocarme en su relevancia para el fenómeno de la "muerte del comunismo" y sus

consecuencias. De hecho, los cambios en la Unión Soviética (que produjeron el colapso

de la Unión Soviética y su bloque), además de lo acontecido en China con el golpe y la

restauración del capitalismo a mediados de los 70, se encuentran entre los principales

factores que impulsaron el crecimiento del fundamentalismo islámico como tendencia y

su influencia y fuerza material. Así que hay que observar esa realidad, entenderla más a

fondo, actuar en consecuencia y saber explicarla a las masas. Hay que reconocer la

situación estratégicamente favorable y maximizar nuestros avances en esta situación,

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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!

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pero para poder hacerlo, hay que tomar bien en cuenta y actuar de acuerdo a lo complejo

de la situación.

Cabe notar--y esto es un punto muy importante--que esta tendencia islámica

fundamentalista cobra fuerza precisamente entre las masas que tienen que ser ganadas a

la revolución proletaria (es más, tienen que ser sus fuerzas principales), es decir, la

revolución dirigida por el proletariado. En el caso de los países del tercer mundo, la

revolución generalmente pasa por la etapa de la nueva democracia como preámbulo a la

etapa socialista; sin embargo, desde la perspectiva histórico-mundial, es parte de la

revolución proletaria. Así que existe una contienda profunda y aguda entre nosotros y

esas fuerzas islámicas fundamentalistas. A veces, en ciertos contextos y en un grado

limitado, esas fuerzas se oponen a la dominación imperialista o a aspectos de la misma,

pero a fin de cuentas, cada vez que se empeñan en realizar su programa y rechazar el

programa del proletariado, irremediablemente terminan sirviendo al imperialismo, y a la

explotación y opresión general de las masas.

A nivel estratégico, se trata de ganar a las masas a una bandera u otra: una que representa

sus intereses fundamentales o una que se contrapone a ellos, aun cuando se opone a

ciertos aspectos secundarios del orden establecido. Se trata de centenares de millones de

las masas consideradas o declaradas marginadas por las clases dominantes, pero no son

de ninguna forma marginales para el proceso de la revolución proletaria y la transición

de la época burguesa a la época comunista. Y aparte, no son de ninguna forma marginales

en el proceso general de acumulación imperialista.

La tendencia del fundamentalismo islámico cobra mucha fuerza precisamente entre este

sector de las masas en los países donde el Islam es una religión importante, en particular

la gente desplazada que emigra a los cinturones de miseria o tugurios y que no es

incorporada de forma articulada a la economía formal. Mucha gente de esos sectores de

las masas formaba la base de apoyo del ayatola Jomeini durante el transcurso de la

revolución iraní a fines de los años 70 y comienzos de los 80; además, si echamos un

vistazo a Turquía, Pakistán, Egipto y varios países más--regiones donde por lo general

el Islam es una religión importante, una ideología importante--esas capas de masas

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desplazadas y tugurizadas forman la base actual del crecimiento de los movimientos

fundamentalistas islámicos.

Nosotros, es decir el proletariado internacional y el movimiento comunista internacional,

no podemos permitir que esto suceda; no podemos permitir que las fuerzas del

fundamentalismo islámico se apoderen de la bandera de oposición al imperialismo y la

opresión. Como he explicado, debido a su cosmovisión y programa, irremediablemente

acabarán sirviendo al imperialismo, a la opresión y explotación general de las masas,

mientras que nosotros representamos la única ideología y el único programa que se basa

en la derrota total y la eliminación del imperialismo y de todas las formas de opresión y

explotación.

Ahora, no basta el simple hecho de decir que no permitiremos que esto suceda; tenemos

que cambiar la situación por medio de nuestra labor y lucha. Pero, a nivel estratégico, no

podemos permitir que las fuerzas fundamentalistas islámicas ganen a esas masas a su

bandera porque se contrapone concretamente a los intereses fundamentales de las masas.

