Lecciones Que Hemos de Aprender de La Experiencia Comunista

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    DOUGLAS HYDE

    LECCIONES

    QUE HEMOS DEAPRENDER DELA EXPERIENCIA

    COMUNISTA

    1964

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    Nihil ObstatLIC. PABLO DEL OLMO

    Censor

    ImprmaseDR. BUENAVENTURA DIEZ Y DIEZ

    Vicario General

    Burgos 14 de abril de 1964

    Por mandato de Su Sria. Ilma. el Vicario General

    Da. MARIANO BARRIOCANAL

    Canciller Secretario

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    INTRODUCCIN

    Mr. Douglas Hyde, naci en el protestantismo, y lleg apensar en marchar como misionero a la India. Pero, atrado por lospropsitos de tipo social del partido comunista, ingres en l a losdiecisiete aos. Propagandista ardiente y experimentado, fue nom-brado, en 1940, miembro del Secretariado Central de Londres yredactor del peridico comunista ingls, The Daily Worker.

    En mayo de 1948, el temor a un proceso de difamacin porparte de un grupo de escritores catlicos, le indujo a estudiar ladoctrina de la Iglesia y se convirti al catolicismo. Entre otros libroses autor de Respuesta al Comunismo.

    En el mes de abril de 1960 pronunci en Roma una serie deconferencias en diversas instituciones docentes. Este folleto repro-duce una de ellas, tomada en cinta magnetofnica para la revistainternacional Cristo al Mundo, que la public en el n 3 del ao

    1960 de su edicin espaola.El texto recogido fue revisado por el propio autor, que dice a

    este propsito: Una cuidadosa revisin de los conceptos e ideasvertidos en la conferencia, hubiera supuesto un mprobo trabajo.He hecho cuanto ha sido posible en el escaso tiempo de que hedispuesto, ya que dentro de un par de das salgo de viaje para

    Asia. Han de tener en cuenta, por otra parte, que el tono de unaconferencia improvisada ha de diferenciarse forzosamente del de

    un artculo esmeradamente preparado. Como escritor, me hagocargo de ello. Pero no cabe duda, sin embargo, de que la espon-taneidad de mi conferencia suplir con creces lo que se encontraraen un artculo acabado.

    Agradecemos a Cristo al Mundo la amable y desinteresadaprontitud con que accedi a nuestra solicitud de permiso para laedicin de este folleto, que esperamos haya de prestar buen servi-cio a la causa de la Iglesia.

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    Yo he sido comunista

    No quiero cansaros con muchos detalles biogrficos. Pero s

    creo conveniente deciros que entr en el Partido Comunista en1928, poco antes de cumplir los dieciocho aos, y que abandondicho Partido en 1948, es decir, veinte aos despus. Por tanto, hepasado entre los comunistas los ltimos aos de mi adolescencia ylos primeros de mi edad adulta. Durante este perodo he hecho porlos comunistas y por el comunismo cuanto humanamente es posi-ble hacer. El comunismo ha llenado mi vida toda. He vivido para l.He trabajado primero como responsable local, luego como respon-

    sable de distrito y finalmente como miembro del secretariado londi-nense del Partido Comunista britnico. Como escritor, fui ademsredactor encargado de la seccin de informacin del rgano nacio-nal del Partido Comunista, el Daily Worker.

    Un estmulo y aliciente para nosotros,los cristianos

    Cuando abandon el Partido Comunista, hace doce aos, en1948, el comunismo me pareca ya un autntico mal. De ello meconvenc por propia experiencia y observando la vida y conductade quienes me rodeaban. Pero tambin he reconocido igualmenteque nosotros podemos aprender mucho de los comunistas, y mealej de ellos con la conviccin de que nos seria muy til, si nonecesario, no solamente un mejor conocimiento del comunismocomo teora, sino ms todava: el comprender a los comunistas

    como hombres. A mi juicio, es imposible que comprendis losxitos que los comunistas han conseguido en estos ltimos cuaren-ta aos, a no ser que lleguis a comprender tambin a los hombresque llevan a cabo las consignas comunistas. Pero, tambin a mi

    juicio, los comunistas son un ejemplo, un estmulo para los cristia-nos en su forma de actuar, y desde este punto de vista los hemosde considerar principalmente.

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    Una lucha internacional por el alma delos hombres

    Los comunistas ven el Universo como un mundo en que cada

    pas se halla ligado a los dems, en el que existe una relacin dedependencia mutua entre todos los pases y en el que la Huma-nidad entera es un tejido de interdependencias. Es cierto que esteconjunto lo dividen ellos en clases, haciendo en realidad de supretendido internacionalismo un contrasentido. A pesar de todo,esta concepcin del mundo, esta visin que ellos tienen de lainterdependencia de los pueblos, tiene un gran valor, y en estepunto debiramos nosotros rivalizar con ellos. Creo asimismo que

    ellos estn en lo cierto cuando afirman que se est librando sobrela Tierra una lucha sin cuartel en todos los rdenes de vida, que tallucha abarca a la Humanidadentera y que, en definitiva, se trata deuna lucha por los corazones, los espritus y las almas.

    Idnticas convicciones en todas partes

    Segn tengo experimentado, en cualquier parte a que uno sedirija hallar a los comunistas perfectamente compenetrados entres e identificados plenamente en sus convicciones. Despus de mialejamiento del Partido he trabajado como corresponsal de Prensaen casi todas las partes del mundo: Asia, frica, Amrica Latina,

    Amrica del Norte y en casi todos los pases de Europa. Y hetenido la posibilidad, en el transcurso de estos aos, de mantenercontacto con el comunismo y con los comunistas. Mi opinin esque, en la mayora de los casos, lo que aqu atrae a un individuo

    hacia el comunismo coincide plenamente con lo que en otro punto,en el polo opuesto del planeta, es motivo de atraccin para otrapersona.

    Hace ya algn tiempo, tuve ocasin de permanecer largamen-te en compaa de un jefe de partisanos comunistas en Filipinas.Se trataba del jefe de los Hukbalahap, los guerrilleros comunistas.Estaba encarcelado y ped al Gobierno filipino tuviese la amabilidadde meterme preso tambin a m, con el fin de compartir las condi-ciones de vida del jefe rebelde y tratar de calar en su espritu. Pasdiecisis horas diarias en su celda, desde las seis de la maana

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    hasta las diez de la noche. Convers y discut con l, y llegu pocoa poco a conseguir renegara del comunismo y volviera a encontrarla fe de su infancia.

    Todos cortados por el mismo patrn

    Desde nuestra primera conversacin comprend que nuestrosespritus podran llegar a compenetrarse y a fundirse nuestrasalmas, aun siendo l un jefe comunista de origen asitico y yo unoque se precia de intelectual formado en Occidente y ex-comunista.Habamos sido cortados, sin embargo, por el mismo patrn yhabamos tenido una parecida evolucin. Las causas que le haban

    arrastrado al Partido Comunista eran notoriamente las mismas queme haban conducido a m al comunismo cuando todava era unmuchacho de diecisiete aos. Las malas condiciones de vida y lasinjusticias sociales que a l le haba tocado sufrir, las haba yotambin observado y soportado. Estos problemas que afectan a laHumanidad entera le haban, como a m, llevado al comunismo.

