Lectura Iniciacion a Las Neurociencias
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1
INICIACIÓN A LAS NEUROCIENCIAS
Por Anna Lucia Campos
Fuente: “Neuroeducación: cómo educar para que el cerebro aprenda” de Campos, A.
Desde hace miles de años, el ser humano quiere conocer la
esencia de sí mismo. Las evidencias en la historia de nuestros
antepasados nos demuestran que, por diferentes vías,
intentaron entender quiénes somos, cómo somos y qué
genera nuestras conductas, pensamientos o emociones. Hoy
sabemos que las respuestas a tantas preguntas milenarias
fueron siendo posibles a partir del desarrollo de nuestras
sociedades, del hombre en sí mismo y de las herramientas
que fue creando para investigar, experimentar, debatir y
demostrar a través de métodos científicos que sus hipótesis
estaban correctas.
Como terminología, la palabra Neurociencias es reciente, reconocida desde
aproximadamente 40 años, cuando es fundada en Estados Unidos la Sociedad para
las Neurociencias, donde científicos y físicos se propusieron a estudiar al sistema
nervioso y al cerebro de una manera más contundente. Como disciplina, las
Neurociencias empiezan a fortalecerse a partir de la década de los 90, cuando
diferentes ciencias se unen para, a partir de un enfoque interdisciplinar, generar
nuevas líneas de investigación científica para lograr mayor comprensión anatómica y
funcional del cerebro. Consideremos, no obstante, que las trepanaciones craneanas
y los registros encontrados en los antiguos papiros del Egipto que relataban
conocimientos relacionados a estructuras cerebrales o a enfermedades neurológicas,
nos demuestran que el origen o el objetivo principal de las Neurociencias es muy
remoto.
El gran neurocientífico fundador de las Neurociencias Cognitivas, Michael Gazzaniga
(2006), aclara que si bien el encéfalo humano encerraba un gran enigma desde el
principio de la historia de la humanidad, nuestros antepasados tuvieron que en
primer lugar encargarse de su supervivencia y de los aspectos más prácticos de la
Figura 1.1:
Procesos de
momificación del
antiguo Egipto
2
vida para luego ponerse a pensar y a dedicar más tiempo construyendo teorías e
hipótesis acerca de quienes somos y de nuestras motivaciones. En este sentido, no
fue hasta que empezaron a desarrollarse de manera más significativa nuestras
sociedades que las Neurociencias tomaron un lugar relevante y cada vez más
necesario para la vida misma del ser humano.1
Para comprender la historia y desarrollo de las Neurociencias, tenemos que empezar
por saber que el cerebro, materia principal de estudio, fue trascendiendo a sí mismo,
desenvolviéndose y co-evolucionando con nuestras civilizaciones, sus culturas y
poder económico que fueron permitiendo salir del pensar sobre cómo funciona el
cerebro hasta verlo en vivo y en acción en las neuroimágenes.
Y todo empezó así
Los grandes acontecimientos que envolvieron tanto la evolución de nuestras
civilizaciones como la historia misma del ser humano - y el conocimiento que este
fue adquiriendo acerca de sí mismo – en su mayoría fueron registrados y
construyendo la memoria de la humanidad.
Respecto al conocimiento que fuimos
adquiriendo acerca del cerebro, las
evidencias arqueológicas, por ejemplo
de hace 7000 años atrás, demostraron
que ya se practicaban ciertas
“neurocirugías primitivas”, las famosas
trepanaciones craneanas, que las
podemos comprobar al ver a agujeros
hechos en los cráneos de nuestros
antepasados. No sabemos si la finalidad
de estas trepanaciones eran clínicas o
religiosas, pero sí se supo que eran
realizadas en personas vivas y que estas
sobrevivieron a la cirugía, algunas de
ellas, a múltiples trepanaciones.2
Figura 1.2: Trepanaciones craneanas
3
Si nos remontamos al Antiguo Egipto, casi 5000 años atrás, encontraremos el primer
registro que menciona al cerebro con alguna importancia. Conocido como Papiro
Médico de Smith*, este papiro contenía referencias médicas, indicaciones de
intervención quirúrgica sin tanta mística o religiosidad, ya que durante miles de años
las enfermedades tenían una connotación divina. En él, se encuentran referencias
acerca del sistema nervioso y el cerebro. Es un espectacular manual de intervención
quirúrgica donde paso a paso se mencionan 48 casos, 27 de ellos de heridas en la
cabeza, y que habla desde el tipo de lesión, diagnóstico y tratamiento hasta las
formas de intervención.
