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Latinoamérica y el Caribe: Mujeres desplazadas y
refugiadas constructoras de paz.
Desde el Servicio Jesuita a Refugiados Latinoamérica y el Caribe reconocemos el aporte histórico de las
mujeres a los diversos procesos que acompañamos en Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá, para
apoyarlas en la lucha por la participación, por tener derechos diferenciados y hacemos especial énfasis
en procesos para mejorar las condiciones de vida de ellas y los demás en los territorios desde sus
diversos roles de amas de casa, madres comunitarias, profesoras y profesionales
La violencia en Colombia desbordada en sus fronteras con países vecinos ha afectado de manera diferente
a hombres y mujeres. Las mujeres por el hecho de serlo están expuestas a múltiples violaciones de sus
derechos, aun cuando en la mayoría de los casos no participan directamente del conflicto armado
colombiano. De hecho, en algunos casos son reclutadas desde niñas para integrar los grupos armados y con
ello se suman otro cumulo más de violaciones.
Así mismo, las mujeres en su rol de madres, esposas e hijas se ven fuertemente afectadas en la medida en
que sus esposos, hijos y padres son asesinados y /o pertenecen a grupos armados o son reclutados para ello
y, por tanto, se evidencia un cambio en los roles que toman frente al conflicto. Esposas y madres se ven
forzadas a huir o desplazarse y asumir solas el sostenimiento de un hogar desestructurado en contextos
donde no hay alternativas productivas para ellas, oportunidades de acceso o no están siendo educadas -o
deben dejar los estudios para asumir nuevas responsabilidades-, y eso las hace más susceptibles de ser
víctimas de explotación -en los casos más graves, terminan vinculadas en redes de prostitución y tráfico de
personas-.
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No obstante, en medio de esta violencia, las mujeres tanto en situación de desplazamiento como de refugio
en los distintos países donde el SJR hace presencia, han iniciado desde sus propias experiencias y
afectaciones procesos de construcción de paz y han aportado elementos de discusión y de debate para pensar
la paz desde otro horizonte, el de la victimas sobrevivientes, y en particular el de las mujeres.
En este sentido, el SJR ha apostado a través de procesos formativos el empoderamiento de las mujeres como
promotoras de derechos y garantizar su sostenibilidad e integración económica a través de la
implementación de programas de autoempleo y empleabilidad. Así mismo el SJR ha buscado fortalecer las
capacidades para la superación de duelos, la reconstrucción del tejido social, toma de decisiones sobre la
salud preventiva de la mujer, la no violencia de género y el mejoramiento de las condiciones de vida
personal y familiar facilitando los procesos de integración local.
Mujeres Artesanas
El Nula – Venezuela
Entre la población en situación de refugio que el SJR Venezuela atiende, se encuentra un grupo de mujeres
con habilidades artísticas que se unieron para fortalecer sus capacidades y crear un espacio de encuentro
que les permitiera reconocerse como constructoras de paz.
El objetivo de estos talleres formativos es lograr que las mujeres tengan un empoderamiento económico y
que tengan las herramientas necesarias para poder hacer sostenible un negocio. Sin embargo, este proceso
formativo no sólo se ha centrado en enseñar a las mujeres a hacer manillas, collares, aretes, carteras o
hamacas para lograr su emprendimiento económico, sino también ha
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sido un punto de encuentro que a través de la artesanía les ha permitido explorar su creatividad y tener un
espacio para crear una red de apoyo entre ellas mismas y de esta forma desahogarse y complementar con
el acompañamiento psicosocial.
Este grupo no sólo fue para mujeres, sino que también se involucraron a hombres, especialmente a los
esposos de las mujeres participantes quienes aprendieron a hacer hamacas. Esto generó un mayor
entendimiento por parte de los hombres en relación al derecho que también tienen las mujeres a capacitarse
y a emprender.
