las maras en El Salvador

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SURGIMIENTO DEL FENOMENO SOCIAL LAS MARAS

A principios de los años 80’ llega a los Estados Unidos, principalmente a Los Ángeles (California), un grupo numeroso de inmigrantes salvadoreños que escapaban de las sangrientas guerras internas que vivía El Salvador. Algunos de estos jóvenes forman las agrupaciones que tomarían el nombre de “Maras” y cuyas dos vertientes son: Mara 18 y la MS 13. La palabra “mara” deriva de las hormigas africanas marabuntas en alusión a la forma en que éstas se expanden, invadiendo y devorando todo lo que encuentran a su paso. La palabra Salva trucha estaría formada por El Salvador y ”trucha”, expresión que define al sujeto que es hábil o astuto para escaparse de la policía. Sus miembros son conocidos como mareros. Con el tiempo, otras comunidades latinas se van sumando a las maras, en particular nicaragüenses, guatemaltecos, hondureños, ecuatorianos, mexicanos y peruanos, siendo los principales los de la ”Mara Salva trucha” Ms13 y la Mara 18.

La palabra “mara” deriva de las hormigas marabuntas en alusión a la forma en que éstas se expanden por barrios y colonias.La expresion Salva trucha estaría formada por El Salvador y ”trucha”, expresión que define al sujeto que es hábil o astuto para escaparse de la policía. Sus miembros son conocidos como mareros. Con el tiempo, otras comunidades latinas se van sumando a las maras, en particular nicaragüenses, guatemaltecos, hondureños, ecuatorianos, mexicanos y peruanos.

El fenómeno social llamado Mara, o fenómeno antisocial, es lamentable su proliferación de pandillas en el país, la policía creo la UNIDAD DE PREVENCION DE MARAS (UPM); su finalidad es rescatar a los jóvenes que integran estos grupos, aproximadamente existen unos cuarenta mil miembros de maras. De acuerdo a las estadísticas se hace una lista detallada de los delitos cometidos con frecuencia. · Robo · Posesión distribución de drogas de consumo. · Violación. · Homicidio · Homicidio en grado agravado · Parricidio en su grado de ejecución. · Estafas. · Portacion ilegal de armas. · Homicidio en grado de tentativa. · Homicidio culposo. · Hurtos · Desacato a la autoridad · Lesiones. · Lesiones culposas. · Homicidio simple. · Tentativa de robo · Trafico de drogas y posesión. · Secuestro. · Asesinato consumado · Amenazas a muerte.

Las clases de mara en Honduras, para los efectos de este trabajo investigativo se encuentran dos grandes grupos:

· Mara Salva trucha (MS 13)

· Mara 18

Otro grupo encontrado en los centros penales de Honduras los famosos PAISAS, quienes son delincuentes comunes no pertenecientes a ninguna de las maras antes mencionadas.

Las maras surgen en un principio como organizaciones de protección de los barrios, colonias, o en las calle y sectores donde ellos habitan para impedir que otras maras distintas

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a la que pertenecen se apoderen de su territorio. Ejerciendo un control y dominio absoluto de la zona. Ej.- Villanueva, cortes, Comayaguela, chamelecon, López arrellano, La Rivera Hernández etc.

Lo que caracteriza a las maras es el uso abierto y sancionado de la violencia formando parte del crimen organizado ya sea como protección o como agresión, y la convivencia permanente al delito. El consumo de drogas y el aumento constante en la adquisición y el uso de armas aceleraron esta espiral de violencia hasta límites extremos.

Pronto el narcotráfico, el tráfico de armas, los asaltos, homicidios y otras actividades delictivas se convirtieron en las acciones principales de las maras. La pertenencia a una mara les otorgó a muchos jóvenes desocupados, sin familia, sin documentos y provenientes de hogares destruidos.

CAUSAS QUE PERMITEN LA PROLIFERACIÓN DE LAS MARAS.

