Las Barras de Football en Honduras: entre el fanatismo y la criminalización de las agrupaciones...

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Las Barras de Honduras Page 1 Sociólogo hondureño especializado en temas de juventud y violencia Las Barras en Honduras: entre el fanatismo y la criminalización de las agrupaciones juveniles. Por. Edilberto Romero Caracterización, Origen y Organización del Grupo: Las barras como grupo cultural juvenil son percibidas bajo el sentido gregario de los jóvenes como un grupo familiar. Esta hermandad intrínseca de los grupos que reproducen los individuos al interior del grupo se manifiesta con el sentido de pertenencia. Las barras como tal, constituyen grupos heterogéneos de individuos, los cuales paradójicamente presentan una homogeneidad en sus formas de pensar. Sus imaginarios y sus representaciones sociales se unifican de forma que responda al objetivo primordial bajo el cual se originan, el apoyo al equipo. Si bien, la barra se percibe como una familia, los jóvenes miembros de estos grupos se autodenominan como hinchas (seudónimo de fanático). Una definición propia de los hinchas, es el describirlos como fanáticos u obsesionados con el equipo de futbol; un hincha se considera un seguidor incondicional que vive y llora por el equipo. Que lo seguirá y apoyara bajo cualquier circunstancia, colocando al equipo sin importar sus capacidades técnicas en una condición superlativa de admiración. Como tal el hincha establece una relación de dependencia con el equipo debido al constructo simbólico otorgado a mismo, relación que puede ser incluso interpretada como una relación simbiótica (por muy biologicista que pueda parecer el termino) entre el hincha y el equipo. En nuestro contexto, las barras nacen a finales de los años 90 por influencia directa de las hinchadas sudamericanas. Para 1998, en específico, nace la barra Ultra Fiel del equipo Olimpia por la influencia logística del entonces jugador, de origen Argentino del equipo Olimpia, Carlos Prono. Sus aportes en materia logística propiciaron la entrada de la cultura de las barras a la sociedad hondureña, apoyada específicamente en la popularidad del deporte en el país y en especial del club deportivo en sí; a esta organización les siguieron otras organizaciones de fanáticos con referencia a otros equipos. La principal influencia para las barras viene de la cultura barrista de Argentina. La organización de las barras presenta una estructura lineal, donde aquellos que ostentan el papel de líderes fungen mas como guías a aquellos con menor tiempo dentro del grupo. La distribución en “peñas” hace referencia a la división del territorio y divide al grupo e pequeñas células que permite una mejor organización de los individuos de acuerdo con el lugar donde viven. Estas peñas a la vez se dividen en micro peñas para una organización más abarcativa de los territorios ocupados por las barras. Cada líder de peña tiene un sub líder o coordinador de sector que funge como lugar teniente y que tiene como función el organizar a los miembros de las micro peñas. La

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Analisis sociologico del fenomeno de las "barras de futbol" (fanaticos) en Honduras, por Edilberto Romero

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Sociólogo hondureño

especializado en temas

de juventud y violencia

Las Barras en Honduras: entre el fanatismo y la

criminalización de las agrupaciones juveniles.

Por. Edilberto Romero

Caracterización, Origen y Organización del Grupo:

Las barras como grupo cultural juvenil son percibidas bajo el sentido gregario de los jóvenes como

un grupo familiar. Esta hermandad intrínseca de los grupos que reproducen los individuos al

interior del grupo se manifiesta con el sentido de pertenencia. Las barras como tal, constituyen

grupos heterogéneos de individuos, los cuales paradójicamente presentan una homogeneidad en

sus formas de pensar. Sus imaginarios y sus representaciones sociales se unifican de forma que

responda al objetivo primordial bajo el cual se originan, el apoyo al equipo.

Si bien, la barra se percibe como una familia, los jóvenes miembros de estos grupos se

autodenominan como hinchas (seudónimo de fanático). Una definición propia de los hinchas, es el

describirlos como fanáticos u obsesionados con el equipo de futbol; un hincha se considera un

seguidor incondicional que vive y llora por el equipo. Que lo seguirá y apoyara bajo cualquier

circunstancia, colocando al equipo sin importar sus capacidades técnicas en una condición

superlativa de admiración. Como tal el hincha establece una relación de dependencia con el

equipo debido al constructo simbólico otorgado a mismo, relación que puede ser incluso

interpretada como una relación simbiótica (por muy biologicista que pueda parecer el termino)

entre el hincha y el equipo.

En nuestro contexto, las barras nacen a finales de los años 90 por influencia directa de las

hinchadas sudamericanas. Para 1998, en específico, nace la barra Ultra Fiel del equipo Olimpia por

la influencia logística del entonces jugador, de origen Argentino del equipo Olimpia, Carlos Prono.

