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BIBLIOTEeR DE"tR eOOPERReION"

IMPRENTA DE LOS HIJOS DIO

: : M. (j. HERNÁNOEZ : :

: LIBERTAD, 16 DUP.·, BAJO,

LAS CO(}P(RATIVASO[ CONSUMO

Proyecto Rivas Moreno. Digitalización: Centro de Estudios de Castilla-La Mancha (UCLM)

LAS COOPERATIVAS DE CONSUMO


BIBLIOTEeR DE"LH eOOPERiH~ION"

:-~ VOLUMEN X :-:

RIV AS MORRND

LAS COOPfRATIVASUf CONSUMO

- mADRlD 1913

IMPRENTA DE LOS HIJOS DE

: : M. G. HERNÁNDEZ : :

. : LIBERTAD. 16 DUP.o, BAJO:

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J\DVERTE1'leIR

Se autoriza la reproducción de est8 folleto en todoó en parte.

El autor no se reserva ningún derec-ho.


Por qué fracasan algunas Cooperativas.

Los que se dedican al estudio de los problemas sociales en nuestro país, ban tenido ocasión de observarun fenómeno verdaderamente extraño: que en los últimos meses se han visto precisadas á cerrar sus puertas las Cooperativas que se habían fundado con mayores recursos económicos, y que las establecidas en forma muy modesta marchan por caminos de prosperidad.

Estos hechos tienen Una explicación muy sencilla,que conviene divulgar, por 10 mismo que encierran enseñanzas del mayor provecho para los que militan enlas filas del cooperatismo, que hoy son en mayor número de lo que muchos creen, pues tanto los E:lementos católicos como los socialistas, han colocado en susprogramas, en sitio preferente, el culto más entusiasta átodas las formas de la cooperación.

En Junio y Julio han puesto término á sus operaciones tres Cooperativas, que se establecieron en poblaciones de importaneia hace dos años con un númerode socios bastante crecido y con recursos más que suficientes para afianz9.r un éxito lisonjero.

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La realidad ha venido á contrariar los favorablesaugurios que hicieron los fundadores de estas instituciones, y sería poco cuerdo dejar en silencio dichosfracasos y no decir á la opinión qué causas los motivaron y cómo pueden en el porvenir conjurarse esospeligros.

Cuando se dispone de dinero bastante para cubrirholgadamente los gastos de instalación y las primerascompras de una Cooperativa, es frecuente que no presida una discreta economía en estos primeros pasos.

En los individu03 de las Juntas directivas hay verdadera plétora de entusiasmo y buena fe; pero les faltaexperiencia, y en eso está precisamente el grave escollo donde naufragan las más laudables iniciativas.

Se gasta en decorado del local una suma innecesaria, y se compran artículos que tienen difícil venta óque sufren avería por no atender bien á su conservación.

Los locales de las Cooperativas no tienen que serllamativos, porque á ellos han de concurrir los sociossin los estímulos que puede¡¡ disculparse en un intermediario que necesita formar la clientela.

Las Juntas directivas que informan su conducta encriterio altamente optimista, son las más peligrosas,porque tienen siempre el dinero dispuesto para gastosde conveniencia muy discutible.

Los primeros pasos de toda Cooperativa de consumoson tanto más difíciles, cuanto que á la inexperienciade los que la dirigen se suman los obstáculos que ponen en su camino los intermediarios para originar elfracaso.

Este sólo puede conjurarse con previsión y prudencia.

Un ejemplo puede ofrecerse en la actualidad como


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modelo á los que traten de. fundar Cooperativas deconsumo.

Los ferroviarios han creado estas instituciones enbastantes capitales de provincia y pueblos importantes,y en todas partes los resultados conseguidos haN superado los cálculos,más lisonjeros.

He pertenecido á las Cooperativas ferroviarias deAlicante y Sevilla, y puedo por esta causa hablar desu nacimiento y desarrollo con datos irrecusables.

El local en que se instalaron, no tenía decorado deninguna clase; los muebles eran de una modestia extremada; las operaciones se re~lizaban con un númerodeterminado de artículos que eran de consumo generaly bien conocidos, y las compras se hacían pago al contado, á fin de poder conseguir más bajas cotizaciones.

Al año, los socios hab!an aumentado bastante, lasventas se extendian á doble número de articulas y ellocal resultó insuficiente. Entonces se tuvo el buenacuerdo de trasladar las Cooperativas á edificios másamplios, pero que no costaban ni una peseta más de 10indispensable.

En las Juntas directivas nadie se creia con bastanteautoridad para ejercer de pequetlo dictador, y á la opinión del Presidente y los Vocales, se sumaba, cuandoera conveniente en concepto de asesor práctico, la delencargado de las ventas del mostrador.

Si, como es de esperar, siguen soplando vientos favorables para estas instituciones, las Juntas introducirán las innovaciones que demanden las circunstancias,pero sin dejarse ofuscar por los entusiasmos del éxito.

Hace años que vengo abogando por la formaciónde agrupaciones regionales de Cooperativas, con objetode constituir más tarde con éstas una fUerte federaciónnacionlJl.

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Muchos fracasos se evitarían, si en las nuevas Cooperativas pudiera influir el consejo y la ayuda de losque en estos empeños lucharon y vencieron.

Establecida la federación de Cooperativas, ellas seabastecerían unas á otras, facilitando cada cual losproductos de su reglón con economía en los precios, ycon la garantía de ser los artículos de calidad superior.

Por la Iederación conseguiremos el establecimientoIte los Grandes Almacenes, y al lado de las Cooperativas de consumo irán fundándose las de producción,desapareciendo por este procedimiento los intermediarios de todas categorías, con gran provecho para losasalariados, que verán abaratadas las subsistencias enun 40 por 100.


n

La Cooperación y la mujer.

