Libro no 315 socialismo breve antologia arsenio jimeno colección emancipación obrera abril 21 de...
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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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Colección Emancipación Obrera IBAGUÉ-TOLIMA 2012
GMM
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
2 Libro No. 315. Socialismo.Breve Antologia. Arsenio Jimeno. Colección Emancipación
Obrera. Abril 21 de 2012.
Título original: Versión Original: © Socialismo. Breve Antologia. Arsenio Jimeno. Colección Emancipación Obrera. Abril 21 de 2012
Circulación conocimiento libre, Diseño y edición digital de Versión original de textos: http://www.LibrosTauro.com.ar y http://es-es.facebook.com/note.php?note_id=129490970471645
Licencia libre Creative Commons: Esta licencia permite copiar, distribuir, exhibir e interpretar este texto siempre y cuando se cumplan estas condiciones:
Autoría-atribución: Respetar la autoría del texto y el nombre de los autores
No comercial: No se puede utilizar este trabajo con fines comerciales
No derivados: No se puede alterar, modificar o reconstruir este texto.
Portada e Ilustración B. E. O. de Imágen: http://www.esculturaurbanaaragon.com.es/ajimeno.htm
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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ARSENIO JIMENO VELILLA DATOS BIOGRÁFICOS (Fuentes de Jiloca, 1909). Dirigente socialista. De familia de artesanos y campesinos, realizó en Zaragoza y Tarrasa estudios de técnico industrial. Durante la dictadura de Primo de Rivera, con tan solo dieciocho años, ingresa en el PSOE y la UGT, siendo elegido, años más tarde, vocal del Comité Nacional del partido socialista. Durante la República dirige la Federación Provincial de las Juventudes Socialistas de Zaragoza. Primer secretario de la Federación Aragonesa de Agrupaciones Socialistas, creada en 1933. Candidato a diputado por la circunscripción de Huesca, ese mismo año. Director en funciones del semanario Vida Nueva. En 1935 es desterrado a Francia, donde permanece hasta el año siguiente en que regresa a Zaragoza, en esta ciudad le sorprende el inicio de la guerra civil. Desde la capital pasa al Aragón republicano y es designado consejero de Instrucción Pública del Consejo de Aragón, establecido en Caspe. Durante este tiempo dirige el diario El Día, órgano del Frente Popular de Aragón, del que era presidente. Al disolverse el Consejo se incorpora al Ejército como comisario de batallón, y al final de la guerra se exila de nuevo en Francia. En este país, durante la ocupación alemana, actúa como secretario general del PSOE clandesino, cargo que simultanea con otro similar en la UGT. Director de El Socialista, de la revista Acción y del periódico sindical España Obrera. A su vuelta a España, en 1978, es elegido presidente del recién constituído Partido Socialista en Aragón y nombrado presidente de honor de las Juventudes Socialistas de Aragón. BIBLIOGRAFÍA - Unidad sindical : texto de la conferencia pronunciada en el domicilio social de la C.N.T., el día 14 de enero de 1961, [París : Comité del Grupo Departamental del Sena de la UGT], [1961?], 31 p. ; 20 cm. - El socialismo : nuestro ideario, [París] : Acción, [1967 3ª ed.], 21 p. ; 21 cm. - El camino de la libertad, [Teruel : UGT, Unión Provincial], 1979, 112 p. ; 1 h. con retr. ; 17 cm. - El Partido Socialista Obrero Español en peligro, [Barcelona] : [PSC], 10ª Agrupación Pueblo Seco - San Antonio, 1980, 47 p. ; 22 cm. - Zaragoza en la tormenta, 1936 : testimonio de un superviviente, Zaragoza : UGT, Unión Provincial de Zaragoza, 1987, 463 p. ; 21 cm. http://www.cebilbilitanos.com/autores/arsenio.htm
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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Arsenio Jimeno
SOCIALISMO BREVE ANTOLOGÍA
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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CONTENIDO
EEll SSoocciiaalliissmmoo
EEss PPoossiibbllee EEll SSoocciiaalliissmmoo
LLaa DDeemmooccrraacciiaa IInntteerrnnaa EEnn LLooss PPaarrttiiddooss
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¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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EEll SSoocciiaalliissmmoo Nuestro ideario
EDICIONES ACCIÓN
Boletín del Comité Departamental del Sena del P. S. O. E.
EDITADO CON LA COLABORACIÓN DE LA JUVENTUD SOCIALISTA DE PARÍS
INDICE
Palabras Preliminares
Antecedentes
Socialismo Utópico y Socialismo Científico
RESUMEN DEL Manifiesto Comunista
Comentarios al Resumen del Manifiesto
El Materialismo en la Concepción de la Historia
La Igualdad
La Violencia
Revolución Política y Revolución Social
Lucha de Clases
La Propiedad
El Capitalismo de Hoy
Acción Política y Acción Sindical
Condiciones del Triunfo
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
7 Palabras Finales
AUTORES CONSULTADOS:
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
8 Palabras Preliminares
La declaración de principios del Partido Socialista Obrero Español es una síntesis insuperable del
Socialismo científico. Fue redactado por Marx y Engels y propuesto por Lafargue al pequeño grupo
de heroicos fundadores del P.S.O.E., quienes lo adoptaron y adaptaron, completándolo, con el
programa mínimo exigible en aquellas políticamente desdichadas circunstancias.
Un riguroso examen de las circunstancias económicas y sociales actuales, en el mundo y en nuestro
propio país, nos llevaría a la adopción de los mismos principios sin que estuviéramos seguros de
poderlos formular con semejante sobria elocuencia y genial claridad.
La juventud obrera y universitaria de España que busca desesperadamente, entre las espesas sombras
de la horrorosa noche totalitaria un camino claro, una norma de conducta, un método seguro de
trabajo que le permita arribar gozosa y gloriosamente a la creación de un orden superior, al reinado
de la justicia y de la paz entre los hombres, debe meditar ese programa que ya, en su día, permitió a
Pablo Iglesias, en medio de la terrible delicuescencia moral y cívica de su tiempo, poner en pie y en
marcha, hacia mejores destinos, las fuerzas sanas que aún quedaban a España.
Este trabajo no tiene otro objeto que ayudarles a comprender nuestras ideas, desnaturalizadas
conscientemente por todos los totalitarios, o solamente conocidas a través de las especulaciones
criminales o grotescas de quienes monopolizan los medios educativos y de difusión.
Antecedentes
El Socialismo tiene su origen en el eterno impulso de la Humanidad hacia la Justicia y la Paz.
Es, pues, un pensamiento moral su principal motor. Los socialistas se dirigen a la conciencia de los
hombres y, al mismo tiempo, a su razón. No basta con desear la desaparición de la injusticia para que
ésta desaparezca, sino que es menester destruir el mecanismo social que engendra la injusticia. El
triunfo del capitalismo, al engendrar el Socialismo científico, abrió las puertas a una nueva sociedad
más justa y perfecta.
Hace un siglo que Marx y Engels criticaban y analizaban al capitalismo adolescente y predecían su
madurez y decadencia. En aquello? momentos era facilísimo negar las resultantes del razonamiento
de Marx. Hoy ningún economista o sociólogo de buena fe niega esa decadencia.
Realmente estamos asistiendo a un período de transición del capitalismo al socialismo. La estructura
económica se transforma constantemente ante nuestros ojos, aunque no en todos los lugares de la
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
9 misma forma y en las mismas fases, y si para algunos no son perceptibles esas transformaciones, es
por haberla ligado, en su imaginación, a revoluciones políticas sangrientas. La transformación económica
y social no está necesaria y obligatoriamente vinculada a estremecimientos políticos fulgurantes.
Hace un siglo, los creadores del socialismo científico, para no caer en especulaciones utópicas, se
limitaron a indicar las líneas generales de la evolución previsible del capitalismo sin aventurarse a
describir la sociedad futura, ni a redactar decretos dogmáticos o utópicos para impulsar una
transformación que reputaban todavía lejana. Hoy, la evolución del capitalismo ha creado tantas
instituciones y moldes colectivos, que los contornos del orden social nuevo (en su primera etapa) se
van precisando ante nuestros ojos.
Socialismo Utópico y Socialismo Científico
El socialismo utópico, del que hemos heredado la generosidad humana y la abnegación, era dado a la
improvisación, a los sistemas prefabricados destinados a reemplazar el sistema establecido. A veces
cree que la injusta suerte a que está sometida la clase obrera, puede ser mejorada por filántropos,
como lo esperaba Carlos Fourier, o por generosos capitanes de industria, como lo deseaba Saint-
Simon, o por políticos profesionales que sustituyéndose a la clase obrera, se elevasen pacíficamente
al poder como lo entendía Luis Blanc, o por medio de una conspiración minoritaria como era
preconizado por Blanqui y Weitling.
El socialismo científico entiende que el proletariado debe liberarse por sí mismo, utilizando la acción
sindical y la acción política, etc. « La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores
mismos». Ahí reside uno de los fundamentos distintivos del socialismo científico.
Las diferencias fundamentales entre el socialismo científico y las demás escuelas se apoyan en dos
puntos capitales:
1. — La idea de evolución, opuesta a las fórmulas o recetas doctrinarias aplicables en cualquier
momento y lugar.
Nada hay inmutable ni eterno. La propiedad ha sufrido constantes modificaciones. El documento
fundamental del socialismo científico expone su evolución. Siendo los fenómenos económicos la
base real (aunque no absoluta) de toda organización, las transformaciones de la propiedad han
renovado las instituciones derivadas: la superestructura social responde de manera perfecta al hecho
económico, estructura de todo período histórico.
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2. — La idea de libertad en oposición a los regímenes opresores.
La primera distinción opone al principio estático (por dogmático) la idea dinámica de la evolución
del capitalismo que implica simultánea evolución de la clase obrera a través de la lucha de clases
desencadenada por el propio capitalismo. El socialismo científico aparece en su origen como
experimental frente a escuelas de ideas preconcebidas.
La otra diferencia se refiere a la libertad. El socialismo se divide en una rama autoritaria y una rama
democrática. El propio Carlos Marx define la posición del socialismo científico respecto a la libertad
con estas palabras: «Nosotros no somos de esos socialistas que creen que inmediatamente después de
un combate victorioso puede implantarse la comunidad de bienes como por encanto. Sabemos que la
Humanidad no da saltos, sino que avanza paso a paso. No podemos, de la noche a la mañana, pasar
de una sociedad no armoniosa a una sociedad armónica; ese paso exige un período de transición, más
o menos largo, según las circunstancias. La propiedad privada no puede ser convertida en común sino
poco a poco.
Nosotros no somos de esos socialistas que desean aniquilar la libertad personal, y convertir al
mundo en un gran cuartel o en un gran taller. Es cierto que existen comunistas que niegan y quieren
suprimir la libertad personal que, según ellos, cierra el camino a la armonía; pero nosotros no
queremos establecer la igualdad al precio de la libertad. Estamos convencidos de que en ninguna
sociedad, la libertad personal puede ser más grande que aquella que se funda en la comunidad».
Apreciación que coloca irremisiblemente entre los socialistas utópicos a los «bolcheviques», cuya
obra es una monstruosa degeneración del socialismo utópico de Blanqui. Es de justicia señalar que el
entronque que acabamos de trazar, con fría objetividad, no quiere decir que el «comunismo»
soviético tenga derecho a reclamarse de ninguna idea noble, sino que tiende a demostrar que los
errores ideológicos precursores de tan singular catástrofe humana, cual supone la escamoteada
revolución rusa, no puede identificarse al marxismo, sino a ideas anteriores al socialismo científico,
basadas en las pasiones y no en las estructuras económico-sociales. Que nos perdonen, pues, los
socialistas utópicos por la compañía indeseable del comunismo-totalitario que les hemos impuesto.
La primera manifestación escrita del socialismo moderno y experimental es el llamado Manifiesto
Comunista, sin cuyo conocimiento es imposible comprender el socialismo.
RESUMEN DEL Manifiesto Comunista
El mismo Federico Engels, coautor con Marx del MANIFIESTO, nos explica las razones de haber
sido titulado MANIFIESTO COMUNISTA, en lugar de SOCIALISTA:
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
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«...En la fecha de su aparición no nos hubiéramos atrevido a llamarle Manifiesto Socialista... En esa época, los obreros que
estaban convencidos de la insuficiencia de las revoluciones puramente políticas y que deseaban una alteración hondísima en
todo el orden social, se denominaban comunistas. Su comunismo confuso, instintivo, era un tanto burdo. Pero tenía
vigor... El socialismo, al menos en Europa continental, tenía entrada en los salones de los aristócratas y de los poderosos...
Y como desde un principio declaramos resueltamente que la «emancipación de los trabajadores debía ser obra de los
trabajadores mismos», no pudimos dudar un momento acerca del nombre que habríamos de adoptar.»
Hoy sería imposible denominarlo de la misma manera por muy parecidas razones. Hoy se identifica
bolchevismo con comunismo. Una doctrina totalitaria, imperialista y opresiva, como la que rige en
Rusia, falsamente aparentada con las ideas de Marx, ha deshonrado para siempre la denominación, y
es menester explicar machaconamente que el socialismo o comunismo tiene la misma relación con
el régimen establecido por Lenin, Stalin y sus continuadores, que el catolicismo, predicado por el
dulce Rabi de Galilea, con el monstruoso asesino Franco, con el pirata Juan March y sus respectivos
bigornios y rufianes, ensotanados o no.
He aquí el resumen del primer documento del socialismo científico:
«La sociedad burguesa moderna, edificada sobre las ruinas de la sociedad feudal, no abolió los antagonismos de clases.
Las antiguas clases han sido sustituidas por otras, estableciendo nuevas condiciones de opresión, nuevas formas de lucha.
La significación histórica de la burguesía ha sido esencialmente revolucionaria. La existencia misma de la burguesía
implica una transformación incesante de los medios de producción, y, por tanto, de las condiciones de la
producción y de toda la organización social.
La necesidad de abrir a sus productos, nuevos y mayores, mercados, empuja a la burguesía á sostener una competencia
desenfrenada en todo el globo. La burguesía necesita estar presente en todo lugar, saltar todas las fronteras, establecerse
en todas partes, crear a toda costa nuevos medios de comunicación y de cambio.
Por la explotación del mercado mundial, la burguesía da un carácter cosmopolita a la producción de todos los países.
En lugar del antiguo aislamiento de las naciones bastándose a sí mismas, se desarrolla un tráfico universal, una
interdependencia de las naciones. Y lo que es exacto para la producción material, se aplica a la producción intelectual.
Las obras intelectuales de una nación se incorporan al acerbo intelectual común de todas. La limitación y exclusivismo
nacional son, cada día más imposibles; de la multiplicidad de literaturas nacionales y locales se forma una literatura
universal.
Por el rápido desenvolvimiento de los instrumentos de producción y de transporte, la burguesía incorpora a la corriente de
la civilización hasta las más bárbaras naciones. La baratura de sus productos es el arma más poderosa para hacer capitular
a las naciones más hostiles a los extranjeros. Bajo pena de muerte por inanición, obliga a todas las naciones a adoptar el
método burgués de producción; les empuja a introducir en su seno la llamada civilización, es decir, a convertirse en
burguesas. En una palabra, modela el mundo a su imagen.
La burguesía ha sometido el campo a la ciudad, ha fundado urbes inmensas, ha multiplicado la población de las ciudades
en perjuicio de la población campesina, arrebatando así una gran parte de la población rural al estancamiento de la vida
del campo. De la misma forma que ha subordinado el campo a la ciudad, las naciones bárbaras y semibárbaras a las
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12 naciones civilizadas, ha subordinado los pueblos labradores a los pueblos burgueses, el Oriente al Occidente.
La burguesía suprime cada vez más la división de los medios de producción, de la propiedad y de la población. Aglomeró las
poblaciones, centralizando los medios de producción y concentrando la propiedad en pequeño número de personas.
Las condiciones burguesas de producción y de cambio, el .régimen burgués de la propiedad, toda sociedad burguesa
moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de producción y de comunicación semejan al mago que no supo
dominar a las potencias infernales por él mismo evocadas. Desde hace algún tiempo, la historia de la industria y del
comercio no es sino la historia de la lucha de las fuerzas productivas modernas contra el actual régimen de propiedad, que
es la condición indispensable para la existencia de la burguesía y de su predominio político. Basta recordar las crisis
comerciales que sucediéndose periódicamente, cada vez más amenazadoras, ponen en trance de perecer la existencia de la
sociedad burguesa.
La burguesía no solamente ha forjado las armas por las que debe perecer, sino que ha producido también los hombres que
manejarán esas armas; los obreros modernos, los proletarios.
Con el desarrollo de la burguesía, es decir del capital, se desarrolla el proletariado, la clase de los obreros modernos, que
no pueden vivir sin encontrar trabajo y que no encuentran trabajo sino con la condición de aumentar el capital. Son una
mercancía sujeta a las alternativas de la concurrencia. El proletariado pasa por diversas fases de evolución. Su lucha
contra la burguesía comienza al nacer.
En principio es una lucha individual de los obreros contra el burgués que los explota, después, por los obreros de una
misma fábrica; luego por los obreros de un mismo oficio de una misma localidad, contra el burgués que los explota
directamente. No se limitan a dirigir sus ataques contra las condiciones burguesas de producción, sino contra los mismos
instrumentos de producción; destruyen las mercancías extranjeras que les hacen la competencia, rompen las máquinas,
queman las fábricas y se esfuerzan en restablecer la situación perdida del artesano de la Edad Media.
En esta fase de la lucha, los trabajadores constituyen una muchedumbre diseminada y dividida por la concurrencia. Si
alguna vez los obreros forman masas compactas, esta acción no es todavía el resultado de su propia unidad, sino iniciativa
de la burguesía que, para obtener sus fines políticos, debe movilizar al proletariado entero. En esta fase, los proletarios no
combaten aún a sus propios enemigos, sino a los enemigos de sus enemigos, es decir a los residuos de la monarquía
absoluta, los grandes terratenientes, burgueses no industriales, contra los pequeños burgueses. Todo movimiento histórico
está concentrado entre las manos de la burguesía; toda victoria obtenida en estas condiciones es una victoria burguesa.
Al desarrollarse la industria, no solamente aumenta el número de proletarios, sino que los concentra en masas cada vez
más considerables; su fuerza aumenta y empiezan a tener consciencia de su fuerza. El constante perfeccionamiento de la
máquina hace cada día más precaria la situación del obrero. Los choques individuales se desarrollan y van acentuando su
carácter de choques entre dos clases. Los obreros comienzan formando coaliciones para el mantenimiento de sus salarios.
Llegan hasta formar asociaciones permanentes, en previsión de otras luchas. En algunos lugares, la resistencia se
convierte en motín.
Algunas veces triunfan los obreros. Pero es un triunfo efímero. El verdadero resultado de sus luchas es menos el éxito
inmediato que el aumento progresivo de la solidaridad obrera. Esta solidaridad la facilita el acrecimiento de los medios de
comunicación que permiten a los obreros de localidades distintas ponerse en relación. Basta esta relación para transformar
las numerosas bichas locales, que en todos los lugares revisten un mismo carácter, en una lucha nacional con dirección
centralizada, en una lucha de clases. Pero toda lucha de clases es una política, y la unión de los burgueses que tardó siglos
en establecerse, por no disponer sino de caminos vecinales, los proletarios modernos la establecen en algunos años por
disponer del ferrocarril.
De todas las clases que, en este momento, se encuentran enfrentadas con la burguesía, el proletariado es la única clase
revolucionaria. Las demás clases periclitan y perecen ante la gran industria; el proletariado, por el contrario, surge de la
burguesía como su natural e indeclinable consecuencia.
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13 Las condiciones de existencia de la antigua sociedad están ya abolidas en las condiciones de existencia del proletariado.
El proletariado no posee propiedad alguna; sus relaciones familiares nada tienen de común con las existentes en la familia
burguesa; el trabajo industrial moderno implica sujeción del obrero por el capital, lo mismo en Inglaterra que en Francia, en
América que en Alemania. Las leyes, la moral, la religión son para él otros tantos prejuicios burgueses, detrás de los
cuales se ocultan otros tantos intereses burgueses.
Todos los movimientos sociales realizados hasta el presente han sido obra de minorías o en provecho de minorías. El
movimiento proletario es el movimiento espontáneo de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría. El
proletariado, capa inferior de la sociedad actual, no puede levantarse, no puede ponerse en pie, sin hacer saltar las capas
superpuestas que constituyen la sociedad oficial.
Al bosquejar a grandes rasgos las fases del desarrollo proletario, hemos trazado las líneas de la guerra civil, más o menos
latente, que lleva en su seno la sociedad hasta el momento en que esta guerra estalle en franca revolución, en la que el
proletariado fundará su dominio por el derrumbamiento violento de la burguesía.
Se acusa a los socialistas de querer abolir la patria, la nacionalidad.
Los obreros no tienen patria. No se les puede desposeer de lo que no tienen. Como el proletariado de cada país debe, en
primer lugar conquistar el poder político, erigirse en clase nacional, constituirse él mismo en nación, sigue siendo
nacional, pero no en el sentido burgués del concepto.
El desarrollo de la burguesía, el libre-cambio, la universalización del mercado, la uniformidad de la producción industrial,
y de las condiciones de existencia que supone, borran cada vez más las fronteras y los antagonismos entre los pueblos.
La supremacía del proletariado hará que desaparezcan más deprisa aún. La acción combinada del proletariado, al menos
en los países civilizados, es una de las condiciones de esta emancipación.
Suprimid la explotación del hombre por el hombre, y suprimiréis la explotación de una nación por otra nación.
La hostilidad de las naciones entre sí, desaparecerá al mismo tiempo que el antagonismo de clases dentro de cada nación.
La primera etapa en la revolución obrera es la constitución del proletariado en clase dirigente, la conquista de la
democracia. El proletariado se servirá de su supremacía política para arrancar poco a poco el capital a la burguesía, para
centralizar los instrumentos de producción en las manos del Estado, es decir del proletariado organizado en clase
dirigente, y para aumentar lo antes posible la cantidad de fuerzas productivas.
En lugar de la ANTIGUA SOCIEDAD burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clases, surge una asociación
donde el libre desenvolvimiento de cada uno es la condición del libre desenvolvimiento de todos.
Los socialistas juzgan indigno ocultar sus opiniones y sus proyectos. Declaran abiertamente que sus objetivos no pueden
ser alcanzados sino con la destrucción violenta de todo el orden social tradicional: ¡Tiemblen las clases directoras ante la
idea de una revolución socialista! Los proletarios no tienen que perder más que sus cadenas. Y es todo un mundo, lo que
tienen que ganar.
¡¡Proletarios de todos los países, untos!!»
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14 Comentarios al Resumen del Manifiesto
El Socialismo científico realiza, pues, la unidad del socialismo y del movimiento obrero, hasta
entonces separados. A la idea socialista señala la fuerza susceptible de realizarla: el proletariado.
Indica al proletariado que para liberarse de la explotación no hay más que el socialismo.
Al cosmopolitismo del capital opone el internacionalismo obrero; a la explotación del hombre por el
hombre debe seguir la abolición de la explotación de una nación por otra y hace desaparecer la
hostilidad entre ellas.
La organización del proletariado en partido de clase es la consecuencia de este encadenamiento.
La diferencia fundamental entre la revolución proletaria y todas las precedentes, radica en que éstas
fueron realizadas por minorías, o en provecho de minorías arrastrando masas inconscientes, y aquella
es el movimiento de la inmensa mayoría obrando en su propio interés y por su propia cuenta. Más
adelante volveremos sobre este problema.
La evolución del capitalismo desde 1848, fecha de la publicación del Manifiesto, hasta nuestros días,
se ha conformado a las líneas generales de tan importante documento.
La empeñada lucha de las dos clases antagónicas ha producido instituciones nuevas, una legislación
social importante, la transformación profunda de los Estados y una profunda revolución que se
efectúa ante nuestros ojos y que no siempre vemos con claridad. Vivimos un período de
transformación acelerada, un período de transición del capitalismo al socialismo, aunque no tenga los
caracteres espectaculares de un terremoto.
El Socialismo científico realiza una doble síntesis: síntesis de las doctrinas preexistentes, y síntesis de
esas doctrinas con la realidad de su época.
«El socialismo científico es un método de razonamiento y de investigación. La doctrina marxista no es un todo cerrado y
rígido. Incluso después del descubrimiento de la concepción materialista de la Historia, Marx y Engels han continuado su
evolución fundándose en hechos nuevos que les ofrecían sus investigaciones y la evolución de la sociedad europea. Como
todo, el marxismo está en constante evolución, no solamente el marxismo de los continuadores, sino incluso el de los
fundadores...» (Kautski).
¿Pero qué es y significa el materialismo en la concepción de la Historia?
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
15 El Materialismo en la Concepción de la Historia
En 1831 estalló en Lyon la primera sublevación obrera. De 1838 a 1842, el primer movimiento
nacional obrero (el carlismo inglés) alcanzaba su punto culminante. La lucha de clases entre
proletarios y burgueses irrumpía en la escena de la historia de los pueblos que deciden de la suerte de
la humanidad. Se intensificó proporcionalmente al desarrollo de la gran industria y de la supremacía
política recientemente conquistada por la burguesía. Las doctrinas de la economía burguesa, la
identidad de los intereses del capital y del trabajo, la armonía universal, la prosperidad general
engendrada por la libre concurrencia, todo fue desmentido por los hechos. No se podían ignorar tales
acontecimientos, ni tampoco al socialismo francés e inglés quienes, no obstante sus imperfecciones,
eran su expresión teórica. Pero la vieja concepción idealista de la historia que sobrevivía aún, no
conocía ni guerra de clases basada en intereses materiales, ni ningún interés de esta clase; la
producción y todas las relaciones económicas no les merecían sino una mirada desdeñosa, distraída;
no eran sino los elementos secundarios de la historia de la civilización.
Semejantes acontecimientos imponían un nuevo examen de toda la historia pasada; entonces se
comprobó que la historia no había sido otra cosa que la historia de la lucha de clases; que esas
clases antagónicas eran en todo lugar y tiempo producto del modo de producción y cambio, en
una palabra de las relaciones económicas de su época; que, en consecuencia, la estructura
económica de una sociedad determinada, forma siempre la base real que debemos estudiar
para comprender la superestructura de las instituciones políticas y jurídicas, como también las
opiniones religiosas, filosóficas y otras que le son propias.
Primeramente se planteaba el problema de determinar el lugar histórico de la producción capitalista
en el desarrollo de la humanidad, de probar su necesidad para un período futuro; después poner al
desnudo el carácter íntimo, todavía desconocido, de la producción capitalista, pues la crítica se había
limitado hasta entonces a describir las incongruencias que había producido, mas que a buscar las
causas determinantes de esas incongruencias. Eso fue posible por el descubrimiento de la plusvalía
(trabajo no pagado). Se comprobó que la apropiación del trabajo no pagado era la forma fundamental
de la producción capitalista y de la explotación de los obreros que es inseparable; que el capitalista,
incluso cuando paga la fuerza-trabajo del obrero al valor real que, como mercancía, tiene en el
mercado, saca más valor del que ha dado para adquirirla; y esta plus-valía constituye, en fin de
cuentas, la suma de valores de donde proviene la masa del capital que crece sin cesar, acumulada en
las manos de las clases poseyentes. La manera de proceder de la producción capitalista, así como la
producción del capital estaban explicadas.
Estos dos grandes descubrimientos: la concepción materialista de la historia y la revelación del
misterio de la producción capitalista por medio de la plus-valía hicieron del socialismo una ciencia.
Esta concepción, evidentemente, está muy alejada de la interpretación vulgar y maliciosa según la
cual el materialismo histórico explica las ideas de los hombres por sus intereses, es decir, por sus
móviles económicos. La concepción materialista de la Historia no ha sido jamás una teoría de
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
16 móviles individuales.
Si el método de investigación que nos propone el socialismo científico es aplicable en todo tiempo y
lugar, la aplicación práctica de sus principios en la acción obrera es aplicable allí donde el
capitalismo, al madurar, ha creado un medio propicio. El socialismo científico es un método de
interpretación y un guía para la acción de la clase trabajadora, en el seno del capitalismo, para
desbordarle, encaminándose hacia el socialismo.
Uno de los países en que más ha tardado la clase obrera en reaccionar contra el capitalismo, ha sido
en los EE. UU. y ello por no haber existido durante muchos años verdaderas clases, cristalizadas,
permanentes. La fluidez de su situación económica determinaba la imposibilidad de creación de
grandes organizaciones obreras. Hoy, la situación es distinta, las clases se están cristalizando, la
acumulación de los medios de producción en pocas manos es cada vez mayor, las organizaciones
obreras han crecido con la misma rapidez de desarrollo que el capitalismo. En su lucha, los obreros se
van ajustando cada vez más, sin saberlo y quizás sin quererlo, a las líneas generales trazadas por el
socialismo científico.
En contraste, la actitud de un país que se reclama oficialmente del marxismo, es una negación
permanente y brutal de los principios que dicen aplicar. El bolchevismo es dogmático y sectario.
Todas sus características (dictadura personal o colegial, culto de la personalidad, campos de
concentración, modos de producción) responden al retraso industrial ruso. Su organización es
totalitaria y tecnocrática, es decir, antimarxista.
La revolución industrial que está realizando la Unión Soviética le planteará los problemas que ha
tenido que estudiar y resolver la clase obrera occidental.
El bolchevismo se ha retrotraído involuntariamente, empujado por el determinismo económico, al
socialismo utópico, al blanquismo. El proletariado ha sido víctima en Rusia de una dictadura
totalitaria de parecido carácter íntimo que el de la italiana y la alemana. La española supera todas
ellas en ferocidad y en estupidez.
Considerando abusiva y deshonestamente el bolchevismo como una consecuencia fatal de la
aplicación de las teorías marxistas, cuando según las cuales, dada la estructura económicosocial de
Rusia en 1917, una revolución socialista era imposible, como bien trágicamente lo ha demostrado
Stalin (el loco sanguinario según Khrouchtchev), se da el socialismo científico como una utopía
feroz, oponiéndole teorías sin ninguna consistencia.
El socialismo marxista o democrático, no se opone al idealismo sino que lo completa. El orden
socialista es inconcebible e irrealizable sin libertad, sin justicia, sin el libre desarrollo de la
personalidad del hombre.
Los socialistas utópicos, como los bolcheviques, nos han demostrado que no es suficiente proclamar
un ideal para hacerlo realizable. El ideal más sublime será quimérico si las condiciones históricas, en
las que la economía juega un papel importante, no permiten su realización. Los idealistas puros se
limitan a dibujar en las nubes sus deseos, mientras los socialistas interrogan la realidad económica y
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
17 social para determinar en cada momento lo que es posible realizar del conjunto ideal.
El propio Marx reprochaba a los extremistas de la Liga comunista que se inspiraran en una concepción
idealista, diciendo: «En lugar de las condiciones reales, consideran la simple voluntad como el
motor de la revolución». Reproche que los verdaderos marxistas han repetido al bolchevismo.
La concepción materialista de la Historia profesa que la conciencia, no de cada individuo, sino de los
grupos sociales, está determinada por la configuración de la economía y por la estratificación social
que es su consecuencia.
Kautski nos aclara el concepto en oposición al concepto filosófico del término en estas palabras:
«Marx y Engels no se preguntaban por qué los hombres piensan y actúan, por qué tienen ideas e
ideales y se dejan guiar por ellos; se preguntaban la razón por la que estas ideas e ideales variaran de
una época a otra... La cuestión que les preocupa es la del por qué del cambio de esos ideales.
Descubrieron que la causa principal del cambio de ideas debía ser buscado en la modificación de las
condiciones económicas en las cuales viven los hombres».
La Igualdad
Este concepto fue siempre, aún en España, donde el prurito igualitario nos hace llevar a todos un rey
en la barriga, objeto de chacota espesa y grosera.
¿Cuántas veces no habremos oído el estúpido argumento del cojo que aspira a la igualdad en la
claudicación física o el corcovado exigiendo rabiosamente condición apolínea o quebradura de
huesos general?
La inmoral moraleja de semejantes elucubraciones era y es siempre la misma: La igualdad es
imposible, siempre hubo pobres y ricos, etc.
En opinión de estos cazurros sociólogos de casinillo o sacristía, el socialismo es una especie de
utopía amasada de envidia, ambiciones de impotentes, sadismos enmascarados. Los más inteligentes
de la flatulenta caterva, atribuyéndonos principios que nunca fueron nuestros exclaman indignados:
«¿Cómo va a ser retribuido un ingeniero como un peón y un tenor como un partiquino?» ¿Y quién ha
dicho lo contrario? ¿Pero es razonable y justo que un individuo se apropie el producto del trabajo
ajeno? Pues esa y no otra es la consecuencia del sistema capitalista. El socialismo, ante esa
expoliación, nunca se le ocurrió nivelar a los hombres con una especie de apisonadora. Jamás
reclamó la uniformidad de condición, admite las desigualdades naturales, cerebrales o musculares.
Reclama la igualdad en el uso de los medios de desarrollo, con derechos iguales desde el punto de
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
18 partida; la igualdad de medios en la lucha contra la naturaleza, la igualdad de derechos políticos y
sociales, el reconocimiento de la equivalencia de todo trabajo de utilidad social.
El socialismo reclama para todos, absolutamente para todos, el producto íntegro de su trabajo.
Esa es la auténtica y justa igualdad que reclamamos.
La Violencia
Los socialistas detestan la violencia como sistema. Toda su doctrina se compone de organización y
creación, de trabajo vital y no de guerra que destruye y mata. Pero fieles a la ciencia y a la verdad,
están obligados a decir al pueblo, so pena de inducirlo a error o alimentarlo de ilusiones, que todo
período evolutivo termina necesariamente en revolución más o menos violenta.
