Letour1987#1
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Transcript of Letour1987#1
-Parásito-
Mario Quintana
2014.
CONTENIDOS
Número #1 Septiembre 2014
Portada: Fotografía de Sonia
Marpez
4. Editorial
5.María Simó. La otra realidad.
10. Hablamos con Jerónimo
Tristante.
16. ¿Conocen a Sonia Marpez?
22. 5/Libros/5
24. La goma: Un relato de
J.L. Menacho.
30. Mestre: El último poeta.
39. Poemarios:
-Almudena Vega.
-José M. Díez.
47. Viral: Elena Alonso y
Viajamor
49. Libros para un mundo mejor
@letour1987
Dirección y entrevistas: Mario
Quintana
EDITORIAL
BIENVENIDOS A LE TOUR 1987
SAHUCIADOS DE UN VERANO COMO MANDAN LOS CANONES nos subimos
a ritmo de pedal a la vorágine del mundo virtual. Os invitamos a participar en una competencia ficticia ciclista donde patinar a costa de las letras y contenernos a raíz de las imágenes. LE TOUR 1987 ve la luz por la iniciativa de un servidor a escribir sobre literatura en blog. Cuando me dispuse a ello
observé la gran cantidad de ellos que circulan por nuestros ojos, casi tantos y tan rápidos como el pelotón de una grande en una etapa llana y aburrida. Nace LE TOUR 1987 con fecha de caducidad, pues únicamente se esperan tres números del magazine.
Otro de los conceptos iniciales para LE TOUR 1987 era apuntar lo más alto posible. Intentar chupar
cámara mientras el pelotón nos recorta justo al llegar a meta todo el trecho ganado.
Así, aunando artistas
consagrados con pequeñas mentes en alza, les deseamos desde la organización de carrera una placentera tarde de ciclismo, libros e
imágenes. Mario Quintana
Jefe de Carrera.
@marioquintanatw
D
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LA OTRA
REALIDAD
DE
MARÍA SIMÓ
María Simó, 1987. Águilas (Murcia).
Ilustradora.
Fotografía: Rai Robledo. 2010
Ilustración página anterior de María Simó.
¿Qué es y dónde sobrevive María Simó? María Simó es un proyecto de trabajo y vida, además de una persona que en principio se parecería a mí, porque de entrada respondemos al mismo nombre. Ella es muy elegante y talentosa, siendo una imagen de futuro se lo puede permitir, y yo, que soy un poco más cafre y torpe, le sigo la corriente a ver dónde me lleva. De esta manera hemos sobrevivido a algunas ciudades, parejas y catástrofes artificiales. Ahora
sobrevivimos al presente.
Si ahora mismo le ofrezco un lápiz ¿qué es lo primero que me dibujaría? Si ahora mismo me diera usted un lápiz estaría muy bien porque no tendría por qué escribir las respuestas y sería una entrevista ilustrada. Le vendo la idea.
¿Consigue apartar su trabajo de su vida o a todas horas lleva lápiz y papel? Hay algún mecanismo diabólico, porque cuando salgo de casa sin la libreta de apuntes sucede que me siento en un café y me entran muchas ganas de dibujar. Pero si soy previsora y me equipo con un montón de portaminas, bolígrafos y papeles, sólo me acuerdo de que están ahí por lo mucho que pesa el bolso. De todos modos, creo que es difícil apartar cualquier trabajo que sea creativo del día a día siempre, se anda con alguna cosa en mente. Si eres un ilustrador freelance, hasta donde sé es del todo imposible.
¿Qué ocurre con la generación de los ´80 que viene haciendo las cosas con mucho atino? Que es la nuestra. Sin entrar en mucho análisis, apunto rápidamente un par de cosas. Es cierto que conozco a montones de personas de mi generación a las que admiro, que son grandes creadoras y hacen cosas maravillosas. No me costaría mucho dar una veintena de nombres en un minuto. Pero es que, al fin y al cabo, se trata de compañeros de profesión, de tu edad, andando el mismo tramo del mismo camino. A poco que tratas de abrirte paso, están ahí, y cuantos más conoces, más puedes llegar a conocer, dado que los círcuitos culturales y artísticos son, ¿a su pesar?, endogámicos. Eso puede dar la impresión de que somos una generación copada de talento. Más si añadimos el fenómeno de las redes sociales y no descartamos que, con el chaparrón que nos está cayendo encima en este país, nos toque salir a escena y agudizar en ingenio un poquito más. Pero no lo
somos, no significativamente más que otra. Ocurre simplemente que somos espectadores activos y privilegiados de lo que hace la gente de nuestra edad. Tenemos la visión interna del asunto. Lo que sí observo como diferencia sustancial con respecto a nuestras generaciones precedentes es que somos singularmente vanidosos. La tecnología nos ha provisto de un gran sentido de la autoficción. Me parece que tenemos una propensión la gestación y gestión de nuestra propia imagen muy fuerte. Hemos aprendido a ser muy autoconscientes, aunque eso sea necesariamente malo.
¿Un lugar donde pintar, un lugar donde hacer el amor, un lugar donde morir? Lejos de casa. En lugares que todavía no conozco. Ahora sí que daría juego la entrevista ilustrada.
Desde luego que sí. Por cierto ¿A qué tren se ha subido? ¿Dónde espera llegar? De momento, casi sólo me muevo en trenes de cercanías. Estaría bien llegar a un lugar en el que poder pintar, hacer el amor y morir.
Estudio en Águilas.
*Imagen de portada “Aguilas” MS. www.mariasimo.com
**Imagen de interior “Aulladores” MS. www.facebook.com/mariasimo.pintura
www.flickr.com/mariasimo
Sonia Marpez
2012.
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SONIA MARPEZ, 1987. VIGO. FOTÓGRAFA.
OY UN
SER ÚNICO
E IRREPETI
LE
No es una muestra de ombliguismo. Es su apuesta más crítica. Soy un ser único e irrepetible es un conjunto
de fotografías únicas para una mujer única. Gallega afincada
en la costa del sur, Sonia se muestra como una artista sin moldes ni dobleces.
Compagina su labor como fotógrafa con la codirección de la reconocida revista virtual Obituario. www.soniamarpez.com
Soy un ser único e irrepetible ¿Ego o crítica social?
La serie la creé para una exposición colectiva
titulada Multiplicaos, así que mi aportación fue la de
crear una obra crítica con la Iglesia, el Estado y la
sociedad manipulada por los dos primeros.