· Desintegración familiar. · Desempleo. · Factor socioeconómico. · Deserción escolar. · Perdida de valores espirituales y morales. · Cuotas de poder en los barrios. · Obtención de dinero fácil (Robo, asesinato etc.) · Rechazo a la sociedad. · Rebeldía juvenil. · Inducción directa de amigos (curiosidad). · Falta de amor, cariño, compresión en hogares. · La deportación de ilegales de Usa, a Honduras. · La abolición del servicio militar obligatorio por uno educativo. · Influencia de programas de televisión de violencia.

En los barrios en que habitan con un estilo de “vida loca”, sin importarles el mañana, el futuro, y solo el presente, proclamando el lema: “Por mi madre vivo, y por el Barrio muero”. Con los tatuajes se generó una especie de identificación de los integrantes de las maras para demostrar su pertenencia de una familia diferente demostrando lazo de fraternidad al grupo antisocial que tiene afinidad.

Otro aspecto de analizar es la solidaridad entre los miembros de la maras significó una total indiferencia y hasta el desprecio por el resto de la sociedad.

CARACTERISTICAS DE LAS MARAS

Los símbolos de la Mara Salva trucha son el numero 13 y las letras MS, que suelen tatuarse junto a otros motivos, en diferentes zonas del cuerpo. Lo mismo con el número 18, en el caso de la Mara rival. Sus integrantes se distinguen por tener el cabello rapado, pantalones muy holgados y el cuerpo decorado con tatuajes, sobre todo en los brazos, pecho, espalda y rostro. En las maras de honduras algunos de los cabecillas se distinguen por tatuarse un ataúd por cada vida cobrada de un policía.

Tres puntos en la zona del codo, en los nudillos o en el espacio entre el dedo pulgar y el índice significarían, según algunos, “la-vida-loca”, que es como los jóvenes definen su forma de vida. Otros motivos de tatuaje son: calaveras, cruces gamadas, la imagen de la Virgen -en la mayoría de los casos la Virgen maria, telas de arañas, las dos caras simbolizando la tragedia y la comedia, murciélagos, tigres, dragones, serpientes, alacranes.

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Los integrantes de las maras son jóvenes de entre 12 a 35 años, aunque se da el caso de que niños de hasta 9 años de edad se integran a estos grupos. Además de identificarse con los tatuajes, utilizan una especie de código gestual que denota pertenencia. Al principio, se utilizaron muchas palabras y expresiones provenientes del inglés, pero con el tiempo se han substituido por giros locales. Suelen también “marcar” sus zonas de control con graffiti, con símbolos que denotan la mara que “gobierna” la zona. Imágenes religiosas, como la de la Virgen María, o leyendas en estilo gótico son también muy frecuentes. Así como los tatuajes pretenden reflejar la historia del individuo que los porta, los graffiti simbolizarían la “historia” del Barrio. El ingreso a la mara asume distintas formas según la región o el país. Una de las ceremonias de iniciación en la Mara Salva trucha es que el candidato soporte 13 segundos de golpiza. En este ritual llamado “brincamiento” el candidato se debe pelear con tres pandilleros y en algunos casos con cinco. En otros casos debe pasar por un “túnel” formado por “hommies” quienes se encargan del maltrato. Otra de las obligaciones sería matar a un miembro de una organización enemiga.

El consumo de drogas es cotidiano, desde aspirar pegamento hasta el uso drogas más pesadas como cocaína o crack. Se consume también marihuana, anfetaminas, heroína y otras drogas. El consumo de alcohol también es corriente (cerveza, ron, tequila, guaro, etc). Las armas más usadas son piedras, puñales, machetes, granadas de mano y todo tipo de armas de fuego (pistolas, escopetas de caño recortado, metralletas, etc.).

Las maras son agrupaciones estrictamente jerárquicas, a pesar de semejar “fraternidades”. Los cabecillas son, en general, quienes han demostrado mayor sangre fría en la práctica de los delitos, o quienes poseen una mayor capacidad de liderazgo. Sin embargo, con frecuencia se hacen votaciones -por ejemplo, qué castigo recibirá algún miembro de la mara que haya violado una de sus reglas-, lo que da una cierta ilusión de participación. Muchas son las reglas que regulan el funcionamiento de las maras, y varían de acuerdo a las regiones. Las reglas más frecuentes son, por ejemplo, la prohibición de alternar con alguien de la mara enemiga y la obligación de participar en toda pelea en la que la mara esté envuelta. Otra regla común es la obligación de reaccionar y responder toda provocación, aunque se esté en condiciones de inferioridad.

