La violencia en colombia

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LA VIOLENCIA EN COLOMBIA VIVIANA ECHEVERRI RESTREPO PRESENTADO A: LEONARDO A. VEGA U. UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO. FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD. PROGRAMA DE ENFERMERIA. ANTROPOLOGÍA Y CULTURA ARMENIA, 2011- 12- 6

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Este ensayo hace énfasis en algunas de las épocas mas violentas por las que ha pasado colombia

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LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

VIVIANA ECHEVERRI RESTREPO

PRESENTADO A: LEONARDO A. VEGA U.

UNIVERSIDAD DEL QUINDÍO.

FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD.

PROGRAMA DE ENFERMERIA.

ANTROPOLOGÍA Y CULTURA

ARMENIA, 2011- 12- 6

LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

Antes de empezar a hablar sobre la violencia en Colombia, preguntémonos: ¿con qué

fin se hacen las guerras? Las guerras se hacen en su gran mayoría con un único fin, ROBAR;

debajo de cualquier otro pretexto como: honor, rabia, intolerancia, etc. los hombres

importantes y necesitados de dinero (aunque tengan bastante), manipulan las cosas para que la

gente del pueblo inicie una guerra, y ellos sin hacer mayor esfuerzo, puedan robar a cabalidad.

En estas guerras también es común encontrar personas que se benefician de otras formas, por

ejemplo, aquellas que simplemente prefieren no estar en ninguno de los bandos, pero les

proporciona a ambos, armamento y municiones, ganando así por partida doble. Sin embargo,

muchos de los que participan en una guerra, son personas que lo único que les interesa es

defender a los que ama, a sus ideales, a su patria, etc., aunque para esto, tengan que dar sus

vidas a cambio, sin estar conscientes de que lo único que están haciendo, es enriquecer a unos

cuantos que no les importa el dolor ajeno.

A pesar de que en Colombia la violencia ha estado desde mucho tiempo atrás,

centrémonos en la época que va desde 1948 – 1953, y por último demos un vistazo a lo

sucedido en nuestro país, en cuanto al tema de seguridad social.

El candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán llegó a tener gran popularidad, por ser el

único en oponerse a la violencia, y llamar la unión del pueblo por encima de las luchas

bipartidistas (Rangel, 1988a). Como sabemos, el 9 de abril de 1948 en la ciudad de Bogotá

fue asesinado, mientras estaba al mando el presidente conservador Mariano Ospina Pérez.

Este suceso, desató la furia (que desde tiempo atrás se estaba cocinando), de todos sus

seguidores provocando innumerables muertes. Según El Tiempo (2000), “se calcula que en

solo Bogotá quedaron tendidas en las calles más de tres mil personas, después de tres días de

incesantes combates entre la policía y la ciudadanía, levantadas al gobierno y el ejercito a

favor” (p.199). Al mismo tiempo, se produjeron diversas pérdidas arquitectónicas y culturales

en Bogotá.

Después de la muerte de Gaitán, se formaron grupos guerrilleros liberales con ideales

revolucionarios. Ante esto, el presidente Ospina clausuró el Congreso y se deshizo de los

ministros liberales. En 1950, los liberales declararon la abstención electoral, y Laureano

Gómez, jefe del partido conservador y de la extrema derechista, salió elegido presidente. Su

extremo derechismo iba más allá de manifestarse en sus discursos, ya que por ejemplo, en el

pueblo de Tonusco (Antioquia), Laureano nombró a un tal Correa, inspector de policía, el cual

mandó a asesinar a casi todos los habitantes del pueblo. De acuerdo con Rangel (1988b)

Abelito correa un habitante de Tonusco, decidió no huir de este lugar, y en cambio se fue al

monte donde fue perseguido por tres soldados, los cuales fueron asesinados por Abelito a

machetazos, dejando a uno de ellos descuartizado.

La violencia que se estaba presentando en algunos pueblos era tan grande, que no se

imaginan la magnitud que esta llego a tener en su clímax. La policía enteramente conservadora

se les conoció popularmente como “chulavitas”, y fueron participes de las peores escenas de

crueldad que se haya registrado en Colombia.

El lugar donde la resistencia liberal tuvo mayor alcance fue el Llano, ya que los

liberales de la capital eran más mansos que los del acalorado Llano, pues éstos manejaban con

habilidad las armas. Los campesinos liberales del Tolima, Huila, Valle, Antioquia,

poblaciones enteras, cansados de las persecuciones y masacres por parte de los chulavitas,

deciden reunirse en el monte, con sed de venganza, formando así las guerrillas.

En la región del Llano dos grandes actos dieron origen a la generación de las guerrillas.

Primero, el capitán Alfredo Silva, dirigió un movimiento revolucionario que pretendía dar un

golpe al gobierno de Laureano Gómez, pero este golpe fue aplazado; sin embargo, el oficial

Silva no se enteró, y sin apoyo alguno fue derrotado en un par de horas. Y el segundo gran

acto, fue la toma de Puerto López por el general Eliseo Velásquez, quien dio aviso de una

guarnición chulavita.

Todos estos actos levantaron el ánimo de los liberales. Con el tiempo se descubrió que

Velásquez era un impostor, sediento de sangre y popularidad. Además, se negaba a combatir,

no había hecho nada en la batalla de Puerto López, mataba por un sí o por un no, y quería

imponer su liderazgo a la fuerza a los demás guerrilleros. Estos a su vez, lo consideraban un

obstáculo y por nada del mundo planeaban estar bajo su mando.

