La Verdad Sobre Méjico-Negueruela 1928

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Historia sobre la persecución religiosa en México durante la Guerra Cristera. (1926-1929).

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  • NICOLS MARN NE6UERUELA

    LA VERDADSOBRE5 j^^tA4n

    i?.M33

    JICO

    TIPOGRAFA CAT'>LICA CASALS, BARCELONA - - - -

  • FEB 11 1982

  • ES PROPIEDAD. JNSCBIPIN K.O 1001

    QUEDA HECHO EL DEPSITO FIJADO POR LA LEY.

    CON LAS DEBIDAS UCENCIA^

  • Dcdtcatoia A guisa de prlogo

    Sumario.I. Hay persecucin religiosa en Mjico?II. Gjncep-to de persecucin.III. Persecucin religiosa.IV. La Igle-sia Catlica.V. Formas de persecucin religiosa contra laIglesia Catlica.^VI. Conducta de Mjico con la Iglesia Ca-tlica.VII. El por qu de este opsculo

    ^..2 8

    SECCIN IANTECEDENTES HISTORICOS:

    Obra de la Iglesia Catlica en tfjico

    Captulo I.MEJICO VIRREINAL. (1521-1S21)

    Sumario.I. Descubrimiento y conquista de Mjico.II. Gobier- -no de la Nueva Espaa.III. Leyes de Indias.IV. Conver-sin al Catolicismo: misiones y misioneros.V. Fruto de lasmisiones mejicanas.^\^I. Testimonios en favor de las misionescatlicas en Mjico.VII. Accin cultural de los jesutas.

    VIII. Aparicin de la Virgen de Guadalupe, ^IX. Otros san-tuarios: devociones populares.^X. Episcopado: figuras' sa-lientes.XI. Flores de santidad.XII. Universidades, cole-gios y escuelas.XIII. Lingistas e historiadores.^XIV. Be-neficencia.XV. Descubridores y marinos.XVI. Arquitec-tura y obras pblicas.XVII. La Imprenta.XVIII. La In-quisicin.XIX. Agricultura.XX. Civilizacin mejicana vi-rreinal.XXI. Condicin de la Iglesia Catlica en esta poca.

    XXII. Conclusin: influjo de la Igrlesia Catlica en la civiliza-cin de Mjico , ..9 58

    PftgS,

  • VI LA PEHSEOCIN RELIGIOSA EN MJICO

    CmiuLO II.MEJICO INDEPENDIENTE. (1821-1914)

    SuM/.Rie.I. Independencia de Mjico.II. Gobierno independien-te.III. Partidos polticos.IV. Primeras Constituciones.

    V. Usurpacin de bienes eclesisticos.^VI. Efectos desastro-sos de la desamortizacin. Malestar social producido por la des-amortizacin. VIII. Segundo Imperio. I^. Dictadura dePorfirio Daz.X. Obra del General Daz.XI. La jerarquaeclesistica.XII. Obras catlicas.XIII. Comunidades reli-giosas.XIV. La cuestin social.XV. Derrumbe de la dicta-dura de Daz.XVI. Relaciones entre la Iglesia y Estado . .59 85

    SECCIN nLa persecuciox religiosa

    Captulo I.LA REVOLUCION DE CARRANZA. (1913-1917)

    SuMAWo.I. Gobierno de Madero.II. Presidencia de Huerta.

    III. La Iglesia Catlica es acusada de complicidad.IV. Juicioacerca de la administracin de Huerta.-V. Revolucin de Ca-rranza.VI. Persecucin religiosa.VII. A Jravs de la Re-pblica.VIII. En Saltillo.IX. En Guadalajara.X. En lacapital.^XI. Divisiones entre los revolucionarios.XII. Res-ponsabilidades de Carranza.^XII. Caractersticas de la revo-lucin 86110

    Captulo II.LA CONSTITUCION DE 1917

    Sumario.I. Hacia una nueva Constitucin.II. Artculos de laConstitucin de Quertaro contrarios a la Iglesia Catlica.

    III. Persecucin de la Iglesia Catlica decretada por la Cons-titucin.IV. Crtica de la Constitucin.V. La tumba de lalibertad.^\''I. Latrocinio sin careta.VII. La Constitucin de1917 es impopular.VIII. Habla un distinguido jurisconsulto.

    IX. Tendencias socialistas.X. Contrastes: Constituciones delos Estados Unidos de Amrica y de. Alemania 111131

    C.VPTUL0 III.EL CONFLICTO. (1917-1925)

    Sumario.I. Protestas contra la Constitucin.II. El artculo 130.III. Carranza retrocede.IV. Presidencia de Obregn.

    V. Expulsin del Delegado Apostlico.VI. Congreso Nacio-nal Eucarstico.VII. Eleccin de Calles 132150

  • iNDioro

    Captulo IV.LA PERSECUCION. (1925-1928)

    Sumario.I. El cisma.II. Entrevista al Arzobispo de Mjico.

    III. Expulsin de sacerdotes extranjeros.IV. Limitacin desacerdotes mejicanos.V,. Reglamentacin de la enseanza par-ticular.VI. Brillante mensaje de las religiosas de enseanza.VIL Clausura de colegios de religiosas: a caza de monjas.

    VIL Protesta del Episcopado.IX. 85% de analfabetos.

    X. Expulsin de. Mons. Cimino y Mons. Caruana, DelegadosApostlicos.XI. Los Pastores defienden a su grey y denunciana los lobos.:XII. Reforma del Cdigo Penal o Ley Calles.XIII. Nueva protesta del Episcopado.XIV. Por qu el Epis-copado no acepta el registro de sacerdotes?XV. El ComitEpiscopal ante el Presidente.XVI. El Comit Episcopal anteel Congreso.XVII. Discusin en la Cmara de Diputados.

    XVIII. Un aplastante plebiscito. XIX. Reglamentacin delart. 130 de la Constitucin.XX. Vejaciones del Clero.XXI.Como en las Catacumbas.XXII. Ultrajes a los Obispos.

    XXIII. El Obispo de Tacmbaro.XXIV. El Obispo de Hue-jutla.XXV. El asalto al tren de Guadalajara y la expulsinde los Obispos.XXVI.Sacerdocio heroico. XXVII. Ca-lumnias, profanaciones y sacrilegios.XXVIII. Calles desconfade sus servidores.XXIX. Fervor religioso: la fiesta de CristoRey 151-241

    Captulo V.LA DEFENSA

    Sumario.I. Accin social catlica.II. Liga Nacional de De-fensa Religiosa.III. Bloqueo econmico. IV. Efectos delbloqueo.V. La mujer mejicana.VI. Lirios en el muladar.

    VIL El Ejrcito libertador. VIIL Manifiesto del GobiernoNacional Libertador.IX. Ante la muerte.X. Pastoral delArzobispo de Durango. XI. Aprobacin del Episcopado.

    XXI. Progresos del Ejrcito Libertador.XIII. La oracin, 242263

    Captulo VI.LOS MARTIRES

    Sumario.I. A morir por Cristo Rey.II. Semana roja.III.Batiendo la palma del martirio.IV. El mrtir de Puefcla.

    V. Los Mrtires de Momax.^VI. Los jvenes congregantesJoaqun de Silva y Manuel Melgarejo. iVII. Nio mutilado porCristo.VIIL Los cinco mrtires de Parras.XX. El CruzadoEucarstico.^X. Los mrtires de Len.^XI. El periodista mi*-tir. XII. Sangre sacerdotal.XIII. Cuadro de honor.XP/.

  • VlTl LA PBRSECOIX BILTOIOSA KX^M]^COPgs

    Un prroco heroico.

    XV. Mrtir del sigilo sacramentabTrr-XV 1.Un santo Misionero.XVII. Sacerdote y amigo heroico.XVIII.Jn iesnla'y colhpafleror mrtiri^./- v*- . - . 264^-506

    - Captulo VII.ALIADOS DEL VERDUGOSumario.I. El odio a la Iglesia Catlica.II. Socialismo y bol-

    shevismo.III. La Confederacin Regional Obrera Mejicana.

    IV. La Masonera. V. El Protestantismo. VI. La Cromcontra el Protestantismo 307320

    Captulo VIII.EL GRAN CULPABLESumario.I. El pblico norteamericano.II., ^Presidentes de los

    Estados Unidos de Amrica.III. Wilson.IV. Crtica de Mr.Root.V. Hrding.VI. Colidge.VII. El silencio yanqui, 321342

    Captulo IX.AMIGOS DE LAS VICTIMASSumario.I. El Papa.II.El Episcopado Catlico.III. El Epis-

    copado norteamericano"l^lV. El mundo catlico.^V. Silenciode los gobiernos civilizados: honrosa excepcin.VI. En lasCmaras de Estados Unidos de Amrica, Brasil, Per y Chile.

    VII. Los verdaderos liberales mejicanos.:VIII. Seminario Me-jicano en Espaa 343360

    Captulo X.-FR.\CAS0 DE LA REVOLUCIONSumario.I. Despoblacin de Mjico. ^II. Falta de capitales.

    III. Miseria pblica.IV. La guerra yanqui 361366ULTIMA HORA 365CONCLUSION 367

    MAPASMapa de la Repblica de Mjico 82Desmembracin de la Nueva Esipaa 83

    FOTOGRABADOSLa Virgen de Guadalupe.Interior de la Baslica de Guadalupe.Catedral de Mjico.Catedral de Puebla de los Angeles.Obis'pos desterrados el 21 de Abril de 1927.Cuatro de los Mrtires de Len.La esposa y dos hijitos del mrtir Lic. Adelo Gonzlez Flores.Los Mrtires Joaqun de Silva y Manuel Melgarejo.El P. Andrs Sola. C. M. F.

  • LA VERDADSOBRE LA PERSECUCIN RELIGIOSA

    EN MJICO

    DEDICATORIA

    A mis inolvidables discpulos y amigos, de la Repblicamejicana, que han sabido defender valientemente la realezae Jesucristo, dedico estas lneas conmemorativas de sus lu-chas y triunfos.Me dirijo a los que todava viven, cuyo herosmo admiro

    ;

    me encomiendo a los que han sellado con la muerte su con-fesin cristiana. Rueguen ellos al Seor que S'C apiade tlos perseguidos, dndoles hasta el fin valor, y de los perse- \guidores, hacindoles reconocer y enmendar sus yerros paraque otra vez vuelva Mjico a la paz y vivan l Estado y laIglesia Catlica en franca y benvola cooperacin al pro-greso material y moral del pueblo mejicano.

  • 2 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    A GUISA DE PRLOGO

    Sumario: I.Hay persecucin religiosa en Mjico?

    II.^Concepto de persecucin.III.Persecucin religiosa-IV.La Iglesia Catlica.V.Formas de persecucin (religiosa contra !a

    Iglesia Catlica.VIjConducta de Mjico con la Iglesia Catlica.VILEl por qu de este opsculo.

    I.Hay persecucin religiosaen Mjico?

    De una parte ^el Presidente de Mjico, Plutarco Elias Ca-lles, y sus agentes diplomticos en el extranjero nos estnrepitiendo sin oesar y en todos los tonos que en Mjico nohay persecucin religiosa de cultos ni de fieles ; que lo quehay

    s solamente rebelda obstinada de los catlicos y prin-cipalmente del Clero, a los preceptos de la Constitucin de1917, vigente en aquel pais. Ms an: LMinistro de Mjicoen Madrid, el poeta y mdico Enrique Gonzlez y Martnez,ha declarado que en Mjico ni siquiera existe problema reli-gioso.

    Pero de otro lado, por cartas particulares, por la prensaindependiente mejicana y extranjera, hasta por los peridicosoficiales de Mjico o afectos al Gobierno de Calles, sabemosque diariamente se perpetan asesinatos, robos y violacionesen las personas de sacerdotes o de simples fieles sin formarlessiquiera el ms sumario proceso

    ;que muchos son expulsa-

  • A GUISA DE PRLOGO 3

    dos del pas sin habrseles probado pretexto allguno para elextraamiento. El Episcopado mejicano ha denunciado a lafaz del mundo la persecucin brutal y feroz de que son vc-timas las catlicos ; el Papa lo ha repetido varias veces enencclicas y alocuciones consistoriales ; el Episcopado de losdems pases, particularmente el espaol y el norteameri-cano, protestan contra tamaas crue'ld'ades llevadas a caboimpunemente por el gobierno de Calles.Quin dice, pues, la verdad? Hay o no hay persecucin

    religiosa en Mjico? Los catlicos son simplemente unos fa-nticos, desobedientes a la ley o defienden sus legtimos de-rechos, conculcados por el goibierno mejicano? Quin mien-te: el Papa o el Presidente de Mjico? Para responder estaspreguntas, importa precisar bien los conceptos.

