LA VIDA SIN POR QUÉ

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LA VIDA SIN POR QUÉ Uno de los motivos de ridículo más justificado en que suelen incurrir los filósofos es el de pretender competir con la religión en la búsqueda redentora del ‘sentido de la vida’. Y es que la pregunta por tal ‘sentido’ es ya de por sí religiosa y lo único que puede hacer la filosofía respecto a ella es mostrar tal religiosidad e intentar replantearla de otro modo para que resulte filosóficamente válida. Cuando se dice estar buscando -¡o haber encontrado!- el sentido de la vida ¿a qué tipo de ‘sentido¡ nos estamos refiriendo? Decimos que tiene ‘sentido’ aquello que quiere significar algo por medio de otra cosa o que ha sido concebido de acuerdo a determinado fin. El sentido de una palabra o una frase es lo que ‘quiere’ decir; el sentido de una señal es lo que quiere indicar (...) En todos los casos, lo que cuenta para determinar el sentido de algo es la ‘intención’ que lo anima. Los símbolos, obras, conductas e instituciones humanas están llenos del sentido que les conceden nuestras intenciones, lo mismo que los comportamientos de los animales o incluso que los tropismos de las plantas o de los infusorios. En todos los casos, la intención está ligada a la vida, a conservarla, reproducirla, diversificarla, etc. Allí donde no hay vida deja también de haber intención y por tanto sentido: podemos explicar las causas de una inundación, de un terremoto o de un amanecer pero no su ‘sentido’. Por tanto, si las intenciones vitales son la única respuesta inteligible a la pregunta por el sentido ¿cómo podría tener ‘sentido’ la vida misma? Si todas las intenciones remiten como última referencia a la vida, ¿qué ‘intención’ podría tener la propia vida en su conjunto? Lo propio del ‘sentido’ de algo es que remite intencionalmente a ‘otra cosa’ que a sí mismo: a los propósitos conscientes del sujeto, a sus instintos, en último término a la autoconservación, autorregulación y propagación de la vida. Pero si nos preguntamos “¿qué ‘quiere’ la vida?”, las únicas respuestas posibles –vivir, vivir más, etc.– nos retrotraen de nuevo a la vida misma sobre la que preguntamos. Para encontrar el sentido de la vida debemos buscar ‘otra cosa’, algo que no sea la vida ni esté vivo, algo ‘más allá’ de la vida. (...) Para responder a esto de modo no autorreferente (evitando decir “la intención del universo es seguir siendo universo más y más”, por ejemplo) debemos referirnos a algo ‘que no forme parte del universo mismo’, es decir, de la naturaleza tal como la conocemos: algo ‘sobrenatural’, lo cual es apelar auténticamente a lo desconocido porque nade sabe realmente a qué se podría parecer algo ‘sobrenatural’. Con razón dijo Wittgenstein en su ‘Tractatus’: “El

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LA VIDA SIN POR QU

Uno de los motivos de ridculo ms justificado en que suelen incurrir los filsofos es el de pretender competir con la religin en la bsqueda redentora del sentido de la vida. Y es que la pregunta por tal sentido es ya de por s religiosa y lo nico que puede hacer la filosofa respecto a ella es mostrar tal religiosidad e intentar replantearla de otro modo para que resulte filosficamente vlida. Cuando se dice estar buscando -o haber encontrado!- el sentido de la vida a qu tipo de sentido nos estamos refiriendo? Decimos que tiene sentido aquello que quiere significar algo por medio de otra cosa o que ha sido concebido de acuerdo a determinado fin. El sentido de una palabra o una frase es lo que quiere decir; el sentido de una seal es lo que quiere indicar (...)En todos los casos, lo que cuenta para determinar el sentido de algo es la intencin que lo anima. Los smbolos, obras, conductas e instituciones humanas estn llenos del sentido que les conceden nuestras intenciones, lo mismo que los comportamientos de los animales o incluso que los tropismos de las plantas o de los infusorios. En todos los casos, la intencin est ligada a la vida, a conservarla, reproducirla, diversificarla, etc. All donde no hay vida deja tambin de haber intencin y por tanto sentido: podemos explicar las causas de una inundacin, de un terremoto o de un amanecer pero no su sentido. Por tanto, si las intenciones vitales son la nica respuesta inteligible a la pregunta por el sentido cmo podra tener sentido la vida misma? Si todas las intenciones remiten como ltima referencia a la vida, qu intencin podra tener la propia vida en su conjunto?Lo propio del sentido de algo es que remite intencionalmente a otra cosa que a s mismo: a los propsitos conscientes del sujeto, a sus instintos, en ltimo trmino a la autoconservacin, autorregulacin y propagacin de la vida. Pero si nos preguntamos qu quiere la vida?, las nicas respuestas posibles vivir, vivir ms, etc. nos retrotraen de nuevo a la vida misma sobre la que preguntamos. Para encontrar el sentido de la vida debemos buscar otra cosa, algo que no sea la vida ni est vivo, algo ms all de la vida. (...) Para responder a esto de modo no autorreferente (evitando decir la intencin del universo es seguir siendo universo ms y ms, por ejemplo) debemos referirnos a algo que no forme parte del universo mismo, es decir, de la naturaleza tal como la conocemos: algo sobrenatural, lo cual es apelar autnticamente a lo desconocido porque nade sabe realmente a qu se podra parecer algo sobrenatural. Con razn dijo Wittgenstein en su Tractatus: El sentido del mundo debe de encontrarse fuera del mundo (6, 41). Muy bien, pero dnde? Tiene el mundo un fuera? (...).Lo caracterstico de la mentalidad religiosa (por oposicin directa a la filosfica) no es responder Dios a la cuestin acerca del sentido o intencin del universo: lo propiamente religioso es creer que, una vez dada tan sublime respuesta, ya est justificado dejar de preguntar. Gracias a Dios las cosas tienen sentido, pero sera impo preguntar qu sentido entonces tiene Dios. Y sin embargo, desde un punto de vista filosfico, la pregunta que inquiere por el sentido de Dios es tan razonable y urgente como la que pretende desvelar el sentido del mundo o el sentido de la vida. Si tal pregunta no puede hacerse o en nombre del Gran Enigma Divino resulta soportable no responderla (Dios es el sentido ms all de l la pequeez humana nada puede saber, etc.), lo mismo nos habra dado quedarnos conformes mucho antes. Podramos haber aceptado de entrada, por ejemplo, la leccin de aquellos dos versos de El guardin de los rebaos que escribi Fernando Pessoa:

las cosas no tienen significado sino existencia,las cosas son el nico sentido oculto de las cosas.

Aceptar que Dios sea el Sentido Supremo, el que da Sentido a todos los Sentidos, es un pacto an ms conformista con la oscuridad que responder que el sentido de todos los sentidos es la intencionalidad vital o la intencin humana. Al menos existen razones filosficas para no ampliar ms all de la vida la pregunta sobre el sentido, es decir, ms all del uso habitual de la palabra intencin: una vez saltada esa barrera, ya no hay por qu detenerse ni contentarse nunca. Lo religioso no es tanto querer ir ms all como creer que despus est justificado frenar. Algunos filsofos han intentado con grandes respuestas sistemticas justificar tambin un frenado semejante al de la religin, sea recurriendo a los sobrenatural o sin llegar a ello. Y han solido tomarse sus respuestas de modo tan dogmtico como cualquier pontfice o inquisidor (aunque por lo general con menos fuerzas represivas a su servicio para castigar herejes). Se merecen lo que anota Cioran en sus Cahiers, publicados pstumamente: Un sistema filosfico es como una religin pero en ms bobo.Si la vida no tiene sentido (por la misma razn que todos los restantes sentidos remiten mediata o inmediatamente a la vida), debemos concluir desoladamente que la vida es absurda? Ni mucho menos. Llamamos absurdo a lo que debera tener sentido y no lo tiene, no a lo que por caer fuera del mbito intencional no debe tener sentido. Del mismo modo, decimos que un hombre o un animal es ciego cuando no ve, pero no podemos decir salvo metafricamente que una piedra sea ciega: porque el hombre o el animal deberan ver segn su condicin natural, mientras que la vista no forma parte de lo que podemos pedirle a una piedra. No es absurdo que la vida en su conjunto no tenga sentido, porque no conocemos intenciones fuera de la vitales y ms all del mbito de lo intencional la pregunta por el sentido... carece de sentido! Lo realmente absurdo no es que la vida carezca de sentido, sino empearse en que deba tenerlo.(...)En s mismo, el mundo en que nos movemos los humanos carece de ningn sentido o significado propio. La prueba? Que los resiste todos, por diversos que sean. Como seal Castoriadis, slo por el hecho de que no existe un significado intrnseco al mundo, los hombres han debido y sabido atribuirle esta variedad extraordinaria de significados extremadamente heterogneos. El sentido es algo que los human os damos a la vida y al mundo, frente al abismo insignificante del caos al que vencemos brotando y al que nos sometemos muriendo. (...) La religin promete salvar el alma y resucitar el cuerpo; en cambio la filosofa ni salva ni resucita sino que slo pretende llevar hasta donde se pueda la aventura del sentido de lo humano, la exploracin de los significados. Ni rechaza la realidad de la muerte como el mito ni se deja empapar desesperadamente por el miedo y el odio que de ella brotan: intenta pensar los contenidos de la vida y sus lmites.