La sociedad en trance de perecer debe llevar en su seno la nueva sociedad. La sociedad no se plantea
nunca problemas que no pueda resolver. Una revolución es utópica o no lo es según que haya tenido
en cuenta o no esas condiciones.
Los elementos necesarios al funcionamiento de la nueva sociedad son las nuevas formas productivas:
herramientas, máquinas, grandes fábricas, nuevas vías de comunicación, potentes medios de cambio,
grandes bancas, grandes almacenes, nuevas instituciones substituyendo la acción individual, la
asociación al aislamiento, el trust a la concurrencia, la colaboración creadora a la lucha destructiva; el
capitalismo liberal da paso al capitalismo organizado, la planificación substituye a la anarquía.
Si se dan esas condiciones, la revolución es indispensable e inevitable. Si no se dan, la revolución es
utópica.
La concepción individualista o heroica de la revolución atribuye el éxito de una revolución a la
acción osada, atrevida, enérgica, violenta 'de fuertes individualidades, de héroes o de minorías
activas. Pero nunca sucede así. Cualquiera que sea el régimen político y social, la mayoría termina
por hacer prevalecer su voluntad. En todos los países es la mayoría quien gobierna o deja gobernar,
por egoísmo, interés, cobardía o inconsciencia. Si la minoría hace una revolución la mayoría la
deshace. La revolución no puede ser obra más que de la mayoría en provecho de la colectividad
entera. Para triunfar, la revolución social necesita una mayoría combatiente o que consienta.
El propio Marx opinaba en 1872:
«Sabemos que es necesario tener en cuenta las instituciones, las costumbres y las tradiciones de los diversos países, y no
negamos que hay países como América, Inglaterra y quizás Holanda, en las cuales el proletariado puede alcanzar sus
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
19 objetivos por procedimientos pacíficos.»
«La responsabilidad en el desencadenamiento de la violencia no solamente será imputable a la clase dominante, sino también a
la clase obrera.» (Marx a Hyndman, 1881.)
Y Engels decía:
El carácter más o menos violento de la revolución dependerá «menos del desarrollo de la burguesía que del desarrollo del
proletariado... Contra más elementos socialistas contenga el proletariado, la revolución será menos cruenta.» (Engels,
1884.)
«Si algo hay seguro, es que nuestro partido y la clase obrera no puede acceder al poder (que no es lo mismo que formar
un gobierno circunstancial) más que bajo la forma de República democrática». (Engels.)
Reflexión que presupone método de lucha incruento.
Revolución Política y Revolución Social
La revolución es política cuando se limita a cambiar la forma de gobierno. Se convierte en social
cuando modifica las formas de la propiedad. Una revolución puede realizarse pacíficamente o por la
fuerza.
Desde la aparición del capitalismo se aprecia con toda claridad que una revolución ya no es posible si
no es proletaria y ésta no será posible hasta tanto el proletariado organizado no sea una fuerza
suficiente y compacta para tener a su lado, en circunstancias favorables, a la mayoría de la población.
Un revolucionario es el que desea la conquista del poder por una clase hasta entonces oprimida. Y no
se deja de ser revolucionario por preparar y apresurar esta conquista con la ayuda de conquistas
parciales. El reformista y el revolucionario desean, uno y otro, reformas; lo que les distingue es que
el primero limita sus ambiciones a unas cuantas reformas de estructura.
Una revolución política se convierte en revolución social si la lleva a cabo una clase hasta entonces
oprimida y obligada a asegurar, con la emancipación social, su liberación política, cuando llega a la
conclusión de que su situación económica le impide ser libre. Por el contrario, un conflicto entre
clases dirigentes, aunque tenga los caracteres violentos de una guerra civil, no es ni será nunca una
revolución social.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
20 La revolución política es la mitad de la revolución. Suprime la opresión política dejando subsistente
la opresión económica.
Muchos se imaginan que la revolución social puede realizarse como se realiza una revolución
política, de un solo golpe feliz. En un solo día los trabajadores podrán apoderarse de las fábricas,
minas, casas de comercio, bancas, fundos, desalojando a los propietarios y a los directores: lo que por
la mañana era propiedad capitalista es por la tarde propiedad del pueblo trabajador. No. El problema
no es tan sencillo.
Nuestro bienestar depende de dos factores:
1° — La cantidad de mercancías que se producen en el país;
2° — La manera como esta cantidad se reparte entre las diferentes clases de la sociedad.
El socialismo reparte con justicia absoluta las mercancías. Pero para nada servirían las justas normas
de reparto, si no había nada, poco o menos que repartir.
El socialismo organizará de manera más justa el reparto de productos, sin que se resienta la
producción. No debe destruir la organización capitalista de producción, sin establecer, al mismo
tiempo, una organización socialista que permita, por lo menos, una producción tan abundante como
en el régimen anterior. Es, pues, tarea difícil que requiere audacia, serenidad, inteligencia y fuerza.
Las medidas necesarias no pueden ser aplicadas por mera revolución política, ésta no puede sino
«liberar los elementos de la sociedad futura».
Y añade Marx: «Para que la revolución triunfe, es necesario que una clase encarne en ella las
miserias y necesidades de toda la sociedad, de toda la nación, y que su emancipación sea la de
todos».
Sócrates opinaba que las revoluciones provenían del hecho de no haber nada duradero en la tierra y a
que, en ciertas épocas, nacen hombres viciosos, díscolos, incorregibles. Aristóteles que lo cita, añadía
que la reflexión era cierta, pero más tarde intuyó genialmente las verdaderas razones, al atribuir las
revoluciones a las desigualdades sociales económicas y sociales existentes. Era, pues, idealista y
realista al mismo tiempo. Muchos, después de él, lo fueron también, hasta que Marx trazó
inflexiblemente las bases de nuevo método de interpretación y reveló que, hasta el presente, todas las
sociedades humanas contienen elementos antagónicos en lucha por la apropiación de los medios de
existencia.
Lucha de Clases
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21 Mucho antes de aparecer Marx, historiadores burgueses habían expuesto el desarrollo histórico de la
lucha de clases.
Lo que pertenece a Marx es la demostración de que la existencia de la lucha de clases no está ligada
sino a fases determinadas de desarrollo histórico de la producción y que esta misma lucha conduce
necesariamente al poder a la clase obrera, la que lo utilizará para suprimir todas las clases, para
establecer una sociedad sin clases.
La lucha de clases es un hecho. Los socialistas ni la han inventado por capricho bélico, ni
preconizado. Simplemente la organizan para hacerla menos caótica y ruidosa, y determinan sus
consecuencias lógicas.
La teoría de la lucha de clases es una ley interpretativa de la historia (escrita), una explicación
retrospectiva de la historia e instrumento de previsión del porvenir.
Las relaciones económicas y sociales han determinado siempre, necesariamente, un escisión, con dos
grupos de composición variable pero de naturaleza homogénea. Dos grupos permanentes en su
movilidad: los que se benefician del uso de las fuerzas de producción y quienes sufren las
consecuencias de esas fuerzas: los explotadores y los explotados. Esos grupos son las clases. La
historia es el encadenamiento lógico de esas luchas inevitables. El progreso de la civilización es la
sustitución progresiva de la clase explotadora por la clase explotada, la que a su vez, se convierte en
explotadora.
El socialismo, al suprimir las clases, suprime la explotación del hombre por el hombre y, por ende,
las luchas, alcanzado la humanidad una condición estable, cerrando la era de las mutaciones
revolucionarias.
La Propiedad
SU TRANSFORMACIÓN
«La propiedad privada como antítesis de la propiedad colectiva —dice Marx—, sólo existe allí donde los instrumentos y
demás condiciones externas del trabajo son privativos de los individuos. Pero según que estos sean los trabajadores o los
nos trabajadores, la propiedad privada cambia de aspecto. La infinita variedad de formas que a primera vista presenta, son
simples reflejos de los estados intermedios entre ambos extremos.
«La propiedad privada del trabajador de los instrumentos de su actividad productiva, es el corolario de la pequeña
industria agrícola o manufacturera, y ésta constituye el vivero de la producción social, la escuela en que se perfeccionan
la habilidad manual, el ingenio y la personalidad del trabajador. Cierto es que este modo de producción se halla en la
esclavitud, en la servidumbre y en otros estados de dependencia. Pero no prospera, no despliega toda su actividad, no
reviste su forma perfecta, integral y clásica, sino cuando el trabajador es el propietario libre de todos los instrumentos de
trabajo que utiliza: el labrador, del suelo que cultiva; el artesano, del útil que maneja.
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22 «Este régimen industrial de pequeños productores independientes, que trabajan por su cuenta, presupone el
fraccionamiento del suelo y la de los otros medios de producción. Del mismo modo que excluye la concentración de estos
medios, excluye también la concentración en gran escala, la subdivisión de la labor en el taller y en los campos, el
maquinismo, la sabia dominación de la naturaleza por el hombre, el libre desenvolvimiento de las potencias sociales del
trabajo, el concierto y la unidad en los fines, en los medios y en los esfuerzos de la actividad colectiva. No es
incompatible más que con un estado de producción y de sociabilidad limitadísimo. Llegado ese régimen a cierto grado de
desarrollo, engendra los agentes materiales de su disolución. A partir de ese momento, las fuerzas y pasiones que
comprime comienzan a agitarse en el seno de la sociedad. Debe ser y es aniquilado. En su movimiento de eliminación
transforma los medios de producción socialmente centralizados, convirtiendo la propiedad mezquina de la mayoría en la
propiedad colosal de algunos, mediante la cruel y espantosa expropiación del pueblo trabajador ; he ahí los orígenes, he
ahí la génesis del capital.
«La expropiación de los productores inmediatos se realiza con un vandalismo increíble que estimula los móviles más
infames, las más sórdidas pasiones. La propiedad privada, fundada sobre el trabajo personal, en que el trabajador está
unido de modo inseparable a los instrumentos de trabajo, va a ser suplantada por la propiedad capitalista, fundada en la
explotación del trabajo ajeno, en el asalariado.
«La apropiación capitalista, conforme al modo de producción capitalista, constituye la primera negación de esta
propiedad privada que es consecuencia del trabajo independiente e individual. Mas la producción capitalista engendra su
propia ruina por la fatalidad que preside a las transformaciones de la naturaleza. Es la negación de la negación. Establece,
no la propiedad privada del trabajador, sino la propiedad socializada como término de las conquistas del régimen
capitalista, fundada en la cooperación y en la posesión en común de todos los medios de producción incluso el suelo.»
(Marx, «El Capital»).
La propiedad privada o individual, basada sobre el trabajo individual, es absolutamente legítima, pero
la propiedad privada o individual capitalista, que sirve para explotar al prójimo en beneficio de su
posesor pierde por ese hecho mismo, su carácter privado e individual.
Si el capitalismo expropia cruelmente al artesano y al pequeño propietario rural, el socialismo no
tiene porqué hacerlo, sino que les garantiza la posesión de sus instrumentos de trabajo, pues tiende a
poner en manos de los trabajadores todos los medios de producción y de cambio.
La revolución francesa abolió la propiedad feudal en favor de la propiedad burguesa. El carácter
distintivo del socialismo no es la abolición de la propiedad en general, sino la abolición de la
propiedad burguesa.
La actual, y cada vez más preponderante, explotación colectiva de los medios de producción y de
cambio, exige la propiedad colectiva.
Ninguna nación puede ni podrá vivir sin la organización colectiva de la producción y del reparto de
riquezas.
En esta organización colectiva de la vida, los derechos de la persona humana deben ser estrictamente
respetados, pues el socialismo se ha hecho para la ventura del hombre y no el hombre para un
régimen, cualquiera que sea su denominación.
Si la esclavitud engendró el feudalismo, y el feudalismo ha sido sustituido por el capitalismo
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
23 moderno, el mundo actual deberá ceder su predominio a un régimen nuevo: al colectivismo.
El Capitalismo de Hoy
Es indiscutible que en cien años, el capitalismo se ha desarrollado, en lineas generales, de acuerdo
con las conclusiones del socialismo democrático o marxista, pero asimismo no es menos cierto que
ha buscado y busca nuevas y diversas formas para alargar su vida, para estabilizar su sistema, con
reformas de estructura más o menos profundas. La acción de Franklin Delanno Roosevelt es una de
las formas de alargar la vida al capitalismo, un método inteligente, humano, provisionalmente eficaz,
que hubiera podido propiciar la transición pacífica a un régimen socialista. Otro de los métodos,
dictado por la ley de la selva, fue aplicado por Hitler y por el enano sanguinario, Franco. El
simplismo político y económico de Franco ha sido mucho más criminal que el del propio Hitler. El y
sus secuaces creían que matando a un millón de españoles quedarían resueltos todos los problemas,
sin tener en cuenta que éstos tienen su origen en las contradicciones económicas y no en la voluntad
de un grupo de hombres díscolos.
Un sistema económico-social se define según las modalidades de su funcionamiento, en relación con
el régimen de propiedad y del trabajo, y según la contextura de las clases que comprende.
En general y bajo el ángulo del funcionamiento, la transformación del capitalismo puede sintetizarse
diciendo que el sistema liberal ha pasado al capitalismo organizado.
La antigua concurrencia entre las pequeñas empresas ha cedido ante la concurrencia de un pequeño
número de mastodontes de la industria y del comercio, los cuales terminaron entendiéndose entre
ellos, dando así nacimiento a los cariéis, a los trusts. Al desaparecer la concurrencia en los mercados
interiores, disminuye en los exteriores. El monopolio en los mercados nacionales no es posible sino al
abrigo de una fuerte protección aduanera. Lo que se traduce en intervención del Estado. Así es como,
en lo que va de siglo, se ha ido insinuando el Estado en la economía y ésta en el Estado. Del Estado
vigilante de la era liberal, hemos pasado al Estado regulador, al Estado árbitro, al Estado patrón. Las
crisis consecutivas a este estadio de desarrollo del capitalismo se han intentado corregir o atenuar con
la gran estafa que supone la inflación o la devaluación.
La evolución de la propiedad en el curso de la transición del capitalismo liberal al capitalismo
organizado se advierte en la gradual transformación de la propiedad individual de los medios de
producción en servicio público: ferrocarriles, minas, gas, electricidad, petróleos, etc... etc,
En las más vitales ramas de la economía, el propietario único, el patrón individual, ha sido sustituido
por el accionista, por la sociedad anónima.
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24 En los países capitalistas más desarrollados, aproximadamente el 50 % de las empresas industriales,
ocupando el 90 % de asalariados industriales y cuya producción se eleva al 95 % de la producción global
de la industria, están constituidas en sociedades anónimas.
La dominación de estas inmensas sociedades sobre el capitalismo sujeto a la concurrencia, es
aplastante.
Al mismo tiempo que se transforma el capitalismo, lo hace la condición obrera. La vigilancia de los
partidos socialistas ha sustraído, en cierto modo, el asalariado al libre juego de las fuerzas
económicas. La reglamentación legal de mercado de la mano de obra, los contratos colectivos
sustituyendo poco a poco a los contratos individuales, la fijación del máximo de horas de trabajo y
del jornal mínimo, las medidas de seguridad en los trabajos peligrosos o insalubres, la
reglamentación del trabajo de las mujeres y de los niños, las vacaciones obreras, la seguridad social y
el seguro contra el paro allí donde no se garantiza el pleno empleo, son medidas que modifican
parcialmente la situación personal del obrero.
Pero estas conquistas no son solamente una elevación del nivel de vida. La evolución de la propiedad
hasta convertirse en servicio público, corresponde a la transformación del trabajo en función pública.
Es decir, en su conjunto, la interdependencia de la transformación corresponde a una etapa de
modificación de estructura del régimen de la propiedad, ratificando así la ley de evolución.
En el momento de redactarse el Manifiesto, la revolución industrial se aprestaba a anular al artesano
de alta calificación profesional, para sustituirlo por el asalariado. Entre el asalariado y el propietario
de los medios de trabajo, se intercalan las clases medias, urbanas y rurales. El patrón, a la hora actual,
está desapareciendo y dando paso a propietarios anónimos o al Estado-patrón. Las clases medias se
han proletarizado al perder su independencia, al recibir un salario. El proletariado compone, pues, la
mayoría de la población, aunque los interesados no quieran reconocerlo o se rebelen contra esta
realidad por reminiscencias de clase, sobre todo en España donde tanta y pueril importancia se da a
las formas exteriores, al atuendo, al buen parecer...
Al proletariado de 1848, compuesto exclusivamente de obreros industriales hay que añadir nuevos
proletarios, empleados, contramaestres, técnicos, directores.
El proletariado comprende elementos decisivos en el proceso económico. La clase obrera ha creado
organizaciones por las cuales influye en las manifestaciones de la vida nacional. Frente al capitalismo
organizado, el anticapitalismo organizado en el terreno político, sindical, cooperativo, cultural.
La inseguridad, una de las características de la condición obrera, se ha atenuado, pero la dependencia
se acrecentó. Mejor defendido contra el paro y la enfermedad, no por ello es más libre.
En el capitalismo liberal, el asalariado dependía de su patrón. En la economía contemporánea, esta
dependencia ha sido sustituida por la dependencia del asalariado y del patrón ante el Estado.
La condición fundamental del proletariado no se ha modificado básicamente, puesto que no
conquistó los medios de producción y de cambio. Pero su nueva condición es consecuencia de la
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
25 evolución del capitalismo hacia formas de propiedad más perfectas.
Es cierto que esta evolución no se ha efectuado en línea recta, ni en la misma proporción en todos los
lugares. Todos hemos conocido las reacciones autárquicas, los intentos de intensificación del
nacionalismo económico. Pero todos han tenido que plegarse a la fuerza de la realidad y la
interdependencia económica entre naciones no cesa de crecer; cuando estos intentos de autarquía han
sido entreverados con vana palabrería imperial y auténtica destrucción de vidas preciosas para la
economía, como en España, la aventura terminó convirtiendo al país en colonia de un imperialismo
financiero.
La centralización del capital podía discutirse aún hace veinte o treinta años. Hoy sería inútil hacerlo
con ejemplos parciales que nada significan. Las grandes empresas han ido devorando a las pequeñas.
Y las que se mantienen es a costa de plegarse a la voluntad de las grandes o por haberse convertido
en mecanismo auxiliar.
La gran crisis de 1929, cuyas consecuencias sufre el mundo todavía, no fue ni podía ser una sorpresa
para los socialistas. Las previsiones, que no profecías, del socialismo científico, se confirmaban.
Los países capitalistas aumentan cada día y los asalariados son la mayoría de la población activa. Un
creciente fracción de los trabajadores es socialista o tiene aspiraciones socialistas y en todos los
terrenos se esfuerzan en introducir las bases de una nueva estructura de la sociedad.
El propio fracaso de la revolución rusa, como revolución proletaria, no hace sino confirmar las tesis
del socialismo.
No podemos olvidar que el fracaso del capitalismo no solamente engendra movimientos tendentes a
la revolución social. Aparte de la revolución rusa, se han producido otras más o menos demagógicas,
convirtiendo al Estado en implacable tirano. Las previsiones del socialismo se realizan normalmente,
sin caer en la esclavitud del Estado, allí donde los socialistas son numerosos e intrépidos.
No quisiéramos terminar nuestro trabajo sin abordar el problema de la acción obrera en relación a la
situación que hemos venido definiendo.
Acción Política y Acción Sindical
Sí, el liberalismo económico ha muerto. El funcionamiento automático de las leyes económicas se
detuvo hace dos décadas, perdiendo el mercado su papel de regulador exclusivo. Una planificación
inteligente (E.U.A.), implacable (U.R.S.S.), corrompida y estúpida (España), ha sustituido al libre
juego de las fuerzas económicas.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
26 La autarquía y las dictaduras sangrientas han sido vanos intentos para detener el progreso. En todo el
mundo el proletariado influye en la marcha de los acontecimientos, dirige la evolución, sienta las bases de
la sociedad futura en el período de transición. Pero así como en el mundo quedan raros ejemplares de
razas desaparecidas, ruinas de civilizaciones muertas, aún nos encontramos concepciones
premarxistas, idealismos enternecedores e ineficaces, penachos románticos contra el acero de la
realidad.
La nueva estructura del capitalismo (monopolios, concentración, estatificación, asociación,
interdependencia organizada, etc.) ha modificado las viejas concepciones de la acción sindical.
En el capitalismo liberal, la lucha por el salario nominal, principal objetivo del sindicalismo,
alcanzaba casi automáticamente una mejora del salario real, puesto que la libre concurrencia
impedía a los empresarios compensarla a costa de los consumidores.
En la actualidad, el movimiento de los precios escapa cada vez más al automatismo de la
concurrencia. El nivel de los precios, y consecuentemente el de los salarios reales, dependen, además
de las circunstancias puramente económicas, de diversos factores políticos entre los que se
encuentran los impuestos y las tarifas aduaneras. La lucha sindical limitada a la lucha por el aumento
de los salarios nominales, se encuentra en un callejón sin salida. La acción sindical pierde toda su
eficacia si no logra influir en los diversos factores determinantes en el nivel de los precios que, al
mismo tiempo, son los componentes esenciales del salario real.
Suponiendo que la presión sindical obtenga una elevación general de los salarios nominales y
habiendo desaparecido la competencia que limitaba antaño el mecanismo de alza (un paliativo actual
es la escala móvil), anulado por el capitalismo organizado, las ramas monopolizadas pueden elevar
impunemente el precio de venta. La experiencia ha demostrado que los controles gubernativos son
absolutamente ineficaces y como, generalmente, las ramas monopolizadas son las industrias-base, el
alza se repercute en el conjunto del nivel de los precios.
De este nuevo estado de cosas resulta que el problema de los salarios depende hoy de una serie de
factores sobre los cuales la acción directa del sindicalismo es impotente. La acción sindical sobre el
salario nominal es insuficiente para garantizar el salario real. Este hay que mejorarlo por la
acción sindical directa combinada con una acción sobre los precios, sobre todos los
componentes de los precios. Lo que hace necesaria su presencia en todos los escalones y en
todos los organismos de la vida política y económica.
Esta presencia puede efectuarse por personas interpuestas como es práctica entre los sindicalistas
americanos en el presente período de su evolución, lo que da como resultado que representantes de
los intereses de la burguesía ocupen altos cargos políticos para mejor defender a su clase, con los
votos de la clase obrera a cambio de la promesa de defender alguna que otra reforma, que nunca es
fundamental. Es la clásica política de la antecámara.
Otro procedimiento es el practicado por los socialistas: la intervención en todos los organismos con
representantes directos, salidos de la clase obrera.
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27 El procedimiento de la abstención, de la no intervención, del apolitiscismo integral, cualesquiera que
sean sus pretendidas justificaciones ideales, deja prácticamente en manos de la burguesía el control
exclusivo de la economía y las armas coercitivas para imponer su dominio cuando la ineficaz gritería
siente prurito de violencia.
Los Congresos de la Internacional Socialista han definido constantemente la acción obrera con
justeza consecuente a la exactitud de sus previsiones:
« La acción política es necesaria tanto desde el punto de vista de la agitación y afirmación integrales de los principios
socialistas, como desde el punto de vista de la realización de reformas de interés inmediato». (III Congreso de la
Internacional, Zurich, Agosto 1893.)
« El Congreso entiende por acción política la lucha organizada bajo todas las formas, para la conquista del poder político
y su uso legislativo y administrativo en el Estado y el municipio, por la clase obrera, para su emancipación.
« El Congreso declara que la conquista del poder político es, para los trabajadores, el medio por excelencia por el cual
pueden llegar a su emancipación, a la liberación del hombre y del ciudadano y por el que pueden establecer la República
socialista.» (IV Congreso de la Internacional, Agosto 1898, Londres.)
Marx decía al respecto:
« En el estado militante de la clase obrera, su movimiento económico y su acción política están indisolublemente unidos.
(Marx.)
«La poderosa palanca con que el proletariado ha de destruir los obstáculos que a la transformación de la propiedad se
oponen ha de ser el Poder político, del cual se vale la burguesía para impedir la reivindicación de nuestros derechos.
Programa del P.S.O.E.:
«El Partido Socialista declara que tiene por aspiración:
«lo. — La posesión del Poder político por la clase trabajadora.»
Ese es el camino que traza la razón, cualesquiera que sean las ilusiones sembradas a voleo e
interesadamente por la burguesía o por desinteresados soñadores.
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28
Condiciones del Triunfo
Y por si aún hubiere socialistas que por pereza mental o por impaciencia irrazonada, cayeran en la
zona algodonosa de los sueños, repitamos que la doctrina marxista no puede enraizarse y progresar
más que en el seno de una sociedad capitalista desarrollada, y que la revolución socialista no es
posible más que cuando el capitalismo ha llegado al término de su desarrollo histórico, cuando su
estructura económica se presta a una transformación social, cuando el proletariado es bastante
numeroso y capacitado para apoderarse de la dirección de la economía de la sociedad, cuando las
contradicciones del régimen son tan agudas que hacen su desaparición ineluctable.
«Una formación social —escribía Marx— no desaparece jamás antes de haberse desarrollado cuantas fuerzas productivas
contenga en su seno, y jamás nuevas y superiores relaciones de producción la sustituyen antes de que las condiciones de
existencia de esas relaciones hayan sido incubadas en el seno mismo de la vieja sociedad. Por ello la humanidad no se
plantea más que los problemas que puede resolver. Considerando de cerca la cuestión nos encontramos siempre que el
problema no se presenta sino cuando las condiciones materiales para resolverlo existen o están en camino de existir.»
Teniendo en cuenta esas razones, Rosa Luxemburgo, decía en 1918:
«En Rusia el problema no puede ser más que planteado; no puede ser resuelto.»
Y Karl Kautski remachaba:
«Lo que ahora se desarrolla en Rusia es efectivamente la última de las revoluciones burguesas, y no la primera de las
revoluciones socialistas.»
Un país donde no existen las condiciones mínimas exigibles para una transformación social,
terminará siempre con abortos monstruosos. Y una sociedad en la que el desarrollo del capitalismo es
suficiente pero no encuentra las fuerzas necesarias para resolver la crisis revolucionariamente, abrirá
el camino a tiranías abominables y a espantosos conflictos guerreros. El nacional-bolchevismo como
el nacional-socialismo son demostraciones claras y trágicas de carencia de condiciones en la primera,
de carencia de un proletariado consciente en la segunda. Cuando llega el momento de la expansión de
nuevas formas sociales, sin estar dirigidas por certero espíritu constructivo y auténticamente
socialista, nos encontramos en el principio de la esclavitud total de todas las clases. Quizás esos
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
29 fenómenos son los últimos espasmos de una sociedad en trance de muerte, pero los coletazos
agónicos de la bestia pueden destruir a una generación y sembrar de ruinas la sociedad. El proletariado
debe acortar la tumultuosa agonía, sin gestos desordenados y peligrosos, sin alocamiento pero
certeramente, escapando así al peligroso y primario anticapitalismo premarxista, alimento fortificante
del fascismo. El anticapitalismo ha de ser socialista o no será anticapitalista en el estricto sentido del
concepto.
Palabras Finales
La noble aportación que al progreso de la Humanidad hace el socialismo, ha proporcionado al
proletariado motivos de razonada esperanza en días mejores y ha prestado a su acción carácter
heroico.
En España, el socialismo ha sido algo más. Fue insuperable escuela de civismo y sus hombres
maestros de moral. En momentos de degeneración ciudadana, cuando todos los valores morales
estaban en crisis de liquidación y los acentos épicos y desgarrados de Costa no hacían sino traducir la
impotencia de España, Pablo Iglesias y sus discípulos dejaron ancho caudal de virtudes ciudadanas,
capaces por sí solas de sacar a España de la atarjea donde otros la habían metido. ¡Ni la tiranía ha
podido hacer olvidar a los españoles aquella siembra de futuro radiante! España tiene grabado el
socialismo en el corazón y en el cerebro. Cuando vuelva a ser dueña de sus destinos, los mozos
dignos que en la Universidad, en la fábrica, en el campo o en el mar, sufren la presión de un régimen
de terror aportarán alegremente los sólidos materiales de la nueva España socialista, libre y fuerte.
Pues el Socialismo no es concebible sin libertad y la libertad no es posible sin el Socialismo.
AUTORES CONSULTADOS:
PABLO IGLESIAS. — Comentarios al Programa del P.S.O.E.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
30
JAIME VERA. — Informe presentado ante la Comisión de Reformas Sociales.
G. PLEKHANOFF. — La concepción materialista de la Historia.
CARLOS MARX. — Obras completas.
F. ENGELS. — Obras completas.
GUESDE. — El Socialismo.
H. LASKI. — Reflexiones sobre las revoluciones de nuestro tiempo. Manifiesto de la Internacional Socialista (Francfort, 1951).
Declaración de principios del P.S.O.E.
C. KAUTSKI,
ROSA LUXEMBURGO,
F. LARGO CABALLERO,
P. LAFARGUE.
EEss PPoossiibbllee EEll SSoocciiaalliissmmoo
PALABRAS PRELIMINARES
En memoria de Antonio RUIZ obrero manual de inagotables conocimientos enciclopédicos;
incomparable maestro de socialismo; concejal socialista del Ayuntamiento de Zaragoza, elegido por
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
31 el pueblo y supliciado por el señoritismo fascista en 1936.
Su aspecto físico era sanchopancesco, su talante moral quijotesco, sin desvaríos.
Era sabio, prudente, noble, generoso... Imperdonables virtudes.
INDICE
¿ES POSIBLE EL SOCIALISMO? ¿ES NECESARIO?
PROPIEDAD INDIVIDUAL Y PROPIEDAD COLECTIVA O COMÚN
DEL TRABAJO INDIVIDUAL AL COLECTIVO
LA CONTRADICCIÓN CAPITALISTA Y EL PARO OBRERO
POSIBILIDAD Y NECESIDAD
SUPERPRODUCCIÓN Y MISERIA
DESAPARICIÓN DE LAS CLASES
LA TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD Y EL PROLETARIADO
POSIBLE, NECESARIO, INDISPENSABLE
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
32 Después del cándido 14 de abril de 1931 y antes del diluvio cainita que anegó en sangre las
atormentadas Españas, el socialismo aragonés estaba ya muy arraigado, aunque más entre los campesinos
que entre los obreros industriales. Su auge era constante en detrimento de otros movimientos obreros
herederos, psicológicamente, del espíritu de violencia engendrado por la demagogia del Moisés de
los "jóvenes bárbaros", de cuyo nombre no queremos acordarnos.
En 1934, en el Octubre revolucionario, fallido intento de cerrar el paso al fascismo, y sin que las
armas del barco "Turquesa" les llegaran, los campesinos aragoneses se rebelaron con fuerza,
culminando su heroísmo revolucionario en Uncastillo.
El fulgor de Asturias dejó en discreta sombra aquella gesta de los socialistas aragoneses.
Centenares y centenares de campesinos socialistas salieron de las cárceles cuando la voluntad popular
se expresó inequívocamente en 1936 en favor de los insurgentes de Octubre.
Y aquellos campesinos terminaron de edificar sus Casas del Pueblo, crearon colectividades agrarias e
iniciaron por su cuenta la reforma agraria que no había sido capaz de realizar la República. Se
iniciaba profunda revolución estructural mientras otros soñaban, tumbados perezosamente en la
cuneta de la Historia, en románticas barricadas donde un esfuerzo fulgurante, intenso y corto
estableciera la armonía universal. Los mismos que más tarde habían de crear colectividades agrarias
forzando las voluntades con las bayonetas. El destino tiene en el bolsillo puñados de esas paradojas.
Aquel socialismo aragonés, viril y realista, que dejó el fusil por la mancera, dispuesto a seguir
imperturbable y enterizo construyendo el porvenir de Aragón sin poner en peligro el advenimiento de
la libertad, fue brutal y salvajemente segado en 1936,
Eran los tiempos difícilmente imaginables ahora, en los que el Vicario de Cristo bendecía a Caín.
De aquella siega asesina, de aquella espantosa degollación de inocentes arranca la decadencia
acelerada de Aragón. No se puede impunemente arrancar los brazos y los músculos de un cuerpo
social.
Aragón se convirtió en un desierto en el que fulgen, manteniendo engañosa ilusión, algunos oasis. La
región se transformó en exportadora de mano de obra, perdiendo a chorros su substancia vital. Hasta
la jota perdió sus características tradicionales para acentuar la fanfarronería patriotera, perdió su
ingenio satírico para convertirse a la genuflexión laudatoria y bajuna; su grito viril cobró tonalidades
de ladrido fascista y en algunos casos fue el orgullo kikirikí de verdugos y liberticidas. Bien es
verdad que el gigantesco aragonés muerto en destierro voluntario. Francisco Goya y Lucientes, nos
dejó escrito que el sueño de la razón engendra monstruos.
Aragón, desgarrado y ensangrentado, gimiendo durante una noche espesa y triste de cuarenta años
bajo la chapa de plomo del terror, con sus mejores hijos amontonados en inmensas fosas comunes o
errantes por el mundo luchando por la libertad en medio del incendio universal prendido por el
fascismo internacional, cuyos ingenios de muerte habían sido aguzados en la muela española;
Aragón, al despertar de la pesadilla totalitaria, guiado por misterioso instinto o por el eco
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33 trascendente de las voces de los supliciados, ha votado, el 15 de junio de 1977, por el Socialismo, sin
conocer, quizás sin importarle, a los recios muchachos que los representaron en la liza electoral. Bastó
que sus palabras se entroncaran con el socialismo que pregonó el legendario Pablo Iglesias, para que
fueran acogidos con favor y quizás con fervor.
Pero el socialismo no es solamente impulso irresistible de corazones generosos y justos, sino
también, y sobre todo, producto de la razón, clarividencia, sagacidad método.
Ni que decir tiene que no hemos de detenemos un solo segundo en el seudo-socialismo de quienes lo
han elegido por cálculo electoral habida cuenta de la sugestión que ejerce.
