Libro I

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Libro I: Capítulos 1 – 3 y 6 – 8 El ensayo comienza con una frase absolutamente rompedora (y revolucionaria para su época): “El hombre ha nacido libre, y por doquiera está encadenado”. Rousseau parte de la base de que la libertad es un concepto, ya no solo natural, sino inalienable, por eso cualquier relación basada en el dominio de unos hombres sobre otros sería ilegitima para el ginebrino. El Contrato Social parte de que la dominación se suele sustentar, al menos en sus inicios, en la fuerza y una vez ésta se consolida se trata de transformar en derecho para buscar su perpetuación. Empero, este derecho es contradictorio, o inestable, en el sentido que el único motivo por el que obedecen los demás es porque temen la fuerza del jefe, así que si apareciera otra fuerza superior a ésta ya no encontrarían sentido para seguir obedeciendo a la primera. De modo que, no se está hablando de derecho (u ordenamiento jurídico), sino de una relación de dominación basada en la fuerza. De hecho, uno de los aspectos que más trabaja Rousseau es el de la legitimación, por lo que ésta cobra especial importancia en las instituciones que propone. Es vital diferenciar entre el sometimiento de una sociedad y regir una sociedad, porque la voluntad de aquellos que someten a los demás será siempre la suya particular, por lo que no existirá cuerpo político alguno que pueda guiarse bajo las directrices de una voluntad general. De esa manera, ya explicada la necesidad de asociación entre los hombres para poder darse un buen gobierno, se llega al capítulo VI del libro I. Dicho capítulo se encarga de explicar los principios básicos por los que se debe constituir el Contrato Social. Lo primero que se destaca es que el llamado estado de naturaleza se torna incapaz de superar las adversidades que se le presentan, por lo que se hace necesario que los hombres se organicen de otro modo, para que de esta manera puedan poner en común sus fuerzas. El Contrato Social es el mecanismo ideal para poder canalizar tal disposición de fuerzas y guiarlas en la búsqueda de la felicidad. La cláusula básica sobre la que se asienta este contrato es la enajenación total de todos los derechos de cada asociado a la comunidad. De esta manera, si la entrega es total a la comunidad, será idéntica para todos, por lo que los intereses individuales (egoístas) tenderán a desaparecer. Además, hay que añadir que este tipo de enajenación dota de solidez al pacto, de modo que cada asociado no podrá reclamar sus antiguos derechos, ergo ganará mucho más. El resultado del pacto es “un cuerpo moral y colectivo compuesto de tantos miembros como votos tiene la asamblea”, y es este principio del que recibe la razón de ser el acto de constitución. El Soberano, por

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Libro I: Capítulos 1 – 3 y 6 – 8

            El ensayo comienza con una frase absolutamente rompedora (y revolucionaria para su época): “El hombre ha nacido libre, y por doquiera está encadenado”. Rousseau parte de la base de que la libertad es un concepto, ya no solo natural, sino inalienable, por eso cualquier relación basada en el dominio de unos hombres sobre otros sería ilegitima para el ginebrino.

El Contrato Social parte de que la dominación se suele sustentar, al menos en sus inicios, en la fuerza y una vez ésta se consolida se trata de transformar en derecho para buscar su perpetuación. Empero, este derecho es contradictorio, o inestable, en el sentido que el único motivo por el que obedecen los demás es porque temen la fuerza del jefe, así que si apareciera otra fuerza superior a ésta ya no encontrarían sentido para seguir obedeciendo a la primera. De modo que, no se está hablando de derecho (u ordenamiento jurídico), sino de una relación de dominación basada en la fuerza. De hecho, uno de los aspectos que más trabaja Rousseau es el de la legitimación, por lo que ésta cobra especial importancia en las instituciones que propone.

            Es vital diferenciar entre el sometimiento de una sociedad y regir una sociedad, porque la voluntad de aquellos que someten a los demás será siempre la suya particular, por lo que no existirá cuerpo político alguno que pueda guiarse bajo las directrices de una voluntad general. De esa manera, ya explicada la necesidad de asociación entre los hombres para poder darse un buen gobierno, se llega al capítulo VI del libro I. Dicho capítulo se encarga de explicar los principios básicos por los que se debe constituir el Contrato Social.

            Lo primero que se destaca es que el llamado estado de naturaleza se torna incapaz de superar las adversidades que se le presentan, por lo que se hace necesario que los hombres se organicen de otro modo, para que de esta manera puedan poner en común sus fuerzas. El Contrato Social es el mecanismo ideal para poder canalizar tal disposición de fuerzas y guiarlas en la búsqueda de la felicidad. La cláusula básica sobre la que se asienta este contrato es la enajenación total de todos los derechos de cada asociado a la comunidad. De esta manera, si la entrega es total a la comunidad, será idéntica para todos, por lo que los intereses individuales (egoístas) tenderán a desaparecer. Además, hay que añadir que este tipo de enajenación dota de solidez al pacto, de modo que cada asociado no podrá reclamar sus antiguos derechos, ergo ganará mucho más.

            El resultado del pacto es “un cuerpo moral y colectivo compuesto de tantos miembros como votos tiene la asamblea”, y es este principio del que recibe la razón de ser el acto de constitución. El Soberano, por tanto, corresponde a la totalidad de miembros de la asociación y encauzará la acción que nacerá de este cuerpo (la totalidad) y que podrá plasmarla mediante varios actos. Hay que destacar la relación entre los Súbditos (sometidos a las leyes) y el Soberano, ya que los primeros se encuentran comprometidos frente al Soberano y respecto de otros particulares que al igual que ellos se encontrarán integrados en el pacto. Así pues, se debe entender el cuerpo político (Soberano) como el conjunto integrado por todos los miembros que forman parte del pacto, y por lo tanto no podrá ir contra sus intereses, a pesar de que una persona de manera individual puede “creer” que sus intereses difieren de los da la comunidad. Por ese motivo, se necesita que exista un compromiso que sea plenamente garantizable por el resto de los ciudadanos. Ya que resulta insolidario pretender disfrutar de los derechos del ciudadano (participantes de la autoridad soberana) sin acarrear con los deberes del súbdito. Si estos intereses individualistas triunfaran supondrían la muerte del cuerpo político.

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            El resultado de este pacto, y el abandono del estado de naturaleza, es el estado civil, en el cual, aunque se hayan tenido que renunciar a las prerrogativas del estado de naturaleza (perdiendo la libertad natural), se ganará la libertad civil y la propiedad de todo cuanto posee.

Libro II: Capítulos 1 – 12

            Rousseau plasma con precisión un principio básico de su gobierno en la siguiente frase: “sólo la voluntad general puede dirigir las fuerzas del Estado según el fin de su institución, que es el bien común”. Es ese acuerdo, de todos, el principio que debe regir la acción del Estado. Un Estado, en donde la meta debe ser el bien común, no el particular, ni la realización individual, lo que al fin y al cabo derivaría en diferencias.

