Las élites iberoamericanas a finales del siglo XVIII

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Las élites iberoamericanas a finales del siglo XVIII Sobre modelos y procesos comparados. JESÚS CRUZ Universidad de California. San Diego Hace algunos años en un importante artículo James Lockhart denun- ciaba el USO y el abuso de ciertos modelos teóricos de las ciencias sociales aplicados de forma mecánica para la caracterización de la sociedad colo- nial hispanoamericana ‘. Ciertamente por aquellos años se venían utili- zando conceptos acuñados en contextos históricos que no se correspon- dían con la realidad hispanoamericana. Es bien sabido que las modernas ciencias sociales, escribía J. Lockhart. surgieron en los países industrializa- dos a finales del siglo XIX y principios del )CC su desarrollo presuponía la disponibilidad de bases de datos confiables. asi como una cierta continui- dad en las instituciones 2 Nada más lejos de la realidad hispanoameri- cana en la época colonial. Por consiguiente de lo que se trataba era de pro- fundizar de una forma distintiva en una realidad llena de particularismos. Dicho de otra manera, frente a una historiografía construida sobre la base de la aplicación de modelos ajenos, se estaba invocando una vía esencial- mente empírica que condujera a la construcción de modelos propios. Se trataba simplemente de terminar con un reduccionismo teórico que estaba conduciendo el debate historiográfico a un terreno estéril. Lockhart abogaba por una utilización más diversificada de las fuentes, un desarro- lío de la historia local-regional teniendo en cuenta siempre su inserción en ¡ James LUCK¡IARI: «The social hisiory of colonial Spanish Arnerica. Evolution and l>otcntial¡>, in Latín Amerito Reseoreh Review (LIRR) 7 (1972): 16-45. 2 Ibídem, p. 7. Cuadernos de Historia Moderna, nY lO - 195-213. EdiL Univer. Complutense. Madrid. 1989-90 brought to you ata, citation and similar papers at core.ac.uk provided by Portal de Revistas Científica

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Las élites iberoamericanasa finalesdel siglo XVIII

Sobremodelosy procesoscomparados.

JESÚS CRUZ

Universidadde California. SanDiego

Hacealgunosañosen un importanteartículoJamesLockhartdenun-ciabael USO y el abusode ciertos modelosteóricosde las cienciassocialesaplicadosde forma mecánicaparala caracterizaciónde la sociedadcolo-nial hispanoamericana‘. Ciertamentepor aquellosaños se veníanutili-zandoconceptosacuñadosen contextoshistóricosque no se correspon-díancon la realidadhispanoamericana.Es bien sabidoquelas modernascienciassociales,escribíaJ. Lockhart.surgieronen lospaísesindustrializa-dosa finalesdel siglo XIX y principios del )CC sudesarrollopresuponíaladisponibilidadde basesde datosconfiables.asi comounaciertacontinui-daden las instituciones2 Nada máslejos de la realidadhispanoameri-canaenla épocacolonial.Porconsiguientede lo quese tratabaeradepro-fundizarde una forma distintivaen una realidadllena de particularismos.Dicho de otra manera,frentea unahistoriografíaconstruidasobrela basedela aplicaciónde modelosajenos,se estabainvocandounavía esencial-menteempíricaquecondujeraa la construcciónde modelospropios.Setratabasimplementede terminarconun reduccionismoteóricoqueestabaconduciendoel debate historiográfico a un terreno estéril. Lockhartabogabapor unautilización másdiversificadade las fuentes,un desarro-lío de la historia local-regionalteniendoen cuentasiempresu inserciónen

¡ JamesLUCK¡IARI: «The social hisiory of colonial Spanish Arnerica. Evolution andl>otcntial¡>, in LatínAmerito ReseorehReview(LIRR) 7 (1972): 16-45.

2 Ibídem, p. 7.

Cuadernosde Historia Moderna, nY lO - 195-213. EdiL Univer. Complutense. Madrid. 1989-90

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la historiageneraly unamayorutilización del métodocomparativo.Nties-tra materia,concluía, parecehaberllegadoa tina etapadondelas tareasmásimportantes—de eleccióny ejecuciónde proyectosconcretosde in-vestigación.de establecimientode conceptosbásicosy decomparación—requierenalgo másqueel detallevergonzanteofrecidoporlos teóricoso ladescripciónbasadaen la purezadocumental.Hacenfalta mentesflexiblesqueseancapacesde distinguir lo generaldentro de lo particular~.

Han bastadomenosdcdosdécadasparaqueaquellasadvertenciasha-yansurtido sus efectosincluso de maneradesbordante.Aunquela carreraestabaya iniciadacuandoLockhartescribiósu articulo, ha conocidoa fi-nalesde los setentay a lo largo de los ochentaun procesode aceleraciónsin precedentesquenospermiteen la actualidadconocerbastantesdeta-lles acercade los particularismosde la sociedadcolonial hispanoameri-cana.

Se me antojaque éstees un buenmomentopararetomarla reflexión.quizáparahacerun esfuerzode síntesis.Porqueme parecequeel viaje alhemisferiode lo panicularha terminadodejándonosconun ciertoapetitopor lo general.quese hacetodavíamásnotorioen el estudiode las élites.Probablementeuna mayorexploraciónde estetemapor la vía compara-tiva nos obligaría a ponderarbastanteel paradigmade «lo particular».Estaes unatareaapenasiniciada,peroensusprimerospasossepuedeadi-vinarquelas sociedadesde latinoaméricatienenunaimportanteherenciadelentornomediterráneo,filtrado a travésdcl legadohispano~. Teníamu-cha razón Lockhart cuandodenunciabala falsa aplicación de modelosoriginadosen los paisesdel norte de Europao en Norteaméricadifícil-menteadaptablesa condicioneshistóricasde su periferia.Tal es el casodeimportantesáreasgeográficasdel sur de Europay. por influencia,en al-gunamedidade las que fueron susáreasde expansióncolonial ~. Pero enla medidaen que las cienciassocialesse desarrollanse van formulandonuevashipótesisqueayudana la caracterizaciónde nuevosmodelosadap-tablesa las condicionesdel desarrollohistórico de zonasgeográficasex-tracuropeas.Vista lasociedadhispanoamericanade la épocacolonial,porejemplo,a la luz de nuevosmodelosde interpretaciónrelacionadoscon elpapelde la familia en la historia,dela interacciónentreciudady mercadoen la formaciónde espaciossociocconómicosregionaleso de la relaciónentreestratificaciónsocialy la pervivenciade ciertasestructurasculturales

Ibídem, p. 33.E. Broriner relaciona el mundo urbano Mediterráncocon ci de Hispanoamérica,en

ambos prevalece un conflicto secular entredos tendenciascontradictorias:la dcl familia-rismo patriarcalfrenteal ordencivico. FredBRONNER: «JArban Society in Colonial SpanishAmerica: ResearchTrcnds», jo LIRR, 21(1986):22.

El ejemplo del caso mexicanose puedeencontrarcn: David. W. WALKER: Kinship.Buir/mwami Pci/Ña. [he Moninesdel fi/o 1/mi//y ¡a Akx/ax 1824-1867.Austin. 1986.p. II) y ss.

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heredadasde la tradicióncatólicaoccidental,seobservaquelos particula-rismos puedentenerun cierto limite.

Me gustaríaen este trabajohaceralgunasreflexionessobrela necesi-daddevolvera retomarmodelosgeneralesde interpretación.A vecesda lasensacióndequeen los últimosañosun buennúmerode colonialistashanpermanecidoencerradosen unaespeciede laboratoriopreparandoespe-cíficos paraobtenereseproductopintorescoquees la historiasocialde laHispanoaméricacolonial. Los resultadoshan sido excelentesdesde elpunto de vista del análisissectorial pero. a mi modo dc ver, hancontri-buido a la pérdidade unaperspectivaintegradade la evolución históricaal menoshastala épocadelasrevolucionesnacionales«. Estefenómenosepercibeclaramenteen los estudiossobrela dinámicasocial de formaciónde las élites,sobretodo, en los casosde México.AméricaCentral y Argen-tina, aunqueafectadc manerageneralal conjuntolatinoamericano.Es miintención sintetizaren estaspáginasalgunasideas sobre la manera deavanzaren estavía de consolidaciónde un modelode interpretacióninte-gral, sin olvidar en ningúnmomentolo quedeparticularpuedatenerla so-ciedad hispanoamericanacolonial.