En este sentido, los talleres de artesanía son un puente para la cultura de paz, en palabras de Gerson
Cárdenas, asesor del SJR Venezuela, que ha acompañado este proceso “el aprender un arte es desarrollo y
eso fomenta la cultura de paz pues les da tanto herramientas como valores a las mujeres para dirimir los
conflictos que día a día viven. Esto ha sido un espacio para que las mujeres puedan gestionar sus conflictos
desde un encuentro de ellas mismas para desahogarse hasta para gestionar conflictos que puedan surgir
en su hogar o con su pareja y tengan la capacidad de sentarse a dialogar”.
Luego de las capacitaciones las mujeres se han empoderado del proceso y lo han hecho sostenible en el
tiempo. Han buscado los medios para seguir fortaleciéndolo y para poder tener su propio negocio. Así
mismo, se han realizado bazares artesanales y encuentros culturales donde ellas han expuesto y vendido sus
productos.
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Este tipo de formaciones promovidas por los equipos del SJR Venezuela en Táchira, Apure y Zulia tienen como objetivo
fortalecer las capacidades productivas de muchas de las mujeres que habitan en la frontera colombo venezolana, algunas
de ellas en situación de refugio a causa del conflicto armado en Colombia, quienes han llegado a Venezuela con la ilusión
de reconstruir sus proyectos de vida.
Soy de Tame, Arauca (Colombia), llevo en
Venezuela 7 años y hace dos años empecé
mi proceso de formación con el SJR. Cuando
ingrese lo primero que hice fueron los cursos
de artesanía. Este proceso me ha ayudado
mucho porque yo era una mujer que
solamente estaba en la casa y no salía, con
los encuentros tuve la oportunidad de salir y
hacer amistad con otras compañeras a las
cuales considero unas mujeres muy
valientes a pesar de que les ha tocado
situaciones difíciles en la vida, ellas han
salido adelante. Estos cursos han sido muy
buenos para mí, yo vendí las cosas que iba
haciendo y fui teniendo mis propios
ingresos.
Refugiada colombiana en Venezuela.
Durante el acompañamiento del SJR y
del proyecto que participamos
aprendimos muchas cosas que en
Colombia nunca nos dieron esa
oportunidad, nos relacionamos con
otras mujeres que antes no habíamos
tratado y nos volvimos muy amigas. La
verdad nunca pensé aprender y aprendí
a tejer y mi hija a hacer aretes. Fuimos a
exponer nuestras artesanías a otro
municipio y esas son experiencias muy
bonitas que nunca voy a olvidar. Nos
hemos unido más y no hemos perdido
este espacio de encuentro.
Refugiada colombiana en Venezuela.
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Asociación ASBUNS
Nariño- Colombia
La Asociación Buscando Nuevos Senderos (ASBUNS) está conformada por 35 mujeres en situación de
desplazamiento forzado que tuvieron que huir de su lugar de origen a causa del conflicto armado interno y
llegaron al departamento de Nariño, limítrofe con Ecuador. Allí crearon esta organización con el fin de
apoyarse en sus procesos de reconstrucción de proyecto de vida en esta nueva comunidad de acogida.
El proceso formativo que el SJR Colombia llevo a cabo con esta asociación de mujeres líderes estuvo
enfocado en potencializar el proceso organizativo interno de la asociación a través de capacitaciones sobre
planes de negocio, trabajo en equipo, comunicación y resolución de conflictos. Así mismo, se buscó
restablecer los lazos de tejido social con la comunidad de acogida y se realizaron formaciones sobre acceso
a derechos con el fin de brindarles las herramientas necesarias para que las mujeres pudiesen empoderarse
como sujetos de derecho.
Mi historia de vida es que en el bajo Putumayo
(Colombia) teníamos trabajo y todo, pero por
cosas de la vida nos tocó salir de un momento a
otro. Ya son 12 años que llevamos acá en Nariño
(Colombia) pero gracias a Dios nos ha ido muy
bien, le pedí mucho a Dios y él me ha dado fuerza
y valor para seguir adelante y ahora que tengo mi
organización y con las capacitaciones que hemos
recibido hemos tratado de superarnos en lo que
más hemos podido.
