“LAS 8:15”

ACTO 1

(Juan y Max están sentados bebiendo un vaso de agua, a su lado se encuentra Gerardo quien está impaciente debido a una reunión a la que debe acudir en pocos minutos, y Esteban quien está dibujando)

Juan: ¿Qué hora es?

Gerardo: Son las 8.15. En quince minutos más tengo que partir.

Juan: ¿Dónde tienes que ir?

Gerardo: Debo acudir a una reunión en la Iglesia de la esquina.

Juan: En mi vida pasada seguro acudí a alguna de ellas, si es que tuve alguna. El tema de la reencarnación creo haberlo leído en alguna parte, hace tres días o dos, más no recuerdo.

Esteban: (Deja de dibujar) La clave está en creer en uno mismo, aferrarse a algo es perder el equilibrio.

Gerardo: Soy feliz así. Mi familia ha sido fiel a Dios y a la Iglesia durante generaciones, y hasta ahora no me quejo.

Juan: ¡Qué coincidencia! Yo también soy feliz, pero la felicidad se tomó unas largas vacaciones, y no sé cuando volverá. (Resignado) En unas horas más debo dormir…

Esteban: (Interrumpiendo a Juan): Encerrarme en una sala, oír a adultos que no saben si lo que dicen es verdad…

Gerardo: (Interrumpiendo a Esteban): Los libros contienen la veracidad plena, es la fuente de información que contiene toda la historia.

Esteban: ¿Qué es la historia?

Juan: ¿Quién eres tú?

(Max, quien no había entrado en conversación, se levanta de su asiento para interrumpmirla)

Max: Yo sé quiénes son todos ustedes, y por ende tengo toda la información. Como periodista yo soy el encargado de difundir la historia. (Apuntando con el dedo a Juan, Esteban y Gerardo) Tú, quieres ser un gran médico. Esperen un poco: Tomen Coca-Cola, siente el placer de vivir. Tú, quieres ser antropólogo. Pantalones a 20% de descuento, ¿qué esperas? ¡Adquiere uno ya! Y tú quieres ser arquitecto. Vacaciones perfectas en Brasil, asegúrate con LAN: siente el placer de viajar. Ése es el futuro chicos, ¿entienden?

Esteban: Suena bonito, pero es mejor decir decir que nos veremos unos años más en el purgatorio. Creo haberlo leído alguna vez en la Biblia, no me acuerdo muy bien, hace cinco o cuatro años, no estoy seguro. (Sigue dibujando)

(Se cierra el telón)

ACTO 2

(Entra Arturo en reemplazo de Gerardo. Juan sigue bebiendo agua y Esteban dibujando)

Juan (Indeciso): ¿Qué hora es?

Arturo: Son las 8.15. En quince minutos más tengo que partir.

Juan: ¿Dónde tienes que ir?

Arturo: Debo ir a cuidar a mi hijo.

Esteban (Deja de dibujar): Qué coincidencia, yo también tendré que cuidar a mi hijo, pero en unos años más.

Juan (Sorprendido): ¡Se me había olvidado! Yo también tendré que cuidar a mi hijo en unos años más, pero antes de eso debo estudiar.

Esteban: Después trabajar.

Juan: Posteriormente enamorarme.

Esteban: Para así casarme.

Arturo (Decepcionado): Qué mala suerte la mía, no tendré la misma vida que ustedes.

Esteban: No te preocupes, hay algo que todos tenemos en común, ¿sabes qué es?

Arturo: Sí, nos iremos al paraíso.

Juan: ¿O al infierno? Creo haber leído esto en algún libro, hace mucho tiempo que ya ni me acuerdo.

Esteban: ¿Y si posterior a la muerte otro mundo nos espera?

Juan: ¿La muerte existe?

Arturo (Dubitativo): Supongo que sí…

Juan: ¿Cómo sabes? ¿La has vivido?

Arturo: No, pero dicen que cuando dejas de respirar pasas inmediatamente a dejar de pertenecer a este mundo.

Juan (Sube el tono de su voz): ¿Y cómo sabes si eso es verdad?

Arturo: Creo haberlo leído… Pero deja de cuestionarme, si tienes dudas pregúntale a Dios.

Esteban: O a Mahoma

Arturo: Tal vez a Alá.

Esteban: La clave está en creer en uno mismo, aferrarse a algo es perder el equilibrio.

Juan (Dubitativo): Esteban, ¿qué es lo que llevas dibujando en todo este rato?

Esteban: (Le muestra su hoja a Juan, la cual está vacía) Nada. Me tomó mucho trabajo llevarlo a cabo, pero logré terminarlo.

Juan: Es mucho mejor que haberlo rellenado con cosas sin sentido. Es como el té con azúcar, el pan con mantequilla, o el cuaderno con un lápiz.

Arturo: Se hace tarde, y yo en unas horas más tengo que dormir.

Juan: ¡Qué coincidencia! ¿Qué hora es?

Arturo: Son las 8.15. En quince minutos más tengo que partir...

(Las cortinas se cierran lentamente mientras suenan las agujas del reloj)