Cuando se ingresa a la “Maras”, se ingresa para toda la vida. No está permitido el abandono de la misma, que es considerado como “deserción”. Es aceptado, sin embargo, que los jóvenes que pasan los 30 años lentamente vayan alejándose de la actividad delictiva -“calmarse” o “frenar”-, por lo menos los pocos que tienen la fortuna de no haber terminado en prisión, en el hospital o en el cementerios.

LA INTEGRACION DE LAS MUJERES A LAS MARAS.

Los roles de los sexos en las maras son los tradicionales, fijados por una sociedad machista. En un principio, las jóvenes sólo tenían el rol de ser las novias de los mareros, y si participaban en forma activa de las “acciones” de la pandilla, era solamente para servir de mensajeras o “correos”. Pero actualmente las jóvenes adoptan más y más las costumbres de sus compañeros: ejercer la violencia, usar armas y tatuarse al igual que los muchachos. Ej. El famoso caso de la diabla. El rito de iniciación de las muchachas en las maras tiene dos

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variantes: la “tradicional” golpiza de los trece segundos; la otra es el contacto sexual obligatorio con el jefe, cabecilla de la mara.

La mayoría de las jóvenes que ingresan en las maras tienen entre 16 y 18 años y, en general, permanecen menos tiempo que los muchachos. Muchas son atraídas por la aparente fraternidad de la “Mara” pero al poco tiempo se dan cuenta que los esquemas de poder son los mismos que en los de la sociedad en general. Mientras que los jóvenes dicen ingresar a la mara para recibir “respeto” y ganar poder, las jóvenes van en busca de la amistad que no encontraron en otros ambientes. La mayoría de las jóvenes se alejan de las bandas al quedar embarazadas, lo que sucede con mucha frecuencia, puesto que poco y nada se sabe de métodos anticonceptivos. Todas dicen desear un futuro mejor para sus hijos, lo cual es un deseo que suele ser muy difícil de llevar a la práctica.

Las jóvenes que roban, se drogan, tienen relaciones sexuales con los “homeboys”, se tatúan y utilizan la violencia, rompen con muchos más tabúes que los muchachos, reciben una condena mucho más dura de parte de la sociedad y les resulta enormemente más difícil separarse de la mara y reinsertarse en la sociedad.

La religiosidad está también presente en la vida de los mareros. Muchos se consideran, paradojalmente, creyentes, y las iglesias son espacios neutrales, respetados cuando hay pelea. En las iglesias tampoco, por lo general, se porta armas. La idea es que sólo Dios comprende a los mareros, y no los juzga.

Todos los miembros de la mara, al ingresar, reciben un nuevo nombre, o seudónimo. El seudónimo funciona como símbolo de una nueva identidad y también para marcar la doble vida que muchos llevan. Con frecuencia se sabe solamente el apodo de los “homeboys” y no su verdadero nombre.

RECLUTAMIENTO

La violencia de las maras es brutal, impiadosa, injustificada y, sobre todo, visible. Los jóvenes integrantes de las pandillas viven en la calle, ostentan sus cuerpos tatuados y no ocultan su acceso a las armas o su afición por las drogas. Representan la violencia visible y personificada, pero no debemos olvidar que forman parte de una sociedad con una carga de violencia constante en todos sus estratos: violencia de parte de las autoridades y de la policía, y violencia en la esfera privada: el maltrato a las mujeres y a los niños, el machismo, los roles de género, la discriminación: desde las estructuras de poder hasta las estructuras familiares, todo está traspasado por esta cultura de la violencia.