El Servicio Jesuita Refugiados ha sido quien nos
ha ayudado mucho en valores, en todo lo que
nosotros nos sabíamos en relación al acceso a
derechos. Nos enseñaron a hacer una tutela o
derechos de petición y por ende ya nosotras
mismas somos quienes hacemos estos derechos de
petición y vamos ante las entidades del Estado
cuando se nos niega algún derecho.
Mujer en situación desplazamiento forzado en
Colombia
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Proyecto binacional Colombia –
Ecuador
La frontera Colombia- Ecuador es un lugar poroso en el que persiste un flujo crítico de personas,
especialmente mujeres, que migran forzadamente buscando protección, inclusión y acceso a garantías de
Derechos, que en su lugar de origen no fueron encontrados.
En este sentido el SJR en la región de Latinoamérica y el Caribe ha buscado fortalecer y consolidar una
estrategia de trabajo binacional de lado y lado de la frontera con el SJR- Colombia y el SJR- Ecuador para
dar respuesta a las necesidades de las personas en situación de desplazamiento y refugio -PSDR- .
Los procesos formativos brindados por el SJR a las mujeres en frontera se han enmarcado en el
fortalecimiento comunitario por medio de talleres sobre derechos, fortalecimiento de organizaciones,
ejercicio de la ciudadanía; el fortalecimiento de capacidades sociales y culturales; talleres que faciliten la
integración socio-económica; formación sobre mecanismos alternativos de resolución de conflictos y
espacios de construcción y re significación de la memoria para lograr una cultura de paz con enfoque de
reconciliación; y creación de planes de protección y autoprotección en base a los riesgos identificados para
prevenir los desplazamientos forzados y atender situaciones de emergencia y violaciones de derechos
humanos.
Vengo de Medellín (Colombia), yo trabajaba como madre comunitaria
pero allí mi familia y yo fuimos víctimas de desplazamiento interurbano. Al
nuevo barrio donde llegamos a vivir, abundaba la delincuencia, la
drogadicción y por las amenazas en contra de mi hijo es que hoy estoy en
el Ecuador hace un año.
La adaptación ha sido difícil porque uno se encuentra en un país que no es
el de uno y para poder trabajar necesitamos un documento para estar en
este país y fue por medio del SJR con su orientación y acompañamiento
pudimos obtener la documentación y con eso nos hemos podido ir
adaptando mejor.
Con el proceso del SJR yo he cambiado en cosas muy positivas, hemos
encontrado mucho apoyo tanto en lo de documentación como de
psicología, orientación, las capacidades que nos brindan tanto los
asesores del SJR Colombia como el SJR Ecuador sobre nuestros derechos
en el Ecuador.
Yo agradezco al SJR por su apoyo que más que económico ha sido de
apoyo moral porque ha sido un muy buen acompañamiento en los procesos
y capacitaciones
Refugiada Colombiana en Ecuador.
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Yo vengo de Palmira (Colombia) y estoy en el Ecuador hace 3 años. Nos tuvimos que ir porque en
Palmira tuvimos una crisis terrible ya que mi esposo fue secuestrado varias veces por un grupo
guerrillero y además empezaron a amenazar a mis hijos para ser reclutados en este grupo guerrillero y
ya cuando se meten con los hijos de uno, uno no puede y toco irnos. Estuvimos primero dos días en
Ipiales (frontera Colombia- Ecuador) y también ahí nos sentimos amenazados, porque uno sale con
mucho miedo y terror y uno piensa que todo el mundo le quiere hacer daño a uno entonces pasamos al
Ecuador.
Fue muy difícil porque no teníamos nada, estábamos a punto de dormir en la calle, después de tener una
casa salir a buscar donde dormir, siete personas en una habitación fue muy duro. Difícil la vida para
nosotros y para mis hijos que se sentían muy mal.
Yo estaba en una situación muy mala sin trabajo, sin comida y una amiga me dijo que fuera al Servicio
Jesuita a Refugiados, allí me dieron la primera asistencia humanitaria que para mí fue de mucha
felicidad porque ya podía llevarle de comer a mis hijos y esto era algo que nadie me había dado.
