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    M A R T E S , N O V I E M B R E 0 8 , 2 0 0 5

    La muerte de Madonna

    Fue la primera que se peg el misterio en el barrio San Camilo. Por aqu, casi

    todas las travestis estn infectadas, pero los clientes vienen igual, parece que

    ms les gusta, por eso tiran sin condn.

    Ella sola se puso Madonna, antes tena otro nombre. Pero cundo la vio por la

    tele se enamor de la gringa, casi se volvi loca imitndola, copiando sus

    gestos, su risa, su forma de moverse. a Madonna tena cara de mapuc!e, era

    de "emuco, por eso nosotros la molestbamos, le decamos Madonna Pe#i,

    Madonna Curilag$e, Madonna Pitrufqu%n. Pero ella no se eno&aba, a lo me&orpor eso se ti# el pelo rubio, rubio, casi blanco. Pero 'a el misterio le !aba

    debilitado las mec!as. Con el agua o(igenada se le quemaron las races ' el

    cepillo quedaba lleno de pelos. Se le cala a mec!ones. )osotros le decamos

    que pareca perra ti#osa, pero nunca quiso usar peluca. )i siquiera la !ermosa

    peluca platinada que le regalamos para la Pascua, que nos cost tan cara, que

    todos los travestis le compramos en el centro &untando las c!auc!as, peso a

    peso durante meses. Solamente para que la linda volviera a traba&ar ' se le

    pasara la depre. Pero ella, orgullosa, nos dio las gracias con lgrimas en loso&os, la apret en su cora*n ' di&o que las estrellas no podan aceptar ese tipo

    de obsequios

    +ntes del misterio, tena un pelo tan lindo la diabla, se lo lavaba todos los das

    ' se sentaba en la puerta peinndose !asta que se le secaba. )osotros le

    decamos -ntrate ni#a, que va a pasar la comisin, pero ella, como si lloviera.

    )unca le tuvo miedo a los pacos. Se les paraba bien altanera la loca, les

    gritaba que era una artista, ' no una asesina como ellos. Entonces le dabanduro, la apaleaban !asta de&arla tirada en la vereda ' la loca no se callaba,

    segua gritndoles !asta que desapareca el furgn. a de&aban como

    membrillo corc!o, llena de moretones en la espalda, en los ri#ones, en la cara.

    randes !ematomas que no se podan tapar con maquilla&e. Pero ella se rea.

    Me pegan porque me quieren, deca con esos dientes de perla que se le fueron

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    ca'endo de a uno. /espu%s 'a 0no quiso rerse ms, le dio por el trago, se lo

    tomaba todo !asta quedar tirada ' borrac!a que daba pena.

    Sin pelo ni dientes, 'a no era la misma Madonna que tanto nos !aca rer

    cuando no venan clientes. )os pasbamos las noc!es en la puerta, cagadas defro !aciendo c!istes. 1 ella imitando a la Madonna con el peda*o de falda, que

    era un c!aleco beatle que le quedaba largo. 2n c!aleco canutn, de lana con

    lam%, de esos que venden en la ropa americana. Ella se lo arremangaba con un

    cinturn ' le quedaba una regia minifalda. "an creativa la cola, de cualquier

    trapo inventaba un vestido.

    Cuando se puso la silicona le dio por los escotes. os clientes se volvan locos

    cuando ella les pona las tetas en la ventana del auto. 1 parece que vean a laverdadera Madonna diciendo Mister, lovmi plis.

    Ella se saba todas las canciones, pero no tena idea lo que decan. 3epeta

    como lora las frases en ingl%s, poni%ndole el encanto de su cosec!a analfabeta.