            El ejercicio de esta voluntad, es decir la soberanía, no podrá ser nunca enajenada, en tanto en cuanto que es el pilar fundamental sobre el que se sostiene la sociedad. Del mismo modo, como dicha soberanía es general y corresponde a un cuerpo único, conformado por la totalidad de las voluntades encarnadas en una común, es además indivisible. Esta voluntad general de la que habla Rousseau siempre debería perseguir la utilidad pública. Sin embargo, el pueblo puede ser engañado, y a través de artimañas podría adoptar decisiones que le perjudicara, ya que es obvio que de otra manera no lo haría. El motivo del engaño podría responder a intereses egoístas o sectarios de pequeños grupúsculos o camarillas de gente que solo aspiraría a su propio beneficio. Porque es prioritario distinguir entre la voluntad general (el interés de la sociedad en su conjunto) y la voluntad de todos (una mera suma de voluntades individuales).

            En el momento en que aparecen pequeños grupos que abogan por defender sus propios intereses, afirma Rousseau que ya no habrá tantos votantes como hombres, sino como asociaciones que se hayan constituido. Es inevitable aquí resaltar el siniestro paralelismo con los actuales partidos políticos, que tienen unos intereses, en muchas ocasiones, separados del resto del electorado. Así en las instituciones del Estado que quedan copadas por dichos partidos no se representan más que a ellos mismos. El mayor peligro es que una de estas asociaciones llegue a tener un tamaño considerable, y pueda imponerse sobre las demás. En ese momento se estaría hablando de la imposición de una voluntad única, ajena a la general.

            El pacto social requiere, por tanto, de una soberanía, que es inalienable e indivisible y que tiene un poder absoluto sobre las personas que conforman el cuerpo político. No obstante, Rousseau, por supuesto, atiende a las diferentes sensibilidades personales que pueden existir en la sociedad, y no se olvida de que son personas privadas e independientes quienes conforman la comunidad. Motivo por el cual, se aclara que la comunidad solo se apropia de lo que le es útil para todos, es decir únicamente exigirá a sus ciudadanos un esfuerzo basado en la razón pública y en ningún caso debería sobrecargarlos con deberes inútiles. Para que se precepto se cumpla adecuadamente, se hará necesario la existencia de legislación al respecto.

            Sin embargo, es cierto que los ciudadanos se han de someter a la voluntad general, que se representa a través de la soberanía y que es descrita como una convención del cuerpo (político) con cada uno de sus miembros. Rousseau la entiende legítima “porque tiene por base el contrato social”; equitativa “dado que es común a todos”; útil “dado que no puede tener otro bien que el interés general” y sólida “porque tiene por garantía la fuerza pública y el poder supremo”. Por ello, lo que las convenciones no hayan regulado puede ser disfrutado plenamente por los individuos de

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la comunidad, pero siempre teniendo en cuenta que el soberano no podría cargar más a una persona que a otra, porque el asunto se tornaría individual.

            El contrato social busca, a toda costa, la conservación de sus contratantes, sin embargo no excluye la opción de sacrificios por el Estado, en pro de la comunidad. Asimismo, se prevé que si alguien ataca al derecho social se convertirá, por la propia idiosincrasia del sistema, en traidor a la patria, por lo que dejará de ser miembro de la misma, y se le podrá juzgar más como enemigo que como ciudadano, en el caso de darle muerte.

            De modo que, una vez fijada la misión de la voluntad general y conformado, por tanto, el cuerpo político éste tiene que comenzar a funcionar. El instrumento del que se servirá será la ley. La ley será necesaria para unir derechos y deberes, así como para asegurar la justicia, exenta en el estado de naturaleza. La ley deberá ser determinada por el pueblo en su conjunto, a través de la soberanía ejercida, ya que se legislará por y para el pueblo, considerándose él mismo como un todo. Esto será así tanto en su origen como en su destino, motivo por el cual la ley será de carácter general y serán destinadas a la población en su totalidad. La ley para Rousseau jamás puede determinar situaciones desiguales fijando privilegios a personas determinadas por la misma ley.

            A raíz de lo expuesto surgirá, inevitablemente, la figura del legislador. Éste deberá ser un hombre extraordinario, que sin embargo, no pudiera mandar nada más que en las propias leyes, de no ser así las mismas podrían servir como engranaje con su otra posible función, y esto nublaría su objetividad. Es menester, por tanto, diferenciar entre la redacción de las leyes y la ratificación de las mismas, que correspondería a todo el pueblo. El pueblo, por tanto, debe ser, según Rousseau, suficientemente bueno como receptor de las leyes que le son redactadas, donde resulta que si el pueblo esta ya cargado de vicios, se volverán intolerantes por completo a cualquier cambio, a pesar de que sufrir este cambio les supusiera realmente un bien y le despojara de una carga.

            En lo que concierne al terreno sobre el que se asienta el pueblo, debe ser una proporción adecuada. Se citan ejemplos como el del Estado que abarca demasiado terreno, y por tanto al contar con demasiados niveles administrativos, puede dar lugar a que al ciudadano se le agote con demasiadas cargas impositivas provenientes de los diferentes niveles. Por el contrario, si un Estado es demasiado pequeño no contará con la solidez necesaria para poder mantenerse firme sin ser arrollado por sus pueblos vecinos. Es por todo ello que Rousseau afirma que se ha de encontrar “la proporción más ventajosa para la conservación del estado”.

            Otro medidor que utiliza Rousseau es el número de población (ya coincide con los tres elementos de un Estado: Gobierno, territorio y población). La relación que se establece para que sea armoniosa es que la tierra debe bastar al nacimiento de sus habitantes y que hayan tantos habitantes como pueda nutrir la misma. Y ejemplifica nuevamente su razonamiento, arguye que demasiado terreno a abarcar haría las guardias muy costosas así como imposibilitaría llevar a cabo un cultivo óptimo. Por ello, vuelve a instar a hallar un punto adecuado. El mejor modo de recoger su idea respecto a estos apartados es mediante la frase de Aristóteles: “En el equilibrio está la virtud”.

            El objetivo de toda legislación debería ser la libertad y la igualdad, y sobre esa base se mueve Rousseau en todo su tratado. Bajo el compromiso de lograr esos fines las legislaciones se deben adaptar a las particularidades de los países en los que se establezcan. Es sensato comprender que un país que disfrute de vastos terrenos fértiles debería volcarse hacía la

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agricultura o aquellos que limiten con el mar deberían potenciar el comercio marítimo. Si se observan con paciencia los elementos a tener en cuenta se conseguirá una constitución sólida y duradera.