En el SJR me escucharon, me vieron llorar amargamente, me tuvieron una gran paciencia y eso ha sido
muy lindo porque yo no confiaba en nadie y encontrarme con una persona del SJR que me escuchó y me
creyó que estaba en una situación difícil y de ahí en adelante la ayuda nunca ha parado, no solamente
en lo material sino que el SJR Ecuador siempre ha estado ahí para escucharnos.
También ayudaron a mis hijas porque en el colegio aquí en Ecuador las discriminaban por ser
colombianas, hubo problemas también con los profesores pero el SJR me ayudó de nuevo, fueron a darle
formación a los profesores y a los estudiantes, a sensibilizarlos sobre la situación de muchos de nosotros
que huyen y a partir de eso hubo un cambio positivo. De igual manera, ha sido muy bueno que del SJR
Colombia vengan a Ecuador a hablarnos sobre nuestros derechos por ser colombianos y estar afuera
del país, como la ley de Víctimas y eso nos da una pauta para reclamar lo que por derecho nos
pertenece.
Refugiada colombiana en el Ecuador
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La Escuela de Ciudadanía – Ecuador
La Escuela de Ciudadanía y Derechos Humanos iniciativa liderada por el SJR Ecuador desde hace varios
años, tiene como objetivo formar y contextualizar a las personas en situación de refugio y organizaciones
que se encuentran en el Ecuador mayoritariamente conformadas por mujeres, sobre el acceso a sus derechos
y el cumplimiento de sus deberes, con el fin de motivarlos a involucrarse activamente en distintos espacios
de incidencia, que promuevan dinámicas de integración en los nuevos territorios que habitan. Este taller se
realiza cada año y cuenta con 8 módulos principales:
1. Introducción y pensamiento sistémico organizaciones de base, economía popular y Solidaria.
2. Derechos Humanos y movilidad humana (análisis de contexto).
3. Participación en su contexto, políticas públicas.
4. Mecanismos de exigibilidad de los derechos humanos, estrategias de defensa y exigibilidad de
derechos en grupos de atención prioritaria en instancias estatales.
5. Mecanismos de exigibilidad de los derechos humanos (parte 2), negociación de conflictos, incidencia
y cabildeo, difusión de información y relación con medios.
6. Sistemas de protección (parte 1), Trata y tráfico, Violencia de género.
7. Mecanismos de Integración (parte 1), Derechos Laborales. Mecanismos de integración (parte 2),
herramientas de Incidencia
Como lo afirma, Patricia de la Cruz, técnica en fortalecimiento de organizaciones del SJR Ecuador, “este
proceso de formación ha traído cambios significativos ya que se ha fomentado la reflexión y la acción
participativa de las personas en situación de movilidad humana. Se evidencia que este tipo de procesos han
generado un empoderamiento hacia las herramientas para la exigibilidad de derechos, lo que les ha
permitido a la población refugiada participe activamente en la construcción de políticas públicas por medio
de la incidencia local que se propaga constantemente en los escenarios de toma
de decisiones comunitarias". Gracias a esta iniciativa el SJR Ecuador ha logrado que más personas en
situación de movilidad humana conozcan sus derechos y deberes, promoviendo una mejor calidad de vida
y estadía en Ecuador.
Mi padre es pastor de una Iglesia Cristiana-Evangélica y eso también le ayudó mucho para ir conociendo gente, y fue ahí cuando
decidimos mudarnos a San Lorenzo. Por temas de documentación, primero nos fue difícil el ingreso a la escuela, después de que
esto se arregló pudimos ingresar a estudiar mis hermanos y yo, mis papás empezaron a trabajar y a formar un hogar más sólido.
Mi Padre siempre se ha interesado por el bien de los demás y fue por eso que él se dio cuenta que ahí, en San Lorenzo, existía una
gran cantidad de población colombiana que era víctima de la discriminación y de vulneración de derechos.