¿Quién es Sonia Marpez?
Una más de esas siete mil millones de personas que
habitan este planeta, pero única, como todas.
S
B
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¿Qué le falta a esta sociedad para
fotografiar la muerte de nuestros
seres queridos?
Bueno, en realidad en el
siglo XIX se hacía con
frecuencia; lo que para
ellos tal vez era una
última nota poética, a
nosotros nos parece
una costumbre
morbosa, incluso
macabra (lo que es
irónico, porque vemos
muertes reales por
televisión como si tal
cosa, aunque como
sociedad nos
escandalizamos si
aparece un pezón).
Lo cierto es que a través
de la historia la muerte
ha sido uno de los
temas principales en el
arte; la cultura del
Antiguo Egipto es un
gran ejemplo.
Particularmente me
parece un tema muy
interesante de tratar: la
muerte es lo único
inevitable en la vida.
¿Qué fotografía persigue y no se
deja alcanzar?
Conozco mis límites y,
sobre todo, los de los
medios con los que
trabajo; eso me frustra
continuamente, pero
también hace que para
mí cada proyecto tenga
su mérito, aunque eso el
público lo desconoce.
Supongo que la
fotografía que persigo
tendría en realidad
mejor calidad de lo que
al final resulta, pero
quizás la culpa no sea
tanto de los medios,
sino del entorno y la
propia fotógrafa.
¿A quién pondría frente a su
objetivo sin dudarlo?
No sabría, por ahora me
quedo con mis
cachivaches y mis
paseos por la ciudad.
Juan Carlos Mestre
o d
CINCO LIBROS SOBRE CICLISMO Literatura y ciclismo siempre han formado un equipo nada despreciable. Lo exagerado de la primera junto a la épica de lo segundo nos ha evocado en más de una novela a subir los alpes a golpe de molinillo para irremediablemente perder todo el tiempo ganado en las sufridas etapas pirenáicas. El ciclismo
en la literatura es una llave de paso para los más perezosos, para los que aún no han comprado una moderna bicicleta de montaña y recorren cada domingo sierras y veredas en derredor de sus ciudades. Aunque todos, perezosos y atrevidos, con un fuerte común: Todos hemos contemplado alguna mítica subida de una de las grandes vueltas en plena siesta, con las ventans entornadas mientras en el asfalto y por lo tanto en la pantalla el sol impone su justicia. Al igual que la impone la carrera contra el crono cada etapa y las insufribles pájaras que llevan a los valientes corredores de cuneta a cuneta buscando un hálito de suerte y oxígeno que les empuje el trasero.
Contrarreloj. Eugenio Fuentes.
Editorial Tusquets.
En la cuarta etapa del Tour de Francia, Tobias Gros, el favorito e imbatible ganador de las cuatro últimas ediciones de la carrera, muere asesinado mientras descansa en un hotel tras una jornada agotadora. Uno de los primeros sospechosos es Santi Mieses, corredor del quipo rival que habló con Gros poco antes de que éste fue ra asesinado. Para atajar las habladurías, Luis Carrión, el director del equipo donde pedalea Mieses, contrata al detective Ricardo Cupio, mero espectador
de una de las etapas reinas, el ascenso al Tourmalet.
5/LIBROS/5
¿Se imagina cuánto cobra un ciclista de cola? Ni el ganador de El Tour de Francia (por no hablar de otras competeciones) consigue embolsarse una cantidad acorde a las de otros deportes si no es a base de contratos publicitarios. Pero un gregario, el ciclista que cierra el grupo, al que imaginamos el simpático del grupo porque de otra manera sería insufrible, puede llegar a cobrar cantidad muy parecidas a las de un repartidor de paquetes o barrendero. Por ello vemos a esos nombres extraños de origen australiano, alemán o un vasco con arrojos para escaparse del pelotón
apenas iniciada la etapa y ser alcanzado a apenas diez kilómetros de la meta. Además del efecto visual de ver la marca que lo patrocina en la liza de la carrera durante todos esos kilómetros, las metas volantes y los puertos de montaña tal vez le aseguren al
ciclista un merecido sobresueldo que justifique el haber bajado a setenta km/h y a cuerpo descubierto un puerto de montaña que con nuestros vehículos bajaríamos con prudencia.
El Alpe d´Huez.
Javier Garcia Sánchez.
Planeta. En la salida de la etapa más dura se encuentra un ciclista cántabro al que llaman Jabato. Tiene más de treinta y seis años y nadi cuenta con él. Pero Jabato se obstina y su locura llega a parecer sensata.
El ciclista. Tim Krabbé.
Libros del lince.
La brillantez de la narración, que transmite con intensidad el carácter agónico del ciclismo y la belleza del homenaje que rinde al sufrimiento, convierten El ciclista en un verdadero hito que ha sido saludado como un libro estraordinario desde su publicación original.
Poca gente lo conoce, pero el ciclismo es un gran deporte publicitario. Además de los equipos esponsorizados por numerosas marcas, la organización de la carrera se vale igualmente de marcas que desean que su nombre aparezca en la meta volante, en el podium, en la camiseta de las bellas señoritas que reparten flores y peluches al acabar la etapa. También las ciudades ponen de su parte para que la carrera pise sus calles y aún más para que finalice una etapa en una de sus avenidas. No es baladí ver el nombre de una ciudad durante meses en el plan de
carrera y el día de la etapa ver las maravillas de tu ciudad en gran angular desde helicóptero. Por ello y cada día más, si vemos el mapa a seguir por los corredores, pocas veces es un itinerario continuado, si no que desplazado varios kilómetros de etapa en etapa para concordar un trazado extraño pero a la vez beneficioso. Sin ir más lejos, la presente edición de La Vuelta finalizará –en contra de lo habitual, Madrid- en Santiago de Compostela, debido a su año Jacobeo. No deja de ser curioso debido a las veces que el ciclista defecará de pensamiento sobre más de un santo en más de una pendiente montañosa. Obervar la caravana de camiones, coches, furgonetas y autobuses diseñados para el confort del ciclista es lo más parecido que nos queda a los grandes circos que antaño recorrían las carreteras secundarias.
Plomo en los bolsillos.
Ander Izaguirre. Libros del KO
Una historia en bicileta.
Ron Mclarty. Alfaguara.Pequeñas grandes historias de la gran gala francesa que no dejarán indeferente a los amantes de las dos ruedas. Las anecdotas más insospechadas del pelotón.