    Hace tres semanas hablaba yo con un grupo de seis comba-tientes de la jungla birmana. Consegu que estos hombres que

    haban servido con los comunistas en las junglas de Birmania,accediesen a una entrevista conmigo. Con ellos tuve exactamentela misma experiencia. Hablbamos el mismo lenguaje, puesto quenuestras ideas como comunistas haban sido muy semejantes. Demodo que, en adelante, cuando os hable de comunistas, no oshablar de una variedad o de una clase especial del comunistabritnico, sino de un tipo de comunista que encontraris en cual-quier parte del mundo libre.

    Hemos de tratar de comprender a loscomunistas convencidos

    Quisiera que penetraseis, por as decirlo, en el interior delalma de un comunista, para que pudierais verlo tal como aparece alos ojos de los miembros del Partido Huelga decir que el comu-

    nismo tiene un aspecto completamente distinto visto por un comu-nista o desde el campo contrario. Fue en el campo comunistadonde conoc a mi esposa. Presida sta una manifestacin en la

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    que yo figuraba como principal orador. Sucedi un da primero demayo, hace ya bastantes aos. Fue, por tanto, literalmente sobreun estrado comunista donde tuvimos nuestro primer encuentro.Cuando ambos abandonamos el Partido, tratamos de reconstruir la

    historia tpica de quienes haban sido nuestros amigos y camara-das, con el objeto de descubrir los motivos que les haban arrastra-do al comunismo y les haban retenido en el mismo durante tantosaos. Pudimos comprobar que, as como el comunismo haba lle-nado mi vida y la de mi esposa, as tambin haba sido para ellos elideal de su existencia. De ello hemos sacado un buen nmero deconclusiones.

    El ideal soado de una sociedadperfecta

    Hemos llegado a la conclusin de que para la inmensamayora de los comunistas (1) el comunismo es sobre todo y antetodo un ideal, el ideal soado de una sociedad perfecta. En s,nada tiene de reprobable aspirar a la perfeccin de la sociedad ysoar en una sociedad perfecta. Ha habido santos en la Iglesia que

    tuvieron ese ideal. Casi todos los que abrazan el comunismo sonjvenes. Ahora bien: la juventud es, en efecto, la edad en que flore-cen todos los idealismos. Ms tarde, a medida que vamos avan-

    1 Douglas Hyde se refiere principalmente a los comunistas convencidosque viven en los pases libres. La experiencia nos ha demostrado que detrsdel "teln de acero" hay numerosas clases de comunistas: los sinceros yconvencidos, los oportunistas, los arrivistas y advenedizos, los ambiciosos;los revanchistas, que pretenden vengarse de enemigos personales, de fami-lia o de clase; los que se hacen comunistas para salvarse de la ruina a smismos o a sus familiares, para librarse de la opresin, de la explotacin, delas represalias que el Partido toma contra quienes no le son propicios o lehan sido enemigos; los desengaados y disgustados de lo que han visto enel rgimen: hipocresa, ilegalidades, Injusticias, crueldades, explotacin delas masas, etc.; los que no pueden librarse, aunque quieran, de su dominio ytirana; los que han perdido la fe en el Partido, pero consideran que no lesqueda otro remedio que continuar en el mismo, porque el mismo va a con-quistar al mundo: Hyde trata aqu de quienes han credo sinceramente losdogmas de la propaganda comunista y se han consagrado de lleno al Parti-do, como en su caso particular, antes de que se diese cuenta de las mentirasy la perversidad de su sistema.

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    zando en aos y nuestras arterias comienzan a endurecerse, escuando el idealismo de la juventud nos llega a intranquilizar. Larealidad es que dondequiera que haya jvenes, habr idealistas, yaque as los hizo Dios. No es ninguna cosa mala, a mi juicio, el que

    los jvenes sueen en una sociedad mejor. Si no tuvieran tal ilusinen la poca de la juventud, qu horribles viejos materialistas llega-ran a ser ms tarde! Lo que verdaderamente deploro es que, condemasiada frecuencia, el idealismo de los jvenes sea censuradopor los adultos con cierto aire de superioridad. Los comunistas sa-can de ese idealismo de la juventud una fuerza vital y hacen quesirva a sus propios fines. Con harta frecuencia hacemos nosotroscaso omiso de esta energa, en lugar de aprovechamos de ella. Loscomunistas, sin embargo, han sabido utilizarla para sus detestablesfines.

    Una rebelda contra los males sociales

    En segundo lugar, para el comunista su comunismo es unarebelda. Pero no una rebelda contra males imaginarios, sino unarebelda contra males reales. Vivimos en un mundo muy imperfec-

    to, lleno de hombres plagados de imperfecciones. Lo que hacesuponer que en el mismo habr siempre males que deplorar. Portanto, las injusticias sociales y raciales contra las que lucha elcomunismo son reales. Con mucha frecuencia podra definirse albien convencido, como un individuo rebelde por naturaleza, unhombre de conciencia social impresionable que no puede dejar deexteriorizar su indignacin desde que se apercibe del mal. Hastaaqu tampoco dira yo que hay nada de malo en dirigirse contra la

    injusticia desde el momento en que uno se apercibe de ella. Loscomunistas explotan la inclinacin natural de la juventud a larebelda y la utilizan para sus propios fines. As sucede que elmayor porcentaje de gentes que llegan a engrosar las filas delPartido Comunista en todo el mundo, lo dan los jvenes idealistas yrebeldes por naturaleza, que se sienten impacientes por transfor-mar el mundo, por poner fin a la injusticia, convencidos de quenadie ms que ellos se preocupa de los miserables, de los pobres,

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    de los despreciados y abandonados de la sociedad. He aqu unamateria de reflexin para nuestras conciencias de cristianos (2).

    La pertenencia a una organizacin

    mundial

    En tercer lugar, para el comunista su comunismo significa for-mar parte de una organizacin mundial, una organizacin que tras-ciende las estrechas fronteras actuales y persigue en todas partesel mismo fin basndose en la misma filosofa. Una organizacin enla que todas las experiencias se ponen en comn y a la que se dacuenta incluso de las faltas cometidas por sus miembros y errores

    apercibidos.Esta consideracin proporciona a quienes se enrolan en el

    Partido Comunista el sentimiento de que forman parte de un granmovimiento internacional que sabe a dnde se dirige y cmoconseguir lo que pretende. De ello se deriva una sensacin deunin y de fuerza incomparables. Un psiquiatra os dira que hay enel mundo en que actualmente vivimos demasiadas personas que,por el contrario, tienen la sensacin de no hallarse ligadas a ideal

    determinado alguno ni pertenecer a nada. Los que ingresan en elPartido Comunista se sienten sostenidos por este movimientointernacional y se consideran como partes integrantes del mismo alcual se deben. Es un tanto curioso, pero podra decirse que elinternacionalismo del sistema comunista es algo parecido a la cato-licidad de la Iglesia en cuanto se relaciona con este deseo de her-mandad entre todos los hombres, sin tener en cuenta su raza onacin, y unin de todos en una fe comn orientada a un fin tam-

    bin comn que abarca la totalidad del Universo.