Estoy convencido de que las Cooperativas de consumo no arraigarán en España hasta que las mujeres se rersuadan de que estos organismos reportan á las familias, en el orden económico y en elmoral, grandes ventajas, pudiendo servir á la vez parasolucionar pacíficamente los más graves problemas sociales.

Cuentan las Cajas rurales con tantos enemigos comousureros hay en la comarca donde se ~rean tan úti:lsinstituciones; no hay Cooperativa de producción queno provoque protestas y absurdas reclamaciones de los'intereses particulares que lastima, y, por último, las Cooperativas de consumo encuentran en su camino comoobstáculo muy difícil de salvar la codicia malsana decocineras, y criadas que, ante el riesgo de perder elfilón de las sisas, acuden á todo linaje de malas artespara llevar el descrédito á las Cooperativas.

Con objeto de vencer estas resistencias, se fundó en

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Inglaterra en 1883 la liga denominada Cooperación delas Mujeres, que cuenta con 322 sucursales y 18.140Bocios distribuidos por la Gran Bretaña.

La mujer inglesa sabe que en la Cooperativa de consumo los géneros no se adulteran, el peso es exacto ylos precios muy ventajosos, y no hay halago de tendero que la lleve por camino ODuesto al de sus conveniencias.

Hace cuatro años que existe en Paris la Liga Francesa de las Mujeres para la cooperación, fundada con lamisma finalidad que la sociedad inglesa.

Pocos meses después de la francesa, se creó otraasociación de mujeres en Holanda, y si bien es ciertoque no eran tantas en número como en Inglaterra nien Francia, en cambio su entusiasmo por la cooperación les hacia desplegar extraordinaria actividad, realizando una labor digna de los mayores encomios.

Desde 1903 existe en Italia la Cooperativa de producción denominad>\ La Industria Feminista Italiana,que está reportando en el orden económico y en el mo·ral incalculables beneficios á los hijos de los campesinos y obreros de los principales centros de población.

A la Cooperativa entregan sus labores para que seanofrecidas al mercado con una estimación que no alcanzarían si cada familia trabajase por su cuenta, pues er<muchos casos los apremios de la vida y la competen·cia serian causa de tener que vender los objetos porel precio de coste, Ó, á lo sumo, con una gar.ancia mezquina.

La Sociedad anticipa pacte del valor de las labores,facilita la primera materia, cuando es preciso, y procur~ Los mayores aJelantos en las industrias caseras queson objeto de sus cuida.:los.

En Génova, se in~ró hs.ce poco tiempo una Coo-


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perativa para la venta de labores femeninas, con objetode procurar mayores utilidades á las mociestas operarias que, trabajando en sus casas, se ven precisadas árecurrir á intermediarios para vender los artículos queconfeccionan.

La Cooperativa otrece un amplio y bien acondicionado salón, donde se exponen labores de corte, bordados, encajes, pinturas, flores artificiales, etc., etc. Apreciado por personas inteligentes el valor de los objetos,son vendidos al público, que siempre encuentra algunaventaja, y las obreras domésticas no se exponen á lospeligros del taller ni son explotadas por especuladores~i¡;¡ coneiencia.

En Irlanda, la población agrkola aprovecha algunashoras de la noche y los días en que no puede salir álas faenas del campo, para hacer trabajos domésticosque alcanzan gran estimación.

Los encajes y los bordados son los artículos que me·jor acepta el mercado inglés.

Con la denominación de Houre industries societieshay gran número de Sociedades que se dedican en lascomarcas agrícolas á fomentar la cooperación aplicadaá las labores hechas en casa.

Para dar mayor impulso á estas industrias domésticas, la acción oficial toma iniciativas muy laudables.

La clases gratuitas están baatante concurr'idas, y elprofes0rado se forma con perS'onas que tienen bienatreditada su celll.petencia en el ramo de las industriasdomésticas qll1e se lea cenfian.

En España, 'hay pobl~cionesdonde esta clalse de alS@'"

c*~01l1es pooia IQevlJr á muchas familias los' reetlr~sde que llIDy c'a~.,. M1il'e'dli'afIl1do la tríste'za preseNte yeonjllrand0 mayores ,ilAfol't\atllil0's.

Loe 'que s~a~ 'córtlo ~ ~~en 1(')5 éélebres e~jes y

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blondas de Almagro por las familias de menos elementos de fortuna, podrán apreciar si la recomendación deestablecer una Cooperativa es idea que merece tomarseen consideración por las personas 'que están en condiciones ue buscar alivio á las desventuras de la claseobrera.

En el mismo caso que las encajeras de Almagro seencuentran en Canarias las familias que se dedican álos delicados y primorosos calados que tanta estima·ción han alcanzado en el extranjero.

Por la cool'etaci6n estos trabajos darían mayoresoroveches á quienes los ejecutan, y se abrirían nuevosmercados á una industria que tantos alivios proporciona á millares de modestas familias.

Un soci610go de imperecedera memoria, el Sr. Fonles, realizó con el auxilio de sus dos hijas en la provincia de Murcia una empresa análoga á las que sin granesfuerzo pueden llevarse á feliz término en Almagro yen Tenerife.

Hace unos do~e años fuí invitado á visitar la CajaRural ele JabaU Viejo, fundada por el \Sr. Fonles, yenlas horas que pasé á su lado pude apreciar hasta quéextlemo llevaban su caridad los miembros de aquellanoble y virtuosa familia.

Los dos ángeles qlJe hacían tan agradable la vida delanciano militar, tomaban una parte muy principal enlos trabajos de la Caja Rural, y además habían estableCIdo en su casa solarip.ga talleres para que las hijas desus colonos y de los labriegos de la comarca aprendieran las labores propias de la mujer. desde la más sencilla hasta las más difíciles y costosas. Las familias máslinajud,s de la Corte han hecho encal gas de much~ valor á la Cooreraliva Feminista de Jabalí Viejo, y enmuchas igle~ias hay ornamentos que son obra primo~o-


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sa de las lugareñas de la provincia de Murcia, y quepresentados en una Exposición internacional, hubierana.lcanzado seguramente distinciones muy honrosas.

