LA)ENFERMEDADMENTAL)YSUSMETÁFORAS por … · recónditos de la memoria; y que hay que conci-liar,...

18
ISBN: 1885-477X YOUKALI, 16 página 91 ELEMENTOS DE PRODUCCIÓN CRÍTICA LA ENFERMEDAD MENTAL Y SUS METÁFORAS por Miguel Ángel Sánchez García Muchos artistas, cineastas, intelectuales y escri- tores consideran, como expresaba el escritor Martín Garzo, hace tiempo, en un artículo titu- lado El anacoreta y el psicótico, publicado en el diario El País, el 20 de febrero del 2011, que «el psicótico ve sólo con los ojos interiores, su mun- do es espectral. El cuerdo con los ojos exterio- res, su mundo es pura objetividad. Es el poeta quien concilia a los dos. El poeta lleva el fantas- ma a la vida, quiere que lo bello sea útil, que ca- da par de ojos se alimente de la visión del otro.» Yo soy un enfermo bipolar, y por lo tanto, padezco una enfermedad mental, ahora bien, considerarme como un psicótico me parece de- masiado fuerte, no porque no sea consciente de que, según la literatura médica, sí lo soy, pero me gusta más cómo nos llaman quienes cuidan de nuestra salud: “enfermos mentales” o “pa- cientes psiquiátricos”; psicótico, a pesar de las buenas intenciones de quienes hablan de nos- otros, crea equívocos al ser un término confuso y metafórico, y en el tema de las enfermedades, como opinaba Susan Sontag, en su brillante en- sayo La enfermedad y sus metáforas. El sida y sus metáforas, las metáforas pueden llegar a ser co- mo las armas, que, a veces, las carga el diablo. Las enfermedades del psiquismo están atra- vesadas por múltiples metáforas y equívocos, eso se debe a la propia naturaleza del campo de investigación, tan amplio e inabarcable; tam- bién se debe, quizás, al tipo de sufrimiento que generan en la psique y en el cuerpo este tipo de enfermedades; un sufrimiento crudo y muy di- fícil de compartir con los demás, un sufrimien- to con el cual no es fácil empatizar desde fuera, pues al enfermo se le percibe como algo que no es, como una metáfora de lo que en realidad no es, es decir, como un monstruo (en su “mundo espectral”). Y a partir de ahí, no es posible esta- blecer ninguna conexión. Además, están las dificultades de comunica- ción que, a menudo, manifiesta el propio enfer- mo, que coadyuva a definir el estigma, la marca que lo aísla. De modo que el estigma es fruto de la incomprensión y del repliegue del propio en- fermo, que al ser visto, dentro del grupo, como monstruo, no le queda más remedio que aceptar o resignarse al papel que le viene dado por las metáforas que lo designan, para así protegerse mejor del propio grupo que lo piensa y lo ex- presa de ese modo; y el resto es ya cuento viejo. Mañana, al ir a trabajar, me tendré que en- frentar al estigma de la metáfora, soy un psicóti- co, un mosntruo, sometido al régimen de lo espec- tral, frente a lo objetivo, etcétera, etcétera. Algo así como un leproso, en las sociedades antiguas. Y no es así; son los cuerdos los que tienen el problema, es la sociedad −cuerda−, o los poetas, en todo caso, los que tienen un problema que deben resolver ya, la estigmatización, sutilmen- te metafórica o directamente excluyente, de la enfermedad mental y del enfermo mental. Desmitifiquemos estas dolencias, de una vez por todas, porque son sólo eso, enfermedades que tienen muy poco de romántico, la antigua melancolía del famoso grabado de Durero es pura y cruda depresión, una enfermedad que puede llegar a ser espeluznante, una de cada cuatro personas sufrirá una depresión a lo largo de su vida. Es decir, será, en mayor o menor medida, ¿un psicótico? No existe, pues, un dualismo tan marcado entre locos y cuerdos como se afirma comúnmen- te; de hecho, muchas de las acciones perpetra- das por los llamados cuerdos son auténticas lo- curas (¿objetivas?). Todos conocemos, desgra- ciadamente, más de un ejemplo de esas deliran- tes locuras cometidas por los dueños de la cor- dura precisamente. Desde el punto de vista de la percepción del mundo interior, es verdad, un enfermo tiene que realizar un mayor esfuerzo para ordenar y

Transcript of LA)ENFERMEDADMENTAL)YSUSMETÁFORAS por … · recónditos de la memoria; y que hay que conci-liar,...

