Liahona Abril 2007

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LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS • ABRIL DE 2007 Un testimonio personal del Salvador, pág. 10 ARTÍCULO DE LA CUBIERTA: Un testimonio personal del Salvador, pág. 10 Decisiones vitales para los jóvenes adultos, pág. 26 ¿Qué hace libre a Mavi?, pág. 32 Abran las ventanas de los cielos, págs. 39, 40 y A8

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Page 1: Liahona Abril 2007

L A I G L E S I A D E J E S U C R I S T O D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S • A B R I L D E 2 0 0 7

Un testimonio personal del Salvador, pág. 10

ARTÍCULO DE LA CUBIERTA:

Un testimonio personal del Salvador, pág. 10Decisiones vitales para los jóvenes adultos, pág. 26

¿Qué hace libre a Mavi?, pág. 32

Abran las ventanas de los cielos, págs. 39, 40 y A8

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LIAHONA, ABRIL DE 2007

IDEAS PARA LA NOCHE DE HOGAR

P A R A L O S A D U L T O S2 Mensaje de la Primera

Presidencia: Enriquezcan su matrimonio PresidenteJames E. Faust

8 Él os hará descansar Dennis L. McDaniel

10 Clásicos del Evangelio: La Santa Cena y el sacrificio Élder David B. Haight

15 Lecciones del NuevoTestamento: El gozo del arre-pentimiento Élder Craig C.Christensen

25 Mensaje de las maestras visitan-tes: Seamos un instrumento enlas manos de Dios al velar porel pobre y el necesitado

26 Tres mensajes para los jóvenesadultos Élder Earl C. Tingey

36 El ejemplo de una sola personaÉlder Bruce C. Hafen

44 Voces de los Santos de los Últimos Días

El poema Alice FaulknerMi hijo también viveBrenda Hunt¿Por qué el Espíritu se dirigía a mí? Roger B.WoolstenhulmeLa llamada inexplicableClaudio Zivic

48 Comentarios

Estas ideas le serán útiles para

la enseñanza en el aula y en

el hogar.

“La Santa Cena y el

sacrificio”, pág. 10: Pida acada miembro de la familiaque cierre los ojos y quevisualice su bautismo,el participar de laSanta Cena y una es-cena de la vida del Salvador. ¿Enqué se parecen estos eventos?Después de relatar lo que el élderDavid B. Haight aprendió estandoinconsciente, invite a los integran-tes de la familia a explicar cómo serelaciona la Santa Cena con el

sacrificio de Cristo. Enumeren lasdiversas maneras de recordar alSalvador mientras se participa de

la Santa Cena.“Tres mensajes para los

jóvenes adultos”, pág. 26:Pida a los integrantes de

la familia que dibujencómo será su vida den-tro de 20 años. Pídales

que ilustren las cosas que esperanhaber alcanzado y que después lascompartan; luego lea el consejo delélder Earl C. Tingey que les servirápara planificar su felicidad.

“Libertad para bailar”, pág. 32:Pida a la familia que redacte metas

La Santa Cena y el sacrificio10

EN LA CUBIERTADelante: ¿Por qué lloras?, por Simon Dewey, prohibida su reproducción. Detrás: Fotografía porMatthew Reier.

CUBIERTA DE AMIGOSIlustrado por Paul Mann.

LIAHONA, abril de 2007Vol. 31, Número 4 00784-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santosde los Últimos Días, en el idioma español.La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, James E. FaustEl Quórum de los Doce Apóstoles: Boyd K. Packer, L. Tom Perry, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott, Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring, Dieter F. Uchtdorf, David A. BednarEditor: Jay E. JensenAsesores: Gary J. Coleman, Yoshihiko Kikuchi, Gerald N. Lund, W. Douglas ShumwayDirector administrativo: David L. FrischknechtDirector editorial: Victor D. CaveEditor principal: Larry HillerDirector de artes gráficas: Allan R. LoyborgEditor administrativo: R. Val JohnsonEditora administrativa auxiliar: Jenifer L. GreenwoodEditores adjuntos: Ryan Carr, Adam C. OlsonEditora auxiliar: Susan BarrettPersonal de redacción: Christy Banz, Linda Stahle Cooper,David A. Edwards, LaRene Porter Gaunt, Carrie Kasten,Melvin Leavitt, Melissa Merrill, Michael R. Morris, Sally J.Odekirk, Judith M. Paller, Vivian Paulsen, Jennifer Rose, Don L. Searle, Richard M. Romney, Janet Thomas, PaulVanDenBerghe, Julie Wardell, Kimberly WebbSecretaria principal: Monica L. DickinsonGerente de mercadotecnia: Larry HillerDirector administrativo de arte: M. M. KawasakiDirector de arte: Scott Van KampenGerente de producción: Jane Ann PetersPersonal de diseño y de producción: Cali R. Arroyo,Collette Nebeker Aune, Brittany Jones Beahm, Howard G. Brown, Julie Burdett, Thomas S. Child, Reginald J. Christensen, Kathleen Howard, Denise Kirby, Eric P. Johnsen, Randall J. PixtonDirector de impresión: Craig K. SedgwickDirector de distribución: Randy J. BensonCoordinación de Liahona: Enrique Resek, Diana R. TuckerPara saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder del barrioo de la rama.Los manuscritos y las preguntas deben enviarse a Liahona,Room 2420, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, UT 84150-3220, USA; o por correo electrónico a: [email protected] (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán,armenio, bisiama, búlgaro, camboyano, cebuano, coreano,croata, checo, chino, danés, esloveno, español, estonio, fidji, finlandés, francés, griego, haitiano, hindi, holandés,húngaro, indonesio, inglés, islandés, italiano, japonés,kiribati, latvio, lituano, malgache, marshallés, mongol,noruego, polaco, portugués, rumano, ruso, samoano, sinalés, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tamil, telugu,tongano, ucraniano, urdu, y vietnamita. (La frecuencia delas publicaciones varía de acuerdo con el idioma.)© 2007 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los derechos reservados. Impreso en los Estados Unidos de América.El material de texto y visual de la revista Liahona se puedecopiar para utilizarse en la Iglesia o en el hogar, siempre queno sea con fines de lucro. El material visual no se puedecopiar si aparecen restricciones en la línea de crédito delmismo. Las preguntas que tengan que ver con este asunto sedeben dirigir a Intellectual Property Office, 50 East NorthTemple Street, Salt Lake City, UT 84150, USA; correo electrónico: [email protected] aparece en Internet en varios idiomas en el sitiowww.lds.org. Si lo desea, pulse “Gospel Library”, luego“PDF”. Ahora haga clic en la cubierta que está debajo deLiahona “International” y después pulse “Select a language”.Para los lectores de México: Certificado de Licitud de título número 6988 y Licitud de contenido número 5199,expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembre de 1993.“Liahona” © es nombre registrado en la Dirección deDerechos de Autor con el número 252093. Publicaciónregistrada en la Dirección General de Correos número100. Registro del S.P.M. 0340294 características218141210.For readers in the United States and Canada:April 2007 Vol. 31 No. 4. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription price is $10.00 per year; Canada, $12.00 plus applicable taxes.Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah. Sixty days’notice required for change of address. Include address labelfrom a recent issue; old and new address must be included.Send USA and Canadian subscriptions to Salt LakeDistribution Center at the address below. Subscription help line: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa,MasterCard, American Express) may be taken by phone.(Canada Poste Information: Publication Agreement#40017431)POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368, Salt Lake City, UT 84126-0368

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TEMAS DE ESTE EJEMPLAR

A=Amigos

Arrepentimiento, 10, 15

Autodisciplina, 32

Bautismo, 8, 44, A14

Castidad, 8

Deber a Dios, 18

Diezmo, 2, 39, 40, A8

Divorcio, 2

Educación, 26, A10

Escultismo, 18

Espíritu Santo, 10, 15,

36, 46

Expiación, 7, 8, 15, 45

Familia, 26

Fe, 40

Finanzas, 26, 39

Hermanamiento, 22

Jesucristo, 7, 8, 10, 15,

A2, A4

Kimball, Spencer W., A6

Libertad, 32

Libro de Mormón, 18

Llamamientos, 26

Madres, A14

Maestras visitantes, 25

Matrimonio, 2, 26

Música, A13

Normas, 22

Obediencia, 32, 36, 40

Obra misional, 8, 18, 36, 46

Ofrendas de ayuno, 39

Oración, 2, 10, 22

Orientación familiar, 6

Preparación, 26, 32, A6

Primaria, A4

Resurrección, 10, 45, A4

Sacrificio, 10, 32, 40, A8

Santa Cena, 10

Servicio, 18, 25

Smith, José, A13

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que les gustaría alcanzar e invíteles acompartir ideas sobre cómo lograrsus aspiraciones. Lean y analicen lasdecisiones que está tomando Mavipara alcanzar su meta, y resalte quelas actitudes y las obras rectas sonimportantes para lograr nuestrasmetas.

“Las ventanas de los cielos”,

pág. 40: Pida a los miembros de la fa-milia que lleven a la noche de hogarobjetos que tengan algún valor senti-mental y que expliquen por qué losaprecian. Cuente el relato de las cua-tro mujeres de India. ¿Por qué elSeñor valora nuestro diezmo? Relatela experiencia de la dedicación del

centro de reuniones en India.¿Cómo bendijo el Señor a esas per-sonas por haber pagado su diezmo?Señalen las promesas que el élder H. Bryan Richards hace a los fielespagadores de diezmos y analícenlas.

“La influencia de una madre”,

pág. A14: Muestre una foto de la fa-milia y conversen sobre cómo unamadre brinda guía a cada miembrode la familia. Relate cómo la madredel élder Carlos H. Amado lo guióhacia el bautismo y a servir en unamisión. Pida a los miembros de lafamilia que escriban unas tarjetaspara su madre en las que le agra-dezcan su influencia.

A medida que busques el anillo HLJ que

está escondido en este ejemplar, piensa

en por qué celebramos la resurrección de

Jesucristo en la Pascua.

P A R A L O S J Ó V E N E S7 Póster: El Salvador de todos

18 El scout de Ciudad del Cabo que batió todos los récords Paul VanDenBerghe

22 Preguntas y respuestas: Uno de mis amigos de laIglesia no vive ciertas normas del Evangelio. Me preocupo por él. ¿Cómo puedo ayudarle?

32 Libertad para bailar Adam C. Olson

39 Línea sobre línea: Diezmos y otras ofrendas40 Las ventanas de los cielos Élder H. Bryan Richards

A M I G O S : P A R A L O S N I Ñ O SA2 Ven y escucha la voz de un

profeta: A la mañana vendrá laalegría Presidente Thomas S.Monson

A4 Tiempo para compartir: ¡Él vive!Elizabeth Ricks

A6 De la vida del presidenteSpencer W. Kimball: Toca elpiano

A8 Aprendo la ley de Dios Patricia R. Jones

A10 De amigo a amigo: ClaraChristensen de Keewatin,Ontario, Canadá Melvin Leavitt

A13 Canción: Un ángel visitó a JoséAnna Johnson y A. LaurenceLyon

A14 Entre amigos: La influencia deuna madre Élder Carlos H.Amado

A16 Página para colorear

Libertad para bailar32

El Scout de Ciudad del Caboque batió todos los récords

18

A10 Clara Christensen deKeewatin, Ontario, Canadá

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P O R E L P R E S I D E N T E J A M E S E . FA U S TSegundo Consejero de la Primera Presidencia

Hace muchos años, cuando ejercía laabogacía, fue a consultar conmigouna señora que quería divorciarse de

su esposo atendiendo a unos motivos que, enmi opinión, parecían completamente justifi-cados. Finalizado el divorcio, no volví a verlapor muchos años, hasta que un día me la en-contré en la calle. Me percaté de que diezaños de soledad y de desaliento se reflejabanen lo que una vez fue un rostro hermoso.

Tras las formalidades de rigor, se apresuró aadmitir que su vida no había sido plena ni gra-tificante y que estaba cansada de luchar sola.Entonces me dejó boquiabierto cuando me reveló: “A pesar de lo malo que era, si tuvieraque hacerlo de nuevo sabiendo lo que ahorasé, no me habría divorciado. Esto es peor”.

Estadísticamente, es difícil evitar el divor-cio. Los expertos consideran que cerca de lamitad de las mujeres estadounidenses pasa-rán por un divorcio en algún momento de suvida. Los índices de divorcio también estánen aumento en otros países, y a menos queese creciente índice actual disminuya, habráaún más matrimonios que terminen de formatrágica.

El divorcio puede justificarse sólo en lascircunstancias más excepcionales. En mi

opinión una “causa justa” de divorcio nodebe ser menos grave que una relación pro-longada y aparentemente irremediable quedestruye la dignidad de una persona comoser humano. A menudo, el divorcio destrozala vida de las personas y la felicidad de la fa-milia, y con frecuencia las partes pierdenmás de lo que ganan.

Nos es difícil comprender la experienciatraumática que vive la persona que se divor-cia y tal vez nunca se acepta del todo. Es in-dudable que debería mostrarse mucha máscomprensión hacia los que han experimenta-do esta gran tragedia y cuya vida ya no puedevolver atrás. Sin embargo, esas personas aúnpueden abrigar muchas esperanzas de llevaruna vida plena y feliz, sobre todo si se olvidande sí mismas y brindan servicio a los demás.

Preguntas difíciles

¿Por qué para muchas personas la felicidaden el matrimonio es tan frágil y escurridiza y,sin embargo, es tan abundante para otras?¿Por qué la consiguiente cadena de penalida-des y sufrimientos es tan larga y afecta a tantagente inocente?

¿Cuáles son los ingredientes que enrique-cen la vida conyugal pero que faltan en tantosmatrimonios que comenzaron con felicidad ygrandes esperanzas?

Enriquezcansu matrimonio

M E N S A J E D E L A P R I M E R A P R E S I D E N C I A

El matrimonio esuna empresa conjun-ta en busca del bien,de la belleza y de todo lo divino.

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He meditado mucho en estas difíciles preguntas.Habiendo dedicado casi toda una vida a trabajar con expe-riencias humanas, estoy algo familiarizado con los proble-mas de matrimonios infelices, del divorcio y de familiasdestrozadas por el dolor. Pero también puedo hablar deuna gran felicidad ya que, gracias a mi amada Ruth, he en-contrado en mi matrimonio la más completa realización dela existencia humana.

Causas de divorcio

No existen respuestas simples ni fácilespara los problemas difíciles y complejosque afectan la felicidad conyugal. Entrelas muchas supuestas causas de divorciose destacan los graves problemas delegoísmo, la inmadurez, la falta de dedi-cación, la comunicación inadecuada y lainfidelidad.

Por experiencia conozco la existenciade otro motivo para el fracaso matrimo-nial. Tal vez no sea tan obvio, pero precedea todos los demás y forma parte de ellos, a sa-ber: la ausencia del constante enriquecimientoen el matrimonio, la ausencia de ese algo que lo con-vierte en precioso, especial y maravilloso, y sin lo cual setorna monótono, difícil y hasta tedioso.

Cómo enriquecer un matrimonio

Tal vez se pregunten: “¿Qué se hace para enriquecerconstantemente un matrimonio?”. Edificamos nuestromatrimonio con amistad, confianza e integridad infinitas,y también al sostenernos mutuamente y cuidar el unodel otro en nuestras dificultades. Adán dijo refiriéndosea Eva: “…Esto es ahora hueso de mis huesos y carne demi carne” (Génesis 2:23). Hay unas preguntas sencillaspero importantes que toda persona, ya sea que esté ca-sada o que esté pensando en casarse, debería hacersecon franqueza en su esfuerzo por llegar a ser “una car-ne”, y son:

Primera: ¿Soy capaz de anteponer mi matrimonio y micónyuge a mis propios deseos?

Segunda: ¿Mi dedicación a mi cónyuge está por encimade cualquier otro interés?

Tercera: ¿Es mi cónyuge mi mejor amigo?Cuarta: ¿Siento respeto por la dignidad de mi cónyuge

como persona de valor?Quinta: ¿Nos peleamos por asuntos de dinero? El dinero

en sí no es la causa de la felicidad de una pareja, ni su ca-rencia necesariamente la causa de su infelicidad; sin em-bargo, pelearse por cuestiones de dinero suele ser unsíntoma de egoísmo.

Sexta: ¿Existe entre nosotros un vínculo desantificación espiritual?

Levantemos puentes que enriquezcan

Existen diversos factores clave que contribuyen al enriquecimiento de unmatrimonio.

La oración. Una mejor comunicaciónpuede enriquecer nuestro matrimonio yun aspecto importante de esa comunica-ción es el orar juntos. Eso limará muchas

de las asperezas, si las hay, entre la parejaantes de retirarse a dormir. No quiero hacer

demasiado hincapié en las diferencias, peroéstas son reales y aportan interés a la vida. Creo

que nuestras diferencias son como pequeñas pizcasde sal que dan más sabor a nuestro matrimonio.

Nos comunicamos de miles de maneras: con una sonri-sa, un roce del cabello, una caricia. Cada día debemosacordarnos de decir “Te quiero”. El esposo debe decirle asu esposa: “¡Qué hermosa eres!”. Otras palabras importan-tes que ambos cónyuges deben decirse cuando sea perti-nente son: “Lo siento”. El saber escuchar es también unaforma excelente de comunicarse.

La confianza. La confianza mutua constituye uno de losfactores más valiosos en el matrimonio. Nada hay que de-vaste más la médula de la confianza mutua, tan necesariapara mantener una relación íntegra, como la infidelidad. Eladulterio jamás es justificable. A pesar de esa destructivaexperiencia, hay matrimonios que de vez en cuando se sal-van y familias que se preservan. Para que eso suceda, esnecesario que la parte ofendida sea capaz de brindar unacantidad infinita de amor que le permita perdonar y olvi-dar. Requiere que el ofensor desee desesperadamente lo-grar el arrepentimiento y abandonar el pecado.

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Nuestra lealtad hacia el compañero eternono debe ser solamente física sino tambiénmental y espiritual. Puesto que después delmatrimonio no existen coqueteos inofensivosni hay lugar para los celos, es mejor evitar“toda especie de mal”, rechazando todo con-tacto cuestionable con cualquier persona queno sea nuestro cónyuge.

La virtud. La virtud es el poderoso ele-mento que une a la pareja. El Señor dijo:“Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegarás a ella y a ninguna otra” (D. y C.42:22).

La presencia divina. De todo aquello quepuede bendecir al matrimonio, existe un in-grediente especial, uno que lo enriquece yque permitirá, más que ningún otro, que unhombre y una mujer permanezcan unidos enun sentido muy real, espiritual y sagrado: lapresencia divina. Shakespeare dijo por bocade la reina Isabel en Enrique V: “Dios, elHacedor de todos los matrimonios, combinevuestros corazones en uno’’ (acto V, escena II,líneas 67–68). Dios es también el mejor cus-todio de todo matrimonio.

Muchos son los factores que enriquecen elmatrimonio, aunque algunos parecerían notener la misma importancia que otros.Gozar de la compañía de la divinapresencia y disfrutar de susfrutos constituye laesencia de una gran feli-cidad matrimonial. Launidad espiritual es elancla, pero los pequeñosproblemas que se presen-ten relativos al aspecto es-piritual del matrimonio amenudo pueden ser lacausa de que éste fracase.

