Libro de Recuerdos de Egresados de la Facultad de Ciencias de la Comunicación

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0 Los Recuerdos y Reencuentros de Egresados de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, antes de Periodismo Textos de María Elvira Santamaría, Adolfo G. Riande, Jesús Alberto Rubio, recopilados por Rodolfo Calderón Vivar Una edición del Sitio de Egresados de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, antes de Periodismo Enero de 2010 Mexico

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Reseña de textos de egresados

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Los Recuerdos y Reencuentros

de Egresados de la Facultad de Ciencias de la

Comunicación, antes de Periodismo

Textos de María Elvira Santamaría, Adolfo G. Riande, Jesús Alberto Rubio, recopilados por Rodolfo Calderón Vivar

Una edición del Sitio de Egresados de la

Facultad de Ciencias de la Comunicación, antes de Periodismo

Enero de 2010 Mexico

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Los Recuerdos y Reencuentros

de Egresados de la Facultad de

Ciencias de la Comunicación

Antes De Periodismo

Ediciones del Sitio de Egresados de

la Facultad de Ciencias de la Comunicación, antes Periodismo

Los Recuerdos y Reencuentros de Egresados de la Facultad de Ciencias de la

Comunicación, antes de Periodismo by María Elvira Santamaría, Adolfo G. Riande,

Jesús Alberto Rubio y Rodolfo Calderón Vivar is licensed under a Creative Commons

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Editor General: Rodolfo Calderón Vivar

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Indice

Prólogo 5 Texto de María Elvira Santamaría 9 Pocas Palabras 10 Comentario de Irene Arceo 16 Comentario de Adolfo G. Riande 16 Textos de Adolfo G. Riande 17 El misterio de la bici secuestrada 18 ¡Qué no anote el portero! 19 Lo qué hice después de salir de la facultad 22

Texto de Jesús Alberto Rubio Salazar 25 Grata historia de la Facultad de Periodismo 26

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Prólogo Tras haber egresado de una facultad, es difícil después el reencuentro de los miembros de una generación universitaria, porque las aspiraciones, el destino y el azar alejan la posibilidad de los contactos que alguna vez fueron cotidianos entre muchachos y muchachas que se formaron en un mismo perfil profesional. Sin embargo, algunas amistades permanecen, otras se van quedando en el recuerdo, algunas más se esfuman hasta los nombres de uno que otro compañero cuya presencia la ubicamos en imagen pero ya no en el nombre completo como lo conocíamos. La evocación de la misma escuela es un conjunto de imágenes que permanecen en el corazón pero ya no en la presencia física. Incluso, cuando se regresa no solamente hay ausencias físicas sino también otros espacios desconocidos completamente en cuanto a salones, bibliotecas, laboratorios y oficinas. Empero, yo siempre he creído que los que hemos egresado de una facultad llevamos una especie de sello que nos hermana cuando ejercemos nuestra cotidiana labor profesional. En la manera de redactar, en la forma de hacer un guión o diseñar un folleto, en el arreglo del diseño de los formatos de revistas y periódicos, hay detrás ese germen de competencias del que nos dotaron nuestros profesores en nuestros años de formación. Así veo yo a todos los que hemos egresado de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, antes de Periodismo, una institución reconocida por la calidad de su profesorado y capacidad de sus egresados, la mayoría de ellos relacionados con los medios tanto en instituciones públicas como privadas. Bajo esa perspectiva, a idea de unos compañeros de generación que han establecido contacto vía correo electrónico, se creó un sitio en la red social Ning.com para establecer un vínculo de comunicación entre todas las generaciones de egresados de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, antes de Periodismo, y los resultados fueron alentadores porque si bien todo comenzó alrededor de principios de noviembre de 2009, con solo cinco participantes en la primera semana de existencia del sitio, la respuesta posterior en menos de un mes fue la inscripción de más de cien egresados que se integraron a esa red social, a finales de 2009. Nuestra facultad, cobijada en el seno de la Universidad Veracruzana, tiene mas 50 generaciones de egresados, pues fue fundada en 1954, y es sorprendente como, gracias a nuestras comunicaciones virtuales en el sitio http://efacicouv.ning.com/ muchos compañeros de distintas épocas hemos empezado a conocernos y a escribir recuerdos, reencuentros y opiniones que nos hermanan aún más. De esa nueva manera de comunicarnos, han surgido textos como el de la talentosa colega María Elvira Santamaría, quien escribe una sensible y descriptiva carta acerca de un reciente encuentro de compañeros de su generación en diciembre de 2009, que incluyó una visita al recordado maestro Avelino Muñiz García. Del entusiasta y gran compañero, Adolfo G. Riande, ahora radicado en Hermosillo, Sonora, tomamos dos recuerdos suyos de sus épocas estudiantiles, publicadas en nuestro sitio, y otro del medio donde actualmente colabora, que son verdaderas joyas de la picaresca cotidiana de la vida estudiantil, los primeros, y la recopilación breve de lo que fue su vida profesional, tras egresar de la facultad, el ultimo.

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Finalmente, tomamos el texto ya clásico de Jesús Alberto Rubio Salazar, mi compañero de generación, periodista y catedrático radicado en su natal Sonora, en donde aborda las diversas épocas de la historia de la facultad. Originalmente publicado en el medio electrónico donde colabora, le hemos agregado algunas fotos más de las que él incluyo en el texto original de hace años. Con esos textos integramos un pequeño librito electrónico que estará disponible en la red y en nuestro sitio, para entusiasmar a todos nuestros demás compañeros para que empecemos a generar publicaciones de diversa índole, que perpetúen parte de lo que realizamos los egresados de la facultad. Es sólo el comienzo, pero lo más importante es que nos hemos vuelto a encontrar y ahora ya no estamos tan separados después de haber egresado de nuestra querida facultad. La edición electrónica que ahora, modestamente, presentamos va como un presente para todos nosotros, por el hecho de volvernos a encontrar, aunque sea a la distancia, y por nuestros profesores quienes nos pusieron la marca que en el mundo profesional vamos ostentando. A la salud de todos…

Rodolfo Calderón Vivar Enero de 2010

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Texto de María Elvira Santamaría,

Generación 70-73

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Pocas Palabras "venga de a’i"

A los antiguos compañeros…

María Elvira Santamaría Texto redactado después de una reunión de egresados en diciembre de 2009

Las citas a reuniones de compañeros de generación de estudios, siempre tienen una gran carga emocional. Provoca en quienes son convocados sentimientos ambivalentes e indecisión. Iré o no iré. Y el trabajo...y el viaje...y la familia. Todas esas son excusas válidas pero definitivamente insuficientes para resistir la curiosidad, la nostalgia, la necesidad del reencuentro con los antiguos camaradas de la época más idealista de nuestra vida: la

etapa universitaria. Vencida la resistencia del primer momento -y la del último-, la que esto escribe se enfiló a reunirse con quienes compartió por última vez las aulas de la Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana, en la esquina de Arista y Zaragoza en la ciudad de Veracruz, hace la friolera de 36 años y, saben qué, fue como atar un importante cabo suelto o como localizar una entrañable y valiosa alhaja extraviada. Fue esencialmente vivificante. Claro que eso no evita el shock que significa toparse de buenas a primeras con el gran espejo de los años. Como diría uno de los versos casi al final de la canción Penélope del gran Serrat: "...Le sonrió, con los ojos llenitos de ayer; no era así su

cara ni su piel...no eres quien yo espero...". Y así fue. Nos vimos a nosotros mismos en los rostros de los compañeros. Llegué buscando al café de La Parroquia a un grupo de muchachos...y no los hallé. Pregunté incluso por ellos. Ilusa. Sólo después de escucharme caí en la cuenta de la charada de mis palabras. ¿Cuáles muchachos?. Pero finalmente los tuve ante mi. Y fue la voz sonora y dominante de uno de ellos la que me regresó en el tiempo y me hizo reconocer al grupo. -- Hasta que los

“Sonreí dirigiéndome a quien correspondía la voz

que había identificado tan claramente: Rodolfo

Mata Reyes.”

“Llegué buscando el Café de la Parroquia, a un grupo de

muchachos y no los hallé…”

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alcancé, dije-- los he buscado por todo Veracruz-, sonreí dirigiéndome a quien correspondía la voz que había identificado tan claramente: Rodolfo Mata Reyes.

