Latinos en el Béisbol Capitulo 3

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DespuØs del sensacional juego de Miæoso y de Clemen- te, los dueæos de los equipos de grandes ligas comenza- ron a competir para adquirir jugadores latinoamericanos de talento; el reclutamiento tuvo un perodo acelerado a fines de la dØcada del 50 y principios de la del 60, cuando un poderoso movimiento de derechos civiles desafi la discriminacin contra los negros. 6 REVOLUCIONAR EL BISBOL No puedo recordar que se me haya dado un nombre racista en PanamÆ. Rod Carew, campen de bateo. 1 Si eres latino y negro y quieres ser coach, tambiØn tienes que ser un To Tom; tienes que decir que s a todo. Orlando Cepeda. 2 1 Rod Carew e Ira Berkow: Carew, Nueva York, Simon and Schuster, 1979, p. 15. AdemÆs del libro Carew, otras fuentes principales para este captulo son Felipe Alou y Herm Weiskopf: Felipe Alou... My life and baseball, Waco, Word Books, 1967; Bruce Brown: Cuban baseball, The Atlantic, 253:6, junio de 1984, pp. 109-114; Orlando Cepeda y Bob Markus: High and inside: Orlando Cepedas story, South Bend, Icarus Press, 1983; James D. Cockcroft: Latin America: history, politics, and U.S. policy, Chicago, NelsonHall, 1995; Juan Marichal y Charles Einstein: A pitchers story, Nueva York, Doubleday, 1967; Mi- chael Oleksak y Mary Adams Oleksak: ob. cit.; John Roseboro y Bill Libby: Glory days with the Dodgers and other days with others, Nueva York, Atheneum Press, 1978; Rob Ruck: ob. cit. 2 Cepeda: ob. cit., p. 149.

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Después del sensacional juego de Miñoso y de Clemen-te, los dueños de los equipos de grandes ligas comenza-ron a competir para adquirir jugadores latinoamericanosde talento; el reclutamiento tuvo un período acelerado afines de la década del 50 y principios de la del 60,cuando un poderoso movimiento de derechos civilesdesafió la discriminación contra los negros.

6REVOLUCIONAR EL BÉISBOL

No puedo recordar que se me haya dado un nombreracista en Panamá.RodCarew, campeón de bateo.1Si eres latino y negro y quieres ser coach, también tienesque ser un Tío Tom; tienes que decir que sí a todo.

Orlando Cepeda.2

1 Rod Carew e Ira Berkow: Carew, Nueva York, Simon andSchuster, 1979, p. 15. Además del libro Carew, otras fuentesprincipales para este capítulo son Felipe Alou y Herm Weiskopf:Felipe Alou... My life and baseball, Waco, Word Books, 1967;Bruce Brown: �Cuban baseball�, The Atlantic, 253:6, junio de1984, pp. 109-114; Orlando Cepeda y Bob Markus: High andinside: Orlando Cepedas story, South Bend, Icarus Press, 1983;James D. Cockcroft: Latin America: history, politics, and U.S.policy, Chicago, NelsonHall, 1995; Juan Marichal y CharlesEinstein: A pitchers story, Nueva York, Doubleday, 1967; Mi-chael Oleksak y Mary Adams Oleksak: ob. cit.; John Roseboro yBill Libby:Glory days with the Dodgers and other days with others,Nueva York, Atheneum Press, 1978; Rob Ruck: ob. cit.

2 Cepeda: ob. cit., p. 149.

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La gente de los Estados Unidos reaccionó cuando vioen las pantallas de televisión que los gobernadores sureñosimpedían la entrada a las escuelas de los niños negros yque la policía soltaba a sus perros agresivos y punzabacon picanas eléctricas a los manifestantes pacíficos. Alenfrentarse a una protesta nacional y a millones de mani-festantes que marchaban por las calles, el Congreso final-mente pasó iniciativas de ley de derechos civiles, en 1964y 1965, que prohibían la discriminación en la vivienday en el empleo. Las órdenes presidenciales y los decre-tos de la corte reclamaron enseguida �acciones asertivas�para poner en práctica las iniciativas de ley de los dere-chos civiles. Para compensar los siglos de injusticia,debería dárseles trato preferencial a �las minorías�, in-cluidas a las mujeres, en determinados casos.Los scouts del béisbol se esparcieron por toda la cuen-

ca del Caribe. En la República Dominicana se les llegóa conocer como �los cátchers negros�. Rutinariamentementían a las futuras estrellas y a sus padres, �engañán-dolos, o lo que es peor, incluso secuestrándolos�.3 Al-gunos scouts se convirtieron en mánagers de los equiposlatinoamericanos para poder echarles el ojo a los nuevostalentos. Un scout de Cincinnati administraba el equi-po de Aragua en Venezuela cuando vio a un short-stopadolescente, David Ismael Concepción. Lo contrató ahímismo, diciéndole que �ningún club le da bonos a losjugadores latinos�.4 De hecho, Concepción tuvo quedesembolsar 44 dólares para los guantes y los zapatosantes de irse a los Estados Unidos.Apodado Flaco por su compañero de equipo Tony

Pérez, Concepción jugó 19 temporadas y ayudó a llevar

3 Paula J. Pettavino y Geralyn Pye: Sport in Cuba: the diamond in therough,Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1994, pp. 40 42.

4 Art Rust, Jr.: Get that nigger off the field, ed. cit., p. 199.

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a los Rojos a cuatro series mundiales y a dos campeona-tos mundiales entre 1970 y 1976. Los columnistas debéisbol lo consideraban el tercer gran short-stop latino,tras los pasos de los venezolanos Chico Carrasquel y LuisAparicio, Jr.Durante las décadas del 80 y del 90, los béisbolistas

latinos que se habían convertido en scouts o en entrena-dores trataron de poner fin al abuso de que eran objetolos jugadores latinos. Felipe Alou, futuro �mánager delaño�, comentó para Sports Ilustrated en 1981: �Contra-tan a 25 muchachos y quizá solo uno sea un buen juga-dor. Es como si tiraran una red al mar, con la esperanzade atrapar un pez grande. El problema es que si no atra-pan un pez grande, devolverán de regreso a todos loschicos�.5En 1984 se estableció un límite de edad mínima de