Cuando la idea Cooperativa recibe el calor de unavoluntad firme y bien dirigida, los resultados son siempre tan inmediatos como satisfactorios.

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III

El Congreso Español Cooperativo.

La Cámara Regional de Barcelona merece bien de loscooperadores españoles por su f~liz acuedo de celebraren Diciembre una Asamblea en que estén representadastodas nuestras Sociedades de Consumo, Producción yCrédito.

Este Congreso discutirá los problemas de más capital interés para las Cooperativas de todas clases, y susacuerdos influirán de modo eficaz en el favorable desenvolvimiento de las iniciativas cooperatistas.

Interesa mucho estudiar la forma más rápida y práctica de llegar á la federación de Cooperativas, con objeto de que estos organismos se ayuden en cuanto puedareportar provechos económicos ó beneficios morales.

Hay que llevar al ánimo de todos los cooperadoresel convencimiento de que las compras deben hacerseen común, procurando siempre uti:izar el concurso delas Cooperativas que existan en los puntos donde loSproductos se cosechan, pues de este mod'o los artículos

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serán de mejor calidad y las cotizaciones tan bajascomo la oferta y la demanda lo permitan.

Los arroces de Valencia, los aceites de Andalucla ylos vinos de la Mancha, pueden remesarlos á los demáspuntos de España las Cooperativas de dichas regiones,con beneficios muy positivos para todos.

Urge establecer lazos de concordia con nuestros colegas de allende la frontera. A los grandes almacenescooperativos de Inglaterra, Francia, Bélgica y otrosp.~íses, se les pueden pedir el te, el café y otros artículos que ahora sirven á las Cooperativas españolas loscomerciantes al por mayor.

No se tiene fuera de España idea exacta de los ¿xitos alcanzados pcr la cooperación en nuestro pais.

Hasta ahora, las Cooperativas agrícolas son las quemarchan á paso más acelerado y por terreno másfirme.

Cuando todos los cooperadores españoles aunen susesfuerzos, la campaña de propaganda se organizará detal suerte, que en pocos años se multiplicarán nuestrasasociaciones, y los organismos que hoy existen alcanzarán vida mucho más próspera .

. Hay que acometer la empresa de fundar B~ncos populares cooperativos.

Todas nuestras instituciones pueden precisar del crédito, y elementos sobrados tiene la masa cooperativade la Península para cubrir holg~damentesus necesidades sin tener que buscar ayuda en elementos extraños.

Las Cátedras ambulantes traerían á nuestras filas lacasi totalidad de la población agrícola.

En el comercio mundial, los pueblos que no acudenal esfuerzo colectivo para abaratar su producción, 1:0 '

pueden ofrecer cotizaciones que pe'rmitan la competencia con los articulas similares de otros países.


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La emigración y el pauperismo, sólo por la cooperaeión pueden tener remedio en España.

Los grande"s latifundios desaparecerán sin la menorviolencia cuando se entreguen á la cooperación agrícola, por lo mismo que ésta, respetando el derecho depr<.>piedad, abonará á los propietarios el valor del terreno.

Se deben hacer experiencias para dem05trar que porla cooperación de consumo se puede establecer el Seguro para la vejez, aprovechando las utilidades.

En las Cooperativas de producción no hay luchasentre el capital y el trabajo, porque todos los socios.actúan en representación de los dos citados factores.

Traducidas en realidades las iniciativas cooperatistas, la riqueza nacional aumentaría comiderablementey el Tesoro saldría de la penuria en que hoy vive.

Nada tan preciso, para la vida normal de nuestrasinstituciones, como una legislación clara y protectora.

Los intermediarios nos combaten de día en día conmayor ensañamiento, y esto es lógico que suceda, porlo mismo que les Vamos restando elementos de vida ámedida que los asalariados vienen á nuestras tilas.

En la actualidad, las Coop"erativas de consumo notienen, con relación á la Haciend!l, disposiciones precisas que alejen tojo motivo de disgusto.

He luchado, pero con poca fortuna, contra el absurdo de suponer que una Cooperativa ó Mutualidad obrera pierde su carácter por el hecho de pertenecer á ellaun asalariado de levita.

Tengo á mis órdenes empleados que ganan un sueldo inferior al 50 por 100 del jornal de muchos obrerosmanuales, y que precisan más que éstos de los benefi·cios de la Mutualidad y la Cooperación.

Tan asalariados son los unos como los otros, y la

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justicia y la equidad piden para todos iguales disposiciones protectoras.

Las Cooperativas de consumo luchan con la dificul·tad de utilizar en algunos casos los servicios de personal poco idóneo para los trabajos rcmunerado~.

La Asamblea Cooperatista de Diciembre estudiaráseguramente la forma más práctica de atender á estosparticulares, de tanto más interés, cuanto que enmuchos casos fracasaron algunas de nuestras sociedades por no saber hacer las compras, y otras portener en el mostrador personal nada capacitado de sus.obligaciones.

Grave responsabilidad contraen los cooperadoresque se hagan sordos al llamamiento de la Cámara re·gional de Barcelona.

Confío en que las Cooperativas con quienes sosten·go frecuente correspondencia habrán mandado ya susadhesiones, y si alguna no lo hizo, yo le ruego quecumpla este deber de' solidaridad y patriotismo,

Es de notoria conveniencia, que vayan al CongresoCooperatista el mayor número posible de representantes, porque siempre engendra el trato amistad, y lasdiEcusiones de la Asamblea y las conferencias que se·organicen servirán para aclarar dudas y afianzar en elánimo de nuestros colegas el entusiasmo por la causaredentora que defendemos.