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

91

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICALA ENFERMEDAD MENTAL Y SUS METÁFORAS

por Miguel Ángel Sánchez García

Muchos artistas, cineastas, intelectuales y escri-tores consideran, como expresaba el escritorMartín Garzo, hace tiempo, en un artículo titu-lado El anacoreta y el psicótico, publicado en eldiario El País, el 20 de febrero del 2011, que «elpsicótico ve sólo con los ojos interiores, su mun-do es espectral. El cuerdo con los ojos exterio-res, su mundo es pura objetividad. Es el poetaquien concilia a los dos. El poeta lleva el fantas-ma a la vida, quiere que lo bello sea útil, que ca-da par de ojos se alimente de la visión del otro.»

Yo soy un enfermo bipolar, y por lo tanto,padezco una enfermedad mental, ahora bien,considerarme como un psicótico me parece de-masiado fuerte, no porque no sea consciente deque, según la literatura médica, sí lo soy, perome gusta más cómo nos llaman quienes cuidande nuestra salud: “enfermos mentales” o “pa-cientes psiquiátricos”; psicótico, a pesar de lasbuenas intenciones de quienes hablan de nos-otros, crea equívocos al ser un término confusoy metafórico, y en el tema de las enfermedades,como opinaba Susan Sontag, en su brillante en-sayo La enfermedad y sus metáforas. El sida y susmetáforas, las metáforas pueden llegar a ser co-mo las armas, que, a veces, las carga el diablo.

Las enfermedades del psiquismo están atra-vesadas por múltiples metáforas y equívocos,eso se debe a la propia naturaleza del campo deinvestigación, tan amplio e inabarcable; tam-bién se debe, quizás, al tipo de sufrimiento quegeneran en la psique y en el cuerpo este tipo deenfermedades; un sufrimiento crudo y muy di-fícil de compartir con los demás, un sufrimien-to con el cual no es fácil empatizar desde fuera,pues al enfermo se le percibe como algo que noes, como una metáfora de lo que en realidad noes, es decir, como un monstruo (en su “mundoespectral”). Y a partir de ahí, no es posible esta-blecer ninguna conexión.

Además, están las dificultades de comunica-

ción que, a menudo, manifiesta el propio enfer-mo, que coadyuva a definir el estigma, la marcaque lo aísla. De modo que el estigma es fruto dela incomprensión y del repliegue del propio en-fermo, que al ser visto, dentro del grupo, comomonstruo, no le queda más remedio que aceptaro resignarse al papel que le viene dado por lasmetáforas que lo designan, para así protegersemejor del propio grupo que lo piensa y lo ex-presa de ese modo; y el resto es ya cuento viejo.

Mañana, al ir a trabajar, me tendré que en-frentar al estigma de la metáfora, soy un psicóti-co, un mosntruo, sometido al régimen de lo espec-tral, frente a lo objetivo, etcétera, etcétera. Algoasí como un leproso, en las sociedades antiguas.

Y no es así; son los cuerdos los que tienen elproblema, es la sociedad −cuerda−, o los poetas,en todo caso, los que tienen un problema quedeben resolver ya, la estigmatización, sutilmen-te metafórica o directamente excluyente, de laenfermedad mental y del enfermo mental.Desmitifiquemos estas dolencias, de una vezpor todas, porque son sólo eso, enfermedadesque tienen muy poco de romántico, la antiguamelancolía del famoso grabado de Durero espura y cruda depresión, una enfermedad quepuede llegar a ser espeluznante, una de cadacuatro personas sufrirá una depresión a lo largode su vida. Es decir, será, en mayor o menormedida, ¿un psicótico?

No existe, pues, un dualismo tan marcadoentre locos y cuerdos como se afirma comúnmen-te; de hecho, muchas de las acciones perpetra-das por los llamados cuerdos son auténticas lo-curas (¿objetivas?). Todos conocemos, desgra-ciadamente, más de un ejemplo de esas deliran-tes locuras cometidas por los dueños de la cor-dura precisamente.

Desde el punto de vista de la percepción delmundo interior, es verdad, un enfermo tieneque realizar un mayor esfuerzo para ordenar y

racionalizar sus pensamientos, y que, en deter-minados momentos, su cerebro está realizandomás conexiones que el de una persona “no en-ferma” (en la depresión profunda, se realizanmuchas menos obviamente). Una persona noenferma vive en un mundo sin sobresaltos, o almenos aparentemente, y muchas de las cosasque hace, las hace porque sí, le salen así, no lastiene que pensar previamente, no tiene que rea-lizar ningún ejercicio de análisis previo, no tie-ne conocimiento del “mundo fantástico”, ni fal-ta que le hace; es decir, los espectros, las fantas-magorías, productos de la imaginación, de lareelaboración de los recuerdos que surgen delas tinieblas de la noche o de los rincones másrecónditos de la memoria; y que hay que conci-liar, asentar y aflorar a la superficie, con un es-fuerzo suplementario de racionalidad, pasán-dolos del subconsciente al mundo de lo cons-ciente.