    2 Por otra parte, Douglas Hyde nos demuestra bien a las claras en"Respuesta al Comunismo" que el comunismo no es en principio y, sobretodo, un problema social y poltico sino un problema espiritual... Si el mismono fuese solamente producto ms que de la pobreza y de las malascondiciones sociales, sera el partido de los ms pobres y stos formaran la

    mayora de sus miembros. Sin embargo, en el Partido no se encuentra pordecirlo as, ningn individuo de los de ms baja calidad social, de losverdaderamente pobres.

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    Odio y destruccin

    Pero la mayor tragedia consiste en que el objetivo final delcomunismo es el trastrocamiento y cambio radical de todo lo que

    ha hecho la civilizacin en el pasado desde hace dos mil aos. Yconste que no exagero nada. Lo entiendo as en el ms estrictosentido de la frase, ya que el comunismo cree que no se puedeinjertar la planta comunista en una sociedad capitalista. Es portanto necesario destruir de antemano y completamente el ordensocial existente, incluidas sus superestructuras ideolgicas, sucultura, sus ideales, en fin, todo lo que con dicho orden social serelacione, antes de poder construir la sociedad comunista. Pode-

    mos, pues, decir con toda verdad que el objetivo final de los comu-nistas es el cambio radical de cuanto la civilizacin consiguidurante los ltimos dos mil aos.

    Atesmo militante y filosofa perversa

    La filosofa en que se funda es una filosofa atea militante: unafilosofa que afirma no solamente la inexistencia de Dios, sinotambin que este mundo es puramente material, que el mismohombre es una creatura puramente material. Dicha filosofa sostie-ne asimismo que toda alusin o recuerdo del nombre de Dios debeser borrado antes de que el comunismo pueda establecerse. Heaqu otro aspecto del drama comunista: el hecho de que jvenessinceros, que acuden al Partido Comunista con el deseo de refor-mar el mundo, acepten una filosofa fundamentalmente perversaque termina fatalmente pervirtiendo tambin sus vidas.

    Todo se sacrifica a la idea comunista

    En todas partes, para el comunista su comunismo es unaautntica religin. Se dir que no, puesto que blasona de serenemigo de toda religin, cualquiera que sta sea. Pero, a mimanera de ver, no puede explicarse la vida y forma de actuar de

    los comunistas si no se les mira como gentes hambrientas de espi-ritualidad. En efecto, sacrifican todo a su comunismo. Le entregantodo lo que en otros tiempos y circunstancias ofrecen los hombres

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    a Dios. Viven para el comunismo y, si es necesario, se hallandispuestos incluso a morir por l. Hacen en realidad de su comu-nismo una religin supletoria. Adems, los mismos comunistastienden hoy da a expresarse de esta forma.

    Una buena aspiracin desviada haciaun mal fin

    No hace mucho tiempo, el Partido Comunista britnico anun-ciaba una serie de conferencias en el Daily Worker bajo el ttulogeneral: Una fe para el hombre moderno. Esto es precisamente,a mi juicio, lo que los comunistas pretenden hacer de su comunis-

    mo. Y tanto sus propias vidas como su movimiento internacionalson una prueba de que, cuando se priva a los hombres de la verda-dera fe, van en busca de la falsa a la que todo lo sacrifican. Mien-tras tanto, nosotros, en esta hace tanto tiempo llamada cristiandad,hemos producido una generacin de la que vastos sectores notienen ninguna fe, ni nada que les ayude a vivir, nada por lo quevalga la pena morir. No se cree prcticamente en Dios; no se tienefe tampoco en s mismo. La vida no tiene objeto alguno. Es fatal,

    pues, que en tal situacin otros se revuelvan contra este estado decosas y traten de hallar un sustitutivo a la fe de que carecen. Estaes, segn creo, la razn de que las personas a quienes el comunis-mo seduce con ms fuerza no sean las de ms baja condicinsocial ni los talentos que emplea, los menos privilegiados. Muy porel contrario se sirve de los mejores, se apodera de las inteligenciasms nobles y las utiliza para sus perniciosos fines, sirvindosemuchas veces para su causa del espritu de lealtad, de dedicacin

    total y del sacrificio y otras cualidades semejantes.

    El secreto de su fuerza

    En todas partes se sigue el mismo mtodo, los mismosprocedimientos, y ello ha contribuido a dar al movimiento comunistauna fuerza interna muy considerable. Explota tanto lo bueno comolo malo de los hombres: el odio hacia una sociedad que quiz lesha engaado o que enga a otros; sus sentimientos, su amargura,sus deseos de venganza contra una comunidad que les ha defrau-

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    dado, negndoles las posibilidades que de la misma esperaron.Utiliza para sus fines tanto lo bueno como lo malo.

    Entrega a una causa

    He dicho antes que he podido comprobar que algunoscomunistas se hallan dispuestos a vivir y, si es necesario, a morirpor su causa. Y confirmo lo dicho. Cuantas veces los comunistas,con su celo y su entusiasmo, su dedicacin a la causa y su espritude sacrificio, nos avergenzan a nosotros que nos llamamoscristianos! Permitidme que os cuente el caso de mi propia mujer,por la sencilla razn de que la conozco bien. Me refiero a la poca

    en que nos conocimos. Ella se levantaba todas las maanas muytemprano y recorra en bicicleta una larga distancia para ir a venderel Daily Worker, de que entonces era yo redactor, a los obreros deuna fbrica a la hora en que stos llegaban al trabajo. No conse-gua vender ms que un pequeo nmero de ejemplares. Eraaquella una poca en que el comunismo era todava muy pocopopular. Sin embargo, mi esposa se hallaba all todos los das,mostrando bien alto el peridico, y dando patentes pruebas de su

    convencimiento en sus ideas comunistas, afrontando obscenidadese insultos y aguantando incluso a veces los salivazos de alguno delos obreros, y todo por la causa del comunismo.

    Espritu de sacrificio. Un ejemplo enMalasia

    He afirmado que hay quienes se hallan dispuestos a dar suvida por el comunismo. No hace mucho recorra yo en avin las

    junglas de Malasia. Haba llegado a un territorio que se halla toda-va bajo el control comunista, en manos de los partisanos. A millegada, pregunt por un grupo de nueve hombres que yo habaconocido unos aos antes. Eran stos,jefes del Partido Comunistamalasio. Tenan sus diplomas y todos ellos se hallaban en pose-sin de ttulos cuyas profesiones haban sin duda ejercido. Sinembargo, cuando llegaron de la Gran Bretaa a Malasia, se habanalistado en el maquis como combatientes comunistas. En lugar,pues, de proseguir ejerciendo sus carreras y profesiones y de

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    asegurarse con ello una buena situacin y un buen puesto en lasociedad, aceptaron y prefirieron los azares de la vida y de laguerra en la selva. Cuando me interes por sus vidas, se me con-test que quedaba uno slo de ellos con vida. Este andaba errante

    entre las fronteras de Malasia y de Tailandia, perseguido como unanimal, puesta a precio su cabeza. Su salud era precaria, ya quese vea obligado a vivir en una zona en que la jungla era tanespesa que apenas poda recibir algunos rayos de sol. Los ochorestantes haban muerto. Para la polica que los haba matado eransimples terroristas comunistas, esto es, el enemigo. Pero para lagran masa comunista del mundo entero, eran unos mrtires, unoshombres que haban aceptado la muerte por la causa comunista.