            En el capítulo XII se hace una clasificación o división de las leyes. Se distinguen inicialmente tres, y se añade posteriormente una cuarta. La primera distinción es la que corresponde a las leyes políticas, las cuales regulan las relaciones del cuerpo político, o del soberano con el Estado. La segunda clasificación son las leyes civiles, las que se encargarán de regular las relaciones entre los miembros entre sí o con el cuerpo político. En tercer lugar se hallan las llamadas leyes criminales que tendrán como fundamento de su existencia actuar donde exista desobediencia. Por último, se añade otra, que se entiende la más importante de todas, se trata de los usos y las costumbres.

Libro III: Capítulos 1 – 4 y 11 – 18

            El Libro III comienza distinguiendo en el propio cuerpo político una fuerza y una voluntad. La fuerza se hallaría encarnada en el poder legislativo, que pertenecería al pueblo como ya se ha visto, y el poder ejecutivo, que no debe recaer sobre quien ostenta el poder legislativo, consiste únicamente en actos particulares.

            Por tanto, será necesario que la voluntad general, de la que emanaron las directrices, sea ahora ayudada a alcanzar su fin supremo mediante un cuerpo intermediario al que le correspondan la ejecución de las leyes, así como otros menesteres complementarios. Los miembros de este cuerpo recibirían el nombre de Magistrados y el cuerpo el de Príncipe. Empero, sus miembros, no deben olvidar que serán oficiales del poder soberano, y que pueden ser retirados cuando él mismo plazca, ya que el derecho en ningún caso se halla enajenado. El gobierno se encarga de dar las órdenes al pueblo, que previamente ha recibido del soberano.

            Pero, para encontrar el mejor gobierno para cada pueblo se deben tener en cuenta un número determinado de variables. Por ejemplo, cuanto mayor es el pueblo, el gobierno debe ser más fuerte (no necesariamente más numeroso) para poder ejercer un mejor control. No obstante, Rousseau destaca que cada gobierno puede ser bueno para un determinado tipo de pueblo.

            Por tanto, el gobierno es entendido “como un nuevo cuerpo en el Estado, distinto del pueblo y del soberano, e intermediario entre uno y otro”. Sin embargo, si el gobierno (el Príncipe como cuerpo) consiguiera obtener un poder semejante al del soberano, y de este modo pugnar por establecer su voluntad particular, dicho cuerpo político debería desaparecer.

            Para determinar el número de magistrados que conforman el Príncipe se debe atender a la fuerza que necesite el mismo, porque si bien es cierto que cuanto mayor sea la población el gobierno requerirá mas fuerza, si se aumenta el número de magistrados se puede incurrir en un error, ya que así el gobierno necesitará también más fuerza para controlar a sus propios miembros, de lo que se deduce que cuantos más numerosos sean los magistrados el gobierno será más débil. Rousseau distingue tres voluntades entre los magistrados, la suya individual de cada miembro; la común de su cuerpo y la que corresponde con la voluntad general del pueblo. El ginebrino señala que la voluntad que primará no será la general, por lo tanto llega la conclusión de que si se limita al mínimo el número de miembros del Príncipe las voluntades se van concentrando en menos individuos, es decir si solo hubiera un miembro la voluntad particular y la de cuerpo se hallarían en

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una misma persona. De esta manera, Rousseau entiende que tendrá mayor intensidad. Por lo tanto la conclusión a la que se arriba es casi obvia, si un gobierno más numeroso es menos intenso, y éste debe aumentar su fuerza cuanto mayor es la población; cuanto mayor sea ésta, menor debe ser el gobierno.

            Atendiendo no al número de componentes sino a su organización, Rousseau distingue tres formas: la democracia si las funciones del gobierno recaen sobre todo o casi todo el pueblo, la aristocracia si recae sobre un pequeño número o monarquía si el gobierno queda en manos de un único magistrado. A continuación Rousseau cuando trata de explicar que es la democracia da con la clave cuando dice que “un pueblo que gobernara siempre bien no tendría necesidad de ser gobernado”, aunque posteriormente reconoce imposible la democracia pura, ello no le impide citar unos principios que harían acercarse mucho a la misma. Principios tales como un Estado pequeño, de costumbres sencillas que conviva con una igualdad que se ostente entre los mínimos (o ningunos) lujos.

            Empero, al filósofo no se le escapa una cuestión fundamental, y es que ningún Estado u organización política sobrevivirá eternamente, como tampoco hicieron Roma o Esparta (cita él). Por tanto, se ha de procurar constituirlo de la mejor manera, para que dure el mayor tiempo posible, y la clave se halla en el poder legislativo, ya que las buenas leyes sobreviven un largo tiempo, a través del cual forjan un respeto hacía las mismas. Pero, si por el contrario las leyes se debilitaran con los años, sería síntoma de que el poder legislativo perecerá (para Rosseau el poder legislativo equivale al corazón del Estado) y por tanto el Estado también lo hará.

            Lo que no conviene olvidar, es que para mantener la autoridad soberana, de la cual emanan las leyes, es necesario que se halle el pueblo reunido, por lo tanto es de absolutamente necesario fijar asambleas periódicas. Y es en esta necesidad donde la teoría rousseniana se impone atemporalmente en la teoría política, ya que se le achaca la imposibilidad de aplicar su teoría fuera de las ciudades pequeñas, pero, y a pesar de que esto no sea lo más deseado por Rousseau, él destaca lo siguiente: “no obstante, si no puede reducirse el Estado a justos límites, queda aún un recurso: es no sufrir una capital, hacer cada villa alternativamente sede del gobierno, y reunir así en cada una sucesivamente los Estados del país.” A ello se le debe acompañar de dotar a todos los territorios de los mismos derechos, así como de una prosperidad económica por igual.

            Es por tanto en el momento en el que el pueblo se reúne, cuando el poder ejecutivo queda en suspenso, y aquí Rousseau hace otro alarde de teoría plenamente vigente cuando recuerda que las asambleas de los pueblos han sido siempre el horror de los jefes, y que éstos pondrán mil trabas a su celebración.

            No es desconocido que el modelo de democracia que propone Rousseau es plenamente participativa, como del mismo modo rehuye de los parámetros representativos y he aquí su crítica a ellos. “Tan pronto como el servicio público deja de ser el principal asunto de los ciudadanos, y tan pronto como prefieren servir con su bolsa antes que con su persona, el Estado está ya cerca de su ruina.” Rousseau opina que cuanto mejor articulado está un Estado más se impondrán los asuntos públicos sobre los privados, y que cada ciudadano buscará el bienestar general y no el suyo propio, puesto que identificará su bienestar particular con el general.