De nuevo, regresando a lo que Lenin recalcó, no es el simple hecho de decir: "Aquella

bandera, no; esta bandera sí; forménse aquí a nuestro lado en el campo de batalla y no

allá; apoyen al socialismo y no al fundamentalismo islámico". Como destacó Lenin, hay

que reconocer y manejar la complejidad de la situación, y en particular la complejidad

de toda situación que encierra una auténtica transformación revolucionaria. Hay que

reconocer los matices y las diferentes formas de todas las cosas, incluso que existen

diferencias--en algunos casos diferencias bien significativas--entre las diferentes fuerzas

islámicas en carácter político. No todas esas fuerzas son iguales a los fundamentalistas,

e inclusive algunos de los fundamentalistas pueden, en ciertas ocasiones y bajo ciertas

condiciones, oponerse a ciertos aspectos de la dominación imperialista y ciertas formas

de la opresión del pueblo, aunque a fin de cuentas tales fuerzas, sobre todo cuando tengan

la iniciativa y cuando lleven el mando--especialmente el mando del gobierno--terminan

oprimiendo al pueblo y sirviendo al imperialismo.

Lo central es que hay que ganar a las masas a nuestra bandera llevando a la práctica

nuestra línea y programa y, dentro de ese marco, librando una lucha ideológica por el

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marxismo-leninismo-maoísmo en oposición al fundamentalismo religioso, a toda la

ideología religiosa y al idealismo filosófico en general. Y para poder hacer esto de la

forma más correcta y poderosa, es necesario entender este fenómeno. Hay que entender

profunda y completamente por qué los fundamentalistas islámicos (y otras tendencias

similares) cobran influencia y fuerza organizada actualmente entre sectores importantes

de las masas. Es una parte importante, una nueva complicación (por decirlo así), del

terreno sobre el cual trabajamos, de los factores objetivos y subjetivos que hay que

enfrentar y transformar. Es un reto grande para las fuerzas marxista-leninista-maoístas a

nivel mundial, representadas en forma concentrada por el Movimiento Revolucionario

Internacionalista (MRI), y para nuestro Partido para cumplir nuestras responsabilidades

internacionalistas y contribuir al trabajo y al desarrollo del MRI de forma llena.

_____________

* "El fin de una etapa--El comienzo de una nueva etapa", revista Revolución, otoño de

1990.

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Quitar los grilletes: Menos expiación, más revolución

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Pasando a ver el islamismo en Estados Unidos propiamente: ¿a qué se debe la acogida

del islamismo por los oprimidos, particularmente los negros, hoy día?

Desde luego esto se debe en gran medida al hecho de que abrazar el islamismo implica

oponerse en cierta forma al statu quo opresivo y, en el caso de los negros, a la religión

predominante del cristianismo, que forma parte de ese statu quo opresivo. Abrazar el

islamismo implica oponerse en cierta forma al statu quo opresivo sin requerir ni

posibilitar una verdadera ruptura radical con él. Así, abrazar el islamismo va más de

acuerdo con la espontaneidad; requiere algo menos que una ruptura concreta y cabal con

las ideas tradicionales y el sistema en su totalidad. No requiere oponerse al sistema de

una forma completa y consecuente; no reconoce ni plantea la necesidad de tumbar el

sistema y todas las condiciones y relaciones vigentes, y todo lo que esto encierra. Por

todo esto, es posible gravitar hacia el islamismo antes de llegar a reconocer la necesidad

de comprometerse con la posición totalmente revolucionaria del proletariado consciente

de clase.

Obviamente la Nación de Islam es un aspecto importante de este fenómeno en el país.

(Existen diferencias muy significativas entre el islamismo ortodoxo y la doctrina de la

Nación de Islam planteada por Fard Muhammad y después Elijah Muhammad; pero en

lo fundamental la Nación de Islam, dirigida actualmente por Louis Farrakhan, puede

considerarse parte del fenómeno islámico en Estados Unidos.) Farrakhan tiene la

apariencia de ser combativo, inclusive a veces da la impresión de oponerse radicalmente

al statu quo. Adoptando una pose de profeta, les reclama a los poderosos algunas--pero

sólo algunas--de sus maldades más atroces. Sin embargo, en lo fundamental Farrakhan

es muy conservador ideológica y políticamente, y de hecho tiene mucho en común con

aspectos clave del programa y la cosmovisión reaccionarios que la clase dominante anda

difundiendo a todo volumen en estos días.