A veces, sí, es la magia, el arte, uno de los me-canismos de objetivación y afloración; pues me-diante la magia del arte, y de lo poético, en senti-do estricto, una persona enferma puede descu-brir y expresar esas zonas del subconsciente alas cuales no tiene acceso una persona sana; esobvio que cualquier enfermo quiere curarse de-finitivamente, pero, cuando eso no es posible,hay que adaptarse y ampliar las vías de la co-municación con los demás es la mejor de las al-ternativas.

Una persona enferma es frágil, se siente mal,pero eso es porque nota en su cuerpo los efectosde la enfermedad... la enfermedad le ha arrebata-do algo que no volverá a recuperar, y ese algo noes exactamente algo psíquico especialmente...losproblemas psíquicos hacen que la mente se reor-ganice de otra forma... la mente llega a doler, ymucho... pero físicamente el organismo está ago-tado, consumido, castigado... la enfermedad sesomatiza convirtiéndose en algo de implicacio-nes metabólicas, es como si en unos pocos añospor un lado estuvieras envejeciendo y simultáne-amente rejuveneciendo... el resto se ha perdidopor el camino, al encontrar una situación deequilibrio lo perdido se asume y deja de doler,porque aparecen otras sensaciones, emociones,vivencias, sugestiones completamente nuevasque introducen nueva savia, vitalidad, que enparte te hacen sentir como que has renacido.

Un psiquiatra no es un anacoreta, ni un en-fermo es el monstruo de Frankenstein que per-

seguido por la sociedad se va a refugiar a laconsulta del doctor, si esto fuera así, el psiquia-tra sería también un psicótico, un brujo o unchamán; pero el psiquiatra es un médico, sóloeso, su especialidad es el neuropsiquismo; afor-tunadamente, ahora se están empezando a co-nocer cuáles son las bases biológicas de estasdolencias, y resulta que son como el resto dedolencias, y claro, al igual que el resto de pa-cientes, el enfermo mental tiene que ser un suje-to responsable, si no quiere empeorar y agravarsu dolencia. Llegado a este punto, la metáforade Martín Garzo, y de otros muchos que la hanutilizado, es un poco equívoca, inclusodesafortu na da. Con los psicólogos y neurólo-gos pasa lo mismo, son sólo lo que son: especia-listas en la salud mental. Con la salud no se jue-ga, y más cuando hay mucho sufrimiento hu-mano de por medio.

No se puede hablar del arte de los enfermosmentales como algo aparte que sólo puede serinterpretado por el chamán sanitario, ese anaco-reta de marras, a caballo entre la cábala, la psi-quiatría, la psicología, la teosofía y el psicoanáli-sis; y, por supuesto, también por sus hermeneu-tas paraliterarios (creadores de opinión, escrito-res y poetas). Personalidades como los poetasRimbaud, Baudelaire, Lautreamont, JuanRamón Jiménez, Edgar Allan Poe, músicos comoBrahms, Eric Satie, dramaturgos como AlfredJarry, escritores y escritoras como VirginiaWoolf; Lovercraft, Truman Capote, Henri Miller,Jack Kerouack; estrellas del rock como KurtCobain, del jazz, como Jacko Pastorius o CharlieParker; pintores como Van Goh, Egon Schiele,Mogdiliani, Jackson Pollock, Rohtko, FrancisBacon, Lucien Freud, artistas inclasificables co-mo Antonin Artaud, Hans Bellmer, JosephBeuys, Jean Michael Basquiat, cineastas comoIngmar Bergman, quien sufría una bipolaridadque le tenía encamado durante meses, y que di-rigía desde la cama las representaciones en el te-atro de Estocolmo, etcétera; todos ellos padecíanalgún tipo de trastorno mental, algunos en gradomuy grave. Creo que habría que separar las cre-aciones, es decir, los resultados de las patologíasmentales, de sus creadores, nadie en su sano jui-cio consideraría las creaciones de Virginia Woolfcomo el arte de una enferma mental, como unaexpresión de dicha enfermedad, por el hecho deque Virginia padeciese un trastorno bipolar, enesa época, sin tratamiento médico posible, y másIS

BN:

18

85

-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

92

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

93

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICAtratándose de uno de los escritores más relevan-

tes del siglo XX; en todo caso, habría que estu-diar las conexiones arte y patología mental den-tro de un ámbito estrictamente científico (neu-ropsiquiátrico y psicológico), con dos objetivos:uno, promover terapias de tipo regenerativo ycon carácter complementario a la medicación y ala psicoterapia, desarrollando, hasta sus últimasconsecuencias, la terapia artística. Y, otro, buscarclaves sobre el funcionamiento del cerebro a tra-vés de las conductas seguidas durante la crea-ción artística y el desarrollo del fenómeno intui-tivo de la creatividad.