El combate por el socialismo es permanente, no limitado a un día de elecciones. Combate político
permanente, pero también económico siendo el sindicalismo libre el arma complementaria,
indispensable. Combate en el sentido noble del que riñe el campesino con la tierra para arrancarle el
sustento del hombre, el que riñe el metalúrgico con el hierro para transformarlo en objeto útil o el del
albañil con el mortero y la piedra para edificar una vivienda.
Si un oficio, por modesto que sea, exige complejos conocimientos y manos diestras, la edificación
del socialismo también exige conocimientos complejos, concretos e ideas claras ante todas las
mutaciones de la sociedad.
El socialismo es la única alternativa al capitalismo hipertrofiado y decadente. La única alternativa
razonable, humana, progresiva. Si el proletariado no ve claro su destino emancipador, la crisis del
neocapitalismo o capitalismo organizado puede engendrar otra catástrofe mundial como la
engendrada por la crisis del capitalismo liberal en los años treinta y que costó cuarenta millones de
muertos y un océano de lágrimas.
La apretada síntesis de las doctrinas socialistas, en relación directa con el mecanismo capitalista
responde a las dos preguntas que campean en el título. Si acertamos o no lo dirá el lector.
¿ES POSIBLE EL SOCIALISMO? ¿ES NECESARIO?
Tienen hoy tal fuerza las doctrinas socialistas que es difícil imaginar los tremendos y trágicos
combates reñidos para ir abriéndose paso en .un ambiente de odio, de persecuciones continuas, de
insultos, de sarcasmos...
Más que las especulaciones de los economistas distinguidos, los anatemas de la Iglesia, la
trompetería de los tribunos burgueses, las cárceles, las cargas de caballería y hasta los piquetes de
ejecución, el obstáculo más impenetrable que encontraban los propagandistas de una idea generosa y
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34 racional, se sintetizaba en una frase saturada de resignada desesperación, de fatalismo esterilizante,
repetida como un hipo agónico por muchos trabajadores:
- ¡Siempre hubo pobres y ricos!
Nada más incierto. Razonaban así por desconocer que el Socialismo se apoya, más que en
sentimientos o sueños brumosos, en la evolución de la sociedad.
PROPIEDAD INDIVIDUAL Y PROPIEDAD COLECTIVA O COMÚN
Pretende el Socialismo que las condiciones en que se desarrolla cada vez más la producción moderna,
tanto agrícola como industrial, reclaman una nueva forma de propiedad -colectiva o común- de las
riquezas naturales o sociales.
Las variaciones en la forma de propiedad no tienen nada de caprichoso o fortuito, sino que están
determinadas por las formas de trabajo o los medios dominantes para satisfacer las necesidades de
nuestra especie.
En la época -que ha durado siglos- en la que el hombre se limita a la colecta y consumo de lo que
espontáneamente proporciona el medio natural, sin que haya otra apropiación que la de los productos
consumidos: frutos, raíces, etc., la tierra es de todos, sin dar lugar a posesión alguna.
La tierra será propiedad colectiva de la tribu, cuando la caza, convertida en el principal medio de
vida, exija el concurso de muchos, cuando requiera una acción combinada o colectiva, mientras que
el arma, por rudimentaria que fuera, manejada individualmente, será la primera propiedad
individual.
Para defender esos territorios de caza, apropiados colectivamente, se inician entre las diversas tribus
luchas o guerras casi permanentes.
Más tarde, esas rivalidades y luchas entre tribus fueron aprovechadas, por ejemplo, por los
conquistadores españoles para implantarse con muy pocos hombres en extensos y poblados territorios
del hoy llamado continente americano.
Mucho más tarde, cuando la cultura, cuando la industria se generaliza, cuando se trabaja con
herramientas sencillas y pequeñas, simples prolongaciones de la mano del hombre, el trabajo agrícola
o industrial, siendo prácticamente individual, determina la propiedad individual, ya sea territorial o
mobiliaria, a la que se llega escalonadamente, progresivamente, por un reparto cada vez más
espaciado, de tierras y casas entre las familias.
La propiedad privada o individual de los medios de producción ha sido, pues, más que legitima,
indispensable, puesto que estaba fundamentada en el trabajo personal del propietario e incitaba en
consecuencia a éste a producir lo mejor y más posible, puesto que producía para si mismo.
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35 Constituía el régimen de propiedad individual, para la humanidad, el mejor de los regímenes, el que
producía los medios de existencia al máximo.
Esa armonía entre las necesidades del hombre y el régimen de propiedad ha desaparecido casi por
completo en los países industrializados.
DEL TRABAJO INDIVIDUAL AL COLECTIVO
Como consecuencia de la división del trabajo introducida por la manufactura de la máquina de vapor,
del motor de explosión, de la electricidad y hoy de la automatización, el trabajo ha dejado de ser
individual para convertirse en colectivo. No se pueden construir locomotoras, barcos, automóviles,
individualmente.
Antaño el tejedor iba de casa en casa con su telar a mano, para tejer la lana previamente hilada por las
mujeres de la casa en ruecas individuales, cuando no poseían un taller propio.
Los forjadores trabajaban solos en sus fraguas ayudados por los labradores cuando se trataba de
modelar o aguzar las grandes herramientas de trabajo; herraban a los abríos, fabricaban azadas,
astrales y legonas, útiles domésticos y cuantos objetos requerían hierro...
Los campesinos utilizaban el arado romano, el azadón, el trillo provisto de piedras de pedernal...
El trabajo era individual y, por ende, la propiedad era individual. La mecanización colectivizó el
trabajo, pero la propiedad sigue siendo individual.
LA CONTRADICCIÓN CAPITALISTA Y EL PARO OBRERO
De esa fundamental contradicción, de ese antagonismo entre la forma del trabajo -colectivo-, y la
forma de la propiedad -individual—, nacen todos los males, todos los desórdenes de la sociedad
actual, todas las calamidades, que no desaparecerán, que no podrán desaparecer sino estableciendo el
colectivismo, es decir, convirtiendo la propiedad individual en colectiva, como ya es colectiva la
producción.
La producción colectiva, resultante de la división del trabajo, del maquinismo, de la primera
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36 revolución industrial, multiplicó los productos en proporciones inimaginables y hoy la segunda
revolución industrial los multiplica en mayores proporciones.
Pero esos fantásticos medios de producción, al ser apropiados individualmente por los capitalistas,
redujeron a los trabajadores al estado de proletarios, excluyéndolos de esta superabundancia de
riquezas, constreñidos a no gozar de sus productos más que en el límite de sus gastos de
mantenimiento vital y de reproducción. Es lo que Carlos Marx definía como la depauperación o
empobrecimiento relativo, y no absoluto como pretenden que definió, los contradictores de mala fe.
Si hoy se ha creado lo que se llama "civilización de consumo" gracias a la segunda revolución
industrial, la depauperación relativa sigue siendo la consecuencia del sistema capitalista, puesto que
si aumentó el nivel de vida general en lo absoluto, no aumentó, sino que disminuyó si tenemos en
cuenta los porcentajes de desarrollo de producción y los porcentajes del poder adquisitivo de los
asalariados.
El sistema de propiedad individual, cualesquiera que sean las apariencias de prosperidad general,
aumenta la desigualdad y la servidumbre. El aumento relativo de bienes de consumo no compensará
jamás la desigualdad y la servidumbre
La fuerza humana de trabajo no se emplea y mantiene más que en la medida exigida por la
producción, cuando no se la sustituye brutalmente por la maquina sin haber prevista la reconversión
de los obreros en paro forzoso, expulsados de su empleo por la eficacia de la nueva máquina.
Con el maquinismo nace la plaga moderna del paro forzoso y los infinitos y lancinantes dramas
engendrados por esa injusticia, por esa carencia de solidaridad humana. La primera reacción de los
trabajadores ante el telar mecánico -vanguardia técnica-, fue destruirlos. La burguesía inglesa,
detentadora del poder político, decretó la pena de muerte para los destructores de máquinas. Un
puñado de obreros subieron al cadalso. La voz elocuente y humana del gran poeta Lord Byron se
elevó tremante, sarcástica, irónica, fustigante contra aquellos salvajes con sombrero de copa que
ahorcaban obreros en nombre del progreso mecánico.
Otra de las consecuencias fue apiñar a los trabajadores en asociaciones de resistencia para corregir,
paliar la inhumana tendencia del régimen capitalista.
El maquinismo estableció a gran escala la concurrencia entre obreros parados y obreros activos,
sirviendo esta concurrencia para mantener salarios de hambre, jornadas interminables, rebajar los
precios de costo de la producción y hacer así frente a la concurrencia comercial; el maquinismo
despojó al trabajador de su habilidad técnica convirtiéndolo en elemento secundario, fácilmente
sustituible, de una cadena de producción.
El utillaje moderno, encargado de sustituir el esfuerzo muscular, dio lugar a un doble crimen: la
industrialización de la mujer y del niño. Arrancados del hogar doméstico destruido, fueron
empujados por la más odiosa de las violencias, el hambre, hacia la fábrica, donde por ser mano de
obra barata sustituyeron al hombre en tales proporciones que la misma ley burguesa se vio obligada a
intervenir para limitar y reglamentar ese doble atentado contra la raza y contra la familia perpetrado
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37 por quienes se llenaban y se llenan la boca acusando a los socialistas de ser los destructores de la
familia.
La industrialización, los grandes talleres trajeron para los obreros de ambos sexos y de toda edad, un
régimen de acuartelamiento, una disciplina de hierro, la más pasiva de las obediencias y todo un
sistema de sanciones que hacían y hacen de cada patrono un soberano absoluto suyo capricho e
interés constituía y constituye la única ley.
POSIBILIDAD Y NECESIDAD
Las razones económicas del Socialismo se pueden dividir en posibilidad y necesidad.
La posibilidad de la propiedad colectiva se manifiesta por el hecho mismo de que la propiedad de
hoy vale en función de quienes la trabajan y no en función del propietario.
No son los propietarios de los ferrocarriles o de las minas, etc., quienes valorizan la industria, sino los
proletarios, desde el peón al ingeniero.
Las industrias pueden prescindir del propietario sin que dejen de funcionar, pero no pueden
prescindir de los obreros.
Con la industrialización comenzó a desaparecer el propietario "monarca-absoluto" por ir
convirtiéndose en accionista. La propiedad empezó a hacerse común, indivisa y anónima.
La clase poseyente, en régimen capitalista, se ha convertido en parásito, en clase inútil y, en
consecuencia, perjudicial al progreso.
La historia demuestra que las clases llegadas a un estado parasitario, habiendo dejado de cumplir la
misión social que les dio vida, están llamadas a desaparecer.
Ved la nobleza. Recubierta de hierro, lanza en ristre o empuñando la espada, sirvió de escudo vivo y
protector del trabajo de los campos y de la industria, de las artes y de los oficios, de la ciudad y del
burgo; en tanto que protectora de la colmena humana -por onerosa y abusiva que fuera su protección-
, resistió a todas las tentativas hechas contra su preponderancia dentro de un Estado en cuyo seno era
la única clase que pagaba "el tributo de sangre".
Cuando la policía interior y la defensa exterior fueron confiadas a milicias reclu-tadas fuera de su
seno, comenzó el declive de la nobleza. Convertida en nobleza cortesana, entreteniendo su dorada
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38 inutilidad en intrigas palaciegas para mejorar su parasitismo a costa del cuerpo inerme de la nación,
murió socialmente.
El estado llano, en 1789, con la Revolución francesa, no hizo otra cosa que establecer el certificado
de defunción de una clase social.
Lo mismo habrá de suceder con la burguesía que, después de haber encamado todo el trabajo manual
e intelectual, no existe sino como clase expoliadora del trabajo y en consecuencia se ha condenado a
desaparecer.
Otra posibilidad —y necesidad al mismo tiempo—, de la transformación colectivista de la sociedad,
es la desaparición de la clase media, interpuesta entre el proletariado y el capitalismo ocioso. Los
pequeños industriales, los pequeños comerciantes, los pequeños campesinos van desapareciendo
como tales, incluso cuando se convierten en pieza secundaria y dependiente del capitalismo
concentrado.
Concentración que se produce, en diversos grados, ante nuestros ojos.
Un gobierno ultraburgués como el impulsado por el General De Gaulle en Francia, a pesar de la
presión electoral de los pequeños comerciantes, industriales y campesinos, se vio obligado a acelerar
el proceso de concentración para poder ser competitivo dentro del Mercado Común, es decir,
disminuir cada vez más la importancia del propietario privado.
Francia es un país pequeño-burgués que frenó siempre la concentración industrial y comercial.
Hoy, con alternativas a veces dramáticas, no solamente se abandona el freno sino que se siente la
necesidad de acelerar la concentración.
La concentración es, ni más ni menos, la expropiación de los pequeños, la proletarización directa o
indirecta de la mayoría.
Ni el pequeño industrial, ni el pequeño comerciante o el campesino pueden adquirir por sí mismos el
utillaje moderno y costoso necesario a una producción competitiva.
Otra necesidad de la solución colectivista o socialista es la imposibilidad para la actual sociedad,
dividida en clases —propietarios sin trabajo o función y trabajadores sin propiedad- de cuantos
productos se producen.
Se produce en cantidades enormes y cada vez más con menos brazos. Pero los productos hay que
venderlos, hay que consumirlos, lo que no se puede hacer sin aumentar el poder adquisitivo de toda la
sociedad; aumento que se repercute en los precios y hay que volver a corregir el poder adquisitivo y
así comienza la espiral fatal salarios y precios.
Esta contradicción fundamental del régimen capitalista engendra las desastrosas crisis cíclicas,
después de haber engendrado las guerras coloniales.
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39 En 1819, antes de ser mecanizada, la industria inglesa producía 106.500 libras de hilo y 80.620 de
tejido; empleaba 445.000 obreros de sus 16.500.000 habitantes.
El 1880, como consecuencia del perfeccionamiento del utillaje mecánico, producía 1.224.900 libras
de hilo y 993.880 libras de tejido con 686.000 obreros de sus 34.000.000 habitantes. El algodón
manufacturado aumentó en 1.231 por 100, mientras los que vivían de su transformación y podían
consumirlo habían disminuido en un 25 por 100.
A mediados del siglo pasado, un zapatero hacía 200 pares al año. A finales del siglo pasado llegaba,
con las máquinas, a fabricar 2.598.
Hoy semejantes cifras resultan ridículas, pues el aumento de la productividad de cada obrero se
puede calificar de fantástico. Se produce mucho y las crisis son crisis de abundancia.
El resultado de tales crisis, desde 1852 hasta avanzado este siglo, era de sembrar la ruina y la muerte
cada diez años. Se cerraban fábricas, aumentaba el paro forzoso, disminuía el poder adquisitivo,
aumentaban los depósitos de productos invendidos, sobraban más obreros, aumentaban aún más los
invendidos y recomenzaba el ciclo infernal.
Obreros sin pan, sin calzado, sin vestidos, precisamente porque sobraba el pan, el calzado, los
vestidos...
Hoy mismo, en Europa, sobran seis millones de toneladas de leche y de mantequilla sin que los
Gobiernos sepan dónde utilizar esos productos, como ayer se quemaba el trigo y el café mientras
millones de parados no podían comer y eran terreno abonado para el fascismo.
La escasez nace de la abundancia. Esta situación absurda es consecuencia de la propiedad y
producción capitalista.
En otros tiempos la escasez y el hambre eran el resultado de la impotencia de nuestra especie para
extraer de la tierra lo suficiente para satisfacer las necesidades del hombre. En cierto modo, las
causas eran de orden natural. No se había vencido a la Naturaleza y el combate contra ella era lento
pues no solamente dependía de la voluntad del hombre.
SUPERPRODUCCIÓN Y MISERIA
Hoy, la miseria humana resulta de la superabundancia de productos.
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40 Ahí reside la causa de la política colonial del siglo pasado y la mitad de éste. Ahí reside la causa del
actual colonialismo financiero al que no escapan los países industrializados. España es un buen ejemplo
de país industrializado convertido en colonia de la fínanza yankee, entre otras.
A falta de mercado interior suficiente, restringido por la miseria relativa obrera, por la miseria a secas
o por la disminución del poder adquisitivo de los salarios, había que conquistar mercados exteriores y
lejanos. Pero la válvula de escape del colonialismo era y es un mero paliativo a las consecuencias de
las contradicciones capitalistas, no una solución.
Las grandes crisis de superproducción que trastornan periódicamente al mundo moderno no
desaparecerán más que con el régimen que las engendra: el sistema capitalista y su contradicción
fundamental: trabajo colectivo y propiedad individual.
Solamente la conversión de la propiedad individual en propiedad colectiva, la posesión por la
sociedad de las fuerzas productivas, permitirá reglamentar la producción y equilibrarla con las
necesidades de todos y cada uno. Únicamente esta socialización, suprimiendo los límites impuestos
por el sistema del salario al poder adquisitivo o de consumo del pueblo obrero y campesino,
proporcionará a los productos que ahora se acumulan determinando paro obrero, los consumidores
que le faltan.
En un sistema socialista, la superproducción no creará paro y hambre, sino disminución de horas de
trabajo sin disminuir el consumo.
DESAPARICIÓN DE LAS CLASES
El régimen socialista, por el hecho mismo de serlo, hace desaparecer las clases, es decir, el final de
una lucha intestina por la subsistencia, cuando la ciencia y la técnica han domeñado relativamente a
la naturaleza.
La división de la sociedad en clases ha sido una necesidad desdichada, una fatalidad, la condición
misma de la dolorosa evolución humana o del progreso.
Vencida en parte la naturaleza, alcanzado el actual estado de desarrollo de la sociedad, el
mantenimiento de la sociedad, de la humanidad dividida en clases es un obstáculo para el bienestar
de todos, un verdadero suicidio de la sociedad.
En la Grecia antigua, florecieron con esplendor los Aristóteles, los Fidias, los Esquilo, los Platón.
Pero aquel florecimiento del pensamiento humano, a la par que la democracia y la libertad helena,
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41 estaba basado en el trabajo de los esclavos. Gracias a aquellas máquinas de carne y hueso, a la vida
embrutecedora de los esclavos produciendo para todo el pueblo, pudo éste conocer el ocio, la libertad de
movimientos, gozar de la existencia bajo todas sus formas y cultivar el arte. La democracia se limitaba al
círculo de privilegiados y se basaba en la opresión de los esclavos.
Pues bien, esos esclavos emancipadores de una minoría los posee la sociedad actual en número
ilimitado. Son las máquinas, la electricidad, el petróleo, la automatización de las industrias, la
pacífica utilización de la energía nuclear, quienes pueden y deben trabajar en beneficio de la sociedad
entera. Si aumentan las necesidades, no hay sino aumentar esos esclavos de acero que pueden
producir sin fatiga noche y día.
Pero, hoy, el hombre está al servicio de la máquina y no la máquina al servicio del hombre.
La última forma de esclavitud humana es el asalariado. Sería suficiente que las máquinas fueran
propiedad social y no privada para terminar para siempre con la esclavitud.
El colectivismo se va realizando poco a poco en el seno mismo de la sociedad capitalista, pero es
necesario preparar las fuerzas necesarias al establecimiento del nuevo orden socialista.
LA TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD Y EL PROLETARIADO
Puesto que se trata de bienestar y felicidad para todos sin excepción, puede inferirse que se podría
contar con el concurso de todos sin distinción de clases.
Así lo dicta la lógica, la razón, el buen sentido. Pero ni la razón ni la justicia son las riendas del
porvenir. Las clases privilegiadas no se han desprendido nunca voluntariamente de sus privilegios ni
aun cuando ese desprendimiento les favoreciera. Prefieren sus intereses inmediatos y aparentes a un
interés real y duradero.
La burguesía española tuvo, el 14 de abril de 1931, la mayor y mejor posibilidad histórica de
desarrollarse plena y pacíficamente, como se había desarrollado la burguesía en los países
industrializados. Quiso, por el contrario, detener la rueda de la historia contra sus propios intereses,
impulsada por alucinación aberrante y criminal cuyos resultados aún paga el pueblo español. Es
cierto que existe una nueva burguesía nacida en el barro y la mierda de la corrupción fascista.
Imperio burgués creado con el trabuco de la impunidad, pagando los salarios más bajos de Europa.
Esta neo-burguesía cava su propia tumba y cavará la del país si éste no sabe desembarazarse de esa
roña asfixiante.
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42 La clase capitalista, llamada a beneficiarse en la misma medida que la clase proletaria de un régimen
colectivista, se obstina y obstinará en la conservación imposible de un presente donde no hay seguridad
para nadie.
Es verdad que los monstruosos resultados del fascismo internacional y nacional, reacción exacerbada
del conservadurismo capitalista, ha sido una lección muy dura, pero no ha corregido ni corregirá la
tendencia capitalista de mantener a toda costa sus privilegios presentes.
La experiencia nos enseña que la transformación de la sociedad solamente puede esperarse de los
trabajadores, es decir, de la clase que sintiéndose oprimida en el presente régimen económico, tiende
a salir del mismo —a veces sin darse cuenta-, con todas sus fuerzas y, en consecuencia, a sacar de ese
régimen a la humanidad entera.
Los intereses del proletariado, en marcha hacia su liberación, se confunde con el interés general de la
humanidad, puesto que no podrá dejar de ser la clase desposeída sin transformar la propiedad
capitalista de unos pocos, en propiedad social o de todos.
Ese ha sido siempre el papel de las clases-víctimas, las que en el momento de madurez de los
elementos de una etapa social o de una civilización superior, al derribar las causas de su opresión, se
han encontrado con que sus esfuerzos habían sido provechosos para la humanidad entera y permitirle
recorrer sin trabas una nueva etapa.
POSIBLE, NECESARIO, INDISPENSABLE
A Finales del siglo XVIII, cuando los restos del mundo feudal se oponían a la eclosión y desarrollo
de la industrialización moderna, todavía rudimentaria, el Tercer Estado, luchando y triunfando por sí
y para sí, luchó y venció por la humanidad entera, cuyas necesidades encarnaba.
No se trata, hoy, de condenar las fuerzas productivas, sino de transformar en concentración social la
concentración capitalista. Es el Cuarto Estado, el proletariado, quien luchando por su propia
emancipación, lucha por la emancipación de todos, por la socialización de los medios de producción
y no por su apropiación por una nueva casta de propietarios.
El proletariado manual e intelectual, para reconstruir el patrimonio de la humanidad, tendrá que
expropiar a los expropiadores.
Esa es la misión histórica de la clase obrera. Pero como prólogo obligado, como condición
indispensable a esta expropiación económica, tendrá que apoderarse del poder político.
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43 Gracias al Estado monopolizado por la minoría capitalista, puede ésta mantener en la opresión a la
gran mayoría laboriosa. Mientras haya Estado habrá clases y habrá opresión. El objetivo de la clase
obrera es la desaparición de las clases, la supresión de la explotación del hombre por el hombre.
El establecimiento del socialismo está condicionado al advenimiento político de los trabajadores, ya
sea pacíficamente o al precio de una revolución violenta. El sentido común dicta que cuanto mayor
sea la fuerza del proletariado menos violenta será la revolución.
Cuando los socialistas hablen de violencia se refieren a la necesaria para destruir o transformar el
sistema caduco, sin que tenga que ver con la integridad de las personas.
El Socialismo es la consecuencia más plausible del régimen que actualmente sufre la humanidad. Es,
pues, posible. Para la humanidad es una necesidad vital. Es, pues, necesario. Dada la virulencia de los
problemas que plantea el desequilibrio capitalista, el Socialismo más que necesario es indispensable.
Pero nada es posible sin que la clase oprimida adquiera conciencia de su papel histórico.
Arsenio JIMENO, 1977
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44
LLaa DDeemmooccrraacciiaa IInntteerrnnaa EEnn LLooss
PPaarrttiiddooss SSoocciiaalliissttaass
-El centralismo democrático.
- El sistema proporcional
- El sistema mayoritario
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45
La democracia interna y los partidos socialistas
A los queridos compañeros Felipe Gonzalez y Luís Gómez Llorente de pensamiento socialista y
acción complementarias.
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46 Aclaración preliminar
La angustiada y obligada reflexión que constituye este folleto, está dirigida exclusivamente a los
militantes socialistas, habida cuenta que un militante socialista no es, o no debe ser, un ante pasivo.
Si no participa en la vida diaria del partido será un desdibujado simpatizante qua aporta una pequeña
contribución económica, y nada más.
Está da moda entre algunos neosocialistas, llevar los problemas del Partido Socialista Obrero a la
calle, a la prensa burguesa, incluidas las más demoledoras diatribas contra su ideología. Proceder
condenable por desleal. Existen circunstancias en las cuales callar puede ser una cobardía o una
complicidad.
No está da más aclarar que, a pesar da más de cincuenta años da actividad en el seno del Partido
Socialista Obrero, no pertenezco a esa categoría da veteranos anegados por la amargura y a veces por
caudales da hiel, al ver como pasa, por ley natural, a manos jóvenes la dirección del Partido Obrero.
En los últimos veinticinco años da actividad política probé mí afán desinteresado por asegurar la
continuidad del Partido, formando jóvenes o procurando incorporarlos a la dirección, qua es la mejor
manera da adquirir experiencia. Mi labor tendente a reintegrar la dirección del Partido al interior de
España, contra la obcecación demencial de mantenerla en el destierro fue ingrata, muy ingrata, por
haber encentrado, en muchas ocasiones; la hostilidad activa de quienes debían ir incorporándose a la
tripulación que requerían las circunstancias.
Obtenida la continuidad, rotos los obstáculos que estaban asfixiando al Partido Socialista Obrero,
despareció mi desazón y angustia, adquiriendo profunda y gozosa serenidad sin por ello
desinteresarme de los problemas que habíamos de afrontar. Asegurar la supervivencia del Partido
Socialista Obrero y, llegado el momento, traspasar nuestras banderas, era la principal y fundamental
misión de los supervivientes de la degollina de inocentes que supuso la insubordinación fascista de
1936 que todavía proyecta sobre las tierras de España la huella de Caín
Pero, ¡ay! ¡Cuarenta años de tiranía totalitaria deformadora el espíritu del intelecto y de todas las
virtudes positivas del hombre son muchos años! Por ello no está de mas recordar algunas definiciones
de Julián Besteiro, mártir del Socialismo español y cuyo nombre no despierta los recelos suscitados
por otros prohombres del socialismo:
“Para el cumplimiento -nos dice Besteíro- de la misión histórica propia del Partido Socialista, la disciplina es
una condición fundamental; pero la disciplina socialista, no consiste en la obediencia ciega a los “ukases” de
los jefes. La disciplina socialista es la aceptación voluntaria de las normas que a si mismo se da el Partido, y
esa aceptación voluntaria no puede producirse sino sobre la base de una obra crítica permanente y de una
libérrima discusión.
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47 “El día en que en el Partido Socialista se cegaran las fuentes de las críticas de sus propias ideas y de sus
propias actuaciones, tanto como la crítica de los hechos y de los principios de los adversarios, ese día el Partido
habría perdido su propio carácter y se habría convertido en una secta de apasionados doctrinarios.
“Carlos Marx fue un discrepante de su época, Pero cuando a Carlos Marx le faltó la vida, sus ideas se hicieron
masa, o, mejor, las masas proletarias empezaron a abrazar sus ideas.
Pueden existir ciudadanos corrosivos cuando no están en los cargos y de irritable sensibilidad cuando
lo están, y a quienes toda crítica eriza y reaccionan organizando una política represiva, eliminando al
discrepante, convirtiendo el foro democrático en multitud “amenista”.
A estos gesticulantes, corchetes, alabarderos y torquemadescos individuos contesto a sus
demagógicas objeciones por adelantado recordando la réplica del gran escritor cristiano François
Mauriac, a quienes le reprochaban sus virulentas denuncias de las atrocidades del franquismo en
lugar de hacerlo contra los republicanos:
“Cuando los enemigos de cristo cometen crímenes, eso no concierne al cristiano, si no es para fortalecer su fe,
pero los crímenes cometidos en nombre de cristo deben ser condenados sin descanso por el cristiano porque
mancillan la religión de la cual se reclaman.
El mismo patético problema de conciencia se le planteó al escritor galo Benanos, fervoroso crsitiano,
simpatizante del franquismo hasta el punto de trasladarse con sus hijos a Palma de mallorca para
combatir con las armas a favor de la llamada blasfematoriamente “Cruzada”.Lo que allí vió quedó
reflejado con frases condenatorias y lapidarias en su obra estremecedora titulada “Los grandes
cementerios bajo la Luna”.
También en nombre del socialismo se han cometido y se cometen crímenes. Una conciencia limpia
no solo debe contener los crímenes sino destruirlos
Y si alguien se irrita o molesta con mis opiniones, a pesar de estas aclaraciones, le contestaré con
palabras del Arcipreste de Hita:
“Si non se face lo tuyo, tomas ira y saña,
enojo y malquerencia anda en tu compañía”
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
48 Del 28º al 29º Congreso
Asistí al 28º Congreso como delegado, sin interrupción había sido delegado activo en 16 Congresos
ordinarios. En otros comparecí como miembro de la Comisión Ejecutiva.
No asistí al Congreso extraordinario que siguió y complementó el 28º Congreso. Me negué
rotundamente a ser delegado. Mis razones no eran estrictamente políticas, pues no concibo un
militante cruzado de brazos o lejano espectador y menos desaprovechando la alta tribuna del
Congreso para divulgar sus opiniones por muy minoritario que se sienta.
El proverbio galo “los ausentes nunca tienen razón” es incontrovertible. La política de la silla vacía,
en estos casos, solamente puede favorecer al adversario a menos que existan sólidas razones para un
divorcio definitivo.
Mi negativa, mi voluntaria marginación se forjó en la Comisión donde se discutieron las
modificaciones da los Estatutos, ante la imposibilidad física de expresarme da palabra, de influir con
mi experiencia en pensamiento de los jóvenes compañeros saturados da buena voluntad y rectas
intenciones, a quienes se les había negado por el régimen franquista el conocimiento práctico de los
mecanismos democráticos, tan delicados como un mecanismo de relojería. Cada resolución da
aquella Comisión era un muro de nuestro edificio democrático que caía al suelo ante la general
indiferencia. Era el disparate sistemático convertido en piqueta.
En aquel 28º Congreso se conmemoraba el centenario de nuestro glorioso partido. En el país se había
extendido con una espantosa celeridad el paro obrero, cáncer voraz, consecuencia natural e inhumana
del sistema capitalista, sobre cuya llaga, tarde o temprano, prolifera la gusanera fascista.
Ninguna voz se levantó en el vibrante comicio para alertar a la clase obrera y a todos los demócratas,
y proponer las medidas drásticas imprescindibles para erradicarlo. En lugar de una reacción, que
debió ser instintiva, contra la calamidad, el Congreso se apasionó por un problema semántico de
importancia secundaria, pues nadie había propuesto la supresión o modificación de la declaración de
principios, síntesis inmejorable del socialismo científico. El auténtico drama era la falta de
sensibilidad obrera en un congreso obrero y la liquidación sorda de nuestra democracia interna.
Con el final de los debates en el seno de la citada Comisión de Estatutos, se me acercaron dos
delegados de una región del norte para consultarme sobre una diferencia de opinión. Malhumorado,
les contesté “La Comisión acaba de asesinar a un centenario, los detalles ya no tienen importancia”
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
49 Poco después de que me hicieran la consulta me marché de la Comisión dando un portazo, quizás
desapercibido, convencido de mi incapacidad física par dominar aquel ramalazo de locura de locura
antidemocrática perpetra do con la mejor intención. Pero en política, como en otras circunstancias, la
buena intención no es suficiente.
Me marché con el firme propósito de no asistir a Congreso alguno como delegado, poco a poco,
tácitamente, fui renunciando a ser espectador en los comicios que mas de cincuenta años habían sido,
para mi, un palenque y una fiesta de la fraternidad obrera y socialista.
Entre el Congreso ordinario y el extraordinario di mi opinión sobre algunas cuestiones, en un folleto
editado por una Agrupación catalana titulado “El Partido Socialista Obrero Español en peligro”.
Copio algunos párrafos de aquel folleto:
Esta voluntad de rechazo, fundamentada en un equívoco, fue reforzada por la exasperación producida por
enormes errores cometidos desde alguna secretaría. Hay que reconocer que se ha recortado la democracia
interna; en algunos aspectos quedó abolida la autonomía de las Federaciones y Agrupaciones; el llamado
centralismo democrático, si nos atenemos a la teoría, es mucho más democrático que las prácticas
introducidas, seguramente bien intencionadas, pero en política la buena intención no basta; se ha hecho una
política represiva que empezó eliminando justamente a elementos extraños al socialismo del PSOE para
encorsetar, marginar a los discrepantes; se ha estatuido que en materia de designaciones tiene la última palabra
el Comité federal, cuando son los afiliados reunidos en Asamblea y nadie más quienes deben designar a sus
candidatos. El hecho indiscutible, aunque increíble, de que haya senadores, diputados, concejales, alcaldes
designados al margen de la voluntad de los afiliados, es gravísimo y quita toda credibilidad a nuestra
tradicional democracia interna prefigurando la democracia de la sociedad que propugnamos. Prácticamente
esas designaciones se hacen por una secretaría sin conocimiento de las situaciones locales o provinciales. Los
candidatos a puestos de representación popular, ambición legítima y necesaria, ya no tienen por qué ser los
mejores de su agrupación o de su Federación Provincial; lógicamente, de militantes se convierten en
cortesanos y triunfan los más adulones, los expertos en manejar el cepillo o la lengua para menesteres poco
dignos. La medida antidemocrática, en lugar de ser una garantía para cerrar el paso a los aventureros, los aupa,
y margina a los socialistas sinceros y sanos. Se ha dado el caso que una lista de candidatos a concejales de
importantísimo Ayuntamiento presentada por el Comité fue rechazada tres veces en votación limpia, por los
afiliados. Pues bien, esa lista fue impuesta por Madrid... Eso no puede seguir así, hay que volver a la estricta
democracia interna que siempre nos caracterizó, a un federalismo sin trampa ni cartón. Esa situación es grave,
gravísima y no lo es que se ponga o se quite una definición. Todo el conjunto de medidas que nos ha llevado a
la actual situación, nada tiene que ver con la firmeza de carácter, y si tiene que ver con la debilidad, la
inseguridad en si mismo y en las ideas, con los indecisos que necesitan aferrarse con medidas
autoritarias y antidemocráticas total y absolutamente condenables.