Se me ocurre quecuandoel historiadorse ponemanosa la obra paradescifrarlas clavesde cualquierprocesohistórico lo primeroquehaceesbuscarunajustificaciónparasu trabajo.Se tratede conocermejorunapoca,departiciparen unapolémica.de descifrarla psicologíadeun perso-naje significativo o simplementede relatar el pasado,siempre hay un«paraqué» justificando el interés por lo que se va a hacerPermitasemeempezarmi argumentaciónconesteinterrogante:historiasocial de las éli-les ¿Paraqué?¿Quées lo que sc pretendeexplicar?Desgraciadamentelacontestacióna unapreguntatan simpleofrece,comosuelesucederen his-toria, diversasy complejasrespuestas.De todasmanerascreoqueal me-nosexistentresórdenesde razonesque nos podríanservircomojustifica-ción de nuestrointeréspor el estudiode ladinámicasocial de las élitesenla Hispanoaméricacolonial.En primerlugarparaconocer,sin mas,comoeranesosgruposque,porsu preeminenciasocialy económica,hanjugadoun papeldirigenteen la historia.En segundolugarparacomprenderalgu-nasde las claves másimportantesde la historia contemporánealatino-americana.especialmenteen relaciónconlasbasessocialesqueanimaronlos procesosde independenciay la consolidaciónde lasoligarquiasnacio-nales. Por ultimo, siguiendoun hilo conductorque nos transportaríaa

Han sido varios los historiadoresquehan llamadola atenciónsobreesteproblema.Ver Lric VAN YouNG: «Recent Anglophone Scholarship on Mexico and Central America Iii

the Age of Revolution <1750-1850)»,en Hispan/eAmerican Hisicrical Review (HAHR), 65(l985): 725-743.MagnusMORNER: «EconomiefactorsandStratificationiii Colonial SpanishAmericawith SpeeialRegardfo Elites».enHÁHR.63(1983):335-369.MarceloCARMAGNANT:«Ihe Social Histoiy of Colonial Mexico». en LÁRR, 2<) (1985): 149-166.

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epocasmásrecientes,paradeterminarhastaquépunto la persistenciadeciertasestructurasde dominaciónson causantesdel subdesarrolloy delaconflictividad política que ha padecidoAmérica Latina en tiemposmásactuales.

En lo que se refiere al primer grupo de razones,es decir al conoci-miento formal de las élitessin más.se puededecirqueen la actualidadsedisponede un nivel de información suficienteparallegar a conclusionescerterassobresu composicióny característicassociales.De acuerdoconDavid Bradinglas élites de México a finales del siglo XVIII estaríanfor-madaspor unaparteimportantede la población española,el clero en suconjunto,abogadosy notarios,prestigiososdoctores,todos los miembrosde la administraciónde la monarquía,comerciantes,hacendadosy afortu-nadospropietariosde minasde plata ~. Mark Burkholderse muestracrí-tico haciael criterio seguidopor Bradingqueposibilitaría,paraelcasodeMéxico, unasélites formadaspor aproximadamente325.000personas,esdeciruno de cadacuatroentrelos habitantesde origenespañol.Burkhol-der es partidariodc un criterio bastantemás restringidoque limitaría lacomposicióndelas élites.tomandocomopuntodc referenciael Perúcolo-nial. a un centenarescasode familias: altos cargosde la administraciónreal, dignidadeseclesiásticas,comerciantesenriquecidos,noblezatituladay caballerosde las órdenesmilitares,miembrosde los cabildosy un redu-cido númerode criollos empobrecidos~.

La definición de JonKicza parael casode México resultatodavíamásrestrictiva.La auténticaélite se reduciríaa un grupocompuestopor «gran-desfamilias»definidasfundamentalmentepor suriqueza.La posesióndeinmensasfortunas,señalaKicza, diferenciabalasgrandesfamilias deCiu-dadde México deotraspequeñasélitesde la capital y. porsupuesto,de lasélites provincialesy era la basepara la adquisiciónde los honores,lospuestospolíticos y las conexionespersonalesque formabanel horizontetdeal de esteselectosegmentodela sociedadcolonial >~ Estegrupo estaríaformado por unas 100 familias cuya fortuna alcanzaríacomo mínimo elmillón de pesos.Un conglomeradoconstituidopor comerciantesmayoris-tas, mercaderescon tiendas importantesy un númerode familias cuyaprosperidadse basabaen una combinaciónde ingresosprocedentesdepropiedadesurbanas~,propiedadesagrarias,molinosu obrajes.minas,car-gos administrativoso el ejerciciode unaprofesión liberal Más restrin-

David A. BRÁDLN(;: «Governnicnt and Elite in Late Colonial Mexico». en líA/IR. 53

(1973): 390.Mark A. Bt RKHOLDLR: «Tirled Nobles.Elites.andIndependence:SorneComents».en

L4RR, 3(1978): 292.John E. Ktctx: Colonial Enrrepreneurs: Families and Bussinesin Bourbon Mex/co (liv.

Alburquerque, 1982. p. 432. También «The (ireal Families of México: Elite Maintenanceand Bussines Practice in Late Colonial Mexico City». en HV4I~IR. 62(1982): 429-457.

Kiczx: «The CrearFamilies».p. 434.

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gido resultael criterio deJ. Tutinoparaquienlas élitesdel Méxicocoloniala finales del sigloXVIII se reduciríana un pequeñonúmerode familiasdegrandespropietariosagrarioscaracterizadaspor su reglamentaciónpa-triarcal ti

Sin embargo,la definición de lasélites tomandocomoprincipal puntode referencialos niveles de fortuna,puederesultarinsuficienteen unaso-ciedaddondeloscriteriosde estratificaciónestabandefinidospor factoresmáscomplejosquelos exclusivamenteeconómicos12 Ademásestecriterioofrecería resultadosmuy desigualessegúnse apliquea las distintasáreasgeográficasque formabanla colonia, ya quelos niveles de desarrolloso-cial y económicoerandiferentes.Cuandoel virrey del Perú realizóunalista de las personasmásprominentesen 1721. incluyó 213 nombres,27noblestitulados,miembrosdel cabildo,comerciantes,caballerosde órde-nes militares y unos cuantosnombrescatalogadoscomo «simplementecriollos muy pobres»‘t El comentarioresultabastantesignificativo paracomprenderqueel estatusde élite no teníaqueir necesariamenteasociadoa la condición de riqueza. Mark Burkholder refiriéndosea dicha listaseñalaqueel 40 % delas personascensadas,incluyendonuevenoblescontítulo, eran ricos públicamenteconocidos,pero también otros nueve no-bles tituladosaparecíanen la lista como gentesempobrecidas.

La polémica podría quedarsuperadasi establecemosunadistincionentreélites y «subélites».ya queen torno a la minoría dominanteya seaeconómicao política se localizabanunaseriede gruposintermediosqueaparentementeresultarondecisivosenel mantenimientode un cierto equi-librio socialy político 4 Bastaconobservaralgunosdelos procesosde in-dependenciaparadarsecuentadel importantepapeljugadoporciertaséli-tes provincialesen la rupturadel mencionadoequilibrio. En efecto,fuerade los núcleosurbanosmásimportantesencontramosgruposquepor suorigen españolrecibíanespecialconsideraciónsocial 15 Aunquealgunosinvestigadoreshan llamado la atenciónsobreel protagonismode estassubélitesen una vida local ascendente,todavía se desconocecasi todoacercade suscaracterísticassocialesy su importanciacomogmpo de po-der.