    Comprenderis que me sobra razn al deciros que muchasveces los comunistas nos avergenzan a quienes nos preciamosde cristianos. Es trgico que estos hombres se hallen dispuestos ahacer tanto y a entregarse tan de lleno a una causa tan reprobable.Por otra parte, son de ordinario los pequeos sacrificios consen-tidos de cada da los que ms cuestan y los que constituyen elmejor testimonio. Ahora bien: tambin esto lo he podido constatarmuchas veces, y lo he experimentado en mi vida de comunista.

    Mentalidad de apstoles

    Recuerdo por ejemplo, que en los tiempos en que trabajabacon otros comunistas para el Daily Worker, tratbamos de extendery propagar nuestro comunismo en las inmediaciones del inmueblede nuestro peridico. Exista ya un grupo del Partido en todas lasfbricas de nuestro distrito. La nica gran concentracin de em-

    pleados que no tena constituida, ni clula, ni grupo comunista, eraun gran hospital inmediato. Decidimos que era preciso intentarestablecer en el mismo un grupo del Partido. Los comunistas sonsiempre lo que yo llamara convertidores. Estn siempre alatisbo de la ocasin propicia para conseguir adeptos.

    Donantes voluntarios de sangre

    Era yo el jefe del grupo comunista del Daily Worker. Misindagaciones me demostraron que ninguno de los miembros de

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    nuestro personal tena contacto con el interior del hospital. Convo-qu, pues, una reunin del Partido y ped se presentaran sugeren-cias sobre la forma de poder introducimos en dicho hospital. Unode nosotros tuvo una buena idea. Era aquella la poca en que Lon-

    dres era bombardeado casi a diario, por lo cual los hospitalespedan con insistencia y urgencia sangre para las transfusiones.Por qu dijo nuestro camarada no nos ofrecemos a darsangre? Ello nos permitira ir de vez en cuando a este hospital,reunimos con los doctores y enfermeros como as sucedi yhaciendo amistad con ellos, reclutar adeptos. Muy conforme conesta idea, pregunt en seguida quines queran ofrecerse volun-tarios. El personal del Daily Worker se compona de doscientosindividuos. Se me ofrecieron los doscientos. Mi personal hizo colaante el hospital innumerables veces. De tal forma, que cuando yoquera enviar a veces un reportero a una direccin convenida, eracorriente tener que enviar a buscarlo entre los que formaban colacomo voluntarios donantes de sangre a la puerta del hospital. Me vial fin precisado a poner fin a esta operacin a raz del siguientesuceso: una noche, en el momento en que se pona en prensa laltima edicin, el tcnico responsable sufri un sincope. El mdicocomunista encargado del personal, que fue llamado para examinaral enfermo, declar este hombre ha dado tanta sangre que seencuentra prcticamente exhausto. Y ello lo haba realizado aimpulsos de su ardiente celo por ganar adeptos para la causacomunista.

    Efectos de la entrega de s mismo

    Este hecho que acabo de narrar tuvo dos consecuencias: laprimera, que pudimos establecer nuestros primeros contactos conel interior del hospital. Han transcurrido desde entonces veinteaos y todava hoy sigue establecido en el mismo un grupo delPartido Comunista, compuesto de doctores y enfermeras. Ello esdebido totalmente a la labor realizada por el personal comunista delDaily Workeren 1940.

    La segunda consecuencia fue que, cuando unos aos ms

    tarde, Mao Tse Tung estableci contacto con el Partido Comunistabritnico y pidi le fuera enviado un periodista experimentado que

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    estuviese bien al corriente de las relaciones pblicas y fuese ade-ms un comunista de slidas convicciones, para acompaarle a sucuartel general y dar a conocer el espritu occidental a la camarillade Mao y propagara el espritu y las ideas de ste en Occidente, se

    me encarg escoger el hombre que debiera acometer tal empresa.Eleg al camarada que se haba desvanecido en pleno trabajo,puesto que estaba plenamente convencido de su total entrega alPartido. Era, adems, buen periodista, comunista de entera con-fianza y plena conviccin y el ms indicado para una misin tandelicada. Inmediatamente fue enviado a reunirse con Mao TseTung.

    Drama motivado por la malignidad delcomunismo

    Ms tarde, cuando se produjo la guerra de Corea en tantoMao y su camarilla se haban convertido en los amos de la China, este hombre acompa a las fuerzas expedicionarias chinas aCorea. Fue uno de los que contribuyeron al adoctrinamiento comu-nista y marxista de los prisioneros de habla inglesa: americanos,

    britnicos, etctera. La consecuencia de ello fue que en la Cmarade los Comunes se pidi la condena de este hombre como traidor.Ello os dar una idea de la magnitud del drama y de la maldad delcomunismo. Por una parte, vemos cmo un hombre generoso llegaa entregar su sangre, hasta desvanecerse, por la causa que defien-de. Por otra, el triste destino de quien no se atreve a volver a supropia patria, por haber sido condenado como traidor a la misma.

    Cuando mucho se pide, mucho seobtiene

    Los comunistas son de criterio de que, a mayor demanda yms exigencia en los ideales del Partido, ms se consigue de susadeptos, y si a los mismos se les exige mucho, ser tambinmucho lo que de los mismos se consiga. Diramos que a unademanda de herosmo, se da tambin una respuesta heroica. En loque a m respecta, en mi vida de escritor catlico, durante los doceltimos aos, he podido comprobar exactamente lo mismo entre los

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    catlicos. La entrega de s mismo y el espritu de sacrificio no sonen manera alguna monopolio del comunismo. Nuestros cristianosson tambin y en mayor escala capaces del herosmo, siempre yen cuantas ocasiones les sea exigido.

    Adiestramiento constante para la lucha

    Los comunistas saben tambin que no es suficiente disponerde individuos entusiastas y entregados al ideal. Para que resulteneficaces tienen adems necesidad de una formacin adecuada. Lavida de todo comunista, de todo comunista empedernido, se formaa base de una constante preparacin y renovada instruccin. Tal

    formacin est siempre en consonancia con la lucha entablada ennuestro tiempo, con el combate en que se halla empeado elcomunismo. Las cosas que aprende tienen para l el valor deverdadera municin de que se sirve en la lucha.

    Importancia de la formacin de losjefes

    He aqu, a mi juicio, un punto importante que merece serdestacado. Los comunistas piensan que harn de sus miembros,instrumentos mucho ms eficientes si los adiestran en las tcnicasde mando. Incluso cada uno de ellos se considera a s mismo comoun jefe. Prueba esta afirmacin el hecho de que suelen ser sufi-cientes dos o tres comunistas para llevar a cabo una empresa deenorme magnitud en una fbrica o en toda una poblacin.