Se involucró con varias organizaciones de ayuda a los demás y fue ahí cuando vio la necesidad de formar una organización sólida
de refugiados donde se luchara por los derechos de las personas y todos puedan tener una vivienda digna, “porque todos viven a
orillas de los esteros”. El primer tema que él quiso tratar fue el del empleo “porque casi nadie tiene empleo” y el segundo tema fue
el de la vivienda “nadie tiene una vivienda digna”.
Mi mamá se unió a una organización que se llama “bordando sueños” es para mujeres emprendedoras o mujeres que quieren ayudar
a sus maridos, y fue ahí cuando conoció al Servicio Jesuita. Me involucré yo también en la organización y fue así como participando
en varias reuniones nos dimos cuenta que el Servicio trabajaba fortaleciendo a organizaciones, dando capacitación a personas que
teníamos ganas de trabajar pero no teníamos las herramientas ni el conocimiento necesario. Lo que más me ha ayudado el Servicio
Jesuita a Refugiados y la “Escuela de Ciudadanía” fue el empezar de cero en temas de educación y Derechos Humanos “cada cosa
que tu aprendes te ayuda en la vida”. Es lindo y satisfactorio saber que existen más personas que luchan por los derechos de otras
y por la igualdad, “saber que no estamos solos”. Para nosotros el conocimiento que ha llegado a nuestras vidas ha sido realmente
grande porque hemos podido ayudar a más personas siguiendo el ejemplo del Servicio Jesuita. “Me han ayudado a valorarme y a
valorar lo que tengo, ese cambio se los agradeceré siempre”.
Refugiada Colombiana en Ecuador
Mi historia, y la de mi familia comienza cuando fuimos víctimas de
grupos armados en Colombia, nuestro país natal. Es por eso que
nos tocó venir a Ecuador huyendo de la violencia. Llegamos acá a
Ecuador como Refugiados. Mis padres son colombianos pero por
motivos de seguridad a mí me tocó cambiar de nacionalidad.
Llegamos a Ecuador como refugiados y nos asentamos en Ibarra.
Fue difícil dejar toda nuestra familia y nuestra vida sin embargo
sabíamos que huir era la única salida. Fuimos víctimas de
discriminación por el hecho de ser afrodescendientes y
colombianos. Para mis padres la educación siempre ha sido un tema
importante es por eso que mi papá nos decía siempre “no importa
en las circunstancias que estemos, la educación siempre será la
herramienta para salir adelante”. Mi padre nunca pudo educarse
regularmente pero logró estudiar química y eso lo convirtió en un
hombre muy trabajador “se la rebusca por cualquier cosa”. Se puso
a trabajar vendiendo productos de limpieza allá en Ibarra pero se
dio cuenta que tendría muchos problemas con las autoridades por
falta de un RUC (NIF, es ahí cuando se dio cuenta que el mercado
en San Lorenzo, en la costa pacífica ecuatoriana, podía llegar a
tener más oportunidades por el hecho de que existe más población
colombiana y te puedes “mezclar más con la gente”.
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Acompañamiento a Mujeres refugiadas en
Panamá
Las mujeres que migran hacia Panamá, se enfrentan a una de las situaciones humanitarias más críticas en
la región por las condiciones de vulnerabilidad e inseguridad en la que se encuentran por ser solicitantes de
refugio o con perfil de necesidad de protección internacional. La causa principal de la vulnerabilidad de
estas mujeres es la falta de acceso efectivo a derechos humanos básicos por el desconocimiento por parte
de instituciones públicas, privadas y la población en general, sobre su condición y sus derechos económicos,
sociales y culturales. Adicionalmente por la falta de documentación legal y registro, que limita su acceso a
trabajo, salud, educación y/o vivienda; y los altos niveles de pobreza, inseguridad y limitado acceso a
servicios básicos en sus comunidades de acogida.