17 años para los jugadores latinos que firmaban con unclub de grandes ligas. En un esfuerzo por atraer la aten-ción de todos los scouts �al sur de la frontera�, tambiénlas futuras estrellas estadounidenses se inscribían con fre-cuencia para jugar durante el invierno en el Caribe. Losaficionados de la República Dominicana, por ejemplo,se encontraron entre los primeros que celebraron las proe-zas de grandes jugadores del futuro comoWillie Stargell,Frank Howard, Steve Garvey, Kevin Mitchell y TimRaines.6En la cambiante atmósfera política de la década

del 60, los futuros beisbolistas latinos, al igual que losafronorteamericanos, podían responder ya a los insultosracistas sin tanto temor a represalias. Viendo el justo enojoy los primeros avances del movimiento negro por el poder,

5 Oleksak y Oleksak: ob. cit., p. 184.6 Ruck: ob. cit., pp. 110-111.

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los latinos de todo el país se comenzaron a levantar parainsistir también en sus derechos: los trabajadores agríco-las en California y Texas; los estudiantes puertorrique-ños que se unían a los miembros de las pandillas parallevar a cabo programas de desayunos infantiles y centrosde salud públicos en las grandes ciudades (los YoungLords); los estudiantes que salían de las escuelas públi-cas para protestar en contra de la educación inferior (losblowouts [reventones]).7Una vez más, los dueños de los clubes de béisbol mos-

traban su mala disposición a contratar a los negros y pre-ferían a los latinos. Pero bajo la embestida del crecientemovimiento de los derechos civiles, tuvieron que contra-tar a ambos �en especial a los negros. En las dos ligasmayores, los latinos y los negros comenzaron a ganar lamayoría de los premios al �jugador más valioso�. La LigaNacional, con dos veces más negros y latinos que la LigaAmericana en 1959, ganó 28 de 35 juegos de las estre-llas entre 1954 y 1969.El ascenso de los movimientos de protesta social en la

década del 60 también animó al sindicato de jugadores.Este obtuvo un aumento del salario mínimo que llegó alos 10 000 dólares en 1968 y a 40 000 dólares en1981. En 1972, los dueños de los equipos trataron dedisolver el sindicato. Se negaron a dar a los jugadoresalgo del dinero que obtuvieron en su nuevo contrato detelevisión con la NSC por 70 millones de dólares. Losjugadores se fueron a la huelga por 13 días y al añosiguiente obtuvieron un arbitraje salarial.Para entonces, el movimiento feminista y el movimiento

de los derechos de los homosexuales se habían unido a

7 Para mayor información, ver James D. Cockcroft: The Hispanicstruggle for social justice, ed. cit., yHeddaGarza: Latinas: Hispanicwomen in the United States, ed. cit.

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otros movimientos para exigir la libre elección y derechosigualitarios. Los beisbolistas decidieron que ya era tiem-po de abolir la cláusula de reserva que los ataba a susequipos, y que evitaba que escogieran libremente dóndejugar �ser agentes libres. Armados con decisiones de lacorte a su favor, los jugadores ganaron el Acuerdo Bási-co de 1976, que permitía que se aplicara a los jugadoresla modificación de agentes libres después de seis años dejuego en las grandes ligas. Los salarios promedio de juga-dor subieron de 52 300 dólares a 143 756 en 1980, acerca de medio millón de dólares en 1991 y aún mayoresen 1996.8En un esfuerzo para impedir que los jugadores pudie-

ran llegar a ser agentes libres, los dueños cancelaron com-pletamente su propia oferta de tres años para la agenciaObre a mediados de la década del 80. Los jugadores queeran agentes libres no tenían otra alternativa que aceptarcualquier salario que se les ofreciera. Los salarios prome-dio de los jugadores disminuyeron en realidad en 1987.En efecto, esta colusión secreta de los dueños operó comola antigua cláusula de exclusividad. Cuando la Asocia-ción de jugadores protestó, el arbitraje multó a los dueñoscon alrededor de 280 millones por daños causados.9Marvin Miller, ex representante de la Asociación de

jugadores, afirmó que el escándalo de la colusión sobre-

8 Cuando vieron el éxito de la sindicalización de los jugadores y elcontrato colectivo, los árbitros también salieron a escena. Las huel-gas de la Major League Umpires Association en 1970, 1979,1984 y 1995 les hizo ganar un respeto merecido desde tiempoatrás y una mejor paga.

9 Los dueños apenas sintieron estos castigos. La asistencia iba enaumento �de 45 a 55 millones en el período comprendido entre1982 y 1990� y les caían del cielo los ingresos provenientes dela televisión y de los anuncios publicitarios.

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pasó con mucho el escándalo de los Medias Negras,cuando ocho jugadores de losMedias Blancas de Chicagoaceptaron dinero de los apostadores para dejarse ganarla serie de 1919. Esta vez, la �dificultad� involucrabaa todos los funcionarios principales del béisbol de gran-des ligas, incluso a �dos comisionados del béisbol, du-rante tres temporadas... equivalente a arreglar no solopartidos, sino competencias por el título, incluidas lasseries de postemporada�.10Para principios de la década del 70, los afronorteame-

ricanos sobrepasaban sustancialmente el número de lati-nos en las ligas mayores. Juntos, los no blancos sumabanel 42 por ciento de todos los órdenes al bate, comparadocon tan solo el 12 por ciento en la década del 50.11 Loslatinos de todos los �matices� sumaban más de un déci-mo de los jugadores de grandes ligas. La barrera del colorestaba derrumbándose, aunque el racismo y el antisemi-tismo continuaban con formas más sutiles.Ya en 1962 la serie mundial presentó un equipo for-

mado por muchos latinos, los Gigantes de San Francis-co. Los Gigantes tenían dos veces más negros y latinosque los demás equipos de la Liga Nacional juntos. Es-tuvieron a punto de destronar a los defensores del cam-peonato mundial, los Yanquis de Nueva York, quienesasimismo tenían dos jugadores latinos.Los columnistas de deporte llamaron a la llegada de

más y más estrellas provenientes de América Latina �in-vasión�, como si el béisbol fuera un juego exclusivo delos Estados Unidos y se llenara de intrusos. La verdad,por supuesto, era que el béisbol latinoamericano se habíaentremezclado con el de los EstadosUnidos desde la épocaen que se jugaron los primeros partidos de ligas mayores.