    Opinan los comunistas que a quienquiera que de buena volun-tad llegue a engrosar sus filas se le puede instruir en el mando yconvertirlo en un valioso jefe. Yo mismo tuve la ocasin de compro-barlo cuando perteneca a las filas comunistas al dar unos cursosde formacin.

    Un caso tpico

    En cierta ocasin, a principios de la segunda guerra mundial,terminaba yo una serie de conferencias acerca del mando y deca

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    que el Partido Comunista era capas de instruir, convirtindolo en unautntico jefe, a cualquiera de sus afiliados, quienquiera que stefuese. Terminada la leccin, alguien esperaba que me iba a poneren el mayor compromiso de mi vida. Me haba cogido la palabra.

    Quera ser un jefe y estaba claro que su deseo era patticamenteserio. Ms, ay!, no se haba mostrado, en verdad, la Naturalezademasiado generosa con su persona. Nada ms verle pens: Enmi vida he visto una persona menos predispuesta para el mando.Era de pequea estatura y grotescamente obeso. Tena un sem-blante flccido y plido, con un ojo que le bizqueaba. Y para colmode desdichas, se vea afectado de una tartamudez lo ms descora-zonadora que imaginarse puede. No lo digo en plan de mofa deaquel pobre hombre, pero he aqu lo que me dijo: Ca-ca-camarada, yo-yo qui-qui-siera que usted se encarga-gara dehacerme un je-jefes. Yo le miraba fijamente y me preguntaba dequ forma podra conseguirlo. Luego, pens: Est bien; es queno acabo de decir en mi conferencia que nosotros los comunistasaceptamos a todo individuo de buena voluntad para instruirlo en elmando y convertirlo en un jefe? Y ste, Jim, a quien tengo yodelante, est rabiosamente ansioso de convertirse en uno deellos. Y puse manos a la obra.

    Infundir fe y confianza en algo

    Segn el sistema comunista, lo primero que hay que hacerpara preparar a un individuo para jefe, es inspirarle confianza en smismo. Lo segundo es darle algo en que pueda depositar su fe.Este mundo est, en efecto, lleno de gentes que tienen una dosis

    superabundante de confianza en s mismos, pero nada en que fun-damentar esta confianza. Mirando al pobre Jim, me deca yo Heaqu a un hombre que no ha recibido mucho que pueda inspirarleconfianza. Nosotros tenamos, por tanto, que inspirarle esa con-fianza en s mismo. Dije a Jim: Si deseas seguir nuestros cursos yaprender cuanto nosotros te ensearemos, hallars la respuesta atodos los grandes problemas que agitan el espritu del hombremoderno. Nosotros te daremos cumplida explicacin del Universo;

    te ensearemos cuanto el hombre ha experimentado en el trans-curso de los tiempos; te demostraremos que la Historia ha tenido

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    su sentido, y vers que toda ella ha laborado por la revolucin y porla victoria del comunismo. Te demostraremos asimismo que lasmismas leyes fundamentales del Universo estn de nuestro lado.Es precisamente la esencia del materialismo dialctico el que

    dichas leyes del Universo estn en favor del comunismo, en parti-cular la ley que pretende que todo progreso es el resultado de unconflicto previo. Luego, tarde o temprano, se te podr clasificarentre el selecto grupo de gentes que han llegado a comprender lanaturaleza de los cambios y mutaciones histricas del Universo. Ycuando llegue el momento, podrs contarte entre el nmero dequienes, por ello mismo, sern capaces de subvertir desde suscimientos este viejo mundo corrompido en que vivimos y construiren su lugar el gran mundo nuevo.

    Confianza en s mismo

    He aqu que le hemos dado ya algo en qu creer y le hemosayudado a tener confianza en s mismo; y yo os dir que, a pesardel complejo de inferioridad de que se vea aquejado cuando vino aentrevistarse conmigo por primera vez, no fue preciso mucho tiem-

    po para infundirle, en su lugar, un complejo mesinico. Habamosconseguido hacerle confiar en s mismo y, desde entonces, supersonalidad comenz a desarrollarse y hubiera querido quevierais de qu manera y a que ritmo acelerado. Al cabo de algunosmeses de instruccin, le dije que poda ya dedicarse, a su vez, aensear. Al or esto, aterrorizado, exclam Co-co-cmo? Yo-yo? S, t le respond. Cuando viniste por primera vez averme, hace ya unos meses, desconocas completamente el

    comunismo. Viniste a afiliarte al Partido como consecuencia de unacampaa de propaganda, sin saber nada de la teora comunista. Lamayora de los que engrosan las filas del comunismo vienen as.Pero t has aprendido ya mucho en estos ltimos meses y lasgentes que hoy da se enrolan en las filas comunistas saben tanpoco como t sabas en aquel primer momento. Todo el arte de laenseanza se reduce a saber un poco ms que aquellos a quienesse debe instruir. Si t tienes ese poco ms de bagaje cientfico,

    tienes ms que suficiente.

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    Hacer que la gente sencilla sepaensear

    Luego le dije: T debes dedicarte ahora a ensear. Si te

    plantean cuestiones o te hacen preguntas a las cuales no sabesqu responder, vuelve a buscar la solucin en tus manuales. Deesta forma podrs t mismo instruirte y dar las respuestas ade-cuadas. Se le hizo luego instructor de un pequeo grupo. Era stauna faceta esencial en su formacin, ya que ello le obligara aponer orden en sus propias ideas. Deba aprender a expresarlas yaplicarlas, inculcndolas en los dems con un lenguaje sencillo,primero a un pequeo grupo, y luego a otro de ms importancia.

    Ms tarde le hicimos seguir un curso de formacin en la oratoria.

    Resultado de esta formacin

    No lo transformamos precisamente en un gran orador, pero shicimos de l un agitador y un propagandista verdaderamente efi-caz. Y de paso, he de hacer constar que, aunque no conseguimoscurarle el estrabismo de su ojo, el hecho de haber tomado confian-za en s mismo hizo que hasta el defecto del ojo se le corrigieranotablemente. Tambin le enviamos a tomar parte en reunionessindicales, una vez instruido de la forma de comportarse en lasmismas: cmo presidir un mitin, forma de presentacin de unaresolucin o una enmienda, etc. Luego lo enrolamos en el mo-vimiento sindical. Y hoy en da es uno de los dirigentes del nicosindicato comunista britnico y, en verdad, uno de los mseficientes.

    El secreto del xito obtenido

    El Partido Comunista sabe as, continuamente, aprovecharsedel elemento humano, poco prometedor con resultados plenamentesatisfactorios. He aqu el secreto de nuestro xito en lo que al casode Jim respecta: No le dijimos, puesto que se trataba de un obrero,

    que se preparase a ensear la dialctica materialista a especia-listas de fsica nuclear. Sencillamente le enseamos a exponerunas ideas sencillas a gentes asimismo sencillas, y esto es lo que

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    yo creo debiramos hacer tambin los cristianos. Nosotros tambinpodramos servirnos con eficacia de toda clase de personas, siem-pre que les asignemos una tarea que guarde relacin con lacapacidad de cada cual en un medio apropiado para el desempeo

    de su misin. Esta tctica de formar jefes, empleada con xito porlos comunistas, es la que les pone en disposicin de ejercer unainfluencia tan grande en la vida y en el pensamiento de nuestrotiempo.