Figura 1.3 Izquierda: Papiro Médico de Smith. Derecha: Fragmento del Papiro de Smith
Tenemos que reconocer que en un inicio el cerebro no tenía tanta relevancia como
tenía el corazón. En los procesos de momificación en el Antiguo Egipto, mientras
que el corazón, el pulmón y las vísceras eran extraídos cuidadosamente, lavados,
disecados, depositados en unos vasos ceremoniales y guardados en un cofre de
madera, el cerebro era extraído por libación o licuefacción de un orificio de la nariz
con un gancho de metal. A ciencia cierta, no se sabe exactamente qué hacían con lo
que „sobraba‟ del cerebro, pues a este órgano no se daba ninguna importancia o
función en especial.
* Para mayor información consultar http://neurosurgery.org/cybermuseum/pre20th/epapyrus.html
4
De grandes pensadores, experimentos y teorías
Entender al hombre y su esencia biológica, emocional, social y espiritual, pasó a ser
un gran desafío para la humanidad misma. Los grandes filósofos que empezaron a
articular pensamientos y teorías acerca de la naturaleza humana no tenían en mente
que proporcionaban el mapa inicial para un largo viaje a este misterioso mundo que
es el cerebro humano.
Entre los grandes filósofos griegos, el debate más significativo giraba alrededor de la
residencia del alma y la mente en el cuerpo humano. Platón (427-347 a.C.)
conjeturaba que el cerebro era el asiento de los procesos mentales, al contrario de
Aristóteles (384-322 a.C.) que le daba al corazón una notable importancia hasta el
punto de responsabilizarlo de las funciones mentales (sentimentales), por estar
ubicado en el centro del cuerpo, moverse y estar caliente. Acusaba al cerebro de ser
una masa gris fría, inmóvil, escasa de sangre y que funcionaba tal cual un radiador
para que se enfriara la sangre que el corazón calentaba.
En contrapartida a Aristóteles, Hipócrates (460-377 a.C), padre de la medicina, que
con un increíble presentimiento acerca del funcionamiento del cerebro, da pasos
importantes para reconsiderar esta visión cardiocéntrica que se tenía de las funciones
mentales. Hipócrates le asigna al cerebro el control del cuerpo, cuando en sus
experimentos y observaciones constató la relación entre la lesión de un lado de la
cabeza (cerebro) y el funcionamiento del otro lado del cuerpo. En las
investigaciones que realizaba observando a los pacientes que estaban atacados por
las “enfermedades sagradas”, como el caso de la epilepsia, Hipócrates anticipó que
las mismas no deberían ser consideradas sagradas, o designio de los dioses, pues no
parecían nada más que enfermedades naturales que aún no habían sido
comprendidas plenamente por los hombres. De alguna forma, anticipó a los
neurocientíficos de la actualidad que lograron entender años después, gracias a la
evolución en las técnicas de investigación y experimentación.
En su escrito “Sobre la Enfermedad Sagrada”, Hipócrates hace más humana la medicina, liberándola
de las supersticiones y de los castigos divinos. Una excelente traducción de este escrito está hecha por
Francis Adam (http://classics.mit.edu/Hippocrates/sacred.html)
5
Con el avanzar de los tiempos, se hace clara la transición de los conocimientos y
discusiones sobre la estructura y el funcionamiento del cerebro del campo filosófico
al campo de la ciencia, pasando por un ensamble de teorías, hipótesis e
investigaciones con experimentos y técnicas – algunas de ellas invasivas y no
científicas– que fueron desvelando a este enigmático cerebro.