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            Rousseau demuestra que la soberanía descrita en el Contrato Social no puede ser representada, sin embargo su poder ejecutivo si puede (y debe) serlo. El hecho es que este poder no creará nuevas relaciones, ni derechos, ni obligaciones, sino que simplemente se encargará de aplicar lo que ya ha sido regulado por el propio pueblo. La idea de que unas personas legislen, diciendo representar a otras, es algo que no puede aceptar Rousseau de ningún modo.

            Por tanto, no se puede pretender que este poder ejecutivo se vea como un contrato, sino que hay que concebirlo como un acto del soberano que determina su estructura, por lo tanto es una ley. Y a la hora de nombrar a los jefes de ese gobierno, podría ser una consecuencia de la primera ley o incluso un acto propio del gobierno. Hecho que es posible mediante ciertas estrategias ya previstas en la democracia Rousseniana, que ya se encontraban contempladas en otras instituciones como en el Parlamento de Inglaterra de antaño.

            El Libro III se cierra previendo las usurpaciones de gobierno, utilizando para ello las asambleas que han de ser periódicas, sin necesidad de convocatoria formal (para que ésta no dependa del Príncipe y no pueda impedirla). Dos puntos siempre precederán la celebración de cualquier asamblea: primero que el soberano esté de acuerdo con conservar la forma de gobierno, y segundo si el pueblo mantiene la administración a aquellos que actualmente la tienen.

Libro IV: Capítulos 1 – 3

            Este libro parte de la premisa de que la voluntad general (principio básico de la teoría normativa de Rousseau) es indestructible. Se vuelve a referir a ella como la que nace de un único cuerpo formado por varios hombres reunidos, por lo que conforman una voluntad única. De este modo, el Estado funciona con soltura, sin embargo si ese vínculo social que conforma una única voluntad (general) se deteriora y afloran en su seno varias voluntades particulares (individualistas e egoístas) se ira fraguando el fin del Estado. No obstante, defiende Rousseau, la voluntad general sobrevive, solo que entonces se hallaría subordinada a las individuales, y es en ese momento cuando se aprecia que nunca los ciudadanos se podrán separar totalmente de la voluntad general.

            La voluntad general será más dominante cuanto más unanimidad haya en las decisiones que se adopten, sin embargo no cabe olvidar que otro tipo de unanimidad se da por motivo contrario, cuando los ciudadanos pierden la voluntad a causa de la servidumbre. Por ello es necesario establecer un justo sistema de recuento de votos. Exigiéndose solo la unanimidad en el caso del pacto social que da lugar al Estado. Fuera de éste el voto de la mayoría obligaría a la minoría, sin embargo el voto en contra no quiere decir en realidad que alguien no consienta esa ley en concreto, porque lo que se vota es si esa ley es conforme a la voluntad general, de modo que si el resultado es positivo, esa ley también beneficiará a quien votó en contra, solo que no era plenamente consciente. Por otra parte, cuanto más importante sea el asunto a tratar, mayor número de votos serían necesarios para su aprobación.

            Para la elección de los miembros que conformarán el poder ejecutivo, es decir los Magistrados del Príncipe, se distinguen dos métodos: la elección y el sorteo. En el caso de que fuera el propio Príncipe quien eligiera a sus miembros, efectivamente el sorteo se contempla como sistema más democrático. Hay que destacar que en una verdadera democracia, formar parte del gobierno se consideraría más una carga. Por el contrario en una aristocracia, si es el propio gobierno quien se elige a sí mismo, el sufragio si tendría sentido. En un último lugar si mezcláramos las dos formas, la elección podría servir para cubrir los puestos que exigen ciertos

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conocimientos, y los sorteos para aquellos otros que solo requieran sentido común. Por el contrario, en una monarquía no se dan ni sorteo ni elecciones.

Resumen del libro "El contrato Social" de Juan Jacobo Rousseau.

ResumenEsta obra, escrita por Juan Jacobo Rousseau, es un ensayo de filosofía política y habla como principales puntos rectores, la libertad y la semejanza que hay dentro de cada uno de los individuos de las sociedades, pasando por las diferentes etapas y formas de gobiernos de las mismas. El ensayo original consta de cuatro librosy en los que cada uno enfatiza cada capítulo con una idea central, pero que llevan a un objetivo conciso en cada uno de ellos.

Este trabajo se limita a resumir el libro tratando de indicar cuáles son las ideas centrales en cada parte del mismo.

En el primer libro Rousseau parte de la tesis que supone que todos los hombres nacen libres e iguales pornaturaleza. Nos habla del estado originario del hombre, afirma que la familia es el primer modelo de sociedadpolítica. El autor toma contraparte en la afirmación del derecho del más fuerte, no comparte ideología con esta y afirma que dicha filosofía es incorrecta. Después de hablar sobre la inhumanidad de la esclavitud y sobre el derecho de los demás sobre una persona, que son nulos, nos indica que es un pacto social; y dice: Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad

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general, recibiendo a cada miembro como parte indivisible del todo.

El autor del ensayo original distingue tres tipos de libertades: la libertad natural, que es la que se pierde tras el contrato, la libertad civil que está limitada por la voluntad general y la libertad moral, "que es la única que convierte al hombre en amo de sí mismo. El pacto social convierte en iguales a los hombres por convención y derecho.

En el segundo libro se encarga de definir sobre todo delconcepto de "voluntad general". Al ejercicio de esta voluntad lo llama Rousseau "soberanía", destacando su inalienabilidad e indivisibilidad. También analiza las nociones de "ley", que no sería otra cosa que un acto de la voluntad general, es decir, donde el "pueblo" sería el "legislador".

Otro aspecto importante que se toca es este libro es la clasificación que se dan de las leyes, el autor las divide en tres leyes principales, que son leyes políticas, leyes civiles y leyes penales, pero anexa una más, no como ley natural, si no como parte de lo que se encarga de regir a la sociedad, como lo son las costumbres y raíces de la misma.

En el tercer libro, que es el más extenso, se ocupa fundamentalmente del gobierno y de sus formas. El gobierno es "un cuerpo intermedio establecido entre los súbditos y el soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución de las leyes y delmantenimiento de la libertad, tanto civil como política". El gobierno no es otra cosa que el ejercicio legítimo del poder ejecutivo. El poder legislativo, por su parte, siempre pertenece al pueblo y sólo puede pertenecer a él.

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En este mismo libro, se encarga de definir y clasificar las diferentes formas de gobierno, sin afirmar que alguna sea mejor que otra, pero si diciendo cual puede ser mas efectiva dependiendo de las condiciones sociales, y dice que la forma de gobierno mas efectiva es aquella que preserva el objetivo primordial de los pactos sociales, que es la conservación y multiplicación de la especie humana.

