lenguaje patriarcal

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  • JRGEN MOLTMANN

    CREO EN DIOS PADRE Lenguaje patriarcal o matriarcal sobre Dios?

    Estamos muy acostumbrados a usar un lenguaje para referirnos a Dios que es despreciativo de las mujeres, por machista, y que, fundamenta un tipo de sociedad en la que las mujeres son las grandes marginadas. Tal podra ser la afirmacin que hacemos en el credo de Dios como Padre. Qu sentido tiene esta palabra, referida a Dios? Es consecuencia de haber sido formulada en una sociedad patriarcal? El autor pone el dedo en la llaga y profundiza en lo que significa para Jess, y para nosotros, llamara Dios abba o padre. Son interesantes las consecuencias socio-polticas que saca.

    Ich glaube an Gott den Vater, Patriarchalische oder nichtpatriarchalische Rede von Gott?, Evangelische Theologie, 43 (1983) 397-415

    I. EL DESTRONAMIENTO DE DIOS 1. Dios "padre" y el feminismo

    "Creo en Dios Padre Todopoderoso" confesamos los cristianos en el credo apostlico. Equivale esto a afirmar el Dios de una sociedad patriarcal, con el dominio de los varones en la familia y en la vida social, o el singular misterio del Abba de Jess de Nazaret, que anunci a los pobres, abandonados y pecadores la proximidad del reino de Dios?

    Al proponer esta pregunta, ya expresamos la intencin de buscar un modo de hablar de Dios Padre adecuado al evangelio y que tenga en cuenta la protesta feminista contra el patriarcado en el cielo y en la tierra y su deseo de compaerismo.

    "Ya no puedo seguir llamando padre a Dios ni rezar el Padre nuestro" dicen algunas mujeres al descubrir cmo el exclusivismo de los varones en la Iglesia y el Estado las ha reducido a un papel de dependientes, inmaduro e infantil, y cunto ha distanciado el lenguaje patriarcal su mundo de sentimientos y expresiones de propio yo humano.

    Las diversas formas de poder han buscado siempre su ttulo de legitimacin en el factor religioso. Los dolos son adorados con una entrega total, pues sostienen la existencia en sociedad de sus adoradores. Lo legitimado por la religin era inconmovible y el delito contra ella, el peor de los crmenes: quien ofende a los dioses pone en entredicho las bases de la sociedad. Por razones parecidas se sigue teniendo por blasfema la protesta femenina, en determinados crculos culturales.

    En nuestra civilizacin, la adoracin religiosa de Dios como `Padre y Seor' ha legitimado tanto la autoridad paterna en la familia y el estado, como la de los sacerdotes varones en la religin; si los valores fundamentales de una asociacin religiosa o de una sociedad cualquiera se fijan de modo exclusivamente masculino, las mujeres slo pueden hallar el sentido de su vida y participar en la vida religiosa a travs de los varones y su manera de ver. La protesta feminista contra el patriarcado es por tanto indispensable para que la mujer se libere de esta opresin y halle su propio yo; y lo es tambin para que el hombre se libre de sus deformaciones patriarcales.

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    Qu imgenes de cristianismo son las que distancian a la mujer?: la representacin de Dios como Padre y Seor', el aspecto masculino de las funciones de Jess como profeta, sacerdote, rey, seor y juez, y aun la alocucin de Pablo a la comunidad como "queridos hermanos", pensada ciertamente de modo inclusivo, pero con repercusin exclusiva, o la tambin distanciante expresin paulina de la fe como condicin de "hijos": deben ser tal vez ellas excluidas de la fraternidad de los creyentes, sentirse como hijos, o subordinarse a los hijos de Dios?

    Aun cuando hoy no se tomen estos conceptos en sentido exclusivo, no resultan por ello menos discriminativos, ya que en el fondo todo modo de hablar inclusivo es usurpador y excluyente, sonando a imperialismo. Esto plantea al cristianismo la crtica pregunta de si se puede despojar del lenguaje machista y patriarcal como de un vestido condicionado por la historia o mantenerlo y derrumbarse con l: ofrece tambin el cristianismo posibilidades de identificacin femenina?