Se da el caso, no obstante, de artistas comoDavid Nebreda, que se sitúan en la frontera delo que puede considerarse como arte y lo queno lo es. El poeta, ya esté cuerdo o esté loco,siempre está un poco loco; la inspiración del poe-ta necesita de unas dosis de irracionalidad y delocura, sin las cuales es imposible escupir la re-alidad tal cual es, cruda y fantasmal.Los músicos también tienen un punto de locu-ra, es el talento o duende, llámese como se quie-ra, es posible que sin esa chispa la creación ar-tística fuese imposible. Tal vez, fue Nietzschequien mejor entendió el fenómeno del arte, enEl origen de la Tragedia, su tesis doctoral, hablade los dos polos de la creación: Apolo yDionisos, es posible que en esa oscilación, enesa metáfora se encuentre la clave. Es la locura,la hybris quien cataliza la reacción creativa,cuando brota la poesía.

Así, pues, meros pacientes psiquiátricos, mu-cho mejor que psicóticos, aunque psicótico sea untérmino más fuerte, o más literario. Una de ca-da cuatro personas, según la OMS, tendrán a lolargo de su vida algún trastorno mental, ya seadepresiones, trastornos de personalidad, bipo-laridades o esquizofrenias, eso quiere decir quese trata de dolencias muy comunes, una bajapor depresión es hoy ya algo normal. El uso dela palabra psicótico es, así, equívoca; como esequívoco considerar al psiquiatra un anacoreta,pues esto nos sitúa fuera de la realidad.

Un escritor, que no tiene por qué ser un es-pecialista en la materia, como creador de opi-nión que es, adquiere por ello mismo una res-ponsabilidad especial al exponerla públicamen-te. Si un autor quiere jugar con las metáforas so-bre la enfermedad mental para eso está la fic-ción, la narración de historias donde entra todoel mundo de la fantasía del autor. Como pacien-te tengo una experiencia directa de la enferme-dad; y como artista, a veces, yo también utilizometáforas para expresar mi dolor, y mi propiaexperiencia, o para interpretar la obra de otrosartistas, como en este caso hago con el relato ti-tulado Un día de Charles Bukowski (como po-drán apreciar a continuación). Pero la propiaopinión expresada de un modo no literario tie-ne que marcarse otros objetivos, y, entre ellos,dado lo delicado del caso, es mejor prescindirde las metáforas.

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

94

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

UNA INTERPRETACIÓN GRÁFICA DE UN DÍA, DE CHARLES BUKOWSKI (apuntes sobre la interpretación del relato intercambiados con el editor)

Tom se derrumba al no encajar lo que le dice el jefe en plan muy puñetero,sale todo el trasfondo de su insatisfacción familiar hablando con su colegaRamón, después el cambio de puesto junto a Ramón y ese final tan desan-gelado al llegar a casa con los niños y su mujer… Después está el contextodel mismo Bukowski, trabajador subcontratado en la América bélica y depostguerra, va pasando por una innumerable serie de trabajos y ninguno lesatisface, y en este relato se desnuda, el personaje de Tom quiere, a pesar deque no está cómodo con el trabajo, pero el problema es Block y su propiotrabajo, y ese inframundo de trabajadores negros y chicanos, y los turnos di-fíciles de soportar, con esas idas a la cantina no para comer en esos treintaminutos, sino para beber y así soportar la tarde de un tirón… Años cuaren-ta, inicios de los cincuenta, Estados Unidos, hombres embrutecidos y jefesinsensibles… Sí, hay que explicar el contexto previamente, porque UN DÍA,aunque pueda recordar a condiciones laborales actuales, es evidentementefruto de otra época, y la escritura de Bukowski, su voz, refleja esos años enesta especie de ficción autobiográfica… Lo más interesante es cómo se expli-can las razones por las que esos hombres son así y tienen esos horizontes tanlimitados, y sus relaciones familiares se ven afectadas en gran parte por esascondiciones laborales, de ahí su brutalidad… Un Bukowski para los que hanleído mal o solo parcialmente a Bukowski…

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

95

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

96

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

97

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

98

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

99

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

100

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

101

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

102

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

103

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

104

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

105

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

106

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

107

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA

ISBN

: 1

88

5-4

77

X

YO

UK

ALI

, 1

6

pág

ina

108

ELEM

ENTO

S D

E PR

OD

UC

CIÓ

N C

RÍT

ICA