    )i falta !aca saber lo que signi4caban los alaridos de la rucia. Su boca de

    cere*a modulaba tan bien los tu'5, los mipls, los rimernber lovmi. Cerrando los

    o&os, ella era la Madonna, ' no bastaba tener muc!a imaginacin para ver el

    duplicado mapuc!e casi perfecto. Eran miles de recortes de la estrella que

    empapelaban su pie*a. Miles de peda*os de su cuerpo que armaban el

    4rmamento de la loca. "odo un mundo de peridicos ' papeles colorinc!es para

    tapar las grietas, para empapelar con gui#os ' besos Monroe las manc!as de

    !umedad, los dedos con sangre limpiados en la muralla, las marcas de ese

    rouge violento cubierto con reta*os del &et set que rodeaba a la cantante. +s,

    mil Madonnas revoloteaban a la lu* cagada de moscas que amarilleaba la

    pie*a, reiteraciones de la misma imagen in4nita, de todas formas, de todos los

    tama#os, de todas las edades6 la estrella volva a revivir en el terciopeloenamorado del o&o coli*a. 7asta el 4nal, cuando no pudo levantarse, cuando el

    sida la tumb en el colc!n !ediondo de la cama. o 5nico que pidi cuando

    estuvo en las despedidas fue escuc!ar un cassette de Madonna ' que le

    pusieran su foto en el pec!o.

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    Nemesio Antnez y Madonna

    Seguramente entonces, por all en los a#os oc!enta, cuando el arte corporal

    era el boom de la cultura c!ilena. Cuando el cuerpo e(puesto poda representar

    ' denunciar los atropellos de la dictadura. 8ui*s, en ese alambrado marcocultura nadie !ubiera imaginado que la metfora 9: 82E E S;/+ SE E

    se coagulara en varios de los persona&es que participaron de aquella accin de

    arte en la calle San Camilo. 2n perdido reducto del travestismo prostibular que

    desapareca en Santiago.

    a intervencin escenografaba un !omena&e, una estrellada nocturna

    desplegada en el cemento sucio. 2na parodia de ?road@a's en el barro de la

    sodoma latinoamericana.

    as estrellas, pintadas en positivo ' negativo, rea4rmaban la po%tica del ttulo

    de la accin 9: 82E E S;/+ SE E. El monta&e !oll'@oodense de los,

    focos ' cmaras de 4lmacin, las travestis ms bellas que nunca, engalanadas

    para la premier, posando a la prensa alternativa, mostrando la silicona reci%n

    estrenada de sus pec!os. "odo el barrio deslumbrado por el fulgor de los

    Aas!es. 1 toda la resistencia cultural en dictadura, polticos artistas, tericos

    del arte, fotgrafos ' camargrafos sapeando la performance de 9as 1eguas

    del +pocalipsis>, que regaron de estrellas el paseo comercial del se(o travesti.

    +s, el barrio pobre por una noc!e se so# teatro c!ino ' vereda tropical del set

    cinematogr4co. 2n Malib5 de latas donde el universo de las divas se

    espe&eaba en el cotidiano tercermundista. Calle de espe&os rotos, donde el

    espe&ismo enmarcado por las estrellas del suelo, recoga la mascarada errante

    del putero anal santiaguino.

    +ll la Madonna fue la ms fotogra4ada, no por bella, sino ms bien por la

    picarda tramposa de sus gestos. Por ese !alo sentimental que coronaba sus

    muecas, sus contorsiones de cuerpo mutante que se reparte generoso a las

    llamaradas de los fotgrafos.

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    Fue la 5nica que se la cre' del todo estampando sus manos gruesas en la cara

    del asfalto. a 5nica que eligi a una camargrafa mu&er para que la videara.

    a 5nica que le pos desnuda ba&o la duc!a. "al como dios la ec! al mundo,

    pero ocultando la verg$en*a del miembro entre las nalgas. El candado c!ino

    del mundo travesti, que simula una vagina ec!ndose el racimo para atrs.

    2na ciruga artesanal que a simple vista convence, que pasa por la timide*

    femenina de los muslos apretados. Pero a la larga, con tanto foco ' calor, con

    ese narciso tibio a las puertas del meollo, el truco se suelta como un elstico

    nervioso, como un p%ndulo sorpresa que desborda la pose virginal, quedando

    registrado en video el fraude quir5rgico de la diosa.