    2. Dios "Padre" y la crisis actual del padre

    El destronamiento del Dios patriarcal, tiene empero todava sentido en una sociedad que va dejando ya tras s, tanto en el aspecto jurdico como en el social, poltico o cultural, el dominio paternal propio del patriarcado? No alcanzar la protesta femenina ms que a matar dolos paralticos y ya moribundos? Si nos hallamos, como pronosticaba ya en 1963 Alexander Mitscherlich "en el camino hacia la sociedad sin padre, la despatriarcalizacin de la imagen divina no es ms que una consecuencia de los cambios reales obrados en circunstancias reales. La moderna sociedad industrial se transforma en una sociedad sin padre porque en ella el poder ya no se ejerce de modo personal y responsable, sino burocrtico y annimo, es decir irresponsable y con compromiso limitado. En un mundo administrado por presidentes, consejos administrativos, gremios y ordenadores, la protesta contra figuras paternales resulta tan anacrnica como ellas mismas. Hace tiempo que Edipo ya no tiene padre; tan slo en la mentalidad religiosa se mantienen an las antiguas relaciones y sus obsoletas imgenes.

    En la familia moderna, apenas si se encuentra ya el seor de la casa que todo lo determina; el hombre est siempre fuera de casa y no est en condiciones de mandar a la mujer y los nios, pues ni tiempo le queda para ellos. En las familias de hoy es ms fcil encontrar padres dbiles que todopoderosos, lo que contribuye paradjicamente a aclarar la creciente brutalidad masculina en la familia. Ante la protesta antipatriarcal femenina, tales varones sienten ante todo la realidad de su propia impotencia y reaccionan agresivamente, luego con depresin y por fin con resignacin. Pero puede tambin que el hombre ceda su poder autocrtico, que apenas puede ya ejercer.

    La creciente irresponsabilidad hacia su familia e hijos y la regresin hacia el jardn infantil de una autoocupacin narcisista, son tristes efectos secundarios de la despatriarcalizacin de la sociedad moderna. Es menester, por tanto, desarrollar un lenguaje no patriarcal de Dios Padre celestial, que nos anime a lograr una virilidad sin prepotencia y una paternalidad sin veleidades despticas ni complejos de debilidad.

    Pero ms importante es todava otra pregunta: Qu significa el camino hacia la sociedad sin padre para la formacin de la conciencia infantil? Segn Sigmund Freud el super-yo debe su origen a la identificacin del nio con su padre, en que la conciencia

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    del yo se desarrolla en el super-yo. Qu tipo evolutivo de conciencia se originar si falta el padre y los nios tan slo pueden contraponerse a la madre? Recientes investigaciones clnicas muestran que se origina un typus melancholicus (114 Tellenbach). Para el desarrollo armnico del hombre (hija o hijo) es esencial la "trada estructural" formada por la madre, el nio y el padre, con la emancipacin filial a su debido tiempo.

    II. LA RELIGIN DE DOMINIO PATRIARCAL 1. Imposicin de la concepcin patriarcal de Dios

    Por "patriarcado" se entiende el dominio y administracin de la propiedad masculinos, que a comienzos de la poca histrica fue desplazando y suplantando progresivamente las formas matriarcales de vida. Le corresponde una religin especfica, que lo legitima y estabiliza: la fuerza numinosa se representa en imgenes masculinas, normalmente paternales, y es mediatizada por reyes y sacerdotes varones. Cualesquiera que fueran las imgenes masculinas que representaran lo divino, dieron origen al dominio paternal en la familia, al poder seorial en la poltica y a la autoridad sacerdotal en la religin. Dondequiera se abri paso la religin patriarcal surgi en lo religioso la tendencia al monotesmo y en lo poltico al gobierno monrquico: al nico Dios en el cielo, corresponde un slo seor en la tierra. Y donde el monotesmo cobra un sentido exclusivo, la soberana poltica deviene imperialista: un Dios -una ley- un mundo se traducen en un seor -una voluntad- una humanidad.

    La legitimacin religiosa del nico seor se logr gracias a su "filiacin divina" y a ser "imagen fiel de la divinidad". Esta idea no era tpicamente cristiana, sino la eventual manifestacin del patriarcalismo en el momento histrico de la cristiandad.