    II.Concepto de persecucin.

    Persecucin significa el empleo de la fuerza material encontra de una persona o de una colectividad. El gendarme,el guardia civil, el carabinero hacen uso de sus armas paraalcanzar al ratero, al salteador, al contrabandista; lo persi-guen. Podemos hacer uso de la fuerza, impidiendo a unapersona el legtimo uso de sus derechos. El encarcelado,que no puede pasearse pblicamente, sufre persecucin, aun-que por lo dems est muy bien atemdido en su prisin ynada le falte.La persecucin podr ser justa o injusta, segn haya o no

    derecho para ejercitarla; ser sangrienta o mortal cuando lapena inferida ocasione derramamiento de sangre o la mismamuerte del perseguido.

  • 4 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    III.Persecucin religiosa.

    Claro -es en vista de lo dicho que persecucin religiosa esiel .empleo de la fuerza material para aplastar a una religin

    .

    Siendo el Catolicismo una religin, y la nica religin reve-lada, diremos que en ste o en aquel pas existe persecucinreligiosa cuando la Iglesia Catlica se ve maltratada en susfieles o en su jerarqua, cuando se recurre a la fuerza brutapara estorbarle o dificultarle el ejercicio de sus derechos;cuando la misma fuerza material quiere darle una forma oadaptacin contraria a su fundacin, constitucin y caracte-rizacin divinas.

    IV.La Iglesia Catlica.

    La Iglesia Catlica: 1'' es una sociedad religiosa, exterior,visible, instituida por Jesucristo para perpetuar en la tierra

    a travs de todos los tiempos y espacios los frutos de su re-dencin. Dijo Jesucristo resucitado a los Apstoles: "Dadame ha sido toda potestad en el cielo y en la tierra. Por tanto,id y ensead a todas las gentes, bautizndolas en el nombredel Padre y del Hijo y del Espritu Santo: ensendolas queguarden todas las cosas que os he dado: y he aqu yo estoycon vosotros todos los das hasta el fin del mundo" (1) . *'Idpor todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura. Elque creyere y fuere bautizado, se salvar; mas el Ique no cre-yere, ser condenado". (2) Luego, todo hombre est obligadoa recibir de los Apstoles y de, sus sucesores las verdadesque ha de creer : "Ensead a todas las gentes" ; los manda-mientos que ha de observar : "Ensendoles que guarden to-

    (1) Mt., XXVIII, 18-20.

    (2) Me, XVI, 15-16.

  • A GUISA DE PRLOGO 5

    das las cosas ... los sacramentos, que le comuniquen lagracia; de los sacramentos menciona el texto el primero deel'los, e'l bautismo: "Bautizndolas en el nombre..."Y esta obligacin es gravsima, tan grave que sin su cum-

    plimiento nadie puede salvarse : "El que creyere y fuere bau-tizado, se salvar; el que no creyere se condenar".

    2^ El mismo texto mos dice que en la Iglesia hay autoridadsagrada con triple facultad de ensear, gobernar a los fieles ysantificarlos con la administracin de los Sacramentos . Esta

    '

    autoridad fu dada a los Apstoles y a sus legtimos sude-sores, los Obispos. Sobre Pastores y ovejas, sobre Obispos yfieles hay un Supremo Pastor, Pedro, a quien y a sus suce-sores, los Pontfices Romanos, di Jesucristo el primado dejurisdiccin (1).

    3^ Desprndese tambin de lo apuntado que dentro del plande Jiesucristo, la Iglesia Catlica es una sociedad

    :

    a) Obligatoria para salvarse: "Quien creyere y fuere bau-tizado...", de modo que como escriba San Cipriano: "Nopuede tener a Dios por Padre quien no tiene a la Iglesia porMadre". (2).

    b) Perfecta e independiente de la sociedad civil: "Como elPadre me envi, yo os envo a vosotros". (3) "Dada me hasido..." y el poder de Jesucristo fu enteranxente inddpen-di'ente de todo poder civil. La Iglesia adems tiene por finun bien completo en su gnero, cual es la santificacin so-brenatural de los hombres

    ; para alcanzar ese fin cuenta conmedios propios, sin necesitar de la ayuda del Estado civil.

    c) Visible: pues son visibles, los vnculos sociales de laIglesia Catlica : autoridad, profesin de fe y sacramentos

    .

    {!) Mt., XVI, 13-19, Ju. XXI, 15-17.(2) De Unitate Ecclesiae, 6.(3) Ju., XX, 21.

  • 6 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    d) Indefectible: La Iglesia es el reino mesinico de Jesu-cristo, reino de todos los sig'los y jams morir: "Las puertasdel infierno^la muerte o los poderes del infierno^no preva-lecern contra ella". (1) Y este reino ha de perpetuarse, se-gn ti programa fijado por su divino fundador e invisibleMonarca

    .

    V.Formas de la persecucinreligiosa contra la Iglesia

    Catlica.

    Aplicando las anteriores enseanzas, decimos que persi-guen a la Iglesia Catlica los Estados civiles cuando, preva-lindose de la fuerza material que tienen en sus manos, pre-tenden :P Entrometerse en el gobierno de la Iglesia, nombrar sus

    Obispos y limitar el nmero de sus sacerdotes.2"? Legislar acerca de los sacramentos o predicacin de

    la fe.

    3^ Arrebatar a la Iglesia los medios materiales necesariospara el desarrollo y cumplimiento de su fin, como los tem-plos, seminarios, universidades, etc.

    4*? Imponer a los sacerdotes o religiosos obligaciones ci-viles incompatibles con su estado eclesistico, como el ser-vicio militar, el matrimonio, la rendicin de cuentas eclesis-ticas, etc.

    5- Formar Iglesias Nacionales, separadas de la subordina-cin y vigilancia del Papa; impedir la libre comunicacin detodos los fieles con el Pontfice Romano; expulsar del terri-torio nacional a los representantes pontificios, etc.

    (1) Mt., XVI, 18.

  • A GUISA DE PRLOGO 7

    En todos estos casos la fuerza material de'l Estado aplicadacontra la Igflesia Catlica es verdadera persecucin religiosa.P

  • 8 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    pblica sobre el verdadero akance de la poltica persecuto-ria desarrollada por los ltimos gobiernos mejicanos. Envista de la aceptacin con que fueron ledos mis artculos hedecidido publicarlos en volumen aparte bajo el ttulo : LaVerdad sobre la Persecucin Religiosa en Mjico. Confo enque los espritus imparciales, despus de leer este trabajo,a'preciarn la labor civilizadora desplegada en Mjico por laIglesia Catlica y la insensatez y falta de patriotismo quecampean en las medidas de persecucin urgidas y extrema-das por el gobierno del Presidente Plutarco Elias Calles.

  • SECCION I.

    ANTECEDENTES HISTRICOS

    OBRR DE R IQLESIR CRTLICfl EM MJICO

    CAPTULO I.

    MJICO VIRREINAL(1521 -1821)

    '

    Sumario: 1.Descubrimiento y coinquista de Mjico.II.^Gobierno de la Nueva Espaa.III.Leyes de Indias.IV.'Conversin al Catolicismo : misiones y mi-

    sioneros .V.Fruto de las misiones mejicanas.VLTestimonios en favor de las misiones cat-

    licas en Mjico.VILAccin cultural de los jesutas.VIII.Aparicin de la Virgen de Guadalupe.IX.OtTois santuarios : devociones populares.X.Episcopado : figUTas salientes

    .

    XI. :Plores de santidad.

  • 10 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    XII.Universidades, colegios y escuelas.XIII.Lingistas e historiadores.XIV.Beneficencia

    .

    XV.Descubridores y marinos.XVI.Arquitectura y obras pblicas.XVII.La Imprenta.XVIII.La Inquisicin.XIX.Agricultura.XX.Civilizacin mejicana virreinal.XXI.Condicin de la Iglesia Catlica en esta

    poca

    .

    XXII.Conclusin : influjo de la Iglesia Catlicaen la civilizacin de Mjico.

    I.Descubrimiento y conquistade Mjico.

    En 1517 Francisco Hernndez de Crdoba descubra lacosta dei Yucatn. En 1518, a las rdenes de Juan de Gri-jalba, otra expedicin castellana tocaba en Cozumel, isla dela pennsula de Yticatn.

    El da 6 de ^layo de 1518, en una torre de la isla, el sa-cerdote castellano Juan Daz celebraba la primera Misa quese ha dicho en territorio mejicano. La oan devotamente elcapitn de la expedicin Juan de Grijalba y sus soldados,un puado de valientes, entre los que se contaban el futurohistoriador Bemal Daz del Castillo y dos indios, Melchory Julin, bautizados el ao anterior por los primeros expe-dicionarios .

    Quedaba abierto el camino a las hazaas del hroe de Me-delln Don Fernando Corts de Monroy y Pizarro. El in-

  • MJICO VIRREINAL 11

    signe capitn extremeo en 25 de Marzo d'e 1919 tocaba ensuelo de Tabasco y el 13 de Agosto de 1921, da de San Hi-plito, era dueo de la capital del Imperio azteca.A no haberlo desbaratado la envidia de Narvez, Corts

    hubiera realizado su homrica epopeya sin derramar apenasuna gota de sangre. Pero es ley que los herosmos se escri-ban con sangre : y sangre hubieron de derramar prdiga-mente los vencedores y vencidos en aquella jornada. Doseclesisticos, el fraile mercedario Fr. Bartolom de Olmedoy el dicono Jernimo de Aguilar, lo acompaaban, el pri-mero como caipelln de la expedicin y el segundo rescatadoen Tabasco, en -donde haba estado cautivo varios aos. E-lconocimiento de idiomas indgenas, adquirido por Aguilar, yios consejos del P. Olmedo sirvieron de mucho a Corts:gracias a la prudencia del religioso mercedario se evit unahecatombe irrem-ediable en las negociaciones pendientes en-tre Corts y Moctezuma. El mismo religioso alent el nimode los guerreros castellanos, abatidos por el desastre de laNoche Triste Julio, 1520). En 1522 prosigui Corts susconquistas, llegando por el Sur hasta Guatemala y por elNorte hasta California, cuyo golfo bautiz con el nombre deMar de Corts. Corts llam a los territorios conquistadosNueva Espaa por la semejanza que crey hallar entre losproductos de su patria y los de la nacin conquistada."Por lo que yo,.he visto y comprendido, acerca de la simi-

    litud que toda esta tierra tiene a Espaa, as en la fertilidadcomo en la grandeza y fros que en ella hace, as como enotras muchas cosas que la equiparan a ella, me pareci queel ms conveniente nombre para esta dicha tierra era lla-marse la Nueva Espaa del mar Ocano; y as en nombrede V. M. se le puso aqueste nombre". (1)

    (1) Hernn Corts, carta a Carlos V., de 30 de Octubre de 1520.

  • 12 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    II.Gobierno de la Nueva Espaa*

    Abarcaba sta, no slo los territorios que hoy forman losEstados Unidos de Mjico, sino tambin Tejas, Arizona,Nuevo Mjico y California arrebatados por los Estados Uni-dos en 1847, es decir, una extensin de unos cuatro millonesde kilmetros cuadrados. Alejado Corts del poder por in-trigas de sus mulos y desacreditada la primera audiencia,se inaugur la serie de los ^2 Virreyes, que a nombre del mo-narca espaol gobernaban la Nueva Espaa.En honor a los fueros de la Historia hay que reconocer

    que generalmente los Virreyes fueron hombres idneos, des-interesados, amantes de la rectitud, celosos de los interesespblicos y defensores de los indios. Los nombres de D. An-tonio de Mendoza (1535-1550), primer Virrey; D. Luis de Ve-lasco (1550-1564) ; D. Juan de Mendoza (1603-1607) ; D. Luisde Velasco, segundo de este nombre (1590-1595 y 1607-1610) ;Frey Antonio Mara de Bucareli (1771-1779) ; D . Bernardode Glvez (1785-1786) y D. Juan Vicente de Gemes, Condede Revillagigedo (1790-1794) no pueden pronunciarse sinasociarlos al recuerdo de los monumentos que dejaron de suhonrada y benfica administracin.