Creo que aumenta elnúmero de divorcios por-que en muchos casos la

unión carece de la bendición santificadora quees fruto de la observancia de los mandamien-tos de Dios. La relación matrimonial puedemorir a causa de la falta de alimento espiritual.

El diezmo. Tras casi veinte años de serviciocomo obispo y como presidente de estaca,aprendí que el pago del diezmo es un exce-lente seguro contra el divorcio. El pago deldiezmo parece contribuir a mantener recarga-da la batería espiritual para que podamos perseverar aun en las épocas en que el gene-rador espiritual no funcione.

No existe una música grandiosa ni majes-tuosa que produzca constantemente la armo-nía de un gran amor; la música más perfectaes la amalgama de dos voces en una sola can-ción espiritual. El matrimonio es el medioprovisto por Dios para el cumplimiento de las más grandes necesidades humanas, y sebasa en el respeto mutuo, la madurez, el de-sinterés, la decencia, la dedicación y la

Existe un ingre-diente espe-cial, uno que

enriquece el matri-monio y que permiti-rá, más que ningúnotro, que un hombrey una mujer perma-nezcan unidos en un sentido muy real, espiritual y sagrado:la presencia divina.

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alentarse y ayudarse mutuamente. El matrimonio es una empresa conjunta en busca del bien, de la belleza y detodo lo divino.

El Salvador ha dicho: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

Ruego que la presencia de Dios enriquezca y bendiga atodos los matrimonios y los hogares, en especial a los deSus santos, como parte de Su plan eterno. ■

I D E A S PA R A L O S M A E S T R O SO R I E N TA D O R E S

Una vez que estudie este mensaje con ayuda de la oración,preséntelo empleando un método que fomente la participaciónde las personas a las que enseñe. A continuación se citan algu-nos ejemplos:

1. Válgase de dos tipos diferentes de barro, cada uno de uncolor diferente, para formar dos bolitas y explique que cada colorrepresenta a un cónyuge. Mezcle ambas bolitas en una sola ypida a un miembro de la familia que intente separar los dos colo-res. Analicen las seis preguntas que hace el presidente Faust yque toda persona casada, o que piense en casarse, debería ha-cerse. Testifique de la importancia de la unidad en el matrimonio.

2. Invite a la familia a formar un círculo en el que cada perso-na representa una práctica clave que contribuya a mejorar el ma-trimonio. Mientras analizan la práctica que representa cada uno,pídales que se tomen del brazo o de la mano con la persona queesté a su lado. Explique que ese vínculo podría romperse si unmiembro de la familia se retirara del círculo. Testifique de la im-portancia que tiene el que los matrimonios se conserven fuertes.

3. Muestre un salero y explique cómo la sal contribuye a real-zar el sabor de la comida. Lea la frase en la que el presidenteFaust compara las diferencias en el matrimonio a pizcas de sal ycomenten el modo en que esas diferencias pueden fortalecer larelación matrimonial. Si fuera a enseñar a una pareja casada, pre-gúnteles qué han hecho ellos para aumentar su aprecio mutuo.

honradez. La felicidad que produce el matrimonio y el serpadres excede mil veces cualquier otro tipo de felicidad.

Ser padres. Cuando los cónyuges se convierten en pa-dres, el alma del matrimonio se ve grandemente ennoble-cida y el proceso de desarrollo espiritual cobra unafortaleza inmensa. Para las parejas que pueden tener hijos,el ser padres es la fuente de la mayor de las felicidades. Loshombres se conviertan en mejores personas porque al serpadres deben cuidar de sus familias; las mujeres alcanzansu plenitud porque al ser madres deben olvidarse de símismas. Todos comprendemos mejor el pleno significadodel amor cuando nos convertimos en padres; sin embargo,si los hijos no vienen, las parejas que estarían igualmentepreparadas para recibirlos con amor serán honradas y ben-decidas por el Señor de acuerdo con su fidelidad. De to-dos los santuarios de este mundo, nuestro hogar debe seruno de los más sagrados.

En el proceso de enriquecer el matrimonio, las cosaspequeñas son las realmente importantes. Debe haber unaprecio mutuo constante y una demostración atenta degratitud. Para que haya progreso, la pareja debe

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EL SALVADOR DE TODOS

LO HIZO TODO POR TI.(Véase “Asombro me da”,

Himnos, Nº 118.)

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Mi corazón se dolía con el suyo y

ansiaba ayudarla, pues sentía

que sus remordimientos y su

deseo de hacer lo correcto

eran sinceros.

P O R D E N N I S L . M c DA N I E L

ILUSTRADO POR SAM LAWLOR.

Él os harádescansar

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Conocí a Susana (el nombre ha sido cambiado)mientras servía como misionero. Dos misionerosque trabajaban conmigo en la oficina de la misión

les habían enseñado el Evangelio a ella y a su familia.Habían recibido todas las lecciones y habían aceptado lainvitación a bautizarse y a ser confirmados. Yo tuve el pri-vilegio de entrevistar a esa maravillosa familia de cuatropersonas: la madre, el padre, un hermano menor ySusana.

Había realizado las entrevistas bautismales de los otrostres miembros de la familia y los había encontrado magnífi-camente bien preparados y animados para formar partedel reino del Señor, pero cuando Susana entró, parecía callada y algo indecisa en cuanto a la entrevista.

Comencé haciéndole unas preguntas sobre lo que sele había enseñado. Conocía la historia del profeta JoséSmith y creía en ella; había leído el Libro de Mormón ysabía que era verdadero; aceptaba a la Iglesia como la única Iglesia verdadera y viviente sobre la tierra y deseabaformar parte de ella. Le pregunté sobre su disposiciónpara vivir la ley del diezmo, la Palabra de Sabiduría y otrosmandamientos, y me dijo que los entendía y que estabadispuesta a vivirlos durante el resto de su vida. De hecho,la entrevista era muy parecida a las que había tenido conel resto de la familia.

Entonces le pregunté: “¿Puede decirme qué es la ley decastidad?”. Su rostro cambió de inmediato. No tardé endarme cuenta de que ésta debía de ser la raíz de su inquie-tud al reunirse conmigo. Antes de poder decir yo nada, ellase cubrió el rostro con ambas manos, escondió la cabeza ylas manos en el regazo y comenzó a llorar sin control.

Estuvimos varios minutos sentados sin mediar palabra.Yo no sabía qué decir y Susana no lograba dejar de sollo-zar. Oré pidiéndole ayuda al Señor y le pregunté a Susanacuál era el problema. Finalmente, levantó el rostro y medijo que varias semanas antes de conocer a los misione-ros, ella y su novio habían hecho cosas que, según le ha-bían enseñado los misioneros, eran contrarias a la ley delSeñor. Ya le había dicho a su novio lo que había aprendi-do y que no iba a seguir con una relación de esa clase; lle-gó incluso a sugerirle que conociera a los misioneros ysupiera lo que ahora ella sabía que era verdad. Aún así, laculpa por haber participado en tales actos suponía unacarga para su alma.

Mi corazón se dolía con el suyo y ansiaba ayudarla, pues

sentía que sus remordimientos y su deseo de hacer lo co-rrecto y de bautizarse eran sinceros. En ese momento reci-bí claramente la respuesta a mi oración, y le pregunté:“Susana, ¿le gustaría verse libre de la culpa y del dolor quele causa este pecado?”. De nuevo se echó las manos al ros-tro y agachó la cabeza. Respondió con una sola palabra:“Sí”. Sus lágrimas caían ahora con más abundancia y yo laconsolé hablándole de la Expiación y de cómo podía apli-carla a su vida. Le expliqué que uno de los objetivos delbautismo y de la confirmación es curar el alma de las per-sonas que se arrepienten con sinceridad, y sin lugar a du-das, me parecía que ella era sincera.

Terminamos la entrevista con una oración. No habíaduda alguna de que el Espíritu del Señor estaba allí presen-te, con una intensidad que nunca antes había percibido enuna entrevista.

Mi compañero y yo llegamos al centro de reunionespoco antes del bautismo, sin tiempo de conversar conSusana ni con su familia antes del servicio. Finalizados loshimnos y los discursos, fueron bautizados: primero la ma-dre, luego el padre, el hermano y por último Susana.Descendió al agua y su sonrisa reveló la historia: el bálsa-mo sanador del Maestro estaba obrando en su corazón. Alsalir de la pila bautismal, había lágrimas en sus ojos y en losmíos. Su sonrisa era aún mayor que antes y su rostro esta-ba radiante. En ese momento entendí por qué el Salvadorhabía enseñado: “Venid a mí todos los que estáis trabaja-dos y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Conversamos sólo brevemente después del servicio y dila bienvenida a la familia como miembros nuevos del reinodel Señor. Al estrechar la mano de Susana, deseé decirle lo mucho que esa experiencia había significado para mí.También yo me había arrepentido durante mi vida y habíaexperimentado el poder de la Expiación, pero estaba agra-decido por haberlo sentido con mayor intensidad quenunca gracias a mi trato con ella.

Unirse a la Iglesia es un reto en sí, y unirse a ella enunas circunstancias personales tan intensas tuvo que habersido un reto aún mayor para Susana, así como lo es paramuchos miembros nuevos. Pero la expiación de Jesucristohizo que ese desafío no fuera infranqueable y condujo aesa maravillosa hija de Dios a la conversión y la curaciónde su alma. Además, le enseñó a un joven misionero im-presionable una lección importante sobre cómo aplicar laExpiación a su propia vida. ■

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POR EL ÉLDER DAVID B. HAIGHT (1906–2004)Del Quórum de los Doce Apóstoles

Hace seis meses, en la conferencia general de abril, no pude dirigirles la palabra porque me hallaba conva-

leciente de una seria operación. Se me con-servó la vida y ahora tengo la placenteraoportunidad de agradecer las bendiciones, el consuelo y la ayuda de mis Hermanos de la Primera Presidencia y del Quórum de losDoce, así como de otros conocidos y amigosmaravillosos a los que tanto debo y quienesdedicaron a mi querida esposa Ruby y a mi fa-milia su tiempo, su atención y sus oraciones…

La noche en que me sobrevino la crisis,comprendí que algo grave me ocurría. Todopasó tan rápidamente: el dolor intenso queme acometió de repente; mi querida esposaque telefoneaba al médico y a la familia; yo,de rodillas, inclinado sobre la bañera paraapoyarme y tratar de aliviarme el dolor, ro-gando en silencio al Padre Celestial que meconservara la vida un poco más para hacer Su obra, si ésa era Su voluntad.

Mientras aún oraba, empecé a per-der el conocimiento. La sirena de la

ambulancia es lo último que recuerdo haberoído antes de caer en la total inconscienciaen la que estuve varios días.

El dolor espantoso y el ruido de la gentedesaparecieron. Ahora me hallaba en un lu-gar tranquilo donde todo era quietud y paz.Recuerdo haber visto a dos personas en ladistancia, en la ladera de una colina, una de pie algo por encima de la otra. No pudedistinguir sus facciones. La persona que es-taba por encima señalaba algo que yo nopodía ver.

No oí voz alguna, pero sabía que estaba enpresencia de seres santos y de un ambientesanto. Durante las horas y los días siguientes,quedaron impresas en mi mente una y otravez la misión eterna y la posición exaltada delHijo del Hombre. Les testifico que Él es Jesúsel Cristo; el Hijo de Dios; el

Salvador de todos; el

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La Santa Cena y el sacrificio

C L Á S I C O S D E L E V A N G E L I O

Les testifico que Él esJesús el Cristo; el Hijode Dios; el Salvadorde todos; el Redentordel género humano;el Dador de amor, mi-sericordia y perdóninfinitos; la Luz y laVida del mundo.

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David B. Haight nació el 2 de septiembre de 1906 en Oakley, Idaho. Era hijo de Hector C. y de

Clara Tuttle Haight, y se casó con Ruby Olson en el Templo de Salt Lake el 4 de septiembre de

1930. Antes de recibir su llamamiento como Autoridad General, se forjó una exitosa carrera

de ventas al por menor, sirvió como alcalde de Palo Alto, California, y presidió la Misión de

Escocia. Fue ordenado apóstol el 8 de enero de 1976 y falleció el 31 de julio de 2004 a la edad

de 97 años.

Page 14: Liahona Abril 2007

Redentor del género humano; el Dador deamor, misericordia y perdón infinitos; la Luz yla Vida del mundo. Ya conocía esa verdad;nunca había dudado de ella ni la había cues-tionado; pero ahora, gracias a las impresionesdel Espíritu en mi corazón y en mi alma, co-nocía esas verdades divinas de un modo ex-traordinario.

Se me mostró en una vista panorámica elministerio terrenal del Señor: cuando se bau-tizó, cuando enseñaba, cuando sanaba a losenfermos y a los lisiados, cuando le condena-ron, Su crucifixión, Su resurrección y Su as-censión al cielo. Siguieron escenas de Suministerio terrenal con gráficos detalles queconfirmaron los testimonios de las Escrituras.Recibí enseñanzas y el Santo Espíritu de Diosme abrió los ojos del entendimiento para quepudiera ver muchas cosas.

La primera escena fue la de nuestroSalvador con Sus apóstoles en el aposento

alto en la víspera de Su traición. Después dela cena de la Pascua, instruyó y preparó elsacramento de la Cena del Señor para Susamigos más amados como recuerdo de Suinminente sacrificio. Presencié del modomás vívido el supremo amor del Salvadorpor cada uno de ellos. Fui testigo de Su in-terés por los detalles importantes: cuandolavó los polvorientos pies de cada apóstol,cuando partió y bendijo el pan negro y ben-dijo el vino, y cuando hizo la terrible decla-ración de que uno de ellos le había deentregar.

Explicó la partida de Judas y habló a losdemás de los sucesos que pronto habrían deocurrir.

Entonces siguió el solemne discurso delSalvador cuando dijo a los Once: “Estas cosasos he hablado para que en mí tengáis paz. Enel mundo tendréis aflicción; pero confiad, yohe vencido al mundo” (Juan 16:33).

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A llí, en el huer-to, de unamanera in-

comprensible paranosotros, el Salvadortomó sobre Sí el pesode los pecados de to-dos los hombres des-de Adán hasta el findel mundo.

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Nuestro Salvador oró a Su Padre, reconociéndole comola fuente de Su autoridad y poder, aun el de dar la vidaeterna a todos los que son dignos.

Y oró diciendo: “Y esta es la vida eterna: que te conoz-can a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien hasenviado”.

En seguida añadió con reverencia:“Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que

me diste que hiciese.Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con

aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese”(Juan 17:3–5).

El Señor rogó no sólo por los discípulos que llamó delmundo y que habían sido fieles al testimonio que teníande Él, sino también por los que habían de creer en Él porla palabra de ellos (véase Juan 17:20).

Cuando hubieron cantado un himno, Jesús y los Oncefueron al monte de los Olivos. Allí, en el huerto, de unamanera incomprensible para nosotros, el Salvador tomósobre Sí el peso de los pecados de todos los hombres des-de Adán hasta el fin del mundo. Su agonía en el huerto,nos dice Lucas, fue tan intensa, que “era su sudor comograndes gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Lucas22:44). Padeció una agonía y una carga que ningún ser hu-mano podría soportar. En aquella hora de infinita aflicción,nuestro Salvador venció todo el poder de Satanás.

El Señor glorificado reveló a José Smith la siguiente ex-hortación para todos los hombres:

“…así que, te mando que te arrepientas…“Porque… yo, Dios, he padecido estas cosas por todos,

para que no padezcan, si se arrepienten…“padecimiento que hizo que yo, Dios, el ma-

yor de todos, temblara a causa del dolor ysangrara por cada poro…

“Por lo que otra vez te mando que te arre-pientas, no sea que te humille con mi omnipo-tencia; y que confieses tus pecados para que nosufras estos castigos” (D. y C.19:15–16, 18, 20).

Durante esos días en que es-tuve inconsciente, recibí, por eldon y el poder del EspírituSanto, un conocimiento más

perfecto de la misión del Señor. También obtuve un en-tendimiento más cabal de lo que significa ejercer, en Sunombre, la autoridad para abrir los misterios del reino delos cielos para la salvación de todos los fieles. Mi almapresenció una y otra vez los sucesos de la traición, la bur-la del juicio y la tortura en la carne de un integrante de laTrinidad. Le vi ascender con dificultad cuesta arriba, debi-litado, llevando la cruz; vi como lo colocaron sobre ellaen el suelo para que los burdos clavos fueran golpeadoscon un mazo y atravesaran Sus manos, muñecas y pies afin de asegurar su cuerpo mientras colgaba de la cruz a lavista de todos.

La Crucifixión —la espantosa y dolorosa muerte que Élpadeció— fue escogida desde el principio. Mediante esadolorosísima muerte, Él “descendió debajo de todo”, a finde que por medio Su resurrección, ascendiera sobre todo(véase D. y C. 88:6).

Jesucristo murió en el sentido literal en que todos mori-remos. Su cuerpo descansó en la tumba. El espíritu inmor-tal de Jesús, escogido para ser el Salvador del génerohumano, fue al lugar donde se encuentran los innumera-bles espíritus que han salido de la vida terrenal con diver-sos grados de obediencia a las leyes de Dios y les enseñólas “gloriosas nuevas de una redención de las ligaduras dela muerte, y una salvación posible… [que] formaba partedel predeterminado y singular servicio que [nuestro]Salvador habría de prestar a la familia humana”1.

No soy capaz ni de empezar a describirles el profundoimpacto que esas escenas han tenido en mi alma.Percibo su significado eterno y comprendo que “nada de

todo el plan de salvación se compara en modoalguno en importancia con el más tras-

cendental de todos los acontecimien-tos, el cual es el sacrificio expiatoriode nuestro Señor; eso es lo más im-

portante que ha ocurrido en la historiatotal de las cosas creadas; es el sólido

cimiento sobre el cual descansan elEvangelio y todo lo demás”2.

Lehi enseñó a su hijo Jacob, y tambiéna nosotros:

“Por tanto, la redención viene en el Santo Mesías y

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por medio de él, porque él es lleno de gra-cia y de verdad.

“He aquí, él se ofrece a sí mismo en sacri-ficio por el pecado, para satisfacer las de-mandas de la ley, por todos los de corazónquebrantado y de espíritu contrito; y por na-die más se pueden satisfacer las demandas de la ley.

“Por lo tanto, cuán grande es la importan-cia de dar a conocer estas cosas a los habitan-tes de la tierra, para que sepan que ningunacarne puede morar en la presencia de Dios,sino por medio de los méritos, y misericor-dia, y gracia del Santo Mesías, quien da suvida, según la carne, y la vuelve a tomar por el poder del Espíritu, para efectuar la resu-rrección de los muertos, siendo el primeroque ha de resucitar.

“De manera que él es las primicias paraDios, pues él intercederá por todos los hijosde los hombres; y los que crean en él seránsalvos” (2 Nefi 2:6–9).

La parte más importante de la reunión sa-cramental es la sagrada ordenanza de la SantaCena, puesto que nos brinda la oportunidadde concentrar los pensamientos y el corazónen nuestro Salvador y en Su sacrificio.

El apóstol Pablo advirtió a los santos de antaño que no tomaran la Santa Cena

indignamente (véase 1 Corintios 11:27–30).Nuestro Salvador mismo instruyó a los ne-

fitas: “…quien come mi carne y bebe mi san-gre indignamente [trae] condenación para su alma” (3 Nefi 18:29).