Tanto él como las cuatro mujeres y otro hombre que lo rodeaban, me dirigieron al mismo tiempo la mirada y por unos segundos sólo descifré en su expresión una interrogante: ¿Quién eres?. ¿No me reconocen?-- Soy yo, María Elvira--, dije, aunque al igual que ellos yo miraba unos rostros extraños a los que me había guiado el único indicio que identifiqué plenamente, la voz del compañero Mata.

Abriendo más los ojos varios de ellos dijeron: ¡María Elvira!..y junto

con la acción de abrazarnos sobrevino el desafío. "ahora tú dinos quienes somos nosotros"....El predicamento fue entonces para mi...y también la sorpresa cuando en la mayoría de los casos no atiné a decir el nombre. ¡Cómo cambiamos! ¡Cuántos años pasaron! Y cuánto había necesitado verlos sin saberlo. Rebeca Herrador, Higinio García, Dolores Roa, Rodolfo Mata, Nancy Jiménez, Lupita

Rico, Rosa Aurora Torres, allí estaban. Allí estábamos. Las remembranzas, las risas, la charla sobre las familias que formamos y el derrotero profesional que cada uno tomó, llenó a borbotones las horas que compartimos el pasado martes 15 de diciembre, fecha exacta en que se cumplieron 36 años de que terminamos nuestra carrera, bajo la dirección del recordado periodista y maestro don Francisco Gutiérrez, ya fallecido. Durante las comunicaciones vía correo electrónico que tuvimos previas al encuentro, habíamos planeado visitar a un querido catedrático, por quien el grupo siempre sintió respeto, admiración y gran aprecio, el licenciado Avelino Muñiz. Así que lo buscamos en su domicilio y aunque al principio nos costó trabajo, finalmente pudimos localizarlo, siendo el encuentro con él y su esposa, lo que redondeó tan significativa fecha para nosotros.

“Recordado periodista y maestro,

Francisco Gutiérrez, ya fallecido.”

“Higinio García, Lupita Rico, )ancy Jiménez, Rebeca

Herrador, Rosa Aurora Torres y Rodolfo Mata, alli estaban.”

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Uno a uno fuimos presentándonos y a la memoria de nuestro maestro de Derecho Constitucional fueron viniendo recuerdos de aquel grupo -generación 69-73, hasta mencionar algún rasgo característico de cada uno de nosotros. El le puso a Rosa Aurora el sobrenombre de "Torritos", haciendo alusión a su estatura y a su Apellido Torres. -¿Se acuerda maestro cuando nos preguntaba la clase y haciendo un además con el índice decía "venga de ai"?-. Como hace más de 36 años en el aula, el maestro Muñiz nos relató episodios y anécdotas entre chuscas y nostálgicas de su vida y de la

facultad de Periodismo, de la cual él fue Secretario "sin ser periodista" -agregó ironizando sobre el hecho-, y de la cual ya está jubilado. Le dijimos cuánto le seguimos recordando y apreciando. Le agradecimos sus clases y su trato. Y claro, nos fuimos con él y su esposa a comer, pero a diferencia de las épocas estudiantiles, ésta vez él no tuvo que pagar.

De pie: Higinio García, Maria Elvira Santamaría, Rebeca Herrador, Guadalupe Rico y Rodolfo

Mata. Al frente: al lado, la esposa del maestro Avelino Muñiz, que está en el centro, y Rosa Aurora

Torres

Las horas pasaron. Nadie quería terminar el encuentro, pero los compromisos personales y profesionales se imponían. Prometimos no esperar otros 36 años para volver a vernos --ja, ja, sólo en la otra vida--. De regreso, a Coatzacoalcos, mientras manejaba, vine escuchando el disco que Mata nos regaló a cada uno con motivo de la reunión, y cuidando que no se me

“Como hace más de 36 años en el aula, el maestro

Muñiz nos relató episodios y anécdotas…”

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perdiera la pulserita de ámbar que nos dio Higinio como presente y que no se rompiera la taza que Lupita Rico también nos obsequió como recuerdo. Vine también repasando los nombres de los compañeros que no acudieron y que ahora extraño como no lo había hecho en estos 36 años: Mariela, Rosa María, Alba Luz, Alfonso, René, Yolanda, Ana Luisa, Cármen, Esperanza, Marisela, Simona, Socorro, Pancho, Delfina y quizá alguno más cuyo nombre se me escapa. ¿Dónde estarán? ¿Cómo estarán?

Mas Fotos de la Reunión

Dolores Roa y Rodolfo Mata, que escribe una dedicatoria para sus compañeros

en un disco compacto de regalo, charla en el Café de la Parroquia.

Rebeca Herrador, Rodolfo Mata, Dolores Roa, Guadalupe Rico,

Higinio García y Rosa Aurora Torres, afuera del edificio antiguo de

la Facultad, en Arista y Zaragoza

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Solo las damas, en la misma escalinata Caballeros y damas, en las escaleras de la

antigua facultad

En la puerta de la casa del Maestro Avelino Muñiz, Rodolfo Mata deja un

papel de recado, porque nadie contestaba. Finalmente llegó el maestro

Avelino Muñiz y los hizo pasar.

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Rodolfo Mata, en primer plano y Rebeca Herrador, en la

sala de la casa del Mtro. Avelino Muñiz

Higinio García, Rosa Aurora Torres y Dolores

Roa, en la reunión en la casa del maestro

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Comentario de Irene Arceo respecto a la carta de María Elvira Santamaría

Simplemente preciosa, la carta de mi querida y admirada amiga María Elvira Santa María. La recuerdo con su hermoso, abundante y rizado cabello negro atado a una coleta, siempe pulcra e n su trato y su persona, con un gra n sentido de autoridad y compromiso con nuestra profesión. Ahi anduvimos juntas haciendo pinitos o pininos como se dice, en la campaña a gobernador del licenciado Rafael Hernández Ochoa en esos ayeres tan maravillosos y siempre le mando saludos con

el maestro y amigazo José Pablo Robles. Que bueno que se reunieron los compañeros de esa generación y que tuvimos la oportunidad de ver las fotos gracias a mi hermano del alma Cristiani y mi queridismo Mata.

Comentario de Adolfo G. Riande sobre la carta de Maria Elvira Santamaría

Gracias por describir la nostalgia, y acentuar el sabor de la amistad y la grata compañía. Tu prosa se hace por momentos literatura, hay en tus palabras ese tono de querer seguir buscando a los amigos, de seguir empeñados en reunir el pasado, y mostrarnos nuevamente ante ellos.En lo personal, te agradezco las palabras, y créeme si en el pasado apenas intercambiamos unas cuantas palabras, hoy con tu lectura he repuesto esa sequía de expresión, tus palabras han ahogado el silencio del ayer. Un abrazo, Adolfo G. Riande (70-74) Ps. Y como siempre sucede, en agosto del 2008,estando en Veracruz, me enterè de la presentaciòn de tu libro ¡Un dìa despuès!