A punto de embarcarte en una travesía con uno de los héroes más inolvidables. Smithy, 43 años, 126kg. ¿Cruzamos Estados Unidos?
--------------------------------------------------- -Bicicleta en Torino-
(2011) Mario Quintana.
LA GOMA Un relato de
Javier López Menacho.
ona anaeróbica ya. Y estos tres van como motos. El australiano va a ganar, lo sé. Hay gente que nace con el mismísimo rostro del triunfo y hay
gente como yo, simples y llanos perdedores. Aunque de llano esto no tiene nada, qué más quisiera. El australiano sube como un ángel que busca el cielo. El cabrón que poquísimo habla, que poco gesticula, parece que lo acabaran de sacar del congelador, con esa engañosa actitud de “no puedo, espérame,
ralenticemos esto”. Y luego te mete el hachazo, el condenado, cuando menos te lo esperas. Esta gente ni hace grupo ni hostias, sólo piensan en la victoria. En ganar, ganar y ganar. Como todos, pero a costa de todo, no sé si me explico. Es fácil diferenciarlos, su sudor huele a azufre. No somos más que instrumentos que le ayudan a llevarse la gloria. Pues conmigo no cuentes cacho mamón. Te vas a morir antes de que te haga un relevo. Me da igual la general, total, qué más da, quedar treinta, cincuenta o setenta, lo que cuenta es llegar y a final de año, cobrar por cada carrera finalizada. “Sí, yo las acabé todas. Ni siquiera
el líder puede decirlo. Trae las primas, que me las voy a beber y a comer y a
gastar saliendo de putas y en lo que me salga de los cojones”.
Quién pudiera agarrar sus veintitantos. Un australiano, un alemán, un italiano y yo. Parece un chiste. Mis posibilidades sí que son de chiste. Mira cómo menean sus culos, como si fueran de aire. Me metí en el corte con tal de lucir el dorsal un rato y ahora heme aquí, pringado de barro hasta el cuello. Quién me mandaría. Despotrico contra ese pelotón acomodado que nos dejó escapar. Siempre pasa igual, los días que no queremos tirar, regalamos la victoria a dos o tres muertos. Yo soy uno de ellos, un muerto encima de una bicicleta.
Ya sólo me queda ir atrás haciendo la goma, y sé que me van a mirar desde más allá del odio, con los ojos prendidos en furia viva, como si no fuera corredor sino un apestado, un mercenario, como hacían con aquel polaco, Zenon Jaskula o el otro, cómo era, Mejía se llamaba, sí, Álvaro Mejía. Qué sabios los colombianos, acostumbrados a las alturas, menudos como fideítos que adornan la sopa, pero siempre inteligentes moviéndose en la carrera, ahora una especie extinguida. Yo los conocí a todos y a todos vi caer cómo moscas. No les importaba beber uno o dos chupitos o una botella entera si era de noche, la ocasión se presentaba después de los masajes y al día siguiente teníamos descanso. Qué grandes compañeros amantes de la
Z
vida. Me pregunto por qué ahora todo es odio. Odio las carreras. Odio correr. Me extingo y noto mis brazos menguar por momentos, miro y resoplo hacia cielo, y el sol con su fusta, zas, azotando mi espalda.
Temperatura cercana a los treinta y cinco grados. Un reguero de sudor recorre mi frente y gotea buscando el suelo, pero se evaporará antes de rozar el asfalto, un auténtico infierno. Y encima, a soportar estos miles de rostros fugaces que se suceden sonriendo, vitoreando y esprintando, siempre exigiéndonos el máximo. Pues corre tú con los huevos. Si por ellos fuera, correríamos hasta llegar la noche. Y si es por los sponsors, también. Todo por arañar segundos en pantalla, porque la gente lea Rabobank, o Lotto o cualquiera de estas marcas que mañana renegarán de nosotros. Coño, que somos humanos. ¿Habrán pasado alguno de ellos más de dos horas encima de una bicicleta? Mil euros a que no. ¿Conocerán cuando las piernas se entumecen y parecen de hormigón, cuando te asquea tu propio cuerpo, cuando el cerebro riega las venas con la sangre densa como la horchata? Cuántas de esas caras borrarían su hipócrita sonrisa si me dejaran apearme de la bicicleta y partirlas a pedacitos.
Tres y medio al grupo perseguidor y cinco kilómetros para meta. Apenas capto los números con el rabillo del ojo. El sudor ya es el prisma de mis ojos. Números y números, y qué más da, si todo se reduce a llegar o no, a pasar o ser pasado, a no dejarlos marchar como flechas luminosas, sólo se trata de eso. Toda mi vida esperando una oportunidad así, y cuando llega, me miran con condescendencia, como cuando miras a tu padre y por primera vez lo sientes anciano, quemado por los avatares de la vida, y entonces parece que se cambian las tornas y eres tú quién protege y no al contrario. Qué estará pensando el viejo en casa, sentado frente al televisor. Seguro que sabe que voy muy justo, enganchado como un alfiler al viento, a duras penas corredor para una prueba de tales exigencias. Ya me dijo que renegara y no asistiera, que no tenía necesidad, que es hora de ir pensando en el futuro y montar alguna cosita, un taller de bicis, un restaurante italiano o algo así, que en mi futuro jamás quedará París. Me pregunto dónde y cómo acabaré si antes no me mato en carretera. Lo cierto es que me hallo aquí porque me libré del corte antes de la prueba y los jefes confiaron en mi
veteranía, en mi labor como gregario, en que vaya terminando etapas mientras ayudo a los más jóvenes a que no se descuelguen. Ahora me cago en los años y en no seguir a pies juntillas los consejos de mi padre. Voy a abrir un bar y beberme hasta la última gota de cerveza del mundo.
Algo me oprime el pecho y llega al bajo vientre, hostigándome sin piedad. ¿Será la culpa de quien no ambiciona nada? Si existes Dios, si estás ahí, escondido como una puta tras este sol de infarto o alguna de las nubes, que sepas que no pienso suplicarte más.