Los que toman la Santa Cena siendo dig-nos están en armonía con el Señor y hacenconvenio con Él de recordar siempre Su sacri-ficio por los pecados del mundo, de tomarsobre sí el nombre de Cristo, de recordarlesiempre y de guardar Sus mandamientos.Nuestro Salvador promete que si así lo hace-mos, tendremos la compañía de Su Espíritu y, si somos fieles hasta el fin, heredaremos la vida eterna.

Nuestro Señor reveló a José Smith que“no hay don más grande que el de la salva-ción” (D. y C. 6:13), cuyo plan incluye la ordenanza de la Santa Cena a modo de re-cordatorio constante del sacrificio expiatoriodel Salvador. Él dio instrucciones de que“conviene que la iglesia se reúna a menudopara tomar el pan y el vino en memoria delSeñor Jesús” (D. y C. 20:75).

Recibimos la inmortalidad como una dádi-va gratuita mediante la gracia de Dios, sin ne-cesidad de obras de rectitud. Sin embargo, lavida eterna es el galardón que se recibe por laobediencia a las leyes y las ordenanzas de SuEvangelio.

A todos ustedes, les testifico que nuestroPadre Celestial contesta nuestras súplicas formuladas en rectitud. El conocimiento adi-cional que he recibido ha surtido un gran im-pacto en mi vida. El don del Espíritu Santo es un don valiosísimo que abre las puertas anuestro progresivo conocimiento de Dios y a la dicha eterna. ■De un discurso de la conferencia general de octubrede 1989; mayúsculas y puntuación actualizadas.

NOTAS1. James E. Talmage, Jesús el Cristo, pág. 706.2. Bruce R. McConkie, Mormon Doctrine,

2ª edición, pág. 60.

La parte másimportante dela reunión sa-

cramental es la sa-grada ordenanza dela Santa Cena, pues-to que nos brinda laoportunidad de con-centrar los pensa-mientos y el corazónen nuestro Salvadory en Su sacrificio.

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P O R E L É L D E R C R A I G C . C H R I S T E N S E NDe los Setenta

Durante Su ministerio terrenal, elSalvador demostró un gran amorpor cada hijo e hija de Dios, particu-

larmente por aquellos que habían caído. Enlas parábolas de la oveja perdida, la monedade plata perdida y el hijo pródigo, el Señorrecalca la importancia de tender una manode ayuda a los que se hayan descarriado oestén perdidos, y la dicha que se sientecuando éstos regresan (véase Lucas 15). Por ejemplo, Él dice: “Os digo que así habrámás gozo en el cielo por un pecador que searrepiente, que por noventa y nueve justos

que no necesitan de arrepentimiento”(Lucas 15:7).

Deseo centrarme en la gran dicha que re-ciben aquellos que se arrepienten y en el sen-timiento de gozo que obtenemos al ayudar alprójimo en el proceso del arrepentimiento.

“Existen los hombres para que tengan gozo”

El gozo es algo mucho más profundo queun simple momento pasajero de satisfaccióno sentimientos de felicidad. El gozo verdade-ro o “perpetuo gozo” (2 Nefi 8:11) se recibeal experimentar el poder de la Expiación através del arrepentimiento sincero y de laconfirmación espiritual de que podemos ser redimidos del pecado gracias al SeñorJesucristo y heredar la vida eterna.

El profeta Lehi enseñó que el plan denuestro Padre Celestial para cada uno deSus hijos consiste en “que tengan gozo”(2 Nefi 2:25) y que la única manera segu-ra de hallar el gozo sempiterno es me-diante la expiación de Jesucristo.

Si bien no nos es posible recibir unaplenitud de gozo en esta vida (véase D. y C. 93:33–34), podemos obtener ma-

nifestaciones diarias de gozo cuandovivimos el Evangelio. Mormón ense-

ñó el modelo a seguir para tener gozo cuando dijo de los nefi-

tas fieles: “…ayunaron y ora-ron frecuentemente, y se

L IAHONA AB R I L DE 2007 15

El gozo delarrepentimiento

L E C C I O N E S D E L

N U E V O T E S T A M E N T O

La verdadera felici-dad se obtiene alarrepentirnos denuestros pecados y vivir dignos delEspíritu.

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volvieron más y más fuertes en su humildad,y más y más firmes en la fe de Cristo, hastahenchir sus almas de gozo y de consolación;sí, hasta la purificación y santificación de suscorazones, santificación que viene de entre-gar el corazón a Dios” (Helamán 3:35).

Llenos de gozo por medio del Espíritu Santo

En muchos pasajes de las Escrituras, losprofetas emplean casi indistintamente las ex-presiones sentir gozo y sentir el Espíritu

Santo. Por ejemplo, en el libro de Hechosaprendemos que “los discípulos estaban lle-nos de gozo y del Espíritu Santo” (Hechos13:52). Y el Señor promete a los que le si-guen: “…Te daré de mi Espíritu, el cual ilumi-nará tu mente y llenará tu alma de gozo” (D. y C. 11:13).

Al entender que estar lleno de gozo impli-ca estar lleno del Espíritu Santo, nos damoscuenta de que la verdadera felicidad se obtie-ne al arrepentirnos de nuestros pecados y vivir dignos del Espíritu. Además, cuandosentimos el Espíritu, recibimos una gran me-dida de gozo por saber que estamos siendosantificados ante Dios.

El gozo, que es fruto del arrepentimiento,es evidente en muchos niveles. En primerlugar están el gozo y el consuelo que sienteel corazón del alma arrepentida cuando de-

saparece la carga del pecado. En segundolugar tenemos los profundos senti-mientos de gozo y amor que recibenlos que ayudan a otras personas a

pasar por el proceso del arrepenti-miento. Y por último tenemos los sentimientos de gozo de un amorosoSalvador que nos ve seguir Sus enseñan-zas y confiar en el poder curativo de Susacrificio expiatorio.

Al aplicar la Expiación a nuestra vida,debemos reflexionar en el Salvador y en eldon infinito que nos dio, debemos ejercerfe en Él y buscar la confirmación espiritualde que puede redimirnos de nuestros pe-

cados y debilidades, y de que así lo hará. De ese modo sentiremos el gozo y la pazque sólo puede manifestársenos por mediodel Espíritu Santo. Nuestra experiencia serácomo la de la gente de Zarahemla: “…elEspíritu del Señor descendió sobre ellos, y fueron llenos de gozo, habiendo recibidola remisión de sus pecados, y teniendo pazde conciencia a causa de la gran fe que tenían en Jesucristo que había de venir”(Mosíah 4:3).

A l aplicar laExpiación anuestra vida,

debemos reflexionaren el Salvador y enel don infinito quenos dio, debemosejercer fe en Él y bus-car la confirmaciónespiritual de quepuede redimirnos denuestros pecados ydebilidades, y deque así lo hará.

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“Para traer almas al arrepentimiento”

Una vez que hayamos sentido el gozo que se recibe através de las bendiciones de la Expiación, también podre-mos hallar un gran gozo en invitar a nuestro prójimo a ve-nir a Cristo. Mientras enseñaba a su hijo Helamán, Almadijo: “…he trabajado sin cesar para traer almas al arrepenti-miento; para traerlas a probar el sumo gozo que yo probé;para que también nazcan de Dios y sean llenas del EspírituSanto.

“Sí, y he aquí, ¡oh hijo mío!, el Señor me concede ungozo extremadamente grande en el fruto de mis obras”(Alma 36:24–25).

El Salvador mismo enseña: “Y si acontece que trabajáistodos vuestros días proclamando el arrepentimiento a estepueblo y me traéis aun cuando fuere una sola alma, ¡cuángrande será vuestro gozo con ella en el reino de mi Padre!

“Y ahora, si vuestro gozo será grande con un alma queme hayáis traído al reino de mi Padre, ¡cuán grande no será vuestro gozo si me trajereis muchas almas!” (D. y C.18:15–16).

“¡Y cuán grande es su gozo por el alma que se

arrepiente!”

Por último, no puedo evitar el imaginarme la sensaciónde plenitud que debe sentir el Salvador cada vez que nosarrepentimos de nuestros pecados y aplicamos Su sacrificioexpiatorio a nuestra vida. Ciertamente, Juan se hizo eco delos sentimientos del Salvador al declarar: “No tengo yo ma-yor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad”(3 Juan 1:4). Cristo dijo de Sí mismo: “¡Y cuán grande es sugozo por el alma que se arrepiente!” (D. y C. 18:13).

Tras enseñar a los nefitas sobre Su expiación y lo queprecisaban hacer para presentarse sin mancha ante Él,Jesús les manifestó Sus sentimientos diciendo: “…mi gozoes grande, aun hasta la plenitud, por causa de vosotros…sí, y aun el Padre se regocija, y también todos los santosángeles, por causa de vosotros y los de esta generación;porque ninguno de ellos se pierde… y mi gozo es comple-to en ellos” (3 Nefi 27:30–31).

Testifico que también nosotros podemos hallar gozo enesta vida y recibir una plenitud de gozo en la vida venideraal tener “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumadorde la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió lacruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestradel trono de Dios” (Hebreos 12:2; cursiva agregada). ■

L IAHONA AB R I L DE 2007 17

EL GOZO DEL ALMA QUE SE ARREPIENTEMucho se aprende sobre el gozo que sigue al verdadero

arrepentimiento al estudiar las experiencias del apóstolPablo y de Alma, hijo, aunque nuestras propias experien-cias tal vez no lleguen a ser tan espectaculares (véaseHechos 8:1–3; 9:1–31; Mosíah 27:8–31; Alma 36:5–24).Pablo y Alma eran hombres influyentes que persiguieron alos santos. En medio de sus destructivas obras, ambos re-cibieron la visita de seres celestiales. A Alma se le apareció

un ángel del Señor, mien-tras que Jesús mismo lehabló a Pablo y le pregun-tó: “…¿por qué me persi-gues?” (Hechos 9:4).

Ambos hombres caye-ron a tierra como resulta-do de lo que vieron yoyeron. Alma perdió la ca-pacidad de hablar y Pabloquedó ciego, pero lo real-

mente importante fue que ambos se recuperaron de su es-tado inicuo y caído de un modo muy parecido. Pablo selimitó a preguntar: “…Señor, ¿qué quieres que yo haga?”(Hechos 9:6). De inmediato, su vida dio un giro radical ha-cia el Salvador y siguió las instrucciones del Señor conexactitud. Alma describe su arrepentimiento:

“Y aconteció que mientras así me agobiaba este tor-mento, mientras me atribulaba el recuerdo de mis muchospecados, he aquí, también me acordé de haber oído a mipadre profetizar al pueblo concerniente a la venida de unJesucristo, un Hijo de Dios, para expiar los pecados delmundo.

“Y al concentrarse mi mente en este pensamiento, cla-mé dentro de mi corazón: ¡Oh Jesús, Hijo de Dios, ten mi-sericordia de mí que estoy en la hiel de amargura, y ceñidocon las eternas cadenas de la muerte!

“Y he aquí que cuando pensé esto, ya no me pude acor-dar más de mis dolores; sí, dejó de atormentarme el re-cuerdo de mis pecados.

“Y ¡oh qué gozo, y qué luz tan maravillosa fue la que vi!Sí, mi alma se llenó de un gozo tan profundo como lo habíasido mi dolor” (Alma 36:17–20; cursiva agregada).

Élder Craig C. Christensen, de los Setenta.

Page 20: Liahona Abril 2007

Es el tercer Scout de la historia de

Sudáfrica en recibir por tercera vez el

“Scout Springbok”, el reconocimiento

más alto de escultismo de ese país, pero

es el primero que también obtiene el

premio Mi deber a Dios.

P O R PA U L V A N D E N B E R G H ERevistas de la Iglesia

Cualquiera que sea el país en que vivas, ganar el reco-nocimiento más alto de escultismo requiere un granesfuerzo, así que imagínate el trabajo que hace falta

para ganarlo tres veces. Rocco du Plessis es el primer scoutspringbok en los 26 años de historia de la Tropa Edgemead1, de Sudáfrica, por lo que ganarlo en tres ocasiones cons-tituye todo un logro.

Sin embargo, Rocco obtuvo otro galardón el año pasadoque para él tiene igual importancia. “Obtener el premio Mi

deber a Dios ha contribuido aún más a mi crecimiento es-piritual y personal”, dice, “pues tiene mucho que ver contu relación con nuestro Padre Celestial”.

“El programa de escultismo aquí es muy exigente”, diceRocco, que pertenece al Barrio Panorama, Estaca Ciudad

EL SCOUTDE CIUDAD DEL CABO QUE BATIÓ TODOS LOS RECORDS

18

del Cabo, Sudáfrica. Es difícil obtener el premio springbok,aunque claro está que los líderes scout están ahí para ayu-dar. Pero sigue siendo difícil. “Si no trabajas duro, si nocumples con todas tus responsabilidades, no lo vas a con-seguir”, agrega Rocco. Al ir avanzando en el programa deescultismo, que en Sudáfrica no cuenta con el patrociniode la Iglesia, cada premio que se recibe requiere muchotiempo, planificación y trabajo.

En cuanto al premio Mi deber a Dios, Rocco dice queel apoyo de sus padres y el respaldo de sus líderes deHombres Jóvenes supuso la clave del éxito. “Ellos quie-

ren que consigas el premio Mi deber a Dios”, dice, “ygran parte de los requisitos son cosas que ya haces todoslos días”. Todo es cuestión de trabajar con tus padres ytus líderes para registrar tu progreso en esos aspectos.“La mayoría de los aspectos mormones normales de tuvida coinciden con los requisitos de Mi deber a Dios… si los cumples”. En otras palabras, si un joven asiste a lasreuniones de la Iglesia, ora con regularidad, estudia lasEscrituras y cumple con sus responsabilidades del sacer-docio, está en el camino correcto.

Cómo llegar a ser un scout springbok

Sólo un uno o un dos por ciento de todos los scouts delpaís reciben el máximo premio del escultismo sudafricano,y de esos scouts springbok sólo un uno o un dos por cien-to completa más de uno de los tres desafíos posibles delos exploradores. Rocco completó los tres, convirtiéndoseasí en el tercer scout de la historia de Sudáfrica que alcan-zó ese logro.

Los pasos que debe seguir un scout en el programa deescultismo de Sudáfrica son: rastreador, aventurero, prime-ra clase y luego explorador. La insignia de explorador se divide en tres secciones diferentes: scouts de tierra, de airey de mar. Normalmente un scout elige una de esas tressecciones y se concentra en ella a fin de dirigir su trabajo FO

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Page 21: Liahona Abril 2007

L IAHONA AB R I L DE 2007 19

Rocco dice que conse-

guir el premio Mi de-

ber a Dios le ayudó

en su crecimiento

personal y espiritual.

Página opuesta: Rocco

con su madre, Sally;

su padre, André; y su

hermano, Jean-Jacq.

Abajo a la izquierda:

Rocco dirigió a un gru-

po de Scouts en una

caminata de tres días

para cumplir con los

requisitos del premio

Springbok. Abajo

a la derecha: Rocco

disparando en la

base de puntería de

Cederberg, dirigida

por scouts Santos de

los Últimos Días de

Ciudad del Cabo.

Page 22: Liahona Abril 2007

hacia el avance final: springbok. Rocco secentró en las tres.

Junto con los demás emblemas de méritoy requisitos, hay ciertas insignias que sonobligatorias para cada clase de explorador: el explorador de tierra obtiene los emblemasbosquimano y cartógrafo. El explorador deaire obtiene los emblemas navegante aéreo y controlador aéreo. Y el explorador de marobtiene las insignias timonel y barquero pornavegar y remar.

Rocco explica que, por lo general, es nece-sario pasar unos dos fines de semana en uncurso de emblemas de mérito o insigniaspara conseguir cada premio. Están las insig-nias blancas: la teoría que hay detrás de unaaptitud. Luego las insignias verdes, es decir, la aplicación práctica de esa aptitud. Porejemplo, para conseguir el emblema de méri-to de barquero, primero se aprenden cosas

como técnicas de supervivencia, orientarsepor las estrellas o hacer fuego sin fós-

foros. Entonces viene la aplica-ción práctica. A uno lo

dejan 48 horas en un bosque y hay que valerse por sus propios medios.

Vemos que Rocco lleva varios años atareadocon el escultismo. Desde febrero hasta diciem-bre del año pasado, por ejemplo, estuvo fueramuchos fines de semana. “Parecía que estabaconstantemente lejos de casa trabajando encursos de emblemas de mérito”, dice. Además,durante los últimos cinco años, ha sido el líderde la tropa; eso quiere decir que ha estado en-cargado de organizar todas las acampadas dela tropa. Ha tenido que planificar las comidas,hacer la compra, coordinar las reuniones de latropa, redactar autorizaciones para que las fir-maran los demás scouts y sus padres, y super-visar cada una de las salidas de campamento.

La persistencia es una característica valiosaque Rocco ha ido aprendiendo por el camino.“Por lo menos la mitad de mis insignias no lasconseguí la primera vez que hice el curso”, se-ñala. “Pasados seis meses, puedes intentarlode nuevo o pedirle a un adulto que haya con-seguido la insignia que te evalúe”. Por ejem-plo, los vendajes son uno de los requisitos del

Arriba a la derecha:

Como parte de los re-

quisitos de explorador

de aire, Rocco voló so-

bre los bosques de

Cederberg y aprendió

acerca de la navega-

ción aérea. Derecha:

Rocco fue líder adjunto

de 10 scouts que reco-

rrieron las montañas

Cedar. Extremo dere-

cho: Los scouts cons-

truyen balsas para

una competición

anual. Abajo: Los

scouts trabajan para

construir el puente que

diseñó Rocco. Página

opuesta: Rocco sostie-

ne el modelo de su

puente y el registro de

la caminata.

20

Page 23: Liahona Abril 2007

mérito de primeros auxilios. “No salí aprobado en los ven-dajes porque parte del nudo de uno de ellos se salió”, expli-ca Rocco. “Así que tuve que rehacer esa parte del vendajepara alcanzar el segundo nivel de primeros auxilios”.

Además de las insignias, hay otros proyectos que unscout debe completar para lograr su springbok; uno deellos es el proyecto de construcción. Rocco decidió cons-truir un puente. Primero tuvo que diseñarlo y construir unmodelo a escala. Luego, con un equipo de seis scouts, loconstruyó a tamaño natural: un puente de 6 metros de altopor 9 de largo. Les llevó cerca de nueve horas construir elpuente y luego desmontarlo.

También debe realizar servicio a la comunidad, que esuno de los requisitos para obtener los premios springbok yMi deber a Dios. Para cumplir en ese aspecto con spring-

bok, Rocco visitó más de 40 residencias para la tercera edadcon objeto de ayudarles con diversas tareas y reparaciones.

“Lo único que coincidió para ambos premios fue el proyec-to de 40 horas de servicio que pude hacer tanto para losScouts como para mi premio Mi deber a Dios”, dice Rocco.

De todos los requisitos que Rocco cumplió para obte-ner sus muchos premios, él considera uno en concretocomo el más valioso para su crecimiento personal: “Leer el Libro de Mormón”, dice Rocco sin vacilar. “Fue el retomás grande y gratificante”.

Ser misionero

“Ya había leído el Libro de Mormón en una ocasión, ha-cía un año más o menos, pero lo leí por el simple hechode hacerlo”, explica Rocco. “Cuando empecé a leerlo la si-guiente vez, de verdad deseaba aprender y obtener un tes-timonio de él”. Esta segunda vez comenzó su lectura delLibro de Mormón de una forma completamente diferente.“Ahora, cada vez que leo, oro antes de empezar para pedirque el Espíritu de mi Padre Celestial me acompañe duran-te la lectura”.