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Textos de Adolfo G. Riande, Generación 70-74

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El Misterio de la bici

secuestrada

Adolfo G. Riande

Cerca de la Semana Santa del 72, en alguna ocasión, un par de trotamundos neoyorquinos llegaron en bicicleta a la Facultad de Periodismo, en la esquina de Zaragoza y Morales. No sé ni cómo, ni quien, pero la cuestión fue que llegaron pidiendo asilo para sus vehículos. Para no hacer larga esta crónica, querían dejar sus jacas de aluminio, marca Renault, ahí en la mismísima Facultad, a lo cual mi cuate Felipe Arteaga, muy chingón, como encaminador de almas, decidió que en mi casa las bicicletas estarían más seguras. Para ese entonces, vivía en Emparan, casi esquina con Hidalgo, y la casa tenía una planta baja, como garage que no utilizábamos, así es que ese fue el sitio ideal para que estos modernos trotamundo en dos ruedas se instalaran cómodamente lo que sería únicamente guardar las bicis, se convirtió en un modesto hospedaje de, digamos, un par de estrellas, aludiendo a la categoría de los hoteles. Y así fue, los larguiruchos neoyorquinos dejaron sus vehículos en mi casa de Emparan, cerca de la Cantonal y se fueron a hacer un recorrido por el DF. Todo fue miel sobre hojuelas, los gabachos viajaron por algunas ciudades de México, hasta que decidieron retomar su viaje hasta el Brasil. Cuando regresé de un viaje de estudios con el bienamado Prof. y Lic. Don Francisco Gutiérrez González, me enteré que algunos ladrones se habían robado una de las bicicletas., que hasta ese momento supe que su costo andaba cerca de los 3000 pesos, de esa época, Mi hermana Sonia, me comentaba:”es que este gringo, que deja su bici afuera y que se sube a despedirse de mi madre, y agradecer la "hospitalidad jarocha".Cuando regresó, cuenta mi hermana, “el muy menso pues no encontró su bici”. Y empezó el lío, después como anfitriones de los afectados, mi madre recibió amenazas por teléfono, donde le exigían dinero a cambio de la bicicleta ¡toda una historia de novela negra! Recuerdo también, que ante esta situación, uno de los dos gringos, se fue a la ciudad de México a pedir ayuda, y creo que una compañía (la Benotto) lo aprovechó para un comercial, obsequiándole ¡una bicicleta de cartero!, ¡más mala que pegarle a Dios, como diría mi abuela! Para acabar la historia, o mejor dicho para iniciar la difusión de la historia de “El Misterio de la Bici Secuestrada”, Alfonso Salces y NOTIVER Radio (todavía no existía la edición impresa) se encargarían de comunicarle a todo Veracruz y más allá de las fronteras del Sotavento, las peripecias de los trotamundos. Personalmente, Salces me llamaba telefónicamente para tener informada a la radioaudiencia. Como es de suponer, de la noche a la mañana me hice famoso en la Facultad, la raza hacía

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bromas a mis costillas, con aquello de: "¿cuánto por las bicis carnal?". Finalmente el rescate se pagó, creo, y la bicicleta amaneció encadenada a la reja de mi casa, como historia de novela negra, los gringos medio felices, mi madre no tanto, pero la historia así fue. La Mulia Cabrera, el pinchi acomedido de mi cuate Felipe Arteaga y por supuesto el jefe Salces, deben acordarse muy bien de esta página de la Facultad de Periodismo y el NOTIVER Radio, en la primavera del 72. Tras un par de cartas agradeciendo la hospitalidad, jamás volví a saber nada de estos involuntarios trotamundos, que como diría un cuate mío:” ¡es qué nunca debieron haber llegado a Veracruz!”.

¡Qué no anote el portero¡

Adolfo G. Riande

Cuando cursaba mis estudios de prepa, no lo digo con nadita de orgullo, pues estudiaba en el poco prestigiado Instituto Belisario Domínguez” (Antes “Guizar y Valencia”), a mediados del futbolero año de 1970, nuestra ilusión de gloria deportiva, consistía en participar en el torneo universitario de futbol. Y así, cada vez que se aproximada la justa deportiva, nos iba como en feria, .La verdad no éramos tan malos, pero tan poco teníamos un equipazo como para asustar. Teníamos individualidades y punto,

En el orden de costumbre,en la fila de atrás: el güero Pelayo y

César Ortiz López.Al frente,el master Zamudio con su peculiar

melena y vincha, seguido de Gaspar Frías Rayo y el hijo pródigo

de Córdoba,Ver., Aurelio Martínez González

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pero nunca logramos nada trascendente. Nuestra ilusión pírrica era ganarle al débil equipo de la Facultad de Periodismo, ese era el “patito feo” del campeonato, sobre el cual todos los equipos hacían cera y pabilo. Pues bien, en el único campeonato que jugué en la preparatoria, por mala suerte nunca pudimos ganar un juego, y como por cuestión del destino, esa tarde de gloria deportiva nunca llegó, pues el juego contra Periodismo por diferentes razones jamás se dio. Meses más tarde, ingresé a la Facultad de Periodismo, y todo hacìa suponer que en el campeonato de futbol enfrentaría, como dirían los viejos cronistas deportivos, al “equipo de mis amores”, es decir al “Instituto Belisario Domínguez”. Pero no, no se dio esa situación, pues el reglamento del campeonato cambió, y se decidió que únicamente el torneo admitiera facultades, de tal manera que los bachilleratos quedaron excluidos del torneo. Y precisamente en uno de esos torneo universitarios de futbol, posiblemente en 1972, la facultad armó un equipo y mi madre Josefina fue la patrocinadora del equipo, camiseta crema, pantalón y medias azul marino. Como ya habrán de suponer, mis queridos lectores, nuestro equipo nada competitivo, representativo de la Facultad de Periodismo era el hazmerreír del torneo, pero eso si, con el ánimo maltrecho y con un cúmulo de aspiraciones de lograr cuando menos una victoria. Dentro de nuestra miserable participación deportiva en torneos futbolísticos, recuerdo muy bien aquel partido contra la Facultad de Ingeniería, en el Campo de la Boticaria, posiblemente en ese mismo 1972. Conocedores de la calidad del equipo contrario, decidimos armar una estrategia para evitar lo inevitable, es decir, evitar un marcador de escándalo. Y así fue como dio inicio el partido, rápidamente nuestra defensa sintió el rigor del equipo contrario y en un par de minutos ya teníamos el marcador en contra de 0-2. Pero, el ánimo de nuestro equipo sacó fuerzas de no sé dónde y una combinación increíble me hizo quedar sólo frente al portero rival para colocarle el balón, ahí “dónde los topos hacen su guarida” (léase con tono del “Perro” Bermúdez) y acortar el marcador 1 a 2. Si alguien me ayuda a recordar exactamente como quedó el primer tiempo, los lectores habrán de agradecérselo infinitamente, aunque por las características del rival y nuestro miserable concepto futbolístico, el marcador habrá sido ya de tintes de escándalo, como si hubiéramos jugado en un plano inclinado ,claro, a favor del equipo de Ingeniería. Pero cabe decir, que tras el momentáneo repunte de mi hermoso gol (si no lo digo yo, ¿pues quien, verdad?), un segundo tiempo presagiaba ya una verdadera lluvia de cuero, pues nuestro equipo, no sé si es demasiado llamar “equipo”, dado que la desorganización era ya plena, los que alcanzábamos a medio correr, queríamos estorbar al contrario, jalarles la camiseta, hacerles sentir nuestra presencia en el campo. Y asì fue, la lluvia se fue transformando en una tormenta y esta en un huracán, que terminó en un marcador de un gol contra ¡catorce!, si mis queridos lectores, ¡catorce goles en contra! De nuestra parte ya no había resistencia, el cuadro rival iba y venía a sus anchas por todo el terreno. Era tal el dominio, que el portero rival salía en los tiros libres o de esquina a ¡rematarnos!, ¡en nuestra propia área! y fue ahí donde surgió un clamor y grito de ánimo orgulloso desde la banca: ¡Qué no anote el portero!, ¡qué no anote! Y de esta manera, nuestro orgullo mancillado a más no poder, inició una inusual marcación o técnica de estorbar, de tal manera, que impedimos que el arquero contrario nos metiera un gol, aunque el resto del equipo se dio vuelo anotando complacientemente. Los héroes de aquella tarde por nuestra “gloriosa” Facultad de Periodismo, alineamos, si bien recuerdo: Julio César Carmona en la portería. En la defensa estaban Andrés Ortiz Rico (qepd), Zamudio “El Master”, y Manuel Facundo Berman,