A la libertad no se va con medidas tiránicas. La inmoralidad, y, en el mejor de los casos, la amoralidad de los
Estados no es aplicable a una organización cuya meta es cambiar la sociedad haciéndola mas justa y libre
No conocemos métodos más eficaces para mantenerse en el poder que el leninismo perfeccionado por Stalin,
pero ese poder, convertido en Saturno, se alimentó con sus propios hijos, como el poder tiránico se alimentó
de los principios revolucionarios, apagando una gran esperanza, sacrificando la revolución al poder.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
50 ¡Ay de los cínicos que creen que el socialismo es pura carnaza para cazar incautos! En las desviaciones que
nos ocupan hay asimismo una peligrosa inclinación a los métodos premarxistas del blanquismo que tan nefasto fue
en la Gran Revolución de 1917.
Ni que decir tiene que no se me ocultan los problemas que se crean en una situación de reconstrucción después
de una clandestinidad larga y cruel. Como tampoco debemos desconocer la necesidad de atajar el caciquismo
local o provincial, pero no creando un super caciquismo nacional
Reconozco humildemente haberme quedado corto en la apreciación del problema. El daño inferido
ha sido mucho mas grave
Una Invitación
Aproximándose las fechas en que había de celebrarse el 29º Congreso, cuyo lema era “Raíces para la
Democracia”, un Diputado afiliado el P.S.O.E. me adelantó que la Comisión Ejecutiva Federal (¿)
tenía el propósito de invitarme para que presenciara el evento. La carta de invitación no llegó nunca a
mi poder, seguramente en razón de que no se reciben las cartas que no se redactan.
En vísperas del Congreso y, quizás, por equívoca interpretación de un texto epistolar, recibí un
telegrama invitándome al Congreso en nombre de la Comisión Ejecutiva federal, no del Comité
organizador» Mi primera reacción fue negarme a ir al Congreso aun agradeciendo la invitación.
Finalmente decidí asistir por varias razones, a saber:
- Resisto mal las solicitudes amistosas»
- Mi negativa podía interpretarse como conformidad y apoyo a la resolución da algunos destacados
compañeros de no asistir al Congreso. Actitud muy lejana de mis opiniones y temperamento. En mi
caso la abstención está justificada por una imposibilidad física irreversible. En cualquier otro caso
soy del parecer que hay que pelear incluso en el terreno del adversario, tanto más en un Congreso.
Un veterano que, a pesar de la cárcel que lija las ilusiones, corroe el ánimo y disminuye físicamente,
militó activamente en la clandestinidad, marginado por el aluvión invasor, me dijo con una sonrisa:
"No quería venir pero me han traído los pies". Entre los Invitados encontré a otros veteranos de
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
51 cuerpos doblados por la edad y los sufrimientos pero de convicciones enhiestas, salvados por
casualidad del paredón, a quienes también los habían traído los pies.» El lector se nadará a aceptar al
chiste fácil que pudiera derivarse del determinismo de los pies sustituyendo al mecanismo descubierto por
Freud, púas esas ironías suelen sor obra de señoritos golfantes que cuando tienen una idea seria no se
pueden poner los zapatos»
-"Había en mi resolución, asimismo, una curiosidad secundaria: Un miembro de la Comisión
Ejecutiva federal afirmó en artículo publicado en periódico burgués, que el Congreso modelaría la
definitiva fisonomía socialdemocrática del PSOE- Es decir, según lo que ahora se entiende aquí por
socialdemocracia, el PSOE iba a dejar de ser, oficialmente, socialista y obrero, para convertirse en un
partido pequeñoburgués, vivero o almáciga de concejales, diputados y ministros, amén de otros
cargos bien remunerados; sería, al nuevo partido, impulso decidido para alcanzar... ¿el socialismo?,
no, la Capua del poder.
En efecto, entre los delegados e invitados vi a caracterizados "socialdemócratas, disfrazados
puerilmente de obreros» caracoleando, pródigos en sonrisas y confidencias, trenzando jubilosos
rigodón de intrigas cortesanas»
Aunque en el desarrollo de los debates oí a sesudos opinantes afirmaciones tales como que la lucha
de clases era un anacronismo, las esperanzas de los pequeños burgueses no se confirmaron. El
Partido sigue siendo, teóricamente, socialista y obrero No se dio un golpe de timón porque un
Congreso estructurado como lo fue el 29° no podía dar golpes, de timón» La soberanía del Congreso
estaba ausente, quizás de vacaciones o secuestrada, o encorsetada por sistema aberrante. Me chocó lo
de que la lucha de clames era un anacronismo, pero me chocó más aún que no se propusiera la
disolución de todos los sindicatos, empezando por la UGT como organismo arcaizante, costosos,
perturbadores de la paz social o, simplemente, convertirlos en mordaza de clase obrera.
Ciertísimo que los tiempos que corren por la piel de toro no están para farándulas alegres y
confiadas, irresponsables, pero tampoco están para que se confunda la moderación con la debilidad,
con la mudez; el sentido de la responsabilidad con la traición.
Creo que la pelota de la socialdemocracia está en el tejado y los señoritos que nos hacen el insigne
favor de contribuir con su pretendida sapiencia al ligero alivio de las penas del obrero, pueden aun
soñar con jugar la partida y ganarla.
Hay un símbolo de mil años de lucha, que presidió mil combates, por el que murieron centenares de
miles de socialistas, el yunque, el martillo, la pluma y el Sol de la libertad que ya no está en el tejado.
Lo descendieron poco a poco, con alevosía y nocturnidad al desván de los tratos viejos, para
substituirlo con el puño y la rosa, traído con sus bagajes por socialistas de origen cristiano, con
fervores y furores de catecúmenos, llenando un vacío en el socialismo francés con esa especie de
síntesis entre la cólera obrera y el gusto hipie de ofrecer una rosa a las fuerzas represivas dispuestas
para la carga violenta, otros ven en él algo equívoco cuando no obsceno. En todo sin antecedentes ni
añadidos se ha convertido en un buen símbolo para las elecciones, sin que esa utilidad justifique el
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
52 arrumbe del viejo y glorioso símbolo. A menos que esa progresiva y cautelosa eliminación, sea, a su
vez simbólica, en cuyo caso es hora de que vayamos descolgando los retratos de Pablo Iglesias que aun
inundan las Casas del Pueblo, no sea cosa de que alguien pregunte por la identidad de ese viejo admirable
y, lo que es mas peligroso, les de la vena por leer sus “Comentarios al Programa del Partido Obrero”.
Dos notas o citas para situar el problema
En una circular de importante Federación encontramos el siguiente párrafo:
“La fuerza del PSOE pasa también por su unidad política. Esta unidad ha de basarse en la democracia interna,
así como en la disciplina socialista….. La democracia y la disciplina interna forman, junto con la ideología y la
ética socialista, parte esencial del Partido Socialista Obrero Español”.
El compañero Felipe Gonzalez, saludando al 32º Congreso de la U.G.T. dijo lo que sigue:
Podemos asistir en los próximos años, y lo digo con tristeza, pero con realismo, a un proceso de podredumbre
de la democracia. Aún no hemos superado la táctica caciquil de organización de los órganos del Estado
imperantes en el siglo pasado, tarea en la que está empeñado nuestro Partido, por ello, aunque a algunos les
escandaliza, tengo que decir que los socialistas debemos asumir, ya que la mediana burguesía a la que por su
situación le correspondería, no lo hace, la tarea de hacer posible un cambio en la sociedad hacia hábitos
democráticos.
Mientras Felipe Gonzalez analizaba con justeza la ceguera burguesa obligando a los socialistas a
tareas que no son las suyas, una burocracia interna que confunde la inteligencia con la listeza de los
pícaros clásicos, estaba socavando los cimientos democráticos del Partido Obrero con prácticas
caciquiles que hubiesen ruborizado al propio Romero Robledo.
Tuve ocasión de reprochar uno de estos enjuagues antidemocráticos, contestándome el interpelado:
Eso no lo prohíben los Estatutos.
Lo que la Ley no prohíbe debe impedirlo la decencia.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
53 Pero la decencia democrática era la menor de sus preocupaciones. Había que echar de los cargos a los
socialistas y colocar a los aparentemente incondicionales. Además Séneca era de origen cordobés…
La gestión de la Comisión Ejecutiva
En realidad, en todos los congresos, se discute la gestión del Comité federal del que forma parte la
Comisión Ejecutiva.
El debate en torno a la gestión siempre revistió gran interés. En él se manifiesta la multiplicidad de
pensamiento del Partido, se revelan o confirman talentos, se tiene una visión de conjunto de la visión
y de sus resultados.
En el Congreso que nos ocupa flotaba un cierto malestar, se utilizaba la dialéctica para quedar
colgados de las ramas, sin abordar los verdaderos problemas que se habían resuelto en el curso de la
gestión. No había discrepancias, ni siquiera de matiz. ¿Dónde estaban los brillantes debates de
antaño? ¿Dónde el temperamento ibérico? ¿Estaba muriendo el Partido?
Como en el mito de Espartaco, el hombre no puede vivir si no se rebela. El español tiene el gran
defecto de ser un gallo de pelea. ¿Había caído el socialismo español en el defecto contrario? Allí
desfilaban los escasos portavoces socialistas convertidos en Juan Palomo: yo me lo guiso, yo me lo
como, pero ¿qué tiene que ver ese desfile con la tradicional democracia del Partido?.
El sistema de portavoces regionales tiene una ventaja: las votaciones a brazo alzado son rapidísimas.
Así se aprueba la gestión por el 99’6% de los votos. El malestar quedaba explicado, y menos mal que
cuatro abstenciones salvaban el honor del Partido. Pero ¿para que gastar tantas pesetas en un
espectáculo deprimente? Con reunir en una cafetería a 10 “portavoces” puede obtenerse parecidos
resultados. Salí de la sala ruborizado, escandalizado, pronto aún para estar deprimido, mas pronto aún
para huir de la realidad con una carcajada irónica. Los aprendices de brujo habían alcanzado la cresta
de la ola del océano de insensateces antidemocráticas. Desde 1921 los hermanos separados
consideraban el prurito democrático de los socialistas como prejuicios pequeñoburgueses . Quizás
sobrevive la tesis a sesenta años de frustración y fracaso.
En el pasillo poco frecuentado me tropecé con destacado compañero en quien me pareció advertir
cierta desilusión, quizás sorpresa por los resultados del aberrante sistema utilizado. Conversamos
largamente, a corazón abierto, con claridad cruda permitida por el afecto sólido. Quise que quedara
constancia de mi desencanto al mismo tiempo que esbozar una línea de conducta. A vuela pluma
tracé las líneas siguientes:
“Querido X. Después de nuestra conversación, con grandes y fundamentales coincidencias, te sintetizo algunas
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
54 reflexiones.
Como era fácilmente presumible el actual sistema de elección de delegados ha fracasado rotundamente. Su fracaso
ha quedado patentizado en este Congreso. Siete “portavoces” hacen y deshacen. A este paso vamos al reino de
los portavoces, a la tiranía mecánica de los altavoces. Dicho sin ironía, pero si con tristeza, y menos con
sarcasmo, la votación de la gestión de la Comisión Ejecutiva (99’6% de votos favorables) demuestra que la
democracia ha naufragado en un partido que busca estabilidad. Hay que reaccionar enérgicamente. Podría
habilitarse la fórmula de ofrecer a las Agrupaciones Socialistas tres o más alternativas y que decidan en un
Congreso Extraordinario, u otro sistema menos oneroso. En ese caso, el Congreso debe encargar a la Comisión
Ejecutiva la divulgación de los sistemas democráticos existentes para que elijan el menos malo.
Descartado el sistema actual, queda como aparentemente mas razonable la elección de delegados por un
sistema proporcional:
Allí donde se aplique el procedimiento, las tendencias, que son inevitables, pero deben ser circunstanciales, se
convierten en partidos dentro del partido, con disciplina propia, cuotas más o menos ocultas, periódicos, etc…
como pasó en Francia.
Si hay hombres de gran personalidad y habilidad florentina, como Miterrand, puede ir el sistema subsistiendo
a trancas y barrancas. Miterrand se apoya unas veces en el CERES y otras en el guesdismo de Mauroy o en
los autogestionarios de Rocard; pero la intención deseable e imprescindible no se realiza. Evidentemente el
sistema tiene sus ventajas, pero los riesgos son superiores.
No se puede asimilar un Estado democrático a un partido.
En el Estado democrático la pluralidad es su piedra angular. En un partido es una cuña disgregadora. En un
partido se entra voluntariamente aceptando y acatando su programa máximo, hay, pues, o debe haber un
objetivo común y las discrepancias, las polémicas deben fecundar la aplicación de la ideología ajustándola al
momento o a las circunstancias, que son siempre cambiantes.
Un socialista debe ajustar su voto a las proposiciones que se hagan, sin estar sujeto a una disciplina de
fracción, a un compromiso moral con personas o grupos, a una “programación” previa. Las coincidencias se
hacen y se deshacen en virtud de la formación y hasta del temperamento de los socialistas, pero el sistema
proporcional fija, sin dar esplendor, las fracciones, las sectas, destruyendo la fraternidad, el compañerismo y el
pan que debemos compartir se convierte en arma arrojadiza.
Entonces, ¿Qué?. Todos los sistemas tienen defectos de forma, se trata de elegir el menos malo. Y este a la luz
de más de 50 años de experiencia sindical y política, me parece ser el clásico: que cada Agrupación socialista,
por pequeña que sea, pueda elegir sus representantes, en todos los terrenos, sin ingerencias foráneas o delegar
en otra Agrupación afín.
El temor a que más de 10.000 Agrupaciones puedan delegar representantes a un Congreso estéril por
ingobernable, no se ajusta a la experiencia española ni de otros países.
He actuado en Confederaciones Sindicales de más de un millón de afiliados y con más de 1000 sindicatos
locales o de oficios con derecho a designar delegados directos, donde jamás se colapsó un congreso. El
problema se resuelve con un montaje estricto de las tareas congresales.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
55 En estos Congresos las federaciones de Industria (también las otras) tienen derecho a voz pero no a voto, salvo
aquellos votos que le fueron delegados libremente por los sindicatos federados. Indudablemente el sistema clásico
tiene grandes defectos, pero en el la democracia no es nunca adulterada o prostituida.
Que unos cuantos “bonzos”, por muy respetables y meritorios que sean, hagan y deshagan en un Congreso,
debe rechazarse sin apelación.
Quisiera también llamar la atención sobre las Comisiones de Conflictos, no se puede gobernar un partido con
una política represiva, ni siquiera para modificar una mayoría hostil, como se ha hecho en Aragón. Que
personalmente no haya intervenido no disminuye el problema.
No olvides jamás que el estalinismo lo inventó Lenin, suprimiendo las tendencias y los discrepantes, creando
las checas, cubriéndose con el burladero del centralismo democrático.
Si, hay que federar, pero la federación significa un grado de autonomía. Jamás la Comisión Ejecutiva del
Partido designó candidatos a concejales o diputados a Cortes. Si, alguna vez, recomendó la inclusión de
algunas personalidades, pero la última palabra era siempre de los afiliados.
A última hora hubo un acuerdo dando determinadas facultadas al Comité Nacional, pero jamás el Comité
Nacional, al que yo pertenecía, las aplicó. Entonces la democracia la llevábamos en la sangre. De no ser así
hubiéramos sido comunistas.
Un fuerte abrazo
Arsenio Jimeno
Nota.- Se me olvidó abordar el problema de los miembros del Comité Federal, criticando su propia gestión.
Tradicionalmente los miembros del Comité Nacional no podían ser delegados al Congreso, por so ser juez y
parte.
Suprimimos esta incompatibilidad en el exilio por nuestra pobreza de hombres, pero la norma provisional se
ha convertido en definitiva. A. J.
Las ideas esbozadas en aquella fraternal conversación y en ésta carta son las que me esfuerzo en
desarrollar.
En mi vida de militante jamás me conformé con el fácil papel del crítico y del iconoclasta. En la carta
hay el germen de una proposición concreta.
Algunos veteranos que conocieron los términos de la carta vinieron a felicitarme, algunos con
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
56 lágrimas en los ojos. La coincidencia era tanto más apreciable cuanto que aquellos veteranos rara vez
coincidieron con mi pensamiento.
Hubo asimismo, jóvenes traumatizados por el desarrollo del congreso, sintiéndose avergonzados,
pugnando por el sistema proporcional sin más reflexión ni espera.
El Congreso encargó a la Comisión Ejecutiva estudiar el problema para darle una salida conforme a
nuestra fisonomía.
Y esa salida no puede ser otra que el retorno a la más estricta democracia. Por ello me permito
analizar a continuación el llamado centralismo democrático, el sistema proporcional y nuestras
normas clásicas.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
57 EL CENTRALISMO DEMOCRÁTICO
SU EVOLUCIÓN
Todos los partidos comunistas tienen como principio que "el centralismo democrático constituye el
principio fundamental sobre el que se apoya la vida interior del partido” Condiciona "la cohesión
política e ideológica del partido, su unidad de acción". Se añade que, "la discusión de todos los
problemas es libre en todos los escalones, sobre la base de los principios aceptados por los
comunistas al adherirse» Una vez las decisiones tomadas por mayoría son aplicadas por todos". Y
prosigue: "la organización y la actividad de las fracciones están prohibidas,... los organismos
dirigentes de los diferentes escalones del partido son elegidos democráticamente... LAS
DECISIONES DE LOS ORGANISMOS SUPERIORES SON OBLIGATORIAS PARA LOS
ORGANISMOS INFERIORES"
Principios aparentemente razonables si no se analizan seriamente y cuyas consecuencias llevan a la
eliminación práctica de toda democracia.
En 1920 y en 1921 se establecieron ya novedades creadoras de corrosión democrática: Condena de
las fracciones; la desaparición del sistema proporcional en la elección de delegados. Y con las 21
condiciones pensadas y decretadas para eliminar a los socialistas y solamente conservar a los
incondicionales, se establecen depuraciones periódicas dentro del partido, que habrían de convertirse
también en eliminación no solamente de los danos víctimas del Estado-Moloch modelado por Stalin
El centralismo democrático se presenta como una tradición comunista salida del muslo de Júpiter, es,
decir del cerebro de Lenin,
Que Lenin cometiera fundamentales errores, y uno de ellos fue creer, contrariamente a Marx, que el
socialismo era posible en un país sin desarrollo industrial, SIN capitalismo desarrollado y sin sistema
democrático, no nos autoriza a colgarle errores complementarios.
La idea del centralismo democrático no aparece ni siguiera en él histórico congreso de 1903, en el
que menos de un centenar de socialistas del Partido Social Demócrata de Rusia debatieron en torno si
el partido, como quería Lenin, inspirado por las normas trazadas por el anarquista Neschaiev, debía
centralizarse y ser un partido clandestino, disciplinado y secreto, exclusivamente compuesto por
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
58 militantes activos, agrupados en torno a una elite de revolucionarios profesionales, movilizables y
disponibles en todo momento y lugar. Otro grupo de congresistas oponían una concepción menos
centralizada, más amplia aceptando todas las adhesiones. La votación fue favorable a Lenin por un escaso
margen. Aquella votación fue el parto de las dos célebres fracciones: bolcheviques y mencheviques.
Fue la primera ruptura entre unos y otros y origen de los revolucionarios profesionales, germen a su
vez, de la casta burocrática, nueva clase explotadora.
Aunque parezca mentira, el problema que separó a bolcheviques y mencheviques se reprodujo en una
organización provincial del PSOE clandestino, llegándose en el mimetismo un poco ridículo, a
separar a algún militante. En aquella época, no muy lejana en el tiempo, califiqué aquel remedo
grotesco de leninismo de vía estrecha. No estoy seguro de que los teóricos de aquel episodio estén
limpios de culpa en la distorsión de la severa democracia interna del PSOE que nos ha llevado a la
grave unanimidad del 29 Congreso.
Pero volvamos al desarrollo del centralismo democrático entre los socialdemócratas rusos,
experiencia fascinante de la que podemos y debemos sacar preciosas enseñanzas.
Si damos crédito al historiador Branco Lazitch, en el congreso celebrado en Estocolmo (cuarto
congreso del P.O.S.D.R.), en 1906, fecha de la reunificación de bolcheviques y mencheviques, fue
cuando la fórmula del centralismo democrático aparece por primera vez públicamente. Si, es el
congreso de 1906, con mayoría menchevique, quien inscribe la fórmula en los estatutos del
P.O.S.D.R.
Philippe Robrieux, de quien tomamos muchos datos para este trabajo, nos dice:
"Después de la revolución de 1905, el zarismo se vio obligado a realizar algunas concesiones. A partir de
entonces, los revolucionarios tienen mayores facilidades de acción. De forma que, Lenin, que concibe el
partido como un instrumento que debe adaptarse obligatoriamente al medio, modifica su punto de vista. Irá
hasta reconocer que exageró en 19D2 y en 1903 por reacción contra los mencheviques.
"Desde entonces y hasta 1917, no hay cambia notable en la concepción y práctica de la democracia interna.
Hay pocas referencias al centralismo democrático, pero sí existen rudas luchas de tendencias o de fracciones.
La transición del bolchevismo grupuscular al bolchevismo revolucionario no modifica la vida interna de la
organización. La publicidad de los debates contradictorios y la ausencia de unanimidad en las votos, reflejan
de manera espectacular la existencia de corrientes de pensamiento divergentes, Lenin se encuentra
frecuentemente en situación difícil, o es minoritario",
No hay duda de que el bolchevismo revolucionario sigue siendo un partido de tendencias y de
fracciones.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
59 Por ejemplo, cuando en el congreso de 1919 se aprueba la política militar de Lenin y Trotski, se hace
con 174 votos favorables y 75 contrarios. Recuérdese que Trotski fue el organizador de la victoria militar
y Lenin el gran estratega.
Gradualmente hasta la unanimidad
t
En 1921, el Xº Congreso toma dos resoluciones capitales: La nueva política económica y la supresión
de las fracciones. En el debate sobre la cuestión sindical, las tesis de Lenin fueron adoptadas por 336
votos contra cincuenta favorables a las tesis de trotsky y Bujarin y 18 a las de la "oposición obrera".
Veinticinco delegados, solamente, votaron contra la resolución sobre la unidad del partido presentada
por Lenin. La resolución critica principalmente "la aparición de grupos con sus programas propios y
una tendencia a replegarse sobre ellos mismos hasta un cierto punto y a crear su propia disciplina de
grupo".
El artículo 4º de la resolución prohíbe que se discuta "en fracciones" la política del partido. El mismo
artículo subraya que esas discusiones deben desarrollarse en los órganos regulares, antes de precisar:'
"A este fin, el congreso decide publicar un boletín de discusión y periódicos especiales".
El artículo 7° establece que para hacer respetar las decisiones de esta resolución, "el Comité Central
recibe el poder de exclusión, a condición de que esta exclusión sea votada por los dos tercios del
Comité central". Como nos lo recuerda el historiador Boué
"esta resolución se convertiría en la piedra angular de la ulterior transformación del nacido y de la
desaparición de la democracia obrera a la cual se proponía solamente fijar un marco"
A raíz de prepararse el Xº congreso, Lenin, el 21 de noviembre de 1920, dirigiéndose a la conferencia de la
provincia moscovita, se pronuncia sin veladuras por la representación de la minoría en el comité de Moscú y
declara:
"Cuando dos grupos, dos corrientes o fracciones se oponen en las elecciones para elegir delegados a una
conferencia del partido, instancia deliberante, la representación proporcional es indispensable".
(…..) "cuando se trata de constituir un organismo ejecutivo, encarnado de dirigir el trabajo práctico, la
representación proporcional no ha sido nunca aplicada y no debe considerarse como Justa".
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60
En esta fecha se comprueba:
1°.- La lucha de tendencias y de grupos, incluso de fracciones,
se considera como fenómeno natural.
2a.- La minoría debe estar representada en los instrumentos ejecutivos de dirección, pero con arreglo
a normas proporcionales.
30.- Los delegados y los congresistas deben ser elegidos proporcionalmente a la fuerza de las
tendencias.
En marzo de 1921, a pesar de la oposición del elocuente y prestigioso Trotski -batido por 6 votos
contra 7 en el Comité central reunido el 13 de enero de 1921-, el Xº congreso precede a la elección
del Comité central sobre la base de las diferentes plataformas sometidas a debate respecto a la
cuestión sindical, Riazanov propone una enmienda al proyecto de resolución sobre la unidad
estableciendo para el porvenir la prohibición de elegir el comité central sobre la base de listas de
candidatos partidarios de plataformas diferentes... Es decir, Riazanov sugiere extender a las
tendencias la prohibición de las fracciones» En realidad propone introducir en el partido el régimen
interior que Stalin impondrá unos años más tarde sin jamás codificarlo: voto del congreso sobre una
sola plataforma o proyecto de resolución, presentada al partido por la dirección saliente y elección
del comité central con lista única de candidatos totalmente de acuerdo con el proyecto político
también único: A lo que replica Lenin con viveza:
"No podemos privar al partido ni a los miembros del comité central del derecho de apelar al partido si
una cuestión fundamental suscita divergencias"»
Precisa:
"Si las circunstancias suscitan divergencias fundamentales, ¿se puede prohibir que sean sometidas al
juicio de todo el partido? ¡No! Es un deseo excesivo, irrealizable, que propongo se rechace".
Y así se hizo por el momento,
Poco después se decidió una depuración del partido. En sus directrices, el Comité central da las
razones y fija los a los obreros corrompidos por el ejercicio de la autoridad, que han perdido todas
las cualidades del proletariado para adquirir los defectos del burócrata". El Comité central añade que
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
61 estos últimos "no deben encontrar ninguna excusa en sus orígenes proletarios". En fin, el mensaje
del comité central precisa que "las represalias respecto a miembros del partido profesando opiniones
diferentes de los de la mayoría (por ejemplo, respecto a los antiguos miembros do la oposición obrera), en
ningún caso pueden ser toleradas".
La democracia interna aun no ha naufragado totalmente, pero unos y otros, no solamente Lenin, estén
colocando las piedras del edificio totalitario y abriendo boquetes en la fluctuante nao democrática
Lenin ¿Dictador dentro del Partido?
Después del Xº congreso, Lsnin gobernó catorce meses.
¿Qué sucedió con el derecho de tendencia?
¿Qué suerte corrieron los minoritarios y las minorías?
He aquí un síntoma:
En pleno Congreso, cuando Lenin acababa de describir la desafección de las fábricas y la
desintegración de la clase obrera, sangrada en los campos de batalla, movilizada en el nuevo aparato
del Estado o refugiada en el campo para sobrevivir, lo interrumpió un delegado: "Permítame
felicitarle Vladimir Illitch, por ejercer la dictadura en nombre de una clase que ya no existe". El
autor de la humorada fue Chliapnicov, el único de los dirigentes importantes que había sido obrero
metalúrgico, al mismo tiempo que líder de la "oposición obrera". Fue elegido miembro del comité
central por el Xº Congreso por la insistencia de Lenin.
Poco después, en agosto de 1921, Lenin le acusaba de haber atentado contra la unidad del partido y
pedía al comité central su exclusión. Pero "el Parlamento del partido" la rehusó.
En el congreso siguiente, 1922 -entonces los congresos eran anuales-, el último al que asistió Lenin,
reiteró su demanda de expulsión y fue batido de nuevo,
Es decir que la tradición democrática, los reflejos democráticos por encima de la tendencia
autoritaria, seguía funcionando. Lenin no era un dictador dentro del partido, no fue más que el primus
ínter pares (el primero entre sus iguales), al frente de un partido que ejercía la dictadura en nombre
del proletariado. Los militantes encontraban natural ver en el comité central o en los congresos
anuales, una minoría, a veces una mayoría criticar o desaprobar al primero de sus líderes. Hasta la
muerte de Lenin se mantuvo una democracia insegura dentro del partido, y algunos opositores, de
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
62 1921 a 1922, se quejaban ya del régimen interno del partido.
En ese periodo Lenin estaba obsesionado con la posible desintegración de la Rusia revolucionaria. De ahí
la necesidad de elegir como secretario general a un hombre con mano dura, Stalin, para mantener la
disciplina.
Menos de dos meses después del XIº congreso, el 26 de mayo de 1922, la enfermedad inmoviliza a
Lenin. En cortos periodos de lucidez interviene para expresar sus opiniones. En octubre descubre la
burocratización del Estado y del partido. Trata de reaccionar y de hacer reaccionar a los militantes, en
primer lugar, con su breve y último discurso ante el IV congreso de la III Internacional. Ya no
acentúa la necesidad de la disciplina y subraya los errores cometidos. Va descubriendo con amargura
los síntomas de degradación y en el centro de la misma al astuto y brutal Stalin, con un poder casi
ilimitado,
"un Stalin demasiado intolerante, demasiado caprichoso, carente de prudencia, demasiado brutal y rodeado de
incondicionales en los que la capacidad de adulación sustituye la capacidad gestionaria".
Lenin se lo reprocha porque obrando así debilita al partido y al Estado. Lenin libra su último
combate contra la viscosa tela de araña tejida minuciosa y pacientemente por el astuto ex-seminarista.
"¡Hay que separar a Stalin de la secretaria general!" exclama Lenin. Pero es demasiado tarde, tiene en
sus manos el aparato del partido, a la policía soviética p para eliminar a los adversarios y a los
simples discrepantes. Lenin pierde la batalla y exclama dolorido e impotente: "¡Soy muy culpable
ante los obreros de Rusía!”
El, 5 de marzo de 1923, privado de la palabra por un nuevo ataque, Lenin queda definitivamente
marginado. Quedan sus obras, pero fueron expurgadas en un 40%.
Pero aún no está muerta la democracia interna en el partido.
En el otoño de 1923, la preparación de la conferencia del partido da ocasión a un gran debate
contradictorio y público entre Trotski y otros viejos bolcheviques contra la Troika dirigente
(Zinovev, Kamenev y Stalin), apoyada por Bujarin. La presión del secretariado general, realizando
desplazamientos y mutaciones, falsea en profundidad el ejercicio del juego democrático.
Pero aún, en la asamblea de Noscú, Kamenev afirma la libertad de intervenir y de concertarse.
Zinoviev lo apoya.
Todavía el partido ignora los compartimentos estancos en los que, sin eco real, se expresan las
opiniones de los militantes. Más tarde, traspasar estos compartimentos se-sería sancionado con la
expulsión, después, con el tiro en la nuca. .
En diciembre de 1925, el XIV congreso del partido ruso, después de la ruptura de la Troika, Stalin
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
63 aliado a Bujarin, presenta su informe en nombre de la mayoría, pero el congreso oirá también un
contrainforme de Zinoviev.
La votación la ganaron Stalin y sus aliados del momento por 559 votos contra 65. No obstante, se
elegirán algunos minoritarios para el comité central, y Zinoviev y Trotski para el buró político.
Pasaran algunos años para que se realice la mutación hacia el monolitismo y la unanimidad. Pero en
1929 se logrará el asesinato de toda democracia interna. En los comienzos de 1930, todos los
partidos comunistas adoptarán el nuevo estilo, las nuevas normas. Todo ello en nombre del
"leninismo" trampantojo ideológico imaginado por Stalin después de la muerte de Lenin.
El VII Congreso mundial de la Internacional comunista, en 1935, ilustra luminosamente la
transformación interna.
La Constitución soviética, la Constitución de Stalin, "es la más democrática del mundo", en realidad,
profundizó tanto la democracia y fue la sima tan honda que ya no pudo salir a la superficie. Unas
cuantas paladas de tierra putrefacta, "la democracia es un prejuicio burgués", etc., la enterró en
compañía de la dignidad de los militantes.
Se instaura el poder absoluto del secretario general apoyado por los incondicionales profesionales del
"aparato". Es el reino del monolitismo: en los congresos y en los comités reina la unanimidad más
impúdica. Esta unanimidad la considera Stalin (discurso de clausura del XVII Congreso, 1934), como
el síntoma claro y elocuente de la salud y desarrollo del partido. Muy lejos de la opinión de Lenin
expresada con anterioridad:
“La unanimidad revela debilidad. La no unanimidad revela la fuerza"
y añadía:
"para nada nos sirve la unanimidad de gentes que se satisfacen con la aceptación unánime de verdades
tranquilizantes".
Obediencia de cadáver
Los militantes dejan de serlo para convertirse en bordón de ciego, adoptando el principio jesuítico de
la "obediencia de cadáver" como norma permanente y férrea, en piedra de toque de fidelidad.
Los viejos bolchevique, la vieja guardia, las estrellas fulgentes de la Revoluciona quienes no habían
podido dominar sus reflejos democráticos, murieron en los sótanos de la Lublanka, con un tiro en la
nuca, asesinados en el extranjero o desaparecidos en el universo concentracionario construido por
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
64 Stalin. Los mencheviques, los socialistas revolucionarios, los anarquistas desaparecieron del extenso
imperio soviético.
Un misterio dejó atónitos a cuantos se interesaban por el desarrollo de la Revolución rusa. ¿Por qué
aquellos hombres, de talante heroico ante todas las policías represivas, inquebrantables ante la tortura
física, se inclinaban consintiendo ante la acusación de traidores y otras acusaciones tan inverosímiles
como esa? Las refinadas torturas, más síquicas que físicas, a que fueron sometidos no explica todo.