    Pas el tiempo, vinieron los cambios polticos ' la democracia organi* la

    primera muestra o4cial del arte negado por la dictadura. El Museo )acional de

    ?ellas +rtes ' su repuesto director, )emesio +nt5ne*, dieron el vamos al Museo

    +bierto, una gran muestra plstica que abarcaba todos los g%neros, inclu'endo

    la performance, la fotografa ' el video.

    2na de las salas del edi4cio se !abilit para e(!ibir las producciones de los

    videstas, ' fue numeroso el p5blico que replet el espacio de libertad creativa

    propuesto por )emesio +nt5ne*. a e(posicin no tena censura previa, por lo

    que la Madonna de San Camilo pas colada en el video 9Casa Particular>, queloria Camiruaga !aba reali*ado con las 91eguas del +pocalipsis> en la calle

    travesti. Solamente a medioda, cuando los colegios visitan los museos con su

    algaraba revoltosa, en ese tiempo libre que la educacin destina al arte, una

    patrulla scout de ni#os ecolgicos se instal con su &efe /aniel ?oom en la sala

    de videos para culturi*ar sus prcticas de salvata&e. 1 tras correr ' correr las

    cintas testimoniales, las pelculas lateras de los videistas que quieren ser

    cineastas, las escenas intelectuales ' narrativas del nuevo video pop, ' tanto,

    tanto sopor de los cabros c!icos obligados a go*ar el arte. En medio de esaclase aburrida, la pantalla se ilumina con, el cuerpo desnudo de la Madonna '

    estallan en aplausos los cros, sobre todo los ms grandecitos. 7asta el

    instructor /aniel ?oom se puso lentes para seguir el paneo de la cmara por el

    cuerpo depilado de la loca6 su per4l nativo, sus !ombros !el%nicos, apretados

    en el gesto tmido de la ninfa, sus peque#os pe*ones abultados al &untar los

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    bra*os. 1 los bra*os, ' su estmago plano donde la cmara resbala como en un

    tobogn. 1 todos ace*antes, los p%nde( agarrndose sus tulitas verdes. os

    ms grandecitos sofocados por la e(citacin de la cmara ba&ando en silencio

    por esa piel del vientre. os pantalones cortos de los scouts levantando la

    carpa del marrueco, casi al mismo tiempo que el o&o de la pantalla aterri*a en

    los pasti*ales p5bicos. "odos en silencio, apretados de silencio, pegados a la

    imagen recorriendo esa selva oscura, ese pliegue falso, esa !endidura de la

    Madonna conteniendo el aliento, su&etndose la prstata entre las nalgas,

    simulando una venus pudorosa para las bellas artes, para la cmara que !urga

    intrusa sus partes pudendas. Entonces, el elstico se suelta ' un falo por4ado

    desborda la pantalla. Casi le pega en la nari* al &efe de brigada. 1 en un

    momento todo es risa ' aplausos de los p%nde(, todo es sorpresa cuando el

    desborde genital, de la Madonna se convierte en un grito morse que

    escandalea la sala. "odo es 4esta cuando la sala se repleta de otros escolares

    que visitaban el museo, tocndose, &ugando a los agarrones, viendo una ' otra

    ve* la rpida metamorfosis, la repeticin incansable del video reiterado en la

    cinta. "odo es emergencia para los empleados del museo tratando de cortar la

    pelcula. Para el &efe de los scouts gritando que pararan esa obscenidad, ese

    escndalo sin nombre para los menores que se apretaban la guata riendo. 1

    una ' otra ve* el miembro reventaba la imagen. 2na ' otra ve* la Madonna

    mostrando el truco, la verga travesti que campaneaba como un p%ndulo

    llamando a todo el museo, !aciendo que corrieran las secretarias ' au(iliares

    !asta la sala, provocando tanto despelote, tanto grito de los profesores ' del

    &efe scout tocando el pito, vociferando que cortaran esa suciedad, que eso no

    era arte, eso era pornografa, pura mugre libertina que desprestigiaba a la

    democracia. 8ue cmo el director, el respetado )emesio +nt5ne*, !aba

    permitido la e(!ibicin. 8ue alguien lo llamara para que se !iciera responsable

    del boc!orno. Porque slo %l poda dar la orden de parar la cinta. Entonces lleg

    )emesio, que nunca !abla visto el video, ' despu%s de conocer a la Madonna

    con su ttere &uguetn, dio orden de cortar la cinta. 1 dando disculpas, di&o que

    en ese caso era aplicable la censura.