Sus aportes en materia logística propiciaron la entrada de la cultura de las barras a la sociedad

hondureña, apoyada específicamente en la popularidad del deporte en el país y en especial del

club deportivo en sí; a esta organización les siguieron otras organizaciones de fanáticos con

referencia a otros equipos. La principal influencia para las barras viene de la cultura barrista de

Argentina.

La organización de las barras presenta una estructura lineal, donde aquellos que ostentan el papel

de líderes fungen mas como guías a aquellos con menor tiempo dentro del grupo. La distribución

en “peñas” hace referencia a la división del territorio y divide al grupo e pequeñas células que

permite una mejor organización de los individuos de acuerdo con el lugar donde viven. Estas

peñas a la vez se dividen en micro peñas para una organización más abarcativa de los territorios

ocupados por las barras. Cada líder de peña tiene un sub líder o coordinador de sector que funge

como lugar teniente y que tiene como función el organizar a los miembros de las micro peñas. La

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organización de las barras se configura en algunos casos bajo una figura militar en donde los

miembros son considerados como soldados y cuyo propósito es ser guerreros a la defensa del club

deportivo ante sus enemigos.

La estructura organizativa de las barras presenta en su organización de mando la forma de un

consejo integrado por varios líderes, los cuales toman las decisiones que consideran convenientes

para la barra. Pero bajo los lideres se encuentran los integrantes comunes, los cuales tiene una

función primordial es la de alentar al equipo.

Los miembros de la barra no pueden permitirse el perder de vista el objetivo principal bajo el cual

nace el grupo, el apoyo incondicional al equipo es el elemento cohesionador que mantiene unido

al grupo y que permite configurar un sentido de pertenencia y un imaginario en torno al mismo.

No es el deporte, ni los jugadores aquello que permiten la estructuración de estos grupos

culturales, sino aquel símbolo que constituye el equipo, sus colores y sus imágenes; y que

configura un elemento de sacralidad para sus miembros.

Origen social, Género y Territorio:

Ciertamente no existe una clase social adscrita a las barras. El origen de sus miembros no refiere a

una condición de clase, la heterogeneidad antes mencionada es precisamente la característica más

importante de las barras, lo que remite a los orígenes de la agrupación a una comprensión

cultural. Los miembros de las barras buscan independientemente de su origen social una

respuesta al sentido gregario característico de las agrupaciones juveniles; las bandas y tribus de las

sociedades menos desarrolladas no difieren de este tipo de agrupaciones ya que ambas se

caracterizan principalmente por la organización gregaria y la construcción simbólica como

elemento cohesionador y normativo de la misma.

Ante la heterogeneidad del grupo, el constructo simbólico unificado que manejan los miembros de

las barras permite la unificación de sus miembros en un grupo organizado con objetivos y fines

bien definidos, aun cuando carezcan de complejidad estos objetivos representan el elemento

fundamental en que se basa la organización del grupo. El amor y el apoyo al equipo, o en todo

caso la pertenencia al grupo constituyen los elementos atrayentes para la integración de las barras

mismas o cualquier otro tipo de agrupación.

Aun cuando no exista un número exacto de miembros que integran las barras, este creciente

fenómeno, en nuestra sociedad estas organizaciones agrupan individuos de diferente origen social

y genero. Tanto hombres como mujeres forman parte de las diferentes peñas o células; si bien en

proporciones menores, las mujeres forman parte de las agrupaciones de las barras, su

participación se explica en el mismo sentido que la de los hombres. Es la falta de su participación

la que se explica por factores de tipo social como la mirada de agrupaciones delictivas que se tiene

de las barras, o el hecho de que la popularidad del deporte entre las mujeres aun es baja, entre

otras razones de entre las cuales resalta el hecho de la visión conservadora de la sociedad con

respecto a la participación de las mujeres en algunas actividades. Las mujeres, aun las

pertenecientes a las barras, sienten el peso de la crítica de tipo social en cuanto a su pertenencia y

su papel desempeñado en las barras, aun cuando ellas mismas y sus compañeros mantengan una

relación horizontal dentro de la organización y se les considere como miembros que poseen los

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mismo derechos y deberes para con la agrupación. Ciertamente cabe resaltar que ninguna mujer

dentro de la organización de las barras ha ocupado el puesto de líder o líder de una célula,

encargada de las mantas o banderas utilizadas en los estadios por las barras o encargada de

alguno de los tambores o trompetas utilizados en los cantos durante los partidos.

En cuanto al territorio y la importancia que este reviste para las agrupaciones de barras hay que

tener en consideración dos esferas de lo que comprende en la realidad lo que las barras entienden

por territorio. Por un lado se encuentran los barrios y colonias que ocupan las peñas y sus células,

espacios que controlan por sobre las demás barras y el cual es el principal elemento de conflicto

entre las diferentes agrupaciones; y por otro se encuentra el lugar que ocupa cada barra en el

estadio, el cual constituye su espacio dentro del templo de lo que muchos teóricos han

denominado la religión del futbol.