10 Dan Gutman: Baseball Babylon, ed. cit., p. 352.11 Rust: ob. cit., p. 214.

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A lo largo de los últimos años del siglo XIX y durantetodo el siglo XX, los latinos y los afronorteamericanosrevolucionaron el béisbol en varias áreas: en el bateo,en el fildeo y en la velocidad de carrera por las bases(Bert Campaneris, Roberto Clemente, Rod Carew, LouBrock, Rickey Henderson, Kenny Lofton); en el po-der al bate (Willie Mays, Hank Aaron, José Canseco,Juan González), y en el pitcheo (Rube Foster, MartínDihigo, los Tiant, Bob Gibson, Juan Marichal, Fer-nando Valenzuela, Dennis Martínez).Los latinos y afronorteamericanos hicieron de la es-

trategia de correr las bases y del fildeo los factores másimportantes en el juego. Se llevaron 89 de 98 títulos deliga por bases robadas de 1947 a 1991 y un sinnúmerode galardones �guantes de oro�.Los latinos también mantuvieron su tradición de �ha-

cerlo todo�. Por ejemplo, en 1965 el cubano BertCampaneris, siguiendo los pasos de su compatriota Mar-tín Dihigo (ver el capítulo 3), se convirtió en el primerjugador de grandes ligas que jugara en las nueve posi-ciones en el mismo partido. El venezolano César Tovarduplicó la hazaña tres años después, y nadie la ha igua-lado desde entonces. En 1988, José Canseco, nacidoen La Habana, se convirtió en el primer jugador en lahistoria que combinó 40 jonrones y 40 bases robadasen una temporada. La prensa acusó inmediatamente almusculoso Canseco de usar esteroides, cargo que negópor completo. Los reporteros comenzaron a utilizar lafrase �el coctel Canseco� para referirse al uso deesteroides en el béisbol, aunque no había ni una solaevidencia para apoyar el cargo inicial.Comenzando con Roberto Clemente, los latinos con-

gelaron los títulos de bateo de la liga. En 1966, cuatro de

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los cinco mejores bateadores de la Liga Nacional eranlatinos, con los hermanos dominicanos Mateo y FelipeAlou ocupando el primero y el segundo lugar. El hijode Felipe, Moisés, es la sensación en el bateo deMontreal en la década del 90, con un promedio de .301hasta 1994. Los latinos reunieron 9 de 20 títulos debateo en las grandes ligas durante la década del 60. Elpanameño Rod Carew prácticamente se había apropia-do del primer lugar en bateo en la década del 70.Los latinos, en general, al igual que los afronorteame-

ricanos, tenían promedios más altos de bateo y de sluggingque los blancos. Los jugadores de color estuvieron a lacabeza en jonrones durante 13 años consecutivos.12 Lamayoría de los jugadores latinos lograron todo esto mien-tras jugaban en dos temporadas, porque sus aficionados�en casa� mantenían la expectativa de que jugaran en lasligas de invierno.Inicialmente, Cuba tenía el número mayor de nuevos

jugadores latinos de las grandes ligas. Para principios dela década del 60, los cubanos Tony Oliva de los Melli-zos, Zoilo Versalles y Tony Pérez de los Rojos, LuisTiant, Jr., de los Medias Rojas, Mike Cuéllar de losOrioles, y Bert Campaneris de los Atléticos de Oakland�ganaron casi todos los galardones de ofensiva y defensi-va que había para los jugadores de grandes ligas: el denovato del año, el guante de oro, el campeonato de ba-teo, el de jugador más valioso y el premio CyYoung�.13Luego, después que los Estados Unidos rompiera con

el gobierno revolucionario de Fidel Castro en 1960-1961(ver el capítulo 7), la provisión de peloteros cubanos sesecó. Los jugadores de otros países latinoamericanos

12 Ibídem.13 Brown: ob. cit., p. 110.

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tomaron el relevo, con la República Dominicana y Puer-to Rico reemplazando a Cuba como la fuente más gran-de de talento. Venezuela no estaba muy atrás, y contribuyóal Salón de la Fama con el short-stop Luis Aparicio, Jr.Aparicio nació en 1934 en Maracaibo, Venezuela,

lugar de una de las reservas petroleras más grandes delmundo. Su padre, Luis Aparicio, era un famoso short-stop, estrella de las ligas venezolanas, que había rechaza-do una oferta de trabajo de los Senadores deWashingtonen 1939. Frank Lane, gerente general de los MediasBlancas, ofreció más queHankGreenberg, de Cleveland,por los servicios de Aparicio, y para 1956 Luis era elshort-stop titular de Chicago. Al final de la temporadafue el novato del año. Los Go Go Sox, bajo el mánagerAl López, fueron por el título en 1959, y Tiant roba-ba 56 bases. De 1956 a 1964, Luis estuvo a la cabezade la Liga Americana en bases robadas. En su carreradentro de las ligas mayores, que duró 18 años, LuisAparicio jugó más juegos como short-stop que cualquierotro jugador en la historia, y ganó ocho guantes de oropor su fildeo. Estableció el récord en grandes ligas dedobletes, y participó en 1 553 de ellos. Terminó suúltima temporada con un respetable promedio al batede 273 (262 de por vida).Los latinos como Aparicio hicieron una ciencia del

fildeo. También hicieron una ciencia del bateo, y algu-nos, como Rod Carew y el californiano Keith Hernández,escribieron libros de gran venta acerca de cómo pegar dehit. Con los números en la mano, Rod Carew y RobertoClemente fueron los mejores y más constantes bateadoresde la segunda mitad del siglo XX. Carew bateó para másde 300 en quince temporadas consecutivas. Establecióun récord de bateo en la liga de .388 en 1977, y ganó elcampeonato de bateo por cincuenta puntos, el margen

