Lambert

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LAMBERT, LEÓN CORDERO Hace mucho tiempo, en tiempo de primavera, hacía buen tiempo, y muy a tiempo un rebaño de ovejas fue visitado por la cigüeña. -Vaya viajecito – dijo la cigüeña – . Bueno latosos… perdón, quiero decir, hermosos corderos, hemos llegado. Será mejor que despierten, jejejeje. Escojan la oveja que más les guste. Y ella será vuestra mami. Y mientras, una oveja estaba muy triste porque ningún corderito la había elegido. -Despierta perezoso, ya debías estar con tu mami – dijo la cigüeña al que se había quedado en la bolsa-. Válgame! Que no es cordero! Ay, ay, ay –comenzó a mirar su libreta -. Escorpiones, conejos, corderos… ¿cómo pude haberme equivocado de letra? En la bolsa no quedaba un cordero, si no un pequeño león, que rápidamente eligió a su mami. La oveja que estaba llorando porque no tenía un corderito, fue elegida por el pequeño león. -Lambert, no es un cordero, es un león que tengo que entregar en África, válgame el cielo lo que voy a tener que volar. ¡Lambert! –la cigüeña fue a buscar al pequeño león-. -Señora cordera – dijo la cigüeña a la mamá que había dejado de llorar a tener a su cachorro en brazos-. Creo que ha habido un pequeño error. ¿me permite? Debo entregar esta feroz fiera en la selva. La mamá cordera corrió rápidamente hacia la cigüeña y le dio un golpe en el trasero, para liberar al pequeño Lambert. -Vaya, menudo genio – dijo la cigüeña-. Bueno, que se lo quede, a ver cómo le va después, ese no es mi problema. Mi obligación termina con la entrega. Por la mañana el sol salió puntual, y todas las mamis empezaron a bañar y a peinar a sus

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Page 1: Lambert

LAMBERT, LEÓN CORDERO

Hace mucho tiempo, en tiempo de primavera, hacía buen tiempo, y muy a tiempo un rebaño de ovejas fue visitado por la cigüeña.

-Vaya viajecito – dijo la cigüeña – . Bueno latosos… perdón, quiero decir, hermosos corderos, hemos llegado. Será mejor que despierten, jejejeje. Escojan la oveja que más les guste. Y ella será vuestra mami.

Y mientras, una oveja estaba muy triste porque ningún corderito la había elegido.

-Despierta perezoso, ya debías estar con tu mami – dijo la cigüeña al que se había quedado en la bolsa-. Válgame! Que no es cordero! Ay, ay, ay –comenzó a mirar su libreta -. Escorpiones, conejos, corderos… ¿cómo pude haberme equivocado de letra?

En la bolsa no quedaba un cordero, si no un pequeño león, que rápidamente eligió a su mami. La oveja que estaba llorando porque no tenía un corderito, fue elegida por el pequeño león.

-Lambert, no es un cordero, es un león que tengo que entregar en África, válgame el cielo lo que voy a tener que volar. ¡Lambert! –la cigüeña fue a buscar al pequeño león-.

-Señora cordera – dijo la cigüeña a la mamá que había dejado de llorar a tener a su cachorro en brazos-. Creo que ha habido un pequeño error. ¿me permite? Debo entregar esta feroz fiera en la selva.

La mamá cordera corrió rápidamente hacia la cigüeña y le dio un golpe en el trasero, para liberar al pequeño Lambert.

-Vaya, menudo genio – dijo la cigüeña-. Bueno, que se lo quede, a ver cómo le va después, ese no es mi problema. Mi obligación termina con la entrega.

Por la mañana el sol salió puntual, y todas las mamis empezaron a bañar y a peinar a sus nenes. Y Lambert estaba impaciente por ir a jugar con sus… ¿hermanos?

Lambert corrió a jugar con los demás, pero todos hacían un ruido que él no podía imitar. Algo andaba mal. Los otros corderitos se reían y se burlaban de él. Y le cantaban una canción: “Laaaaaaambert, no sabes balar mucho menos topar. Eres orejón, también muy mandón. Laaaaaambert. Tu colesterol, tu lana es atroz. Pareces un gato muy – fe – roz “.

Pero el tiempo lo cambia todo, y a los corderitos los convirtió en carneros, pero Lambert, cuya mamá estaba orgullosísima, se había convertido en… un león. Aunque de los otros, seguía siendo el hazmerreír, y todavía le hacían sufrir.

Si nada tiene de león fiero, sigue siendo tímido cordero.

Page 2: Lambert

Una noche mientras todos dormían, Lambert despertó porque un terrible aullido escuchó. Lambert tiritaba de miedo y se quedó petrificado ante la presencia de un lobo. El lobo cogió a la madre de Lambert para comérsela, y Lämbert, muerto de miedo, no sabía qué hacer, ni a quién acudir, porque todos los corderitos se escondieron temiendo ser comidos por el lobo.

La mamá de Lambert escapaba como podía de las garras del lobo, y no dejaba de gritar su nombre para que le ayudara. Cuando no tenía más escapatoria, y el lobo finalmente se iba a comer a su madre, una chispa le hizo cambiar, y Lambert acudió a la ayuda de su mamá. Se convirtió en un feroz león, que con un solo rugido, hizo palidecer al pobre lobo que huyó despavorido.

Su madre estaba tan orgullosa de Lambert, y los corderos cambiaron su canción burlona por otra:

“Laaaambert, el león-cordero, Laaambert, ya no es cordero, pues es un valiente el león-cordero”.