Yo, que tantos años llevo abogando por la celebración del Congreso Nacional Cooperatista, estoy á lahora de ver convertida en realidad esta noble idea, enpeligro de no poder hacer acto de presencia por gravesmotivos de salud.

El Reglamento de la Asamblea de Diciembre está infor·mado por un espiritu de amplia tolerancia y confraternidad, y esto deja libres todos los caminos para que pue·


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<;ian tomar parte en elCongreso todas las representacionesde las Cooperativas españolas, sin que los que pertenecená ellas se preocupen para nada de la filiación política.

Hay en Barcelona un núcleo de cooperadores, quepor su gran cultura y actividad son insustituibles enlos empeños que ahora realizan.

El cuestionario que ha de discutirse en la Asamblea,las conferencias que simultáneamente ó con posterioridad han de darse y los festejos con que serán agasajados nuestros colegas, se disponen con gran rapidez yacierto.

Preside la Cámara regional el Sr. Ripoll y presidirátambién el Congreso Cooperatista..

Hombre de extraordinaria cultura, Abogado muy distinguido, Concejal dél Ayuntamiento de Barcelona ypropagandista incansable de los ideales cooperatistas,está demo trando con hechos, que los grandes arrestosde su juventud están al servicio de los asalariados delevita y blusa.

Al Sr. Ripollle auxilian en su meritoria labor, entreotros, los Sres. Raduá y Renté.

El Doctor Raduá es publicista y orador, y tiene enCataluña bien cimentados sus grandes prestigios comomédico.

Hace muchos años que presta á la Cooperación unconcurso inapreciable.

A Renté debemos el que la Cooperación tenga en laprensa una representación modesta.

Es regente de la imprenta cooperatista, escribe con gran'facilidad y acierto sobre cuestiones sociales y paga ánuestros ideales el tr~buto de su entusiasmo y desinterés.

Sin Renté y sin su compañero Fustagueras, tambiénescritor y cajista, hace tiempo que no se publicaríanuestra revista El Cooperatista.

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¡Cuánto interesa que hagamos un esfuerzo supremopara sacar nuestra prensa de la extremada modestiaen que hoy vivel

Si, como supongo, se acuerda celebrar un segundoCongreso, yo desde ahora voto por que se designe Madrid como punto de reunión.

Hay en la Corte elementos cooperatistas muy valiosos; las comunicaciones con el resto de España son fáciles; el acto resultaria de gran resonancia por los elementos ,de publicidad que podrían utilizarse, y, por último, el viaje á :-'1adrid lo aprovecharían seguramentemuchos de nuestro,s amigos para ventilar asuntos particulares, á la vez que concurrían á la Asamblea Coope·ratista.

El Comité ejecutivo que elija la Asamblea para traducir sus acuerdos en útiles realidades, puede tener laseguridad de que nadie le prestará su concurso conmayor entusiasmo y perseverancia que nosotros.


IV

lA defenderse,cooperadoresr

Tengo demostrado que las únicas injusticias socialespara las que no se busca remedio, son las que directa·mente interesan á los obreros de úvita.

Se han mejorado los salarios á los obreros de blusa, yá la reducción de las horas de trabajo se agregan mejoras en los locales y toda clase de previsiones, con objeto de conjurar los riesgos personales.

Muy Justas son estas medidas, y hacemos votos porque muy pronto se les conceda á estos asalariados laparticipación en los beneficios, en aquell~8 industriasque permitan tan equitativa medida.

El encarecimiento de las subsistencias afecta porigual á los obreros de ievita que á los de blusa, y á lacuenta de los modestos empleados hay que poner lacircunstancia agravante de que cada día se les exige enel vestido mayores gastos y esto no reza ciertamentecon los obreros de blusa.

He ahogado en otras ocasiones por que las conquis-•

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tas de la sociología lleven por igual sus beneficios á toodos los asalariado~, y hoy tengo que reanudar la campaña á fin de impedir la injusticia que trata de cometerse con los modestos empleados de las oficinas públicas.

Hace tiempo se celebró en Madrid una Asamblea delos gremios de comestibles, ultramarinos y fiambrespara asociar sus voto~ á los del comercio de Zaragoza,que tenía acordado elevar una exposición al Gobierno,pidiendo, entre otras cosas, la supresión de las Cooperativas formadas por funcionarios públtcos, JI la igualdadcontributiva entre las Cooperativas privadas y los comer·cios libres, por medio de la a/{remiaciótl forzosa y de la

, supresión del apartado 5.o del art. 74 del Reglamento dela contribución industrial, qlte establece para las citadasCooperativas un régimen privilegiado.

El golpe, si pudieran darle los intermediarios, seríatan certero, que no quedaría ni rastro del cooperatismoen España.

Iguales medios de defensa buscó el comercio en In·glaterra, Alemania, 'Francia, Bélgica, Suiza, Italia yotros países, para dificultar el aV!1nce progresivo de laCooperación; pero todos los esfuerzos resultaron baldíos, y nuestras instituciones tienen hoy en aquellasnaciones una situación próspera y afianzada.

En España, también se cumplirá la ley del progreso,pese á quicn pese y cueste lo que cueste.

¡Es donosa la ocurrencia de querer imperiir á losfuncionarios públicos que funden Cooperativas!

¿Quién está facultado para cometer tamaña iniquidad?Los empleados del Estado, la Provincia y el Mu

nicipio están más pobremente retribuidos que losasalariados de blusa, y como la precaria situaciónde los presupuestos dicen que no permite elevar lossueldos en la medida que demandan de consuno la


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equidad y las conveniencias sociales, es lógico que acudan á la cooperación como medio de poder sostener lalucha por la vida, toda vez quel nuestras institucionesabaratan los productos y los da.n de mejor calidad.

Ya sabemos que eso se realiza con daño de las conveniencias de los intermediarios; pero la ley del progreso se cumplió siempre y se cumplirá ahora, sin quesea un obstáculo el clamoreo de los egoísmos lasti·mados.