Son muchos los motivos por los cuales las maras siguen reclutando jóvenes. Es una historia compleja sin soluciones rápidas o unilaterales. Muchos afirman que mientras el problema se enfoque como problema policial y se deje de lado su aspecto social y cultural no se podrá frenar este fenómeno. Las sangrientas guerras civiles con su herencia traumática y la influencia de las pandillas norteamericanas han contribuido a su formación, pero también la pobreza, el desempleo, las corrientes migratorias del campo a la ciudad, la creciente urbanización, el derrumbe de la estructura familiar, los padres ausentes, la búsqueda de la identidad de los jóvenes, la cultura de la violencia siempre presente. Y no menos el

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problema del hacinamiento: las viviendas ínfimas, donde, estadísticamente, conviven 3 personas en cada habitación, pero donde no es raro que hasta 5 adultos y 5 niños vivan en un sólo cuarto y cocina. En familias donde reina el desempleo, el alcoholismo y la violencia, los niños y jóvenes que no quieren o pueden permanecer en su casa tienen una sola alternativa: la calle. Y ya en la calle son presa fácil de las clicas, que les ofrecen una identidad y la ilusión de pertenecer a una “familia”.

Otras alternativas no existen: el tiempo sobra, los adultos no tienen trabajo, los niños con frecuencia no van a la escuela y no hay canchas de fútbol, bibliotecas, cafés, discotecas o espacios donde los jóvenes puedan reunirse para actividades positivas. Queda sólo el “Barrio” o la “esquina”. Abandonar la escuela es, cuando no causa del ingreso a la mara.

Su consecuencia. Y quien no deja voluntariamente la escuela luego del ingreso a la pandilla, deberá dejarla a la fuerza, puesto que las escuelas cierran sus puertas a los mareros. El temor a la violencia, el uso de drogas, las armas, son motivos atendibles, pero es, a la larga, una situación insostenible. El contacto con la policía es, más que contacto, un choque. Ambos grupos se aborrecen. Los mareros ven en la policía a sus enemigos y los policías suelen usar violencia no provocada y apalear a los mareros en cuanto se les presenta la oportunidad. Las dos partes recurren a la violencia como la aparente solución de los problemas, lo cual llevan este espiral de violencia a crecer aún más. La mayoría de los jóvenes integrantes de las maras acaban tarde o temprano en la cárcel. Se calcula que cerca del 70% ha cumplido una condena de prisión al menos una vez (3). La mayor parte por delitos de asalto, maltrato u homicidio.

Si bien existen algunas instituciones para la rehabilitación de jóvenes pandilleros, la gran mayoría acaba en las cárceles comunes, donde se los mezcla con delincuentes comunes y con integrantes de las maras rivales. La situación de las cárceles deja mucho que desear: hacinamiento, malas condiciones de sanidad, prisioneros que permanecen meses y hasta años sin juicio y sin sentencia. En las cárceles se reclutan nuevos adeptos a las maras, lo que hace de este castigo una contribución a la espiral de violencia.

La vida como marero es, desde todo punto de vista, desgastante. De entre los jóvenes que han pertenecido a la mara más de cinco años, 8 de 10 quieren alejarse (según encuestas de la UCA, Universidad Centroamericana y por UNICEF). Pero es un deseo enormemente difícil de realizar, puesto que son jóvenes “marcados” por sus tatuajes y su dependencia de la droga. No tienen trabajo y las escuelas se niegan a recibirlos. Carecen de familia, vivienda y una red social y familiar que los apoye. Hasta ahora ha sido la Iglesia Católica, en colaboración con algunas organizaciones de cooperación internacional, quienes intentan crear espacios donde estos jóvenes puedan recibir apoyo en su reinserción social, pero aún queda mucho por hacer.

COMBATE DEL ESTADO A LAS MARAS.

La asociacion ilicita. (Ley de antimaras)

Los delitos que los mareros cometen van desde robos simples hasta operaciones complejas con características de comandos paramilitares, crímenes por encargo, el paso por la frontera