Peroindependientementedelcriterio escogidoparadefinir la cantidadde quienesformabanlas élites.podemosestablecerun criterio generalde

John M. TtJTINO: «PowerClassand Family: Men andWomen in the Mexican Elite.1750-1810». The Americca 39 (1983): 359-381.ver PP. 376-77.

> CARMAGNANI: «The inedia». p. 154.¡ M. BURKIIOLDER: «Titíed Nobles».p. 292.‘~ Ver Patricia SEEI): «Social Dimensions of Race: Mexico City. 1753» en HAHR. 62

(1982): 579.‘Itmbién J. Kíczx: Colonial Entrepreneurs. p. 17.> Susan M. SocoLow: Tite Merchantsof Buenos Aires. ¡ 778-18/O. l-amiiv ami (.‘omnhercc.

Cambridge. 1978. p. 145.

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calidad parasu definición. En todo el espaciode la América colonial scadivinaunaélite tripartita formadapor el poder(Iglesiay Estado),la for-tuna(propiedadagrariay comercio)y el honor(nobleza)16 En definitiva.un modelo no tan diferentedel quepodemosencontraren Españaen lamismaépocaaunqueen Hispanoaméricahayquedestacardosparticula-ridades:en primer lugar la aristocraciaera bastantemás débil y en se-gundo lugar los gruposque formabanlas élitesestabaninterconectadosentresí sin queexistieranbarrerasque impidieranla movilidad interior.

Lasélitesde las sociedadeseuropeasde finalesdel siglo XVIII conocie-ron importantescambiosmercedal ascensode nuevosestratossociales,pero la interconexiónentreesosestratosfue casi inexistente.L. Stoneharotorecientementeel mito del aperturismodela élite inglesa,todoun para-digma paraexplicar la estabilidadde la sociedadbritánicay su progresogenerala partir de 1750 t7 En el caso de España.¿cuántosenlacespode-mosencontrara lo largodel siglo XVIII entrefamiliasdela vieja aristocra-cia (grandesy títulos) y familias de prestigiososfuncionarioso prósperoscomerciantes?Sin temora equivocarnosse podríancontarcon los dedosde unasola manoy andaríamossobradosit Sin embargo,lasélites hispa-noamericanasse nos presentancomo un lugar de confluenciade los dis-tintos gruposqueconstituíanla mencionadatrilogía del poder,el dinero yel honor ¿Quiereestodecir,atendiendoa su carácterintrínsecamenteper-meable,quelas élitescolonialeshispanoamericanasconstituirianun claroejemplode élitesabiertas?¿Fueronen estodiferenteslasclasesdominan-tes hispanoamericanasde las europeas?

Comoya he señaladonuncaexistió en Hispanoamerícaunaaristocra-cia comparableala española(o a la deotros paíseseuropeos)en cuantoariqueza,podery prestigiosocial.Los núcleosaristocráticosmásimportan-tes estabanlocalizadosen las principalesregionesde la colonia y su ori-gen,en muchoscasos,se remontabaa los primerospasosdela conquista.En principio la tierra constituyóla basede su riqueza,pero a lo largo delsiglo XVIII. comoha señaladoSusanRamírezponiendocomoejemploel

< Ver John N. KENNEDY: «Baldan Flites, 1750-1822». en HAHR, 53(1973):415-439.~> Lawrence SToNE & Jeane C. FAWTtFR STONE: An Open ENte? Englaud 1540-1880. Ox-

ford-NewYork, 1986,p.283. Sin embargo,el trabajodeStoneserefieresobretodo a laaristo-cracia terrateniente que, a pesar de su carácter cerrado, poseyó un envidiable espíritu empre-sarial. Ademáslas élitesbritánicasde los siglos XVIII y XIX secaracterizaronmáspor sumultiplicidad que por su uniformidad. Ver Lloyd BONFIELD: «Affective Families, Open Lii-tes andStrict Family Sttlementsin Early Modern England>’, enEconomichisto’y Revieve34(1986): 341-354.TambiénLindaCoI.í,Fy: «Ihe Multiple Elitesof EighteenthCenturybritain.A Review Article», CotnparariveStudiesit, SocieryanáHisroty, 29(1987):408-413.

Un estadode la cuestiónde la aristocraciase puedeencontraren IgnacioAtIIINJAl-IERNANDEZ.: ArÑocracia, poder y riqueza en la EspañaModerna.La casa de Osuna,siglos XVXIX Madrid, 1987, pp. 9 a 66. Tambiénel ya clásicoAntonio DOMÍNGuEz ORTtz: Las clase’privilegiadasen la EspañadelAntiguo Régimen.Madrid, 1973, Pp. 72-122.

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casoperuano,vterondisminuirsupodereconómicoy, comoconsecuencia.su posicion social se tomó precaria19, La noblezaquenos retrataDorisLadd (títulos de Condey Marqués),constituyóel núcleode las másricasyprominentesfamilias, no más de 50, en la cúspidede la sociedadmexi-cana20 Igual que en Perú la propiedadagrariavinculadaconstituía labasede su riqueza,perola principalcaracteristicade sus economíasen eltranscursodel siglo XVIII fue la imperiosanecesidadde tenerquerecurrira una «diversificación»de sus inversiones.La nobleza mexicanapudomantenersuestatusmerceda unaincursióngeneralizadaenel mundodelcomercioy en la esferadel Estado.Este pudo ser el caminoseguidoporotros gruposaristocráticosde la sociedadhispanoamericanacolonial.Perola debilidadde la aristocraciahayqueentenderlaen el contextodeunasociedaden formaciónen la queloscambiosdecoyunturase dejaríansentircon mayor intensidaden el procesode estratificaciónsocial 21

Así sucedióen ¡it segundamitad dcl siglo XVIII comoconsecuenciadelos dos procesoshistóricosmáscaracterísticosde aquelperíodo:las refor-mas borbónicasy el crecimientoy diversificación de las actividadesco-merciales.El primer procesocomportóun fortalecimientode la estructuraburocráticade la monarquía.El pasodeunasituacióndeimpotenciaal re-forzamientodela autoridadfavorecióun nuevoflujo de funcionariosnaci-dosy educadosen Españaquealteraríala composiciónsocialdeunaparteimportantede la élite. Por otro lado la recuperaciónde la economíahizoposibleun crecimientosin precedentesdela burguesíamercantilen prácti-camentetodaslas regionesde la colonia.No es exageradodecirquelosco-merciantesse fueronconformandocomo la clasemásdinámicade la so-ciedadcolonial en la segundamitad del siglo XVIII.

Sin embargo,estecuadrosocialqueaparentementeresultaríapropicioparafavorecerunamovilidad social sin parangónen las sociedadeseuro-peascoetáneas.se mostrabaexcesivamenterígido si se contemplaen su re-lación con el conjuntode la sociedad.Las élites de la Hispanoaméricacolonial no fueron unasélites abiertassi por ello se entiendeun grupo alcual se pudieraaccedersimplementepor la vía del enriquecimiento.Su

~ Susan RAMÍRrZ: Provincial Patriarchs: LandTenupeandEconom¡es of Poveerin ColonialPci-u. Al~urquerque, 1986, p. 5.

20 Doris M. LADO: 71w Mexican Nobilitv at Independence. 1780-1826. Austin. 1976.21 A este respecto ha señalado M. Mórnerque: «Son perceptibles constantescambiosen

la composición de las élites en Hispanoamérica.causadosporvariosfactores.En primerlu-gar relacionados con inestabilidad delsistemaagrario,mediatizadopor los derechosde pro-piedad.escasosnivelesdeproducción.etc,todo ello genera unacierta inestabilidad econo-mica delos hacendados.Porotro ladoel alto riesgodelas actividadescomercialesy su altogradodeespeculaciónerantambiénfactoresdeinestabilidad.La defensadela éíiteanteestaconstante inestabilidad fue la diversificacióndesosactividadeseconómicas.Perounamejorsolución era la utilización de la familia patacrear redesde influencia..»en M. MORNI¿R:«Economic Factors». p.