El ferrocarril mató la galera acelerada y la diligen-·cia; el petróleo perjudicó el CO!1.sumo de los aceites vegetales; el gas, aplicado al alumbrado, fué un enemigotemible del petróleo, y la luz eléctrica ha venido últimamente á matar los elemel1tos de vida á las fábricas degas.

El comercio vivió en siglos anteriores sújeto á muchas absurdas trabas y, llegada la hora de su redención, se inicia por virtud de las leyes ineludibles de laevolución, un nuevo esfuerzo que tiene por finalidadla supresión del intermediario.

La lucha fué porfiada, pero el éxito más completo hacoronado los esfuerzos de los cooperadores de todas lasnaciones cultas.

Las enseñanza~ que ofrecen dichos países nos marcan el camino que tenemos que recorrer, .y precisanen forma bien clara cuál será el término de nuestrajornada.

Frente á la interesada demanda de los comerciantesde comestibles, está la protesta justa y enérgica de loscooperadores españoles.

Los empleados tienen el mismo derecho que losobreros de blusa para fundar Cooperativas, y los beneficios de estos organismos les son más precisos, porque

•disfrutan salarios mezquinos y no han logrado conce-

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siones que la industria privada otorgó hace tiempo álos que viven á sus expensas.

Las gentes no saben que cuando un empleado del. 500 pesetas con descuento viaja de un extremo áotro de la Península, para atender conveniencias delEstado, todos los gastos tienen que sufragarse de subolsillo particular.

Jamás se le ocurrirá á ningún patrón en la industriaprivada, mandar para negocios .de su exclusiva conveniencia á un empleado fuera de la residencia habitual,sin abonarle gastos de viajes y dietas.

Los empleados de Hacienda, que son los parias delmundo oficial, no han dado el primer paso en el camino de su regeneración y ya tienen enfrente á los inter-.mediarios gritando desaforadamente contra las Cooperativas de funcionarios públicos.

Se ha llegado al extremo de pretender que á las Cooperativas y Mutualidades obreras, se les 'prive de lasconcesiones que se les hacen en las disposiciones vigentes, si incurren en la grave jaIta de admitir comosocio algún funcionario público.

Puesto en parangón los salarios de los empleados áquienes se recusaba en las asociaciones obreras, con losque cobran los braceros de los muelles ó los peones albañiles, está fuera de toda duda que éstos tienen unaremuneración muy superior á la del Aspirante de Hacienda y Oficial quinto á que aludimos, pues éste cobra 1.250 pesetas anuales con descuento y aquéllos1. 500.

Para reparar tamaña injusticia, ¿qué hacen los funcionarios públicos?

Lamentar en familia sus desventuras; pero jamás seles ocurre acudir al esfuerzo colectivo.

Contra las Cooperativas del obrero de blusa dispa·


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Nn con bala rasa; pero se cuidan de cubrir la intención algo más que cuando hacen blanco de sus iras álos funcionarios públicos.

Se ve que á éstos les consideran como seres inofensivos, incapaces de formular la más respetuosa reclamación; en cambio, si los obreros de blusa se muestran lastimados, es de temer que acudan á la proteeitaairada, y es sabido que en nuestro país, impera la leydel miedo.

Descorramos el velo para examinar con claridad meridiana la finalidad que persiguen los intermediarios,cuando solicitan de los Poderes públicos la supresióndel apartado 5. o del art. 74 del Reglamento de la Contribución industrial.

Dice así la disposición que tantas alarmas han llevado al ánimo de los comerciantes:

«No son agremiables las Sociedades Cooperativas deproducción ó de consumo. ,

Esta excepción ha impedido que los intermediariosmataran en sus principios las Coop3rativas, pues incluídas en los gremios, éstos las hubieran hecho pechar con cuotas muy superiores á las energías económicas de nuestras instituciones.

Como se ve, la puñalada está marcada en el corazón,y si los cooperadores permanecen brazo sobre brazo entanto los adversarios aunan sus esfuerzos para atacar

. nos con astucia y bríos, el triunfo no será ciertamentede la iusticia, pero sí de los más resueltos y avisados.

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v

Los precios en las Cooperativas.

Este es un punto bastante discutido y que está resuelto en España y el extranjero con criterio muy di-

verso.La mayor parte de las Cooperativas de consumo,

se han decidido por vender los artículos al mismo precio que marcan las cotizaciones de los establecimientos particulares, á fin de evitar antagonismos y rivalida,des de funestas consecuencias.

Sueñan con un imposible los cooperadores que pretenden conjurar la enemistad de los)ntermediarios, cons6lo tomar como regulador en las ventas los preciosque ellos e'5tablecen.

Las Cooperativas tienen por objeto suprimir á losintermediarios, haciendo que las ganancias COIl queéstos se enriquecen, queden en poder de los consumi-

dores.Planteada la cuestión en estos términos, no es serio

•acudir á ningún linaje de hipocresías para disimular

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antagonismos, que deben sostenerse á la luz meridianapero cuidando siempre de luchar con armas nobles.

Para las personas versadas en asuntos de cooperación, no es de mucha monta lo que se refiere á determinar el precio de 108 artículos, pue5 lo que se paga demás al hacer las compras, se reintegrará más tardecuando se liquiden cuentas y distribuyan utilidades;pero hay que tener presente que las mujeres de los socios y las criadas, si no encuentran en la Cooperativaalguna ventaja, se rebelan contra la idea de alterar larutina de ir á la tienda donde de antiguo han hecho yvienen haciendo las compras. .

El mayor enemigo de las Cooperativas de consumoes el gremio de criadas, pues nuestras instituciones,como dan publicidad á los precios de los articulos, yenel peso y la medida proceden siempre con el mayorescrúpulo, cierran por completo la puerta al escandaloso abuso de las sisas.