Lo que plantea Farrakhan suena muy parecido a la Coalición Cristiana. Sin embargo, hay

una diferencia muy significativa y es muy importante tenerla presente: en general

Farrakhan es un representante de la burguesía de una nación oprimida, es decir de la

nación afroamericana, y como tal tiene contradicciones concretas y a veces agudas con

la clase dominante. Y por esto hasta cierto punto es capaz de dar voz a la profunda

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inconformidad y coraje de los oprimidos, de unir sectores de los oprimidos, incluso del

proletariado, en torno a su bandera, a pesar de que su ideología se opone a la ideología

proletaria y de que su programa representa aspiraciones burguesas y no los anhelos

proletarios. Repito, se requiere aplicar materialismo dialéctico de una forma consecuente,

sistemática y viva para entender y tratar este fenómeno correctamente, para buscar la

unidad que se puede y debe buscar en la medida que las acciones de Farrakhan

objetivamente se opongan al sistema y vayan de acuerdo con los intereses fundamentales

del proletariado, y a la vez luchar para ganar a las masas a la bandera del proletariado

revolucionario en vez de todos los demás ideologías y programas, contando los de la

burguesía de un pueblo o una nación oprimida.

*****

Como nuestro partido ha planteado, de plano las masas necesitan mucha menos expiación

y mucha más rebelión contra el sistema; necesitan entender quién y qué es el verdadero

enemigo y cómo unirse con todos los posibles amigos para combatir y finalmente

derrotar a ese enemigo. Mucha menos expiación y mucha más rebelión contra el sistema:

es nuestra forma de expresar lo que decía Malcolm X al referirse al movimiento de

derechos civiles y la resistencia pasiva cuando cantaban "Nosotros venceremos" mientras

les daban una golpiza brutal. Malcolm decía: necesitamos menos cantar y más pegar.

Nuestro partido retoma el espíritu de Malcolm y a la vez expresa la cosmovisión y el

programa cabalmente revolucionarios del proletariado cuando recalca: necesitamos

menos expiación y más rebelión contra el sistema.

Fundamentalmente las masas no tienen nada que expiar. No crearon las condiciones

materiales que determinan el marco y el carácter de las "alternativas" que tienen.

Tampoco tienen la culpa por la mentalidad de "te chingo o me chingas" que generan esas

condiciones materiales y las relaciones fundamentales características de la sociedad

burguesa. Ante el enemigo, no tenemos nada que expiar. El sistema capitalista es el

culpable de las condiciones de las masas--las creó y las mantiene, y la policía y todo el

aparato represivo del Poder burgués obliga a las masas a permanecer sujetas a esas

condiciones--y por esto a fin de cuentas el sistema y su clase dominante son culpables

por lo que hagan las masas obligadas a vivir en esas condiciones. Además, la ideología

que populariza constantemente el sistema propaga y alienta la mentalidad egoísta e

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individualista de "hacerse ricos cueste lo que cueste, la gente es mercancía para poseer y

usar".

Ahora, es preciso que las masas salgan de esta situación y que rompan con toda esa

mentalidad e ideología del sistema. Es muy necesario transformar las relaciones entre la

gente en la sociedad y esto implica dejar de fregarse uno al otro, como muchas veces

ocurre. Es cierto que las masas tienen que superar esto, pero no tienen nada que expiarse.

Concretamente, habrá que autocriticarse y cambiar de fondo las actitudes y las acciones

en el contexto de librar la lucha revolucionaria, pero las masas no tienen por qué hacer

penitencia, y mucho menos pedir perdón del enemigo.

Sin embargo, las masas no aprenderán esto de gente que, en el mejor de los casos, no

tiene claridad al respecto, confunde los amigos con los enemigos y culpa a las masas,

que plantea que se culpen a sí mismas por su propia desgracia y/o que busquen que

fuerzas sobrenaturales las "salven" o "rediman" o "guíen". A fin de cuentas tales fuerzas

"sobrenaturales" son imaginarias, pero representan los intereses de poderes terrenales

muy reales. Desde luego Farrakhan no es el único que plantea esta posición y pide la

"expiación"; es un punto de vista compartido y predicado por distintas fuerzas religiosas

y desde luego por los líderes religiosos cristianos.