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comportamientosocial se mantuvosiempredentro de los rígidos límitesde la sociedadesíamental,al menoshastael primer terciodel siglo XIX yme atreveríaa asegurarque incluso hastamásadelante.A finalesdel si-glo XVIII la «frenéticabúsquedadcestatus»seguíacaracterizandoelcom-portamientosocial de las minorías dominantes,en esto las cosasapenashabíancambiadodesdelos primerostiemposde la conquista22, Aunquela riquezafueraun requisitouniversalmenteaceptadopavala adquisiciónde estatus,ésteno estabaal alcancede cualquieradvenedizoconsuerteensus negocios.Paraformarpartede las élites urbanasera necesario,sobretodo, tenerciertasconexionesfamiliareso. al menos,estaren condicionesde demostrarque sereuníanunosrequisitosmínimosde respetabilidadyparentescoparaestaren disposiciónde adquirirlas.

Volveré másadelantesobreel temade la familia, elparentescoy las re-lacionesdecompadrazgo,sin las cualeses imposibleentenderla dinámicasocial y política de Latinoamérica.Ahoraquiero llamar la atenciónsobrealgoqueno siemprese ha tenidosuficientementeen cuentaa la hora deanalizarlas característicasde los nuevosgruposde comerciantesy funcio-nariosque llegaron a Hispanoaméricaen el siglo XVIII y queconciernedirectamenteal problemade la movilidad social.Me refiero a sumayorita-ria condición de pertenenciaa la vieja hidalguíacastellana.Desdeluegosabemosbhstantcpocosobreestesegmentodela noblezahispana.salvolaImportanciadesunúmero,sumayoritariocarácterrural y su diversidadenlo quesc refierea su condición social.Peroenlo quecasi todaslas opinio-nescoinciden,desdeel anónimoautordel Lazarillo de Tormeshastalosescritoresdel siglo XIX. es en considerarloscomoun grupo de «aparento-sos»cuyoscomportamientossocialesincidieron negativamenteen la mo-dernizaciónde la sociedadespañola23 Es posibleque se halla exageradomuchosobrela mala famade los hidalgos,perotambiénescierto quetan-tas y tan autorizadasopinionestendríanqueteneralgúnfundamentoreal.Perovolviendo a la sociedadhispanoamericana,los nuevosgruposde co-merciantesasentadosa lo largo del siglo XVIII en lasdistintasciudadesdela coloniatenían,mayoritariamente,un origengeográficocomún(laspro-vincias del norte de Castillay el PaísVasco)y un origen social semejante(la hidalguía)24 Esta condicióndc origen,añadidaa la mayor o menorfortunaparaamasarun capitales lo quepermitió queestosgruposenlaza-ran sin dificultadcon 1-a antiguanoblezay conla clasedelos funcionarios

22 E. BRONNER: «Urban society>¡. p. 36.23 Una valiosainférmaciónsobre estetemase puedeencontraren Richardti ERR: «1-li-

dalguiay desamortizaciónbajo Carlos IV’>. en Desamonizacióny Hacienda Pública II. Ma-drid. 1986. p. 464.

~ Ver David A. BRADINO: Miners ant) Merchanísin Baurbon Mevico. 1 763-18)0. (2am-bridge, 1971, pp. 95-128. También MÁ Cristina TORALES (cd.). La compañíadc comerciodeFi-ano/seoIgnacio dc Ii-acta (1767—1797). Cinco ensayos.México. 985. cap. 1. 5. Socolow. [heAlerchanis. cap. 1.

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cuyacondiciónde noblesno se prestabaa equívocos.Peroestamismarea-lidad hizo posibleel mantenimientode un importantevacíoentrelas¿litesy el restode la sociedad.Mientras queen Inglaterra.Franciao Norteamé-rica la sociedaddeclasesse fue articulandoporunamayorconfluenciaen-tre grupos artesanalesenriquecidosy burguesíamercantil, tanto enEspañacomoen Hispanoaméricaelartesanado,ni siquierapuedesercon-sideradocomo unasubélite25 Por consiguiente,movilidad social sí, perosólo dentro de unosdeterminadoslímites quetendríancomo frontera lasolidaridadfamiliar, el origen geográficoy la «honorabilidad»general-menteligadaa la capacidadde demostrarcondiciónde hidalguía26 Todopareceindicarqueeramásfácil el viaje desalidade las¿litesparaaquellasfamiliasquecaíanen desgracia,queel viaje de entradaparaaquellosquecon riquezacarecían,sin embargo,del pasaportedel parentesco,cl pais-anajey la tradición estamental.El modelode «padrecomerciante,hijo ca-balleroy nietopordiosero»ofrecido porla literaturapodríaresponderbas-tantea la realidad.Ademáscomoha señaladoJaequesBarbieren el sigloXVIII se puededetectarun cierto retornoavalorestradicionalesde la so-ciedadaristocrática.Lejos de ser un tiempo de nuevapolítica,los últimosañosdel siglo XVIII pudieronbienserunaedadde oroparala prácticadela vieja 27 Las nuevasfamilias vivían obsesionadasno sólo por la idea deestablecerconexionesmatrimonialessino también por ganarhonores.Dos tercios de los títulos creadospor la coronadesde1684 hastala inde-pendenciase concedierondespuésdc 1748. El año 1745 quedamarcadocomo el arranquede unaépocade aceleraciónen la concesiónde títulos.otorgadosa hombresrelativamentenuevosconconexionesen los círculosoficiales,y frecuentementecaracterizadospor un interésen elcomercio28

Hasta aquíquedamáso menosdefinida la naturalezaambivalentedela dinámicasocialquecaracterizóa las ¿liteshispanoamericanasde fina-les del siglo XVIII: por un lado supermeabilidadinterna,quehizo posibleesa interconexiónentrehonor, burocraciay riqueza,pero por el otro suimpermeabilidadhacia aquellasclasessocialesajenasa las conexionesfa-

» 1. Kicza mencionala presenciade gruposartesanalesmuy ricos enCiudad deMéxico.sin embargo. ninguna familia de artesanosformabapartedela élite. Ver «GreatFamilies,,.p. 434. Lo misonosucediaenMadrid enla misma época-Consultandolos datosdelCatastrode Ensenada,elaboradoshacia 1757.sobrelos ingresosanualesdevariosgruposocupacio-nalesse observaquealgunosgruposartesanalesteníaningresosanualesmuy superioresacomerciantes,banquerosy burócratas. Sin embargo ningún platero, campanero o tahonero.por poner un ejemplo entre los másafortunados,aparecíaen los circulosde la élite madri-leñade la época.Ver David R. RíNunosE:Madrid.v la economíaéspañola.1560-/SSO.Madrid.1985. pp. 417-22,

26 «Cualquiera que no fuera blanco o de aceptable origen social quedaba excluido deformar parte de las élites sociopoliticas”.Ha señaladoM. MÓRNLÁR, «EconomieFactors».p. 356.

22 Jacques BÁRnIER: «Elites andCadresin Bourbon Chile». en HA/IR. 52(1972):416-435.2> Ihíden,. p. 419.Ver tambiénD. LAoo: TIte Mc.vican Mbihtv. p. 19.