Es por ello, que el Servicio Jesuita a Refugiados – Panamá se enfocó en reducir estas vulnerabilidades y
favorecer la integración local para mejorar las condiciones de vida de estas mujeres a través del apoyo
psicosocial y de procesos formativos sobre: derechos y deberes de los refugiados, derechos humanos,
derechos de la mujer y violencia de género; jornadas legales de capacitación sobre temáticas tales como
normas para el reconocimiento de la condición de refugiado, derechos de los refugiados (documentación,
reunificación familiar, libertad de movimiento, posibilidad de adquirir y disponer de propiedad y acceso a
la vivienda, derecho y acceso a la educación, mercado de trabajo, servicios de salud), residencia permanente
y adquisición de ciudadanía; y construcción de un plan de negocios, formación y herramientas para mejorar
la productividad y administración de su micro emprendimiento.
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Participación de:
Yo llegué a Panamá con mucha tristeza, con mucho dolor, con
mucha soledad, demasiado sufrimiento. El día que llegue al SJR
encontré más que una entidad que nos ayuda, yo los veo como una
familia, como una mano amiga que me ayudaron a salir de esa
depresión por medio de los tallares. Ahí yo me empecé a integrar
a una vida social en Panamá porque cuando llegue, yo no tenía
vida social, yo no hablaba con nadie, con mi familia sólo
mirábamos que íbamos a hacer y cada vez que pensábamos en eso,
más se nos venía el mundo encima y ahí fue cuando empecé a venir
a los talleres y hablar con los miembros del SJR. Con la mano del
SJR he ido saliendo poco a poco adelante porque en realidad yo
sola no hubiera sido capaz.
También me dieron mi proyecto productivo, yo estaba vendiendo
agua y soda en un semáforo y con eso ya empezamos a trabajar y
a generar un poquito más de ingresos para la familia. Con el
proyecto hemos logrado empujar mucho la familia adelante.
Gracias al SJR hemos podido avanzar mucho, solo no hubiéramos
podido, siempre vamos a necesitar de esa mano amiga que este
ahí esperando para ayudarnos a levantar. El SJR ha sido mi mano
amiga.
Nosotros en Colombia tenemos toda la familia, en Panamá
estamos solos y ahí está siempre el SJR para tenderle la mano a
uno y no lo hacen a uno esperar meses sino que tratan de
solucionarle a uno las dificultades los más pronto posible.
Refugiada Colombiana en Panamá
Antes de que yo llegará a Panamá, llegamos meramente
con la ropa, llenos de necesidades, ilusiones y pues
esperanzas. No teníamos plata, ni que comer. Yo me sentía
perdida, porque yo no sabía quién me podía ayudar, pero
entonces una amiga me hablo del SJR y yo fui y para mí fue
una bendición porque fue como mi casa, una mano ayuda
que encontré con ellos porque todos son una familia, muy
humanitarios, muy serviciales, se conduelen con todo y la
situaciones de cada uno de las personas que van llegando
de distintos países, no solamente de Colombia sino de otras
partes, y le colaboran a uno mucho. A mí me han ayudado
mucho con ropa, alimentos, talleres psicosociales para mis
hijos, talleres de crecimiento personal, también talleres de
computación a través del SJR.
También a través de ellos, accedí a una máquina de coser
que ahora es mi mano ayuda, porque yo ahora soy la jefa,
yo soy la que trabajo para mí y mis hijos, ya es una ayuda
extra. Eso ha sido el cambio para mí porque aquí no tenía
permiso de trabajo y se me dificultaba a mí para obtener
los alimentos, para la ropa, para el estudio de los niños y
gracias al SJR, a través de sus ayudas he crecido bastante
porque tengo un apoyo, ya ahora no me siento con
dificultad para conseguir los alimentos ni nada de eso
porque ya trabajo en mi casa, mis hijos están estudiando y
vienen a los tallares también del SJR. Ha sido mucho la
ayuda que he recibido de ellos.
El SJR es una organización que no lo pone a uno a que uno
sufra a largo tiempo, siempre busca una solución pronta y
temprana porque las ayudas a largo plazo no sirven. Si
ayudan a alguien pronto y rápido se puede evitar que uno
caiga en el abismo.
Refugiada Colombiana en Panamá