lecturas taller lenguaje 4º

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5/27/2018 lecturastallerlenguaje4º-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/lecturas-taller-lenguaje-4o 1/14    D e   r e   c h   o   s r   e   s e   r v   a d   o   s A   p t   u s    C    i    l

Transcript of lecturas taller lenguaje 4º

UNIDAD 1 PAPELUCHO (FRAGMENTO) Marcela Paz Por fin tengo algo estupendo en que entretenerme. Tengo un criadero de jaibitas y dos estrellas de mar. Las estrellas de mar no s si estarn muertas, pero las jaibitas me las dio un pescador vivitas. Cada familia vive en un tarrito con agua de mar y los tarritos los tengo debajo de mi cama para que no me los saquen. Cuando tengan hijos, voy a poder vender mucho pescado y tal vez me haga rico y despus vivir sin trabajar. Pero la Domitila, que es tan intrusa, ya lleg a mi cuarto preguntando: Qu porquera tiene aqu con olor tan malo? No hay ningn olor le dije. Yo dira que tiene algn pescado podrido(aleg. Siempre en la costa hay olor a pescado y a mar le dije y se fue por fin. Pero, en la tarde, Javier comenz con las mismas: Yo s que tienes alguna cosa podrida aqu en el cuarto y, si la descubro, te la voy a botar. Por suerte, en ese momento, lo llam el chiquillo de enfrente y se fue con l. Entonces aprovech para sacar mi criadero del cuarto y llevarlo a una parte donde no hay intrusos. Lo guard en el armario de la ropa, porque ah no vive nadie y nadie puede oler. Pero hay una jaibita que tiene como un tumor- cito y voy a tener que operarla para que no se muera. 26 de enero Resulta que mi jaibita Manuela ya estaba muerta cuando la oper. Porque no se mova y tena verdadero olor de muerte. Se habra muerto del tumor, la pobrecita. Pero lo peor fue en la tarde, cuan- do mi mam abri el armario y dio un grito:"Jess! Esto apesta a pescado podrido", y cerr la puerta de golpe. Llam a la Domitila y le hizo sacar todo de adentro, y claro que debajo de las chombas encon- traron cada uno de mis tarros del criadero. Mi mam estaba furiosa y deca que esas chombas no se podran volver a usar y me buscaba y me buscaba por toda la casa. Pero yo estaba jugando al invisible y no me poda encontrar y retaba a Javier y l juraba que l no era, pero de todos modos, le sirvi el reto a cuenta de los que yo me he llevado por l. Cuando uno es invisible no puede tomar t y se siente un hambre terrible, porque hay que espe- rar que la Domitila se tome sus tres tazas bien descansadas para que se vaya de la cocina. Entonces uno entra y se come lo que encuentra, y se encuentra el postre de la comida, tiene que comrselo porque el hambre es peor que una enfermedad. Y, aunque uno sabe que se puede armar boche por lo del postre, se lo come y se lo come porque no se puede aguantar. 5

Despus tiene que seguir invisible, y uno siente que llaman al garaje para saber si uno est ah, y preguntan y preguntan y no saben qu pensar. Pero cuando uno es invisible, aunque le den pena los que lo busquen, uno no puede aparecer y sigue invisible. Y, de repente, le da miedo de quedarse invisible para toda la vida. Y da como sueo y flojera de que lo vuelvan a ver y uno bosteza y bosteza... 6