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que era como el líder de la defensiva, como una especie de volante.: En el lateral derecho debo citar a Luis Ángel a quien apodaban “El ADO”, no tanto por su corpulencia, sino por que laboraba en una conocida compañía de autobuses de pasajeros. Sobre Luis debo decirlo, me maravillaba su valor y su coraje para pelear los balones y ponernos la muestra a más de uno en la cancha. Debo decir también, que pese a una leve discapacidad en una de sus piernas, le echaba coraje y peleaba las pelotas como ningún otro. En esa misma línea sufrida, digo defensiva, aparecía un regordete jugador, de pocas palabras, pero con mucho ánimo, su nombre lo recuerdo bien, era César Ortiz Landeros. La media cancha, esa sufrida media cancha que hizo agua desde el primer minuto de juego, la componían el hijo pródigo de Córdoba, Veracruz el Aurelio González Martínez, Gaspar Frías Rayo, el Memo Cervantes y el Chuy Méndez, una línea de cuatro desastrosa. La delantera salvo mi gol, pasó con más pena que con gloria, donde el alvaradeño Ruperto Portela, y yo, Adolfo González Riande, formamos una dupla infame, que salvo el gol, acabamos por trotar y hacernos bolas entre la media cancha y la defensa, Como dato curioso, esa tarde me llevé al juego a mi pequeño sobrino Edgar Alanìs González, de apenas 3 años, a quien la raza que estaba en la banca, para entretenerse en algo, le colocaban al chamaco una credencial y le decían que me la entegara. Mi sobrinito muy obediente, tomaba la credencial y corriendo se metía al campo para cumplir con su objetivo, en tanto, la raza gritaba: ¡Árbitro! , ¡Árbitro! , ¡Cambio!, ¡cambio! Cuando el árbitro y los jugadores nos dábamos cuenta de el supuesto “cambio” y el chamaco corriendo hacia el terreno de juego, el partido se suspendía, y todos soltábamos la carcajada. Si revisamos el calendario de nuestras vidas, veremos cómo ha transcurrido el tiempo, como nuestros sueños de efímeros deportistas se fueron eclipsando. Pronto dejamos de vernos, y cada uno tomó distintos caminos, algunos fallecieron dramáticamente, algunos más todavía andamos en este valle de lágrimas, y nos damos tiempo para sacudir la pátina de nuestras vidas y hermanarnos a distancias con otros colegas

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Lo qué hice después

de egresar de mi facultad

Adolfo G. Riande

Después de egresar de la Facultad de Periodismo, me fui como redactor a El Mercurio de Tampico, gracias, debo admitirlo, a los contactos del bien amado licenciado y profesor Francisco Gutiérrez González.

Los inicios de reportero son siempre difíciles y prácticamente fui al periódico a “que me enseñaran a reportear”, y eso es sufrir la humillación de que siempre va a haber alguien mejor que tú, y sin haber pisado la

escuela de periodismo.

Bien, debo confesar, que perdí muchas exclusivas, se me fueron notas importantes, pero también, de vez en cuando lograba la de ocho columnas.

El Mercurio de Tampico, era un diario que no tuvo la etapa de preparación, es decir, salió al público, y como se pueden imaginar Ustedes, competir en desventaja con otros periódicos ya cuajados y con magnifica posición en el medio.

Familia González Pérez Rubio

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Sin embargo, se dio la pelea y poco a poco se fue ganando el espacio, aunque no sé si el respeto del público.

No me alcanzó el tiempo para comprobar esta hipótesis, ya que en noviembre del mismo 1975, me invitaron a abandonar la nave, y que años más tarde supe que finalmente, quebraría.

De regreso a Veracruz y decidido a trabajar de lleno en el restaurante de mi madre, ella lo hubiera querido así, llegó una segunda oportunidad de emigrar de Veracruz, y decidí embarcarme a otra aventura.

Y así fue como tras lograr una entrevista con los encargados del Departamento de Divulgación Técnica del entonces Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas, dependiente de la SAG, empecé a trabajar en la burocracia federal.

16 de marzo de 1976 tomé mi “Tres Estrellas de Oro”, mi maleta y mi almohada de sueños, y me fui a Cd. Obregón, Sonora.

Con la burocracia del INIA, hoy conocido, creo, como INFAP, estuve hasta el retiro apenas en diciembre del 2007.

¿Qué hice por el INIFAP?: participé como editor de vulgaridades, dice un cuate mío, trabajé la televisión agrícola, al inicio, y aproveché la oportunidad para hacer estudios de Maestría en Ciencias del Desarrollo Rural, en el Colegio de Posgraduados.

Simultáneamente, me he desempeñado como maestro auxiliar en áreas de ciencias sociales, en el Instituto Tecnológico de Sonora, desde 1988 hasta la fecha.

Dentro de esta misma institución, he participado en Comités Editoriales de revistas, así como de Simposios, y Jornadas Académicas. Cabe destacar, que me he desempeñado también como coordinador del Cine Club.

Colateralmente he participado como colaborador de revistas literarias como “Yuku Yeeka”, y agrícolas como “Panorama Agropecuario” de los Mochis, Sin.

Desde el 2001, soy colaborador del Suplemento “Quehacer Cultural” de “El Diario del Yaqui”, de Cd. Obregón.

Finalmente, en la etapa del periodismo en línea, participo como colaborador de los diarios “Infocajeme.com” y de la revista “ Contactox.net ”.

Ya de salida, me confieso un egresado de la UV, felizmente casado con Loyis, y mis hijos, Daniela (abogada) y Herschel (estudiante de Ing. Civil)”.

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Texto de Jesús Alberto Rubio

Salazar, Generación 74-78

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Grata Historia de la Facultad de

Periodismo

Jesús Alberto Rubio

De Facultad de Periodismo a la

de Ciencias de la Comunicación

* La generación 1974-1978 y su egreso hace tres décadas

* Primera facultad de Periodismo en la provincia mexicana

Dejaré la Historia del Periodismo, capítulo 19 ya en su fase de la Revolución Mexicana, para introducirme a esta relevante temática que tenía pendiente en ocasión de que este año nuestra generación 1974-1978 celebra el 30 aniversario de haber egresado de la licenciatura de Ciencias y técnicas de la Comunicación en la Universidad Veracruzana (UV).

En este contexto abordaré los antecedentes históricos del nacimiento de lo que primero fue denominada Facultad de Periodismo de la UV, de grata e importante historia como institución pública educativa de la provincia mexicana y ubicada en la ciudad y puerto de Veracruz.

Por ello, qué mejor homenaje y reconocimiento en este año a quienes han contribuido a enaltecer y enriquecer la formación de las nuevas generaciones de periodistas y comunicadores en nuestra inolvidable facultad.

Sin duda, evocar el desarrollo de esta institución, es del todo gratificante.

Y, de esa época, me gustaría compartir con usted gratos recuerdos que atesoro de aquellos años 1970 que al paso del tiempo resultan inolvidables.

Fuimos una generación integrada por 25 alumnos quienes en enero de 1974 iniciamos el nuevo plan de estudios en esa institución que durante 20 años había formado alumnos como Facultad de Periodismo.

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El plantel universitario estaba ubicado en el Centro Histórico de Veracruz, en la esquina de Arista Zaragoza, lugar donde hoy se encuentran los Talleres de Arte de la UV.

Debo decirle que, para nuestro orgullo, la facultad que en 1974 inició el nuevo modelo curricular de las Ciencias y Técnicas de la Comunicación, ostenta el reconocimiento histórico como la primera escuela de Periodismo del país fuera del Distrito Federal.

Fue en la Ciudad de México donde en 1949 se fundó la primera licenciatura de Periodismo, la Carlos Septién García, y más tarde, en 1951 la adscrita a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

En 1960 nació la primera carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Iberoamericana, seguida en 1962 de la del Instituto Pío XII (hoy Universidad del Valle de Atemajac) en la ciudad de Guadalajara y luego la UNAM, en 1963.

En 1967 el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) de Guadalajara, creó también la licenciatura de Ciencias de la Comunicación.

En 1970 las universidades Anáhuac, de la Cd. de México; en 1971 la de Monterrey y el Tecnológico de Monterrey y en 1974 la UV, también abrieron la currícula de las Ciencias de la Comunicación.

Fundación de la Facultad de Periodismo

A mediados de la década de 1950, un grupo de periodistas encabezados por el director de El Dictamen, Juan Malpica Silva, entre los que se encontraba el maestro Alfonso Valencia Ríos, encabezó la fundación de la que se iba a convertir en la primera facultad de periodismo en la provincia mexicana.

El noble fin era profesionalizar a una gran cantidad de reporteros formados en la praxis y a las nuevas generaciones que se interesaban en esta disciplina.

La fecha histórica de la fundación de la facultad fue el 22 de febrero de 1954 y en tanto se construía un edificio propio para la naciente escuela, las primeras clases se impartieron en las aulas del Ilustre Instituto Veracruzano y posteriormente en espacios del Edificio Trigueros, del Centro Histórico de Veracruz.