    Aspecto trgico de esta formacin

    Pero lo ms trgico de este sistema de formacin es que exis-

    te una corriente continua que arrastra hacia el Partido Comunista agente joven idealista e inquieta, del tipo del individuo de que msarriba he hablado, a la cual se instruye y adoctrina. La consecuen-cia de ello es que, en poco tiempo, adquieren una concepcin ente-ramente nueva del mundo: en adelante lo contemplarn comofermento de lucha. Se harn a la idea de que van a combatir por elcomunismo como si se tratase de un combate blico; que debenadquirir prctica en las artes de la guerra y sus tcnicas y tcticas;

    que han de estar siempre a disposicin de poder penetrar en lasfilas del enemigo para destruirlo en su propia casa, infiltrndosepara ello en los organismos de todo gnero. Se les ensea quedeben buscar aliados y utilizarlos durante todo el tiempo que pue-dan servir a los fines del comunismo, para a continuacin volversecontra ellos, desecharlos y destruirlos si es preciso.

    Un ejemplo de la tctica comunista

    Recuerdo que en 1928, poco despus de mi ingreso en elPartido Comunista, fue aprobada por el cuartel general del Partidouna nueva lnea de conducta, sobre la actitud a adoptar en relacincon el ala izquierda socialista. Hasta entonces la habamos atacadosistemticamente. Ahora, la nueva consigna era que debamostratar, por el contrario, de hacemos sus aliados. La seccin delPartido a la que yo perteneca no quiso aceptar en principio estanueva directriz. Estimbamos que era mucho mejor atacarles comoenemigos que hacernos sus amigos. En vista de lo cual uno de los

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    jefes de la direccin del Partido vino para tratar de convencernosde la justificacin de la nueva poltica. La discusin se prolongaba ypareca que no iba a terminarse nunca. Entonces se le ocurri unaidea luminosa: Camaradas dijo, debemos estar dispuestos a

    estrechar la mano de esas gentes, para estrujarles luego el gazna-te. Este razonamiento era tan evidentemente justo y tan claro en lalnea de conducta marxista, que terminamos por aceptar sin msdiscusin esta nueva directriz y pasarnos en seguida a otro temadel orden del da. Cuntas veces, en los aos siguientes, he escu-chado la misma cosa: Hemos de estar dispuestos a darles lamano, para poder luego cogerlos por el gaznate!

    El porqu de esta poltica de manotendida

    Creo que ser til llamar la atencin sobre este punto, ya queen los prximos aos muchos comunistas, abierta o disimula-damente, han de procuraraliarse con toda clase de gentes y contodo gnero de organizaciones. Para ello les dirn: Veis que esta-mos de acuerdo con vosotros respecto a los objetivos inmediatos.

    Olvidad los objetivos finales; todos queremos la paz; laboremos,pues, todos unidos, por la justicia social. Por qu no hemos detrabajar codo a codo, aunando nuestros esfuerzos? Es precisorecordar en esas ocasiones que, cuando el comunista os toma dela mano, espera que, andando el tiempo, estar en condiciones desaltar sobre vuestra garganta.

    Trabajar por la conquista del mundo

    El objetivo de los comunistas es un mundo comunista, y estnconvencidos de que podrn conseguirlo al cabo de una generacin.Se proponen conquistar el mundo entero. Stalin deca: Estamosen la poca de la revolucin y de la dictadura del proletariado. Loque, traducido al lenguaje corriente, quiere decir que en esta pocaen que vivimos, y en los das de nuestra existencia, llegaremos aver la dictadura del proletariado y la victoria del comunismo en elmundo entero. Todo comunista cree que si trabaja lo suficiente, ylos dems comunistas ponen el mismo empeo y saben aprove-

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    char el momento favorable, cuando ste se presente, sobrevendrirremediablemente la victoria del comunismo en todo el mundo. Laestrategia comunista se apoya siempre en esta creencia, a saberque el mundo comunista es realizable en la poca actual.

    Asia, frica y Amrica Latina

    La creencia actual de los comunistas es que ha de ser posible,en los aos prximos inmediatos, la expansin del comunismo en

    Asia, en frica y en la Amrica Latina. Que estos tres Continenteslos tienen asegurados. Que los mismos se hallan en muy buenadisposicin para abrirse de par en par a la expansin comunista y

    que, si el comunismo tiene la suerte de apoderarse de estas tresgrandes zonas subdesarrolladas, ganar la batalla a Occidente yhabr conseguido que la mayor parte de la Humanidad se encuen-tre bajo el rgimen comunista. Tambin es cierto que los comunis-tas creen que tarde o temprano ha de producirse una crisis econ-mica en los pases de Occidente, como ocurri en los aos 19-20 yen el ao 30. Que esta crisis ha de comenzar en Amrica, siguin-dose reacciones en cadena en los dems pases capitalistas, y que

    terminarn al fin por romperse los eslabones de la cadena capita-lista occidental. Piensan tambin que muchos otros pases corrernla misma suerte en otras partes del mundo. Pero, de momento,toda la estrategia comunista se basa en que la expansin es msposible en Asia, frica y en la Amrica Latina y que, con todaprobabilidad, el xito ms notable se obtendr en la Amrica Lati-na. Su mayor esperanza de una prxima victoria se funda en elContinente latinoamericano.

    Motivo de la coexistencia pacfica

    Su estrategia actual consiste evidentemente en adaptarse aun perodo de relajada tensin. Los comunistas creen que estamosllegando al final de la guerra fra y que va a sobrevenir un periodode coexistencia pacfica que se prolongar por muchos aos. En sumentalidad, la paz debe servir a los fines del comunismo. HerryPollitt, jefe del Partido Comunista ingls, ha dicho: Necesitarnosde la paz para edificar el comunismos. Ello est suficientemente

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    claro para un comunista como l y, como tal, es tambin naturaltenga esas miras. Pero he aqu lo que a m me inquieta: si es ciertoque entramos en este momento en un periodo de paz, no es menoscierto que la mayora de nosotros no tenemos ni la menor idea de

    cmo aprovecharla ni de nuestra misin en dicho perodo de pazque se avecina. Ellos, los comunistas, saben, sin embargo, lo quequieren y cmo pueden conseguirlo. Nosotros tenemos un montnde ideas confusas y contradictorias, pero ninguna imagen clara delo que pudiramos hacer en este periodo de coexistencia pacficaante el cual quizs nos encontremos.

    El porqu de los frentes nacionales y

    populares

    Los comunistas creen que la creacin de frentes nacionales yfrentes populares les permitir conseguir el apoyo decidido de mu-chos. De ah su inters en descubrir las causas populares suscep-tibles de darles el mayor apoyo posible. Si aciertan a descubrirtales causas se asegurarn, gracias a ello, el modo de atraerse auna masa de simpatizantes y de hacer un gran nmero de nuevos

    adeptos. As sucedi en los aos 19 al 30, cuando se crearon losfrentes populares en toda Europa, que tantos nuevos adeptosproporcionaron. Y quisiera recordaros, de paso, que la cosecha detraiciones que conocimos en los aos que siguieron al 1940 y 1950fue sembrada en los aos siguientes al 1930, cuando los comunis-tas, mediante sus frentes populares, reclutaban en todas partes

    jvenes estudiantes de las Universidades de Europa y de Amricadel Norte.