Pero la "expiación" es una posición confusa en el mejor de los casos, que no corresponde

en lo absoluto a la realidad. Con el enemigo, no funciona; es inútil pedir a los

imperialistas que expíen todas sus maldades. Jamás se disculparán, ni hablar de acabar

con los crímenes horrendos que han perpetrado y siguen perpetrando en todo el planeta;

no podrían acabar con todo eso ni si desearan hacerlo. En cuanto a las masas, la expiación

es totalmente inútil, es peor que inútil, porque implica culpar a las masas en vez de al

sistema por la situación en que viven.

Si bien diferentes creencias y normas de conducta religiosas pueden operar algunos

cambios en la vida de alguna gente, no pueden llevar ni llevarán a los cambios

fundamentales en las condiciones sociales y la forma de pensar que se requieren para que

toda la gente pueda actuar y tratarse en forma radicalmente nueva. Esas creencias y

normas de conducta religiosas jamás llevarán al derrocamiento revolucionario del orden

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social dominante y la transformación de las relaciones económicas, sociales y políticas

dominantes, y de la ideología dominante, en la sociedad y en el mundo. Las masas

requieren de dirección para poder golpear y finalmente hacer añicos las cadenas de las

relaciones económicas, sociales, y políticas de explotación y opresión, tanto como las

cadenas mentales (o "espirituales") que las mantienen como esclavos. Requieren de

liderazgo revolucionario, es decir, la dirección de una vanguardia que representa al

proletariado revolucionario; requieren de nuestro Partido con su cosmovisión y

programa. Requieren que estos se difundan amplia y audazmente, que se lleven a la

práctica concreta y sistemáticamente, desarrollando la lucha revolucionaria de las masas

y manejando todas las vueltas y revueltas del camino y todo el tira y afloje entre la

Revolución y la Contrarrevolución.

Desde luego que para que las masas puedan finalmente romper esas cadenas y liberarse

completamente de ellas ha de darse una lucha tortuosa y a largo plazo.

Fundamentalmente el liberarse de esas cadenas mentales y "espirituales", al igual que

romper las cadenas materiales que mantienen a la gente como esclavos, ha de ser el acto

consciente de las propias masas; no se les puede imponer por bien intencionado que sea.

Recalcamos de nuevo que para alcanzar nuestros objetivos estratégicos habrá que unirnos

con muchas y muy diversas fuerzas, inclusive muchas que tienen y difunden puntos de

vista religiosos; sin embargo, solo la cosmovisión y metodología científicas que

representan al proletariado revolucionario son capaces de iluminar el camino hacia la

liberación total de las masas. Esto encierra una unidad de contrarios--por un lado se

requiere de la más amplia unidad posible conforme a los intereses objetivos del

proletariado; por el otro lado, se requiere de lucha constante para establecer la dirección

del proletariado y su ideología--una unidad de contrarios que habrá que manejar en toda

su complejidad e intensidad, vez tras vez a lo largo de todo el proceso histórico mundial

de la revolución proletaria y el avance al comunismo a nivel mundial.

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Comunismo y religión -- parte 4: La lucha entre

ideas, la lucha entre fuerzas materiales

La lucha entre ideas, la lucha entre fuerzas materiales

Hasta aquí en mi discusión de la religión y sus expresiones ideológicas y en movimientos

políticos, me he centrado principalmente en el islamismo y el cristianismo. Aquí quisiera

hablar del budismo, en particular de su papel en el mundo de hoy. Es importante ver que

según sus "luminarias", como el Dalai Lama, el budismo no comparte con otras

religiones la creencia en un ser sobrenatural; pero en un sentido general, se puede y se

debe clasificar en la amplia categoría de religión, pues fomenta la creencia en una vida y

en unas fuerzas míticas y místicas que están "más allá" de la realidad material, cuando

en realidad tales fuerzas y tal vida no existen.