El Dictamen, decano de la prensa nacional fue la cuna de la Facultad de Periodismo

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La edificación del edificio iniciaría hasta el dos de febrero de 1966, fecha histórica registrada por las páginas de los dos principales rotativos de ese tiempo: El Dictamen y La Nación. Más tarde, coincidiendo con 1974, el 12 de diciembre de aquel año, se fundaría el periódico Notiver de Veracruz.

Cuando se inaugura la institución era gobernador de Veracruz Marco Antonio Muñoz, otorgándose la responsabilidad de dirigir los destinos de la facultad como primer director, al periodista Félix de C. Martínez, a la sazón jefe de Redacción de El Dictamen, periódico al que se incorporó tras dejar sus estudios de Ingeniería en la Ciudad de México.

A Félix de C. Martínez le caracterizó su profundo interés por la lectura, la gramática, la literatura, las matemáticas y dominó en su tiempo el arte de la tipografía.

Además de periodista, era un magnífico poeta; de ahí que junto con Francisco Broissín y Juan José González, fundó el Ateneo Veracruzano.

Su gestión al frente de la facultad concluyó el 30 de enero de 1961.

La primera generación

La primera generación, 1954-1957, estuvo compuesta por Alfonso Domínguez Landa, Manuel Fuentes, Guadalupe Gilabert, Francisco Gutiérrez González, quién después sería director del plantel; Juan Pastrana Peña, Adrián Ramón Terán, Antonio Ramírez Lara, Ricardo Rubín Escobar, autor de la acreditada columna “A Cien por Hora”; Antonio Salazar Páez, Brígida Sánchez Vargas y Dulce María Vargas.

La segunda generación (55-58) la integraron Gema Odila Garzón Arcos, recientemente fallecida, tuvo relevante trayectoria de cinco décadas en el periodismo y la educación como fundadora y rectora de la Universidad Femenina de Veracruz; Celia

Grovas Mora, Mercedes Ledward, Carlos Báez Díaz y José Luis Herrero.

Las siguientes cuatro generaciones la conformaron:

1956-59: María del Carmen Bazáñez, Isabel Romero Olivo y Armando Correa Gana.

Antonio Salazar Paez, en reciente homenaje

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1957-60: Olga Miranda Rodríguez, Olga Rojas Campuzano, Saúl Romero Olivo y Andrés Yépez Rodríguez.

1958-61: Sofía E. de Esponda, Ildefonso Moreno Robles, José Pablo Robles Martínez y Libertad Rosas Bravo.

1959-62: Bárbara Herbrad Martínez, Artemio Ruiz Castillo y Enriqueta Velásquez Astorga.

Alfonso Valencia Ríos,

el segundo director de la facultad

Alfonso Valencia Ríos fungió como el segundo director de la institución del 30 de enero de 1961 al 30 de abril de 1972, distinguiéndose por establecer fuerte vínculo entre la facultad y el periódico El Dictamen, donde era el jefe de Información.

Al maestro Valencia, entrañable amigo, guía y compañero en El Dictamen donde le traté en la década de los 70`s con profundo aprecio, está considerado como otro de los mentores fundadores

del plantel al lado de Félix C. Martínez.

Fue profesor normalista y en su carrera periodística ganó tres premios nacionales. Gracias a su talento y versatilidad incursionó en todos los campos de la información, destacándose por varias décadas en ser el autor de los editoriales de El Dictamen donde trabajó hasta sus últimos días y del cual escribió su historia de 80 años, obra editada y publicada en 1978.

Correspondió a esta fructífera etapa con el maestro Valencia Ríos de director cuando se inauguró el edificio de Arista y Zaragoza: en marzo de 1967.

Lo inauguró el presidente Gustavo Díaz Ordaz; el gobernador era Fernando López Arias y Fernando García Barna el rector de la UV.

Posteriormente, del 1ro. de mayo de 1972 al 16 de julio de 1973 figuró en la dirección el arquitecto Enrique Segarra Tomás y de este último día al 13 de octubre de 1976, el maestro Francisco Gutiérrez González asumió la misma responsabilidad.

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El nuevo modelo académico

En 1974 correspondió al maestro Gutiérrez González inaugurar el nuevo modelo académico y nuevo nombre de la institución: Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación.

Roberto Bravo Garzón era el rector de la UV (1973-1980).

1974…. ¡en Veracruz!

Fue en enero de 1974 cuando llegué a la ciudad y puerto de Veracruz; había concluido tres

años de preparatoria y un semestre de la licenciatura de Letras en la Universidad de Sonora… cuando decidí continuar mis estudios en la Universidad Veracruzana.

Juan Maldonado Pereda (1973-1976) era el alcalde porteño y el director del plantel, el licenciado Francisco Gutiérrez.

El prestigio de la institución universitaria; el nuevo modelo académico de la Facultad; el forjarme lejos, lo más lejos posible del calor del hogar en Hermosillo y animado por la buena gente de Veracruz, su historia, costumbres, tradiciones… ¡El Aguila y su béisbol!... toda esa amalgama, me hizo llegar ilusionado y muy motivado al solar sotavento que tan bien me acogió.

A mi arribo a Veracruz, además de inscribirme en la facultad, también me presenté con Jorge Malpica Martínez, director de El Dictamen, entregándole una carta de José Alberto Healy, entonces presidente y editor de El Imparcial de Hermosillo -donde había trabajado dos años como reportero deportivo-, y más que de inmediato me incorporó a la Sección de Deportes.

Ya inscrito en el primer año de la carrera, conocí a quienes me acompañarían los cuatro años de la licenciatura, además de establecer positiva relación con alumnos de semestres avanzados, con quienes me unió e identificó una amistad y coincidencias en nuestras aspiraciones como jóvenes universitarios.

Deber moral y reconocimiento en el tiempo, obliga con agrado el mencionarlos, lo mismo que a Rosita Gómez, en cuya casa donde atendía a estudiantes, recibí de ella un trato inolvidable.

Su residencia se ubicaba exactamente a media cuadra de la facultad, en el segundo piso de un edificio de Zaragoza, entre Arista y Morales.

POR UNA REFORMA ACADÉMICA

Del edificio de la Facultad, sólo me separaba media cuadra, ahí por Zaragoza y Arista, en el centro de la ciudad.

La primera generación de alumnos de la Facultad de

Ciencias y Técnicas de la Comunicación en 1974

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En la casa de asistencia de Rosita Gómez también vivían estudiantes de distintas escuelas de la UV, de modo que entre todos privaba un clima de confianza y respeto como jóvenes universitarios.

Algunos egresados de Periodismo habían ya vivido ahí y Rosita siempre los recordaba con cariño y aprecio, con algunos de ellos visitándola de vez en cuando.

Mi estancia era por demás agradable porque también había hecho amistad con los vecinos de las viviendas de alrededor e incluso comencé a jugar béisbol en la Liga de Sotavento con el equipo “Leones de Zaragoza”… ¡qué más podía pedir!

Después de todo, no podía olvidar que era un “Búho” de la Unison formado por el profesor Gustavo Hodgers.

Luego también iba a jugar con “Búfalos de la Gran Sociedad” un equipo formado por jóvenes talentosos dirigido por Julio “Torito” Balderas, quien desafortunadamente acaba de fallecer ahí en Veracruz. El patrocinador era don Perfecto Vélez Ortiz (+), propietario de la gran casa deportiva con que se bautizó al conjunto, en la Liga Marítima.

El arribo a la facultad

En esos días de de enero de 1974, cuando me incorporé a la facultad, pronto hice amistad con muchos condiscípulos, especialmente de semestres avanzados.

Generación 1974 - 1978

Debo citar a Magdalena Mulia Cabrera, hoy promotora cultural, con quien tuve comunicación reciente en la Ciudad de México y quien era “amigaza” de Eduardo Mendo del Angel.

Mendo, desafortunadamente, luego de concluir sus estudios, falleció en Juchitán, Oaxaca, donde alguna vez le visité, llevándome a la Casa de la Cultura de esa ciudad donde trabajaba con gran entusiasmo y dedicación.