Durante el Imperio Romano, las investigaciones del médico romano Galeno (aprox.
129-200 DC) fueron las más destacadas. Aunque admiraba muchísimo a Aristóteles,
rechazó su visión cardiocéntrica y defendió las ideas de Hipócrates dándole mayor
importancia al cerebro, a tal punto que localiza en él la misteriosa mente humana.
Independiente de lo correcto incorrecto de sus planteamientos, Galeno dio pasos
importantes en la comprensión anatómica y funcional del cuerpo y el cerebro. Sus
estudios estuvieron vigentes por más de 1000 años.
Si bien no podía disecar cadáveres humanos, diferentes especies animales pasaron
por las manos de Galeno para su estudio anatómico. Una de las técnicas que utilizó
fue la vivisección, o disección en vivo de los animales, y en este sentido, pudo
contradecir las afirmaciones de Aristóteles por comprobar que el cerebro no era un
órgano frío, y además, que los nervios sensitivos se conectaban al cerebro y no al
corazón. Pese a su gran esfuerzo por conocer mejor al cuerpo humano, Galeno
siguió manteniendo algunas creencias o tradiciones anteriores, como por ejemplo la
que explicaba a los nervios como estructuras huecas, por donde circulaban los
“espíritus animales” que venían del cerebro para mover el cuerpo. Asimismo,
muchas de las afirmaciones de Galeno incurrieron en errores graves, los cuales
permanecieron por años, como es el caso de la red milagrosa, o rete mirabile, una
“Los hombres deben saber que del cerebro, y solo de él, vienen
las alegrías, las delicias, el placer, la risa y también, el
sufrimiento, el dolor y los lamentos. Y por él, adquirimos
sabiduría y conocimiento y vemos, y oímos y sabemos lo que
está bien y lo que está mal, lo que es dulce y lo que es amargo.
Y por el mismo órgano, nos volvemos locos, y deliramos y el
miedo y el terror nos asaltan. Es el máximo poder en el hombre.
Es nuestro intérprete de aquellas cosas que están en el aire.”
Hipócrates
“Sobre la enfermedad sagrada”
Figura 1.4: Hipócrates de Cos
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descripción anatómica de redes sobrepuestas de vasos sanguíneos que no existían en
los seres humanos.
Otro momento importante en la carrera por entender el funcionamiento del
cerebro, lo marcó Nemesius (c. 390 AD), obispo de Emesa, Siria, que afirmaba que
las funciones cerebrales venían de las cavidades del cerebro, directamente de los
ventrículos, a diferencia del planteamiento de Galeno que entendía que estos
espíritus se generaban en el cerebro y luego se marchaban a los ventrículos. Dando
énfasis a una Doctrina de Localización Ventricular de las Funciones Mentales,
Nemesius y los padres de la Iglesia Católica, como San Agustín, durante
prácticamente toda la Edad Media, mantuvieron la teoría ventricular que le
asignaba a los ventrículos no solo la fuente de la funciones mentales, sino que a
cada uno ellos, les correspondían según su ubicación, la percepción, la razón y la
memoria. Hoy sabemos que las funciones y localizaciones de los ventrículos distan
mucho de estas afirmaciones gracias a las Neurociencias.
Paralelamente, en diferentes lugares los estudios iban avanzando y nuevos aportes
surgiendo, como el caso de la medicina árabe, en que se destacan Rhazes (860-932
d.C) con sus descripciones sobre los nervios craneales y un grupo de nervios
espinales, y Avicena (980-1037) con su Canon de la Medicina, traducido al latín,
que sirvió de manual de consulta durante años.