    El ltimo de los Virreyes fu Don Juan O'Donoj, quecelebr con el general insurgente Agustn de Iturbide el tra-tado de Crdoba (24 de Agosto de 1821) . Desde aquella fe-cha ces el podero espaol en Mjico.

    Se ha dicho y se ha explotado por/ fines polticos y partidis-tas durante todo el siglo XIX la calumnia de que Espaadestruy las civilizaciones existentes en Mjico al tiempo deldescubrimiento y que sumi a los aborgenes en la esclavi-tud. Nada est ms lejos de la verdad: los historiadores im-parciales lo reconocen hoy unnimemente, como los yanquis

  • MJICO VIRREINAL 13

    Bourne (1) y Lummis (2); los franceses Dubois (3) y An-dr (4); los mejicanos Pereyra (5), Esquivel y Obregn (6)y Mariano Cuevas (7) y los espaoles Juderas (8), Beltrn

    y Rspide (9) , Segundo de Ispizua (10) y Serrano y Sanz(11).Corts encontr en Mjico un imperio desptico y sangui-

    nario, en guerra continua con las naciones vecinas . Los pri-sionero's eran sacrificados vivos y en el Museo Nacional deMjico se ve la piedra de los sacrificios, que estaba en elgran Teocalli de la capital. Sobre aquella ara sangrientaeran tendidos vivos los infelices prisioneros y al salir el sol,los sacerdotes les cortaban la cabeza y arrancaban del pechoel corazn que palpitante todava y ohorreando sangre looifrecan al sol naciente. Estos sacrificios eran ms nume-roisos en la coronacin de los emperadores. En la consagra-cin del gran teocalli construido por Abuitzol, octavo em-

    (1) Spain in America, New York. 1904.(2) Los exploradores espaoles del siglo XVI, traduccin de Arturo

    Cuys, 4.a edicin, editor Araluce, Barcelona.(3) La Colonisation pratique et compare, Pairs, 1904-1905.

    ,

    (4) El fin del Imperio espaol en Amrica, trad. de Prez Hervs,Barcelona, 1920.

    (5) La obra de Espaa en Amrica, Madrid, Bibliotera Nueva, Lista, 66.(6) Influencia de Espaa y de los Esta)dos Unidos sobn? Mjico, Ma-

    drid, 1917.

    (7) Historia de la Iglesia de Mjico, 3 volmenes, -n publicacin, M-jico, 1921 y Madrid. 1925.

    (8) La leyenda negra, 5.a edicin, editor Araluce, Carts, 392 ' Bar-celona .

    (9) Los pueblos hispano-americanos en el siglo XX, Madrid, 1910.(10) El Gobierno de Espaa en Indias, en Cultura Hispcmo-America-

    na, 1918, Madrid.(11) Orgenes de la dominacin espaola en Amrica, Madrid, 1918 y

    siguientes.

  • 14 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    perador azteca (1486-1502) fueron sacrificados alrededor de20,000 prisioneros ; algunos historiadores, como el mejicanoClavijero, kvan ese nmero hasta 80,000. La ag'ricuJtura yartes mecnicas carecan hasta de los ms tiles irustru-mentos

    .

    Respecto a los aborgenes de Amrica, ya Isabel la Cat-lica haba declarado enrgicamente que los indios eran tanlibres como los castellanos y que no poda exigrseles tra-bajo alguno gratuito y forzado. Espaa jams autoriz laesclavitud de los indios ; ms proclann su libertad e igual-dad con los restantes sbditos del reino. La Iglesia defendila libertad de los naturales de Amrica. "Declaramos, decaPaulo III en su famosa bula Altitudo, que los indios debenser admitidos con sumo gusto al gremio de nuestra Iglesia;que son tan dueos de su libertad como los dems hombres

    ;

    que nuestra Religin no permita reducirlos a esclavitud, an-tes bien nos ordena que les tratemos como hermanos, procu-rando atraerlos a la verdadera fe con la predicacin de ladivina palabra y con el buen ejemplo de nuestras costum-bres". (1)Y ese amor la llev hasta a admitir al sacerdocio y al Epis-

    copado a los indios, que daban seales manifiestas de voca-cin.

    III.Leyes de Indias.

    La coleccin de leyes dadas por los Reyes de Espaa parala evangelizacin y gobierno de los territorios americanosllmase Leyes de Indias."En las leyes de Indias, ha dicho Perojo, est todo nuestro

    (1) Paulo III, Altitudo, l.o Junio, 1537.

  • MJICO VIRREINAL 15

    sistema colonial y slo en estas fuentes puede conocerse cum-plidamente. El espritu general de estas leyes, desde la pri-mera hasta la ltima, es siempre uno y di mismo : el prin-cipio de la civilizacin. Los tres primeros fundamentos enque echa sus races sobre el nuevo suelo para extender des-pus su 'benfica influencia por todas partes, son: la escuela,el municipio y la iglesia, por los que va ingiriendo en aque-llos pueiblos todas las corrientes de la civilizacin. Un

  • 16 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    que '*el autor de esas leyes no es un hombre; es todo unpueblo, es una raza, y que si los romanos formaron un De-recho que se ha llamado la razn escrita, Espaa produjo conlas leyes de Indias otro que debe llamarse el humanitarismoescrito". (1)Dada la enorme distancia que separaba a la metrpoli de

    Amrica hubo abusos lamentable ; la aplicacin de esas leyesfu a las veces lenta y poco eficaz; pero jams el delito fuaprobado y erigido en ley, sino que, una vez probado, lostribunales reales lo castigaron y sus reos fueron mirados condesprecio por la sociedad contempornea.Pues bien, en la consulta y preparacin y en la aplicacin

    de esas benficas leyes cupo a la Iglesia parte muy principal,acaso la ms activa. Buena prueba son los nombres de FrayAntonio de Montesinos, dominico, el primero en protestar en1510 contra los abusos de las primeras encomiendas; Fray-Bartolom de Las Casas, tambin dominico, y Obispo deChiapas, ardiente defensor de los indios, que llevado de sucarcter vehemente exager los defectos de la coloniza-cin (2) ; Fray Juan de Zumrraga, franciscano, y Fray Ju-

    (1) The Spanish Pioneers, 1894, traduccin espaola de Arturo Cuyas.Los exploradores espaoles del siglo XVI, editor Araluce, Barcelona, 1915.

    (2) Acerca del valor histrico de las afirmaciones de Las Casas sobrelas crueldades de los colonizadores espaoles, lanse estas palabras del

    historiador .SoiJs :"Este Prelado solicitaba entonces el alivio de los indios y encare-

    ciendo lo que padecan cuid menos de la exacta verdad que de la pon-deracin, y no faltaron ya en su tiempo historiadores que le convenciesende mal informado en varias enormidades que dej escritas contra losespaoles". (Historia de la conquista de Mjico, 1. IV, c. XII).

    Recurdese e pueblo de la provincia de Jalisco, "que se extenda porsiete leguas poco ms o menos"; los veinte o veinticinco mil ros de laisla de Sto. Domingo que manan de una misma sierra, riqusimos en

  • MJICO VIRREINAL 17

    iin Garcs, dominico, Obispos de Mjico y Tlaxca'a, nom-brados en 1528 por Real orden protectores de Indios, al saberCarlos V los desmanes de algunos conquistadores que mal-trataban a los indios, cargndoles de tributos. Ms tarde,fueron siempre escogidois los Protectores de los Indios entrelos Obispos, Prelados de las rdenes religiosas y algunosmiiiioneros.

    IV.^Conversin al Catolicismo:misiones y misioneros.

    Terminada felizmente la conquista de la ciudad de Mjico,y sometido todo lel pas del Anhuac, escribi Corts a Car-los V dndole cuenta del feliz xito de la exipedicin y soli-citando misioneros que trabajaran en la conversin de losindgenas. Escribi a la vez a Fray Francisco de los Ange-les pidindole religiosos de su Orden. En 13 de Mayo de1524 llegaban a Veracruz Fray Martn de Valencia acompa-ado de omce religiosos, los doce Apstoles, que, unidos aFray Pedro de Gante y dos compaeros de la primera expe-dicin franciscana all existentes, comenzaron una obra de

    arenas de oro como otros tantos Pactlos. "Ni los griegos, aunque tanaficionados a las fbulas, dice el jesuta extinguido de Nuix, llegaron afingir nunca veinte mil ros de leche y miel, y hacerlos manar todos de

    una misma montaa". Y qu decir de los tres diluvios que destruyerona Guatemala, uno de agua, otro de tierra y otro de piedras ms gruesasque diez y aun veinte bueyes? El nmero de indios muertos por los espa-oles, ya afirma que no pas de doce millones, ya que pudo muy bien serno menos de trescientos; "de manera que en su clculo vacilante e in-

    cierto se aaden millones a millones con el mismo poco miramiento yescrpulo que si fueran simples unidades". (Mox, Cartas Mejicanas es-critas en 1805, Genova, 1837; carta XIII).

    2

  • 18 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    apostolado y cultura coronada con xitos los ms brillantes.El Papa Adriano VI les haba concedido todos los privilegiosque podan hacer ms fructfera su labor apostlica.Entre los franciscanos estaba el despus famoso Motolinia,

    palabra indgena que significa pobreza y fu el nombre adop-tado por Fray Toribio de Benavente. Eran todos de los Me-nores Observantes. Su entrada en Mjico fu revestida desolemne aparato, que dispusiera a los indios al respeto delos misioneros. Sabedor Hernn Corts de la llegada de losfranciscanos "mand -en todos los pueblos, as de indios co-mo donde vivan los espaoles, que por donde viniesen lesbarriesen los caJminos, y donde posasen les hiciesen ranchossi fuese en el campo ; en poblado cuando llegasen a las vi-llas o pueblos de indios, que les saliesen a recibir y les repi-casen las campanas que en aquella sazn haba en cada pue-blo, y que todos comnmente, despus de les haber recibido,les hiciesen mucho acato, y que los naturales llevasen can-delas de cera encendidas y con las cruces que hubiese ; y porms humildad; y porque los indios lo viesen, para que to-masen ejemplo, mand a los espaoles se hincasen de rodi-llas a besarles las manos y hbitos y aun les envi Corts alcamino mucho refresco, y les escribi muy amorosamente.Y viniendo por su camino, ya que llegaban cerca de Mjico,el mismo Corts, acompaado de nuestros valerosos y esfor-zados soldados, los salimos a recibir. Juntamente fueron connosotros Guatemuz, el seor de Mjico, con toidos los msprincipales mejicanos que haba, y otros mudhos caciquesde otras ciudades. Y cuando Corts supo que llegaban, seape del caballo, y todos nosotros juntamente con l, y yaque nos encontrbamos con los reverendos religiosos, el pri-mero que se arrodill delante de Fray Martn de Valenciay le fu a besar las manos, fu Corts, y no lo consinti, y

  • MJICO VIRREINAL 19

    le bes los hbitos, y a todos los ms religiosos, y as hici-mos to'dos los ms capitanes y soldados que all bamos, y elGuatCmuz y los seores de Mjico. Y desque l Guatemuzy los dems caciques vieron ir a Corts de rodillas a besarleslas manos, espantronse en gran manera, y como vieron a losfrailes descalzos y flacos y lois hbitos rotos y no llevar ca-ballo, sino a pie y miuy amarillos, y ver (que) a Corts, quele tenan por dolo o cosa como sus dioses, as arrodilladodelante de ellos, desde entonces tomaron ejemiplo todos losindios, que cuando ahora vienen religiosos les hacen aquellosrecibimientos y acatos, segn de la manera que dicho tengo.Y ms digo, que cuando Corts con aquellos religiosos ha-blaba, que siempre tena la gorra en la mano quitada, y entodo les tena gran acato*' (1)

    .