    Construir el Partido Comunista

    Tambin creen que deben utilizar este perodo de paz pararobustecer el Partido mismo. Pretenden formar jefes nuevos y jve-nes. Estn continuamente a la busca de posibles jefes. Ahora bien:el perodo preliminar de paz, el periodo de los frentes popularesexige un tipo especial de dirigentes del Partido: el del hombre culti-vado. Si la batalla por el comunismo hubiese de librarse a caona-zos, el labrador o el obrero incultos podran convertirse en jefes tan

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    cutivos, conquistndolos y atrayndoselos poco a poco, medianteuna accin continuada y tenaz. Empezaron por leerles unos poe-mas de Pearl Buck que hicieron que el grupo sintiese curiosidadpor las cosas de China. Luego consiguieron despertar el inters del

    grupo por la literatura y la cultura de su pas de origen, para termi-nar convirtindose dicha tertulia o grupo de discusin y estudiocomunista en centro de discusiones polticas secretas. Apenashaban comenzado, sin embargo, a tomar tal cariz poltico dichasdiscusiones, al cabo de tres aos de iniciadas, cuando los agentesde los servicios secretos de seguridad les sorprendieron, arrestn-dolos y metindolos en la crcel, en la que se encuentran desdeentonces. Para m este hecho es una prueba terriblemente con-vincente del gran sentido de la contemporizacin que anima actu-almente a los comunistas. Antes les acuciaba la idea de la rapidezy urgencia en el obrar. Hoy, sin embargo, parece evidente que sehallan convencidos de que el tiempo est de su lado y que sudeber ahora es trabajar despacio y con tacto y prudencia paraganarse para su causa a las gentes y pueblos de nivel de vida pocodesarrollado que luchan por mejorar sus condiciones de vida, reclu-tando de esta forma tambin entre ellos para jefes a los que creenmejor dispuestos.

    Atraccin que dichos grupos dediscusin ejercen en los estudiantes

    En el caso concreto a que acabo de referirme, quiero poner derelieve que dicho pequeo grupo de discusin fue constituido yconvertido luego en una clula comunista, gracias a la astucia

    empleada por los tres jefes aludidos, ya que ninguno de los catorcecomponentes del mismo supusieron en absoluto que dichos jefesfueran comunistas. Estas pobres vctimas son las que mayor com-pasin inspiran. Hace cinco aos que fueron detenidos y todava sehallan en prisin. Yo he hecho por mi parte cuanto he podido porsacarlos de la crcel, una vez haber logrado convencerles de suerror y hecho que desaparezca por completo su antigua simpatahacia el comunismo.

    Los grupos de discusin o de estudio constituyen un medioque los comunistas explotan al mximun para atraer hacia el comu-

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    nismo a gentes corno nuestros estudiantes chinos. Y este medio deatraccin lleva, a mi juicio, camino de extenderse y propagarse enel futuro.

    Apoyo a las causas populares

    Los comunistas, esto es evidente, tratan siempre y en todaspartes de inquirir las causas, intereses y aspiraciones del pueblo,para, hacindolas suyas y apareciendo como sus ms genuinosrepresentantes, encauzarlas y defenderlas, especialmente en lospases poco desarrollados. Adems, tratan siempre de identificarcon la causa comunista las reivindicaciones de los desheredados

    de la fortuna, de los sin tierra, y toda clase de demandas de refor-mas agrarias y sociales.

    Nos han lanzado un terrible desafo

    Con su forma de proceder, y al desarrollar tal gnero deactividades, creo que los comunistas nos han lanzado un terribledesafo. Sus xitos guardan proporcin con nuestros fracasos. Yaque todo aquello a que los mismos han declarado la guerra es confrecuencia lo mismo que debiramos nosotros haber sabidocombatir, y de que tenamos que habernos ocupado nosotros. Loscomunistas chinos no lograron la victoria enseando el mate-rialismo dialctico a los campesinos, ni metindoles a embudo lateora completa del comunismo. Les bast solamente con ofrecer-les cuatro cosas bien sencillas: el cooperativismo en la produccin,el fin de la opresin de los prestamistas, de los terratenientes y delos mercaderes, que fueron los dueos de sus vidas y destinosdurante muchas generaciones. Estas sencillas promesas fueronsuficientes para lograr el apoyo a la causa comunista (3).

    3 Es cierto que las promesas hechas por el Partido Comunista chino, deentregar la tierra a quienes la cultivan y de librarlos as de la explotacin delos terratenientes han contribuido un tanto al xito por el mismo obtenido. Sinembargo, al da siguiente de su victoria, reconocan los mismos comunistas

    que su llegada al Poder haba sido posible, ante todo, gracias a la actividadde las guerrillas y a sus campaas militares. No consiguieron nunca el apoyode la gran mayora del pueblo. Por otra parte, es cierto que despus de

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    Aplicar la doctrina social de la Iglesia

    Todas estas reformas sociales pudieran muy bien sernuestras. Es verdad que en muchas partes se ha llevado ya a laprctica la doctrina social de la Iglesia. En los medios rurales lo ha

    sido por medio de cooperativas de produccin, de Cajas Rurales yde Crdito Agrcola, de reformas agrarias, as como tambindesarrollando una creciente actividad educadora para ensear alos jvenes a valerse por s mismos. Pienso, sin embargo, quedebiramos prestar todava mucha ms atencin a esta clase deactividades doquiera que sean posibles.

    En las regiones subdesarrolladas

    Yo creo que en la actualidad el objetivo inmediato y el blancode los tiros del comunismo internacional son los pases poco desa-rrollados. He aqu un buen campo de accin tambin para noso-tros. En la edad Media se consideraba como la cosa ms natural laobligacin moral que el rico tena de ayudar al pobre. Es cierto queno siempre cumpla el rico con esta obligacin, pero en tal casosaba por lo menos que obraba en contra de los dictados de su

    conciencia y que faltaba y dejaba de cumplir una de sus primordia-les obligaciones. Ahora, sin embargo, en el siglo XX, creo yo quetal obligacin recae sobre las naciones ricas en su deber de ayudara otras pobres y poco desarrolladas. Esta obligacin no debe redu-cirse, sin embargo, a la distribucin de bienes y socorros, tiles, si,como medidas de urgencia y que tranquilizan en cierto modo lasconciencias de quienes las realizan, sino que exige sobre todo quelas naciones ricas ayuden a los pueblos de los pases menos favo-

    haber repartido las tierras entre los campesinos, se las han quitado de nuevopara reunirlas en polgonos de cultivo comn y granjas colectivas o"comunas", habiendo sido de esta forma sustituida la antigua tirana y explo-tacin de los grandes terratenientes por la explotacin y tirana, no menosimplacable y absoluta, del Partido Comunista y de sus rganos. SI bien esverdad que los miembros del Partido y sus rganos filiales han visto conside-rablemente mejoradas sus condiciones de vida, no es menos cierto que lagran mayora del pueblo contina viviendo en la miseria y condenada a

    trabajos forzados, que pretende justificar el Partido presentndolos como unamedida provisional de austeridad, necesaria y previa al advenimiento delparaso comunista. (Ed.)