¿Creyeron rendir así el último servicio a la Revolución corroídos por la duda de si Stalin tenía o no
razón? ¿Pero cómo el sacrificio de la dignidad puede servir a una revolución desencadenada para
liberar al hombre de la opresión? Tampoco nos sirve refugiarnos en el cómodo tópico de la
atormentada y compleja alma eslava. La misma actitud genuflexa, la misma indigna palinodia la
hemos visto y oído en militantes comunistas de todos los países. En todas las secretarías había
felpudos tejidos con la dignidad y la honra de militantes, donde los jefes limpiaban el barro de sus
botas.
Quizás la explicación más verosímil sea la de Víctor Serge, el primero que estudió ese fascinante y
doloroso fenómeno, o la del "Cero y el Infinito" de Koestler, o la de "Lo Confesión" de London, el
checo, antiguo ministro comunista de Negocios Exteriores, ex-combatiente de la República española,
casado con una comunista francesa de origen aragonés.
Alejandro Cliepnikov, animador de la oposición obrera, a quien no logró expulsar Lenin, fue
obligado a cantar la palinodia en 1926, expulsado en 1933 y desaparecido en el universo
concentracionario.
Kamsnev, cuñado de Trotski, miembro de la troika dirigente, fue excluido en 1933 y condenado a
muerte en 1936 y ejecutado.
Zinoviev, presidente de la III Internacional, ejecutado en 1333.
Riazanov, eminente exégeta del marxismo, muerte durante las purgas de 1938...
El Comité central del partido Bolchevique ruso de los años 1919-1920 estaba formado por 25
miembros-- Cinco murieron de muerte natural, diecisiete de muerte violenta...
Entre los ejecutados, Bujarin, brillante estrella de la revolución.
Fernando de los Rios lo visitó en 1920. Lo describe así:
"El líder do la izquierda comunista es el joven Bujarin. No cuenta más de treinta y tres años; es pequeño de
estatura, rubio, de ojos azulas llenos de vivacidad y de energía; tiene un profundo poder de seducción.
En el Saint-Just de la revolución rusa va hasta las últimas consecuencias sin la menor vacilación. El
mesianismo eslavocomunista tiene en él su más potente vocero... Se enfebrece escuchándose a si mismo u
oyendo al adversario; preso en la idea habla como un poseído; y su mirada, abierta y luminosa, no recae sobre
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
65 el mundo exterior, sino que se abisma en su propia interioridad y se enciende con el fuego interno que la
abrasa.
"Se levanta, se mueve, gira, se desabrocha la airosa blusa rusa que viste, descubre su pecho desnudo, revuelve
sus pelos lacios y no abundantes, aspira con frecuencia el cigarrillo, y en todo instante, durante horas y horas»
no cesa de hacer "observaciones teóricas" encaminadas a fundamentar cada una de sus palabras. Echado sobre
la chaise-longue. o de pie» con voz aguda y frase cortante va construyendo verdaderos aparatos dialécticos
encaminados a inmovilizar al adversario. Es implacable y jovial, tiene fragancia juvenil y es un silogismo-
vivo. Ante él, Lenin, Radek o Zinoviev resultan oportunistas y hombres transigentes: Bujarin es el hombre que
vive en los fines al timos y cree posible llevar a Rusia, si pudiera uncirla a su deseo» a la sociedad soñada."
"... En cuanto a la democracia estima el líder ruso que el supuesto de ella es el reconocimiento de la voluntad
común, y como la doctrina de Moscú lo que afirma del hombre es su carácter productor -pero no admite el
supuesto común Hombre-. La democracia -según la expresión de Bujarin-, es, pues, un residuo ideológico de
la ftevolución francesa."
El análisis de Fernando de los Ríos puede aclarar muchas de las incógnitas que han obsesionado a
los revolucionarios sin trampa ni cartón, quienes ante un fracaso buscan sus causas y no se convierten
en "silogismo vivo".
Las 21 condiciones de Moscú, las tesis según las cuales la postguerra sería el comienzo de una guerra
civil entre proletarios y capitalistas a escala mundial, la necesidad de un estado mayor de la
Revolución universal y una disciplina militar con todo lo que tiene de limitación de la libertad, del
libre albedrío; elevar la discrepancia a delito de traición, en lugar de abrir el camino al socialismo,
sentó los fundamentos de una nueva tiranía totalitaria.
La vieja y heroica guardia bolchevique, cegada por los fulgores de la Gran Revolución Rusa, su
equivocada pretensión de encarnar la voluntad del proletariado, la necesidad de mantenerse en el
poder siendo minoritarios, no advertían que al cavar la tumba del socialismo, queriendo ahondar la
del capitalismo, cavaban con frenesí su propia tumba.
La obediencia de cadáver entre los militantes era total» sin falla, sin la estrecha salida, pero salida al
fin, que se ofrecen los jesuítas (la milicia de Cristo), pues pueden desobedecer en la orden que se les
da disciernen elementos de pecado.
Se crea un motor ideológico, un sistema de creencias entre las cuales se encuentra la sacralización de
la infalibilidad de la dirección del Partido y del Estado, el patriotismo de partido exarcebado por la
mentalidad de la fortaleza sitiada; sobre un cimiento maniqueo: el bien y el mal sin matices
intermedios, el negro y el blanco absolutos sin grises, y una ecuación a varios grados transformada
en postulado fundamental: la clase obrera; es el partido; el partido, es la dirección; la dirección, es el
secretario general»
En esas condiciones, quien duda del secretario general, traiciona al partido y a la clase obrera. El
Estado que obra en nombre de la "clase obrera pone en marcha el mecanismo de la nuera lógica y
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66 elimina físicamente a los discrepantes, a los nuevos herejes. En los partidos en la oposición se limitan
a expulsarlos, después de colgarles los las deshonrosos sambenitos, que es la muerte política, la pena
capital para un militante obrero y revolucionario.
Después de Lenin, el marxismo ha sido vaciado de su contenido materialista. La supresión del
derecho de tendencia desembocó lógicamente en la supresión del derecho a la alternativa. Se pasó de
la disciplina en la acción, a la disciplina de pensamiento. La elevación del secretario general al rango
de monarca absoluto coronó la transformación de la naturaleza del partido.
E1 partido vota siempre por unanimidad sobre propuestas políticas únicas, confeccionadas y
presentadas por 1a dirección y elige sus dirigentes con una lista única, presentada por la dirección y
con tantos candidatos como puestos a cubrir. En los países del Este el procedimiento descrito sigue
siendo la norma imperativa. El centralismo democrático de mencheviques y bolcheviques del
Congreso de 1906, desembocó en la tiranía de Stalin.
Después de la revolución interna iniciada por Jruchov, en los países occidentales se esta urdiendo un
nuevo centralismo democrático en el que tenga lugar preeminente la democracia, la libertad de
expresión» el derecho a la concertación. La profunda crisis de los partidos comunistas arranca de la
vigorosa condena del estalinismo por Jruchov. Si los partidos comunistas siguen manteniendo el
centralismo estalinista desaparecerán totalmente
Berlinguer, secretario general del partido comunista italiano, el más poderoso de los establecidos en
los países capitalistas, declaraba el 15 de diciembre de 1981 en la televisión italiana:
"Un periodo se acaba. La fuerza de innovación nacida con la Revolución de Octubre esta ya agotada, como
está ya agotada la capacidad de renovación de las sociedades del Este europeo.
La vía hacia el socialismo en las sociedades desarrolladas y democráticas de Occidente, no puede encontrar su
fundamento en Lenin”.
Repetir que el socialismo es imposible sin libertad es una necesidad permanente, pues también es
permanente la tentación de suprimirla para mantenerse en el poder, en el Estado como en los
partidos. No debe olvidarse que Lenin y sus compañeros fueron sinceros y ardientes socialistas, como
fue socialista Stalin.
La democracia es el respeto del derecho de las minorías, el desprecio de éste derecho, cualesquiera
que sean los pretextos invocados, elimina a los militantes conscientes, informados, convirtiéndolos en
robots uniformizados.
Stalin, ¿Solamente Stalin?, eliminó a los militantes para rodearse de incondicionales, sinceros o no, y
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67 si creemos a Gracián “nunca la verdad fue del brazo de un incondicional”
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68 Sistema Proporcional
Ventajas e inconvenientes
La representación proporcional es una modalidad que da a cada partido un número de elegidos
proporcional al número de sufragios obtenidos por unos candidatos, permitiendo así a las minorías
tener representantes con voz y voto, en las asambleas deliberantes y legislativas.
Los partidos socialistas han luchado siempre por obtener una representación en todas las elecciones,
locales, regionales o nacionales, aceptando el tope mínimo de sufragios para tener derecho a estar
representados en los estamentos políticos, Generalmente se establece el 55 de los sufragios como
tope.
Sin duda alguna, hay ningún sistema democrático que supere al proporcional cuando se trata de un
país, donde hay pluralidad, pues sin ella no hay democracia.
En un partido, por definición homogéneo doctrinalmente, aunque plural en sus tácticas., la
preeminencia del sistema proporcional es discutible.
El reproche mas frecuente que se hace al sistema proporcional aplicado a un país, es el de favorecer
la atomización representativa, generando, a su vez, la inestabilidad política.
La cuate república gala cayó víctima del descrédito consecuente con la inestabilidad política, a la
danza y contradanza ministerial..
La burguesía, agrupada detrás del general De Gaulle, estableció el sistema mayoritario a dos vueltas,
recortando los distritos de tal forma que un “gaullista” en u distrito de preeminencia burguesa, podía
ser diputado con 12.000 votos, mientras que u representante obrero, en un distrito obrero, necesitaba
80.000.
Durante mas de veinte años, los “gaullistas” y sus herederos, reinaron en aquel país gracias al sistema
mayoritario que daba una prima exagerada a los mayoritarios. Hace un año se volvieron las tornas.
Una ola de fondo arrasó el edificio construido para perpetuar a la burguesía en el poder. Los
socialistas, con poco mas del 30% de sufragios, obtuvieron la mayoría absoluta en el Parlamento.
Como la oposición no tiene fuerza para influir en la cámara legislativa lo hace en la calle, desórdenes
de los campesinos, huelga de inversiones, fuga de capitales… Si la mayoría relativa de sufragios
traducida en la mayoría absoluta de representantes, la obtiene la burguesía –y la obtiene más
fácilmente que la izquierda- también se producen convulsiones: huelgas obreras esporádicas o
sistemáticas, o movimientos insurgentes sin norte preciso, sin médula, como el mayo francés de
1968.
Es la existencia de una injusticia representativa que no puede corregirse con el sufragio, provocando
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
69 otros procedimientos.
El sistema proporcional en los partidos franceses
En las incoherentes normas estatutarias actuales del P.S.O.E., agravadas con interpretaciones
abusivas del Comité Federal, hay de todo como en botica, y con el orden enternecedor de un cajón de
sastre, hay proporcionalidad sin proporción, como un pastel de liebre sin liebre.
El Partido Socialista francés aplica el método proporcional a todos los niveles. Su larga experiencia
del sistema no le permitió anular todos sus inconvenientes, pero si armonizar todas las normas para
que todos los problemas puedan expresarse libremente y todas las corrientes estar representadas en
los congresos y órganos de dirección.
Pero alguien se entretuvo en leer – muy mal y con deliberado deseo de falsificación- los estatutos del
partido Socialista francés y trasladar algunas de sus disposiciones a nuestros estatutos.
Las disposiciones hurtadas con alevosía y nocturnidad, fuera de contexto, se convierten en martillo
pilón para aplastar a la minoría. Tal sucede, por ejemplo con la elección de delegados a los congresos
federales por el conjunto de de las agrupaciones de la provincia donde, con el actual sistema, las
minorías quedan suprimidas pura y simplemente.
Los estatutos del partido socialista francés están armonizados con topes, límites, barandillas de
seguridad, en suma, equilibrados para preservar y garantizar el derecho de todos los afiliados.
Tanto el P.S. francés como el P.S.U., producto de una escisión practican el sistema proporcional.
Para evitar las escisiones, nuestros compañeros franceses establecieron las siguientes normas: La
libertad de discusión es total en el seno del partido, pero ninguna tendencia organizada podrá ser
tolerada” (Artº. 4º).
La realidad insensible y tozuda, convirtió el artículo cuarto en piadoso deseo, pues el grave
inconveniente del sistema proporcional es hacer inevitables las tendencias organizadas, que siempre
llevan en su seno el germen de potenciar las escisiones. No obstante lo dicho, el sistema proporcional
es preferible, mil veces preferible al autoritario traje de Arlequín con que se ha revestido el P.S.O.E..
Pero es menester que nos entendamos y para ello nada mejor que hablar claro, sin contemplaciones.
La proporcionalidad que se aplicó en algunas federaciones del PSOE es un engaño, monumental
camelo, puesto que el portavoz o cesáreo senador hablará y votará con criterio mayoritario, sin tener
en cuenta prácticamente a los minoritarios. Todo lo más, los consultará.
Para evitar este gigantesco camelo o engañifa, ese monumento de hipocresía, es menester que los
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
70 delegados, mayoritarios y minoritarios, todos los delegados y cada uno de ellos, tenga derecho a
votar y a intervenir, precisándose, entonces, el voto por mandatos, según una escala preestablecida.
El voto por afiliados representados, con este sistema, también sería posible, aunque muy complicado.
Tanto en uno como en otro caso, el porcentaje obtenido en las votaciones indicativas es el que
determina la representatividad. Mas adelante precisaremos que es lo que se entiende por voto
indicativo
Proporcionalidad a todos los niveles
Dice el artº 5º del Partido Socialista francés:
“La regla de la representación proporcional se aplica en la elección de los organismos del partido a todos los
niveles, solamente las mociones de política general, proyectos políticos globales propuestos al partido y por
ende al país entero, abren el derecho a la representación. Las enmiendas, contribuciones y otros textos
particulares no se tienen en cuenta en la aplicación de la representación proporcional”
a) A nivel nacional. Comité Director, Comisión Nacional de Conflictos, Comisión Nacional de Control) se
aplica en función de los resultados obtenidos por las mociones provenientes de la Comisión de Resoluciones.
Una lista de candidatos se adjunta a cada una de las mociones sometidas al voto indicativo
Cada corriente designa a sus representantes
b) A nivel local o federal La representación proporcional se aplica en función del voto indicativo sobre las
mociones políticas sometidas al Congreso nacional del Partido.
Las listas de candidatos se adjuntan a las mociones políticas previamente al voto indicativo….
c) una minoría no puede obtener representación en el voto indicativo o en el voto de síntesis más que a partir
de un 5% del voto total de mandatos.
Esta limitación al 5% evita la multiplicidad de candidatos, de corrientes, de tendencias. Pone un
límite a la tendencia generalizada, sobre todo en los países latinos, a ser cabeza de ratón en lugar de
ser cola de león.
Existen otras disposiciones para equilibrar el derecho a la representación proporcional.
No hay duda de que el sistema puede simplificarse –sin mutilaciones- y adaptarlo al PSOE sin que
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71 sufra la democracia interna, ni el equilibrio adquirido en larga práctica por los socialistas franceses.
En el último congreso del PSU, la tendencia mayoritaria, encabezada por la compañera secretaria general,
obtuvo el 30% de los mandatos, repartiéndose el 70% restante entre otras cuatro tendencias más.
Estas tendencias eligieron proporcionalmente al Comité Director y este al Secretariado.
La mentalidad centralista de los franceses es tópica, arraigada en grandiosa tradición revolucionaria.
Por ello debemos subrayar algunas disposiciones que señalan el límite al citado centralismo:
“La estructura –reza el artº. 14- de base del partido es la Sección. Se constituye por, al menos, 5 adherentes,
de acuerdo con la Federación interesada, ya sea en una zona administrativa o geográfica determinada, en una
empresa o en una universidad”.
“Cuando una sección alcance el umbral de 250 miembros, se puede dividir en varias secciones…” (Art.º 15º)
“En cada comuna o aglomeración urbana sobre cuyo territorio existen varias secciones, la unidad de acción y
de propaganda del partido puede ser asegurada por un Comité de Coordinación elegido proporcionalmente”.
En la reunión de la sección (asamblea) solamente votan los presentes. Cuando en una votación no se reúna, al
menos, la cuarta parte de los inscritos, el número de mandatos de que dispone la Sección en los Congresos
federales (departamento o provincia), quedan reducidos a la mitad. Cuando el número de los presentes no
alcance el 10% del total de miembros inscritos, el número de mandatos que puede disponer la Sección se
calcula sobre la base de los presentes” (Artº. 16)
En cada departamento (unidad geográfica generalmente menor que una provincia española), se
establece una Federación y asimismo un Comité de Coordinación regional para seguir las cuestiones
políticas, económicas o sociales de interés regional y coordinar la acción de los representantes
socialistas en los estamentos regionales.
“Cada Federación es soberana para la aplicación de la política del Partido en los límites establecidos por los
estatutos nacionales”.
En España se imitó muy mal a los franceses en el modo de elegir a los delegados a los Congresos nacionales,
suprimiendo los delegados directos de las Agrupaciones, a favor de las Federaciones departamentales o
provinciales y no contentos con el aplastamiento de las minorías en el ámbito de la provincia, se han laminado
las representaciones provinciales a favor de un solo “portavoz” regional. Ridículo y odioso.
Veamos como eligen a sus delegados los socialistas franceses:
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
72 “Los delegados al Congreso nacional son elegidos por los Congresos de las Federaciones. Cada Federación
establece el modo de designación de sus delegados. La minoría. Si la hay, tiene derecho a una representación
proporcional…” (Art.º 26)
“… Cada Federación tiene derecho a una representación proporcional al número de cotizantes”
“…Para las votaciones políticas en el Congreso nacional, y en la Convención nacional, cada Federación
dispone de un voto nacional por derecho propio y de un voto cada 250 afiliados al corriente de sus cuotas”
El número de delegados se establece así:
1 delegado por un mínimo de 50 afiliados e inferior a 100
2 delegados por un mínimo de 100 afiliados e inferior a 250
1 delegado más por cada 250 afiliados suplementarios y, eventualmente, 1 delegado por la última fracción
inferior a 250 pero igual o superior a 125.
Para votar por mandatos y no por delegados, es menester que lo pida, por lo menos, el 10% de los delegados.
El número de afiliados representados por cada delegado puede ser modificado por la Convención nacional a
propuesta del Comité Director según el estado de las adhesiones al Partido.
Los plazos y modalidades de convocatoria de los Congresos nacionales no difieren gran cosa de los
establecidos por el PSOE. Pero es necesario subrayar que tres meses antes de la fecha fijada para el Congreso,
los afiliados tienen la posibilidad de expresar sus respectivas opiniones.
Dos meses antes, las Federaciones devuelven las proposiciones al Secretariado nacional para ser difundidas en
todo el Partido.
Un mes antes del Congreso, el Comité Director (elegido por el Congreso según el sistema proporcional y, en
consecuencia, donde están representadas las tendencias) establece proposiciones de síntesis que se envían a las
Federaciones, de forma que las Secciones puedan elegir entre los textos iniciales y los textos de síntesis.
La Convención nacional
La convención nacional, compuesta por un delegado por cada sección departamental (95 departamentos
metropolitanos a los que hay que añadir los departamentos de ultramar), se convoca por el Comité director al
menos dos veces al año
El Comité Director
El Buró ejecutivo
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
73
En el artículo 32 se establece que en el intervalote los Congresos nacionales, la administración, y la
dirección del Partido se confían al Comité director controlado por la Convención nacional. Mas
adelante se especifica que:
“el Comité director se compone de 131 miembros titulares y 26 suplentes”
“ El comité director elige, en su seno un buró de 27 miembros entre los cuales el primer secretario,
portavoz del Partido”
“El Secretariado será organizado colegialmente”
Elecciones políticas
Designación de candidatos
El artículo 49 de los estatutos del PSF, a pesar de su centralismo, no deja lugar a dudas sobre quien y
cómo deben ser elegidos los candidatos.
“Los candidatos a las elecciones políticas son designados por el conjunto de afiliados de la
circunscripción electoral” (Artº, 49)
“Para las elecciones municipales votan para la designación de candidatos todos aquellos, y
solamente ellos, domiciliados en la localidad”
“Las Federaciones se cuidan de la aplicación de las reglas y principios fijados por el Partido”
“Las candidaturas expuestas por las Secciones son definitivas después de ser ratificadas por las
Federaciones y, en última instancia, por la Convención nacional”.
En estas disposiciones, sin tener en cuanta las siguientes, se han debido basar quienes establecieron
es sistema antidemocrático actual en el PSOE.
La ratificación de las Federaciones o de la Convención no implica modificación de las listas y mucho
menos la eliminación de candidatos y la inclusión de otros. En ningún caso interviene el Comité
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74 director.
Las listas deben tener el porcentaje establecido de candidaturas y debe ser igual al porcentaje de afiliados
(ahora es el 15%), no deben incluir candidatos que no estén en posesión de sus derechos por sanción
reglamentaria; los candidatos deben llevar un tempo ininterrumpido de afiliación fijado
estatutariamente; no debe haber incompatibilidad entre el cargo electo y la ostentación de un cargo
del Estado. Si se rechaza la lista por alguno de esos motivos, y no por simpatías o antipatías, por
capricho o cálculo, la lista vuelve a las Secciones para que se rectifiquen los errores comprobados,
pues son siempre los afiliados quienes tienen la última palabra.
Los “paracaidistas”
Existe una excepción a esa norma inatacablemente democrática y la encontramos en el artículo 50:
“Si el número de adherentes inscritos en las secciones concernidas por la elección de un candidato,
no es al menos igual a 1/500 de los electores inscritos en la comuna (para las ciudades de mas de
30.000 habitantes) o de la circunscripción interesada, las Secciones establecen una lista preferencial
de candidatos. La decisión corresponde a la Comisión Ejecutiva provincial para las elecciones
municipales y cantonales, a la Convención nacional para las elecciones parlamentarias, después de
nueva consulta a las Secciones interesadas”
La disposición es explicable aunque discutible. Con ella se desea salir al paso de súbitas y
oportunistas conversiones individuales y colectivas.
En el caso que nos ocupa y refiriéndonos a elecciones parlamentarias, a los afiliados propuestos o
designados por la Convección nacional (no por el Comité Director), son generalmente hombres o
mujeres de gran valía, pero no pueden impedir que se les tache de cortesanos y se les llama
despectivamente “paracaidistas” –lanzados en paracaídas a la circunscripción-, y estas designaciones
son fuente inagotable de conflictos y de expulsiones colectivas, con el lógico debilitamiento del
Partido en la circunscripción de que se trate.
En las últimas elecciones legislativas, después de haber sido brillantemente Presidente de la república
francesa François Miterrand, hubo varios casos de rebeldía, de rechazo. El diario parisino Le Matin
(tendencia socialista) del 15-6-81, publicó una nota diciendo:
“En varias circunscripciones, los electores han desautorizado con sus votos, las decisiones de la
dirección del P.S. de investir un candidato que no deseaban, votando masivamente a los candidatos
socialistas locales. En el caso de Morbihan, donde los militantes socialistas habían rechazado, desde
el principio, la imposición por Paris de otros candidatos diferentes a los designados por ellos
mismos.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
75 En la primera circunscripción, en la que Raymond Marcellin (antiguo ministro de la policía,
singularmente reaccionario, fue elegido ayer. El candidato oficial del P.S. Renè le Normand, obtiene
5,8% de los votos, mientras que el socialista local, Henri de Rohellec, obtiene el 30,83%. En la 6ª
circunscripción. Jean Giovanelli, designado por los militantes, llega a la cabeza de la izquierda, lo
que lo coloca en “Ballotage” favorable (al no obtener ningún candidato la mayoría absoluta es
menester una segunda vuelta. Generalmente los candidatos – de izquierda de derecha- que no van en
cabeza, se retiran para que los votos se agrupen en torno al candidato de su tendencia que mas
probabilidades tenga, con 34,4 % de los votos emitidos, delante del candidato comunista Eugene
Crèpean, que obtiene el 18,3 % y la candidata oficial del P.S., “paracaidista”, Chantal Pérez, que
totaliza el 3.4 % de los sufragios.
En la 3ª Circunscripción de la Cote d’Or, donde el P.S. había decidido investir a un radical de
izquierda, Pierre Charles, es el candidato socialista apoyado por los militantes, pero no por la
dirección, François Patriat, quien llega a la cabeza de la izquierda con 24,47 % de votos, mientras su
concurrente no obtiene mas que el 22,04 %.
La misma tendencia en la 2ª Circunscripción de Tarn et Garonne, donde un candidato socialista
“salvaje”, Jean Paul Nunzi, logra obtener 2,11% de los votos emitidos, al lado de Jean Michel Baylet,
radical de izquierda saliente, investido por el P.S. que obtiene el 27,9 %.
En la segunda vuelta uno de los candidatos “rebeldes” fue elegido y hoy, en el Parlamento francés,
hay un diputado socialista que no pertenece al grupo socialista.
Ese artículo 50º es una herida abierta produciendo abundantes hemorragias, pues es muy difícil, para
un demócrata, aceptar medidas disminuyendo la capacidad decisoria de los afiliados.
Lo que en Francia es una excepción sujeta a una norma estricta, en España se ha convertido en norma
corriente, en una especie de derecho de pernada; y no solamente para las circunscripciones que no
tengan el 1/500 de afiliados, sino en todas. Conocí a un senador que ingresó en el Partido después de
ser elegido con la investidura socialista.
Quizás se estableció la antidemocrática costumbre para cerrar el paso a los “trepadores”, a los que
surgieron del régimen anterior bajo el uniforme de la Falange, organización de asesinos, de una
crueldad y sadismo increíble, convertidos mas tarde en pesebristas. Quizás. Aunque conozco casos en
los que se borró de las listas de candidatos a un compañero con mas de veinte años de militancia por
indócil. ¿Son excepciones? No, la voluntad de los afiliados ha sido desoída sistemáticamente. Y el
resultado contradice la hipótesis de voluntad de cerrar el paso a los “trepadores”.
Recuerdo una frase ingeniosa de un diputado socialista catalán en la tribuna del Congreso de los
Diputados terminada diciendo: “Ahora comprendo porqué donde se sienta el gobierno se llama banco
y azul”.
Martín Villa, falangista de pro, con aspecto de jabalí domesticado, replicó que en los bancos
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
76 socialistas se sentaban antiguos compañeros de lucha bajo la camisa azul.
Recientemente Fraga Iribarne declaró que “la verdad es que en España, a la muerte de Franco, casi todo el
mundo había convivido mas o menos con la situación que había y el que diga lo contrario miente.
Porque todos hemos tenido cargos públicos, incluso los socialistas, que yo podría dar una lista, y a lo
mejor lo hago cualquier día”.
No se trata de condenar al ostracismo a quienes “convivieron” con un régimen deformante, puesto
que de una forma o de otra, lo hicieron forzados por la educación, por el ambiente, por necesidades
elementales. Pero quienes fueron miembros activos de aquella inmunda tiranía no tenían porqué
cobijarse en el Partido de Pablo Iglesias y menos alcanzar cargos representativos por el sistema
“digital” que tan bien conocían.
No conocemos, pues, las motivaciones que movieron a los autores del desaguisado a sacrificar la
democracia interna, pues nos negamos a creer que se hizo para crear una casta de cortesanos.
Quede, pues, bien claro que del mecanismo francés se eligió lo que podía servir a un sistema caciquil,
desvirtuando y falsificando el sistema..
A pesar del artículo 50 dando lugar a rebeldías, el sistema francés, compensado y equilibrado
funciona bien, aunque no sea perfecto, con la excepción ya señalada.
En realidad, el sistema fue adoptado bajo la presión de una realidad diferente a la española. En 1905,
año de la unificación de los socialistas galos en el celebre Congreso celebrado en el establecimiento
“El Globo”, había que armonizar, organizar la convivencia de dos partidos principales diferentes, el
presidido por Jules Guesde y el inspirado por Jean Jaurés, además de otras tendencias tradicionales o
que nacieron y se desarrollaron en la Comuna de París, como los “alemanistas” derivados del nombre
del heroico comunard.
En aquellas circunstancias, adoptar el sistema proporcional era obligado. El sistema mayoritario
hubiera impedido la unidad real, como ha sucedido en la Cataluña actual, donde con la unificación
prematura, mal concebida y peor organizada, el PSOE perdió la oportunidad de instalarse
fuertemente en Cataluña y prácticamente, los socialistas del PSOE fueron absorbidos por el PSC y
son barridos de los cargos ya que su base ha ido desapareciendo. El efecto multiplicador que era de
esperar no se produjo. Todo los contrario. El nuevo partido perdió influencia electoral.
En el Congreso de unificación se dijo que en la fórmula de disolución no había gato encerrado.
Apreciación desgraciada. Había toda una camada, incluida sólida hostilidad al PSOE manifestada con
ruidosa fuerza. La unidad era una necesidad, pero debió hacerse sobre bases reglamentarias distintas
hasta que el tiempo y el conocimiento mutuo hicieran posible una nueva aleación, una auténtica
unidad.
No es el mismo caso, la “unidad” pactada con un tal Tierno Galván, que creo oficia de alcalde de
Madrid, que fue durante años cabeza de turco utilizada injustamente por Llopis, hostilidad pública,
motivada por celos irreprimibles, exasperados por los fármacos que iban minando irremediablemente
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
77 su salud mental, y alejándolo de la realidad hasta llevarlo a una aberrante escisión. Antes de que esta
se produjera tuve una entrevista con el tal Tierno en Paris donde abordamos ampliamente el problema de
in- teriorizar la dirección del PSOE y la necesidad de unificar bajo estas siglas a cuantos en España se
reclamaban del socialismo. Manifestó su conformidad en cuanto le dije. Quizás nuestra discrepancia,
importante, se situaba en el terreno sindical, ya que el viejo profesor creía que Comisiones Obreras
era la solución sindical para España. Me dio un abrazo al despedirnos. Poco mas tarde, cuando
Llopis, en plena demencia política, dividió el Partido y organizó un Congreso, allí acudió el tal
Tierno Galván para proclamar con unción episcopal que los verdaderos socialistas estaban allí. ¡Sin
gular acuidad política!
Consumado el desaguisado sin éxito alguno, el tal Tierno navegó por su cuenta y se fue a pique. Su
pequeño partido, lastrado con una deuda importante, no podía ser puesto a flote. Optó por la unidad
que le aseguraría unas actas de diputados y le liberaría de la deuda contraída, con aquellos que no
eran “verdaderos socialistas”, según se infiere de su presencia y parlamente en el estrellado Congreso
escisionista.
Mi manera de saludar a tan distinguido profesor, que en vez de “niñas” en sus ojos tuvo siempre
“viejas”, responde a las seis o siete líneas que en un libro de memorias o chismes, dedica a la
mentada entrevista de París. Desdeñosamente habla de su entrevista con un tal Gimeno y de su estilo
imprecatorio. En el mismo párrafo confunde a Pascual Tomás con Belarmino Tomás, lo que subraya
su desdén por la historia del Partido Obrero.
Permítame el joven profesor, -tengo mas años y superior experiencia-, debió quedar escandalizado
por las blasfemias con que fui esmaltando mi relato. Si me lo hubiera reprochado a tiempo le habría
respondido con la ironía de Rabelais:
-¿Cómo es eso, dijo Ponocratos, jura usted, hermano Juan?
-No es, replicó el fraile, sino ornamento de mi lenguaje. Son figuras retóricas ciceronianas.
Si mis recuerdos son fieles, Juan de Mairena, el personaje creado por Machado, propugnó la creación
de una cátedra de la blasfemia. Y me dije que ninguna ciudad mas idónea que Calatayud para
albergar tan gloriosa cátedra, por ser la patria del poeta Marcial y del filósofo Gracián. En Aragón la
blasfemia es un purgativo del espíritu, pues mala cosa es retener la cólera. Las cóleras retenidas,
recocidas, convierten al hombre en un saco de pus.
Devuelta la cortesía a tan desmemoriado memorialista y subrayando que en el caso de Cataluña
hubiera sido preferible reglamentar el partido con normas proporcionales, en el caso del joven
profesor no había mas problema que el financiero.
Creo que en ambos casos se pecó de suficiencia siendo notoria la insuficiencia.
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78 Sistema tradicional del PSOE
Se puede caracterizar con muy pocas palabras: es el sistema mayoritario a todos los niveles.
Ya queda dicho que el “centralismo democrático”, inventado por socialistas rusos, desemboca
inexorablemente en la supresión radical de toda democracia interna.
El sistema proporcional, indiscutiblemente democrático, genera tendencias, partidos dentro del
partido y escisiones.
Puede argüirse que el sistema mayoritario es el aplastamiento de las minorías. Pues no. Lo es ahora
porque se ha desvirtuado, introduciendo modalidades claramente antidemocráticas. Se ha querido,
seguramente, confeccionar un traje nuevo funcional y moderno y arramblando con materiales de
orígenes diversos, se ha confeccionado un mosaico incoherente.
Si el sistema mayoritario se aplica en el plano provincial, las minorías desaparecen, se resignan o se
marchan. Si en un afán exagerado y nefasto, se hacen bloq ues regionales, los Congresos serán un
espectáculo o una farsa, pero jamás reflejarán el pensamiento de los socialistas.
He visto, en el último Congreso, como Aragón votaba en bloque ¿Es que todo el mundo en Aragón
pensaba igual en cuanto a la gestión de la Comisión Ejecutiva, la táctica a seguir o las nombres de los
candidatos a miembros de la C.E.?
He visto a Andalucía hablar y votar en bloque -un solo portavoz del 25% del Partido- ¿Es que no
hay discrepantes en Andalucía? El presidente de importante Federación provincial andaluza me decía
que se sentía humillado. Creo que reflejaba con esas palabras el sentimiento de todos los socialistas,
incluidos quienes, inconscientemente, habían contribuido a organizar el aberrante sistema que nos
llevó a vergonzosas unanimidades que de ninguna manera reflejan el pensamiento de los socialistas.