Si bien el budismo no tiene un peso tan importante en Estados Unidos (ni en el mundo)

como el cristianismo o el islamismo, sí ejerce una importante influencia, incluso en

Estados Unidos. Esto lo ilustran los conciertos de "Libertad para El Tibet", o mejor dicho

los conciertos de "Defender la servidumbre y el imperialismo", pues eso es lo que de

veras representan y lo que ha impuesto el dominio de los Dalai Lama, como nuestro

periódico ha demostrado muy concreta y gráficamente en la serie sobre El Tibet*. En

partes de Asia en particular, el budismo ejerce una importante influencia y hay que

desenmascararlo, aplicando el materialismo dialéctico e histórico, como parte de

nuestros deberes internacionalistas proletarios y revolucionarios; asimismo tenemos que

entenderlo mejor, con la ayuda de las fuerzas MLM en las partes del mundo donde el

budismo es un fenómeno significativo.

Esto me remite a un punto que recalqué en la serie sobre la moral** (en particular el

ensayo "Acabar con el `pecado'"): por qué distintas religiones predominan en diferentes

partes del mundo y en diferentes poblaciones. En "Acabar con el `pecado'", analicé este

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punto con relación al argumento de Jim Wallis (que de hecho es muy flojo aunque ha

tenido cierto renacimiento últimamente en el contexto de la "muerte del comunismo" y

la ofensiva de la clase dominante al respecto) de que el comunismo "fracasó" a causa de

sus propias fallas inherentes, inevitables y fundamentales. Según Wallis, no es que el

comunismo fuera derrotado por un sistema rival ni por fuerzas de clases opuestas, sino

por sus propias fallas básicas. Para refutar e ilustrar las fallas inherentes de la lógica

idealista de Wallis, di ejemplos de la esfera de la religión. Si uno dijera que el comunismo

"fracasó" a causa de una falla inherente o básica, y no a causa de la lucha de clases y de

fuerzas materiales en el mundo, ¿cómo contestaría las siguientes preguntas?

*****

¿Por qué es que en Turquía el islamismo, y no el cristianismo, es la religion

predominante? ¿Se debe a que el islamismo es una religión intrínsecamente superior al

cristianismo y por tanto destinada a ganar en la contienda espiritual entre una religión y

otra? ¿O se debe al conflicto entre fuerzas materiales muy terrenales, especialmente en

la esfera militar, durante las Cruzadas y demás?

¿Por qué es que para los negros de Estados Unidos, desde la esclavitud en adelante, el

cristianismo ha sido la religión predominante y no las religiones que los esclavos trajeron

de Africa? ¿Será que el cristianismo es una religión intrínsecamente superior, de mayor

espiritualidad, que las religiones africanas? ¿O se debe a fuerzas materiales muy reales,

como la fuerza militar que se usó para capturar a los africanos y transportarlos en cadenas

al continente americano y al hecho de que luego, a quienes sobrevivieran, se les inculcó;

esta religión, se les obligó a adoptarla y se suprimieron sus religiones anteriores? ¿Se

trata de la superioridad espiritual de una religión sobre otra, o de fuerzas materiales y

muy terrenales, concentradas en el campo militar?

O veamos el cristianismo, en particular el catolicismo, en México. ¿Por qué es esa la

religión predominante hoy y no la religión de los aztecas? ¿Se debe a que el cristianismo

(y el catolicismo) es una religión superior, superior espiritualmente a la de la religión de

los aztecas? ¿O se debe a lo que hicieron Cortés y los conquistadores cuando

conquistaron a México e impusieron la religión cristiana, de la mano con el gobierno

colonial europeo y español? ¿Fue lo esencial y decisivo una especie de contienda entre

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ideas y espiritualidad para ver cuáles eran más puras y celestiales? ¿O fueron fuerzas

muy terrenales y materiales, fuerzas militares, las que determinaron el desenlace de esa

contienda entre una religión y otra?

Un aspecto muy interesante de todo esto es el gran escándalo que estalló hace poco en

México porque el jerarca de la Basílica de la Virgen de Guadalupe dijo más o menos:

"Bueno, de verdad, lo de la Virgen de Guadalupe es una especie de mito campesino".

¡Zas! ¡Eso no se dice! Desde luego, concuerda mucho más con la realidad que la

mitología de la Virgen de Guadalupe, pero no se puede decir eso, en especial si uno es

un jerarca de la iglesia católica a cargo de esa basílica. No se puede decir eso sin provocar

un escándalo de marca mayor. La mitología de la Virgen de Guadalupe es una parte

integral de la imposición del cristianismo en México, donde se "incorporaron" ciertas

tradiciones y elementos de las religiones indígenas, pero en un lugar subordinado al

servicio del cristianismo y del catolicismo. De esa manera y forma, por medio de la

conquista española y la imposición del cristianismo, se aderezó el catolicismo como

religión nacional de México, con el expreso propósito de atraer y controlar a las masas

campesinas. No se puede zarandear eso sin crear un tremendo trastorno.