Rocco ya ha comenzado su nuevo gran proyecto: com-partir más activamente su testimonio con los demás a me-dida que se prepara para servir en una misión de tiempocompleto. Sus experiencias con el escultismo y el recibirel premio Mi deber a Dios le han ayudado a superarsecomo persona y a prepararse para ser misionero. “Parapredicar el Evangelio, necesitaba saber qué hay en el Librode Mormón; tenía que saber que es verdadero”, dice.“Después de leerlo la segunda vez, recibí un testimoniode ello”.

Aunque no existiera el premio Mi deber a Dios, Roccodice que habría cumplido casi todos los requisitos senci-llamente porque deseaba prepararse para el servicio misional. Asistir a la Iglesia, leer las Escrituras, orar cada día y brindar servicio forman sólo parte de quienRocco es, de ser lo que un Santo de los Últimos Días debe ser.

Ahora que ha recibido su llamamiento para servir comomisionero de tiempo completo, el testimonio que el élderDu Plessis ha obtenido resulta mucho más útil que elpuente de madera y cuerdasque construyó para su pro-yecto de Springbok. Sin embargo, algunas de lasdestrezas de bosquimanoque aprendió siendoscout pueden resultarleútiles durante su servi-cio en Zimbabwe,Zambia y Malawi. ■

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L I A H O N AL I A H O N A

PPuedes ayudar siendo su amigo. Tal veztu amigo esté intentando comprenderquién es y dónde encaja. Necesita al-

guien con quien hablar, con el que ir a activi-dades sanas y que sea un buen ejemplo. Sinpretensiones de superioridad moral y sin sercrítico, busca oportunidades de conversarcon él sobre los momentos en que ambos vi-vían esas normas y eran bendecidos por ello.

Mantén normas elevadas. Independiente-mente de lo que hagas, no rebajes tus nor-mas a cambio de ayudar a tu amigo. Aléjatede aquellas situaciones en las que el EspírituSanto no vaya a estar para guiarte. A pesar detu amistad y de tu preocupación, tu amigopuede incluso decidir seguir tomando deci-siones equivocadas. Tal vez tengas que rela-cionarte con otras personas antes quedescarriarte tú también.

Aparta un tiempo para orar. Ora por tuamigo, pero ora por ti también. Ora para te-ner oportunidades de ayudarle y ora para re-conocerlas y ser guiado cuando se presenten.Ora para que tus acciones sean motivadas porun amor cristiano por tu amigo y no por unmero deseo de cambiarle. ¡Entonces actúa!

No te rindas. Puede que tu amigo no cam-bie de repente; es necesaria una labor conti-nua y sincera. De hecho, tal vez nunca sepasel efecto que lleguen a tener tus palabras otu ejemplo, pero si tu amistad es sincera, ha-brás tenido una influencia positiva en él.Jacob, un profeta del Libro de Mormón,pudo haber pensado que su hijo Enós noprestaba atención a sus enseñanzas, pero undía Enós recordó “las palabras que frecuente-mente había oído a [su] padre hablar”, y searrepintió (véase Enós 1:3–5). Tus palabras y tu ejemplo tendrán su efecto aunque talvez no sea inmediato.

Incluye a tu amigo. Recuerda la paráboladel Salvador sobre el pastor que dejó a las99 ovejas para buscar a la que se había perdido. No se limitó a visitar a la oveja perdida y luego regresar solo al rebaño, sino que trajo a la oveja consigo (véaseLucas 15:4–7). Invita a tu amigo a ir a activi-dades con personas que tengan normas elevadas, pues ese tipo de experiencias lepermitirán ver las bendiciones que se reci-ben al vivir con rectitud y se sentirá cómodoal estar con personas así. Es de esperar que

22

Preguntas yrespuestasPreguntas yrespuestas

“Uno de mis amigos de la Iglesia no vive ciertas normas del Evangelio.

Me preocupo por él. ¿Cómo puedo ayudarle?”

No rebajes tus normaspara ayudar a unamigo.

Ora para que elEspíritu Santo te ayudea saber qué hacer, ¡yentonces actúa!

Confía en que nuestroPadre Celestial teayudará a tener unainfluencia positiva enla vida de tu amigo.

Invita a tu amigo aparticipar en activi-dades edificantes a fin de que sienta elEspíritu y tenga el deseo de tomar buenas decisiones.

Sé un ejemplo de cómola obediencia a losmandamientos tebrinda felicidad.

Page 25: Liahona Abril 2007

reconozca que la felicidad que perci-be en esas actividades es mejor queel placer pasajero que se obtiene aldesobedecer.

Cuenta con la ayuda del Señor entus intentos por ayudar a tu amigo,pues Él también desea que tu amigotome decisiones correctas. CuandoNefi iba entre su pueblo para ayudarle,el Señor le dijo: “…te haré poderosoen palabra y en hecho” (Helamán10:5). Y así fue. Nuestro PadreCelestial obrará a través de ti si le en-tregas tu tiempo y tus fuerzas.

L E C TL E C T O R E SO R E STuve un amigo que estuvo activo en la

Iglesia por mucho tiempo. Siempre iba

solo porque su familia había decidido

que ya no querían asistir más. Me impre-

sionaban su fortaleza y su valentía, pero

un día oí que ya no iba más a la Iglesia.

Tuve la fuerte impresión del Espíritu de

que debía hablar con él. Le dije lo mucho

que me impresionaba que viniera él solo

a la Iglesia y le dije que no se rindiera. El

domingo siguiente fue a la reunión sacra-

mental y desde entonces ha seguido asis-

tiendo a las reuniones. Al ser fieles y vivir

el Evangelio, podemos ser ejemplos para

nuestros amigos y brindarles el amor y el

apoyo que necesitan.

Marina V., 18, Suecia

Sigue siendo su amigo. Él

te admira y observa todo

lo que haces. Tal vez quiera

tener lo que tú tienes y no

sabe cómo hacerlo. No

tienes por qué estar de acuerdo con

todo lo que él dice o hace; simplemente

hazle saber que estarás a su lado.

Habrá días en que te resulte difícil, pero

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merecerá la pena. Pide ayuda al Señor y todo

saldrá bien.

Stephanie C., 16, E.U.A.

Creo que lo mejor es hablar con él.

Sé directo, pero amable. Hará falta

valor, y creo que será mejor hacerlo

después de orar porque así puedes

recibir ayuda. También yo tengo

amigos así y puesto que quiero estar con ellos en

el reino celestial, me esfuerzo por guiarlos por

el camino correcto. Tal vez tú mismo tengas que

cambiar en algo para tener el efecto deseado en

otra persona, pero lo importante es que cada día

te esfuerces por ser una mejor persona.

Eimi H., 17, Japón

Debes ser un buen ejemplo para tu amigo.

Invítale a asistir a una actividad de jóvenes. Será

más eficaz si le acompañas. Comparte tu testimo-

nio sobre lo que hayas recibido al seguir los va-

lores del Evangelio.

Jared Q., 16, Filipinas

Tengo un amigo que no obedeció

un par de normas de la Iglesia y

ahora lamento no haberle dicho

cómo me sentí al respecto. Dile a

tu amigo cómo te sientes y ora por

él. Sigue siendo su amigo, siempre y cuando no

termines haciendo lo que él hace. Si se trata de

algo serio, habla con el obispo.

Deborah S., 14, E.U.A.

Si fuera mi amigo, trataría de tener actividades

divertidas y sanas que estén de acuerdo con los

principios del Evangelio. De ese modo él podría

ver que hay muchas formas de pasárselo bien

sin tener que hacer cosas que están mal. No lo

apoyaría en aquellas cosas que no estuvieran

bien, pero sí le aconsejaría y fortalecería por

medio de mi ejemplo. Sería una buena idea

24

hablar con tu amigo y recordarle que su debili-

dad podría convertirse en su punto fuerte (véa-

se Éter 12:27). Hazle saber que es él quien

debe tomar la decisión y que estarás a su lado

para apoyarle. Debes mantenerte fuerte y no

permitir que las actividades de tu amigo influ-

yan en tus actos.

Jorge B., 17, Ecuador

En este tipo de situaciones, el

ejemplo es importante. También

podemos orar continuamente

por nuestros amigos y buscar ma-

neras de ayudarles. Podemos ayu-

nar y pedirle a nuestro Padre Celestial que nos

dé las palabras adecuadas que les ayuden a

entender por qué vivir el Evangelio nos hace

felices.

Virginia C., 17, Uruguay

Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda yexponer un punto de vista, y no deben considerarsecomo pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

S I G U I E N T E P R E G U N T A“¿Qué debería responder cuando mis amigos

dicen que Jesucristo fue un gran maestro moral

pero no el Salvador ni el Hijo de Dios?”

ENVÍANOS TU RESPUESTA a la pregunta junto

con tu nombre, fecha de nacimiento, nombre del

barrio y de la estaca (o de la rama y del distri-

to), y una fotografía tuya reciente (acompañada

de la autorización escrita de tus padres para

publicarla) a:

Questions & Answers 5/07

50 E. North Temple St., Rm. 2420

Salt Lake City, UT 84150-3220, E.U.A.

O por correo electrónico a:

[email protected]

Tengan la bondad de responder antes del 15

de mayo de 2007. ■

“Muchos denuestros jó-venes se ven

empujados en direc-ciones erróneas y ten-tados a participar delos pecados del mun-do; esas personasquerrían anhelosa-mente adquirir la for-taleza de los quetienen la capacidadde mantenerse firmesen la verdad. Por me-dio de una vida derectitud y de un cora-zón comprensivo, us-tedes pueden rescatary salvar. Cuán grandeserá entonces su gozoy cuán eterna la ben-dición que habránproporcionado”.Véase presidente ThomasS. Monson, PrimerConsejero de la PrimeraPresidencia, “Un ejemplode los creyentes”, Liahona,enero de 1993, págs.109–111.

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hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.

¿Cómo puedo ser un instrumento

para velar por mi prójimo?

Mosíah 4:26: “…quisiera que devuestros bienes dieseis al pobre, cadacual según lo que tuviere, tal comoalimentar al hambriento, vestir al des-nudo, visitar al enfermo, y ministrarpara su alivio, tanto espiritual comotemporalmente”.

Élder Henry B. Eyring, del Quórum

de los Doce Apóstoles: “Nunca veré ala orientación familiar ni a las maestrasvisitantes sólo como un programa…una obra así no es una carga, sino unaoportunidad. Todo miembro ha hechoun convenio de hacer obras bon-dadosas, tal como lo haría elSalvador. Por lo tanto, cual-quier llamado para ser tes-tigo y para cuidar a losdemás, no es una peti-ción de servicio extra,sino que es una bendicióndesignada por un PadreCelestial amoroso y por suHijo Jesucristo… Cada una esuna oportunidad de demostrarlas bendiciones que recibimospor ser el pueblo del convenioy cada una es una oportunidad por

Por medio de la ora-

ción, lea este mensaje

y seleccione los pasa-

jes de las Escrituras y

las enseñanzas que

satisfagan las necesidades de las her-

manas a las que visite. Comparta sus

experiencias y su testimonio e invite a

las hermanas a las que enseñe a ha-

cer lo mismo.

¿Qué dice el Señor respecto al velar

por el pobre y el necesitado?

Élder Russell M. Nelson, del

Quórum de los Doce Apóstoles:

“Nuestro Padre Celestial se preocupapor [el pobre y el necesitado], puesson Sus hijos… Los pobres —especial-mente las viudas, los huérfanos y losextranjeros— siempre han contadocon el interés de Dios y de los rec-tos… Se prometieron bendiciones alos que atendían a los pobres” (véase“En cuanto lo hicisteis a uno de es-tos…”, Liahona, julio de 1986, págs.22–24).

Mateo 25:37–40: “Entonces los jus-tos le responderán diciendo: Señor,¿cuándo te vimos hambriento, y tesustentamos, o sediento, y te dimosde beber?

“¿Y cuándo te vimos forastero, y terecogimos, o desnudo, y te cubrimos?

“¿O cuándo te vimos enfermo, oen la cárcel, y vinimos a ti?

“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis

la que ustedes aceptaron ser respon-sables” (“Testigos de Dios”, Liahona,

enero de 1997, pág. 34).Obispo H. David Burton, Obispo

Presidente: “El profeta José Smith en-señó que tenemos la responsabilidadde ‘alimentar al hambriento, vestir aldesnudo, proveer para la viuda, secarlas lágrimas del huérfano y consolar alafligido, sean estos miembros de estaIglesia, de otra cualquiera o de ningu-na, y dondequiera que se encuentren’(Times and Seasons, 15 de marzo de1842, pág. 732). Seamos generososcon nuestro tiempo y al dar nuestrosdonativos para el cuidado de los quesufren” (véase “Vé, y haz tú lo mis-mo”, Liahona, julio de 1997, pág. 87).

Bonnie D. Parkin, Presidenta

General de la Sociedad de Socorro:

“El almacén del Señor —donde hay‘suficiente y de sobra’— es [simbóli-camente] aquello que el Señor nosha dado a cada uno de nosotros (D. y C. 104:17). Es una mujer que

da ayuda a otra mujer; es unahermana que se ofrece

para escuchar o hablarcon una hermana que

se sienta sola; esuna hermana que

cultiva una amis-tad cercana con la

hermana a la quevisita como maestra

visitante; es usted y yocon nuestra fortaleza, connuestras aptitudes y connuestros talentos, quebendicen la vida de otra persona” (véase“Bienestar: el principioque corona la vida cris-tiana”, BYU Women’s

Conference, 1 de mayode 2003, pág. 3). ■

L IAHONA AB R I L DE 2007 25

Seamos un instrumento en las manos de Dios al velar por el pobre y el necesitado

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Una de nuestras mayores preocupacioneses que muchos de nuestros jóvenes adultosno se han afincado en una unidad en la quecuenten con un obispo y en la que el obispolos conozca. A todo miembro de la Iglesia lodebe conocer un obispo o un presidente derama ante el cual ser responsable. Una rela-ción así les brindará la oportunidad de parti-cipar en las ordenanzas del sacerdocio, serentrevistados, obtener recomendaciones parair al templo cuando sea apropiado hacerlo yrecibir llamamientos en la Iglesia.

Debería existir en todo caso una cone-xión clara con alguien que posea las llavesdel sacerdocio. Si se tiene dos obispos, no se tiene obispo alguno. Si sus cédulas de miembro no están en el barrio al cual

26

Si ponen las cosas de Dios en primer lugar, tomarán decisiones buenas.Ningún aspecto de la eternidad tendráimportancia si no se preparan ahoramismo para vivir con nuestro PadreCelestial y con SuHijo Jesucristo.

3Tres mensajes para los jóvenes adultos

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P O R E L É L D E R E A R L C . T I N G E YDe la Presidencia de los Setenta

Mis jóvenes amigos, ustedes viven enuna época sumamente prometedora.En la historia del mundo jamás ha ha-

bido tantas oportunidades para escoger y te-ner éxito.

Tengo tres mensajes para ustedes a medi-da que siguen su camino por el mundo: seanmiembros activos de La Iglesia de Jesucristode los Santos de los Últimos Días, prepárensehoy para el mañana y estén dispuestos aaceptar las responsabilidades que lleva apare-jado el matrimonio.

Sean activos en la IglesiaAl dedicarse a obtener una buena educa-

ción académica, al comenzar a trabajar y al es-perar el matrimonio, siempre deben tenerpresente la actividad en la Iglesia.

Los jóvenes adultos solteros setrasladan con mucha frecuencia, porlo que cambian de domicilio y de telé-fono muy a menudo. A los líderes dela Iglesia les apena perder el contactocon ustedes, ya que cuando eso suce-de, no podemos comunicarnos parainvitarles a aceptar un llamamiento nia compartir todas las bendiciones delas que disfrutan los demás miembros.

Page 29: Liahona Abril 2007

L IAHONA AB R I L DE 2007 27

asisten, no podrán aceptar un llamamiento para servir enla Iglesia, y tal vez no tarden en llegar a ser desconocidospara sus líderes.

Tener un llamamiento en la Iglesia es una de las bendi-ciones más maravillosas que pueden recibir en esta etapade su vida. Es mucho lo que pueden aportar al barrio o a la rama donde residen, puesto que ustedes cuentan con talentos y aptitudes esenciales y necesarias en una Iglesiaen expansión. Si son ex misioneros, pueden influir en los demás miembros con su entusiasmo y su testimonio.Además, tener un llamamiento también es importante si aún no han servido en una misión.

Si aún no se han afincado en un barrio o una rama y su obispo o presidente de rama no les conoce, ¿me permi-ten extenderles un desafío personal para que corrijan esasituación de inmediato? Pongan en orden su responsabili-dad ante sus líderes del sacerdocio. Hermanas, conozcan a las hermanas de la Sociedad de Socorro de su localidad y participen en la organización de la Sociedad de Socorro.Jóvenes, sean dignos de asumir cada vez más responsabili-dades y hagan los convenios adicionales y sagrados queconlleva el pasar del Sacerdocio Aarónico al Sacerdocio deMelquisedec. Únanse al quórum de élderes local y partici-pen activamente en él.

Si ya se han establecido en un barrio o en una rama, les insto a pensar en aquellos amigos y compañeros en elEvangelio que estén perdidos para sus líderes del sacerdo-cio. Aliéntenles a reincorporarse al Evangelio y a participaren la Iglesia.

A todo miembro de la Iglesia lo debe conocerun obispo o un presidente de rama ante elcual ser responsable. Una relación así les

brindará la oportunidad de aportar a la unidaddonde residen.

Page 30: Liahona Abril 2007

adquirir las destrezas necesarias para conse-guir empleo, criar a una familia, contribuir a la sociedad, y hacerlo con éxito.

Costearse los estudios o aprender destre-zas puede resultar caro. Aprendan a ahorrardinero y empleen con prudencia los fondoscon los que cuenten. Eso les permitirá mini-mizar la deuda que tengan al terminar su formación.

Si estudian estando ya casados, será nece-sario que tanto ustedes como su cónyuge tomen decisiones sabias a medida que se sa-crifican y cuidan de la familia, pues debenasegurarse de que no corran peligro las nece-sidades familiares, el trabajo y los estudios.

Casados o solteros, aquellos que tenganun empleo deben desarrollar una buena éticalaboral. Sean productivos; mejoren su capaci-dad laboral; sean leales a sus empleadores;procuren obtener oportunidades de ascensoy responsabilidades adicionales; paguen susdiezmos y ofrendas; ahorren parte de sus in-gresos y desarrollen hábitos de economía yautosuficiencia.

Conozcan el verdadero valor del dinero

Uno de los grandes retos de esta etapa desus vidas es aprender a tomar decisiones so-bre cómo gastar el dinero.

El presidente Brigham Young enseñó: “Siquieren ser ricos, ahorren lo que obtengan.El tonto puede ganar dinero, pero se requie-re un hombre sabio para ahorrarlo y aprove-charlo ventajosamente”1.

La sociedad actual cuenta con muchosproductos llamativos e interesantes que brin-dan placer y comodidad. Son fascinantes yhasta parecen necesarios.

Aún así el Salvador dijo:“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la

polilla y el orín corrompen, y donde ladronesminan y hurtan;

“sino haceos tesoros en el cielo, donde nila polilla ni el orín corrompen, y donde ladro-nes no minan ni hurtan.