    Emulando los ejemplos de la Orden franciscana, todas lasotras Ordenes religiosas se lanzan a las misiones mejicanasy se dedican al apostolado : dominicos, agustinos, merceda-rios y jesutas.La Orden franciscana cont cinco provincias y doce Cole-

    gios Apostlicos de Misiones, de donde salieron los incan-sables apstoles que, como Fray Junpero Serra y Fray An-tonio Margil, anunciaron la fe cristiana a los indios de Du-rango, Zacatecas, Coahuila, Ghihualhua, Nuevo Len, Ta-maulipas, Tejas, Nuevo Mjico y California. Las misionesde San Gabriel, San Antonio de Bjar, San Juan Capistrano,San Diego, San Luis, San Francisco son hoy florecientesciudades de los Estados Unidos de Amrica, que tienen porfundadores a frailes franciscanos.La otra orden religiosa que en Mjico se consagr a la

    (1) Bernal Daz del Castillo, Historia de la Conquista de la NuevaEspaa, cap. CLXXI, de la edic. de Garca Icazibalceta

    .

  • 20 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    defensa y evangelizacin de los naturales fu la de PP. Pre-dicadores o dominicos. Dominico era el primer Obispo de,Tlaxcala, Fr. Julin Garcs. En 1529 llegaron a Mjico cua-renta religiosos dominicos; al embarcarse Fray BartolomLas Casas en 1544 para ir a posesionarse de su Obispado deQhiapas, vinironse con l desde Esipaa 48 dominicos, des-pus siguieron las expediciones del P. Miranda con 33 reli-giosos y del P. Arzola con 25. Fray Bartolom de Betanzosfund la provincia mejicana. Los dominicos levantaron consus magnficos colegios el nivel cultural de la colonia.Doce frailes mercedarios salieron mandados por Carlos V

    para continuar la evangelizacin iniciada por el P. Olmedo.Los agustinos tuvieron paipel importante en las misiones

    mejicanas. Fray Francisco de la Cruz lleg a Mjico en1533 con los primeros religiosos y pronto se multiplicaronlos conventos, hasta llegar a 70 con 350 religiosos.Los ltimos en llegar ai extenso teatro misional fueron

    los jesutas. Mandados por San Francisco de Borja, arriba-ron en 1572 y conforme a la tra'dicin de su Instituto sedieron de lleno a la enseanza y a las misio^nes.

    V.Fruto de las misiones mejicanas.

    Y cul fu el resultado de estas empresas misioneras?Ya en 1531 escriba el Obispo de Mjico Zumrraga al Co-misario general de misio^nes : ''Trabajamos con asiduidad enla conversin de los indios y Dios ha coronado nuestros es-fuerzos. Hemos bautizado ms de un milln de infieles, de-molido ms de 500 de sus templos y quemado y destruidoms de 20,000 dolos".

  • MJOO VIRREINAL 21

    Se puede cakular que de 1530 a 1540 llegan al rededor dediez millones los indios mejicanos convertidos. Tantos eranlos indios que se presentaban a pedir el bautismo que a lossacerdotes suceda no poder levantar el brazo de cansancio

    y llagrseles las manos de tomar tantas veceS la concha deagua bautismal. Das hubo en que un solo fraile bautiz acuatro mil personas, en su mayora adultas. Lase la si-guiente descripcin de esos solemnes bautizos, hecha por elP. Mendieta:

    "Dir lo que un religioso, que a ello se hall presente, mecont se haba trabajado una maana en cierto monasterioen gran servicio del Seor; y fu que un da de Pascua deNavidad (1538) se bautizaron y casaron juntamente 3,000indios adultos, desde que amaneci hasta que fu tiempo dela Misa mayor, la cual se dijo con mucha solemnidad. Ypara que se vea la diligencia y cuidado con que estas santasobras se hacan, y no parezca a alguno imposible podersehacer, dir el orden y manera que en ello se tuvo . Los indiosestaban ordenados por sus rengleras, y apareados cada unocon su mujer (futura)

    .Y estndose ellos quedos en su orde-

    nanza, iba un sacerdote ponindoles el Oleo de los catec-menos. Y como reciban el Oleo, luego se iban unos trasotros en procesin sin salir de la ordenanza, con sus candelasencendidas hacia la pila, donde otro sacerdote estaba aguar-dando, que los iba bautizando : y bautizados, salan unos trasotros por el orden en que haban venido, tras la cruz, que sellevaban delante los dems religiosos, que iban cantando lasletanas con los indios cantores de la Iglesia, e banse a po-ner en la postura en que antes estaban, cuando les pusieronel Oleo : y el mismo sacerdote que les puso el Oleo de losCatecmenos, comenzaba a poner la crisma a los que habansido primeros. Y el otro sacerdote que haba acabado de bau-

  • 22 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    tizar, iba tras del que pona la crisma, tomndoles las raarnosy administrando el Sacramento del Matrimonio". (1).No extraar ya el lector que escribiendo a Paulo III el

    Obispo de Tlaxcala, Fray Julin Garcs, le dijera: "Quisierapersuadiros de esto, Beatsimo Padre, que desde que brillla luz del Evangelio, nada ha habido de tanta importanciacomo la conversin de estos Indios" (2)

    .

    VI.Testimonios en favor de lasmisiones catlicas en Mjico.

    Es evidente el influjo de los misioneros en la civilizacinde Mjico. Citaremos tan slo dos testimonios, el del Epis-copado norteamericano y el del historiador mejicano CarlosPereyra

    .

    Dice asi en su parte segunda el Episcopado de los EstadosUnidos de Amrica

    :

    "Es probable que en tiempos lejanos existiera en Mjicouna civilizacin pagana superior a las condiciones polticas

    y sociales de otros pueblos de este hemisferio, a excepcindel reino del Per; pero esa civilizacin haba desaparecidomucho antes de que los misioneros pisaran suelo mejicano,y no es posible actualmente determinar a qu grado de pro-greso haban llegado. Con todo, lo que hallaron los rnjsio-neros no fu el imperio fantstico de los Aztecas, inventode la imaginacin, sino un pas degradado, donde el homi-

    (1) Mexdieta, Historia Eclesistica Indiana, Wh. III, cap. 38, M-jico, 1870.

    (2) Montes DE Oca, Oracin fnebre de los Obispos de Amrica,.pronunciada en el Concilio Plenario Latino Americano, 4 de Julio de1899).

  • MJICO VIRREINAL 23

    cidio y el canibalismo se habian elevado a la dignidad deritos religiosos. La civilizacin antigua, desaparecida muchoantes, haba dejado parte de su historia delineada en susleyendas y ruinas. La nueva civilizacin, introducida por losmisioneros espaoles, tiene an sus monumentos y sus haza-as consignadas en la historia. Sus Leyes de Indias se con-sideran como el cdigo ms equitativo que se haya ideadopara la proteccin de los aborgenes. Si comparamos la con-dicin del indio mejicano con su vecino del Norte, a principiodel siglo XIX, salta a la vista la eficacia de la obra de losmisioneros catlicos. Vemos que su labor no ha dejado dedar buenos resultados an en nuestros das.Los encomios y honores prodigados a Jurez, por ejemplo,

    no son inmerecidos, atendidas su inteligencia y habilidad;pero esos elogios redundan en favor de la Iglesia qiie l per-sigui, de la Iglesia que le abri y fatci'lit su carrera. Unindgena estilo Jurez sera en este pas considerado un pro-digio, pero no lo fu en Mjico donde florecieron entre losindios y siguen floreciendo hombres clebres debido a quela Iglesia, antes de que fuera molestada y m.altratada, habaasentado los cimientos del progreso. Miguel Panduro y Ve-lzquez, tambin indios, se conquistaron fama imperecedera;Altamirano, gran orador, novelista, poeta y publicista, es ala vez tambin de origen indio.Juan Esteban, humilde hermano de la Compaa de Jess,

    se distingui tanto como preceptor de Instruccin Primaria,que desde Espaa enviaban las familias a travs del Ocanoa sus nios para facilitarles los mtodos slidos y eficientesde instruccin de este indgena. Entre los oradores eminen-tes, descuella el obispo indgena Nicols del Puerto. En losdominios de la alta filosofa el munido ha producido pocospensadores ms ilustres que el Arzobispo Mungua, de Mi-

  • 24 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    dhoacn.

    Francisco Pascual Garca es un gran licenciado

    ;

    Ignacio Ramrez, un esclarecido publicista; Rodrguez Gal-vn, un refinado poeta, al par que periodista; Bartolom deAlba, elocuente predicador; Diego Adriano y Agustn de laFuente, hbiles impresores, siendo Adriano, adems, buenlatinista. Todos stos han sido indgenas, as como Ixtlixo-chitl y Valeriano Rincn, que compuso la mejor gramticaen lengua azteca, y fu, como de Alba, descendiente de losreyes de Texcoco.La bibliografa de los libros publicados antes de la primera

    revolucin, forman numerosos y gruesos volmenes, y en suproduccin ha contribuido en gran parte el indio mejicano.A quin se debe todo esto sino a la Iglesia, que el Gobiernomejicano acusa ante el mundo, de no haber hecho nada porla nacin?.

    .

    (1).Escuchemos ahora la voz del distinguido historiador me-

    jicano Carlos Pereyra: "Fuera del campo puramente religioso,que por s solo ameritaba la solcita formacin de institu-ciones eclesisticas dotadas de la mayor pureza, y fuera deldeber de evangelizacin de las tribus gentiles, impuesto a lacorona por el pontificado, las rdenes regulares tenan unamisin que en conjunto, y tomando unas el puesto de luchaque otras abandonaban, indudablemente supieron cumplircon satisfactorios resultados. Esa misin fu la de crear yconservar en la sociedad mejicana el sentimiento del deberpara los dbiles, los desamparados y los oprimidos.No hay problema social mejicano en cuya resolucin pueda

    prescindirse de la luz de caridad que difundieron los fran-ciscanos y los dominicos, dos de las principales rdenes que

    (1) Pastoral Colectiva del Episcopado Norteamericano, 12 de Di-ciembre, 1926.

  • MJICO VIRREINAL 25

    llevaron a Amrica el espritu de la reforma iniciada por elCardenal Jimnez de Cisneros, como no puede prescindirsede la luz del saber y de las aptitudes de organizacin quellevaron a fines del siglo XVI los benemritos misioneros dela Compaa de Jess". (1).

    VII.Accin cultural de los jesutas*

    Todos los historiadores estn contestes en afirmar que laprincipal accin educadora en la Amrica espaola fu obrade los jesutas

    ;por ello la expulsin decretada por Carlos III^

    entregado a sus Consejeros Aranda, Moino y Floridablanca,fu una de las causas que ms contribuy a rebajar el nivelde los estudios en Espaa y en Amrica, a^la par que preparla indetpenden'cia de las colonias americanas (2)

    .

    Cindonos a Mjitco, en 1652 haba 336 jesutas', dedicadoscasi todos a la enseanza o a las misiones entre indios.En esa fec'ha tenan los siguientes colegios y seminarios.En la capital : Colegio de San Pedro y San Pablo, y los Se-minarios de San Gregorio y de San Ildefonso. En Pueblade los Angeles : dos Colegios, del Espritu Santo y de SanIldefonso y el Seminario de San Jernimo. Tenan, adems.Colegios en Veracruz, Mrida, Oajaca, Guatemala, Vallado-lid (hoy Morelia), Ptzcuaro, Guadalajara, Quertaro, SanLuis de Potos, Zacatecas y Guadiana. Posteriormente a1652 se fundaron los Colegios de Chiapas, Monterrey y Chi-huahua y los Seminarios de San Ignacio, de Puebla, y de

    (1) Pereyra, Historia de Amrica Espaola, t. III, Mjico, cap. IVpgs. 201-202. Editorial Saturnino Calleja S. A., 1924, Madrid.

    (2) V. Andr. 1. c.

  • 26 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    Quertaro. Es decir, un total de diecisiete colegios y cincoseminarios : en los primeros reciban educacin esmeradlalos hijos de las principales familias, mejicanas y espaolas;los Seminarios destinbanlos al cultivo de los jvenes quemanifestaban aptitud para el sacerdocio (1).A par de la enseanza entra en los fines principales de la

    Compaa de Jess la obra de las misiones. Los jesutas deMjico se dedicaron a ellas con ardor constante en el nortede ia nacin. El P. Tapia evangeliz las tribus tarascas ychiohimecas, muriendo mrtir en Nueva Vizcaya, hoy Du-rango. Adems de las misiones de California, que en 1742eran quince, los jesutas sembraron la fe cristiana en lasregiones del Nayarit, de Sonora y Sinaloa. Sobresalieron

    como misioneros los PP. Salvatierra, Khn, Urquiza yGlandorff. El P. Urquiza es el caso de mayor constanciamisional en toda la Compaa de Jess : pas entre los indiostaraihumaras sesenta y un aos, de los 25 aos de edad hastalos 86 en que muri.En 1767 salan desterrados del Virreinato 663 religiosos

    de la Compaa de Jess. Expulsados los jesutas, y en me-dio de las calumnias y odios injustos de que fueron vctimas,place leer el siguiente informe de un Virrey de Mjico.