En el último libro, el cuarto, comienza hablando de la bondad y rectitud de los hombres sencillos. Éstos necesitan pocas leyes. Vuelve a insistir en la noción de voluntad general, la voluntad constante de todos los miembros del Estado.

Tras hablar de las elecciones, hace un largo capítulo sobre la historia de Roma y, a continuación, defiende la necesidad de la dictadura como elemento para prevenir y solucionar los momentos de crisis en las repúblicas. También entiende que es necesaria la censura, que es la manifestación de la opinión pública. Al final de este capítulo ataca a la religión cristiana, pues es incompatible con la libertad; lo cristiano es opuesto a la república. Rousseau aboga por una profesión de fe completamente civil y propone frente a los dogmas de religión las normas de sociabilidad.

Esto es de lo principal que se habla en la obra se Rousseau, y por tanto, de lo que trato de resumir en esta presentación escrita.

Tratando de resaltar los puntos importante y donde el autor del libro "el contrato social" puso énfasis.

Palabras claves.

         Soberano.

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         Contrato.

         Legislación.

         Voluntad.

         Sociedad.

Sistema.

Derecho.

DesarrolloLibro I

El hombre es libre por naturaleza, sin embargo, las circunstancias sociales lo mantienen atado; aquel que nace obligado a obedecer y obedece hace bien, pero si es capaz de enfrentarse a su esclavitud y superarla, obra mucho mejor aun. Así demuestra que fue creado para disfrutar de la libertad, si no tiene derecho de discutirla.

Las primera sociedad, por naturaleza es la familia, aunque el lazo se rompe al terminarse la necesidad de un hijo hacia un padre, comúnmente sigue habiendo una relación que sin forzosa ni natural, es más un convenio; así pues toda sociedad es un convenio. El cual tiene jefes y subordinados. Y aunque unos nacen para mandar y otros para ser esclavos, no es porque haya distinción, es solo porque así ha existido.

El derecho sobre los demás jamás significara nada si emana de la fuerza, ya que esta palabra significapotencia física, y si alguien sucumbe ante la fuerza, no es un acto de obediencia, si no un acto de necesidad o prudencia, así que el derecho no nace de la fuerza, ni se está obligado a obedecer, además, si la razón está dada por el derecho ante los demás,

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significa que cada que hubiese alguien más fuerte la razón cambiaria de significado, no teniendo jamás un sentido común, por lo que las relaciones no podrían darse.

El derecho de esclavizar a las personas no la da la superioridad en fuerza, la esclavitud no es parte de la naturaleza social y mucho menos de la naturaleza humana. Ni la guerra da el derecho de esclavitud, solo el de obediencia, el derecho de matar a los enemigos en una guerra pueblo a pueblo es sensato, solo cuando este tiene arma en mano, en caso contrario, la matanza es inhumana y sin sentido.

La sobrevivencia individual de las personas sería imposible; así que la única forma de lograrlo es unir fuerzas. Muchos hombres forman parte de un todo a favor de un bien común, esto es el pacto social, pero cuando el pacto se rompe y se deshace la alianza, cadaindividuo recupera su naturaleza primitiva; la libertad. Pero como el objetivo es colectivo, no debería haber intereses personales en un pacto social, impidiendo así que se desintegre, pero si los hay, entonces ese pacto social es tiranía.

La soberanía de cada individuo se encuentra dentro de una sociedad, existe esa alianza que obliga al individuo a actuar bajo el bien común, pero esto no significa que tenga que estar de acurdo con todo, sin embargo no puede incluir un interés personal hacia el resultado de la búsqueda del bien común.

Lo que pierde el hombre por el contrato social es su libertad natural y un derecho ilimitado a todo lo que intenta y puede alcanzar; lo que gana en él mismo es la libertad civil y la propiedad a todo lo que posee.

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El derecho de primer ocupante, aunque más real que el del más fuerte, no llega a ser un verdadero derecho sino después de establecer la propiedad. Todo hombre tiene naturalmente derecho a lo que le es necesario; pero el acto positivo que le hace propietario de algún bien le excluye de todo lo que queda. Esto es que, cada individuo tiene derecho a poseer algo, pero para esto, no debe tener ya un dueño, que solo se acupe lo necesario para vivir, y que se acupe por medio del trabajo y no de simples actos vanos como la compra.

Libro II

La soberanía es inalienable porque es el ejercicio de la voluntad general, jamás deberá separarse del individuo miembro de una sociedad, y que el soberano, que no es mas que un ser colectivo no puede ser representado por alguien mas, solo por el mismo; el poder se transmite, pero no la voluntad. Aunque no es imposible que la voluntad personal sea igual que la voluntad colectiva, si es imposible que este acuerdo este presente siempre; aunque si esto llegara a ocurrir seria solo coincidencia y no parte del proceso.

La soberanía también es indivisible porque cada personatiene voluntad y esta crea una voluntad general, la declaración de esta voluntad es soberanía y por tanto esley. No se puede dividir la soberanía en su concepto, por lo que muy a menudo lo hacen en su objetivo, es como si dividieran a una persona, a uno les toca una parte, y muchos políticos lo hacen a los ojos de todo el pueblo.

La voluntad general es recta y tiende constantemente a lautilidad publica; pero no siempre las

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deliberaciones del pueblo tengan la misma rectitud, Siempre quiere uno su bien, pero no se lo ve siempre bien; nunca se corrompe al pueblo, pero se le engaña a menudo, y entonces es cuando parece querer lo que es malo. Asi pues, para tener una buena voluntad publica general, es necesario que no existan sociedades dentro de los estados, si no que cada persona opine de acuerdo con su modo de pensar.

El pacto social da al cuerpo político poder absoluto sobre todos los suyos, este mismo poder, que dirigido por la voluntad general, toma el nombre de soberanía. Cada individuo enajena, mediante el pacto social, bienes y libertad, pero el mismo ciudadano es el juez que juzga estas necesidades.

El contrato social tiene como fin la conservación de los contratantes, se quiere conservar la vida a expensas de los demás, pero también se debe exponerse por los demás cuando sea necesario. Cuando el estado le dice a un individuo que para el bien de la comunidad debe morir, morirá, por que a expensa de ella había vivido en calma, y su vida ya no es un derecho natural, si no un convenio con el estado. En el contrato social no se dispone de la propia vida, solo se garantiza. Cuando se aplica la pena de muerte, se le hace como enemigo, no como ciudadano, pues el malhechor ataca las leyes del estado y le declara la guerra. En un estado bien gobernado hay pocos castigos, no por que se exoneren muchas cosas, si no por que hay pocos criminales.