Si el sistema mayoritario del P.S.O.E. funcionó generalmente bien durante cerca de cien años, se
debió a que la preeminencia absoluta, la soberanía, residía en los afiliados distribuidos en
Agrupaciones Socialistas locales. Es muy posible que en las Agrupaciones quedase la minoría
marginada, pero en la Agrupación vecina eran otros las mayoritarios, de tal forma que la injusticia
original quedaba anulada o compensada; se realizaba espontáneamente una especie de equilibrio, y
ningún pensamiento, ni siquiera un matiz de pensamiento quedaba excluido de las asambleas
deliberantes y resolutivas.
En las democracias hay una ley, quizás no escrita: La democracia es el respeto del derecho de las
minorías. Y otra, tampoco escrita ¡Ay de aquel que crea que con los votos se puede hacer todo.
Los delegados a los Congresos suelen ser designados por las Agrupaciones. Los candidatos a cargos
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
79 públicos deben ser designados por las Agrupaciones. Los cargos públicos deben ser controlados
directamente por las Agrupaciones locales si se trata de los concejales de la localidad; reunidas en
congreso provincial si se trata de diputados, reunidas en congreso nacional si se trata de responsabilidades
nacionales.
Sustraer cualquier gestión o responsabilidad al dictamen crítico de los afiliados es un desprecio de las
normas democráticas propio de tiranos, déspotas o caciques que es la forma mas extendida de la
tiranía. Conozco casos de concejales que a la demanda de dar cuenta de su gestión a la Agrupación
local, contestaron con énfasis grotesco: “A mi me eligió el pueblo!”. Ese pueblo que votó al P.S.O.E.
no los conocía, y en algunos casos sigue sin conocerlos.
Jugó en el voto del pueblo la memoria histórica y esa memoria tiene implantadas sus raíces en una
acción dura, enérgica, sin concesiones a la burguesía, serena e inteligentemente revolucionaria, y no
sabía que entre las personas elegidas había tanto memo y que, parodiando una frase célebre,
exclaman: “¡Democracia si pero no por mi casa!”. Hemos elegido el socialismo como el mejor
camino hacia la libertad, y no se puede ir hacia la libertad suprimiendo la de decisión, intervención,
control....
Es cierto que el sistema mayoritario tal y como estaba establecido hasta hace poco y que había
funcionado sin chirridos durante cien años, requiere concienciación democrática muy alta y aun
poseyéndola pueden producirse accidentes pues no hay sistema perfecto e infalible.
Con el sistema tradicional, el PSOE se libró de escisiones tan frecuentes , por ejemplo, como en el
partido socialista francés. La escisión de 1921 producida por los terceristas, fue provocada por Moscú
con las célebres 21 condiciones que fueron un estallido de orgullo sin control ni medida y cuyos
redactores fueron, mas tarde, víctimas del sistema que habían establecido.
En 1936 se produjeron acontecimientos internos quizás mas graves que la escisión de los terceristas.
La gloriosa revolución de Octubre española, intento de cerrar el paso al fascismo en plena ascensión
en Europa, se saldó con muchos muertos socialistas y muchos presos. Aquella circunstancia y todo
fracaso engendra tensiones bastardas y es justificación altiva y ostentosa de todos los cobardes: “Ya
lo decía yo...!” que aprovechan para legitimar viejas cuentas.
En aquella ocasión, encarcelados los lideres mas prestigiosos del PSOE, se maniobró de forma que
quedara fuera de los cargos directivos Francisco Largo Caballero y los compañeros que compartían
su manera de apreciar los acontecimientos. Se fue retrasando la celebración del Congreso Ordinario
por miedo de los maniobreros a ser barridos. Lamoneda, que fue destacado tercerista y que nunca se
supo si era un traidor teledirigido o traidor nato, se sacó de la manga un referendum para elegir
Comisión Ejecutiva. El “pucherazo” lamonedista estuvo bien organizado y, naturalmente, Largo
Caballero y sus compañeros fueron derrotados. Aquel desprecio a las normas democráticas trajo
consecuencias nefastas, no solamente para el PSOE sino para España, pues fue el origen de la entrega
de las JJ.SS. a los moscovitas y el posterior desarrollo del partido comunista.
Es cierto que aquella dirección, en la que había hombres muy prestigiosos encandilados por la
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80 habilidad maniobrera de Lamoneda, no gozaba de ningún prestigio entre los socialistas ni entre el
proletariado. El lider era el derrotado en el referéndum, Francisco Largo Caballero. La minoría
parlamentaria la dirigía Largo Caballero y había choques constantes entre la “dirección” del Partido y la
minoría, entre “El Socialista” y “Claridad”, entre prietistas y caballeristas.... Y así, dividido y
mutilado, entró el PSOE en la guerra provocada por el fascismo internacional servido por el don
Opas de turno, sin ninguna justificación histórica. Un don Opas degenerado sin otro móvil que una
ambición desmesurada, total carencia de escrúpulos y de sentido de la responsabilidad-
Se abandonó la democracia interna con apariencias legalistas y se hundió al Partido... Ya en el exilio
el traidor Almoneda, empujado por el avance alemán, compró un barco en San Juan de Luz y se
marchó a México acompañado de un puñado de amigos. En México creó una Comisión Ejecutiva.
Frente a otra Comisión Ejecutiva con Prieto que también se reclamaba de la continuidad legal. Los
socialistas estaban en los Campos de Concentración europeos o en las prisionesdel fascismo español.
Francisco Largo Caballero fue deportado y terminó su patética peregrinación por las cárceles en el
Campo de Concentración de Oranienburgo.
Y tuvieron que ser los socialistas que esperaban en las cárceles españolas su turno para ser inmolados
en los paredones fascistas quienes recrearan el Partido. Y tuvieron que ser los abandonados
deliberadamente en los Campos de Concentración del sur de Francia, quienes recrearan el PSOE en
el destierro y lo desarrollaran bajo la ocupación hitleriana, paralelamente al esfuerzo creador y
heroico de los socialistas presos, iniciándose un difícil proceso de reconstrucción sobre un solar lleno
de ruinas producidas por el abandono de las normas democráticas.
Es curioso constatar que en las dos catástrofes sufridas por el PSOE se encuentra en primer plano el
mismo avieso y ambiguo personaje y el abandono de las normas democráticas.
Escisión de 1921
El 19 de Junio de 1920 celebraba el PSOE un Congreso extraordinario, un mes antes de que se
reuniera en Congreso de la III Internacional y estableciera las 21 condiciones.
El Congreso votó sobre la conveniencia o no del ingreso en la III Internacional con el siguiente
resultado:
8260 votos favorables al ingreso
5016 en contra.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
81 1615 abstenciones
El voto quedó condicionado a las resoluciones que se adoptasen en Moscú y al informe que
presentaran Fernando de los Ríos y Daniel Anguiano.
Además se establecen las siguientes condiciones:
1. El PSOE pide a la III Internacional que se reconozca la autonomía plena en la táctica que adopte
en la lucha de clases.
2. Tienen el PSOE el derecho de revisar en sus propios congresos la doctrina que definitivamente
adopte la III Internacional y los acuerdos que esta decida en sus Congresos
3. En el PSOE existe la tendencia a unificar a todos los partidos marxistas, según lo procuran el P.S.
francés y el P.S Independiente alemán.
Otra condición pedida por Pablo Iglesias especifica que el Partido continuaría su labor en
ayuntamientos, Diputaciones Provinciales y en el Parlamento; seguirá su participación en los
organismos de carácter social, y proseguirá su obra sindical, mutualista y cooperativa.
Las bases fueron rechazadas por los dirigentes bolcheviques. Fernando de los Ríos dice:
Nuestras bases han sido juzgadas por Moscú inadmisibles; sed las considera contradictorias con las
veintiuna...
Mediante las tres bases o condiciones de adhesión a la Tercera Internacional, el último Congreso
socialista español se propuso salvaguardar su autonomía táctica, que equivale a tanto como a ser
dueño de la determinación de la propia conducta; hacer participar al Partido en la aceptación de ideas
que han de comprometer su voluntad, y, por último oponerse a todo dogmatismo que pudiera impedir
internacionalmente la conjunción de las fuerzas nacionales que actúan con una significación
socialista.
Si con anterioridad y posterioridad a los Congresos no cabe crítica, sino obediencia ciega, justo sería
decir que tales Asambleas tiene mas de concilios que de congresos, y a sus acuerdos, mas bien que
este nombre, e convendría el de cánones.
Para quien atentamente haya leído las tesis y condiciones del último Congreso de la Tercera
Internacional, o medite sobre las conversaciones que recogemos en varios pasaje de nuestro informe,
no podrá extrañarse de ninguno de los fenómenos que acotamos, porque son la consecuencia
inevitable del menosprecio en que se tiene así de la idea de libertad como de democracia.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
82 Se dice de ambas que son restos de la ideología burguesa que creara la Revolución Francesa, mas
estas ideas no son ni burguesas ni proletarias sino humanas; son ideas eternas, ideas matrices de nuestra
civilización y de las que jamás podrá abjurar, porque la línea del progreso moral y político está en
relación directa de la penetración que logren estas ideas en el mundo de la realidad”
Tres días después –23 de junio-, el Congreso de la UGT acordó continuar en la Federación Sindical
Internacional. El ingreso en la III Internacional obtuvo 17.919 votos favorables, contra 110.902
desfavorables. En consecuencia la unidad con la C.N.T no fue posible por haberse adherido esta a la
III Internacional.
Pablo Iglesias, en carta al socialista francés Compére Moral comenta así el Congreso Extraordinario
del PSOE:
“Querido camarada: la causa de la escisión en el Partido Socialista español es la misma que en los
demás partidos socialistas, es decir, las 21 condiciones de Moscú.
El Partido Socialista español, había, por mayoría, decidido la adhesión a la III Internacional, si no
obstante, ésta, admitía que podía actuar con cierta autonomía y defender, como siempre ha defendido,
los intereses inmediatos y el porvenir del proletariado.
Cuando se tomó esta decisión Moscú aún no había formulado y dictado las 21 condiciones.
Para dar a conocer esta adhesión, obtener la adhesión de la III Internacional e informarse de la
situación en Rusia, el PSOE envió dos delegados a éste país: uno Fernando de los Ríos, representante
de la mayoría del Partido, el otro, Anguiano, representante de los partidarios de adherirse, sin
condiciones, a la III Internacional.
Como era lógico Moscú rechazó las pretensiones del PSOE y pidió a ésta la adhesión a la III
Internacional aceptando las 21 condiciones.
Para discutir esta respuesta traída por nuestros delegados, el Partido Socialista Obrero Español ha
celebrado un Congreso Extraordinario en Madrid, el mes de Abril de 1921,
Después de un debate de varios días, 8858 votos decidieron la adhesión a la Internacional de Viena,
contra 5094 que se pronunciaron aceptando las 21 condiciones.
Inmediatamente de conocido este resultado, uno de los delegados, partidario de la III Internacional,
en nombre de la mayoría de éstos, dio lectura a una declaración donde se decía que a partir de ese
momento se separaban del Partido. Dicha declaración había sido redactada la víspera, es decir, antes
de la votación.
A la declaración de los escisionistas se unieron la mayoría de los miembros de la Comisión Ejecutiva
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
83 del Partido.
El Congreso terminó sus trabajos designando nueva C.E., la que publicó un llamamiento a los miembros
del Partido censurando el gesto de los escisionistas y rectificando los errores incursos en su
declaración.
Es necesario subrayar que la mayoría de los delegados, si tenían mandato de votar por la adhesión a
la III Internacional, no lo tenían para dividir el Partido.
Muchos de estos delegados han sido desautorizados por las Agrupaciones que representaban y la
mayor parte de éstas siguen en el Partido.
A pesar de que los escisionistas han logrado ser seguidos por algunos grupos y actuar con los
procedimientos puestos en uso por los escisionistas de todos los países para arrastrar a otros
elementos, tenemos la suerte de contar entre nosotros a la inmensa mayoría de los miembros del
PSOE. Contamos con todos los semanarios que publicaban antes, el órgano diario “El Socialista”,
todos los concejales y miembros del Parlamento.
Algunos de los que han abandonado el Partido actuaban con ese fin, ya antes del congreso.
Como en otros países, las diferencias existentes entre los neo-comunistas y quienes fueron sus
camaradas están en las palabras mas que en los hechos, pues los actos revolucionarios que
preconizaban y preconizan no aparecen por ninguna parte.
Por el contrario, vemos que con encarnizamiento buscan quitar al Partido, y a los Sindicatos,
afiliados para producir en beneficio de la burguesía, la desunión y el desánimo entre los obreros.
He llamado a los escisionistas “neo-comunistas” porque hace algún tiempo, después del paso por
España del comunista ruso Borodin, algunos miembros de las Juventudes Socialistas crearon otro
partido comunista que se llama “Partido Comunista Español”. El creado por los que se han separado
en el último Congreso socialista se llama “Partido Comunista Obreroo”. Es necesario decir que los
primeros han atacado a estos con violencia y los califican de centristas, ambiciosos, felones....
Últimamente han tenido algunas entrevistas con objeto de constituir un solo partido pero dudo mucho
que lleguen a entenderse.
Es triste lo que hacen esos elementos aquí, como sus parejos en otros países, pero espero que no se
prolongará mucho tiempo la perturbación producida en el movimiento socialista y obrero
internacional por la táctica preconizada por los hombres de Moscú.
Pablo Iglesias”
Cuando se perpetró la escisión en Francia – las 21 condiciones exigían la expulsión de Longuet,
nietro de Marx, fiel a las ideas de su abuelo- el tercerista Vaillant-Couturier expresó así su júbilo
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
84 “Desde ahora, entre ellos y nosotros , la guerra a cuchillo”.
Souvarine, eminente tercerista que, mas tarde había de dedicar su vida a combatir a quienes con él
traicionaron al socialismo, escribía en el Boletín comunista: “ Verfeuil pretende que la escisión será
nefasta – si perdura- a la causa del socialismo, y al de la revolución mundial misma [.....] No
pensamos que dividiendo al proletariado, en el terreno que sea, se sirva al socialismo –añade
Verfeuil- . Esta vieja canción refleja un espíritu irreductiblemente opuesto a la Internacional
Comunista. Los comunistas no juzgan la escisión “nefasta”, la consideran necesaria y bienhechora”.
¡A que extremos de demencia puede llegar el orgullo demoníaco de sinceros revolucionarios!.
En aquellas convulsiones, contrariamente a las perspectivas anunciadas por Lenín, la división del
proletariado “necesaria y bienhechora”, rompe, quiebra el impulso revolucionario y retrasa
indefinidamente el triunfo del socialismo.
El PSOE no ingresó en la III Internacional, a pesar de su entusiasmo por la revolución rusa, porque se
centralizaron en la dirección todas las facultades decisorias. “Los partidos que pertenecen a la
Internacional Comunista deben ser formados sobre el principio de la centralización democrática. En
la época presente de guerra civil encarnizada – reza la 12ª condición- el Partido Comunista no podrá
cumplir su papel si no está organizado en la forma mas centralizada, si una disciplina de hierro,
parecida a la disciplina militar no es admitida y si su organismo central no está provisto de poderes
amplios, no exige una autoridad indiscutida y no goza de la confianza unánime de los militantes”. El
PSOE defendió su concepción de la democracia y de la libertad arrostrando la impopularidad –que
fue muy pasajera-, que suponía romper con quienes habían tomado la cabeza, por un golpe de estado,
de la revolución rusa.
No se eligió entre revolución y reformismo, sino entre la autocracia y la democracia, entre la tiranía y
la libertad. Ni un solo socialista perdió la esperanza en el triunfo de la revolución rusa, pero no
aceptaron abandonar el camino, como un enmascaramiento ya inservible, las normas estrictas de la
democracia interna.
Entonces no se sabía, ni se sospecha, que aquel abandono de la democracia pudiera desembocar en el
totalitarismo mas feroz.
Muy pocos, y entre ellos Rosa Luxemburgo, analizaron con justeza los acontecimientos, pero sin
llegar a presumir el desarrollo dentro del Estado mismo hasta destruir el embrión de socialismo para
desembocar en un capitalismo en periodo de acumulación primitiva dirigido por una tiranía que eleva
a crimen, castigado con el tiro en la nuca, al propio pensamiento, no podían prever que el camino
hacia el socialismo derivara trágicamente hacia el universo concentracionario.
Los socialistas que se adhirieron a la III Internacional, salvo excepciones, no eran mejores ni peores,
mas o menos inteligentes que los socialistas que la rechazaron. Les movía la misma pasión por la
justicia y la libertad, a unos y a otros, pero los terceristas aceptaron como principio, ajustado a las
circunstancias, que la revolución estaba en marcha en todo el mundo, que “En casi todos los países
de Europa y de América –3ª condición- la lucha de clases entra en el periodo de la guerra civil”.
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
85 Naturalmente, para dirigir un ejército en plena guerra era menester una dirección militarizada; la
dirección misma se convertía en Estado Mayor de la revolución; una guerra no se dirige con asambleas
deliberantes y votantes, democráticamente: se ordena y se obedece. Pero el error de Lenin consistió en
asimilar la lucha de clases a una guerra civil; y a creer que se podía conquistar la libertad creando
ejércitos de esclavos.
Se argüía que la libertad se negaba a los enemigos del socialismo. Pero ¿eran enemigos del
socialismo los mas eminentes bolcheviques, los héroes de la revolución que fueron sacrificados en la
siniestra Lubianka o en el Gulag?.
Se nos replicará que lo importante era, una vez conquistado el poder, mantenerse en él a toda costa.
No, el discrepante no es “objetivamente” un traidor, ni podemos abandonar todo ni parte de nuestro
bagaje político y moral por mediocre gusto de gobernar. Lo importante no es mantenerse en el poder,
sino echar los cimientos, en el poder y fuera de él, del socialismo..
Cuando con argucias estatutarias, o utilizando instrumentos represivos, se suprime en los partidos la
democracia interna, los encaramados en la dirección podrán seguir en los cargos indefinidamente
pero, tarde o temprano, progresiva o bruscamente los afiliados desaparecerán, puesto que son
hombres libres a quienes se niega la libertad. Mientras en ese partido haya posibilidades de medrar,
de trepar, quedaran cortesanos, los que tienen vocación de coristas, los abnegados o interesados
peinaculos, los aspirantes a un lugar en el pesebre aunque haya que tolerar el ronzal; quedará la
basura que se corrompe y corrompe el ambiente. Pero hasta de los pesebres desparecerá la pitanza.
Habrán elegido la sombra en lugar de la llama.
Los partidos comunistas eran una obra maestra de organización, de funcionamiento. Sus objetivos no
pueden ser mas nobles, y en sus tácticas, además de dar la impresión de estricta democracia, hay
procedimientos que halagan el tiranuelo que cada uno de nosotros lleva en la barriga.
¿Por qué, pues, fracasaron estos partidos en los países industrialmente desarrollados (donde
lógicamente deberían ser mas fuertes) y se han convertido o se están convirtiendo en organizaciones
meramente testimoniales o han tenido que echar por la borda el lastre autoritario, renunciando a lo
que se llamó falsamente dictadura del proletariado, los principios y procedimientos de Stalin y hasta
el mismo leninismo? ¿Por qué para mantenerse con alguna vitalidad han tenido que romper los
vínculos que les unían a Moscú? ¿Por qué han tenido que aplicar algunos tímidos procedimientos
democráticos abandonando la rigidez antidemocrática que engendraba unanimidades clamorosas,
como una llaga engendra materias purulentas cuando se infecta?
En el mundo no quedan mas que dos grandes partidos comunistas: en Italia con el eurocomunista
Berlinguer y en Francia con el fluctuante Marchais. Los dos han perdido efectivos. En Francia son
muchísimos más los comunistas que no están en el partido que los que están. En Italia la decadencia
es también evidente.
La presión de los afiliados comunistas, la sangría permanente, han hecho progresar tímida
democratización, lo que a su vez produce reacciones y desgarros impulsados por los integristas de la
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86 iglesia moscovita, o rebeldías públicas de quienes ya no aceptan la aplicación estricta del
“centralismo democrático”.
No he buscado ni busco justificaciones a la resignación de los socialistas ante la injusticia, la
polacada, la dedocracia, la burocracia ignara y ligera de equipaje doctrinal y ético, pero no podemos
olvidar que dos generaciones han sido deformadas por el totalitarismo fascista; no podemos olvidar
que los métodos caciquiles fueron gravados a fuego en el subconsciente; que de la democracia
asimilaron sus vicios y defectos antes que sus virtudes; que quieren ganar cualesquiera que sean los
procedimientos...
Nuestra Rosa Luxemburgo escribió en la prisión de Breslau, poco antes de ser asesinada, reflexiones
que duraran lo que duren las tiranías.
Una de ellas es la siguiente:
La libertad reservada solamente a los partidarios del gobierno, solamente a los miembros del partido
–por muy numerosos que sean- no es libertad. La libertad es siempre la libertad del que piensa de
otra manera.
Cuarenta años de tiranía, de asesinatos, anulan y abortan los reflejos democráticos. Los méritos de
quienes los adquirieron en esos años indignos es tanto mas loable cuanto mayor e impune fue el
trabajo de las arañas del miedo, del terror, del pánico, tejiendo espesas telas en las braguetas ibéricas.
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87 ¿Federal o centralista?
Las costumbres antidemocráticas que se han incorporado poco a poco, o mucho a mucho, no son
todas imputables a los Congresos. Algunas, quizás las mas importantes, fueron adoptadas por el
Comité Federal sin que tuviera facultades para ello, abusando de la inexperiencia de la mayoría de los
militantes.
No dudo de la buena fe de los autores de las reformas antidemocráticas, pero se han cometido errores
enormes, fundamentales, que tarde o temprano harán estallar al PSOE si no se corrigen.
Es muy posible que algunas de esas reformas se hayan realizado en la creencia de que el PSOE fue
siempre “centralista”. Y nada mas falso, Pero además en la inexactitud hay un equívoco.
Al PSOE se le acusó de “centralista” en relación a las reivindicaciones autonomistas. Pero jamás a
nadie se le ocurrió decir que el PSOE era un partido centralizado donde, desde arriba, se mandaba y
ordenaba, Por no ser “centralista” se rechazó el ingreso en la III Internacional.
La acusación de centralista se acusó en algunos medios catalanes como explicación de la carencia de
arraigo de la UGT y del PSOE en Cataluña donde, lógicamente, dado el desarrollo industrial de la
región, debieron haber encontrado la tierra nutricia para su crecimiento. En Cataluña se celebraron
los Congresos fundacionales del PSOE y de la UGT, pero no enraizaron.
Es cierto que los organismos rechazaban y rechazan el separatismo, como lo rechazaba y rechaza la
mayoría de los catalanes. Para los socialistas, la libertad es lago mas que unas fronteras insolidarias e
irracionales. El combate era y es entre los obreros y los capitalistas. Todos lo demás, por importante
que sea, resulta secundario. El triunfo del socialismo es la única manera de que los catalanes y
Cataluña sean total y completamente libres. Todo lo demás son garambainas.
¿Hay alguien hoy que crea que votar a Cambó era votar por Cataluña? Desgraciadamente hay un
cierto porcentaje de catalanes que votan a burgueses catalanes, como Pujol, creyendo votar por
Cataluña y en realidad votan por el capitalismo hispano.
¿Hay alguien mas centralista en su funcionamiento interno y mas centralista que el comunismo
cuando triunfa? Su lenguaje no deja de ser integralmente catalanista, demagógicamente catalanista, y
quizás por ello, consiguió arraigar en Cataluña.
Pero hay un fenómeno de arraigo potente y duradero que echa por tierra la tesis de la debilidad del
socialismo en Cataluña por su centralismo
Nos referimos a la influencia hegemónica de los anarcosindicalistas en Cataluña.
¿Es que la CNT o la FAI preconizaban el separatismo o el autonomismo mientras el PSOE y la UGT
se oponían?
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88 Grave error, la explicación habría que buscarla en otra parte que en el pretendido “centralismo” del
PSOE y de la UGT. Tanto éstos como la CNT eran federalistas en su funcionamiento interno y
federalistas en todos los ámbitos.
No obstante, la CNT denunció desde su fundación el autonomismo como un invento de la burguesía
para dominar al proletariado. Tengo ante mi vista la primera página del número uno de “Solidaridad
Obrera” –“Órgano de las sociedades obreras”- fechado el 19 de Octubre de 1907, que tres años
después sería órgano de la CNT creada con los cimientos doctrinales y orgánicos de las “sociedades
obreras”. Pues bien, a toda página, hay un dibujo de un obrero durmiendo bajo los efectos del opio
autonomista, soñando con una ronda de danzantes de sardana, con barretina, y en el centro un
personaje enarbolando la bandera de la autonomía catalana. Una soberbia matrona, encarnando a la
solidaridad obrera, intenta despertar al obrero. El título del dibujo es “¡Proletario, Despierta!”. El pie
no deja lugar a dudas. El regionalismo, el autonomismo es el opio que utiliza la burguesía para
“abstraerle de las realidades y de la mísera condición de su vida”
En el Campo de Concentración de Barcarés (Francia), en febrero de 1939. hacinados, mugrientos y
plagados de piojos, en tiendas de campaña, vigilados por gendarmes groseros y brutales, por árabes
que sádicamente nos echaban los caballos encima con razón o sin ella, por benevolentes y
bondadosos senegaleses, esperábamos los restos del ejército republicano, no sabíamos qué. Ugetistas
y cenetistas catalanes platicábamos espaciosa y tranquilamente de nuestras experiencias sindicales.
Un día cualquiera, un anarcosindicalista, catalán por los cuatro costados, nos relataba con mitigada
amargura:
-Era frecuente en las asambleas del sindicato que uno de nosotros, sin darse cuenta, se expresara en
catalán. No faltaba nunca el interruptor de turno para decirnos cierto empaque “Habla en cristiano,
camarada”. Y seguíamos hablando en castellano.
No trato de insinuar que el fenómeno de la implantación del anarcosindicalismo en Cataluña por la
conjunción de inmigrantes aragoneses, valencianos, murcianos, andaluces o castellanos, con el
espíritu radical y pequeñoburgués del obrero de Barcelona. Lo que me importa dejar claro es que el
anarcosindicalismo arraigó siendo hostil al autonomismo. Que el fracaso de la UGT y del PSOE se
debió a su “centralismo” es una falacia, un comodín [....]
Como me interesa dejar claro que el PSOE era una federación totalmente democrática sin ningún
recorte de la democracia interna, sin intromisión central en la autonomía de las agrupaciones y
federaciones. En el plano nacional el P.S.O.E. se preconizaba una CONFEDERAQCIÓN
REPUBLICANA DE NACIONALIDADES IBÉRICAS.
No hay dudas de que entre los nacionalistas había centralistas de todos los matices, pero cuando llegó
la hora de conceder a Cataluña su Estatuto, fueron los socialistas quienes lo hicieron posible.
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89 Hubo una excepción. Un diputado “socialista”, Algora, pronunció un discurso –probablemente
redactado por su amigo Serrano Suñer- contra el Estatuto y votó contra en contra.
La asamblea de la Agrupación Socialista de Zaragoza, a la que pertenecía Algora, expulsó, algunas
horas después, a quien había roto la disciplina de voto en tan importante cuestión.
Hay otro antecedente. Cuando el Comité Nacional –asistí a dicha reunión- acordó organizar lo que
después fue el movimiento de Octubre de 1934 –movimiento que hizo posible el triunfo electoral de
1936, al aprobar el pueblo el heroico intento para detener la pleamar fascista-, inmediatamente se
entró en contacto con la Generalitat. Se redactó y firmó un pacto secreto en virtud del cual la
Generalitat apoyaría con todas sus fuerzas la insurrección contra el fascismo. Los hombres de la
Generalitat, con Campanys al frente, cumplieron lealmente con el compromiso contraído. La CNT se
opuso a la huelga general revolucionaria, utilizando los micrófonos de la radio, gentilmente prestados
por el gobierno reaccionario. Los cenetistas asturianos se unieron al movimiento revolucionario y
fueron tachados de traidores por dirigentes que después ocuparon poltronas ministeriales.
Es hoy, cuando el federalismo prácticamente no existe en el funcionamiento interno.
Comisiones de Conflictos
La función de estos organismos también se ha centralizando hurtando a las Asambleas de base el
derecho a sancionar a los militantes.
Tradicionalmente, cuando había una denuncia contra cualquier afiliado, la asamblea de la
Agrupación socialista se reunía y nombraba una Comisión de Conflictos que abría un expediente,
proponía una sanción e iba con el dictamen a la Asamblea donde lo defendía en una sola
intervención. El expedientado se defendía según su capacidad y, después, se abrían tres turnos en pro
y tres en contra. La asamblea se pronunciaba votando. Ambas partes podían recurrir ante las
Comisiones Ejecutivas y ante los congresos nacionales.
Mi experiencia en este periodo era muy corta. Desde 1927 hasta 1936 solamente recuerdo dos
sanciones, la expulsión del diputado Algora y los dos años de suspensión de derechos que se votó
contra un concejal por haberse casado por la Iglesia. En ninguno de los dos casos ni el Comité hizo
de Comisión de Conflictos, ni la asamblea designó comisión, zanjó los asuntos directamente, sin
perder tiempo y sin disminuir la soberanía de los afiliados.
No obstante, cuando se designa una Comisión de conflictos para un caso concreto, disolviéndose
inmediatamente después de cumplida su misión, se prejuzgaba el caso en la votación de los
miembros de la Comisión puesto que, los partidarios del denunciado o sus adversarios, procuraban
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90 que los miembros de la Comisión fueran o no partidarios de la sanción.
Para evitar esta batalla previa, que solía envenenar el ambiente, se propuso que al mismo tiempo que se
designaba el Comité, la asamblea designara Comisión de Conflictos que actuaría cuando llegara el
caso. Asimismo se aceptó que las Comisiones se designaran en los Congresos provinciales y
nacionales para el mismo periodo de actuación que las CC.EE.. El Comité nacional de conflictos lo
presidía un miembro de la Comisión Ejecutiva.
Aquí, vueltos a la “normalidad”, se ha despojado a los afiliados de su derecho a sancionar a quien
estimen sancionable su comportamiento. Lo sancionable queda delimitado, precisado por el Art. 6:
“El individuo que por mala conducta moral, por faltar conscientemente al programa o a los acuerdos
del Partido, por haber traicionado la solidaridad obrera en la lucha contra el capital o por lanzar
calumnias graves contra algún afiliado sea expulsado de la colectividad a que pertenece, no podrá
ingresar en las demás”.
No conozco casos en los que fueran expulsados afiliados por ser discrepantes o para modificar una
mayoría convirtiéndola de hostil en partidaria.
Hogaño, si. ¿Hay una mayoría hostil? ¿Hay un Comité hostil? Se amenaza con una Comisión Gestora
o se la designa. ¿Quién habrá sido el pequeño Stalin inventor de tamaña estratagema? Si no basta, se
organiza una provocación y se expulsa a quienes no se conforman con polacadas.
No solamente se despoja a los afiliados de su derecho de sancionar sino que también se les despoja
de su derecho de admisión, puesto que si una asamblea rechaza dar de alta a un pretendiente, el
problema puede ir a la Comisión de Conflictos para que resuelva. ¿Qué democracia es esa? Estamos
inmersos en un universo demencial.
Lo curioso del caso es que el PSOE luchó siempre porque se establecieran o mantuvieran los jurados
populares. La justicia debía estar en las manos del pueblo y no de técnicos. En el interior del Partido
se hace lo contrario.
La justicia debe administrarla directamente el pueblo asesorado por técnicos profesionales. Son
archiconocidos los defectos del sistema. Los reaccionarios, totalitarios y demás caterva se los saben
de memoria y con ellos nos jeringan los oídos. Pero todos sabemos, se diga o se calle, que es el
sistema menos malo, el que ofrece mayores garantías al pueblo.
Recuerdo que hace un par de años unos cuarenta compañeros presentaron una denuncia contra un
afiliado que se había permitido calumniar cobarde y burdamente a un compañero ausente. El
calumniador rogó a uno de los firmantes que retiraran la denuncia. Ante la negativa de éste el
calumniador replicó “Es igual, se le dará carpetazo”. En efecto, se le dio carpetazo.
Un comité local, al revisar las cuentas heredadas se encontró con importante descubierto. Se querelló
ante el Comité de Conflictos. Jamás se sancionó al estafador, pero sí, por otras cusas deshonrosas
para los querellantes, a los miembros de ese Comité local. Un buen día, el individuo en cuestión,
concejal de importantísimo ayuntamiento, fue rogado de presentar la dimisión por sus
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91 “indelicadezas” que ahorraron un paquete de millones a una industria. Al resistirse a dimitir de jun
cargo, que para algunos equivale a una vena aurífera, se le dijo “La dimisión o la cárcel”. Dimitió, pero
sigue siendo afiliado, ya que los afiliados no han sabido nada oficialmente, no han intervenido en la
designación de candidatos, ni en su expulsión del ayuntamiento. L expediente por el fraude al
Comité, desapareció en los meandros misteriosos de la burocracia que se afirma como clase
incipiente.
¿Es una excepción? Quizás, quizás no.
Todas esas irregularidades son imposibles en un sistema democrático como el abolido no sabemos
por quien.
Comisiones revisoras y de cuentas
En una Asamblea local un afiliado pidió se informara de las cuentas de la Agrupación. Quien presidía
dijo en tono perentorio “Compañeros, las cuentas son secretas”.
¿Es una excepción? Quizás, quizás no.