    Ya las antiguas teocracias de Persia, Babilonia o Egipto, muestran las estructuras que se desarrollarn en las ideas teocrtico-cristianas de Bizancio, Roma y Mosc, para volver a aparecer en la poca del absolutismo, en la corte del Rey Sol u otros palacios europeos. Tambin Gengis Kan legitimara el imperio universal mongol con el lema: "En el cielo no hay ms que el nico Dios; y en la tierra tan slo el nico seor Gengis Kan, el hijo de Dios".

    2. Derrota de las concepciones matriarcales de Dios

    Pero el monotesmo monrquico hall tambin su proyeccin en el dominio paternal familiar. Doquier aparecen an huellas de las culturas de derecho maternal, en la veneracin de la madre universal, de la madre tierra, de la madre de todos los vivientes. Estos cultos tenan un carcter pantesta: entendan lo divino como la eterna fecundidad de la vida, en la que las manifestaciones vitales singulares proceden de la gran corriente de la Vida y a ella regresan para revivir de nuevo. En el amplio amor de la diosa tridimensional, que llena cielo, tierra e infiernos, la vida y la muerte se identifican. Los rituales del nacimiento y del entierro muestran todava algo de esta antigua concepcin. Las investigaciones recientes apuntan cada vez ms a que este pantesmo de la vida era la religin del matriarcado, mientras el monotesmo monrquico sera la religin patriarcal. Todava puede verse en los santuarios griegos (Delfos, Olimpia, etc.) cmo

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    Jpiter, el padre del universo, y sus dioses olmpicos, desplazaron a la madre tierra y sus ctnicas fuerzas. En Delfos, los sacerdotes de Apolo habran matado a la serpiente por la que la madre tierra hablaba a Pitia, para construir all su propio templo. Lo divino no hablara ya al pueblo por la serpiente y la mujer sino por el espritu y el varn. Seguirn la posicin sacerdotal del padre, y la herencia masculina de la autoridad y de la propiedad, pues l es el fecundador de la vida, y la privacin de derechos y esclavitud de la mujer.

    3. La concepcin patriarcal y el absolutismo, a travs de la historia

    An hoy da hay primeros ministros demcratas que gustan ser llamados padre de su nacin, arnacronismo que recuerda cmo el poder poltico ha derivado del poder domstico del padre de familia romano. En Roma, el pater familias posea el poder ilimitado y vitalicio sobre todos sus familiares y domsticos, el derecho de vida y muerte o vitae necisque potestas; aun los hijos mayores estaban sujetos a la patria potestas. Corresponda al dios padre de la Roma arcaica, pues ejerca el sacerdocio domstico. Padre era un antiguo nombre de Jpiter y de los grandes dioses romanos y al usarlo la comunidad se subordina a su autoridad y proteccin. Por la identidad litrgico-poltica, el seor poltico tom el lugar de padre, como pontifex maximus, de la sociedad estatal y en el s. II a.C. se concedi a Csar Augusto el ttulo de pater patriae, usual en sus sucesores. Muchos espejos recordaban a los prncipes en su anverso la clemencia y preocupacin por el pueblo, y el reverso la potestas vitae necisque; su autoridad deba ser paternal, pero su paternalidad ilimitada: era el pater omnipotens.

    Hacia los comienzos de la "era constantiniana" se aplic la imagen romana del padre al Dios cristiano, gracias al escrito de Lactancio "sobre la ira divina, y esta mezcla del concepto romano-cristiano de Dios ha conferido un carcter patriarcal a la historia cristiana de Europa: el nico Dios es padre y seor a la vez, en contra del dualismo de Marcin, y como a tal hay que amarle y temerle: "Todos debemos amarle porque es padre, pero tambin respetarle porque es el seor; honrarle porque es bienhechor y temerle porque es severo: ... como padre nos otorga el goce de la luz: gracias a l vivimos en este mundo. Como seor nos conserva y alimenta con sus dones".

    En nombre de quien hay que amar y temer, se ensearon en el mundo occidental sus mandamientos, exigiendo total obediencia.

    Pero es ste el Dios a quien Jess llamaba tan ntima y confiadamente abba, ensendolo as a los suyos? No es, en la mentalidad de Pablo la paternidad propiedad de Dios y el seoro la misin de Cristo?

    El modelo de padre propio de la cultura romana se transmiti dentro del cristianismo en la explicacin poltica del IV mandamiento, ejerciendo un profundo influjo en el pueblo inculto. No se trataba tan slo de una analoga, sino que se haca derivar el poder estatal del familiar.