Ambos espacios revisten suma importancia para las organizaciones pues marcan la diferencia

entre la hegemonía de la barra sobre las demás y el sometimiento, entre poder moverse con

tranquilidad profesando su pertenencia al grupo y vivir con el temor de un enfrentamiento con

enemigos de otra banda. Por otra parte, el espacio que se ocupa en el estadio se adorna con

banderas y mantas alusivas al equipo, mantas que especifican la procedencia de la peña ya sea a

nivel de barrio o a nivel de ciudad, o mensajes de reto y ofensa a las barras y equipos contrarios.

Ciertamente tanto para las barras como para las tribus, el territorio forma parte esencial de ese

sentido de pertenencia y de la identidad del grupo, ya que este por si mismo contiene suficientes

elementos de carácter simbólico para caracterizar a las barras de futbol como agrupaciones

culturales.

Motivaciones, Objetivos y Autodefinición:

Un elemento de suma importancia que puede ser extraído del discurso de los miembros de las

barras, es el hecho ver el pertenecer al grupo y al deporte mismo como una pasión, en muchos

casos inexplicable has no ser vivida; el carnaval y la experiencia casi de tipo religioso que se vive en

los estadios. Ciertamente es una euforia colectiva que responde a necesidades existenciales de los

individuos, en este caso los que forman parte de las agrupaciones de barras.

Las motivaciones pueden ser muchas, pero ciertamente la interpretación de los elementos

simbólicos que integran el mundo de las barras, son las que pueden ser interpretados como

elementos de mayor peso en la adhesión a las agrupaciones culturales y sus prácticas. Los

integrantes de las barras ven a la agrupación como una organización familiar, pero también ven el

ritual de los estadios como una muestra teatral que representa la verdadera cara de lo que

significa ser barrista y lo que la barra es. El dar esta presentación de la mejor manera posible como

expresión de la pasión y la pertenencia a la agrupación es una de las principales motivaciones que

impulsa a la agrupación y es considerada como uno de los principales objetivos por los que nacen

las barras.

Algo que caracteriza a los miembros de las barras es su autodefinición más que como barristas,

como hinchas. Para comprender el término de hinchas, tendríamos de comprender el contexto en

el que se usa y se comprende dicho término, pues el ser considerado como hincha confiere al

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individuo un estatus que va más allá del simple aficionado o fanático. La entrega a la pasión que

conlleva la pertenencia a la agrupación de la barra no es propia de un juicio racional del gusto sino

propio de las motivaciones simbólicas que conllevan actividades religiosas y rituales tribales; el

sentido de pertenencia y la autodefinición conllevan la identidad de los individuos agrupados

culturalmente.

El paso de ser un fanático a ser un hincha miembro de una barra es un factor ciertamente

desconocido aun para los mismos miembros de las barras. Esa motivación que impulsa a ser parte

del grupo refiere a los elementos a los que les confiere estatus de elemento sacro en el universo

simbólico que rodea a los individuos y que pueden cohesionar o disgregar a grupos de individuos

debido a su posición de significancia otorgada al elemento. Así, aquellas personas para los que el

equipo y la barra constituye un elemento de suma importancia para su vida social se agregaran en

grupos de individuos con quienes comparten los mismos intereses y mantendrán una posición de

quizás no de rechazo pero si de distanciamiento ante aquellos para los que el deporte, el equipo o

la barra no representan lo mismo que para ellos.

Actividades, Causas y Propósitos:

Las principales prácticas en que se ven implícitos los miembros de las barras giran en torno al

ritual llevado en el estadio durante el partido. La preparación de los cantos y porras y la

organización de las marchas hacia el estadio son preliminares al evento además de fungir como

espacios de socialización en donde se refuerzan lasos entre los individuos.

Otras prácticas, como reuniones menos formales que las reuniones de las peñas (torneos de

futbolito rápido, parrilladas y fiestas) se orientan a la cohesión del grupo; el refuerzo de la

construcción simbólica y la interpretación de la misma para los fines y propósitos de la barra.

Ciertamente cabe recordar que el imaginario social de las barras convive con otros imaginarios y

otras esferas de la vida social de los individuos, así, los miembros de las barras se mueven entre

dos mundos; por un lado aquel que implica las actividades propias de los jóvenes de la sociedad

hondureña (estudio, trabajo, familia, relaciones con pares y recreación) y por otro, las actividades

propias de la pertenencia a una organización de barra (reuniones de peña, caminatas y partidos,

etc.,) las cuales conviven de manera armónica en la vida social de los miembros, aun cuando

dentro de sus prioridades las actividades de la barra se funden con las demás esferas sociales y

ocupen un lugar imperante en la vida social de los individuos.

En cuanto a las causas y los propósitos que persigue la barra, la idea de los miembros de las barras

versa por un lado en mantener la unidad del grupo y por otro, ese apoyo incondicional que se

profesa al equipo y al deporte. Todas las actividades de las barras se encuentran encaminadas

hacia estos propósitos, y todos sus miembros se encuentran más que en la obligación, en el deber

de cumplirlos para bien del equipo y de la barra, ya que así lo demanda la estructura simbólica de

la barra en sí.