Los precios de los artículos, es de conveniencia muynotoria el ponerles algo más bajos que en las tiendasparticulares. A las criadas se las puede interesar en favor de las Cooperativas, destinando del fondo de reserva alguna cantidad para formar pequeños lotes, que serifarán entre las que hayan frecuentado la Cooperativadurante el tiempo que determinen los Estatutos y tengan en las libretas compras de relativa importancia.

Algo de esto se viene haciendo ya con muy buen resultado en la Cooperativa Cívico·Militar de Zaragoza.

Las mujeres de los cooperadores, para romper lasligaduras de la tradición en la compra de los artículosde consumo, no encontrarán estímulo de mayor eficacia que la rebaja en los precios. .

Más tarde se darán cuenta de la diferencia en lospesos y la medida, y podrán apreciar que, con iguales


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cotizaciones, deben preferir la Cooperativa á los establecimientos de los intermediarios.

Lo importante en estos trances es romper con la tradición y poner a las familias en condiciones de apreciar los provechos que pueden reportar de las modernas iniciativas cooperatistas.

Dado este paso, la bondad de la idea convertirá álos más tenaces enemigos, en apaEionados y convencidos defensores de la Cooperación.

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VI

Las .entaa al fiado.

La casi totalidad de las Cooperativas de consumo,tienen Rcordado que las ventas se hagan pagando losgéneros al contado; pero hay algunas que abren créditoá los socios por el importe de las acciones que poseen,y, en caso preciso, suelen ampliarlo por la suma quegarantizan otros accionistas, no pudiendo nunca exce·der la deuda de la importancia de la garantía.

Para las personas que sólo disponen de un modestosueldo y reciben las pagas por quincenas ó mensuali·dades, el pago al contado suele ofrecer serias dificultades; pero hay que tener presente, que las Cooperativas, si viven del crédito, compran más caro y tienensiempre en entredicho su solvencia.

No es posible dar una pauta fija para resolver elgrave problema de las ventas, pero sí es discreto aconsejar que se excusen los préstamos siempre que lasconJiciones de la Sociedad lo permitan y que, si lascircunstancias imponen la venta al fiado, se exijan las

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necesarias garantías á los socios, con objeto de que losintereses de la Cooperativa no ..puedan nunca resultarlesionados.

Conozco bastantes Cooperativas donde un 40 por100 de los socios siguen compr.ando en las tiendas,porque deben sumas de relativa importancia á los intermediarios, y no cuentan con recursos para librarsede esta ruinosa dictadura económica.

Asociando el ahorro á la cooperación, ftmdaremosBancos populares, con objeto de lzacer préstamos á losasalariados á interés módico JI con destino á iniciativasde no!oria conlJenimcia.

Las Cooperativas de consumo, cuando su fondo dereserva lo permita, pueden favorecer á los socios queprecisen comprar á préstamo, siempre que d6n, ájuiciode la Junta directiva, garantías suficientes.

Si la Cooperativa tiene capital reducido y vende ápréstamo, es evidente que comprará en condicionesdesvelltajosas y llevará vida muy precaria.


La dist.·jbución de las utilidades.

Si confrontamos los Estatutos de varias Cooperativas de consumo, veremos que no hay dos que concuer·den en lo 'referente á la distribución de las utilidades.

Conocemos Cooperativas, que no tienen otra finalidad que el negocio puramente mercantil, y de ahí queel fondo de reserva le miren con poco aprecio, por lomismo que con él no cubren obligaciones de carácter

.altruísta..Las instituciones que proceden con criterio tan egoís

ta, se olvidan de uno de los fines vrincipales que persigue la Cooperación, que es el mejoramiento del estadosocial en todas sus manifestaciones.

Existen otras Cooperativas que, como la Casa delPueblo de Bruselas, tienen por principal objetivo contribuir á la evolución de los ideales políticos; y hay, porúltimo, asociaciones que encaminan todos sus esfuerzos al proselitismo religioso, por medio de las ventajas

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económicas que ofrece á los trabajadores la cooperación.

Los obreros de levita óeben proceder con mncha pru·dencia y discreción en lo que hace referencia al fondode reserva de las Cooperativas de consumo que puedanfundar; pues para ellos es asunto de capital interés elproporcionar á los hijos educación esmerada, sin hacerdesembolsos que excedan de los medios económicosque tiene á su disposición un empleado de sUt'ldo modesto.

La cultura y recreo de los socios y sus familias, esotro particular á que pueden y deben atender las Cooperativas de conwmo con el fondo de reserva.

Lo dicho basta, para comprender que somos partidarios de que se destine á formar dicho fondo una parte·principal de las utilidades, dejando para distribuir en·tre los cooperadores un pequeño tanto por ciento.

El reparto se hará siempre teniendo en cuenta elconsumo que durante el año haya hecho cada socio.

Si para empezar las operaciones, la Cooperativatuvo que hacer emisión de acciones con interés, 1l1-~

Juntas directivas procederán muy cuerdamente pre·ocupándose desde el .primer momento de amortizarcréditos, que se llevan la parte de beneficios que podíadestinarse á cubrir obligaciones tan interesantes comolas que a~tes he señalado.

Alguna vez ha ocurrido, que representando el fondode reserva una suma de verdadera importancia, las codicias malsanas de algunos socios les indujeron á perturbar la marcha normal de la Cooperativa, con objetode apoderarse del patrimonjo común.

Para conjurar estos riesgos, los Estatutos deben establecer que si la Sociedad llega á disolverse, los caudales de que disponga la Cooperativa se inviertan en


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obras de carácter benéfico, Ó se entreguen á otra Sociedad <lue se funde con fines análogos á los que perseguía la disuelta.

El fondo de reserva de las Cooperativas de consumo, debe servir de verdadero paño de lágrimas en lassituaciones aflictivas que tengan los socios; pero, paraestos trances, hace falta que las Juntas directivas demuestren gran rectitud y un espíritu de intransigenciaá prueba de cuantos disgustos puedan acarrear el parentesco, la amistad y los vínculos políticos.