Fondos electorales
En un país pobre como el nuestro, en las elecciones corre el dinero a raudales. Sería menester una
que una ley limitara drásticamente los gastos, so pena de anulación de actas, a quienes los hubieran
rebasado.
Pero no es ese mi discurrir inmediato, puesto que trato de problemas internos que pueden parecer
intrascendentes, ero desde 1917 sabemos que no lo son.
El coste excesivo de las campañas electorales obliga a pedir préstamos a nivel nacional para repartir
entre las provincias ese caudal.
Se trata, ahora, de saber cómo se controlan los gastos localmente por la Agrupaciones que son la base
del Partido.
Soy militante de base después de cincuenta años de ser dirigente nacional tanto de la Unión como del
Partido. Mi condición actual no la cambiaría por nada ni por nadie, pus me permite ver o no ver lo
que pasa.
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92 Por ejemplo, lo lógico sería que la dirección central enviara los fondos destinados a una elección
municipal al Comité de la Agrupación y este los administrara sujeto, como en el resto de las cuentas, al
dictamen de la Comisión revisora de cuentas, y a la eventual aprobación o rechazo de la asamblea.
Pues no señor, aquí la lógica, como la democracia para los bolcheviques, es un ridículo prejuicio
pequeñoburgués.
Los afiliados no saben ni cuanto se envió, ni cómo se administrará.
Un misterioso procónsul -¡Viva el federalismo!-, investido de plenos poderes, hace mangas y
capirotes de las costumbres democráticas y de las demás. Este enviado especial se entiende con el
Comité provincial, lejos de la plebe, quien tampoco informa de las cuentas en su Congreso .
En las últimas elecciones municipales el encargado de ciertas compras adquirió bocadillos de jamón
para repartirlos entre los representantes del Partido en las mesas electorales. La cuenta ascendió a
100.000 pesetas. Algunos compañeros calcularon que cada bocadillo salía entre 500 y 1.000 pesetas
y, pareciéndoles demasiado caro, se fueron a preguntar al dueño del establecimiento donde se habían
adquirido y este les contestó que habían costado 40.000 pesetas. Se negó a decirlo por escrito,
naturalmente.
El caso es que aquella carísima mercancía no se repartió por carencia administrativa de los
encargados del cotarro, y el pan fue a parar al río cercano.
Por aquellos agitados días tropecé con el joven y engreído procónsul –llegó a decir al secretario
general de la organización regional: ¡Aquí mando yo!-, y le advertí que corría el rumor de que se
hinchaban las facturas de la imprenta. Me contestó con suficiencia y serenidad que estando en el país
de la corrupción tan generalizada era natural que sucedieran esas cosas, con las que debíamos tener
cierta tolerancia. Por un momento me creí inmerso en la cueva de Alí-Babá.
Han pasado mas de tres años y aun no me he repuesto del impacto de aquella apreciación “consular”.
Todo eso ¿era una excepción? Quizás, quizás no.
Respétense los mecanismos democráticos de control y administración y desaparecerán los granujillas,
la desesperación de las gentes honradas y también –en algunos casos- desconfianzas injustificadas.
Comisiones gestoras
¡El bello invento! Tampoco estaba establecido en los Estatutos la prohibición de una polacada tan
fenomenal ¡Pobre Séneca!
Estas comisiones gestoras, de nombramiento digital, sustituyen a Comités destituidos por causas
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93 apreciadas, no por los afiliados, sino por un organismo directivo “superior”.
Ponen y quitan rey y no ayudan a su señor, pues semejantes prácticas corroen el prestigio que algunos
líderes han conquistado en buena lid.
En nuestro partido estaba previsto el caso de que una Agrupación o Federación se apartara de los
principios o las resoluciones colectivas. En ese caso se procedía a la disolución del organismo y a la
reorganización del mismo con los afiliados fieles al partido, quienes designaban una comisión
organizadora que, una vez ultimado su trabajo, convocaba una asamblea para la discusión y
resolución de los dictámenes que se hubieran establecido. De todas formas, en mi larga vida de
militante no he conocido ningún caso de disolución por disposición de una Comisión Ejecutiva. Hay
que precisar que en las previsiones existía el derecho, del organismo disuelto, a recurrir en alzada.
La última palabra, pus, como siempre, pertenecía a los afiliados.
Os voy a contar una pequeña historia, que no es un cuento y menos una conseja. Como lo
anteriormente relatado me parece sintomático.
Pasó por Zaragoza el bueno de Peces Barba. Un grupo de afiliados organizó una cena en su honor,
por considerar a Peces Barba justa o injustamente, no lo sé, como caracterizado y firme
“socialdemócrata”, tal y como se traduce ahora el concepto. Los más dinámicos de los comensales le
dijeron en síntesis que el problema de Zaragoza podía solucionarse si la C.E. depositaba su
confianza en diez o doce personas de reconocida solvencia, es decir, algunos de la docena que asistía
a la lifara.. No se lo que contestó Peces Barba. Supongo que le daría asco la condición “democrática”
de aquellos comensales. Pero a los tres mas característicos miembros de aquel repugnante episodio,
los encontraremos mas adelante.
El problema de Zaragoza no era otro que el de una Agrupación de mayoría fluctuante, donde las
grandes diferencias, se solventaban con escasísima diferencia de votos. En ocasiones importantes con
un solo voto.
Una fracción muy organizada, sin cohesión doctrinal, ligados por intereses comunes, solía imponer
su criterio previamente debatido y adoptado en reuniones fraccionales. En esta fracción se
encontraban “socialdemócratas” para quienes el socialismo de Pablo Iglesias era primario y obsoleto,
de ninguna manera apto para alcanzar importantes cargos públicos incluidas carteras ministeriales;
pragmáticos a quienes las preocupaciones doctrinales se les dan una higa; reformistas para quienes
las propias ideas reformadoras de Bernstein, de conocerlas, les parecerían rechazable locura
revolucionaria. El último grupo integrado en esta fracción organizada estaba encabezado por
frenético psicópata –no es un dicterio sino un diagnóstico-, con tendencia muy acusada a tomarse por
pigmálica, modelando con modesta arcilla diputados, concejales, senadores y alcaldes. Este delirante
personaje tenía cierta influencia en la UGT, donde también modelaba líderes, que se incorporaron
para “barrer en el partido” a quienes intentaban barrer en la UGT a golpe de Comisión de Conflictos
y comisiones gestoras, anemiando a la UGT, perdiendo afiliados y votantes, realizando una gestión
financiera desastrosa y que, a pesar del apoyo poco inteligente de Madrid, terminaron siendo barridos
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94 por los ugetistas.
Este conglomerado comenzó perdiendo la votación para designar delegados al III congreso de la
organización regional; perdió la primera votación para elegir candidatos municipales, por muy pocos
votos, la segunda la perdió por algunos votos más, y la tercera votación se convirtió en derrota. Esas
listas derrotadas, rechazadas por los afiliados fueron impuestas por Madrid, seguramente por una
concepción jupiteriana de la democracia.
Había que impedir que los socialistas pablistas -¡que arcaizantes!- consolidaran su mayoría.. Esa
preocupación sobraba, las mayorías siguieron siendo fluctuantes
En resumen, entre maniobras y contramaniobras, entre votaciones, perdidas o ganadas, llegó el
momento del IV Congreso regional.
La C.E. regional había trabajado sin dinero. Se le negó toda subvención. Una Federación recomendó
en Circular a las Agrupaciones, que no cotizaran a la Regional; otra, mas cauta, hizo la misma
recomendación por teléfono, que no deja rastro.
En la Agrupación de Zaragoza –cuyo peso era casi decisivo- la primera votación para delegados fue
favorable, por una diferencia que no alcanzaba los cinco votos a pesar de numerosas irregularidades.
Una de ellas fue protagonizada por distinguido animador de la fracción organizada diciéndole a jun
compañero en situación difícil “Ten cuidado como votas si no quieres despedirte del empleo que
pretendes en el Ayuntamiento”. El compañero se marchó llorando de la sala.
Terminado el escrutinio, se suspendió la asamblea para continuarla otro día. Reanudada la asamblea
y sin poner otro punto del orden del día, se propuso la anulación de la votación anterior por las
irregularidades habidas, aprobándose por mas de treinta votos de diferencia. A continuación se eligió
una nueva delegación por confortable mayoría. Había precedentes de anulaciones como la realizada.
Quienes ejercían cargos públicos en nombre del Partido, publicaron en la prensa burguesa una
declaración, según la cual, si no se anulaba la segunda parte de la Asamblea, dimitirían.
El indecente chantaje no tenía precedentes, aunque muchos socialistas, ante la singular amenaza,
exclamaron:
-”¡No caerá esa breva!”
No se expulsó fulminantemente del partido a los autores de semejante desafuero.
Hubo otras amenazas de boicot y no solamente se admitieron los delegados de Agrupaciones que no
habían cotizado nunca, sino también Agrupaciones que nunca habían manifestado su existencia a la
organización regional, incluidas en las listas que trajo otro distinguido cónsul o adelantado, el de “eso
no lo prohíben los estatutos”
Llegado el momento de comenzar las tareas del Congreso, los representantes de la Comisión
Ejecutiva federal repitieron hasta la saciedad, “Si no se admite a la primera delegación, cuyo
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95 nombramiento fue anulado por la asamblea “soberana” (¿), dentro de dos días se designará una
Comisión Gestora. El forcejeo duró muchas horas, la fisonomía democrática del PSOE sufrió gravísimo
deterioro.
Lo más grave, a mi juicio, fue la indignada pero real indignación de los compañeros ante la increíble,
estupefaciente polacada.
Quienes habían trabajado con la consigna: “Hay que eliminar a los marxistas” triunfaron con
decisivas ayudas foráneas.
Pero quedaba lo mas duro: que los afiliados de Zaragoza asumieran la polacada, que aceptaran los
hechos consumados, que aceptaran el asesinato de la democracia socialista en Aragón.
No era problema, ni duro ni blando. El Comité Provincial designó una comisión gestora para la
Agrupación socialista de Zaragoza. El comité local no acepta la vergonzosa arbitrariedad. Un grupo
de “gestores” asaltan el local, se llevan el dinero y la documentación. El Comité se hace cargo de la
sede y exige se le entregue el dinero y la documentación. Había un problema político, estatutario, que
debía resolverse políticamente por la C.E. regional o por la federal.
En esa comisión gestora estaban tres de los comensales de Peces Barba, con su exquisita concepción
de la democracia. Eran la mayoría.
Llevaron el problema a la Comisión de Nacional Conflictos con el pretexto de que la regional no se
había constituido. Hablaron en la prensa del Comité destituido insinuando calumniosamente que su
gestión administrativa no había sido correcta.
La prensa, la televisión regional, recogían con fruición las prolijas declaraciones de la Comisión
gestora que daban como liquidados a los socialistas con concepciones tradicionales. Se publicó la
foto de los tres compinches ilustrando unas declaraciones realmente significativas. Había que ir a un
socialismo sin lucha de clases. El anticapitalismo era una antigualla que había que arrumbar.
El obrerismo, una concepción estrecha propia de primarios... Pero se había conseguido que los
ilegalmente representantes en el Congreso no dieran cuanta de su gestión; que las querellas contra
ciertos afiliados, entre ellas una concerniendo al portavoz de la Comisión Gestora, desaparecieran.
Barridos los marxistas, es decir los socialistas, pues no hay que olvidar que los principios del PSOE
son una síntesis inigualada del socialismo científico. Conquistada la tranquilidad y la seguridad de
seguir haciendo mangas y capirotes.
La arbitrariedad no había aún alcanzado sus límites. Se celebró una asamblea. Alguien hablo de
querellarse contra quienes habían hecho tales declaraciones, opero no se poso a votación ni la gestión
ni nada de lo acontecido.
El Comité que había sacado a la luz el fraude, la C.E. regional que había intentado moralizar, sin
lograrlo, las costumbres, los socialistas, barridos. Expulsados y sancionados gravemente. Habían
liquidado una concepción sana del socialismo. Se aprovechó para expulsar a un concejal, que nada
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96 había tenido que ver con los hechos pero era peligroso por su competencia y popularidad, que había
aportado al Partido el mas noble de los patrimonios, su infinita bondad.
Dos veteranos que en su larga vida de militantes no habían aspirado a otra cosa que a sacrificarse por
la causa, se fueron entristecidos diciendo “Cuarenta años de humillaciones para esto”.
La asamblea tenía que elegir reglamentariamente nuevo Comité. La lista de La fracción que había
organizado todo aquel lamentable y suicida espectáculo salió triunfante con un solo voto de
diferencia.
Los miembros de la Comisión Gestora –dos de ellos fueron relleno intranscendente-, se marcharon
indignados
Pasaron pocos días para que la prensa regional anunciara que los miembros de la Comisión Gestora y
diez mas se habían dado de baja del partido, pronunciando frasees muy duras para quienes pensando
como ellos se quedaban en el partido. En realidad se equivocaron, puesto que a partir de aquel
momento, los socialistas se fueron marchando a sus casas, abandonando la lucha y el partido.
Uno de los gestores, el más locuaz, y uno de sus acólitos volvieron a pedir el alta y, a pesar de las
declaraciones antisocialistas y los ataques a los principios que hay que aceptar para ser admitido en el
partido, fueron dados de alta. ¡El colmo!
Pocos meses después, el inolvidable portavoz de la inolvidable Comisión Gestora volvió a marcharse.
Deben andar con el nuevo partido de Fernández Ordóñez, mas afín con su manera de pensar y, tal
colmo van las cosas, plataforma segura para obtener, con los votos socialistas –de esos primarios
obreros-, actas de diputados. Aunque no creo que haya para todos.
Estas comisiones gestoras son entes reaccionarios, contrarios a toda idea de democracia y, muchísimo
más, al federalismo que decimos profesar.
Quizás sea una coincidencia, quizás una influencia directa del genial escritor y reaccionario Goethe,
la que nos llevó a ese engendro de las Comisiones Gestoras. El gran escritor y distinguido
reaccionario, además de pelmazo inaguantable, dijo sin alterarse ni levantar la voz: “Prefiero una
injusticia a un desorden”. Ahí está la madre del cordero autoritario: se prefiere vencer a convencer.
No se sabe aún que la democracia es un desorden permanente preñado de un orden superior, ni que es
bueno, vital, que haya herejes, es decir discrepantes, lo que se llama ahora “contestatarios”. El mundo
progresa y se perfecciona con la crítica permanente y no con los balidos de los corderos. Pero quienes
viven un sueño tranquilo con un sistema que no engendra amenistas, peinaculos y corderos, deben
tener en cuenta que nada hay mas peligroso –aunque infrecuente, que un cordero rabioso. También
los lameculos y los peinaculos son peligrosos.
Rabelais fustigó a estos últimos cortesanos y un discípulo suyo compuso un poema filosófico-moral
sobre la peligrosidad de los lameculos que me esfuerzo en traducir en prosa castellana:
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97 “Los lameculos gozan intensamente al realizar un ejercicio que les dispensa beneficios y al halagado
jun placer epiceno, a pesar de constituir un peligro mortal para quienes se prestan a recibir esta forma de
sumisión, halago y servilismo, pues en cualquier momento pueden, los lameculos, sustituir la lengua por
un canuto y soplar con fuerza hasta convertir al halagado en globo grotesco que se eleva en el espacio
balanceándose hasta que, llegado a zonas de escasa presión explota como un triquitraque, rociando
con el contenido de sus intestinos rotos a, los papanatas que admiraban con la boca abierta su
ascensión”
Asambleismo y dirigismo
Los interrogantes angustian a los viejos socialistas. ¿Cómo se ha podido llegar a estos extremos
degenerativos de nuestra democracia interna? Y quienes “lo saben todo pero nada mas” apuntan
hacia el neoaristocratismo estimando que el voto de los ciudadanos sancionando debates colectivos,
es muy peligroso y llegan a la conclusión de que hay que evitar el asambleísmo y el dirigismo. Me
gustaría conocer las razones de tan singular concepción de la democracia. De aceptarse tan extraño
razonamiento tendríamos que modificar la definición de democracia, dejándola así: el gobierno del
pueblo sin el pueblo.
En el siglo pasado, cuando los llamados, hoy, progresistas y, naturalmente, entre ellos los socialistas,
luchaban por obtener el sufragio universal, se contestaba que ¿cómo iba a valer igual el voto de un
analfabeto que el de un universitario, el de un obrero que el de un capitalista?. Además,
generalmente, el obrero no pagaba impuestos dados sus pocos ingresos y ¿cómo iba a administrar
dineros que no habían salido de su bolsillo?. Era inútil argüir que los dineros salían del sudor y
lágrimas de los obreros, allí donde se votaba, votaban los contribuyentes que alcanzaban un cierto
nivel. Además, el gobierno de una nación no podía estar a merced de granujas, pillos y demagogos,
gusanera alimentada por la democracia.
El asambleismo lo hemos condenado en el terreno reivindicativo, en el sindical. No quiere decir que
en los sindicatos no sea soberana la asamblea, sino que las asambleas reunidas en las fábricas, con
sindicatos de diversas tendencias, no sindicados e incondicionales de los patronos son rechazadas.
Esas asambleas revoltijo informe, es en realidad un río revuelto donde, en ciertos momentos, triunfa
la irresponsabilidad, la demagogia, que son los pescadores en ese curso de agua perturbado.
Asimilar esas asambleas a la soberanía de los afiliados reunidos en asamblea, es tamaño error el que
se hizo, con la aplicación parcial de algunas medidas del sistema proporcional.
Una idea tan poco meditada como la de “evitar el asambleismo y el dirigismo”,. si la desarrollamos,
nos llevaría muy lejos.
Además, buscar un sistema entre el asambleismo y el dirigismo es tarea inútil. El sistema ya existió
en este país y se llamaba “democracia orgánica”.
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98 Los estatutos del PSOE decían:
Art.º 24.- La designación de candidatos para Concejales, Diputados provinciales y Diputados a
Cortes, se hará por todos los afiliados de la circunscripción o distrito reunidos en asamblea. Cuando
no sea posible, por comprender el distrito varias poblaciones, cada colectividad elegirá un
representante, y reunidos todos en la localidad donde el Partido cuenta con mayor número de fuerzas
organizadas, harán la designación del candidato o candidatos.
Art.º 27.- La conducta de los Concejales, Diputados provinciales y Diputados a Cortes, será
examinada únicamente por las colectividades que los elijan y por los Congresos del Partido.
Art.º 66.- Cada colectividad podré estar representada en los Congresos del Partido por uno o más
delegados: pero en uno u otro caso votaran por el número de afiliados que representen.
Las colectividades que no cuentan con los recursos necesarios para costear un representante, podrán
elegir al de otra, o conferir su representación a cualquier otro correligionario, siempre que la
representación no recaiga en individuo que tenga cargo en la Comisión Ejecutiva.
Después de la catástrofe del último Congreso, que dejó las raíces de la democracia al aire, hay que
volver a nuestras normas dando de lado a sofismas que ocultan mal tendencias autoritarias.
Hay que decir a los afiliados que si toleran la erosión, el quebrantamiento, la fractura de la
democracia, están asesinando al Partido.
¿Crisis ideológica?
Recientemente la Agencia Efe atribuyó as un miembro de la Comisión Ejecutiva federal que “el 28
Congreso se caracterizó por ser el de la crisis ideológica. En aquel Congreso, Felipe Gonzalez y su
equipo no se presentaron a las elecciones de secretario general y cargos adyacentes. Cuatro meses
mas tarde se celebró el congreso extraordinario en el que el PSOE renunció a la ideología
marxista”
Supongo que en esa nota de agencia es una mala interpretación de los conceptos vertidos, pues de lo
contrario la afirmación es falsa de toda falsedad.
En aquel congreso nadie renunció a la ideología marxista y menos que nadie Felipe Gonzalez.
Es cierto que para salir del paso se aprobó un texto por el que se asumían, o poco menos, todas las
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99 aportaciones hechas al socialismo. Texto incoherente; absurdo, del que nadie tiene derecho a sacar
conclusiones arbitrarias y cuyo único mérito fue sustraernos de un atolladero lamentable, organizado por
confundir, suprimir un vocablo impreciso, equívoco, con la supresión de una ideología.
Que se sepa: la declaración de principios del PSOE sigue vigente y si alguien estima que la
declaración del Congreso citado la anula, debe decirlo con toda claridad.
Recuerdo que la amistad que me unía a Rodolfo Llopis comenzó a resquebrajarse cuando me dijo:
-Los acuerdos de los Congresos se interpretan – replicándole yo:
-Los acuerdos de los Congresos se cumplen.
Rodolfo Llopis continuó interpretando los acuerdos de los Congresos, obsesionado como estaba por
ser el Presidente del Gobierno que sustituyera a Franco.
Debería explicarse que socialismo es el nuestro ¿El de Thomas Moro, el comunismo de los
conventos? ¿El de la “filosofía de la miseria” o el de “la miseria de la filosofía”?
¿El Manifiesto Comunista o el Manifiesto de los Iguales? ¿Luisa Michel o Rosa Luxemburgo? ¿Luis
Blanc o Blanqui, Lenin o Kautsky, Trotsky o Plejanov? Un compás enloquecido queriendo señalar un
rumbo y no señalando ninguno; la rosa de los vientos convertida en margarita a deshojar.
En uno de los últimos Congresos celebrados en el destierro, la Agrupación de México propuso una
declaración de principios que, declarando respetar lo fundamental, despegaba hacia una total
negación de los principios. El texto fue defendido hábilmente. Los delegados de la delegación de
París lo combatimos sin violencia ni acrimonia, pero con absoluta firmeza. Estimábamos nuestros
principios como un monumento de clarividencia y genial orientación, pero aún considerándolos
superados totalmente por la evolución del sistema capitalista, no estábamos facultados para modificar
una sola coma, siendo como éramos una parte del partido. Dimos cuanta de nuestra posición a la
Agrupación que nos había delegado en escrito publicado por “Acción”, donde, además de los
argumentos expuestos, añadíamos que la declaración de principios era la piedra angular de nuestro
edificio y constituía el contrato que nos unía a todos los socialistas. Roto el contrato, cada uno de
nosotros, quedaba libre de buscar el movimiento político que mas le acomodara. No era una amenaza
sino el análisis real de una situación que se pretendía crear . Es muy posible que el cambio radical de
la situación económica de los proponentes determinara su alineación con tesis pequeñoburguesas y
renegaran prácticamente del Partido en el que habían militado lealmente muchos años. Motivaciones
y mutaciones que confirmaban las tesis del socialismo científico, pues es bien sabido que así como
un personaje francés no sabía que escribía en prosa, existen personajes que sin quererlo son ejemplo
vivo del método de interpretación del que nos reclamamos los socialistas españoles.
El argumento relativo a la rotura del contrato, fue recogido y subrayado, en conformidad total con el
mismo, en la revista clandestina editada por la Agrupación del PSOE de Sevilla, encabezada por
Felipe Gonzalez, Alfonso Guerra, Luis Yánez, etc.
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100 Aquella “declaración de principios” propuesta por la Agrupación de México, consumada la escisión
por Llopis, se presentó en el primer Congreso escisionista, siendo aprobada sin oposición ni reparo.
La orientación histórica del PSOE había sido corregida hasta borrarla. No tardaron a significar a
Llopis su despido, pues “el traidor no es menester, siendo la traición pasada”.
La prensa colocó la etiqueta de “histórico” al grupo de socialistas que habían roto ostensiblemente
con la historia del PSOE y la de “renovados” a quienes declararon alto y claro que asumían toda la
historia del Partido.
Se había confundido, una vez más, la velocidad con el tocino, el culo con las témporas, la historia
con la histeria.
La intentona de transformar el PSOE en el dócil acólito de una gran potencia, por una parte, y en
trampolín para conseguir ambiciones personales, por otra, dieron como resultado la rápida
descomposición del grupo escisonista, prácticamente desaparecido a pesar de haberse incorporado a
la empresa excelentes compañeros que tomaron en serio el pretexto invocado para dividir el Partido.
Matices de mi cambio
En la historia del capitalismo existen crisis graves aunque no tan largas como la que actualmente
sufrimos. La actitud de las organizaciones obreras fue siempre dura y reivindicativa.
Paradójicamente, en apariencia, las presiones obreras contribuyeron al progreso de los medios de
producción, a la acumulación del poder económico.
Cuando las organizaciones obreras luchaban para obtener jornadas de trabajo de 14 horas, los
capitalistas argüían que con las vigentes jornadas de 16 horas escasamente alcanzaban para
equilibrar sus cuentas. Entendiéndose que la jornada de 14 horas sería la ruina de las empresas y el
paro para sus obreros. Las mismas cantinelas se oían cuando se reclamaba la supresión del trabajo de
los niños o regular el de las mujeres, o mayores jornales que compensaran la subida continua de los
precios. Los “económicamente distinguidos” demostraban luminosamente que las reivindicaciones
obreras eran pura demagogia, sabiendo como sabían que matemáticamente era imposible conceder
los aumentos exigidos.
En 1831 Casimir Pèrier justificaba “Es necesario que los obreros sepan que no hay para ellos
remedio fuera de la paciencia y resignación”.
Pero la voz de Victor Hugo, potente y jupiteriana, hacía temblar las esferas: “No queréis el progreso,
tendréis la revolución”.
Los tiempos han cambiado, en el último Congreso hemos podido comprobar que los “economistas
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101 distinguidos”, dentro del partido, nos recomiendan la paciencia y la resignación sin acordarse que el
capitalismo ibérico puede y debe disminuir los márgenes de beneficio.
Se nos quiere convencer con análisis tan serios como éste: Si un señor tiene la cabeza en la nevera y
los pies en el horno el promedio resultante es una situación óptima. En realidad esos “matices”
diferenciales es un prematuro reparto de la piel del oso gubernamental antes de haberlo cazado.
La expectativa de gobierno perturba y perturbará aún más la vida del Partido Obrero, ha llegado la
hora del codazo, de la zancadilla, la insidia, la confidencia calumniosa, la perfidia elegante, refinada,
es la hora de los cortesanos que para colocarse en primera fila utilizarán todos los medios a su
alcance, incluidos los halagos que hemos descrito anteriormente; vendrán nuevos afiliados con la
escalera al hombro para no perder tiempo, adornados con plumas de pavo real, pollinos albardados
con títulos universitarios dispuestos a leer su discurso y a poner su ciencia al servicio de esos
pobrecitos trabajadores, llenos de ilusiones utópicas; acudirán rutilantes alabarderos con la alabarda
bien bruñida y la columna vertebral bien flexible; acudirán los tiralevitas.... toda la fauna y la flora de
la triste, casi patética picaresca española.
Eminente y querido compañero ha dado ponderada y en general acertada respuesta a las preguntas de
una revista popular, un poco sensacionalista y cuyo lema parece ser “la letra con tetas entra”.
Recuerda nuestro compañero y amigo que se nos hecha encima una gran responsabilidad y una tarea
que no debe ser solamente nuestra sino de muchos: “Les he dicho claramente a mis compañeros que
no se engañen, que el PSOE está obligado en esta coyuntura histórica a responder a todas las
plataformas de cambio y progreso y desbordar nuestra propia frontera. No se puede tener un sentido
patrimonialista del partido y de la representación social que ostenta.” . Mas adelante añade: “El
haber militado cincuenta años en un partido no significa que tenga derecho a ser ministro. Si
actuamos con una posición caciquil y patrimonial, mucha gente se va a quedar en casa y no va a ir a
votar”.
El llamamiento a la generosidad y a la humildad de nuestro compañero es francamente emocionante.
Pero ¿por qué haberlo rematado con un zapatazo dirigido a los militantes que han demostrado su
consecuencia política con muchos años de afiliación y sacrificios por el Partido?.
En efecto, cincuenta años en un partido no dan derecho a ser ministro pero menos derecho da para
serlo, en un gobierno socialista no pertenecer a ningún partido. Tener un sentido patrimonialista del
Partido es un buen sentimiento. El socialismo no tiende a suprimir la propiedad, sino a transformarla
la propiedad privada en social.
Cuando un correligionario puso de moda la expresión patriotismo de Partido en tono elogioso,
recordé que el patriotismo fue siempre Celestina de crímenes. Véase el 1936 y el 23 F. Ese
patriotismo es una engañifa y absolutamente rechazable. Pero el sentido patrimonial, no. El Partido
debe ser patrimonio de todos sus miembros y reclamarlo es justo y vital. A menos que no se desee
convertirlo ene un bien mostrenco, en el sentido jurídico del concepto y en el peyorativo que se le da
en Aragón.
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102 Cerrar las listas no quiere decir cerrarse a cualquier entendimiento para constituir una mayoría
parlamentaria o un gobierno de coalición. La generosidad y la humildad debe practicarse después de las
elecciones, no antes.
Quiero recordar que, en efecto, cincuenta años de militancia en un partido no dan derecho a ser
eventualmente ministro, pero es una garantía preciosísima la lealtad al ideario. Garantía que no
ofrecen los más fervorosos, dinámicos neosocialistas y menos determinados aliados circunstanciales.
Los que hemos rebasado los cincuenta años de lucha, en general, no deseamos ser ministros en el
Gobierno que se va perfilando, dentro del marco burgués, y sin programa de profundas reformas. La
ambición de ser ministro en esas condiciones es deleznable. Y es lamentable que en esa hipotética
empresa ministerial se desgasten magníficos compañeros, jóvenes y capaces que constituyen una
esperanza para la clase obrera española y para el socialismo.
- o -
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103 Resumen
El sistema actual ha sido rechazado tácitamente por el último Congreso. Podemos calificarlo, sin
exageración, de centralismo democrático.
El Centralismo democrático adoptado por los socialdemócratas rusos en un congreso donde eran
mayoritarios los mencheviques, se constituyó en la clave del autoritarismo en el interior y del
totalitarismo en el exterior-
El sistema proporcional siendo el más justo si no se le añaden caireles caciquiles, tiende a la
cristalización de las tendencias y a ser, mas que un partido federado una federación de partidos que
en momentos de crisis se separan.
El sistema mayoritario, respetando estrictamente sus normas, no tolerando merma alguna de la
preeminencia resolutiva de los afiliados reunidos en asamblea, funcionó armoniosamente durante
cien años y se colapsó cuando fue manipulado. Lo injusto del sistema es que la minoría queda
excluida. Si esa exclusión se produce a nivel local, n tiene mayor importancia, pues otra Agrupación
local cambiará las tornas compensando el desequilibrio. Si el sistema se aplica a nivel provincial,
con desprecio de las prerrogativas locales, el equilibrio y la compensación desaparecen, entrando en
sistema pseudodemocrático.
Nuestras preferencias se inclinan en favor del sistema menos malo, el tradicional del PSOE, que hizo
sus pruebas.
Quizás habría que limitar el número de afiliados en una Agrupación a 250 para obtener así mayor
participación de los afiliados, creando un Comité de coordinación de las AA.SS. de una misma
localidad.
Desde luego, es indispensable que los afiliados sean juzgados por la colectividad a la que pertenecen.
Las Comisiones Gestoras deben desaparecer radicalmente. Cuando una colectividad sea disuelta por
razones, naturalmente, muy graves, el papel de quienes disuelven debe limitarse a convocar
asambleas o congreso para que los afiliados designen un comité organizador,
Es importante, para no caer, sin darse cuenta, en neofascismo rosa, rojo o azul, que nadie hurte el
derecho de los afiliados a designar sus representantes en todos los casos que puedan darse, sin
ingerencia posterior de nadie.
Los modos y modas actuales han corroído, dentro del Partido, la gran autoridad conquistada en buena
lid por queridos compañeros.
La autoridad y la permanencia hay que conquistarla convenciendo y no venciendo, o eliminando, o
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104 expulsando, o vetando.
De todas formas el PSOE no recobrará el equilibrio perdido, hasta que lo dirijan mayoritariamente
hombres formados en la UGT y que hayan llegado a la conclusión de que si el sindicalismo es
imprescindible, no es suficiente, debiendo ser complementado con la acción política, cerrando el paso
a tecnócratas, que si son útiles en sus respectivas especialidades no comprenderán nunca el problema
en su conjunto.
Palabras finales
Al principio de nuestro trabajo, contra los cínicos que lo saben todo sin saber nada, llamamos en
nuestro auxilio a Séneca. Es lógico que cerremos este trabajo con la implícita advertencia que
encontramos en “Hércules furioso”:
Teseo.- ¿Quién podrá alguna vez considerar delito lo que tan solo fue consecuencia del error?.
Hércules.- ¡Muchas veces un tremendo error ocupó el lugar del crimen!
Arsenio Jimeno
Antiguo secretario del P.S.O.E.
Zaragoza - Balaguer, agosto de 1982
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105
EL SINDICALISMO
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106
Nuestro ideario ................................................................. 6
ORIGEN Y NECESIDAD DEL
SINDICALISMO…………………………………………………………107
LAS DOS TENDENCIAS CLÁSICAS ..................................................................................................................................... 108
EL SINDICALISMO ÚNICO Y OBLIGATORIO .................................................................................................................. 108
SINDICALISMO REFORMISTA ............................................................................................................................................ 109
SINDICALISMO REVOLUCIONARIO (LIBERTARIO) ..................................................................................................... 109
SINDICALISMO REVOLUCIONARIO (SOCIALISTA) ..................................................................................................... 110
SINDICALISMO CRISTIANO ................................................................................................................................................. 111
UN SINDICALISMO ABIERTO Y LIBRE ............................................................................................................................. 111
DINAMICA SINDICAL ............................................................................................................................................................. 112
SINDICALISMO ÚNICO Y OBLIGATORIO Y SINDICALISMO LIBRE ........................................................................ 113
SITUACIÓN EN ESPAÑA ........................................................................................................................................................ 113
EL NEOCAPITALISMO ........................................................................................................................................................... 115
ORIENTACIÓN EL SINDICALISMO .................................................................................................................................... 116
ANEXOS: ................................................................................................................................................... 116
I ORGANIZACIONES SINDICALES INTERNACIONALES POR ORDEN DE IMPORTANCIA .............................. 116
II DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA U.G.T. .......................................................................................................... 117
III PRINCIPIOS FUNDAMENTALES .................................................................................................................................... 117
¡Por una Cultura Nacional, Científica y Popular!