El alemán flojea al comenzar el diez por ciento en las rampas, como si corriera cojo. Me dijeron que va de EPO y otras cosas hasta las cejas, al igual que todo su equipo plagado de españoles, en la puja por ser los más corruptos. Parece que hoy no servirá de nada. Éste es más de escapadas llanas, como demostró en Italia. Es cuestión de tiempo que nos deje en paz. Antes de dar la batalla por perdida, intenta hacerme la goma a mí, el gran abuelo del pelotón. No chico, no, por quién me tomas. No te voy a dejar y además te voy a machacar con un ritmo por avanzadillas, lleno de arranques inconclusos. Los demás saben que con estos cambios de ritmo lo eliminaremos y se quedará salivando en medio de una pájara. Y juegan la misma carta, al desgaste. Lo ataco. Un ataque. Otro. Y otro. No voy tan mal cuando me levanto de la bicicleta y el aire entra como a borbotones, directo al pulmón. El alemán se funde como un helado al horno, hace eses y se descuelga. Jodido sobrino de Merkel, púdrete en el infierno. Al australiano lo veo ahora como a un Sansón desmelenado e indomable. Cada pedaleo lo arrima irremediablemente a la gloria. Parece hecho de hielo y metal. Su afán nos carcome el alma. El italiano me guiña el ojo como diciendo, “nos va a follar”. Sí, nos va a penetrari. Y apretamos el culo, fruncimos el ceño y pedaleamos. Siempre, siempre pedaleamos.
Pancarta de último kilómetro. Las motos nos adelantan buscando la foto finish. Dan ganas de subirse a una. Se van a jugar la etapa al sprint, mientras yo me mantengo a rueda, prolongando la hora del fracaso. Solo espero salir en la foto, a mamá le gustan esas cosas. Nadie se somete a la agonía con la misma pereza que yo. Por fin entro al relevo y a quinientos metros de meta me sitúo en primera posición, paradójico, ¿Quién lo iba a decir? Pese a que la cadencia es lenta, no me valdrá de nada. Me vigilan acechantes, me olfatean el ano, me darán caza en apenas unos segundos. Los brazos se me vencen.
El italiano emerge desde la cola como un torbellino y en tan sólo dos pedaladas me saca una cabeza. Al menos deja un soplido de aire tibio que respiro con agrado. Le sigo como puedo. El australiano, autómata invencible, responde y acelera, tomando la delantera, a punto de marcharse. Qué envidia, que bueno es, es bonito ser espectador de las cosas bien hechas. Aprieto. El italiano echa el resto y me aparta con la mirada, cambiado nuevamente el ritmo y batiéndose en sprint con tal de rebasar al australiano. Se acelera como resbalándose y conecta con mi antebrazo. Ais. No quiero suelo, odio el sabor del asfalto. La valla se viene sobre mí e intento esquivarla. No quiero caerme. No puedo caer. Bailo, giro, apoyo el pie… y la carretera sigue ahí.
Al frente el italiano y el australiano no han corrido la misma suerte. La carambola precipitó al italiano hacia la rueda trasera del australiano, conectaron y ambos han caído al suelo. No hay otra explicación. Me da igual, lo veré en la tele. El australiano gime de impotencia cuando vuelvo a mirar atrás. Me dirijo en solitario a meta. Siento el universo sobre mí y ni siquiera sé cómo celebrarlo. Sólo pensaba en retirarme dignamente porque, qué cojones, amo este deporte y ahora me cae del cielo un sobresueldo, reconocimiento y dos chicas hermosas que me besarán delante de medio mundo. Algo parecido debe ser el cielo. Mi padre no se lo debe estar creyendo.
Javier López Menacho. 1982 Jerez de la Frontera (Cádiz)
Escritor.
@lopezmenacho
Tête de la Course Juan Carlos Mestre. 1957. Villafranca del Bierzo
Poeta. Ilustrador. Músico.
www.juancarlosmestre.com
Le recuerdo con pajarita y su acordeón, aunque dudo lo primero y es lógico lo segundo. Le recuerdo igual, su pelo tan blanco y su acordeón tan triste. Fue en un recital hace al menos diez años en un centro de estudios. Su voz profunda desgranando poemas desde la irrealidad, desde el viento inagotable del Bierzo, donde mataron al sastre y él lo recuerda de pueblo en pueblo. Juan Carlos Mestre, Premio Nacional de Poesía (2009) por La casa roja asume la primera etapa de Le Tour 1987 con La bicicleta del panadero. Por Mario Quintana.
“Las oportunidades han concluido. El ciudadano ha perdido su condición de tal, ya no es portador en esencia de los derechos civiles que configuran
lo singular de su dignidad.”
¿Qué recorrido le espera a la literatura
poética?
El lugar inmóvil de la sublevación, para
decirlo en la paráfrasis del título de un ya
tan lejano como extraordinario libro de
Antonio Gamoneda. Todo el tiempo, su
perspectiva, su duración, es nada frente a
la incertidumbre de la palabra poética y
su permanencia en la imaginación. El
secreto está en el gran azar, en las
tormentas del balbuceo sideral, en el
exceso de las prohibiciones mayores que
aún guardan relación con
el desconocido universo.
Nuestra memoria de
realidad es escasa y tan
intensa la desgarradura
de los tiempos presentes
que la poesía, como tarea de protección,
de defensa de la verdad humana, está
indefensa en su desorden frente a otros
órdenes de dominación. Le queda acaso la
capacidad de convertirse en un
conocimiento de resistencia, en una
posibilidad revolucionaria del habla para
nombrar la zona invisible, la presencia
descartada de lo humano en la historia
civil de los barracones de desesperados,
esos millones de personas que bajo la
intemperie de las estrellas son las víctimas
civiles del mercantilismo
de estado, un nuevo
eufemismo del viejo
fascismo.
¿Y a Juan Carlos Mestre?
Yo ya no estoy, he dejado
de recorrer los mapas de la curiosidad
literaria para resistir en el único territorio
que hoy soy capaz de habitar: la duda
sobre el valor de todo lo relacionado con
la aspiración de valor, el alejamiento de
las dialécticas de recompensa, la
sociología tóxica de lo profesional
literario, una auténtica plaga de cabezas
fofas y vanidades intrínsecamente
reaccionarias. Yo no espero, aspiro a
borrarme, como decía el gran Vicente
Núñez. Percibo y balbuceo, hablo en la
latitud de aquello que me implica en la
peripecia humana, no me interesa nada,
absolutamente nada, el
saber como categoría de
autoridad en materia
poética, porque además es
falso, y porque además, no existe. La
poesía percibe, la poesía es el lenguaje
que respira en la interioridad de la
conjetura existencial del ser, el otro
tiempo, sin fecha práctica, de la
revelación, de los ritmos de la memoria,
de las desobediencias a lo sistemático. El
recorrido, de haberlo en términos de lo
visible, de lo reconocible o intuido como
destino de la palabra, será el paralelo a la
vicisitud de lo humano, a su vértigo y
rebeldía ante lo ominoso, a su fe y su
esperanza ante la catástrofe, a su
solidaria subjetividad con las personas y
los astros.