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VIII

Las ventas al público.

Las CoopE'rativas sólo deben vender tí los socios;pero si se decidiesen á abrir las puertas á todos losconsumidores,. la más vulgar previsión aconseja nodar este paso hasta que, transcurridos algunos meses, setenga la certeza de que los artículos que se van á ofrecerá la venta serán aceptados con agrado por el púbHco, yque el personal encarg:ido del despacho es idóneo yen número b.astante para que los pedidos se sirvan condil:gencia y sin equivocaciones.

El deseo de aumentar las utilidades, fué causa· deque algunas Cooperativas fra~asasen en sus laudablesempeños.

Las dificultades de orden interior que se presentanen los primeros días de vida de estas instituciones, 'sevencen sin ruido ni escándalo cuando la <;:ooperatlvas610 vende para los socios; pero si trascienden al público los rozamientos entre los miembros de; la ,Juntadirectiva, las ~ontrariedadesde orden económico ó las

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que nacen de la incompetencia del personal retribuido, pronto se apodera algún intermediario de estóshechos para explotarlos en su favor, dándole importancia mucho mayor de la que tienen..

Tampoco es discreto abarcar muchos artículos desdeel primer momento.

Los mayores quebrantos que sufren las Cooperativasde consumo, los originan las compras poco meditadasy la incompetencia ó falta de previsión de los encargados de los almacenes.

Las ventas deben inaugurarse con los articulos másconocidos y de mayor consumo, y las operaciones sevan ensanchando según lo vaya aconsejando una práctica bien cimentada,

No debe jamás alvidarse que haciendo las Cooperativas ventas al público, se colocan para la Administración en el mismo caso que un tendero cualquierade articulos de cohsumo,

La cooperación realiza un fin moral, acostumbrandoá los socios á no buscar jamás camin05 vedados conobjeto de eludir sus obligaciones para con la Hac'ienda.

Mal harán las Juntas directivas con amilanarse, porque algunas fábricas ó comerciantc::s al por mayor senieguen á servir los primeros pedidos, pues esta esuna treta á que apelan en todas partes los tenderosque se ven perjudicados; pero el resorte es de poca 6nin~uDa eficacia, porque cuando los grandes indu/¡t4'iallle 'que ceden á los reqll'erimit<n'tos de los e'nemigosde las Cooper-ativas se p'erSua'deh de que su condUctalIÓIo sirve para llevaT á otros ana buena clientela, rect¡&té BU 'a'ctl'rud y se ponen i'tlcondiciónalmente á lade'V'élCión de nullSttas asoclaciones.

Los ~hl)s fían comprobado en tódas partes q'Ué,


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con perseverancia y previsión, las Cooperativas salvar.sin grandes esfuerzos los obstáculos que les presentaen su camino la mala fe de los intermediarios. ,

Estos desean que las Cooperativas de consumo vayan á la agremiación, porque allí se desbordan losodios de los tenderos contra nuestras sociedades, yprocuran hacerles la vida imposible, obligándolas á pagar el máximum de las cuotas.

Este gravísimo esc0110 hay que salvarle, contribuyendo la Cooperativa por utilidades como Sociedad ar,ónima, siempre que esto sea posible.

Estamos en período de organización, y los cooperadores :kbemos encaminar nuestros, esfuerzc-s á ponertodas las asociaciones al amparo de disposiciones legales, claras y bien orientadas.

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IX

La cooperación, la cárcel.

Hace muchos años que vengo visitando cárceles departido para estudiar la situación en que estos establecimientos se encuentran y las reformas de mayor humanidad y provecho que en ellos deben realizarse.

Imaginaba yo que no podía encontrarse nada en España de condiciones más detestables que la cárcel deIiuelvaj pero he tenido que rectificar esta opini6ncuando los hechos me han evidenciado que en el m"tedohay más, y este más es la cárcel de Alicante.

El local es reducido é impropio para el fin á que sedestina, viéndose por esta causa en la precisión de te·ner que mandar parte de la población penal á la cárcelde .Monóvar.

Estos establecimientos son la negación más absolu·ta del progreso penitenciario. Habitaciones inmundas,que contradicen por completo los cánones de jo. higie.ne; la población penal hace vida en común, y en todomomento ocupa la cátedra el que peores recuerdos

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dejó en la sociedad, para ofrecer sus fechorías comomodelo del buen vívir; los, hábitos de holgazaneríaarraigan fuertemente, porque de aquellos lugares estáproscríto todo motivo ele trabajo, y para saber cómo sealimentan los infelices que se albergan en estas guarídas de fieras, basta mirar aquellas caras escuálidas,donde casi quedan al descubierto los huesos por losestragos de la anemia.

Jamás se borra del ánimo la tríste impresión queproduce la visita de los dormitorios: un local alargadode aspecto repugnante, con atmósfera irrespirable, por·que tiene escasa ventilacion y retrete; cincuenta ó sesenta hombres tendidos sobre el suelo, considerándosemuy favorecidos por la suerte los que utilizan un modestísimo jergón, y en estas agrupaciones, colocado elque sufre prisión preve1ttiva el'ltre un condenado á cadena perpetua por robo y asesinato y el más avezadoprofesional de la estafa y el hurto.

Los locales destinados á las mujeres y á los niñosno tienen condiciones más recomendables que las queocupan los reclusos.

Cuando asistimos á las cátedras de Derecho penalen las Universiáades y se nos enseñan los diferentessistemas que se aplican en los paises más cultos deEuropa para conseguir que los delincuentes vuelvan ála sociedad, limpia el alma de las ponzoñas que engendra el delito, no podemos imaginar que todo aquelloque es una hermosa realidad en Inglaterra, en los Estados Unidos y en otros países, se encuentra aqui desgraciadamente en la región de las utopias.