    Obedeciendo a una Real Orden de 31 de Enero de 1784,el Conde de Revillagigedo dirigi al Consejo de Indias, en30 de Diciembre de 1793, un extenso informe sobre las mi-siones que haban fundado los jesutas extinguidos. Hablade las misiones de California, Sinaloa, Sonora y Nayarit,deside 1591 que entraron en Sinaloa hasta su repatriacin en

    1767, y dice, hablando de las misiones de Sonora: "Era cada

    (1) AsTRAiN, Historia de la Compaa de Jess en la Asistencia de;Espaa, t. V, Madrid, 1916.

  • MJICO VIRREINAL 27

    pueblo de misin una grande familia que, compuesta de mul-titud de personas de los dos sexos y de todas edades, reco-nocan dcilmente la discreta, suave y prudente sujecin desu ministro doctrinero, que miraba, cuidaJba y atenda a susfeligreses como verdadero padre espiritual y temporal, ins-truyndoles en la vida cristiana y civil. To'dos estaban im-puestos en el catecismo, asistentes con puntualidad a la misaen los das festivos, a la doctrina y a los ejercicios devotos,y muchos entendan y hablaban el idioma castellano, siendotambin muy raro el regular extinguido que no saba o nose aplicaba a entender el de los indios de su misin.Ninguno de stos andaba desnudo, se cubran con vestua-

    rios humildes, pero decentes y aseados; nunca les faltaba suregular y sobrio alimento y cada familia tena su pequeacasa, choza o jacal dentro de pueblos formales. Las iglesiaseran capaces y proporcionadas ; algunas podan llamarse sun-tuosas con respecto a su destino y situcin . . . Las casas delos Padres misioneros, sus modestos, pero completos mue-bles, los almacenes o trojes para depsito y conservacin desemillas, frutos, gneros y efectos de precisada necesidad eranedificios y adquisiciones que acreditaban el arreglo y econ-mico gobierno de los fundadores de la Sonora.Nada de esto poda hacerse con los cortos snodos de 300

    pesos que consignaba la piedad del Rey a cada misionero ycobraba anualmente uno de los regulares extinguidos con elttulo de Procurador en /las cajas reales de esta capital. Peroas como se esmeraban los Padres misioneros en cuidar muyparticularmente del alimento, vestuario y educacin cristianade sus indios, tambin les obligaron con prudencia a trabajaren las labores del campo y en las que podan desempeardentro de sus pueblos con conocidas y ventajosas utilidades.Por estos medios llegaron las misiones de los regulares ex-

  • 28 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    tinguidos casi en lo general a la mayor opulencia, aumen-tndose sus bienes con las mercedes de tierras que regis-traron y de que tomaron posesin con ttulos reales paraestablecer estancias o ranchos de ganados mayores y me-nores, con abundantes cras de yeguas, caballos y muas.Estos bienes temporales, adquiridos en propiedad para e!beneficio de los indios y de sus pueblos e iglesias, se consi-deraron correspondientes a los regulares extinguidos al tiem-po de su expatriacin, y como entonces, por no haber otrosmisioneros que los sustituyesen, se pusieron a cargo de dis-tintas personas seculares con nombramientos de comisariosreales . . . ; ha sido sta la verdadera causa motriz de la ruinade las misiones, hallndose el mayor nmero de ellas sin sa-cerdotes, sin iglesias y sin los bienes de comunidad que disi-paron los comisarios reales". (1)

    **No se podra exagerar la importancia que tuvo para elpas, dice Pereyra, la expulsin de los jesutas. Faltaron pre-cisamente cuando eran insustituibles sus servicios para con-tener los empujes de ios indios bravos del Norte que, desalo-jados por el 'avance de las colonias anglosajonas, buscaran,como buscaron, espacio para sus correras en las Provincias

    Internas. Solamente los jesutas, con el celo y el don espe-cialsimo que los distingua, hubieran podido intentar unaobra de amansamiento y reduccin de las terribles hordas.I.OS fondos piadosos de la Compaa fueron vergonzosamentedilapidados, y la civilizacin hizo un movimiento retrgradoen la parte norte del pas" (2).

    (1) Hllase en el Archivo de Indias, 1S4-7-4, citado por Astr^in,Le, tomo VII, pgs. 325 y 326, Madrid, 1925.

    (2) Pereyra, 1. c, pgs. 263-264.

  • MJICO VIRREINAL 29

    La expulsin de los jesutas, aade Orozco y Berra, "de-

    j un inmenso va

  • 30 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    rralas en su tilma o ayate, y sin ensearlas a nadie, presn-tase al Obispo Zumrraga. Cul no sera la sorpresa delPrelado, cuando al e^ctender el indio la tilma y dejar caerlas flores, vi pintada en ella la imagen de Mara Inmacu-lada?A los pocos das, el 26 del mismo mes, ms de cien mil

    indios visitaban en peregrinacin el sitio santificado por Ma-ra y la cantaban en su lengua, que se torna'ba rica y flexible.En el lugar pedido por Mara se levant una ermita, quefu sustituida en 1575 por la capilla que ahora sirve de sa-crista a la parroquia. La actual iglesia, elevada a la cate-gora de Colegiata en 1749 y de Baslica en 1895, es majes-tuosa : su altar mayor, de mrmol y bronce, fu delineado en1802 por el arquitecto Tolsa.

    La devocin a la Virgen de Guadalupe se propag por todaAmrica y Esipaa. Mjico la jur su patrona en 1736 y Be-nedicto XIV confirm ese patronato en 1754, repitiendjo:Non fecit taliter omni nationi; no hizo otro tanto con todoslos pueblos. Len XIII lo extendi a toda la Amrica latina.La imagen fu solemnemente coronada en 1895. La corona,que pesa 14 kilos, cost 30,000 pesos y lleva engastadas joyasavaluadas entonces en 800,000 pesos mejicanos, o sea, alre-dedor de dos millones de pesetas (1).La proteccin de Mara se ha hecho sensible en las gran-

    des calamidades, como pestes e inundaciones, que asolaron ala capital y que desaparecieron ajpenas se hicieron rogativassolemnes a la Virgen de Guadalupe. Citaremos un solo caso.Era el ao 1544: se encendi en Mjico la terrible peste

    (1) Anticoli, Historia de la aparicin de la Siria. Virgen de Guada-lupe, Mjico, 1897; Cuevas J. de F., "La Virgen Santsima de Guada^upe, Mjico, 1888.

  • MJICO VIRREINAL 31

    llamada por los naturales fuego en las entraas, acaso el ti-fus. El contagio se extiende y en slo cinco meses habanperecido 80,000 indios. Hcense pblicas plegarias, pero elmal sigue en aumento. Cruza entonces por la mente de losfranciscanos una idiea salvaldora : los mejicanos tienen enMara a su Madre y organ2:an una procesin de nios ind-genas, de seis a siete aos, que, elevando al cielo sus mane-citas entre lgrimas, se encalminan a la ermita de Guadalupe

    :

    all, postrados, piden a la Madre que cum,pla su promesa,que consuele a sus hijos, que haga cesar el mortal contagio'.Mara no se

  • 32 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    bre; de la Soledad, en Oajaca; de la Esperanza, en Jacona;del Rosario, en Puebla y Oajaca, etc.Las dervciones ms arraigadas y extendidas en el pueblo

    son la devocin a la Pasin del Seor, al Santsimo Sacra-mento y a la Santsima Virgen, principalmente en sus advo-caciones de la Inmaculada, del Carmen y del Rosario. To-dava en las haciendas se escucha al amanecer el canto delAlabado con que los trabajadores saludan a Jess Sacramen-taido y repiten las melodas que oyeron a sus padres y questos aprendieron de labios del misionero.

    X.Episcopado: figuras salientes.

    Fueron creados casi a raz de la conquista los Obispadosde Tlaxcala (1522), trasladado despus a la Puebla de losAngeles (1525), Mjico (1527), Michoacn (1536), Anteque-ra u Oajaca (1535) Chiapas (1539), Guadalajara (1552), yYucatn (1561). Ms tarde se instituyeron los Obispadosde Durango (1623), Monterrey (1777) y Sonora (1779). M-jico fu ya desde la mitad del siglo XVI Arzobispado (1546).En el Episcopologio mejicano figuran nombres ilustres.

    Mencionaremos solamente algunos. Julin Garcs, dominico,Obispo de Tlaxcala, celoso defensor de los indios y fundadorde Puebla de los Angeles. Juan de Zumrraga, franciscano,Obispo y despus Arzobispo de Mjico, introdujo la impren-ta y fund varios colegios . Vasco de Quiroga, oidor primerode la Audiencia de Mjico y despus primer Obispo de Mi-choacn, apstol de los indios tarascos, les ayud a reedi-ficar sus viviendas asoladas por las crueldades de uo deGuzmn y a la vez que les predicaba el Evangelio, les enseartes y oficios ; muerto a los 95 aos de edad, tuvo el con-suelo de ver convertida su dilatada dicesis en una de las

  • MJICO VIRREINAL 33

    comarcas ms prsperas de la Nueva Espaa. Pedro Moyade Contreras, Arzo'bispo de Mjico, celebr el ConcilioIII Mejicano. El Venerable Juan de Palafox y Mendoza,Obispo de Puebla de los Angeles y Arzobispo de Mjico;fu tambin Virrey, organiz la hacienda y form las miliciaspara la defensa del territorio. Alfonso de Haro y Peralta vi-sit 17 veces su vastsima arquidicesis baada por los dosOcanos, orden personalmente a unos once mil saicerdotesde ambos cleros y, lo que es casi increble a no afirmarlohistoriadores verdicos, administr el sacramento de la con-firmacin a unos dos millones de fieles (1). Francisco Anto-nio de Lorenzana (1722-1804), Arzobispo de Mjico y des-pus de Toledo y Cardenal, llev a cabo, en cinco aos queg-obem la arquidicesis mejicana, un nmero increble deobras benficas ; visit dos veces su arquidicesis, restaurla disciplina eclesistica, fund con su dinero la casa de ex-psitos, celebr en 1771 el cuarto Concilio Provincial y pu-blic a sus expensas la Historia de la Nueva Espaa de Her-nn Corts. Trasladado des'pus a Toledo, gaistaba sus ren-tas y patrimonio en obras de cultura y caridad; con su ge-nerosidad contribuy ms tarde a que se pudiera celebrar elcnclave que eligi a Po VII. Muri en Roma a la edadavanzada de 82 aos.

    XI.Flores de santidad.

    San Felipe de Jess, franciscano, nacido en Puebla de losAngeles, muri mrtir en el Japn en 1597; en el mismo rei-no merecieron tambin la (palma del martirio los beatos 'Bar-tolom Laurel, lego franciscano, y Bartolom Gutirrez, sa-

    (1) Montes de Oca, Oracin Fnebre,^ A de Julio de 1899.

    i

  • 34 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    cerdote agustino, muertos el primero en 1627 y el seg^undoen 1632.

    Lx)s indios y -criollos obedecieron dciles las enseanzasde sus santos misioneros : las virtudes cristianas eran practi-cadas, a veces hasta el herosmo, por aquellos sencillos (Cris-tianos .