Obtengan unabuena educa-ción acadé-

mica y adquieranlas destrezas necesa-rias para conseguirempleo, criar a unafamilia y contribuira la sociedad.

Prepárense hoy para elmañana

El segundo mensaje que les ofrezco es quetomen decisiones prudentes que les permi-tan prepararse para el futuro.

He conocido a miles de estudiantes univer-sitarios y puedo decirles con franqueza que loque decidan en esta etapa de su vida en cuantoa la educación, el empleo, la preparación parael matrimonio y la actividad en la Iglesia básica-mente establecerá el modelo para su futuro.

Si ponen las cosas de Dios en primer lugar,tomarán decisiones buenas. En un principioes sumamente fácil decantarse por una deci-sión de apariencia interesante, pero que, si setoman en cuenta otros factores, con el tiem-po terminará por alejarles del reino de Dios.Ningún aspecto de la eternidad tendrá impor-tancia si no se preparan ahora mismo para vi-vir con nuestro Padre Celestial y con Su HijoJesucristo.

En las Escrituras se encuentran varios pa-sajes que tal vez les resulten útiles. Jesucristo

dijo: “Mas buscad primeramente el reinode Dios y su justicia, y todas estas cosas osserán añadidas” (Mateo 6:33).

En otra ocasión, el Salvador enseñó: “El que halla su vida, la perderá; y el quepierde su vida por causa de mí, la hallará”(Mateo 10:39). ¿Comprenden que perder lavida al servicio de su prójimo les permitirádescubrir su verdadera identidad como hi-jos de Dios? La alternativa —ser egocéntri-co y no servir a Dios ni al prójimo— resultaen perder la vida en un sentido eterno.

A medida que se preparen para el futu-ro, el servicio que prestan y sus rela-ciones con los demás dentro delentorno de la Iglesia desempeñaránun papel de suma importancia.

Obtengan una buena educación

académica

Les alentamos a obtener unabuena educación académica y a

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“Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará tambiénvuestro corazón” (Mateo 6:19–21).

Cuídense de la imprudencia de rodearse de “juguetes”materiales y temporales que tal vez no sean necesarios niesenciales en esta etapa de sus vidas. No piensen que deinmediato deben obtener todo lo que sus padres tenían almomento de abandonar ustedes el nido. En la mayoría delos casos, a sus padres les ha llevado décadas obtener lascomodidades de un hogar moderno y, sencillamente, noes práctico que ustedes traten de obtener lo mismo ahoraal empezar a fundar su hogar.

Puedo dar mi testimonio personal de que algunos de losmás bellos recuerdos que tenemos mi esposa y yo, son decuando teníamos una familia que iba en aumento y vivía-mos en un apartamentito mientras yo terminaba mis estu-dios de abogacía. Teníamos pocos lujos, pero no sabíamosque éramos pobres porque nos teníamos el uno al otro ycontábamos con las bendiciones del Evangelio, las cualeseclipsaban las posesiones materiales de las que carecíamos.

Estén dispuestos a aceptar lasresponsabilidades que lleva aparejado el matrimonio

El tercer mensaje que deseo abordar —y que tiene quever con los dos anteriores— es que estén dispuestos aaceptar las responsabilidades matrimoniales.

Las Autoridades Generales de la Iglesia se preocupanprofunda y continuamente por que los jóvenes adultos

L IAHONA AB R I L DE 2007 29

solteros conozcan la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio. La doctrina de la Iglesia en lo referente a lafamilia eterna es muy clara. Permítanme citar Doctrina y Convenios:

“Por consiguiente, si un hombre se casa con una mujeren el mundo, y no se casa con ella ni por mí ni por mi pala-bra, y él hace convenio con ella mientras él esté en el mun-do, y ella con él, ninguna validez tendrán su convenio ymatrimonio cuando mueran y estén fuera del mundo; portanto, no están ligados por ninguna ley cuando salen delmundo.

“Por tanto, cuando están fuera del mundo ni se casanni se dan en casamiento, sino que son nombrados ánge-les en el cielo, ángeles que son siervos ministrantes para ministrar a aquellos que son dignos de un peso de gloria mucho mayor, y predominante, y eterno” (D. y C. 132:15–16).

Dicho con claridad y sencillez: el matrimonio por eltiempo y la eternidad es esencial para alcanzar la exaltación.

Page 32: Liahona Abril 2007

Dificultades que pueden retrasar el matrimonio

Con este pasaje de las Escrituras en mente, permítanmemencionar algunos factores que pueden llegar a postergarel matrimonio.

1. Algunos tal vez perciban que a los ex misioneros yano se les presiona ni alienta tanto para casarse. Si piensanasí, están equivocados. Se debe alentar a todo ex misione-ro a que, una vez en casa, se mantenga activo en la Iglesia,se asegure una formación, desarrolle aptitudes laborales yse disponga a hallar un cónyuge eterno.

2. Tal vez algunos jóvenes piensen que no están a laaltura de las expectativas de algunas señoritas. A menu-do se emplea la expresión “mantenimiento elevado” parareferirse a aquellas personas que dan la impresión deque necesitan más de lo que su pareja puede proporcio-narles. Una buena comunicación puede abordar esa inseguridad.

3. La excesiva importancia dada a la formación o al tra-bajo puede colocar al matrimonio en un plano secundario.El matrimonio, la formación y el trabajo pueden ir de lamano. Tener una carrera profesional sin familia, cuandopuede haberla, es una tragedia.

4. No permitan que la vida se convierta en una existen-cia simplemente divertida o egoísta. La vida es más que un

parque de diversiones. No sean adictos a obtener posesio-nes. Más bien, acepten las responsabilidades.

5. Una percepción negativa del matrimonio motivadapor los medios de comunicación o por experiencias de familiares y amigos puede disuadir a algunos a casar-se. Hay quienes dicen: “¿Para qué casarse si hay tantosdivorcios?”. El que haya divorcios no quiere decir que ustedes no puedan tener un matrimonio feliz y exitoso.No permitan que las acciones de los demás decidan por ustedes. Decidan que su matrimonio no será un fracaso.

6. Algunos demoran el matrimonio por razones econó-micas. No es prudente posponer el matrimonio hasta te-ner el dinero suficiente para mantener un determinadoestilo de vida. Muchos aspectos de la vida en común —lasdificultades, el aprender a adaptarse a nuevas situaciones yel aprender a lidiar con los problemas de la vida— se pier-den cuando se obra así.

Éstas y muchas otras razones pueden llegar a hacer quese posponga el matrimonio. No es mi intención contestar acada una de estas objeciones para satisfacer a cada uno deustedes, sino que sencillamente declararé la doctrina de laIglesia en cuanto al matrimonio y les alentaré a tener la fesuficiente para seguir adelante con esa decisión, la más im-portante de la vida.

El miedo

Si pudiera encerrar en una palabra todos los motivosque acabo de mencionar para posponer el matrimonio,ésta sería miedo: miedo al futuro, miedo al fracaso, etcéte-ra. No es inusual tener miedo. El miedo puede vencersemediante la preparación y la fe.

Cuando los apóstoles de antaño temieron que una grantormenta les hundiera la embarcación, Cristo, “levantándo-se, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Ycesó el viento, y se hizo grande bonanza.

“Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo notenéis fe?” (Marcos 4:39–40).

El apóstol Pablo enseñó: “Porque no nos ha dado Diosespíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominopropio” (2 Timoteo 1:7).

Puedo decir con toda sinceridad que en mi generación,cuando llegaba la oportunidad de casarse con la personaindicada, los retos económicos o de otra índole, como los estudios, pasaban a un segundo plano ante la crucial

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decisión de contraer matrimonio con la per-sona correcta. Muchos de ustedes, jóvenesadultos, han tomado esa decisión y siguenadelante con sus vidas aun cuando no cuen-tan con todas las comodidades que de otraforma tendrían; sin embargo, avanzan segúnun plan eterno y siguen el modelo divino queesta Iglesia ofrece a todos sus miembros.

La familia

Hace algún tiempo, la hermana Tingey yyo, que tenemos 4 hijos y 21 nietos, tuvimosuna “noche de nietos”. Cinco de nuestras nie-tas, de entre 6 y 14 años, que además de serprimas son muy buenas amigas, vinieron anuestra casa.

Mi esposa preparó una cena excelente,tras la cual las nietas hicieron manualidadescon su ayuda. Más tarde, jugamos a sus jue-gos favoritos y después ellas hicieron un pe-queño show de talentos para los abuelos.Durante el show, cantaron varias de sus can-ciones favoritas de la Primaria, las que adapta-ron para sus abuelos, incluida ésta:

Gozo siento cuando [al abuelo] veo

regresar.

Y con alegría yo lo quiero abrazar.

Lo estrecho con amor, siento su calor,

lo acaricio y ¿qué le doy?

Un beso, sí 2.

Cuando cantaron esa última canción, miscinco nietas se me sentaron en el regazo, conlos brazos alrededor de mi cuello, dándomepalmaditas en las mejillas y besos.

Todo eso es lo que realmente importa. Setrata de la familia y del Evangelio. Eso eclipsatoda posesión material y todo lo que cuestedinero.

A menos que comprendan lo que su futu-ro les depara con respecto a la familia, les resultará difícil tomar decisiones acertadas sobre dicho futuro. La familia lo es todo.Eclipsa por completo a toda otra relación y decisión.

No todos se casarán

Ahora bien, sé que no todos se casarán enesta vida, pero el plan del Señor tiene eso encuenta.

El maravilloso relato de Rut en el AntiguoTestamento es la historia de una mujer queperdió a su marido y que entonces decidióno procurar únicamente sus propias metas.Aunque Rut era viuda, conservó su devocióna la familia y a Dios.

Cuando Noemí, su suegra, la alentó a se-guir adelante con su vida, Rut pronuncióunas palabras que sirven para fomentar la fe:“…No me ruegues que te deje, y me apartede ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tupueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios”(Rut 1:16).

Como tal vez recuerden, posteriormenteRut conoció a Booz, con quien se casó y am-bos se convirtieron en parte de la cadena delos antepasados de Jesucristo. Suyas fuerontodas las bendiciones prometidas a los fielesseguidores del Señor.

La familia es la esencia del Evangelio; pormedio de ella, progresamos hacia la eterni-dad. La familia y el matrimonio eterno valenmás que cualquier dificultad.

Tengan la bondad de reflexionar en lospensamientos que he compartido con uste-des y oren al respecto. Sepan que nuestroPadre Celestial les bendecirá y les ayudará areemplazar el miedo con la fe si acuden a Él.

Humildemente les testifico que si son acti-vos en la Iglesia, si se preparan bien para elfuturo y si se sellan a un cónyuge por el tiem-po y la eternidad, descubrirán el gozo quenos promete el Evangelio de Jesucristo. ■Adaptado de un discurso pronunciado en unacharla fogonera del Sistema Educativo de la Iglesiacelebrada en el instituto de religión de Ogden, Utah,el 2 de mayo de 2004.

NOTAS1. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia:

Brigham Young, pág. 242.2. “Cuando papá vuelve”, Canciones para los niños,

pág. 110.

La familia eclip-sa por comple-to a toda otra

relación y decisión.A menos que com-prendan lo que sufuturo les deparacon respecto a la fa-milia, les resultarádifícil tomar decisio-nes acertadas.

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P O R A D A M C . O L S O NRevistas de la Iglesia

L a bailarina se desliza por el escenario; trazauna espiral, gira y luego brinca en el airecon una facilidad tal que parece no afectar-

le la gravedad. Con todo movimiento se com-porta con una suave manifestación de libertad.

Como muchas otras niñas pequeñas, cuan-do María Victoria Rojas Rivera, de Chile —Mavi para sus amigas— tenía cuatro años,decidió que quería ser bailarina; y al igual quetodas las niñas de esa edad, no tardó en des-cubrir que la gracia y la libertad que veía sobreel escenario eran fruto de un alto precio. El esfuerzo y ladisciplina necesarios para convertirse en bailarina profesio-nal resultan excesivos para muchas jóvenes soñadoras.

El precio de los sueños

“Cuando se es pequeña, no se entiende el sacrificio quese requiere”, dice Mavi. “Cuando empecé a estudiar a los

10 años, nuestros maestros nos dijeron quepasaríamos la mitad de la vida bailando y quetendríamos que renunciar a muchas cosas”.

Cosas como el tiempo libre y ciertos ali-mentos. Mavi iba a tener que dedicar muchotiempo y esfuerzos a ejercitarse y practicar;tendría que vigilar su alimentación, y des-pués de las tareas del colegio y el baile,no le quedaría mucho tiempo para losamigos.

Mavi decidió que sus sueños eran lo suficientemente importantes para intentarlo.

“La adolescencia puede ser una etapa compleja”,dice. “Mis amigos no siempre entendían por quéno comía determinados alimentos ni me quedabahasta tarde con ellos”.

Libertad para baLas reglas

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cer restrictivas,

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a Mavi para

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bailar

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El precio de la libertad

Mavi aprendió pronto que lo que parecían ser restriccio-nes a su libertad era en realidad la única manera de verselibre de aquellas cosas que le impedirían alcanzar su meta.

“Opté por volver temprano a casa y por dedicarme apracticar en vez de ir al centro comercial con mis amigas”,explica Mavi. “Si estuviera cansada por haber salido hastatarde o no supiera los pasos por no haber practicado, nohabría podido bailar”.

Ésta no es una disciplina sencilla, pero Mavi dice quemerece la pena.

“Todos tenemos momentos en los que nos apetece ren-dirnos”, confiesa, “pero tú tienes el poder para escoger. Ladisciplina puede parecer restrictiva, pero la autodisciplinaes una opción y yo opté por aceptar este estilo de vidapara poder bailar”.

Una meta a largo plazo

En cierto punto durante sus esfuerzos por convertirseen bailarina, Mavi se percató de que bailar no era la únicameta que tenía ni la única cosa valiosa que requeriría unsacrificio.

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Por el camino, fue desarrollando el deseo de seguir aJesucristo y se dio cuenta de que lo que el ballet le habíaenseñado sobre la disciplina se aplica también a su disci-pulado en el Evangelio. Así como sus amigas se habíanpreguntado por qué hacía lo que hacía para bailar, tam-bién le preguntaron por qué vivía principios del Evangeliotan restrictivos.

“Les expliqué que tenemos la libertad para elegir y que yo elegí este tipo de vida para estar libre de pecado y tener el Espíritu Santo conmigo”, dice.

O como lo explicó el Salvador, un discípulo debe “[to-mar] su cruz”, es decir, abstenerse de toda impiedad y lujuria mundanal y obedecer los mandamientos de Dios(véase Traducción de José Smith, Mateo 16:26). Esta cla-se de autodisciplina nos conduce a “la libertad y la vidaeterna, por medio del gran Mediador”, mientras que tra-tar de vivir sin los mandamientos nos lleva a “la cautivi-dad y la muerte, según la cautividad y el poder deldiablo” (2 Nefi 2:27).

“La obediencia nos reporta más libertad y paz que cual-quier otra cosa”, dice Mavi. “Mis metas no se limitan a estavida terrenal sino que abarcan la eternidad”.

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El sacrificio merece la pena

Mavi flota por el escenario como una hojallevada por la corriente, estirándose y fluyen-do de un paso a otro: développé y pirouette,

glissade y grand jeté.

Una bailarina puede moverse de unmodo tal que a muchos de nosotros noscausaría daño. Esa libertad de movimientoes vital para comunicarse con el público;pero si bien una buena bailarina hace quecada movimiento que realiza sobre el esce-nario parezca fácil, en realidad ha realizadoun gran esfuerzo.

Tras ocho años de sacrificio y horas de en-trenamiento casi diario, pudo vivir su sueñosobre el escenario… y en el Evangelio.

“A la gente le parecen hermosos y gráci-les”, explica Mavi, “pero los movimientos están muy controlados y hace falta muchafuerza para controlarse de ese modo”.

El paralelismo con el Evangelio es impor-tante. Hay que ser fuerte para seguir a Cristoy las recompensas son dulces.

“La recompensa por todos esos sacrificioses que puedo bailar”, dice Mavi. “Me sientofuerte y siento la guía del Espíritu Santo en

cada paso que doy, tanto dentro como fueradel escenario”.

Que siga el baile

Según Nefi, una vez que hemos sentido el deseo de seguir a Cristo y hemos sido bau-tizados y confirmados, debemos perseverarhasta el fin (véase 2 Nefi 31:19–20). En elcaso de Mavi, el ballet requiere una dedica-ción parecida.

Tras bailar en Paraguay, regresó a Viña delMar, Chile, para dedicarse unos años a la en-señanza, aunque ahora desea llevar su baile alsiguiente nivel. Se ha fijado nuevas metas quela han llevado a Argentina, Alemania, Irlanda y España para estudiar y realizar pruebas endiversas compañías de ballet.

Sabe que debe seguir esforzándose, tantoen el escenario como en el Evangelio. Debeproseguir con disciplina si quiere tener liber-tad para bailar; y debe proseguir con fe si desea tener la libertad que emana del discipu-lado. “…Si vosotros permaneciereis en mi palabra”, enseñó el Señor, “seréis verdadera-mente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31–32). ■

Mavi debe realizar grandes esfuerzosfuera del escenario a fin de mantener-

se sana y en forma. Además de cuidar loque come y de descansar, Mavi hace mu-cho ejercicio y baila un mínimo de cincohoras casi cada día. Pero no sólo se cuidaporque es una bailarina.

“Como miembro de la Iglesia, entiendoque mi cuerpo es un templo para mi espí-ritu. Como artista, necesito que cada par-te de mi cuerpo funcione correctamente,

así que lo protejo lo mejor que puedo;aunque, por ser miembro, eso es algo queya sabía que debía hacer”.

Su testimonio de la naturaleza inspira-da de la Palabra de Sabiduría se ha vistoreforzado por su experiencia con el ballet.

“Cuando tratas tu cuerpo correctamente,lo notas”, dice.

Debes cuidarte para ser bailarina, peroMavi agrega: “Todos debemos cuidar denuestro cuerpo, aunque no nos dedique-mos a bailar. No se nos concede la opor-tunidad de elegir nuestro cuerpo, perodebemos sentirnos agradecidos por él yvelar por lo que se nos ha dado. Son dá-divas de Dios y cada uno ha recibido sucuerpo por un propósito”.

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El ejemplo deunasola persona

P O R E L É L D E R B R U C E C . H A F E NDe los Setenta

El asunto de un correo electrónico querecibí hace poco auguraba las malasnoticias: “Funeral de Wendy Knaupp”.

Mientras secaba mis lágrimas, pensaba enaquel día, hace ya más de 40 años, cuando mi compañero misionero y yo conocimos aWendy y a Paul Knaupp cerca de una floriste-ría próxima a la estación de tren de Frankfurt.Era un matrimonio joven estadounidense queprestaba servicio militar lejos de su hogar yque estaba a punto de tener su primer bebé.Dado que nuestro presidente de misión noshabía alentado a ser “misioneros en todo mo-mento”, comenzamos a conversar con ellos.

Mientras les enseñábamos las charlas mi-sionales, quedé muy impresionado por la luzdel alma de Wendy. Era una mujer alegre, inte-ligente y espiritualmente muy perceptiva, ca-paz de captar el significado de la Restauracióncon un instinto innato. Tuve el privilegio dever cómo crecía su testimonio y cómo aumen-taba la luz de su rostro.