¿Depende la vida de la poesía de la
EmuerteF de los técnicos y los copistas?
No entiendo la pregunta, no sé a qué se
refiere con la muerte de los técnicos,
menos aún de los copistas, supongo que
ambos en la misma complicidad del oficio,
pero intuyo que acaso quiera usted
vincular la sobrevivencia del género
poesía a la capacidad de generar
distorsiones sobre la normatividad; en ese
caso, creo que sin desobediencia a la
costumbre, sin transgresión de la fórmula,
no hay posibilidad alguna de hacer y
escribir hoy en la poética. Negación y
resistencia, esa pareciera la única
posibilidad de la conducta. Los técnicos,
los expertos, los especialistas en materia
de poesía son cabezas repletas de aserrín,
y solo valen para alimentar con sus
cabezas fofas las estufas invernales. La
poesía, el poeta, es hereje con naturaleza,
antipreceptivo por vocación,
antidogmático por destino; no mejor
cualidad ocupa el amanuense en las
estructuras de control de la policía de la
cultura, ese copista escribano que levanta
acta lítica de los hechos. El lugar del
testimonio, Cortázar lo explico muy bien
en su ensayo sobre Keats, es otro, dar
cuenta sin testificar contra nadie, ser
desagradable de profesión, vivir
anticipadamente en la negación ante la
perspectiva de los horrores del mundo.
Acaso la tesis benjamininiano, los
0Avisadores del fuego1 de Rosenzweig
pudieran acercarnos a la circunstancia
que yo imagino como más próxima a la
conducta, que no ejemplaridad, de lo
exigible al poeta contemporáneo.
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¿Cuánto hay de azar en sus libros, cuánto
de noches de insomnio?
De azar el mismo y absoluto que
determina la ley general que rige todo el
universo, al menos hasta donde
conocemos. El mismo azar que mantiene
el orden de posible y el desorden de la
imaginación creadora, la certeza intuitiva
hacia un conocimiento que lejos de lo
pragmático nos aporta más conciencia de
la realidad que todos los laboratorios de
la experiencia juntos. Insomnio también,
fundamentalmente el diurno, es importante
no estar dormidos durante el tiempo de la
claridad solar, adormecidos bajo el
tábano publicitario de la sociedad de
consumo, aletargados por la soberbia
obstinación para mentir de la retórica
política y sus persuasivos sistemas de
dominación. Es esencial el insomnio
diurno frente al amodorramiento colectivo
de los medios de comunicación de masas,
fundamentalmente la toxicidad televisiva y
los subproductos con pretensiones de alta
cultura de la prensa escrita. Mi azar,
querido amigo, es mi conducta, no he
sabido, tampoco he pretendido
desplazarme de ese lugar hacia ninguna
otra posibilidad de lo previsible. Me limito
a permanecer en el agüera, en la
exterioridad de la formula, eso sí,
sometido en la medida de lo posible a la
mayor intensidad de deseo, que no es otra
cosa que el milagro de los sentidos por
reconocer los signos de la seducción del
mundo y los lenguajes que de ella dan
cuenta. La peripecia humana, la grave,
hermosa, trágica, paradójica e
insustituible para nosotros condición del
otro, de ese ser, de esa persona que
diferente de yo es mi otro yo inscrito en la
frente contraria. Hacerse cargo, entender
la vida como la responsabilidad de asumir
la problemática de
los demás, de
sentirnos
copartícipes de su
destino es,
posiblemente, el
primer encargo de
una lengua. El idioma de la compasión,
los dialectos de la piedad y la
misericordia, acaso las virtudes más
absolutas y bellas de lo laico. El halcón de
la realidad sigue llevando en el pico el
mismo cintillo para la corona fúnebre de
la realidad con el tópico
shakesperiano1 0cada
uno está hecho de la
materia de sus sueños1
¿Consigue zafarse
de los azarosos
personajes que
pueblan sus
poemas?
No, en absoluto, formamos una
disconforme asamblea presidida por la
fraternidad y el republicanismo. Esos
seres son el lugar vital en que yo he
decidido libremente inscribir mi voluntad
biográfica, un lugar en el espacio vacío
que han dejado otros, esencialmente
desapercibidos, fundamentalmente
habitantes de la utopía simbólica,
entendiendo utopía como lo que
probablemente es, una verdad prematura.
Pero más que personajes en el sentido de
intérpretes o incluso de figuras célebres,
creo que los habitantes de mis poemas son
ciudadanos en busca de rostro, no actores
de la comedia del mundo, sino habitantes
y pobladores de la tragedia real, del
tiempo unísono del miedo, de las
segregaciones y exterminios, de la
marginación y el inconcebible margen de
los arrojados a la
intemperie, los que viven
entre los desperdicios de
las grandes palabras de
lo que algún día se pensó
que era la belleza, el
arte, la sociedad del bienestar, antes del
saqueo económico y el secuestro de la
democracia burguesa por los anti sistemas
del Fondo Monetario Internacional, el
único y auténtico lumpen que yo conozco
en las sociedades avanzadas. ¿Qué hace
la poesía en medio de todo eso? Hablar,
continuar nombrando frente a esa pobreza
de la esperanza de la imaginación, de las
utopías que a través del lenguaje
metamorfosean la realidad, reimponer la
gratuidad de los sueños, desplazar la
ruina retórica de las castas políticas del
centro de los discursos sociales, retornar
a la delicadeza, sí, la delicadeza, como
constructor del habla poética, palabras
con conducta, leales a la aspiración del
individuo en su lucha por los derechos
civiles de la felicidad.
0La inteligencia
discursiva y la
participación en la
vida más allá de la
realidad seguimos
llamando misterio
¿Qué porcentaje de culpa tiene la figura
del poeta para que sea un género menor?
¿Es tiempo de hacer autocrítica?