LA PLAPLA M Elena Walsh Felipito Tacatn estaba haciendo los deberes. Inclinado sobre el cuaderno y sacando un poquito la lengua, escriba enruladas emes, orejudas eles y elegantsimas zetas. De pronto vio algo muy raro sobre el papel. Qu es esto?, se pregunt Felipito, que era un poco miope, y se puso un par de anteojos. Una de las letras que haba escrito se despatarraba toda y se pona a caminar muy oronda por el cuaderno. Felipito no lo poda creer, y sin embargo era cierto: la letra, como una araa de tinta, patinaba muy contenta por la pgina. Cuando la hubo mirado bien, cerr el cuaderno asustado y oy una vocecita que deca: Ay! Volvi a abrir el cuaderno valientemente y se puso otro par de anteojos y ya van tres. Pegando la nariz al papel pregunt: Quin es usted, seorita? Y la letra caminadora contest: Soy una Plapla. Una Plapla?, pregunt Felipito asustadsimo, qu es eso? No acabo de decirte? Una Plapla soy yo. Pero la maestra nunca me dijo que existiera una letra llamada Plapla, y mucho menos que ca- minara por el cuaderno. Ahora ya lo sabes. Has escrito una Plapla. Y qu hago con la Plapla? Mirarla. S, la estoy mirando pero y despus? Despus, nada. Y la Plapla sigui patinando sobre el cuaderno mientras cantaba un vals con su voz chiquita y de tinta. Al da siguiente, Felipito corri a mostrarle el cuaderno a su maestra, gritando entusiasmado: Seorita, mire la Plapla, mire la Plapla! La maestra crey que Felipito se haba vuelto loco. Pero no. Abri el cuaderno, y all estaba la Plapla bailando y patinando por la pgina y jugando a la rayuela con los renglones. Como podrn imaginarse, la Plapla caus mucho revuelo en el colegio. Ese da nadie estudi. Todo el mundo, por riguroso turno, desde el portero hasta los nios de primer grado, se dedica- ron a contemplar a la Plapla. Tan grande fue el bochinche y la falta de estudio, que desde ese da la Plapla no figura en el Abecedario. Cada vez que un chico, por casualidad, igual que Felipito, escribe una Plapla cantante y patinado- ra la maestra la guarda en una cajita y cuida muy bien de que nadie se entere. Qu le vamos a hacer, as es la vida. Las letras no han sido hechas para bailar, sino para quedarse quietas una al lado de la otra, no? 7

LA ABEJA HARAGANA Horacio Quiroga Haba una vez en una colmena una abeja que no quera trabajar, es decir, recorra los rboles uno por uno para tomar el jugo de las flores: pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo. Era, pues, una abeja floja. Todas las maanas, apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asoma- ba a la puerta de la colmena, vea que haca buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo da. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volva a salir, y as se lo pasaba el da, mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recin nacidas. Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la hermana. En la puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas que estn de guardia para cuidar que no en- tren bichos en la colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida, y tienen el lomo pelado porque han perdido todos los pelos de rozar contra la puerta de la colmena. Un da, pues, detuvieron a la abeja floja cuando iba a entrar, dicindole: Compaera, es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar. La abejita contest: Yo ando todo el da volando, y me canso mucho. No es cuestin de que te canses mucho respondieron, sino de que trabajes un poco. Es la primera advertencia que te haremos. Y diciendo as la dejaron pasar. Pero la abeja, no se correga. De modo que a la tarde siguiente, las abejas que estaban de guardia le dijeron: Hay que trabajar, hermana. Y ella respondi enseguida: Uno de estos das lo voy a hacer! No es cuestin de que lo hagas uno de estos das le respondieron, sino maana mismo. Acurdate de esto. Y la dejaron pasar. Al anochecer siguiente se repiti la misma cosa. Antes que le dijeran nada, la abejita exclam: S, s, hermanas! Ya me acuerdo de lo que he prometido! No es cuestin de que te acuerdes de lo prometido le respondieron, sino de que trabajes. Hoy es 19 de abril. Pues bien: trata de que maana, 20, hayas trado una gota siquiera de miel. Y ahora pasa. Y diciendo esto se apartaron para dejarla pasar. Pero el 20 de abril pas en vano como todos los dems das. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se descompuso y comenz a soplar un viento fro. La abejita vol apresuradamente hacia su colmena, pensando en lo calientito que estara all dentro. Pero cuando quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron. No se entra! le dijeron framente. 8