Pensamiento político, cambio social y posición ante la cultura dominante:

La herencia simbólica que reciben las barras en Honduras de la cultura de las barras argentinas no

vino acompañada del pensamiento político. Los antecedentes de las barras de futbol como ser los

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hinchas argentinos o los hooligans irlandeses demuestran además de un ferviente sentido de

territorio y amor al deporte como al equipo, una posición política clara que responde a las

tendencias de los partidos políticos del respectivo contexto. Las barras de Turquía profesan una

posición religiosa y las barras Italianas son fácilmente identificables con posturas revolucionarias y

en un par de casos específicos con posturas nacional socialistas.

Para el caso de Honduras, las barras como grupo mantienen una posición apolítica manteniéndose

al margen de actividades que puedan relacionarlos con cualquier tendencia política o partido

presente en la realidad nacional. La barra de los Revos, que apoya al equipo Motagua hace

referencia a una tendencia revolucionaria, utilizando imágenes como la del Che Guevara y

autodenominándose como revolucionarios aun cuando no mantengan en su imaginario una

influencia ideológica de ningún tipo, de igual forma existe la barra Mega Locos del equipo Real

España y la barra Furia Verde del equipo Maratón.

La participación de los miembros de las barras hondureñas en movimiento sociales responde a

todo caso no al imaginario político propio de las barras sino a la construcción de conciencia de

clase propia de los individuos y manejada en este caso de manera aislada a la colectividad de la

barra y su posición política, permitiendo a los individuos actuar políticamente como individuos que

se integran a movimientos de índole política y no como miembros de una agrupación cultural con

una posición política definida.

En cuanto a la percepción del cambio social en la sociedad hondureña y su participación en dicho

cambio, las barras perciben el cambio social en su condición de jóvenes. Po un lado un incremento

de la violencia y la delincuencia dirigida especialmente dirigida a los sectores más vulnerables de la

sociedad como ser la juventud y las mujeres, y por otro una mayor tolerancia en cuanto a las

manifestaciones culturales de los jóvenes como muestra del proceso de modernización que poco a

poco afecta a la sociedad. Ciertamente esta percepción del cambio social viene de la mano de las

actividades en que los jóvenes se ven envueltos y que manifiestan una interacción social

propiciada por estos cambios. Las barras en este caso, y la barra Ultra Fiel en especial se ha visto

envuelta en numerosos escándalos relacionados con actos de violencia, pero a la vez han sabido

construir un plan de acción comunitario que proyecta la participación de estos jóvenes en

procesos de cambio social. El trabajo voluntariado y la participación en diversas campañas

culturales y de juventud no caracteriza a todas las barras pero si es una pequeña esfera de lo que

todas estas organizaciones realizan a nivel comunitario en los barrios y colonias en donde residen

alrededor de todo el país; ya que todas las barras sin importar el equipo al que apoyen poseen una

construcción simbólica en cuanto a lo que significa y representa , el territorio y en especial las

comunidades donde residen, para la barra y sus miembros.

Por otra parte la percepción de lo político y del cambio social se encuentra en estrecha relación

con el discurso que las barras mantienen ante la cultura dominante. Las culturas emergentes en el

seno de culturas mayores o las llamadas sub culturas no tienen por qué ser culturas en oposición o

conflicto con la cultura dominante, ya que perfectamente pueden integrar los valores de ambas

culturas para lograr una integración social de ambos patrones culturales.

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El caso de las barras en la sociedad hondureña es un proceso de enculturación pero que permite a

los individuos el mantenerse en relación estrecha con la cultura dominante del país. Esto se ve

reflejado en la posición de invitación que manejan las barras en cuanto a la cultura dominante,

una invitación a la participación y la convivencia donde se espera que el estilo de vida propio de

los miembros de las barras es un estilo de vida común salvo por el enorme significado que

mantiene en torno a la práctica deportiva y en especial al equipo y al grupo de la barra.

El planteamiento cultural de la barra no es un discurso de oposición a la cultura dominante, sino

una posición integradora que permita a todos los individuos de una sociedad el convivir como tal,

como miembros de una sociedad. Se avoca a la cohesión por medio de llamados a la paz, la

fraternidad y la amistad.

Los Conflictos y Las Alianzas:

Uno de los principales conflictos que los grupos de las diferentes barras tienen con la sociedad

hondureña, derivan de la condición de marginados en la que se ha puesto a los jóvenes que

pertenecen a estos grupos.la percepción de estos jóvenes sobre este trato deriva de políticas

estatales que criminalizan las actividades de las barras.

Los miembros de las barras, aducen la actitud que tiene la sociedad de marginarlos a la concepción

errónea que se ha construido de los jóvenes miembros de las barras y de la barra misma, producto

de la influencia del discurso de los medios de comunicación en la sociedad y la incomprensión de

la sociedad misma sobre el fenómeno de las barras, donde son vistas como asociaciones ilícitas.