Acabo de leer el notabilisimo libro del Sr. CabrerizoUna visita á las cárceles de Londres, y ya diré, al hablarde la Prisión preventiva, las enseñanzas que he recogido de tan interesante estudio.


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Hay que hacer constar, porque así lo exigen losfuerós de la justicia, que el personal facultativo de lascárceles de partido está dispuesto para empresas demás noble finalidad que las que ahora se les encomienda.

Hombres bien capacitados de su mlSlon, ven, conel ánimo entristecido, que se les pueda hacer solidariosde graves responsabilidades que en modo alguno lesson imputables, pues su mayor satisfacción seria demostrar su idoneidad en locales adecuados y con elementos de trabajo suficientes para' poder sostener conventaja las comparaciones que quisieran establecersecon los mejores centros penitenciarios de extranj ~ro .

No creo que en España pueda acometerse empresamás noble y altruista que la de terminar con estas vergüenzas que agravian los sentimientos de caridad, lasconveniencias sociales y los fUeros de la ciencia penitenciaria.

Conozco muy bien los elementos de que dispone hoyel cooperatismo en España, y sé hasta dónde nuestrosamigos están dispuestos á sacrificar recursos y tranquilidad en aras del bien ajeno, y por esta causa no hevacilado un momento en buscar el concurso de las Cooperativas para llevar á las cárceles, con el apremioque las· circunstancias demandan, reformas y aliviosque por ahora seria baldío pedir al Estado.

He salido de Alicante cuando empezaba esta labor,por cierto COl). los más lisonjeros auspicios.

El personal de la cárcel, propicio á secundar todainiciativa que reporte algún beneficio á la población pe·nal; la Cooperativa de consumo de los ferroviarios"muy bien dispuesta para secundar mis deseos, y algunos amigos que disponen de elementos de fortuna, animados de anhelos caritativos en favor de los presos.


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Rega;J,é. una modesta biblioteca á aquel establecimiento para qúe sirviera: de base á mayores empeños de cultura penitenciaria, y conseguí, con no pocos·esfuerzos,que se facilitara trabajo en la cárcel á los reclusos quequisieran aceptarlo.

Los que no han comprobado en la práctica los obstáculos sin tasa que ofrece en las cárceles de partido,que yo he visitado establecer talleres, no es posibleque imagipen empresa tan erizeda de dificult~des.

No hay locales; las herramientas son motivo de justasy graves inquietudes; el personal recluso, esclavo dela indolencia por efecto del mucho tiempo que llevaentregac!o al más absoluto quietismo, no se ofrece á·orillar dificultades y hace, por el contrario, que lasque existen se agranden, y el comercio y la industria'miran con marcada prevención el· local donde los trabajos tienen que realizarse, y su repugnancia resulta:nvencible en el 90 por 100 de los casos.

A pesar de las facilidades que mi posición oficialofrecía para conseguir que á las mujeres encarceladasse las diese trabajo, toGios los esfuerzos resultaron bal·días.

Busqué el concurso de personas de grandes prestigios locales, y sus gestiones no fueron más afortunadasque las mías.

Los industriales que daban trabajo á domicilio te·'mían perder parte de la clientela si ésta se enteraba deque la confección de las prendas se había hecho en lacárcel.

Para este grave problema hay que buscar las soluciones por otros caminos.

Muy modesto es lo conseguido en la cárcel de Alicante, pues se reduce á trabajar el esparto; pero todas las grandes empresas de carácter sociológico en


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sus comienzos se presentan empequeñecidas, y el tiem·po y la buena voluntad de las gentes se encargan deponer la obra al nivel que marcan las nobles ideas quedieron vida á la iniciativa.

Muy por encima de todas estas conveniencias, colocoyo los deberes de justicia y humanidad que nos requieren á todas las personas de buenos sentimientos á colaborar con nuestros esfuerzos en la obra que debe redimir á los que sufren priszón preventiva, del humiUante vasallaje penitenciario en que hoy en encuentran.

Contra estas injusticias humanas hay que protestalcon la energía y la perseverancia que exigen las circunstancias. y de esperar es que mis reclamaciones nosean baldías en un país culto y noble que vive bajo elimperio de la democracia.

Hago muy sinceros votos por que sea para los cooperadores la gloria de haber llevado á feliz términoesta humanitaria y noble empresa.

Las Cooperativas de producción y consumo puedenhacer en las inmundas cárceles de la Península verda~

dara obra de redención, supliendo con sus iniciativasy recursos la falta de medios con que lucha la acciónoficial.


~'hliofeca de

~a (Jooperación

RIVRS MeREN6

VOLUMEN 1. - Bodegas y destllerlas Cooperativas.-

Prólogo del Sr. Janlni " . .• . 2 ptas.

VOLUMEN lI.-Lecherlas y Queserlas Cooperativas.

Prólogo del Sr. Alvarado.. . .. . .. • .. • . .. .. .. . . . 2 »

VOLUMEN Ill.-La Cooperación Agrlcola en el extran

jero.-Prólogo del Vizconde de Eza............. 3 »VOLUMEN lV.-EI obrero de levita................. 2 »

VOLUMEN V. - La mutualidad y los asalariados. - Pró-

logo del Dr. Raduá........ ..•......••.•....•• 2 »

VOLUMEN V1.-Panaderias y Carnlcerias Cooperativas. 2 •

VOLUMEN VIL-Cajas Rurales y Sindicatos Agrlcolas.. 1 »

VOLUMEN VIII. -La Cooperación Agrícola en Rusia ..•

VOLUMEN IX.-EI ahorro en España •........•....•.

VOLUMEN X.-Las Cooperativas de consumo .

FOLLETOS;

l.-La Cooperación en Huelva.

iI. - El Paro "forzoso en la Mancha.

III •-Los Consumos y las Ligas de compradQres.

IV.-La municipalización de los servicios.

V.-La sequla, la filoxera y la usura.


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