De los grandes logros en la Edad Media, aunque a duras penas gracias a las
enfermedades que azotaban a Europa, se consideran el avance de la medicina, la
construcción de hospitales y las escuelas de medicina, donde se empiezan a realizar
Para mayor referencia sobre el impacto del Canon de Medicina de Avicena sugiero la lectura del
estudio de Lola Ferre (http://www.ugr.es/~estsemi/miscelanea/meah52/Lola_Ferre.pdf)
Figura 1.5 Disección animal. Galeno
7
en algunas regiones las disecciones humanas, lo que en poco tiempo permitiría
mayor conocimiento del cuerpo y en especial del cerebro humano.
Renaciendo y buscando el conocimiento
En el Renacimiento, afloraron los estudios de anatomía y las cirugías, época en que
hasta el gran genio Leonardo Da Vinci (1452-1519) se ve influenciado por el tema y
hace sus propios estudios de anatomía, disecando cadáveres y haciendo varios
tratados y dibujos del cuerpo humano con un fascinante realismo.
Sin duda alguna, el “galenismo” ha marcado la historia de la medicina durante
muchos años y aún durante el Renacimiento varias de las enseñanzas de Galeno
seguían manteniéndose vigentes. Cabe resaltar que para esta época no se permitía el
estudio en seres humanos, por lo que los estudios de Galeno, provenientes de las
experiencias con primates, perros y cerdos, tuvieron que ser actualizados por
“¡Oh especulador! En cuanto a esta, nuestra máquina, no le aflija el
hecho de impartir conocimientos a través de la muerte de otro;
alégrese de que nuestro Creador haya ordenado el intelecto para tal
excelencia de percepción.
Todos los músculos que empiezan en los hombros, el omoplato y el
pecho sirven para el movimiento del brazo desde el hombro hasta el
codo. Todos los músculos que empiezan entre el hombro y el codo
sirven para el movimiento del brazo entre el codo y la mano. Todos
los músculos que empiezan entre el codo y la mano sirven para el
movimiento de la mano.”
Leonardo Da Vinci
El Códice Windsor
Figura 1.6 Estudio de la musculatura del
hombro
Figura 1.7 Estudio y modelo de los
ventrículos
8
aquellos estudios que tenían los cadáveres humanos como referencia. En esto, se
destaca Andrés Vesalio (1514-1564), quien con la autorización de un juez, empieza a
disecar cadáveres para realizar estudios mucho más significativos en el campo de la
anatomía. A través de la disección humana, Vesalio va comprobando que existía
una enorme diferencia entre la anatomía real que observaba en los cadáveres
humanos de aquella explicada por Galeno, quien a partir de las conclusiones de sus
disecciones en algunos animales, extrapoló las mismas para los humanos.
Vesalio también marca un hito en la historia de la medicina: publica De humani
corporis fabrica3, que durante años sería el manual de referencia anatómica en
diferentes regiones de Europa y además, logra llevar a cadáveres a sus clases
impartidas para que los alumnos aprendan anatomía de una manera real,
procedimiento que sigue vigente en la actualidad.
Entre los años 1500 y 1600, se puede observar avances significativos con relación a
los estudios en anatomía y fisiología, sin embargo impera la necesidad de tener
mejores técnicas e instrumentos de observación para entender de forma más
acertada al cuerpo humano. Con la llegada del siglo XVII, más conocido como siglo
de la física, invenciones como la del microscopio óptico compuesto, abrirán paso a
un gran avance en los métodos de investigación.
Figura 1.8 Figura del cerebro, del libro 7 del
archivo Vesalius – De humani corporis fabrica
9
De nuevas hipótesis, métodos y corrientes
El filósofo, matemático y físico francés, Renee
Descartes (1596 - 1650) se destaca en Europa por
sus múltiples reflexiones, indagaciones y nuevos
planteamientos científicos que provenían de
rigurosos métodos de razonamiento. En su
célebre Discurso del método para conducir bien la
propia razón y buscar la verdad en las ciencias,
menciona su polémica propuesta Cogito ergo sum
(pienso y luego existo) que marcaría
profundamente no solo el campo filosófico sino
también el científico, dando ímpetu a una
corriente filosófica denominada Racionalismo y
acentuando el dualismo entre el espíritu y la
materia, intentando explicar la relación mente-
cerebro.