Así mismo, estos jóvenes miembros de las barras mantienen una posición clara en contra de los

malos tratos contra la juventud, la falta de políticas que protejan de mejor manera a los jóvenes,

en contra de la intolerancia de las agrupaciones juveniles.

Numerosos miembros de las distintas barras y sus líderes, ha manifestado su preocupación por los

altos índices delictivos y de cómo estos afectan a la juventud; además del hecho de que se

criminaliza al grupo por las acciones de unos pocos de sus miembros que actúan de manera

aislada y en contra de los fines del grupo.

Por otra parte, algo que caracteriza a las barras y sus relaciones de conflictos con la sociedad, es la

rivalidad con otras barras dedicadas a apoyar a equipos contrarios. Esta rivalidad consiste en su

mayoría por la lucha de territorio tanto en los barrios y colonias como en el interior del estadio.

Los factores que mas contribuyen a esta rivalidad son aquellas que hacen referencia al numero de

miembros de la barra, el equipo al que se apoya, los territorios y su disputa entre otros, hasta

llegar al grado de riñas callejeras que cobran las vidas de miembros de las diferentes barras.

Otros conflictos catalogados como menores por los miembros de las barras, son aquellos que se

mantienen con la familia y otros que se tuvieron en momentos anteriores con la policía.

Pero los conflictos son solo una esfera de lo que comprende las relaciones sociales de los grupos

denominados como barras, ya que estos también se ven envueltos en relaciones de cooperación y

alianza con otros grupos e instituciones tanto públicas como privadas.

En la actualidad barras como la barra Ultrafiel del equipo Olimpia han establecido acuerdos de

cooperación con instituciones como gubernamentales como ser el Instituto Nacional de la

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Juventud (INJ) en programas nacionales de juventud y desarrollo, La Alcaldía Municipal del Distrito

Central (A.M.D.C) en actividades culturales, Fuerzas Armadas de Honduras (FF.AA) en programas

de reforestación para ríos y cuencas; e instituciones como el Programa de las Naciones Unidas

para el Desarrollo (PNUD) en programas de capacitación en diferentes temas.

Estilo de vida, Lenguaje y Producción Cultural:

El estilo de vida de un barrista es caracterizado por los miembros de la barra como un estilo de

vida normal. Plantean su vida como una vida típica o común y normal con la diferencia de que

ellos asisten al estadio a cantar y alentar al equipo, elemento que más los caracteriza y define el

estilo de vida de sus miembros.

El discurso manejado por los miembros de las barras muestra como el estilo de vida barrista opera

simultáneamente al estilo de vida normal de los demás jóvenes que no son miembros de las

barras; así, mientras ellos mantienen su pertenencia al grupo también llevan vidas paralelas con

sus familias, trabajos y centro de estudio. Esta dualidad entre los estilos de vida nos muestra que

la contraposición que se podría plantear se ve desplazada por la coexistencia entre los mismo.

Este estilo de vida propio de los miembros de barras argentinos tiene su nacimiento en la vida de

los barrios pobres de Buenos Aires donde las personas apoyaban a los equipos locales y a los

jugadores que salieron de esos mismo barrios; he aquí que la palabra barra provenga de la palabra

barriada sinónimo utilizado para describir a las agrupaciones populares de los barrios que apoyan

en las graderías de los estadios, las transformaciones del lenguaje propias del argot popular

argentino posteriormente la denominaron como hinchada. Es de ahí donde vemos que el estilo de

vida de un barrista en un estilo de vida barrial.

Esta herencia de la vida comunitaria de los barrios influye en la función de dicho estilo de vida, el

cual refiere al sentido de pertenencia al grupo y que motiva la participación de los individuos al

igual que lo plantean los estudios antropológicos sobre las tribus y las bandas juveniles tanto en

sociedades tradicionales como en sociedades con rasgos mucho más modernos.

La estética grupal de los miembros de las barras es también una cuestión heredada, los pantalones

cortos tipo bermudas y las camisetas de los equipos fueron los elementos que caracterizaron en

primeras instancias a los miembros de las barras. Las formas de usar el pelo y la vestimenta

cambian de acuerdo a las modas y los contextos culturales, pero los accesorios como las pulseras y

medallas con los escudos de los equipos así como las camisas de los mismos trascienden el tiempo

y el contexto, ya que constituyen símbolos que permiten a los fanáticos enarbolar su pasión por el

deporte, su gusto por el equipo y su pertenencia al grupo de la barra.