Yo quiero entrar! exclam la abejita. Esta es mi colmena. Esta es la colmena de unas pobres abejas trabajadoras le contestaron las otras. No hay entrada para las flojas. Maana sin falta voy a trabajar! insisti la abejita. No hay maana para las que no trabajanrespondieron las abejas, que saben mucha filosofa. Y diciendo esto la empujaron afuera. La abejita, sin saber qu hacer, vol un rato an; pero ya la noche caa, y se vea apenas. Quiso cogerse de una hoja, y cay al suelo. Tena el cuerpo entumecido por el aire fro, y no poda volar ms. Arrastrndose entonces por el suelo, trepando y bajando de los palitos y piedrecitas que le pare- can montaas, lleg a la puerta de la colmena a tiempo porque comenzaban a caer fras gotas de lluvia. Ay, mi Dios! exclam. Va a llover, y me voy a morir de fro. Y quiso entrar en la colmena. Pero de nuevo le cerraron el paso. Perdn! gimi la abeja. Djenme entrar! Ya es tarde! le respondieron. Por favor, hermanas! Tengo fro! Es ms tarde an! Compaeras, por piedad! Tengo sueo! Imposible! Por ltima vez! Me voy a morir! Entonces le dijeron: No, no morirs. Aprenders en una sola noche lo que es el descanso ganado con el trabajo. Vete. Y la echaron. Entonces, temblando de fro, con las alas mojadas y tropezando, la abeja se arrastr, se arrastr hasta que de pronto rod por un agujero; cay rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna. Crey que no iba a concluir nunca de bajar. Al fin lleg al fondo, y se hall bruscamente ante una vbora, una culebra verde de lomo color ladrillo, que la miraba enroscada y presta a lanzarse sobre ella. En verdad, aquella caverna era el hueco de un rbol que haban transplantado haca tiempo y que la culebra haba elegido de guarida. Las culebras comen abejas, que les gustan mucho. Por esto la abejita, al encontrarse ante su ene- miga, murmur cerrando los ojos: Adis, mi vida! Esta es la ltima hora que yo veo la luz. Pero con gran sorpresa suya, la culebra no solamente no la devor, sino que le dijo: Qu tal, abejita? No has de ser muy trabajadora para estar aqu a estas horas. Es cierto murmur la abeja. No trabajo y yo tengo la culpa. Siendo as agreg la culebra, burlonavoy a quitar del mundo a un mal bicho como t. Te voy a comer, abeja. La abeja, temblando, exclam entonces: No es justo eso, no es justo! No es justo que usted me coma porque es ms fuerte que yo. Los hombres saben lo que es la justicia. 9

Ah, ah!exclam la culebra, enroscndose ligero. T conoces bien a los hombres? T crees que los hombres, que les quitan la miel a ustedes, son ms justos, grandsima tonta? No, no es por eso que nos quitan la miel respondi la abeja. Y por qu, entonces? Porque son ms inteligentes. As dijo la abejita. Pero la culebra se ech a rer, exclamando: Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a comer; aprntate. Y se ech atrs, para lanzarse sobre la abeja. Pero sta exclam: Usted hace eso porque es menos inteligente que yo. Yo menos inteligente que t, mocosa? se ri la culebra. As es -exclam la abeja. Pues bien dijo la culebra, vamos a verlo. Vamos a hacer dos pruebas. El que haga la prueba ms rara, se gana. Si gano yo, te como. Y si gano yo? pregunt la abejita. Si ganas t repuso la enemiga, tienes el derecho a pasar la noche aqu hasta que sea de da. Te conviene? Aceptado contest la abeja. La culebra se ech a rer de nuevo, porque se le haba ocurrido una cosa que jams podra hacer una abeja. Y he aqu lo que hizo: Sali un instante, tan velozmente que la abeja no tuvo tiempo de nada. Y volvi trayendo una cp- sula de semillas de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra. Esto es lo que voy a hacer dijo la culebra. Fjate bien, atencin! Y arrollando vivamente la cola alrededor de la semilla como un trompo, la desenvolvi a toda velocidad, con tanta rapidez que el trompito qued bailando como un loco. La culebra se rea, y con mucha razn, porque jams una abeja ha hecho ni podr hacer bailar a un trompito. Pero cuando el trompito cay por fin al suelo, la abeja dijo: Esa prueba es muy linda, y yo nunca podr hacer eso. Entonces, te como exclam la culebra. Un momento! Yo no puedo hacer eso; pero hago una cosa que nadie hace. Qu es eso? Desaparecer. Cmo? Exclam la culebra dando un salto de sorpresa. Desaparecer sin salir de aqu? Sin salir de aqu. Y sin esconderte en la tierra? Sin esconderme en la tierra. Pues bien, hazlo! Y si no lo haces, te como enseguida dijo la culebra. El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja haba tenido tiempo de examinar la caverna, y haba visto una plantita que creca all. Era un arbustillo con grandes hojas del tamao de una mone- da de dos centavos. La abeja se arrim a la plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo as: 10