Actualmente, aunque las investigaciones neurocientíficas van interpretando y
aclarando muchas teorías, el enigma mente-cerebro sigue siendo para muchos un
tema de profundas investigaciones y discusiones.4
En América, para 1664, se viene destacando el Dr. Thomas Willis (1621-1675), quien
acuñó el término Neurología y abrió pasos a estudios más profundos del sistema
nervioso nombrando a muchas de sus estructuras y relacionándolas a algunas
funciones. Se le reconoce por ser uno de los precursores en neuroanatomía, dando
al cerebro una posición de destaque en el sistema nervioso. Sus estudios indicaron
que el cerebro ejecutaba funciones de orden superior, siendo muy significativos sus
aportes. Algo que se destaca de su valioso aporte es la relación que llegó a
Figura 1.9
Carátula de la primera edición
del libro conteniendo el
Discurso del Método de
Descartes.
„La mente es un sistema funcional que consiste en una colección de
procesos cerebrales distintos pero mutuamente imbricados‟.
„El sistema nervioso tiene propiedades y leyes peculiares, no compartidas
por todos los biosistemas, que aparecen en algún momento de la
evolución‟.
Mario Bunge
El problema mente-cerebro
10
establecer entre funciones cognitivas y zonas cerebrales específicas de manera muy
precisa.
Al empezar el siglo XVIII, un fisiólogo, físico y médico se destaca por hacer los
primeros experimentos que revelarían la naturaleza eléctrica del impulso nervioso.
Se trata de Luigi Galvani (1737-1798) quien descubrió que al descargar una pequeña
corriente eléctrica a la médula espinal de una rana muerta, la pata se movía. La
teoría del galvanismo empieza luego a ser replicada y varios experimentos van
confirmando que un tipo de “electricidad animal” recorría los nervios y hacía mover
a los músculos. Este hallazgo viene entonces a desafiar la teoría de los “espíritus
animales” que hasta el momento era la que explicaba el funcionamiento de los
nervios.
El siglo XIX llega marcando cambios significativos en las investigaciones sobre el
funcionamiento del cerebro. Las indagaciones iniciadas por Galvani acerca de la
naturaleza de los nervios, abrió un nuevo concepto: los nervios funcionaban como
cables que llevaban y traían señales eléctricas del cerebro. Charles Bell (1774-1842),
médico cirujano, anatomista, fisiólogo y teólogo analiza a los nervios que entran a
la médula espinal y observa que se dividen en ramas. Ve que una de ellas ingresa en
la parte trasera (raíz dorsal) de la médula y la otra en la parte delantera (raíz
ventral) y además, observaba las diferencias funcionales entre ellas. Conjuntamente
con las investigaciones del fisiólogo francés Magendie (1783-1855) concluyen que
los nervios pueden llevar información tanto a la médula y al cerebro como también
a los músculos y que la información puede estar relacionada con las sensaciones o
con los movimientos. Actualmente, ya sabemos las funciones de las vías aferentes y
eferentes de estas fibras nerviosas y que se separan anatómicamente al entrar o salir
de la médula espinal funcional.
No obstante, la necesidad de entender al cerebro,
en sus diferentes partes y funciones se hace cada
vez más inevitable. Para 1800, surge la Frenología,
con Franz Joseph Gall (1757-1828), quien empezó
a mirar al cerebro dividido en fragmentos (o áreas
superficiales). Atribuía distintas funciones a estos
fragmentos o estructuras cerebrales localizadas en
zonas específicas y protuberantes del cráneo, y por
sus características se podían identificar rasgos de la
personalidad. Dibujó un mapa cerebral y otorgó a
Figura 1.10
Mapa frenológico de Gall
11
cada zona una función determinada, como la
codicia, la espiritualidad, la esperanza, el
autoestima, entre otras.