No hay géneros mayores o menores, no es
problema de dimensiones ni de cualidad,
sino de formas determinantes que
configuran la propia materia de lo
expresado. A pesar de todo, nunca en el
mundo se ha leído tanta poesía como
ahora, las lecturas de poemas, los
Festivales, en muchas partes son
multitudinarios. Pero tampoco eso
importa. Aunque los pescadores vuelvan
del río con las cestas vacías bajo las
aguas siguen los peces de oro de la
revelación esperando el anzuelo de otra
necesidad. Los espejismos sociológicos
son eso, espejismos, apariencias, ilusiones
sin correlato con lo real. Se escribe mucha
poesía y se lee en proporción, cualquier
poeta de Badajoz a través de Internet
puede estar leyendo el último trabajo de
un poeta de Buenos Aires y viceversa. La
etiqueta de género menor no es molesta,
ya le viene bien, son los géneros mayores
los expuestos al reclamo de las satrapías,
los encargos comerciales, las usuras
intelectuales@nada, que se queden los
géneros mayores con toda la cesta de
herramientas para montar la feria de las
vanidades. No debe preocupar ese
margen, es el extrarradio la zona donde
los débiles y los descontentos traban
alianzas con el porvenir de los sueños.
¿Autocrítica? Si es poesía, es autocrítica por naturaleza, otra cosa es que hablemos de esas banalidades bien entonadas que comúnmente suelen ocupar la mitad de una página y dan cuenta del yo al que ya conoce las peripecias sin peligro de su yo. Importante combatir el ego, fundamental resistirse al enorgullecimiento propio. Fuera de esa actitud, no hay más que crepúsculos y rocío sobre los cerebros de la noche.
Se presenta libro. Habla el concejal,
habla el presentador, habla el adulador y
habla el poeta pidiéndole brevedad para
no aburrir al personal. Es tiempo de
empezar a abrir el periódico por las
últimas páginas ¿no cree? ¿Han perdido
las charlas literarias el poder porque en
porcentaje hablan quien no tiene en don
la palabra?
Los políticos, por lo general, es decir, en
general, lo que equivale a decir, casi
todos, son unos auténticos zoquetes en
materia cultural. Están ahí por exigencias
del guión, cuando están, y su aporte va
directamente relacionado con la
producción de tedio que solo ellos son
capaces de generar de modo tan natural y
espontáneo. Casi no hay excepciones, los
que no sirven para otra cosa, no vamos a
insistir ahora además para qué, terminan
gestionando la cultura, empobreciéndola
cada vez más, maniobrando con más
voluntad decorativa que de necesidad
social de primer orden. Esa alteración
constitucional de los mandatos políticos
ha de terminar ya, es insostenible el
menosprecio, censura, nepotismo, etc. que
el ámbito cultural ha padecido en el
conjunto de legislaturas, tanto en la época
opulenta del derroche, del equívoco entre
ocio y cultura, de los indignos privilegios
de amiguismo y clientelas, como en la
actual de pauperización del medio, al
borde del abismo, a punto de la extinción.
Una auténtica vergüenza nacional, que
han necesariamente de pagar sus
responsables yéndose, después de pasar
por los tribunales, para sus casas.
¿Es Juan Carlos cotidiano un hombre
valiente?
Esa condición solo se muestra en los
momentos en que uno ha de hacerla
efectiva, no aspiro a ser un cobarde.
¿A que teme?
Temí a la muerte, ahora ya solo temo a los
viejos y renacidos espectros de este
mundo, el autoritarismo, la xenofobia, el
militarismo, el eco turbador de los
poderes ominosos.
¿Reiniciaría el ciclo y volvería a la
infancia?
No, no, otra vez los curas, otra vez las
monjas. Otra vez aquella España gris,
siniestra y cruel, No, por favor, en ningún
caso.
Por último y derivado del nombre de
nuestra párvula revista ¿Que recuerdo le
trae la palabra Ebicicleta? Una palabra
muy ligada a su obraI
Mi padre, una bicicleta, mi padre y los
caminos abiertos del verano hacia la
plenitud del horizonte verde y los pájaros.
Gracias de corazón Poeta por esta lección de serenidad, gusto y alegoría. //.
-Las naciones medidas en muros-
Mario Quintana
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Almudena Vega, 1986. Málaga.
Escritora y Músico.
ladisonanciadelospajaros.blogspot.com
¿Qué hace sangrar a Almudena Vega como poeta?
Dice Alejandra Pizarnik “Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.” Yo no podría responder mejor, sin embargo estoy aquí para ello. El mero hecho de observar o cómo observamos, produce una consecuencia. En ocasiones, ese hecho nos produce esa “sangre” de la que hablas. Ese desgarramiento del que habla Alejandra.
Puede ser una situación dramática o personal, algo duro. Doloroso. Creo que en ese momento, si se sangra, hay que usar esa sangre como material. Usar lo que se ha convertido en material para sacarlo de nuestro tejido. Como una amputación. Es material de trabajo, como pintura. Como el mármol o el estaño. Ahora que es sangre lo podemos observar, también.
Lo sé, aún no he respondido a la pregunta, pero esto venía a cuento. Volvamos al tema. El mero hecho de observar es lo que produce que esa herida sangre. No puedo responder exactamente qué lo produce. Nadie puede saberlo. Sucede en el momento. Es un suceso. A propósito de sangrar, colaboré en una antología electrónica de Luna Miguel (@lunamonelle) titulada SANGRANTES. Si, es una antología de mujeres. Sí. Sangramos. Pero en esta antología hay un trasfondo que creo que viene a mostrar el hecho real que esta pregunta busca.
http://sangrantes.tumblr.com/
“¿A la muerte? No creo que muchos
estuviesen dispuestos a
acompañarme en ese viaje”
¿La poesía joven sin el certamen literario es una odisea o factible?
Totalmente factible. Pero claro, no sin un esfuerzo y un trabajo. Yo no soy muy partidaria de ningún tipo de concurso aunque he de reconocer que he caído en ellos. Que también me he beneficiado. Que también he sentido frustración. Yo siempre cito mucho, mis amigos cercanos lo conocen bien, sin embargo me gusta delegar la responsabilidad de la respuesta en otros que encontraron mejores palabras. Yo me limito a estar de acuerdo. En esta ocasión citaré unas sabias palabras del compositor Béla Bartók:
“Los concursos son para los caballos, no para los artistas”
En cualquier caso, los medios digitales juegan un papel crucial para todos. Ya no hace falta ganar un concurso para publicar. Puedes encontrar infinitas maneras en internet, así como una forma de darte a conocer. Hay poetas más conocidos ya por las redes sin haber ganado nada que poetas titulares de uno más o premios...
¿Las redes sociales cómo huida para la vida de la poesía?
No veo que haya que huir de la vida poética para encontrar cobijo en las redes sociales. Todo lo contrario. Las redes sociales como difusión y apoyo para la vida de la poesía.