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más alto en la historia de las grandes ligas. Fue elegidojugador más valioso ese año. Finalizó una carrera de 19años en 1955 con un promedio de por vida de .328,con 3 053 hits y siete títulos de bateo (solo Ty Cobb yHonus Wagner obtuvieron más). En 1991, Rod Carewse convirtió en uno de los veintidós jugadores de toda lahistoria que han sido elegidos para el Salón de la Famaen su primer año de elegibilidad. Al igual que RobertoClemente, el otro bateador latino que alcanzó la marca delos 3 000 hits, Carew era un filántropo. En 1977 se lehomenajeó con el Premio Roberto Clemente por sus obrasde caridad.A diferencia de Clemente, en su infancia Carew no

tenía campos de juego donde batear y correr. Cuandoera adolescente, en la década del 50, Rod y su madredejaron su hogar en un barrio populoso de negros de lazona del canal de Panamá y dirigieron sus pasos a laselva de asfalto y a las calles llenas de basura de la ciudadde Nueva York. Al joven Rod le fue difícil adaptarse.�Toda la transición fue dura �dijo más tarde�. Todo,del idioma a la sobrepoblación y a las ratas�.14Más que nada, el racismo al estilo estadounidense lo

molestaba, y lo molestó durante toda su vida. Para esca-par, jugaba pelota en los lotes baldíos. Un día, duranteun partido en un lote baldío, uno de los compañeros dejuego de Rod, un adolescente judío cuyo padre era unscout de los Mellizos de Minnesota, se dio cuenta de susposibilidades y convenció a su padre para arreglar unaprueba en secreto durante la práctica de bateo previa alpartido entre los Yanquis y los Mellizos en el YankeeStadium. Cuando Carew bateó varios lanzamientos porencima de las bardas de los jardines, Sam Mele, entonces

14 Oleksak y Oleksak: ob. cit., p. 136.

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mánager de los Mellizos, gritó: �¡Saquen de aquí al mu-chacho antes de que alguien lo vea!�15 Los Mellizos lepermitieron graduarse en la preparatoria y después locontrataron por un bono de 5 000 dólares.Después de estar tres años en las ligas menores, Carew

pasó a los Mellizos en 1967, donde jugó como primera ysegunda bases y fue nombrado novato del año. BillyMartin, mánager de los Mellizos, que en su tiempo fuesegunda base de los Yanquis de Nueva York, tomó aCarew bajo su custodia y se convirtió, según sus pala-bras, �en mi maestro... como un segundo padre paramí�.16 Una cosa que Carew aprendió deMartin fue cómorobar bases. En 1969 igualó el récord de las ligas mayo-res de Pete Reiser de robos del home (7).El año siguiente, Rod se enamoró y se casó con

Marilynn Levy. Marilynn relató más tarde lo que suce-dió cuando invitó a Carew por primera vez a la casa desus padres. Era la época de Pascua. �Mis sobrinitas pu-sieron un póster en la pared durante el seder* «Adivinaquién viene a cenar». Era una popular película de SidneyPoitier de la época acerca de los matrimonios mixtos. Llevéa mi madre a verla con el fin de prepararla�.17En 1979, Carew se quejó cuando el dueño de los

Mellizos, Calvin Griffith, hizo ciertos comentarios acer-ca de los aficionados negros que Carew consideró comoracistas. Forzó un intercambio en ese año y terminó sucarrera con los Ángeles de California.El año en que se retiró del béisbol, 1985, Carew reci-

bió el reconocimiento que más valoró por sobre todos

15 Ibídem.16 Ibídem.* Es la fiesta en que se celebra el éxodo de Egipto, y los judíos lo

observan efectivamente el primer día de la Pascua. [N. del T.].17 Ibídem.

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los demás, una Medalla de Honor del gobierno de Pa-namá y el retiro permanente de su número, el 29, en sutierra natal. �Fue una experiencia conmovedora paraalguien que ha conservado a propósito su ciudadaníapanameña con la esperanza de darle a la juventud de esepaís un modelo a seguir�.18Los jugadores latinos revolucionaron el bateo, pero

también contribuyeron al mejoramiento de los estilos depitcheo que prevalecían en la década del 60. Era unaépoca en que el gran serpentinero zurdo Sandy Koufax,de origen judío, y los sobresalientes derechos de bolarápida Don Drysdale y Bob Gibson eran comparadoscon los más grandes lanzadores de todos los tiempos.En un principio, la prensa tardó en reconocer a otrogran pítcher, un joven lanzador latino con una increíblepatada alta antes de lanzar. Gibson, unafronorteamericano, reconoció que este sensacional la-tino era, sin duda, �el mejor pítcher� del momento.l9Algunos veteranos dijeron que aquel latino era el mejorque jamás hubieran visto, incluso mejor que el fabulosoMartín Dihigo o que Carl Hubbell. El latino de que sehablaba era ni más ni menos que el dominicano, y futu-ro miembro del Salón de la Fama, Juan Marichal.Infortunadamente, una controvertida reyerta en el béisbola finales de agosto de 1965 afectó la reputación deMarichal y retrasó su admisión en el Salón de la Famahasta 1983. Pero hay mucho más que decir acerca deeste extraordinario jugador.Juan Antonio Marichal Sánchez nació en 1938 en

una granja cerca de la frontera entre República Domini-cana y Haití. Cuando tenía tan solo tres años, el padrede Juan murió, y su madre, a base de trabajo duro, lo crió18 Ibídem.19 Ruck: ob. cit., p. 8.

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a él y a sus dos hermanos y una hermana mayores en lagranja de la familia, cultivando verduras y cuidando unrebaño de cabras. La madre de Juan quería que termina-ra la escuela, pero él tenía otras ideas. Creció escuchan-do los partidos de béisbol dominicanos en la radio. �Meencantaba el béisbol y soñaba con jugarlo. Y les diré, mesiento muy orgulloso de que, habiendo venido de esa pe-queña comunidad, haya llegado hasta Cooperstown�.20Al igual que otras futuras estrellas dominicanas, Juanito

hacía bates con ramas que cortaba del árbol vasima (�queparece un manzano, solo que más grande�), las ponía asecar al sol, las desbastaba y las lijaba. Para hacerse unguante, �tomaba un pedazo de arpillera, lo enmarcabatodo alrededor con un pedazo de cartón, le cosía las orillascon hilo de pescar, y lo doblaba todo por el medio�. Comopelota, Juan tomaba una pelota de golf vieja y la envolvíaen tiras de medias de mujer. Luego �tomaba cincuentacentavos e iba con un zapatero y se la daba para que lecosiera una cubierta de piel a la pelota�. Si no tenía loscincuenta centavos, usaba en vez de piel cinta de aislar.En los primeros años de su adolescencia, Juan fue

reclutado por la compañía bostoniana United Frut, consede en Boston, para pitchear en su equipo deManzanillopor 18 dólares a la semana. En 1956, a la edad de 17 años,después de una victoria sobre el equipo de la FuerzaAérea, Juan recibió un telegrama del hijo del dictador,Rafael Trujillo (1930 -1961), que le exigía �reportar-se a la fuerza aérea en ese mismo instante�. Nadie seatrevía a decirle que no al dictador en esa época.Trujillo era un ex guardia de una plantación de azú-

car entrenado por la milicia estadounidense como partede un nuevo ejército creado durante la ocupación de la