Ahora me toca a m, seora culebra. Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando diga "tres", bsqueme por todas partes, ya no estar ms! Y as pas, en efecto. La culebra dijo rpidamente: "uno..., dos..., tres", y se volvi y abri la boca cuan grande era, de sorpresa: all no haba nadie. Mir arriba, abajo, a todos lados, recorri los rincones, la plantita, tante con toda su lengua. Intil: la abeja haba desaparecido. La culebra comprendi entonces que si su prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente extraordinaria. Qu se haba hecho? Dnde estaba? No haba modo de hallarla. Bueno! exclam por fin. Me doy por vencida. Dnde ests? Una voz que apenas se oa la voz de la abejita sali del medio de la cueva. No me vas a hacer nada? dijo la voz. Puedo contar con tu juramento? S respondi la culebra. Te lo juro. Dnde ests? Aqu respondi la abejita, apareciendo sbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita. Qu haba pasado? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestin era una que tiene la particu- laridad de que sus hojas se cierran al menor contacto. De aqu que, al contacto de la abeja, las hojas se cerraran, ocultando completamente al insecto. La inteligencia de la culebra no haba alcanzado nunca a darse cuenta de este fenmeno; pero la abeja lo haba observado, y se aprovechaba de l para salvar su vida. La culebra no dijo nada, pero qued muy irritada con la derrota, tanto que la abeja pas toda la noche recordando a su enemiga la promesa que haba hecho de respetarla. Fue una noche larga, interminable, que las dos pasaron arrimadas contra la pared ms alta de la caverna, porque la tormenta se haba desencadenado y el agua entraba como un ro adentro. Haca mucho fro, adems, y adentro reinaba la oscuridad ms completa. De cuando en cuando la culebra senta impulsos de lanzarse sobre la abeja, y sta crea entonces llegado el trmino de su vida. Nunca, jams, crey la abejita que una noche podra ser tan fra, tan larga, tan horrible. Recordaba su vida anterior, durmiendo noche a noche en la colmena bien calientita, y lloraba en silencio. Cuando lleg el da y sali el sol, porque el tiempo se haba compuesto, la abejita vol y llor otra vez en silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. Las abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que la que volva no era la misma floja, sino una abeja que haba hecho en slo una noche un duro aprendizaje de la vida. As fue, en efecto. En adelante, ninguna como ella recogi tanto polen ni fabric tanta miel, Y cuando lleg el trmino de sus das, tuvo an tiempo de dar una ltima leccin antes de morir a las jvenes abejas que la rodeaban: No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo lo que nos hace tan fuertes. Yo us una sola vez mi inteligencia y fue para salvar mi vida. No habra necesitado de ese esfuerzo si hubiera trabajado como todas. Lo que me faltaba era la nocin del deber, que adquir aquella noche. Trabajen, compa- eras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos-a felicidad de todos- es muy superior a la fatiga de cada uno. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razn. No hay otra filosofa en la vida de un hombre y de una abeja. 11

Margarita est linda la mar, y el viento, lleva esencia sutil de azahar; yo siento en el alma una alondra cantar; tu acento: Margarita, te voy a contar un cuento: Este era un rey que tena un palacio de diamantes, una tienda hecha de da y un rebao de elefantes, un kiosco de malaquita, un gran manto de tis, y una gentil princesita, tan bonita, Margarita, tan bonita, como t. Una tarde, la princesa vio una estrella aparecer; la princesa era traviesa y la quiso ir a coger. La quera para hacerla decorar un prendedor, con un verso y una perla y una pluma y una flor. Las princesas primorosas se parecen mucho a ti: cortan lirios, cortan rosas, cortan astros. Son as. Se fue la nia bella, bajo el cielo y sobre el mar, a cortar la blanca estrella que la haca suspirar.

A MARGARITA DEBAYLE Y sigui camino arriba, por la luna y ms all; ms lo malo es que ella iba sin permiso de pap. Cuando estuvo ya de vuelta de los parques del Seor, se miraba toda envuelta en un dulce resplandor. Y el rey dijo: Qu te has hecho? te he buscado y no te hall; y qu tienes en el pecho que encendido se te ve? La princesa no menta. Y as, dijo la verdad: Fui a cortar la estrella ma a la azul inmensidad. Y el rey clama: No te he dicho que el azul no hay que tocar? Qu locura!, Qu capricho!... El Seor se va a enojar. Y ella dice: No hubo intento; yo me fui no s por qu. Por las olas en el viento fui a la estrella y la cort Y el pap dice enojado: Un castigo has de tener: vuelve al cielo y lo robado vas ahora a devolver. La princesa se entristece por su dulce flor de luz, cuando entonces aparece sonriendo el Buen Jess.