Más de 30 años después, Wendy rememo-raba nuestro primer encuentro: “¡Siempre re-cordaré el sentimiento que tuve la primeravez que oí el relato de José Smith! Puedo ima-ginarme nuestro pequeño apartamento enAlemania, que probablemente no fuera más

grande que el dormitorio que tenemos hoy,con nosotros sentados al borde del sofá cama[frente a los misioneros]. Recuerdo habersentido asombro y alivio. Siempre había pen-sado que debía haber algo así en alguna parte. No tenía sentido que Dios nos abando-nara a nuestra suerte para andar ciegamenteerrantes, como en realidad estábamos hacien-do… Me pareció muy razonable y lo creí”.

Sin embargo, al poco tiempo de tomar ladecisión de bautizarse, Wendy y Paul conver-saron con una familia de miembros que criti-caban la norma de la Iglesia relativa a quiénpodía recibir el sacerdocio. Se quedaronconfusos y desanimados y nos pidieron queno siguiéramos visitándolos, excepto paradespedirnos de ellos. No sabíamos cómoresponder a sus preguntas, pero sabíamosque sólo contábamos con una única oportu-nidad. Mientras conversábamos, recibí la im-presión de compartir con ellos un pasajeque había leído recientemente en mi estu-dio personal: el relato de Pedro y Cornelio,en Hechos 10–11. Aquella noche fui cons-ciente del cumplimiento de la promesa queel Señor hace a los misioneros: “…os serádado en la hora, sí, en el momento preciso,lo que habéis de decir… [y] se derramará el Espíritu Santo para testificar de todas las cosas que habléis” (D. y C. 100:6, 8).

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El ejemplo de unamujer —como espo-sa, madre y ser hu-mano— irradiaba el mensaje delEvangelio.

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Todos sentimos un espíritu de paz mientrasorábamos juntos.

Años más tarde, Wendy dijo de aquella ex-periencia: “No recuerdo lo que nos dijeron nide lo que conversamos, pero aquella luz… elEspíritu… había vuelto y sabía que era verdad,y si bien no lo entendía por completo, elmensaje seguía siendo verdadero y teníamosque aceptarlo, pues en el futuro lograríamoscomprenderlo”.

Paul y Wendy se bautizaron y poco des-pués se sellaron en el templo. En medio de las pruebas habituales de la vida familiar,

lograron criar a cinco hijos que, con el tiem-po, fueron todos activos en la Iglesia; algunossirvieron en una misión. Paul era maestro deescuela y, acompañado de su esposa, cantabahermosos dúos en las reuniones de la Iglesia.Wendy sirvió durante cinco años como direc-tora del coro del barrio. Ambos amaban eltemplo y conocieron por sí mismos “el gozode los santos” (Enós 1:3).

En cierta ocasión, mientras asistíamos a lasreuniones de la Iglesia en Londres, Marie, miesposa, y yo conocimos a una mujer llamadaLibby Casas, de Maine, Estados Unidos. Como

Lo que más lellamó la aten-ción a Libby de

la Iglesia fue el poderdel ejemplo personalde Wendy como ma-dre, esposa y ser hu-mano. Para Libby, almenos al principio,Wendy misma repre-sentaba el mensajede la Restauración.

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la familia Knaupp eran las únicas personas de Maine a las que conocíamos, le pregunta-mos si les conocía. Su rostro se iluminó:“¿Conocerlos? Wendy es una amiga mía muyquerida. ¡Ella me dio a conocer el Evangelio!”.Wendy conoció a Libby en una lavandería —dos madres lavando la ropa de sus fami-lias— y compartió el Evangelio con ella tal ycomo habíamos hecho nosotros con Wendyen la estación de tren. Lo que más le llamó laatención a Libby de la Iglesia fue el poder delejemplo personal de Wendy como madre, esposa y ser humano. Para Libby, al menos al principio, Wendy misma representaba elmensaje de la Restauración.

La familia Knaupp más tarde se mudó alestado de Oregón y el año pasado, despuésde saber que Wendy tenía cáncer, tuvimos labendición de encontrarnos con ellos en la visita que hicieron a Utah durante la confe-rencia general. El esposo de Wendy, su hijo ex misionero y yo le dimos una bendición.Compartimos nuestras experiencias de las últimas cuatro décadas y se hizo evidente queel Evangelio lo era absolutamente todo paraellos. Era el centro y el objeto de su vida y dela vida de sus hijos. Paul y Wendy deseabancon fervor gozar de salud para hacer realidadsu sueño de servir juntos en una misión.

No mucho antes de fallecer, Wendy me escribió en una carta:

“Verdaderamente sientoque estoy en los brazos

del Señor. Puede hacer lo que desee; estoy aSu cuidado”. Expresó gratitud por el Evangelioy por su familia, y entonces añadió: “¡Quémagnífico es el Señor!”.

Wendy se ha ido y su familia la echa terri-blemente de menos. Cuando su hijo nos co-municó su muerte, dijo: “Gracias por llevar amamá a la luz del Evangelio. Su vida se carac-terizó por su obediencia a los mandamien-tos”. Y agregó que su madre le escribió encierta ocasión: “Amo al Señor y me sientoeternamente agradecida [a Él] por traer elpreciado Evangelio a mi vida. Deseo demos-trar mi fidelidad más que ninguna otra cosa y trabajo con denuedo para que así sea”.

Puesto que el Evangelio lo era todo paraWendy y su familia, los que fuimos sus misio-neros entendemos “cuán grande será vuestrogozo” (D. y C. 18:15) con ella en el reino denuestro Padre. El Evangelio lo era todo paraella, por lo que mi experiencia misional conella lo es todo para mí. No es de extrañar queel Señor haya dicho que la obra misional es“lo que será de mayor valor para ti” (D. y C.15:6; cursiva agregada).

El presidente Gordon B. Hinckley ha di-cho: “Quiero suplicar a los santos que hagantodo lo que esté a su alcance por proporcio-nar referencias [de personas a las que pue-dan enseñar los misioneros]… Todo aquel al que vean unirse a la Iglesia por causa desus esfuerzos traerá felicidad a sus vidas. Se lo prometo a cada uno de ustedes”(“Pensamientos inspiradores”, Liahona,

octubre de 2003, pág. 3).He comprobado en primera persona el

significado de esa promesa y también yo lessuplico que este año den a conocer la Iglesiaal menos a una persona, y no se rindan si seencuentran con alguna que otra oposición. Si se aseguran de no dejar pasar de largo la

oportunidad, se sumarán a Wendy Knauppy dirán: “¡Qué magnífico es el Señor!”. ■

El presidenteGordon B.Hinckley ha

dicho sobre la obramisional: “Todoaquel al que veanunirse a la Iglesiapor causa de sus es-fuerzos traerá felici-dad a sus vidas”.

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¿Quieres hacer algo por el mundo pero no sabes cómo? La respuesta está tan cerca de ti como tu sobre de diezmos.Veamos cómo el dinero que depositas en ese pequeño so-bre permite edificar el reino del Señor en todo el mundo…y en tu propio barrio o rama.

NombreTal vez sea muy obvio, pero asegúrate de llenar este apartadoexactamente del mismo modo cada vez que lo hagas, así el secretario de tu unidad notendrá que deducir si A. Hernández y Alejandro Hernández son la misma persona.

DiezmosTu diez por ciento se envía a las OficinasGenerales de la Iglesia en Salt Lake City,Utah, donde los líderes de la Iglesiadeciden cuidadosamente dónde se necesita más: puede que sea para construir un nuevo centro dereuniones en cualquier parte del mundo.

Ofrendas de ayunoCada domingo deayuno, los Santos de losÚltimos Días tienen laoportunidad de contribuiral fondo de ofrendas deayuno. Primero, el obispo o el presidente de rama usa ese dinero para ayudar a laspersonas de tu mismo barrio o rama que precisan dinero para comprar alimentos o pagar el alquiler. Luego, el sobrante, si lo hubiese, se envía para ayudar a la gente necesitada de otros lugares.

Fondo misional del barrioDona aquí para contribuir al sostén de los misioneros que son de tu barrio o rama.

Fondo misional generalDona aquí para contribuir al sostén de los misioneros y de la obra misional de toda la Iglesia.

Libro de MormónSi deseas costear ejemplares del Libro de Mormón, los que puedenayudar a la conversión de personas en todo el mundo, dona aquí.

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L Í N E A S O B R E L Í N E A

Ayuda humanitariaSiempre que se

produce un grandesastre natural en

el mundo, la Iglesia está allí para colaborar con

aprovisionamientos de emergencia.El Fondo de Ayuda Humanitaria

también envía alimentos a personas quepadecen malnutrición y hambre, y hacellegar estuches con material educativoa niños necesitados. Por ejemplo, nohace mucho tiempo, el Fondo deAyuda Humanitaria ayudó avacunar a millones de niños

africanos contra el sarampión.

Construcción de templosSi deseas realizar una aportación para que se construyantemplos en todo el mundo, haz tu donativo aquí.

Fondo Perpetuo para la EducaciónEn muchas partes del mundo, los jóvenes adultos Santos de losÚltimos Días ni siquiera pueden soñar con una educación másallá de la secundaria. El Fondo Perpetuo para la Educaciónfacilita préstamos educativos para que los estudiantes demuchos países tengan un futuro más brillante.

Otros¿Tienes que pagar el precio de tu campamento de Scouts, de MujeresJóvenes o de alguna otra actividad auspiciada por la Iglesia?Entonces, anota la cantidad en la categoría “Otros”. Si bien esedinero no es en realidad un donativo, esta categoría permite a loslíderes del barrio o de la rama llevar un registro del dinero y darteun recibo.

“Cierto día, un grupo de hombres estaba conversan-do con el profeta José Smith cuando llegó la noticiade que se había incendiado la casa de un hermanopobre… Todos expresaron su pesar por lo sucedido.El Profeta prestó atención por un instante, luego ‘semetió la mano en el bolsillo, sacó cinco dólares y dijo: “Mi pena por lo que le sucedió a este hermano

llega hasta cinco dólares. ¿A cuánto asciende la pena que sientenustedes?”’ …El año pasado, millones de ustedes respondieron

con sus medios, sus corazones tiernos y sus manos dis-puestas para aliviar el pesar que padecían otras per-

sonas. Gracias por su extraordinaria generosidad.”

Obispo H. David Burton, Obispo Presidente,“Corazones tiernos y manos dispuestas a

ayudar”, Liahona, mayo de 2006, pág. 8.

Diezmos y otras ofrendas

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P O R E L É L D E R H . B R Y A N R I C H A R D SSirvió como miembro de los Setenta desde 1998hasta 2006

Tuve mi primer trabajo de verdad a los13 años, y fue como repartidor de pe-riódicos. Aún recuerdo ir cada atarde-

cer en bicicleta por mi vecindario de SaltLake City, arrojando los diarios a la entradade las casa de mis vecinos. No ganaba mu-cho dinero, pero cada mes, cuando cobraba,pagaba el diezmo sin dudar nunca en hacer-lo. Mis padres me habían dado el ejemplodel pago del diezmo y yo sabía que era unmandamiento del Señor (véase D. y C.119:3–4).

Recuerdo haber asistido a los ajustes dediezmos siendo joven, con mis padres. Paramí era algo muy natural reunirme con elobispo y declarar que era un pagador dediezmos íntegro; inclusive, al crecer y ganarmás dinero, siempre pagué el diezmo en primer lugar.

Al ser padre, para mí era importante quecada uno de mis hijos se reuniera individual-mente con el obispo en el ajuste de diezmos.Mi esposa y yo intentamos educarles desdemuy pequeños a pagar el diezmo de la pe-queña mesada (paga) que les dábamos, paraque, cuando crecieran, ya hubieran visto lasbendiciones de obedecer este mandamientoy supieran que debían hacerlo.

Vendrán bendiciones

Cuando mi esposa y yo nos casamos, asis-tíamos a la universidad y ganábamos muypoco dinero, por lo que apenas podíamos pa-gar los gastos. Pagar el diezmo constituía ungran sacrificio, pero la hermana Richards nisiquiera llegó a pensar en emplear el dinerodel diezmo en otras cosas que tanto necesitá-bamos, como alimentos o el alquiler. Ella in-sistía en que primero pagáramos el diezmo, yasí lo hicimos siempre. A veces no nos queda-ba más que un centavo después de cumplircon nuestras obligaciones, pero siempre pa-recía haber justamente lo suficiente para ha-cerlo. Ésa fue la bendición que recibimos aldepositar nuestra fe en el pago del diezmo.

Una bendición que considero fruto delpago del diezmo es que, a lo largo de mi tra-yectoria profesional, nunca estuve demasiadotiempo desempleado. En cierta ocasión, alcomienzo de mi carrera, me despidieron deun empleo y a las dos semanas tenía otro trabajo en el que ganaba más que en el pri-mero. Durante los 25 años que pasé en unaempresa, hubo muchos momentos en losque hubo despidos de mis compañeros detrabajo, pero a mí no me despidieron y creoque se debe a que el Señor me bendijo porpagar el diezmo.

Mis jóvenes hermanos y hermanas, si ejer-cen la fe necesaria para pagar el diezmo, les

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Las ventanas de los cielos

Si ejercen la fe necesaria para pagar el diezmo, les prometo que serán bendecidos.

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prometo que seránbendecidos. No im-porta lo pequeñaque pueda parecer-les su aportación,páguenla sin vacilar.Cada vez que ganen

algo de dinero, paguen eldiezmo antes que nada. Deese modo, cultivarán la fepara hacer cosas que deotro modo no se creeríancapaces de hacer. Seránmás prudentes en la ad-ministración de su dineroy recibirán la dulce certe-za que se obtiene al sa-

ber que están haciendo lo que el Señor pidede ustedes. Ésta será la fuente de su fortalezay podrán aferrarse a ella en el futuro.

Sé que mi esposa y yo recibimos muchasbendiciones como resultado del pago deldiezmo. También yo he sido testigo de Santosde los Últimos Días que habitan en lugaresdistantes del mundo y que reciben una abundancia de bendiciones porque están dispuestos a pagar el diezmo.

La Iglesia en India

Un incidente en particular me afectó pro-fundamente. En el año 2000, tuve la oportu-nidad de asistir a la ceremonia de la paladainicial del primer centro de reuniones total-mente nuevo que se iba a construir en India.La capilla iba a construirse en Rajahmundry,una ciudad próxima a la costa este del paísque, aunque alberga una población de unostres millones de personas, es una ciudad relativamente pequeña en India.

Viajé a Rajahmundry con mi esposa, el pre-sidente de misión Ebenezer Solomon, y suesposa. Al llegar a la abarrotada estación detren de Rajahmundry, mi corazón se emocio-nó por las muchas personas a las que vi en

condiciones de extrema pobreza. Muchosdormían sobre el desnudo suelo, siempreque pudieran encontrar un hueco. Al llegar a los terrenos donde iba a celebrarse la cere-monia, observé un gran contraste entre la mi-seria que acababa de presenciar y el gozo delos rostros de los miembros que habían acu-dido a recibirnos. Al acercarnos, la sonrisa de ellos era radiante mientras nos saludabancon la mano; eran felices y estaban ani-mados. Aunque también ellos vivían encondiciones de pobreza, según ciertaspautas, no había en ellos indicación algu-na de desesperación ni de vacío.

Inmediatamente empecé a entender porqué se había escogido ese lugar para edificarun centro de reuniones. Confieso que yo noestaba del todo seguro de por qué los recur-sos de la Iglesia se concentraban en este lugartan alejado, pero tras conversar brevementecon los santos de Rajahmundry, todas mispreguntas recibieron respuesta. AquellosSantos de los Últimos Días eran muy fieles yestaban muy animados por tener su propiacapilla.

La ofrenda de la viuda

Tras la ceremonia de la palada inicial, elpresidente Solomon me presentó a cuatroviudas que se habían bautizado hacía variosaños y que tendrían alrededor de 70 años. El presidente Solomon me dijo que aquellasmujeres habían pagado un diezmo íntegrodesde el día de su bautismo. Me impresionóque en una zona con tanta necesidad, aque-llas mujeres fieles no hubieran dejado pasarla oportunidad de pagar sus diezmos, y estoyconvencido de que había sido un sacrificiopara ellas.

Le pregunté al presidente Solomon quédiezmo pagaba cada hermana al mes y él me dio una cifra en rupias, la moneda deIndia. Como no entendía la cifra, le pedí que me indicara su equivalente en dólares

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Estando enIndia, en laceremonia

de la palada inicialde la capilla deRajahmundry, conocía Santos de los Últi-mos Días fieles. Seme recordó que eldiezmo no es unmandamiento detipo monetario, sinoun principio de fe.

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estadouniden-ses. Jamás olvidaré su

respuesta: “Pagarían entre centavo ymedio y dos centavos”. Una vez más se me re-

cordó que el pago del diezmo no es una cuestión de di-nero, ¡sino que requiere fe! Qué humilde me sentí al caeren la cuenta de que la bendición de la capilla era una reali-dad para aquellos santos por su disposición para sacrifi-carse y pagar el diezmo, aunque no fuera más que unoscentavos. Estoy seguro de que el Señor convierte esos centavos en millones de dólares.

El diezmo no es un mandamiento de tipo monetario,sino un principio de fe. El Señor nos pide el diez por cien-to de nuestros ingresos y espera a ver si ejerceremos la feen Él para hacer ese sacrificio. Los santos de Rajahmundrytenían esa fe.

Al llegar al solar, me impresionó encontrarme con unaalfombra roja que iba desde la carretera hasta la carpa donde estaban congregados los santos. Medía unos 30 metros de largo. Bajo la carpa había sillas de terciopelo

rojo, grandes e impresionantes. La alfombra y las sillas seveían gastadas, pero eran lo mejor que los santos teníanpara ofrecernos, y no iban a ofrecer menos que lo mejor.Aquélla fue una experiencia que me hizo más humilde. Los santos de Rajahmundry nos ofrecieron el ejemplo decómo dar fielmente al Señor, tanto si se trataba del pagodel diezmo o de ofrecer las mejores comodidades a los líderes de la Iglesia que iban a visitarlos.

Tal vez les parezca que el diez por ciento de sus ingre-sos, grandes o pequeños, no le hará mucho bien a nadie o que no sea una cantidad importante. Les prometo que sí es importante. Es importante que ustedes vivan la ley del diezmo ahora, pues fortalecerá su fe y les prepararápara las pruebas venideras.

El Señor nos promete que si obedecemos Sus manda-mientos, Él está obligado a concedernos la bendición prometida (véase D. y C. 82:10; 130:21). Yo presencié esabendición en la vida de los santos de Rajahmundry y uste-des pueden testificar de esa bendición en su vida si son fieles en el pago de su diezmo. ■

L IAHONA AB R I L DE 2007 43

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El poemaPor Alice Faulkner

De pequeña hallé un poemaen una página que habíasido rasgada de un folleto

que alguien había hecho pedacitos y arrojado a la acera. Me crié en viviendas cedidas por el gobierno y siempre estaba sola,pero había trescosas que me gus-taban: los libros, las películas de ElvisPresley y la poesía. Meencantaba la poesía porque lehablaba a una parte de mi serque desconocía. Parecía no ha-ber palabras para describirla.Sintiendo curiosidad por el poe-ma, lo tomé y lo llevé a casa.