20 Ibídem.

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República Dominicana por los infantes de marina en losprimeros años de la década del 20. Uno de los primerosactos de Trujillo, después de convertirse en dictador, fuecambiar el nombre del contendiente perenne del campeo-nato, el equipo de béisbol Sandino de la norteña ciudadde Santiago. Los jugadores y aficionados le habían puestoeste nombre al equipo a fines de la década del 20, en ho-nor de Augusto César Sandino, el líder popular de laguerrilla que peleaba entonces contra los infantes de mari-na estadounidenses en Nicaragua. Muchos padres domi-nicanos han bautizado desde entonces a sus hijos reciénnacidos con el nombre de César (como Sandino), inclui-do a un sorprendente número de jugadores de ligas mayo-res: César Cedeño, Julio César Franco, etc. El nuevonombre del equipo Sandino fue Las Águilas, nombre quelos diplomáticos estadounidenses asumieron que se referíaal ave nacional de los Estados Unidos. Los aficionadosdominicanos se reían por lo bajo. El nombre de su equipode todos modos homenajeaba a Sandino, conocido en todaAmérica Latina como El Águila de El Chipote (la monta-ña que sirvió de fortaleza a Sandino en Nicaragua).Cuando los trabajadores amenazaban con la revuelta,

Trujillo mataba. En 1937, por ejemplo, ordenó al ejérci-to que matara a 25 000 cortadores de caña haitianos quehabían construido chozas ilegales en las provincias fron-terizas de occidente, no lejos del pueblo de JuanMarichal.Para mejorar su imagen después de este episodio, Trujillocreó en 1950 una liga de verano con cuatro equipos quehabían estado jugando durante décadas. Uno de ellos,Escogido, era propiedad del cuñado de Trujillo. Natu-ralmente, el equipo pronto lució a los mejores jugado-res, incluidos a Marichal y futuros miembros de lasgrandes ligas como Felipe, Matty y Jesús Alou, así comoa Ozzie Virgil, el primer jugador de color que se unieraa los Tigres de Detroit (1958).

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Después de entrar al equipo de la Fuerza Aérea,Marichal aprendió rápidamente que no solo no le esta-ba permitido decir no al dictador, ¡sino que más le valíano perder partidos! Él y sus compañeros de equipo fue-ron llevados a prisión durante cinco días y se les cobróuna multa de dos dólares a cada uno por perder un do-ble partido. La mayor parte del tiempo, el equipo gana-ba, encabezado por futuras estrellas de las ligas mayorescomo Juan y los elegantes bateadores y jardineros Ma-nuel Manny Jiménez y Manuel Manny Mota. Motaacumuló un promedio global de bateo de .304 en susveinte temporadas en grandes ligas.En 1957, Juan Marichal ponchó �lanzando de lado

en su primera entrada�a jugadores de ligas mayoresque jugaban béisbol de invierno en la República Domi-nicana. El entrenador de los Gigantes de San Francis-co, Salty Parker, lo contrató tan solo por 500 dólarespara jugar en un equipo subsidiario en Indiana. De ahíse cambió al equipo subsidiario de doble A de los Gi-gantes en Springfield, Massachusetts, donde el pilotoAndy Gilbert le enseñó como tirar de arriba abajo.Marichal se hizo famoso por su patada alta, que le aña-día velocidad a la bola rápida y dejaba perplejo al bateador.En julio de 1960, Juan Marichal debutó con los Gi-gantes retirando a todos los bateadores de los Filis deFiladelfia durante 6 entradas y un tercio, sin permitirhit hasta la octava entrada. Terminó la temporada conun excelente récord de 6-2.En septiembre de ese año, Juan tomó una habitación

en una casa cerca del Candlestick Park, que era propie-dad de Blanche Laverne Mama Johnson, una amigableafronorteamericana. Su compañero en los Gigantes, Fe-lipe Alou, y su esposa María, vivían cerca de ahí. Elhermano más joven de Felipe y compañero de los Gi-gantes, Matty Alou, también se cambió a la casa deMama Johnson.

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El jardinero dominicano Felipe Rojas Alou, cuya ju-ventud había sido semejante a la de Marichal, precedióa Juan en las ligas mayores en 1958. Acumuló un pro-medio de .286 en 17 temporadas. Después manejó equi-pos en la República Dominicana y en Venezuela. En1994 fue el único mánager latino de las ligas mayores.Ese año, después de llevar a los Expos de Montreal aun récord de 74-40 en una temporada corta, recibió 27de los 28 votos de primer lugar para el título de Mánagerdel Año.En 1948, después de la temporada de entrenamiento

de primavera de Jackie Robinson en la República Domi-nicana, Felipe Alou se convirtió en un aficionado al béisbol(ver el capítulo 4). En 1955, a los 19 años, Felipe fue alos Juegos Panamericanos de la ciudad de México comocorredor de pista y campo; también como lanzador dejabalina. Cuando el equipo de béisbol necesitaba un ju-gador extra, tomaba el bate y pegaba algunos grandesbatazos. Los scouts de las grandes ligas lo observaron ydijeron: �Debemos tenerlo�.21Alou firmó con los Gigantes de San Francisco. De-

seaba quedarse en casa, pero un tío había criticado aldictador Trujillo, el padre de Alou había perdido su tra-bajo y Felipe se había visto forzado a dejar la universidadde Santo Domingo, donde había comenzado a estudiarun curso propedéutico de medicina. �Cuando veía lasdesgastadas paredes de nuestra casa, los cuartos atesta-dos, el cansancio en el rostro de mis padres �todoacentuado por nuestra pequeña y titilante lámpara depetróleo�, solo podía esperar que vinieran tiempos me-jores y que yo ayudara a hacerlos realidad�.Felipe y sus hermanos en verdad hicieron realidad �los

tiempos mejores�. El bateo de Felipe fue superado por el

21 Marichal: ob. cit., p. 89.

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de su hermano Matty (promedio de .307 de por vida),aunque ningún dominicano pudo igualar el poder dejonronero que tenía Felipe en esa época. Felipe pegó 207cuadrangulares en su carrera en grandes ligas. Más tar-de, los bateadores dominicanos George Bell, Pedro Gue-rrero y Rico Carty pasaron la marca de los 200 jonrones.El hermano más joven, Jesús Alou, bateó para .280 ensu carrera. Los tres hermanos Alou en conjunto supe-raron los 5 000 hits, batiendo el récord anterior queestablecieron los tres hermanos de la familia DiMaggio.En 1961, el pueblo dominicano se revolvía cada vez

