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By Geoffrey James

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Los políticos no son conocidos por ser particularmente veraces, pero cuando se trata de negocios y economía; ambos partidos dicen algunas mentiras bien gordas. Aquí están las diez mentiras más comunes y ridículas que aparecen regularmente en todo, desde documentos de políticas a discursos de campaña.

A pesar de los reclamos de que los Republicanos quieren un presupuesto equilibrado, es evidente, por la naturaleza de sus propuestas reales, que no son serios. Si lo fueran, sus propuestas insistirían, entre otras cosas, en que el Gobierno detenga las guerras inútiles en Iraq y Afganistán, terminar la ineficaz y absurda guerra contra las drogas, eliminar completamente los subsidios al petróleo y reducir radicalmente el gasto militar. En su lugar, lo que hay en la mesa son ideas de pesos y centavos (como retirar los subsidios a NPR - Radio Pública Nacional) y absurdidades que quebrarían el presupuesto, como recortar los impuestos para los "Super-ricos".

Los liberales incitar a las feministas, insistiendo en que a los hombres se les paga más que a las mujeres. Pero aquí está la verdad: cuando usted elimina el tiempo que las mujeres dedican a tener hijos y cuidar de ellos y luego compara manzanas con manzanas (es decir, el mismo trabajo, fecha de ingreso al mismo), la brecha en la remuneración salarial por género se reduce a una insignificancia estadística. Esta mentira es pernicioso porque distrae a gente de mirar hacia la brecha en la remuneración REAL, que es una loca acumulación de riqueza y de ingresos entre los "Super-ricos". Mientras los políticos pueden mantener la clase media de hombres y mujeres porfiando por un pedacito de basura, nadie notará que todas las ganancias económicas de las últimas tres décadas han ido a quienes ya eran obscenamente ricos.

Si bien es cierto que las tasas de impuestos de EUA (en libros) son unas de las más altas del mundo, hay tantas exenciones en impuestos disponibles para las empresas (especialmente para las grandes) que la tasa de impuestos REAL es inferior a muchos países del tercer mundo. Las únicas empresas que pagan el total de sus impuestos son pequeñas empresas que no pueden pagar contadores que esconden el dinero en el extranjero y que no pueden pagar a los políticos para que promulguen un trato preferencial y descuentos especiales. El resultado es una gran ventaja para las grandes empresas, a pesar de que emplean una fracción diminuta (y decreciente) de los trabajadores estadounidenses.

Los políticos se la maman a las pequeñas empresas, porque las pequeñas empresas realmente comprenden la mayor parte de la actividad económica en los Estados Unidos. Pero las pequeñas empresas no tienen poder político y por lo tanto, ninguna influencia. Una pequeña empresa no puede recaudar suficiente dinero para estar en la pantalla de radar de cualquier político (excepto tal vez el congresista local), lo que significa que los intereses de las pequeñas empresas siempre serán menospreciados. El problema se agrava por el hecho de que muchos propietarios de pequeñas empresas tontamente creen que los directores generales de las grandes empresas influirán en los políticos a ser más " amigables con los negocios". Lo no entiendan es un clima de negocios que es amigable para las grandes multinacionales puede ser fácilmente tóxico para las pequeñas empresas.

Por la forma en que los republicanos hablan de ello, se podría pensar que cualquier modificación sustancial en el seguro social actual haría que las empresas estadounidenses se declararan en bancarrota y la ruina. Pero la verdad es que el sistema actual en los Estados Unidos es extraordinariamente ineficiente, con costos más altos (respecto a los resultados reales) que en cualquier otro lugar en el mundo. Mientras que el sistema actual es ideal para dos industrias – los seguros y el cuidado de la salud- todas las otras industrias operan en desventaja en los Estados Unidos porque ellos, o sus trabajadores, tienen que pagar por la ineficiencia de un sistema donde el uso de procedimientos costosos es más rentable que mantener a la gente sana.

El libre comercio crea puestos de trabajo... en lugares donde la mano de obra es barata. En los Estados Unidos, el libre comercio ha creado subcontratación externa masiva, que a su vez, destruyó a sectores enteros de la economía. No son solamente los puestos manufactureros los que han desaparecido. Hay cientos de miles de ingenieros altamente calificados, por ejemplo, que se están siendo desplazados de su trabajo por los ingenieros en el extranjero que trabajarán para lo que en los Estados Unidos sería el salario mínimo. El colapso del mercado laboral estadounidense ha estado oculto durante años por un exceso de endeudamiento y gasto masivo de los consumidores, pero ahora han llegado las consecuencias, hasta el punto que ganar nuevamente una pequeña fracción de los empleos que se perdieron es considerada una gran victoria.

Como mi brillante colega columnista de BNET, Alain Sherter, señaló en su columna "Por qué los federales no enjuiciar a los banqueros", las empresas que se consideran "demasiado grandes para quebrar" tienen rutinariamente un pase libre cuando cometen delitos. Los ejecutivos que cometen actos criminales pueden salir libres y las propias empresas salvarse pagando una multa nominal, con el fin de asegurar que la empresa sobreviva. Como resultado, los ejecutivos de las grandes empresas saben que pueden seguir cometiendo delitos, porque saben que no serán acusados. Cualquier intento para regular esas empresas de tal forma que no puedan ser exculpadas es silenciado rápidamente, principalmente por los republicanos, pero ayudados y amparados por los demócratas que también están mamando de la teta corporativa.

Solía decirse que "lo que es bueno para GM es bueno para el país". Pero eso era cuando las grandes empresas realmente emplean un gran número de trabajadores estadounidenses. Hoy en día, muchas empresas grandes están desplegadas fuertemente en ultramar, al punto que no son realmente estadounidenses en lo absoluto. Muchas multinacionales son, para todos los efectos, estados soberanos. Algunas incluso tienen sus propios ejércitos permanentes. Aun así, los políticos de EUA, de ambos partidos siguen tratando a esas empresas como si fueran entidades estadounidenses y están más que felices de aceptar sus contribuciones de campaña, aun cuando eso es equivalente a aceptar dinero de un país extranjero.

Los políticos al nivel federal, incluyendo a los demócratas, están tan lejos de la pobreza, o incluso de la clase media, que es imposible que tengan alguna idea de lo que es realmente tratar de sobrevivir en el clima económico actual. Muchos miembros de la cámara son millonarios y multimillonarios, al igual que la mayoría de los senadores. Muchos provienen de familias con riquezas heredadas. Todos están bien pagos, con el mejor seguro de salud del mundo y seguridad laboral de por vida como lobistas o consultores industriales. La idea de que alguien en esta posición puede "sentir el dolor" es enfermizamente absurda.

Han pasado décadas desde que George H.W. Bush le dio a la economía de lado de proveedores el apodo de "Vudú", y sin embargo todavía hay políticos (republicanos en su mayoría) que insisten en que ésta idea rompe-cocos es válida, aunque no hay un solo testimonio de que este sea el caso. ¿Por qué la negativa persistente a la realidad? Es un caso clásico de querer tener el pastel y comérselo al mismo tiempo, combinado con una voluntad de creer en cualquier vieja idea que te haga sentir bien. Probablemente no es una coincidencia que los defensores más vociferantes de esta marca particular de curalotodo económico también mantienen otras creencias absurdas contrarias a la historia y a la realidad observable. Muéstrenme un defensor de la economía de lado de proveedor, y les mostraré alguien que cree que cada palabra de la Biblia es exacta, que el calentamiento global es ficticio y que Obama nació en el planeta Marte.