Otro de los elementos que caracterizan a las culturas juveniles es el lenguaje, y ciertamente las

barras de futbol no son la excepción. Al igual que muchos de sus rasgos culturales heredados de la

cultura barrista de Sur América, el lenguaje ha permitido a las barras el crear un sentido de

particularidad así como un arraigamiento del sentido de pertenencia. Muchas de las palabras

utilizadas por las barras en Honduras provienen de la jerga popular de las barras sudamericanas

así como del argot popular del contexto nacional; esa fusión de los lenguajes callejeros extranjeros

y nacionales a permitido crear a las barras en Honduras el crear una identidad propia separada se

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sus antecedentes sudamericanos, hecho sucedido en formas similares en los demás países del

istmo centro americano. El lenguaje como característica propia de las barras, les permite

mantener una comunicación codificada a la que solamente sus miembros pueden tener acceso;

incluso entre las distintas barras que operan en el país, el lenguaje es un elemento que las

caracteriza y que las diferencia permitiéndoles constituir (en conjunto con otros elementos como

la vestimenta) una identidad propia como barra.

Volviendo sobre el sentido de pertenencia; es el lenguaje, en este caso en particular, uno de los

elementos que permite a los individuos el identificarse e integrarse al grupo. Aquellos que no

dominen el lenguaje propio de las barras no podrán en consecuencia formar parte, ya que el

lenguaje constituye uno de los pilares sobre los que se fundamenta la estructura cultural de las

barras de futbol.

Por otra parte, la producción cultural de las barras se encuentra en primera instancia ligada al

consumo cultural. La música en particular es un elemento de aculturación muy importante de las

barras, ya que de ahí han desentrañado muchos elementos de los que hoy los caracterizan; para

las barras la música constituye un modo de expresión particular, la utilizan para referirse

despectivamente a otras barras y equipos contrarios así como para apoyar al equipo y exaltar la

identidad de la barra.

Los gustos de los miembros son diversos, pero en cuanto a su papel como barristas la música de

barras se constituye principalmente por coros y cumbias que se entonan con acentos casi

extranjeros, elemento propio de la cultura barrista heredada de los países del cono sur. Esta

expresión musical de las barras se acompaña de manera rustica con bombos, trompetas y

tambores; los cuales se usan de la misma forma desde los antecedentes europeos de las barras y

que se desarrollaron de igual manera en los países del sur.

En cuanto a las demás esferas de la producción cultural, las barras se caracterizan por una

producción de numerosos símbolos que los identifica tanto en el estadio de futbol como en los

barrios y colonias donde viven y transitan. Productos culturales como los grafitis y murales se

pintan en los muros de barrios y colonias como marca del dominio territorial de la barra; en el

interior del estadio las mantas (mejor conocidos por los barristas como trapos) cumplen la misma

función marcando el espacio de la barra en el estadio, identificando a las diferentes peñas y

demostrando su apoyo incondicional al equipo, estas mantas o trapos constituyen las banderas de

guerra de estas tribus juveniles denominadas como barras.

Así mismo el uso de camisas amanera de uniforme, permite a los miembros distinguirse del resto

de las personas identificándolo como fanático del equipo y como miembro de la barra; cada peña

fabrica sus camisetas que los diferencia de las demás peñas pero los unifica a todos como barra.

En todo caso no se trata de la camiseta del equipo sino la camiseta de la barra, o como muchos

miembros de barras dicen: “se carga con el cuerpo pero se lleva en el corazón, ese es el amor a la

camiseta”.

Un análisis de todos estos elementos culturales nos lleva a ver que todos estos elementos se

manifiestan y se configuran en los rituales propios de las barras. La actividad de las barras no

ocupa en su totalidad el tiempo de sus miembros, sin embargo los rituales tienen su tiempo y este

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es de carácter sagrado para los barristas, ya que estos planifican con meticulosidad dichos rituales

debido al enorme significado que poseen para la estructura de la barra. Rituales como las

reuniones de las diferentes peñas están encaminados a reforzar el sentido de pertenencia al grupo

cohesionando a los individuos mediante actividades que refuerzan la euforia colectiva, practicar

los cantos y planificar las movilizaciones hacia los partidos, el ingreso al estadio y la ubicación de la

barra en el mismo conlleva planificación y contiene estímulos simbólicos que refuerzan de una u

otra forma el significado que la barra tiene para sus miembros, un claro ejemplo lo constituyen las

marchas, de las diferentes peñas de las diferentes barras por las calles de las ciudades, los días que

se presenta un partido considerado como importante para el equipo.

La estructura de la barra no incentiva las actividades de violencia ni de consumo de drogas, aun

cuando estas se presentan de manera ocasional y de manera aislada; en el caso particular del

consumo de drogas, los miembros de las barras aducen estas prácticas no a la colectividad de la

barra sino al carácter individual de sus miembros. La barra no motiva ni promueve estas prácticas,

sino que responde más a un carácter del contexto social en que se ven inmersos sus miembros en

donde el consumo de alcohol y drogas se presenta en individuos de diferentes agrupaciones

culturales y de diferentes estratos sociales.