    En 1 Calptulo General de los Menores Observantes, cele-braido en Tolosa en 1532, dijo el Obispo Zumrraga: "A soloDios sea honor y 'gloria de que los hijos de los indios le ado-ren devotaimente . . . Estos nios practican muohas obras depenitencia, como ayunos. Muchos saben leer, escribir y can-tar; se confiesan con frecuencia y reciben la comunin congran fervor. Predican con elegancia a sus familias, se levan-tan a Maitines con los religiosos, tienen gran devocin a laVirgen y le rezan todos los das el Oficio parvo. Buscan losdolos que tienen sus padres y nos los traen, y algunos hansido asesinados por sus mismos padres; -pero viven coronadosen la gloria. Cada convento tiene una casa contigua para losnios, con su escuela, refectorio y dormitorio, y una devota-capilla. Son muy humildes y respetuosos con los religiososy los aman ms que a sus padres" (1).Dos aos antes (1529) daba cuenta Fray Pedro de Gante

    a sus hermanos de hbito en Blgica : "Mi compaero y yohemos bautizado en esta provincia ms de doscientas mi!personas... Yo tengo la misin de ensear y predicar da ynoche. De da enseo a leer, escriibir y cantar; de noche pre-dico y enseo el catecismo. Tenemos en los conventos loshijos de los prncipes y magnates y les enseamos la doc-trina para que ellos la enseen despus a los suyos. I^osnios saben leer y escribir, y en Mjico tengo ms de qui-

    (1) Lpez Agillo, Misiones franciscanas, pp. 208-213.

  • MJICO VIRREINAL 35

    nientos, muchos de ellos de gran talento, a quienes enseolo que se ha de predicar el Domingo siguiente ; en ese dia salena la ciudad y recorren los puelblos de fuera, distantes de unasT'einte a treinta millas les anuncian la fe y los prepatan parael bautismo." (1)Un religioso fraticiscano de Tlaxcala escriba a su Provin-

    cial alabando el fervor de los indios en el cumplimiento delprecepto pascual y aade el P. Jernimo de Mendieta, tes-tigo presencial : "Y el aparejo con que algunos comulgabanen aquellos principios no era como quiera sino que se dis-ponan con mucha oracin, ayunos y limosnas, los que tenancon qu las hacer. Y los que comulgaban fuera de la cua-resma, primero ayunaban una semana. Indio hubo que en lacuaresma, juntamente con su mujer, idisponindose para co-mulgar en la pascua, ayunaba toda la cuaresma, no comiendocosa alguna los Lunes, Mircoles y Viernes, y slo una vezlos Martes, Jueves y Sbados" (2)

    .

    XII.Universidades, colegios yescuelas

    .

    Los primeros misioneros franciscanos fueron tambin losprimeros maestros. Cada convento tena una escuela condormitorios, comedores, clases, capilla y patios ; uno de stosera el patio mayor para doctrinar a los adultos y nios queno eran alumnos de la escuela. Fray Pedro de Gante, lego,estableci en 1524 en la ciudad de Mjico el Colegio de San

    (1) LPEZ Aguillo, 1. c.(2) Mendieta, Historia eclesistica indiana, lib. 3.o, cap. 43, M-

    jico, 1870.

  • 36 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    Francisco, que lleg a tener 1,000 alumnos, pertenecientesmuchos de ellos a la nobleza indgena. Haba catcquesis,escuela de primeras letras y bellas artes para los nobles az-tecas, escuela industrial en que todos los indios podan apren-der o perfeccionar un oficio y un hospital para nios . Enfrente de este colegio el primer Virrey E>on Antonio de Men-doza fund el de San Juan de Letrti exclusivamente paramestizos. En los seminarios, no slo se preparaban los j-venes para el sacerdocio, indios, mestizos y criollos, sino quelos seglares aprendan diferentes profesiones. En el semina-rio fundado en Santiago Tlaltelolco, barrio de la capital, porsu primer Obispo Fray Juan de Zumrraga, 60 indgenas se-leccionados aprendan latn, retrica, filosofa, msica y me-dicina para que a su vez ensearan a los religiosos espaoleslas lenguas del pas, su historia, religin, ritos y tradiciones

    a fin de que ms fcilmente los misioneros tuvieran entradacon los indios.

    Haba seminarios en Mjico, Puebla de los Angeles, Chia-pas, Michoacn, Guadalajara, Durango, Linares y Sonoracon un total aproximado de ms de 6,000 alumnos.La Universidad de Mjico, fundada en 1551, tuvo carcter

    de pontificia desde 1595 por concesin de Clemente VIII ygoz, como todas las dems de Amrica, de los privilegiosy franquicias de la de Salamanca en Espaa: en ella se en-seaban las mismas facultades que en las Universidades dela Metrpoli, Se abri con las ctedras de Teologa, Sa-gradas Escrituras, Cnones, Derecho Civil, Instituciones yLeyes, Artes, Retrica y Gramtica. Algunos aos ms tardese aadieron las de Medicina y lenguas otom y mejicana.Adems de la Universidad de Mjico estaban las Univer-

    sidades menores de Yucatn, Chiapas y Guadalajara con losmismos estatutos que tena la de la capital.

  • MJICO VIRREINAL 37

    Fray Aioaiso de la Veracruz, aigustino, fund en 1575 elColegio de San Pablo, dotnidoio de excelente menaje, con.globos, mapas e instrumentos cientficos.

    Lx)s dominicos establetcieron tambin colegios en Mjico yen Puebla, siendo de su orden la mayora de los profesoresde las nacientes Universidaides'.No descuid la Iglesia la educacin de la mujer: ya desde

    los principios funcion el colegio para nias nobles, mestizase indias, fundado en 1531 por Fray Pedro de Gante a peticinde Hernn Corts y de su mujer, la Marquesa del Valle.Ms tarde tres nobles y piadosos vizcanos fundaron el Co-legio de San Ignacio o de las Vizcanas para la educacin delas jvenes criollas descendientes de vascongados : hoy sedesigna con el nombre de Colegio de .la Paz, despertando elrecuerdo de la hija, del Presidente Comonfort, que as se lla-maba.

    "Lx)s jesutas asumieron el papel de directores de concien-cia de las clases SiClectas, y la de instructores de la juventudperteneciente a esas mismas clases. Desde aquel momento,los Padres de la Compaa tuvieron en sus manos las atri-buciones ms altas del poider moral en las nuevas socieda-des. No hubo causa que obrase con tanta eficacia para laseparacin de las provincias de Ultramar, como la expulsinde los jesutas en el ltimo tercio del siglo XVIII" (1).

    /

    XIII.Lingistas e historiadores.

    Damos la palabra a Pereyra, permitindonos slo aadiralguna nota aclaratoria.

    (1) PE31EYRA, La obra de Espaa en Amrica., XXI, pgs. 191-195;1920. Biblioteca Nueva, Lista, 66, Madrid.

  • 38 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    "Cuando llegaron los misioneros, encontraron que la Nue-va Espaa era una Babel de lenguas tan extraas unas aotras como puede serlo el idioma ruso del francs o el espa-ol del vascuence. Para comenzar, lo ms urgente era co-nocer el nhoa, lengua de los aztecas y pueblos coanarcanos.Los franciscanos dieron sus primeros pasos valindose deun nio espaol, Alonso de Molina, fraile despus y autorde un libro tilsimo, pues Molina se familiariz en brevesdas con la lengua de los naturales. El segundo paso se dicon auxilio de los nios indgenas que eran buenas lenguasen romance y en latn. Hubiera sido de or a aquel indioValeriano, citado no como caso nico, sino por los mritosexcepcionales de su retrica ciceroniana.

    Pero los misioneros quisieron predicar en la propia lenguade sus catequizados, y lo consiguieron. El P. Rafael de Ol-mos, por ejemplo, aprendi varios idiomas de los chichime-cas, y escribi gramticas y vocabularios del mejicano, elhuasteco y el totonaca. Todos esos libros y uno de historiaque escribi, han desaparecido. Slo se salv, despus demil azares, una Gramtica Mejicana, primorosamente reim-presa en Pars, en 1875, por iniciativa de un francs. FrayAlonso de Molina, despus de haber sido el primero de losintrpretes que tuvieron los catequizadores, compuso un Vo-cabulario Mejicano impreso en 1555, reimpreso en 1571, y edi-tado admirablemente en Leipzig, en 1880. Fray MaturinoGilberti francs, dej una Gramtica y un Vocabulario dela Lengua Tarasca. Fray Juan Bautista de Laguna fu autorde un Diccionario Tarasco. Hay una Gramtica Misteca deP. Reyes y un Vocabulario Misteco de Fray Francisco deAlvarado. Fray Luis de Villalpando escribi un Arte Mayay un Vocabulario de la misma lengua. El P. Crdoba com-puso un Arte Zapoteca. Esta es una mnima parte de las

  • MJICO YIRREINAL 39

    obras lingsticas de los misioneros, pues casi todas pere-cieron. Destinadas al uso diario de los predicadores, maes-tros, nefitos y alumnos, se reeditaban a medida que el tiem-po o el mal trato las destruan, y nadie pensaba en coleccio-narlas para la posteridad.

    Los misioneros que aprendan una lengua indgena, co-menzaban por escribir una Doctrina, un Sermonario o unConfesionario. El P. Gante mand imiprimir en Amberes, en1528, una Doctrina Mejicana, obra suya, reimpresa despusen Mjico, dos o tres veces. El P. Molina imprimi dos otres Doctrinas, y dos Confesionarios. El dominico Fray Do-mingo de la Anunciacin public tambin una Doctrina.Otra fu pu'blicada por el agustino Fray Juan de la Anun-ciacin (1). El P. Fray Bernardino de Salhagn form unaPsalmodia Christiana para las fiestas de los indios. El P.Gaona compuso unos Coloquios de la paz y tranquilidad delalma. El citado agustino Fray Juan de la Anunciacin hizomuchos Sermones mejicanos, que se imprimieron. En lenguachuchona, de la familia del misteco, se public una Doctrinade Fray Bartolom Roldn; otra en huasteco de los PP.Guevara y Cruz, y otra en zapoteco del Iltmo. Pedro de Fe-ria, Obispo de Oajaca. El de Guatemala, Marroqun, pu-blic una Doctrina UtlatecaCuando ios misioneros penetraban en el secreto de la vida

    moral de los pueblos indgenas, se aplicaban a recopilar da-tos para la ^historia y la etnografa de los pases americanos

    .

    Fray Toribio de Benavente, que lleg con Fray Martn de

    (1) Califcalo as Zorita: "Doctsimo varn y muy ledo y resoluton cualquiera materia de Teologa... es muy buena lengua mejicana ytarasca y de vida muy religiosa"... Zorita, Relacin de las cosas nota-bles de la Nueva Espaa^ pg. 14, Madrid, 1909.

  • 40 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    Valencia, y acept el nombre indgena Motolinia (pobreza) ^escribi la primera Historia de los Indios de la Nueva Espa-a, obra que "encanta por su sencillez y frescura" . Ese librotiene el mayor de los mritos ; no es una recopilacin de ana-les, sino un tratado descriptivo de la religin y costumbresde los aztecas y una exposicin admirable de la evangeliza-cin franciscana.Los tratados histricos del P. Olmos se perdieron. El P.

    Trovar, mejicano, hizo un trabajo de recopilacin e inter-pretacin de pinturas jeroglficas y el P. Duran, mejicanotambin, y mestizo segn se cree, compuso con esos mate-riales su Historia de las Indias de Nueva Espaa. Esta obrasirvi de base para la parte que escribi sobre Mjico el P.Jos Acosta, jesuta, natural de Medina del Campo, en suclebre Historia Natural y Moral de los Indios.Por los aos de 1580 aparece un autor capital de cosas de

    indios: el P. Sahagn, cuyos escritos son una mina inago-table para los estudiosos. Su intimidad con los naturales, aquienes consagr entera su vida, y el amor con que aqullosle pagaban, le permiti alcanzar noticias que a otros se ocul-taron. Abarc todo: historia antigua, leyes, costumbres, re-ligin, ritos, hasta la historia natural y medicinal, tal como

    los indios la entendan.El P. Sahagn es el prncipe de los etngrafos mejicanos.

    Maravillan su vida y su obra. Lleg a la Nueva Espaa po-cos aos despus que los primeros franciscanos, y destinadocomo profesor al Colegio de Santa Cruz de Tlaltelolco, fun-dado por el Obispo Zumrraga, como se ha dicho ya, el P.SahagTJn se consagr a la vida docente durante cerca de se-senta aos. Nadie conoci como l a los indgenas y nadiesupo extraer con tanto mtodo y habilidad el tesoro de no-ticias sobre la historia, costumbres, ritos, leyes, conocimien-

  • MJICO VIRREINAL 41

    tos tcnicos, creencias y supersticiones, que se necesita paratener pleno conocimiento de una sociedad. Escriba en me-jicano para exipresar ms fielmente el pensamiento de losindgenas que le comunica'ban las notas destinadas a su obra.Esta anduvo perdida, por persecuciones de la envidia, y cuan-do el heroico P. Saihagn pudo recuperarla, a la edad deochenta aos, emprendi la tarea gigantesca de traducirla alespaol, bajo el ttulo Histjori^ de las cosa^ de Nueva Es-paa. En Madrid permaneci indito el libro, hasta queD. Carlos Mara Bustamante lo public en Mjico tn 1829,.y lord Kinesborough lo edit en ei tomo VI de sus Antiqui-lies of Mxico, que sali a luz en 1831

    .