Leía el poema todos los días, aveces varias veces al día, durantelos años siguientes. Estando sen-tada en clase, mientras caminabapor los pasillos entre las clases oestando sola durante el recreo, partes de aquel poema afloraban en mi mente. Jamás había memoriza-do un poema, pero aquél era diferen-te. Había algo en él que me hablaba y me llegaba al corazón.

Pero algo a menudo dice:

“Tú errante vas”;

siento que un peregrino soy,

de donde Tú estás.

Siempre me consideré diferentede los demás niños. A veces tenía la

impresión de quehabía otro hogaren alguna parte, ysi de veras me em-peñaba, lograría re-cordarlo. El poemaalimentaba estos

sentimientos y de vez en cuando losacaba del cajón para leerlo. Me pre-guntaba cuántas personas como yohabría en el mundo y si alguna vezconocería a alguna de ellas.

Pues, por tu gloriosa mira

vine al mundo a morar,

olvidando los recuerdos

de mi vida premortal.

Imagínense mi sorpresa cuando,años más tarde, como una investiga-dora que estaba sentada en mi

primera reunión sacramental, abrí elhimnario en la página indicada y vi elpoema que había encontrado añosatrás. El arreglo era diferente del quehabía cantado para mí cuando no lo-graba dormir o cuando me desperta-ba llorando en mitad de la noche,pero reconocí hasta las notas que sa-lían del piano.

Oh mi Padre, Tú que moras

en el celestial hogar,

¿cuándo volveré a verte

y Tu santa faz mirar?

Mientras todos cantaban “Oh miPadre” (Himnos, Nº 187), yo sólopude permanecer sentada y llorar, sa-biendo que Dios había puesto aquellacanción en mi camino cuando era pequeña.

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V O C E S D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S

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Sentí curiosi-dad por elpoema, así

que lo tomé y me lollevé a casa. Habíaalgo en él que mehablaba y me lle-gaba al corazón.

Page 47: Liahona Abril 2007

¿Tu morada antes era

de mi alma el hogar?

En mi juventud primera,

¿fue Tu lado mi altar?

Sentada en aquella reunión sacra-mental, escuchando mi poema inter-pretado por la congregación, supeque me hallaba en el camino correc-to. Supe que lo que los misionerosme estaban enseñando era verdad.Supe que La Iglesia de Jesucristo delos Santos de los Últimos Días es laúnica Iglesia de Dios sobre la tierra.Así que, cuando me arrodillé y le pre-gunté a Dios si le parecía correctoque fuera bautizada y confirmada enla Iglesia, no me sorprendió que larespuesta fuera afirmativa.

Después de tres semanas de lecciones con los élderes Walker yWhittaker, el élder Walker me sumer-gió en las aguas del bautismo. Quedélimpia, más limpia de lo que nunca mehabía sentido ni podría habermeimaginado. Acompañando a es-tos élderes en el círculo de po-seedores del sacerdocio queparticiparon en mi confirmacióncomo miembro, se encontrabami primer obispo, el hombreque contestó el teléfono el díaque llamé para pedir que los mi-sioneros me visitaran.

Podía oír las palabras de miamado poema como un dulcerefrán que flotaba en el aire yque desplazaba por entre cadapersona a la que conocía y cada acto que me acercaba a la Iglesia: palabras que habían tocado un

dolorido corazón que anhelaba saberuna vez más de su Padre Eterno.

Antes te llamaba Padre,

sin saber por qué lo fue,

mas la luz del Evangelio

aclaróme el porqué. ■

Mi hijotambién vivePor Brenda Hunt

Una mujer de mi barrio me en-señó una lección de valor incalculable sobre la dulce

paz que procede de la fefirme en Jesucristo y enSu expiación.

En la bendición patriarcal de esamujer, se le prometía el gozo de sermadre, pero los años pasaban mien-tras ella y su esposo oraban y aguar-daban a tener hijos. Finalmente, lasoraciones de la pareja tuvieron res-puesta y durante nueve meses sus vidas rebosaron de preparativos di-chosos. Pintaron una habitación es-pecial; compraron muebles, ropa yotros artículos para el bebé, y ofre-cieron muchas oraciones. Los médi-cos les dijeron que no podrían tenermás hijos después de este bebé, asíque todos sus sueños giraban en tor-no a ese hijo.

F inalmente,las oracio-nes de

la pareja tuvieronrespuesta.Compraron mue-bles, ropa y otrosartículos para el bebé.

Page 48: Liahona Abril 2007

Y llegó el día en que esta hermanadio a luz y oyó el lloro de su bebé.

“Es un niño precioso”, dijo la enfermera.

La madre cerró los ojos y ofrecióuna oración de gratitud. Cuatro mi-nutos después, el bebé falleció.

La vi en la reunión sacramentaldos semanas más tarde. Era la direc-tora de música, por lo que caminóhasta el frente de la capilla y tomóasiento al lado del órgano. Bajo su dirección cantamos “Yo sé que vivemi Señor” (Himnos,Nº 73). Dirigió el him-no bien erguida, conel rostro brillante, ra-diante de testimonio.A veces las palabras sele atoraban. Tragaba yapretaba los labios yluego dejaba de can-tar, pero su brazo seguía moviéndose,dirigiéndonos mien-tras cantábamos.

Más adelante, conlágrimas bañándole lasmejillas, esta hermana compartió sutestimonio con estas sencillas pala-bras: “Sé que mi Redentor vive. Séque Él es justo y nos ama. Y comoÉl vive, mi hijo también vive”.

Vi en su fe la certeza de la realidad de nuestro Redentor,cuya expiación por nosotrosnos permite disfrutar de la in-mortalidad y de la vida eterna.Su hijo le había sido apartadode su lado, pero sabía que al-gún día le sería restaurado. ■

¿Por qué elEspíritu sedirigía a mí?Por Roger B. Woolstenhulme

Era el verano de 1980 y estaba a punto de concluir mi servi-cio misional en la Misión

Massachusets Boston. Cierta tarde te-níamos una cita para enseñar a un joven y prometedor estu-diante universitario sobre elplan de salvación.

En varias ocasiones duranteel transcurso de la lección, mesentí casi abrumado cuando el Espíritu Santo me testificó

repetidamente de que los principiosque estábamos enseñando eran ver-daderos. Recuerdo haber orado casien alta voz: “Yo ya lo sé. He enseñadoesta lección numerosas veces en losúltimos dos años y estoy agradecidopor sentir Tu Espíritu, ¡pero por favortestifica de ello también a nuestro investigador!”.

Poco después de esa tarde, me reu-ní con mi presidente de misión, quienme dijo que mi madre había fallecidoen un trágico accidente automovilísti-co. Obviamente, esa pérdida repenti-na fue un tremendo golpe para mifamilia y todo nuestro vecindario;pero una vez que las emociones delmomento hubieron transcurrido ytuve la ocasión de reflexionar, recordécon una claridad meridiana el podero-so testimonio del Espíritu que había

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En variasocasionesdurante el

transcurso de lalección, me sentícasi abrumado porel Espíritu Santo.

Page 49: Liahona Abril 2007

recibido durante la lección sobre elplan de salvación. Entendí que ésta esla obra de un amoroso Padre Celestialque me estaba preparando para lapérdida que se me avecinaba.

No pasa ni un día sin que eche demenos las enseñanzas y la compañíade mi madre, pero tampoco pasa undía sin que recuerde cómo me prepa-ró mi amoroso Padre Celestial para esa pérdida. ■

La llamadainexplicablePor Claudio Zivic

El sábado 7 de febrero de 2004,me hallaba con mi esposa enun hotel de Gijón, en el norte

de España, donde yo servía como pre-sidente de la Misión España Bilbao. Al terminar la cena, revisé mi teléfonocelular en busca de mensajes que

todavía no había escu-chado. De hecho, el te-léfono indicaba haberrecibido la llamada de un misionero. Viquién era y pulsé el botón adecuado parallamarlo.

El misionero contestó al teléfonoy, tras un breve saludo, le preguntéqué era lo que necesitaba. Se quedósorprendido y respondió que no mehabía llamado. Yo insistí en que en miteléfono había registrada una llamadasuya, pero él me repitió que no habíallamado.

Concluimos la conversación, perocinco minutos más tarde me llamó yme dijo: “Presidente, tengo un pro-blema que hace que me sienta incó-modo y estoy muy preocupado. Oréy le pedí ayuda al Señor para saberqué debería hacer. No quería llamar-le, pero mientras me hallaba orando,usted llamó. Me sorprendió muchoporque yo no le había llamado y supe

que el Señor me estaba dicien-do que debía hablar inmediata-mente con usted”.

Conversamos un rato y elproblema se solucionó.

Cuando hablé con él enpersona dos días más tarde,

volví a preguntarle si me había llama-do. “No, presidente”, respondió, “fuela mano del Señor”. Y me demostróque en su teléfono no aparecía quehubiera marcado mi número, ni si-quiera accidentalmente.

El Señor dice: “Sé humilde; y elSeñor tu Dios te llevará de la mano y dará respuesta a tus oraciones” (D. y C. 112:10). Alma enseñó a suhijo Helamán: “Consulta al Señor entodos tus hechos, y él te dirigirá parabien” (Alma 37:37). Debemos cum-plir con los deseos de nuestro PadreCelestial a fin de sentir la paz queconstantemente necesitamos. Aquellallamada inexplicable fue sin duda larespuesta a la oración de un jovenmisionero. ■

L IAHONA AB R I L DE 2007 47

L lamé al mi-sionero y le pregunté

qué era lo que ne-cesitaba. Se quedósorprendido y res-pondió que él nome había llamado.

Page 50: Liahona Abril 2007

Fuerza en una familia en la que

no todos son miembros

He vivido casi toda mi vida en unafamilia en la que no todos son miem-bros de la Iglesia y he tenido que en-frentarme a muchas dificultades altratar de vivir el Evangelio. El podercontar con materiales inspirados de laIglesia, en especial la revista Liahona,me ayuda a conservar el Espíritu.

Muchas gracias por recordarme cadames que el Evangelio cambia vidas.Sandra Vinocuna, Ecuador

La voz del Profeta

El ejemplar de octubre de 2005 de la revista Liahona me pareció espe-cialmente maravilloso. Agradecí cada artículo de la revista, sobre todo elmensaje del presidente James E. Faust:“Un millar de hebras de amor”. Creoque todo el mundo necesita leerlo. Doy gracias a mi Padre Celestial porbendecirnos con profetas que nos guían en los últimos días.Élder Emenike HopeOnwuchekwa, Misión NigeriaIbadan

Gracias por la versión

en PDF

La revista Liahona esuna fuente de inspiraciónpara mi familia y nos ayudaen nuestros esfuerzos por vivir y com-partir el Evangelio. Cuán bendecidossomos por los esfuerzos que realizanustedes. No sólo su contenido es espiri-tualmente fuerte e invita a la fe, sinoque el diseño y las ilustraciones tam-bién resultan hermosos.

Agradecemos también que las revis-tas estén disponibles en línea en mu-chos idiomas y en formato PDF. ¡Ya noes necesario recortar ni romper lasversiones impresas! Cuando quiero

poner una cita o una lámina en el refrigerador, o llevar materiales alTiempo para compartir o a la nochede hogar, no tengo más que imprimirlo que necesito. ¡Magnífico!Christian Karlsson, E.U.A.

Nota: La revista Liahona se puede consultar en línea en algunos idiomas en www.lds.org. Para la versión en inglés,haga clic en “Gospel Library”. Para losdemás idiomas, haga clic en elmapamundi.

La joya más brillante

Me siento agradecido por cada revista Liahona que se publica.Gracias a cada ejemplar, llegamos a conocer la voluntad del Señor ynuestro testimonio se fortalece.Ciertamente, es una joya brillante de los últimos días.

Los mensajes de la PrimeraPresidencia nos motivan a vivir comoel Salvador y nos enseñan el Evangeliopuro de nuestro Señor Jesucristo. Tal

vez tengamos culturas dife-rentes, pero compartimosun idéntico objetivo. Mellena de gozo saber quefuera de las fronteras de mipaís, y hasta en el otro ladodel gran océano, hay unSanto de los Últimos Díasque lee la misma revista.José Ramírez, Venezuela

Mi propio idioma

Soy de Ucrania, pero hace ochomeses mi esposo y yo nos traslada-mos a Idaho (en Estados Unidos). No hablo inglés muy bien y a veces no entiendo lo que oigo los domingosen la capilla, pero aún así siento elEspíritu Santo en las reuniones. Eneste momento, me siento muy agra-decida por la oportunidad de leer las palabras de nuestros líderes en

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C O M E N T A R I O S

SOLICITUD DEARTÍCULOS

¿Ha percibido las bendiciones fí-sicas y espirituales de vivir la

Palabra de Sabiduría? Le invitamosa enviarnos su relato de cómo elejercicio, una alimentación adecua-da y el cuidado de su cuerpo hansupuesto una bendición para usted. Tenga a bien enviar su artículo (de 800 palabras o menos)antes del 15 de mayo de 2007, a [email protected] o a:

Liahona, Word of Wisdom50 E. North Temple St., Rm. 2420Salt Lake City, UT 84150-3220,U.S.A.Sírvase incluir su nombre, direc-

ción, número de teléfono, direcciónde correo electrónico y el nombre desu barrio y estaca (o rama y distrito).

Se notificará a los autores de los artícu-los seleccionados.

mi propio idioma. Para mí, la revistaLiahona de verdad me brinda escri-tos sagrados.Lena Cantor, E.U.A.

Sencillamente, agradecida

La revista Liahona es una grancompañera y ayuda para mí. Cadames tengo retos en mi vida, pero hace varios meses sentí que la revistahabía sido escrita precisamente paramí y mis dificultades. Sé que Dios desea que seamos felices mediante la obediencia.Georgia Adolpho Pahulaya, Filipinas

FOTOGRAFÍAS POR WELDEN C. ANDERSEN, EXCEPTO DONDE SE INDIQUE; FOTOGRAFÍA DEL TRIGO © GETTY IMAGES.

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P A R A L O S N I Ñ O S • L A I G L E S I A D E J E S U C R I S T O D E L O S S A N T O S D E L O S Ú L T I M O S D Í A S • A B R I L D E 2 0 0 7

Amigos

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POR EL PRES IDENTE THOMAS S. MONSONPrimer Consejero de la Primera Presidencia

Hace unos cuantos años los periódi-cos de Salt Lake City publicaron lanoticia del fallecimiento de una bue-

na amiga a quien la muerte se llevó en laflor de la vida. Acudí a la funeraria y mesumé a la multitud de personas allí reuni-das para expresar sus condolencias al espo-so y a los hijos, huérfanos de madre. Derepente, la niña más pequeña, Kelly, me re-conoció, me tomó de la mano y me dijo:“Ven conmigo”. Me condujo hasta el ataúddonde descansaba el cuerpo de su adoradamadre. “Yo no lloro”, dijo, “y tampoco de-bes hacerlo tú. Mi mamá me habló muchasveces sobre la muerte y la vida con nuestroPadre Celestial. Yo les pertenezco a ella y apapá, y todos volveremos a estar juntos”.Recordé entonces las palabras del salmista:“De la boca de los niños… fundaste la for-taleza” (Salmos 8:2).

A través de mis propias lágrimas, pudever la hermosa y confiada sonrisa de miamiguita. Para ella, cuya pequeña manoseguía en la mía, jamás habrá un amane-cer sin esperanza. Sostenidos por un testi-monio inquebrantable, con la seguridadde que la vida continúa más allá de latumba ella, su padre, sus hermanos y

todos aquellos que comparten el conoci-miento de esta divina verdad pueden ciertamente declarar al mundo: “…Por la noche durará el lloro, y a la mañanavendrá la alegría” (Salmos 30:5).

Con toda la fuerza de mi alma, testificoque Dios vive, que Su Amado Hijo es lasprimicias de la resurrección y que elEvangelio de Jesucristo es la luz radianteque hace de cada amanecer sin esperanzauna mañana gozosa. ●Adaptado de un discurso de la conferencia generalde abril de 1976.

El presidente Monson testifica que Jesucristo ha vencido a lamuerte.

V E N Y E S C U C H A L A V O Z D E U N P R O F E T A

A lamañanavendrá laalegría

A L G O E N Q U E P E N S A R1. No hay nada malo en llorar cuando falle-

ce un ser querido. De hecho, puede ser benefi-cioso. Pero Kelly no tenía el deseo de llorar.¿Por qué?

2. ¿Por qué crees que la mamá de Kelly lehabló a menudo sobre la vida después de lamuerte?

3. ¿Por qué es Jesús las primicias de la resurrección (véase 1 Corintios 15:23; 2 Nefi 2:8–9)?

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Nota: Si no

desea retirar las páginas de la

revista, esta actividad se puede copiar, calcar

o imprimirse desde Internet en www.lds.org. Para el idioma inglés, haga clic en “Gospel Library”.

Para otros idiomas, haga clic en el mapamundi.

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AMIGOS ABRIL DE 2007 A5

“Porque de tal manera amó Dios al mundo,que ha dado a su Hijo unigénito, para quetodo aquel que en él cree, no se pierda, mastenga vida eterna” (Juan 3:16).

P O R E L I Z A B E T H R I C K S

§La hermana Núñez estaba enseñan-do a la clase de Rayitos de Sol. Teníaen las manos una lámina de Jesús

que mostraba Sus heridas después de haberresucitado.

“¿Está diciendo que volvió a vivir después de habermuerto?”, preguntó Alicia.

José exclamó: “¡Sí, es cierto! ¡Y también nosotros vol-veremos a vivir!”.

¿Cómo sabía el pequeño José, de tan sólo 3 años, queJesús había vuelto a la vida? ¿Cómo sabía que también élvolvería a vivir?

Cada semana, José prestaba atención a las leccionesde la hermana Núñez, donde ella enseñaba sobre Jesús y compartía su testimonio. José atendía a sus padres du-rante la noche de hogar y en otros momentos, y tambiénellos le enseñaban sobre Jesús y daban testimonio de Él.El sentimiento que había en el corazón de José le decíaque creyera las palabras de su maestra y de sus padres.

Tras haber resucitado, Jesús se mostró a Sus discípu-los, pero Tomás no estaba con ellos. Los demás discípulosle dijeron a Tomás que habían visto a Jesús; sin embargo,Tomás dijo: “…Si no viere en sus manos la señal de losclavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y me-tiere mi mano en su costado, no creeré” (Juan 20:25).

Ocho días más tarde, Jesús se mostró a Tomás y lepermitió tocar las marcas de los clavos en Sus manos yla herida de Su costado. Entonces Jesús dijo: “…Porqueme has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los queno vieron, y creyeron” (Juan 20:29).

Al igual que José, podemos creer en Jesús aunque nolo veamos. Nuestra fe aumentará al saber, sin ver, queJesús es nuestro Salvador.

Actividad

Pega la página A4 sobre un papel gruesoo una cartulina y recorta los dibujos deJesús, María Magdalena, los Apóstoles yTomás. Dobla las pestañas por las líneas de puntos para que las figuras se manten-gan de pie y cuéntale a tu familia el relatoque se encuentra en Juan 20 de cada per-sona que vio al Salvador después de Su resurrección.

Ideas del Tiempo para compartir

1. Muestre tres cajas de zapatos y saque, uno a uno, los pa-

res de zapatos que haya en su interior. (También puede mos-

trar fotos o dibujos de zapatos.) Muestre un par de botas para

representar a los soldados que guardaron la tumba de Jesús.