También hice amistad con Manuel Berman, Julio César Carmona Alvarado, Gaspar Frias Rayo,

Magdalena Mulia Cabrera,

labora actualmente en

Cancún

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Benito Escudero Capetillo, Rosaura Ruz Sánchez, Luisa Engracia Zamudio Sedano y Adolfo González Riande, quien radica en Ciudad Obregón desde hace unos 30 años.

Otros nuevos amigos fueron Manuel Alfonso Cabañas, Orlando Montes González, Felipe Mendiola y Gloria Morales, ex condiscípula desde las escuelas secundaria y preparatoria de la Universidad de Sonora, imagínese el gran gusto de encontrarla ahí en el plantel.

También fraternicé con Miguel Angel Cristiani, Irene Arceo Muñiz, Moisés Limón Peña y Jesús Gilberto “Chucho” Méndez Maldonado y Fabiola Mendez Alvarez, quienes al contraer matrimonio, se trasladaron a trabajar el Tecnológico de Tehuacan, Puebla.

En igual forma, Josafat López Melgarejo, Mauricio Herrera, César Ortiz Landeros, Ana Cristina Peláez, María de Jesús Rojas Espinoza, Charo Ramírez, Enrique Huerta, Ruperto Portela Alvarado y Andrés Ortiz Rico, quien me daba extra-clases de diagramación y diseño de páginas e periódicos.

La reforma académica

Nuestra formación universitaria en una década de constantes cambios, los 70`s, y la influencia cultural de movimientos estudiantiles en pro de reformas académicas y cambios sociales, impactaron también en nuestra visión del mundo.

Por ello no extraña que una mayoría de aquellos jóvenes de la facultad, en esos días expresáramos en conjunto una diversidad de ideas y propuestas que mejoraran la calidad de nuestra educación.

Y cuando no hubo respuesta positiva de las autoridades, sucedió entonces lo que permeaba entonces en la mayoría de las universidad públicas.

Así, tras una lucha y huelga estudiantil impulsándose una reforma académica, se solicitó la renuncia a la dirección del maestro Francisco Gutiérrez.

En la gráfica, Jesús Alberto Rubio y Jesús Méndez, entre

compañeros, en una asamblea estudiantil en 1974

Miguel Angel Cristiani y

Manuel Rossete, con dos

compañeras

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En octubre de 1976, cuando se concedió la razón al movimiento estudiantil, el licenciado Roberto Rivera Vargas se hizo cargo de la administración del plantel, entregándole el cargo al maestro Ignacio Oropeza López el 18 de febrero de 1977.

A partir de esa fecha se fortaleció el desarrollo académico con un mayor enfoque hacia nuevas áreas de las ciencias de la comunicación en las áreas audiovisuales,

publicidad y relaciones públicas, así como la del tradicional periodismo impreso.

En este nuevo periodo se llevó a cabo la contratación de más docentes formados en el campo de la comunicación y la infraestructura del plantel se enriqueció con el arribo de nuevo equipo audiovisual, sin que se dejara de publicar el periódico “El Universitario” en la antigua prensa de la facultad.

La característica del periódico –en formatos tabloide y estándar– era de que los contenidos que presentaba, producto de la “reporteada” de los alumnos, correspondían a hechos noticiosos de la ciudad y entidad veracruzana, así también del acontecer académico del plantel y la universidad.

Cabe advertir que era el único equipo con que contaba la escuela para las prácticas escolares de Periodismo Impreso.

La petición a López Portillo

Por ello, vale la pena ir a la siguiente anécdota y referencia histórica en la búsqueda de fortalecer el nuevo modelo académico deseado “por quienes formábamos parte de la institución universitaria”.

Se trata de una petición al licenciado José López Portillo como candidato a la Presidencia de la República sobre la pista del aeropuerto de Minatitlán, entregándole un sobre cerrado en donde detallamos nuestros requerimientos en equipo y materiales audiovisuales que vinieran a fortalecer nuestra formación académica.

El grupo de alumnos nos habíamos trasladado hacia aquella ciudad petrolera en el autobús de la escuela y cada uno de nosotros traíamos una copia de la misma solicitud “para ver quién tenía la suerte de entregarle el sobre”, correspondiéndole ese privilegio a Clemencia Griselda Guzmán entre uno y cien “jaloneos” de los guardias presidenciales.

Ya instalado López Portillo como presidente de México, meses después una mañana nos llevamos la gran sorpresa al ver el arribo al estacionamiento del edificio de la escuela ¡de un camión cargado del equipo que le habíamos solicitado…!

Una mayor proyección

En ese nuevo desarrollo la facultad iniciaría una mayor proyección hacia el exterior de la entidad y el país, participando en simposios en diversas universidades, así como concursos nacionales como fueron los de prensa y radio en las ciudades de Oaxaca y Tlaxcala, respectivamente, en certámenes convocados por el Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE), entre otras actividades culturales y deportivas.

En Tlaxcala el grupo de radio logró el segundo lugar y el primero en prensa en Oaxaca, resultados que permitieron a la facultad y a la UV recibir e el 20 de noviembre de 1976 un reconocimiento nacional en la Ciudad de México en

Ignacio Oropeza

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ceremonia en el Forum Siqueiros presidida por el entonces Secretario de Educación, Porfirio Muñoz Ledo.

En el certamen de radio, Durango fue el primer lugar al utilizar equipo profesional; con el modesto de quipo nuestro logramos el segundo; el DF fue tercero y Sonora, cuarto entre 18 entidades participantes.

Los ganadores de un concurso nacional de radio del INJUVE: Rosa Elena Ortega Zaleta, María del Carmen Rodríguez Castellanos, Guadalupe

Salgado Gama, Rodolfo Calderón Vivar, Griselda Guzmán Hernández y Jesús Alberto Rubio.

El programa radiofónico se denominaba “60 Minutos de Comunicación con Radio Estudiantil Universitaria”, que con el patrocinio de la UV se transmitió durante un año todos los sábados en la estación XHTZ, Frecuencia Modulada, en Xalapa.

Participamos: Guadalupe Salgado Gama, encargada de la sección “Panorama”; Clemencia Griselda Guzmán Hernández tenía a su cargo “La Difusión Universitaria”; Porfirio Martínez Rosas tenía “La Música y su Contexto” y un servidor tuvo la temática “El Cine, su Tiempo y su Espacio”.

Los efectos musicales y audio eran controlados por Rosa Elena Saleta; Mary Carmen Rodríguez tenía la programación y coordinación y Rodolfo Calderón Vivar, la supervisión general.

Prestigiados docentes

En nuestra formación universitaria tuvimos el privilegio de contar con académicos y destacados periodistas, muchos de ellos egresados de la misma institución:

Ameritados maestros de la facultad, en su tiempo, fueron el arquitecto Enrique Segarra, el periodista/articulista de El Dictamen, Antonio Salazar Páez; Julio S. Guerrero, Bárbara Herbrad de Navarro, quien fue tres años secretaria de la institución.

El licenciado Avelino Muñiz García, se distinguió como académico de la asignatura de Derecho (Derecho Internacional), además de secretario de la Facultad; posteriormente, fue alcalde de Boca del Río, Veracruz.

Avelino Muñiz García se había incorporado a la planta docente en 1962 y posteriormente entre 1973 y 1978 ocupó la secretaría de la Facultad.

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También José Pablo Robles Martínez y Agustín Aguirre Pitalúa, trascendieron como docentes y formador de profesionales del periodismo y la comunicación, respectivamente.

Otros reconocido académico fue Romeo Antonio Figueroa Bermúdez, toda una autoridad en radio y recientemente distinguido como Maestro Decano de la Facultad y también director de la facultad, con Alberto Juárez, de secretario.

También en el mismo nivel se considera al licenciado Ramiro Guzmán Tesillos, especialista en la materia de Sociología y quien incluso organizaba grupos de estudios sabatinos en las propias aulas del plantel.

¿Quién no recuerda que Ramiro un día nos sorprendió al darnos la noticia de que había pedido licencia para embarcarse en un buque petrolero y por todo un año “darle la vuelta al mundo” y luego reincorporarse a la planta docente?