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miliares,geográficaso deestatus.En lo primerose mostraronbastantemásdinámicasque sus homólogasespañolase incluso queotrasen Europa,dondeesatriple coincidenciaestabalimitada por unaprofunday persis-tente tradición estamental.En lo segundose parecieronbastantemásalmodelode las ¿litesde la Españainteriorquehastalos añossetentadel si-glo XIX mantuvieronuna barreraque tendió a valorarde maneraexclu-yente los principios socialesde parentesco,propiedady estatusde los detndustria,riquezay autopromoción29,

Fijados los rasgosgeneralesde la composiciónde las ¿lites,es tiempode ir entrandoen ese segundoorden de razonesaducidasal principio deestetrabajoparajustificar nuestrointerésporel análisisde estegruposo-cial: su papelen los procesosde revolución nacional.Es mi intenciónenestepunto haceruna llamadade atenciónsobrela necesidaddefavoreceruna concepcióndinamizadoradel procesohistórico latinoamericano.Avecessc tienela impresiónde quecl estudiode las minoríasdirigentesdela segundamitad del siglo XVIII quedadescolgadodel procesohistóricotnmediatamentcposterior.A este respectoErie Van Young, refiriéndosealos casosde México y AméricaCentral, ha llamado la atenciónsobrelanecesidaddeintegrarcl estudiodelas cosasquepasaronentre1750y 1850.En generalse acept-aquelas revolucionesnacionalesintrodujeronun ele-mentode discontinuidade inclusode rupturaen la historia de Hispanoa-mérica.pero se desconocenmuchosdetallessobrela naturalezade dichoproceso.Van Young sugiere que la consideraciónintegral del período1750-1850ayudaríaa valorarlocomo unaépocade transicióno «protomo-dernización<ademásservidaparacolocarlode nuevoen cl contextodelas experíenciasdel mundooccidental,al menosen términoseomparatt-vos 3<1 En este sentido Manfred Kossok ha criticado la tendencia aexagerarlaspeculiaridadeshistóricasdeAméricaLatina.Señalaesteautorquecomoreaccióna la supuestaineficaciadel modeloeuropeoparaexpli-car los modelosLatinoamericanoshanido surgiendolasasí llamadasteo-rías«américo-centristas»,que, en última instancia,cuestionanlas tenden-cias generalesdel desarrollohistórico universal,y tienden a construiruncasoespecíficoregional ~

No es mi intenciónentraraquíen la polémicasobrela naturalezadelas revolucionesde Independencia,pero sí me gustaríahaceralgunasob-servacionessobresusociología,especialmenteen lo quese refiereal papel

29 Angel BAHAMONDE: El Horizonte económico deja burguesíaisabelina:Madrid, l856-1866.resis Doctoral.Universidad Complutensede Madrid, pp. 33-34. También David R. RIN-(;Rost. «Ciudad,país y revoluciónburguesa: Madrid del siglo XVIII al siglo XIX”, enMadrid en la sociedaddelsiglo XVIII Madrid. 1986: 302-323.

‘< E, VAN YouÑc: «ReccntAnglophone»,p. 742.Manlrcd KoSsoK: «Larevolucióny la formacióndelasilacionesenHispanoamérica.

Sobrela relación dialécticaentreelementoscontinentalesy regionalesen la Independen-cia», en Trienio, 9(1987):3-37.

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Lasélircs iberoamericanasa finales delsiglo XVIII 205

jugado por los gruposdirigentes.¿Qué cambiosy quécontinuidadessepuedenobservaren la composiciónde las élitcs antesy despuésde los ci-clos revolucionarios?¿Cuálfue el papelde los diferentessegmentoso cla-sessocialesquecomponíanlas élites de finalesdel siglo XVIII en dichoproceso?¿Revoluciónsocialo un simplecambiode la estructurajurídicaparaadaptarlaa las nuevascondicioneshistóricas de la épocapostnapo-leónica?

La caracterización,sin más, de las Revolucionesde Independenciacomo simplesrevolucionesburguesaso comoun procesosimilar al de laformación de las nacionesen Europao América del Norte no deja de serunasimplificación.Algo similar a lo quesucedecon el uso del concepto«feudalismocolonial»paracaracterizarlaformacióneconómicosocialdela épocaprerevolucionaria~. Una vez másconvendríarecurriral modeloespañolde «revoluciónliberal burguesa»paraentenderlas peculiaridadesdel modelohispanoamericano~>. Por supuestosin perderde vista en nin-gún momentoun factor muy panicularque es característicoexclusiva-mentedel casoamericano:me refiero a su intensacompartimentaciónre-gionalqueoriginó desigualdadesen los nivelesde desarrollode las distin-tas formacionessociales~. No obstante,se puedeafirmar que tanto enEspañacomoen llispanoaméticamásque una revoluciónsociallo queseprodujofue un procesode adaptacióndel aparatojurídico-administrativoa lascondicionesde unanuevasituaciónhistórica.Estaafirtnaciónse fun-damentaen elhechodequeno seaprecianevidenciassuficientesqueindi-quencambiosprofundosen la dinámicasocial de las élitesantesdc la re-volución,duranteel procesorevolucionarioo en plenoapogeodelos esta-dosnacionales.Por elcontrario,lo pocoque se conocemuestramásconti-nuidadesque rupturas.

La tesisdcl secularenfrentamientoentrepeninsularesy criollos comoexplicaciónde los fundamentossocialesdel conflicto revolucionariosigue

‘> Ver EnriqueSUMO: Hi<aoric, del C}zpíutlísmoca >t’I&fto. México, 1973, y, 53 y 55.

“ Ver Miguel ARIOLA: Antiguo Régimeny revolución liberal. Barcelona.1978. Alberto GttNOvAL rs: «Las contradiccionesde la revoluciónburguesaespañola”,en La revolución bur-guesa en España. Madrid. 1985: 45—58; BartoloméCt ,Avu¡to (y otros).Estudios sobre la revolu-ción burguesa en España. Madrid, 1979.

‘~ La regionalizaciónno fue un producto de la Independencia,comoavecesscha seña-lado. Entre algunosde los factoresquecontribuyerona esa regionalizacióncabeseñalar:

— La GeografíaextremadamentecompartimentadadeAméricaCentraly delsur(Mon-tañas,vallescerrados,selvas,etc.).

— El modelo administrativo exportado por la monarquíaespañola,tendentea crearunidadespolítico administrativasautónomas(Audiencias,cabildos,etc.).

— tAn desarrollodesigualde las economíasregionales.Frentea zonasen las quesepodíaencontrarunaextensay eficazreddemercados,existíanotraszonasenlasquepredo-minabaneconomíasde autoconsumo,

— Estooriginó estructuras sociales diferenciadas y procesosculturalesdistintos.— Finalmenteno hay que olvidar el factor étnico derivadodela conquistaen regiones

con civilizaciones asentadasdesdesiglos.

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siendoobjetodepolémica.Peroa pesardetodo las investigacionesrealiza-dasen la última décadahanobligadoa introducir importantesmatizacio-nes. La existencia,entrelas familias de la noblezamexicanaestudiadaspor U. Ladá,de algunoscasosen los quese ha podidodetectarmezcladesangrenegrae india en su genealogíasólo demuestrasu carácterexcep-cional ~. Menosextraordinariaresultala imagentransmitidapor1 Kiczade unasgrandesfamilias en lasqueconfluíanviejas aristocraciascríollasynuevosgruposde peninsularesprocedentesde la administracióno del co-mercio 36, E. Van Young tampocoencuentradicotomíacriollo-peninsularentre los terratenientesde la región de Guadalajaraa finales del si-glo XVIII. Ciertamentebastantesde esosterratenienteseran españolesque,en algunoscasoshabíanhechosuficientefortuna(generalmenteen elcomercio)parainvertir en tierra,peroen otroscasoshabíanpasadoa for-marpartede las familiasde propietarioscriollos a travésde enlacesmatri-moniales~. La tesis de Burkholdery Chandíersobreel crecimientodelahostilidadentrepeninsularesy criollos a finalesdel siglo XVIII acausadelveto impuestoa estosúltimos paraaccedera puestosde la administraciónprecisariaunamayor verificación >~, El ejemplode México puedeservirnuevamentede paradigma;no parecequelos hijos delas grandesfamiliasse interesaranespecialmentepor buscarsu futuro en la administraciónoen el ejerciciode unaprofesión~. Porelcontrarioestaopciónse mostrabamásatractivaparaaquellosgruposmásnecesitadosde encontrarcanalesparacl ascensosocial:porejemplolospeninsularesquehabíanadquiridoun cierto estatus~ Ademáslas audienciasno constituyeronlos únicoscentrosde decisiónpolítica, muy al contrariolos cabildosse fueronperfi-landocomolas plataformasmásactivasdesdeelpunto devistadel debatepolítico a finalesdel períodocolonial.