más bajo el yugo de la tiranía de Trujillo. La CIA man-dó asesinar a Trujillo, y los dominicanos lo celebraronpor las calles. Los scouts del béisbol estadounidense tam-bién lo celebraron. El scout de Pittsburgh, Howie Haak,recordó que le habían dicho: �Nunca vas a contratar anadie que Trujillo quiera que juegue en su equipo... Nofue sino cuando nosotros [la CIA] nos libramos de élcuando se abrieron las puertas�.22Juan Marichal esperó a que las cosas políticas se cal-

maran y después se casó con Alma Rosa, el 28 de marzode 1962. Cuando los aficionados lo vieron más tarde enla embajada de los Estados Unidos buscando los docu-mentos de residente para él y para su nueva esposa, pen-saron equivocadamente que se estaba convirtiendo enciudadano del país que había respaldado a la dictadurade Trujillo durante muchas décadas. Esto puso muy ner-vioso a Juan.En 1962, los tres hermanos Alou, Orlando Cepeda,

el short-stop José Pagán y Juan Marichal llevaron a losGigantes de San Francisco a ganar su primer título. Cuando

22 Alan M. Klein: �Culture, politics, and baseball in the DominicanRepublic�, Latin American Perspectives, 22:3, verano de 1995,p. 116.

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triunfaron contra los Dodgers de Los Ángeles, cincode los nueve jugadores en el campo de los Gigantes eranlatinos.El pueblo dominicano se dio cuenta finalmente de que

Marichal no había optado por la ciudadanía norteameri-cana y les dieron, a él y a los Alou, una ardiente bienve-nida a casa en el aeropuerto de Santo Domingo. Milesde personas llegaron en autobús y en burro de los pue-blos y ciudades de las afueras para vitorear a los primerosdominicanos que jugaban en una serie mundial.A pesar de sus lesiones, Marichal terminó con 13-10

en 1961 y alcanzó un récord de 18-11 en 1962. En latemporada de 1963, ganó 25 partidos y solo perdió 8,lanzó sin hit cuando jugó contra los Colt 45 de Houston.En la novena entrada de ese partido hizo lo que siemprehacía cuando iba ganando. Literalmente salió corriendoal montículo y casi sin detenerse ponchó a los dos prime-ros bateadores. Sin pausa sacó al tercero con una palo-mita de foul. El exuberante estilo de pitcheo de Marichalle dio una gran popularidad. Juan estaba aún más orgullo-so de un duelo de pitcheo de 16 entradas, que duró cua-tro horas y diez minutos, en el cual le ganó al as zurdode los Bravos de Milwaukee, Warren Spahn, gracias aun jonrón de Willie Mays. Alvin Dark, mánager de losGigantes, se refirió al juego como �el mejor duelo depitcheo que haya visto�.23En 1964, Dark, un sureño blanco, puso a jugar a un

equipo de casi puros principiantes de color: tres latinosy tres afronorteamericanos. A finales de julio, se citóuna declaración de Dark para el Newsday: �Tenemosproblemas porque tenemos muchos hispanohablantes y ne-gros en nuestro equipo. Simplemente no son capaces de

23 Marichal: ob. cit., p. 162.

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competir con el jugador blanco en lo que se refiere a suviveza mental... No podemos hacer que la mayoría delos jugadores hispanos se sientan orgullosos de su equi-po como lo hacemos con los jugadores blancos. Y sim-plemente no tienen tanta agudeza mental. No puedenajustarse a las situaciones porque no tienen esa vivezamental�.24En su autobiografía, Marichal relata incidentes en los

que Dark llama a los latinos �boys�* y lanza al suelo lacomida de los jugadores latinos después de un partidoperdido. El primera base de los Gigantes, OrlandoCepeda, escribió después en su autobiografía: �Puedodecir sencilla y honradamente que Alvin Dark era unmentiroso y un racista... Odiaba a todos los jugadoresnegros y latinos, y dividió al equipo en tres campamen-tos: los negros, los blancos y los latinos... Esto es lo quetengo que decir de Dark. No creo que sea el único en elbéisbol que piensa de esa manera�.25Cepeda recordó que cuando se reportó al entrenamien-

to de primavera, en 1962, vio un letrero que decía: �Ha-bla inglés, estás en los Estados Unidos�. Dark indicó alos jugadores que �dejaran de hablar español en la casaclub�. Cepeda informó a Dark: �Es mi idioma, y es uncrimen contra mi herencia y mis raíces. Cuando los ju-gadores estadounidenses vienen a Puerto Rico en elinvierno, no hablan español, y eso no me molesta en lomás mínimo�.26

24 Ibídem, p. 174. En la misma página de su autobiografía, Marichaldice que él nunca vio �disensión racial en los Gigantes bajo elmando de Dark o de cualquier otra persona�.

* Boy es una palabra despectiva para designar a un sirviente.[N. del T.].

25 Cepeda: ob. cit., pp. 33, 43.26 Ibídem, p. 35.

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Debido a que Cepeda era un latino negro alto,orgulloso y musculoso, los aficionados le llamaban cari-ñosamente the Baby Bull [el Toro Bebé]. Cepeda, conun promedio de por vida de .297 y 379 jonrones, en1967 fue el primero de tres jugadores a los que se votópor unanimidad como el jugador más valioso de la LigaNacional (los otros dos son Mike Schmidt, 1980, yJeff BagweIl, 1994). Era hijo del afamado superestrellapuertorriqueño Pedro Perucho Cepeda, también cono-cido como el Babe Ruth puertorriqueño.Orlando Cepeda comenzó su carrera en ligas mayo-

res en 1958, el año en que los Gigantes se cambiaron deNueva York a San Francisco, metiéndole un altísimojonrón a Don Drysdale en su segundo turno al bate.Nombrado novato del año, acumuló un promedio de 34jonrones al año en sus primeras 7 temporadas, bateandopor encima de. 300 en seis de ellas.27Para enfriar los fuegos raciales, la administración de

los Gigantes reemplazó a Álvin Dark, en la temporadade 1965, por Herman Franks, quien hablaba españoldesde la época en que manejaba equipos en el béisbolde invierno en Puerto Rico. Por supuesto, los jugado-res latinos dieron la bienvenida al cambio de mánager.Marichal, sin embargo, rezongaba. Después de una tem-porada de 21-8 en 1964, recibió un miserable aumentode sueldo para el siguiente año de 60 000 dólares, mien-

27 Un arresto que ocurrió después de su retiro y el haber sido envia-do a prisión por habérsele encontrado mariguana en su maleta enel aeropuerto de San Juan pudieron haberle costado a OrlandoCepeda el ser elegido para formar parte del Salón de la Fama. Sinembargo, siguió siendo una voz fuerte en la campaña contra el usode las drogas, y todavía puede ser elegido. Ha habido escándalosrelacionados con drogas mucho peores en el béisbol desde los tiem-pos de Cepeda.