Rubn Daro Y as dice: En mis campias esa rosa le ofrec; son mis flores de las nias que al soar piensan en m. Viste el rey ropas brillantes, y luego hace desfilar cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar. La princesita est bella, pues ya tiene el prendedor en que lucen, con la estrella, verso, perla, pluma y flor. Margarita, est linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar: tu aliento. Ya que lejos de m vas a estar, guarda, nia, un gentil pensa- miento al que un da te quiso contar un cuento. 12

VINO EL INSPECTOR Ren Goscinny La maestra entr en clase muy nerviosa. El seor inspector est en la escuela nos dijo, cuento con vosotros para que seis buenos y causis una excelente impresin. Prometimos que nos portaramos bien, y, adems, la maestra no tiene por qu preocuparse, pues casi siempre somos buenos. Os advierto dijo la maestra que es un inspector nuevo. El viejo ya estaba acostumbrado a vosotros, pero se ha jubilado... Despus la maestra nos hizo montones y montones de recomendaciones: nos prohibi hablar sin que nos preguntaran, rer sin su permiso, nos pidi que no dejramos caer canicas como la ltima vez que vino el inspector, que se encontr de pronto tirado en el suelo; le pidi a Alcestes que dejara de comer cuando el inspector estuviera all, y le dijo a Clotario, que es el ltimo de la clase, que no llamara la atencin. A veces me pregunto si la maestra nos toma por payasos. Pero como queremos mucho a la maestra, le prometimos todo lo que quiso. La maestra mir todo bien para ver si la clase y nosotros estbamos limpios, y dijo que la clase estaba ms limpia que algunos de nosotros. Y despus le pidi a Agnan, que es el primero de la clase y su ojito derecho, que pusiera tinta en los tinteros, por si el ins- pector quera hacernos un dictado. Agnan cogi la botella grande de tinta e iba a empezar a ponerla en los tinteros del primer pupitre, donde estn sentados Cirilo y Joaqun, cuando alguien grit: "Ah viene el inspector!", y Agnan tuvo tanto miedo, que tir la tinta por todo el pupitre. Era una broma, el inspector no vena, y la maestra se enfad mucho. - Lo he visto, Clotario! - dijo -. Usted es el autor de esa estpida broma. Castigado de pie! Clotario se ech a llorar, dijo que si se quedaba de pie iba a llamar la atencin y el inspector le preguntara montones de cosas, y l no saba nada y se iba a echar a llorar, y que no era una broma, que s haba visto pasar al inspector por el patio con el director, y como era cierto, la maestra dijo que bue- no, que por esta vez se lo pasara. Lo que era fastidioso es que el primer pupitre estaba lleno de tinta, y la maestra dijo entonces que haba que llevar ese pupitre a la ltima fila, donde no se viera. Pusimos manos a la obra, y era muy divertido, porque haba que mover todos los pupitres y nos lo pasbamos en grande y el inspector entr con el director. No hubo que levantarse, porque todos estbamos de pie y todos tenamos una pinta muy asom- brada. - Son los pequeos, son... son un poco distrados - dijo el director. - Ya veo - dijo el inspector -; sentaos, hijos... Todos nos sentamos, y Cirilo y Joaqun quedaban de espalda al encerado, porque habamos dado la vuelta a su pupitre para cambiarlo de sitio. El inspector mir a la maestra y le pregunt si aquellos alumnos estaban siempre colocados as. La maestra puso la misma cara que Clotario cuando le pre- guntan, pero no llor. - Un pequeo incidente... - dijo. 13