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de ilegales y disputas de territorios por el control y el manejo de drogas. Los mareros son también utilizados, sobre todo los más jóvenes, por los carteles de la droga. Son la carne de cañón de los barones del narcotráfico: a sueldo, aprovisionados de dinero, armas pesadas y drogas para consumo propio, son pagados para introducir el comercio y vigilar la zona. Sus filas están formadas en su mayoría por jóvenes pobres y sin educación, lo que los deja en una situación de exclusión social sin inserción en el sistema. Los más arrojados suelen ser los miembros más jóvenes, de apenas 12 o 13 años de edad, quienes desean ganar status en la mara. También utilizan a los inmigrantes recién llegados, los cuales son más baratos y temerarios, al venir de situaciones de una pobreza extrema. Cabe aclarar que no sólo de pobres e inmigrantes se nutren las maras, ya que entre ellos se puede encontrar a personas que han pertenecido a las fuerzas armadas y de seguridad de países centroamericanos. Algunos de éstos provendrían del área de inteligencia y fuerzas especiales. Por otro lado, han resurgido las agrupaciones clandestinas de represión a la manera de los Escuadrones de la muerte, ahora conocidas como la temida “Sombra Negra”, que se dedican a secuestrar o “eliminar” a objetivos seleccionados dentro de las maras. Se ha detectado la presencia de, entre otros, miembros de la policía como integrantes de estos grupos. Varios países centroamericanos han legislado para intentar frenar este problema. En julio de 2003, Honduras promulgó reformas a su Código Penal, que culminaron en la mal llamada Ley antimara, la cual desató una campaña inmediata de detenciones.

Tres meses después, en octubre de 2003, El Salvador aprueba una mal llamada ley antimara que define como marero a todo aquel “que se reúna habitualmente, que haga señas o tenga símbolos como medio de identificación, que se marque el cuerpo con cicatrices o tatuajes”, la cual dio origen a detenciones muy controversiales.

Las Maras salvadoreñas, ¿Un doble Poder?

Hace algunos años, cuando mencionábamos Las Maras, nos referíamos a pandillas juveniles que operaban en algunos barrios de la capital y otras ciudades de importancia poblacional. En esos días no se les veía como estructuras de delincuencia organizada, aunque se señalaba el riesgo de que pronto se estuvieran conectando con el crimen organizado.

En esos días surgieron las primeras voces de alarma. Se desarrollaron importantes estudios donde se demostraba, que si este problema no se atendía a tiempo, se volvería mas complejo y difícil de enfrentar.

Según el Periódico digital “El Faro.Net”, el fenómeno de las Maras está bastante estudiado en El Salvador. Incluso, se señala, que es casi el único tema que se ha abordado con seriedad en cuanto a la amplia temática de problemas que enfrenta la juventud salvadoreña.

Pero lamentablemente nunca se tomaron las medidas necesarias para enfrentarlo y buscarle rutas de solución. Muchas propuestas se hicieron, pero ninguna se implementó. Muchos pequeños, pero valiosos esfuerzos de desarrollaron, sin apoyo de las autoridades

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gubernamentales. Solo pequeñas ayudas internacionales, muchas veces a través de las iglesias, acompañaron estos esfuerzos.

Como siempre nos pasa, ahora el problema se vuelto incontrolable. Las Maras pasaron de ser, organizaciones de pandillas juveniles, que cometían actos delincuenciales menores, para convertirse en la columna vertebral del fenómeno delincuencial del país.

A esta “evolución” no solo ha contribuido la ausencia de políticas gubernamentales de prevención e incorporación de la juventud a la sociedad; también ha jugado un rol de primera magnitud, el modelo socio económico implementado en El Salvador, desde principios de los años noventa.

El actual modelo económico, excluyente, concentrador de riqueza en un pequeño grupo de familias, que nos desnacionaliza en aras de convertir Centroamérica en una plataforma de servicios, comercio, exportaciones maquileras y servicios financieros; no da cabida a las aspiraciones de millones de salvadoreños, incluyendo nuestra juventud.

La consecuencia, es que las Maras han dejado de ser las clásicas pandillas juveniles, para convertirse en otra cosa, cuantitativa y cualitativamente diferente.

Ahora las Maras son verdaderas organizaciones que controlan áreas importantes del territorio nacional, especialmente en las grandes ciudades. Las Maras tienen una estructura organizativa compleja y eficiente para el desarrollo de sus actividades. Las Maras tienen mandos claramente establecidos con unidad de propósito y claridad de objetivos.

El control del territorio que ejercen las Maras es eficiente, prácticamente toda la población que habita en sus “Zonas de control” siente de manera permanente su presencia y está bajo su mando e influencia. Además cobran impuestos, irónicamente, con mas eficiencia que el mismo gobierno.