Qué decir del maestro Dámaso Nájera Sánchez, encargado de la materia de Periodismo Impreso y editor del periódico El Universitario, después director del plantel, así como Sofía E. de Esponda (Mecanografía), a la vez responsable de la Biblioteca de la escuela y del Archivo de El Dictamen.

Otros grandes docentes fueron José Luis Bolado (Fotografía), Xóchitl García Benítez, Ricardo Rubín Escobar, Antonio Velazco Hernández, Marcela Prado, Francisco Blanco Calderón, Edelmira García Díaz, Luis Velásquez Rivera, Mario Vázquez Sandoval, Rosario Aranda Lozano, Sara Cuesta Barajas, Víctor Hugo Mata Tovar,

académico proveniente de El Salvador; Manuel Salinas Arellano, Felipe Mendiola Parra y Alberto Juárez, quien posteriormente sería director del plantel.

Valioso personal de apoyo

En este proceso, ¡cuánto valor! encierra la contribución, apoyo, orientación y trabajo profesional de las queridas secretarias del plantel y demás personal de apoyo.

Ahí estuvieron, siempre amables, siempre presentes, nuestras queridas y respetadas damas, Ignacia “Nachita” Reyes Uscanga (¡orgullo de Tlacotalpan!), Nadia Argáiz Cabrales, Luz del Alba Vela Rivera, doña Hilda, ahora trabajando en la Facultad de Medicina, ya casi por jubilarse; y el maestro de muy alta estima, Emeterio Barón, encargado del taller de la Prensa, así como del famoso Chava (+), amigo y conserje del plantel.

Otro jubilado de la época, Don Ramón (el velador) y por qué no recordar al gran amigo y chofer del autobús de la escuela, Vicente Muñoz Perdomo, quien nos llevaría a un “viaje de estudios” desde el puerto hasta Islas Mujeres, tocando puntos como Mérida, Valladolid, Palenque y Bonampak, Cozumel, Villahermosa… Coatzacoalcos… y en otras ocasiones, a simposios en la Universidad Anáhuac y la de Nuevo León, en Monterrey.

Sofía de Esponda

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Un óptimo egreso de la generación

De aquellos 25 condiscípulos que integramos durante cuatro años nuestra recordada generación, debo decirle con orgullo que ¡todos concluimos la carrera en 1978!

Sin duda, un dato del todo interesante conociendo los porcentajes de ingreso y egreso en el nivel universitario.

En esos años nos formaríamos en un ambiente académico entre el tradicional periodismo impreso y el advenimiento del nuevo perfil/enfoque con las ciencias de la comunicación.

El maestro Ignacio Oropeza López fungía como director al momento de nuestra emotiva y solemne ceremonia de graduación ante la distinguida presencia del alcalde porteño Roberto “Beto” Avila González…. ¡fíjese nomás quien!

La fecha histórica fue el 10 de febrero de 1978 con una solemne y significativa ceremonia realizada en el auditorio del Palacio del Registro Civil de Veracruz.

En ese acto, tuve la oportunidad de ofrecer el mensaje de despedida y en serio que no pude evitar una profunda emoción en mis palabras hacia los condiscípulos.

Jesús Alberto Rubio recibe el saludo de Beto Avila, en la ceremonia de egreso, donde habló a nombre de su generación

Después de todo, formábamos parte de una nueva generación, quienes provenientes de distintos puntos del Veracruz y el resto del país habíamos compartido toda una vivencia y formación académica y profesional en un proceso

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de cambio entre el periodismo impreso y las ciencias de la comunicación que comenzaban a permearse en la sociedad mexicana.

Esos instantes, en verdad, inolvidables y del todo significativos por la conclusión de una nueva etapa en nuestras vidas como jóvenes universitarios, ya de frente a un nuevo derrotero profesional o académico.

Con Beto Ávila Precisamente en la gestión de Beto Ávila como alcalde de la cuatro veces heroica ciudad de Veracruz, también tuve la oportunidad de realizar mi Servicio Social bajo la dirección de la estimada periodista Teresa Sánchez Niño, quien una vez liberada esa actividad, me invitó a quedarme como subjefe del mismo Departamento de Difusión y Relaciones Públicas.

Y que si nos vimos inmersos en el periodismo, historia, arte, cultura, deporte, entre otras actividades impulsadas desde la presidencia municipal por primer campeón bat mexicano y de Latinoamérica en el béisbol de Ligas Mayores (Cleveland, 1954).

Así fue. Esos años nos vimos inmersos en la historia de Veracruz, de frente al Castillo de San Juan de Ulúa, el último reducto de la corona española; el Baluarte Santiago, construido en 1790 como notable fuerte virreinal y último testimonio de lo que constituyó el sistema amurallado del Veracruz colonial. En su interior, se pueden apreciar “Las Joyas del Pescador”, piezas de un cargamento colonial que sufrió un naufragio y posteriormente fueron encontradas por un pescador.

Otros sitio histórico que hacía volar nuestra imaginación, el Castillo de San Juan de Ulúa, fortaleza que sirvió contra la armada francesa en la llamada “Guerra de los Pasteles” y utilizada como fuerte, muelle, prisión y residencia presidencial.

Visitábamos las Plazas de Armas y la de la República; el Santuario y Museo a la Reforma, edificado en 1715, con la estatua de Benito Juárez al centro y a los lados las de los liberales Miguel Lerdo de Tejada, Melchor Ocampo, Santos Degollado, Ignacio de la Llave, Manuel Gutiérrez Zamora, José Antonio de la Fuente y Guillermo Prieto. Lo mismo, el Palacio del Ayuntamiento, monumento del siglo XVIII que alberga el municipio más antiguo de México; la catedral de Nuestra Señora de la Asunción, construida en 1731; El Edificio de Correos y Telégrafos, el Teatro Francisco Javier Clavijero inaugurado en 1900, la Iglesia del Cristo del Buen Viaje, el Faro de Carranza, los Portales y la vieja Parroquia; la Capilla del

Griselda Guzmán, en el 25 aniversario de la facultad

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Cristo, Isla de Sacrificios, La Antigua, Veracruz… Palacio del Registro Civil, Paseo del Malecón, los parques Zamora y Zaragoza y las Avenidas Independencia, 5 de Mayo…el Museo de la Ciudad… ¡Cuánto contenido social, político e histórico en la primera ciudad europea (ciudad-nova), garganta de la cultura occidental surgida el 22 de abril de 1519 como Villa Rica de la Veracruz en la América del Norte!

Los primeros comunicadores

Aquella primera generación de la licenciatura de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, hoy debo honrarlos escribiendo sus nombres: Bertha Barrientos Becerra, Elia Iracema Flores Fuentes, Yolanda Ramírez Castellanos, Silvia Palma Martínez, Norma Vargas Hernández, María Aurora Villanueva, Martha Romero Salas, Maricarmen Rodríguez, Maricela Reglín Bolaños, de Tenenexpan, Ver., Rosa Edith Cañedo García (Banderilla), Rebeca Díaz Gracinete y Matilde Méndez Malpica (Orizaba).

Y los caballeros con quienes también disfruté mi grata estancia universitaria, fueron:

Carlos Bustos Ando, de Orizaba; Rodolfo Calderón Vivar, Luis Armas Bravo y José Luis Cerdán Díaz, de Córdoba; Guillermo Ortega Luquín, de Torreón, Coahuila; Alberto Ortega Mar (Poza Rica), Hermilo Menéndez Guzmán (Tierra Blanca), José Antonio Torres Berdejo (Veracruz), Eugenio Rodolfo Soler Valencia (Santiago Tuxtla), José Luis Velázquez Morales (Paso de Ovejas), además de los jarochos Gustavo Medina Ramírez (+) y Julio Bautista Guerra quien casi a sus cincuenta años concluyó su licenciatura compartiendo su tiempo como bibliotecario en el Instituto Tecnológico del Mar de Veracruz.

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En fecha reciente me dice José Luis Serdán que Carlos Bustos luego de un tiempo que estuvo en el D.F. y en Tabasco, casado con una francesa, tuvo varios negocios; laboró en Apasco y hoy es académico en la Universidad Veracruzana, en un proyecto interesante de educación para zonas marginadas.