Es muy posiblequela dicotomíacriollo-peninsularhalla quebuscarlamásen la relaciónentrelas élitescapitalinasy las éliteso subélitesprovin-ciales4t Peroen generalla aseveracióndeU. Laddde quedichoconflictono fue totalmentecompartidopor las ¿lites es esencialmentecorrecta42,

Tampocohay quenegarla existenciade tensionesen ciertasesferasdc lasociedad,incluidaslas ¿lites,y en determinadosmomentoshistóricos~.

~> D. LxoD: MexicanNobilftv. pp. 20-21.<6 J, KtczA: Colonial Entrepreneurá;y. 4.~> Eric VAN YouNn: HaciendaandMarkc¡ in Eigh¡ccnth Ccntuty Mex/co, [he Rural Eco-

nomv of 71w GuadalajaraRegio’;. 1675-1820 Berkeley.1981. y. 173.~‘ Mark A. BtJRKHoLDL R y D. 5. CIIANOLER: From impownce ¡o Authoi-ity. The Snanish

Crown and tite American Audieñc’a,~: /687-1808, Missouri, 197, pp. 140-141.>~ J. K¡c¡tc «GrearFamil/e,n y 44440 5~ Socotow:Thc Merchanis; ver cap.VI.

Jorge 1. DOMÍNOI Ir?: Insurrecnion or Lovahv, Tite Breakdow,t of ¡he Spanísh Empii-e.Carnbridge,1980,pp. 107-109.

42 D. M. LAi 3;): MexicanNobility: y. 29.Ver E. BRDNN [IR: «Urban Socie~+.p. 44.

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pero ya no se puedeseguirmanteniendola explicaciónde los procesosrevolucionarioscomoel resultadode un permanenteenfrentamientoentrela sociedadcriolla y la sociedadpeninsular.A medida que se va cono-ciendomejor la sociologíade los gruposqueprotagonizaronel procesore-volucionarioéste se muestra,másquecomo un conflicto social entredoscomunidadesantagónicas,como un conjuntode enfrentamientospor elcontrol deciertos resortesde la economía,del-aactividadpolítica e inclusode la hegemoníafamiliar No pretendotampoconegarla existenciadeenfrentamientosdeclase,perono parecequeéstosfueranlos quedieranelcaráctera la sociedadrevolucionariao postrevolucionariaal menosen loquese refierea lasélites.Tampocoquiereestodecirquelas élitespermane-cieranincondicionalmenteunidasdurantela revolución.Nada máslejosde la realidad.Sin embargo,a pesardc la existenciadetomasde posturaaveces radicalmenteencontradasno hay evidenciasde queesto llegara acrearfisuras como paradividir socialmentea los gruposque las integra-ban. La mayor parte de los 109 individuos estudiadospor David Cubittpresentesentre1820 y 1822 en las institucionesrevolucionariasde la ciu-dadde Guayaquilpertenecíana los mismosgrupossocialesqueformaronlas élites de finales del siglo XVIII ~ En sumayor partese tratabade co-merciantesy hacendadosen muchoscasosligadospor intereseseconómi-cos y de parentesco.La mayoría no habíannacido en Guayaquil.proce-dían deotrasregionesdentro de la colonia,peroel grupo másimportanteentrelos inmigrantesestabaformado por españoleso hijos de españoles.Estose tradujoen unapolítica de granmoderaciónhacialos quese man-tuvieronlealesala corona,es más,los funcionariosadministrativospudie-ron seguirdesempeñandosuslaboresdespuésdc un juramentode lealtadsin pasarmayoresindagaciones.JacquesBarbier.analizandoel comporta-miento de la minoría política chilena, detecta similitudes entre la élitecolonial y el grupoquegobernócl paísen el períodonacional. En su ten-denciaa organizarseen clanes,en su consentimientoparaabsorbera lospoderososcualquieraquefuerasu origen,en su interésporla posiciónmásqueporla riqueza,en subúsquedadel-aposiciónoficial, las ¿litescolonia-les fijaron el estilo del Chile independiente½ En Brasil y Argentinaunapartedel sectorcomercialde las élitespermanecióleal a Portugaly Españarespectivamente4Ó~ Sin embargo,los mecanismosquehicieron posible eldesarrollode una élite cohesivaa finales dcl siglo XVIII fueron rápida-mentereinstauradostraslas turbulenciasde la independencia.Por ejem-pío, unaparteimportantedeloscomerciantesportuguesesy españolesper-manecieronen Bahíay BuenosAires despuésdela independenciasinque

~ DavidJi Ctrnin: «La composición social de una¿tire hispanoamcricanaen la Inde-pendencia:Guayaquilen 1820».en RevistadeHistorio deAmérica. 94 (1982): 7-31.

~> J. BARtit FR: «Llités andCadres>’, y. 431~“ John N. Kt.NNFoY: «Bahian Etites>,, y. 438: 5. Soeolow. Tite Merchanis, y. 112.

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suestatussufrieraningunaalteración.En México tantola noblezatituladacomo las grandesfamilias de terratenientesy comerciantessobrevivieronal procesode independenciasin alterar su posición dominante.Aunqueoportunamentetuvieron querenunciara la posesiónde títulos y vínculoslas familias,como auténticoscentrosde podenpermanecieron.

Perodondela continuidaddelas estructurasse hacemásperceptibleesen el estudiodel papeljugadopor las relacionesfamiliares.La nuevabis-toria social, referida a la familia, apenasha comenzadoa descifrar laintrincadaestntcturade su comportamientosocial en la historia de Amé-rtca latina,aunquese progresaconbastanterapidez.La familia ha sido enel pasadoyenelpresenteunainstitucióncentralparacomprenderel com-portamientopolítico, económicoy de gobiernode las éliteslatinoameríca-nas.Comenzandoen la épocacolonial y continuandoen el siglo XIX. lafamilia ha constituidoel elementocentraldentrode unaextensaredinsti-tucional de relacionessociopolíticascaracterizadorasde la sociedadhis-panoamericana~. Comoun mecanismosocial quepalió las deficienciasinstitucionalesen la organizaciónde las esferaspolíticasy económicasdela Américacolonial, la familia ha sido definidacomoun grupode perso-nasa) quesostienenentresí lazosde parentesco,sea de cosanguineidadode afectividad;b) quepercibenesaconexiónen la basede unamutua yusualínentcexclusivaligazón; e) que se distribuyencadauno de acuerdocon su posiciónen el intercambiode variadosfavores(como afectividad.estima, apoyo emocional, ayuda material) como resultadode esa liga-zón 4>. El modelo patriarcalde familia erael dominanteen el senode lasélites colonialesde Hispanoamérica.Lospatriarcasregulabanfamiliasex-tensas,reconciliandoacriollos y peninsularesy supervisandola adminis-traciónde las fortunas ~«. Los patriarcastambiénsupervisabany decidíansobrelos matrituoniosquepudieranafectara la estructurafamiliar La fa-milia constittíia una corporaciónesencialdentro (le unasociedadfuerte-mentecorporativa.Es másen unaépocade ciet’to caosinstitucional,tal esel casodel procesode desintegracióndel imperio colonial iniciado des-puésde 1810.la familia fue por un tiempo la única fuente de estabilidadsocial e incluso institucional.