    El comentario de Lutero al IV Mandamiento se convirti en norma para los pases luteranos: "Nos queda por hablar, en este mandamiento, de la obediencia total respecto a los superiores que mandan y gobiernan, pues de la autoridad paterna fluye cualquier otra. ... Del mismo modo como los romanos y otras lenguas llamaban patres patriae a

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    los prncipes y gobernantes de un pas, nosotros, si queremos ser cristianos, deberamos sentir gran vergenza de no llamarles o tenerlos y honrarlos como tales.

    Cierto que Lutero habla aqu del oficio de padre y de madre con igualdad de derechos, pero en la extensin al poder poltico las madres quedan al margen, restableciendo as una vez ms la unidad del patriarcado familiar, poltico y religioso.

    Calvino interpret el IV mandamiento de modo semejante, pero aadiendo que se debe obedecer "en el Seor: a quienes nos quieren disuadir del cumplimiento de los mandamientos, no debemos tenerlos por padres, prncipes o seores, sino por extraos.

    Por esta ambivalencia poltica del concepto religioso de padre, los fieles se convierten en los verdaderos guardianes de la autoridad. Si Dios revela su voluntad slo a travs de las autoridades establecidas, la obediencia deber ser siempre afirmativa, pero si la revela por medio de Moiss, Jess, la sagrada escritura, la crtica y la resistencia se convierten en derecho divino.

    El paso del patriarcalismo poltico de Lutero al absolutismo moderno se hace patente en la obra del profesor de derecho romano Jean Bodin, quien en Les six livres de la Rpublique (1576) expone las bases del absolutismo estatal por la vuelta al jus vitae necisque: como el pater familias en su casa, la autoridad deber poseer el poder de vida y muerte sobre los ciudadanos y no tendr que rendir cuentas a nadie, sino a Dios, omnipotente principio de su potestad. En su definicin del poder supemo, Bodin acenta ms el aspecto de Seor que el de padre. El principio "princeps legibus solutus" segn el cual la suprema autoridad estatal no est sujeta a las leyes generales vol como el viento, conduciendo al poder absoluto, que no quedaba limitado ni por la apelacin a Dios. La copia del seoro divino se mostr muy atractiva a la corte de Versalles, fracasando todo conato de sujetar su poder sin lmites a la bondad y ley divinas por ser "imagen de Dios.

    Con la Revolucin francesa, desaparecieron ambas teoras del Estado: patriarcalismo y absolutismo. Contra la ideologa del padre de la patria se lanz con voz spera la lgica de la transferencia: el padre es ciertamente anterior al hijo, pero la nacin precede siempre al prncipe, que de ella recibe el mando y no al revs. E Immanuel Kant proclam el trnsito del gobierno del padre al de la patria usando conscientemente metforas maternales. Segn l no es un gobierno paterno sino patrio (imperium non paternale sed patrioticum) el nico imaginable tratndose de personas capaces de derecho y habida cuenta tambin del bien del soberano. Y "patritico" significa el modo de pensar por el que todos los miembros del estado consideran al bien comn como el seno materno, o al pas como el suelo paterno del que proceden.

    No en ltimo trmino resulta asimismo fcil de comprender, a la luz de la tradicin patriarcal centroeuropea, la mitologa de la Ilustracin alemana: "Ilustracin es salir de su culpable minora de edad, por la que uno se siente incapaz de usar su propia razn sin la direccin de otro" haba escrito Kant en 1783, evocando con ello el crecimiento infantil, que l trasladara a la vida poltica hablando de los "tutores del pueblo" y de la ilustrada osada para usar en pblico la razn, dentro de una mentalidad claramente patriarcal.

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    La filosofa y teologa de la mayora de edad apenas si puede traducirse al lenguaje de otros pueblos (vgr. anglosajones), poseedores de otras tradiciones demcrata-ilustradas. Un pueblo no se hace adulto, pues nunca ha sido menor de edad. Un mundo no se convierte en un mundo maduro, pues nunca ha sido infantil. Carece por tanto de sentido hablar de una era de la emancipacin. La aplicacin de la metfora del desarrollo individual a la historia universal y cultural da por sentada una educacin de la humanidad que nunca ha tenido lugar.