Es necesario que haya contratos y leyes para unir losderechos a los deberes y conducir la justicia a su

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objeto. Las leyes son realmente las condiciones de la asociación civil. El pueblo sumiso a las leyes debe ser el autor de las mismas.

Para elegir las leyes soberanas que son necesarias para lanación, sería necesaria una inteligencia superior capaz de conocer todas las reacciones humanas sin experimentar ninguna. El legislador es el mecánico que inventa la maquina y el que le da movimiento. El legislador es un hombre extraordinario en el estado, no solo por su cargo si no también por su inteligencia. El que manda a los hombres no debe mandar a las leyes, el que manda a éstas o debe mandar a los hombres; de otro modo sus leyes, dirigido de sus pasiones, no harían a menudo sino perpetuar sus injusticias: el legislador no podría evitar nunca que intereses particulares alterasen la soberanía de su obra. El legislador antes de levantar leyes examina al pueblo, para destinar las que crea convenientes y el pueblo pueda soportarlas.

El pueblo no es más que el lugar y las personas que serán gobernadas, de aquí radica el poder que tendrá dichanación, el pueblo debe ser disciplinado para poder alcanzar grandes metas, un pueblo con costumbres y vicios arraigados es un problema muy grande querer corregirlo. El pueblo pasa por etapa de juventud y de madures, comúnmente en la etapa joven es donde el pueblo es mas dócil, en la madurez es incorregible.

Los pueblos, al igual que las personas, tienen un tamaño natural, ni tan grande para poder ser gobernado, ni tan pequeño para que garantice su existencia. Fuera de estos parámetros se consideran gigantes o enanos, pero que al paso del tiempo,

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tienden a extinguirse. En todo cuerpo político hay un maximun de fuerza, el cual al superarse, los lazos sociales se dilatan, y a mayor dilatación más debilitación del mismo, así que proporcionalmente, un estado pequeño es más fuerte que uno grande.

Un cuerpo político (estado) puede medirse de dos maneras, por su extensión territorial y por el número de habitantes. La proporción para un estado ideal imposible de dignar, pues depende mucho de factores como la fertilidad de la tierra, del nivel de consumismo del pueblo, de fertilidad de las mujeres, etc. Pero es aquí donde aplica lo del nivel maximun de gobierno, cuando hay demasiado terreno, la vigilancia se vuelve pesada, laproducción insuficiente innecesaria. Siendo esta la causa de guerras defensivas; y cuando el terreno es escaso, el estado se halla por necesidad la adquisición de nuevas tierras, entrando así en guerras ofensivas con sus vecinos.

Todos los sistemas de legislación... se reduce a dos objetos principales: Libertad e igualdad. La legislación debe siempre procurar la igualdad no de poder ni riqueza, si no que los ciudadanos estén libres de todaviolencia y que no se ejerza jamás solo que para cumplir las leyes. La legislación no es igual para todos los pueblos, pues dependen de la actitud de su pueblo para obedecerla.

Para ordenar el todo, existen diversas relaciones que es preciso considerar, la primera es la acción de obrar el todo por el todo, o del soberano para con el estado. Las leyes que regulan las relaciones del todo se les conocen como leyes políticas o fundamentales. Las que regulan las relaciones entre los soberanos o

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el soberano con el cuerpo entero se les conoce como leyes civiles, otro tipo de leyes son las leyes penales, que son las que dan relación entre el miembro de la sociedad con la desobediencia y el castigo al que conlleva esta; son las sanciones. A estos tres tipos de leyes, se le suma una más que es la de mayor importancia, y que es la que la mayoría de los políticos ignora, se habla de los usos, costumbres y opiniones, que al fin y al cabo, son las que rigen el comportamiento de la sociedad.

Libro III

El gobierno no es más que un cuerpo intermediario establecido entre los súbditos y soberanos para su mutuacomunicación, encargado de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad, tanto civil comopolítica. Los miembros de estos cuerpos se llaman magistrados o reyes; es decir, gobernadores. En el gobierno se distinguen dos partes que mueven el poder, uno lo conocemos como el poder legislativo y el otro como el poder ejecutivo. El poder legislativo pertenece al pueblo, pero el poder ejecutivo no puede pertenecer a la generalidad ni a la soberanía, porque este poder se basa en actos particulares que no son la base de la ley, pero que rigen a la sociedad. El gobierno, para ser bueno, tiene que ser mas fuerte conforme su población crece. Además debe haber un equilibrio, el gobierno debe disponer de gran fuerza para contener al pueblo mientras que el cuerpo soberano debe ser igual de fuerte para contener al gobierno. Aunque es necesario que en el gobierno haya un yo particular con sensibilidad propia que tienda a la conservación, existen asambleas, consejos etc, que ayudan a

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deliberar y resolver problemas para que no haya intereses propios arraigados en el mando.

En una legislación perfecta, la voluntad propia debe ser nula; la voluntad común, propia del gobierno, debe estar muy subordinada; y, por lo tanto, la voluntad general debe ser la dominante y constituir la regla única de las otras. En el orden natural, distinto al ideal, la voluntad general es siempre la más débil, la del cuerpo ocupa el segundo rango y la partícula el primero de todo. El gobierno se debilita a medida que los magistrados crecen, también mientas mas se incrementa el pueblo, mas la fuerza reprimida.

La división del gobierno se efectúa de la siguiente forma: la parte soberana es la mayoría, cuando hay más soberanos magistrados que simples individuos a esto se le conoce como democracia. Cuando hay más simples ciudadanos y el poder queda en mano de la minoría, a esto se le conoce como aristocracia. Y cuando todo el poder queda en mano de un solo magistrado, se le denomina monarquía. Existen mas formas de gobiernos, cuando un gobierno se subdivide y se combinan las formas de gobiernos estas se multiplican y salen nuevas formas para gobernar. Siempre se ha deliberado que si cual es la mejor forma de gobierno, lo que no se ha considerado es que cada una es mejor en diferente tiempo y en diferente circunstancias y en otras la peor.

En la democracia, es donde las decisiones son tomadas por el mayor número de personas. No es bueno que el que hace la ley las ejecute. Nada es tan peligroso como las influencias privadas en los negocios públicos. No ha existido ni existirá jamás una verdadera democracia, es contra las leyes

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naturales que el mayor numero de personas gobiernen y que un menor numero sea gobernado. Un gobierno tan perfecto no es propio de hombres.

La aristocracia, es donde la minoría del pueblo gobierna a una mayoría. En la aristocracia, existen dos voluntades generales, una con relación a todos los ciudadanos, y la otra de todos los miembros de la administración. Existen tres clases de aristocracias, natural, electiva y hereditaria, la primera es propia de los pueblos pequeños, la tercera es la peor que puede existir, y la mejor, propiamente dicha, es la segunda, donde se eligen a los gobernantes.