    "al ve* la Madonna de San Camilo nunca supo del problema que le cost a

    )emesio +nt5ne* un, tirn de ore&as del presidente. )unca supo de las canas

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    verdes que le !i*o salir a )emesio asediado por los periodistas preguntando

    BPor qu% la censura a!ora que estamos en democracia Dams supo que su

    inocente performance provoc una serie de e(pulsiones de otros artistas

    destapados que !aban pasado piola. +dems las crticas de la derec!a,

    siempre dispuesta a remorali*ar cualquier desborde de la naciente democracia.

    a Madonna nunca supo nada, ella estaba le&os del aparata&e cultural cosiendo

    sus enca&es minifalderos para deslumbrar a su annimo transe5nte. Se pasaba

    las tardes pegando lente&uelas al ruedo vaporoso que arrepollaba sus caderas.

    Probndose cada blonda en el vaiv%n de ir a la esquina a comprar un cigarro

    suelto. +ll en el iosco de diarios, vio la noticia, ' supo de la gira de Madonna

    por atinoam%rica. Supo que vendra a C!ile con un reba#o de ?oeing que

    cargaran la estruendosa superproduccin de la cantante. /esde entonces no

    !abl de otra cosa. . +s todos supieron que detrs de

    esta blanca e(cusa !aba operado la mano enguantada de la moral, desviando

    la comitiva de la diosa se(' de regreso al primer mundo.

    a Madonna de San Camilo nunca se repuso del dolor causado por esta

    frustracin, ' la sombra del sida se apoder de sus o&eras enterrndola en un

    agu&ero de fracasos. /esde ese momento, su escaso pelo albino fue

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    pelec!ando en una nevada de plumas que esparca por la vereda cuando

    patinaba sin ganas, cuando se paraba en los tacoagu&as toda desabrida, a

    medio pintar, su&etndose con la lengua los dientes sueltos cuando preguntaba

    en la ventana de un auto BMster, 'u lovrni

    1 as, 4nali*ando su espectculo, cerr los o&os, como un cortina&e pesado de

    rmel que cae en el estruendo los aplausos. El 5ltimo dance queda interrupto.

    ?ruscamente cortada la respiracin, el motor del pec!o es un auto sport

    detenido en la costanera francesa. a boca entreabierta, apenas rosada por el

    pluma&e del ocaso, es un beso volando tras el lente que nunca imprimi la

    5ltima copia de Madonna, la 5ltima caricia de su me&illa damasco, apo'ada en

    el !ombro salpicado de brillos que estrellan su noc!e lunar. /esmade&ada por

    dentro, la de cuerpo es tina sombra minifalda como un Aaco favor la conte(tura

    elstica de la diva. )adie podra ser pare&a de su dancing, girando sola ms all

    de nuestros o&os, despidi%ndose en el aeropuerto quemada por los Aas!es,

    divini*ada por tanta foto que la descal*a en las poses, como mu#eca mecano

    que se reparte m5ltiple !asta el in4nito. )adie podra alcan*arla, ba&ando la

    escalera en retirada al campana*o de la medianoc!e, esparciendo sus

    tacoaltos en los pelda#os de plata. Fugndose prisionera de la farsa, !u%rfana

    de s misma ' !u%rfana de la Monroe, que irnica en el cartel original, retorna a

    las dos Madonnas al barrio sucio. 8ui*s el 5nico lugar donde pudieron

    encontrarse, compartiendo un c!icle, entonando alguna cancin, o

    intercambiando secretos de tinturas para el pelo.