    III. "ABBA": EL "PADRE DE JESUCRISTO"

    En el AT se llama Padre a Dios 11 veces, pero, segn el NT Jess le invoc como padre 170 veces. Excepto la cita del salmo 22 en el grito de muerte, siempre se dirigi a El bajo el nombre de Abba y habl de El como de "mi Padre". Esto no es casual, sino la revelacin de Dios que Jess predic junto con el advenimiento de su reino, y debemos distinguir en ello tres aspectos o niveles.

    1. Abba

    Abba es un balbuceo infantil arameo, equivalente a nuestro pap y mam, y si se quisiera ir hasta la raz de la confianza infantil que manifiesta, uno se inclinara ms bien hacia la madre. Su uso es algo nuevo y original que descubre las relaciones entre Jess y Dios, revelando la proximidad de su reino: "abba, mi querido Padre" significa "El reino de Dios est cerca" y viceversa, pues a Dios slo se le puede llamar as en presencia de su reino de salvacin y liberacin. El abba de Jess es el Dios que se apiada de los abandonados con corazn materno y que un da "enjugar las lgrimas de sus ojos" (Ap 21, 4).

    Prescindiendo de cundo y cmo la recibi (bautismo?), la misin de Jess es mesinica (cfr. Lc 1, 26ss; 4, 18ss.): predica el sabbat sin fin del reino mesinico, los signos y milagros que realiza sealan el cambio de los tiempos. En los tiempos mesinicos Dios mismo est cerca y en esta proximidad vive, ora y se comprende a s mismo, no como un hijo de Dios (Sal 2, 7) sino como hijo de su abba: "Mi padre me lo ha entregado todo; al Hijo lo conoce slo el Padre y al Padre lo conoce slo el Hijo y aqul a quien el Hijo se lo quiere revelar (Mt 11, 27). La experiencia de Dios que expresa la palabra abba caracteriza la autoexperiencia de Jess como su Hijo y las consecuencias en su actuacin sern fciles de ver: se abandona por entero a su direccin, dejando a los suyos, su madre y familia: "Quines son mi madre y mis hermanos? ... El que cumple la voluntad de Dios se es hermano mo y hermana y madre" (Mc 3,31-35). No se trata del simple rechazo de su madre y hermanos, sino del desentenderse formalmente de su familia y de las generaciones de la promesa: es judo' quien tiene madre juda. Schalom Ben-Chorim (1982) ha visto en ello el rompimieto deliberado del V (IV) mandamiento judo y sta debi ser la impresin de sus contemporneos. El Deuteronomio (21, 18-21) ordena que los padres entreguen al "hijo rebelde e incorregible" a los ancianos para que lo apedreen y aade a continuacin "Dios maldice al que cuelga de un rbol". La historia neotestamentaria se hace eco de esta impresin y muestra que Jess fue condenado por su pueblo tambin por infraccin del V (IV) mandamiento.

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    Jess sustituye la relacin con el pueblo de la promesa, por el reconocimiento de la comunidad de los que cumplen "la voluntad de mi Padre del cielo" (Mt 12, 50), llamada a formar parte de la relacin con su abba y que abarcar tambin a su madre. Quienes le siguen reencontrarn en ella cuanto abandonaron en su familia natural: hermanos, hermanas, madres, hijos (Mc 10, 29-30), pero no otro Padre: "no os llamaris padre unos a otros en la tierra, pues vuestro padre es uno solo, el del cielo (Mt 23, 9). La proximidad de Dios-abba llena y penetra esta nueva sociedad mesinica de tal modo que en ella no cabe ya un gobierno patriarcal, sino tan slo afecto materna l, fraternal y filial ante Dios, nuestro Padre (G. Lohfink, 1982).

    La fe en Dios Padre no es por tanto afirmativa de la autoridad paterna humana, ni crtica, como requeran Lutero o Calvino. La actitud de Jess anula la autoridad paterna humana ya que Dios es el Padre y su comunidad es el fin de los padres. Pablo cita la invocacin aramea de Jess "abba, querido Padre" como invocacin de la comunidad cristiana (Rm 8, 15 y Ga 4, 6). Sera sin duda la expresin de los carismticos. Como Jess y tras l, los fieles se tienen por "hijos de Dios", rompen con las fuerzas arcaicas del origen en la familia, educacin y cultura, para vivir de la libertad futura del reino mesinico: "abba" se convierte en la mxima expresin de la libertad.