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tras que sus rivales blancos Drysdale y Koufax ganabanmás de 100 000 dólares.En 1965 otros acontecimientos añadieron más ten-

siones particulares al béisbol estadounidense. Los �dis-turbios� provocados por jóvenes negros iracundos del guetose estaban volviendo comunes. Se debatía una legislaciónadicional de los derechos civiles en el Congreso norte-americano. Al mismo tiempo, la guerra de Vietnam secalentaba. Los Estados Unidos estaba atascado en esaguerra larga y muy costosa, que finalmente perdió en1975. Los atletas negros hablaban más fuerte. El cam-peón de boxeo de peso completo Muhammad Ali dijo:�Ningún vietnamita me ha llamado nunca nigger�.28Igualmente mala, en lo que a muchos jugadores lati-

nos se refería, fue la invasión de la República Dominica-na para sofocar un levantamiento que buscaba restituiren la presidencia a Juan Bosch. Este había sido electodemocráticamente, y después fue derrocado por el ejér-cito dominicano, que era apoyado por los Estados Uni-dos. El gobierno de los Estados Unidos consideró alreformista agrario Bosch como una amenaza para los in-tereses de las principales compañías azucareras estado-unidenses. Durante la mayor parte del verano de 1965,los dominicanos de piel oscura que respaldaban a Boschse involucraron en luchas callejeras contra los infantesde marina estadounidenses.Los jugadores dominicanos como Marichal estaban

preocupados por sus seres queridos. �Lo que más an-helaba por sobre todas las cosas�escribió Juan más tarde�

28 Las palabras de Ali, que se citan con frecuencia, se convirtieronen el nombre de un documental ganador de un premio a fines de ladécada del 60 que mostraba la creciente movilización de losafronorteamericanos en contra de la guerra.

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era una forma democrática estable de gobierno�.29 Dece-nas de millares de soldados estadounidenses finalmente�restauraron el orden� en Santo Domingo, pero no demanera absoluta. La temporada dominicana de la ligade béisbol invernal tuvo que ser cancelada. En la siguien-te primavera, Marichal puso un anuncio, de una páginacompleta, en el periódico más leído de Santo Domingo,instando a los dominicanos a votar en las elecciones pre-sidenciales. Los votantes dijeron burlones que si Marichalbuscaba la presidencia �sería una avalancha�.De hecho, el candidato ganador, Joaquín Balaguer, ex

secretario del fallecido dictador Rafael Trujillo, escogiócomo compañero de carrera al primo de Juan Marichal,que también se llamaba así. El astuto ganador, Balaguer,que a mediados de la década del 90 todavía era presidente(aunque ya estaba viejo y ciego), se hizo llamar �elMarichal del Palacio Presidencial�.30En 1965, mientras los tiroteos continuaban en las ca-

lles de Santo Domingo, se produjo un horrible pleitoentre Juan Marichal y el cátcher de los Dodgers de LosÁngeles, Johnny Roseboro, en el Candlestick Park.Quizá porque los dos combatientes eran uno latino y elotro afronorteamericano, la prensa que seguía el béisbolblanco trató la riña de manera desproporcionada. Hahabido pleitos mucho peores en la historia del béisbol,antes y después.31El incidente ocurrió en un partido entre los Dodgers y

los Gigantes durante la entonces tradicional carrera de

29 Marichal: ob. cit., p. 176.30 Según la revista Time del 10 de junio de 1966, p. 92. Para mayor

información acerca de la intervención de los Estados Unidos en laRepública Dominicana, ver Cockcroft: Latin America..., cap. 10.

31 Para más ejemplos, ver Richard Scheinin: Field of screams: the darkunderside of America�s national pastime,NuevaYork,Norton, 1994.

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fin de temporada por el título. La rivalidad entre estosdos equipos, que constantemente era alentada por la prensa,databa de los días en que los equipos jugaban en Brooklyny Nueva York, respectivamente. Además, añadían leñaal fuego las tensiones raciales que atormentaban la na-ción. Poco antes, en otro juego, Don Drysdale habíaestado cerca de rasurar al jardinero central de los Gi-gantes, el afronorteamericano Willie Mays, con dos lan-zamientos pegados.En el último juego, Marichal venció a dos bateadores

de los Dodgers en la segunda entrada. Uno de ellos, elafronorteamericano Maurie Wills, era el líder del equi-po y, además, compañero de cuarto de Johnny Roseboro.A la siguiente vez que Mays fue a batear, el as de losDodgers, Sandy Koufax, lo quiso alejar del plato, perola pelota pasó sobre la cabeza de Mays y fue a dar albackstop. Según Roseboro, el afable Koufax era �inca-paz por su forma de ser de lanzarle a nadie a la cabeza,de modo que tomé las cosas en mis propias manos. Cuan-do vino Juan a batear, fui hasta Sandy para decirle que lelanzara abajo y pegado y yo haría que le silbara aMarichalla pelota en el oído desde detrás del plato�.32Entonces, Marichal se paró en el plato para tomar su

turno al bate y pateó el suelo, determinado a defender sureputación como el mejor bateador entre los pítchers.33Tal como le había dicho Roseboro, Koufax lanzó unabola baja y adentro. Sacándola del guante con su manolibre, la lanzó de regreso a Koufax, de modo que pasaramuy cerca de la cabeza de Marichal. �Creo que la sangre

32 Roseboro: ob. cit., p. 6.33 En la siguiente temporada, Marichal dejó sin hit aMays con hom-

bres en posición de anotar, acumulando un extraordinario prome-dio de .524 en situaciones como esa, comparado con el promediode Mays de .358.