Medios de Comunicación, Relaciones e Influencia:

Debido a los numerosos casos de violencia y otros escándalos en que se han visto envueltos las

diferentes barras que operan en la realidad hondureña, mantienen una relación de distancia con

los diferentes medios de comunicación ya que ellos ven a dichos medios como un arma de doble

filo para la identidad de las barras. Los medios de comunicación tienden a configurar un discurso

de criminalidad sobre las prácticas de las barras, lo que conlleva según los miembros de las barras

a una categorización de los miembros en individuos; las barras no ven en los medios de

comunicación un aliado, aunque quizás si posibilidades que pueden ser aprovechadas por la

misma barra para expandir la cultura barrista y promover los objetivos y finalidades de la barra

misma.

La paradoja del barrista y el miembro de la sociedad se llevan a cabo una vez más. Una y otra vez

en el discurso de los miembros de las barras se observa el paralelismo entre el ser barrista y el ser

un individuo más de la sociedad. Al ser interrogados sobre su relación y consumo de medios de

comunicación se refieren a su relación con estos medios como barra pero a su consumo como

individuos de la sociedad, donde reconocen la influencia de estos sobre la vida de los individuos de

las sociedades y de cómo estos configuran los estilos de vida, las modas y los lenguajes no de la

barra sino de los individuos. A groso modo, la barra es la conjunción de esta multiplicidad de

identidades que se agrupan y se ven cohesionados por elementos de carácter simbólicos

construidos en torno a la práctica deportiva del futbol, los elementos simbólicos propios del

equipo y la estructura cultural de la agrupación de la barra.

Así es como en un encuentro entre barras y medios de comunicación surge como resultado un

conflicto en torno a los intereses de ambos. Los miembros de las barras expresan su rechazo hacia

la postura de los medios de comunicación de sacar a la luz solo aquellos aspectos negativos de la

organización de las barras, sus conflictos y escándalos en que se ven envueltos. Aun así, los líderes

de las diferentes peñas y de la barra dan la cara frente a los medios ya sea en defensa del grupo o

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como resultado de un dialogo propiciado para buscar la comprensión de las barras y sus objetivos

en la sociedad; de esta forma numerosos miembros de las barras y sus líderes han expresado

interés en relacionarse con todo medio de comunicación interesado en mostrar la realidad de las

barras y no solo los aspectos negativos. De esta forma, la importancia de los medios de

comunicación para la barra está plenamente relacionada con los objetivos de las barras de

mostrar y expandir su cultura de una forma que permita la integración de estos grupos en la

sociedad como alternativas culturales y no como asociaciones contrarias a la sociedad.

Familia, Centro de trabajo, Centro educativo, Comunidad y barrio:

La adhesión del individuo al grupo de la barra representa en numerosos casos un conflicto con el

grupo familiar y en especial con las figuras paternas. La criminalización de la barra y sus

actividades refiere a un rechazo al igual que se los hace con las pandillas dentro del mismo

contexto social, aun cuando en sus objetivos y finalidades las barras no sean organizaciones

criminales. Este tipo de relaciones con la sociedad son bastante comunes en la vida de los

miembros de las barras, en los centros de trabajo y los centros de estudio los miembros de las

barras deben suprimir el mostrar abiertamente su pertenencia a la barra mas no su gusto por el

deporte o el equipo en especial. La criminalización y por ende la discriminación de la sociedad gira

en torno a las barras y sus actividades y no al deporte o los equipos.

De manera singular, en los barrios y colonias se tiende a ver con mayor aceptación a los miembros

de las barras, ya que en un principio las barras nacen en los barrios populares y que su sentido de

pertenencia a la comunidad y el sentido del territorio se encuentran bien enraizados en su

imaginario social y su estructura cultural; las barras son del barrio y para los barrios, y su papel

jugado en las comunidades es significativo en torno al mantenimiento de la cohesión de la

comunidad. Las actividades en los barrios y colonias permiten a las barras realizar una proyección

de su sentido social, una expresión de sus sentimientos de pertenencia al barrio que los vio nacer.

Por otra parte, como ya se menciono antes, las posiciones que mantienen las barras en cuanto a la

política son de distanciamiento en cuanto a referencia ideológica. Las barras buscan evitar ser

relacionadas con partidos políticos o sus colores aun cuando buscan el apoyo gubernamental ya

sea como movimiento cultural o como movimiento juvenil, he ahí la razón por la que los líderes de

las diferentes barras consideran que la participación y la colaboración en campañas deben ser de

carácter social y no de orden políticas. Esta posición apolítica se ve explicita en el discurso

manejado por los miembros de las barras en cuanto a sucesos de tipo político como el Golpe de

Estado del 28 junio de 2009, en donde la barra decidió mantenerse al margen de la situación; la

participación de los individuos en las marchas ya sea de la Resistencia o de la Unión Cívica

Democrática (polos opuestos en cuanto situación política del golpe de estado) responde al

carácter individual y no a la colectividad de la barra; otros eventos de relevancia como los

desastres naturales del huracán Mitch en el año 1998 no despiertan mayor interés a los miembros

de las barras. La construcción simbólica de la barra permite las manifestaciones individuales de sus

miembros sobre otras esferas de su vida social.