    2. Padre mo

    Cuando Jess habla a otros de Dios, no usa la palabra abba, sino que establece cierta distancia hablando formalmente del Padre y de mi Padre, lo que conlleva cierto matiz masculino. No se trata de un dios padre del cielo en general, sino con estricta exclusividad del padre de este hijo mesas: la paternidad y reino de este padre vienen tan slo revelados por su hijo Jess y slo l determina qu debe entenderse por "paternidad, soberana y reino" y por l llegan los hombres a su padre (Jn 14, 9). Esta partcula exclusiva niega todo patriarcalismo y afirma como nica interpretacin correcta la mesinica: Por la dedicacin de Jess a los pobres y abandonados, -"acercaos a m todos los que estis rendidos y abrumados que yo os dar respiro" (Mt 11, 27-30)- su Padre se convierte en el "Padre de los hurfanos y viudas" (Sal 68, 6).

    3. El Padre de Jesucristo

    El Padre de Jesucristo o ms exactamente "el Padre de Nuestro Seor Jesucristo" (Rin 15, 6; 1 Co 1, 3; 2 Co 11, 31; Ef 3, 14; etc.) es la frmula que acostumbra a usar Pablo al hablar de Dios y que conserva la relacin exclusiva de Jess con su Padre: Dios, el Padre, viene definido por Jess mismo, su realidad mesinica (Christus) y su seoro (Kyrios). Este seoro consiste segn Pablo en la misin mesinica de Jess, portador del reino de Dios, en su oblacin sacerdotal al Padre para reconciliacin del mundo y en la exaltacin del resucitado sobre todos los principados, gobiernos o poderes y sobre la misma muerte.

    En resumen

    1. - La frmula teolgica del "Padre de nuestro Seor Jesucristo" refleja con exactitud el lenguaje de Jess "mi padre" y ste el misterio del abba, ncleo liberador de su mensaje

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    mesinico. La praxis que la posibilita es la confianza e intimidad de la oracin de Jess al abba, lo que se contradice con el proceso de la tradicin primitiva: Mateo aadi a la oracin del Padre nuestro el inciso del cielo, alejando as la proximidad de Dios-abba Pablo no ignora que en Roma y Galacia los cristianos le invocan con la palabra abba, pero sta debi desaparecer pronto de la liturgia, junto con la invocacin maranatha, mientras se asimilaban las palabras tambin hebreas amn y alleluia hasta nuestros das. Esto indica claramente que la proximidad del Padre contenida en la diccin abba va unida a la proximidad del reino. Con el retraso de la parusa volvieron a apreciarse las distancias espacio-temporales. El obispo, como "padre de la comunidad" tom el puesto de mediador de la distancia, profundizndola al mismo tiempo.

    2. - Desde el abba de Jess hasta la frmula del Padre de Jesucristo, resulta claro que Dios debe entenderse como padre, tan slo en sentido trinitario y no patriarcal. El esquema trinitario se retrotrae probablemente a la triple diosa de las antiguas religiones, pero asocia al hijo con el padre y al padre con el hijo, asumiendo por tanto a Dios Padre en la actitud y proceder de Jess. Al pensarse en Dios Padre con mentalidad patriarcal se deshace esta unin esencial, negndose tanto la filiacin de Jess como a su mismo Padre, originndose por una parte la islamizacin del concepto de Dios y por otra la interpretacin humanista de Jess. Al separarse a Jess de Dios Padre, al concepto de Dios slo le queda el papel de Seor, que podr aplicarse a legitimar cualquier forma de autoridad ,que pretenda apoyarse en "la gracia de Dios" para eludir cualquier control de los ciudadanos.

    3. - Respecto a las consecuencias prcticas de la fe en Dios Padre, el NT no es uniforme: se da la tica de las tablas apostlicas de vicios y virtudes (Haustafeln de Lutero) y la tica del seguimiento de Cristo, paradjicamente antipatriarcal. La tica familiar cristiana deriv de la jerarqua tradicional: Dios es la cabeza de Cristo, Cristo es la cabeza del varn y ste lo es de la mujer (1 Co 11). La tica del seguimiento se orienta en cambio hacia la vida y misin mesinica de Cristo, conforme a las directrices del sermn de la montaa: "sed buenos del todo, como es bueno vuestro Padre del cielo" (Mt 5, 48), con lo que se motiva el amor a los enemigos; es la verdadera consecuencia de la revelacin del Padre de Jesucristo y su concepcin trinitaria. Las imgenes del sol y de la lluvia para buenos y malos, son por dems arcaicas imgenes matriarcales del misterio de la vida.