De Yolanda Ramírez, cita que compartía los estudios de Comunicación con lo de su trabajo como maestra normalista y advierte que José Luis Velásquez trabaja en la C.F.E tras muchos años de laborar en Laguna Verde. Hoy está en Dos Bocas).

Precisamente, de este selecto grupo, José Luis Cerdán Díaz, con Maestría en Sociología por la UNAM, ha sido desde 1981 académico de tiempo completo titular A en la facultad, también ocupó la secretaría académico (1987-88) y luego la dirección de la institución en el periodo 2001-2005.

Enhorabuena, “Guicho”.

Como han pasado los años…

En este proceso de 30 años de haber egresado, pero a 34 de iniciar en 1974 la licenciatura, ¡cuantas cosas han sucedido con aquellos que integramos nuestra generación, además de las que nos antecedieron!

Nuevas generaciones de comunicólogos

A fines de la década de 1970, el desarrollo de la licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la UV, proyectaba un nuevo perfil de egresados.

Se definían los conceptos comunicador y comunicólogo, entendiéndose a los primeros como quien genera y transmite información, mientras que el segundo, además de producir, emplea la información para desarrollar proyectos de alto impacto.

En este nuevo proceso educativo, se diseñaba y actualizaba el currículo académica acorde al desarrollo de la expansión de los medios de comunicación y su vínculo y respuesta a las exigencias de la sociedad.

Ya se visualizaba lo que hoy es toda una realidad: el postgrado de Comunicación.

José Luis Cerdán Díaz

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GENERACIÓN 1974-78

Las generaciones que habían inaugurado a partir de 1974 el nuevo modelo de Ciencias y Técnicas de la Comunicación, enriquecieron sus conocimientos con un fuerte soporte del periodismo impreso y su función social.

El maestro Dámaso Nájera Sánchez era en esos días el experto en tipografía y diagramado; Sofía Esponda en mecanografía; Francisco Gutiérrez González, el director y docente, impartía las materias relacionadas con la introducción al periodismo, ética y la redacción periodística.

Avelino Muñiz García, secretario de la facultad y maestro, ofrecía la cátedra de Derecho Constitucional Mexicano, Romeo Figueroa, radio y publicidad, Carolina Navarrete, en psicología aplicada al periodismo.

Ignacio Oropeza, además de lingüística y semántica, dictaba excelentes cátedras en historia del periodismo mundial y de México, Gerardo Macías Ávalos, “nos daba” Economía y Ramiro Guzmán Tesillos, Sociología… y así también se impartían asignaturas de inglés; filosofía, cultura general, la estilística y técnicas de documentación periodística, entre otras.

Paco Blanco y el maestro Manuel Salinas arribaron en esos años para impartir las áreas de procesos y efectos de la comunicación y estructuras sociales…

Pero ese proceso no se iba a detener.

Ya en esta etapa se visualizaba el nuevo futuro sobre el desarrollo y horizonte que esperaba a las nuevas y

Francisco Blanco Calderón

Ignacio Oropeza, y Romeo Figueroa entregan carta de pasante

a Griselda Guzmán

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futuras generaciones, las tendencias de las carreras de comunicación, la formación de comunicadores, el de la profesión del comunicador y el diseño curricular en atención de las necesidades regionales.

Incluso, todavía no llegaba el Internet a México.

¡Pero qué iba a tardar!

Su arribo ocurriría en 1989 con la conexión del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, en el Campus Monterrey, ITESM hacia la escuela de Medicina de la Universidad de Texas en San Antonio.

En esa época fue muy común, como una práctica enriquecedora para nuestra mejor formación y visión del mundo comunicativo, recibir conferencias en paneles, talleres y simposios, a profesionales especialistas y académicos de diversas áreas de la información y la comunicación.

También tuvimos el privilegio de ser anfitriones del cineasta Gabriel Figueroa, Luis de la Fuente, director de la Orquesta Sinfónica Nacional, los músicos Guadalupe Trigo y Viola, Loló Navarro, Vicente Leñero, Talina Fernández, Miguel Angel Granados Chapa, Juan Ruiz Healy, entre otros.

Alfonso Valencia Rios junto al gobernador, Agustín Acosta Lagunes, otros

funcionarios y Griselda Guzmán en una visita a la facultad

Generación tras generación Aun así, en este nuevo contexto, no se perdió la tradicional costumbre de fraternizar con los alumnos de nuevo ingreso a través de las fiestas de bienvenida, ahí mismo en el plantel, con mariachi ambientando la recepción y convivencia.

Así, para 1976-1980 llegó una nueva generación conformada por Arminda Castillo Santos, Rosalía Amador López, Guadalupe Bravo, Alma Rosa Reyes Acosta, Adriana Olavarrieta Delgado, Elvira Isabel Pérez Freyre, Guillermina Silva Cerecedo, Ricarda López Torres, María Guadalupe Salgado Gama y Cruz María del Carmen Maldonado.

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También la integraron Guadalupe Bravo Clere, Natividad Cruz Ríos, Elvira Figueroa Arellano y Consuelo Freyre Perea, Rosa Elena Ortega Zaleta, Patricia Patatuchi Soto, Dora Amanda Parrazal Cobos, Lidia Margarita Rosas Santiago y mi Clemencia Griselda Guzmán Hernández, claro, claro.

Otros fueron Porfirio Martínez Rosas, José Luis Callejas Lagunes, Rodolfo Vizcaíno García, Constantino Vázquez Apolinar, Raúl Méndez Sosa (+), Eduardo García Aguilar, Reynold Farías Carvajal y Jaime Eduardo Ewald Montaño.

Su graduación sucedió el 16 de febrero de 1980.

Otros alumnos que sucedieron a esa generación, serían Mercedes Ortiz, Marina Muro, Lucía Navarro, Juan Gallardo, Héctor Saldierna, Juan Ramos…

El proceso modernizador de la facultad, también continuó.

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Nuevo edificio en Mocambo

En 1980 se crearon los Talleres Libres de Artes de la UV y, en 1985, la facultad se trasladó a las instalaciones que hoy ocupa (hoy se denomina Campus Mocambo).

El maestro Dámaso Nájera Sánchez fungía como director de la facultad tras muchos años de responsabilidad académicas, especialmente en el área de periodismo impreso y como responsable del periódico “El Universitario”.

En esa periodo comenzaron a incorporarse a la planta docente distinguidos egresados de la licenciatura, como Fernando Moreno Sánchez, Juan Soto del Ángel, Marco Agustín Malpica Rivera, Porfirio Martínez Rosas, María de Jesús Rojas, Francisco Blanco Calderón, Moisés Limón Peña, Manuel Salinas Arellano, Felipe Mendiola Parra, José Luis Serdán Arturo García Niño…

Cabe destacar que en este desarrollo histórico de la facultad, también asumieron la dirección del plantel, Edelmira García Díaz, Alberto Juárez, Arturo Eduardo García Niño, José Luis Cerdán Díaz y actualmente María del Rocío Ojeda Callado.

Quien esto escribe, al retornar en 1981 a Hermosillo, me reincorporé al periódico El Imparcial y al mismo tiempo ingresé a la planta académica de la licenciatura de Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Noroeste.

En ese recorrido logré mi titulación profesional y por más de 25 años transité en el periodismo diario y la docencia en

la Universidad Kino, el Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora, en la dirección de un plantel CONALEP, hasta arribar ¡por fin!, a la docencia en la carrera de

Comunicación en la Unison.

A tres décadas…

Y sí: A tres décadas de concluir nuestra formación universitaria, con sensibilidad, puedo expresar mi honor a esta primera generación de comunicadores de la Universidad Veracruzana.

De nuestra facultad que hoy lleva el nombre del ameritado periodista y maestro Alfonso Valencia Ríos.

Desde este noble campus de la Universidad de Sonora, mi reconocimiento en el tiempo a los maestros y autoridades administrativas que con su enseñanza, orientaciones y respaldo moral permitieron en esos cuatro años nuestra formación profesional dentro y fuera del aula

Porfirio Martínez

Rosas

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Esta edición fue realizada como libro electrónico por Calderón Vivar Multimedia, en versión PDF y E book en enero de 2010. La versión en pdf puede ser impresa para uso personal y no da derecho a su comercialización, sin consultar a los licenciatarios de esta edición.