A parte de Velásquez, había personas de gran relevancia, queridas por los habitantes

del Llano y que comandaban un puñado de hombres. No obstante, la mayoría de estos grupos

copiaban sus métodos del ejército, ya que muchos de sus oficiales y suboficiales pertenecieron

a esta entidad.

Según Rangel (1988b), una de las canciones favoritas que resumía la valentía de los

liberales, sus ideales políticos, el odio que sentían por los chulavitas, y sus atropellos, es esta:

“De cada corazón

Haced un batallón

¡Marchad, marchad…!

Que no podréis

Vivir sin libertad…” (p.175)

La guerrilla comenzó a avanzar muy rápido, lo que causó que los chulavitas se

preocuparan y empezaran a tomar medidas al respecto. Primero, incendiaban los pueblos

llaneros creando terror en la población. Las personas influyentes, eran amenazadas de muerte

si colaboraban con la guerrilla. Las personas de todo el país, eran multadas si simpatizaban

con el liberalismo. Se crearon las listas negras, las cuales producían espanto con solo ser

nombradas, ya que las víctimas eran detenidas, y a dos o tres los fusilaban, o los apuñalaban

con las bayonetas. Las personas que no delataban a los que eran perseguidos por los

chulavitas, les esperaba terribles castigos como quemarlos vivos, y muchas cosas más que no

se pueden describir en un papel.

Esta época fue de sadismo; los policías se peleaban por matar a las personas, ya que

podían quedarse con sus pertenencias, y lo peor de todo este acto, es que les proporcionaba

placer. De tal forma que, el fusilar a un grupo de personas lo llamaban una “fiesta”. Sin

embargo, había quienes no soportaban tal espectáculo, y eran reemplazados por quienes les

producía más impresión matar una gallina (Rangel, 1988b).

A pesar de que muchas de las personas relevantes de la guerrilla fueron dadas de baja,

la rebeldía seguía alentando los corazones de muchos que todavía creían que podían vencer,

provocando la reaparición de la guerrilla con más fuerza. En este momento es cuando aparece

“Tiro Fijo”, junto con “Alma Negra”, “Bala Perdida”, “Pelusa” y muchos otros, quienes por

todo lo que pasaron se convirtieron en bandoleros (Rangel, 1988b).

El 13 de Junio de 1953, el teniente general Gustavo Rojas Pinilla, dio el golpe de

estado a Laureano Gómez (Rangel, 1988b). Este se ganó el aprecio tanto de liberales como de

conservadores, con excepción de la extrema derecha laureanista.

Rojas promulgó el perdón penal por los hechos realizados por la guerrilla, pero esto no

era muy cierto, ya que cuando los guerrilleros regresaban a una vida normal eran acribillados.

Por eso, empezaron a desconfiar de esta promulgación, decidiendo así no dejar las armas;

además, a muchos les era difícil dejarlas, ya que estaban con ellas desde la niñez o la

adolescencia. Por otra parte, la lucha de la guerrilla comenzaba a carecer de sentido, pues el

partido Liberal y la gente, se encontraba feliz con el gobierno.

En este momento la guerrilla, amargada y marginada de la sociedad, quiso venganza,

naciendo así el vandalismo. Robaban y mataban a los godos, policías y ejército, los cuales eran

considerados enemigos.

El país ya se encontraba lleno de bandoleros, como por ejemplo “chispas”, que actuaba

en el Tolima y el Quindío; en este último, también se encontraba el sombrío “Sangrenegra”, de

legendaria crueldad (Rangel, 1988b).

Los bandoleros se aprovisionaban de alucinógenos, estampillas religiosas, brujería,

oraciones y muchas otras cosas, pues según ellos, todo esto les ayudaba a hacer bien su

trabajo, y a no morir en el.

Privado de la sombrilla de legalidad que le había ofrecido el Partido Liberal, fácilmente

desacreditado ante la opinión pública por sus excesos y torpezas, aislado cada vez más

de unos campesinos cansados, “Chispas” estaba en decadencia y casi indefenso. En

efecto, gracias a la denuncia de un informante, fue abatido el 22 de enero de 1963, en

el municipio de Calarcá (Rangel, 1988b, p.188).

A mediados de la década de los 60´s los principales bandoleros fueron asesinados, por

eso se dice que el país fue pacificado; pero, como muchos sabemos Colombia sigue sin tener

paz, ya que la guerrilla sigue en pie; asimismo, aparecieron los paramilitares para acabar

supuestamente con la guerrilla, y a la larga ninguno de los dos bandos ha beneficiado al país,

pues no se sabe cual agrupación es peor. Ellos no solo combaten entre sí, sino que también

involucran a los civiles, cometiendo grandes actos de tortura y sadismo.

En muchas ocasiones se escucha decir que un presidente después de tanto tiempo, pudo

devolverle al pueblo colombiano la seguridad social de la que tanto estaba urgida; pero, si

matar gente inocente, haciéndola pasar como guerrilleros (los llamados falsos positivos), es

devolverle la paz a un país, y que una persona no pueda salir de su casa, porque la

delincuencia es tan grande, que no solo nos vemos amenazados por personas adultas, sino por

niños armados, es seguridad social; entonces, tienen la razón los que dicen: ESTE PAÍS ES

SEGURO.

BIBLIOGRAFIA

El Tiempo. (2000). Colombia Viva. El tiempo. Pp. 55 – 60.

Rangel J. (Ed.). (1988). Expediente Negro. Tomo III. 2° ed. Bogotá:

Rangel J. (Ed.). (1988). Expediente Negro.Tomo I. 2° ed. Bogotá: Forja.