    En el patriarcalismo cristiano de las tablas familiares, Jess sobra, en realidad, aunque la comunidad deba hacerlo todo "en el Seor". Su contenido apenas aade nada nuevo a los aforismos de la sabidura judaica o las diatribas cnico-estoicas.

    IV. VIVIR EN LA INAMOVIBLE PROXIMIDAD DE DIOS

    El misterio del abba de Jess denota la cercana del reino a los pobres, abandonados y oprimidos. As lo intuyeron las mujeres que trataron con Jess: curadas, alentadas, respetadas y libres, hallaron en el trato confiado con el abba de Jess el centro de su felicidad por el advenimiento del Reino, mostrndonos las posibilidades femeninas de identificacin con Jess, el Reino y el Padre, y el verdadero modo cristiano de hablar de Dios. Si no hay "varn y hembra", sino que hacemos "todos uno, mediante el Mesas Jess, herederos conforme a la promesa" (Ga 3, 28-29), esto deber aparecer en nuestro modo de hablar, rechazando como no cristianas la reglas masculinas del lenguaje. Un

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    idioma no puede cambiarse al talante de cada cual, sino que lleva el sello de una comunidad lingstica. La Iglesia es una comunidad lingstica y en la medida en que se sujeta a las formas de otras, pierde la fuerza liberadora del evangelio, mientras su pertenencia a Cristo ser reconocida en la medida en que sea capaz de vivir en contraste con la sociedad que la rodea.

    En las sociedades patriarcales la experiencia de libertad filial trajo consigo en primer lugar la modificacin del concepto de Dios con la subsiguiente moderacin de la autoridad paterna. Acentuando la paternidad de Dios dio origen al patriarcalismo cristiano, un paternalismo templado por la misericordia y el amor que vienen de arriba. Al acentuarse en cambio la misericordia y el amor incondicional, surgi la crtica radical del poder paterno, desteocratizndose el concepto de Dios y democratizndose la autoridad varonil.

    La diferencia entre Dios Padre y Seor de las sociedades patriarcales y el Padre y abba de Jesucristo, es Jess mismo. Quien con l le invoca como abba rompe con la legislacin patriarcal, sustituyndola por la solidaridad mesinica de los amigos, varones o hembras, de Jess. En la moderna sociedad sin padre esta experiencia de fe da lugar a una paternidad sin ansias de poder ni de derecho de propiedad, que descubre en s misma rasgos maternales y siente su responsabilidad por los hijos. Dispuestos a que vengan y nazcan, a existir para ellos y proporcionarles posibilidades de futuro, tales padres no pretenden afianzar eternamente su provisoria delegacin, sino llegar a convertirla en innecesaria. No quieren existir para sus hijos, sino para que stos disfruten un da con ellos de la existencia.

    El varn debe superar tambin las "deformaciones" del patriarcado para hacerse "hombre completo" y redescubrir las propiedades y ventajas del antiguo matriarcado, sin volver a un ir responsable paraso infantil.

    El verdadero futuro de la humanidad se dibuja ms all del patriarcado y del matriarcado. Las visiones de futuro se traducen en promesas concretas: solidaridad humana, comunicacin sin autoritarismo, compaerismo abierto. Tal futuro es traicionado en el patriarcado e impedido en la burocrtica sociedad sin padre: ambos deben desaparecer, dejando lugar a una sociedad humana "justa, compartidora y responsable" animada por el amor materno que Jess ha mostrado en el Padre y puesto en prctica en su proceder con los pobres, enfermos y pecadores. Amor que no se busca a s mismo sino lo ajeno y perdido para salvarlo, amor generoso y creador que hace justo lo injusto, hermoso lo odioso y entero lo roto, el amor divino que supera tanto al amor de padre como el de madre, determinndolos a ambos, sirviendo de base a aquella comunidad mesinica en que el amor lo ser todo en todos.

    Tradujo y condens: RAMON PUIG MASSANA