La frenología no permaneció por mucho tiempo sin ser afrontada, pues el doctor
Jean-Pierre Flourens (1794-1867), un científico de excelente reputación, a través de
sus estudios y experimentos con animales, demostró un funcionamiento diferente
del cerebro, desde un enfoque holístico. La metodología que empleaba, era la
remoción de partes diferentes del cerebro para ver los efectos colaterales respectivos
(ablación) y así cerciorarse del tipo de funciones que dejaban de existir y cuáles otras
se mantenían o se debilitaban. Con sus experimentos, Flourens postuló que el
cerebro funcionaba como un todo y no en fragmentos como suponía Gall, que
todas las regiones del cerebro participan en todas las funciones cerebrales. Para ese
momento, se puede presentir el despertar de dos corrientes que marcarían los
estudios acerca del funcionamiento del cerebro: la corriente “localizacionista” y la
“no localizacionista”. Para los localizacionistas, todo lo que del cerebro proviene es
el resultado del funcionamiento de una parte en especial, mientras que para los no
localizacionistas, las funciones son resultado del trabajo en conjunto de varias
regiones, del cerebro como un todo.
Para entender y explicar el funcionamiento del cerebro, se destacaron muchos
especialistas, entre ellos neurólogos, antropólogos, fisiólogos, cirujanos,
neuroanatomistas, entre otros, que a través de sus investigaciones y métodos
experimentales con personas y animales, bajo un enfoque localizacionista o no,
fueron demostrando de manera más acertada la forma y función del cerebro y el
sistema nervioso.
Algunos aportes relevantes referentes a la localización de algunas funciones por las
lesiones presentadas, fueron los de Pierre Paul Broca (1824-1880) y Carl Wernicke
(1848-1904) quienes identifican los centros del lenguaje expresivo y comprensivo.
Broca, al tratar a un paciente que podía comprender el lenguaje pero que solo
podía emitir la palabra tan, tras su muerte, verificó en la biopsia una lesión en el
lóbulo frontal izquierdo. Al confirmar más casos similares, Broca dedujo que este era
el centro del lenguaje expresivo articulado, región que a partir de ese entonces pasa
a ser conocida como la región de Broca. Wernicke, a su vez, localiza en la zona
posterior del lóbulo temporal izquierdo, muy cercana a los lóbulos occipital y
parietal, una región que tiene como función comprender el lenguaje: sus pacientes,
a diferencia de los pacientes de Broca, podían hablar pero no comprender.
12
Un mar de células por conocer
La comprensión del funcionamiento del cerebro que tiene como referencias iniciales
los estudios y experimentos en modelos animales, van aumentando en función de
la innovación tecnológica, resultado de la gran revolución industrial que caracteriza
el siglo XIX. El uso de métodos microscópicos, de tinción del tejido cerebral
(histoquímica), entre otros fueron abriendo un panorama hasta ahora poco
explorado: los componentes celulares del sistema nervioso y cerebro.
Korbinian Brodmann (1868-1918), psiquiatra, neurólogo y patólogo miembro de la
clásica escuela alemana, fue uno de lo más famosos neuroanatomistas quien
propone la citoarquitectura del cerebro, o la organización de distintos tipos de
células en diferentes regiones de la corteza. Las tan famosas áreas de Broadman,
numeradas de la 1 a la 52, corroboraron con algunos estudios realizados
anteriormente por los alemanes Fritsch y Hitzig quienes, al hacer estimulación
eléctrica en pequeñas regiones del encéfalo de un perro, pudieron observar que
algunos estímulos provocaban movimientos característicos.
En la búsqueda de entender de qué estaba
conformado el cerebro, nuevas técnicas son
desarrolladas, como la del médico citólogo
italiano Camilo Golgi (1843-1926) que desarrolló
una sustancia que permitía visualizar las neuronas
al impregnarlas con una sustancia a base de
nitrato de plata. Con esta tinción (Tinción de
Golgi), Golgi pudo visualizar una neurona, pues
provocaba una “reacción negra” que consistía en
destacar las células con sus ramificaciones en un
color negro intenso en fondo amarillo. Pero
Golgi aún estaba lejos de entender que lo que
veía era más que lo que suponía: “una masa
continua de tejido que compartía un mismo
citoplasma”.