Los medios de comunicación han publicitado mucho el impuesto que las Maras cobran a los empresarios de buses, pero en la realidad, todos los negocios, pequeños, medianos y algunos grandes, que están ubicados en sus “zonas de control” les pagan impuestos con regularidad.

Hay lugares donde las Maras decretan el “Estado de Sitio”. Obligan a los habitantes a estar en sus casas durante las noches y nadie puede salir a las calles después de ciertas horas.

Pero además las Maras han creado su propiia “cultura”, que se expresa en su lenguaje propio de palabras y señas. Generan valores (que podríamos tipificar de anti-valores) y los inculcan dentro de sus miembros. Con esto crean códigos propios de conducta.

Además tienen armas e infraestructura. Nadie sabe con precisión cuantas armas y de que tipo están en posesión de ellos, pero son suficientes para mantener el control del territorio y desarrollar multiples acciones delictivas.

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Se han vinculado al narcotráfico, especialmente en la distribución de la droga para el consumo en sus territorios. Con esto se convierten en el principal vehículo orgánico de lo que denomina el “narco menudeo”.

Han creado una red de comunicación internacional con otras pandillas y grupos similares de la región y de los EUA. A partir de estas redes de comunicación obtienen recursos, asesoramiento e información.

Puede parecer exagerado lo que voy a concluir, pero si le ponemos pensamiento, veremos que estoy diciendo algo real: LAS MARAS SE HAN CONVERTIDO EN UN PEQUEÑO ESTADO, DENTRO DE OTRO ESTADO.

Controlan territorios en los cuales gobiernan y cobran impuestos. Decretan sus propias leyes y códigos de conducta. Son portadores de una cultura propia. Tienen organización, recursos, mandos y claridad de propósitos. Se han convertido en el embrión de un Estado.

Paradójicamente, El Estado salvadoreño se ha venido debilitando, como resultado de las medidas que conlleva el actual modelo económico. Ahora el Estado salvadoreño tiene menos facultades, menos recursos y menos incidencia. Es un Estado mas débil.

Esto lo hicieron para favorecer los negocios de una oligarquía local, que se regionalizaba y necesitaba reducir el Estado para que no le estorbara. Pero al mismo tiempo fue elemento catalizador del desarrollo de las Maras. La consecuencia está a la vista, el Estado salvadoreño ha fracasado en enfrentar el problema delincuencial. Ahora los salvadoreños no tenemos quien nos defienda. El gobierno simplemente no sabe ya que hacer, a tal grado que ni siquiera en publicidad está gastando.

Ha fracasado la política de garrote, de creer que podían enfrentar únicamente con medidas represivas un complejo problema socio económico. Cuando se habla con altos funcionarios de la seguridad publica, reconocen en privado, que no saben que hacer, que están totalmente rebasados por la acción delincuencial, al grado que no se castiga ni el uno por ciento de los delitos que se cometen. Lo único que se les ocurre, a estos altos funcionarios, es que debemos de declarar al país en estado emergencia nacional, que debemos de declarar el Estado de Sitio, la Ley Marcial y la Suspensión de las Garantías constitucionales. Es decir, mas garrote. No han aprendido la lección. Desde estas páginas tenemos meses de venir hablando de este fenómeno, hemos hecho propuestas de diverso tipo, pero al igual que las que hacen otros, se quedan en el vacío. Pero seguiremos insistiendo.

Estoy convencido que solo una verdadera política de Estado, que involucre a todos los sectores y que vea el problema en su integralidad, puede ser útil en estas circunstancias. Ha llegado el momento en que este tema, sea quizás, el mas importante del debate nacional sin exclusiones que tanto urge en el país. Esta amplia reflexión debe involucrar a todos los partidos políticos, a las organizaciones sociales, las iglesias, las instituciones de vecinos, los empresarios. Solo unidos lo podremos enfrentar.

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De no hacerlo, la vorágine delincuencial nos irá consumiendo. Pronto surgirán los grupos de exterminio, que creen que “muerto el chucho se acaba la rabia”, esto nos llevará a una nueva guerra fraticida.