Álvaro Valverde dice de usted entre otras cosas Eque sabe lo que se haceF ¿Y cómo lo hace Almudena Vega en su día a día para culminar un buen libro de poemas?
Lo cierto es que uno, al menos en mi caso, no hace nada para culminar un libro de poemas. El final llega, antes de que sepamos que se termina. Después se reconoce ese final. Una vez que se
observa, esa sensación nos inunda. Para mi sucede lo mismo con el comienzo de un libro. No me siento a empezar un libro. No lo premedito. Cuando llevo escribiendo un tiempo unos textos o poemas, aparece la noción de que será un libro de forma natural. Se es consciente. Me alegra dar la sensación de que “sé lo que me hago”. Lo desconozco absolutamente.
¿Qué libro se llevaría a la muerte?
A la muerte cualquiera con un grosor apropiado para ejercer de almohada eterna. Ya puestos, uno de tapa blanda.
¿Y a quién?
¿A la muerte? No creo que muchos estuviesen dispuestos a acompañarme en ese viaje.
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José Manuel Díez, 1978. Zafra (Badajoz)
Poeta y compositor. @duendejosele
¿Siente ya la Ecalma chichaF que deja en el
tiempo haber ganado todo un premio Hiperión?
Los premios, igual que las obras a las que respaldan, se ven con la perspectiva adecuada una vez que pasa el tiempo y el poeta deja de ser la triunfante mano creadora para convertirse en un receptor más de sus propios poemas. No obstante, el premio Hiperión ha sido hasta ahora el galardón literario que más satisfacciones me ha dado y me sigue dando. Y aunque la calma chicha personal ya llegó hace unos meses, parece que “Baile de máscaras”, el libro que lo propició, sigue su propio camino y no deja de recibir menciones y premios paralelos, dentro y fuera de España, que muy seguramente sin el Hiperión no hubieran llegado jamás. Al margen de esto, estoy escribiendo un libro nuevo desde hace más de un año y mi pensamiento está puesto en ilusiones futuras, no en premios pasados.
Premio, que debido a su límite de edad máximo
cómo 35 años, ¿le enfrenta a uno a una nueva
etapa de madurez?
No creo en ese tipo de etapas, ni en la vida ni en la literatura. Para mí la edad de alguien la miden las experiencias, no los años; y la madurez o inmadurez de una obra no creo que dependa directamente de que su autor tenga 30, 35, 40 o 70 años, sino del mensaje que esa obra proponga y alcance. Por eso, respondiendo a tu pregunta, no me enfrento a nuevas etapas por mi edad sino por mis deseos creativos. Y en ese sentido, mis deseos creativos de los 35, por suerte, son los mismos que cuando tenía con 20 o 25, aunque con más horas de lectura, de escritura y de papeles rotos. Trabajo diariamente para no perder ese atrevimiento, ese asombro y esa pretensión de aprendizaje de entonces.
“Me gustaría habitar un mundo más justo,
más feliz y más humano que el
actual”
En las letras ha sabido pisar la EmierdaF
(entiéndase en sentido de buena suerte)
necesaria. Nuevas letras, Visor, HiperiónI
He debido saber pisarla, sí, aunque inconscientemente. Se ve que en el camino de la constancia y del trabajo vocacional hay más “mierda” que en otros caminos. Las editoriales buenas, no obstante, no siempre terminan propiciando buenos libros; por lo general, es al revés. Esto suele olvidarse.
Nacido un siete de Junio, día de nacimiento de
grandes músicos y longevos ¿Será la música
para toda la vida o es la literatura una apuesta
ante los previsibles achaques del escenario?
No diferencio una cosa de la otra, para mí van de la mano y se complementan. No se trata de apostar o no apostar, se trata de ser o no ser. Yo soy poeta y, en consecuencia, hago poemas y canciones. Y lo seguiría haciendo aunque trabajara como carpintero o como médico o como cualquier otra cosa que me permitiera tener capacidad de pensamiento y creación.
¿Quién desearía ser por un espacio de tiempo en
el baile de máscaras de la vida?
Me gusta ser el que soy. Primero, porque si no me gustara lo trataría de cambiar y, segundo, porque me ha costado mucho esfuerzo y mucha ilusión llegar a ser el que soy, con mis aciertos y también con mis errores, que seguramente me han enseñado aún más que mis aciertos. No obstante, si hablamos de máscaras, no cambiaría tanto de personaje como de decorados. Me gustaría habitar un mundo más justo, más feliz y más humano que el actual. Quizá por eso, en Baile de máscaras, mis personajes favoritos son los que luchan por un mundo mejor.
Si hubiera ganado el Hiperión hace doce años
¿habría peligrado la existencia de su grupo
musical, el Desván del Duende?
Pregunta difícil de responder con la cabeza… Pero mi corazón dice que no. Todo ocurre por algo y, sobre todo, todo ocurre en su momento justo por algo. El Desván del Duende nunca ha hecho peligrar mi poesía, ni viceversa. Son, de hecho, dos formas de expresión que he querido compaginar y alimentar mutuamente siempre.
Diez años después de que ELa voz dormidaF
fuera libro del año, llega el triunfo de otro
segedano en las letras ¿Qué ocurre en Zafra?
Pues no lo sé a ciencia cierta. Pero es algo muy anterior a mi querida y recordada Dulce Chacón y, por supuesto, a mí mismo. Desde tiempos de Don Vicente García de la Huerta, Zafra es una ciudad muy literaria y así lo han demostrado muchos buenos escritores nacidos y criados en la ciudad. La verdad, yo no puedo precisar ningún motivo claro. Igual hay alguna tesis elaborada al respecto… O habría que elaborarla.
¿Le dice algo la novela para el futuro?
Me dice lo mismo que el ensayo filosófico o el guión cinematográfico o el teatro… Son géneros que me gustaría cultivar algún día, pero para los que aún no me veo preparado. Ahora mismo llevo dos años escribiendo artículos de prensa para distintos medios y más de cuatro años con cuentos y relatos cortos. Mi próxima obra no poética será, muy seguramente, un libro de relatos cortos. Saldrá el próximo otoño.
¿Le hacen sentir cómodo sus compañeros
literarios? ¿Tiene buenos amigos en la
literatura?