    El libro monumental de Sahagn fu utilizado por el P.Fray Jernimo de Mendieta en su Historia Eclesistica In-diana, escrita a fines del siglo XVI (1). Mendieta tom tam-bin abundantes materiales de Motolinia y del P. Olmos (2) .

    Fray Juan de Torquemada en su Monarqua Indiana, deprincipios del siglo XVII, se sirvi de Mendieta sobre todo^por donde puede verse que Motolinia, Olmos y Sahagn sonlas fuentes originales, con Tovar y Duran; pero Sahagndomina, y mantiene la primaca sobre todos con la vastaconstruccin de su obra, que es una de las primeras autori-dades para los etnlogos modernos".A los anteriores datos del 'historiador mejicano, aadimos,,

    tomndolo de Zorita, que Fray Francisco de Espinosa, do-minico, escribi sobre las costumbres de los indios mixteos,

    (1) De Mendieta dice Zorita: "Es muy buen religioso y muy buenalefigua mejicana y otom y ha entendido algunos aos en la doctrina yser muy acertado lo que escribiere, porque es muy curioso y de muygran habilidad, y lo conoc y trat en Mjico, aunque pocos das". Zorita,). c, p. 21 V

    (2) La public en 1870 Garca Icazbaketa.N. de Pereyra.

  • 42 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EX MEJICO

    con quienes habit; un indio

  • MJICO VIRREINAL 43

    El Arzobispo Lorenzana levant en 1767 en la capital unasilo para nios expsitos, dotndolo con munificencia. Ce-rremos este prrafo con las siguientes palabras del Episco-pado Norteamericano: "La creacin de hospitales y orfana-torios parece haber sido el trabajo preferido de muchos Obis-pos, quienes los costeaban con los dineros que no necesita-ban para sus gastos personales o para la administracin desus vastas dicesis. Los hospitales sobre todo eran supe-riores a los de Europa j>or la abundancia de medios y recur-sos . Los que todava existen son considerados an hoy comomodelo, tomando en cuenta el clima benfico del pas. No-table entre esos edificios, es uno de Gua'dalajara, visitado x>or(mdicos aun de Estado.s Unidos, para observar su construc-cin y sus mtodos de atender enfermos. Y con todo tienetres siglos de existencia y es obra de un Obispo" (1).

    XV^Descubridores y marinos.

    Los territorios del norte de la Nueva Espaa debieronprincipalmente su descubrimiento y colonizacin a la accinde los abnegados franciscanos y jesutas: lo atestiguan to-dava hoy los templos o misiones, restos de sus florecientescristiandades. Un franciscano, Fray Juan Larios, penetr enCoaihuila y gracias a su iniciativa se fundaron San Miguelde lia Boca, Santiago de la Candela, Santa Rosa, San Buena-ventura y Nadadores, misiones todas de franciscanos del l-timo tercio del siglo XVII (2)

    .

    Las misiones jesuticas "se extendieron, dice Orozco y Be-rra (3), desde el cabo de San Lucas hasta el grado 31 de la-

    (1) Pastoral Colectiva, 12 de DkLembre de 1926.(2) Pereyra, 1. c, C. V., p. 212.(3) Historia de la Geografa, p. 258.

  • 44 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    titud boreal, ocupando un espacio, conforme a sus clculos,de dos mil leguas cuadradas".De Acaiplco sala en 1564 la primera expedicin coloni-

    zadora de Filipinas dirigida por el fraile agustino Andrs deUrdaneta y otros cuatro religiosos de la misma Orden y lle-vando como piloto a Miguel Lpez de Legazpi: cumpli'do suobjetivo, regresaba al puerto mejicano a los once meses, es-tableciendo asi la ruta del Pacfico para el comercio con lasIslas Filipina's.

    En Ja California desempearon los misioneros funcionesde gobernadores, jueces y comandantes de armas; sin supermiso no podan realizarse expediciones, a fin de que losiridios no se atemorizasen ni a'huyentasen (1).. Y muchos deesos abnegados misioneros murieron vctimas de su celo.Fray Marcos de Niza, franciscano, descubri Nuevo Mjicoy Arizona y con algunos religiosos de su Orden acompadespus hasta Zu a la expedicin de Francisco Vsquez deCoronado; debilitado por las fiebres y desengaos hubo deregresar a Mjico, en donde jams logr restablecerse de lasenfermedades contradas en sus viajes. Fray Juan de Padillafu el primer mrtir de Kansas en 1542, acompaando al ca-pitn Andrs Docampo. En 1560 fray Francisco Pareja erigela primera iglesia en la ciudad de San Agustn de la Florida.En 1581 Fray Francisco Lpez, Fray Juan de Santa Maray Fray Agustn Rodrguez recorren Nuevo Mjico en unos4,000 kilmetros, estableciendo misiones y mueren a manosde los indios.Reconocidos los norteamericanos a los beneficios de los

    misioneros que evangelizaron los territorios del Norte de laNuerva Espaa les han levantado varias estatuas en San Fran-

    (1) Real orden de 13 de Noviembre de 1744.

  • MJICO VIRREINAL 45

    cisco de Caliornia, San Diego y San Agustn. La misin deSan Diego ha sido llamada por 1 escritor yanqui Hunt Jack-son **la piedra angular de la civilizacin en Caliifbrnia" . Los

    Obispos norteamericanos acaban de escribir: "Un espritude celo apostlico gui a los intrpidos misioneros de la civi-lizacin a regiones del antiguo Mjko entonces inexplora-das, y donde ellos dejaron las huellas de sus sandalias esahora el Camino Real de California. Aquel espritu de fe yde inspiracin dej monumentos para contar la historia deMjico, en sus antiguas misiones de Tejas, Arizona, NuevoMjico y por toda la costa del Pacifico, desde San Diegohasta San Francisco. Para nosotros los del Norte esos edi-ficios, linderos de nuestras primeras misiones catlicas dentrode nuestras fronteras, faros de religin y civilizacin en nues-tro suelo, manantiales y grmenes frtiles de una literaturacaraicterstica, matizada de colores nativos y de ndole indi-vidual, son tesoros apreciados como precioso legado, noblese inspiradores" (1) .

    XVI.Arquitectura, obras* pblicas.

    Llaman grandemente la atencin del viajero que por vezprimera visita a Mjico los soberbios monumentos arquitec-tnicos que datan de la poca virreinal. Entre stos ocupanel primer lugar las catedrales e iglesias. La actual Catedralde Mjico, la mayor del continente americano, principiadaen 1573 y terminada en 1667, mide, sin contar las paredes,118 metros de Norte a Sur y 54 de Este a Oeste con una al-tura interior de 55 metros; sus torres gemelas se levantana 62 metros sobre el atrio a que conduce una amplia escali-

    (1) Pastoral Colectiva, 12 Dioiombre, 1926.

  • 46 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MEJICO

    nata. La Catedral de Puebla, princiipiada a mediados delsiglo XVI, no se concluy ihasta 1641, en que la inaugurel Obispo V. Palafox. Es de ms pureza de estilo que lade Mjico ; llama la atencin el trono o ciprs del altar ma-yor. Sus planos fueron delineados por Juan de Herrera, el -

    arquitecto 'del Escorial. Mide unos 100 metros de longitudpor 52 de aticihura y sus esbeltas torres de la fachada se ele-van a 74 metros. Son tambin notables las Catedrales deMorelia, Gualdalajara y Oajaca. Todas encierran valiossi-mos tesoros de arte en gobelinos, esculturas y pinturais, ya deautores espaoles, ya de artistas mejicanos, como el indiozapoteca Cabrera.Desde los comienzos de esta poca sobresalieron las mag-

    nicas construcciones levantadas por los misioneros, especial-mente dominicos, jesutas y agustinos. De estos ltimos es-cribe Gmez de Orozco: "Los agustinos sobre todo hicieronde cada convento un artstico conjunto donde brillaron en to-do su explendor y riqueza las manifestaciones ms selectasdel arte.

    "Hay en los templos, escribe el cronista Grijalha, tantos y" tan grandes retaiblos, tanta riqueza en las sacristas, tantos" instrumentos msicos en los coros que cada uno de los mo-" nasterios representa la majestad de una muy rica y anti-" gua catedral." (1).

    Si a esto unimos la circunstancia de que entre los agustinosde Mjico existieron eminentes arquitectos, fcil es explicarseel por qu de la importancia arquitectnica de los monaste-rios de Actopan e Ixquimilpan, construidos por Fray Andrsde Mata, muerto en 1574; el de Ucareo, o'bra de Fray Juan de

    (1) Crnica de los Agustinos de Mjico escrita por el Maestro Fr. Juande Grijalba en 1624.

  • MJICO VIRREINAL 47

    Utrera ; el de Pungarabato, obra ^personal de Fray Juan Bau-tista Moya ; las iglesias de Pomaro, Pintzandaro Maquili, etc.^etc., de 'los que fu arquitecto el P. Fray Francisco de Villa-fuerte: trabajos todos stos ejecutados entre los ao's de 154Sa 1553." (1)La Iglesia histricamente ms importante es la de San

    Francisco, anexa al principal convento franciscano en la ca-pital. Principiada en 1524 fu terminada dos siglos ms tardeAll nacieron la primera escuela india y el primer seminario *

    all se ense por vez primera el arte de la pintura en Mji-co; all se celebr el primer Concilio Mejicano ; all descan-saron los restos de Hernn Corts desde 1629 hasta 1794 yall se cant el primer Tedum por la Independencia de M>jico en 27 de Octubre de 1821.

    Descuellan tambin por su mrito las Iglesias Imperial deOholula, del Carmen en Celaya, de San Francisco y la Com-paa en Puebla, de Santo Domingo en Oajaca, Puebla yMjico ; de San Francisco Acatepec (Oholula) y de Tepo-zotln

    .

    No se limit a los templos la arquitectura, en que tomaronparte los eclesisticos : palacios, escuelas, conventos, obrasde saneamiento los reconocen por sus constructores y arqui-tectos. El jesuta P. Juan Snchez traz los planos y dirigilas obras del desage de Huehuetoca, que amenazaba inun-dar a Mjico. Se comenz la obra en 1607 y fu tal su mag-nitud que Hmboldt asegura que con el mismo trabajo em-pleado en ella &e habran podido cortar los istmos de Nica-ragua y Coatzacoalcos. Un fraile franciscano, Fray Fran-cisco de Tembleque, construy el acueducto de Zempoala,que mide 44 kilmetros con tres atrevidas arqueras. El arco

    (1) Bevista Mexicana de Estudios Histricos, Enero y Febrero. 1927.

  • 48 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    mayor mide de dimetro 21 metros y de altura hasta la clave37, "obra construida con tal solidez, dice el P. Cappa, quedespus de tantos aos y con tantos y tan recios temblorescomo en ellos ha habido no ha sufrido detrimento y causanaidmiracin al verla". De lo dicho se infiere cun en su puntoestn las afirmaciones que hace 66 aos escriba Gil Gelp:"Apenas terminada la conquista, principi en Amrica la

    construccin de obras pblicas ... Si se nos pregunta culesfueron los maestros de ciencias exactas en Amrica, diremosque los frailes. Si se nos pre'g'unta quines fueron sus disc-pulos, contestaremos que los blancos, los mestizos y los in-dios. Un -aile franciscano' levant el grandioso acueductode Zempoala; el Canal de Desage estuvo mutho tiempobajo la direccin del P. Flores y de otros religiosos que di-rigieron tan importantes obras con actividad y acierto. Esmuy probable que los frailes fueran tambin! consultadospara trazar los planos de los trabajos que se hicieron en lasminas de Zacatecas, Guanaj,uato, Potos y Huancavlic^.Los hombres que abrieron pozos de sesenta varas de di-metro y seiscientas de profundidad, con los slidos trabajosde mampostera y con las galeras horizontales que dejanhoy sorprendidos a los sabios modernos que las visitan, de-ban ser hbiles ingenieros..." (1).