Las pandillas tradicionales se formaron inicialmente para formar la unidad racial de la cultura y como una alternativa defensiva contra la marginación y el racismo del que fueron objeto los hispanos, factores claves en la historia para el desarrollo de las pandillas callejeras.

Diferencia Entre Pandilla y Mara:

Pandilla

Es un grupo de personas sin importar sexo o edad, que se reúnen en lugares exclusivos para socializar y emprender proyectos beneficiosos.

Mara

Son dos o más individuos que se reúnen para planear y cometer actos delictivos en perjuicio del Estado, de las personas, de la propiedad privada, etcétera.

Orígenes del Termino Mara.

Vocablo de origen griego que significa aguas amargas.

Se origina de la palabra Marahonta, que son una especie de hormigas que se caracterizan por atacar en colectividad.

Factores que originan el Crecimiento y Formación de las Maras

Factor socio- económico:

Es el motivo prioritario que juega un papel fundamental, y condiciona a la población para el crecimiento de este fenómeno. La carencia de oportunidades para la clase baja fomenta el crecimiento de las maras y el delito. Honduras no tiene una política definida en pro de la sociedad pobre.

Desintegración familiar:

Consiste en la separación conyugal de los padres; esto hace que los niños crezcan con sólo uno de ellos, con un pariente o con los abuelos. La carencia de un núcleo familiar bien formado hace al adolescente más vulnerable a entrar a una mara, en busca de comprensión, apoyo y hermandad ficticia que le brindan otros jóvenes de igual condición.

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Deportación de inmigrantes ilegales:

Con la actual situación económica de nuestro país, muchos hondureños aspiran tener mejores oportunidades de vida, por lo cual emigran a Estados Unidos, país cuna de las pandillas callejeras. Algunos jóvenes, con el afán de socializar con otros, ingresan a las maras y se familiarizan fuertemente con ellas en busca de identidad. Así, cuando son deportados por su condición de ilegales al país de su origen, ellos organizan en sus barrios o colonias una pandilla igual a la que pertenecieron en Estados Unidos.

Desempleo:

El movimiento migratorio de la población rural hacia los centros urbanos más importantes es más intenso en el caso de la población joven, situación que, ante la incapacidad de absorción de la mano de obra de la estructura productiva, crea serias dificultades de empleo, que se evidencian en el crecimiento de la informalidad urbana que abarca alrededor del 30% de la Población Económicamente Activa (PAE).

La participación de jóvenes en la PAE es del 45%, es decir que cerca de 600,000 jóvenes constituyen la Juventud económicamente Activa (JEA).

En el país existen aproximadamente 300,000 menores de edad que trabajan (CONADEH, 1998). Estos datos muestran que los jóvenes se están insertando tempranamente al campo laboral, en condiciones de mucha precariedad. Los jóvenes abandonan la escuela, lo que contribuye a la escasa preparación educativa.

A consecuencia de la masividad creada por la migración y la concentración de la población pobre en áreas marginales, se va creando una diversidad de situaciones socioeconómicas y culturales. La presencia de niños en situaciones de riesgo social y de jóvenes organizados en maras se ha constituido en parte del panorama social urbano. Viejos problemas de desempleo, pobreza y marginalidad se ven acompañados de problemas crecientes como el de la violencia social. En este contexto social-urbano, grupos de jóvenes se organizan en las denominadas maras y construyen sus territorios físicos y sociales donde crean su identidad.

Pérdida de valores:

Es provocada por la adopción de valores de culturas extranjeras, impuestas por los medios de comunicación (cine, TV, radio, revistas, etc.)

Deserción escolar:

Según estudios realizados, de cien niños que entran a la escuela, sólo 60 pasan a ciclo común; de ellos 35 inician una carrera; 20 de ellos ingresan a la universidad y finalmente tres son profesionales.

Actualmente muchos adolescentes renuncian a la educación y no terminan sus estudios, esto genera mayor índice de jóvenes desocupados, presas fáciles de las maras.

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Características que Identifican a un Marero.

La vestimenta.

Tatuajes.

Cortes de pelo extravagantes.

Lenguaje críptico, que es una mezcla de el idioma español con ingles.

Rayar paredes.

Siempre caminan en grupo.