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    recidos a desenvolverse por s mismos. Si acertamos nosotros aobrar de esta forma, yo creo que entre un comunista y un cristianoque trata de llevar a la prctica su cristianismo en la sociedad, todoel mundo escogera a este ltimo. Desgraciadamente, y con harta

    frecuencia, son preferidos los comunistas por creer que stos sonlos nicos que se preocupan de ellos.

    Ensear la doctrina social de la Iglesia

    Recuerdo que en mis conversaciones con Luis Taruk, el jeferebelde filipino, cuando le expona la doctrina social catlica, suprimera reaccin fue sta: Por qu no se me habl as cuando

    era todava joven? Yo no saba nada de esto. Cuando iba a laIglesia de mi pueblo vea a un lado del prtico de entrada a SanJos, y al otro, San Isidro, pero a nadie se le ocurri nunca expli-carme el significado social que tales Santos representan para loscristianos. Si yo hubiera tenido alguna nocin de todo esto queusted me explica cuando era un mozalbete, habra trabajado deseguro por hacer realidad tales enseanzas de la Iglesia. Perocuando ingres en el Partido Comunista crea que la Iglesia no

    tena absolutamente nada que decir sobre la cuestin social.

    Formar verdaderos jefes

    Es trgico esto, pero, no es cierto que ha ocurrido muchasveces? No debiera, sin embargo, ocurrir. Y a nosotros nos corres-ponde el procurar que eso no suceda. Creo que es de excepcionalimportancia el que tratemos de escoger, tanto entre los sacerdotescomo entre los seglares, a personas capacitadas para la misin de

    jefes, individuos que estn en disposicin de poder dirigir a losdems, capaces de transmitir todo lo bueno que nosotros posee-mos y que puedan a su vez formar nuevos jefes. Estas personasdeben poseer la tcnica del mando y la presencia de nimo ycarcter que constituyen el secreto del mismo. Yo dira que laformacin de tal carcter y presencia de nimo es de lo msimportante.

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    Seminarios y Universidades paraformacin de jefes

    Es posible haber pasado aos en un Seminario o en una Uni-

    versidad sin darse uno cuenta para qu puedan servir en la prcti-ca las enseanzas y disciplinas de dichos centros de estudio ypreparacin. Y os habr ocurrido pensar a veces: Todo esto, paraqu va a servirme luego? Con mi bagage de conocimientos,puedo servir de gua a los dems y serles til? Nosotros forma-remos, s, profesionales competentes, pero no jefes, mientras noles demos una preparacin y adiestramiento especial en relacindirecta con la aplicacin de las doctrinas de la Iglesia a la sociedad

    de la que los mismos forman parte y en medio de la cual han devivir, en la profesin que han de ejercer, en cada aspecto y gnerode vida en que han de desenvolverse. He aqu la clase de jefes quenecesitamos. Si conseguimos formar hombres y mujeres de acciny de mando, habremos conseguido ganarnos al pueblo, tanto mejortodava que los jefes comunistas, y seremos nosotros quienes guie-mos al mundo.

    El hombre necesita ser dirigido

    Yo creo que el hombre de hoy tiene verdadera necesidad y seencuentra hambriento de direccin. En todo el mundo el hombre seformula preguntas y se plantea cuestiones cuya respuesta y solu-cin pretende, buscando lo que nosotros hemos hace tantos aosrecibido. Millones de hombres en estos ltimos aos han sidomaterialmente arrancados de sus pueblos y desarraigados de sus

    ambientes de vida tradicionales y arrojados al torbellino de lasgrandes ciudades, convirtindose en proletarios y gentes desorien-tadas y de incierto porvenir y destino. Sus vidas no tienen ningnsentido ni ningn fin determinado a que destinarlas, ni direccin al-gima en que orientarse. Tal clase de gentes se volver hacia cual-quiera que se ofrezca a dirigirlas. Si los comunistas les ofrecen esadireccin, los seguirn sin duda. Esto es lo que ha ocurrido condemasiada frecuencia en la India, en Indonesia, en China, en la

    Amrica Latina, en Europa y en el mundo entero.

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    Procuremos nosotros dar estadireccin

    Somos nosotros quienes debemos procurar al mundo esta

    direccin y tenemos los medios de poder hacerlo. Creo que tene-mos en la actualidad una necesidad extrema de dirigentes segla-res, de hombres dispuestos a considerar que su deber no se redu-ce a cristianizarse a s mismos (y bien sabe Dios que hoy aun estoresulta difcil), sino que deben tambin cristianizar a la sociedad enque viven, a todas sus instituciones, profesiones a que pertenecen,y hasta el mismo trabajo que realizan. Que todo lo hagan esforzn-dose en llevar a Cristo a toda la Humanidad, cooperando con la

    Iglesia y con la gracia de Dios.

    Una situacin trgica

    No es trgico que sea arrastrada hacia el comunismo tantagente por la creencia de que son solamente los comunistas quie-nes se preocupan de las injusticias sociales y raciales? Este hechoha contribuido a crear una situacin explosiva. De un lado nos esdado contemplar la pobreza en el seno de la abundancia, nacionespobres que van empobrecindose ms y ms en tanto que otras seenriquecen de da en da. Y al lado de esto existe un sector de gen-tes sin fe que llevan una vida espiritual prcticamente nula y quedebe ser reavivada. Tal mezcla puede compararse a una carga dedinamita con todos los ingredientes a punto para la explosin.Hemos de tratar de que sta no se produzca jams.

    Formar cristianos llenos de amor alprjimo

    No debemos en forma alguna contentamos con esa clase decristianos que conocen, s, el primer mandamiento: Amars alSeor tu Dios, pero que desconocen casi por completo el segun-do: Y al prjimo como a ti mismo. Es precisamente en el

    momento en que los cristianos comienzan a practicar el segundo,cuando empiezan a desempear de verdad y de forma autntica sumisin en la lucha de nuestro tiempo.

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    La victoria o la derrota del comunismoest en nuestras manos

    Yo considero en realidad posible el que el comunismo se

    extienda por toda la tierra. Los comunistas, desde luego, as locreen. Y es evidente que esto puede ocurrir. Pero es necesario quetal cosa no suceda. Y en definitiva el que ello pueda o no sucederdepender de gentes como vosotros, si os hallis prestos a asumirlas responsabilidades que la Historia pone sobre vuestros hombros.Si rechazis y hacis caso omiso de tales responsabilidades u osdesentendis de la lucha en que nos vemos comprometidos, elcomunismo puede tragarnos a todos. Pero si hacis frente al comu-

    nismo y logris derrotarlo, no solamente habris puesto fin a la gra-ve amenaza que pesa sobre la Iglesia, sino que vosotros mismos yla sociedad entera saldris de este titnico combate ms firmes enla fe y ms purificados en la lucha.