    XVII.La Imprenta.

    Otro de los ttulos que hacen acreedor a la gratitud meji-cana el nombre del Obispo Zumrraga fu haber sido dichoPrelado quien, de acuerdo probablemente con el Virrey DonAntonio de Mendoza, introdujo en Mjico la imprenta. Erasucursal de la que en Sevilla tena Juan Cromberger y fu

    (1) Gil Gelp, Estudios sobre la Amrica, La Habana, 1861.

  • MJICO VIRREINAL 49

    puesta al cargo de Juan Pablos. El primer libro impreso enMjico data de 1536 y es la Escala espiritual para llegar alcielo, de San Juan Climaco, traducida al castellano por el do-minico Fray Juan de la Magdalena. Ms tarde, en 1538, seimprimieron varias Doctrinas Cristianas en castellano, aztecay otom. En 1543 estableci tambin en Mjico otra im-prenta Antonio de Espinosa y dos ms en 1575 y 1579 losimpresores Pedro Balli y Antonio Ricardo. Aunque la ma-yor parte de los libros publicados al principio eran Gramti-cas y Vocabularios, de los misio.nerOiS, y libros de rezo, lasimprentas de Mjico dieron tambin a luz obras de Derecho,Medicina, arte militar y Nutica. Hasta mediados del sigloXVII no se introdujo la imprenta en las colonias inglesasde Amrica, esto es, ms de cien aos despus que era cono-cida en Mjico.

    XVIII.La Inquisicin

    .

    Establecise en Mjico en 1534, primero dependiente delos Arzobispos de Mjico hasta que en 1569 se constituycomo tribunal dependiente del Inquisidor general. Celebrhasta su extincin en 1820 ocho autos de fe, en que fuero4irelajadas al brazo secular 39 personas ; de ellas nueve sufrie-ran la pena del fuego y las restantes la de garrote. Los in-dios no estaban sometidos a la jurisdiccin de los Inquisi-dores, que slo se extenda a los colonizadores. Desde lamitad del siglo XVII furonse ablandando los rigores deeste tribunal.

    Tngase presente (1) que la Inquisicin espaola fu untribunal mixto, eclesistico y civil, en que el carcter ecle-

    (1) Vase Marn Negueruela, Lecciones de Apologtica, t. II, apn-dice 3.0, art. 4.0, edic. 2.a, 1927, Barcelona.

    4

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    sistico conserv especial preponderancia. En la Nueva Es-paa, accesible a los colonos ingleses y holaiideses, que eranen su mayora protestantes, la Inquisicin impidi eficaz-mente que cundieran las divisiones religiosas que habanproducido tan desastrosos efectos en Europa.Ha habido mucha exageracin en el clculo de las vctimas

    inquisitoriales y sobra de fantasa en el relato de los ttricostormentos. Jams la In'quisici'n coart los estudios filos-ficos, cientficos o literarios ni persigui a nadie por sus o;pi-niones religiosas. Para aliviar el nimo del lector, le ofre-cemos el siguiente prrafo de Pereyra:

    ''Uno de los pueblos que menos se detiene y que no tuvoinquisicin, oa estas palabras que . le dirigi el Congreso delas Razas el 22 de Junio de 1918: ''Frecuentemente un negro." acusado de un crimen cualquiera, verdadero o imaginario," es quemado vivo en medio de una multitud delirante, cu-" yos miembros se reparten como recuerdo, los fragmentos" de aiquella carne, humeante todava. En los primeros das" de 1918 fueron linchados cuatro hombres en Georgia. La" esposa de uno de ellos, llamada Mary Turner, que estaba" en cinta, tuvo la osada de decir que acusara al ejecutor" die su marido, y lograra que lo apre'hendieran . La lleva-" ron a un rbol, la colgaron por los pies, la abrieron en ca-" nal, le extrajeron la criatura que llevaba en el vientre, y" sta fu triturada bajo las botas de los linchadores"

    .

    Tales actos son cometidos por el pueblo ms libre delmundo, y no ilcitamente, sino en el ejercicio de sus dere-chos. Pero el pueblo ms libre del mundo, a quien no se lepone una sola restriccin para matar negros, y an para lin-char mujeres blanicas, a razn de una por ao, sufre en cam-bio las coacciones ms violentas en materia de opinin. En-tre los muchos socialistas que fueron condenados a penas de

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    diez, veinte y hasta noventa aos de prisin por opinionesemitidas con ocasin de" la guerra general de 1914 a 1918,figura una seora que lo fu a diez aos slo por haber dichoque la socieidad debera mantenerse alerta para que la guerrano fuese un negocio. Mr. Eugene V. Debs, candidato delos socialistas a la Presidencia de la Repblica de los Esta-dos Unidos, protest contra esa inicu sentencia, y l a suvez fu condenado a la misma pena de diez aos, en castigode su protesta. Por un decreto^ se prohibi mencionar a WallStreet (el sanhedrn de los bolsistas neoyorquinos), en es-critos que tratasen de la guerra. Toda revista o peridicoen lengua distinta de la oficial deba enviar previamente tra-duccin de su texto, autorizada por notario, para que lo exa-minara la censura. Eso pasaba en tiempos de guerra, peroen tiempo de paz se haba suprimido un folleto del peridicosocialista neoyorquino The Cali, slo porque popularizabaciertos datos del censo oficial en los que aparece la miseriade las clases trabajadoras" (1).

    XIX.Agricultura.

    Los primeros maestro^s de agricultura fueron los frailes

    :

    los misioneros introdujeron en Mjico muchas de las plantasde otros pases y zonas que despus han prosperado all ma-ravillosamente. A la vez que sembraban en las almas de lossencillos indgenas los primeros rudimentos de la fe cristia-na, echaban tambin a la tierra las semillas que creciendoy multiplicndose labraran el porvenir de la regin y per-feccionaban los mtodos de cultivo all existentes.

    ''Mjico presentaba inmensas ventajas. Tercia la de su

    (1) Pereyra, La obra de Espaa en Amrica, .'p. 147-148

  • 52 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EN MJICO

    rica flora indgena; su cacao, su cacahuate (man), su agua-cate (palta) . Ofreca un variadsimo campo de aclimatacinen las tres zonas superpuestas de su parte central, a los 19grados de latitud. All poda encontrarse la selva en queflorecieran rboles antillanos del suelo tropical; all prospe-raban bien pronto el caf, el naranjo y el banano; all se ex-tendan llanuras ilimitadas donde se iniciaron grandes cul-tivos de trigo. Y en toda esa extensin de climas superpues-tos no desaparecen las milpas, productoras del maz, ni lasverdes vainas del frijol, la leguminosa ms rica en elementosnutritivos" (1).

    Escribe Hmboldt: ''Cuando estudiamos la historia de laconquista, admiramos la actividad extraordinaria con que losespaoles del siglo XVI extendieron ercultivo de los vege-tales europeos en las planicies de las cordilleras, desde unextremo a otro del continente. Los eclesisticos, y sobretolo los frailes misioneros, contribuyeron a esos progresosrpidos de la agricultura. Las huertas de los conventos yde los curatos eran almcigas de donde salan los vegetalestiles recientemente aclimatados" (2).D. Vasco de Ouiroga, Obispo despus de Michoacn, in-

    trodujo en 1531 el pltano de Guinea; el Obispo Zumrraga,la vid, que se propag en las provincias interiores y en Ca-lifornia. El cannigo de Guadalajara Alfonso Figuerola es-cribi para los indios un libro sobre el cultivo de la seda.Fray Francisco Jimnlez, lego dominico, escribi en 1615Cuatro libros de la Naturaleza, y Virtudes de las Plantas yAnimales que estn recevidos en el uso de Medicina de Nue-va Espaa.

    (1) Pereyra, La Obra de Espaa en Amrica, XXVIII, pp. 256-257,

    (2) HuMBOLDT, Essai politique sur a Xouvelle Espagne, t. II, p. 479.

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    XX. Civilizacin mejicanavirreinal

    .

    Para poder apreciarla aducimos tres testimonios de auto-res 'distantes entre si en tiempo, educacin y nacionalidad.El primero es Alonso de Zorita, Oidor de las Reales Audien-cias de la Espaola, Guatemala y Mjico: aqui permanecidesde 1557 hasta 1566 que regres a Esipaa. Public, entreotros escritos, una Relacin de las cosas notables de la Nue-va Espaa, editada por vez primera en 1909 con el ttulo deHistoria de la Nueva Espaa.Dice as Zorita, tomndolo a su vez de Motolinia

    :

    "En los oficios mecnicos que los indios de la Nueva Es-paa saban antes que los espaoles entrasen en ella, y enlos que de ellos han deprendido, se han perfecciojiado 3^ hansalido grandes pintores despus que vieron las imgenes deFlandes y de Italia, y no hay retablo ni imagen por muyprima que sea, que no la saquen y contrahagan, en especiallos pintores de Mjico, porque all va a paraor todo lo buenoque se lleva de Castilla, y de antes no solan pintar ms queuna flor, y un pjaro y una labor como romano, y si pintabanun hombre o un caballo hacanlo tan feo que pareca mons-truo; ahora hacen tan buenas imgenes como en Flandes,as de pincel como de pluma, y asientan ^el oro como muyprimos maestros, y lo saben batir, y un batihoja o batidorde oro que fu de Espaa, aunque quiso esconider el oficio ydeoa que era menester estar un hombre por aprendiz seiso siete aos para saberlo, empero los indios no tardaron tanto,sino que miraron todas las particularidades del oficio y con-taron los golpes que daba con el martillo, y dnde hera ycmo volva y revolva el molde, y antes que pasase el aosacaron el oro batido y tomaron un libro del maestro sin que

  • 54 LA PERSECUCIN RELIGIOSA EX MEJICO

    l lo viese y aproveKzhronse de l y despus se lo volvieron.Tambin hacen ^adameciles porque los hacia este maes-tro...

    A los plateros de aquella tierra les faltan instrumentos oherramientas para labrar de martillo, pero con ' una piedrasobre otra hacen una taza llana.y un plato, y en fundir unapieza o una joya de vaciado hacen ventaja a los plateros deEspaa, porque funden un pjaro que se le anda la leguay la cabeza y las alas, y vacian un mono u otro monstruoque se le ande la cabeza y la lengua y los pies y manos, yen las manos le ponen unos trebejuelos que parece que bailacon ellos, y lo que ms es que sacan una pieza, la mitad deoro y la mitad de plata, y vacian un pez que las escamas sonla mitad de oro y la mitad de plata, y una escama de oro yotra de plata, de que mucho se admiran los plateros espa-oles .

    Hacen fuelles . . . saben hacer todo lo que se labra de cueroy curtirlo. Despus que los canteros de Esipaa fueron, la-bran los indios cuantas cosas les han visto labrar, asi arcosredondos, escarzanos y terciados, como portadas y ventanasde mucha obra, y romanos y bestiones, y todo lo que hanvisto hacen, y muy buenas iglesias y casas para espaoles.Tejen en telares de Castilla sayal y mantas, frezadas, pa-

    os y reposteros y muchos paos de muchas maneras y re-finos, y en todo entienden y ayudan y en pocos das salenmaestros, y hay tintes para todo ello" (1)

    .

    El segundo testimonio es de Bernal Daz del Castillo, com-paero y soldado de Corts. Viejo ya y retirado en Guate-mala, escribi su Historia de la conquista de la Nueva Espa-a, de que copiamos

    :

    (1) Zorita, 1. c, cap. XXIV, p. 293-297.

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    ../'Y pasemos adelante y di'gamos cmo todos los msindios naturales de estas tierras han deprendido muy bientodos los oficios que hay en Castilla entre nosotros y tienensois tiendas de los oficios y obreros y ganan de comer a ello

    y los "plateros de oro y plata, asi de mairtillo como de vacia-dizo, son muy extremados oficiales y asimismo lapidarios ypintores y los entalladores hacen tan primas obras con sussutiles alegras de hierro, especialmente entallan esmeriles ydentro de ellos figurados todos los pasos de la santa Pasinde nuestro Redentor y Salvador Jesucristo que si no los hu-biera visto,