Figura 1.11
Camilo Golgi
Premio Nobel 1906
13
El anatomista fisiólogo checo Johannes Purkinje (1787-1869) además de perfeccionar
algunos instrumentos y métodos, logró identificar y describir por primera vez las
neuronas del cerebelo.
Pero fue el médico español Santiago Ramón y
Cajal (1852-1934) quien cambia drásticamente el
rumbo de la historia del entendimiento del
cerebro. Utilizando el método de Golgi (Tinción
de Golgi), replantea la Doctrina Neuronal y afirma
que el sistema nervioso y el cerebro están
compuestos por células individuales e
independientes. Luego de muchos sucesos que
sobrevinieron, ambos fueron merecedores del
Premio Nobel, irónicamente compartido por el
que crea la técnica de observación (Golgi) con el
que logra comprender lo observado (Cajal).
Cajal es mundialmente reconocido como un precursor de las Neurociencias en
Europa y sus trabajos van perfilando las líneas de investigación que irrumpirán con
el nuevo siglo.5 Más adelante, Charles Scott Sherrington (1857-1952),
neurofisiólogo, describió como era el sistema de comunicación entre las neuronas y
acuñó el término sinapsis, identificando sinapsis químicas y eléctricas.
La aurora del siglo XX
Todos los estudios experimentales y las técnicas utilizadas que marcaron el principio,
fueron siendo remplazados, poco a poco por situaciones mucho más reales que
permitieron a los científicos entender mejor al cerebro humano. Dentro de estas
situaciones, estaban los estudios de casos de pacientes con determinadas conductas
que luego se caracterizaban como consecuencias de una lesión en cierta región del
cerebro o una enfermedad grave de fondo neurológico.
El caso del trabajador ferroviario “Phineas Gage”
es uno de estos que aportaron de forma
significativa. Gage fue atravesado por una barra de
metal en el lóbulo frontal por un descuido en su
Figura 1.13
Craneo de Phineas Gage
Figura 1.12
Santiago Ramón y Cajal (1852-
1934)
14
trabajo y a raíz de esta lesión presentó cambios
conductuales sorprendentes.
No podemos dejar de mencionar a alguien que de alguna forma, con su teoría,
provocaría un cambio de rumbo en las investigaciones relacionadas al origen del
sistema nervioso y del cerebro: Charles Darwin (1809-1882). En su libro El Origen
de las Especies (1857), Darwin plantea, a partir de un sinnúmero de investigaciones,
el concepto de la evolución biológica, tema que sería altamente discutido en los
siguientes años, hasta nuestros días.
Asimismo, gran parte del conocimiento también fue construido a través de la
utilización de técnicas invasivas para tratamientos neurológicos, entre ellas la
hemisferectomía, la lobotomía y la leucotomía, además de los procesos quirúrgicos
realizados “a cerebro abierto” y sin anestesia, como los realizados por el Dr.
Penfield (1891-1976), que fueron dando a conocer la representación de diferentes
partes del cuerpo en la corteza cerebral (Homúnculo de Penfield)
Para el siglo XX, se hace notoria la explosión de nuevas técnicas de investigación,
cada vez menos invasivas, pero aún mixtas (invasivas y no invasivas) que fueron
develando los misterios del cerebro humano. Como gran marco referencial para
estos descubrimientos, está la década de los noventa, denominada Década del
Cerebro. En esta década fenomenal, se pudo entender de una manera
interdisciplinaria cómo funciona el cerebro, ya que expertos de varias ciencias, como
la anatomía, la neurofisiología, la química, la informática, la psicología, la biología
molecular, la embriología, entre otras, se reunieron para estudiar el sistema nervioso
y el cerebro, unificando criterios y a la vez, provocando a nivel mundial, la
consolidación de las Neurociencias y el compromiso de inversión para la
investigación neurocientífica. Los neurocientíficos no solo se propusieron a investigar
cómo el cerebro se organizaba anatómica y funcionalmente, sino que también
tenían metas altas como desvendar sus miles de misterios, entender su proceso de
desarrollo, las enfermedades que lo atacan, la prevención y la posible cura de las
mismas, su relación con el aprendizaje, con la conducta, con el entorno, entre tantas
otras cosas.