En la monarquía se considera a un solo soberano como poseedor de todo el poder, único en disponer las condiciones de las leyes, llamado monarca o rey. Este individuo representa una colectividad moral, la voluntad del pueblo, del príncipe, la fuerza publica del estado y particular del gobierno se ven reflejados en el mismo ente. En este sistema de gobierno, todo se dirige hacia un mismo fin, pero que nunca es la felicidad del pueblo, y constantemente se cambia la administración en perjuicio del pueblo. La filosofía monárquica marca que los reyes quieren ser tiranos, para dejar huella, además de que buscan que el pueblo sea miserable y débil para evitar que este se le resista, los gobiernan a partir del miedo.

No existe gobierno cuya forma sea simple, es necesario que un jefe único tenga magistrados y que un gobierno popular tenga un jefe único, así en la participación del poder ejecutivo existen varios niveles, donde el inferior depende el superior y viceversa. La forma simple de gobierno es buena por

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el simple hecho de ser simple, pero cuando este no se da abasto es necesario dividir el gobierno, por lo cual concluimos que la forma de gobierno ideal tiene mucho que ver con el pueblo y la situación en la que se esté.

La libertad no es fruto de todos los climas, y por lo tanto no está al alcance de todos los pueblos. Las diferentes formas de gobiernos encajan mejor en diferentes circunstancias y en diferentes ambientes, en la democracia, el pueblo sufre menos, pero su producción es menor, la aristocracia, el pueblo es relativamente más castigado, pero son pueblos medianos, y en la monarquía, cae todo el peso del sufrimiento en el ciudadano, pero son pueblos muy grandes y prósperos. He aquí porque cada forma de gobierno encaja mejor en una diferente circunstancia.

Determinar cuál es la mejor forma de gobierno no es una tarea ni fácil no posible, por las ya aclaradas circunstancias. Pero determinar si el gobierno que se tiene va por buen camino es relativamente sencillo, si volvemos a las bases de las asociaciones, y recordamos cual es el punto principal de estas, que es la supervivencia de los soberanos, podemos decir que un pueblo que se multiplica y crece, sin importar el régimen que tenga, va por buen camino, mientas que otro que se declina y muere, va por mal camino.

En el momento en que el gobierno usurpa la soberanía, el contrato social se rompe; y los simples ciudadanos que entran por derecho en su libertad natural tienen que obedecer no por obligación, sino por violencia. Es entonces cuando el estado puede entrar en disolución, esto puede ocurrir de dos maneras: primeramente cuando el gobernante no

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administra el pueblo de acuerdo a las leyes y usurpa el poder soberano, y este se vuelve dueño y tirano del pueblo. O cuando los miembros del gobierno usurpan el poder que deben ejercer en conjunto, infracción de las leyes que produce desorden.

Es parte de la inclinación natural que los gobiernos mueran, si los imperios mas poderosos han decaído, por que esperar que alguno perdure para siempre. Como todo gobierno lo que da vida es la soberanía, donde las leyes envejecen pueden asegurarse que no hay poder legislativo y que el Estado ha muerto.

Poblar uniformemente el territorio, establecer en todo él los mismos derechos; llevar a todas partes la abundancia y la vida; así es como el Estado será a un tiempo el más fuerte y el mejor gobernado. Recordar d que los muros de las ciudades se forman solamente con los restos de las casas del campo. Como analogía, diremos que, cuando se ve levantar en la capital de un país un palacio para el gobernante, se puede ver la caída del mismo.

No hay necesidad de encerrase entre muros para sobrevivir, es necesario darle identidad a la nación para lograr la conservación del Estado.

El gobierno no tiene jurisdicción cuando el pueblo se encuentra frente a éste, porque "allí donde se encuentra el representado ya no hay representante.

Toda ley que no haya sido ratificada por el pueblo en persona es nula, y no es ley. Puede reunirse el poder exterior de un gran pueblo con la administración fácil y con el buen orden de un Estado pequeño. Es necesario que el individuo no sea apático con el llevar de la nación y que toda ley que conlleva este propósito tiene que ser ratificada por el pueblo en

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persona, caso contrario esta no es valedero. Establecer a la nación en Estados pequeños donde la administración de todo cuanto sea ha de ser mas fácil, y se detiene en ofrecer un estudio mas amplio respecto de la confederaciones y sus principios.

Hay sólo un contrato en el Estado y es el de la asociación; y éste excluye todos los demás. El Estado no existe si no por un contrato estipulado, entre El Estado, Ley yCiudadanía, además de los cuerpos de administración de dar leyes y de ejecutarlas.

Libro IV

Mientras que varios hombres reunidos se consideren como un solo cuerpo, no tienen sino una sola voluntad, que se refiere a la conservación común y el bienestar general. Entonces todos los resortes del Estado son sencillos y vigorosos; sus máximas son claras y luminosas; no existen intereses embrollados no contradictorios; el bien común se muestra evidente en todas partes..."

Es necesario que el acto soberano del voto se ejerce con toda libertad, así como el de opinión, proponer, de dividir y de discutir, estas son voluntades que van ah a vigorizar al Estado y lograr una existencia holgada.

"El hombre, nacido libre, es dueño de sí mismo, y nadie puede, bajo ningún pretexto, someterlo sin su consentimiento."

Es de necesidad que el hombre, que no es más que parte del pueblo pueda ejercer su derecho a voto, afín de que exista un Estado de derecho, de elección universal que le va a dar la necesaria autoridad para existir. Para la elección se necesita de la inteligencia

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propia, para la suerte bastará solo el buen sentido, la justicia y la integridad, sea uno u otro hay que asegurar que todo el universo del pueblo esté presente en estas elecciones, se describe como esto también se manejaba políticamente, que cada asunto o peculiaridad, eran usadas a provecho muy personal.

Las tribus de la ciudad que estaban más a la mano fueron a menudo más fuertes en los comicios, y vendieron el Estado a los que compraban los votos de la canalla que componían aquellas. Describe la forma deorganización comunal que tenían los romanos a fin de tener los comicios mas organizados de la época, así se organizaban den curias, decurias, centurias y cantones. Eran interesantes las técnicas de voto como el secreto y público, sus pros y contras, además que aun allí ya existía que los votos se vendían y así se compraban y vendían decisiones y consciencias. Este mal ya era realidad aquellos días, a hoy esto se a refinado muy técnicamente, pero tienen al mismo actor repugnante, al hombre.

El tribunado, es el conservador de las leyes y del poder legislativo. Sirve algunas veces para proteger al soberano contra el gobierno, otras para sostener al gobierno contra el pueblo. También para mantener el equilibrio de una parte y de otra. Es mas sagrado y reverenciado, como defensor de las leyes, que el príncipe que las ejecuta y el soberano que las da."