StephanyBlank en un estudiopionerosobrela organizaciónsocialdela Hispanoaméricacolonial demostrabala importanciade los sistemasdeparentescoy clientelascomo elementointegradorde la estructuracióndela vida política en las coloniasespañolas~ Diana Balmorí,StuartF. Boss

4V David W. WÁt ¡<FR: Kinship flussine« pp. 18—19.>‘ 1—raneescaN’I, CÁNt tAN, Loit is W. CiootsMAN y l’cter II. SM ¡Tlt; «Capitalis n,. 1 ndus—

tria1 ization an<1 Ki nsh y iii La;ir, America: Major 1 ssues’>.en Joarnal of Familv IIistorv 3t1978): 323.

~> John Nl. ¡.~ nNo. «Powcr (?lass and lam ily”. y. 360.StephanielAtÁr-jc. «Patrons,Clients and Km in Seventeenth Ccntury Caracas: A Me!-

hodílogicalEssayin Colonial SpanishAmericanSocialHisto¡y’s. HA/IR. 54(1974):260-283.

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Las ¿litesiberoamericanasafinales delsiglo XVIII 209

y Miles Wortmandestacanla importanciade ciertasredesde conexionesentrefamilias notablesquehanactuadocomo pibotesen torno a los cua-les se hanproducidolos cambiosmásimportantesde la historiade Amé-rica Latina desdefinales del siglo XVIII hastaprincipios del XX ~‘. Losinvestigadoressuelendescribir la historia del siglo XIX como un períododeenfrentamientoideológicoentreliberalesy conservadoreso entretradi-cionalistasy progresistas,o de conflicto de clasesentrediversosgrupossoctoeconómicoso entrequienesapostaronpor la independenciafrentealos partidariosde la dependencia.Pero un examenmásdetalladode larealidaddemuestrala falta de continuidaden los conflictos ideológicosydeclases.El estudiodel-asrelacionesfamiliaresen el senodelas élites,sinembargo.ofreceunaclave importanteparaentenderlo queocurrióexacta-mente.El estudiodc Mary Felstinersobrelas relacionesde parentescoenla independenciade Chile muestracomo las políticas familiaresjugaronun papelcentralen el desarrolloinstitucional del nuevoestadonacional.Lasrevolucionesno sólono alteraronel papelsocialjugadoporla familia.sino queinclusoel estudiodc lasrelacionesfamiliaressirve paracompren-der la dinámicadel procesorevolucionario52,

En términospuramenteeconómicosla familia fue igualmenteimpor-tante. Los trabajosde Socolow, Kicza, Walker y Toralesdocumentanlaenormevariedadde víasen las cualesfamilia y parentescosirvieronparaestructurarla economíade la Hispanoaméricacolonial. En BuenosAires.por ejemplo,elcasamientoera un elementocrucialparamejorarlosnego-cios y los parienteseranpreferidoscomoagenteso socioscomerciales.EnCiudaddeMéxico muchosnegociosrespondíana redesfamiliaresyel ma-trimonio constituyó un flexible dispositivo social para introducir a lasgrandesfamilias comercialesen el áreade influenciade importantesaso-ciacionesquedominabaninstitucionescrucialescomo el Consulado.

En resumidascuentastodo pareceindicar quelas élitespasarona tra-vés del periodorevolucionarioinclusosiendoprotagonistasde unaparteimportantede susepisodios,sin quesucondiciónsocialsufrieraimportan-tes alteraciones.Por ningúnladoaparecióunaburguesíadispuestaa darlabatalla social o política al entramadode relacioneseconómico-familiaresquehancaracterizadola historia deAmérica Latina desdela épocacolo-nial hastatiemposrecientes.En Hispanoamérica,al igual queen España.los cambioshistóricosde principios del sigloXIX no produjeronningunarevolución social capazde alterarla relaciónde clasesdel Antiguo Régi-men.Los cambios,revolucionariosse puedenentendercomo unareadap-

“ BALMOR;, Diana:StuartF. Boss.andMiles WORtMAN. NotableJhmilvNetworksitt la-sin America. Chicago. 1984, p. 4.

>2 Marv L. Fut,si [NER: «Kinship Politics in the Chilean IndependenceMovemení>’, ca¡lA MR. 56(1976): 58-80.

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tación de unaestructurajurídico política, provocadapor los interesesdediversosgruposfamiliaresantelas importantesalteracionesquese habíanproducidoen el ordenamientoeconómicoy geopolíticomundial entrelosultimos añosdel sigloXVIII y el primer tercio del XIX. Losquese opusie-ron a la independenciatardaronpocoen readaptarsea la nuevasituaciónsin perderni un ápice desu influenciasocial.bastósolamentequese die-ran cuentade que su estatusno estabaamenazado.

Entonces,si lo quecaracterizael procesohistóricode Hispanoaméricaal final de laépocacolonial es la ausenciade rupturasy lacontinuidaddelas mtsmasestructurassocialesde dominación,¿quiereestodecirque nobuhoningúnespacioparael cambiosocial?¿Quela independenciano fueun factor de modernización?Desdeluego se produjeronalteracionesenlos gruposquecomponíanlas élites. incluso en algunoscasoscomo enMéxico pareceserqueentrelos gruposdirigentesdc la revolucióny post-revolución hay un mayor alineamientode las élites locales.Pero la res-puestaal problemade la tnodernizacióno protomodernizaciónhay quebuscarlapor otrasvías queno seanlas de la alteraciónde la composiciónsocialdel grupodirigente.Se trataríade ver hastaquépuntopodemoscon-siderardeterminadoscomportamientosfavorablesparael progresoo porel contraríoretardatariosdel mismo.Entramosde estamaneraal terceror-dende razonesquejustificabannuestrointeréspor el estudiode las élites:determinarhastaquépunto lapersistenciade ciertasestructurasde domi-naciónpudierasercausantedel subdesarrolloy la conflietividadquehancaracterizadola historia contemporáneade América Latina.

Desgraciadamenteéste es tin tema demasiadoamplio, bastantepolé-mico y escasamenteinvestigado.Unodelos aspectosquemásse hanrecal-cadoa este respectoes el del conservadurismoeconómicoquecaracterizóa los gruposdirigentesde la AmérícaColonial. La escasezde inversionesproductivas,dicho deotra maneraínverstonesdirigidasa favorecerla pro-ducciónde bienesde consumomanufacturados,junto conla secularten-denciade los gruposdirigentesporutilizar su excedenteen la compradetierras,hanservidoparacrearel paradigmade una élite propiciadoradesubdesarrollo.Paraexplicar esta falta de incentivosempresarialesse harecurridoa explicacionesquea veceshan extrapoladola realidad. Se hadicho que estaactitud fue el productode unamentalidad,la de los con-quistadores,quese caracterizabapor la persecuciónde un enriquecimien-to rápido y fácil. Estamentalidadse mantendría,e incluso se fortaleceríaen la épocacolonial con la introduccióndeprincipios legalesy conductaspropiasde la sociedadestamentaleuropea.Asi se llega al sigloXIX en quelamismacrítica reapareceperoteniendoa la burguesíacomonuevoprota-gonista.André GunderFrank argumentala existenciade una burguesía«antinacional»interesadapor laexportaciónde materiasprimasen oposi-ción a unaburguesía«nacional»propiciadoradel desarrollolocal tnanu-

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facturero~. La primera,a la queFrank denomina~<Lumpe;nburguesía»,se impusosobrela segunday suscomportamientoseconómicosfavorecie-ron el «desarrollodel subdesarrollo».