La literatura es un gremio complicado, donde la envidia, el plagio y las rivalidades duermen en tu mesilla de noche. No obstante, soy de los que van por libre, sin querer formar parte de asociaciones, grupos literarios, ni muchos menos comités generacionales. Todo eso me suena a camaradería extra literaria, y no me interesa. Trato de respetar a quienes merecen mi respeto y de aprender de quienes merecen mi admiración, poco más. Aun así, tengo muy buenos amigos escritores, a los que
suelo tratar como amigos, no como escritores.
Es vox populi que la poesía puede renacer en las
redes sociales. En cambio los jóvenes siguen
escribiendo para jóvenes y los viejos para viejos,
sin entendimiento entre ambos estilos ¿Tal vez
sea uno de los problemas de la poesía que no
posee conciencia común como hace cien años
ante la adversidad?
Esta pregunta merece una respuesta demasiado larga y subjetiva como para enfrentarla con justicia… Yo siempre he creído que hay, como en botica, poetas buenos, malos y muy malos… Y una extraña minoría de poetas muy buenos, que casi nunca se descubren en el tiempo presente sino con varias décadas de perspectiva. Ya es hora de hablar de esos poetas y de sus poemas, mejor que de los lectores que no saben diferenciar a los unos de los otros. Todos los poetas viejos fueron jóvenes
y todos los poetas jóvenes aspiran a llegar a viejos. Hay valores de la poesía intrínsecos y necesarios en todas las edades del hombre y, por extensión, de la historia.Lo bueno siempre será bueno y lo malo siempre será malo sobre un papel, en una red social de internet, en una canción de rap o escrito sobre el agua. La conciencia no se puede globalizar y la poesía tampoco. Conciencia y poesía son exactamente lo mismo.
¿Qué acto cotidiano Oy por ello simple- le hace
plenamente feliz?
Cantar, pasear con mi perra, compartir una comida con mis padres, releer libros que me hicieron feliz la primera vez que los leí, hacer el amor con mi pareja, tomar una cerveza con los amigos… Hablar de plenitud en la felicidad es algo demasiado abstracto. Prefiero la plenitud en la conciencia tranquila, en el trabajo bien hecho y en el deseo de ser mejor persona cada día. Esas son las felicidades a las que he aspirado siempre.
-Combustión Espontánea-
María Simó
(2012)
VIRAL
Elena Alonso, 1982. Madrid.
Escritora. @viajamor
viajamor.wordpress.com
Un post de Elena Alonso “A qué huele el
coño” recorrió la red en cuestión de días. Lo
que pudo parecer una grosería no era más
que una declaración de intenciones como
escritora y como mujer. Su mundo Viajamor.
¿Quién era Elena Alonso antes de Viajamor?
Una actriz de Madrid con tacones
demasiado seria para ser tan joven.
Era una persona bastante estúpida, la
verdad.
Hablar con propiedad es una de sus virtudes,
algunos de sus poemas “No me importa el tamaño
de la polla" o "A qué huele el coño "¿Amar sin
medidas y con coherencia pueden ir de la mano?
Si se ama midiendo, no es amor, es
patronaje.
Hablar tal y como pensamos nos haría mucho más
felices ¿no es cierto?
Yo he encontrado la felicidad entre la
incoherencia que existe entre lo que
digo, lo que pienso y lo que hago. Por
ejemplo, pienso que la promiscuidad
es algo sano y natural en el ser
humano, escribo sobre ello, pero
tengo una pareja a la que no comparto
con nadie.
¿Es la infidelidad consentida un salvoconducto
para que dure la pareja?
Para mí la única infidelidad que existe
es la que cometemos contra nosotrxs
mismos. Lo que el otro hace no es
asunto mío.
Por otro lado no entiendo qué
importancia tiene que "dure" una
pareja. Todos los cuentos acaban,
unos se nos pasan volando y otros se
hacen pesadísimos.
¿Acabarán las redes sociales por abrir nuestra
mente en tales aspectos?
Las redes sociales o los tiestos en la
cabeza.
¿Las cosas claras en la primera cita, tal vez?
Siempre. Al lobo hay que verle los
dientes desde el primer día.
¿Qué tiene Gran Canaria que tanto le enamora?
Estoy enamorada de las islas Canarias
en general (donde reside desde hace tiempo) He
pasado el tiempo suficiente para no
poder irme sin volver. Gran Canaria no
es la más bonita, pero vive la gente
más simpática, y al final eso es lo
mejor de los paisajes.
¿Qué le enamora de usted misma?
Lo categórica que soy en todo y lo amablemente que me llevo la contraria.
no me importa el tamaño de la polla. me importa el tamaño de las alas. que me dejen volar. que vuelen. que sonrían al verme. que me vean. que se alegren de mis piernas abiertas para otro. de mis alas extendidas. que me quieran sólo cuando quieran. sólo cuando les quiera. quiero a los que escuchen mis cuentos. los que hablan de otros. que me dejen amar sin medida. ni distancia. que me sepan infinita. y que desde el infinito, se amen.
quiero sólo a los que se quieran por encima de todas las cosas.
que vuelen. que esparzan semillas. que me follen sin condón. que se corran en mi boca. que se queden pero se vayan. que adquieran la costumbre de cocinar y matar elefantes. que sean padres. que tomen teta. quiero conocer sus historias de otras. que se corran con ellas. que estén siempre disponibles. para amar.
para amarme. que “si tiene que haber hombres (a mi vera) que al menos vuelen”
*Para adquirir el libro al precio de 15euros pueden hacerlo a través de su blog
http://viajamor.wordpress.com/comprar-el-libro-viajamor-1/
AVITUALLAMIENTO
LIBROS PARA UN MUNDO MEJOR
c/ESPIRITU SANTO 13
MADRID
A modo de campaña de “no los abandones, ellos no lo harían contigo”, un mundo abierto para los libros que fueron algo en nuestras vidas y por tanto ya no, les espera en una pequeña librería de la calle Espíritu Santo, 13 (Malasaña, Madrid)
Libros para un mundo mejor sigue enviando libros hacia diversas bibliotecas de Brasil y colegios, centros de salud y residencias de ancianos en España.
La pequeña y agradable estancia de la librería nos recibe blanca e impoluta, únicamente moteada por la piel de su modosa gata negra que hace las delicias de quien la visita y se deja acariciar acostumbrada a los arrumacos nocturnos de quién sabe cuántos literatos renacidos.
Además de la importante labor como librería, se realizan talleres de meditación y escritura, además de canto y kinesiología.
Tras mucha indecisión, a Le Tour nos llevamos…
-Los poetas miran-
María Simó
-Conquista de traseras de París- Mario Quintana
2014