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Las Barras de Honduras Page 11

Usos y Significados de la tecnología:

Parte de la modernidad lo constituye el uso de tecnologías, las barras han sido la excepción. Estos

grupos han sabido usar los avances tecnológicos a su favor, las tecnologías de comunicación les

han permitido reforzar los vínculos con sus miembros y sus aliados, la web y las redes sociales

manejar paginas y foros entre sus miembros así como expandir su cobertura y muestra de la

cultura de las barras, las cámaras y grabadoras digitales les permiten la logística necesaria para

generar productos culturales como CD´s de música propia de la barra, videos y páginas web.

La cultura del grupo se expande más allá de las fronteras con mucha más facilidad gracias a estas

tecnologías a las que ahora se tiene acceso, les permite estar a la vanguardia y perdurar sus

propósitos por sobre las fronteras del espacio y del tiempo, aun cuando los miembros de las

barras califiquen a estas tecnologías de útiles pero no de indispensables ya que si pudieron nacer,

desarrollarse y sobrevivir en un principio sin ellas consideran que podrán en cierta medida seguir

haciéndolo.

El Mundo Que Rodea A Las Barras:

Los acontecimientos globales parecen pasar desapercibidos a los ojos de las barras ya que estas no

manifiestan un mayor interés en dichos acontecimientos. Aquellas eventualidades que no afectan

las practicas y rituales de las barras y que no limitan su participación en ningún sentido no

despiertan un mayor interés que la cotidianeidad de su vida social, sin embargo estos casos

quedan abiertos a las determinaciones individuales de sus integrantes.

Esta postura al margen de los acontecimientos globales que mantienen las barras en Honduras, les

ha permitido configurar cierta ilusión de inmunidad; apuntando a la cohesión del grupo las

posiciones políticas y sobre los acontecimientos globales se mantienen externas al grupo de la

barra evitando que generar conflictos internos que puedan afectar la unidad del grupo

desviándolos de sus objetivos y finalidades. Esta posición les impide tener una visión clara tanto de

las oportunidades como de los desafíos o de las limitaciones que puedan estar presentes en dichos

acontecimientos para su condición de miembros de una organización barrista; estas posibles

oportunidades limitaciones o desafíos versan en todo caso sobre su condición de jóvenes ya que

es desde esta perspectiva que ellos analizan el entorno global.

Por otro lado, la esfera global de la vida social de las barras remite a las relaciones que estas

mantienen con organizaciones similares en otros países. Para el caso de las barras de Honduras, la

barra Ultrafiel del equipo Olimpia mantiene contactos con otras barras del istmo centroamericano

como la Ultra Morada de Costa Rica y Kamikaze de Nicaragua; la barra de los Revos del equipo

Motagua mantiene también contactos con barras de Guatemala y de El Salvador, relaciones que

en ambos casos ayudan a reforzar la estructura simbólica sobre la cual se construyen las barras;

logística, formas de organización y demás aportes culturales forman parte de las retribuciones

obtenidas en estas relaciones.

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El Sentido De Autonomía:

Un último elemento que se tratara en este esbozo es el del sentido de autonomía en las

agrupaciones de las barras. La autonomía debe ser vista en primera instancia como una respuesta

al pensamiento diferenciado del resto de la sociedad en donde se perciben las diferencias con el

discurso cultural predominante. Este pensamiento diferente no hace un llamado al conflicto, para

las barras el sentido de pertenencia al grupo y la pasión por el deporte constituye un factor de

cohesión que defiende de las medidas culturales de segregación de la cultura dominante. Las

prácticas se orientan a reforzar este sentido de pertenencia y el arraigo al grupo y los valores

simbólicos implícitos en la práctica deportiva, los miembros de las barras obtienen de ellas todo lo

que necesitan para valerse como tales.

En todo caso, su sentido de autonomía se mantiene frente a aquellos que pretenden una crítica

contra la barra, sus prácticas, sus fines y sus propósitos. Los miembros de las barras interpretan la

autonomía de sus grupos como la capacidad que tienen las mismas de no depender de ninguna

institución ni pública ni privada, el desarrollo cultural de las mismas depende de esas estructuras

simbólicas que sortean la cultura dominante y encuentran asidero en grupos de individuos que los

adoptan e implementan no como una contra cultura que se opone a la dominante sino como una

construcción cultural capaz de responder a las necesidades de pertenencia e identidad de los

individuos, insertándose en la estructura cultural dominante, complementándose mutuamente en

diferentes aspectos. Esa identidad que los miembros de las barras han construido, constituye el

principal elemento constitutivo de la autonomía del grupo; en palabras de los propios miembros:

“La barra es la barra y no responde a nadie más que a los hinchas”.