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latina de Juan empezó a hervir�, contó más tardeRoseboro.34Marichal sintió la pelota lanzada por Roseboro �sil-

bar� en su oído, y le gritó: �¿Por qué haces esto?� SegúnMarichal, Roseboro contestó: �¡Jódete!�35 Marichal blan-dió el bate y tocó en la cara a Roseboro. Al instante,ambas bancas se vaciaron y siguió una breve pendencia.El propio Roseboro afirmó: �Yo lo provoqué [el

incidente]... Vi la pelota pasar junto a su nariz. Desdeluego que fue intencional. Quise que lo sintiera�.36Mays acabó por pegar un jonrón que significó tres

carreras, para los Gigantes; y estos ganaron el juego.Mástarde, Marichal se excusó públicamente, pero Giles, pre-sidente de la liga, lo suspendió por ocho días y le pusouna multa de 1 750 dólares, �la más elevada que nuncase le había impuesto a un jugador de grandes ligas�, se-gún Roseboro.37También se le prohibió a Marichal quepitchara en una serie que se iba a jugar en Los Ángeles,según él �por los recientes disturbios de Watts�. Con ellose refería a los levantamientos del barrio negro de Wattsen Los Angeles, que se dispararon debido a la brutali-dad de la policía. Con los sentimientos alcanzando talesalturas, Juan pensó que el béisbol organizado no quería�complicar [las cosas] cuando apareciera yo en el campo�.

34 Roseboro: ob. cit., p. 5.35 Ruck: ob. cit., p. 81.36 Roseboro: ob. cit., pp. 6-7.37 Ibídem, p. 10. Después del incidente, Roseboro se convirtió en un

famoso cátcher defensivo, bateando solo .249 de por vida. Des-pués concluyó que el incidente los había dañado tanto a él como aMarichal, puesto que parecía que solo por eso los conocían. En unpartido de veteranos, en 1976, finalmente se dieron la mano fren-te a la prensa, aunque Roseboro bromeó diciendo: �Quizá nodebimos hacerlo, porque ahora no tendrán nada que escribir�.(Roseboro: ob. cit., p. 11).

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Su suspensión de ocho días se volvió de �once días sitomamos en cuenta la prohibición de Los Ángeles�. 38A los ojos de la mayoría de los observadores, esto

costó a los Gigantes el título de 1965. Roseboro escri-bió: �Desde luego, queríamos que uno de los mejoreslanzadores quedara fuera de la pelea por el título. Talcomo sucedió, perdió dos salidas y nosotros ganamospor dos juegos... Marichal fue famoso y ayudó a hacerfamoso a Roseboro. Él fue el villano y yo fui el héroe.Nada se hizo contra mí�.39Roseboro demandó a Marichal por más de 100 000

dólares y acabó por llegar a un arreglo en la corte poralrededor de 7 000 dólares siete años más tarde.Después de la confrontación de Roseboro y Marichal

de agosto de 1965, la prensa tuvo un día de fiesta retra-tando a Marichal como un �latino de sangre caliente�.Los jugadores latinos en general fueronmás estereotipadosque antes. Se les señalaba como atletas descontroladosque no jugaban �según las reglas�, aunque antes del inci-dente el mundo del béisbol había puesto el sobrenombrede el Muchacho Alegre a Marichal por su �siempre vivasonrisa y su buena disposición�.40En la década del 80, Juan Marichal contó al comenta-

rista de béisbol, Rob Ruck, cuando todavía se hablabade los latinos como �demasiado emocionales�, que �hayun montón de jugadores norteamericanos que hacen lomismo. Es parte del juego. Es la excitación lo que te haceactuar así�. Pero la prensa sigue retratando hoy a loslatinos como �de sangre caliente�. ¿Qué sucedería si alos jugadores blancos se les impusiera el estereotipo de

38 Marichal: ob. cit., p. 186.39 Roseboro: ob. cit., p. 10.40 Oleksak y Oleksak: ob. cit., p. 82.

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tramposos e impostores, como lo demostró el hecho delas apuestas e incluso la conducta delictiva de los juga-dores durante el escándalo de los Medias Negras o lapérdida de la gracia de Pete Rose?En 1966, cuando Marichal tuvo una temporada, su

tercera seguida, de 20 victorias y un increíble porcentajede carreras limpias de 2,13, los Gigantes no le ofrecie-ron aumento alguno de salario. Juan se aguantó y recibiólos 75 000 dólares. En 1967, después de una tempora-da brillante de 25-6 con 2,23 de carreras limpias, Juanvolvió a aguantarse, y finalmente recibió la suma de seiscifras que quería: 100 000 dólares.Los Gigantes presionaron a Juan Marichal y a los

demás jugadores latinos para que dejaran de jugar pelotade invierno en la República Dominicana, cosa impensa-ble para Juan, quien observó: �Si no juegas, toda la gen-te se te echa encima�.41 Los dueños de los equiposacusaron también a Marichal de exagerar o incluso defingir sus lesiones. Una fractura del pie en 1962 no pudoverse en los primeros rayos X. Solo cuatro años después,una nueva placa de rayos X del pie cada vez más defor-me de Marichal mostró la fractura original. CuandoMarichal le pidió entonces al médico que le viera el otropie, el bueno; el médico rehusó: �Sería como proclamarque has ganado noventa juegos sobre dos pies fractura-dos, y no quiero ser el médico que diga esto en su infor-me, ya que me acusarán de buscar publicidad.42En vísperas de la votación de 1983 para el Salón de

la Fama, Johnny Roseboro pidió públicamente que seeligiera a Marichal. Exhortó además a la gente para quese olvidara del incidente de 1965. El sorprendente ré-cord de Marichal mostraba 243 victorias contra solo 142

41 Ruck: ob. cit., p. 79.42 Marichal: ob. cit., p. 51.

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juegos perdidos; un espectacular promedio de carreraslimpias de 2,89; seis temporadas de más de 20 victo-rias; 52 blanqueadas; un juego sin hit, y el hecho de serocho veces elegido para el juego de estrellas (con dosvictorias en su haber). Juan Marichal recibió el 83,6por ciento de los votos. Dedicó su triunfo final al pue-blo dominicano y a todos los latinos. En su tierra, losdominicanos bailaban por las calles.Para entonces, Marichal vivía retirado en la Repúbli-

ca Dominicana y se le apodaba El Millonario. Más tar-de se convirtió en director de los scouts latinoamericanospara los Atléticos de Oakland.