El inspector no tena pinta de estar muy contento, tena unas gruesas cejas muy cerca de los ojos. - Hay que tener un poco de autoridad - dijo -. Vamos, nios, pongan ese banco en su sitio. Todos nos levantamos y el inspector se puso a gritar: No todos a la vez! Slo ustedes dos! Cirilo y Joaqun volvieron el pupitre y se sentaron. El inspector sonri y apoy las manos en el pupitre. Bueno dijo, qu estaban haciendo antes de que yo llegara? Cambibamos el pupitre de sitio contest Cirilo. No hablemos ms de ese pupitre! grit el inspector, que tena pinta de estar muy nervio- so. Y, adems, por qu cambiaban ese pupitre de sitio? Por culpa de la tinta dijo Joaqun. La tinta? pregunt el inspector, y se mir las manos, que estaban todas azules. El inspector lanz un gran suspiro y se sec los dedos con un pauelo. Vimos que el inspector, la maestra y el director no tenan pinta de andarse con bromas. Decidi- mos ser muy buenos. Tiene usted, segn veo, problemas de disciplina dijo el inspector a la maestra; hay que emplear un poco de disciplina elemental. Y despus se volvi hacia nosotros, con una gran sonrisa, y apart las cejas de los ojos. Niitos, quiero ser amigo vuestro. No hay que tenerme miedo, s que os gusta divertiros y a m tambin me gusta rerme. Adems, mirad: sabis el chiste de los dos sordos? Un sordo le dice a otro: "Vas de pesca?", y el otro dice: "No, voy de pesca." Entonces el primero dice: "Ah, bueno, crea que ibas de pesca." Es una lstima que la maestra nos haya prohibido rernos sin su permiso, porque lo pasamos muy mal para aguantarnos. Voy a contarle el chiste a pap esta tarde, se morir de risa, seguro que no lo sabe. El inspector, que no necesitaba permiso de nadie, se ri mucho, pero cuando vio que nadie deca nada en la clase, puso las cejas en su sitio, tosi y dijo: Bueno, ya nos hemos redo bastante. A trabajar. Estbamos estudiando la fbula dijo la maestra. La zorra y el cuervo. Perfecto, perfecto - dijo el inspector. Continen, pues. La maestra fingi buscar al azar en la clase y despus seal a Agnan con el dedo: Usted, Agnan, rectenos la fbula. Pero el inspector levant la mano. Me permite? le dijo a la maestra, y despus seal a Clotario. Usted, el de all, al fondo, recteme esa fbula. Clotario abri la boca y se ech a llorar. Pero, qu le pasa? pregunt el inspector. La maestra dijo que haba que disculpar a Clotario, que es muy tmido, y entonces le pregunta- ron a Rufo. Rufo es un compaero, su pap es agente de polica. Rufo dijo que l no saba la fbula de memoria, pero que saba ms o menos de qu se trataba, y empez a explicar que era la historia de un cuervo que llevaba en el pico un queso. Un queso? pregunt el inspector, que cada vez tena una pinta ms sorprendida. 14

Nada de eso! dijo Rufo. El cuervo no podra llevar un queso en el pico porque huele mal. No es que huela bien, pero es riqusimo contest Alcestes -. Y, adems, eso no quiere decir nada; el jabn huele bien y es malsimo para comer, lo prob una vez. Bah! dijo Rufo. Eres un animal, y voy a decirle a mi pap que le ponga un montn de multas a tu pap! Y se pusieron a pelear. Todo el mundo se haba levantado y gritaba, menos Clotario, que segua llorando en su rincn, y Agnan, que se haba ido al encerado y recitaba "La zorra y el cuervo". La maestra, el inspector y el direc- tor gritaban: "Ya basta!" Nos lo pasamos bomba. Cuando la cosa se par y todos nos sentamos, el inspector sac su pauelo y se sec la cara, se llen todo de tinta, y es una lstima que no tengamos derecho a rernos, porque habr que aguantarse hasta el recreo, y no va a ser muy fcil. El inspector se acerc a la maestra y le estrech la mano. Cuenta usted con todas mis simpatas, seorita. Nunca hasta hoy, he comprendido hasta qu punto nuestra profesin es un sacerdocio. Contine! nimo! Muy bien! Y se march a toda prisa con el director. Nosotros queremos mucho a nuestra maestra, pero ella ha sido realmente injusta. Gracias a no- sotros la han felicitado y nos ha castigado a todos sin salir! 15