15
A partir de esta década, el siguiente avance significativo se da cuando, desde de los
diferentes niveles de análisis, vemos la ramificación de las Neurociencias en
Neurociencia Cognitiva, Neurociencia Social, Neurociencias de las Emociones, entre
otras ramas, que va a permitir una investigación más focal con resultados mucho
más asertivos.
Pasados ya varios años de haber empezado el siglo XXI, hemos observado que esta
era de alta tecnología y digitalización nos ha permitido el perfeccionamiento de las
técnicas de exploración del cerebro, el desarrollo de las neuroimágenes, la
tomografía axial computarizada (TAC), la tomografía por emisión de positrones
(PET), la resonancia funcional magnética (MfRI) entre otras técnicas no invasivas,
marcan una nueva etapa en las Neurociencias pues permiten un conocimiento
mucho más confiable acerca del cerebro. ¡Permiten ver el cerebro en acción desde
niveles moleculares a conductuales y/o sociales!
Según uno de los más grandes neurocientíficos de la actualidad, Eric Kandel6, la
Neurociencia moderna tiene grandes retos para este siglo que van desde entender el
cerebro y el sistema nervioso hasta relacionar este conocimiento con la conducta, las
habilidades cognitivas, las emociones, los procesos mentales, el movimiento, la
percepción, el lenguaje, el aprendizaje, la memoria, la conciencia y el pensamiento.
Explicar como miles de millones de células nerviosas pueden producir todas estas
funciones y dar a conocer a la comunidad, de manera más simplificada, quiénes
somos y cómo funciona nuestro cerebro es el gran desafío de los neurocientíficos.
Figura 1.14
Tomografia axial
computarizada: CAT Scan
Figura 1.15
Resonancia Magnética
Funcional
MRI Scan
Figura 1.16
Scanner 3D
16
El campo de las Neurociencias es muy amplio, y a la vez, muy complejo. Sin
embargo, Eric Kandel, James Schwartz, Thomas Jessel, Michael Gazzaniga, Iván
Izquierdo, Antonio Damasio, Robert Lent, entre otros neurocientíficos, están
permitiendo que la sociedad en general tenga un acercamiento más significativo a
los grandes descubrimientos relacionados al cerebro, a través de textos de fácil
acceso y de un vocabulario que permite la comprensión de las bases neurobiológicas
de tantos procesos y funciones. En los siguientes cursos y módulos vamos a conocer
los aportes importantes de fines del siglo XX y lo que vamos avanzando del siglo
XXI relacionados a los temas propuestos.
De los pensamientos filosóficos hasta las neuroimágenes vimos surgir a las
Neurociencias como una brújula que marca el camino hacia el mundo interior del
ser humano. Sus aportes, definitivamente, han transformado y seguirán
transformando la vida y la práctica profesional de miles de personas.
¿Podrán las Neurociencias transformar también la manera de ver y hacer educación?
REFERENCIAS:
1 Gazzaniza, M. et al; Neurociencia Cognitiva: a biología da mente. Artmed. Porto Alegre, 2006.
2 Rifkinson-Mann, Stephanie; Cranial Surgery in Ancient Peru; Neurosurgery. 23(4):411-416, October
1988.
3 Lee J. Skandalakis; De Humani Corporis Fabrica; JAMA. 1999; 281(8):766.
4 Bunge, M; El problema mente-cerebro; Tecnos; España, 2011.
5 Antoni Gamundí Gamundí, Alberto Ferrús Gamero; Ramón y Cajal: 100 años después; Pirámide,
España, 2006
6 Kandel, E; Jessell, T.; Schwartz, J. Neurociencia y conducta. Pearson Prentice Hall. Madrid 2005.