El tribuno obra de acuerdo al poder de la ley, y es imparcial a la existencia de la constitución. En la crisisque hacen establecer la dictadura, el Estado es pronto salvado o destruido, y pasada la apremiante necesidad, la dictadura se hace tiránica o inútil. A pesar que nunca se debe de detener la sagrada fuerza

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de las leyes, hay tiempos donde por la salud de la patria, la ley da paso a la designación de un dictador para sanar a la patria de un eminente ruptura del gobierno, el mandato era defender la patria sin atentar contra ella, para ello el tiempo de permanencia del dictador debería ser muy corto, así se le daba a éste sólo el tiempo para lo cual se le nombró. Así como la declaración de la voluntad general se manifiesta por la ley, así la declaración del juicio público se manifiesta por la censura. La opinión pública es una especie de ley cuyo censor es el ministro. Es necesario tener una estima muy elevada para censurar al Estado. A veces el pueblo aún no lo puede hacer por que el mismo estaría censurándose, y solo sirviera para conservar las costumbres y opiniones rectas. Los hombres no tuvieron al principio otros reyes que los dioses, no otro gobierno que el teocrático. Se describe a un pueblo muy religioso, que tenían muchos dioses, resalta las circunstancias de la venida de Jesús, a establecer un reino espiritual sobre la tierra, la separación saludable del Estado a la religión. Pues este reino de Jesús era de otro mundo.

Las religiones que debe haber dentro de un pueblo son:

         La religión del hombre, esta no tiene templos, altares ni ritos, su culto es interior del Dios supremo, a los deberes eternos de la moral, es en resumen la religión pura del evangelio.

         La religión del ciudadano, es asentada en determinado país, da a éste sus dioses, sus tutelares, tiene dogmas y sus cultos prescritos por leyes, los que lo hacen fuera son infieles.

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         La religión extravagante, que da a los hombres dos legislaciones, dos jefes, dos patrias, y que los somete a deberes contradictorios, resulta de esto una especie de derecho mixto e insociable, que no tiene nombre.

Considera políticamente estas tres clases de religión. Y concluye el tema aún mas excelente: no hay ni puede haber religión exclusivas, se deben tolerar todas las tolerantes, con tal de que sus dogmas no se opongan a los deberes del ciudadano.

ConclusiónEsta obra, a pesar de tener algunos años ya de haber sido escrita, es muy explícita a la hora de definir qué es y cómo funciona una sociedad, parte de los puntos básicos de la misma, trata de explicar, aunque con un lenguajeun tanto especializado, los conceptos generales, además profundiza y marca especial interés en los mismos.

Una obra muy completa que nos enseña cual es la forma de gobierno, como se clasifican, cómo interactúan, para que sirven, como se crearon, cuáles han sido sus filosofías, las condiciones en las que se han desarrollado. Por que funcionan así, cuáles han sido sus objetivos, la funcionalidad que han tenido.

Podemos identificar como un gobierno es funcional o disfuncional, la razón de ser del mismo, la filosofía en que se maneja y muchos aspectos más del mismo.

Cuando nos marca el ejemplo acerca de la diferencia entre un gobierno democrático y otro aristocrático, es cuando podemos identificar la funcionalidad de los sistemas de gobierno, y el por qué no se puede decir cuando un sistema es mejor que otro, porque cada uno es bueno, de acuerdo al punto de vista que se

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esté planteando, además de cuales sean los objetivos o el rumbo que deba dicho pueblo.

También nos explica el por qué un gobierno no puede ser perfecto, y es por el simple hecho que tal perfección no se encuentra dentro de la naturaleza humana, todo régimen de leyes perfectas vienen de dios, y si los humanos tuviéramos la capacidad de recibir órdenes de desde tan alto, no habría la necesidad de crear alianzas como lo son los pueblos.

En la obra de Rousseau, también nos dice cuales deben ser las condiciones necesarias para que un pueblo pueda subsistir por varios años, pero no es tardío en aclarar que la eternidad en un pueblo es simplemente inexistente, si las potencias más poderosas han caído sin importar cual tarde o temprano, eso nos garantiza que ningún pueblo existirá por siempre, además enfatiza que cuando la voluntad general del pueblo comienza a ser desplazada por los intereses personales de uno o de unos cuantos es cuando el pueblo se va de pique en la decadencia.

Así pues, he presentado la obra del gran filósofo político Juan Jacobo Rousseau, tratando de no excluir ninguno de los puntos importantes que el manejo en su recopilación y descripción de conceptos y datos.

Opinión personalA mi parecer, esta es una obra especializada pero que esta dirigida no solo para conocedores del tema, pues lleva de la mano al ir hilando todos los conceptos dirigiéndonos hasta donde el autor nos quiere llevar.

Pero es una obra difícil de seguir, pues maneja demasiados conceptos que no están incluidos dentro

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del lenguaje común y que no son dominio de cualquier persona. Por lo que en lo personal, me fue muy difícil tratar de entender la gran cantidad de analogías y reflexiones del autor.

Mi diccionario de la real academia española 23º ediciónfue mi compañero de lectura, pues necesite en repetidas ocasiones buscar cual era el concepto de palabras que en mi vida había escuchado, pero me fue de mucho aporte en mi cultura persona, pues al investigarlas encontré nuevas y refinadas formas de decir que una cosa es difícil (oneroso) y muchas que por el momento se me pasan por alto, pero creo recordare, si no para el resto de mi vida, si por algún tiempo.

Rousseau es un autor que disfruta de rebuscar palabras, y que lleva la literatura hasta un nivel más elevado que la literatura común, pero que no deja al lector con dudas, pues cita a tiempo cuando está siendo contradictorio en su obra, o cuando está utilizando aportes directos de otras obras.

Para el tiempo que tuve para leer la obra, que en lo personal fue un poco corto, trate de digerir todos sus conceptos e ideas, pero algunas me quedaron en el aire, pues a pesar de saber el significado de las palabras, el orden en que las ponía y la manera de expresarlas no son de toda mi comprensión, pero creo haber comprendido parte significativa de la misma.

Quizá no pueda expresar con claridad las mismas ideas que maneja el autor, pero al menos voy encaminado a ello.

Al realizar el trabajo, trate de ser lo más explicito posible, pero es un poco tedioso tratar de sacar la idea principal en cada capítulo, incluso algunos son

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un tanto repetitivos o continuaciones del anterior, por lo que complican identificar cual es la orientación principal del mismo.

Sin mas ideas que aportar, doy por concluido mi trabajo, no sin antes mencionar que es una obra un poco complicada que le daré una segunda lectura para tratar de terminar de comprender, pero ya con más calma, que me dé tiempo de analizar y sacar bien definida mi conclusión.