PARA APRENDER HAY QUE DORMIR: Dormir bien aumenta la capacidad de memoria y concentracin. Es sabido que los nios y ado- lescentes que duermen ms tienen un mejor rendimiento acadmico. La cantidad y la calidad del sue- o deben ser suficiente y buena, de lo contrario se ve afectada la capacidad de memoria. Si los estu- diantes duermen menos de 7 u 8 horas, el rendimiento escolar se ve afectado y cuadros como el dficit atencional se acentan. El desorden en los hbitos de sueo durante las vacaciones se ve en la somnolencia, la irritabili- dad, los problemas de concentracin y memoria que tienen los estudiantes los primeros das de clases. Por eso es tan importante que recuperen la rutina de sueo de un ao normal, para que puedan rendir al ciento por ciento. El ciclo biolgico es diferente para cada persona y el organismo se demora entre cuatro y siete das en adecuarse a la nueva rutina. Una de las cosas que ms cuesta a los escolares es levantarse temprano, por lo que para el re- greso a clases lo ideal es ordenarse con al menos una semana de anticipacin, acostndose y levan- tndose temprano. La mayora no lo hace, por lo hay ciertas recomendaciones que dan los doctores especialistas en sueo: - Evitar dormir siesta aunque estn muy cansados. - No ver televisin antes de acostarse, porque tiene un efecto estimulante que puede producir in- somnio. Lo ideal es leer o escuchar msica, porque son actividades que ayudan a tener un buen descanso. - La pieza tiene que ser un lugar tranquilo, sin muchos estmulos. - Lo ideal es comer temprano y algo liviano. El rol que tienen los padres es muy importante. Deben establecer una rutina que provoque un acondicionamiento del cerebro y por lo tanto le avisan que es hora de dormir, como acostarse y levan- tarse a la misma hora, baarlos, rezar, contarles un cuento, etc. Cuando despierten, es recomendable exponerlos a una luz brillante porque as disminuye la secrcin de la hormona del sueo. 16

VIVAN LOS AMIGOS! A medida que vas creciendo, te incorporas a otros espacios sociales. Llegar el momento en que conocers nuevos amigos, a quienes elegirs para jugar, conversar, salir, etc. Tal vez ellos sean nios de tu barrio, o hijos de alguna amiga de tu mam y pap. En realidad, no importa mucho la razn por la cual los conociste, lo relevante es que t y ellos han optado por ser amigos. Esto quiere decir que, por primera vez, t decidiste libremente relacionarte con otras personas para compartir muchas cosas y momentos. Junto a tus amigos practicars lo que aprendiste en tu fami- lia: sers amable, respetars las opiniones de los dems o, tal vez, obligars a los otros a jugar a lo que t quieres y te enojars fcilmente si no te hacen caso. Tus amigos te ensearn a ser ms tolerante, ms generoso y menos enojn, si es que lo necesi- tas. Al mismo tiempo, tus amigos te ensearn a ser ms tolerante, ms generoso y menos enojn, si es que lo necesitas. Por eso... vivan los amigos! El colegio: Un gran lugar Todos los das vas al colegio. All te encuentras con muchas personas diferentes y con todas ellas te relacionas, es decir, tienes algn tipo de comunicacin. En primer lugar, lo ms cercano a ti es tu propio curso: en l estn tus mejores amigos, porque con tus compaeros compartes muchas horas de clases y de juegos. Asimismo, tu profesor o profesora los ayuda a organizarse, por ejemplo, para hacer una investigacin, les explica lo que no han compren- dido y trata de ayudarles a solucionar los problemas que puedan aparecer. Para funcionar mejor, el curso se organiza: hay un presidente de curso, elegido por todos; tal vez, un compaero encargado de anotar las tareas para el da siguiente en el pizarrn; y otro, cuya responsabili- dad es recordarles a todos que la sala debe estar limpia. Estos nios son muy importantes dentro del cur- so porque les estn haciendo un gran servicio a todos los dems, al ayudarlos a trabajar mejor cada da. Por eso, debes respetarlos y ayudarlos; si todos ponen de su parte, el curso estar mucho mejor y eso te har feliz a ti. Es muy agradable trabajar en medio de personas amables, en un ambiente limpio y con las tareas organizadas. Los adultos En el colegio tambin te relacionas con personas adultas. Sin duda, la ms cercana es tu profesor o profesora jefe, que se preocupar especialmente de ti y de tus compaeros, y te ensear muchas cosas. Tu trato diario con el profesor crear un lazo importante entre los dos y, casi sin darte cuenta, irs desa- rrollando un aprendizaje muy valioso para relacionarte bien con las personas adultas que no son de tu familia. En tu colegio tambin hay muchas otras personas que trabajan all: las secretarias, el director, los encargados de hacer el aseo, los otros profesores, etctera. Todos ellos hacen que el colegio al cual perteneces funcione y est preparado cada da para que t puedas ir a l sin problemas. Por eso, estas personas son fundamentales; sin su ayuda y trabajo, nada resultara bien. Es muy importante que t tengas siempre en cuenta lo anterior y, como una manera de demostrarles que valoras y agradeces su trabajo diario, seas amable y les ayudes en lo que ms puedas en sus funciones. 17 De

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