Cuente el relato de tal modo que los niños puedan imaginarse

que están con Jesucristo cuando depositaron Su cuerpo en la

tumba. Luego muestre un par de sandalias para ilustrar el

relato de María Magdalena. Pregúnteles a los niños cómo se

sentirían de haber estado en el jardín de la tumba cuando se

apareció el Salvador resucitado. Por último, muestre un par

de zapatos como los que suelen llevar los niños y pregúnteles

cómo se sienten al ser miembros de la Iglesia y tener el conoci-

miento de que van a resucitar gracias a la expiación y a la

resurrección de Jesucristo. Testifique que Jesucristo murió y

resucitó.

2. Dígales a los niños que va a hacerles una pregunta

con trampa. Pregunte: “¿Cuántos profetas hay actualmente

en el mundo?”. Explíqueles que cada miembro de la Primera

Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles es sostenido

como profeta, vidente y revelador. Es decir, ¡hay 15 profetas

en el mundo! Acláreles que, sin embargo, el Presidente de la

Iglesia es el único que puede recibir revelación para toda la

Iglesia. La semana anterior a la conferencia general, pida a

varios niños mayores que, pasadas dos semanas, presenten un

informe de las palabras que un apóstol pronuncie en la confe-

rencia. De ser posible, muestre una lámina de ese apóstol a

medida que los niños hablan sobre su mensaje. ●

¡Él vive!

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T I E M P O P A R A C O M P A R T I R

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D E L A V I D A D E L P R E S I D E N T E S P E N C E R W . K I M B A L L

Toca el piano

Cuando Spencer era pequeño, su padre ahorró dinero para comprar un piano.

Después de varias lecciones de piano,Spencer quería dejarlo.

Spencer creía que tenía los dedos dema-siado pequeños y gruesos para tocar elpiano, y casi siempre los tenía enrojeci-dos de jugar a las canicas.

¡Sí, señor!

Spencer, si hoy estudias piano, no tendrás que ir a cavar zanjas

con tus hermanos.

Hijos, aprender música es muy

importante.

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Page 57: Liahona Abril 2007

AMIGOS ABRIL DE 2007 A7

A la edad de 14años, Spencer seunió a una banda yganó dinero tocan-do en los bailes.

Siendo Apóstol, solía tocarpara las familias con las quese alojaba durante sus via-jes por la Iglesia. Escribió:“Olvidarán mis sermones,pero jamás se olvidaran de las canciones”.

Su aptitud para la música le ayudó más tar-de como misionero.

También tocaba para sus amigos en las fiestas.

Adaptado de Edward L. Kimball y Andrew E. Kimball Jr., Spencer W. Kimball, 1977, págs. 57–58, 61,79–80, 232 y Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball, 2005, págs. XXI–XXII.

Está bien. Pasen.

¡Cantemos!

¿Quiénva a tocar?

Yo no sé tocar sin partitura.

Pues yo no hepracticado.

Ustedes saben tocar cien veces mejor

que yo, pero lo intentaré.

¿Es un pianoKimball? ¡Yo también

me llamo así!

¿Le gustaría oír a unKimball tocar un himno

en un Kimball?

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Page 59: Liahona Abril 2007

“Ésta será la décima carga”, le dijo su padre a David. “Recógela de ese terreno más elevado”.

El joven David O. McKay miró a la parte delcampo que señalaba su padre. Las primeras nueve car-gas que habían recogido eran de un heno de inferior ca-lidad. David sabía que su padre reservaba ladécima parte con el mejor heno para llevarlaal almacén del obispo a modo de diezmo. Sinembargo, no entendía por qué no le podíandar al Señor el mismo tipo de heno que sequedaban para sí.

David le respondió a su padre: “No, recoja-mos el heno tal como venga”.

El padre de David no respondió. David es-taba a punto de repetir sus últimas palabrascuando vio a su padre volverse y dirigirse ha-cia donde él estaba. De repente, la brisa desa-pareció del campo de heno y el sol se tornóabrasador. David se secó el sudor de la frentey de la nuca. Sabía que su padre no estabacruzando el campo para darle una palmaditade aprobación en la espalda por su bruscarespuesta, sino que atravesaba esa distanciaporque deseaba asegurarse de que David entendiera algo.

“No, David”, respondió su padre con seve-ridad, aunque la tranquilidad de su voz invitóa David a prestar mucha más atención. “Ésta es la déci-ma carga, y nunca debemos considerar lo mejor comodemasiado bueno para Dios”. El padre de David acercósu cara a la de su hijo para asegurarse de que prestaraatención; entonces se dio la vuelta y se alejó.

David tragó intentando deshacerse del nudo quetenía en la garganta y luego guió la yunta hacia el terreno más elevado que había indicado su padre.Mientras cargaba el heno cortado en el carro,

comenzó a pensar en lo que su padre trataba de ense-ñarle. Sabía que el diezmo era una ley, como lo eran laobediencia y el sacrificio, pero David quería poner lasnecesidades de su familia en primer lugar. Sin embar-go, Dios ha dicho que tomemos las primicias de los

rebaños —lo mejor— y se lo demos a Él(véase Deuteronomio 12:6).

“Mi padre da lo mejor a Dios y nosotrosnos quedamos con lo mejor que viene des-pués”, pensó David. “Tal vez sea así comohacemos del Señor el centro de nuestrospensamientos y de nuestra vida”.

En ocasiones, David había visto a su madre pagar el diezmo con dinero. En vezde gastarse lo que necesitaba y luego espe-rar que le quedara algo para el diezmo, en-viaba el dinero de inmediato al obispo yluego se las arreglaba con lo que le queda-ba. Dios siempre recibía lo primero y lo mejor.

David llevó el carro de heno por el polvo-riento camino hasta el almacén del obispo,entró en el patio y descargó el heno. Para su padre suponía un sacrificio dar su mejorheno al Señor, pero David sabía que su pa-dre no estaba dispuesto a hacerlo de nin-gún otro modo. Él deseaba dar lo mejor al

Señor, así como nuestro Padre Celestial había dado SuHijo perfecto al mundo.

Cuando David giró la yunta para dirigirse a casa, lesobrevino un buen sentimiento. Le alegraba que su pa-dre le hubiera enseñado la ley del diezmo. Era una lec-ción que recordaría toda su vida. ●

Adaptado de Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: David O.McKay (2004), pág. XVI. El presidente McKay (1873–1970) fue elnoveno Presidente de la Iglesia y sirvió desde 1951 hasta 1970.

AMIGOS ABRIL DE 2007 A9

“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa” (Malaquías 3:10).

Aprendola ley de Dios

P O R PAT R I C I A R . J O N E S ■ B A S A D O E N U N H E C H O R E A L

“Pagar el diezmo esevidencia de que

aceptamos la ley desacrificio; tambiénnos prepara para la

ley de consagración ypara las otras leyes

más elevadas del rei-no celestial”.

Véase Élder Dallin H.Oaks, del Quórum delos Doce Apóstoles,

“El diezmo”, Liahona,julio de 1994, págs. 38–41.

ILUSTRADO POR ROBERT A. MCKAY.

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P O R M E LV I N L E A V I T TRevistas de la Iglesia

Desde su patio trasero, ClaraChristensen, de 11 años, disfrutade un paisaje digno de un alma-

naque. Su casa se asienta en el bordede una colina desde la que se contem-pla Lake of the Woods (que se tradu-ce “lago del bosque”), una vastaextensión de aguas claras que lindaal sur con los Estados Unidos deAmérica y al oeste con Manitoba.En verano, el sol destella sobre lasuperficie y, en invierno, el lago brillapor el hielo cubierto de nieve.

El lago y los bosques que rodean su pa-tio son una especie de paraíso para unapersona activa y enamorada de las activida-des al aire libre como Clara. En verano, legusta nadar remar, ir de pesca, ir de ex-cursión y salir a acampar. En invierno, legusta patinar sobre hielo, andar en mo-tonieve, hacer esquí de fondo y de des-censo y lanzarse colina abajo en trozosde alfombra. En invierno, la temperatu-ra desciende hasta 40º bajo cero por lanoche y la nieve alcanza entre 1 y 2metros de altura. A pesar de eso, elotoño y el invierno son las estacionespreferidas de Clara.

Esta ágil niña también tiene

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¡Hola! Soy Clara

ChristensenVivo en Keewatin, Ontario, Canadá

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AMIGOS AB R I L DE 2007 A11

muchas aficiones que hace en casa. Le gusta leer, tejer ytocar la flauta dulce y el piano; además, se ha propuestoaprender a tocar todos los himnos y las canciones de laPrimaria. Clara tiene un corazón tierno y le encanta cui-dar tanto a las personas como a los animales con cariño;con frecuencia cuida de sus primitos y, cuando no hayniños que cuidar, juega con su colección de muñecas.Los gatos son su otro gran amor; Lilo, Hero y Hope laadoran y suelen recostarse en su cama. El arca de Noées su relato favorito de las Escrituras porque le haceacordar de todos los animales. Cuando crezca, le gusta-ría trabajar con niños pequeños o con gatos.

Sea cual fuere lo que desee hacer, lo hará bien por-que le gustar concluir toda tarea lo mejor posible y esuna cualidad que le ha ayudado a superar ciertos pro-blemas. A Clara se le diagnosticó apraxia fónica infantil,que significa que aunque sabía lo que ella quería decir,la comunicación entre el cerebro y la boca no era deltodo exacta y no podía hablar con claridad. Ella ha dedi-cado innumerables horas a aprender a mover la mandí-bula, los labios y la lengua para producir los sonidoscorrectos y transformarlos en palabras. Ha sido una la-bor muy ardua, pero, con la ayuda de sus padres, hapracticado sin descanso y todavía sigue haciéndolo.Ahora habla bien, aunque algunas palabras todavía lecuestan mucho trabajo.

El año pasado los compañeros de clase de Clara, de cuarto grado, recibieron la asignación de pre-parar discursos de entre cuatro y cinco minutos. Clara escogió dar un discurso

sobre el Holocausto Judío y lo diocomo si ella misma fuera una niñade un campo de concentración.La primera vez que practicó el

discurso, le llevó 8 minutos y 40 segundos debido a las muchas pala-

bras difíciles que tenía que pronunciar.Así que lo practicó repetidas veces y el dis-

curso se fue haciendo más breve porque lo iba di-ciendo con mayor fluidez. Al final, presentó su discursoen 4 minutos y 40 segundos, y sus compañeros de clasela eligieron para que los representara en toda la escue-la. Cuando lo hizo, todos los alumnos irrumpieron enun gran aplauso. Muchos la conocían casi desde primergrado y su progreso les pareció milagroso. “El director

estaba emocionado”, recuerda la madre de Clara, “y también lo estaba la maestra que había tenido

Ésta es mi abuela Carolina, que es mi maestra

de la Primaria.

Les presento a mi hermana Josie y a mi mamá.

Mi hermana Carly está en la universidad.

Me encantan mis gatos Lilo, Hero y Hope, y también

mi perro Puff.

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dos años antes. Su ma-estra actualgritaba de jú-bilo. ¡Fue unaverdadera

victoria, uno de los mejores momentos de mi vida!”.¿Qué fue lo que aprendió Clara de aquella experien-

cia? “Sigan intentándolo”, les dice a todos los niños,“nunca se rindan”.

La oración tuvo un papel vital en ese triunfo. Claratiene una gran fe en nuestro Padre Celestial y enJesucristo. La Primaria, las noches de hogar, el estudiode las Escrituras y las enseñanzas de sus padres han sidode mucha ayuda. Sus hermanas mayores también hanaportado su granito de arena dándolebuenos ejemplos y utilizando ma-teriales de lectura. CuandoCalry y Josie cumplieron 12años respectivamente, (hoyCalry tiene 18 y Josie tiene15), comenzaron a poner pós-teres de la revista New Era, unapublicación de la Iglesia para jóvenes yjovencitas en espejos de la casa. Además, Clara ha me-morizado los pasajes del Dominio de las Escrituras, deseminario, y conoce losseis puntos del mensajedel presidente Hinckley di-rigido a los jóvenes de laIglesia.

Su padre es el presiden-te de rama y su madre esla presidenta de MujeresJóvenes, así que Clara par-ticipa mucho en las activi-dades de la rama. La RamaKenora es pequeña duran-te el otoño, el invierno y la primavera. De hecho,Clara suele ser la únicamiembro de su clase de la Primaria, clase que im-parte su abuela, que es la

presidenta de laPrimaria; sin embargo,en verano, cuando mi-les de turistas vienen adisfrutar de Lake of theWoods, la rama se llenade gente todos los domingos con los miembros que lle-gan de otros lugares y a ella le encanta disfrutar de to-das las nuevas amistades. La familia permanece cerca dela Iglesia todo el año asistiendo a actividades de estacaen Winnipeg, Manitoba, que está a unas dos horas y me-dia hacia el oeste y puesto que es de noche cuando re-gresan a casa, suelen ver la aurora boreal en el cielo.

Clara es muy unida a su familia. Los primos y los tíosduermen en casa de la abuela en Nochebuena y allí co-

men, cantan, cuelgan los calcetines de PapáNoel, preparan una escena de la Natividad

en familia, escuchan el relato de laNavidad y se arrodillan juntos paraorar. La mañana de Navidad es sinó-nimo de chocolate caliente, paneci-

llos recién horneados y regalos. Por lanoche, la familia vuelve a reunirse en la

casa de Clara para cenar y, al día siguiente, ce-lebran una cena “progresiva”, o sea, que

van a la casa de diferentes miembros de lafamilia y en cada casa sesirven alimentos diversos.

Clara ha crecido bajo lainspiración de la bellezade la naturaleza y en me-dio del candor del amorfamiliar y la luz delEvangelio de Jesucristo yesas influencias se reflejanclaramente en su rostro yen su espíritu. Aun en eldía más frío del inviernoella es capaz de ofrecer ca-lidez a las personas quemejor la conocen. Comosu madre dice: “Gracias alcielo, tenemos a Clara connosotros”. ●

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Me gusta la música. Toco el piano, la flauta

dulce y el xilófono.

Me gusta patinar sobre hielo y tejer… ¡pero no puedo hacer las dos cosas a la vez!

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Un ángel visitó a José

AMIGOS ABRIL DE 2007 A13

DETALLE DE MORONI ENTREGA LAS PLANCHAS DE ORO, POR GARY KAPP,PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN; ABAJO: LEHI Y SU PUEBLO LLEGAN A LA TIERRAPROMETIDA, POR ARNOLD FRIBERG; ALMA BAUTIZA EN LAS AGUAS DE MORMÓN,POR ARNOLD FRIBERG; MORONI ENTIERRA LAS PLANCHAS, POR TOM LOVELL.

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Mi madre es una mujer muy especial.Yo soy el mayor de ocho hijos varo-nes y también tengo siete herma-

nas. Con una familia tan grande, mi madretenía grandes responsabilidades. Lo mejorque ella hizo por nosotros fue bautizarse enLa Iglesia de Jesucristo de los Santos de losÚltimos Días, dándonos así la oportuni-dad de conocer el Evangelio, una opor-tunidad que cambió nuestras vidas.

Recuerdo el día en que recibimos alos misioneros. Yo tenía unos 10 u 11años y ellos compartieron el mensajede la Primera Visión. Mi madre se con-virtió en cuanto lo escuchó. Ella cre-yó que José Smith vio al Padre y alHijo.

Comenzamos a asistir a la Iglesia. Al principio yono quería aceptar elEvangelio, pero los mi-sioneros me conven-cieron para que loinvestigara. En cuan-to lo hice, me gustó.Me siento muy agrade-cido por mi madre.Recibió un testimoniodurante la primeravisita de los misio-neros y desde eldía de su bau-tismo hastahoy nunca

ha faltado a una reunión de la Iglesia.Mi madre fue un gran apoyo para noso-

tros. Siempre nos lavaba las camisas blancaslos sábados para que estuvieran listas paraponérnoslas los domingos. Nosotros lustrá-

bamos los zapatos y los de mishermanos y hermanas meno-

res. Residíamos en un ba-rrio pobre de

Guatemala y los

La influencia de una madre

De una entrevistacon el élder CarlosH. Amado, de losSetenta, que ac-

tualmente sirve enla Presidencia del

Área Chile; porCallie Buys.

“…no desprecies la dirección de tu madre” (Proverbios 1:8).

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madre. En cada etapa de mi vida, recuerdo su excelenteinfluencia y su ejemplo. Mi madre había recibido sólouna educación básica, pero su conocimiento de las ver-dades del Evangelio, así como su conocimiento y com-prensión prácticos de la vida eran superiores.

Tuve una infancia feliz porque mi madre siempre es-tuvo en casa cuidando de mí. Tenía un gran sentido delhumor y siempre encontraba maneras de divertirse.Dedicabas horas enteras a contarnos relatos de su infan-cia y a hablarnos de mi abuela, de los tíos y de su rela-ción con ellos.

Creo en el mandamiento de honrar a los padres. Todo lo que hago, incluido hoy, es gracias a

la influencia de mi madre. ●

vecinos siempre se reían de nosotros los domingos porponernos camisa y corbata para ir a la Iglesia.

Mi madre siempre nos alentó a hacer lo correcto.Gracias a su influencia, fuimos muy activos en la Iglesia.Recuerdo que en cierta ocasión mi padre servía comopresidente de la Escuela Dominical, mi hermana mayorera presidenta de la Primaria , mi madre era la presiden-ta de la Sociedad de Socorro y cuatro de mis hermanospreparaban, bendecían y repartían la Santa Cena.

Debido a nuestras necesidades económicas, mi padreesperaba que yo aportara dinero a la familia. Deseabaservir en una misión, pero al cumplir 19 años, me pidióque aguardara un año más para que siguiera trabajandoy ayudando a mi familia. Al cumplir los 20, me pidióque aguardara otro año.

Poco antes de cumplir 21 años, mi padre queríapedirme otro año de plazo, pero mi madre le dijo:“Déjale servir y seremos bendecidos”. Y de verdadasí fue. Antes de la misión, sólo un hermano menory yo trabajábamos para mantener a la familia, peroen cuanto salí para la misión, otros dos hermanosy mis dos hermanas mayores comenzaron a trabajar, así que la familia mejoró económicamente.

Cada bendición y cada llamamientoque he recibido en la Iglesia me han

llevado a admirar más a mi

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Mi fe en Jesucristo aumenta al saber que Él es mi Salvador yRedentor.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel queen él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

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Juan el Bautista se aparece a José Smith y a Oliver Cowdery, por Del Parson.

El 15 de mayo de 1829, a orillas del río Susquehanna, cerca de Harmony, Pensilvania, Juan el Bautista

ordenó a José Smith y a Oliver Cowdery al Sacerdocio Aarónico, y dijo: “Sobre vosotros, mis consiervos, en el

nombre del Mesías, confiero el Sacerdocio de Aarón, el cual tiene las llaves del ministerio de ángeles, y del

evangelio de arrepentimiento, y del bautismo por inmersión para la remisión de pecados” (D. y C. 13:1).

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“La parte más importante

de la reunión sacramental es

la sagrada ordenanza de la

Santa Cena, puesto que nos

brinda la oportunidad de

concentrar los pensamientos

y el corazón en nuestro

Salvador y Su sacrificio”.

Véase élder David B. Haight,

“La Santa Cena y el

sacrificio”, pág. 10.