107
ORIGEN Y NECESIDAD DEL SINDICALISMO
Un sindicato es la agrupación de asalariados constituida con el fin de utilizar colectivamente la fuerza
económica y social que representan en favor de su propio interés, de su corporación, o de su clase.
La base de toda asociación es 1a comunidad de intereses, y además, la consideración de que esos
intereses no pueden ser mejor conocidos y defendidos que por 1os propios trabajadores interesados.
Siendo ello así, 1a forma de organizar surge sin vacilaciones: e1 oficio, la profesión, 1a industria.
Pero habida cuenta que entre los trabajadores de diferentes profesiones u oficios existen intereses
comunes, se siente la necesidad de federarse entre ellos. Ahí esta el origen de 1as Centrales
Nacionales y de las Internacionales obreras.
Por dichas razones, en la aurora misma de 1a sociedad capitalista fue e1 sindicalismo e1 arma natural
y necesaria de 1os trabajadores en su lucha por 1a existencia.
Ese sindicalismo naciente condensó y actualizó todas 1as tradiciones de corporación y asociación.
El hundimiento de 1as estructuras feudales, como toda mutación económico-social, condenó a los
trabajadores a la búsqueda permanente y angustiosa de su pitanza. Con la era industrial nace el
proletariado moderno con sus características actuales.
Para defender su derecho a 1a vida, para asegurar sus medios de existencia, e1 proletariado encontró
el arma mas propicia y natural: La huelga, 1a huelga era e1 hambre y la miseria en los hogares
desprovistos de todo, pero era el arma insustituible.
La nueva estructura social imponía al proletariado, como una obligación ineludible, un papel de
objeto, de mercancía en la economía naciente. Hacía de él una fuerza de trabajo sujeta a condiciones
inhumanas e intolerables.
Como consecuencia de tal situación comenzó esta lucha secular, jalonada de sangrientas derrotas, por
1a cual el proletariado intentaba liberarse empleando métodos revolucionarios burgueses, heredados
de 1a Revolución francesa. Todos los procedimientos fueron utilizados: 1a rebelión armada, la
huelga, e1 boicot, la destrucción de1 material de producción, e1 sabotaje, el motín, .....
Los obreros abandonaban en masa las regiones donde, a pesar de jornadas de dieciseis horas, no
podían comer y se iban a tierras más propicias o menos ingratas.
Estas emigraciones colectivas, sobre todo en Inglaterra, fueron el origen de1 movimiento sindical
moderno. Era un medio para mermar a1 mercado de1 trabajo, la superabundancia de brazos y ejercer
así, sobre 1os patrono, una presión que 1es obligara a mejorar los salarlos y las condiciones de
trabajo.
Al principio, la lucha obrera se limitaba a una sola empresa, dirigida por un solo patrón, pero muy
pronto se extendió a ramas de industria, a una localidad, a una región, a1 país entero.
La concentración industrial que exige grandes concentraciones obreras, hace inevitable la asociación
de los explotados para 1a defensa de sus intereses de clase.
La asociación cristaliza el intento de clase y ampliada la experiencia, se convierte en conciencia de
clase.
ES LA REALIDAD ECONÓMICA LA QUE DETERMINA DE MANERA IMPERIOSA, LOS
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108 MEDIOS DE DEFENSA, EL TRABAJO COLECTIVO ENGENDRA LA DEFENSA
COLECTIVA, COMO HABRÁ DE ENGENDRAR MAS TARDE LA PROPIEDAD COLECTIVA.
El obrero asociado ya no es un pobre hombre aislado, sin fuerza e inerme, instrumento débil o simple
instrumento. Agrupado con sus compañeros de trabajo aprende a ver, a discutir, sale de su arraigado
sentimiento de impotencia y tiene conciencia de la injusticia inherente a su condición de asalariado.
Gracias a la solidaridad obrera nacen en é1, progresivamente, el sentimiento de libertad concreta, por
reacción contra el medio económico que 1o oprime, piensa y adquiere una nueva dignidad.
Se levanta una fuerza que hace temblar al mundo. Surgen leyes represivas, matanzas, boicots, listas
negras, pero 1a nueva fuerza engendrada por 1as injusticias del sistema capitalista, va tomando
cuerpo, músculos, cerebro, impulso, doctrina.
Se trazan en las páginas vírgenes de 1a Historia moderna, epopeyas increíbles. Bulle el pensamiento
con tal fuerza que en aquellos años se alumbran hontanares ideológicos que siguen hoy, en 1a
segunda mitad del siglo XX, impulsando 1as trayectorias de las sociedades.
LAS DOS TENDENCIAS CLÁSICAS
Pero no todo es positivo en aquel bullir casi volcánico. La evolución y desarrollo de1 capitalismo no
es uniforme. Hay avances fulgurantes COBO en Inglaterra y estancamientos tenaces, como en España,
y en esa aparente incoherencia es fácil perder de vista 1as leyes económico-políticas profundas que
rigen todo el movimiento del sistema capitalista.
A esta desigualdad de desarrollo entre 1os países y aun en cada país, responde otra desigualdad de
concepciones doctrinales y tácticas en el movimiento obrero. E1 sindicalismo naciente se divide, se
subdivide, se reagrupa de nuevo para volverse a dividir. Avanza o retrocede, se mira demasiado lejos
o demasiado cerca. Se intenta modelar, como si fuera arcilla, la utopía con las armas legadas por el
romanticismo revolucionario burgués. Se considera el determinismo económico, por 1a corriente
aludida, como fa1sa ciencia de modernos pedantes; la voluntad y e1 heroísmo convirtiendo al hombre
en demiurgo es suficiente para destruir la injusticia y elevar sobre sus ruinas la armonía universal.
Chocan dos potentes caracteres; Carlos Marx y Bakunin. En torno a sus respectivos principios y
temperamentos se desarrolla, divide y subdivide el sindicalismo moderno:
- SINDICALISMO DE ESENCIA SOCIALISTA, y
-SINDICALISMO DE ORIGEN LIBERTARIO QUE VA DEL ANTIPOLITICISMO
RAMFICÁNDOSE EN SINDICALISMOS PRAGMÁTICOS MUY ALEJADOS YA DEL VIEJO
TRONCO.
EL SINDICALISMO ÚNICO Y OBLIGATORIO
EL sindicalismo adquiere tal fuerza y su afluencia en la sociedad es tan decisiva que el capitalismo
crea sindicatos a su devoción con e1 concurso de aborregados y corrompidos y los regímenes
dictatoriales a golpe de leyes aplicadas por la fuerza.
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109 La Iglesia que durante siglos ha estado al servicio incondicional de los poderosos, se hizo el
instrumento de1 capitalismo creando "sindicatos cristianos" para neutralizar los auténticos sindicatos
creados por y para los obreros. Episódicamente se crean aquí y allá, sindicatos amarillos, bien
encuadrados por "gorilas", constituyendo "la racionalización productiva del esquirolaje.
En nuestra época conocemos los sindicatos únicos y obligatorios, fascistas o soviéticos, que además
de "correa de transmisión" de las ordenes del Estado, son instrumento de control, de neutralización,
de explotación y de opresión policiaca.
Las ideas fuerza de1 sindicalismo obrero clásico se concretan en el sindicalismo reformista y el
sindicalismo revolucionario.
Veamos en que consisten, además del sindicato cristiano, para simplemente situar el problema.
SINDICALISMO REFORMISTA
El sindicalismo reformista es aquel que no utiliza la acción sindical sino para alcanzar mejoras
inmediatas y no le asignan ningún objetivo de transformación revolucionaria.
Según la concepción reformista, el objetivo esencial de la organización obrera es 1a de mejorar la
condición de los trabajadores sin romper los marcos sociales actuales. Disminución de la jornada de
trabajo, aumento de salarios, higiene del trabajo, supresión del destajo, etc., tales son las principales
preocupaciones que una acción sindical concertada o sostenida deberá conseguir. Esta acción evitará
cuanto pueda suponer agresión o desorden. Las diferencias entre patronos y obreros deben ser
reducidas por la discusión, y antes de recurrir a la huelga, habrá agotado todos los medios de
persuasión.
SINDICALISMO REVOLUCIONARIO (LIBERTARIO)
Filosofía de 1os sindicatos que hacen del movimiento sindical un arma de destrucción y se preocupan
menos de las reformas inmediatas que de la transformación de la sociedad por medios
revolucionarios.
Sus principales tesis son:
- La lucha de clases es la base del sindicalismo revolucionario. Los obreros deben tener conciencia de
sus intereses comunes y transformar en conflicto la oposición real de las clases. Todos los esfuerzos
para acercar 1as clases entre ellas, atenuar el conflicto de clases o disimular su profundidad, son
condenables y vanos.
- E1 Estado moderno tiene por función defender la clase capitalista en su lucha contra 1a clase
obrera. Lo hace cualquiera que sea su forma. Incluida la democrática, que no crea sino la Ilusión,
peligrosa, de la Igualdad. La lucha contra e1 Estado, es, pues, el corolario de 1a lucha contra el
capitalismo.
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110 - La lucha de 1os partidos políticos obreros en el terreno parlamentarlo no es eficaz y es indirecta.
- El estudio de la legislación obrera demuestra que esta es inútil y inaplicable.
- A la lucha indirecta, la clase obrera debe preferir la acción directa. Esta acción puede tomar la forma de
huelgas, manifestaciones, sabotajes, boicots, ..... La más eficaz es la huelga. Incluso cuando fracasa,
por ser una escuela de energía y de solidaridad a condición de ser dirigida con audacia.
- La lucha de clases debe incrementarse hasta transformarla en "una conflagración denominada
huelga general y que será la Revolución social".
SINDICALISMO REVOLUCIONARIO (SOCIALISTA)
Para e1 sindicalismo anarquista, cuantos no se reclaman de todas y de cada una de 1as tesis
expuestas, entran en 1a clasificación de sindicatos reformistas.
En nuestro lenguaje, en e1 del común de los mortales, 1os sindicatos de tendencia socialista son
asimismo sindicatos revolucionarios, pero sin los aspectos tremendistas, apocalípticos y negativos del
sindicato revolucionario.
El sindicalismo socialista admite y practica LA ACCIÓN DIRECTA y LA INDIRECTA, que es su
complemento obligado.
Una huelga solamente debe declararse cuando se hayan agotado todos los medios de persuasión y
haya razonables probabi1idades de victoria, pues nada es más terrible para la clase obrera que el
fracaso de una huelga; los efectivos humanos y morales disminuyen conjuntamente. Otras dos
condiciones son: la creación de fuertes cajas de resistencia y esperar e1 momento mas favorable, por
lo que es imprescindible conocer la situación financiera de la empresa.
En su resistencia a las reivindicaciones obreras, la patronal cuenta con la ayuda incomparable del
estado. Hay, pues, que disminuir esa ayuda promoviendo una legislación del trabajo menos
imperfecta.
LO QUE REALMENTE CARACTERIZA AL SINDICALISMO REVOLUCIONARIO SON LOS
OBJETIVOS Y NO LA TÁCTICA.
El sindicalismo como tal, específicamente, es siempre reformista en el buen sentido de 1a palabra, lo
es incluso cuando recurre a la fuerza y a la violencia. Pero ese reformismo no es incompatible con 1a
doctrina revolucionaria. Todo lo contrario es una de las condiciones para alcanzar los objetivos
revolucionarios.
El sindicalismo de inspiración socialista admite 1a táctica de las reformas para forzar 1a evolución
de1 régimen capitalista y coronar esta evolución con una evolución social.
El reformista es aquel que se conforma con meras reformas dentro del marco estricto de1 régimen
capitalista, sin objetivos de transformación social para terminar con la explotación del hombre por el
hombre.
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111 SINDICALISMO CRISTIANO
En los estatutos de la Confederación Francesa de Trabajadores Cristianos, creada en 1919,
encontramos 1os siguientes principios:
"La Confederación entiende inspirarse en su acción en la doctrina -social definida en 1a encíclica
RERUM NOVARUM"
"....Entiende real Izar tales transformaciones, NO POR LA LUCHA DE CLASES, sino por 1a
educación y 1a colaboración de los elementos productores, reunidos en grupos distintos ligados por
organismos mixtos donde 1a independencia y 1os derechos de cada uno serán respetados"
"Estima que la paz social, necesaria a la prosperidad de la patria, y la organización profesional,
asiento indispensable de esta paz, no puede realizarse mas que por la aplicación de principios de
Justicia y caridad cristiana"..."
Estos sindicatos han sufrido, con el tiempo, una gran transformación aunque su principió básico sigue
siendo la colaboración de clases.
La mayoría de la C.F.O.C. se "descristianizo" convirtiéndose en 1s C.F.D.T., al descubrir, cincuenta
años después de haberse constituido el primer sindicato cristiano, 1a lucha de clases y el socialismo.
Este tardío descubrimiento explica el ardor redoblado de los novicios. Su evolución es muy incierta.
Lo más probable es que se reparta entre las dos tendencias rivales 1a socialista y la comunista.
En España la Iglesia no pudo conseguir nunca, antes de 1936, crear sindicatos cristianos, salvo en el
País Vasco.
Dentro del régimen franquista y como reacción contra un cierto anticlericalismo verbal de la Falange,
1a Iglesia se ha esforzado en crear una conciencia social entre sus adeptos de la clase obrera. Gracias
a 1os enormes privilegios de que goza, logró algún éxito. E1 embrión del sindicalismo cristiano se
dividió en varias fracciones, apoyadas por clérigos progresistas, sometidas a un vendaval de
influencias contradictorias. Es un sindicalismo Ingenuo y primario que se esfuerza en abrir a
cañonazos puertas abiertas.
Las fracciones mas importantes colaboran con los comunistas en 1as llamadas Comisiones Obreras,
instrumento de infiltración en el sistema verticalista, con 1as peligrosas ambigüedades que comporta
semejante técnica.
UN SINDICALISMO ABIERTO Y LIBRE
¿Pero que es, en fin de cuentas, un sindicato? es una agrupación de asalariados constituida con e1 fin
de utilizar colectivamente la fuerza económica y social que representan en su propio interés, en el de
su corporación, y de su clase.
SI e11o es así nos encontramos que no debe imponerse ninguna condición filosófica política o
doctrinal al reclutamiento sindical.
La condición de asalariado, de explotado debe ser y es suficiente para que su puesto este en el
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112 sindicato.
Cualquiera que sea la condición que se imponga para el ingreso en un sindicato, fuera de la defensa de
1os intereses individuales o colectivos, de los intereses de clase, mantendrá a1 margen del mismo a una
parte de 1os trabajadores ejerciendo una misma profesión o provocara la creación de sindicatos
concurrentes o adversos.
Es cierto que el respeto de este principio no ha impedido la división obrera. Pero las causas son
múltiples y sería enojoso el enumerarlas.
La eliminación de toda condición filosófica, doctrinal, política o religiosa ¡quiere decir que los
sindicatos deben de ser invertebrados vacíos de toda sustancia, convertidos en mero instrumento de
discusión o de consecución de mejoras inmediatas limitadas y engañosas por atenerse a1 salario
nominal y no al real?.
A esta pregunta, compleja y difícil, contesta la U.G.T. en sus Estatutos de esta manera:
LA UNIÓN GENERAL DE TRABAJADORES DE ESPAÑA es una institución eminentemente de
productores, organizados por grupos afines de oficios y profesiones liberales, que, para mantenerse
en sólida conexión, respeta la amplia libertad de pensamiento y táctica de sus componentes, siempre
que estén dentro de 1a orientación revolucionaria de la lucha de clases y tiendan a crear las fuerzas de
emancipación integral de la clase obrera, asumiendo algún día la dirección de la producción, el
transporte y la distribución en intercambio de 1a riqueza social.
Esta concepción concilia los imperativos de respeto a1 pensamiento individual y 1a necesidad de la
eficacia sindical.
DINAMICA SINDICAL
En e1 sindicalismo propiamente dicho existe una dinámica fundameta1 en su estructura que esta por
encima de ciertos formalismos.
El sindicato eleva al individuo y lo incorpora a 1a corporación y en ella se va forjando, por encima
del interés individual o del colectivo inmediato, una conciencia de clase, elevando a su vez la
asociación a poderoso instrumento de la lucha de clases. Incluso los sindicatos que aceptan como
régimen inalterable el capitalismo y que dentro de el luchan a ciegas por la disminución de 1a
diferencia en el reparto de 1a renta naciona1, constituyen un instrumento inconsciente de
transformación revolucionaria de la sociedad. El pragmatismo sindical, necesaria y fatalmente,
desemboca en la lucha de clases, pero con retrasos enormes y enorme desperdicio de energía y
sacrificios.
Es una fuerza tan poderosa 1a contenida en e1 sindicato, que los partidos burgueses se aplican en
crear sindicatos que sirvan sus intereses e incluso los Estados que persiguen la hegemonía en e1
mundo, utilizan recursos financieros enormes en crear sindicatos a su devoción en aquellos países
que desean seguir dominando por procedimientos neocoloniales.
El sindicalismo debe ser creado por y para los obreros rechazando enérgicamente influencias o
presiones foráneas.
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113
SINDICALISMO ÚNICO Y OBLIGATORIO Y SINDICALISMO LIBRE
Después de lo dicho, podemos llegar a 1a conclusión de que en el mundo de 1a posguerra, en la
aurora de una nueva revolución industrial provocada por la automatización y que eleva el nivel de
vida de 1os países industrializados en proporciones inimaginables, el sindicalismo, en su inmensa
mayoría, se atiene a dos corrientes principales: una, 1a preponderan te en los países recién
incorporados a la independencia política, donde impera el partido único y el sindicato único y
obligatorio, reflejo antiguo del método fascista o soviético, y otra, en el neo-reformismo
predominante en los sindicatos libres.
En esta última corriente encontramos potencialmente todas las tendencias del sindicalismo clásico.
E1 sindicalismo único y obligatorio, no tiene de sindicalismo mas que el nombre.
El sindicalismo neo-reformista, es posible que deba su actual fortaleza material a este momento de
eclosión de riquezas, pero en todo caso no nos puede satisfacer.
Pero no por ello debemos despreciar a estos últimos y encerrarnos en la torre de marfil de nuestra
concepción revolucionaria. No debemos cortar nuestras relaciones con él, en ciertos momentos,
puede ser decisiva. Si nos aislamos de la mayoría de la clase obrera por entender que esta se
aburguesa, nos convertiremos en estériles doctrinarios, en vociferantes profetas de una sociedad
nueva predicando en el desierto. Es importante, que no se rompa el contacto con la clase obrera,
aunque esta se estanque temporalmente alucinada por un nivel de vida aparentemente superior, pues
realmente ese nive1 de vida no corresponde a una justa repartición fe riquezas y esta sujeto a la
depauperación relativa inherente al mecanismo económico de la sociedad capitalista.
Llegara un momento en que a los ojos de los más indiferentes las contradicciones del régimen
capitalista pondrán en relieve esta depauperación relativa y entonces las corrientes sindicalistas
clásicas subyacentes, potenciales, se elevaran naturalmente a la superficie para señalar el camino de
la eliminación radical y definitiva de la explotación de1 hombre por el hombre.
SITUACIÓN EN ESPAÑA1
Si nos dimos un paseo rápido y nervioso por los albores del capitalismo y del sindicalismo moderno
que es su consecuencia, 1o hicimos para situar la complejidad de los problemas que se nos plantean
en España donde no se realizó, en su tiempo, la primera revolución industrial, matriz de todos 1os
1 Escrito durante los últimos años de la dictadura de Franco,. Tras una acertada -aunque no exenta de traumas- reconversión industrial
realizada por el Gobierno Socialista de Felipe Gonzalez, España es en 2007 claramente un país receptor de mano de obra extranjera.
(Nota del Editor Digital)
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114 fenómenos que hemos ido analizando.
Entre otras causas, esa carencia se debe a las viejas y aniquilosantes estructuras agrarias. Nos
encontramos hoy con un país a quien se le plantean 1os problemas de la primera revolución industrial y
los inherentes a las primicias de 1a segunda. La timidez y la incoherencia con que España entra en
esa nueva Era industrial y superindustrial, crea 1os trastornos que sufrimos.
Vemos como se produce el fenómeno de concentraciones industriales, provocando a su vez
concentraciones obreras. Lo que equivale a unas emigraciones interiores. A1 lado de 1a emigración
interior se ha1la mucho mas densa la emigración al exterior.
Esa emigración, además de todos los problemas humanos que plantea tiene la particularidad
desastrosa que, en lugar de ir a buscar mejores jornales en nuevas Industrias que a su vez engendran
nuevas actividades, se orienta hacia e1 extranjero, constituyendo una sangría permanente que anemia
1a industria del país, retrasa el proceso de industrialización. El aporte considerable de divisas es una
compensación a todas luces insuficiente, pues además de no cubrir el gasto invertido por la
colectividad en 1a creación de esa mano de obra, se utiliza para enjugar e1 déficit comercial y no en
inversiones productivas.
E1 aspecto positivo de esa emigración y de la concentración obrera, como las emigraciones y
concentraciones de hace un siglo en Inglaterra, 1o constituye el hecho de encarecer la mano de obra y
obligar a los patronos y terratenientes a conceder salarios mas altos y mejores condiciones de vida
que contribuyen a crear en el conjunto nacional una presión reivindicativa que se exterioriza
frecuentemente a pesar de la presión terrorista del Estado totalitario.
Por imperativo económico, se esta creando en España una nueva conciencia de clase sin aparente
conexión con el sindicalismo clásico. Y se está creando en los talleres, en las fábricas, en los tajos, en
e1 campo, en el mar y no en las reboticas conspirativas del gusto de ciertos nostálgicos anclados
definitivamente en el siglo XIX.
Esa conciencia de clase evolucionará según previsiones fáciles de formular y que no pueden ser un
secreto para quien tenga mediana experiencia de 1os fenómenos sociales.
Pudiera resumir las consideraciones anteriores diciendo que el régimen francofalangista que domina
hoy a España, no es un fenómeno de gansterismo gratuito, sino 1a expresión política exacerbada del
régimen económico imperante, principalmente el agrario, con las incoherencias y retrasos apuntados.
La tímida revolución industrial señalada ha modificado en muy -pequeña parte las estructuras
tradicionales, pero, sobre todo, ha subrayado, ha puesto de relieve, ha manifestado con fuerza que la
conservación empecinada de las estructuras tradicionales, irracionales, antieconómicas, ponen si país
al borde de la muerte. Ha planteado la disyuntiva: o España rompe sus viejas estructuras económicas
o muere asfixiada, hundiéndose en e1 coloniaje financiero ya esbozado en la geografía económica
española.
Las nuevas estructuras económicas que eleven el hoy bajísimo nivel, exigen su expresión política
adecuada, que no puede ser otra que una democracia política cada vez mas apoyada en la democracia
económica.
La adaptación del fenómeno político al económico en desarrollo, no se producirá en España de la
misma forma que se produjo en los países altamente industrializados, por no responder al mismo
grado de desarrollo y al mismo equilibro entre los diferentes sectores, pero la mutación es inevitable
y 1a clase obrera por medio de sus sindicatos libremente constituidos debe pesar en ella con 1a mayor
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115 fuerza posible.
El problema es extraordinariamente complejo y no espero agotar ni uno solo de sus aspectos. Me limito a
señalar las grandes líneas de 1a evolución económica que determinan la evolución política y que influirán
en la forma, aunque no en el destino, de1 sindicalismo en un porvenir inmediato.
EL NEOCAPITALISMO
Si la primera revolución Industrial se realizo bajo e1 signo del liberalismo económico, 1a segunda
esta determinando un régimen mixto en e1 que conviven el liberalismo económico con el capitalismo
organizado (que suprime al máximo 1a concurrencia) y el capitalismo de Estado.
En España 1a complejidad es mayor. Subsiste un sector feudal al lado de un sector de liberalismo
económico que busca su expresión política y la necesidad de aplicar la automatización por
Imperativo concurrencia1 en e1 mercado, a lo que hay que añadir un capitalismo monopolista creado
a1 amparo del Estado totalitario, un capíta1ismo extranjero colonizador económicamente hablando,
una banca poderosísima colaboradora o concurrente con el Estado, según los casos, y unos intereses
creados adscritos a los llamados vencedores de 1a guerra civil que pugnan por sobrevivir.
Todos estos factores unidos a1 casi aplastamiento de 1a clase media, pugnan por prevalecer en el
terreno político con 1a misma coherencia que las luchas por 1a vida en 1a selva virgen.
Pero cualquiera que sea la expresión política predominante en .in futuro próximo, unilateral o mixta,
podemos llegar a una primera conclusión; para estabilizar en España la democracia política
(condición indispensable para su integración en 1a economía europea), imprescindible para
progresar, no es bastante un mero cambio político, una revolución política, sea pacifica o violenta, es
imprescindible transformar las actuales estructuras agrarias, principal obstáculo a la implantación y
expansión de industrias, haciendo así desaparecer la matriz donde se forman 1os gobiernos
totalitarios y terroristas)
Esta asázmente demostrado que el desarrollo del sindicalismo como fuerza re1vindicativa y
revolucionaria, no es posible sin un régimen democrático, sin un mínimo de libertades. Se ha podido
pensar durante décadas, por un sector de la clase obrera, que la democracia política, dando ilusiones
engañosas, era e1 mayor obstáculo a 1as aspiraciones revolucionarias del proletariado, pero 1a
experiencia soviética, 1a hitleriana y la del propio franquismo ponen de manifiesto que en lugar de
despertar la rebeldía, quintaesencial, y propiciar un fuerte ejército revolucionario, deprime, aplasta,
degenera y, en el mejor de 1os casos, frena e1 movimiento instintivo de defensa por muy largos
periodos.
E1 terrorismo estatal moderno ha destruido 1a ilusión, tenazmente mantenida por e1 sindicalismo
libertario, de que a mayor tiranía, mayor potencia revo1ucioraria.
Esta claro que el hombre como el sindicalismo necesitan un mínimo de libertades para desarrollarse,
fortalecerse, progresar.
Esa es también una de las causas por 1as que el sindicalismo no puede quedar al margen de los
problemas politices fundamentales de un país
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116
ORIENTACIÓN EL SINDICALISMO
Hay mil razones para que el sindicalismo no se despreocupe de la administración de la cosa pública.
En la sociedad moderna, el salarlo nominal puede ser el producto del choque de dos voluntades: la
de1 sindicato y la de1 patrono. Pero ni el sindicato ni e1 patrono pueden determinar el
establecimiento del salarlo real. No se olvide que el trabajador es a1 mismo tiempo consumidor. E1
sindicato debe velar para mantener y aumentar el salario real interviniendo o presionando en todos
los niveles de los que depende. De nada sirve conseguir un aumento del 20% si los precios aumentan
en un 30%
E] sindicalismo moderno debe, pues, hacer una política de presencia, cuidando mucho de que esa
presencia no se convierta en integración en los estamentos estatales o políticos. Cualquiera que sea su
táctica, debe salvaguardar a toda costa su libertad de refutación, de discusión, de acción, la libertad
contractual.
El sindicalismo por sí, y ante sí, cualquiera que sea su doctrina, es incapaz de resolver los grandes
problemas globales de la sociedad. Por ello es menester que la acción sindical debe ser
complementada por una acción política, separadas, pero, simultáneas.
Ejemplo elocuente de colaboración, de acción complementaria nos la da 1a historia común de 1a
Unión General de Trabajadores y del Partido Socialista Obrero Español.
Llegará un momento en el que la clase trabajadora comprobará que sus aspiraciones profundas -
producir cada vez más con menos esfuerzo para poner a disposición del hombre mayor cantidad de
riquezas consumibles- no son conciliables con e1 régimen capitalista. Se quiera o no, consciente o no
del problema global, tendrá la clase obrera que ir haciendo saltar una a una o simultáneamente, las
estructuras capitalistas para sustituirlas por otras en las cuales al trabajo colectivo corresponda la
propiedad colectiva.
Todo sindicalismo que tenga objetivos y características distinto", será una caricatura, cuando no una
traición a la clase obrera y un obstáculo al progreso de la humanidad.
ooooooooo000000ooooooooo
ANEXOS:
I ORGANIZACIONES SINDICALES INTERNACIONALES POR ORDEN DE
IMPORTANCIA
• C.I.O.S.L. Confederación internacional de Organizaciones Sindicales Libres. A ella pertenece la
Unión General de Trabajadores.
• F.S.M. Federación Sindical Mundial. Comprende los sindicatos únicos y obligatorios de los
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117 países del Este y los sindicatos comunistas o dominados por los comunistas de los países occidentales
• C.M.T. Confederación Mundial de Trabajadores, antigua internacional vaticanista que, sin modificar su
orientación, ha suprimido sus referencias cristianas, lo substancial de sus adherentes se encuentra en la
CFDT francesa y en los sindicatos cristianos de Bélgica.
• A.I.T Asociación Internacional de Trabajadores, es una supervivencia bakuninista más que una
realidad. La única organización adherida que tiene alguna importancia es la C.N.T. española
II DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA U.G.T.
La Unión General de Trabajadores de España es una institución eminentemente de productores,
organizados por grupos afines de oficios y profesiones liberales, que, para mantenerse en sólida
conexión, respeta la más amplia libertad de pensamiento y táctica de sus componentes, siempre que
estén dentro de la orientación revolucionaría de la lucha de clases y tiendan a crear las fuerzas de
emancipación integral de la clase obrera, asumiendo algún día la dirección de La producción, el
transporte y la distribución en intercambio de la riqueza social.
III PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
La clase trabajadora organizada DECLARA:
Que la forma de producción actual se caracteriza por la existencia de dos categorías o agrupaciones
de clase: capitalistas (dueños o poseedores de los instrumentos de trabajo y usufructuarios de los
modos de producción) y trabajadores (asalariados que crean en condiciones inferiores -económicas,
políticas y jurídicas- la riqueza colectiva o social).
Que esta división se establece necesariamente en el medio social, produciendo una diferenciación
económica, política y jurídica de cada agente de la producción actual: capitalista y asalariado; es
decir, en autoridad, predominio y lucro, para uno; en subordinación, penuria o miseria para otro.
Que la situación de privilegio, de dominación y de dirección en que se hallan los usufructuarios de
los modos de producción burguesa influye en un sentido antagónico y con máxima arbitrariedad,
tratando de oponerse a satisfacción de las necesidades y aspiraciones de bienestar y equidad que
defienden los trabajadores.
Que, por obra de la tradición política y desarrollo de las instituciones de origen burgués, el Estado –
expresión coercitiva de la dominación social que ejerce la clase capitalista- actúa siempre en forma
unilateral, favoreciendo las aspiraciones egoístas y particulares del capitalismo, y defiende siempre la
situación de privilegio por éste adquirida.
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118 Que la condición de inferioridad económica, jurídica y política en que están los trabajadores se
agrava en razón directa de su desorganización, insolidaridad y falta de conciencia de clase; que esta
conciencia de clase, al mismo tiempo que los ilumina en cuanto a la realidad de sus intereses y condición
social, contribuye a hacer más eficaz y potente la acción colectiva que han de realizar o realicen en
pro de su mejoramiento, dignificación y ulterior liberación definitiva. .
Que esta deficiencia de su mentalidad para interpretar con exactitud y realidad sus necesidades
presentes y futuras, sean ellas de orden material, moral, político o jurídico, es el producto primordial
de la inferioridad económica en que viven los trabajadores dentro del régimen de la economía
burguesa, y también de la educación internacional prejuicios y errores que les inculca la clase
directora de la sociedad, a fin de impedir o sofocar el resurgimiento instintivo de una ideología y
mentalidad críticas que tiendan a formarse en el proletariado en presencia de los hechos y
contradicciones económicas del capitalismo, y que podrían poner en peligro –mediata o
inmediatamente- el predominio y la existencia de la clase gobernante.
POR TANTO,
La clase trabajadora protesta contra la usurpación que de sus naturales derechos realiza el
capitalismo, y afirma su propósito de hacer accesibles libremente a la actividad de los obreros
organizados y redimidos todas las fuentes naturales y sociales de la producción.
Y CONSIDERANDO:
Que para conseguir esta reivindicación, siendo nula la acción individual y aislada de los obreros y la
de la muchedumbre diseminada y desorganizada, la clase trabajadora debe adoptar la constitución de
Asociaciones obreras de oficios, de industrias o de profesiones liberales.
Que estas Asociaciones han de constituirse y funcionar de manera que, dando unidad y eficacia
progresiva a las acciones colectivas que realicen, no menoscaben la libertad individual, ajustándose al
principio de la Internacional: La emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores
mismos;
Que para este fin, la Sociedad de resistencia inspirada en la lucha de clases es la forma específica de
agrupación obrera, puesto que es una asociación que liga por intereses a los trabajadores frente a su
enemigo común, el capitalismo, que por eso mismo reúne en su seno a todos los productores, ya sean
manuales o intelectuales;
Que, por otra parte, para conseguir los propósitos inmediatos de bienestar y alcanzar los ulteriores de
emancipación total, la Sociedad de resistencia aislada no representa por si sola la suma del poder de
conquista de la clase obrera, al contrario, si pretendiera permanecer desvinculada del conjunto de las
demás organizaciones obreras del mismo carácter, cometería el mismo error que el obrero que sólo
confía en su acción individual.
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119 La Unión General de Trabajadores de España
PROCLAMA
La necesidad de la organización de los trabajadores, ya sean manuales intelectuales, en Sociedades de
resistencia de oficio, organismos nacionales de industria o de profesiones llamadas liberales, y todos
ellos, a su vez, en la Unión General de Trabajadores de España.