Los comentarios del cura de la Basílica zarandearon todo eso y los jerarcas de la iglesia

católica volaron a cortar en seco el escándalo: callaron y trasladaron al cura y se le

encargó la dirección de la Basílica a un nivel superior de la jerarquía eclesiástica. Además

de ser fascinante, todo eso arroja más luz sobre los puntos básicos de este ensayo. ¿Llegó

a ser el catolicismo la religión predominante de México a causa de una espiritualidad

intrínsecamente superior; o a causa de que, como el ejemplo de la Virgen de Guadalupe

ilustra, por medio de la acción consciente de fuerzas muy terrenales el cristianismo (en

la forma de catolicismo), llegó a ser una parte importante de la superestructura de la

sociedad mexicana, a ser una parte importante de la forma en que se ejerce el control

político de las masas?

También se podría examinar la conexión entre el budismo y el advenimiento de un nuevo

reino terrenal (el reino Magadha, un estado esclavista) en la antigua India de la era de

Buda (Siddharta Gautama). ¿Fue el surgimiento del budismo, y el contenido mismo del

budismo, la expresión de una fuerza espiritual "pura" o de fuerzas materiales muy reales?

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O se podría examinar históricamente cómo se ha impuesto el confucianismo a las masas

chinas. Es muy revelador que con el ascenso al Poder de Deng Xiao-ping y compañía

(en representación de la restauración del capitalismo), aunque se ha mantenido cierta

apariencia muy efímera y muy transparente de comunismo, el confucianismo ha

experimentado cierto renacimiento bajo el gobierno de esos revisionistas (o seguidores

del camino capitalista, como Mao los describió con tanta perspicacia). ¿Se debe esto a

que el confucianismo es superior a otras formas de idealismo (como el idealismo

religioso), por una parte, o al materialismo comunista, por otra? ¿O se debe a que el

confucianismo concuerda perfectamente con las necesidades de la clase dominante

revisionista que ha tomado el Poder, y que se ha mantenido en el Poder, con medios

militares muy terrenales y que ha restaurado el capitalismo en China manteniendo una

apariencia de socialismo y comunismo?

*****

El hilo conductor de todos estos ejemplos es que lo que se necesita aquí, al igual que en

toda situación, es un análisis materialista dialéctico e histórico de las fuerzas concretas

que participan en los cambios sociales y de cómo operan por medio de la lucha política

y militar. Esto, y no las "fallas inherentes" o la "superioridad inherente" de un grupo de

ideas sobre otro (inclusive el dogma religioso), explica por qué diferentes sistemas

(diferentes relaciones sociales y de producción y sus correspondientes superestructuras

políticas e ideológicas) predominan en distintas condiciones. Y esto también ilustra que,

como resultado de las contradicciones y las luchas que surgen de la base económica-

material, la sociedad humana está avanzando, por medio de un sinuoso proceso, de la

época burguesa a la época del comunismo mundial. En esta trasformación histórico-

mundial, la lucha en la esfera ideológica desempeña un papel muy importante, pero lo

hace entrelazada con las condiciones materiales de la sociedad y la lucha de fuerzas

materiales contra fuerzas materiales, con la lucha de las masas revolucionarias por

derrocar y desmantelar las fuerzas armadas y el poder político del sistema reaccionario

y por revolucionar la sociedad por todo el mundo. Dicha lucha en la esfera ideológica no

se da en aislamiento ni por encima de esas condiciones y luchas sociales.

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* La serie de seis artículos sobre El Tibet salió en el OR Nos. 748, 749, 752, 764, 766 y

769.

** "Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William

Bennett, o necesitamos moral, pero no la moral tradicional", y "Acabar con el `pecado'

o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Parte 2)". Estos ensayos se publicaron

parcialmente en el OR en una serie titulada "Qué es la moral comunista" entre el 28 de

enero y el 12 de mayo de 1996.

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