Durantelos añossesentay setentasociólogosy psicólogosanglófonos.en un contextoen que la prosperidaddel mundooccidentalse aceleraba.se preocuparonpor buscaruna explicaciónal subdesarrollodel TercerMundo. Más queen condicionamientoseconómicoso de carácterecoló-gico. estosinvestigadoreshicieron hincapiéen factoresculturalesy psico-lógicoscornocondicionantesde un posibleprogreso.La conclusiónquesepuedeextraerde trabajoscomo los de EverettE. Hageno David MeCle-land, representativosde estegrupo, es que el freno al crecimientoeconó-mico en elTercerMundo se debíafundamentalmentea unafalta de incen-tivos empresariales,pero no porque no existierancondicionesobjetivasparasu promoción,sino porqueéstos no formabanpartede la tradicióncultural de los paísestercermundistas~.

Estasteoríasaplicadasal espaciolatinoamericanoenlazabancon latradicionaltesisde la inhibición de los colonizadoresespañolesy el papeldel latifundismocomo freno para la modernizacióneconómica.En algu-nos casosla aplicación de estasteoríasha llegado incluso a tenertintesracistas.E. Hagenexplicabala industrializaciónde la regióncolombianade Antioquía graciasa la existenciade un supuestoespíritu empresarialfruto dela masivapresenciadevascosyjudíosen lacolonizaciónde aque-llos valles. Como si no hubierahabidocolonizadoresvascoso españolescon posibleascendenciajudía en el resto del espacioiberoamerteano.

Ann Twinam en un excelentetrabajode historia regional demuestracómo la industrializacióndel espacioantioqueñono se debió a ningunadisposiciónespecialdel alma «paiso-vasca»paralos negocios,sino a unconjuntode complejosfactoresgeográficosy de ordenaciónde mercadosque terminaronmodelandoun espaciosocial favorecedorde la inversiónindustrial ~. Algo queE. Van Youngya habíapuestode relieve en suestu-dio sobrela regióndeGuadalajarapara.entreotrascosas,explicarel fenó-menocontrarioal casoantioqueño.el interéspor la inversiónen propie-dadagraria.El estudiode la formacióny desarrollode los mercadosy suinteraccióncon la dinámicasocial es la única vía posiblepara encontrarexplicacionesa la ausenciade incentivosempresariales.Antón L. Allaharha demostradocomo los grandespropietariosde plantacionesazucareras

>3 André GUND[R FRANK: Lun;penbourgeoisie:Lumpendevelopment:DependenceClassandPolitics in Lati,t Amei-ica, NewYork, 1972, y. 3.

<~ EverettE. HAGEN: On the Theory of Social Change. tIow Economic Growth Beguin>.Homewood, 1962: David G. MCCLELLAND: «ihe Achievement motive in Economic(3 rowth». i n DevelopmentandSociety:the Dinamyc0/ EconomicChange,cd. David Novack.New York, 1964.

Ann IWiNAM: Miners. MerchantsandFarmersin Colonial Colombia. Austin. 1982.

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212 JesúsCruz

en Cubaconstituyeronunaauténticaburguesíaemprendedoraquefavore-ció la modernizacióndel país 5~. Sin embargo,sucontinuidadestuvosiem-precondicionadapor la evolucióndel mercadointernacional.Estemismoanálisispuedeseraplicadoparaotros ejemplosen Hispanoaméricaentre1750 y 1850. Es mucholo quequedapor haceren esteterreno.

La historia social de América Latina ha hechoprogresosespectacula-resen los últimos años.Losavanceshansido especialmentenotablesenelterrenode la metodologíay la utilización de fuentes.Todaslas tnnovac;o-neshistorio;’ráñcashantenidosu espaciode aplicaciónmáso menostm-portante:Ir. historiade los movimientoscolectivos(prosoprografía,cuanti-ficación. demografía,estadística,etc.), la historia del cambio social y susfactores(estratificación,clasessociales,clanes,estamentos,familia, hogar,clientelas,etc.) y. por último, aunqueen menor medidala historia de lasestructurasde lo subjetivo (actitudesante la vida y la muerte,creencias,tradición cultural, etc.). En repetidasocasioneslos historiadoreshan ve-nido señalandoalgunosde los huecostodavíaexistentesy las posiblesfu-turas líneas de investigación:nuevos criterios de periodización.mayoratencióna la historiaurbana,mástrabajossobrehistoriadelas mentalida-des,etc.Paraconcluirestetrabajomegustaríareflexionaruna vez másso-bre la aplicaciónde. al menos,dos posiblesmodelosinterpretativosen latntenciónde buscarun mareode desarrolloparala historia de las éliteshispanoamericanasen el siglo XVIII:

1. En estetrabajose ha invocadorepetidasvecesel métodocompara-tivo paraexplicar la dinámicasocial dela Hispanoaméricacolonial.No esalgo nuevo, repetidamentehistoriadoresde la talla de Mórner, Carmag-nanio Brading.entreotros,hanllamado la atenciónsobreestanecesidad.Las sociedadeshispanoamericanasfueron, al fin y al cabo,un productosurgidode la sociedadibéricay éstaa su vez respondea unospatronesdecotuportamientosocial similar a otrospaísescatólicosdel sur de Europa.Ademása medidaque se van despejandolas incógnitassobreel modeloespañollas afinidadesresultanmásevidentes.Afinidadestodavíamásní-tidasen lo quese refierea las minoríasdirigentes.Bastaconobservarla si-milar dinámicade fortalecimientodelas élitesen la segundamitad del si-glo XVIII por incorporaciónde gruposdedicadosal comercioy la admi-nistraciónde la monarquía.Ya fueraen Madrid, México, Cádizo BuenosAires los patronesde comportamientosocial, económicoe incluso a uncierto nivel, políticosguardanbastantessemejanzas:las mismasregionesde origen,los mismoscomportamientoseconómicos,la misma estructurafamiliar, lasmismascostumbresreligiosas,inclusoaveceslos mismosape-llidos. Qué interesanteseríaconoceralgo mássobreposibles transferen-ciasde capitalmetrópoli-colonia,o sobrelaslíneasdeconexiónentremer-

>< Antón L, ALLAHAR: «The Cuban Sugar Planters, 1790-1820,TheMost Solid and Bri-llian; BourgeoisClass in ah of Latin America”. en Tite Americas:41(1984):37-57.

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Las ¿lites iberoamericanasafinales delsiglo XVIII 213

cadointernacionalmetropolitanoy mercadosregionalesen conexiónconlos procesossocialesde formación de las élites a amboslados del Atlán-licO.

Claro queunadinámicasocial parecidaen lo quea la formaciónde losgruposdirigentesse refiereacabóproduciendoun modelode «revolucion»sin un auténticorecambiode clases,sino como unasimple remodelacióndela estructurajurídico políticaqueafectómása la forma queal fondodelprocesohistórico.

2. Convieneteneren cuentaqueen el siglo XVIII lasélitesse localiza-banen los espaciosurbanos.La historiasocialde los gruposdirigentesvaíntimamenteligadaal desarrollode las ciudadesy su papelcentralen ladinamizaciónde espaciosregionales~ Si creemosal historiadoringlésE.A. Wrigley. sería a través de las ciudadescomo se produjo la expansióneconómicade la sociedadagraria58, Las ciudadeslejos de comportarsecomoparásitosde su región fueron másbien suselementosanimadores.Esteprocesose puedeobservaren el desarrollode un largoentramadodeintercambiode bienesy serviciosentrelos núcleosurbanosy suscomar-cas. Estudiosmásdetalladossobreesta dinámica de relacionesciudad-paísen los distintosespaciosregionalesde la Américacolonial ayudaríana comprendermejor la historia social en generaly la de lasélites en par-ticu1 ar.

‘~ En estesentidointeresanlas recomendacionesde Woodrow BORAH: «Trendsin Re-ceraStudiesin Clonial Latín American Cities>’. en HAHR, 64(1984):y. 550.

>‘ E. A. WRtráLrv: «A simple Model of Londons Importance in Changing English So-ciety and Economy”. en PastandPresent.37(1967): 44-70.