Consumen drogas.

Hacen señales de mano.

Con respecto a la vestimenta existen dos tipos de vestimenta:

1.Los roqueros. Andan siempre vestidos todos de negro.

2.Los cholos. Andan con pantalones extremadamente largos y anchos

Expansión de Maras

Categorización de las Maras

Maras tradicionales.

Son las que en sus actuaciones ilícitas aun conservan algunos valores o actos nobles

Maras Híbridas.

Son las más comunes y son todo lo contrario a las anteriores. Son las que más frecuentan en nuestra sociedad y rompen con todas las reglas de la misma.

Profesionales Mafiosos.

En estos grupos la edad de sus miembros oscila entre los 15 y 45 años de edad, y sus actos criminales son mas planificados como pro ejemplo: secuestros, asaltos grandes, etcétera.

Con Sentido sin Estigma

Esta compuesta por individuos de clase social media y alta que frecuentan diferentes sitios como bares, restaurantes, discos, etcétera, y no se mezclan en delitos graves.

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Clasificación de los Integrantes de una Mara.

- Simpatizantes

- Novatos

- Mareros permanentes

- Los líderes

Factores que Originan al Crecimiento y Formación de las Maras.

Factor socio-económico

Desintegración familiar

Deportación de inmigrantes ilegales

Perdida de valores

Deserción escolar

Influencia de la tv

Abolición del servicio militar obligatorio

Sobre proteccion legislativa

Ritual de Iniciación de un Marero. (Jumping in).

1.Pelear con uno o más mareros rivales.

2.Robar un auto.

3.Robo en grandes proporciones.

4.Matar o herir gravemente a alguna persona.

5.Robarle algo a su familia.

6.Cometer una violación.

7.Tratar de agredir a un policía.

8.para las damas: tener relaciones con uno o varios mareros.

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Competencia de un Marero con Otro.

Dentro de las maras existe un rango que se adquiere con:

1.Experiencia o antigüedad.

2.Por su crueldad.

3.Inteligencia y habilidades.

4.Por su lealtad a la mara a la que pertenecen.

5.Abastecer al grupo de víveres, armas, drogas, etcétera.

6.Pagar un crimen o robo por otro compañero.

Competencia de una Mara con Otra.

1.Autonomia territorial. Pelear por su territorio y defenderlo cueste lo que cueste.

2.Dimension sectorial. Abarca mayor cantidad de territorio.

3.Cantidad de miembros. Abarca la cantidad de personas disponibles de una mara.

4.Poderio económico. El poder económico que tengan para resolver cualquier problema.

5.Impunidad. Se refiere a la falta de castigos, esto hace mas peligroso al delincuente.

6.Reputacion y prestigio. Combinación de los factores antes expuestos.

Comunicación Verbal y no Verbal de las Maras.

1 El caló

2 Grafittis

3 Tatuajes

Tipos de Armas que Utilizan las Maras.

.Armas de fuego.

Pueden ser:

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De fabricación casera. (Chimbas).

De fabricación moderna.

.Armas blancas.

Pueden ser:

Cortantes. (Puñal).

Cortopunzantes.(Heridas profundas).

.Contundentes. producen heridas mediante la fuerza de fricción o choque.

Pueden ser:

Chacos.

Toletes.

Bates.

Nombres de las Diferentes Maras de la Capital.

- MS Mara salvatrucha

- XVIII Mara 18

- VL Vatos locos

- Los Poison

- Los Ponys

- Los Pelones

- La Chatarra

Sectores de Tegucigalpa donde Predominan las Maras.

Profesores.

Campo cielo.

San martín.

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Ayestas.

3 de mayo.

La flor 1 y 2.

La Alemania.

Villa franca.

Las pavas.

Consecuencias que Produce la Actividad de las Maras a la Sociedad.

Perdidas económicas debido a los robos que estas cometen a la ciudadanía.

Gastos en los familiares de las personas que estos agreden como ser gastos médicos y emocionales.

Luto en los familiares de las personas que agreden.

Desestabilidad de la seguridad ciudadana.

Como Hacerle Frente a las Maras.

- Por parte de los padres

- Por parte del gobierno